lunes, 5 de junio de 2017

El eterno debate en torno a Lukács. Gáspár Miklós Tamás, 17/03/2017

Antes de 1914, las obras tempranas de Lukács fueron recibidas con gran antipatía por el mundillo literario húngaro; las consideraban “demasiado alemanas”, es decir, excesivamente filosóficas, no suficientemente impresionistas y positivistas. Esto no fue más que el comienzo, por supuesto; a partir de entonces, Lukács sería atacado sin cesar desde la derecha, durante toda su vida. Lukács tampoco recibió una acogida mucho mejor en círculos de izquierda. Cuando se publicó su libro más importante, Historia y conciencia de clase (1923), fue atacado con fiereza tanto por la Segunda como por la Tercera Internacional. El libro no volvió a publicarse hasta la década de 1960. A Lukács le dieron un ultimátum: si quería seguir siendo miembro del Partido, tenía que repudiar el libro y someterse a autocrítica, que es lo que finalmente hizo.
En la Unión Soviética fue duramente criticado en la década de 1930. Poco después de trasladarse de Viena a Moscú, Lukács fue deportado a Tashkent y reducido al silencio. Sin embargo, en 1945 el Partido lo necesitaba –o mejor dicho, su fama– en Hungría. Aceptó volver allí a regañadientes; Alemania Oriental también era una posibilidad. Una vez establecida y consolidada la dictadura en Hungría en 1947-1948, el “debate en torno a Lukács” se relanzó con toda crudeza: lo tacharon de “desviacionista”, de “burgués”, dijeron que era un hombre que no estimaba el “realismo socialista” soviético (dicha sea la verdad: era efectivamente todo eso). De nuevo lo condenaron al silencio, le prohibieron enseñar o publicar en húngaro, aunque parte de su obra pudo cruzar la frontera clandestinamente para ser publicada en Alemania Occidental.

En 1956, Lukács participó en el gobierno revolucionario de Imre Nagy. Por eso fue detenido por los soldados soviéticos y deportado temporalmente a Rumanía. Cuando lo repatriaron, fue expulsado del Partido, proscrito y jubilado forzosamente. De nuevo tuvo que sacar sus textos clandestinamente al extranjero, esta vez a Alemania Occidental, donde la editorial Luchterhand comenzó a publicar sus obras completas (un proyecto retomado por la editorial Aisthesis en 2009). De nuevo se lanzó una campaña de injurias contra él en Hungría y la RDA; ahora lo calificaban de “revisionista” y, posiblemente, de “contrarrevolucionario”. Se dedicaron tomos enteros a justificar estas acusaciones, que incluso se tradujeron a varias lenguas.

En 1968, Lukács manifestó su simpatía con las reformas y protestas en Chechoslovaquia, así como con los movimientos juveniles de Occidente. Protestó contra la ocupación soviética de Praga, que le granjeó una nueva excomunión. Más tarde, sin embargo, volvió a ser admitido calladamente en el Partido y, con el inicio de las reformas en Hungría, hasta cierto punto rehabilitado. Sin embargo, esto último llegó demasiado tarde: murió en 1971. De manera absurda, los problemas políticos de Lukács no terminaron ni siquiera después de su muerte. En 1973, sus discípulos fueron condenados por el grupo ideológico del Comité Central y proscritos; perdieron su empleo y ya no les dejaron publicar.

Y ahora, en la Hungría de hoy, declaran a Lukács, a título póstumo, “enemigo del pueblo” por haber sido un dirigente comunista, un mimado del Partido, un propagandista al servicio del régimen de Kádár, el mismo régimen que quiso callarle y casi lo consiguió. Se pasa por alto, convenientemente, que participó en el gobierno revolucionario de 1956, celebrado oficialmente por los conservadores anticomunistas. Claro que Lukács fue, en efecto, un comunista, y en 1956 tuvo lugar una auténtica revolución socialista, en la que él participó.

Sin embargo, la revolución más importante de su vida ocurrió mucho antes, en 1917. Antes de la revolución bolchevique, Lukács era un conservador pesimista. Al igual que tantos escritores alemanes y austriacos de su época, odiaba a la burguesía desde la derecha. En 1917, sin embargo, superó todas sus reservas y reticencias y perdió todo respeto por las convenciones. Para él, como para muchos de su generación, la revolución trajo la salvación: salvó sus almas al proclamar el fin de la explotación, de la división en clases, de la distinción entre el trabajo intelectual y el manual, de la legislación punitiva, de la propiedad, la familia, las iglesias, las cárceles. En otras palabras, prometía el fin del Estado.

La revolución supuso también el final de la utopía. “La lucha de clases del proletariado”, escribió Lukács en 1919 (el año de la revolución comunista en Hungría), “es el objetivo mismo y al mismo tiempo su realización”. La fuerza motriz de la sociedad humana, por tanto, es la historia, no la utopía, porque los fines de la revolución proletaria no están fuera del mundo, sino dentro del mismo. Sería necio negar el sustrato religioso de esta visión de la historia, que resonaría de nuevo en algunos de los pronunciamientos subsiguientes de Lukács. Por ejemplo, a pesar de todos sus desengaños, insistió en seguir siendo miembro del Partido, pues extra Ecclesiam nulla salus, no hay salvación fuera de la Iglesia. Era su conciencia (por utilizar otro término religioso), y la de otros comunistas, la que pertenecía al Partido, no la política o la ideología de quienes eran los dirigentes en un momento dado.

En uno de sus escritos más importantes, El joven Hegel (publicado por primera vez en 1948), Lukács cuenta la historia de un gran pensador que llamó a la revuelta contra la positividad, es decir, contra una cristiandad eclesiástica que consideraba la religión como una mera tradición y una valiosa red de instituciones, que prefería las catedrales a los evangelios, un pensador que después, irónicamente, se convirtió en el máximo defensor del orden tradicional, de la positividad, a fin de salvar algunos logros de la Revolución francesa frente al romanticismo reaccionario y al fanatismo. Creo que esta historia es la autobiografía intelectual del propio Lukács por figura interpuesta. Entre líneas, admite la derrota.

Los públicos occidentales solo conocen el anticomunismo liberal, del tipo que crearon antifascistas emigrados como Karl Popper, Hannah Arendt y Michael Polanyi, al igual que figuras que habían sido de extrema izquierda como George Orwell, Ignazio Silone y Arthur Koestler. Después de 1968, este tipo de anticomunismo fue retomado por disidentes y grupos clandestinos de derechos humanos de Europa Central y Oriental y de Rusia. Sin embargo, en Occidente se sabe bien poco del anticomunismo del tipo “guardia blanca”, que prevaleció en el continente europeo en el periodo de entreguerras, y que ahora ha renacido triunfante en la Europa Central y Oriental contemporánea, incluida Hungría. Este suele ver en el socialismo y el comunismo la revuelta del Untermensch, de los miembros biológica y espiritualmente inferiores de la sociedad. Para estos anticomunistas, el comunismo no comporta demasiado poca libertad, sino un exceso de la misma, y la idea de la igualdad es un pecado contra natura.

Son los mismos que consideran que “cristiano” significa “gentil” y que el sufragio universal implica el dominio del populacho, del mismo modo que “constitución” y “Estado de derecho” significan pérdida de coraje. Esta gente cree en el látigo y en el palo, en poner a las mujeres en su sitio y en echar a los homosexuales a patadas escalera abajo. Creen en hacer negocios con el moreno levantino y esquilmarle. Y al margen de lo que pensemos sobre la colocación de efigies de pensadores controvertidos para las palomas en los parques, una cosa debemos entenderla: son estos anticomunistas lo que destruirán la estatua de Lukács. Dispersarán el contenido de los Archivos de Lukács (que son propiedad de la Academia de Ciencias de Hungría, que los administra y que es demasiado temerosa para hacer nada al respecto) en varios rincones polvorientos de Budapest.

Además, Lukács era judío. El régimen no declara abiertamente su antisemitismo, pero su campaña forma parte de una dinámica general antijudía. La presencia de Lukács como destacado testigo y filósofo de algunas de las mayores revoluciones de la humanidad moderna no puede ser tolerada por un régimen como el de Viktor Orbán. Simplemente no puede. Su “Sistema de Cooperación Nacional” rinde culto al fútbol y al aguardiente.

G. M. Tamás es un filósofo marxista e intelectual público húngaro. Actualmente es profesor invitado del Institut für die Wissenschaften vom Menschen (Instituto de Antropología) de Viena.

Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article12335

Publicado originalmente en: https://lareviewofbooks.org/article/the-never-ending-lukacs-debate/

domingo, 4 de junio de 2017

¿Giro en el PSOE?

Rafael Silva

"Pero conviene no equivocarse: el PSOE, como cualquier otro partido que pretendiera resucitar la socialdemocracia más allá de las palabras, está condenado al fracaso, sea cualquiera el líder que elija. Porque en la actual época de dominación del capital financiero globalizado no existe posibilidad de practicar ningún tipo de keynesianismo (de Estado "redistributivo"). La diferencia principal entre un PSOE encabezado por Sánchez y un PSOE dirigido por Díaz es que aquel podrá tratar de mantener durante más tiempo la ficción de ser una "alternativa a la derecha", apuntalando el bipartidismo dinástico de la alternancia, y éste (si hubiera ganado ella) se habría mostrado más claramente como una mala copia de esa derecha. Los militantes del PSOE que realmente se sientan de izquierda comprobarán esto más pronto que tarde. Y entonces tendrán que preguntarse qué hacen ellos en un partido como ese" (Isidoro Moreno)

"La victoria de Sánchez debilita al Gobierno de Rajoy, facilita cierta colaboración con Unidos Podemos y convergencias, pero su proyecto está lejos de forjar una deseable alianza de progreso. Para ello, además de un mínimo de confianza y lealtad es imprescindible avanzar en un programa mínimo compartido de giro socioeconómico progresista y democratizador, de regeneración democrática y respecto de la problemática territorial" (Antonio Antón)

"Que el mundo se pare, que el PSOE sigue sin saber qué quiere ser, y mientras lo decide que nadie más actúe. Algo magnífico para seguir ganando tiempo y que el guión pueda completarse" (Olga Rodríguez)

La militancia de base del PSOE, en su mayoría, se expresó en las pasadas Elecciones Primarias del partido de forma rotunda y contundente. Ya conocemos la historia previa: el PSOE, de derrota en derrota electoral, y con su nicho de votantes en continuo descenso, después de muchas indefiniciones y ambigüedades, quiso hacer un acercamiento a Podemos para desbancar al PP del gobierno, lo que propició un golpe de Estado del aparato del partido, para provocar la dimisión de su Secretario General, e implantar una Comisión Gestora presidida y compuesta por afines a la lideresa andaluza y a toda su cohorte de fieles barones, tanto regionales como históricos. Tras las primarias, Susana Díaz, avalada por dicha cohorte de dinosaurios del partido, cayó derrotada ante un Pedro Sánchez que salió fortalecido de dicha gesta. Y así, los Felipe González, Alfonso Guerra, Rodríguez Zapatero, Pérez Rubalcaba, José Bono, Eduardo Madina, Fernández Vara, Javier Lambán, Ximo Puig, Emiliano García-Page, y tantos otros afines al Susanato, hubieron de retirarse de la primera línea, para dejar paso al flamante Secretario General electo. Hay quien dice que triunfó la militancia, pero...¿de verdad podemos esperar un giro en una de las dos patas del bipartidismo? ¿en serio Pedro Sánchez se atreverá a revolucionar el PSOE hasta situarlo como un referente de la izquierda? Mucho nos tememos que es una ingenuidad supina proclamarlo tan abiertamente.

