domingo, 5 de marzo de 2017

_--Miguel Ángel Martínez-González, el sabio de la dieta mediterránea

_--Es uno de los cerebros del mayor proyecto científico sobre dieta mediterránea, sus efectos en la salud y en la obesidad, la gran pandemia del siglo XXI. Este catedrático de la Universidad de Navarra, profesor visitante en Harvard, explica cómo lograr una sociedad más sana y alerta sobre las tácticas agresivas de algunas empresas alimentarias.

TARDA MENOS de dos minutos en darse cuenta de que el doctor Miguel Ángel Martínez-González predica con el ejemplo. Sube a pie las escaleras de la facultad hasta el segundo piso en el que imparte una clase de bioestadística a futuros médicos, toma el café sin azúcar y, en un menú de restaurante que ofrece como alternativa lentejas, pasta y carne, elige sin dudar las legumbres. Lleva más de dos décadas buscando evidencia científica que apoye las bondades atribuidas por la tradición a la dieta mediterránea.

Este catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra, y desde junio también catedrático visitante de Harvard, es uno de los cerebros del ensayo Predimed, el más amplio realizado hasta ahora sobre los efectos de la dieta originaria del sur de Europa: el seguimiento de una cohorte integrada por 7.500 participantes reclutados en toda España durante una década ha demostrado que esta reduce en un 66% los problemas circulatorios, en un 30% los infartos e ictus y en un 68% el riesgo de cáncer de mama.

En el pasillo que hay junto a su despacho del campus en Pamplona, donde se desarrolla la entrevista, cuelgan de un corcho los trabajos que su departamento ha publicado recientemente en revistas científicas. “Es el muro de la autoestima”, bromea. El doctor malagueño, de 59 años, colabora en diversas investigaciones desde los noventa con la Escuela de Salud Pública de Harvard, referencia mundial en nutrición. De allí tomó la inspiración, y los conocimientos, para contribuir a crear no solo el proyecto Predimed –sus hallazgos ya se incluyen en las guías nutricionales oficiales de Estados Unidos–, sino también el SUN, un programa en el que más de 22.000 personas, el 50% de ellas profesionales sanitarios, han puesto a disposición de los investigadores –de forma continuada desde 1999– datos sobre su salud y estilo de vida que han servido para decenas de trabajos de investigación. También ha comenzado recientemente otro proyecto, Predimed Plus, que persigue demostrar a través del seguimiento de casi 7.000 pacientes obesos durante cuatro años que con la dieta mediterránea mejorarán su dieta, incrementarán su actividad física y perderán peso.

Ya es un hecho científico: la dieta mediterránea es saludable. Entonces, ¿por qué hay tanto sobrepeso en España? Mucha gente dice que conoce y sigue la dieta mediterránea. Pero la realidad es que las generaciones jóvenes han incorporado la norteamericana. Se come demasiada carne roja y procesada. No quiero decir que tengamos que hacernos vegetarianos. Pero la evidencia científica indica que, a medida que se aumenta el porcentaje de proteínas vegetales sobre las animales, se reduce brutalmente la mortalidad cardiovascular y por cáncer. La dieta mediterránea, sobre todo el consumo de aceite de oliva virgen extra, frutos secos, frutas, verduras y legumbres, es la mejor opción. Después, mejor comer pescado que carne y, esta, preferentemente de ave o conejo. También conviene reducir el consumo de azúcar y sal, y llevar una vida menos sedentaria. Usar más las escaleras y menos el ascensor.

¿Por qué a la gente le cuesta tanto adelgazar? Primero, porque hay que tener mucha fuerza de voluntad para perder kilos y no volverlos a recuperar. Pero es que, además, cierta industria alimentaria ejerce gran presión para poner muchos alimentos a nuestra disposición a todas horas, a un coste muy barato y en grandes cantidades. ¿Qué es lo que está más al alcance en las estanterías de los supermercados? Alimentos ultraprocesados, con gran densidad energética porque les han metido mucha grasa, azúcar y sal, a veces en contra de la naturaleza del producto, como pasa con el kétchup. ¿Qué tendrá que ver la salsa de tomate con él? Y se vende y consume en cantidades industriales. Además, las raciones grandes y baratas hinchan a la gente. Vivimos en una cultura de sobrealimentación. Deberían hacerse más fáciles las opciones más sanas.

Por mucho que la industria quiera tentarla, la gente sabe que todo eso muy sano no puede ser. Nadie les obliga a comerlo. La mayor parte de las elecciones que hacemos no son muy racionales. El economista Richard H. Thaler, un referente en la teoría de las finanzas conductuales, y Cass R. Sunstein, otro experto en economía conductual, lo explican muy bien en uno de mis libros favoritos, Un pequeño empujón (Taurus). La gente suele optar por la decisión más fácil, y hay cierta industria que le da ese pequeño empujoncito. Por eso creo que hay que poner fácil lo saludable, dar pistas de qué se debe elegir para comer bien. Son estrategias de salud pública para construir una sociedad más sana. De tal manera que, por defecto, te ofrezcan pan integral. El refresco, sin azúcar. Thaler y Sunstein lo llaman paternalismo libertario. La gente debe ser libre para elegir, pero creo que hay que informar y proteger contra elecciones que no se piensan mucho y que son dañinas. Sin forzar. Esto es lo que enseño en medicina preventiva.

El Gobierno acaba de anunciar la creación de una tasa que penaliza el consumo de bebidas carbonatadas. ¿Qué le parece? Soy partidario de que se subvencionen el aceite de oliva virgen extra, las frutas y las verduras a base de gravar el consumo de carne roja y procesada, comida basura y bebidas azucaradas. Así se lanza un mensaje claro de qué es sano y qué no.

Hablaba antes del pan. ¿Es dieta mediterránea? Hemos debatido mucho en torno a este tema. La conclusión a la que hemos llegado es que el pan blanco es uno de los problemas más graves que tenemos en España. La gran mayoría lo consume y, además, se hincha. Conviene saber que es fundamentalmente un almidón, y nuestro cuerpo es supereficiente transformando el almidón en azúcar. Es como tomar glucosa. Basta con poner un poco de miga en la boca, enseguida sabe dulce. ¿Y por qué se molesta la industria en quitar el grano entero? Porque las harinas refinadas aguantan mejor. Son muy útiles comercialmente, pero les quitan la parte más nutritiva y que permite que se absorban los azúcares más lentamente. Le estamos dando a la gente, con el pan blanco, un combustible de rápida absorción. Y eso, especialmente cuando ya se tiene sobrepeso, cierta resistencia a la insulina, es una bomba. Habría que consumir menos y, preferiblemente, integral.

Proliferan ahora los libros sobre las diversas teorías de qué alimentos engordan más o menos. Que si las grasas no son tan malas como se pensaba y el azúcar es la razón de la epidemia de obesidad y diabetes… ¿Qué es peor, el azúcar o las grasas? El azúcar es un gran problema. Se añade en grandes cantidades a los refrescos, zumos y productos envasados. Los niños se acostumbran a esos sabores extradulces y, claro, luego no quieren comerse una pera. Pero, por otra parte, está demostrado que la grasa saturada tiene un efecto negativo sobre la enfermedad cardiovascular. Tanto las grasas como el azúcar pueden ser problemáticos.

La industria dice que no hay que demonizar alimentos, que hay que comer de todo. No se ha demostrado científicamente que comer una amplia variedad de alimentos sea mejor que restringir algunos. Pero, al productor de carne de vacuno, ¿qué le va a interesar decir? Pues que no hay que demonizar ningún alimento. La industria tiene muchos más recursos que las autoridades de salud pública para lanzar estos mensajes. Ha pasado antes. Algunas empresas de alimentación han usado tácticas similares a las que usó la industria tabacalera. Como pagar a científicos para que dijeran que el tabaco no perjudicaba la salud tanto como se creía. Se llegó a decir que los cánceres de pulmón incipientes producían el deseo de fumar para calmar el dolor. También se ha empleado dinero para desprestigiar a los epidemiólogos que trabajamos en nutrición.

¿Comparar la industria alimentaria con la del tabaco no es un poco desproporcionado? Hace dos años se publicó un informe en PLoS Medicine con los documentos internos de la industria del azúcar de los años cincuenta y sesenta. Allí se constata que se sabía perfectamente que era la causa de la caries dental. En aquellos documentos internos se detalla cómo pagaron a científicos para que sembraran la duda sobre todo lo que pudiera perjudicarlos. Los expertos en marketing que aconsejaban a las empresas azucareras fueron contratados después por las del tabaco, que imitaron estas estrategias. Por otra parte, sí es destacable que en los últimos años ha habido movimientos responsables dentro de la propia industria alimentaria para retirar las grasas trans [las más dañinas] de sus productos, usar edulcorantes que no sean calóricos y reducir el contenido de sal.

¿Usted ha aceptado dinero de la industria? En dos ocasiones. La primera, en un momento en que nos negaron todos los fondos y la cohorte SUN dedicada al estudio de hábitos alimentarios corrió peligro de desa­parecer. Aceptamos una oferta de Danone para ver los efectos metabólicos del yogur sobre la obesidad. Fueron unos 40.000 euros en 2013. Concluimos que el consumo de yogur reducía el riesgo de obesidad, pero también dijimos que el consumo de fruta lo reducía aún más. Después de publicar el estudio acabamos nuestra colaboración con ellos y les pedí que no me llamaran más.

¿Si publicó lo que quiso, por qué rechazarlos? Es una presión muy sutil. Me invitaron a que fuera a un simposio en Boston para hablar de nuestros descubrimientos con el yogur. No me gusta aparecer en un congreso de la mano de una industria concreta. Considero que es mejor para todos que los investigadores sean independientes.

¿No ha recibido dinero de los productores de aceite de oliva? No. La segunda ocasión fue el Consejo Internacional de Frutos Secos quien nos pagó. Participamos en una convocatoria pública competitiva para financiar Predimed Plus porque repartíamos frutos secos entre los participantes. Obtuvimos un proyecto de 50.000 euros para dos años, menos del 3% del dinero que recibimos durante esa época. Ahora, la totalidad de nuestra financiación es pública: fondos estado­unidenses, españoles y europeos.

Hay investigadores que aceptan dinero de la industria. Es un tema delicado. En 2013, nuestro trabajo publicado en PLoS Medicine concluía que era cinco veces más probable que los estudios realizados con financiación de cierta industria concluyeran a favor de esas empresas. También es interesante contrastar cualquier estudio que haya recibido dinero de compañías de alimentación con otros independientes y compararlos. No se puede fiar uno solo de investigaciones financiadas por los interesados. No se puede ser juez y parte. Otra posibilidad sería que la industria aportara ese capital a un fondo anónimo y que no tuviera capacidad para decidir qué proyectos se van a financiar. Por otro lado, las agencias públicas tendrían que incrementar sus inversiones en epidemiología nutricional. La alimentación interesa a toda la población.

La obesidad es ya una epidemia de alcance global. Es la gran pandemia del siglo XXI, y va a provocar el hecho insólito de que en las sociedades desarrolladas retrocedamos en expectativa de vida. En Estados Unidos acabamos de saber que ya ha pasado. Un macroestudio reciente realizado en Israel muestra que incluso la gente cuyo peso está dentro de la normalidad, pero en la parte alta, rozando el sobrepeso, sin ser aún obesos, tiene un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular. La OMS asocia la obesidad con 15 tipos de cánceres. Eso tiene un impacto en la calidad de vida. Por eso estamos haciendo el ensayo Predimed Plus, para ver si con dieta mediterránea no solo se está más sano, sino también más delgado.

