martes, 9 de noviembre de 2021

_- Cinco de los métodos más prometedores para vivir más (y mejor)

_- La mayoría de la gente quiere vivir una vida larga y feliz, o al menos evitar una corta y miserable. Si te encuentras en esa mayoría, estás de suerte. Durante la última década, se ha producido una revolución silenciosa en la investigación sobre nuestra comprensión de la biología del envejecimiento.

El desafío es convertir este conocimiento en consejos y tratamientos de los que podamos beneficiarnos. Aquí rompemos el mito de que alargar la esperanza de vida saludable es ciencia ficción y mostramos que, en cambio, es un hecho científico.

1. Nutrición y estilo de vida
Hay mucha evidencia de los beneficios de hacer las cosas aburridas, como comer bien.

Un estudio de grupos grandes de personas comunes muestra que mantener el peso, no fumar, restringir el alcohol a cantidades moderadas y comer al menos cinco porciones de frutas y verduras al día puede aumentar tu esperanza de vida de siete a 14 años en comparación con alguien que fuma, bebe demasiado y tiene sobrepeso.

Reducir aún más las calorías, en aproximadamente un tercio, la llamada restricción dietética, mejora la salud y prolonga la vida en ratones y monos, siempre que coman las cosas correctas, aunque eso es algo difícil de pedir a lo seres humanos, que están expuestos constantemente a la tentación de la comida.

Se cree que las versiones menos extremas del ayuno intermitente o de tiempo restringido (solo comer durante un período de ocho horas cada día o ayunar durante dos días a la semana) reducen el riesgo de que las personas de mediana edad contraigan enfermedades relacionadas con la edad.

2. Actividad física
A nivel mundial, la inactividad causa directamente aproximadamente el 10% de todas las muertes prematuras por enfermedades crónicas, como la enfermedad coronaria, la diabetes tipo 2 y varios cánceres.

Si todos en la Tierra hicieran suficiente ejercicio mañana, el efecto probablemente sería un aumento de la esperanza de vida humana saludable en casi un año.

Pero ¿Cuánto ejercicio es óptimo?
Los niveles muy altos son de hecho malos para ti, no solo en términos de músculos desgarrados o esguinces de ligamentos. Pueden inhibir el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de enfermedad de las vías respiratorias superiores.

Un poco más de 30 minutos al día de actividad física de moderada a intensa es suficiente para la mayoría de las personas. Eso no solo te hace más fuerte y te pone en forma, se ha demostrado que reduce la inflamación dañina e incluso mejora el estado de ánimo.

3. Estimular el sistema inmunológico
Por muy en forma que estés y por más que comas bien, tu sistema inmunológico, desafortunadamente, se vuelve menos efectivo a medida que envejece. Las malas respuestas a la vacunación y la incapacidad para combatir las infecciones son consecuencias de esta "inmunosenescencia".

Todo comienza a ir cuesta abajo a principios de la edad adulta cuando el timo, un órgano en forma de corbatín en la garganta, comienza a marchitarse.

Eso suena mal, pero es aún más alarmante cuando te das cuenta de que el timo es donde los agentes inmunes llamados células T aprenden a combatir las infecciones.

El cierre de un centro educativo tan importante para las células T significa que no pueden aprender a reconocer nuevas infecciones o combatir el cáncer de manera eficaz en las personas mayores.

Puedes ayudar, un poco, asegurándote de tener en tu cuerpo suficientes vitaminas clave, especialmente A y D.

Un área de investigación prometedora está analizando las señales que el cuerpo envía para ayudar a producir más células inmunes, particularmente una molécula llamada IL-7.

Es posible que pronto seamos capaces de producir medicamentos que contengan esta molécula, lo que podría estimular el sistema inmunológico en las personas mayores.

Otro enfoque es utilizar el suplemento alimenticio espermidina para activar las células inmunitarias para eliminar su basura interna, como las proteínas dañadas. Esto mejora tanto el sistema inmunológico de los ancianos que ahora se está probando como una forma de obtener mejores respuestas a las vacunas contra la covid-19 en las personas mayores.

4. Rejuvenecimiento de células
La senescencia es un estado tóxico en el que entran las células a medida que envejecemos, causando estragos en todo el cuerpo y generando inflamación y enfermedad crónica de bajo grado, lo que esencialmente causa el envejecimiento biológico.

