viernes, 26 de enero de 2024

¿Cómo es una buena terapia psicodélica?.

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Credit...Illustration by Andrei Cojocaru
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A medida que los tratamientos con MDMA y psilocibina se vuelven más comunes, el componente terapéutico ha sido objeto de escrutinio. Esto es lo que es común en muchas sesiones y lo que no.


La terapia psicodélica está en camino de convertirse en un tratamiento médico convencional en la atención de salud mental. En 2020 y 2022, los residentes de Oregón y Colorado votaron a favor de legalizar el uso de psilocibina, el ingrediente psicoactivo de los hongos alucinógenos, y se espera que la Administración de Alimentos y Medicamentos lo apruebe junto con la MDMA, o éxtasis, para tratar la depresión y el estrés postraumático. desorden para 2024.

Si bien existe una creciente evidencia de que los psicodélicos podrían ofrecer nuevos tratamientos muy necesarios para enfermedades mentales intratables, también han surgido historias de abuso o trauma, que tienen más que ver con los terapeutas que con las drogas.

Algunos casos involucran casos claros de agresión sexual. Con otros, el terapeuta puede haber tenido buenas intenciones pero aun así causó más daño que curación. En un ensayo clínico reciente, que encontró que la psilocibina podría ofrecer alivio para la depresión resistente al tratamiento, tres participantes informaron haber tenido pensamientos suicidas y hacerse daño a sí mismos en las semanas posteriores a la terapia.

Veinte años de investigación han estandarizado la dosis de los medicamentos utilizados en los ensayos clínicos, pero la parte terapéutica no ha recibido un escrutinio similar. En cambio, el trabajo de los terapeutas a menudo se basa en la tradición más que en la evidencia empírica, dijo el Dr. Charles Raison, director de investigación clínica y traslacional del Instituto Usona en Wisconsin y profesor de psiquiatría en la Universidad de Wisconsin.

La falta de mejores prácticas respaldadas científicamente ha llevado a investigadores, médicos y ex pacientes a pedir una mirada más crítica al componente terapéutico de la terapia psicodélica.

"Estoy realmente preocupada por las formas en que los terapeutas bien intencionados pueden hacer daño", dijo Sarah McNamee, psicoterapeuta autorizada y coordinadora de investigación en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad McGill.

Debido a que las personas son tan vulnerables emocionalmente mientras toman psicodélicos, existe un mayor riesgo de sufrir lesiones psicológicas, particularmente por parte de practicantes ineptos o sin experiencia. "Podría ser fácil empeorar a alguien", dijo Janis Phelps, directora del Centro de Investigación y Terapias Psicodélicas del Instituto de Estudios Integrales de California, que ofrece títulos en psicología y asesoramiento.

Esto es lo que sucede actualmente en muchas sesiones de terapia psicodélica y dónde pueden aparecer señales de alerta.

Elegir un terapeuta
En la mayor parte del país, la única forma de probar legalmente la terapia psicodélica con psilocibina o MDMA es inscribirse en un ensayo clínico. (La ketamina se puede administrar en clínicas o incluso enviarse a casa, pero los expertos recomiendan encarecidamente que se utilice sólo junto con la terapia).

El profesional con el que trabaje debe ser un profesional de la salud mental, idealmente especializado en su afección y certificado en terapia psicodélica, para la cual actualmente existen varios programas de capacitación. Amy Lehrner, directora clínica del Centro de Psicoterapia Psicodélica e Investigación de Trauma de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, recomendó que las personas evalúen a un terapeuta psicodélico potencial como lo harían con cualquier otro proveedor de salud mental: pregunte sobre la capacitación y certificaciones profesionales de la persona. y experiencia.

También han existido durante décadas opciones clandestinas, algunas administradas por terapeutas profesionales y otras por aficionados. Los expertos desaconsejan el uso de estos proveedores porque hay aún menos supervisión. Investigar al profesional es doblemente importante si buscas una terapia psicodélica fuera de un ensayo clínico.

En cualquier entorno, es fundamental que se sienta seguro y cómodo con el terapeuta, razón por la cual las sesiones preparatorias son tan importantes para desarrollar la confianza y la simpatía.

Sesiones preparatorias
Antes de tomar el medicamento, el médico debe reunirse con usted durante varias horas durante algunos días para explicarle lo que implicará el tratamiento, especialmente en lo que respecta a los efectos físicos y psicológicos del medicamento. El terapeuta debe preguntarle sobre su historial y síntomas, así como sus objetivos e intenciones para el tratamiento.

El terapeuta podría aconsejarle que adopte un determinado estado de ánimo durante la sesión o enseñarle técnicas de respiración o meditación para utilizar si se enfrenta a una emoción o sensación física incómoda mientras toma el medicamento.

"Les enseñamos a estar entusiasmados y curiosos sobre lo que aún no saben, lo que va a salir de ellos, y a darle la bienvenida, incluso si es perturbador por unos momentos, o una hora, si ese es el caso". Dijo el Dr. Phelps.

Un propósito fundamental de estas sesiones es obtener el consentimiento informado sobre lo que podría suceder durante la sesión de drogas, especialmente en lo que respecta al tacto. Debido a que normalmente no forma parte de la psicoterapia, el papel del tacto en la terapia psicodélica es polémico.

Algunos expertos dicen que puede ser útil para alguien en un viaje psicodélico recibir un toque tranquilizador. Otros dicen que podría crear una oportunidad para cruzar fronteras. La mayoría estuvo de acuerdo en que el toque debería limitarse a tomarse de la mano o a una mano en el hombro; cualquier cosa que implique contacto de cuerpo completo, incluido un abrazo, podría interpretarse como sexual.

Sesión de drogas
Durante la mayor parte de una sesión de drogas con MDMA o psilocibina, el paciente suele estar acostado, con los ojos cerrados y escuchando música. La experiencia generalmente no implica mucha conversación y es más interna para el paciente.

Si el paciente comienza a sentirse ansioso o se encuentra con un recuerdo o una visión traumática, el terapeuta puede ofrecerle tranquilidad u orientación mediante un ejercicio de respiración. En esos casos, el objetivo no es que el paciente evite o se distraiga de la experiencia. “El papel del terapeuta aquí es tratar de ayudar a las personas a seguir con ello”, dijo el Dr. Raison. "Si luchas contra la experiencia, tiendes a tener malos resultados".

Los terapeutas nunca deben imponerle una determinada experiencia a un paciente; están ahí para seguir las instrucciones del paciente, no para liderar, dijo el Dr. Lehrner. “Nunca se trata de entrometerse o dirigir empujando a alguien” más allá de sus límites.

Sin embargo, la Sra. McNamee, que ha participado en ensayos clínicos psicodélicos, dijo que alentar a los pacientes acríticamente a pasar por el dolor podría causar más daño que bien. En la terapia psicodélica, los terapeutas a menudo presionan a las personas a "afrontar la angustia", dijo, cuando a veces "podría ser una buena idea alejarse de la angustia, calmarla, regularla, distraerla".

No se trata de si una práctica es buena o mala, añadió, sino de determinar en qué contextos puede ser útil o perjudicial.

Sesiones de integración
Las sesiones de integración, cuando el paciente procesa la experiencia en los días y semanas posteriores al viaje, son las que más se parecen a una terapia tradicional. El número exacto de sesiones varía, pero lo normal es cuatro horas repartidas en dos o tres semanas, aunque algunos expertos dicen que no es suficiente.

El terapeuta ayuda al paciente a intentar dar sentido a los sentimientos, ideas y recuerdos que surgieron mientras tomaba el psicodélico. La táctica más común, dijo el Dr. Raison, es hacer preguntas abiertas y dejar que el paciente guíe la conversación.

Por ejemplo, un terapeuta podría preguntar: ¿Cómo cambió la experiencia tu relación contigo mismo? El objetivo es tomar esas lecciones e incorporarlas a la vida del paciente, siendo la filosofía que "el paciente tiene su propia sabiduría, la experiencia psicodélica tiene su propia sabiduría", dijo.

Algunos investigadores están comenzando a experimentar con enfoques terapéuticos alternativos, como la terapia cognitivo-conductual o la terapia de aceptación y compromiso, que alientan a los pacientes a reexaminar sus creencias sobre sí mismos, potencialmente ayudados por las ideas obtenidas durante la sesión psicodélica.

Para el Dr. Lehrner, lo que los investigadores deberían trabajar para estandarizar ahora son los principios terapéuticos generales mientras continúan probando si el tratamiento en su conjunto es seguro y eficaz. “Después”, dijo, “la gente puede investigar: ‘Bueno, ¿y si lo modificamos así? ¿Qué pasa si lo cambiamos así?'”

La señora McNamee no estuvo de acuerdo. "Me preocupa cómo este campo podría estar avanzando demasiado rápido", sin suficiente investigación sobre lo que constituye una práctica segura y ética, dijo. "Creo que podemos estandarizar cosas que son problemáticas es algo en lo que vale la pena pensar".