Por supuesto, un actor fundamental que tendrá enfrente será la caverna mediática, antaño auténtico referente de la prensa progresista, como es el diario El País. Su maquinaria no tardó en reaccionar, y al día siguiente publicaba un patético editorial, que fue muy bien analizado por Rosa Guevara en este artículo. Ha sido derrotado, como decimos, el PSOE del aparato, el PSOE oficialista, el PSOE del régimen, el PSOE de los dinosaurios, el PSOE resignado y domesticado. Fue abatido el PSOE del bipartidismo y de la alternancia...¿pero viene de verdad un nuevo PSOE? ¿Es el nuevo PSOE el PSOE que necesitamos? ¿Será un PSOE que de verdad responda a sus siglas "Socialista" y "Obrero"? Dejadme, queridos lectores y lectoras, que muestre mis más profundas dudas sobre ello. Hasta ahora, Pedro Sánchez hace uso de una retórica discursiva regeneradora y democrática, pero a la hora de las verdades, sigue siendo el mismo Pedro Sánchez de siempre. Hasta ahora, le ha vuelto a mostrar su apoyo a Rajoy para el asunto de la negativa cerrada a celebrar un referéndum en Cataluña, y se ha negado a apoyar la moción de censura al Gobierno de Rajoy presentada por Unidos Podemos. Mal comienzo, pues. El insistente "NO es NO" sólo indica una retórica falaz y vacía, un eslógan mitinero que no esconde ningún proyecto político detrás, si no va acompañado de un conjunto de medidas políticas, económicas y sociales de auténtica ruptura con el régimen actual. Y parece estar claro que Pedro Sánchez y su renovado equipo no están por la labor de apoyar las políticas de la izquierda transformadora.

El renacido líder del partido tiene que abandonar la ambigüedad y situarse claramente, definiendo y situando al partido ante las políticas que sean capaces de ofrecer una clara alternativa, si es que quiere recuperar algo de credibilidad. Porque, ¿quién es realmente Pedro Sánchez? O mejor dicho...¿en qué Pedro Sánchez tenemos que creer? ¿En el que se alineaba y defendía la reforma del artículo 135 de la Constitución, el TTIP, el CETA, la unidad de España, las privatizaciones y las reformas laborales, o el que por el contrario denunciaba el complot de las élites del aparato "socialista" para desalojarlo de Ferraz y confesaba no haber entendido el fenómeno de Podemos? ¿Qué Pedro Sánchez tendremos ahora? Y por otra parte, incluso bajo un Pedro Sánchez renovado y coherente, no le arrendamos sus ganancias, ya que tendrá que luchar contra el aparato del partido, el mismo que se alineó con Susana Díaz en las primarias, y que sigue defendiendo a capa y espada un PSOE social-liberal. Esa parte del régimen bipartidista conserva aún mucho poder, a través de sus relaciones económicas, políticas y mediáticas. Sánchez primero ha de estar profundamente convencido del giro político que debe protagonizar el PSOE (de lo que aún tenemos dudas), pero más allá, deberá poseer una gran valentía para implementarlo con éxito, de lo cual dudamos aún más. Pero el hecho es que no se puede estar en misa y repicando. No se puede estar "próximo a los votantes de Podemos" (como ha declarado recientemente), pero en cambio enfrentarse a Pablo Iglesias continuamente, en vez de entablar un profundo, constante y leal diálogo y entendimiento con la formación morada.

¿Ofrecerá por tanto Pedro Sánchez ese necesario giro a la izquierda en el PSOE? ¿Cambiará el rumbo en asuntos tan significativos como el entendimiento con Podemos, la aceptación del derecho a decidir, el fin de los recortes y de la austeridad, la nacionalización de los bancos rescatados, la desobediencia frente a los mandatos de las instituciones europeas, la ruptura con la Iglesia Católica, o el fin de las puertas giratorias, entre otros muchos asuntos? ¿Defenderá una Renta Básica Universal, un nuevo modelo energético renovable, la salida de la OTAN, o un Proceso Constituyente? Un PSOE que responda a este perfil es el que necesitamos, pues en caso contrario, estaremos ante el mismo perro, sólo que con otra correa. Lo que está claro es que si Pedro Sánchez continúa como en su primera etapa al frente de la Secretaría General, esto es, dando bandazos, ofreciendo incoherencia y cobardía, intentando ganar tiempo, haciéndose amigo de Albert Rivera mientras se aleja de Pablo Iglesias, etc., más tarde o más temprano el PSOE volverá a implosionar, volverá a sufrir una catarsis, pues es un partido que está abocado al fracaso total. Sólo un Pedro Sánchez convencido y valiente, dispuesto a garantizar esa "autonomía" que tanto ha reclamado para el PSOE en sus mítines, será capaz de rescatar para la izquierda a un partido sumido en su más profunda crisis. Tiene el apoyo de una gran parte de la militancia, de la mayoría de las bases del partido, pero eso sólo no bastará. Se necesitarán grandes dosis de "mano izquierda" para lidiar contra un aparato rígido y anclado en el pasado, que no quiere renunciar a las prebendas de un PSOE que ha entablado grandes pero peligrosas amistades.

Por tanto, el necesario giro en el PSOE ni está ni se le espera. Todo parece obedecer, como muy bien afirma José López en su artículo, a una operación de marketing de estrategia muy elaborada para intentar recuperar el terreno perdido, y volver a frenar a Unidos Podemos. De entrada, consiguen tener al PSOE en el candelero (de hecho, su recuperación en las encuestas ya se ha conseguido), intentando volver a crear la esperanza en la ciudadanía de que el partido del capullo representa una regeneración democrática en este país, cuando lo cierto es que han tenido muchos años de gobierno para llevarla a cabo, y lo único que han hecho ha sido enterrar al partido en las miserias de la socialdemocracia. En resumidas cuentas, ¿podemos esperar realmente un cambio de rumbo en el PSOE? Mucho nos tememos que no, ya que el camaleónico Sánchez sigue dando una de cal y otra de arena. Desde la famosa entrevista en el programa "Salvados" de la Sexta con Jordi Évole, donde declaraba abiertamente haberse equivocado rotundamente con PODEMOS, parece haber pasado mucho tiempo, y de nuevo los mensajes del sanchismo vuelven a ser ambiguos, incoherentes y poco creíbles. Su famoso hastag "AquíEstáLaIzquierda" vuelve a ser un truco falaz para mantener la ilusión de los militantes más fieles al sanchismo, pero creemos que dará poco de sí cuando comiencen a aparecer los grandes asuntos en los cuales el PSOE comparte diagnóstico y recetas con el PP: modelo territorial, tratados de libre comercio, defensa cerrada de la monarquía, pacto antiterrorista, reformas laborales regresivas, modelo educativo, etc. Su línea viene siendo la de amagar con algunas reformas sociales que tienden a homologar derechos (mundo LGTBI, muerte digna, feminismo, etc.), pero no variar un ápice el modelo económico neoliberal, que es el verdadero responsable de la tremenda crisis multifacética que vivimos. Por tanto, mucho tendrían que cambiar las cosas para que viéramos a un PSOE que se aleje del PP, de las puertas giratorias, del dogma neoliberal y de las complicidades con los poderes económicos. Y eso es justo lo que necesitamos.

Blog del autor:

http://rafaelsilva.over-blog.es

Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre Praxis política y Estado republicano. Crítica del republicanismo liberal “Antonio Gramsci es el mayor pensador de la política, el mayor filósofo de la praxis que ha existido nunca”



Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y estado republicano.

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Seguimos en la segunda parte del libro: "La República es una cultura común de vida. Crítica del republicanismo liberal". Está divida en seis capítulos y un apartado de conclusiones. El primero de estos seis capítulos se titula: "Tres republicanismos y sus momentos históricos". Antes de entrar de nuevo en él, dos previas si no te importa. Estuviste a principios de mayo en la Universidad de Salamanca en unas jornadas sobre republicanismo y marxismo si no ando errado (corrígeme por favor).
¿Qué tal fue, qué impresión sacaste?
La jornada de estudio sobre Gramsci, que se celebró en Salamanca durante el día 3 de mayo, en la facultad de Geografía e historia, organizada por Izquierda Unida –la FIM, la Coordinación de Iu de Castilla y Léon, la Fundación Europa de los Ciudadanos…- fue francamente muy estimulante y esperanzadora: políticamente, muy esperanzadora.

¿Por qué?
En primer lugar por el público asistente. Formado en su núcleo por un grupo gramsciano de estudiantes universitarios. En segundo lugar por la calidad de las ponencias, buena, sólida. Y en el caso de algunas de ellas, una calidad excelente, extraordinaria, y pegada a la reflexión política. En tercer lugar por el ambiente de las jornadas. Un estilo, obra, mérito de los organizadores de las jornadas, de elaboración y debate, entre camaradas, fraterno. No es retórica, era ese el ambiente que crearon los organizadores inmediatos, Eddy Sánchez, José Sarrión, Marga Ferré, Gustavo Hernández, quien es, precisamente, el coordinador del grupo de estudios culturales Antonio Gramsci, formado por estudiantes universitarios. Eddy Sánchez y José Sarrión intervinieron con ponencias en la última mesa de la tarde.

¿Qué tal?
Fueron sendas intervenciones de calado político –tengo tomadas notas de las mismas- en las que el pensamiento de Antonio Gramsci, bien conocido y rectamente interpretado, ateniéndose al autor, sin manipulaciones, era un instrumento al servicio de la elaboración de un proyecto político que parte del reconocimiento de que nos hallamos, tras una enorme derrota, en el inicio de un ciclo largo de lucha que exige paciencia. Un ciclo de lucha capilar, y de marcha lenta. Donde no tiene lugar, no cabe, la política como espectáculo y escaparate. Porque no se trata de disputar lingüísticamente el protagonismo discursivo que los poderes ejercen desde su instrumental colosal de dominación de los medios de comunicación, sino de vertebrar, de organizar una realidad social de masas nueva. Unas intervenciones que reclamaban el comunismo, y que nos recordaban que la recuperación del debate en sentido afirmativo sobre el comunismo, y sobre el marxismo que justo ahora despunta en España, está ya en marcha en Occidente, desde hace tiempo, sin complejos, de forma masiva. Y resuena en las grandes capitales intelectuales, en Berlín, en Nueva York. Unas intervenciones que se reclamaban comunistas porque entendían que esa es la denominación orientativa para un proyecto real, anticapitalista, a la sociedad neoliberal de nuestros días. Salían al paso de la utilización falsificadora que se había hecho de la obra de Gramsci para justificar la transición política, la infundada interpretación eurocomunista, y también salían al paso del nuevo, peregrino, uso que se trata de hacer ahora, de Gramsci: una interpretación sobre el bloque histórico de Gramsci, como «bloque electoral».

Sí, sí, algunas veces he reparado yo mismo, mal conocedor del tema, en ese reduccionismo.
Se insistía en que dicho concepto, por el contrario, abre la reflexión sobre el modo de crear un sujeto social organizado, microfundamentado, que incluya a los mundos campesinos, y a los mundos sociales provincianos de los pueblos y ciudades que quedan excluidos de la red mundializada neoliberal; a los obreros de las barriadas de las grandes ciudades, excluidos ellos también, también ellos periféricos dentro de la nueva división del trabajo, aun viviendo en el centro integrado de la red de las grandes ciudades conectadas. Segmentos de trabajadores formados por migrantes, por mujeres, todo un nuevo asalariado urbano que irrumpe. Estas entre otras múltiples ideas políticas de inspiración gramsciana. Estos cuadros, miembros del nuevo grupo dirigente de IU, son verdaderamente una gran esperanza. A nuestra generación nos toca la responsabilidad de ayudar comprometidamente al éxito de este nuevo proyecto de creación de un Bloque histórico, un bloque nacional-popular, que pone en pie este joven grupo dirigente, y termino aquí este resumen de las ideas teórico políticas expresadas por ambos cuadros políticos, que iban aún más allá.

Tú mismo presentaste una ponencia: "La Filosofía de la Praxis, concepción marxista de Gramsci".
¿Nos haces un resumen muy apretado?
Me atrevo a señalarte una ideilla (¡la que me va a caer!): ¿no estamos dando demasiada importancia a Gramsci? Parece que el marxismo del XX se pueda resumir en un sólo nombre, el del autor de los Quaderni. Lo demás, nada, casi nada o naufragio total. Por cierto, ¿se van a editar las ponencias y conferencias?

