miércoles, 8 de mayo de 2019

Se cumplen 25 años del 0,7%

Carlos Gómez Gil
Rebelión

Se cumplen veinticinco años de las grandes movilizaciones que tuvieron lugar en toda España a favor del 0,7% del PNB de ayuda a los países empobrecidos, impulsando un movimiento insólito en el mundo por su fuerza, aunque sus resultados, con la perspectiva que dan estos años, no hayan sido los esperados.

Un cuarto de siglo es tiempo suficiente para realizar un pequeño análisis de lo que significó esta emblemática campaña para el conjunto de la sociedad, precisamente en unos momentos en que la política estatal de ayuda al desarrollo en España ha caído a mínimos históricos, tras la profunda involución protagonizada por los Gobiernos del PP.

El 6 de abril de 1994 el entonces presidente de Ruanda, el general Juvenal Habyarimana, murió cuando su avión, a punto de aterrizar en el aeropuerto de la capital, Kigali, fue alcanzado por varios misiles. A continuación, los rebeldes del Frente Patriótico Ruandés (FPR) avanzaron sobre la capital, desencadenando uno de los más terribles genocidios conocidos en el siglo XX. Entre 800.000 y 1.000.000 de personas, mayoritariamente de etnia tutsi, fueron asesinadas de forma premeditada, en una acción planificada durante meses por fanáticos Hutus, con la complicidad de varios Gobiernos occidentales. El 75% de los tutsis fueron asesinados de manera cruel, al tiempo que la práctica totalidad de las mujeres de esta etnia que sobrevivieron al genocidio, fueron violadas. Todo ello originó una gigantesca catástrofe humanitaria provocada por millones de personas que huían de forma desesperada para escapar de una muerte segura, especialmente hacia improvisados campos de refugiados en Zaire, hoy República Democrática del Congo.

La dimensión de la tragedia y especialmente la rapidez con que se desarrolló, contaron con la pasividad de la comunidad internacional y de instituciones internacionales, que demostraron el escaso valor que otorgaban a la vida humana en algunas partes del planeta. Pero en esta ocasión, los medios de comunicación retransmitieron por vez primera y en tiempo real, informaciones que detallaban la dimensión del gigantesco drama que se estaba viviendo en la región de los Grandes Lagos. Ante nuestros ojos aparecían cientos de miles de personas cuyo único propósito a lo largo de toda su vida era sobrevivir, algo que significó un auténtico aldabonazo en muchas conciencias, llevando a numerosos ciudadanos de bien a preguntarse por las causas de tanto horror y la manera de paliar tanto sufrimiento humano. Se iniciaba un cambio trascendental en la opinión pública española, que empezaba a mostrarse a favor de la ayuda a los países pobres y la cooperación internacional.

Un país de espaldas a la cooperación internacional

Por aquel entonces, un pequeño grupo de personas vinculado a algunas organizaciones humanitarias venía impulsando actividades en las que reclamaban el cumplimiento de la Resolución 2626 (XXV) de las Naciones Unidas sobre la estrategia del segundo decenio para el desarrollo del año 1970, para destinar el 0,7% del PNB de los países ricos para la ayuda para el desarrollo del Tercer Mundo. Así, en noviembre de 1993, cinco personas iniciaron una huelga de hambre para reclamar al Gobierno el 0,7%, consiguiendo que en diciembre, responsables gubernamentales del PSOE se reunieran con ellos, afirmando tras la reunión que “se identificaban con los objetivos defendidos por los huelguistas”. De hecho, los representantes socialistas afirmaron comprometerse a presupuestar el 0,4% de ayuda al desarrollo para el año 1994. Al mismo tiempo, diferentes ONG, asociaciones y personas decidieron constituir una Plataforma de apoyo al 0,7%, en lo que significó su arranque formal ante la sociedad española.

Sin embargo, España acababa de entrar en el club de países donantes de ayuda al desarrollo, el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE, manteniéndose muy alejada de estas cuestiones, que solo empezaban a generar debates en ámbitos cercanos a algunas ONG y en un reducido número de estudiosos que tratábamos por entonces de adentrarnos en este campo. Hasta el punto que muy pocas personas conocían el origen y el verdadero significado del 0,7%. Pero los sucesos que se desencadenaron en la región de los Grandes Lagos en el año 1994 sirvieron de catalizador en una doble dirección: permitiendo, por un lado, que las campañas minoritarias que hasta entonces se habían realizado a favor del 0,7% tomaran una nueva pujanza y se generalizaran en numerosas ciudades y municipios, y al mismo tiempo, que se pudieran plantear en sectores sociales y políticos amplios cuestiones relacionadas con las políticas de solidaridad internacional, generándose un debate sobre el papel de España como país donante y la efectividad de su desconocida política de ayuda al desarrollo.

El papel de las acampadas y movilizaciones

Así las cosas, a lo largo de 1994 se extendió por España un sentimiento difuso de solidaridad a raíz de genocidio en Ruanda y la catástrofe humanitaria que se desencadenó en la región de los Grandes Lagos, tomando como bandera una reivindicación hasta entonces minoritaria, como era el 0,7%. Por vez primera en nuestra historia, tenían lugar movilizaciones y actos masivos en los que se reclamaba un mayor esfuerzo económico de España con los países pobres. De esta forma, la campaña a favor del 0,7% era capaz de plantear en España de forma pionera nuestra responsabilidad en la reducción de la pobreza en el mundo, más allá del horizonte electoral, realizando propuestas que muchos políticos de entonces consideraban un tabú. Manifestaciones y encierros, huelgas de hambre y hasta 140 acampadas se sucedieron a lo largo y ancho de España, teniendo lugar todo tipo de actividades en las que se analizaba, enseñaba y comentaban temas que hasta entonces habían estado fuera de los debates ciudadanos. Algunos, recorrimos muchas de esas acampadas intentando explicar la complejidad de estas políticas y la necesidad de mejorar, con urgencia, nuestra política de cooperación al desarrollo.

La fuerza de la marca 0,7%

Todo aquello de lo que carecía el 0,7%, como movimiento social, en su construcción ideológica, lo tenía de formidable catalizador social y generador de simpatías, construyendo en muy poco tiempo un imaginario colectivo verdaderamente sorprendente. Así, pocos sabían de lo que se trataba, pero la mayoría estaba a favor; ni siquiera las personas implicadas en las movilizaciones conocían a fondo la naturaleza de la política española de cooperación y ayuda al desarrollo o las implicaciones económicas y sociales de sus reivindicaciones, pero la unanimidad era absoluta en cuanto a la necesidad de alcanzar esa mítica cifra del 0,7% de la que todo el mundo hablaba. El extraordinario potencial del movimiento llevó a que ningún ámbito quisiera quedarse fuera del mismo: las universidades empezaron en muchos casos a abordar de forma pionera estos temas; los medios de comunicación iniciaban la inserción de noticias y artículos de opinión hasta entonces ausentes; alcaldes y gobiernos autonómicos multiplicaban sus mociones de apoyo, al tiempo que todos los partidos políticos iniciaron una insensata carrera por erigirse en los mayores defensores de este movimiento y de sus reivindicaciones, utilizando de forma torticera la campaña y a sus líderes para hacer declaraciones demagógicas y firmar compromisos imposibles.

Las movilizaciones desencadenaron un auténtico aluvión de ofertas y compromisos políticos por parte de todos los partidos, siendo numerosos los dirigentes que firmaban manifiestos, acudían a las acampadas o se hacían fotografías de apoyo con los activistas que se pusieron en huelga de hambre. Desde el Gobierno socialista de entonces, los responsables en materia de cooperación trataron de desactivar un movimiento que suponía toda una contestación a la escuálida e ineficiente política de cooperación y ayuda que ellos mismos venían realizando, procediendo a firmar todo tipo de acuerdos con responsables de la Plataforma 0,7% y de ONG a sabiendas de su imposible cumplimiento. Así, el PSOE firmó llegar al 0,5% en el 1995, para alcanzar el 0,7% en el 1997, mientras que el PP en el mismo Congreso de los Diputados llegó a respaldar el 0,7% en el año 2000 e incluso a afirmar que se podría llegar a alcanzar el 1% en esa misma fecha. Todo este juego de falsas promesas llevó a desactivar gran parte de las movilizaciones y a levantar las acampadas, empujando a algunas ONG a difundir informaciones elogiosas sobre estos acuerdos engañosos y el fantástico rumbo que alcanzaría desde entonces la ayuda española. En poco tiempo se demostró que todo era mentira, ya que la ayuda al desarrollo de España comenzó a descender, tardando toda una década en recuperar, siquiera, los niveles que tenía en el año 1994, cuando se desencadenó esta campaña.

Acuerdos, compromisos y pactos engañosos

Sin embargo, en el año 1996 todos los datos confirmaron lo que muy pocos nos atrevimos a señalar por entonces, en la medida en que el Gobierno no solo incumplió sus acuerdos para incrementar la AOD, sino que, por paradójico que pudiera parecer, la AOD vivió un importante retroceso en el volumen de recursos empleados. Pero ello no parecía afectar a los responsables políticos, que continuaban haciendo declaraciones ampulosas sobre el crecimiento experimentado por la Ayuda al Desarrollo en España, a la vez que multiplicaban mociones y acuerdos en el Parlamento, comprometiéndose a dedicar porcentajes y recursos inalcanzables.

