sábado, 30 de diciembre de 2023

La revolución CRISPR llega a la clínica.

La edición genómica de pacientes parece a punto de recibir luz verde de la agencia del medicamento de Estados Unidos

La técnica CRISPR permite reemplazar trozos de ADN.
La técnica CRISPR permite reemplazar trozos de ADN.
Una grave enfermedad hereditaria que afecta a millones de personas en el mundo, la anemia falciforme, está a punto de convertirse en objeto del primer “fármaco CRISPR” aprobado por la agencia del medicamento de Estados Unidos (la FDA), lo que suele servir como disparador para que la agencia europea (EMA) haga lo propio un poco después. La técnica de edición genómica CRISPR se descubrió hace poco más de diez años, se llevó un premio Nobel hace tres y ya ha revolucionado los laboratorios genéticos de medio mundo. Sus aplicaciones son muy amplias, pero una de las más evidentes es la de aliviar el sufrimiento humano. Hay más de 3.000 enfermedades genéticas distintas, y la perspectiva de tratarlas una a una, desarrollando fármacos al viejo estilo, es francamente exigua. Pero si sabes arreglar un gen, sabes arreglar cualquiera. Esta es la gran esperanza contra las enfermedades raras, que son genéticas en su mayoría.

Tiene algo de justicia poética que el primer tratamiento CRISPR que vaya a ser aprobado sea contra la anemia falciforme, que fue la primera enfermedad genética descrita molecularmente. La sangre es roja porque contiene glóbulos rojos, que a su vez lo son porque contienen hemoglobina. Esta es la proteína que trasporta el oxígeno desde los pulmones hasta el resto del cuerpo. Una mutación en el gen de la hemoglobina hace que la proteína se apile en largos filamentos que deforman los glóbulos rojos y los hacen atascarse en las venas. Las consecuencias son graves y dolorosas, e incluyen una muerte prematura.

La hemoglobina mutante se da sobre todo en la franja ecuatorial de África y en personas de esa ascendencia. Una de cada 12 personas negras lleva la mutación, pero solo una de cada 400 tiene la enfermedad. La razón es que hay que heredar la mutación tanto del padre como de la madre para sufrirla. Pero ¿por qué es tan común en esa zona? Las mutaciones debilitantes suelen resultar barridas de cualquier población por la selección natural. ¿Por qué no lo han sido en África? La respuesta es otro clásico de la patología molecular: las personas con una copia mala y otra buena del gen no padecen la enfermedad, pero son resistentes a la malaria, que es endémica en esa zona. En esas condiciones, a la evolución no le interesa barrer al gen malo. No del todo, al menos.

Por todo lo que sabemos, CRISPR cura a la gran mayoría (29/30) de enfermos de anemia falciforme, aunque de una forma algo indirecta. Hay otro gen de la hemoglobina (llamado fetal) que normalmente solo funciona durante el desarrollo del feto. Después lo apaga otro gen represor (BCL11A). Lo que hace CRISPR es inactivar al represor, de modo que la hemoglobina fetal, que no está afectada por la mutación, se produce en el adulto. Este tipo de circuitos lógicos son universales en genética.

El tratamiento no es una pastilla. Hay que extraer células medulares del paciente, modificar sus genes y reinsertar las células. Estas prácticas funcionan bien, pero son muy caras. Después de la aprobación de la FDA, empezará la verdadera guerra por el acceso al fármaco. ¿Cuánto cuesta una vida humana?

La herida del pasado fascista aún sangra en Croacia.

Serbios, judíos y antifascistas boicotean la ceremonia oficial en memoria de las víctimas de un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial en denuncia del creciente revisionismo 
La ceremonia alternativa a la oficial en recuerdo de las víctimas del campo de concentración de Jasenovac, 
CROACIA | La herida del pasado fascista aún sangra en Croacia

En esta pradera donde solo se oye el azote del viento y el murmullo del río Sava que separa Croacia y Bosnia, al menos 83.000 personas fueron asesinadas durante la Segunda Guerra Mundial por los ustasha, los aliados croatas de los nazis, en el campo de concentración que aquí se alzaba. Croacia ha homenajeado este domingo a las víctimas, pero, por cuarto año consecutivo, lo ha hecho prácticamente sin sus representantes. Serbios, judíos y antifascistas han boicoteado la ceremonia en denuncia del creciente revisionismo de aquellos años oscuros y celebrado dos días antes una extraoficial a la que también acuden los romaníes. Dos actos para una memoria dolorosa sobre la que pesan demasiados "sí, pero...".

La disonancia entre el espacio vacío de Jasenovac hoy y el horror de hace ocho décadas parece una metáfora sobre la dificultad de Croacia para lidiar con su pasado. La gran escultura en forma de flor donde este domingo se depositan los ramos de flores domina el centro de un complejo con ocho subcampos levantado en 1941 que albergaba hasta 4.000 prisioneros, aunque —como reconocían en un documento confidencial sus responsables en alusión a su función exterminadora— “podría aceptar un número ilimitado”. El lago ubicado a pocos metros proporcionaba el agua para la fabricación de ladrillos a la que estaban forzados los reclusos y las vías de ferrocarril que aún recorren el espacio sirvieron para transportar a parte de los presos. En el bucólico río colindante, una lancha de la policía croata vigila la frontera con la otra orilla, ya en la entidad serbia de Bosnia, en la que los ustasha asesinaban a los presos. Les obligaban a cavar una fosa para luego degollarles, dispararles o tirarles al agujero de un martillazo en la cabeza.

El espacio conmemorativo del campo de concentración de Jasenovac, el pasado marzo. JAIME CASAL

Si nada queda del campo es precisamente por el episodio que se recuerda cada año en abril. En 1945, unos 600 reclusos intentaron una huida masiva. 91 lo lograron; el resto fue abatido por los guardas. Ante el avance partisano, los guardas intentaron borrar las huellas del campo, ya vacío (asesinaron al casi medio millar que no había tratado de escapar): excavaron algunas fosas comunes para quemar los cadáveres e hicieron volar los barracones con explosivos. Dos años más tarde, el Gobierno yugoslavo permitió a los vecinos usar los cascotes para sus viviendas.

El cálculo de los muertos está muy politizado, incluido un reciente rifirrafe diplomático entre Croacia y Serbia. Tras la guerra, el Ejecutivo de Tito los cifró en 700.000, un cálculo que el consenso académico considera hoy inflado para negociar las reparaciones alemanas de guerra. Los cálculos han bailado de los desestimados 2.238 de una comisión del Parlamento croata al 1,1 millones de un historiador bosnio, es decir, tantos como en Auschwitz, pero sin cámaras de gas.
Entrada al campo de Jasenovac, en los años cuarenta.
Entrada al campo de Jasenovac, en los años cuarenta.CENTRO EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DE JASENOVAc
"Es prácticamente imposible saber el número total", admite Ivo Pejakovic, director del espacio en su memoria, junto a una instalación de vidrio en el museo de Jasenovac con los nombres y apellidos de los identificados. Actualmente son 83.145 (20.000 de ellos menores de 14 años), pero probablemente se trata de 100.000, cifra que manejan el Museo del Holocausto de Washington y el centro Simon Wiesenthal de Israel. Casi la mitad eran serbios —la principal diana del odio ustasha— y un cuarto, judíos y romaníes. El resto, militantes antifascistas y otros reclusos políticos.
El espacio conmemorativo del campo de concentración de Jasenovac, el pasado marzo.
El espacio conmemorativo del campo de concentración de Jasenovac, el pasado marzo.

Algunos de estos elementos —la demolición del complejo, la ausencia de una cifra cerrada de muertos o la fábrica de ladrillos— son justamente los que han alimentado las variopintas tesis negacionistas (como que era un campo de trabajo con muertes puntuales o que fue usado luego por Tito para asesinar ustasha) que han llevado al Departamento de Estado de EE UU a mostrar su preocupación, al Consejo de Europa a advertir de las crecientes alabanzas entre los jóvenes a la ideología ustasha y al Proyecto de Recuerdo del Holocausto a sacar “tarjeta roja” a Croacia el pasado enero por sus niveles de revisionismo, los mayores de la UE junto con Polonia, Hungría y Lituania.

“El caso croata es muy complejo. Por un lado, no quiere ser conocido como un país que niegue o revise el Holocausto, pero por otro no puede asumir lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial. Es muy difícil encontrar gente que sea completamente inequívoca. Es siempre un ‘sí, los ustasha fueron horribles, pero…’. El revisionismo no es tan explícito y flagrante como en Ucrania o Polonia, pero está ahí, es mainstream”, asegura el historiador británico Rory Yeomans, del Institute for Advanced Study de Princeton y autor de un libro sobre el fascismo en el país entre 1941 y 1945.

Hrvoje Klasic, profesor de la Universidad de Zagreb especializado en historia europea del siglo XX, cree que algunos comportamientos “se han hecho más evidentes en los últimos cuatro años". “Se ha vuelto en cierto modo normal decir Za dom Spremni [“Por la patria, listos”, el saludo ustasha]. Por eso, cuando llegaron las acusaciones de Europa o EE UU, hay quien pensó: ‘¿por qué ahora está prohibido, si no lo estaba hace 20 o 25 años?’. En Alemania, tras 1945, estaba muy claro qué personas y símbolos estaban prohibidos, pero en Yugoslavia no hizo falta. Era una zona gris que aún hoy es utilizada”, señala en su despacho.

