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lunes, 26 de octubre de 2015

MICHAEL TOMASELLO | INVESTIGADOR DE LA NATURALEZA HUMANA “Para mejorar la sociedad no podemos obviar lo negativo de nuestra biología”

Desde que existimos, los humanos nos hemos sentido especiales. Durante milenios mantuvimos la ilusión de que éramos el centro de la creación, de que la Tierra se encontraba en el centro del universo, de que nuestra naturaleza no tenía nada que ver con el resto de los animales. Casi siempre, nos separamos incluso del resto de los de nuestra especie, llegando a inventar dioses omnipotentes que habían elegido nuestro pueblo entre todos los de la Tierra. Los científicos, sin embargo, aguaron la fiesta. Los astrónomos nos colocaron en los suburbios de una galaxia entre millones y los biólogos nos enseñaron lo mucho que nos parecemos a los otros animales.

El hecho es que, pese a la cura de humildad de los últimos tiempos, los humanos somos unos animales diferentes, capaces de colonizar en pocos milenios todos los rincones del planeta y con un talento inédito en bichos de nuestro tamaño para crecer y multiplicarnos. Esta semana, en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, se reunieron los principales investigadores del mundo sobre cognición y cultura en el contexto evolutivo. Puesto de una manera más simple, científicos que indagan sobre qué nos hace humanos.

Michael Tomasello (1950, Bartow, Florida, EE UU) es uno de estos investigadores. Codirector del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, ha trabajando con chimpancés, nuestros parientes animales vivos más cercanos, y bebés, en busca de algunos rasgos que hacen especiales a los sapiens y ha llegado a la conclusión de que es nuestra capacidad para cooperar y conectar nuestras mentes lo que nos separa de otros animales. Algo que, en último término, nos permite confiar en el valor de un dinero impreso en papel a miles de kilómetros de nuestra casa o compartir valores.

Pregunta. Dice que una de las particularidades que nos hace humanos es nuestra capacidad para cooperar poniendo juntas nuestras cabezas. ¿Cuándo sucedió y por qué?
Respuesta. Nuestra hipótesis es que, hace alrededor de medio millón de años, hubo una gran explosión de poblaciones de monos que les estaban robando la comida a los humanos. En esa situación, tuvieron que encontrar otras formas de conseguir comida y acabaron colaborando para conseguir alimentos, como los antílopes, fuera del alcance de los monos. En esa situación, si no podías colaborar, no podías sobrevivir, así que había presión para colaborar.

Ese es el paso uno. Después se acaban formando grupos en los que todos los individuos dependen del resto. Así aparece la división del trabajo: tú haces una actividad y yo hago otra, y ahora dependemos mutuamente, especialmente cuando hay competición con otros grupos o guerras. A partir de ahí necesario que unamos nuestras cabezas para sobrevivir. Este proceso comienza hace medio millón de años y avanza hasta la aparición de la cultura hace 150.000 años.

P. ¿Somo altruistas o egoístas por naturaleza?
R. A veces somos generosos y a veces egoístas, dependiendo de la situación. Pero hemos visto que cuando se colabora, la gente tiende a repartir con justicia lo que se obtiene. Cuanto más podamos construir situaciones en las que la gente colabore, y hagan cosas juntos de forma interdependiente, se facilitará un tratamiento más justo para todo el mundo. Incluso si es gente a la que no conoces, si trabajas con ellos sientes que lo adecuado es compartir con igualdad. Esto se puede ver en las relaciones europeas después de la Segunda Guerra Mundial. Algunas herramientas como el euro han hecho interdependientes a diferentes naciones y eso lleva a que se traten entre ellas con mayor justicia.

P. Muchas de las personas con más éxito de la sociedad son muy buenas organizando a los demás para que cooperen en su propio beneficio, pero no se preocupan demasiado por tratarlos con justicia
R. Eso puede suceder, sí, pero creo que otra forma de pensar sobre ello es fijarte en como tratan a sus amigos y su familia. Incluso gente que es muy competitiva en otros contextos, como en los negocios o donde sea, son muy generosos en su entorno de amigos y familia. Lo que pasa es que estas personas juzgan de manera distinta qué condiciones aplican a las personas que pertenecen a su grupo y a las que no.

P. ¿Por qué hay gente encantadora con su familia o incluso con la gente de su país, pero despiadada con los que están fuera de ese círculo?
R. Puedes considerarlo un hecho desafortunado, pero nuestra capacidad de cooperar, evolucionó dentro del grupo. Hace 100.000 años éramos interdependientes con nuestro grupo cultural, pero luchábamos con otros grupos, y no confiábamos en otros grupos, no podíamos entender su idioma... Es uno de los hallazgos más sólidos de la psicología, las diferencias de trato a los miembros del grupo y a los que no lo son. Favorecemos a los de nuestro grupo y desconfiamos de los de fuera. Esto es parte de nuestra herencia evolutiva, puede que no nos guste, pero lo es, y no tienes que ir muy lejos para encontrar pruebas de que es así. Si es algo que quieres cambiar, es posible que no puedas cambiar la biología, pero podemos crear instituciones sociales que reúnan a gente de distintas culturas en entornos colaborativos.

Las normas sociales pueden cambiar muy rápido. Yo crecí en el sur de EE UU, en lo que básicamente era una situación de apartheid, donde los afroamericanos tenían peores casas o peores escuelas. Todo el mundo vivía con ello, pero de repente, los negros empezaron a protestar y a decir que no iban a aceptar más esa situación. Los blancos que no habían sido racistas, pero sí complacientes, aceptando la situación como si fuese normal, vieron que no estaba bien. Y las normas sociales cambiaron muy rápido. Por supuesto aún hay vestigios de racismo, pero no puedes utilizar determinadas palabras en público, no puedes discriminar a la hora de ofrecer oportunidades de alojamiento o trabajos... Creo que incluso en casos en los que tenemos un sesgo evolutivo, trabajando en otra dirección se pueden cambiar las normas sociales relativamente rápido.

P. ¿Ha cambiado la forma de relacionarse con los otros desde la aparición de la agricultura y de la civilización?
R. Sí. Lo que sucede es que antes de la agricultura solo existían grupos de cazadores recolectores. Eran bastante igualitarios, no había muchas posesiones privadas, se compartía todo. Con la agricultura, y Marx fue el gran analista de esta situación, se produce una acumulación de recursos que no existía antes. En un grupo de cazadores recolectores, una de las razones por las que todo el mundo comparte es porque no puedes guardar, no hay frigoríficos. Cuando hay un animal muerto te lo tienes que comer en 48 horas o se echará a perder. Cuando llega la agricultura, puedes acumular grano y lo tienes que proteger con armas. En el análisis de Marx se dice que si tengo mucho grano, ese grano va a estar ahí durante un largo periodo de tiempo, y tú que no tienes grano, lo único que tienes es tu trabajo, así que digo, bueno, abrillanta mis zapatos y te daré algo de grano. Se construyen estas relaciones de poder sobre el hecho de que algunas personas controlan los recursos que aparecen con la agricultura y se complica la situación.

P. ¿Cómo podemos mejorar la cooperación después de esos cambios?
R. Nuestras capacidades de cooperación evolucionaron para una vida en pequeños grupos. Con la agricultura, mucha gente llegó a por comida a las ciudades y se crearon entornos multiculturales. Adaptarse a la nueva situación es duro. Podría decir que todos los conflictos serios en el mundo se dan entre gente que dice: nosotros frente a ellos. Muchos de los grandes problemas en el mundo hoy son fruto del colonialismo, en el que los europeos dibujaron círculos en los que introdujeron a gente dentro de un mismo país que tenían un gran historial de odio mutuo.

P. ¿Les preguntan los políticos sobre cómo resolver este tipo de conflictos?
R. No hacemos eso en mi instituto, pero si hemos averiguado cosas que pueden ayudar. Sabemos que si trabajamos juntos para producir los recursos, tenemos la tendencia a repartirlos con justicia. Esto es algo que incluso los niños de tres años lo tienen muy integrado.

Que biológicamente seamos de una forma no significa que no podamos cambiar, solo que tenemos que trabajar duro para cambiarlo y que es necesario cambiar normas sociales y percepciones. Si vas a construir una sociedad mejor, tienes que tener en cuenta que hay mucha gente que no confía en los extranjeros o los de fuera del grupo, y no puedes descartar sin más ese hecho. Es un fenómeno real y lo tienes que tener en cuenta, poniendo un esfuerzo extra para que la gente se conozca mejor, que trabajen juntos...

Yo crecí en los sesenta en EE UU, y había muchas comunas de jipis y era una gran idea. Yo no participé en ellas durante mucho tiempo, pero las conocí de cerca. La mayor parte de ellas fracasaron, y esto se puede aplicar al comunismo en general, porque tenían una visión demasiado optimista de la naturaleza humana, sobre la posibilidad de que todos trabajemos duro y compartamos nuestros recursos. Cuando el tipo de al lado no hace nada y tiene lo mismo que nosotros, nos molesta. Es un hecho sobre la naturaleza humana que muchas comunas no tuvieron en cuenta: que hay que hacer algo sobre los aprovechados. Ellos tienen que sufrir alguna desventaja o la gente no seguirá trabajando. Hay diferencias individuales, también tenemos santos y los santos no piensan así, pero la gente normal sí, y lo vemos desde un momento muy temprano de la infancia, así que cualquier planificación social que hagamos tiene que tomar eso en cuenta. Mejorar la sociedad implica no obviar los aspectos negativos de nuestra biología.
http://elpais.com/elpais/2015/10/20/ciencia/1445363532_639418.html

martes, 29 de septiembre de 2015

Nunca más serás un pardillo. Si acude a una negociación sin conocer los más elementales recursos para lograr su objetivo, dejará el éxito al puro azar.