Por si fuera poco, la inminencia de las elecciones en ese año y una nueva huelga de hambre protagonizada por dos activistas en una roulotte instalada frente a la sede del PP madrileño, llevaron a que dos de los dirigentes populares, Loyola del Palacio y Rafael Hernando, junto a uno de los huelguistas de hambre y a un dirigente de una gran ONG, firmaran un nuevo “Compromiso por la solidaridad”, repitiendo nuevamente acuerdos y promesas que en muy poco tiempo se incumplieron tras las decisiones adoptadas por el PP nada más ganar las elecciones y entrar en el Gobierno, en el año 1996.

Encontraremos pocos ejemplos en la sociedad española donde haya habido tantas declaraciones engañosas, tantos acuerdos incumplidos, tal número de mociones y proposiciones parlamentarias aprobadas a propuesta de partidos, de uno y otro signo político, sobre una misma materia que han sido sistemáticamente despreciados por parte de sus diferentes dirigentes políticos, como a lo largo de todos estos años se ha venido produciendo en torno a la promesa del 0,7%. Todavía algunos nos preguntamos, ¿cómo se ha podido edificar un engaño político tan grande, como ha sido el compromiso asumido primero por el PSOE y luego por el PP, de destinar el 0,7% del PNB para AOD, cuando existía tal grado de apoyo y simpatía de la sociedad española hacia esta reivindicación?

Principales bazas y debilidades del movimiento 0,7%

La campaña del 0,7% demostró la complejidad de los movimientos sociales en las sociedades contemporáneas, la facilidad con la que éstos pueden ser fagocitados por los poderes políticos y económicos, así como la ausencia de escrúpulos sobre la que algunos responsables políticos edifican su futuro. Pero lo que en un momento dado fueron algunas de las principales bazas de este movimiento, se convirtieron también en sus puntos más débiles. La extraordinaria difusión de la campaña en todo el Estado, la pluralidad de expresiones y actos, la espontaneidad con que fue construyéndose el movimiento el 0,7%, junto a la enorme simpatía que cosechó, especialmente entre sectores jóvenes y dinámicos de la sociedad, no impidió que la Plataforma de Madrid tratara de jugar con ventaja su situación de centralidad y contacto con los poderes públicos estatales, en detrimento de otras muchas plataformas locales en diferentes provincias. Además, desde el movimiento de Madrid se dificultaron cauces de organización horizontales, manteniendo una visión naïf de los problemas de la cooperación y la ayuda al desarrollo muy alejada de la realidad, dificultando que se generaran estrategias para difundir mensajes rigurosos y estudios de una cierta profundidad, impidiendo así que se produjera una manipulación de las reivindicaciones y movilizaciones de esta campaña.

Por decirlo de forma muy gráfica, el 0,7% sucumbió bien pronto debido a la dificultad para gestionar el extraordinario éxito que cosechó y a causa de la manipulación deliberada que del movimiento se hizo desde los partidos políticos. No era posible firmar año tras año acuerdos imposibles de cumplir (con solo revisar por encima los Presupuestos Generales del Estado y las grandes cifras de la cooperación) con quienes avanzaban en sentido opuesto a estas peticiones, minando su credibilidad y contribuyendo, con ello, a difundir un discurso de incumplimiento sistemático de estas políticas. Lo más llamativo es que cuantos más acuerdos y compromisos políticos firmaban quienes se erigieron en líderes de esta plataforma, más se alejaba la ayuda española del cumplimiento del 0,7% y más se reducía.

Pero no fueron solo los partidos políticos los que trataron de aprovecharse de la fuerza de este movimiento, sino que también el poder económico comprendió bien pronto los beneficios que podía recoger aprovechándose de sus valores y de su potencial legitimador. Y así, tabacalera utilizó para la promoción publicitaria de su marca de cigarrillos, Fortuna, los valores del 0,7%, aderezándolo con una polémica campaña de supuestas subvenciones a proyectos, a los que concurrieron algunas ONG que evidenciaron su falta de escrúpulos para captar recursos, iniciando un debate que contribuyó a erosionar a la CONGDE, al dar por válida en algunas ONG la máxima de Maquiavelo de que el fin justifica los medios. Todo servía para obtener dinero para sus proyectos, abriendo un debate no resuelto en el oenegeísmo que ha llevado a algunas de ellas a sacrificar principios éticos, códigos de conducta y valores esenciales.

El mayor movimiento de solidaridad en España

Ahora bien, hay otros muchos ángulos que también tienen que ser tenidos en cuenta para valorar en su justa medida lo que ha sido el mayor movimiento de solidaridad internacional generado en la sociedad española. Así, la movilización por el 0,7% ha sido capaz de alimentar nuevos movimientos sociales relacionados con estas cuestiones, algunos de ellos de una gran madurez, que han puesto en práctica algunas de las lecciones que aprendieron. Los grupos contra la deuda externa que se articularon en torno a la RECADE y que culminaron en la campaña “Deuda externa, deuda eterna”; los movimientos en contra del BM y del FMI, o las organizaciones altermundialistas surgidas en los últimos años ante su preocupación por el avance del proceso de globalización, son ejemplos de lo que decimos. Tampoco se puede ignorar que esta movilización permitió que se democratizara un debate social en torno a los problemas del hambre, el subdesarrollo y las políticas de solidaridad internacional. Buena prueba de ello es que en la segunda mitad de los 90 se publicaron algunos de los mejores libros y estudios sobre solidaridad, ayuda y cooperación internacional en España. Incluso las acampadas del 15M emulaban, en muchos lugares, las acampadas del 0,7% del año 1994.

Una sensación agridulce

Pero posiblemente, el mayor logro de esta campaña no pueda interpretarse en clave estatal, sino por el contrario, a nivel autonómico y local. El avance que vivieron en España las políticas de cooperación descentralizada que se llevaron a cabo en ayuntamientos, diputaciones, cabildos y comunidades autónomas desde entonces fue, sin ninguna duda, el mayor logro de esta campaña, y uno de los mayores avances experimentados por la política de cooperación española hasta la llegada de la crisis. La política de cooperación descentralizada en España es única en el mundo, siendo un espacio de vitalidad, originalidad y avances, poco reconocido. España es un donante muy notable en la cooperación al desarrollo que se realiza desde las instituciones descentralizadas a lo largo y ancho del país, en infinidad de ciudades, comunidades autónomas, diputaciones y cabildos, con un volumen de recursos muy importantes y crecientes, generando prácticas y experiencias de solidaridad y participación extraordinariamente enriquecedoras. Y ello se debió gracias a las movilizaciones del 0,7% en el año 1994 y a las numerosas personas y organizaciones que participaron en sus movilizaciones. Un buen ejemplo fue el Concejal de Solidaridad del Ayuntamiento de Córdoba, David Luque, ya fallecido, que salió de las movilizaciones del 0,7% y trabajó posteriormente desde el Ayuntamiento de esta ciudad para llevar a cabo las reivindicaciones de estas movilizaciones en su propia ciudad. También las universidades crearon oficinas, programas, cursos y posgrados, otorgando a estas materias una importancia docente e investigadora hasta entonces inexistente. Al mismo tiempo, las ONG deben ser citadas también como entidades que se beneficiaron de esta campaña, al ver aumentar, hasta la llegada de la crisis, sus recursos disponibles y gozar de una mayor relevancia social e institucional.

Los gobiernos del PP dinamitan el 0,7%

Sin embargo, a pesar de la campaña del 0,7%, la ayuda española nunca consiguió, ni de lejos, aproximarse a esta cifra, alcanzando su máximo histórico en el año 2009, con el 0,46% de AOD dedicado por el entonces Gobierno de Rodríguez Zapatero. Bien es cierto que nuestra política de ayuda al desarrollo mantenía, por entonces, importantes problemas que dañaban su calidad y cuestionaban seriamente su efectividad.

Sin embargo, a partir de esa fecha y con la excusa de la crisis, los sucesivos gobiernos del Partido Popular, presididos por Mariano Rajoy, han protagonizado el mayor retroceso en la historia de la ayuda al desarrollo en un país donante, llevándola a un progresivo desmantelamiento, con cifras del 0,1%, similares a los niveles que tenía España en los años 80, situándonos en el pelotón de cola de los 30 países donantes del CAD. Todo ello subraya bien a las claras el papel que el PP da a las políticas de solidaridad internacional, a la cooperación al desarrollo y la lucha contra la pobreza, arrojados como estamos a las fuerzas del mercado y a los intereses de los poderosos. Al mismo tiempo, es importante destacar cómo el Partido Popular ha tenido, al frente de diferentes organismos e instituciones de ayuda y cooperación, a personas que posteriormente han sido procesadas y condenadas por diferentes delitos de corrupción, mientras recortaba de manera dramática y con saña la ayuda a los países empobrecidos, o directamente la eliminaba, como ha hecho en diferentes comunidades autónomas y ayuntamientos, con la falsa escusa de la crisis. Por ello, en estos momentos la prioridad en nuestro país pasa por una reconstrucción profunda de las políticas de cooperación al desarrollo, reducidas a su mínima expresión durante el mandato del PP, que se han alejado del cumplimiento del 0,7% como nunca antes se había visto desde que España es país donante.

