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sábado, 2 de septiembre de 2023

_- Un niño de pueblo


_- El año 1942 nacimos en Grajal de Campos (León) 8 niñas y 11 niños. Han pasado ochenta y un años. Lo que ha llovido, Dios mío. Lo que hemos caminado. De ese nutridísimo grupo (ahora no hay nacimientos en el pueblo) ya se nos han ido algunos con la mayoría, como se dice en algún país para hablar de la muerte.

El día 26 de agosto celebraremos en el pueblo (hoy mismo para ti, querido lector, querida lectora) la reunión anual que, amable y pacientemente, convoca cada año uno de los quintos, nuestro querido y sacrificado Félix Muñiz. Tengo delante la carta que nos ha enviado con la convocatoria, el menú y otras indicaciones. Una carta como Dios manda, debidamente sellada y matasellada. Una carta introducida y extraída del buzón con la antelación debida, como mandan los cánones. De las poquísimas de este tipo que se reciben a través de correos.

Grajal se ha ido despoblando en estos 80 años. En mi infancia el pueblo rondaba los 1.500 habitantes, hoy la población es de 214, la mayoría de elevada edad. El pueblo fue perdiendo poquito a poco la fábrica de harinas, la fábrica de galletas, el cuartel de la guardia civil, la alcoholera, la cooperativa vinícola, las escuelas, la guarnicionería, las monjas carmelitas descalzas (que se llevaron con nocturnidad las tallas del convento), la estación de ferrocarril, los comercios, el médico… Cuando se cierran las escuelas de un pueblo se extiende su certificado de defunción.

La vida de un pueblo tiene su encanto y sus servidumbres. Todo el mundo se conoce, hecho que tiene ventajas e inconvenientes. Todo el mundo sabe lo que pasa en la casa del vecino y eso permite ayudar o criticar.

En el verano el pueblo triplica o cuadruplica la población, atraída por las emociones que suscita el lugar de la tierra que fue tu cuna, por el encuentro con familiares y amigos y por las actividades culturales y recreativas que se organizan que, en el caso de Grajal, no son pocas. En instagram (grajalarteycultura) se encuentra el catálogo de todas ellas.

Grajal debe su nombre no a los conocidos pájaros (corvus frugilegus), una de las diez familias de córvidos que hay en Europa, sino a los hermanos Graco, hijos del general y estadista Tiberio Sempronio Graco y de Cornelia, de la familia de los Escipiones.

Hay un dicho popular que repiten pequeños y mayores: “Tres cosas tiene Grajal que no las tiene León: un castillo, un palacio y en la plaza un callejón”. El castillo artillero del siglo XVI, magníficamente conservado, tiene un único cañón que apunta de forma estratégicamente inexplicable hacia el pueblo y no hacia la entrada de los posibles invasores. El palacio es de estilo renacentista y está siendo rehabilitado con mucho acierto. El callejón une la plaza con el traspalacio, evitando una larga vuelta alrededor de la imponente iglesia parroquial.

Esta iglesia, que aglutina siete antiguas parroquias, tiene una peculiaridad arquitectónica de la que hablamos con orgullo los lugareños: tiene cinco esquinas y, si se le añadiera una más, tendría solo cuatro. Ahí dejo el enigma. Se celebran las fiestas patronales el día ocho de mayo, festividad de San Miguel (una aparición del arcángel en el Monte Gárgano de IItalia). Y el día nueve se celebra San Miguelín. Curioso y simpático diminutivo, que se corresponde con un festejo menor.

En la calle San Pelayo (números 19 y 22) vivían, a trescientos metros, mis abuelos paternos y maternos. Uno, alcalde de la República y el otro, teniente alcalde en otra corporación municipal de derechas, al que apodaban con el nombre de un conocido político. En el libro “Grajal de Campos: la década conflictiva (1930-1939)”, cuyo autor es Vicente Martínez Encinas, conocido glariarense (es el gentilicio de Grajal), aparecen ambos abuelos, cada uno con un papel relevante en opciones políticas opuestas. El amor de mis padres, se situó por encima de la política.

En ese mismo libro hay 12 páginas dedicadas a un hijo de mi abuelo republicano. Atenedoro Santos Encinas, hermano de mi padre, maestro de la Institución Libre de Enseñanza (he visitado en este viaje la escuela de Escobar de Campos de la que era maestro), fue fusilado en la madrugada del día 21 de junio de 1937, a la edad de 24 años, por el simple hecho de pensar de forma diferente al dictador Francisco Franco, a quien todavía algunos añoran en nuestro país. Se le condena por rebelión militar. Esa misma noche, se casó en la cárcel de León, horas antes de ser ejecutado por el piquete que acabó con su vida. En una placa que estaba en puerta de la iglesia aparecían durante la dictadura los nombres de los caídos por Dios y por España. ¿Por quién cayó mi tío? Y luego dicen que la ley de memoria democrática divide a los españoles. Lo que los divide es no reparar el daño causado.

Mi tío Vicente Santos escribió un libro, hasta ahora inédito, titulado “Recuerdos de una infancia”. Un libro que pretende dejar constancia de esta tragedia familiar, de poner historia y contexto al fusilamiento de un hermano por el dictador. El índice permite al lector situar el hecho en el espacio y en el tiempo: el reloj, la sala, la casa, la familia, las actividades, la economía, política y religión, la noche trágica, cartas desde la cárcel, epílogo…

Habla, cómo no, de la escuela. ¿Cómo dudamos algunas veces de que hayamos mejorado? En primer lugar, cuenta que había escuelas de niños y de niñas. En segundo lugar, en su escuela había un centenar de niños. En tercer lugar, a los 14 años terminaba la escolaridad obligatoria. Pero, sobre todo, en cuarto lugar, había varas de diferente grosor y longitud que se utilizaban para mantener el orden y el silencio. Cuenta una anécdota que se sitúa entre el terror y la risa. Don David, el maestro, no autorizaba a nadie a salir a la plaza (eran años en que, al no existir baños, se orinaba en la plaza). Contaré el resto con sus palabras:

“Señor, tengo ganas de orinar. Así pedían a Don David los niños más educados en la clase, cuando esta aun acogía a más de un centenar de escolares. Los más rudos decían: Señor, quiero mear. El urinario, la plaza. Pero Don David se cansó de dar permisos y ya no hubo más salidas.

Pasados algunos minutos, hacia la mitad de la escuela, un alboroto anuncia al maestro que Isidoro se pone malo. Se acerca Don David al supuesto enfermo y ve que a la altura de la ingle, el tal Isidoro tiene un enorme globo. Informan al maestro y él lo comprueba que le han atado un hilo al extremo de la piel que cubre…la cosa de orinar. Isidoro se encuentra francamente mal porque él ha orinado pero la orina ha quedado retenida entre la piel formando un balón amoratado. El maestro, con sumo cuidado, con una navajita pequeña llamada cortaplumas, busca el hilo opresor para cortarlo, cosa que consigue felizmente a costa de recibir en plena cara, él y los mirones, la avalancha del caliente liquido contenido en el improvisado globo”.

La dictadura tendió un ominoso manto de silencio sobre la historia inmediata. Yo no me enteré de este hecho truculento hasta que no tuve más de treinta años. El terror se alojaba en los huesos y corría por la sangre.

Me fui pronto a estudiar a los maristas de Venta de Baños. Era un largo vuelo que me alejó del árbol cuyas raíces se hundían en la tierra y en el tiempo. Pero las raíces siguen ahí, cada día más profundas y las ramas más acogedoras.

Conservamos la casa paterna donde vivieron también mis abuelos maternos. Una casa con su patio y su bodega. Decidimos mantenerla en lugar de construir una casa moderna, más amplia y con más comodidades.

Personajes singulares, apodos ingeniosos, historias increíbles, fiestas entrañables, costumbres ancestrales, anécdotas sabrosas, expresiones llenas de ingenio… van tejiendo el tapiz de la cultura del pueblo.

Pondré un ejemplo de anécdota protagonizada por un niño de mi calle, cuyo nombre y apodo silenciaré. Existía la costumbre de llevar al campo la comida a quienes trabajaban en tareas agrícolas. El llevó a su padre la fiambrera con un suculento plato de carne guisada. Cuando su padre abrió la fiambrera, solo había un fondo de abundante caldo. Interrogado sobre la desaparición de la carne, no se le ocurrió otra explicación que decir que se le había caído al suelo la fiambrera y que ese caldo era lo único que había podido recoger. Fantástica explicación teniendo en cuenta los polvorientos caminos que había recorrido hasta llegar a la tierra done estaba trabajando su padre..

He aquí una concreción de la España vaciada. Un histórico y hermoso pueblo que acabará desapareciendo con la muerte de los últimos habitantes. La política tiene que actuar con sensibilidad, generosidad e inteligencia para salvar esta enorme, importante y querida parte de nuestra tierra.

sábado, 5 de noviembre de 2022

MEMORIA HISTÓRICA. El Gobierno reclama a la Hermandad de La Macarena que exhume a Queipo de Llano “a la mayor brevedad”

El hermano mayor asegura que la entidad “trabaja en la ejecución de lo que la ley establece” y que ya “ha realizado acciones” para sacar al general golpista de la basílica sevillana.

