Han pasado 75 años desde el final de la que seguramente fue la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial, 75 años desde el momento en el que los rusos, sus aliados y millones de personas de todo el mundo dieron un suspiro de alivio colectivo. Todos habían seguido las informaciones de Stalingrado con angustia y de forma compulsiva, habían perdido el ánimo cuando parecía que la suerte de la ciudad pendía de un hilo y se habían alegrado cuando llegaban buenas noticias. El aterrador e imparable avance de los Ejércitos de Hitler por toda Europa desde 1939 se había detenido. El precio fue la destrucción de una bella ciudad a orillas del Volga.
De camino hacia la ciudad sitiada, en agosto de 1942, el escritor Vasili Grossman, que más tarde ensalzaría la heroica lucha por la defensa de Stalingrado, notó repetidamente y con gran tristeza la carga tan inmensa que recaía sobre las mujeres. Con todos los hombres incorporados al Ejército, ellas tenían que arreglárselas como pudieran. Trabajaban en las fábricas, conducían tractores y criaban solas a sus hijos. No tenían a nadie en quien apoyarse. Las llamaban cada vez más para cubrir los huecos dejados por las terribles pérdidas del primer año de guerra. Empezaron a asumir funciones que habían sido masculinas. La espantosa catástrofe les endureció el corazón.
“¡Hurra, hurra, hurra! Los alemanes están totalmente destruidos, los prisioneros de guerra marchan en largas filas. Da asco verlos. Llenos de mocos, harapientos, congelados. ¡Son la escoria!”, escribió una joven de Stalingrado en su diario el 3 de febrero de 1943. Se refería a los soldados y oficiales del Sexto Ejército de la Wehrmacht, que se habían rendido el día anterior. Unos 100.000 prisioneros, de los que solo sobrevivió la mitad. Iban en fila e intentaban mantenerse cerca de los guardias o en el centro de la columna para estar más o menos a salvo de los civiles. Los alemanes capturados ofrecían una imagen patética: muertos de hambre, congelados y enfermos, envueltos en mantas para calentarse. Los guardias, en venganza por las atrocidades germanas, pegaban un tiro a los que no tenían fuerza suficiente para andar. Y las mujeres, los viejos y los niños del lugar se colocaban a los lados de la carretera para intentar quitarles las mantas, arrojarles piedras, empujarlos, darles patadas y escupirlos a la cara. Después de medio año de una batalla que se había cobrado más de un millón de vidas de soldados y civiles, no les quedaba compasión.
El objetivo de la ofensiva alemana en Stalingrado era cortar las comunicaciones entre las regiones centrales de la Unión Soviética y el Cáucaso y establecer una cabeza de puente desde la que invadir la región y sus yacimientos de petróleo. El ataque duró desde mediados de julio hasta mediados de noviembre de 1942, y se paró a un precio terrible para la URSS. Mientras los soldados defendían la ciudad, los habitantes y cientos de miles de refugiados llegados de otras regiones quedaron abandonados a su suerte. Anna Aratskaya, que vivía en Stalingrado, escribió el 27 de septiembre: “Nuestra casa se ha quemado, igual que nuestra ropa, que habíamos enterrado en el patio. No tenemos ropa ni zapatos, no tenemos un techo bajo el que refugiarnos. ¿Cuándo terminará esta pesadilla?”.
La ciudad había quedado convertida en un “gigantesco campo de ruinas” por los bombardeos masivos de los alemanes, en particular el del 23 de agosto. Quedaban en pie algunas casas con las ventanas rotas, algunas paredes, o una chimenea. Numerosos soldados “que nunca más se levantarían yacían en los patios y en las calles, centenares de ellos, incluso miles, nadie los contaba. La gente vagaba entre las ruinas en busca de comida o de algo que pudiera servirles”. Vasili Grossman comparó esta ciudad espectral con Pompeya, pero con la diferencia de que en medio del caos quedaron almas vivientes, cientos de miles de ellas. Los civiles también lucharon brutalmente en Stalingrado, no por su país, sino por su propia vida y la de sus hijos.
Sin techo alguno, con las casas destruidas por las bombas o el fuego, no tenían más remedio que intentar encontrar hueco en un barco para atravesar el Volga. ¿Cuántos murieron en la orilla mientras esperaban la oportunidad de cruzar, cuántos se ahogaron en el río después de que un proyectil alcanzara su embarcación? Otros preferían no intentarlo. Se volvió habitual vivir en agujeros excavados en la pared de un barranco. Muchos lo hicieron en las orillas escarpadas del Volga, desde donde presenciaban las aterradoras escenas en el agua. A medida que avanzaban los alemanes, hasta que el frente llegó casi al río, la gente tuvo que abandonar también esos agujeros. ¿Cómo subsistieron durante los meses que duró la batalla? Muchos murieron por las balas de los francotiradores alemanes mientras intentaban hacerse con cereal quemado del silo destruido. Otros arriesgaron sus vidas para robarlo del Molino Gerhardt, protegido por soldados soviéticos. “Cuando se acabó el cereal, comimos barro”, recordaba un superviviente.
¿Tal vez el propio Stalin, o alguno de sus colaboradores, ordenó que se prohibiera la evacuación de civiles? ¿Existió verdaderamente esa orden o, como en tantos otros lugares, fue sencillamente que no había suficientes recursos para evacuar a la población porque el rápido avance alemán les pilló por sorpresa? Se dice que sí había una orden implícita de Stalin de mantener a los civiles en la ciudad para que los soldados, muchos de los cuales eran de allí, lucharan con más pasión para proteger a sus familias.
Es cierto que muchos soldados habían sido reclutados en la ciudad y sus alrededores poco antes de la batalla o incluso una vez empezada. A medida que se desarrollaban los combates, muchos adolescentes entraron a trabajar en las fábricas militares y se incorporaron, de forma oficial o extraoficial, al Ejército. Entre ellos había muchas chicas. Aunque todavía no tuvieran edad de alistarse, estaban deseando contribuir a la lucha y a acelerar el fin de la pesadilla. Además, el Ejército ofrecía ciertas esperanzas de mejor alimentación para unos civiles muertos de hambre.
Durante un par de semanas, Alexandra Mashkova vio cómo, cada madrugada a las cuatro, jóvenes reclutas subían la ladera desde el Volga, atravesaban el barranco en el que su familia había excavado su vivienda y desaparecían en dirección a Mamáyev Kurgán, una colina que domina Stalingrado. Le parecían asustados y muy jóvenes; en realidad, habían nacido en 1924 y tenían casi la misma edad que ella. La mayoría nunca regresó, pero a algunos sí los vio más tarde, heridos, volviendo a pie o a rastras. Poco a poco, las adolescentes empezaron a ayudar a esos soldados heridos, a vendarles las heridas o llevarlos en camillas improvisadas hasta el río. Alexandra, que tenía 17 años, se unió al departamento médico de una unidad militar y cruzó al otro lado del Volga. Aprendió deprisa, y pronto estaba ayudando al cirujano. Al principio pasaba mucho miedo cuando tenía que sostener a un soldado durante la operación “mientras le amputaban una pierna o le abrían un brazo hasta el hueso”, pero “una se acostumbra a todo”. Muy pronto, las jóvenes enfermeras comían sin preocuparse allí mismo, en el quirófano improvisado. “Teníamos un pedazo de pan en el bolsillo, así que nos limpiábamos la sangre de las manos en la bata blanca, sacábamos el pan y nos lo metíamos en la boca”.
La conductora Angelina Kolobushhenko supo que había eludido la muerte cuando unas fiebres tifoideas la apartaron del 1077º Regimiento Antiaéreo, formado casi exclusivamente por mujeres, la mayoría, adolescentes. Después de disparar contra los aviones que bombardeaban Stalingrado, las jóvenes debían volver los cañones contra los carros de combate que habían conseguido llegar hasta la fábrica de tractores de la ciudad. Murieron casi todas, incluidas las encargadas de los teléfonos, las cocineras y las enfermeras. Solo sobrevivieron unas pocas.
Cuando se curó del tifus, Angelina fue destinada a otro regimiento antiaéreo. Tenía un aspecto patético después de la enfermedad, fea y esquelética. Las otras chicas la despreciaron y se negaron a dormir en la misma zanja que ella. Decían que podía contagiarlas. Sin embargo, dos semanas después se había recuperado del todo, recibió un uniforme nuevo y, como no había ningún vehículo disponible para ella, empezó a entrenarse para manejar las armas propiamente dichas. Se sintió muy orgullosa cuando su unidad, la 5ª Batería, derribó un avión alemán. Las jóvenes fueron corriendo a la llanura para buscar a la tripulación del aparato, los encontraron y los detuvieron. Los tres alemanes eran muy jóvenes, uno alto y de rostro arrogante y otro más bajo y más agradable, pero Angelina se acordaba sobre todo del tercero, que tenía unas quemaduras terribles y dolores insoportables cuando le encontraron. Nunca olvidó sus grandes ojos azules llenos de sufrimiento.
Las conductoras del frente, siempre de un lado a otro, veían y oían muchas cosas. En noviembre empezó a parecer que la situación estaba cambiando. Había cada vez más prisioneros alemanes, y Angelina sentía lástima tanto por ellos como por los que había visto muertos de frío. Ella y sus camaradas tenían botas nuevas de fieltro y abrigos de piel de cordero. Le daban pena los prisioneros alemanes con sus finos abrigos y unos extraños zapatos de paja por encima de las botas, nada preparados para el crudo invierno ruso. Cuando se anunció que había un gran grupo de soldados alemanes rodeados, Angelina comprendió que no iban a sobrevivir mucho tiempo, con su ropa de verano, casi sin comida, en la ciudad destruida o en la estepa, sin lugar donde refugiarse ni madera para hacer fuego.
Dos contemporáneas de Angelina, las pilotos de combate Lilya Litvyak y Katya Budanova, volaban con su regimiento para impedir que los alemanes arrojasen provisiones a las tropas sitiadas. Las dos habían pilotado aviones deportivos y habían sido instructoras de vuelo antes de la guerra, pero aprendieron más en sus 10 meses en el Ejército que en toda su carrera anterior. Otro piloto recordaba la reacción del comandante del regimiento cuando llegaron cuatro mujeres con sus tripulaciones. “Me duele ver a una mujer luchando en la guerra. Me duele y me da vergüenza. ¿Cómo es posible que nosotros, los hombres, no hayamos podido evitar que hagáis un trabajo tan poco femenino?”. Las jóvenes tuvieron que demostrar su habilidad y su empeño. Klava Nechaeva, de 23 años, murió en su primera misión, después de convencer a su jefe de que la dejara participar en la batalla. Las dos audaces mujeres desafiaron a la muerte con numerosas misiones en el infierno de Stalingrado, y sobrevivieron a aquel invierno, pero ambas cayeron en agosto de 1943.
Cuando la batalla de Stalingrado llegó a su fin, cientos de miles de mujeres se habían incorporado al Ejército. El país había perdido a tantos hombres que a las autoridades no les quedó más remedio que utilizar a las mujeres en todas las funciones militares. No existen datos concretos sobre las mujeres que sirvieron, de modo que los cálculos varían mucho, desde medio millón hasta casi un millón. El frente se trasladó y las jóvenes que seguían vivas y con buena salud se trasladaron con él. Muchas de las mujeres a las que entrevisté siguieron luchando hasta el final de la guerra y estuvieron en Berlín para celebrar la victoria (muchos soldados estaban convencidos de que Berlín debía quedar reducido a ruinas como los alemanes habían dejado Stalingrado). Siguieron presenciando la muerte y el dolor y perdiendo a sus camaradas. Pero nunca volvieron a vivir una situación tan desesperada como en Stalingrado, nunca volvieron a sentir que les estaban clavando un cuchillo tan adentro que podían perder la guerra.
Lyuba Vinogradova es autora de ‘Las brujas de la noche’ y ‘Ángeles vengadores’ (ambos en Pasado & Presente). Los testimonios citados en este artículo proceden de entrevistas realizadas por la propia autora y del proyecto ‘Iremenber. Recuerdos de veteranos de la Segunda Guerra Mundial’ (www.iremember.ru).
https://elpais.com/cultura/2018/01/26/babelia/1516972221_680345.html
lunes, 12 de febrero de 2018
domingo, 11 de febrero de 2018
_- Cómo hacer razonar a alguien que no está dispuesto a cambiar de opinión. Parece que ser inconvencible es una señal de liderazgo y el resultado es que cada vez hay más líderes dogmáticos. ¿Dónde está la virtud?
_- Si no por una cosa, por otra: religión, política, tradiciones. Siempre aupados por ellos, los dogmáticos —cada vez más numerosos— se escudan tras sus ideas cerrándose a cualquier otra opinión que ataque sus firmes e inamovibles creencias.
En todos los planos, de profundidad y más triviales, siempre habrá un defensor de la tortilla de patata seca que peleará con todas sus armas contra aquel que le ponga cebolla, encontrando una barrera igual de firme al otro lado. Dos polos irreconciliables sin voluntad de hablar, utilizando el "porque lo digo yo" como único argumento.
Ahora, un estudio publicado en Journal of Religion and Health se ha ocupado de analizar los rasgos más íntimos de estas personas inconvencibles, las que sientan cátedra y no atienden a razones, por más que se les rebata con argumentos solventes y la realidad se les imponga.
Conscientes de que la sociedad moderna parece revelarse como una generadora de nuevos perfiles de personas inamovibles, los investigadores de la Case Western Reserve University en Cleveland (Ohio) han tratado de entender los dogmas religiosos y también los no religiosos.
Jared Friedman, coautor del estudio y doctorando en Comportamiento organizacional, explica que "algunas personas religiosas se aferran a determinadas creencias porque estas concuerdan con sus valores morales", y por eso son más tendentes al inmovilismo. Por su parte, los defensores de pensamientos no religiosos son muchas veces incapaces de ver algo positivo en aquello que contradice sus conclusiones.
Friedman establece que en cada caso —el religioso y el no religioso— se activa una red neuronal diferente: mientras las redes empáticas son propias de los pensamientos religiosos, las analíticas serían las que activamos en los temas no religiosos; cada persona elige la más adecuada para cada decisión. Moralidad o lógica pueden ser llevadas al extremo, anulando la posibilidad de abrir la mente a nuevas ideas y corrientes de opinión y convirtiendo al individuo en dogmático.
En la raíz de ambos perfiles, según el psicólogo y director del Centro de Psicología comportamental,Enrique Cervantes, hay un problema de educación: "Nuestro sistema no nos enseña a ser objetivos sino a tomar partido, a vivir en la idea de estás conmigo o contra mí. Por eso los dogmas —aunque son verdades no demostradas— se asumen como ciencia y anulan la capacidad de discusión".
El experto apuesta por encontrar un equilibrio entre la razón y la emoción, tanto en planos religiosos como mundanos, y elevar el nivel de reflexión para "luchar contra la intoxicación general y acabar con cualquier dogmatismo". Esa es, según Cervantes, la receta para los porquelodigoyoistas.
¿Hemos perdido la capacidad de debatir?
"Definitivamente, no. Vivimos en la sociedad que más promueve el diálogo de la Historia", afirma Helena Soleto, directora del Máster en Mediación, negociación y resolución de conflictos de la Universidad Carlos III de Madrid. Pero completa: "Otra cosa es que hoy haya muchos dogmatismos a los que acogerse, porque el sujeto siempre busca diseñar su identidad para formar parte de un grupo. Y lo que está claro es que, para poder hablar, hay que querer hacerlo".
"Cualquiera puede ser convencido, siempre y cuando el punto de encuentro buscado sea razonable y sano", (Helena Soleto, directora del Máster en Mediación, negociación y resolución de conflictos de la Universidad Carlos III de Madrid).
He aquí el quid de la cuestión: intercambiar opiniones y no quedarse únicamente en su exposición. En esta línea, el experto en lenguaje y comunicación Julio García Gómez se muestra más escéptico y recuerda con añoranza aquellos "auténticos debates mediáticos" que Jesús Hermida importó a nuestra televisión en los 90, con el precedente histórico de La Clave, de José Luis Balbín, 10 años atrás.
"Hoy tan solo se expone una batería de opiniones, una detrás de otra, pronunciada por los portavoces de las distintas corrientes que se suben al púlpito sin voluntad de escuchar a los demás", explica García, y continúa: "¿Están entonces resurgiendo los debates, a la vista de lo que vemos en los medios? Sí, pero no con los mismos preceptos".
Aunque no sólo en la tele se cuecen los debates. Barras de bar, ascensores, mesas de restaurante. O paradas de autobús. Cualquier lugar es susceptible de convertirse en un foro en el que… ¿debatir? Resultará complicado hacerlo con personas que, como apunta el estudio, no admiten ninguna oposición a sus ideas. No obstante, para Helena Soleto "cualquiera puede ser convencido, siempre y cuando el punto de encuentro buscado sea razonable y sano".
Cómo negociar con un inconvencible
Sabiendo ya cómo son los porquelodigoyoistas, hay que preguntarse ahora cómo tratar de negociar con ellos. "La opinión que mantienen está ligada a su definición como persona", avanza la experta en negociación Helena Soleto. Las personas inconvencibles consideran que sus ideas no son negociables y que ponerlas en duda supone una amenaza para todo lo que son. Por eso, conviene ir con cuidado.
Con cuidado y practicando la escucha activa. Hay que preguntar al otro cómo se siente para tratar de delimitar los principales puntos de tensión (el objetivo es saber qué es, en concreto, lo que molesta a la otra persona de nuestra opinión). También hay que expresar los sentimientos propios, las necesidades, pero sin enjuiciar al otro. Y todo combinando el lenguaje verbal y el no verbal. No es lo mismo preguntar a alguien cómo se siente mostrando interés por su respuesta con la expresión de la cara que acompañándolo de un gesto insultante como, digamos, una vulgar peineta.
Julio García Gómez aconseja aplicar a los debates las bases de la comunicación: concisión, brevedad y titulares efectivos. "Debemos evitar el ruido con palabras que no conducen a nada y mantener una mirada franca y generosa. Con movimientos pausados, lograremos rebajar el nivel de tensión de las palabras del otro y abriremos la vía del diálogo constructivo".
Sin duda, habrá nudos imposibles de desenredar. No vamos a convencer al vegano de que coma huevos, pero sí de que respete a aquel que disfruta haciéndolo. Se trata de entender que el otro piense de una forma diferente, pero que siempre se podrán encontrar realidades que promuevan la convivencia pacífica. Puntos de encuentro. Líneas comunes.
¿No seré yo el inconvencible?
¿Mejillas sonrojadas? Quizá más de uno se haya visto reflejado en este perfil. Más pistas: "Normalmente, estas personas huyen de los foros en los que saben que van a encontrar opiniones contrarias a las suyas", confirma Soleto. "Se ciñen, como recurso de protección, a leer periódicos o a ver programas que alimentan su postura". Porque lo contrario resulta incómodo.