Entender los nuevos valores de la ayuda al desarrollo

Es cierto que, a lo largo de estos veinticinco años, los cambios en la agenda del desarrollo internacional, los nuevos desafíos en las políticas de cooperación al desarrollo y una conciencia de permanente crisis en la ayuda internacional han generado nuevos enfoques que van más allá de un entendimiento limitado de la ayuda a través de la simple medición de los flujos de ayuda asignados. Pero no debemos olvidar que sin recursos, no hay políticas posibles, al tiempo que el acuerdo unánime de la comunidad internacional del año 1970 que tiene como base comprometer a todas las naciones en la eliminación de la pobreza, requiere, a su vez, de otras muchas políticas interconectadas capaces de proporcionar servicios esenciales, junto a la garantía de derechos básicos acompañados de justicia, libertad y dignidad, algo cada vez más erosionado en todo el mundo.

Por ello, las políticas de solidaridad internacional tienen, también, el valor de actuar como fuerte pegamento para la cohesión social sobre la base de valores compartidos, como vemos en los países que han dado al 0,7% carta de naturaleza. No es por ello casual que los defensores del individualismo dañino, del liberalismo depredador, del capitalismo salvaje, sean precisamente quienes más daño han hecho a las políticas de cooperación al desarrollo, como hemos visto con nitidez desgraciadamente en España.

A pesar de que España se encuentra muy lejos todavía del 0,7%, la semilla plantada hace 25 años con las movilizaciones, luchas y trabajos que reivindicaron el cumplimiento de este compromiso, hace que su fruto sea, hoy en día, mucho más valioso de lo que parece.

Carlos Gómez Gil es Doctor en Sociología y profesor de cooperación al desarrollo en la Universidad de Alicante.

Publica su blog www.carlosgomezgil.com donde recoge otros muchos trabajos.

martes, 7 de mayo de 2019

Hablamos lo que somos

“Las palabras tienen un poder mágico”, dice Sigmund Freud. Somos lo que hablamos y hablamos como somos. La primera parte de esta última frase reproduce el título del último libro del psiquiatra Luis Rojas Marcos (Editorial Grijalbo, 2019): “Somos lo que hablamos. El poder terapéutico de hablar y de hablarnos”. Me ha encantado la lectura porque se trata de un texto claro, sencillo, aleccionador y fundamentado (el autor hace frecuentemente referencias a investigaciones científicas, como suele hacer en todos sus libros).

Cuántas ideas interesantes, cuántas sugerencias aprovechables para observarnos, entendernos, comunicarnos y mejorarnos. En una cuestión esencial como es encontrar el camino para ser más felices y más longevos. El famoso psiquiatra neoyorquino asegura que hablar mucho alarga la satisfacción de vivir y la vida misma.

El capítulo primero se titula “Hablar: medicina de la calidad de vida”. Lo abre diciendo: “Un número creciente de estudios científicos demuestra que algo tan natural para cualquier ser humano como hablar está íntimamente relacionado con la buena salud y la satisfacción con la vida en general. De hecho, hablar, en cualquiera de sus formas, no solo añade vitalidad a los años sino también años a la vida”.

Distingue Rojas Marcos dos tipos de lenguaje: el que utilizamos para relacionarnos con los demás (lenguaje social) y aquel con el que nos dirigimos a nosotros mismos (lenguaje privado). Ambos son beneficiosos para la estabilidad emocional, la vitalidad y la satisfacción personal.

Tomar la iniciativa de hablar pone el foco de las decisiones en nosotros. Dice el autor que “ante las amenazas o las desgracias, las personas que localizan el centro de control dentro de sí mismas y piensan razonablemente que dominan sus circunstancias resisten mejor y tienen más probabilidades de sobrevivir que quienes sienten que no controlan sus vidas o que sus decisiones no cuentan y depositan sus esperanzas en poderes ajenos a ellos como el destino o la suerte”. En otro lugar del libro dice que tenemos que abandonar la consabida y enajenante expresión “que sea lo que Dios quiera”.

Aconseja también que hablemos con el perro, el gato y el pajarito. No solo por el bien de los animales sino para bien de quien les habla. No añado que también podemos hablar con las plantas.

“Sin duda, dice Rojas Marcos, para la mayoría de los seres humanos lo más importante del mundo es uno mismo. Cuando conversamos con alguien cercano o con nosotros mismos, los temas que nos resultan más relevantes son aquellas que tratan sobre alguna faceta de nuestra persona o sobre hechos que nos afectan en particular… Como ejemplo, aunque un tanto extremo, recuerdo al alcalde de Nueva York, Edwuard Koch, con quien trabajé en los años ochenta, que en una entrevista interrumpió al periodista y le dijo: ¡Pero basta ya de mí! Hablemos de ti… ¿Qué piensas de mí?”.

En resumen, dice al final del libro “compartir con personas comprensivas y solidarias las cosas que nos afligen es una estrategia de eficacia probada. El mero hecho de transformar sentimientos de ansiedad, de tristeza o indefensión en palabras, de explicar en voz alta nuestros miedos y dar sentido a las situaciones confusas nos tranquiliza y nos ayuda a pasar página”.

Me han llamado mucho la atención las páginas que dedica a la terapia del grito primario, de Arthur Janov, creador de esta modalidad de psicoterapia y autor del libro “El grito primal”. Lo digo porque participé en ese tipo de terapias durante varios años como colaborador de dos terapeutas alemanes que venían periódicamente a España para dirigir las sesiones. Leí entonces el libro de Daniel Casriel “A un grito de felicidad” y escribí un artículo titulado “La terapia por el grito”, artículo que fue publicado en el nº 149 de la Revista española de Pedagogía en el año 1980.

Contar con sinceridad lo que nos pasa, compartir tristezas, preocupaciones y alegrías, expresar las emociones que nos invaden, nos ayuda a ser mejores personas. Haruki Marakami dice: “¿Qué pasa cuando las personas abren sus corazones? Mejoran”.

Las mujeres hablan más que los hombres y ese es uno de los motivos por el que son más longevas. Las mujeres son más locuaces (se dice que el mes en que menos hablan las mujeres es el mes de febrero) y ese hecho las hace sentirse mejor, relacionarse más intensamente y vivir algunos años más que los hombres.

Hace unos días, en la ciudad castellonense de Vila-real, en las X Jornadas de Alumnos mediadores, el mago Manuel Oliver, en el transcurso de su intervención titulada “La magia de la comunicación”, invitó a hablar a los asistentes. Una alumna salió al escenario (había más de quinientas personas) y contó una dramática experiencia que había vivido hacía un tiempo. Se había arrojado desde una altura de 8 metros con intención de suicidarse. Se había roto la espalda y los tobillos. Entre lágrimas, esta chica nos dijo a los asistentes:

–Contad lo que os pase.

El auditorio, en pie, la aplaudió emocionado. Estaba en plena lectura del libro que estoy comentando. Y comprobé cómo coincidían el mensaje angustiado y desgarrador de la chica y el pensamiento elaborado y sereno del psiquiatra: contad, contad, contad.

Habla Rojas Marcos de un singular grupo de personas que cierra su boca de manera definitiva y voluntaria en los conventos de clausura. Silencio completo. Pero con hipertrofia, pienso yo, del discurso interior, de lo que el autor llama lenguaje privado. Esas personas hablan incesantemente con Dios y consigo mismas. Oí hace muchos años la simpática historia de un monje que ingresa en un Monasterio trapense. Solo puede decir dos palabras cada cinco años. Después de los cinco primeros, el monje es invitado a pronunciar esas dos palabras selectas. Dijo.

–Cama dura.

Pasan otros cinco años y se le vuelve a decir al mismo monje que había llegado el momento de pronunciar otras dos palabras. Entonces dice solemnemente:

– Comida mala.

A los cinco años (quince después del ingreso) se le volvió a preguntar por tercera vez qué era lo que quería decir. Estas fueron las dos palabras que eligió:

– Me voy.

El abad sentenció:

–No me sorprende. No has parado de quejarte desde tu ingreso.

Afortunadamente, este eficaz medio de mejorar la salud y de aumentar la satisfacción vital es totalmente gratuito y se puede practicar de forma incesante, sobre todo en los referido al lenguaje privado.

