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viernes, 19 de febrero de 2016

La extrema derecha está lista para una nueva crisis económica

Owen Jones
The Guardian

Deberíamos aprender de la historia para que la izquierda europea prepare una alternativa a la austeridad. Y rápido. España es uno de los países más castigados, pero el descontento popular se ha materializado en Podemos y no en un partido radical de derechas. La última crisis económica no ha terminado del todo mientras que una nueva podría estar a punto de surgir. Los europeos han sufrido durante años y años el desempleo, un deterioro de su calidad de vida y unos recortes en los servicios sociales que se han hecho cuesta arriba hasta la aniquilación. La desintegración de Siria ha generado un maremoto de miseria humana que rompe contra las fronteras y a veces deja sus secuelas en las orillas del continente europeo. Y la derecha ya ocupa una posición de poder con sus políticas populistas anti-inmigración, desde Suecia hasta Francia, pasando por Grecia y Holanda.

Así que cuando el exministro de Finanzas griego, el todoterreno Yanis Varufakis, alerta de que Europa podría precipitarse hacia unos modernos años 30, es momento de sentarse, escuchar y prepararse.

Cualquiera es capaz de predecir la próxima crisis económica y luego atribuirse el mérito, pero esto es todo lo que sabemos. Nunca llegamos a superar la anterior crisis: nos mantenemos en las secuelas del desastre, una década perdida, y los gobiernos tendrán unas opciones bastante más limitadas si se enfrentan a otro hundimiento. En la Eurozona -donde los miembros de la moneda única dejan poco margen de maniobra y los años de recortes han derivado en una devastación social y económica- una de cada 10 personas sigue en el paro.

Es especialmente desalentador para los jóvenes, a quienes el desempleo afecta en una quinta parte; en Grecia y España el número de parados incluye casi a la mitad de ellos; en Italia, al 38%; y en Francia a casi un cuarto . El "licenciado sin futuro", como lo describe el periodista Paul Mason, es reconocible por todo el continente. Un perfil que se corresponde con la gente joven que descubre que las oportunidades que esperan de su formación simplemente no existen.

La pobreza y la adversidad se han convertido en el destino de un número cada vez más preocupante de europeos. Intermón Oxfam afirmó que 7,5 millones más de europeos sufrían en 2013 una "importante carencia de bienes materiales" en comparación con los cuatro años anteriores.

Y ahora el fantasma económico de 2008 parece estar nuevamente de gira. El crecimiento global cada vez depende más de una economía china en retroceso. Los temores crecen ante una recesión de Estados Unidos, el despertar de la producción industrial europea y una posible crisis crediticia en los bancos de Europa. Las imágenes de inversores entrando en pánico, y echándose las manos a la cabeza cuando se desploma la bolsa, contribuyen a una sensación de déjà vu. La política económica de (George) Osborne ha dejado al Reino Unido poco preparado para una crisis, ya que el débil incremento salarial implica una menor recaudación fiscal y la reducción de la producción industrial nos deja más dependientes que nunca de los mercados financieros.

¿Y quién está ahí aguardando mientras se prepara y se consolida? La extrema derecha europea, que se está alimentando del desaliento de la crisis económica y del revés contra los refugiados que huyen de la violencia de Oriente Medio. Donde antes el objetivo principal era la comunidad judía, ahora es la musulmana.

A pesar de que no consiguió el éxito previsto en las elecciones regionales de diciembre, el ultraderechista Frente Nacional de Marine Le Pen -combinando una política anti-inmigración con una audaz retórica de ataque contra la izquierda- ganó cerca de 7 millones de votos en Francia. Aunque, afortunadamente, la líder tiene pocas posibilidades de hacerse con la presidencia -al menos en el actual ambiente político-, es bastante posible que encabece la primera vuelta.

Además, la formación de extrema derecha Demócratas de Suecia -de origen neonazi- ha liderado en ocasiones las encuestas de opinión y recibe el apoyo habitual de una quinta parte del electorado. He aquí un partido cuyo líder identificó la expansión del Islam como "la mayor amenaza extranjera desde la Segunda Guerra Mundial". En Finlandia, afectada por la recesión económica, el partido de extrema derecha Verdaderos Finlandeses está actualmente en el Gobierno.

La Liga Norte de Italia está avanzando posiciones en el país. Su líder, Matteo Salvini, ha exigido desmantelar los asentamientos de gitanos, y Luca Zaia, tras convertirse en gobernador de Venecia, reclamó el año pasado la expulsión de los migrantes africanos. Mientras, el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria -cuyo presidente Jörg Haider fue acusado de simpatizar con los nazis- no ganó las elecciones de Viena del año pasado pero batió el récord con sus resultados.

Los sondeos en Holanda señalan que la formación liderada por Geert Wilders, quien, como Donald Trump, quiere frenar la inmigración musulmana para impedir una "invasión islámica", va en camino de encabezar las elecciones generales. En la Grecia azotada por la austeridad, el partido neonazi Amanecer Dorado aterroriza a los inmigrantes. Incluso en Alemania, donde en la posguerra evitaron el auge del fascismo, los populistas de extrema derecha de Alternativa para Alemania cada vez cuentan con más apoyos.

Por lo tanto, en la izquierda recae la responsabilidad de ofrecer una salida alternativa. Es posible. España ha sido más castigada que muchos, pero no se ha impuesto ningún partido radical derechas con políticas anti-inmigración como los anteriores. En su lugar, el descontento popular se ha catalizado en Podemos, un partido progresista que plantea una alternativa a la austeridad.

Podemos ha prosperado gracias a movimientos organizados en comunidades locales tales como las plataformas contra los desahucios. Pero también vale la pena atender a su enfoque de la comunicación. El partido ha conseguido quedar muy por encima de la habitual zona tradicional de las formaciones progresistas, rompiendo con los símbolos y el lenguaje de la izquierda, incluso al resistirse a usar ese lenguaje contra el de la "derecha". Han atraído a una generación joven desesperada con un mensaje implacable de optimismo y esperanza. Podemos tiene un enfoque firmemente patriótico, pero que redefine el patriotismo en favor de la mayoría contra la élite y libera al país de la injusticia.

La izquierda -incluida la británica- tiene mucho que aprender. Generar una alternativa convincente y coherente a la tala y quema de la economía, entre otras razones porque si otra crisis económica está en camino, es también totalmente necesario. Pero debería ser mucho más urgente entre las filas izquierdistas, ya que las de la extrema derecha son más fuertes, están mejor organizadas y posicionadas para beneficiarse ante cualquier crisis inminente. La historia de Europa debería ser lo suficientemente alarmante. Ha llegado el momento de prepararse, y rápido.
Fuente: http://www.eldiario.es/theguardian/Europa-deberia-preparada-crisis-economica_0_483301805.html
Traducción de: Mónica Zas

sábado, 30 de enero de 2016

¿A quién afecta el recorte del gasto?. Los Gobiernos priorizan las políticas para combatir el déficit sobre las dirigidas a crear empleo y a mantener el gasto social. Los Presupuestos de Género, promovidos por la ONU y la UE, analizan el impacto sobre la igualdad

En una sociedad cuya prioridad fuera el bienestar de sus ciudadanos, los políticos querrían ser fotografiados inaugurando centros de educación infantil, comedores escolares, viviendas sociales y centros de día para mayores: medidas de bajo coste que mejoran la calidad de vida. Nuestros políticos, sin embargo, inauguran grandes infraestructuras, faraónicos centros culturales y multimillonarias intervenciones urbanas. La mayoría de los españoles no utilizará nunca los superpuertos deportivos, ni el AVE, ni entrará en los megamuseos. Sin embargo, los han pagado con sus impuestos.

Los servicios que mejoran la vida cotidiana son poco rentables política y mediáticamente. En primer lugar, porque cuestan poco. Las obras modestas no atraen a los arquitectos o ingenieros famosos. Además, el cuidado de las personas sigue sin considerarse un problema público. La atención a niños, ancianos y dependientes se considera un problema de las familias y en especial de las mujeres, que lo han hecho siempre, a cambio de nada. Sin embargo, si hay un sector que mejora la vida de los ciudadanos y refleja la madurez democrática de un país son los servicios públicos. La vivienda, el transporte, la sanidad, la educación y las pensiones añaden bienestar, muy especialmente a aquellos con menos ingresos, donde son mayoría las mujeres.

Nos ayudan a entender esto los "Presupuestos con impacto de género", un instrumento de política económica que exige a los Gobiernos medir el efecto que cada medida de Ingreso y Gasto tiene sobre mujeres y hombres. Los Presupuestos de Género están siendo adoptados por los Gobiernos de la UE y promovidos por Naciones Unidas (www.gender-budgets.org). Exigen, en cuanto al ingreso, analizar el impacto de la tributación sobre la igualdad de género. Resulta, por ejemplo, que desgravamos los contratos a tiempo parcial, en un 80% de mujeres, a pesar de su efecto negativo sobre los salarios y la estabilidad laboral. Y que a través del régimen de tributación conjunta desgravamos a las personas con un cónyuge que no percibe ingresos, es decir, a los maridos de amas de casa, mientras desincentivamos la actividad femenina, de las más bajas de la UE.

En cuanto al gasto, el Presupuesto de Género exige desagregar las distintas partidas del presupuesto y su impacto. En los Presupuestos Generales del Estado para 2011, con el objetivo de reducir el déficit público, el Gobierno recorta el gasto, al tiempo que intenta un tímido aumento de la presión fiscal (y renuncia a acabar con el fraude fiscal). Está claro que los recortes distan de afectar a todos los ciudadanos por igual. Destaca que se suspenda la ley de permisos parentales, cuya entrada en vigor estaba prevista para el 1 de enero de 2011, para ahorrar 200 millones de euros. El permiso de paternidad se puso en marcha en virtud de la Ley de Igualdad de 2007. En 2008, el Congreso instó al Gobierno a ampliarlo de 13 días a cuatro semanas. Según el Barómetro del CIS (marzo 2010), el 88,7% de las mujeres y el 88,5% de los hombres se muestra muy o bastante de acuerdo con él. Que este permiso sea intransferible y remunerado al 100% es vital para que tener hijos deje de penalizar a las mujeres en sus empleos, y es bueno para los hijos, cuyos padres podrán asumir parte de su cuidado (www.igualeseintransferibles.org). Pero se ha suprimido, como se suprime el Ministerio de Igualdad, que representaba el 0,03% del gasto total, ahorro gigantesco e imprescindible, según el PP, CiU y PNV, para mejorar la economía española. Estos recortes se producen mientras se mantienen masivas e incomprensibles subvenciones a la Iglesia católica; mientras los grupos de presión industriales y financieros se aseguran multimillonarias ayudas que llevan décadas recibiendo; mientras minorías políticas obtienen por sus votos fuertes recompensas que les permiten alimentar a sus clientelas locales financiando infrautilizados aeropuertos y televisiones. Y, mientras, se mantienen los gastos militares.

El Gobierno parece olvidar que los servicios públicos y la atención a la dependencia crean empleos. Mientras la industria prosigue su automatización, los servicios a personas generan empleo porque su calidad pasa precisamente por su mínima mecanización. Especialmente empleo femenino, imprescindible para acercarnos al 60% de tasa de actividad femenina a la que nos comprometimos en la Agenda de Lisboa. Mientras, la Ley de Dependencia se consolida como una paga de 300 y pico euros a las cuidadoras familiares, en vez de en un sistema de servicios profesionales que iba a crear 500.000 empleos. El cuidado de los ancianos y dependientes es ahora el principal problema de millones de familias y lo será cada vez más en los próximos años. Si se recorta más la provisión pública de servicios de cuidados, este trabajo recaerá aún más sobre los familiares, en su inmensa mayoría mujeres, muchas de las cuales se verán obligadas a abandonar sus empleos o a acceder solo a sus formas más precarias. Mientras esto ocurre, arrecian las presiones para que se amplíe el número de años necesarios para tener derecho a la pensión completa de los 35 actuales a 40. ¿Cuántas mujeres podrán acceder a ella? ¿Se les puede exigir 40 años de cotización y al mismo tiempo que se ocupen de criar hijos, cuidar enfermos y atender ancianos?

El Presupuesto de Género nace de la Economía Feminista, que nos permite ver las políticas anticrisis con otros ojos. La exigencia de analizar el impacto de género de las medidas de estímulo o austeridad nos permite saber, por ejemplo, que con los 5.000 millones de euros del Fondo Municipal para el Empleo en 2010 los Ayuntamientos realizaron 28.000 proyectos, de los que el propio Gobierno considera que solo 745 beneficiaron directamente a las mujeres. Una mejora respecto a 2009, cuando con los 8.000 millones del Fondo se crearon 442.000 empleos temporales en construcción, exclusivamente masculinos (http://impactodegeneroya.blogia.com).

