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domingo, 12 de marzo de 2017

Admitamos que nuestras creencias nos están matando

CTXT

Paul Romer, nuevo economista jefe del Banco Mundial, demuele los cimientos de la corriente del pensamiento económico neoclásico, la hegemónica en nuestros días, a la que él pertenece

Paul Romer es desde hace unos meses el nuevo economista jefe del Banco Mundial. Desde que Joseph Stiglitz ocupó ese cargo a finales del siglo pasado, el organismo multilateral no había tenido en ese puesto a un economista de relevancia mediática como Romer sino de perfil más discreto. Considerado por la revista Time una de las 25 personas más influyentes de EE.UU., conocido como uno de los pioneros de las teorías del nuevo crecimiento (“crecimiento endógeno”), siendo profesor en lugares como Berkeley o Stanford, Romer ha conmovido los cimientos de la profesión al publicar un texto (del que aquí adjuntamos un resumen al que se han eliminado todos los aspectos técnicos y matemáticos, que corresponden a otro tipo de publicación) en el que demuele los cimientos de la corriente del pensamiento económico neoclásico, la hegemónica en nuestros días, a la que él pertenece. La primera frase de ese artículo resume todo lo demás: “Desde hace tres décadas, la macroeconomía está yendo marcha atrás”.

Romer se ha unido en esta crítica a otros colegas que desde hace ya bastantes años ponen en cuestión la economía neoclásica, aunque la mayor parte de ellos se haya formado dentro de la misma. Recorreremos algunos de esos hitos. En el año 2009, en el momento más duro de la Gran Recesión, Paul Krugman publicó un artículo en The New York Times (“¿Cómo pudieron equivocarse tanto los economistas?”) que dio la vuelta al mundo. Escribió el Nobel de Economía que los economistas creían tener las cosas bajo control antes de la crisis económica y que, siendo importante el error de no ver avanzar las dificultades, mucho más significativa fue su ceguera ante la posibilidad de que hubiera fallos catastróficos en la economía de mercado. No los consideraban factibles. Krugman estableció la famosa distinción entre los economistas “de agua dulce” (neoclásicos) y los economistas “de agua salada” (básicamente keynesianos). Durante dos décadas (1987-2007) ambos grupos firmaron una paz intelectual basada en la confluencia de opiniones que salvaban al mercado de sus fallos; eran los años de la “Gran Moderación” en los que había poca inflación y las recesiones eran relativamente suaves; los economistas “de agua salada” se tranquilizaron pensando que la Reserva Federal [el banco central de EEUU] tenía todo bajo control; los “de agua dulce”, aun sin creer que las políticas de la Reserva Federal fuesen óptimas, como las cosas iban bien miraron hacia otro lado. La Gran Recesión terminó con esa paz postiza durante la cual las fricciones ideológicas entre ambos grupos habían permanecido dormidas aunque no se había producido la mínima convergencia real entre ellos.

Ha sido Steve Keen, profesor australiano de quien se dice que fue el que más se aproximó a los efectos que iba a tener la Gran Recesión y al momento en el que estallaría, uno de los que más eficazmente ha atizado a la economía neoclásica (en la que ha incluido a Krugman, dando sentido a esa frase de que en economía todos somos neoclásicos respecto a alguien). Su libro La economía desenmascarada (Capitán Swing) es pródigo en ejemplos de su tesis principal: que la economía neoclásica es responsable no sólo por no haber anticipado la Gran Recesión sino por ser intrínsecamente errónea y haber contribuido a multiplicar las calamidades que intentaba prever. Si su único fallo hubiera sido no anunciar la crisis con tiempo, para que los ciudadanos pudieran guarecerse, los economistas neoclásicos no se diferenciarían de los meteorólogos que no ven llegar una tormenta: serían culpables de no haber dado la alerta pero no se les podría responsabilizar de la tormenta misma.

En cambio, los economistas neoclásicos tendrían una responsabilidad directa en la tormenta económica ya que convirtieron lo que podría haber sido una crisis financiera y una recesión “del montón” en una crisis mayor del capitalismo; las creencias y las acciones de los neoclásicos lograron que la última crisis económica fuese mucho mayor de lo que hubiera sido sin su intervención.

Steve Keen, que se define a sí mismo como economista poskeynesiano y sraffiano [seguidor del economista italiano Piero Sraffa] comprometido, hace asimismo una denuncia de la penetración de la ortodoxia neoclásica en la docencia (libros de texto, profesorado, cátedras,…), en los servicios de estudio, programas de investigación, organismos multilaterales, selección de las materias principales que se estudian en las facultades de Económicas y Empresariales, medios de comunicación, etcétera. Esta posición de dominio neoclásico se muestra en los nombramientos de las jefaturas de estudios de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, gobernadores de los principales bancos centrales, ministros de Economía y Hacienda o premios Nobel de Economía.

También analiza Keen si estos economistas han reconocido su fracaso, si han reflexionado sobre las contorsiones ideológicas (las políticas monetarias expansivas, las intervenciones permanentes en la banca privada) hechas para salvarse del descrédito. Nada de nada. Un ejemplo de ello es Ben Bernanke, el anterior gobernador de la Reserva Federal, que ha argumentado que no hay necesidad alguna de revisar la teoría económica como resultado de la crisis, distinguiendo entre “ciencia económica”, “ingeniería económica” y “gestión de la crisis”… para permanecer donde estaba. “La reciente crisis financiera”, escribió Bernanke, “ha tenido más que ver con un fallo en la ingeniería económica y en la gestión económica que en lo que yo he llamado ciencia económica (…), las deficiencias en materia de ciencia económica (…) fueron en su mayor parte menos relevantes de cara a la crisis; es más, aunque la mayoría de los economistas no previeron el colapso del sistema financiero, el análisis económico ha demostrado ser –y lo seguirá demostrando-- de una importancia crítica a la hora de entender la crisis, desarrollar políticas para contenerla y diseñar soluciones de largo plazo para prevenir su recurrencia”.

La conclusión a la que llega Keen es muy significativa para este debate: ¿por qué a pesar de tantos bienintencionados economistas neoclásicos, casi todas sus recomendaciones favorecen a los ricos antes que a los pobres, a los capitalistas antes que a los trabajadores, a los privilegiados antes que a los desposeídos?. “Llegué a la conclusión de que la razón por la que manifestaban estas conductas tan poco intelectuales, tan ideológicas y en apariencia tan destructivas desde el punto de vista social no tenía que ver con patologías personales superficiales, sino que era de naturaleza más profunda: lo que ocurría es que la forma en que habían sido formados les había inculcado las pautas de comportamiento de los fanáticos, más que de intelectuales desapasionados”.

Uno de los aspectos que centran las críticas a los economistas es la utilización excesiva del aparato matemático: la economía trata de la gente, no de las curvas, se dice. El periodista italiano Roberto Petrini, que ha escrito un alegato titulado Proceso a los economistas (Alianza Editorial), acusa al mainstream de esta profesión no sólo de errar continuamente en sus diagnósticos (“la feria de las previsiones”) sino de haber perdido el contacto con la realidad al padecer una sobredosis de matemáticas; los físicos, habitualmente discretos, han sacado del bolsillo el dedo que señala y subrayan los defectos de quienes practican una ciencia social imperfecta. Uno de ellos, Jean-Philippe Bouchard, escribió un artículo incendiario en Nature, cuyo inicio es arrollador: “En comparación con la física se puede decir que los éxitos cuantitativos de la economía son decepcionantes. Los cohetes llegan a la Luna, se extrae la energía del átomo, los satélites permiten que millones de personas encuentren el camino a casa… ¿Cuál es el resultado representativo de la economía si dejamos a un lado la recurrente incapacidad de predicción y de evitar crisis?”.

En el artículo citado, Krugman afirma que los economistas han confundido la belleza, revestida de matemáticas de aspecto imponente, con la verdad. La causa inmediata del error de la profesión fue el deseo de un planteamiento intelectualmente elegante que lo abarcase todo y que, además, brindara a los economistas la oportunidad de presumir de sus proezas matemáticas. Kalle Lasn, coordinador de un libro singular titulado Guerra de memes. La destrucción creativa de la economía neoclásica, editado por Adbusters, una organización canadiense que lleva una cruzada contra el consumismo, se pregunta: “¿Sufren los economistas de un complejo de inferioridad académico denominado `envidia de la física?”.

En otro momento habrá que abordar la relación simbiótica entre la revolución conservadora y la economía neoclásica.
Joaquín Estefanía
Fue director de El País entre 1988 y 1993. Su último libro es Estos años bárbaros (Galaxia Gutenberg) @ESTEFANIAJOAQ

Fuente:
http://ctxt.es/es/20170222/Politica/11261/neoliberalismo-paul-romer-paul-krugman-Steve-keen.htm

jueves, 22 de septiembre de 2016

Stiglitz considera defectuosas las bases del euro, causa de los males de Europa

La moneda única europea fue mal concebida, bajo la influencia de la "ideología neoliberal", y hoy es causa de muchos de los males de la zona euro, como el estancamiento, el desempleo o los populismos, advierte el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en una entrevista con la AFP.

"Cuando las reglas son malas, se debe cambiarlas, si no, vamos derecho al desastre", afirmó el economista con motivo de la salida en Francia de su libro 'El euro: cómo la moneda única amenaza el futuro de Europa'.

Stiglitz se quitó su corbata por la sofocante y poco habitual temperatura en París para un mes de septiembre. Pero no perdió su elocuencia, en particular para multiplicar sus críticas contra la política económica europea.

"Con modelos económicos erróneos, llegamos obligatoriamente a un mal diagnóstico y a malas recetas", aseguró el muy mediático execonomista jefe del Banco Mundial y Nobel de Economía 2001.

Aunque a veces busque las palabras adecuadas, sus ataques son frontales. Tras el lanzamiento del euro, "los economistas esperaban el primer shock para poner a prueba la moneda. Se produjo en 2008 y las consecuencias fueron desastrosas", resumió el economista estadounidense.

Stiglitz fustiga las reglas, en particular el inquebrantable 3% de déficit fiscal, el máximo autorizado, según las reglas europeas, "que cae del cielo" y que no se basa "en ninguna teoría económica".

"Es Dios el que transmitió los diez mandamientos en el monte Sinaí, pero las reglas del euro son simples seres humanos las que las establecieron", dice, con un sesgo de ironía, pidiendo así la revisión de las normas.

- Un ejemplar para el ortodoxo Schauble -

"La idea de que la austeridad permite volver a tener crecimiento y prosperidad la rechazan en la actualidad la mayoría de los economistas e incluso el FMI (Fondo Monetario Internacional). Por desgracia, sigue siendo la opinión que predomina dentro del gobierno alemán y en particular en su ministerio de Finanzas", sostiene el premio Nobel, que se propone enviar un ejemplar de su libro al ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble.

"Estoy seguro de que mi obra no lo convencerá", sonríe Stiglitz, que denuncia en su libro lo que presenta como "la ideología liberal" que reina en la UE.

Y su definición de "ideología" no deja lugar a dudas. "Se trata de una creencia que no está necesariamente basada en pruebas", explicó, recordando que la austeridad fracasó con la Gran Depresión, luego en Asia y en Argentina. "¡Ahora también en Europa!", expresó.