¿Piensa que negociar es cosa de ejecutivos, abogados o políticos?
Cuando piensa en negociación, ¿vienen a su mente conflictos y situaciones desagradables? Es cierto que ciertos profesionales pasan mucho tiempo pactando como parte de su trabajo, y también es cierto que la negociación es un medio muy empleado —y efectivo— para resolver conflictos.

Lo que se suele olvidar, sin embargo, es que constituye una herramienta muy valiosa para obtener los mejores resultados en las más variadas situaciones cotidianas: desde un trato entre amigos, pasando por una discusión en pareja, el regateo en una tienda ambulante, tratar con su jefe, etcétera. A través de estas líneas conocerá mejor cómo llevarlo a la práctica.

Un esfuerzo que merece la pena.
Negociar no es más que el proceso que permite que dos o más personas lleguen a un acuerdo idealmente —aunque no siempre— beneficioso para todas las partes implicadas. Cuando se trata de resolver conflictos, dichos acuerdos constituyen la solución acordada para el problema. Por ejemplo, imagine que pide a su jefe vacaciones durante todo el mes de agosto, pues ya ha reservado los billetes para un viaje. Su jefe le responde que desea que las coja en julio. Es una situación que da pie a la negociación.

En la vida existen situaciones que son innegociables. 
Sin embargo, muchas otras sí admiten la posibilidad de llegar a un acuerdo, y aparecen con frecuencia en el día a día. Ante esas situaciones, ¿por qué debería negociar? Muy simple: porque en la gran mayoría de casos ganará mucho más si lo intenta que si se resigna a aceptar esas situaciones tal y como vienen.

En el ejemplo anterior, si no responde nada, el resultado es que su jefe se queda contento, y usted —a su pesar— tendrá que reorganizar sus vacaciones. Sin embargo, si usted le explica que no puede en julio, estará enviando una clara señal a su jefe: quiere negociar. Quizá no consiga exactamente su objetivo, pero lo más probable es que consiga mejores resultados que si no lo hace. Cabe precisar que en la negociación no hay lugar para milagros. Negociar cuesta un esfuerzo. Pero merece la pena, ya que ese empeño se invierte —generalmente— en obtener mejores resultados.

Ambas partes deben ganar
Una negociación concluye cuando las partes implicadas —vamos a asumir que son dos para simplificar— alcanzan un acuerdo que les deja satisfechas. Para llegar ahí, hay varios estilos de negociación que se pueden aplicar, y un orden recomendado. Busque ante todo el resultado ideal, que es de tipo ganar/ganar/ganar. Significa: Tú ganas, yo gano, y la relación gana. Ahí, ambos quedan satisfechos y construyen una relación positiva de colaboración y con futuro. Requiere de un esfuerzo nada despreciable por ambas partes.

Si la otra parte no está dispuesta a encontrar soluciones a largo plazo, al menos intente llegar a una situación ganar/ganar. Las dos partes quedan satisfechas, aunque no se construye una relación de cooperación futura. Si su interlocutor no parece dispuesto a colaborar en encontrar una solución que satisfaga a ambos, o por más que lo intentan no lo logran, el siguiente paso es ir a una solución de compromiso. Ya que los dos no pueden ganar se trata de que cada uno esté dispuesto a ceder en algún aspecto —es decir, perder en parte—. Es una solución donde ambos pierden algo pero, aun así, se quedan satisfechos.

Es preferible negociar porque, en la mayoría de los casos, ganará más que si se resigna a los hechos

Puede ocurrir que ni siquiera lo anterior sea posible. Esto suele suceder cuando la otra parte quiere ganar y que usted pierda. Está lejos de ser la solución más constructiva, pero a veces no hay más remedio… Entonces hay que entrar en modo competición: ganar / perder. Intente, en todo caso, ganar lo máximo posible, pero causando el menor daño a su oponente. Y juegue siempre limpio. La situación más desfavorable —y la menos deseable— es el modo perder / perder. Significa, “yo pierdo, pero tú vas a perder conmigo”. Evite a toda costa llegar a este tipo de situaciones. Es mejor abandonar la negociación por mutuo acuerdo antes que caer en el modo perder/perder. Tampoco caiga en el extremo de perder para que el otro gane: el modo perder / ganar. En el ejemplo que hemos puesto, sería ceder a lo que su jefe propone sin rechistar. Ahora bien, en ocasiones conviene utilizar este modo como una forma de dar alguna pequeña concesión a la otra parte, mostrando así buena voluntad de cooperar.

Trucos para un aumento de sueldo.
O cualquier otra cosa que quiera conseguir… Aprender a enviar señales, a gestionar los silencios, esperar hasta que la oferta le satisfaga y a leer el lenguaje corporal son algunas de las claves:

Envíe una señal.
La negociación requiere de una señal para activarse, al menos por una de las partes implicadas. Puede tomar muchas formas, tanto verbales como no verbales, pero lo importante es que consiga que la otra parte se dé cuenta de que usted quiere negociar. Y deje que empiece la otra parte.

Aplace si conviene.
Por muy bien que haya preparado su negociación, es posible que se encuentre con la necesidad de pararse a pensar en algún momento. No tenga reparos en pedir “tiempo muerto” y aplazar la negociación para continuar en otro momento. Está en su derecho.

Hable poco, escuche mucho.
Cuanto más hable la otra persona, más probable es que pueda encontrar pistas sobre su margen de negociación —en otras palabras, sabrá qué está dispuesta a ofrecer realmente—. Hágale preguntas, y déjele hablar. Mientras tanto, escuche y fíjese en el lenguaje verbal y corporal. Le dará pistas.

Aprenda a callar.
El silencio resulta muy incómodo en cualquier negociación. Haga su oferta y no diga una palabra más. La otra parte se verá tentada a romper ese incómodo silencio diciendo lo primero que le venga a la mente. Preste atención, porque podría revelar información muy valiosa para usted.

No acepte la primera oferta.
Rara vez su interlocutor le propondrá su mejor oferta para abrir una negociación. Esa propuesta le dará una idea de lo mínimo que la otra parte está dispuesto a ofrecer. Empiece por no aceptarla, si es posible tratando de aportar argumentos razonables y creíbles.

No haga concesiones gratis.
Nunca dé concesiones sin más. Pida algunas a cambio de algo. Utilice fórmulas condicionales. Por ejemplo: “Si aceptara pagarme mi billete en primera clase, estaría dispuesto a duplicar la duración de la conferencia”.

Obtenga información.
Esto le permitirá conocer mejor su rango de negociación y utilizarlo a su favor. Por otro lado, haga lo posible para que la otra parte conozca la menor información posible sobre sus condiciones de negociación.

Cierre de manera correcta.
Cuando haya alcanzado un acuerdo, asegúrese de que quede bien sellado. Repita verbalmente lo acordado con la máxima claridad, pida confirmación de que lo acepta, y ciérrelo con un apretón de manos. Y para un acuerdo formal o de gran peso, no tenga duda en ponerlo por escrito, revisarlo juntos y firmarlo.

lunes, 14 de septiembre de 2015

¿Es xenófobo? Andalucía impulsa una red de agentes anti-rumores que desmonta infundios


Queda fatal definirse como una persona xenófoba, es de otro siglo ser racista. Pero... ¿depende? ¿Qué grado de tolerancia se tiene respecto a las personas extranjeras y cuando se empieza a creer en los prejuicios? La psicología responde que varía según la cercanía de la situación, de lo que afecte, de lo que suponga. "Afortunadamente el ser humano ha evolucionado a querer ser lo más políticamente correcto, pero solo mientras se pueda. Las posiciones pueden cambiar en el momento en el que se ven amenazados o perjudicados por la persona extranjera, ahí es cuando salta la asunción del rumor como creencia", describe Manuel Martínez, catedrático de Psicología Social de la Universidad de Sevilla y redactor del Manual de ayuda para deconstruir rumores que forma parte la red Anti-rumores que la Consejería de Justicia de Andalucía ha lanzado para desmontar, evitar, rebatir y erradicar los prejuicios vertidos contra la población migrante.

Los rumores son frases fáciles de decir, pero difíciles de demostrar y experimentar, en cambio, pueden derivar en actitudes desvirtuadas o desproporcionadas. Albert Einstein mencionó: “Triste época la nuestra. Es más fácil desintegrar un átomo que superar un prejuicio". "Los 'moros' traen problemas porque son terroristas, las mujeres que tienen una relación con un hombre nacional lo hacen por interés, los inmigrantes quitan el trabajo, son delicuentes, no se integran, no se adaptan, abusan de los servicios sociales"... son algunos de los estereotipos recogidos por la red como destacados contra esta población.

Los escenarios son fáciles de visualizar. En un ejercicio de imaginación solo hay que intentar sentir muy de cerca a un familiar casándose con una persona subsahariana, a un latinoamericano optando al mismo puesto de trabajo, a un marroquí que ha llegado antes a urgencias, a un asiático abriendo un negocio que hace la competencia... "Se ve claro en la película Adivina quién viene esta noche, el que no es racista de verdad, solo tendrá un momento de autocrítica y lo aceptará con naturalidad, pero el que lo es, buscará justificaciones para mantener la actitud prejuiciosa", ilustra Martínez.

La tarea de la red Anti-rumores, que incluye a miembros de cerca de 40 organizaciones entre asociaciones sociales y culturales, ONG, sindicatos, fundaciones, expertos y voluntarios, será dotar de argumentos sólidos y objetivos los datos definitivos para eliminar infundios. Algunos ejemplos de su trabajo de prueba se leen en la Guía para deconstruir rumores, trabajada por profesores y miembros de la red para que sirva de modelo de cómo rebatir supuestos infundados en la sociedad y que será la línea a seguir. Como muestra se aclaran los siguientes supuestos: "Han cogido a una banda de rumanos albano-kosovares. Eso es absurdo. O son rumanos o albano-kosovares. Es como si dices: han cogido a una banda de españoles colombianos" o también; "Las polacas que vinieron a recoger fresas se han quedado con los hombres de Lepe. ¡Qué exageración! Es verdad que hay unas decenas de parejas mixtas con mujeres del Este. De varios miles de mujeres que han estado viniendo en los últimos años, se han formado varias parejas ¿qué tiene eso de extraño?", se lee en la guía.

