miércoles, 28 de febrero de 2018

La LOMCE, el sindicalismo, la educación y más. Entrevista a Agustín Moreno, profesor y defensor de la educación pública “El PP y C’s coinciden en lo básico: poca inversión y maquillar la Lomce sin tocar la presencia de la Iglesia"

La trayectoria de Agustín Moreno (Madrid, 1951) está marcada por el corazón y los sentimientos de un soñador errante. Así se describe a vuelapluma este profesor jubilado que ha dejado una profunda huella en la batalla inacabada a favor de la educación pública en España. Pero la realidad es tozuda y se obstina en mostrar otra cara. La de la razón y la ideología. Nació en Usera, en el seno de una familia de desplazados toledanos durante la Guerra Civil y estudió ingeniería técnica industrial en la Universidad Laboral de Sevilla, “un invento de Franco para captar a los hijos de los trabajadores para que dieran soporte a la industrialización y al sistema productivo”. Militante histórico de CC.OO, fue amigo y colaborador de Marcelino Camacho, y ha compartido infinidad de aventuras con buena parte de la dirección sindical más combativa de la historia de España. Desde los encausados en el Proceso 1001, las direcciones confederales de CC.OO en los años ochenta y la UGT de Nicolás Redondo. Pero tras la crisis del sindicato y su salida de él en 1996, se inclinó por la docencia, que le sirvió para conocer las ganancias colectivas que proporciona una educación pública y de calidad. Ahí descubrió el otro mundo. Como profesor de Historia en diferentes institutos. Moreno acaba de jubilarse sin dejar por ello de combatir las vertientes ásperas y oscuras del sistema. “Los amigos de las sombras funcionan bastante mejor, y con más inteligencia, que aquellos que trabajan por la luz”, dice a modo de epitafio. Su compromiso por el bienestar de la clase obrera y su rechazo a las políticas neoliberales le han granjeado el respeto unánime del amplio y fracturado abanico que compone la izquierda española. Desde algunos sectores del PSOE a destacados pensadores libertarios.

¿El sindicalismo se encuentra sitiado por el sistema?
Corro el riesgo de equivocarme en mis opiniones porque soy un simple afiliado de base de CC.OO y ya no participo en ninguna estructura sindical ni tengo los elementos de juicio que puedan tener los actuales responsables del sindicato. Sin embargo, es obvio que tiene muchos problemas. Uno de los más importantes es la incapacidad que han mostrado para romper con el modelo de concertación social que comenzó a fraguarse a finales de los años 80 y principios de los 90, cuando la correlación de fuerzas era mucho más favorable. Hasta entonces, la unidad de acción sirvió para hablar de tú a tú al poder, es decir, al gobierno y a la patronal. Pero la crisis de 1996 fue decisiva para el declive sindical porque terminó consolidando un modelo de negociación basado en la política del mal menor. Bajo mi punto de vista, esta estrategia ha resultado un fracaso porque no ha traído beneficios para los trabajadores sino, más bien, una aplicación expansiva de los recortes laborales. La cosa se volvió escandalosa con las dos últimas reformas, la de 2010 de Zapatero y la de 2012 de Rajoy. El golpe que asestaron al movimiento sindical fue tremendo.

La negociación colectiva, por ejemplo, ha pasado de ser el principal ámbito de actuación a convertirse en un sueño lejano.

La posición sindical ha quedado muy debilitada. Hoy acuden a la mesa de negociación con un brazo atado a la espalda. Se ha perdido la ultraactividad de los convenios, que aunque parezca un término muy técnico no es otra cosa que la salvaguarda de las condiciones laborales y salariales, lo que está obligando a los sindicatos a buscar acuerdos contrarreloj.

¿Cuál de las dos reformas les hizo más daño?
La de Rajoy fue más dura pero ambas tuvieron la misma responsabilidad en el deterioro del mercado de trabajo.

¿Y cuál es la responsabilidad de los sindicatos?
En mi opinión, han olvidado la horizontalidad histórica en la toma de decisiones. Noto un cierto alejamiento de la dirección con las bases y también con el conjunto de los trabajadores y trabajadoras. No pongo en duda que mantienen contacto con sus afiliados pero ya no lo hacen mediante instrumentos tan válidos como las asambleas, la participación directa y otras actividades cuya utilidad era permitir que la militancia asumiera su protagonismo. También hay casos recientes en donde el sindicalismo ha funcionado muy bien. Mira la lucha en Coca Cola. Pero, en general, la jerarquización interna también ha sido un factor de debilitamiento. Ya por último, yo añadiría la campaña sistemática de desprestigio orquestada contra ellos. Cuando el poder no logra integrar a un oponente, lo desacredita. Y, hasta cierto punto, comprendo que actúe de esa forma contra organizaciones que defienden posturas contrarias al sistema. El problema llega cuando son los sindicatos quienes dan motivos para ello. Su gran reto, y donde se juegan su futuro, es ver si son capaces de representar y defender al precariado, a los trabajadores pobres que cada día abundan más.

¿Cuál le ha decepcionado más?
Algo doloroso fue lo de Fidalgo, que ahora está en FAES o en el instituto de Empresa o en qué sé yo. Hace poco leía unas declaraciones suyas alabando a Cospedal. Hombre, ¡qué quiere que le diga!. Esas cosas hacen mucho daño a las organizaciones porque cada cual no sólo debe jugar con corrección el papel que le toca en cada momento sino que luego tiene que mantener una dignidad ante lo que ha representado dentro de una organización. No digo que no tenga derecho a reorganizar su vida, incluso a reinventarse, pero cuando se tiene una responsabilidad tan fuerte como la que tuvo Fidalgo se debe mantener una cierta ética. Las puertas giratorias en el sindicalismo me parecen mucho más imperdonables que en los partidos políticos. Los sindicatos deben estar dirigidos por las personas más honradas pero tienen que ser vigilados como si fueran ladrones. Es una máxima del movimiento obrero.

Dice Warren Buffet que vivimos una lucha de clases y la oligarquía están ganando. ¿Erró Marx en su análisis?
Visto desde una perspectiva histórica, el optimismo de Marx debe seguir vigente. Algún día terminarán imponiéndose las fuerzas del orden, que no son otras que las fuerzas del cambio hacia una sociedad mucho más justa de la que hoy tenemos. Desde ese punto de vista, la superioridad moral y teórica de la izquierda respecto a las fuerzas conservadoras es que cuestiona un mundo profundamente desigual, hecho a la medida de una élite minoritaria. El optimismo histórico marxista consiste en mantener viva la esperanza de que la transformación acabará llegando.

Sin embargo, ni la crisis global ha permitido el más mínimo cambio. Al contrario. La desigualdad ha crecido y las corrientes conservadoras han reforzado su poder.

Es que son muy habilidosos para romper al rival, para dividirlo y desmantelarlo. Y también para halagarlo hasta convertir en muñecos a dirigentes políticos y sindicales que parecían inquebrantables. Esas han sido sus armas toda la vida. La gran reflexión siempre ha sido que con el sufragio universal estarían perdidos. Pues bien, como se está viendo, fue un error porque han demostrado su capacidad para lograr que millones de personas en paro, obreros, pensionistas y jubilados, voten a partidos corruptos que son los responsables de su situación. Todo esto me recuerda un poco al tren de los hermanos Marx en el Oeste, donde quemaban vagones para hacer funcionar la locomotora. Aquí es lo mismo, se liquida el sistema público para que los beneficios empresariales no se detengan.

¿Y cómo se puede frenar esa máquina?
Entiendo que es muy difícil. Los amigos de las sombras funcionan bastante mejor, y con más inteligencia, que aquellos que trabajan en la luz. En mi opinión, el último ejemplo es lo que ha sucedido en Catalunya.

¿Por qué?
Porque colocando en primer plano del debate público la negativa al derecho a decidir han ocultado sus vergüenzas y la incompetencia política del gobierno de Rajoy. Desde la corrupción a los datos económicos, sociales y la deuda desorbitada que tenemos. De hecho, creo que ha comenzado una involución política en España, la que va desde el centro-derecha hacia la derecha. Es que incluso rechazar la monarquía puede ser un motivo de delito. El inmovilismo ha jugado esta partida de manera perfecta y es un serio aviso a todos los que nos sentimos republicanos. El único problema de Rajoy es que no ha calculado bien sus movimientos y el gran beneficiado de todo esto está siendo Ciudadanos.

¿Considera que Ciudadanos es una opción de derecha?
Hoy, está disputándole al PP el voto de la ultraderecha. El carácter que ha mostrado durante los últimos meses así lo indica. Su propuesta para Catalunya era la aplicación más dura del artículo 155 y está recogiendo los frutos. Ciudadanos llegó a la política para neutralizar cualquier posibilidad de cambio en España sirviendo como receptor del voto perdido del PP y, en menor medida, también del PSOE. La operación les está saliendo cuadrada. Los votos que huían por la puerta del PP debido a la corrupción han empezado a entrar por la ventana de Ciudadanos. El asunto de fondo para ellos es mantener el sistema intacto.

Uno de los caballos de Troya en estos momentos y que usted conoce a la perfección es el sistema educativo. ¿Hacia dónde se dirige?
Está atravesando por una etapa difícil y complicada. Hay dos grandes hechos objetivos que lo están arrastrando hacia un grave deterioro. Uno son los recortes brutales. Hablamos de cerca de 9.000 millones y 45.000 profesores menos desde el inicio de la crisis. Estos datos significan que estamos en el 4% de inversión, dos puntos menos que la media europea, y la previsión es reducirlo aún más, hasta el 3,8%, para el próximo año. El segundo problema es la Lomce, una ley profundamente segregadora que está diseñada para responder a la lógica productiva de la derecha española. Y digo esto porque pone en relación la educación, el mercado de trabajo, el modelo social y nuestro modelo de democracia. Es decir, intentan implantar un sistema educativo más devaluado que sirva a un modelo de trabajo basado en mano de obra barata. Esto terminará configurando una sociedad menos cohesionada en una democracia de baja calidad, sin crítica, dócil. En un país donde el motor productivo es el turismo, su lógica es sencilla: ¿Por qué invertir en un sistema educativo cualificado? ¿Para que nuestros ingenieros, científicos, filósofos e investigadores se vayan a trabajar al extranjero? Si a todo esto añadimos que los pocos recursos se canalizan por la vía de las concertadas, el golpe que están dando al sistema es brutal. Portugal es un ejemplo en sentido contrario. Allí han decidido eliminar los conciertos educativos porque han apostado decididamente por la cohesión social. La consecuencia es que su economía es cada vez más sólida y tiene una perspectiva de futuro bastante mejor que la nuestra. A poco que nos descuidemos su protagonismo en la UE será mayor que el nuestro.

En España se pidió la derogación y paralización de la Lomce. ¿En qué ha quedado?
Aquí volvemos a ver la inteligencia de la derecha para dar la vuelta a las cosas. Nos han metido en un avispero como es una subcomisión educativa que debe crear las bases para un pacto de Estado. Pero ya lo han reducido de antemano mediante una negociación entre los partidos políticos en el que se ha excluido la participación, en términos del debate, de la sociedad civil. Es un paripé en el que se ha invertido un año entero de comparecencias que a lo mucho servirá para maquillar la actual ley pero sin lograr un compromiso de financiación. Si a la derecha le parece que el conocimiento es caro pronto verán cuál es el coste de la ignorancia.

