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jueves, 21 de marzo de 2019

_- La mentira de Kosovo en Alemania

_- Hace veinte años la opinión pública europea fue intoxicada con una eficacia que antes solo funcionaba en Estados Unidos.

La virtual sucesora de Merkel al frente de la CDU, y quizá más pronto que tarde futura canciller de Alemania, Annegret Kramp-Karrenbauer, se ha estrenado en la política europea con una carta aleccionadora de tono inequívocamente teutón dirigida al Presidente francés, Emmanuel Macron. En ella derriba las ingenuas ilusiones de este acerca de una reforma de la UE de común acuerdo con Alemania. En la futura crónica de la desintegración de la UE esta carta ni siquiera será recordada como prueba de la inexistencia del “eje franco-alemán”, así que no vale la pena detenerse en ella. Sin embargo, contiene un detalle muy significativo del momento en el que vivimos: la nueva líder de la derecha alemana propone, “subrayar el papel de la Unión Europea en el mundo en tanto que potencia de paz y seguridad” construyendo… un portaaviones europeo común. ¡Qué gran idea¡ La tenacidad de la derecha alemana y de sus socios socialdemócratas y verdes en la reanudación del militarismo nacional es encomiable.

Desde su creación en 1955 el actual ejército alemán, Bundeswehr, fue concebido como aparato defensivo. En diciembre de 1989 el programa del SPD consagraba como principios de la política exterior y de seguridad de Alemania, la “seguridad común” y el “desarme”. “Nuestra meta es disolver los bloques militares mediante un orden de paz europeo”, decía aquel programa. “El hundimiento del bloque del Este reduce el sentido de las alianzas militares e incrementa el de las alianzas políticas (…) se abre la perspectiva para un fin del estacionamiento de las fuerzas armadas americanas y soviéticas fuera de su territorio en Europa”. Ese programa no se cambió hasta 2007. Para entonces hacía tiempo que había caducado. Exactamente hacía ocho años.

El 24 de marzo se cumplirán veinte del inicio del bombardeo de lo que quedaba de Yugoslavia conocido como “guerra de Kosovo”. Para Alemania aquella participación en una operación ilegal de la OTAN fue la primera operación militar exterior desde Hitler. Desde entonces, “la seguridad de Alemania se defiende en el Hindukush”, como dijo en 2009 el ministro de defensa Peter Struck. También en África y allí donde el acceso alemán/europeo a los recursos y vías comerciales lo exijan, según estableció en su día con toda claridad la canciller (saliente) Angela Merkel.

Aquel estreno en Kosovo empezó con una mentira. Igual que Vietnam, igual que Irak y que tantas otras guerras (recordemos el informe de la agencia Efe de septiembre de 1939, dando cuenta del ataque de Polonia contra Alemania). La primera mentira de Kosovo fue la masacre de Rachak.

Rachak y el policía Hensch
Rachak y Rugovo son dos pueblos del noroeste de Kosovo, al sur de la capital de distrito de Pec. Con la frontera albanesa muy cerca, en 1998 la región era zona de acción de la guerrilla albanesa UCK, sostenida y financiada por la OTAN, la CIA y el servicio secreto británico.

Aquel año la UCK cometió tantos desmanes con civiles serbios, gitanos y albaneses “colaboracionistas” que su jefe local, Ramush Haradinaj, luego primer ministro de Kosovo, hasta llegó a ser juzgado en La Haya por crímenes de guerra por un tribunal que era comparsa de la OTAN. Haradinaj fue absuelto, entre otras cosas porque diez de los nueve testigos que debían declarar contra él fueron eliminados antes de que pudieran hacerlo, unos en “accidentes de tráfico”, otros en “peleas de bar”, otros en atentados. Así hasta nueve. En cualquier caso, a principios de 1999 el ejército yugoslavo respondió con gran fuerza a aquella ofensiva de la UCK teledirigida por la OTAN, con una contraofensiva.

Cerca de Rachak y de Rugova varias decenas de guerrilleros albaneses cayeron en emboscadas ante el ejército. Henning Hensch, un policía alemán retirado con carnet del SPD, estuvo allí. Era uno de los seleccionados por el ministerio de exteriores para engrosar los equipos de observadores de la OSCE en Kosovo. En esa calidad actuó como perito en Rachak y Rugovo. Vio a los guerrilleros muertos con sus armas, carnets y emblemas de la UCK cosidos en sus guerreras. En Rugovo, los yugoslavos juntaron los cadáveres en el pueblo y los observadores de la OSCE hicieron fotos.

“Esas fotos, convenientemente filtradas de todo rastro de armas y emblemas de la UCK, hicieron pasar lo que fue un enfrentamiento militar con grupos armados, por pruebas de una masacre de civiles”, me explicó Hensch en 2012. “Ambos bandos cometían exactamente los mismos crímenes, pero había que poner toda la responsabilidad sólo sobre uno de ellos”, decía el policía jubilado.

El 27 de abril el entonces ministro socialdemócrata de defensa alemán, Rudolf Scharping, presentó en rueda de prensa aquellas fotos en las que se veía los cadáveres de los guerrilleros amontonados en el papel de civiles inocentes masacrados. Al día siguiente, el diario Bild publicaba una de ellas en portada con el titular: “Por esto hacemos la guerra”.

“Este era un país opuesto a la guerra y consiguieron que, por primera vez en más de cincuenta años, se metiera en una”, explicaba por teléfono Hensch, con sumo pesar. “Antes de esa experiencia, nunca imaginé que en mi país pudiera pasar algo así, es decir que el gobierno y la prensa mintieran al unísono y engañaran a la población”.

Para violentar el consenso básico de la sociedad alemana contra el intervencionismo militar, la OTAN, el gobierno de socialdemócratas y verdes (1998-2005) y los medios de comunicación, se tuvieron que emplear a fondo.

El “Media Operation Center” de la OTAN dirigido por el infame Jamie Shea, subordinado al secretario general, Javier Solana ( a su vez subordinado al Pentágono), fue una fábrica de mentiras, que los periodistas retransmitían. Shea, un hombre deshonesto, decía que el truco era, “mantener a los periodistas lo más ocupados posible, alimentándoles constantemente con briefings, de tal manera que no tengan tiempo para buscar información por si mismos”. Años después Shea explicó que, “si hubiéramos perdido a la opinión pública alemana, la habríamos perdido en toda Europa”.

Fabricar la versión del conflicto
El relato del conjunto de la guerra en los Balcanes se basó en una fenomenal sarta de mentiras, amnesias y omisiones. La opinión pública europea fue intoxicada con una eficacia que hasta entonces, en Occidente, solo se consideraba posible en Estados Unidos.

Como hoy se conoce perfectamente, antes de la intervención de la OTAN no había en el conflicto de Kosovo la “catástrofe humanitaria” que las potencias se inventaron para intervenir, sino una violencia que en 1998 partió de la UCK y a la que el ejército yugoslavo respondió con la misma violencia, explicaron miembros del equipo de la OSCE como el general alemán retirado Heinz Loquai y la diplomática estadounidense Norma Brown en un documental de la cadena de televisión alemana ARD emitido en 2012 (“Es began mit einer Lüge” – Comenzó con una mentira).

Los medios alemanes ignoraron tres datos fundamentales: 1- la tradicional hostilidad de su país hacia Yugoslavia, que diarios como el Frankfurter Allgemeine Zeitung, y Die Welt, así como el semanario Der Spiegel, consideraban una “creación artificial”. 2- El hecho de tanto croatas como bosnios musulmanes, liderados en los noventa por dirigentes de la misma calaña que Milosevic, habían sido aliados de la Alemania nazi en la segunda guerra mundial y partícipes, junto con los alemanes, del genocidio de un millón de serbios desencadenado entonces por los nazis. Y 3- la naturaleza ilegal de las acciones militares de la OTAN desde el punto de vista de la ley internacional. El ministro de exteriores verde Josef Fischer comparó a “los serbios” con los nazis y al conflicto de Kosovo con Auschwitz, comparaciones que el General Loquai califica de monstruosas, “especialmente en boca de un alemán”. Algunas de las mentiras concretas y puntuales fueron las siguientes:

El catálogo de Scharping
El ministro de defensa Rudolf Scharping dijo antes de la intervención que los serbios habían matado a 100.000 albaneses en Kosovo. La realidad es que se contabilizaron entre cinco mil y siete mil, entre muertos y desaparecidos, todos los bandos juntos e incluidas las víctimas de bombas de la OTAN.

Scharping suscribió la leyenda americana del “plan herradura” de Milosevic: rodear a la población albanesa y deportarla antes del inicio de los bombardeos. Mencionó la “expulsión de millones” y “400.000 refugiados” albaneses antes del inicio de la operación de la OTAN. La realidad fue que para verano de 1999, a las pocas semanas de la ocupación de Kosovo por la OTAN, 230.000 serbios, montenegrinos, gitanos y albaneses “colaboracionistas” fueron expulsados de Kosovo mientras en la región había 46.000 soldados de la OTAN, es decir uno por cada cuatro expulsados. Una genuina “limpieza étnica” bajo la ocupación militar de la OTAN.

Pueblos que habían sido destruidos después de iniciada la guerra por la OTAN se presentaron como destruidos antes, como incentivo para iniciarla.

Se ocultó que la miseria de los refugiados albaneses y su estampida también era consecuencia de los ataques de la OTAN.

Scharping informó del inexistente “campo de concentración” de Milosevic en el estadio de Pristina con “varios miles de internados”. Diez años después, el ministro dijo que sólo eran “sospechas”.

Se informó falsamente de “cinco dirigentes albaneses” ejecutados y de “veinte profesores” albaneses fusilados antes sus alumnos.

Todo ello se hizo para justificar más de 6000 ataques de la OTAN sin mandato de la ONU cuyo sentido era demostrar que la OTAN tenía razón de ser y aprovechar las violencias -agravadas por la intervención de las potencias- para disolver Yugoslavia, un estado anómalo en el nuevo orden europeo posterior al fin de la guerra fría. Ningún político y medio de comunicación se ha disculpado y la misma constelación actúa, y está bien preparada y engrasada para actuar, en los conflictos del presente y el futuro.

Y sin embargo…
Según una encuesta realizada en febrero para la asociación atlantista Atlantikbrücke, los alemanes siguen rechazando fuertemente las intervenciones militares de su ejército en el extranjero, iniciadas hace 20 años en Yugoslavia: solo el 14% las apoyan, contra un 77% que las rechazan.

(P.S. No es esta la única derrota del complejo político-mediático local. Pese a que desde hace años se les bombardea con la demonización de la Rusia de Putin, a los alemanes Trump les parece mucho menos fiable (82%) que el presidente ruso (56%), e incluso consideran a China como socio menos dudoso (42%) que Estados Unidos (86%), señala la misma encuesta. Esta opinión contradice directamente las últimas resoluciones del Parlamento Europeo a favor de incrementar las sanciones contra Rusia, país al que ya no puede considerarse “socio estratégico”, señala la resolución votada este mes por 402 diputados, contra 163 (y 89 abstenciones). Al mismo tiempo, la Comisión ha declarado a China “rival sistémico” en una resolución que casi coincidió con la votación en el Parlamento Europeo. La UE califica así, simultáneamente, como casi enemigos a China y Rusia. El propósito es aislar a esas potencias, pero teniendo en cuenta el estado de las relaciones con Estados Unidos, así como el proceso de creciente fragmentación de la UE, es legítimo preguntarse quien es el aislado).

(Publicado en Ctxt) Rafael Poch.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

El proceso de desintegración de Yugoslavia (1991-2001)

Jordi Córdoba
Rebelión

El final de la Primera Guerra Mundial provocó la caída de la monarquía austrohúngara, y vio nacer, entre otros muchos acontecimientos históricos, el Reino de los Serbios, los Croatas y los Eslovenos, que pocos años después se convertiría en el Reino de Yugoslavia. Durante los años 30 el nuevo estado se alió a Alemania e Italia, pero una sublevación de oficiales opuestos al nazismo hizo que Hitler ordenara invadir el país en 1941, situación que fue aprovechada por Croacia, con numerosos simpatízantes del nacionalsocialismo, para proclamar su independencia. La liberación de los territorios ocupados fue encabezada por Josip Broz (Tito) al frente de una guerrilla partisana que se acabó convirtiendo en un gran ejército. Una vez acabada la guerra, Tito triunfó en las elecciones de 1945 con el Frente Nacional, formado por el Partido Comunista y la mayoría de las demás fuerzas que habían participado en la guerra contra el fascismo. “La ‘segunda Yugoslavia’ surgió en 1945 por efecto, ante todo, del éxito militar de la guerrilla partisana durante la Segunda Guerra Mundial. Tal circunstancia tiene su relieve porque se vincula directamente con uno de los rasgos centrales que dieron sentido al nuevo estado: éste no cobró cuerpo en virtud de una imposición exterior —como la que se hizo valer en buena parte de la Europa central y balcánica al calor de la presencia del ejército soviético—, sino que vio la luz de resultas de un proceso autóctono que, inevitablemente, confirió una mayor legitimidad al régimen naciente” (1).

