domingo, 6 de marzo de 2022
Entrevista a Noam Chomsky. “Estamos en un momento crucial de la historia de la humanidad. No se puede negar. No se puede ignorar”
Las motivaciones políticas, como las citadas por el presidente ruso Vladímir Putin, no pueden utilizarse como argumento para justificar el inicio de una invasión contra una nación soberana. Sin embargo, ante esta horrible invasión, “Estados Unidos debe optar por la diplomacia de modo urgente” en lugar de la escalada militar, ya que esta última podría constituir una “sentencia de muerte para la especie, sin vencedores”, afirma Chomsky.
C. J. Polychroniou: Noam, la invasión rusa de Ucrania ha cogido a la mayoría de la gente por sorpresa y ha causado gran conmoción por todo el mundo, aunque muchos elementos indicaban que Putin estaba bastante alterado por la expansión de la OTAN hacia el este y la determinación de Washington de no tomarse en serio sus exigencias en materia de seguridad de no traspasar la “línea roja” respecto a Ucrania. ¿Por qué cree que ha decidido iniciar una invasión en este momento?
Noam Chomsky: Antes de responder a la pregunta debemos constatar algunos hechos que son incontestables. El más crucial es que la invasión rusa de Ucrania es un grave crimen de guerra comparable a la invasión estadounidense de Irak y a la invasión de Polonia por parte de Hitler-Stalin en septiembre de 1939, por poner sólo dos ejemplos relevantes. Es razonable buscar explicaciones, pero no hay ninguna justificación ni atenuante.
Volviendo a la pregunta, hay un despliegue de invectivas plenas de convencimiento acerca de la mente de Putin. El relato habitual es que está atrapado en fantasías paranoicas, que actúa solo, rodeado de cortesanos rastreros como los que conocemos aquí en lo que queda del Partido Republicano que viaja hasta Mar-a-Lago buscando la aprobación del Líder.
La avalancha de improperios podría ser acertada, pero quizá habría que considerar otras posibilidades. Quizá Putin quiso decir lo que él y sus aliados han estado diciendo alto y claro durante años. Podría ser, por ejemplo, que “dado que la principal exigencia de Putin es la garantía de que la OTAN no aceptará a más miembros, y en concreto a Ucrania o Georgia, obviamente no habría existido ninguna motivación para la crisis actual si no hubiera habido una expansión de la alianza atlántica tras el final de la Guerra Fría o si la expansión hubiera tenido lugar de acuerdo con la construcción de una estructura de seguridad en Europa que incluyera a Rusia”. El autor de estas palabras es Jack Matlock, exembajador de Estados Unidos en Rusia, uno de los pocos expertos en Rusia solventes del cuerpo diplomático estadounidense; las escribió poco antes de la invasión. Continúa y concluye que la crisis “puede resolverse fácilmente aplicando el sentido común… Desde cualquier punto de vista, el sentido común apunta que a Estados Unidos le interesa promover la paz, no el conflicto. Tratar de desprender a Ucrania de la influencia rusa –el objetivo declarado de los que agitaron las “revoluciones de colores”– fue una misión absurda y peligrosa. ¿Tan pronto hemos olvidado la lección de la crisis de los misiles de Cuba?”.
Matlock no está solo. En las memorias del jefe de la CIA, William Burns, otro de los pocos auténticos expertos en Rusia, se llega a las mismas conclusiones sobre las cuestiones de fondo. La postura aún más firme de George Kennan [diplomático] ha recibido amplia cobertura tarde, que también ha sido respaldada por el exsecretario de Defensa William Perry y, fuera de las filas diplomáticas, por el célebre académico de relaciones internacionales John Mearsheimer y numerosas figuras que difícilmente podrían ser más convencionales.
Nada de esto es incierto. Los documentos internos de Estados Unidos publicados por WikiLeaks revelan que la imprudente oferta de Bush II a Ucrania para entrar en la OTAN provocó enseguida duras advertencias por parte de Rusia indicando que la expansión de la amenaza militar era intolerable. Es comprensible.
A propósito, también podemos tomar nota sobre ese extraño concepto de “la izquierda” que aparece regularmente para vituperar a “la izquierda” por su insuficiente escepticismo acerca de la “línea del Kremlin”…
La crisis se ha estado gestando durante 25 años mientras Estados Unidos menospreciaba de un modo despectivo las inquietudes rusas en materia de seguridad
El hecho es que, para ser sinceros, no sabemos por qué se tomó la decisión, ni siquiera si la tomó Putin en solitario o el Consejo de Seguridad ruso en el que él desempeña el papel principal. Hay, sin embargo, algunas cosas que sí sabemos con bastante seguridad, incluidos los documentos examinados con cierto detalle por las personas que acabo de citar, que han ocupado altos cargos dentro del sistema de planificación. En resumen, la crisis se ha estado gestando durante 25 años mientras Estados Unidos menospreciaba de un modo despectivo las inquietudes rusas en materia de seguridad, en particular sus claras líneas rojas: Georgia y especialmente Ucrania.
Hay buenas razones para creer que esta tragedia podría haberse evitado hasta el último minuto. Ya lo hemos discutido anteriormente, en repetidas ocasiones. En cuanto a por qué Putin ha iniciado la criminal agresión en este momento, podemos especular todo lo que queramos. Pero el trasfondo inmediato no es incierto; se elude, pero no se discute.
Es fácil entender que los que sufren las consecuencias consideren que es de una complacencia inaceptable indagar por qué ocurrió y si se podría haber evitado. Comprensible, pero equivocado. Si queremos responder a la tragedia de modo que ayude a las víctimas y evite las catástrofes aún peores que se avecinan, es prudente y necesario aprender todo lo que podamos sobre lo que salió mal y cómo se podría haber corregido el rumbo. Los gestos heroicos pueden ser gratificantes. No son útiles.
Como tantas otras veces, recuerdo una lección que aprendí hace mucho tiempo. A finales de la década de 1960, participé en una reunión en Europa con algunos representantes del Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur (el ‘Vietcong’, en la jerga estadounidense). Fue durante el breve periodo de intensa oposición a los espantosos crímenes de Estados Unidos en Indochina. Algunos jóvenes estaban tan enfurecidos que pensaban que la reacción violenta era la única respuesta adecuada a las monstruosidades que estaban teniendo lugar: romper ventanas en Main Street, bombardear un centro del Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva. Cualquier otra cosa equivalía a ser cómplice de crímenes terribles. Los vietnamitas veían las cosas de forma muy distinta. Se opusieron firmemente a todas esas medidas. Presentaron su modelo de protesta efectiva: unas cuantas mujeres de pie, rezando en silencio, ante las tumbas de los soldados estadounidenses muertos en Vietnam. No les interesaba lo que los estadounidenses que se oponían a la guerra hacían para sentirse justos y respetables. Querían sobrevivir.
Es una lección que a menudo he escuchado, de una u otra forma, a las víctimas del horrible sufrimiento en el hemisferio sur, el principal objetivo de la violencia imperial. Una lección que deberíamos tomar en serio, adaptada a las circunstancias. Hoy eso significa un esfuerzo por comprender por qué ha ocurrido esta tragedia y qué se podría haber hecho para evitarla, y aplicar estas lecciones a lo que viene después.
La cuestión cala hondo. No hay tiempo para repasar aquí este asunto de vital importancia pero, en repetidas ocasiones, la reacción ante una crisis real o imaginaria ha sido sacar la pistola en lugar de la rama de olivo. Es casi un acto reflejo, y las consecuencias han sido generalmente espantosas para las víctimas tradicionales. Siempre vale la pena tratar de entender, anticiparse un poco a las posibles consecuencias de la acción o la inacción. Son perogrulladas, por supuesto, pero vale la pena insistir porque se descartan tan fácilmente en tiempos de arrebato justificado.
¿Qué opciones hay?
Las opciones que quedan tras la invasión son desalentadoras. La menos mala es el apoyo a las opciones diplomáticas que aún existen con la esperanza de lograr un resultado parecido al que era muy probable alcanzar hace unos días: la neutralización de Ucrania al estilo austriaco, una versión del federalismo de Minsk II. Mucho más difícil de lograr ahora. Y –necesariamente– con una vía de escape para Putin, o el resultado será aún más nefasto para Ucrania y para todo el mundo, quizá más allá de lo inimaginable.
Es muy injusto. ¿Pero cuándo ha prevalecido la justicia en los asuntos internacionales? ¿Es necesario revisar el atroz historial una vez más?
Nos guste o no, las opciones se reducen ahora a un feo desenlace que premia en lugar de castigar a Putin por el acto de agresión o la fuerte posibilidad de una guerra terminal. Puede parecer gratificante arrinconar al oso en un rincón desde el que arremeterá a la desesperada, y puede hacerlo. No es sensato.
Entretanto, deberíamos hacer todo lo posible para ofrecer un apoyo significativo a quienes defienden valientemente su patria contra crueles agresores, a quienes escapan de los horrores y a los miles de valientes rusos que se oponen públicamente al crimen de su Estado asumiendo gran riesgo personal, una lección para todos.
Y también deberíamos tratar de encontrar formas de ayudar a un tipo de víctima más general: todas las especies que habitan la Tierra. Esta catástrofe ha tenido lugar en un momento en el que todas las grandes potencias, y de hecho todos nosotros, debemos trabajar juntos para controlar el gran azote de la destrucción medioambiental que ya se está cobrando un precio desastroso, y que pronto será mucho peor si no se realizan grandes esfuerzos rápidamente. Para hacer ver lo obvio, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) acaba de publicar la última y más ominosa de sus evaluaciones periódicas sobre cómo nos dirigimos hacia la catástrofe.
Entretanto, las medidas necesarias están estancadas, incluso en retroceso, ya que se dedican recursos muy necesarios a la destrucción y ahora el mundo se encamina a ampliar el uso de los combustibles fósiles, incluido el más peligroso y convenientemente abundante, el carbón.
Un demonio malévolo difícilmente podría idear una coyuntura más grotesca. No se puede ignorar. Cada momento cuenta.
La invasión rusa es una clara violación del artículo 2(4) de la Carta de la ONU, que prohíbe la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial de otro Estado. Sin embargo, durante su discurso del 24 de febrero, Putin trató de ofrecer fundamentos jurídicos para la invasión y Rusia cita a Kosovo, Irak, Libia y Siria como prueba de que Estados Unidos y sus aliados violan el derecho internacional repetidamente. ¿Puede comentar los fundamentos jurídicos de Putin para la invasión de Ucrania y la situación del derecho internacional en la era posterior a la Guerra Fría?
No hay nada que decir sobre el intento de Putin de ofrecer un fundamento jurídico a su agresión. Su mérito es nulo.
Es cierto que Estados Unidos y sus aliados violan el derecho internacional sin pestañear, pero eso no ofrece ningún atenuante para los crímenes de Putin
Por supuesto, es cierto que Estados Unidos y sus aliados violan el derecho internacional sin pestañear, pero eso no ofrece ningún atenuante para los crímenes de Putin. Sin embargo, Kosovo, Irak y Libia tuvieron influencia directa en el conflicto de Ucrania.
La invasión de Irak fue un ejemplo de libro de los crímenes por los que los nazis fueron colgados en Nuremberg, pura agresión no provocada. Y un puñetazo en la cara de Rusia.
En el caso de Kosovo, la agresión de la OTAN (es decir, la agresión de Estados Unidos) fue declarada “ilegal, pero justificada” (por ejemplo, por la Comisión Internacional sobre Kosovo presidida por Richard Goldstone) sobre la base de que el bombardeo se llevó a cabo para poner fin a las atrocidades que estaban teniendo lugar. Ese juicio exigía invertir la cronología. Las pruebas de que la avalancha de atrocidades fue consecuencia de la invasión son abrumadoras: predecible, prevista, anticipada. Además, había opciones diplomáticas disponibles; como siempre, fueron ignoradas en favor de la violencia.