¿La obesidad es genética? Es hereditaria, porque las costumbres se pueden pasar de padres a hijos, pero el componente genético no puede explicar la pandemia actual. En Harvard hicieron un estudio muy interesante en 2012: tomaron 32 genes relacionados con la obesidad y vieron qué pasaba cuando se tomaban bebidas azucaradas. Si no se consumían refrescos azucarados, la genética no predecía nada. Es muy llamativo. Solo en presencia de una dieta insana, la genética se relaciona con la obesidad. Por supuesto, el papel de los padres es clave, y el de la escuela, los profesionales sanitarios, los medios y la cultura del entretenimiento.

¿Hasta dónde puede llegar la medicina preventiva? Empecé a formarme como cardiólogo, pero enseguida me di cuenta de que me gustaba actuar antes, la epidemiología, los grandes números. En los noventa, la medicina preventiva era insignificante en España. Ha ido ganando prestigio gracias a la medicina basada en la evidencia científica. Antes el médico se fiaba de su inspiración, de su ojo clínico, de su experiencia. Ahora hay investigaciones que afirman que tras estudiar a 10.000 pacientes, esto es lo que suele pasar. Ha cambiado el lenguaje de la medicina.

Se solía decir que un buen médico era alguien mayor, con experiencia. Era una visión subjetiva. Ahora tiene una base más objetivada, cuantificada, rigurosa, científica, pero nunca debe faltar el afecto humano al paciente y la atención personalizada.

¿No podemos acabar obsesionándonos con la prevención? La gente confunde la medicina preventiva con los tratamientos precoces o los chequeos. Pero lo principal es el estilo de vida y la dieta. La vida es simple, al menos en teoría: no fumar, estar delgado, tener actividad física, comer sano y controlar la presión arterial, el colesterol y la glucosa. Si se tienen bajo control estas cosas, se reduce en un 76% la mortalidad cardiovascular.

Hoy en día, con un simple análisis de sangre o saliva se puede pronosticar un cáncer en una persona totalmente sana. Esa medicina preventiva tiene aplicaciones que son habas contadas. Es muy poca gente la que puede beneficiarse ahora mismo. No hay recursos. En cambio, comer más lentejas y menos carne está al alcance de toda la población desde ya mismo.

Hay un empeño en hacer que la gente viva muchos más años. La calidad de vida es fundamental. Y mucha se pierde por las enfermedades neurodegenerativas. Estamos investigando el efecto de la dieta mediterránea en demencias como el alzhéimer y el párkinson y hemos empezado a ver que también es beneficioso. Calculo que en un año se publicarán los resultados. Creo que va a ser un bombazo.

http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/nutricion-dieta-mediterranea/

sábado, 4 de marzo de 2017

Las ocho mujeres de Sol, cumplen una semana en huelga de hambre. "Los políticos nos quieren invisibilizar".

Candela Salvador
www.publico.es

8 Mujeres llevan en huelga de hambre en la Puerta del Sol, Madrid-España más de una semana para exigir que las violencias machistas se consideren una cuestión de Estado.

Llevan siete días en la madrileña Puerta del Sol para reclamar los derechos de las mujeres maltratadas en casos de violencia machista. Han recogido más de 100.000 firmas para forzar que esta lacra se considere "cuestión de Estado".

Gloria, Martina, Patricia, Marian, Susana, Sara, Sonia y Celia llevan 7 días apostadas en la madrileña Puerta del Sol en huelga de hambre, una situación que no piensan cambiar hasta que se aseguren que las mujeres "pueden vivir”. El pasado jueves a las 8 de la tarde llegaron al centro de Madrid con una idea clara, reclamar los derechos de las mujeres maltratadas. Sus propuestas están recogidas un manifiesto de 25 puntos que, entre otras cosas, pide impulsar la ley de 2004 de medidas de protección integral contra la violencia de género, en la que se contemple la figura de "feminicidio". Durante estos días las fuerzas han ido decayendo. “Hemos pasado por todos los fenómenos meteorológicos y eso nos ha afectado mucho, pero no nos vamos a mover ”, han advertido a Público.

El pasado sábado, 11 de Febrero, recibieron el apoyo de la Plataforma de Artistas contra la Violencia de Género, con la participación de la cantante Cristina Valle, y el domingo lanzaron una petición a Mariano Rajoy en la que reclamaban que se formase un gabinete de crisis de forma urgente. Pero los días han ido pasando y no han recibido atención de los partidos políticos. “Nadie se ha acercado por aquí, ni se ha puesto en contacto con nosotras.

Los políticos nos quieren invisibilizar”, afirma Gloria Vázquez, presidenta de la asociación 'Ve la luz', organización que ha puesto en marcha esta protesta. Tras una semana sin ingerir nada sólido, no se rinden: “Quieren que nos vayamos a un albergue, pero no vamos a irnos. Queremos estar aquí y que la gente vea lo que ocurre", afirma la presidenta de 'Ve la Luz'.

El pasado fin de semana recibieron la visita de la vicealcaldesa de Madrid, Marta Higueras, y la diputada socialista Ángeles Álvarez, quienes les facilitaron una carpa y plásticos para refugiarse. “El Ayuntamiento nos trajo una carpa de verano. Una vez se inició el protocolo de huelga de hambre, el Samur Social nos trajo hamacas y una carpa para poder dormir. Cuando vino la lluvia nos empapamos y decidimos volver a la carpa que habíamos traído nosotras. Me quejé de la situación y me respondieron: 'Es lo que tenemos'. Tras la queja nos dijeron que nos traerían otra cosa pero era la misma carpa y nos devolvieron nuestras ropas tan mojadas como se las llevaron”, relata Gloria Vázquez.

"Maite Higueras trató de convencernos para que nos fuéramos a un albergue. Me dijo que si éramos consciente de que nos estábamos poniendo enfermas, son ellos quienes nos están enfermando”, afirma Vázquez. Fuentes municipales han querido matizar a Público que "se les ofreció acudir a la Unidad de Estancias Breves debido a la fuerte lluvia que estaba cayendo". Asimismo, afirman que el Samur Social de Madrid está pendiente de su estado de salud y sus necesidades.

A pesar de no tener el apoyo de los partidos políticos sí cuentan con el amparo de otras asociaciones de mujeres. “Estamos apoyando sin duda y sin fisura esta campaña”, han afirmado a Público desde la 'Fundación Mujeres'. Asimismo, coinciden con las activistas en huelga de hambre en que “el Gobierno debería estar más cerca y las Instituciones deberían escuchar”. Además,en la tarde del jueves, comenzaron a llegar grupos de activistas con sus tiendas de campaña para apoyar la causa de estas mujeres "Han venido a apoyarnos grupos de compañeras y sabemos que a lo largo del fin de semana irán llegando más, pero el Ayuntamiento no les da ha dado permiso para acampar con nosotras" comenta Gloria Vázquez.

Esta situación ha provocado que el jueves por la mañana agentes de la policía local llegaran para desalojar las tiendas de las chicas que han venido a apoyar a las ocho mujeres en huelga de hambre. Aunque finalmente han podido quedarse. "Los permisos están pedidos, pero aún no nos han dado nada. Hemos pasado la noche aquí y no nos moveremos. Tenemos que apoyarnos y cuidarnos entre todas", ha señalado a Público una de las chicas que se unió este jueves a la protesta.

Desde el Ayuntamiento les han recomendado que deben pasar la noche en un centro habilitado, "un espacio feminista". Sin embargo, ninguna de las chicas piensan moverse. "Nos quieren ocultar y nosotras no nos vamos a ninguna parte", han expresado. Los transeúntes que pasan por la Puerta del Sol también les ofrecen muestras constantes de apoyo, su carpa es un ir y venir de ciudadanos. “Mucho ánimo y gracias por estar aquí” es una de las frases más escuchadas.

Mientras tanto estas mujeres continúan con la recogida de firmas para pedir un anteproyecto de ley que impulse un gabinete de crisis para la lucha contra la violencia machista y que se aborde como cuestión de Estado”, tal y como recoge en su petición de Change.org. Ya han conseguido más de 4.000 firmas, que se suman a las cerca de 100.000 que han recogido durante estos días en la calle. “Cuando reunamos las suficientes las llevaremos al Congreso”, afirman.

“Queremos una ley específica y especializada que tenga como tronco la violencia machista y a través de sus ramas trate cada una de las especialidades de este problema. Además, pretendemos que se considere el síndrome de negación parental como indicio de violencia machista”, afirma Gloria Vázquez.

Asimismo, estas mujeres han lanzado la campaña “Todas a Sol” , en la que cada tarde organizan una cacerolada en muestra de repulsa por la situación que están viviendo. Tras una semana en huelga de hambre, no dudan. “Tenemos que ir cerrando puertas al maltratador, necesitamos políticos que no tengan miedo al maltratador y por ello vamos a luchar”, argumenta Vázquez.


Fuente:
http://www.publico.es/sociedad/mujeres-semana-despues-ocho-mujeres.html

viernes, 3 de marzo de 2017

Los inmigrantes, siempre el chivo expiatorio, responden a las mentiras del UKIP

The Guardian/eldiario.es


Ake Achi no recuerda cuándo empezó a trabajar en la plantación de su familia, en Costa de Marfil, aunque dice que debió de ser "cuando aprendí a caminar". No había guarderías ni nadie que cuidara de los niños, así que su hermana y él iban a los campos con su madre. Sin embargo, sus padres tenían familiares en Francia y, una noche, despertaron a los dos pequeños de 11 años y los metieron en un vehículo con la esperanza de conseguir una vida mejor.

Hace una década, Achi se mudó a Londres para mejorar su inglés y buscar oportunidades. Tuvo que trabajar mucho. Compaginaba sus estudios en la Universidad de Kingston con un empleo de guardia de seguridad a jornada completa. Hoy es delegado sindical y ayuda a los trabajadores a combatir las injusticias que cometen los poderosos, aunque las culpas recaigan con demasiada frecuencia sobre los inmigrantes. También es fundador de Right2workuk, un grupo que lucha por el derecho de los inmigrantes a trabajar en Gran Bretaña.

Achi pertenece a un movimiento nuevo, One Day Without Us (1DWU), cuyo objetivo consiste en dar voz a los frecuentemente despreciados inmigrantes. El próximo lunes, cuando miles de personas salgan a la calle para manifestarse contra el sometimiento de Theresa May a Donald Trump, los inmigrantes y no inmigrantes que lo deseen podrán sumarse a un acto contra la xenofobia que se celebrará en todo el país: 1DWU les invita a cogerse del brazo, sostener sus pancartas y hacerse una fotografía en lo que será una demostración nacional de solidaridad.

"Cuando las cosas van mal, siempre se culpa a los inmigrantes", dice Achi. El Gobierno ha prohibido que los trabajadores no comunitarios se queden en Gran Bretaña con carácter permanente si ganan menos de 35.000 libras (41.000 euros) al año o llevan menos de una década en el país. Es una medida que afecta a muchos trabajadores; por ejemplo, de una institución que, como afirma Achi, "no sobreviviría sin nosotros": el NHS (Sistema Nacional de Salud). Pero acusar a los inmigrantes del lamentable estado de la Seguridad Social británica es menos comprometido que acusar al Gobierno por haberla empujado a lo que la Cruz Roja describe como "una crisis humanitaria".

1DWU no podría llegar en mejor momento. Hasta ahora, los inmigrantes carecían de una voz propia capaz de hacerse oír y el debate ha sido demasiado a menudo sobre ellos pero sin ellos. También es crucial por otro motivo: el UKIP ha planteado el asunto desde la emoción y el poder de las historias personales, Por el contrario, los que han defendido la contribución de los inmigrantes se han apoyado en datos y estadísticas.