"Los más interesante es que el FMI aprendió del pasado y reconoció que se equivocó", subrayó.

En cambio, sorprende que en Europa aún haya gobiernos como el de Angela Merkel que persisten en exigir políticas de ajuste "incoherentes con las reformas que necesita la zona euro".

- Bueno para bancos, malo para la gente -

Para Stiglitz los errores están en los orígenes mismos del euro. Los europeos "pusieron la carreta delante de los bueyes" al lanzar la moneda única sin crear las instituciones necesarias para gestionarla.

Peor aún, "la moneda única quitó a los Estados los dos mecanismos de ajuste más importantes: la tasa de cambio y las tasas de interés. Los países tienen las manos y los pies atados y sólo disponen de margen en la política fiscal. Lo mismo para el Banco Central Europeo que sólo debe concentrarse en la inflación", enumera.

Stiglitz pide reaccionar para no poner en peligro el proyecto europeo. "El euro es quizás bueno para algunas personas y para los banqueros, pero no lo es para los ciudadanos comunes. La sociedad se estanca, no crece, lo que da impulso a los partidos de extrema derecha", advierte.

En su libro, Stiglitz presenta varias soluciones para sacar a Europa del callejón sin salida en que se encuentra.

Da su preferencia a una zona euro dotada de instituciones que permitan su buen funcionamiento, como un BCE que "no se limite a luchar contra la inflación, sino que se concentre en la lucha contra el desempleo y el crecimiento".

Si los países no aceptan más Europa, propone entonces varias pistas para que haya menos. "La más fácil" sería una salida de Alemania del euro, lo que haría que los otros países fueran más competitivos a través de una devaluación de la moneda única.

Otra opción sería un divorcio de mutuo consentimiento o también la creación "de dos o tres zonas monetarias" a la espera de la creación de las instituciones necesarias.

Fuente:
https://www.afp.com/es/noticias/840/stiglitz-considera-defectuosas-las-bases-del-euro-causa-de-los-males-de-europa

Joseph Stiglitz. “Irlanda y Apple estaban haciendo trampas y robando ingresos fiscales” El profesor de Columbia y asesor de la presidencia de Bill Clinton cree que el fenómeno Trump es el resultado de "un tercio de siglo de políticas que han llevado a la desigualdad"

En otoño de 2015 Joseph Stiglitz (Gary, Indiana, 1943), decía: el euro actual “es un desastre”, cualquier otra cosa “sería mejor”, incluso, quebrar la eurozona.

Un año después, en El euro. Cómo la amenaza común amenaza el futuro de Europa (Taurus, 2016) el Nobel de Economía defiende que solo una reforma de la unión monetaria, con una suerte de “euro flexible”, podría salvar el futuro del club europeo. Stiglitz recibe en su despacho en la Universidad de Columbia, donde muestra un verdadero interés por la situación política de España. Asesor principal del presidente Bill Clinton, admite que los grandes partidos americanos han desatendido a los perdedores de la globalización, y que Donald Trump ha sabido leer mejor la frustración de los estadunidenses.

Pregunta. En su libro dice que el euro es el mayor problema de la Unión Europea. Pero el primer país en abandonarla, Reino Unido, no estaba en la zona euro. ¿Qué pasa?
Respuesta.
Reino Unido siempre ha tenido ese fuerte sentimiento de identidad, de no ser como el resto de gente, al otro lado del Canal, pero creo que los problemas del euro han sido cruciales en el camino al Brexit. Una de las imágenes de la UE que los conservadores han propagado es la de esa Bruselas rígida y burocrática, y la forma en que la troika gestionó la crisis de los países tuvo una rigidez muy fea. Es más, el hecho de que en la eurozona quedara claro que no había democracia, que Alemania y unos pocos socios estaban dictando los términos, hizo que los británicos pensaran que eso no era una democracia sana. Si estuviera en Reino Unido y viera lo que ocurre en la zona euro, se preguntaría: ‘¿es este el club al que quiere pertenecer?’. La eurozona ha gestionado tan mal el euro que han hecho la UE menos atractiva.

P. Y ahora que el Brexit es un hecho, ¿qué es más peligroso para la Unión Europea, que la salida les salga bien o que fracasen?
R. Eso es un punto fantástico. Para mí, la actitud de Jean Claude Juncker [presidente de la Comisión Europea] de que debemos ser muy duros, y castigar a Reino Unido para que nadie más quiera salir, es terrible. Lo que él debería decir es que no hemos explicado bien las ventajas de la UE, el por qué es un club del que nadie debería querer irse. No puedes querer que la gente siga en él por miedo, no es saludable ni democrático. Así no lograrás el tipo de solidaridad que permitirá a la UE solventar los problemas comunes de migración o cambio climático. Si todo el mundo siente que está ahí porque no tiene alternativa, será un matrimonio muy infeliz.

P. Y si deja de asustar la salida, puede convertirse en un incentivo para irse.
R. Tiene que ser un incentivo para que la UE funcione mejor. Un ejemplo de algo que creo que ha sido muy bueno es la decisión de Margrethe Vestager [comisaria europea de Competencia] de decir que Irlanda y Apple estaban haciendo trampas y robando ingresos fiscales, porque ese es un ejemplo de comportamiento de un país que perjudica al resto. Por eso necesitas normas.

P. Y una vez el euro existe. ¿Es posible dejarlo?
R. Es la misma pregunta que hay en la UE, si es posible, será un experimento. Y creo que la respuesta será que sí. Una prueba es mirar las relaciones entre Estados Unidos y Canadá, tenemos un mercado común del algún modo, pero no libre migración ni mercado único. No he leído a ningún economista que diga que habría una gran diferencia si tuvieran un mercado único. Las consecuencias políticas, para mí, son más importante que las económicas. Muestra que ha habido un proceso de integración durante 70 años y que ahora empieza un movimiento en dirección contrario.

P. En el origen de la Unión Europea está el mercado único. Con el actual repunte de ese llamado sentimiento proteccionista, ¿cree que hoy se podría impulsar ese proyecto?
R. Cuando se creó la UE y se pusieron las reglas, fue un momento particular de la historia en el que había mucha más confianza en los mercados y la creencia –muy estúpida, desde un punto de vista económico- de que si los gobiernos mantenían las cuentas públicas saneadas, los mercados funcionarían y habría pleno empleo y todo el mundo se beneficiaría. Pero la teoría económica dice que si hay integración, hay ganadores y perdedores, a menos que pongan políticas fuertes para proteger a estos últimos. Los ideólogos olvidaron la distribución. Si hoy hicieras esa unión, tendría que ser diferente, deberías proteger a los perdedores.

P. Hay una ola de un llamado “proteccionismo”. En Estados Unidos, tanto el partido Republicano como el Demócrata han cambiado su sensibilidad hacia la globalización. ¿No ve cambiado el enfoque de Hillary Clinton?¿Qué análisis hace?
R. No es proteccionismo. Nos hemos dado cuenta de que el sistema no cumple como se había prometido. Nuestros líderes y nuestra democracia falló. Dijeron que la liberalización del mercado financiero aceleraría el crecimiento y lo que hizo es dar más dinero al 1% de arriba. La lección es que necesitamos protección.

P. Cuando se habla de protección se cita como proteccionismo, de forma peyorativa.
R. En una sociedad democrática tienes que asegurarte de que la economía funcione para todos, y la nuestra no lo hace. La teoría económica ya lo predijo, y ahora tenemos la evidencia.

P. ¿Es el fenómeno Trump resultado de esto?
R. El fenómeno del ala derecha es la declaración de que los partidos centristas han apoyado una serie de políticas durante un tercio de siglo que han aumentado la desigualdad y dejará atrás a muchas fracciones de la sociedad. La diferencia es que al PP de España, por ejemplo, no parece importarle la gente que han dejado atrás. A los socialistas sí les importa pero no han encontrado forma de hacerlo por la austeridad presupuestaria impuesta por Alemania.

P. España puede ir a unas terceras elecciones. ¿Ve un origen económico?
R. Consecuencia. Cuando en las sociedades las cosas funcionan bien, te puedes comprometer, puedes tener diferencias, pero no divisiones enormes. Si tienes a gente que ha sufrido tanto, no van a querer comprometerse a sufrir más.

P. ¿Cree que la Unión Europea acabó siendo un proyecto egoísta?
R. No, fue un proyecto visionario. Un intento de juntar a grandes países. Pero se basó en esa idea de que la economía de mercado resolvería las cosas por sí misma y llevaría a algo que beneficiaría todos. Esa teoría fue el problema.

http://economia.elpais.com/economia/2016/09/14/actualidad/1473884667_101950.html

viernes, 22 de julio de 2016

Ken Robinson: “Pagamos un alto precio por sacar los sentimientos de la escuela”

Brillante orador y escritor superventas, asesora a Gobiernos e instituciones para promover un sistema educativo que no encorsete el talento y se tome en serio la creatividad.

HA SIDO asesor del ex primer ministro británico Tony Blair y de más de una decena de Gobiernos. Millones de personas siguen sus conferencias, gestionadas por la misma agencia que supervisa las apariciones del político George W. Bush o el Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Sir Ken Robinson –la reina Isabel II lo nombró caballero en 2003 por el fomento de las artes– es uno de los pensadores educativos más solicitados de las últimas dos décadas. Y predica un mensaje devastador para la escuela tradicional: los niños nacen con cualidades que, a menudo, el sistema entierra. Su colegio, al que llegó por casualidad, le cambió la vida.

Era un crío de rizos pelirrojos que perseguía un balón en el barrio de Walton, en Liverpool, cuando su padre sentenció: “Este niño jugará al fútbol en el Everton”. Pero la polio se cruzó en su camino. A Ken Robinson (Liverpool, 1950) lo enviaron a un centro de educación especial para los descartados del sistema, niños con problemas físicos o retrasos en el aprendizaje. En aquella clase, que él define como “un montón de individuos diferentes que recordaba a la cantina de La guerra de las galaxias”, sus profesores, Mr. Strafford y Mrs. York, fomentaron las aptitudes que lo han convertido en uno de los grandes referentes de la enseñanza y en un prolífico escritor de best sellers.

Ken Robinson llega sonriente a la cita en una oficina compartida a escasos metros del campus de la Universidad de California, en Los Ángeles. “Llevo muchos años aquí. Ya soy angelino”, comenta, aunque su piel pálida y su acento lo desmientan. El inglés se apoya en un bastón –tiene la pierna derecha más corta que la izquierda–, tiende una mirada brillante y enarbola un discurso rotundo: “Pagamos un precio muy alto por sacar los sentimientos de la escuela”.

Hace 15 años que vive en la megalópolis californiana. Tras dar clases en la Universidad de Warwick (Coventry, Inglaterra), recaló allí con su mujer, Terry, también de Liverpool y escritora, y con sus dos hijos, James y Kate.

El Elemento. Descubrir tu pasión lo cambia todo (Grijalbo, 2009), que se ha traducido a 21 idiomas, es su libro más conocido. Contiene las historias de éxito que desgrana en sus charlas. Habla, por ejemplo, de cómo Matt Groening, el creador de Los Simpson, encontró su camino cuando se enteró de que “había otras personas que no sabían dibujar pero vivían de ello”. O del economista Paul Samuelson, que siempre consideró los números “pura diversión”.