El Gobierno de España, a través de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, ha dirigido una carta a la Hermandad de la Macarena de Sevilla en la que le insta a que inicie “a la mayor brevedad posible los trámites necesarios para la exhumación y traslado de los restos de Gonzalo Queipo de Llano” que están enterrados en su basílica. “Es obligado poner fin a esta situación”, se indica en el texto. El hermano mayor de la entidad, José Antonio Fernández Cabrero, explicó a este diario el viernes pasado, el día en que entraba en vigor la ley de Memoria Democrática, que estaba esperando “la notificación del Gobierno” para comenzar los trabajos.

Este lunes pasadas las cuatro de la tarde, el hermano mayor ha emitido un comunicado en el que indica que la entidad “trabaja en la ejecución de aquello que la nueva ley establece” y que “ya había realizado determinadas acciones para tal fin, que serán completadas a partir de ahora con las oportunas que se desprendan de esta comunicación”. El hermano mayor explica que ha trasladado “su buena voluntad de cumplir escrupulosamente” con la Ley de Memoria Democrática al secretario de Estado a través de una conversación telefónica.

Esa notificación, que ha adelantado El Diario.es y a la que ha tenido acceso EL PAÍS, ya ha llegado. La carta del Gobierno se suma a una primera petición que el mismo viernes realizó la Plataforma Gambogaz, en la que también se solicitaba la exhumación de los restos del general golpista Queipo de Llano, responsable de la sublevación militar en Andalucía, en la que fallecieron 45.000 personas, según los cálculos realizados por el historiador Paul Preston.

En la carta se recuerda que “desde 1951, los restos mortales de Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, dirigente de la sublevación de 1936 y responsable de la represión en Andalucía en fechas posteriores, reposan bajo el camarín de la Virgen de la Basílica de la Esperanza Macarena” y se alude a lo controvertido de esta situación: “Durante los últimos años, la paradoja que supone esta presencia en un recinto religioso destinado al culto y la oración ha sido objeto de un amplio debate social, del que se han hecho eco numerosos medios informativos y publicaciones nacionales e internacionales”.

El secretario de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, reconoce también que el hermano mayor siempre se ha mostrado dispuesto a cumplir con la ley y, en ese sentido, le agradece “su buena disposición para facilitar al máximo y a la mayor brevedad posible la realización de los trámites necesarios para la exhumación y traslado de los restos de Gonzalo Queipo de Llano y Sierra” y pone a disposición su departamento para resolver “cualquier duda o consulta que tengan a bien formular” para cumplir con la nueva ley de Memoria Democrática. >

La Hermandad de la Macarena matiza que el traslado de los restos de Queipo de Llano debe aún ser ratificado

En la conversación que mantuvo el viernes con este diario, Fernández reiteró su disposición a cumplir con la nueva ley, aunque reconoció que la retirada de los restos de Queipo de Llano de la basílica no contaba con la aprobación de todos los hermanos. “Entre los 17.000 hermanos hay distintas sensibilidades, pero todos coinciden en que hay que cumplir la ley”. El hermano mayor también aseguró que había mantenido conversaciones con la familia del general golpista y que “tiene la mejor predisposición” para que se trasladen sus restos mortales.

Del viernes hasta este lunes, además de la llegada de dos peticiones para que la Hermandad cumpla con la nueva Ley de Memoria Democrática, algo sí ha cambiado en la basílica en torno a Queipo de Llano. Sobre las lápidas del general golpista y su mujer, Genoveva Martí, que yacen en una camarilla a la salida de la iglesia, bajo una imagen de San José y el niño, se han instalado dos filas de bancos que las tapan por completo. Es casi imposible leer las inscripciones con sus nombres. Los visitantes los ocupan para ver a la Virgen del Rosario, que está en el centro del templo sobre un paso, porque salió el domingo en procesión.

El Ejecutivo no quiere que la exhumación de Queipo de Llano de la basílica de La Macarena genere el mismo conflicto que la salida de los restos de Franco del Valle de los Caídos y en la carta reconoce la influencia de la Hermandad en Sevilla, un poder fáctico que ha provocado que en los últimos años los Gobiernos municipales y regionales consideraran la presencia del general golpista en el templo un problema “sensible”.

El secretario de Estado invoca los artículos 35.5 y 38.3 de la nueva ley, que aluden a la obligación de los titulares de los “edificios de carácter privado o religioso” donde hubiera elementos contrarios a la memoria democrática a “retirarlos o eliminarlos” y a la prohibición de que “los restos mortales de dirigentes del golpe militar de 1936″ puedan “ser ni permanecer inhumados en un lugar preeminente de acceso público, distinto a un cementerio”, respectivamente, para argumentar la solicitud de la exhumación del general franquista.

El Gobierno, como en el caso de la Plataforma Gambogaz, no solo pide la exhumación de los restos de Queipo de Llano, también exige la retirada de los de Francisco Bohórquez Vecina, auditor de guerra, y quien rubricaba con su firma todas las sentencias de muerte. Como el general franquista, también es uno de los hermanos mayores perpetuos de la hermandad. En su epitafio se destaca “la firmeza de su carácter y exacto cumplimiento de sus deberes”. Murió cuatro años y medio después de Queipo y está enterrado en el antepresbiterio de la basílica. La lápida se encuentra siempre tapada por una alfombra.

Descargue aquí la carta del Gobierno a la Macararena">

PD.: Ya ha sido trasladado. Un día extraño y muy tarde, pero al fin ha ocurrido.

Feijóo, sobre la exhumación de Queipo de Llano: “La política debe dejar a los muertos en paz”

El líder de Vox, Santiago Abascal, acusa al Gobierno de “profanar sepulturas y perturbar el descanso de los muertos”

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha manifestado su oposición al traslado de los restos del general franquista Gonzalo Queipo de Llano que reposaban en un lugar destacado de la basílica de La Macarena de Sevilla y que ha sido ejecutado en la madrugada de este jueves. “A mí me gusta más hablar de los vivos que de los muertos. Creo que la política debe centrarse en los vivos y dejar a los muertos en paz, pero allá cada uno con sus prioridades. Me preocupa mucho la situación económica de mi país y yo no voy a hacer política con los muertos, porque no creo que esa sea la prioridad de los ciudadanos en este momento”, ha dicho en un acto del partido en Guadalajara.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, también ha criticado, en su cuenta de Twitter, el traslado de los restos: “Estos días en los que tantos españoles acuden a los cementerios para recordar y honrar a sus difuntos... los aprovechan Sánchez y sus secuaces para profanar sepulturas y perturbar el descanso de los muertos”.

La Macarena exhuma los restos del golpista Queipo de Llano
El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, ha replicado que este jueves “España se ha levantado más digna, con una democracia mejor” tras la exhumación y ha preguntado a “los que dicen que derogarán la Ley de Memoria Democrática” si devolverían “a los pies de La Macarena los restos de un genocida que mandó fusilar a 45.000 personas”.

El general Gonzalo Queipo de Llano es autor de un bando militar del 24 de julio de 1936 que anunciaba: “Serán pasadas por las armas, sin formación de causa, las directivas de las organizaciones marxistas o comunistas que en el pueblo existan, y en el caso de no darse con tales directivas, serán ejecutados un número igual de afiliados arbitrariamente elegidos”. También son suyas estas declaraciones a Radio Sevilla: “¿Qué haré? Pues imponer un durísimo castigo para callar a esos idiotas congéneres de Azaña. Por eso faculto a todos los ciudadanos a que, cuando se tropiecen a uno de esos sujetos, lo callen de un tiro. O me lo traigan a mí, que yo se lo pegaré”. “Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombre. De paso, también a las mujeres de los rojos, que ahora, por fin, han conocido hombre de verdad y no castrados milicianos. Dar patadas y berrear no las salvará”.

El traslado de los restos de Queipo se ha realizado en cumplimiento de la nueva Ley de Memoria Democrática, que establece que los dirigentes franquistas no pueden permanecer inhumados en lugares preeminentes de acceso público distintos a un cementerio. Desde la entrada en vigor de la norma, el pasado 21 de octubre, también se ha suprimido el marquesado de Queipo de Llano, al igual que otros 32 títulos nobiliarios concedidos entre 1948 y 1978. El objetivo de estas medidas es impedir cualquier exaltación, enaltecimiento o apología de los perpetradores de crímenes de lesa humanidad condenados por el Consejo de Europa en marzo de 2006 y evitar el menosprecio o humillación de las víctimas del franquismo y sus familiares.

Feijóo es, en este caso, coherente con sus propias declaraciones en el pasado y con la postura de su predecesor, Pablo Casado, quien encargó a Adolfo Suárez Illana un proyecto alternativo a la ley de memoria, que pretendía derogar, como el expresidente gallego, si llegaba a gobernar. Durante su etapa en el Gobierno, Mariano Rajoy la mantuvo, pero la dejó sin efecto al eliminar las partidas presupuestarias para su aplicación. En 2019, el PP ya se opuso en el Parlamento andaluz al traslado de los restos de Queipo de Llano.

