sábado, 17 de junio de 2017

_-"La pobreza es un estado mental": desigualdad y el mito de la meritocracia.

_-José María Agüera Lorente

«La injusticia siempre exige justificaciones y argucias; las causas justas mucho menos»
(Robert Trivers: La insensatez de los necios) 

 Oigo la escueta noticia a través de la radio: Ben Carson, el secretario de vivienda estadounidense, afirma que la pobreza es «un estado mental». Busco en internet qué hay tras lo que aparece en forma de titular en varios medios digitales. Así me entero de que el señor Carson, neurocirujano de oficio, fue el primer afroamericano en ser nombrado jefe de neurocirugía pediátrica en el Centro Infantil Johns Hopkins de Baltimore.

Negro, es decir, hombre perteneciente a una minoría que, atendiendo a los datos estadísticos de toda índole, es el grupo de la ciudadanía que más sufre la pobreza en un país de por sí con un importante índice de desigualdad; para ponerlo en cifras, el índice de Gini, que cuantifica la desigualdad en los Estados, se situó en la república norteamericana en 0,48 puntos según informe de 2015 , siendo en España de 0,33 puntos y del entorno de 0,25 en los países nórdicos, los de menor desigualdad del mundo dado que el máximo lo marca el 1. Pero como ciudadano de la desfavorecida minoría negra el secretario Carson es un magnífico exponente del american dream, igual que el personaje que interpreta Will Smith –antaño irreverente príncipe de Bel Air– en la película titulada En busca de la felicidad, en la que un desgraciado padre cambia su situación de patético loser por la de ejecutivo triunfador merced a su «mentalidad ganadora», la que precisamente el exneurocirujano ahora miembro de la administración Trump propugna que han de inculcar los padres a sus hijos. Por eso, seguramente y dicho sea de paso, en nuestro sistema educativo postLOMCE se haya considerado conveniente la implantación de una asignatura denominada «Cultura emprendedora y empresarial» con el fin de inculcar en nuestros jóvenes el «espíritu emprendedor» y promover el «autoempleo».

De modo que la pobreza –según cabe inferir de este planteamiento– es, principalmente, el efecto natural de un modo de afrontar los retos de la vida desde el derrotismo, actitud que bien pudo ser herencia de unos padres que fallaron a sus hijos a la hora de dotarles del sano espíritu emprendedor que les insuflara la fuerza moral del triunfador. O expresado en versión corta: si eres pobre, tú te lo buscas por cultivar el espíritu perdedor; ya que, como dicta la ética capitalista, el que trabaja, innova y emprende, siempre recibe su merecido premio.

Si la estructura social del Antiguo Régimen legitimaba las desigualdades entre los integrantes de los diversos estamentos mediante el discurso religioso, el cual hacía del designio divino el fundamento moral del orden establecido, en el caso de nuestro actual statu quo, que tiene en las desigualdades económicas el elemento decisivo que marca las diferencias sociales, habrá que buscar su legitimación no ya en la dimensión trascendente, que no es válida en una cultura secularizada, sino en la inmanente de la propia responsabilidad individual, muy acorde con la concepción liberal de la democracia, que es la preeminente. Así la aristocracia viene a ser reemplazada por la meritocracia. Es el mérito ahora y no la superioridad del linaje el que da razón de la riqueza material que viene a ser moralmente aprobada, puesto que ha sido ganada en buena lid por el individuo en un contexto de competición en igualdad de condiciones. En consecuencia, la desigualdad resultante del enriquecimiento de unos y el empobrecimiento de otros no tiene por qué ser objeto de corrección, puesto que en nada contradice el canon de la ética capitalista. Meritocracia y aristocracia comparten el núcleo legitimador, que no es otro que la virtud (areté en griego), lo que otorga valor a algo o alguien (meritum en latín); y en el que se sustenta una jerarquía moralmente justa.

Considero que este constructo ideológico de la meritocracia es parte primordial de la ética de los trabajadores de las democracias modernas; y permite explicar en parte la casi inexistente resistencia y hasta resignación que caracteriza la actitud mayoritaria de la ciudadanía ante el crecimiento de la desigualdad económica y social. Cuando el ciudadano no trabaja, o tiene un trabajo indigno, cuando no logra darse a sí mismo la vida a la que el sistema le dicta que ha de aspirar como ideal, le ahoga la vergüenza del loser, del perdedor que no ha hecho méritos suficientes para obtener los favores del capital (yo lo he visto en personas de carne y hueso que conozco; apelo a la experiencia del lector). Aquí, como señala certeramente el filósofo Byung-Chul Han, descansa una parte principal de la estabilidad del orden establecido, que ha logrado en más de los que creemos hacer de su persona amo y esclavo a partes iguales; o dicho de otro modo, ha convertido al individuo en empresario empleador de sí mismo. No cabe, pues, la crítica a la sociedad, pues sólo uno es culpable de su propio fracaso.

La meritocracia va camino de convertirse, si no lo es ya, en una de esas creencias de las que hablaba José Ortega y Gasset hace casi un siglo en su ensayo titulado Creer y pensar; es decir, en una de esa clase de ideas que conforman el estrato más profundo de nuestro pensamiento, de las que no somos conscientes, pero con las que contamos sin más para hacer nuestras vidas, de tal modo que bien se puede decir que constituyen el continente de nuestras acciones. No vivimos con tales creencias, sino que estamos en ellas.

Hagamos méritos, entonces, y el sistema nos otorgará sus bendiciones. Seamos mejores, hagámoslo mejor que los otros, como dicta la regla dorada de la competición, y tendremos lo que nos merecemos. Y los que tienen más y son, en consecuencia más, es porque se han hecho merecedores de ello. Son mejores que los otros. Este sería el cuadro de la denominada por el economista francés Thomas Piketty «sociedad hipermeritocrática», un invento dice él de los Estados Unidos armado a lo largo de las últimas décadas con el fin de justificar la magnitud creciente de la desigualdad. Ésta va camino de alcanzar las cotas de concentración de riqueza extremas en las sociedades del Antiguo Régimen y en la Europa de la Bella Época (con típicamente el 90% de la riqueza total para el decil superior y el 50% para el percentil superior en sí mismo). Es el reparto según el modelo de la «sociedad hiperpatrimonial» o «sociedad de rentistas». Sólo que en este imperio del libre mercado global en el que nos hallamos instalados en nuestros días y que camina firme año tras año hacia el mayor crecimiento de la desigualdad el modelo es de una «sociedad de superestrellas» o una «sociedad de superejecutivos».

En cualquier caso los ganadores de semejante sociedad justifican la jerarquía que la estructura por el valor del mérito. Ahora bien, éste no es objetivo ni absoluto. Es muy difícilmente cuantificable y varía a lo largo del tiempo. Fijémonos por un momento en el salario de los altos ejecutivos, que no ha hecho más que crecer de forma exagerada en las últimas décadas, aumentando la brecha con respecto a los asalariados con menos sueldo de las empresas. ¿Cómo evaluar con objetividad su productividad marginal? ¿Cómo se mide la productividad individual cuando se forma parte de un equipo, de una estructura, de una empresa? Sus ganancias dependen más de las normas sociales vigentes entre ellos y los accionistas, así como de la tolerancia de los trabajadores de bajo nivel salarial y de la sociedad en su conjunto, para lo cual la batalla ideológica es decisiva. Como precisa el mismo Piketty: «Estas normas sociales dependen principalmente de los sistemas de creencias respecto a la contribución de unos y otros en la producción de las empresas y en el crecimiento del país. Teniendo en cuenta las enormes incertidumbres a este respecto no sorprende que estas percepciones varíen respecto a las épocas y a los países, y dependen de cada historia nacional particular. El punto importante es que, teniendo en cuenta lo que son estas normas en un país determinado, es difícil que una empresa particular se oponga a ellas». (A este respecto, el visionado de la película titulada El capital del incisivo director Costa-Gavras hará las delicias del lector con sensibilidad masoquista.)

La creencia, no obstante, del pensamiento liberal, que impregna la atmósfera mental que respira la ciudadanía, es que las notables diferencias en las retribuciones reflejan una desigualdad en el talento y la ejecución, necesaria para incentivar y alentar el trabajo duro, así como el reconocimiento del mayor esfuerzo, responsabilidad y estrés que conlleva el desempeño de los altos cargos. Este cuadro legitimador se resiente, sin embargo, cuando uno se entera de la ineptitud e incompetencia de muchos altos directivos, los cuales, empero, no dejan de cobrar sus escandalosas indemnizaciones, pensiones y bonus (¿necesitamos evocar la figura de nuestro ínclito Rodrigo Rato como referencia?). A ello hay que añadir que en el mundo real la productividad no es mero resultado del talento y esfuerzo de los individuos, sino del sistema socioeconómico en el que se desenvuelven.

El heterodoxo economista Ha-Joon Chang, profesor de Economía Política del Desarrollo en Cambridge, plasma meridianamente lo mucho que de mito tiene la meritocracia en este párrafo extraído de su libro 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo: «Esa idea tan extendida de que la única manera de que todas las personas reciban un salario correcto, y por lo tanto justo, pasa por que los mercados sigan su curso, es un mito; un mito del que habrá que olvidarse, comprendiendo lo que tiene de político el mercado y de colectiva la productividad individual, si pretendemos construir una sociedad más justa, en la que se decida cómo retribuir a las personas tomando en cuenta como se lo merecen la herencia de la historia y los actos colectivos, no solo el talento y el esfuerzo individual.»

Hay quien percibe, incluso, un proceso de secesión que pone en peligro la integridad del sistema democrático asociado a la legitimación meritocrática de la creciente desigualdad en la posesión de la riqueza. Los muy ricos constituirían ya un grupo de personas que han adquirido pautas de comportamiento e idiosincrasia exclusivas, resultantes en gran medida de identificar sus riquezas y las posiciones conquistadas en las últimas tres décadas con lo que conciben como su talento y su mérito singulares. Entienden que alcanzar las más altas cimas de la opulencia conlleva unos determinados derechos, que en realidad son privilegios, y que hacen todo lo posible por asegurar y acrecentar, segregándose del común de los mortales al mantenerse a salvo de los riesgos vitales e incertidumbre que no hacen más que aumentar en un mundo dominado por el omnipotente y veleidoso capital financiero. Es la tesis mantenida por los profesores Antonio Ariño y Juan Romero en su libro de hace un año titulado, precisamente, La secesión de los ricos, donde advierten, en efecto, del quebranto que se causa al fundamento mismo de la democracia cuando la ideología del mérito socava –como hemos apuntado más arriba– los principios políticos de la justicia y la igualdad legitimando la concesión de un poder tan desmesurado a determinados grupos.

La empatía social se resiente cuando no hay reconocimiento de la afinidad en la vulnerabilidad, que es el requisito casi indispensable según la filósofa norteamericana Martha C. Nussbaum para que los seres humanos se compadezcan. La meritocracia contribuye a reforzar el punto de vista desde el cual contemplamos a los perdedores del sistema como objetos distantes cuyas experiencias no tienen nada que ver con la vida propia. Su desdicha –pobreza, paro, exclusión social, pérdida de estatus...– es percibida no como algo inmerecido; es decir, la creencia es que la persona de la que se trate, de algún modo, ha provocado su propio sufrimiento. Las desigualdades devienen justas al asumir como evidencia irrefutable un terreno social en el que todos los individuos compiten en presunta igualdad de condiciones, ya que pueden recibir la educación que necesitan y son juzgados al margen de la colectividad en la que crecen. La socialización afirma la individualidad y sus virtudes, de forma que el triunfo y el fracaso se convierten en resultados de la actuación personal, incluida la pobreza, claro está, que es la consecuencia natural de la conducta de quienes no han sabido aprovechar las oportunidades que la vida y una sociedad abierta les ha brindado.