Además se habilitará una plataforma de participación ciudadana para buscar focos de discriminación, compartir experiencias y proponer buenas prácticas de relación en la comunidad, que en Andalucía es de casi 700.000 personas. De momento, se ha lanzado  se ha lanzado un cuestionario de diagnóstico de rumores en Internet  para detectar la impresión que los andaluces tienen de los inmigrantes en la comunidad. Entre otras preguntas se plantea... "¿Tienes conocimiento de actos de racismo o xenofobia en la comunidad andaluza? o ¿Podrías compartir algún rumor que hayas escuchado en relación a las personas inmigrantes y decir si estás de acuerdo con él?".

La primera fase del proyecto, que comenzó el pasado marzo, consistió en poner en contacto a especialistas, profesionales, profesores y expertos vinculados con cuestiones migratorias en Andalucía o que están relacionados con personas migrantes por su profesión. Y han comenzado a trabajar observando también iniciativas similares a las de Barcelona País Vasco u otras  regiones europeas"Se han catalogado cuatro tipos de agentes anti-rumores, que es como se les llama a las personas que están formadas para tener argumentos que den respuesta a los prejuicios. De momento están los mediadores, los comunicadores, los miembros de las organizaciones y los expertos", detalla José Castillo, director de Xul, entidad que gestiona el proyecto. "Con la información que se genere, cualquier persona podrá rebatir los rumores y convertirse en agente anti-rumores. Hay grandes posibilidades de cambio", añade Castillo. Mediante seminarios, acciones, campañas, audiovisuales, encuestas, una guía y un manual, la información se va difundiendo paulatinamente entre la sociedad.

"Es una estrategia basada en crear agentes antibulos, que identifiquen malentendidos o declaraciones interesadas que afecten de forma negativa a la población migrante que vive en Andalucía, máxime en este periodo socioeconómico", detalla Javier Vargas, director general de Políticas Migratorias de la Junta. "Tenemos que evitar situaciones de ruptura de cohesión social y desmontar objetivamente la red de infundios que se dan en la sociedad", añade Vargas, que como ejemplo apunta a que apenas un 0,6% del gasto sanitario andaluz se invierte en la población inmigrante.

Uno de los objetivos es conseguir una fuerte presencia en Internet, desde donde se trabajará para denunciar el contenido xenófobo o discriminatorio, informarse y potenciar la empatía hacia la población inmigrante. A través de los perfiles de Facebook y Twitter se podrá participar en generar contenido relacionado con esta cuestión, que forma parte de la línea de trabajo del III Plan Integral para la Inmigración de Andalucía Horizonte 2016, que contará el próximo año con una dotación inicial de 1.257 millones de euros de fondos europeos y andaluces.

La red será previsiblemente una plataforma para erradicar rumores, pero Martínez propone además para disminuir esta amenaza, crear condiciones para que se de un contacto positivo entre los migrantes y los "autóctonos". Acercarnos entre todos. "Hay que proveer información precisa sobre las personas migradas y los efectos positivos de las migraciones en la comunidad. Si logramos una relación de interdependencia entre personas autóctonas y alóctonas, frenaremos los rumores falsos, disminuirán los prejuicios y mejorarán las relaciones intergrupales", se lee en el manual. El conocimiento rompe los miedos.

Fuente: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/09/01/andalucia/1441130608_706701.html?rel=vid

viernes, 10 de julio de 2015

Así torturaban los médicos tras el 11-S. Un estudio describe cómo algunos doctores decidían si los presos eran “aptos” para ser torturados, e incluso torturaban ellos mismos

Médicos, psicólogos y abogados a sueldo de la CIA se aliaron para cubrirse las espaldas mutuamente en la docena de centros secretos en los que se torturaba a los sospechosos de terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Los doctores decidían si los presos eran “aptos” para ser torturados, monitorizaban las palizas para que no llegaran a la muerte, diseñaban nuevos métodos de tortura e incluso torturaban ellos mismos, según recuerda hoy un artículo en una de las principales revistas médicas de EE UU, The New England Journal of Medicine, que exige el fin definitivo de estas prácticas. Don Quijote en Syntagma


 La publicación médica recupera datos del informe del Senado de EE UU que en diciembre desveló las torturas de la CIA durante la presidencia de George W. Bush. Dos psicólogos fichados por la agencia de inteligencia, James Mitchell y Bruce Jessen, diseñaron un programa basado en la “indefensión aprendida” para hacer hablar a los sospechosos. Las prácticas incluían la desnudez forzada, la privación de sueño con los detenidos de pie hasta 180 horas, golpes en la cara y en el abdomen, el waterboarding (asfixiar al preso con agua) y el walling (golpear a la persona contra un muro). El Departamento de Justicia aprobó estos métodos siempre que hubiera un médico presente.

Una de las técnicas de tortura más brutales era la llamada “alimentación rectal” por prescripción médica, aplicada entre otros al preso paquistaní Majid Khan, en huelga de hambre. Según detalló el informe del Senado, sus torturadores introdujeron por el recto de Khan una papilla de pasta con tomate, hummus, nueces y pasas, más el contenido de dos botellas de bebida energética de la marca Ensure.

“No es posible alimentar a una persona a través de la mucosa del recto”, recalcan en la revista médica los autores del texto, los doctores George J. Annas y Sondra S. Crosby, que definen la práctica como "asalto sexual". Annas es profesor de Bioética en la Universidad de Boston y Crosby dirigió los servicios médicos del Centro para la Salud y los Derechos Humanos de los Refugiados, en la misma ciudad, donde atendió a más de 300 supervivientes de torturas.

Los dos expertos hacen un llamamiento en The New England Journal of Medicine para que los médicos estadounidenses no vuelvan a participar en torturas. El presidente Barack Obama prohibió oficialmente estas prácticas cuando llegó a la Casa Blanca en 2009. Sin embargo, denuncia Annas, las torturas continúan, pese a estar prohibidas por el Convenio de Ginebra, haya médicos presentes o no.

“Aunque el informe del Senado habla solo de las instalaciones secretas de la CIA, la CIA y el Departamento de Defensa trabajan en estrecha colaboración, por lo que sus prácticas tienden a influirse unas a otras, por ejemplo en las misiones conjuntas de la CIA y los Navy Seals [la principal fuerza de operaciones especiales de la Armada de EE UU]”, explica Annas a Materia.

“El mejor ejemplo de conductas actuales al margen de la ética en el Ejército de EE UU quizá sean las extracciones a la fuerza de sus celdas de presos en huelga de hambre en Guantánamo, para proceder a su alimentación forzada”, sostiene Annas. Tanto la Asociación Médica Mundial como la Asociación Médica de EE UU prohíben esta práctica. En 2013, un informe del Instituto de Medicina como Profesión y la Fundación Open Society denunció el mismo escándalo.

Annas recuerda el reciente caso de una enfermera de la Armada que, esgrimiendo los principios éticos de su profesión, se negó a alimentar a la fuerza a presos en huelga de hambre en Guantánamo. La enfermera fue castigada por sus superiores. “El Ejército de EE UU debe adoptar como política, y hacer que se cumpla en la realidad, la doctrina de que el primer deber del médico militar es su paciente, incluso en una prisión”, concluye el profesor de la Universidad de Boston.

Su artículo llega apenas un mes después de que un informe denunciara la presunta colaboración secreta entre el Gobierno de Bush y la Asociación de Psicología de EE UU para justificar las torturas a prisioneros tras el 11-S. El documento, firmado por reputados psicólogos, mostraba mensajes de correo electrónico filtrados como prueba. La asociación negó las acusaciones.

http://elpais.com/elpais/2015/06/11/ciencia/1434004716_675617.html

martes, 7 de julio de 2015

Éxito, vida y profesión

“Aunque el éxito lo medimos cada uno de nosotros, lo importante es el disfrute que sentimos en cada momento, saber identificar y expresar los propios talentos, sentir cuál es el propósito de nuestra vida, y disponer de relaciones constructivas con las que compartirlo”

Como dijo Napoleón Bonaparte, "el éxito no está en vencer, sino en no desanimarse nunca". El gobernante francés ponía el énfasis en la persistencia y en mantener el esfuerzo a pesar de la dificultad. De esta misma manera opina Dafne Cataluña, psicóloga y coach del Instituto Europeo de Psicología Positiva, quien aclara que no existe una definición de éxito universal, sino que depende de lo que nos rodea: “de la cultura, del entorno, y de la propia forma de ser”. Concretando, el triunfo lo definimos cada uno de nosotros, teniendo en cuenta aspiraciones, metas, ilusiones y valores. “Algunas personas objetivan la gloria en sentirse plenas con su vida, otras en lograr ser papás, algunas en encontrar una profesión que les llene, y otras muchas en tener amigos o parejas con los que se sientan con la libertad de ser ellos mismos”, cuenta la especialista.

SOBRE LA EXIGENCIA PROPIA Y AJENA
1. Ha dejado de fustigarse por ese viaje que se frustró hace semanas. Ya habrá más opciones…
2. Cada vez controla mejor su ira y monta menos dramas
3. Dejar de ser mileurista estaría bien, pero no es su prioridad
4. Acepta los defectos de sus padres con naturalidad
5. Cuando se topó con su ex hace meses y lo encontró feliz, se alegró (y no fue pose) Con estas actitudes ha conseguido relajar la exigencia, permitiendo que la magia suceda en lo que se refiere a no sentirte culpable por no conseguir ciertos objetivos, además de liberar de culpa a los demás.