La Economía Feminista introdujo este tipo de análisis en los años ochenta y noventa, cuando se examinaron los costes sociales de las políticas de ajuste estructural en los países en desarrollo. Supimos entonces que la macroeconomía no era neutral con respecto al género ni a la clase. En América Latina, África y Asia, millones de personas perdieron sus empleos o su acceso al "salario social". Los recortes presupuestarios privatizaron el acceso a la educación, salud y pensiones. La crisis forzó a millones a buscar en la emigración (cada vez más feminizada) los ingresos que no encontraban en su país. No es difícil trazar paralelos con los planes de austeridad que ahora llegan a los países europeos. En todo caso, nos ayudan a reflexionar sobre los objetivos de la política económica.

Para la Economía Feminista, el objetivo de la actividad económica es la satisfacción de las necesidades básicas de las personas, frente a la acumulación y al crecimiento económico per se. Los actuales planes de austeridad responden a las exigencias del FMI, del Banco Central Europeo y de élites que imponen sus intereses en los mercados globales. No responden a las necesidades de los ciudadanos, obligados a pagar por el caos creado por la crisis financiera. En 2009, los Gobiernos occidentales, sobre todo el de los EE UU, rescataron a los grandes bancos, con el dinero de todos, de la ruina que ellos mismos habían generado. En 2010, con la banca de regreso a sus astronómicos beneficios, no hay voluntad política de rescatar a los ciudadanos. Al contrario, las políticas implementadas los hunden cada vez más. Obsesionados con los peligros del déficit, los Gobiernos priorizan las políticas anti-déficit sobre las dirigidas a crear empleo y a mantener las políticas sociales. El resultado es el aumento de la pobreza (ya el 20,8% de la población española, según el INE) y la desigualdad.

Como ciudadanos, debemos opinar sobre las decisiones de las Administraciones y las empresas. Debemos tener acceso a la información y derecho a exigir que los Gobiernos, sobre todo los que se llaman de izquierdas, recauden y gasten buscando la disminución de las desigualdades. De ello depende nuestra calidad de vida y la misma democracia.

Lourdes Benería es profesora de Economía en la Cornell University. Carmen Sarasúa es profesora de Historia Económica en la Universidad Autónoma de Barcelona.

viernes, 22 de enero de 2016

Los silencios sociales. Dos lecciones que cabe extraer de la crisis: la concesión de crédito no ayuda a vencer la desigualdad y no es posible la redistribución de la riqueza en un mundo globalizado.

Para entender buena parte de lo que ha sucedido durante los años de la Gran Recesión hay que tener en cuenta lo que se denominan “silencios sociales”. Son aquellos aspectos de la vida cotidiana que habitualmente se omiten o se ocultan, a pesar de ser tan importantes o más que aquellas cuestiones que son objeto del debate público. Muchas veces estos silencios son los que ayudan a reproducir un sistema y sus estructuras de poder a lo largo del tiempo.

La periodista del Financial Times Gillian Tett aplicó esta teoría de los silencios sociales al mundo de las finanzas, en el que es experta. Y la complementó con lo que denominó la trampa del silo: la existencia de compartimentos estancos que dificultan sacar consecuencias del conjunto de la realidad. Conectar los puntos que definen el perímetro de la cartografía social es cada vez más complicado.

Se pueden buscar dos ejemplos de lo que el economista norteamericano Mark Blyth ha calificado como “la mayor operación de engaño con señuelo de la historia moderna”. Son dos falacias: la consideración del crédito como factor de lucha contra la desigualdad; y la distribución de la riqueza y el poder en el seno de una misma clase social porque la globalización impide que se haga entre distintos grupos sociales.

Aunque la desigualdad en el interior de los países haya crecido exponencialmente durante la crisis, ya estaba muy presente antes. Ha crecido sin parar desde los años ochenta del siglo pasado. Lo denunció, entre muchos otros, uno de los hombres más ricos del mundo, Warren Buffett, cuando escribió en 2011 un artículo en The New York Times, titulado Dejad de mimar a los ricos: “Mientras las clases media y baja luchan por nosotros en Afganistán, mientras los norteamericanos pelean por ganarse la vida, nosotros, los megarricos, continuamos teniendo exenciones fiscales extraordinarias”. Ya entonces el mapa cotidiano de las clases medias y bajas era de salarios prácticamente estancados, amén de una creciente precariedad laboral. Las diferencias entre unos y otros se trataron de compensar con el acceso masivo al crédito, en un tiempo en que los tipos de interés eran bastantes bajos. No ganamos mucho, pero nos podemos endeudar para comprar casa, coche e irnos de vacaciones. Precisamente la expansión de los préstamos bancarios a las familias de menos ingresos fue el origen de las hipotecas subprime (de alto riesgo) con el que arranca la crisis financiera del verano de 2007.

Los beneficios de esta forma de actuar —aumento del consumo, compra de viviendas, incremento del precio de las mismas, lo que hacía que las familias se sintieran más pudientes (el efecto riqueza), más empleo...— son inmediatos, en tanto que el pago de la inevitable factura se aplaza para el futuro. Pelotazo hacia adelante. Así se puso en marcha el ¡qué coman crédito!, que funcionó hasta que estalló la burbuja. El crédito como sustitutivo de una distribución más progresiva de la renta y la riqueza ha sido uno de los silencios sepulcrales de la Gran Recesión.

Otro de ellos ha sido el de la distribución en las entrañas del mismo grupo social. Se ha instalado una verdad ideológica: no se puede distribuir desde el capital hacia el trabajo, desde los ricos hacia los pobres, porque las empresas y los ciudadanos ricos abandonan los países de altos impuestos hacia aquellos de gravámenes bajos o directamente hacia los paraísos fiscales, aprovechando la libertad de movimientos de capitales. La mayor parte de las reformas fiscales han reducido los impuestos al capital y han paliado o eliminado los impuestos del patrimonio (a lo que se posee, no a lo que se gana) y el de sucesiones y donaciones (a lo que se hereda). Las clases medias, ya suficientemente demediadas por la crisis, son las que padecen esas reformas fiscales y las reformas laborales que exigen dosis cada vez superiores de flexibilidad del mercado de trabajo.

En este contexto, los sindicatos y los trabajadores permanentes se convierten, a los ojos de los demás (exempleados que perdieron su puesto, jóvenes que lo buscan por primera vez pero no lo encuentran, mujeres que aún siendo menos jóvenes lo intentan por las dificultades económicas familiares, asalariados a tiempo parcial, trabajadores pobres que no llegan a fin de mes, falsos autónomos, becarios permanentes, etcétera), en defensores de los derechos adquiridos. ¿Cuántas veces se escucha que los jóvenes no pueden encontrar trabajo por culpa de los “privilegios” de los trabajadores fijos, o que los sindicatos sólo se preocupan de los intereses de estos? Se elimina lo que es seguro, mientras se promete lo que es incierto.

Como consecuencia de esta argumentación, la redistribución sólo se hace en el seno de cada clase social, de cada estamento, no entre unas clases y grupos sociales y otros. La redistribución se hace ontológicamente imposible, por mor de la globalización. En el periódico italiano Il Manifesto, el periodista Aldo Carra hablaba de ello como una guerra en el interior de la clase media. Se dice: estamos pagando los abusos del pasado (vivir por encima de las posibilidades) y, por lo tanto, los privilegiados tienen que pagar. Pero ¿quiénes son los privilegiados? En una sociedad en crisis, individualizada y fragmentada, empobrecida, son aquellos que están más cerca de nosotros: quien tiene un trabajo es un privilegiado para el que está en paro; el que tiene un trabajo indefinido para el que tiene uno temporal; el que trabaja a tiempo completo para el que sólo trabaja a tiempo parcial, el que gana 2.000 euros para el que gana 1.000; etcétera.

¿Y los demás? ¿Y los privilegiados de verdad? ¿Y las élites extractivas que se han amparado en las instituciones políticas y económicas para subir la cucaña social? Esas están muy lejos y no se las ve. En la cola social que no avanza se mira con envidia al vecino que está delante. Y si ya no se le ve porque ha avanzado mucho, se observa con antipatía a los que nos rodean y compiten por lo poco, por lo escaso. Así, la lucha de clases se convierte en la envidia dentro de la clase. El sociólogo francés Pierre Bourdieu escribió que los efectos ideológicos más seguros son aquellos que para ejercerse no precisan de palabras o no demandan más que silencios cómplices.

Joaquín Estefanía acaba de publicar Estos años bárbaros (Galaxia Gutenberg) y Las posibilidades económicas de nuestros nietos. Siete ‘Ensayos de persuasión’. Una lectura de John Maynard Keynes (Taurus).

http://economia.elpais.com/economia/2015/11/18/actualidad/1447865827_638475.html

jueves, 21 de enero de 2016

Crímenes económicos contra la humanidad

Según la Corte Penal Internacional, crimen contra la humanidad es "cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil". Desde la II Guerra Mundial nos hemos familiarizado con este concepto y con la idea de que, no importa cuál haya sido su magnitud, es posible y obligado investigar estos crímenes y hacer pagar a los culpables.

Situaciones como las que ha generado la crisis económica han hecho que se empiece a hablar de crímenes económicos contra la humanidad. El concepto no es nuevo. Ya en los años 1950 el economista neoclásico y premio Nobel Gary Becker introdujo su "teoría del crimen" a nivel microeconómico. La probabilidad de que un individuo cometa un crimen depende, para Becker, del riesgo que asume, del posible botín y del posible castigo. A nivel macroeconómico, el concepto se usó en los debates sobre las políticas de ajuste estructural promovidas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial durante los ochenta y noventa, que acarrearon gravísimos costes sociales a la población de África, América Latina, Asia (durante la crisis asiática de 1997-98) y la Europa del Este. Muchos analistas señalaron a estos organismos, a las políticas que patrocinaron y a los economistas que las diseñaron como responsables, especialmente el FMI, que quedó muy desprestigiado tras la crisis asiática.

En la actualidad son los países occidentales los que sufren los costes sociales de la crisis financiera y de empleo, y de los planes de austeridad que supuestamente luchan contra ella. La pérdida de derechos fundamentales como el trabajo y la vivienda y el sufrimiento de millones de familias que ven en peligro su supervivencia son ejemplos de los costes aterradores de esta crisis. Los hogares que viven en la pobreza están creciendo de forma imparable. Pero ¿quiénes son los responsables? Los mercados, leemos y oímos cada día.

En un artículo publicado en Businessweek el 20 de marzo de 2009 con el título "Wall Street's economic crimes against humanity", Shoshana Zuboff, antigua profesora de la Harvard Business School, sostenía que el que los responsables de la crisis nieguen las consecuencias de sus acciones demuestra "la banalidad del mal" y el "narcisismo institucionalizado" en nuestras sociedades. Es una muestra de la falta de responsabilidad y de la "distancia emocional" con que han acumulado sumas millonarias quienes ahora niegan cualquier relación con el daño provocado. Culpar solo al sistema no es aceptable, argumentaba Zuboff, como no lo habría sido culpar de los crímenes nazis solo a las ideas, y no a quienes los cometieron.

Culpar a los mercados es efectivamente quedarse en la superficie del problema. Hay responsables, y son personas e instituciones concretas: son quienes defendieron la liberalización sin control de los mercados financieros; los ejecutivos y empresas que se beneficiaron de los excesos del mercado durante el boom financiero; quienes permitieron sus prácticas y quienes les permiten ahora salir indemnes y robustecidos, con más dinero público, a cambio de nada. Empresas como Lehman Brothers o Goldman Sachs, bancos que permitieron la proliferación de créditos basura, auditoras que supuestamente garantizaban las cuentas de las empresas, y gente como Alan Greenspan, jefe de la Reserva Federal norteamericana durante los Gobiernos de Bush y Clinton, opositor a ultranza a la regulación de los mercados financieros.

La Comisión del Congreso norteamericano sobre los orígenes de la crisis ha sido esclarecedora en este sentido. Creada por el presidente Obama en 2009 para investigar las acciones ilegales o criminales de la industria financiera, ha entrevistado a más de 700 expertos. Su informe, hecho público el pasado enero, concluye que la crisis se hubiera podido evitar. Señala fallos en los sistemas de regulación y supervisión financiera del Gobierno y de las empresas, en las prácticas contables y auditoras y en la transparencia en los negocios. La Comisión investigó el papel directo de algunos gigantes de Wall Street en el desastre financiero, por ejemplo en el mercado de subprimes, y el de las agencias encargadas del ranking de bonos. Es importante entender los distintos grados de responsabilidad de cada actor de este drama, pero no es admisible la sensación de impunidad sin "responsables".

