sábado, 2 de febrero de 2019

Una brújula moral de la izquierda. Obituario de Erik Olin Wright (1947-2019)


CTXT

Erik Olin Wright se radicalizó en los años sesenta y ya nunca dejó de ser marxista pues su brújula moral sencillamente no le permitió desviarse de esa senda. Con su muerte, la izquierda ha perdido a uno de sus intelectuales más brillantes



Erik Olin Wright en una conferencia organizada por la Fundación Rosa Luxemburgo en 2011.


PATRICK STARY - RLS

El miércoles [23.01.2019] murió Erik Olin Wright, solo unos meses después de recibir un diagnóstico de leucemia avanzada. Durante los primeros días que siguieron al diagnóstico, se dedicó a dar los últimos retoques a su libro How to be an Anti-Capitalist for the Twenty-First Century, que se publicará a fines de este año.

Seguramente, si Wright hubiera sobrevivido, ese no sería su último libro. Aunque ya tenía setenta y un años, una edad en la que la mayor parte de los pensamientos de los académicos se concentran principalmente en el retiro, Wright ni siquiera había considerado tal intención. “Planeo ‘profesar’ el derecho hasta el final” solía bromear [haciendo un juego de palabras con el sentido de la palabra right]. Continuaba siendo increíblemente activo, produciendo profusamente nuevos textos, supervisando doctorados, viajando y dando conferencias.

Aun cuando nos deja una obra enorme escrita a lo largo de más de cuarenta años, uno no puede dejar de sentir que su agenda ha quedado abruptamente interrumpida. Quienes lo hemos conocido y amado hemos perdido a un querido amigo. Y la izquierda, que hoy muestra signos de revitalizarse tras años de retraimiento, ha perdido a uno de sus intelectuales más brillantes.

El carácter central de la clase
Erik será recordado como el más importante teórico de las clases de la segunda mitad del siglo XX y como el máximo sociólogo marxista de su tiempo.

Irónicamente, cuando presentó su tesis de doctorado en la Universidad de California en Berkeley solo tenía la intención de clarificar brevemente el lugar que ocupa el concepto de clase en la teoría marxista, para poder pasar a ocuparse de su verdadero interés que era la teoría del Estado. Pero pronto se dio cuenta de que el tema no admitiría un tratamiento somero. Y pensó que resolver las cuestiones de su estatus conceptual, sus pretensiones teóricas y sus predicciones empíricas le llevaría un poco más de tiempo… quizá algunos años.

De hecho, le llevó cuatro libros, decenas de artículos y la creación de un equipo de investigación diseminado por varios países, un proceso que se extendió a lo largo de un cuarto de siglo. Cuando Erik sintió que era el momento de avanzar hacia el siguiente proyecto, había refinado el concepto de clase mucho mejor que cualquier otro marxista anterior a él y había obligado a los representantes de las instituciones dominantes a reconocer, por primera vez en el siglo XX, su validez.

Si bien a menudo se le ha descrito como un “neomarxista” –una expresión que sugiere un distanciamiento de la tradición clásica–, la conceptualización de la clase propuesta por Erik O. Wright era completamente ortodoxa y se fundaba en tres proposiciones centrales.

En primer lugar, mientras las teorías de la corriente dominante consideran que la clase está conectada con el ingreso, Erik reflotó la opinión de Marx para quien la clase era una relación social fundada en la explotación. La explotación se da cuando un grupo hace derivar sus medios de vida del control del trabajo de otro grupo. De modo tal que lo que determina la clase de una persona no es su ingreso sino cómo gana ese ingreso. En segundo lugar, puesto que la clase se basa en la extracción forzada del trabajo, es necesariamente antagonista. Requiere que la clase dominante socave el bienestar de los grupos subordinados, lo cual, a su vez, tiende a generar la resistencia de estos últimos. En tercer lugar, en ciertas condiciones, ese antagonismo adquiere la forma de conflicto organizado entre las clases o la lucha de clases.

Pero esta formulación creó el rompecabezas central de todas las teorías de clase marxistas: ¿cómo explicar la existencia de la clase media? Si el capitalismo es un sistema económico en el que hay explotadores y explotados, ¿qué decir entonces de las personas que están en el medio, que parecen no pertenecer a un grupo ni al otro? Un ejemplo clásico es el de los comerciantes o el de los profesionales asalariados. ¿Son explotadores o explotados?

Muchos marxistas respondieron a este interrogante sugiriendo dos soluciones posibles. La primera, que el capitalismo mismo resolvería el problema de la clase media quitándosela de encima. El mismo Marx en algunas de sus formulaciones sugería esta posibilidad: con el tiempo, las personas pertenecientes a esa clase se sumergirían en la clase trabajadora o se elevarían a las filas de los capitalistas. El desafío conceptual tenía en sí mismo fecha de caducidad.

La segunda solución consistía en sugerir que, aun cuando muchas personas parecieran estar en el “medio”, aquello era una ilusión que desaparecía cuando se observaba más atentamente su situación. Según este argumento, bien miradas, la mayoría de las personas pertenecientes a la “clase media”, en realidad, era simplemente trabajadores y solo una pocas eran capitalistas.

