Gervasio Sánchez
La Marea
“Sentí una sensación de gran orfandad cuando salí de ver Los archivos del Pentágono. Pensé en lo difícil que es encontrar experiencias parecidas en el periodismo español”.
Desde hace dos semanas animo a todos los periodistas con los que me encuentro a que vayan a verLos Archivos de Pentágono, la última gran película de Steven Spielberg. Es una película dinámica, precisa y emocionante que muestra meticulosamente aquellos días de junio de 1971 en los que la democracia estadounidense y su primera enmienda estuvieron en serio peligro de ser enterradas por culpa de un gobierno obsesionado por encubrir las mentiras de varias administraciones de Estados Unidos sobre la guerra de Vietnam.
Creo que cualquier persona que ame el oficio de contar, el periodismo con mayúsculas, vibrará con las magníficas interpretaciones de Meryl Streep (en el papel de Katherine Graham, editora de The Washington Post), Tom Hanks (como su director, Ben Bradlee) y de decenas de grandes actores secundarios. Aunque también les recalco que es prácticamente imposible encontrar nada de lo que vean en la gran pantalla reflejado en la prensa española actual y, si me apuran, en la prensa de las últimas décadas.
Mi experiencia con la película fue agridulce. Me estremecí con muchas de sus escenas, conseguí escribir a oscuras algunas frases en trozos de papel que guardaba en la cartera, sentí el pulso del periodismo como “el primer borrador de la historia”, tal como dice uno de los personajes. Me emocioné al escuchar a un director decirle a su editora: “Katherine, no te metas en lo mío”. Me sonó a puñetazo encima de la mesa esta frase tantas veces pisoteada: “La prensa debe servir a los gobernados, no a los gobernantes”. Y me pareció sublime el diálogo entre Robert MacNamara y la editora Graham cuando esta le recalca: “He venido a pedirte consejo, no permiso”.
Pero sentí una sensación de gran orfandad cuando salí del cine. Pensé en lo difícil que es encontrar experiencias parecidas en el periodismo español. Recordé el servilismo y la falta de agallas de muchos responsables periodísticos cuando se trata de garantizar el derecho de los ciudadanos a conocer los entresijos del poder. Recapacité sobre las mentiras burdas con las que políticos y empresarios engrasan el funcionamiento de la maquinaria poderosa que les mantienen en el poder y domestican a la prensa a golpe de cheque. Comedí que los medios de comunicación prefieren muchas veces acomodarse a la lumbre de los gobernantes que a los derechos de los gobernados.
Hay una escena sublime en la película tan real como la vida misma porque parece que ocurrió exactamente como se explica. Poco después de las tres de la tarde del 18 de junio de 1971, Ben Bradlee recibió una llamada de William H. Rehnquist, ayudante del fiscal general de Estados Unidos, que posteriormente sería presidente del Tribunal Supremo. El director del periódico, que estaba acompañado por varios redactores jefes y la editora Graham, escuchó un largo monólogo a través del teléfono que concluía, después de recordar algún apéndice de la Ley de Espionaje, con las siguientes palabras: “Por consiguiente, les solicito respetuosamente que no publiquen nueva información de este carácter y que me notifiquen que han hecho los trámites pertinentes para devolver esos documentos al Departamento de Defensa”.
“Me temblaban los brazos y los pies. La acusación de espionaje no cuadraba con la visión que tenía de mí mismo, y todos sabíamos que el titulo 18 (de la Ley de Espionaje) presagiaba problemas. Era el Código Criminal. Pero con todo el aplomo que pude reunir dije: ‘Estoy seguro que entenderá que, respetuosamente, debemos rehusar’. Dijo algo de que lo comprendía y colgamos”, cuenta el propio Bradlee en sus memorias, La vida de un periodista, de obligatoria lectura.
Periodistas valientes que se la juegan a pesar de que la espada de Damocles amenaza por cortarles el cuello periodística y judicialmente hablando. Periodistas valientes, apoyados por una editora que no se deja avasallar o confundir por políticos amigos de toda la vida, que se atreven a enfrentarse a amenazas terribles.
Una editora de un diario en situación económica crítica que está intentando salvar su negocio con una ampliación de capital y que confía en su director, al que le da un cheque en blanco, en contra de la opinión de sus abogados, casi todos ellos partidarios de plegarse a las presiones políticas y judiciales. Una editora capaz de sobrevivir en un mundo dominado por hombres, de enfrentarse a sus carencias con desparpajo, de atreverse a jugarse su fortuna por defender los principios, una editora que tiene mucho que perder si todo se va al traste, que tiene más que perder que cualquiera de sus subordinados.
“Siempre quise ser parte de una pequeña rebelión”, dice uno de los protagonistas de la película. Una oda a los periodistas que vigilan a los poderosos en detrimento de aquellos trenzados al calor del poder. Una oda a la épica en contraposición a los que se pliegan a guiones preestablecidos que suelen cambiar en función de los intereses empresariales y comerciales.
En los últimos tiempos algunos prohombres del periodismo español se han mostrado preocupados ante la creciente influencia de las redes sociales e intentan desacreditar todo lo que circula sin el control de los grandes grupos mediáticos. También se han sentido molestos por la aparición de nuevas formaciones políticas, ellos que se subordinaron a los partidos tradicionales. Utilizan su poder y mucho papel para dar lecciones.
Se permiten el lujo de hablar de manipulación informativa desde sus poltronas como si ese cáncer del periodismo, existente desde los tiempos inmemoriales, se hubiese descubierto hace algo más de una década con la creación de Facebook o Twitter. Se quejan (el cinismo no tiene límites) del daño que las noticias falsas están haciendo a las instituciones, olvidando que ellos también fueron promotores de manipulaciones obscenas y frenaron investigaciones periodísticas en función de sus negocios mediáticos o de sus conveniencias a la hora de entender el negocio periodístico.
Son los mismos que han mantenido relaciones preferenciales con partidos mayoritarios (nacionales y autonómicos) sin investigar sus vergüenzas durante años y décadas. Los mismos que han blanqueado la imagen de presidentes y expresidentes con entrevistas pactadas sin preguntas comprometidas a cambio de favores prestados.
El periodismo muere en todos aquellos que durante años han silenciado los impúdicos negocios de sus patrones. La valentía, la independencia, la autocrítica y la excelencia han brillado por su ausencia en muchos puestos claves. Pero también en los comités de redacción y de empresa. Han callado jefes y soldados. Colaboradores exquisitos y maltratados.
El buen periodismo permite mejorar la salud informativa de los ciudadanos mientras que el mal periodismo destruye su capacidad crítica. Los periodistas hemos perdido el prestigio por culpa de las vinculaciones vergonzosas con los poderes fácticos. Existe un cierto regusto en presentarse como periodistas independientes (también ocurre en la política y en la empresa) después de abandonar alguno de los buques insignias o de ser sustituidos en los puestos de responsabilidad. La falta de memoria estimula a las personas más tramposas a blanquear sus currículos. Pero las manchetas no mienten aunque pasen décadas.
Relegar o pisotear una investigación cuando se tiene un puesto de responsabilidad es infringir el código deontológico. Es insultar a los ciudadanos. Es agraviar un derecho constitucional. No hay excusa que valga ni hecho diferencial y me temo que la prensa española, en general, se ha visto afectada por comportamientos similares a lo largo de las últimas cuatro décadas.
Vaya a ver Los Archivos del Pentágono. Déjese seducir por su demoledor mensaje: el periodismo por encima de cualquier otra razón, aunque sea de Estado o perjudicial económicamente. Pregúntese por lo que usted hubiera hecho de encontrarse en un puesto similar. Pregúntese por lo que su empresa le hubiera dejado hacer. Piense en silencio. Pregúntele a su conciencia. Vibre con el espectáculo cinematográfico. Ame el periodismo, al menos mientras le proteja la oscuridad de la sala. Intente no deprimirse.
Fuente: https://www.lamarea.com/2018/02/19/lecciones-una-pelicula/
lunes, 5 de marzo de 2018
domingo, 4 de marzo de 2018
_- El machismo es el sistema, tío
_- Manuel Rivas
Una huelga se justifica ante la injusticia y la desigualdad. Si las mujeres suman desigualdades e injusticias, deberían protagonizar una revolución.
Hay una convocatoria de huelga femenina en el mundo para el próximo 8 de marzo. Es más que justa. Lleva siglos esperando. Parece fácil decirlo, pero hay que decirlo. En primer lugar, la mujer sufre una guerra. ¿Exagerado? En los últimos tiempos se registran más de 60.000 feminicidios cada año en el mundo. Hay que sumar cientos de miles de mujeres heridas o que han sufrido ataques para causarles la muerte. Hay millones de mujeres maltratadas, esclavizadas y sometidas a trata sexual, para ser subastadas y vendidas por las mafias. Podría alegarse que también hay muchísimos hombres en esas circunstancias, y es verdad. Pero la diferencia es que las mujeres sufren, o están en constante peligro de sufrir, una violencia sistemática por el hecho de ser mujeres. Gran parte de los feminicidios son cometidos por aquellos en quienes depositaron su confianza y en los lugares donde debían sentirse más seguras: el propio hogar. La violencia contra la mujer, con diferente intensidad según las culturas y los países, es universal y transversal. La jerarquía machista domina todos los poderes, salvo casos rarísimos. Hablar de matriarcados puede estar bien para alguna tertulia antropológica de bar, pero dejémoslo ahí. No nos engañemos a estas alturas. No es que estemos en un sistema machista. El machismo es el sistema.
Las grandes religiones, también con sus matices, desempeñan un papel nefasto y cómplice en la sumisión de la mujer. Por supuesto, las jerarquías eclesiásticas las excluyen. A pesar de llenar los templos, cumplir mejor que los hombres los preceptos y ser estrictamente controladas, no pueden ser sacerdotisas, salvo alguna excepción en iglesias reformistas que aquí seguimos llamando “protestantes”. Al contrario, las mujeres sirven a los clérigos y con no poca frecuencia son explotadas por ellos en todos los sentidos. Por si esto escandalizase a alguien, conviene añadir algo más. Las grandes iglesias, y por supuesto la que más nos atañe, la católica, pues todavía estamos en un Estado semiconfesional, deberían pedir público perdón por el maltrato secular a las mujeres y la persecución a que han sido sometidas las que intentaron llevar una vida libre e independiente, o tomaron la iniciativa en expresar el deseo sexual o, peor todavía para ellas, que ese deseo no se correspondiese con el patrón heterosexual. En un pasado no tan remoto, cuando estaba vigente el Santo Oficio, miles de esas mujeres fueron torturadas y quemadas como “hechiceras”.
No vamos a remitirnos a épocas en que los sabios y filósofos machos debatían con una profundidad abismal si las mujeres eran portadoras o no de almas, pero conviene recordar que no hace mucho más de cinco décadas, en nuestro país, las mujeres tenían que pedir permiso a sus machos para abrir una cuenta corriente, obtener un pasaporte o un carné de conducir. Lo recuerdo porque en muchas partes del mundo esto sigue ocurriendo, y porque las mujeres que aquí han sufrido humillación y sumisión merecen al menos escupir en la tierra.Ya no se discute, según tengo entendido, si las mujeres tienen o no alma. Pero algunos sabios de hoy, en una especie de “histerismo masculino”, se escandalizan por el movimiento feminista de denuncia de los abusos que declaran haber sufrido en el mundo artístico por parte de machos con poder para decidir o no si tendrían una oportunidad de trabajo. La primera obligación, de hombres y mujeres, es denunciar ese sistema autoritario, allí donde se produzca. Si se tratase de una violencia terrorista, nadie osaría decir a la víctima: “Bueno, calma, hay que medir las palabras”. Pero ¿y lo que sufren estas mujeres no es terrorismo?
Una huelga se justifica ante la injusticia y la desigualdad. Si las mujeres suman las desigualdades e injusticias, son la mayoría humana que debería protagonizar una revolución con solo levantar al cielo las estadísticas. Menos salario a igual trabajo, más empleo precario dentro de lo precario, doble explotación en la fábrica y en la casa, pensiones más bajas, cuidadoras gratuitas de personas ancianas, enfermas o discapacitadas. Con el dinero que las mujeres ahorran al Estado se podría financiar el paraíso terrenal. Pero no se preocupen. Lo que está previsto es incrementar exponencialmente el presupuesto militar.
https://elpais.com/elpais/2018/02/15/eps/1518698435_702593.html?id_externo_rsoc=TW_CC
Una huelga se justifica ante la injusticia y la desigualdad. Si las mujeres suman desigualdades e injusticias, deberían protagonizar una revolución.
Hay una convocatoria de huelga femenina en el mundo para el próximo 8 de marzo. Es más que justa. Lleva siglos esperando. Parece fácil decirlo, pero hay que decirlo. En primer lugar, la mujer sufre una guerra. ¿Exagerado? En los últimos tiempos se registran más de 60.000 feminicidios cada año en el mundo. Hay que sumar cientos de miles de mujeres heridas o que han sufrido ataques para causarles la muerte. Hay millones de mujeres maltratadas, esclavizadas y sometidas a trata sexual, para ser subastadas y vendidas por las mafias. Podría alegarse que también hay muchísimos hombres en esas circunstancias, y es verdad. Pero la diferencia es que las mujeres sufren, o están en constante peligro de sufrir, una violencia sistemática por el hecho de ser mujeres. Gran parte de los feminicidios son cometidos por aquellos en quienes depositaron su confianza y en los lugares donde debían sentirse más seguras: el propio hogar. La violencia contra la mujer, con diferente intensidad según las culturas y los países, es universal y transversal. La jerarquía machista domina todos los poderes, salvo casos rarísimos. Hablar de matriarcados puede estar bien para alguna tertulia antropológica de bar, pero dejémoslo ahí. No nos engañemos a estas alturas. No es que estemos en un sistema machista. El machismo es el sistema.
Las grandes religiones, también con sus matices, desempeñan un papel nefasto y cómplice en la sumisión de la mujer. Por supuesto, las jerarquías eclesiásticas las excluyen. A pesar de llenar los templos, cumplir mejor que los hombres los preceptos y ser estrictamente controladas, no pueden ser sacerdotisas, salvo alguna excepción en iglesias reformistas que aquí seguimos llamando “protestantes”. Al contrario, las mujeres sirven a los clérigos y con no poca frecuencia son explotadas por ellos en todos los sentidos. Por si esto escandalizase a alguien, conviene añadir algo más. Las grandes iglesias, y por supuesto la que más nos atañe, la católica, pues todavía estamos en un Estado semiconfesional, deberían pedir público perdón por el maltrato secular a las mujeres y la persecución a que han sido sometidas las que intentaron llevar una vida libre e independiente, o tomaron la iniciativa en expresar el deseo sexual o, peor todavía para ellas, que ese deseo no se correspondiese con el patrón heterosexual. En un pasado no tan remoto, cuando estaba vigente el Santo Oficio, miles de esas mujeres fueron torturadas y quemadas como “hechiceras”.
No vamos a remitirnos a épocas en que los sabios y filósofos machos debatían con una profundidad abismal si las mujeres eran portadoras o no de almas, pero conviene recordar que no hace mucho más de cinco décadas, en nuestro país, las mujeres tenían que pedir permiso a sus machos para abrir una cuenta corriente, obtener un pasaporte o un carné de conducir. Lo recuerdo porque en muchas partes del mundo esto sigue ocurriendo, y porque las mujeres que aquí han sufrido humillación y sumisión merecen al menos escupir en la tierra.Ya no se discute, según tengo entendido, si las mujeres tienen o no alma. Pero algunos sabios de hoy, en una especie de “histerismo masculino”, se escandalizan por el movimiento feminista de denuncia de los abusos que declaran haber sufrido en el mundo artístico por parte de machos con poder para decidir o no si tendrían una oportunidad de trabajo. La primera obligación, de hombres y mujeres, es denunciar ese sistema autoritario, allí donde se produzca. Si se tratase de una violencia terrorista, nadie osaría decir a la víctima: “Bueno, calma, hay que medir las palabras”. Pero ¿y lo que sufren estas mujeres no es terrorismo?
Una huelga se justifica ante la injusticia y la desigualdad. Si las mujeres suman las desigualdades e injusticias, son la mayoría humana que debería protagonizar una revolución con solo levantar al cielo las estadísticas. Menos salario a igual trabajo, más empleo precario dentro de lo precario, doble explotación en la fábrica y en la casa, pensiones más bajas, cuidadoras gratuitas de personas ancianas, enfermas o discapacitadas. Con el dinero que las mujeres ahorran al Estado se podría financiar el paraíso terrenal. Pero no se preocupen. Lo que está previsto es incrementar exponencialmente el presupuesto militar.
https://elpais.com/elpais/2018/02/15/eps/1518698435_702593.html?id_externo_rsoc=TW_CC
_- Uber y Lyft conducen a los taxistas a la pobreza y la desesperanza.
Democracy Now!
El lunes pasado por la mañana, un taxista y conductor de limusinas profesional de la ciudad de Nueva York llamado Douglas Schifter hizo un último viaje al área del Bajo Manhattan. Varias horas antes había publicado en Facebook una acusación contra las autoridades políticas por permitir que empresas de servicios de transporte en línea como Uber y Lyft desmantelen la industria del taxi de la ciudad y dejen sumidos en la pobreza a miles de conductores de taxi, entre ellos él mismo. Estacionado frente al edificio del Ayuntamiento en un sedán negro alquilado se suicidó de un disparo en la cabeza.
Schifter escribió en su publicación de Facebook: “Debido a la gran cantidad de coches disponibles, con conductores desesperados por intentar llevar el pan a sus hogares, [las empresas] reducen las tarifas a un nivel inferior a los costos operativos y los profesionales como yo nos quedamos fuera del negocio. [Las empresas] cuentan su dinero y nosotros quedamos tirados en las calles por las que antes conducíamos, sin hogar y con hambre. No trabajaré como un esclavo por unas monedas. Prefiero estar muerto”.
La mayoría de las principales ciudades tienen un servicio de taxi regulado desde hace mucho tiempo, lo que limita el número de taxis con licencia y exige un estricto cumplimiento de las normas de seguridad y de cobertura de seguros. Uber y Lyft, las principales plataformas de servicio de transporte en línea o “empresas de redes de transporte”, han logrado eludir esas leyes y multiplicar la cantidad de coches en las calles.
Bhairavi Desai, directora ejecutiva de la Alianza de Trabajadores del Taxi de Nueva York, un sindicato sin fines de lucro con más de 19.000 miembros, declaró en una entrevista para Democracy Now!: “Antes solía haber solo unos 13.000 taxis amarillos y otros 40.000 de otras compañías y coches negros, en total. Ahora hay más de 130.000. Nadie puede ganarse la vida así”.
Un nuevo informe elaborado en conjunto por el Proyecto de Ley Nacional de Empleo ( NELP , por sus siglas en ingés) y la Asociación para Familias Trabajadoras, titulado “Interferencia estatal por parte de Uber: cómo las empresas de redes de transporte compran, intimidan y engañan para lograr su desregulación”, señala: “Las [empresas de redes de transporte], principalmente Uber y Lyft, convencieron a legisladores de la gran mayoría de los estados a anular y pasar por encima de las regulaciones locales y despojar a los choferes de sus derechos. La velocidad y la efectividad del uso de esta estrategia por parte de la industria, conocida como interferencia (o apropiación) estatal, no tiene precedentes”, indica el informe. El estudio también compara las tácticas de lobby utilizadas por Uber y Lyft con las de los grupos de presión de la industria del tabaco y las armas de fuego, e identifica 41 estados donde este cabildeo agresivo ha reducido o eliminado los derechos de las ciudades para regular las empresas de servicios de transporte en línea.
Nuevamente, estas son palabras de la portavoz de la Alianza de Trabajadores del Taxi, Bhairave Desai: “Es una carrera hacia el abismo. En 2016, Uber y Lyft gastaron en lobby más que Amazon, Walmart y Microsoft juntos. Recurren a su poder político para lograr la aprobación de leyes de desregulación de los servicios de transporte. La mayoría de sus lobbystas, por cierto, provienen del Partido Demócrata. Muchos de ellos pasaron directamente desde la Casa Blanca de [Barack] Obama a trabajar para Uber”.