Altos funcionarios estadounidenses confirman que fue sobre todo el bombardeo de Serbia, aliada de Rusia –sin ni siquiera informarles de antemano–, lo que dio al traste con los esfuerzos rusos por colaborar de algún modo con Estados Unidos en la construcción de un orden de seguridad europeo posterior a la Guerra Fría, un retroceso que se aceleró con la invasión de Irak y el bombardeo de Libia después de que Rusia aceptara no vetar una Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que la OTAN violó de inmediato.
Los acontecimientos tienen consecuencias; sin embargo, los hechos pueden quedar ocultos dentro del sistema dogmático.
El estatus del derecho internacional no cambió en el periodo posterior a la Guerra Fría, ni siquiera en las palabras, y mucho menos en los hechos. El presidente Clinton dejó claro que Estados Unidos no tenía intención de respetarlo. La Doctrina Clinton declaraba que Estados Unidos se reservaba el derecho a actuar “unilateralmente cuando fuera necesario”, incluido el “uso unilateral del poder militar” para defender intereses vitales como “garantizar el acceso sin trabas a mercados clave, suministros energéticos y recursos estratégicos”. También sus sucesores, y cualquiera que pueda violar la ley impunemente.
Eso no quiere decir que el derecho internacional no tenga valor. Tiene un rango de aplicabilidad, y es una norma útil en algunos aspectos.
El objetivo de la invasión rusa parece ser derribar el gobierno de Zelensky e instalar en su lugar uno prorruso. Sin embargo, pase lo que pase, Ucrania se enfrenta a un futuro desalentador por su decisión de convertirse en un peón en los juegos geoestratégicos de Washington. En ese contexto, ¿hasta qué punto es probable que las sanciones económicas logren que Rusia cambie su postura respecto a Ucrania? ¿O las sanciones económicas tienen como objetivo algo más grande, como socavar el control de Putin dentro de Rusia y los lazos con países como Cuba, Venezuela y posiblemente incluso la propia China?
Puede que Ucrania no haya tomado las decisiones más acertadas, pero no tenía nada parecido a las opciones que tenían los Estados imperiales. Sospecho que las sanciones llevarán a Rusia a depender aún más de China. Salvo que cambie seriamente de rumbo, Rusia es un estado petrolero cleptócrata que depende de un recurso que debe disminuir drásticamente o estamos todos acabados. No está claro si su sistema financiero puede resistir un ataque fuerte, mediante sanciones u otros medios. Razón de más para ofrecer una vía de escape con una mueca.
Los gobiernos occidentales, los principales partidos de la oposición, incluido el Partido Laborista en el Reino Unido, y los medios de comunicación corporativos se han embarcado en una campaña antirrusa chovinista. Los objetivos incluyen no sólo a los oligarcas rusos, sino también a músicos, directores de orquesta y cantantes, e incluso a propietarios de equipos de fútbol como Roman Abramovich, del Chelsea FC. Tras la invasión, incluso se ha prohibido a Rusia participar en Eurovisión en 2022. Es la misma reacción que los medios de comunicación corporativos y la comunidad internacional en general mostraron hacia Estados Unidos tras su invasión y posterior destrucción de Irak, ¿no?
Su comentario irónico es muy apropiado. Y podemos continuar por caminos demasiado conocidos.
¿Cree que la invasión dará inicio a una nueva era de confrontación continua entre Rusia (y posiblemente en alianza con China) y Occidente?
Es difícil saber dónde caerán las cenizas, y esto podría no ser una metáfora. Hasta ahora, China está actuando con cautela, y es probable que intente llevar adelante su amplio programa de integración económica de gran parte del mundo dentro de su sistema global en expansión –en el cual, hace unas semanas, incorporó a Argentina dentro de la iniciativa Cinturón y Ruta–, mientras observa cómo los rivales se destruyen entre ellos.
Como hemos comentado antes, la confrontación es una sentencia de muerte para la especie, sin vencedores. Estamos en un momento crucial de la historia de la humanidad. No se puede negar. No se puede ignorar.
Esta entrevista se publicó originalmente en Truthout.org.
Traducción: Paloma Farré.
C.J. Polychroniou es politólogo/economista político, escritor y periodista.
Fuente: https://ctxt.es/es/20220301/Politica/38974/Noam-Chomsky-guerra-Ucrania-Rusia-Putin-EEUU-OTAN-geopolitica-Polychroniou.htm
sábado, 5 de marzo de 2022
Ni la sanciones, ni el «botón nuclear» financiero detendrán a Putin
Que el expresidente de la nación más poderosa del planeta, cuyo partido puede ganar las elecciones legislativas de noviembre próximo y él mismo volver a la presidencia, no deje de halagar a Putin cuando acaba de invadir un país soberano (como también están haciendo, además de Trump, otros líderes políticos occidentales), es buena prueba de lo primero. Haber ayudado a que fuerzas claramente nazis se hayan hecho con resortes fundamentales de poder en Ucrania, permitir que un gobierno fruto de un golpe de Estado haya llevado a cabo miles de acciones violentas contra población ucraniana no ya pro rusa sino con pasaporte ruso, o alentar constantemente la entrada de Ucrania en la OTAN prueban, entre cosas razones, lo segundo. Y que un excanciller del país más poderoso de la Unión Europea, Gerhard Schröder, sea el presidente del consejo de administración de la mayor petrolera de Rusia, o que la estrategia energética de la Unión Europea se haya basado desde 1990 en el suministro de las autocracias y oligarquías corruptas de su lado oriental, confirman lo tercero.
Cuando se ha llegado a una situación de máxima tensión por la invasión militar rusa de Ucrania, Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea prestan a esta última una ayuda militar que es (como toda la anterior) materialmente inútil para hacer frente a la gran superioridad del ejército ruso. Y, para intentar frenarla, recurren a sanciones económicas que podrían llegar al llamado «botón nuclear» financiero, consistente en expulsar a Rusia del sistema SWIFT para impedir que las entidades bancarias o el gobierno ruso puedas realizar cobros y pagos con el exterior.
La pregunta es si estas medidas pueden frenar a Rusia y la respuesta, en mi modesta opinión, es no, por varias razones.
No es la primera vez que se establecen sanciones económicas contra un país y sabemos que su efecto es siempre limitado. Una economía minúscula y con muchísimos menos recursos que la rusa, como la cubana, lleva sobreviviendo 61 años a un embargo durísimo, e Irán tampoco se vino abajo cuando se le aplicó la misma exclusión financiera con la que ahora se amenaza a Rusia,.
Un estudio exhaustivo de doscientos cuatro casos de sanciones occidentales modernas ha demostrado que son «parcialmente exitosas en el 34 por ciento de los casos» (aquí). No son inocuas, desde luego, pero no se puede considerar que sean total y definitivamente eficaces.
De hecho, no se puede olvidar que Rusia soporta sanciones económicas desde hace años.
Diversos estudios han mostrado que las aplicadas por los países occidentales sobre los principales ejes estratégicos de la economía rusa (finanzas, defensa, petróleo y patrimonios de algunos oligarcas) han tenido un coste económico muy importante.
Aunque a su efecto hay que añadir el de la crisis de 2008 y el de la caída en el precio del petróleo, lo cierto es que el PIB de Rusia había disminuido un 35% de 2013 a 2020 y su renta disponible real un 10%. A pesar de ello, sin embargo, las entidades financieras internacionales y el propio Fondo Monetario Internacional no han dejado de alabar la estabilidad macroeconómica de Rusia porque había logrado contener la deuda pública (19,2% del PIB a finales del 2020) y aumentar sus reservas internacionales, unos 600.000 millones de dólares en ese mismo año, casi diez veces más que España, a pesar de tener un PIB solo ligeramente superior.
Según el último reporte del Congreso de Estados Unidos (aquí), a Rusia le afectan actualmente quince programas de sanciones cuyo efecto es limitado por varias razones: los políticos rusos están dispuestos a asumir el coste de las sanciones, pueden tener el efecto no deseado de aumentar el apoyo al gobierno ruso, y este ha limitado sus efectos mediante ayudas, contratos preferenciales y políticas de sustitución de importaciones y mercados alternativos. Dicho informe afirma que «los estudios sugieren que las sanciones han tenido un impacto negativo pero relativamente modesto sobre el crecimiento en Rusia»; en parte, porque se han adoptado tratando de «minimizar su impacto sobre el pueblo ruso y sobre los intereses económicos de los países que las imponen.»
Esto último es una segunda razón de por qué las sanciones a Rusia no terminan de ser efectivas. Es cierto que Estados Unidos y los países europeos las han establecido no solo sobre objetivos económicos sino también sobre intereses concretos de algunos oligarcas rusos en el exterior. Pero lo han hecho muy limitadamente porque no han querido renunciar al gran negocio que Rusia les reporta. Aunque sea peccata minuta, recordemos que en España, sin ir más lejos, los millonarios chinos y rusos son los principales acaparadores de visados por compra de viviendas, una forma indirecta establecida por los gobiernos para que introduzcan aquí (como en otros muchos países) las fortunas que soportan el poder de la autocracia rusa.
Se ha calculado (aquí) que los oligarcas rusos tienen riqueza fuera de su país por un valor equivalente al 85% de su PIB, es decir, alrededor de 1,1 billones de dólares. Y ese dinero no es un patrimonio pasivo sino la fuente de grandísimos negocios de los que no solo se benefician los oligarcas sino también las entidades financieras y las grandes corporaciones y fondos de inversión occidentales. Utilizan para ello los paraísos fiscales cuyas puertas no se quieren abrir porque, si se hiciera, no se podría perseguir solo a unos («los malos») y no a otros (nuestros «buenos»).
Lo mismo que los países europeos no han querido frenar al monstruo nacionalista ruso durante las últimas tres décadas, porque querían aprovecharse y hacer caja con sus suministros, tampoco se ha querido acabar con la extraordinaria fuerza financiera en el exterior de la autocracia rusa: los negocios son los negocios.
La lucha del presidente Draghi para que la industria del lujo italiana quede fuera del alcance de las sanciones es la más patética expresión de la ética que guía la respuesta europea contra la autocracia.
La sanciones económicas no van a detener a Rusia mientras los países que las imponen no estén dispuestos a sufrir en sus carnes, o mejor dicho, en las carnes de sus propias oligarquías, las consecuencias y los costes de imponer un orden de justicia y paz en el planeta.
Además, resulta francamente impensable que los dirigentes rusos no hayan considerado los costes financieros que sus decisiones agresivas iban a llevar consigo, de modo que es muy poco realista creer que se hayan visto sorprendidos por ellos y que se vayan a detener por su causa.
Incluso me atrevo a pensar que algo parecido puede ocurrir con el llamado «botón nuclear» financiero. Aunque no cabe duda de que expulsar a Rusia del sistema de comunicaciones en que se basan los cobros y pagos internacionales tendría consecuencias gravísimas, me parece que no solo podrá esquivarlas sino que incluso pudiera tener efectos no deseados para occidente.
En primer lugar, por la razón antes aludida: Europa no está en condiciones de renunciar, al menos a medio plazo, al suministro de gas y otras materias primas rusas y la subida de precios subsiguiente la va a llevar a una situación económica muy delicada.
En segundo lugar, porque Rusia lleva años preparándose para esta eventualidad, creando un sistema nacional alternativo y otro en colaboración con China. El resultado de expulsar a Rusia del mecanismo le hará mucho daño, sin duda, pero puede abrir una brecha de incalculables consecuencias en el sistema financiero internacional que ha sido el soporte del comercio internacional globalizado de las últimas décadas. Un efecto que no estoy seguro de que los grandes poderes económicos y financieros de occidente estén dispuestos a asumir, al menos de momento. Y no se puede olvidar que es muy probable que las autoridades rusas controlen indirectamente o en la sombra miles de millones de dólares en el exterior con los que podrían provocar situaciones de gran inestabilidad en las finanzas internacionales.