De manera que, mientras la primera posición afirmaba que en algún momento del futuro habría solo dos clases, la otra sostenía que ya ahora había solo dos clases. Desde uno y otro punto de vista, el resultado era el mismo: solo dos clases.

Erik rechazó ambas posiciones. Primero, estaba claro que la clase media no era una categoría residual, condenada a desaparecer con el paso del tiempo. El capitalismo creaba activamente las ocupaciones que identificamos con ese estrato social: siempre habría tenderos, gerentes de nivel medio, profesionales asalariados, etcétera. Segundo, si bien es verdad que muchos “profesionales” solo son trabajadores altamente cualificados, hay otros que son mucho más que eso. Son personas que tiene auténtica autoridad sobre otros trabajadores, cuyos ingresos proceden solo en parte de un salario y que tienen control genuino sobre su propio trabajo. El poder y la capacidad de decisión de los que gozan parecen cualitativamente diferentes de los de un trabajador asalariado. Por lo tanto, la clase media existe. La cuestión es: ¿cómo la incorporamos al marco marxista?

La solución de Erik parece simple pero era profunda. Definía la clase media como aquellos grupos que contenían elementos de ambas clases: la del capitalista y la del trabajador. Los comerciantes comparten algunas cualidades con los capitalistas porque son los dueños de sus medios de producción, pero también con los trabajadores, porque tienen que ser participantes activos en el trabajo de la tienda. Los gerentes de nivel medio tienen algunos de los poderes de los capitalistas por cuanto ejercen poder sobre los trabajadores, pero, como estos, carecen de control real sobre las decisiones de inversión.

De ahí llegó Erik a su famosa conclusión: la clase media ocupaba posiciones contradictorias dentro de la estructura de clases. Lo cual, políticamente, significaba que esta clase tendía objetivamente hacia una y otra dirección, hacia el mundo del trabajo y el del capital. Pero no podía predecirse hacia cual de las dos irían a parar sus miembros. Esto dependería de cómo convergieran la política y las circunstancias en cada momento determinado.

Soñar de manera realista
Erik comprendió que, por más que los marxistas trataran la clase como un concepto científico, la clase tenía además un apuntalamiento normativo. Decir que el capitalismo se basa en la explotación es lanzar un acusación moral contra el sistema. Nos exige trabajar en pos de una sociedad que no se base en que un grupo subordine sistemáticamente a otro, una sociedad en la que el alcance del desarrollo individual no quede paralizado por las privaciones y la inseguridad.

Pero en las postrimerías del siglo XX, muchos progresistas habían perdido la confianza en la posibilidad de semejante alternativa. En los años felices de la izquierda, había habido dos fuentes de esperanza. Para muchos, fue la existencia de la Unión Soviética, que pareció la evidencia concreta de que era posible trascender el capitalismo. La segunda fuente de optimismo procedía del interior mismo del marxismo, de su teoría de la historia, que parecía prometer que el capitalismo, tarde o temprano, daría paso a un nuevo sistema económico, así como los sistemas que los precedieron habían engendrado formas más avanzadas de organización social.

Al finalizar el siglo, estas dos creencias andaban en harapos. El modelo soviético no solo se había derrumbado sino que su desaparición parecía desacreditar la idea misma de una sociedad poscapitalista. Y muchos marxistas, tal vez la mayoría, habían llegado a juzgar que el materialismo histórico ortodoxo era una teoría con profundos defectos.

El mismo Erik llegó a esta conclusión en un largo compromiso con la teoría, tal como la había desarrollado su buen amigo Gerald Cohen. No había ningún telos histórico que condujera a un futuro socialista. Amplios sectores de la izquierda no solo descreyeron de la posibilidad del socialismo sino que además ni siquiera tenían claro qué clase de forma institucional podría encarnarlo.

Reconociendo el efecto debilitante que tendrían estos sentimientos en la práctica política, Erik se lanzó al siguiente proyecto de su carrera: la serie de la Utopías Reales [Real Utopias series]. La idea básica era sencilla. Históricamente, los marxistas habían seguido el desdén que el propio Marx había manifestado por los proyectos detallados de la sociedad futura, que con demasiada frecuencia degeneraban en fantasías utópicas. Pero, como señaló Erik, este rechazo tradicional de los modelos sociales se había convertido en un lastre. Si pedimos que la gente se sacrifique y se arriesgue por un futuro mejor, tenemos que proporcionarles alguna idea de qué es aquello por lo que están peleando, algo más que un conjunto de principios. Las personas necesitan saber cuál podría ser la alternativa.

Erik lanzó el proyecto de las Utopías Reales para generar propuestas concretas para las instituciones que encarnaran los principios socialistas. Era utópico en el sentido de que procuraba impulsar ideas muy ambiciosas, suficientemente audaces para concebir formaciones sociales fundamentalmente diferentes del capitalismo, pero eran ideas sustentadas en la realidad pues se basaban en la experiencia real dentro del capitalismo.