Dana G. Smith is a reporter for the Well section, where she has written about everything from psychedelic therapy to exercise trends to Covid-19

jueves, 25 de enero de 2024

Tenemos que presionar al Gobierno de Biden para que ordene a Israel que detenga el genocidio.

El abogado de DD.HH. Francis Boyle analiza la importancia de que Sudáfrica, un país que vivió un régimen de apartheid, haya denunciado a Israel ante la Corte Internacional de Justicia

Sudáfrica ha presentado una demanda ante el principal órgano judicial de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), en la que acusa a Israel de cometer actos de genocidio en Gaza. “Creo que Sudáfrica logrará obtener una orden para que Israel cese y desista de cometer todos los actos de carácter genocida contra los palestinos”, dice Francis Boyle, un abogado internacional de derechos humanos que presentó con éxito ante la CIJ, en virtud de la Convención sobre el Genocidio de 1948, dos solicitudes de medidas provisionales de protección en nombre de la República de Bosnia y Herzegovina contra Yugoslavia. Boyle dice que Israel tiene un historial de escuchar las órdenes de Estados Unidos de detener sus asaltos a los territorios palestinos ocupados. “Aquí en Estados Unidos tenemos el poder de detener esto”.

Para ver la entrevista en inglés, haga clic aquí.

Transcripción
AMY GOODMAN: El número de muertos que han dejado los bombardeos israelíes en Gaza desde el ataque que Hamás realizó el 7 de octubre contra Israel ha superado los 22.000. Sudáfrica ha presentado una demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en la ciudad de La Haya, en la que acusa a Israel de genocidio y de buscar “destruir a los palestinos de Gaza”. Esto se produce al tiempo que otro tribunal, la Corte Penal Internacional, está investigando presuntos crímenes de guerra cometidos tanto por Israel como por Hamás.

En los documentos presentados ante la CIJ, el principal órgano judicial de las Naciones Unidas, Sudáfrica alega que “los actos y omisiones de Israel denunciados por Sudáfrica son de carácter genocida, porque están destinados a provocar la destrucción de una parte sustancial del grupo nacional, racial y étnico palestino”. Sudáfrica acusó a Israel de violar la Convención de 1948 para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, la cual Israel ha firmado.

Israel dijo en respuesta que la acusación presentada “no tiene fundamento legal”. El Ministerio de Relaciones Exteriores israelí acusó a Sudáfrica de “colaborar con un grupo terrorista que busca la aniquilación de Israel”.

El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, ha comparado el trato de Israel a los palestinos en los territorios ocupados con el sistema racista de apartheid en su propio país, al cual se puso fin en 1994 después de casi medio siglo. En noviembre, Ramaphosa respondió al asalto de Israel sobre Gaza retirando a los diplomáticos sudafricanos de Israel.

PRESIDENTE CYRIL RAMAPHOSA: El castigo colectivo contra civiles palestinos mediante el uso ilegal de la fuerza por parte de Israel constituye un crimen de guerra. La negación deliberada de medicamentos, combustible, alimentos y agua a los habitantes de Gaza equivale a un genocidio.

AMY GOODMAN: Por otro lado, en octubre, el legislador sudafricano y nieto de Nelson Mandela, Nkosi Mandela, se unió a una manifestación en solidaridad con Palestina en Ciudad del Cabo.

NKOSI ZWELIVELILE MANDELA: Los palestinos cuentan con que todos y cada uno de nosotros nos pongamos de pie y alcemos nuestra voz. Ellos estuvieron junto a nosotros codo a codo cuando luchábamos por la liberación de nuestro país

AMY GOODMAN: Para más información, nos acompaña Francis Boyle, profesor de derecho internacional en la Facultad de Derecho de la Universidad de Illinois. Boyle presentó con éxito, en nombre de Bosnia y en virtud de la Convención sobre el Genocidio, dos solicitudes de medidas provisionales de protección ante la CIJ contra Yugoslavia. Él piensa que lo mismo podría aplicarse en este contexto. Sus libros incluyen “The Bosnian People Charge Genocide” (El pueblo de Bosnia presenta cargos de genocidio), “Palestine, Palestinians, and International Law” (Palestina, palestinos, y el derecho internacional), y “World Politics, Human Rights, and International Law” (Política mundial, derechos humanos, y derecho internacional).

Profesor Boyle, bienvenido de nuevo a Democracy Now! Nos complace tenerle con nosotros en este nuevo año, aunque en circunstancias muy graves. ¿Puede explicar por qué Sudáfrica es el país que está presentando estos cargos y qué es exactamente la Corte Internacional de Justicia, cómo encaja en el sistema de justicia mundial? Hable sobre la acusación de genocidio.

FRANCIS BOYLE: Bueno, muchas gracias por invitarme, Amy. Saludos cordiales a su audiencia.

No es mi intención alardear, pero yo fui el primer abogado que ganó algo en virtud de la Convención sobre el Genocidio ante la Corte Internacional de Justicia, cuyos orígenes se remontan a 1921. Pude obtener por mi propia cuenta dos órdenes de la Corte Internacional a favor de la República de Bosnia y Herzegovina contra Yugoslavia para que ésta cesara y desistiera de cometer todos los actos de carácter genocida.

Y, de acuerdo con mi cuidadosa revisión de todos los documentos presentados hasta ahora por la República de Sudáfrica, creo que Sudáfrica logrará obtener una orden para que Israel cese y desista de cometer todos los actos de carácter genocida contra el pueblo palestino. Y luego tendremos una determinación oficial por parte de la misma Corte Internacional de Justicia, la máxima autoridad legal en el sistema de las Naciones Unidas, de que se está cometiendo un genocidio. Y, en virtud del Artículo I de la Convención sobre el Genocidio, todas las Partes contratantes, 153 Estados, estarán entonces obligadas “a prevenir” el genocidio por parte de Israel contra los palestinos.

En segundo lugar, cuando la Corte Mundial emita esta orden de cese y desistimiento contra Israel, el Gobierno de Biden deberá ser condenado en virtud del artículo III, párrafo (e), de la Convención sobre el Genocidio, que tipifica como delito la complicidad en el genocidio. Y claramente sabemos que el Gobierno de Biden ha instigado y ha sido cómplice de los actos de genocidio por parte de Israel contra los palestinos por mucho tiempo. Esto también ha sido planteado por mis colegas en el Centro para los Derechos Constitucionales y en el Gremio Nacional de Abogados en una demanda contra Biden, Blinken y Austin.

Por lo tanto, creo que podremos usar la orden de la Corte Mundial. En este momento mis fuentes me dicen que la audiencia tendrá lugar el 11 y el 12 de enero. Según mi experiencia con los bosnios, podría haber una orden en el transcurso de una semana tras las audiencias.

Con respecto al Gobierno de Biden, también diría que actualmente está violando la Ley de Implementación de la Convención sobre el Genocidio, que tipifica el genocidio como un delito bajo la ley federal de Estados Unidos. Y, de nuevo, una vez que Sudáfrica obtenga esta orden, el Gobierno de Biden también será acusado de violar la Ley de Implementación de la Convención sobre el Genocidio.

Creo que esta es la dirección en la que nos encaminamos desde hoy hasta, yo diría, finales de este mes. Y depende de todos nosotros, como ciudadanos estadounidenses, entender y apoyar lo que Sudáfrica está haciendo ante la Corte Internacional de Justicia.

JUAN GONZÁLEZ: Francis Boyle, ¿cuál es la diferencia entre la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional, que ya está considerando las acusaciones de crímenes de guerra cometidos tanto por Israel como por grupos armados palestinos?

FRANCIS BOYLE: Sí, Juan. La Corte Internacional de Justicia tiene sus orígenes en 1921, cuando su predecesor se estableció legalmente. Y fue en ella donde presenté el caso de genocidio. Fui el primer abogado en obtener dos órdenes en un caso de genocidio desde la fundación de la Corte Mundial en 1921, y fue sobre la base de la Convención sobre el Genocidio. La Corte Penal Internacional es una organización internacional separada, establecida en el año 2000.

El problema, Juan, es el siguiente: en 2009, después de la Operación Plomo Fundido, yo le sugerí al presidente palestino, Mahmoud Abbas, que aceptara la jurisdicción de la Corte Internacional… de la Corte Penal Internacional en Palestina, lo cual hizo. Y lamento informar que la Corte Penal Internacional no ha hecho una condenada cosa para ayudar a los palestinos desde 2009. La Corte Penal Internacional tiene toda la sangre del pueblo palestino en sus manos desde 2009. Y, Juan, por eso iniciamos una campaña para encontrar un Estado dispuesto a presentar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia, la Corte Mundial.

La Corte Penal Internacional opera básicamente a instancias de sus financiadores, fundadores y amos, que son Estados Unidos, los Estados de la OTAN, los Estados europeos, etc. Antes de la rápida acusación contra el presidente Putin, en el marco de la guerra legal de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, la Corte Penal Internacional no había acusado a ningún estadounidense, o un europeo, o un británico, o un ciudadano de un Estado de la OTAN, o un israelí, o una persona blanca.