En cuanto a las víctimas de los crímenes económicos, en España un 20% de desempleo desde hace más de dos años significa un enorme coste económico y humano. Miles de familias sufren las consecuencias de haber creído que pagarían hipotecas con sueldos mileuristas: 90.000 ejecuciones hipotecarias en 2009 y 180.000 en 2010. En EE UU, la tasa de paro es la mitad de la española, pero supone unos 26 millones de parados, lo cual implica un tremendo aumento de la pobreza en uno de los países más ricos del mundo. Según la Comisión sobre la Crisis Financiera, más de cuatro millones de familias han perdido sus casas, y cuatro millones y medio están en procesos de desahucio. Once billones de dólares de "riqueza familiar" han "desaparecido" al desvalorizarse sus patrimonios, incluyendo casas, pensiones y ahorros. Otra consecuencia de la crisis es su efecto sobre los precios de alimentos y otras materias primas básicas, sectores hacia los que los especuladores están desviando sus capitales. El resultado es la inflación de sus precios y el aumento aún mayor de la pobreza.

En algunos casos notorios de fraude como el de Madoff, el autor está en la cárcel y el proceso judicial contra él continúa porque sus víctimas tienen poder económico. Pero en general, quienes han provocado la crisis no solo han recogido unas ganancias fabulosas, sino que no temen castigo alguno. Nadie investiga sus responsabilidades ni sus decisiones. Los Gobiernos los protegen y el aparato judicial no los persigue.

Si tuviéramos nociones claras de qué es un crimen económico y si existieran mecanismos para investigarlos y perseguirlos se hubieran podido evitar muchos de los actuales problemas. No es una utopía. Islandia ofrece un ejemplo muy interesante. En vez de rescatar a los banqueros que arruinaron al país en 2008, la fiscalía abrió una investigación penal contra los responsables. En 2009 el Gobierno entero tuvo que dimitir y el pago de la deuda de la banca quedó bloqueado. Islandia no ha socializado las pérdidas como están haciendo muchos países, incluida España, sino que ha aceptado que los responsables fueran castigados y que sus bancos se hundieran.

De la misma forma que se crearon instituciones y procedimientos para perseguir los crímenes políticos contra la humanidad, es hora de hacer lo mismo con los económicos. Este es un buen momento, dada su existencia difícil de refutar. Es urgente que la noción de "crimen económico" se incorpore al discurso ciudadano y se entienda su importancia para construir la democracia económica y política. Como mínimo nos hará ver la necesidad de regular los mercados para que, como dice Polanyi, estén al servicio de la sociedad, y no viceversa.

Lourdes Benería es profesora de Economía en la Universidad de Cornell. Carmen Sarasúa es profesora de Historia Económica en la Universidad Autónoma de Barcelona.
http://elpais.com/diario/2011/03/29/opinion/1301349604_850215.html
Artículos de Lourdes: http://elpais.com/autor/lourdes_beneria/a/
La culpa del paro es de los trabajadores
http://elpais.com/diario/2009/11/24/opinion/1259017212_850215.html  
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miércoles, 20 de enero de 2016

Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas griego, "La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo"

Se presenta como economista marxista y se distinguió por ser el principal contradictor de Alemania y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, durante la crisis griega. El exministro griego de Economía, Yanis Varoufakis –que dimitió del gobierno de Alexis Tsipras en julio tras el referéndum sobre el tercer plan de rescate–, estaba invitado el martes [8 de diciembre] por la tarde a un TED Global celebrado en Ginebra.

FK El capitalismo está en crisis, dice usted. Pero, ¿de qué capitalismo estamos hablando, del anglosajón, el alemán, el chino?

Desde luego, hay muchas formas de capitalismo. Por mi parte, hablo del capitalismo como sistema global, que está en crisis desde 2008. Es la crisis más larga y más seria que hemos vivido desde hace 200 años. Hay similitudes con algunos aspectos de la crisis de los años 1920–1930. Pero los responsables de los bancos centrales son hoy más hábiles a la hora de responder a ella.

¿Qué es lo que resulta disfuncional?

Un ejemplo: en los Estados Unidos y en Europa, estos tres últimos meses el montante total de las inversiones se ha elevado a cerca de 34.000 millones. Al mismo tiempo, más de 50.000 millones siguen ociosos sin nada que hacer en el sistema financiero. Por un lado, tenemos una deuda extremadamente elevada ; por el otro, tenemos una enorme cantidad de dinero inutilizado, que no se invierte, que queda en el circuito de las instituciones financieras. Es un derroche extremo, y eso explica en gran medida la situación de Europa. Los bancos centrales han fracasado y están cada vez más lejos de sus objetivos. En Occidente, Japón incluido, hasta un 30% de quienes tienen entre 18 y 50 años está en situación de desempleo. Se trata de una crisis de envergadura para el capitalismo. Se podría seguir con el catálogo. Todo lo que tenía sentido hasta 2008 ya no lo tiene. Tenemos una crisis de inversión, una crisis de deuda, una crisis de ese dinero que está ocioso. Nunca hemos tenido un volumen de ahorro tan elevado en Europa y un volumen tan débil de inversiones. Este es el problema.

¿Cuál es su remedio? ¿Hay que salir del capitalismo, es reformable?

La izquierda ha tenido siempre el proyecto de substituir el capitalismo por el socialismo. Ese proyecto murió en 1991. Sencillamente, no estaba en situación de levarlo a buen término. La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo. Puede usted observarlo en Europa. Europa no está amenazada por la izquierda. Hasta un pequeño país dirigido por la izquierda, en el que yo era ministro de Economía, ha acabado por tomar medidas muy conservadoras, simplemente para tratar de estabilizarlo para los bancos. Este diálogo debería haberse producido hace un siglo cuando la izquierda tenía un proyecto para substituir al capitalismo. Pero el socialismo ha muerto. Dicho esto, si esperamos que el mercado obre un milagro y coordine una salida para esta crisis, vamos sin más a fracasar.

¿Qué hacer?

La solución no puede venir sólo del mercado, hay que tener a la gente en cuenta. Los mercados están prisioneros de profecías autocumplidas que agravan los problemas. ¿Por qué no hay inversiones? ¿Por qué los inversores, los industrialas, los que controlan esos billones durmientes, temen que si invierten el dinero, no acudirá la demanda que lo haga rentable. Dado que no invierten, no hay demanda, y eso confirma sus expectativas negativas de que no habrá demanda. El mercado no hace más que repetir este esquema. Al mismo tiempo, los estados están paralizados, son incapaces de actuar. Los estados miembros de la zona euro están ya fiscalmente al límite, no pueden pedir pedir más prestado para gastar más. Los Estados Unidos son casi ingobernables con un Congreso que bloquea a la Casa Blanca. China ya está bastante intervenida y no puede hacer ya más. Nos hace falta una coordinación política racional en el plano del G20, sin la cual va a acabar sucediendo algo terrible. En la década de 1930, fue la guerra finalmente la que tuvo como resultado una coordinación de la política de intervención. La innovación tecnológica interviene en el plano de la microeconomía. Esos progresos son a la vez muy prometedores y muy inquietantes. Los nuevos cambios de la productividad y los aparatos que facilitan el trabajo son la clave del futuro. Este puede revelarse sombrío o agradable. La diferencia vendrá de la forma en que nuestros gobiernos, sobre todo en el plano del G20, respondan a los retos.

El marxista que es usted preconiza una solución política…

Todo es política. La cuestión estriba en saber si se trata de una acción política racional o no, si está coordinada. Comprar un «ipod», un «smartphone» o un automóvil son actos políticos. El problema con el mercado es que todos estos actos políticos no están bien coordinados. El capitalismo no es duradero, pero la izquierda ha desperdiciado todas las ocasiones que ha tenido, y todos los modelos teóricos, para substituir al capitalismo. Pero el capitalismo – ese es mi lado marxista – es un sistema contradictorio que produce su propia Némesis deconstruyendo el orden social.

Volvamos a la innovación: ¿cómo hacerla «agradable» a sus ojos?

Tomemos el ejemplo de las impresoras 3D, una tecnología descentralizada basada en Internet, que va a hacer cada vez más improbable la supervivencia de las empresas que hoy existen. ¿Por qué tenemos necesidad de empresas ? Por razones de constancia y de escala de producción, pero ese se vuelve cada vez más redundante. El modelo de capitalismo de empresas se ve cada vez más minado por los productos de esas empresas. Sabiendo que vamos a asistir a una descomposición del poder de las empresas, la cuestión consiste actualmente en saber qué es lo que va a reemplazarlas. ¿Vamos hacia un escenario de segunda era del maquinismo, con un fracaso masivo en producir suficiente demanda para los productos de estas máquinas o encontraremos una vía en la que reestructuremos la forma en la que mantenemos relaciones entre nosotros y relaciones con las máquinas para producir y compartir la prosperidad que estas tecnologías hacen posible? Es una cuestión política. No se puede resolver por medio de abogados ni por medio de compradores ni de vendedores. Hace falta un esfuerzo por parte de los gobiernos, de los actores del mercado financiero, así como del mundo empresarial. Hay que crerar algo nuevo, y acaso se le llame postcapitalismo. En todos los casos, el tipo de acuerdo que resulte de ello será enormemente inestable.

¿Cómo explica usted que los Estados Unidos, parangón del capitalismo, sea el país que mejor se ha recuperado desde 2008 siendo a la vez el principal crítico de la austeridad en Europa?

Los norteamericanos son pragmáticos. No son de los que tiran el dinero. Cuando Richard Nixon se dio cuenta, a finales de las años 60, de que el sistema de Bretton Woods estaba muerto (un sistema inventado por los norteamericanos en los años 40), acabó con él. Los Estados Unidos creen que hay que eliminar lo que ha fracasado. Comprenden que hay que acabar con una deuda insostenible. Entienden que hay que substituir una arquitectura financiera que se ha desfondado. A la inversa, el capitalismo europeo, dado que es bastante más oligárquico, es bastante menos capaz de autocríticas. En el caso griego, los norteamericanos, sean representantes del gobierno o de Wall Street, están completamente de acuerdo conmigo cuando digo que los problemas de Grecia desde 2010 son imputables a los banqueros. No es más que simple sentido común.

¿Se siente decepcionado por que Alexis Tsipras prosiga la misma política que sus predecesores con un tercer plan de ayuda europea?

Evidentemente, esa es la razón por la que dimití. Está claro que estoy en contra, pero no quiero personalizar, la política debe seguir siendo civilizada. Este tercer plan es el mismo que el primero o el segundo. Se prolonga la crisis, se ahonda, pretendiendo que se va a resolver pidiendo prestado a los estados banqueros todavía más dinero de acuerdo con condiciones que nos arruinan. Todavía tendrán que pasar diez años para que nos demos cuenta de que esto no puede funcionar.

Ha declarado usted que la política de austeridad de la que es adalid Alemania se dirigía en realidad a Francia. ¿Qué quiere usted decir exactamente?

Lo que he dicho es que la implosión de las finanzas mundiales en 2008 ha actualizado las fragilidades de la arquitectura del euro. Las reglas sobre las cuales había acuerdo eran imposibles de respetar, pues estaban mal concebidas. Antes que plantearse la cuestión de qué nuevas reglas necesitamos para que funcione, Europa se ha quedado en la negación. Fue el primer periodo durante el cual Bruselas, Frankfurt y Berlín trataban sólo de apagar un incendio. Fue una simple gestión de crisis. Más recientemente, el Banco Central Europeo, gracias a Mario Draghi, que es el operador más hábil de Europa, ha logrado contener los incendios con un cierto éxito. Eso permite ganar tiempo. Los políticos empiezan a reflexionar. París y Berlín están de acuerdo en mejorar la arquitectura, hay una necesidad de unidad política a causa de la unión monetaria. Pero hay una diferencia de importancia en lo que se refiere a saber qué tipo de unión política es necesaria: los franceses quieren bastante más reciclaje de los superávits de la zona euro hace aquellas partes que son deficitarias, los alemanes quieren más disciplina. Hay un conflicto directo. En esta lucha a Grecia se le ha reservado el papel de laboratorio. ¿Por qué este desorden? Puesto que su relación es problemática, su diálogo no progresará.

¿Va a terminar por imponerse la salida de grecia del euro [Grexit]?

No. Jamás he apoyado el «Grexit» ni he utilizado este argumento como mercadeo. Hace años que digo que no debíamos haber entrado en el euro. Pero desde el momento en que estamos dentro, hay que resolver el problema. Creo por contra que deberíamos proceder a una suspensión de pagos de nuestra deuda. Cuando se tiene una deuda insostenible, lo que no se puede pretender es que se puede gestionar. Habría que volver a poner en solfa un acuerdo que no funciona, según todas las evidencias.

Hoy saluda usted el valor de la señora Merkel en su gestión de la crisis de los refugiados…

Nada me regocija más en principio que ver a un oponente político que hace algo bueno. Creo que es mi deber transmitir mis felicitaciones a la señora Merkel. Ha estado absolutamente brillante al dar pruebas de humanismo en un universo sombrío.