Rusia no ha tomado la decisión de invadir Ucrania pensando que Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN se iban a cruzar de brazos. Contaba con las medidas y sanciones económicas que se están anunciando y adoptando; por cierto, de la manera menos efectiva, es decir, advirtiendo de ellas con antelación y aplicándolas con cuentagotas.
Me gustaría que esas medidas fueran lo suficientemente disuasorias como para frenar la invasión y poder retomar el conflicto desde otras coordenadas que no implicaran la guerra, la destrucción y la muerte de seres humanos. Me temo, como he dicho, que no lo serán y lo verdaderamente preocupante es que el nacionalismo ruso ha señalado ya muy claramente cuáles son sus dos principios de actuación: uno, que se cree con derecho a reconstruir el viejo imperio, y otro que si Estados Unidos pudo usar el arma nuclear cuando lo consideró oportuno, Rusia también puede utilizarla cuando lo crea conveniente.
La situación creada por la autocracia rusa es verdaderamente criminal y desastrosa y nada se puede equiparar a su responsabilidad en el caso de Ucrania. Pero la lógica que guía a occidente a la hora de frenarla tampoco es ejemplar, y no ha estado basada ni en la coherencia, ni en la prudencia, ni en la cultura de la paz que es la única que puede poner un poco de sensatez en este planeta.
Fuente.
https://juantorreslopez.com/ni-la-sanciones-ni-el-boton-nuclear-financiero-detendran-a-putin/
viernes, 4 de marzo de 2022
Sobre las Checas. Ángel Viñas.
Contra las falacias y las mentiras que desde 1936 empezó a difundir, en la zona sublevada, la propaganda franquista y que, desde 1939, extendió al resto de España pocos son los temas que hayan gozado de tal predicamento como el de la actividad criminal de las checas, en particular en Madrid y Barcelona. Siempre fueron consideradas como los ejemplos por excelencia del “terror rojo”. Su siniestra fama se divulgó en la literatura. Nombres como el conde de Foxá, Wenceslao Fernández Flores, “El Caballero Audaz” (José María Carretero), “El Duende de la Colegiata” (Adelardo Fernández Arias) y muchos otros la elevaron a la enésima potencia en novelas que traducían odios y miedos viscerales y estaban en consonancia con las necesidades de la propaganda de los sublevados por ocultar sus propios asesinatos y venganzas. En cuanto a los novelistas citados, los dos primeros incluso han sido “rehabilitados”. Los siguientes, de ínfima calidad, todavía no. Todo se andará. Existen unas cuantas editoriales especializadas en difundir tal tipo de basura.
Ni que decir tiene que la historiografía profranquista y filofranquista encontró siempre en el “terror rojo” que emanaba de las checas todo un filón. Dura hasta nuestros días. Los trabajos de empaque académico que sobre el tema se han realizado son relativamente escasos.
Viene ahora a enriquecer la serie de obras esenciales para comprender el fenómeno la adaptación de una tesis doctoral. Hay que seguir de cerca la aprobación de tesis doctorales en historia contemporánea porque, al menos en España, es generalmente de la Universidad de donde proceden los trabajos de una nueva generación de investigadores que combinan el rigor científico y metodológico con su preocupación por temas largo tiempo dejados al arbitrio de numerosos periodistas y de aficionados siempre atentos a ventas fáciles y a excitar el morbo de un sector concreto del público lector (y no lector).
En el caso en cuestión corresponde a un joven historiador formado en la UCM y miembro del grupo de estudios sobre la guerra civil en Madrid el haber abordado, tras una serie de tanteos previos, la tarea de seguir desmitificando la densa nube que rodea el tema de las checas. Se llama Fernando Jiménez Herrera. La Editorial Comares, de Granada, que dirige mi buen amigo Miguel Ángel del Arco Blanco y cuyo catálogo es uno de los más serios y solventes en materia de la Historia que se hace en y desde la Universidad, la ha publicado, imagino que debidamente raspada de toda la parafernalia académica que suele envolver cualquier tesis doctoral que se precie.
Curiosamente la recepción que le han dado los grandes medios de comunicación, atentos a las decenas de títulos sobre temas más o menos estúpidos que aparecen casi todas las semanas, ha sido muy mesurada. Una pena. El trabajo de Jiménez Herrera merece muchísima mayor atención. Tanto de la crítica como de los lectores.
Las preguntas de las que parte este joven historiador constituyen el meollo, el alfa y el omega, de la labor de todo investigador que se respete: ¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Por qué pasó? Sin plantearse seriamente estos tres interrogantes, y sin basar la respuesta en el descubrimiento y análisis de las evidencias primarias relevantes de época, es imposible dar explicaciones fundadas a las representaciones que el historiador se hace del pasado. Sobre todo, si se trata de temas ya “vistos”. Y, al hacérselas, debe tener cuidado con el lenguaje.
En el caso en cuestión aceptar el término de “checa” es ya un tanto ahistórico. Es el resultado de una importación movida por planteamientos y estímulos propagandísticos. Su origen es ruso o, más exactamente, soviético. Su aplicación al caso español fue una primera victoria de los sublevados de 1936. Estaba en consonancia con la línea fundamental de su propaganda de antes de la guerra y que insufló toda la conspiración monárquico-militar (y fascista). La gran diferencia es que la policía represiva soviética estuvo encuadrada desde el primer momento en las estructuras de un nuevo Estado en formación, en guerra civil y con aspiraciones revolucionarias. Luego, formó parte esencial del aparato de supervisión, vigilancia y castigo de los disidentes (cuya identificación atravesó por numerosas etapas).
El caso español es completamente diferente. Sin conocer la tesis de Jiménez Herrera, pero partiendo del tenor anticomunista de la intoxicadora propaganda que distribuyó la UME (Unión Militar Española), a mí me había llamado la atención el énfasis puesto en el peligro soviético para la alejada España desde los comienzos más serios de la conspiración en 1934. Algo que, en puridad, no era ninguna novedad porque, simplemente, fue una constante en un sector de las derechas españolas desde la implantación del régimen soviético en Rusia. Herbert R. Southworth dedicó una gran parte de su obra a dibujar los contornos de tales planteamientos.
Así, pues, con buen tino, lo primero que hace Jiménez Herrera es llamar a las cosas por su nombre en el título de su libro. El mito de las checas y dedicar el primer capítulo a estudiar la génesis y evolución de este concepto. No es un a priori. Es el resultado de estudiar el movimiento histórico al final del cual, en una coyuntura determinada surgida del fracaso de la sublevación en Madrid y Barcelona, los sublevados aplicaron aquel concepto soviético para enmascarar y/o deformar lo que ocurrió en realidad: la transformación y adaptación de una parte de los núcleos organizativos del proletariado (Casas del Pueblo socialistas, Ateneos Libertarios anarquistas y Radios comunistas) a la tarea ímproba descabezar el movimiento militar y fascista. Sin saber manejar armas, salvo las cortas, y sin organización. Lo que los autores profranquistas o filofranquistas afirman sobre las “milicias” izquierdistas para antes del 18 de julio es de risa. Yo siempre recomiendo leer los camelos de Luis Bolín que he citado en varias de mis obras.
Pues bien, a las tareas habituales propias y que en aquellos núcleos organizativos habían ido perfilándose en los años anteriores a la sublevación (cuando todavía se encontraba en el estadio de proyecto deseado o anhelado) se añadió, casi de forma natural, la expansión a las funciones de control y justicia. Los dos términos, obviamente, no son equivalentes. Vale el primero. El segundo habría que entrecomillarlo. Ambas se materializaron, con todo, en el surgimiento de los más propiamente denominados, que no “checas”, “comités revolucionarios”. El núcleo central del libro se sitúa precisamente en el proceso que acompañó este cambio y que se mantuvo más o menos hasta finales del año 1936.
El pueblo en armas (una de las consecuencias del desplome del aparato de seguridad del Estado, también minado por los conspiradores) asumió, temporalmente, el ejercicio de tales nuevas funciones durante aquellos cinco o seis meses, cruciales eso sí, en la identificación y represión de elementos contrarrevolucionarios (fascistas, monárquicos, clérigos, burgueses y un variopinto etc.), reales o supuestos, que de todo hubo. La eliminación física, al margen de toda la legalidad republicana pre-existente, pasó al primer plano y afectó a un gran número de personas. No es de extrañar, añadiré, que a algunos diplomáticos británicos la evolución les hiciera evocar más los días del Terror en la revolución francesa que el bolchevique tras la revolución rusa.
El autor ha llegado a novedosas conclusiones después de haber pasado varios años estudiando miles de documentos de los que todavía se conservan en una variada gama de archivos. Ante todo, el general e histórico de la Defensa, amén de los archivos de la Guardia Civil y del Ministerio del Interior y del Centro Documental de la Memoria Histórica, complementados con la documentación conservada en el Histórico Nacional, los archivos del PCE, del PSOE, de la CNT y diversos repositorios locales y provinciales. Amén de las fuentes hemerográficas conservadas en más de una docena de sitios en línea y presenciales. Ha debido ser una labor de Sísifo. Basta con echar un vistazo a la serie documental PS relativa a Madrid en Salamanca para que a cualquier investigador se le abran las carnes.
Casi una veintena de tesis doctorales en versión no publicada pero sí disponibles en la red, unas setenta obras de memorias y recuerdos de variado pelaje, recuentos oficiales y una amplia bibliografía española y extranjera complementan las fuentes documentales primarias y secundarias.
Me apresuro a señalar que Fernando Jiménez en modo alguno trata de disminuir el saldo trágico de la actuación de los comités revolucionarios. Llega hasta donde los documentos se lo permiten. En el caso de Madrid, que es en el que se concentra básicamente su relato, se hace eco de las cifras de muertos y “paseados” durante el resto del verano y el otoño de 1936 (en torno a los 8.360) pero también recoge estimaciones más elevadas, que llegan hasta un total de 13.000 personas. No es moco de pavo, bajo ningún concepto. Al tiempo, pasa revista a los intentos de lo que quedaba de poder gubernamental, más o menos respetado, para encauzar la furia popular por canales jurídicamente aceptables en una situación de excepción y, por desgracia, totalmente imprevista.
¿Por qué tales excesos al margen de la legalidad, incluso en evolución? Fernando Jiménez, en la tercera parte de su libro, pasa revista a toda una serie de explicaciones que figuran en la bibliografía generada por los más variados expertos, españoles y extranjeros, que han arrojado luz sobre el fenómeno. ¿Una muestra? Javier Cervera Gil, Francisco Espinosa, Carlos Gil Andrés, Gutmaro Gómez Bravo, José Luis Ledesma, Jorge Marco, Javier Muñoz Soro, Javier Rodrigo, Julius Ruiz, Glicerio Sánchez Recio, María Thomas, Enzo Traverso y otros.
Una nota de advertencia: he sido muy sensible a la lectura de este libro, y confieso que esta breve reseña no le hace justicia en modo alguno, por una razón personal. Francisco Espinosa, cuyo nombre no necesita presentación, Guillermo Portilla, catedrático de Derecho Penal, y un servidor hemos invertido un año, más o menos, en hacer un estudio de las bases conceptuales, jurídicas, filosóficas, políticas, históricas y de contexto de la represión que los sublevados plantearon desde antes del primer momento contra quienes permanecieron fieles al gobierno de la República. Fueron dos mundos diferentes. Nuestro trabajo saldrá para la Feria del Libro.
