Salvador López Arnal (editor)
Rebelión
La conferencia “La noción de ciencia en Marx y su trabajo científico” fue impartida en la Fundación Miró de Barcelona el 9 de noviembre de 1978. Fue corregida su transcripción por el propio Sacristán y publicada por vez primera en mientras tanto 1980; 2: 61-96 (posteriormente reimpresa en Sobre Marx y marxismo. Panfletos y materiales I, Icaria, Barcelona, 1983 pp.317-367). Se trata de uno de los ensayos filológicos y filosóficos marxianos más brillantes del autor de El orden y el tiempo. Aquí nos centramos en una parte del interesante coloquio que siguió a la conferencia (resumo las preguntas), en sus reflexiones sobre la noción de dialéctica y asuntos cercanos de metodología.
Se le pregunto ya de entrada sobre la supuesta metodología marxiana, “sobre la ausencia de una exposición sistemática de las características de ese método”, así como sobre la presencia creciente de la idea de globalidad en la obra de Marx y de ese supuesto método dialéctico en sus análisis económicos e históricos. Su respuesta
Era difícil responder. Se debería desmenuzar “un poco la cosa”. Por de pronto, él tenía la impresión de que lo mejor que había dicho Marx sobre cuestiones de método lo habçia publicado.
Quiero decir, me parece mucho mejor y más claro, por ejemplo, la página y media o las dos páginas del epílogo a la segunda edición del libro primero, a la que me he referido antes, que las casi cinco páginas largas en la Nueva MEGA del punto 3 de la “Introducción” inédita del 57. A mí me parece que cuando quiere profundizar más es cuando es más estéril en cuestiones de método.
En cambio, cuando brevemente y con espontaneidad contaba lo que había hecho le salíatextos bastante claros como fue el caso del epílogo deEl Capital. En cambio, sus desarrollos en borrador le parecían larguísimos forcejeos en los que iba obstaculizado por dos cosas: “una, por ser demasiado filósofo, por saberse muy bien a Hegel y por llevar en la cabeza el esquema este del método dialéctico, que es un equívoco en mi opinión, y luego, en el otro caso, por defecto”. Quería decir lo siguiente.
A mí me parece, argumentarlo sería muy largo y casi habría que argumentar a contrario, que la expresión “método dialéctico” es una expresión impropia, a menos que “método” se convierta en una palabra amplísima. Pero por método, ¿qué entendemos normalmente? Por método normalmente entendemos un conjunto de operaciones seriado, repetible, ordenadas y repetidas. Cuando decimos “método de los mínimos cuadrados” o, aunque no sea teórico, “método de las cámaras de plomo para la obtención de ácido sulfúrico”o estamos refiriéndonos a un sucesión de operaciones muy bien definidas que todo profesional en la materia puede repetir exactamente igual. O el método de multiplicar o de dividir o de sacar raíces cuadradas.
Cuando se hablaba del “método dialéctico” no se estaba hablando de eso. Por ejemplo
el método dialéctico se basaría en un uso de la negación. Bueno, pero absolutamente todo marxista de los que recogen este léxico hegeliano tal cual, a través de Marx, desde Gramsci hasta Althusser, todos ellos nos cuentan, empezando por Engels, que ahí negación quiere decir una cosa muy especial, no es una negación cualquiera. Es, como dice Althusser, surdeterminé, o como dice Gramsci, me parece que dice a veces cualificada o determinada, no lo sé... pero más o menos le ponen un calificativo a negación. ¿Qué negación es esa que no es simplemente el valor negativo? ¿Qué negar es ese que no es simplemente la verdad de una proposición que cuando es afirmada sea falsa o la falsedad de la proposición negada? ¿Qué negación es esa? Es una negación que no puedo yo utilizar como los demás. No es una negación truco aprendible, por así decirlo. Entonces método ahí no está usado en el sentido de conjunto ordenado de operaciones repetible por cualquiera. Está usado en otro sentido. Entonces no es método en el mismo sentido en que decimos método normal.