En el año 1980, José María Cabodevilla (el autor que más ha marcado mi estilo literario) escribió un hermoso libro titulado “Palabras son amores”. El título es la réplica al conocido dicho de nuestro refranero “obras son amores y no buenas razones”. Es un libro sobre la palabra, es un libro sobre el diálogo. Lo estoy releyendo ahora para redactar estas líneas. Dice Cabodevilla: “Las palabras son lo único que no se lleva el viento. Las palabras quedan. Más duraderas que el bronce. Mueren los imperios, los monumentos se derrumban, perecen los hombres y bajan al pozo del olvido. Pero antes de expirar el moribundo pronunció una frase entrecortada, la última que a duras penas pudo articular. Sus hijos la recordarán mientras vivan, lo mismo que su madre había recordado siempre aquella primera palabra que él balbuceó un día, ochenta años atrás. Entre un extremo y otro, la vida humana está hecha de palabras”. Hablemos.

http://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2019/04/13/hablamos-lo-que-somos/

Miguel Ángel Santos Guerra.

lunes, 6 de mayo de 2019

Recordatorio: el Proceso Constituyente y la reforma constitucional

Julio Anguita
El Economista

A poco que forcemos la memoria recordaremos que hubo un tiempo en el que las fuerzas políticas se atrevieron públicamente a diagnosticar los males del país, esbozaron proyectos o plantearon alternativas y reformas más o menos radicales. Creo que en esta inacabable campaña electoral sería muy conveniente recordar algunas de las cuestiones que ocuparon los titulares sobre programas políticos. Exceptuado el conflicto catalán, dos han sido las grandes cuestiones que centraron el debate político: una, por parte de la izquierda, el Proceso Constituyente y la otra, común a todas las fuerzas políticas, fue la reforma constitucional. Ningún momento mejor que éste para que las diferentes candidaturas desarrollen didácticamente sus proyectos.

Una parte considerable de la opinión pública sabe, o al menos intuye, que la palabra constituirse, aplicada en política, significa que el Soberano, es decir el pueblo, decide asumir la soberanía cedida transitoriamente a las instituciones democráticas, para replantearse el régimen político que hasta entonces él ha considerado útil para la convivencia ciudadana en el marco del Estado de Derecho. Una cuestión de importancia crucial y en consecuencia nada que ver con la frivolidad, la ligereza o la improvisación.

A partir de la condición sine qua non anterior se deben explicar a la ciudadanía muchas y muy importantes cuestiones, que de no quedar explicitadas claramente invalidarían la honestidad, y hasta la legitimidad, de la propuesta política. Una de las más importantes es distinguir entre la fase formal y legal del Proceso Constituyente y la fase de impulso inicial. La primera es de la exclusiva competencia de las Cortes Constituyentes elegidas para tal fin. Corresponde a las fuerzas políticas y/o plataformas cívicas proponentes en la fase de impulso inicial, plantear a la ciudadanía las razones, contenidos y fines del proceso.

Una propuesta de tal calado solamente tiene sentido si se pretende una reforma total de la Constitución vigente y su sustitución por otra de nuevo cuño o bien de una reforma parcial que afecte al Título II (La Corona). En ambos casos la finalidad del Proceso no es otra que la opción por la IIIª República. Esto debe ser expuesto con toda transparencia y valentía.

Pero ahí no termina todo. Los impulsores de la propuesta deben exponer cuáles serían, a su juicio, las líneas maestras de la Constitución Republicana. Un simple y único cambio en la forma de Estado, cuando hay tantas carencias democráticas y de todo tipo que subsanar, nos retrotraería a experiencias republicanas que se deben superar y mejorar. Tres son los objetivos a cumplir que harían deseable el Proceso Constituyente para la mayoría ciudadana: la democratización y la verificable independencia entre sí de los tres Poderes del Estado, la concreción en la realidad cotidiana de la solemne Declaración de Derechos Humanos y los enfoques medioambientales en economía, educación, consumo, valores y solidaridad de urgente aplicación a causa del más que evidente cambio climático.

No hay proceso, proyecto o programa político que no necesite de un sujeto social para el impulso inicial de la propuesta. Un sujeto que sea capaz de trascenderse a sí mismo por mor del incremento de alianzas y apoyos de todo tipo. Y ello sin violentar las líneas maestras del proyecto. ¿Dónde está el sujeto? Está ante la vista. Lo componen las indignadas víctimas del neoliberalismo, la corrupción y la incuria, conjuntamente con aquellos y aquellas cuyos conocimientos y cultura sienten como imperativo ético y de conciencia hacer de este país algo material y moralmente habitable.

No hay mejor ocasión que esta campaña electoral para exponer con claridad didáctica, valor cívico y argumentación documentada la necesidad del Proceso Constituyente. Propuestas como ésta no pueden ser flor de un día para el ejercicio discursivo de iniciados o lo que es peor, una mercancía llamativa pero efímera y fugaz en el evanescente mundo de los impactos mediáticos.

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Hace escasamente un año todas las fuerzas políticas coincidían en que la reforma del texto constitucional era necesaria. Los llamados “partidos constitucionales” advertían que, en todo caso, la reforma no podía serlo en profundidad. Los partidarios del Proceso Constituyente la reclamaban como segunda línea propositiva tras el Proceso Constituyente. Considero que ha llegado la hora de que los partidos políticos se expliquen a fin de que el electorado sepa a qué atenerse y además pueda comprobar que la Política es algo más que fuegos de artificio. ¿Cuáles son -a mi juicio y en el ínterin del Proceso Constituyente- las reformas urgentes y necesarias?

EL Título Iº de la Constitución que habla de los Derechos y Deberes fundamentales no expresa ningún compromiso de cumplirlos por parte de los poderes públicos. Es más, el Capítulo Tercero que habla de la protección social y económica lleva el siguiente título: De los principios rectores de la política social y económica. Es decir, una cuestión meramente declarativa. Sin embargo, cuando se habla de derechos queda claro que estos no existen si no hay alguien que deba cumplirlos. Se trataría pues, de aplicar el Derecho y recoger en el texto constitucional la garantía de que los poderes públicos están obligados a cumplirlos. Y de la misma manera que el artículo 53 dice que el incumplimiento de las libertades y derechos que figuran en el artículo 14 permite al ciudadano recabar la tutela ante los tribunales, la reforma constitucional debería extender este derecho a los contenidos del citado Título Iº.

La indefinición con la que el artículo 2 habla de nacionalidades y regiones al no citar cuáles son las unas y cuáles las otras fue una permanente fuente de conflictos que el “café para todos” de Adolfo Suárez complicó aún más. Es necesario que, basándose en la Constitución de 1812, se citen en el texto reformado y con su nombre y entidad, las nacionalidades y regiones que componen España.

El estatus del Rey y casi todo el Título II es una contradicción permanente con otros artículos de la Constitución vigente. Y además de constituir una anomalía con otras monarquías de Europa, es el vestigio más claro del origen franquista de la actual monarquía española. Veamos algunas cosas de urgente reforma con respecto a la Corona.

Mantener en su literalidad el artículo 56 que le concede al Rey la inviolabilidad es contradictorio con el 14, que proclama la igualdad de todos los españoles sin distinción de nacimiento, sexo, religión o cualquier otra circunstancia. La reforma constitucional que mantuviera a la monarquía debería – al menos – homologarla al resto de la europeas. En consecuencia, debería eliminarse la referencia que en el artículo 56 se hace a que el Rey arbitra y modera el funcionamiento de las instituciones. Y de la misma manera la reforma debería eliminar de las atribuciones reales la Jefatura Suprema de las FF.AA. El texto constitucional reformado debería hacer caer esa responsabilidad en el Presidente del Gobierno y por delegación de éste en el Ministro de Defensa.

Tampoco puede mantenerse hoy en día que el artículo que se mantenga tal cual está el artículo 57 que establece la Sucesión en la Corona. Un artículo que, trasladado casi literalmente del 60 de la Constitución de 1876, discrimina a la mujer en beneficio del hombre a la hora de heredar el trono.

Las propuestas de reforma constitucional referenciadas anteriormente tienen su fundamento en la aplicación estricta del Derecho y la lógica comparativa con constituciones europeas de la UE. Sin embargo no quedan aquí las necesarias reformas del texto constitucional de 1978 que, por otra parte y tras la reforma del artículo 135 y el anterior Tratado de Maastricht, ya no es el mismo de entonces. *****

Creo que -en ausencia de una reforma a la totalidad- el texto de la Constitución de 1978 necesita de reformas parciales que lo actualicen, homologuen a otros de la Unión Europea y, sobre todo, lo identifiquen más consecuentemente con la Declaración de Derechos Humanos de 1948. Continúo la enumeración de algunas reformas que, conjuntamente con otras, deberían ser objeto del debate prometido por las fuerzas políticas y que, hoy por hoy, ha quedado en agua de borrajas.

Si de verdad se quiere que la composición del Congreso de los Diputados quede lo más ajustada posible a la voluntad popular expresada en las urnas, el artículo 68.2 debe ser reformado en el sentido de que sea la comunidad autónoma, y no la provincia, la circunscripción electoral. Por otra parte, el sistema electoral deber ser proporcional puro. Y ello implica la creación de un Colegio Nacional de Restos que apure hasta el máximo la correcta adecuación entre votos y escaños.