El éxito de Robinson está estrechamente ligado al crecimiento de las redes sociales. En febrero de 2006 protagonizó  una charla TED –organización pionera en proponer un formato de conferencias breves que se difunden por Internet–, que desde entonces suma una media de 10.000 visionados diarios y roza ya los 40 millones. En aquella ponencia de 19 minutos y 24 segundos, que tituló ¿Matan las escuelas la creatividad?, cuenta la anécdota de una niña retraída que siempre pintaba en clase. “¿Qué dibujas?”, le preguntó la maestra. “Estoy pintando a Dios”, respondió. Cuando su profesora le hace entender que nadie lo ha visto nunca, ella replica: “Mejor, en cinco minutos podrán saber cómo es”.

En sus charlas defiende que bailar es tan importante como sumar. Creo que la gente que piensa que bailar no es importante, probablemente ni baila ni nunca lo ha intentado. Y lo digo en serio. Los humanos tenemos un cuerpo, no somos programas, y nuestra relación con él es fundamental para nuestro bienestar. Muchos problemas del mundo civilizado tienen que ver con la obesidad, la diabetes o la depresión. En Estados Unidos hay una generación de jóvenes que, por primera vez, puede que vivan menos que sus padres debido a enfermedades cardiacas y otras dolencias vinculadas a una dieta pobre y poco ejercicio. El sistema educativo trata la vida humana como si solo importase lo que existe entre las dos orejas. La danza está relacionada con el resto de las artes y ciencias, y yo defiendo una concepción holística de la inteligencia. Además, resulta que hay un montón de matemáticas en la danza, pregunte a cualquiera que baile profesionalmente.

En 1997, el Gobierno británico le pidió formar una comisión nacional para asesorarle sobre cómo potenciar la creatividad en la escuela de los 5 a los 18 años. ¿Ha cambiado el sistema educativo desde su informe? El Gobierno actual avanza en sentido contrario, como ocurre en Estados Unidos. Pero el de entonces, con Tony Blair de primer ministro, llevaba tiempo planteando que hacían falta cambios. El mundo evoluciona rápida y profundamente, y los sistemas educativos que funcionaban en el siglo XIX no sirven para los retos actuales. Cuando Blair llegó al poder lideró una serie de reformas que tuvieron justo el efecto contrario: más estandarización, más pruebas, un currículo menos flexible. Así que unos cuantos le dijimos que, ya que lo pregonaba, debía tomarse en serio la creatividad. Si defiendes la alfabetización y te importa que la gente aprenda a leer y a escribir, no te limitas a dejar libros a su alrededor a ver si muestran interés. Si vas en serio con la creatividad, necesitas una estrategia para impulsarla, por eso reuní a 50 personas y creamos una comisión gubernamental para diseñarla.

Robinson forma parte de una corriente de pensadores que busca transformar el sistema con innovaciones, y que se enfrenta a otra, también muy relevante, que reclama reforzar la disciplina y evaluar de forma sistemática el modelo. Rechaza la proliferación de exámenes estandarizados que se da en Estados Unidos –donde los alumnos se enfrentan  a hasta un centenar de evaluaciones externas hasta un centenar de evaluaciones externas a lo largo de su vida escolar– y que está empezando a implantarse en España. Su modelo pasa por una escuela que promueva disciplinas como la danza o el teatro, y que experimente con técnicas novedosas como el aprendizaje basado en proyectos, consistente en enseñar a los alumnos a través de casos reales. Por ejemplo, montar una empresa de jabones para aprender química y economía.

Lo cierto es que han transcurrido casi dos décadas y sus ideas no han calado. Al menos no de forma mayoritaria. Bueno, es difícil saberlo. Pero llevo hablando de esto mucho más de 20 años. Empecé en 1972, cuando conseguí mi primer trabajo en educación. Y hay otros que comenzaron mucho antes: Maria Montessori, John Dewey y muchos más. Siempre ha habido expertos que han reclamado una aproximación más humana y personalizada y no un sistema que se asemeje a una cadena de producción industrial. La gente piensa que es una excentricidad decir que la escuela funciona como una fábrica, pero es cierto. Se divide en compartimentos separados, a los que la gente acude durante unas horas fijas; los días se distribuyen en bloques de tiempo y los alumnos son evaluados de forma periódica para saber si son aptos para seguir ahí. A los que no se adaptan se les responsabiliza de su fracaso, pese a que es el sistema el que les ha fallado. La gente entiende esto y cada vez hay más colegios que quieren aplicar otras teorías.

De ellos habla en su último libro, Escuelas creativas (Grijalbo). La educación es un sistema dinámico y complejo. Hablo con mucha gente y a menudo veo que han recibido una influencia positiva porque sienten que, de alguna forma, les estoy dando permiso para innovar. Trato de justificar por qué la creatividad no es un conjunto extravagante de actos expresivos, sino la forma más elevada de expresión intelectual. Así funcionan los grandes académicos. La ciencia se ha cimentado sobre un pensamiento rico, original y creativo unido al entendimiento crítico. Estas charlas han logrado abrir ese debate. Hay países enteros cambiando, como Finlandia, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y otras zonas de China, que ya empiezan a planteárselo.

¿Y Estados Unidos? Aún no. Al menos no a nivel nacional. Lo debaten, como hizo Inglaterra, pero luego hacen algo diferente. Afortunadamente, la educación va más allá de los discursos de los políticos. Yo trato de ayudar a la gente para que sean ellos los que modifiquen el sistema.

Usted proclama que los títulos universitarios ya no valen nada. No es que no valgan nada, es que valen menos. Cuando yo empecé en esto, si tenías un doctorado, formabas parte del 0,01% de la población mundial que lo había cursado, y ya no es así. Funciona como la inflación. Antes, una carrera era todo lo que necesitabas para conseguir un buen trabajo; ahora hace falta también un máster. ¿Dónde acaba? Supongo que dentro de unos años tendrás que ganar un Nobel para trabajar. “Ah, tienes un Nobel, qué bien. Pero ¿qué tal dominas el Excel?”. Las promesas de una buena educación superior comienzan a tambalearse. Algunos empiezan a pensar que tal vez no sea imprescindible ir a la universidad. Aunque, de momento, la pelota está en el campo de los titulados porque sus rentas son mayores que el promedio. Yo solo digo que eso está cambiando.

¿A quién perjudica el sistema actual? Cuando ves a niños a los que la escuela les da un mal servicio, que abandonan las aulas pensando que son estúpidos y acaban en las calles como pandilleros, en la cárcel, en trabajos precarios o que hunden su vida en antidepresivos y alcohol… No digo que la educación sea la respuesta a todo esto, pero creo que un mejor comienzo vital les brindaría la oportunidad de descubrir sus auténticas cualidades y elegir su camino. Esto ocurre a menudo en los buenos colegios. Hay profesores estupendos que son capaces de rescatar niños al borde del abismo y encauzarlos. Cuando digo que es una cuestión de derechos humanos no es una exageración: la gente tiene derecho a dirigir su propia vida.

En lo que Ken Robinson sí parece un auténtico angelino es en su aura de estrella. Sus charlas las gestiona la Washington Speakers Bureau, que pide un caché de entre 6.700 a 36.000 euros por conferencia. Además de figuras políticas estadounidenses, entre los representados de la agencia se encuentra el cocinero José Andrés o el expresidente José María Aznar. En 2015 le contrató Meridianos –que invitó a El País Semanal a Los Ángeles para entrevistar a Robinson–, la fundación española que busca opciones para menores marginados y que participa en la primera red europea de empleo para jóvenes exinfractores y en riesgo de exclusión social.

¿Cuál es el papel de los padres? Ahora trabajo en un libro dirigido a ellos, porque me preguntan mucho, y a veces las familias son parte del problema. Muchas de las presiones que llegan a los colegios provienen de padres angustiados por la educación de sus hijos. Otros muchos consideran que el sistema vigente está bien y piden más deberes y programas de refuerzo. Creo que les puedo ayudar porque solo conocen el modelo que vivieron ellos, y hay algunos mitos que me gustaría desterrar porque así presionarán para lograr un cambio. En Estados Unidos, los Estados están aprobando progresivamente el matrimonio homosexual, y eso hace 20 años era impensable. No estaba en la agenda, pero la gente transmitió que no tenía sentido y los gobernantes tuvieron que hacerles caso. El cambio llegó de abajo arriba, como ocurre siempre con los derechos civiles, y así es como debe transformarse el sistema.

¿Cómo educó usted a sus hijos? Me lo preguntan mucho y siempre respondo que cada niño es único. Mis chicos –el mayor, James, tiene ahora 31 años, y Kate ha cumplido 26– compartieron colegio en Inglaterra durante un tiempo. Para él era bueno, pero para ella no tanto. A James le interesa más la teoría, y a Kate, el diseño y la danza, y esa escuela era muy académica, así que decidimos cambiarla. Nos mudamos a Los Ángeles cuando ya eran adolescentes y la situación se repitió. Al final, sacamos a Kate del centro a los 16 años y la educamos en casa. Mi mujer se encargó de casi todo. Le diseñamos un programa y luego fue al colegio universitario [con titulaciones de dos años]. Lo curioso es que ahora le fascina la educación. No la hemos convencido nosotros, pero seguramente nuestra trayectoria le ha influido: dirige un proyecto del Gobierno finlandés, The HundrED, concebido para identificar los cien programas de enseñanza más innovadores del mundo.

http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/ken-robinson/

domingo, 21 de febrero de 2016

El referéndum es una excusa del PSOE y de las derechas para que no se establezca un gobierno de izquierdas

Vicenç Navarro
Autor de Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante (Anagrama, 2015)

El punto clave que los principales medios de información del país enfatizan como el mayor obstáculo para conseguir el gobierno de coalición de izquierdas es el tema del referéndum en Catalunya. Se dice que tanto para el PSOE como para el PP y Ciudadanos, el referéndum es la línea roja que jamás cruzarán. Para poder justificar esta postura, tales partidos presentan, deliberada y maliciosamente, el referéndum en Catalunya como una llamada a la independencia, asumiendo erróneamente que la aprobación del referéndum daría pie inmediatamente a la independencia.

Los dirigentes pasados y presentes del PSOE, así como del PP y de Ciudadanos confunden (fruto más de una malicia que de una ignorancia) lo uno con lo otro, y crean un problema donde no debiera haberlo, pues permitir que se haga el referéndum no quiere decir que se desee la independencia de Catalunya. El derecho a decidir es el mero derecho democrático que un pueblo y nación debería tener dentro de un Estado plurinacional, derecho que, en contra de lo que tales partidos políticos están diciendo, existe en muchos países. El tema a debatir no es, pues, sobre unidad de España o su desunión, sino sobré qué tipo de Estado se desea. Este es un punto clave que los dirigentes de aquellos partidos (PP, Ciudadanos y PSOE) no desean tocar, pues quieren mantener por todos los medios posibles (incluidos los aparatos de represión del Estado que controlan) su visión del Estado, un Estado heredado de la dictadura que le antecedió y que se caracteriza por su visión uninacional, radial y escasamente democrática, en lugar de ser un Estado plurinacional, poliédrico y mucho más democrático de lo existente hoy en día en este país, y que las izquierdas democráticas (como Podemos, En Comú Podem, En Marea y Compromís) están pidiendo. La lucha por la democratización del país pasa por el reconocimiento de la plurinacionalidad de España.