"Los inconvencibles suelen ser poco humildes y no gustan de reflexionar sobre su postura. Simplemente, la esgrimen", afirma García Gómez. El experto invita a "tomar conciencia de que lo más probable es que el otro pueda completar, enriquecer o modificar para bien mis opiniones".
Y estos consejos son válidos para todos. Para altos y bajos. Para rubios y morenos. Mujeres y hombres. Con ligero seseo o de dicción perfecta. Con flequillo tupido o frente despejada. Después de todo, dicen que hablando se entiende la gente, ¿no?
https://elpais.com/elpais/2017/10/26/buenavida/1509030361_841014.html
En todos los planos, de profundidad y más triviales, siempre habrá un defensor de la tortilla de patata seca que peleará con todas sus armas contra aquel que le ponga cebolla, encontrando una barrera igual de firme al otro lado. Dos polos irreconciliables sin voluntad de hablar, utilizando el "porque lo digo yo" como único argumento.
Ahora, un estudio publicado en Journal of Religion and Health se ha ocupado de analizar los rasgos más íntimos de estas personas inconvencibles, las que sientan cátedra y no atienden a razones, por más que se les rebata con argumentos solventes y la realidad se les imponga.
Conscientes de que la sociedad moderna parece revelarse como una generadora de nuevos perfiles de personas inamovibles, los investigadores de la Case Western Reserve University en Cleveland (Ohio) han tratado de entender los dogmas religiosos y también los no religiosos.
Jared Friedman, coautor del estudio y doctorando en Comportamiento organizacional, explica que "algunas personas religiosas se aferran a determinadas creencias porque estas concuerdan con sus valores morales", y por eso son más tendentes al inmovilismo. Por su parte, los defensores de pensamientos no religiosos son muchas veces incapaces de ver algo positivo en aquello que contradice sus conclusiones.
Friedman establece que en cada caso —el religioso y el no religioso— se activa una red neuronal diferente: mientras las redes empáticas son propias de los pensamientos religiosos, las analíticas serían las que activamos en los temas no religiosos; cada persona elige la más adecuada para cada decisión. Moralidad o lógica pueden ser llevadas al extremo, anulando la posibilidad de abrir la mente a nuevas ideas y corrientes de opinión y convirtiendo al individuo en dogmático.
En la raíz de ambos perfiles, según el psicólogo y director del Centro de Psicología comportamental,Enrique Cervantes, hay un problema de educación: "Nuestro sistema no nos enseña a ser objetivos sino a tomar partido, a vivir en la idea de estás conmigo o contra mí. Por eso los dogmas —aunque son verdades no demostradas— se asumen como ciencia y anulan la capacidad de discusión".
El experto apuesta por encontrar un equilibrio entre la razón y la emoción, tanto en planos religiosos como mundanos, y elevar el nivel de reflexión para "luchar contra la intoxicación general y acabar con cualquier dogmatismo". Esa es, según Cervantes, la receta para los porquelodigoyoistas.
¿Hemos perdido la capacidad de debatir?
"Definitivamente, no. Vivimos en la sociedad que más promueve el diálogo de la Historia", afirma Helena Soleto, directora del Máster en Mediación, negociación y resolución de conflictos de la Universidad Carlos III de Madrid. Pero completa: "Otra cosa es que hoy haya muchos dogmatismos a los que acogerse, porque el sujeto siempre busca diseñar su identidad para formar parte de un grupo. Y lo que está claro es que, para poder hablar, hay que querer hacerlo".
"Cualquiera puede ser convencido, siempre y cuando el punto de encuentro buscado sea razonable y sano", (Helena Soleto, directora del Máster en Mediación, negociación y resolución de conflictos de la Universidad Carlos III de Madrid).
He aquí el quid de la cuestión: intercambiar opiniones y no quedarse únicamente en su exposición. En esta línea, el experto en lenguaje y comunicación Julio García Gómez se muestra más escéptico y recuerda con añoranza aquellos "auténticos debates mediáticos" que Jesús Hermida importó a nuestra televisión en los 90, con el precedente histórico de La Clave, de José Luis Balbín, 10 años atrás.
"Hoy tan solo se expone una batería de opiniones, una detrás de otra, pronunciada por los portavoces de las distintas corrientes que se suben al púlpito sin voluntad de escuchar a los demás", explica García, y continúa: "¿Están entonces resurgiendo los debates, a la vista de lo que vemos en los medios? Sí, pero no con los mismos preceptos".
Aunque no sólo en la tele se cuecen los debates. Barras de bar, ascensores, mesas de restaurante. O paradas de autobús. Cualquier lugar es susceptible de convertirse en un foro en el que… ¿debatir? Resultará complicado hacerlo con personas que, como apunta el estudio, no admiten ninguna oposición a sus ideas. No obstante, para Helena Soleto "cualquiera puede ser convencido, siempre y cuando el punto de encuentro buscado sea razonable y sano".
Cómo negociar con un inconvencible
Sabiendo ya cómo son los porquelodigoyoistas, hay que preguntarse ahora cómo tratar de negociar con ellos. "La opinión que mantienen está ligada a su definición como persona", avanza la experta en negociación Helena Soleto. Las personas inconvencibles consideran que sus ideas no son negociables y que ponerlas en duda supone una amenaza para todo lo que son. Por eso, conviene ir con cuidado.
Con cuidado y practicando la escucha activa. Hay que preguntar al otro cómo se siente para tratar de delimitar los principales puntos de tensión (el objetivo es saber qué es, en concreto, lo que molesta a la otra persona de nuestra opinión). También hay que expresar los sentimientos propios, las necesidades, pero sin enjuiciar al otro. Y todo combinando el lenguaje verbal y el no verbal. No es lo mismo preguntar a alguien cómo se siente mostrando interés por su respuesta con la expresión de la cara que acompañándolo de un gesto insultante como, digamos, una vulgar peineta.
Julio García Gómez aconseja aplicar a los debates las bases de la comunicación: concisión, brevedad y titulares efectivos. "Debemos evitar el ruido con palabras que no conducen a nada y mantener una mirada franca y generosa. Con movimientos pausados, lograremos rebajar el nivel de tensión de las palabras del otro y abriremos la vía del diálogo constructivo".
Sin duda, habrá nudos imposibles de desenredar. No vamos a convencer al vegano de que coma huevos, pero sí de que respete a aquel que disfruta haciéndolo. Se trata de entender que el otro piense de una forma diferente, pero que siempre se podrán encontrar realidades que promuevan la convivencia pacífica. Puntos de encuentro. Líneas comunes.
¿No seré yo el inconvencible?
¿Mejillas sonrojadas? Quizá más de uno se haya visto reflejado en este perfil. Más pistas: "Normalmente, estas personas huyen de los foros en los que saben que van a encontrar opiniones contrarias a las suyas", confirma Soleto. "Se ciñen, como recurso de protección, a leer periódicos o a ver programas que alimentan su postura". Porque lo contrario resulta incómodo.
"Los inconvencibles suelen ser poco humildes y no gustan de reflexionar sobre su postura. Simplemente, la esgrimen", afirma García Gómez. El experto invita a "tomar conciencia de que lo más probable es que el otro pueda completar, enriquecer o modificar para bien mis opiniones".
Y estos consejos son válidos para todos. Para altos y bajos. Para rubios y morenos. Mujeres y hombres. Con ligero seseo o de dicción perfecta. Con flequillo tupido o frente despejada. Después de todo, dicen que hablando se entiende la gente, ¿no?
https://elpais.com/elpais/2017/10/26/buenavida/1509030361_841014.html
sábado, 10 de febrero de 2018
Portugal: Los partidos conservadores y el cannabis medicinal.
Portugal dará un pequeño paso en la humanización del tratamiento de las enfermedades dolorosas. Luego vendrá el tiempo de decidir sobre la legalización del consumo de la marihuana.
Los partidos conservadores mostraron en el Parlamento una indignación incontenible: la utilización médica de cannabis, para tratamientos prescriptos por médicos en casos de cáncer u otras patologías en que la droga alivia el sufrimiento, sería un caballo de Troya para promover el uso recreativo de la sustancia. Curioso argumento: para los partidos conservadores es aceptable usar un opiáceo, como la morfina, pero nunca un derivado de cannabis, porque habría un riesgo horrible de que el paciente con dolor crónico o cáncer aprecie el medicamento. Además, el argumento de que los proponentes defienden también el uso recreativo es bizarro: usar ese argumento para rechazar el uso medicinal es como rechazar una propuesta del PCP (Partido Comunista Portugués) sobre el salario mínimo o del CDS (Partido Popular) para el fin del tributo a las plusvalías inmobiliarias sólo porque ambos piensan esto o aquello sobre el IRC (Impuesto a los réditos).
El Bloco (Bloque de Izquierdas) y el PAN (ambientalistas) hicieron bien en separar el uso medicinal del uso recreativo, son materias diferentes. En el primer caso Jorge Sampaio, João Goulão o la Orden de los Médicos dijeron lo esencial: son buenas razones clínicas para usar esos medicamentos en los casos necesarios. El PS hizo bien en apoyar la medida y el PSD en cambiar de posición y aceptar la prescripción médica. Portugal dará por lo tanto un pequeño paso en la humanización del tratamiento de las enfermedades dolorosas.
Vendrá después el tiempo de decidir sobre la legalización del consumo de cannabinoides. Por varias razones que se van imponiendo. La primera y la más importante es que nuestra sociedad trata las drogas de tres formas distintas: están las legales pero sujetas a control médico (los medicamentos), hay legales de venta libre (sólo sometidas a restricciones de edad de los consumidores, como el tabaco y el alcohol) y hay las que quedan en manos de los circuitos del crimen. Ahora bien, la legalidad no es decidida en función de la gravedad de la toxico dependencia, pues el alcohol es la droga más peligrosa, la más usada y además la que tiene más riesgos sociales (violencia contra las mujeres y niños, accidentes de automóviles), sin embargo, nadie pondera su prohibición, porque aumentaría el mal. Por consiguiente, la experiencia indica que el control de las drogas es mejor que su clandestinidad.
La segunda razón para cambiar la política sobre el uso de drogas es terminar con el apoyo al mundo del crimen. Es cierto que ese mundo ya fue el de las grandes potencias imperiales, que impusieron de 1839 a 1842 y de 1856 a 1860 dos guerras contra China para garantizar la venta del opio, fue así como Hong Kong pasó al dominio del Reino Unido, era el puerto de entrada de la droga. La Bayer sintetizó la heroína a partir del opio, vendiéndola a los niños como un medicamento. Y, hasta 1916, como recordaba con gracia el Economist, la revista publicaba la cotización del opio, que era legal. Hoy, la ilegalidad creó un mercado mundial multimillonario y, como recuerda la ONU, dos tercios de la producción mundial del opio son obtenidos de un país bajo ocupación militar estadounidense: Afganistán.
Claro que ahora sabemos más sobre los riesgos de esas drogas y por eso debemos tomar precauciones. Pero sólo se terminará con estos circuitos del crimen si las drogas son controladas por las autoridades de salud, como sucede con el alcohol y los medicamentos: unas deben ser de venta condicionada y otras restringidas a la prescripción médica. Por eso, como recordaba Goulão, que tiene reservas sobre el asunto, la experiencia estadounidense de legalización de la mariguana es reveladora. En Alaska, California, Colorado, Oregón, Massachusetts, Maine, Nevada y Washington, como en Uruguay y otros Estados, el resultado de la legalización de cannabis y sus derivados ha sido demostrativo de cómo la “guerra a las drogas” y el prohibicionismo siempre a favor de Pablo Escobar y sus capangas, como el prohibicionismo del alcohol fue un favor a Al Capone en el siglo pasado.
Francisco Louça catedrático de economía de la Universidad de Lisboa, ex parlamentario y miembro del Bloco de Esquerda, actualmente es Consejero de Estado.
http://www.sinpermiso.info/textos/portugal-los-partidos-conservadores-y-el-cannabis-medicinal
Los partidos conservadores mostraron en el Parlamento una indignación incontenible: la utilización médica de cannabis, para tratamientos prescriptos por médicos en casos de cáncer u otras patologías en que la droga alivia el sufrimiento, sería un caballo de Troya para promover el uso recreativo de la sustancia. Curioso argumento: para los partidos conservadores es aceptable usar un opiáceo, como la morfina, pero nunca un derivado de cannabis, porque habría un riesgo horrible de que el paciente con dolor crónico o cáncer aprecie el medicamento. Además, el argumento de que los proponentes defienden también el uso recreativo es bizarro: usar ese argumento para rechazar el uso medicinal es como rechazar una propuesta del PCP (Partido Comunista Portugués) sobre el salario mínimo o del CDS (Partido Popular) para el fin del tributo a las plusvalías inmobiliarias sólo porque ambos piensan esto o aquello sobre el IRC (Impuesto a los réditos).
El Bloco (Bloque de Izquierdas) y el PAN (ambientalistas) hicieron bien en separar el uso medicinal del uso recreativo, son materias diferentes. En el primer caso Jorge Sampaio, João Goulão o la Orden de los Médicos dijeron lo esencial: son buenas razones clínicas para usar esos medicamentos en los casos necesarios. El PS hizo bien en apoyar la medida y el PSD en cambiar de posición y aceptar la prescripción médica. Portugal dará por lo tanto un pequeño paso en la humanización del tratamiento de las enfermedades dolorosas.
Vendrá después el tiempo de decidir sobre la legalización del consumo de cannabinoides. Por varias razones que se van imponiendo. La primera y la más importante es que nuestra sociedad trata las drogas de tres formas distintas: están las legales pero sujetas a control médico (los medicamentos), hay legales de venta libre (sólo sometidas a restricciones de edad de los consumidores, como el tabaco y el alcohol) y hay las que quedan en manos de los circuitos del crimen. Ahora bien, la legalidad no es decidida en función de la gravedad de la toxico dependencia, pues el alcohol es la droga más peligrosa, la más usada y además la que tiene más riesgos sociales (violencia contra las mujeres y niños, accidentes de automóviles), sin embargo, nadie pondera su prohibición, porque aumentaría el mal. Por consiguiente, la experiencia indica que el control de las drogas es mejor que su clandestinidad.
La segunda razón para cambiar la política sobre el uso de drogas es terminar con el apoyo al mundo del crimen. Es cierto que ese mundo ya fue el de las grandes potencias imperiales, que impusieron de 1839 a 1842 y de 1856 a 1860 dos guerras contra China para garantizar la venta del opio, fue así como Hong Kong pasó al dominio del Reino Unido, era el puerto de entrada de la droga. La Bayer sintetizó la heroína a partir del opio, vendiéndola a los niños como un medicamento. Y, hasta 1916, como recordaba con gracia el Economist, la revista publicaba la cotización del opio, que era legal. Hoy, la ilegalidad creó un mercado mundial multimillonario y, como recuerda la ONU, dos tercios de la producción mundial del opio son obtenidos de un país bajo ocupación militar estadounidense: Afganistán.
Claro que ahora sabemos más sobre los riesgos de esas drogas y por eso debemos tomar precauciones. Pero sólo se terminará con estos circuitos del crimen si las drogas son controladas por las autoridades de salud, como sucede con el alcohol y los medicamentos: unas deben ser de venta condicionada y otras restringidas a la prescripción médica. Por eso, como recordaba Goulão, que tiene reservas sobre el asunto, la experiencia estadounidense de legalización de la mariguana es reveladora. En Alaska, California, Colorado, Oregón, Massachusetts, Maine, Nevada y Washington, como en Uruguay y otros Estados, el resultado de la legalización de cannabis y sus derivados ha sido demostrativo de cómo la “guerra a las drogas” y el prohibicionismo siempre a favor de Pablo Escobar y sus capangas, como el prohibicionismo del alcohol fue un favor a Al Capone en el siglo pasado.
Francisco Louça catedrático de economía de la Universidad de Lisboa, ex parlamentario y miembro del Bloco de Esquerda, actualmente es Consejero de Estado.
http://www.sinpermiso.info/textos/portugal-los-partidos-conservadores-y-el-cannabis-medicinal
viernes, 9 de febrero de 2018
La bebé que ayuda a prevenir el bullying en una escuela de Canadá.
Naomi tiene solo siete meses, pero tiene un trabajo serio: visita regularmente una clase de niños y niñas de 10 años para enseñarles a ser más cariñosos y menos agresivos.
Como parte de un programa llamado Raíces de Empatía (Roots of Empathy), Noemi y su mamá van a la escuela con regularidad. Relacionarse con alguien más vulnerable, dicen los promotores del proyecto, hace que los niños desarrollen su empatía.
Las clases con bebés de Raíces de Empatía se llevan a cabo en Canadá y en otros siete países. Según los estudios hasta ahora, reducen los casos de acoso y agresión en el año escolar.
http://www.bbc.com/mundo/media-42805107
Como parte de un programa llamado Raíces de Empatía (Roots of Empathy), Noemi y su mamá van a la escuela con regularidad. Relacionarse con alguien más vulnerable, dicen los promotores del proyecto, hace que los niños desarrollen su empatía.
Las clases con bebés de Raíces de Empatía se llevan a cabo en Canadá y en otros siete países. Según los estudios hasta ahora, reducen los casos de acoso y agresión en el año escolar.
http://www.bbc.com/mundo/media-42805107
jueves, 8 de febrero de 2018
_- El lobby español que quiere dejarte sin pensiones
_- A José Piñera le salen los billetes por los ojos. También la desvergüenza. Cuando Chile era un sepulcro de opositores políticos, este acaudalado economista se encargaba de lavarle la cara al régimen genocida de Augusto Pinochet. Su objetivo: demostrarle al mundo que la dictadura podía ser muy feroz a la hora de torturar, pero extremadamente amable a la hora de privatizar. Desde su puesto de ministro de Trabajo, “Pepe” encabezó la reforma de las pensiones efectuada bajo el mando de los militares. Ocurrió en 1980. Desde entonces, jubilarse en Chile es algo así como sacarse un carné de pobre. Sobre todo si eres parte de ese mayoritario sector de la población que no disfruta de unos ingresos tan altos como los de Piñera.
Este exministro pinochetista —y hermano del nuevamente electo presidente de Chile, Sebastián Piñera— es un auténtico ídolo para los amantes de los fondos privados de pensiones a este lado del océano. Desde el BBVA hasta el diario El Mundo, pasando por el Círculo de Empresarios y hasta la Bolsa de Madrid, han adorado en algún momento de su vida al “padre de las pensiones privadas”. Al gurú de las jubilaciones para ricos y la miseria para pobres. Al reinventor de un invento más viejo que la rueda: si tienes muchos billetes de joven, seguirás teniéndolos de viejo. Solo hay que saber cuidarlos.
Los piñeristas españoles están hoy inmersos en una cruzada trascendental: convencer al Gobierno del PP de que la vía buena, la que todo demócrata de mercado debería defender, pasa precisamente por favorecer los fondos privados y, por consiguiente, recortar el sistema público.