El argumento básico del proyecto aparece expuesto en su libro Construyendo utopías reales , aunque, en gran medida como el proyecto anterior sobre la estructura de clase, fue un trabajo en colaboración y de alcance internacional. Durante más de quince años, este proyecto generó una media docena de volúmenes editados, cada uno de los cuales se organizó alrededor de una propuesta concreta –por una reforma legislativa, por la igualdad de géneros, por la democracia en los lugares de trabajo, etcétera– y contó con la participación de docenas de destacados académicos.

Resistencia moral
Erik estuvo inmerso en la teoría marxista y su desarrollo durante medio siglo. Se adhirió a ella a fines de los años sesenta cuando muchos de sus pares se radicalizaban en las universidades. Pero, aun cuando su generación se apartó de la política socialista y de la teoría marxista, él permaneció firme.

Lo más notable de esta decisión es que la tomó teniendo muy pocos de los apoyos sociales con que supuestamente cuenta uno en esos casos. Erik nunca formó parte de una organización política. Ni estuvo respaldado por un medio intelectual de izquierda como Socialist Register ni New Left Review. No participó de manera particularmente activa en la política local y hasta sus círculos sociales eran francamente típicos de la élite académica estadounidense. Nada en su contexto social e intelectual parecía impulsarlo a su largo compromiso de varias décadas con el marxismo.

La resistencia de Erik nacía del interior de sí mismo, de una singular integridad moral e intelectual. Fue uno de esos raros individuos que, una vez que han reconocido la verdad de una proposición, sencillamente no pueden abandonarla. Continuó siendo marxista porque su brújula moral no le habría permitido apartarse de esa senda. Tan simple como eso. Y precisamente por su simplicidad, tan sorprendente, la resistencia de Erik se inspiró en la fuerza pura de su personalidad, aun cuando el espectro de apoyos sociales y políticos no fuera suficiente para sostener el compromiso de tantos otros pensadores de su generación.

La misma integridad resplandeció en su relación con sus estudiantes. Casi es un cliché alabar a los académicos fallecidos por su dedicación a la enseñanza, pero en el caso de Erik la descripción es absolutamente exacta. A lo largo de su carrera, supervisó docenas de disertaciones sobre una asombrosa variedad de temas de estudiantes de todo el mundo.

Cuando alguno de ellos le acercaba un texto pidiéndole su comentario, la respuesta de Erik no se hacía esperar y, en ocasiones, tenía una extensión mayor que la del documento comentado. Tenía una sorprendente habilidad para captar de inmediato el meollo de un argumento y era habitual que lo reformulara de manera más clara y concisa que el original. En realidad, uno de los mayores favores que hacía a sus interlocutores era elevar sus argumentos a un nivel más alto y más exaltado, hasta ponerlos a la altura de una valiosa crítica.

Erik vivió una vida increíblemente rica y deja tras de sí un legado admirable pero se ha ido demasiado pronto. Ni siquiera había comenzado a desacelerar la marcha, mucho menos a perder potencia. Fue una de las personas más felices que he conocido. Cuando alguien le preguntaba cómo estaba con frecuencia le escuchaba responder: “Bueno, supongo que la vida podría ser mejor, pero no puedo imaginar cómo”. Cuando el cáncer lo atacó, Erik luchó por equilibrar una visión realista con un impulso optimista, exactamente como hizo siempre con sus compromisos morales. Se sentía profundamente triste por la inminencia de la muerte, pero siempre tranquilizó a su familia y a sus seres queridos asegurándoles que no tenía miedo.

En uno de las últimas entradas subidas a su diario en CaringBridge, se negaba a entregarse a cualquier fantasía romántica sobre la vida después de la muerte. “Soy”, escribió simplemente, “polvo de estrellas que aleatoriamente vino a parar a este maravilloso rincón de la Vía Láctea”. Pero esto no es del todo exacto. Es verdad, la mayoría de nosotros no somos más que eso. Pero unos pocos, muy pocos, son algo más. Descansa en paz, Erik.

[Erik Olin Wright murió el miércoles 23 de enero. Entre sus publicaciones destacan Clase, crisis y Estado , Clases , Construyendo utopías reales y Comprender las clases sociales .]

Vivek Chibber es profesor de Sociología en la Universidad de Nueva York. Su último libro es Postcolonial Theory and the Specter of Capital (Ediciones Akal, en prensa).

Fuente:

 https://ctxt.es/es/20190123/Firmas/24119/erik-olin-wright-marxismo-clases-medias-vivek-chibber-obituario.htm?fbclid=IwAR1SWfCgiIWOy8j2etQzZcXQL_e8E_qN5wtXXXo6NsYLDthFXJ3RfPCM2SM

viernes, 1 de febrero de 2019

_- “La mayor parte del armamento no podría fabricarse sin financiación de los bancos”. Entrevista a Audrey Esnault, coordinadora de la campaña Banca Armada.