En cierta ocasión, alguien recordó a Nigel Farage, entonces líder del UKIP, que los inmigrantes aportan mucho a las arcas públicas, a lo que él contestó: "Prefiero comunidades unidas donde los jóvenes británicos tengan una oportunidad real de conseguir empleo". Como de costumbre, su posición se basaba en un mito; las comunidades que sufren los índices más altos de paro juvenil coinciden a menudo con las que tienen menos inmigrantes. Pero esa no es la cuestión.

Farage se presentó como paladín de la comunidad contra los ideólogos de la obsesión por el dinero; decía que el dinero no es lo más importante de la vida, asaltando audazmente uno de los mensajes tradicionales de la izquierda: "Lo social importa más que los mercados". Y su desventurado sucesor, Paul Nuttall, ha intentado usar el poder de las historias personales.

Pero tienden a ser falsas. Sabe que los votantes se sienten atraídos por un pasado vital emocionante, como el de ser jugador profesional de fútbol (falso) y sacarse un doctorado (falso). Sabe que Hillsborough es una tragedia emocional para todos los británicos y también resultó ser falsa la noticia publicada en su página web de que había perdido a uno de sus amigos en el suceso.

Ahora, por el contrario, hay una oportunidad de promover casos verídicos e igualmente emocionales desde la causa de los inmigrantes. Tienen pasados que cautivan. Y aunque todos dependemos de ellos, están preocupados, asustados y enfadados por el trato que reciben. Como Birgit Möller, una alemana de 55 años que lleva en Gran Bretaña desde casi antes de que yo naciera.

Möller, una apasionada de la educación y los niños, trabaja en una guardería. Tiene un marido y un hijo que también viven aquí. Llegó atraída por la pluralidad social de Londres, "por el clamor de tantas personas de sitios diversos, unidas en una sola comunidad", pero la tóxica campaña del referéndum de la UE, que presentó a los inmigrantes como un problema, le ha dejado "tan impactada como insegura".

"Nunca me había visto en la necesidad de defender mi derecho a vivir y trabajar aquí. No sé lo que va a pasar". En su opinión, hay muchos problemas en Gran Bretaña que no tienen nada que ver con la inmigración, "como la enorme diferencia de ingresos y el excesivo poder de las empresas". Y, al igual que Achi, cree que "se busca un chivo expiatorio para no tener que enfrentarse a las cuestiones reales, muy difíciles de resolver".

Silvia Aced lleva veinte años en Gran Bretaña. Antes trabajaba en la red de transportes y ahora lo hace con niños discapacitados. "Yo misma soy madre de un niño autista y he dedicado mi vida a cosas como esa. Sé por experiencia lo que significa tener un niño con necesidades especiales y lo que cuesta defenderlos".

Aced opina que usar a los inmigrantes como chivos expiatorios es algo "terrible", y explica el sencillo principio que está detrás de 1DWU: "Imagina que faltamos un día al trabajo, solo uno. Sería el caos. La gente se queja cuando los trabajadores del metro hacen huelga, pero sería poca cosa en comparación con el caos que se produciría si nosotros dejamos de trabajar".

El debate sobre la inmigración no será fácil de cambiar. Los sucesivos gobiernos británicos han sido incapaces de ofrecer la vivienda, los empleos estables y bien pagados y el nivel de vida que la gente necesita y tampoco han invertido lo necesario en servicios públicos; especialmente, en los últimos tiempos.

La inmigración se ha convertido en un discurso válido para todo con el que se explican problemas que, en realidad, son culpa de los poderosos. Romper esa lógica va a ser muy difícil, porque implica debatir con mucho tacto con millones de personas que no son conscientes de la contribución de los inmigrantes a la sociedad británica.

Esta no es una causa que podamos ganar con datos y estadísticas. Las sensaciones y las emociones desempeñan un papel crucial. Los inmigrantes han estado ausentes de un debate que les afectaba; pero, si logran que su voz se oiga, podrán hablar de su contribución diaria y cambiar el rumbo de las cosas. El Ukip es un partido de timadores, vendedores de mitos, charlatanes y tramposos profesionales, pero han conseguido envenenar el debate sobre la inmigración porque han monopolizado el discurso emocional durante demasiado tiempo.

El contraataque de los inmigrantes, muchos de los cuales viven el futuro con preocupación, acaba de empezar. Y nos recordarán que el origen de los problemas que sufrimos no está en unas personas que han enriquecido este país, incluso en sentidos que no se pueden explicar con palabras.

Traducido por Jesús Gómez. 

Fuente original:
http://www.eldiario.es/theguardian/inmigrantes-expiatorio-responden-mentiras-UKIP_0_613488975.html

jueves, 2 de marzo de 2017

Conversación con Yayo Herrero, militante incansable del ecologismo social. "Igual caminamos hacia el colapso, pero yo lo hago acompañada de la mejor gente que hay en el mundo"


El Salmón Contracorriente


En los últimos días, Yayo Herrero [1] ha estado dando charlas en Barcelona, Bilbao, Lanzarote y Palencia. Después de una semana agotadora para cualquier mortal, Yayo hace hueco en su agenda para tomar algo en el barrio y charlar sobre el colapso y las necesarias transiciones. Nos citamos en uno de esos clásicos bares del centro de Madrid que se ha ido reconvirtiendo en una mezcla de galería de arte retro y taberna castiza a la vez. Yayo llega con la sonrisa puesta, con las pilas cargadas y derrochando alegría. Hablamos de la vida, del ecologismo y otros cotilleos.

“Hemos perdido un tiempo precioso”.
Es una de las frases con las que empieza el libro La Gran Encrucijada. Hace cuatro décadas que se publicó el informe del Club de Roma, Los límites del crecimiento y, hoy, hemos conseguido que importantes figuras e instituciones de las más diversas procedencias, como el Papa Francisco, Naciones Unidas u Obama reconozcan el desafío ecológico, energético y climático que supone este cambio de ciclo histórico. Hace cuatro décadas, también nacía el ecologismo social organizado en AEDEN, la Asociación de Estudio y Defensa de la Naturaleza. No es comparable, por supuesto. La sociedad organizada ha hecho más por la preservación del planeta que muchas figuras políticas. Empezamos hablando de las alternativas creadas desde abajo.

Alternativas para transitar: ¿Cómo, quiénes y para qué?
Ya sabemos que el colapso está a la vuelta de la esquina. La acuciante escasez de materiales, el pico del petróleo, la pérdida de biodiversidad, el ciclo del agua; tenemos un problema con el incremento de los residuos, y con su gestión, ¡ya ni te cuento! La calidad de vida en las ciudades es cada vez peor... y cada vez más insostenible. ¿Sabías que en 2050 la población urbana se multiplicará por dos y podemos llegar a ser más de 8.000 millones de personas viviendo en entornos urbanos? Calla, calla.

Con todo esto que sabemos, tenemos la certeza que debemos transitar hacia otro modelo y pensar otras formas de organizarnos como sociedad. Hay gente que ya se ha puesto manos a la obra y a día de hoy, disponemos de una gran cantidad de alternativas: “Existen los grupos de consumo y diferentes formas de producción agroecológica; iniciativas que tienen que ver con los cuidados compartidos, tanto de pequeños y pequeñas, como residencias o espacios en los que los mayores comparten su vida. Han surgido diferentes medios de comunicación con fórmulas organizativas muy distintas. Hay todo un abanico de posibilidades con todo el tema de la financiación ética, muy importante para ver como podemos financiar las transiciones”. Y un largo etcétera.

En el campo de las alternativas, digamos, está todo inventado y las tenemos desde hace tiempo.
Sin embargo, la activista ecofeminista profundiza en el análisis: “Yo creo que donde puede haber una dimensión diferente es en procesos de alianza entre iniciativas pequeñas que dialogan para aumentar la escalabilidad”. Para escalar, la clave no es imitar el modelo de la economía convencional sino “crecer por multiplicación donde múltiples iniciativas están conectadas y cada una de ellas, bien contextualizada en el territorio”. Otro ingrediente de la receta de la escalabilidad para Yayo es “ir copando diferentes dimensiones del ciclo de vida de la economía: No podemos conformarnos con tener solo iniciativas en la producción primaria. Necesitamos iniciativas productivas locales metidas dentro del ciclo de distribución, producción y consumo capitalista”.

Precisamente, Yayo conoce bien el entorno cooperativista porque ella es socia fundadora de Garúa, una cooperativa orientada a la educación, la investigación y la intervención, social y ambiental, desde 2006. Pero, ¿es esa la mejor fórmula jurídica para impulsar las transiciones?
“A mí, personalmente, la forma legal que más me seduce es la cooperativa. Ha sido la estructura donde yo he podido vivir la profundidad de construir verdadera democracia en la economía y en la forma de producir. He sentido Garúa como una estructura donde nos hemos preocupado porque cada una de las integrantes, además de tener un salario, creciera personalmente y que hubiera un espacio de apoyo mutuo donde satisfacer esas otras necesidades que no se pueden medir en términos monetarios”.

Desde el año 2012, es directora de una fundación consolidada como institución educativa y con una larga trayectoria en investigación en temas ecosociales. Es la primera mujer que ocupa este cargo en los más de 50 años de historia de esta institución. Sin embargo, para Yayo, la forma de fundación no es un formato que le guste especialmente: “Es una fórmula antidemocrática. Hay un patronato que se elige a sí mismo y que marca las líneas, muchas veces, con poca participación. En el caso de FUHEM, yo lo llevo bien porque es un patronato muy alineado y trabaja en colaboración estrecha con los equipos operativos que existen. Pero no me parece una buena fórmula, aunque haya fundaciones que hagan un papel excelente”.

Nos empieza a convencer de que la clave no es la fórmula jurídica sino la naturaleza de la actividad qué se hace y cómo se generan los excedentes sociales. “Incluso he conocido algunas iniciativas que tienen forma de Sociedad Limitada pero están metidas dentro de los mercados sociales, trabajan bajo los criterios de la economía social y solidaria y su trabajo puede jugar un papel importante en las transiciones”. Continúa hablando de su trayectoria profesional: “No puedo decir lo mismo de las empresas de corte transnacional donde el propósito de tu tarea como trabajadora está centrada en generar beneficios. Ahí dejas de preguntarte si lo que estás haciendo contribuye a mejorar el mundo o a dejarlo bastante peor”.

Yayo comenzó su carrera en la gran empresa formando parte del cuerpo ejecutivo de Indra. Desmonta el mito de la eficiencia de la empresa privada; recuerda cómo muchos medios cargos se convirtieron en verdaderos capataces; cómo los ritmos extenuantes de trabajo rayaban la explotación en muchos casos, y otras tantas experiencias que le han hecho ser quien es hoy. Pero, sobre todo, recuerda a un compañero suyo en la sección sindical: Bernardo Díaz Petrel, una de las personas que más le ha marcado en la vida. “Yo era muy jovencita y pensaba: «Yo quiero ser como Bernardo. Quiero ser una persona íntegra, coherente, profesional, honesta y buena. Una persona súper querida». Y claro, eso no cuadraba con la finalidad de mi trabajo, que era muy poco coherente con las cosas que yo creía que se debían hacer”.

Convencidas del todo, concluimos que si hay democracia económica y se hace algo que no destruye a las personas ni el medioambiente, nos vale casi cualquier fórmula. “¡Espera!” Como no podía ser de otra manera, Yayo sigue profundizando en el análisis y emerge la perspectiva ecofeminista:

¿Y las iniciativas que no tienen ni siquiera forma legal?
“Claro. Los centros sociales autogestionados no tienen fórmula jurídica -ni aspiran a tenerla- y para mí son centros productores de bienes y servicios imprescindibles que generan un bienestar social enorme. ¡Y los hogares! Tampoco tienen una forma empresarial... Bueno, a veces se sostienen en una fórmula legal bastante discutible en muchas cosas -hablo del vínculo del matrimonio, entendido como ese contrato social del patriarcado-. Pero son estructuras que se rigen por otra lógica y son núcleos de producción de bienes y servicios esenciales, como los cuidados”.