¿Cuál es el precio?
Altísimo: desigualdad, exclusión, segregación y cárcel. Si se busca un pacto verdadero en materia de educación deberíamos comenzar por trabajar un acuerdo que potencie el sistema en su conjunto. Y si se quiere limita a lograr un compromiso de financiación se debería tener en perspectiva alcanzar el 7% del PIB, que es el que hoy tiene Finlandia, y además blindado en relación al artículo 135 de la Constitución. Pero nada de esto está sobre la mesa. ¿Qué es más importante para el futuro de España, salvar unas autopistas o fortalecer la educación? La respuesta es obvia. Otro elemento clave es fortalecer el sistema público porque el concertado es una anomalía en relación a lo que está haciendo el resto de Europa. Somos el tercer país que más dinero destina a la educación concertada después de la hipercatólica Bélgica y de Malta.

¿Qué posiciones políticas hay ante el pacto educativo?
Unos con posiciones más liberales y otros con planteamientos más conservadoras, el PP y Ciudadanos coinciden en lo básico: poca inversión y maquillar la Lomce pero sin tocar la presencia de la Iglesia ni la financiación de la red privada con el dinero de todos. Para ellos es la clave para evitar que sus hijos se junten en un aula con los de la clase obrera. El asunto capital será ver si el PSOE entra ahí.

¿Puede hacerlo?
Yo quiero pensar que no, aunque hay posibilidades de que lo haga. La educación es de las pocas banderas que les queda para distinguirse un poco de la derecha y si capitulan creo que será su hundimiento. Como cometa la torpeza de legitimar la Lomce y se descuelgue del “Documento de bases para una nueva Ley de Educación. Acuerdo social y político” suscrito por un centenar de organizaciones, entidades educativas, de catedráticos y de cabezas pensantes de este país, tendrá problemas. Que pregunten sus dudas a los portugueses para saber cómo están abordando el problema de la educación concertada.

¿Por qué en España se favorece tanto a la educación concertada?
Por el poder que sigue teniendo la Iglesia, favorecida por un concordato que no sólo es preconstitucional sino que es anticonstitucional porque va en contra del artículo 14. Y también por los intereses económicos. Los de la propia Iglesia y los de otros grupos económicos que han encontrado un pastel extraordinario en el mundo educativo. La tendencia es considerar a los servicios públicos como un bien mercantil. Una de las consecuencias de esta política es la presencia de la religión como asignatura obligatoria evaluable. Es un sinsentido y es un disparate.

A menudo se utiliza la educación como arma arrojadiza. Se habla de adoctrinamiento para atacar al rival. Lo hemos visto en Catalunya pero ¿cómo se educa en España?

La pedagogía está inventada y no es más que el arte de acompañar al niño, a la niña, a los jóvenes en general, en su desarrollo personal. Esa es la esencia de la educación. Sin embargo, se diseña desde arriba para instruir y dirigir el crecimiento de los menores de edad. A mí me gustaba mucho mantener entrevistas con los padres de los alumnos para evaluar conjuntamente la evolución del chico o la chica durante un trimestre. Lo que buscaba con ellas era un cierto compromiso. Y solía explicarles que evitaran repetir a sus hijos todo lo que les quieren porque eso ya lo saben. Es preferible darles confianza, que sepan que creemos en ellos.

Y en su opinión, ¿el poder confía en los ciudadanos?
No, el poder manipula. El modelo es segregador. Primero en primaria, luego en secundaria con los programas de mejor aprendizaje y rendimiento. Después con la formación profesional básica, que son callejones sin salida; en cuarto de la ESO con los cuatro itinerarios, la competencia de unos centros con otros. Y ahí están las pruebas externas y los ránquin. En fin. La carrera de obstáculos en el sistema educativo español es tremenda. Es una selección destinada a elegir a una pequeña élite y la escuela intenta reproducir ese sistema social con todas sus desigualdades. Hemos llegado a un punto en el que los hijos de la clase obrera tienen un techo de cristal que resulta muy difícil superar.

Y manejarse en este modelo educativo, ¿no provoca frustración?
Hay compañeros que después de muchos años de compromiso y lucha se han ido dando saltos de alegría. Yo, sin embargo, he ido cantando a trabajar hasta el último día. Quizá porque sólo he ejercido durante 20 años y pertenezco a la tropa de refresco. Pero en los últimos años es cierto que se ha producido una gran evasión de buenos docentes en España, aquellos que participaron activamente en el movimiento de renovación pedagógica de los años 70 y 80, y que al cumplir 60 años han decidido retirarse. Yo pedí prórroga de actividad para regalar seis años más a los chicos, no a la administración, sino a la causa de la educación pública.

Pero la docencia siempre fue una profesión vocacional. Si se pierde la ilusión, la calidad se resiente.

Se ha perdido bastante aquella ilusión pedagógica de los años 80, aunque no del todo. Sigue habiendo muchos profesores que intentan mejorar a diario y mientras exista esta gente hay motivos para la esperanza. Hemos vivido situaciones más difíciles. Hicimos un gran trabajo durante el franquismo, ¿cómo no lo vamos a hacer en democracia pese a que tengamos leyes lesivas? También depende mucho de cómo nos lo tomemos nosotros, los maestros.

¿Qué debe aportar un maestro?
Bajo mi punto de vista, un profesional de la docencia tiene que combinar tres planos: El de hacer bien su trabajo, el de fomentar complicidades con sus compañeros y con las familias, y el de protestar en defensa de la escuela pública. Hay que creer en los chicos y no actuar como si te importaran un pepino, algo que captan a la perfección. En esta profesión se suda mucho la camiseta aunque la administración no siempre lo reconozca.

Es usted optimista.
Es que si el pesimismo se instala en nuestras cabezas estamos perdidos. Por lo tanto me tomo el optimismo como un imperativo moral. Estamos obligados a dar todas las batallas por las buenas causas y la educación pública es una de las más importantes. Esto nos obliga a ponernos de acuerdo con otros que, aunque no piensen igual, estén abiertos a establecer vínculos de solidaridad dentro de un modelo capitalista que no se preocupa por el bienestar general. Vivimos en un sistema insostenible caracterizado por la desigualdad social y la crisis medioambiental. El capitalismo es el desorden.

Fuente:
http://ctxt.es/es/20180214/Politica/17908/Entrevista-Agustin-Moreno-educacion-izquierda-sindicalismo.htm

_- “¿En qué se convierte un país cuando la hospitalidad puede llegar a considerarse un crimen ante la ley?”

_- Motivo de un seminario en los años 1995-1997, la hospitalidad es uno de los grandes temas emblemáticos investigados por Jacques Derrida (1930-2004). El 21 de diciembre de 1996, mientras en el Teatro des Amandiers de Nanterre transcurría una velada de solidaridad con los indocumentados, el filósofo improvisó esta intervención que aceptó luego transcribir para la revista del Grupo de Información y de apoyo a los inmigrantes, Plein droit (n°34) con el título: “Cuando escuché la expresión delito de hospitalidad…”

Recuerdo que el año pasado en un mal día sentí que se me cortaba la respiración. Que en realidad se me detenía el corazón, cuando conocí, casi sin comprenderla, la expresión “delito de hospitalidad”. En realidad no estoy demasiado seguro de haberla oído porque me pregunto si existe alguien que haya podido pronunciar alguna vez con sus propios labios tan venenosa expresión. No, yo no la he oído jamás y apenas puedo repetirla, la leí en silencio en un texto oficial.

Se trataba de una ley que permitía detener y hasta encarcelar a quienes hospedasen y ayudasen a extranjeros en situaciones juzgadas ilegales. Ese “delito de hospitalidad” (todavía me sigo preguntando quién ha podido juntar ambas palabras) es pasible de encarcelamiento. Uno se pregunta, ¿en que se convierte un país, en qué se convierte una cultura, en que se convierte una lengua cuando se es capaz de hablar de “delito de hospitalidad”, cuando la hospitalidad puede convertirse ante los ojos de la ley y de sus representantes en un crimen?

(…) Las fronteras ya no son lugares de paso, sino lugares de prohibición, umbrales que se lamenta haber abierto límites hacia los que se conducen apresuradamente las amenazantes imágenes del ostracismo, de la expulsión, de la prohibición, de la persecución. Nosotros vivimos actualmente al abrigo de áreas muy vigiladas, en barrios de alta seguridad. Y sin olvidar la legitimidad de este o aquel instinto de protección o necesidad de seguridad (enorme problema que evidentemente no podemos tomar a la ligera) somos cada vez más los que nos sofocamos y tenemos miedo de vivir de este modo, de convertirnos en los rehenes de los fóbicos que todo lo mezclan, explotando cínicamente la confusión con objetivos políticos, que ya no saben o no quieren distinguir entre los límites del propio hogar y el odio o el miedo al extranjero y tampoco saben que el hogar de una casa de una cultura, de una sociedad implica también la apertura hospitalaria.

Retóricas politiqueras
(…) La violencia que acompaña a estas políticas represivas, a esas violaciones de la justicia, no son recientes, aunque sintamos que estamos en un particular punto de inflexión original y especialmente crítico de esta historia. Tiene por lo menos medio siglo de antigüedad, desde las vísperas de la guerra, desde antes aún de la famosa ordenanza de 1945, cuando los motivos de un decreto ley de 1938 pretendía en un lenguaje que volvemos a encontrar hoy en todas las retóricas politiqueras, y cito: “no prestarse a las reglas tradicionales de la hospitalidad francesa” Dicho texto argumentaba simultáneamente  igual que hoy y de modo –volveré sobre el tema–poco convincente, destinado a tranquilizar o halagar las fantasías del electorado declaraba y cito (era en 1938 en momentos en que llegaban algunos refugiados de característico acento que Vichy no tardó en enviar a los campos que todos sabemos y a la muerte; como todos los que se les parecen, estos argumentos por anacrónicos nos recuerdan a una suerte de velada “pre-vichysta”) “La creciente cantidad de extranjeros que residen en Francia obliga al Gobierno (…) a promulgar ciertas medidas imperiosamente exigidas por la seguridad nacional, la economía del país y la protección del orden público”.

Y en el mismo texto o mejor aún una vez más se reúnen todas las armas a las cuales ha recurrido toda la legislación francesa, en su guerra contra los inmigrantes, con la misma retórica con que trata de hacer creer que solo son objeto de una represión legítima aquellos que no tienen derecho a ser reconocidos en su dignidad simplemente por haberse mostrado indignos de nuestra hospitalidad.

Cito aún un texto que en 1938 agravaba, como hoy en día, la disposición legislativa en una atmósfera de vigilia de guerra. He aquí lo que decía con evidente denegación y con la insolente jactancia narcisista y patriotera que conocemos muy bien: “Es necesario señalar desde el principio (…) que el presente proyecto de decreto-ley no modifica en absoluto las condiciones normales de acceso a nuestro territorio (…) no implica ningún atentado a las normas tradicionales de la hospitalidad francesa, al espíritu liberal y humanista que constituye una de las más nobles características de nuestro ser nacional”

Estas negaciones no hacen sino subrayar lo que en realidad tienen en sí mismas haciéndonos pensar que en efecto existe una real falta de hospitalidad. Ahora bien, he aquí que ese mismo texto, que extrañamente suena como realmente actual, acusa a todos aquellos a quienes se está presto a culpar de haberse mostrado “indignos” –esa es la palabra, “indignos”– de nuestra hospitalaria tendencia, “indignos y de mala fe”. Se diría que actualmente a los ojos de la ley que está por ser endurecida, los indocumentados no tienen dignidad y son de mala fe porque son indignos de nuestra hospitalidad. Mienten, usurpan y abusan. Son culpables.