El boicot a la ceremonia oficial en Jasenovac comenzó en 2016, año en que salió a la venta el ensayo Jasenovac, campo de trabajo, y su autor, Igor Vukic, fue entrevistado en la televisión pública. El entonces ministro de Cultura, Zlatko Hasanbegovic, que en los noventa había llamado a los ustasha “héroes y mártires”, asistió a la inauguración de un documental con la misma tesis y aplaudió que aborde "numerosos temas tabú". A esto se sumó otro libro y documental de un derechista esloveno sobre el “mito” del campo de concentración. Ese año, su superviviente más longevo pidió que no se leyese su carta en la conmemoración oficial, pero se hizo igual.

Otros gestos han alimentado la sensación de agravio. Una placa en recuerdo de combatientes croatas muertos en la guerra de los noventa que incluía en el escudo el saludo ustasha fue erigida en 2016 junto a Jasenovac. Tras meses de negociaciones, fue reubicada a 10 kilómetros. “Ahora está cerca de un cementerio en el que están enterrados partisanos que liberaron el campo”, critica Aneta Vladimirov, responsable del Departamento Cultural del Consejo Nacional Serbio, que representa a esta minoría.

Tres años antes, en un partido internacional, el futbolista Joe Simunic cogió un micrófono y gritó cuatro veces desde el campo el inicio del saludo ustasha (“Por la patria”). “¡Listos!”, respondieron miles de aficionados. Fue multado y sancionado con 10 partidos por la FIFA. “Las opiniones sobre el saludo cambian a diario. Un día está bien; otro, no. Y no solo entre los ciudadanos de a pie, también entre destacados políticos”, señala el diputado Veljko Kajtazi, en la sede de la representación de la comunidad romaní, Kali Sara, que él preside.
Guardas de Jasenovac revisan a los presos a su llegada al campo.
Guardas de Jasenovac revisan a los presos a su llegada al campo.CENTRO EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DE JASENOVAC
La presidenta del país, Kolinda Grabar-Kitarovic, del histórico partido conservador católico HDZ, ha condenado en varias ocasiones las masacres. “Sin ninguna reserva”, escribió en 2018 en el libro de visitas de Jasenovac, al que acude cada año por su cuenta —la última, este sábado— para no “intensificar las divisiones ideológicas”. “Va a Auschwitz de forma pública y a Jasenovac de forma privada”, lamenta Vladimirov.

La presidenta ha levantado, sin embargo, más de una ceja al afirmar que Za dom Spremni era “un antiguo saludo croata” o al manifestar su pasión por la música de Thompson, cantante conocido para glorificar a los ustasha que actuó en la celebración de la medalla de plata en el pasado Mundial de fútbol. “La ceremonia oficial en Jasenovac es el único momento en el que nuestros políticos hablan de lo que sucedió en la Segunda Guerra Mundial. Los 364 días restantes se comportan de forma diferente”, explica Sanja Tabakovic, representante de la comunidad judía en el Ayuntamiento de Zagreb.
El campo de concentración de Jasenovac, en los años cuarenta.
El campo de concentración de Jasenovac, en los años cuarenta.CENTRO EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DE JASENOVAC
La sensación es que por, cada una de cal, hay otra de arena. El pasado febrero, el Ministerio de Educación eliminó El diario de Anna Frank de su lista de lecturas recomendadas para los colegiales, poco después de que un centro vetase una exposición sobre el libro porque incluía paneles sobre los crímenes ustasha. Ese mismo mes, en cambio, el Ministerio recomendó a los colegios visitar Jasenovac, algo que en 2018 hicieron solo 16.000 personas. A diferencia de los desplazamientos a Vukovar, la ciudad símbolo de la agresión serbia en los noventa, el viaje no está subvencionado. "Depende principalmente de si los padres están dispuestos a pagarlo", admite el director del espacio. El año pasado lo visitaron quince grupos escolares. Hay más de 900 centros de primaria en el país. Según una investigación de varias ONG croatas publicada en 2015, un 22% de los alumnos de secundaria cree que el Estado Independiente de Croacia de los ustasha no fue una creación fascista y un 48% no está seguro.

Las raíces de este empuje revisionista están, según el historiador Klasic, en la desintegración de Yugoslavia, época en que un grupo paramilitar croata recuperó el saludo. “Tras la Segunda Guerra Mundial, muchos nazis o colaboracionistas franceses huyeron a América Latina, pero ellos y sus descendientes siguen viviendo allí. En ningún otro lugar en Europa pasó lo que en Croacia: que volvieron y tomaron el poder. Y con una narrativa: que el Estado independiente de Croacia no fue fascista, sino el Estado croata. Es desde ese momento que hay un fuerte revisionismo”.

Una idea en la que abunda Yeomans: “Si no puedes afrontar lo que pasó en los cuarenta, no puedes tener un debate honesto sobre los noventa, porque hay una conexión: convertir la historia de Croacia en mucho menos problemática de lo que realmente es”.

viernes, 29 de diciembre de 2023

_- Reseña de La Ilíada o el poema de la fuerza, de Simone Weil (Trotta, 2023). La violencia de nuestra cultura en las fuentes griegas.

_- Fuentes: Rebelión

Los pocos años de vida que los hados concedieron a Simone Weil fueron concienzudamente aprovechados en una indagación filosófica sobre el sentido y las expectativas de lo humano, que no excluyó nunca un duro compromiso con la realidad más real. 

 Sus numerosos textos, en los que aflora a la par su inquietud mística y su empatía con el dolor ajeno, elaboran una síntesis original del pensamiento platónico y el mensaje del evangelio, perfectamente ajustada a los desvelos del presente.

Muchos de los trabajos de Weil han sido publicados en castellano por Trotta, entre ellos La Ilíada o el poema de la fuerza, en 2023, una penetrante reflexión que identifica este poema como la gran epopeya de Occidente, reveladora de nuestra amarga cautividad en un abismo de violencia. Se trata de un breve opúsculo que había sido incluido en volúmenes anteriores, con traducción y notas de Agustín López y María Tabuyo, y se ofrece ahora de manera independiente en el librito recién aparecido. Éste recoge también fragmentos sobre la guerra y la fuerza extraídos de los Cuadernos de Weil, con traducción y notas de Carlos Ortega.

La vida como mensaje
Nacida en 1909 en París en una familia judía, laica e intelectual, con veintidós años Simone Weil se graduó en filosofía en la Escuela Normal Superior y fue nombrada profesora del liceo de Puy-en-Velay. Un principio que gobernó su vida, ya desde niña cuando le llegaban noticias de la Gran Guerra, fue tratar de remediar en la medida de sus posibilidades el sufrimiento provocado a los más débiles en la jungla en que veía convertida la sociedad. Fiel a esta idea, al declararse una huelga en Puy, ella fijó su mínimo vital en el subsidio de los trabajadores desempleados y repartía el resto para ayudarles. No contenta con ello, y a fin de identificarse más plenamente con los explotados, en 1934 y 1935 pidió la excedencia y se empleó en la factoría Renault, donde afirmó haber sentido en su piel “la marca del esclavo”.

Esta sensibilidad ante la desgracia de los otros iba acompañada en el caso de Weil de una reflexión sobre el origen de las calamidades que observaba en términos económicos y de estructura social. Daba clases gratuitas a obreros y refugiados, y desde un pacifismo radical que sólo abandonará cuando comience la II Guerra Mundial, defendía políticas reformistas que permitieran aumentar la educación de las masas y afrontar una revolución auténticamente exitosa. Al estallar la Guerra Civil Española, se alistó en la Columna Durruti, pero nunca hizo uso de armas. Aceptaba la opción de morir, pero no la de dar muerte, y trató de detener sin éxito ejecuciones de elementos facciosos, lo que le generó una enorme frustración.

Durante la II Guerra Mundial, Simone Weil trabajó como campesina en el sur de Francia, de nuevo renunciando a lo “excesivo” de sus ingresos, que destinaba en este caso a la Resistencia. A finales de 1942 se estableció en Londres y trató de que se le encomendaran misiones en su país, pero en el entorno de De Gaulle se rechazó esta posibilidad por su condición de judía, que hacía difícil la supervivencia si era detenida. Además, en estos días la mala alimentación estaba haciendo estragos en la frágil constitución de Simone. Se le diagnosticó tuberculosis y en agosto de 1943 un infarto acabó con su vida. La mayor parte de su obra fue publicada después de su muerte.

Mística salvaje en maceta cristiana
La sensibilidad social y empatía de Simone Weil están vivas desde sus primeros años, pero sólo en la década de los 30 su pensamiento alcanzó la dimensión espiritual característica de su última etapa. Educada en un ambiente laico, poco significaban para ella los dogmas y rituales de la religión, pero algunas experiencias van a cambiar esto completamente. En 1935, escucha himnos de una tristeza desgarradora en una iglesia portuguesa, que la llevan al convencimiento de que “El cristianismo es la religión de los esclavos”. Dos años después, en Asís, tuvo una vivencia que describió así: “Estando sola en la pequeña capilla románica de Santa María de los Ángeles, incomparable maravilla de pureza, donde San Francisco oró muchas veces, algo más fuerte que yo me obligó, por primera vez en mi vida, a arrodillarme”. Por fin, en 1938, en un momento de intenso dolor físico, mientras lee un poema de George Herbert, experimenta una presencia de Cristo que define como: “Más personal, más segura, más real que la de un ser humano, inaccesible a los sentidos, (…) análoga al amor que brilla a través de la sonrisa más tierna de un ser querido.”