¿Cómo se sustenta el complejo militar-industrial? ¿Quién ofrece soporte económico para que fabriquen misiles, aviones de combate, bombas de dispersión, balas y armas nucleares? La banca mundial ha financiado con 526.159 millones de dólares a la industria del armamento durante el periodo 2011-2017, según la Base de datos Internacional de Banca Armada que publica el Centre Delàs d’Estudis per la Pau. Estados Unidos encabeza entre 2011 y 2017 la ratio de países en que la banca “participa en el negocio armamentístico”, con financiación al sector por valor de 375.032 millones de dólares, seguido de Francia (33.255 millones), Reino Unido (31.812 millones), Japón (21.925), Alemania (12.718 millones) y España (10.244 millones).

La plataforma financiera BlackRock financia, a través de fondos de inversión, acciones o bonos, con un total de 35.912 millones de dólares a empresas de armamento como Boeing, Honeywell International, Airbus Group y Northrop Grumman, entre otras (periodo 2011-2017). La entidad financiera JP Morgan Chase ha firmado operaciones –que incluyen créditos y emisión de bonos y pagarés de las empresas- por valor de 25.086 millones de euros con industrias armamentísticas como Honeywell International, Boeing y Loockheed Martin. Bank of América es otra de las sociedades destacadas en el negocio de las armas; en el citado periodo ha aportado financiación por valor de 4.496 millones de dólares a Loockheed Martin; 2.823 millones a Honeywell International y 2.141 millones a General Dynamic. Además de las financieras estadounidenses, las europeas también engrasan la maquinaria bélica. Por ejemplo Crédit Agricole y BNP Paribas, con sede en Francia, la británica Barclays o las alemanas Commerzbank y Deutsche Bank.

Un capítulo destacado es el de las armas nucleares. El informe “Don’t Bank on the Bomb” (2018) de la ONG holandesa PAX ha publicado un listado de 329 bancos, fondos de pensiones, compañías de seguros y gestoras de activos financieros de 24 países, que proporcionaron –entre 2014 y 2017- financiación a empresas productoras de armamento nuclear; tres de ellas, las estadounidenses BlackRock, Vanguard y Capital Group, aportaban según el informe más de 110.000 millones de dólares a compañías como Airbus, BAE Systems, Boeing, General Dynamics, Lockheed Martin o Northrop Grumman; entre las instituciones financiadoras están el BBVA, Banco Santander y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

En el estado español, la Campaña Banca Armada denuncia públicamente a las entidades financieras vinculadas con la industria de las armas. Forman parte de esta iniciativa el Centre Delàs, el Observatori del Deute en la Globalització, las ONG Setem y Justícia i Pau; el colectivo RETS, la asociación Fets-Finançament Ètic i Solidari; Alternativa Antimilitarista-MOC y, en el País Valenciano, la fundación Novessendes. Difunden el siguiente listado de bancos que invierten en empresas de armamento (2011-2017): BBVA (3.307 millones de euros); Banco Santander (2.430 millones); Bankia (181 millones); Banc Sabadell (96,9 millones); Caixabank (95,8 millones); Helaba (95,7 millones); Bankinter (49 millones) e Instituto de Crédito Oficial –ICO- (48,2 millones).

“Entre 2014 y 2017 el BBVA ha invertido 2.710 millones de euros en siete empresas que diseñan, mantienen o modernizan armamento nuclear”, afirmó en marzo de 2018 una activista de la Campaña Banca Armada durante la junta de accionistas del banco. En la reunión de los accionistas del Banco Santander, otra activista informó de que esta entidad concedió créditos a Honeywell International por valor de 129,5 millones de euros entre 2013 y 2017; la multinacional estadounidense es “una de las más implicadas en el complejo industrial de armamento nuclear, por ejemplo en el mantenimiento de los misiles Trident II”. Otro miembro de la iniciativa Banca Armada recordó en abril, durante la junta de Bankia, que la entidad financió con créditos por valor de 142 millones de euros entre 2011 y 2015 a la española MAXAM, gigante mundial en la fabricación de explosivos civiles y militares que exporta armas a Arabia Saudí (una coalición internacional liderada por este país inició en marzo de 2015 los bombardeos en Yemen).

Asimismo en una de las intervenciones, ante los accionistas de Caixabank, señalaron que este banco financió con cerca de 8 millones de euros a la empresa Indra, entre 2011 y 2016, a través de fondos de inversión, acciones y bonos; el estado español es, a través del SEPI, el principal accionista de Indra (18,7% de las participaciones); “entre los productos estrella de Indra figuran el caza Eurofighter, las fragatas de guerra F-100 o los helicópteros Tigre”, desplegados por el ejército español en Afganistán, informó la Campaña. Un campo de investigación y denuncia añadido es el de la relación entre las instituciones públicas y la banca armada. En marzo de 2018 el Centre Delàs y Setem publicaron un análisis sobre el Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Barcelona en Comú; la investigación concluye que el 48% de los pagos corrientes del consistorio se realizan con la banca armada. De hecho, el ayuntamiento barcelonés trabaja con Crédit Agricole y Société Générale (Francia), HSBC (Gran Bretaña), BBVA, Banco Santander, Bankia y Caixabank, entre otras entidades.