La nueva constitución hizo de Yugoslavia una federación compuesta por seis repúblicas (Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia), con un gobierno federal que tenía como objetivo principal mantener el equilibrio entre todas ellas que, sin embargo, disponían una gran capacidad de autogobierno. En 1948, después de romper las relaciones con la Unión Soviética y con Stalin, Tito lanzó una nueva política económica más descentralizada, con una cierta permisividad hacia la propiedad privada y una apertura al turismo o la emigración, así como un cierto acercamiento a Occidente, si bien se mantuvieron diferencias significativas entre unas y otras repúblicas y entre las zonas urbanos y rurales. La ruptura con la URSS facilitó la búsqueda de nuevas fórmulas de planificación, con un sistema de autogestión consistente en una amplia participación de las asambleas de trabajadores. Una gestión económica que tuvo unos resultados contradictorios, en parte por un exceso de burocracia y una cierta falta de estímulos. Como una nueva muestra de independencia respecto al resto de países del Este, en 1952 el partido dirigido por Tito pasó a denominarse Liga de los Comunistas, y Yugoslavia fue uno de los máximos impulsores del Movimiento de países No Alineados. Sin perjuicio de lo anterior, el estado adoptó, en 1963, el nombre de República Federal Socialista de Yugoslavia.

A partir de la muerte de Tito (1980) la presidencia de la República pasó a ser colectiva, con una rotación anual por parte de un representante de cada una de las ocho repúblicas y provincias autónomas. Sin embargo, en esta nueva etapa se empezaron a poner de manifiesto las tensiones entre los diferentes territorios, al principio especialmente en Kosovo, provincia autónoma que formaba parte de la República Serbia y con una amplia mayoría albanesa. Poco más tarde en Bosnia y Herzegovina, donde se produjo igualmente un gran crecimiento del sentimiento nacional, paralelo al resurgimiento del islam. Sin embargo, las tensiones en la República Federal entre las diferentes etnias o nacionalidades se acentuó a partir de 1987, especialmente por las posiciones maximalistas de Slobodan Milosevic entre los líderes serbios y Franjo Tudjman entre los dirigentes croatas. El deterioro de la economía y la impopularidad de las medidas de austeridad decretadas por el gobierno federal fomentaron el malestar de la población y reforzaron cada vez más los nacionalismos. En 1989 Milosevic, entonces ya presidente de Serbia, suprimió las autonomías de Kosovo y Vojvodina, que a la larga se convertiría en un irreversible salto mortal hacia la desaparición de Yugoslavia. Mientras tanto, y a pesar de su independencia respecto a la Unión Soviética y al Pacto de Varsovia, la caída del muro de Berlín y otros procesos reformistas en los países del Este llevó, en 1990, a la desaparición de la Liga de los Comunistas, que fue sustituida por diferentes partidos y movimientos socialistas o socialdemócratas en las respectivas repúblicas.

Los movimientos nacionalistas en los diferentes territorios incrementaron las movilizaciones, no siempre pacíficas, a favor de reformas económicas y de más soberanía, especialmente en Eslovenia, Croacia, Macedonia y Kosovo, lo que terminó provocando la intervención del ejército federal, de clara mayoría serbia. En 1991, el intento de llegar a un acuerdo para preservar el estado yugoslavo fracasó por la polarización entre Serbia y Montenegro, por un lado, y el resto de las repúblicas por otra, ya que estas últimas se inclinaban por una relación de tipo confederal. Unos meses después, Eslovenia y Croacia se declararon independientes, con un sorprendente y rápido reconocimiento por parte de Alemania y de buena parte de la Unión Europea. Poco después Bosnia - Herzegovina y Macedonia aprobaron igualmente su separación unilateral de Yugoslavia. A pesar de la ofensiva armada lanzada por Belgrado, Eslovenia y Macedonia, donde los serbios sólo eran una pequeña minoría, consolidaron pronto su independencia, aunque los macedonios sufrieron fuertes tensiones con Grecia, por miedo a las posibles reivindicaciones territoriales sobre la región griega del mismo nombre, mientras en Croacia y Bosnia-Herzegovina, se inició una larga guerra civil.

La República Croata sufrió un conflicto bélico de más de cuatro años, básicamente entre la mayoría croata y la numerosa minoría serbia, partidaria de permanecer en la República Federal, y que recibiría la ayuda del Ejército Yugoslavo, una guerra que acabaría con miles de muertos y cientos de miles de desplazados. Por su parte, la también importante minoría de origen serbio Bosnia y Herzegovina intentó igualmente mantenerse unida a Yugoslavia, lo cual llevó de manera trágicamente similar al proceso croata, a una larga guerra a partir de finales del 1991, básicamente entre la mayoría bosníaca-musulmana, liderada por Alija Izetbegovic (durante buena parte la guerra aliada de los croatas) y las milicias serbias lideradas por Radovan Karadzic (en este caso con el apoyo exterior de Milosevic). Durante otra fase del conflicto se produjeron, sin embargo, intensos combates entre los bosníacos musulmanes y las milicias bosnio-croatas, apoyadas por Franjo Tudjman, que causaron también miles de muertos. El sitio de Sarajevo y la matanza de Srebrenica son dos de los más graves episodios de aquel largo conflicto y, en el segundo caso, también un vergonzoso papel de las tropas de las Naciones Unidas, por la inactividad de los cascos azules en aquella tragedia.

En Serbia, el apoyo popular a Milosevic se consolidó progresivamente, mientras en Kosovo el movimiento de resistencia albanés se enfrentaba cada vez con más fuerza a las tropas federales, al tiempo que en Voivodina la importante minoría húngara protagonizaba diversas protestas. En 1995, la deteriorada situación económica, en buena parte provocada por el embargo internacional aplicado por numerosos países, y el callejón sin salida donde había llegado la guerra de Bosnia, así como el posicionamiento de las tropas de la OTAN contra Belgrado y las milicias serbias, obligaron Milosevic y sus aliados serbo-bosnios a cambiar de táctica y aceptar un pacto entre las diferentes partes. Finalmente se materializó en los acuerdos de paz de Dayton (Ohio, Estados Unidos), donde se establecieron las bases para la constitución de un nuevo estado multiétnico para Bosnia y Herzegovina. La nueva república fue formada por dos territorios autónomos, la Federación de Bosnia y Herzegovina propiamente, donde aún hoy conviven bosniacos musulmanes y croatas, y la República Serbia de Bosnia (Republika Srpska), de mayoría claramente serbia. Pero la intervención norteamericana a través de la OTAN en la última etapa de la guerra no fue precisamente altruista. Washington consiguió, entre otros, "despojar a Berlín de sus posiciones adquiridas en la región estratégica de los Balcanes (…) dividir y debilitar a la Unión Europea (…) instaurar a la OTAN como gendarme del continente europeo (…) quitar a Rusia cualquier acceso al Mediterráneo (e) imponer su liderazgo político y militar para las demás guerras en preparación (2)

A pesar de la creciente fuerza de la oposición reformista en Serbia y especialmente en Montenegro, en 1997 Milosevic fue nombrado presidente de la República Federal (de hecho ya sólo constituida por Serbia y Montenegro), pero el Partido Socialista Serbio, sin mayoría suficiente para formar gobierno, acabó pactando con la extrema derecha del Partido Radical. Mientras tanto, en la antigua provincia autónoma de Kosovo, las tensiones llegaron a ser cada vez más fuertes, ante las dificultades de Ibrahim Rugova, líder de la Liga Democrática, de avanzar en la recuperación de la autonomía del territorio mediante la resistencia pacífica. En este contexto surgió con fuerza el Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), que empezó a emprender acciones militares de gran alcance contra el ejército yugoslavo y la minoría serbia del territorio, a pesar de los intentos de la comunidad internacional para poner paz en el conflicto. El fracaso de las negociaciones y la implicación de los Estados Unidos y otros de sus aliados llevó una vez más a la intervención de la OTAN, con bombardeos masivos en Serbia y Montenegro, ataques que causaron miles de víctimas y destruyeron un gran número de infraestructuras, empobreciendo aún más el país, mientras Milosevic intensificaba su campaña contra las milicias kosovares, hasta el despliegue de los cascos azules de la ONU en junio de 1999, que tomarían la administración provisional. Kosovo no proclamó la independencia hasta unos años después, en febrero de 2008, pero aún hoy es un estado "parcialmente reconocido". Tan solo entre los países de la Unión Europea, Kosovo no está reconocido por Grecia, Chipre, Rumanía, Eslovaquia o España, mientras que en el Consejo de Seguridad de la ONU, al menos Rusia y China vetan su ingreso formal a la organización que es, de facto, el reconocimiento internacional y pleno de la independencia.

Al principios de 2001 comenzaron a evidenciarse también las tensiones entre Serbia y Montenegro. El mes de enero de 2003 los parlamentos de ambas repúblicas aprobaron la constitución de un nuevo estado, con el nombre de Serbia y Montenegro, pero tres años más tarde, en mayo de 2006, más de 55% de la población montenegrina se acabó inclinando por la separación, en un referéndum donde la Unión Europea había fijado un mínimo del 50% de participación y un 55% de votos a favor de la secesión para aceptar el resultado, lo que llevó a proclamar la independencia del país.

El balance final de la desintegración de Yugoslavia fue dramático: Eslovenia se convirtió en un estado independiente después de un breve conflicto armado que costó más de sesenta muertos. Macedonia declaró la independencia sin caer tampoco en una guerra de grandes proporciones, sin embargo unos años después se produjeron conflictos armados con la minoría albanesa, que provocaron más de un centenar de muertos y numerosos desplazados. La secesión de Croacia supuso una guerra civil durante más de 4 años, que provocó entre 20.000 y 25.000 muertos, según diversas fuentes, y cientos de miles de desplazados. La independencia de Bosnia y Herzegovina supuso también más de 3 años de conflicto bélico, y fue la más dura de las guerras yugoslavas, con cerca de 100.000 víctimas mortales. Montenegro se convirtió en un estado independiente sin que se produjeran víctimas en su proceso de separación propiamente dicho, si bien ya había sufrido anteriormente miles de muertos por su larga alianza con Serbia, especialmente durante los bombardeos de las tropas de la OTAN. Por su parte, Kosovo proclamó la independencia en febrero de 2008, después de un conflicto donde hubo entre 10.000 y 15.000 muertos según diversas fuentes y, como hemos dicho más arriba, hoy sigue siendo un estado solo parcialmente reconocido por la comunidad internacional. Serbia, que sigue incluyendo la provincia nuevamente autónoma de Voivodina, es también actualmente un estado independiente, que se recupera aún de las penosas heridas de la guerra. Las cifras de muertos entre los diferentes conflictos oscilan alrededor de 150.000 personas, según diversas fuentes, además de millones de desplazados, y son sin duda los acontecimientos bélicos más sangrientos en suelo europeo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Las guerras de Yugoslavia entre 1991 y 2001 fueron una trágica combinación de factores políticos, ideológicos y religiosos, con algunos rasgos claramente xenófobos, especialmente en Serbia y Croacia. Es un error considerar que se trató de un conflicto entre comunistas y fuerzas políticas liberales, pues los primeros ya casi habían desaparecido en 1991 y los segundos eran entonces extremadamente minoritarios dentro de la vorágine nacionalista. Como es un grave error hablar de limpieza étnica atribuyéndola exclusivamente a los serbios, a pesar de tener estos la principal responsabilidad, ya que diferentes grupos y milicias serbias, croatas, musulmanes y kosovares fueron responsables de graves matanzas, aunque en la mayoría de los casos sin la intervención de los ejércitos regulares propiamente dichos. Una parte importante de los presuntos culpables de crímenes de guerra fueron juzgados por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, establecido en La Haya que, sin embargo, tuvo una actitud especialmente condescendiente con algunos presuntos criminales croatas, y sobre todo con altos responsables de la OTAN, también denunciados por crímenes de guerra. Durante el proceso de desintegración de Yugoslavia se generalizó un ilícito enriquecimiento por parte de las antiguas nomenklatura de todas las repúblicas, paralelamente a la privatización de empresas públicas y a la proliferación de un modelo de capitalismo mafioso. Finalmente podemos decir que todavía hoy en día las relaciones entre las antiguas repúblicas son débiles o en algunos casos casi inexistentes, a pesar de que el largo proceso de acercamiento y adhesión a la Unión Europea (de la que ya forman parte Eslovenia y Croacia), ha propiciado una cierta reconciliación.
Notas

(1) Carlos Taibo, la desintegración de Yugoslavia, Los libros de la catarata, Madrid, 2018

(2) Michel Collon, ¿Cuánto valía Nuestra información sobre la fragmentación de Yugoslavia? Rebelión - 13/03/2006

domingo, 5 de agosto de 2018

La OTAN es la mina de oro del armamentismo

Manuel E. Yepe Diario ¡Por esto! (Mérida)

El Presidente Trump ha ordenado a los países de la Alianza Militar Atlántica (OTAN, según sus siglas en inglés) que aumenten sus gastos en armamento y las razones de su insistencia en hacerlo se aclaran cada vez más. No tiene nada que ver con alguna lógica de defensa, porque, después de todo, el Secretario General de la alianza militar EEUU-OTAN, Jens Stoltenberg, ha admitido que "no vemos que exista amenaza inminente alguna contra un aliado de la OTAN" y el Instituto Internacional de Estocolmo sobre Investigaciones de la Paz (Stockholm International Peace Research Institute) registró en su Informe Mundial de 2018 que "con 66.300 millones de dólares, el gasto militar de Rusia en 2017 era un 20 % menor que en 2016".