Berlín dice que puede mostrarse generoso porque el presupuesto del estado está controlado. ¿No le da eso la razón a su gestión económica?

Eso no tiene nada que ver con el presupuesto. ¿Por qué habría que tener un presupuesto equilibrado? Las familias deben tener un presupuesto equilibrado, pero eso no sirve de nada en el caso de un país. Los Estados Unidos no han tenido jamás un presupuesto equilibrado desde su revolución. Lo que hace falta es un presupuesto duradero. Los estados no tienen que reembolsar su deuda, todo lo que tienen que hacer es refinanciarla. Mientras dirijas una política fiscal responsable y crezca tu PIB, se puede mantener un poco de déficit. Si Merkel tuviera un déficit superior al 3%, ¿habría hecho regresar a los refugiados, les habría cerrado las fronteras al acercarse? No lo creo.

Suiza ha puesto fin al secreto bancario. ¿Qué piensa usted de la cooperación entre Berna y Atenas en materia de intercambio de información fiscal? ¿Está usted satisfecho de cómo se desarrolla?

No. Queda mucho por hacer. Yo tenía muy buena relación de trabajo con mi homóloga suiza [Eveline Widmer-Schlumpf] y estaba dispuesto a cooperar con aquellos griegos que hicieran una declaración voluntaria de sus cuentas en Suiza. Pero hubiera querido que la transparencia anunciada para 2018 se aplicara desde ahora. A todo el mundo se le dice que la transparencia se la ha impuesto a Suiza la Unión Europea. ¿Por qué no aplicarla inmediatamente? Habría sido estupendo que mi ministerio –mientras era yo ministro – hubiera tenido acceso a los datos de los ciudadanos griegos, al montante de sus haberes en los bancos suizos. Eso habría facilitado la persecución de los defraudadores y ayudado a nuestro presupuesto. Esto nunca llegó a suceder, nunca. Suiza podía haberlo hecho mucho mejor.

Según sus informaciones, ¿cuánto dinero griego hay en las arcas suizas? No lo sabemos.

Yanis Varoufakis exministro de Finanzas del gobierno griego de Syriza, es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Fue recientemente profesor invitado en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su libro El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada.

Le Temps, 9 de diciembre de 2015

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/la-mayor-amenaza-al-capitalismo-es-el-capitalismo-mismo-entrevista

Traducción: Lucas Antón

miércoles, 13 de enero de 2016

El coco

“Los hombres nacen bajo el yugo, y, criados y educados después en la servidumbre, sin mirar más allá, se acomodan a vivir tal y como han nacido; sin pensar disponer de otro bien ni de otro derecho que aquellos que han encontrado, aceptan la situación en que han nacido como condición natural.”
                                                                 Étienne de La Boétie, Sobre la servidumbre voluntaria, 1548.

Algunos de los cientos de miles de españoles que vivimos en el extranjero hemos vuelto a casa para votar en las elecciones y el horizonte que hemos encontrado en provincias es desolador. Los partidos de siempre, los del “si usted lo dice… señorito” de Delibes, han arrasado en regiones asoladas por el paro, la pobreza y la emigración, como si todo lo que nos pasase fuera un castigo a nuestra particularidad endémica. Ninguna estadística ni encuesta señala una buena situación económica, social o política, ningún ciudadano siente que su territorio prospera. En los pueblos pequeños doblan a diario las campanas y las calles principales de las capitales extremeñas están plagadas de “Se traspasa”, con miles de jóvenes preparándose oposiciones que no se convocarán con el mismo ímpetu que antes se rezaba a San Antonio. Vivimos en una constante decadencia soportada sólo por la expectativa de un milagro, en forma de lotería o de oposición, un cruce del destino que nos garantice la supervivencia en la mediocridad cotidiana. Sin embargo, elección tras elección, elegimos a los mismos gobernantes, a nuestros “señoritos”, movidos por un secreto afán sociológico de perpetuar en el poder al cacique sin valorar su gestión.

Desde fuera las cosas se ven bastante claras: gobiernos corruptos e inmorales sin ningún aprecio por el estado ni por la ciudadanía llevan años repartiéndose cargos y prebendas. Estos partidos-mafia, aplaudidos y refrendados electoralmente cada cuatro años por una ciudadanía complaciente: “lo que usted diga, señorito…”, han puesto a su servicio todo el poder de las instituciones para vender y arruinar el país en nombre de un nacionalismo mal entendido, resignificado en la órbita de las narrativas hasta el punto de identificar la patria con intereses privados. A partir de complejos sistemas imaginarios proyectados por los medios de comunicación –que subsisten a veces por la “generosidad” de partido o por el interés de grupos de poder en el control de la opinión-, han inoculado el mensaje de la no alternativa o de la seriedad de estado frente a la inexperiencia o el peligro.

Cánovas arriba y Cánovas abajo, no hay conversación en la que se haya justificado el voto a PPSOE a partir de la gestión, sino que la sombra de Podemos ha actuado como agente movilizador. Estos días he escuchado barbaridades que no superan la condición de falacia, pero por su fortaleza ejemplarizante construyen modelos dicotómicos. Dos señores decían que por la ley electoral Podemos había tenido más diputados de los que le correspondían, que lo “habían oído”; otros, que Podemos iba a expropiarnos las casas; en la pescadería unas señoras hablaban que el “coletas” iba a quitar las pensiones; y unos jóvenes “habían leído” que unas mujeres de Podemos habían profanado una iglesia y habían introducido en su vagina Formas Consagradas. Como sabrán, todas estas informaciones son falsas, pero atemorizan más si cabe a una sociedad precarizada. Que tenga que aclarar el alcalde de Valencia que no va a prohibir la paella desmintiendo una noticia dice mucho de nuestra cultura política y nutre las memorias del cine nacional, de Berlanga a Cuerda. La lectura codifica los mensajes políticos en la prensa y de esta forma defender el referéndum en Cataluña equivale a pedir su independencia; cobrar el IBI a la Iglesia se transforma con el teléfono “escacharrao” en la quema de conventos y la violación de monjas, “que lo he oído o lo he escuchado, señorito…”; subir impuestos a las grandes fortunas se convierte en quitar las pensiones y expropiar casas; y así hasta un sinfín de disparates que culminan en el aquelarre de podemitas desnudas y hombres con coleta copulando con el diablo las noches de luna llena. Un jefe de mesa me comentó asombrado: “pues estuve con una de interventora de Podemos y era maja y pacífica, una cosa muy extraña…” Si alguno de los “¿está bien, señorito?” se hubiera preocupado al menos de informarse comprobaría atónito que Podemos lo conforman principalmente personas de mediana edad, médicos, profesores y funcionarios, con presencia también importante de jóvenes de alta cualificación académica, ciudadanos con experiencia en asociaciones sociales e incluso cristianos de base. Pero no importa, porque la maquinaría mediática ha funcionado y más en provincias que languidecen a la espera.

No he vivido la guerra civil, pero estos días he comprendido aquel lamento de Max Aub en Campo de los Almendros. Y ahora sé que estos optimistas –no sólo de Podemos-, buscadores del bien común, desinteresados y justos, “son lo mejor de España”, los únicos que de verdad se han alzado sin fuerzas contra una economía que mata, insolidaria y esclavista, y contra una clase política que del poder ha hecho opresión y de la responsabilidad, corrupción. “Por la sola justicia, cada uno a su modo, como han podido, sin que les importara su comodidad, su familia, su dinero”, lo han intentado con dignidad. Éstos, “no lo olvides”, imperfectos y contradictorios, son “lo mejor de España.” Una España maltrecha y decente que volverá por mera inercia generacional, aunque seamos en provincias los últimos en verla aparecer.

  in Artículo

lunes, 11 de enero de 2016

Nueve cosas que se deben saber sobre los “refugiados” cubanos en América Central

En los últimos días 8.000 cubanos se han quedado bloqueados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua. Estos cubanos tratan de entrar en Estados Unidos a través de ambos países. Son el juguete de una política cínica, incluso criminal. Es lo que nos desvela Marc Vandepitte

*1. Que los más pobres emigren a las zonas más ricas es lo más normal del mundo. En Puerto Rico, muy cerca de Cuba, más del 40 % de la población total se ha ido y se ha ido a Estados Unidos. Cada año un cuarto de millón de centroamericanos atraviesan ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos (1). Después de la crisis financiera de 2008 abandonaron su país dieciséis veces más irlandeses que cubanos (2). Cuba, el país que ha conocido el bloqueo más largo de la historia mundial, no es una excepción a este respecto.

*2. Para los cubanos existe una razón añadida. Gracias al alto nivel de la enseñanza, el cubano medio supera desde el punto de vista escolar claramente a la gran mayoría de los latinos, que a menudo son analfabetos. A modo de comparación: en Cuba hay dos veces más estudiantes superiores que en Bélgica (con población equivalente). Por consiguiente, los migrantes cubanos son económicamente interesantes y, por lo tanto, tiene mejores perspectivas que sus colegas del resto del continente. A menos de 200 kilómetros de su casa los cubanos pueden ganar diez veces más. Supongamos que ese fuera el caso de médicos, enfermeros, ingenieros, profesores belgas … Veríamos vaciarse los hospitales, las empresas y las escuelas. Ya ahora tenemos que emplear en nuestras clínicas a mano de obra médica de Rumanía y de Líbano (3).

*3. La migración de Cuba hacia Estados Unidos se hace en el contexto de una política cínica de Washington. Los cubanos son los únicos ciudadanos del mundo que reciben automáticamente un permiso de residencia y asistencia en Estados Unidos. Los demás latinos detenidos en la frontera son deportados. Los cubanos, por su parte, son recibidos con los brazos abiertos y reciben un permiso de trabajo. Esta política migratoria de lo más cínica fue instaurada por Washington después de la victoria de la revolución en 1959 para acoger a los criminales de guerra y a los funcionarios corruptos del régimen anterior, pero también para favorecer la fuga de cerebros de Cuba (4). La ley estadounidense Cuban Adjustment Act* sigue en vigor actualmente, a pesar de la supuesta normalización entre ambos países. Cuando los deportistas de alto nivel, universitarios o músicos célebres de Cuba están en el extranjero se les proponen contratos muy ventajosos para que abandonen su país.

*4. Los médicos cubanos son sobre todo el objetivo de Estados Unidos. Más de 30.000 médicos cubanos trabajan en 66 países diferentes en el marco de programas internacionalistas. La Casa Blanca hace cuanto puede para atraer a la mayor cantidad posible de estos médicos a Estados Unidos. Es lo que hace desde 2006 con su “Parole Program” lanzado por Bush y mantenido por Obama. (5)

*5. Curiosamente, esta invitación estadounidense se acompaña de la negativa a conceder un visado. Desde 1984 existe un acuerdo entre ambos países por el que Washington promete conceder 20.000 visados al año (sobre todo en el marco de la reunificación familiar) y La Habana se compromete a no autorizar las “huidas en barco”. Pero en la práctica cada año solo se conceden 3.500 visados. En otras palabras, se seduce a los cubanos con un trato diferente pero, al mismo tiempo, se les corta la vía legal. Estos 3.500 visados se distribuyen por medio de un sorteo, (6) sin ironía. El azar y no la motivación humana es lo que determina si un cubano puede reunirse con su familia …

*6. Por una parte, Estados Unidos trata de atraer a los cubanos, por otra les impide llegar ahí por la vía legal. Este tipo de política fomenta la migración ilegal y el tráfico de seres humanos. Esta política criminal también incita a los delincuentes cubanos a cometer actos temerarios y criminales para abandonar la isla (7). A su llegada a Florida los piratas del aire y del agua pueden contar con la impunidad y a veces son acogidos como héroes (8).

*7. El año pasado se restablecieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. A finales de noviembre habían tenido lugar unas negociaciones entre ambos países para discutir unos acuerdos sobre migración (9). Los cubanos que quieren abandonar la isla temen que en un futuro cercano desaparezca el trato preferencial hacia los cubanos. Por ello varios miles de cubanos se precipitaron a querer entrar en Estados Unidos. Pero Nicaragua decidió no concederles más visados de tránsito. Esa es la razón por la que varios miles de cubanos esperan en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua (10).

*8. Desde hace varios años los cubanos pueden viajar libremente a Estados Unidos, pero no a la inversa. Los habitantes de la «land of the free» [tierra de las personas libres] corren peligro de recibir una multa de 25.000 dólares si visitan Cuba.

*9. Cada año miles de emigrantes cubanos vuelven definitivamente a su patria. Decenas de miles querrían hacer lo mismo (11). El sueño americano, sobre todo después de la crisis de 2008, se convierte a menudo en pesadilla para los emigrantes cubanos. En su situación muchos de ellos, incluso en Europa, añoran el excelente sistema de seguridad social que han dejado atrás. Hasta los llamados “disidentes políticos” consideran volver a la isla (13). La prensa dominante nunca dirá ni pío sobre ello.