Cualquier lector que tenga el más mínimo interés por un tema ardientemente discutido y que forma parte del repertorio argumental de las derechas filofranquistas incluso en el día de hoy hará bien en comparar el libro de Jiménez Herrera con el nuestro. Luego decidirá quién tuvo mejor razón, quién fue más salvaje, quién más cruel, quién actuó con mayor premeditación, con más elevado grado de alevosía y sobre quienes debe caer la responsabilidad última de tantos muertos, tantos sacrificios, tantos horrores. Porque la guerra no vino por casualidad ni España o la República estaban señaladas por el dedo del Señor para un castigo bíblico. Alguien la quiso. Alguien la preparó. Alguien se preparó. Y alguien ha seguido y sigue engañando a los españoles. A pesar de todos los esfuerzos de autores extranjeros como, valga el caso, el profesor Sir Paul Preston entre muchos otros colegas británicos.
La discusión, animada por propagandistas y políticos atentos a hacer de la historia, del pasado, su particular campo de Agramante, probablemente continuará durante bastante tiempo. Las evidencias primarias permiten, sin embargo, llegar a respuestas muy diferenciadas respecto al cómo y al por qué de procesos históricos que, para bien o para mal, siguen pesando sobre la conciencia de los españoles de nuestro tiempo.
Ángel Viñas, Historiador, economista, diplomático. Es catedrático emérito de la UCM.
Fuente:
https://www.angelvinas.es/?p=2548
jueves, 3 de marzo de 2022
Las consecuencias económicas de la guerra
Partiendo de ese principio, incluso asumiendo como yo asumo que la guerra no puede ser el instrumento y que la paz (por muy imperfecta que sea) no es tan solo un objetivo, sino el camino; es decir, que la guerra y la violencia son un mal en sí mismos y sin excusa, cabe preguntarse, sin embargo, sobre sus efectos más concretos sobre la economía.
Hay muchos estudios que han tratado de responder a esta cuestión con datos y análisis científicos de los muchos conflictos bélicos que se han producido, sobre todo, en el último siglo y medio. Voy a comentar muy brevemente las consecuencias que se han observado con carácter general y las que a mi juicio pueden derivarse de la que acaba de iniciar Rusia.
Aunque pueda sorprender o doler, sabemos que las guerras tienen efectos económicos que pueden considerarse positivos. Entre ellos, el aumento del gasto agregado, el de los estados en armamento, infraestructuras, transportes, etc. y el de las empresas en inversión para suministrar a los ejércitos los bienes y servicios que necesitan. También intensifican la innovación y el progreso tecnológico, pues obligan a disponer de nuevos procedimientos y técnicas para el combate que luego suelen pasar a la vida civil. Como consecuencia de ello, suele incrementarse el empleo y todo eso hace que las economías tengan un motor adicional que pueda contribuir a sacarlas de crisis profundas y a iniciar periodos de posterior expansión, como ocurrió con la segunda guerra mundial. Incluso se suele señalar que esta última tuvo como efecto positivo una masiva incorporación de las mujeres a empleos remunerados y de alta responsabilidad.
Como el Producto Interior Bruto suma el valor monetario de la fabricación y comercio de armas y de toda la producción adicional que genera una guerra, pero no resta el valor de las muertes ni de la destrucción que provoca, el efecto neto (desde el punto de vista de este indicador), puede ser considerado positivo.
Sin embargo, hay que tener en cuenta también que las guerras siempre suponen un coste muy elevado que hay que financiar, bien mediante impuestos o generando una deuda que al final hay que pagar. Y hay que señalar, además, que esos beneficios quizá se pueden conseguir sin necesidad de la destrucción que llevan consigo. Es decir, las guerras no solo tienen costes directos o explícitos (monetarios, materiales, humanos…) sino también costes de oportunidad que reflejan lo que se podría haber hecho o conseguido si los recursos dedicados a matarse unos a otros se hubieran dedicado a otras actividades.
Además de costes materiales, financieros o de oportunidad, las guerras también suelen llevar consigo inflación porque destruyen o bloquean las fuentes de suministro y dan un gran protagonismo a las industrias o empresas con mayor poder de mercado; e igualmente disminuyen el consumo familiar y producen empobrecimiento por pérdida de ingresos reales y patrimonios. Y ocurre también a menudo que parte del empleo generado en los momentos del conflicto se pierde cuando este acaba y disminuye la inyección extraordinaria de gasto.
Por otro lado, sabemos que las guerras producen esos efectos principalmente sobre los países en conflicto pero también se puede comprobar que tienen otros externos, es decir, sobre otras naciones e incluso sobre todo el planeta, dado el alto grado de interconexión que suele darse en las relaciones económicas contemporáneas o porque producen graves daños ambientales.
Y todo ello va unido al evidente efecto depresivo sobre la actividad económica que siempre llevan consigo el miedo, la incertidumbre, la inseguridad y la escasez de recursos, por no hablar del que provocan el odio y el afán de venganza y la violencia que suelen traer consigo y que a menudo perduran una vez concluidos los conflictos.
Finalmente, no se puede olvidar tampoco que una paz mal construida tiene efectos económicos tan graves o más que la propia guerra. Es sabido, por ejemplo, que las reparaciones o sanciones que los aliados impusieron a Alemania tras la primera guerra mundial provocaron una crisis económica tremenda a la que se respondió con medidas de austeridad que generaron la desesperación y sed de venganza de donde brotó el nazismo.
En resumen, me atrevería a decir que la inmensa mayoría de los estudios que se han hecho sobre las consecuencias económicas de las guerras tienden a señalar que sus costes o efectos negativos son casi siempre mayores que los beneficios que puedan producir. Y solo sabiendo esto con carácter general, ya se puede deducir que la guerra que se acaba de iniciar va a tener un impacto negativo no solo sobre las economías de Rusia y Ucrania sino sobre las de muchos otros países.
Pero, además, creo que se pueden señalar consecuencias más concretas, algunas de carácter más inmediato y otras de más largo alcance, todas las cuales dependerán del tiempo que dure el conflicto entre Rusia y Ucrania y de la respuesta que den los demás países.
Incluso si la guerra no concluye inmediatamente y prosigue, al menos durante algunas semanas, lo más probable es que aumenten considerablemente los precios de la energía, principalmente del petróleo y del gas, así como los de algunas materias primas de gran impacto en la cesta de la compra y la industria, como el trigo, el maíz, la cebada o la soja, además de varios metales básicos en la automoción, la construcción o la electrónica. Se estima que, como media, entre un 20% y un 40%.
Actualmente, alrededor de la tercera parte del consumo de petróleo y de gas de la Unión Europea procede de Rusia y este país aporta un porcentaje muy importante de productos como el níquel, paladio, amoníaco, potasa, platino, la de fosfatos, acero, cobre… Parece, pues, inevitable que las sanciones que le impongan se vuelvan sobre los demás países y especialmente los europeos en forma de escasez, de subida de precios o de ambas cosas a la vez
La mayoría de los dirigentes financieros que se están pronunciando sobre los efectos del conflicto en Estados Unidos señalaban que, si sólo se traducía en amenazas e incidentes aislados, no debía tener efectos macroeconómicos estimables en su país y que, por tanto, la Reserva Federal podría seguir su plan de subida de tipo en marzo. Siendo este el mejor escenario, tendría, sin embargo, un impacto recesivo en cadena en otras economías y, en especial, en las de la Unión Europea. Se coincide, sin embargo, en que una guerra abierta quizá pudiera evitar esa medida, muy negativa, pues la inflación no es de demanda sino de oferta y subiendo los tipos de interés solo se conseguiría adelantar la entrada en una nueva fase de caída de la actividad.
En resumen, la guerra que acaba de empezar presenta una paradoja esencial desde el punto de vista económico que, posiblemente, sea la que ha incitado a Rusia a comenzarla: cuanto mayores sean las sanciones, más coste tendrán que soportar los países que las impongan, así que Putin pudiera haber pensado que no estarán dispuestos a llevarlas muy lejos o imponerlas por mucho tiempo. Mientras que, cuanto más leves sean, más posibilidades tendrá Rusia de ganar una guerra que, para ella, sí que tendrá un efecto neto muy positivo, no solo en términos políticos y estratégicos, sino también económicos.
Eso es lo que podría llevar a suponer que la estrategia de occidente ante esta de Rusia no sea la de implicarse militarmente en la guerra, lo que supondría de facto un conflicto mundial, ni tampoco la de establecer sanciones definitivamente contundentes o decisivas, sino obligar a Rusia a mantener un conflicto largo y económica y políticamente costoso, para debilitar el régimen de Putin. Un objetivo básico para Estados Unidos, a quien realmente no le preocupa Rusia sino que este país se eche en brazos de China que es su enemigo principal, política y económicamente.
Pero si la guerra se alarga, sus efectos económicos también serían de más largo alcance y acelerados: el bloqueo de suministros y la subida de precios agudizarán los problemas de logística y abastecimiento que ya ha provocado la pandemia, reforzando quizá la demanda de seguridad y las tendencias retroglobalizadoras; habrá una escalada de gasto militar con efectos desiguales en las diferentes economías pero con grandes costes de oportunidad en todas ellas; obligará a replantear las estrategias de transición hacia economías verdes y digitalizadas; y va a generar graves problemas financieros derivados de la deuda y del nuevo freno a la actividad que se producirá en un contexto en el que nadie sabe a ciencia cierta cuáles son las mejores políticas para lograr estabilidad y equilibrio económicos; se intensificarán los procesos de innovación tecnológica y financiera.
Finalmente, y como ocurre siempre que hay guerra, los más pobres pagaran en mayor medida todas su peores consecuencias; mientras que nadie sabrá como podrá terminar un tipo de desastre bélico que -como todos los de nuestra época- cada vez tiene más posibilidades de convertirse en un auténtico holocausto global.
https://juantorreslopez.com/las-consecuencias-economicos-de-la-guerra/
miércoles, 2 de marzo de 2022
_- La poderosa emoción que nos ayuda a tomar mejores decisiones. El arrepentimiento.
En 1981, un joven estadounidense llamado Bruce viajaba por el norte de Francia cuando una morena guapa llamada Sandra se subió a su tren, en París, y se sentó a su lado.
La conversación surgió con facilidad, y pronto estaban riendo y tomados de la mano.
Cuando llegaron al destino de Sandra, una estación en Bélgica, se besaron y, en un impulso, Bruce consideró saltar del tren con ella para ver a dónde lo llevaría la vida. En cambio, rápidamente escribió su nombre y la dirección de sus padres en un trozo de papel.
Casi tan pronto como las puertas se cerraron, Bruce se arrepintió de no haber seguido su instinto. Después de su regreso a Estados Unidos, recibió una carta de Sandra.
"Tal vez sea una locura, pero cuando pienso en ti, sonrío", decía, pero, misteriosamente, no contenía la dirección del remitente.
En las décadas posteriores a ese encuentro, Bruce nunca dejó de preguntarse qué podría haber pasado si se hubiera bajado del tren.
Papel clave
La anécdota es solo una de las 16.000 historias que el autor Daniel Pink recopiló en su World Regret Survey (Sondeo Mundial sobre el Arrepentimiento).
Analizando estos datos y basándose en los últimos experimentos científicos, Pink ha podido identificar cuatro tipos diferentes de arrepentimiento y los tipos de eventos que tienen más probabilidades de conducir a cada uno de ellos.
El arrepentimiento es una emoción compleja, ya que implica un pensamiento contrafáctico.
Esta investigación, descrita en el nuevo libro de Pink, El poder del arrepentimiento, nos ayuda a comprender el papel crucial que juega el arrepentimiento en nuestras vidas, desde ayudándonos a cultivar amistades y tomar decisiones responsables hasta sopesar riesgos.
También destaca qué tipo de arrepentimiento es más profundo y sugiere muchas formas de hacer las paces con nuestras propias decepciones y errores.
Je ne regrette rien (no me arrepiento de nada)
Al igual que muchas emociones negativas, el arrepentimiento a menudo se considera un sentimiento puramente indeseable, uno que debemos acallar siempre que sea posible.