Radio Europa Libre (Radio Free Europe), la emisora anti-rusa del gobierno estadounidense, reporta reiteradamente que Rusia ha reducido sus gastos de defensa.

Está demostrado que Rusia no representa amenaza alguna para ningún país de la OTAN, pero incluso esto se considera irrelevante en el contexto de que las ventas de armas de EEUU están floreciendo y sus ejecutores están siendo animados a aumentar sus negocios y multiplicarse.

El 12 de julio, segundo y último día de la reciente reunión entre Estados Unidos y la OTAN, la agencia de noticias británica Reuters citó una categórica declaración de clara orientación promocional de Trump: "Estados Unidos fabrica, con mucho, el mejor equipamiento militar del mundo: los mejores aviones, los mejores misiles, las mejores armas, lo mejor de todo".

A continuación el presidente, enumeró por sus nombres a los principales fabricantes de armas estadounidenses: Lockheed Martin Corp, Boeing Co y Northrop Grumman Corp".

Trump declaró orgulloso en la citada Conferencia de la OTAN que Estados Unidos tiene como clientes a muchos países ricos, “pero tenemos también algunos no tan ricos y me preguntan si pueden comprarnos equipamiento militar y si podemos ayudarles, y les decimos que les ayudaremos un poco.” Agregó que “los países más pobres que quieran comprar armas estadounidenses quizás no tengan que poner dinero en efectivo para sus compras”.

Esa sola declaración elevó más de diez dólares los precios de las acciones de los tres fabricantes de armas nombrados por Donald Trump referidos en el párrafo anterior.

Para impulsar la bonanza, el Departamento de Estado hizo todo lo posible para facilitar aún más la venta de armas de Estados Unidos al permitir a los fabricantes de armas obviar los controles y equilibrios que se habían establecido para obstaculizar mediante la hoja de parra de algunas restricciones legales, morales y económicas las compras de armas a Estados Unidos por regímenes considerados de mala reputación en el mundo que quieren comprar armas en EEUU.

De hecho, estas regulaciones ya no se aplican, porque el 13 de julio el Departamento de Estado anunció nuevas medidas para "acelerar la aprobación gubernamental de las propuestas de las empresas de defensa y aeroespaciales",

Dentro de la OTAN europea, los mayores compradores de armas estadounidenses son Polonia, Rumanía, Gran Bretaña y Grecia, y las cantidades implicadas son colosales.

El mensaje para la OTAN europea es que EEUU está haciendo todo lo posible para vender armas y les quiere hacer ver que hay margen para comprar más de "los mejores jets, los mejores misiles, las mejores armas" que les ofrece Trump.

Como lo ha definido el periodista Brian Cloughley el 30 de julio en las publicaciones digitales Counterpunch y Strategic-Culture, “la mina de oro de la OTAN está ahí para ser explotada y, tras el entusiasta aliento de Trump a los fabricantes de sus armas, parece que la extracción será eficaz. El Complejo Militar-Industrial de los Estados Unidos se beneficiará enormemente de la campaña de su Presidente para aumentar las cantidades de armas en el mundo.

El teniente general Charles Hooper, Director de la Agencia de Cooperación para la Seguridad de la Defensa estadounidense, declaró en el Salón Aeronáutico Internacional de Farnborough el 18 de julio que "las exportaciones de defensa son buenas para nuestra seguridad nacional, son buenas para nuestra política exterior… y son buenos para nuestra seguridad económica". Luego propuso que su agencia redujera la tarifa de transporte cobrada a los clientes extranjeros de ventas militares, lo que sería un importante estimulante para las ventas de "los mejores jets, los mejores misiles, las mejores armas" tan valoradas por el Sr. Trump.

Este oficial, obviamente un devoto seguidor de su Presidente, siguió su línea de acción con dedicación recordando a los medios de comunicación que como lo han dicho "la administración y nuestro liderazgo, la seguridad económica es seguridad nacional".

miércoles, 29 de noviembre de 2017

“La situación en el Báltico es más peligrosa que en la Guerra Fría”

El presidente de Finlandia asegura en una entrevista que ve en Rusia una amenaza cibernética y que mantiene la puerta abierta a una adhesión del país a la OTAN. Niinistö parte como favorito para un segundo mandato en las presidenciales del próximo enero, según las encuestas

Sauli Niinistö (Salo, 1948) es uno de los políticos mejor valorados no sólo en Finlandia —país que preside desde 2012—, sino en toda la región nórdica. Conocido en el resto de Europa por sus habilidades para mantener un sólido equilibrio con la vecina Rusia, reconoce en una entrevista el pasado 2 de noviembre con EL PAÍS que la situación en el Báltico es "más peligrosa" en algunos aspectos que durante la Guerra Fría. Consciente de sus duras palabras, matiza y agrega que el escenario [en Europa] es "muy diferente" que hace décadas porque los bloques geopolíticos "no están claros".

Sauli Niinistö (Salo, 1948) es uno de los políticos mejor valorados no sólo en Finlandia —país que preside desde 2012—, sino en toda la región nórdica. Conocido en el resto de Europa por sus habilidades para mantener un sólido equilibrio con la vecina Rusia, reconoce en una entrevista el pasado 2 de noviembre con EL PAÍS que la situación en el Báltico es "más peligrosa" en algunos aspectos que durante la Guerra Fría. Consciente de sus duras palabras, matiza y agrega que el escenario [en Europa] es "muy diferente" que hace décadas porque los bloques geopolíticos "no están claros".

Para Niinistö, de 69 años, el asunto principal es la legitimidad para celebrar la consulta, insiste una y otra vez. Y es que hoy en día sólo el 22% de la población finlandesa apoya la entrada en la Alianza militar, mientras que los partidarios del no se sitúan en el 59%, según las últimas proyecciones. Para el presidente, este no es el clima social idóneo para convocar un referéndum, a lo que se le suma la negativa mayoritaria en los partidos con representación en la Eduskunta (Parlamento). "Tendría que haber una mayoría de dos tercios, y ahora eso no ocurre", sostiene. Niinistö, por tanto, pondrá un ojo en las encuestas y asegura que Finlandia "mantiene abierta" la posibilidad de entrar en la OTAN. "No tengo nada en contra [de la adhesión]", agrega.

La buena relación del jefe del Estado —y del Ejército— finlandés con el presidente ruso, Vladímir Putin, es bienvenida en sus vecinos del norte y en los tres países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), que sí forman parte de la OTAN. "Tengo una relación muy directa [con Putin]. Él sabe exactamente qué es lo que pienso y yo sé exactamente lo que está pensando él. (...) Con los rusos tienes que dejar muy claro lo que quieres", revela Niinistö mientras bebe un té en uno de los sillones de su despacho, una estancia con vistas a la bahía de Helsinki con una decoración más cercana a la Rusia zarista que al gusto minimalista de los países nórdicos.

El presidente cree que la tensión geopolítica ha aumentado desde la anexión de la península de Crimea en 2014, y arroja su visión más negativa respecto a lo que podría pasar si las cosas van a peor: "Si se desatara un conflicto militar en esa zona [el este de Europa], estaríamos en un escenario parecido al de la Segunda Guerra Mundial. Y todo el mundo lo sabe". Niinistö cree que todo el mundo saldría perdiendo y por eso asegura que las decisiones militares —ejercicios en el Báltico, en el Ártico, el servicio militar obligatorio, la constante renovación y modernización de las Fuerzas Armadas...— "evitan una guerra en un mundo nuclearmente armado". Descarta, eso sí, una incursión militar rusa en Finlandia, con la que comparte 1.300 kilómetros de frontera, porque a Putin "no le interesa", pero sí se muestra preocupado por la amenaza cibernética que llega del este. Es difícil de combatir: "Siempre estamos viendo nuevos trucos". De hecho, la Comisión Europea abrió el pasado septiembre un centro en Helsinki contra las amenazas híbridas. Unido al que lucha contra los ataques cibernéticos en Tallin (Estonia), y contra las amenazas a estructuras energéticas en Vilna (Lituania), la región del Báltico va conformando una barrera de defensa frente a la sombra de Moscú.

La salida de la crisis
Finlandia es el único país de los cinco nórdicos que tiene la moneda única. Durante los primeros años del siglo XXI, el país entró en una profunda recesión —el PIB cayó 13 puntos en tan solo dos años, según la OCDE— de la que sólo en 2016 se empezaron a ver mejoras. Niinistö, que estudió Derecho en la Universidad de Turku, ocupó la cartera de Hacienda cuando nació el euro. Asegura que cuando llegaron los años de la crisis, la reacción popular fue la de cargar contra el euro. "Veíamos que Suecia, con la corona, atravesaba bien la crisis financiera y la gente empezó a culpar al euro por la imposibilidad de devaluar la moneda" para generar más competitividad, como sí hicieron con el marco finlandés durante la crisis de los años 90, recuerda.

En términos económicos, sus primeros cinco años de mandato —de seis— fueron de "preocupación", pero ahora cree que el euro es una moneda fuerte a pesar de que tiene dudas de que la Eurozona pueda expandirse hacia el este, y mucho menos hacia el norte (hoy en día son 19 países los que comparten la moneda única).

Niinistö duda también de la efectividad a largo plazo de las políticas del BCE y la FED de "imprimir dinero" (conocido como quantitative easing (QE), expansión cuantitativa) para paliar los problemas de liquidez. El dinero "no es una fuente interminable". Y alerta de que estas políticas dictadas desde Fráncfort por el presidente del eurobanco, Mario Draghi, podrían sumergir a Europa en una "inmensa burbuja".

UNA VISIÓN SOBRE CATALUÑA

El presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, dice estar "asombrado" por las informaciones que le llegan de la crisis catalana. "Asombrado, por no decir en estado de shock", matiza. No tiene palabras y recurre a la posición de Bruselas. "Respeto la opinión oficial de la UE", sostiene con la mirada puesta en un punto fijo.

Niinistö preside un país con una región que goza de una autonomía especial respecto a las políticas de Helsinki, el archipiélago de las islas Åland, al suroeste de Finlandia, pero no quiere aventurarse a dar consejos a otro socio de la UE. Sí quiere dejar clara una reflexión: "No importa cuántas leyes haya en un país porque el conflicto, al final, está en la mentalidad de la gente. Y eso es muy difícil de cambiar", sentencia.

https://elpais.com/internacional/2017/11/06/actualidad/1509966391_315532.html

jueves, 25 de mayo de 2017

Libia. Preguntas sin respuestas.

Guadi Calvo

Libia es un territorio fragmentado por centenares de organizaciones armadas de todo cuño, sin liderazgos claros, y con laceraciones de todo tipo, producidas por la invasión perpetrada por la OTAN en 2011; casi como una ironía ahora la antigua patria del Coronel Gadaffi, parece tener la oportunidad de vengar de alguna manera tantas injurias. Es allí donde la Unión Europea (UE) necesita de manera desesperada cerrar la fisura abierta en el Mediterráneo central, por donde continúan filtrándose miles de refugiados a partir de puertos libios. Ya no solo para su seguridad, sino por su propia existencia como comunidad. Todavía, a más de tres años del estallido de la crisis de los refugiados, sin haber podido resolver las cuotas de acogida con que cada una de las 27 naciones de la UE tendrá que cargar, el campanazo del Brexit, y las amenazas de varios países de seguir a Londres, sumando a la expectante situación electoral en Francia, esta marejada lleva a la organización europea al punto del naufragio.

No pudiendo replicar en Libia, lo hecho con Turquía, que más allá de las continuas rispideces y amenazas del presidente Recep Erdogan, hace más de un año han logrado disminuir drásticamente el flujo hacía Grecia desde las costas turcas.

Obturada aquella salida, Libia y sus puertos se han convertido en la Meca de ciento de miles de refugiados que por diferentes caminos intentan llegar al sur de Italia. Este peregrinaje de desesperados se ha constituido en un monumental negocio entre traficantes de personas, patrones de embarcaciones, ONGs occidentales y políticos de las dos bandas del antiguo Mare Nostrum.