Audrey Esnault es economista, coordinadora de la Campaña Banca Armada –en la que participa desde hace tres años- y coautora del estudio “De la banca armada a la banca ética” sobre el consistorio barcelonés. También es autora, con Jordi Calvo, del estudio de caso sobre la Generalitat Valenciana, presentado el 23 de enero en el Colegio Mayor Rector Peset de la Universitat de València (en el País Valenciano gobiernan en coalición el PSPV-PSOE y Compromís con el apoyo parlamentario de Podemos). “El 95% de la deuda viva de la Generalitat Valenciana, al cierre de 2017, y el 88,7% de sus cuentas operativas (ingresos y pagos) en 2017 ha estado en manos de la banca armada”, señala el informe. El pasado 23 de marzo Audrey Esnault estuvo presente en la junta de accionistas del Banco Santander, donde recordó que –mediante créditos, emisión de bonos y pagarés- la empresa Leonardo recibió 178 millones de euros de la sociedad que preside Ana Botín; este grupo italiano (hasta 2016 Finmeccanica) es “responsable del desarrollo y el diseño del vehículo de transporte para el misil intercontinental estadounidense Minuteman III”, subrayó.

-P: ¿En qué medida depende de los bancos el complejo militar-industrial?

-AE: Cuando estudiamos la ratio de endeudamiento de las empresas militares españolas, es decir, sus necesidades de financiación, llegamos a la conclusión de que tres de cada cuatro armas no podrían fabricarse sin la financiación de los bancos. Esta proporción es la que publicamos en la introducción del informe “Los bancos que invierten en armas” (Centre Delàs, 2016). El análisis no habrá cambiado mucho. Una de las formas de financiación bancaria es la participación accionarial directa en las empresas militares; asimismo un banco, o consorcio de bancos, puede otorgar préstamos a estas empresas (por ejemplo los créditos del BBVA a Airbus Group, Boeing y Leonardo); otra vía es comprar bonos y pagarés de las industrias militares o bien ofrecérselos a los clientes, a cambio de una comisión. Además los bancos pueden financiar las exportaciones del sector armamentístico; y ofrecer a sus clientes fondos de inversión con participaciones en las empresas de armas.

-¿A qué problemas se enfrentan los investigadores a la hora de revelar la vinculación entre empresas y bancos? Algunos gigantes de la industria bélica fabrican también para el sector civil…

Los grupos multinacionales son enormes y resulta muy complicado. Entre el 20 y el 30% de la producción de Indra es de uso militar. Esta multinacional española desarrolla tecnologías aplicadas al ámbito náutico y la aviación para los ejércitos, a la electrónica militar, simuladores de vuelo y sistemas de dirección de misiles. A escala internacional, el grupo Airbus –con sede en Francia- está especializado en la fabricación de aviones civiles y militares, además de helicópteros y misiles; al igual que Boeing, primer productor militar mundial, que también fabrica aviones civiles y militares. El problema es que hay una gran opacidad. Son más sencillas las averiguaciones si, por ejemplo MAXAM, cuyos explosivos militares podrían haber sido destinados a la guerra de Siria, realiza una inversión en su filial EXPAL, dedicada íntegramente al sector militar. El Banco Santander, el BBVA, Caixabank y Bankia conceden créditos a MAXAM. Para obtener la información, trabajamos mucho en red; colaboramos con organizaciones como PAX, también accedemos a la base de datos SABI, las revistas de Defensa o las páginas Web de las empresas y, cuando tenemos recursos, compramos datos primarios.

-Por último, la Ley 53/2007 del Estado español sobre el control del comercio exterior de material de defensa establece, en el artículo 8, que las autorizaciones de venta serán denegadas ante indicios de que las armas puedan emplearse “en acciones que perturben la paz” en un ámbito mundial o regional; y también “con fines de represión interna o en situaciones de violación de derechos humanos”. ¿Hay algún ejemplo reciente en que podrían estar vulnerándose las leyes?

El ejército de Arabia Saudí, que lidera las operaciones militares en Yemen, utiliza armas –como el Eurofighter- con componentes y productos electrónicos fabricados por Indra. Esta empresa tiene, además, un papel importante en la frontera sur, en el empleo de la tecnología contra las personas migrantes; de hecho, es la responsable de la construcción de una tercera valla en la frontera española con Melilla. Por otra parte, en abril de 2018 el Gobierno español firmó la venta a Arabia Saudí de cinco corbetas construidas por la empresa pública Navantia, que también podrían utilizarse en la guerra de Yemen. Entre 2015 y 2017 España vendió armas a Arabia Saudí por valor de 932 millones de euros, según cifras oficiales, cuando sabemos que la situación humanitaria en Yemen es brutal. Estas armas no tendrían que llegar allí.

jueves, 31 de enero de 2019

_- La OIT, cien años después, trata de definir qué es el trabajo

_- Eduardo Camín
Rebelión

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) inauguró las festividades que marcarán su centenario a lo largo de este año 2019 y dio a conocer las bases del informe que con el objetivo de medir los desafíos que se avecinan encomendó hace dos años a una Comisión de expertos independientes sobre el futuro del trabajo.