Considera la canción más famosa de Edith Piaf, o los muchos otros artistas, desde Emmylou Harris hasta Robbie Williams, que han cantado sobre la filosofía de vivir "sin remordimientos".
Los psicólogos, sin embargo, han demostrado que puede ser una emoción eminentemente útil. "Creo que sería una muy, muy mala idea eliminar los arrepentimientos en tu vida", dice Aidan Feeney, profesor de psicología de la Universidad Queen's en Belfast, Irlanda del Norte.
"Es un mecanismo para aprender a mejorar tu toma de decisiones, una señal de que tal vez necesites repensar tu estrategia".
El arrepentimiento es una emoción compleja, ya que implica un pensamiento contrafáctico, señala. Requiere la capacidad de imaginar opciones alternativas para eventos que ya sucedieron y la capacidad de comparar y contrastar esos diferentes resultados para determinar cuál hubieras preferido.
El arrepentimiento es uno de los temas más discutidos en las parejas.
Debido a esta complejidad, los niños pequeños suelen ser incapaces de sentir arrepentimiento y la emoción tiende a surgir alrededor de los seis o siete años.
La propia investigación de Feeney ha probado cómo la emoción es esencial para desarrollar una comprensión de la gratificación retrasada: nuestra capacidad de posponer una pequeña recompensa ahora para obtener una mayor recompensa después.
Experimento
Trabajando con Teresa McCormack, Aidan Feeney presentó dos cajas a un grupo de niños de 6 a 7 años. Las cajas estaban equipadas con un bloqueo temporizado, con una configuración para que una se abriese después de 30 segundos y la otra después de 10 minutos.
Los cronómetros de arena colocados al lado de cada caja mostraban a los niños cuánto tiempo tendrían que esperar para que se desbloqueara. Se les dijo que podían elegir elegir una caja para ganar su premio.
Esta tarea era un poco injusta, ya que los niños no sabían qué había en cada caja, por lo que la mayoría optó por la que se abrió primero, que contenía dos dulces. Solo después de que tomaron su decisión, les dijeron que si hubieran esperado a que se abriera la otra caja, podrían haber tenido cuatro dulces en su lugar, duplicando su premio.
Después de que los niños aprendieron esto, el equipo probó si sentían algún remordimiento por haber tomado la decisión equivocada. Al día siguiente, los psicólogos volvieron a presentar a los niños la misma tarea.
Los niños empiezan a tener sentimientos de arrepentimiento después de los 6, 7 años.
Descubrieron que los que habían desarrollado una sensación de arrepentimiento eran mucho más propensos a esperar la recompensa más grande, en comparación con los niños que aún no albergaban la emoción.
El arrepentimiento, al parecer, les ayudó a ser más pacientes para poder dominar la tentación de ir con el placer inmediato. La gratificación retrasada de este tipo es una forma esencial de autocontrol y se cree que es muy importante para el éxito de las personas en la vida.
Si puedes posponer el placer de jugar un juego de computadora para estudiar para los exámenes, por ejemplo, es más probable que obtengas un lugar en una buena universidad, lo que a su vez llevará a finanzas más estables para el futuro.
El arrepentimiento, el gran "maestro"
La literatura psicológica abunda en muchos otros ejemplos de los beneficios del arrepentimiento. El arrepentimiento por una mala negociación comercial ayuda a las personas a asegurarse de obtener mejores acuerdos en el futuro, por ejemplo.
Y si tomamos una decisión apresuradamente, el sentimiento de arrepentimiento asegura que consideremos una gama más amplia de información en el futuro.
Dichos hallazgos deberían ayudarnos a replantear la emoción de manera más positiva, dice Pink.
"Deberíamos ver el arrepentimiento como un maestro, tratando de decirnos algo importante".
Los cuatro sabores del arrepentimiento
El papel fundamental del arrepentimiento en nuestra cognición puede explicar por qué tantas personas lo experimentan con tanta frecuencia. Pink habla en particular de un estudio de 1984, que examinó las conversaciones de parejas casadas y de estudiantes universitarios.
Muchos arrepentimientos se centran en haber perdido por falta de atención relaciones con familiares o amigos.
Dentro de estas grabaciones, el arrepentimiento fue la segunda emoción más discutida después del amor. El hallazgo encaja con uno de los propios cuestionarios de Pink, que preguntaba con qué frecuencia las personas experimentan arrepentimiento. Alrededor del 20% de los encuestados afirmó sentir la emoción "todo el tiempo".
Al analizar los contenidos específicos de su Sondeo Mundial sobre el Arrepentimiento, Pink descubrió que los mayores arrepentimientos de la mayoría de las personas caen en uno de cuatro campos diferentes:
-Los fundacionales giran en torno a una falta de responsabilidad, que ha traicionado nuestra necesidad de estabilidad. Esto incluiría arrepentimientos por faltar a la escuela, gastar demasiado o descuidar tu salud, malos hábitos que tuvieron consecuencias negativas a largo plazo para la vida.
-Los arrepentimientos por falta de audacia provienen de ser demasiado cauteloso. Como descubrió Bruce en ese tren que viajaba por Francia y Bélgica, a veces se nos presentan oportunidades que pueden cambiarnos la vida.
-Los arrepentimientos morales se centran en otras personas, a quienes hemos lastimado con nuestras propias fallas. Engañar a una pareja es uno de los ejemplos más obvios y comunes.
-Los vinculados a la falta de conexión, que se refieren a la pérdida de relaciones con familiares, amigos o colegas, a menudo por simple negligencia.
"Estas cuatro [clases de] arrepentimiento se expresan una y otra vez en todo el mundo", dice Pink.
Cómo evitar futuros arrepentimientos
Curiosamente, los arrepentimientos respecto las conexiones, resultaron ser la experiencia más común en la encuesta de Pink. En su opinión, siempre debemos reconectarnos cuando sentimos que se está creando una distancia.
Arrepentirnos puede ayudarnos en el futuro a tomar mejores decisiones.
"Si te estás preguntando si comunicarte o no con alguien, el simple hecho de estar en esa encrucijada responde la pregunta", dice. "Eso, para mí personalmente, ha sido la mayor lección de esto".
De manera similar, el predominio de los arrepentimientos por falta de audacia nos muestra el peligro de ser demasiado temerosos de asumir riesgos; a veces está bien ser impulsivo.
Eso no significa que debamos abrazar activamente el peligro por capricho, pero en muchos casos "la gente ve más peligro del que realmente existe", dice Pink.
Esto puede ser particularmente cierto en los casos en que la timidez nos impiden buscar una oportunidad de trabajo única en la vida o acercarnos a un posible interés amoroso. Podemos tener la esperanza de escapar de la decepción o la vergüenza, pero a cambio, nos quedaremos para siempre preguntándonos "¿y si...?".
Una estrategia general para evitar el arrepentimiento futuro es imaginar deliberadamente los peores resultados potenciales antes de tomar una decisión, sugiere Pink.
Esta técnica podría ser particularmente útil para evitar los arrepentimientos morales y fundacionales, cuando no actúas de una manera que respete tus valores y preserve tu salud y felicidad futuras.
... y cómo lidiar con los arrepentimientos que tienes
La investigación de Pink también nos ofrece formas de hacer frente a los arrepentimientos que ya tenemos. Dados sus beneficios, ciertamente no queremos suprimir el sentimiento por completo, pero ciertas estrategias pueden ayudarnos a regular esta emoción, para que escuchemos su mensaje sin revolcarnos en la tristeza de nuestros errores pasados.
Pink explica que el primer paso es la divulgación. Cuando reprimimos los sentimientos dolorosos, pueden empeorar, pero hablar sobre la situación nos ayuda a verla de manera más analítica.
Si no tienes ganas de compartir tu arrepentimiento con otro ser humano, la investigación muestra que escribir un ensayo privado puede ser igual de productivo. Poner la emoción en palabras parece ayudarnos a procesar nuestros sentimientos de manera más constructiva.
En segundo lugar, puedes practicar la autocompasión, en lugar de caer en una autocrítica tóxica. Para hacerlo, debes dejar de castigarte con afirmaciones como "soy un perdedor" que enmarca tu error como una señal de un defecto innato e irreparable.
En cambio, puedes tratar de identificar los factores contextuales que podrían haberte empujado a tomar la decisión equivocada y recordar que no estás solo en tu dolor.
"A veces creemos que nuestra experiencia es más única de lo que realmente es; podrías pensar que eres la única persona que se ha arrepentido", dice Pink. "Pero créeme, no eres tan especial".
La investigación realizada por Kristin Neff, profesora asociada de la Universidad de Texas, Austin, en EE.UU., muestra que las personas que cultivan la autocompasión tienden a recuperarse del estrés y la tristeza más rápidamente y, lo que es más importante, también es más probable que cambien su comportamiento en el futuro en comparación con las personas autocríticas, para no cometer dos veces los mismos errores.
En otras palabras, una vez que hayas reconocido tu error, está más que bien tomarse un respiro.
Finalmente, Pink aboga por una estrategia psicológica conocida como autodistanciamiento, en la que tratas de tomar algún tipo de perspectiva externa sobre tus problemas.
Podrías imaginarte aconsejando a un amigo con un problema similar, por ejemplo. Varios estudios han demostrado que, al igual que la práctica de la autocompasión, esto puede ayudarnos a ver nuestra situación de manera más filosófica sin que nuestro pensamiento se vea abrumado por la emoción.
Nunca es tarde para arrepentirse y tratar de hacer cambios.
Puede que nunca sea demasiado tarde para empezar a sanar. Para su libro, Pink entrevistó a algunos de los participantes del sondeo. A través de estas conversaciones, supo que algunos ahora están tratando de compensar sus traiciones pasadas, mientras que otros repentinamente han decidido ponerse en contacto con amigos perdidos.
Parece que la encuesta los ayudó a aceptar sus sentimientos y los impulsó a actuar.
Bruce, por ejemplo, está tratando de hacer las paces con su mayor arrepentimiento. Más de 40 años desde que él y Sandra perdieron el contacto, recientemente publicó un mensaje en la sección de "conexiones perdidas" de Craigslist Paris, con la esperanza de que finalmente puedan volver a verse.
Él no puede cambiar el pasado, pero, habiendo llegado a un acuerdo con su arrepentimiento, puede intentar recuperar todo el tiempo perdido.
Esta nota fue publicada originalmente en BBC Worklife.
https://www.bbc.com/mundo/vert-cap-60366878
martes, 1 de marzo de 2022
¿Crees que debes divorciarte? Hazte estas preguntas primero
Eso puede deberse a que, para cuando surge la posibilidad de divorciarse, los cónyuges quizá ya estén mentalmente estresados y sin humor para hacerse preguntas entre sí.
Es un error, señala Nancy Colier, psicoterapeuta que vive en Manhattan. Incluso si la decisión final es disolver el matrimonio, puede valer la pena hacerse las preguntas correctas, quizá con la ayuda de un terapeuta familiar, antes de contactar a un abogado o mediador.
The New York Times le pidió a algunas personas versadas en los desafíos y las dificultades del matrimonio y el divorcio que sugirieran preguntas que puedan hacer que una separación sea más amable o, incluso, salvar la relación. He aquí once de sus ideas:
1. ¿Has dejado claro lo que te molesta de la relación?
“Tú puedes pensar que te has comunicado, pero es posible que tu pareja en realidad no haya escuchado”, dijo Sherry Amatenstein, terapeuta de parejas y autora de libros sobre relaciones.
“Las investigaciones demuestran que las personas solo escuchan entre el 30 y el 35 por ciento de lo que les dicen”, señaló, “porque mientras estamos pensando: ‘Esto es lo que le voy a decir al otro’”.
Si, por ejemplo, crees que tu cónyuge no te considera una prioridad y no pasa tiempo contigo, este comportamiento no podrá cambiar a menos que él o ella estén conscientes de tu inquietud.