Así que estamos organizando una campaña ahora para apoyar a la República de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia. Damos inicio hoy a esta campaña. Yo formo parte de una coalición con la cual empezamos esta campaña para buscar que las partes contratantes de la Convención sobre el Genocidio presenten declaraciones de intervención ante la Corte Mundial en apoyo y solidaridad con Sudáfrica contra Israel y en apoyo a los palestinos. Esperamos que ese material se presente hoy.

JUAN GONZÁLEZ: Francis, quería preguntarle sobre Joan Donoghue, quien preside actualmente la Corte Internacional de Justicia. Ella trabajó anteriormente en el Departamento de Estado de Estados Unidos ¿Cómo cree que abordará la solicitud presentada por Sudáfrica? ¿Qué poder tiene para dictar cómo se realizan los procedimientos?

FRANCIS BOYLE: Esa es una buena pregunta, Juan. Sí, durante mucho tiempo, Donoghue hizo carrera como una burócrata del aparato legal del Departamento de Estado de Estados Unidos Y así fue como llegó a su cargo actual. Y estoy seguro de que ella está en contacto en este momento con el Departamento de Estado de Estados Unidos, manteniéndolos al tanto de todo lo que pasa allí en La Haya tras bastidores. Ella se ceñirá a los lineamientos del Departamento de Estado en este proceso. Temo decir que la presidenta tiene mucho poder allí para dictar el curso del proceso. Y sospecho que usará ese poder para encaminar el proceso en favor de Israel.

Sin embargo, también me han informado que la República de Sudáfrica ha nominado en este momento a un juez “ad hoc”. Ese es su derecho en virtud del estatuto de la Corte Internacional de Justicia. Todavía no tengo un nombre, pero espero que el juez sudafricano ad hoc hará todo lo posible para tratar de mantener a Donoghue a raya.

AMY GOODMAN: Quiero hablar de nuevo sobre Sudáfrica, que ha presentado esta acusación de genocidio. En 2008, tuve la oportunidad de hablar con el ícono sudafricano en la lucha contra el apartheid, premio Nobel de la Paz, el arzobispo Desmond Tutu. Pude entrevistarlo en la residencia del vicecónsul sudafricano en Nueva York, justo antes de que el arzobispo Tutu recibiera el premio Global Citizens Circle. Le pregunté sobre Palestina.

AMY GOODMAN: ¿Compararía la ocupación de Gaza y Cisjordania con el apartheid en Sudáfrica?

ARZOBISPO DESMOND TUTU: Tengo que hablar sobre lo que sé. Quiero decir, la mayoría de la gente… Un judío generalmente hablará sobre sus experiencias y tal vez comparará lo que sea que esté sucediendo con lo que sucedió en los días del Holocausto. Para mí, venir de Sudáfrica y pasar por… y ver los puntos de control y la arrogancia de esos jóvenes soldados, tal vez temerosos, tal vez escondiendo su aprensión, no veo por qué no habría de decir, y por supuesto, eso es una verdad, que me recuerda… me hace recordar el tipo de experiencias a las que fuimos sometidos.

AMY GOODMAN: Ese era el arzobispo Desmond Tutu. Francis Boyle, hable sobre la importancia de que sea Sudáfrica y lo que significa que un Estado presente una acusación contra otro Estado. ¿Quiénes son los firmantes aquí? ¿Y qué tan vinculante es esto? Explique lo que sucedió, por ejemplo, en Bosnia.

FRANCIS BOYLE: Claro. Bueno, primero, la conexión con el fallecido gran arzobispo Tutu, el equipo legal en la demanda que presentó Sudáfrica está encabezado por el profesor John Dugard, un viejo amigo mío. El profesor Dugard fue uno de los muy pocos valientes profesores blancos de derecho internacional que se opusieron internacionalmente al sistema criminal de apartheid en Sudáfrica, poniendo en riesgo su vida. En segundo lugar, más tarde, el profesor Dugard se convirtió en relator especial de la ONU para Palestina. Yo leí todos sus informes. Son excelentes. El corazón y la cabeza del profesor Dugard están en el lugar correcto con relación a los palestinos, y él es uno de los mejores profesores de derecho internacional en el mundo.

Entonces, hay una comparación directa entre el sistema de apartheid israelí que rige sobre todos los palestinos, incluidos los ciudadanos palestinos de Israel, y lo que sucedió en la Sudáfrica del apartheid. De hecho, el profesor Dugard ha escrito que el sistema israelí de apartheid contra el pueblo palestino es peor que el apartheid que los afrikáneres aplicaron a la población negra en Sudáfrica.

Yo estuve involucrado en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, y llegué a la misma conclusión. De hecho, esos paralelismos me llevaron, en noviembre de 2000, a hacer un llamado, en un discurso, para establecer una campaña de desinversión contra Israel, por las mismas razones que tuvimos una campaña de desinversión contra el régimen criminal de apartheid en Sudáfrica. Y luego, en 2005, la sociedad civil palestina me contactó para que me uniera a ellos en la implementación de la campaña por parte de Palestina de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra Israel, contra el apartheid de Israel, por la misma razón que tuvimos una campaña de BDS contra el régimen criminal de apartheid en Sudáfrica.

Así que Tutu, Dugard y yo, además de Ramaphosa y la ministra de Relaciones Internacionales de Sudáfrica, quien ha dado discursos contundentes, todos entendemos lo que está pasando aquí y lo que está en juego.

AMY GOODMAN: Y el tema del genocidio en Bosnia, ¿puede explicarlo para quienes no están familiarizados con el caso? ¿Qué resultados produjeron las denuncias ante la Corte Internacional de Justicia?

FRANCIS BOYLE: Sí. Bueno, Yugoslavia exterminó a unos 200.000 bosnios, violó a unas 40.000 mujeres bosnias. Yo los representé legalmente a todos ellos y argumenté su caso ante la Corte Internacional de Justicia. Y gané estas dos órdenes el 8 de abril de 1993 y el 13 de septiembre de 1993. Antes de obtener esa orden del 8 de abril de 1993, todo el mundo negaba que estuviera ocurriendo un genocidio. Y una vez que gané dicha orden, en una victoria enorme y contundente a favor de los bosnios, ya nadie podía negar que se estaba llevando a cabo un genocidio.

En cuanto a la efectividad, cuando salí de la Corte Internacional de Justicia el 8 de abril de 1993, tras obtener esa orden, entré en el vestíbulo fuera de la gran sala del tribunal. Los medios de comunicación de todo el mundo estaban allí. Y en ese momento dije: “La Corte Mundial acaba de determinar que se está llevando a cabo un genocidio en Bosnia y Herzegovina. En virtud del Artículo I, todos los Estados parte de la Convención sobre el Genocidio tienen la obligación de prevenir el genocidio en Bosnia. Y de este modo me permito solicitar la intervención militar directa por parte de Estados Unidos y de los Estados de la OTAN para salvar a los bosnios del genocidio”. Más tarde ese día, Estados Unidos y la OTAN anunciaron que estaban estableciendo una zona de exclusión aérea, imponiendo una zona de exclusión aérea sobre Bosnia. Así que estas órdenes de la Corte Mundial pueden tener consecuencias.

Y dependerá de nosotros aquí en Estados Unidos concebir una estrategia en la que haya consecuencias para el Gobierno de Biden, porque tenemos que presionar al Gobierno de Biden para que ordene a Israel que detenga el genocidio. Ellos harán lo que los estadounidenses les digamos que hagan. Durante la Operación Plomo Fundido, que había estado en curso por un tiempo bajo la presidencia de Bush Jr., Obama y su equipo se aprestaban para llegar al poder. Obama estaba a punto de tomar posesión. Y para no estropear la ceremonia de investidura de Obama, el Gobierno de Estados Unidos le dijo a Israel que detuviera la Operación Plomo Fundido. Así que tenemos que entender que aquí en Estados Unidos de América tenemos el poder de detener esto. Pero tenemos que buscar la forma de poder usar la orden que Sudáfrica obtendrá y aplicarla aquí en Estados Unidos.

Esto es exactamente lo que sucedió en Nicaragua. Usted recordará, Amy, que yo estuve involucrado en el asesoramiento de casi todas las organizaciones y abogados pacifistas aquí en Estados Unidos sobre las cuestiones legales con respecto a la guerra de Reagan contra Nicaragua, El Salvador, Guatemala. Mi maestro, mentor y amigo, el difunto y genial Abe Chayes de la Facultad de Derecho de Harvard, ganó una orden ante la Corte Mundial contra el Gobierno de Reagan en 1984, y luego también una sentencia de fondo en 1986. Nosotros aquí en Estados Unidos usamos esa orden de la Corte Mundial y la sentencia de fondo para detener la guerra de Reagan contra Nicaragua. Lamentablemente, 16.000…

AMY GOODMAN: Tenemos 20 segundos.