El derecho a decidir es el derecho a elegir
Naturalmente que el derecho a decidir, por definición, incluye el derecho a elegir, incluyendo el derecho a decidir sobre el tipo de articulación, en este caso de Catalunya con el resto de España, la cual tiene que tener a su vez el mismo derecho a decidir, respetando la diversidad de España, de manera que la unidad de esta esté basada en el consenso democrático y no en la fuerza militar o policial. El mal llamado “tema difícil del referéndum” no es, pues, lo que dicen o presentan aquellas fuerzas políticas que han intentado presentar tal demanda como una demanda de ruptura de España. En realidad, no hay razón para que no se pudiera resolver tal llamado problema si los partidos que están explorando la coalición fueran partidos de izquierda con vocación democrática. Soy consciente de que ni el PP ni Ciudadanos desean otro tipo de Estado que el actual. Y de ahí que se inventen todo tipo de falsedades para defender su visión del Estado, radial y uninacional. Pero los partidos de izquierda no deberían compartir esta visión de la España uninacional, pues esta visión es excluyente y oprimente con aquellos pueblos y naciones que no la comparten. Como he escrito en muchísimas ocasiones, el PSOE tendría que recuperar la visión plurinacional y poliédrica que tuvo en su pasado heroico, cuando luchaba para establecer la democracia en España y apoyaba el derecho a decidir de las distintas naciones de España y, con ello, su plurinacionalidad. Por desgracia, abandonaron aquella visión, adaptándose (como se adaptaron en otras áreas de igual importancia) haciendo suya su visión radial y uninacional hasta tal punto que llegaron a considerar como nacionalistas y/o secesionistas a aquellos que no compartían su visión de España.

Un ejemplo de ello es Alfonso Guerra, el autor del “cepillaje del Estatuto de Catalunya” en las Cortes Españolas, y hoy, uno de los máximos exponente dentro del PSOE de la oposición al referéndum en Catalunya, que en su día llegó a acusar nada menos que al Presidente de la Generalitat de Catalunya, el socialista José Montilla, y a la muy popular Presidenta del PSC, Manuela de Madre, de estar “contaminados con el nacionalismo catalán”. Es esta visión excluyente, que domina el establishment político mediático basado en la Capital del Reino (que tiene poco que ver con el Madrid popular) la que está hoy utilizando el referéndum (recurriendo a la sacrosanta Constitución) para evitar el establecimiento de una coalición de partidos de izquierdas, prefiriendo en su lugar que se establezca una coalición PSOE-Ciudadanos-PP. Su mal llamada defensa de la “unidad de España” rememora la llamada de los golpistas del 1936, que también utilizaron tal eslogan para imponer por la fuerza una dictadura de clase frente a la mayoría de la población.

¿Cuál es, pues, el mayor obstáculo para establecer el gobierno de izquierdas?
La mayor dificultad para poder establecer una coalición de izquierdas –que el debate sobre el referéndum está ocultando- es la política económica del PSOE, que es más cercana a la de Ciudadanos y a la del PP que a la de Podemos. Ahí está el problema mayor del que no se está hablando. Ni que decir tiene que el programa económico del PSOE no es el mismo que el de las fuerzas conservadoras y neoliberales que en España representan el PP y Ciudadanos. Sin ninguna duda, el programa del PSOE tiene notables diferencias con los programas de estos dos últimos partidos. Pero, sin embargo, el PSOE coincide con el PP y con Ciudadanos (y con Convergència en Catalunya) en un tema central que influencia todo lo demás. El PSOE comparte la misma visión estratégica y económica, queriendo salir de la enorme crisis en la que todavía estamos sumergidos continuando las políticas neoliberales que nos llevaron precisamente a esta crisis y que han sido la mayor causa de que todavía estemos estancados en ella.

El desempleo en España es enorme, y la calidad de empleo (tanto en intensidad como en cantidad) continúa en unos niveles de deterioro nunca vistos antes. El PSOE, sin embargo, no ha roto con el socioliberalismo, y continúa creyendo en la bondad de las políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), por la Comisión Europea, por el Eurogrupo y por el Banco Central Europeo (BCE), que son las mismas políticas que nos han llevado al desastre. La evidencia de que tales políticas han causado la gran crisis, retrasando además la recuperación, es robusta y abrumadora (ver mi libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante. Anagrama, 2015).

Elementos importantes del neoliberalismo en el programa del PSOE
Y este socioliberalismo aparece tanto en su programa (en la timidez de sus propuestas) como en las declaraciones de sus principales asesores y/o economistas de referencia. El coordinador del plan económico del PSOE y miembro clave del equipo negociador del Sr. Sánchez, es el economista Sr. Jordi Sevilla, uno de los mayores defensores del socioliberalismo. Si no se lo creen, lean por favor sus declaraciones y su libro, De nuevo socialismo, donde se pueden ver expresiones tales como “¿quién a estas alturas pide que se aumente el gasto público en España?”, pregunta que él mismo se contestó, señalando que “solo los socialdemócratas tradicionales (la manera amable de decir anticuados) como Vicenç Navarro”. Hay que conocer que tal propuesta de no aumentar el gasto público se hacía y se continúa haciendo en uno de los países con menos gasto público por habitante en la Unión Europea de los Quince (UE-15), el grupo de países más semejantes a España en la UE por su nivel económico (ver mi artículo “El continuismo neoliberal en el PSOE”, Público, 02.07.15). Tal economista ha dicho en muchas ocasiones que las instrucciones de la Troika sobre el déficit deben obedecerse.

Una postura casi idéntica a la del Sr. Sevilla es la que sostiene el Sr. José Carlos Díez, uno de los economistas de referencia del PSOE, que goza de una gran proyección mediática en España, siendo asesor del canal televisivo que se considera más progresista de España, La Sexta. Aparece constantemente en el programa Al Rojo Vivo como el economista de la casa, y un tanto parecido en el programa de La Sexta Noche. Pero lo que prueba más claramente la orientación neoliberal del equipo económico del PSOE es el contraste, no solo entre los asesores económicos nacionales, sino también entre los internacionales, del grupo de trabajo que elaboró el programa económico de Podemos, que incluyó, entre otros, al Premio Nobel Joseph Stiglitz y a Thomas Picketty. Para contrarrestar tal lista, el PSOE mostró como su gran fichaje al Sr. Larry Summers, que fue uno de los economistas más responsables de la enorme crisis de la banca en EEUU como consecuencia de la desregulación bancaria que él (junto con Robert Rubin, codirector del Goldman Sachs) realizó cuando fue Ministro de Finanzas del Presidente Clinton (les aconsejo que vean el documental Inside Job).

¿Será posible la coalición de izquierdas?
La enorme hostilidad que tales personajes, así como el aparato del PSOE y su vieja guardia, han mostrado hacia las mayores propuestas económicas de Podemos se debe precisamente a que su visión de cuál ha sido la causa de la crisis actual y la manera de resolverla es mucho más cercana a la de Ciudadanos (cuyo economista de referencia, el Sr. Garicano, es muy próximo al IBEX-35 y apoyó tanto las reformas laborales del PSOE como las del PP, así como las medidas de austeridad del PP) y a la del propio PP. Veo, por lo tanto, difícil que pueda llegarse a un acuerdo, pues nos estamos jugando no ya la unidad de España (que ni Podemos, ni En Comú Podem, ni En Marea, ni Compromís están cuestionando, como maliciosamente lo están presentando las voces del bunker dentro del PSOE), sino su propia viabilidad y el bienestar de las clases populares. Hoy el equipo económico del PSOE es un equipo todavía comprometido con el liberalismo, mientras que Podemos e IU están comprometidos –como la socialdemocracia siempre estuvo comprometida (antes de que se convirtiera al neoliberalismo)- en revertir las políticas de austeridad, enfatizando la necesidad de ampliar la intervención del Estado para crear buen empleo y estimular la economía, pagando tales inversiones con políticas redistributivas que signifiquen un amplio aumento de los ingresos al Estado (en España el enorme retraso social de su Estado del Bienestar se debe precisamente al bajo gasto público social).

El Sr. Díez, con la frivolidad e ignorancia que lo caracterizan, anunciaba recientemente en el programa Al Rojo Vivo que las políticas propuestas por Podemos llevarían automáticamente al corralito que ocurrió en Grecia, expresión que quedó sin corregir (como siempre ocurre en La Sexta y otros canales), pues no se invitó a ningún economista con una visión contraria para que la cuestionase. Estos personajes son meros sirvientes del establishment político-mediático europeo cuyas políticas que promueven están causando un enorme dolor a las clases populares de este país. He escrito en otra parte que Syriza podría haber respondido de otra manera a la que había propuesto el gobierno griego y había presentado Varoufakis en sus negociaciones (ver mi artículo “Crítica amistosa a Varoufakis y a sectores de las izquierdas sobre lo ocurrido en Grecia”, Público, 19.10.15) con la Troika. Pero lo que es incluso más importante es que España no es Grecia. España es una de las potencias económicas de la UE, que si se aliara con Italia, Francia y Portugal podría cambiar las políticas impuestas por la coalición conservadora-socialista alemana revirtiendo las políticas de austeridad. En contra de lo que asumen Jordi Sevilla, José Carlos Díez, Luis Garicano y el blog Nada es Gratis del IBEX-35, así como los dirigentes del PSOE, la Troika no es omnipotente, y sí que hay alternativas que raramente aparecen en los mayores medios de información y persuasión (que nunca presentan voces críticas con tales instituciones, dando en cambio grandes cajas de resonancia a personajes que reproducen la sabiduría convencional que tanto dolor está causando), que deberían aplicarse (ver Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España, de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón) y que son factibles y realizables.

El Sr. Díez, en su intento por desacreditar la coalición de partidos de izquierda, señaló que la resistencia ofrecida por el gobierno portugués a las políticas de austeridad le llevaría a un desastre, pues la Troika no lo aceptaría. Tres días más tarde, la Comisión Europea, parte de la Troika, aceptó el presupuesto presentado por el gobierno portugués, y fue la Comisión Europea la que tuvo que aceptarlo, pues hoy el establishment europeo está más que preocupado por la posibilidad de que se abra otro flanco en el sur de Europa. Lo que ocurrió en Grecia les supuso un coste político elevado. Si Italia, Francia y Portugal se resistieran, junto con España, a estas políticas, la polarización que existe en Europa –entre este establishment europeo, hegemonizado por los partidos conservadores y liberales (con la ayuda de los partidos socioliberales) y los demás, alcanzaría niveles difícilmente absorbibles por tal establishment. Los gobiernos pueden oponerse y resistir, y lo ocurrido hace unos días en Portugal es una señal de ello.