Solo con revisar las cifras de ahogados, en el intento del cruce, dan la idea de la magnitud de la catástrofe humanitaria y los cientos de miles que bregan por llegar a tierra europea. El año pasado fueron cerca de 5 mil los ahogados, casi 2 mil en lo que va de este, lo que llevan la cifra casi a 25 mil desde que se agravó la crisis hace cuatro años. En Libia actualmente hay más de un millón de personas llegados desde todos los rincones de África y Asía, intentado de alguna manera cruzar el Mediterráneo.

Para contener esa marea humana, la UE intentó establecer campos de acogida en Libia, pero el proyecto ha naufragado, como parece estar destinado todo en esa región.

Son tres las rutas que utilizan los traficantes para llevar a sus “clientes” a los puertos libios de Misrata, Sirte, al-Juma, Benghazi y Zouara: la primera entra directamente desde Argelia, y las otras dos desde Níger y Sudán, si o si, deben ingresar por Fezzan, la región fronteriza con Egipto, Sudán, Chad, Níger y Argelia, donde justamente la anarquía post Gadaffi es todavía más incierta y difícil de descodificar que en el resto del país. A la multiplicidad de conflicto, hay que sumarle los que pueden acarrear 5 mil kilómetros de frontera sin control alguno.

En la región de Fezzan operan bandas de contrabandistas, traficantes de personas, armas y drogas, además de dos milenarias tribus los Tuareg y los Tebus que ahora disputan la posesión de un territorio extremadamente rico en hidrocarburos, donde las plantas de la española Respsol y la italiana ENI acaban de ser tomadas.

A pesar de esta anarquía libia la UE persiste desesperada detrás de cualquier tipo de acuerdo, para tener un interlocutor con tal como sucedió en Turquía, cerrar ese amenazante derrame de desangelados.

A principio de esta semana en Roma, alentados por la UE, cerca de 60 jefes de los clanes del sur libio, aparentemente pactaron un acuerdo de paz para la región.

Al tiempo que alentados por Emiratos Árabes Unido (EAU) Egipto y Rusia, junto al jefe de la Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Libia (UNSMIL), Martin Kobler, han organizado una cumbre en Abu Dabi, entre los dos de los líderes más relevantes para occidente: el primer ministro del Gobierno libio, Fayez Serraj, sin otro antecedente que haber sido el elegido arbitrariamente por Naciones Unidas para ocupar algo así como una presidencia con cabecera en Trípoli, que a más de un año de su instauración no ha podido extender su influencia a más de un par de calles de la sede de “gobierno”. El otro personajes es mucho más oscuro y controvertido, emergido de la guerra contra el coronel Gadaffi, el ex general libio y agente de la CIA Jalifa Haftar, comanda la fuerza militar más poderos del país conocida como el Ejército Nacional Libio (LNA) que respalda al gobierno con sede en la ciudad de Tobruk.

Según trascendió las conversaciones habrían avanzado positivamente. Incluso se ha mencionado que se podría llamar a elecciones presidenciales y legislativas antes de marzo de 2018. Además dicho acuerdo incluye la integración de las diferentes facciones armadas, bajo un mando unificado a cargo de un fortuito “Consejo Presidencial”.

Otros puntos del documento, que todavía los interesados no han firmado, refiere a la necesidad de generar un proceso de reconciliación nacional, que los ciento de miles de desplazados internos puedan volver a sus lugares de origen y encarar una lucha a fondo contra el terrorismo. Un término bastante vacuo en Libia, ya que todas las facciones involucradas tratan de tal a sus rivales.

El acuerdo entraría en funcionamiento apenas Serraj y Haftar lo firmen aunque hasta ahora esa firma parece bastante lejana. Más allá de las ilusiones de la UE por encontrar una figura con ciertos visos de legalidad con quien acordar la cuestión refugiados, sería interesante preguntarse cómo se homologaría este acuerdo con las cientos de bandas fuertemente armadas, con proyectos propios, algunos más fundamentalistas, otros simplemente anárquicos que han conseguido vivir del saqueo, el secuestro y la extorsión. Poner en caja esta multitud de organizaciones significa agregar un nuevo frente de conflicto armado a los muchos que ya existen en Libia.

Por lo que la perspectiva de un acuerdo entre dos (Trípoli-Tobruk) de las tres (Benghazi) virtuales capitales del país, es o bien ingenuo o mal intencionado. Generar un acuerdo con un gobierno títere al modo de Afganistán o Irak, con quien negociar la cuestión de refugiados y llegado el caso apoyar militarmente para barrer cualquier foco “terrorista”.

En ese improbable, sinuoso camino hacia la reconciliación libia que intenta iniciar la UE, parecen olvidar de hacer jugar a poderosos factores político y militares del país como la fuerza encabezada por el ex primer ministro Jalifa Gwell, quien ha intentado un golpe contra Serraj en Trípoli, que sigue acumulado el apoyo de diferentes bandas armadas operativas en el oeste y la propia capital de Tripolitana.

Entre los grupos que apoyan a Gwell se encuentra el grupo Sala de Operaciones de los Revolucionarios de Libia (SORL) y la milicia vinculada al gran muftí del país, Sadek al-Ghariani, al que acompañan grupos armados de la ciudad de Misrata y las brigadas de defensa de Benghazi.

Al-Ghariani ha decretado una fatua de diez años de yihad, contra el gobierno de Serraj, por lo que se hace poco probable que puedan ser parte del posible acuerdo de Abu Dabi. Mientras que en Trípoli, más allá del formal apoyo europeo, se vive de manera miserable con carencias de todo tipo: casas inhabitables, cortes de energía eléctricas de hasta 18 horas, sin agua corriente, alimentos escasos y una grado de inseguridad tan alarmante que prácticamente no hay ninguna clase de actividad. La mayoría de las escuelas están cerradas; tanto niños como mujeres evitan salir a las calles por temor a ser secuestrados. En los hospitales faltan insumos y los bancos apenas funcionan, con escaso dinero y menos actividad comercial. Tanto disparos como explosiones se escuchan de manera permanente en la ciudad sin que se sepa nunca que grupos son los que se están enfrentado. Mientras que los señores de la Guerra digitan todo, acaparando los pocos recursos económicos que genera la antigua capital de Libia.

El Sur también existe
Si como hemos visto la cuestión en el norte del país y la codiciada franja costera no está para nada clara, mucho más anárquica es hasta ahora el sur libio.

Fezzan, la región habitada por dos antiguas y míticas tribus nómadas de guerreros y comerciantes los Tebu y los Tuareg, está cruzada por la franja del Sahel, por donde hoy transitan diversos movimientos integristas vinculados a al-Qaeda y al Daesh, como la última gran formación wahabita, el Jamaat Nasr al Islam wa al Mouslimin, (Frente de Apoyo al Islam y a los Musulmanes). La región cuenta con grandes yacimientos de petróleo, al tiempo que con numerosos y ricos oasis.

Durante la última semana de abril, Hafter ha bombardeado la prisión y la base militar de Tamanhit en la ciudad de Sebha, provocando al menos cien muertos. Las tribus de Fezzan han resistido a los embates de las fuerzas de Hafter, ayudados por milicias llegadas desde Trípoli (pro ONU) y de la ciudad, cuasi independiente de Misrata, el principal puerto comercial del país y la fuerza más fuertemente enfrentada a Hafter.

Este último ataque del ejército de Tobruk a la ciudad de Sebha fue con el propósito de fortalecer sus posiciones en la discusión que tendría apenas horas después con Serraj, aliado de Sabha.

Hafter y su armada controla cerca de la mitad del país y mantiene abiertos otros dos frentes de guerra, uno en Benghazi, segunda ciudad en importancia de Libia, y el otro contra la ciudad de Derna, próxima a la frontera con Egipto, bastión clave de los fundamentalistas wahabitas.

Una de las preguntas que flotan en el aire sin que nadie conteste es que se ha hecho de los miles de combatientes del Daesh, que hace ya varios meses debieron abandonar su enclave en Sirte. Si abrirán un nuevo frente o venderán sus servicios a algún señor de la guerra. Una pregunta tan difícil de hacer como de contestar, y mucho menos de imaginar para los burócratas de la Unión Europea.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.

lunes, 22 de agosto de 2016

9 preguntas para entender el caos de Libia desde la caída de Gadafi. Tres gobiernos diferentes, cientos de milicias armadas con intereses opuestos y el auge de Estado Islámico: tras la caída del Gadafi, el que fuera uno de los países más prósperos de África está sumido en una profunda crisis. Te la explicamos. Cómo Libia se está convirtiendo en una nueva base de Estado Islámico

Desde que en octubre de 2011 un levantamiento inspirado por la "primavera árabe" con la inestimable ayuda de la OTAN sacó del poder al comandante Muamar Gadafi, Libia ha estado dominado por el caos.

Las potencias occidentales están cada vez más preocupadas porque el autodenominado Estado Islámico (EI) esté ganando presencia en el país norteafricano y Estados Unidos ha respondido con recientes ataques aéreos contra el grupo extremista.

Te ayudamos a comprender la compleja situación por la que pasa el país respondiendo a 7 interrogantes clave.

1¿Cuál es la verdadera gravedad de la situación?
Sólo las milicias armadas de Libia ejercen realmente el poder y a veces parece que tienen como rehenes a los políticos que dicen respaldar.

Durante el levantamiento contra Gadafi, cualquiera con una pistola podría imponer respeto y así emergieron numerosos grupos armados, hasta 1.700 según algunas estimaciones.

Hay dos parlamentos rivales y tres gobiernos: el último se formó tras unas conversaciones auspiciadas por Naciones Unidas en diciembre con la intención de remplazar a los otros dos.

Pero esta iniciativa aún está en proceso de formación debido en parte por la preocupación de que el nuevo gobierno ha sido impuesto por las potencias occidentales.

Cómo Libia se está convirtiendo en una nueva base de Estado Islámico
Libia, un país rico en petróleo, llegó a tener uno de los mayores niveles de vida de África con atención sanitaria y educación gratuitas, pero 5 años después de la revolución, está inmerso en una crisis financiera.
Esta confusión ha permitido a Estado Islámico ganar terreno.

2¿Es Estado Islámico una amenaza?
Se teme que un enclave de EI en torno a Sirte, la ciudad natal de Gadafi, es un paraíso seguro para que los yihadistas entrenen y planeen ataques a lo largo del Mediterráneo.

Algunos analistas de seguridad describen Libia como un bazar de armas. Está repleto de armas del arsenal de Gadafi, lo que lo convierte en un terreno ideal para los yihadistas que huyen de los bombardeos en Siria e Irak.

EI ha estado atacando las instalaciones de petróleo de Libia, secuestró a varios trabajadores del sector y el año pasado estuvo detrás de dos grandes ataques contra la industria turística de Túnez. Los responsables fueron entrenados en Libia. Túnez construyó una barrera parcial de seguridad a lo largo de su frontera con Libia con la intención de prevenir más atrocidades.

3¿Qué están haciendo las potencias occidentales?
Estados Unidos admitió haber realizado tres ataques aéreos en Libia por primera vez desde 2015. El último fue el 1 de agosto en Sirte.

Es el comienzo de lo que será una campaña sostenida que se limitará a la ciudad con el fin de ayudar a las fuerzas locales contra Estado Islámico para acabar con el grupo en la zona.

9 preguntas para entender qué es Estado Islámico y de dónde surgió. Reino Unido y Francia tienen también fuerzas especiales operando en el país norteafricano. La naturaleza y la dimensión de estas operaciones son secretas.

Tres soldados franceses murieron en julio cuando su helicóptero fue derribado por milicianos que se identificaron como integrantes de un nuevo grupo llamado Brigadas de Defensa de Bengasi (BDB).

A comienzos de este año, se acordó el envío de 6.000 soldados de varios países miembros de la OTAN para entrenar a las milicias locales para frenar a grupos vinculados con EI y dar seguridad a las misiones diplomáticas que buscan regresar a la capital, Trípoli.

Sin embargo, el nuevo gobierno de unidad parece que se niega ahora a permitir o a pedir abiertamente esa presencia y no está claro qué pasará.
Todo el mundo habla de Estado Islámico, pero

4¿qué pasó con al Qaeda?
Todo ello mientras el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, admitió en una entrevista en abril que el "peor error" de su presidencia fue no haber preparado el día después a la caída de Gadafi.

Obama culpó parcialmente del desorden al entonces primer ministro británico, David Cameron, al decir que no había hecho lo suficiente para apoyar al país norteafricano, cuya inestabilidad estaba amenazando a sus vecinos y es un factor en la crisis migratoria que padece Europa.

5¿Cómo acabó Libia teniendo gobiernos enfrentados? 
Las elecciones parlamentarias en 2014 fueron muy disputadas. Los que detentaban el poder se negaron a dejarlo y permanecieron en Trípoli.

El parlamento recién elegido se estableció entonces en la ciudad portuaria de Tobruk, a 1.000 kilómetros de la capital y donde se conformó así un gobierno rival.