Investig'Action

Nota:
(1) Financial Times, Life & Arts, 2-3 de noviembre de 2013, p. 11; http://www.ft.com/intl/cms/s/2/d19110f6-40ac-11e3-8775-00144feabdc0.html#axzz2kH9m6aJ

domingo, 10 de enero de 2016

Atados a la casa paterna. La tasa de emancipación juvenil española se sitúa entre las más bajas de Europa.

Que casi el 80% de los jóvenes españoles menores de 30 años vivan todavía en la casa de los padres da cuenta de la profundidad de la crisis que vivimos. La tasa de emancipación juvenil española se sitúa entre las más bajas de Europa, solo por encima de la de Grecia, Italia y Croacia, y muy por debajo de la media europea, donde los jóvenes se emancipan de media a los 26,1 años, mientras que aquí lo hacen a los 28,9. Es muy posible, además, que estas estadísticas escondan una parte de la realidad, pues muchos de los jóvenes que han abandonado el hogar paterno siguen necesitando la ayuda económica de sus padres.

Estos datos marcan un panorama social deprimente para las expectativas de las nuevas generaciones, pues las causas son estructurales y se necesitan políticas más decididas que las aplicadas hasta ahora para cambiar la tendencia. En primer lugar, la alta tasa de paro —el 38,7% de los menores de 30 años están desempleados— y la precariedad laboral de los que trabajan impiden que tengan ingresos suficientes. A ello se añade el alto precio de la vivienda, inasequible para los salarios medios que perciben quienes comienzan su vida laboral.

La incertidumbre sobre la continuidad en el puesto de trabajo es otra barrera importante a la hora de decidir la emancipación. El nuevo gobierno que se forme en España no puede ignorar esta realidad. Su prioridad debe ser un plan de choque de empleo juvenil.

http://elpais.com/elpais/2016/01/01/opinion/1451674254_231965.html?rel=cx_articulo#cxrecs_s

domingo, 3 de enero de 2016

Sobre España, Grecia, Italia y nuestros planes para un movimiento europeo destinado a democratizar la UE. Entrevista

Yanis Varoufakis 

26/12/2015. (En Sin Permiso)

La entrevista trata de las elecciones españolas, lo último de la interminable depresión de Grecia y, lo que es más importante, el anuncio del movimiento (¡que no partido!) [el titular de L´Espresso reza: “En febrero lanzo mi partido”. N. del t.] paneuropeo que se lanzará en febrero con un orden del día sencillo pero radical de democratización de la UE. YV

En primer lugar, nos gustaría escuchar sus comentarios acerca del resultado de las elecciones en España.

La oposición de nuestro gobierno de Syriza al fracasado programa de la Troika quedó aplastada el verano pasado y el primer ministro Tsipras se vio obligado a aceptar un nuevo préstamo que todo elmundo sabe que es una catástrofe. Por una razón: darles una lección a los españoles y disuadirles de votar a Podemos. Considerando este contexto, Podemos lo ha hecho muy pero que muy bien en estas elecciones. Tal como comenté tras conocer los resultados, supone un pequeño paso en la buena dirección. Un pequeño paso que puede convertirse en una gran línea de falla necesaria para hacer añicos la negación de la crisis en la eurozona y el desprecio de la Troika por la democracia.

¿Se debe el éxito de Podemos a la desconfianza de la gente hacia el sistema de partidos o estamos asistiendo al triunfo del populismo?
Podemos no es un partido populista. El populismo se pone de manifiesto cuando se promete toda clase de cosas a toda clase de gente. No, Podemos comenzó como partido de protesta y se está desarrollando como un partido que va a intentar una nueva política, en la que la política de relaciones públicas y sed de poder deje paso a un discurso de apertura.

¿Se convertirá Podemos en Syriza? ¿Traicionará las promesas hechas a sus votantes?
Espero que no, pero tenemos que ver si Podemos tiene esa oportunidad. Lo digo porque, para llegar a ese momento de la verdad, Podemos debe primero formar gobierno, algo que no puede hacer dados los resultados electorales. La gran pregunta es ahora: ¿entraría Podemos en una coalición aceptando concesiones fundamentales para fieles del Eurogrupo como el PSOE?

¿Podría resumir lo que ha hecho el gobierno Tsipras en estos tres meses de gobierno? ¿Cuáles son, por ejemplo, las peores leyes aprobadas y qué es lo que debilitará todavía más a la economía griega?
El principal efecto adverso se deriva del anuncio mismo, el pasado julio, de los contenidos del nuevo ‘acuerdo’: el increíble nivel de austeridad anunciado para los próximos cinco años, el aumento de impuestos ligado a ello (sobre todo del IVA), la ausencia de cualquier compromiso creíble de un alivio de la deuda serio y la pura y simple realidad de que los bancos seguirán siendo incapaces de prestar a empresas rentables (dado que sus préstamos con saldo en mora no los gestionará eficazmente un banco malo público), todo esto en conjunto significa una cosa: que ningún inversor serio invertirá cantidades considerables en una economía condenada a decrecer como resultado de estos fracasos.

Ahora bien, en lo que se refiere a determinados ejemplos de legislación ya aprobados (o a punto de serlo), eso se sumará a las fuerzas de la recesión que ya están actuando, y que son: los aumentos del IVA, la exigencia de prepago [fiscal] a las empresas (durante diciembre de 2015) del 100% correspondiente a sus beneficios estimados para 2016, el aumento de las contribuciones a los fondos de pensiones y la prevista reducción de las pensiones.

Hace pocos días, nuestro primer ministro, Renzi, ha acusado a Alemania de no ser el único país que nutre a la UE y de aprovecharse, de hecho, de la crisis griega para hacer negocios como, por ejemplo, la adquisición de catorce aeropuertos del país. En su opinión, ¿son sólo palabras o cree más bien que los países del sur de Europa están listos para formar un conjunto con Renzi a la cabeza destinado a contrarrestar la política de austeridad tan cara a Alemania y los países del norte de Europa?
Espero equivocarme, pero me parece a mí que si el primer ministro Renzi fuera en serio en su oposición a las políticas de Berlín, se habría abstenido en julio de ejercer una presión inhumana sobre el primer ministro Tsipras para que capitulara ante todas las exigencias que ahora, con retraso, encuentra objetables. En el calor de la batalla es cuando se revelan el coraje y las verdaderas intenciones de cada uno.

¿Es usted consciente del fracaso de algunos bancos italianos y de los problemas que han tenido los tenedores de bonos que lo han perdido todo? Si es así, ¿cuál es su opinión?
...seguir aquí.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Los 7 "mejores" eufemismos económicos de la Troika

La Troika (el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) nos tiene acostumbrados a un complejo y amable vocabulario económico que muchas veces escapa a nuestro entendimiento. Por ello, la Real Academia del Salmón (RAS) os trae esta selección de sus mejores eufemismos económicos explicados para que la próxima vez que oigamos sus poderosos consejos podamos entender mejor a “los hombres de negro”

Solidaridad
La palabra solidaridad siempre ha sido sinónimo de ayudar al que más lo necesita, “arrimar el hombro” que se dice comunmente, sin exigir nada a cambio. Sólo por el hecho de que la otra parte lo necesite. Pero la Troika usa esta palabra cuando presta dinero, para que sea devuelto con intereses a cambio de duras condiciones. Entre estas condiciones se pueden encontrar las de despedir a empleados públicos o vender/privatizar sus recursos a empresas privadas (que en muchas ocasiones, casualmente, provienen de estos mismos países “solidarios”). Dicha solidaridad se acuerda bajo contratos que no pueden ser rotos bajo ningún concepto, aunque el cumplimiento de esas condiciones suponga condenar a la miseria y a una austeridad que agrava el problema de la economía del país receptor de esa solidaridad.

Como hemos comentado, estos eufemismos parecen calar muy bien en el discurso de otros “mandatarios” europeos que han incluido en su vocabulario ese mismo extraño concepto de solidaridad, como podemos ver en las declaraciones de nuestro presidente del Gobierno.

De los 86.000 millones de euro que solidariamente se le va a conceder a Grecia, 50.000 irán a pagar deudas e intereses que se le deben en su mayoría a los mismos que prestan ese dinero. Sólo 11.000 serán usados por el gobierno griego para reactivar su empobrecida economía y unos 25.000 millones se emplearán en nuestro siguiente eufemismo: recapitalizar a la banca.

Recapitalización del sistema financiero
Recapitalizar el sistema bancario o financiero es un bonito eufemismo para referirnos a rescatar a la banca, salvar, inflar de dinero, limpiar sus cuentas de basura o incluso puede llegar a significar “socializar y hacer públicas las pérdidas de los bancos privados”. Esta expresión ha sido usada por la Troika para indicar que es necesario rescatar a la banca por encima de todo, incluso por encima de las personas. Si usaran los términos rescatar o limpiar, la población se podría dar cuenta de que a quien se intenta salvar siempre es al sector financiero y se podrían quejar de que los mayores culpables de la crisis son los primeros en ser salvados. Por lo que utilizar la palabra recapitalizar da una imagen de estar realizando alguna cosa económica que nuestra mente de populacho no es capaz de entender. O al menos eso creen ellos.

Pero entender la recapitalización es tan sencillo como imaginar que vais a un casino y os jugáis todo vuestro capital en arriesgadas apuestas. Si después de eso ganáis pues perfecto. Si, en cambio, perdéis llega la Troika y ordena a vuestro gobierno que os recapitalice metiendo en vuestras cuentas todo el dinero que habéis perdido... no sois capaces de imaginarlo, ¿verdad? Pues haber sido banqueros.

Reformas estructurales
Este eufemismo también ha sido correctamente adaptado por nuestro Gobierno para hablar de sus reformas de las leyes laborales o fiscales. Pero lo curioso del uso que le da la Troika, peculiarmente del uso reiterado que le da el FMI, es que son capaces de exigir unas reformas estructurales a un país, ver que no funcionan y volver a exigirles exactamente las mismas al siguiente país con el que se topan... y así durante más de tres décadas.

El verbo reformar siempre ha sido utilizado para realizar un cambio a mejor sobre algo. Combinado con la palabra “estructurales” debería significar un cambio de las estructuras de un país para que este mejore. Pero si vemos el currículum de los países por los que ha pasado el FMI y observamos los maravillosos efectos de las reformas estructurales impuestas a Grecia -después de 5 años de estas reformas la deuda griega ha crecido del 100 al 187% de su PIB sin que mejore la economía-, más que unas reformas parecen unas demoliciones estructurales. Estas reformas impuestas a cambio de su “solidaridad” suelen implicar el despido de funcionarios, la subida de impuestos indirectos que afectan en mayor medida a las rentas bajas, como el caso del IVA, y la privatización de los recursos del país con su correspondiente expolio por parte de los inversores extranjeros y los “mercados”.

Fondo fiduciario de activos públicos
Un fondo fiduciario es un instrumento financiero que se usa para que una parte, llamada fiduciaria -y que en este caso es la Troika- administre los bienes de otra persona o parte. Normalmente se suele utilizar esta figura para administrar los bienes de un menor hasta que cumpla la mayoría de edad o para administrar los bienes mediante las indicaciones de una tercera persona.

Pero en el caso del fondo fiduciario de activos públicos que ha exigido la Troika a Grecia se trata de elaborar una bolsa de recursos públicos que se venderán y privatizarán en el caso de que el país heleno no atienda a las condiciones impuestas a cambio de su “solidaridad”. Algo que ya se da por hecho que no se va a poder devolver, ya que incluso el FMI ha admitido que la deuda griega es insostenible. Ese fondo será un lugar donde se depositarán unos bienes públicos para ser vendidos seguramente, como ya hemos indicado antes, a las empresas privadas de los países "solidarios", como ha ocurrido con los 14 aeropuertos griegos vendidos a una empresa alemana.

La dualidad del mercado laboral
Este término es usado para referirse a un mercado laboral donde existen dos perfiles de trabajadores altamente diferenciados. Un perfil de trabajador con contrato fijo que está protegido por una legislación que obliga a las empresas a pagarle una alta indemnización en caso de despido y que posee una buenas condiciones laborales adquiridas después de varios años. Otro perfil sería el del trabajador temporal y precario que es el primero en sufrir las consecuencias de una crisis o bajada de la producción y que tiene muy complicado llegar a pertenecer al primer grupo. Al primer grupo se le llama insiders (los que están dentro) y a los del segundo grupo se les denomina outsiders (los que están fuera), porque cuando no se encuentra un eufemismo adecuado también podemos usar palabras en inglés. Llamar outsider a un precario es más políticamente correcto y además suena más cool (guay).