El exvicesecretario de comunicación del PP, Pablo Montesinos, se ha mostrado este jueves a favor. “Hoy es un buen día para la salud democrática de nuestro país. No casaba que una persona que había hecho auténticas barbaridades estuviera en un templo y en un lugar tan destacado de Sevilla”, ha declarado en La Sexta. En el caso de la exhumación de los restos de Franco en el Valle de Cuelgamuros, los populares se abstuvieron en la votación del Congreso en septiembre de 2018. El traslado se llevó finalmente a cabo con el aval de los tres poderes del Estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

A lo largo de casi 15 años de debates sobre las políticas de memoria, el PP ha mantenido, no obstante, distintos argumentos para oponerse a este tipo de leyes que, según recuerda el comisionado de la ONU Pablo de Greiff, “no son un invento de España o de un partido político, sino asuntos de Estado que responden a obligaciones internacionales”. Los populares han calificado la ley de “revanchista”, “revisionista”, “voladura de la Transición y del espíritu constitucional”, “ejemplo de totalitarismo”, y “rupturista con la convivencia”, pese a que desde la entrada en vigor de la primera norma de memoria en 2007, no ha habido enfrentamientos y pese a que el texto legal incluye loas a la Transición, un periodo definido en la norma como “la base de la época de mayor esplendor y prosperidad que ha conocido el país”.

Al poco de llegar a la presidencia del PP, Casado se burló de “los carcas que están todo el día con la guerra del abuelo, con la fosa de no sé quién”. Isabel Díaz Ayuso ha calificado la ley de “sectaria y autoritaria” y ha asegurado que “se ha pactado para blanquear al entorno de ETA”. El expresidente José María Aznar ha llegado a decir que es “un disparate hecho por terroristas”. La norma no alude al terrorismo, cuyas víctimas tienen su propia legislación, pero la presidenta madrileña, como el PP al completo, la vincula a la banda porque Bildu votó a favor de la ley de memoria. El PP ha votado lo mismo que la formación abertzale, por ejemplo, el ingreso mínimo vital en 2020, que no se considera por ello el ingreso mínimo vital de ETA.

Tanto Feijóo, como Ayuso y Almeida, fueron invitados por el Gobierno al primer acto de Estado de homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura, celebrado este lunes en el Auditorio Nacional de Música, en Madrid. Ninguno de ellos asistió. El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, se excusó de esta manera: “Para mí había asuntos bastante importantes para la ciudad de Madrid, para el futuro de la ciudad. Había motivos de agenda. Mi posición es de absoluto respeto y consideración a las víctimas de la Guerra Civil, de todos los bandos, y también de la dictadura, pero no voy a blanquear a Pedro Sánchez con sus pactos con Bildu, no voy a ser cómplice de una ley sectaria, revanchista, que impugna lo mejor que hemos hecho los españoles, la Transición y la Constitución española”. El día que la ley fija para homenajear a las víctimas es precisamente el 31 de octubre, en conmemoración de la aprobación en las Cortes de la Constitución española de 1978.

https://elpais.com/espana/2022-11-03/feijoo-sobre-la-exhumacion-de-queipo-de-llano-la-politica-debe-dejar-a-los-muertos-en-paz.html?rel=buscador_noticias

lunes, 31 de enero de 2022

_- Nazismo. Holocausto. Annette Cabelli: “A las jovencitas les quitaban todos los órganos que podían en el campo de concentración”

_- Una superviviente del holocausto de origen sefardí relata las atrocidades que vivió bajo el horror nazi.

Annette Cabelli bajó del tren y vio cómo unos soldados cogieron del brazo a unos niños gemelos y los apartaron del resto del grupo. "Se los llevan para hacer experimentos", le dijeron. Cabelli tenía 17 años y acababa de llegar al campo de concentración nazi de Auschwitz (Polonia), en 1942. Unas semanas antes, en Salónica, la ciudad griega donde nació, las SS (la policía política del régimen nazi) se llevaron a uno de sus hermanos. “Vinieron los alemanes al gueto con perros y vestidos de negro a por todos. No supimos más de él”, narra la nonagenaria pausadamente en español ladino, su lengua materna. Ahora, a punto de cumplir 94 años, recuerda en el Centro Sefarad-Israel de Madrid la barbarie de Auschwitz, las atrocidades que soportó en tres campos de concentración y el antisemitismo que atravesó toda su vida.

"Cuando vivía en Grecia, los judíos éramos como de segunda clase. No podíamos ir a la escuela con el resto de niños. Eso sí, cuando estalló la guerra en 1940 contra Italia nos llamaron para ir a luchar", relata. Creció en una comunidad sefardí con su madre y dos hermanos mayores. Su padre murió cuando ella tenía cinco años. Cuando Italia pidió ayuda a Alemania, el ejército de Adolf Hitler ocupó el país. "Vinieron las SS con perros, nos empezaron a pegar a todos y nos pidieron el nombre", dice. Tiempo después, fue trasladada forzosamente junto con su madre a Polonia.

Como a tantos miles, la marcaron cuando llegó al campo: un tatuaje en el antebrazo con el número 4065 con un triángulo debajo. Su madre fue asesinada al poco de llegar. "¿Ves el humo de aquella chimenea? Pues allí está tu mamá", cuenta que le dijo un guardia al que le preguntó. De sus padres solo conserva una fotografía, una medalla que una vecina le entregó cuando regresó tras la guerra y la promesa de visitar algún día España. "Éramos sefardíes. Para mi familia, era la tierra de la que fuimos expulsados hacía siglos", explica.

En Auschwitz, su primer trabajo fue limpiar las cubas de excrementos del hospital para presos políticos polacos. "Las polacas que estaban allí me daban patatas y me querían mucho. No me llamaban judía, sino La Griega, narra. Allí pasó varios meses hasta que se contagió de tifus y la trasladaron a un bloque para enfermos. Recuerda ver cómo se llevaban a la gente a las cámaras de gas y a los hornos. Según cuenta, la capo (mujer que trabajaba para los nazis como guardiana) le confesó: "Como te vas a morir de tifus, no te voy a dejar ir para que te maten". Pero sobrevivió.

Josef Mengele, el médico y oficial de las SS conocido como El Ángel de la Muerte, también forma parte de los recuerdos de la protagonista. Mengele se paseaba, relata, junto con otros doctores "sin diploma" y seleccionaba a pacientes entre los prisioneros para experimentar con ellos. "A las jovencitas se las llevaban y les quitaban todos los órganos que podían. Luego las enviaban a trabajar. Pero no podían y una semana después se morían", asegura. Los prisioneros de los campos nazis vestían uniformes de rayas haraposos con los que difícilmente podían combatir el frío. Desayunaban café aguado y se alimentaban a base de sopa y pan. "Nos sacaban de la cama a las siete de la mañana y a las ocho venían para contarnos. Eso era la muerte. Cuando hay menos 13 grados no puedes más".

La marcha de la muerte
Auschwitz fue liberado por el ejército soviético el 27 de enero de 1945. No obstante, días antes y ante el miedo de ser capturados, los nazis trasladaron forzosamente a unos 60.000 prisioneros a otros campos de concentración. A esta huida se la conoce como "las marchas de la muerte". Cabelli caminó sin descanso hasta la frontera alemana. Durante el viaje a pie vio cómo miles de compañeros perecían a su lado. Tuvo que pasar por dos campos más: Ravensbrück y Malchow (a 90 y 70 kilómetros de Berlín, Alemania, respectivamente), antes de ser liberada el 2 de mayo de 1945. "Anduvimos por la nieve. Sin pan. Pasamos la frontera sin dormir. Si no caminabas venía la SS, te tiraba al suelo y te disparaba. Más del 50% de los deportados murieron", asevera.

Cabelli decidió trasladarse a París para comenzar a vivir el resto de una vida que, hacía poco más de dos años, pensaba que había perdido. Aunque el Holocausto le ha marcado cada día, no pierde la sonrisa. Ahora, dedica parte de su tiempo a contar su historia por los colegios y universidades. Hace dos años recibió la nacionalidad española, aunque para ella no deja de ser un reconocimiento simbólico. "Soy sefardí y, por lo tanto, nací española antes que todos vosotros", dice entre risas mientras apunta con su bastón a los periodistas.

https://elpais.com/sociedad/2019/03/21/actualidad/1553189586_236325.html#?rel=lom

sábado, 28 de agosto de 2021

_- La familia de uno de los asesinados con Lorca intenta que Estraburgo deje de mirar a otro lado en los crímenes del franquismo

_- Por Álvaro Sánchez Castrillo | 23/08/2021 | España

Granada, 5 de septiembre de 1936. Ha pasado ya algo más de un mes desde el golpe de Estado contra la Segunda República y el Boletín Oficial de la Provincia sigue echando humo. El gobernador civil emite una circular con la vista puesta en los maestros de la zona. «En cuanto tengan conocimiento de esta circular, harán entrega de la escuela a la autoridad municipal correspondiente y desalojarán la casa vivienda que se les tuviera asignada o cesarán en el percibo de indemnización de habitación, con efectos del primero de agosto», reza el escrito. Más de una treintena de nombres forman parte de esa lista de depuración. Entre ellos, el de Dióscoro Galindo. Sin embargo, el profesor nunca llevaría a cabo esa entrega. Y no lo haría porque había sido asesinado diecisiete días antes. Sus restos nunca aparecieron. Ahora, ochenta y cinco años después, la familia se agarra a Estrasburgo como última esperanza para su localización. Una instancia que, sin embargo, siempre ha mirado hacia otro lado con las víctimas del franquismo.