Este parlamento aún tiene el respaldo oficial de Naciones Unidas como el cuerpo legislativo de Libia, a pesar de que se opone a la nueva administración de unidad porque quiere que el general Jalifa Haftar, que lidera el combate contra las milicias islamistas, mantenga su papel en un futuro ejército, algo que la ONU no garantiza.

"Me pegaron tan duro que defequé en los pantalones": los desgarradores testimonios de 4 sobrevivientes de Estado Islámico El acuerdo para un gobierno de unidad bajo la mediación de la ONU ha supuesto la formación de un consejo presidencial de nueve miembros liderado por el primer ministro Fayez Sarraj.

6¿Tiene fundamento el temor a que Estado Islámico consiga material nuclear para un ataque?
Llegó a Trípoli en marzo para establecer la administración y ha estado intentando ganar el apoyo de varias milicias y políticos, pero tiene poco poder político real sobre el conjunto del país.

Ingeniero de profesión, Sarraj aprobó el 1 de agosto el ataque aéreo de Estados Unidos sobre posiciones de EI en Sirte. Fue la primera acción coordinada entre su gobierno y Estados Unidos.

7¿Qué diferencia a las milicias?
Las milicias estuvieron unidas en su odio hacia Gadafi, pero sólo por eso. No hubo un único grupo al mando de la rebelión hace 5 años. Diferentes formaciones procedentes de diferentes ciudades libraron sus propias batallas.

También están ideológicamente divididas. Algunas de ellas están formadas por islamistas moderados, otras son secesionistas o monárquicas y otras son liberales.

Además, las milicias están divididas por líneas regionales, étnicas y locales, lo que agrega combustible a la diferencia. Tras más de cuatro décadas de mando autoritario, las milicias tienen escaso entendimiento de los procedimientos democráticos, por lo que fueron y siguen siendo incapaces de forjar compromisos y un nuevo estado basado en el imperio de la ley.

8¿Cuáles son las principales milicias?
En el este y centro del país: El general Jalifa Haftar, un actor importante y que causa divisiones en la política libia, lidera el llamado Ejército Nacional Libio(LNA, en inglés), que está formado por exunidades del ejército y milicias leales. Se autoproclama como el principal oponente de las milicias islamistas y tiene el respaldo del gobierno basado en Tobruk. Se cree que ha coordinado actividades militares con Egipto y Francia.

Consejo de la Shura de los Revolucionarios de Bengasi (BRSC) es una compleja amalgama islamista de combatientes radicales, incluidos aquellos que juran fidelidad a EI. Tiene miembros de Ansar al Sharia, el grupo al que se culpó del asesinato en 2012 del embajador de Estados Unidos Christopher Stevens en Bengasi. Puede estar vinculado también con las Brigadas de Defensa deBengasi (BDB), un nuevo grupo formado por combatientes que fueron expulsados de esa ciudad. Todos tienen en común que luchan contra el general Haftar.

La base de Estado Islámico es la ciudad de Sirte y la componen desertores de grupos locales yihadistas y combatientes extranjeros. Su principal filial en Libia es el Consejo de la Shura de la Juventud Islámica(IYSC).En octubre de2014, el IYSC declaró que Derna, un pequeño pueblo en la costa noreste y situado a 720 km de Trípoli se había convertido en el primer enclave de Libia en unirse al califato global que pretende crear EI. Sin embargo, ha sido expulsado de Derna por el grupo vinculado a Al Qaeda Consejo de la Shura de los Muyaidines de Derna.

En el oeste: Un grupo amplio llamado Amanecer Libio, que controlaba gran parte del oeste, incluyendo Misrata y Trípoli, se ha dividido en varias brigadas con diferentes lealtades. Algunas de ellas apoyan al gobierno de unidad respaldado por la ONU, mientras que otros están indecisos. El grupo tomó Trípoli en agosto de 2014 con la ayuda de un clérigo islámico y fue liderado por combatientes de Misrata, la ciudad que se precia de haber presentado la mayor resistencia a las fuerzas de Gadafi. Algunas de las milicias de Misrata forman una gran parte de la operación contra Estados Islámico en Sirte.

9¿Cómo es la vida diaria en Libia?
La producción de petróleo casi se ha paralizado, los bancos carecen de liquidez y los hospitales se están quedando sin medicinas.

Se estima que 400.000 personas se han visto desplazadas. En las áreas controladas por EI se implementó la ley islámica de forma estricta y el grupo ha realizado crucifixiones y decapitaciones. En abril de 2015, sus hombres mataron a más de 30 trabajadores inmigrantes, la mayoría de ellos etíopes cristianos.

otro tema es: www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-36971817 tu

martes, 12 de julio de 2016

Críticas a la escalada de tensión con Rusia ante la cumbre de la OTAN en Varsovia

Thilo Schäfer
La Marea

Miembros del Gobierno alemán exigen que se rebaje “el ruido de sables” en Europa del Este. Veteranos de los servicios secretos de EEUU advierten a la canciller Merkel antes de la cumbre de la OTAN en Varsovia que el presidente Putin sufre presiones por parte de sus generales.

La última vez que se reunieron los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países miembros de la OTAN fue hace dos años en Cardiff, la capital de Gales en el Reino Unido. La elección de Varsovia como sede de la cumbre de la Alianza Atlántica de este año tiene un valor mucho más simbólico. Polonia, al igual que sus vecinos en Europa del Este, acapara la atención de la organización militar, que está protagonizando una peligrosa escalada de tensión con Rusia. El papel de Moscú en la separación de Crimea de Ucrania y los movimientos separatistas en el Este de ese país han encendido las alarmas en Polonia y las tres repúblicas bálticas, Lituania, Letonia y Estonia.

Desde hace meses, la OTAN está llevando a cabo maniobras militares en la región que son vistas por Rusia como una provocación. El tema principal de la cumbre de Varsovia, que comienza este viernes y termina el sábado, es precisamente la situación en Europa del Este, marcada por el pulso con Moscú. Los líderes, entre ellos el presidente de EEUU Barack Obama y el presidente del Gobierno en funciones Mariano Rajoy, deben decidir un aumento de las tropas de la OTAN en el Báltico.

Sin embargo, recientemente han aumentado las voces críticas con la escalada militar de la Alianza en Europa del Este, sobre todo en el seno del Gobierno alemán. “Lo que no deberíamos hacer ahora es incendiar aún más la situación, con el ruido de sables y expresiones bélicas”, dijo el ministro de Exteriores germano, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier en junio. Sus palabras fueron una clara crítica al curso de la canciller Angela Merkel, de la Unión Democristiana (CDU), que es partidaria de la política de mano dura contra el Kremlin, incluyendo las sanciones económicas. El vicecanciller y presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, fue algo más conciliador, aunque en el fondo ratificaba las críticas del ministro de Exteriores. “Sabemos que el aislamiento no sirve para nada. A final sólo sirve el diálogo”, dijo.

Merkel, no obstante, no parece estar impresionada por los reparos de sus socios en el gobierno de gran coalición. En un debate previo a la cumbre de la OTAN en el Parlamento alemán el jueves, la canciller confirmó la participación del ejército germano en los nuevos contingentes de la Alianza en el Báltico. “Los países del Este necesitan ahora la reafirmación del apoyo de la OTAN”, afirmó Merkel en el Bundestag.

La canciller alemana tiene un papel clave en la cumbre, por lo cual ha sido objeto de más presiones. Un grupo de exoficiales de las Fuerzas Armadas, del Gobierno y los servicios secretos de EEUU, incluyendo la CIA, ha dirigido una carta abierta a Merkel para pedirle que contribuyera a rebajar la “belicosidad” de la OTAN frente a Rusia. La directiva de la organización Veteran Intelligence Professionals for Sanity (Profesiones de la Inteligencia Veteranos a favor de la Racionalidad) advierte en el escrito que las recientes maniobras de la OTAN en la zona tienen un peligrosísimo potencial para provocar reacciones no deseadas por parte rusa.

“[El presidente ruso Vladimir] Putin no tiene la opción de reconfirmar a sus generales que lo que ven y lo que escuchan es pura retórica y postureo de la OTAN. Ya está notando una presión creciente para actuar con fuerza y de forma inequívoca”, reza la carta.

Muchos partidos de izquierda en Europa del Oeste, algunos tradicionalemente anti-OTAN, exigen directamente la disolución de la organización transatlántica que se creó al principio de la Guerra Fría. Sarah Wagenknecht, vicepresidenta de Die Linke en Alemania, sugirió en el citado debate parlamentario sobre la cumbre que se sustituyera la OTAN por una nueva alianza que incluyera a Rusia. Incluso Merkel admitió al final que la escalada de maniobras y contingentes militares en el Este no puede ser la solución del conflicto con Moscú: “Estamos de acuerdo en que la seguridad duradera en Europa sólo es posible con Rusia y no contra Rusia”.

Fuente: http://www.lamarea.com/2016/07/07/criticas-la-escalada-tension-rusia-ante-la-cumbre-la-otan-varsovia/

jueves, 24 de marzo de 2016

No olvidemos la infamia. Se cumplen 17 años del bombardeo de la OTAN sobre Belgrado

Sputnik mundo

Este 24 de marzo, se cumplen 17 años desde el inicio de los bombardeos de la OTAN sobre el territorio de la República Federal de Yugoslavia, lo que causó numerosas víctimas y destrucciones en el país y en particular en Belgrado, la capital del país.

Durante la operación denominada Fuerza Aliada (Operation Allied Force), que tuvo lugar durante la Guerra de Kosovo y duró hasta el 10 junio de 1999, fueron lanzados más de 2.300 misiles de crucero y 14.000 bombas sobre el territorio de Yugoslavia, 212 de ellas solo en Belgrado.
Ver vídeo:

https://youtu.be/D1gLbAv8ojs

No se conoce exactamente el número de civiles muertos, pero se trata de aproximadamente dos mil víctimas. Aparte de los objetivos militares e industriales, también se bombardeó a la población civil —viviendas, hospitales y escuelas—. Los bombardeos afectaron unas 40 mil casas, más de 300 escuelas y más de 20 hospitales yugoslavos.

En los ataques de la OTAN en Yugoslavia murieron más de 88 niños. La primera pequeña víctima de la operación, Milica Rakic, de tres años, estaba sentada en el sanitario cuando fue alcanzada por un proyectil. “Nadie puede recuperar a mi hija, pero quiero, aunque sé que será difícil, que los culpables sean castigados. Y no me importa cuándo esto suceda”, declaró Zharko Rakic, el padre de Milica, en el tribunal.

Como reconocen los expertos, las bombas de la OTAN no escatimaron ni siquiera a los albaneses kosovares a los que defendían, ya que en mayo de 1999 los aviones de la Alianza bombardearon a los refugiados que regresaban a sus casas.

Se recuerda, además, el ataque con bombas de racimo sobre la ciudad de Nis, cuando los aviones de la OTAN atacaron por error a los civiles en vez de destruir el aeropuerto militar, murieron más de 15 personas, entre ellos Liljana Ilic, una mujer embarazada de 26 años. “Aquel día mi vida se acabó. La OTAN asesinó a mi hija, mi orgullo, y a mi nieto, a quien yo tanto esperaba”, declaró la madre de la mujer, Radmila, 15 años después.

La guerra fue iniciada unilateralmente por la OTAN, sin autorización previa del Consejo de Seguridad de la ONU, por lo que los bombardeos son considerados una violación a la Carta de las Naciones Unidas. La causa (pretexto) principal de la injerencia de la OTAN fue el conflicto interétnico entre los serbios y los albaneses. Las partes del conflicto no pudieron llegar a un acuerdo, además, las autoridades de Serbia fueron acusadas del envío de tropas a Kosovo y Metohija y de tener una política de limpieza étnica contra la población albanesa. Ver vídeo:

https://youtu.be/E2WRlSHe8LY

Los daños que dejaron los bombardeos se estiman en miles de millones de dólares. Aparte de las instalaciones industriales, fueron eliminados decenas de hospitales, guarderías y escuelas. Sobre Yugoslavia fueron lanzados unos 31 mil dispositivos con uranio empobrecido. Según los datos del Instituto de Salud Pública serbio durante los últimos 10, 12 años, la cantidad de los que padecen leucemia o linfoma aumentó un 110 por ciento, mientras que el caso de muertes aumentó un 180. El jefe de la Comunidad Serbia de la lucha contra el Cáncer, el profesor Slobodan Cikaric, destacó que en mayo y junio de 1999, los especialistas internacionales de Grecia y Bulgaria comunicaron que en algunos barrios de sus países, el volumen de la radiación era 30 veces mayor de lo normal.

El Embajador de Rusia en Belgrado Alexander Chepurin destacó en la conversación con Sputnik que “los bombardeos sobre Yugoslavia son un crimen terrible y descarado, el más sangriento en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.Además, precisó que las consecuencias de la influencia de la radiación deberían ponerse bajo examinación. Según sus palabras, los recuerdos sobre la actividad de la OTAN no se borrarán de la memoria ni dentro de 20, ni dentro de 100 años.