SOBRE EL AMOR PROPIO
6. Usted no está gordito: solo es un disfrutón al que le encanta comer
7. Viste como quiere, sin importarle lo que digan
8. Celebró el último ascenso de su compañero de mesa
9. Cuando alaban su inteligencia, no se sonroja. ¡Si es cierto! Cuando se disminuye la necesidad de aprobación, la inseguridad se transforma en autoestima y se encuentra a gusto con lo que es, independientemente de los logros y opinión de los demás.

SOBRE EL ENTORNO
10. Pidió ayuda aquella vez en que la necesitó
11. Es capaz de ponerse en el lugar del otro
12. Cuando llega un domingo, tiene a quien llamar para tomar un café

Comunicar las necesidades personales con empatía incrementa las posibilidades de crear y mantener relaciones satisfactorias. Perder el miedo a pedir ayuda favorece las relaciones satisfactorias. Tan Ben Shahar, profesor de la Universidad de Harvard, describe a los “perfeccionistas” como personas que no tienen fin, ya que siempre se proponen metas cada vez más altas y objetivos más difíciles. En su libro La búsqueda de la felicidad expresa cómo, sin embargo, “cuando consiguen sus metas no sienten la satisfacción ni la felicidad que esperaban, ya que esa expectativa idealizada se desmenuza y el balance entre el esfuerzo y el disfrute resulta negativo al tener el esfuerzo un peso desmesurado”. Conclusión: menos ambición y más amigos.

SOBRE LA ACEPTACIÓN
13. Cuando llega a su hogar, suspira "ay, por fin en casa"
14. Ha decorado el salón del modo en que a usted le gusta
15. No ocurre todos los días, pero a veces le sorprende su propia belleza en el reflejo del espejo
16. Sabe a ciencia cierta que es un buen trabajador
Por supuesto, no solo de amigos vive el hombre. Así que es necesario que en las parcelas de su hogar y su trabajo reine cierto orden. Esto no se traduce en habitar una mansión de ensueño o ser el empleado más brillante de la oficina, sino en que, como el empresario Henry Ford proclamaba, "disfrutar de lo que se obtiene como la clave del éxito". Piense en su último logro laboral y celébrelo.

SOBRE LA REBELIÓN
17. Reconoce a las malas personas y las expulsa de su vida
18. No se lamenta por lo malo que es fumar: simplemente, lo ha dejado
19. Recuerda perfectamente la última vez que dijo "no"
La aceptación solo es positiva si se acompaña de asertividad, un palabro que ahora reivindican todos los expertos en psicología para definir el punto exacto en el que somos capaces de hacernos respetar sin recurrir a la agresividad.

SOBRE LOS SUEÑOS ACORDES AL TALENTO
20. Al suspender aquel examen, estudió más para el próximo
21. Tiene metas por cumplir
No achantarse ante la adversidad es todo un logro. En general, lo es conocer aquello en lo que uno es bueno y, además, le hace sentir bien: “Conocer nuestras fortalezas personales tiene un impacto positivo en el bienestar”, explica la directora del Instituto Europeo de Psicología Positiva. ¿Ha detectado ya sus puntos fuertes y construye sus objetivos en función de ellos? Entonces, es usted una persona con éxito.

SOBRE EL AMOR
22. Puede enumerar, al menos, a cinco personas que lo quieren
23. Les dice 'te quiero' con frecuencia
24. En todas las ocasiones, tal declaración es verdad
La capacidad de amar y ser amado es una de las 24 fortalezas personales descritas por los psicólogos Seligman y Peterson. Sentirnos queridos significa también sentirnos seguros. Tal y como expresaba el también psicólogo Bowbly respecto a sus estudios de las relaciones de apego en la infancia, "cuando hemos creado un apego seguro con las personas que se encargaron de nuestro cuidado en la infancia, las posibilidades de desarrollar relaciones afectivas y sanas es mucho mayor”.

Aunque por su clase de Psicología del Liderazgo (Psychology on Leadership) han pasado más de 1.400 alumnos, aún así cabría hacerse la siguiente pregunta: ¿Alguna vez se tiene suficiente felicidad? "Es precisamente la expectativa de ser perfectamente felices lo que nos hace serlo menos”, explica.

Estos son sus seis consejos principales para sentirse afortunado y contento:

1. Perdone sus fracasos. Es más: ¡celébrelos!
“Al igual que es inútil quejarse del efecto de la gravedad sobre la Tierra, es imposible tratar de vivir sin emociones negativas, ya que forman parte de la vida, y son tan naturales como la alegría, la felicidad y el bienestar. Aceptando las emociones negativas, conseguiremos abrirnos a disfrutar de la positividad y la alegría”, añade el experto. Se trata de darnos el derecho a ser humanos y de perdonarnos la debilidad. Ya en el año 1992, Mauger y sus colaboradores estudiaron los efectos del perdón, encontrando que los bajos niveles de este hacia uno mismo se relacionaban con la presencia de trastornos como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima.

2. No dé lo bueno por hecho: agradézcalo.
Cosas grandes y pequeñas. "Esa manía que tenemos de pensar que las cosas vienen dadas y siempre estarán ahí tiene poco de realista".

3. Haga deporte.
Para que funcione no es necesario machacarse en el gimnasio o correr 10 kilómetros diarios. Basta con practicar un ejercicio suave como caminar a paso rápido durante 30 minutos al día para que el cerebro secrete endorfinas, esas sustancias que nos hacen sentir drogados de felicidad, porque en realidad son unos opiáceos naturales que produce nuestro propio cerebro, que mitigan el dolor y causan placer, según detalla el entrenador de easyrunning y experto corredor Luis Javier González.

4. Simplifique, en el ocio y el trabajo.
“Identifiquemos qué es lo verdaderamente importante, y concentrémonos en ello”, propone Tal Ben-Shahar. Ya se sabe que “quien mucho abarca, poco aprieta”, y por ello lo mejor es centrarse en algo y no intentarlo todo a la vez. Y no se refiere solo al trabajo, sino también al área personal y al tiempo de ocio: “Mejor apagar el teléfono y desconectar del trabajo esas dos o tres horas que se pasa con la familia”.

5. Aprenda a meditar.
Este sencillo hábito combate el estrés. Miriam Subirana, doctora por la Universidad de Barcelona, escritora y profesora de meditación y mindfulness, asegura que “a largo plazo, la práctica continuada de ejercicios de meditación contribuye a afrontar mejor los baches de la vida, superar las crisis con mayor fortaleza interior y ser más nosotros mismos bajo cualquier circunstancia”. El profesor de Harvard añade que es también un momento idóneo para manejar nuestros pensamientos hacia el lado positivo, aunque no hay consenso en que el optimismo llegue a garantizar el éxito, sí le aportará un grato momento de paz.

6. Practique una nueva habilidad: la resiliencia.
La felicidad depende de nuestro estado mental, no de la cuenta corriente. Concretamente, “nuestro nivel de dicha lo determinará aquello en lo que nos fijemos y en las atribuciones del éxito o el fracaso”. Esto se conoce como locus de control o 'lugar en el que situamos la responsabilidad de los hechos', un término descubierto y definido por el psicólogo Julian Rotter a mediados del siglo XX y muy investigado en torno al carácter de las personas: los pacientes depresivos atribuyen los fracasos a sí mismos, y el éxito, a situaciones externas a su persona; mientras que la gente positiva tiende a colgarse las medallas, y los problemas, “casi mejor que se los quede otro”. Sin embargo, así perdemos la percepción del fracaso como 'oportunidad', que tiene mucho que ver con la resiliencia, un concepto que se ha hecho muy popular con la crisis, y que viene prestado originariamente de la Física y de la Ingeniería, con el que se describe la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. "En las personas, la resiliencia trata de expresar la capacidad de un individuo para enfrentarse a circunstancias adversas, condiciones de vida difíciles, o situaciones potencialmente traumáticas, y recuperarse saliendo fortalecido y con más recursos”, afirma el médico psiquiatra Roberto Pereira, director de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar.

El poder psicoterapéutico de las artes es ampliamente conocido. Un libro, una película, una canción… Cualquier objeto resultado de un proceso creativo puede ayudarnos a salir de una crisis, tomar una decisión, optar por una vida mejor.
Lo sabe bien Mercedes Martínez, psicoterapeuta y criminóloga que trata a sus pacientes con inspiradores filmes en el proyecto Medi-Cine.
"Conozco a personas que han terminado con una relación dañina por una película (Te doy mis ojos, de Iciar Bollaín) o se han atrevido a vivir más libremente su sexualidad tras visionar otra (Beginners, de Mike Mills)", cuenta.
Para la experta, el visionado en grupo de determinadas historias (y una ulterior charla al respecto) puede a ayudarnos a "adquirir habilidades emocionales, aprender a tomar decisiones, a poner límites, a generar opciones, a atravesar duelos y a reflexionar o manejar la ansiedad".

Si una buena película funciona, en ocasiones, como una visita al psicólogo, que la historia verse sobre la salud mental lo hace doblemente eficaz.
Es el caso de La cura de Yalom, un documental de Sabine Gigiger sobre la vida de Irvin Yalom (Washington, 1931), referente en el campo de la psicoterapia, autor de varios superventas, conocido académico en la Universidad de Stanford y existencialista.
El biopic anima al espectador a emprender un viaje mental con su protagonista, a través de reflexiones esenciales capaces de tumbar cualquier crisis de existencia.
Por ello, BUENAVIDA, aunando arte, ocio y salud mental, sortea 20 entradas dobles entre los lectores que se registren al final de este artículo.
El preestreno tendrá lugar el 9 de julio (jueves) en el Palacio de la Prensa (Madrid). Y recuerde llevar acompañante. "Ver una película con alguien ayuda a comprender los diferentes puntos de vista. Cada espectador ve algo en lo que otro puede no haber reparado.
En el posterior análisis se desarrolla la intimidad emocional, evitando lo superficial", zanja Mercedes Martínez. El tercer par de ojos lo pondrá el doctor Yalom. El documental llega a cines el 31 de julio

Uno de los grandes avances en la psicología de las últimas décadas ha sido el descubrimiento de la inteligencia emocional como habilidad básica para el éxito.