FRANCIS BOYLE: Lamentablemente, 16.000 nicaragüenses fueron asesinados, incluido el ciudadano estadounidense Ben Linder, pero pudimos poner fin a eso. Y creo que con esta orden de la Corte Mundial que Sudáfrica obtendrá, podremos detener lo que Israel está haciendo contra los palestinos.

AMY GOODMAN: Francis Boyle, profesor de derecho internacional en la Facultad de Derecho de la Universidad de Illinois. Sus libros incluyen “The Bosnian People Charge Genocide” (El pueblo de Bosnia presenta cargos de genocidio), “Palestine, Palestinians, and International Law” (Palestina, palestinos, y el derecho internacional), así como “World Politics, Human Rights, and International Law” (Política mundial, derechos humanos, y derecho internacional).

Traducido y editado por Iván Hincapié y Clara Ibarra.

Fuente: 

La demolición de Europa

El proyecto iliberal de la Hungría de Viktor Orbán se alimenta con los fondos de la Unión que está contribuyendo a destruir.

En su último libro, Timothy Garton Ash se refiere por lo menos a cuatro maneras de entender lo que es Europa. 

Habla de la Europa geográfica, de aquella que abarca más o menos los territorios que en su día dominó Carlomagno, se refiere a la Europa de la cultura y los valores y, por último, a la de la organización institucional de los Estados europeos. 

Se le olvidó que, dentro de esta última, hay también lugar para una quinta Europa: la Europa del esperpento. 

Es la que habitamos ahora y que mostró sin la menor vergüenza su verdadero rostro en las reuniones que celebraron los Veintisiete hace una semana. Los titulares hablaron de un momento histórico, y aplaudieron que la Unión hubiera dado luz verde a las negociaciones para que Ucrania y Moldavia pudieran integrarse dentro de un tiempo, y siempre que cumplieran una serie de rigurosos requisitos, al selecto club de Bruselas. Poco después de que se produjera ese gesto de generosidad que augura un futuro radiante para esa Ucrania que se desangra en los campos de batalla en su guerra con la Rusia de Putin, la Unión Europea fue incapaz de aprobar un paquete de 50.000 millones de euros que podían a servirle de ayuda en la más estricta actualidad, la de las bombas y la destrucción y el dolor y la postración de sus gentes.

Era necesaria la unanimidad de los Estados miembros para que dentro de unos años Ucrania pudiera formar de la Unión. El caso es que la Hungría de Viktor Orbán se mostraba remolona a dar el visto bueno. Pero fue entonces cuando se produjo una de esas soluciones imaginativas y, justo en el momento de votar, Orbán se ausentó, salió a dar una vuelta. Olaf Scholz, el canciller alemán, le sugirió la idea, y resultó convincente. Igual Orbán pensó que el futuro queda lejos, que son muchas las cosas que pueden cambiar.

Y de esos cambios, de los que han sucedido desde los años setenta hasta ahora, habla Garton Ash en el libro antes aludido, Europa. Una historia personal (Taurus). Es el relato de alguien que vive con entusiasmo el reto al que se enfrentan los países del Este de Europa de romper con el autoritarismo de la Unión Soviética para acercarse a Bruselas, y que observa cómo cuando ya forman parte de la Unión algo termina por torcerse. 

“La adhesión a la Comunidad Europea se había considerado una forma de asegurar la transición nacional a la democracia”, escribe en el capítulo que se titula Demolición. Y observa poco después: “Pese a las nobles palabras de los artículos iniciales del Tratado de la Unión Europea, resultó que esta carecía de mecanismos eficaces para defender la democracia en el interior de un Estado miembro”.

Y eso es lo que ha sucedido con Hungría desde que Orbán llegó al poder en 2010. Neutralizó todos los mecanismos de control y equilibrios de la democracia liberal y terminó por construir un país con “una visión alternativa de Europa: antiliberal, conservadora en lo social, natalista, declaradamente cristiana y etnonacionalista”. A esa quinta Europa es a la que se sigue alimentando de fondos para que siga erosionando la Unión desde dentro. Es la que ha mostrado sus zarpas, la que ya batalla en Bruselas para defender un puñado de ideas ultra, la que quiere crecer en las próximas elecciones. Es un verdadero peligro.
José Andrés Rojo

_ - POSVERDAD. Negar las alarmas, dudar de los datos y los expertos: por qué la derecha recela de la ciencia.

Tres mujeres sostienen diferentes pancartas durante una manifestación negacionista, el 11 de diciembre de 2021 en Madrid.
_ - Tres mujeres sostienen diferentes pancartas durante una manifestación negacionista, el 11 de diciembre de 2021 en Madrid.
Los más conservadores desconfían de los científicos porque perciben que su identidad está en riesgo, influidos por las élites populistas y tras décadas de desinformación.


La derecha más radical tiene problemas con la ciencia. Es algo que innumerables estudios habían observado, pero desde la pandemia el problema se ha agravado porque gana importancia y se extiende socialmente. Y esa tensión asoma a menudo en el discurso político, en episodios como el que se vivió en torno a la dana en Madrid y la probabilidad de que sufriera un diluvio histórico. Las críticas contra la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y las alarmas de las autoridades, por parte de políticos y periodistas de derechas, llegaron mucho antes de que se cerrara el plazo de alerta roja. Algunos ciudadanos se lanzaron a la calle con el único ánimo de mostrar en redes sociales cómo desafiaban las peticiones de prudencia de las autoridades. Finalmente, al margen de alardes y controversias, murieron ocho personas.

Esta negación amenaza no solo la convivencia y la toma de decisiones informadas; también pone en peligro la vida misma de los ciudadanos de derechas, como demuestra lo sucedido en Estados Unidos en torno a la vacunación contra la covid. Un estudio publicado este verano por la Universidad de Yale muestra que, desde que las vacunas están disponibles, los votantes republicanos están muriendo a un ritmo muchísimo más alto que los demócratas.

El trabajo, publicado por la Asociación Médica de EE UU, analizó más de medio millón de muertes (en Ohio y Florida) y las cotejó con el censo de votantes registrados. El resultado de su análisis es demoledor: el exceso de mortalidad entre los votantes republicanos “fue un 43% más alto” que el de los demócratas. “La brecha fue mayor en los condados con tasas de vacunación más bajas”, concluye. Los votantes conservadores dudan de las vacunas y mueren, alentados por el populismo anticientífico.

La meritocracia y otros mecanismos psicológicos que sirven de excusa contra los impuestos El fenómeno es muy complejo y no para de crecer. En EE UU, la confianza en los científicos se desplomó en apenas un par de años en el flanco derechista de la ciudadanía: entre 2019 y 2021, mientras se mantenía por encima del 90% entre los demócratas, el procentaje de republicanos que se fían de investigadores médicos pasó de un 88% a solo un 66%. La desconfianza conservadora en los científicos en general ha crecido en ese periodo del 14% al 36%.

En España también se observa ya cómo esa parte de la sociedad se desengancha de lo científico. La socióloga Celia Díaz Catalán estudia la percepción que tienen los españoles de la ciencia y “en general, la confianza es alta, pero hay una mayor desconfianza en la ideología extrema de derechas”. El 40% de los ciudadanos más de derechas creen que muchas teorías científicas están completamente equivocadas, frente al 22,8% de la media general de todos los españoles; y un 54% de los derechistas opina que la gente confía en los científicos mucho más de lo que debería, el doble que la media. Estos datos son novedosos, pero hay una marea que venía de antes, según los datos de Díaz: “Ya se veían muchas más reticencias a considerar positivos los resultados de la ciencia. En general, la gente de la derecha desconfía más de este tipo de instituciones”.

Porcentaje de acuerdo en cada grupo ideológico con cada afirmación: ver el enlace a El Pais...

"Muchas teorías científicas están completamente equivocadas" De acuerdoRestoEn desacuerdo

"La gente confía en los científicos mucho más de lo que debería" De acuerdoRestoEn desacuerdo

"La gente no se da cuenta de lo defectuosa que es realmente mucha investigación científica" De acuerdoRestoEn desacuerdo

En sus trabajos para la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, Díaz también ha descrito que las posiciones más a la derecha de la escala ideológica presentan una menor capacidad de discernir entre la información verdadera y falsa. Y también mayor tendencia a difundir las falsas. En EE UU también se ha observado, según un trabajo que concluyó en 2021 que “esto se explica en parte por el hecho de que las falsedades más compartidas tienden a promover posiciones conservadoras”. Un estudio monumental realizado con la ayuda de Facebook acaba de mostrar que el 97% de las fake news de esa red las consumen usuarios de derechas.