Galindo ni era granadino ni su primera opción fue la enseñanza. Nacido en Ciguñuela (Valladolid) en 1877, comenzó estudiando Veterinaria en Madrid. Sin embargo, tras perder una pierna en un accidente sufrido con un tranvía el hijo de Clemente y Marcelina decidió regresar al pueblo. Fue entonces cuando empezó a estudiar para maestro. Su primer destino fue en Uribarri Harana (Araba), al que le siguió, con un sueldo de 825 pesetas anuales, Aia (Gipuzkoa). «Luego fue pidiendo traslados», cuenta al otro lado del teléfono su nieta adoptiva Nieves García. En su hoja de servicios constan lugares como Algete (Madrid), Tejina (Tenerife) o Daimiel (Ciudad Real). Y así, tras pasar previamente por los municipios sevillanos de Osuna y Santiponce e Íllora (Granada), recaló en el que sería su último destino. El 1 de noviembre de 1934, el maestro tomó posesión en la localidad granadina de Pulianas. «Era una buena persona. No solo daba clases a sus alumnos, también enseñaba a personas mayores», apunta García.

Y llegaron las elecciones de febrero de 1936, en las que el maestro participó activamente. A fin de evitar un fraude por parte de los caciques del pueblo, decidió representar al Frente Popular en la mesa electoral. Cinco meses después, tras el golpe de Estado, los militares se presentaron en su casa. Primero fue un registro. A la segunda, se lo llevaron. Su hijo Antonio no dudó en agarrar la bicicleta y comenzó a seguirles. «Le apuntaron y le dijeron que o se largaba o llevaría el mismo camino», cuenta su hija. El muchacho, que no podía hacer mucho más, regresó a casa con su madre Juliana y sus dos hermanas. Es la última vez que le vio con vida. Pocas horas después, fue asesinado. La nieta lo define como un maestro «de enseñanza liberal, no creyente». «Hizo una labor pésima enseñando a los niños cosas contra la religión diciéndoles que no existe dios», se recoge en un informe elaborado por el cura del pueblo que se incorporó al expediente de depuración de Galindo, ese en cuya resolución final consta escrita a lápiz la palabra «fusilado».

Dióscoro podría ser solo uno más de esos casi 60.000 profesores que se estima que fueron depurados durante el franquismo. Sin embargo, su historia cuenta con un elemento especial que le ha otorgado gran reconocimiento público. Porque Galindo fue una de las personas que acompañó al poeta Federico García Lorca en sus últimas horas de vida. Con el autor de Romancero Gitano o La Casa de Bernarda Alba coincidió en el Gobierno Civil o en La Colonia, antiguo molino convertido por los golpistas en cárcel provisional. Y fue asesinado junto a él y un par de banderilleros que pertenecían a la CNT –Francisco Galadí y Juan Arcollas– en el trayecto entre Víznar y Alfacar. Pero ochenta y cinco años después, los restos de todos ellos siguen desaparecidos. Los diferentes intentos por localizarlos terminaron fracasando. «Mi padre siempre dijo que antes todo aquello era un olivar. Ahora, solo hay pinos. La tierra se ha removido en todas estas décadas«, resume García.

El arqueólogo Javier Navarro participó en uno de esos intentos fallidos. «Removimos más de 4.500 metros cúbicos de tierra para llegar al nivel del suelo original», cuenta. Solo encontraron los restos de una bala mauser y un casquillo de Mosin-Nagant, de fabricación soviética. Un hilo del que, dice, está tirando ahora después de descubrir «un documento» de un espía en Argel durante la Guerra de Marruecos en el que informaba de la llegada de un barco desde San Petersburgo con armamento y munición para Abd el-Krim. «Estamos viendo documentalmente si además de mauser llegaron también Mosin-Nagant, porque cuando Abd el-Krim se rinde se envió ese material al Parque de Artillería de Granada», desliza el arqueólogo. La hipótesis es que esa munición, que encontraron durante los trabajos que realizaron en la zona, podría haber sido la que se utilizó en el asesinato del poeta.

Pero, ¿Dónde pueden estar entonces los restos en la actualidad? Una posibilidad, dice, podría ser el Barranco de Víznar, un lugar repleto de fosas comunes. Otra hipótesis que se ha puesto sobre la mesa, añade, es que su cadáver fuera exhumado y el resto arrojados a ese paraje natural. En la batalla actual, García, que fue acogida por los Galindo cuando solo tenías tres días de vida, está sola. Arcollas, dice, no tuvo descendientes. El hijo de Galadí decidió dejarlo tras el primer intento porque «su madre estaba padeciendo mucho». Y los Lorca siempre se han mostrado en contra de que se busquen sus restos. Pero ella está decidida a continuar luchando por localizar a su abuelo y tener un lugar al que poder ir a depositar un ramo de flores. Ahora, su mirada está puesta en un punto a 500 metros de donde se realizaron los primeros trabajos de búsqueda. Por los testimonios recogidos, ahí podría hallarse la fosa. «Pero tampoco es algo que sepamos a ciencia cierta», concede la nieta del maestro.

Sin «oportunidad» de ser compensados «por el daño sufrido»
A finales de diciembre de 2019, García interpuso una denuncia para que se investigara por la vía penal el asesinato de su abuelo. Lo hizo poniendo sobre la mesa una entrevista telefónica que Víctor Fernández Puertas, periodista e investigador de la figura del poeta, hizo a quien fuera en la década de los ochenta diputado de Obras y Servicios de la Diputación de Granada. En ella, el político explicaba que en las obras que se realizaron en 1986 en el Parque Federico García Lorca –uno de los enclaves en los que se han centrado los trabajos de búsqueda– apareció un fémur completo que echaron a otra finca. Sin embargo, el juez dio carpetazo al asunto al entender que el autor de los asesinatos tendría más de cien años, que faltaba determinación de la persona concreta contra la que se dirigía la acción penal y que la Ley de Amnistía de 1977 constituía causa de extinción de la responsabilidad penal.

Recurrió, sin éxito, ante la Audiencia Provincial de Granada. Y luego puso el asunto en manos del Tribunal Constitucional. De nuevo, chocaron contra un muro. «[Se rechaza el recurso por] no apreciar en el mismo la trascendencia constitucional que, como condición para su admisión, requiere», recogía la resolución. Ahora, con todas las puertas cerradas, García agota su última bala ante Europa. Este miércoles, ha registrado una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Es su última esperanza. En ella, denuncia que se ha violado su derecho a un proceso equitativo, a un recurso efectivo y los artículos que hacen referencia a la prohibición de discriminación y de abuso de derecho. «El Estado viola su obligación de investigar de forma efectiva (…) cuando tras el descubrimiento de restos con signos de muerte violenta las autoridades rechazan iniciar/abrir un proceso penal sobre la base de ‘ausencia de los elementos constitutivos del crimen», recoge el escrito.

«Los familiares de las víctimas no han tenido oportunidad alguna de ser compensados por el daño sufrido», señalan los demandantes. Eduardo Ranz, el abogado que ha llevado el caso, explica al otro lado del teléfono que no están buscando «enjuiciar culpables», sino que la justicia española «cumpla su deber de investigar y esclarecer los hechos». Esos trabajos, dice, son «fundamentales» para poder saber qué ocurrió, cómo sucedió y dónde se encuentran los restos de todas estas personas que sufrieron la brutalidad del régimen franquista. «Es increíble que lo único que se nos dijera es que fuéramos a la jurisdicción voluntaria, que es algo que no podemos hacer desde 2015», asevera el letrado, que reconoce que todas las esperanzas están puestas al otro lado de la frontera española, en esa institución que se encarga de proteger los derechos humanos.

Estrasburgo, un muro infranqueable
No será sencillo. Y no lo será porque, en lo referente a las víctimas del franquismo, Estrasburgo siempre ha mirado por el momento hacia otro lado. «Todos los intentos que se han producido hasta ahora han sido rechazados», recuerda Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). El primer golpe llegó en abril de 2012, cuando el TEDH decidió inadmitir la demanda que presentaron la hija y el nieto del diputado socialista por Málaga Luis Dorado Luque, detenido el 18 de julio de 1936 y del que no volvió a saberse nada diez días después. Lo hizo al entender que se había presentado «fuera de plazo». No obstante, la resolución ya dejaba claro que no había margen para abordar aquellos hechos ocurridos antes de la adopción (1950) y posterior ratificación por España de la Convención Europea de Derechos Humanos (1979).

La inadmisión se conoció pocos días después de que en España el Supremo dictaminase que no cabía investigar penalmente los crímenes del franquismo por la ley de amnistía. Tras el varapalo en el caso de Dorado Luque, vinieron más. En julio, se inadmitieron demandas similares de UGT y Carmen Negrín –nieta del último presidente del Gobierno de la Segunda República– por el cerrojazo de los tribunales en relación con los actos de naturaleza genocida cometidos en España. En noviembre de 2012, queda guardado en un cajón de Estrasburgo el caso de Fausto Canales, a cuyo padre Valerio hicieron desaparecer el 20 de agosto de 1936 en Pajares de Adaja (Ávila), algo que los tribunales españoles jamás llegaron a investigar. Y a comienzos de 2013 el de Fernando León, cuyos padres fueron detenidos «por escuadras fascistas» en 1936 y nunca más volvieron a aparecer. Sus intentos de que se investigase en suelo español siempre fueron rechazados.