El debate en torno al Consejo General del Poder Judicial, su elección, funciones y competencias parece ser inacabable. Creo que en el fondo nadie quiere acometer en serio su reforma. Pero si en algún momento se llegase a la firme determinación de abordar dicha reforma, no estaría de más echar un vistazo previo al Título X (Del Poder Judicial) del Proyecto de Constitución de la Iª República Española (1873-1874). La formulación del artículo 1º del mismo aborda la cuestión con criterios claros y rotundos: el Poder Judicial no emanará ni del Poder Ejecutivo ni del Poder Legislativo.

Otra importante cuestión a debatir, sobre la base de la referida constitución republicana, sería la desaparición del Tribunal Constitucional, cuyas funciones podrían ser perfectamente desarrolladas por un Tribunal Supremo adecuado a esta nueva función.

La reforma de la vigente constitución se contempla en el Título X y especialmente en los artículos 167 y 168. En ambos casos hay excesos tanto por facilidad (167) como por imposibilidad práctica (168). Resulta preocupante que Títulos y artículos referidos a Derechos Fundamentales puedan ser cambiados o suprimidos por una mayoría de 210 Diputados. Cualquier bipartito que desee seguir la senda del reformado artículo 135 lo tiene fácil. Sin embargo, en lo referente a la Corona o a una enmienda a la totalidad, la no escrita cláusula de la intangibilidad intrínseca que subyace en el artículo 168 hace imposible dicha reforma. Convendría corregir ambos excesos y buscar una redacción que unificase con criterio único la reforma constitucional en este aspecto.

No se agotarían aquí las propuestas de reforma. La elección del fiscal general por el Congreso de los Diputados, la supresión de la Moción de Censura constructiva o la transformación del Senado en Cámara Territorial cerrarían una lista de reformas que, a mi juicio, los tiempos presentes demandan.

Fuente:

https://www.eleconomista.es/firmas/noticias/9761969/03/19/Recordatorio-I.html

domingo, 5 de mayo de 2019

¿Quién es Bernie Sanders?

Antonio Gershenson
La Jornada

Bernie Sanders es uno de los políticos de Estados Unidos con historial amplio y de mayor prestigio. Lo conocí durante mi diputación, alrededor de 1983.

Mis compañeros electricistas integrantes de una organización sindical en Estados Unidos me informaron que el que gobernaba la ciudad de Burlington, en el estado de Vermont, era socialista. Bueno, eso era fuera de lo normal en ese país. Me puse en comunicación con el alcalde de Burlington y luego nos reunimos. Fue una entrevista amplia y cordial la cual se tradujo al español y se publicó en La Jornada.

Después de algunos periodos de triunfar como máxima autoridad de Burlington, también ha ganado sucesivamente el cargo de senador.

En 2016 buscó la presidencia de la nación, pero no lo logró, aunque tuvo un gran apoyo.

Ahora tiene muchos más partidarios, no sólo legisladores, sino ciudadanos que están con él. Reproducimos algunos comentarios al respecto.

Tele Sur menciona aspectos de la campaña electoral de Bernie Sanders como socialista demócrata. Algunas propuestas del candidato son las siguientes:

1. salud para toda la población en forma garantizada;
2. aumentar el salario mínimo hasta 15 dólares por hora;
3. construcción de viviendas accesibles para la población de bajos recursos;
4. educación gratuita universitaria y
5. priorizar los programas ambientales como lo es el del cambio climático, entre otras promesas.

Estas son algunas de las razones por las que su campaña ha atraído la simpatía de la población joven. Para la publicación World Socialist Web Sites plantea un mundo con unidad de trabajadores organizados con Sanders.

En mis viajes por toda la nación siempre escucho el mismo mensaje: los estadunidenses no aguantan más esta situación. Están hartos de que se practiquen recortes en las ayudas sociales y se pongan en peligro servicios esenciales como la seguridad social, mientras se esquilma a los contribuyentes el dinero que tanto esfuerzo les ha costado ganar y se despilfarra en el rescate de empresas y en costear guerras innecesarias.

Ya se dan crecientes movimientos a lo largo de todo el país. En este periódico, el lunes pasado en un artículo de Arturo Balderas, al que le consta cómo están las cosas allá, habla de que se viven entusiastamente las ideas progresistas e incluso socialistas de Sanders. Y dice que hasta hoy, 15 demócratas han manifestado su apoyo por la presidencia de Sanders.

Benie Sanders se ha convertido en la pesadilla socialista para el presidente Donald Trump. Sin embargo, el decano demócrata continúa con sus propuestas desoyendo las fuertes críticas del magnate republicano.

El senador por Vermont ha ratificado sus promesas de campaña y afronta a los millonarios de Wall Street, señala a las grandes empresas que han empobrecido a la población y responsabiliza a todas las poderosas empresas de ejercer un control político total en todo Estados Unidos:

“… nuestra campaña no trata sólo de derrotar a Donald Trump. Nuestra campaña tiene que ver con transformar nuestro país y crear un gobierno basado en los principios de justicia económica, social, racial y ambiental.”

Estas son muestras de la campaña electoral de Sanders, de la cual nos llega muy poca información. Trataremos de seguir informando de este proceso tan importante.

Fuente:

http://www.jornada.com.mx/2019/04/14/opinion/012a2pol#

sábado, 4 de mayo de 2019

Últimos testigos. A las siguientes generaciones les toca cuidar, para que no se desintegre, la memoria del exterminio realizado por los nazis


Neus Català, superviviente del campo de la muerte de Ravensbrück.

Las fotografías son el resultado de una ecuación en que se conjugan espacio, tiempo y luz. Sea cual sea el motivo que lleve a preservar un instante, todas ellas acaban por cobrar un valor documental. Quienes aparecen retratados dejarán de existir, pero las imágenes perdurarán como un recuerdo elegíaco.

Neus Català, superviviente del campo de la muerte (y no de concentración, como se empeñaba en recalcar) de Ravensbrück, fallecida el pasado sábado 13 de abril, se fotografió alguna vez —como otro gesto más de resistencia en su biografía de lucha— sosteniendo el retrato que le hicieron cuando estaba presa, con el uniforme rayado y un número cosido a la solapa. Cuando las deportadas llegaban al Puente de los cuervos perdían el nombre y pasaban a ser una cifra vacía de atributos.
Se suele creer que las fotografías no precisan explicaciones, que lo que aparece representado en ellas es, ni más ni menos, lo que se ve. En el esfuerzo por describirlas, aun así, se descubren otros detalles. En 1977, Montserrat Roig escribió en Los catalanes en los campos nazis (Península/Edicions 62) lo que ella percibía en ese retrato de Català: los brazos caídos, el gesto hierático, el rostro solitario y esos ojos... Unos ojos alucinados “que parecen detenidos en algún punto concreto que los demás no podemos alcanzar a captar”. El padre de Català, un pagès del Priorat, le había enseñado desde niña a no bajar los ojos ante persona alguna, porque nadie es más que otro. Sostener la mirada para luego contarlo: ese fue el cometido —y la carga— de los testigos de la barbarie.

¿Qué sabía Dante del infierno, se preguntaba Català, si no vio Ravensbrück, el mayor campo de mujeres de la Alemania nazi? Situado noventa kilómetros al norte de Berlín en el paisaje idílico del Brandeburgo rural, fue construido con mano de obra prisionera en 1938. Durante los seis años que estuvo en funcionamiento, 132.000 mujeres y también 20.000 hombres de más de veinte nacionalidades cruzaron su umbral. En esa instalación se pusieron en práctica todos los horrores nazis. Las mujeres fueron humilladas, prostituidas, envenenadas, ejecutadas, desnutridas y usadas como cobayas para experimentos médicos aberrantes. Acabada la guerra, este “campo de exterminación lenta”, como lo definió la etnóloga y superviviente Germaine Tillion, al quedar en territorio de la RDA, tras el Telón de Acero, se sumió en la bruma del olvido. Bajo administración soviética, se convirtió en un memorial, si bien sesgado y con un interés partidista, a la lucha antifascista.

En Ravensbruck: Life and Death in Hitler's Concentration Camp for Women (2014), uno de los pocos estudios de conjunto acerca de este campo, su autora, Sarah Helm, expresó su asombro al constatar el silencio sobre este lugar entre la bibliografía existente: “Los principales historiadores —casi todos hombres— no tenían apenas nada que decir. Incluso los libros escritos sobre los campos después de la Guerra Fría parecían describir un mundo totalmente masculino”. La condición femenina siempre ha soportado una doble pena de silencio, ya no solo en lo bueno (los logros), sino también en lo malo (la fatalidad). François Mauriac, en el prólogo al testimonio de la poeta Micheline Maurel, lo condensó así: Ravensbrück era una abominación que el mundo decidió olvidar. Aun así, contamos con valiosísimos testimonios, además del de Català, como los de Anise Postel-Vinay, Margarete Buber-Neumann, Mercedes Núñez, Geneviève de Gaulle-Anthonioz, etc., que relatan la solidaridad entre mujeres, brotada en la más cruda adversidad. Preguntada por una católica en Ravensbrück a qué se aferraba para mantener la fortaleza, Neus Catalá respondió que el Dios al que se encomendaba eran todas y cada una de sus compañeras de barracón, cuya suerte compartía.