“Los científicos exageran”
Díaz cree que en el episodio de la dana fue “llamativo” por las mareas de fondo que mostró: “Se vio que hay un caldo de cultivo que se está fraguando, se está generando esa representación social de la exageración científica, de que le falta consistencia. No se habló de las medidas políticas para mitigar los efectos, sino directamente si el pronóstico era falso, si la ciencia se equivoca”. Y añade: “Es peligroso, porque si se señala a toda la investigación científica, sirve para negar otras cosas más adelante”. Al tachar de exagerada o falsa la ciencia hoy y aquí, se abre la puerta a tomar ese atajo más veces, siempre en función de lo que convenga a nuestros intereses, ideología o identidad.

La investigadora Kathleen Hall Jamieson, experta en comunicación y cofundadora de FactCheck.org, lo resume de este modo: “Cuando la ciencia dice que necesitamos reducir las emisiones de carbono, algunos conservadores escuchan: los científicos quieren hundir la economía. Cuando los científicos dicen que el uso de mascarillas y la vacunación frenarán la propagación de la covid, algunos conservadores escuchan: los científicos quieren socavar mi derecho a decidir qué es lo mejor para mí y mi familia, y están tratando de aumentar el poder del gobierno para dirigir mi vida”.
dana en Toledo
Efectos de la dana en Casarrubios (Toledo), donde han encontrado a un hombre muerto en un ascensor.

dana en Toledo Efectos de la dana en Casarrubios (Toledo), donde han encontrado a un hombre muerto en un ascensor. CLAUDIO ÁLVAREZ

Por eso, la experta en comunicación de riesgos Maricarmen Climént reconoce que en su campo el factor ideológico ha de tenerse muy en cuenta: “No todos están en el mismo contexto para aceptar la información. Está muy vinculado a lo que las personas sienten. La ideología es un problema, es un elemento más a considerar, porque la gente tiene sesgos e ideas preconcebidas”. Cuando el Gobierno alerta sobre los efectos nocivos de la carne roja o los dulces, hay quien ve amenazada su identidad, su forma de vida, y responde defendiéndolo con más fuerza y dudando de los estudios científicos: posando en redes con chocolatinas y chuletones.

Muchos especialistas explican que el rechazo de la derecha surge de esas disonancias cognitivas, el choque entre lo que dice la ciencia y determinados valores o visiones de cómo debe ser el mundo: “Si tenemos que renunciar a usar el coche para cada cosa, puede ser doloroso para mucha gente”, explica Díaz. De ahí que, por ejemplo, se minimice la importancia de la emergencia climática: “En España prácticamente no hay negacionistas, lo que sí ha cambiado en estos últimos años es la idea de la verdadera gravedad de los efectos del cambio climático, fundamentalmente en la derecha”. Después del éxito del Brexit, hoy Nigel Farage batalla contra las zonas libres de coches acompañado de carteles que rezan: “Parad la mentira del aire tóxico”.

Otro atajo mental de lo más sencillo y universal es pensar lo mismo que dicen personas de las que me fío ante problemas o situaciones complicados, o que escapan a nuestro entendimiento: por ejemplo, opinar como los políticos a los que voto. Este es uno de los argumentos más extendidos para explicar el recelo de las personas conservadoras hacia los científicos: que los azuzan las élites políticas.

Trump abucheado por los suyos
Pero hay argumentos en contra: “El problema es complejo”, resume Jamieson por email. “Las vacunas contra la covid fueron creadas bajo la administración Trump y lo abuchearon cuando supieron que estaba a favor de la vacunación”. En agosto de 2021, Donald Trump fue abroncado por sus propios seguidores en un mitín en Alabama tras reconocer: “Creo totalmente en vuestras libertades, pero recomiendo que os vacunéis. Yo lo hice, es bueno, vacunaos”. Santiago Abascal, el líder del ultraderechista Vox, no quiso revelar si se había vacunado contra la covid y, hoy, la nueva portavoz parlamentaria de su grupo es una negacionista de la pandemia.

Estudiosos del fenómeno tienen claro que hay una palanca que accionó definitivamente determinadas actitudes: la desinformación propagada deliberadamente por los poderes económicos, interesados en socavar la credibilidad de la ciencia. Por cada estudio que advertía del calentamiento, pagaban otro manipulado para ponerlo en cuestión. Por cada médico que criticaba el tabaco, pagaban otro para rebatirlo. Son los mercaderes de la duda, como los bautizaron Naomi Oreskes y Erik Conway. Así se ha ido sembrando la percepción de que la ciencia es endeble, inconsistente, interesada y opinable. Los estudios serían solo el pretexto que usan los gobiernos para intervenir en nuestras vidas, justo lo que venden determinadas industrias. Y sus intereses influyen abrumadoramente en los conservadores proempresariales del Partido Republicano.

Es lo que opina Oreskes, que acaba de publicar un estudio en la revista Science, que demostraba que Exxon y otras petroleras sabían la catástrofe que estaban desatando. En un artículo reciente, Oreskes y Conway escriben: “La desconfianza conservadora contemporánea hacia la ciencia no tiene que ver realmente con la ciencia. Es un daño colateral, un efecto colateral de la desconfianza en el gobierno. Por lo tanto, para reconstruir la confianza en la ciencia, no podemos simplemente defender la ciencia como proyecto o demostrar la integridad de los científicos. Debemos abordar, y contrarrestar, las narrativas conservadoras predominantes de que el gobierno frena la prosperidad y amenaza las libertades de la gente, cuando en realidad está trabajando para sostener y distribuir equitativamente la prosperidad y proteger a su pueblo de amenazas graves como el cambio climático”.

Peligro para la convivencia
Es algo parecido a lo que sucedió recientemente durante la dana, y antes durante la pandemia. La derecha discutía la ciencia de los contagios en la hostelería para cargar contra los gobiernos que imponían restricciones y así proteger esos intereses económicos. Se discute la probabilidad (70%) estimada de chaparrón “porque eso tiene consecuencias sociales y económicas”, como escribió el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, contra las restricciones, reclamando “rigor”, antes incluso de que cayera la peor parte de lluvia.

“Se está jugando a combatir a los científicos, incluso a las instituciones. Esta vez [con la dana] se ha ido directamente contra la Aemet. Hay que tener mucho cuidado, porque se está generando una desconfianza en las instituciones. Esto es realmente peligroso para la convivencia en sociedad”, alerta Celia Díaz Catalán. Santiago Abascal reclamó que la alerta que saltó en los móviles en Madrid para proteger a la población sea solo para quienes quieran recibirla, “pero que no se instalen por defecto” porque se debe respetar a quien no la quiera.

¿Pero hay algo más? La influencia de las élites populistas, el capitalismo, décadas de desinformación, las disonancias cognitivas y la identidad en riesgo pueden ser factores que expliquen el rechazo. Sin embargo, hay investigadores que han apuntado recientemente hacia mecanismos subyacentes. Stephan Lewandowski, uno de los mayores expertos en la psicología de la percepción de la ciencia, ha publicado varios artículos en los que postula que el recelo hacia la investigación es algo intrínseco a la mente conservadora y no está dictada por el pragmatismo político.

A su juicio, y según señalan sus estudios, la cosmovisión derechista choca con el propio sistema científico, por el trabajo desinteresado, la universalidad del conocimiento y los resultados propiedad común de toda la comunidad científica: “Los conservadores tienen menos probabilidades de respaldar las normas de la ciencia y, por lo tanto, tienden desconfiar más de los resultados científicos en general”.

3 claves para entender la importancia histórica de Lenin, el revolucionario que fundó la Unión Soviética

 Lenin, en uno de sus discursos


Es la noche del 16 de abril de 1917. Miles de personas esperan con linternas en un andén en la Estación de Finlandia en Petrogrado (San Petersburgo). En ese momento, un hombre baja las escaleras de un tren y comienza un discurso ante la multitud:

“El pueblo necesita paz, el pueblo necesita pan, el pueblo necesita tierra.…”.

El pueblo al que se refiere es el ruso y el hombre es Vladímir Ilích Uliánov, más conocido como Lenin.

Así inició su asalto al poder uno de los grandes personajes de la Europa del siglo XX, quien llegó para cambiar para siempre la historia de Rusia, siendo admirado y temido a partes iguales.
 
Vladimir Lenin, a su llegada a la Estación de Finlandia en San Petersburgo

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Lenin fue recibido por miles de personas a su llegada a la Estación de Finlandia en Petrogrado 


Nacido durante el imperio ruso zarista, pasó una parte importante de su vida fuera de su país. Pero su regreso aquella noche de 1917 agitó las bases de un país inmerso en un caldo de revoluciones.

Hasta el punto de que cinco años más tarde se convirtió en el primer líder de la Unión Soviética.

Pero, ¿Cómo consiguió revolucionar Rusia en menos de siete años? ¿Y cuál fue su principal legado? Repasamos tres claves que lo explican.

1. Un Estado de partido único 
El joven Vladímir nació en 1870 en la ciudad rusa de Simbirsk, a orillas del río Volga.

Una localidad que más tarde fue precisamente renombrada como Uliánovsk en honor al apellido de Lenin.