En otras palabras, existen actualmente poderosos sectores de las finanzas que buscan una España en la que jubilarse (dignamente) sea solo un privilegio reservado para aquellas y aquellos agraciados que cobran auténticas millonadas. ¿Eres pobre? ¿Sufres la precariedad? Poco importa. Los piñeristas no son una ONG ni tienen compasión. Son ricos y quieren seguir siéndolo. A tu costa.
Hay trampa
El caballo de batalla se llama "fondo de pensiones" y genera todo tipo de lecturas desde el mundo académico. “Es un producto financiero que sirve para el ahorro privado con el objeto de que te sirva de previsión social. Eso sí, depende de tus ahorros. ¿Problema? Si no aportas lo suficiente, no tendrás pensión”, se responde a sí mismo Cristóbal Molina, catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Jaén.
“Es un fondo que recoge dinero y lo invierte en activos financieros. De los rendimientos de esos activos paga un rendimiento a la gente, que puede entenderse como una pensión”, apunta por su parte Albert Recio, profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona e integrante del Institut d’Estudis del Treball.
Durante los últimos meses, en medio de malas noticias sobre el futuro de las pensiones públicas, han crecido las suspicacias en torno a los intereses que giran alrededor de esos productos financieros. El escenario es casi idílico: si las jubilaciones de toda la vida corren serio riesgo de fallar mañana, entra dentro de toda lógica que los cotizantes de hoy hagan nuevos cálculos sobre el futuro que les espera. “Es normal que las ciudadanas y ciudadanos de a pie se sientan desconcertados”, señala Borja Suárez, profesor titular de Derecho del Trabajo y Seguridad Social en la Universidad Autónoma de Madrid y autor de El sistema público de pensiones: crisis, reforma y sostenibilidad (Editorial Lex Nova, 2014).
El experto incide en la estrategia del miedo que se ha instalado en torno a este tema. “Ante la perspectiva de recibir una pensión pública bastante inferior a la que está disfrutando hoy mi padre —subraya— es inevitable que considere necesario ir preparándome para compensarlo de alguna manera”.
Por tales motivos, Suárez advierte sobre la clara apuesta por parte del Gobierno del PP de “reducir el tamaño de las pensiones públicas y favorecer a las privadas”. “Se está creando una alarma para convertir la pensión privada en la alternativa a la pensión pública”, añade Cristóbal Molina.
Ahí entra en juego la letra pequeña. Los planes privados de ahorro tienen un tratamiento fiscal diferente, lo que permite a sus clientes desgravar en la Declaración de la Renta. Suena bien, sobre todo si tus ingresos son altos. Sin embargo, no pasa lo mismo si eres parte de esa mayoría que gana poco a cambio de trabajar mucho. “Los planes y fondos de pensiones pueden servir para aquellas personas que tienen un salario elevado. En otras palabras, puede ser razonable si tienes un salario de 30.000 o 40.000 euros anuales, pero resulta que el sueldo más frecuente en España está en torno a los 18.000 euros”, remarca Molina desde Jaén.
El catedrático recurre a los cálculos realizados por los mismísimos bancos para echar luz sobre tanta sombra: “Según las cifras provenientes de las entidades financieras, tienes que dedicar 7.000 euros de tu salario para poder tener acceso a una pensión media. Si tenemos en cuenta la media salarial en España, que incluso es más baja para los jóvenes, deberías dedicar prácticamente un tercio de tu salario al plan de pensiones”. En tal sentido, el también académico Borja Suárez destaca que, en el 75 % de los casos, las aportaciones que se realizan a los fondos de pensiones “no llegan a los 900 euros mensuales”, algo que califica como “una ridiculez de cara a una pensión futura”.
Estas cifras no conmueven a los lobbies financieros que promueven una reforma de las pensiones en España, y no precisamente para salvar a los asalariados pobres de hoy y jubilados aún más pobres de mañana. Mientras el Gobierno de Mariano Rajoy impulsa una serie de medidas para hacer más atractivas las jubilaciones privadas —desde rebajar las comisiones hasta ofrecer la posibilidad de disponer de los fondos acumulados en un plazo de diez años—, los insaciables jefes de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco) entienden que esas ideas son insuficientes, por lo que su presidente, Ángel Martínez-Aldama, las ha criticado sin contemplación. Los empresarios del sector quieren más. Mucho más.
La presión también llega desde Unespa, la patronal de las aseguradoras. No en vano, desde sus oficinas se han aireado informes aterradores sobre el futuro que espera a la España pensionista. Su premisa es que mañana habrá más jubilados para repartir menos dinero, por lo que defiende abiertamente la vía privada como antídoto contra esa catástrofe. Aquí también conviene leer la letra pequeña: “Prácticamente todas las grandes aseguradoras tienen una parte que se dedica a la gestión de activos, entre los que se encuentran los fondos de pensiones”, advierte Recio.
En esa línea, la “comisión de expertos” creada hace ahora cuatro años por el Gobierno del PP para analizar el futuro de las pensiones contó con la participación de varios economistas íntimamente ligados a las aseguradoras, lo que en su momento levantó todo tipo de dudas y críticas por parte de los grupos políticos de la oposición. La situación llegó a tal punto que el presidente de dicha comisión “independiente”, Víctor Pérez-Díaz, tuvo que defender públicamente su libertad de actuación. El motivo: distintas informaciones mostraban su nexo de unión con Unespa y, por consiguiente, con los intereses en torno a las jubilaciones privadas.
Un premio muy especial
El lobby en defensa de los fondos privados cuenta con otro actor de lujo: el think tank Civismo. “España necesita un marco de estabilidad económica y social, cuyas bases se mantengan inalterables frente a los cambios motivados por la alternancia de los partidos políticos”, puede leerse en su manifiesto, disponible en su página web. Al cliquear en “quiénes somos”, aparecen nombres muy característicos de la derecha española: en su staff figuran la exdiputada del PP y actual directora del área Internacional de la fundación FAES Cayetana Álvarez de Toledo, el aristócrata Carlos Espinosa de los Monteros y Bernaldo de Quirós, expresidente de Mercedes Benz y ahora alto comisionado del Gobierno para la Marca España.
En octubre del año pasado, Civismo convocó a sus socios y amigos a la entrega de premios Sociedad Civil 2016. Muchos de los invitados llegaron a bordo de coches incalculablemente caros, pero el principal agasajado llegó en avión. Tuvo que hacer un viaje largo, pero cómodo: no es lo mismo cruzar el Atlántico en los diminutos asientos de clase turista que en esas butacas confortables de primera. El pasajero que viajó hasta Madrid en business para recibir los aplausos del think tank español tenía acento chileno y había trabajado para Pinochet. Su nombre: José Piñera. Su logro: privatizar las pensiones de su país. Su receta: hacerlo también en España.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/pensiones/lobby-espanol-pensiones
Este exministro pinochetista —y hermano del nuevamente electo presidente de Chile, Sebastián Piñera— es un auténtico ídolo para los amantes de los fondos privados de pensiones a este lado del océano. Desde el BBVA hasta el diario El Mundo, pasando por el Círculo de Empresarios y hasta la Bolsa de Madrid, han adorado en algún momento de su vida al “padre de las pensiones privadas”. Al gurú de las jubilaciones para ricos y la miseria para pobres. Al reinventor de un invento más viejo que la rueda: si tienes muchos billetes de joven, seguirás teniéndolos de viejo. Solo hay que saber cuidarlos.
Los piñeristas españoles están hoy inmersos en una cruzada trascendental: convencer al Gobierno del PP de que la vía buena, la que todo demócrata de mercado debería defender, pasa precisamente por favorecer los fondos privados y, por consiguiente, recortar el sistema público.
En otras palabras, existen actualmente poderosos sectores de las finanzas que buscan una España en la que jubilarse (dignamente) sea solo un privilegio reservado para aquellas y aquellos agraciados que cobran auténticas millonadas. ¿Eres pobre? ¿Sufres la precariedad? Poco importa. Los piñeristas no son una ONG ni tienen compasión. Son ricos y quieren seguir siéndolo. A tu costa.
Hay trampa
El caballo de batalla se llama "fondo de pensiones" y genera todo tipo de lecturas desde el mundo académico. “Es un producto financiero que sirve para el ahorro privado con el objeto de que te sirva de previsión social. Eso sí, depende de tus ahorros. ¿Problema? Si no aportas lo suficiente, no tendrás pensión”, se responde a sí mismo Cristóbal Molina, catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Jaén.
“Es un fondo que recoge dinero y lo invierte en activos financieros. De los rendimientos de esos activos paga un rendimiento a la gente, que puede entenderse como una pensión”, apunta por su parte Albert Recio, profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona e integrante del Institut d’Estudis del Treball.
Durante los últimos meses, en medio de malas noticias sobre el futuro de las pensiones públicas, han crecido las suspicacias en torno a los intereses que giran alrededor de esos productos financieros. El escenario es casi idílico: si las jubilaciones de toda la vida corren serio riesgo de fallar mañana, entra dentro de toda lógica que los cotizantes de hoy hagan nuevos cálculos sobre el futuro que les espera. “Es normal que las ciudadanas y ciudadanos de a pie se sientan desconcertados”, señala Borja Suárez, profesor titular de Derecho del Trabajo y Seguridad Social en la Universidad Autónoma de Madrid y autor de El sistema público de pensiones: crisis, reforma y sostenibilidad (Editorial Lex Nova, 2014).
El experto incide en la estrategia del miedo que se ha instalado en torno a este tema. “Ante la perspectiva de recibir una pensión pública bastante inferior a la que está disfrutando hoy mi padre —subraya— es inevitable que considere necesario ir preparándome para compensarlo de alguna manera”.
Por tales motivos, Suárez advierte sobre la clara apuesta por parte del Gobierno del PP de “reducir el tamaño de las pensiones públicas y favorecer a las privadas”. “Se está creando una alarma para convertir la pensión privada en la alternativa a la pensión pública”, añade Cristóbal Molina.
Ahí entra en juego la letra pequeña. Los planes privados de ahorro tienen un tratamiento fiscal diferente, lo que permite a sus clientes desgravar en la Declaración de la Renta. Suena bien, sobre todo si tus ingresos son altos. Sin embargo, no pasa lo mismo si eres parte de esa mayoría que gana poco a cambio de trabajar mucho. “Los planes y fondos de pensiones pueden servir para aquellas personas que tienen un salario elevado. En otras palabras, puede ser razonable si tienes un salario de 30.000 o 40.000 euros anuales, pero resulta que el sueldo más frecuente en España está en torno a los 18.000 euros”, remarca Molina desde Jaén.
El catedrático recurre a los cálculos realizados por los mismísimos bancos para echar luz sobre tanta sombra: “Según las cifras provenientes de las entidades financieras, tienes que dedicar 7.000 euros de tu salario para poder tener acceso a una pensión media. Si tenemos en cuenta la media salarial en España, que incluso es más baja para los jóvenes, deberías dedicar prácticamente un tercio de tu salario al plan de pensiones”. En tal sentido, el también académico Borja Suárez destaca que, en el 75 % de los casos, las aportaciones que se realizan a los fondos de pensiones “no llegan a los 900 euros mensuales”, algo que califica como “una ridiculez de cara a una pensión futura”.
Estas cifras no conmueven a los lobbies financieros que promueven una reforma de las pensiones en España, y no precisamente para salvar a los asalariados pobres de hoy y jubilados aún más pobres de mañana. Mientras el Gobierno de Mariano Rajoy impulsa una serie de medidas para hacer más atractivas las jubilaciones privadas —desde rebajar las comisiones hasta ofrecer la posibilidad de disponer de los fondos acumulados en un plazo de diez años—, los insaciables jefes de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco) entienden que esas ideas son insuficientes, por lo que su presidente, Ángel Martínez-Aldama, las ha criticado sin contemplación. Los empresarios del sector quieren más. Mucho más.
La presión también llega desde Unespa, la patronal de las aseguradoras. No en vano, desde sus oficinas se han aireado informes aterradores sobre el futuro que espera a la España pensionista. Su premisa es que mañana habrá más jubilados para repartir menos dinero, por lo que defiende abiertamente la vía privada como antídoto contra esa catástrofe. Aquí también conviene leer la letra pequeña: “Prácticamente todas las grandes aseguradoras tienen una parte que se dedica a la gestión de activos, entre los que se encuentran los fondos de pensiones”, advierte Recio.
En esa línea, la “comisión de expertos” creada hace ahora cuatro años por el Gobierno del PP para analizar el futuro de las pensiones contó con la participación de varios economistas íntimamente ligados a las aseguradoras, lo que en su momento levantó todo tipo de dudas y críticas por parte de los grupos políticos de la oposición. La situación llegó a tal punto que el presidente de dicha comisión “independiente”, Víctor Pérez-Díaz, tuvo que defender públicamente su libertad de actuación. El motivo: distintas informaciones mostraban su nexo de unión con Unespa y, por consiguiente, con los intereses en torno a las jubilaciones privadas.
Un premio muy especial
El lobby en defensa de los fondos privados cuenta con otro actor de lujo: el think tank Civismo. “España necesita un marco de estabilidad económica y social, cuyas bases se mantengan inalterables frente a los cambios motivados por la alternancia de los partidos políticos”, puede leerse en su manifiesto, disponible en su página web. Al cliquear en “quiénes somos”, aparecen nombres muy característicos de la derecha española: en su staff figuran la exdiputada del PP y actual directora del área Internacional de la fundación FAES Cayetana Álvarez de Toledo, el aristócrata Carlos Espinosa de los Monteros y Bernaldo de Quirós, expresidente de Mercedes Benz y ahora alto comisionado del Gobierno para la Marca España.
En octubre del año pasado, Civismo convocó a sus socios y amigos a la entrega de premios Sociedad Civil 2016. Muchos de los invitados llegaron a bordo de coches incalculablemente caros, pero el principal agasajado llegó en avión. Tuvo que hacer un viaje largo, pero cómodo: no es lo mismo cruzar el Atlántico en los diminutos asientos de clase turista que en esas butacas confortables de primera. El pasajero que viajó hasta Madrid en business para recibir los aplausos del think tank español tenía acento chileno y había trabajado para Pinochet. Su nombre: José Piñera. Su logro: privatizar las pensiones de su país. Su receta: hacerlo también en España.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/pensiones/lobby-espanol-pensiones
miércoles, 7 de febrero de 2018
_- Qué es el “educacionismo”, la sutil forma de discriminación que nos marca desde niños. Melissa Hogenboom, BBC Future
_- El "educacionismo" sostiene que las personas con más educación tienen sesgos implícitos hacia quienes reciben menos educación
La primera vez que Lance Fusarelli puso un pie en un campus universitario, se sintió rodeado de gente que parecía saber más que él sobre sociedad, urbanismo y "todo lo que era diferente".
Él atribuye esas diferencias a su educación. No creció en la pobreza, sino en un pueblo de clase trabajadora de una pequeña zona rural de Pensilvania, Estados Unidos, pero fue el primero de su familia en ir a la universidad.
Su madre se quedó embarazada y tuvo que abandonar la escuela, y su padre trabajó en una mina de carbón desde la adolescencia. Vivió en un entorno en el que pocos estudiaban más allá de la secundaria.
Fusarelli cuenta ahora con una buena educación y es profesor y director de programas de posgrado en la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
De vez en cuando, recuerda cómo se sintió en aquellos primeros días, cuando un compañero corrigió de manera inocente su gramática imperfecta: "No pretendía ser ofensivo, éramos buenos amigos, simplemente creció en un ambiente diferente".
Aunque Fusarelli ascendió en el mundo académico a pesar de su pasado, sus experiencias ponen de relieve la división social que existe en la educación.
Quienes tienen menos educación debido a su desventaja social sufren un sutil, pero profundo sesgo.
Un estudio publicado recientemente en el Journal of Experimental Social Psychology (Revista de Psicología Social Experimental) llamó a ese fenómeno "educacionismo" y, por primera vez, halló evidencias inequívocas de lo que Fusarelli y muchos otros llevaban tiempo sospechando: las personas que reciben más educación tienen sesgos implícitos hacia quienes reciben menos.
Y eso tiene consecuencias desafortunadas e indeseadas, que a menudo provienen de la brecha entre ricos y pobres.
"El racismo de la inteligencia"
Es un problema de "nivel social" que crea una división significativa. "Necesita ser abordado", explica Toon Kuppens, de la Universidad de Groningen, Países Bajos.
La idea de que la gente tiene prejuicios hacia quienes recibieron menos educación no es nueva.
En los 80, el sociólogo francés Pierre Bourdieu lo llamó el "racismo de la inteligencia... de la clase dominante", la cual serviría para justificar su posición en la sociedad.
Bourdieu dijo que el sistema educativo fue inventado por las clases dominantes.
La educación también sirve para dividir a la sociedad de muchas maneras. Los niveles educativos más altos están vinculados a mejores ingresos, salud, bienestar y empleo.
El estatus educativo también revela divisiones políticas. Aquellos que tienen calificaciones más bajas, fueron más favorables a la hora de votar que Reino Unido abandonara la Unión Europea, por ejemplo.
Pese a todo, raramente se confronta el tema, dice Kuppens, aunque existen numerosos estudios sobre prejuicios por género, etnia y edad.
Kuppens y sus colegas hicieron una serie de experimentos. Preguntaron a varias personas cómo se sentían hacia otras, pero también les hicieron preguntas indirectas sobre los trabajos y la formación académica de varios individuos.
Los resultados fueron claros: las personas con un mayor nivel educativo son mejor aceptadas por todos, y además no son "inherentemente más tolerantes" hacia los menos educados, como normalmente se cree, dice Kuppens.
Es más, según el especialista, una de las razones por las que existe sesgo es que el nivel educativo se percibe como algo que la gente puede controlar.
La tiranía de la meritocracia
Los bajos niveles educativos están ligados a la pobreza .Quienes provienen de entornos pobres, rápidamente quedan por detrás de sus compañeros de colegio y muy pocos van a la universidad.
Y está cada vez más claro que hay razones complejas detrás de este fenómeno.
Jennifer Sheehy-Skeffington, de la London School of Economics, Reino Unido, dice que la falta de recursos es "psicológicamente restrictiva".
También sostiene que hay una sensación de estigma y vergüenza que crea una baja autoestima, un patrón que, asegura, es más probable que ocurra en ideologías meritocráticas, donde los logros de los individuos son vistos en base a su inteligencia y trabajo duro.
La pobreza afecta incluso a la toma de decisiones.
"Las habilidades cognitivas que se necesitan para tomar buenas decisiones financieras no están fácilmente disponibles cuando uno se enfrenta el estrés de darse cuenta de que lo está haciendo peor que otros", dice Sheehy-Skeffington.
Eso no significa que los procesos mentales se bloqueen, sino que los individuos se enfocan más en las amenazas del presente que en concentrarse en esa tarea.
En su análisis sobre la psicología de la pobreza, Sheehy-Skeffington descubrió que aquellos con pocos ingresos tienen una menor sensación de control sobre su futuro: "Si piensas que no puedes controlar tu futuro, tiene sentido invertir la poca energía o dinero que tengas en mejorar la situación actual".