Cuando un último testigo desaparece, los recuerdos íntimos no expresados se funden como la nieve. A las siguientes generaciones les toca cuidar, para que no se desintegre, ese concepto delicado y versátil que es la memoria histórica. En palabras de Català, recordar era un deber, una catarsis necesaria. En la reciente reposición en el Teatre Lliure de Ante la jubilación, los personajes de Thomas Bernhard —alemanes contemporáneos a la obra, que data de 1979— llevan tres décadas celebrando a escondidas el cumpleaños de Himmler, el arquitecto de los campos, y en medio de ese ritual de lealtad se animan entre sí, diciéndose que es solo cuestión de tiempo que puedan dejar de ocultar sus filias extremistas. Cada vez que un superviviente muere, ese momento se intuye más cercano.

Entretanto, el mundo aplaude la primera fotografía de un agujero negro, en el centro de la galaxia M87, a 55 millones de años luz de distancia. Lo que vemos es el anillo luminoso que delimita el horizonte de sucesos. Es la luz que cae, pero aún se resiste a ser tragada por la oscuridad. Como esas mujeres en los campos que, hasta su último aliento, pugnaron por mantener la dignidad.

Marta Rebón es traductora y escritora

https://elpais.com/elpais/2019/05/01/opinion/1556734423_112738.html

El Gobierno fija el 5 de mayo como día para honrar a las víctimas españolas del nazismo 


viernes, 3 de mayo de 2019

_- El Plan condor. El funcionamiento del Plan Cóndor revelado por un documento de la CIA

_- Sergio Kiernan Página/12

La sede central era en Cóndor 1, Argentina. Los viáticos de los asesinos eran de 3500 dólares por día. El Comando Central se tomaba dos horas para el almuerzo y cerraba a las siete y media. Cada delegado proponía un blanco y se votaba mandar un grupo de tareas. En el peor momento de las dictaduras latinoamericanas, existía un pequeño espacio donde se votaba. Los delegados de Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay y Bolivia a la sede central del Plan Cóndor debatían y elegían por mayoría simple a sus víctimas. Cada delegado presentaba una “propuesta operativa” y la discusión sobre oportunidad, costo político y material terminaba en una votación. Si había desacuerdo, se hacía un acta con copias para cada país participante. Si se aprobaba una “operación” se ponía en marcha una maquinaria burocrática que incluía pasajes y viáticos de hasta 3500 dólares por día para los grupos de tarea de hasta cinco agentes.

Los documentos secretos desclasificados por Estados Unidos y recibidos por el ministro de Justicia Germán Garavano este viernes incluyen un Reporte de Información de Inteligencia de la CIA fechado el 16 de agosto de 1977, que describe en detalle la parte burocrática del Plan Cóndor. El informe no está clasificado como secreto, pero arranca con la advertencia de que incluye “fuentes y métodos sensibles de inteligencia”, código para avisar que no puede ser difundido para no comprometer agentes, fuentes o maneras de robar papeles.

El documento avisa a la Central que los servicios de inteligencia de cinco países y “hasta cierta medida Brasil” firmaron en septiembre de 1976 un acuerdo de cooperación para “operaciones contra blancos subversivos”. La CIA hace una distinción hasta ahora inédita en la mecánica del Plan Cóndor al afirmar que “Cóndor” es el nombre del pacto de cooperación, que en la práctica se llama “Operación Teseo”.

Los agentes de la CIA en Argentina que redactaron el Reporte afirman haber visto una copia del acta original, que arranca con un párrafo titulado “Reglamento de Teseo, Centro de Operaciones”. El primer tema es definir la misión, lo que consiste en identificar blancos “de acuerdo con los pedidos presentados por los participantes, y asignar oportunidades y prioridades”. El Centro de Operaciones tiene que instruir a los “equipos de inteligencia y de operaciones”, los primeros encargados de ubicar e identificar a los blancos y los segundos de matarlos y escapar.

A la manera militar, el Centro tiene la responsabilidad de administrar los recursos humanos y materiales de cada operación, instruir a los servicios de cada país sobre qué colaboración tiene que prestar y recordarles que según lo pactado, los servicios extranjeros deben dar prioridad a los requerimientos de la Operación Teseo.

Organigrama
Operación Teseo tiene base en Buenos Aires, designado como Cóndor 1 en la jerga interna. El Centro de Operaciones es formado por representantes permanentes de los servicios de inteligencia de los países participantes. A las órdenes de este Centro se colocan equipos de inteligencia y de operaciones, “formados por personal de los países miembros”, y equipos de reserva por si las cosas se complican. Estos equipos tienen prohibido visitar el Centro de Operaciones a menos que reciban órdenes específicas de hacerlo.

Según el documento, “el número mínimo de agentes provisto por cada servicio participante será, en lo posible, de cuatro personas, con una mujer a ser incluida eventualmente. Cada país tendrá un equipo similar en reserva, listo a cubrir cualquier eventualidad”.

Los viáticos
El Centro de Operaciones en Argentina es el encargado de administrar los fondos de la Operación Teseo, y el encargado de recibir las liquidaciones de gastos de cada grupo de tareas. Cada país participante puso una cuota de diez mil dólares para arrancar la Operación y aceptó aportar una cifra similar al final de cada operativo, “en un plazo no mayor de quince días”.

Por fuera de estos gastos operativos, el Cóndor es como un club en el que cada país paga una cuota de doscientos dólares por mes “que vence el treinta de cada mes”. Esta modesta cifra es para “cubrir gastos de funcionamiento y mantenimiento del Centro de Operaciones”.

Pero tanta modestia económica se contradice con los gastos operativos previstos en el mismo reglamento. Los grupos de tareas en el extranjero reciben un viático estimado en 3500 dólares “por día y por persona, más una cifra fija de mil dólares para ropa”. Todos estos gastos deben ser presentados a la central por los jefes de grupo, para que sean aprobados por los miembros participantes. Si no hay objeción, cada representante permanente tiene el deber de comunicarse con su gobierno para cubrir los fondos del Centro de Operaciones.

Por cuerda separada, los agentes recibían equipamiento del Centro de Operaciones o, de no ser posible, de los servicios de inteligencia locales. Esto incluía armas, municiones, explosivos, documentos, ropa, equipos electrónicos y de comunicaciones, y “miscelánea”.

Organización
Los “equipos de trabajo”, como llaman los de la CIA a los grupos de tareas, “serán formados por miembros de uno o más servicios de acuerdo a su experiencia, calificaciones personales y características del blanco”. El Centro de Operaciones determina un blanco a eliminar y el momento de hacerlo. Tomada la decisión, los equipos de inteligencia tienen la tarea de “identificar al blanco, localizarlo, seguirlo, comunicarse con el Centro de Operaciones y retirarse”. Un miembro del equipo de inteligencia y sólo uno puede hacer contacto con el equipo de operaciones. Ese agente tiene que asegurarse de que la información llegue a los operativos y mostrarles el blanco, y luego retirarse de la escena.

El equipo de operaciones tiene que “ejecutar al blanco” cumpliendo tres pasos: “A, interceptar el blanco, B, cumplir la operación y, C, escapar”. Por razones de seguridad operativa, los miembros de cada equipo no pueden conocer a los del otro. Los únicos que hablan son los jefes de cada grupo de tareas.

Las embajadas
Operación Teseo cuenta con una red propia de comunicaciones llamada Condortel, para manejar todo tráfico entre el Centro de Operaciones y los servicios de los países participantes. De ser necesario, se hablará por teléfono, con la llamada a cargo de la central en Buenos Aires.

Pero si es necesario mandar documentos, papeles de cualquier tipo, se determina que se usará “la valija diplomática” de las respectivas embajadas, o enviados especiales que conozcan las medidas de seguridad necesarias.

Una democracia
El capítulo final del documento de la CIA indica que el Centro de Operaciones de Teseo se toma dos horas para el almuerzo, ya que opera de 9.30 a 12.30 y de 14.30 a 19.30. Sólo si hay una operación marcha se estiran los horarios nombrando un “oficial de turno noche”, rotando la nacionalidad entre los miembros permanentes. Burocráticamente, se establece que el alojamiento, comidas y transporte de este oficial serán pagos por el Centro de Operaciones.

Y aquí aparece una sorpresa, justo al final: el Cóndor funcionaba como una democracia interna donde se votaba entre iguales. Al elegir los blancos, explica el documento de la CIA, “cada representante presenta su selección de un blanco en la forma de una propuesta. La selección final de un blanco será por votación y se determinará por mayoría simple. En caso de desacuerdo, se hace un acta del debate que será firmada por los respectivos representantes y enviada a los servicios correspondientes para su información”.

La expansión
Mientras la CIA conseguía los documentos fundacionales y organizativos del Cóndor, la Oficina de Inteligencia e Investigaciones del Departamento de Estado circulaba sus análisis de la coordinación en el Cono Sur. En un informe fechado el seis de octubre de 1977, que ahora se difunde sin faltantes ni tachaduras, los diplomáticos especulan sobre la posible formación de un bloque sudamericano a partir de la coordinación de inteligencia. Acertadamente, descartan la posibilidad por las “enemistades preexistentes” y porque Brasil no muestra mayor entusiasmo por la idea y prefiere invertir en esfuerzos propios de propaganda internacional.