Estas genuinas experiencias místicas, fruto de la aguda sensibilidad de nuestra filósofa y de su anhelo de trascendencia, son plantas salvajes que podrían haber brotado en cualquier ambiente propicio, pero el caso es que nacieron con una impronta cristiana y esto va a marcar el resto de la vida de quien las experimentó. Puede decirse que estas vivencias significaron una “conversión al cristianismo”, con lo que el libre espíritu que hasta entonces había caracterizado a Simone Weil, quedó a partir de aquí sustituido por una relación tensa y conflictiva con la doctrina católica.

El intento de encauzar el misticismo de Weil en moldes cristianos termina al fin en proposiciones que desde la ortodoxia se ven como heréticas o cismáticas. Desaprueba ella, por ejemplo, el espíritu que inspira el Antiguo Testamento, con su cruel deidad tribal, lo que tiene doble mérito, dado su origen judío. Igual repudio le merecen las estructuras eclesiales, tan marcadas a lo largo de su historia por intransigencia, misoginia y fanatismo dogmático. Por otro lado, explicar la presencia del mal en la obra de un ser infinitamente bueno y todopoderoso, nada menos, obliga a Weil a recurrir al malabarismo de un dios “ausente de la creación”. En cualquier caso, resulta un progreso que la misma institución que en otro tiempo, ante estas disidencias, hubiera condenado a la indócil a la hoguera, se limite ahora a expresar su rechazo, sin dejar de celebrar que una lúcida pensadora se haya convertido a su fe, aunque sea a su manera.

No es éste el momento de detenerse en la filosofía de nuestra autora, pero es interesante subrayar que a través de ella sigue brillando un empeño humanista en conceptos muy sugestivos, como el de “enraizamiento”, desarrollado en un texto publicado póstumamente en 1949 por Albert Camus. En este trabajo, Weil ofrece una ética y una teoría social que abordan todos los aspectos vitales de la existencia, define cuidadosamente las necesidades del ser humano y argumenta cómo la negación de éstas crea una situación de desarraigo que debe ser corregida por la reflexión, la educación y la acción política. La moral burguesa y sus instrumentos, estado y dinero, nos han alienado, y según Weil hemos de hallar la forma de enraizarnos en nuestra esencia verdadera, espiritual y solidaria.

Una lectura de los clásicos griegos
Simone Weil era una helenista aguda y original, ferviente admiradora de Pitágoras y Platón, a los que trataba de conciliar con el cristianismo de los evangelios. A través de sus experiencias como obrera, sintió en su carne la impotencia de la voluntad y eso la llevó a una lectura de los trágicos griegos en la que capta la dignidad infinita que puede cobijar un ser pisoteado por los hados. Personajes como Antígona o Electra nos muestran la posibilidad de un amor sobrenatural, que revela la grandeza humana, “impotente para alcanzar el bien, pero irreductible en su amor a él.”

El trabajo sobre la Ilíada aquí reseñado fue publicado en 1940 y 1941, aunque existían borradores desde 1938. En él Weil, intercalando fragmentos del poema en su propia traducción, reflexiona sobre el significado de la fuerza que se impone al ser humano y llega a hacer de él un despojo o un esclavo, privado de vida interior. Sin embargo, es importante reconocer que el estigma de esta violencia doblega a todos, incluso a los reyes y al divino Aquiles. Por otro lado, la idea más dolorosa es que son los propios humanos en su locura el brazo ejecutor de la fuerza. A veces son capaces de palabras razonables, pero éstas caen en el vacío, y triunfan la ira y la venganza. “El guerrero no es más que una conciencia sin espíritu, un alma muerta.”

Se recorren también los escasos momentos en que afloran en el poema la hospitalidad y el amor, de camaradas, hijos, padres y esposos, pero para Weil estos estímulos positivos son amenazados siempre por el imperio de la fuerza y sólo pueden ser experimentados “dolorosamente”. Ella cree que “Esta subordinación es la misma en todos los mortales, aunque el alma la lleve de manera diferente según el grado de su virtud.” Su conclusión es que esta visión caracteriza la Ilíada como la única epopeya de Occidente, sólo continuada en las tragedias de Esquilo y Sófocles y en el evangelio. Gracias a estos textos alcanzamos una sabiduría luminosa: “No es posible amar y ser justo más que si se comprende el espíritu de la fuerza y se aprende a no respetarlo.”

La obra finaliza con un rápido repaso de la historia de Occidente para comprobar la ausencia generalizada en ella del impulso que se acaba de exponer. Algo se aprecia de él en Villon, Shakespeare, Cervantes o Molière, pero según Weil, Europa recuperará sólo el genio épico cuando aprenda a “no creer nada al abrigo de la suerte, no admirar nunca la fuerza, no odiar a los enemigos y no despreciar a los desdichados,”  lo cual según ella es dudoso que suceda pronto.

Si pensamos la vida, y la literatura, no como un soliloquio narcisista, sino como el empeño de crear solidaridad que nos haga felices en los otros, la biografía, y la obra, de Simone Weil, son el mejor ejemplo de que tal empeño encarna en ocasiones en el mundo. En esta mujer, los argumentos y las emociones, los compromisos terrenos y los gozos del espíritu atienden a un fin único que no es otro que la justificación y la construcción de una sociedad donde el ser humano se libere del imperio de la fuerza que lo tiene postrado. Su lúcido trabajo sobre la Ilíada nos revela la genialidad de este poema en el retrato de esta desolación que tortura la historia desde sus comienzos.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/
En él puede descargarse ya su último poemario: Los libros muertos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

jueves, 28 de diciembre de 2023

Países Bajos: tenía que pasar

La reciente victoria de la extrema derecha en las elecciones generales de Países Bajos sólo ha podido sorprender a quienes hayan sido ajenos a lo que ha venido pasando en ese país en los últimos trece años.

Desde entonces, viene gobernando la derecha liberal, liderada por Mark Rutte, que no ha parado de llevar a cabo bajadas de impuestos para los más ricos, privatizaciones y recortes en el gasto y las ayudas sociales.

Países Bajos, por ejemplo, tiene uno de los sistemas fiscales más regresivos de Europa: el porcentaje de ingresos dedicado a pagar impuestos en la mayoría de los grupos de renta es de alrededor del 40%, pero sólo el 20% en el 1% más rico de la población.

Los sucesivos gobiernos liberales han hecho una política de vivienda proclive al mercado que ha incrementado la dificultad de acceso a las clases medias, sin mejorar las de ingreso más bajo, y que ha provocado un gran aumento de los precios.

Mark Rutte dijo al principio de su mandato que había que acabar con la idea que, según él, tenían sus compatriotas del Estado: “una maquinita de la felicidad”. Para lograrlo, ha recortado la inversión y el gasto, provocando el empeoramiento de los servicios públicos de salud, transporte, educación, o cuidados (en 2015, se estableció que el de ancianos y dependientes pasaba a ser una “obligación” familiar). La directora de UNICEF en Países Bajos denunció en 2018 que en ese país tan próspero se dejaran de lado los derechos de grupos de niños y niñas vulnerables.

En estos últimos trece años, los sucesivos gobiernos liberales han llevado a cabo una auténtica desposesión de ingresos y derechos de las clases de renta media y baja, al mismo tiempo que han convertido a su país en el paraíso fiscal más agresivo de Europa, concediendo todo tipo de favores fiscales y financieros a las grandes empresas.

Quizá la prueba más evidente de esa desposesión es que las familias de Países Bajos son las que tienen el endeudamiento más elevado respecto a su renta bruta disponible de Europa: 187,03% en el primer trimestre de este año, el doble que las españolas (89,4%).

La estrategia seguida por los liberales holandeses (como los de otros países) para que esa desposesión no se tradujera en una revuelta social ha sido doble. Por un lado, culpar a las clases trabajadoras de derrochar el dinero público y, por otro, hacer responsable a la inmigración de todo lo malo que les estaba ocurriendo.

Lo primero alcanzó su cima más vergonzosa en 2021: hasta el gobierno tuvo que dimitir cuando se descubrió que había acusado de fraude en las ayudas sociales a más de 30.000 familias de bajos ingresos, sin fundamento ninguno. Unos 70.000 niños y niñas sufrieron principalmente la falsa acusación y 1.115 terminaron en instituciones de tutela por esa causa. El discurso contra la inmigración no ha dejado de darse y se ha hecho cada vez más fuerte, justo a medida que crecía la desposesión, cuando la realidad es que los trabajadores inmigrantes se ocupan de los empleos de muy bajo salario y más precarios y que los problemas asociados a la inmigración tienen que ver, sobre todo, con el debilitamiento de los servicios públicos y sociales que he señalado.

A diferencia de lo que sucedía hace unas décadas, la derecha liberal no oculta la desposesión que se produce cuando gobierna. Ahora la reconoce, pero culpando de ella a la inmigración o a los propios desposeídos (como dicen mis colegas economistas liberales, porque no invierten lo suficiente en ellos mismos).

Es ahí cuando aparece la extrema derecha ofreciendo ayuda (soberanía, seguridad, valores tradicionales, defensa de la nación…) y protección frente al enemigo que viene a quitarnos “lo nuestro”.