Aunque su familia era ciertamente acomodada, Lenin mostró desde temprano una personalidad rebelde. Pero hubo un evento que terminó de despertar su mentalidad antiimperialista: la ejecución de su hermano mayor Aleksandr.
 
Lenin junto a su familia

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Vladimir Lenin (abajo a la derecha), junto a su familia. Su hermano Aleksandr (de pie en el medio) fue ejecutado en 1887.

Y es que el hijo mayor de los Uliánov fue ajusticiado en 1887 al ser acusado de haber intentado asesinar al entonces zar Alejandro III.

En aquella época, en el imperio ruso la vida era bastante difícil para la gran mayoría de la población, que se dedicaba principalmente a la agricultura y sufría hambre y penurias.

En ese contexto Lenin dio sus primeros pasos revolucionarios y en 1895 ingresó en prisión por distribuir propaganda socialdemócrata.

Más de un año después, fue liberado pero tuvo que pasar otros tres años más exiliado en la remota Siberia. Hasta que en 1900 huyó a Ginebra (Suiza) donde arrancó junto a otros socialdemócratas su primer gran proyecto: el periódico Iskra.

Esta publicación, que podemos traducir como ‘La Chispa’, pretendía coordinar al movimiento socialdemócrata ruso desde el exterior.

Y durante este exilio de varios años le acompañó su mujer, Nadia Krúpskaya, quien compartía sus mismas ideas revolucionarias. Ambos apoyaban el enfoque marxista desarrollado por el alemán Karl Marx.
La mujer de Lenin, Nadezhda Krupskaya

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La mujer de Lenin, Nadezhda Krupskaya

Ficha policial de la mujer de Lenin, Nadia Krúpskaya

Pero no fue hasta 1903 cuando Lenin comenzó verdaderamente a tener cierta influencia política. Ocurrió mientras vivía temporalmente en Londres, ya que allí se celebró el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia y Lenin fue protagonista.

Un congreso que pretendía unir a todos aquellos rusos que se oponían al zarismo y al capitalismo, pero que, sin embargo, hizo evidente la aparición de dos facciones.

Por un lado, los mencheviques, más moderados y conectados con el parlamentarismo democrático europeo. Y, por otro, los bolcheviques, con Lenin a la cabeza y que tenían otra idea de cómo llegar al poder.

“Mientras que la idea de los mencheviques conecta más con la sociedad occidental europea, la concepción de los bolcheviques era de un partido centralizado, fuerte, consciente, de vanguardia, que se despreocupa más de la conquista del poder a través del parlamentarismo”, cuenta a BBC Mundo el catedrático de Historia Contemporánea Julián Casanova. El modelo bolchevique acabó imponiéndose y estos formaron el Partido Comunista, que gobernó la Unión Soviética desde su creación el 30 de diciembre de 1922.

Un modelo de Estado de partido único y cuyo primer líder fue precisamente Vladmir Lenin.

Pero, ¿cómo consiguieron los bolcheviques imponer ese modelo?
 
Lenin junto a varios revolucionarios rusos

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Lenin (sentando en el medio), junto a varios revolucionarios rusos. Entre ellos está Yuli Mártov (sentado a la derecha), quien llegó a ser líder de los mencheviques.

2. Violencia y represión
Para responder a esta pregunta, hay que retroceder hasta el año que cambió para siempre la historia de Rusia y que ya mencionamos al inicio: 1917.

Por aquel entonces Lenin seguía exiliado y la situación de la población rusa no había mejorado. A las hambrunas en el campo y la explotación en las industrias, se unió la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial.

Así es como en febrero de aquel año, según el calendario ruso, o ya en marzo, según el nuestro, se produjo la primera gran revolución de 1917.

Un levantamiento que provocó la abdicación del zar Nicolás II, que ya había perdido gran parte del apoyo popular, y puso fin a la monarquía rusa.

Esto dio paso a la creación de un Gobierno provisional, que incluía a los mencheviques, aunque pronto tuvo un contrapeso de poder con el llamado Soviet de Petrogrado, como entonces se conocía a San Petersburgo.

Y este Soviet era liderado por los bolcheviques, “que no habían tenido ninguna relevancia en la caída previa del zarismo”, aclara Casanova.

Un protagonismo que sí llegó meses más tarde.
Huelga de trabajadores en la revolución de febrero de 1917

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Huelga de trabajadores en la revolución de febrero de 1917

Miles de trabajadores se pusieron en huelga durante la revolución de febrero de 1917.

Tras recibir noticias de la revolución de febrero, Lenin partió desde su exilio en Suiza y emprendió un largo viaje en tren, atravesando Alemania, Suecia y Finlandia.

Su destino ya lo leyeron anteriormente: la estación de Finlandia en San Petersburgo (Rusia). Y el objetivo ya lo pueden intuir: poner en marcha su propia revolución, la bolchevique. Por eso es que su discurso aquella noche de abril terminó así:

“Debemos luchar por la revolución social, luchar hasta el final, hasta la victoria completa del proletariado. Larga vida a la revolución social internacional”.

Así es como en octubre, según el calendario ruso, o noviembre, para nosotros, se produjo la segunda gran revolución. El Gobierno provisional, aún muy débil e inestable, fue derrocado por los Soviets bolcheviques, que se hicieron con el control.

Y Lenin logró cumplir entonces el primer objetivo de su famoso discurso, el de la paz, sacando a Rusia de la Primera Guerra Mundial, gracias al tratado de Brest-Litovsk.

Pero la paz de puertas para afuera era solo un espejismo, ya que tras la revolución de Octubre comenzó una sangrienta guerra civil entre rusos. A un lado, el Ejército Rojo de los bolcheviques y al otro, el Movimiento Blanco, que agrupaba a conservadores, liberales y socialistas más moderados.

Una contienda que dejó varios millones de muertos y en la que los bolcheviques ejecutaron al que fuera zar Nicolás II y su familia. Para Casanova, fue un conflicto especialmente cruel:

“La guerra civil es la brutalización clarísima de un sector importante de bolcheviques y de militares que venían del zarismo en ese concepto de utilización de la violencia. Y no es solo una violencia frente al disidente político e ideológico, sino frente a los campesinos a los que requisan cosechas conforme avanza el Ejército Rojo y además una violencia contra partes de otras repúblicas soviéticas que no tienen una población rusa tan importante como la que Lenin está buscando”.
El Ejército Rojo durante la guerra civil rusa

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El Ejército Rojo durante la guerra civil rusa.

En la guerra civil rusa se enfrentaron el Ejército Rojo de los bolcheviques (imagen) frente al Movimiento Blanco, que agrupaba a conservadores, liberales y socialistas moderados.

Esa utilización de la violencia y la represión fue justificada por Lenin como el único camino para lograr la consolidación del nuevo Estado. Otros grupos perseguidos fueron los intelectuales o la Iglesia ortodoxa rusa.

Finalmente el Ejército Rojo se impuso y se fundó la Unión Soviética en 1922, con Lenin al frente. Pero apenas pudo estar poco más de un año en el cargo, ya que murió en enero de 1924 por un accidente cerebrovascular.

Sin embargo, los expertos aseguran que sí tuvo tiempo para dejar las bases de la maquinaria represiva que más tarde perfeccionó Joseph Stalin.

A su funeral en la Plaza Roja de Moscú acudieron millones de personas y su cuerpo fue embalsamado y así sigue hasta la actualidad. En los últimos años hay voces que piden que sea enterrado, pero, por el momento, su cuerpo aún se puede visitar en el mausoleo.

3. Un comunismo “internacional”
Para terminar, un tercer punto es clave para entender el legado de Lenin: quería hacer de la revolución socialista una causa mundial.

Solo hay que echar un vistazo al final de su famoso discurso: “Larga vida a la revolución social internacional”.

Recordemos que la política de Lenin estaba basada en las tesis del marxismo. Sin embargo, cuando Marx y Engels pensaron en la “dictadura del proletariado” la imaginaron para un país desarrollado como Alemania y no en uno más atrasado como Rusia.

Pero Lenin no vio en esto un problema, ya que para él, la revolución rusa era solo la primera revolución socialista en el mundo y su objetivo era que el socialismo se extendiera también a los países desarrollados.
Lenin preside el I Congreso de la Internacional Comunista

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Lenin preside el I Congreso de la Internacional Comunista, 1919

En esa búsqueda, Lenin y varios marxistas de todo el mundo lanzaron en 1919 la Tercera Internacional, también conocida como la Internacional Comunista. Por eso, a partir de este momento, sus miembros se empezaron a conocer como comunistas.

Pero el proyecto de expansión del socialismo no triunfó. Y así lo explica Casanova: “En el proceso de internacionalización que ocurre en los años 18, 19, hasta el 20, se intentaron insurrecciones en Alemania, Austria, o Hungría. Y este último es el único país en el que durante unos meses Bla Kun llega al poder a lo bolchevique”.

