martes, 26 de abril de 2022

_- Burkina Faso: Condenados los asesinos de Thomas Sankara

_- El expresidente de Burkina Faso Blaise Compaore fue condenado el miércoles 6 de abril en rebeldía a cadena perpetua por su participación en el asesinato de su antecesor Thomas Sankara, asesinado junto a doce de sus compañeros durante un golpe de estado en 1987.

El tribunal militar de Uagadugú también impuso la misma sentencia al comandante de su guardia, Hyacinthe Kafando, y al general Gilbert Diendéré, uno de los líderes del ejército durante el golpe de Estado de 1987. Blaise Compaoré, exiliado desde 2014 en Costa de Marfil, y Hyacinthe Kafando, prófugo desde 2016, fueron los principales ausentes de este juicio que comenzó hace seis meses.

Los tres hombres son condenados por "ataque a la seguridad del Estado". Blaise Compaoré y Gilbert Diendéré también son declarados culpables de "complicidad en el asesinato" y Hyacinthe Kafando, sospechoso de haber dirigido el comando que mató a Thomas Sankara, de "asesinato".

Los jueces fueron más allá de las peticiones de la fiscalía militar que había solicitado treinta años de prisión para Blaise Compaoré y Hyacinthe Kafando y veinte años para Gilbert Diendéré. El veredicto fue recibido con aplausos en la sala del tribunal, según un reportero de la AFP.

Otros ocho acusados ​​han sido condenados a penas que van de los tres a los veinte años de prisión. Finalmente, tres acusados ​​fueron absueltos. Este veredicto pone fin a un juicio interminable de seis meses que ha tenido lugar treinta y cuatro años después de la muerte de Thomas Sankara, un ícono panafricano, asesinado en un golpe de estado que llevó al poder a Blaise Compaoré.

A continuación el artículo "En Burkina, la sombra de Compaoré y Francia en el juicio de los asesinos de Sankara", publicado en línea por Mediapart el 10 de octubre de 2021. 

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Este lunes 11 de octubre de 2021, el corazón de Mariam Sankara tal vez lata más fuerte que nunca. Treinta y cuatro años casi exactamente después del asesinato de su marido, Thomas Sankara, y doce de sus camaradas, el 15 de octubre de 1987, el juicio de sus asesinos debe comenzar en Uagadugú. Exiliada en el sur de Francia desde hace más de treinta y tres años, Mariam Sankara, cuyas visitas a su país natal son escasas, tiene previsto asistir. “Estoy esperando que se haga justicia y que finalmente se sepa la verdad”, dice. Y no soy la única, todo Burkina está esperando esto. Incluso todo el continente".

Para gran parte de la juventud africana, Sankara simboliza hoy la resistencia al imperialismo y la esperanza de un futuro mejor. Sus diatribas sirven como consignas para los movimientos panafricanistas y su figura aparece en todos los levantamientos populares del África subsahariana. El recuerdo de Sankara estuvo en el corazón de la insurrección del pueblo burkinés en octubre de 2014. La revolución que lideró durante cuatro años, entre el 4 de agosto de 1983 y el 15 de octubre de 1987, es “una prueba viviente de que podemos dirigir de manera diferente un país africano” , explicó en ese momento un dirigente de Balai citoyen, un movimiento que desempeñó un papel determinante en la caída de Blaise Compaoré.

Sankara denunció la corrupción de las élites africanas, resistió el neocolonialismo y se opuso a la deuda. También fue un activista ambiental y feminista antes de primera hora. Sus fogosos discursos, que viven una nueva juventud en la Web, siguen inspirando hoy a los activistas progresistas del continente. “En algún lugar, el juicio ya ha tenido lugar” , cree Fidèle Kientega, uno de los primeros compañeros de Sankara que nunca se recuperó realmente de su desaparición. Ha sido interpretado de manera magistral por la juventud de todo el mundo que le rinde homenaje regularmente. Su semilla brotó más allá de lo esperado. Ahora está en el panteón de los grandes hombres. Para él, este juicio debe por lo tanto ser “una plataforma más para contarle al mundo lo que pasó".

Porque de ese famoso 15 de octubre de 1987 y los días que precedieron a la matanza, ya lo sabemos todo, o casi todo. A lo largo de los años, y especialmente desde la caída de Compaoré el 31 de octubre de 2014, las lenguas se han soltado. En Su nombre era Sankara: Crónica de una muerte violenta , la investigación del periodista Sennen Andriamirado publicada en 1989, el único sobreviviente del asesinato, Alouna Traoré, incluso había dibujado un diagrama de la escena del crimen.

Ese 15 de octubre de 1987, Sankara se encontró como cada jueves con los miembros de su gabinete en la casa que funciona como sede del Consejo Nacional de la Revolución (CNR). Están el suboficial Christophe Saba, Frédéric Kiemdé, Paulin Bamouni Babou, Bonaventure Compaoré, Patrice Zagré y Alouna Traoré. Sankara llega un poco tarde, a las 16:30, a bordo del R5 negro que le sirve de coche oficial, escoltado por cinco guardaespaldas. A las 16:35 se sienta a la mesa. Alouna Traoré habla, pero muy rápido, el sonido de un tubo de escape tapa su voz. Luego el estruendo de los rifles automáticos. Los siete hombres se tiran al suelo. Todavía no lo saben, pero afuera, la guardia cercana del presidente, sus cinco guardaespaldas, Emmanuel Bationo, Abdoulaye Gouem, Wallilaye Ouédraogo, Hamado Sawadogo y Noufou Sawadogo, y su conductor, Der Somda - han sido liquidados. También resultó muerto un gendarme, Paténéma Soré, que iba a entregar el correo.

"¡Salir! “, escuchan los miembros del gabinete. Sankara se levanta. "¡Quietos! Soy yo a quien quieren. Nueva ráfaga. “Apenas había cruzado la puerta de la casa cuando le dispararon. Luego salimos y nos dispararon”, dijo Alouna Traoré hace cinco años, el único superviviente del asesinato. Un total de trece cadáveres obstruyen la entrada de la casa el 15 de octubre a las 16.45 horas. Serán enterrados a toda prisa por los presos en un cementerio de la capital, una vez haya caído la oscuridad - "como perros" , se indigna Fidèle Kientega.

Así que conocemos las circunstancias. Conocemos los nombres de los asesinos: todos pertenecían al círculo más cercano de Blaise Compaoré, y estaban a las órdenes de su lugarteniente, el teniente Gilbert Diendéré. Conocemos la identidad del jefe del comando: Hyacinthe Kafando, quien posteriormente será responsable de la seguridad de Compaoré durante años, antes de vivir un período en desgracia, tras ser elegido diputado bajo la bandera del Congreso por la Democracia y el Progreso (CDP), el partido de Compaoré. Pero ignoramos lo esencial: ¿quién dio la orden? Durante treinta y cuatro años, todos los ojos han estado puestos en Blaise Compaoré, porque fueron sus hombres quienes lo hicieron, y algunos dijeron que la orden era "neutralizar" a Sankara; porque fue él quien se benefició del crimen (tomó el poder en medio del caos, que retuvo durante veintisiete años); pero también y quizás sobre todo porque fue lo que se escribió.

La viuda de Sankara, su familia y sus colaboradores más cercanos están convencidos de su culpabilidad. “No necesitamos nuevas pruebas, ya que él mismo confesó”, asevera Fidèle Kientega, quien recuerda esta declaración en forma de confesión de Compaoré, realizada pocas semanas después de la muerte de Sankara frente a los periodistas. “ Era él o yo". Desde entonces, el partido de Compaoré ha seguido defendiendo la tesis de que Sankara, enfrascado en una deriva autoritaria, estaba preparando un golpe de Estado para deshacerse de los demás líderes de la revolución.

El complot, aseguran, estaba previsto para la reunión de la Organización Militar Revolucionaria que se realizaría esa noche. Así que hubo que actuar primero. Pero Compaoré siempre ha negado haber ordenado el asesinato de Sankara, defendiendo la tesis de un lamentable accidente. “Llegué [a la escena del asesinato, nota del editor] alrededor de las 6 p.m. Me enojé con los hombres responsables de la carnicería. Pero tenían evidencia de que se estaba gestando un complot contra mí y mis camaradas a las 8 p.m. Si no hubiera tenido estos elementos, habría reaccionado brutalmente”, dijo a los pocos días del asesinato. Por su parte, Diendéré indicó en el libro de Ludo Martens, Sankara, Compaoré y la revolución burkinabe, escrito para eximir a Compaoré de toda sospecha, que quería “arrestar” a Sankara, “antes de que ocurriera lo irreparable” , durante la reunión de las 20:00 horas, y no matarlo. ¿Mantendrá la misma versión durante el juicio?

Para los allegados al desaparecido revolucionario, esta tesis es inconcebible: Sankara, dicen, había sido advertido durante meses de que Compaoré preparaba un golpe de Estado, pero se negó a anticiparlo. “Él no quería saber nada ”, testificó Étienne Zongo, ayudante de campo de Sankara, poco antes de su muerte en octubre de 2016. Las relaciones entre los dos hombres se habían deteriorado durante el transcurso de la revolución, especialmente desde que Compaoré se había enamorado, en 1985, de Chantal Terrasson de Fougères, una rica heredera franco-marfileña cercana a Félix Houphouët-Boigny. El presidente marfileño, que temía que la revolución de Burkina Faso desencadenara levantamientos en la región (y en particular en su país), era enemigo jurado de Sankara.

Desde hacía varias semanas, una guerra de panfletos hacía estragos en Uagadugú: Sankara y Compaoré (entonces ministro de Justicia y comandante de las tropas de élite de la revolución) fueron acusados, a través de folletos interpuestos, de las peores infamias. Los dos hombres ya no se veían tan a menudo como en el pasado, cuando "Blaise" iba a comer a casa de "Thomas" y era recibido como un "hermano" por sus padres. “El choque era inevitable”, admiten varios familiares de Sankara.

¿El juicio que se abre el lunes permitirá decidir definitivamente las responsabilidades de unos y otros? Catorce hombres están acusados: cuatro miembros del comando, incluido Hyacinthe Kafando, presuntos cómplices y presuntos patrocinadores. Blaise Compaoré y Gilbert Diendéré son así acusados ​​de "ataque a la seguridad del Estado", "complicidad en el asesinato" y "ocultación de cadáveres". Pero solo doce de ellos se sentarán en el banquillo. Kafando, que tendría mucho que decir, no se sabe donde está. Desapareció desde que el juez de instrucción, François Yaméogo, lo citó a fines de 2015. Probablemente tuvo cómplices para huir del país.

En cuanto a Compaoré, vive un exilio dorado en Costa de Marfil, donde se refugió en octubre de 2014 con la decisiva ayuda de Francia: fue el ejército francés el que le permitió huir de su país cuando su convoy, que se dirigía a Ghana, corría peligro de ser detenido por los manifestantes en la ciudad de Po. Una intervención que pesa en Uagadugú. “Me hubiera gustado ver a Blaise cara a cara ”, lamenta Fidèle Kientega, que está indignado con París por haber permitido así a Compaoré escapar de la justicia.

Desde entonces, el exjefe de Estado ha obtenido la nacionalidad marfileña. Sus abogados, Pierre-Olivier Sur y Abdoul Ouédraogo, han hecho saber que no participará en este juicio, que califican de "político" . Para Guy-Hervé Kam, uno de los abogados de las familias de las víctimas, entrevistadas por Jeune Afrique , “es prácticamente una admisión de culpabilidad” .

Otra pregunta puede quedar sin respuesta durante este juicio: ¿Cuál fue la participación de las potencias extranjeras en este asesinato? Sankara se había ganado muchos enemigos desde que asumió el poder en agosto de 1983: los autócratas de la subregión, empezando por Félix Houphouët-Boigny y Étienne Eyadéma Gnassingbé, el presidente de Togo, pero también el libio Mouammar Gaddafi y los franceses François Mitterrand y Jacques Chirac. Por sus diatribas contra la deuda y el franco CFA, por su denuncia del apoyo de París al régimen del apartheid en Sudáfrica y por su voto, en la ONU, a la autodeterminación del pueblo de Nueva Caledonia. Sankara, que amenazaba el orden franco-africano en la región, había provocado la ira del presidente y el primer ministro de Francia, entonces en plena cohabitación. Ambos habían hecho advertencias, incluso amenazas, a través de personas cercanas.

Durante sus investigaciones, el juez Yaméogo hizo algunos descubrimientos interesantes, como la presencia de agentes de la inteligencia francesa en Uagadugú el 16 de octubre de 1987, al día siguiente del golpe -presencia confirmada por varios testimonios recogidos por el periódico de investigación Courrier confidentiel. Pero no ha avanzado lo suficiente en este punto y se ha visto obligado a completar el componente “interno”, aunque dejando abierto el componente “internacional”. Los archivos prometidos por Emmanuel Macron en noviembre de 2017, y efectivamente transmitidos en tres etapas en 2018, 2019 y 2021, no le permitieron alcanzar la certeza suficiente. Según una fuente judicial, la mayoría de los documentos transmitidos no tenían interés.

