miércoles, 10 de mayo de 2017

_- Autismo. Los padres son la mejor terapia para tratar el autismo. Por primera vez, una terapia dirigida exclusivamente a formar a los progenitores demuestra mejoras a largo plazo en niños con este trastorno.

_- Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, 21 de cada 10.000 niños que nacen en el mundo lo hacen con trastorno del espectro autista. Y la cifra no deja de aumentar. Este trastorno neurológico se caracteriza por un déficit en la interacción social y en España afecta 1 de cada 100 nacimientos. Pero no todo son malas noticias. Por primera vez un tratamiento ha demostrado ser capaz de mejorar a largo plazo los síntomas y conducta de los niños afectados.

En este nuevo tratamiento, no se usaron fármacos para tratar los niños. Tampoco se les sometió a ninguna terapia. La intención de los investigadores era otra: formar a los padres para que pudieran mejorar las habilidades sociales de sus hijos por ellos mismos.

El estudio, publicado a finales de 2016 por la prestigiosa revista The Lancet, es la investigación más exhaustiva realizada hasta la fecha sobre este trastorno. A pesar de que no supone la curación total, ofrece un potencial enorme para el control de sus síntomas. La intervención consistió en grabar a los niños jugando en presencia de sus padres dos veces al mes durante seis meses. Luego, un especialista revisaba los vídeos con los progenitores y les ofrecía pautas que debían usar cada día durante media hora, concienciándoles sobre la necesidad de reciprocar los gestos y palabras del niño en lugar de juzgar su comportamiento.

El protocolo constaba de seis fases:
1. En primer lugar, los padres crearon espacios de atención compartida con el niño.

2. En una segunda etapa, utilizaron respuestas centradas en el interés del pequeño y evitaron cualquier comentario en forma de demanda.

3. Posteriormente, adaptaron su lenguaje a las competencias lingüísticas del niño para facilitar su comprensión.

4. En una cuarta fase, consolidaron la comprensión verbal del niño usando rimas repetitivas, frases frecuentes y juegos habituales.

5. En la quinta etapa, emplearon pausas o cometieron errores intencionados en su lenguaje para que fuera el niño quien los corrigiera, potenciando así sus funciones comunicativas.

6. En la última fase de consolidación, trabajaron para expandir y enriquecer el vocabulario del niño.

Resultados muy prometedores a largo plazo
Durante los primeros doce meses, los investigadores ya detectaron mejoras, pero la verdadera sorpresa llegó en la visita de seguimiento al cabo de seis años. Mientras que en el grupo control la proporción de niños con autismo severo había aumentado del 50% al 63%, en el grupo de familias que recibieron la formación el porcentaje se redujo del 55% al 46%.

Durante ese tiempo la comunicación tanto con sus padres como con otros niños mejoró significativamente, así como la frecuencia e intensidad de sus conductas. Aunque no es una cura, los resultados son extraordinariamente esperanzadores. Hasta ahora no existían evidencias de que una intervención temprana pudiera ser realmente efectiva a largo plazo. Se trata de sembrar esperanza en un campo donde apenas había ninguna.

Todos los expertos coinciden en señalar que para que este tipo de intervenciones sean efectivas deben iniciarse lo antes posible, ya que durante los primeros años de vida el cerebro del bebé presenta mayor plasticidad neuronal y los síntomas no son tan severos. El problema es que los padres no empiezan a detectar los primeros síntomas de autismo hasta los 12 o 18 meses de vida. Quizás les sorprenda que el niño no haga contacto visual o no reaccione cuando les vea, pero el desconocimiento y la falta de sospecha suelen retrasar el diagnóstico hasta los 4 años de edad.

Sin embargo, un reciente estudio publicado por Nature sugiere que hay evidencias cerebrales incluso antes del primer año de vida. Usando escáneres, los investigadores fueron capaces de predecir el futuro desarrollo del trastorno con un 80% de exactitud. Este novedoso método permitirá empezar la terapia antes del primer año de vida, cuando los síntomas todavía no se han manifestado plenamente, para conseguir mejores resultados.

Tecnología de Google para encontrar el origen del autismo
Aunque se sospecha que varios factores ambientales pueden afectar el desarrollo del feto, en la actualidad las principales vías de investigación se siguen centrando en las causas genéticas.

Un estudio publicado el pasado mes de marzo y que ha contado con la colaboración de Verily, la división de ciencias de la salud de Google, arrojó luz sobre la enorme heterogeneidad del autismo e identificó hasta 18 nuevas variaciones genéticas vinculadas a un mayor riesgo.

De esta manera, se abre la posibilidad de dividir el trastorno en distintas categorías que puedan ser diagnosticadas y tratadas según sus necesidades individuales. La mayoría de estos nuevos genes identificados también son potenciales dianas terapéuticas, lo que significa que podrían diseñarse fármacos que corrigieran dicha alteración.

Todos estos descubrimientos ayudan a explicar una enfermedad demasiado desconocida. Esta falta de información incluso llevó a especular con la posibilidad de que las vacunas provocaran autismo, a pesar de que un estudio de 2015 realizado en más de 95.000 niños concluyó que no era así. La controversia la inició una investigación publicada en 1998 que finalmente resultó un fraude: la revista retiró el estudio y su autor fue expulsado del Colegio de Médicos Británico.

Nuevas terapias biológicas
Uno los tratamientos más prometedores, que se está estudiando como apoyo a la terapia conductual de los padres, es el trasplante fecal, ya que las últimas evidencias científicas sugieren la existencia de una relación entre la flora intestinal y el autismo. En un un pequeño estudio publicado este mismo año en la revista Microbiome se logró reducir en un 25 por ciento los síntomas sociales reemplazando las bacterias intestinales de niños con autismo por bacterias de personas sanas.

Esta teoría se apoya en varias investigaciones previas donde se descubrió que los niños con autismo tienen menor variedad microbiana en su sistema gastrointestinal, quizás provocada por el uso masivo de antibióticos durante sus primeros años de vida.

Estas nuevas aproximaciones terapéuticas refuerzan tanto la importancia de la microbiota intestinal como el papel de los padres en el manejo de este trastorno, y permiten soñar a pacientes y familiares con un futuro más esperanzador.

Pau Navarro, especialista en inteligencia social y autor de la web Habilidad Social, portal on line especializado en habilidades sociales en lengua española y cuenta con más de 300.000 visitantes mensuales. Su misión es fomentar el desarrollo de las habilidades comunicativas mediante recursos avalados científicamente. Está dirigido por Pau Navarro, postgraduado en inteligencia emocional y experto en psicología social.

http://elpais.com/elpais/2017/05/09/mamas_papas/1494307198_602006.html

Cómo saber si mi hijo tiene autismo

martes, 9 de mayo de 2017

Desfile del Día de la Victoria en Rusia. Cada 9 de mayo se conmemora el aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial.

Rusia celebra el 72 aniversario de la derrota de la Alemania nazi con reuniones ceremoniales, discursos, conferencias, recepciones y fuegos artificiales.

Vladimir Putin después de su discurso en el Día de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú, Rusia.

Alexei Marchenkov, un veterano ruso de 94 años que combatió en la Segunda Guerra Mundia, posa para una foto en la PLaza Roja.

Un niño lleva unas flores antes de la celebración por el 72º aniversario tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Un niño lleva unas flores antes de la celebración por el 72º aniversario tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
KIRILL KUDRYAVTSEV AFP. El Pais.

_--El brindis de Rembrandt por la victoria del Ejército Rojo. La búsqueda, el hallazgo y la recuperación de los cuadros de la galería de Dresde por parte del ejército soviético en la II G. M.

Resultado de imagen de Brindis de Rembrandt

_--Mikel Hernández
Mundo Obrero

Cuando la amenaza del fascismo se cierne de nuevo sobre los pueblos europeos, la conmemoración de su derrota el 9 de mayo de 1945 es un ejercicio de memoria y una hermosa lección para toda la humanidad.

La ciudad alemana de Dresde atestigua en el siglo XVIII la construcción de un edificio de estilo barroco al que dan en llamar el Zwinger. Destinado inicialmente a servir de invernadero y de marco fastuoso para los grandes festejos y celebraciones de la realeza sajona, es completado en el siglo XIX con nuevas construcciones que servirán para albergar la colección de pintura que los príncipes de Sajonia irían adquiriendo en el transcurso de los años. Una importante pinacoteca con obras de los grandes maestros de la pintura europea como Tiziano, Rubens, Rembrandt, Velázquez, Rafael… se encontrará entre los fondos de la Galería llegado el siglo XX.Resultado de imagen de La Madonna Sixtina. Pintada por Rafael

A mediados del mes de febrero de 1945, en el curso de la II Guerra Mundial, sin ninguna necesidad de orden estratégico que lo justificara, 1500 aparatos de la aviación anglo-americana, en sucesivas oleadas, primero con bombas de demolición y posteriormente con fósforo vivo, redujeron Dresde a cenizas. Sorprende la sistemática saña con la que se llevó a cabo la operación sin ser la ciudad un centro de industrias bélicas ni de comunicaciones de importancia. La zona este, la parte nueva, en la que se asentaban algunos cuarteles y algunas fábricas, fue curiosamente la menos dañada. La parte oeste o zona antigua, la que concentraba la arquitectura histórica, separada de la anterior por la cinta del río, fue la más afectada. Iglesias, teatros, monumentos, lo que había dado a Dresde el sobrenombre de la “Florencia del Elba”, desaparecía junto a decenas de miles de habitantes, 300.000 personas, según algunos cálculos.

Meses después, la mañana del 8 de mayo de 1945, mientras las tropas del primer Frente [1] ucraniano al mando del mariscal soviético Iván Stepanovich Konev penetraban en Dresde a través de sus restos calcinados, en Karlshort, localidad al sureste de Berlín, se ultimaban los preparativos de la sala donde al filo de la media noche tendría lugar la firma del acta de rendición incondicional de Alemania. Minutos antes, anticipando la celebración a la rúbrica capituladora, soldados del Ejército Rojo, desde el Báltico hasta los Alpes austriacos, iluminarían el cielo con millones de balas trazadoras, simbolizando el triunfo de la luz sobre las tinieblas, el fin de la negra y oscura noche del fascismo.

Aunque la guerra estaba tocando a su fin, algunas de las unidades que habían accedido a Dresde esa mañana y con los motores aún calientes de los tanques, viraban hacia el sur en dirección a Praga, donde los últimos reductos de resistencia del general de la Werchmacht Ferdinand Schörner se negaban a capitular, con la esperanza de ganar tiempo y hacerlo ante los norteamericanos; y en la misma Dresde aún esperaba su desenlace un importante acontecimiento, la localización del patrimonio artístico desaparecido de la Galería. ¿Dónde se encontraba ahora, qué había sido de ese valiosísimo legado?

RAFAEL - Madonna Sixtina (Gemäldegalerie Alter Meister, Dresden, 1513-14. Óleo sobre lienzo, 265 x 196 cm).jpg


La Madona Sixtina pintada por Rafael.