Este tipo de trabajos revelan un ciclo difícil de romper.
El buen rendimiento mental se ve afectado cuando enfrentamos dificultades financieras, y cuando existen esas dificultades, la capacidad para planificar el futuro y tomar decisiones importantes también se ve afectada negativamente.
Y eso se refleja en el sistema educativo; quienes viven enfocados en el presente tienen menos incentivos para tener un buen desempeño en la escuela o pensar en educación superior.
Pero un equipo de investigadores fue más allá, argumentando que el sistema educativo está "motivado para mantener el status quo", donde los hijos de padres con alto nivel educativo van a la universidad, y los hijos de quienes recibieron menos educación ingresan a cursos de formación profesional y otros certificados de aprendizaje.
Esto fue mostrado en un estudio de 2017 liderado por el psicólogo Fabrizio Butera, de la Universidad de Lausana, en Suiza. Su equipo demostró que los "examinadores" puntuaban menos a individuos cuando les decían que el alumno provenía de un entorno menos privilegiado.
"Perpetuar el status quo es una forma de mantener el privilegio de esas clases", dice Butera.
"Daños ocultos" y posibles soluciones
Incluso si los individuos de una clase trabajadora llegan a la educación superior, a menudo tienen que "descartar partes originales de su identidad para poder moverse socialmente", explica Erica Southgate, de la Universidad de Newcastle, en Australia.
La investigadora ha estudiado los estigmas a los que se enfrentan los individuos que se convierten en los primeros de su familia en estudiar educación superior, y descubrió que en materias como medicina prevalece la presunción, por parte de los alumnos, de que todos provienen de un entorno social similar.
"No se trata tanto del estigma evidente, sino de los daños ocultos de la clase social que siguen emergiendo".
Pero entonces, ¿qué podría romper la brecha educativa?
Las formas de calificar pueden ser determinantes. El equipo de Butera demostró que entregar a los niños los resultados de los exámenes reduce la motivación.
Y sin puntajes calificados, se reduce también la comparación social, que a menudo afecta al rendimiento, de acuerdo con el trabajo de Sheehy-Skeffington.
Si se aportan comentarios detallados sobre cómo mejorar, en lugar de dar simples notas, uno puede "enfocarse en la evaluación como una herramienta de educación" y no de selección, explica Butera.
En otras palabras, los niños aprenden a ampliar sus conocimientos, en lugar de aprender a superar los exámenes.
"Una solución viable es crear un entorno en donde la evaluación forme parte del proceso de aprendizaje", señala Butera. "Esto parece reducir las desigualdades de género y clase social, y promover una cultura de solidaridad y cooperación".
Para Fusarelli, lo más importante es que tanto padres como profesores esperen lo mejor de los niños a una edad temprana para reforzar la idea de que "pueden hacerlo y ser exitosos".
Pero los sesgos del sistema educativo no van a desaparecer de un día para otro. Es más, la mayoría de nosotros ni siquiera nos daremos cuenta de que existen.
La actitud meritocrática de que quienes trabajan duro tendrán éxito sigue siendo dominante, a pesar de las pruebas que demuestran que hay muchos factores que exceden al control de las personas que pueden obstaculizar su potencial.
Y, por desgracia, son aquellos que están mejor educados —y quienes deberían ser sensibles con la discriminación— quienes pueden beneficiarse —a menudo sin ser conscientes de ello— de la misma desigualdad que contribuyen a crear.
http://www.bbc.com/mundo/vert-fut-42654382
Los alumnos pobres repiten cuatro veces más que los de familias con más recursos.
https://elpais.com/sociedad/2019/12/04/actualidad/1575482923_262875.html
La primera vez que Lance Fusarelli puso un pie en un campus universitario, se sintió rodeado de gente que parecía saber más que él sobre sociedad, urbanismo y "todo lo que era diferente".
Él atribuye esas diferencias a su educación. No creció en la pobreza, sino en un pueblo de clase trabajadora de una pequeña zona rural de Pensilvania, Estados Unidos, pero fue el primero de su familia en ir a la universidad.
Su madre se quedó embarazada y tuvo que abandonar la escuela, y su padre trabajó en una mina de carbón desde la adolescencia. Vivió en un entorno en el que pocos estudiaban más allá de la secundaria.
Fusarelli cuenta ahora con una buena educación y es profesor y director de programas de posgrado en la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
De vez en cuando, recuerda cómo se sintió en aquellos primeros días, cuando un compañero corrigió de manera inocente su gramática imperfecta: "No pretendía ser ofensivo, éramos buenos amigos, simplemente creció en un ambiente diferente".
Aunque Fusarelli ascendió en el mundo académico a pesar de su pasado, sus experiencias ponen de relieve la división social que existe en la educación.
Quienes tienen menos educación debido a su desventaja social sufren un sutil, pero profundo sesgo.
Un estudio publicado recientemente en el Journal of Experimental Social Psychology (Revista de Psicología Social Experimental) llamó a ese fenómeno "educacionismo" y, por primera vez, halló evidencias inequívocas de lo que Fusarelli y muchos otros llevaban tiempo sospechando: las personas que reciben más educación tienen sesgos implícitos hacia quienes reciben menos.
Y eso tiene consecuencias desafortunadas e indeseadas, que a menudo provienen de la brecha entre ricos y pobres.
"El racismo de la inteligencia"
Es un problema de "nivel social" que crea una división significativa. "Necesita ser abordado", explica Toon Kuppens, de la Universidad de Groningen, Países Bajos.
La idea de que la gente tiene prejuicios hacia quienes recibieron menos educación no es nueva.
En los 80, el sociólogo francés Pierre Bourdieu lo llamó el "racismo de la inteligencia... de la clase dominante", la cual serviría para justificar su posición en la sociedad.
Bourdieu dijo que el sistema educativo fue inventado por las clases dominantes.
La educación también sirve para dividir a la sociedad de muchas maneras. Los niveles educativos más altos están vinculados a mejores ingresos, salud, bienestar y empleo.
El estatus educativo también revela divisiones políticas. Aquellos que tienen calificaciones más bajas, fueron más favorables a la hora de votar que Reino Unido abandonara la Unión Europea, por ejemplo.
Pese a todo, raramente se confronta el tema, dice Kuppens, aunque existen numerosos estudios sobre prejuicios por género, etnia y edad.
Kuppens y sus colegas hicieron una serie de experimentos. Preguntaron a varias personas cómo se sentían hacia otras, pero también les hicieron preguntas indirectas sobre los trabajos y la formación académica de varios individuos.
Los resultados fueron claros: las personas con un mayor nivel educativo son mejor aceptadas por todos, y además no son "inherentemente más tolerantes" hacia los menos educados, como normalmente se cree, dice Kuppens.
Es más, según el especialista, una de las razones por las que existe sesgo es que el nivel educativo se percibe como algo que la gente puede controlar.
La tiranía de la meritocracia
Los bajos niveles educativos están ligados a la pobreza .Quienes provienen de entornos pobres, rápidamente quedan por detrás de sus compañeros de colegio y muy pocos van a la universidad.
Y está cada vez más claro que hay razones complejas detrás de este fenómeno.
Jennifer Sheehy-Skeffington, de la London School of Economics, Reino Unido, dice que la falta de recursos es "psicológicamente restrictiva".
También sostiene que hay una sensación de estigma y vergüenza que crea una baja autoestima, un patrón que, asegura, es más probable que ocurra en ideologías meritocráticas, donde los logros de los individuos son vistos en base a su inteligencia y trabajo duro.
La pobreza afecta incluso a la toma de decisiones.
"Las habilidades cognitivas que se necesitan para tomar buenas decisiones financieras no están fácilmente disponibles cuando uno se enfrenta el estrés de darse cuenta de que lo está haciendo peor que otros", dice Sheehy-Skeffington.
Eso no significa que los procesos mentales se bloqueen, sino que los individuos se enfocan más en las amenazas del presente que en concentrarse en esa tarea.
En su análisis sobre la psicología de la pobreza, Sheehy-Skeffington descubrió que aquellos con pocos ingresos tienen una menor sensación de control sobre su futuro: "Si piensas que no puedes controlar tu futuro, tiene sentido invertir la poca energía o dinero que tengas en mejorar la situación actual".
Este tipo de trabajos revelan un ciclo difícil de romper.
El buen rendimiento mental se ve afectado cuando enfrentamos dificultades financieras, y cuando existen esas dificultades, la capacidad para planificar el futuro y tomar decisiones importantes también se ve afectada negativamente.
Y eso se refleja en el sistema educativo; quienes viven enfocados en el presente tienen menos incentivos para tener un buen desempeño en la escuela o pensar en educación superior.
Pero un equipo de investigadores fue más allá, argumentando que el sistema educativo está "motivado para mantener el status quo", donde los hijos de padres con alto nivel educativo van a la universidad, y los hijos de quienes recibieron menos educación ingresan a cursos de formación profesional y otros certificados de aprendizaje.
Esto fue mostrado en un estudio de 2017 liderado por el psicólogo Fabrizio Butera, de la Universidad de Lausana, en Suiza. Su equipo demostró que los "examinadores" puntuaban menos a individuos cuando les decían que el alumno provenía de un entorno menos privilegiado.
"Perpetuar el status quo es una forma de mantener el privilegio de esas clases", dice Butera.
"Daños ocultos" y posibles soluciones
Incluso si los individuos de una clase trabajadora llegan a la educación superior, a menudo tienen que "descartar partes originales de su identidad para poder moverse socialmente", explica Erica Southgate, de la Universidad de Newcastle, en Australia.
La investigadora ha estudiado los estigmas a los que se enfrentan los individuos que se convierten en los primeros de su familia en estudiar educación superior, y descubrió que en materias como medicina prevalece la presunción, por parte de los alumnos, de que todos provienen de un entorno social similar.
"No se trata tanto del estigma evidente, sino de los daños ocultos de la clase social que siguen emergiendo".
Pero entonces, ¿qué podría romper la brecha educativa?
Las formas de calificar pueden ser determinantes. El equipo de Butera demostró que entregar a los niños los resultados de los exámenes reduce la motivación.
Y sin puntajes calificados, se reduce también la comparación social, que a menudo afecta al rendimiento, de acuerdo con el trabajo de Sheehy-Skeffington.
Si se aportan comentarios detallados sobre cómo mejorar, en lugar de dar simples notas, uno puede "enfocarse en la evaluación como una herramienta de educación" y no de selección, explica Butera.
En otras palabras, los niños aprenden a ampliar sus conocimientos, en lugar de aprender a superar los exámenes.
"Una solución viable es crear un entorno en donde la evaluación forme parte del proceso de aprendizaje", señala Butera. "Esto parece reducir las desigualdades de género y clase social, y promover una cultura de solidaridad y cooperación".
Para Fusarelli, lo más importante es que tanto padres como profesores esperen lo mejor de los niños a una edad temprana para reforzar la idea de que "pueden hacerlo y ser exitosos".
Pero los sesgos del sistema educativo no van a desaparecer de un día para otro. Es más, la mayoría de nosotros ni siquiera nos daremos cuenta de que existen.
La actitud meritocrática de que quienes trabajan duro tendrán éxito sigue siendo dominante, a pesar de las pruebas que demuestran que hay muchos factores que exceden al control de las personas que pueden obstaculizar su potencial.
Y, por desgracia, son aquellos que están mejor educados —y quienes deberían ser sensibles con la discriminación— quienes pueden beneficiarse —a menudo sin ser conscientes de ello— de la misma desigualdad que contribuyen a crear.
http://www.bbc.com/mundo/vert-fut-42654382
Los alumnos pobres repiten cuatro veces más que los de familias con más recursos.
https://elpais.com/sociedad/2019/12/04/actualidad/1575482923_262875.html
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_- Las palabras más difíciles de pronunciar del español: 8, no hispano hablantes lo intentan.
_- ¿Cómo debe pronunciar una palabra como "ronronear" alguien que creció hablando mandarín?
¿Y un australiano esa que parece un trabalenguas, "tejemaneje"?
Quehaceres
Desarrollar
Halagüeño
Sacacorchos
Ronronear
Sanguijuela
Anaranjada
Tejemaneje
El español tiene varios sonidos y combinaciones de letras que para los no hispanohablantes son difíciles de imitar.
BBC Mundo le ha pedido a ocho personas de distintas partes del mundo que pronuncien algunas palabras con los sonidos más difíciles de reproducir para quienes no hablan español.
Gracias por el buen humor a nuestros compañeros del Servicio Mundial de la BBC Gabriel Lorin, Celestina Olulode, Zeyar Phyo, Leyla Najafli, Fernanda Figueiredo, Alistair Kroie, Alice Grenié y ChiChu Liu.
http://www.bbc.com/mundo/media-42824878#
¿Y un australiano esa que parece un trabalenguas, "tejemaneje"?
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Tejemaneje
El español tiene varios sonidos y combinaciones de letras que para los no hispanohablantes son difíciles de imitar.
BBC Mundo le ha pedido a ocho personas de distintas partes del mundo que pronuncien algunas palabras con los sonidos más difíciles de reproducir para quienes no hablan español.
Gracias por el buen humor a nuestros compañeros del Servicio Mundial de la BBC Gabriel Lorin, Celestina Olulode, Zeyar Phyo, Leyla Najafli, Fernanda Figueiredo, Alistair Kroie, Alice Grenié y ChiChu Liu.
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martes, 6 de febrero de 2018
_- "Un vallenato de 350 páginas": la magia que comparten "Cien años de soledad" y el folclor musical más conocido de Colombia.
-"Voy a hacerte una casa en el aire / solamente pa' que vivas tú"- Rafael Escalona, "La Casa en el Aire".
"Cuando Matilde camina / hasta sonríe la sabana" - Leandro Díaz, "Matilde Lina".
"Y llevo una Hamaca Grande / más grande que el cerro e´Maco / Pa´que el pueblo vallenato / meciéndose en ella cante" - Adolfo Pacheco, "La Hamaca Grande".
Podría haber elegido más, pero estos tres fragmentos de canciones vallenatas tradicionales, todas anteriores o de tiempos de Cien años de soledad, dan cuenta de una verdad de a puño: el folclor vallenato, propio de la costa Caribe colombiana donde nació Gabriel García Márquez, ha estado siempre lleno de referencias que bien podrían caber en el ámbito del llamado 'realismo mágico'.
El vallenato clásico, que precede a Gabo y su obra, presenta dentro de sus características el haber recurrido de manera espontánea a imágenes fantásticas y situaciones irreales, como si se tratara de algo perfectamente lógico y posible.
Ya lo dijo el propio Premio Nobel en una cita que le ha dado la vuelta al mundo sin que quizás muchos -sobre todo fuera de Colombia- entiendan a cabalidad su dimensión y alcance: "Cien años de soledad no es más que un vallenato de 350 páginas".
Pero, ¿por qué el vallenato? Sabido es que entre la primera música que Gabo escuchó de niño en su pueblo natal de Aracataca, además de otros ritmos caribes, estuvo una forma de vallenato primitivo interpretado por juglares en acordeón -su instrumento principal- relatando historias cotidianas y llevando mensajes de pueblo en pueblo como lo hicieron sus primeros exponentes, en su mayoría campesinos de cultivos y vaquería... justamente el tipo de gente que habitó Macondo en sus inicios.
Lo que hermana al vallenato con su más importante novela es que la cumbia y otros ritmos, comparativamente menos ricos en texto y vuelo literario, no cultivan en igual grado la riqueza narrativa que distingue al canto vallenato clásico, y que lo convierte en lo más parecido a un relato costumbrista en música.
Recordando justamente su niñez, García Márquez describe así el impacto que en particular le produjo este folclor (en un libro de entrevistas recopiladas entre otros por Juan Gustavo Cobo Borda):
"Sin lugar a dudas, creo que mis influencias, sobre todo, en Colombia, son extraliterarias. Creo que más que cualquier otro libro, lo que me abrió los ojos fue la música, los cantos vallenatos [...] Me llamaba la atención, sobre todo, la forma como ellos contaban, como relataban un hecho, una historia [...] Con mucha naturalidad [...] Esos vallenatos narraban como mi abuela".
Magia y leyenda vallenata
Que desde sus inicios el vallenato teje su suerte con la magia es algo que queda claro al conocer sobre su propio origen, cubierto de leyenda. Una leyenda muy vallenata.
Cuentan que el mismo diablo, quizás celoso del éxito que empezaba a tener esta música de acordeón en aquellos parajes y queriendo hacerla suya, se fue en busca de su creador, cuyo nombre la tradición identifica tan solo como 'Francisco el Hombre' (investigaciones modernas apuntan a que en efecto existió hace mucho tiempo un virtuoso intérprete de nombre Francisco Moscote Guerra).
Según la leyenda, al encontrarlo el diablo lo desafió a un duelo de acordeones para ver quién tocaba mejor, y luego de varias horas de cerrado enfrentamiento, a Francisco el Hombre le llegó una genial ocurrencia: ejecutar el Credo al revés, siempre con su acordeón terciado al pecho. ¡Solo así logró salir victorioso del lance!
Por cierto, Cien años de soledad se refiere en ocasiones a la influencia del vallenato en la región y en particular a la figura de Francisco el Hombre, cuyas proezas en el acordeón trata de emular Aureliano Segundo, uno de los tantos Buendías, la familia central en esta legendaria saga, quien ha caído cautivado por su magia:
"[Aureliano Segundo] Pasaba las tardes en el patio, aprendiendo a tocar acordeón, contra las protestas de Úrsula, que en aquel tiempo había prohibido la música en la casa a causa de los lutos, y que además menospreciaba el acordeón como un instrumento propio de los vagabundos herederos de Francisco el Hombre. Sin embargo, Aureliano Segundo llegó a ser un virtuoso del acordeón y siguió siéndolo después de que se casó y tuvo hijos y fue uno de los hombres más respetados de Macondo".
Nótese cómo Gabo se vale de Úrsula, el centro del mundo macondiano, para hacer un profundo comentario según el cual el vallenato, originado en música de campesinos y hecho suyo por la servidumbre en grandes haciendas, era en sus inicios socialmente despreciado.
En fin, la gran leyenda vallenata, incluyendo otras historias como la de Francisco el Hombre, y Cien años de soledad, son en esencia la misma cosa: relatos cotidianos, a veces marcados de epopeyas, del pueblo caribe colombiano, matizadas con importantes dosis de realismo mágico.
No extraña, pues, que la novela sea contada por un solo narrador, casi de manera lineal de comienzo a fin, sin recurrir a mayores trucos en el uso del tiempo, ni a historias paralelas que se suceden en distintas épocas y que se van intercalando ante los ojos del lector.
Personajes de Cien años de soledad y el vallenato
Además de la música de acordeón y sus historias, el vínculo entre Gabo y este folclor quedó sellado para siempre gracias a la entrañable amistad que tejió, hacia mitades del siglo XX, con Rafael Escalona, quien habría de convertirse en el mejor compositor de aquel vallenato clásico.