Es menester una buena dosis de autoengaño para no caer en la cuenta de las consecuencias políticas que todo esto acarrea, y que tienen que ver con la deslegitimación del estado de bienestar. El mito de la meritocracia es un barreno en el pilar de la solidaridad, uno de los que sustenta dicho estado de bienestar, cuyo presupuesto es que las desigualdades no son producto exclusivo de las acciones de los individuos que forman parte de él, o sea, que hay factores en la dimensión colectiva que objetivamente perjudican a unos y favorecen a otros al margen de sus méritos personales.

Refugiado, pero sobre todo humano. Sarah Glidden narra en el cómic 'Oscuridades Programadas' su viaje en 2010 por Siria, Iraq y Turquía y pide al lector comprender el drama de las poblaciones locales.


Viñetas de 'Oscuridades programadas'.   El lector abre el cómic y recibe un bofetón. Porque la primera viñeta le habla directamente a él. Y le golpea. “No gustáis a mí. No gusta gobierno tuyo. No gusta TODOS”, le ataca una mujer siria. Parece mirarle a los ojos, aunque sacude su conciencia. La rabia de la señora esfuma enseguida en desesperación, en miedo y finalmente en comprensión. Sentimientos humanos todos ellos, precisamente lo que Sarah Glidden quería sugerir. Por eso escogió esta conversación, que vivió en Duma (Siria) en 2010, para arrancar su novela gráfica Oscuridades Programadas (Salamandra Graphic). “El periodismo puede hacer entender que las personas lo son también en otros países. Quería mostrar a la gente que entrevistamos como real. Suena a cliché, pero a todos nos preocupan cosas parecidas: la familia, la salud, comer bien…”. Y así se ve a lo largo de las 300 páginas de la novela gráfica, relato de los dos meses que la joven estadounidense pasó entre Turquía, Siria e Irak en 2010.


Glidden (Boston, 1980) observó entonces el alba del caos. Poco después, sobre la región cayó la noche más oscura. Han pasado siete años, las guerras han arrasado esas tierras, los muertos suman cientos de miles, y millones de refugiados han huido en busca de esperanza. Su periplo ha invadido portadas, debates y fronteras del mundo occidental. Pero, según Glidden, siguen siendo casi unos desconocidos. “Estaría bien que enseguida identificáramos a los iraquíes o sirios como seres humanos, pero me temo que a muchos les cuesta. Vienen de otros países, no se sabe nada de ellos, es fácil que algunos se asusten o preocupen. La narrativa, ya sea con el periodismo, el cómic o los documentales, puede crear curiosidad, y cuanto más se tenga, mejor. Aunque a veces es más fácil no ser curioso y pensar que ya conoces a un país y su población”, asevera Glidden. De ahí que pusiera sus acuarelas y sus trazos y colores delicados al servicio de esta misión.

La dibujante mezcla entrevistas, contexto histórico, memorias y reflexiones, para interrogarse sobre qué ocurre en Siria, Irak y Turquía. Ella misma descubrió hace años, gracias al cómic Persépolis, de Marjane Satrapi, que en el Irán que periódicos y políticos de EE UU resumían con la etiqueta de enemigo vivían jóvenes como ella. De ahí que ahora trate de aportar su propio granito de arena a la comprensión recíproca. “Otra manera de deshumanizar a la gente es considerarla solo como víctima. Sin embargo, aparte de tristes, muchos refugiados con los que hablé estaban cabreados. Pensamos que a todos les encantaría venir a EE UU, pero no es así. Nuestro país ha destruido sus vidas, muchos iraquíes no quieren en absoluto”, agrega la dibujante.

Además, subraya Glidden, tras la palabra refugiado se esconden infinitas odiseas. E incluso el 1% que, según su obra, logra una nueva vida en otro país afronta todas las trabas de reconstruir de cero una existencia en un entorno desconocido. “Mientras, un número alarmante de personas es de facto refugiado, pero las leyes internacionales no lo reconocen como tal. Se van a crear cientos de miles en los próximos años”, defiende Glidden. La cuestión le afectó tanto que se convirtió en su obsesión durante y tras el viaje.

Así, Oscuridades programadas lleva al lector a conocer a hombres y mujeres obligados a dejarlo todo atrás. Con sus nombres y sus caras. Y sus lecciones: “Al final del viaje quería que todos en EE UU supieran de esta crisis. No podía hablar de otra cosa. Escribí una primera historia y tuve la visión de que mucha gente la iba a leer, escribirles a los congresistas y pedir acoger a más refugiados. Luego se publica, y con suerte la leen un par de centenar de personas. Aprendí una lección: no puedes hacer periodismo porque crees que vas a cambiar el mundo”.

El estado de la profesión es, en el fondo, el otro gran eje del cómic. Glidden viajó con dos periodistas —y un soldado de EE UU que regresaba a Irak— y vivió los altibajos de su oficio. Falta de dinero, editores que rechazan historias humanas porque “no venden” o son “deprimentes”, obsesión por los clics online por encima de la calidad y una melancólica serie de etcéteras: “Quizás necesitemos más fe en los lectores. A menudo los medios tratan de darle a la gente lo que creen que quiere. Asumen que prefieren artículos en forma de listas, o sobre alguna locura que dijo Trump, en lugar de historias largas y profundas. Pero cuando pretendes saber qué desean tus usuarios puede que se sientan manipulados y hasta se vuelvan en tu contra”. No por nada, Glidden cierra la primera página del cómic con una pregunta: "¿Qué es el periodismo?". Que cada lector conteste.


ANTES Y DESPUÉS DEL 11-S
Glidden quería ser pintora. Pero el 11-S revolucionó sus planes. "Me cambió mucho. Ya antes había empezado a reflexionar sobre qué sentido tenía el arte: lo mejor para tí acaba siendo que alguien compre tu cuadro y lo ponga en algún sitio donde no lo mire nunca más. Tras el ataque a las Torres Gemelas, me hice más curiosa. Nos dijeron que íbamos a la guerra. Y pensé: 'Espera. Pero, ¿contra quién? ¿Quiénes son? ¿Qué es Al Qaeda?'. Me volví una yonqui de las noticias".

Se planteó ser entonces fotoreportera, pero la timidez derrotó sus ambiciones. Un par de años después, y tras leer a maestros como Spiegelman o Sacco, halló su camino: "Tengo mis limitaciones como dibujante, no es tan realista. Pero quiero que la gente vea el toque humano en mis ilustraciones. Y creo que funciona con el texto. No se trata solo de hacer algo bonito de ver, sino de comunicar algo". Así lo hizo en su primera novela gráfica, Una judía americana perdida en Israel (Norma Editorial). Y, ahora, en Oscuridades programadas.

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/06/09/actualidad/1497022404_484836.html

viernes, 16 de junio de 2017

Asesinan en Caracas a un juez que condenó al opositor Leopoldo López. Agencias

Un juez que ratificó la condena a prisión contra el líder opositor venezolano Leopoldo López ha sido asesinado cuando intentaba evadir una barricada en el oeste de Caracas, han informado este jueves las autoridades.

Nelson Moncada, juez de control de 37 años, fue interceptado el miércoles en la noche por varias personas que bloqueaban con barricadas una avenida en el sector de El Paraíso y, cuando intentó huir, "le dispararon y lo despojaron de sus pertenencias", según la Fiscalía.

El organismo no ha incluido por ahora a Moncada en su lista de fallecidos durante las protestas opositoras contra el presidente Nicolás Maduro, que hasta este jueves contabilizaba 60 muertos desde el 1 de abril. Gobierno y oposición se responsabilizan mutuamente de las bajas civiles.

El Ministerio Público, en conjunto con la policía científica (Cicpc) y el coordinador de Delitos Contra las Personas de la institución, Favio Faoro Moncada, se encuentran investigando el hecho a fin de "determinar las responsabilidades penales correspondientes".

No se descarta que ordenaran su asesinato
Entre las diligencias que adelanta la Fiscalía están "el levantamiento e identificación del cadáver, recolección de evidencias, reconocimiento y fijación fotográfica del sitio del suceso".

Al condenar el crimen del juez, el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, dijo que se investiga la hipótesis de que el homicidio haya sido ordenado por la oposición.

"No se descarta la posibilidad que haya sido un móvil de sicariato, sicarios contratados por la derecha terrorista para seguir creando y sembrando terror", señaló el ministro en una declaración pública.

Reverol agregó que esa sospecha se basa en que Moncada integró la sala que ratificó la sentencia contra López a casi 14 años de cárcel, el pasado 12 agosto.

"Igualmente, conoció de diversas causas por hechos terroristas que causaron la muerte de 43 venezolanos en 2014", añadió el funcionario, refiriéndose a protestas convocadas por López y que terminaron en su condena bajo el cargo de incitar a la violencia.

Juan Carlos Gutiérrez, abogado del dirigente opositor, lamentó el homicidio y rechazó las "temerarias declaraciones" del ministro, según dijo a la AFP. El defensor del pueblo, Tarek William Saab, incorporó al juez dentro de las 65 personas que según su oficina han muerto con motivo de las manifestaciones iniciadas el pasado 1 de abril.

Al entregar este jueves un balance de la violencia en esas protestas, Saab detalló que cinco personas han muerto en barricadas, de las cuales "tres en accidentes por las obstrucciones en las vías públicas y dos atacadas con armas de fuego".

Muertes en barricadas
Asimismo, pidió investigar el caso del juez, al considerar que las muertes en barricadas no estén siendo debidamente indagadas. Las movilizaciones contra Maduro incluyen la instalación de esos parapetos, donde encapuchados suelen además pedir a conductores y transeúntes dinero para financiar sus llamadas "acciones de resistencia".

Vecinos del este de la capital denuncian que esos actos han degenerado en vandalismo, como ataques con piedras contra conductores. Reverol informó, por otra parte, sobre la captura de un colombiano acusado de planear la suplantación de militares, con disfraces, para "dar muerte a manifestantes convocados por la oposición" y culpar a la Guardia Nacional.

Las protestas opositoras exigen elecciones generales para anticipar la salida del poder de Maduro, que por su parte las atribuye a una conspiración, financiada por Estados Unidos, para derrocarlo.

Fuente:
http://www.publico.es/internacional/asesinan-caracas-juez-condeno-al.html

_--Los españoles, por encima de la media en el Bachillerato Internacional.

_--Nos fustigamos con PISA, nos peleamos por las pruebas de diagnóstico pero sin embargo hay un grupo de institutos donde los alumnos españoles demuestran estar por encima de la media mundial. Puede que no hayan escuchado hablar de estos centros de excelencia, muchos públicos, que exigen profesores motivados y alumnos con una buena trayectoria académica: se trata del Bachillerato Internacional (IB), un programa de educación internacional creado por un grupo de profesores de la International School of Geneva a finales de los 60, que está actualmente presente en 150 países.

Aunque el nombre despiste, el Programa de IB puede comenzarse desde los 3 años. En cambio, el más conocido es el programa del Diploma, que corresponde a los dos años de Bachillerato. Si preguntamos a los que tienen hijos cursándolo, o a los propios profesores del programa cómo son los chicos del IB, escuchamos un discurso recurrente y alentador: Se hacen preguntas. Les gusta aprender. Son autoexigentes. Indagan. Reflexionan. Resuelven problemas. Son creativos, curiosos y muy cultos.