Pero en el texto aparece un tema nuevo, el de la idea de abrir oficinas operativas del Plan Cóndor en Estados Unidos y Europa Occidental. La misión de estas oficinas será la de “encarar el asesinato de supuestos opositores subversivos de los gobiernos participantes (en el Cóndor) que viven en Europa Occidental”. Según los diplomáticos, los tres países “más entusiasmados” con la idea son Chile, Uruguay y Argentina, por la actividad de sus respectivos exiliados. Brasil, dice el análisis, no está interesado y rechazó la idea. Según el Departamento de Estado, los brasileños no quieren pagar el costo político de que se conozca semejante operación ni tener socios como la notoria DINA chilena.

Los países interesados en operar en Europa lo hicieron a través de sus embajadas, creando estructuras de inteligencia notorias, como la argentina en París.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/187372-el-funcionamiento-del-plan-condor-revelado-por-un-documento-

jueves, 2 de mayo de 2019

_- “La base de un cerebro sano es la bondad, y se puede entrenar”

_- Richard Davidson, doctor en Neuropsicología, investigador en neurociencia afectiva

Nací en Nueva York y vivo en Madison (Wisconsin), donde soy profesor de Psicología y Psiquiatría en la universidad. La política debe basarse en lo que nos une, sólo así podremos reducir el sufrimiento en el mundo.

Creo en la amabilidad, en la ternura y en la bondad, pero debemos entrenarnos en ello

Yo investigaba los mecanismos cerebrales implicados en la depresión y en la ansiedad.

...Y acabó fundando el Centro de Investigación de Mentes Saludables.

Cuando estaba en mi segundo año en Harvard se cruzó en mi camino la meditación y me fui a la India a investigar cómo entrenar mi mente. Obviamente mis profesores me dijeron que estaba loco, pero aquel viaje marcó mi futuro.

...Así empiezan las grandes historias.

Descubrí que una mente en calma puede producir bienestar en cualquier tipo de situación. Y cuando desde la neurociencia me dediqué a investigar las bases de las emociones, me sorprendió ver cómo las estructuras del cerebro pueden cambiar en tan sólo dos horas.

¡En dos horas!

Hoy podemos medirlo con precisión. Llevamos a meditadores al laboratorio; y antes y después de meditar les tomamos una muestra de sangre para analizar la expresión de los genes.

¿Y la expresión de los genes cambia?

Sí, y vemos como en las zonas en las que había inflamación o tendencia a ella, esta des­ciende abruptamente. Fueron descubrimientos muy útiles para tratar la depresión. Pero en 1992 ­conocí al Dalái Lama y mi vida cambió.

Un hombre muy nutridor.

“Admiro vuestro trabajo, me dijo, pero considero que estáis muy centrados en el estrés, la ansiedad y la depresión; ¿no te has planteado enfocar tus estudios neurocientíficos en la amabilidad, la ternura y la compasión?”.

Un enfoque sutil y radicalmente distinto.

Le hice la promesa al Dalái Lama de que haría todo lo posible para que la amabilidad, la ternura y la compasión estuvieran en el centro de la investigación. Palabras jamás nombradas en ningún estudio científico.

¿Qué ha descubierto?

Que hay una diferencia sustancial entre empatía y compasión. La empatía es la capacidad de sentir lo que sienten los demás. La compasión es un estadio superior, es tener el compromiso y las herramientas para aliviar el sufrimiento.

¿Y qué tiene que ver eso con el cerebro?

Los circuitos neurológicos que llevan a la empatía o a la compasión son diferentes.

¿Y la ternura?

Forma parte del circuito de la compasión. Una de las cosas más importantes que he descubierto sobre la amabilidad y la ternura es que se pueden entrenar a cualquier edad.

Los estudios nos dicen que estimulando la ternura en niños y adolescentes mejoran sus resultados académicos, su bienestar emocional y su salud.

¿Y cómo se entrena?

Les hacemos llevar a su mente a una persona próxima a la que aman, revivir una época en la que esta sufrió y cultivar la aspiración de librarla de ese sufrimiento. Luego ampliamos el foco a personas que no les importan y finalmente a aquellas que les irritan. Estos ejercicios reducen sustancialmente el bullying en las escuelas.

De meditar a actuar hay un trecho.

Una de las cosas más interesantes que he visto en los circuitos neuronales de la compasión es que la zona motora del cerebro se activa: la compasión te capacita para moverte, para aliviar el sufrimiento.

Ahora quiere implementar en el mundo el programa Healthy minds (mentes sanas).

Fue otro de los retos que me lanzó el Dalái Lama, y hemos diseñado una plataforma mundial para diseminarlo.

El programa tiene cuatro pilares: la atención; el cuidado y la conexión con los otros; la apreciación de ser una persona saludable (encerrarse en los propios sentimientos y pensamientos es causa de depresión)...

...Hay que estar abierto y expuesto.

Sí. Y por último tener un propósito en la vida, algo que está intrínsecamente relacionado con el bienestar.

He visto que la base de un cerebro sano es la bondad, y la entrenamos en un entorno científico, algo que no se había hecho nunca.

¿Cómo se puede aplicar a nivel global?

A través de distintos sectores: educación, sanidad, gobiernos, empresas internacionales...

¿A través de los que han potenciado este mundo oprimido en el que vivimos?

Tiene razón, por eso soy miembro del consejo del Foro Económico Mundial de Davos, para convencer a los líderes de que hay que hacer accesible lo que sabe la ciencia sobre el bienestar.

¿Y cómo les convence?

Mediante pruebas científicas. Les expongo, por ejemplo, una investigación que hemos realizado en distintas culturas: si interactúas con un bebé de seis meses a través de dos marionetas, una que se comporta de forma egoísta y otra amable y generosa, el 99% de los niños prefieren el muñeco cooperativo.

Cooperación y amabilidad son innatas.

Sí, pero frágiles, si no se cultivan se pierden, por eso yo, que viajo muchísimo (una fuente de estrés), aprovecho los aeropuertos para enviar mentalmente a la gente con la que me cruzo buenos deseos, y eso cambia la calidad de la experiencia. El cerebro del otro lo percibe.

Apenas un segundo para seguir en lo suyo.

La vida son sólo secuencias de momentos. Si encadenas esas secuencias, la vida cambia.

El mindfulness es hoy un negocio.

Cultivar la amabilidad es mucho más efectivo que centrarse en uno mismo. Son circuitos cerebrales distintos. A mí no me interesa la meditación en sí misma sino cómo acceder a los circuitos neuronales para cambiar tu día a día, y sabemos cómo hacerlo.

https://www.lavanguardia.com/lacontra/20170327/421220248157/la-base-de-un-cerebro-sano-es-la-bondad-y-se-puede-entrenar.html

miércoles, 1 de mayo de 2019

Once libros con mucha clase (obrera) para reflexionar sobre el Día Internacional de los Trabajadores

Once libros con mucha clase (obrera) para reflexionar sobre el Día Internacional de los Trabajadores Carmen López
El diario

Para celebrar el día del trabajador proponemos una serie de buenos títulos sobre el mundo laboral con los que pensar y también entretenerse
Chaplin, atrapado por los engranajes de la industria en 'Tiempos modernos'
Chaplin apretando las tuercas a la industria en Tiempos modernos

El primer día de mayo es el Día Internacional del Trabajo y, precisamente, no se trabaja. Es en honor a los sindicalistas estadounidenses que perdieron la vida en 1886 en la Revuelta de Haymarket. Aquellos obreros pedían que la patronal respetase la jornada laboral de ocho horas ya aprobada por ley y que -por ahora- es la habitual si se tiene un contrato a jornada completa.

Ese espíritu reivindicativo se ha ido evaporando con el tiempo y actualmente casi es un día festivo más dentro del calendario laboral. Hay quien sigue asistiendo a las manifestaciones convocadas por los sindicatos y quien decide gastar su tiempo libre en otras actividades. Una buena puede ser leer algún libro relacionado con el tema y reflexionar sobre él. Para bien y para mal, el trabajo es uno de los aspectos más importantes de la vida de todos y todas. El paro es la principal preocupación de los y las españolas actualmente y los derechos que se consiguieron durante tantos años de lucha obrera se tambalean. Esta es una lista de títulos para pensar, aprender, emocionarse, entretenerse e incluso reírse.

No tengo tiempo, de Jorge Moruno (Editorial Akal)

Una reflexión sobre cómo la relación de las personas y el entorno laboral están cambiando gracias a la capacidad del neoliberalismo para jugar con los términos y convencer de que lo que hasta hace poco se veía como un retroceso es lo contrario.

La mal llamada ‘economía colaborativa’ ha convertido a los repartidores en ‘riders’ que disfrutan pedaleando por la ciudad y los arrendadores ahora son anfitriones. No existen las jornadas, sino que las horas son bajo demanda y el trabajador no puede conciliar, sino esperar a que le caiga un encargo.