Lo que sorprende del trabajo comenzado es que en la ausencia del mundo real de la informalidad, la fragmentación del empleo y el trabajo no pagado directamente, el informe naufraga con recomendaciones con un mundo que ya no existe, todo resumido en un fondo de emergencia ambiental

Inicios y presente

Tal vez sea un hecho poco conocido, que la organización del trabajo nació en Versalles. De hecho, la Conferencia de Paz estableció una Comisión sobre el derecho internacional del trabajo y le ordenó que desarrollara la Constitución de una organización internacional permanente. El contexto era por entonces importante para dar una respuesta creíble a la "cuestión del trabajo", aunque el objetivo apenas velado estaba dirigido en particular para contener el riesgo de la internacionalización de la revolución comunista de 1917 que parecía instalarse en Alemania.

Un siglo después, el contexto es totalmente diferente. Con el fin de medir los desafíos que se avecinan, la OIT encomendó a una Comisión de expertos independientes hace dos años que pensara en el futuro del trabajo.

Copresidida por el mandatario de Sudáfrica Ciryl Ramaphosa y el primer ministro de Suecia Stefan Löfven, la Comisión propone una visión de un programa centrado en las personas, basado en la inversión en las capacidades de los individuos, las instituciones laborales y en el trabajo decente y sostenible. Entre las diez recomendaciones se encuentran:

· Una garantía universal de empleo que proteja los derechos fundamentales de los trabajadores garantice un salario que permita un nivel de vida digno, horas de trabajo limitadas y lugares de trabajo seguros y saludables.

· Una protección social garantizada desde el nacimiento hasta la vejez que atienda las necesidades de las personas a lo largo de su ciclo de vida.

· Un derecho universal al aprendizaje permanente que permita que las personas se formen, adquieran nuevas competencias y mejoren sus cualificaciones.

· Una gestión del cambio tecnológico que favorezca el trabajo decente, incluso a través de un sistema de gobernanza internacional de las plataformas digitales de trabajo.

· Mayores inversiones en las economías rurales, verdes y del cuidado.

· Una agenda transformadora y mensurable a favor de la igualdad de género.

· La reestructuración de los incentivos a las empresas a fin de estimular las inversiones a largo plazo.

Este informe es el resultado de un examen realizado a lo largo de 15 meses por los 27 miembros de la Comisión Mundial, constituida por destacadas personalidades del mundo empresarial, laboral y académico, grupos de reflexión y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. La contracara del informe

Aquellos que esperaban una visión ambiciosa se decepcionarán. El genio de cada experto parece haber disminuido, por no decir silenciado, en este trabajo grupal, ya que el punto de partida y el estado de la realidad están ausentes del informe. Como resultado, el texto flota en la ambigüedad de las buenas intenciones y se hace evidencia misma la falta de cemento en el hormigón del trabajo humano a comienzos del siglo XXI.

Si bien la definición de trabajo adoptada por la OIT abarca toda actividad relacionada con la producción de bienes, servicios individuales y colectivos, el texto de la Comisión sólo se ha centrado en el trabajo remunerado. Deja por fuera dos universos socioeconómicos importantes: por un lado, trabajo remunerado en otros contextos como salarios (independiente e informalidad) y el trabajo que tiene lugar sin (plena) remuneración directa – como el trabajo doméstico.

Recordemos que el trabajo doméstico tan importante en volumen como el trabajo remunerado,– según la OIT, estimaba a 67 millones de personas – es otro aspecto en que la Comisión no aborda realmente, excepto cuando habla del mundo rural en los países en desarrollo. Este silencio tal vez sea menos sorprendente porque esta actividad escapa a toda estadística seria de trabajo, de la misma forma que es ignorada por las estadísticas de producción.

Las estadísticas de la OIT demuestran que, a nivel mundial, la ganancia salarial es menos de la mitad del trabajo remunerado. Si corresponde al 85% de los "puestos de trabajo" (en sentido estadístico) en los países de ingresos altos, la proporción recae en el 25% en los países menos adelantados, donde el servicio público es el principal proveedor de este tipo de trabajo.

El resto es responsabilidad de los trabajadores autónomos y de los miembros de la familia. Incluso si la Comisión pide la ampliación del diálogo social, el aprendizaje permanente, la cobertura universal de la seguridad social, las condiciones de trabajo decente y la garantía de un salario digno para todos, es una brecha abismal en el contexto actual de la locura capitalista.

El 82% de la riqueza mundial generada durante 2018, fue a parar a manos de 26 multimillonarios, el 1% más rico de la población mundial, mientras que el 50% más pobre – 3.700 millones de seres humanos- no se benefició lo más mínimo de dicho crecimiento, según el reciente Informe de Oxfam.

En realidad, el informe de los expertos propone la ampliación al mundo de un modelo que se está agotando en la mayoría de los países como resultado de la "uberización" y la fragmentación del trabajo.