Nacidos ambos en 1927, en pueblos no muy lejanos, solo separados por la gran Sierra Nevada de Santa Marta, de jóvenes recorrieron juntos la región y compartieron su amor por aquella mítica tierra Caribe.
Tan cercana fue aquella amistad que Gabo, al regalarle al ya para entonces célebre compositor una copia de 'Cien Años de Soledad', le escribió de puño y letra: "A Rafael Escalona, la persona que más admiro en el mundo".
Hablando del estilo de vida en el Caribe, se recordará cómo el coronel Aureliano Buendía, personaje principal en la magna obra de Gabo, tuvo 17 hijos, todos con mujeres distintas.
Así, varios son los otros personajes que igualmente engendran descendencia ilegítima en el libro. Y es que no es del todo extraño en la región, pese a que la sociedad siente encima el tradicional peso de la Iglesia Católica, que el hombre goce de especial libertad para "tener amores con otras", sus "queridas", y de conservar así hogares por fuera del matrimonio, con hijos incluidos.
El vallenato, que hace gala de un muy amplio grado de picaresca, propio de sus gentes desenfadadas y parranderas (o fiesteras), recoge esta suerte de "permisividad" en canciones como 'La Celosa', de Sergio Moya Molina...
Cuando salga de mi casa / Y me demore por la calle / No te preocupes, Juanita / Porque tu muy bien lo sabes / Que me gusta la parranda / Y tengo muchas amistades / Y si acaso no regreso por la tarde / Volveré al siguiente día en la mañanita / Si me encuentro alguna amiga / Que me brinde su cariño / Yo le digo que la quiero / Pero no es con toda el alma / Solamente yo le presto / el corazón por un ratico / Todos esos son amores pasajeros / y a mi casa vuelvo siempre completico / Negra no me celes tanto / Déjame gozar la vida / Tu conmigo vives resentida / Pero yo te alegro con mi canto / etc...
Peleas de gallos y aparecidos
Las peleas de gallos, para mostrar otro ejemplo de los paralelos entre el vallenato y Cien años de soledad, son eventos de singular importancia en la obra garciamarquina, dado que hacen parte integral de la cultura de la costa del Caribe colombiano.
De ahí que compositores vallenatos hayan usado a estos aguerridos animales como sinónimo de sus dotes combativas y sus proezas musicales, aunque también, desde luego, como símbolo de su voracidad sexual.
Los ejemplos de este tipo de canciones abundan. Baste con recordar a "El gallo viejo" de Emiliano Zuleta, fundador de una gran estirpe de cultores vallenatos, que no tiene reparos en usar el lenguaje y las imágenes de las galleras para referirse a un duelo de acordeones que sostuvo con su propio hermano menor.
"Una tarde en Villanueva / se quiso Toño lucir conmigo / pero a veces me imagino / que eso es la gente que lo aconseja / Díganmele a Toño, a Toño mi hermano/ que yo soy muy gallo / y él está muy pollo / [...] La pelea de gallo viejo / eso se debe de respetar / porque es pelea sin afán.
Vamos con un último ejemplo de vallenato que guarda relación y es tema recurrente, también, en Cien años de soledad, como lo es en toda la región del Caribe. Nos referimos a la manía que tienen los muertos, pese a haber partido de este mundo, de continuar haciendo apariciones e interactuar con los vivos, para reclamarles cosas, para prevenirlos, para brindarles a veces consuelo, como si se tratase de lo más natural.
El reconocido acordeonero y compositor Calixto Ochoa escribió, en los años ´60, un vallenato denominado 'El muerto borracho', que -de nuevo- podría tranquilamente haber aparecido por las calles de Macondo...
En la esquina 'e la calle Serra / Sale un muerto pero borracho / Él le pide un beso a las hembras / Y a los hombres les pide un trago / Vean qué muerto tan misterioso / Que en el mundo nunca se ha visto / Porque en vez de pedir responso / Lo que pide es ron y besito / [...] Me paré en el médio 'e la calle / A rezarle un Padrenuestro / Y el descaro que tuvo el muerto / 'E preguntarme donde era el baile / etc.
Integración cultural en el vallenato y en Cien años de soledad.
Sin el ánimo de hacer un complejo análisis socio-cultural de la región donde se desenvuelve la novela, el vallenato es el producto de la integración de distintos elementos que se encontraron, principalmente, en el noreste de Colombia.
Allí han coexistido las etnias que configuran el ADN del país, y que están representadas en distintos porcentajes, según cada zona: el blanco de origen europeo; el negro de origen africano, y el indígena local, representado por diferentes tribus autóctonas, sin olvidar todas sus diferentes combinaciones, producto del mestizaje que se dio desde tiempos de la Colonia.
Así como estas etnias se dan cita en la novela de Gabo, a través del complejo tejido social y cultural que se va creando en Macondo, que pasa de villa a urbe con el paso del tiempo, esta mezcla racial también se ve reflejada en los instrumentos principales del vallenato: el acordeón europeo; la caja -o tamborcito africano- y la guacharaca indígena -o raspa-, hecha de caña local.
Estos instrumentos, a los cuales se suman el cantante y otras voces, tradicionalmente interpretadas por los propios instrumentistas, han dado origen a los cuatro ritmos -o aires-, que distinguen al vallenato, a saber -yendo del más lento al más rápido: el son, con su bien marcado ritmo en dos tiempos cadenciosos; el paseo, el más popular y de gran fluidez y versatilidad; el merengue, con su sabor pícaro por su paso veloz y saltico caprichoso, y finalmente la puya, una orgía fiestera de versos cortos, velocidad vertiginosa y depurado virtuosismo en la ejecución de todos los intérpretes.
De Europa y América
En Cien años de soledad encuentro a veces el sabor europeo -aquel que representa el acordeón- en las instituciones que los Buendía intentan establecer en Macondo, y en la manera en que se relacionan con el mundo político externo, lo mismo con los gitanos de Melquiades y otros visitantes.
Creo que es innegable que en la novela se siente más presente el elemento africano. En la descripción de las fiestas y las bacanales tan espléndidas como prolongadas que se dan en Macondo, al mejor estilo del Caribe, donde la síncopa musical, ese veneno por su contra-ritmo, reina soberana, dándole sabor a todo cuanto toca.
Pero a veces también está la presencia indígena, aunque tal vez en menor medida, en algunos personajes que salpican con su sabiduría ancestral todos sus razonamientos y conductas.
Todo libro de gran literatura crea su propio mundo y su propia atmósfera.
Para mí, Cien años de soledad, con la descripción de sus gentes y aquel entorno geográfico de Macondo, con su calor sofocante y su vegetación exuberante, propia del Caribe colombiano, con sus personajes legendarios, producto del mestizaje, se nutre en gran medida del universo del vallenato y de su cadencia y de su sabor.
'El mágico fluir de la obra va emulando a su paso, se me antoja, cualquiera de los aires vallenatos, según lo requiera la magistral pluma de Gabo. Creo ver que a veces sus páginas se transforman en paseo, a veces en son, a veces en merengue, sin olvidar la esplendorosa puya que es el final de la novela.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-38678370
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lunes, 5 de febrero de 2018
El Gobierno retoma la idea del MIR para acceder a la docencia.
El Gobierno ha retomado la vieja idea de implantar un modelo de acceso a la docencia similar al MIR. El ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, ha avanzado esta mañana que propondrá que el Pacto Nacional por la Educación que se está debatiendo en el Congreso incluya esta especie de MIR educativo, que tendría dos años de duración. Lo ha hecho durante su intervención en la Convención Nacional de Educación que ha organizado el PP en Santiago de Compostela, en la que ha explicado que sería un programa de formación práctica tutorizada para "prestigiar" la labor docente, en el que se trabajen "todas y cada una de las funciones asociadas" a la labor del profesorado.
Este MIR docente estaba entre las propuestas que incluía el Libro blanco de la profesión docente que el Gobierno encargó en 2015 al filósofo José Antonio Marina y en 2010 ya lo propuso el entonces vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba. Desde entonces, han crecido las voces que lo reclamaban para mejorar la formación de los docentes y el programa electoral de Pedro Sánchez lo incluía.
...
-Rubalcaba plantea un MIR para el acceso a la docencia. 25-nov-2010 El vicepresidente y Rajoy participan en la Semana de Educación Santillana
-Sánchez propone subir el salario de los profesores y un MIR educativo 5-oct-2014 El secretario general del PSOE explica su propuesta de pacto educativo en un instituto
-Marina quiere convertir a los profesores en una “profesión de élite” El filósofo propone en el Libro Blanco de la docencia siete años de preparación y una evaluación "sistemática" con consecuencias en el sueldo. 7-dic-2015. Ver aquí una posición crítica:
https://verdecoloresperanza.blogspot.com.es/2016/06/marina-ataca-de-nuevo-el-filosofo.html#links
https://politica.elpais.com/politica/2018/01/27/actualidad/1517063211_439702.html?rel=str_articulo#1517652568526
Este MIR docente estaba entre las propuestas que incluía el Libro blanco de la profesión docente que el Gobierno encargó en 2015 al filósofo José Antonio Marina y en 2010 ya lo propuso el entonces vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba. Desde entonces, han crecido las voces que lo reclamaban para mejorar la formación de los docentes y el programa electoral de Pedro Sánchez lo incluía.
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-Rubalcaba plantea un MIR para el acceso a la docencia. 25-nov-2010 El vicepresidente y Rajoy participan en la Semana de Educación Santillana
-Sánchez propone subir el salario de los profesores y un MIR educativo 5-oct-2014 El secretario general del PSOE explica su propuesta de pacto educativo en un instituto
-Marina quiere convertir a los profesores en una “profesión de élite” El filósofo propone en el Libro Blanco de la docencia siete años de preparación y una evaluación "sistemática" con consecuencias en el sueldo. 7-dic-2015. Ver aquí una posición crítica:
https://verdecoloresperanza.blogspot.com.es/2016/06/marina-ataca-de-nuevo-el-filosofo.html#links
https://politica.elpais.com/politica/2018/01/27/actualidad/1517063211_439702.html?rel=str_articulo#1517652568526
Las 3 claves de la escritora colombiana Laura Restrepo para escribir un buen cuento.
Según Restrepo, "los ingredientes que dan la receta para que funcione un cuento" son; el final, el elemento sorpresa y el motivo detrás del motivo.
La escritora advierte que hay que saber cómo terminará la historia antes de empezar a contarla.
Además, el cuento debe tener "un doble plano" que sorprenda al lector cuando es revelado, y hay que encontrar la razón "por la que los personajes del cuento hacen lo que hacen", aunque ni siquiera ellos lo sepan.
http://www.bbc.com/mundo/media-42627623
La escritora advierte que hay que saber cómo terminará la historia antes de empezar a contarla.
Además, el cuento debe tener "un doble plano" que sorprenda al lector cuando es revelado, y hay que encontrar la razón "por la que los personajes del cuento hacen lo que hacen", aunque ni siquiera ellos lo sepan.
http://www.bbc.com/mundo/media-42627623
domingo, 4 de febrero de 2018
Los partidos piden un fondo para desigualdades regionales en el pacto educativo. La negociación para un acuerdo inédito en democracia arranca con la financiación. El PP es el único que no ha detallado su propuesta económica.
Como ocurre en las mejores familias, el dinero puede ser un obstáculo para ponerse de acuerdo. Tras tres meses elaborando un guion, los partidos empiezan a negociar el pacto de Estado por la educación revisando la financiación. PP, PSOE y Ciudadanos comparten crear un fondo interterritorial que corrija diferencias de resultados o de financiación por comunidades. Podemos mira con recelo la iniciativa, que necesita la implicación explícita de las autonomías. El PP es el único que no ha puesto aún cifras encima de la mesa para debatir.
Tres reuniones semanales de varias horas y 15 puntos de un guion que deben desarrollar y acordar antes de mayo. Así prosigue el calendario de actuaciones fijado por los cuatro grandes partidos para alcanzar un pacto de Estado inédito en democracia. Tocarán desde la peliaguda financiación al peso de la enseñanza concertada (privada financiada con fondos públicos), la formación y la carrera de los profesores —que todos dicen querer modificar desde hace años pero que no avanza más allá de sucesivos anuncios como el MIR educativo—, a la religión o la Formación Profesional.
La situación económica de la educación española parte con desventaja respecto a Europa y la OCDE, con menos del 4% del PIB en inversiones y una reducción de 8.000 millones de euros en gasto educativo durante la crisis hasta los 46.114 que se prevén alcanzar en 2018. Y con una profunda brecha entre comunidades autónomas, que son las que gestionan más del 80% del gasto educativo y las responsables de aplicar las políticas.
Según los últimos datos oficiales disponibles, correspondientes a 2014, País Vasco destina el doble de dinero por estudiante y año (8.976 euros) que Madrid (4.443 euros) o Andalucía (4.510), aunque la comparación del gasto por alumno deja fuera variables como mayor o menor población o dispersión geográfica. Euskadi es también la comunidad con menos abandono educativo temprano. El gasto es una de las variables que influyen en los resultados académicos, con otras como el nivel socioeconómico de las familias o la figura del profesor. En parte, la brecha norte-sur en resultados educativos (con hasta tres veces más abandono en Murcia y Andalucía que en el País Vasco) coincide con la brecha por inversión por alumno, con excepciones como el caso de Madrid, entre las peor financiadas pero con buenos resultados.
Con este escenario de fondo, los representantes de los cuatro partidos han presentado este martes sus propuestas iniciales de financiación para debatir. La iniciativa con más consenso, de momento, es un fondo de cohesión interterritorial para eliminar las diferencias regionales —propuesto por PP y Ciudadanos y aceptado por PSOE— sobre el que todos coinciden en que quedaría en papel mojado sin una clara implicación de las comunidades autónomas, gobernadas mayoritariamente a día de hoy por PP y PSOE.
Falta de concreción
Distintos expertos consultados valoran la iniciativa de un fondo de cohesión aunque advierten de que le falta concreción y añaden matices. Lucas Gortazar, investigador de la Universidad del País Vasco, recuerda que el Estado no tiene competencias para fijar el gasto por alumno de cada comunidad y reclama un análisis detallado del gasto más allá de invertir el doble o la mitad. “No puedes comparar una comunidad con población rural ni equiparar salarios de profesores en Jaén y San Sebastián”, señala. Miguel Recio, responsable de estudios de Educación de CC OO, cree que “es necesario, pero no puede suponer que el Estado gaste igual o menos. Si ahora aporta el 5% del gasto educativo, debería doblar la cantidad. Y fijar grandes objetivos, como universalizar la oferta pública, reducir el fracaso escolar o la atención a la diversidad”.
El PP es el único partido que no da ninguna cifra económica para empezar a debatir. La diputada Sandra Moneo defiende que las cantidades se deben ajustar al final de la negociación, con todos los puntos ya acordados. Y, desde el partido que gobierna, reclama un sistema de financiación “sostenible, transparente y eficiente”.
El PSOE, que ha llevado la propuesta más detallada, critica que la negociación empiece sin números. “No es serio que el PP no ponga ni una sola cifra encima de la mesa”, critica la diputada socialista María Luz Martínez Seijo. “Compartimos que exista un marco de financiación autonómica pero con un compromiso económico. Tenemos que saber que hay algo para pagar”.
Ciudadanos comparte que el dinero se concrete al final de la negociación, pero ayer ya dio una primera estimación de gasto por alumno que debería quedar “blindada”, según explicó la diputada Marta Martín, que rechaza que el compromiso de inversión se mida como un porcentaje del PIB, que “no garantiza ni la equidad ni la suficiencia” puesto que si baja el presupuesto global el dinero para educación caería.
“Hay que saber para qué se quiere el fondo común y trabajar con las comunidades, no sobre ellas”, señala el diputado de Podemos Javier Sánchez, que ve con recelo la iniciativa. Su propuesta de financiación prevé fondos a repartir para mejorar las infraestructuras, recuperar la inversión en la etapa inicial de educación infantil (de cero a tres años de edad) o garantizar la gratuidad del material escolar. Sánchez admite que es poco optimista sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo. Las reuniones prosiguen hoy.
LAS PROPUESTAS ECONÓMICAS POR SIGLAS
PP. Propone fondo de cohesión sin detallar incremento de presupuesto, que promete fijar tras cerrar acuerdos.
PSOE. 1.500 millones de euros anuales más para superar el 5% de PIB en 2025. 5.500 euros de gasto por alumno en 2020, sin que ninguna autonomía baje de los 4.500.
Podemos. 3.000 millones para educación infantil (0-3), 950 para material escolar y 100 para infraestructuras. 5% del PIB en 2020 y 7% en 2024.
Ciudadanos. 6.000 euros por alumno en 2020 (aumentar la inversión 6.200 millones), aunque aclaran que es una estimación a la espera de cerrar los puntos del pacto.
https://politica.elpais.com/politica/2018/01/29/actualidad/1517250414_588171.html
_- Frases y Diálogos de la película "Fai bei sogni" (Felices sueños).
_- La película cuenta la historia de Massimo, un niño de 9 años que vive feliz con sus padres, especialmente con su madre, quien a la vez es inestable emocionalmente, pero su hijo la adora y desarrolla una relación edípica. Su madre muere, y Massimo contrariado y abatido, por no conocer la razones de su muerte, y la distancia con su padre, crece como un conocido periodista pero con muchos traumas. La película es muy bella, Bellocchio tiene una sensibilidad especial para estos dramas íntimos, familiares y humanos. La forma en que entreteje y estructura la narración es muy virtuosa, puede ser de la novela, y permite que vayamos poco a poco explorando y descubriendo las pérdidas de Massimo. Porque en efecto, es una historia sobre las pérdidas, y la ausencia... de la madre, de la verdad, de la infancia, de la esperanza... sobre cómo condicionamos nuestra mente desde pequeños para no sufrir, obviando detalles, sobre las mentiras que nos cuentan y nos contamos a nosotros mismos. La ambientación y la fotografía es muy apropiada y trasmite la atmósfera nostálgica, tanto en el presente como en los flashbacks. También es una historia de amor, a nosotros, a las personas y a nuestros padres... al afecto, al cariño, aquel que a veces no se hace presente en la infancia, o no lo percibimos. Ya que también nos habla de los recuerdos, y como estos son selectivos de acuerdo a nuestras mismas emociones. En fin, una joya bella, triste, humana y luminosa.
(Escena de la reunión del equipo de redacción del periódico donde trabaja Massimo)
Jefe: Tengo aquí una carta, la quiero leer. No será una maravilla, pero al menos habla de un sentimiento real, el odio.
"Escribo esta carta pensando en mi madre y en el sentimiento que tengo hacia ella. Creo que mi madre nunca ha amado a nadie, engañando tanto a todos, que la consideraban una mujer perfecta, una madre afectuosa, siempre presente. En vez de eso, estaba siempre ausente. Pero solo yo me di cuenta. Y la odio. Sí, la odio porque el odio es el único sentimiento que ella ha sabido transmitirme. Si hubiese muerto antes, cuando era un niño, me hubiese quedado al menos el recuerdo de un amor sin límites, pero no, quiero matarla con mis propias manos. Después me odio a mí mismo, me doy asco de tener estos pensamientos. Ella es mi madre, y sí, madre hay una sola.