“No voy a atribuirme ninguna iniciativa especial en las búsquedas de la Galería de Dresde –dice Iván S. Konev en sus Memorias [2] - pero cuanta atención pude dedicar a este asunto… se la presté. El pintor Leonid Naumovich Rabínovich, teniente al mando de la brigada de recuperación, al cual le subordiné para las pesquisas un comando especial y le agregué personas experimentadas de los organismos de información que pudieran serle útiles, empeñó energía e ingenio, desenmarañando la madeja y ensanchando el campo de sus investigaciones…”

Rabínovich, con el sobrenombre de Leonid Volinski y bajo el título Siete días [3] , nos ofrece no solo el relato detallado y preciso de aquella búsqueda, destacando los valores y las cualidades morales de aquellos sencillos combatientes, en un declarado homenaje a los soldados y oficiales del batallón que devolvieron a la cultura el tesoro pictórico de Dresde, sino también ilustrados comentarios sobre las obras halladas y sus autores, desplegando gran amplitud de conocimientos histórico-artísticos, gran respeto por la herencia cultural del pasado y un profundo humanismo.

Cuando aquella soleada mañana del 8 de mayo de 1945 la brigada accedió por vez primera a la explanada del Zwinger , no encontró más que un montón de ruinas calcinadas. Nada se había salvado de aquella bella edificación pese a que, “con su perfil tan característico –dice Volinski- no podía ofrecer duda a quienes estaban sentados junto a los visores de bombardeo de las fortalezas volantes”.

El 24 de enero de 1945 -nos pone en antecedentes nuestro autor- después del inicio de la gran ofensiva de invierno del Ejército Soviético, los museos de Dresde habían aparecido con el letrero de Cerrado y los funcionarios habían sido alejados; por la noche, destacamentos de las Waffen-SS acordonaban los barrios aledaños y llegaban grandes camiones. Confusamente se hablaba de la "Operación M', dislocación secreta de los valores culturales, cuyo propósito final quedaba a la espera del desarrollo ulterior de los acontecimientos militares. Tal vez el gran “portazo” si las cosas se ponían excesivamente feas, como había anunciado el Ministro Goebbles; o un desenlace con tintes apocalípticos a tono con el anunciado por Mutschmann, el Gauleiter [4] de Sajonia: “los rusos encontrarán aquí la muerte, el hambre y las ratas”.

Las primeras indagaciones para la búsqueda y localización de los cuadros –nos narra Volinski-, conducen al grupo a la Academia de las Artes de Dresde, en lo alto de una colina sobre la ciudad. En la oquedad tapiada y minada con explosivos de sus sótanos y dentro de un escritorio de oficina repleto de fichas de archivo, oculto en el fondo de uno de sus cajones, hallan el dibujo a mano con el trazo de una serie de puntos acompañados de sus correspondientes iniciales. “Sobrepuesto al mapa de campaña, la larga y sinuosa cinta negra representada en el dibujo parecía asemejarse al curso del río y los puntos destacados con iniciales, lugares de localización”, relata.

Siguiendo el “mapa mudo” y a 32 km al sur de Dresde, dan con el primer escondite: la hendidura rocosa de una antigua cantera abandonada y el hallazgo de más de doscientos cuadros, algunos dentro de un vagón de ferrocarril de mercancías y otros tirados a lo largo de las paredes pétreas del socavón. De entre ellos, Autorretrato con Saskia de Rembrandt, “donde la joven esposa sentada sobre las rodillas del pintor, vueltos sus rostros felices hacia nosotros –quiere interpretar Volinski- desde el fondo de los siglos alzan su copa para saludar la victoria de la luz sobre las tinieblas"; El rapto de Ganímedes (Rembrandt); La Venus dormida (Giorgione); Inés arrodillada (José Ribera); Diana volviendo de la caza (Rubens) y numerosos cuadros de los conocidos como holandeses menores, contemporáneos de Rembrandt, pintados sobre madera, "deteriorados por la humedad en este sepulcro de piedra", se lamenta nuestro héroe.

Envuelta en un cajón de madera adherido a las paredes del vagón hallaron también la considerada como la joya de la Galería de Dresde, La Madonna Sixtina . Pintada por Rafael en el siglo XVI, había presidido el altar mayor de la capilla del monasterio benedictino de San Sixto en Piacenza (Italia) durante más de doscientos años hasta que en 1754 fue vendida a la Galería para paliar la penuria de los monjes.

Al relato de su hallazgo y de la admiración artística que causa en los presentes, se suma el comentario de Volinski sobre la singularidad de la obra, comentario que cobra significación al calor del momento histórico que se está viviendo de derrota del fascismo: “De todas las madonnas pintadas por Rafael solo dos nos miran directamente, y no tienen su mirada ensimismada hacia el niño…como si el autor la estuviera invitando a echar una ojeada al vasto mundo. La mirada de La Madonna Sixtina está saturada de confianza en el porvenir…, dirigida a todos y cada uno…, confianza que constituye el secreto de su imperecedero encanto”.

En días posteriores, la búsqueda, siguiendo el recorrido de los puntos señalados en el “mapa mudo”, les conducirá a los “escondites” de diversos lugares de la región de Dresde con condiciones de almacenamiento igual de dañinas y perjudiciales para la conservación de los cuadros que en la primera localización y con un acceso en algunos casos minado con explosivos: el desván caldeado y sofocante de las torres del castillo de Weesenstein cercano a la localidad de Pirna; la fría y oscura casamata de la fortaleza de Königstein; el galpón de madera de una granja abandonada en la aldea de Barnitz; el castillo semiderruido de la localidad de Döbeln; una antigua cantera de cal, cercana a la localidad de Marienberg, sobre cuyas paredes chorreantes de agua o tirados por el suelo se hallaban montones y montones de cuadros…

En estos nuevos escondites se encontraron cuadros, muchos de ellos deteriorados, como el retrato de Juan Mateos , Intendente de caza del rey, pintado por Velázquez; también de Velázquez un retrato del Conde Olivares, distinto del que se halla en el Museo del Prado de Madrid; lienzos de Giuseppe María Crespi, Guido Reni, Aníbal Carracci, Carlo Dolci, Luca Giordano, Rubens, Jan Vermeer, El cristo de la moneda de Tiziano; obras de pintores al pastel como el alemán Anton Rafael Mengs, el francés Maurice Quentin de La Tour, también las pinturas al pastel de una de las primeras mujeres artistas, la veneciana Rosalba Carriera o el suizo Jean-Etienne Liotard y su célebre cuadro La Chocolatera, una obra muy querida de la Galería; La Bethsabé de Rubens, obras de Van Dyck, de Hans Holbein, de Antonio Alleri llamado el Correggio, y un largo etcétera.

Además de Rabínovich, tuvo especial protagonismo en la recuperación de la Galería la especialista en arte Natalia Ivanovna Sokolova [5]. Descrita por el mariscal Konev como una mujer enérgica, esta especialista en restauración de cuadros se incorporó al equipo de búsqueda y posteriormente, junto con el resto de especialistas en restauración, acompañaría el convoy de 28 vagones que por vía férrea transportarían 1240 obras a Moscú, donde durante diez años se sometieron a un trabajo de restauración. Tras la conclusión de esta tarea, se organizó en la capital soviética una exposición de despedida y en 1955 fueron entregados a la República Democrática Alemana. Nombrada ciudadana de honor de la ciudad de Dresde, acudía todos los años a visitar la Galería. La tarea de Sokolova fue siempre la lucha incesante a favor de la cultura y el arte al servicio de la paz.

Similar consideración le merecía a Volinski-Rabínovich el papel del arte y la cultura, cuando al rememorar en su relato el momento del primer hallazgo, declaró: “Nunca he percibido con mayor fuerza y claridad el valor universal del arte como factor aglutinante de la humanidad en un solo todo como en aquella hora, cuando con las linternas en la mano, nos inclinábamos sobre los cuadros en el sombrío y lóbrego sótano”.

Cuando la amenaza del fascismo se cierne de nuevo sobre los pueblos europeos, la conmemoración de su derrota el 9 de mayo de 1945 es un ejercicio de memoria y una hermosa lección para toda la humanidad.

Notas:
1. Frente es un tipo de agrupación militar compuesto por un grupo de Ejércitos, constituido cada uno a su vez por cuerpos de ejército y estos a su vez por divisiones, etc.
2. El año 45, Mariscal Iván S. Konev. Editorial Progreso. Moscú
3. Siete días, Leonid Volinski. Editorial Arte y Literatura. Ciudad de La Habana, 1989
4. Jefe de zona en el Partido Nazi.
5. http://goo.gl/p0pcEx

Fuente: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=7010

El octavo presidente de la V República es un producto sin análogos en Francia. ¿Qué supone para el país?

Rafael Poch de Feliu
La Vanguardia

Es una ironía que fuera precisamente François Bayrou, alcalde de Pau y el político centrista de Francia por excelencia, quien definiera a Emmanuel Macron como, "el intento de grandes intereses, financieros y otros, que ya no se contentan solo con tener el poder económico". Fue hace ocho meses, y entre tanto Bayrou se ha convertido en uno de los principales aliados de Macron.

El octavo presidente de la V República que los franceses elegirán hoy en las elecciones más extrañas que ha conocido el país, es un producto nuevo, sin análogos, precisamente porque es un producto. Nunca un presidente había sido vendido a los franceses, "como quien vende un paquete de detergente", dice el filósofo Michel Onfray. ¿Qué supone y anuncia para el país esta novedad? ¿Hay margen para la duda y la sorpresa?

"No hay que insultar al futuro", dice el veterano ex ministro socialista Jean-Pierre Chevènement a propósito de Macron, 39 años, que será el más joven presidente de la historia de Francia.

"Como ningún otro, Macron encarna esa tendencia a exaltar la juventud, esa pasión de lo nuevo por lo nuevo, ese espíritu de menearse que forma la estructura de una economía en el seno de la cual la moda no tiene más que una finalidad: hacer pasar de moda (a otras cosas) para comprar (lo nuevo)", dice el publicista Luc Ferry, ex ministro de juventud y educación de gobiernos conservadores.

El nonagenario sociólogo Edgar Morin, una de las voces más venerables de Francia, recoge esa misma idea: "Macron", dice, "simboliza la renovación y la revitalización más allá de un sistema carcomido".

Morin reconoce que los fundamentos del macronismo son frágiles: "el mito de Europa es débil,  el de la mundialización feliz es igual a cero, y la euforia del transhumanismo solo está presente entre los tecnócratas". Lo ideal sería que el futuro presidente, "cuestionara los marcos clásicos en los que parece situarse naturalmente: la subordinación de la política a la economía, la reducción de la economía a la escuela neoliberal, el tumor del poder del dinero". Hay que reconocer, dice, que de momento Macron, "no ha propuesto nada parecido a una nueva vía económica, social y política". Sin embargo, nunca hay que insultar al futuro y Morin concede a Macron lo que se llama el beneficio de la duda.