Jorge Moruno es sociólogo y escritor. Sabe bien de lo que habla porque, entre otras cosas, "ha sido teleoperador, informador turístico, reponedor, administrativo o parado" y, además, investiga sobre las transformaciones del trabajo.

Los obreros contra el trabajo, de Michael Seidman (Pepitas de calabaza)

Este ensayo se publicó por primera vez en 1991 y le costó al autor su puesto de trabajo en Rutgers, la universidad de Nueva Jersey. Pepitas de calabaza lo publicó en España en 2014 traducido por Federico Corriente y obtuvo una repercusión considerable. Seidman desarrolla en el libro una tesis sobre la relación que los obreros con su trabajo en Francia y España durante el periodo comprendido entre 1936 a 1939 (gobierno del Frente Popular y Guerra Civil respectivamente).

La conclusión a la que llega el autor es que las personas, de alguna manera, se resisten a trabajar. Como explicó en esta entrevista concedida a eldiario.es: "Toda la historia laboral analizada desde 1960 está basada en la teoría de que a los obreros les gusta trabajar. Tanto para los comunistas como para los socialistas, los capitalistas… el trabajo define a la clase obrera. Y mi punto de vista define a la clase obrera como la clase que se resiste al trabajo". En el libro se refiere al trabajo asalariado en ciudades industriales durante ese periodo de tiempo concreto, aunque en la época actual sigue existiendo esa reticencia.

La oficina en The New Yorker, (Libros del Asteroide)

El lugar de trabajo como espacio alienante, las relaciones con los compañeros de trabajo, el hastío de la rutina o las jerarquías dentro de la empresa. Los autores de esta compilación de viñetas publicadas en el medio norteamericano desde 1920 ironizan con pluma fina sobre todos esos aspectos del día a día de una oficina de una manera en la que cualquier persona que haya pasado por esos trances se ve identificada. Y provocan sonrisas cuando no carcajadas en cada una de ellas.

El volumen recopila los trabajos de algunos de los viñetistas más importantes de la revista como Robert Mankoff, Leo Cullum, Tom Cheney, Peter C. Vey o Lee Lorenz traducidos al castellano por Miguel Aguayo y con prólogo de Jean-Loup Chiflet. Como explican desde la editorial, el libro podría llevar como subtítulo la frase "Todo lo que me hubiera gustado decir o hacer en el transcurso de mi vida laboral si no hubiera tenido miedo a ser despedido". Garantizado.

Estupor y temblores, de Amélie Nothomb (Anagrama)

Con motivo del quincuagésimo aniversario de su colección ‘Compactos’, la editorial ha reeditado 50 de sus títulos esenciales seleccionados por editores y libreros. Entre ellos se encuentra este libro en el que la autora, nacida en Japón pero criada en Bélgica, regresa a su país natal para trabajar. Allí se encuentra con la realidad del mundo laboral de los japoneses, con una ética del trabajo en la que prima la sumisión y el convencionalismo.

El humor y la manera de escribir de Nothomb son especiales -es decir, no del gusto de todos- pero su novela es un buen reflejo de las diferentes maneras que existen de entender el trabajo. Y la de los japoneses, que no contemplan el escaqueo como una opción, es bastante opuesta a la de los españoles. O al menos por el momento y mientras se pueda. La traducción es de Sergi Pàmies.

Por cuatro duros. Cómo (no) apañárselas en Estados Unidos, de Barbara Ehrenreich (Capitán Swing)

La autora del libro, traducido por Carmen Aguilar, decide investigar sobre las condiciones laborales en Estados Unidos haciéndose pasar por una trabajadora no cualificada. Así, va apuntando sus experiencias en empleos mal remunerados para explicar las condiciones de vida de las clases pobres del país. Lo que descubre -¡sorpresa!- es que, pese a tener un trabajo a tiempo completo, una persona que gana seis dólares por hora no llega a fin de mes. Ehrenreich podría haber hecho su experimento en España y habría llegado a la misma conclusión.

Alguno de los trabajos que desempeñó fueron de reponedora de un supermercado, limpiadora y camarera de hotel. Doctora en biología en la Universidad Rockefeller de Nueva York, hasta ese momento no había experimentado la dureza de esas labores. Actualmente forma parte del Partido Socialdemócrata de Estados Unidos, escribe en el periódico The Progressive y es una reconocida activista política.

Asamblea Ordinaria, de Julio Fajardo Herrero (Libros del Asteroide)

El autor se sirve de sus personajes para describir el impacto que la crisis tuvo en la sociedad española. La pareja que se resiente por la precariedad, el joven sin trabajo que se va a vivir con su tía anciana o el empleado que no quiere ver cómo sus condiciones laborales se van al traste son algunos de ellos.

Todos experimentan cambios vitales que no se hubiesen imaginado si el rumbo de la economía no hubiese dado un giro tan demoledor. Julio Fajardo, editor y traductor, publicó este libro hace tres años, pero podría haberlo hecho hoy.

Vida de zarigüeyas. Cómo vivir bien sin empleo y (casi) sin dinero, de Dolly Freed (Alpha Decay)

Dolly Freed publicó esta especie de manual para sobrevivir tranquilamente sin tener que trabajar y sin caer en la indigencia. Ella y su padre vivieron durante cinco años a las afueras de Filadelfia cultivando y cazando lo que podían en su casa que, pequeño detalle, tenía un terreno de dos mil metros cuadrados. Catalogaba las necesidades como básicas -una casa- y como prescindibles -médicos, seguros- y así gestionaba los 700 dólares que se gastaban al año.

Aunque sus consejos son difíciles de seguir hoy en día, el libro sirve como reflexión acerca de cómo nos afecta la economía y muestra que existen opciones para vivir sin estar supeditados al trabajo (o no tanto). Esta edición está traducida por Rubén Martín Giráldez e incluye un prólogo de David Gates.

Tea Rooms. Mujeres obreras, de Luisa Carnés (Hoja de Lata)

Matilde trabaja en un salón de té cercano a la Plaza del Sol en Madrid. Corren los años 30 del siglo pasado y tanto ella como sus compañeras Antonia, Paca y Marta, trabajan por sueldos irrisorios atendiendo a clientes de postín. Matilde va adquiriendo cada vez más conciencia de su situación y, por lo tanto, rebelándose ante un destino desierto de expectativas.

Las condiciones laborales y los problemas a los que se enfrentan sus personajes -insalubridad, aborto, prostitución, derechos laborales- siguen tan presentes que la obra no ha perdido ni ápice de vigencia. Carnés, otra de las autoras de la Generación del 27 que no obtuvieron reconocimiento hasta décadas después, se sirvió de sus propias experiencias para elaborar este título y Natacha, su otra novela.

Andando, de Albert Carreres, Alejandro Torres y Daniel Riego (Norma Editorial)

Claudia tiene una carrera exitosa hasta que se queda embarazada y su situación en el trabajo cambia. Sergi tiene una pequeña empresa de servicios eléctricos y mantenimiento que iba bien hasta que llegó la crisis y con ella los problemas para sacarla adelante. Andrés se queda sin empleo después de estar toda la vida en la misma empresa que le despide con una indemnización más que cuestionable cuando aún le quedan años para jubilarse.

Esas son las realidades de los protagonistas de este cómic que radiografía la situación del país cuando la economía se desmorona. El retrato de los autores es el de unas vidas que se quiebran pero que no pierden del todo el humor y que mantienen la esperanza pese a la adversidad.

El pueblo. Auge y declive de la clase obrera, (1910-2010) de Selina Todd (Akal)

El recorrido de la clase obrera británica desde su ascenso en la I Guerra Mundial, pasando por su resistencia a la dura época de Margaret Thatcher y su declive hasta la época actual. Una historia de lucha obrera y de orgullo de clase que hoy en día parece haber desaparecido aunque no lo haya hecho del todo.

Todd, escritora y profesora de Historia contemporánea en la Universidad de Oxford, estuvo diez años documentándose para escribir este libro, que ha traducido al castellano Antonio José Antón Fernández. En palabras de Owen Jones: "Todd aborda la misión de pintar la clase obrera de nuevo contra el lienzo de la historia".

Esclavos del trabajo, de Daria Bogdanska (Astiberri)



Daria Bogdanska llegó a Suecia con la esperanza de una vida mejor. Después de dejar su casa en Polonia, viajó por Europa hasta que, cansada de trabajos precarios, decidió que ya era hora de conseguir un buen empleo. Malmö parecía un buen lugar para ello, al fin y al cabo está en el Estado del Bienestar con mayúsculas. Pero nada que ver.

Viñeta a viñeta desgrana cómo, poco a poco, va experimentando la realidad de una extranjera en el país. Los problemas delirantes para conseguir un permiso de trabajo, la precariedad y las injusticias se sucedían hasta que un día, harta, decide rebelarse y se pone en contacto con un sindicato. El cómic perfecto para el 1 de mayo.

Fuente:

https://www.eldiario.es/cultura/libros/libros-recomendados-Dia-Internacional-Trabajo_0_894160995.html