Aunque esté plenamente comprendida en la definición de la labor adoptada por la propia OIT, la Comisión del centenario de la OIT no agota (y lejos está de hacerlo) el problema del futuro del trabajo. Destaca además que la inteligencia artificial, la automatización y la robótica darán lugar a una pérdida de empleos, en la medida que las competencias se volverán obsoletas.

Sin embargo, muchos son los que piensan que estos mismos avances tecnológicos, junto a la ecologización de las economías, también crearán millones de empleos, si se aprovechan las nuevas oportunidades.

Este tipo de diálogo social “puede contribuir a que la globalización nos beneficie a todos”, declaró el primer ministro sueco y copresidente de la Comisión Mundial, Stefan Löfven. “El mundo del trabajo experimenta grandes cambios que crean numerosas oportunidades para más y mejores empleos. Pero los gobiernos, los sindicatos y los empleadores necesitan trabajar juntos a fin de hacer que las economías y los mercados laborales sean más inclusivos”, añadió.

Todo este tufillo de las festividades del centenario de la OIT tiene mucho sabor a la conciliación de clases, cuesta aun admitir, sin tratarnos de trasnochados, que la lucha de clases es un fenómeno que se refiere al eterno conflicto entre las dos clases sociales existentes, entre los que producen y los que no producen, entre los que sin trabajar se adueñan de la producción y excluyen a los que trabajan.

Es la lucha entre explotadores y explotados; entre esos 26 multimillonarios, que destacan los informes, entre ese 1% más rico de la población mundial, que abarca la misma riqueza de 3.700 millones de seres humanos.

La lucha de clases, es decir, la lucha entre el trabajo y el capital no es en absoluto un concepto que pertenece al pasado. En un mundo de creciente desigualdad, es una realidad más pertinente que nunca.

Con la victoria del neoliberalismo, los gobiernos han dejado de actuar como mediadores entre el capital y el trabajo con el objetivo de mitigar la desigualdad. Por lo tanto, los sindicatos que todavía sólo se basan en la idea de asociación, a menudo son incapaces de librar luchas ofensivas. En el mejor de los casos, luchan por mantener el statu quo y, aun así, la mayoría de las veces no tienen éxito.

Por ello se genera un sentimiento, cuasi una necesidad urgente de que se escuchen otras voces en 2019 y puedan proporcionar a la organización con sede en Ginebra otros análisis y otras hipótesis de trabajo con el fin de enfrentar el mundo real de la informalidad, la fragmentación del empleo y el trabajo no pagado directamente, todo en un fondo de emergencia ambiental. Inteligencia Artificial si, robotización sí, …pero aquello de la justicia social, ¿dónde queda?

Eduardo Camín. Periodista uruguayo, miembro de la Asociación de Corresponsales de prensa de la ONU. en Ginebra. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, España)

miércoles, 30 de enero de 2019

_- No violencia

_- Nota de edición: Tal día como hoy [30.01] de 1948 Gandhi murió asesinado. Einstein escribió que había sido el único estadista que representaba en la esfera de la política aquella concepción superior de las relaciones humanas a que debemos aspirar con todas nuestras fuerzas.

***
Cuando vemos una hoja de papel en blanco, no podemos decir cuál de sus caras es el anverso y cuál es el reverso.
Lo mismo ocurre con la no violencia y la verdad.
No existe la una sin la otra.
Si uno es capaz de emplear la violencia para alcanzar sus fines, ¿por qué va a dudar en recurrir a la mentira, de palabra o de obra?
Sin brahmacharya no es posible vivir en la verdad y en la no violencia.
Brahmacharya significa dominio de los órganos sensoriales en los pensamientos, las palabras y las obras.
Quien vive con continencia en lo físico, pero es impuro en su corazón, no puede considerarse un verdadero brahmachari.
Sólo hay un camino para alcanzar la independencia a través de la no violencia: si morimos, vivimos;
si matamos, jamás viviremos.
Quien no posee una paciencia sin límites no puede practicar la no violencia.
Se ha convocado para hoy una huelga general para conseguir el indulto de los que han sido condenados a morir en la horca.
Si cumplimos de manera sensata y razonable lo programado, habremos dado un gran paso adelante en el camino de la no violencia.
¡Cuán necesaria es la no violencia para soportar pacientemente a quien que no comprende ni siquiera las cosas más pequeñas…!
La no violencia se ve sometida a prueba cuando se encuentra frente a la violencia.
¿Qué debemos hacer cuando una mala persona entra en nuestra vida y nos arrebata cuanto tenemos?
¿Cuál es la solución no violenta?
La respuesta sencilla es: permitirle amablemente que siga su camino.
Cuando la Administración pública es tan perversa que se hace insoportable, hay que ser capaz de sacrificar la libertad personal para oponerle una resistencia no violenta.
La conducta violenta es limitada y puede fracasar.
La no violencia no conoce fronteras y jamás fracasa.
La violencia es el arma del débil; la no violencia lo es del fuerte.
Capitular ante la violencia es un signo de falta de hombría.
La no violencia perfecta se caracteriza por una falta total de odio.
La no violencia sirve al bien de todos, y no sólo al bien del mayor número posible.
Quien ensalza la no violencia tiene que estar dispuesto a sacrificar su vida para garantizar el bien de todos.
Es preciso renunciar a la violencia, pues el bien que aparentemente puede producir es puramente ficticio, mientras que el daño que ocasiona es duradero.
Lo que pretende suscitar la compasión del adversario nada tiene que ver con la no violencia.
La crueldad de uno es la medida de la bondad de otro.
El vicio florece en la oscuridad y se desvanece a la luz del día.
La no violencia y la verdad brillan por sí mismas. De lo contrario, no son auténticas.