"No es imposible que si es Presidente, aparezca un neo-Macron", dice. Al fin y al cabo, "Juan Carlos fue arropado por Franco para que reinara como franquista, y al revés, en cuanto tuvo el poder realizó la democracia. Gorbachov, puro producto del estalinismo, se convirtió en el destructor del sistema del que salió. ¿Qué saldrá del Presidente Macron?", se pregunta el sociólogo.

Soñar es legítimo, responde enfrentado a ese beneficio de la duda el inclasificable historiador-antropólogo Emmanuel Todd, uno de los pensadores más desconcertantes y que va más de por libre en Francia.

"Se puede soñar, pero cuando Macron habla de cosas concretas, de economía y tal, habla como un manual". Hasta ahora Francia tuvo presidentes que venían del mundo político. Los dos últimos, Sarkozy y Hollande, envolvían sus propósitos en ciertos subterfugios. Con Macron llega un hombre que procede directamente de la cocina de las elites financieras. "Con él vamos a elegir al representante de Berlín, no al Presidente de la República", dice Todd. La diferencia de Macron es, "que es el primero que lo dice": Sarkozy hizo lo mismo, pero decía que la culpa era de los árabes, Hollande llegó diciendo, "soy un hombre de izquierdas", "mi enemigo es la finanza", "cambiaré las cosas con Alemania". "Macron es el primero que dice: no haré nada, vais a aceptar vuestra sumisión oficialmente, o cerráis el pico o tendréis el horror del lepenismo".

Más que dudas, en Todd hay un puro pesimismo. "Lo más probable", dice, "es que con Macron tengamos una acentuación de lo que se ha hecho con Manuel Valls, lo que creará tensiones y violencia".

Muy centrado en la demografía y en la antropología histórica regional, Todd avanza dos claves para lo que llama el "conformismo macronista". Primera: entre 1992 (Maastricht) y 2015, la edad media en Francia ha aumentado entre 5 y 6 años. "A los viejos se les dice: si queréis mantener vuestras pensiones hay que mantener el euro". "No es que sean más conservadores, es que les han secuestrado", dice. Segunda: en la actual sociedad la gente con estudios superiores forma una "oligarquía de masas" que se cuece en su propia salsa y se cree superior. "Es la gente que apoyaba a los Clinton en Estados Unidos, los universitarios partidarios del remain en el Reino Unido y los jongleurs que oscilan entre izquierda y derecha en Francia. "Esta gente con estudios superiores representaba el 12%, ahora son el 25%. Todo eso sumado, arroja una base para el conformismo macronista que se ha desarrollado enormemente mientras la situación general de los de abajo se ha deteriorado notablemente".

"Se habla mucho de Le Pen, pero lo que realmente me preocupa es la radicalización de la Francia de los de arriba: quieren gobernar a pelo, dicen, "vais a tener que obedecer y ya está". "El problema de Francia es la radicalización de los poderosos", insiste, citando el libro del americano Christopher Lasch (The Revolt of the Elites and the Betrayal of Democracy), según el cual las clases privilegiadas nunca han estado tan aisladas de su entorno.

Guerrillero con Che Guevara, prisionero en Bolivia y consejero de François Mitterrand, el filósofo Régis Debray ve en el fenómeno Macron el triunfo de la americanización en Francia.

"La República a la francesa ha desaparecido bajo la democracia a la anglosajona", dice. "El homo economicus ha sustituido en el mando al homo politicus como en Estados Unidos con vía express del capital hacia el Capitolio. Hemos importado las primarias, la pareja presidencial, se aclama por su nombre a la First Lady, la vida pública se privatiza y viceversa, la imagen suplanta a lo escrito y el show de un telepredicador en éxtasis enardece, con los brazos en cruz, a los fans en trance". Toda esa importación, "tiene que más que ver con las revoluciones tecnológicas que con los remolinos políticos de Francia", dice el filósofo.

Para Todd lo que hace al sistema francés menos estable que el alemán, español, etc., es el hecho de que en Francia todavía haya bastantes jóvenes. "En España, Italia, y Portugal, la política que se aplica es desfavorable a los jóvenes, pero hay pocos, mientras que en Francia es igualmente desfavorable y continuamos fabricando jóvenes". Las turbulencias que augura para Francia se deducen de su demografía. Todd ve en Alemania el problema central, y, a diferencia de Debray, ve en el mundo anglo-americano más bien un aliado contra aquella.

Una vez que Francia se metió en el euro, invento mixto pero de diseño y sentido alemán, "se acabó", dice. "Ahora son los alemanes los que mandan y lo que piensen los franceses no tiene mucha importancia". Macrón es la servidumbre hacia esa realidad.

Según Todd, los alemanes "tienen una racionalidad limitada". "Hay una inteligencia de gestión de la economía a corto y medio plazo; han tomado el control de la Europa del Este, recuperan la mano de obra cualificada del sur y han logrado unos excedentes comerciales enormes, resuelven problemas técnicos: no producen suficientes hijos y hacen venir emigrantes… Todo eso es extraordinario, pero no saben pararse. Estoy convencido de que la lógica alemana de destrucción de las economías italiana, española y portuguesa, no ha sido accidental", explica.

La economía francesa, "está atrapada en la trampa del euro". La moneda única no puede funcionar en un país que tiene una tasa de fecundidad de dos hijos por mujer. Con Hollande hemos tenido un aumento del paro del 25% y esto va a continuar", augura. Lo que se perfila para Francia es, "estagnación política, descomposición, violencia difusa y una cierta salida de la historia", dice: "Los acontecimientos importantes para la ruptura del sistema ocurren fuera de Francia".

Los objetivos que Alemania se plantea hoy superan a su potencia y capacidad. "No creo que los americanos toleren la emergencia de un nuevo sistema alemán tan potente como el suyo". "A corto plazo vamos a tener un enfrentamiento entre el bloque continental alemán e Inglaterra a propósito del brexit. Los antieuropeístas franceses de izquierda están paralizados por su antiamericanismo, porque hasta que no lleguemos a tomar partido entre Berlín y Washington, no resolveremos gran cosa: para salir del euro necesitamos la ayuda del dólar".

Fuente:
http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2017/05/07/preguntas-presidente-atipico-82111/

La carrera hacia el Elíseo. "Quince años nos contemplan"

Rafael Poch
La Vanguardia

A diferencia de la final del 2002, la clasificación del Frente Nacional para la presidencial ya no es seísmo en Francia

“Franceses, quince años nos contemplan”, podría decir hoy Napoleón bajo la pirámide del Louvre. Fue hace quince años, el 21 de abril del 2002, cuando el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen se clasificó por primera vez para una final de las presidenciales francesas. Le Pen, padre de la actual candidata del mismo partido ultraderechista, obtuvo entonces el 16,8% de los votos. Fue un seísmo político con crujir de dientes y general rasgadura de vestimentas.

La gente salió a la calle embargada por una mezcla de vergüenza nacional e indignación: era increí­ble que la ultraderecha se hubiera clasificado contra Jacques Chirac para la final. Aquella misma noche hubo manifestaciones espontáneas en todo el país; 2.000 personas en Rennes, 10.000 en Estrasburgo y Lyon, al día siguiente, banderas y pancartas en las calles de Toulouse, manifestaciones “contra el fascismo” en Marsella y para “parar a Le Pen” en París. Tres días después 2.000 bachilleres se manifestaban en Toulon, 3.000 en Cannes. Los diarios dedicaban sus portadas y las procesiones laborales del Primero de Mayo estuvieron marcadas por el evento. Nadie se lo esperaba. La movilización general del frente republicano, la unión sagrada contra el Frente Nacional, resultó en una aplastante victoria del candidato conservador, Jacques Chirac: elegido por el 82,2 % del voto contra el 17,7 % de Le Pen.

Quince años después, la situación es mucho más grave: Marine Le Pen se ha clasificado con el 21,3 % del voto. La única sorpresa es que no ha sido la primera clasificada (como auguraban todos los sondeos), sino la segunda. Le Pen será derrotada el 7 de mayo no por los 60 puntos de ventaja de Chirac, sino por unos 20 puntos, indican los sondeos. A los franceses ese avance ya no les sorprende.

Muchos electores de la derecha, alrededor de un 20% de los votantes de François Fillon, se abstendrán en la segunda vuelta del 7 de mayo. Alrededor del 50% votarán por el otro finalista, Emmanuel Macron. Otros de la izquierda tampoco votarán, o lo harán en blanco. Algunos de la derecha, alrededor del 30% de los fillonistas, votarán incluso por Le Pen. El voto de la izquierda melenchonista a Le Pen será nulo o insignificante. Algunos de ellos votarán a Macron, aunque sea tapándose la nariz. Pero lo verdaderamente grave no es este cambio de actitudes, sino la ausencia de un diagnóstico realista sobre el enredo que rodea a estas elecciones y que se proyecta hacia el futuro.

En París, Bruselas, Berlín y Madrid, legiones de comentaristas miopes respiran con el candidato liberal­ europeísta Macron, el caballo blanco que encarna, en palabras del portavoz de Jean­Claude Juncker, “la alternativa a la destrucción de Europa”. Tras las elecciones en Austria, Holanda y lo que se espera en Francia, “se ha roto la ola populista de derechas”, dice un diario alemán. Se ignora que en los tres países la ultraderecha no sólo ha obtenido más votos que nunca, pese a no ganar, sino que en muchos casos, en Holanda y Austria, los partidos “europeístas” han integrado parte de sus ideas.

La Unión Europea sigue con el “más de lo mismo”. En su última cumbre de Roma se propuso convertirse en un puntal social, pero no sólo no va a tocar asuntos fundamentales como el salario mínimo o la protección del empleo, sino que su único avance propuesto es establecer el permiso de paternidad para los padres en un mínimo de cuatro meses.

No hay diagnóstico. El necio mira al dedo en lugar de a la luna hacia la que se apunta. Y hay luna llena.

No es la extrema derecha ni el populismo los que se están cargando la UE, sino la actual política socioeconómica. Los políticos tranquilizadores del “más de lo mismo” son el problema que causa esta enfermedad degenerativa. Tener que elegir entre el candidato de las finanzas y la sembradora de odio es el enredo francés que estas elecciones proyectan hacia el futuro. “Quince años nos contemplan”, diría Napoleón bajo la pirámide del Louvre.

Fuente:
http://www.lavanguardia.com/edicion-impresa/20170426/422050514865/quince-anos-nos-contemplan.html

Copyright y derechos de autor.