La muerte de Douglas Schifter fue precedida por otro suicidio, unas semanas antes. Danilo Corporan Castillo se precipitó a su muerte desde lo alto de un edificio el 20 de diciembre, tras una audiencia ante la Comisión de Taxis y Limusinas de la Ciudad de Nueva York ( TLC , por su sigla en inglés), en la que lo amenazaron con revocarle la licencia de conductor. Corporan Castillo escribió su nota de suicidio al dorso de la citación de la TLC .
En abril del año pasado, Bhairavi Desai testificó ante la TLC (acrónimo extraño para una comisión conocida por no brindarles a los taxistas de la ciudad una “atención amable”, sino, más bien, por imponer drásticas multas por incontables infracciones menores). Desai declaró:
“En mis 21 años de activismo en esta industria, jamás había visto personas en tal crisis: las bancarrotas, las ejecuciones hipotecarias, los avisos de desalojo. Ahora recibo llamadas telefónicas con pedidos de información sobre servicios para personas sin hogar, gente que quiere saber sobre líneas directas de prevención del suicidio. Hay un nivel de crisis muy arraigado entre los conductores de taxis. Debo decirles desde el fondo de mi corazón que, como defensora, algunos días simplemente no sé qué hacer. Esta es una crisis humana grave debido a la plaga financiera que existe en esta industria desde hace tres años. Esto me lleva a preocuparme seriamente por cómo será el futuro de las personas y, sin duda, por el nivel de crisis al que se enfrentan hoy en su vida cotidiana. Es una violenta carrera hacia el abismo. Para matar de hambre al taxista, Uber mata de hambre al chofer de Uber. Ese es el núcleo de la cuestión. Reducen las tarifas, lo que deja a los conductores en una pobreza abrumadora. Y lo hacen para poder reducir las tarifas de los otros sectores. Ningún chofer puede ganar en esta carrera hacia el abismo”.
La dirigente de la Alianza de Trabajadores del Taxi Bhairavi Desai lucha por fijar un límite en la cantidad de taxis y otros servicios de transporte privado, el uso de taxímetros en los diversos servicios de automóviles para garantizar un salario digno para los conductores y acceso a beneficios, principalmente atención médica para los conductores. Además, el Proyecto de Ley Nacional de Empleo y la Asociación para Familias Trabajadoras afirman que las legislaturas estatales deben dejar de hacer lo que exigen las empresas Uber y Lyft.
Douglas Schifter expresó en su publicación final en Facebook: “El propósito de la vida es aprender, enseñar y amar”. Además de conducir taxis durante cuatro décadas, fue un prolífico columnista de la revista especializada en limusinas Black Car News. Schifter escribió: “No sé de qué otra forma tratar de marcar la diferencia si no es con una exhibición pública de un asunto muy privado. Espero que, con el sacrificio público que hago ahora, se preste algo de atención a la difícil situación de los conductores, que la gente quiera salvarlos y que esto no haya sido en vano”.
© 2018 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Fuente:
http://www.democracynow.org/es/2018/2/9/uber_y_lyft_conducen_a_los
sábado, 3 de marzo de 2018
“Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, un destacado diseccionador de la sociedad del hiperconsumismo, explica en Barcelona sus críticas al “infierno de lo igual”.
Las Torres Gemelas, edificios iguales entre sí y que se reflejan mutuamente, un sistema cerrado en sí mismo, imponiendo lo igual y excluyendo lo distinto y que fueron objetivo de un atentado que abrió una brecha en el sistema global de lo igual. O la gente practicando binge watching (atracones de series), visualizando continuamente solo aquello que le gusta: de nuevo, proliferando lo igual, nunca lo distinto o el otro... Son dos de las potentes imágenes que utiliza el filósofo Byung-Chul Han (Seúl, 1959), uno de los más reconocidos diseccionadores de los males que aquejan a la sociedad hiperconsumista y neoliberal tras la caída del muro de Berlín. Libros como La sociedad del cansancio, Psicopolítica o La expulsión de lo distinto (en España, publicados por Herder) compendian su tupido discurso intelectual, que desarrolla siempre en red: todo lo conecta, como hace con sus manos muy abiertas, de dedos largos que se juntan mientras cimbrea una corta coleta en la cabeza.
“En la orwelliana 1984 esa sociedad era consciente de que estaba siendo dominada; hoy no tenemos ni esa consciencia de dominación”, alertó ayer en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), donde el profesor formado y afincado en Alemania disertó sobre la expulsión de la diferencia. Y dio pie a conocer su particular cosmovisión, construida a partir de su tesis de que los individuos hoy se autoexplotan y sienten pavor hacia el otro, el diferente. Viviendo, así, en “el desierto, o el infierno, de lo igual”.
Autenticidad. Para Han, la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo”. Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias comercializables”.
Autoexplotación. Se ha pasado, en opinión del filósofo, “del deber de hacer” una cosa al “poder hacerla”. “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede”, y si no se triunfa, es culpa suya. “Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”. Y la consecuencia, peor: “Ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión”. Es “la alienación de uno mismo”, que en lo físico se traduce en anorexias o en sobreingestas de comida o de productos de consumo u ocio.
‘Big data’.“Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual... Estamos en pleno dataísmo: el hombre ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial”. ¿La revuelta pasaría por dejar de compartir datos o de estar en las redes sociales? “No podemos negarnos a facilitarlos: una sierra también puede cortar cabezas... Hay que ajustar el sistema: el ebook está hecho para que yo lea, no para que me lea a mí a través de algoritmos... ¿O es que el algoritmo hará ahora al hombre? En EE UU hemos visto la influencia de Facebook en las elecciones... Necesitamos una carta digital que recupere la dignidad humana y pensar en una renta básica para las profesiones que devorarán las nuevas tecnologías”.
Comunicación. “Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, como nunca: la comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno; ¡lo igual no duele!”.
Jardín. “Yo soy diferente; estoy envuelto de aparatos analógicos: tuve dos pianos de 400 kilos y durante tres años he cultivado un jardín secreto que me ha dado contacto con la realidad: colores, olores, sensaciones... Me ha permitido percatarme de la alteridad de la tierra: la tierra tenía peso, todo lo hacía con las manos; lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está... Es la abolición de la realidad; mi próximo libro será ese: Elogio de la tierra. El jardín secreto. La tierra es más que dígitos y números.
Narcisismo. Sostiene Han que “ser observado hoy es un aspecto central de ser en el mundo”. El problema reside en que “el narcisista es ciego a la hora de ver al otro” y sin ese otro “uno no puede producir por sí mismo el sentimiento de autoestima”. El narcisismo habría llegado también a la que debería ser una panacea, el arte: “Ha degenerado en narcisismo, está al servicio del consumo, se pagan injustificadas burradas por él, es ya víctima del sistema; si fuera ajeno al mismo, sería una narrativa nueva, pero no lo es”.
Otros. Es la clave de sus reflexiones más recientes. “Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas; el neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas”. Por ello propone “regresar al animal original, que no consume ni comunica desaforadamente; no tengo soluciones concretas, pero puede que al final el sistema implosione por sí mismo... En cualquier caso, vivimos en una época de conformismo radical: la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, no forma espiritualmente; el mundo está al límite de su capacidad; quizá así llegue un cortocircuito y recuperemos ese animal original”.
Refugiados. Han es muy claro: con el actual sistema neoliberal “no se siente temor, miedo o asco por los refugiados sino que son vistos como carga, con resentimiento o envidia”; la prueba es que luego el mundo occidental va a veranear a sus países.
Tiempo. Es necesaria una revolución en el uso del tiempo, sostiene el filósofo, profesor en Berlín. “La aceleración actual disminuye la capacidad de permanecer: necesitamos un tiempo propio que el sistema productivo no nos deja; requerimos de un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando; el tiempo trabajado es tiempo perdido, no es tiempo para nosotros”.
EL “MONSTRUO” DE LA UE Y LA “BODA” CATALUÑA-ESPAÑA
“Estamos en la Red, pero no escuchamos al otro, solo hacemos ruido”, dice Byung-Chul Han, que viaja lo justo y no hace turismo “para no participar del flujo de mercancías y personas”. También reclama una política nueva. Y la relaciona con Cataluña, tema cuya tensión rebaja bromeando:
“Si Puigdemont promete volver al animal original, me hago separatista”.
Y ya en lo político, lo enmarca en el contexto de la Unión Europea: “La UE no ha sido una unión de sentimientos sino comercial; es un monstruo burocrático fuera de toda lógica democrática; funciona a golpe de decretos...; en esta globalización abstracta se da un duelo entre el no lugar y la necesidad de ser de un lugar concreto; el especial está incómodo y genera desasosiego y estalla lo regional. Hegel decía que la verdad es la reconciliación entre lo general y lo particular y eso hoy es más difícil...”. Pero acude a su revolución temporal: “Las bodas forman parte de la recuperación del tiempo de fiesta: a ver si hay una entre Cataluña y España y se reconcilian”.
https://elpais.com/cultura/2018/02/07/actualidad/1517989873_086219.html?rel=lom
“En la orwelliana 1984 esa sociedad era consciente de que estaba siendo dominada; hoy no tenemos ni esa consciencia de dominación”, alertó ayer en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), donde el profesor formado y afincado en Alemania disertó sobre la expulsión de la diferencia. Y dio pie a conocer su particular cosmovisión, construida a partir de su tesis de que los individuos hoy se autoexplotan y sienten pavor hacia el otro, el diferente. Viviendo, así, en “el desierto, o el infierno, de lo igual”.
Autenticidad. Para Han, la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo”. Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias comercializables”.
Autoexplotación. Se ha pasado, en opinión del filósofo, “del deber de hacer” una cosa al “poder hacerla”. “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede”, y si no se triunfa, es culpa suya. “Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”. Y la consecuencia, peor: “Ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión”. Es “la alienación de uno mismo”, que en lo físico se traduce en anorexias o en sobreingestas de comida o de productos de consumo u ocio.
‘Big data’.“Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual... Estamos en pleno dataísmo: el hombre ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial”. ¿La revuelta pasaría por dejar de compartir datos o de estar en las redes sociales? “No podemos negarnos a facilitarlos: una sierra también puede cortar cabezas... Hay que ajustar el sistema: el ebook está hecho para que yo lea, no para que me lea a mí a través de algoritmos... ¿O es que el algoritmo hará ahora al hombre? En EE UU hemos visto la influencia de Facebook en las elecciones... Necesitamos una carta digital que recupere la dignidad humana y pensar en una renta básica para las profesiones que devorarán las nuevas tecnologías”.
Comunicación. “Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, como nunca: la comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno; ¡lo igual no duele!”.
Jardín. “Yo soy diferente; estoy envuelto de aparatos analógicos: tuve dos pianos de 400 kilos y durante tres años he cultivado un jardín secreto que me ha dado contacto con la realidad: colores, olores, sensaciones... Me ha permitido percatarme de la alteridad de la tierra: la tierra tenía peso, todo lo hacía con las manos; lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está... Es la abolición de la realidad; mi próximo libro será ese: Elogio de la tierra. El jardín secreto. La tierra es más que dígitos y números.
Narcisismo. Sostiene Han que “ser observado hoy es un aspecto central de ser en el mundo”. El problema reside en que “el narcisista es ciego a la hora de ver al otro” y sin ese otro “uno no puede producir por sí mismo el sentimiento de autoestima”. El narcisismo habría llegado también a la que debería ser una panacea, el arte: “Ha degenerado en narcisismo, está al servicio del consumo, se pagan injustificadas burradas por él, es ya víctima del sistema; si fuera ajeno al mismo, sería una narrativa nueva, pero no lo es”.
Otros. Es la clave de sus reflexiones más recientes. “Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas; el neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas”. Por ello propone “regresar al animal original, que no consume ni comunica desaforadamente; no tengo soluciones concretas, pero puede que al final el sistema implosione por sí mismo... En cualquier caso, vivimos en una época de conformismo radical: la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, no forma espiritualmente; el mundo está al límite de su capacidad; quizá así llegue un cortocircuito y recuperemos ese animal original”.
Refugiados. Han es muy claro: con el actual sistema neoliberal “no se siente temor, miedo o asco por los refugiados sino que son vistos como carga, con resentimiento o envidia”; la prueba es que luego el mundo occidental va a veranear a sus países.
Tiempo. Es necesaria una revolución en el uso del tiempo, sostiene el filósofo, profesor en Berlín. “La aceleración actual disminuye la capacidad de permanecer: necesitamos un tiempo propio que el sistema productivo no nos deja; requerimos de un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando; el tiempo trabajado es tiempo perdido, no es tiempo para nosotros”.
EL “MONSTRUO” DE LA UE Y LA “BODA” CATALUÑA-ESPAÑA
“Estamos en la Red, pero no escuchamos al otro, solo hacemos ruido”, dice Byung-Chul Han, que viaja lo justo y no hace turismo “para no participar del flujo de mercancías y personas”. También reclama una política nueva. Y la relaciona con Cataluña, tema cuya tensión rebaja bromeando:
“Si Puigdemont promete volver al animal original, me hago separatista”.
Y ya en lo político, lo enmarca en el contexto de la Unión Europea: “La UE no ha sido una unión de sentimientos sino comercial; es un monstruo burocrático fuera de toda lógica democrática; funciona a golpe de decretos...; en esta globalización abstracta se da un duelo entre el no lugar y la necesidad de ser de un lugar concreto; el especial está incómodo y genera desasosiego y estalla lo regional. Hegel decía que la verdad es la reconciliación entre lo general y lo particular y eso hoy es más difícil...”. Pero acude a su revolución temporal: “Las bodas forman parte de la recuperación del tiempo de fiesta: a ver si hay una entre Cataluña y España y se reconcilian”.
https://elpais.com/cultura/2018/02/07/actualidad/1517989873_086219.html?rel=lom
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Atención opositores: El método para mejorar la memoria que no requiere ningún esfuerzo.
Cuando tratas de memorizar algo nuevo es normal asumir que, cuanto más empeño pones en ello, mejor te irá.
Sin embargo, puede que lo que necesites sea justamente una pausa en la que no hagas nada. Literalmente.
Apaga la luz, relájate y disfruta de 10 o 15 minutos de tranquilidad y verás que recordarás mucho mejor lo que acabas de aprender que si hubieses tratado de usar ese tiempo de manera más productiva.
Si bien se sabe que no debemos acelerarnos cuando estudiamos, nuevas investigaciones indican que debemos apuntar a una "interferencia mínima" durante estas pausas, evitando deliberadamente cualquier actividad que pueda afectar a la delicada tarea de formar memorias.
Así que nada de mirar el celular, los correos electrónicos o navegar por internet. Tienes que darle a tu cerebro la oportunidad de recargar baterías sin distracciones.
Este descubrimiento resulta alentador para las personas con amnesia o algunas formas de demencia, ya que presenta una forma de liberar una capacidad de aprender latente, previamente desconocida.
Experimentos
Los beneficios del descanso para mejorar la memoria fueron documentados por primera vez en 1900 por el psicólogo alemán Georg Elias Müller y su estudiante Alfons Pilzecker.
En uno de sus varios experimentos, Müller y Pilzecker les pidieron a los participantes que aprendiesen una lista de sílabas sin significado.
A una mitad del grupo le solicitó que aprendiese inmediatamente el contenido de una segunda lista, mientras que la otra pudo descansar seis minutos antes de comenzar con la tarea.
Cuando se examinó a ambos grupos una hora y media más tarde, los dos mostraron diferencias notables.
Los que hicieron el paréntesis recordaron cerca del 50% de la lista, mientras que los otros solo un 28%.
Esto indica que nuestra memoria de información recién aprendida es especialmente frágilapenas ha sido codificada, con lo cual es susceptible de sufrir interferencias si recibimos nueva información.
Beneficios del descanso
Las implicaciones más amplias de este hallazgo se hicieron evidentes recién a principios de la década del 2000, gracias a un estudio de Sergio Della Sala, investigador de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido, y Nelson Cowan de la Universidad de Misuri, en Estados Unidos.
El equipo quería descubrir si reducir la interferencia podía servir para mejorar la memoria de los pacientes que habían sufrido un daño neurológico.
Usando una técnica similar a la de Müller y Pilzecker, les ofrecieron a los participantes una lista de 15 palabras y los pusieron a prueba 10 minutos más tarde.
A algunos sujetos los mantuvieron ocupados con pruebas cognitivas y a otros los dejaron descansar en una sala oscura.
Y el impacto de una intervención leve fue mucho más profundo de lo que esperaban.
Los que descansaron triplicaron el número de palabras que recordaron —de 14% a 49%—, obteniendo un resultado similar al de la gente sin daño neurológico.
Della Sala y una estudiante de Cowan, Michaela Dewar, de la Universidad de Heriot-Wattt, repitieron estos estudios en contextos muy diferentes.
Descubrieron que en pacientes sanos, los períodos de descanso cortos también pueden mejorar la memoria espacial.
Por ejemplo, el descanso los ayudó a recordar el sitio de diversos puntos geográficos en un ambiente de realidad virtual.
El recuerdo, además, se mantuvo por una semana después de haberlo aprendido.
El beneficio resultó ser igual tanto para jóvenes como para personas mayores.
En todos los casos, los investigadores simplemente les pidieron a los participantes que se sentaran en una habitación con luz tenue, sin celulares ni distracciones similares.
La mayoría se dedicó a descansar y a dejar vagar su mente.
Formación de las memorias
El mecanismo exacto por el cual el descanso parece ser beneficioso no se conoce.
Pero algunas de sus claves residen en cómo se forman las memorias.
Se sabe que inicialmente, cuando se codifican, pasan por un período de consolidación, y se guardan en un sitio por un largo plazo.
Antes se creía que esto ocurría principalmente durante el sueño, cuando se intensificaba la comunicación entre el hipocampo —el sitio en donde las memorias se forman por primera vez— y la corteza cerebral, un proceso que podría fortalecer las nuevas conexiones neuronales que se necesitan más tarde para llamar a esos recuerdos.
Esta intensificación de la actividad nocturna puede explicar por qué generalmente aprendemos mejor antes de irnos a dormir.
Pero un estudio de 2010 de Lila Davachi, investigadora de la Universidad de Nueva York, EE.UU., descubrió que esto no se limitaba al sueño sino que ocurría también cuando estábamos despiertos, descansando.
Puede que el cerebro aproveche los momentos de descanso para consolidar lo que aprendió recientemente, y reducir la estimulación en estos momentos ayuda.
Y es posible que el daño neurológico haga que el cerebro sea particularmente vulnerable a las interferencias después de aprender algo nuevo, y por ello hacer un descanso demostró ser particularmente importante para los sobrevivientes de un derrame cerebral o para personas con Alzheimer.
Pero más allá de los beneficios clínicos para esta clase de pacientes, los expertos concuerdan en que programar períodos de descanso regulares y sin distracciones puede ayudarnos a todos a recordar material nuevo más firmemente.
En la era del exceso de información, es bueno recordar que nuestros teléfonos inteligentes, no son la única cosa que necesita recargarse a intervalos regulares.
Nuestra mente, claramente, también lo necesita.
David RobsonBBC Future
Fuente: http://www.bbc.com/mundo/vert-fut-43127240
Sin embargo, puede que lo que necesites sea justamente una pausa en la que no hagas nada. Literalmente.
Apaga la luz, relájate y disfruta de 10 o 15 minutos de tranquilidad y verás que recordarás mucho mejor lo que acabas de aprender que si hubieses tratado de usar ese tiempo de manera más productiva.
Si bien se sabe que no debemos acelerarnos cuando estudiamos, nuevas investigaciones indican que debemos apuntar a una "interferencia mínima" durante estas pausas, evitando deliberadamente cualquier actividad que pueda afectar a la delicada tarea de formar memorias.
Así que nada de mirar el celular, los correos electrónicos o navegar por internet. Tienes que darle a tu cerebro la oportunidad de recargar baterías sin distracciones.
Este descubrimiento resulta alentador para las personas con amnesia o algunas formas de demencia, ya que presenta una forma de liberar una capacidad de aprender latente, previamente desconocida.