Este equívoco pesaba eternamente, enopinión de Sacristán, en Marx y, sobre todo, en los hegelianos. Estaban intentando poner a punto un método que no era propiamente un método sino una filosofía. Lo que querían era conseguir un conocimiento global, sistemático, en un sentido que tenía cierto parentesco con la teoría de sistemas contemporánea. Estaban llamando método a algo que era “un estilo mental que busca un determinado objetivo, con los métodos de cualquiera, con los trucos aprendibles por cualquiera”. Este equívoco era la causa -por exceso- de que no existiera un texto metodológico marxiano, sistemático y largo, que fuera “bueno, mientras que, en cambio, hay trocitos buenos cuando no pretende hacer un desarrollo largo”.
Había también una causa por defecto en su opinión: la falta de instrumentos, de métodos en sentido estricto, de técnicas, de trucos aprendibles.
Hay pocas cosas más angustiosas que ir pasando página tras página de cálculos torpes, equivocados, en los Grundrisse o en las Teorías, o en otros manuscritos de Marx, en los que se le ve intentando hacerse la mano para dominar con cálculos, con técnicas, con métodos, en sentido trivial, un problema. Hay una desproporción tal entre la amplitud, y ya que soy muy crítico en otras cosas déjame decir aquí palabras positivas, entre la genialidad de la visión y los instrumentos de que dispone, que aquí se produce me parece a mi una causa por defecto de su escasa clarificación metodológica.
No era una contestación muy global pero le parecía que había dicho algo que “creo poder decir con seguridad sobre tu cuestión”.
Sobre otra cosa creía poder opinar con cierta convicción, sobre si la razón de que no llegara a terminar nada fue el ir globalizando más cada vez. No estaba muy seguro. A élle parecía que cada vez Marx fue globalizando menos.
Quiero decir, que el camino intelectual de Marx es una reducción temática; que él, de joven, cuando intenta editar con el editor Leske, todavía piensa que puede escribir acerca del mundo entero y de algo más si cabe, mientras que poco a poco va reduciendo porque va descubriendo las dimensiones de los temas. Es decir, parece claro que hacia 1874, 1875, había renunciado definitivamente a escribir nada que no fuera intentar aclararse sobre su problema económico. A mí me parece que ha ido reduciendo la globalidad.
No en su ideal de conocimiento, que seguramente seguía siendo el mismo, pero sí en su trabajo real, en su práctica científica cotidiana. También creía que le había inhibido globalmente para todo, “igual para terminar los manuscritos económicos que para cualquier otra cosa”, una cierta percepción de que debíaa volver a empezar sobre la base de datos americanos y rusos.
Otro asistente destaca un error en los temas de las diferentes conferencias del ciclo. Sostiene que no se puede criticar a Marx como economista o como sociólogo porque lo que había hecho había sido “aplicar el método hegeliano invertido a la economía, a la sociología o a cualquier otra ciencia social”. Si acaso, se le podía criticar por la aplicación del método dialéctico a esos ámbitos. La pregunta formulada a Sacristán; qué opinaba de lo que había dicho. Citaba finalmente a Lukács como otro ejemplo de aplicación del método en Historia y consciencia de clase.
Sacristán empezó señalando que le acababa de dar su opinión.
Es un disparate lo que acabas de decir [...] La idea de alguien que tiene un método y lo aplica esto es la negación de cualquier actividad científica y Marx ha sido un gran científico. Un método no es un aparato con el que él lo aplica. A mí me parece que, en cambio, en tu primera fase, sí que hay una cosa vital para la comprensión de Marx, no para la comprensión de la filosofía de la ciencia o de la economía de Marx, para la comprensión global de Marx.
Efectivamente, Marx como científico era siempre redundante, nunca quedaba cogido en una ciencia. La motivación de su trabajo intelectual había sido manifiestamente una motivación filosófica y política, no una motivación científica. Una comprensión plena de Marx era necesariamente una comprensión global. Eso no quitaba que desde luego, una comprensión global que entendiera, que no fuera un disparate de pura palabrería, tenía por fuerza que entrar en cada detalle. No se podía aspirar es a comprender el todo sin conocer nunca ninguna de las partes.
Otro asistente preguntó si las dudas metodológicas de Marx se podían interpretar como un intento de buscar una nueva noción de ciencia por su parte, una ciencia que no fuera únicamente una ciencia descriptiva sino también una ciencia transformadora
En su opinión, no se podía interpretar así. Marx sabía perfectamente que la ciencia no era transformadora en cuanto a conocimiento, sino en cuanto a fuerza productiva.