Rémi Carayol Periodista francés especializado en el Sahel. Corresponsal de Mediapart.

Fuente:
https://www.mediapart.fr/journal/international/060422/assassinat-de-sankara-au-burkina-perpetuite-pour-l-ex-president-blaise-compaore

lunes, 25 de abril de 2022

_- El viaje a ninguna parte de las izquierdas de nuestro tiempo

_- Lo que está ocurriendo en mi tierra, Andalucía, me parece que es una nueva expresión del proceso de disipación que afecta a las izquierdas de nuestro tiempo.

Uso exactamente este término porque me parece que es el que mejor refleja su presente y futuro. Según la Real Academia de la Lengua, disipación significa desvanecer las partes que forman por aglomeración un cuerpo, desperdiciar o malgastar la hacienda u otra cosa, evaporarse, quedarse en nada.

Dentro de muy poco -quizá en junio próximo- se celebrarán elecciones en Andalucía, una región de peso y presencia considerables. Si fuese un país de la Unión Europea, sería el decimoquinto de los veintisiete por número de habitantes (8,4 millones), casi tantos como Austria (8,9) y solo dos menos que Suecia (10,3). Por extensión (87.699 km2), ocuparía el decimotercer lugar, muy poco por detrás de Hungría (93.028) o Portugal (92.090).

Por razones que no están del todo claras, quizá por su dimensión, por su historia o por las características de su población, las elecciones andaluzas han sido muy determinantes de lo ocurrido en la política nacional en los últimos cuarenta años de vida democrática en España. Se podría afirmar, como si de una especie de ley de comportamiento político se tratara, que ningún partido gana o tiene un buen resultado en las elecciones generales en España sin haberlo tenido previamente en las andaluzas.

Cuando el PP de Aznar ganó por primera vez al PSOE, el 3 de marzo de 1996, su partido no triunfó en las andaluzas que se celebraron el mismo día, pero las anteriores (celebradas el 12 de junio de 1994) ya habían anunciado claramente un cambio de ciclo, cuando el PSOE perdió 17 escaños y el PP ganó 15. Y algo parecido ha ido ocurriendo en otros momentos de giro político.

Las próximas andaluzas van a celebrarse, además, en una situación muy especial: tras la invasión de un país europeo que puede convertirse en un conflicto bélico mundial, y en medio de una crisis económica que empeora por momentos, con la mayor inflación de los últimos cuarenta años sin visos de frenarse y un nivel de deuda gigantesco que se hará muy difícil de soportar, a poco que vayan subiendo los tipos de interés y disminuyendo la actividad económica. Y también, cuando la vida política y social en los países democráticos se degenera constantemente y la extrema derecha avanza con ideas claramente totalitarias que provocan una profunda crisis de valores y alientan la violencia y el enfrentamiento civil. Una extrema derecha cuyo éxito, no se olvide, se produce, como decía Walter Benjamin, allí donde la izquierda ha fracasado.

Son, todas ellas, un buen abanico de razones para considerar que las ya casi inmediatas elecciones andaluzas constituyen un momento político decisivo, se mire por donde se mire, en el que se va a examinar el estado real de los proyectos políticos que se confrontan, no solo en España sino en toda Europa. Tal y como, por otras razones, acaba de suceder en Francia.

Sin embargo, lo que vaya a ocurrir en Andalucía en las próximas elecciones, como sucedió en las francesas de hace unos días, ya está en gran medida escrito por una sencilla razón. Las diferentes fuerzas de la izquierda se han negado a sí mismas como alternativa frente a la inercia y al populismo de la derecha. No ofrecen nada de valor con que encandilar a la sociedad y lograr su complicidad y el apoyo suficiente para transformar la situación presente. Han sido incapaces de proponer al electorado respuestas sugerentes y con visos de ser efectivas para los problemas de nuestro tiempo. No disponen de un proyecto de futuro que la sociedad pueda contemplar como un asidero, como una solución a sus preocupaciones. No están cerca de la gente, ni la gente las siente como algo suyo, o que pueda serles de utilidad en su vida diaria. En Andalucía, como ya ha ocurrido en otros países, la izquierda ha mostrado sin disimulos que no representa nada nuevo, sino tan solo una página más de lo mismo de siempre.; de lo que, a base de tantos fracasos y traiciones, ya se ha comprobado que es una fórmula inútil para cambiar de verdad las cosas; en el mejor de los casos, solo un remedo de lo que hace la derecha cuando gobierna.

Lo de menos en Andalucía es que el Partido Socialista haya sido incapaz de renovarse y movilizar a su electorado, de reinventarse con coraje e imaginación; o que algunos partidos a su izquierda hayan sido tan indecentes e irresponsables como para no aliarse ni tan siquiera con el simple objetivo de sobrevivir o salvar el pellejo electoral. Incluso esas vergüenzas son diminutas si se comparan con el problema principal que tienen las izquierdas en el momento histórico en que vivimos.

Es cierto que en España hay un gobierno que está intentando hacer políticas progresistas, sobre todo, para tratar de aliviar el sufrimiento de la población. Pero también lo es que ha tomado medidas que constituyen una traición sin precedentes a los programas electorales y a los principios morales de los partidos que lo sostienen; que no se ha atrevido a adoptar las necesarias para minar el poder oligárquico que obstaculiza desde hace décadas el progreso en España; o que la falta de pedagogía, comunicación y apego con la población hacen que, incluso detrás de cada una de esas medidas progresistas, venga pérdida de apoyo y mayor incomprensión de la ciudadanía.

Los partidos de la izquierda ya no pueden disimular que son frutos sin jugo, exprimidos al máximo, sin una gota de ideas o proyectos novedosos y, lo que es peor, sin la más mínima capacidad de contagiarse de la vida de la gente normal, de identificarse con lo que esta siente y padece y de emular lo bueno que hace. Se han vuelto inhumanos, en el sentido de que no tienen la misma piel ni el alma que tienen, no ya sus votantes de siempre, sino ni siquiera su propia militancia honrada, cada día más exigua, que los apoya desde la insignificancia y, seguramente, sin estar de acuerdo con lo que hacen los dirigentes y sus aparatos.

La izquierda no está dando ni puede dar respuestas al presente porque se ha negado o es incapaz (a estas alturas, tanto da) de desescombrar lo viejo e imaginar y modelar un futuro distinto al que procede de la inercia. Y, sin el futuro imaginado, no puede haber tampoco la esperanza que proporciona el que se anticipa y se muestra en forma de realidades concretas y tangibles. Sin proyecto ni propuesta de futuro, a la izquierda solo le han quedado palabras vacías o actos de fe para ofrecer a la gente.

Durante decenios, las izquierdas fueron adanistas, es decir, estaban convencidas y querían convencer a la gente de que el futuro deseado sería -en unos casos- un acto de nueva e instantánea creación, un nacimiento, el parto mágico de un instante revolucionario. O, en otros, la mágica aparición de lo nuevo a base de darle mil vueltas a lo viejo, reformándolo sin cesar. Últimamente, en los últimos treinta o cuarenta años, las izquierdas se han hecho -si se me permiten los barbarismos- presentistas, denunciadoristas y pesebristas. Presentistas, o sencillamente conservadoras, como decía Anthony Guiddens, porque -como he dicho- no son capaces ni tan siquiera de imaginar que haya un encuadre social distinto al actual, porque no piensan en cómo puede ser un futuro diferente ni, en el mejor de los casos, cómo se podría llegar a él. Denunciadoristas porque se han especializado en criticar y denunciar todo cuanto tienen ante sí, o en hacer análisis sofisticados, mas sin crear experiencia o realidad alguna que pueda servir de referencia efectiva para el cambio, como hoja de ruta para llegar al futuro. Y pesebristas, para colmo, porque se alimentan de los recursos (no solo materiales, sino conceptuales, comunicativos, políticos o simbólico-culturales) que proporciona el sistema que dicen combatir. Basta ver quiénes son, de dónde vienen y a dónde han llegado, y con qué medios y formas hacen política quienes tienen posiciones de representación, privilegio o poder en los partidos de la izquierda.

Ideológicamente hablando, las izquierdas son puro material de derribo porque carecen de cosmovisión y siguen ancladas en el pensamiento mecanicista y lineal del XIX que les impide percibir y analizar la complejidad para operar en ella. Perdidas en un sinfín de reivindicaciones, diseminadas en mil tribus y creando sin cesar nuevos y más dispersos rebaños, han renunciado a utilizar la lengua franca del cambio global que permite el entendimiento y la movilización común. No es sin duda el único, pero el caso del feminismo, que termina incluso negando la existencia como sujeto de las propias mujeres, es un ejemplo palmario de la auto-deconstrucción de la inteligencia que está llevando a ninguna parte a la izquierda y a sus diversas expresiones satelitales.

Por eso me parece que, lo mismo que el reciente fracaso electoral del Partido Socialista francés -o de la izquierda en general- no es de ninguna manera accidental, lo que está pasando ahora mismo en Andalucía y lo que va a pasar en España no se puede considerar una incidencia puntual. Es el reflejo de un fracaso histórico de las formas de ver y analizar el mundo y de las maneras de actuar sobre él de las izquierdas de nuestro tiempo.

La falta de vigor o de entendimiento de la izquierdas andaluzas es patética, por significativa y sintomática. Pero lo es mucho más que la izquierda estatal del PSOE, presumida siempre de serlo más y mejor que nadie, haga depender su futuro del deshoje de la margarita que haga una sola persona para decidir, según su propia expresión, si finalmente «escucha a la gente» para poner en marcha un proyecto del que no se sabe lo que llevará dentro. Como ocurría con los sobres sorpresa que comprábamos de pequeños con ilusión, a pesar de que sabíamos que solo podían contener naderías. ¿En qué cabeza sensata puede caber la idea de que la regeneración de un proyecto político que se viene abajo puede depender de una sola persona, por muy brillante y valiosa que sea, como lo es Yolanda Díaz? ¿Quién, en su sano juicio, puede creer que solo su apuesta personal puede provocar una catarsis de la política en todo el Estado, cuando ni tan siquiera se ha sido capaz de poner algún mimbre para evitar que el proyecto nazca derrotado al no dar la batalla previa en Andalucía?

Estamos viviendo el proceso que lleva a dejar en la nada a las izquierdas que nacieron en el siglo XIX y lo paradójico es que se está produciendo por su propia responsabilidad.

La leyenda cuenta que Mitrídates VI, Rey de Ponto, las tierras de alrededor del Mar Negro en la actual Turquía, tomaba pequeñas dosis de un veneno para evitar ser envenenado. Ahora se utiliza el término mitridatismo para referirse a quienes, a fuerza de haber estado expuestos a un fenómeno negativo, se hacen indiferentes a él. Y quizá sea eso lo que le ha ocurrido a las izquierdas de nuestra época. Han pasado tanto tiempo integradas en el medio ambiente que deseaban cambiar que han terminado por ser inmunes al cambio.

Debe ser así porque lo paradójico es que nunca como ahora ha habido a nuestro alcance, delante de nuestros propios ojos, tantas alternativas, tanto pensamiento crítico, imaginativo y creador, tantas experiencias y modos de vida diferentes a las del capitalismo que produce dolor, violencia y sufrimiento, tantas personas comprometidas y efectivamente ocupadas con la puesta en práctica de otra realidad, cuidadora y cuidadosa, solidaria, fraternal, pacífica y respetuosa con los demás seres y con la naturaleza. Pero, eso sí, completamente alejados de los partidos de izquierdas.

Mientras que una legión de asociaciones, organizaciones de todo tipo, colectivos, fundaciones, grupos anónimos, intelectuales y personas individuales de todo tipo y condición… piensan, diseñan, construyen, organizan, crean empresas, ponen en marcha con eficacia y eficiencia… miles de iniciativas para producir o consumir de otra forma, curar y salvar vidas, habitar, estudiar, cuidar, alimentarse, obtener energía, representarse o tomar decisiones como si estuvieran ya en un planeta distinto, anticipando el futuro… los partidos de las izquierdas se organizan, deciden y actúan en el viejo mundo, siguen inoculándose sin parar el veneno de Mitrídates y son ya tan insensibles al mal presente de su alrededor como ignorantes de la oleada de vida nueva que viene del futuro y que los va a enterrar para siempre.