Quien popularizara el término en 1995, Daniel Goleman, advertía que no nos extrañáramos de acabar trabajando para alguien que en la escuela era calificado de “tonto”, ya que aquellos que dominan sus emociones y comprenden las de los demás tienen una gran ventaja sobre el resto a la hora de progresar y resolver problemas de cualquier tipo.

Familiarizarnos con nuestra brújula emocional nos permite mantener el control sobre nuestra mente, con lo que ganamos atención y eficacia, además de dotarnos de la capacidad de seducción que promueve la empatía.

Por el contrario, no ser conscientes de lo que sentimos puede conducir al sufrimiento y al fracaso en las relaciones sociales.

Las emociones están presentes en todos los niveles evolutivos y en todos los animales, incluyendo los seres humanos, afirmaba el psicólogo Robert Plutchik.

Ya en el siglo XIX, Charles Darwin concluyó que la expresión de las emociones es algo innato y no aprendido, como se creía en su época. Llegó a esta hipótesis tras estudiar su expresión en los animales superiores, así como los gestos que hacen de forma instintiva las personas ciegas de nacimiento. En sus viajes comprobó, además, que estas emociones eran comunes a todas las culturas y se manifestaban de forma parecida, lo cual le convenció de que las llevamos “de fábrica”.

En tiempos más actuales se ha intentado enumerar nuestras emociones básicas, que según el psicólogo social Paul Ekman serían seis:
ira,
alegría,
sorpresa,
asco,
tristeza y
miedo.
El actor brasileño Marcelo Antoni junto con Jorge Zentner, guionista y escritor argentino, en su libro Las cuatro emociones básicas, además de descartar el asco y la sorpresa del primer rango, señalan la importancia de reconocerlas en uno mismo y en los demás:
“Una emoción es información íntima. Un aviso respecto a qué me está pasando en este momento; un toque de atención que sitúa a cada uno en el presente, pues está referida a lo que vivimos y sentimos en este instante concreto. Es un aviso primario con importantísimas funciones en la conservación, la relación y la socialización del individuo. Una información que también recibimos internamente, desde nosotros mismos”.
Los autores hablan de lo que sentimos como “existencia de tránsito”. Nadie puede anclarse de forma permanente a una misma emoción. Por eso, aunque hablemos de personas tristes o alegres, en realidad lo que existen son las situaciones tristes o alegres.

Tomar conciencia de ello permite relativizar lo que sentimos y no tomarlo como algo definitivo, lo cual es un alivio en el caso de las emociones negativas. Saber que el sentimiento que nos tortura es temporal y dará paso a otro, quizá de signo contrario, nos ayuda a relativizar el sufrimiento.

Una vez se toma posesión de nuestra brújula y somos capaces de leer lo que sienten los demás y nosotros mismos, ¿cómo gestionar las emociones? No se trata de meras reacciones a lo que vivimos. También tienen una utilidad y podemos canalizarlas para optimizar nuestra vida y la de nuestro entorno.

Al experimentar alegría, aumentamos la empatía y la capacidad de estrechar vínculos con los demás, además de desarrollar en nosotros la ternura, la excitación e incluso la atracción física. Es un estado perfecto para compartir ideas, sensaciones y nuevos proyectos.

Sentir miedo activa nuestra atención ante una posible amenaza o peligro. Cuando no aparece de forma injustificada y repetida, convirtiéndose en fobia, esta emoción es muy útil para nuestra supervivencia. Nos permite tomar conciencia de lo que estamos viviendo y, no menos importante, de lo que hacemos con nuestra vida.

La ira señala una situación, interior o exterior, que nos produce desasosiego y debe ser reparada. Si en lugar de expresarla a través de una explosión de genio la canalizamos en forma de soluciones, esta emoción nos servirá para corregir el desequilibrio y estar mejor que antes.

En cuanto a la tristeza, muchas veces tiene que ver con hechos del pasado. Apunta a algo que hemos vivido de forma traumática o, por el contrario, a experiencias que fueron muy positivas, pero que no podemos volver a repetir, por ejemplo, tras una separación. La función de este estado es desprendernos de aquello que un día tuvimos o sentimos.

Comprender nuestras emociones básicas y su utilidad nos permite dejar atrás lo que ya no nos sirve, tomar conciencia de lo que ahora necesitamos y proyectarnos de forma mucho más positiva hacia el futuro.

El problema de muchas personas es que llegan a sentirse abrumadas por sus propias emociones, como si en lugar de una brújula para orientarse llevaran grilletes que las paralizan.

Sobre esto, un cuento sufí glosado por el místico y espiritual indio Osho, entre otros (Pues tb se le atribuye a un emperador chino), explica lo que un rey pidió a los sabios de su corte:

–Me estoy fabricando un precioso anillo y quiero ocultar bajo el diamante algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación. Tiene que ser muy breve de modo que pueda esconderlo allí.

Aquellos eruditos habían escrito grandes tratados, pero no sabían cómo darle un mensaje de solo dos o tres palabras que pudiera ayudar a su rey en esos momentos en los que él consideraba que esa ayuda podría marcar la diferencia.

Sin embargo, el monarca tenía un anciano sirviente que era como de la familia, el cual le dijo:

–No soy un sabio, ni un erudito, pero conozco el mensaje que buscas, porque me lo dio un místico hace tiempo.

Dicho esto, el anciano escribió tres palabras en un pequeño papel, lo dobló y se lo entregó al rey con la advertencia. “No lo leas, manténlo escondido en el anillo. Ábrelo solo cuando todo haya fracasado y no encuentres salida a tu situación”.

El momento llegó cuando el país fue invadido y el rey tuvo que huir a caballo para salvar la vida mientras sus enemigos le perseguían. Finalmente, llegó a un lugar donde el camino se acababa al borde de un precipicio.

Entonces se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró el siguiente mensaje: “Esto también pasará”.

Mientras leía aquella frase, los enemigos que le perseguían se perdieron en el bosque, al errar el camino, y pronto dejó de oír el trote de los caballos.

Tras aquel sobresalto, el rey logró reunir a su ejército y reconquistar el reino. En la capital hubo una gran celebración y el monarca quiso compartirlo con el anciano, a quien agradeció aquella providencial perla de sabiduría. El viejo le pidió entonces:

–Ahora vuelve a mirar el mensaje.

Al ver la cara de sorpresa del rey, explicó: “No es solo para situaciones desesperadas, sino también para las placenteras. No es solo para cuando estás derrotado; también sirve cuando te sientes victorioso. No es solo para cuando eres el último, también para cuando eres el primero”.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y entonces comprendió.

–Recuerda que todo pasa –le recordó el viejo sirviente–. Solo quedas tú, que permaneces por siempre como testigo.

Como en este cuento tradicional, si entendemos que las emociones no somos nosotros, sino que se trata de estados transitorios de nuestra mente para adaptarnos a la vida, dejaremos de sentirnos sobrepasados por ellas. Las emociones son una brújula, pero nosotros tenemos el timón o debemos tenerlo y decidimos el rumbo de nuestra existencia.

El mapa facial de las emociones
Los rostros de los seres humanos expresan lo que sienten a través de una serie de gestos que constituyen un lenguaje universal: Ira: contracción de las cejas, mirada más intensa y tensión en los labios, que se preparan para gritar.
Alegría: elevación de los labios y las mejillas, a la vez que arrugamos la piel bajo nuestros párpados.
Sorpresa: las cejas se elevan adoptando forma circular, además de tener los párpados muy abiertos y la mandíbula baja.
Asco: suele expresarse levantando parte del labio superior y frunciendo el ceño.
Tristeza: descenso de los ángulos inferiores de los ojos y de los labios, que pueden manifestar temblor.
Miedo: elevación de los párpados y las cejas; los labios pueden estar tensos o bien abrir la boca.
El País.

jueves, 25 de junio de 2015

Seis claves para ser feliz, según la Universidad de Harvard. Existe una asignatura sobre la dicha en el prestigioso centro educativo. "La alegría también se aprende, como el golf o el esquí"

Cada vez parece más claro que la nueva fiebre del oro no tiene que ver con hacerse millonario ni con encontrar la fuente de la eterna juventud. El tesoro más codiciado de nuestros tiempos es  atesorar felicidad,  un concepto abstracto, subjetivo y difícil de definir, pero que está en boca de todos. Incluso es materia de estudio en la prestigiosa Universidad de Harvard.

Durante varios años, algunos de los estudiantes de Psicología de esta universidad americana han sido un poco más felices, no solo por estudiar en una de las mejores facultades del mundo, sino porque, de hecho, han aprendido a través de una asignatura. Su profesor, el doctor israelí  Tal Ben-Shahar, es experto en Psicología Positiva, una de las corrientes más extendidas y aceptadas en todo el mundo y que él mismo define como “la ciencia de la felicidad”. De hecho, sostiene que la alegría se puede aprender, del mismo modo que uno se instruye para esquiar o a jugar al golf: con técnica y práctica.

Con su superventas  Being Happy y sus clases magistrales, los principios extraídos de los estudios de Tal Ben Shahar han dado la vuelta al mundo bajo el lema de “no tienes que ser perfecto para llevar una vida más rica y más feliz”. El secreto parece estar en aceptar la vida tal y como es, lo cual, según sus palabras, “te liberará del miedo al fracaso y de unas expectativas perfeccionistas”.

Aunque por su clase de Psicología del Liderazgo (Psychology on Leadership) han pasado más de 1.400 alumnos, aún así cabría hacerse la siguiente pregunta: ¿Alguna vez se tiene suficiente felicidad? "Es precisamente la expectativa de ser perfectamente felices lo que nos hace serlo menos”, explica.