David García Aristegui CTXT Para sorpresa de propios y extraños, Estados Unidos y la Unión Soviética compartieron, hasta muy avanzado el siglo XX, políticas proteccionistas que autorizaban la libre traducción y circulación de textos extranjeros Copyright advertisement from the New York Clipper, 1906. COLUMBIA COPYRIGHT OFFICE El poeta y ensayista alemán Heinrich Heine nos alertó hace ya algunos años de que “ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos”. En el 2011, mientras asistíamos sorprendidos al nacimiento de lo que se conoció como 15-M y a la detención, unas semanas después, de Teddy Bautista, una noticia de gran importancia para la cultura nos pasó desapercibida. Ese mismo año en China se quemaron públicamente más de cinco millones de libros, CD y DVD pirateados: en ciudades como Pekín, Tianjin, Shanxi, Jiangsu, Cantón y Sichuan se organizaron grandes hogueras como eventos preparatorios de la celebración del Día Mundial de la Propiedad Intelectual, que se conmemora mundialmente el 26 de abril. ¿Comunismo y piratería son, entonces, antagónicos? Empecemos por el principio. EEUU, el primer pirata mundial En 1790 se aprobó en Estados Unidos la Copyright Act, una ley por la que cualquier libro editado en el extranjero se consideraba automáticamente bajo dominio público. Todos los libros de autores ingleses, de gran éxito por entonces en EEUU, podían publicarse sin restricciones y sin necesidad de pagar derechos de autor. Se generó así un escenario de una competencia feroz, en el que barcos cargados con las planchas de imprenta de grandes éxitos ingleses navegaban a toda velocidad para llegar los primeros a la Costa Este. Esta competencia editorial llegó a recrudecerse hasta el extremo de provocar los incendios de algunos almacenes editoriales. Sólo algunos editores decidieron remunerar, siquiera simbólicamente, a los autores de más éxito. Adrian Johns relata en su monumental Piratería (Akal, 2013) que Charles Dickens o Walter Scott se contaron entre los pocos escritores que merecieron esta consideración. En 1842 Dickens llegó a realizar una gira por EEUU, junto a Washington Irving y otros autores locales, para demandar la aprobación de leyes internacionales sobre copyright. Esta solicitud fue ignorada en el contexto poco propicio a la internacionalización del copyright en EEUU, y valió a Dickens y al resto de sus compañeros duras críticas por parte de la prensa norteamericana de la época. No fue hasta finales del XIX cuando EEUU decidió tener algún tipo de gesto institucional con los autores extranjeros. Sólo entonces se produjo ese debate público sobre el reconocimiento o no de la protección de sus obras que le hubiese gustado impulsar a Dickens unas décadas antes. Las posturas de los economistas con intereses en la industria editorial, sumadas a las presiones de los editores, más las de los potentes e influyentes sindicatos de tipógrafos, hicieron que en EEUU la nueva ley conocida como International Copyright Act de 1891 siguiera teniendo un carácter proteccionista. Los requerimientos para que un autor extranjero obtuviera la protección a través copyright eran en realidad prácticamente imposibles de conseguir. Años después, cuando EEUU empezó a contar con más autores de éxito propios y su industria creció, fue modificando su postura, firmando distintos acuerdos y tratados internacionales hasta incorporarse al Convenio de Berna en la tardía fecha de 1989. Los derechos de autor en la URSS ¿Se abolió la propiedad intelectual después de que se asaltara el Palacio de Invierno? Aunque pueda parecer paradójico para quienes hacen lecturas superficiales sobre los derechos de autor, la respuesta es NO. En el Primer Congreso de la III Internacional de 1919, Lenin expuso de este modo sus ideas sobre la libertad de prensa y el mundo editorial: “A fin de conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores, para los obreros y los campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar a escritores, comprar las editoriales y sobornar a la prensa, y para ello es necesario derrocar el yugo del capital, derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia […] no habrá obstáculo para que cada trabajador (o grupo de trabajadores, sea cual fuere su número) posea y ejerza el derecho igual de utilizar las imprentas y el papel que pertenecerán a la sociedad”. En la URSS, las formas de propiedad intelectual revolucionarias no fueron tan distintas a las de otros Estados no socialistas. Los autores disfrutaban del derecho exclusivo de decidir cómo publicar y distribuir sus trabajos (aunque con la prohibición expresa de transferir todos los derechos a un editor) y recibían derechos de autor en un régimen de propiedad intelectual más flexible y menos mercantilizado. Se contemplaban numerosas excepciones, como el permiso para la publicación de las obras en revistas académicas, la posibilidad de realizar obras derivadas y la autorización automática a realizar traducciones a los distintos idiomas oficiales. La URSS siguió los pasos de EEUU en todo lo relacionado con la propiedad intelectual: primero consideró como de dominio público las obras de todos los autores extranjeros, para ir paulatinamente cerrando acuerdos internacionales a partir de los años 70, siempre en función de sus intereses comerciales. Eso sí, con notables excepciones: está contrastado que Lillian Hellman, John Steinbeck, Upton Sinclair, Waldo Frank, John Cheever, John Updike o Art Buchwald sí que recibieron derechos de autor de editoriales soviéticas, aprovechando viajes a la Unión Soviética o contactos con personas residentes en ese país. En China continuaron con esa misma visión funcional e instrumental de la propiedad intelectual y la ley específica no se promulgó hasta 1990, siendo además muy recientes los acuerdos en lo referente al reconocimiento de los derechos de autor de creadores extranjeros. ¿Llega el comunismo cultural del capitalismo? Las críticas a la propiedad intelectual no provienen, en su origen, de funcionarios soviéticos, forofos del materialismo dialéctico u oscuros intelectuales marxistas: surgen en realidad de los campus de EEUU, donde se hizo una particular recepción del posestructuralismo francés, la French Theory, una mezcla explosiva de las ideas de autores como Foucault, Derrida, Barthes, Deleuze, Baudrillard, Lacan, Kristeva… La muerte del autor se convirtió entonces en un lugar común y punto de partida obligatorio desde donde analizar cualquier conflicto relacionado con la propiedad intelectual. En el inicio de la posmodernidad, las críticas a la propiedad intelectual dejaron de ser económicas (como los debates sobre proteccionismo en EEUU, URSS o China al hilo del copyright de los autores extranjeros) para pasar a ser de corte filosófico, realizadas por académicos que, paradójicamente, vivían de su actividad como docentes y, además, percibían derechos de autor por sus obras. Dos liberales estadounidenses, el abogado y académico Lawrence Lessig y el programador Richard Stallman –ajenos por tanto a las industrias culturales–, sentaron las bases a finales del siglo XX del primer movimiento social relacionado con la propiedad intelectual: el movimiento a favor de la cultura libre. En la segunda parte de este artículo veremos cómo los protagonistas ya no serán los Estados, sino grandes corporaciones que suelen operar en paraísos fiscales. Estas empresas consideran todos los productos culturales en una suerte de dominio público digital, siempre que esto responda a sus intereses comerciales. La cultura libre y la ideología californiana proveen el trasfondo filosófico y político a este expolio. 

lunes, 8 de mayo de 2017

Algunas notas acerca del pensamiento de Adolfo Sánchez Vázquez. Revaloración marxista de la moral en la filosofía de la praxis

Alberto Quiñónez

Los problemas propios de la ética fueron una preocupación constante en el pensamiento de Adolfo Sánchez Vázquez, desde obras relativamente tempranas hasta las últimas que publicara en vida. Tres son los libros en que Sánchez Vázquez desarrolla con suficiente énfasis sus puntos de vista acerca de la ética y la moral: Ética (1969), Entre la realidad y la utopía (1999), Ética y política (2007). Esto no agota que en sus más de treinta publicaciones restantes no aborde, con mayor o menor extensión y profundidad, algunos tópicos propios de la reflexión ética. Casos concretos lo representan algunas secciones de los libros Filosofía de la praxis (1967), Del socialismo científico al socialismo utópico (1975), Escritos de política y filosofía (1987), El valor del socialismo (2000), entre otros.

¿Pero de dónde surge la preocupación de Sánchez Vázquez por la moral y la ética? Para responder a esta pregunta cabe recordar que la corriente predominante en el marxismo, después de la III Internacional, tenía de fondo una concepción teleológica de la historia. Tanto el materialismo dialéctico como el materialismo histórico eran subsumidos, respectivamente, por una metafísica de corte materialista y por una teleología historicista que hacían del ser humano y de la historia simples objetos de conocimiento, para cuyo tratamiento era válido un conjunto de reglas propias de las ciencias positivas. La historia, de hecho, presentaba leyes equiparables a las que rigen en las ciencias físicas, siendo su dinámica incluso predecible: las leyes de la historia explicaban y predecían la ineluctable caída del capitalismo.

Con esto, el marxismo quedaba preso en la cárcel hegeliana de la teleología y el determinismo, lo que significaba, para el ser humano, el vaciamiento moral de sus acciones concretas. Si las leyes de la historia explicaban el paso de un modo de producción a otro como el resultado inmediato de la contradicción entre fuerzas productivas y relaciones sociales de producción, y si por tanto ello derivaría en la caída del capitalismo, el cual además sufría de crisis ingénitas y recurrentes de las que no podía escapar, si –repetimos- todas estas condiciones impersonales se daban de forma forzosa, por leyes que operaban más allá del hacer concreto de los seres humanos, las acciones de estos no importaban ni aportaban al sentido general de la historia.

La infravaloración de la intencionalidad moral ha sido uno de los grandes obstáculos de los movimientos emancipatorios, conduciendo a muchos de estos al fracaso. Si no existe un compromiso radicado en la moralidad de los seres humanos que conforman un proyecto político, difícilmente éste puede hacerle frente a los embates del enemigo de “clase” que, como el mismo Sánchez Vázquez reconoce, está hoy en día configurado por diversos polos de ejercicio de la dominación y no sólo por la burguesía o los poseedores de medios de producción. Sólo un convencimiento y una acción congruente con él, puede hacer de la lucha de clases un proceso verdaderamente emancipatorio, manteniendo el equilibrio entre la efectividad de la acción política y los principios o valores de los sujetos.

En efecto, es en el campo de la moral donde se debate un elemento fundamental de la praxis: la motivación conducente hacia un fin y no sólo la ideación del fin como tal. Ya Marx sostenía que uno de los elementos diferenciadores del ser humano era el carácter proyectivo de su conciencia, su capacidad de proyectar y de fundamentar sus acciones sobre una base racional. La conciencia sería el plano donde se establece la motivación y es el punto de partida de cualquier actividad práctica. No obstante, la motivación misma es configurada alrededor de la valoración de aquello que el sujeto considera bueno o malo. Una praxis auténtica es aquella que asume como propia y moralmente justificada, la finalidad a la que conduce sus acciones.

Marx señala: “Una araña ejecuta operaciones que semejan a las manipulaciones del tejedor, y la construcción de los panales de las abejas podría avergonzar por su perfección a más, de un maestro de obras. Pero, hay algo en que el peor maestro de obras aventaja, desde luego, a la mejor abeja, y es el hecho de que, antes de ejecutar la construcción, la proyecta en su cerebro. Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que tenía ya existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cambiar de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que, al mismo tiempo, realiza en ella su fin…”1.

Como ya se dijo, a este ámbito de la proyectividad le acompaña de forma indisoluble la valoración moral y es en dicho terreno donde se encuentra el momento decisorio y diferencial entre una praxis conservadora y una praxis orientada a la transformación del mundo. Es pues la potencia moral del ser humano, su capacidad de establecer gradientes morales (lo bueno y lo malo), y su capacidad ética, su reflexión y valoración de tales gradientes, lo que permitiría aproximarse a unos fines determinados vinculados a la emancipación humana, es decir, ejecutar una praxis que sea efectiva en el logro de los fines, en la medida en que el logro de estos supone una realización de valores que plenifica con su significación la conciencia de los sujetos.