“Pero todas esas revoluciones que se intentaron, acabaron bañadas en sangre porque el poder no solo tenía los mecanismos de coerción, el orden, el capitalismo, sino que, además, en todos esos países había grupos paramilitares potentísimos que eran antibolcheviques, antisocialistas y antidemocráticos”.

Lenin no logró en su época la ansiada expansión del socialismo, pero sí sentó las bases de lo que sería la Unión Soviética: una superpotencia que llegó a disputar la hegemonía mundial y que extendió su influencia durante los siguientes 70 años.

https://www.bbc.com/mundo/articles/cqq1dkx9402o

miércoles, 24 de enero de 2024

Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra: “Hay traumas sobre los que el paciente no puede hablar, que se superan con el deporte”

El etólogo francés, considerado uno de los padres del concepto de resiliencia, ahonda en su nuevo libro en el poder curativo del deporte no profesional

Boris Cyrulnik (Burdeos, 1937) ha dedicado su vida a explicar cómo las personas pueden recomponerse después de un trauma. El suyo lo despertó una noche, cuando apenas tenía seis años. Cuatro oficiales alemanes armados rodearon su cama y lo detuvieron. Tardó en comprender el motivo. Ni siquiera sabía muy bien qué significaba la palabra judío, cuenta en su libro Sálvate, la vida te espera. “Linterna en una mano, revólver en la otra, sombrero de fieltro, gafas oscuras, cuello del gabán levantado… De modo que es así como se viste uno cuando quiere matar a un niño”, escribe.

Pero no lo mataron, ni siquiera lo retuvieron por mucho tiempo. Cyrulnik estuvo escondiéndose de la Gestapo los siguientes años. Sus padres corrieron peor suerte, ambos fueron deportados a Auschwitz. No los volvió a ver. Él escapó de Burdeos y se puso a trabajar en una granja usando un nombre falso mientras Francia continuaba ocupada por los nazis. Todos estos acontecimientos lo empujaron a estudiar neuropsiquiatría, la ciencia del alma, como él mismo la define. “Cuando un científico elige estudiar un tema, muchas veces lo hace partiendo de su propia experiencia”, explica en una videollamada. Él lo hizo para entender qué le pasó, pero también para rebelarse contra ello. “Tras la guerra me decían: no tienes familia, no has ido a la escuela, eres un caso perdido. Así que me opuse a esa profecía”.

Este etólogo y neuropsiquiatra ha alcanzado fama mundial por ser considerado uno de los padres de la resiliencia, un concepto que él define como la capacidad de sobreponerse al trauma. Es consejero oficioso del presidente francés Emmanuel Macron, para quien analiza desde las necesidades de la escuela infantil hasta la ampliación del permiso de paternidad. También es un escritor prolífico, con más de 20 libros dedicados a profundizar en el concepto de resiliencia desde un enfoque humanista y científico. En el último, El deporte que nos cura (editorial Gedisa), reflexiona sobre el papel social del juego, el ejercicio físico y la espectacularización del deporte.

Según Cyrulnik, el deporte puede ayudarnos a curar heridas. “Hay temas que son difíciles de afrontar, hay traumas sobre los que el paciente no puede hablar en un momento determinado, pero se pueden superar con el deporte”, señala. Por eso, en sus grupos de estudio, explica, siempre había un neurólogo, un psicólogo, un biólogo y un deportista. También, en ocasiones, metía a un músico o a un cómico, pues estas son también disciplinas con las que se puede afrontar el trauma. “Eran grupos muy heterogéneos”, reconoce con una sonrisa.

Tras la guerra me decían: no tienes familia, no has ido a la escuela, eres un caso perdido. Así que me opuse a esa profecía Boris Cyrulnik

Esto se entiende en cualquier lugar, pero en los contextos más conflictivos, donde muchos chavales huyen de la violencia a través del deporte, es donde su poder como herramienta de resiliencia es más evidente. Cyrulnik ha trabajado en las favelas de Brasil y en los barrios más marginales de Colombia. “Los niños se sobreponían a contextos muy duros, y los músicos y los futbolistas eran los modelos a seguir”, reflexiona. “Es una herramienta muy útil en la prevención de la delincuencia”.

La represión en estos contextos, explica, tenía el efecto contrario: el héroe del barrio era aquel que se enfrentaba a la policía. Pero con campañas que fomentaban el deporte, el relato cambiaba; el héroe pasaba a ser el mejor futbolista, el mejor corredor. En los dos casos, al final, se parte del mismo mecanismo, pues “un grupo humano, un barrio, un pueblo, necesita un héroe, que lo representa y tiene la función de revalorizar al grupo”.

El deporte de barrio y el profesional
Cuando somos pequeños jugamos, como juegan muchos mamíferos, explica Cyrulnik en su libro. Es una forma de entrenar ante escenarios venideros. De entrenar la caza, la huida, la guerra. “Pero desde el momento en el que los jóvenes desarrollan la capacidad de la ficción, el placer cambia de fuente. Ya no hay placer en correr, sino en correr más rápido que el otro”, explica. Así es como empieza el deporte, creando un marco de convenciones. Un conjunto de reglas para encarrilar el juego. Eso es, opina el etólogo, lo que nos diferencia de los animales.

Adolescentes juegan al fútbol en la favela Morro, de Río de Janeiro, Brasil

Fueron los griegos los primeros en codificar esas reglas. Y en asociar la belleza de los cuerpos a la práctica del deporte con los Juegos Olímpicos. De hecho, los atletas solían competir desnudos y empapados en aceite. La belleza formaba parte de un discurso social. Y el deporte era un vehículo para exhibirla. Puede que eso encuentre algún eco en la manera en la que se concibe actualmente el deporte, con futbolistas que exhiben su cuerpo como un reclamo publicitario más; o con gimnasios abarrotados en una visión utilitaria, individualista y práctica del ejercicio. El deporte entendido como un fin para conseguir un cuerpo canónico, no como un medio para socializar y divertirse.

Un grupo humano, un barrio, un pueblo, necesita un héroe, que lo representa y tiene la función de revalorizar al grupo

Boris Cyrulnik

Cyrulnik prefiere el deporte de equipo, aquel que tiene un componente más social, pues cree que las mentes solo se modelan en conjunto. Pero advierte igualmente de que la actividad física es siempre recomendable. “Tenemos que practicar deporte, cualquier deporte, porque vivimos en una sociedad sedentaria. Si no, podemos pasarnos todo el día sentados en la mesa o detrás de una pantalla”, lamenta.

También señala que el deporte de base es mejor que el profesional. Dice del primero “que forma parte de la cultura”, mientras que el segundo “forma parte del espectáculo”. Cree que en este hay un componente social, que la partida no termina en el campo, sino en el bar. Cyrulnik entiende que es una forma de crear vínculos, de moralizar y de ficcionar pequeñas epopeyas sin necesidad de violencia. Las propiedades curativas de las pachangas de barrio pasan por moverse, socializar y sentirse parte de un grupo. Y serían superiores a consumir las gestas ajenas con pasividad catódica. Por mucho que esto pueda hacernos sentir parte de un grupo, o que también tenga un componente social gracias a un interés común.

Sus reparos hacia el deporte profesional van más allá y se convierten en una crítica al capitalismo voraz. “A partir del siglo XX, las organizaciones que crearon los acontecimientos deportivos empezaron a estructurarse como una empresa”, señala. “Hoy está todo muy espectacularizado y todo acaba al servicio del marketing”.

Y la resiliencia se hizo pop
Cuando Cyrulnik empezó a hablar de resiliencia, en los años noventa, tenía que repetir la palabra ante la incomprensión de sus interlocutores. Hoy es imposible escapar de ella, se ha convertido en una palabra totémica que repiten políticos, influencers y empresarios. “He vivido esto con mucho placer, y también con un poco de ansiedad”, reconoce.

El término tiene su origen en la física. Es la capacidad de la que está dotada un material para resistir un impacto y retomar su forma original. Se convirtió en una metáfora perfecta. Una idea viral. Su búsqueda ofrece más de 47 millones de resultados en Google, más de 10.000 libros en Amazon. Cuando un concepto alcanza tal grado de popularidad, es posible que empiece a diluirse su significado, que se pervierta la idea inicial para resignificarlo a voluntad de quien la pronuncia. O para vender camisetas.

Algunos políticos utilizan la palabra resiliencia con connotaciones totalmente distintas. Es casi un contrasentido, lo usan para decir a la gente: ‘resuelve tus problemas por ti mismo’ Boris Cyrulnik

“Creo que alguien con los pies en el suelo, clase obrera, puede entender muy bien qué significa la resiliencia”, concede el neuropsiquiatra. “Pero la gente alejada de esta realidad, algunos políticos, por ejemplo, pueden utilizarla con connotaciones totalmente distintas. Es casi un contrasentido, lo usan para decir a la gente: ‘resuelve tus problemas por ti mismo’. Eso es lo opuesto a resiliencia, que es un concepto que parte de la necesidad del otro”.