Antonio Gramsci es el mayor pensador de la política, el mayor filósofo de la praxis que ha existido. Y es imprescindible: lo es si se concibe la política, no como lo hacen todas las fuerzas que han aceptado el modelo político liberal –que, por el momento, son «todas las fuerzas»- esto es, la política entendida como representación institucional y la actividad política entendida como aplicación de técnicas de ingeniería social empleando para ello los recursos o medios que ofrecen las instituciones político administrativas del Estado; esa interpretación de la política en la que el «Soberano» es solamente llamado a participar cada cuatro años en los procesos electorales, según la cual el Soberano «delega» su soberanía perpetuamente, y a lo sumo se le invita, como figurante o gregario de los políticos institucionales, a participar en manifestaciones de protesta o en adhesiones inquebrantables a los líderes y lideresas políticos. En que la movilización es por tanto, tácitamente, la de los cuadros políticos profesionales, que administran, y que, además, promueven y organizan los baños de masas como instrumento subsidiario para ellos –y eso, cuando lo hacen-.

Gramsci no concibe así la política
Gramsci concibe la política como medio de auto generación de un nuevo Sujeto social histórico que auto protagoniza su propia creación y su propia actividad política constante, el Bloque Histórico, un sujeto social constituido por las clases subalternas, los explotados. Que desarrolla actividad política organizada cotidianamente, creando los instrumentos para que los subalternos puedan cambiar su propia forma de hacer en la vida cotidiana, puedan enfrentarse al enemigo de clase, puedan hacerse con el control sobre la actividad que produce y reproduce la vida y que generan ellos con su hacer, aunque bajo yugo de la clase dominante. Un sujeto social que se propone ya desde el presente crear una nueva cultura material de vida o eticidad, en lucha contra la cultura dominante y contra las fuerzas que traten de impedírselo. Una cultura material de vida que, en la medida en que se desarrolla y concita la incorporación de nuevas masas de personas, se va convirtiendo en hegemónica. Un quehacer que no puede ser realizado por unos cientos o unos miles de políticos profesionales, ni tan siquiera por unas decenas de miles de militantes, sino que es tan solo inherente al «creador de costumbres», esto es la creación de un nuevo vivir eticopolítico es una génesis de algo nuevo sólo producible por inmensas masas sociales organizadas, por el protagonismo creciente sobre su propio hacer cotidiano. Una tarea que debe ser emprendida antes de alcanzar el gobierno. Una tarea cuya ejecución es la que garantiza el poder: es el Poder. Precisamente Gramsci dice en algún paso de su obra –en los cuadernos maduros de sus Quaderni Del carcere- que el Príncipe –la denominación que le da en múltiples ocasiones al sujeto social organizado que auto protagoniza y auto dirige su praxis política- alcanza el poder al desarrollar esta nueva eticidad, y controla el poder sin necesidad de ocupar el gobierno, el cual puede estar delegado en servidores suyos, que, en ese caso, cuando se ha comprendido que el centro del Estado es la cultura material de vida que organiza la Sociedad Civil, está en manos de quien la vertebra, como lo está ahora en manos de la burguesía, y no en manos de tal o cual gobierno. Porque el Estado es fundamentalmente este entramado ético político que organiza la Sociedad civil, este ethos o cultura material de vida.

Gramsci, además, en tanto estudioso de la praxis política, desarrolla en grado sumo la gran característica específica del marxismo.

¿Y qué característica específica es esa?
Que no es –si bien es una característica suya, una parte, la crítica de las ideologías económicas capitalistas, «crítica de la economía política», desenmascaramiento del capitalismo estudio de su forma de explotación-, sino la capacidad de estudiar la génesis de los acontecimientos históricos, de los sujetos sociales emergentes, antes inexistentes, y que comienzan a constituirse; inexistentes en un momento, nacientes pero débiles, poca cosa, en otro -«subalternos»-, y paulatinamente, mediante su praxis auto genética, fuerzas organizadas capaces de organizar la praxis social en su totalidad, capaces de generar «hegemonía». La historicidad de la humanidad. Una reflexión sobre la historicidad de la humanidad que indaga sobre cómo surge en ella, capilarmente, lo antes inexistente. Por supuesto, es un estudio para tratar de acompañar el viaje de auto generación de un nuevo Sujeto, cuando este comience a autoconstituirse. No para «diseñarlo y prescribirlo», pues la historicidad humana, precisamente, no obedece a leyes del tipo de las ciencias físicas, y nada es prescriptible, pronosticable. Antonio Gramsci, considerado por otro gran praxeólogo comunista marxista, el viejo Georg Lukács, como «el mejor de todos nosotros».

Como sabes los dos fueron centrales en el filosofar de Sacristán y también en el de Paco Fernández Buey. Nos falta hablar de tu ponencia.

Mi ponencia iba en este sentido. Trabajé a propuesta de los organizadores, cómo es el marxismo de Gramsci: la Filosofía de la Praxis. Expliqué cómo bebe de Hegel y del hegelianismo para elaborar esta interpretación, cómo es consciente de la relación entre Hegel y Marx. Qué significa Praxis, y qué tarea, qué misión se encomienda al filosofar -«Filosofía de…»-, que no es un pensamiento creado por élites intelectuales para dirigir a los subalternos, sino reflexión segunda sobre el quehacer, la praxis que despunta en los momentos en que el nuevo sujeto social formado por los explotado obra organizadamente. Porque el búho de Minerva no va por delante, sino que solo levanta el vuelo, ex post de los acontecimientos práxicos, históricos, desarrollados por el nuevo movimiento en conato de auto constitución, en proceso, en ciernes. Creo que esto es lo fundamental de mi ponencia.

sábado, 3 de junio de 2017

Pablo de Greiff, recuerda que el Estado debe atender “de forma urgente” las reclamaciones de las víctimas de la Guerra Civil y del régimen franquista. La ONU respalda la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos.

Cuarto Poder

“No puede justificarse hoy la falta de acción en este ámbito en un Estado de derecho”, ha subrayado Greiff tras pedir al Gobierno español que de cuenta de las medidas adoptadas para dar cumplimiento al informe presentado en 2014


El experto en Justicia Transicional de la ONU, el colombiano Pablo Greiff, ha recordado a España que el Estado debe atender “de forma urgente” los reclamos de las víctimas de la Guerra Civil (1936-1939) y del posterior régimen franquista. “El Estado tiene una obligación de atender los derechos de las víctimas y sus familiares y poner fin al sufrimiento de miles de ellas quienes aún hoy (…) siguen sin saber dónde se encuentran los restos de sus seres queridos”, recalcó ayer Greiff en un comunicado.

Las declaraciones del relator especial de la ONU se producen tras la aprobación el pasado 10 de mayo por el Congreso de los Diputados de España de una proposición no de ley (no vinculante) que pide al Gobierno que impulse la aplicación de Ley de Memoria Histórica (2007) para resarcir a las víctimas del franquismo.

También aboga por que se proceda a exhumar los restos del dictador Francisco Franco y a trasladarlos fuera del monumento del Valle de los Caídos, cerca de Madrid. El relator especial de la ONU indicó que la proposición no de ley hace referencia a varias de las recomendaciones pendientes que le había presentado al Gobierno de España en su informe de 2014.

“Las exhumaciones y la identificación de los restos son medidas urgentes necesarias para el esclarecimiento de los hechos y actos importantes que contribuyen a la reparación de las víctimas y sus familiares”, explicó el experto.

Para Greiff, el Valle de los Caídos, por ejemplo, “sigue simbolizado la asimetría de antaño en la memoria colectiva de la guerra y las víctimas, y la más reciente falta de acción del Estado en favor de una memoria más objetiva e incluyente”, censuró.

El experto en derechos humanos señaló que, en su estado actual, el Valle de los Caídos “no proporciona ningún tipo de información para explicar la simbología franquista y fascista”, ni se explica quién fue José Antonio Primo de Rivera, “ni por qué Franco fue inhumado ahí sin ser víctima de la Guerra Civil”, sostuvo.

“Tampoco se explica que el Valle de los Caídos fue construido con el trabajo forzoso de miles de presos políticos bajo condiciones inhumanas, sobre los cuerpos de las casi 34.000 personas que ahí están inhumadas, ni que muchos restos fueron trasladados allí sin consentimiento o conocimiento de sus familiares”, expresó.

Greiff también recordó que la nulidad de las sentencias -incluyendo sentencias de muerte- adoptadas en violación de los principios fundamentales del derecho y del debido proceso durante la Guerra Civil y el franquismo (1939-1975) es otra de las medidas de reparación “pendientes y urgentes”.

“No puede justificarse hoy la falta de acción en este ámbito en un Estado de derecho,” resaltó el experto, quien pidió al Gobierno español que informe sobre las medidas tomadas para dar cumplimiento a las recomendaciones del informe presentado en 2014.

Fuente:
https://www.cuartopoder.es/espana/2017/05/20/la-onu-respalda-la-exhumacion-de-los-restos-de-franco-del-valle-de-los-caidos/

viernes, 2 de junio de 2017

Jorge Drexle, la décima de Vicente Espinel. Somos de ningún lado del todo y de todos lados un poco.


1. No hay muerto que no me duela, A
2. No hay un bando ganador, B
3. No hay nada más que dolor B
4. Y otra vida que se vuela.A
5. La guerra es muy mala escuela A
6. No importa el disfraz que viste, C
7. Perdonen que no me aliste C
8. Bajo ninguna bandera, D
9. Vale más cualquier quimera D
10. Que un trozo de tela triste. C


Milonga Del Moro Judío
Jorge Drexler

Por cada muro un lamento
En Jerusalén la dorada
Y mil vidas malgastadas
Por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento
Y aunque sangro de tu herida,
Y cada piedra querida
Guarda mi amor más profundo,
No hay una piedra en el mundo
Que valga lo que una vida.

Yo soy un moro judío
Que vive con los cristianos,
No sé que dios es el mío
Ni cuales son mis hermanos.

No hay muerto que no me duela,
No hay un bando ganador,
No hay nada más que dolor
Y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela
No importa el disfraz que viste,
Perdonen que no me aliste
Bajo ninguna bandera,
Vale más cualquier quimera
Que un trozo de tela triste.

Y a nadie le dí permiso
Para matar en mi nombre,
Un hombre no es más que un hombre
Y si hay dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
Seguirá, yo me habré ido;
Rumbo también del olvido
No hay doctrina que no vaya,
Y no hay pueblo que no se haya
Creído el pueblo elegido.

La décima en América Latina.
jarocho en México,
canto de mejorana en Panamá,
repentismo en Cuba,
décima peruana en Perú,
galerón en Venezuela,
payas o payadas en Uruguay y Argentina,

Volver a los diecisiete Violeta Parra

Volver a los diecisiete
después de vivir un siglo
es como descifrar signos
sin ser sabio competente.
Volver a ser de repente
tan frágil como un segundo,
volver a sentir profundo
como un niño frente a Dios,
eso es lo que siento yo
en este instante fecundo.

Se va enredando, enredando,
como en el muro la hiedra,
y va brotando, brotando,
como el musguito en la piedra,
ay, sí sí sí.


Mi paso retrocedido,
cuando el de ustedes avanza;
el arco de las alianzas
ha penetrado en mi nido
con todo su colorido,
se ha paseado por mis venas
y hasta las duras cadenas
con que nos ata el destino
es como un diamante fino
que alumbra mi alma serena.

Lo que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder
ni el más ancho pensamiento.
Todo lo cambia el momento
cual mago condescendiente,
nos aleja dulcemente
de rencores y violencia:
solo el amor con su ciencia
nos vuelve tan inocentes.

El amor es torbellino
de pureza original;
hasta el feroz animal
susurra su dulce trino,
detiene a los peregrinos,
libera a los prisioneros;
el amor con sus esmeros
al viejo lo vuelve niño
y al malo solo el cariño
lo vuelve puro y sincero.