Estos son sus seis consejos principales para sentirse afortunado y contento:

1. Perdone sus fracasos.
Es más: ¡celébrelos! “Al igual que es inútil quejarse del efecto de la gravedad sobre la Tierra, es imposible tratar de vivir sin emociones negativas, ya que forman parte de la vida, y son tan naturales como la alegría, la felicidad y el bienestar. Aceptando las emociones negativas, conseguiremos abrirnos a disfrutar de la positividad y la alegría”, añade el experto. Se trata de darnos el derecho a ser humanos y de perdonarnos la debilidad. Ya en el año 1992, Mauger y sus colaboradores estudiaron los efectos del perdón, encontrando que los bajos niveles de este hacia uno mismo se relacionaban con la presencia de trastornos como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima.

2. No dé lo bueno por hecho: agradézcalo.
Cosas grandes y pequeñas. "Esa manía que tenemos de pensar que las cosas vienen dadas y siempre estarán ahí tiene poco de realista".

3. Haga deporte.
Para que funcione no es necesario machacarse en el gimnasio o correr 10 kilómetros diarios. Basta con practicar un ejercicio suave como caminar a paso rápido durante 30 minutos al día para que el cerebro secrete endorfinas, esas sustancias que nos hacen sentir drogados de felicidad, porque en realidad son unos opiáceos naturales que produce nuestro propio cerebro, que mitigan el dolor y causan placer, según detalla el entrenador de easyrunning y experto corredor Luis Javier González.

4. Simplifique, en el ocio y el trabajo.
“Identifiquemos qué es lo verdaderamente importante, y concentrémonos en ello”, propone Tal Ben-Shahar. Ya se sabe que “quien mucho abarca, poco aprieta”, y por ello lo mejor es centrarse en algo y no intentarlo todo a la vez. Y no se refiere solo al trabajo, sino también al área personal y al tiempo de ocio: “Mejor apagar el teléfono y desconectar del trabajo esas dos o tres horas que se pasa con la familia”.

5. Aprenda a meditar.
Este sencillo hábito combate el estrés. Miriam Subirana, doctora por la Universidad de Barcelona, escritora y profesora de meditación y mindfulness, asegura que “a largo plazo, la práctica continuada de ejercicios de meditación contribuye a afrontar mejor los baches de la vida, superar las crisis con mayor fortaleza interior y ser más nosotros mismos bajo cualquier circunstancia”. El profesor de Harvard añade que es también un momento idóneo para manejar nuestros pensamientos hacia el lado positivo, aunque  no hay consenso en que el optimismo llegue a garantizar el éxitosí le aportará un grato momento de paz.

6. Practique una nueva habilidad: la resiliencia.
La felicidad depende de nuestro estado mental, no de la cuenta corriente. Concretamente, “nuestro nivel de dicha lo determinará aquello en lo que nos fijemos y en las atribuciones del éxito o el fracaso”. Esto se conoce como locus de control o "lugar en el que situamos la responsabilidad de los hechos", un término descubierto y definido por el psicólogo Julian Rotter a mediados del siglo XX y muy investigado en torno al carácter de las personas: los pacientes depresivos atribuyen los fracasos a sí mismos, y el éxito, a situaciones externas a su persona; mientras que la gente positiva tiende a colgarse las medallas, y los problemas, “casi mejor que se los quede otro”. Sin embargo, así perdemos la percepción del fracaso como "oportunidad", que tiene mucho que ver con la resiliencia, un concepto que se ha hecho muy popular con la crisis, y que viene prestado originariamente de la Física y de la Ingeniería, con el que se describe la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. "En las personas, la resiliencia trata de expresar la capacidad de un individuo para enfrentarse a circunstancias adversas, condiciones de vida difíciles, o situaciones potencialmente traumáticas, y recuperarse saliendo fortalecido y con más recursos” ("No tira la toalla" "Conmigo no han podido"), afirma el médico psiquiatra Roberto Pereira, director de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar.



Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/06/16/buenavida/1434480172_001091.html

domingo, 24 de mayo de 2015

Rechazar un soborno genera más estrés que aceptarlo. La amenaza del castigo basta para que la mayoría decline la oferta, según un estudio sobre la psicología de la corrupción

El nivel de sudoración y la excitación fisiológica es mayor cuando se rechaza un soborno que al aceptarlo. Es la conclusión de un estudio sobre la psicología de la corrupción desarrollado por la Universitat Jaume I del que se extrae que, en realidad, este estrés generado al actuar correctamente no tiene nada que ver con la ética, sino con un pensamiento más materialista. "Lo que desencadena la actividad emocional es la sensación de que se actúa contra el propio interés monetario", asegura Tarek Jaber-López, investigador del  grupo de Economía Experimental y Computacional, que ha desarrollado el experimento. Además, el rechazo al soborno pasa a ser mayoritario si se plantea la posibilidad de ser castigado, apunta el estudio.

"El ser humano es corrupto por naturaleza", asegura Aurora García-Gallego, coautora del trabajo y miembro del grupo de investigación. Por tanto, la investigadora apuesta por la creación de una agencia de control efectiva para conseguir minimizar este problema. "Los mecanismos que hay ahora no son contundentes", añade.

En el estudio se dividió a los sujetos en tres grupos: funcionarios y dos empresas que participaban en una hipotética subasta para conseguir la licencia de unas obras públicas. Las entidades hacían sus pujas basándose en los parámetros de calidad y transferencia (el pago que estaban dispuestos a darle al subastador). Si la transferencia era muy alta, la calidad del proyecto público se vería perjudicada porque ese dinero no estaba destinado a la obra, sino a sobornar al funcionario. El grupo medía entonces, a través de un polígrafo, el comportamiento y las reacciones emocionales de las personas  frente a una situación que podía conllevar decisiones corruptas, es decir, aceptar el proyecto que diera una cifra muy elevada, sin importar el resultado de la obra pública.

"Los resultados muestran que las personas parecen revelar valores intrínsecos que les frenan en contra de las tentaciones corruptas. Tanto empresas como funcionarios públicos se desvían de la estrategia que maximiza su beneficio monetario y optan por una estrategia más pro social", destaca García-Gallego. Sin embargo, en una segunda fase del estudio, los investigadores introdujeron la posibilidad de castigar al corrupto y el rechazo del soborno pasó a ser una decisión mayoritaria. "Esto da esperanza a la sociedad para frenar la corrupción ya que la amenaza de un castigo muestra ser lo suficientemente efectiva como para permitir que los costes de llevar a los corruptos a la cárcel no superen los costes de la ganancia", señala García-Gallego.

¿Responde entonces el corrupto a un perfil concreto? Para Alberto Soler, médico y escritor coautor del libro Golpe a la corrupción, suelen ser personas con necesidades muy concretas. "Narcisistas, con poca autoexigencia, con un código ético reprobable, pero totalmente conscientes de lo que está bien y lo que está mal", añade Soler.

Es habitual ver en la prensa todo tipo de excentricidades, como esconder el dinero en bolsas de basura o  a comprar una escobilla de más de 300 euros. Este tipo de comportamientos son propios de personas que no son capaces de alcanzar el éxito profesional gracias a su "potencial humano", explica Soler, y lo consiguen gracias a la corrupción. "Se les escapa el estrato social del que proceden. Que no es que sea humilde, sino de baja moral y ética", asegura el médico.

"En general, en la sociedad cuesta entender que los bienes públicos son de todos y esto es la base de  la corrupción Por otro lado, la población ya está acostumbrada y la acepta. Esto hace que se cree una apariencia de impunidad. Pero la corrupción es cosa de todos", concluye el escritor.

MÁS INFORMACIÓN

http://politica.elpais.com/politica/2015/05/15/actualidad/1431701095_180492.html

jueves, 1 de enero de 2015

21 días para cambiar de vida: el método de los 'coach' ¿Hay algún hábito que quiera transformar? Sepa que puede hacerlo y que lograrlo le llevará, aproximadamente, tres semanas

Maxwell Maltz (1889 -1975), un reconocido cirujano plástico de la Universidad de Columbia en la década de 1950, empezó a darse cuenta de un patrón que seguían sus pacientes: cuando les modificaba algún rasgo de la cara, por ejemplo, la nariz, les llevaba 21 días acostumbrarse al nuevo aspecto. Observó también que el síndrome del miembro fantasma en los amputados seguía el mismo patrón de los 21 días. “Estos y muchos otros fenómenos observados comúnmente tienden a mostrar que se requiere de un mínimo de 21 días para que una imagen mental establecida desaparezca y cuaje una nueva”, escribió Maltz en su libro Psycho-Cybernetics (Psico Cibernética: el secreto para mejorar y transformar su vida), un libro de autoconocimiento que habla del potencial humano, publicado por primera vez en 1960 y que ha vendido varios millones de copias.

Según Maltz, actuamos y sentimos no de acuerdo con la realidad, sino a la imagen que nos hemos formado de ella. Los hábitos, buenos o malos, se moldean del mismo modo. La imagen que las personas tienen de sí mismas y las conductas que han creado, guardan estrecha relación entre sí. Al cambiar la imagen, seguramente cambiarán los hábitos.

William James, uno de los padres de la psicología moderna, escribió Habit, un ensayo que dos años después incluyó en el capítulo IV de su libro Principios de psicología (1890), obra de referencia de esta ciencia. En él mencionaba que aprender nuevas habilidades puede tener un efecto en la estructura física del cerebro, modificándolo y estableciendo nuevas relaciones y circuitos neuronales, que a su vez alteran su funcionamiento. Ya se hablaba entonces del concepto de plasticidad cerebral o neuronal, que ahora es clave en el estudio de las Neurociencias. El cerebro es un órgano moldeable y cada destreza aprendida, lengua estudiada o experiencia vivida, reconfigura nuestro mapa cerebral.