Experimentos
Los beneficios del descanso para mejorar la memoria fueron documentados por primera vez en 1900 por el psicólogo alemán Georg Elias Müller y su estudiante Alfons Pilzecker.
En uno de sus varios experimentos, Müller y Pilzecker les pidieron a los participantes que aprendiesen una lista de sílabas sin significado.
A una mitad del grupo le solicitó que aprendiese inmediatamente el contenido de una segunda lista, mientras que la otra pudo descansar seis minutos antes de comenzar con la tarea.
Cuando se examinó a ambos grupos una hora y media más tarde, los dos mostraron diferencias notables.
Los que hicieron el paréntesis recordaron cerca del 50% de la lista, mientras que los otros solo un 28%.
Esto indica que nuestra memoria de información recién aprendida es especialmente frágilapenas ha sido codificada, con lo cual es susceptible de sufrir interferencias si recibimos nueva información.
Beneficios del descanso
Las implicaciones más amplias de este hallazgo se hicieron evidentes recién a principios de la década del 2000, gracias a un estudio de Sergio Della Sala, investigador de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido, y Nelson Cowan de la Universidad de Misuri, en Estados Unidos.
El equipo quería descubrir si reducir la interferencia podía servir para mejorar la memoria de los pacientes que habían sufrido un daño neurológico.
Usando una técnica similar a la de Müller y Pilzecker, les ofrecieron a los participantes una lista de 15 palabras y los pusieron a prueba 10 minutos más tarde.
A algunos sujetos los mantuvieron ocupados con pruebas cognitivas y a otros los dejaron descansar en una sala oscura.
Y el impacto de una intervención leve fue mucho más profundo de lo que esperaban.
Los que descansaron triplicaron el número de palabras que recordaron —de 14% a 49%—, obteniendo un resultado similar al de la gente sin daño neurológico.
Della Sala y una estudiante de Cowan, Michaela Dewar, de la Universidad de Heriot-Wattt, repitieron estos estudios en contextos muy diferentes.
Descubrieron que en pacientes sanos, los períodos de descanso cortos también pueden mejorar la memoria espacial.
Por ejemplo, el descanso los ayudó a recordar el sitio de diversos puntos geográficos en un ambiente de realidad virtual.
El recuerdo, además, se mantuvo por una semana después de haberlo aprendido.
El beneficio resultó ser igual tanto para jóvenes como para personas mayores.
En todos los casos, los investigadores simplemente les pidieron a los participantes que se sentaran en una habitación con luz tenue, sin celulares ni distracciones similares.
La mayoría se dedicó a descansar y a dejar vagar su mente.
Formación de las memorias
El mecanismo exacto por el cual el descanso parece ser beneficioso no se conoce.
Pero algunas de sus claves residen en cómo se forman las memorias.
Se sabe que inicialmente, cuando se codifican, pasan por un período de consolidación, y se guardan en un sitio por un largo plazo.
Antes se creía que esto ocurría principalmente durante el sueño, cuando se intensificaba la comunicación entre el hipocampo —el sitio en donde las memorias se forman por primera vez— y la corteza cerebral, un proceso que podría fortalecer las nuevas conexiones neuronales que se necesitan más tarde para llamar a esos recuerdos.
Esta intensificación de la actividad nocturna puede explicar por qué generalmente aprendemos mejor antes de irnos a dormir.
Pero un estudio de 2010 de Lila Davachi, investigadora de la Universidad de Nueva York, EE.UU., descubrió que esto no se limitaba al sueño sino que ocurría también cuando estábamos despiertos, descansando.
Puede que el cerebro aproveche los momentos de descanso para consolidar lo que aprendió recientemente, y reducir la estimulación en estos momentos ayuda.
Y es posible que el daño neurológico haga que el cerebro sea particularmente vulnerable a las interferencias después de aprender algo nuevo, y por ello hacer un descanso demostró ser particularmente importante para los sobrevivientes de un derrame cerebral o para personas con Alzheimer.
Pero más allá de los beneficios clínicos para esta clase de pacientes, los expertos concuerdan en que programar períodos de descanso regulares y sin distracciones puede ayudarnos a todos a recordar material nuevo más firmemente.
En la era del exceso de información, es bueno recordar que nuestros teléfonos inteligentes, no son la única cosa que necesita recargarse a intervalos regulares.
Nuestra mente, claramente, también lo necesita.
David RobsonBBC Future
Fuente: http://www.bbc.com/mundo/vert-fut-43127240
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viernes, 2 de marzo de 2018
Elogio de la bondad
Daniel Raventós, Julie Wark
Julie Wark y Daniel Raventós han escrito un libro que Counterpunch acaba de publicar en enero de 2018 con el título de Against Charity. Están previstas las traducciones al catalán y al castellano. Ofrecemos a continuación la traducción del prefacio de Against Charity.
La palabra inglesa kind (tipo, clase)—palabra raíz de kindness (bondad)—en inglés antiguo cynd(e), es de origen germánico y está relacionada con kin (familiares). El sentido original era naturaleza o característica innata, por lo que vino a significar una clase de algo, distinguido por sus características innatas y, para el siglo XIV, cortesía o acciones nobles que expresaban el sentimiento que los familiares o semejantes tienen entre sí. Hay un sentido de igualdad forjado en esta palabra. También de fraternidad. Y de respeto.
La caridad, al menos en su forma institucional, casi ha dejado atrás sus muy tempranos significados de la bondad en sus sentidos de "disposición para hacer el bien" y "buenos sentimientos, buena voluntad y amabilidad" para asumir su forma actual de relación entre el que da y el que recibe, que es desigual porque el receptor no está en posición de corresponder. Pero todavía se presenta generalmente como bondad, o como una forma de enmascarar la poco amable (unkind) disparidad construida en la relación y, a veces, quizás, expresando el deseo de que nunca haya renunciado a su pasado más amable. Por ejemplo, Jack London escribía: “Un hueso para el perro no es caridad. La caridad es el hueso compartido con el perro cuando estás tan hambriento como el perro”. La “caridad” que describe se remonta a los orígenes y se parece más a la bondad que a la caridad tal y como la conocemos porque sugiere igualdad, una suerte de familiaridad o parentesco (kinship) en el hambre entre el que da y el perro. Y tal vez el perro pueda corresponder al hombre dándole calor.
El tipo de caridad más habitual, la que ha sido institucionalizada, es de la que habla Chinua Achebe en su Anthills of the Savannah: “Mientras llevamos a cabo nuestras buenas obras, no olvidemos que la solución real reside en un mundo donde la caridad se habrá vuelto innecesaria”. Este es, por desgracia, el tipo de caridad que se ha vuelto casi sacrosanta, el tipo de caridad que atrae la atención sobre lo diferente, y se enmascara como bondad cuando generalmente beneficia al donante más que a quien recibe. Una de las revelaciones menos jugosas de las grabaciones de Lady Di recientemente lanzadas es que, cuando se le preguntó por qué participaba en obras de caridad, se ríe y dice: “¡No tengo nada más que hacer!”. Demasiado para los destinatarios.
Dado que, en su sentido más antiguo, la bondad (kindness: el tratamiento otorgado a los familiares o a los miembros de una comunidad de semejantes) se ocupa del bien de los familiares y de la comunidad, Aristóteles nos dice en el primer parágrafo de la Política: “Todo estado es una comunidad de algún tipo, y cada comunidad se establece con miras a algún bien [...] Pero si todas las comunidades aspiran a algún bien, el estado o la comunidad política que es superior, y que abarca a todas las demás, apunta al bien en mayor grado que cualquier otra, y al más alto bien”. Hoy en día, sin embargo, la palabra operativa en política es “división”, el gran abismo entre los muy ricos y la gran cantidad de pobres, la división entre hombres y mujeres, ciudadanos y refugiados, negros y blancos, el enfrentamiento de un grupo étnico contra otro, una religión contra las otras, el “progreso” contra el planeta, lo privado contra lo público, y así sucesivamente. El gobierno, y especialmente la Administración Trump, está incitando a la división en beneficio de unos pocos poderosos en lo que equivale a una guerra abierta contra la esfera pública, lo público en sí y el bien público. La caridad institucional, que enriquece aún más a los millonarios y multimillonarios exentos de impuestos mientras reparten su filantropía entre sus proyectos preferidos, solo contribuye a sostener esta división.
La historia, por supuesto, y los estudios psicológicos -siendo el experimento de Milgram uno de los más notorios- han mostrado cómo en un contexto autoritario y egocéntrico, seres humanos aparentemente razonables pueden llegar a ser insensibilizados ante el sufrimiento de los otros y actuar cruelmente entre sí. El coste psicológico de esta insensibilización sobre los perpetradores o los instrumentos humanos de falta de amabilidad o la crueldad (unkindness) (donde kind se toma como adjetivo [bondadoso] y sustantivo [semejantes]) no recibe mucha atención, pero, por poner un ejemplo, el Centro RAND para Investigación de Políticas de Salud Militar estima que el 20% de los veteranos que sirvieron en Irak o Afganistán sufren depresión grave o trastorno de estrés postraumático. Ser cruel (unkind) y, por tanto, actuar en contra de la propia familia humana (kin), no es bueno para los humanos. Sin embargo, la misantropía sistemática de líderes políticos para quienes la gente común tiene escaso valor, y los multimillonarios que no son personas como nosotros, sino que se pavonean como personajes extravagantes que hacen extrañas declaraciones en sus demostraciones de irrealidad [i], insensibilizan a naciones enteras ante la difícil situación de los demás, llevando, a nivel individual, a crímenes de odio, ataques racistas y un resurgimiento de la extrema derecha, y a nivel nacional, a los que imponen políticas de austeridad que, con conocimiento de causa (y sólo hace falta leer las memorias recientes de Yanis Varoufakis, Comportarse como adultos, para ver lo bien que conocen la causa) destruyen millones de vidas, y a gobiernos que están gastando miles de millones de dólares para dañar a refugiados e inmigrantes, para vergüenza y angustia de muchos ciudadanos ante este tratamiento de nuestros semejantes.
La compulsión terrible y estúpida de la vida capitalista está, en nombre de la libertad, restringiendo cada vez más nuestras opciones de elección de vida y estrangulando nuestra capacidad para apreciar la belleza de nuestro planeta y aprender de otras especies más humildes hasta tal punto que lo estamos matando todo sin pensar, con tal de obtener bienes de consumo innecesarios e idiotas distracciones. Los científicos están hablando de una Sexta Extinción. Si no somos capaces de reconocernos y respetarnos mutuamente, reclamar nuestra especie (kin), nuestra familia humana, reconocer a todos los seres humanos como nuestros parientes, y practicar la bondad (kindness) con nuestros semejantes y otras especies animales y vegetales no tan semejantes con las que compartimos el planeta, la alternativa a la que nos dirigimos es realmente aterradora.
Nuestro título es Against Charity, pero podría ser igualmente "For Kindness" (también en el sentido común de reconocer a todos, a cada uno, de nuestro tipo), que de hecho sería un llamado por los derechos humanos universales y sus tres grandes principios de libertad, justicia y dignidad. Casi cualquier ser humano dirá que él o ella aspira a tenerlos y disfrutarlos. Pero no pueden ser dados por la caridad porque la igualdad y la fraternidad son sus otras dos cualidades esenciales. Solo pueden ser efectivos cuando reconocemos que todos somos parientes (kin). Y cuando actuamos en (y para el bien de la) especie. Entonces, al escribir este libro, no nos limitamos a revelar la caridad como la estafa de "bondad" (kindness) que es, sino que también hemos descrito los medios por los cuales podemos ser más amables (kinder) entre nosotros como criaturas, -como familiares -que comparten el mismo planeta.
Tal medida debería ser universal. Nadie puede ser excluido o tratado como diferente. Una renta básica universal e incondicional no es una quimera. En términos económicos, es perfectamente factible. Y podría garantizar el derecho a existir absolutamente de todos. La pobreza podría ser abolida y la violencia de lo que Pankaj Mishra describe en su reciente libro La edad de la ira como una pandemia global de ira podría al menos atenuarse. Con una renta básica universal e incondicional, sería posible compartir los valores de libertad, justicia y dignidad con toda nuestra familia humana por el simple hecho de respetar el derecho básico (o “primer derecho”) de la existencia material. Si pudiéramos lograrlo, la caridad sería innecesaria y podría sentar las bases para que la amabilidad y la bondad (kindness) prevalezcan.
http://www.sinpermiso.info/textos/elogio-de-la-bondad
Julie Wark y Daniel Raventós han escrito un libro que Counterpunch acaba de publicar en enero de 2018 con el título de Against Charity. Están previstas las traducciones al catalán y al castellano. Ofrecemos a continuación la traducción del prefacio de Against Charity.
La palabra inglesa kind (tipo, clase)—palabra raíz de kindness (bondad)—en inglés antiguo cynd(e), es de origen germánico y está relacionada con kin (familiares). El sentido original era naturaleza o característica innata, por lo que vino a significar una clase de algo, distinguido por sus características innatas y, para el siglo XIV, cortesía o acciones nobles que expresaban el sentimiento que los familiares o semejantes tienen entre sí. Hay un sentido de igualdad forjado en esta palabra. También de fraternidad. Y de respeto.
La caridad, al menos en su forma institucional, casi ha dejado atrás sus muy tempranos significados de la bondad en sus sentidos de "disposición para hacer el bien" y "buenos sentimientos, buena voluntad y amabilidad" para asumir su forma actual de relación entre el que da y el que recibe, que es desigual porque el receptor no está en posición de corresponder. Pero todavía se presenta generalmente como bondad, o como una forma de enmascarar la poco amable (unkind) disparidad construida en la relación y, a veces, quizás, expresando el deseo de que nunca haya renunciado a su pasado más amable. Por ejemplo, Jack London escribía: “Un hueso para el perro no es caridad. La caridad es el hueso compartido con el perro cuando estás tan hambriento como el perro”. La “caridad” que describe se remonta a los orígenes y se parece más a la bondad que a la caridad tal y como la conocemos porque sugiere igualdad, una suerte de familiaridad o parentesco (kinship) en el hambre entre el que da y el perro. Y tal vez el perro pueda corresponder al hombre dándole calor.
El tipo de caridad más habitual, la que ha sido institucionalizada, es de la que habla Chinua Achebe en su Anthills of the Savannah: “Mientras llevamos a cabo nuestras buenas obras, no olvidemos que la solución real reside en un mundo donde la caridad se habrá vuelto innecesaria”. Este es, por desgracia, el tipo de caridad que se ha vuelto casi sacrosanta, el tipo de caridad que atrae la atención sobre lo diferente, y se enmascara como bondad cuando generalmente beneficia al donante más que a quien recibe. Una de las revelaciones menos jugosas de las grabaciones de Lady Di recientemente lanzadas es que, cuando se le preguntó por qué participaba en obras de caridad, se ríe y dice: “¡No tengo nada más que hacer!”. Demasiado para los destinatarios.
Dado que, en su sentido más antiguo, la bondad (kindness: el tratamiento otorgado a los familiares o a los miembros de una comunidad de semejantes) se ocupa del bien de los familiares y de la comunidad, Aristóteles nos dice en el primer parágrafo de la Política: “Todo estado es una comunidad de algún tipo, y cada comunidad se establece con miras a algún bien [...] Pero si todas las comunidades aspiran a algún bien, el estado o la comunidad política que es superior, y que abarca a todas las demás, apunta al bien en mayor grado que cualquier otra, y al más alto bien”. Hoy en día, sin embargo, la palabra operativa en política es “división”, el gran abismo entre los muy ricos y la gran cantidad de pobres, la división entre hombres y mujeres, ciudadanos y refugiados, negros y blancos, el enfrentamiento de un grupo étnico contra otro, una religión contra las otras, el “progreso” contra el planeta, lo privado contra lo público, y así sucesivamente. El gobierno, y especialmente la Administración Trump, está incitando a la división en beneficio de unos pocos poderosos en lo que equivale a una guerra abierta contra la esfera pública, lo público en sí y el bien público. La caridad institucional, que enriquece aún más a los millonarios y multimillonarios exentos de impuestos mientras reparten su filantropía entre sus proyectos preferidos, solo contribuye a sostener esta división.
La historia, por supuesto, y los estudios psicológicos -siendo el experimento de Milgram uno de los más notorios- han mostrado cómo en un contexto autoritario y egocéntrico, seres humanos aparentemente razonables pueden llegar a ser insensibilizados ante el sufrimiento de los otros y actuar cruelmente entre sí. El coste psicológico de esta insensibilización sobre los perpetradores o los instrumentos humanos de falta de amabilidad o la crueldad (unkindness) (donde kind se toma como adjetivo [bondadoso] y sustantivo [semejantes]) no recibe mucha atención, pero, por poner un ejemplo, el Centro RAND para Investigación de Políticas de Salud Militar estima que el 20% de los veteranos que sirvieron en Irak o Afganistán sufren depresión grave o trastorno de estrés postraumático. Ser cruel (unkind) y, por tanto, actuar en contra de la propia familia humana (kin), no es bueno para los humanos. Sin embargo, la misantropía sistemática de líderes políticos para quienes la gente común tiene escaso valor, y los multimillonarios que no son personas como nosotros, sino que se pavonean como personajes extravagantes que hacen extrañas declaraciones en sus demostraciones de irrealidad [i], insensibilizan a naciones enteras ante la difícil situación de los demás, llevando, a nivel individual, a crímenes de odio, ataques racistas y un resurgimiento de la extrema derecha, y a nivel nacional, a los que imponen políticas de austeridad que, con conocimiento de causa (y sólo hace falta leer las memorias recientes de Yanis Varoufakis, Comportarse como adultos, para ver lo bien que conocen la causa) destruyen millones de vidas, y a gobiernos que están gastando miles de millones de dólares para dañar a refugiados e inmigrantes, para vergüenza y angustia de muchos ciudadanos ante este tratamiento de nuestros semejantes.
La compulsión terrible y estúpida de la vida capitalista está, en nombre de la libertad, restringiendo cada vez más nuestras opciones de elección de vida y estrangulando nuestra capacidad para apreciar la belleza de nuestro planeta y aprender de otras especies más humildes hasta tal punto que lo estamos matando todo sin pensar, con tal de obtener bienes de consumo innecesarios e idiotas distracciones. Los científicos están hablando de una Sexta Extinción. Si no somos capaces de reconocernos y respetarnos mutuamente, reclamar nuestra especie (kin), nuestra familia humana, reconocer a todos los seres humanos como nuestros parientes, y practicar la bondad (kindness) con nuestros semejantes y otras especies animales y vegetales no tan semejantes con las que compartimos el planeta, la alternativa a la que nos dirigimos es realmente aterradora.
Nuestro título es Against Charity, pero podría ser igualmente "For Kindness" (también en el sentido común de reconocer a todos, a cada uno, de nuestro tipo), que de hecho sería un llamado por los derechos humanos universales y sus tres grandes principios de libertad, justicia y dignidad. Casi cualquier ser humano dirá que él o ella aspira a tenerlos y disfrutarlos. Pero no pueden ser dados por la caridad porque la igualdad y la fraternidad son sus otras dos cualidades esenciales. Solo pueden ser efectivos cuando reconocemos que todos somos parientes (kin). Y cuando actuamos en (y para el bien de la) especie. Entonces, al escribir este libro, no nos limitamos a revelar la caridad como la estafa de "bondad" (kindness) que es, sino que también hemos descrito los medios por los cuales podemos ser más amables (kinder) entre nosotros como criaturas, -como familiares -que comparten el mismo planeta.
Tal medida debería ser universal. Nadie puede ser excluido o tratado como diferente. Una renta básica universal e incondicional no es una quimera. En términos económicos, es perfectamente factible. Y podría garantizar el derecho a existir absolutamente de todos. La pobreza podría ser abolida y la violencia de lo que Pankaj Mishra describe en su reciente libro La edad de la ira como una pandemia global de ira podría al menos atenuarse. Con una renta básica universal e incondicional, sería posible compartir los valores de libertad, justicia y dignidad con toda nuestra familia humana por el simple hecho de respetar el derecho básico (o “primer derecho”) de la existencia material. Si pudiéramos lograrlo, la caridad sería innecesaria y podría sentar las bases para que la amabilidad y la bondad (kindness) prevalezcan.