De par en par la ventana
se abrió como por encanto,
entró el amor con su manto
como una tibia mañana;
al son de su bella diana
hizo brotar el jazmín,
volando cual serafín,
al cielo le puso aretes
y mis años en diecisiete
los convirtió el querubín.

Versión de Violeta Parra.

Violeta Parra.
Gracias a la vida (Thanks to the life)
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco, ...
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro al fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
cuando miro al fondo de tus ojos claros.
...

ROMANCE DE LA LUNA LUNA de Federico García Lorca. Versión musical el romance de la luna luna. La magnífica voz de Carmen París, acompañado de un bellísimo video.


La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.

jueves, 1 de junio de 2017

_--Cultura de autoayuda y mundo del trabajo. Una crítica a la ideología.

_--Santiago Garcés Correa

"Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo ve por ello y punto”. Esto le dice el personaje de Chris Gardner, interpretado por Will Smith, a su pequeño hijo en uno de los momentos álgidos del blockbuster hollywoodense En Búsqueda de la Felicidad. La película es una adaptación de la autobiografía de Gardner, en donde narra su tránsito de la pobreza a la riqueza a partir de su esfuerzo personal. Hoy en día el millonario es un conferencista “motivacional” mundialmente reconocido.

“Pero el problema no es la economía, sino tú. ¿Estás molesto por la corrupción del ámbito corporativo? ¿Estás enojado con Wall Street y los grandes bancos por permitir que sucediera esta crisis? ¿Con el gobierno por no hacer lo necesario, por hacer demasiado poco o por equivocarse tanto y no hacer lo correcto? ¿Estás molesto contigo mismo por no asumir el control desde antes? La vida es difícil. Pero ¿qué piensas hacer al respecto? Quejarte y despotricar no asegurará tu futuro. Tampoco te servirá culpar a Wall Street, a los grandes banqueros, al Estados Unidos corporativo, ni al gobierno. Si deseas un futuro sólido, necesitas crearlo. La única forma de que asumas el control de tu futuro es haciéndote cargo de tu fuente de ingresos. Necesitas tener tu propio negocio”. Esto escribe en un texto reciente Robert Kiyosaki, autor de la célebre serie de libros sobre “inteligencia financiera” y emprendimiento “Padre Rico, Padre Pobre”.

"Póngase una mano en el corazón y diga: ¡Admiro a la gente rica! ¡Bendigo a la gente rica! ¡Amo a la gente rica! ¡Y yo también voy a ser una de esas personas ricas". Este es el mantra recomendado a sus lectores por T. Harv Ecker, autor del best seller “Los Secretos de la Mente Millonaria. Como dominar el juego interior de la riqueza”.

En un artículo reciente de la revista colombiana Dinero, leemos el siguiente titular: “Trabajadores felices, hacen empresas más rentables y exitosas: No existen fórmulas para alcanzar la felicidad, sin embargo las empresas que no invierten en esta cultura pierden billones de dólares al año, revela Sunny Grosso, la Coach de la felicidad en el trabajo que visitó Colombia.”. La inversión en esta cultura pasa por el uso del coaching, método que consiste en el “entrenamiento” a una persona o grupo de personas de parte de un “coach”, con el objetivo de cumplir una serie de metas o desarrollar un conjunto de habilidades específicas. En otro artículo de la revista colombiana Portafolio, leemos: “las sesiones de coaching han ido más allá, pasando del plano personal al laboral, de hecho han sido creadas organizaciones legalmente constituidas para abarcar este segmento dentro del mercado, el del coaching empresarial. Estas firmas son contactadas por compañías que desean fomentar al interior de sus colaboradores, el espíritu de trabajo en equipo, la comunicación y potenciar al máximo las habilidades, así como mejorar debilidades de los trabajadores.”

¿Qué tienen en común los ejemplos recién mencionados? Ya sea que se trate de libros, películas o conferencias, nos encontramos ante la presencia de la cultura de autoayuda orientada a la vida laboral y económica de las personas.

La cultura de la autoayuda se ha vuelto un elemento omnipresente en nuestra contemporaneidad. Los ámbitos de la misma son tantos como dimensiones de la vida humana donde haya una “interioridad” susceptible de ser transformada; el amor, la sexualidad, la identidad de género, la amistad, las relaciones familiares, y como se dijo más arriba, la vida laboral y económica de las personas.

Si se mira atentamente, en el transporte público es extraño no encontrar algún pasajero inmerso en algún libro de autoayuda en medio del hacinamiento matutino. Las estanterías delanteras de las librerías del mundo se encuentran saturadas en demasía de estos pequeños libros parsimoniosamente repetitivos y orientados a la mercantilización masiva. Familiares, amigos e incluso nosotros mismos alguna vez hemos buscado en las páginas de un libro de autoayuda o una conferencia motivacional recetas específicas para mejorar algún aspecto de nuestro “desempeño” en la vida. ¿Qué hay detrás de este fenómeno y cómo se cruza con el mundo de vida del trabajo en nuestra contemporaneidad? En este breve texto pretendo elaborar algunas respuestas a este interrogante.

¿Qué es la cultura de autoayuda? Es aquella identificable por ofrecer recetas encaminadas a la auto-transformación de la propia “interioridad”. De maneras muy diversas, ofrece a las personas la idea común de que la propia auto-transformación, en un sentido adaptativo, sería la clave para resolver inquietudes y carencias emocionales, económicas, laborales e incluso de la sociedad en su conjunto. La expresión prototípica de esta cultura es la literatura de autoayuda, sin embargo, esta trasciende las especificidades de dicho género literario. Puede expresarse en conferencias motivacionales, películas, series de televisión, talk-shows, etc. Vania Papalini nos aporta una definición que sirve para dar cuenta de los rasgos principales de dicha cultura en su conjunto; se trata de aquella que prescribe recetas de auto-transformación subjetiva con las consignas de mejorar las habilidades de comunicación, de cambio y adaptación, de autosuperación y afirmación, de mayor eficacia, de manejo del estrés y de control del tiempo. Esto en el marco de grandes significaciones sociales como el éxito, la competencia, la flexibilidad y la velocidad.

La aparición de narrativas similares a la cultura de autoayuda contemporánea en tanto que recursos para orientar la vida laboral y económica de las personas es un fenómeno que se remonta varios siglos atrás. Podríamos pensar en la obra de Benjamin Franklin de 1748 Consejos a un joven comerciante en donde se encuentra la célebre máxima “Recuerda que el tiempo es dinero”, o las investigaciones del sociólogo Max Weber durante el siglo XIX a propósito de la relación entre la ética protestante y el espíritu del capitalismo. Sin embargo, no es el objetivo de este artículo exponer la historia de este fenómeno. En las siguientes líneas me limitaré a exponer las características principales de la presencia de la cultura de autoayuda en el mundo laboral y a criticar dicho fenómeno desde una perspectiva solidaria con los intereses de quienes vivimos de nuestro trabajo. Terminaré con una reflexión a propósito de la necesidad de promover que las inquietudes emocionales y subjetivas que subyacen al uso de la autoayuda se dirijan hacia proyectos de transformación menos centrados en la interioridad de los individuos, y más preocupados por las condiciones sociales en donde los propios individuos se construyen y se desenvuelven.

La preocupación por el bienestar en el trabajo
El discurso mainstream de gestión de recursos humanos se caracteriza por una inusitada preocupación de las gerencias por el bienestar y la felicidad de sus trabajadores. Detrás de dicha preocupación, se encuentra la intención de lograr una mayor productividad y un mayor compromiso en el trabajo mientras se intenta expulsar de la vida laboral el conflicto. Ya sea que nos encontremos ante la promoción de técnicas de “mindfulness” para disminuir el estrés laboral, de sesiones de coaching empresarial, de fomento de la “inteligencia emocional” o de promoción del llamado “pensamiento positivo”, el propósito permanece idéntico.

Según Eva Illouz, socióloga marxista estudiosa del impacto del capitalismo sobre la esfera cultural, la literatura y la cultura de autoayuda como elemento de la cultura organizacional de las empresas, ha ayudado a construir la idea de “la ética comunicativa como el espíritu de la empresa” (Illouz, 2010, 119). Dicha ética “explica el conflicto y los problemas como resultado de una comunicación emocional y lingüística imperfecta; a la inversa, considera que la comunicación lingüística y emocional adecuada es la llave para lograr relaciones sociales deseables” (2010,119). Además, nos explica de qué manera la autoayuda apuntala dicho modelo: “La literatura de autoayuda acerca de la administración exitosa requiere incesantemente que uno se examine a sí mismo como si lo hiciera a través de los ojos de otro, sugiriendo así que uno adopta el punto de vista del otro para incrementar las propias posibilidades de éxito” (2010,121).

¿Por qué deberíamos sospechar de las buenas intenciones de las gerencias? ¿La preocupación por el bienestar de los trabajadores de parte de las patronales no es acaso síntoma de un nuevo capitalismo más amigable y menos explotador? ¿Cuál es el problema con que se busque expulsar el conflicto del lugar de trabajo a través de la promoción del auto-control emocional y de la mejora continua de las habilidades de comunicación?
El problema fundamental es que la preocupación contemporánea por la felicidad y el bienestar busca lograr mayor motivación y compromiso en el marco de situaciones que generan descontento, y no transformar las realidades laborales que producen la infelicidad. Un movimiento emancipador preocupado por el bienestar en el trabajo buscaría superar las condiciones sociales y organizacionales que generan infelicidad, por el contrario en el marco del uso patronal de la cultura de autoayuda, estamos ante la idea de motivar a los trabajadores en situaciones de intensificación del trabajo y de precarización de sus condiciones laborales. El objetivo es transformar la actitud de desaliento, y no las circunstancias que generan el desaliento.

Barbara Ehrenreich, nos cuenta que el boom del pensamiento positivo en el mundo empresarial estadounidense desde la década de los setenta se explica como una forma innovadora y barata de las multinacionales para subirle la moral a sus empleados, desmoralizados por los despidos masivos. De igual manera relata cómo el sector de los coaches o entrenadores le debe su enorme crecimiento en la década de 1990 al fin del empleo vitalicio (2011).

Aunque aún es necesario mayor investigación empírica para comprender el alcance real y las particularidades de este fenómeno en Colombia, la evidencia indica que la preocupación por el bienestar como factor de productividad por parte de las patronales permanece siendo un proyecto de aumento de la felicidad y del compromiso en el trabajo en el marco de situaciones laborales precarias que no se buscan modificar, y que en ocasiones son ocasionadas por la propia patronal. A propósito de esto, podemos leer en un artículo de la revista colombiana Portafolio la declaración de la fundadora de una empresa colombiana de coaching empresarial: “el coaching busca apoyar a las personas en cualquier tipo de pérdida o duelo que puede llegar a ser por muerte, enfermedad, divorcio, pérdida de trabajo, cambios organizacionales, robo, secuestro, entre otros” (2016). Que se admita que las situaciones laborales en las cuales los coaches están llamados a intervenir son análogas a la muerte de un ser querido o al secuestro es un reconocimiento de que el conjunto del esfuerzo de las patronales va dirigido a transformar la manera como los trabajadores perciben situaciones difíciles y no las causas sociales, organizacionales o económicas de dicho malestar subjetivo.

“Amo a la gente millonaria”: El emprendimiento como autoayuda
En un primer momento, “Emprendedor” es la manera contemporánea de los discursos pro-capitalistas para referirse a los empresarios de manera apologética. Si un político en tiempos de elecciones dice que gobernará en favor de los empresarios, aún hoy esto puede generar resquemores y suspicacias en la inmensa mayoría de la población. Después de todo, es un asunto de sentido común. ¿No es acaso un descaro poner las instituciones al servicio de los grupos sociales que no necesitan del Estado pues ya poseen fortuna?