La Troika advierte de que esta dualidad podría ser un grave problema, ya que los outsiders deberán mantener las pensiones de los insiders en un futuro próximo y la diferencia de niveles salariales y años de cotización pueden resultar un grave problema para mantener un equilibrio, y por lo tanto exige que se corrija. Visto así podríamos pensar que la Troika lo que quiere es acabar con el trabajo precario y convertirnos a todos en insiders... ¡pero no! Lo que la Troika exige son reformas laborales para eliminar las protecciones a los insiders para que sean fácilmente despedibles, de manera que las empresas puedan contratar a precarios outsiders para hacer los trabajos de los antiguos insiders por el mitad de salario y convertirnos a todos en 1) outsiders que trabajan de una manera precaria o 2) insiders que se convierten en outsiders al quedarse en paro a una edad mayor. Fatídico para la población, maravilloso para las empresas.

Recuperar la confianza
La “confianza”, como concepto y como vara de medir, es otro de los términos usados por la Troika que distan mucho del significado que le podríamos dar el resto de mortales. La confianza se define como sinónimo de fiabilidad, seguridad o es usado para referirnos a una relación de amistad o familiaridad. Pero observando cuándo la Troika usa esta medida, advertimos que la confianza está basada en el nivel de docilidad que muestre el gobierno en cuestión. Así, si acatamos toda reforma estructural impuesta, recapitalizamos nuestro sector bancario y les devolvemos toda su solidaridad más intereses sin ninguna queja podremos recuperar toda su confianza.

La confianza está basada en el nivel de docilidad que muestre dicho gobierno
El nivel de confianza también parece tener una relación directa con la orientación política del gobierno con el que traten, sus tratos con países “no aliados”, su nivel de apertura de puertas al expolio de la inversión extranjera, su predisposición a pagar sus deudas pendientes o, en resumidas cuentas, a seguir toda indicación que la Troika le ordene sin poner pega ninguna. De ese modo, un gobierno de izquierdas que negocia con Rusia y quiere auditar su deuda se encontrará en un nivel extremo de “perdida de confianza total”. Si en cambio eres un gobierno de derechas, proeuropeo y abierto a la privatización de tus recursos naturales, te encontrarás en el extremo contrario en una “favorable y total recuperación de la confianza” y posiblemente ganes una quita o una reestructuración de tu deuda.

Esfuerzos adicionales
Después de aceptar su solidaridad, a cambio de reformas estructurales, recapitalizar la banca y hacer todo lo que nos pidan para devolver la confianza a los mercados, podrá parecer que esa recuperación económica que nos prometieron y pronosticaron debe llegar ¿verdad? ¡Pues no! Porque después de todo eso, la Troika siempre pide esfuerzos adicionales, lo que viene a significar que nunca es suficiente y que deberemos volver a hacer exactamente lo mismo para buscar un resultado de mejora económica, algo que el FMI nunca ha conseguido en ningún país.

Para ello la directora del FMI Christine Lagarde, una mujer que cobra más de 400.000 euros al año libre de impuestos, nos pedirá nuevamente esfuerzos adicionales tales como la subida de impuestos, la congelación de salarios y pensiones, o la privatización de más servicios públicos. Nos queda el consuelo de que, al leer este artículo, al menos podremos tener una mejor idea y entender cuales son esos esfuerzos que nos piden.

Real Academia del Salmón (RAS)
http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Los-7-mejores-eufemismos-642

jueves, 26 de noviembre de 2015

Entrevista a Pedro Páez. “Discutamos si se puede forzar a un país a priorizar el pago de deuda"

Pedro Páez Pérez es Superintendente de Control del Poder de Mercado en Ecuador. En 2007 fue nombrado ministro de Política Económica de Ecuador en el Gobierno de Rafael Correa y ha sido presidente de la Comisión Técnica Presidencial Ecuatoriana para el diseño de la Nueva Arquitectura Financiera Regional-Banco del Sur. Páez fue uno de los impulsores de la reforma de la Ley de Hidrocarburos de la República de Ecuador, que aumentó la participación del Estado en la renta petrolera de las compañías internacionales


Eres uno de los impulsores de la arquitectura financiera en latinoamérica, ¿en qué consiste?
La propuesta de la nueva arquitectura regional es parte de un esfuerzo que se hace desde América Latina desde condiciones precarias, pero que ha resultado muy exitoso a nivel mundial. Replanteamos la relación entre finanzas y producción. Partimos de la idea de que hay que someter la finanza a los intereses de la sociedad y es en ese sentido por donde ha tomado cuerpo, de forma desigual y a pesar del poco acompañamiento de la academia.

Se plantean tres pilares fundamentales que han sido firmados ya por siete presidentes, los de Argentina, Brasil, Ecuador, Venezuela, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Esta arquitectura se basa en la creación del Banco del Sur, en la construcción de una red de seguridad financiera alternativa al FMI (el Fondo del Sur) y una moneda común. No única como la locura del euro, pero sí unitaria, que permita uniformizar el proceso de integración social. Es necesario movilizar monedas nacionales y generar monedas regionales, como el SUCRE y hay que establecer redes de seguridad financiera que rompan con la trampa de la necesidad de acumular reservas financieras internacionales.

¿Qué diferencia hay entre esta nueva arquitectura financiera y la vieja?
La vieja arquitectura financiera provoca políticas de austeridad y niega recursos a la gente que quiere trabajar, que quiere cultura o desarrollo, porque se lo da a bancos que, a su vez, encuentran contraproducente hacer inversiones productivas porque asistimos a una crisis de sobreproducción.

A estas alturas de desarrollo, en las que incluso se paga a agricultores para que no siembren, hay más de mil millones de personas, concentradas sobre todo en África, muriendo de hambre. Esta situación es solucionable a corto plazo si se destinase a su resolución una mínima parte de lo que se ha pagado a los bancos más importantes del mundo.

Los dirigentes económicos suelen recurrir a eso de que "no hay dinero para todo"...

Es un cuento ese asunto de que no hay plata, aunque no se sabe a ciencia cierta cuánto se ha entregado a los bancos. ¿En qué se ha mejorado? Esa entrega de dinero ha servido para empeorar la situación de especulación y para distorsionar precios fundamentales (por ejemplo, el del petróleo). Todo está basado en las manipulaciones de los grandes bolsillos, que son los mismos círculos que desde la incompetencia, la inoperancia y la corrupción han llevado al mundo a esta crisis y que, aun así, siguen recibiendo cantidades ilimitadas de recursos

¿Cómo se plantean estas medidas alternativas al FMI?
El Banco del Sur nace como alternativa al Banco Mundial, tratando de hacer una crítica constructiva que nos permita trabajar conjuntamente. Es necesaria una nueva banca de desarrollo, pero que sea también una banca para nuevo tipo de desarrollo.

El despliegue y la recuperación de la banca de desarrollo local, provincial, regional y nacional tiene que ser replanteada en términos de grandes proyectos que sometan la lógica del capital especulativo a las necesidades de la sociedad y no sacrifique las soberanías nacionales, sino que las fortalezca.

Planteamos la soberanía continental en alimentación, salud, energía, conocimiento, recursos naturales e infraestructura para la construcción de mercados domésticos y la implantación de otras lógicas productivas al margen del capital. Por ejemplo, con la economía popular y solidaria, el autoempleo, las empresas recuperadas... que no respondan a la eficiencia, pero sí a las necesidades y al trabajo digno.

¿Es posible adaptar este modelo al funcionamiento de la Unión Europea?
No estamos inventando el agua tibia. Hay elementos nuevos, pero se recuperan algunos que forman parte de la experiencia europea anterior a la locura del Tratado de Maastrich. La Revolución científico-tecnológica en la que estamos inmersos se puede adaptar peligrosamente fácil a este nuevo sistema, pero las innovaciones son suprimidas por el interés de una oligarquía especulativa. Es un modelo perfectamente adaptable en cualquier sitio o lugar, no hablamos de nada de otro mundo. Gurús de la economía y facultades no discuten estos temas, que ya se han planteado en los más altos foros internacionales -Asamblea de las Naciones Unidas-. Se suprime el debate. Nadie tiene el monopolio de la verdad ni de las soluciones, pero tiene que existir un debate que plantee opciones a problemáticas ya definidas.

En esta soberanía de la que hablo, la posibilidad de alianzas entre Europa y América Latina -que replantee las relaciones norte-sur- se puede hacer desde una perspectiva pragmática que favorezca a las dos partes, el ganar-ganar.

Es posible evitar la desestabilización social abriendo puertas que faciliten un despliegue productivo en tecnología e innovación que ahora está bajo siete candados por la mezquindad de una oligarquía cada vez más minúscula y la miopía de unas élites políticas cada vez más inservibles. Vivimos una situación anómala con respecto a la propia historia del capitalismo: es el esfuerzo en frenar la difusión de nuevas tecnologías a través de leyes de propiedad intelectual o de patentes de copyright en perjuicio de la sociedad.

En América Latina hay vientos frescos, lo digo sin ningún tipo de dogmatismo, no venimos a dar lecciones a nadie. Pero es en este momento de crisis de sobreproducción cuando se hace necesario que los pueblos empiecen a dialogar. Hay que poner el debate encima de la mesa y superar ciertos callos mentales que podrían evitar que Europa caiga en una depresión como la de Japón.

Este modelo económico, sin embargo, es criticado por algunos sectores de la sociedad europea y medios de comunicación, que tratan de descalificarlo...

Estas descalificaciones evidencian la decadencia política en buena parte del mundo occidental, que les está llevando a un suicidio histórico, porque todo lo que Europa ha logrado desde que venció al fascismo ha sido gracias a la lucha de los pueblos. Y es ahora la ciudadanía quien tiene que ver que lo conquistado no es gratis.

Estamos a las puertas de una degradación civilizatoria de larga duración si la agenda sigue basada en la especulación y en el expediente fácil, pero muy rentable, de provocar conflictos o guerras y jugar en el casino con los dados cargados, endeudando a los puntos en conflicto para luego obligarles a vender armas y adjudicarse después los contratos de reconstrucción. La gente tiene que reaccionar ante esto y ver que la solución la tenemos aquí y ahora y que existe un horizonte de posibilidades más allá de las ideologías.

¿Qué crees que podemos aprender de esta crisis?
La crisis aún no ha terminado. Es ineludible el compromiso y la movilización de los pueblos del mundo para ejercer un control ciudadano sobre el poder que las grandes empresas tienen sobre los mercados. Hay que sacudirse imposibilidades que nos hemos autoimpuesto y definir las prioridades de la sociedad.

En Ecuador se auditó la deuda externa y en España se empieza a plantear esta opción desde movimientos ciudadanos y algunos partidos políticos, ¿es necesaria?

¿Quién puede oponerse a esto?, más allá de cualquier ideología, esto no es un tema de izquierda o derecha...¿quién está opuesto a que se transparenten los contratos públicos que generan deudas públicas?, ¿quién se opone a que se sepa dónde va el dinero que han recibido los bancos centrales? Que los políticos pongan la cara y digan por qué están a favor de ocultar. Que algunos economistas digan por qué están en contra de la auditoría.

Primero estudiemos los términos de esa auditoría, transparentemos ante quién responden los bancos centrales...en Europa hay muchos bancos centrales que son privados, ¿cómo es esto posible? Discutamos si esto debería seguir así y el rol que FMI, Banco Mundial, Banco Central Europeo, transnacionales y gobiernos deben adoptar y discutamos si se puede forzar a un país a priorizar el pago de deuda por encima, por ejemplo, de la defensa de la salud nacional

¿Qué ocurre si no se paga esta deuda?
En la historia han sido frecuentes los episodios de no pago. Una de las necesidades de la modernidad capitalista ha sido la de eliminar la prisión por deudas, porque es necesario el reciclaje del cliente y constituye parte de la vitalidad del sistema.

Asistimos al abandono de la primacía del capital productivo en favor del capital especulativo y de la usura. Es el retorno a prácticas rentistas y tributarias y ese predominio de una lógica parasitaria implica el fomento de la guerra de clases y la asfixia del capital productivo. La Europa continental tendría que reflexionar en torno a esto, más allá de cualquier ideología. Europa tiene un sitio en el mundo en base a la producción de tecnología punta, pero es irrelevante en un escenario definido desde la especulación y la deuda externa, el ajuste, la deslocalización, la reducción de salarios y el desmantelamiento del Estado del Bienestar. En el marco de esta crisis de sobreproducción, asfixiar los mercados no será nunca una solución

¿Cuál es el peso de la Economía Social y Solidaria en Ecuador y cómo se fomenta desde el Gobierno?
Es un tema muy complejo. La economía popular, a través un gigantesco trabajo no reconocido en el mercado, está alcanzado altas cotas de resiliencia como forma de supervivencia. Se trata de una fuerza de trabajo que ha sido expulsada de la lógica del mercado -basada en la eficiencia- y que busca la forma de ganarse la vida porque no tiene forma de entrar en el llamado “capital formal”. Ir contra la dinámica del gran capital y la globalización es ser un salmón contracorriente y desde el Gobierno se hacen grandes esfuerzos, pero no deja de ser ir contracorriente.