El Diploma en España se puede cursar en 95 centros, de los cuales 30 son Institutos públicos, repartidos por todas las Comunidades Autónomas con la excepción de Extremadura, Canarias y las ciudades autonómicas de Ceuta y Melilla. Desde el año 2013, se han autorizado 2 centros IB públicos al año, los cuales ofrecen normalmente 20 plazas. Este interés ha aumentado drásticamente tras la publicación del Informe del impacto del IB en centros públicos elaborado por la UAM-GIPES, lo que ha favorecido que a día de hoy 12 institutos públicos se encuentren en la fase de estudio para su implantación. Las comunidades con más centros públicos IB son Cataluña y Castilla y León. En cambio, Andalucía, siendo la Comunidad Autónoma más poblada sólo tiene un centro en Sevilla.

El proceso de autorización es lento y meticuloso, tardan aproximadamente dos años. ¿A qué se debe? A que los docentes han de formarse y el centro tiene que programar el cambio metodológico de las asignaturas con la ayuda y supervisión de la organización de IB.

El coste para el centro escolar de ofertar el Bachillerato Internacional es de 7750 euros al año, que contando con una media de 20 alumnos por cada año del Diploma, supone unos 200 euros al año por niño (20 euros al mes). A esta cifra hay que sumar el coste de los exámenes externos que es de 588 euros (una vez se finaliza el programa). Incluyendo todos los gastos, al año por alumno cuesta 500 euros, 50 al mes durante 2 años. Algunas consejerías como las de Castilla y León financian todo el coste y los alumnos no pagan nada. Otras utilizan un modelo mixto, en los que la Consejería paga el coste del programa y los alumnos el coste del examen externo.

Es exigente incluso para entrar
Los criterios de selección en institutos públicos son, generalmente, la nota media del expediente de 3º y 4º de la ESO (notable para los alumnos del centro, y sobresaliente mínimo para los que vienen de otro colegio o instituto) y una entrevista personal, donde se indaga la motivación real de cada estudiante.

Este es el proceso que hace unos meses pasaron unos 500 estudiantes para entrar en el IB del IES Ramiro de Maeztu, el primero en implantar el programa del Diploma en 1982. Nota media y entrevista. Poder y querer. Es el caso de María, con un brillante expediente, que espera inquieta a que hoy se publique el nombre de los admitidos en el Programa en el Ramiro de Maeztu, el centro más grande de España, donde actualmente se ofertan 100 plazas, con una ratio de entrada de 1/3. María nos cuenta que le encantaría ser admitida "para poder estudiar y aprender de forma distinta y porque abre puertas a cosas fuera de lo común". Además confiesa que le atrae mucho poder profundizar en lo que le interesa, hacer sus propios temas, no usar los libros de texto de siempre, y estar con compañeros que, según contaban en la charla informativa, trabajan unidos y tienen inquietudes similares.

Falsas creencias del IB
Las tres principales falsas creencias del IB son: que sólo se da en Bachillerato, que el programa es en inglés y que todos los alumnos se van fuera a estudiar. Pueden empezar a los 3 años, se da en español (si se cursa en España, claro) y alrededor de un 25% de los alumnos se va a estudiar fuera, principalmente por la importante red de becas que les ofrecen. Ejemplo del interés de universidades extranjeras, fue la sesión informativa para alumnos IB de centros públicos de España que organizaron el año pasado las Universidades de Columbia y Georgetown. Efectivamente, al estar homologado en todos los países, y al no haber inflación de nota, un joven español puede ir con su Diploma a estudiar fuera. Pero no es lo común, lo cual alegra a los que saben que estos chicos aportan mucho valor a nuestro país.

Los alumnos españoles, a la cabeza
Los exámenes del IB son iguales para todos los países del mundo, y se hacen el mismo día del año. Después, se mandan los exámenes a otros países donde los corrigen varias personas. Esto genera un gran espíritu de equipo con el profesor y una gran veracidad y objetividad de los resultados. Pues bien, como adelantábamos, España ha tenido unos resultados extraordinarios: una tasa de aprobados del 83,62%, 3.73 puntos por encima de la tasa media de aprobados a nivel mundial.

¿A qué se debe esta buena noticia a la que no estamos acostumbrados? Maripé Menéndez, directora de IB en España, lo tiene muy claro: "el profesor español es muy bueno disciplinariamente, mucho mejor que en otros países, lo único que les falta es el componente pedagógico basado en competencias; y cuando se les forma en ello, se da "el click", y el resultado es la suma del profesor motivado y el alumno motivado".

Asimismo la nota media en España se sitúa en 30.71 puntos sobre 45, siendo la nota mínima para la obtención del Diploma un 24. Esto supone 83 décimas por encima de la media mundial. Además el 32% de los alumnos que obtienen su Diploma en España lo hacen en la categoría de Bilingüe, lo que supone haber superado el examen de la asignatura de ciencias experimentales o ciencias sociales en una lengua extranjera, normalmente en inglés.

Últimos logros del IB en España y próximos pasos
El IB acaba de lanzar el Student Registry, un portal de selección para alumnos IB de cualquier parte del mundo. De este modo, todas las universidades pueden buscar alumnos IB, que cuelgan en este portal sus perfiles (horas CAS, monografías, campos de interés), para que las universidades contacten directamente con ellos. Esta novedad unida al logro del aumento de la presencia del programa en institutos públicos, permite el siempre discutido maridaje entre excelencia e igualdad de oportunidades.

Además, en el último año, gracias al reconocimiento de equivalencia de este bachillerato en la LOMCE, se ha conseguido eliminar "la losa del alumno IB español", algo que no ocurría en ningún otro país, y que consistía en realizar simultáneamente los dos bachilleratos (nacional e internacional).

Ahora el equipo IB está en procesos de negociación con el Ministerio de Educación para conseguir una tabla de equivalencias justa de las calificaciones del Diploma (sobre 45) y las notas de corte de entrada en la universidad española (sobre 14). La falta de esta equivalencia real penaliza hasta el caso de un alumno IB español, que hace dos años no pudo entrar en la Universidad Complutense a estudiar Medicina, y en cambio, le aceptaron en la Universidad de Oxford, donde está cursando sus estudios.

Las tres perlas del programa
A Maripé Menéndez, viniendo de otro campo laboral, le fascinó el Programa viendo el colegio de sus hijos, y comenzó a formarse en educación, y ahora lidera todo el IB en nuestro país. La hemos pedido, para terminar, que destaque las tres perlas que le fascinaron en aquel momento, y que nos den a la vez una buena foto de los pilares del programa:

1. Pedagogía basada en competencias: los alumnos aprenden a hacerse preguntas, aprenden a investigar, y se enfrentan el aprendizaje con la actitud positiva de quienes se plantean retos diarios. Esto lo vemos cuando entran a un museo, cuando conocen un lugar nuevo, o cuando ven el telediario.

2. Apertura internacional. Los alumnos IB desarrollan una mentalidad global, que da oportunidades a los alumnos, y que como insiste Maripé "puede hacerse desde cualquier institución, no hace falta estar en el extranjero. Con tu profesor español puedes ver las cosas (de historia, de ciencia, de filosofía) desde otras culturas, y desde otras mentalidades".

3. Las 150 horas de Creatividad, Acción y Servicio. Todos los alumnos hacen servicios a la comunidad, voluntariado, que les fomenta un compromiso cívico y ético en la sociedad en la que viven, lo que desarrolla en los chicos los valores de una convivencia solidaria y justa.

http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/mejoreducados/2016/05/04/los-espanoles-por-encima-de-la-media-en.html

jueves, 15 de junio de 2017

Vasco Gonçalves: Las tareas de un revolucionario (I)


Antonio Maira

Inicio la publicación de esta serie de artículos por varios motivos, el primero y, tal vez, el más importante de ellos, dar a conocer al mundo de habla española, el relato personal de la Revolución de los Claveles y de la contrarrevolución que surgió paralelamente en guerra abierta con la primera, hecho por el más importante de sus participantes, el que ocupó el cargo –que él consideraba colectivo, en relación con el MFA y con el pueblo pobre y explotado de Portugal- de Jefe del gobierno durante cuatro Gobiernos Transitorios –del Segundo al Quinto-, en el breve y vertiginoso tiempo de 14 meses. El libro es una traducción –creo que fiel- de la larga, inteligente y pausada entrevista de María Manuela Cruzeiro, del Centro de Documentación del 25 de Abril (Archivo de Historia Oral de la Universidad de Coimbra). [Leer aquí: Vasco Gonçalves, un General en la Revolución]

La entrevista rompe los moldes, hoy generalizados, de aquellas entrevistas en las que la presencia del entrevistador se impone y apabulla al entrevistado para mostrar la pericia profesional del primero. Tal relato directo no había sido publicado, que yo sepa, en castellano, hasta este momento, aunque sí una entrevista más reducida muy interesante en la que Vasco Gonçalves declara directamente su calidad de marxista democrático y también leninista, cuando reitera que toda revolución necesita de un “brazo armado” que él ve en el MFA mientras permanece unificado y por su precisión en la valoración de la relación de fuerzas en el proceso revolucionario

El segundo es el de contribuir al conocimiento de una Revolución, casi perdida en el tiempo, casi enterrada, muy interesadamente, transformada en folklore y en efemérides, por los problemas dominantes, pero, sin embargo, muy actual, casi inspiradora, casi estimulante.

El tercero, por fin, es contribuir, en la medida de mis posibilidades, a refrescar la memoria sobre la brutalidad de los métodos del Imperio de los Horrores –el de los EEUU- y, al mismo tiempo, las posibilidades de resistencia de los pueblos.

El cuarto, es la evidente vinculación, entre algunos procesos paralelos que dan sentido y memoria a nuestro propio proceso político: detrás de la revolución portuguesa vemos otras cosas: Felipe González de la mano de Mario Soares, a ambos recibiendo los honores de de los líderes más importantes de la socialdemocracia europea, y detrás de ellos, sombreándoles la traición, a elementos políticos tan refrescantes como el embajador Frank Carlucci y, más allá, en primerísimo lugar a elementos tan feroces como Mitterrand, Smithz, Kissinger, y otras bestias como diría el Gran Neruda.

Las consecuencias de esta maldita sopa de intrigantes fueron, en España, la doble traición de González y todos sus catecúmenos, el abandono del marxismo contra la mayoría de su partido y la nefasta entrada en la OTAN después de un referéndum tramposo.

El quinto es el lúcido pensamiento y la calidad conceptual de Vasco Gonçalves, teórico “dentro de la revolución”, capaz de ver y prever los procesos sociales y políticos, de localizar a los enemigos de la revolución y de correr contra el tiempo, calculando, con precisión, la evolución de las fuerzas en presencia, fuera y dentro del MFA.

Publicaré la serie, antes de que empiece, eso deseamos todos los revolucionarios, ese largo, cálido y, en todo caso terrible “verano caliente”, que esperan todos los desheredados de la tierra como esperaban, con esperanza y espíritu de lucha, en Portugal en 1975.

Diez, al menos, fueron las acciones políticas fundamentales del General Vasco Gonçalves, y una más, al menos, en la que él no intervino, pues fue encarcelado y aislado por el Grupo de Los Nueve en el Fuerte de Oeiras y, posteriormente, destinado provisionalmente, como Director del Instituto de Altos Estudios Militares. Allí predominaban los sectores fuertemente reaccionarios de las FA, con los que se habían aliado los miembros del Grupo de los Nueve, para dar un golpe de Estado programado, con órdenes de operaciones precisas y detalladas. Finalmente, el 25 de Noviembre fue pasado compulsivamente a la reserva por el Consejo de la Revolución.

Aunque pueda resultar paradójico, pero, en realidad, muy bien pensado como justificación del ataque a los gonçalvistas, y como coartada de los destructores de la Revolución el motivo fue el siguiente: “por no ofrecer garantía de fidelidad a los principios definidos en el Programa del MFA”. Justo la tarea a la que había dedicado todos sus esfuerzos el general Vasco Gonçalves.