Leo este texto de 1938 en el que ya se reconocen toda la lógica y la retórica del poder actual:

“Este espíritu generoso –el nuestro desde luego– hacia el que llamaremos extranjero de buena fe encuentra su contrapartida legítima en la decisión formal de castigar con penas severas a todo aquel extranjero que se muestre indigno de nuestra hospitalidad (…) Si hubiera que resumir brevemente las características del actual proyecto subrayaríamos que crea una atmósfera depurada alrededor del extranjero de buena fe que sigue manteniendo plenamente nuestra tradicional buena voluntad en lo relativo a las leyes y a la hospitalidad de la República pero destacando finalmente que para quien se muestra indigno de vivir en nuestro suelo es justo y necesario actuar con rigor”.

Terrorífica hipocresía
En la época en que se mantenían estos objetivos de tal hipocresía (de justamente mala fe) que sería cómica si no fuera aterradora, justo antes de la guerra, se produjo la ordenanza de 1945 que preveía ya en su capítulo III, “Penalidades” castigos muy graves para los extranjeros en situación irregular (en esa época no se decía aún indocumentados) o para quienes ayudaran a esos indeseables extranjeros, cuyo capítulo titulado: “De la expulsión” consigna una serie de medidas que ya anticipaban las que se están por reactivar o fortalecer actualmente: desde aquel momento, las condiciones hospitalarias en Francia (inmigración, asilo, acogida de extranjeros en general) no han cesado de empeorar y de ensombrecer, hasta avergonzarnos la imagen que pretende proclamar el patriótico discurso de la Francia de los derechos humanos y del derecho al asilo. El año pasado algunos observadores neutrales han llegado a referirse a un “año negro” del derecho de asilo en Francia.

(…) No existe ningún país, ni ningún estado en el mundo actual y especialmente en los capitalistas ricos, en los que no se aplique esa política del cierre de fronteras, esta puesta en hibernación de los principios de asilo y de hospitalidad hacia el extranjero, porque por el momento “es buena” o “sirve” o es “muy útil” (entre la eficacia, el servicio y la servidumbre).


En el momento en que, desde hace varias décadas, se produce una crisis sin precedentes en los Estados-naciones que arroja a los caminos a millones de personas ciertamente desplazadas, lo que queda del Estado-nación se crispa a menudo en medio de una convulsión nacional-proteccionista, identitaria y xenófoba, una antigua y renovada imagen del racismo. En los EE.UU. por ejemplo uno dice indocumentado y se organizan cacerías de inmigrantes ilegales.


(…) Ya se trate del creciente desempleo, de una economía de mercado o especulativa cuya desregulación constituye una máquina de producir miseria y marginación o de un horizonte europeo regido por cálculos simplistas, por una falsa ciencia económica o una loca rigidez monetarista, etc. por abandono del poder en las manos de los bancos centrales, desde todo punto de vista es necesario saber que la política en relación con los “sin papeles” y de la inmigración en general consiste en una diversión electoral, en una operación “chivo expiatorio”, en una miserable maniobra para captar votos, en una pequeña e innoble oferta destinadas a vencer al Frente Nacional en su propio terreno.

Y no olvidemos nunca que si las primeras víctimas de esta estrategia de bancarrota son nuestros amigos, nuestros huéspedes, los emigrados y los indocumentados lo que ha puesto en marcha el Gobierno es un sistema policial, de inquisición, de fichaje, de encuadramiento (en territorios tanto francés como europeo). Esta maquinaria amenaza todas las libertades, las libertades de todos, las de los indocumentados y las de los documentados.

Fuente:
http://www.mille-et-une-vagues.org/ocr/spip.php?page=imprimer&id_article=5701

martes, 27 de febrero de 2018

AYUDANDO A LOS NIÑOS A TENER ÉXITO. Lo que funciona y por qué

Por Paul Tough
125 pp. Houghton Mifflin Harcourt. $ 18.99.

Hace cuatro años, el periodista del New York Times Magazine, Paul Tough, publicó un libro titulado "Cómo triunfan los niños", que argumentaba que con la obsesión moderna por aumentar los puntajes de los estudiantes en lectura y matemáticas se pierde la mayor parte de lo que importa en educación. En cambio, los rasgos de carácter como la determinación, la curiosidad, la persistencia y el autocontrol son las claves del éxito en la escuela, la universidad y la vida.

Los padres y maestros cansados ​​de las pruebas aceptaron el mensaje y Tough pasó los siguientes años hablando, viajando e informando sobre los programas que trabajan para poner en práctica estas ideas. Pero al hacerlo, se dio cuenta de una "paradoja": muchos de los educadores que eran inusualmente buenos enseñando gran dominio y autocontrol no utilizaron esas palabras para describir sus objetivos. A menudo, ni siquiera eran conscientes de que eran avatares de lo que Tough creía que era un nuevo enfoque innovador para la educación. ¿Por qué? ¿Y qué significa eso? El nuevo libro de Tough, "Helping Children Succeed", describe su intento de averiguarlo.

Menos una secuela completa de "Cómo triunfan los niños" que una breve compañía, "Helping Children Succeed" sostiene que las habilidades como la regulación emocional y la adherencia no se pueden enseñar de la misma manera que los niños son entrenados para decodificar fonemas y resolver ecuaciones cuadráticas. "Ningún niño aprendió curiosidad llenando hojas de trabajo de curiosidad", señala. En cambio, el carácter es el producto de entornos en los que los niños forman vínculos fuertes y seguros con los maestros y cuidadores, y se les enseña de maneras que estimulan su autonomía y capacidad para resolver problemas.

Para los niños pequeños agobiados por las cicatrices mentales del estrés tóxico y las infancias empobrecidas, este enfoque puede romper un ciclo generalizado de fracaso. "Las disfunciones neurocognitivas pueden convertirse rápidamente en disfunciones académicas", escribe Tough. "A medida que se retrasan, se sienten peor consigo mismos y peor en la escuela. Eso crea más estrés, que a menudo alimenta los problemas de conducta, lo que lleva, en el aula, a la estigmatización y al castigo, lo que mantiene sus niveles de estrés elevados, lo que hace que sea aún más difícil concentrarse, y así sucesivamente".

Tough es experto en traducir la jerga académica en una prosa precisa y accesible. "Helping Children Succeed" emplea la narrativa heroica estándar del progreso en las ciencias: social, cognitiva, neuro y más. Los nuevos hallazgos de investigación suelen ser un poco innovadores, contraintuitivos o reveladores. Al abordar la primera infancia, donde las políticas sociales estadounidenses son particularmente débiles, ve grandes oportunidades para ayudar a los padres en apuros a mejorar su crianza, incómodo como puede ser el juicio implícito. Los centros asequibles de aprendizaje temprano para los hijos de padres que trabajan, es decir, la mayoría de los niños, pueden ayudar a los estudiantes de bajos ingresos a ponerse al día con sus pares más adinerados.

Pero Tough reconoce que los primeros años pasan rápidamente. La mayor parte del trabajo de construcción del carácter duro tendrá que suceder en las escuelas públicas "profundamente rotas". Para encontrar ejemplos de cómo las escuelas podrían ser mejores, busca principalmente redes nacionales de escuelas como Aprendizaje Expedicionario y Logro Primero. Tough sabe que esto es complicado, y complicando, porque las escuelas charter como Achievement First se ven a menudo tan centrada en la mejora de resultados de los exámenes de lectura y matemáticas, sin descanso, - las habilidades muy “cognitivas” que su libro antes argumentado se insistirá lo suficiente, en detrimento del carácter .

Muchas escuelas chárter, explica Tough, han cambiado hacia un enfoque más equilibrado, con una disciplina menos severa y una mayor disposición a dejar que los estudiantes tengan dificultades, fracasen y aprendan de la experiencia. De lo contrario, sus expertos examinadores se fundarán en la universidad y más allá. La lección más amplia parece ser que, si bien los rasgos de carácter son distintos desde el punto de vista educativo y neurológico de la experiencia académica tradicional, los tipos de escuelas que mejor enseñan ambos conjuntos de habilidades pueden ser una misma cosa.

¿Cómo crear más escuelas de ese tipo, que son pocas y distantes? "Ayudando a los niños a tener éxito" deja sin respuesta esa pregunta, el gran enigma sin resolver de la política educativa moderna. Lo que significa que los maestros, legisladores y líderes escolares necesitan un montón de las cualidades que promueve de manera persuasiva y dura: desafíos en vista de la creciente desigualdad económica, la curiosidad de mirar más allá del dogma educativo asentado, la persistencia y el autocontrol cuando los presupuestos se encogen y las atenciones disminuyen. La ciencia del carácter se ha convertido en una nueva ventana valiosa sobre lo que debería ser la educación. Pero construir grandes escuelas sigue siendo un viejo desafío, (para el que no existe una varita mágica) aún no resuelto.

Kevin Carey es el autor de "El fin de la universidad: crear el futuro del aprendizaje y la Universidad de todos lados".

‘Helping Children Succeed,’ by Paul Tough.

https://www.nytimes.com/2016/06/12/books/review/helping-children-succeed-by-paul-tough.html?emc=edit_tnt_20160610&nlid=31217582&tntemail0=y

lunes, 26 de febrero de 2018

La Universidad busca soluciones a la lacra de sus “profesores pobres”. El número de docentes asociados, que pueden ganar menos de 500 euros al mes, se ha incrementado con la crisis.

Son profesores universitarios e imparten lecciones por las que pueden ganar menos de 500 euros al mes. Los asociados son los más precarios de la Universidad y se cuentan por miles. El presidente de los rectores, Roberto Fernández, denunció ya en noviembre la situación de los "profesores pobres” y lo denunció ante el ministerio. Este viernes, en el primer encuentro de la conferencia de rectores pidió soluciones a los problemas de financiación y a la precariedad creciente de las plantillas. La reunión se ha celebrado en Valencia, donde los asociados se han puesto en huelga.

La figura del profesor asociado nació con un objetivo que no siempre cumple. En la Ley de Reforma Universitaria (1983) se estableció para contratar “temporalmente” a especialistas del mundo profesional que pudieran aportar su experiencia a las aulas. Más de 30 años después, distintas fuentes universitarias coinciden en que aquella idea inicial se ha pervertido con los años y se ha agudizado durante la crisis por la prohibición de reponer plantilla que aprobó el Ministerio de Educación.

No son siempre especialistas que dan un servicio temporal, sino profesores en precario que encadenan contratos semestrales o anuales durante largos periodos de tiempo y que hacen funciones similares a funcionarios o contratados más estables. Pero cobrando sueldos de 200 a 600 euros y teniendo que pagar además la cuota de autónomos.

“Llevo más de 20 años encadenando contratos”, explica la profesora asociada Isabel de la Cruz, docente en el departamento de Sociología de la Universidad de Valencia (UV). “Si consideramos que no nos pagan el tiempo que dedicamos a preparar las clases o las tutorías, cada hora de nuestro trabajo sale a cinco euros”, denuncia. “Somos manos de obra barata y precarizada, por eso pedimos que a igual trabajo haya igual salario”. De la Cruz forma parte de la plataforma de profesores asociados de la UV, la universidad donde se han iniciado las protestas con una huelga que empezó el pasado lunes.

La situación es extensible a otros campus. El nuevo presidente de la conferencia de rectores, Roberto Fernández, aseguró el pasado noviembre que en la Universidad española “hay profesores pobres”. Lo dijo a los pocos días de asumir el cargo y ha convertido esta precariedad en uno de los ejes prioritarios de su mandato.