En 2009, científicos demostraron que los ratones de mediana edad vivían más y se mantenían más saludables si se les administraba pequeñas cantidades de un medicamento llamado rapamicina, que inhibe una proteína clave llamada mTOR que ayuda a regular la respuesta de las células a los nutrientes, el estrés, las hormonas y el daño.

En el laboratorio, medicamentos como la rapamicina (llamados inhibidores de mTOR) hacen que las células humanas senescentes (envejecidas) se vean y se comporten como si fueran más jóvenes.

Aunque es demasiado pronto para recetar estos medicamentos para uso general, acaba de empezar un nuevo ensayo clínico para probar si la rapamicina en dosis bajas realmente puede retrasar el envejecimiento en las personas.

Descubierta en el suelo de la isla de Pascua, en Chile, la rapamicina tiene una mística significativa y ha sido aclamada en la prensa popular como un posible "elixir de juventud". Incluso puede mejorar la memoria de ratones con una enfermedad similar a la demencia.

Pero todos los medicamentos tienen sus pros y sus contras, y dado que demasiada rapamicina inhibe el sistema inmunológico, muchos médicos son reacios a considerarla incluso para evitar enfermedades relacionadas con la edad.

Sin embargo, la dosis es fundamental y los medicamentos más nuevos, como el RTB101, que funcionan de manera similar a la rapamicina, refuerzan el sistema inmunológico en las personas mayores e incluso pueden reducir las tasas y la gravedad de la infección por covid.

5. Deshacerse de las células viejas
Deshacerse por completo de las células senescentes es otro camino prometedor.

Un número creciente de estudios de laboratorio en ratones que usan medicamentos para matar células senescentes, las llamadas "senolíticas", muestran mejoras generales en la salud y, como los ratones no mueren de enfermedades, también terminan viviendo más tiempo.

La eliminación de células senescentes también ayuda a las personas. En un pequeño ensayo clínico, personas con fibrosis pulmonar grave informaron una mejoría general, incluida la distancia y la rapidez con la que podían caminar, después de haber sido tratadas con fármacos senolíticos.

Pero esto es solo la punta del iceberg.
La diabetes y la obesidad, así como la infección con algunas bacterias y virus, pueden desencadenar la formación de más células senescentes.

Las células senescentes también hacen que los pulmones sean más susceptibles a la infección por covid, y la covid hace que más células se vuelvan senescentes.

Es importante destacar que deshacerse de las células senescentes en ratones viejos les ayuda a sobrevivir a la infección por covid.

El envejecimiento y la infección son una vía de doble sentido. Las personas mayores contraen más enfermedades infecciosas a medida que su sistema inmunológico comienza a perder fuerza, mientras que la infección acelera el envejecimiento a través de la senescencia.

Dado que el envejecimiento y la senescencia están indisolublemente vinculados con enfermedades crónicas e infecciosas en las personas mayores, es probable que el tratamiento de la senescencia mejore la salud en todos los ámbitos.

Es emocionante que algunos de estos nuevos tratamientos ya se vean bien en los ensayos clínicos y puedan estar disponibles pronto para todos nosotros.

*Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí si quieres leerlo en su versión original.

*Richard Faragher es profesor de biogerontología de la Universidad de Brighton, en Reino Unido. Lynne Cox es profesora de bioquímica de la Universidad de Oxford, Reino Unido

lunes, 8 de noviembre de 2021

_- Señoritos que escriben de pobres

_- ‘La asistenta’ podrá convencer a un jurado, pero lo tendrá difícil con aquellos que, como yo, se han enfrentado a las caras derrotadas de sus madres cuando llegan a casa después de limpiar la mierda de otros hogares.


Todos tenemos prejuicios. Por mucho que nos empeñemos en negarlos, están ahí, y si los ignoramos, nos dominarán sin que nos demos cuenta. No es más honesto quien se cree por encima de sus prejuicios, sino quien es consciente de ellos y los acepta como se acepta un defecto, una limitación o un dolor. A todos nos gusta suponernos ecuánimes y justos, pero las personas no funcionamos así.