La nieta del maestro, sin embargo, alberga cierta esperanza. Espera poder abrir una grieta en un muro que hasta el momento ha sido infranqueable. No solo por ella, sino también por tantas y tantas familias que todavía, en la actualidad, siguen buscando desesperadamente a sus seres queridos. «Los años no pasan en balde», dice. No llega a comprender cómo es posible que en una democracia asentada desde hace décadas todos ellos se vean obligados a buscar ayuda lejos de nuestras fronteras. Y hasta que no se levante esta losa, poco se podrá avanzar. «Mientras no podamos resolver esta situación, nunca se podrá estudiar la historia de España como realmente fue», sentencia.

Fuente: https://www.infolibre.es/noticias/politica/2021/08/19/dioscoro_123669_1012.html

martes, 6 de julio de 2021

_- Algunas reflexiones en torno a Arcadia, una película de Costa Gavras

_- Arcadia es una película de crítica social del cineasta greco-francés Costa-Gavras, estrenada el año 2005 y protagonizada, entre otros, por el actor español José García, en el papel de Bruno, y por los actores franceses Karin Viard, en el papel de Marlene (esposa de Bruno), y los en ese entonces todavía adolescentes Geordy Monfils y Christa Theret, quienes representan a los hijos de Bruno y Marlene, como Maxime y Betty, respectivamente.

Arcadia es el nombre de una corporación de papel. En ella trabajó Bruno durante 15 años como un alto ejecutivo y un día es despedido junto a otros 600 trabajadores. Bruno ocupaba una alta posición en la empresa y como ocurre normalmente en estos casos no se solidariza con los trabajadores de más baja calificación que también perdieron su fuente de ingreso económico. Bruno toma con calma su despido porque con el currículum que tenía creyó que fácilmente conseguiría un nuevo empleo. Sin embargo, luego de dos años y medio no lo hallaba. Bruno era el sostén de su hogar y tenía una deuda que cancelar. Desesperado, después de encontrar una convocatoria a un empleo, planea y ejecuta el asesinato de sus competidores a ese mismo puesto de trabajo.

La historia de los asesinatos consecutivos es obviamente una ficción, pero es ilustrativa de la experiencia y las consecuencias del desempleo y la pérdida de ingresos económicos en la subjetividad de los trabajadores. En una palabra, el despido y la consiguiente pérdida de ingresos destruye la psiquis del trabajador, llevándolo a momentos de profunda angustia y a tomar decisiones no siempre afortunadas (incluso el crimen).

Arcadia muestra también cómo el “libre despido” que el neoliberalismo legaliza y justifica bajo el criterio de la eficiencia y la competitividad, erosiona y disuelve los vínculos humanos a la vez que exacerba la competencia entre los trabajadores, deshumanizando aún más el mundo en que vivimos: “El trabajo no lo es todo, pero sin trabajo, ¿qué soy? Mis colegas y yo éramos como un clan. Trabajábamos juntos y contábamos los unos con los otros. Con el despido, se acabó el clan. Nos convertimos en enemigos, peor aún, en competidores”, dice el protagonista en un momento determinado de la película.

Yendo más allá de la película, podemos señalar a partir de lo que afirman diferentes especialistas, que la experiencia del desempleo tiene un impacto no solo en la psiquis (a través del estrés o la depresión) sino también en el cuerpo, castigándolo a través de distintos trastornos como los dolores musculares y enfermedades distintas.

La historia de asesinatos múltiples que comete el Bruno es, como hemos dicho, una ficción, pero ilustra el hecho también de que en la realidad el incremento del desempleo trae consigo el incremento de la delincuencia, de los asesinatos, del robo. En ese sentido, la ficción de los asesinatos múltiples que comete Bruno puede entendérsela como una metáfora de la locura a la que lleva un sistema económico que se orienta por el principio de la competitividad. En la escena política normalmente no se vincula el “libre despido” y de manera más general el “libre mercado” con el aumento de la delincuencia, de ahí que las medidas que se toman para enfrentar ésta tienen que ver con el castigo del delincuente y no con la prevención del delito (que llevaría a adoptar políticas de pleno empleo y políticas sociales de amplio alcance), como si el delito fuese solo una responsabilidad individual y la sociedad y la economía no tuvieran nada que ver en la ejecución del delito.

La delincuencia no tiene nada que ver con predisposiciones innatas del individuo, sino con una situación económica y social que despierta en el individuo la disposición a cometer tales y cuales actos delictivos.

La racionalización operada por las empresas con la finalidad de reducir costos, ampliar sus márgenes de ganancia o evitar pérdidas económicas, trae consigo la destrucción de la sociedad, la disolución de los vínculos humanos, la erosión de la cultura de la solidaridad, colocando en su lugar la cultura del individualismo, la cultura de “el fin justifica los medios”.

Luego se comprende mejor cómo es posible que aparezcan proyectos políticos neofascistas en la etapa contemporánea del capitalismo, proyectos políticos que tienen como uno de sus ingredientes la “limpieza social” de delincuentes, drogadictos, alcohólicos, prostitutas y homosexuales. Estos proyectos de limpieza social están presentes en Latinoamérica desde hace mucho tiempo (en el Perú, recordemos el slogan que se lanzó en los tiempos pre-electorales del 2016: “chapa tu choro”) y sus adeptos son fácilmente cooptados por partidos neofascistas para los cuales el estado de derecho es un obstáculo para afianzar el “orden económico- social”.

Como afirma Costa Gavras en una entrevista que le hicieran a propósito de su película Arcadia, lo que sucede es que el hombre es puesto al servicio del sistema económico contemporáneo (el capitalismo), y entonces aparecen una serie de consecuencias cuando debería y puede ser al revés: poner el sistema económico al servicio del hombre. Solo así puede desaparecer la delincuencia y el asesinato y solo así se puede construir una sociedad donde el centro sea el desarrollo de la persona.

https://rebelion.org/algunas-reflexiones-en-torno-a-arcadia-una-pelicula-de-costa-gavras/

martes, 22 de junio de 2021

_- Una mezcla de estupidez y perversión

_- Este artículo nace de la conjunción de tres hechos recientes que me han impactado: la muerte de las niñas Anna y Olivia en Tenerife a manos de su padre, unas declaraciones de Ortega Smith, secretario general de Vox, sobre la violencia de género y la lectura de un magnífico libro de la feminista negra bell hooks (así, con minúsculas, por lo que luego explicaré).

No sé si la postura del partido político español Vox sobre la violencia de género es más estúpida o más perversa. Después de reflexionar sobre este dilema, he acabado por concluir que es completamente estúpida y completamente perversa.

Vox no entiende que la violencia que sufren las mujeres tiene como causa el hecho de ser mujeres. Y he oído a su secretario general, Ortega Smith, decir algo tan increíble como esto: si la violencia machista se produjera por el hecho de que las víctimas son mujeres, los agresores atacarían a todas las mujeres que se encuentran por la calle. Qué estupidez.

Dice Ortega Smith que hablar de violencia machista criminaliza a todos los hombres. No, señor Ortega, criminaliza a todos los hombres maltratadores. Y añade el señor Smith que la violencia de género es una gran mentira. Qué perversión.

Negar a estas alturas que existe violencia de género y pretender camuflarla bajo el paraguas de violencia doméstica es una maniobra indecente. Claro que también hay violencia contra los hombres, contra los abuelos, contra los niños. Y no debemos olvidamos de ella. Porque toda violencia es nociva y ha de ser evitada cuando es posible y castigada cuando ha tenido lugar.

El macabro asesinato de las niñas, Anna y Olivia, de 1 y 6 años respectivamente, a manos de su padre en Tenerife, viene a corroborar de forma dramática que existe violencia de género. El ensañamiento de arrojar los cadáveres de las niñas al mar y las dificultades de rastreo han añadido un plus de dolor y desesperación. El padre sacrifica a las niñas porque es la forma más cruel de destruir a su mujer. Aterrador. En España llevamos más de 20 muertes de mujeres en este año a causa de la violencia machista.

¿Cómo puede negarse que vivimos en una sociedad androcéntrica desde hace siglos? El Concilio de Trento declaró que las mujeres no tenían alma, las mujeres (por el simple hecho de serlo) están apartadas del poder y del sacerdocio en la iglesia católica, hasta hace poco las mujeres no tenían derecho al voto, hasta hace nada no podían estudiar en la Universidad, las expectativas laborales siguen siendo menores en el caso de las mujeres, los sueldos de las mujeres por los mismos trabajos son menores, la presencia de mujeres en las esferas de poder es mucho menor que la de los varones, las violaciones en grupo solo se producen hacia las mujeres…

Estoy terminando de leer un hermoso libro titulado “Enseñar a transgredir. La educación como práctica de la libertad”. (Es probable que vuelva a él en algún próximo artículo, aunque sobre otros aspectos). Su autora es bell hoocks. Con minúsculas. Porque Gloria Jean Watkins, sustituyó su nombre de pila por el de su abuela materna. Para distinguirse de ella, escribe siempre su nombre y apellido con minúsculas. Por eso y para dar una pequeña muestra de transgresión a una norma de la escritura. bell hooks es una importante autora feminista y negra, de fama internacional, nacida en el año 52 en un pequeño pueblo de Kentucky.

Para refrescar la mente a los militantes, seguidores y votantes de Vox (también para los lectores y lectoras de esta tribuna) voy a plantear las diez tesis sobre las que se sustenta el pensamiento feminista de bell hooks.