La primera fue darse cuenta, inmediatamente después del victorioso 25 de Abril, que la llegada de las tropas a Lisboa había desatado una inmediata explosión popular, que había convertido un golpe militar con un Programa democrático, antifascista y anticolonialista -muy ambiguo en otros aspectos y, sobre todo, interpretable de distintas maneras-, en una auténtica Revolución popular.

La segunda, inmediata, fue la de frenar los intentos para el establecimiento de una autocracia militar por el General Spínola, en su calidad de Presidente de la República, Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, y miembro preeminente del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA). El objetivo de este general derechista sería encubierto por el intento de golpe de Palma Carlos primer Jefe de gobierno del Primer Gobierno Transitorio. Spínola que intentó inicialmente reenviar a las tropas sublevadas el 25 de Abril a sus cuarteles, con la oposición rotunda del MFA intentó después maniobrar y descargar las responsabilidades sobre su primer ministro Palma Carlos, después de su golpe de la “mayoría silenciosa”, que vino precedido por una verdadera celada y encerrona en la Plaza de toros de Lisboa.

La tercera, establecer los derechos políticos, sociales y laborales de los trabajadores y trabajadoras en un Portugal subdesarrollado y pobre. Esta pelea, muy seria, empezó el 1º de mayo de 1974, poco después, por lo tanto del 25 de Abril, y se planteó como la necesidad de la Unidad Sindical lo que causó una gravísima preocupación en las clases y grupos sociales de la derecha portuguesa, y también, y fundamentalmente, una actitud reactiva y sectaria del Partido Socialista Portugués (PSP);

La cuarta, la apertura, conservación y reactivación de un proceso de nacionalización, o colectivización, de las grandes empresas monopolizadas, transnacionales alguna de ellas, de los latifundios agrarios convertidos en colectivizaciones o reparto de tierras, lo que llevó, necesariamente, a la creación de líneas públicas del crédito y, consecuentemente, a la nacionalización de la banca.

La quinta, la institucionalización del Movimiento de las Fuerzas Armadas, es decir, del MFA; lo que provocó la reacción inmediata del General Spínola, de su primer ministro, Palma Carlos, y de la derecha subterránea de las Fuerzas Armadas, mayoritaria y no vinculada o claramente contraria a la Revolución.

La sexta, mantener la unidad del brazo armado de la Revolución (el MFA) y oponerse a los intentos de golpe de estado de la derecha portuguesa, representada por el General Spínola y por el primer-ministro del Primer Gobierno Transitorio, el ya mencionado Palma Carlos, representante fiel de la gran burguesía monopolista de las grandes empresas transnacionales y de la banca, que actuaban de intermediarios con el capital y la banca extranjeros.

La séptima, que envolvió a todas las demás, fue el proceso de descolonización, que algunos (como Spínola y el nuevo AMI (sector derechista de las FAR que trató de movilizar Spínola en su apelación a la “mayoría silenciosa”) pretendían convertir en un proceso controlado de neocolonialismo y que, por otro lado, llevó a la metrópoli cientos de miles de colonos, contrarios a la Revolución.

La octava, que también acompaño a todo el proceso revolucionario, fue la de impedir que la derecha militar representada por el Grupo de los Nueve, aliada con el Partido Socialista (PSP) -ganador de las elecciones a la Asamblea Constituyente-, rompiera los Pactos Partidos-MFA, para dar un golpe de estado en alianza con la socialdemocracia europea, que acabó con la revolución.

La novena, fue la de hacer frente a la inmediata injerencia extrajera, organizada por el embajador de EEUU, Frank Carlucci, alto funcionario de la CIA, promovido después de su “excelente hoja de servicios” en Portugal. Se trata de la injerencia exterior que había comenzado mucho antes de la mano del Embajador de los EEUU y Director de la Estación de la CIA en Portugal, Frank Carlucci, tal como revelan o demuestran testimonios y datos posteriores. Sus antecedentes eran muy elocuentes: había ganado méritos en Zanzibar, el ex Congo Belga y Brasil y fue premiado por la excelente tarea en Portugal con el cargo de vice-director de la Agencia de Inteligencia.

La décima, tal como verifican documentos desclasificados y los testimonios directos de Rui Mateus, quien cita a Carlucci como uno de los héroes del 25 de Noviembre, fue hacer frente a la Operación “Comuna de Lisboa”, que preveía un ataque masivo, con asalto final a Lisboa. El nombre de la operación remitía, directamente, a la Comuna de París donde miles de comuneros fueron masacrados por el gobierno de derechas francés de Thiers, apoyado por la artillería prusiana, y, finalmente, fusilados en número próximo a las 10.000 personas. Rui Mateus menciona el Plan Callagan de intervención de fuerzas especiales de los servicios secretos norteamericanos (CIA) e ingleses (M16) y también los servicios secretos de la España franquista muy preocupados, estos últimos, por la inminente muerte del dictador fascista y por los evidentes problemas derivados de la descolonización del Sahara.

Antonio Maira es capitán de Fragata de la Armada y cofundador de Anemoi.

miércoles, 14 de junio de 2017

_-Yevgueni Jaldéi, viendo al mariscal Zhúkov.

_-A las diez en punto de la mañana del veinticuatro de junio de 1945, dos jinetes aparecieron en la puerta de la Torre Spásskaya del Kremlin y entraron en la Plaza Roja de Moscú. Después, uno de ellos llegó a la esquina de la calle Kuibysheva: era el mariscal Gueorgui Zhúkov, que empezó a cabalgar al trote con su caballo blanco por los adoquines de la plaza, a lo largo de la fachada de los Almacenes GUM, que ostentaban las insignias de las repúblicas soviéticas, para pasar revista a las tropas, mientras sonaba la marcha de Glinka, Gloria a la patria, interpretada por mil quinientos músicos militares. Llovía, y el agua resbalaba por las viseras de las gorras de la tropa en aquel día gris y jubiloso. Entonces, el mariscal Konstantín Rokossovski, también a caballo, le dio la novedad a Zhúkov ante los almacenes populares engalanados con enseñas, mientras los soldados del Ejército Rojo observaban el paso marcial del jinete, orgullosos de la victoria sobre el nazismo, sabiendo que estaban protagonizando uno de los momentos más deslumbrantes de la historia. En aquel instante, un joven fotógrafo armado con su cámara Leica se hallaba al otro lado de la plaza, a la derecha del mausoleo de Lenin donde estaban los dirigentes soviéticos: era Yevgueni Jaldéi, que fotografió a Zhúkov cuando pasaba ante la catedral de San Basilio, y, unos segundos después, apretó de nuevo el obturador para captar la escena en que el mariscal, cuando ninguno de los cascos de su caballo tocaba los adoquines, sujetando las riendas y con los ojos puestos en la bandera roja que tapaba la fachada barroca del Museo de Historia, escuchaba el silencio expectante de la victoria, mientras el corcel árabe arañaba con las patas delanteras el aire de la Plaza Roja, ante la mirada de los soldados que habían aplastado a los nazis y liberado Berlín.

 * * *

Veintiocho años atrás, ese joven que enfocó con su Leica a Zhúkov había nacido en Yúzovka, cerca del mar de Azov. Era un fotógrafo de guerra del Ejército Rojo, cuya más célebre fotografía ha recorrido el mundo desde hace décadas: es la bandera roja con la hoz y el martillo ondeando sobre el Reichstag alemán, en 1945. No menos famosa es su imagen de los doscientos soldados soviéticos arrojando otras tantas enseñas nazis ante el mausoleo de Lenin en la Plaza Roja durante el desfile de la victoria, esa mañana gris del 24 de junio de 1945. Jaldéi era un fotógrafo de esa generación de reporteros soviéticos que consiguieron imágenes que han pasado a la historia de la fotografía, y que contribuyeron a fijar la memoria de millones de personas sobre el siglo XX. Las imágenes de Jaldéi están a la altura de las impresionantes fotos de Boris Kudoyarov sobre el asedio nazi en Leningrado; de las escenas de guerra, de la vida cotidiana y de eventos deportivos, de Anatoli Garanin; de las imágenes de Yakov Jalip, discípulo de Ródchenko; o de las de Dmitri Baltermants, Gueorgui Zelma, Samari Gurari , Max Alpert, Aleksandr Ustinov, Mijaíl Trahman, y otros relevantes fotógrafos soviéticos que recorrieron con sus cámaras los frentes de batalla durante la Segunda Guerra Mundial.

Jaldéi era judío, nacido el 10 de marzo de 1917 en una pequeña ciudad, Yúzovka, que se había creado, para explotar las minas de carbón, en la segunda mitad del siglo XIX en el río Kalmius, en la estepa cercana al mar de Azov. La ciudad fue destruida con saña por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y rebautizada después como Donetsk. Fue un niño huérfano: el 13 de marzo de 1918, cuando ya se habían iniciado los primeros combates de la guerra civil impuesta a la revolución bolchevique, las Centurias Negras, un violento grupo antisemita partidario del zarismo que organizaba frecuentes pogromos contra judíos, atacaron la casa de la familia de Jaldéi, en Yúzovka. Jaldéi estaba en brazos de su madre: una bala la atravesó y se incrustó en el pecho del pequeño: durante toda su vida conservó una cicatriz de aquel trance. La tragedia atrapó a toda su familia: si en 1918 murieron su madre y su abuelo, durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial morirían también su padre y tres hermanas.

Yevgueni trabajó en un depósito de locomotoras, y se hizo fotógrafo autodidacta. En los años treinta, Jaldéi trabaja como fotógrafo en Ucrania, en diferentes medios, como Металлист (Metalúrgico), Социалистический Донбасс (El Donbás socialista), así como en Pressfoto y en la agencia Soyuzfoto de Moscú. En 1936, sin haber cumplido veinte años, se trasladó a Moscú, y entró a trabajar en la agencia TASS, viajando gracias a ello por el enorme país, por su Ucrania natal, por Bielorrusia, la Karelia contigua a Leningrado, y la lejana Yakutia, al oriente de Mongolia. En esos años, le influyen las fotografías que aparecen en la revista URSS en construcción (fundada por Máximo Gorki y que mostraba los grandes proyectos de edificación del Estado socialista, en la industria y en la agricultura, de la mano de fotógrafos como Arkadi Shaijet, Gueorgui Zelma, Semión Fridland, Gueorgui Petrusov, Borís Ignatóvich, Max Alpert). En la revista colaboraban también desde El Lissitzki, Sophie Lissitzky-Küppers, Aleksandr Ródchenko y Varvara Stepánova, hasta escritores como Aleksandr Fadéyev, Isaak Bábel, John Heartfield.

Jaldéi, miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética, trabajó casi siempre con una cámara Leica, para el diario Pravda y para la agencia TASS. La leyenda cuenta que esa máquina prodigiosa con la que capturó imágenes que han pasado a la historia la adquirió de segunda mano. Empezó con una cámara plegable Fotokor-1, la famosa Фотокор fabricada por la factoría GOMZ de Leningrado, captando la vida obrera en las fábricas soviéticas. No sólo fotografía obreros, también retrata personas relevantes de la vida cultural, como el compositor Dmitri Shostakóvich o Mstislav Rostropóvich, el célebre violonchelista que fue premio Lenin y acabó apoyando al corrupto Yeltsin. Ya después de la Segunda Guerra Mundial, Jaldéi tendría una enorme cámara Speed Grafic, de Graflex, dotada de un teleobjetivo de 400 mm, que le ofreció Robert Capa en Berlín.