El también rector de la Universidad de Lleida se reunió el jueves con los representantes de la plataforma de profesores asociados de la UV en huelga y se comprometió a “poner muy encima de la mesa” la problemática en la conferencia de rectores. Fernández subrayó además la “fuerte repercusión” de esta precariedad en la vida universitaria española y llamó a revisarlo con “una visión de conjunto de la carrera docente y de su estructura”. “La Universidad sabe que no puede funcionar si no tiene una cantidad adecuada de profesores permanentes”, argumentó tras acusar a “los recortes que hizo en su momento el Gobierno en las universidades” de la precarización de las plantillas. Situaciones como la de los profesores asociados “no son sostenibles”.

“Es un problema de carácter económico y la solución será también de carácter económico. Una democracia de calidad no puede tener una universidad precarizada”, insistió ayer el presidente de los rectores. Fernández avanza que, tras los recortes de la crisis, los campus están en una situación “realmente de urgencia”.

Por miles
Las universidades españolas desconocen cuántos docentes están en esta situación. La plataforma de la UV calcula que en su campus son el 30%, unas 1.300 personas. Y que están recibiendo llamadas de otras universidades para organizar nuevas movilizaciones.

Según los últimos datos oficiales publicados por el Ministerio de Educación, correspondientes al curso 2014-2015, 20.000 de los 99.000 profesores de las universidades públicas son asociados, es decir, un 20% del total. Lo que no ofrece la estadística oficial es cuántos de ellos se corresponden con la mala utilización de esa figura. “Sin duda se cuentan por miles”, estima Martí Parellada, el coordinador general de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CyD), que elabora monográficos periódicos sobre la Universidad española.

Este experto en estadística universitaria subraya que la política del profesorado durante la crisis —el Gobierno prohibió reponer un solo profesor jubilado durante más de un lustro— ha sido “claramente negativa para las plantillas”. “Es evidente que hay un gran problema porque no han aparecido nuevas plazas en cinco o seis años y las necesidades se han cubierto con profesores temporales”, subraya Parellada.

https://politica.elpais.com/politica/2018/02/02/actualidad/1517601267_811315.html


UN PACTO PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Los grupos parlamentarios negocian estas semanas los detalles de un pacto de Estado por la educación que, de alcanzarse, sería inédito en España pero que se acotó y dejó fuera la etapa universitaria.

El presidente de los rectores españoles, Roberto Fernández, reclamó ayer que se active también la negociación para un acuerdo “que pudiera sustanciarse en una nueva ley de universidades o en la reforma profunda de la actual”. La conferencia de rectores, la CRUE, aprobó ayer un documento que han llamado Agenda Política Universitaria, con 10 puntos a abordar que se ocupa “de los grandes problemas estructurales, principales y más urgentes de la universidad española”, añadió su presidente.

Los rectores quieren trasladar esa agenda al Gobierno central, a las comunidades autónomas y a los grupos parlamentarios del Congreso. Quieren hablar con los diferentes agentes sociales “para solicitar al Parlamento y al Gobierno que se ponga a las universidades españolas en primera línea”. También prevén reuniones con los consejos sociales y los sindicatos.

domingo, 25 de febrero de 2018

_- La supervivencia al cáncer aumenta en todo el planeta, pero sobre todo para los pacientes ricos. Los autores del mayor estudio de la historia, con 37 millones de personas, denuncian una "oncoplutocracia".

_- El cáncer no es una sentencia de muerte. El mayor estudio hasta la fecha, con datos de 37,5 millones de pacientes en 71 países, revela un aumento generalizado de la supervivencia desde el año 2000. En España, por ejemplo, la supervivencia cinco años después del diagnóstico ha pasado del 56% al 63% en los pacientes de cáncer de colon y del 21% al 27% en los de tumores cerebrales. Y esta supervivencia a los cinco años prácticamente se puede considerar curación en muchos tipos de cáncer, según recuerdan los autores del trabajo, encabezados por la epidemióloga italiana Claudia Allemani.

Los investigadores han detectado mejorías incluso en los tumores de peor pronóstico. En España, la supervivencia a los cinco años en el cáncer de esófago se ha incrementado del 9% al 13%. En el caso del hígado, ha subido del 14% al 17%. En pulmón, del 10,8% al 13,5%. En páncreas, del 5,6% al 7,7%. En otros cánceres, la supervivencia se mantiene alta desde hace años, como los de mama (85%), cuello de útero (65%), próstata (90%) y melanoma (87%). “En todos los tumores que se han analizado ha habido una mejoría destacada de la supervivencia”, resume Rafael Marcos-Gragera, epidemiólogo del Instituto Catalán de Oncología y participante en el macroestudio internacional.

El trabajo, pese a los datos positivos, constata una “inaceptable” desigualdad en el acceso a los servicios médicos. La supervivencia a los cinco años de un cáncer de mama es del 90% en EE UU, frente al 66% de India. En Finlandia, más del 95% de los niños diagnosticados con leucemia linfoblástica aguda siguen vivos a los cinco años. En Ecuador, solo el 49,8%. “Hay que acabar con la oncoplutocracia, en la que los progresos en la lucha contra el cáncer solo benefician a los países y pacientes ricos”, exige el oncólogo Richard Sullivan, del King's College de Londres, en la revista médica que publica hoy los nuevos datos, The Lancet.

El estudio internacional, bautizado Concord-3, analiza 18 de los tipos de cáncer más habituales. En la mayoría de ellos, las supervivencias más altas se registran en EE UU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y en los países nórdicos. El código postal sigue siendo más importante que el código genético en la salud pública. Por ejemplo, la supervivencia a los cinco años de un niño diagnosticado con un tumor cerebral es del 29% en Brasil, del 36% en México, del 41% en China, del 66% en España, del 78% en EE UU y del 80% en Suecia.

“Podemos utilizar el neologismo oncoplutocracia, creado por el profesor Sullivan, para resumir la idea de que los pacientes ricos tienen un mejor pronóstico y que las diferencias en el resultado de un cáncer son cada vez mayores, como también lo son las diferencias en los ingresos económicos, tanto entre unos países y otros como entre unos ciudadanos y otros dentro del mismo país”, denuncia la epidemióloga Claudia Allemani, profesora de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

“Las disparidades en la supervivencia del cáncer entre diferentes grupos de población también existen en los países ricos, por ejemplo entre personas blancas y negras en EE UU”, subraya Allemani. Su equipo mostró hace unas semanas que la supervivencia a los cinco años de los pacientes de cáncer de colon en EE UU estaba relacionada con el color de la piel: era del 65% en el caso de los blancos y del 56% en el de los negros.

Allemani también pone el foco en otro problema: “Algunas de las nuevas terapias contra el cáncer son extremadamente caras y solo están disponibles para los más ricos de los países más ricos. Con estos precios, no son un producto sostenible para todos los pacientes, ni siquiera en los países más ricos”. La primera terapia génica contra el cáncer aprobada en EE UU, desarrollada por la farmacéutica Novartis contra un tipo de leucemia, cuesta unos 400.000 euros por paciente.

El nuevo presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica, Josep Tabernero, alertó en septiembre de que “los márgenes de beneficio que obtienen las farmacéuticas no son sostenibles en ningún lugar del mundo y es necesario abrir un debate sobre cuál es un precio justo de los medicamentos”.

El epidemiólogo Miquel Porta cree que, más allá de aplicar tratamientos carísimos, es urgente “acelerar el camino que el paciente recorre desde que tiene síntomas hasta que se diagnostica”. El sistema sanitario está en peligro por “las políticas ultraliberales”, a juicio de Porta, catedrático de Salud Pública en el Instituto de Investigaciones Médicas del Hospital del Mar, en Barcelona. “Gracias a la sanidad pública, el acceso a programas de cribado del cáncer de mama es independiente del nivel socioeconómico. Son políticas de igualdad que pasan malos años, aunque muchas consejerías de salud están aguantando el tipo”, opina el investigador, que no ha participado en el Concord-3.

Los autores del nuevo estudio hacen un llamamiento a las autoridades sanitarias de todo el mundo para que mejoren el registro de los pacientes con cáncer, “una herramienta clave” para medir la eficacia de un sistema sanitario. “En España no tenemos un registro nacional, como sí existe en los países nórdicos. Tenemos registros regionales que cubren solo el 30% de la población. Solo tenemos una fotografía parcial de lo que está ocurriendo”, lamenta el epidemiólogo Rafael Marcos-Gragera.

https://elpais.com/elpais/2018/01/29/ciencia/1517264606_707249.html

sábado, 24 de febrero de 2018

DOS POLACOS POR EL SUELDO DE UN FRANCÉS. Más de dos millones de europeos trabajan destinados en otros países comunitarios, algunos con salarios, horarios o esfuerzos "inaceptables" y que solo persiguen rebajar los costes para la empresa.

Un buen día, los jefes de la empresa mandaron a Fran Martínez a montar tuberías a Francia. El proyecto prometía pero lo que se encontró al llegar no era lo que esperaba. Lo alojaron en una sola casa con todos sus compañeros, los más desafortunados dormían en los pasillos. “La situación de los españoles allí es lamentable, pero la de los polacos o los rumanos es criminal”, asegura. “Todo lo que te ponen en las nóminas es mentira”, sentencia este trabajador gallego de 42 años, que pasó cuatro meses en la construcción de supermercados en París y otros cuatro en Saint-Nazaire, una pequeña ciudad francesa situada en la vasta desembocadura del Loira en el Atlántico.

Dos polacos por el sueldo de un francés

Los astilleros de Saint-Nazaire, símbolo y orgullo de la industria nacional, se han convertido también en un caso paradigmático de una realidad a la que la Unión Europea quiere poner coto: la de los trabajadores desplazados por sus empresas desde otros países comunitarios que compiten deslealmente al cobrar salarios más bajos y aceptar peores condiciones. Allí esperan que lo acordado en Bruselas, que busca equiparar a los llegados de fuera con los empleados locales, dé resultados a corto plazo.

Alain Georget es uno de los 8.000 trabajadores que viven directa o indirectamente de los astilleros de Saint-Nazaire, y en los que hasta hace poco se construían buques metaneros o portahelicópteros. “Las condiciones para el trabajador francés son muy duras: mucho esfuerzo físico, salarios insuficientes, malos horarios; pero para el trabajador desplazado suelen ser mucho peores”, explica a la salida de los astilleros.

Estas malas condiciones, la vulnerabilidad y precariedad laborales, son las que han dificultado el contacto con empleados de las instalaciones, temerosos de exponer su caso en este reportaje, que forma parte del proyecto periodístico Europa Ciudadana, financiado por el Parlamento Europeo.

La libre circulación de trabajadores es un pilar fundamental de la Unión Europea. Dos millones de europeos trabajan en otros países comunitarios destinados por sus empleadores. En Alemania, un tercio de los 30.000 trabajadores en los mataderos es personal destinado desde el sur o el este del continente. Empresas radicadas en Luxemburgo han contratado a franceses para después enviarlos a trabajar a su país y ahorrarse elevadas cargas sociales. En el sector de la construcción en Bélgica —en el que un tercio de los trabajadores son desplazados— ha habido casos con 22 niveles de subcontratación. Algunas empresas han exprimido la brecha salarial entre los socios antiguos y nuevos de la UE para contratar con condiciones ventajosas y desleales, aprovechando que la directiva que regula el desplazamiento es de hace más de 20 años y hasta ahora no había entrado en fase de reforma.