Ahora bien, aparece la extrema derecha porque al mismo tiempo las izquierdas desaparecen o pierden el norte. En lugar de centrarse en las cuestiones socioeconómicas que condicionan realmente la vida de la gente con un discurso ecuménico, dirigido a las grandes mayorías sociales para protegerlas desde la transversalidad y el sentido común, se dividen y fragmentan para identificarse con los intereses de pequeños segmentos o grupos minoritarios de la población, y dando prioridad a cuestiones identitarias y territoriales o a decirle a la sociedad lo que es o no políticamente correcto. Sin ser capaces de frenar lo que se nos viene encima.

La refundación de la ONU

Fuentes: Rebelión

El enfrentamiento entre el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres y el Estado Sionista de Israel, por afirmar que las acciones de Hamas no surgen de la nada, sino que son consecuencia de “56 años de ocupación asfixiante”, así como la incapacidad de las Naciones Unidas para frenar el genocidio de un pueblo que está siendo retransmitido por los medios de comunicación como si un filme pos apocalíptico fuera, solo demuestra que el RIP de ese organismo está cerca.

Si es absolutamente inútil para pararle los pies al genocidio palestino, ¿para qué sirve? La ONU fue creada en 1945 por los vencedores de la II Guerra Mundial, los EEUU y la URSS, a la que añadieron a Gran Bretaña, Francia y adhiriéndose un total de 51 estados. La República Popular de China se sumaría en 1971, en sustitución de la República de China, que fue expulsada.

En su artículo 1 de la Carta Fundacional se dice: “Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz».

Si bien desde su fundación la paz no se mantuvo en ningún momento, el reguero de guerras locales son parte de la historia reciente de la humanidad (comienzo de la guerra árabe-israelí, indo pakistaní, Corea, las dos guerras del Vietnam, etc., etc.), el peligro de la repetición de los dos grandes conflictos del siglo XX (la I y la II Guerra Mundial) se alejó por un motivo que poco tenía que ver con la legislación de la ONU, y mucho con la realidad social sobre la que se construyó.

La II Guerra Mundial había cerrado un capítulo de la historia, quién sucedería en el “trono” del mercado mundial a las potencias europeas, especialmente Gran Bretaña y Francia (las grandes derrotadas: perdieron sus imperios coloniales); y la fuerza resolvió el conflicto, los EEUU se convirtieron en el nuevo amo y señor al destruir físicamente a sus grandes competidores emergentes, Alemania y Japón.

Pero abrieron otro, la llamada “guerra fría”; que no es otra que la guerra entre el imperialismo capitalista y los estados que tras la II guerra expropian a sus burguesías y establecen estados no capitalistas, que escapan del dominio directo burgués. Tras esa guerra, 1/3 de la población mundial deja de estar bajo las leyes del capitalismo y se rigen por criterios económicos (planificación de la economía) y sociales (colectivización frente a individualismo) opuestos por el vértice a los defendidos por los EEUU.

Si fue “guerra fría” y no se transformó en “guerra caliente” se debió a la política consciente de las burocracias de esos estados obreros de “coexistencia pacífica”; su permanencia en el poder estaba ligado al mantenimiento de la paz mundial. No tenían la menor intención de llevar la revolución socialista hasta el final, sino de mantenerse en el poder a costa de lo que fuera bajo la falacia de la “superación del capitalismo”. Tras esta frase sin sentido -el mercado mundial se los terminó comiendo- ocultaban su renuncia a la revolución; y como todo lo que no avanza, retrocede, esos estados terminaron volviendo al redil del capitalismo.

Pues bien, bajo esta correlación de fuerzas, que era un “empate” técnico, se construyó la ONU; un edificio construido sobre la colaboración de clases y el pacto social, la “coexistencia pacífica”. Por ello, su método funcionó hasta que uno de los “contratantes” del pacto desapareció con la restauración del capitalismo en los Estados del llamado “del socialismo realmente existente”; se rompió el equilibrio entre los estados que culminó con la hegemonía de uno solo, los EEUU. La ONU dejó de ser un organismo de “pacto social” para ser una institución que solo servía para avalar las aventuras imperialistas de los vencedores de la Guerra Fría y, si no, pasaban de ella como en la II Guerra de Irak.

Pero la vida no se para; sino que esa misma victoria dejó al mundo en manos del capitalismo como único modo de producción en todo el planeta: tras las luchas de los años 90, todos los estados del mundo se transformaron en capitalistas, y si algo define al capitalismo es la competencia. Es innato a él, no puede sobrevivir sin ella.

En los 80 fue Japón, después la Unión Europea, los que parecían cuestionar ese poder hegemónico; pero todos ellos estaban atados al gigante norteamericano por mil hilos económicos, políticos y militares: Japón y Alemania fueron las potencias físicamente destruidas en los años 40 y en su territorio se ubican fuerzas de ocupación yanquis, como un recordatorio permanente de su derrota en 1945.

La “sorpresa” no vino de las viejas potencias europeas, en una decadencia bárbara que hace que sus intentos de unificación para situarse mejor en la competencia interimperialista choque con su historia de conformación como estados. Las burguesías europeas quieren la cuadratura del círculo, unificarse para competir sin renunciar a competir entre ellas; el resultado es ese engendro “medio estado/medio tratado internacional” que es la UE.

La “sorpresa” vino de los estados donde se había restaurado el capitalismo y que los estados obreros habían industrializado aceleradamente, Rusia y, sobre todos ellos, China, que de ser la “fábrica del mundo” se ha transformado en el “banquero del mundo”, y, por ello, en una potencia imperialista que amenaza seriamente la hegemonía yanqui. Estos, por primera vez desde 1945, ven en peligro su estatus como potencia hegemónica, con las consecuencias internas que esto supone: sería el fin del “american way of live”.

En el camino de la defensa de este estatus no renuncian a nada, y como “entre dos derechos iguales, la fuerza es la que decide” (Marx, Critica a la Filosofía del Derecho de Hegel) cuando la “guerra con palabras” (las leyes nacionales y tratados internacionales) no basta, la guerra caliente es la forma que los capitalistas, a través de sus estados, tienen de imponerse frente a sus competidores.

Para los EEUU, y sus aliados, la ONU, sus promesas de “Mantener la paz y la seguridad internacionales”, que nunca sirvieron para mucho, ahora son un estorbo en el camino de conservar el papel hegemónico; precisan de reorganizar el mundo bajo los nuevos criterios, la “lucha entre los estados imperialistas por el dominio del resto del mundo es (…) un factor básico para definir la naturaleza y el destino de las organizaciones internacionales correspondientes” (E B Pasukanis, Sobre el Derecho Internacional).

Esta nueva realidad convierte a la ONU en un zombi que solo sirve para ratificar estadísticamente las carnicerías que los estados capitalistas llevan a cabo y a través de sus organismos (Banco Mundial, FMI, Unicef, y demás) garantizar la pervivencia del orden mundial “realmente existente”, que no es otro que el dominio del eje imperialista euro norteamericano, sus semicolonias y enclaves como Israel; lo que les permite disfrutar de patente de corso para vulnerar los derechos humanos y la soberanía de los pueblos.

La ONU es un zombi al servicio de este eje imperialista que no sirve para otra cosa que para demonizar a los que se salen de ese eje; el doble rasero entre Rusia e Israel en sus guerras de ocupación es la mejor demostración de este papel que no “garantiza la paz” sino que la atiza. A Rusia, cuando ocupa parte de Ucrania, se le expulsa de todos los organismos menos de la ONU y el Consejo de Seguridad, la CPI (Corte Penal Internacional) emite una orden de detención contra Putin, las sanciones se llevan a la Asamblea General.

Israel lleva, desde su fundación en 1947, incumpliendo todas las resoluciones de la ONU, y ahora, ante la “solución final” desatada contra Gaza por el estado sionista, se limitan a declaraciones genéricas y cuando su Secretario General se sale del guion leyendo un comunicado con verdades como puños, se permiten la chulería de vetar a los funcionarios de la ONU y pedir su dimisión. El sionismo sabe que son la herramienta privilegiada de los euro norteamericanos para mantener “su” orden en Oriente Próximo y el mundo árabe.

La ONU entre la crisis total y la refundación

Si un organismo que fue construido para «mantener la paz», que era, en realidad, sostener el capitalismo tras las dos carnicerías que provocó en el siglo XX (la I y II guerra mundial), y ya en aquel momento fue ineficaz, salvo para sacar la guerra de Europa que se trasladó al llamado “tercer mundo”; ¿qué puede hacer ahora que el capitalismo es el único modo de producción existente en el mundo, cuando todos los estados se mueven por la ley de la selva del mercado? La ONU es un zombi, porque sus promesas de “mantener la paz” chocan con la realidad de un capitalismo en crisis y decadente, que solo conoce una manera de sobrevivir, la fuerza frente a sus pueblos y frente a los competidores.

Ante esta crisis absoluta del organismo que “regulaba” las relaciones entre los estados, todos los medios capitalistas son conscientes de que hay que cambiar la jerarquía entre los estados.

«Las Naciones Unidas han luchado y siguen luchando por el progreso y el bienestar de la humanidad (…) Sin embargo, teniendo en cuenta la manera fundamental en que ha cambiado el mundo en los últimos siete decenios, existe una necesidad clara de reformar las Naciones Unidas y sus principales órganos», dijo Sam Kahamba Kutesa, presidente del sexagésimo noveno período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas del pasado año..