Todo esto ocurre en la historia, es decir, en medio de condiciones históricas dadas y de sujetos sociales concretos y no en un plano abstracto y universal, de entidades y conciencias puras. Si la historia está sujeta a un desenvolvimiento dialéctico, también lo está la moral; ésta tiene pues un carácter dialéctico, que remite a las contradicciones entre materialidad y conciencia, y un carácter histórico, por lo que la moral no posee una referencia fija a principios siempre vigentes, sino que se encuentra en función de las necesidades vitales del ser humano, mismas que son materiales pero también espirituales, no necesariamente religiosas sino relativas a un ámbito de comunión de las instancias diferenciables pero no identificables de sujetos distintos, de un yo y un otro.

La moral, pues, se encuentra estrechamente vinculada a la praxis en un sentido general en la medida en que el solo acontecer práctico, sin mediación moral que sirva de justificación y principio de asunción, es decir, sin que en dicho acontecer haya una realización volitiva del sujeto, tal acontecer adquiere un carácter inauténtico, porque su ejecución tiene a la base una heteronomía, una determinación exógena, o una autonomía falsa, porque no está necesariamente inscrito en el horizonte moral del individuo. La autenticidad de la práctica, que la define propiamente como praxis, contiene esa congruencia moral por la que la práctica posee un carácter autónomo, no impuesto, sino libremente asumido y, en cuanto tal, asentado sobre la estructura y la dinámica identitarias de los seres humanos.

Hay también que mencionar que para Sánchez Vázquez, un tema impostergable, haciendo eco de lo que ha señalado Diana Fuentes2, es la reflexión acerca de la moral, la ética y la praxis, vinculada a las programáticas políticas de las izquierdas. En este sentido, la intención de Sánchez Vázquez, fiel a su ideario político, es fortalecer la práctica de sectores claramente definidos: aquellos que asumen como propia la tarea de cambiar la realidad de forma radical. La moral de la que entonces hablará Sánchez Vázquez es cada vez menos parecida a una moral abstracta y universalizable, sino más bien que encuentra como destinatario e interlocutor a un sujeto específico del espectro social del mundo actual: las mayorías excluidas y sojuzgadas por el sistema mundial de dominación.

La praxis emancipatoria se fundamenta sobre el discernimiento moral de que la liberación de las mayorías explotadas, marginadas, excluidas, es algo bueno y, por ende, algo deseable. En el ámbito de la objetividad, esta praxis encuentra fundamento en las condiciones históricas en que puede concretarse un proyecto político que permita a las mayorías liberarse paulatinamente del yugo del capitalismo, el racismo, la discriminación etaria y de género, entre otras. Pero, en el ámbito de la subjetividad, la praxis emancipatoria tiene su fundamento en la asunción del individuo –y del colectivo- de nuevos valores, nuevas prácticas, nuevas formas de concebir e interpretar la realidad y al ser humano mismo, es decir, se fundamenta en elementos eminentemente axiológicos, en una ética cuyo eje sea el ser humano.

Ahora bien, al hablar de nuevos valores y de nuevas prácticas, el discernimiento ético descriptivo es insuficiente, a pesar de ser indispensable, para fundamentar el camino de una praxis emancipatoria. En este sentido, la descripción ética debe dar paso, necesariamente, a una ética prescriptiva que establezca un marco de valores mínimos que deben ser asumidos y promovidos por los movimientos que se plantean la transformación radical del mundo. Tal marco de valores, no obstante, no debe entenderse como un catálogo abstracto de principios inamovibles en el decurso histórico, sino más bien todo lo contrario: un marco de valores cuyo origen es la realidad histórica concreta en la que el sujeto se desarrolla y ante la cual debe responder de una forma más o menos determinada.

La importancia de una ética prescriptiva es mucho más visible cuando se tiene en cuenta que hacer política implica toda una serie de procesos en los que intervienen diferentes actores sociales, incluso aquellos que forman parte del enemigo de clase o que no necesariamente concuerdan con la necesidad de cambiar la realidad, procesos en los que debe negociarse, en los que deben establecerse tácticas para alcanzar determinados objetivos, en los que debe existir cierto grado de pragmatismo, sin que éste, claro está, subsuma o reemplace la autenticidad y radicalidad de los proyectos de liberación. Igualmente, el asedio de la ideología de la dominación, que ciertamente es multidimensional y diversa, implica el riesgo perenne de la alienación del sujeto revolucionario y la tergiversación de su proyecto.

Muchos movimientos emancipatorios, en efecto, han entrado en crisis precisamente porque han asumido valores y prácticas propias de una moral excluyente. Un claro ejemplo es, actualmente, el viraje de las otrora fuerzas anticapitalistas hacia una agenda de carácter neoliberal, que ha sido más visible en el caso de los partidos políticos. Además de esta inoculación neoliberal en las agendas políticas de la izquierda, ha sido manifiesta la generalización de la corrupción, el nepotismo y el compadrazgo, que no expresan sino el alejamiento de las instituciones y movimientos de izquierda de los valores democráticos y humanistas. La crítica filosófica debe negar el marco axiológico de la dominación de clases, mientras hace de la dignidad humana el punto de partida ineludible de un proyecto político verdaderamente emancipatorio.

De esta manera, hay en la filosofía de la praxis o, más precisamente, en el marxismo entendido como una filosofía de la praxis transformadora del mundo, una revaloración y redimensionamiento de la moral, siendo ésta considerada como una instancia fundamental para la efectualización de procesos sostenibles y radicales, especialmente en el plano político donde tal radicalismo –que no significa ni dogmatismo ni izquierdismo en el sentido que lo entiende Lenin-, se vuelve necesario para abanderar reivindicaciones verdaderamente revolucionarias, por un lado, y para hacer un verdadero trabajo de contrahegemonía, por otro. De esta forma, la filosofía de la praxis, el marxismo crítico, establece el binomio entre ética y política como uno de los polos sobre los que se estructuraría todo intento auténtico de transformación social.

No se ha tratado aquí de agotar una de las vetas más prometedoras del pensamiento de Adolfo Sánchez Vázquez, pues ello requiere profundizar en varios de los elementos que aquí sólo han quedado señalados. Sin embargo, consideramos importante señalar una hoja de ruta que permita ir profundizando, paulatinamente, en los aportes de Sánchez Vázquez al campo de la ética y la filosofía política y, en la medida de las posibilidades, hacer uso de sus planteamientos para interpretar y, más importante aún, transformar la realidad de opresión que circunda a los países latinoamericanos. A diferencia de lo que Hegel concluía, la filosofía tiene mucho que decir; pero la batalla principal contra el sistema no se dará en el campo teorético sino en el de la praxis.

Bibliografía
Sánchez Vázquez, A. De Marx al marxismo en América Latina. Editorial Ítaca. 2012.
Sánchez Vázquez, A. Del socialismo científico al socialismo utópico. Editorial Era. México D. F., 1981.
Sánchez Vázquez, A. Entre la realidad y la utopía: ensayos sobre política, moral y socialismo. FCE. 1999.
Sánchez Vázquez, A. Ética. Crítica. Barcelona, 1978.
Sánchez Vázquez, A. Ética y política. FCE-UNAM. México D. F., 2007.
Sánchez Vázquez, A. La filosofía de la praxis. Siglo XXI editores. México D. F., 2003.

Notas:
1.  Marx, K. El capital. Tomo I. FCE. México, D. F. 1964. Págs. 130 – 131. Subrayados del autor.
2.  Fuentes, D. Intervención en el conversatorio “Los caminos de la praxis y el discurso crítico: Sánchez Vázquez y Echeverría”. Seminario Permanente Pensamiento Crítico Latinoamericano Bolívar Echeverría. CIESPAL. México, D. F. Noviembre, 2016.

Alberto Quiñónez es miembro del Colectivo de Estudios de Pensamiento Crítico (CEPC).

¿Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular?

Unas notas de réplica a Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa (Primera parte)

José Luis Martín Ramos

1. Hace un año, en una conferencia en el CESEDEN de promoción de hecho del libro que iba a publicar, Payne anunciaba la próxima publicación de un trabajo de Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa, en el que según él se demostraba el fraude generalizado de las elecciones de 1936 y la evidencia de la ilegitimidad de un gobierno, el del Frente Popular, y de la República que tras todo ello había dejado de ser democrática; y apostillaba, la sublevación del 18 de julio no se había producido, por tanto, contra la democracia. Hasta ahora el estudio de Javier Tusell había establecido la línea principal de interpretación de aquellas elecciones, que consideró aceptables en las condiciones de la época y de las que se había producido un triunfo democrático innegable del Frente Popular; una línea de interpretación muy incómoda para la derecha – historiográfica y política -, que en el fondo nunca se ha sacado de encima el discurso de la ilegitimidad de la República del Frente Popular, discurso justificador antes y después de la sublevación.

Por fin tenemos el estudio de Álvarez Tardío y Roberto Villa y ¿qué demuestra? Antes que nada la ratificación de la condena que ya conocemos de la revolución democrática iniciada el 14 de abril y de la República que de ella salió. Y su identificación con la crítica política de la derecha antirrepublicana de la época – sobre todo la que representaron la CEDA y su líder Gil Robles – convertida por Álvarez Tardio y Roberto Villa (en adelante ATV) en verdad historiográfica. No les reprocho que tengan una posición ideológica propia, incluso que tengan sus afinidades políticas – aunque no estoy seguro de que ellos si me reprocharían a mí – sino de que la concreción de su trabajo historiográfico esté tan sobrecargado de argumentaciones falaces, escamoteo de datos, interpretaciones insidiosas, juicios de intención y finalmente un burdo juego de prestidigitación a punto de caer en un discurso más propio de Cantinflas: no si no, nosotros no decimos, pero decimos, pero no compartimos, pero oiga le damos la razón…

Como me comprometí a rectificar públicamente la interpretación que de aquella victoria del Frente Popular hice en el libro publicado hace un año por Pasado y Presente, creo que estoy obligado a puntualizar algunas de las tesis y divagaciones principales del libro de Álvarez Tardío y Villa, y manifestar porque no creo que haya de corregir lo que yo escribí. Empezando por su capítulo primero en el que en una síntesis, más que apretada simple, de la Segunda República se nos presenta una imagen edulcorada de la CEDA, donde se dice predominaba el sector más moderado – ya se vio en el éxito que las propuestas de Giménez Fernández tuvieron en el seno de su partido – y de su líder Gil Robles. Edulcoración que se manifiesta en esa presentación de la propuesta de reforma constitucional cedista tan inocente: “Anhelaban un sistema político más favorable para los católicos, querían un modelo corporativo para las relaciones laborales, hablaban de reforzar el poder ejecutivo frente a la inestabilidad y la parálisis parlamentaria y eran radicalmente antimarxistas y enemigos de la visión liberal clásica de la primacía indiscutible de los derechos individuales. Pero no eran partidarios de un régimen político que anulara las libertades de expresión, reunión y manifestación; y ni siquiera querían suprimir el Parlamento” (pág. 17) La apostilla final ilumina el sentido de esa versión. Lo disfracen o no con generalidades, la CEDA – y ya no digamos su inevitable aliado en el vuelco político que pretendían, Renovación Española – pretendían la sustitución del parlamentarismo democrático por un régimen autoritario, similar al Estado Novo de Salazar, en el que el Parlamento pasaría a ser un poder subordinado, las libertades individuales discutidas y los derechos de expresión y manifestación discriminados de acuerdo con el contenido de las correspondientes expresiones y manifestaciones. En la línea también de lo que venía desarrollando Dollfus en Austria. Y ATV se cuidan muy mucho, por cierto, de recordar las confesiones del propio Gil Robles sobre las simpatías/identidades monárquicas de los afiliados de la CEDA, de las que él no se excluía.