Claro que Marx quiere transformar el mundo, pero como científico a quien pone la ciencia al servicio de algo le llama canalla, literalmente. No, esos son los marxistas de cierta clase. Los que hace esa confusión; Marx, no. Marx sabe que la ciencia como conocimiento transforma sólo al sujeto. Así, indirectamente, puede transformar al mundo. Marx sabe, además, que él no es sólo un científico. Él es la cabeza de un movimiento revolucionario. Esto es lo que no hay que confundir. Pero, como científico, sabe muy bien que 2 y 2 son 4 aunque eso sirva a la burguesía. Eso lo sabe perfectamente. Son sólo los malos ideólogos pseudomarxistas los que no lo saben.
De todos modos, añadía, lo que sí era un hecho, lo que sí estaba absolutamente justificado era aplicar constantemente la crítica a la ciencia existente. Quería decir: uno, ante la ciencia normal, no podía tener una actitud de pura pasividad, tenía que tener una actitud crítica. Ante cada producto de esa ciencia. Un producto científico no era nunca primariamente ciencia. Era primariamente un bien de uso y también un valor de cambio: “es un libro, es una publicación en una revista; es decir, lo que llamamos ciencia en sentido institucional y sociológico es un trozo de vida social que puede estar cargado de ideología, de política”. La ciencia en el otro sentido, la ciencia en el sentido en el que imperan sólo los valores lógicos era un contenido de ese producto cultural al que llamamos ciencia en sentido sociológico.
Se le preguntó de nuevo sobre el “método dialéctico” y la concepción de algunos economistas marxistas que ven la dialéctica como un procedimiento formalizable. Existían elementos para saber qué actitud tendrían hoy, Marx y Engels, ante la lógica formal.
No lo sabía. Marx fue un entusiasta de la matematización de la teoría económica. El juicio de Maurice Godelier “sobre que el pensamiento de Marx desemboca naturalmente, por lo menos el pensamiento de lo que Marx llamaba economía pura, en la matematización, no hay duda”.
La pregunta sobre la lógica era muy anacrónica verdad. Si se reformulaba históricamente, él opinaba que quizá Marx no hubiera sido capaz de darse cuenta de que las publicaciones de Boole eran una cosa importante.
Lo dudo porque ahí habría pesado, me parece, bastante, por el lado malo, Hegel. Ya he dicho antes que, en mi opinión, el peso fundamental de Hegel sobre Marx es positivo, es lo que le convierte en un científico, pero tiene sus resabios, como también he indicado. Y uno de ellos se refiere a dar como cosa obvia, trivial, sin ningún interés la lógica formal. Lo que repercute en escaso cultivo. Por ejemplo, hay cuestiones que Marx trata largamente como delicados problemas de pensamiento económico que son pura y simplemente cuestiones de lógica elemental. Toda la discusión, ahora no sé si los economistas se van a indignar y me van a atribuir la soberbia de filósofo, pero, en mi opinión, todos las largas discusiones críticas sobre que todos confunden, por lo menos Smith exotérico, el que no es esotérico, confunde capital variable con capital circulante, el constante con el fijo, etc. y eso páginas y páginas de texto en mi opinión innecesariamente profundo, yo creo que es una elementalísima cuestión de discusión de lo que los lógicos ya medievales llamaban fundamentum divisionis. Se podía liquidar en un párrafo que dijera: mis predecesores cambian el fundamento de su división cuando hablan de capital constante, porque unas veces usan como principio de la división algo referente a la circulación y otras veces usan algo referente a la organización. Por tanto, cambian de principio de división. Punto. Basta. Con sólo con que no hubiera despreciado tanto la lógica formal tradicional le bastaba un párrafo para esto y, sin embargo, son páginas.
Era verdad que siempre se era injusto cuando se criticaba a Marx el haber usado tantas páginas para una cosa simple. Había que tener en cuenta que en la mayoría de los casos lo que nosotros leemos eran borradores que Marx no había editado.
Lo más sensato y apreciable de las muchas contribuciones de Althusser es, en mi opinión, su manera de subrayar que una cosa es un texto editado por un autor y otra cosa es un borrador que se le ha quedado en el cajón, y que, en el mejor de los casos, según nos ha legado su hija, una de sus hijas -ahora no recuerdo cual, supongo que la mayor- eran papeles con los que Engels “ya haría algo”, que es una frase realmente no muy valoradora de los propios borradores verdad. Entonces es injusto criticar estos textos de Marx porque no son textos editados por un autor. Son unos papeles que él tenía y de los que al final, moribundo, dijo a su hija pues dile al General que haga algo con esto, que es todo lo que dice. Pero, en fin, salvada esta injusticia, yo creo que muchos largos desarrollos de Marx se podían reducir a pocas líneas con solo que hubiera admitido usar un truco aprendible en vez de la dialéctica de Hegel.