No es problema de fórmula sino de propósito; de ver a qué está orientada la actividad y cómo se realiza. Lo que está claro es que para llegar a esta conclusión hemos tenido que integrar en el análisis la dimensión de cuidados y la corporeidad de la vida humana. Yayo ha dedicado una gran parte de su tiempo a teorizar y descubrirnos el ecofeminismo. Gracias a integrar estas tesis en el ecologismo, tenemos constancia del problema de separación entre cultura y naturaleza. “En ese abismo que han creado las sociedades occidentales, las únicas personas que han establecido ese puente constante y permanente entre cultura y naturaleza han sido las mujeres y decir esto, no es esencialista; es profundamente materialista”. Para Yayo, sin la visión del ecofeminismo no es posible realizar un análisis material completo del sistema. Y añade: “Cuando no miras la corporeidad de la vida humana te olvidas de que es inmanente y tenemos que construir comunidades cohesionadas que, de forma corresponsable, traten de mitigar esa vulnerabilidad de la vida individual”. La idea de que todo lo personal es político, es una idea central del feminismo y, además, según la activista “ayuda a colocar bien las prioridades de lucha”.

Cuidados, territorios y municipalismos
Los resultados de las elecciones municipales de 2014 han supuesto un cambio del panorama político español. Nueve importantes ciudades del país están siendo gobernadas por plataformas ciudadanas (en alianza con algunos partidos) lo que supone un éxito sin precedentes. Le preguntamos a Yayo qué pintan los nuevos municipalismos en la transición hacia ciudades más sostenibles y, con cierta pesadumbre, comenta que lo que se puede hacer en el marco de las instituciones se está revelando limitado. “Aunque no diría que es inútil, pero la institución tiene una lógica extraordinariamente lenta y conflictiva, por los ataques de medios de comunicación y otras posiciones políticas. Por otro lado, los propios movimientos de corte político que están impulsando esos cambios parece que son ollas a presión en sus propios interiores. La lógica del conflicto está muy instalada dentro”.

Se basa en su experiencia personal:
“Estoy participando en un proyecto del Ayuntamiento de Madrid que se llama “Ciudad de los cuidados”, impulsado por el delegado de Seguridad, y después de estar meses trabajando en él y una vez presentados una serie de documentos, no tenemos respuesta ni se sabe nada de cómo vamos a seguir”. Con este proyecto, el Ayuntamiento de la capital pretende trabajar sobre los ejes de la salud y sus determinantes sociales para aplicar una política que, entre otras cosas, dinamice en los barrios estructuras comunitarias corresponsables con el cuidado. ¿Por qué? Yayo explica que los hogares, y en especial, las mujeres, son las que han amortiguado las consecuencias de la crisis: “Y esto ha ocurrido porque un eje importante de la seguridad y bienestar de las personas lo proporciona un actor que hoy está muy debilitado en la ciudad: el barrio”. Prosigue con el análisis: “La sostenibilidad de la vida humana debería articularse en torno al primer eslabón que es la naturaleza; luego, la familia; después, la comunidad; el cuarto eslabón, el Estado y el quinto, lo privado. Pero del terreno de los hogares, estamos pasando directamente al terreno de lo público o al mundo mercantil. Y, sin embargo, la escala comunitaria está vacía”.

A pesar de esto, España está siendo un punto de mira interesante para muchos movimientos sociales europeos porque es de los pocos países donde no está surgiendo una fuerza fascista organizada y esto tiene que ver con una tremenda red de solidaridad en el territorio.
¿Algún ejemplo? “Plataformas como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) o como la Red de Solidaridad Popular (RSP) han sabido ver que es necesario coser la política pública con el activismo social, la protesta y la organización en la base más local”. Sin embargo, para Yayo, el movimiento ecologista no ha conseguido conectar con las preocupaciones de las clases más empobrecidas que están siendo literalmente expulsadas del sistema: “En EE.UU., el movimiento de justicia climática sí que ha conectado con estos sectores desfavorecidos porque las causas directas del cambio climático están impactando en población muy empobrecida y están siendo más conscientes de que la destrucción de la base material física tiene una correlación directa con el empobrecimiento de las personas. Eso aquí no lo hemos conseguido”. Y propone aprender de la pedagogía que ha hecho la RSP visibilizando la relación entre la degradación de la naturaleza y la destrucción de las condiciones de vida de las mayorías sociales. “Tengo la sensación de que teniendo tan claro en lo teórico la importancia de la relocalización de la economía, tenemos menos instrumentos para relocalizar la política, y Ecologistas en Acción tiene experiencia en resistir y defender los ecosistemas locales pero deberíamos trabajar también sobre la militancia en el entorno local para ayudar a conectar esas luchas”.

Y termina con una advertencia:
“Se nos plantea el mayor reto que hemos tenido nunca. Ya no vamos a tener que pegarnos con el negacionismo ni contra el reconocimiento de la crisis ecológica. Tenemos que pelear para mostrar que las soluciones no son soluciones de capitalismo verde ni meramente tecnológicas, sino que las soluciones pasan por una redistribución radical de la riqueza y del acceso a la misma. Que las soluciones pasan por establecer mecanismos de vida más austeros para todas, no solo para las personas más desposeídas. Un ecologismo social en el que nos merezca la pena invertir nuestro esfuerzo es un ecologismo que tiene que ir de la mano con las luchas de la gente más desposeída y precaria”.

¿Cómo hacemos frente a esta gran encrucijada?
La activista acaba de publicar el libro La Gran Encrucijada con Alicia Torrego y Fernando Prats, en el marco del Foro Transiciones. Un libro sobre la crisis ecosocial y el cambio de ciclo histórico cuyo diagnóstico no aporta nada nuevo, según comenta Yayo, pero que recoge el mejor conocimiento científico que tenemos ahora mismo con un estilo narrativo que conecta con personas a las que no estábamos siendo capaces de llegar. “Nos han dicho muchas veces «basta ya de diagnósticos, vamos a las soluciones», pero creo que hay que seguir insistiendo porque aún no se ha conseguido un relato universal sobre lo que está pasando. Es necesario salir de nuestros núcleos para atraer a capas de la sociedad más amplias a este empeño por transitar hacia sociedades ecologistas, justas e igualitarias. Con este libro estamos conectando con entornos más socialdemócratas o de corte más neokeynesiano o de economía verde”.

Es necesario abrir los debates más polémicos de las transiciones y debatir con cuantos más sectores de la opinión pública, mejor. Por ejemplo, si hablamos de transitar hacia renovables, habrá que estudiar cómo se financia para que dé cobertura a las necesidades de las mayorías sociales, y por otro lado, habrá que planificar esa transición, ya que la fabricación de generadores y placas solares supone la emisión de gases de efecto invernadero y la utilización de materiales escasos. Para Yayo, esta dinámica de planificación requiere “autoorganización en lo local y políticas macro que cuenten cuántas toneladas de materiales, cuánto gasto energético y cuántas emisiones se pueden generar con estos procesos sin empeorar las dinámicas de colapso”.

En la parte de propuestas sí hay novedades.
El libro establece estrategias, dinámicas y planes sectoriales sobre qué hacer con los residuos, el agua, la energía, etc. Más allá de participar en construir alternativas locales, también piensa en cómo desde la política pública o de lo común podemos tratar de generar procesos ilusionantes de transición. “Si se quisiera, podría haber toda una batería de políticas públicas bien pensadas que podrían empujar esas dinámicas de autoorganización en lo local. Visibilizar eso es muy importante porque ahora mismo se percibe un salto enorme entre esas iniciativas autorganizadas y la percepción que tiene mucha gente de que no nos ayudan a frenar las dinámicas de apisonadora o de doctrina del shock”.

No existe una receta con sus ingredientes y tiempos de cocción exactos que nos hagan transitar con éxito.
Pero al menos, tenemos claro qué queremos. ¿Cuál es el aceite que permitirá cocinar las necesarias transiciones? “El lubricante para mí sería la construcción de poder ciudadano. La disputa de la hegemonía cultural que nos conduzca a la disputa de la hegemonía política. Construir un tejido social que pueda impulsar, sostener y apoyar a aquellas instituciones que quieran ir por el camino de las transiciones socioecológicas y que pueda forzar a otras instituciones a que se sumen a la dinámica”. Para Yayo, la clave es conseguir que estos temas sean una preocupación generalizada.

¿Cómo involucrar a más gente en este cambio cultural?
Dice Manuel Castells que la lucha de poder fundamental es la batalla por la construcción de significados en las mentes. En el libro hay un capítulo titulado “Sin reconfigurar los imaginarios sociales no será posible el cambio”.

¿Cómo hacemos eso y qué nos falta?
Empezamos con la autocrítica. “Nos ha fallado el no haber sabido conectar con la gente normal”, dice Yayo con rotundidad. Añade que la eclosión de Podemos nos tendría que proporcionar algunos elementos para el aprendizaje: “Hay muchas cosas de Podemos que ni comparto ni me gustan, pero hay que reconocer que supo aprovechar las grietas que dejaba el modelo hegemónico para colarse ahí. Utilizó algunas nuevas categorías como lo de la “casta” y la idea de “los de arriba y los de abajo”, conceptos del 15M, que consiguieron amplificar el mensaje a otros públicos. Nosotros no hemos sabido aprovechar esas grietas”. ¿Por qué? “Creo que no acabamos de encontrar fórmulas o no terminamos de atrevernos a pisar ciertos espacios”.

Desde hace unos meses, Yayo participa en las tertulias del programa radiofónico “A vivir” de la Cadena Ser: “El programa dura unos 45 minutos, a repartir entre unas 6 tertulianas. No es mucho tiempo y explicar la dimensión de la crisis ecológica requiere de un buen rato. Pues a pesar de eso, lo hago y me llegan comentarios muy positivos de gente a quien he hecho reflexionar a raíz de participar en espacios tan pequeños de alta audiencia”. Y añade que tampoco hemos tenido fuerzas, ni estrategia ni capacidad para meternos en asociaciones de vecinas o en los barrios cuando hablamos del activismo ecologista en ciudades grandes como Madrid. “Estamos muy alejadas de la vida cotidiana de la gente”.

Entonces, ¿cómo nos acercamos a la gente?
Dependiendo a quién queramos llegar, debemos pensar en un mensaje o en otro y en cuál es la forma más eficaz para comunicarlo. Vamos a la práctica. “Por ejemplo, con personas mayores es fácil empezar hablando de austeridad porque lo tienen aún en su marco de referencia cultural. Son personas que, en su mayoría, se han educado en pueblos donde todo se aprovechaba. Entonces, cuando te diriges a esas personas puedes empezar por ahí”. Sin embargo, desde hace unos años, se ha ridiculizado a muchos de estos perfiles austeros estereotipándolos como tacaños, atrasados o poco modernos. Tal ha sido el cambio que, cuando te diriges a personas entre 45 y 65 años, la estrategia cambia. “Generalizando enormemente, estos perfiles adultos que han vivido el despliegue del crecimiento económico, la llegada del «progreso» y la cultura del usar y tirar, es mucho más difícil empezar por las alternativas porque estas pasan por la reducción drástica del consumo material. Si no lo pones en relación con el problema al que ha llevado vivir como si no hubiera limites, a la gente le cuesta entender porque presentamos estas medidas tan radicales que van en contra del confort y la buena vida, entendida esta a través del consumo”.