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_- Cómo es el "Método Singapur" con el que Jeff Bezos les ha enseñado matemáticas a sus hijos (y por qué lo usan los mejores estudiantes del mundo)
_- Los mejores estudiantes (resultados) de matemáticas del mundo están en Singapur, o eso dice la prueba PISA.
No es raro entonces que el llamado "Método Singapur" (también conocido como "Mastery Approach", "Enfoque de Maestría") para la enseñanza de las matemáticas se haya expandido alrededor del mundo.
Tanto es así que Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo y dueño de Amazon, decidió junto a su esposa que sus hijos aprendieran el modelo utilizado por los niños singapurenses.
"Hemos intentado todo tipo de cosas, como lecciones de mandarín o el programa de Singapur", le dijo MacKenzie Bezos a la revista Vogue.
El enfoque se utiliza en varios países.
El método ha sido destacado y al mismo tiempo duramente criticado por expertos en educación.
Algunos maestros han optado por usar algunos elementos del enfoque singapurense y mezclarlos con las tendencias occidentales que incluyen una visión más "libre y creativa".
En Estados Unidos, el Método Singapur ha sido una tendencia creciente y quienes lo promueven aseguran obtener excelentes resultados.
"Los planes de estudio para la enseñanza de matemáticas a nivel primario en varios países alrededor del mundo lo usan como modelo", le dijo a BBC Mundo Kevin Mahoney, profesor estadounidense que utiliza este enfoque en sus clases y trabaja en la formación de otros docentes.
¿Y por qué nos niños de Singapur tienen tan buenos resultados en la pruebas sobre habilidades matemáticas?
"Es una combinación entre el currículum, la pedagogía y la cultura", agrega Mahoney.
Las claves del método
Desarrollado en la década de los 80, los profesores trabajan en equipos utilizando objetos y materiales concretos para en enseñar matemáticas.
La idea es centrarse en la resolución de problemas, entender el razonamiento lógico que hay detrás, más que la memorización del procedimiento para llegar a un resultado.
El foco es que el proceso de aprendizaje es más importante que el resultado.
Los alumnos aprenden a través del enfoque CPA: concreto, pictórico y abstracto.
Se habla de "maestría" en el sentido de buscar la resolución de problemas sin enfocarse en la idea de "aprender para un examen".
Las clases usan objetos, fotografías y símbolos para modelar problemas utilizando bloques de colores para representar todo tipo de ideas, como fracciones, por ejemplo.
Es común la incorporación de dibujos y diagramas y por eso se dice que es un enfoque muy visual y en algunas ocasiones también auditivo.
Yeap Ban Har, matemático considerado uno de los referentes mundiales de este modelo, ha dicho que los objetos le permiten a los niños explorar diferentes ideas cuando están aprendiendo un concepto.
"Más que aprender operaciones, el modelo apunta a 'pensar como un matemático'", escribió Andreas Schleicher, director de educación de la OCDE y coordinador de la prueba PISA.
Se trata de enseñar menos temas con mayor profundidad. En teoría, todos los estudiantes avanzan a un ritmo similar, porque los profesores esperan a que todos los niños aprendan un concepto particular, antes de avanzar al próximo.
Estudios realizados por el Instituto de Educación UCL y la Universidad de Cambridge encontraron que con este enfoque mejora la velocidad de aprendizaje de las habilidades matemáticas.
Pero tampoco se trata de una panacea.
"No hay evidencia de que sea el mejor enfoque. Hay alguna evidencia limitada de que sería un poco más efectivo que el status quo en algunos países occidentales como Inglaterra. Pero los efectos parecen ser relativamente pequeños. Y todavía no sabemos sobre su impacto en el largo plazo", le dijo a BBC Mundo John Jerrim, investigador del Instituto de Educación de University College London (UCL).
Singapur en tu propia casa
En el mundo occidental, algunos elementos de este enfoque han sido incorporados en otras metodologías de enseñanza en la escuela y también en la casa.
Por ejemplo, se le recomienda a los padres que estimulen a sus hijos a conversar sobre cómo llegaron a un resultado, a comentar el proceso, los errores, los aciertos y las ideas que al niño se le ocurrieron en el camino.
La idea es que lo verbalicen usando frases completas, haciendo dibujos o construyendo modelos con cualquier material doméstico. Y el papel de los padres es que reconozcan el esfuerzo que los niños pusieron en tratar de llegar a la solución, más que en decir la respuesta correcta.
Otra forma sencilla de aplicar el Modelo Singapur es transformar las cosas de la vida diaria en conversaciones matemáticas. Por ejemplo, ¿cuántos autos estacionados quedarán en la calle si los vecinos se van o si guardamos estos juguetes en una caja?
Entre las sugerencias del enfoque, también está la práctica de mirar un mismo objeto desde distintos puntos de vista o llegar al mismo destino usando diferentes caminos.
"La clase igualitaria"
En Asia, particularmente en China, se utiliza el método Maestría de Shangái, que tiene algunos puntos en común con el Método Singapur.
Las clases giran en torno a un concepto matemático específico antes de avanzar hacia ideas más complejas siguiendo una progresión lineal.
Los niños no son agrupados según sus habilidades intelectuales. Todos los chicos estudian al mismo tiempo el principio básico que deben aprender en la clase y ninguno da el siguiente paso hasta que todos sus compañeros lo hayan aprendido.
En cambio, en otros países las clases son consideradas buenas cuando incluyen una gran cantidad de contenidos o cuando los alumnos aventajados avanzan a un ritmo mucho más rápido que el resto para aprovechar su potencial.
Los críticos dicen que esta idea asiática de una clase más igualitaria desincentiva a los alumnos más capaces.
Pero la reiteración en voz alta de las respuestas, los asientos en líneas mirando hacia adelante y la falta de interacción entre los niños han hecho que muchos pedagogos critiquen el método por tradicionalista, despersonalizado y con el foco en conseguir resultados en los test de medición internacional.
La discusión es intensa, considerando que la educación actualmente está girando hacia desarrollar habilidades como el pensamiento crítico y creativo, el trabajo en equipo para resolver desafíos cotidianos y el desarrollo de habilidades sociales en ambientes más libres e interactivos.
Y el otro punto debatido es que en varios países asiáticos los padres pagan clases particulares después del colegio para que los niños tengan mejores calificaciones en los exámenes, en contraste con las prácticas en Finlandia, por ejemplo, donde hay más énfasis en el juego que en el trabajo de clase en la primera infancia.
Eso no ocurre en Singapur, pero efectivamente los padres -que tienen los recursos económicos para hacerlo- les pagan a tutores privados.
Más allá de las diferencias culturales y las políticas públicas de los distintos países, efectivamente algunos elementos del Método Singapur han traspasado las fronteras y se han ido incorporando en otros sistemas educativos, aunque no sean similares.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-42966905
No es raro entonces que el llamado "Método Singapur" (también conocido como "Mastery Approach", "Enfoque de Maestría") para la enseñanza de las matemáticas se haya expandido alrededor del mundo.
Tanto es así que Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo y dueño de Amazon, decidió junto a su esposa que sus hijos aprendieran el modelo utilizado por los niños singapurenses.
"Hemos intentado todo tipo de cosas, como lecciones de mandarín o el programa de Singapur", le dijo MacKenzie Bezos a la revista Vogue.
El enfoque se utiliza en varios países.
El método ha sido destacado y al mismo tiempo duramente criticado por expertos en educación.
Algunos maestros han optado por usar algunos elementos del enfoque singapurense y mezclarlos con las tendencias occidentales que incluyen una visión más "libre y creativa".
En Estados Unidos, el Método Singapur ha sido una tendencia creciente y quienes lo promueven aseguran obtener excelentes resultados.
"Los planes de estudio para la enseñanza de matemáticas a nivel primario en varios países alrededor del mundo lo usan como modelo", le dijo a BBC Mundo Kevin Mahoney, profesor estadounidense que utiliza este enfoque en sus clases y trabaja en la formación de otros docentes.
¿Y por qué nos niños de Singapur tienen tan buenos resultados en la pruebas sobre habilidades matemáticas?
"Es una combinación entre el currículum, la pedagogía y la cultura", agrega Mahoney.
Las claves del método
Desarrollado en la década de los 80, los profesores trabajan en equipos utilizando objetos y materiales concretos para en enseñar matemáticas.
La idea es centrarse en la resolución de problemas, entender el razonamiento lógico que hay detrás, más que la memorización del procedimiento para llegar a un resultado.
El foco es que el proceso de aprendizaje es más importante que el resultado.
Los alumnos aprenden a través del enfoque CPA: concreto, pictórico y abstracto.
Se habla de "maestría" en el sentido de buscar la resolución de problemas sin enfocarse en la idea de "aprender para un examen".
Las clases usan objetos, fotografías y símbolos para modelar problemas utilizando bloques de colores para representar todo tipo de ideas, como fracciones, por ejemplo.
Es común la incorporación de dibujos y diagramas y por eso se dice que es un enfoque muy visual y en algunas ocasiones también auditivo.
Yeap Ban Har, matemático considerado uno de los referentes mundiales de este modelo, ha dicho que los objetos le permiten a los niños explorar diferentes ideas cuando están aprendiendo un concepto.
"Más que aprender operaciones, el modelo apunta a 'pensar como un matemático'", escribió Andreas Schleicher, director de educación de la OCDE y coordinador de la prueba PISA.
Se trata de enseñar menos temas con mayor profundidad. En teoría, todos los estudiantes avanzan a un ritmo similar, porque los profesores esperan a que todos los niños aprendan un concepto particular, antes de avanzar al próximo.
Estudios realizados por el Instituto de Educación UCL y la Universidad de Cambridge encontraron que con este enfoque mejora la velocidad de aprendizaje de las habilidades matemáticas.
Pero tampoco se trata de una panacea.
"No hay evidencia de que sea el mejor enfoque. Hay alguna evidencia limitada de que sería un poco más efectivo que el status quo en algunos países occidentales como Inglaterra. Pero los efectos parecen ser relativamente pequeños. Y todavía no sabemos sobre su impacto en el largo plazo", le dijo a BBC Mundo John Jerrim, investigador del Instituto de Educación de University College London (UCL).
Singapur en tu propia casa
En el mundo occidental, algunos elementos de este enfoque han sido incorporados en otras metodologías de enseñanza en la escuela y también en la casa.
Por ejemplo, se le recomienda a los padres que estimulen a sus hijos a conversar sobre cómo llegaron a un resultado, a comentar el proceso, los errores, los aciertos y las ideas que al niño se le ocurrieron en el camino.
La idea es que lo verbalicen usando frases completas, haciendo dibujos o construyendo modelos con cualquier material doméstico. Y el papel de los padres es que reconozcan el esfuerzo que los niños pusieron en tratar de llegar a la solución, más que en decir la respuesta correcta.
Otra forma sencilla de aplicar el Modelo Singapur es transformar las cosas de la vida diaria en conversaciones matemáticas. Por ejemplo, ¿cuántos autos estacionados quedarán en la calle si los vecinos se van o si guardamos estos juguetes en una caja?
Entre las sugerencias del enfoque, también está la práctica de mirar un mismo objeto desde distintos puntos de vista o llegar al mismo destino usando diferentes caminos.
"La clase igualitaria"
En Asia, particularmente en China, se utiliza el método Maestría de Shangái, que tiene algunos puntos en común con el Método Singapur.
Las clases giran en torno a un concepto matemático específico antes de avanzar hacia ideas más complejas siguiendo una progresión lineal.
Los niños no son agrupados según sus habilidades intelectuales. Todos los chicos estudian al mismo tiempo el principio básico que deben aprender en la clase y ninguno da el siguiente paso hasta que todos sus compañeros lo hayan aprendido.
En cambio, en otros países las clases son consideradas buenas cuando incluyen una gran cantidad de contenidos o cuando los alumnos aventajados avanzan a un ritmo mucho más rápido que el resto para aprovechar su potencial.
Los críticos dicen que esta idea asiática de una clase más igualitaria desincentiva a los alumnos más capaces.
Pero la reiteración en voz alta de las respuestas, los asientos en líneas mirando hacia adelante y la falta de interacción entre los niños han hecho que muchos pedagogos critiquen el método por tradicionalista, despersonalizado y con el foco en conseguir resultados en los test de medición internacional.
La discusión es intensa, considerando que la educación actualmente está girando hacia desarrollar habilidades como el pensamiento crítico y creativo, el trabajo en equipo para resolver desafíos cotidianos y el desarrollo de habilidades sociales en ambientes más libres e interactivos.
Y el otro punto debatido es que en varios países asiáticos los padres pagan clases particulares después del colegio para que los niños tengan mejores calificaciones en los exámenes, en contraste con las prácticas en Finlandia, por ejemplo, donde hay más énfasis en el juego que en el trabajo de clase en la primera infancia.
Eso no ocurre en Singapur, pero efectivamente los padres -que tienen los recursos económicos para hacerlo- les pagan a tutores privados.
Más allá de las diferencias culturales y las políticas públicas de los distintos países, efectivamente algunos elementos del Método Singapur han traspasado las fronteras y se han ido incorporando en otros sistemas educativos, aunque no sean similares.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-42966905
jueves, 1 de marzo de 2018
5 ejercicios para ser más feliz según Laurie Santos, la profesora que da el curso más popular en la historia de la Universidad de Yale
"La ciencia nos ha mostrado que ser feliz requiere un esfuerzo intencional", dice la psicóloga Laurie Santos.
"No es fácil, hay que dedicarle tiempo", asegura en conversación con BBC Mundo.
Santos es profesora de la Universidad de Yale en New Haven, Estados Unidos, donde imparte el curso "Psicología y Buena Vida".
Con más de 1.200 alumnos inscritos, su clase se convirtió en la más popular en los tres siglos de historia de Yale.
Santos basa su curso en la psicología positiva, que es el área de la psicología que estudia la felicidad.
"La psicóloga Sonja Lyubomirsky compara ser feliz con aprender a tocar el violín o convertirse en una estrella de fútbol", dice Santos. "No es algo que simplemente puedas hacer, tienes que practicar para ser cada vez mejor".
En base a esas premisas, Santos les enseña a sus alumnos a "hackearse", es decir, a reprogramar sus hábitos para que sean más felices y saludables.
Estas son algunas de las tareas que tienen que cumplir los alumnos de Santos para tratar de ser más felices:
1. La lista de la gratitud
Durante una semana, cada noche los estudiantes deben escribir las cosas por las cuales se sienten agradecidos.
Así crean su propia lista de gratitud.
"Suena bastante simple pero hemos visto que quienes hacen este ejercicio de manera regular tienden a ser más felices", dice Santos.
2. Dormir más y mejor
Según Santos, este ejercicio les resulta bastante difícil a sus estudiantes, pues en Yale deben cumplir con una gran carga de tareas.
El reto consiste en dormir 8 horas cada noche durante una semana.
"Parece tonto, pero sabemos que aumentar el sueño disminuye la depresión y aumenta la actitud positiva", dice Santos.
3. Meditar
La tarea consiste en meditar 10 minutos cada día.
Santos explica que los estudios muestran que la meditación y otras prácticas que aumentan la atención plena, les pueden ayudar a ser más felices.
4. Más tiempo para compartir con la familia y los amigos
Santos también menciona que las investigaciones han mostrado que las cosas que normalmente traen felicidad tienen que ver con las relaciones interpersonales y las conexiones sociales.
"Tener tiempo para estar con tus amigos y tu familia, disfrutar el momento, ser consciente y experimentar el mundo", enumera.
"Muchas veces relacionamos la riqueza con la cantidad de dinero que tenemos", explica Santos, "pero las investigaciones han mostrado que está relacionada más con cuánto tiempo tienes".
"Si estás sacrificando tu tiempo para trabajar más y ganar más dinero, eso no es un buen comportamiento. Sería mejor aumentar la cantidad de tiempo libre que tienes".
5. Menos redes sociales y más conexiones reales
Para Santos, también es importante no dejarse engañar por las sensaciones de satisfacción que ofrecen las redes sociales. "Las investigaciones nos muestran que la gente que más usan redes como Instagram, tiende a ser menos feliz que aquellos que las usan menos. Esto significa que estas redes sociales no nos están haciendo tan felices como nosotros creemos".
"Hay que desconectarse de las redes sociales y dormir un poco más".
http://www.bbc.com/mundo/noticias-42927052
"No es fácil, hay que dedicarle tiempo", asegura en conversación con BBC Mundo.
Santos es profesora de la Universidad de Yale en New Haven, Estados Unidos, donde imparte el curso "Psicología y Buena Vida".
Con más de 1.200 alumnos inscritos, su clase se convirtió en la más popular en los tres siglos de historia de Yale.
Santos basa su curso en la psicología positiva, que es el área de la psicología que estudia la felicidad.
"La psicóloga Sonja Lyubomirsky compara ser feliz con aprender a tocar el violín o convertirse en una estrella de fútbol", dice Santos. "No es algo que simplemente puedas hacer, tienes que practicar para ser cada vez mejor".
En base a esas premisas, Santos les enseña a sus alumnos a "hackearse", es decir, a reprogramar sus hábitos para que sean más felices y saludables.
Estas son algunas de las tareas que tienen que cumplir los alumnos de Santos para tratar de ser más felices:
1. La lista de la gratitud
Durante una semana, cada noche los estudiantes deben escribir las cosas por las cuales se sienten agradecidos.
Así crean su propia lista de gratitud.
"Suena bastante simple pero hemos visto que quienes hacen este ejercicio de manera regular tienden a ser más felices", dice Santos.
2. Dormir más y mejor
Según Santos, este ejercicio les resulta bastante difícil a sus estudiantes, pues en Yale deben cumplir con una gran carga de tareas.
El reto consiste en dormir 8 horas cada noche durante una semana.
"Parece tonto, pero sabemos que aumentar el sueño disminuye la depresión y aumenta la actitud positiva", dice Santos.
3. Meditar
La tarea consiste en meditar 10 minutos cada día.
Santos explica que los estudios muestran que la meditación y otras prácticas que aumentan la atención plena, les pueden ayudar a ser más felices.
4. Más tiempo para compartir con la familia y los amigos
Santos también menciona que las investigaciones han mostrado que las cosas que normalmente traen felicidad tienen que ver con las relaciones interpersonales y las conexiones sociales.
"Tener tiempo para estar con tus amigos y tu familia, disfrutar el momento, ser consciente y experimentar el mundo", enumera.
"Muchas veces relacionamos la riqueza con la cantidad de dinero que tenemos", explica Santos, "pero las investigaciones han mostrado que está relacionada más con cuánto tiempo tienes".
"Si estás sacrificando tu tiempo para trabajar más y ganar más dinero, eso no es un buen comportamiento. Sería mejor aumentar la cantidad de tiempo libre que tienes".
5. Menos redes sociales y más conexiones reales
Para Santos, también es importante no dejarse engañar por las sensaciones de satisfacción que ofrecen las redes sociales. "Las investigaciones nos muestran que la gente que más usan redes como Instagram, tiende a ser menos feliz que aquellos que las usan menos. Esto significa que estas redes sociales no nos están haciendo tan felices como nosotros creemos".