Pensamientos de Mohandas Gandhi recogidos en la compilación titulada Palabras a un amigo

Fuente: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/no-violencia/

martes, 29 de enero de 2019

El analfabeto político. Bertolt Brech

Bertolt Brecht es uno de los personajes de la historia que más me fascina. Son muchas las facetas que se pueden mencionar de él, pero posiblemente su capacidad crítica con todos los gobiernos existentes fue lo que le hizo pasar a la historia como uno de los escritores y poetas más relevantes del siglo XX.

I: Bertolt Brecht
Un buen ejemplo de su forma de criticar es esta texto que se le atribuye, en el que no ataca directamente a los gobiernos, como hizo en Miedo y Miserias del Tercer Reich, si no a las razones por la que muchas veces nos encontramos en el poder con gente que nunca hubiéramos querido ahí:

"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas.

El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales".

El pasado agosto hizo 54 años de la muerte de Bertolt Brecht, y este texto sigue teniendo tanto sentido como cuando él vivía. Cada vez son más a los que les encanta decir que no tienen el más mínimo interés por la política, que ni saben ni les interesa la política, que son apolíticos, olvidando el origen de la palabra polis ciudad, el que vive en la ciudad el ciudadano, el portador de derechos. Y esos derechos han costado sangre y luchas a muerte, para dejar de ser esclavos, librarse de la servidumbre y alcanzar la categoría de ciudadano de habitante con todos los derechos de la polis, la ciudad, no ser un meteco, alguien sin derechos.

Su planteamiento para las siguientes elecciones es simplemente votar por inercia al partido que siempre han votado, o directamente no ir a votar por considerar que no existe una opción política digna, pues él se desentiende o se considera por encima de todos, no le importa su sociedad por inferior o la desprecia por superior..

Pero la indiferencia del creciente número de analfabetos políticos no va a arreglar la situación, y simplemente permitirá que la misma gente se mantenga en el poder, ya sea por los votos por inercia o por abstención, haciendo y deshaciendo a su parecer.

Nota: Existen muchas dudas sobre esta atribución a Bertolt Brecht, pese a estar muy extendida.

https://recuerdosdepandora.com/citas/bertolt-brecht-el-analfabeto-politico/

domingo, 27 de enero de 2019

Desigualdad social, mientras tanto

Hace justamente un año, advertíamos del ensanchamiento de la precariedad y la pobreza en Europa desde la crisis de 2008 y el fracaso de la respuesta que se ha dado institucionalmente a través de la llamada «Estrategia Europa 2020» impulsada por el Consejo Europeo ( “La desigualdad en niveles críticos”, mientrastanto.e, nº 164 de enero de 2018 ). Un nuevo informe de la EAPN confirma esta evolución, en consonancia con la situación mundial denunciada por Oxfam. —La Redacción

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EAPN

El estado de la pobreza
Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España. 2008-2017

https://www.eapn.es/estadodepobreza/

Un año más, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social presenta su VIII Informe anual de seguimiento del indicador AROPE (At Risk Of Poverty and/or Exclusion) en España. Evalúa minuciosamente el grado de (in)cumplimiento del objetivo de inclusión social en España contenido en la Estrategia Europa 2020, con un empeoramiento de las condiciones de vida de los más vulnerables en términos de desigualdad entre personas y regiones, pobreza infantil, pobreza severa, género o edad.

El informe pone el acento en un hecho muy relevante: el desconocimiento de lo que significa la pobreza real —reducida a una mera cuestión de datos sin conexión con sus causas ni con su impacto real sobre las personas—, lo que induce a una constante manipulación interesada de esta información.

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OXFAM

Iguales

Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas

https://d1tn3vj7xz9fdh.cloudfront.net/s3fs-public/file_attachments/cr-even-it-up-extreme-inequality-291014-es.pdf 

Tal como explica la directora ejecutiva de Oxfam, Winnie Nyanyma, este informe-campaña muestra, a través de nuevas investigaciones y ejemplos de todo el mundo, la magnitud del problema que constituye la desigualdad económica extrema, y pone de manifiesto los diversos peligros que ésta comporta para la población mundial. Asimismo, identifica los dos principales factores que han impulsado el rápido aumento de la desigualdad en tantos países: el fundamentalismo de mercado y el secuestro democrático por parte de las élites. El informe destaca algunas de las medidas concretas que pueden adoptarse para hacer frente a esta amenaza y trata de demostrar que el cambio es posible.

Fuente:
http://www.mientrastanto.org/boletin-176/documentos/dos-informes-sobre-la-desigualdad