No estoy seguro de que la disipación de los partidos de izquierda, su evaporación como instrumentos para transformar la realidad y superar el capitalismo, sea una mala noticia. Lo es en el sentido de que ya no se puede confiar en el único aparato que hoy día tenemos a nuestro alcance para ser representados e incidir en la vida política. Pero, al mismo tiempo, quizá sea eso lo mejor que puede pasarnos. Así lo creo porque intuyo que ese proceso de disipación de los actuales partidos de izquierda acelerará, al mismo tiempo, la aparición de nuevos sujetos sociales y políticos. Es decir, nuevos instrumentos de emancipación nacidos a la imagen y semejanza de la gente corriente que día a día está inventando el futuro y nos lo ofrece adelantado cuando pone en marcha experiencias y formas de vida, organización y comportamiento personal de nuevo tipo. La única vía por la que se puede cambiar el mundo.

Fuente: Juan Torres López, blog. 

domingo, 24 de abril de 2022

_- Una línea divisoria ambigua.

_- La suciedad acumulada durante las diferentes experiencias monárquicas sale a la superficie de vez en cuando, pero continúa formando parte del paisaje. No fuimos capaces de hacer el barrido después del 14 de abril de 1931, por eso estamos donde estamos

1931 ha sido la única ocasión en que España ha vivido un proceso constituyente genuino. Fue posible por la implosión del sistema político de la Restauración, incapaz de poner en marcha un programa de reformas, que permitiera pasar de la Monarquía Constitucional a la Monarquía parlamentaria. Aunque en las dos primeras décadas del siglo XX la reforma de la Constitución, con la finalidad de ir situando el centro de gravedad del sistema político en el Parlamento, estuvo presente en la agenda política, no llegó a formalizarse como proyecto de ley de reforma constitucional ninguna propuesta. El resultado fue que una manifestación relativamente subalterna del sufragio universal, como son unas elecciones municipales, produjeron un cambio de régimen. España se acostó monárquica y amaneció republicana.

El 14 de abril enterró la Monarquía Española, que es como se denominó la Monarquía del siglo XIX en nuestro país. Desde el momento en que se inició una experiencia democrática indiscutible, el retorno a lo que fue el “Antiguo Régimen monárquico-constitucional” resultó imposible. En esto, la Segunda República se diferenció nítidamente de la otra gran experiencia modernizadora anterior: el Sexenio Revolucionario. La Restauración de la dinastía borbónica se abrió camino con relativa facilidad tras el fracaso de la experiencia monárquica de Amadeo de Saboya y de la Primera República. Eso no sería posible tras el 14 de abril de 1931.

El 14 de abril de 1931 simboliza la democracia. Una vez que se alcanza ese umbral, ya no es posible la vuelta atrás, no es posible la vuelta a una sociedad predemocrática. Se pueden imponer fórmulas políticas anti-democráticas, rabiosamente antidemocráticas incluso, pero no se puede volver al universo predemocrático al que pertenecía la Monarquía española.

Lo más parecido a la línea divisoria del 14 de abril es la línea divisoria del 2 de mayo de 1808. Esta última supuso la quiebra de la Monarquía Absoluta. La primera supuso la quiebra de la Monarquía Constitucional. Desde el momento en que hace acto de presencia la soberanía nacional en 1812 o la soberanía popular en 1931 estamos en otro mundo. Con hipotecas muy fuertes del pasado, pero en otro mundo.

Ambas líneas divisorias intentaron ser borradas de manera brutal. La reacción de Fernando VII frente a la Constitución de Cádiz es similar a la reacción de Franco frente a la Constitución republicana. Se intentó en ambos casos hacerlas desaparecer, como si nunca hubieran existido. Pero el programa de futuro del que cada una de ellas era portadora no pudo ser borrado del horizonte por completo. Se conseguiría retrasarlo, rebajarlo y condicionarlo cuando resultó imposible impedir que empezara a abrirse camino. Pero no se pudo volver al pasado anterior.

La forma en que se intentó condicionar la llegada de la Monarquía Constitucional tras la muerte de Fernando VII y la Monarquía parlamentaria tras la muerte de Franco también tiene similitudes. De la misma manera que el Estatuto Real perimetró el terreno de la futura Monarquía Española, la Ley para la Reforma política condicionó el disfraz de la Restauración monárquica como transición a la democracia.

La forma en que se transitó de Fernando VII a Isabel Segunda es similar a la forma en que se transitó del General Franco al Rey Juan Carlos I de Borbón. Y entre la conducta de la primera Reina constitucional y el primer Rey parlamentario también hay similitudes.

La suciedad acumulada durante las diferentes experiencias monárquicas sale a la superficie de vez en cuando, pero continúa formando parte del paisaje. No fuimos capaces de hacer el barrido después del 14 de abril de 1931 y por eso seguimos estando donde estamos.

Contracorriente. Javier Pérez Royo.

sábado, 23 de abril de 2022

_- Francia y el futuro de la UE.

_- En la elección del próximo domingo no está en juego la elección de la presidencia de Francia, sino mucho más. Desde cosas pequeñitas, como es por ejemplo, la convocatoria inmediata de las elecciones autonómicas en Andalucía, que se dan por convocadas en el caso de que Emmanuel Macron repita

Me cuesta trabajo pensar que Emmanuel Macron pueda perder el domingo y que Marine Le Pen se convierta en presidenta, pero tras el resultado del referéndum del Brexit en junio y la victoria de Donald Trump en noviembre de 2016, la ausencia de previsibilidad se ha convertido en la norma política en casi todos los países democráticamente constituidos. Las últimas elecciones presidenciales en Francia tuvieron lugar en 2017, después del referéndum del Brexit y de la elección de Donald Trump y, sin embargo, a nadie se le pasó todavía por la cabeza que Marine Le Pen tenía la más mínima no probabilidad, sino posibilidad, de ganar la elección presidencial. Se repitió con ella el resultado de su padre en 2002. Ocurrió lo que todo el mundo daba por supuesto que iba a ocurrir. Sin embargo, en este 2022, a pesar de que el resultado de la primera vuelta se asemeja al de la primera de hace cinco años, no se descarta como completamente imposible que Marine Le Pen pueda ser presidenta el domingo. Es improbable que lo sea, pero los resultados que arrojan las encuestas no son concluyentes.

En la elección del próximo domingo no está en juego la elección de la presidencia de Francia, sino mucho más. Desde cosas pequeñitas, como es por ejemplo, la convocatoria inmediata de las elecciones autonómicas en Andalucía, que se dan por convocadas en el caso de que Emmanuel Macron repita como presidente y que no es nada seguro que se convoquen si fuera presidenta Marine Le Pen. ¿Se atrevería el PP, no digo Juan Manuel Moreno Bonilla, sino la dirección nacional del PP, a convocar unas elecciones en la resaca de la victoria de Marine Le Pen, quien, sin lugar a dudas, tendría en la noche del domingo una nutrida compañía de dirigentes de Vox? Con Marine Le Pen en la presidencia la convocatoria no sería la del PP, sino la de Vox.

Pero esto, por mucho que nos afecte a los españoles en general y a los andaluces en particular, es insignificante en comparación con las réplicas que el terremoto podría tener en la Unión Europea. ¿Podría la Comisión Europea, por ejemplo, condicionar la entrega de los fondos para la reconstrucción económica al respeto al Estado de Derecho, como ha hecho recientemente con Hungría y Polonia? ¿Habría el consenso imprescindible para que la decisión pudiera ser siquiera tomada? ¿Se pronunciaría el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) con la rotundidad que lo ha hecho tras los recursos interpuestos por los Gobierno de Hungría y Polonia? ¿Se sentiría con la autoridad para expresarse de la forma en que lo ha venido haciendo desde los años sesenta del siglo pasado?

Son preguntas retóricas. En su formulación está la respuesta. La UE es una comunidad jurídica. Su fuerza es la fuerza del Derecho, que exige un consenso casi unánime entre los distintos Estados miembros para poder operar. La necesidad de consenso no es ocasional, sino permanente. Es la fuerza persuasiva de la argumentación lo que acaba inclinando la balanza en una u otra dirección.

Obviamente, en la forja del consenso no todos los Estados tienen el mismo peso y Francia, desde luego, no es uno más. Es posible que anatómicamente la UE no experimente grandes cambios después del próximo domingo, pero fisiológicamente, será completamente distinta con Marine Le Pen en la presidencia del país. Es probable que los Tratados fundacionales sigan como están y que las instituciones se mantengan con su configuración actual, pero nada será igual.

La presidencia de Marine Le Pen no supondrá previsiblemente la destrucción no ya inmediata, sino a corto plazo siquiera, de la UE, pero sí el comienzo de un proceso de descomposición, que acabará conduciendo a su disolución. La energía que hace falta para mantener con vida una organización supranacional tan enorme y tan compleja como es la UE es inmensa. Sin la contribución francesa no es posible alcanzarla. Las tendencias centrífugas se proyectarían en múltiples direcciones.

Es posible incluso que una victoria ajustada de Emmanuel Macron tenga un impacto negativo en la operatividad de la UE. Incluso muy negativo. Su autoridad se vería disminuida en la misma medida en que se vería acrecentada la de quienes se resisten a aceptar la supremacía del derecho de la UE sobre el derecho de los Estados miembros, o la prevalecía de las sentencias del TJUE sobre las de los Tribunales de cada Estado.

El domingo es un momento crítico para la UE. Es su propia supervivencia lo que puede estar en juego.

Javier Pérez Royo

viernes, 22 de abril de 2022

_- Desprecio por la Constitución. El PP y su comportamiento ante la renovación de los órganos como el TC y el CGPJ.

_- Alberto Núñez Feijóo y Elías Bendodo siguen la estela de Mariano Rajoy, a quien le gustaba decir que la gente le preguntaba por el paro o por la inmigración, pero no por la reforma de la Constitución

Alberto Núñez Feijóo, después de entrevistarse con Pedro Sánchez el pasado jueves, dijo de pasada que al ciudadano no le preocupa la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sino la subida del precio de la luz. Elías Bendodo, en una entrevista en El País este pasado domingo, ha dicho lo mismo de otra manera: “La renovación del Poder Judicial no es una prioridad”.

Ambos siguen la estela del Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno, a quien le gustaba decir que la gente le preguntaba por el paro o por la inmigración, pero no por la reforma de la Constitución.

Los tres tienen razón, pero la tienen porque ningún ciudadano/a tienen jamás un problema con la Constitución. Ni en España ni en ningún otro país democráticamente constituido. La Constitución no da respuesta a ningún problema de los que se le presenta a cualquier ciudadano/a a lo largo de su vida.

La Constitución no está para resolver los problemas que se plantean en la convivencia. Está para posibilitar que cualquier problema que se plantee en la convivencia ciudadana encuentre una respuesta política de una manera jurídicamente ordenada. La Constitución no resuelve ningún problema, pero sin ella no puede resolverse ninguno de manera civilizada. La Constitución es la premisa para que cualquier problema tenga una contestación civilizada, es decir, la que se obtiene mediante el debate político y que cristaliza en una norma jurídica, en una ley. Son las leyes y no la Constitución las que dan respuesta a los problemas que surgen en la convivencia.

Ahora bien, la ley —la ley democráticamente aprobada— solo es posible con base en la Constitución. Eso es lo que distingue ante todo a una sociedad democráticamente constituida de otra que no lo está. Con Franco no hacía falta Constitución para que se dictara una ley. En democracia eso no es posible. Pero en democracia, como en la época de Franco, el ciudadano/a entra en contacto con la ley y no con la Constitución. Con una ley aprobada por las Cortes Generales elegidas periódicamente mediante el ejercicio del derecho de sufragio. Pero con una ley.

Por eso, nadie tiene un problema de reforma constitucional o de renovación del Consejo General del Poder Judicial o del Tribunal Constitucional (TC) en su vida.

Y sin embargo, la reforma de la Constitución o, mejor dicho, la ausencia de reforma de la Constitución o la no renovación del CGPJ o del TC puede acabar convirtiéndose en la fuente de problemas más importante para los ciudadanos. Más importante que cualquier otra, en la medida en que pone en cuestión la normatividad del texto constitucional de la que depende la respuesta civilizada a todos los problemas que se presentan en el presente o puedan presentarse en el futuro.

La reforma de la Constitución, como la renovación del CGPJ o del TC afecta al principio de legitimidad, en el que descansa la convivencia democrática. No al principio de legalidad, sino al principio de legitimidad. Por eso la Constitución exige la mayoría cualificada de tres quintos de ambas Cámaras para su aprobación.

La reforma de la Constitución, el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional son institutos que están en la Constitución para garantizar la renovación de una manera jurídicamente ordenada del principio de legitimidad en el que descansa el principio de legalidad, que es el principio con el que entramos en contacto los ciudadanos en nuestra vida diaria.

Sin renovación del principio de legitimidad, el principio de legalidad acaba entrando en un proceso de deterioro progresivo que acaba inevitablemente en la descomposición del sistema político y del ordenamiento jurídico de la democracia.