"Hay que desconectarse de las redes sociales y dormir un poco más".
http://www.bbc.com/mundo/noticias-42927052
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miércoles, 28 de febrero de 2018
La LOMCE, el sindicalismo, la educación y más. Entrevista a Agustín Moreno, profesor y defensor de la educación pública “El PP y C’s coinciden en lo básico: poca inversión y maquillar la Lomce sin tocar la presencia de la Iglesia"
La trayectoria de Agustín Moreno (Madrid, 1951) está marcada por el corazón y los sentimientos de un soñador errante. Así se describe a vuelapluma este profesor jubilado que ha dejado una profunda huella en la batalla inacabada a favor de la educación pública en España. Pero la realidad es tozuda y se obstina en mostrar otra cara. La de la razón y la ideología. Nació en Usera, en el seno de una familia de desplazados toledanos durante la Guerra Civil y estudió ingeniería técnica industrial en la Universidad Laboral de Sevilla, “un invento de Franco para captar a los hijos de los trabajadores para que dieran soporte a la industrialización y al sistema productivo”. Militante histórico de CC.OO, fue amigo y colaborador de Marcelino Camacho, y ha compartido infinidad de aventuras con buena parte de la dirección sindical más combativa de la historia de España. Desde los encausados en el Proceso 1001, las direcciones confederales de CC.OO en los años ochenta y la UGT de Nicolás Redondo. Pero tras la crisis del sindicato y su salida de él en 1996, se inclinó por la docencia, que le sirvió para conocer las ganancias colectivas que proporciona una educación pública y de calidad. Ahí descubrió el otro mundo. Como profesor de Historia en diferentes institutos. Moreno acaba de jubilarse sin dejar por ello de combatir las vertientes ásperas y oscuras del sistema. “Los amigos de las sombras funcionan bastante mejor, y con más inteligencia, que aquellos que trabajan por la luz”, dice a modo de epitafio. Su compromiso por el bienestar de la clase obrera y su rechazo a las políticas neoliberales le han granjeado el respeto unánime del amplio y fracturado abanico que compone la izquierda española. Desde algunos sectores del PSOE a destacados pensadores libertarios.
¿El sindicalismo se encuentra sitiado por el sistema?
Corro el riesgo de equivocarme en mis opiniones porque soy un simple afiliado de base de CC.OO y ya no participo en ninguna estructura sindical ni tengo los elementos de juicio que puedan tener los actuales responsables del sindicato. Sin embargo, es obvio que tiene muchos problemas. Uno de los más importantes es la incapacidad que han mostrado para romper con el modelo de concertación social que comenzó a fraguarse a finales de los años 80 y principios de los 90, cuando la correlación de fuerzas era mucho más favorable. Hasta entonces, la unidad de acción sirvió para hablar de tú a tú al poder, es decir, al gobierno y a la patronal. Pero la crisis de 1996 fue decisiva para el declive sindical porque terminó consolidando un modelo de negociación basado en la política del mal menor. Bajo mi punto de vista, esta estrategia ha resultado un fracaso porque no ha traído beneficios para los trabajadores sino, más bien, una aplicación expansiva de los recortes laborales. La cosa se volvió escandalosa con las dos últimas reformas, la de 2010 de Zapatero y la de 2012 de Rajoy. El golpe que asestaron al movimiento sindical fue tremendo.
La negociación colectiva, por ejemplo, ha pasado de ser el principal ámbito de actuación a convertirse en un sueño lejano.
La posición sindical ha quedado muy debilitada. Hoy acuden a la mesa de negociación con un brazo atado a la espalda. Se ha perdido la ultraactividad de los convenios, que aunque parezca un término muy técnico no es otra cosa que la salvaguarda de las condiciones laborales y salariales, lo que está obligando a los sindicatos a buscar acuerdos contrarreloj.
¿Cuál de las dos reformas les hizo más daño?
La de Rajoy fue más dura pero ambas tuvieron la misma responsabilidad en el deterioro del mercado de trabajo.
¿Y cuál es la responsabilidad de los sindicatos?
En mi opinión, han olvidado la horizontalidad histórica en la toma de decisiones. Noto un cierto alejamiento de la dirección con las bases y también con el conjunto de los trabajadores y trabajadoras. No pongo en duda que mantienen contacto con sus afiliados pero ya no lo hacen mediante instrumentos tan válidos como las asambleas, la participación directa y otras actividades cuya utilidad era permitir que la militancia asumiera su protagonismo. También hay casos recientes en donde el sindicalismo ha funcionado muy bien. Mira la lucha en Coca Cola. Pero, en general, la jerarquización interna también ha sido un factor de debilitamiento. Ya por último, yo añadiría la campaña sistemática de desprestigio orquestada contra ellos. Cuando el poder no logra integrar a un oponente, lo desacredita. Y, hasta cierto punto, comprendo que actúe de esa forma contra organizaciones que defienden posturas contrarias al sistema. El problema llega cuando son los sindicatos quienes dan motivos para ello. Su gran reto, y donde se juegan su futuro, es ver si son capaces de representar y defender al precariado, a los trabajadores pobres que cada día abundan más.
¿Cuál le ha decepcionado más?
Algo doloroso fue lo de Fidalgo, que ahora está en FAES o en el instituto de Empresa o en qué sé yo. Hace poco leía unas declaraciones suyas alabando a Cospedal. Hombre, ¡qué quiere que le diga!. Esas cosas hacen mucho daño a las organizaciones porque cada cual no sólo debe jugar con corrección el papel que le toca en cada momento sino que luego tiene que mantener una dignidad ante lo que ha representado dentro de una organización. No digo que no tenga derecho a reorganizar su vida, incluso a reinventarse, pero cuando se tiene una responsabilidad tan fuerte como la que tuvo Fidalgo se debe mantener una cierta ética. Las puertas giratorias en el sindicalismo me parecen mucho más imperdonables que en los partidos políticos. Los sindicatos deben estar dirigidos por las personas más honradas pero tienen que ser vigilados como si fueran ladrones. Es una máxima del movimiento obrero.
Dice Warren Buffet que vivimos una lucha de clases y la oligarquía están ganando. ¿Erró Marx en su análisis?
Visto desde una perspectiva histórica, el optimismo de Marx debe seguir vigente. Algún día terminarán imponiéndose las fuerzas del orden, que no son otras que las fuerzas del cambio hacia una sociedad mucho más justa de la que hoy tenemos. Desde ese punto de vista, la superioridad moral y teórica de la izquierda respecto a las fuerzas conservadoras es que cuestiona un mundo profundamente desigual, hecho a la medida de una élite minoritaria. El optimismo histórico marxista consiste en mantener viva la esperanza de que la transformación acabará llegando.
Sin embargo, ni la crisis global ha permitido el más mínimo cambio. Al contrario. La desigualdad ha crecido y las corrientes conservadoras han reforzado su poder.
Es que son muy habilidosos para romper al rival, para dividirlo y desmantelarlo. Y también para halagarlo hasta convertir en muñecos a dirigentes políticos y sindicales que parecían inquebrantables. Esas han sido sus armas toda la vida. La gran reflexión siempre ha sido que con el sufragio universal estarían perdidos. Pues bien, como se está viendo, fue un error porque han demostrado su capacidad para lograr que millones de personas en paro, obreros, pensionistas y jubilados, voten a partidos corruptos que son los responsables de su situación. Todo esto me recuerda un poco al tren de los hermanos Marx en el Oeste, donde quemaban vagones para hacer funcionar la locomotora. Aquí es lo mismo, se liquida el sistema público para que los beneficios empresariales no se detengan.
¿Y cómo se puede frenar esa máquina?
Entiendo que es muy difícil. Los amigos de las sombras funcionan bastante mejor, y con más inteligencia, que aquellos que trabajan en la luz. En mi opinión, el último ejemplo es lo que ha sucedido en Catalunya.
¿Por qué?
Porque colocando en primer plano del debate público la negativa al derecho a decidir han ocultado sus vergüenzas y la incompetencia política del gobierno de Rajoy. Desde la corrupción a los datos económicos, sociales y la deuda desorbitada que tenemos. De hecho, creo que ha comenzado una involución política en España, la que va desde el centro-derecha hacia la derecha. Es que incluso rechazar la monarquía puede ser un motivo de delito. El inmovilismo ha jugado esta partida de manera perfecta y es un serio aviso a todos los que nos sentimos republicanos. El único problema de Rajoy es que no ha calculado bien sus movimientos y el gran beneficiado de todo esto está siendo Ciudadanos.
¿Considera que Ciudadanos es una opción de derecha?
Hoy, está disputándole al PP el voto de la ultraderecha. El carácter que ha mostrado durante los últimos meses así lo indica. Su propuesta para Catalunya era la aplicación más dura del artículo 155 y está recogiendo los frutos. Ciudadanos llegó a la política para neutralizar cualquier posibilidad de cambio en España sirviendo como receptor del voto perdido del PP y, en menor medida, también del PSOE. La operación les está saliendo cuadrada. Los votos que huían por la puerta del PP debido a la corrupción han empezado a entrar por la ventana de Ciudadanos. El asunto de fondo para ellos es mantener el sistema intacto.
Uno de los caballos de Troya en estos momentos y que usted conoce a la perfección es el sistema educativo. ¿Hacia dónde se dirige?
Está atravesando por una etapa difícil y complicada. Hay dos grandes hechos objetivos que lo están arrastrando hacia un grave deterioro. Uno son los recortes brutales. Hablamos de cerca de 9.000 millones y 45.000 profesores menos desde el inicio de la crisis. Estos datos significan que estamos en el 4% de inversión, dos puntos menos que la media europea, y la previsión es reducirlo aún más, hasta el 3,8%, para el próximo año. El segundo problema es la Lomce, una ley profundamente segregadora que está diseñada para responder a la lógica productiva de la derecha española. Y digo esto porque pone en relación la educación, el mercado de trabajo, el modelo social y nuestro modelo de democracia. Es decir, intentan implantar un sistema educativo más devaluado que sirva a un modelo de trabajo basado en mano de obra barata. Esto terminará configurando una sociedad menos cohesionada en una democracia de baja calidad, sin crítica, dócil. En un país donde el motor productivo es el turismo, su lógica es sencilla: ¿Por qué invertir en un sistema educativo cualificado? ¿Para que nuestros ingenieros, científicos, filósofos e investigadores se vayan a trabajar al extranjero? Si a todo esto añadimos que los pocos recursos se canalizan por la vía de las concertadas, el golpe que están dando al sistema es brutal. Portugal es un ejemplo en sentido contrario. Allí han decidido eliminar los conciertos educativos porque han apostado decididamente por la cohesión social. La consecuencia es que su economía es cada vez más sólida y tiene una perspectiva de futuro bastante mejor que la nuestra. A poco que nos descuidemos su protagonismo en la UE será mayor que el nuestro.
En España se pidió la derogación y paralización de la Lomce. ¿En qué ha quedado?
Aquí volvemos a ver la inteligencia de la derecha para dar la vuelta a las cosas. Nos han metido en un avispero como es una subcomisión educativa que debe crear las bases para un pacto de Estado. Pero ya lo han reducido de antemano mediante una negociación entre los partidos políticos en el que se ha excluido la participación, en términos del debate, de la sociedad civil. Es un paripé en el que se ha invertido un año entero de comparecencias que a lo mucho servirá para maquillar la actual ley pero sin lograr un compromiso de financiación. Si a la derecha le parece que el conocimiento es caro pronto verán cuál es el coste de la ignorancia.
¿Cuál es el precio?
Altísimo: desigualdad, exclusión, segregación y cárcel. Si se busca un pacto verdadero en materia de educación deberíamos comenzar por trabajar un acuerdo que potencie el sistema en su conjunto. Y si se quiere limita a lograr un compromiso de financiación se debería tener en perspectiva alcanzar el 7% del PIB, que es el que hoy tiene Finlandia, y además blindado en relación al artículo 135 de la Constitución. Pero nada de esto está sobre la mesa. ¿Qué es más importante para el futuro de España, salvar unas autopistas o fortalecer la educación? La respuesta es obvia. Otro elemento clave es fortalecer el sistema público porque el concertado es una anomalía en relación a lo que está haciendo el resto de Europa. Somos el tercer país que más dinero destina a la educación concertada después de la hipercatólica Bélgica y de Malta.
¿Qué posiciones políticas hay ante el pacto educativo?
Unos con posiciones más liberales y otros con planteamientos más conservadoras, el PP y Ciudadanos coinciden en lo básico: poca inversión y maquillar la Lomce pero sin tocar la presencia de la Iglesia ni la financiación de la red privada con el dinero de todos. Para ellos es la clave para evitar que sus hijos se junten en un aula con los de la clase obrera. El asunto capital será ver si el PSOE entra ahí.
¿Puede hacerlo?
Yo quiero pensar que no, aunque hay posibilidades de que lo haga. La educación es de las pocas banderas que les queda para distinguirse un poco de la derecha y si capitulan creo que será su hundimiento. Como cometa la torpeza de legitimar la Lomce y se descuelgue del “Documento de bases para una nueva Ley de Educación. Acuerdo social y político” suscrito por un centenar de organizaciones, entidades educativas, de catedráticos y de cabezas pensantes de este país, tendrá problemas. Que pregunten sus dudas a los portugueses para saber cómo están abordando el problema de la educación concertada.
¿Por qué en España se favorece tanto a la educación concertada?
Por el poder que sigue teniendo la Iglesia, favorecida por un concordato que no sólo es preconstitucional sino que es anticonstitucional porque va en contra del artículo 14. Y también por los intereses económicos. Los de la propia Iglesia y los de otros grupos económicos que han encontrado un pastel extraordinario en el mundo educativo. La tendencia es considerar a los servicios públicos como un bien mercantil. Una de las consecuencias de esta política es la presencia de la religión como asignatura obligatoria evaluable. Es un sinsentido y es un disparate.
A menudo se utiliza la educación como arma arrojadiza. Se habla de adoctrinamiento para atacar al rival. Lo hemos visto en Catalunya pero ¿cómo se educa en España?
La pedagogía está inventada y no es más que el arte de acompañar al niño, a la niña, a los jóvenes en general, en su desarrollo personal. Esa es la esencia de la educación. Sin embargo, se diseña desde arriba para instruir y dirigir el crecimiento de los menores de edad. A mí me gustaba mucho mantener entrevistas con los padres de los alumnos para evaluar conjuntamente la evolución del chico o la chica durante un trimestre. Lo que buscaba con ellas era un cierto compromiso. Y solía explicarles que evitaran repetir a sus hijos todo lo que les quieren porque eso ya lo saben. Es preferible darles confianza, que sepan que creemos en ellos.
Y en su opinión, ¿el poder confía en los ciudadanos?
No, el poder manipula. El modelo es segregador. Primero en primaria, luego en secundaria con los programas de mejor aprendizaje y rendimiento. Después con la formación profesional básica, que son callejones sin salida; en cuarto de la ESO con los cuatro itinerarios, la competencia de unos centros con otros. Y ahí están las pruebas externas y los ránquin. En fin. La carrera de obstáculos en el sistema educativo español es tremenda. Es una selección destinada a elegir a una pequeña élite y la escuela intenta reproducir ese sistema social con todas sus desigualdades. Hemos llegado a un punto en el que los hijos de la clase obrera tienen un techo de cristal que resulta muy difícil superar.
Y manejarse en este modelo educativo, ¿no provoca frustración?
Hay compañeros que después de muchos años de compromiso y lucha se han ido dando saltos de alegría. Yo, sin embargo, he ido cantando a trabajar hasta el último día. Quizá porque sólo he ejercido durante 20 años y pertenezco a la tropa de refresco. Pero en los últimos años es cierto que se ha producido una gran evasión de buenos docentes en España, aquellos que participaron activamente en el movimiento de renovación pedagógica de los años 70 y 80, y que al cumplir 60 años han decidido retirarse. Yo pedí prórroga de actividad para regalar seis años más a los chicos, no a la administración, sino a la causa de la educación pública.
Pero la docencia siempre fue una profesión vocacional. Si se pierde la ilusión, la calidad se resiente.
Se ha perdido bastante aquella ilusión pedagógica de los años 80, aunque no del todo. Sigue habiendo muchos profesores que intentan mejorar a diario y mientras exista esta gente hay motivos para la esperanza. Hemos vivido situaciones más difíciles. Hicimos un gran trabajo durante el franquismo, ¿cómo no lo vamos a hacer en democracia pese a que tengamos leyes lesivas? También depende mucho de cómo nos lo tomemos nosotros, los maestros.
¿Qué debe aportar un maestro?
Bajo mi punto de vista, un profesional de la docencia tiene que combinar tres planos: El de hacer bien su trabajo, el de fomentar complicidades con sus compañeros y con las familias, y el de protestar en defensa de la escuela pública. Hay que creer en los chicos y no actuar como si te importaran un pepino, algo que captan a la perfección. En esta profesión se suda mucho la camiseta aunque la administración no siempre lo reconozca.
Es usted optimista.
Es que si el pesimismo se instala en nuestras cabezas estamos perdidos. Por lo tanto me tomo el optimismo como un imperativo moral. Estamos obligados a dar todas las batallas por las buenas causas y la educación pública es una de las más importantes. Esto nos obliga a ponernos de acuerdo con otros que, aunque no piensen igual, estén abiertos a establecer vínculos de solidaridad dentro de un modelo capitalista que no se preocupa por el bienestar general. Vivimos en un sistema insostenible caracterizado por la desigualdad social y la crisis medioambiental. El capitalismo es el desorden.
Fuente:
http://ctxt.es/es/20180214/Politica/17908/Entrevista-Agustin-Moreno-educacion-izquierda-sindicalismo.htm
¿El sindicalismo se encuentra sitiado por el sistema?
Corro el riesgo de equivocarme en mis opiniones porque soy un simple afiliado de base de CC.OO y ya no participo en ninguna estructura sindical ni tengo los elementos de juicio que puedan tener los actuales responsables del sindicato. Sin embargo, es obvio que tiene muchos problemas. Uno de los más importantes es la incapacidad que han mostrado para romper con el modelo de concertación social que comenzó a fraguarse a finales de los años 80 y principios de los 90, cuando la correlación de fuerzas era mucho más favorable. Hasta entonces, la unidad de acción sirvió para hablar de tú a tú al poder, es decir, al gobierno y a la patronal. Pero la crisis de 1996 fue decisiva para el declive sindical porque terminó consolidando un modelo de negociación basado en la política del mal menor. Bajo mi punto de vista, esta estrategia ha resultado un fracaso porque no ha traído beneficios para los trabajadores sino, más bien, una aplicación expansiva de los recortes laborales. La cosa se volvió escandalosa con las dos últimas reformas, la de 2010 de Zapatero y la de 2012 de Rajoy. El golpe que asestaron al movimiento sindical fue tremendo.
La negociación colectiva, por ejemplo, ha pasado de ser el principal ámbito de actuación a convertirse en un sueño lejano.
La posición sindical ha quedado muy debilitada. Hoy acuden a la mesa de negociación con un brazo atado a la espalda. Se ha perdido la ultraactividad de los convenios, que aunque parezca un término muy técnico no es otra cosa que la salvaguarda de las condiciones laborales y salariales, lo que está obligando a los sindicatos a buscar acuerdos contrarreloj.
¿Cuál de las dos reformas les hizo más daño?
La de Rajoy fue más dura pero ambas tuvieron la misma responsabilidad en el deterioro del mercado de trabajo.
¿Y cuál es la responsabilidad de los sindicatos?
En mi opinión, han olvidado la horizontalidad histórica en la toma de decisiones. Noto un cierto alejamiento de la dirección con las bases y también con el conjunto de los trabajadores y trabajadoras. No pongo en duda que mantienen contacto con sus afiliados pero ya no lo hacen mediante instrumentos tan válidos como las asambleas, la participación directa y otras actividades cuya utilidad era permitir que la militancia asumiera su protagonismo. También hay casos recientes en donde el sindicalismo ha funcionado muy bien. Mira la lucha en Coca Cola. Pero, en general, la jerarquización interna también ha sido un factor de debilitamiento. Ya por último, yo añadiría la campaña sistemática de desprestigio orquestada contra ellos. Cuando el poder no logra integrar a un oponente, lo desacredita. Y, hasta cierto punto, comprendo que actúe de esa forma contra organizaciones que defienden posturas contrarias al sistema. El problema llega cuando son los sindicatos quienes dan motivos para ello. Su gran reto, y donde se juegan su futuro, es ver si son capaces de representar y defender al precariado, a los trabajadores pobres que cada día abundan más.
¿Cuál le ha decepcionado más?