Por el contrario si se el mismo político proclama a viva voz que gobernará al servicio de los emprendedores, probablemente disminuyan las suspicacias. Esto es así porque dicho concepto- tan de moda hoy en día en los medios de comunicación, las instituciones del Estado, la cultura de masas y hasta en las universidades - resalta ciertas características “positivas” de algunos empresarios en momentos específicos, como es la capacidad de innovar en productos y procesos atendiendo necesidades sociales. Pero esta no es la razón fundamental; la sustitución en el discurso público de la palabra empresario por la de emprendedor busca que las personas que vivimos de nuestro trabajo, que no poseemos grandes medios de producción ni tampoco tenemos grandes capitales para invertir nos identifiquemos como emprendedores o potenciales emprendedores, ¿De qué trata el “emprendimiento”, cómo se relaciona con la cultura de autoayuda y porqué deberíamos sospechar de este discurso?

Para empezar, pasemos revista al concepto de emprendimiento. Camilo Guevara, en su tesis de maestría sobre la cultura del emprendimiento en Bogotá reseña una serie de definiciones a partir de la literatura mainstream sobre este tema: el emprendimiento dice ser una actitud de las personas, una cultura, una capacidad central de las empresas y una característica del entorno competitivo en las ciudades y los países (Guevara, 2013). Más adelante nos dice que el emprendedor “es aquel que a partir de la identificación de una oportunidad decide aprovecharla poniendo toda su capacidad al servicio de la nueva aventura, buscando, encontrando y organizando los recursos técnicos, humanos y de capital para poner en marcha su ejecución” (Guevara, 2013).

En el papel que le asigna al individuo y a la cultura, el discurso del emprendimiento se funde con la cultura de autoayuda, pues ser emprendedor pasa por el aprendizaje de una serie de habilidades y de actitudes ante la vida que supuestamente estarían al alcance de todos.

Bajo esta forma de ver el mundo, desaparecen las diferencias insalvables entre empresarios y trabajadores. Si se considera que cualquiera puede alcanzar el éxito económico a través del aprendizaje del emprendimiento, el reverso necesario es considerar que los ricos y poderosos lo son porque “saben” algo que el resto no. Como ha dicho Edisson Aguilar, esta traducción de las desigualdades sociales a diferencias cognitivas posibilita el auge de la literatura de autoayuda, pues sus autores pretenden que ese “saber” de los “ricos” puede codificarse y enseñarse a las personas que viven de su trabajo para que logren ascender socialmente (Aguilera, 2014).

La consideración de que en las sociedades capitalistas todos podríamos ser emprendedores se entronca con el pensamiento económico neoclásico según el cual las clases sociales son una mera ficción intelectual, y la realidad consiste en mercados en donde se encuentran compradores y vendedores de diferentes mercancías, en donde la fuerza de trabajo sería una mercancía más, cuyo precio, al igual que el del resto de mercancías, sería supuestamente definido en virtud de las leyes inquebrantables de la oferta y la demanda. El gran banquero, la trabajadora por cuenta propia que tiene su puesto callejero de venta de alimentos, el burócrata estatal de bajo nivel y la estudiante que trabaja en un call center para pagar sus estudios universitarios; todos serían potenciales emprendedores que van al mercado a ofrecer sus servicios al mejor precio posible.

En la práctica, en contraste, la difusión del emprendimiento funciona como una manera de estilizar situaciones de precariedad creciente para los trabajadores mientras los grandes empresarios ven aumentar sus ganancias a partir de estrategias de reducción de costos que explican la precariedad laboral. Bajo esta cosmovisión, se busca que la precariedad sea interpretada por las personas que la sufren como producto de las vicisitudes de la “vida empresarial”, al tiempo que están llamados a superar estas dificultades de manera heroica en vez de cuestionar si esa situación que padecen es producto de alguna injusticia estructural.

El objetivo de este discurso es lograr que quienes vivimos de nuestro trabajo canalicemos nuestro descontento hacia el aprendizaje vano de “los secretos de la mente millonaria” y hacia la auto-transformación en virtud de dichos preceptos, en vez de canalizarlo de manera colectiva hacia la superación de injusticias como la desigualdad de oportunidades, las políticas estatales en favor de los ricos y poderosos y en contra de los trabajadores, y en última instancia, la desigualdad estructural entre el capital y el trabajo.

El rechazo a este discurso no apunta a impugnar como erróneo el hecho de que las personas legítimamente busquen técnicas que involucren la transformación de sus propios pensamientos y emociones para mejorar sus vidas, sino a señalar que este discurso no es neutral ni inofensivo, sino que termina por ayudar a reproducir las realidades de injusticia que generan el descontento y el malestar, en la medida en que impide tomar conciencia sobre dichas situaciones. Además de esto, puede en ocasiones empeorar los padecimientos subjetivos que supuestamente contribuiría a resolver. Esto es claro cuando tenemos en cuenta que el discurso del emprendimiento -y de la autoayuda laboral en general- tiende a depositar en las personas la culpa y la responsabilidad de padecimientos por los que sin lugar a duda no deberían responder. Esto puede llegar a niveles absurdos y francamente irracionales. Miremos el ejemplo del denominado “Coaching laboral”, que busca enseñarle a las personas a conseguir empleo. Dentro de este “entrenamiento” se usa sin ambages el discurso del emprendimiento pues uno de los “consejos para encontrar trabajo” que se le imparte a los trabajadores desempleados es el de mirarse a sí mismos “como una empresa”.

En un artículo del periódico El Espectador publicado en 2014, en donde se habla de manera positiva del incipiente coaching laboral en Colombia podemos leer el siguiente titular: “ Los 1,99 millones de desempleados que hasta 2013 registró el país seguramente están cometiendo el mismo error.”. Esta idea no podría ser más perniciosa: se pretende que los desempleados analicen su situación como producto de errores propios, como si el desempleo de un millón de personas -y la informalidad de otras decenas de millones- no fuera una realidad que obedece a situaciones estructurales como la ausencia de una matriz productiva diversificada y la reprimarización de nuestra economía.

Si más desempleados del mundo asumieran como propio este discurso y actuaran en consecuencia ¿Se acabaría el desempleo o aumentaría más aún la feroz competencia por las plazas existentes que ya caracteriza a nuestras sociedades, sin que aumente considerablemente el tamaño del pastel a repartir? Sin duda que la segunda opción se ajusta mucho más a la realidad. Verdades de a puño como éstas son absolutamente ignoradas bajo la cosmovisión de la cultura de autoayuda.

Una paradoja del capitalismo: ¿Siembra desarraigo y cosecha compromiso?
La presencia de la cultura de autoayuda en el mundo del trabajo obedece a una contradicción más general del capitalismo ubicada al nivel de los procesos productivos y de las relaciones laborales. Mientras que la flexibilización del mercado de trabajo y el aumento general de la precariedad laboral siembran desarraigo entre los trabajadores, se pretende cosechar de parte de los mismos mayores niveles de compromiso, ya sea que se trate de trabajadores asalariados o de trabajadores ”atípicos” inmersos en distintas formas de informalidad laboral.

El economista político William Davies, estudioso la psicología económica y de la contemporánea “industria de la felicidad”, sintetiza esta contradicción de la siguiente manera: “Desde los años sesenta, las economías occidentales han tenido que afrontar un problema fundamental: dependen cada vez más de nuestro compromiso psicológico y emocional (ya sea en el trabajo, con las marcas comerciales, con nuestra propia salud y bienestar), pero también cada vez les resulta más difícil conseguirlo. Las formas de renuncia personal a dicho compromiso, muchas veces manifestadas como depresión y enfermedades psicosomáticas, no sólo redundan en el sufrimiento experimentado por el individuo sino que alcanzan consecuencias económicas, con la consiguiente preocupación para gobernantes y directivos. Sin embargo, lo datos que aporta la epidemiología social describen un panorama inquietante, en el que la infelicidad y la depresión se concentran en las sociedades muy desiguales, marcadas por los valores fuertemente materialistas y competitivos. En los lugares de trabajo se hace creciente hincapié en el compromiso comunitario y psicológico, pero las tendencias económicas a largo plazo discurren en sentido contrario, hacia la atomización y la inseguridad. Tenemos, así, un modelo económico que atenúa los atributos psicológicos que, a la vez, precisa para su supervivencia. En este sentido más general e histórico, los gobiernos y los negocios han “creado los problemas que ahora están tratando de resolver” (Davies, 2015,16)

El fragmento recién expuesto me permite resaltar que el creciente hincapié en el compromiso comunitario y psicológico que las patronales buscan lograr a través de la difusión de la cultura de autoayuda no debe malinterpretarse unilateralmente como un síntoma de la capacidad del capital para “apropiarse” de una vez y para siempre de las subjetividades de los trabajadores, proyecto por demás imposible de concretar. El malestar y el descontento a los cuales dichos discursos pretenden ser una respuesta son en sí mismos un síntoma de la resistencia de quienes padecen condiciones oprobiosas. Por otra parte no se debe confundir el hecho constatable de que las patronales buscan transformar la cultura y las subjetividades de los trabajadores con la idea pesimista e insostenible de que por el mero hecho de intentarlo efectivamente lo logran en todas las oportunidades.

Sin embargo, de ser exitoso el esfuerzo porque las personas interioricen la autoayuda en contextos laborales, las consecuencias pueden ser enormemente negativas. Vania Papalini nos presenta algunas de ellas: opera un enmascaramiento de los malestares subjetivos y la disolución de los primeros síntomas de alerta, ayuda a crear personas resilientes que soportan más la explotación en vez de desafiarla, y finalmente se educa en la auto-responsabilización y la solución instrumental de los problemas, encubriendo de esta manera condiciones más amplias y generales que hacen posibles dichos problemas, desactivando de esa manera potenciales conflictos y reclamos (Papalini, 2015)

De “Querer es poder” a “Es preciso soñar...”: recuperemos la política
La frase “Querer es poder” es casi un leitmotiv de la cultura de autoayuda. Bajo dicha formación discursiva, se trata de una idea en exceso subjetivista que ensalza la voluntad sin tener en cuenta las condiciones de posibilidad de concretar dicha voluntad. Cuando se formula como máxima a propósito de la vida laboral y económica de las personas, no pasa de ser una versión sofisticada de la vieja idea reaccionaria y conservadora según la cual las personas son pobres porque quieren y lo único que se necesita para ascender socialmente es “Echarle ganas”. Pero en vez de rechazar el ensalzamiento vitalista de la voluntad podríamos intentar que asuma un cariz menos individualista, más orientado a la transformación colectiva, y libre de autoengaño.

Juan Carlos Monedero, uno de esos pensadores imprescindibles para pensar la política en el mundo contemporáneo, nos plantea lo siguiente: “Frente una sociedad que ofrece como solución leer libros de autoayuda, yo creo que la única autoayuda que funciona es la autoayuda colectiva, y la autoayuda colectiva se llama política”. Se podría argüir que es poco realista que la alternativa a la cultura de autoayuda sea simplemente la lucha política. Y esto es verdad hasta cierto punto. Después de todo, la autoayuda aparece como alternativa precisamente porque ayuda a lograr que los sujetos agobiados, sin cambiar las condiciones sociales y económicas, resistan y no colapsen en su cotidianidad. Y la cotidianidad no puede estar atravesada en cada momento por la lucha política.

Sin embargo, no dejan de ser falsificaciones las ideas centrales de la cultura de autoayuda según las cuales las condiciones en las que se desenvuelven los individuos son intransformables o incluso la idea de que el cambio social puede ser impulsado simplemente a partir del movimiento de cada “interioridad”. Por más difícil, y a veces decepcionante, que pueda ser el intento de transformar las estructuras económicas y sociales, esta permanece siendo una opción más realista y justa que la que nos ofrecen los discursos dominantes bajo el neoliberalismo. Por tal razón, mientras se busca promover que las inquietudes emocionales y subjetivas que subyacen al uso de la autoayuda por parte de las personas se canalicen hacia proyectos de transformación colectiva, habría que volver a la máxima leninista: “Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía“.