La no renovación del principio de legitimidad supone un desprecio por la Constitución, que deja de ser primero una Constitución “normativa” para pasar a ser una Constitución “nominal” y que acaba después, si tal desprecio se prolonga en el tiempo, en una Constitución “semántica” (Karl Loewenstein), en la que política y el derecho tienen poco que ver con la voluntad constituyente originaria.

Esto es lo que significan las palabras de Mariano Rajoy sobre la reforma de la Constitución y las de Alberto Núñez Feijóo y Elías Bendodo sobre la renovación del Poder Judicial: un desprecio por la Constitución. 

jueves, 21 de abril de 2022

Para los fabricantes de armas, la guerra en Ucrania es un gran negocio

Ni siquiera el 1 % del material militar de la OTAN se utilizará para ayudar a Ucrania, pero la invasión rusa ha proporcionado un pretexto para incrementar masivamente el gasto militar; una gran noticia para las ganancias de los fabricantes de armas.

Asistimos actualmente a una asombrosa paradoja. Los medios occidentales se han hecho eco de toda clase de expertos militares y servicios de inteligencia que destacan cómo se sobrestimó el poderío militar de Rusia antes de la invasión; cómo su ejército ha resultado ser más débil de lo previsto en todos los niveles, incluidas sus capacidades logísticas y el despliegue de armamento sofisticado; y cuánto ha dañado la criminal agresión de Vladímir Putin contra Ucrania a la propia Rusia, a su economía y su potencial militar. No obstante, varios gobiernos de la OTAN han aprovechado la oportunidad de esta guerra, que a todas luces debilita a Rusia, para emprender un frenético aumento del gasto militar.

Los complejos militar-industriales de todas partes se frotan las manos. Los jefazos de los ejércitos de la OTAN vuelven a recurrir al viejo truco de sobrestimar las amenazas, como solían hacer periódicamente con respecto a la Unión Soviética durante la guerra fría, a fin de promover el rearme. Este término es totalmente inapropiado, en primer lugar porque los ejércitos de la OTAN nunca se desarmaron, sino que más bien estuvieron siempre armados hasta los dientes durante la guerra fría y desde entonces han venido manteniendo niveles de armamento excesivos. Aparte de ello, toda entrega de armas defensivas que se hace a la resistencia ucrania no representa más que una mínima porción del gasto militar actual, sin llegar siquiera al 1 % de todo el gasto de la OTAN que ha estado solicitando el presidente de Ucrania.

No contento con el gigantesco gasto militar actual de EE UU, que ascendió a 782.000 millones de dólares el año pasado ‒tras un incremento de 4.000 millones con respecto al de 2020, que a su vez representó, según el Instituto Internacional de Investigación sobre la paz de Estocolmo (SIPRI), el 39 % del gasto militar mundial, más del triple que el de China (252.000 millones) y más de 12 veces el de Rusia (61.700 millones)‒ Joe Biden solicita ahora 813.000 millones para el próximo ejercicio (773.000 millones para el Pentágono y otros 40.000 millones para programas relacionados con la defensa de la Oficina Federal de Investigación (FBI), el Departamento de Energía y otras agtencias). Según el subsecretario de Defensa, el contralor Michael J. McCord, “este presupuesto se ultimó antes de la invasión de Ucrania por Putin, así que no contiene nada en concreto que se haya modificado, porque ya era demasiado tarde para cambiar nada, aunque quisiéramos, a fin de tener en cuenta las implicaciones de la invasión”.

Alemania también ha aprovechado la oportunidad de la guerra para deshacerse de lo que quedaba de su limitación autoimpuesta después de 1945 en el ámbito militar. Esto ha vuelto a producirse por decisión de un gobierno presidido por un canciller socialdemócrata (SPD), Olaf Scholz, quien ha contado con el precedente de la participación alemana en el bombardeo de Serbia cuando el canciller era Gerhard Schröder, también del SPD, un personaje que después de dejar la cancillería pasó a cerrar tratos altamente remunerados con la industria del gas de Rusia. Berlín ha decidido un fuerte incremento de 110.000 millones de dólares (100.000 millones de euros) de su gasto militar y un aumento permanente masivo a más del 2 % del PIB, frente al 1 % de 2005 y al 1,4 % de 2020. Con ello, Alemania sobrepasará a Gran Bretaña, que el año pasado fue el segundo país de la OTAN y el tercero del mundo en gasto militar.

No es extraño que este nuevo incremento frenético del gasto militar haga felices a los fabricantes que producen medios de destrucción. Un informe reciente del diario francés Le Monde mostró un ejemplo instructivo del efecto financiero de todo esto: citando a Armin Papperger, el jefe de Rheinmetall, uno de los principales fabricantes de armas de Alemania, quien en enero se quejó de la renuencia de los fondos de inversión a colaborar con su empresa, el diario informó de que la atmósfera ha cambiado ahora radicalmente. Añade que el Commerzbank, uno de los principales bancos alemanes, ha anunciado su decisión de dedicar una parte de sus inversiones a la industria de armamento.

En Francia, donde la presión ciudadana originó una tendencia creciente a la desinversión de la industria de armamento por motivos de responsabilidad ética ‒especialmente a la luz de la repugnante contribución de las armas occidentales a la destrucción de Yemen por el ejército de Arabia Saudita‒, Guillaume Muesser, director de asuntos de defensa y económicos de la Asociación de la Industria Aeroespacial, explicó a Le Monde que “la invasión de Ucrania ha cambiado el tablero de juego. Demuestra que la guerra sigue en el orden del día, ante nuestras puertas, y que la industria de defensa es muy útil”.

No es difícil imaginar la euforia que prevalece actualmente entre los fabricantes de máquinas de muerte en EE UU, como Lockheed Martin, la empresa armamentística más grande del mundo. Alemania ha decidido comprar sus aviones F-35 indetectables por radar, cuya capacidad de llevar bombas atómicas se ha señalado explícitamente como un argumento decisivo para optar por ellos, pese a que Alemania no posee armas nucleares propias. El coste de cada uno de estos aviones asciende a casi 80 millones de dólares. El precio de cada acción de Lockheed Martin se disparó a 469 dólares el 7 de marzo, tras el anuncio de Alemania, cuando el pasado 2 de noviembre era de 327 dólares, lo que supone un aumento del 43,4 % en tan solo cuatro meses.

El cambio de estado de ánimo a escala global desde finales del año pasado es abrumador. El pasado mes de diciembre, un llamamiento firmado por más de 50 Premios Nobel reclamó la adopción de lo que llamaron “una propuesta sencilla a la humanidad”:

Los gobiernos de todos los Estados miembros de Naciones Unidas deben negociar una reducción conjunta de su gasto militar del 2 % cada año durante cinco años. La justificación de esta propuesta es simple: 1. Los países rivales reducen su gasto militar, de manera que aumenta la seguridad de cada uno de ellos, mientras que se mantiene la disuasión y el equilibrio. 2. El acuerdo contribuye a reducir la animosidad, minimizando así el peligro de guerra. 3. Los países disponen de vastos recursos: un dividendo de paz de nada menos que 1 billón de dólares de aquí a 2030. Proponemos que la mitad de los recursos liberados gracias a este acuerdo se destinen a un fondo global, bajo la supervisión de Naciones Unidas, para abordar los graves problemas comunes de la humanidad: pandemias, cambio climático y pobreza extrema.

Puede que esta propuesta se considere ingenua o utópica, pero el caso es que ya está prevista en la Carta de Naciones Unidas entre las funciones de la Asamblea General:

La Asamblea General podrá considerar los principios generales de la cooperación en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, incluso los principios que rigen el desarme y la regulación de los armamentos, y podrá también hacer recomendaciones respecto de tales principios a los Miembros o al Consejo de Seguridad o a este y a aquellos.

La invasión rusa de Ucrania debería dar un toque de atención al movimiento antiguerra mundial, algunos de cuyos principales componentes han dejado de lado objetivos pacifistas de esta clase para centrarse exclusivamente en la oposición política a gobiernos occidentales. La actual utilización oportunista de la guerra como pretexto para un aumento importante de la belicosidad y el gasto militar contraviene fundamentalmente las lecciones que habría que extraer de la tragedia en curso.

Lejos de justificar tales actitudes, la invasión rusa de Ucrania ha demostrado el alto riesgo que se deriva de las posturas militaristas. Y ningún aumento del gasto militar alterará la relación de fuerzas básica con Rusia, un país que posee más cabezas nucleares que EE UU, Gran Bretaña y Francia juntas, y cuyo presidente no ha dudado en blandir la amenaza de recurrir a su fuerza nuclear.

El movimiento antiguerra debería apoyar el llamamiento de los Premios Nobel y lanzar una campaña mundial coordinada exigiendo que la Asamblea General de Naciones Unidas incluya las propuestas de dicho llamamiento en su orden del día. Ahora está más claro que nunca que no puede haber ningún progreso serio en la lucha contra el cambio climático en particular, de la que depende el futuro de la humanidad, sin una reducción masiva y una reconversión del gasto militar, que es a su vez un importante factor de contaminación, muerte y miseria.

Fuente: https://www.jacobinmag.com/2022/04/arms-weapons-manufacturers-ukraine-war-military-spending

Traducción: viento sur

miércoles, 20 de abril de 2022

Juan Torres López, catedrático de economía. Feijóo propone contra la inflación una barbaridad económica

Publicado en Público.es el 8 de abril de 2022

El nuevo secretario general del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha propuesto «disminuir la retenciones en el impuesto de la renta» para devolver una parte de lo que se ha recaudado de más e «impactar esa inflación del 10%». Este argumento se trata de una auténtica barbaridad económica por las razones que voy a exponer muy sencillamente y dejando a un lado otras dos cuestiones secundarias. Una, que el PP pudo corregir los impuestos cuando gobernó para que la inflación no aumente la presión fiscal y no lo hizo; y, otra, que reducir las retenciones a cuenta del pago de un impuesto -como propone Feijóo- no equivale a bajarlo.

Como he explicado en otros artículos anteriores en este diario, la subida de precios tan elevada que estamos sufriendo es especialmente grave y difícil de frenar porque se produce como consecuencia de factores muy diferentes y cuyas posibles respuestas pueden neutralizarse entre sí.

Aunque cada uno de esos factores se da con más o menos intensidad en las distintas economías, la inflación actual tiene en todas ellas un origen multipolar: exceso de liquidez como consecuencia de las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales de los últimos años; presión de la demanda tras la salida de los confinamientos; bloqueos de la oferta y carencias en los suministros de muchas materias primas o productos esenciales para la industria o la vida diaria; encarecimiento de la energía por razones específicas de ese sector y geopolíticas; falta de competencia que permite a muchas empresas subir injustificadamente los márgenes para obtener beneficios extraordinarios con precios más altos; agotamiento de recursos naturales; y, todo ello, agudizado por la invasión de Ucrania y las sanciones a Rusia.

Pues bien, bajar las retenciones o incluso los impuestos en general no solo no ayudaría a combatir las actuales subidas de precios sino que podría aumentarlas.

Es evidente que el componente de la inflación que pueda tener relación con el exceso de liquidez no se resuelve sino que empeora si se ponen más medios de pago en manos de los consumidores. Igualmente ocurriría con las subidas de precios que estén producidas por exceso de la demanda respecto a la oferta: serían todavía mayores al bajar los impuestos y provocar aumento del consumo privado. Tampoco hay que ser un lince para entender que las subidas de precios originadas por bloqueos en la oferta, por falta de competencia o por problemas de los sectores energéticos, de ninguna manera van a poder frenarse con menos impuestos sobre la renta de las personas físicas.

Frente a la inflación de raíz monetaria o de demanda lo que hace falta más bien son subidas de tipos de interés, para frenar la demanda de dinero, o de impuestos, para limitar la demanda de bienes y servicios. Otra cosa es que, ni una ni otra medida, sean oportunas ahora porque estas componentes monetaria o de demanda son mucho más débiles que las que tienen que ver con la oferta. Y porque, de tomarlas, se produciría una recesión inmediata pues las economías se vendrían abajo por la demanda, además de por la oferta.

Eso no quiere decir que haya que cruzarse de brazos. Hay que evitar que las subidas de precios se traduzcan en pérdida de poder adquisitivo en los grupos sociales más vulnerables o pérdida de eficiencia en las empresas, y para eso hacen falta ayudas, bien por la vía del gasto (mucho más fáciles por su inmediatez y simplicidad y de mejor impacto en la renta) o por la de los impuestos. Pero nunca indiscriminadamente.

Por otro lado, para enfrentarse a la subida de precios que viene producida por problemas de oferta, como he dicho, por bloqueos en las cadenas de suministro, por escasez de muchos productos o por el precio desbocado de la energía, sí es verdad que hace falta más gasto; pero no gasto en consumo, como generaría la rebaja de impuestos que propone el Partido Popular, sino gasto de inversión de las empresas y también del Estado, para diversificar y desbloquear la oferta y encontrar cuanto antes nuevas fuentes de suministro con precio más reducido.