En Ecuador funciona la Agencia de Regulación Antimonopólica, que acaba de emitir un manual de uso obligatorio para los supermercados que los obliga, entre otras cosas, a destinar el 15% de sus estanterías a productos procedentes de la economía popular y solidaria, para que también tengan presencia los pequeños y medianos productores del país y no sólo las grandes marcas.

Es, sin embargo, un reto enorme que tiene una doble vertiente. Por un lado, hay que huir del paternalismo y trabajar colectivamente para que esos productores afronten los retos de calidad y cantidad para facilitar la entrada de los productores en el mercado. Por otro, es necesario que la población adopte la conciencia de consumidor responsable. Que entendamos que comprar por moda lo que viene importado genera un problema de puestos de trabajo. Que entendamos que consumir comida chatarra no sólo nos cuesta un problema de salud a nivel individual, sino un problema de salud pública, igual que sucede con el consumo de determinados alimentos prefabricados.

A la hora de consumir, hay que saber que una decisión tomada con conciencia y responsabilidad social puede definir un nuevo horizonte de posibilidades. Que no nos dejemos manipular, no somos autómatas al servicio de las grandes multinacionales. Seamos soberanos de nuestra decisiones, más allá de cualquier ideología o de cálculos electorales.

¿Qué más puedes contarnos acerca de ese Manual de Buenas Prácticas?
Es parte de un proceso que nos involucra a todos. Además, estamos muy optimistas con la posibilidad de ir más allá y firmar con grandes cadenas y proveedores un código de ética.

Rompiendo con determinados esquemas establecidos se pueden conseguir cosas, defendiendo y exigiendo al consumidor. Defendiendo a los proveedores, que se quejaban de que se les pagaba tarde, mal y nunca y de que eran víctimas de prácticas casi mafiosas por parte de cadenas de supermercados. La situación se ha ido transformando, hemos encontrado una excelente apertura por parte de las cadenas, que parecen haberse dado cuenta de que hay que establecer ciertas líneas rojas.

Tratamos de proteger a los proveedores, crear conciencia en el consumidor y abrir las puertas a productores que nunca tuvieron oportunidad de colocar sus productos en grandes superficies. Hablamos de cómo ser mejores seres humanos y decidir el tipo de sociedad que queremos.

Para finalizar, recomiéndanos un libro
Estoy leyendo ahora mismo el último de Jean Luc Mélenchon, “L’Ere du peuple”. Habla del principio de incertidumbre y trata temas filosóficos muy importantes... Es formidable, hay que leerlo despacio porque está lleno de reflexiones. Es muy refrescante el hecho de que el debate en sectores progresistas tenga ese nivel. Plantea ejercicio de la política con sólidos fundamentos y un proceso de cambio con rigor y responsabilidad. Lo que se esta viviendo en Europa, aunque aquí tengan una visión pesimista, está lleno de posibilidades y arma una cuestión muy esperanzadora. Demuestra que vivimos un tiempo que no admite pretextos.
Ana Encinas
Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Discutamos-si-se-puede-forzar-a-un

martes, 24 de noviembre de 2015

Problemas y consecuencias de la enseñanza de la economía en las universidades españolas.

La asociación Post Crash Barcelona publica su informe

La  Asociación de estudiantes de Economía Post-Crash Barcelona  es un grupo que forma parte del movimiento estudiantil a nivel internacional en apoyo de un mayor pluralismo y heterogeneidad en la enseñanza de Economía (ISIPE -International Student Initiative for Pluralism in Economics). Recientemente han publicado un informe que han realizado sobre el estado de la docencia de la economía en las universidades españolas.

En este artículo dan cuatro pinceladas sobre cuáles son, bajo su punto de vista, los principales problemas de la enseñanza de la economía en la universidades españolas económicas y las consecuencias que suponen dichos problemas.

Estos problemas los podemos agrupar alrededor de dos ejes principales: la falta de pluralismo teórico y de pluralismo metodológico.

En el ámbito de la falta de pluralismo teórico la principal crítica a hacer es clara: el predominio, casi absoluto, de la escuela neoclásica en la teoría económica explicada en las aulas. La consecuencia de un predominio casi absoluto es que la disciplina económica en el ámbito académico pasa a convertirse en un dogma, donde tan solo un tipo de esquema metodológico y conceptual es presentado, y donde desaparece completamente la posibilidad de cuestionarlo. Esta desaparición de la posibilidad de cuestionar los planteamientos neoclásicos se ve muy clara al constatar que asignaturas como la Historia del Pensamiento Económico tiene un papel residual e incluso a veces ausente en los planes de estudio. Es este tipo de asignaturas las que permiten al estudiante entender el origen de las teorías aprendidas, y entender que éstas son dependientes de un contexto histórico, social y cultural determinado, y no un cuerpo teórico de ideas aisladas, como suelen ser presentadas.

Si analizamos el estado del pluralismo metodológico en las aulas también nos encontramos con una situación decepcionante ya que falta un profundo análisis y cuestionamiento de los supuestos y metodología de las teorías económicas y modelos presentados en clase. Los estudiantes no son enseñados sobre las limitaciones de dichas teorías o en qué contextos pueden y deben éstas ser o no ser aplicadas. El análisis en profundidad tanto de los supuestos como de los modelos en cuestión es necesario para empoderar a los estudiantes a verificar por sus propios medios tanto la lógica de dichos modelos como su relevancia empírica. Además, para seguir agravando la situación, los conceptos y modelos en clase son a menudo transmitidos de manera deductiva, es decir, usando unos determinados supuestos y axiomas como puntos de partida, a partir de los cuales se derivan teorías consistentes y coherentes. El problema estriba en que es estudiante entiende que dichas teorías y las soluciones que éstas plantean se pueden aplicar a la realidad a través de la política económica, olvidando los supuestos (a menudo irreales) que fundamentan dichas teorías.

Y para terminar esta breve exposición de los problemas de la docencia económica actualmente, vemos que también adolece de un problema de fondo, casi estructural. Encontramos que hay una preocupante falta de énfasis de la dimensión ética, filosófica y política de la Economía. La enseñanza de la disciplina económica se reduce a predicar la maximización del beneficio económico como objetivo exclusivo. Los economistas a menudo proceden con su análisis como si fuera puramente cuantitativo, científico y libre de valores morales. Las teorías enseñadas en clase tienen implícito un fuerte componente ideológico, el cual es continuamente ignorado, tanto en la bibliografía como en las clases. Los supuestos de eficiencia y crecimiento infinito son asumidos como positivos, sin poner énfasis que el predicado crecimiento infinito tiene lugar en un mundo con recursos naturales limitados.

Desde Post Crash Barcelona entendemos que estos problemas sobre la docencia de la economía que hemos determinado son una señal muy clara que estamos delante de una crisis, una más de las múltiples crisis que como sociedad estamos atravesando, en las aulas en las facultades de economía de alrededor del mundo. Esta crisis, sin embargo, nos abre la puerta a hacer un replanteamiento y una regeneración intelectual de lo que entendemos como docencia económica.

Además de constatar la necesidad de dicha regeneración intelectual el informe nos ha servido para defender lo que nosotros consideramos una educación que no limite el potencial de un solo estudiante ni mucho menos encuadrar sus mentes en un cuerpo teórico predeterminado sino que los empodere a encontrar respuestas a las preguntas que consideramos que realmente importan vinculadas con la realidad económica y social que nos rodea. Por ello, lo que con este informe se ha pretendido hacer no es criticar los planteamientos formulados a lo largo del grado de Economía por el simple hecho de criticarlos, sino el cuestionarlos y presentar sus limitaciones, con el fin de justificar la necesidad de un mayor pluralismo en la enseñanza de la Economía.

Es decir, precisamente porque toda escuela de pensamiento económico tiene sus limitaciones -también la escuela neoclásica- pedimos que se enseñen una diversidad de estas escuelas con el fin de que puedan complementarse las unas a las otras, enriquecerse, fomentar el pensamiento crítico y la habilidad resolutiva de los estudiantes. La riqueza de la idea de pluralismo es justamente ésa: enseñar la escuela neoclásica, del mismo modo que se enseñan sus alternativas. Partimos de la base de que cada una de ellas puede enriquecer y enriquecerse de sus homólogas dotando a la economía de la humildad necesaria para no limitarse y regenerarse a sí misma.

El informe completo puede consultarse aquí

Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Problemas-y-consecuencias-de-la

lunes, 9 de noviembre de 2015

Entrevista al economista y docente Xabier Arrizabalo. “La educación pública, laica y de calidad es incompatible con el euro”

¿Es posible una educación pública, no vinculada al poder de compra, laica y de calidad en el escenario de la Unión Europea y la eurozona?

Lo considera incompatible Xabier Arrizabalo, profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid y autor del libro “Capitalismo y economía mundial”, publicado en 2014 por el Instituto Marxista de Economía.

“La educación pública debería ser una exigencia democrática elemental”,
a pesar de que se la vincule a objetivos como el pago de la deuda o los criterios de déficit, impuestos por la UE y el BCE, que –apunta el economista- “se hallan al servicio del FMI, es decir, el capital financiero estadounidense”.

Doctor en Ciencias Económicas, licenciado en Sociología y Máster en Planificación, Políticas Públicas y Desarrollo de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de Naciones Unidas, Xabier Arrizabalo ha participado en un acto público organizado por el sindicato Acontracorrent en la Facultat de Geografia i Història de València, sobre la posibilidad de una educación pública y de calidad en el marco de la Unión Europea y el sistema euro. En 2002 los estudiantes alemanes propagaron la consigna “el euro viene, la educación se va”, recuerda el economista.

-Comentas que resulta imposible entender los recortes en cualquier ámbito –educativo, sanitario, la dependencia, sin considerar el contexto. ¿Cuál sería, en la actual crisis, ese contexto?
No podemos entender un fenómeno económico, político o social de forma ajena al trasfondo de la sociedad capitalista, que se caracteriza en primer lugar por un conflicto de clases entre el capital y la clase trabajadora; y también por una competencia entre capitalistas. Podemos explicar teóricamente y contrastar empíricamente que la economía capitalista es crecientemente contradictoria. Las leyes que rigen el capitalismo desembocan en una contradicción cada vez mayor, que al final se expresa en lo que coloquialmente denominamos una “huída hacia delante”. Creo que éste es el marco en el que hay que situar los procesos, lo contrario sería un disparate. Sería pretender que las explicaciones se encuentran en el terreno moral. En el (des)orden capitalista lo primero es la rentabilidad, después vienen el resto de factores.

-¿Son factibles las “reformas” de la educación pública? Se integrarían siempre en el marco capitalista que describías…
La clave de la educación pública es que debería ser una exigencia democrática elemental. Como trabajadores deberíamos defender una educación pública y no vinculada al poder de compra de cada uno. ¿Eso es factible en el marco de la economía capitalista y, más en concreto, de la Unión Europea y el euro? Claramente, no. Y no podemos dejar de que se condicione la reivindicación de una enseñanza pública, laica y de calidad al objetivo de pago de deuda o un determinado nivel de déficit, como impone la UE y el BCE al servicio del FMI, es decir, del capital financiero dominante que es el estadounidense (eso y no otra cosa es el eufemísticamente llamado “proceso de integración europea”, desde sus orígenes en el Plan del General Marshall hasta la troika como “caballo de Troya” del FMI). En el fondo, late una oposición cada vez más frontal entre democracia y rentabilidad económica.

-En este contexto general, y con una mirada a gran escala, ¿en qué situación se halla la enseñanza pública en el estado español? ¿Dónde se hallan las verdaderas instancias de poder que la controlan?
En el caso de España, cuando aún no se había institucionalizado como conquista al nivel de otros países, ya se empezó a retroceder. Una característica de la situación actual es que no son los gobiernos nacionales los que deciden, sino que imponen lo que les es mandado, cosa que, contrariamente al mandado democrático más elemental, efectivamente aceptan. Desde Bruselas en primera instancia, pero finalmente desde Washington. Bruselas, la Unión Europea, el BCE y el euro actúan como correa de transmisión del imperialismo estadounidense que, quiero insistir en esto, sigue siendo el dominante.