1. No hay que quedarse en la superficie. Hay muchas personas que solo conocen el feminismo por lo que dicen los medios de comunicación, por lo que se cuenta en las tertulias de amigos y familiares o por las propias reflexiones. Pero no han leído nada, no han estudiado nada sobre el asunto. bell hooks anima a profundizar sobre el tema. Ella misma tiene más de 30 libros, excelentes por cierto, sobre esta apasionante y decisiva cuestión.

2. El feminismo no solo busca la igualdad. Para hooks el feminismo no solo busca la igualdad, busca acabar con la lacra del sexismo, la explotación sexista, la dominación y la opresión, que son sus verdaderos enemigos. No es un movimiento antihombres, sino que los incorpora y necesita para la causa. El enemigo es el sistema patriarcal. Hay que conocerlo, cambiarlo y no adaptarse a él.

El objetivo del feminismo es el cambio real. El feminismo que defiende hooks es revolucionario y transformador, no reformista. “Las pensadoras revolucionarias no queríamos simplemente modificar el sistema existente para que las mujeres tuvieran más derechos; queríamos transformar ese sistema, acabar con el patriarcado y el sexismo”, aclara.

Los hombres feministas son necesarios y bienvenidos. Para la activista, “la toma de conciencia feminista por parte de los hombres es tan esencial para el movimiento revolucionario como los grupos de mujeres”. Al buscar libros destinados a los hombres y ver que apenas había, hooks escribió algunos y nunca olvida en sus obras la parte masculina. Hay que enseñar a los niños y a los hombres qué es el sexismo y cómo puede eliminarse. 5. Hay que combatir al enemigo interior. Antes de dedicarse a enfrentar al enemigo exterior (el sistema sexista) es necesario hacer frente al pensamiento sexista que nos inculcan desde niños (niñas), que nos hace incorporar mecanismos de dominación. Para hooks el pensamiento feminista nos ayuda a desaprender el autodesprecio de las mujeres y nos libera del arraigo del pensamiento patriarcal en nuestras conciencias.

6. La sororidad es el arma más poderosa para las mujeres. hooks considera que la hermandad femenina no solo es necesaria y benéfica para las mujeres sino que es una de las herramientas más poderosas de transformación de la sociedad.

7. Es fundamental la importancia de la educación feminista. No se refiere a cualquier tipo de educación. hooks advierte de que es imprescindible que haya educación feminista en las escuelas. Es la mejor manera de tener generaciones de hombres y mujeres libres de seísmo. Dice hooks que “permitimos que los medios de comunicación de masas patriarcales sigan siendo el principal lugar en el que la gente aprende acerca del feminismo, y la mayor parte de lo que se aprende en ellos es negativo”.

Hay que ofrecer imágenes alternativas. Una de las cuestiones que hooks considera de suma importancia es cuestionar el pensamiento sexista sobre el cuerpo de las mujeres, algo que consiguió romper el movimiento feminista contemporáneo pero que ha sido recolonizado por el sistema patriarcal. hooks advierte: “las niñas hoy en día se odian a sí mismas en lo que se refiere a su cuerpo, tanto como lo hacían sus predecesoras prefeministas”. Por ello, considera fundamental dejar de criticar esas imágenes sin ofrecer alternativas y llama a hacer una crítica profunda de la industria de la belleza y de la moda que conduzca a una revoluciónsostenida. Hasta entonces, “no seremos libres ni sabremos cómo amar nuestros cuerpos como parte de nosotras mismas”.

Las relaciones de pareja tienen que estar libres de sexismo. La activista señala que el amor romántico que nos vende la cultura patriarcal nos vuelve “inconscientes, impotentes y hace que perdamos el control”. Se trata de una forma de amar que sirve a los intereses del patriarcado. En las relaciones personales debe primar el crecimiento mutuo, la autorrealización y las necesidades de todas las partes. “Que sean relaciones en las que todos disfruten de derechos y nadie tenga miedo a la subordinación o al abuso”, explica.

El feminismo es para todo el mundo.Este es el título de un libro de la activista bell hooks. Se trata de una obra que aborda la interseccionalidad de género, raza y clase, tratando de señalar quién es el sujeto del feminismo.

Cierro con un pensamiento de hooks: “Las mujeres y los hombres feministas restaurarán en el futuro las condiciones necesarias para la solidaridad. Así, podremos alcanzar un mundo donde se compartan los recursos y abunden las oportunidades de crecimiento personal para todo el mundo independientemente de su clase”.

Fuente: Blog de Miguel Ángel Santos Guerra.

viernes, 18 de junio de 2021

Emília y Angelina, las dos niñas catalanas asesinadas por los nazis, rescatadas del olvido. El municipio de Barberà del Vallès homenajea a las hermanas Masachs 77 años después.

Barberà del Vallès homenajeó este jueves a dos niñas —vecinas del municipio— que perdieron la vida a manos del ejército nazi en el pueblo francés de Oradour-Sur-Glane. 

Las homenajeadas, que desde ahora cuentan con una escultura en relieve en unos jardines cercanos a la estación de Renfe del municipio, son las hermanas Emilia y Angelina Masachs, que fueron asesinadas el 10 de junio de 1944 cuando solo tenían 7 y 11 años respectivamente. La conocida como matanza de Oradour-Sur-Glane es una de las barbaries más oscuras del ejército nazi en Francia. Murieron 19 españoles, de los que solo tres, entre ellas las hermanas Masachs, han sido homenajeados en España.

A las 14.15 del 10 de junio de 1944 —mientras seguía la batalla de Normandía en la que las tropas aliadas liberaron la Europa Occidental de la ocupación alemana— centenares de soldados del ejército nazi entraron en Oradour-Sur-Glane con la intención de sembrar el terror y dar un aviso a la resistencia francesa. Agruparon a todos los vecinos en la plaza del mercado y separaron a hombres de mujeres y niños.

A los varones, los soldados nazis los llevaron a las afueras del municipio y a las mujeres y niños los encerraron en la iglesia. Lanzaron una granada de humo dentro del edificio que desencadenó el pánico. Las mujeres y niños que no murieron quemados o asfixiados fallecieron tiroteados cuando intentaban escapar de la iglesia. En el exterior, todos los hombres fueron fusilados por las tropas nazis. En total murieron 643 personas. Entre ellas 19 españoles, de los que 11 eran niños.

Los soldados alemanes agruparon los cadáveres, los cubrieron con cal y les prendieron fuego. También quemaron todos los edificios de Oradour-Sur-Glane. Tras acabar la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno francés de Charles de Gaulle decidió mantener las ruinas de la población como recuerdo de las atrocidades de la ocupación nazi. Hoy sigue siendo un lugar de memoria histórica y justo allí es donde, en 2016, David Ferrer, un profesor de inglés del instituto La Románica de Barberà del Vallès, descubrió que los nombres de los fallecidos no estaban escritos correctamente en diferentes lápidas esparcidas por el municipio.

Ferrer se obsesionó y comenzó una investigación que acabó resumida en el libro autoeditado Recuerda, españoles en la masacre de Oradour-Sur-Glane. Comprobó que muchos españoles estaban mal identificados, con apellidos mal escritos y datos incorrectos. Llegó a descubrir que faltaba una víctima, Ramona Domínguez (vecina de Montcada i Reixac) en el recuento de asesinados. “Gracias a archivos locales y a seguir cuadros familiares he descubierto los errores de identificación, he podido contactar con familiares y he constatado que solo José Serrano, con un mural en Purchena (Almería) y las Masachs con el acto de hoy [por este jueves] y otro que se hizo en Sabadell han sido homenajeadas”, explica a EL PAÍS Ferrer. “Espero que mi investigación sirva para dignificar la falta de memoria y constate que estas víctimas han sido ignoradas por la mayoría de administraciones”, concluye el investigador.

Al acto en Barberà acudieron familiares de las Masach. “Con actos como el de hoy quizás conseguimos que no vuelva a repetirse algo igual”, advertía una portavoz de la familia ante las autoridades municipales de Barberà del Vallès y la consejera de Justicia de la Generalitat, Lourdes Ciuró, que acudió por primera vez a un acto público 

domingo, 4 de abril de 2021

_- Víctimas de una guerra civil. El Estado democrático tiene que corregir una anomalía derivada de la propia historia y tratar con igual respeto a los “paseados” por uno u otro bando. Y cumplir así una resolución del Parlamento Europeo

_- La guerra civil española de 1936-1939, como otras similares antes o después, no estalló de improviso como un fenómeno natural ni por la acción malévola de minorías aisladas y sin arraigo social profundo. Es un error considerarla mero producto de la rebelión militar de un puñado de traicioneros “generales facciosos” o entenderla como acción preventiva para anular “un complot comunista” inminente. Con independencia de sus causas (más complejas de lo que pretende el maniqueísmo especular filofranquista o prorrepublicano), la contienda fue un cataclismo colectivo que partió por la mitad a la sociedad española y abrió las puertas a un aterrador infierno de violencia y sangre: en torno a 200.000 muertos en combate, más de 350.000 muertos por penurias alimentarias y carencias sanitarias y una cifra de víctimas mortales por represión política de no menos de 130.000 personas a manos franquistas (la mayoría en guerra y unas decenas de miles en posguerra) y poco más de 55.000 a manos republicanas (estas solo durante la guerra).