Por tanto, también en este caso se justifican las ayudas (por la vía del gasto con subvenciones o mediante bajada de impuestos) a las empresas capaces de llevar a cabo esas inversiones y, por supuesto, el mayor gasto inversor del Estado. Para ambas cosas urgentes se necesitan más ingresos públicos, no menos.

En la situación inflacionaria en la que estamos, desarmar al Estado disminuyendo sus ingresos es un error de libro, una barbaridad que provocaría muchos más problemas de los que ya tenemos. Hay que estudiar la reforma de los impuestos para que la inflación no aumente la presión fiscal por la puerta de atrás ni acabe con su ya de por sí deteriorada progresividad, y hay que dar ayudas y bajar impuestos a quien más lo necesite por razones de equidad o para favorecer las inversiones imprescindibles. Pero es en los momentos de mayor dificultad, como ahora, cuando es más importante que nunca la cooperación, la disposición de recursos comunes para hacer frente a los riesgos más elevados y que cada cual contribuya en la medida de su capacidad a financiarlos. Y es justo para eso para lo que sirve el sistema fiscal.

Para finalizar, cabe una reflexión final. Una propuesta tan descabellada como esta que ha hecho Feijóo no se hace por desconocimiento: tiene asesores económicos que saben muy bien lo que dicen. La razón es otra. La inflación y las medidas que se adoptan para combatirla afectan de un modo muy desigual a cada persona o empresa. Y las propuestas del PP también beneficiarían a todas ellas de modo muy diferente. Las pequeñas y medianas empresas con menos ingresos o ventas y las personas con rentas más bajas no pueden financiarse por sí mismas el acceso a todos los bienes públicos, de más calidad y menor coste que cuando son provistos por el mercado, que inevitablemente necesitan para hacer negocios, producir o vivir. Las grandes, por el contrario, sí pueden pagar a cualquier precio las infraestructuras, servicios o bienes privados. Por eso no les importa que el Estado deje de suministrarlos y prefieren ahorrarse impuestos, haciendo creer que así salimos ganando todos.

Ni Feijóo ni ningún otro dirigente del Partido Popular dicen barbaridades como esta de ahora por casualidad, ni porque no tengan idea de economía. Saben muy bien lo que dicen y a quién beneficia lo que proponen.

https://juantorreslopez.com/feijoo-propone-contra-la-inflacion-una-barbaridad-economica/

martes, 19 de abril de 2022

_- Lo que las experiencias traumáticas le hacen al cerebro y al cuerpo

_- Imagina que te ofrecen un trabajo magnífico en el que te van a pagar muchísimo dinero y te piden que te reúnas con la persona que será tu jefe para saber más del puesto. 

 A medida que habla y describe el cargo, sientes algo en el estómago, como una contracción, pero en ese instante no entiendes por qué tienes esa sensación incómoda.

Tu amígdala sí lo sabe. Esta estructura que está en el cerebro detectó algo en la inflexión de la voz, los movimientos faciales, la forma en que esa persona estaba haciendo los planteamientos e hizo una asociación con una experiencia en la que te defraudaron y te está lanzando una advertencia:

"¡Cuidado! Aquí hay una incoherencia aunque no la puedas explicar conscientemente".

"La amígdala, en el caso humano, es un detector de incoherencias", le explica a BBC Mundo -tras ofrecer ese ejemplo- el doctor Manuel Portavella, profesor en el área de Psicobiología y coordinador del Máster en Estudios Avanzados en Cerebro y Conducta de la Universidad de Sevilla.

Ahora imagina cuánto más se puede exacerbar cuando se ha vivido una experiencia traumática: "se hace más sensible a cualquier tipo de incoherencia o apariencia de incoherencia".

Hay gente que puede llegar a ser más sensible que otra a una experiencia traumática y sufrir efectos a largo plazo, que se manifiestan, por ejemplo, en "reviviscencias, pesadillas, y pensamientos negativos" que interfieren con su vida diaria, indica Joelle Rabow Maletis, educadora y asesora en psicología.

"Este fenómeno se llama trastorno de estrés postraumático, o TEPT, y no es un fallo personal; más bien, es el mal funcionamiento de mecanismos biológicos que nos permiten hacer frente a experiencias peligrosas y que es tratable", señala en la animación TED-Ed: La psicología del trastorno del estrés postraumático.

Una amígdala hiperactiva
El efecto en una persona de una experiencia traumática depende de varios factores, entre ellos el fenotipo cerebral de cada individuo, explica Portavella.

La amígdala cerebral consiste en un par de estructuras con forma de almendra situadas en ambas partes del lóbulo temporal del cerebro.

Cuatro personas -ejemplifica- pueden haber sido sometidas a la misma experiencia traumática y "una de ellas consigue llevar una vida normal, pero las otras no".

En parte eso se debe a lo que "en psicología clínica se conoce como diátesis-estrés, la combinación de estrés y la sensibilidad de cada persona ante él. No hay un patrón único".

De acuerdo con la psiquiatra Ellen Vora, "las experiencias traumáticas con frecuencia se almacenan en el cuerpo, el cual también reprograma el cerebro".

"Cuando eso ocurre, la amígdala -esa parte del sistema límbico a cargo de nuestra respuesta del miedo- queda en una especie de estado de agitación creando ansiedad desproporcionada a lo largo de la vida", escribió la también autora en la revista Phychologies.

El trauma deja al cerebro en alerta elevada, "incluso si la amenaza ya no existe", y algunas personas pueden percibir peligro donde no hay.

Portavella habla de la retroalimentación de la memoria episódica, "como una reverberación, o lo que en psicología se llama 'rumiar': estar constantemente autoexponiéndose al recuerdo".

Eso retroalimenta el circuito amigdalino, clave, entre varias funciones, en el aprendizaje emocional y en la gestión de las respuestas emocionales.

Lucha, escape o bloqueo
Las experiencias traumáticas (violencia doméstica, abuso sexual, desastres naturales, guerras, entre otras) activan el sistema de alarma cerebral conocido como: lucha, escape o bloqueo.

"Junto al miedo esas son reacciones naturales que han estado diseñadas a lo largo de la evolución para nuestra supervivencia".

"Esas emociones vienen prediseñadas en nuestra genética y se empiezan a desarrollar en la infancia", cuando se inicia el aprendizaje de cómo usarlas de forma adecuada.

En ese proceso, desempeñan un rol clave los circuitos amigdalinos y la corteza prefrontal del cerebro (la que nos permite tomar decisiones, realizar tareas planificadas).

Pero ¿Qué ocurre si una persona tiene estrés sostenido producto de una experiencia traumática?

Si bien contamos con una respuesta que ha sido naturalmente diseñada para huir, para defendernos de una situación crítica, "en un contexto de maltrato continuado, no hay escapatoria, se mantiene el estrés y el estrés produce muchas alteraciones metabólicas porque hace que nos preparemos para una acción".

Y es que cuando ocurre la experiencia traumática, se genera lo que Maletis llama una "cascada química", que "inunda el cuerpo con varias hormonas de estrés diferentes, causando cambios psicológicos que preparan al cuerpo para defenderse".

"Nuestro ritmo cardíaco se acelera, la respiración se acelera y los músculos se tensan".

Se altera el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA) y en ese proceso se desencadena la respuesta del miedo por la activación del sistema límbico.

Y, advierte Portavella, "si eso se mantiene en el tiempo, desarrollamos un trastorno".

"El sistema aprende que hay una amenaza permanente y una vez que lo aprende, aunque salga de esa situación, se ha modificado, se ha hecho más sensible al estrés".

La memoria
Con el tiempo, tanto el organismo como el cerebro pueden sufrir las consecuencias.

"El estrés sostenido puede producir muerte en el hipocampo, una estructura fundamental de la memoria, y puede producir problemas de memoria y de concentración", dice el profesor.

Y es que la memoria no sólo es clave para resolver problemas, tomar decisiones, planificar, sino para "regular nuestras emociones y desarrollar un sentido positivo de uno mismo", indica UK Trauma Council en la publicación Childhood trauma and the brain (El trauma infantil y el cerebro).

Por eso es que experiencias de maltrato en la infancia "pueden crear recuerdos negativos que pueden ser abrumadores y también influir en cómo creamos recuerdos nuevos".

De acuerdo con esa organización, varios estudios han mostrado diferencias en la función del hipocampo en niños cuyo cuidado se ha descuidado o que han sufrido abuso.

"Hay una disminución de la activación del hipocampo cuando se recuperan recuerdos de la autobiografía positiva", así como también durante el aprendizaje asociativo, "cuando los niños aprenden y recuerdan nuevas relaciones entre elementos que no están conectados".

Castigo vs recompensa
El sistema de recompensa en nuestro cerebro, que usa la dopamina, nos ayuda a reconocer los aspectos positivos de nuestro entorno y a motivarnos, también nos guía en muchas de las decisiones que tomamos.

"Las investigaciones muestran que los niños que han experimentado abuso y negligencia tienen una sensibilidad reducida en estas regiones (del cerebro) en comparación con la de sus compañeros cuando procesan señales de recompensa, posiblemente reflejando la adaptación a un mundo donde la recompensa es poco frecuente o impredecible", indica UK Trauma Council.

En nuestro proceso continuo de tomar decisiones, se produce una competencia -explica Portavella- entre los castigos, que están muy mediados por la amígdala cerebral, y las recompensas.

Nuestra corteza prefrontal, que juega un papel clave en la toma de decisiones y que se conforma a lo largo de la infancia y de la adolescencia, "va a determinar cuál es la mejor opción o la menos mala".

Con un trastorno de estrés postraumático, se le da demasiado primacía a las alarmas, y por tanto puede que "te niegues las situaciones recompensantes".

Es como si el cerebro redujera su habilidad para reaccionar a ellas, para experimentar disfrute. Por ejemplo, "uno anticipa una amenaza en una situación novedosa y eso afectará las decisiones que tome".

En el caso de los niños, los traumas tienen un impacto en la manera en que van construyendo sus relaciones.

"Los científicos creen que los cambios cerebrales pueden afectar la forma en que un niño experimenta y moldea activamente el mundo social que les rodea", apunta el reporte de UK Trauma Council.

"Por ejemplo, un niño puede concentrarse en el peligro mientras se pierde otras señales sociales más positivas".

Fenómeno epigenético
De acuerdo con Portavella, los fenómenos epigenéticos se dan cuando el ambiente influye en la forma en que se "lee nuestro genoma".

"No es que aparezcan nuevos genes o desaparezcan otros, sino que nuestro genoma va a ser alterado por esa exposición a factores estresantes generados por nuestro propio organismo, pues el sistema busca adaptarse al medio".

"Uno aprende que tiene que estar en alerta porque va a estar constantemente amenazado y eso puede producir una serie de modificaciones de genes que van a ser suprimidos, lo que significa que su lectura se impide, mientras que hará que otros se activen".

"Eso hace que se conforme un perfil diferente de sensibilidad, de receptores cerebrales, y lo que genera es que una persona (que sufre de TEPT) se vuelva muy sensible a situaciones estresantes".

"Y cuando se encuentra con otras situaciones estresantes, aunque no sean exactamente de la misma naturaleza, la forma de responder será con un ansiedad por encima de lo que sería del tipo adaptativo para otras personas".

Diferencias individuales
El miedo no es otra cosa que las sensaciones desagradables que sentimos: temblores, bloqueo, duda, sudoración.

En individuos que son menos sensibles al estrés, la amígdala cerebral es menos sensible para poner en marcha una respuesta intensa.

"Viven el miedo de una forma diferente y, a nivel cognitivo, le produce menos modificaciones, su corte prefrontal termina madurando bien".

"Sin embargo, en niños (que han sufrido traumas), esas conexiones del corte prefrontal, que nos permiten gestionar bien las emociones en la etapa adulta, se ven muy interferidas, no maduran de forma adecuada, con lo cual sigue siendo un cerebro sensible a lo largo de la vida".

"En los trastornos de estrés postraumático se produce una memoria persistente: ese hipocampo va metiendo constantemente la información de lo que le ocurrió sin bajar la intensidad" y se convierte en una interferencia que puede llegar a ser constante.

Maletis explica que con TEPT, "la memoria activa la misma cascada neuroquímica como en el evento original. Se despiertan los mismos sentimientos de miedo e impotencia como si experimentásemos el trauma otra vez".

"Intentar evitar los desencadenantes, a veces impredecibles, pueden llevar al aislamiento".

El tiempo
Según la experta, "un pequeño porcentaje de los que experimentan trauma tienen problemas persistentes que a veces desaparecen temporalmente para resurgir meses después".