Bibliografía
Aguilar Torres, Eddison (2014), "Empresarios de sí mismos. La literatura de autoayuda y el mercadeo en red en la constitución de sujetos ético-económicos". En Artes de vida, gobierno y contraconductas en la prácticas de sí. Universidad Nacional de Colombia
Davies, William (2016) La Industria de la felicidad. Cómo el gobierno y las grandes empresas nos vendieron el bienestar. Malpaso Ediciones, S.L.U. Barcelona.
Ecker, T. Harv (2005) Los Secretos de la Mente Millonaria
Ehrenreich, Barbara (2011) Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo. Turner publicaciones.
Guevara, Camilo (2013) La Cultura emprenderista en Bogotá: consecuencias de las nuevas formas de gestionar el desempleo. Tesis de maestría en sociología. Universidad Nacional de Colombia
Illouz, Eva (2010) Introducción, en “La salvación del alma moderna. Terapia, emociones y la cultura de autoayuda.” Katz Editores
Papalini, Vania (2015) Garantías de felicidad. Estudio sobre los libros de autoayuda. Adriana Hidalgo Editora
“Entrevista a Juan Carlos Monedero: La política es conflicto” (2016) Horizontal http://horizontal.mx/la-politica-es-conflicto-entrevista-a-juan-carlos-monedero/
“¿Cuándo una hoja de vida es exitosa?” (2014) Periódico El Espectador http://www.elespectador.com/noticias/economia/cuando-una-hoja-de-vida-exitosa-articulo-472884
“Trabajadores felices hacen empresas más rentables y exitosas” (2016) Revista Dinero
http://www.dinero.com/empresas/articulo/trabajadores-felices-hacen-empresas-mas-rentables-y-exitosas/239207
“El “Coaching”, cada vez más presente en el mundo de los negocios” (2016) Revista Portafolio
http://www.portafolio.co/tendencias/coaching-empresarial-una-tendencia-en-alza-499236
Santiago Garcés Correa, Sociólogo. Estudiante de la Maestría en Estudios Sociales, en la línea de estudios laborales, de la UAM-Iztapalapa.

miércoles, 31 de mayo de 2017

La economía del conocimiento en un país en desarrollo: biotecnología en salud en Cuba. Alberto Díaz

“El futuro de Cuba tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia…”.

Fidel Castro, 1960 (en ese año Cuba tenía 24% de analfabetismo)

En noviembre de 2016, el The New York Times publicó una nota titulada “Acuerdo entre EE.UU. y Cuba para realizar una investigación clínica en el campo de la oncología del producto cubano Cimavax.” Un mes antes, el Gobernador de Nueva York Andrew Cuomo había anunciado que el Roswell Park Cancer Institute -una organización sin fines de lucro relacionada con el National Cancer Institute-, había recibido una autorización de la Food and Drug Administration (FDA) para realizar el ensayo clínico de Cimavax. Era la primera vez, desde la Revolución Cubana de 1959, que dos instituciones de EE.UU y Cuba habían obtenido los permisos para realizar un estudio de este tipo; aunque ya había otros acuerdos o compras anteriores no “tan oficiales” similares. Lo cierto es que noticias como las reseñadas antes nos hablan de la capacidad científico-tecnológico-industrial para el sector de la salud humana por parte de Cuba, y también del claro interés de los EE.UU por dichos desarrollos cubanos en el área de la salud.

1. Sobre la economía del conocimiento

Los acelerados, impresionantes y constantes avances y aplicaciones de la Ciencia y de la Tecnología (CyT) dieron lugar al nacimiento del concepto de Sociedad del Conocimiento (S.C.) que por lo general se ocupa de reseñar las grandes ventajas de este tipo de sociedad y deja de lado sus problemas y riesgos. Si bien son las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) las que más impactan cotidianamente en las industrias y en la sociedad en general (tal es así que han pasado a ser sinónimo de Tecnología en los medios masivos); el impacto industrial y económico de la electrónica, la biotecnología, la nanotecnología satelital, y la energía no ha sido menor en esta nueva S.C al punto de acuñarse un nuevo concepto de Economía del Conocimiento para nombrar este novísimo fenómeno.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha propuesto una definición de la Economía Basada en el Conocimiento (EBC) como aquellas “… economías basadas directamente en la producción, distribución y uso del conocimiento y la información”… “Esto se refleja en la tendencia de las economías de la OCDE hacia el crecimiento en las inversiones e industrias de alta tecnologías con trabajadores altamente calificados, asociados a las ganancias en la productividad”. “…. Sumado a las inversiones en conocimientos, la distribución del conocimiento a través de redes formales e informales es esencial para el buen resultado de la economía (1).

Obviamente será necesario adaptar e integrar tales economías a nuestras realidades latinoamericanas, proponiendo combinar las altas tecnologías y avances científicos propios, con nuestras empresas y sociedad y teniendo en cuenta, también, a las “médium” y “low technologies”. (2)

Por ejemplo -para tomar el caso de Argentina – es bien sabido que nuestro país no completó su ciclo de industrialización, y que en general existen industrias “no maduras” sin desarrollo tecnológico propio. En Biotecnología, hay algunas empresas que desarrollan y fabrican en el País, aunque todavía con un débil desarrollo tecnológico propio u original, y con escasa incorporación de los conocimientos generados en el sistema de CyT. Como bien ha dicho un conocedor del tema en Argentina, “La industria tiene un papel fundamental en la generación y difusión de las nuevas tecnologías. …… Es razonable que los países ya desarrollados se planteen empujar sus capacidades tecnológicas hacia las fronteras de la CyT. Pero en países como el nuestro, el avance de las capacidades tecnológicas se hace obteniendo y adaptando tecnologías ya creadas, hasta agotar las capacidades disponibles” (3)

Pues bien, considero que el ejemplo cubano es una posible fuente de inspiración para llevar la biología a la industria en general, y no sólo al sector de la salud o a sectores “de punta”, sino también a las PYMES (pequeña y mediana empresa), entre otros sectores. Lo cierto es que el avance acelerado de las ciencias biológicas de los últimos 40 años ha sido inmenso y “tiene una importancia social y cultural que es el lugar desde el que hay que mirar y desarrollar la Bioeconomía y no solo desde el aspecto industrial, comercial y económico” (4 ). Ahora bien, ¿qué diferencias relevantes hay entre la EBC en los países industrializados y en los países en vía de desarrollo?

2. La economía del conocimiento y la experiencia de la biotecnología en Cuba.

Agustín Lage Dávila ha sido el creador y Director del Centro de Inmunología Molecular (CIM) y uno de las cabezas impulsoras del éxito de la Biotecnología en Cuba. Según nos informa, hay cinco tesis que explican el éxito de la biotecnología cubana, a saber: a) la experiencia exitosa reconocida por sus impactos médicos, pero que esencialmente es una experiencia socioeconómica, de construcción de conexiones entre la ciencia y la economía, siendo éste, a su entender, el factor principal. b) por otro lado, siempre según Lage, lo que está sucediendo en biotecnología médica también ocurre en otras ramas… y de manera creciente penetra en todas los ámbitos de la economía” (ver más abajo la mención del ICIDCA). c) Todo estos desarrollos hacen más evidentes las contradicciones del modo capitalista de producción porque d) la ciencia asume un papel dual, por un lado posibilita la privatización del conocimiento pero, al mismo tiempo, puede servir para liberar conocimiento y combatir esa privatización y e) … el proceso de conexión entre la ciencia y la economía no debe ser un mecanismo ciego sino que requiere una conducción consciente. Un claro ejemplo de ello, siempre según Lage, es que desde los años 80 las máximas autoridades cubana se orientan, apoyan y se apoyan en la biotecnología. ( 5 )

Si bien la industria biológica aplicada a la salud es por lejos la más desarrollada; desde los 60 hay otros sectores con “menor contenido de ciencia de punta” que también son ejemplos de EC en Cuba. Es posible que la visión y orientación del Ministro de Industria de aquel momento -el Dr, Ernesto Guevara- quien en 1963 ya señaló las amplias perspectivas que se abrían a los derivados de la caña de azúcar: “ … es necesario trabajar para convertir en realidad que el azúcar…., sea un subproducto de la industrialización de la caña de azúcar para poder competir en cualquier mercado y asegurar la materia prima para la esfera química que es el futuro de la humanidad junto con la automatización” (6). Para materializar tales ideas se creó en 1963 el ICIDCA, el Instituto Cubano de Investigaciones de la caña de azúcar. En ese momento Guevara decía que “… el futuro de ICIDCA está en el énfasis cada vez más creciente de los procesos de fermentaciones que pueden permitirle al Instituto tener una tecnología de avanzada en este aspecto…”. El ICIDCA es un modelo de lo que hoy llamamos Biotecnología blanca con productos comercializados en todo el mundo y con asesorías y transferencia de tecnología dentro y fuera de Cuba.

Cuando se habla del conocimiento como un recurso productivo, hay que tener en cuenta que una cosa es producirlo y otra invertirlo para obtener recursos económicos. Como decía Jorge Sábato, científico y tecnólogo argentino, ya hace 40 años, “ obviamente la ciencia es condición necesaria pero ni con mucho condición suficiente”. Recuerdo que en una entrevista le preguntaron a Sábato “¿qué debería hacerse en Argentina- para aprovechar la capacidad científica y tecnológica de los investigadores?” y su respuesta fue que todo “depende del significado de “aprovechar”. Si se trata de “aprovecharla” para impulsar el progreso de la ciencia, entonces lo esencial es promover el trabajo de los científicos que son los que hacen ciencia. Si se trata en cambio de “aprovecharla” en la producción de tecnología, entonces lo anterior no es suficiente. Es esencial que al menos haya una política económica que incluya entre sus objetivos específicos el de lograr una capacidad autónoma de producción y distribución de tecnología en el circuito económico”. ( 7 )

3. Biotecnología cubana

En un artículo publicado en Nature Inmunology:“Conectando la investigación en inmunología a la salud pública: biotecnología en Cuba” ( 8), Lage decía que “una fotografía de la investigación en inmunología en Cuba muestra una comunidad de 600 inmunólogos formados, 10 instituciones científicas con base en la inmunología, …. Una red nacional de 137 laboratorios de inmunoensayos, … incluyendo 7.000 científicos e ingenieros ….. y varias plantas de producción modernas (Manufacturing Facilities) para vacunas, citoquinas, anticuerpos monoclonales y sistemas de inmunodiagnóstico. Pero lo más remarcable es la íntima conexión de la investigación en inmunología con la salud pública!.

Entre otros resultados Cuba tiene el más amplio programa de vacunación del mundo según OMS (Organización Mundial de la Salud), incluyendo coberturas universales de los recién nacidos contra 13 enfermedades, mientras que el programa de la OMS tiene 7 vacunas (VER TABLA 1). Tal vez lo más llamativo es que los hospitales y centros de atención médica en Cuba utilizan regularmente los biofármacos, incluyendo los de última generación que son producidos en Cuba, de acuerdo a las normas de calidad internacional. Varios de éstos, como los AcMc, son biofármacos de alto costo; en Argentina hace tres años atrás los medicamentos de alto costo representaban el 55% de del gasto de este tipo de medicamentos.

En el 2012 el Polo Científico se unió con las empresas de la Industria Farmacéutica y organizaron la empresa BIOCUBAFARMA (https://www.ecured.cu/BioCubaFarma ), cuyos resultados se hacen evidentes en la siguiente Tabla.