“Es bueno asegurarte de que has hecho lo que está en tus manos en términos de hablar honestamente con tu pareja”, indicó Colier. Eso podría ayudar a sanar si el matrimonio se disuelve, dijo, porque sabrás que hiciste todo lo posible para hacer que la relación funcionara.
2. ¿Tú y tu cónyuge han dejado claras sus expectativas acerca del papel de cada uno en la relación?
“A veces el problema puede ser tan simple como no entender de qué manera espera tu pareja que te portes”, dice Hope Adair, quien junto con su exesposo participó en una columna de The New York Times que analizaba matrimonios fallidos. “Es algo como: ‘Esto es lo que los esposos o las esposas hacen, y tú no lo estás haciendo’”
Si, por ejemplo, una persona espera que la otra se haga cargo de las finanzas y ella o él preferirían no hacerlo, pueden surgir problemas.
3. Si hubiera una manera de salvar el matrimonio, ¿Cuál sería?
4. ¿Realmente serías más feliz sin tu pareja?
“Tienes que considerar con valentía y realismo si lo que estás obteniendo de la relación compensa lo que estás dejando”, mencionó Colier. “Tal vez tu cónyuge ya no te interesa como pareja sexual tanto como te gustaría, pero quizá sus habilidades como padre o madre, su disposición a ayudar con las tareas diarias o el compañerismo pueden compensar lo negativo y hacer que el sacrificio valga la pena”.
Tener una idea clara de lo que es más importante en tu vida puede tornar la decisión de quedarte o no en el matrimonio menos abrumadora.
5. ¿Todavía sientes amor?
Incluso si tu respuesta es sí, el divorcio puede ser el camino indicado. “Hay muchas razones por las que la gente decide que ya no puede seguir casada, pero nuestras emociones no tienen un interruptor de encendido/apagado”, dice Wendy Paris, escritora especializada en relaciones. “Buena parte del enojo que vemos en los divorcios surge del hecho de que todavía amamos a esa persona, y podemos sentirnos lastimados, faltos de amor recíproco o infravalorados”.
6.¿Cuál es tu mayor miedo si se termina la relación?
“Para algunas personas, puede ser el miedo de ser solteras de nuevo: el miedo de quedarse solas por el resto de su vida”, apunta Colier. “Para otros, se trata del miedo de perder la intimidad física”. Comprender cuáles son esos miedos puede ayudarte a decidir si el divorcio es la mejor manera de proseguir, señala.
7. ¿Estás dejando que la posibilidad del divorcio arruine la imagen que tienes de ti mismo?
Darse cuenta de que el divorcio puede estar en puerta a menudo hace que la gente se sienta fracasada, sostiene Wendy Paris. En lugar de obsesionarte con las maneras en las que quizás te equivocaste, ve el final de la relación “de manera que te empodere más”, sugiere, concentrándote en lo que hiciste bien.
Por ejemplo: “Realmente intenté que funcionara la intimidad”, o: “Estoy buscando distintas opciones para descubrir lo que es mejor para todos”.
8. ¿Cómo pueden manejar el divorcio para minimizar el daño a los hijos?
“Si realmente son infelices juntos, divorciarse es lo mejor que pueden hacer”, aseveró Amatenstein. “Pero siempre serán padres de sus hijos. Van a seguir estando en la vida del otro. Deben pensar en cómo harán esto y evitar usar a los hijos como carne de cañón”.
9. ¿Estás preparado para las tensiones económicas que puede conllevar un divorcio?
“Lo que le recomiendo a la gente es que comience a pensar en la cuestión económica tan pronto como sea posible durante el proceso”, señaló Colier. “Es decir: si puedes hacerlo, hablar con un consultor financiero y abogados, y escribir cuánto va a costar. Hay muchas cosas que van a cambiar… y también mucho que temer. Es importante que te sientas sostenido en tantos hechos financieros como te sea posible. Así te sentirás más seguro”.
10. ¿Estoy listo para solucionar los detalles del día a día de los que se hacía cargo mi cónyuge?
“Nos preparamos para la mayoría de las demás transiciones importantes, pero el divorcio puede parecer la erupción de un volcán”, afirmó Paris, “y nuestra falta de preparación es un aspecto más del caos”.
Debes comprender que posiblemente ahora tengas que pagar cuentas o ser el que va a las reuniones de padres y maestros por primera vez en años. Si tienen hijos, ¿Quién será el responsable de hacer que sigan su calendario de actividades?
11. ¿Cómo evito cometer el mismo error en el futuro?
Ten conciencia de que el problema puedes ser tú, no ese matrimonio en particular. Si estás aburrido en una relación, puede que te pase lo mismo en otra también, dice Erika Doukas, una psicóloga en Manhattan.
Si peleas con tu cónyuge respecto a qué familia visitar durante las vacaciones, el mismo conflicto puede reaparecer en un matrimonio futuro. La Dra. Doukas señala que los cónyuges capaces de darse cuenta de su contribución a los problemas maritales en ocasiones pueden cambiar el rumbo y posiblemente salvar la relación o, si no es así, hacer que la próxima dure más tiempo.
Por Eric V. Copage
https://www.nytimes.com/es/2017/05/24/espanol/cultura/once-preguntas-divorcio.html?action=click&module=RelatedLinks&pgtype=Article
lunes, 28 de febrero de 2022
Se cumplen 36 años del asesinato del primer ministro de Suecia. Olof Palme protestó contra los bombardeos norteamericanos en Hanói
El arte, el arte de verdad, es fuerte, indomable, testarudo. Es como el amor, nunca se puede aniquilar y puede vivir incluso en tiempos difíciles y en condiciones primitivas. Por eso el hombre en todas las épocas ha logrado crear arte, ha tenido la fuerza para escribir en tiempos de guerra, ha podido cantar en la desgracia. (Olof Palme, México, febrero 1984)
El 28 de febrero de 1986, a las 23:21 horas, el primer ministro sueco socialdemócrata, Olof Palme, fue alcanzado por una bala en pleno centro de Estocolmo.
Después de haber visto la película “Los hermanos Mozart”, en el Cine Grand, caminaba por la calle junto a su esposa Lisbet Palme. De pronto, en el cruce de las calles Sveavägen – Tunnelgatan (hoy la calle Olof Palme), él y su mujer fueron impactados por dos tiros que salían de un potente revólver Magnum Smith & Wesson de calibre 357. El tiro que recibió Palme no lo mató en el acto, pero fue mortal porque falleció 45 minutos después en el hospital de Sabbatsberg. Mientras que su mujer fue herida, pero no de gravedad. Fuentes fidedignas revelaron que Palme era un hombre que valoraba su vida privada, y que no le gustaba la protección. Por eso, esa tarde rechazó la seguridad de un guardaespaldas.
Al principio de la investigación se sospechaba de un extranjero como autor del crimen: un kurdo de Irak, miembro del grupo guerrillero PKK, entrenado por la KGB, un asesino profesional chileno, una persona vinculada al Gobierno de Sudáfrica y el ex mercenario yugoslavo, Ivan von Birchan, dijo que la CIA le había ofrecido dos millones de dólares para asesinar a Olof Palme. Luego existieron otros sospechosos suecos, siendo los más notorios para la investigación: Christer Pettersson, un alcohólico que estuvo detenido en prisión casi un año como presunto criminal de Palme. Y Stig Engström, un diseñador gráfico que trabajaba en la Empresa de seguros Skandia. De ahí que figura en las investigaciones como “El hombre de Skandia” (Skandiamannen). Engström y Pettersson han muerto hace mucho tiempo.
Stig Engström fue el primer testigo del crimen. Y declaró que fue él, la primera persona que socorrió a Palme herido de muerte. De acuerdo a sus palabras, ese día se quedó en su oficina trabajando hasta altas horas de la noche. Y cuando se iba a su casa, se topó con Lisbet Palme y su marido tirado en la calle sangrando. La Policía consideró que sus declaraciones eran contradictorias y pasó a ser considerado un sospechoso del macabro asesinato. Lo extraño y curioso de esta historia, es que la Policía no investigó a fondo a Engström. Y por todo lo que se descubrió muchos años más tarde, da la impresión que las indagaciones, referentes a Engström, se quedaron empolvadas en algún estante de los Archivos de la Policía.
Según la página digital de la Policía sueca, la investigación sobre Olof Palme contiene 22.430 hojas y figuran 90.000 personas. Se han tomado declaraciones a más de 10.000 personas, 134 personas han confesado ser el asesino de Palme, de las cuales 29 lo han hecho directamente en la Policía. A decir verdad, la Policía cometió graves errores desde los primeros instantes del asesinato. Por ejemplo, no precintaron la zona donde ocurrió el homicidio. Las balas fueron encontradas por una persona que caminaba por la calle. La Policía también fue criticada por la manera de llevar a cabo los interrogatorios a la viuda Lisbet Palme. Y a medida que pasaba el tiempo se sumaban otras críticas. En el año 2020, es decir, después de 34 años del magnicidio de Olof Palme, la Fiscalía sueca decidió poner fin a la investigación; alegando que ha muerto la persona sospechosa del crimen. Y el fiscal, Krister Petersson, señala como sospechoso principal a Stig Engström. Y continúa: “el material que ha surgido no es suficiente para que un tribunal considere que Engström sea culpable”. El mensaje de Petersson es ambiguo y da lugar a muchas interpretaciones. Cabe indicar que Stig Engström se quitó la vida en junio de 2000.
Y entre este meollo de juicios, conjeturas y sospechas; el asesinato de Olof Palme ha pasado a ser una historia en donde se mezclan muchísimas teorías de conspiración. Toda la trama y el supuesto autor del crimen superan la ficción. En las novelas policiacas donde ocurre un crimen, al final el asesino es descubierto. Pero en este caso, el supuesto asesino gozó de libertad y decidió suicidarse. Lo tragicómico de esta narración es que Stig Engström estaba en las manos de la Policía desde el primer minuto de la pesquisa. Entonces podríamos decir que el atentado contra Palme y las investigaciones en torno al criminal, han dado lugar a una novela policiaca que no tiene fin. Todo esto ha hecho volar la fantasía de muchos periodistas, investigadores, intelectuales y escritores de todo el mundo. Se han escrito notas, artículos, libros y documentos. Finalmente la novela negra, inspirada en el asesinato de Palme, se ha llevado a la pantalla con el nombre de El asesino improbable (Netflix).
Olof Palme era un hombre controvertido, inteligente y ha hecho mucho por Suecia. Su lenguaje político hacía temblar al adversario. Amado por muchos y odiado por otros. Gracias a él se han realizado grandes conquistas sociales que son vigentes hoy en día. Entre otras cosas: la posibilidad de un préstamo para estudios universitarios, el derecho a 16 meses de baja de maternidad cobrando el 80% del sueldo, el cuidado de los ancianos y minusválidos alcanzó altos niveles, se introdujeron subsidios para la vivienda y subsidios para niños y niñas menores de 18 años.
Fue un defensor acérrimo de los Derechos Humanos, de la paz mundial y de los países en vías de desarrollo. Luchaba contra las injusticias sociales, los abusos de Estados Unidos, el régimen del apartheid y apoyaba al Congreso Nacional Africano. En 1968 participó en una manifestación anti-norteamericana, y junto al Embajador de Vietnam del Norte en Moscú marcharon, por las calles de Estocolmo, con teas en las manos como una señal de protesta contra los bombardeos norteamericanos en Hanói. Palme comparó esos bombardeos con la de los nazis, y pasó a ser un enemigo de Estados Unidos. Entonces el Gobierno de Lyndon B. Johnson retiró a su embajador de Estocolmo.