Me senté a ver La asistenta (Netflix), una serie que parece condenada a llevarse carretones de premios Emmy, y tal vez la hubiera disfrutado —si se puede usar ese verbo con un melodrama— si no hubieran emergido con tanta fuerza mis prejuicios. En rigor, no puedo decir nada malo de la serie. Margaret Qualley está soberbia y todo funciona razonablemente bien, incluso con brillantez. Entiendo que saque buena nota en los portales de internet donde los espectadores puntúan las series. Yo mismo podría hilar tres o cuatro frases admirativas para unirme a la corriente.

Por desgracia, mis prejuicios se manifestaron como el dolor de huesos de la gente con reuma en un día de lluvia. No me creí nada. Desde el primer plano, y aunque la serie está basada en un libro autobiográfico, aquello me pareció la enésima mirada del señorito al mundo de los pobres.

No hay nada malo en que los señoritos narren historias de pobres. La mayoría son obra de señoritos, y las hay penetrantes y verdaderas. La asistenta, sin embargo, podrá convencer a un jurado, pero lo tendrá difícil con aquellos que, como yo, se han enfrentado a las caras derrotadas de sus madres cuando llegan a casa después de limpiar la mierda de otros hogares.

Son prejuicios, nada más, pero gracias a ellos distingo a quienes se han enfrentado a esa mirada de los que escriben de oído y suponen lo que ignoran.

Sergio del Molino

https://elpais.com/television/2021-10-17/senoritos-que-escriben-de-pobres.html#?rel=lom

domingo, 7 de noviembre de 2021

El Banco de Suecia pone en su sitio a la derecha, la patronal y al Banco de España

La concesión del Premio de Economía del Banco de Suecia (mal llamado Nobel, como explico en mi último libro Econofakes. Las 10 grandes mentiras económicas de nuestro tiempo y cómo condicionan nuestra vida) no puede haber venido en peor momento para la derecha política y económica española.

Los líderes del Partido Popular, Ciudadanos y Vox, con el apoyo de la patronal y el Banco de España, no han parado de acusar al gobierno de destruir empleo por subir unos pocos euros el salario mínimo. Sin embargo, el Banco de Suecia acaba de conceder la mitad de su Premio de Economía de este año a David Card, el primero de los economistas que han demostrado empíricamente que después de una subida del salario mínimo no se siguen necesariamente pérdidas de empleo.

El trabajo pionero de Card fue publicado en 1994 en The American Economic Review junto Alan Krueger (fallecido en marzo de 2019) y su interés no radica solamente en sus conclusiones sino en el revuelo que trajo consigo y, sobre todo, en la reacción que provocó en los economistas convencionales.

En 1992 el salario mínimo subió de 4,25 dólares a 5,05 en el estado de Nueva Jersey mientras que no varió en el vecino de Pensilvania. Card y Krueger aprovecharon y compararon lo que sucedió a continuación en 410 restaurantes de comida rápida de los dos estados, descubriendo que el empleo no cayó sino que incluso aumentó un poco más en los restaurantes donde subió el salario mínimo y que los precios en los comercios afectados subieron en Nueva Jersey en relación con los de Pensilvania, aunque no se encontró evidencia de que subieran en relación con los demás dentro de Nueva Jersey.

Puesto que esos resultados desafiaban lo que había mantenido siempre la teoría económica convencional (subidas en el precio hacen caer la demanda), Card y Krueger trataron de indagar en las causas de esa falta de sintonía entre la teoría y realidad. Lo hicieron en un libro posterior titulado Myth and Measurement (Mito y medida) en el que concluyeron que los economistas escribían con un sesgo que les llevaba a preferir los resultados que coincidían con lo establecido por la mayoría de la profesión aunque fueran contrarios a la evidencia.

Las conclusiones de Card y Krueger levantaron entonces ampollas y hasta economistas tan célebres como James Buchanan (Premio del Banco de Suecia en 1986) llegaron a perder los papeles. En una carta a The Wall Street Journal, cuyo texto completo traduzco en Econofakes (p. 94), decía que lo que habían descubierto Card y Krueger estaba en contra de «una proposición central» de la teoría económica, «la relación inversa entre la cantidad demandada y el precio». Pero «afortunadamente -escribió Buchanan- sólo un puñado de economistas están dispuestos a dejar atrás la enseñanza de dos siglos; todavía no nos hemos convertido en un grupo de putas que siguen al campamento militar (camp-following whores)».