En el fragor del combate
Esa última categoría, las víctimas como sujetos de daño mortal por acción de otros al margen de operaciones bélicas, son siempre parte definitoria de esa violencia salvaje contra el “enemigo interno”. Son la máxima expresión de toda guerra civil porque revela la combinación letal de odio y miedo que es previa condición de posibilidad del estallido de un conflicto donde los enemigos hablan el mismo idioma, residen en los mismos lugares y pueden incluso ser familiares o conocidos y por eso odiados y temidos de manera personalizada. En esas guerras, la violencia contra ellos tiene carácter estratégico (anula su resistencia por eliminación física o intimidación moral ante el castigo ejemplar) y por eso anegó de sangre ambas retaguardias, sobre todo en los primeros meses testigos del “terror caliente” de 1936 (casi el 70% de esos represaliados perdieron la vida en ese lapso temporal).

El perfil de las víctimas en España es contrastado, desde luego, como corresponde a una guerra que fue combinación de lucha de clases sociales por las armas, pugna de ideologías políticas enfrentadas, choque entre mentalidades religioso-culturales contrapuestas, enfrentamiento de sentimientos nacionales mutuamente incompatibles. En la zona sublevada, truncado el objetivo de triunfo rápido y total, la represión alentada por los mandos militares pretendía “limpiar” de escoria el cuerpo social de la nación católica mediante la liquidación de las autoridades institucionales adversas (militares y civiles), así como de los dirigentes socio-políticos de los partidos y sindicatos de izquierda y de sus militantes más activos, desafectos o peligrosos.

En la zona republicana, impotente su Gobierno legal ante un proceso revolucionario amorfo, eliminaba obstáculos a la transformación social a través de las vidas de militares hostiles, líderes políticos derechistas, patronos opuestos al sindicalismo obrero y, sobre todo, clérigos de la Iglesia católica, erigida en símbolo culpable del mal acumulado durante siglos.

Esa dinámica violenta y fratricida generó víctimas y verdugos en ambos bandos, como en toda guerra civil previa o posterior. Y por eso, puestos a usar los muertos como arma arrojadiza del presente, nadie saldría ganando de manera diáfana e inmaculada. Sin entrar en primacías temporales o grados de vesania criminal, por cada “paseado” como Federico García Lorca o el alcalde de Granada a manos de militares sublevados siempre cabe citar otro “paseado” como Pedro Muñoz Seca o el tribuno Melquíades Álvarez a manos de milicianos revolucionarios. Por cada muerto inocente y vulnerable registrado tras la ocupación franquista de la ciudad de Badajoz en agosto de 1936 (fueran los 530 registrados por estudios locales o los más de 3.000 apuntados por otras fuentes), siempre cabe recordar otro muerto inocente y vulnerable enterrado por milicias revolucionarias en las fosas de Paracuellos del Jarama (entre 2.200 y 2.500, según las fuentes).

En todo caso, es innegable que la violencia insurgente (luego franquista) fue más efectiva por organizada y progresivamente centralizada, además de superior en número porque empezó aplicándose a media España pero logró expandirse al compás de sus avances militares y extenderse temporalmente más allá de la victoria. Es algo lógico que confirman otras guerras civiles (el que gana mata más) y que se aprecia tanto en la cuantificación general como en la esfera microhistórica. Un ejemplo sin pretensiones, pero ilustrativo: el famoso por conflictivo pueblo pacense de Castilblanco (3.000 habitantes), que estuvo en poder republicano toda la contienda, registró 10 víctimas derechistas entre 1936 y 1939 frente a 45 víctimas izquierdistas entre 1939 y 1942.

Esta es la triste realidad histórica de la represión, fueran víctimas inocentes, culpables o mezcla de ambas cosas en algún momento o caso. Por eso, en términos cívico-democráticos, los crímenes de lesa humanidad cometidos por reaccionarios insurgentes en un lado no legitiman ni anulan los crímenes de lesa humanidad cometidos por el terror revolucionario impuesto en el otro lado. No se trata de ninguna “equidistancia” moral (absurda porque ese concepto geométrico nunca invalidaría la necesaria imparcialidad de juicio que reclama la historia si no quiere ser mitología propagandística). Se trata de evidencia imborrable que nutre la mirada histórica atenta a la complejidad del fenómeno y trituradora de consoladores mitos maniqueos deformadores por ignorancia o cerrazón ideológica. ¿Acaso la “imparcialidad” en la historia es ahora delito en vez de ser obligación deontológica y debe reemplazarse por flagrante “parcialidad”? ¿Acaso ocultar los crímenes de unos para ensalzar la enormidad exclusiva de los crímenes de otros es hacer “buena Historia”?

Todo lo contrario. Y sin que ello sea óbice para que el Estado democrático corrija una anomalía derivada de la propia historia y trate a todas las víctimas con igual respeto. Porque mientras que durante mucho tiempo unas tuvieron lugares honorables de reposo y a sus herederos reconocidos y gratificados, las otras sufrieron la vergüenza de permanecer en fosas comunes y carecieron de amparo para sus deudos. Así estaríamos cumpliendo la resolución del Parlamento Europeo sobre “memoria histórica europea” de abril de 2009 que pide recordar “con dignidad e imparcialidad” a “todas las víctimas de los regímenes totalitarios y antidemocráticos en Europa”, considerando “irrelevante qué régimen les privó de su libertad o les torturó o asesinó por la razón que fuera”.

Enrique Moradiellos es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura y Premio Nacional por Historia mínima de la Guerra Civil (Turner).

lunes, 15 de marzo de 2021

La revolución interminable de la Comuna de París. Se cumplen 150 años de una revuelta, todavía objeto de debates y publicaciones, que cambió la historia en solo 72 jornadas


El gran investigador francés de las revoluciones, François Furet, escribió sobre la Comuna de París: “Ningún acontecimiento de la historia reciente de Francia, o de toda su historia, ha provocado un interés tan exagerado en relación con su brevedad”. Fueron solo 72 jornadas, desde el 18 de marzo hasta el 28 de mayo de 1871, cuando los últimos focos de resistencia de los communards fueron aniquilados, en medio de una represión salvaje. Sin embargo, su eco resuena hasta nuestros días. La conmemoración de los 150 años de aquella revolución sobre la que Marx escribió que trató de “asaltar los cielos” no ha estado exenta de polémicas, pero tampoco de novedades literarias y actos oficiales.

Un ejemplo de que la Comuna se mantiene muy viva en la conciencia colectiva francesa es que un libro de 1.400 páginas, titulado La Commune de Paris 1871: Les acteurs, l’événement, les lieux, coordinado por el historiador Michel Cordillot, se agotó en apenas unas semanas, convertido en un insospechado éxito de ventas. “Su relevancia en la historia de Francia es enorme”, explica el investigador estadounidense John Merriman, autor de Masacre. Vida y muerte en la Comuna de París (Siglo XXI) y profesor de la Universidad de Yale. “Sin embargo, resulta interesante que en París, más allá del Muro de los Federados, en el cementerio del Père-Lachaise, prácticamente no haya recuerdos de la Comuna”, señala en una conversación por videoconferencia.

El Muro de los Federados es el lugar donde 147 communards fueron fusilados al final de la llamada Semana sangrienta, cuando las tropas del presidente Adolphe Thiers asesinaron a miles de ciudadanos acusados de haber apoyado la revolución. “La importancia de la represión no es solo por el número de muertos, todavía objeto de debate [algunos historiadores hablan de 6.000, otros elevan la cifra hasta los 30.000]”, sostiene Merriman. “Es relevante porque muchas personas fueron asesinadas solo por el hecho de existir. En mi libro cuento la historia de un obrero detenido por las tropas de Thiers. Le piden que enseñe las manos y cuando comprueban que pertenecen a un trabajador manual, le fusilan allí mismo. Y se conocen muchos casos parecidos”.

Año tras año, aquel paredón centra los homenajes a la Comuna, que en este aniversario se ampliarán a otros lugares de la capital, con 50 eventos y exposiciones organizados por el Ayuntamiento de París, gobernado por la socialista Anne Hidalgo. La oposición ha criticado este despliegue, acusando al consistorio de instrumentalizar la conmemoración por motivos electoralistas. La Comuna tiene, indudablemente, una enorme carga simbólica para la izquierda, pero con el paso de los años el debate ha ido derivando desde la política a la academia. De hecho, en noviembre de 2016 la Asamblea Nacional adoptó una resolución para rehabilitar a las víctimas de la Semana Sangrienta, en la que además consideraba necesario “conocer y difundir mejor los valores republicanos defendidos por los participantes en la Comuna”.