-¿Resulta exagerado, entonces, hablar de una Europa “alemana” en referencia a la hegemonía de este país sobre el viejo continente?
Los grados importan. No es lo mismo el imperialismo estadounidense que, por ejemplo, la “pequeña burguesía compradora” hondureña, pero entre las potencias también hay grados. Aunque se nos presente como que todas las políticas se deciden en Alemania, en realidad el país germano, que es muy importante en el ámbito productivo, comercial y financiero, es un “enano” en los terrenos político y militar. Esto no es una cuestión de mera retórica, puede verificarse en el modo en que se afrontan los conflictos. Incluso en la actual crisis de los refugiados, probablemente Estados Unidos ya esté interviniendo. Desde luego intervino mediante la destrucción siria que está en el origen de este movimiento de refugiados. Ante el que, por cierto, la UE no reconoce ni siquiera un derecho democrático tan elemental como es el derecho de asilo. Podemos mencionar asimismo la intervención directa del imperialismo estadounidense en la antigua Yugoslavia, bombardeando Belgrado; o en la crisis en Grecia y también en Portugal, Italia, España…

-¿De qué modo el yugo de la Unión Europea y el euro somete la educación pública de los estados nacionales?
La Unión Europea es el instrumento para disciplinar las políticas de ajuste, esto ocurre en diferentes ámbitos y también en la enseñanza. Por ejemplo, ¿en qué consisten, al final, más allá de toda su retórica, el Plan Bolonia y el Espacio Europeo de Educación Superior? Es una forma de obligar a los que gobiernan, de cualquier color político pero aceptando el marco de la Unión Europea y del euro, a que impongan las políticas de un desmantelamiento cada vez mayor de la universidad pública. Esto se conecta con otros aspectos que trata de imponer la Unión Europea, siempre relacionados con la rentabilidad económica. Por esta razón la Estrategia 2020, formulada retóricamente como “Europa del Conocimiento”, incorpora elementos de privatización creciente sobre la base de la identificación de la enseñanza como una mercancía más. Es decir, que no sea un derecho, sino volver plenamente a la época en que la enseñanza, como la sanidad, era un negocio con quien tenía dinero y simplemente caridad, beneficencia, para la mayoría, para la clase trabajadora.

-Como profesor de Economía Política en la Universidad Complutense de Madrid, ¿qué pensamiento se enseña actualmente en las facultades de Ciencias Económicas?
Hay un fraude gigantesco en nuestras facultades, que consiste en presentar de facto como teoría económica, lo que no es solamente que se trate de un enfoque entre otros, sino que además es el planteamiento más débil, el neoclásico o más bien, marginalista. Es lo que Marx caracterizaba como “economía vulgar”, puramente propagandístico e ideológico en un sentido peyorativo. Cada año constato con mis alumnos el fraude que se les impone, ocultándoles incluso el hecho elemental de que se les explica “economía” (supuesto que se le pudiera llamar así) desde una perspectiva que, por otra parte, está totalmente cuestionada tanto teóricamente como sobre todo desde el punto de vista empírico, habida cuenta de que su capacidad explicativa de los problemas reales es simplemente nula.

-¿Hay planteamientos “clásicos” que podrían considerarse vigentes, y que sin embargo han sido expulsados de las aulas?
Nos dicen que el capitalismo siempre podrá “redesplegarse”, que finalmente la crisis consiste en pequeños “tropezones”, pero podemos constatar que esto no es así, que se trata de un fenómeno más profundo. Hay una tendencia histórica hacia una diferencia cada vez mayor entre las posibilidades materiales que podría alcanzar la humanidad gracias a los avances científicos y técnicos, respecto a las condiciones de vida de la inmensa mayor parte de la población, que es la que vive de su trabajo, la clase trabajadora. Por eso, planteamientos de hace cien años como la definición de imperialismo de Lenin, que podría pensarse que hoy deberían ser anacrónicos por el tiempo transcurrido, observamos que resultan plenamente vigentes: sigue prevaleciendo la exportación de capitales sobre la de mercancías, sigue configurándose el capital dominante como capital financiero y a escala mundial, cada vez de forma más oligopólica. Sigue, en definitiva, el reparto territorial del mundo por las grandes potencias.

Es interesante porque el propio Lenin, en un terreno más concreto, señalaba que el estadio imperialista es las crisis, las guerras y las revoluciones. ¿Anacrónico? Seguimos en una crisis verdaderamente muy profunda, que no tiene nada de coyuntural, sino que es expresión de una crisis crónica del capitalismo, en cuanto a su incapacidad de abrir períodos amplios de expansión (al contrario, la destrucción de fuerzas productivas es cada vez más sistemática). Seguimos con las guerras, incluso en el mismo continente europeo (Ucrania), guerras de las que proceden los graves problemas sociales como el mencionado de los refugiados. Y seguimos, desde luego, con estallidos revolucionarios (Palestina, Grecia, América Latina…). Y digo revolucionarios porque no son hitos aislados, sino que forman parte de un gran proceso que el propio Marx o Trotsky formulaban certeramente como revolución permanente…

-¿Cuál sería, por tanto, la esencia de la actual crisis económica?
En efecto, podemos hablar de una crisis “crónica” del capitalismo. Desde luego, incluso en el caso hipotético de que en algún momento pueda haber un período breve de crecimiento económico esto obviamente no significaría que se hubiera salido definitivamente de la crisis. Si hubo una gran crisis en los años 70, y otra crisis en la actualidad, podría parecer que no estamos ante una crisis “crónica”, sino ante episodios puntuales. Bastaría alegar que, entre ambas crisis, se dio un gran periodo expansivo o de recuperación. Pero los hechos lo desmienten, lo que realmente hubo fue un ritmo de acumulación muy limitado, irregular, inestable y asimétrico a pesar de y, a la vez, por causa de, las políticas de ajuste tan duras que se impusieron (“a pesar de” porque se aplicaron para estimular la rentabilidad y con ello la acumulación; “por causa de” porque son políticas destructivas, de “tierra quemada”, de “huida hacia delante”). El ajuste fondomonetarista, tratando de ofrecer una respuesta a la crisis de los años 70, para abrir la puerta a un nuevo relanzamiento de la acumulación del capital, preparaba el terreno para una crisis todavía más aguda, la actual.

-¿Podría decirse, visto lo ocurrido en Grecia, que no hay lugar para las “alternativas”?
El caso griego –particularmente en la fase final, a partir del referéndum del 5 de julio- aporta dos grandes enseñanzas. La primera, que en el marco del euro no hay salida a los problemas. Aceptando, que es mucho aceptar, la ingenuidad de alguien como Varoufakis: él pensaba que iba a convencer a los miembros del Eurogrupo, pero discutió con ellos seis meses y vio que realmente no había debate alguno. No lo había, no podría haberlo habido. Lo que se produjo fue una escenificación para disciplinar la aplicación de políticas muy duras. Porque eso y no otra cosa es la UE y el euro: un instrumento para el disciplinamiento del ajuste del FMI. La segunda gran conclusión son las limitaciones de la vía electoral. Por ejemplo, hay fuerzas políticas aquí que nos dicen que si les votamos resolverán nuestros problemas. En el ámbito municipal, nos prometen cosas incompatibles con el compromiso de seguir pagando deuda (a los 8.000 ayuntamientos se les atribuye una deuda de más de 30.000 millones de euros). Cuando sabemos que es imposible pretender que se pague la deuda y a la vez se resuelvan los problemas de vivienda, sanidad, educación y otros.

-En esta mirada de largo alcance, que trata de recuperar los contextos, ¿cómo han evolucionado dentro del sistema capitalista derechos básicos como la educación y la sanidad?
Históricamente, hace 150 años, quien tenía dinero pagaba para que el médico o el instructor fueran a su casa, podía costearse las medicinas y llevaba a sus hijos a un colegio privado. A quien no tenía dinero, le quedaba la beneficencia. La escuela pública era prácticamente un “aparcaniños” y la sanidad beneficencia, es decir, caridad y negocio. Gracias a las conquistas sociales, la enseñanza y la sanidad se van convirtiendo en un derecho del que se benefician los trabajadores. Por eso lo llamamos “salario indirecto”, no se trata de un salario individual que se le paga a cada trabajador sino del acceso a una serie de prestaciones que están institucionalizadas como tales. Por más que ciertamente sean contradictorias con el propio carácter de clase del Estado. Por eso son conquistas y por eso mismo la clase capitalista busca desembarazarse de ellas…

-Pero actualmente se constata un retroceso…
Después de la crisis de los años 70 y con las consiguientes políticas de ajuste, lo que se pretende es una vuelta atrás. Se retorna al esquema de negocio, en el que se distingue entre quien tiene dinero para pagar la educación y la sanidad, y la caridad para el resto. Se cuestiona su condición de derecho para sustituirla por el eje mercancía-caridad. En la universidad, por ejemplo, se pretende establecer una distinción social entre aquellos estudiantes cuyas familias puedan más o menos pagar un grado de tres años, y aquellas otras que también se puedan costear un postgrado de dos años, de los que eventualmente puedan llegar a resultar útiles para el mercado laboral. Estas distinciones sociales habían podido mitigarse gracias al salario indirecto.

-¿El objetivo es orientar totalmente la universidad a las necesidades de las empresas?
Sí, las primeras “cuñas” se produjeron con medidas como la privatización de la reprografía o de las cafeterías, pero el proceso ha continuado. Así, hay numerosas líneas de investigación pública que exigen previamente financiación privada. No es una cuestión baladí. Se está preparando el terreno para que sea la inversión privada la que decida qué se investiga, y la investigación pública vaya a remolque. Es decir, para destinar los fondos públicos a los intereses privados. Pero la privatización va mucho más allá. Es como cuando nos dicen desde el “pensamiento crítico único” (que también existe), que se cree un banco público. En lugar de defender que en un contexto tan grave como el que padecemos, el conjunto de los recursos financieros de la nación se pongan al servicio de las necesidad de la población. Es decir, en lugar de nacionalizar el sistema financiero. Porque un banco público entre los demás privados, compitiendo con ellos, acaba siendo en última instancia uno más. Como las universidades públicas compitiendo con las privadas, es decir, pervirtiendo lo que debía ser su función social, la promoción del conocimiento y la formación de los jóvenes, de forma totalmente ajena a las exigencias de rentabilidad del capital privado.

-¿Cómo afecta todo ello a la formación de los estudiantes?
Pretenden que olvidemos que antes las licenciaturas eran de cinco años y las diplomaturas de tres. Pero incluso en las licenciaturas, si alguien tenía aprobados los tres primeros cursos, podía opositar. Hoy se plantea un “pseudogrado” de cuatro años, que debilita la formación. De hecho, en la decisión de cursar estudios universitarios, muchas familias prevén desde el principio que los hijos cursen el grado y el postgrado. Lo que llamamos 3+2 (grados de tres años más dos de máster) es en realidad la desreglamentación de la duración de los títulos, es decir, que cada Universidad haga lo que quiera. Lo que llevará a la existencia de títulos de primera, de segunda… y de séptima, segmentándose de manera enorme la universidad. Con ello, además, se abre el terreno a una mayor privatización y precarización del trabajo.

-¿Cómo afecta esta política de privatizaciones, mercantilización y desregulaciones al profesorado?
En primer lugar, la reducción de las plantillas, sobre todo porque no se renuevan los contratos y estos se vuelven más precarios. Por esta razón, además, envejecen las plantillas. Hay una generación completa que apenas incorporándose a la universidad, ya está siendo expulsada. La precariedad se dispara, casi no salen ya los contratos verdaderamente acordes al trabajo que se desarrolla, que son los de titulares y catedráticos. En segundo lugar, el deterioro de las condiciones de trabajo, con más grupos, más alumnos y menos recursos. De mantenerse en el tiempo, por más que los profesores redoblemos nuestro esfuerzo, inevitablemente acabaría afectando a la calidad… que es precisamente lo que se busca para mejor promover el negocio económico y también ideológico de las privadas. Por otra parte, en el campo de las ciencias sociales y particularmente la economía, el panorama es dantesco además por la actuación de entes burocráticos y profudamente antidemocráticos como las “agencias de calidad” que, en este ámbito, actúan en gran medida como meros comisarios políticos en coalición con el capital privado. Los planteamientos más serios, los que se encuadran en la crítica de la economía política, quedan marginados, excluidos en una grandísima medida de financiación para investigar.

-Por último, ¿quedan espacios para la resistencia, el dogal es tan fuerte?
En el año 2002, los estudiantes alemanes acuñaron un eslogan verdaderamente certero y premonitorio: “el euro viene, la educación se va”. En eso estamos. Pero la voluntad de resistencia de los trabajadores y estudiantes ante ello, de defender los derechos, es inequívoca. No elucubro, sino que lo constato en el grado de movilización desplegado incluso en condiciones muy difíciles. El problema estriba en las direcciones de las organizaciones que no están a la altura de las exigencias, por sus compromisos, seguramente inconfesables… Hay un hecho muy elocuente: el mismo viernes 30 de enero pasado que se aprobó el “decreto 3+2”, ya hubo concentraciones de protesta ante los rectorados. Sin embargo, el día siguiente había una manifestación ya convocada por uno de los nuevos partidos, que sus dirigentes definían expresamente que era “no para protestar”.