"No comprendemos por completo qué está pasando en nuestro cerebro, pero una teoría es que la hormona del estrés, el cortisol, puede estar continuamente activando la respuesta 'lucha, huida, bloqueo', reduciendo el funcionamiento general del cerebro dando lugar a síntomas negativos".

"Cuando los problemas duran más de un mes, a menudo se diagnostica TEPT".

La doctora Marianne Trent, autora y psicóloga clínica, señala en la revista Psychologies que en algunas personas podrían pasar meses o incluso años antes de que la sintomatología de un trauma aflore y "no siempre se manifiesta como una dificultad de salud mental".

"Debido a la forma como los traumas afectan el cuerpo, pueden llevar a migrañas, al síndrome del intestino irritable e incluso problemas en la espalda".

Pedir ayuda
Es fundamental pedir ayuda especializada si se ha vivido una experiencia traumática que sentimos nos está afectando.

"No hay que tener miedo ni vergüenza porque tener un trastorno de este tipo es como tener una tuberculosis o un problema intestinal, no te lo puedes curar solo. Tienes un problema emocional", indica Portavella.

"El problema es que vivimos en una sociedad en la que parece que pedir ayuda nos hace valer menos".

"Aquí no vinimos a ser grandes caballeros andantes que lo llevamos todo sobre la espalda, el individualismo va en contra de la propia naturaleza humana".

Existen diferentes ideas sobre cómo ofrecerle apoyo a las personas que sufren trastorno de estrés postraumático, es un área muy compleja de la psicología y la psiquiatría.

El profesor asoma un enfoque:
"Es necesario para el sistema recordar porque es adaptativo y cuando intervenimos desde el punto de vista psiquiátrico decimos: está muy bien la biología y la especie humana, pero estoy hablando de este individuo, que puede hacer una vida normal y si hay que ayudarle a olvidar, se puede tratar, pero ayudarlo a olvidar en el sentido de que cuando recuerde ese evento no le produzca la misma sensación".

Es decir, el recuerdo seguirá existiendo, pero no la sensación abrumadora y limitante al evocarlo.

"Lo vital es ayudar a que se reduzca esa ansiedad".

En el caso de los niños, existen importantes y esperanzadoras ventanas de acción y estrategias para ayudarlos en su desarrollo.

Una buena noticia es la impresionante plasticidad del cerebro, que le permite cambiar en respuesta al ambiente y las experiencias sociales.

"Los cambios en el cerebro que ocurren después de un trauma pueden mejorar con el tiempo. Esto es particularmente probable que suceda cuando los niños experimentan seguridad, estabilidad y apoyo", señala Katie McLaughlin, profesora de Psicología de la Universidad de Harvard, en el texto académico: How can trauma affect the brain.

Maletis dice que el TEPT ha sido llamado "la herida escondida", pero pese a su invisibilidad no se debe sufrir en silencio.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-61045194

lunes, 18 de abril de 2022

_- FÍSICA. Las clases magistrales de un físico llamado Richard P. Feynman.

_- Feynman nos enseña que la teoría atómica resulta tan simple de comprender como lo es la relación entre temperatura y movimiento de los átomos cuando estos han formado moléculas

Cuando se trataba de dar clases, su puesta en escena era todo un espectáculo. Desde que entraba en el aula, Richard P. Feynman se movía con la seguridad de una estrella del rock, agitando sus brazos y su melena a la vez que formulaba integrales sobre la pizarra. Todo él era un número.

Para dar más realce a sus intervenciones, se ayudaba de líneas curvas y rectas que representaba gráficamente, dibujando diagramas cuya resolución contenía, en sí misma, la elegancia y simplicidad de una obra de arte a la que hubiesen despojado de todo lo superfluo; una creación fundamentada en la ciencia, pero cuya forma estética animaba a la imaginación. Si queremos hacernos una idea de lo didáctico que podía resultar Feynman en sus clases, lo mejor que podemos hacer es leer su libro titulado Seis piezas fáciles (Crítica), una recopilación de las ponencias que el físico norteamericano desarrolló para un curso introductorio que tuvo lugar a principios de los años 60, poco antes de que ganara el Nobel de Física.

Estas clases resultan fundamentales para todas aquellas personas que deseen intuir la incertidumbre del entorno desde el principio, desde el desconocimiento más absoluto. Con ello, Feynman nos enseña que la teoría atómica resulta tan simple de comprender como lo es la relación entre temperatura y movimiento de los átomos cuando estos han formado moléculas. Pongamos de ejemplo el agua, elemento al que vamos a aumentar su temperatura y, con ello, el movimiento de sus moléculas, pues se disgregan, es decir, se separan unas de otras. Es entonces cuando se produce lo que llamamos vapor de agua.

A partir de aquí, Feynman empieza a introducir conceptos como presión y densidad para explicar que la teoría atómica se basa en la relación proporcional entre ambos conceptos, haciendo fácil lo que a primera vista puede resultarnos difícil. Con todo, el capítulo más interesante del libro es el dedicado a la física cuántica, el mundo subatómico que subyace en todo lo visible y donde los átomos son tomados como fragmentos de la totalidad; cosas a pequeña escala que resultan curiosas en sí mismas, ya que, nunca se comportan como las cosas a gran escala de las que forman parte. Porque, como bien dice Feynman, para saber cómo se comportan los átomos se requiere imaginación, una facultad que hace empequeñecer a la realidad entera.

Dicho de otra manera, en física de partículas uno no puede saber dónde está algo y, a su vez, a qué velocidad se está moviendo. De esta forma se originan dos incertidumbres, la incertidumbre del movimiento y la incertidumbre de la posición, ambas complementarias, y cuya relación entre ellas anticipa la incertidumbre del entorno en todo lo relativo al mundo invisible que mueve nuestra realidad.

El libro de Feynman es todo un viaje a través de la física. Sus clases son aptas para todos los públicos. Con su lectura podemos ver a este showman subido a la tarima, un escenario que va a convertir en algo más que un espacio tridimensional de la geometría, y donde va a explicar que las estrellas están compuestas por la misma clase de átomos que podemos encontrar en la Tierra, y que los humanos no somos más que un estado intermedio entre el mundo subatómico y la galaxia a cuyo misterio poético no le perjudica que se sepa algo más de él.

En todo caso, el misterio queda enriquecido a través de la conversación que se da entre la experiencia y la reflexión, categorías a tener en cuenta cada vez que Feynman ponga en marcha el método científico. Hay libros que ofrecen placer sin medida y este es uno de ellos.

domingo, 17 de abril de 2022

_- FRACASO ESCOLAR. La tasa de alumnos repetidores se redujo a la mitad en un solo curso.

_- La generosidad a la hora de evaluar durante la pandemia acelera un proceso de mejora que comenzó hace más de un lustro y deja un 4,2% en la ESO y un 3,4% en Bachillerato

La tasa de alumnos repetidores se redujo el curso pasado casi a la mitad en primaria (del 2,3% al 1,2%), algo más de la mitad en la ESO (del 8,5% al 4,2%) y mucho más en bachillerato (del 8% al 3,4%), según los datos del Ministerio de Educación. Después de años de mejoras graduales (investigadores y organismos internacionales han advertido una y otra vez contra las altas cifras de repetidores y abandonos...

https://elpais.com/educacion/2022-04-15/la-tasa-de-alumnos-repetidores-se-redujo-a-la-mitad-en-un-solo-curso.html

sábado, 16 de abril de 2022

Un espectáculo de esclavos ambienta la boda entre un aristócrata español y la hija de un político peruano.

La marcha nupcial estuvo acompañada de bailarines que simulaban trabajos forzados y mujeres vestidas de indígenas como escenografía

Perú es un país donde el racismo y la discriminación están presentes en cada esquina, pero la boda de una pareja de novios de la élite peruano-española ha superado lo predecible. El enlace entre Belén Barnechea, hija de un excandidato presidencial peruano , y el aristócrata español Martín Cabello de los Cobos, celebrado en la ciudad de Trujillo, a unos 550 kilómetros al norte de Lima, ha levantado una ola de indignación en el país sudamericano. El motivo de tanto revuelo ha sido la publicación en internet de varios fragmentos de vídeos de la boda que muestran la ambientación que rodea la ceremonia y el posterior convite, con personajes de la época en la que Perú era un virreinato de la corona española (siglo XVI) simulando trabajos forzados, lo que ha generado un rechazo masivo entre la población.

La noticia provocó las primeras críticas en la mañana del miércoles, cuando Trome, el tabloide popular más leído en el país andino, tituló en su web: “¡Boda de la nobleza! Hija de Alfredo Barnechea se casa con nieto de conde de España en Trujillo”. Pero con el paso de las horas, se hicieron virales fragmentos de vídeos. En el primero, la pareja y los invitados caminan por una vía peatonal del centro de Trujillo como parte de un pasacalles con música y fuegos artificiales: mientras la novia se desplaza con la ayuda de niños que sostienen la cola del vestido, jóvenes de largas trenzas y con prendas simples ―como si fueran cocineras indígenas del tiempo del virreinato español― aparentan manipular utensilios de barro y canastas. “¡Qué lindo!”, se oye a una de las asistentes al convite.

En la misma comitiva nupcial aparecen varones con el pecho descubierto y cubiertos por una especie de faldón y taparrabo, que caminan amarrados entre sí por cuerdas y escoltados por una especie de autoridad del Perú antiguo. En otro de los momentos de la boda, en una casona de arquitectura colonial ―de las varias que existen en Trujillo―, mientras la pareja de recién casados y los invitados disfrutan de la fiesta, en los balcones del patio central unos jóvenes disfrazados de esclavos simulan trabajos forzados amarrados a las barandillas.

La herencia de los latifundios y los trabajos forzados sin pago, que se inició en Perú durante la época colonial, continuó en las denominadas haciendas hasta finales de los años 60 del pasado siglo, cuando el Gobierno militar de Juan Velasco estableció una reforma agraria con el lema “La tierra es de quien la trabaja”. Los elementos que ambientaron la boda del sábado remitían a un momento de la historia en el que muchas personas carecían de derechos en Perú.

El padre de la novia, Alfredo Barnechea, fue candidato presidencial en 2016 por el partido de centroderecha Acción Popular y quedó cuarto en la contienda: durante la campaña uno de sus apodos fue el virrey, debido a la soberbia y poca empatía que le caracterizaban, especialmente cuando se dirigía a personas pobres o de un bajo nivel socioeconómico. En una ocasión, durante un acto de campaña, visitó una zona de puestos callejeros de chicharrones, donde es común que las cocineras ofrezcan una degustación a los clientes. Frente a las cámaras, Barnechea devolvió el pedazo de cerdo que le acercaron. Después de ese episodio desafortunado, su candidatura cayó más en los sondeos.

En los años 80, Barnechea pasó de conducir un programa de televisión a ser candidato a la alcaldía de Lima por el Partido Aprista y era amigo de Alan García, presidente de Perú entre 1985 y 2000. Según la revista española Hola, la recién casada, conocida en su país como “la repostera de la jet”, estudió comunicación y publicidad, pero en 2020 abrió un negocio en internet de tartas y pasteles caseros en Madrid.

Un grupo de activistas de igualdad de género y antidiscriminación, Paro Colectiva, emitió un comunicado de rechazo a la ambientación que rodeó a la fiesta. “El genocidio, la esclavitud y la anulación de nuestras culturas no pueden ser usados de manera tan indolente y sobre todo racista, pretendiendo encubrirlas bajo expresiones culturales. El yugo colonial ha terminado hace mucho tiempo, pero el fascismo, el racismo, el clasismo y todas las formas de opresión siguen latentes hasta en los actos más simples y cotidianos”, denunciaron a través de su cuenta en Twitter.

Pese a que el Ministerio de Cultura y el Defensor del Pueblo suelen posicionarse públicamente contra actos discriminatorios y de racismo, en esta ocasión no han emitido ninguna opinión sobre este episodio. El miércoles, Alerta Racismo, organismo que depende del ministerio de Cultura peruano, tuiteó: “Por un país donde existan más motivos para unirnos que para separarnos, por un Perú intercultural, sin discriminación étnico-racial”.

https://elpais.com/gente/2022-04-14/un-espectaculo-de-esclavos-ambienta-la-boda-entre-un-aristocrata-espanol-y-la-hija-de-un-politico-peruano.html

viernes, 15 de abril de 2022

Cómo hacer una copia de lo más importante que tienes en el móvil, (celular) (y sufrir un poco menos si lo pierdes)

Hacer una copia de la información guardada en el celular permite guardarla de forma segura.

Un teléfono inteligente es más que una pantalla táctil.

Allí se guarda información digital valiosa: las fotos de las últimas vacaciones, el video de la fiesta de cumpleaños o un mensaje importante del jefe. En un mundo hiperconectado, no es difícil imaginar la cantidad de información que tenemos allí guardada.