Algo doloroso fue lo de Fidalgo, que ahora está en FAES o en el instituto de Empresa o en qué sé yo. Hace poco leía unas declaraciones suyas alabando a Cospedal. Hombre, ¡qué quiere que le diga!. Esas cosas hacen mucho daño a las organizaciones porque cada cual no sólo debe jugar con corrección el papel que le toca en cada momento sino que luego tiene que mantener una dignidad ante lo que ha representado dentro de una organización. No digo que no tenga derecho a reorganizar su vida, incluso a reinventarse, pero cuando se tiene una responsabilidad tan fuerte como la que tuvo Fidalgo se debe mantener una cierta ética. Las puertas giratorias en el sindicalismo me parecen mucho más imperdonables que en los partidos políticos. Los sindicatos deben estar dirigidos por las personas más honradas pero tienen que ser vigilados como si fueran ladrones. Es una máxima del movimiento obrero.
Dice Warren Buffet que vivimos una lucha de clases y la oligarquía están ganando. ¿Erró Marx en su análisis?
Visto desde una perspectiva histórica, el optimismo de Marx debe seguir vigente. Algún día terminarán imponiéndose las fuerzas del orden, que no son otras que las fuerzas del cambio hacia una sociedad mucho más justa de la que hoy tenemos. Desde ese punto de vista, la superioridad moral y teórica de la izquierda respecto a las fuerzas conservadoras es que cuestiona un mundo profundamente desigual, hecho a la medida de una élite minoritaria. El optimismo histórico marxista consiste en mantener viva la esperanza de que la transformación acabará llegando.
Sin embargo, ni la crisis global ha permitido el más mínimo cambio. Al contrario. La desigualdad ha crecido y las corrientes conservadoras han reforzado su poder.
Es que son muy habilidosos para romper al rival, para dividirlo y desmantelarlo. Y también para halagarlo hasta convertir en muñecos a dirigentes políticos y sindicales que parecían inquebrantables. Esas han sido sus armas toda la vida. La gran reflexión siempre ha sido que con el sufragio universal estarían perdidos. Pues bien, como se está viendo, fue un error porque han demostrado su capacidad para lograr que millones de personas en paro, obreros, pensionistas y jubilados, voten a partidos corruptos que son los responsables de su situación. Todo esto me recuerda un poco al tren de los hermanos Marx en el Oeste, donde quemaban vagones para hacer funcionar la locomotora. Aquí es lo mismo, se liquida el sistema público para que los beneficios empresariales no se detengan.
¿Y cómo se puede frenar esa máquina?
Entiendo que es muy difícil. Los amigos de las sombras funcionan bastante mejor, y con más inteligencia, que aquellos que trabajan en la luz. En mi opinión, el último ejemplo es lo que ha sucedido en Catalunya.
¿Por qué?
Porque colocando en primer plano del debate público la negativa al derecho a decidir han ocultado sus vergüenzas y la incompetencia política del gobierno de Rajoy. Desde la corrupción a los datos económicos, sociales y la deuda desorbitada que tenemos. De hecho, creo que ha comenzado una involución política en España, la que va desde el centro-derecha hacia la derecha. Es que incluso rechazar la monarquía puede ser un motivo de delito. El inmovilismo ha jugado esta partida de manera perfecta y es un serio aviso a todos los que nos sentimos republicanos. El único problema de Rajoy es que no ha calculado bien sus movimientos y el gran beneficiado de todo esto está siendo Ciudadanos.
¿Considera que Ciudadanos es una opción de derecha?
Hoy, está disputándole al PP el voto de la ultraderecha. El carácter que ha mostrado durante los últimos meses así lo indica. Su propuesta para Catalunya era la aplicación más dura del artículo 155 y está recogiendo los frutos. Ciudadanos llegó a la política para neutralizar cualquier posibilidad de cambio en España sirviendo como receptor del voto perdido del PP y, en menor medida, también del PSOE. La operación les está saliendo cuadrada. Los votos que huían por la puerta del PP debido a la corrupción han empezado a entrar por la ventana de Ciudadanos. El asunto de fondo para ellos es mantener el sistema intacto.
Uno de los caballos de Troya en estos momentos y que usted conoce a la perfección es el sistema educativo. ¿Hacia dónde se dirige?
Está atravesando por una etapa difícil y complicada. Hay dos grandes hechos objetivos que lo están arrastrando hacia un grave deterioro. Uno son los recortes brutales. Hablamos de cerca de 9.000 millones y 45.000 profesores menos desde el inicio de la crisis. Estos datos significan que estamos en el 4% de inversión, dos puntos menos que la media europea, y la previsión es reducirlo aún más, hasta el 3,8%, para el próximo año. El segundo problema es la Lomce, una ley profundamente segregadora que está diseñada para responder a la lógica productiva de la derecha española. Y digo esto porque pone en relación la educación, el mercado de trabajo, el modelo social y nuestro modelo de democracia. Es decir, intentan implantar un sistema educativo más devaluado que sirva a un modelo de trabajo basado en mano de obra barata. Esto terminará configurando una sociedad menos cohesionada en una democracia de baja calidad, sin crítica, dócil. En un país donde el motor productivo es el turismo, su lógica es sencilla: ¿Por qué invertir en un sistema educativo cualificado? ¿Para que nuestros ingenieros, científicos, filósofos e investigadores se vayan a trabajar al extranjero? Si a todo esto añadimos que los pocos recursos se canalizan por la vía de las concertadas, el golpe que están dando al sistema es brutal. Portugal es un ejemplo en sentido contrario. Allí han decidido eliminar los conciertos educativos porque han apostado decididamente por la cohesión social. La consecuencia es que su economía es cada vez más sólida y tiene una perspectiva de futuro bastante mejor que la nuestra. A poco que nos descuidemos su protagonismo en la UE será mayor que el nuestro.
En España se pidió la derogación y paralización de la Lomce. ¿En qué ha quedado?
Aquí volvemos a ver la inteligencia de la derecha para dar la vuelta a las cosas. Nos han metido en un avispero como es una subcomisión educativa que debe crear las bases para un pacto de Estado. Pero ya lo han reducido de antemano mediante una negociación entre los partidos políticos en el que se ha excluido la participación, en términos del debate, de la sociedad civil. Es un paripé en el que se ha invertido un año entero de comparecencias que a lo mucho servirá para maquillar la actual ley pero sin lograr un compromiso de financiación. Si a la derecha le parece que el conocimiento es caro pronto verán cuál es el coste de la ignorancia.
¿Cuál es el precio?
Altísimo: desigualdad, exclusión, segregación y cárcel. Si se busca un pacto verdadero en materia de educación deberíamos comenzar por trabajar un acuerdo que potencie el sistema en su conjunto. Y si se quiere limita a lograr un compromiso de financiación se debería tener en perspectiva alcanzar el 7% del PIB, que es el que hoy tiene Finlandia, y además blindado en relación al artículo 135 de la Constitución. Pero nada de esto está sobre la mesa. ¿Qué es más importante para el futuro de España, salvar unas autopistas o fortalecer la educación? La respuesta es obvia. Otro elemento clave es fortalecer el sistema público porque el concertado es una anomalía en relación a lo que está haciendo el resto de Europa. Somos el tercer país que más dinero destina a la educación concertada después de la hipercatólica Bélgica y de Malta.
¿Qué posiciones políticas hay ante el pacto educativo?
Unos con posiciones más liberales y otros con planteamientos más conservadoras, el PP y Ciudadanos coinciden en lo básico: poca inversión y maquillar la Lomce pero sin tocar la presencia de la Iglesia ni la financiación de la red privada con el dinero de todos. Para ellos es la clave para evitar que sus hijos se junten en un aula con los de la clase obrera. El asunto capital será ver si el PSOE entra ahí.
¿Puede hacerlo?
Yo quiero pensar que no, aunque hay posibilidades de que lo haga. La educación es de las pocas banderas que les queda para distinguirse un poco de la derecha y si capitulan creo que será su hundimiento. Como cometa la torpeza de legitimar la Lomce y se descuelgue del “Documento de bases para una nueva Ley de Educación. Acuerdo social y político” suscrito por un centenar de organizaciones, entidades educativas, de catedráticos y de cabezas pensantes de este país, tendrá problemas. Que pregunten sus dudas a los portugueses para saber cómo están abordando el problema de la educación concertada.
¿Por qué en España se favorece tanto a la educación concertada?
Por el poder que sigue teniendo la Iglesia, favorecida por un concordato que no sólo es preconstitucional sino que es anticonstitucional porque va en contra del artículo 14. Y también por los intereses económicos. Los de la propia Iglesia y los de otros grupos económicos que han encontrado un pastel extraordinario en el mundo educativo. La tendencia es considerar a los servicios públicos como un bien mercantil. Una de las consecuencias de esta política es la presencia de la religión como asignatura obligatoria evaluable. Es un sinsentido y es un disparate.
A menudo se utiliza la educación como arma arrojadiza. Se habla de adoctrinamiento para atacar al rival. Lo hemos visto en Catalunya pero ¿cómo se educa en España?
La pedagogía está inventada y no es más que el arte de acompañar al niño, a la niña, a los jóvenes en general, en su desarrollo personal. Esa es la esencia de la educación. Sin embargo, se diseña desde arriba para instruir y dirigir el crecimiento de los menores de edad. A mí me gustaba mucho mantener entrevistas con los padres de los alumnos para evaluar conjuntamente la evolución del chico o la chica durante un trimestre. Lo que buscaba con ellas era un cierto compromiso. Y solía explicarles que evitaran repetir a sus hijos todo lo que les quieren porque eso ya lo saben. Es preferible darles confianza, que sepan que creemos en ellos.
Y en su opinión, ¿el poder confía en los ciudadanos?
No, el poder manipula. El modelo es segregador. Primero en primaria, luego en secundaria con los programas de mejor aprendizaje y rendimiento. Después con la formación profesional básica, que son callejones sin salida; en cuarto de la ESO con los cuatro itinerarios, la competencia de unos centros con otros. Y ahí están las pruebas externas y los ránquin. En fin. La carrera de obstáculos en el sistema educativo español es tremenda. Es una selección destinada a elegir a una pequeña élite y la escuela intenta reproducir ese sistema social con todas sus desigualdades. Hemos llegado a un punto en el que los hijos de la clase obrera tienen un techo de cristal que resulta muy difícil superar.
Y manejarse en este modelo educativo, ¿no provoca frustración?
Hay compañeros que después de muchos años de compromiso y lucha se han ido dando saltos de alegría. Yo, sin embargo, he ido cantando a trabajar hasta el último día. Quizá porque sólo he ejercido durante 20 años y pertenezco a la tropa de refresco. Pero en los últimos años es cierto que se ha producido una gran evasión de buenos docentes en España, aquellos que participaron activamente en el movimiento de renovación pedagógica de los años 70 y 80, y que al cumplir 60 años han decidido retirarse. Yo pedí prórroga de actividad para regalar seis años más a los chicos, no a la administración, sino a la causa de la educación pública.
Pero la docencia siempre fue una profesión vocacional. Si se pierde la ilusión, la calidad se resiente.
Se ha perdido bastante aquella ilusión pedagógica de los años 80, aunque no del todo. Sigue habiendo muchos profesores que intentan mejorar a diario y mientras exista esta gente hay motivos para la esperanza. Hemos vivido situaciones más difíciles. Hicimos un gran trabajo durante el franquismo, ¿cómo no lo vamos a hacer en democracia pese a que tengamos leyes lesivas? También depende mucho de cómo nos lo tomemos nosotros, los maestros.
¿Qué debe aportar un maestro?
Bajo mi punto de vista, un profesional de la docencia tiene que combinar tres planos: El de hacer bien su trabajo, el de fomentar complicidades con sus compañeros y con las familias, y el de protestar en defensa de la escuela pública. Hay que creer en los chicos y no actuar como si te importaran un pepino, algo que captan a la perfección. En esta profesión se suda mucho la camiseta aunque la administración no siempre lo reconozca.
Es usted optimista.
Es que si el pesimismo se instala en nuestras cabezas estamos perdidos. Por lo tanto me tomo el optimismo como un imperativo moral. Estamos obligados a dar todas las batallas por las buenas causas y la educación pública es una de las más importantes. Esto nos obliga a ponernos de acuerdo con otros que, aunque no piensen igual, estén abiertos a establecer vínculos de solidaridad dentro de un modelo capitalista que no se preocupa por el bienestar general. Vivimos en un sistema insostenible caracterizado por la desigualdad social y la crisis medioambiental. El capitalismo es el desorden.
Fuente:
http://ctxt.es/es/20180214/Politica/17908/Entrevista-Agustin-Moreno-educacion-izquierda-sindicalismo.htm
_- “¿En qué se convierte un país cuando la hospitalidad puede llegar a considerarse un crimen ante la ley?”
_- Motivo de un seminario en los años 1995-1997, la hospitalidad es uno de los grandes temas emblemáticos investigados por Jacques Derrida (1930-2004). El 21 de diciembre de 1996, mientras en el Teatro des Amandiers de Nanterre transcurría una velada de solidaridad con los indocumentados, el filósofo improvisó esta intervención que aceptó luego transcribir para la revista del Grupo de Información y de apoyo a los inmigrantes, Plein droit (n°34) con el título: “Cuando escuché la expresión delito de hospitalidad…”
Recuerdo que el año pasado en un mal día sentí que se me cortaba la respiración. Que en realidad se me detenía el corazón, cuando conocí, casi sin comprenderla, la expresión “delito de hospitalidad”. En realidad no estoy demasiado seguro de haberla oído porque me pregunto si existe alguien que haya podido pronunciar alguna vez con sus propios labios tan venenosa expresión. No, yo no la he oído jamás y apenas puedo repetirla, la leí en silencio en un texto oficial.
Se trataba de una ley que permitía detener y hasta encarcelar a quienes hospedasen y ayudasen a extranjeros en situaciones juzgadas ilegales. Ese “delito de hospitalidad” (todavía me sigo preguntando quién ha podido juntar ambas palabras) es pasible de encarcelamiento. Uno se pregunta, ¿en que se convierte un país, en qué se convierte una cultura, en que se convierte una lengua cuando se es capaz de hablar de “delito de hospitalidad”, cuando la hospitalidad puede convertirse ante los ojos de la ley y de sus representantes en un crimen?
(…) Las fronteras ya no son lugares de paso, sino lugares de prohibición, umbrales que se lamenta haber abierto límites hacia los que se conducen apresuradamente las amenazantes imágenes del ostracismo, de la expulsión, de la prohibición, de la persecución. Nosotros vivimos actualmente al abrigo de áreas muy vigiladas, en barrios de alta seguridad. Y sin olvidar la legitimidad de este o aquel instinto de protección o necesidad de seguridad (enorme problema que evidentemente no podemos tomar a la ligera) somos cada vez más los que nos sofocamos y tenemos miedo de vivir de este modo, de convertirnos en los rehenes de los fóbicos que todo lo mezclan, explotando cínicamente la confusión con objetivos políticos, que ya no saben o no quieren distinguir entre los límites del propio hogar y el odio o el miedo al extranjero y tampoco saben que el hogar de una casa de una cultura, de una sociedad implica también la apertura hospitalaria.
Retóricas politiqueras
(…) La violencia que acompaña a estas políticas represivas, a esas violaciones de la justicia, no son recientes, aunque sintamos que estamos en un particular punto de inflexión original y especialmente crítico de esta historia. Tiene por lo menos medio siglo de antigüedad, desde las vísperas de la guerra, desde antes aún de la famosa ordenanza de 1945, cuando los motivos de un decreto ley de 1938 pretendía en un lenguaje que volvemos a encontrar hoy en todas las retóricas politiqueras, y cito: “no prestarse a las reglas tradicionales de la hospitalidad francesa” Dicho texto argumentaba simultáneamente igual que hoy y de modo –volveré sobre el tema–poco convincente, destinado a tranquilizar o halagar las fantasías del electorado declaraba y cito (era en 1938 en momentos en que llegaban algunos refugiados de característico acento que Vichy no tardó en enviar a los campos que todos sabemos y a la muerte; como todos los que se les parecen, estos argumentos por anacrónicos nos recuerdan a una suerte de velada “pre-vichysta”) “La creciente cantidad de extranjeros que residen en Francia obliga al Gobierno (…) a promulgar ciertas medidas imperiosamente exigidas por la seguridad nacional, la economía del país y la protección del orden público”.
Y en el mismo texto o mejor aún una vez más se reúnen todas las armas a las cuales ha recurrido toda la legislación francesa, en su guerra contra los inmigrantes, con la misma retórica con que trata de hacer creer que solo son objeto de una represión legítima aquellos que no tienen derecho a ser reconocidos en su dignidad simplemente por haberse mostrado indignos de nuestra hospitalidad.
Cito aún un texto que en 1938 agravaba, como hoy en día, la disposición legislativa en una atmósfera de vigilia de guerra. He aquí lo que decía con evidente denegación y con la insolente jactancia narcisista y patriotera que conocemos muy bien: “Es necesario señalar desde el principio (…) que el presente proyecto de decreto-ley no modifica en absoluto las condiciones normales de acceso a nuestro territorio (…) no implica ningún atentado a las normas tradicionales de la hospitalidad francesa, al espíritu liberal y humanista que constituye una de las más nobles características de nuestro ser nacional”
Estas negaciones no hacen sino subrayar lo que en realidad tienen en sí mismas haciéndonos pensar que en efecto existe una real falta de hospitalidad. Ahora bien, he aquí que ese mismo texto, que extrañamente suena como realmente actual, acusa a todos aquellos a quienes se está presto a culpar de haberse mostrado “indignos” –esa es la palabra, “indignos”– de nuestra hospitalaria tendencia, “indignos y de mala fe”. Se diría que actualmente a los ojos de la ley que está por ser endurecida, los indocumentados no tienen dignidad y son de mala fe porque son indignos de nuestra hospitalidad. Mienten, usurpan y abusan. Son culpables.
Leo este texto de 1938 en el que ya se reconocen toda la lógica y la retórica del poder actual:
“Este espíritu generoso –el nuestro desde luego– hacia el que llamaremos extranjero de buena fe encuentra su contrapartida legítima en la decisión formal de castigar con penas severas a todo aquel extranjero que se muestre indigno de nuestra hospitalidad (…) Si hubiera que resumir brevemente las características del actual proyecto subrayaríamos que crea una atmósfera depurada alrededor del extranjero de buena fe que sigue manteniendo plenamente nuestra tradicional buena voluntad en lo relativo a las leyes y a la hospitalidad de la República pero destacando finalmente que para quien se muestra indigno de vivir en nuestro suelo es justo y necesario actuar con rigor”.
Terrorífica hipocresía
En la época en que se mantenían estos objetivos de tal hipocresía (de justamente mala fe) que sería cómica si no fuera aterradora, justo antes de la guerra, se produjo la ordenanza de 1945 que preveía ya en su capítulo III, “Penalidades” castigos muy graves para los extranjeros en situación irregular (en esa época no se decía aún indocumentados) o para quienes ayudaran a esos indeseables extranjeros, cuyo capítulo titulado: “De la expulsión” consigna una serie de medidas que ya anticipaban las que se están por reactivar o fortalecer actualmente: desde aquel momento, las condiciones hospitalarias en Francia (inmigración, asilo, acogida de extranjeros en general) no han cesado de empeorar y de ensombrecer, hasta avergonzarnos la imagen que pretende proclamar el patriótico discurso de la Francia de los derechos humanos y del derecho al asilo. El año pasado algunos observadores neutrales han llegado a referirse a un “año negro” del derecho de asilo en Francia.
(…) No existe ningún país, ni ningún estado en el mundo actual y especialmente en los capitalistas ricos, en los que no se aplique esa política del cierre de fronteras, esta puesta en hibernación de los principios de asilo y de hospitalidad hacia el extranjero, porque por el momento “es buena” o “sirve” o es “muy útil” (entre la eficacia, el servicio y la servidumbre).
En el momento en que, desde hace varias décadas, se produce una crisis sin precedentes en los Estados-naciones que arroja a los caminos a millones de personas ciertamente desplazadas, lo que queda del Estado-nación se crispa a menudo en medio de una convulsión nacional-proteccionista, identitaria y xenófoba, una antigua y renovada imagen del racismo. En los EE.UU. por ejemplo uno dice indocumentado y se organizan cacerías de inmigrantes ilegales.