Por su parte, en septiembre de este año el diario digital Bloomberg escribía: “un mundo decepcionado por la ONU empieza a buscar respuestas en otros lugares”, las potencias euro norteamericanas en la OTAN, habría que añadir; y “si los países que dominan la ONU siguen resistiendo la reforma, el sur global no tendrá más remedio que buscar opciones fuera del sistema de la ONU”; concretando, los BRICS y su expresión de seguridad, el Acuerdo de Cooperación de Shanghái, por ejemplo.

Esta decepción es la que lleva a que los representantes del Sur Global, herederos del “Movimiento de los no alineados” de la guerra fría con China a la cabeza, pidan una adecuación de la ONU a las nuevas jerarquías entre los estados que se está construyendo sobre las ruinas de Siria, Libia, Yemen, Ucrania, Palestina o el Sahara.

A pesar de lo que digan desde el llamado “sur global” o desde los medios del imperialismo euro norteamericano, los pueblos del mundo y, menos que menos, la clase obrera mundial, nada tienen que esperar de un organismo -democratizado o no- que fue construido para mantener el capitalismo y que ahora tiene exactamente el mismo objetivo en el marco de una nueva correlación de fuerzas entre las potencias imperialistas; ni de lejos se plantean acabar con la explotación y la opresión solo reordenar las estructuras de poder en el mundo.

De la misma manera que los EEUU, a comienzos del siglo XX, cuando presentó sus credenciales como potencia imperialista emergente, lo hizo desde la “libertad de comercio” y el supuesto respeto a la soberanía de los pueblos apoyando luchas de liberación nacional como la de Cuba frente al decadente imperio español, los actuales competidores imperialistas utilizan la misma retórica de “defensa de la soberanía de los pueblos” y la “libertad de comercio”. Tras estas consignas se ocultan su verdadero objetivo, sustituir la “vieja y decrépita” potencia colonial (sea España, Francia o Gran Bretaña en aquel momento, los EEUU hoy), por los “jóvenes y dinámicos” capitalistas chinos, rusos y sus aliados de los BRICS.

La solución no pasa por establecer nuevas instituciones que únicamente atenúen las contradicciones sociales, al servicio de que los “jóvenes” imperialistas sustituyan a los “viejos y decrépitos” en el dominio del mundo, sino acabar con las relaciones sociales de producción y sus consecuencias de concentración y centralización del capital, y, por lo tanto, del poder.

Fue Lenin el que dijo, en unas condiciones de contradicciones interimperialistas semejantes, que no había que “engordar” a las nuevas potencias frente a los “viejos y decrépitos” imperios. La tarea es la de construir una política independiente de toda burguesía, imperialista o nacionalista, para reconstruir el mundo bajo unos criterios sociales, políticos y económicos opuestos por el vértice a la jerarquía capitalista, el socialismo; primera fase hacia la sociedad comunista, donde la defensa del bien común sea el eje ordenador de la vida social.

Es obvio que esa nueva forma de organizar la sociedad excluye cualquier componenda institucional que, como la ONU, solo sirva para mantener el orden capitalista a la que hay que enfrentar como lo que es, parte del problema y no de la solución.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Bildu: un éxito de la democracia.

La moción de censura que ha convertido a un militante de Bildu en alcalde de Pamplona es una operación democrática impecable. Vamos a tener la ocasión de comprobarlo mediante la sencilla operación de comparar su mandato con lo que están haciendo todos los gobiernos municipales de coalición del PP y Vox.

— El PSOE refuerza a EH Bildu como socio frente a las campañas de la derecha.

No sé si los lectores jóvenes recordarán los Pactos de Madrid y de Ajuria Enea que suscribieron todos los partidos políticos con la finalidad de erigir un cordón sanitario frente a Batasuna, que esterilizara políticamente al brazo político de ETA. Los escaños de Batasuna no contarían para la formación de Gobierno en ninguno de los tres niveles en que se articula la dirección política del país: estatal, autonómico o municipal. Fueron instrumentos de mucha importancia en la lucha contra ETA.

Ambos pactos descansaban en la premisa de que el cordón sanitario no tenía como objetivo impedir que el nacionalismo abertzale pudiera hacer política, sino impedir que lo hiciera al mismo tiempo que ETA mantenía su actividad terrorista. La desaparición de la actividad terrorista de ETA conllevaría, en consecuencia, la apertura del espacio para la acción política, como una opción más, del nacionalismo abertzale. El éxito de los Pactos no era acabar con el nacionalismo abertzale, sino la aceptación por este último del sistema político contra el que había estado haciendo uso de la lucha armada.

La renuncia a la actividad terrorista, primero, y la disolución de ETA, después, sentaron las bases para la constitución de Bildu como un partido político más, que tendría que pasar el filtro del Registro de Partidos del Ministerio de Interior. La autoridad encargada del Registro de Partidos era la que decidía si Bildu podía participar en el sistema político español en condiciones de igualdad con todos los demás partidos.

La constitución de Bildu y su reconocimiento por el Estado mediante la aceptación de su inclusión en el Registro de Partidos supuso la normalización de la representación política de la izquierda abertzale. Todo ello, como ha enfatizado recientemente José Luís Rodríguez Zapatero, se hizo sin cesión de ningún tipo a ETA. Fue un éxito de la democracia sin sombra de ningún tipo. Con Zapatero como presidente y con Rubalcaba como ministro de Interior.

De ahí que no se entienda que se persiga mantener el cordón sanitario frente a Bildu, como lo están intentando hacer las derechas españolas. Bildu no es heredera de ETA, sino heredera del reconocimiento por parte de ETA de su derrota frente a la democracia española. Los conflictos únicamente se acaban cuando la parte que pierde reconoce la derrota. De ese reconocimiento nace Bildu, que debería ser celebrado por los demás partidos como lo que es: un éxito de la democracia española.

La ejecutoria de Bildu, además, desde su reconocimiento mediante la inscripción en el Registro de Partidos ha sido una ejecutoria impecable. En mi opinión, en su totalidad. Incluso cuando en algunas listas de las elecciones municipales se han incluido candidatos condenados en sentencia firme por delitos con derramamiento de sangre. Dicha inclusión no supone una afrenta a la sociedad española en general y a las víctimas del terrorismo en particular, sino todo lo contrario. ¿Qué mayor prueba del reconocimiento de la derrota que participar en el acto litúrgico más importante de la democracia a la que se ha estado combatiendo con las armas en las manos? ¿En dónde está la afrenta?

Está claro que no se supo explicar bien con antelación lo que la inclusión de esos condenados suponía y por qué se los incluía. Pero se reaccionó bien, reconociendo que no se había evaluado bien el dolor que se podía ocasionar a las víctimas y que se estaba dispuesto a rectificar. Bildu ha tenido mucho más respeto por las víctimas que el PP, que las ha estado manipulando permanentemente, como sabemos por las repetidas quejas de alguien tan por encima de toda sospecha en este terreno como Consuelo Ordóñez.

La moción de censura que ha convertido a un militante de Bildu en alcalde de Pamplona es una operación democrática impecable. Vamos a tener la ocasión de comprobarlo mediante la sencilla operación de comparar a lo largo de los cuatro años de mandato qué es lo que hace el gobierno municipal pamplonica con lo que están haciendo todos los gobiernos municipales de coalición del PP y Vox en todos los sitios donde gobiernan. De momento basta ver la cara que se le puso al presidente del Partido Popular europeo en el Parlamento, Manfred Weber, cuando el presidente del Gobierno español le informó en qué consistía la ejecutoria municipal de la coalición entre el PP y Vox.

¿Hasta cuándo? ¿Cómo detener tanta inhumanidad?

Circula este video cuya difusión parece que irrita a las autoridades israelíes. Es difícil entender semejante barbarie, esa crueldad criminal, o que haya tantos que estén justificando, apoyando y permitiendo tanta inhumanidad. ¿Por qué? ¿Hasta cuándo? ¿Cómo es posible que tantos millones de personas que son buenas, que aman la justicia y la respetan, que cada día actúan con generosidad y que desean realmente la paz, permanezcan, permanezcamos, quietos y no nos levantemos de una vez exigiendo que paren las guerras y la violencia y que los conflictos, sean cuales sean, se resuelvan con respeto y diálogo? ¡Qué dolorosa impotencia y qué dolor tan inmenso!

Comentario de Wenceslao.
Resulta hasta cómico, reiterativo, recuerda una secuencia que pudimos ver gracias a Julian Assange encarcelado y torturado por los «buenos», en la que desde un helicóptero de USA, en el invadido iRAQ, los que inmisericorde habían ametrallado a reporteros indefensos se jactaban y se reían entre comentarios como «mira esos cabrones muertos», hasta el día que USA no lleve a sus tropas, a sus naves y aviones dentro de sus fronteras, hasta ese día el mundo no sera seguro para nadie, principalmente para los habitantes de los países a los cuales USA les roba o robará sus materias primas o sea un lugar idóneo para colocar bases militares humillantes a los nativos. Vale la pena recordar una cita de un exmarine » Siento culpabilidad cada vez que veo a una niña joven como la que agarré por el brazo y arrastré hacia la calle. Se nos dijo que luchábamos contra los terroristas, el verdadero terrorista era yo, el verdadero terrorismo era esta ocupación, el racismo dentro de lo militar ha sido durante largo tiempo una herramienta para justificar la destrucción y ocupación de otro país». 