Suecia, a pesar de ser un país pequeño, ha buscado maneras de influir en la política internacional, sobre todo, para promover la seguridad y la paz mundial. En este contexto, Olof Palme, como representante especial de la ONU, jugó un papel importante como mediador en el conflicto bélico entre Irán e Iraq. Apoyó firmemente a los movimientos de liberación de América Latina y del mundo. Su brillante pensamiento pacifista fue plasmado en conceptos de seguridad que están definidos por la Comisión Independiente sobre el Desarme y la Seguridad (Comisión Palme). Su preocupación por la seguridad internacional y el desarme, lo llevó por diferentes países del mundo a exponer sus ideas sobre este tema. Decía que no se alcanzaba la paz atemorizando al enemigo con un poderío bélico.
El 6 de abril de 1986, Palme tenía que viajar a la ex Unión Soviética para conversar con Mijaíl Gorbachov sobre el desarme nuclear, pero fue abatido con un tiro certero un mes antes. Desde entonces el mundo está, cada vez, más chiflado. La diplomacia y el desarme han fracasado. La paz mundial y la justicia se alejan como parte de los sistemas estructurales civilizados y orientados hacia la humanidad. Estados Unidos sigue con sus ínfulas de ser los dueños del mundo. Y, por consiguiente, quieren instalar bases militares en todos los rincones del Planeta, incluso en las narices de Rusia. Este paradigma militar de supremacía trasnochada, ha sido el principal fundamento para que el Gobierno de Biden hiciera caso omiso a la petición rusa para conservar la paz. Pues ahora los cielos de Europa se han puesto tenebrosos a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania. Ojalá que ningún loco apriete el botón rojo del apocalipsis. Los pueblos y las naciones del mundo quieren vivir en paz sin Ejércitos alienados, ni gobiernos empeñados en armarse hasta los dientes. Ahora más que nunca se debe apelar a las ideas planteadas por la Comisión Palme porque conducen a la vía más adecuada para alcanzar, la tan anhelada paz mundial.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
https://rebelion.org/olof-palme-protesto-contra-los-bombardeos-norteamericanos-en-hanoi/
_- ¡No a la guerra!
Las razones aducidas por las partes en litigio, Rusia y los países miembros de la OTAN, para defender sus posturas ─seguridad, soberanía, libertad, etc.─ y el enquistamiento e inamovilidad de sus posiciones, recuerdan momentos históricos previos al desencadenamiento de graves conflictos con terribles consecuencias económicas y humanas para millones de personas.
Esto no podemos aceptarlo
La población europea está siendo arrastrada a participar en un juego geopolítico en el que no tiene nada que ganar. Son los grandes poderes económicos, como de costumbre, los que pretenden sacar provecho del enfrentamiento.
Se han difundido bulos como los tantas veces oídos sobre las intenciones del adversario y los medios se han encargado de agitar los ánimos de la población para prepararla anímicamente a lo que se daba por hecho: la inevitabilidad de la violencia guerrera.
Sin menospreciar otros enfoques que ayudan a entender el actual conflicto como uno más de los que enfrentan a las potencias entre sí a causa de sus intereses geopolíticos y económicos contrapuestos, desde Attac queremos poner el acento en la gravedad de las consecuencias más directas e inmediatas del choque militar. Por un lado, el incremento del poder y beneficios de la industria armamentista y energética-especulativa, síntesis ambas del actual factótum grandes-fondos-de-inversión. Por otro, el sufrimiento y empobrecimiento del grueso de la ciudadanía afectada, que sufrirá con el estallido de la guerra, además de graves pérdidas humanas, la destrucción habitacional y un encarecimiento salvaje de todos los bienes y servicios dependientes de los precios de la energía. Basta recordar cómo han quedado los países que han experimentado guerras “liberadoras”.
Lo que la situación actual reclama con urgencia es oponerse, de la forma más unitaria y contundente posible, a esta deriva militar del conflicto, de graves consecuencias para el sistema-mundo en el que vivimos. Tiempo habrá para proponer los términos por dónde ha de transitar la solución diplomática y negociada del conflicto.
El uso de la fuerza debe desterrarse absolutamente y para siempre de las relaciones internacionales. Attac España y su Consejo Científico animan a los movimientos sociales españoles y europeos a sumarse a una necesaria y urgente movilización ciudadana por el NO A LA GUERRA.
25/02/2022
PRIMEROS FIRMANTES QUE SUSCRIBEN ESTA DECLARACIÓN:
Agustí Colom Cabau. Economista. Profesor de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona. Integrante del Consejo Científico de Attac España.
Albert Recio Andreu. Economista. Exprofesor de Economía Aplicada. Universidad Autónoma de Barcelona. Integrante del Consejo Científico de Attac España.
Alicia García Ruiz. Filósofa y socióloga. Profesora de Filosofía en la Universidad Carlos III de Madrid. Integrante del Consejo Científico de Attac España.
Y 42 firmas más.
https://www.sinpermiso.info/textos/no-a-la-guerra
domingo, 27 de febrero de 2022
In memoriam. Héctor Samour: filosofía y liberación
JUAN JOSÉ TAMAYO.
El 10 de febrero falleció en San Salvador (El Salvador, CA) a los 69 años el filósofo y sociólogo Héctor Samour, uno de los mejores especialistas mundiales y principales difusores del pensamiento filosófico de Ignacio Ellacuría, rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), filósofo y teólogo hispano-salvadoreño de la liberación asesinado en noviembre de 1989 por el Ejército salvadoreño. Las reflexiones y los estudios siempre creativos de Héctor sobre Ellacuría constituyen la base de muchas investigaciones para el conocimiento y la interpretación de su obra.
Samour desarrolló toda su actividad académica en la UCA. Desde 1975 fue profesor-investigador del Departamento de Filosofía de dicha universidad, donde impartió cursos sobre historia de la filosofía, metafísica, epistemología, filosofía política, filosofía del derecho y filosofía latinoamericana. De 1993 a 2003 fungió como decano de la facultad de Ciencias del Hombre y de la Naturaleza, y hasta 2010 como jefe de dicho Departamento de Filosofía y director de las carreras de maestría y doctorado en filosofía iberoamericana de la UCA. Fue el creador de la Cátedra Latinoamericana Ignacio Ellacuría, germen de las diferentes Cátedras Ellacuría de todo el mundo, incluida la de Teología y Ciencias de las Religiones, de la Universidad Carlos III de Madrid. Enseñó como profesor visitante en el Swarthmore College, en Philadelphia (Estados Unidos), y en la Universidad de Granada (España).
Su actividad académica es inseparable del compromiso por el cambio social y la transformación política de la realidad nacional salvadoreña. Ambas opciones se tradujeron en la creación de la Cátedra Latinoamericana Ignacio Ellacuría de Análisis de la Realidad Política y Social y su actividad política como Secretario de Cultura de la Presidencia de El Salvador de 2010-2012 y hasta mayo de 2014 como Viceministro de Educación en gobiernos del Frente Farabundo Martín para la Liberación Nacional (FMLN).
Entre las aportaciones de Ellacuría, Samour destaca las siguientes: el método de historificación de los conceptos filosóficos, políticos y teológicos; las mayorías populares empobrecidas como lugar teológico; la realidad histórica como ámbito por excelencia de la liberación; la toma de conciencia del “mal común” como estado real del mundo en el que la mayoría de la gente vive estructuralmente mal, frente a las proclamas abstractas y falsamente universalistas del bien común, y el bien común como exigencia negadora de la injusticia estructural; la importancia del lugar social en las ciencias sociales; el lugar de las víctimas de los sistemas sociales y económicos; la crítica de la civilización del capital y del neoliberalismo; la tendencia globalizadora de los procesos económicos y sociales; la unidad entre teoría y praxis; la función liberadora de la filosofía;. Estas ideas las desarrolla en dos obras clave: Crítica y liberación. Ellacuría y la realidad histórica contemporánea (2012 y 2018)) y Voluntad de Liberación. La filosofía de Ignacio Ellacuría (2002).
Ellacuría nos ha hermanado en el caminar por las sendas de la filosofía y la teología de la liberación a través de la praxis histórica en clave de utopía. Nuestro reciente y último acto de hermanamiento ha sido la dirección conjunta de Ignacio Ellacuría. 30 años después (Tirant, Valencia, 2021), que recoge las aportaciones de las personas participantes en el Coloquio Internacional celebrado en San Salvador en noviembre de 2019 con motivo del 30 aniversario del asesinato de Ellacuría.
Juan José Tamayo
sábado, 26 de febrero de 2022
_- ¿Cómo sabe el cerebro si alguien está siendo irónico o habla en serio?
Un grupo de neuronas situadas en la parte superior de nuestra materia gris son las encargadas de detectar los cambios de tono del lenguaje hablado, según un estudio realizado por un grupo de científicos de la Universidad de California en San Francisco.
Diferenciar tonalidades en la voz es una habilidad fundamental para que podamos interpretar claramente el significado con el que se dicen las cosas y si las intenciones de nuestros interlocutores son buenas o malas.
Y los resultados de la investigación, publicados en la revista Science, no sólo ha determinado dónde están las neuronas que detectan la entonación sino también cómo funcionan.
La entonación es fundamental para conocer el sentido del mensaje.
Los neurocientíficos sabían que había zonas de nuestra mente que procesaban los cambios de voz al hablar, conocidos como prosodia.
Este descubrimiento sitúa a las neuronas de la prosodia exactamente en el giro temporal superior de nuestro cerebro y explica cómo funcionan.
"Lo que estamos viendo aquí es que hay neuronas en el cerebro neocortex (la parte superior y más reciente del cerebro) que están procesando no sólo lo que dicen las palabras sino también cómo se dicen", explica la neurocirujana Claire Tang, quien lideró el estudio.
La habilidad del cerebro es extraordinaria porque, además de tener que interpretar el tono de los mensajes sobre la marcha, tiene que distinguirlo para cada interlocutor, señala el documento de la investigación
Por ejemplo, cada cual tiene un tono y un estilo de voz diferentes. Algunas personas tienen voces más suaves y otros realizan afirmaciones con un tono interrogativo.
El cerebro tiene que tener en cuenta todos estos factores del interlocutor para identificar la intencionalidad del mensaje.
Nuestra mente, además, no sólo debe interpretar los cambios en la voz sino qué consonantes y vocales se están pronunciando, las palabras forman y cómo esas palabras se combinan dentro de una oración. Todo en cuestión de milisegundos.
El cerebro tiene milisegundos para descifrar la intencionalidad de los mensajes.
La prosodia hablada, esos cambios en la inflexión de la voz, es una parte fundamental de la comunicación entre humanos, "casi tanto como lo es la melodía para la música", señala Tang.
En algunos idiomas, como por ejemplo en el chino mandarín, los cambios en la entonación son claves para cambiar el significado.
Pero incluso en otras lenguas que no son fundamentalmente tonales, las diferencias en el tono de voz también cambian el significado del mensaje cuando se trata de la comunicación oral.
El experimento
El estudio liderado por Claire Tang en el Laboratorio de Edward Tang, especializado en pacientes con epilepsia, se realizó con un grupo de voluntarios que aguardaban cirugía craneoencefálica.
Los electrodos se utilizaron para conocer la actividad cerebral ante diferentes estímulos.
Los pacientes tenían electrodos de alta intensidad en la parte superior de la corteza cerebral, donde se conoce por estudios anteriores que el lenguaje juega un papel importante.
Después, se reprodujeron cuatro frases grabadas con tres voces diferentes.
Cada oración se diseñó para que tuviese el mismo tipo de construcción y longitud pero que pudiese entonarse de cuatro formas distintas: tono neutro, enfatizando la primera palabra, la tercera o para que fuese pronunciada como una pregunta.
Se reprodujeron todas las frases en los diferentes tonos.
La forma en la que se enfatiza cada palabra en la frase es lo que le da un significado irónico, asertivo, severo o interrogativo, según el equipo de especialistas.