Ese era desde el primer momento el objetivo de Gil Robles y la razón por la que Alcalá Zamora no accedió a darle los definitivos puestos de mando del gobierno fue porque no compartía el calado de esa reforma constitucional, para cuya consecución Gil Robles había diseñado un plan progresivo que iba desde la entrada en el gobierno en minoría, el control de espacios institucionales fundamentales en una expectativa de cambio –el Ejército-, la implementación de un programa de Obras Públicas y de reconsideración de la reforma agraria – en la que había no solo la propuesta moderada de Giménez Fernández, sino la inmoderada Ley de arrendamientos rústicos – y otras mejoras materiales para culminar, cuando fuera posible, en el acceso a la jefatura del gobierno y en cualquier caso en el agotamiento de la legislatura para dar tiempo a capitalizar en beneficio de la CEDA toda esa política supuestamente regeneracionista. Alcalá Zamora no le negó la presidencia del gobierno por capricho personal, sino por antagonismo político fundamental.

No solo distorsionan el objetivo estratégico de la CEDA. ATV escamotean el contexto europeo, como si España no solo fuera diferente sino una isla ajena a lo que estaba sucediendo al Norte de los Pirineos y al Este de Mallorca; un contexto europeo que explican muchos comportamientos políticos españoles de la época, consecuencia directa de él o de la percepción que de él se tuviera. Escamotean la cuestión militar. Resulta escandaloso como se esconden los importantes cambios de Gil Robles dando el mando a significados militares enfrentados por una u otra razón con la República, conspiradores intermitentes algunos de ellos antes de 1936 y luego a partir de marzo de 1936 organizadores conscientes de una sublevación para la que asumen – si no desean, algunos – el riesgo de la guerra civil: Fanjul, Franco, Goded… Ya veremos más adelante la cuestión de las presiones militares en el invierno de 1936. Y escamotean el conflicto social; no existe para ellos más conflicto social en la República que el católico. De manera que el comportamiento de la izquierda obrera no es ninguna manifestación de conflicto social sino de la suma de ambición de poder de sus dirigentes y de la barbarie de sus bases; el movimiento obrero queda reducido a la condición de manifestación del pueblo incivilizado: intimida, violenta, se queja sin razón o exagerando las razones…  El conflicto queda encorsetado en el conflicto partidario y la política reducida a su dimensión más negativa de lucha por el poder, segregada de su dimensión social. Desde esa perspectiva, para ellos la polarización del 36 fue resultado de los acontecimientos del 34 y sobre todo del hecho de que las izquierdas no lo condenaran. La insistencia en la no condena es obsesiva; pero no solo eso es una insistencia que sugiere que un nuevo octubre era, en el fondo, el plan oculto de la izquierda obrera, afirmación que no puede documentarse de ninguna manera simplemente porque no existió el plan ni la documentación que lo atestigüe (a menos que demos crédito a los documentos del “mito de la Cruzada”, del supuesto complot para convertir a España en un satélite de la URSS y otras sandeces por el estilo).

Las derechas no tienen, para ellos, arte ni parte en esa polarización. Octubre del 34 solo existe como insurrección, no existe como represión. ATV menosprecian la represión, que no se limitó al sofocamiento del levantamiento de Asturias – cruento, de brutalidad desproporcionada de cuya planificación militar fue responsable un Franco al que siempre se le exonera de sus veleidades antidemocráticas; se extendió en forma de despidos masivos de trabajadores en razón no de su acción sino de su carnet, de desahucios de campesinos arrendatarios (más de 2.000 desahucios de rabasaires en Cataluña, tirando por lo bajo), de detenciones y proceso arbitrarios como el de Azaña, de sustitución masiva de ayuntamientos electos por gestoras y por gestoras claramente partidarias, de imposición indecente y políticamente afrentosa de Pich y Pon al frente de la Generalitat intervenida. Su menosprecio llega al extremo de burlarse de la reivindicación de la amnistía que consideran injustificada porque, dicen ellos, no afectaba a 30.000 detenidos como sostenían las organizaciones obreras sino “solo” a 8.000, cifra que deducen pero no documentan.

2. Dando por buena la interpretación de Gil Robles -de que la disolución anticipada de las Cortes y la convocatoria de elecciones fue el principio de la catástrofe que habría de desembocar en la guerra civil- ATV se aplican a la tarea de desacreditar todo lo que puedan el proceso electoral y poner en interrogantes su resultado. El ejercicio proporciona conclusiones que no están en proporción, se levantan demasiadas piras contra tan pocas herejías. Da la sensación final de que los autores hayan estado buscando un asesinato – el que invocaba Payne, el que han invocado los medios de la derecha de hoy que han jaleado su libro – que no han conseguido encontrar; ante lo cual, sin poder cumplir aquel primer objetivo lo reducen a la sospecha de un homicidio, quien sabe si imprudente incluso. En su epílogo pretenden no “animar ningún debate sobre la legitimidad del Gobierno del Frente popular o de la República como Régimen”; pero ese debate es el que dan por sentado Payne y los comentaristas de la derecha y de hecho ellos mismos permanentemente en el libro, por más que pretendan lo contrario.

Sostienen que “nuestro estudio supone un vuelco respecto de lo que ahora sabemos” (pág. 518). ¿Dónde está el vuelco? De entrada en que “Hasta ahora la mayoría de historiadores habían proporcionado una imagen de normalidad de la jornada del día 16 que resulta bastante engañosa si no se explica la intervención de la fuerza pública. Esta se funda en el hecho cierto de que la campaña electoral había sido muy violenta, hasta el punto de registrarse un número de agresiones, muertos y heridos sin precedente en ninguna otra convocatoria electoral” aunque luego añaden, no sin dejar de contradecirse con la boca pequeña – recurso constante – que “La violencia no fue tan generalizada como para obstaculizar decisivamente el proceso electoral, pero sí fue una manifestación contundente de la radicalización política” (pág. 520). Para ese viaje no era necesario alforjas; Tusell ya lo había escrito: que se produjeron incidentes, pero que nunca excedieron de los términos del conflicto del momento, ni tuvieron trascendencia significativa en el resultado. De pasada – otro recurso habitual - ATV colocan de matute una de las suyas: no hubo incidente porque hubo despliegue policía…que si no, seguro que la plebe bárbara los hubiera producido. Porque hubo disuasión previa ante la voluntad de intimidación de las izquierdas; una voluntad de intimidación que se afirma en las exposiciones descriptivas como un factor constante de interferencia en el proceso electoral, en el escrutinio y en la proclamación final y definitiva de los diputados; por más que en textos de conclusiones se reconoce sin trascendencia, excepto determinadas situaciones locales. Lo dicho un estilo de tirar la piedra y esconder la mano.

¿Campaña violenta sin parangón anterior? Para empezar el parangón se limita al período republicano y en un ejercicio flagrante de mala práctica historiográfica se elude considerar la incidencia de la violencia en los procesos electorales desde el restablecimiento del sufragio masculino universal en 1890 (no su instauración, ésta se había producido en 1868). Y en ese período republicano la comparación se hace en exclusiva con las elecciones de 1933, convertidas en referencia fundamental de limpieza electoral y, sobre todo, de resultados (los de 1933 tendrían que avalar o desacreditar los de 1936 en caso de conflicto) lo que es, cuando menos, una barbaridad estadística (tendré que repetirlo más adelante). Pues bien, en el capítulo 6, “Católicos y anarquistas. La violencia electoral” – un mejunje curioso – después de decirnos que “en la España de la Segunda República la violencia política tuvo un papel relevante”, como si no hubiera existido antes y, sobre todo, como si solo entonces hubiera sido relevante, se compara la campaña de 1933 en la que se habrían producido 27 muertos y 58 heridos graves, con la de 1936 en la que las cifras serían 41 muertos, de las que 9 ellos mismos reconocen que su condición de violencia política es dudosa, y 80 heridos graves y aprovechan, una vez más, para aludir a la intervención salvadora de la policía gracias a la cual solo se dio esa cifra abultada de heridos y no una más abultada de muertos (¿?); más adelante se nos dirá que las fuerzas de orden causaron 8 de los 41 muertos, frente a 6 causadas por derechistas, 8 por elementos del Frente Popular y 4 anarquistas (ellos asignan 6 víctimas a la acción de desconocidos que presuponen que sean en un caso de derechas y en 5 de izquierdas y suman las 5 acciones de los anarquistas al conjunto de la violencia política de la campaña, lo que es absolutamente impropio).

Dejemos fuera del comentario esa constante exoneración de los comportamientos policiales, que va contra la absoluta evidencia, y centremos en la manipulación estadística que se ha hecho para establecer una violencia política “sin parangón”; algo, la manipulación estadística, que ya practicaron en su estudio sobre la violencia anticlerical entre febrero y junio de 1936, aunque en aquel las trampas eran constatables (desglose de episodios en acciones, con lo que las cifras se multiplicaban) por que se daba el detalle, cosa que en esta ocasión no se hace. Aun así, queda en evidencia la manipulación. Para empezar la de los tiempo: la duración de las dos campañas fue diferente, la de 1933 fue de 40 días, la de 1936 de 47. Si hacemos la correlación, imprescindible, entre tiempo de campaña y víctimas mortales, y solo consideramos las que en efecto ellos consideran como indudablemente fruto de la violencia política, el coeficiente resultante es de hecho el mismo: el 0,675 en 1933 y el 0,680 en 1936. ¿Dónde está el salto sin parangón? En la morbosa imaginación de Álvarez Tardío y Villa. La cifra en la que si hay una diferencia sustancial es la de los heridos, pero si no se nos da el detalle de las circunstancias en las que se producen es imposible de interpretar, más allá del juicio de intención; quizás solo se pueda suponer que en 1936 los incidentes de grupo fueron más tumultuosos en 1936 que en 1933, pero eso no es en sí mismo un indicativo del nivel de violencia, sino del de movilización. Y en esto último podemos estar de acuerdo, en la campaña de 1936 hubo una mayor movilización; lo que no es malo, sino bueno desde una perspectiva democrática.