A partir de 1936, trabaja en exclusiva para la agencia TASS, de donde será despedido en 1948: consideran que el éxito conseguido se le ha subido a la cabeza, y que, además, su formación cultural es muy precaria, aunque, en realidad, las causas son otras. Cuando Jaldéi vuelve a Moscú de un viaje, es convocado de inmediato a trabajar: se anuncia una importante comunicación del gobierno soviético a todo el país. A las doce de la mañana del 22 de junio de 1941, la voz del comisario del pueblo Molótov se escucha en todas las ciudades soviéticas: “ Hoy, a las cuatro de la mañana, sin presentar ninguna reclamación contra la Unión Soviética, sin declaración de guerra, las tropas alemanas han atacado a nuestro país”. Mientras los ciudadanos soviéticos contienen el aliento escuchando por los altavoces el discurso, Molótov cita las ciudades bombardeadas, Zhitomir, Kiev, Sebastopol, Kaunas y muchas otras, en Bielorrusia, Ucrania y en la Rusia europea. El comisario del pueblo termina diciendo: "Nuestra causa es justa. El enemigo será derrotado. La victoria nos pertenece." Cerca del Kremlin, en la calle Nikólskaya , Jaldéi toma una fotografía (El primer día de la guerra, que se hará célebre por su contenido dramatismo) de la gente detenida en la acera, escuchando a Molótov en el altoparlante, con gesto serio, concentrado, sabiendo que la vida iba a cambiar radicalmente, pero sin signo de miedo en sus rostros.

Junto con otros corresponsales de guerra soviéticos, Jaldéi marcha al frente. Llega a Múrmansk, que los nazis habían bombardeado con ferocidad: lanzaron trescientas cincuenta mil bombas incendiarias, destruyendo toda la ciudad. Jaldéi estará después en Sebastopol, en el asalto de Novorossiysk, en Kerch, verá la liberación de Yugoslavia, Rumania, Bulgaria, Austria, Hungría, asistirá a la ofensiva soviética contra los japoneses en Manchuria; y, finalmente, a la ocupación de Alemania: llega a Berlín cuando los combates no han cesado y los últimos destacamentos nazis defienden la cancillería y el Reichstag. La célebre imagen del soldado soviético encaramado en el Reichstag izando la bandera roja fue captada por Jaldéi apresuradamente, en esos días frenéticos donde todos intentaban esquivar a la muerte y muchos no lo conseguían. La anhelada paz está a punto de llegar, pero la guerra ha sido muy dura para los soviéticos, y para Jaldéi: su padre y tres de sus cuatro hermanas son asesinadas durante la guerra, cuando los nazis ocupan Donetsk.

Con el Ejército rojo entrando en Berlín, Jaldéi había sido convocado en Moscú por los responsables de la agencia TASS para viajar de inmediato a la capital alemana y fotografiar la liberación de la ciudad. Todo es tan precipitado que tiene que pedir a su compañero Gricha Lubinski, también judío, unos manteles rojos que utilizaba en las reuniones del partido comunista y del sindicato. Con esa tela, antes de volar a Berlín, Jaldéi pide a su tío sastre, Israel Solomonovich Kishitser , que le ayude a coser unas banderas rojas, puesto que no dispone de ninguna: pasan la noche en vela, zurciendo. Cuando llega a Berlín, los enfrentamientos siguen en las calles, las divisiones 150 y 171 del Ejército Rojo preparan el asalto al parlamento: todavía no lo han conquistado por completo cuando Jaldéi inspecciona el Reichstag en ruinas, donde se sigue combatiendo en su interior y en las calles aledañas, para localizar un lugar desde donde disparar su cámara. Quiere captar el edificio, un soldado con la bandera roja y las calles humeantes de Berlín. Consigue llegar a la terraza, y con un palo que encuentran en los escombros, ligan la enseña con la hoz y el martillo. La toma es peligrosa: la zona está llena de francotiradores nazis, y el soldado voluntario debe encaramarse a un precario ornamento de la azotea para ondear la bandera sobre las ruinas del III Reich, mientras otro lo sujeta por las piernas. Los soldados Melitón Kantaria, Mijaíl Egórov y Aleksei Berest habían izado ya la bandera roja sobre el Reichstag, pero no había ningún testimonio gráfico de ello, por lo que Jaldéi recrea después la escena fotografiando a Aleksei Kovaliev, que iza la bandera, junto a Leonid Gorichev y Abduljalim Ismailov. Para tomar esa imagen utiliza un rollo entero, mientras reciben disparos de los francotiradores nazis. Todas las imágenes que toma son similares, aunque hace una fotografía donde los dos soldados miran a quien hace ondear la bandera, inclinada ahora hacia el Reichstag y no hacia la calle. A su vez, la comandante Anna Nikúlina, con una tela roja que llevaba en su cazadora, arma la bandera soviética con alambre de telégrafo y la ata en el tejado de la Cancillería. Todavía quedaban ciento treinta y cuatro mil soldados nazis en la guarnición de Berlín, que se entregan prisioneros.

Jaldéi había conseguido coronar con éxito la misión; vuelve ese mismo día a Moscú, satisfecho. Sin embargo, el director de la agencia TASS, Nikolái Palgunov, descubre que uno de los soldados, el que sujeta por las piernas a Kovaliev, que iza la bandera, lleva un reloj en cada muñeca: en todas las guerras hay hurtos y merodeadores, pero la agencia no puede divulgar una imagen que daría una impresión equivocada del Ejército Rojo, por lo que Jaldéi raspa el negativo para que pueda publicarse. La imagen se publica en Ogoniok, el 13 de mayo de 1945, y consigue un impacto mundial.

Después, Jaldéi retorna a Berlín, donde capta imágenes de los tanques soviéticos, de la vida en la ciudad, los primeros paseos entre las ruinas, la trabajosa reorganización. Es enviado también a cubrir la derrota japonesa en Oriente, y a la conferencia de Postdam, donde fotografía la escena de los tres dirigentes aliados sentados, en agosto de 1945: Stalin son su casaca blanca, junto a Truman y Clement Atlee. Retrata también a Roosevelt, Churchill, Eisenhower. En octubre de 1946, cuando la Segunda Guerra Mundial ya era parte de la historia, Jaldéi fue designado representante soviético para documentar el proceso de Núremberg, donde sus fotografías sirvieron de prueba en el juicio. Capta entonces a Goering con los auriculares, apoyando la cabeza en su puño; y a los criminales de guerra nazis sentados delante de los soldados aliados tocados con cascos blancos.

Tras la guerra, es despedido de la agencia TASS por su condición de judío, aunque nunca le dijeron que esa era la causa. En enero de 1950, indignado, Jaldéi envía una carta al secretario del comité central y editor jefe de Pravda, Mijaíl Súslov, preguntando por su situación. Súslov, que no conoce a Jaldéi, pide un informe y descubre que el despido era por recomendación del KGB: son los meses de la campaña contra el cosmopolitismo. No acaban aquí sus problemas; rechazan a Jaldéi en otras publicaciones, aunque, finalmente, consigue trabajo en la revista sindical Клуб (Club), y, después, en 1957, en el diario Pravda, órgano central del Partido Comunista de la Unión Soviética, con el que viaja por todo el país durante quince años, fotografiando las industrias, las actividades culturales, mientras participa, según sus propias palabras “en la edificación del comunismo”. También trabajó para el periódico Sovetskaya Kultura (Cultura soviética) hasta su jubilación en los años setenta. Murió con ochenta años, tras haber podido ver sus fotografías expuestas en Berlín, París, Nueva York, San Francisco, además de en distintas ciudades soviéticas. El mismo año de su muerte, 1997, se estrenó el documental Евгений Халдей — фотограф эпохи Сталина (Yevgueni Jaldéi-fotógrafo de la época de Stalin), de Marc-Henri Wajnberg.
 * * *

Jaldéi fue un magnífico fotógrafo, algunas de cuyas imágenes forman parte de la memoria colectiva y de la historia. Muchas, son poco conocidas, pero casi todas son singulares. Sus fotografías se utilizaron en la URSS en libros, enciclopedias, documentales, y en ell as están presentes obreros y generales del Ejército Rojo, trabajadoras, mineros y niños, francotiradoras y refugiados, metalúrgicos y campesinos, y los dirigentes del país, Stalin, Jrushchov, Brézhnev, Andrópov, Chernenko, Gorbachov, incluso el corrupto Yeltsin, ya al final de su vida. Siempre fue consciente de que su trabajo era una contribución más a la construcción del socialismo, como muestran sus fotografías de l obrero del Donbás que posa ante las chimeneas fabriles, en 1934; de la conductora de tractor que retrata en 1936; o la de Angelina Pasha conduciendo un tractor en 1936. Las más duras y conmovedoras imágenes las hizo durante la guerra: la escena de las fosas comunes de las siete mil personas asesinadas por los nazis en Crimea, en 1942; las decenas de cadáveres abandonados en las tapias de la cárcel de Rostov del Don, mientras dos mujeres intentaban encontrar supervivientes, donde los alemanes fusilaron a muchos civiles antes de abandonar la ciudad en marzo de 1943. Algunas de ellas son insoportables, como la que muestra el cadáver de Vitya Cherevichkin, con una paloma entre las manos; sólo tenía dieciséis años, pero fue fusilada por los alemanes porque escondía palomas en su casa: los nazis habían prohibido que se criaran esas aves para que no fueran utilizadas por los guerrilleros soviéticos en sus comunicaciones.

Muchas son notables: soldados soviéticos subiendo por los escalones del muelle de Gráfskaya, durante la batalla en Sebastopol, el 2 de mayo de 1944. El planeador alemán que se ha incrustado contra un edificio en la calle Attila, en Budapest, el 1 de marzo de 1945. La mujer que regresa a Múrmansk después del 18 de junio de 1942, el día más horrible de la historia de esa ciudad cuando sufrió un intenso bombardeo de la aviación alemana. El soldado que retira la svástica nazi de la puerta de entrada en la fábrica Voikova, en Kerch, Crimea. El risueño combatiente que, en la liberación de Bulgaria, sujeta su fusil con una mano y levanta la otra con el puño cerrado, mientras sonríe, ante una muchedumbre que también levanta el puño: son las unidades del Tercer Frente Ucraniano que habían liberado a Bulgaria, y los habitantes de la ciudad de Lovech saludan a los soldados soviéticos, el 1 de septiembre de 1944. Los habitantes de Omólitsa saludando al piloto Semion Boiko, el primer militar soviético en llegar a Yugoslavia, el 1 de octubre de 1944. El poeta y corresponsal de guerra soviético Yevgueni Dolmatovski, de origen judío, posando cerca de la puerta de Brandemburgo con la cabeza de una estatua de Hitler. La mirada resuelta de la joven francotiradora Lisa Mironova, en Novorossiysk, 1943. Y la de otra francotiradora, Elizaveta Mirónova, en la batalla por Málaya Zemla; tenía sólo diecinueve años, y murió unos días después de aparecer su fotografía, en septiembre de 1943. Las pilotos del 46º regimiento de aviación descansando cerca de un refugio: Irina Sebrova, que fue Héroe de la URSS, y Vera Bélik aparecen sentadas, junto a Nadezhda Popova que está de pie. Y la soldado María Shalneva, que dirige el tráfico entre las ruinas de Berlín, en la Alexanderplatz, y sonríe, aunque la guerra no haya terminado, el 1 de mayo de 1945. Y los soldados japoneses depositando sus armas tras la derrota de Japón en el Extremo Oriente, y la capitulación de las tropas del ejército nipón de Kwantung durante la batalla de Manchuria, el 20 de agosto de 1945. Sin olvidar la mirada aviesa de un asesino nazi, Hermann Goering, custodiado por dos militares, sentado en el proceso de Núremberg.