La otra observación es que en las políticas de pactos entre los distintos partidos no es coherente aceptar propuestas que entran en conflicto entre sí. Por ejemplo, es más que probable que el PSOE (e incluso Ciudadanos) aceptara la necesidad de hacer un rescate rápido a la población dañada por la crisis que está en una situación insostenible. En realidad, el impacto de la crisis y de la mal llamada recuperación en el nivel de pobreza ha sido tan acentuado que los partidos conservadores y neoliberales han aceptado la necesidad de hacer algo para ayudar a los pobres. Y de ahí aparecen los programas antipobreza. Pero el problema de la pobreza es mucho más amplio que el problema de los pobres, pues el crecimiento de la pobreza es un síntoma de las políticas públicas neoliberales que se extienden desde las dos reformas laborales (la del gobierno Zapatero y la del gobierno Rajoy) hasta los recortes (realizados por el gobierno PSOE y por el gobierno PP). Intentar cuidar a los pobres sin revertir aquellas políticas es dar agua al sediento en un vaso con un agujero. El poco éxito de los programas antipobreza se debe a este hecho. Aumentar los salarios, dar más poder a los sindicatos, expandir la protección social y el gasto público y crear empleo, es mucho más eficaz que transferir fondos públicos a los pobres, lo cual siendo importante, es dramáticamente insuficiente. No es muy coherente pactar con Ciudadanos el rescate a los pobres, y a la vez no hacer nada o hacer lo que pide Ciudadanos, que aumentará todavía más la pobreza, no solo de los pobres, sino también de todos los demás.

Una nota como conclusión
Lo que estamos viendo hoy en España es que el establishment financiero y económico español, que tiene una influencia excesiva sobre los establishments político-mediáticos, quiere destruir a Podemos, y si no puede, al menos ningunearlo. Utilizan todo tipo de argumentos y falsedades, llamándolos bolivarianos, yihadistas, iraníes, independentistas, utópicos, pronazis, progolpistas, y una predecible larga lista de insultos. Y cuando, por primera vez, llegan a las Cortes Españolas, como la tercera fuerza política parlamentaria (que, de alargarse la campaña tres semanas más, podrían haber alcanzado la segunda posición), se los pone en el “gallinero”. Y ahora estamos viendo que además se les está responsabilizando -con la ayuda de los grandes medios de información y persuasión- de ser ellos los que están dificultando la coalición de las izquierdas, cuando, en realidad, la dirección del PSOE y la vieja guardia de tal partido nunca han intentado hacer tal coalición. Desde el principio vieron que sus máximos aliados eran y son Ciudadanos, pues son los que ideológicamente son más cercanos a ellos. Y ahora tienen la desfachatez de acusar a Podemos de que este partido sea el responsable de que no se haga la coalición. Y con la ayuda de los medios, y con el soporte del establishment financiero y económico de siempre, parece que lo están consiguiendo. Así es esta España que ellos quieren mantener. Quieren evitar el cambio profundo que el país necesita. Así de claro.
http://blogs.publico.es/dominiopublico/15911/el-referendum-es-una-excusa-del-psoe-y-de-las-derechas-para-que-no-se-establezca-un-gobierno-de-izquierdas/

jueves, 7 de enero de 2016

Sube la marea, no para todas las barcas. El futuro depende más de la renta de los padres que de los estudios que se tienen.

EE UU es uno de los países más desiguales del mundo. Como en la mayoría, la crisis económica ha conllevado desde 2007 un declive de la igualdad de oportunidades, esencia de la democracia. La escalera social se ha detenido, y cuando se ha recuperado el crecimiento y ha subido la marea, esta no levanta todas las barcas del puerto. La desigualdad de oportunidades se manifiesta, por ejemplo, en la educación universitaria.

Algunos datos se han hecho públicos recientemente: solo la mitad de los estudiantes estadounidenses que se matricularon en 2009 han conseguido graduarse ahora. Dado que dos terceras partes de estos últimos han arrastrado deudas por valor, como media, de unos 28.900 dólares, quedan encadenados a las mismas durante años. Siete de cada 10 universitarios solicitan algún tipo de ayuda financiera para completar su formación. Se calcula que la deuda acumulada por estos estudiantes se ha doblado desde el inicio de la Gran Recesión, y asciende al equivalente a 1,2 billones de euros, más de lo que produce un país como España en un solo año. Aunque hay pleno empleo, las condiciones del mercado de trabajo (escasa remuneración, nula seguridad) implican que los recién licenciados tienen que dedicar mucho tiempo de su iniciada vida laboral a pagar los créditos a los bancos. Si las cifras aportadas incluyeran los préstamos de los progenitores para auxiliar a sus hijos, serían un 33% más altas.

La ley de quiebras de 2005 hizo imposible que se pudieran cancelar las deudas por estudios aun en el caso de bancarrota personal. Dice Stiglitz en El precio de la desigualdad (Taurus) que ello anula cualquier incentivo que pudieran tener los bancos y las universidades con ánimo de lucro para estimular y proporcionar una educación que acabe teniendo rendimiento económico. Aunque el estudio universitario carezca de valor, el prestatario no se libra de pagar: "En vez de 'satisfacción garantizada o le devolvemos el dinero', la realidad es 'la insatisfacción está garantizada, pero usted tendrá que cargar con esas deudas el resto de su vida".

En el caso de los créditos a los estudiantes, los bancos consiguieron durante años sacar beneficios casi sin riesgo: en muchos casos, el Gobierno avalaba los créditos; en otros, el hecho de que los créditos nunca pudieran cancelarse —por la citada ley de quiebras— los hacía más seguros que cualquier otro tipo de crédito de características similares. En 2014, Obama, sorteando a los republicanos, trató de ampliar el alcance de una ley de 2010 que permitía que los estudiantes solo tuviesen que pagar mensualmente un máximo del 10% de sus ingresos para devolver el préstamo que adquirieron y que se perdonase la deuda restante cuando el estudiante llevase 20 años pagándola.

El hecho es que la coyuntura sigue siendo desfavorable para la igualdad de oportunidades. Según diversos proyectos de movilidad económica, aunque consigan una licenciatura universitaria los hijos de los pobres siguen siendo más pobres que los hijos de los ricos con menos estudios; que quienes tienen la suerte de tener unos padres más ricos y mejor educados tienen mejores perspectivas, ya que el nivel de ingresos de los progenitores ha devenido en el factor más decisivo ya que el coste de los estudios universitarios está aumentando más deprisa que las rentas medias; y que el acceso a una buena educación universitaria encarecida en sus tasas (sobre todo en los centros privados elitistas, muy vinculados a Wall Street) y con escasas becas depende, cada vez más, de los ingresos, riqueza y educación de los padres de los estudiantes. Ello genera el declive de la movilidad social por una insuficiente inversión en el interés general, incluida la educación pública.
http://economia.elpais.com/economia/2015/12/27/actualidad/1451243121_568037.html

jueves, 10 de diciembre de 2015

Dos estados de bienestar y cómo papá estado subvenciona a las grandes empresas con fondos públicos

Habitualmente nos hemos acostumbrado, o mejor nos han ‘enseñado’, a hablar de Estado del Bienestar para hacer referencia a contar con unas prestaciones y servicios sanitarios, educativos y sociales de carácter público que financiamos todos, y al que determinados partidos políticos, grupos empresariales y medios de comunicación consideran una especie de lujo insostenible en términos monetarios por el que los usuarios no pagamos lo que deberíamos pagar. Estos grupos no sólo tratan de desacreditar continuamente a este Estado del Bienestar mediante las decisiones que ellos toman, sino que lo suelen descalificar habitualmente con la excusa de que ‘Papá Estado’ no puede estar siempre resolviendo los problemas a la gente (y si cuela, cuela).

La realidad es bien diferente. No hay uno sino, al menos, dos Estados de Bienestar, el primero es el que acabo de mencionar más arriba y el segundo es, precisamente, el Estado de Bienestar Empresarial que vive de los fondos públicos que, de muy diferentes maneras, los gobiernos ponen al servicio de los grandes grupos empresariales. Así es que, al contrario de lo que nos dicen esos políticos ‘liberales’ (desde el PSOE a VOX) el ‘Papá Estado’ apoya y financia precisamente a los que dicen que hay que reducir el Estado, y lo hacen con la colaboración estrecha de los gobiernos, si es que se pueden llamar gobiernos, aunque tratan de hacerlo con la mínima transparencia, es decir, con ocultación.

Esto no es nada nuevo, lo sabemos desde hace mucho tiempo, lo mostró Adam Smith y lo han seguido mostrando otros economistas, pero también sabemos que la repetición contínua y constante de las mentiras contribuye a que sean creídas y a convertirlas en “verdades”.

Paul Hawken, en su libro ‘Ecología y Negocio’ (1993), afirma, refiriéndose a los Estados Unidos que “No tenemos uno sino dos sistemas de bienestar. El primero es exiguo y consiste en ayudas a los desempleados, niños dependientes, los pobres y los que carecen de recursos. Es visto como una obra de caridad, un reparto, una aceptación poco generosa de responsabilidad social, pero casi siempre va acompañada de opiniones, amonestaciones de fracasos y un alto tono moral. El segundo sistema de bienestar es generoso, expansivo y costoso. Se produce en forma de grandes concesiones y programas gubernamentales para construir autopistas, subvenciones a los ricos en forma de deducciones en los pagos de intereses por sus viviendas, condiciones excesivamente generosas para derechos madereros y mineros en tierras del gobierno, investigaciones financiadas por el gobierno en universidades, políticas de puertas giratorias entre la industria de defensa y el gobierno con el resultado de políticas de gestión costosas y pobremente planificadas y así sucesivamente. La lista de receptores de estas generosas condiciones del gobierno es larga, pero no se ven como receptores de bienestar”.

No es esto exactamente lo que se entiende en Europa por Estado de Bienestar pero sí es cierto que se quiere dar, de manera interesada, una visión distorsionada del mismo como si fuera una especie de Estado Asistencial insostenible y también es cierto que el reconocimiento de la existencia de los dos Estados del Bienestar es muy importante.

Desde otro punto de vista, pero en una línea parecida, otro economista norteamericano, Steve Gorelick, escribió en 1998 un interesantísimo libro titulado “Lo pequeño es hermoso, lo Grande está Subsidiado. Cómo contribuyen nuestros impuestos al desastre ambiental y social”. (Está disponible en inglés en Internet). Este libro va mostrando cómo las grandes empresas reciben grandes subsidios públicos por parte de los gobiernos y cómo este comportamiento va ‘disolviendo’ la democracia, es decir, secuestrándola.

http://www.countercurrents.org/gorelick170911.pdf

En la introducción (que por razones que ignoro no aparece en la versión electrónica del libro), Helena Norberg-Hodge escribe que se nos ha venido ‘enseñando’ que las ‘leyes económicas’ favorecen de manera natural a las grandes empresas frente a las pequeñas mediante las economías de escala por lo que, de manera natural, lo grande es más barato, eficiente y mejor que lo pequeño. Pero la realidad es que “…lo grande no es necesariamente más ‘barato’ o más ‘eficiente’ (….)