Un asistente le preguntó: ¡y por qué no lo hizo? Respuesta: “Por la convicción ideológica de tener con la visión de Hegel la clave de la comprensión del mundo. Lo cual es…!
El mismo asistente: Estábamos en la cuestión de antes. No se estaba queriendo hacer economía; lo que estaba queriendo hacer era aplicar su método. La respuesta: “Esto es, perdona que te diga, es una frase sin sentido. Porque aplicar método empieza por no tener sentido si no hay ni siquiera método”.
El mismo asistente: Sí, había método. Respuesta:
No hay una serie de operaciones ahí. Nadie puede saber cómo tiene que negar en la dialéctica hegeliana. Tú haz el siguiente ejercicio para darte cuenta de que el llamado “método dialéctico” no es un método. Tú coge y lee una página de Hegel y antes de pasar intenta adivinar lo que va a deducir en la página siguiente. Y antes contrata un psiquiatra, porque no vas a acertar nunca a menos que ya lo hayas leído, a menos que ya lo hayas leído no vas a acertar nunca. En cambio, si tú estás siguiendo una argumentación metódica de cualquier modesta ciencia, cuando pasas páginas sabes de qué más o menos por dónde va a ir.
El llamado método dialéctico no era un método, era algo mucho más importante que un método, era nada menos que una visión del mundo, no un método. Una visión del mundo no se aplicaba. “Una visión del mundo se realiza, se concreta. Para eso hay que trabajar, hay que trabajar de verdad. Es decir, no hay que decir el método se aplica. No, hay que trabajar”.
Mismo asistente: Era lo que hacía Marx, intentar aplicar el método. Por eso jamás Marx lo explicaba. Respuesta: “Pero hombre no te das cuenta que al decir eso incluso dices más de un absurdo, varios. Por ejemplo, anulas. Claro. Por ejemplo, dices el siguiente absurdo de anular la aportación de contenido de Marx. Es ridículo. Si economistas no marxistas y de calidad consideran que ahí no sólo hay un método sino contenido material importante de conocimiento, ¿cómo vas reducir sólo a método? No tiene sentido”.
Sigue el diálogo: La aportación venía como consecuencia de la aplicación del método. Qué diferencia a Marx de otros economistas le preguntaba a Sacristán. A ver qué les diferencia, le respondió. La respuesta: la aplicación del método (sentía volver al principio). La nueva respuesta de Sacristán: “Pero vamos a ver. Todo científico utiliza métodos, absolutamente todo científico”. El interlocutor: “¿Y cuál utiliza Marx?”
Sacristán, que entendió mal la última consideración, respondió:
Igual que utiliza Marx. En cambio, lo que le caracteriza no es los métodos, que esos son los mismo para todo el mundo. Lo que le caracteriza es la inserción de su trabajo en un punto de vista dialéctico que engloba mucho más campo y busca además una explicación añadida a la explicación de método. [Con] la utilización de métodos corrientemente en ciencia tú consigues: localizar los hechos de un campo de investigación y enlazarlos entre sí. Eso lo ha conseguido Ricardo, por ejemplo, y Marx coge esos hechos, más otros que él investiga, y los podría explicar como Ricardo. Hace la explicación que les da Ricardo, ahora estoy simplificando mucho, pero luego le añade otra explicación más, le añade una exposición más. Esa exposición más no es nada que uno pueda repetir mecánicamente como se puede repetir en principio un método. Eso es algo mucho más inspirado, mucho más artístico, mucho más filosófico, por así decirlo, es una visión del mundo social.
No era simplemente ciencia, era más que ciencia, con los riesgos de todo lo que es más que ciencia. !Como la religión es más que ciencia, todo eso es más que ciencia”. La ciencia era una cosa en realidad muy modesta, “sólo que es de una modestia muy peculiar que hace que los que estamos a favor de ella suframos mucho el disparate”.
Conviene seguir con esta categoría tan marxiana, tan hegeliana, tan filosófica.