Piensa en cada foto o video que tomas o en cada mensaje que envías. Quizás no todos son importantes, pero habrá algunos que no querrás que se pierdan.

Que se te dañe un celular, o que te lo roben, representa una carga financiera importante; no ayuda si además la información se pierde para siempre.

Por eso, los que saben de tecnología siempre recomiendan hacer una copia de seguridad de aquello que no se quiere que se pierda.

Ya sea por seguridad o porque quieres cambiar de dispositivo o actualizar el sistema operativo, tanto Android como iOS, tener un back up no solo ayuda a que la información no se pierda para siempre, sino que libera espacio en el dispositivo y ayuda a mantenerla en un lugar más seguro.

Fotos y videos
En caso de las personas que tengan un teléfono con sistema operativo Android, una de las mejores opciones es la aplicación Google Photos, la cual puede ser descargada completamente gratis.

La app crea una copia de seguridad de forma automática de cada foto y video que se tome y la guarda en la nube. Para ello hay que:

Abrir la aplicación
Tocar la imagen de perfil en la esquina superior derecha
Seleccionar la configuración de fotos
Activar la copia de seguridad y sincronización
Google Photos no es completamente gratis. Se puede utilizar hasta 15 GB de almacenamiento sin ningún costo y a partir de ahí pagar un monto mensual a través de Google One, el servicio de Google para almacenamiento en la nube bajo suscripción.

Los montos dependerán de la cantidad de almacenamiento que se desee y varían desde US$1,99 al mes por 100 GB hasta US$149,99 por 30 TB.

Copia de seguridad
Todo el mundo tiene fotos en sus celulares que tienen valor.

Google One no solo permite almacenar la información guardada en Google Photos, también permite hacer una copia de seguridad del dispositivo, incluyendo aplicaciones, mensajes SMS e historial de llamadas.

Para hacer una copia de seguridad en Google One:

Abrir la Configuración del teléfono
Tocar la opción Google
Entrar en "Copia de seguridad"
Activar "Copia de seguridad de Google One"
Volver a la configuración principal de "Copia de seguridad"
Tocar "Copia de seguridad ahora"
Otra opción es Amazon Photos, el cual ofrece almacenamiento de fotos ilimitado más almacenamiento de video de 5 GB con una suscripción Prime, mientras que el almacenamiento de 100 GB cuesta US$1,99 al mes o US$19,99 al año.

Música
Google One es una buena opción para fotos, videos o la información guardada tanto en el dispositivo como en Gmail y Google Drive. Pero con la música es un tema distinto.

YouTube Music es el servicio principal de música de Google desde el cierre de Google Play Music en 2020. Su aplicación ha sido descargada más de mil millones de veces y permite ser usada tanto por la app como por el navegador web.

Hay varias opciones en la nube para almacenar información.

YouTube Music permite subir hasta 100.000 canciones. Para ello:

Ir a music.youtube.com
Hacer clic en la imagen de perfil en la esquina superior derecha
Seleccionar "Subir música"
Elegir las canciones que quiera subir y seleccione Abrir
Para reproducir las canciones, tanto en la aplicación como en el sitio web, ir a Biblioteca > Canciones > Cargas
Otros archivos
¿Pero qué ocurre cuando se trata de un archivo importante?

Hay servicios como Dropbox, Google Drive o Microsoft OneDrive que brindan una cantidad razonable de almacenamiento gratuito, con espacio adicional disponible por una tarifa mensual o anual.

La aplicación Autosync permite sincronizar automáticamente archivos entre distintos dispositivos conectados a una misma cuenta (celular, tableta, otros); y tiene versiones específicas para Google Drive, Dropbox, OneDrive y Box.

¿Y qué pasa con iPhone?
Con los dispositivos que utilizan el sistema operativo de Apple, el iOS, las cosas son un poco más fáciles.

La opción más simple y recomendada es hacer una copia de seguridad del iPhone en iCloud, el servicio de almacenamiento de la nube de Apple.

Conéctate a una red wifi
Ve a Configuración, toca tu nombre y luego el icono de iCloud
Asegúrate de que el interruptor esté activado para obtener copias de seguridad automáticas cuando tu iPhone se esté cargando, bloqueado y conectado a una red wifi
Pulsa Back Up Now (Copia de Seguridad Ahora) para hacer una copia de seguridad
Marca o desmarca todas aquellas opciones a las que le quieres hacer una copia, como fotos, mensajes o contactos
iCloud permite hasta 5 GB de almacenamiento gratuito en la nube. Como pasa con OneDrive, una vez superada esa capacidad hay que pagar un monto, que varía desde US$3 al mes por 200 GB hasta US$10 por 2 TB.

WhatsApp
WhatsApp es la aplicación de mensajería instantánea más utilizada en todo el mundo. Aunque existen opciones más seguras o con funciones distintas, esta app se ha posicionado entre los usuarios tanto de Android como de iOS.

Para crear una copia de seguridad de WhatsApp en Google Drive se necesita primero una cuenta Google en el teléfono y la aplicación Google Play Services instalada.

Abrir WhatsApp
Tocar el ícono de Más Opciones > Ajustes > Chat > Copia de Seguridad > Guardar en Google Drive
Seleccionar la frecuencia con la que se desee guardar las copias (que no sea Nunca)
Seleccionar la cuenta de Google a usar para guardar la copia del historial de chats
Pulsar Guardar usando para seleccionar el tipo de red
WhatsApp permite también activar la opción de copia de seguridad cifrada de extremo a extremo, o generar una copia de seguridad de forma manual.

En el caso de iOS, para hacer una copia manual:

Configuración de WhatsApp > Chat > Copias de Seguridad de Chats > Copia de Seguridad Ahora
Se pueden habilitar copias automáticas y programadas eligiendo la frecuencia entre diaria, semanal o mensual
Las copias se guardarán en iCloud. Pero ten en cuenta que la capacidad gratuita es de hasta 5 GB. Para ahorrar espacio, Apple ofrece la opción de omitir o incluir videos en la copia.

¿Y si no quiero el almacenamiento en la nube?
El almacenamiento en la nube ofrece muchas ventajas, como la opción de acceder a los archivos en cualquier momento y desde cualquier dispositivo teniendo, en la mayoría de los casos, una conexión a internet.

Pero no es una opción para todos, ya sea porque no se quiere pagar por espacio adicional, para evadir posibles hackeos o porque sencillamente el almacenamiento global resulta más simple.

Tanto Android como iOS permiten almacenar información de forma local en computadoras PC Windows o Mac.

Un teléfono se puede dañar, romper o ser robado. Pero la información puede permanecer segura si se toman precauciones.

Desde iPhone a Mac:

Conectar el iPhone al ordenador Mac
En la barra lateral del Finder en la Mac, seleccionar el iPhone (el Finder está disponible para sistemas operativos macOS 10.15 o superior. Para otras versiones, hay que tener instalado el iTunes para transferencia de archivos)
En la parte superior de la ventana del Finder hacer clic en Archivos
Escoger la opción Transferir de iPhone a Mac
En el caso de que no se tenga Mac sino una Windows PC, el procedimiento es el mismo pero usando iTunes.

Usando un móvil Android, el procedimiento es distinto. Google permite conectar el dispositivo a una computadora Windows y copiar los archivos fácilmente. En caso de transferir los archivos a una computadora Mac, es necesaria una aplicación llamada Android File Transfer que se puede descargar desde la página oficial de Android.

BBC

jueves, 14 de abril de 2022

La paradoja de Habermas ¿Qué sucede cuando se aplica la Teoría de la Acción Comunicativa a debates actuales?

Dado Ediciones, Madrid, 2021, 333 págs.

A lo largo de la primera mitad de la década transcurrida entre la publicación del primer volumen de la Teoría de la acción comunicativa (1981) y su aplicación a una teoría normativa del Estado de derecho (en Facticidad y validez, de 1992), Habermas publicó una serie de ensayos (recogidos en castellano en el volumen Escritos políticos) en la que se presentaba a sí mismo como heredero de «un movimiento intelectual que va de Kant a Marx». Dejando a un lado la cuestión de esa filiación marxista, no han sido pocos los que han criticado el núcleo de la filosofía habermasiana poniendo el dedo en la llaga de su filiación kantiana. En La paradoja de Habermas, Isabel Gamero recalca que apuntar a una u otra filiación no constituye ninguna crítica significativa. El problema no estaría —no podría estar—, pues, en los autores o tradiciones que hayan podido influir en esta o aquella propuesta, sino en su consistencia y adecuación y, así, del minucioso examen de la filosofía de Habermas ensayado en las páginas que nos ocupan no se desprende nada parecido a una mera constatación de parentesco intelectual, sino justamente lo que el título promete: una paradoja.

La paradoja se deja notar en cada una de las dos partes que integran el libro, pero es en su confluencia donde se hace enteramente manifiesta. La primera de las señaladas partes estudia en detalle las sucesivas reelaboraciones de la concepción habermasiana de la racionalidad comunicativa, mientras la segunda hace lo propio con su concepción del «mundo de la vida». En realidad, ninguna de ambas partes es la primera o la segunda, dado que el texto configura un libro reversible, que puede leerse comenzando por cualquiera de ellas. La lectura desemboca en cualquier caso en una y la misma circularidad: cuando la abstracción del ámbito teórico en el que se articula la racionalidad comunicativa amenaza con osificarse en un esquematismo vacío e inoperante, el autor recurre al ámbito pragmático del mundo de la vida en un intento por dotar a su propuesta de una concreción que, ante los conflictos que tampoco en esta esfera logran eludirse, nos remite de vuelta al formalismo de la racionalidad comunicativa.

Ambas partes siguen un orden cronológico en la presentación de las sucesivas reelaboraciones de sus respectivas nociones, y cada uno de sus cinco primeros capítulos comparte una misma estructura: tras presentar la propuesta de Habermas en cada periodo, las críticas en él cosechadas y las reacciones de Habermas a las mismas, el capítulo se cierra con una recomposición de lugar que hace al tiempo las veces de balance crítico y enlace con el capítulo subsiguiente. La estructura de cada una de las dos partes es simétrica, con cinco capítulos dedicados a la evolución teórica de Habermas, uno a la aplicación de su propuesta a un debate político específico (el aborto, el independentismo) y los dos finales a la formulación de las críticas de la autora. La acertada selección y la ágil exposición de las críticas que Habermas ha ido recibiendo es quizá el principal elemento diferencial entre este texto y otros similares, elemento al que cabría añadir la originalidad con que, en el comentario de réplicas y contrarréplicas, van perfilándose gradualmente los trazos que acabarán dibujando el referido círculo argumentativo.

Los cinco primeros capítulos de la parte dedicada a la racionalidad comunicativa recorren el camino que va de la equiparación inicial de dicha noción con la «situación ideal de habla» –idealización del contexto comunicativo en la que los participantes dejan de lado sus intereses particulares y respetan las normas de inteligibilidad, veracidad y rectitud del diálogo– a la interpretación «postsecular» que Habermas empezara a desarrollar a comienzos del siglo XXI. Se suceden en esta trayectoria diversos intentos de naturalización de la racionalidad comunicativa —mediante una tentativa vinculación, primero, con la psicolingüística chomskiana y, después, de forma más sistemática, con la psicología del desarrollo de Kohlberg—, que terminarán aterrizando en una comprensión «postmetafísica», pragmática, falibilista y más situada de la racionalidad, una comprensión que no logra superar, no obstante, el abismo «entre teoría y vida, entre conceptos universales abstractos e intereses humanos situados» (p. 146) y sigue mostrándose, por tanto, incapaz de ofrecer pauta alguna para la resolución eficaz de disputas concretas.

La de Seyla Benhabib es una de las voces críticas que ha acompañado a Habermas desde sus primeras formulaciones, y precisamente ella nos ofrece una curiosa ilustración de las dificultades del modelo de consenso habermasiano en las últimas páginas de la parte dedicada a la racionalidad comunicativa, en las que se describe el modo en que un ácido artículo publicado por Raymond Geuss en el día del cumpleaños de Habermas acabaría dando lugar a un debate ubicado en las antípodas de la racionalidad comunicativa.