(…) Ya se trate del creciente desempleo, de una economía de mercado o especulativa cuya desregulación constituye una máquina de producir miseria y marginación o de un horizonte europeo regido por cálculos simplistas, por una falsa ciencia económica o una loca rigidez monetarista, etc. por abandono del poder en las manos de los bancos centrales, desde todo punto de vista es necesario saber que la política en relación con los “sin papeles” y de la inmigración en general consiste en una diversión electoral, en una operación “chivo expiatorio”, en una miserable maniobra para captar votos, en una pequeña e innoble oferta destinadas a vencer al Frente Nacional en su propio terreno.
Y no olvidemos nunca que si las primeras víctimas de esta estrategia de bancarrota son nuestros amigos, nuestros huéspedes, los emigrados y los indocumentados lo que ha puesto en marcha el Gobierno es un sistema policial, de inquisición, de fichaje, de encuadramiento (en territorios tanto francés como europeo). Esta maquinaria amenaza todas las libertades, las libertades de todos, las de los indocumentados y las de los documentados.
Fuente:
http://www.mille-et-une-vagues.org/ocr/spip.php?page=imprimer&id_article=5701
Recuerdo que el año pasado en un mal día sentí que se me cortaba la respiración. Que en realidad se me detenía el corazón, cuando conocí, casi sin comprenderla, la expresión “delito de hospitalidad”. En realidad no estoy demasiado seguro de haberla oído porque me pregunto si existe alguien que haya podido pronunciar alguna vez con sus propios labios tan venenosa expresión. No, yo no la he oído jamás y apenas puedo repetirla, la leí en silencio en un texto oficial.
Se trataba de una ley que permitía detener y hasta encarcelar a quienes hospedasen y ayudasen a extranjeros en situaciones juzgadas ilegales. Ese “delito de hospitalidad” (todavía me sigo preguntando quién ha podido juntar ambas palabras) es pasible de encarcelamiento. Uno se pregunta, ¿en que se convierte un país, en qué se convierte una cultura, en que se convierte una lengua cuando se es capaz de hablar de “delito de hospitalidad”, cuando la hospitalidad puede convertirse ante los ojos de la ley y de sus representantes en un crimen?
(…) Las fronteras ya no son lugares de paso, sino lugares de prohibición, umbrales que se lamenta haber abierto límites hacia los que se conducen apresuradamente las amenazantes imágenes del ostracismo, de la expulsión, de la prohibición, de la persecución. Nosotros vivimos actualmente al abrigo de áreas muy vigiladas, en barrios de alta seguridad. Y sin olvidar la legitimidad de este o aquel instinto de protección o necesidad de seguridad (enorme problema que evidentemente no podemos tomar a la ligera) somos cada vez más los que nos sofocamos y tenemos miedo de vivir de este modo, de convertirnos en los rehenes de los fóbicos que todo lo mezclan, explotando cínicamente la confusión con objetivos políticos, que ya no saben o no quieren distinguir entre los límites del propio hogar y el odio o el miedo al extranjero y tampoco saben que el hogar de una casa de una cultura, de una sociedad implica también la apertura hospitalaria.
Retóricas politiqueras
(…) La violencia que acompaña a estas políticas represivas, a esas violaciones de la justicia, no son recientes, aunque sintamos que estamos en un particular punto de inflexión original y especialmente crítico de esta historia. Tiene por lo menos medio siglo de antigüedad, desde las vísperas de la guerra, desde antes aún de la famosa ordenanza de 1945, cuando los motivos de un decreto ley de 1938 pretendía en un lenguaje que volvemos a encontrar hoy en todas las retóricas politiqueras, y cito: “no prestarse a las reglas tradicionales de la hospitalidad francesa” Dicho texto argumentaba simultáneamente igual que hoy y de modo –volveré sobre el tema–poco convincente, destinado a tranquilizar o halagar las fantasías del electorado declaraba y cito (era en 1938 en momentos en que llegaban algunos refugiados de característico acento que Vichy no tardó en enviar a los campos que todos sabemos y a la muerte; como todos los que se les parecen, estos argumentos por anacrónicos nos recuerdan a una suerte de velada “pre-vichysta”) “La creciente cantidad de extranjeros que residen en Francia obliga al Gobierno (…) a promulgar ciertas medidas imperiosamente exigidas por la seguridad nacional, la economía del país y la protección del orden público”.
Y en el mismo texto o mejor aún una vez más se reúnen todas las armas a las cuales ha recurrido toda la legislación francesa, en su guerra contra los inmigrantes, con la misma retórica con que trata de hacer creer que solo son objeto de una represión legítima aquellos que no tienen derecho a ser reconocidos en su dignidad simplemente por haberse mostrado indignos de nuestra hospitalidad.
Cito aún un texto que en 1938 agravaba, como hoy en día, la disposición legislativa en una atmósfera de vigilia de guerra. He aquí lo que decía con evidente denegación y con la insolente jactancia narcisista y patriotera que conocemos muy bien: “Es necesario señalar desde el principio (…) que el presente proyecto de decreto-ley no modifica en absoluto las condiciones normales de acceso a nuestro territorio (…) no implica ningún atentado a las normas tradicionales de la hospitalidad francesa, al espíritu liberal y humanista que constituye una de las más nobles características de nuestro ser nacional”
Estas negaciones no hacen sino subrayar lo que en realidad tienen en sí mismas haciéndonos pensar que en efecto existe una real falta de hospitalidad. Ahora bien, he aquí que ese mismo texto, que extrañamente suena como realmente actual, acusa a todos aquellos a quienes se está presto a culpar de haberse mostrado “indignos” –esa es la palabra, “indignos”– de nuestra hospitalaria tendencia, “indignos y de mala fe”. Se diría que actualmente a los ojos de la ley que está por ser endurecida, los indocumentados no tienen dignidad y son de mala fe porque son indignos de nuestra hospitalidad. Mienten, usurpan y abusan. Son culpables.
Leo este texto de 1938 en el que ya se reconocen toda la lógica y la retórica del poder actual:
“Este espíritu generoso –el nuestro desde luego– hacia el que llamaremos extranjero de buena fe encuentra su contrapartida legítima en la decisión formal de castigar con penas severas a todo aquel extranjero que se muestre indigno de nuestra hospitalidad (…) Si hubiera que resumir brevemente las características del actual proyecto subrayaríamos que crea una atmósfera depurada alrededor del extranjero de buena fe que sigue manteniendo plenamente nuestra tradicional buena voluntad en lo relativo a las leyes y a la hospitalidad de la República pero destacando finalmente que para quien se muestra indigno de vivir en nuestro suelo es justo y necesario actuar con rigor”.
Terrorífica hipocresía
En la época en que se mantenían estos objetivos de tal hipocresía (de justamente mala fe) que sería cómica si no fuera aterradora, justo antes de la guerra, se produjo la ordenanza de 1945 que preveía ya en su capítulo III, “Penalidades” castigos muy graves para los extranjeros en situación irregular (en esa época no se decía aún indocumentados) o para quienes ayudaran a esos indeseables extranjeros, cuyo capítulo titulado: “De la expulsión” consigna una serie de medidas que ya anticipaban las que se están por reactivar o fortalecer actualmente: desde aquel momento, las condiciones hospitalarias en Francia (inmigración, asilo, acogida de extranjeros en general) no han cesado de empeorar y de ensombrecer, hasta avergonzarnos la imagen que pretende proclamar el patriótico discurso de la Francia de los derechos humanos y del derecho al asilo. El año pasado algunos observadores neutrales han llegado a referirse a un “año negro” del derecho de asilo en Francia.
(…) No existe ningún país, ni ningún estado en el mundo actual y especialmente en los capitalistas ricos, en los que no se aplique esa política del cierre de fronteras, esta puesta en hibernación de los principios de asilo y de hospitalidad hacia el extranjero, porque por el momento “es buena” o “sirve” o es “muy útil” (entre la eficacia, el servicio y la servidumbre).
En el momento en que, desde hace varias décadas, se produce una crisis sin precedentes en los Estados-naciones que arroja a los caminos a millones de personas ciertamente desplazadas, lo que queda del Estado-nación se crispa a menudo en medio de una convulsión nacional-proteccionista, identitaria y xenófoba, una antigua y renovada imagen del racismo. En los EE.UU. por ejemplo uno dice indocumentado y se organizan cacerías de inmigrantes ilegales.
(…) Ya se trate del creciente desempleo, de una economía de mercado o especulativa cuya desregulación constituye una máquina de producir miseria y marginación o de un horizonte europeo regido por cálculos simplistas, por una falsa ciencia económica o una loca rigidez monetarista, etc. por abandono del poder en las manos de los bancos centrales, desde todo punto de vista es necesario saber que la política en relación con los “sin papeles” y de la inmigración en general consiste en una diversión electoral, en una operación “chivo expiatorio”, en una miserable maniobra para captar votos, en una pequeña e innoble oferta destinadas a vencer al Frente Nacional en su propio terreno.
Y no olvidemos nunca que si las primeras víctimas de esta estrategia de bancarrota son nuestros amigos, nuestros huéspedes, los emigrados y los indocumentados lo que ha puesto en marcha el Gobierno es un sistema policial, de inquisición, de fichaje, de encuadramiento (en territorios tanto francés como europeo). Esta maquinaria amenaza todas las libertades, las libertades de todos, las de los indocumentados y las de los documentados.
Fuente:
http://www.mille-et-une-vagues.org/ocr/spip.php?page=imprimer&id_article=5701
martes, 27 de febrero de 2018
AYUDANDO A LOS NIÑOS A TENER ÉXITO. Lo que funciona y por qué
Por Paul Tough
125 pp. Houghton Mifflin Harcourt. $ 18.99.
Hace cuatro años, el periodista del New York Times Magazine, Paul Tough, publicó un libro titulado "Cómo triunfan los niños", que argumentaba que con la obsesión moderna por aumentar los puntajes de los estudiantes en lectura y matemáticas se pierde la mayor parte de lo que importa en educación. En cambio, los rasgos de carácter como la determinación, la curiosidad, la persistencia y el autocontrol son las claves del éxito en la escuela, la universidad y la vida.
Los padres y maestros cansados de las pruebas aceptaron el mensaje y Tough pasó los siguientes años hablando, viajando e informando sobre los programas que trabajan para poner en práctica estas ideas. Pero al hacerlo, se dio cuenta de una "paradoja": muchos de los educadores que eran inusualmente buenos enseñando gran dominio y autocontrol no utilizaron esas palabras para describir sus objetivos. A menudo, ni siquiera eran conscientes de que eran avatares de lo que Tough creía que era un nuevo enfoque innovador para la educación. ¿Por qué? ¿Y qué significa eso? El nuevo libro de Tough, "Helping Children Succeed", describe su intento de averiguarlo.
Menos una secuela completa de "Cómo triunfan los niños" que una breve compañía, "Helping Children Succeed" sostiene que las habilidades como la regulación emocional y la adherencia no se pueden enseñar de la misma manera que los niños son entrenados para decodificar fonemas y resolver ecuaciones cuadráticas. "Ningún niño aprendió curiosidad llenando hojas de trabajo de curiosidad", señala. En cambio, el carácter es el producto de entornos en los que los niños forman vínculos fuertes y seguros con los maestros y cuidadores, y se les enseña de maneras que estimulan su autonomía y capacidad para resolver problemas.
Para los niños pequeños agobiados por las cicatrices mentales del estrés tóxico y las infancias empobrecidas, este enfoque puede romper un ciclo generalizado de fracaso. "Las disfunciones neurocognitivas pueden convertirse rápidamente en disfunciones académicas", escribe Tough. "A medida que se retrasan, se sienten peor consigo mismos y peor en la escuela. Eso crea más estrés, que a menudo alimenta los problemas de conducta, lo que lleva, en el aula, a la estigmatización y al castigo, lo que mantiene sus niveles de estrés elevados, lo que hace que sea aún más difícil concentrarse, y así sucesivamente".
Tough es experto en traducir la jerga académica en una prosa precisa y accesible. "Helping Children Succeed" emplea la narrativa heroica estándar del progreso en las ciencias: social, cognitiva, neuro y más. Los nuevos hallazgos de investigación suelen ser un poco innovadores, contraintuitivos o reveladores. Al abordar la primera infancia, donde las políticas sociales estadounidenses son particularmente débiles, ve grandes oportunidades para ayudar a los padres en apuros a mejorar su crianza, incómodo como puede ser el juicio implícito. Los centros asequibles de aprendizaje temprano para los hijos de padres que trabajan, es decir, la mayoría de los niños, pueden ayudar a los estudiantes de bajos ingresos a ponerse al día con sus pares más adinerados.
Pero Tough reconoce que los primeros años pasan rápidamente. La mayor parte del trabajo de construcción del carácter duro tendrá que suceder en las escuelas públicas "profundamente rotas". Para encontrar ejemplos de cómo las escuelas podrían ser mejores, busca principalmente redes nacionales de escuelas como Aprendizaje Expedicionario y Logro Primero. Tough sabe que esto es complicado, y complicando, porque las escuelas charter como Achievement First se ven a menudo tan centrada en la mejora de resultados de los exámenes de lectura y matemáticas, sin descanso, - las habilidades muy “cognitivas” que su libro antes argumentado se insistirá lo suficiente, en detrimento del carácter .
Muchas escuelas chárter, explica Tough, han cambiado hacia un enfoque más equilibrado, con una disciplina menos severa y una mayor disposición a dejar que los estudiantes tengan dificultades, fracasen y aprendan de la experiencia. De lo contrario, sus expertos examinadores se fundarán en la universidad y más allá. La lección más amplia parece ser que, si bien los rasgos de carácter son distintos desde el punto de vista educativo y neurológico de la experiencia académica tradicional, los tipos de escuelas que mejor enseñan ambos conjuntos de habilidades pueden ser una misma cosa.
¿Cómo crear más escuelas de ese tipo, que son pocas y distantes? "Ayudando a los niños a tener éxito" deja sin respuesta esa pregunta, el gran enigma sin resolver de la política educativa moderna. Lo que significa que los maestros, legisladores y líderes escolares necesitan un montón de las cualidades que promueve de manera persuasiva y dura: desafíos en vista de la creciente desigualdad económica, la curiosidad de mirar más allá del dogma educativo asentado, la persistencia y el autocontrol cuando los presupuestos se encogen y las atenciones disminuyen. La ciencia del carácter se ha convertido en una nueva ventana valiosa sobre lo que debería ser la educación. Pero construir grandes escuelas sigue siendo un viejo desafío, (para el que no existe una varita mágica) aún no resuelto.
Kevin Carey es el autor de "El fin de la universidad: crear el futuro del aprendizaje y la Universidad de todos lados".
‘Helping Children Succeed,’ by Paul Tough.
https://www.nytimes.com/2016/06/12/books/review/helping-children-succeed-by-paul-tough.html?emc=edit_tnt_20160610&nlid=31217582&tntemail0=y
125 pp. Houghton Mifflin Harcourt. $ 18.99.
Hace cuatro años, el periodista del New York Times Magazine, Paul Tough, publicó un libro titulado "Cómo triunfan los niños", que argumentaba que con la obsesión moderna por aumentar los puntajes de los estudiantes en lectura y matemáticas se pierde la mayor parte de lo que importa en educación. En cambio, los rasgos de carácter como la determinación, la curiosidad, la persistencia y el autocontrol son las claves del éxito en la escuela, la universidad y la vida.
Los padres y maestros cansados de las pruebas aceptaron el mensaje y Tough pasó los siguientes años hablando, viajando e informando sobre los programas que trabajan para poner en práctica estas ideas. Pero al hacerlo, se dio cuenta de una "paradoja": muchos de los educadores que eran inusualmente buenos enseñando gran dominio y autocontrol no utilizaron esas palabras para describir sus objetivos. A menudo, ni siquiera eran conscientes de que eran avatares de lo que Tough creía que era un nuevo enfoque innovador para la educación. ¿Por qué? ¿Y qué significa eso? El nuevo libro de Tough, "Helping Children Succeed", describe su intento de averiguarlo.
Menos una secuela completa de "Cómo triunfan los niños" que una breve compañía, "Helping Children Succeed" sostiene que las habilidades como la regulación emocional y la adherencia no se pueden enseñar de la misma manera que los niños son entrenados para decodificar fonemas y resolver ecuaciones cuadráticas. "Ningún niño aprendió curiosidad llenando hojas de trabajo de curiosidad", señala. En cambio, el carácter es el producto de entornos en los que los niños forman vínculos fuertes y seguros con los maestros y cuidadores, y se les enseña de maneras que estimulan su autonomía y capacidad para resolver problemas.
Para los niños pequeños agobiados por las cicatrices mentales del estrés tóxico y las infancias empobrecidas, este enfoque puede romper un ciclo generalizado de fracaso. "Las disfunciones neurocognitivas pueden convertirse rápidamente en disfunciones académicas", escribe Tough. "A medida que se retrasan, se sienten peor consigo mismos y peor en la escuela. Eso crea más estrés, que a menudo alimenta los problemas de conducta, lo que lleva, en el aula, a la estigmatización y al castigo, lo que mantiene sus niveles de estrés elevados, lo que hace que sea aún más difícil concentrarse, y así sucesivamente".
Tough es experto en traducir la jerga académica en una prosa precisa y accesible. "Helping Children Succeed" emplea la narrativa heroica estándar del progreso en las ciencias: social, cognitiva, neuro y más. Los nuevos hallazgos de investigación suelen ser un poco innovadores, contraintuitivos o reveladores. Al abordar la primera infancia, donde las políticas sociales estadounidenses son particularmente débiles, ve grandes oportunidades para ayudar a los padres en apuros a mejorar su crianza, incómodo como puede ser el juicio implícito. Los centros asequibles de aprendizaje temprano para los hijos de padres que trabajan, es decir, la mayoría de los niños, pueden ayudar a los estudiantes de bajos ingresos a ponerse al día con sus pares más adinerados.
Pero Tough reconoce que los primeros años pasan rápidamente. La mayor parte del trabajo de construcción del carácter duro tendrá que suceder en las escuelas públicas "profundamente rotas". Para encontrar ejemplos de cómo las escuelas podrían ser mejores, busca principalmente redes nacionales de escuelas como Aprendizaje Expedicionario y Logro Primero. Tough sabe que esto es complicado, y complicando, porque las escuelas charter como Achievement First se ven a menudo tan centrada en la mejora de resultados de los exámenes de lectura y matemáticas, sin descanso, - las habilidades muy “cognitivas” que su libro antes argumentado se insistirá lo suficiente, en detrimento del carácter .
Muchas escuelas chárter, explica Tough, han cambiado hacia un enfoque más equilibrado, con una disciplina menos severa y una mayor disposición a dejar que los estudiantes tengan dificultades, fracasen y aprendan de la experiencia. De lo contrario, sus expertos examinadores se fundarán en la universidad y más allá. La lección más amplia parece ser que, si bien los rasgos de carácter son distintos desde el punto de vista educativo y neurológico de la experiencia académica tradicional, los tipos de escuelas que mejor enseñan ambos conjuntos de habilidades pueden ser una misma cosa.
¿Cómo crear más escuelas de ese tipo, que son pocas y distantes? "Ayudando a los niños a tener éxito" deja sin respuesta esa pregunta, el gran enigma sin resolver de la política educativa moderna. Lo que significa que los maestros, legisladores y líderes escolares necesitan un montón de las cualidades que promueve de manera persuasiva y dura: desafíos en vista de la creciente desigualdad económica, la curiosidad de mirar más allá del dogma educativo asentado, la persistencia y el autocontrol cuando los presupuestos se encogen y las atenciones disminuyen. La ciencia del carácter se ha convertido en una nueva ventana valiosa sobre lo que debería ser la educación. Pero construir grandes escuelas sigue siendo un viejo desafío, (para el que no existe una varita mágica) aún no resuelto.
Kevin Carey es el autor de "El fin de la universidad: crear el futuro del aprendizaje y la Universidad de todos lados".