Sin embargo, el edificio más visible de la Comuna, que paradójicamente fue erigido por el régimen que sofocó brutalmente la revolución, no ha sido todavía catalogado monumento nacional por falta de consenso político. Se trata de ese pastelón color merengue que desgraciadamente se ve desde casi todo París: el Sacré Coeur. Pese a ser uno de los edificios icónicos de la capital, no es monumento nacional. El debate sobre su catalogación estaba previsto para este año, pero ha sido aplazado hasta 2022 para tratar de llegar a un acuerdo. “La historia de la Comuna, asociada durante mucho tiempo a una interpretación decididamente militante, se ha renovado en Francia en los últimos años”, explica la historiadora Laure Gaudineau, profesora en la Universidad París Norte y autora, entre otros ensayos, de La Commune expliquée en images. “Sin embargo, los recientes enfrentamientos en el Ayuntamiento de París entre la oposición y la mayoría han demostrado la rápida reactivación de estas memorias enfrentadas. El tema parece menos controvertido, pero quizás eso sea solo en la superficie. Aunque tampoco debemos exagerar la importancia de estas controversias

La Comuna de París estalló el 18 de marzo de 1871, tras la derrota francesa ante Prusia. La capital había padecido, bajo el asedio alemán, una hambruna tremenda, además de constantes bombardeos. Cuando las tropas francesas se rindieron, el pueblo tomó el poder. El 26 de marzo se celebraron elecciones, por las que se eligió un gobierno popular. Su símbolo fue una bandera roja, que inspiró la insignia del movimiento comunista. El 21 de mayo las tropas gubernamentales entraron en París desde Versalles y lanzaron una represión salvaje. Los communards cometieron también crueldades, como el fusilamiento de sacerdotes y prisioneros, y quemaron muchos edificios públicos cuando se supieron derrotados. Como ocurriría pocos años más tarde con el caso Dreyfuss, la Comuna dividió a la sociedad y a los intelectuales franceses. Curiosamente, uno de los críticos más encendidos del movimiento revolucionario fue Émile Zola, quien luego se convertiría en un símbolo de la lucha por la libertad.

Los communards decretaron el control de precios de la comida, expropiaron bienes, entregaron empresas a sus trabajadores… Merriman sostiene que uno de sus anclajes más rotundos con la Francia actual es la reivindicación de la lucha contra la exclusión social: “Se ha hablado de la Comuna como la venganza de los expulsados, de los pobres echados del centro de París por los planes del barón Haussmann y la construcción de los grandes bulevares. Fueron obligados por un decreto imperial de 1852 a abandonar sus casas por una indemnización ridícula. Ahora se habla mucho del desafío de la integración al que se enfrenta Francia, y eso empezó en la Comuna”.

Otro perdurable legado de la Comuna fue su combate por la igualdad entre sexos: hasta entonces ninguna revolución había puesto de una forma tan clara a las mujeres en el centro de la lucha. Estuvieron en las barricadas y en los comités, en el frente y en la política. Junto al escritor y político Jules Vallès, el símbolo máximo de la revolución fue la anarquista Louise Michel, una luchadora que se salvó de la represión, aunque no del exilio. Es raro que haya una manifestación reivindicativa en Francia en la que no aparezca una pancarta con su rostro. De hecho, dio en 2020 el nombre a un barco de rescate de migrantes en el Mediterráneo, financiado por Bansky.

Sobre aquellas mujeres se abatió una leyenda negra: se convirtieron en las “petroleras”, acusadas de haber prendido fuego a los edificios públicos. Sin embargo, no existe ninguna prueba de que participasen más que los hombres en aquel aquelarre. Como explica Godineau: “En una época en la que las mujeres estaban relegadas a la esfera privada, los contrarios a la Comuna denunciaron violentamente su presencia en este movimiento. Las petroleras son una consecuencia de aquello y por eso son representas como unas mujeres ‘desnaturalizadas’. Aunque se trata de una leyenda, la palabra petrolera ha pasado incluso a la lengua francesa para designar a una mujer progresista y reivindicativa”.

Libros para una revolución
Desde su final, la Comuna produjo una enorme bibliografía, sobre todo testimonial. De hecho, una obra que, en 2006, recogía todos los libros sobre aquella revolución ocupaba 600 páginas y tenía 5.000 entradas. Entre los primeros testimonios, destaca el de Prosper Olivier Lissagaray, uno de los dirigentes del movimiento, titulado Historia de la Comuna de París 1871, que acaba de editar Capitán Swing. Lissagaray logró escapar a Londres, como otros dirigentes communards, y allí mantuvo una larga relación con Eleanor Marx, hija de Karl Marx, un gran admirador de la Comuna.

El libro de Merriman sobre la Comuna, Masacre, es el último publicado en castellano sobre la revolución, aunque este verano se editó una novela policiaca ambientada en aquellas semanas, Bajo las llamas (Reservoir Books), de Hervé Le Corre. Pese a ser uno de los primeros grandes acontecimientos fotografiados, junto a la Guerra de Secesión estadounidense, es recordada también por el cuadro de Maximilien Luce, Une rue de Paris en mai 1871, que muestra la represión versallesca, y por dos litografías del impresionista Édouard Manet, también centradas en la violencia política. El gran relato de la Comuna es un tebeo de Jacques Tardi, basado en un libro de Jean Vautrin, El grito del pueblo (Norma Editorial), que refleja lo ocurrido con toda la precisión obsesiva del dibujante francés.

sábado, 10 de octubre de 2020

_- FEDERICO FINCHELSTEIN | HISTORIADOR. “Franco ocupa un lugar jerárquico entre los mentirosos de la historia del fascismo”

_- El historiador argentino Federico Finchelstein expone en su nuevo libro, "Una breve historia de las mentiras fascistas", cómo los extremistas de ultraderecha creen (?) en sus propios embustes

Joseph Goebbels, el ministro para la Ilustración Pública y Propaganda de Hitler, dejó constancia en sus diarios personales de su orgullo por “cómo los medios de comunicación alemanes comentaban lo buenos que eran sus artículos”. La anécdota ilustra, según el historiador argentino Federico Finchelstein (45 años, Buenos Aires), una de las características del fascismo: “Los fascistas creen en sus propias mentiras” (?). “Goebbels controlaba los periódicos y es interesante que, en sus diarios, que no fueron escritos para el público, terminara creyéndose la propia mentira del aparato propagandístico que él mismo creó”, señala Finchelstein, autor de A brief history of fascist lies (Una breve historia de las mentiras fascistas, University of California Press, 2020), que en unos meses publicará en España la editorial Taurus. Es el mismo uso de la mentira que, según el experto en ideologías extremistas, hacen los presidentes de Brasil y Estados Unidos, Jair Bolsonaro y Donald Trump, a los que considera “posfascistas”. Al igual que a los líderes de Vox, a quienes describe como herederos del dictador Francisco Franco.

“Con una lógica semejante a la de la propaganda fascista, Trump mintió sobre el coronavirus y terminó contagiado”, explica Finchelstein, como muestra de hasta qué punto los fascistas asumen sus propios embustes como verdades. El hecho de que “Trump admitiera la realidad empírica” de que el SARS-CoV-2 se transmite por el aire, “no significa que el caudillo no crea en sus propias mentiras”. “Ha estado dispuesto a sacrificar su propia salud personal porque Trump se negó, casi siempre, a usar una máscara para protegerse en público”, al igual que Bolsonaro, que se ha referido a la enfermedad que ha provocado la pandemia como la gripecinha, recuerda el historiador en conversación telefónica con EL PAÍS. Pero el líder brasileño, al igual que Trump, enfermó de gripecinha.

Federico Finchelstien.
“La verdad para el fascismo es una verdad absoluta, no demostrable, entendida como una cuestión de fe”, desarrolla el autor a lo largo de una Breve historia de las mentiras fascistas, un complemento de su libro anterior, Del fascismo al populismo en la historia (Taurus, 2019). En el fascismo, y también el posfascismo, “el líder es un dios y del líder emana la verdad”. Una verdad que no puede ser cuestionada, porque “solo los hechos (y mentiras) prescritas por el líder podían ser aceptadas como la verdad”.

Y “entre los grandes mentirosos de la historia del fascismo, Francisco Franco ocupa un lugar lamentable, casi jerárquico”, considera Finchelstein, que define al dictador español como un “hito de la mentira fascista”. “Después de asesinar a una parte importante de la oposición y de haber obligado al exilio a otros tantos, Franco convocó un referéndum en 1947 para confirmarle como jefe del Estado de España vitalicio”, continúa. Franco “argumentó que esas dudosas elecciones habían sido extremadamente libres y bienvenidas, es decir, su mentira fue que la dictadura y la libertad eran compatibles. “Es el mismo personaje que va a decir que el bombardeo de Guernica fue orquestado por los comunistas”, apuntala el historiador.

Y la historia se vuelve a repetir. Los populistas entendieron que “el fascismo se había vuelto tóxico” y abandonaron rasgos básicos fascistas como el racismo y la xenofobia, tal y como hicieron [el argentino Juan Domingo] Perón o [el italiano Silvio] Berlusconi, que no es que no fueran racistas pero el racismo no constituía el eje básico de su política”, asegura Finchelstein. En cambio, “Trump ganó las elecciones con una estrategia que hasta ese momento no se había mostrado como exitosa para llegar al poder, una campaña con una declaración racista contra los mexicanos, a los que acusó de ser violadores, algo que sería inconcebible para un Perón”. Si los populistas, buscaban legitimarse desde la democracia, los fascistas —y los posfascistas—“promueven el caos y el desorden en las instituciones que lideran”, constata el historiador argentino, que cree que los posfacistas han desandado “la democratización que había implicado el primer populismo para volver a situaciones que se parecen más al fascismo”.

¿Y cómo se combaten mentiras que son presentadas como verdades absolutas? A través del periodismo independiente, “que ofrece a los ciudadanos la posibilidad de pensar con los hechos. Para aquellos que “solo escuchan las mentiras de los líderes”, la realidad les hará, aunque quizá tarde, darse cuenta de su error. Y concluye Finchelstein: “Cuando Franco prometía una gran España, pero en España la gente se moría de hambre, algunos dejaban de creer en sus mentiras”.