“En los primeros años del siglo XXI los productos de la biotecnología y la industria farmacéutica…. pasaban a ser el segundo renglón de la explotación material en la economía cubana” se leía en la editorial de Nature en 2009 (“ Cuba’s biotech boom”). Y agregaba también que “Los EE.UU harían muy bien en levantar las restricciones a las colaboraciones con los científicos de la Isla. …donde existe un Sistema Sanitario en el mundo en desarrollo, que cuenta con una establecida industria biotecnológica, la cual ha crecido rápidamente a pesar de no contar con un modelo de financiamiento del “ venture-capital” , modelo que los países ricos consideran un pre-requisito. Este crecimiento en biotecnología ha sido un modelo “ top-down”, como muchos cambios en la Cuba de Castro…... Pero el crecimiento también se debe en gran medida al deseo individual de los investigadores de hacer una contribución a la sociedad. … El modelo de capital de riesgo ( venture-capital model’s) es una promesa muy linda para los ricos, así parece, pero no es esencial.”

La estrategia y la capacidad de la Biotecnología cubana es lo que hizo posible trazar este puente entre la investigación y la aplicación sanitaria de los medicamentos y diagnósticos; seguramente hay que poner estos avances dentro de una concepción política general que está marcada por la frase de Fidel Castro en 1961 del comienzo de este artículo. La Biotecnología es una actividad industrial con una base fuerte en la ciencia (pero no es sólo biología molecular). Es una actividad altamente innovadora, que constantemente coloca nuevos productos aptos para crear nuevas empresas de I y D, fundamentalmente (las conocidas como “biotech”). En los países desarrollados por lo general se integra a la cadena de producción y comercialización, y algo similar ocurre en Cuba a través de las unidades de Desarrollo, producción y comercialización. Como señala Lage “La salud pública es un logro social y no sólo médico”. El contar con industrias de estas características retroalimenta la investigación y facilita la incorporación de los conocimientos a la economía. Estos productos fabricados hoy en Cuba -biofármacos, vacunas, diagnósticos- no sólo se usan en el sistema sanitario cubano gratuitamente, sino que se exportan y comercializan a más de 40/50 países del mundo. El “pipeline” tiene 91 nuevos potenciales productos que están siendo investigados. Más de 60 ensayos clínicos se están desarrollando con la participación de 65 hospitales. Más de 900 patentes presentadas en el exterior.” (8). Están comenzando un estudio clínico de un nuevo Anticuerpo Monoclonal (NeuroEpo) para el tratamiento de la Enfermedad de Alzheimer, molécula original (9).

Más allá de modelos políticos y de desarrollo industrial, lo que se comprueba en el caso cubano es la integración del sistema de innovación (ciencia, tecnología, industria) a las necesidades sanitarias de toda su población, fortaleciendo su capacidad industrial de manera de tener independencia en las políticas de salud, de medicamentos en especial.“Nuestro desafío ahora son las enfermedades crónicas, las políticas sanitarias y sociales han determinado cambios en la demografía de los cubanos, nuevas necesidades sanitarias, relaciones con los investigadores. Se necesita mayor investigación en cardiovascular, cáncer, en autoinmunidad, entrar en sistemas complejos a la que pertenece el sistema inmune.” Y finaliza con esta reflexión: “La investigación en inmunología (aclaración: o en otras áreas biológicas) está creciendo como un tema global, pero los puentes uniendo la ciencia a la salud pública (y también a la economía) son todavía principalmente locales. El proceso de construcción de estas conexiones locales no es espontanea ni trivial, por lo que es necesario enfatizarlo acá” (8).

Concluyamos con un resumen de las ideas y conclusiones dignas de tener en cuenta de la experiencia cubana:

a) En Cuba hubo un proceso socioeconómico muy positivo de conexión entre ciencia y economía;

b) Es importante, como ocurrió en Cuba, que ese proceso haya tenido una conducción consciente (y política)

c) Es necesario que los gobiernos impulsen experiencias similares en lo que hace a la biotecnología como puente que conecta las investigaciones biológicas con la salud pública;

d) Rol de las unidades de desarrollo, producción y comercialización (MANUFACTURING);

e) El modelo de Venture Capital no es esencial para llevar conocimientos a la economía..

Todo ello sería útil y necesario para nosotros, que habitamos países en desarrollo.

BIBLIOGRAFÍA

1 – OCDE. – “The knowledge based economy” , París , 1996, https://www.oecd.org/sti/sci-tech/1913021.pdf

2- Mempo Giardinelli:“La sociedad del conocimiento es de un cinismo total” http://www.unsam.edu.ar/tss/mempo-giardinelli-la-sociedad-del-conocimiento-es-de-un-cinismo-total/ Mjuica, Pepe, “Cómo distribuir la inteligencia”, Texto publicado el día domingo 16 de agosto de 2009 por el Diario Miradas al Sur, que forma parte de un discurso del Mujica en un encuentro con intelectuales uruguayos en el Palacio Legislativo de Uruguay

3 - – R. Fabrizio: “Proyecto Productivo Nacional: Modelo CANGURO” - Industrializar Argentina. N°30- Noviembre 2016. Páginas 10 – 13.

4 – Alberto Díaz – “Biología y la evolución de la sociedad”. – Revista Ciencia Hoy - Febrero 2017.

5 – Agustín Lage Dávila. “La Economía del Conocimiento y el Socialismo” – Editorial Academia – La Habana – Cuba – 2013.

6 – Ernesto Che Guevara. “Ciencia, Tecnología y sociedad- 1959 -1965”. Editorial Academia. La Habana.2003. Páginas 15 – 17.

7 - Jorge Sábato, Ensayos con Humor – Editorial La Urraca, Argentina, 1983, página 28 y 135. Entrevista realizada en 1974.

8 - Agustín Lage – “Connecting immunology research to public health: Cuban biotechnology” Nature Immunology - Febrero de 2008- pag. 109 – 112.

9 - http://registroclinico.sld.cu/ensayos/RPCEC00000185-Sp - Consultado Mayo 2017.

Alberto Díaz Quimico.Universidad Nacional de Quilmes/ Universidad de Buenos Aires, República Argentina. Fuente: www.sinpermiso.info, 28 de mayo 2017.

http://www.sinpermiso.info/textos/la-economia-del-conocimiento-en-un-pais-en-desarrollo-biotecnologia-en-salud-en-cuba

Entrevista a Bertrand Tavernier. En defensa del cine “La derecha y algunos ignorantes de la izquierda quieren terminar con el cine”

El cineasta firma una apasionada declaración de amor por el cine francés en Las películas de mi vida, una "autobiografía visual" testimonio de su admiración, con la que, además, denuncia la amnesia cinematográfica y la obligación social y política de defender el cine

No es un milagro. Es puro y contagioso amor por el cine. Después de ver las más de tres horas de Las películas de mi vida, de Bertrand Tavernier, lo único que de verdad quieres en ese momento, en la oscuridad de la sala de cine, es más cine, quieres ver las 94 películas que este gigante del cine francés ha mencionado en esta apasionante "autobiografía visual". “Es un testimonio de mi reconocimiento, de mi admiración, de mi respeto”, dice el cineasta, que propone en su película un excitante viaje personal por el cine francés desde los años 30 hasta los 70, en que él mismo se convirtió en director.

Estrenada en Cannes, la película que inauguró después Zabaltegi en el Festival de San Sebastián, es una de las declaraciones de amor por el cine más emocionantes de los últimos tiempos. Gemela de las que ha hecho Martin Scorsese en A Personal Journey with Martin Scorsese Through American Movies (Un viaje personal con Martin Scorsese a través del cine americano) e Il mio viaggio in Italia (Mi viaje a Italia), la película es, además, un elocuente documento de defensa del cine, en un momento en que “los políticos de derechas y algunos ignorantes de la izquierda quieren terminar con él”.

Todo comenzó en la cama de una clínica de los Alpes, donde el pequeño Bertrand Tavernier se curaba de tuberculosis. Allí vio Dernier atout, un divertido policíaco con el que debutó Jacques Becker en 1942, y allí empezó su emocionante viaje por el cine. Jean Renoir, Melville, Marcel Carné, Godard, Truffaut, Bresson, Louis Malle, Jean Vigo, Claude Sautet, Jacques Demy, Julien Duvivier… Y el inmenso actor Jean Gabin.

Hay mucho Jean Gabin en esta película…
Jean Gabin es Francia. Es el símbolo del compromiso con Francia. Hizo muchas películas muy buenas. Eso nunca es una coincidencia. Es importante saber que el gobierno de Vichy le hizo muy buenas ofertas para que se quedara durante la guerra, pero él decidió irse a EE.UU. y solo volvió para ponerse del lado de la Francia Libre de De Gaulle. Jean Gabin es uno de los que más me ha impresionado en el cine. Además, su francés era realmente extraordinario.

¿Por qué ha hecho esta película?
Por agradecimiento a los cineastas que forman parte de mi vida, porque quiero que todo el mundo tenga el mismo amor que tengo yo por estas películas. Por la humanidad, la emoción, la exigencia… Dos o tres veces hablo en la película de mis ‘shocks’. Todas las películas que nos encantan son un shock. Y haciendo este trabajo, descubrimiento tras descubrimiento he ido encontrando otras películas, a veces de un modo demasiado pintoresco, que también me han encantado. La mayoría las descubrí en cines de barrio. Veía una de Melville y solo pensaba que quería ver más películas de ese director.

¿Las películas de mi vida es también una forma de llamar la atención sobre la obligación de defender el cine?
Hay que defender como sea el cine y también su industria que, por cierto, crea muchos puestos de trabajo. Pero los movimientos políticos de derechas y algunos ignorantes de izquierda quieren terminar con él. Me alegro muchísimo de que la gente del cine en Francia se haya preocupado por la política, porque así es cómo estamos evitando que se carguen el cine.

Usted preside el Instituto Lumière, que se dedica a la conservación, ¿cuánto hay en su película de esa necesidad de conservar el cine?
Mucho, es un grave problema en el mundo. Aunque Francia empezó pronto a comprar películas para salvarlas. Es muy muy importante el trabajo que hace Martin Scorsese en The Film Fundation.

Inevitable hablar de las dos películas de Scorsese sobre el cine de EE.UU. y el italiano. Admiraba y admiro mucho lo que hizo, ¡alguien que dedica su tiempo a hacer una película sobre el cine de EE.UU. y otra sobre el cine italiano! Reconozco que me emocionó más lo que hizo del cine italiano. Y yo hacía mucho que tenía ganas de hablar del cine francés, por eso este testimonio de mi reconocimiento.

¿Sentir admiración hacia el trabajo de otros influye en el trabajo propio?
Mucho. Yo quería rendir de una manera muy espontánea mi admiración. Diría, además, que si tienes facilidad para admirar lo de otros, creces mucho y no pierdes el tiempo mirándote a ti mismo, que es lo que hacen muchos en el cine. Y la admiración puede tener múltiples caras.

Usted, que fue jefe de prensa de la Nouvelle Vague, no la menciona en la película. ¿No le parece importante en la historia del cine francés?
No era un movimiento, no tenían nada en común. No compartían, como Renoir, René Clair, Marcel Cané… el realismo poético. Nouvelle Vague no quiere decir nada, cada uno de ellos tenía una sensibilidad distinta. Lo único es que rodaban con cámara ligera, rápida. No quiero hablar de la Nouvelle Vague, lo que me interesa es el genio de Godard, el talento de Truffaut, de Agnès Varda… La Nouvelle Vague parece lo más importante del cine francés, pero eso es solo por ignorancia y por esa tendencia fanática de la crítica. Yo amo el cine, no le pongo etiquetas. Eso no quiere decir que no tenga espíritu crítico, que, por cierto, empieza a ser muy raro en este mundo de ‘las cifras de recaudación’. Cahiers du Cinema, que es una revista muy importante, hizo mucho daño al cine anterior a los años cincuenta. Dictaban sentencia.

Parece que sufrimos una especie de amnesia histórica del cine, ¿usted qué opina?
Lo mismo. Y la amnesia no es una cualidad. No se puede reducir la historia del cine a unos años, olvidando, por ejemplo, el cine de la ocupación en Francia. Es como decir que el cine español nace con Almodóvar, ¿y todo lo de antes? Saura, por ejemplo. ¡Esos cineastas consiguieron sobrevivir con Franco! Sin embargo, hay directores en España que tratan de demostrar que no existieron las películas anteriores. A partir del momento en que aceptamos la dictadura de la facilidad descarrilamos. En Francia pasa un poco igual. Y en EE.UU., aunque no pasa con Scorsese, Coppola, Robert Altman, herederos de Howard Hawks, Lubitsch, Preminger, John Ford… Podríamos acordarnos un poco más de ellos, valdría la pena.

