Aquí unas críticas:
"Entretenida película de espionaje contemporáneo, en las antípodas de la serie James Bond, centrada en los tejemanejes -por decirlo de alguna manera- de la Administración Bush, en relación con las armas de destrucción masiva que propició de forma torticera la Guerra de Irak. "Caza a la espía" propina asimismo un inmisericorde varapalo a la todopoderosa CIA, a partir de una intriga basada en hechos reales protagonizados por una analista de la "Central Intelligence Agency", Valerie Plame (interpretada con elegancia por Naomi Watts), traicionada por la propia organización. Una tragedia política y familiar, puesto que también se vieron involucrados su marido y sus hijos.
Tiene garra la precisa exposición argumental de este siniestro juego de espías que, paso a paso, se escora hacia el drama intimista, absorvente en su primera parte y más convencional en la segunda, pero siempre interesante. A partir de ahí, "Caza a la espía" guarda cierta relación con otros recomendables filmes de espionaje, incluidos "Telón de acero" (William A. Wellman, 1948), "Brumas de traición" (Gotfried Reinhardt, 1954), "Orden de ejecución" (Anthony Asquith, 1958), "Todos los hombres del presidente" (Alan J. Pakula, 1976) y "Syriana" (Stephen Gagham, 2005).
Doug Liman ("El mito Bourne") se muestra eficaz a la hora de crear tensión a la trama con muy pocos elementos, menos trucos y ausencia de efectos especiales. Éste era uno de los principales atractivos de su primera película, "Swingers", que aquí aparece reforzado por el competente plantel estelar, así como por el correcto empleo de la pulsión dramática, que llega a crear una inquietante sensación de autenticidad. En otras palabras, esta película arriesgada se muestra tan honesta, tan poco pretenciosa -como el propio realizador, por lo demás- que bien podría pasar desapercibida. Sobre todo de cara a quienes no siguen a pies juntillas la información internacional." ("El diario Montañez")
(NUEVATRIBUNA.ES - 8.11.2010)
“Caza a la espía” narra la historia de Valerie Plame, agente de la CIA, y Joe Wilson, su esposo y embajador norteamericano. O, mejor dicho, la historia de la Administración de George Bush en torno al conflicto en Irak y los métodos que utilizó para provocarlo, violentando incluso el sistema político norteamericano.
"El 6 de julio de 2003, poco después del cierre oficial de una guerra que no ha terminado ni tiene visos de hacerlo, Wilson denunció en The New York Times que tenía la constancia directa y personal de que la Casa Blanca había falseado las propias informaciones de la CIA (venta de uranio de Níger a Irak) para fabricar el conflicto. La respuesta de la Administración republicana no pudo ser más sucia: filtró el nombre de Plame a través del artículo sindicado de un columnista, hundiendo su carrera, poniendo en peligro a sus fuentes y tratando de acallar las denuncias de Wilson. Esto último no lo consiguieron.
Lo dicho no pasó hace cincuenta años, sino solo 7. Tuvo que ver con una guerra que sigue costando miles de vidas. Y lo protagonizaron desde el gobierno los mismos que quieren volver a él, vía Tea Party a ser posible.
Cronología del caso real, en ABC.
Aquí en El Mundo el caso Joe Wilson y Valerie Plame. Ver más aquí.