 Juan Torres López

miércoles, 27 de diciembre de 2023

La discriminación de los aborígenes en Australia crece a la par del avance del nazismo

Fuentes: El Tiempo Argentino

En un referéndum, más del 61% de la población se negó a concederles derechos básicos a los pueblos originarios, el 3,8% de la población. La acción de las redes sociales. El gobierno en alerta.

Los australianos no necesitan de los nazis para manifestar su extremo odio racial. Como súbditos de la corona británica sólo les basta con seguir los pasos de la casa matriz y, a falta de africanos y musulmanes, discriminar a sus propios hermanos aborígenes. No los necesitan, a los nazis, pero allí están y fueron una de las claves para asegurar el vergonzante triunfo de la xenofobia en el referéndum en el que, hace tres semanas, más del 61% de los casi 26 millones de personas que habitan las islas desde hace 235 años les negaron todos los derechos humanos al 3,8% de la población que allí vive desde hace al menos 65.000 años. Con el argumento de que el reconocimiento de cualquier derecho pondría la unidad nacional al borde del colapso, les negaron hasta su carácter de pueblo preexistente.

Lo que estuvo en juego el 13 de octubre fue la incorporación a la Constitución de un órgano indígena, The Voice to Parliament, a los efectos abreviado como “La Voz”. De haber sido aprobado, el nuevo instituto debía actuar como cuerpo asesor del Congreso y del Poder Ejecutivo en temas sociales, económicos y espirituales de los aborígenes e isleños del estrecho de Torres, en el extremo nordoriental de la isla mayor del archipiélago.

Para el primer ministro Anthony Albanese, impulsor del Sí a las aspiraciones de los pueblos originarios, “compartir el continente con la cultura continua más antigua debería ser causa de orgullo para los australianos”. La idea había surgido del encuentro de un centenar de altas personalidades indígenas reunidas en 2018 “para enriquecer nuestras voces”.

El rechazo llegó tras una campaña sucia en la que reaparecieron, en las sombras, los grupos nazis que, como aquí, han hecho un uso envidiable de las redes sociales.

Los partidarios del Sí dijeron que incluir a los indígenas en la Constitución fortalecería la unidad nacional. Los críticos señalaron que la idea dividía y, como aquí, crearía una casta. Quienes negaron los derechos a los aborígenes –siempre se dijo que los primeros pueblos se habían establecido hacía 6500 años, pero un equipo de expertos internacionales reveló que las pinturas rupestres halladas en un abrigo rocoso de la región occidental de Kimberley databan de al menos 17.000 años– objetaron, como aquí, el uso igualitario del sistema de salud pública. Querían que los hospitales fueran para quienes los financian, querían perpetuar el modelo en el que la esperanza de vida de un aborigen es siete años menor que la de un blanco.

El avance del nazismo

Dos de los seis estados del país aprobaron recientemente iniciativas que limitan el accionar de los grupos nazis, pero el aparato institucional en sí avanza a ritmo de tortuga en la toma de medidas que apunten en esa dirección. Desde junio, cuatro meses antes del referéndum que volvió a enterrar las aspiraciones de los aborígenes a ser considerados como iguales, el gobierno amenaza con darle curso a un proyecto por el cual se prohibirían las alabanzas discriminatorias y la exhibición pública de símbolos nazis. Aunque la iniciativa es militada activamente por el lobby del Consejo de Asuntos Judíos e Israelíes de Australia, nada impidió que organizaciones nacionalistas, con sus esvásticas y haciendo el saludo hitlerista, se sumaran a las marchas callejeras por el No, en Melbourne y otras ciudades.

En su momento, la radio difusión pública Special Broadcasting Service reprodujo una investigación conjunta de diarios del Grupo Nine –el mayor conglomerado mediático– que incluyó videos y audios del nazi National Socialist Network (NSN), en los que llamaba a “provocar una guerra racial para salvar la esencia australiana”. La ex ministra del Interior y diputada Karen Andrews opinó que las actividades crecientes de la NSN “son preocupantes, en especial porque la amenaza que suponen estos grupos ultranacionalistas va en aumento y no las paran nuestras voces y advertencias lanzadas desde el Congreso”.

Para el director general de la Australian Security Intelligence Organisation, Mike Burgess la proscripción “es una herramienta, pero los nazis están preparados para enfrentarla”.

Tal como se ha visto en los países sudamericanos donde hubo elecciones recientemente, Burgess observa que los partidos y grupos ultranacionalistas crecen al amparo de discursos propios del terraplanismo, la admiración por Donald Trump y la negación de fenómenos de alto impacto social, como lo fue la pandemia de coronavirus. Para el experto antiterrorista “la táctica de los supremacistas blancos es usar fenómenos como la pandemia y el apoyo a Trump para reclutar y sembrar más opiniones extremistas, lo que es cada vez más evidente en las redes sociales”.

El referéndum australiano permitió que reaparecieran grupos que crecen gracias a las redes sociales. Entre ellos, Burgess citó a Reclaim Austeralia, Rise Up Australia, The Australian Defence League, True Blue Crew, United Patriots Front y Antipodean Resistance.

Días antes del referéndum se divulgó a través de las llamadas redes sociales un video en el que grupos nazis quemaban la bandera indígena y amenazaban de muerte a legisladores de lejana estirpe aborigen, con mayor saña a la senadora oficialista Lidia Thorpe que, sin embargo, se enfrentó a los suyos y convocó a votar por el No. Según medios que han investigado a los grupos supremacistas, operan bajo un régimen de células cerradas y en la más estricta clandestinidad. Hacen periódicos entrenamientos en zonas rurales alejadas de los centros urbanos. Uno de los más activos sería Antipodean Resistence, que promueve el odio y la violencia antisemita y homofóbica. Uno de sus afiches invitaba a “legalizar la ejecución de judíos, homosexuales y aborígenes”.

Con inocencia enervante los pueblos originarios respondieron a la xenofobia nazi declarando “una semana de silencio y duelo”.

Fuente:

martes, 26 de diciembre de 2023

Una solución para los 300.000 universitarios que necesitan becas para poder estudiar y las reciben tarde.

Un informe de EsadeEcPol plantea cuatro medidas para que el alumnado reciba el dinero en septiembre, entre ellas, adelantar el calendario universitario. Educación considera “interesantes” parte de las propuestas. Las becas del Ministerio de Educación para el alumnado universitario han subido mucho en los últimos años y superan los 1.000 millones de euros. Las reciben más de 300.000 jóvenes, en torno a una cuarta parte de los matriculados. España sería en este terreno un país homologable con su entorno europeo si no fuera por un detalle clave y anómalo. En vez de recibir la beca que necesitan para estudiar a principio de curso, en septiembre, lo han venido haciendo tradicionalmente cuando ya enfilan la recta final, de media hacia febrero ―aunque el ministerio ha ido adelantando los pagos y este año espera haber abonado buena parte de las ayudas antes de que acabe el año―. Un informe elaborado por los investigadores José Montalbán Castilla y Rosa Sanchis-Guarner para EsadeEcPol propone cuatro cambios estructurales para que los estudiantes dispongan de los fondos desde el principio: adelantar el calendario universitario; involucrar más al Ministerio de Hacienda; tomar como referencia la renta de los solicitantes de dos años atrás, y destinar, en un ejercicio, una partida extraordinaria de fondos para ponerse al día con los pagos.

El ministerio ve elementos “interesantes” en la propuesta, considera difícil ejecutar otros, y apunta que el verdadero cuello de botella se halla en las unidades de becas de una parte de las universidades.

“Las becas”, señalan Montalbán, que trabaja en el Instituto Sueco de Investigación Social de la Universidad de Estocolmo, y Sanchis-Guarner, que lo hace en el Instituto de Economía de Barcelona, de la Universidad de Barcelona, “son los asideros principales en la escalera entre educación secundaria y superior por la que se nos caen muchos de los jóvenes que están en riesgo de abandonar el sistema antes de alcanzar un título superior, terminando en el mercado laboral sin las herramientas suficientes” para defenderse en él adecuadamente. El nivel socieconómico influye mucho en las posibilidades de un estudiante de realizar estudios universitarios por diversos motivos, como el menor rendimiento académico a lo largo de su escolarización anterior y el coste, en tiempo y dinero, necesario para completarlos. Incluso después de haberse matriculado, los estudiantes de clases sociales bajas abandonan más. Las becas ―cuyo importe medio en 2021 fue de 750 euros para quienes solo la recibieron para sufragar la matrícula y de, además, otros 2.240 para los que recibieron también ayuda económica― se conceden teniendo en cuenta elementos como la renta familiar; el hecho de residir mientras se estudia en un lugar distinto al del hogar familiar, y el desempeño académico.

Antonio Amante ha experimentado el retraso de las ayudas. “La finalidad de la beca es cubrir los gastos que tenemos durante el curso. Hay alumnos que tenemos la suerte de que nuestras familias pueden ayudarnos a mantenernos hasta que nos llega el ingreso de la beca, pero otras no. Muchos tienen que ponerse a trabajar por este motivo, con la desventaja que supone respecto a los que pueden dedicar solo a estudiar”, lamenta Amante, presidente de la asociación de alumnos Canae.