Es decir, la deconstrucción de falsa idea de confort requiere de la fase de diagnóstico. “No es el caso de los mayores, como contaba, o cuando son pequeños, que antes de ser poseídos por el consumo ven las cosas con una claridad y una nitidez increíble. No es lo mismo la gente que vive en lo rural o en ámbito insular, que ven en su territorio los límites. No nos vale una receta de comunicación única para todos los lugares y perfiles. Nos falta mucho en el terreno de comunicar la alternativa y, como digo, hay que construirla de forma distinta dependiendo del territorio y el contexto de cada lugar”.

Además, hay que comunicar la alegría.
Si algo caracteriza las charlas de Yayo es la energía con la que sales de ellas. A pesar de contar una realidad crudísima, tras escuchar las palabras de Yayo, tienes ganas de pasar a la acción. ¿Cuál es el truco? “He tenido la suerte de encontrar y poder conectar con la mejor gente del mundo que es, precisamente, la que quiere cambiar las cosas. Cuando voy a dar una charla me encuentro gente que me cuida, que me acoge, gente bien articulada, gente que piensa como darle la vuelta a las cosas, gente solidaria que se preocupa por quien no tiene cómo pagar la luz... Vivir al lado de esta gente es la caña. Y yo eso, lo comunico y lo digo mucho en Ecologistas en Acción: Igual caminamos hacia el colapso pero no es lo mismo caminar sola y rodeada de hostilidad que hacerlo acompañada de la mejor gente que hay en el mundo”.

¿Cómo conciliar vida privada, activismo y trabajo?
“Con alegría”. La pregunta es sencilla. “Yo me río mucho en el curro, me río mucho en Ecologistas en Acción, con mis amigos... Esa posibilidad de reírse con la gente y de disfrutar es lo que te da fuerza para poder seguir haciendo cosas”. Acude a su trayectoria vital: “Cuando trabajaba en la gran empresa, tenía la sensación de que una parte de mi vida la tenía dedicada a algo que no me importaba en el fondo. Entonces cuando tuve la posibilidad de dar el salto en el vacío, dejar el curro y empezar a explorar el mundo del cooperativismo y otras cosas, a mí se me produjo una armonización de repente entre las cosas que me preocupaban, lo que me parecía importante y con lo que me ganaba la vida, y eso te genera una salud mental impresionante”.

¿Y cuando hay momentos en los que no puedes más?
“Hay momentos de cansancio, pero creo que es un momento en el que necesitamos mucho activismo y para mí la solución no está en restarle tiempo a la militancia. La cuestión está en crear espacios que sean gratos, que te refuercen y te hagan sentirte muy bien. A mí me parece difícil cuidarme a mí misma si no genero esa estructura de cuidado en los espacios en los que yo quiero estar y estoy”.

El problema es cuando los espacios activistas son hostiles.
“A veces, se reproducen muchas lógicas del mundo público o de la empresa privada o de la familia, donde hay relaciones de subordinación, de poder y de jerarquía, y a veces nos tratamos mal. Igual que existe un homo economicus alejado de la vida, creo que también existe un hommo militantus”. Tenemos que superar a esos antiguos militantes que decían «Yo no he venido aquí a hacer amigos» o «Aquí lo importante es que cambiemos el mundo», comenta Yayo.

Ella es partidaria de dedicar tiempo y energía a las organizaciones: “a resolver conflictos, a hablar las cosas y a generar formas de tratarnos que haga que la gente se sienta bien”. Y para eso, las organizaciones tienen que regenerarse y “dar cancha” a otras personas más jóvenes o nuevas. Una de las cosas que valora de Ecologistas en Acción es que las personas con una trayectoria larga y cierta responsabilidad en la organización saben retirarse sin dejar de estar. “A veces, por haber ocupado espacios de decisión, tu opinión tiene un peso distinto al de las demás y eso es un problema. Aunque seas abierta y democrática, terminas teniendo un peso que, aunque jerárquicamente ya no te corresponde, el grupo te lo concede”.

Yayo Herrero dejó la Coordinación y luego la Secretaría, pero no ha dejado de participar en Ecologistas en Acción, ya sea pintando una pancarta o viajando al punto que sea de la geografía española para mediar en un conflicto. Siempre a disposición de las personas y de las transiciones. Hay teorías conspiratorias que dicen que en realidad, Yayo no es solo una, sino que hay dos y por eso ella puede estar en todas partes. Se van turnando, dicen las malas lenguas. Después de muchos años de militancia en el ecologismo social, quienes la conocen saben que Yayo Herrero, no hay más que una; solo que es... mucha Yayo.

Nota:
[1] Esta entrevista ha sido originalmente publicada y escrita en la revista Ecologista que publica Ecologistas en Acción.

Fuente:
http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Igual-caminamos-hacia-el-colapso

miércoles, 1 de marzo de 2017

Siria. La niebla de la guerra

“Fue precisamente Marx el primero que descubrió la gran ley que rige la marcha de la historia, la ley según la cual todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son, en realidad, más que la expresión más o menos clara de luchas entre clases sociales…” F. Engels


Que la guerra es la consecuencia inevitable de la política de quienes dominan el mundo es algo que debiéramos tener asumido hace mucho tiempo. Quién olvide que las bayonetas siempre han sido empuñadas en interés de una u otra clase social habrá abjurado del marxismo.

En algunas ocasiones, como en la guerra en Siria, la acumulación de actores y la violencia de los acontecimientos dificulta la percepción nítida de la contraposición de intereses de clase, pero no más que la niebla oculta los vericuetos de la carretera de montaña, pero no por ello renunciamos a escudriñar el camino, pues sabemos que la consecuencia de no hacerlo sería precipitarnos al vacío en la primera curva.

Sin duda, ante Siria, la izquierda ha descarrilado, empeñada en subirse al tren equivocado, en el vagón de cola de alguna de las facciones en combate que representan a una u otra burguesía.

Pues, claro que sí, la lucha entre las clases dominantes y las dominadas lleva en muchas ocasiones históricas al enfrentamiento entre los poderosos. Las guerras por el reparto de las colonias y los imperios llenan la historia de la humanidad.

Hoy vivimos la crisis más grave del sistema económico capitalista desde el primer cuarto del siglo XX. El saqueo de las zonas con valor geoestratégico es el primer punto de la agenda de los poderes imperialistas, no sólo de los Estados Unidos de América, sino también de Rusia, China y la Unión Europea.

En Siria la lucha de clases se expresó en 2011, con un levantamiento de clase frente a la dictadura capitalista de Bashar al Asad. Los campos de batalla estaban delimitados, una población con un 50% de jóvenes menores de 25 años, que padecían casi un 40% de paro,se enfrentaba a la burguesía y burocracia estatal de uno de los 30 países más corruptos del mundo. Pero la juventud de la clase obrera siria no fue capaz de tomar el poder, al carecer de una organización con un programa, una estrategia y una táctica adecuada. Y, poco a poco, fue pasto de la degeneración de la lucha con la infiltración del yihadismo apoyado por las reaccionarias monarquías del Golfo. A un lado el imperialismo occidental y los regímenes teocráticos del Golfo, al otro lado, el imperialismo ruso, la dictadura siria, el “partido de Dios” libanés y los muyahidines de los ayatolas de Irán.

Ambos bandos despedazando el cuerpo del pueblo sirio, provocando los crímenes de guerra contra la población civil, el mayor éxodo desde la Segunda Guerra Mundial, miles de muertos en el mar Mediterráneo, con la criminal política de los gobernantes de la Unión Europea…

No se puede separar la guerra de las transformaciones sociales; los kurdos son el ejemplo vivo de que lo único que puede frenar la locura del yihadismo es un pueblo que lucha por su propio destino, que tiene en sus manos su futuro. La lucha de las Unidades de Protección Popular kurdas (YPG) [1] es el contraste nítido con la dictadura siria que generó el caldo de cultivo para el surgimiento de estos monstruos, pues esa locura también tiene un método, y prende en una sociedad atrapada en la desesperación generada por la pobreza y la desigualdad social. Mientras los kurdos han sido capaces de plantar cara a la barbarie, el ejército sirio necesitó la intervención de Rusia, Irán y Hezbollá, para no disolverse.

Si la juventud siria que se alzó contra la dictadura hubiese tenido en sus manos su destino, al igual que el pueblo kurdo, el Daesh y Fatah al Sham hubiesen sido aplastados. Las bombas rusas y las muertes de miles de civiles no son ningún camino hacia la paz, o hacia una transformación progresista de la sociedad. La lucha contra el Daesh, por ganar la guerra, es también la lucha por acabar con el régimen dictatorial.

La victoria contra el cáncer yihadista sólo se podrá conseguir si el pueblo sirio y los demás pueblos de la región toman las riendas de la transformación social, entonces en lugar de huir, defenderían cada palmo de terreno porque estarían defendiendo su tierra, su libertad y no los privilegios de una minoría de parásitos corruptos. El mantenimiento del régimen sirio seguirá reproduciendo, no sólo las relaciones de explotación, sino también las condiciones para que ese monstruo abyecto que es el yihadismo siga reproduciéndose.

¡Sólo el pueblo, salva al pueblo!

Notas
 [1] Milicia formada por hombres y mujeres de comunidades del Kurdistán sirio.
Las YPG se consideran a sí mismas una milicia popular democrática, y llevan a cabo elecciones internas para elegir a sus oficiales.

Alberto Arregui (Coordinadora Federal de Izquierda Unida)

Fuente original: http://www.porelsocialismo.net/siria-la-niebla-de-la-guerra/

martes, 28 de febrero de 2017

Liturgias reformistas para democratizar la pobreza

Cuando los resortes del poder nacen de la cima de las élites, hablamos de monarquía o dictadura. Si la iniciativa viene de abajo, de la conciencia colectiva de la muchedumbre, podemos estar ante una explosión revolucionaria. También existe un interregno donde el conflicto se atenúa a través de canales de compromiso o reforma, aunque siempre bajo la dirección tácita de la clase dominante. Todas las fórmulas apuntadas son susceptibles de parlamentarismo o democracia más o menos digna de tal nombre. El reformismo actual, quizá desde los albores de la sociedad como lugar de convivencia donde se dirimen las cuestiones políticas, se atiene a la máxima de Lampedusa, autor de El gatopardo, de que algo debe cambiar para que todo siga igual.

En el fondo se trata de un procedimiento en el que el orden establecido se empodera de sí mismo mediante concesiones menores hacia la inmensa mayoría (las clases populares), muchas de ellas solamente a nivel de discurso ideológico, apuntalando la categoría clase media (para crear complejidad ficticia a su favor), esa tierra de nadie que pretende emular a los de arriba (sin llegar nunca a alcanzar su estatus) al tiempo que denosta sus raíces familiares, a la gente de abajo, con la que guarda semejanzas sociales incuestionables debidamente distorsionadas por la publicidad y la propaganda con el fin último de ser usada como aliada de ocasión contra sus propios orígenes e intereses de clase.

En ese contexto social de incidencia mundial, de desigualdad creciente y afectación aguda de la crisis neoliberal del capitalismo a capas situadas estéticamente en la mitad de la pirámide social, crecen ideas extremistas de corte fascista junto a reivindicaciones populares de izquierda que manifiestan un hondo malestar a escala internacional. Las élites se defienden etiquetando como populismo a todo lo que se mueve contra la casta de arriba y los poderes hegemónicos. Se trata de una estrategia para mantener la virtud o verdad media en sus alforjas ideológicas.

No obstante lo dicho, el fascismo no es más que una opción más en tiempos de zozobra, caos y confusión económica y política de eso que hoy se llama, tal vez no de forma muy certera, la casta, los de arriba, ese uno por ciento maquiavélico de la cumbre social. Los fascismos y las izquierdas emergentes nacidas en el fragor de la crisis compiten por un mismo electorado, la defenestrada clase media. Sin embargo, no seamos ilusos: el establishment nos engaña a propósito cuando critica bajo cuerda las ideas de ultraderecha, que siempre preferirá antes que una victoria democrática de Bernie Sanders en EE.UU. o Podemos en España, solo por citar dos casos paradigmáticos de Occidente.