Firmado: Simón."
No, Simio. Con toda honestidad, ¿saben que le contestaría? Querido Simón, cálmate y haz una buena acción, mata a tu madre y luego dispárate en la cabeza, así matas dos pájaros de un tiro. ¿se puede contestar así a un simio que sufre? No, no se puede. Y lo más importante, no se debe. Entonces levanto una bandera blanca. ¡Me rindo! ¡Estoy afuera! O.k. caballeros, volvamos al trabajo ¿Massimo?
Massimo: Si.
Jefe: ¿Puedo robarte un minuto?
Massimo: Por supuesto.
Jefe: Escucha, tengo una idea. ¿Por qué no intentas tú contestar esa carta?
Massimo: ¿Yo? ¿Por qué?
Jefe: Bueno, tu escribes bien, eres directo, sin ser patético...
Massimo: Sí, pero las emociones no son mi punto fuerte.
Jefe: Escucha, Sé cuánto te toca este tema, sobre tu madre... sobre cómo la perdiste, siendo un niño. Yo acababa de comenzar a trabajar aquí, estaba en mi nuevo escritorio, y el editor... Vamos, escucha, escribe lo que quieras, lo que te venga a la mente. Imagino que tú has sufrido cuando tu madre murió, las lágrimas que habrás derramado... úsalas, usa esas lágrimas. Úsalas, no te avergüences. Y no la releas.
Carta de Massimo
Querido Simón, no soy quien para darle un consejo, pero puedo decirte una cosa, de la que no estoy orgulloso. Perdí a mi madre cuando era un niño. Tenía 9 años cuando ella murió. Fue para mí el vació, el pánico... No podía creer que ella se había ido. Cada vez de volvía a casa, pensaba que la encontraría allí, Pensaba que la encontraría allí, en la cocina, con la radio encendida. Cada noche, cuando estaba en la cama, abría mis ojos en la oscuridad seguro de encontrarla sentada al borde de mi cama. Para mí, no estaba muerta. Les decía a mis amigos que estaba en América. Luego crecí y dejé de hablar y de pensar en ella. No quería sufrir. Quien me amaba, se había ido, y yo no quería amar a nadie más, no por venganza, simplemente para poder sobrevivir. Si ahora me animo a escribir es porque sé que tarde o temprano el temido dolor volverá y es necesario aceptarlo. Yo he aceptado que el destino se la ha llevado, así de simple. Si me permito contestarle así, querido Simón, es solo por una razón, para que comprenda la diferencia... aún estando en conflicto con su madre... aún estando resentido hacia ella, puedo decirle que tiene la increíble fortuna de tener una madre, de tenerla consigo, de que esté viva. ¿Saber que ella existe, llegar a casa y decir: "Mamá, estás allí?" y sentirse aliviado cuando ella responde. Me han dicho que el último gesto de mi madre, la noche que falleció, fue ir a mi habitación y arroparme. Yo dormía, no lo recuerdo. Que tengas dulces sueños. Quizás también su madre, querido Simón, haya tenido gestos de afecto, que Ud. no ha notado, o no ha entendido o simplemente no recuerda. A menudo el amor se expresa en una forma escondida, invisible, corremos el riesgo de recordar solo las cosas negativas. Pero supongamos incluso que su madre nunca lo ha abrazado, nunca le ha sonreído o acariciado, imagine si ahora, sin siquiera cerrar el periódico, se levantara y corriera abrazarla ¿Qué tendría para perder? Ciertamente no empeoraría la situación, y quién sabe, abrazándola, pueda ver en el rostro de su madre una expresión de sorpresa, una pregunta, o una lágrima. Y ahora, corra Simón, corra hacia ella, con los brazos abiertos.
http://frasesdecineparaelrecuerdo.blogspot.com.es/2017/09/frases-pelicula-fai-bei-sogni-felices-suenos-marco-bellocchio.html
sábado, 3 de febrero de 2018
Portugal 2017, la alianza de izquierdas funciona.
Felipe Nieto
Ctxt
Estamos ante una experiencia política de la que no se habla suficientemente fuera de Portugal, al menos así lo perciben pública y privadamente muchos portugueses. Sin embargo, Europa, la izquierda europea, podría mirarse en ella y, quién sabe, plantearse explorar vías similares para sus países.
Excepcionalmente, en estos días, está visitando Portugal una delegación del Partido Laborista holandés, interesada en estudiar “el modelo del gobierno” que los socialdemócratas desearían aplicar en su país, a partir de las próximas elecciones de marzo, en las que los pronósticos actuales, muy desfavorables, les sitúan en el octavo puesto. (Público, 30 de enero de 2017)
¿Cómo se llegó a la fórmula de un gobierno de la izquierda, de inmediato calificado por el historiador y entonces columnista del diario Público Vasco Pulido Valente como “gobierno de la geringonça”, en el doble sentido portugués de cosa mal construida, poco sólida y de jerga o lenguaje poco comprensible? La expresión hizo fortuna pronto –ha sido la palabra del año 2016 en Portugal–, primero como expresión despectiva de lo que se reputaba imposible y poco serio (así la utilizó la derecha) y más adelante, asumida irónicamente por los mismos incursos en ella, como un hecho del que felicitarse por la inesperada longevidad y su relativa buena salud.
El gobierno monocolor socialista que encabeza el secretario general del partido, PS, António Costa, se apoya en sus 86 diputados, a los que se suman los 19 del Bloco de Esquerda (BE), los 17 del Partido Comunista Português (PCP), coaligado con el partido de los Verdes y el representante del Partido Personas, Animales, Naturaleza (Partido Animalista en otros sistemas). Los 123 diputados resultantes representan la mayoría absoluta de la Asamblea de la República, formada por un total de 230. Fue suficiente para rechazar y obligar a dimitir al primer intento de gobierno tras las elecciones de octubre de 2015, el continuista presidido por Passos Coelho a propuesta del presidente conservador de la República, Cavaco Silva, que se apoyaba en la minoritaria suma de 107 diputados (los adscritos al Partido Social Demócrata, PSD, y al Partido del Centro Democrático y Social, CDS).
El que fuerzas políticas tan dispares, tradicionalmente enfrentadas, alcanzaran el acuerdo para un gobierno de y desde la izquierda, aunque carece de explicación unánime, puede decirse que es producto de dos fenómenos simultáneos, la decantación de una coalición incubada de lejos contra los gobiernos de la derecha y la convicción de que el acuerdo para poner en práctica políticas de mejora de las condiciones de vida de mucha gente maltratada por las políticas de austeridad y de empobrecimiento del gobierno anterior sería beneficioso, no solo para esos ciudadanos, sino también para quienes suscribieran acuerdos de cooperación política de estas características.
Las izquierdas de Portugal comenzaron las conversaciones para la creación de un gobierno a su medida incluso antes de las elecciones legislativas. El PCP y el BE se mostraron proclives a favorecer un gobierno del partido socialista en solitario. No formarían parte del mismo –renunciaban a asumir esa responsabilidad, a participar en el posible desgaste consiguiente–, pero, a cambio, se comprometían, mediante acuerdos bilaterales firmados con el Partido Socialista y entre sí, en un programa de gobierno de objetivos mínimos para toda la legislatura (2015-2019) que sería compatible con el mantenimiento de los objetivos máximos específicos de cada una de ellos.
El PCP, partido de tradición leninista, sigue fiel a su dogmática ideológica (lucha por el socialismo y el comunismo, contra el imperialismo, se muestra contrario a la pertenencia de Portugal a la OTAN y a lo que llama la sujeción al euro y se declara partidario de la nacionalización de los recursos y sectores estratégicos), pero al tiempo se mantiene firme en su pragmática política tradicional, la apuesta por políticas reformistas de aplicación inmediata en conjunción con el resto de las izquierdas y en continuidad de una consumada práctica sindical reformista y negociadora. El Bloco, por su parte, formado por fuerzas heterogéneas, corrientes marxistas, algunas de orientación trotskista, se puede considerar genéricamente como una fuerza anticapitalista, de rechazo a la globalización vigente. Hace hincapié en las políticas de género (de ahí la importancia de las mujeres en su dirección), en las políticas a favor de los colectivos LGTB y en otras cuestiones de impacto social, las llamadas “questões fraturantes” o postmateriales.
Lo característico de la situación es que se ha constituido un gobierno esencialmente parlamentario porque el gobierno minoritario socialista necesita, para la puesta en práctica de los acuerdos programáticos y para las nuevas políticas que sea necesario adoptar, del acuerdo y la negociación constante en la Asamblea de la República. Si este hecho produce sensación de inestabilidad por un lado, por otro pone a prueba la capacidad negociadora de los partidos. Hasta ahora, un año y medio después, los tres han dado muestras de una indiscutible lealtad institucional y de una voluntad de mantenimiento de los acuerdos más allá de las discrepancias surgidas en el camino. Los acuerdos que sustentan el gobierno de izquierdas hacen realidad, por primera vez, el consenso constitucional fundacional de 1976 sobre derechos y libertades individuales y sobre deberes económicos y sociales. Además, desde marzo de 2016, la acción de gobierno se está viendo favorecida por el apoyo moderador y la capacidad de mediación institucional del presidente de la República, el profesor Marcelo Rebelo da Sousa, en contra de lo que muchos temían en principio por haber pertenecido al PDS y por su trayectoria política en diferentes gobiernos de la derecha.
Son muchas y visibles las reformas del gobierno, empezando por una medida social vital, la subida gradual del salario mínimo, fijado en 557 euros en 2017 con el horizonte de los 600 para el final de la legislatura. La decisión no ha estado exenta de tensiones, porque el gobierno pretendió, al mismo tiempo, aplicar un descuento en las cotizaciones de la patronal a la seguridad social en contra del programa de los dos partidos coaligados. Otras medidas sociales muy deseadas y bien acogidas han sido la subida de las pensiones y el aumento de los salarios de los empleados públicos, beneficiados además con la aplicación de una jornada laboral semanal de 35 horas que no todos consideran por igual beneficiosa. Decisiones importantes también han sido la recuperación de la inversión pública, muy retraída en la pasada legislatura, especialmente en Sanidad, lo que se ha traducido en una significativa mejora de Portugal en el ranking europeo de los sistemas sanitarios de 35 países, pues avanza, según criterios de los consumidores, del puesto 20 de 2015 al puesto 14 de 2016, y en educación, con la gratuidad de los libros de texto en educación primaria, la decisión de no sufragar la enseñanza privada allí donde existan centros públicos y una política de incremento de becas y disminución de tasas universitarias, aspectos todavía no resueltos satisfactoriamente. El gobierno también ha acordado reducir el IVA al 13% en la restauración (si bien mantiene porcentajes muy altos para determinadas bebidas). Por último, ha sido considerada muy importante la decisión del gobierno de paralizar las medidas privatizadoras puestas en marcha por el anterior gobierno de la derecha, las de los transportes públicos urbanos, autobuses y metro (gratuitos desde estos días para los menores de 12 años), las redes periféricas y la compañía nacional de aviación, TAP, en la que el Estado vuelve a ser el accionista mayoritario.
La puesta en práctica de las reformas del gobierno y sus socios está dando resultados visibles: el déficit público se ha reducido por primera vez en años, la tasa de desempleados se sitúa en un 10,5% y el crecimiento económico se ha hecho realidad, a pesar de una deuda pública corrosiva, superior a los 244.000* millones de euros –cerca del 133% del PIB–, obstáculo para el desarrollo futuro y punto de fricción entre las fuerzas de la izquierda, en lo que hace a su reducción y en lo que implica a la relación con las instituciones europeas. Con la voluntad de no llegar a un enfrentamiento “a la griega” que nadie desea, los políticos portugueses desearían una negociación con el Banco Central Europeo y el Eurogrupo en la que se afrontaran y resolvieran conjuntamente los problemas de las deudas, la italiana muy elevada o la portuguesa de menor cuantía.
Las “cuestiones fracturantes” se han resuelto con relativa facilidad en este primer año de gobierno de la izquierda. Así, se ha admitido el derecho a la adopción por parte de las parejas homosexuales, han desaparecido los obstáculos que puso el gobierno de la derecha a la práctica del aborto –el pago de una cuota y la obligación de recurrir a un psicólogo previamente– . Desde hace unos días ha entrado en trámite parlamentario la propuesta para despenalizar la muerte asistida, o ley para la eutanasia. En todas estas cuestiones, los partidos conceden libertad de voto a sus miembros por lo que los porcentajes de aprobación o rechazo van más allá de la aritmética parlamentaria. La aprobación de estas medidas, hay que reconocerlo, ha contado con amplia aceptación social o, en el mejor de los casos, no ha suscitado reacciones de rechazo estridentes. Era sorprendente oír al taxista, hablando sobre los distintos barrios que atravesábamos en nuestro recorrido matinal, hasta aquí, desde donde usted tomó el taxi, estábamos en la zona de la música de rock, aquí empieza la zona gay… Como yo, de conocimientos elementales del portugués, dudara si estaba entendiendo bien, pedí al amable taxista me ampliara sus comentarios sobre el paisanaje urbano lisboeta. No dejó de subrayar la normalidad con que la sociedad portuguesa ha recibido el descubrimiento de una nueva orientación sexual de muchos conciudadanos próximos, inédita e insospechada hasta ahora. A ello ha contribuido, al parecer, una no alta beligerancia pública por parte de la Iglesia católica.
La frágil estabilidad de los acuerdos de gobierno de la izquierda portuguesa sigue siendo una realidad positiva, cada vez más celebrada por la mayoría de la sociedad y por los implicados. Es el triunfo de un pragmatismo que, por el momento, a todos favorece, como muy bien lo expresó el secretario general del PCE, Jerónimo de Sousa, me recuerda Manuel Alegre. Se trata de mejorar la vida de los portugueses, “Cuanto mejor, mejor”, a diferencia de tácticas oportunistas que explotan el malestar y el descontento para su crecimiento. En el equilibro de fuerzas que hace que ninguna predomine, el interés por la durabilidad del acuerdo se acrecienta. Algunos han observado que se trata de un acuerdo conservador, incluso reaccionario, porque aspira más a conservar o recuperar pasados derechos y posiciones perdidas que a afrontar los nuevos retos de las sociedades contemporáneas. Es un debate abierto. En el futuro inmediato se ha de plantear con toda su extensión. Quedan muchos otros frentes ante los que los partidos de la izquierda presentan estrategias diferentes: la cuestión del saneamiento de la banca con fondos públicos; los diferentes puntos de vista sobre la red energética pública; la potenciación de las fuentes de energía alternativas; la relación con la Unión Europea, bien para seguir dentro o bien para liberarse de la disciplina del euro; el nuevo mercado de trabajo y una posible mayor flexibilidad laboral; la lucha contra el desempleo, hoy aún muy elevado, y la lucha contra la dañina y creciente precariedad laboral…
Todo ello, ¿es conveniente afrontarlo por medio de un gobierno minoritario como el actual o con uno más fuerte y amplio, integrado solo por dos fuerzas de izquierda, un fortalecido PS y el Bloco, por ejemplo? Nadie se atreve a dar una respuesta categórica a preguntas como esta, que no son meramente retóricas. Lo único cierto es el convencimiento de que en la situación actual los tres partidos de izquierdas ganan ante su electorado –más, quizás, el PS– y por ello todos están interesados en prolongar la situación actual hasta 2019. ¡Nadie lo hubiera dicho tan solo hace un año!
Estas notas no pueden acabar sino con optimismo, como el que me transmitió el último de mis entrevistados, el escritor, el poeta ante todo, Manuel Alegre, a sus 80 años no solo patriarca de las letras portuguesas sino también ejemplo vivo y respetado del luchador desde los tiempos de la dictadura salazarista, lo que le ocasionó cárcel, persecución y un exilio de 10 años. No dejó de sentirse libre, como afirmaba en Praça da Cançao, su primer libro, prohibido y de circulación clandestina: …mas eu sou livre//que não pode morrer não pode ser cativo// quem pela Pátria morre e só por ela vive. Desde la Revolución de 1974, empeñado en la causa de la democracia desde las filas del socialismo, en el ala izquierda del PS, Alegre concluía ante mí, reflexionando sobre los acuerdos de gobierno vigentes, que “han sido y son buenos para la democracia… porque todas las fuerzas implicadas pueden intervenir, pueden hacer política para el bienestar de los ciudadanos…”.
CODA: Parecía inevitable. No ha faltado a la cita ni una sola vez. Será la cercanía con que se viven los asuntos de España en Portugal (¡tan poco recíproca!), será la preocupación por el hondo desacuerdo que viven fuerzas políticas similares a las suyas, lo cierto es que todas las entrevistas, todas sin excepción, han acabado con la misma pregunta, esta vez del entrevistado al entrevistador:
– Y en España ¿qué? ¿Qué sucede en España, no se ponen de acuerdo los políticos para acabar con el gobierno de la derecha?
Mientras improvisaba respuestas para salir de una situación que no puede sino inquietarme, tanto o más que a quienes formulaban la pregunta recurrente, recordé una situación similar de tiempos ya lejanos. Poco después de la Revolución de los Claveles, los estudiantes de los cursos de doctorado preguntábamos ansiosos al profesor Jover Zamora si él consideraba que la situación revolucionaria de Portugal tendría alguna influencia inmediata en la España de la dictadura franquista. Nuestro respetado profesor esbozó una mueca sonriente, irónica como en él era frecuente, elevó la vista de las notas que tenía ante sí sobre la mesa, como si mirara hacia lo lejos, hacia un pasado de varios siglos atrás, y nos confesó:
– Miren ustedes, yo creo que la historia de España y Portugal ha seguido siempre un curso muy parecido, con cuatro o cinco años de diferencia.
El apotegma del historiador Jover Zamora acabaría cumpliéndose.
¿Y ahora?
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1. José Lamego profesor de la Facultad de Derecho de Lisboa y abogado, ha sido diputado y secretario de Estado de Asuntos Exteriores; Francisco Faraldo, profesor de Lengua Española en el Instituto Español Giner de los Ríos de Lisboa; coronel Aprigio Ramalho, vicepresidente de la Asociación 25 de abril de las Fuerzas Armadas Portuguesas; Carlos Gaspar, profesor, Universidade Nova de Lisboa e Instituto Portuguès de Relações Internacionais; Manuel Loff, historiador, profesor de Historia y de Estudios Políticos Internacionales de la Universidad de Oporto; Ángela Carcedo, arquitecta, residente en Lisboa; Pedro Adão e Silva, politólogo, profesor en el Instituto Universitario de Lisboa y columnista de prensa; Luciano Alvarez, diario Público, periodista, adjunto a la dirección; Bruno Góis, doctorando, Instituto de Ciencias Sociales de Lisboa, del equipo directivo del Bloco de Esquerda; Ângelo Alves, de la Comissao Política del Comité Central do PCP; Manuel Alegre, poeta y novelista, político del PS, candidato a la Presidencia de la República en 2011.