Si nos permitimos mirar más allá de las estrechas creencias y limitaciones de la sabiduría convencional, resulta claro que las corporaciones gigantes son el resultado del apoyo gubernamental mediante una variedad de subsidios directos e indirectos”. En otras palabras, no existe nada parecido a las leyes naturales en economía sino que, al contrario, la economía es el resultado de elecciones políticas humanas y que lo eficiente y barato depende de la noción de coste con la que se trabaje, de la noción de eficiencia y del contexto en el que se produzca. Como afirmaba Paul Hellyer, antiguo Primer Ministro de Canadá, “La globalización no se refiere al comercio sino al poder y al control. Consiste en darle una nueva forma al mundo convirtiéndolo en uno sin fronteras controlado por una dictadura dirigida por las empresas multinacionales, los bancos centrales y los bancos comerciales más poderosos del mundo”. Pero para poder hacer esto, los gobiernos tienen que perder el poder de regular y de buscar el interés común y de aceptar que crecer es siempre bueno, sin importar los costes.

Por su parte, en ‘Los felices 90. La semilla de la destrucción’ (2003),

Stiglitz, que fue asesor económico de Clinton, enuncia los tres principios ‘empresariales’ que él fue viendo que seguían los líderes de las grandes empresas con los que tenía que lidiar. Son estos:

1. La gente de negocios generalmente se opone a las subvenciones…
para todos menos para sí mismos.

2. Todo el mundo está a favor de la competencia…en todos los sectores de la economía menos en el suyo propio.

3. Todo el mundo está a favor de la franqueza y la transparencia…en todos los sectores de la economía, menos en el suyo propio.

La conclusión a la que llega Stiglitz es que “la mayor parte de las empresas veían las subvenciones como algo totalmente garantizado”.

Yo diría que los empresarios han ido pasando de verlas como algo totalmente garantizado a verlas como algo a lo que tienen derecho; son suyas y punto, pero hay que disfrazar esto con el ‘humo del mercado’ y todo eso para poder seguir el saqueo.

En definitiva, en el capitalismo actual, dejando de lado a las pequeñas empresas que son las que crean más empleo y son habitualmente maltratadas por los gobiernos, la realidad es que las grandes empresas dependen de los gobiernos y de lo público, es decir de las decisiones públicas que crean reglas y leyes que les benefician y de la obtención de fondos públicos y/o de exenciones fiscales, para conseguir buenos resultados. Dicho de otra manera, y tal y como señala Gorelick, el capitalismo actual es un capitalismo subsidiado por el Papá Estado y las grandes empresas funcionan con grandes subsidios:

-Monetarios, rescate a la banca con fondos públicos de miles de millones, créditos superbaratos del Banco Central Europeo y ‘regalos’ como las normas de endeudamiento público que impiden a los gobiernos endeudarse directamente con el BCE debiendo hacerlo a través de los bancos privados lo que les proporciona unos ‘beneficios’ desmesurados por no hacer nada excepto multiplicar los intereses de la deuda pública.

-Fiscales, impuestos más bajos que las pequeñas empresas y los trabajadores, paraísos fiscales no penalizados, planes fiscales realizados por la pareja Juncker-Djisselbloem, DeGuindos también trabajó en el tema…  -Laborales, reformas laborales que sólo perjudican a los trabajadores y aumentan los beneficios empresariales, aunque a ese se le llame mejorar la competitividad.

-Ambientales, apenas se ‘ven’ impactos ambientales ‘relevantes’ ni se asume responsabilidad por los costes sociales generados.

En definitiva, todo un sistema de subvenciones y ayudas públicas para asegurar elevados beneficios privados. Si pusiéramos números a todas estas subvenciones públicas (Juan Torres y Eduardo Garzón, entre otros, lo han hecho en parte) veríamos con claridad el enorme fraude económico en el que estamos metidos y la trampa que supone animar a los jóvenes a que hay que ser emprendedores. ¿Alguien cree que se puede honestamente ser emprendedor y ‘competir’ con las grandes empresas sin recibir las mismas ayudas y subvenciones que ellas? Esto sólo tiene un nombre y es el de engaño a las personas con el cuento de ser emprendedor, lo que los transforma en ‘emperdedores’ como indica Miguel Brieva en “Lo que (me) está pasando. Diario de un emperdedor” (2015).

Incluso la financiación de la investigación de alto nivel que habitualmente se nos ‘vende’ como ejemplo de comportamiento ‘emprendedor’ e ‘innovador’ típico de las buenas empresas privadas que hay que imitar resulta que está financiada con fondos públicos, como señala Gorelick, refiriéndose a 1997.

http://www.nytimes.com/1997/05/13/science/study-finds-public-science-is-pillar-of-industry.html?pagewanted=all

Pero más interesante todavía resulta constatar que la financiación pública de la ciencia sigue siendo la tónica actual, como recoge el libro “El estado emprendedor”, escrito por la economista italo-norteamericana Mariana Mazzucato en 2014, cuyas principales ideas expone en esta conferencia de 15 minutos.

http://www.ted.com/talks/mariana_mazzucato_government_investor_risk_taker_innovator?utm_source=newsletter_daily&utm_campaign=daily&utm_medium=email&utm_content=button__2013-10-28

 Seguir pensando, o mejor, seguir repitiendo de manera desinformada y sesgada que la innovación es independiente de la financiación pública muestra, según Randall Wray, ‘la incapacidad ideológica para reconocer el papel jugado por el Estado para impulsar la innovación’.

http://www.sinpermiso.info/textos/el-estado-emprendedor-y-la-innovacin-tecnolgica-segn-mariana-mazzucato

En mi opinión refleja, además, la enorme distorsión e ignorancia transmitida desde la Universidad, los medios de comunicación, los gobiernos y las grandes empresas para dar una visión falsa de la realidad que ‘coincida’ con los intereses de estos grupos, no en vano el subtitulo del libro de Mazzucato es ‘Mitos del sector público frente al privado’, y con esos mitos y mentiras se nos sigue adoctrinando todavía.

Pero no queda aquí el catálogo de ayudas de Papá Estado por lo que recomiendo el libro de Ana Tudela, “Crisis S.A. El saqueo neoliberal” (2014), y el de Owen Jones, “El Establishment” (2015) para un conocimiento importante de las prácticas habituales del saqueo de lo público con el consentimiento y la plena disposición de Papá Estado mientras gobiernos y empresas mantienen con todo descaro el discurso de la eficiencia y la competencia de lo privado.

Dos ejemplos interesantes, para no alargar demasiado, son el del sector eléctrico y el de las Sociedades de Inversión Colectiva de Capital Variable (SICAV) en España. Sobre el sector eléctrico ha salido hace poco un buen informe titulado “El coste real de la energía” que cuantifica el sobrecoste que pagamos los usuarios entre 1998 y 2013 en unos 80.000 millones de euros.

http://www.nuevomodeloenergetico.org/pgs2/files/3014/4692/4088/Informe_Coste_real_energa.pdf 

Para una explicación breve de cómo se ha llevado a cabo este sobrecoste hay un excelente texto ‘El yugo de la tarifa eléctrica’ de Jesús Mota que recomiendo siempre,

http://elpais.com/diario/2011/04/07/opinion/1302127212_850215.html

y que explica con toda claridad cómo los diferentes gobiernos han ido configurando un marco legal muy favorable a las eléctricas de manera que entre los pagos públicos por los mal llamados Costes de Transición a la Competencia (CTC), competencia que nunca existió pero sí los pagos públicos, y la definición gubernamental de coste favorable a las eléctricas, distinguiendo entre ‘costes incurridos’ y ‘costes reconocidos’ siendo siempre los costes reconocidos por ley mayores que los incurridos, se ha ido generando el tan famoso como falso déficit tarifario. “…el déficit de tarifa, esa inflación de derechos reconocidos que se aproxima ya a los 20.000 millones de euros, es un tigre de papel si el Gobierno actúa en función de los intereses de los consumidores y no, como hasta ahora, capturado por la neurosis de proteger la cotización de las empresas.

Veamos qué sucede con las centrales nucleares. Sus costes de operación y mantenimiento declarados por el Foro Nuclear se situaron en 2010 en torno a los 20 euros por megavatio/hora (Mwh). Pero el precio final que ha recibido la producción nuclear, como consecuencia de que la electricidad se retribuye al precio marginal (en este caso, el precio de los ciclos combinados) fue de 42,13 euros Mwh; la diferencia, 22,13 euros, multiplicados por 67.787,7 gigavatios/hora (Gwh) producidos el año pasado arroja un beneficio espurio (windfall benefit) o indebido de 1.367,4 millones. Un cálculo similar ejecutado con la producción hidroeléctrica demostraría que los costes variables realmente incurridos apenas llegan a los 9 euros Mwh; descontados de los 42,13 euros Mwh retribuidos y multiplicada la diferencia por la producción de 38.738,5 Gwh, el windfall benefit durante el año pasado llegaría a los 1.283,4 millones. En resumen, en los costes de tarifa correspondientes a la producción hidráulica y nuclear se ha incluido un exceso de 2.650,8 millones en costes reconocidos sobre los realmente incurridos. Si se retira de los ingresos de las compañías esa cantidad percibida indebidamente, los consumidores no hubieran tenido que pagar una subida de tarifas del 10% (…) Este es un ejemplo de lo que le cuesta al ciudadano el mantenimiento de una regulación perversa que debería haberse dinamitado en 2004” (Jesús Mota). Esto ha llevado a que la Audiencia Nacional afirme en una sentencia que son las empresas eléctricas las causantes primigenias del déficit tarifario.

http://www.energias-renovables.com/articulo/iberdrola-y-compania-causantes-primigenios-del-deficit-20130116

Obviamente, este comportamiento ‘regulador’ que tan buenos resultados da a las empresas para el saqueo de lo público, es luego recompensado con puestos muy bien remunerados en los Consejos de Administración para los políticos que se quedan sin sus cargos, lo que evidencia que esos políticos no han trabajado en beneficio del interés público ni del bien común.

https://www.diagonalperiodico.net/global/27846-rescate-encubierto-electricas.html

En cuanto a las SICAV, Ana Tudela explica perfectamente que, frente al objetivo inicial de fomentar el ahorro colectivo y la exigencia de contar, al menos, con 100 partícipes para beneficiarse de un Impuesto de Sociedades del 1 por 100 sobre el beneficio anual de la sociedad, las grandes fortunas empiezan a buscar partícipes ficticios hasta llegar al número de 100, los conocidos como mariachis. Ante el volumen de fondos en ellas, unos 25.000 millones de euros, Hacienda empieza a investigar que la composición y objetivos de las SICAV sean conforme a la ley pero el gobierno ‘socialista’ de Zapatero aprueba una propuesta de CIU de no investigar a las grandes fortunas de las SICAV y la aprueba el mismo día en que el Parlamento aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Sería ese el precio a pagar por reconocer ese matrimonio? Transparencia ante todo.

Por si fuera poco, el Informe realizado por la Comisión Nacional del Mercado y de la Competencia sobre el Análisis de la Contratación Pública en España, estima que “en ausencia de presión concurrencial se pueden originar desviaciones medias, al alza, del 25% del presupuesto de la contratación pública. En España, a nivel agregado, esto podría implicar hasta un 4,6% del PIB anual, aproximadamente 47.500 millones de euros/año” (en 2014).

http://www.cnmc.es/Portals/0/Notas%20de%20prensa/201502_Informe_ContratacionPublica.pdf 

Sabiendo que en España no hay precisamente mucha concurrencia, ni transparencia y que los modificados en los presupuestos finales de las obras públicas son habituales con sobrecostes elevadísimos y que habitualmente se contrata a la baja, sería interesante comprobar en qué medida estos casi 48.000 millones anuales de euros de posibles sobrecostes representan, o no, una auténtica subvención a las diferentes empresas contratantes a los que habría que añadir todas las subvenciones anteriores. En fin, que sin Papá Estado y sin políticos que traicionen el interés común, estas empresas no alcanzarían los beneficios que obtienen, ni el poder que detentan .

lunes, 30 de noviembre de 2015

La Universitat de València presenta el documental “The troublemaker”, de Roberto Salinas. Miguel d’Escoto, el sacerdote que quiso revolucionar la ONU.