Trump o Le Pen son alternativas de urgencia de las multinacionales y el capitalismo para que los apestados de la sociedad (inmigrantes, mujeres, parados, desahuciados, rebeldes) no consigan tomar las riendas gubernamentales en ningún país. Igual que Hitler, Mussolini, Franco, Pinochet o Videla: si la cosa se pone cruda, estas figuras y sus émulos jamás pondrán en cuestión el beneficio empresarial y la explotación laboral. De ahí, que el reformismo sea una vía que busca la estabilidad o equilibrio inestable a toda costa, pintando fachadas de colores sin acometer obras en profundidad en las estructuras que sostienen el régimen vertical capital-trabajo.

Ser reformista es un comportamiento, en apariencia moderado, que juega las bazas de la tibieza y la equidistancia con el objetivo de calmar las expectativas de cambio de las mayorías sumidas en la pobreza, la marginación o la precariedad laboral, ese grupo heterogéneo de frikis sociales que levantan oleadas de emoción puntual en las gentes de bien, pero que en resumidas cuentas representan un peligro del que la clase media quiere huir sea como fuere.

Ese instante mental de duda interna que suele aparecer por generación espontánea, odiar al marginal o solidarizarme con él, puede decantar la alternativa de la mayoría silenciosa en un sentido reaccionario o progresista. Por eso, el reformismo usa de liturgias y discursos que intentan crear confusión deliberada en las masas y en la conciencia personal para que la toma de decisión última esté casi determinada y se decante a favor de la justa virtud media de la tradición moral y el statu quo. Ni populistas radicales de derecha o izquierda, mejor lo malo conocido (el sentido común de la sensatez centrista conservadora) que lo hipotéticamente bueno por conocer.

La liturgia reformista dibuja en su proceder los siguientes pasos. Primero se trata de sentir el suceso social como una manifestación natural imprevisible. La crisis afecta a todos sin distinción alguna y fue materialmente imposible atajarla. El primer consenso ya estaba en marcha: todos somos iguales en la crisis.

El segundo escalón nos llevaría a la comprensión de la situación creada. Hay que buscar culpables: los mercados, la avaricia de algunos delincuentes aislados. Con esta interpretación de los hechos, entra lo naturalizado y la maldad de unos pocos desalmados, se crea un estado de opinión fatalista que deja en las manos del discurso hegemónico la capacidad de tomar medidas excepcionales para erradicar la enfermedad como mejor entiendan los expertos que deba llevarse a cabo.

El tercer momento, el que ahora estamos viviendo o sufriendo en propia carne, es el de la activación de resoluciones y medidas para restablecer el orden y recuperar el impulso social. Cabría sopesar dos caminos muy alejados uno del otro, la vereda moral de la costumbre apegada a principios petrificados en los usos habituales o intentar una alternativa ética novedosa, postular colectivamente lo que se debe hacer no siguiendo los dictados de lo consabido. El reformismo siempre escoge la moral consuetudinaria, esto es, no moverse un ápice de las recetas que predican los valores de permanecer unidos (Dios, patria o rey y sus derivados semánticos) en el mejor de los mundos posibles, su mundo fetichizado y mercantilizado, sus beneficios y privilegios, su perspectiva clasista de la sociedad (siempre habrá ricos y pobres, buenos y malos, blancos y negros, mujeres y hombres, etc.).

Por esa razón, las respuestas a la crisis son quirúrgicas: cortar por lo sano, o sea, sajar derechos y libertades, poner fronteras al pobre, disparar al rebelde ético. La metáfora sanitaria entra por los ojos de todos los damnificados: eliminar la manzana podrida tiene buena prensa moral. Yo no soy una manzana pocha es el grito de cada cual: todos precisamos de la autojustificación para salir adelante. El demonio siempre es el otro.

El mayor enemigo de la liturgia reformista es la ética politizada de lo que debe ser, un salto cualitativo que saca la moral de su oscuro refugio reaccionario. Lo que debe ser casi nunca coincide con lo que es: provoca reflexión, duda, empatía, diálogo. Y todo ello es lo que quieren evitar las elites instaladas en la cúspide. ¿Diálogo con la chusma? No gracias, mucho mejor democratizar la pobreza: todos podemos ser pobres por infortunios de la vida. ¡Toma igualdad! Y si esta táctica falla, para eso están Trump o Le Pen. Y tantos otros liderazgos de la desesperación que se están incubando ahora mismo. Por si acaso, que jamás se puede domeñar con total seguridad a las masas hambrientas y sedientas a base de fútbol, telenovelas y consumismo barato. El monstruo puede despertar en cualquier instante.

Armando B. Ginés

lunes, 27 de febrero de 2017

El mundo feliz de Rajoy. La Comisión Europea ha desmontado el relato de hechos alternativos del presidente

¿Quién iba decir que sería la Comisión Europea quien desmontaría el relato de hechos alternativos de Rajoy? Con la oposición deprimida después de un año de exhibiciones de impotencia y entretenida en peleas familiares por las cuotas de poder, ha sido Bruselas quien ha desmontado el obsceno triunfalismo de Rajoy, con el informe que Claudi Pérez ha explicado en este periódico. Puede verse en ello cierto ejercicio de cinismo porque, al fin y al cabo, Rajoy ha seguido con disciplina las órdenes comunitarias y muchos de los desastres que la comisión describe son fruto de sus exigencias, empezando por la reforma laboral. Ya nos lo contó el libro de Job: ser el más obediente de la clase no siempre tiene premio, porque la arbitrariedad es la esencia del poder.

Los signos de recuperación que muestra España se correlacionan con los efectos de la medicina aplicada a la crisis: la fractura crece. Las clases medias se partieron por la mitad, los que salvaron trabajo y rentas, pasado el tiempo de pánico, vuelven a atreverse a gastar, y los que se hundieron y no han recibido otra expectativa que empleos precarios y salarios bajos, van de mal en peor. En síntesis, a pesar del crecimiento, con un Estado del bienestar que redistribuye hacia arriba, la desigualdad, la pobreza y la exclusión social no han dejado de crecer desde que llegó Rajoy. Y están en los máximos niveles europeos. 13% de los que tienen trabajo viven en riesgo de pobreza. Y, por si fuera poco, la comisión detecta poca prevención y mucha maniobra dilatoria frente la corrupción y dejadez en educación e I+D. Este es el mundo feliz de Rajoy.

La estabilidad política de la que alardea el presidente es una ficción que puede quebrarse en cualquier momento. No hay estabilidad sin recambio. El estado de parálisis en que vive el partido socialista, instalado a la sombra del PP, y la empanada mental que ha producido en Podemos la frustración por no haber coronado con la conquista del poder su fulgurante despegue, alejan la posibilidad de la alternativa. Un Podemos colocado en la estrategia de la excepcionalidad puede generar ruido, pero también ganar marginalidad y perder influencia.

En el PSOE la alineación de las primarias se perfila: a la derecha, Susana Díaz, en el centro, Patxi López, a la izquierda Pedro Sánchez, sin ningún signo de renovación. Y su flanco conservador ya lanza anatemas contra Pedro Sánchez por buscar la complicidad de los sindicatos y de Podemos. En toda Europa, los militantes socialdemócratas quieren partidos progresistas, porque para las políticas conservadoras ya está la derecha y a su vera la socialdemocracia languidece irremisiblemente. Lo que es seguro es que la izquierda desunida nunca gobernará.

https://elpais.com/politica/2017/02/22/actualidad/1487787734_107548.html

Conversación entre Luis García Montero y Juan Torres. Con motivo de la publicación del libro, Economía para no dejarse engañar por los economistas

Luis García Montero y Juan Torres se encuentran en el improbable terreno común entre poesía y economía con el nuevo libro del segundo como pretexto. Los granadinos se preguntan sobre la representación del mundo que construye el neoliberalismo, la mercantilización del ser humano y el olvido de los cuidados


Si uno se pregunta cuál es el opuesto de la poesía, sería posible que se respondiera "la economía". La asociación de esta ciencia social con lo inhumano, lo frío, e incluso lo despiadado se ha agudizado con los duros años de la crisis y el panorama que esta deja. Pero ni el poeta Luis García Montero (Granada, 1958) ni el economista Juan Torres (Granada, 1954) lo tienen tan claro. Con el libro Economía para no dejarse engañar por los economistas, firmado por el segundo, como pretexto, deciden encontrarse en un no tan improbable terreno común.

Luis García Montero. Aunque sea raro, he leído tu libro con ojos de poeta. Quizás sea que me interesa como poeta acercarme a la realidad, quizá sea que como ciudadano me gustaría que los números de los economistas no olviden la parte de poesía, de vínculo con el corazón humano, que tienen sus cuentas. Quizá es también que me ha llamado la atención el título de tu libro. Siempre digo que el trabajo de un poeta es preguntarse qué estamos diciendo cuando decimos "soy yo". En tu libro ha advertido una pregunta latente: ¿Qué digo cuando digo "soy economista"? ¿Es así?

Juan Torres. Creo que sí. Tengo la impresión de que cada vez es más necesario aclarar qué se es realmente cuando alguien dice "soy economista". Si lo dice un médico parece claro que se refiere a alguien que va a tratar de curarte, lo pueda conseguir o no. Y lo mismo pasa por lo general con la mayoría de las profesiones, desde la de un bombero a un ingeniero electrónico... Pero un economista puede hacerte un roto, un descosido o un buen zurzido y lo cierto es que la gente no suele saber de antemano lo que le va a ocurrir cuando un economista le dice lo que se debe hacer. Lo que he tratado de hacer es proporcionar los elementos de juicio que permiten que la gente sepa qué puede resolverle o qué puede estroperarle de su vida un economista cuando le habla.

L.G.M. Quizá por eso hay algunas palabras que son decisivas. La mirada de los seres humanos es siempre una cuestión de palabras. ¿Es la palabra depende una de las más importantes de tu libro?

J. T. Sin duda. Es lo primero que les digo a mis alumnos. Prácticamente cualquier pregunta que nos hagamos en materia económica tiene como respuesta, debe tener como respuesta, el depende . Porque, efectivamente, las respuestas dependen de cómo queramos que se resuelva la consecuencia distributiva que lleva consigo cada una de las posibles. Y también porque casi con toda seguridad dependan de las hipótesis de partida que asumamos (que no son indiferentes a lo anterior, lógicamente).

L. G. M. Preguntarse qué digo cuando digo "soy yo", supone una puesta en duda de las esencias, los dogmas y las leyes objetivas en todo lo que tiene que ver con la historia. La subjetividad se produce. He repetido muchas veces como poeta, al indagar en la raíz de los sentimientos, una frase de Carlos Marx : "La producción no produce un objeto como sujeto, sino un sujeto para el objeto". Tú citas esa frase en tu libro. ¿La economía produce una manera determinada de subjetividad o de cultura? ¿Los economistas neoliberales son conscientes de eso y buscan la extensión de una determinada cultura?

J. T. Estoy seguro de que es así. No puede serlo de otro modo. ¿Cómo no va a producir una subjetividad determinada o una cultura el hecho de que una parte de nuestras vidas, y por tanto nuestra vida como tal, se haya convertido en una mercancía? Los neoliberales lo sabían y por eso Margaret Thatcher decía con toda sabiduría que lo importante no es la economía, lo prioritario —decía— es cambiar el corazón, el alma. No se puede entender lo que está pasando en los últimos cuarenta años, las políticas neoliberales, sin entender el cambio cultural y de subjetividad, civilizatorio, antropológico, que se ha conseguido impulsar e imponer.