Fuente: http://mundo.sputniknews.com/sociedad/20160324/1057998039/belgrado-bombardeos-serbia-aniversario.html

martes, 21 de julio de 2015

El sí de cada no. De dónde sale el avión

Belén Gopegui
Diagonal

Ahora que avanza la micropolítica, a trompicones pero también sin pausa, hablar de bases militares suena extraño. Y sin embargo, se mueven. Un acuerdo firmado en junio entre el Gobierno español y el de EE UU autoriza a EE UU a instalar en la base militar de Morón de la Frontera de forma permanente hasta 2.200 militares –3.500 en caso de crisis– y 500 civiles. Y permite aumentar las aeronaves de 14 a 40. La Fuerza Especial de Respuesta de Crisis del Cuerpo de Marines, a las órdenes del USAFRICOM, podrá desplegarse en África como cabeza de puente para una intervención a mayor escala; según se indica en el comunicado de la Plataforma Global contra las Guerras, podría también ser puesta a disposición del USCENTCOM (Mando Central de los Estados Unidos) para un despliegue semejante en cualquier punto de Oriente Medio o del Mediterráneo oriental.

En 2011 el Gobierno de Zapatero permitió a la OTAN utilizar Rota como base principal de su escudo antimisiles, con un despliegue de cuatro destructores y hasta 1.100 militares. Cada nuevo gobierno del bipartidisimo ha permitido, y alentado, que se acreciente la presencia militar de EE UU. “Occidente”, decía el ínclito Samuel Huntington, “conquistó el mundo, no por la superioridad de sus ideas, valores o religión (a los que se convirtieron pocos miembros de las otras civilizaciones), sino más bien por su superioridad en la aplicación de la violencia organizada”. Mucho antes, en 1810, Dionisio Yupanqui, portavoz de los pueblos coloniales del sur de América, afirmaba en las históricas Cortes de Cádiz: “Un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre”.

Algunas cosas buenas se van olvidando y, sin embargo, más que nunca nos hacen falta. Aquel Movimiento de Países no Alineados aún continúa vigente; y aquel “nos quieren en soledad nos tendrán en común”, pues si bien hace unos días fueron quienes nos cesaban quienes, en apariencia, actuaban en común, ese común no era tal, no era más que la coordinación del mismo interés privado aún por combatir. Por eso el tenerse en común más que nunca ha de seguir vigente. Tanto como la necesidad de saber que en las decisiones se unen lo cercano y lo lejano, de tal manera que, en cualquier ocasión, nos sea imprescindible impedir al avión que bombardea lo que está lejos, despegar en nuestra casa.
Fuente: Diagonal

jueves, 9 de abril de 2015

El intento de los neoconservadores estadounidenses de revisar la historia de la 2ª Guerra Mundial

Wayne Madsen
Desde el derrumbe de la Unión Soviética, Estados Unidos viene poniendo en el poder a sus viejos colaboradores nazis en el este de Europa. Al cuestionar el papel de la URSS en la 2ª Guerra Mundial, Washington está tratando de despojar a la actual Federación Rusa de su mito nacional. Estados Unidos pretende así alcanzar 2 objetivos: destruir la zona de influencia de Rusia y acabar a la vez con la identidad rusa. Para lograrlo tendrá que reescribir la Historia y rehabilitar el nazismo. Después del derrumbe de la Unión Soviética, el ex presidente de Estados Unidos y antiguo combatiente de la guerra fría Richard Nixon dedicó sus últimos años de vida a velar porque Rusia ocupara su lugar en la comunidad internacional. Nixon aconsejó al entonces presidente Bill Clinton sobre la manera correcta de tratar con la Federación Rusa, reconocida internacionalmente como el Estado sucesor de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Algo que Nixon nunca habría tolerado es la tendencia conservadora a negar el importante papel que Rusia desempeñó en la Segunda Guerra Mundial –lo que los rusos llaman «La Gran Guerra Patria»– y en la victoria de los Aliados contra la Alemania nazi. Los actuales dirigentes de Estados Unidos y sus compinches en Gran Bretaña, en el este de Europa y en otros países incluso serían llamados a capítulo por Nixon por haberse negado a participar en la ceremonia anual del 9 de mayo, o «Día de la Victoria», en Moscú.

Nixon, quien criticó a la administración de George H. W. Bush por la ayuda patéticamente inadecuada que se destinó a Rusia después del derrumbe de la Unión Soviética, tendría poco tiempo que perder con los círculos políticos estadounidenses que hoy pretenden desgastar a Rusia y ponerla de rodillas.

Entre quienes ejercen presión a favor de un endurecimiento de las sanciones contra Rusia e ignoran su significativo papel en la victoria de la Segunda Guerra Mundial se hallan los hijos e hijas de los emigrados fascistas y nazis provenientes del este de Europa que llegaron a Estados Unidos en los años posteriores a la guerra, en su mayoría gracias a la «Operación Paperclip» de la CIA [1], huyendo de los juicios a los que pendían sobre sus cabezas por haber apoyado la causa nazi en sus países de origen.

Aquellos emigrados participaron en la formación de diversos grupos de extrema derecha que giraban alrededor de las «Naciones Cautivas», organización estimulada por la administración Eisenhower y las posteriores administraciones estadounidenses. De aquella constelación de organizaciones fascistas surgieron el sionista ucranio-estadounidense Lev Dobriansky y su hija Paula Dobriansky, ex responsable en el Departamento de Estado durante la administración de George Bush hijo, así como el ex colaborador de la Gestapo en Hungría, Gyorgy Schwartz, quien más tarde se cambió el nombre y pasó a llamarse George Soros [2]. Los descendientes de aquellos inmigrados figuran actualmente en los gobiernos de todo el centro y el este de Europa.

Los grupos que gravitan alrededor de aquellos emigrados a Estados Unidos, como la Fundación Heritage [3], el American Enterprise Institute (AEI) [4] y la Brookings Institution [5], así como Human Rights Watch, fundada por George Soros, trabajan a favor de que se reescriba la historia de la Segunda Guerra Mundial. Al parecer, muchos de esos grupos neoconservadores e históricamente revisionistas preferirían que, en vez de reconocer la victoria de la Unión Soviética sobre el fascismo, se conmemorasen con tristeza las derrotas de los regímenes títeres de los nazis en los países bálticos, así como en Ucrania, Bielorrusia y Moldavia.

Así que las marionetas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en diversos países del centro y del este de Europa están inmersas en una guerra propagandística contra Rusia para reducir al mínimo la participación internacional en la celebración del 9 de mayo en Moscú.

En el marco de esta guerra propagandística, el jefe de la inteligencia militar checa, general Andor Sandor, retirado desde 2002, afirmó recientemente que los rusos practican el espionaje a gran escala en Praga. El objetivo de esta historia es presionar al presidente checo Milos Zeman, quien había expresado públicamente su intención de ignorar un supuesto consenso de la OTAN para boicotear las celebraciones rusas del 9 de mayo. Mientras tanto, la oposición checa anunció que tratará de lograr que el parlamento retire el financiamiento al viaje del presidente a Moscú. Praga constituye un punto sensible en las relaciones de Rusia con Occidente. La República Checa sigue negándose a autorizar la apertura de bases de la OTAN en su territorio, aunque Praga sigue albergando actividades anti-rusas como las transmisiones de Radio Free Europe/Radio Liberty y el trabajo de diversas ONGs financiadas por George Soros. Los interlocutores de Soros en el Parlamento Europeo también están presionando al presidente serbio Tomislav Nikolic para que anule sus planes de ir a Moscú y el medio de presión que han encontrado es poner en la balanza el pedido de adhesión de Serbia a la Unión Europea.

Tres ex embajadores estadounidenses en Ucrania –Steven Pifer, John Herbst y William Taylor– han exhortado abiertamente a dirigentes europeos, como el primer ministro británico David Cameron, el presidente francés Francois Hollande y la canciller alemana Angela Merkel –esta última debía salir el 10 de mayo para Moscú para depositar allí una ofrenda floral en el marco de una ceremonia oficial– a asistir a una celebración del «Día de la Victoria» en Kiev. Y estos últimos dirigentes europeos han decidido boicotear la ceremonia del 9 de mayo y el desfile militar en Moscú. Los 3 embajadores lacayos incluso escribieron en el diario estadounidense Los Angeles Times que «aunque los presidentes Clinton y George W. Bush fueron a Moscú en 1995 y en 2005, el presidente Barack Obama no celebrará el acontecimiento en Moscú sino en Kiev» [6]. Los embajadores se niegan a reconocer que si los dirigentes occidentales hacen esa celebración en Kiev, lo harán junto a todo tipo de neonazis y paleonazis, incluyendo a verdaderos partidarios de Adolf Hitler y del jefe nazi y miembro de la Waffen SS Stepan Bandera.

Los 3 embajadores estadounidenses Pifer, Herbst y Taylor están lejos de ser los únicos en lanzar llamados a conmemorar el sacrificio de 27 millones de soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial en una ciudad donde los neonazis y mercenarios skinheads de toda Europa tienen en sus manos el poder político y militar. Pifer trabaja para la Brookings Institution, un importante centro de la agitación y propaganda anti-rusa, mientras que Herbst era un intermediario militante a favor del respaldo de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID, siglas en inglés), de la CIA y de los grandes medios de comunicación a favor de la revolución naranja de Kiev. Taylor, como coordinador-jefe de la ayuda gubernamental estadounidense a la ex Unión Soviética y al este de Europa, trabajó estrechamente con la organización de Soros y con la National Endowment for Democracy (NED) [7] recogiendo fondos para grupos proestadounidenses de extrema derecha en la región.

Mientras que Obama y sus amigos no estarán en Moscú, el primer ministro griego Alexis Tsipras, quien ha exigido de Alemania el pago de compensaciones de guerra para su país, hará caso omiso del boicot de la OTAN y se unirá a Zeman para asistir a la ceremonia conmemorativa organizada en la Plaza Roja. Es posible que los dirigentes de Islandia, Noruega, de los Países Bajos, Eslovaquia y Hungría también decidan romper filas y separarse de los demás miembros de la OTAN volando a Moscú para participar en la ceremonia del 9 de mayo.

En lo que puede ser considerado como una bofetada diplomática para el régimen de Kiev y sus padrinos occidentales, los dirigentes de las Repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, estarán presentes en la Plaza Roja, junto a los dirigentes de otros 30 países, como China, la India, Serbia, Macedonia, Bosnia Herzegovina, Montenegro, Egipto y Sudáfrica, en una situación que confiere a su estatus un reconocimiento de facto. Además, también estarán presentes los dirigentes de las Repúblicas de Osetia del Sur y de Abjasia, lo cual constituye una derrota diplomática para las autoridades de Georgia, que ven esas dos repúblicas como parte del Estado georgiano.

Al mismo tiempo, mientras ellos llaman a boicotear la celebración del Día de la Victoria en Moscú, los dirigentes de los países bálticos acogerán en sus capitales diversas conmemoraciones nazis.

- La presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaitė, graduada de la Foreign Service School de la Universidad de Georgetown en Washington, uno de los terrenos de reclutamiento preferidos de la CIA, no tiene ninguna intención de impedir las ceremonias anuales ante la tumba del títere nazi lituano y constructor de campos de concentración Juozas Ambrazevicius Brazaitis, cuyos restos fueron repatriados hace algunos años a Lituania desde Connecticut (Estados Unidos), antes de ser inhumado nuevamente en Kaunas, con honores militares.

- El presidente de Estonia, Toomas Hendrik Ilves, ex jefe del buró local de Radio Free Europe, financiada por la CIA, respaldó en 2007 la decisión del gobierno de Estonia de desplazar una estatua erigida en homenaje a la victoria soviética desde Tallin hacia una base militar en la periferia de la ciudad, donde ahora se encuentra muy cerca del centro de ciberguerra de la OTAN.

- Mientras los dirigentes de Letonia se unían a sus colegas bálticos en la competencia por el boicot contra la ceremonia de Moscú, veteranos y partidarios de la Legión Letona, división de la Waffen SS durante la Segunda Guerra Mundial, desfilaban orgullosamente por las calles de Riga durante una ceremonia que organizan cada año, desde 1991 [8]. El presidente letón Andris Berzins no ha hecho nada en respuesta a la ceremonia nazi en Letonia, pero sí dice que le parece abominable que un dirigente occidental reconozca el papel de Rusia celebrando el día de la victoria contra Hitler. El propio Berzins fue durante mucho tiempo socio del Stockholms Enskilda Bank, propiedad de la familia sueca Wallenberg, acusada de colaboración con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, lo cual le valió figurar en la lista de embargos del gobierno estadounidense.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el presidente de Polonia, Bronislaw Komorowski, se unieron a sus socios bálticos en el esfuerzo por revisar el papel de Rusia en la historia de la Segunda Guerra Mundial. El ministro polaco de Relaciones Exteriores Grzegorz Schetyna incluso quiso reescribir la historia afirmando que Ucrania liberó el campo de concentración de Auschwitz. El ministro ruso de Relaciones Exteriores respondió señalando que «todo el mundo sabe que Auschwitz fue liberado por el Ejército Rojo, en el que todas las nacionalidades sirvieron heroicamente» y agregó que Polonia «distorsiona» la historia.