Phillippa Lally, investigadora de psicología de la salud del University College London, y su equipo publicaron en la Revista Europea de Psicología Social, en 2009, How are habits formed: Modelling habit formation in the real world, un estudio que investigaba el proceso de formación de un hábito en la vida diaria. Para ello, se pidió a 96 voluntarios universitarios que escogieran un comportamiento saludable que hasta entonces no hacían, para repetirlo cada día y convertirlo en hábito. Eligieron por ejemplo comer una pieza de fruta en la comida o correr 15 minutos después de cenar. El tiempo que tomó a los participantes alcanzar el automatismo con esta nueva acción varió de 18 a 254 días, y la media fue de 66 días. En el estudio se destaca que el rango tan amplio se explica por el nivel de dificultad de cada conducta, y aunque los participantes estaban motivados para crear una nueva rutina saludable que ellos mismos habían elegido, aproximadamente la mitad de ellos no realizaron el comportamiento de manera lo suficientemente consistente para alcanzar el condición de hábito.

Pero, ¿por qué es tan difícil instaurar un nuevo hábito? “Hay muchos factores que fallan”, explica Mery Viñas, psicóloga y coach fundadora de Beecome (Coaching & Training). “Lo que quieres convertir en un hábito, debe conectarte con algo que realmente te motive. Solo se pueden crear con aquellos objetivos y valores con los que te sientas alineado. No sirve de nada querer hacer ejercicio diariamente si eso no está conectado con algo importante para ti, por mucho que te lo recomiende el médico. Si algo no te gusta ni te apasiona, por mucho que lo hagas muchos días seguidos —como indican algunas teorías—, lo acabarás abandonando porque no le encontrarás el sentido. Es importante encontrar sentido a lo que haces y hallar una respuesta a ‘¿para qué lo hago?’ y no ‘¿por qué lo hago?”.

A la pregunta de por qué es más rápido adquirir un mal hábito frente a uno beneficioso, Viñas aclara que los nocivos producen placer a corto plazo, y que en muchos casos preferimos la inmediatez al beneficio que, a medio o largo plazo, puede reportar uno saludable. E insiste en que “debemos cultivar la paciencia y saber con certeza que estás conectado con algo bueno para ti, que estás conectado con tus objetivos y valores. Gracias a los valores tomamos decisiones, son la raíz por la que nos movemos y actuamos. Cuando vas a tomar una decisión, la pregunta que deberías hacerte es: ¿esta acción honra alguno de mis valores o los traiciona? Si el nuevo hábito está ligado a un valor importante para ti, no va a costarte realizarlo”.

Retomando los descubrimientos y las enseñanzas de Maxwell Maltz, gurús del coaching y del desarrollo personal actuales aplican su análisis sobre el patrón que seguían sus pacientes, para crear así programas online que invitan a transformar la vida de las personas en 21 días. Es el caso de Deepak Chopra, médico, escritor y conferenciante, considerado el gurú por excelencia del bienestar en EE UU y pionero en ofrecer estos retos que él centra en la meditación. Chopra piensa que “la aplicación de la conciencia, en cualquier forma, a través de cosas tales como la determinación, la disciplina, las buenas intenciones y la atención, tiene el poder de crear el cambio”. Para Chopra, es con la práctica meditativa con lo que se consigue ganar conciencia y control sobre lo que hace el sistema nervioso cuando no se presta atención.

La famosa comunicadora y actriz Oprah Winfrey, una de las mujeres más influyentes de EE UU, se ha unido a la propuesta de Chopra, y juntos han creado Oprah & Deepak, 21-Meditation Experience, una red que conecta e inspira a más de 3 millones de personas en 194 países a través de los retos que han ido entregando consecutivamente en Internet: Salud Perfecta, Relaciones Milagrosas, Deseo y Destino, Encontrando tu Flow, Expandiendo tu Felicidad...
“¿Estás preparado para crear la vida que siempre has soñado? Todo lo que puedes imaginar o desear está disponible para ti, aquí y ahora. En este viaje transformador de tres semanas, Oprah y Deepak revelan los secretos para atraer todo el amor, el éxito y la felicidad que deseas”. Este es el reclamo del último reto de 21 días: La Energía de la Atracción. Cada reto consiste en un programa interactivo online que se puede hacer gratuitamente, si se realiza en el momento que se lanza y siempre desde un dispositivo con conexión a Internet, o comprarlo en diferentes formatos para reproducirlo o descargarlo y conservarlo indefinidamente. Cada sesión dura aproximadamente 20 minutos, con un tema y una idea central que introduce Oprah. A continuación interviene Deepak, y finaliza con una meditación guiada, todo ello acompañado de una música inspiradora. Los participantes, aparte de tener la opción de rellenar un diario privado cada día con un cuestionario que les lleva a reflexionar sobre sus conductas y los cambios que están experimentando, pueden escribir también sus impresiones en la plataforma y compartirlas con el resto de personas que están realizando el reto. Surgen una media de 40.000 comentarios en cada uno de los retos.

Dado el éxito que ha tenido entre los internautas angloparlantes, Deepak se ha unido recientemente con el cubano Ismael Cala, presentador de la CNN en español, para ofrecer 21 días creando abundancia. El famoso presentador coincidió en la televisión con Chopra y le comentó que sus meditaciones le habían cambiado la vida. Entre los dos, decidieron lanzarlo en América Latina y España.

Año nuevo, vida nueva
Por otro lado, Arianna Huffington líder de opinión en EE UU y cofundadora de The Huffington Post, ha creado su propio viaje de 21 días de meditación, por ahora con dos retos: sobre el miedo (On becoming Fearless) y la paz (Strength of Peace Trilogy). Para superar el miedo, Huffington recomienda “buscar el centro de uno mismo, el lugar que no es susceptible a pesar de los altibajos de la vida”. Invita en sus viajes de 21 días a que el participante encuentre su propio centro, paso a paso y día a día.

Son muchos los que ante el nuevo año se plantean propósitos como dejar de fumar, comer de forma más saludable o hacer más ejercicio. Para tener éxito, Mery Viñas dice que hay que ponerse manos a la obra cuanto antes. “No se trata de hacer la nueva acción de forma perfecta, sino de comenzar. Luego ya irás mejorando, pero lo importante es no postergar. Si ya has tomado la decisión, decide una fecha y comienza”. Además de fijar un día para emprender el viaje del cambio, Viñas recalca: "Se necesitan dos ingredientes fundamentales: la disciplina y el compromiso. Crear un hábito es como utilizar un músculo que hace tiempo que no utilizas. El primer día será muy extraño e incluso aparecerán agujetas. Pero a medida que lo ejercites, el músculo irá tomando fuerza”.
http://elpais.com/elpais/2014/12/16/buenavida/1418743679_996306.html

lunes, 17 de noviembre de 2014

Decidir con lucidez

No dejarse llevar por los impulsos, tomar resoluciones claras y hacerse las preguntas adecuadas resulta crucial para conseguirlo


A lo largo del día tomamos muchas decisiones. Algunas le incumben sólo a uno, son pequeñas y no tienen aparentemente mucha trascendencia. Por ejemplo, qué camisa me voy a poner. Hay decisiones que influyen o repercuten en los demás e implican una responsabilidad personal e incluso colectiva. Es lo que ocurre cuando alguien conduce de forma temeraria, ensucia lugares públicos o invierte en un banco que financia armas. Otras cambian el rumbo de nuestra vida, como sucede en caso de separación o cambio de lugar donde se vive. Con cada decisión que se ejerce, se va creando la realidad de cada uno y ese paso puede variar el destino de una persona.

Por ejemplo, se resbaló y se torció el pie porque mientras caminaba su mente estaba en otro sitio y andaba distraído. Además, ese día había optado por las sandalias y no los zapatos que protegían mejor sus pies. Una pequeña decisión puede tener grandes repercusiones.

Desarrollar la habilidad de tomar resoluciones claras y efectivas es crucial. Éstas influyen en el presente y contribuyen a crear el futuro. Se necesita claridad para discernir, luz para decidir, voluntad y determinación para poner en práctica las resoluciones.

¿Cómo lograr tomar decisiones coherentes, inteligentes, equilibradas y apropiadas? El discernimiento es la guía. ¿Qué es lo que más conviene? ¿Qué es lo que crea un mayor bienestar? ¿Qué es lo más adecuado en esta situación y para esta o estas personas? ¿Qué es lo justo? ¿Qué es lo ético? ¿Qué implicará menos desgaste y ofrecerá mejores resultados? ¿Qué precio habrá que pagar por ciertas decisiones? ¿Nos acercará a nuestro propósito o ideal?

Discernir es una facultad que todos tenemos y no siempre se utiliza con sabiduría. Cuando nos dejamos llevar por la rutina de los hábitos, se actúa mecánicamente sin ser conscientes del impacto de las decisiones. Luego uno se ve atrapado por los resultados que esta actitud provoca... sigue.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/11/07/eps/1415361959_514838.html
Psicología.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Le cerveau ne pense pas tout seul. El cerebro no piensa solo

Les progrès de l’imagerie cérébrale ont réactivé un vieux fantasme : celui de pouvoir tout expliquer par l’observation du cerveau — la pauvreté, la délinquance, l’échec scolaire… Lourde de dérives potentielles, cette illusion repose sur de fausses évidences.

A la fin des années 1980, la convergence des progrès en physique nucléaire et en informatique a permis l’avènement de l’imagerie par résonance magnétique fonctionnelle (IRMf) et le développement spectaculaire des neurosciences cognitives, c’est-à-dire l’étude des mécanismes neurobiologiques de la cognition et de ses dysfonctionnements, le terme de cognition étant ici entendu comme quasi synonyme de pensée. Entre cinq et huit articles se référant à l’IRMf paraissent désormais chaque jour dans les revues scientifiques internationales. Certains auteurs bénéficiant de relais médiatiques importants laissent entendre que l’imagerie cérébrale permettrait de lire dans nos pensées, de deviner nos préférences politiques, de prédire nos compétences sociales et de dévoiler notre personnalité.