L. G. M. La cultura de una economía de mercado rotunda, sin límites éticos, tiende a la mercantilización del todo. ¿Acabamos los seres humanos convertidos en una mercancía? ¿Podemos llegar a autoconcebirnos como mercancía?

J. T. La primera pregunta tiene como respuesta un sí claro. Pero tengo dudas sobre la segunda pregunta. ¿Nos autoconcebimos como mercancía? Ya no lo sé con seguridad. Creo que se produce una especie de distorsión cognitiva sobre nuestra propia expresión humana. ¿Cómo nos vemos, o cómo han conseguido que nos veamos? No sé contestar con seguridad. Sí creo que han logrado que nos "ensimismemos" (no sé si esta palabra existe), que nos veamos como átomos, como individuos ("No hay sociedad, hay individuos", de nuevo Tatcher), que no seamos capaces de percibir que lo que nos sucede le sucede también a quien tenemos a nuestro lado, justo para que no nos unamos, para que no descubramos que sufrimos problemas comunes, para que no busquemos al otro o a la otra y para que no necesitemos su presencia y su contacto, su ayuda. Nos han convencido de que no tenemos empleo porque no tenemos empleabilidad, porque no hemos invertido lo suficiente en nosotros mismos... y no porque hay determinadas políticas que lo provocan y que, por tanto, son las que hay que cambiar, no actuando individualmente sino colectivamente. Por eso el neoliberalismo es, sobre todo, soledad, diferencia, silencio, incomunicación.

L. G. M. ¿Y el tiempo? Tengo la impresión de que vivimos en un tiempo de usar y tirar. Se pierde la memoria, se practica el olvido, se exalta el instante, triunfan los sentimientos adánicos, los líderes se presentan como los únicos inventores de un mundo nuevo, se pierde el compromiso con el futuro sostenible del mundo. ¿Es posible mercantilizar el concepto del tiempo hasta convertirlo en un objeto de usar y tirar?

J. T. Acabo de publicar un artículo sobre este asunto en el que recuerdo la tesis de la sociedad del espectáculo de Guy Debord . Nos han convertido la existencia en un espectáculo que en realidad es una relación social enajenada que nos lleva a vivir en un estado de falsedad sin réplica y sin futuro posible, en un constante presente. El tiempo, como transcurso sobre el que los seres humanos podemos actuar para transformar las condiciones de nuestra existencia ha desparecido.

L. G. M. Considero que la literatura es uno de los mayores refugios contra la mercantilización del ser humano y de la ideo del tiempo. La dimensión narrativa, la poesía como memoria, mantiene el peso de la historia en nuestra conciencia. Eso está relacionado también con el peso de la ética y de la compasión a la hora de comprender que el otro no es un objeto de usar y tirar. ¿Te ha ayudado la literatura en tu trabajo? ¿Forman parte de tu formación como economista las lecturas de novelas, libros de poemas, el gusto por el teatro o el cine?

J. T. La literatura también se ha mercantilizado y nos llevaría lejos el debate de si ha sido para bien o para mal. Pero llevas razón en que, con independencia de ello, la narración, la memoria que se escribe o se canta, el testimonio de la vida sentida que es la literatura es una fuente, también, de conocimiento, o una referencia inexcusable para que éste sea auténtico, lo que equivale a decir, creo yo, humano. Yo, desgraciadamente para mí, no he podido ser un buen lector de literatura porque he tenido que leer mucha información profesional y, además, dedicarle tiempo a escribir. Pero, al menos, siempre me ha gustado dejar testimonio precisamente de que la literatura es un refugio, por utilizar tu término que me parece tan apropiado. En mi manual de economía ( Economía Política, Pirámide, 2015) que es donde posiblemente he plasmado mejor lo que sé (que es poco) cada capítulo comienza con una cita literaria, de Mutis , Ana María Matute, Luis Sepúlveda, Joseph Conrad, Cervantes, Neruda ... Vienen tan a propósito de los farragosos asuntos económicos de los que trato que algunas personas me han asegurado que yo me inventaba las citas, de tan ajustadas como resultan. Pero no es verdad, son completamente fieles, literales. El capítulo en el que explico cómo es la actividad económica, cómo funciona la distribución y qué problemas provoca, lo empiezo con un párrafo de La torre vigía en el que Ana María Matute habla del reparto de los muslos y alones entre muchachos que "opinaban de muy distinta manera sobre la equidad requerida en estos casos y por tal motivo sus divergencias subían rápidamente de tono y llegaban a límites peligrosos". Y el último capítulo, dedicado a las políticas económicas contemporáneas, comienza con una cita de La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza : "Cada uno puede sustentar la teoría económica que más le plazca, dijo, pero lo que hay que hacer es lo que hay que hacer". No lo dice el economista, es la vida plasmada en las novelas o en la poesía.

L. G. M. De aquí paso a la importancia de los cuidados. Kenzaburo Oé me hizo meditar sobre la relación entre la literatura y los cuidados. Tuvo un hijo con una deficiencia grave y aprendió a cuidar mucho las palabras para entenderse con él. Eso marcó su literatura. Una de las mejores reivindicaciones de la economía alternativa, que está muy presente en tu libro, es la de valorar los cuidados, ese sostén social que no se cuantifica en el PIB. Me interesa este aspecto por una doble cuestión. La desconsideración de los cuidados es uno de los motivos principales de la desigualdad. Y además, pienso que deberíamos ser capaces de fundar un discurso basado no en la ley del más fuerte, sino en el reconocimiento de nuestras debilidades como seres humanos y sujetos sociales. ¿Es posible una economía del amor?

J. T. Si la economía es, como yo creo que debe ser, la del oikos, la que nos proporciona el sustento y la que nos permite ser más o menos felices, no puede ser otra que una economía del amor. Vivimos, por el contrario, en una economía de la muerte, lo dice el propio papa Francisco : la economía liberal mata. Se crea escasez o desempleo de modo artificial, premeditado. El capitalismo fabrica el sufrimiento y necesitamos vivir del amor.

L. G. M . Los poetas utilizaron la metáfora durante mucho tiempo como una operación de audacia para crear un mundo estético abstracto, separado del mundo real. Cada vez me identifico más con un posible camino de vuelta, con la búsqueda de metáforas que ayuden a mirar la realidad de carne y hueso que late bajo las realidades virtuales. ¿Eso es posible en la economía? Sin llegar al trueque primitivo o al simple valor de uso, ¿es posible acercar la economía a lo real, a la producción real de riqueza, limitando el campo infinito de las especulaciones abstractas? En cualquier caso, recuerdo contigo los versos de Machado : "sólo el necio / confunde valor y precio".

J. T. Es una interesante idea. Tus palabras me hacen preguntarme si el modelo de competencia perfecta, por ejemplo, no es sino una simple metáfora concebida justamente para separarnos del mundo real. La economía convencional es efectivamente una especie de cuento: no es real el homo oeconomicus , ni el mercado de competencia perfecta (en el que la información es perfecta y gratuita para todos los que intervienen en él), los indicadores al uso sólo reflejan una parte de la vida económica, la mayoría de los economistas no aspiran a reflejar la realidad en sus modelos... Sin embargo, se abre paso una concepción de la economía que yo creo que precisamente se caracteriza por tratar de situarse en la epidermis de los seres humanos por decirlo de alguna manera, en su piel, alrededor de los problemas que sufren. Cada vez cuesta menos entender que la economía es lo que tiene que garantizar la vida, el bienestar de la gente, la felicidad.

L. G. M. En las ideas dominantes sobre la poesía, las modas tecnocráticas han intentado imponer algunos descréditos: el descrédito de los sentimientos, el descrédito de la política, el descrédito de la voluntad de comunicación y diálogo con los lectores. No sé si eso afecta también a la economía. ¿Hay intereses en hacernos olvidar que la economía es un discurso político, en el que deben tenerse en cuenta los sentimientos humanos y la opinión de la ciudadanía?

J. T. Hace tiempo que eso ocurrió. La economía era Economia Política y pasó a ser Economics, un término que de traducirse correctamente debería ser "lo económico", es decir, un mundo neutro, abstracto, aislado, en donde hay seres que en son meros agentes maximizadores, homo oeconomucis pero no homo sapiens , individuos que se limitan a elegir... y, por supuesto, donde no está la política entendida como el espacio común, ni el poder, ni la sociedad, ni los otros. Claro que interesa que eso sea así. La batalla más importante que tenemos por delante es hacer ver a la gente que las cuestiones económicas se resuelven mediante decisiones políticas y que, por tanto, debemos tomarla entre todos. O, dicho de otro modo, lograr que la democracia alcance también a las cuestiones económicas. El camino en el que estamos, sin embargo, es el contrario: para evitarlo lo que están haciendo es justamente desmantelarla.

L. G. M. Creo que el primer ámbito de compromiso de un ciudadano es su oficio. Este libro tuyo es un ejemplo de que comprometerse socialmente es darle un valor social a nuestros oficios. ¿Es tan importante saber estar como saber levantarse de una silla o saber bajarse a tiempo de una embarcación trucada? ¿El ser cívico es una decisión sobre el estar?

J. T. Yo me salí del barco hace tiempo. He escrito, creo que literalmente hablando, cientos, igual miles de páginas sobre la crisis económica, he analizado lo que ha pasado en la economía mundial y en la española en los últimos decenios, lo que he escrito lo han leído docenas de miles de personas y creo haber influido en lo que ha pasado a mi alrededor con ese pensamiento (tengo en mi despacho la foto de jóvenes del 15M manifestándose levantando en sus manos mi libro Hay alternativas ) pero nada de eso tiene el más mínimo valor (¿o tendría que decir precio?) en el ámbito académico. Desde el punto de vista de los parámetros que se usan para valorar la productividad y la excelencia académicas lo que yo hago y escribo no sirve absolutamente para nada. Si fuese un joven empezando la carrera universitaria no tendría futuro ninguno. Yo me bajé del barco porque no me interesa escribir para que nadie me lea y porque creo que, aunque no me valoren nada lo que hago, es más, aunque me penalicen por hacerlo, tiene utilidad social. Por hacer lo que hago tengo que dar más horas de clase (como si eso fuese un castigo), no puedo estar en los tribunales que seleccionan a los catedráticos y dentro de poco seré un marginado en la carrera académica. Pero me compensa hacer estas otras cosas. Para mí, estar aquí donde estoy y hacer esto que hago es un imperativo moral. Y además disfruto haciéndolo.

L. G. M. Y unas preguntas finales. Después de leer tu libro, de recordar la situación miserable del mundo, la acumulación de riquezas en manos de una minoría, ¿por qué nos dejamos manipular políticamente? ¿Cómo se comulga con tantas ruedas de molino? ¿Es posible unir los sueños de la poesía a una actitud política que permita tomar decisiones económicas al servicio de las mayorías? ¿Es posible que lo poético deje de ser una algarabía utópica en manos de solitarios, iluminados o profetas? ¿Es posible una poética de lo real?

J. T. Desde el momento mismo en que me lo estás preguntando y hablamos de esto ya lo estamos haciendo posible. ¿Cómo se podría haber acabado con la esclavitud sin los primeros esclavos que, ateridos de miedo, no hacían nada más que pensar, tirados en su jergón y sin ni siquiera abrir sus ojos, que ellos no querían ser esclavos? Quizá no hicieron nada más que eso, llorar en silencio sin atreverse a decir en voz alta ni a nadie lo que pensaban. Pero ahí estaba el germen de todo lo que vino después. Quienes dominan el mundo dedican mucho tiempo, recursos y atención a lograr que esa dominación se mantenga. Es normal que consigan que se comulgue con ruedas de molino. Y creo que lo consiguen porque en el otro lado no hay una conciencia semejante de que hay que convertirse en motores del cambio.