En las décadas de posguerra, Jaldéi haría también fotografías memorables: La de Fidel Castro, durante su visita al escritor soviético Borís Polevoi, a quien quería conocer, el 21 de octubre de 1963: Polevoi fue el cronista del horror de Auschwitz para los lectores de Pravda, y, además, era muy célebre por su libro Un hombre de verdad, la historia de Alekséi Marésiev, un excepcional piloto de guerra soviético que perdió las piernas en 1942 combatiendo contra los nazis y, pese a ello, siguió volando durante toda la guerra, derribando aviones de la Luftwaffe. También Serguéi Prokófiev se basó en la vida de Marésiev (y en el libro de Polevoi) para componer su ópera La historia de un hombre real. Otras muchas fotografías de Jaldéi son la crónica de la vida en la Unión Soviética: los ciudadanos que miran el nuevo edificio de la Universidad de Moscú en las colinas Lenin; el primer rompehielos soviético, reflejado en las gafas de un hombre que sonríe, en 1960; la larga fila, sobre la nieve, de ciudadanos que esperan para visitar el mausoleo de Lenin, a comienzos de la década de los sesenta; la obrera que sonríe en un barco pesquero en el Mar de Barents, en 1967. Y los recuerdos de una vida plena: muchos años después de la Segunda Guerra Mundial, Jaldéi buscó a la mujer que aparecía entre quienes escuchaban a Molótov en la calle Nikólskaya de Moscú, en su fotografía El primer día de la guerra: era Anna Trúshkina, que posa con sus insignias y medallas de la guerra, orgullosa y sonriente, el 1 de septiembre de 1981.

Ya anciano, Yevgueni Jaldéi no podía evitar emocionarse cuando evocaba el terrible destino de su familia asesinada por los nazis, y, mientras mostraba sus placas y sus imágenes, pasaban por sus ojos los días de la guerra en que él mismo aterrizaba sobre el barro en Bulgaria; las horas en que se jugó la vida para tomar la fotografía de la bandera roja sobre el Reichstag, los momentos terribles en que recogía con su cámara Leica las ruinas de Múrmansk o de Berlín; la angustia ante los ataúdes amontonados, y la sinagoga de Budapest llena de cadáveres; el rostro ensangrentado de Vitya Cherevichkin , la chica asesinada que tenía una paloma entre las manos; y seguía recordando el día en que, en el silencio expectante de la Plaza Roja, ante decenas de miles de veteranos, miraba al mariscal Zhúkov a caballo pasando revista al Ejército Rojo que derrotó al nazismo.

El viejo topo

http://club.foto.ru/classics/life/43/

Documental de Marc-Henri Wajnberg sobre Jaldéi:

https://www.youtube.com/watch?v=luJkSOs1tnc

Fuente:
http://www.elviejotopo.com/articulo/yevgueni-jaldei-viendo-al-mariscal-zhukov/

martes, 13 de junio de 2017

El trabajo infantil en 10 reportajes. Unos 168 millones de menores son víctimas del trabajo infantil en el mundo, según las últimas estimaciones de la Organización Mundial del Trabajo.

No tienen tiempo para jugar, ni mucho menos para ir a la escuela. En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, recorremos el mundo, de Myanmar a Ghana, de Bangladesh a Turquía, para contarte a través de 10 reportajes publicados en Planeta Futuro la vida de los 168 millones de menores víctimas del trabajo infantil en el mundo, según las últimas estimaciones de la Organización Mundial del Trabajo

Los avances registrados en este ámbito son muy débiles: en comparación con el año 2000, hay un 40% menos de niñas trabajando y un 25% menos de niños, mientras que las tareas peligrosas también se han reducido, de 171 millones en 2000 a 85 millones hoy.

http://elpais.com/elpais/2017/06/09/planeta_futuro/1497008402_534611.html?por=mosaico

_--LOMCE, esa flagrante confusión entre la creencia y el conocimiento.

_--Josep Emili Arias


Un sistema educativo, dentro de la OCDE, no debe permitir que una asignatura de religión confesional obtenga el mismo estatus académico que las asignaturas troncales de bachiller/ESO. La condición de credo no debe otorgar ninguna ventaja académica con la cual redimir cursos y engorda nota media. Un sistema educativo no debe tolerar alumnos “salvados” por su creencia. Todo sistema educativo ha de quedar desligado de cualquier ideologización, más cuando la creencia religiosa está exonerada de la razón y el conocimiento.

Adoctrinar no es impartir conocimientos, es influir en la conciencia y la moralidad del alumnado. La fe religiosa es una actitud de compromiso hacia una determinada doctrina e inmersa en una parte muy subjetiva de la persona -la espiritualidad-, un estado muy ajeno a la objetividad del conocimiento y la razón. La creencia religiosa sólo está sujeta a la conciencia y la convicción personal, por ello, todo credo confesional ha de quedar excluido del currículo académico evaluable. La fe pertenece al plano personal, privativo, familiar y eclesial. Exponer en el aula el «misterio de la Santísima Trinidad» jamás puede ser conocimiento académico evaluable por ser una suposición idealizada desde la fe y amparada por el dogma. ¿Por qué la subjetividad de “creer” ha de ostentar el mismo mérito académico que la objetividad de las matemáticas, la química o la termodinámica? . Puestos a ensalzar las creencias, impartamos astrología en las aulas.

Esta privilegiada concesión de la ley LOMCE (8/2013, Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) -ley actualmente paralizada y en subcomisión- tan condescendiente con la asignatura de Religión católica, nos ha retrotraído a la Europa del Medievo: «La fe por encima de la razón». Donde el alumnado se ve seducido a escoger las bondades de esta asignatura “maría” por el hecho de: aprobarse sólo con la asistencia, de poquísimas horas lectivas y por su facilidad en lograr excelente nota con la cual amañar el curso y engordar la nota media de corte de acceso universitario (PAU). Pervertimos al alumnado y al propio sistema educativo, y una religión convertida en el mercadeo más rentista.

El teorema de Pitágoras, las ecuaciones electromagnéticas de Maxwell, e incluso cualquier partitura sinfónica, son bellas expresiones del conocimiento humano. Pues tanto la proposición de un teorema matemático como el lenguaje de una partitura musical poseen una interpretación única, concluyente y universal. Cosa muy distinta es la teología, donde sus dictámenes teologales evidencian mucha anfibología, donde un mismo versículo bíblico admite juicios muy contradictorios según qué credo judeocristiano lo interprete (judío, protestante, católico, Testigos, evangelistas). Las confesiones monoteístas y sus teologías no son conocimiento al uso, son una disciplina que -únicamente- está sujeta a la subjetividad de la fe y al dogma impuesto. Las religiones y sus teologías sólo sobreviven en el campo de la fe.

A ningún alumno se le obliga a que comulgue con las tesis de Bertrand Russell y de Nietzsche, ni con los postulados ateístas «no creacionistas» de Stephen Hawking y de biólogo Richard Dawkins, pero tales teorías resultan tangibles y contrastables, son razonamientos exentos de adoctrinaje y que se mueven en lo observacional y experimental, son fruto de nuestro pensamiento evolutivo y, nos gusten o no, son postulados teóricos a impartir y evaluar en las aulas. Cosa muy distinta son los credos y sus teologías que conllevan un adoctrinamiento, cuyas nociones son intangibles, incontrastables y que no admiten experimentación. Famosas fueron las banales conjeturas de la teología romana, desde pretender conocer el sexo de los ángeles hasta el cálculo del aforo de cielos y purgatorios. Unas resoluciones teológicas sustentadas sobre suposiciones y especulaciones, terrenos muy ajenos a la noción de conocimiento. No recuerdo qué filósofo expresó: «Al final la teología no es más que un apilamiento de suposiciones y entelequias apuntalado por convenidos dogmas». ¿Te imaginas una ciencia gobernada por el dogma y no sometida al método y al libre examen?.

Todo un despropósito en el s. XXI, pues resulta paradójico que el Parlamento Europeo promueva iniciativas para combatir el fanatismo religioso (documentos: serie La Europa de los ciudadanos), mientras nuestro sistema educativo encumbra y pontifica la asignatura de Religión católica como conocimiento académico evaluable y computable.

El conocimiento científico, al igual que la historicidad, avanzan gracias a su permanente exposición al libre examen que le confiere la cualidad del rigor concluyente. Sin embargo las creencias religiosas, sus teologías y sus revelaciones, sólo caben ser asimiladas desde la fe, campo exento a la razón ya que no son conocimiento contrastable ni falsable. Los credos no entran al laboratorio, sus dogmas rehúyen el debate y las preguntas incomodas. Pretender homologar la creencia religiosa como conocimiento académico evaluable es todo un radicalismo.

Tal concesión legislativa, para preeminencia y hegemonía de un exclusivo credo, viola la aconfesionalidad del Estado. En la LOMCE, la asignatura de confesión católica quedó blindada como oferta obligatoria para todos los centros de Primaria bachiller/ESO, sí o sí todo centro ha de ofertarla y evaluarla. Obteniendo una clara ventaja sobre sus dos posibles optativas "Valores éticos" y "Segunda lengua extranjera". Y, sobre todo, sin la competencia de las otras religiones cristianas de raigambre europea que se profesan en nuestro país y mostrando, así, su arrogante posición dominante y de privilegio.

Como creyente cristiano siento vergüenza que los prelados católicos estén más preocupados por la supremacía de su credo que por dignificar la fe. Las injerencias del lobby católico presionando al legislador a que legisle en favor de una determinada doctrina responde, únicamente, al fanatismo por restituir su poder de influencia. Me pregunto por qué los prelados de la CEE (Conferencia Episcopal Española) -grandes valedores de la familia- no se posicionan con el mismo afán político en la defensa de una nueva ley hipotecaria que proteja de los desahucios a las familias más vulnerables. Ni siquiera abren la boca para el establecimiento de una «renta básica» que garantice la dignidad y la inclusión de las personas más paupérrimas. Por qué los prelados no ponen el grito en el cielo contra las cláusulas abusivas bancarias y su praxis de la usura, y por una efectiva ley que palíe la pobreza energética.

lunes, 12 de junio de 2017

François Houtart, extraordinario ser humano


Gustavo Pérez Ramírez

Inmenso el dolor por la muerte de este gran ser humano que fue François Houtart, la madrugada del 6 de junio. Fue sorpresivo, pues si bien ya había cumplido 92 años, su gran energía, fortaleza física y moral e infatigable laboriosidad, que lo caracterizaron, auguraban que superaría los cien años, recorriendo el mundo al servicio de las grandes causas humanitarias, como lo venía haciendo.

La Fundación Pueblo Indio, donde residía, ha informado que la víspera “cenó como de costumbre y se fue a dormir... claro que en su habitación siguió trabajando... no sabemos hasta qué hora... porque hasta las once de la noche aún recibimos sus emails. Al amanecer, se ha levantado para ir a la ducha y las fuerzas le faltaron... Se sentó en su sillón relax y con su mano en el corazón se durmió plácidamente, sin ruido, muy calladito. Y con infarto masivo... a las siete y media de la mañana... se despertó en Dios.”

Deja un gran vacío, que alivia la fe en el Ser Supremo, al que François consagró su vida en el ministerio sacerdotal. Resuenan en mi mente sus propias palabras sobre el sentido cristiano de la muerte, pronunciadas en la misa de difuntos que presidió hace poco en la Fundación Pueblo Indio por la muerte de uno de sus sobrinos.

Más que un amigo, fue para mí un hermano y consejero. Tuve el privilegio de conocerlo en octubre de 1954, cuando, con otro entrañable amigo, Camilo Torres Restrepo, nos inscribimos en la Universidad Católica de Lovaina, donde François preparaba su doctorado en Ciencias Políticas y Sociales. Él guió nuestros primeros pasos por la vida académica, amén de relacionarnos con el contexto social y los principales movimientos sociales: sindicalismo cristiano, Juventud Obrera Católica, el Boerenbond o movimiento campesino. Lo hizo hasta que viajó a Chicago a especializarse en Sociología, pero nos fuimos reencontrando a través de los años hasta su llegada al Ecuador.