Los cambios planteados por Montalbán y Sanchis-Guarner consisten, en primer lugar, en adelantar y unificar los calendarios de las universidades, de forma que tanto la finalización del curso como la matriculación para el siguiente estén resueltas antes del verano. Cada vez hay menos universidades con convocatorias extraordinarias en septiembre, pero las que las mantienen retrasan el procedimiento para todas, señalan los autores. Por ello proponen ―en línea con lo defendido por Juan José Ávila, de la Universidad de Granada― adelantar y uniformizar los calendarios. Que los campus que no lo cumplan sean penalizados, o, al menos, que se permita a los becarios de los centros que sí lo hagan poder comenzar los trámites. El Ministerio de Educación ve “conveniente” la medida, y cree que permitiría una “ligera agilización del proceso”.

La segunda medida planteada en el informe de Esade pasa por utilizar como referencia para conceder las becas los ingresos fiscales de los solicitantes de dos años antes. Ahora se hacen con los del año anterior, y como la campaña de la declaración de la renta acaba a final de junio (sin contar el plazo de reclamaciones), ello retrasa los tiempos. Los autores apuntan que Francia y Países Bajos ya utilizan los datos fiscales de dos años antes para las becas universitarias, y también algunas comunidades autónomas las usan para las de comedor. Educación afirma, sin embargo, que en su día se analizó dicha medida y “se comprobó que existen grandes variaciones, de un año a otro, en un porcentaje muy elevado de los solicitantes”. Tanto en el sentido de estudiantes que habían dejado de reunir las condiciones como de otros que habían pasado a cumplirlas. Lo cual “puede causar importantes distorsiones en las concesiones y no asegura la asignación de las ayudas a quienes más lo necesitan en cada momento”.

La tercera propuesta formulada pasa por dar al Ministerio de Hacienda más funciones a la hora de revisar las peticiones. Los autores mencionan todo lo vinculado con el cumplimiento de los requisitos mínimos (un 30% de las solicitudes se rechazan cada año por este motivo). Y piensan que la “potencia informática” de Hacienda permitiría reducir la presión sobre las unidades de becas de cada universidad. Educación asegura, por su parte, que ya utiliza un “servicio web” de Hacienda para tal fin, y que las universidades “no realizan el cruce de datos económicos para la concesión”, por lo que no cree que esta propuesta pudiera reducir el retraso.

Cuello de botella 
La cuarta y última idea planteada en el informe de Esade consiste en presupuestar un año, de forma extraordinaria, una gran partida para becas, para poner los pagos al día. Ahora, las ayudas se abonan con los Presupuestos Generales del Estado de dos ejercicios, ya que estos están vinculados al año natural -de enero a diciembre-, que no coincide con el año académico -de septiembre a junio-. Y cuando los fondos del primer presupuesto se agotan, el ministerio tiene que esperar al año siguiente para retomar los pagos. Montalbán y Rosa Sanchis-Guarner plantean que un año se presupuesten suficientes fondos como para abonar un curso y medio de ayudas. Y a partir del siguiente, con el reloj en hora, se vuelva a presupuestar cada año las ayudas de un solo curso.

Educación considera la medida “interesante”. Pero cree que para que tuviera verdadero impacto debería resolverse el cuello de botella que, afirma, se produce en las unidades de becas de las universidades al gestionar la tramitación de los datos académicos de las becas: “Algunas las unidades graban los datos de forma manual. Y tienen que estudiar las alegaciones contra las denegaciones, los cambios solicitados por aquellos que acaban matriculándose en un centro distinto al que indicaron en su solicitud… Y esto, unido al elevado número de solicitudes, hace que no todas realicen los trámites en los plazos deseables”.

Across The Universe, The Beatles



Las palabras fluyen como una lluvia interminable en un vaso de papel. 
Words are flowing out like endless rain into a paper cup

Se deslizan salvajemente mientras se escabullen por el universo. 
They slither wildly as they slip away across the universe

Charcos de tristeza, olas de alegría flotan en mi mente abierta 
Pools of sorrow, waves of joy are drifting through my opened mind

Poseyéndome y acariciándome 
Possessing and caressing me

Jai guru deva, om 
Jai guru deva, om

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Imágenes de luz rota que bailan ante mí como un millón de ojos 
Images of broken light which dance before me like a million eyes

Me llaman una y otra vez en todo el universo 
They call me on and on across the universe

Los pensamientos serpentean como un viento inquieto dentro de un buzón. 
Thoughts meander like a restless wind inside a letterbox they

Dan vueltas a ciegas mientras recorren el universo. 
They tumble blindly as they make their way across the universe

Jai guru deva, om 
Jai guru deva, om

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Sonidos de risa, sombras de la vida están sonando. 
Sounds of laughter shades of life are ringing

A través de mis oídos abiertos incitándome e invitándome 
Through my open ears inciting and inviting me

Amor eterno e ilimitado que brilla a mi alrededor como un millón de soles 
Limitless undying love which shines around me like a million suns

Me llama una y otra vez a través del universo 
It calls me on and on across the universe

Jai guru deva, om 
Jai guru deva, om

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Fuente: Musixmatch

Europa Laica encuentra graves insuficiencias en el Informe del Defensor del Pueblo sobre los abusos a menores en la Iglesia

Fuentes:

Comunicado de Europa Laica acerca del “Informe sobre los abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica” del Defensor del Pueblo

En Europa Laica hemos recibido con suma indignación, pero no gran sorpresa, los datos sobre abusos sexuales en el entorno de la Iglesia católica española que recoge el Informe del Defensor del Pueblo, que, coordinado por el profesor Josep M. Tamarit, ha desarrollado una Comisión asesora de expertos.

Nos congratulamos de un Informe que, como dice en su “Consideración final”, aspira a «contribuir a la toma de conciencia iniciada hace unos años por parte de la sociedad española» y que recuerda «que sigue abierta la necesidad de dar una respuesta a las víctimas». Pero lamentamos con Miguel Hurtado, miembro de la Plataforma Tolerancia 0, que el resultado «no garantiza los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición», y que no se hayan investigado a fondo los archivos canónicos ni «el encubrimiento cometido por la jerarquía católica de forma generalizada y sistemática», por lo que es «una oportunidad de oro perdida». También nos sorprende que, aunque en el informe se estima que el porcentaje de personas adultas que fueron víctimas de abusos cometidos por un sacerdote o religioso católico es del 0,6 %, no se recogen estudios como los de Richard Sipe (autor de un estudio de referencia sobre sexualidad en el clero) y otros, que concluyen que los abusadores de menores pueden representar entre el 4 y el 10 % del clero, e incluso más (según tiempos y lugares).

Habrá mucho que comentar, pues, acerca del extenso Informe, pero de entrada queremos añadir a lo dicho antes las siguientes consideraciones sobre la “Recapitulación de las recomendaciones” con que finaliza (apéndices aparte).

Las recomendaciones sobre “Reconocimiento”, “Reparación” y “Apoyo” a las víctimas, que incluyen una cuota en cada aspecto a los poderes públicos, incorporan elementos adecuados, pero otros no lo son tanto. Rechazamos de forma destacada lo que se refiere a las indemnizaciones a las víctimas de abusos eclesiales. Pretender que se haga cargo de ellas el Estado es inaceptable. Sólo faltaba eso. Recordemos, a este respecto, que la institución que ha propiciado y ocultado los abusos sexuales no carece de recursos económicos, y que su inmensa riqueza la ha acumulado en gran parte precisamente gracias a la “generosidad” del Estado, a través de la acción o inacción de los distintos gobiernos pre y postconstitucionales. El Estado, con el último gobierno, ha seguido contribuyendo a la fortuna de la Iglesia mediante la concesión de unos 12.000 millones de euros anuales (entre asignaciones directas, exenciones de impuestos, asignación tributaria, etc.). Súmese a esto la complicidad estatal (gubernamental) en el robo a la ciudadanía de un enorme patrimonio público (que incluye la Mezquita de Córdoba, la catedral de Granada, y así hasta más de 100.000 bienes) a través de las inmatriculaciones eclesiásticas de bienes públicos.

Al margen de ese desatino, incluso los aspectos positivos de estas recomendaciones sobre “Reconocimiento”, “Reparación” y “Apoyo” serán muy insuficientes e hipócritas si no se atiende lo que señalamos a continuación sobre “Prevención”.

A nuestro entender, el apartado sobre “Prevención” se queda muy corto porque previamente no se ha realizado un estudio y diagnóstico suficiente de las causas de los abusos. Aunque se reconoce en el estudio que «En la raíz de todas las formas de abuso sexual tanto si afecta a menores de edad como a personas adultas hay un abuso de poder», no se llega a ver que ese abuso poder, especialmente en el caso de la infancia, antes de llegar a ser físico, suele ser mental. La infancia, en una etapa de su desarrollo en la que debe progresar en su capacidad intelectual y en su autonomía moral, se ve expuesta, en particular en la catequesis que se imparte en las asignaturas escolares de religión, a un adoctrinamiento en buena medida anticientífico (que incluye creacionismo y pensamiento mágico-milagrero) y en el que se intenta imponer una moral heterónoma con grandes dosis de homofobia y misoginia; en una palabra, del machismo que cabe esperar de una institución que discrimina de una forma extrema a las mujeres.

Todo esto ya debería ser suficientemente grave para que el Estado no permita, y menos aún facilite, aliente y financie, mediante la instrucción religiosa, el posible daño causado al desarrollo de los menores, con todas las consecuencias que ello pueda acarrear. Pensamos, por ejemplo, que merecería la pena un estudio que indagara las posibles relaciones entre esa educación machista y la violencia de género en los adultos que la padecieron.