La resiliencia se basa en la cooperación. En la idea de que nuestro cerebro es una escultura, y que, a pesar de los golpes, podemos volver a moldearlo, a devolverle su forma original, con ayuda del otro. Y esto vale para el deporte y para cualquier otro ámbito. Por eso el etólogo avisa de la deriva de una sociedad cada vez más individualista. “Es una ilusión pensar que te vas a comprender a ti mismo mediante el aislamiento. Es un pensamiento cartesiano, una idea individualista. Cuando trabajé en Japón me decían que esta visión es muy típica de Occidente”, argumenta Cyrulnik.

El autor concluye alabando la cooperación, aunque sea para competir o para confrontar ideas. Reivindica la discusión desde el respeto. Lo hace partiendo de un símil deportivo, pero extrapola después su discurso a algo más grande. “Necesito a otra persona para estimular el cerebro, para ampliar conocimientos. Para entenderme a mí mismo tengo que discutir con alguien”, apunta. “Por eso necesitamos rituales para vivir en sociedad. Rituales políticos, de conversación, de comportamiento para contener nuestra competitividad y nuestra rabia. Para confrontar narrativas e ideologías”.

Cuando abandonamos estos rituales, señala, la brutalidad se abre camino. En estos años, Cyrulnik no ha conseguido entender los mecanismos que empujan a una sociedad a la guerra. Y su incomprensión no solo se refiere al pasado. “Tampoco puedo entender lo que se escucha ahora mismo”, dice en referencia a las guerras actuales. “Son las mismas discusiones. Se pronuncian en otros idiomas, pero son los mismos argumentos”. Lo que Cyrulnik sí ha empezado a entender es cómo la gente puede sobrevivir a estos acontecimientos. Y el deporte parece jugar un papel clave en todo esto.

Receta de la mejor ensaladilla de España. La cocinera cántabra María del Carmen Bedia gana el VI Campeonato Nacional de Ensaladillas, celebrado el pasado martes en San Sebastián Gastronomika


Detalle de las raciones presentadas por la ganadora, cuyo plato lleva piparras. Imagen proporcionada por la organización.
Detalle de las raciones presentadas por la ganadora, cuyo plato lleva piparras. Imagen proporcionada por la organización.
Dificultad: Fácil 

Ingredientes 
Para cuatro personas

4 patatas gruesas de freír 
2 zanahorias cocidas 
3 huevos cocidos 
2 anchoas 
2 piparras encurtidas 
100 gramos de bonito en aceite de oliva 
4 trozos de la cebolla encurtida 
1 flor de guisante 
100 gramos de mayonesa de la marca Hellmann´s 

 Instrucciones 
1. Hervir las patatas con su piel, dejarlas reposar y pelarlas. 

2. Cortarlas en trozos y mezclarlas con los huevos cocidos, las zanahorias, las anchoas, las piparras y las cebollas encurtidas picadas finamente. 
3. Añadir la mayonesa tuneada (secreto de la cocinera) y revolver. 
4. Adornar con los tropezones de bonito en aceite y la flor de guisante.

martes, 23 de enero de 2024

Los átomos y la alegría de vivir.

Para Epicuro, el cuerpo y el alma se extinguen al morir, esparciéndose en el vacío los átomos que agrupados los formaban, de modo que no hay nada más allá de la muerte salvo la reagrupación de los átomos.

Epicuro
Retrato de Demócrito obra de Johannes Moreelse, 1630, conservado en el Museo Central de Utrecht.
Muchos grandes pintores recrean la imagen de Demócrito riendo, sin embargo, fue Epicuro el primero que relacionó los átomos con la alegría de vivir. La historia de esta extraña concordancia, tan sorprendente este tórrido verano cuyo colofón ha sido la tremenda película sobre Oppenheimer, seguramente la inició Zenón de Elea al poner de manifiesto que ni el espacio ni el tiempo podían dividirse infinitamente. El atlético héroe Aquiles jamás alcanzaría a la parsimoniosa tortuga.

Primero Leucipo y luego Demócrito concluyeron que con la materia debería suceder lo mismo, y lo mínimo en que se podía dividir se denominaría átomo. Y, lógicamente, tiene que haber un vacío en el que se muevan esos átomos. El tiempo permite que estos generen paso a paso o, mejor, golpe a golpe entre ellos, todo lo que llamamos mundo. Estamos entre 400 y 500 años antes de Cristo.

Un siglo más tarde, Epicuro estableció una relación pasmosa: los átomos permitían alcanzar la ansiada alegría de vivir. Al morir, el cuerpo y el alma se extinguen esparciéndose en el vacío los átomos que agrupados los formaban; no hay nada más allá de la muerte salvo la reagrupación de los átomos dando lugar a nuevas cosas en danza perpetua de la naturaleza. Mucho menos hay premios o castigos. Conclusión: no hay que temer a la muerte sino al dolor y, por lo tanto, a vivir que son dos días, dicho todo esto en unas 42 obras escritas de mayor o menor extensión. Al parecer, porque se perdieron casi todas. Hasta que llegó Tito Lucrecio Caro un par de siglos después con su grandioso poema de 7.400 versos: De rerum natura, aunque también se perdió (lo perdieron), pudo llegar íntegro a nosotros.

Poggio halló ‘De rerum natura’, lo copió y lo tradujo apropiadamente. La imprenta hizo el resto y la ciencia renació El físico matemático italiano Lucio Russo publicó en 1996 La revolución olvidada, cómo la ciencia nació en 300 a. C. y por qué tuvo que renacer. Demuestra, con todo rigor científico, que la ciencia griega y la tecnología romana del siglo V estaban preparadas para dar lugar a la ciencia moderna incluidos el uso del vapor y la electricidad. El historiador estadounidense Stephen Greenblatt ganó el Premio Pulitzer en 2011 con The Swerve (en español se tradujo como El giro) sosteniendo que lo que hizo renacer la ciencia 1.000 años después de que se extinguiera fue la recuperación del poema de Lucrecio.

Tras la caída de Constantinopla, al esparcirse por Europa, los monjes romanos más ilustrados vieron horrorizados que el latín de las copias de los textos clásicos era un desastre. Se desató una noble cacería de obras ilustres y uno de los más afortunados ojeadores fue Gianfrancesco Poggio. Encontró De rerum natura, lo copió y tradujo apropiadamente. La imprenta de Gutenberg hizo el resto, es decir, que llegara a sabios inquietos como Bruno, Galileo, Copérnico, Kepler, seguidos por muchos más. Y la ciencia renació.

El paréntesis de 1.000 años se debió a que las mentes más brillantes de Europa se dedicaron a poner en pie la religión única y verdadera, oficializada por las monarquías, pero de fundamentos poco razonables: Dios era uno y a la vez tres; el más cercano a nosotros nació de una Virgen; su sacrificio para salvarnos se conmemoraba con la extraña transustanciación; el sufrimiento era inevitable e incluso loable en el valle de lágrimas que es la vida, ya vendría la recompensa, si se daba el caso, después de la muerte; y cosas así.

La formidable teología que construyeron era opuesta de raíz a lo que se desprendía de De rerum natura: el universo no tiene creador y todo es resultado de los movimientos y agrupaciones de los átomos que suceden al azar sin causa (aunque pueda sorprender, Lucrecio no era ateo, pues el poema empieza invocando a Venus); el universo no se generó para los humanos y por eso no son únicos; las sociedades humanas y las especies animales no empezaron siendo tranquilas y felices, sino que hubieron de entablar batallas por la supervivencia; el alma muere, no hay vida más allá de la muerte; todas las religiones son supersticiones organizadas e inevitablemente crueles; no hay ángeles, demonios y fantasmas; entender la naturaleza de las cosas genera profundo asombro y bienestar; el mayor objetivo de la vida humana es aumentar el placer y disminuir el dolor; los deseos inalcanzables y el miedo a la muerte son los principales obstáculos para alcanzar la felicidad, pero pueden superarse ejercitando la razón. 

Sería interminable describir, ni siquiera enumerar, los desarrollos científicos y tecnológicos desprendidos del conocimiento de los átomos y sus núcleos, desde la medicina hasta las comunicaciones. Incluso la paz global alcanzada (hasta ahora la más prolongada) es gracias a la disuasión nuclear. Pero permítaseme antes del posible vilipendio, recordar un pasaje entrañable en mi vida.

Hace años, cuando mi padre, según sus palabras, estaba listo, me pidió que hiciera lo necesario para que lo incineraran. No quería convertirse en un pingajo. Averigüé que el cementerio de Sevilla tenía lo apropiado para ello. Su reacción cuando se lo dije no se me olvidará jamás: sonrió ampliamente. Ni él ni yo habíamos leído a Lucrecio.

Manuel Lozano Leyva es catedrático emérito de Física Atómica y Nuclear de la Universidad de Sevilla. Es autor de ‘Urania y Erató. Un divertimento sobre la relación entre la ciencia y la poesía’ (Renacimiento, 2022).