Usted ha aprendido mucho del pasado del cine francés…
Del pasado siempre se aprende algo, pero hay que intentar no quedarse en él. Me enferma la nostalgia. Las películas francesas de la primera mitad del siglo XX hablaban de cosas de mucha actualidad hoy, de los inmigrantes, de los trabajadores, de la guerra, la ecología… Luego en la segunda mitad, el cine francés se olvidó de los obreros. Si el cine se olvida de la clase obrera empiezan a ganar terreno los ultraderechistas. La memoria es fundamental y es una cosa que te exige tiempo y el tiempo es lo que hace que dejemos a un lado lo superficial y lo estúpido. Hay que olvidarse de lo estúpido y curar heridas.

¿Siente que en Francia hay respeto por el cine?
Hay una buena parte de productores que no quieren que haga la segunda parte de la película, a partir de los años 70, y, sin embargo, es una de las que mejor se ha vendido en el extranjero, en todos los países. Esta se ha hecho gracias a Pathé y Gaumont, que no son cualquiera. Pero constantemente escucho a los productores decir que este tema no le interesa al público. Lo mismo he escuchado en otros momentos de mi carrera de la Guerra del 14, de la escuela y la educación, de la policía… En efecto, creo que muchas instituciones que deberían luchar para proteger la memoria del cine, no lo hacen. Pero, en general, hoy no se lucha mucho por nada, ni por la televisión pública, ni por la escuela, ni por la sanidad, ni por la cultura…

La opción ha sido hacer una serie para televisión.
Sí. Son ocho capítulos de una hora. No habrá segunda parte de la película porque no encuentro el dinero, pero sí hay dinero para la serie de televisión.

@begonapina

Fuente: http://www.publico.es/culturas/bertrand-tavernier-derecha-y-ignorantes.html

Valentín Ladrero publica “Músicas contra el poder” (La oveja roja) Música popular y resistencias en el siglo XX.


Enric Llopis


“Nunca se supo quién cantó por primera vez una estrofa de ‘blues”, recuerda Valentín Ladrero. Pero allí radicaba el origen de buena parte de la música negra que se produjo a lo largo del siglo XX. Se trataba con el ‘blues’ de aligerar la tristeza, expansionar la ira y celebrar el gozo de la población afroamericana, puede que en un campo de trabajo al norte del Misisipi, en una granja aislada o en la velada en unos almacenes vacíos de los Estados Unidos, durante las primeras décadas del siglo XX. Esta música que aspiraba a la libertad –fundamentada en los mitos de la muerte, el sexo y el diablo- partía de los “hollers”, los cantos de labor de aquellas cuadrillas que retiraban de sol a sol piedras de las carreteras o se dejaban la piel en las plantaciones de algodón. “Mientras el ‘jazz’ representó el bullicio festivo de la vida en comunidad, el ‘blues’ caviló en soledad sobre su conflicto con las leyes redactadas por el hombre blanco”, resume Ladrero en el libro “Músicas contra el poder. Canción popular y política en el siglo XX”, publicado en 2016 por Ediciones La Oveja Roja.

El autor comienza el libro dando cumplidas explicaciones sobre esta música que representó la mugre y los problemas; aunque en los años 20 del pasado siglo el ‘blues’ rompió el aislamiento y, debido a que se optimizaron las grabaciones, llegó tanto al proletariado negro urbano como a algunos blancos liberales. Y se socializó esta música del sufrimiento. Sloan, Patton, Johnson, Son House… Después irrumpió la “Gran Depresión” y se desplomaron las grabaciones de ‘blues’ en Estados Unidos, como acreditan por ejemplo las ediciones de copias de la Compañía Columbia. Sin duda fue una manera de hacer música que dejó huella. “Con el ‘blues’ la población blanca norteamericana conoció por primera vez, en el siglo XX, la sensibilidad artística y las condiciones de vida de la población negra”, explica el autor del libro. Después advino otro género afroamericano, montaraz y voluptuoso, el ‘jazz’, asociado a la innovación, los experimentos y las rupturas. Y también a la política, como se aprecia en la implicación del ‘free jazz’ en la lucha por los derechos civiles.

El magno trabajo de Valentín Ladrero, de 670 páginas, tal vez se explique mejor con unos trazos biográficos. El autor pensaba dedicarse al periodismo o la sociología, pero tras empezar a colaborar en la prensa y la radio se adentró en el mundo de la música. Y así, durante quince años, trabajó en la industria discográfica. Hasta que se lo dejó y actualmente participa en el movimiento ecologista. Ya no se acerca a la música del mismo modo que en su etapa profesional, ahora escribe, habla y escucha discos sin las ataduras de antaño.

En “Músicas contra el poder” se refiere al “hedonista”, “salvaje” y “orgulloso” ‘funk’, que se abrió paso como alternativa al optimista y algodonoso ‘soul’ de manera que lo “negro” se tornó aún más amenazante. Estas palabras recogidas en el Festival de Wattstax (Los Ángeles, 1972) recogen las ambiciones de una época: “¡Poder para la gente de color! ¡El poder del soul! ¡Poder negro! ¡Queremos poder y lo queremos ahora! ¿Queréis escuchar funk?” Del partido de los Panteras emergieron bandas como The Lumpen, en alusión a los jóvenes residentes en las viviendas del gueto. Fueron los años del Black Power, “nunca antes la población afroamericana tuvo tanto empeño en devolver con la misma moneda tantos siglos de humillación y racismo”, explica el escritor. Y así, en el libro se suceden las descripciones de géneros (populares) vinculados a la protesta. Del paro y las drogas en los barrios estadounidenses surgió el ‘hip hop’, con raíces en el grafiti. En los años 80 del siglo pasado, el ‘hip hop’ político en Estados Unidos engarzaba con la tradición de los Panteras y el Ejército de Liberación Negro.

El texto de Valentín Ladrero aborda múltiples frentes, entre otros la guerra española de 1936. El sector republicano difundió las canciones populares y obreristas, algunas de ellas publicadas durante la conflagración: “Cancionero Juvenil”, “Seis canciones de guerra” o el “Cancionero de las Brigadas Internacionales”, en 1938. En el frente se hacía uso, asimismo, de las danzas regionales, la Internacional y el Himno de Riego. “‘¡Ay Carmela!’ fue una de las canciones más populares de la guerra”, detalla Ladrero. El libro penetra en pormenores como la experiencia del corresponsal del “Afro-American” de Baltimore en Madrid, Langstone Hughes, quien observó la admiración de los miembros de la Alianza de Intelectuales Antifascistas cuando llegó con una caja repleta de ‘swing’. Sin embargo, la música también anidaba en el “vientre de la bestia”, en palabras del autor de “Músicas contra el poder”. El ministro de Propaganda del III Reich, Joseph Goebbels, no tenía en estima una de las canciones que expresó toda la crudeza de la contienda, “Lilí Marlén, canción de un joven centinela”. La consideraba “sentimental y decadente”. A Hitler le obsesionaba Wagner, pero el nazismo estigmatizó el ‘jazz’ por tratarse, supuestamente, de una música “degenerada” debido a su origen negro.

El tercer bloque del libro, sobre la canción popular, atraviesa el océano. Un periódico argentino empleó por primera vez el término “tango” en 1886. Fue, según Ladrero, “el bálsamo y prodigio que llegó para curar las heridas de una Argentina en construcción”. En el tango cobraron sentido grandes palabras como deshonra, traición, hambre y sexo. Junto a toda la metafísica, hubo canciones y tangos anarquistas, que se agregaron a las milongas, habaneras y guajiras. Cátulo Castillo compuso tangos de carácter social, por ejemplo “Tinta Roja”, “El Aguacero” y “Caminito al taller”, pieza interpretada por Carlos Gardel en 1925. Celedonio Flores, llamado “el hijo del pueblo” escribió en 1932: “Quisiera que alguien pudiera escucharlo/en esa elocuencia que las penas dan,/y ver si es humano querer condenarlo/por haber robado/¡un cacho de pan!”

Otra metafísica (libertaria) es la del flamenco, creación de los gitanos andaluces en un contexto de hambre y durísimas jornadas en el campo. A menudo se ha establecido la comparación entre el ‘blues’ y el flamenco, ambos surgidos a partir de la identidad étnica y la marginación social. El libro “Andalucía: su comunismo libertario y su cante jondo”, de Carlos y Pedro Caba, afirma dónde escuchar en todo su vigor el cante jondo: en el campesino solitario, el recluso de la penitenciaría, la mujer del prostíbulo y el obrero de la mina. Además, en la calle y en medio de la epopeya barrial de los extrarradios nació en los años 70 la rumba. Igual que el cine quinqui y que palabras como chabolo, chorar, chorbo o chatarra. La rumba como “un acto asilvestrado ininteligible para el poder, enseñando los dientes torcidos y los tatuajes de la cárcel, el lugar más citado en sus letras”, escribe el autor de “Músicas contra el poder”. Los chunguitos cantaban letras de esta guisa: “Si me das a elegir entre tú y mis ideas,/que yo sin ellas/ soy un hombre perdido/ay amor, me quedo contigo”.

Muy poco que ver con la explosión libertaria de la “chanson” y el mayo del 68 o, antes, con la bohemia existencialista de la Francia liberada, la resistencia y el periodo de entreguerras. Siempre con un modo singular de concebir la libertad, en la diversa nómina de la “chanson” figuran artistas como Maurice Chevalier, Charles Trenet, Boris Vian, Yves Montand, Juliette Gréco, Leo Ferré (“Hablo, ladro como un perro. Soy un perro”), Georges Moustaki (quien cantó el derecho a la pereza y la felicidad) o el belga Jacques Brel. El recorrido continúa con la canción política italiana, a partir de la experiencia de la segunda guerra mundial y en los años 60 con las revueltas, manifestaciones y ocupaciones de fábricas. Así, se difundieron piezas del cancionero como “Cara moglie”, de Ivan Della Mea. En 1961 Gianno Bosio y Roberto Leydi fundaron Edizioni Avanti! con el fin de difundir la canción política. Pero además de los grandes procesos y tendencias, el libro de “La oveja roja” se detiene en la caracterización de significados artistas. Violeta Parra se quitó la vida el cinco de febrero de 1967, antes de la victoria de la Unidad Popular chilena. En canciones como “La Carta” hace ver toda la dureza de la lucha de clases: “Me viene a decir la carta/que en mi patria no hay justicia,/los hambrientos piden pan,/plomo les da la milicia, sí”.

Las canciones de amor y combate de la Nueva Troba Cubana, el “corrido” durante la revolución mexicana, la voz libre de Paco Ibánez (“Galopa caballo cuatralbo, jinete del pueblo que la tierra es tuya/¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar!”), las “Trovas do vento” de la Revolución de los Claveles… Y el punk: “Un escorzo anfetamínico del viejo ‘rock and roll’, una deformación del caos y el ruido; su falta de pericia instrumental fue sustituida por actitud y carácter, acelerando y memorizando antiguos acordes aprendidos en las casas okupadas”, explica Valentín Ladrero. El movimiento se despliega –en todo su nihilismo- durante la crisis más aguda tras la segunda guerra mundial. ¿Y el ‘reggae’? “Fue el ‘soul’ jamaicano, cuajado por la protesta y el sufrimiento”, subraya el autor. “Se impregnó del relato político, de la trascendencia política rastafari y de las fantasías afrocéntricas recogidas en los textos de los intelectuales radicales negros de principios de siglo”. En el libro hay también espacio para el más rápido y más peligroso Hardcore, las maneras de vivir del rock urbano, el sonido altermundialista o la música industrial y el cibercapitalismo.