La imagen de la violencia política electoral – porque ese, electoral, es el título del capítulo – se completa con un cuadro de “Actos de violencia política”, a la manera del cuadro de la anticlerical ya citado, pero sin poder saber si hay o no desagregación de acciones de un solo incidente y que es a todas luces de una muy grosera confección. El total suma 487 “actos”, incluyendo en ellos 25 que corresponden a detenciones gubernamentales – lo cual sería muy discutible como “violencia política electoral”, o en todo caso tendría que discriminarse caso por caso – y en la que se mezclan razones políticas con razones sociales, que nada tendrían que ver, forzosamente, con la violencia electoral. Hay dos filas definidas inadecuadamente: la de “detenciones policiales con violencia (motivos socio-políticos) que suman 19 actos y “atentados políticos o socio-laborales”, 70; en ninguno de los dos casos se tenían que haber hecho semejante suma de motivos políticos, sociales y laborales en un cuadro que pretende establecer la violencia política y, además, la violencia política en campaña electoral. Esa incorporación de actos sociales o laborales ponen más que en entredicho que fueran violencia política electoral las acciones atribuidas a los anarquistas (4 muertos de una lista de 41; de los que los propios autores reconocen que 9 son por causas dudosas, que solo concretan en dos casos en los que no hay ninguna participación anarquista). ¿Tendríamos que restar también esas 4 víctimas del cómputo de la “violencia política electoral”? En la cuestiones de la violencia hay que ir con mucho más cuidado en la conceptualización y la interpretación.

Su cuadro, resumen gráfico de lo que plantean, es extravagante, incorrecto; con un resultado final desacreditado, porque se construye a partir de actos y no de episodios, porque que se mezclan en el la competencia partidaria electoral y la acción gubernamental y, sobre todo, por esa impresentable mezcla de motivos, por otra parte muy reveladora del pensamiento de los autores. El vuelco en lo conocido no resulta ni tan siquiera una ligera modificación. Pero aunque se esconda la mano que tiró la piedra, y se nos enseñe la otra – libre de pecado – la piedra ha sido tirada: la campaña que llevó al Frente Popular al poder estuvo precedida de una violencia sin parangón. Falso.

José Luis Martín Ramos (Barcelona 1948) es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona, especializado en la historia del movimiento obrero.

 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=226004
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=226271

P.D.: Un intento más de justificar lo injustificable, el levantamiento armado contra la legalidad republicana y los asesinatos de todos aquellos que siguieron fieles a la República, durante la contienda y los 40 años de cruel dictadura, 

domingo, 7 de mayo de 2017

¡Cierto! Los portugueses se gastan el dinero en vino. Es el mayor consumidor de caldos del mundo con 54 litros por persona al año.

A falta de cifras sobre mujeres, las que acaba de publicar la Organización Internacional de la Viña y el Vino confirman la mitad de las palabras del famoso presidente del Eurogrupo: sí, los portugueses se gastan el dinero en vino, ¡Dios mío!. Los portugueses son los mayores consumidores del mundo con 54 litros por persona y año, más del doble que los compatriotas del presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem: 24,5 litros, solo uno menos que los españoles.

El consumo de vino en Portugal no tiene rival con ningún otro país, pues el segundo en el escalafón, Francia, es de casi tres litros menos por cabeza (51,8) y a distancia abismal de Italia, el tercero, con sus 41,5 litros por persona, y Suecia (41 litros). Curiosamente, como se ve, no hay una segmentación radical entre países del norte y del sur, ni del este al oeste, pues China fue el país que más aumentó su consumo el pasado año (6,9%) seguida de Italia y de Estados Unidos. Lejos de tópicos y prejuicios, el factor determinante es si un país tiene o no viñas en su territorio.

Pero puesto a brindar, parece que Holanda ha tenido más razones con el paso del tiempo, pues hace 20 años solo consumía 17 litros por persona y año frente a los actuales 24,5, mientras que el consumo entre portugueses y españoles ha menguado en este tiempo: 68 y 46 litros respectivamente, bastante menos que el consumo actual.

En los últimos años, ha aumentado la calidad de los vinos portugueses y también el rendimiento que saca a su exportación. Compite en calidad, ya que en cantidad no puede. Es el undécimo del mundo en producción, pero el noveno en la venta de caldos al exterior. El precio medio de venta es el doble que el de España, primer exportador, ya que éste país vende mucho a granel y, por tanto, a bajo precio.

Los Oporto, el vino de Madeira (con el que brindaron los padres de la patria norteamericana), el vino verde y los vinos del Duero son sus señas de identidad. En 2014, Wine Spectator eligió como mejor vino del mundo a un oporto, el Dow’s Vintage de 2011, salido de las viñas de la familia Symington.

También el tercero era portugués, pero del Douro, un Chryseia 2011. Con estas tentaciones así, quien no cae en vicios.
OIV:

http://www.oiv.int/es/actualidad-de-la-oiv/rueda-de-prensanbspcoyuntura-vitivinicola-mundial-evoluciones-y-tendencias

http://elpais.com/elpais/2017/04/25/opinion/1493127892_915512.html

La debilidad del Estado Español ante la Iglesia católica


José Aguza Rincón

Un año más comienza la campaña de la declaración de hacienda en la que una gran parte de la ciudadanía deberá cumplir con la obligación de informar sobre sus bienes y patrimonios y digo una gran parte porque no toda cumple con tan importante deber. Amplios sectores relacionados con “el estado eclesial” se encuentran exentos de dicha obligación, aunque eso sí, para reclamar parte de lo que otros declaran y abonan, sí que lo hacen.

Como cada año, la Iglesia realiza sus campañas publicitarias pidiendo a los ciudadanos que marquen la casilla de la Iglesia para recibir de éstos a través del Estado un buen pellizco de sus impuestos. Sin embargo en los últimos años no tienen bastante con reclamar dicha casilla, sino que también solicitan marcar los dos apartados, el de la Iglesia y el de Fines Sociales… o sea recibir por todas partes. ¡Es inaudita la falta de moral y de ética de quienes predican la austeridad que se conviertan en individuos avariciosos y codiciosos, totalmente alejados de lo que su propia religión predica!.

Para empezar los católicos deberían escuchar las palabras de su propio pastor, el papa Francisco, cuando dice “El dinero corrompe, no hay escapatoria. Enferma el pensamiento y la fe y la hace andar por otros caminos. De ahí nacen las envidias y los conflictos que consideran la religión como una fuente de lucro”.

Por otra parte Mateo, el que fuera recaudador de impuestos, reconvertido en apóstol y evangelista (aunque existan fuentes que cuestionen esta última apreciación), ya lo decía en sus Evangelios VI.19 “No queráis amontonar tesoros para vosotros en la tierra…” y VI,24 “Ninguno puede servir a dos señores … No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

La ignorancia es la madre de infinitos males y el pueblo español sigue siendo un pueblo ignorante y desconocedor de su historia, así como de los orígenes de algunos asuntos como el que nos incumbe. La sociedad actual vive una situación de parálisis intelectual permanente, aún a pesar de los modernos medios de comunicación con que cuenta.

En el siglo XVIII la Revolución Francesa terminaría con el poder de la monarquía y de la Iglesia, dando paso a una etapa de progreso, basándose en fundamentos como el pragmatismo, el empirismo y el racionalismo y de la que España poco ha aprendido.

El origen de estos “derechos” no corresponden a tiempos inmemoriales de la Iglesia, sino a épocas muy recientes y de acuerdos de la monarquía española con la curia, allá por el siglo XIX, concretamente a la década moderada (1844-1854) de la reina Isabel II, que a través de su ministro de Gobernación Pedro José Pidal, sería el responsable de firmar en 1851 el primer Concordato con la Santa Sede.

Con posterioridad a dicho acuerdo, los únicos Concordatos firmados correspondieron a gobiernos fascistas como el rubricado por Benito Mussolini, primer ministro del rey Víctor Manuel de Italia, en los Pactos de Letrán el 11 de febrero de 1929 con el cardenal Pietro Gasparri en nombre de Pío XI y más tarde el Reichskonkordat firmado el 20 de julio de 1933 por el de en aquel tiempo presidente alemán Paul von Hindenburg a través del vicecanciller Franz von Papen y el cardenal Eugenio Pacelli (más tarde llamado Papa Pío XII) en nombre del entonces Papa Pío XI.

Los artífices de regularizar las relaciones político-religiosas del Estado con la Iglesia, fueron inicialmente el propio Franz von Papen y el sacerdote católico político de derechas Ludwig Kaas, que previamente habían apoyado la Ley Habilitante que otorgaba plenos poderes al líder nazi Adolfo Hitler.

Y el último acuerdo recuperado en España en los años cincuenta y que sigue en vigor con las modificaciones de 1976 y 1979, vuelve a ser el Concordato entre el Estado Español y la Santa Sede, inicialmente firmado en época de la Dictadura de Franco en la Ciudad del Vaticano el 27 de agosto de 1953 por el entonces ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín Artajo y su sucesor el embajador de España en la Santa Sede Fernando María Castiella y Maíz con el Secretario de Estado representante de la Iglesia Domenico Tardini.

Franco en la indispensabilidad de reconocimiento de su régimen nacionalcatolicista, buscaba incesantemente apoyos de miembros de la iglesia para perpetuar sus fines y en esa necesidad se dirige al Papa Pío XI con un tono de humildad y sumisión que más bien parece una carta humillante y rastrera, recordándole el centenario del primer Concordato español con la Santa Sede y solicitándole “lo antes posible la celebración de un Concordato según la tradición católica de la nación española… Y asegurarán una pacífica y fecunda colaboración entre la Iglesia y el Estado en España … Seguro de su comprensión y benevolencia postrado ante su Santidad, besa humildemente su sandalia el más sumiso de vuestros hijos”.

Así surgió de nuevo en España este indignante acuerdo, que a pesar de haber sido ratificado por la Constitución de 1978, habría que cuestionarse seriamente dicha constitucionalidad, dado que amparado por dicha norma, nadie ha presentado recurso contra el fondo del mismo ante el Tribunal Constitucional u organismos superiores como el de la Haya.

El Concordato español de 1953 reconocía que el Estado español se comprometía a sufragar los gastos de la actividades de la Iglesia y otorgarle privilegios legales, políticos, económicos y fiscales, a cambio de la potestad de Franco (además de pasear en todos los actos religiosos bajo palio) para nombrar obispos y el apoyo de ésta a su autárquico régimen para facilitar su reconocimiento internacional.

Entre los privilegios recibidos por la Iglesia estaban las exenciones fiscales, subvenciones para el mantenimiento de su patrimonio, restauración y construcción de nuevos edificios, el derecho a fundar estaciones de radio y publicaciones de libros, prensa y revistas, censura de material cultural (libros, prensa, radio, cine, música, etc.), matrimonios canónigos obligatorios para todos los católicos, monopolio en la enseñanza de la religión en las instituciones educativas tanto públicas como privadas o la exención del servicio militar para el clero, lo que dejaba muy clara la confesionalidad católica del Estado.

Tras la muerte del Dictador, este acuerdo fue sustancialmente modificado por otro firmado en Ciudad del Vaticano el 28 de julio de 1976 por el entonces Ministro de Asuntos Exteriores, el propagandista católico Marcelino Oreja Aguirre y el Perfecto del Consejo para Asuntos de la Iglesia, el cardenal Giovanni Villot.