Terminado mi doctorado, de regreso en Colombia, François me vinculó a su trabajo en América Latina, cuando se iniciaba como uno de los expertos del Concilio Vaticano II, 1962-1965. Había recibido del obispo progresista brasileño, Dom Hélder Câmara, presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, CELAM, el encargo de hacer una amplia investigación sociológica sobre la situación de la iglesia en América Latina, en su calidad de secretario general de la Federación Internacional de Institutos de investigaciones socio-religiosas, FERES. François me vinculó, nombrándome Secretario para América Latina. Se generaron 43 publicaciones, cuya síntesis preparó para distribución a los Padres Conciliares.

Nuestros contactos siguieron intermitentes a partir de 1972, aunque con encuentros frecuentes hasta nuestro reencuentro en Quito en 2003, cuando conformamos un grupo de Pensamiento Alternativo, con reuniones quincenales, siempre que François estaba de regreso de sus frecuentes viajes por el mundo.

Su legado
El fiel ejercicio del sacerdocio a luz de la Teología de la Liberación y su empeño en la Justicia Social y el Bien Común, constituyen el núcleo del legado profético de François Houtart.

Su legado es plurifacético. Destaco unos pocos tópicos, dándole prioridad a sus investigaciones sobre un nuevo paradigma civilizatorio sobre el Bien Común de la Humanidad, que elaboró a petición del Presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas, 2009; su pensamiento sobre la Agricultura Campesina; y en general sobre las luchas por la Justicia Social. Además, dejó más de 70 libros y numerosos artículos en periódicos y revistas.

Habría que añadir muchas más reflexiones sobre su coherencia de vida, su proverbial amabilidad, disponibilidad y generosidad, no sólo para ayudar al necesitado, sino con su tiempo, atendiendo consultas de todo el mundo.

Asimismo, su modestia, su paciencia, su firme y constante defensa de los derechos humanos, y toda la sabiduría que aportó por donde fue pasando para la emancipación y desarrollo de los pueblos con una crítica objetiva siempre aportando alternativas, firme en su opción por los pobres, particularmente por los indígenas y campesinos.

Con tres fundaciones internacionales, la del Centro Tricontinental, en 1976 en Lovaina, la del Foro Social Mundial de Porto Alegre 2001 y la de revista Alternatives du Sud.

François ha dejado una riquísima fuente de reflexión alternativa a escala mundial.

Su libro Sociología de la Religión, que escribió para el curso de Sociología que dictó en Lovaina, es otro de sus legados principales. Fue tan exitoso, que pudo darlo aún en Cuba, invitado por el Comité de la Revolución.

Parte de su legado queda en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), en Quito, donde fue investigador y profesor, particularmente con la Cátedra “Francois Houtart”, y en la Universidad Central, donde fue docente de la Maestría de Sociología Política.

Acababa de regresar de su último viaje, a Venezuela, cuyas reflexiones sobre la situación del país dejó consignadas en su artículo "La Venezuela de hoy y mañana", que El Telégrafo le publicó el 28 de mayo pasado. Entiendo que viajó por invitación de la comunidad luterana en Venezuela, para un encuentro ecuménico con motivo de las conmemoraciones este año, del Quinto Centenario de la Reforma Protestante con Martin Lutero.

Y hasta la víspera de su muerte, estuvo sirviendo al prójimo. Había organizado un conversatorio para denunciar el genocidio de los Tamiles en Sri Lanka, como lo venía haciendo desde tiempo atrás, esta vez, para pedir que el gobierno ecuatoriano, como presidente de turno del Grupo de los 77, plantée una investigación internacional sobre el genocidio del siglo XXI.

La memoria de tan ilustre sacerdote sociólogo y politólogo será venerada por miles de sus seguidores en todos los continentes. Me siento muy honrado de haberlo conocido, colaborado con él y haberlo tenido como guía y maestro.

¿Por qué mandar a Alemania una estatua de Marx? Los chinos tienen algunas ideas


PEKÍN — Los chinos han discutido durante semanas sobre el significado de una estatua de Karl Marx de proporciones gigantescas que va en camino a Tréveris, el pueblo alemán donde nació el gran filósofo político. Muchos se preguntan si es un intento de recrear la Revolución comunista en la Alemania democrática o simplemente una broma.

Read in English


La estatua de cinco metros y medio es una obra del escultor Wu Weishan y es un regalo del gobierno chino que será develado en mayo próximo como parte de las actividades conmemorativas por el 200 aniversario del nacimiento de Marx. El filósofo es reverenciado en China, el último Estado comunista después de la disolución de la Unión Soviética en 1991.

Este Marx de noble semblante que contempla hacia el futuro expresa “la confianza que la China actual tiene sobre sus propias teorías, el camino, el sistema y la cultura”, escribió Wu en enero en el Diario del Pueblo, el periódico del partido comunista, al describir la visita que hizo a Tréveris el año pasado para conceptualizar su escultura.

La obra de Wu se dio a conocer en marzo y generó grandes controversias en Alemania. Los historiadores y políticos se preguntaban si era apropiado honrar —sin ninguna crítica— al hombre cuyas ideas inspiraron a dictaduras, como sucedió en la antigua República Democrática Alemana. En abril, el concejo municipal de Tréveris dio su aprobación final al regalo, pero redujo su tamaño más de medio metro.

En China, “hay dos voces completamente opuestas en el debate” sobre la estatua, dijo Zhu Dake, un profesor en la Universidad Tongji en Shanghái.

“Una visión es que Alemania actualmente es un Estado totalmente capitalista que abandonó el marxismo. Mandar la estatua es el equivalente a enviar sus ideas de vuelta y tratar de volver a encender la chispa de la Revolución”, dijo en una entrevista. “La otra postura es que la teoría de la lucha de clases de Marx tuvo un efecto muy negativo en China”, dijo. “Mandar la estatua es devolver de forma simbólica un producto defectuoso”.

Gran parte de la discusión en China se realiza en privado debido a los riesgos que conlleva hacer comentarios en público sobre un proyecto supervisado por el Departamento de Propaganda del Partido Comunista de China. Sin embargo, Zhihu.com, un foro digital, ofrece un vistazo del debate.

“¡La Internacional triunfará!”, escribió un usuario identificado como Wang Dongyang, al referirse a la Internacional Comunista, fundada en 1919 para llevar el comunismo al mundo.

“¿Soy el único que piensa que esto se parece al Mao de ‘El presidente Mao va a Anyuan’?, pregunta otro usuario, al referirse a la famosa pintura de propaganda de la Revolución Cultural.

“A la medianoche del segundo día, un grupo de miembros de Cuchilla del Sur —la unidad de fuerzas especiales del Ejército de Liberación Popular— saldrá de la estatua”, escribió una persona con el alias Ning Adong, al compararlo con el caballo de Troya.

“Lo que China quiere decir es: ‘Lo mandamos de vuelta a su casa. No creemos en él’”, dijo el usuario Wu Jia.

Millones de personas murieron en las campañas políticas comunistas después de que se fundara la República Popular en 1949 y después de la hambruna causada por los esfuerzos de colectivizar la agricultura al final de la década de 1950. Sin embargo, el gobierno insiste en que el partido continúa siendo esencial para la estabilidad y prosperidad de China, y pone como ejemplo las décadas recientes de alto crecimiento económico.

El comercio con Europa ha prosperado, un aspecto que aumenta los cuestionamientos sobre cómo deberían lidiar las naciones democráticas con un Estado económicamente poderoso que rechaza la democracia y tiene un pésimo historial de derechos humanos. El año pasado, China se convirtió en el principal socio comercial de Alemania, gracias a un intercambio mercantil de 180.000 millones de dólares, al sobrepasar por primera vez a Estados Unidos.

“Ja, ja, ja, los alemanes tienen que postrarse ante el yuan. Ya no les importa la ideología política cuando el dinero de los chinos ricos llueve a raudales”, comentó en Zhihu.com un usuario identificado como Guo Xiaomeng.

Para Chang Ping, periodista chino que ha vivido como exiliado en Alemania desde 2011, la estatua de Marx representa un reto que la mayoría de los alemanes no puede entender.

“Esto no solo se trata de conmemorar a una figura histórica, sino también sobre cómo lidiar con la ambición del gobierno chino para brillar en el escenario internacional”, dijo Chang en un correo electrónico. “A diferencia de los alemanes, puedo darme cuenta de la horrible mueca detrás de la estatua que se va a erigir en Tréveris, y la amenaza que representa para las culturas políticas civilizadas del mundo”, dijo.

El alcalde de la ciudad, Wolfram Liebe, considera que esas preocupaciones son una exageración. “Se trata de un gesto de amistad y no tiene nada que ver con ideología”, dijo Liebe en una entrevista telefónica en abril, poco después de su regreso de China, donde se reunió con el artista. “Quizá una cierta ingenuidad no está del todo mal si previene la excesiva interpretación (de la obra), para no diseccionarlo siempre en detalle y sospechar de todo”, dijo.

Wu se negó tres veces a dar una entrevista y argumentó que la estatua era un asunto de Estado y no quería interrumpir su flujo creativo. Famoso en China por sus monumentos a figuras históricas y culturales, así como por su larga cabellera y sus pañuelos al cuello, Wu, de 55 años, es director del Museo Nacional de China y tiene un puesto en la Conferencia de Consulta Política Popular China, una organización de asesoría gubernamental.

El artista ya ha creado otras esculturas de Marx, la más notable es la que está acompañado de su colaborador Friedrich Engels, situada en la Oficina Central de Compilación y Traducción del partido en Pekín. En 2011, su coloso de Confucio fue instalado brevemente cerca de la Plaza de Tiananmén en Pekín; posteriormente fue retirado bajo circunstancias que nunca han sido explicadas del todo.

También es conocido internacionalmente por haber ganado el premio Pangolin en 2003 otorgado por la Asociación Real Británica de Escultores, al haber esculpido un busto de la reina Beatrix de los Países Bajos y haber presentado una escultura al Comité Olímpico Internacional.

“Wu vino a Tréveris y dijo: ‘Esta plaza es muy pequeña y amontonada. Karl Marx fue un gran hombre y no podemos ponerlo en una plaza pequeña’”, dijo Liebe.

Para Geremie Barmé, fundador de la Academia Wairarapa para la Nueva Sinología en Nueva Zelanda, la escultura es una expresión del poder del partido.

“Alemania sugirió que la obra representara a Marx en sus primeros años, humano y humanista, como una fuente de cambio para China; no el Marx formal, viejo y heroico que se usa con propósitos partidistas que fue la que se entregó”, Barmé declaró por teléfono.

El mensaje de China es: “Ya que somos los únicos que hemos tenido éxito y hemos adaptado el marxismo al liderazgo del Estado, te vamos a contar de qué se trata”.

Karoline Kan colaboró con la investigación.