Pero es que, además, hay datos y argumentos que apuntan a que el adoctrinamiento catequista sirve a menudo como antesala de los abusos físicos, pero no aparecen en el informe; por ejemplo, los aportados por el exsacerdote argentino Adrián Vitali (aunque se le cite en la Bibliografía) o la teóloga alemana Gunda Werner.

El informe dice que “Es necesario que la Iglesia católica adopte compromisos públicos para el reconocimiento de las víctimas, la reparación y, en lo que sea necesario, la reforma institucional”. Estamos en desacuerdo: no podemos dejar todas estas acciones a merced de la buena voluntad de la Iglesia católica. Es el Estado quien debe exigirle la reparación de las víctimas; y, en cuanto a la “reforma institucional” de la Iglesia, es algo que no compete al Estado.

Lo que a este le compete es no permitir que una institución tan esencialmente antidemocrática, teocrática y machista tenga en sus manos la educación de la infancia. Asimismo, y como ya exigió Europa Laica en 2020 mediante enmiendas a la ‘Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia’, que ninguna de sus normativas pueda contravenir las obligaciones de la ley, incluyendo el llamado secreto de confesión y el secreto de oficio.

Por consiguiente, lo que el Estado debe establecer como medida de prevención básica, además de toda la vigilancia de tipo policial que sea necesaria, es una defensa de la infancia que niegue a la Iglesia católica (y a otras confesiones religiosas, y en su caso a otras instancias ideológicas) la posibilidad de adoctrinamiento y acoso mental infantil. Esto se traduce, entre otras cosas, en que no debe haber religión (ninguna asignatura de ninguna religión, o de otras creencias particulares) en la escuela y, por supuesto, no puede ser que el Estado financie escuelas confesionales a través de los llamados “conciertos educativos”. Hay que resaltar que estas medidas, así como las antes apuntadas referidas a la financiación estatal de la Iglesia católica, exigen la urgente derogación (no reforma) de los Acuerdos con la Santa Sede.

_- Un ingenuo artículo de regalo.

_- Popper opinaba que la cultura democrática nace con el mercado del libro en Atenas, en el siglo V antes de Cristo. Hoy, lo opuesto: vemos la democracia en peligro inmersos en una saturación de lecturas.

Regalo Navidad
Una mujer leía un libro a orillas del Sena, en París, el día 17.

El artículo de regalo al que me refiero en el título es este artículo que está leyendo, porque es Navidad. Y por eso es ingenuo, es un intento de hacerlo con espíritu navideño, sea lo que sea eso, que para mí es pensar que estamos todos en una película de Frank Capra, donde todo el mundo al final es más bueno de lo que parece, y se ve que somos todos humanos y vecinos. Ya ven, decir estoy hoy en día, quién te va a tomar en serio. Pero también quería hablar de uno de los mejores artículos de regalo, un libro. Aunque comprar o tener libros está muy bien, pero luego hay que leerlos. Abandonen las redes sociales, la autopromoción, de verdad se lo digo. Denle una oportunidad al libro, tiene algo muy original: te hace escuchar, no le puedes replicar, y es muy relajante saber que no espera tu respuesta. Con la lectura se crea un tiempo más sosegado, baja el ritmo cardiaco. No tienes el deber de interrumpir o decir lo que piensas. Lo que solemos entender por escuchar es esperar el momento para hablar, y no es eso. Hablo de libros porque he leído uno, Los demasiados libros, de Gabriel Zaid, que hace saborear el maravilloso y único objeto que es un libro. Dice, por ejemplo: “Ante la disyuntiva de tener tiempo o cosas, hemos optado por tener cosas. Hoy es un lujo leer a Sócrates no por el costo de los libros, sino por el tiempo escaso”. Si regalas un libro, regalas tiempo.

Popper opinaba que la cultura democrática nace con la aparición del mercado del libro en Atenas, en el siglo V antes de Cristo, cuando el libro comercial acaba con el libro sagrado (esto lo he leído ahí, no haré como que lo sabía). Y es curioso porque hoy vemos la democracia en peligro y estamos justo en el extremo opuesto: estamos inmersos en una saturación de libros y lecturas sin precedentes en la historia, pero con una incapacidad ―física o de tiempo― para leer más de cuatro líneas, y consecuencia de ello, vivimos en un intercambio masivo de mensajes breves y efímeros, o ya tan solo imágenes. Es el colapso de la conversación. Leemos ansiosamente y en diagonal, un picoteo de frasecitas, y es como si el principio de incertidumbre de Heisenberg, eso de que el observador condiciona lo observado (creo, yo de mecánica cuántica no tengo ni idea), funcionara al revés: es lo observado lo que altera al observador. De hecho, lo acelera y le vuelve loco. Luego ya no es capaz de leer más de dos frases y se enfada con el mundo por cosas que a los dos minutos no recuerda. En fin, lo que creo es que después de leer tranquilamente un libro, la vida se ve de otra manera, y se impone más el sentido común. Esa es mi ingenua solución navideña para el tremendismo y la sobreexcitación en que vivimos en nuestro querido país. Ortega y Gasset dijo hace más de cien años (España invertebrada, 1921): “Casi todas las ideas sobre el pasado nacional que hoy viven alojadas en las cabezas españolas son ineptas y, a menudo, grotescas”. Y ahí seguimos, dando vueltas a la idea de España, los catalanes, los vascos, somos una unidad de desatino en lo universal. A lo mejor es que somos así y ya está, y seremos siempre así, con un cabreo permanente de fondo, así que paciencia y a relajarse.

No hay tantas cosas que te cambien la vida, a mejor. Un amor, un libro, un viaje. Dice Zaid: “¿Qué importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales”.

_- Pipes of Peace


_- Letras

I light a candle to our love
In love our problems disappear
But all in all we soon discover
That one and one is all we long to hear
All 'round the world
Little children being born to the world
Got to give 'em all we can 'til the war is won
Then will the work be done?
Help them to learn (help them to learn)
Songs of joy instead of "burn, baby, burn" (Burn, baby, burn)
Let us show them how to play
The pipes of peace
Play the pipes of peace
Help me to learn
Songs of joy instead of "burn, baby, burn"
Won't you show me how to play (how to play)
The pipes of peace? (Pipes of peace)
Play the pipes of peace
Ooh, ooh, ooh, ooh
What do you say? (Do you say)
Will the human race be run in a day? (In a day)
Or will someone save this planet we're playing on?
Is it the only one?
What are we going to do?
Help them to see (help them to see)
That the people here are like you and me (like you and me)
Let us show them how to play (how to play)
The pipes of peace (pipes of peace)
Play the pipes of peace
Ooh, ooh, ooh, ooh
I light a candle to our love
In love our problems disappear
But all in all, we soon discover
That one and one is all we long to hear


Letras

Enciendo una vela a nuestro amor 
I light a candle to our love

En el amor nuestros problemas desaparecen 
In love our problems disappear

Pero en definitiva pronto descubriremos 
But all in all we soon discover

Ese uno y uno es todo lo que anhelamos escuchar 
That one and one is all we long to hear

Alrededor del mundo 
All 'round the world

Pequeños niños que nacen en el mundo. 
Little children being born to the world

Tenemos que darles todo lo que podamos hasta que se gane la guerra. 
Got to give 'em all we can 'til the war is won

¿Entonces estará hecho el trabajo? 
Then will the work be done?

Ayúdalos a aprender (ayúdalos a aprender) 
Help them to learn (help them to learn)

Canciones de alegría en lugar de "arde, nena, quema" 
(Arde, nena, quema) Songs of joy instead of "burn, baby, burn" (Burn, baby, burn)

Enseñémosles cómo jugar. 
Let us show them how to play

Las pipas de la paz 
The pipes of peace

Toca las flautas de la paz 
Play the pipes of peace

Ayúdame a aprender 
Help me to learn

Canciones de alegría en lugar de "arde, nena, arde" 
Songs of joy instead of "burn, baby, burn"

¿No me mostrarás cómo jugar (cómo jugar)? 
Won't you show me how to play (how to play)

¿Las flautas de la paz? 
The pipes of peace?

(Pipas de paz) 
(Pipes of peace)

Toca las pipas de la paz 
Play the pipes of peace

Ooh, ooh, ooh, ooh Ooh, ooh, ooh, ooh

¿Qué dices? 
What do you say?

(Tú dices) 
(Do you say)

¿La raza humana desaparecerá en un día? 
Will the human race be run in a day?

(En un día) 
(In a day)

¿O alguien salvará este planeta en el que jugamos? 
Or will someone save this planet we're playing on?

¿Es el único? 
Is it the only one?

¿Qué vamos a hacer? 
What are we going to do?

Ayúdalos a ver (ayúdalos a ver) 
Help them to see (help them to see)

Que la gente aquí es como tú y yo (como tú y yo) 
That the people here are like you and me (like you and me)

Enseñémosles cómo jugar (cómo jugar) 
Let us show them how to play (how to play)

Las pipas de la paz (pipas de la paz) 
The pipes of peace (pipes of peace)

Toca las flautas de la paz 
Play the pipes of peace

Ooh, ooh, ooh, ooh Ooh, ooh, ooh, ooh

Enciendo una vela a nuestro amor 
I light a candle to our love

En el amor nuestros problemas desaparecen 
In love our problems disappear

Pero en definitiva, pronto descubrimos 
But all in all, we soon discover

Ese uno y uno es todo lo que anhelamos escuchar 
That one and one is all we long to hear