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*En una primera versión de este artículo se decía que la deuda de Portugal era de 8.500 millones.
Felipe Nieto es doctor en historia, autor de La aventura comunista de Jorge Semprún: exilio, clandestinidad y ruptura, (XXVI premio Comillas), Barcelona, Tusquets, 2014. Profesor de Historia del Mundo Actual en la UNED, Madrid.
Ctxt
Estamos ante una experiencia política de la que no se habla suficientemente fuera de Portugal, al menos así lo perciben pública y privadamente muchos portugueses. Sin embargo, Europa, la izquierda europea, podría mirarse en ella y, quién sabe, plantearse explorar vías similares para sus países.
Excepcionalmente, en estos días, está visitando Portugal una delegación del Partido Laborista holandés, interesada en estudiar “el modelo del gobierno” que los socialdemócratas desearían aplicar en su país, a partir de las próximas elecciones de marzo, en las que los pronósticos actuales, muy desfavorables, les sitúan en el octavo puesto. (Público, 30 de enero de 2017)
¿Cómo se llegó a la fórmula de un gobierno de la izquierda, de inmediato calificado por el historiador y entonces columnista del diario Público Vasco Pulido Valente como “gobierno de la geringonça”, en el doble sentido portugués de cosa mal construida, poco sólida y de jerga o lenguaje poco comprensible? La expresión hizo fortuna pronto –ha sido la palabra del año 2016 en Portugal–, primero como expresión despectiva de lo que se reputaba imposible y poco serio (así la utilizó la derecha) y más adelante, asumida irónicamente por los mismos incursos en ella, como un hecho del que felicitarse por la inesperada longevidad y su relativa buena salud.
El gobierno monocolor socialista que encabeza el secretario general del partido, PS, António Costa, se apoya en sus 86 diputados, a los que se suman los 19 del Bloco de Esquerda (BE), los 17 del Partido Comunista Português (PCP), coaligado con el partido de los Verdes y el representante del Partido Personas, Animales, Naturaleza (Partido Animalista en otros sistemas). Los 123 diputados resultantes representan la mayoría absoluta de la Asamblea de la República, formada por un total de 230. Fue suficiente para rechazar y obligar a dimitir al primer intento de gobierno tras las elecciones de octubre de 2015, el continuista presidido por Passos Coelho a propuesta del presidente conservador de la República, Cavaco Silva, que se apoyaba en la minoritaria suma de 107 diputados (los adscritos al Partido Social Demócrata, PSD, y al Partido del Centro Democrático y Social, CDS).
El que fuerzas políticas tan dispares, tradicionalmente enfrentadas, alcanzaran el acuerdo para un gobierno de y desde la izquierda, aunque carece de explicación unánime, puede decirse que es producto de dos fenómenos simultáneos, la decantación de una coalición incubada de lejos contra los gobiernos de la derecha y la convicción de que el acuerdo para poner en práctica políticas de mejora de las condiciones de vida de mucha gente maltratada por las políticas de austeridad y de empobrecimiento del gobierno anterior sería beneficioso, no solo para esos ciudadanos, sino también para quienes suscribieran acuerdos de cooperación política de estas características.
Las izquierdas de Portugal comenzaron las conversaciones para la creación de un gobierno a su medida incluso antes de las elecciones legislativas. El PCP y el BE se mostraron proclives a favorecer un gobierno del partido socialista en solitario. No formarían parte del mismo –renunciaban a asumir esa responsabilidad, a participar en el posible desgaste consiguiente–, pero, a cambio, se comprometían, mediante acuerdos bilaterales firmados con el Partido Socialista y entre sí, en un programa de gobierno de objetivos mínimos para toda la legislatura (2015-2019) que sería compatible con el mantenimiento de los objetivos máximos específicos de cada una de ellos.
El PCP, partido de tradición leninista, sigue fiel a su dogmática ideológica (lucha por el socialismo y el comunismo, contra el imperialismo, se muestra contrario a la pertenencia de Portugal a la OTAN y a lo que llama la sujeción al euro y se declara partidario de la nacionalización de los recursos y sectores estratégicos), pero al tiempo se mantiene firme en su pragmática política tradicional, la apuesta por políticas reformistas de aplicación inmediata en conjunción con el resto de las izquierdas y en continuidad de una consumada práctica sindical reformista y negociadora. El Bloco, por su parte, formado por fuerzas heterogéneas, corrientes marxistas, algunas de orientación trotskista, se puede considerar genéricamente como una fuerza anticapitalista, de rechazo a la globalización vigente. Hace hincapié en las políticas de género (de ahí la importancia de las mujeres en su dirección), en las políticas a favor de los colectivos LGTB y en otras cuestiones de impacto social, las llamadas “questões fraturantes” o postmateriales.
Lo característico de la situación es que se ha constituido un gobierno esencialmente parlamentario porque el gobierno minoritario socialista necesita, para la puesta en práctica de los acuerdos programáticos y para las nuevas políticas que sea necesario adoptar, del acuerdo y la negociación constante en la Asamblea de la República. Si este hecho produce sensación de inestabilidad por un lado, por otro pone a prueba la capacidad negociadora de los partidos. Hasta ahora, un año y medio después, los tres han dado muestras de una indiscutible lealtad institucional y de una voluntad de mantenimiento de los acuerdos más allá de las discrepancias surgidas en el camino. Los acuerdos que sustentan el gobierno de izquierdas hacen realidad, por primera vez, el consenso constitucional fundacional de 1976 sobre derechos y libertades individuales y sobre deberes económicos y sociales. Además, desde marzo de 2016, la acción de gobierno se está viendo favorecida por el apoyo moderador y la capacidad de mediación institucional del presidente de la República, el profesor Marcelo Rebelo da Sousa, en contra de lo que muchos temían en principio por haber pertenecido al PDS y por su trayectoria política en diferentes gobiernos de la derecha.
Son muchas y visibles las reformas del gobierno, empezando por una medida social vital, la subida gradual del salario mínimo, fijado en 557 euros en 2017 con el horizonte de los 600 para el final de la legislatura. La decisión no ha estado exenta de tensiones, porque el gobierno pretendió, al mismo tiempo, aplicar un descuento en las cotizaciones de la patronal a la seguridad social en contra del programa de los dos partidos coaligados. Otras medidas sociales muy deseadas y bien acogidas han sido la subida de las pensiones y el aumento de los salarios de los empleados públicos, beneficiados además con la aplicación de una jornada laboral semanal de 35 horas que no todos consideran por igual beneficiosa. Decisiones importantes también han sido la recuperación de la inversión pública, muy retraída en la pasada legislatura, especialmente en Sanidad, lo que se ha traducido en una significativa mejora de Portugal en el ranking europeo de los sistemas sanitarios de 35 países, pues avanza, según criterios de los consumidores, del puesto 20 de 2015 al puesto 14 de 2016, y en educación, con la gratuidad de los libros de texto en educación primaria, la decisión de no sufragar la enseñanza privada allí donde existan centros públicos y una política de incremento de becas y disminución de tasas universitarias, aspectos todavía no resueltos satisfactoriamente. El gobierno también ha acordado reducir el IVA al 13% en la restauración (si bien mantiene porcentajes muy altos para determinadas bebidas). Por último, ha sido considerada muy importante la decisión del gobierno de paralizar las medidas privatizadoras puestas en marcha por el anterior gobierno de la derecha, las de los transportes públicos urbanos, autobuses y metro (gratuitos desde estos días para los menores de 12 años), las redes periféricas y la compañía nacional de aviación, TAP, en la que el Estado vuelve a ser el accionista mayoritario.
La puesta en práctica de las reformas del gobierno y sus socios está dando resultados visibles: el déficit público se ha reducido por primera vez en años, la tasa de desempleados se sitúa en un 10,5% y el crecimiento económico se ha hecho realidad, a pesar de una deuda pública corrosiva, superior a los 244.000* millones de euros –cerca del 133% del PIB–, obstáculo para el desarrollo futuro y punto de fricción entre las fuerzas de la izquierda, en lo que hace a su reducción y en lo que implica a la relación con las instituciones europeas. Con la voluntad de no llegar a un enfrentamiento “a la griega” que nadie desea, los políticos portugueses desearían una negociación con el Banco Central Europeo y el Eurogrupo en la que se afrontaran y resolvieran conjuntamente los problemas de las deudas, la italiana muy elevada o la portuguesa de menor cuantía.
Las “cuestiones fracturantes” se han resuelto con relativa facilidad en este primer año de gobierno de la izquierda. Así, se ha admitido el derecho a la adopción por parte de las parejas homosexuales, han desaparecido los obstáculos que puso el gobierno de la derecha a la práctica del aborto –el pago de una cuota y la obligación de recurrir a un psicólogo previamente– . Desde hace unos días ha entrado en trámite parlamentario la propuesta para despenalizar la muerte asistida, o ley para la eutanasia. En todas estas cuestiones, los partidos conceden libertad de voto a sus miembros por lo que los porcentajes de aprobación o rechazo van más allá de la aritmética parlamentaria. La aprobación de estas medidas, hay que reconocerlo, ha contado con amplia aceptación social o, en el mejor de los casos, no ha suscitado reacciones de rechazo estridentes. Era sorprendente oír al taxista, hablando sobre los distintos barrios que atravesábamos en nuestro recorrido matinal, hasta aquí, desde donde usted tomó el taxi, estábamos en la zona de la música de rock, aquí empieza la zona gay… Como yo, de conocimientos elementales del portugués, dudara si estaba entendiendo bien, pedí al amable taxista me ampliara sus comentarios sobre el paisanaje urbano lisboeta. No dejó de subrayar la normalidad con que la sociedad portuguesa ha recibido el descubrimiento de una nueva orientación sexual de muchos conciudadanos próximos, inédita e insospechada hasta ahora. A ello ha contribuido, al parecer, una no alta beligerancia pública por parte de la Iglesia católica.
La frágil estabilidad de los acuerdos de gobierno de la izquierda portuguesa sigue siendo una realidad positiva, cada vez más celebrada por la mayoría de la sociedad y por los implicados. Es el triunfo de un pragmatismo que, por el momento, a todos favorece, como muy bien lo expresó el secretario general del PCE, Jerónimo de Sousa, me recuerda Manuel Alegre. Se trata de mejorar la vida de los portugueses, “Cuanto mejor, mejor”, a diferencia de tácticas oportunistas que explotan el malestar y el descontento para su crecimiento. En el equilibro de fuerzas que hace que ninguna predomine, el interés por la durabilidad del acuerdo se acrecienta. Algunos han observado que se trata de un acuerdo conservador, incluso reaccionario, porque aspira más a conservar o recuperar pasados derechos y posiciones perdidas que a afrontar los nuevos retos de las sociedades contemporáneas. Es un debate abierto. En el futuro inmediato se ha de plantear con toda su extensión. Quedan muchos otros frentes ante los que los partidos de la izquierda presentan estrategias diferentes: la cuestión del saneamiento de la banca con fondos públicos; los diferentes puntos de vista sobre la red energética pública; la potenciación de las fuentes de energía alternativas; la relación con la Unión Europea, bien para seguir dentro o bien para liberarse de la disciplina del euro; el nuevo mercado de trabajo y una posible mayor flexibilidad laboral; la lucha contra el desempleo, hoy aún muy elevado, y la lucha contra la dañina y creciente precariedad laboral…
Todo ello, ¿es conveniente afrontarlo por medio de un gobierno minoritario como el actual o con uno más fuerte y amplio, integrado solo por dos fuerzas de izquierda, un fortalecido PS y el Bloco, por ejemplo? Nadie se atreve a dar una respuesta categórica a preguntas como esta, que no son meramente retóricas. Lo único cierto es el convencimiento de que en la situación actual los tres partidos de izquierdas ganan ante su electorado –más, quizás, el PS– y por ello todos están interesados en prolongar la situación actual hasta 2019. ¡Nadie lo hubiera dicho tan solo hace un año!
Estas notas no pueden acabar sino con optimismo, como el que me transmitió el último de mis entrevistados, el escritor, el poeta ante todo, Manuel Alegre, a sus 80 años no solo patriarca de las letras portuguesas sino también ejemplo vivo y respetado del luchador desde los tiempos de la dictadura salazarista, lo que le ocasionó cárcel, persecución y un exilio de 10 años. No dejó de sentirse libre, como afirmaba en Praça da Cançao, su primer libro, prohibido y de circulación clandestina: …mas eu sou livre//que não pode morrer não pode ser cativo// quem pela Pátria morre e só por ela vive. Desde la Revolución de 1974, empeñado en la causa de la democracia desde las filas del socialismo, en el ala izquierda del PS, Alegre concluía ante mí, reflexionando sobre los acuerdos de gobierno vigentes, que “han sido y son buenos para la democracia… porque todas las fuerzas implicadas pueden intervenir, pueden hacer política para el bienestar de los ciudadanos…”.
CODA: Parecía inevitable. No ha faltado a la cita ni una sola vez. Será la cercanía con que se viven los asuntos de España en Portugal (¡tan poco recíproca!), será la preocupación por el hondo desacuerdo que viven fuerzas políticas similares a las suyas, lo cierto es que todas las entrevistas, todas sin excepción, han acabado con la misma pregunta, esta vez del entrevistado al entrevistador:
– Y en España ¿qué? ¿Qué sucede en España, no se ponen de acuerdo los políticos para acabar con el gobierno de la derecha?
Mientras improvisaba respuestas para salir de una situación que no puede sino inquietarme, tanto o más que a quienes formulaban la pregunta recurrente, recordé una situación similar de tiempos ya lejanos. Poco después de la Revolución de los Claveles, los estudiantes de los cursos de doctorado preguntábamos ansiosos al profesor Jover Zamora si él consideraba que la situación revolucionaria de Portugal tendría alguna influencia inmediata en la España de la dictadura franquista. Nuestro respetado profesor esbozó una mueca sonriente, irónica como en él era frecuente, elevó la vista de las notas que tenía ante sí sobre la mesa, como si mirara hacia lo lejos, hacia un pasado de varios siglos atrás, y nos confesó:
– Miren ustedes, yo creo que la historia de España y Portugal ha seguido siempre un curso muy parecido, con cuatro o cinco años de diferencia.
El apotegma del historiador Jover Zamora acabaría cumpliéndose.
¿Y ahora?
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1. José Lamego profesor de la Facultad de Derecho de Lisboa y abogado, ha sido diputado y secretario de Estado de Asuntos Exteriores; Francisco Faraldo, profesor de Lengua Española en el Instituto Español Giner de los Ríos de Lisboa; coronel Aprigio Ramalho, vicepresidente de la Asociación 25 de abril de las Fuerzas Armadas Portuguesas; Carlos Gaspar, profesor, Universidade Nova de Lisboa e Instituto Portuguès de Relações Internacionais; Manuel Loff, historiador, profesor de Historia y de Estudios Políticos Internacionales de la Universidad de Oporto; Ángela Carcedo, arquitecta, residente en Lisboa; Pedro Adão e Silva, politólogo, profesor en el Instituto Universitario de Lisboa y columnista de prensa; Luciano Alvarez, diario Público, periodista, adjunto a la dirección; Bruno Góis, doctorando, Instituto de Ciencias Sociales de Lisboa, del equipo directivo del Bloco de Esquerda; Ângelo Alves, de la Comissao Política del Comité Central do PCP; Manuel Alegre, poeta y novelista, político del PS, candidato a la Presidencia de la República en 2011.
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*En una primera versión de este artículo se decía que la deuda de Portugal era de 8.500 millones.
Felipe Nieto es doctor en historia, autor de La aventura comunista de Jorge Semprún: exilio, clandestinidad y ruptura, (XXVI premio Comillas), Barcelona, Tusquets, 2014. Profesor de Historia del Mundo Actual en la UNED, Madrid.
viernes, 2 de febrero de 2018
Sergio Gálvez Biesca publica una excepcional investigación histórica sobre la Huelga General de 1988. El 14-D ya tiene su libro.
A las cero horas del 14 de diciembre de 1988 el fundido a negro de la emisión de Televisión Española anticipó el éxito de movilización de la que ha sido la mayor huelga general protagonizada por la clase obrera en los últimos cuarenta años. Encabezada por la UGT de Nicolás Redondo y Comisiones Obreras contra el Plan de Empleo Juvenil del Gobierno socialista y seguida por unos ocho millones de trabajadores (más del 80% de la población activa), fue otro hito más de la reconversión neoliberal del PSOE de Felipe González, casi tres años después del histórico referéndum sobre la permanencia en la OTAN.
El historiador Sergio Gálvez Biesca (Madrid, 1980) ha dedicado su tesis doctoral (dirigida por el añorado profesor Julio Aróstegui) a aquella Huelga General y el pasado 14 de diciembre, acompañado entre otros por Agustín Moreno, presentó el libro que sintetiza toda una excepcional investigación histórica: La gran huelga general. El sindicalismo contra la ‘modernización socialista’ (Siglo XXI, 763 págs.). “En la España de 1988”, escribe Gálvez Biesca, “se estaba asistiendo al nacimiento de una ‘sociedad dual’. Asimismo, la ‘cultura empresarial de la temporalidad’ se había instalado, mostrando la utilidad de las reformas laborales puestas en marcha. En otras palabras, se había producido una evidente agudización de las contradicciones capital-trabajo. Las tasas de explotación habían crecido a unos niveles no conocidos en décadas”.
Gálvez Biesca estudia las antecedentes inmediatos y los más lejanos (el capítulo segundo se titula: “Las lógicas de la conflictividad obrera durante el primer quinquenio socialista”) de aquella gran movilización, su desarrollo y sus consecuencias. Y lo hace a partir de una documentación de archivo cuidadosamente elegida y exhaustivamente trabajada. Así, por ejemplo cita con acierto las actas de las reuniones (hasta ahora desconocidas) de las direcciones de las dos centrales sindicales, que nos hacen vivir y revivir el clima histórico de aquel tiempo: los planteamientos, los debates, también las dudas y las esperanzas, de sus protagonistas.
El libro se cierra con un relato casi periodístico de la gran manifestación en Madrid del 16 de diciembre, con citas de los discursos de Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez. “Las dimensiones que alcanzó el 14D constituyen un hecho central de nuestra contemporaneidad; fue un punto de inflexión con importantes consecuencias dentro y fuera del mundo del trabajo. Por otro lado, con el paso del tiempo se ha mitificado aquella fecha. Una aproximación desde la historia, al menos, no puede dejar de resaltar dos consecuencias claves: primero, el 14D de 1988 se convirtió en el gran triunfo del movimiento sindical a lo largo de la época socialista; en segundo lugar, la huelga general supuso la mayor de las derrotas de los ejecutivos socialistas, que a punto estuvo de provocar la dimisión de Felipe González”, escribe Gálvez Biesca. “No obstante, aquella última oportunidad se constituyó, pese al 14D, en la antesala de futuras derrotas históricas del movimiento obrero”. Y en este punto abre un campo nuevo para el análisis de nuestra historia más reciente, que muchos ya vivimos como militantes de izquierdas que acompañamos al movimiento obrero en cada huelga general y en cada gran movilización.