El trabajador desplazado tras ser contratado en su país de origen —no confundir con el ciudadano que emigra de forma voluntaria para buscar empleo— deberá beneficiarse de los mismos convenios que sus colegas del país de acogida que ejerzan las mismas labores, según la reforma que se pactó en octubre en Bruselas y que todavía tardará al menos un par de años en empezar a ser efectiva. La UE repite como un mantra el principio básico de la reforma: misma remuneración por un mismo trabajo en un mismo lugar. Un ejemplo: los eslovacos que estén subcontratados en una obra en Viena tendrán derecho a la misma paga navideña que sus compañeros austriacos.

Entre los vehículos aparcados en los alrededores del puerto o de los astilleros escasean las matrículas francesas. Abundan las furgonetas patentadas en Polonia, Hungría y en los países bálticos. También es fácil encontrar algún coche español, portugués o griego, incluso de Estados no comunitarios como Serbia o Ucrania. Los sindicatos calculan que generalmente hay más de 2.000 trabajadores desplazados en Saint-Nazaire. “Esto se ha convertido en una Torre de Babel. Es complicado y perjudicial trabajar con colegas con los que no te puedes comunicar ni para transmitir una sencilla orden de trabajo”, apunta Georget, quien ejerce como delegado sindical de la Confederación General del Trabajo (CGT).

La arquitectura y el urbanismo de Saint-Nazaire pueden llevar al visitante a pensar que esta ciudad de 70.000 habitantes carece de historia. Frente al océano, una mole de hormigón de 18 metros de altura y 300 metros de largo dice lo contrario. Este portento de la ingeniería nazi fue construido durante la ocupación por las tropas alemanas para albergar y reparar parte de su flota en el Atlántico. La base de submarinos se convirtió en un objetivo destacado de los bombardeos aliados y al final de la guerra la ciudad había quedado en ruinas y abandonada.

La mole resistió y el contingente nazi en Saint-Nazaire fue el último en rendirse en toda Europa Occidental, casi un año después de la liberación de París y dos semanas más tarde de que Hitler se suicidara. Antiguo puerto negrero a la sombra del de Nantes, Saint-Nazaire volvió a enfocarse al Atlántico tras la guerra. Hoy se construyen los cruceros más grandes del mundo.

Los astilleros no cierran, siempre hay alguien trabajando. Muchos de los soldadores o carpinteros desplazados en Saint-Nazaire desconocen sus derechos y trabajan más horas de las que marca su contrato, según Georget, quien considera que además de alcanzar acuerdos en Bruselas es necesario que la inspección laboral destape mucho más el fraude. “Puede que lo firmado sea legal, pero en el caso de los desplazados casi nunca se adecua a la realidad. Los contratados en Francia cumplimos las 35 horas semanales; los desplazados hacen 50 por menos dinero”, sentencia.

Los trabajadores desplazados en Saint-Nazaire llevan, por lo general, una vida rutinaria y austera. La mayoría no pasa allí más de un año. A pesar de que sus condiciones laborales son peores que las de sus colegas, algunos de estos operarios del Este cuadruplican sus ingresos mensuales al cobrar el salario mínimo francés. Su intención suele ser ahorrar todo lo posible durante su estancia en Francia y regresar a su país cuando termine el desplazamiento para seguir trabajando en la misma empresa, lo que los sindicatos consideran un freno a la hora de denunciar.

Las negociaciones en Bruselas para alcanzar acuerdos sobre la reforma han vuelto a evidenciar las discrepancias entre Este y Oeste. El presidente francés, Emmanuel Macron, asumió el asunto como su primera cause célèbre en Europa y llegó a condicionar la viabilidad de la Unión al acuerdo alcanzado. “Hay que poner coto a aquellos que contratan mano de obra en el extranjero con el único fin de abaratar costes”, señala Agnes Jongerius, eurodiputada holandesa que ha sido ponente en la revisión de la directiva debatida en la Comisión. Jongerius destaca que hay trabajadores desplazados que viven en condiciones “inaceptables” para la UE y que, cuando la reforma entre en vigor, los costes de alojamiento y transporte deberán siempre correr a cargo del empleador. En Polonia se ha rechazado vehementemente la reforma alegando que una de las consecuencias del mercado único debería ser la oferta de mano de obra más barata. Hungría, Lituania y Letonia se han posicionado firmemente con Varsovia.

La tasa de paro de Saint-Nazaire se sitúa por encima del 10%, ligeramente superior a la media de la región (Países del Loira) y la nacional. Además del puerto y los astilleros, una planta de Airbus da empleo a 3.000 personas más. “El desplazamiento de trabajadores y el dumping salarial o laboral que conlleva dificulta la contratación de jóvenes locales”, subraya Xavier Perrin, teniente de alcalde de la ciudad, quien añade que el uso fraudulento del desplazamiento en el trabajo es caldo de cultivo para los nacionalismos y populismos. El político socialista añade que son muchos los franceses que se mudan a Saint-Nazaire para trabajar en su industria y que la región debería renovar y adaptar los estudios de formación de empleo a las necesidades locales.

Las medidas pactadas en Bruselas encarecerán el coste y aumentarán la carga burocrática del desplazamiento de trabajadores. Aún así, estos solo representan el 0,9% de la fuerza laboral europea, y solo el 0,4% está destinado en países con un salario mínimo superior al de origen, por lo que el impacto de las medidas en el global de la economía del continente será limitado. En Saint-Nazaire sí que confían en que las medidas tengan un impacto en su economía y terminen con la competencia salarial desleal. Martínez, que terminó dejando la empresa gallega por no cobrar las horas extras trabajadas en Francia, espera que los empleados dejen de sentirse discriminados en Europa por su nacionalidad.

EL TRANSPORTE POR CARRETERA QUEDA EXCLUIDO
En el acuerdo sobre la reforma de la directiva de los trabajadores desplazados alcanzado por los ministros de Trabajo de la UE en octubre se decidió mantener fuera de la nueva regulación al transporte por carretera. España, junto al grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa), Portugal, Dinamarca e Irlanda, se opuso a que el tráfico terrestre de mercancías quedara sometido a las mismas reglas, alegando las peculiaridades del sector como que sus trabajadores pueden llegar a cruzar tres fronteras europeas en una jornada de trabajo.

La eurodiputada española Inés Ayala, muy activa en la regulación comunitaria del transporte por carretera, explica por teléfono su defensa en Bruselas de los camioneros españoles. "El bloque formado por Francia, Alemania, Bélgica y Austria llegó incluso a legislar a nivel nacional medidas proteccionistas para dificultar y encarecer el trabajo de los camioneros de los países periféricos". Otros como Suecia han defendido la prohibición de dormir en cabina.

"Algunos pretendían que los camioneros llevaran una oficina administrativa en cabina", apunta Sender, eurodiputada socialista desde 2004. Los antiguos socios de la UE alegan que no pueden competir con los servicios ofertados en países periféricos como Rumania, Italia o España, que ofrecen peores condiciones laborales a sus camioneros e invierten menos en seguridad.

Al quedar al margen de la directiva sobre desplazamiento en el trabajo, la regulación del transporte por carretera deberá comenzar a negociarse en los próximos meses.

https://elpais.com/internacional/2018/01/26/actualidad/1516992987_892079.html

viernes, 23 de febrero de 2018

Henry Giroux: El neoliberalismo y el asedio a la educación superior




Desde hace varias décadas Henry Giroux viene denunciando el auge y despliegue de lo que hoy podemos denominar el autoritarismo del siglo XXI. La consumación de un proceso originado a partir de la reestructuración total del poder por parte de las élites norteamericanas, cuyo eje central y estratégico es el ataque directo sobre las instituciones fundamentales para la democracia y el control pleno sobre ellas.

En parte, este proyecto surge como respuesta a la ola democratizadora que afectó significativamente a mediados del siglo pasado los Estados Unidos. La amenaza que supuso esta fuerza democratizadora al poder y privilegios de los grupos hegemónicos empresariales, les hizo tomas consciencia de la urgente necesidad de transformar la política en una cuestión privada, que debía tener lugar al margen de los ciudadanos. Este es uno de los principales rasgos del nuevo autoritarismo; la conformación de un tipo de estado fundido y dominado completamente por el minoritario grupo empresarial dominante que concibe a sus propios ciudadanos como enemigos y ve con urgencia la necesidad de despolitizarlos, convirtiéndolos en meros consumidores, mediante la imposición de una propaganda que hace concentrar la atención sobre las cosas más superficiales. Lo que Chomsky ha llamado una “filosofía de la futilidad” (Chomsky, 2004, p.203).

En buena medida uno de los principales blancos de ataques han sido las universidades, las cuales tienen una enorme importancia, en tanto dispositivos culturales, en la configuración de los deseos, las identidades, el accionar de los sujetos y la creación de imaginarios. Henry Giroux, uno de los más destacados críticos culturales y representante de la pedagogía radical norteamericana, pone el acento a lo largo de su vasta obra, sobre el peligro que acecha a las universidades, y a la educación pública en general. El curso de los acontecimientos no ha hecho hasta ahora más que confirmar sus “predicciones”.

La actual etapa de capitalismo neoliberal se caracteriza por un constante ataque hacia la democracia, y consecuentemente hacia sus instituciones fundamentales (Giroux, 2015a, p. 16). Las raíces de este ataque tienen que ver con el peligro que la democracia le representa al poder. Hay que hacer notar que en una democracia verdadera la opinión pública tiene peso e incide directamente sobre las decisiones del gobierno. Por esta razón a los poderosos nunca les ha gustado la democracia pues implica restarles poder y ponerlo en manos de la población mayoritaria.

Hoy en día el poder de las corporaciones alcanza niveles apenas imaginables hace algunas décadas. Esto no es más que la culminación de un proceso que inició aproximadamente en la década de los 60 la cual estuvo marcada por un enorme activismo social y expansión democrática. Ello movió a las élites estadounidenses a poner en marcha un ambicioso plan para contener lo que llamaron un “exceso de democracia” (Giroux, 2006, p. 18). Ante la ausencia de propuestas alternativas definitorias de los conceptos básicos constitutivos de un discurso progresista, fue tomando fuerza creciente un discurso público cuyo pilar era la ausencia de ciudadanía crítica y un patriotismo despojado de las notas emancipatorias propias de la democracia. En la práctica, este discurso ha derivado en una serie de agresiones militares externas y en la militarización interna de la sociedad norteamericana (Giroux, 2006, p. 15). Mediante la amnesia total respecto del importante papel que históricamente ha jugado la lucha popular en la historia de la democracia, ha tenido lugar una deconstrucción de la noción de ciudadanía y, con ello, la subordinación de las libertades individuales a la seguridad nacional y el orden interno. Bajo este esquema las universidades, la prensa independiente y los movimientos sociales se conciben como un peligroso desafío a la autoridad gubernamental (Giroux, 2006, p. 18). Es fácil entender la necesidad imperiosa sentida por los dueños de la sociedad estadounidense para lanzar la ofensiva en contra de las instituciones fundamentales encargadas de limitar el sufrimiento de los más débiles. La crisis que vive actualmente la educación superior debe verse enmarcada en esta crisis mayor de la democracia (Giroux, 2015a, p. 16).