Descubrieron a través de la información recogida por los electrodos que un grupo de neuronas distinguía entre las diferentes voces, otro los distintos tipos de vocales y consonantes (y por tanto las diferentes palabras y frases) y otro la entonación entre una frase y otra.
Este último grupo de neuronas cambiaba de actividad dependiendo de dónde estaba el énfasis de cada frase pero no reaccionaba ante las diferentes voces o mensajes.
Grupos distintos de neuronas reaccionaban independientemente unas de otras.
Toda esa información combinada es lo que da al cerebro el significado global del mensaje: "Quién habla, qué dice el mensaje y lo más importante, cuál es la intención del interlocutor", apunta la doctora Tang.
Para asegurarse de sus hallazgos, el equipo investigador elaboró un algoritmo y así poder predecir cómo cada neurona responde a cambios en el hablante, el tono y los fonemas usando cientos de preguntas grabadas por diferentes locutores.
Una vez más comprobaron que el grupo de neuronas que distingue entre interlocutores se centraban en el tono absoluto del mensaje, en la voz del hablante.
Por el contrario, aquellas neuronas que habían demostrado reaccionar a la entonación estaban más centradas en cómo el tono iba cambiando en cada momento de la grabación.
Ahora, la siguiente incógnita por resolver será "cómo el cerebro controla los lapsos vocales para hacer que los sonidos del habla sean intencionales" dijo Chang, que espera resolver el misterio pronto.
Sólo un determinado grupo de neuronas es capaz de identificar la entonación.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-41108802
viernes, 25 de febrero de 2022
Rusia invade Ucrania: lo que sabemos hasta ahora
Esto es lo que sabemos hasta ahora.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha lanzado una ofensiva militar contra Ucrania esta madrugada. "He tomado la decisión de iniciar una operación militar especial", ha dicho en una declaración televisada poco antes de las 3:00 GMT –4.00, hora peninsular española– . El objetivo, ha defendido el mandatario ruso, es "desmilitarizar y desnazificar" Ucrania y "proteger a las personas que han sido objeto de intimidación y genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años". Tanto Ucrania, como la UE, la OTAN y EEUU, desmienten este genocidio, del que Putin no ha mostrado pruebas en su alocución televisada. "No tenemos planes de ocupar territorios ucranianos", ha dicho Putin. Sin embargo, ante las repetidas advertencias de países como EEUU sobre un ataque "inminente", Moscú había negado hasta ahora tener planes para invadir Ucrania.
Los líderes de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en el Donbás, al este de Ucrania, habían dado este miércoles un paso que allanaba el camino a una confrontación militar reclamando ayuda al Kremlin "para repeler la agresión de las Fuerzas Armadas de Ucrania y así evitar víctimas civiles y prevenir una catástrofe humana". Putin ha justificado la operación por esta solicitud. Este lunes, había reconocido la independencia de ambos territorios, controlados por separatistas prorusos, firmó un tratado de cooperación militar con ellos y había dado órdenes para enviar tropas para el "mantenimiento de la paz" en el Donbás. Esta zona vive un conflicto armado desde abril de 2014 entre las milicias prorusas y el Ejército ucraniano, que, según la ONU, ha causado más de 14.000 muertos. Se considera que la acción rusa ha terminado de enterrar los acuerdos de Minsk, el frágil proceso de paz para el mantenimiento del alto el fuego en el Donbás.
El Gobierno ucraniano ha activado la ley marcial en todo el país y ha asegurado que Ucrania se "defenderá" de la "invasión a gran escala desde múltiples direcciones" que ha lanzado Rusia y "ganará". El presidente Volodímir Zelenski ha anunciado que su país rompe relaciones diplomáticas con Moscú tras la agresión militar y ha asegurado que el "enemigo ha sufrido graves pérdidas y sufrirá aún más". Anteriormente, el presidente ordenó al Ejército causar "las mayores pérdidas posibles al invasor". El mandatario, informa Reuters, ha dicho que se darán armas a quien esté dispuesto a luchar. El ministerio de Exteriores ucraniano ha asegurado en un tuit a las 12:08 hora local que la situación "está bajo control". A las 15:31, las fuerzas armadas han informado de que seguía habiendo fuertes batallas a lo largo de toda la línea de contacto en el Donbas, pero no "se permitió ningún" avance ruso. "El mundo puede y debe detener a Putin. El momento de actuar es ahora", ha dicho el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba.
Ucrania ha informado al menos 40 muertos y varias decenas de heridos, según Alexéi Arestóvich, asesor presidencial, quien no ha especificado si entre las víctimas hay civiles, según informa la agencia AP.
Según las autoridades ucranianas, la oleada inicial de ataques parece incluir misiles de crucero, artillería y ataques aéreos que han golpeado la infraestructura militar y las posiciones fronterizas, incluidas las bases aéreas, recoge The Guardian. El Ministerio de Defensa ruso ha afirmado más tarde haber "neutralizado" las bases aéreas y las defensas aéreas de Ucrania. "La infraestructura de las bases aéreas del Ejército ucraniano está fuera de servicio", dice en un comunicado citado por la agencia Interfax.
La mayoría de los ataques aéreos se han concentrado en el este, pero también se ha informado de ataques en el oeste de Ucrania, incluidas las ciudades de Lutsk e Ivano-Frankivsk. También se ha informado de que las tropas rusas estaban cruzando la frontera al este de Járkov y de que estaban entrando en Ucrania desde Crimea, anexionada por Rusia en 2014, lo que sugiere un ataque a tres bandas desde el norte, el sur y el este, según informa The Guardian. Los separatistas apoyados por Rusia han lanzado ataques en las regiones escindidas de Lugansk y Donetsk, que reclaman pero solo controlan parcialmente, según informan los medios estatales rusos. El alcance total de la operación militar no está claro aún.
Se han escuchado explosiones cerca de las principales ciudades ucranianas, incluida la capital, Kiev, Mariúpol y Járkov, según las crónicas de periodistas de medios internacionales que se encuentran en el país. Este jueves se han formado atascos en la capital, donde viven tres millones de personas. También hay imágenes de ciudadanos buscando refugio en estaciones y colas para autobuses, cajeros automáticos y gasolina. Ucrania es un país de más de 600.000 kilómetros cuadrados y con una población de cerca de 44 millones de personas. Aunque lo reclaman, los separatistas no controlan todas las regiones de Donetsk y Lugansk, al este, sino aproximadamente un tercio, unos 16.000 kilómetros cuadrados, según algunas estimaciones. Ucrania, que es el país de menores ingresos de Europa, comparte frontera con Rusia (este), Bielorrusia (norte), Moldavia, Hungría, Eslovaquia, Polonia y Rumania (oeste) y limita con el mar Negro.
Ya hay informaciones de personas que empiezan a huir de sus hogares buscando seguridad. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, ha advertido de que las consecuencias humanitarias para la población civil "serán devastadoras". "En la guerra no hay vencedores, sino incontables vidas que quedarán destrozadas". Acnur explica que está trabajando con los gobiernos de los países vecinos, "pidiendo que mantengan las fronteras abiertas para aquellas personas que buscan seguridad y protección" y que ha intensificado sus operaciones y reforzado su capacidad en Ucrania y en los países limítrofes.
El Servicio de Fronteras de Ucrania ha asegurado que militares de Bielorrusia han ayudado a Rusia durante unos ataques que "sufrió la frontera estatal ucraniana" esta madrugada. Los ataques de tropas rusas "con ayuda de Bielorrusia" han tenido lugar con artillería, equipos pesados y armas de tiro, señala este órgano en un comunicado publicado en Facebook. El presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, ha dicho en una reunión con militares, citada por la agencia oficial Belta, que las tropas de su país no "tienen ninguna participación en esta operación" lanzada por Rusia en Ucrania. El servicio de fronteras ucraniano ha asegurado que las tropas rusas han cruzado el punto fronterizo de Vilcha, en la región de Kiev, a 50 kilómetros de la frontera con Bielorrusia.
Ucrania ha ordenado el cierre de su espacio aéreo para vuelos civiles tras el inicio de la operación militar de Rusia en el país. Y Rusia cierra el espacio aéreo a las aeronaves civiles desde el jueves en su frontera occidental con Ucrania y Bielorrusia, según un aviso emitido por las autoridades de aviación rusas, informa EFE. La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), en respuesta "al conflicto en desarrollo en Ucrania", ha pedido a los operadores aéreos evitar zonas del espacio aéreo de Ucrania, Rusia, Moldavia y Bielorrusia por "alto riesgo".
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha afirmado que Europa vive "el peor momento desde el fin de Segunda Guerra Mundial". Junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentará a los líderes europeos un nuevo paquete de sanciones. "Estamos viviendo una agresión sin precedentes", ha afirmado Von der Leyen, "cuyo objetivo es la inestabilidad en Europea y del orden mundial". La primera ronda de sanciones de la UE ha afectado a un total de 23 personalidades, cuatro empresas y 351 diputados de la Duma, sancionados en la primera ronda europea de respuesta a Rusia. Los jefes de Estado y de Gobierno han anunciado "medidas más restrictivas" por "la agresión sin precedentes" de Rusia. Informa Andrés Gil.
El primer ministro británico, Boris Johnson, ha asegurado que "Occidente no se quedará a la espera" mientras Rusia ataca Ucrania, en una conversación con Zelenski. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha acusado al líder ruso de lanzar un ataque "no provocado e injustificado" contra Ucrania y de apostar por una "guerra premeditada" que provocará una "catastrófica pérdida de vidas y sufrimiento".
La OTAN ha anunciado que reforzará su flanco oriental –con mayor presencia en los países próximos a Ucrania y a Rusia, como los países bálticos, además de Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria y el Mar Negro– sin desplegar tropas dentro de Ucrania. Los países occidentales habían dejado ya claro en los últimos meses que no enviarán tropas de combate a Ucrania. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha pedido a Rusia que retire sus fuerzas de Ucrania y que elija "el camino de la diplomacia". Este viernes se celebrará una cumbre virtual de líderes de la OTAN después de que vayas aliados hayan manifestado varios aliados sentirse amenazados. Informa Andrés Gil.
"Presidente Putin, en nombre de la humanidad, llévese sus tropas de vuelta a Rusia. Este conflicto debe terminar ahora", ha pedido el secretario general de la ONU, António Guterres, que ha asegurado que "esta guerra no tiene ningún sentido". "Este es el momento más triste de mi mandato como secretario general de Naciones Unidas", ha declarado Guterres al término de una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, que él mismo había abierto pidiendo al presidente ruso que no lanzase una ofensiva en Ucrania.
Tras reunirse el Consejo de Seguridad Nacional presidido por Felipe VI, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha exigido a Putin el cese de las hostilidades sobre Ucrania y ha advertido de que sus acciones "no pueden quedar impunes". Por ahora el Ejecutivo solo habla de las sanciones sobre Rusia a expensas de la reunión extraordinaria del Consejo Europeo para estudiar la respuesta a lo que Sánchez ha denominado una "violación flagrante" de legalidad internacional. Informa Irene Castro.
Amnistía Internacional (AI) ha pedido que se respete "sin fisuras" el derecho internacional de derechos humanos y el derecho humanitario, y ha asegurado que seguirá de cerca la situación para denunciar las violaciones "por todas las partes". "Nuestros peores temores se han hecho realidad. Tras semanas de escalada, ha comenzado una invasión rusa que probablemente tendrá las consecuencias más horribles para las vidas humanas y los derechos humanos", ha declarado la secretaria general, Agnès Callamard. "Deben protegerse las vidas, los hogares y las infraestructuras de los civiles; no deben producirse ataques indiscriminados ni el uso de armas prohibidas, como las municiones de racimo". Este artículo está en permanente actualización.
https://www.eldiario.es/internacional/rusia-invade-ucrania-ahora_1_8777001.html