* Luis García Montero es poeta y profesor de Literatura. Su último libro, Un lector llamado Federico García Lorca (Taurus, 2016).

Fuente: http://www.infolibre.es/noticias/los_diablos_azules/2017/02/17/conversacion_entre_luis_garcia_montero_juan_torres_61267_1821.html

domingo, 26 de febrero de 2017

_- Einstein. Por qué destacó como científico, según su biógrafo más reciente, David Bodanis



_- Einstein tenía tres grandes rasgos de carácter.

1. Persistencia.
"No podría ser más hábil que otros científicos", le gustaba decir, "pero tengo la persistencia (la terquedad) de una mula". Si construía una casa de naipes y se desplomaba, el joven Einstein suspiraría y empezaba de nuevo, dice su biógrafo David Bodanis.
Resultado de imagen de Einstein fotossDuró muchos años en una oficina de patentes en Suiza, incapaz de conseguir un trabajo como profesor de escuela secundaria, mientras que en el primer cajón de su escritorio había cuatro trabajos recientemente terminados - dos de los cuales eran Relatividad Especial y E = mc2 (La Energía es equivalente a la masa por la velocidad de la luz -C- al cuadrado) . Continuó con su trabajo hasta que la gente lo notó (lo apreció, entre ellos Max Planck,  catedrático de física alemán que trabajaba en Berlín)

2. Piel gruesa.
En segundo lugar, Einstein tenía una piel gruesa. Un mal comentario, aún en susurro, puede destrozar a la mayoría de los mortales, pero en 1920 hubo un mitin anti-Einstein en la Ópera de Berlín, donde la gente se oponía a la "ciencia judía". Más tarde aún, en 1933, los estudiantes altamente elitistas de Göttingen, una de las más grandes universidades del mundo en ese momento, quemaron sus libros.

3. Nobleza.
En tercer lugar, era intrínsecamente noble. Tenía una gran conciencia para sus compañeros humanos, y usó una buena cantidad de sus ingresos y otros fondos recaudados para sacar con seguridad a la gente de Alemania para América.

Sensible.
A pesar de tener la piel gruesa, no era insensible -tenía una gran sensibilidad para la humanidad en su conjunto. Aunque el FBI no le permitió formar parte del equipo que construyó la bomba atómica, el trabajo de Einstein y la carta dirigida al Presidente Roosevelt allanó el camino para construir la tecnología.

Pena por el lazamiento del arma atómica sobre Japón.
Cuando escuchó que los Estados Unidos habían dejado caer la bomba sobre Japón, sufrió un gran disgusto y dijo: "Si lo hubiera sabido no habría levantado ni un dedo". En el libro más reciente de David Bodanis lo cita como el que fue para el propio Einstein su mayor error.

Lucha por la paz.
A partir de ahí formó parte de grupos pacifistas contrarios al armamento atómico y se manifestó en múltiples ocasiones con ellos. Por ello el FBI le tenía una gran cantidad de informes sobre esas actividades.

http://bigthink.com/videos/david-bodanis-on-einstein-and-his-persistence-and-regret?utm_source=Big+Think+Weekly+Newsletter+Subscribers&utm_campaign=1e6f13d604-WeeklyNewsletter020117&utm_medium=email&utm_term=0_6d098f42ff-1e6f13d604-38133098

1. Introducción
Einstein reverenciaba el recuerdo de sus grandes predecesores en física. En su casa en Princeton, tenía un retrato de Newton sobre su cama y retratos de Faraday y Maxwell en su estudio [1]. En las conmemoraciones, Einstein sintia un homenaje a los científicos y se tradujo mejor esforzándose por comprender a qué estaban apuntando, cómo pensó y luchó con sus problemas ". Esto concuerda con un credo afín de Gerald Holton [2] que he defendido durante mucho tiempo a los estudiantes. Por lo tanto, parecía apta, cuando invitado a participar en esta conferencia, para centrarse en Einstein como estudiante.

Mi trabajo está dirigido a tres audiencias supuestas.
Primero, para muchos serios estudiantes que encuentran la transición de neófito a Ph.D. científico un viaje desalentador.
Que se sienta alentado al ver que fue duro incluso para Einstein, a pesar de su inmenso talento y pasión por la ciencia.
En segundo lugar, a la facultad sincera preocupada por lo típico Ph.D. los programas se han convertido en un mal definido y, a menudo desmoralizador y rutinario, poco adecuado para fomentar la creatividad de los estudiantes. Puedes encontrar esos aspectos de la historia de Einstein resultan útiles para presionar por las reformas.
Tercero, para cualquier persona curiosa sobre la gestación de ideas que permitió a Einstein sacar a luz en 1905 aquellos "huevos de oro" de la época, junto con su tesis de Ph.D.  ¿Puedes discernir pistas sobre enfoques que pueden ser emulados por mortales menores?

Los propios comentarios y correspondencia de Einstein nos dicen mucho sobre su años de estudiante y una gran cantidad de destacados historiadores de la ciencia y biógrafos tienen muchos libros y ensayos interesantes. En este documento simplemente muestra parte de esta amplia mezcla heterogénea. En lugar de construir un ensayo narrativo, invito a los lectores escanear cronologías de "autoservicio" [3], anotadas en cuatro etapas: Einstein época escolar, que se extiende hasta los 17 años; sus cuatro años en un programa de formación docente en el Instituto Politécnico Federal Suizo en Zurich [4]; sus primeros dos años como un estudiante graduado, desesperado por encontrar un trabajo estable; y sus primeros tres años como examinador de patentes en Berna, incluido su Annus Mirabilis. Para cada etapa, animé la cronología con algunas citas, principalmente de Einstein o sus contemporáneos.

Después de comentar algunos aspectos de sus primeros trabajos, ofrezco mis puntos de vista sobre las lecciones de la empresa académica de hoy deben tomarse de la saga de Einstein. (Tomado de https://web.archive.org/web/20120612055940/http://www.chem.harvard.edu/herschbach/Einstein_Student.pdf)

sábado, 25 de febrero de 2017

El INTI desarrolla inodoros y mingitorios secos. Cómo funcionan. Detalle del consumo en los baños Baños sin agua, una realidad de la tecnología argentina

Un baño totalmente seco todavía no es tecnológicamente posible. Es decir, que no utilice agua. Sobre todo por las necesidades de lavado. Sin embargo, inodoros y mingitorios ya han alcanzado esa posibilidad.

El punto es crucial especialmente en lugares en donde el agua potable es escasa. Sobre todo porque, para la limpieza de esos artefactos se usa agua potable, diseñada y acondicionada para ser bebida. Un verdadero derroche.

Cada vez que se utiliza, un inodoro se traga entre 8 y 10 litros. En un departamento para dos personas se usaría 20 veces al día. Lo que en un año da un desperdicio de no menos de 70 mil litros. El caso de los mingitorios públicos es peor: los expertos aseguran que utilizan 100 mil litros en el año.

Frente a este panorama, el Programa de Tecnologías Sustentable del INTI viene trabajando en el diseño y aplicación de sistemas de saneamiento sustentables, entre ellos baños y urinales secos.

Estos innovadores sistemas podrían dar solución a las necesidades de casi la mitad de los habitantes del territorio nacional que carece de conexión a la red cloacal. Unos 20 millones de personas.

A mediados del mes pasado, en la sede central del INTI, fueron inaugurados dos mingitorios secos, convirtiendo al organismo en el primer organismo nacional en implementar esta tecnología verde. “Hoy vemos la implementación de saneamientos secos como una solución para las poblaciones que no tienen acceso al agua o a un sistema correcto de tratamiento de los efluentes del baño. Sin embargo, la iniciativa también impulsa la creación de proveedores locales de estos artefactos”, indicó Jorge Schneebeli, responsable de la Gerencia de Proyectos Especiales INTI.

A simple vista, los mingitorios secos son iguales a los tradicionales pero no requieren una fuente constante de agua, no tienen problemas de olor, no atraen insectos y son fáciles de limpiar.

Existen distintos diseños de trampa de olor, los mingitorios instalados en el auditorio del INTI cuentan con un cartucho plástico que contiene un líquido con una densidad menor a la orina. Esta sustancia siempre queda por encima de la orina y así evita las evaporaciones de olores. Su formulación hasta el momento no se desarrolla en el país, pero el Centro INTI-Química está trabajando en diversas formulaciones para sustituir la importación de este producto. Otra ventaja de los dispositivos es que pueden ser construidos con materiales disponibles localmente.

Sobre su valor de fabricación, los expertos indicaron que el costo de producción de estos mingitorios se equipara a los costos de los mingitorios tradicionales.

La diferencia se muestra en el ahorro de agua, el menor costo de tratamiento (al minimizar el volumen del efluente) y el potencial que presenta la recuperación de los nutrientes como nitrógeno y fósforo contenidos en la orina.

En cuanto al desarrollo de nichos de mercado a nivel local, el gerente de Comercialización del INTI, Juan Pedro Córica, destacó: “Este tipo de tecnologías está siendo adoptada en el mundo, por lo cual las ventajas están claras. En la Argentina necesitamos poner a disposición los beneficios del sistema, sus costos y potencialidad, para que el producto despierte interés en los fabricantes y futuros usuarios”.

En la actualidad, en países como Alemania o los Estados Unidos, los urinales secos son una alternativa implementada en áreas públicas como hoteles, estaciones de servicio, estaciones de tren o shopping center. El ahorro de agua en inodoros y mingitorios es crucial, por el alto consumo que tienen estos dos artefactos en comparación a otros de uso diario.

Por caso, una ducha de 10 minutos gasta aproximadamente 100 litros de agua. En un año, dos personas podían consumir la misma cantidad que requiere el inodoro.

Para tener una idea del gasto diario que ocasiona cada actividad cotidiana, hay que considerar que cepillarse los dientes con la canilla abierta consume 5 litros de agua; lavar el auto con manguera, 12 litros por minuto; lavar los platos, 50 litros, en tanto que una canilla goteando puede consumir 50 litros al día. Y el peor de todos los casos: una carga de lavarropas consume 200 litros.

El INTI también desarrolla la tecnología de inodoros secos, un sistema de saneamiento aplicable a instalaciones hogareñas, industriales, públicas y comunitarias. El diseño de estos artefactos está basado en la separación desde el origen de la materia sólida y líquida, la operación sin agua y la existencia de cámaras ventiladas o contenedores para el almacenamiento y tratamiento de los residuos. Hay muchos ejemplos exitosos de esta tecnología en el Perú y Sudáfrica.

Los baños secos con separación de líquidos fue promovida originalmente para el manejo seguro de los residuos, pero el foco fue cambiando hacia crear un inodoro versátil que se pueda usar en distintos contextos geográficos y económicos.

La principal ventaja de los baños secos con separación de líquidos, comparados con las letrinas secas convencionales, es que convierten los desperdicios en un residuo seco y sin olor. Esto, además de liberarlos de insectos, suma el hecho de que una vez que el contenedor de desperdicios se llena, el manejo de las materias sólidas es mucho más simple e inofensivo.

Además, el riesgo de contaminación acuífera se ve minimizado a través de la contención segura de los sólidos en cámaras enterradas, lo que también permite la construcción de estos inodoros en lugares donde los sistemas basados en pozos no son apropiados.

Los baños secos pueden ser construidos con dos cámaras de deshidratación adyacentes o una sola cámara con contenedores intercambiables. Algunos baños secos (con separación de líquidos) optan por incluir lombrices en la o las cámaras de deshidratación para la reducción del volumen a tratar y conformación de humus de lombriz. En el INTI señalan que un ejemplo de estos baños secos existe en la ecovilla Gaia en Navarro, Provincia de Buenos Aires, una experiencia que está en proceso de sistematización.

Fuente:
http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Banos-sin-agua-una-realidad-de-la-tecnologia-argentina