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Marlon Javier López es profesor de filosofía en la Universidad de El Salvador (UES)

jueves, 22 de febrero de 2018

_- Negación de la ciencia frente al placer de la ciencia

_- "No es perfecta. Puede utilizarse mal. Es sólo una herramienta. Pero sin duda es la mejor herramienta que tenemos, se autocorrige, progresa y se puede aplicar a todo. Tiene dos reglas. Primero: no hay verdades sagradas; toda presunción debe ser examinada críticamente; los argumentos de autoridad no tienen valor. Segundo: lo que sea inconsistente con los hechos debe ser desechado o revisado. Debemos comprender el cosmos como es, y no confundir lo que es con lo que quisiéramos que fuera. Lo obvio es a veces falso, lo inesperado es a veces cierto".
Carl Sagan en Cosmos (1980), a propósito de la ciencia.


Que los conservadores dudan de que los hallazgos científicos y las teorías que entran en conflicto con sus creencias políticas y religiosas sean evidentes incluso a partir de un escaneo superficial de los medios de derecha. La negación de la evolución y del calentamiento global y la resistencia contra la investigación con células madre son los ejemplos más atroces en las últimas décadas. No es sorprendente, porque esperamos que los que están a la derecha dejen que su política triunfe sobre la ciencia, lo que equivale a una historia de perro muerde a hombre.

Que los liberales son tan culpables de tendencias anticientíficas como los relatos de humanos mordisqueando caninos y, sin embargo, los de la izquierda son tan escépticos de la ciencia bien establecida cuando los hallazgos chocan con sus ideologías políticas, como con los OGM (Organismos Genéticamente Modificados), la energía nuclear, la ingeniería genética y psicología evolutiva-escepticismo de lo último que llamo "creacionismo cognitivo" por su aprobación de un modelo de pizarra en blanco en el que la selección natural operaba en los humanos solo desde el cuello hacia abajo.

En realidad, las actitudes anticientíficas se forman en ventanas cognitivas muy estrechas, aquellas en las que la ciencia parece oponerse a ciertos puntos de vista políticos o religiosos. La mayoría de las personas adoptan la mayor parte de la ciencia la mayor parte del tiempo.

¿Quién es escéptico de la ciencia y cuándo?
Esa pregunta fue el título de una conferencia de octubre de 2017 a la que asistí Asheley R. Landrum, psicóloga de la Texas Tech University, que estudia los factores que influyen en la comprensión y la percepción del público sobre la ciencia, la salud y las tecnologías emergentes. Comenzó citando encuestas que encontraron que más del 90 por ciento de republicanos y demócratas coincidieron en que "la ciencia y la tecnología brindan más oportunidades" y que "la ciencia mejora nuestras vidas". También revisó evidencia modesta en apoyo de la "hipótesis del déficit de conocimiento". "Que postula que el escepticismo público de la ciencia es el resultado de un conocimiento científico inadecuado. Aquellos que saben más acerca de la ciencia del clima, por ejemplo, son un poco más propensos a aceptar que el calentamiento global es real y causado por humanos que aquellos que saben menos sobre el tema.

Pero ese efecto modesto no solo se borra cuando se toma en cuenta la ideología política, sino que tiene un efecto opuesto en un extremo del espectro político. Para los republicanos, mientras más conocimiento tengan sobre la ciencia climática, menos probable es que acepten la teoría del calentamiento global antropogénico (mientras que la confianza de los demócratas aumenta). "Las personas con más conocimiento solo aceptan la ciencia cuando no está en conflicto con sus creencias y valores preexistentes", explicó Landrum. "De lo contrario, usan ese conocimiento para justificar más fuertemente sus propias posiciones".

Landrum y sus colegas demostraron el efecto experimentalmente e informaron los resultados en un documento de 2017 en el Journal of Risk Research titulado "Memes culturalmente antagónicos y el virus Zika: una prueba experimental", en el que los participantes leen una noticia sobre los riesgos para la salud pública del zika que estaba relacionado con el cambio climático o la inmigración. Previsiblemente, cuando Zika estuvo conectado con el cambio climático, hubo un aumento en la preocupación entre los Demócratas y una disminución en la preocupación entre los Republicanos, pero cuando el Zika se asoció con la inmigración, los efectos fueron revertidos. El escepticismo, al parecer, depende del contexto. "Somos buenos para ser escépticos cuando la información entra en conflicto con nuestras creencias y valores preexistentes", señaló Landrum. "Somos malos para ser escépticos cuando la información es compatible con nuestras creencias y valores preexistentes".

En otro estudio de 2017 publicado en Avances en psicología política, "Curiosidad científica y procesamiento de información política", Landrum y sus colegas encontraron que los demócratas liberales eran mucho menos propensos que los republicanos fuertes a leer voluntariamente una "historia sorprendente escéptica del clima", mientras que un "la sorprendente historia relacionada con el clima"era mucho más probable que la leyeran los de la izquierda que los de la derecha". Un factor mitigante alentador fue la "curiosidad científica", o la "motivación para buscar y consumir información científica para el placer personal", que "parece contrarrestar en lugar de agravar las características de la firma del razonamiento con motivación política".

Los autores concluyeron que "las personas que tienen el deseo de ser sorprendidas por la información científica -que les resulta agradable descubrir que el mundo no funciona como esperaban- no quitan esta característica de su personalidad cuando se involucran en información política, sino que complacen también en ese contexto, exponiéndose más fácilmente a la información que desafía sus expectativas sobre los hechos en cuestiones controvertidas. El resultado es que estos ciudadanos, a diferencia de sus contrapartes menos curiosos, reaccionan con una mente más abierta y responden de manera más uniforme en todo el espectro político a la mejor evidencia disponible ".

En otras palabras, valorar la ciencia por placer puro es más un baluarte contra la politización de la ciencia que hechos solamente.

Este artículo fue publicado originalmente con el título "Por amor a la ciencia" 

https://www.scientificamerican.com/article/science-denial-versus-science-pleasure/

miércoles, 21 de febrero de 2018

_- Morir en soledad.


eldiario.es

"Es preciso hacer una reflexión más amplia acerca de cómo se articula nuestra sociedad y cómo se elaboran los protocolos, en este caso hospitalarios, que la rigen".


En las últimas semanas se han dado dos casos en Andalucía de personas fallecidas en los servicios de urgencia de sendos hospitales sin que el personal médico interviniese, o lo hiciera demasiado tarde, para salvarles la vida. Ambas personas estaban solas en urgencias. Cuando las llamaron para ser atendidas, no acudieron porque se encontraban en un estado que no les permitía bien ser conscientes del aviso, bien responder a él. Los responsables de urgencias dieron por hecho que estas personas se habían marchado y se desentendieron.

Los medios han relacionado estos episodios con los recortes en sanidad realizados durante la crisis y de los que nuestros sistemas de salud aún no se han recuperado, en parte porque la salida de la crisis se ha llevado a cabo aplicando medidas de austeridad y una lógica privatizadora que merma enormemente los recursos necesarios para mantener los servicios públicos esenciales.

Siendo esto cierto, creo que es preciso hacer una reflexión más amplia acerca de cómo se articula nuestra sociedad y cómo se elaboran los protocolos, en este caso hospitalarios, que la rigen, así como sobre las profundas transformaciones que están teniendo lugar en la actualidad sin que se desarrollen políticas adecuadas para prevenir situaciones como las arriba mencionadas o similares.

El funcionamiento de nuestros hospitales asume que las y los enfermos siempre estarán acompañados por una persona, normalmente un familiar, más exactamente una mujer. El mandato social del cuidado hace a las mujeres responsables de las tareas relativas a éste que afectan a los miembros de su familia. Esta situación no se ha visto realmente alterada por la masiva incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, ya que, por ejemplo en el caso español, las mujeres seguimos empleando más de dos horas al día que los hombres en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Pero la disponibilidad de las mujeres ya no es total y las altas tasas de divorcio, viudedad o celibato nos hablan de muchas personas que están solas, viven solas y posiblemente acudan solas a los hospitales. Por tanto, los protocolos deberían cambiar.

Sin embargo, los recortes aplicados durante la crisis han supuesto la externalización a las familias –asumiendo que todas las personas la tienen– de gran parte del cuidado que antes proveían o facilitaban los servicios públicos. Esto, además de grandes desigualdades vinculadas al género de las personas, la renta y la disponibilidad de tiempo de las familias, genera problemas para quienes viven solos, especialmente para aquéllos que no disponen de una red familiar o social que los asista o que no tienen ingresos para contratar a alguien que eventualmente los cuide.

Y es que ese desmoronamiento de los servicios públicos tiene lugar en sociedades cada vez más individualistas, donde, además, las nuevas tecnologías permiten una conectividad virtual que está muy alejada de los modelos de sociabilidad comunitaria que existían antaño y que podían hacer saltar las alarmas cuando dejábamos de ver por un tiempo a nuestro vecino o vecina.

En España, los datos de la Encuesta Continua de Hogares 2017, relativa a la situación de 2016, reflejan que 4,6 millones de personas viven solas en nuestro país y un 25,2% de los hogares españoles son unipersonales. Eso no quiere decir que estas personas vivan desconectadas de redes familiares o sociales, pero sí que tenemos que saber que el porcentaje de este colectivo va en aumento. En 2016 eran 54.100 personas más que el año anterior, un incremento del 1,2%, y, por tanto, es probable que un número cada vez mayor de personas se encuentre en situación de soledad.

No existen estadísticas, como en otros países, que nos informen del número de personas que mueren solas, pero es muy posible que, si no se hace nada para remediarlo, esta cifra vaya en aumento dado el galopante envejecimiento de la población española y la baja tasa de fecundidad de las mujeres españolas, que no es independiente, por cierto, de la desigualdad de género.

En un país como Japón, con un proceso de envejecimiento muy acelerado y una tasa de fecundidad casi tan baja como la española, además de altas tasas de celibato, se calcula que 30.000 personas mueren anualmente solas en sus casas. No se conoce la cifra de las que lo hacen solas en hospitales o residencias, porque la estadística se basa en los datos del gran número de empresas dedicadas a limpiar los apartamentos de las personas que mueren en soledad y cuyos cadáveres son descubiertos, normalmente, pasado un tiempo. Los servicios de limpieza de las muertes en soledad cuestan una media de 2,230$ a los propietarios de los inmuebles que quieren dejarlos listos para volver a alquilarlos. De hecho, una vez que estas empresas terminan su trabajo, es como si esas personas nunca hubieran existido.

En el Reino Unido, gracias en parte a la iniciativa política de la parlamentaria laborista Jo Cox, asesinada en 2016 por un hombre de extrema derecha, sabemos que unos 9 millones de personas declaran estar solas y no tener a nadie con quien hablar o compartir sus experiencias. El gobierno de Theresa May ha creado una Secretaría de Estado para lidiar con este problema. El objetivo de dicha secretaría es desarrollar una amplia estrategia sobre el tema, elaborar nuevas estadísticas y realizar estudios, así como asignar un presupuesto a las comunidades y al tercer sector para que pongan en funcionamiento actividades que conecten a la gente.

Desconozco el resultado que tendrá la labor de este departamento en un país que está privatizando a mansalva los servicios públicos, recortando los subsidios a las personas que los necesitan, y que, desde los años ochenta del siglo pasado, se ha empleado a fondo para desmantelar la sociabilidad de las comunidades obreras. Un país cuyo anterior primer ministro, David Cameron, promovió la idea de una Big Society (una sociedad grande) frente a la del Big State (un estado grande), dentro de su lógica neoliberal de menor presencia y gasto público.

En cualquier caso, bienvenida sea la iniciativa o el intento. Es importante que los cambios sociales que estamos experimentando sean objeto de políticas específicas que afronten también el creciente fenómeno de la soledad de las personas en sociedades cada vez más pobladas y, teóricamente, más interconectadas. Es posible que la respuesta deba ir en la línea de unir el desarrollo de los servicios de atención públicos con el fomento de las redes de solidaridad comunales, para que nadie, a no ser que sea su deseo, tenga que enfrentarse a la muerte en soledad o aceptar que, una vez fallecido, una empresa de limpieza lo haga desaparecer para siempre, también de la memoria de los vivos.