Los cinco primeros capítulos de la parte dedicada al mundo de la vida recogen, por su parte, la abigarrada acumulación de capas superpuestas de sentido —desde las fenomenológicas a las sociológicas, pasando por la discutible asimilación de las certezas wittgensteinianas— con la que Habermas ha pretendido capturar ese lecho compartido, implícito y prerreflexivo, sobre el que se alza toda comprensión. Tal vez la oscilación entre el uso primero en singular, luego en plural y, finalmente, de nuevo en singular de la locución «mundo de la vida» constituya la más sucinta y elocuente expresión de las múltiples dificultades del intento de Habermas de abrirse paso hacia este horizonte mundano de consenso (¿Qué encaje tiene el pluralismo humano en la propuesta de Habermas?; ¿elabora recetas para consensos inclusivos o nos señala la vía hacia su «ciudad ideal»?). Destaca en este punto, a nuestro juicio, la discusión del conato de tamizar lo mejor de la racionalidad moderna y de los mundos de vida tradicionales mediante la identificación de «los recursos que proporcionaban sentido, cohesión y unidad a las formas de vida tradicionales [y la eliminación de] cualquier connotación mítica, religiosa o de autoridad en ellos para continuar con el proyecto emancipador de la Ilustración y su pretensión de universalidad» (p. 221) —una propuesta que morigeraría, ya en el siglo XXI, con la intención de abrir espacio al «diálogo entre religiones» en una «sociedad postsecular».

La paradoja de Habermas ofrece, en fin, un recorrido sinóptico, exhaustivo y de una extraordinaria claridad por la obra de uno de los más influyentes filósofos sociales contemporáneos. A ese recorrido se suma un ponderado análisis de las posibilidades de aplicarla a los debates que hemos de abordar en nuestra enmarañada arena pública.

Asier Arias

https://www.mientrastanto.org/boletin-211/la-biblioteca-de-babel/la-paradoja-de-habermas

miércoles, 13 de abril de 2022

_- “Con el Bachillerato de tres años no tenemos ni absentismo ni abandono”

_- Cataluña prueba desde hace tres cursos la flexibilización esta etapa, combinándola con un ciclo formativo que permite a los alumnos obtener una doble titulación

Aone Landa empezó a nadar a los dos años y a los siete ya participaba en competiciones, pero tiene claro que no quiere convertirse en profesional. “Soy muy exigente y hace un tiempo vi que no conseguía los resultados que yo quería, pese al esfuerzo y haberme perdido muchas cosas durante este tiempo”, explica la joven, que estudia en el Instituto Ferra Tallada de Barcelona el primer curso de Bachillerato, pero no de cualquier Bachillerato. Landa tenía claro que quería cursar el Bachillerato científico y estudiar, posteriormente, Medicina y Psiquiatría. Pero unos de sus deseos también es ir a Australia y hacer de socorrista un tiempo. Y encontró la forma ideal de combinar ambos intereses: un Bachillerato de tres años que compagina estos estudios convencionales con un ciclo formativo de grado medio que le permite, al final de la etapa, obtener la doble titulación de ambos estudios.

En 2019 Cataluña puso en marcha una prueba piloto en siete centros para flexibilizar el Bachillerato, alargándolo un año e incorporando materias de un ciclo formativo de grado medio, ya sea del ámbito deportivo, como el de artes plásticas y diseño. Con esta prueba se buscaba un doble objetivo: reducir el abandono escolar y replantear la oferta formativa. “¿El Bachillerato es exclusivamente el camino para ir a la universidad? ¿La FP es la que necesitamos actualmente?”, se planteaba entonces el consejero catalán de Educación en aquel momento, Josep Bargalló. Haciendo más atractivos los estudios, añadiéndoles una vertiente más práctica, se vio como una forma de retener a los alumnos. Otra vía es quitar la presión de acabar el Bachillerato en dos años y permitiendo que aquellos alumnos con más dificultades puedan cursarlo en tres años.

Esta última fórmula está recogida en la nueva ley estatal de Educación, la Lomloe, y en el decreto de Bachillerato aprobado el pasado martes 5 de abril. Concretamente, la nueva normativa contempla una serie de casos en que estos estudios pueden cursarse en tres años: cuando el estudiante esté realizando simultáneamente enseñanzas profesionales de música o danza, sean deportistas de alto nivel o presenten una “necesidad específica de apoyo educativo” (lo que suele ser sinónimo de presentar algún tipo de discapacidad o de dificultad de aprendizaje). El objetivo es frenar el abandono prematuro de los estudios que, según las últimas estadísticas, está en claro retroceso y cayó al 13,3% en España en 2021, la cifra más baja nunca registrada.

El Instituto Ferran Tallada de Barcelona es uno de los centros participantes en la prueba piloto y ofrece la combinación de Bachillerato y FP media en la modalidad deportiva con dos especialidades: el fútbol y el socorrismo. El centro ha dado un vuelco a su plan de estudios para, durante los dos primeros años, combinar las materias del primero de Bachillerato y del ciclo formativo. El tercer año corresponde al 2º de Bachillerato convencional, enfocado en la selectividad. Se mantienen tanto el número de materias como las horas lectivas, pero el gran elemento diferenciador lo aportan las prácticas del ciclo formativo, que se realizan fuera del centro; en el caso de este centro barcelonés, en campos de fútbol, en piscinas o en la playa, dependiendo de la especialidad.

Este modelo más flexible ofrece varias ventajas, según abundan desde el instituto. La primera, quita a los alumnos, con 16 años, la presión de tener que elegir. “A estas edades no saben hacia dónde tirar y con esta opción lo tienen todo: la FP les facilita el acceso a un trabajo, pero el Bachillerato les allana el camino a la universidad. Aquí lo que hacemos es abrir puertas”, resume Manel Tenes, director del centro. “También ven la importancia del estudio, que el deporte necesita un contenido teórico, y esto hace que valoren más el Bachillerato”, añade Laura Flaqué, jefa de estudios de enseñanzas deportivas del instituto.

Para los alumnos también supone un atractivo el hecho de lograr un título, aunque básico, ya al final del primer curso, que les permite trabajar. Por ejemplo, como socorristas de piscina y parque acuáticos o como ayudantes de entrenador de fútbol base. Otra ventaja es que, en caso de que no tengan éxito con el Bachillerato, siempre pueden contar con el título del ciclo formativo y continuar su formación en la FP superior.

Ian Casternado y Pol Jiménez, ambos estudiantes de 1º de Bachillerato en la especialidad de fútbol, coinciden en que todavía no tienen nada claro su futuro y optaron por este modelo “porque ofrece más salidas”. Y ponen en valor esta vertiente más práctica. “No se hace tan pesado, porque siempre estar las mismas horas en el mismo sitio, cansa, y así rompes la monotonía”, tercia Ian.

Pol García, en 1º de la rama de socorrismo, tiene como meta estudiar el grado de INEF y convertirse en bombero. “El Bachillerato de tres años te da más tiempo para decidirte qué quieres hacer y además aprendes cosas prácticas; en mi caso, salvamento y primeros auxilios, algo que puedes aplicar cada día y que es un conocimiento básico que todo el mundo debería tener”, lanza el joven.

En junio finaliza la primera promoción de esta modalidad experimental de Bachillerato, que progresivamente ha ido atrayendo a más alumnos: los 15 alumnos del primer año se han doblado en el actual, pero “para el próximo año se han interesado casi 60 familias, queremos pedir una segunda línea”, explica el director, quien también destaca la incorporación de más chicas.

No obstante, desde el instituto también lamentan un gran hándicap: el precio de la matrícula. La de la especialidad de fútbol se eleva a 1.400 euros y la de socorrismo, a 2.000. “Es muy caro, a pesar de que son precios públicos, pero hay que pagar los formadores y las instalaciones, que son públicas, pero las gestionan entidades privadas. No tiene sentido. Esto también hace que pocos institutos se animen a ofertar este tipo de estudios”, lamenta Tenes.

De momento, el modelo se amplía con cuentagotas y actualmente ya son una veintena de centros los que ofrecen la doble titulación en Bachillerato y ciclo formativo, sea del ámbito deportivo o el artístico, según la web de la Generalitat. Con todo, el Departamento catalán de Educación valora positivamente la experiencia del primero “porque a nivel organizativo es muy fácil la combinación y complementa bien la oferta formativa”. En cuanto al de artes plásticas, el Departamento admite por escrito “que no hay tanta demanda”.

Desde el instituto Ferran Tallada tienen claro que este nuevo modelo es un éxito. “En este Bachillerato no hay ni absentismo ni abandono escolar”, resume tajante Tenes, quien abunda que en el convencional tienen actualmente un 10% de absentismo, que luego se traduce en abandono. Unas cifras, incide el docente, marcadas al alza por la pandemia, ya que antes rondaban el 2%. “Los adolescentes lo están pasando muy mal con la pandemia, la parte emocional es muy importante a estas edades. Y con esta fórmula recuperan la ilusión, los alumnos vienen contentos, y esto es clave. El Bachillerato de tres años actúa de tapón, retiene a los alumnos y además logra que estudien un año más”, zanja el director.

https://elpais.com/educacion/2022-04-11/con-el-bachillerato-de-tres-anos-no-tenemos-ni-absentismo-ni-abandono.html

martes, 12 de abril de 2022

El desorden sigue avanzando.

En las democracias occidentales está dejando de existir lo que tradicionalmente hemos denominado el “sistema de partidos”. Hay partidos, pero no hay un sistema de partidos que transmita fiabilidad en el interior de cada país y en las relaciones de cada uno de ellos con los demás

En 2016, cuando el primer ministro David Cameron, después de haber tenido un éxito sorprendente y notable en las elecciones generales, convocó un referéndum sobre la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea, prácticamente a casi nadie se le pasó por la cabeza que el resultado iba a ser el que fue. Y sin embargo, fue el que fue. El 23 de junio los ciudadanos británicos decidieron poner fin a la integración de Gran Bretaña en la UE.

Pocos meses más tarde, en las elecciones presidenciales en noviembre en Estados Unidos, aunque la casi totalidad de los estudios de opinión daban por supuesto que Hillary Clinton sería la nueva presidenta del país, fue Donald Trump quien acabó ocupando la Casa Blanca. A punto ha estado de quedarse en ella tras haber perdido las elecciones.

Hace unos meses que se ha hundido otro pilar del orden mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial en las elecciones celebradas en Alemania. El partido democratacristiano, la CDU, no ha sido un partido europeo más, sino que ha sido sin duda la pieza más importante en el continente europeo de dicho orden mundial. Aunque no es la primera vez que ha dejado de ocupar el Gobierno, sí es la primera vez que deja de ocuparlo de la manera en que lo ha hecho. En las dos ocasiones anteriores seguía siendo un partido de gobierno, aunque estuviera en la oposición. Basta recordar quiénes fueron sus líderes en esos periodos, Helmut Kohl y Angela Merkel, que acabarían siendo Canciller Federal durante dieciséis años cada uno.

Hace cinco años que en Francia no participa en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ningún candidato de los dos partidos que han ocupado la presidencia de la V República. En dos ocasiones, en 1969 y 2002, no participó el candidato del Partido Socialista, pero nunca había dejado de estar presente el candidato de la derecha republicana. En las últimas elecciones no ha habido presencia de ninguno de los dos.

Este domingo se celebra la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas y la tendencia que van marcando los sondeos son inquietantes. Aunque Emmanuel Macron todavía sigue siendo el candidato con más probabilidades de renovar el mandato como presidente, Marine Le Pen va recortando la distancia hasta aproximarla en algunos sondeos a lo que se considera el margen de error de toda encuesta.

Podríamos seguir con Italia y España y casi con todos los países europeos. En las democracias occidentales está dejando de existir lo que tradicionalmente hemos denominado el “sistema de partidos”. Hay partidos, pero no hay un sistema de partidos que transmita fiabilidad en el interior de cada país y en las relaciones de cada uno de ellos con los demás.

En estas circunstancias se ha iniciado por Rusia la invasión de Ucrania. Vladimir Putin, que lleva desde que llegó a la presidencia de Rusia intentando desordenar los sistemas políticos de los países democráticos occidentales, ha cometido tal vez un error de cálculo pensando que las democracias occidentales estaban todavía más deterioradas de lo que realmente están y que sería difícil que pudieran responder a una embestida como la que ha protagonizado Rusia con la invasión de Ucrania.

Está claro que en la primera embestida ha fracasado, pero el desenlace del enfrentamiento que se está produciendo está lejos de haber quedado resuelto. Este pasado domingo hemos asistido al triunfo rotundo de Viktor Orbán en Hungría, donde, por cierto, se va a celebrar este año la gran conferencia de la derecha americana. Crucemos los dedos por lo que pueda pasar en Francia en las próximas semanas y lo que puede suponer la progresiva incorporación de Vox a los Gobiernos de Comunidades Autónomas, que puede acabar con su participación en el Gobierno del Estado tras unas elecciones generales.

Hay muchos quintacolumnistas de Putin en el resto de Europa e incluso en Estados Unidos. Y no se debe olvidar que es mucho más fácil destruir que construir. Aunque sorprendentemente la reacción de la UE ha sorprendido positivamente, no creo que se pueda decir lo mismo de cada uno de los Estados miembros. El desorden sigue avanzando.

https://www.eldiario.es/contracorriente/desorden-sigue-avanzando_132_8902100.html