Con posterioridad se volvería a rectificar, firmando cuatro acuerdos entre España y la Santa Sede el 3 de enero de 1979, con total secretismo y alevosía cinco días después de la entrada en vigor de la Constitución del día 28 de diciembre de 1978 y publicándose en el BOE número 300 de 15 de diciembre de 1979 (páginas 28781-28784).

El acuerdo, como decía, negociado en secreto y paralelamente a la discusión de los textos de la Constitución y de la redacción del polémico artículo 16 que garantizaba la libertad religiosa y de culto, sería ratificado por el rey Juan Carlos, tras la firma de nuevo de Marcelino Oreja y del cardenal Villot.

Dichos acuerdos eran referentes a asuntos jurídicos, culturales y de enseñanza, asuntos económicos y de asistencia religiosa, además de multitud de disposiciones de difícil digestión democrática, como podrían ser las relacionadas con la conservación de patrimonio e inmatriculaciones, financiación de fondos públicos, actividades doctrinales y comerciales o régimen de exención de impuestos, lo que podríamos considerar como un paraíso fiscal legalizado.

El Estado con dicho acuerdo se sigue comprometiendo a colaborar con la Iglesia en la consecución de su adecuado sostenimiento económico a través de los presupuestos generales, asignándole un porcentaje del rendimiento de la imposición de renta que actualizará anualmente y que estará exenta de recortes independientemente de la situación de las arcas públicas, lo que no se respeta igualmente en el caso de servicios públicos como la enseñanza, la sanidad, las pensiones o la asistencia social.

Es más que criticable esta situación por parte de los distintos gobiernos democráticos y de grupos políticos, de los que no se salvan algunos que se dicen de izquierdas, que siguen participando como representantes públicos en actos religiosos o favoreciendo tanto privilegios eclesiásticos tanto económicos, así como de utilización y apropiación de espacios públicos, edificios, casas, plazas o locales, rayando el abuso y la legalidad.

No son pocos los grupos especialmente críticos, tanto de índole laicos, como cristianos que han reclamado a distintos gobiernos del PSOE o al actual Gobierno de Rajoy esta situación. Desde el teólogo Juan José Tamayo a colectivos como la Asociación de Teólogos Juan XXIII o Cristianos de Base han mostrado su rechazo a estos privilegios de la Iglesia católica en España.

En muchos casos se denuncia la supuesta aconfesionalidad del Estado, lo que supone el respeto al principio de separación entre éste y las diferentes confesiones, donde la escuela pública no debe impartir en su espacio ningún tipo de enseñanza confesional.

Opino que es tiempo de que la ciudadanía despierte de su aletargamiento místico y de esa apatía generalizada para que comience a reclamar lo que social y legalmente le corresponde.

José Aguza Rincón. Colectivo Prometeo. FCSM.

sábado, 6 de mayo de 2017

La desigualdad medida con otra “vara”: el índice de Palma.

El Estado como tal (Blog)



La última estimación oficial de la desigualdad en Cuba, hace veinte años, se hizo con el índice de Gini. Ahora existe un indicador nuevo: el índice de Palma. Para el diseño de políticas,  hay expertos que opinan que el índice de Palma es superior al índice de Gini.

Hasta donde conozco, nunca ha sido calculado para el caso de Cuba. No sería muy difícil hacerlo pues se utiliza la misma base de datos que se emplea para calcular el índice de Gini. Sería como decir “te llevas dos por el precio de uno”. Su cálculo no es complicado, pero muy probablemente se enfrentaría a las mismas dificultades que ha encontrado la divulgación del índice de Gini en el país, respecto al cual no hemos noticia en las últimas dos décadas.

Considero que la utilización del índice de Palma tendría dos grandes ventajas a la hora de diseñar las políticas que pudieran encaminar a Cuba en una trayectoria de crecimiento inclusivo, es decir un alto crecimiento económico cuyos beneficios son distribuidos de manera equitativa.

En primer lugar, esta nueva “vara” para medir la desigualdad permitiría a los funcionarios cubanos hacerse una representación precisa no solamente de la desigualdad de la sociedad en su conjunto (algo que refleja el índice de Gini) sino, sobre todo, informar lo que ocurre con la desigualdad al interior de la sociedad.

En segundo lugar, el índice de Palma les facilitaría a los funcionarios disponer de evidencia concreta que permitiera pensar en acciones efectivas para movilizar, como inversión, un ingreso nacional que pudiera estar muy desigualmente distribuido y que, por tanto, requiere de medidas segmentadas y no generales.

El coeficiente de Palma se calcula a partir de la división de la parte del ingreso nacional bruto que va hacia el 10% de la población más rica del país entre la parte del ingreso nacional correspondiente al 40% de la población más pobre.

La metodología utilizada por Palma divide la población total en diez “deciles” (resultado de dividir una serie de datos en diez partes iguales). El “medio” se define por los “deciles” del 5 al 9 (D5 a D9), mientras que “los extremos” están formados por dos grupos: el “decil” más rico (D10) y el 40% más pobre de la población, que abarca los “deciles” del 1 al 4 (D1 a D4).

El propio Palma ha explicado con claridad en que consiste el índice que ha desarrollado:

“Encontré que cuando se compara la desigualdad entre países, nunca se debe a lo que sucede en el medio de la población, es decir, en lo que se lleva la mitad que se ubica en el medio y el medio alto, deciles 5 a 9 del ingreso“.

“Esa mitad se lleva algo muy cercano a la mitad del ingreso de una sociedad en casi todos los países, sean ricos o pobres, grandes o chicos, democracias o dictaduras, tengan o no recursos naturales, un buen nivel de educación o de gobernabilidad“, agrega.

“Es un fenómeno asombroso. Toda la gran diversidad distributiva en el mundo se debe a lo que pasa en la otra mitad de la torta. En específico, lo que se lleva el 10% más rico“.

Los resultados del estudio de Palma se ilustran el siguiente gráfico:

Gráfico tomado de: Palma, José Gabriel. “Homogeneous middles vs. heterogeneous tails, and the end of the ‘Inverted-U’: the share of the rich is what it’s all about”. Cambridge Working Papers in Economics (CWPE) 1111, January 2011. Pag 22. Disponible en http://www.econ.cam.ac.uk/dae/repec/cam/pdf/cwpe1111.pdf

Los países se han organizado a lo largo del eje horizontal según el orden creciente del por ciento del ingreso nacional que va al subconjunto más pobre de la población (D1 a D4). Esto significa que los países con mayor desigualdad se ubican a la izquierda del eje horizontal (p.ej. Africa del Sur) y los que tienen menos desigualdad se ubican hacia la derecha (p.ej. Japón).

No agrego nada más a las consideraciones técnicas sobre el índice de Palma.  texto original publicado por Palma en 2011, los interesados en leer más sobre el tema pudieran revisar una versión revisada publicada en 2016, y otros textos  aquíaquí y aquí.

Me concentraré en la dimensión política de la utilización del índice de Palma. Para empezar, ese autor ha expresado que la medición de la relación entre el porcentaje del ingreso que se lleva el 10% más rico y lo que se lleva el 40% “nos habla de un fenómeno político fascinante. Mientras en todo el mundo la clase media tiene la misma capacidad para apropiarse de una mitad de la torta, el poder relativo de los ricos y pobres varía enormemente cuando llega al momento de distribuir la otra mitad“.

Palma cita el caso de su país: “En Chile, por ejemplo, el 10% más rico ha resistido con mucho éxito los intentos distributivos de los cinco gobiernos de centro-izquierda desde el retorno a la democracia…Por eso, la desigualdad apenas se ha reducido en un mínimo vergonzoso. La así llamada nueva izquierda de América Latina ha tenido mucho más éxito en bajar los niveles de pobreza que en mejorar la distribución del ingreso“.

Existe un interesante artículo publicado por BBC en el que Palma explica las diferencias que se observan en América Latina en los resultados de los dos índices (Gni y Palma).

Dice Palma que la medición de la desigualdad tiene claras consecuencias a nivel de políticas públicas, mencionando el caso de los primeros años del siglo XXI en América Latina, cuando el boom de las materias primas permitió avances en la lucha contra la pobreza, pero no en la lucha contra la desigualdad. “En realidad lo que se hizo mediante políticas públicas como el salario mínimo, la formalización del trabajo o la bolsa familia en Brasil, fue sacar a muchos que vivían debajo de la línea de la pobreza y colocarlos en un nivel de pobreza…Pero como ahora se hace evidente, cuando los pobres ganan más les es más difícil sostener sus logros en el tiempo. Para los ricos es diferente pues siempre pueden recuperar el terreno perdido… Esta asimetría ayuda a entender porque ha sido tan difícil mejorar la desigualdad en América Latina en forma sostenida”.

Citando el caso de Brasil, Palma considera que, en países de ingreso medio, especialmente medio alto, no es tan complicado sacar a la población de la pobreza. “Todo el plan Bolsa de familia en Brasil que sacó de la pobreza a muchas de las 13 millones de familias que beneficiaba costó 0,5% del PIB por año“.

“Cambiar la desigualdad es otra cosa. Ello necesariamente pasa por cambiar la estructura tributaria, como en la OCDE, por reducir la evasión y elusión de impuestos, aumento del salario y formalización del trabajo, transferencia a los pobres. Es muy fácil saber lo que hay que hacer, otra cosa es tener la voluntad para hacerlo“.

Anoto, de paso, que Palma ha sido muy crítico con las políticas económicas y sociales tanto de la izquierda tradicional como de la llamada “nueva izquierda” latinoamericana, de las que ha expresado que “representa cada día menos a los agobiados”. No estoy diciendo aquí que Palma tenga la razón o no. Lo que digo es que expresa argumentos interesantes.

Concluyo con una invitación a reflexionar sobre la implicación del posible uso del índice de Palma en el proceso de diseño de las políticas de la “actualización” en Cuba. Resultaría interesante poder comprobar si el patrón de distribución identificado por Palma es válido para Cuba. Es decir, si el 50% del ingreso nacional se distribuye en “el medio” y el otro 50% es disputado por “los extremos”. Obviamente eso requiere primero que se mida la desigualdad del país y ello no está ocurriendo.

Más interesante aun sería poder estudiar quiénes constituyen “los extremos” sociales en Cuba (el 10% más rico y el 40% más pobre), quiénes representan “el medio”, cuánto habría cambiado esa estructura social respecto a la época anterior a la crisis, así como tratar de comprender la manera en que pudieran manifestarse eventuales contradicciones distributivas en la política nacional.

El asunto es importante, para poder entender –entre otras cosas- dónde debería enfocarse la captación del ingreso nacional para convertirlo en inversión nacional, un tema urgente porque se estima que el país no podrá crecer entre 5 y 7 por ciento anual si no logra cubrirse la brecha inversión de aproximadamente 10 mil millones de pesos que hoy existe.

 Fuente:
http://elestadocomotal.com/2017/04/26/la-desigualdad-medida-con-otra-vara-el-indice-de-palma/