Enric Llopis

El año 2008 fue el de la quiebra de Lehman Brothers y el del inicio de la crisis global. También el último en el que George W. Bush gobernó el mundo. Pero fue asimismo un año fundamental en la historia de Naciones Unidas, en el que un cura sandinista y suspendido en el sacerdocio por el Vaticano, Miguel d’Escoto Brockmann, que había ejercido durante más de una década como ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno revolucionario de Nicaragua, llegó a la ONU con la idea de transformarla. Miguel d’Escoto fue presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas durante un año, y su labor –una lucha denodada contra los elementos políticos, económicos y mediáticos- aparece resumida en el documental “The Troublemaker”, de 82 minutos, producido en 2014 por el director de cine italo-nicaragüense Roberto Salinas.

“El cargo de presidente de la Asamblea General de la ONU tiene rango de jefe de estado, pero le quieren cortar las alas; uno no recibe un sueldo ni una casa, y sólo tiene un año para realizar cosas significativas”, se lamenta el padre d’Escoto en el documental presentado en el Fórum de Debats de la Universitat de València. El audiovisual está basado en el libro “El año en que vivimos atrevidamente”, del periodista Enrique Yeves, quien fue en 2008 portavoz del sacerdote en la ONU y actualmente ejerce como director de comunicación de la FAO. Además, ha escrito libros como “La Contra. Una guerra sucia”.

La conclusión del cura que quiso revolucionar Naciones Unidas, después de un año en el cargo, fue que la ONU no podía reformarse, había que “reinventarla” y preguntarse por la función de este organismo en el siglo XXI. Pero sus planteamientos eran “radicales”, “utópicos”, para lo que se acostumbraba en la institución. “D’Escoto pensaba que había un problema serio con la diplomacia, pues se utilizaba un lenguaje vacío y oscuro para no molestar a los poderosos; estas declaraciones las hizo ya en la primera asamblea que presidió”, recuerda el director general de Le Monde Diplomatique, Ferran Montesa, quien ha participado en el acto de presentación del documental. Esta valoración sobre el uso de las palabras no la hacía cualquiera. La asamblea que presidía d’Escoto era un foro donde estaban representados 192 países, más democrático que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde cinco países todavía cuentan con derecho de veto para las grandes decisiones.

Explica Montesa que en la Asamblea General de la ONU los representantes de los países votaban, pero el problema era la falta de mecanismos para hacer cumplir las resoluciones. Se llega hasta el punto de que cada año todos los países representados en Naciones Unidas –salvo Estados Unidos e Israel- votan a favor de levantar el embargo estadounidense contra Cuba, pero la resolución no va más allá. Por eso en la Carta de Naciones Unidas que el religioso nicaragüense dejó como propuesta pedía una ampliación de los poderes de la Asamblea General. A todo esto se añadían dificultades como la de un presupuesto raquítico, “menor que el de la ONG de un país que no fuera rico”.

Enrique Yeves, que pasó un año muy cerca de Miguel d’Escoto en la ONU, coincide en que éste no quería que se plantearan los asuntos “de manera diplomática”. “Hay que llamar a las cosas por su nombre y utilizar el lenguaje como arma”, reiteraba el sacerdote. Esta idea tan sencilla y radical “ya supuso una pequeña revolución”, opina el periodista, en un contexto como el “palacio de cristal” que representaba la sede de Naciones Unidas en Nueva York. También coincide en señalar la precariedad de recursos en la que, deliberadamente, se dejaba a la Asamblea General de la ONU, sobre todo en comparación con el Consejo de Seguridad, que contaba con más trabajadores y medios económicos.

El año de mandato de d’Escoto, ese cura que se inspiraba en Tolstoi, Gandhi y Martin Luther King, fue también el del golpe de estado contra Mel Zelaya en Honduras. Por primera vez en la historia de Naciones Unidas se invitaba a parlamentar en esta institución internacional a un presidente derrocado, y se aprobó una resolución en la que se pedía la “inmediata e incondicional” restitución de Zelaya como presidente “legítimo y constitucional” de Honduras. Además, ante el estallido de la crisis económica y financiera global la ONU impulsó una Cumbre con la participación de economistas como Joseph Stiglitz, en la se planteaban medidas innovadoras, por ejemplo, la de una “cesta” de divisas para el comercio internacional que representara una alternativa al dólar. Los grandes medios de comunicación ridiculizaron la propuesta. También se decía que Naciones Unidas no contaba con recursos, medios ni experiencia y que esa idea habían de materializarla las grandes instituciones económicas internacionales. Pero d’Escoto insistió, pues no entendía cómo los responsables de la crisis iban a encontrar la respuesta adecuada. Era como “poner la zorra a cuidar de las gallinas”, afirmaba. Ante los ataques cruentos e indiscriminados del ejército de Israel sobre la franja de Gaza, en 2008, Miguel d’Escoto se esforzó por poner freno a la barbarie y abogó por la unidad entre Hamas y la Autoridad Nacional Palestina.

La gran cuestión es, si pasados los años, la ONU se ha convertido en una institución inane, sin facultades operativas, o por el contrario su existencia impide males mayores en el mundo. “Naciones Unidas es la única institución global que puede afrontar los retos del siglo XXI, como la paz o el hambre, y además es la única que tenemos”, explica Yeves. Por otra parte, si se analiza el entramado institucional de la ONU, “no realizan la misma función ACNUR (Agencia para los Refugiados) o la FAO que el Consejo de Seguridad”. Precisamente el gran problema de Naciones Unidas es hoy el Consejo de Seguridad, según muchos analistas, que representa la geopolítica de 1945 y mantiene con derecho de veto a cinco potencias, de manera que resultan excluidos los países africanos o de América Latina. “Habría que reformarlo y dotarlo de una representatividad mucho mayor”, opina el periodista. Una nota positiva, según el actual director de comunicación de la FAO, es que el pasado mes de septiembre los 193 países de la ONU llegaron a un acuerdo sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En un mundo que produce el doble de lo necesario para abastecer a su población total (7.000 millones de habitantes), mientras una de cada nueve personas (800 millones de habitantes) están subalimentadas y cada día mueren de hambre 40.000 personas en el planeta.

Después de dos décadas como profesional del periodismo, a Enrique Yeves le sorprendió la cobertura informativa que los grandes medios (Le Monde, The New York Times o El País) hacían de la presidencia de d’Escoto. Al corresponsal de The New York Times le dijo que donde él (Yeves) estudió Periodismo –en el Campus de Bellaterra en Barcelona- habría suspendido. “Ponían muchísimos adjetivos en las entradillas”, apunta. Las noticias comenzaban diciendo “El radical sandinista revolucionario sancionado por el Vaticano dada su condición de militante radical afirmó ayer…” y a continuación se ridiculizaban las propuestas del sacerdote. Aunque la respuesta de éste era adaptar una consigna de Gandhi: “Primero te ridiculizan, después se ríen de ti… y terminamos ganando”.

En el documental aparece Reagan profiriendo amenazas contra el gobierno sandinista, también asegurando que Nicaragua iba a convertirse en una base militar soviética en el “patio trasero” de Estados Unidos. Se señala asimismo el apoyo de la CIA en los años 80 a la “contra” nicaragüense. O las admoniciones de Juan Pablo II a Miguel d’Escotto, a quien suspendió en el ejercicio del sacerdocio en 1984, en plena “guerra fría”; el papa Francisco le levantó el veto en 2014 y al año siguiente d’Escoto ofició su primera misa en tres décadas. El religioso nicaragüense reivindicaba la palabra “economía” en su sentido etimológico, entendida como la administración de las cosas domésticas. El audiovisual muestra una simpática conversación entre Miguel d’Escoto y Fidel Castro, donde éste revela su fascinación por las nuevas tecnologías, que en cinco minutos permitían obtener la misma información que antiguamente en un mes. “Nuestro mundo está enfermo, hace más de un siglo Tolstoi ya habló del egoísmo demencial”, afirmaba d’Escoto. “Unos pocos estados toman las decisiones y los pobres pagan las consecuencias”. Estas aseveraciones las hacía a su manera, con autenticidad: “Yo voy a hablar de la manera en que yo lo hago, el formato rígido es el rigor mortis”, decía.

jueves, 15 de octubre de 2015

DESIGUALDAD ECONÓMICA » El 1% más rico tiene tanto patrimonio como todo el resto del mundo junto

La brecha, lejos de suturarse, se ha ampliado desde el inicio de la Gran Recesión, en 2008

GRÁFICO Distribución de la riqueza mundial

DESCARGABLE Lea el informe completo de riqueza mundial de Credit Suisse (en inglés)

2015 será recordado como el primer año de la serie histórica en el que la riqueza del 1% de la población mundial alcanzó la mitad del valor del total de activos. En otras palabras: el 1% de la población mundial, aquellos que tienen un patrimonio valorado de 760.000 dólares (667.000 euros o más), poseen tanto dinero líquido o invertido como el 99% restante de la población mundial. Esta enorme brecha entre privilegiados y el resto de la humanidad, lejos de suturarse, ha seguido ampliándose desde el inicio de la Gran Recesión, en 2008. La estadística de Credit Suisse, una de las más fiables, solo deja una lectura posible: los ricos saldrán de la crisis siendo más ricos, tanto en términos absolutos como relativos, y los pobres, relativamente más pobres.

En La gran brecha, qué hacer con las sociedades desiguales (Taurus, 2015), uno de los últimos libros de Joseph E. Stiglitz, el Nobel de Economía utilizaba una poderosa imagen de Oxfam para ilustrar la dimensión del problema de la desigualdad en el mundo: un autobús que transporte a 85 de los mayores multimillonarios mundiales contiene tanta riqueza como la mitad más pobre de la población global. Hoy, a esta impactante imagen, plenamente vigente, se añaden otras que dejan patente la creciente inequidad entre los privilegiados y el resto del mundo: uno de cada cien habitantes del mundo tiene tanto como los 99 restantes; el 0,7% de la población mundial acapara el 45,2% de la riqueza total y el 10% más acaudalado tiene el 88% de los activos totales, según la nueva edición del estudio anual de riqueza hecho público este martes por el banco suizo Credit Suisse, elaborado con los datos de patrimonio de 4.800 millones de adultos de más de 200 países.

¿Qué ha causado este nuevo aumento de la brecha? La entidad financiera apunta a la mejora de los mercados financieros: la riqueza de los más acaudalados es más sensible a subidas de precio de acciones de empresas y otros activos financieros que la del resto de la población. En el último año, los índices de referencia de los mercados de los principales índices bursátiles europeos y estadounidenses, el Eurostoxx 50 y el S&P 500, avanzan más de un 10% en el último año.