Fuente:
https://www.nytimes.com/es/2017/05/25/por-que-mandar-a-alemania-una-estatua-de-marx-los-chinos-tienen-algunas-ideas/?smid=fb-espanol&smtyp=cur


TRIER JOURNAL

Marx's House Is the Mecca of the Chinese Tourist Class 


EXPLORA NYTIMES.COM/ES

domingo, 11 de junio de 2017

Apuestan por las energías renovables y rechazan una ampliación de la actividad de las nucleares hasta los 60 años 125 organizaciones se manifiestan hoy en Madrid por el cierre de las centrales nucleares


 Más de 125 organizaciones sociales, ecologistas y políticas de los estados español y portugués han llamado a participar en la manifestación que se celebra el 10 de junio en Madrid, para reivindicar el cierre de las centrales nucleares. Con la consigna “Cerrar Almaraz y todas las demás. 100% renovables”, el Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) ha convocado esta movilización para pedir al Gobierno que no se renueven las licencias nucleares, “ante el alargamiento previsto de la vida de las centrales sin un debate público oportuno”. Las organizaciones convocantes rechazan la Orden Ministerial “que apuesta por la prolongación de la actividad de las centrales nucleares”. La decisión del gobierno se produce, critican estas fuentes, en pleno proceso de renovación de los permisos de explotación y en el contexto de otras cuestiones todavía pendientes, como el porvenir de la planta nuclear de Garoña, la licencia del cementerio nuclear de Villar de Cañas (Cuenca) y el intento de ampliación del cementerio de residuos radiactivos de El Cabril (Córdoba).




En un principio Endesa, Iberdrola y Gas Natural-Fenosa (empresas propietarias de las plantas nucleares) tenían que renovar la mayoría de las licencias de explotación en 2017 y a lo largo de 2018: Almaraz, antes del ocho de junio; Vandellós, antes del 26 de julio; Cofrentes (20 de marzo de 2018), Ascó I y II (dos de octubre de 2018) y Trillo (17 de noviembre de 2021). Sin embargo, el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital ha decidido ampliar el límite para que las empresas soliciten la renovación de las autorizaciones de explotación. En el caso de Almaraz y Vandellós, el plazo concluye el 31 de marzo de 2019. Según el portavoz de Ecologistes en Acció del País Valencià, Carlos Arribas, “se trata de una medida que responde a los intereses de las empresas y que éstas propusieron en su día; algunas no tienen claro si continuar o no, por ejemplo Iberdrola considera que la central de Garoña no representa hoy un buen negocio”.

Más allá del dédalo administrativo, el manifiesto concluye de manera rotunda: “La energía nuclear es cara, sucia y peligrosa”. Así lo acreditan catástrofes como las de Harrisburg, Chernóbil o Fukushima. En el estado español, “el funcionamiento hasta los 60 años supone un riesgo inaceptable, ya que los accidentes serán más probables en un parque nuclear envejecido”. ¿Qué implicaría un alargamiento de la vida de las plantas nucleares? Según los colectivos ecologistas, un incremento “considerable” de los residuos radiactivos, principalmente los de “alta actividad”; estos “son peligrosos durante centenares de miles de años, y tampoco existe una forma de gestión aceptable”. Otra razón importante es el lucro empresarial: “Continuar con la obtención de beneficios millonarios a través de la factura eléctrica y otras subvenciones costeadas por la ciudadanía”.

El Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) apunta, como ejemplo de los riesgos de catástrofe, el cortocircuito ocurrido el pasado 23 de mayo en las barras de alimentación eléctrica de la central nuclear de Ascó I (Tarragona). El MIA y Ecologistas en Acción denunciaron que los hechos fueron “mucho peores” de lo publicitado por el CSN, que los situó en los niveles más bajos de la escala y sin impacto para la seguridad. Según informaciones de los grupos ecologistas, el cortocircuito hizo que se produjeran fallos en toda la iluminación “normal”, lo que obligó a encender la de emergencia. Además, “fallaron todos los controles de acceso a las zonas restringidas; y durante el fallo de alimentación eléctrica, los trabajadores podrían haber entrado en zonas con alto riesgo de contaminación e irradiación externa”. El portavoz del MIA y de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, alertó de la importancia respecto a la seguridad que tuvo el “incidente”, por lo que “debería ser calificado como “Nivel I”.

La responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace, Raquel Montón, insiste en la amenaza que supone el envejecimiento del parque nuclear. Mientras que la vida útil media de los reactores nucleares a escala mundial es de 29 años, en el estado español la vida útil media es actualmente de 33, y con las actuales licencias de explotación se alcanzarán los 38 años. “Las centrales en España se diseñaron inicialmente para una vida útil de entre 30 y 40 años, ampliar el límite más allá de la vida de diseño incrementa los riesgos para la seguridad”, sostiene la activista en un acto organizado por la Plataforma Tanquem Cofrents en la Universitat de València. Las empresas plantean que la actividad de las centrales nucleares se amplíe hasta los 60 años.

Montón recuerda que el coste del desmantelamiento tienen que cubrirlo, tal como establece la legislación, las empresas propietarias. Según las últimas evaluaciones (julio de 2015), el coste de desmantelamiento y gestión de los residuos radiactivos en España ascendería a 20.200 millones de euros. ¿Existen esos recursos? Un informe de la Comisión Europea de 2016 señala que la financiación disponible no alcanza, en el caso español, siquiera el 30% de la cantidad requerida, lo que implica el menor porcentaje en los países de Europa occidental. En cuanto a posibles alternativas, Greenpeace recuerda que según las cifras de Red Eléctrica de España, en 2015 la energía nuclear representó cerca del 21,7% de la electricidad producida en todo el estado, mientras que el porcentaje de generación renovable aportó el 36,9%. A escala global, también hay datos para cuestionar el futuro halagüeño de las nucleares. Hasta el año 2015 se habían desmantelado 157 plantas nucleares, 95 de ellas en Europa. Además, un tercio de las centrales que actualmente operan en el viejo continente habrán cumplido en 2025 su periodo de vida útil.

Diseñada a finales de los años 60, la central nuclear de Cofrentes (Valencia) logró la autorización para su puesta en marcha en julio de 1984, mientras que el permiso de funcionamiento termina en marzo de 2021. En la conferencia titulada “Cap a una inevitable tancament de les nuclears. Una porta oberta a les renovables” ha participado José Juan Sanchis, de la Plataforma Tanquem Cofrents, integrada por una decena de organizaciones ecologistas, sociales y sindicales. “Esta planta nuclear beneficia a los amos de Iberdrola, y nos perjudica al 99,9% de la población”. La plataforma, que ha presentado mociones en los consistorios del País Valenciano por el cierre de la nuclear, se ha adherido a la manifestación del 10 de junio en Madrid.

Según Iberdrola, la planta de Cofrentes es la que cuenta con mayor potencia eléctrica instalada en el estado español, con 1.092 megavatios (en 2016 produjo el 17% de la energía eléctrica de origen nuclear en el estado español). Los grupos ecologistas alertan de los serios riesgos de la central, ubicada a dos kilómetros de Cofrentes. Recuerdan que la central valenciana contabiliza 25 paradas no programadas y más de cien “incidentes” de seguridad. Además, a finales de 2016 Iberdrola inició los trámites para implantar un almacén de residuos radiactivos en la central de Cofrentes. El almacén proyectado es, a juicio de Tanquem Cofrents, el primer paso del plan que persigue la empresa: la ampliación del periodo de funcionamiento de la central, más allá de su periodo de vida útil.

La Plataforma por un Nuevo Modelo Energético agrupa a más de 400 organizaciones y 3.900 personas en el estado español. Actualmente mantienen la campaña “#UnMillonSesale”. Se trata, explica el activista de la plataforma y miembro de Tanquem Cofrents, Salvador Moncayo, de que un millón de personas abandonen el “oligopolio eléctrico” y contraten el suministro con una cooperativa o empresa que comercialice electricidad de origen renovable. “Estamos ante años cruciales, sostiene Moncayo, y sólo la presión ciudadana podrá impedir que se otorguen más licencias de explotación”. Si así fuera, las centrales nucleares actualmente en funcionamiento cerrarían sus puertas en 2020 y 2021, salvo la planta nuclear de Trillo, cuya licencia expira en 2024. Actualmente, agrega el activista, el negocio de las empresas eléctricas se mantiene “en respiración asistida, por esta razón se afirma que energías como la solar no son rentables; pero se les acaban los argumentos”.

La izquierda a veces tiene razón. Corbyn ha demostrado que es capaz de ofrecer un estilo diferente y de diseñar una estrategia inteligente.

“El Sistema Nacional de Salud (NHS, en sus siglas inglesas) existirá mientras haya alguien que luche por él”, decía Aneurin Bevan, su creador. “Ese tipo soy yo”, repitió durante la campaña electoral el candidato laborista Jeremy Corbyn. Realmente, la frase no la pronunció nunca el propio Bevan, sino que formó parte del guion de una película sobre la vida del formidable ministro británico de los años cuarenta y cincuenta, y se coló como auténtica en el ideario del socialismo inglés.

Sea como sea, representa muy bien lo que ha hecho Corbyn durante su estupenda campaña electoral. Insistir en que la política social solo tiene dos caminos: la vía conservadora, que coloca en el horizonte la eficiencia y confía en que el camino de la desregularización y la privatización conduzca a esa eficacia y haga que el bienestar, digamos, llegue, poco a poco, a todos. Y dos, la vía laborista, que coloca la igualdad en el horizonte y que cree que es imprescindible actuar con políticas públicas que hagan que la economía reaccione y ayude a financiar ese camino hacia la igualdad. Ser el tipo (o la tipa), como decía Corbyn, que cree que la sanidad, la educación y los transportes son materia de políticas públicas y deben ser defendidas como tal, sin descanso y sin dudas.

El modelo laborista, socialdemócrata, lleva bastante tiempo desacreditado en centros de análisis político de toda Europa, incluso discutido dentro de sus propias filas y solo en los últimos años, a la vista de las consecuencias de la crisis del modelo liberal-conservador, vuelve a encontrar defensores decididos. La repentina vitalidad de las propuestas de Corbyn, en el fondo tan elementales, hacen pensar que quizás se ha dado demasiado espacio a la pretendida falta de credibilidad de la socialdemocracia europea, cuando lo que pasaba es que los ciudadanos no la encontraban, enterrada por líderes políticos que aceptaron como dogma un modelo que era solo eso, uno de los modelos posibles. No tenían claro donde estaba el tipo del que hablaba el falso Bevan.

Quizás se ha dado demasiado espacio a la pretendida falta de credibilidad de la socialdemocracia europea

Lo que sí escribió Aneurin Bevan es que los programas políticos deberían empezar así: “Esta es mi verdad. Dígame usted la suya”. Dígame qué pasa exactamente en la educación con sus propuestas; que pasa en la sanidad pública; qué pasa en el empleo… Por supuesto, las verdades de uno mismo deben llevar datos incorporados. El programa económico de Corbyn, por ejemplo, no fue elaborado por un equipo falto de conocimiento y empachado de ilusiones, sino por un Consejo Consultivo Económico, en el que, junto al ministro de Hacienda en la sombra, John McDonnell (un personaje curioso, que hizo todos sus doctorados en cursos nocturnos, porque trabajaba de día), participó también un equipo de economistas prestigiosos, lleno de talento. El manifiesto final, en defensa del fin de la austeridad, fue así respaldado por 130 profesores de universidades británicas y norteamericanas.

Corbyn llegará o no a primer ministro, pero ha demostrado que es un político bastante más fino de lo que le retrataban, capaz de ofrecer un estilo diferente y de diseñar, llegado el momento, una estrategia inteligente. No es el viejo laborismo, como se le reprochaba, porque nada puede ser ya “viejo”. Como escribe el profesor de Oxford Simon Wren-Lewis, Corbyn ha conseguido algo interesante: que el centro acepte que la izquierda tiene a veces razón. La tuvo al negarse a votar a favor de la guerra de Irak (con sus desastrosas consecuencias) y la tiene al reclamar políticas públicas para la educación, la sanidad y otros servicios esenciales. El centro puede haber aprendido en estas elecciones que tiene que convivir con Corbyn y lo que representa y esa sería una noticia excelente para la socialdemocracia europea.

 http://elpais.com/elpais/2017/06/09/opinion/1497030102_572187.html