Fuente: http://www.eldiario.es/andalucia/desdeelsur/Morir-soledad_6_734286567.html

martes, 20 de febrero de 2018

Solo te creeré si me dices lo que quiero oír. Cuando los datos contradicen nuestras convicciones, solemos ignorarlos o manipularlos para adaptarlos a unas ideas preconcebidas. Así lo hacen los creacionistas, los antivacunas y los ‘conspiranoicos’ del 11-S.

¿Han notado que una persona siempre cambia de opinión cuando le presentan unos datos que contradicen sus convicciones más profundas? No, ¿verdad? Yo tampoco. Es más, da la impresión de que una persona cuando se le presentan pruebas abrumadoras en contra de lo que cree, se reafirma en sus opiniones. El motivo es que esos datos ponen en peligro su visión del mundo.

Los creacionistas, por ejemplo, rechazan las pruebas de la evolución que aportan los fósiles y el ADN porque les preocupa que los poderes laicos estén comiéndole terreno a la fe religiosa. Los enemigos de las vacunas desconfían de las grandes farmacéuticas y piensan que el dinero corrompe la medicina. Eso les lleva a defender que las vacunas causan autismo, pese a que el único estudio que relacionaba esas dos cosas fue desmentido en su día y su autor fue acusado de fraude. Quienes defienden las teorías de la conspiración en torno a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos se fijan en minucias como el punto de fusión del acero de los edificios del World Trade Center que hizo que se derrumbaran, porque creen que el Gobierno mentía y llevó a cabo operaciones encubiertas con el fin de crear un nuevo orden mundial. Los negacionistas del cambio climático estudian los anillos de los árboles, los núcleos del hielo y las ppm (partes por millón) de los gases de efecto invernadero, porque defienden con pasión la libertad, en especial la de los mercados y las empresas, para actuar sin atenerse a estrictas normas gubernamentales. Quienes aseguraban que Barack Obama no nació en Estados Unidos diseccionaron desesperadamente su certificado de nacimiento en busca de mentiras, porque estaban convencidos de que el primer presidente afroamericano de EE UU era un socialista empeñado en destruir su país. Los defensores de estas teorías estaban convencidos de que quienes se mostraban escépticos ante ellas ponían en peligro su visión del mundo. Y rechazaban los datos que rebatían su postura por considerar que venían del frente enemigo.

El hecho de que las convicciones resulten más fuertes que las pruebas se debe a dos factores: la disonancia cognitiva y el llamado efecto contraproducente. En el clásico When Prophecy Fails (cuando la profecía se equivoca), el psicólogo Leon Festinger y sus coautores escribían en 1956 acerca de la reacción que tuvieron los miembros de una secta que creía en los ovnis cuando la nave espacial que esperaban no llegó a la hora prevista. En lugar de reconocer su error, “siguieron tratando de convencer al mundo entero” y, “en un intento deses­perado por eliminar su disonancia, se dedicaron a hacer una predicción tras otra, con la esperanza de acertar con alguna de ellas”. Festinger llamó disonancia cognitiva a la incómoda tensión que surge cuando se piensan dos cosas contradictorias al mismo tiempo.

En su libro de 2007 Mistakes Were Made, But Not By Me (hubo errores, pero yo no los cometí), dos psicólogos sociales, Carol Tavris y Elliot Aronson (alumno de Festinger), documentan miles de experimentos que demuestran que la gente manipula los hechos para adaptarlos a sus ideas preconcebidas con el fin de reducir la disonancia. Su metáfora de la “pirámide de la elección” sitúa a dos individuos juntos en el vértice de la pirámide y muestra cómo, cuando cada uno adopta y defiende una posición distinta, empiezan a distanciarse rápidamente hasta que acaban en extremos opuestos de la base de la pirámide.

En otros experimentos llevados a cabo por el profesor de Dartmouth College (EE UU) Brendan Nyhan y el profesor de la Universidad de Exeter (Reino Unido) Jason Reifler, los investigadores identifican un factor relacionado con esta situación: lo que denominan el efecto contraproducente, “por el que al tratar de corregir las percepciones equivocadas, éstas se refuerzan en el grupo”. ¿Por qué? “Porque ponen en peligro su visión del mundo o de sí mismos”.

Por ejemplo, a los sujetos de los experimentos se les dieron artículos falsos de periódicos que confirmaban ideas erróneas pero muy extendidas, como la de que había armas de destrucción masiva en Irak. Cuando después les mostraron un artícu­lo que explicaba que, en realidad, nunca se habían encontrado dichas armas, quienes se oponían a la guerra aceptaron el nuevo artículo y rechazaron el anterior. Sin embargo, los partidarios de la guerra dijeron que el nuevo artículo les había convencido aún más de que había armas de destrucción masiva, porque probaba que Sadam Husein las había escondido o destruido. De hecho, dicen Nyhan y Reifler, entre muchos de estos últimos participantes, “la idea de que Irak tenía armas de destrucción masiva antes de la invasión encabezada por Estados Unidos persistió hasta mucho después de que el propio Gobierno de Bush llegara a la conclusión de que no era así”.

Si los datos que deberían corregir una opinión solo sirven para empeorar las cosas, ¿qué podemos hacer para convencer al público de que está equivocado? Por mi experiencia, aconsejo mantener las emociones al margen; discutir, no criticar (nada de ataques personales y nada de mencionar a Hitler); escuchar con atención e intentar expresar detalladamente la otra postura; mostrar respeto; reconocer que es comprensible que alguien pueda pensar de esa forma; intentar demostrar que, aunque los hechos sean otros de los que se pensaba, esto no significa necesariamente que se altere la visión del mundo.

Quizá estas estrategias no siempre sirvan para hacer que la gente cambie de opinión, pero es posible que ayuden a que no haya tantas divisiones innecesarias, sobre todo ahora que EE UU está en plena fiebre revisionista de la realidad con fines políticos.

Michael Shermer es fundador y director de la revista Skeptic. Este artículo fue publicado en Scientific American en 2017.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

https://elpais.com/elpais/2018/01/26/ciencia/1516966815_366077.html


lunes, 19 de febrero de 2018

¿Por qué no cambiamos de opinión aunque nos demuestren que estamos equivocados? Los datos contrastados convencen menos que los mensajes emocionales. Diversos estudios revelan las limitaciones de la razón.

La primera impresión es la que cuenta. Cuando nuestro cerebro recibe por primera vez información sobre un asunto —“ese de ahí es Juan, es un vago”— deja grabada una silueta que provoca que todo lo que sepamos desde entonces en ese ámbito tenga que encajar en ella. Los humanos vivimos en un relato, necesitamos que las piezas encajen, y por eso nos costará tanto asumir en el futuro que Juan es un currante. “Es como una mancha”, explica la psicóloga Dolores Albarracín, “es mucho más fácil ponerla que eliminarla después”. Si esa mancha forma parte de nuestra visión del mundo, nuestra escala de valores será casi imposible limpiarla, porque sería como replantear nuestra identidad. Por eso nos cuesta horrores cambiar de opinión: los hechos deben encajar en la silueta o ni siquiera los tendremos en cuenta.

Cada vez más estudios muestran las limitaciones de la razón humana. En ocasiones se ignoran los hechos porque no se adaptan a lo que pensamos. La verdad no siempre importa. Hace justo un año, se realizó una prueba muy sencillita. ¿En cuál de estas fotos ve usted a más gente? En la foto A, de la toma de posesión de Donald Trump, se veía a mucha menos gente que en la foto B, de la inauguración de Barack Obama, llena hasta la bandera. El 15% de los votantes de Trump dijo que había más gente en la foto A, un error manifiesto. ¿Tienen un problema de visión, alguna carencia cognitiva, para llevarle la contraria a un hecho tan evidente? Es más sencillo: a veces, cuando discutimos sobre hechos, en realidad no estamos discutiendo sobre los hechos. Ese 15% sabe que dar la respuesta B es reconocer que Trump es un mentiroso y, por tanto, admitir que han votado a un mentiroso. Es decir, si se trata de un enamorado del presidente de EE UU, estamos pidiendo que ponga en tela de juicio su propia identidad.

“Lo más probable es que las personas lleguen a las conclusiones a las que quieren llegar”, dejó escrito la psicóloga social Ziva Kunda al desarrollar la teoría del pensamiento motivado. La idea es sencilla: para defender nuestra visión del mundo, nuestro relato, vamos razonando inconscientemente, descartando unos datos y recogiendo otros, en la dirección que nos conviene hasta llegar a la conclusión que nos interesaba inicialmente. Visto así, parece una flaqueza, un fallo de diseño en el raciocinio. Pero tendría una explicación muy plausible: es un escudo protector contra la manipulación, pues es lógico pensar que las cosas tienen que encajar con lo que ya sabemos del mundo. Si de pronto vemos una piedra elevarse hacia el cielo no dudamos de la existencia de la gravedad; pensamos que hay trampa en la piedra.

Pero hay situaciones preocupantes en las que si los ciudadanos no hacen caso de los hechos pueden poner en riesgo bienes mayores. La salud es uno de los ámbitos más peligrosos, como sucede con el pequeño colectivo que se niega a vacunar a sus hijos. ¿Cómo se puede tomar una decisión así, que pone en riesgo la salud de las criaturas propias y las del resto? “Es una opción irracional que puede ser corregida aportando toda la información necesaria”, dicen médicos, divulgadores y autoridades. Datos históricos, detalles sobre enfermedades, estadísticas consistentes…, pero no, eso no funciona. Es más, como han mostrado algunos estudios, esta forma de abordar el problema no solo no convence, sino que puede provocar un efecto bumerán, reforzando todavía más las creencias de los antivacunas. Es un efecto que el investigador Brendan Nyhan ha registrado en distintos escenarios, desde la política a la salud, y en el caso de las vacunas particularmente. Mostrar folletos con información sobre inmunización no doblega a los recelosos y a algunos los convence más todavía.

Divulgadores, fact-checkers (verificadores de datos), periodistas y políticos asumen, en general, que la gente se equivoca porque les faltan datos. Es un enfoque simplista, llamado de déficit de información, que se empeña en obviar los mecanismos conocidos de una psicología humana que, como explica Nyhan, no va a cambiar. Hay que conocer esas fisuras del cerebro humano y aprovecharlas para colarnos y ser verdaderamente persuasivos. Pero llegados a este punto, es importante preguntarse, qué es convencer ¿Lograr que una familia antivacunas reconozca que está equivocada o conseguir que ponga una, dos o todas las vacunas necesarias a sus hijos?

Esta reflexión tenía en mente el pediatra Roi Piñeiro cuando lanzaron en el Hospital General de Villalba, un municipio de la sierra de Madrid, una consulta pionera que usaría enfoques distintos para convencer a los inconvencibles. “Se trata de conocer los motivos y rebatirlos, pero no desde la lógica sino desde los sentimientos. Mucha empatía y dejarlos hablar”, explica Piñeiro; “porque es muy difícil convencer con datos científicos, suelen ser unos expertos, pero escogiendo los que les interesa”. Piñeiro, jefe asociado del servicio de Pediatría, usó intuitivamente trucos que han mostrado su eficacia en distintos experimentos psicológicos. Ponerse de su parte, dedicarles tiempo, dejar que se expliquen, conectar emocionalmente y abordar los mitos solo cuando hay confianza. “Piensas que si te enfadas y los abroncas entenderán que es grave, pero en realidad pierdes a esa familia, no vuelven”, cuenta el pediatra. Al lanzar esta consulta abierta, recibió a 20 familias recelosas en sesiones individuales de media hora; al final, el 90% aceptó poner alguna vacuna a sus hijos y el 45% accedió a ponérselas todas.