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Otro dato apoya la tesis del aumento de la inequidad: aunque el número de muy ricos (aquellos que tienen un patrimonio igual o superior a los 50 millones de dólares) se ha reducido en cerca de 800 personas desde mediados de 2014 por la fortaleza de la moneda estadounidense frente al resto de grandes divisas, el número de ultrarricos (aquellos que tienen 500 millones o más) ha repuntado “ligeramente”, según Credit Suisse, hasta casi 124.000 personas. Ni siquiera el ajuste por tipo de cambio es capaz de contrarrestar su aumento. Por países, casi la mitad de los muy acaudalados reside en EE UU (59.000 personas), 10.000 de ellos viven en China y 5.400 tienen residencia en Reino Unido.

A la vista de los datos, no es de extrañar la satisfacción que mostraba este martes el máximo responsable de Gestión de Patrimonios de la entidad suiza para Europa, Oriente Medio y África, Michael O'Sullivan: su negocio no ha dejado de crecer desde el estallido de la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. “La nuestra es una industria en pleno crecimiento, la riqueza seguirá su trayectoria al alza”. Sus previsiones no pueden ser más elocuentes. El número de personas con un patrimonio superior al millón de dólares crecerá un 46% en los cinco próximos años, hasta los 49 millones de individuos.

Toda la riqueza mundial en su conjunto, en cambio, crecerá hasta 2020 a un robusto pero inferior 39%. En España, el número de ciudadanos con un patrimonio superior al millón de dólares (algo menos de 900.000 euros) ascendía a mediados de este año a 360.000 personas, un 21% menos que en la misma fecha de 2014. España es el noveno país que mayor número de millonarios pierde en el último ejercicio. Al igual que en el resto de la eurozona, la evolución se ve distorsionada por la debilidad del euro frente a la moneda estadounidense.

La clase media china ya es la más numerosa en el mundo
China, el mejor exponente de los años dorados de los emergentes que empiezan a tocar a su fin, ya es el país del mundo con más ciudadanos de clase media. Según el informe anual de riqueza mundial de Credit Suisse, 109 millones de residentes en el gigante asiático poseen unos activos valorados entre 50.000 y 500.000 dólares —44.000 y 440.000 euros, respectivamente—, el rango que establece el banco helvético. Esta cantidad equivale al ingreso medio de casi dos anualidades y ofrece una protección “sustancial” frente a la pérdida del empleo, una caída brusca en el volumen de ingresos o un gasto de emergencia.
Aunque la distribución de la renta en China dista mucho de ser igualitaria, la expansión de la clase media ha seguido un camino paralelo a la evolución de su economía: a mayor crecimiento —el gigante asiático ha crecido a doble dígito ocho de los últimos 20 años y se ha convertido en la imagen del milagro emergente— más ciudadanos en la banda media de renta. En 2015, el Estado asiático superó a EE UU (92 millones) como el primer país por número de personas de clase media. Japón (62 millones de habitantes de clase media), Italia (29 millones), Alemania (28 millones), Reino Unido (28 millones) y Francia (24 millones).

Diferencias regionales
Por regiones, el 46% de la clase media mundial vive en Asia-Pacífico; el 29% residen en Europa, cuna del Estado de bienestar, y el 16%, en América. En términos relativos, en cambio, Norteamérica —con Estados Unidos y Canadá a la cabeza— se erige como máximo exponente de la clase media, con un 39% de los adultos dentro de este apéndice, seguida por Europa, donde uno de cada tres mayores de edad son clase media. La proporción se desploma en América Latina (11%) y en Asia Pacífico, la región más poblada del globo y en la que solo uno de cada 10 habitantes entra dentro del rango establecido por Credit Suisse.

Según las cifras de la entidad financiera, 664 millones de todo el mundo pueden ser considerados de clase media, solo el 14% de la población adulta global. De esta cifra, 96 millones de personas (el 2% del total) tiene una riqueza valorada en más de medio millón de dólares.
http://economia.elpais.com/economia/2015/10/13/actualidad/1444760736_267255.html

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Estados Unidos es el obstáculo. Joseph E. Stiglitz. Apple, Google y General Electric han demostrado que a la hora de encontar maneras de evadir impuestos son aún más geniales que cuando desarrollan productos innovadores


Recientemente  se ha celebrado la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo en la capital de Etiopía, Addis Abeba. La reunión se llevó a cabo en un momento en que los países en desarrollo y los mercados emergentes han demostrado su capacidad de absorber grandes cantidades de dinero de manera productiva. De hecho, las tareas que estos países están emprendiendo —como inversiones en infraestructura (carreteras, electricidad, puertos, y mucho más), la construcción de ciudades que un día van a llegar a ser el hogar de miles de millones de personas y el cambio hacia una economía verde— son realmente enormes.

Al mismo tiempo, no falta dinero a la espera de que se le dé un uso productivo. Hace apenas unos años, Ben Bernanke, el entonces presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, habló de un exceso de ahorro mundial. Y, no obstante, los proyectos de inversión con alta rentabilidad social no salían adelante por falta de fondos. Eso sigue siendo cierto hoy en día. El problema, tanto entonces como ahora, fue y es que los mercados financieros globales, en vez de cumplir con su objetivo de realizar una intermediación eficiente entre el ahorro y las oportunidades de inversión, asignan mal el capital y crean riesgo.

Hay otra ironía más. La mayoría de los proyectos de inversión que necesita el mundo emergente son a largo plazo, al igual que lo son gran parte de los ahorros disponibles —es decir, los billones de dólares y euros que se encuentran en cuentas de jubilación, fondos de pensiones y fondos soberanos— Pero nuestros mercados financieros, cada vez más miopes, se interponen. 

Muchas cosas han cambiado en los 13 años transcurridos desde la Primera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo Internacional que se celebró en Monterrey (México) en 2002. En aquel entonces, el G-7 dominaba la formulación de políticas económicas a nivel mundial; hoy en día, China es la economía más grande del mundo (en términos de paridad del poder adquisitivo), con una tasa de ahorro que supera en alrededor de un 50% al nivel de EE UU. En el año 2002, se pensaba que las instituciones financieras occidentales eran magos de la gestión del riesgo y la asignación de capital; hoy en día, vemos que son brujos en manipular los mercados y otras prácticas engañosas.

Atrás han quedado los llamamientos que instaron a los países desarrollados a cumplir con su compromiso de dar al menos un 0,7% de su producto nacional bruto (PNB) en ayuda al desarrollo. Unos cuantos países del norte de Europa –Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Suecia y, sorprendente, el Reino Unido —en medio de su austeridad autoinfligida— cumplieron sus promesas en 2014. Sin embargo, Estados Unidos (con un 0,19% de su PNB ese mismo año) se queda muy, muy lejos.

Hoy en día, los países en desarrollo y los mercados emergentes dicen a EE UU y a los otros países: si no van a cumplir sus promesas, al menos no estorben y permítannos construir una arquitectura internacional para una economía mundial que también sirva a los pobres. No es sorprendente que las potencias hegemónicas existentes, con EE UU a la cabeza, estén haciendo todo lo posible por frustrar tales esfuerzos. Cuando China propuso la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras para ayudar a redirigir algunos de los excesos de ahorro mundial hacia lugares donde la financiación es muy necesaria, Washington trató de torpedear el esfuerzo. Cuando finalmente el proyecto salió adelante, el Gobierno del presidente Barack Obama sufrió una dolorosa (y muy vergonzosa) derrota.

EE UU también está bloqueando el camino hacia un derecho internacional para la deuda y las finanzas. Para que funcionen bien los mercados de bonos, por poner un ejemplo, se debe encontrar una forma ordenada para resolver los casos de insolvencia soberana. Sin embargo, hoy en día, no existe tal manera. Ucrania, Grecia y Argentina son ejemplos del fracaso de los acuerdos internacionales existentes. La gran mayoría de países ha pedido la creación de un marco para la reestructuración de la deuda soberana. EE UU sigue constituyéndose como el principal obstáculo.

También es importante la inversión privada. Pero las nuevas disposiciones incluidas en los acuerdos comerciales que el gobierno de Obama está negociando en ambos océanos implican que cualquier inversión extranjera directa viene acompañada por una marcada reducción en la capacidad de los Gobiernos para regular el medio ambiente, la salud, las condiciones de trabajo e incluso la economía.

La posición de Estados Unidos en relación con el tema más debatido en la conferencia de Addis Abeba fue particularmente decepcionante. A medida que los países en desarrollo y los mercados emergentes abren sus puertas a las multinacionales, se hace cada vez más importante que puedan imponer impuestos a estos gigantes, gravando las ganancias generadas mediante la actividad empresarial que se produce dentro de sus fronteras. Apple, Google y General Electric han demostrado que a la hora de encontrar maneras de evadir impuestos son aún más geniales que cuando desarrollan productos innovadores.

Todos los países —tanto los desarrollados como los en desarrollo— han estado perdiendo miles de millones de dólares en ingresos fiscales. El año pasado, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en sus siglas en inglés) dio a conocer información sobre las decisiones fiscales de Luxemburgo que expusieron la magnitud y la diversidad de las formas de evasión fiscal. Aunque un país rico como EE.UU. pudiese soportar el comportamiento descrito en el denominado caso Luxleaks, un país pobre no puede hacerlo.

He sido miembro de una comisión internacional, la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Internacional de Sociedades, cuya labor es examinar maneras de reformar el sistema tributario actual. En un informe que presentamos a la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, acordamos por unanimidad que el sistema actual está roto, y que no basta con un par de arreglos aquí y allá. Hemos propuesto una alternativa —similar a la manera en la que las empresas son gravadas en EE UU— asignando la recaudación que corresponde a cada Estado sobre la base de la actividad económica que ocurre dentro de las fronteras estatales.

EE UU y otros países desarrollados han presionado a favor de una serie de cambios mucho menores recomendados por la OCDE, que es el club de los países desarrollados. En otras palabras, los países de los que provienen los políticamente poderosos evasores de impuestos son los países que, se supone, tienen que diseñar un sistema para reducir la evasión fiscal. Nuestra Comisión explica por qué las reformas de la OCDE han sido, en el mejor de los casos, pequeños ajustes a un sistema fundamentalmente defectuoso. Son, simplemente, inadecuadas.

Los países en desarrollo y los mercados emergentes, encabezados por India, han argumentado que el foro adecuado para debatir estos temas es un grupo ya establecido en Naciones Unidas, el Comité de Expertos sobre Cooperación Internacional en Asuntos Fiscales, del que es necesario mejorar su situación jurídica e incrementar su financiación. EE UU se ha opuesto de manera tenaz: quería mantener las cosas como en el pasado, de forma que la gobernanza mundial sea llevada a cabo por y para los países desarrollados.

Las nuevas realidades geopolíticas exigen nuevas formas de gobernanza mundial, en las que la voz de los países emergentes y en desarrollo resuene más alto y con mayor peso. EE UU impuso su parecer en Addis Abeba; sin embargo, también mostró que se encuentra en el lado equivocado, una postura que será juzgada por la historia.

Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, es profesor universitario en la Universidad de Columbia. Su libro más reciente es La Gran Brecha: las sociedades desiguales y qué podemos hacer al respecto.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/08/27/actualidad/1440698084_045516.html

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