El 14D dejó también una honda huella, una herida profunda, en la relación histórica entre la UGT y el Partido Socialista, muy bien descrita en este libro. Hace pocos años, con su acostumbrado tono sibilino, Felipe González resumió en estos términos aquella gran movilización: “En 1988 el sector empresarial ya tenía ganas de que hubiera un cambio de gobierno, tanto que antes de las elecciones los sindicatos convocaron una huelga general que tuvo mucho éxito y que acordaron con la patronal, incluso para recuperar las horas perdidas. La patronal facilitó la huelga y el país se detuvo por completo. Hasta Televisión Española se paró. En 1989 hubo elecciones y volví a obtener la mayoría en el Parlamento” (Transiciones democráticas: enseñanzas de líderes políticos. Sergio Bitar y Abraham F. Lowenthal, eds. Galaxia Gutenberg, 2016). Recomendamos fervientemente a González que lea el magnífico trabajo que Sergio Gálvez Biesca nos ha regalado.
El historiador Sergio Gálvez Biesca (Madrid, 1980) ha dedicado su tesis doctoral (dirigida por el añorado profesor Julio Aróstegui) a aquella Huelga General y el pasado 14 de diciembre, acompañado entre otros por Agustín Moreno, presentó el libro que sintetiza toda una excepcional investigación histórica: La gran huelga general. El sindicalismo contra la ‘modernización socialista’ (Siglo XXI, 763 págs.). “En la España de 1988”, escribe Gálvez Biesca, “se estaba asistiendo al nacimiento de una ‘sociedad dual’. Asimismo, la ‘cultura empresarial de la temporalidad’ se había instalado, mostrando la utilidad de las reformas laborales puestas en marcha. En otras palabras, se había producido una evidente agudización de las contradicciones capital-trabajo. Las tasas de explotación habían crecido a unos niveles no conocidos en décadas”.
Gálvez Biesca estudia las antecedentes inmediatos y los más lejanos (el capítulo segundo se titula: “Las lógicas de la conflictividad obrera durante el primer quinquenio socialista”) de aquella gran movilización, su desarrollo y sus consecuencias. Y lo hace a partir de una documentación de archivo cuidadosamente elegida y exhaustivamente trabajada. Así, por ejemplo cita con acierto las actas de las reuniones (hasta ahora desconocidas) de las direcciones de las dos centrales sindicales, que nos hacen vivir y revivir el clima histórico de aquel tiempo: los planteamientos, los debates, también las dudas y las esperanzas, de sus protagonistas.
El libro se cierra con un relato casi periodístico de la gran manifestación en Madrid del 16 de diciembre, con citas de los discursos de Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez. “Las dimensiones que alcanzó el 14D constituyen un hecho central de nuestra contemporaneidad; fue un punto de inflexión con importantes consecuencias dentro y fuera del mundo del trabajo. Por otro lado, con el paso del tiempo se ha mitificado aquella fecha. Una aproximación desde la historia, al menos, no puede dejar de resaltar dos consecuencias claves: primero, el 14D de 1988 se convirtió en el gran triunfo del movimiento sindical a lo largo de la época socialista; en segundo lugar, la huelga general supuso la mayor de las derrotas de los ejecutivos socialistas, que a punto estuvo de provocar la dimisión de Felipe González”, escribe Gálvez Biesca. “No obstante, aquella última oportunidad se constituyó, pese al 14D, en la antesala de futuras derrotas históricas del movimiento obrero”. Y en este punto abre un campo nuevo para el análisis de nuestra historia más reciente, que muchos ya vivimos como militantes de izquierdas que acompañamos al movimiento obrero en cada huelga general y en cada gran movilización.
El 14D dejó también una honda huella, una herida profunda, en la relación histórica entre la UGT y el Partido Socialista, muy bien descrita en este libro. Hace pocos años, con su acostumbrado tono sibilino, Felipe González resumió en estos términos aquella gran movilización: “En 1988 el sector empresarial ya tenía ganas de que hubiera un cambio de gobierno, tanto que antes de las elecciones los sindicatos convocaron una huelga general que tuvo mucho éxito y que acordaron con la patronal, incluso para recuperar las horas perdidas. La patronal facilitó la huelga y el país se detuvo por completo. Hasta Televisión Española se paró. En 1989 hubo elecciones y volví a obtener la mayoría en el Parlamento” (Transiciones democráticas: enseñanzas de líderes políticos. Sergio Bitar y Abraham F. Lowenthal, eds. Galaxia Gutenberg, 2016). Recomendamos fervientemente a González que lea el magnífico trabajo que Sergio Gálvez Biesca nos ha regalado.
jueves, 1 de febrero de 2018
_- Cómo educar con videojuegos. Los 'serious games' ayudan, por ejemplo, a explicar conceptos científicos o potenciar la creatividad.
_- Los ordenadores de la clase están encendidos y en sus pantallas se encuentra Super Mario, el mítico personaje de Nintendo. No es el último día de clase antes de Navidad ni el profesor está enfermo. De hecho, está al principio de la clase y sus alumnos le escuchan con asombrosa expectación, y eso que hoy toca desarrollar hábitos de trabajo individual y de equipo respetando al resto de compañeros, una de las actividades curriculares obligatorias incluidas en el tercer ciclo de primaria. Hoy el maestro ha decidido seguir los consejos de los profesores Carlos Arias-Almendro y Francisco Ignacio Revuelta publicados en 2014 en un estudio en el que se analizan videojuegos y se elaboran propuestas de secuencia didáctica sobre cómo llevarlos al aula.
“Estamos acostumbrados a ver cómo las películas y las obras de arte se utilizan como recurso educativo para enseñar conceptos concretos, ¿por qué no utilizar también los videojuegos?”, cuestiona Pilar La Casa, catedrática de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Alcalá de Henares. La profesora está totalmente convencida de que los videojuegos se pueden introducir en las aulas, independientemente de la edad de los alumnos, siempre y cuando exista en esta práctica una intencionalidad clara. Ella misma los utiliza en sus clases en la universidad dentro de las titulaciones de Educación y Comunicación Audiovisual.
Educar con 'los clásicos'
En el colegio Alameda de Osuna de Madrid, ubicado en el barrio homónimo, llevan varios años utilizando Minecraft en sexto de primaria. ¿El objetivo? Además de aprender geometría, los profesores intentan desarrollar distintos aspectos como el trabajo en equipo, la organización en un espacio digital, ganar soltura con el teclado, fomentar la creatividad y la propia autoevaluación, entre otros.
“A través de un videojuego se pueden aprender conceptos científicos complicados. Por ejemplo, a través de Portal se puede aprender sobre el espacio de las tres dimensiones”, asegura La Casa. Para esta catedrática el videojuego Spore es útil para enseñar biología, en concreto, la evolución de los seres vivos, mientras que Journey lo es para analizar el arte.
Precisamente, en esta maestría encontramos una eterna polémica entre los que opinan que los videojuegos pueden ser considerados cultura y sus detractores, que únicamente son capaces de vincularlos con la violencia. De momento, ya hace dos años que el MOMA de Nueva York decidió incluir a los videojuegos como parte de su colección permanente: Pacman, Passage, Donkey Kong o Portal se hacen hueco entre las Señoritas de Avignon de Pablo Picasso, La persistencia de la memoria de Salvador Dalí o las obras de Andy Warhol.
Pero, verdaderamente, ¿qué pueden aportar un videojuego dentro de un aula? “Con ellos se puede aprender de manera emocional e inmersiva no solo competencias curriculares, sino también otros aspectos como la toma de decisiones o el pensamiento creativo”, afirma La Casa, quien considera que se puede aprender con los videojuegos y sobre los videojuegos, si ponemos atención a su lenguaje y diseño.
El primer paso: los 'serious games' La Casa es partidaria de utilizarlos en su versión comercial, pero también existe la posibilidad de recurrir a los serious games (videojuegos serios). “Los videojuegos comerciales tienen mucho potencial en la educación, pero introducirlos puede asustar de primeras a los profesores, aunque deben ser capaces de saltar esas barreras. No tienen que ser expertos jugadores para poder enseñar a los alumnos conceptos a través de ellos. Pero, para los que no se atrevan a hacerlo, un primer paso es recurrir a los serious games”, declara Francesc Esteve, profesor del Departamento de Educación, de la Universitat Jaume I de Castellón y especialista en tecnología educativa.
La misión principal de los serious games no es el entretenimiento, sino el aprendizaje o la práctica de habilidades. Actualmente son utilizados en muchos sectores de la sociedad como método de aprendizaje práctico. Pilotos, bomberos, científicos, ingenieros o miembros del cuerpo de defensa los utilizan para hacer pruebas y simulaciones. En su utilización dentro del ámbito educativo, el contenido y el currículo están yuxtapuestos. Enseñar matemáticas, aprender idiomas, conceptos de medio ambiente o ganar destreza lingüística es posible a través del juego. Esta es una muestra de algunos de los videojuegos "serios" del mercado.
Animal Hero Universe: videojuego terapéutico destinado a reforzar y mejorar ciertas capacidades cognitivas en niños con Síndrome de Down y fomentar una forma más creativa y divertida de aprender. Animal Hero trata de un mundo donde la mayoría de la población ha emigrado a otro planeta a causa de un virus mortal que solo afecta a los humanos. Hero es un niño que vuelve a la tierra con su nave espacial para recuperar a su mascota, Axel, que se quedó atrás cuando todos se fueron. Este proyecto llevó a sus creadoras, Yolanda Peregrín y Silvia Quera, a ganar el programa de emprendimiento Santander Yuzz Jóvenes con ideas.
Aislados: el jugador se ve inmerso en una historia donde debe sobrevivir a situaciones extremas enfrentándose a misterios e incertidumbres en una isla, aparentemente desierta, a la que han llegado tras naufragar en su viaje de fin de curso. Durante la partida deberán interactuar con otros personajes del juego, decidir qué hacer y cómo hacerlo, enfrentándose a conflictos y emociones pero dentro de un mundo virtual. Los desarrolladores de Aislados lo crearon para el aprendizaje de habilidades sociales, emocionales y cognitivas. El profesor Esteve también recomienda su utilización para la prevención de la drogodependencia y otros comportamientos de riesgo.
Heimdal: este videojuego está desarrollado por el Gobierno Vasco para enseñar educación vial. Los jugadores se convierten en ayudantes del superhéroe Heimdal para salvar a Villecity y a sus habitantes de una fuerza extraña que se ha adueñado de sus calles. Se necesitarán todos los sentidos del jugador para encontrar un perro perdido o resolver el misterio de los balones robados, respetando las normas viales.
El viaje de Elisa: ayuda a comprender las características y las necesidades de las personas con autismo, en concreto, con Síndrome de Asperger. A través de diversos minijuegos y con una épica historia de ciencia-ficción de trasfondo, los jugadores deben superar los retos a los que se enfrenta Elisa, una adolescente del planeta de Lionov, capaz de proyectar su mente y materializarse en otras partes de la galaxia. En su búsqueda por encontrar ayuda para liberar a su planeta de la tiranía de los gobernantes que dominan su planeta, encuentra en la Tierra a una persona con Síndrome de Asperger que le ayudará a salvar su mundo.
Alerta CO2: videojuego sobre el cambio climático y el calentamiento de nuestro planeta que trata de concienciar a los jugadores de que cada acción individual, por pequeña que sea, es importante. El juego propone una misión: reducir las emisiones de CO2 en la ciudad de Metròpolis y, en concreto, en tres escenarios: nuestro dormitorio, la calle y la escuela, donde se tendrá que descubrir, lo más rápido posible, los agentes causantes de una alta emisión de CO2.
https://elpais.com/economia/2017/12/11/actualidad/1513005770_763013.html
Los videojuegos también son cosa seria
“Estamos acostumbrados a ver cómo las películas y las obras de arte se utilizan como recurso educativo para enseñar conceptos concretos, ¿por qué no utilizar también los videojuegos?”, cuestiona Pilar La Casa, catedrática de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Alcalá de Henares. La profesora está totalmente convencida de que los videojuegos se pueden introducir en las aulas, independientemente de la edad de los alumnos, siempre y cuando exista en esta práctica una intencionalidad clara. Ella misma los utiliza en sus clases en la universidad dentro de las titulaciones de Educación y Comunicación Audiovisual.
Educar con 'los clásicos'
En el colegio Alameda de Osuna de Madrid, ubicado en el barrio homónimo, llevan varios años utilizando Minecraft en sexto de primaria. ¿El objetivo? Además de aprender geometría, los profesores intentan desarrollar distintos aspectos como el trabajo en equipo, la organización en un espacio digital, ganar soltura con el teclado, fomentar la creatividad y la propia autoevaluación, entre otros.
“A través de un videojuego se pueden aprender conceptos científicos complicados. Por ejemplo, a través de Portal se puede aprender sobre el espacio de las tres dimensiones”, asegura La Casa. Para esta catedrática el videojuego Spore es útil para enseñar biología, en concreto, la evolución de los seres vivos, mientras que Journey lo es para analizar el arte.
Precisamente, en esta maestría encontramos una eterna polémica entre los que opinan que los videojuegos pueden ser considerados cultura y sus detractores, que únicamente son capaces de vincularlos con la violencia. De momento, ya hace dos años que el MOMA de Nueva York decidió incluir a los videojuegos como parte de su colección permanente: Pacman, Passage, Donkey Kong o Portal se hacen hueco entre las Señoritas de Avignon de Pablo Picasso, La persistencia de la memoria de Salvador Dalí o las obras de Andy Warhol.
Pero, verdaderamente, ¿qué pueden aportar un videojuego dentro de un aula? “Con ellos se puede aprender de manera emocional e inmersiva no solo competencias curriculares, sino también otros aspectos como la toma de decisiones o el pensamiento creativo”, afirma La Casa, quien considera que se puede aprender con los videojuegos y sobre los videojuegos, si ponemos atención a su lenguaje y diseño.
El primer paso: los 'serious games' La Casa es partidaria de utilizarlos en su versión comercial, pero también existe la posibilidad de recurrir a los serious games (videojuegos serios). “Los videojuegos comerciales tienen mucho potencial en la educación, pero introducirlos puede asustar de primeras a los profesores, aunque deben ser capaces de saltar esas barreras. No tienen que ser expertos jugadores para poder enseñar a los alumnos conceptos a través de ellos. Pero, para los que no se atrevan a hacerlo, un primer paso es recurrir a los serious games”, declara Francesc Esteve, profesor del Departamento de Educación, de la Universitat Jaume I de Castellón y especialista en tecnología educativa.
La misión principal de los serious games no es el entretenimiento, sino el aprendizaje o la práctica de habilidades. Actualmente son utilizados en muchos sectores de la sociedad como método de aprendizaje práctico. Pilotos, bomberos, científicos, ingenieros o miembros del cuerpo de defensa los utilizan para hacer pruebas y simulaciones. En su utilización dentro del ámbito educativo, el contenido y el currículo están yuxtapuestos. Enseñar matemáticas, aprender idiomas, conceptos de medio ambiente o ganar destreza lingüística es posible a través del juego. Esta es una muestra de algunos de los videojuegos "serios" del mercado.
Animal Hero Universe: videojuego terapéutico destinado a reforzar y mejorar ciertas capacidades cognitivas en niños con Síndrome de Down y fomentar una forma más creativa y divertida de aprender. Animal Hero trata de un mundo donde la mayoría de la población ha emigrado a otro planeta a causa de un virus mortal que solo afecta a los humanos. Hero es un niño que vuelve a la tierra con su nave espacial para recuperar a su mascota, Axel, que se quedó atrás cuando todos se fueron. Este proyecto llevó a sus creadoras, Yolanda Peregrín y Silvia Quera, a ganar el programa de emprendimiento Santander Yuzz Jóvenes con ideas.
Aislados: el jugador se ve inmerso en una historia donde debe sobrevivir a situaciones extremas enfrentándose a misterios e incertidumbres en una isla, aparentemente desierta, a la que han llegado tras naufragar en su viaje de fin de curso. Durante la partida deberán interactuar con otros personajes del juego, decidir qué hacer y cómo hacerlo, enfrentándose a conflictos y emociones pero dentro de un mundo virtual. Los desarrolladores de Aislados lo crearon para el aprendizaje de habilidades sociales, emocionales y cognitivas. El profesor Esteve también recomienda su utilización para la prevención de la drogodependencia y otros comportamientos de riesgo.
Heimdal: este videojuego está desarrollado por el Gobierno Vasco para enseñar educación vial. Los jugadores se convierten en ayudantes del superhéroe Heimdal para salvar a Villecity y a sus habitantes de una fuerza extraña que se ha adueñado de sus calles. Se necesitarán todos los sentidos del jugador para encontrar un perro perdido o resolver el misterio de los balones robados, respetando las normas viales.
El viaje de Elisa: ayuda a comprender las características y las necesidades de las personas con autismo, en concreto, con Síndrome de Asperger. A través de diversos minijuegos y con una épica historia de ciencia-ficción de trasfondo, los jugadores deben superar los retos a los que se enfrenta Elisa, una adolescente del planeta de Lionov, capaz de proyectar su mente y materializarse en otras partes de la galaxia. En su búsqueda por encontrar ayuda para liberar a su planeta de la tiranía de los gobernantes que dominan su planeta, encuentra en la Tierra a una persona con Síndrome de Asperger que le ayudará a salvar su mundo.
Alerta CO2: videojuego sobre el cambio climático y el calentamiento de nuestro planeta que trata de concienciar a los jugadores de que cada acción individual, por pequeña que sea, es importante. El juego propone una misión: reducir las emisiones de CO2 en la ciudad de Metròpolis y, en concreto, en tres escenarios: nuestro dormitorio, la calle y la escuela, donde se tendrá que descubrir, lo más rápido posible, los agentes causantes de una alta emisión de CO2.
https://elpais.com/economia/2017/12/11/actualidad/1513005770_763013.html
Los videojuegos también son cosa seria
España va mal
Si un país define a la mayoría social que lo conforma, los datos económicos son claros: España va mal. España es, con Grecia y Chipre, uno de los tres países de la Unión Europea donde más ha crecido el riesgo de pobreza desde el inicio de la crisis. Uno de cada cuatro españoles sufre ya carencias severas, hay un millón más de parados que en 2008 y los trabajadores son más pobres. Entonces, ¿dónde ha ido el crecimiento del PIB o la reducción de la deuda? A los grandes bancos, que han aumentado sus beneficios; a las grandes empresas, que han ganado más, y al bolsillo del 1% más rico. Mientras, los salarios más bajos se han reducido un 15%.— David Fernández Calderón. El Rompido, Cartaya (Huelva). Cartas al Director
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