Tratar de imponer una parodia de la Historia. Eso es lo que hacen los dirigentes de la OTAN cuando presionan a los dirigentes de otros países –desde Corea del Sur y Japón hasta Bulgaria y Austria– para que no envíen representantes oficiales a la celebración de Moscú.

Esta maniobra recuerda el boicot contra los Juegos Olímpicos organizados en Moscú, en 1980, una acción encabezada por Estados Unidos y totalmente infantil en materia de diplomacia que a la larga hizo más daño al movimiento olímpico internacional que a la URSS.

Notas:
[1] «"Operación Paperclip": de los V2 a la Luna», Red Voltaire, 7 de enero de 2005.
[2] «George Soros, especulador y filántropo», Red Voltaire, 3 de febrero de 2004.
[3] «La Fundación Heritage: pensamiento “listo para servir”», Red Voltaire, 27 de febrero de 2005.
[4] «El Instituto Norteamericano de la Empresa», Red Voltaire, 13 de marzo de 2005.
[5] «La Brookings Institution, think tank de buenos sentimientos», Red Voltaire, 2 de febrero de 2005.
[6] “Kiev, not Moscow, should be the choice for marking V-E Day”, Steven Pifer, John Herbst & William Taylor, Los Angeles Times, 16 de marzo de 2015.
[7] «La NED, vitrina legal de la CIA», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 11 de octubre de 2010.
[8] «La presidenta de la Letonia rehabilita el nazismo», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de marzo de 2005.
Wayne Madsen. Exfuncionario de la National Security Agency (NSA), se convirtió en periodista investigador especializado en el espionaje electrónico, posteriormente en el espionaje en general.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article187164.html

lunes, 22 de diciembre de 2014

Jeffrey Sachs: La lección de la Primera Guerra Mundial que la economía global olvida.

Jeffrey Sachs es uno de los más destacados economistas del mundo. Entre los muchos gobiernos a los que ha asesorado durante tres décadas están Bolivia, Polonia y Rusia al final de la Guerra Fría. En esta reflexión escrita para la BBC, señala que la forma en la que se comportan los vencedores al final de un conflicto determina lo que ocurrirá en el futuro.

Este ha sido un año de grandes aniversarios geopolíticos. Hace 100 años empezó la Primera Guerra Mundial, un evento que, más que ningún otro, le dio forma a la historia durante el siglo pasado. Hace 25 años cayó el Muro de Berlín, el primer capítulo de la desaparición del Imperio soviético y el fin de la Guerra Fría. Y sin embargo, dolorosamente observamos algo que va más lejos que el mero recuerdo.

Como dijo William Faulkner, "el pasado nunca muere. Ni siquiera es pasado".

La Primera Guerra Mundial y el Muro siguen moldeando nuestras realidades más urgentes en la actualidad. Las guerras en Siria e Irak son un legado del cierre de la Gran Guerra, y los dramáticos eventos en Ucrania se desarrollan bajo la larga sombra de 1989.

1914 y 1989 son momentos bisagra, puntos decisivos en la historia que cambian el rumbo de los eventos subsecuentes. La manera en la que se comportan tanto las naciones grandes como las pequeñas en esos momentos determina el curso futuro de la guerra y la paz.

Yo participé directa y personalmente en los eventos de 1989, y vi cómo se desarrollaba esa lección: positivamente en el caso de Polonia y negativamente en el de Rusia. Les puedo decir que mientras me desempeñaba como asesor económico durante 1989-92, constantemente recordaba preocupado lo ocurrido en 1914. Y hoy en día sigo con la misma preocupación.

En 1919, al final de la Primera Guerra Mundial, el gran economista británico John Maynard Keynes nos enseñó una lección invaluable y perdurable sobre esos momentos bisagra: cómo las decisiones de los vencedores impactan las economías de los vencidos, y cómo los pasos falsos de los poderosos pueden fijar el rumbo de las guerras futuras.

Con una visión astuta, clarividencia y dotes literarias, "Las consecuencias económicas de la paz" de Keynes (1919) predijo que el cinismo y miopía de la base del Tratado de Versalles, especialmente la imposición de reparaciones de guerra punitivas para Alemania, y la falta de soluciones para las crisis financieras de los países deudores, condenaría a las economías europeas a crisis continuas que de hecho incitarían el surgimiento de otro tirano vengativo en la próxima generación.

El apasionado llamado de Keynes es uno de esos admirables estallidos geniales que retumba por generaciones. Ese libro y sus lecciones se convirtieron en una guía formativa para mí durante mi carrera como asesor y analista económico.

De la angustia de Bolivia a la de Polonia
Como un economista recientemente formado hace unos 30 años, de repente me vi a cargo de asistir a un pequeño y casi olvidado país: Bolivia, en la búsqueda de una salida a su rotundo desastre económico. Los escritos de Keynes me ayudaron a entender que la crisis financiera de Bolivia debía considerarse en términos sociales y políticos y que el acreedor de ese país, Estados Unidos, compartía la responsabilidad de resolver la angustia económica boliviana.

Mi experiencia en Bolivia en 1985-86 me llevó a Polonia, en la primavera de 1989, invitado por el último gobierno comunista y el sindicato Solidaridad, que era su fuerte opositor. Polonia, como Bolivia, estaba en la bancarrota financieramente. Y Europa en 1989, como Europa en 1919, estaba en un gran momento bisagra de la historia.

Mijaíl Gorvachov estaba en el poder en la Unión Soviética, y estaba dispuesto a ver a Europa reconciliada en paz y democracia. Ese gran hombre deseaba llevar a su propio país hacia un nuevo orden democrático. Polonia fue la primera nación de la región en tomar el camino de la democracia en ese año trascendental. Pronto me convertí en el principal asesor económico foráneo del nuevo gobierno polaco. Una vez más, basándome en Keynes, abogué por el tipo de asistencia internacional que me parecía vital para que Polonia pudiera hacer una transición pacífica y exitosa a un gobierno democrático postcomunista.

Específicamente, apelé a la Casa Blanca, 10 Downing Street, el Palacio del Elíseo y la Cancillería alemana para que proveyeran una asistencia progresista, como un elemento clave en la construcción de una Europa nueva, unida y democrática.

Fueron días embriagadores para mí como asesor económico. Había momentos en los que parecía que mis deseos eran órdenes para la Casa Blanca. Una mañana, en septiembre de 1989, recurrí al gobierno estadounidense para que le diera a Polonia US$1.000 millones para estabilizar la moneda. En la tarde del mismo día, la Casa Blanca confirmó la entrega del dinero. No es chiste: ¡ocho horas entre la solicitud y el resultado!

Convencer a la Casa Blanca de que apoyara una cancelación de las deudas polacas tomó un poco más de tiempo, con negociaciones de alto nivel que se extendieron por cerca de un año, pero al final en eso también tuve éxito.

El resto, como dicen, es historia. Polonia introdujo fuertes medidas de reforma, basadas en parte en las recomendaciones que yo había ayudado a diseñar. EE.UU. y Europa apoyaron esas medidas con ayuda generosa y oportuna. La economía polaca fue restructurada y empezó a crecer, y 15 años después, se convirtió en un miembro de pleno derecho de la Unión Europea.
Ojalá pudiera suspender aquí mi rememoración, con este final feliz.

Pero la historia del final de la Guerra Fría no comprende sólo aciertos de Occidente -como en Polonia- sino también un tremendo desacierto: Rusia.

Para Moscú, Versalles
Mientras que la generosidad estadounidense y europea prevaleció en Polonia, la actitud en el caso de la Rusia postsoviética recuerda mucho más los errores garrafales del Tratado de Versalles. Y hasta el día de hoy estamos pagando las consecuencias.

En 1990 y 1991, el gobierno de Gorvachov, habiendo visto los resultados positivos en Polonia, me solicitó que lo asesorara respecto a las reformas económicas. En esa época Rusia enfrentaba el mismo tipo de calamidad financiera que había hundido a Bolivia a mediados de los 80 y a Polonia en 1989.

En la primavera de 1991, trabajé con colegas de la Universidad de Harvard y MIT para ayudarle a Gorvachov a obtener apoyo financiero de Occidente, para poder reformar la política y transformar la economía. No obstante, nuestros esfuerzos fracasaron completamente.

Ese verano, Gorvachov regresó a Moscú de la cumbre del G7 con las manos vacías. A su retorno, una conspiración intentó derrocarlo en el notorio Golpe de Agosto, del que nunca se recuperó políticamente. Cuando Boris Yeltsin ascendió, y la disolución de la Unión Soviética estaba a puertas, su equipo económico nuevamente me pidió asistencia, tanto para lidiar con los desafíos técnicos de la estabilización como en la tarea de obtener la vital ayuda financiera de EE.UU. y Europa.

Yo le vaticiné al presidente Yeltsin y a su equipo que esa ayuda llegaría pronto. Después de todo, la asistencia de emergencia para Polonia se organizó en cuestión de horas o semanas. Estaba seguro de que lo mismo sucedería en el caso de la nueva Rusia independiente y democrática. Sin embargo, perplejo y horrorizado, me fui dando cuenta de que no sería igual.

Mientras que a Polonia le habían perdonado las deudas, a Rusia le exigieron que las siguiera pagando.

Mientras que a Polonia le habían concedido asistencia financiera generosa y rápida, Rusia recibió visitas de grupos de estudio del FMI pero nada de fondos.

Yo le supliqué a EE.UU. que hiciera más. Apelé a las lecciones de Polonia, pero todo fue en vano. Washington no cedió.

Al final, la maligna crisis financiera rusa aplastó los intentos de reformar y regularizar. El gobierno de Yegor Gaidar cayó en desgracia. Yo renuncié tras dos años duros de tratar de ayudar y lograr muy poco. Unos años más tarde, Vladimir Putin reemplazó a Yeltsin y tomó el timón de la nación rusa.

El botín de los vencedores
A lo largo de esa debacle, los expertos estadounidenses culparon a los reformadores en Rusia en vez de a la cruel negligencia de EE.UU. y Europa.

Me tomó 20 años entender bien qué pasó después de 1991. ¿Por qué EE.UU., que se había comportado con tanta sabiduría y visión en Polonia, actuó con una negligencia tan cruel en el caso de Rusia? Paso a paso, recuerdo tras recuerdo, la verdadera historia salió a la luz.

Occidente había ayudado a Polonia financiera y diplomáticamente porque Polonia se iba a convertir en el baluarte oriental de una OTAN en expansión. Polonia era Occidente, por lo tanto, era digna de ayuda. Rusia, en contraste, era vista por los líderes estadounidenses más o menos de la misma forma en la que Lloyd George y Clemenceau habían considerado a Alemania en Versalles: como un enemigo vencido que merecía ser aplastado, no auxiliado.

En su libro recientemente publicado, el general Wesley Clark, antiguo comandante de la OTAN, relata una conversación que tuvo en 1991 con Paul Wolfowitz, quien era el director de política del Pentágono.

Wolfowitz le dijo a Clark que EE.UU. sabía que podía actuar con impunidad en Medio Oriente, y ostensiblemente en otras regiones también, sin la amenaza de la interferencia rusa.

En resumen, EE.UU. podía comportarse como un vencedor y un matón, cosechando los frutos de la victoria en la Guerra Fría de ser necesario a través de guerras. Washington estaría a la cabeza y Moscú sería incapaz de impedirlo.

En un reciente discurso pronunciado en Moscú, Putin describió la conducta de EE.UU. en casi los mismos términos que Wolfowitz.

"La Guerra Fría llegó a su fin", dijo Putin, "pero no terminó con la firma de un tratado de paz con acuerdos claros y transparentes sobre el respeto de las reglas existentes o la creación de nuevas reglas y estándares. Eso creó la impresión de que los llamados 'vencedores' de la Guerra Fría decidieron presionar y moldear al mundo para que satisfaga sus propios intereses y necesidades"... sigue
Fuente: BBC,

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/12/141218_jeffrey_sachs_problemas_globales_finde_dv

viernes, 30 de mayo de 2014

Jens Stoltenberg, un laborista para dirigir la Alianza. El ex primer ministro noruego es el nuevo secretario general de la OTAN

El hecho de que precisamente una demócrata cristiana europea, la alemana Angela Merkel, fuera la principal abanderada de la candidatura a secretario general de la OTAN de Jens Stoltenberg, socialdemócrata noruego de 55 años, lo dice todo. "Es cordial, cercano y de trato amable. Tiene un gran sentido práctico, de hecho, no es un ideólogo fuerte, no es de los políticos de izquierdas que llevan grabado en la piel el sello laborista", dice Bernt Aardal, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Oslo.