‘Helping Children Succeed,’ by Paul Tough.
https://www.nytimes.com/2016/06/12/books/review/helping-children-succeed-by-paul-tough.html?emc=edit_tnt_20160610&nlid=31217582&tntemail0=y
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lunes, 26 de febrero de 2018
La Universidad busca soluciones a la lacra de sus “profesores pobres”. El número de docentes asociados, que pueden ganar menos de 500 euros al mes, se ha incrementado con la crisis.
Son profesores universitarios e imparten lecciones por las que pueden ganar menos de 500 euros al mes. Los asociados son los más precarios de la Universidad y se cuentan por miles. El presidente de los rectores, Roberto Fernández, denunció ya en noviembre la situación de los "profesores pobres” y lo denunció ante el ministerio. Este viernes, en el primer encuentro de la conferencia de rectores pidió soluciones a los problemas de financiación y a la precariedad creciente de las plantillas. La reunión se ha celebrado en Valencia, donde los asociados se han puesto en huelga.
La figura del profesor asociado nació con un objetivo que no siempre cumple. En la Ley de Reforma Universitaria (1983) se estableció para contratar “temporalmente” a especialistas del mundo profesional que pudieran aportar su experiencia a las aulas. Más de 30 años después, distintas fuentes universitarias coinciden en que aquella idea inicial se ha pervertido con los años y se ha agudizado durante la crisis por la prohibición de reponer plantilla que aprobó el Ministerio de Educación.
No son siempre especialistas que dan un servicio temporal, sino profesores en precario que encadenan contratos semestrales o anuales durante largos periodos de tiempo y que hacen funciones similares a funcionarios o contratados más estables. Pero cobrando sueldos de 200 a 600 euros y teniendo que pagar además la cuota de autónomos.
“Llevo más de 20 años encadenando contratos”, explica la profesora asociada Isabel de la Cruz, docente en el departamento de Sociología de la Universidad de Valencia (UV). “Si consideramos que no nos pagan el tiempo que dedicamos a preparar las clases o las tutorías, cada hora de nuestro trabajo sale a cinco euros”, denuncia. “Somos manos de obra barata y precarizada, por eso pedimos que a igual trabajo haya igual salario”. De la Cruz forma parte de la plataforma de profesores asociados de la UV, la universidad donde se han iniciado las protestas con una huelga que empezó el pasado lunes.
La situación es extensible a otros campus. El nuevo presidente de la conferencia de rectores, Roberto Fernández, aseguró el pasado noviembre que en la Universidad española “hay profesores pobres”. Lo dijo a los pocos días de asumir el cargo y ha convertido esta precariedad en uno de los ejes prioritarios de su mandato.
El también rector de la Universidad de Lleida se reunió el jueves con los representantes de la plataforma de profesores asociados de la UV en huelga y se comprometió a “poner muy encima de la mesa” la problemática en la conferencia de rectores. Fernández subrayó además la “fuerte repercusión” de esta precariedad en la vida universitaria española y llamó a revisarlo con “una visión de conjunto de la carrera docente y de su estructura”. “La Universidad sabe que no puede funcionar si no tiene una cantidad adecuada de profesores permanentes”, argumentó tras acusar a “los recortes que hizo en su momento el Gobierno en las universidades” de la precarización de las plantillas. Situaciones como la de los profesores asociados “no son sostenibles”.
“Es un problema de carácter económico y la solución será también de carácter económico. Una democracia de calidad no puede tener una universidad precarizada”, insistió ayer el presidente de los rectores. Fernández avanza que, tras los recortes de la crisis, los campus están en una situación “realmente de urgencia”.
Por miles
Las universidades españolas desconocen cuántos docentes están en esta situación. La plataforma de la UV calcula que en su campus son el 30%, unas 1.300 personas. Y que están recibiendo llamadas de otras universidades para organizar nuevas movilizaciones.
Según los últimos datos oficiales publicados por el Ministerio de Educación, correspondientes al curso 2014-2015, 20.000 de los 99.000 profesores de las universidades públicas son asociados, es decir, un 20% del total. Lo que no ofrece la estadística oficial es cuántos de ellos se corresponden con la mala utilización de esa figura. “Sin duda se cuentan por miles”, estima Martí Parellada, el coordinador general de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CyD), que elabora monográficos periódicos sobre la Universidad española.
Este experto en estadística universitaria subraya que la política del profesorado durante la crisis —el Gobierno prohibió reponer un solo profesor jubilado durante más de un lustro— ha sido “claramente negativa para las plantillas”. “Es evidente que hay un gran problema porque no han aparecido nuevas plazas en cinco o seis años y las necesidades se han cubierto con profesores temporales”, subraya Parellada.
https://politica.elpais.com/politica/2018/02/02/actualidad/1517601267_811315.html
UN PACTO PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Los grupos parlamentarios negocian estas semanas los detalles de un pacto de Estado por la educación que, de alcanzarse, sería inédito en España pero que se acotó y dejó fuera la etapa universitaria.
El presidente de los rectores españoles, Roberto Fernández, reclamó ayer que se active también la negociación para un acuerdo “que pudiera sustanciarse en una nueva ley de universidades o en la reforma profunda de la actual”. La conferencia de rectores, la CRUE, aprobó ayer un documento que han llamado Agenda Política Universitaria, con 10 puntos a abordar que se ocupa “de los grandes problemas estructurales, principales y más urgentes de la universidad española”, añadió su presidente.
Los rectores quieren trasladar esa agenda al Gobierno central, a las comunidades autónomas y a los grupos parlamentarios del Congreso. Quieren hablar con los diferentes agentes sociales “para solicitar al Parlamento y al Gobierno que se ponga a las universidades españolas en primera línea”. También prevén reuniones con los consejos sociales y los sindicatos.
La figura del profesor asociado nació con un objetivo que no siempre cumple. En la Ley de Reforma Universitaria (1983) se estableció para contratar “temporalmente” a especialistas del mundo profesional que pudieran aportar su experiencia a las aulas. Más de 30 años después, distintas fuentes universitarias coinciden en que aquella idea inicial se ha pervertido con los años y se ha agudizado durante la crisis por la prohibición de reponer plantilla que aprobó el Ministerio de Educación.
No son siempre especialistas que dan un servicio temporal, sino profesores en precario que encadenan contratos semestrales o anuales durante largos periodos de tiempo y que hacen funciones similares a funcionarios o contratados más estables. Pero cobrando sueldos de 200 a 600 euros y teniendo que pagar además la cuota de autónomos.
“Llevo más de 20 años encadenando contratos”, explica la profesora asociada Isabel de la Cruz, docente en el departamento de Sociología de la Universidad de Valencia (UV). “Si consideramos que no nos pagan el tiempo que dedicamos a preparar las clases o las tutorías, cada hora de nuestro trabajo sale a cinco euros”, denuncia. “Somos manos de obra barata y precarizada, por eso pedimos que a igual trabajo haya igual salario”. De la Cruz forma parte de la plataforma de profesores asociados de la UV, la universidad donde se han iniciado las protestas con una huelga que empezó el pasado lunes.
La situación es extensible a otros campus. El nuevo presidente de la conferencia de rectores, Roberto Fernández, aseguró el pasado noviembre que en la Universidad española “hay profesores pobres”. Lo dijo a los pocos días de asumir el cargo y ha convertido esta precariedad en uno de los ejes prioritarios de su mandato.
El también rector de la Universidad de Lleida se reunió el jueves con los representantes de la plataforma de profesores asociados de la UV en huelga y se comprometió a “poner muy encima de la mesa” la problemática en la conferencia de rectores. Fernández subrayó además la “fuerte repercusión” de esta precariedad en la vida universitaria española y llamó a revisarlo con “una visión de conjunto de la carrera docente y de su estructura”. “La Universidad sabe que no puede funcionar si no tiene una cantidad adecuada de profesores permanentes”, argumentó tras acusar a “los recortes que hizo en su momento el Gobierno en las universidades” de la precarización de las plantillas. Situaciones como la de los profesores asociados “no son sostenibles”.
“Es un problema de carácter económico y la solución será también de carácter económico. Una democracia de calidad no puede tener una universidad precarizada”, insistió ayer el presidente de los rectores. Fernández avanza que, tras los recortes de la crisis, los campus están en una situación “realmente de urgencia”.
Por miles
Las universidades españolas desconocen cuántos docentes están en esta situación. La plataforma de la UV calcula que en su campus son el 30%, unas 1.300 personas. Y que están recibiendo llamadas de otras universidades para organizar nuevas movilizaciones.
Según los últimos datos oficiales publicados por el Ministerio de Educación, correspondientes al curso 2014-2015, 20.000 de los 99.000 profesores de las universidades públicas son asociados, es decir, un 20% del total. Lo que no ofrece la estadística oficial es cuántos de ellos se corresponden con la mala utilización de esa figura. “Sin duda se cuentan por miles”, estima Martí Parellada, el coordinador general de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CyD), que elabora monográficos periódicos sobre la Universidad española.
Este experto en estadística universitaria subraya que la política del profesorado durante la crisis —el Gobierno prohibió reponer un solo profesor jubilado durante más de un lustro— ha sido “claramente negativa para las plantillas”. “Es evidente que hay un gran problema porque no han aparecido nuevas plazas en cinco o seis años y las necesidades se han cubierto con profesores temporales”, subraya Parellada.
https://politica.elpais.com/politica/2018/02/02/actualidad/1517601267_811315.html
UN PACTO PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Los grupos parlamentarios negocian estas semanas los detalles de un pacto de Estado por la educación que, de alcanzarse, sería inédito en España pero que se acotó y dejó fuera la etapa universitaria.
El presidente de los rectores españoles, Roberto Fernández, reclamó ayer que se active también la negociación para un acuerdo “que pudiera sustanciarse en una nueva ley de universidades o en la reforma profunda de la actual”. La conferencia de rectores, la CRUE, aprobó ayer un documento que han llamado Agenda Política Universitaria, con 10 puntos a abordar que se ocupa “de los grandes problemas estructurales, principales y más urgentes de la universidad española”, añadió su presidente.
Los rectores quieren trasladar esa agenda al Gobierno central, a las comunidades autónomas y a los grupos parlamentarios del Congreso. Quieren hablar con los diferentes agentes sociales “para solicitar al Parlamento y al Gobierno que se ponga a las universidades españolas en primera línea”. También prevén reuniones con los consejos sociales y los sindicatos.
domingo, 25 de febrero de 2018
_- La supervivencia al cáncer aumenta en todo el planeta, pero sobre todo para los pacientes ricos. Los autores del mayor estudio de la historia, con 37 millones de personas, denuncian una "oncoplutocracia".
_- El cáncer no es una sentencia de muerte. El mayor estudio hasta la fecha, con datos de 37,5 millones de pacientes en 71 países, revela un aumento generalizado de la supervivencia desde el año 2000. En España, por ejemplo, la supervivencia cinco años después del diagnóstico ha pasado del 56% al 63% en los pacientes de cáncer de colon y del 21% al 27% en los de tumores cerebrales. Y esta supervivencia a los cinco años prácticamente se puede considerar curación en muchos tipos de cáncer, según recuerdan los autores del trabajo, encabezados por la epidemióloga italiana Claudia Allemani.
Los investigadores han detectado mejorías incluso en los tumores de peor pronóstico. En España, la supervivencia a los cinco años en el cáncer de esófago se ha incrementado del 9% al 13%. En el caso del hígado, ha subido del 14% al 17%. En pulmón, del 10,8% al 13,5%. En páncreas, del 5,6% al 7,7%. En otros cánceres, la supervivencia se mantiene alta desde hace años, como los de mama (85%), cuello de útero (65%), próstata (90%) y melanoma (87%). “En todos los tumores que se han analizado ha habido una mejoría destacada de la supervivencia”, resume Rafael Marcos-Gragera, epidemiólogo del Instituto Catalán de Oncología y participante en el macroestudio internacional.
El trabajo, pese a los datos positivos, constata una “inaceptable” desigualdad en el acceso a los servicios médicos. La supervivencia a los cinco años de un cáncer de mama es del 90% en EE UU, frente al 66% de India. En Finlandia, más del 95% de los niños diagnosticados con leucemia linfoblástica aguda siguen vivos a los cinco años. En Ecuador, solo el 49,8%. “Hay que acabar con la oncoplutocracia, en la que los progresos en la lucha contra el cáncer solo benefician a los países y pacientes ricos”, exige el oncólogo Richard Sullivan, del King's College de Londres, en la revista médica que publica hoy los nuevos datos, The Lancet.
El estudio internacional, bautizado Concord-3, analiza 18 de los tipos de cáncer más habituales. En la mayoría de ellos, las supervivencias más altas se registran en EE UU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y en los países nórdicos. El código postal sigue siendo más importante que el código genético en la salud pública. Por ejemplo, la supervivencia a los cinco años de un niño diagnosticado con un tumor cerebral es del 29% en Brasil, del 36% en México, del 41% en China, del 66% en España, del 78% en EE UU y del 80% en Suecia.
“Podemos utilizar el neologismo oncoplutocracia, creado por el profesor Sullivan, para resumir la idea de que los pacientes ricos tienen un mejor pronóstico y que las diferencias en el resultado de un cáncer son cada vez mayores, como también lo son las diferencias en los ingresos económicos, tanto entre unos países y otros como entre unos ciudadanos y otros dentro del mismo país”, denuncia la epidemióloga Claudia Allemani, profesora de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
“Las disparidades en la supervivencia del cáncer entre diferentes grupos de población también existen en los países ricos, por ejemplo entre personas blancas y negras en EE UU”, subraya Allemani. Su equipo mostró hace unas semanas que la supervivencia a los cinco años de los pacientes de cáncer de colon en EE UU estaba relacionada con el color de la piel: era del 65% en el caso de los blancos y del 56% en el de los negros.
Allemani también pone el foco en otro problema: “Algunas de las nuevas terapias contra el cáncer son extremadamente caras y solo están disponibles para los más ricos de los países más ricos. Con estos precios, no son un producto sostenible para todos los pacientes, ni siquiera en los países más ricos”. La primera terapia génica contra el cáncer aprobada en EE UU, desarrollada por la farmacéutica Novartis contra un tipo de leucemia, cuesta unos 400.000 euros por paciente.
El nuevo presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica, Josep Tabernero, alertó en septiembre de que “los márgenes de beneficio que obtienen las farmacéuticas no son sostenibles en ningún lugar del mundo y es necesario abrir un debate sobre cuál es un precio justo de los medicamentos”.
El epidemiólogo Miquel Porta cree que, más allá de aplicar tratamientos carísimos, es urgente “acelerar el camino que el paciente recorre desde que tiene síntomas hasta que se diagnostica”. El sistema sanitario está en peligro por “las políticas ultraliberales”, a juicio de Porta, catedrático de Salud Pública en el Instituto de Investigaciones Médicas del Hospital del Mar, en Barcelona. “Gracias a la sanidad pública, el acceso a programas de cribado del cáncer de mama es independiente del nivel socioeconómico. Son políticas de igualdad que pasan malos años, aunque muchas consejerías de salud están aguantando el tipo”, opina el investigador, que no ha participado en el Concord-3.
Los autores del nuevo estudio hacen un llamamiento a las autoridades sanitarias de todo el mundo para que mejoren el registro de los pacientes con cáncer, “una herramienta clave” para medir la eficacia de un sistema sanitario. “En España no tenemos un registro nacional, como sí existe en los países nórdicos. Tenemos registros regionales que cubren solo el 30% de la población. Solo tenemos una fotografía parcial de lo que está ocurriendo”, lamenta el epidemiólogo Rafael Marcos-Gragera.
https://elpais.com/elpais/2018/01/29/ciencia/1517264606_707249.html
Los investigadores han detectado mejorías incluso en los tumores de peor pronóstico. En España, la supervivencia a los cinco años en el cáncer de esófago se ha incrementado del 9% al 13%. En el caso del hígado, ha subido del 14% al 17%. En pulmón, del 10,8% al 13,5%. En páncreas, del 5,6% al 7,7%. En otros cánceres, la supervivencia se mantiene alta desde hace años, como los de mama (85%), cuello de útero (65%), próstata (90%) y melanoma (87%). “En todos los tumores que se han analizado ha habido una mejoría destacada de la supervivencia”, resume Rafael Marcos-Gragera, epidemiólogo del Instituto Catalán de Oncología y participante en el macroestudio internacional.
El trabajo, pese a los datos positivos, constata una “inaceptable” desigualdad en el acceso a los servicios médicos. La supervivencia a los cinco años de un cáncer de mama es del 90% en EE UU, frente al 66% de India. En Finlandia, más del 95% de los niños diagnosticados con leucemia linfoblástica aguda siguen vivos a los cinco años. En Ecuador, solo el 49,8%. “Hay que acabar con la oncoplutocracia, en la que los progresos en la lucha contra el cáncer solo benefician a los países y pacientes ricos”, exige el oncólogo Richard Sullivan, del King's College de Londres, en la revista médica que publica hoy los nuevos datos, The Lancet.
El estudio internacional, bautizado Concord-3, analiza 18 de los tipos de cáncer más habituales. En la mayoría de ellos, las supervivencias más altas se registran en EE UU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y en los países nórdicos. El código postal sigue siendo más importante que el código genético en la salud pública. Por ejemplo, la supervivencia a los cinco años de un niño diagnosticado con un tumor cerebral es del 29% en Brasil, del 36% en México, del 41% en China, del 66% en España, del 78% en EE UU y del 80% en Suecia.
“Podemos utilizar el neologismo oncoplutocracia, creado por el profesor Sullivan, para resumir la idea de que los pacientes ricos tienen un mejor pronóstico y que las diferencias en el resultado de un cáncer son cada vez mayores, como también lo son las diferencias en los ingresos económicos, tanto entre unos países y otros como entre unos ciudadanos y otros dentro del mismo país”, denuncia la epidemióloga Claudia Allemani, profesora de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
“Las disparidades en la supervivencia del cáncer entre diferentes grupos de población también existen en los países ricos, por ejemplo entre personas blancas y negras en EE UU”, subraya Allemani. Su equipo mostró hace unas semanas que la supervivencia a los cinco años de los pacientes de cáncer de colon en EE UU estaba relacionada con el color de la piel: era del 65% en el caso de los blancos y del 56% en el de los negros.
Allemani también pone el foco en otro problema: “Algunas de las nuevas terapias contra el cáncer son extremadamente caras y solo están disponibles para los más ricos de los países más ricos. Con estos precios, no son un producto sostenible para todos los pacientes, ni siquiera en los países más ricos”. La primera terapia génica contra el cáncer aprobada en EE UU, desarrollada por la farmacéutica Novartis contra un tipo de leucemia, cuesta unos 400.000 euros por paciente.
El nuevo presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica, Josep Tabernero, alertó en septiembre de que “los márgenes de beneficio que obtienen las farmacéuticas no son sostenibles en ningún lugar del mundo y es necesario abrir un debate sobre cuál es un precio justo de los medicamentos”.
El epidemiólogo Miquel Porta cree que, más allá de aplicar tratamientos carísimos, es urgente “acelerar el camino que el paciente recorre desde que tiene síntomas hasta que se diagnostica”. El sistema sanitario está en peligro por “las políticas ultraliberales”, a juicio de Porta, catedrático de Salud Pública en el Instituto de Investigaciones Médicas del Hospital del Mar, en Barcelona. “Gracias a la sanidad pública, el acceso a programas de cribado del cáncer de mama es independiente del nivel socioeconómico. Son políticas de igualdad que pasan malos años, aunque muchas consejerías de salud están aguantando el tipo”, opina el investigador, que no ha participado en el Concord-3.
Los autores del nuevo estudio hacen un llamamiento a las autoridades sanitarias de todo el mundo para que mejoren el registro de los pacientes con cáncer, “una herramienta clave” para medir la eficacia de un sistema sanitario. “En España no tenemos un registro nacional, como sí existe en los países nórdicos. Tenemos registros regionales que cubren solo el 30% de la población. Solo tenemos una fotografía parcial de lo que está ocurriendo”, lamenta el epidemiólogo Rafael Marcos-Gragera.
https://elpais.com/elpais/2018/01/29/ciencia/1517264606_707249.html
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