Près de trois siècles après que le célèbre anatomiste de la Renaissance André Vésale eut situé l’esprit dans le cerveau, Franz Joseph Gall (1758-1828) proposa de le décomposer en facultés localisées dans des régions cérébrales spécifiques. Cette doctrine, la phrénologie, se propagea en Europe et aux Etats-Unis tout au long du XIXe siècle. Elle joua un rôle déterminant dans la psychotechnique, la science de l’application pratique de la psychologie, dans les débuts de la criminologie et de la police scientifique. Cesare Lombroso (1835-1909), fondateur de l’école italienne de criminologie, défendra ainsi sa thèse du « criminel né » (1876), et Alphonse Bertillon (1853-1914) inventera l’anthropométrie judiciaire.

La croyance en l’association d’une région cérébrale propre à chaque faculté psychologique et d’une « bosse » correspondante sur la boîte crânienne (dont la célèbre « bosse des maths ») a bien été invalidée. En revanche, l’hypothèse d’une dissociation possible de l’esprit en composants élémentaires correspondant à des substrats cérébraux spécifiques persiste. Là où l’indispensable neuro-imagerie médicale identifie les anomalies anatomiques du cerveau, permettant de diagnostiquer une lésion ou une tumeur, la neuro-imagerie cognitive, née de la rencontre avec (...)
par Evelyne Clément, Fabrice Guillaume, Guy Tiberghien et Bruno Vivicorsi, septembre 2014
Fuente: http://www.monde-diplomatique.fr/2014/09/CLEMENT/50779

El cerebro no piensa solo
Los avances en las imágenes cerebrales han revivido una vieja fantasía: la de ser capaz de explicarlo todo mediante la observación del cerebro - la pobreza, la delincuencia, fracaso escolar ... pesados ​​abusos potenciales, esa ilusión se basa en pruebas falsas.

A finales de 1980, la convergencia de los avances en la física nuclear y la informática ha llevado a la llegada de la imagen de resonancia magnética funcional (fMRI) y el espectacular desarrollo de la neurociencia cognitiva, es decir, la estudiar los mecanismos neurobiológicos de la cognición y su disfunción, la cognición término que se entiende aquí como cuasi sinónimo de pensamiento. Entre cinco y ocho artículos que se refieren a la fMRI ahora aparecen a diario en revistas científicas internacionales. Algunos autores se benefician de la facilidad de los medios importantes, sugieren que las imágenes cerebrales podría leer nuestras mentes, adivinar nuestras preferencias políticas, predecir nuestras habilidades sociales y revelar nuestra personalidad.

Casi tres siglos después de que el famoso anatomista del Renacimiento Andrés Vesalio había localizado a la mente en el cerebro, Franz Joseph Gall (1758-1828) propuso dividirlo en facultades localizadas en regiones específicas del cerebro. Esta doctrina, la frenología, se extendió por Europa y Estados Unidos durante el siglo XIX. Ella jugó un papel clave en la psicología industrial, la ciencia de la aplicación práctica de la psicología en los primeros días de la criminología y la ciencia forense. Cesare Lombroso (1835-1909), fundador de la escuela italiana de criminología, defenderá también su tesis del "criminal nato"(1876), y Alphonse Bertillon (1853-1914) inventará la antropometría judicial.

La creencia en la combinación de una facultad psicológica para cada región del cerebro y una "caja" que corresponde al cráneo (incluyendo el famoso "cajón de las matemáticas") fue invalidado. Sin embargo, la hipótesis de una posible disociación de la mente en componentes elementales correspondientes a los sustratos cerebrales específicos persiste. Ahí dónde las indispensables neuroimaginería médica identifica las anormalidades anatómicas del cerebro, permitiendo diagnosticar una lesión o tumor, la neuroimagen cognitiva, nacida del rencuentro con (...)

miércoles, 13 de agosto de 2014

La fuerza de voluntad

Cuando aparcamos proyectos por pereza y falta de esfuerzo, nos sentimos mal
No busque más justificaciones para su actitud y dele al modo acción

¿Cuántos proyectos, sueños y oportuni­dades ha dejado pasar por falta de voluntad? Muchos. ¿Y cómo se ha sentido? Mal, rematadamente mal. ¿Y qué le ha dicho su crítico interior? “Eres un vago, todo te da pereza, es imposible conseguir algo en la vida si no te implicas y te esfuerzas”. Cuando no tenemos fuerza de voluntad nos descalificamos sin piedad. Es de las flaquezas que menos nos perdonamos, porque la lectura que sacamos de nosotros es debilidad, falta de compromiso, dejadez y holgazanería. Los errores cometidos por su valentía, tienen perdón. No alcanzar los objetivos cuando uno no se esfuerza, no.

Pero no solo es crítico usted con su desidia, también el resto de la sociedad: familiares, profesores, entrenadores, amigos, incluso su pareja. Nadie se queda inmune ante la dejadez, que es una de las debilidades más criticadas. El mundo se divide entre los voluntariosos, capaces de invertir en esfuerzo y trabajo para lograr un proyecto, y los que no lo son.

Esa fuerza es la capacidad que tenemos para decidir qué hacer, y optar por un determinado tipo de comportamiento. Y se asocia con el ahínco necesario para alcanzar objetivos que a corto plazo suponen un sacrificio, pero que benefician a largo plazo. Y aquí es donde aparece el primer problema: el sacrificio inmediato. Cuesta mucho pensar en el largo plazo.

La voluntad no es innata. Así que deje de lamentarse por no haber sido agraciado por la fortuna de la voluntad, y arremánguese para tenerla de su lado.

Deje de etiquetarse. Y de tener expectativas negativas sobre usted mismo. Que los demás le juzguen tiene un pase, que se machaque usted a sí mismo, no. Si cree que volverá a postergar y fallar en el intento, al final es lo que conseguirá: abandonar. Coja su idea con ilusión, enamórese de ella y espere cosas buenas de usted y de la relación que ahora comienza con este nuevo propósito. Se puede equivocar todas las veces que sea necesario; lo que debe rechazar es no verse capaz de cometer errores y tirar adelante. ¿De verdad que va a permitir que la falta de voluntad le frene? Deje de justificarse y dele al modo acción.

Leer más, Fuente: El País Semanal. Más psicología, aquí.

miércoles, 9 de julio de 2014

La mamá que ayuda a curar el miedo de los niños con cuentos de mono

Un libro sobre un mono escrito a mano por una madre que intentaba explicar una operación a su hija pequeña, ahora ayuda a decenas de miles de niños a no temerle a los hospitales.


La inglesa Helen Sadler dibujó la historia "El mono tiene una operación" cuando su hija Josephine tenía 18 meses y estaba a punto de ser sometida a una operación de pulmón.
Ahora, casi seis años después, el personaje forma parte del pénsum de libros de escuelas en el Reino Unido. El objetivo es ayudar a los niños a entender las situaciones que pueden encontrar en los hospitales, en las consultas del médico e incluso la vida.

También los motiva a llevar una vida saludable.
Todo empezó en 2007, cuando tras el escáner de ultrasonido de las 20 semanas de gestación a Sadler le dijeron que su bebé tenía una enfermedad hereditaria que consistía en la formación de quistes en los pulmones, y que la niña necesitaría de una operación grande a los 18 meses.

Pero, en la medida que fue preparando a Josephine para la sala de operaciones, Helen se dio cuenta que no habían muchos libros que explicaran a su hija lo que estaba sucediendo.

"Cuando fuimos a la cita preoperatorio, todo fue muy traumático y bastante aterrador", cuenta esta madre. "El hospital (en Brighton) tenía unas buenas fotografías que te explicaban todo el proceso, pero no te las podías llevar a casa". "Todo fue muy rápido y no podías absorber nada, y los niños estaban tan aterrados como los padres", agrega. Así que se basó en un juguete para dibujar a su personaje Mono y creó la historia de cómo este animal iba al hospital para una intervención.
"Esta historieta hecha a mano la tuvimos que haber leído cada día durante las tres o cuatro semanas previas (a la intervención). Para cuando llegó el día de la operación ella señalaba a las máquinas que hacían 'beep, beep, beep' y comentaba que era como en el cuento del mono".

Sadler cuenta que su hija estaba muy segura y que los especialistas le dijeron que eso había ayudado a que se acelerara su recuperación.
"Para los niños, visitar un hospital varias veces los hace ansiosos y que tengan miedo, es el temor a lo desconocido", dice por su parte el doctor Varadarajan Kalidasan, el pediatra que operó a Josephine.

No pueden vocalizar, y algunas veces no entienden por qué tienen que pasar por ciertas situaciones. Utilizar este concepto de una mascota, un animal o un peluche, lo hace más impersonal, como si le estuviera pasando a alguien más y la ansiedad disminuye", agrega.

El éxito del libro persuadió a Sadler a ayudar a otros en la misma situación. Para pagar por la primera impresión de "Mono tiene una operación" (Monkey Has An Operation), su esposo organizó una caminata de 160km para recoger fondos.

Después, el Hospital Real Alexandra de Brighton le pidió que hiciera una segunda parte con "Mono tiene una prueba de sangre" (Monkey Has A Blood Test). Y lo siguiente fue una petición para que escribiera una historia para las escuelas que explicara cómo funciona el sistema de salud británico en el Reino Unido.
Ahora, el personaje forma parte del pensum de 19.000 colegios del país. El paquete incluye un libro guía, etiquetas, un afiche, una marioneta, una canción y un certificado que anima a los niños a ejercitarse y comer bien.
Sadler está produciendo más de 60 títulos y su siguiente proyecto es trabajar en el aspecto de la salud emocional y el bienestar, lo que confiesa ser bastante difícil.
"Estamos abordando temas complejos como Mono siendo testigo de abuso de alcohol, abuso doméstico, pobreza, o un ambiente en que papá y mamá se están gritando todo el tiempo o están muy ocupados, y el personaje logra salir de esas situaciones".
Fuente: BBC. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/07/140701_salud_testimonio_escritora_mono_gtg.shtml