Defensor sereno del Estado de bienestar escandinavo, no vacila en defender su compromiso con el modelo socialdemócrata nórdico, pero consigue, en la práctica y tirando de habilidad negociadora, implementar políticas económicas de marcado sesgo liberal. Lo hizo por ejemplo durante su primer mandato como primer ministro, de 2000 a 2001, cuando no sin polémica privatizó varias empresas estatales noruegas. Una actuación que tuvo como resultado una abrumadora derrota electoral y una férrea batalla para mantener su liderazgo en el seno de su partido, el Det Norske Arbejderparti, el Partido de los Trabajadores. Lo mantuvo y, cuatro años más tarde, asumió de nuevo el cargo de primer ministro, en este caso de un Gobierno de coalición de centro-izquierda (2005-2013).

"Ha sido realmente muy bueno en las maniobras políticas y el ser primer ministro de un Gobierno de coalición durante ocho años le ha dado la experiencia de construir consenso pero, al mismo tiempo, ser un líder fuerte", afirma Bernt Aardal al periódico The Local...
Fuente: El País.

domingo, 27 de abril de 2014

“Insistir en los errores de Serbia no puede servir para justificar los errores de la UE y la OTAN”. Entrevista a Živadin Jovanović, Ministro de Asuntos Exteriores durante el bombardeo de Yugoslavia en 1999.

Àngel Ferrero

Àngel Ferrero entrevistó el mes pasado a Živadin Jovanović, Presidente del Foro de Belgrado para un Mundo de Iguales y exministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Yugoslavia durante el bombardeo de Yugoslavia en 1999.

-¿Cuándo se fundó y cuáles son los principales objetivos del Foro de Belgrado para un Mundo de Iguales? 
-El Foro de Belgrado para un Mundo de Iguales se fundó en marzo del año 2000. El objetivo principal del foro es difundir la verdad sobre los motivos y objetivos de la disolución de la antigua República Federal de Yugoslavia (RFY) y sobre la agresión de la OTAN contra la RFY en 1999. En general, podemos decir que su objetivo más importante es la defensa de la verdad sobre la historia moderna de los países de los Balcanes occidentales. La batalla por la paz, la cooperación y la igualdad de pueblos, países y naciones está estrechamente vinculada a este fin. El Foro también lucha por el respeto de la legislación internacional, la Carta de la ONU, documentos relevantes de la OSCE (como los Acuerdos de Helsinki) y la Carta de París. Condenamos las agresiones, el uso de la violencia y la violación del derecho internacional. También nos preocupa la carrera armamentística y la militarización de Europa. Consideramos que la globalización del intervencionismo que comenzó hace 15 años con la agresión de la OTAN a la antigua Yugoslavia está conduciendo a la confrontación mundial y poniendo en peligro a la civilización por completo. Consideramos que la OTAN, como reliquia de la Guerra Fría que es, debería ser disuelta. El Foro desarrolla además un amplio abanico de publicaciones y actividades de cooperación.

-El 24 de marzo se celebró el 15º aniversario del bombardeo de la OTAN a la antigua Yugoslavia. En aquella época Ud. era ministro de Asuntos Exteriores de la RFY. ¿Qué recuerda de entonces?
-Como comprenderá, recuerdo sobre todo el asesinato de personas, nuestros ciudadanos, mujeres, niños, enfermos; la destrucción de hogares, escuelas, de los puentes en los ríos Danubio, Sava y Morava, de hospitales, incluso hospitales de maternidad; el asesinato de periodistas y la destrucción del servicio de información público (la mayor red de medios de comunicación de los Balcanes). Pero también recuerdo la sensatez, unidad y responsabilidad de los ciudadanos, el coraje y el profesionalismo de nuestro ejército. Cuando nuestro agresor destruyó los transformadores de la red eléctrica con bombas de grafito, nuestra red eléctrica fue restablecida muy rápidamente, en una hora o dos. Cuando las bombas de la OTAN destruyeron la estación de televisión de Serbia, en una hora o dos pudo volver a emitirse en la misma frecuencia gracias a una emisora subsidiaria. A pesar del bombardeo constante, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la diplomacia con más de 100 embajadas y departamentos consulares de todo el mundo estaban funcionando a plena capacidad, sin interrupción.

-¿Qué papel jugó la Unión Europea?
-Básicamente el mismo papel que la OTAN. La UE y la OTAN son organizaciones multilaterales para implementar el interés del capital corporativo. Los países que son miembros de la UE son, en su mayoría, miembros de la OTAN. Además de EE.UU., la UE participó en la preparación y la realización de la agresión armada contra la Yugoslavia. El Reino Unido, Alemania y Francia financiaron, armaron y entrenaron al Ejército de Liberación de Kosovo, al que antes consideraban una organización terrorista, para que llevase a cabo su rebelión armada en 1998. Aceptando la participación en el bombardeo de la OTAN, los países de la UE aceptaron estar, en primer lugar, bajo el dominio permanente de EE.UU. En segundo lugar, aceptaron estar en guerra consigo mismos y sus intereses y, en tercer lugar, aceptaron destruir el orden internacional legal creado en la base de la Segunda Guerra Mundial, que proporcionó a Europa su período de paz más largo. En cuarto luar, aceptaron participar activamente en la nueva estrategia de Drang nach Osten [expansión oriental]. La cadena de intervenciones que siguieron al modelo de la agresión “humanitaria” en 1999, con prisiones secretas de la CIA, el espionaje de millones de europeos (incluyendo sus líderes), el espionaje de Internet... son sólo una pequeña parte de los desórdenes más enraizados de la civilización. Todo comenzó en 1999, cuando Europa aceptó librar una guerra contra sí misma.

-¿Recuerdan todavía los serbios el bombardeo o cree que lentamente ese recuerdo comienza a desvanecerse, a medida que los políticos buscan el acceso de Serbia en la Unión Europea?
-Oí lo que algunos líderes occidentales decían durante el bombardeo de la OTAN: que los serbios tenían que ser bombardeos constantemente, ¡o lo olvidarían pronto! ¿Es posible que la civilización occidental y su sistema educativo produzcan semejantes mentes enfermas y que, lo que es aún peor, las promueva al liderazgo de sus países? Los líderes de Serbia son presentados en los medios de comunicación como proccidentales. En Serbia, los medios de comunicación y el sistema bancario son propiedad de compañías occidentales. Pero con todo y con eso, el 75% de la población está en contra de la entrada de Serbia en la OTAN y el euroescepticismo crece. El público no acepta fácilmente todo lo que se le presenta. Los jóvenes y estudiantes, a pesar de la implementación del plan Bolonia, piensan cada vez más independientemente y por sí mismos y no les impresionan las promesas de una vida mejor. A pesar de su estatus neutral, Bruselas está construyendo otro Estado albano en territorio serbio y no permite a 250.000 serbios y otros ciudadanos no albanos retornar con seguridad a sus hogares en Kosovo y Metohija. EULEX arresta a líderes políticos de Serbia, no muestra ningún avance en el proceso de tráfico de órganos humanos en el que están implicados importantes políticos albanos y no juzga a quienes cometieron crímenes de guerra contra los serbios. Es lógico que el pueblo serbio no confíe en Bruselas.

-¿Qué consecuencias tuvo la agresión para Serbia?
-En primer lugar, hubo una enorme cantidad de víctimas humanas. Más de 4.000 personas murieron y hubo más de 12.000 heridos. Entre las víctimas hubo un gran número de niños de 2 a 18 años. Todavía no sabemos cuánta gente ha muerto como resultado del bombardeo con uranio empobrecido. Se ha podido demostrar un incremento del número de pacientes con cáncer y que hay cada vez más bebés que nacen con algún tipo de deformidad, especialmente en Kosovo y Metohija, donde detonaron la mayoría de las 35.000 bombas con material radioactivo. En la campaña de limpieza étnica, más de 250.000 ciudadanos serbios y no albanos fueron expulsados de Kosovo e incluso 15 años después no se les permite regresar con garantías a sus hogares. Más de 150 iglesias y monasterios serbios fueron destruidos, centenares de cementerios y hogares serbios fueron destruidos o dañados. El daño directo causado por la guerra tras el bombardeo excede los 100 mil millones de dólares estadounidenses. Pero el mayor daño hecho por la OTAN y la UE fue la ocupación de Kosovo y Metohija. En el 2008 Priština proclamó, en contra de la resolución de la ONU 1244, su independencia. Todos los miembros de la OTAN y la Unión Europea (con la excepción de cinco países: España, Chipre, Eslovaquia, Rumanía y Grecia) aceptaron rápidamente esta acción ilegal ¡y ahora presionan para que, para permitir a Serbia la admisión en la UE, ésta acepte la cesión de su propio territorio! Un acuerdo así no es ningún acuerdo, sino una concesión unilateral, una amnistía para EE.UU., la OTAN y la UE por su agresión a Serbia. En mi opinión, no es aceptable y no resistirá al juicio de la historia. Serbia no puede pagar el precio de la accesión a la UE con su territorio y la unidad de los Estados miembros de la UE.

-¿Cómo modificó la intervención de la OTAN la legalidad internacional?
-La OTAN cometió una agresión armada contra Yugoslavia sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, violando la Carta de la ONU y las normas más elementales de la ley internacional. La OTAN es responsable de un crimen contra la paz y la humanidad y no hay ningún argumento que pueda negar este hecho. Hace unos días, el ex-canciller alemán Gerhard Schröder confesó que violó la legalidad internacional con la agresión a Yugoslavia. Quienes violan la ley han de ser responsables y compensar el daño causado. Es un principio democrático.

Estados Unidos intentó construir nuevos principios, principios arbitrarios en lugar de una decisión basada en la ley. Todo esto indica que Estados Unidos ha aceptado el concepto autoritario de gestionar las relaciones internacionales, que para ellos sólo sus intereses son importantes y que otros Estados tienen que aceptar su política.

Con la agresión de la OTAN a la antigua Yugoslavia, Estados Unidos buscaba sentar el primer precedente para una agresión sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, asegurar la existencia (raison d'être) de la OTAN tras la disolución del Pacto de Varsovia, justificar la presencia de tropas estadounidenses en los Balcanes y construir la base necesarias para las tropas en su salto estratégico hacia el Mar Caspio, Siberia, Oriente Próximo y Asia Central. Los Balcanes y Europa oriental están militarizadas, Europa Central y occidental no están desmilitarizadas.

-Algunas corrientes de izquierda europeas consideran que Serbia tiene parte de responsabilidad en lo ocurrido. ¿Está de acuerdo?
-No sostengo que Serbia no cometiese errores. La historia nos juzgará a todos. Pero insistir en los errores de Serbia no puede justificar las mentiras sobre la masacre de Račak o las falsas negociaciones en Rambouillet. Es sabido que Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido y otros países financiaron y armaron secretamente al Ejército de Liberación de Kosovo. ¿Por qué? ¿Por los derechos humanos de los albanos en Kosovo? ¿Quién cree eso? ¿Qué tipo de políticos izquierdistas son aquellos que se preocupan por los errores cometidos por Serbia pero callan la lista de las decenas de Estados independientes que han sido “democratizados” mediante una agresión por el Pentágono, que callan sobre las bombas con uranio empobrecido y los misiles Tomahawk? ¿Qué tipo de políticos izquierdistas callan sobre las mentiras de la OTAN y sus medios de comunicación? ¿Que su estrategia es la globalización y la unipolarización del mundo? ¿Cuya estrategia es la expansión hacia el Este que llevó a Europa al filo de la confrontación militar con Serbia? Todo lo que ocurrió y sigue ocurriendo es debido a los errores fatales de las grandes potencias. No conviene olvidar esto.

Hoy nos enfrentamos a una crisis moral, social, económica y hasta civilizatoria. Europa está desestabilizada por el malestar, el desempleo, el mal funcionamiento de la UE, una dependencia excesiva de Estados Unidos, la crisis en Ucrania. Europa se descompone. Hablar sobre los errores de Serbia no comporta ninguna solución, sólo ayuda a la tríada imperialista compuesta por Estados Unidos, la OTAN y la UE. ¿Es éste el rol de la llamada izquierda?

Se sobreentiende que desde hace tiempo no estoy convencido de que haya una izquierda en Europa. ¿Acaso puede calificarse de izquierdas a Javier Solana, a Tony Blair, a Gerhard Schröder, a Joschka Fischer? Por supuesto, hay partidos políticos en Europa que se llaman y se consideran a sí mismos de izquierdas. Pero la mayoría de ellos aceptaron con ambas manos lo que les proponía el capital y trabajan en su interés. Estos partidos no son de izquierdas, son la pseudoizquierda, y su papel es fatal para la economía y el progreso social y cultural.

-¿Cree que Europa ha aprendido de lo ocurrido en el siglo XX?
Creo que países como Alemania, el Reino Unido o Francia no aprendieron bien las lecciones del siglo XX. De haberlo hecho, no tendrían que revisar de nuevo su historia y no buscarían su redención aspirando a la ampliación oriental de la UE.