Un experimento realizado el año pasado, sobre racismo y política, obtuvo resultados inquietantes. A un grupo de ciudadanos se les contó algunas de las mentiras habituales de Marine Le Pen sobre los inmigrantes. A otro, esto mismo, pero contrastado con los datos reales. Al tercer grupo se les contó únicamente la información veraz, sin las falsedades de Le Pen. Los “hechos alternativos” de la política francesa lograron mejorar sus opciones de voto por igual (un 7%) en el primer grupo y el segundo, mostrando que el desmentido fue inútil. Lo que es más sorprendente: sus opciones también crecieron (4,6%) entre quienes solo leyeron información real sobre inmigración. Por eso a este tipo de políticos populistas les da igual que les desmientan: han colocado el mensaje, que se hable de lo que les interesa, fijando el marco de la conversación pública: la inmigración como problema. Los investigadores consideran que no basta con el trabajo periodístico con los datos, sino que “para ser efectivo, los hechos deben integrarse en una narrativa con argumentación persuasiva” y “presentados por un político carismático”.

Esta es la paradoja de los verificadores (o fact-checkers), esos periodistas que se dedican a comprobar y desmentir las afirmaciones de los políticos: que solo funcionen con quienes no hace falta. Los primeros trabajos de Nyhan indicaban poca utilidad y que a veces eran contraproducentes, pero en un estudio reciente mostró que gracias al fact-checking se podía conseguir que algunos seguidores de Trump admitieran que sus afirmaciones eran falsas. Eso sí, no movían un milímetro su intención de voto hacia el candidato republicano. “Tienden a ignorar la información disidente. Este escenario fomenta la aparición de una caja de resonancia en torno a narrativas y creencias compartidas. En este punto, la verificación de hechos puede ser percibida como otra tesis de los rivales y por tanto ignorada”, explica Walter Quattrociocchi, especialista en cómo se disemina la desinformación.

“Cuando se trata del bulo de un medicamento retirado o algo así, la gente te cree y lo agradece. Pero si les toca la patata, dejan de discernir entre opinión y datos. Si ya han elegido bando es más complicado sacarles del error”, resume Clara Jiménez, del equipo de Maldito Bulo (MB), un proyecto periodístico creado para combatir la desinformación. Jiménez cuenta que esas disonancias fueron notables durante el 1 de octubre en Cataluña: cada desmentido se negaba por el bando puesto en evidencia, cómo no, dudando de la objetividad de MB. Durante la campaña electoral catalana, surgió el bulo de las tarjetas censales que podrían ser usadas, según algunos independentistas, para provocar un pucherazo. Cuando lo desmentía MB, muchos cargaban contra el mensajero. Pero cuando lo desmintió Josep Costa, candidato de JxC, algunos se lo discutían, pero muchos de sus seguidores optaron por fiarse de él. “Si es tu propio círculo el que te desmiente es mucho más fácil”, explica Jiménez, que forma parte del equipo que asesora contra la desinformación a la Comisión Europea. Además, los portales de verificación de datos tienen otro problema añadido: muy pocos de sus lectores (un 13%) son consumidores de fake news, según otro estudio reciente: no estarían llegando al público que los necesita.

La gente de MB ha puesto en práctica un sistema que encaja muy bien con las recomendaciones de psicólogos expertos: el bulo es como una mancha difícil de quitar, y conviene usar mensajes sencillos y directos, información gráfica o visual, y no repetir la falsedad sino centrarse en la explicación. El mejor quitamanchas es el porqué: cuando a los miembros de un jurado se les dice “no tengan en cuenta esta prueba”, no sirve de nada. Pero serán capaces de borrar esa información si les explican que hubo una motivación sospechosa al intentar incluir la prueba viciada.

El cambio climático es otro experimento natural oportuno para analizar el fenómeno. Los especialistas han probado de todo para convencer a los escépticos y no hay una varita mágica. Pero el papa Francisco nos da una clave: tras escribir una encíclica ecologista, en EE UU creció 10 puntos el porcentaje de convencidos de que el calentamiento será dañino y 13 puntos el bloque de católicos que creen que el cambio climático es real. Líder carismático y que habla desde dentro del círculo identitario. En este ámbito, hablar de catástrofes y amenazas puede ser contraproducente. Sin embargo, funcionan contenidos emocionales que hablan a la gente de cómo encaja el problema en su vida (la salud), o mensajes que indiquen que combatir el calentamiento traerá avances científicos y económicos, y que mejorará la cohesión y los valores de la comunidad.

Muchas de estas estratagemas están destinadas a escuchar al sujeto para aprovechar sus debilidades: a un empresario negacionista del cambio climático no le convencerás hablándole de la crecida de los mares, sino de oportunidades de negocios verdes. Por eso, un equipo de la Universidad de Queensland (Australia) ha acuñado el concepto de persuasión jiu jitsu, en referencia a ese arte marcial que usa contra el rival su propia fuerza. Por ejemplo, dejar que explique cómo funcionaría exactamente paso a paso su idea, para que vea sus flaquezas saliendo de su propia boca.

“Cuando se trata de temas científicos, la gente habla usando evidencias, cuando sus actitudes están motivadas por otra cosa. El divulgador tiene que resistir la tentación natural de debatir las ideas articuladas por el sujeto y en su lugar centrarse en su motivación oculta en la sombra”, explican. “Identifique la motivación subyacente, y luego adapte el mensaje para que se alinee con esa motivación”, sugieren. Por ejemplo, decirle a un votante de Trump que salvar el planeta es la única forma de mantener el estilo de vida americano.

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https://elpais.com/elpais/2018/01/26/ciencia/1516965692_948158.html

Ver también. "ciegos, que viendo, no ven" José Saramago, Ensayo sobre la ceguera. 1995.

domingo, 18 de febrero de 2018

Hirotugu Akaike, el matemático de las estadísticas más exactas. Desde la experiencia propia y la creatividad, el investigador japonés formuló una ecuación para poder identificar el mejor modelo estadístico a aplicar en cada caso.

Pocos científicos tienen el honor de que utilicen sus descubrimientos continuamente y en todo el mundo sin que se les conozca por algo más que por llevar el apellido en el hallazgo. Hirotugu Akaike es uno de esos extraños casos en el que su gran descubrimiento no viene acompañado de su recorrido académico y vital, más allá de unas pinceladas. Esa circunstancia revela dos aspectos de su personalidad: su discreción y que vivió entregado a la investigación.

Hirotugu Akaike nació un 5 de noviembre, de 1927 en la provincia japonesa de Shizuoka, muy cerca del monte Fuji. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial estudió matemáticas en la Universidad de Tokio y durante esos años también se casó y tuvo tres hijas. Su mujer falleció prematuramente y esa circunstancia lo marcó para siempre, aunque animado por sus hijas volvió a casarse de nuevo.

La carrera profesional de Hirotugu Akaike se desarrolló entre 1952 y 1994 en el Instituto de Estadística Matemática de Japón, donde terminó siendo director general antes de ser nombrado profesor emérito.

A principios de la década de 1950, el joven científico Hirotugu Akaike se hizo la crucial pregunta de cómo podría variar el resultado de una estadística según las variables que introduzcamos. Después de más de dos décadas de investigación, logró dar respuesta a su inquietud con una simple ecuación conocida como el Criterio de Información de Akaike.

Con el Criterio de Información de Hirotugu Akaike (AIC) los analistas seleccionan un modelo entre un conjunto de opciones que les permite conocer lo cerca que estarán los resultados de la verdad. AIC se basa en la teoría de la información de los datos de que disponemos.

Para el matemático japonés era tan importante la experiencia como la creatividad, y para encontrar una solución al problema de la calidad de las estadísticas, tener una experiencia propia y una sensación directa de lo que se conoce como vibraciones aleatorias, compró un ‘scooter’ y lo utilizó en las inmediaciones del monte Fuji. Esta experiencia de primera mano lo ayudó a diferenciar entre las vibraciones de conducir en carreteras normales y con mucho tráfico y hacerlo en un camino de montaña, algo que aplicó después a su descubrimiento.

Con más de un centenar de publicaciones científicas en prestigiosas revistas matemáticas y decenas de charlas y seminarios, en el año 2006 Hirotugu Akaike fue galardonado con el Premio Kyoto por el desarrollo del Criterio de información de Akaike (AIC), entre otros logros. El descubridor de cómo controlar las variables y los datos a la hora de plantearse una estadística para asegurar sus resultados como los más cercanos a la realidad murió en el año 2009, a los 81 años.

El buscador Google realiza hoy un homenaje a Hirotugu Akaike con un retrato del matemático en el día en que habría cumplido 90 años. El doodle presenta su cara en medio de una aproximación de funciones, parámetros y sus respectivas curvas para destacar el resultado de su trabajo más conocido en todo el mundo: el Criterio de Información de Akaike.

Gracias a él, los resultados de las estadísticas nos gustarán más o menos, pero Hirotugu Akaike fue capaz de realizar una sistematización sobre como se afronta la elaboración de esta disciplina matemática y, además, garantizar su cercanía a lo más exacto posible a la realidad.

https://elpais.com/elpais/2017/11/05/ciencia/1509868066_437268.html?rel=str_articulo#1517315906482

Lo que las matemáticas pueden aprender de las hormigas. Algunos animales desarrollan tareas colectivas complejas como la construcción de hormigueros.

2018 ha sido proclamado Año Internacional de la Biología Matemática, por la European Mathematical Society (EMS) y la European Society for Mathematical and Theoretical Biology (ESMTB). Los principales objetivos de esta celebración son señalar el incremento y la importancia de las aplicaciones de las matemáticas a la biología y a las ciencias de la vida; pero lo cierto es que la interacción se da en ambas direcciones. Tal y como hacían los griegos hace dos mil años, los matemáticos seguimos observando e inspirándonos en la naturaleza para dar con nuevos desarrollos en nuestra disciplina.

Por ejemplo, al mirar un panal, podríamos preguntarnos, ¿por qué hacen las abejas sus celdas hexagonales, cuando sería más sencillo hacer triángulos o cuadrados? El matemático griego Pappus de Alejandría conjeturó en el siglo III que un retículo hecho de hexágonos minimiza el área de las paredes que deben levantar las abejas, abarcando un mismo volumen de celda. Pero hubo que esperar hasta 1999 para que el matemático Thomas C. Hales demostrara la afirmación. Como esta, hay muchísimas tareas que se realizan en el mundo animal de forma llamativamente eficiente, y comprender sus mecanismos internos aporta lecciones muy interesantes a las matemáticas y a otras disciplinas.

El caso de las hormigas es muy ilustrativo. Aunque su cerebro es diminuto, desarrolla tareas colectivas (construcción de hormigueros, sistema social sofisticado, exploración y recolección de alimento) de notable complejidad. Es como si la suma de los cerebros de miles de hormigas constituyera el cerebro de un animal superior. ¿Cuáles son los mecanismos que usan para coordinarse en la recolección de alimento? Y, ¿qué podríamos aprender de ellos?

https://elpais.com/elpais/2018/01/24/ciencia/1516798377_850063.html