Está claro, pues, que los insultos que hoy día lanzan dirigentes como Pablo Casado o Abascal contra el gobierno que mantiene tesis contrarias a su ideología o intereses, o las barbaridades que dicen los dirigentes de la patronal o grandes empresarios como el presidente de Iberdrola no son nuevas, ni en las formas, ni en los temas. Ronald Reagan ya había afirmado en su campaña contra Carter en 1980 que nada había creado más miseria y desempleo desde la Gran Depresión que el salario mínimo. A pesar de que nunca se había comprobado que eso ocurriera en la realidad.

Después de Card y Krueger, otros muchos economistas han comprobado que sus tesis eran ciertas. Arindrajit Dube, William Lester y Michael Reich compararon lo ocurrido, de 1990 a 2006, en parejas de condados de Estados Unidos en donde había subido o no el salario mínimo y encontraron la misma evidencia. Y lo mismo se ha comprobado en otros países. Hasta un medio tan conservador como The Economist escribió en 2013: «Un salario mínimo que no sea muy alto podría mejorar los salarios sin efectos negativos en el empleo».

Naturalmente, hay otros estudios que concluyen con la tesis contraria, normalmente, los que se centran en el efecto del salario como coste, dejando a un lado el que tiene como impulsor de la demanda, la eficiencia o la productividad, o el poder de las empresas sobre el mercado. Pero, en cualquier caso, ninguna persona honesta puede decir taxativamente que los aumentos del salario mínimo destruyen empleo, como dice en España (y en otros países, ciertamente) la derecha, la patronal y los economistas liberales más extremistas.

Si Buchanan (uno de los arquitectos de la extrema derecha estadounidense) podía decir que quienes encuentran tesis contrarias a las que le conviene defender sobre el salario mínimo son como una pandilla de putas, ¿quién va a impedir que Casado, Abascal, Galán o Garamendi insulten o descalifiquen sin fundamento alguno y como les plazca al presidente del Gobierno y a sus ministras y ministros por aumentarlo?

Quizá este último Premio del Banco de Suecia no servirá de mucho para hacer más constructivo el debate político en España, pues ni las razones ni la realidad sirven para convencer a quien está empecinado en defender su ideología o intereses, como le ocurre a la derecha española, la patronal o al Banco de España. Pero al menos servirá para ponerlos en su sitio cada vez que repitan las mentiras sobre el salario mínimo con las que quieren engañar a los españoles. En beneficio de quién, creo que no hace falta que lo indique; me parece evidente.Conceden el Premio.

sábado, 6 de noviembre de 2021

«Los mileniales se han dado cuenta de que la meritocracia no existe y no importa lo duro que trabajes»


Anne Helen Petersen sabe a quién culpar de la epidemia del 'queme' y analiza en 'No puedo más' por qué este grupo social es la generación más cansada

Aunque es una de las reporteras más intuitivas y que mejor ha calado la sociología y la cultura de internet en los últimos 15 años, Anne Helen Petersen (Idaho, 39 años) todavía se sorprende, en conversación vía Zoom, de cómo explotó un texto suyo sobre por qué era incapaz de cumplir las tareas simples y sencillas de sus quehaceres, como llevar sus botas al zapatero, programar una cita con el dermatólogo o aspirar el coche. El ensayo Cómo los millennials se han convertido en la generación quemada, que publicó Buzzfeed en 2019, se leyó más de siete millones de veces en inglés, se tradujo a diferentes idiomas y cosechó otros millones de lecturas más. El texto ha acabado publicándose en una interesante versión extendida en el reciente No puedo (Capitán Swing, 2021), una exhaustiva investigación y análisis que pone contexto al cansancio generacional y ofrece claves, y muchos datos, para entender de qué hablamos cuando hablamos de generación quemada. De por qué las redes sociales son tan agotadoras, cómo desapareció el ocio de nuestras vidas, por qué la crianza de hijos es una carrera de obstáculos en este escenario de incertidumbres y de qué manera la cultura laboral se ha ido al garete, o como ella misma escribe en sus páginas, “antes, el trabajo era una mierda y era precario; ahora lo es más”.

Convertida en una de las periodistas más cotizadas de la plataforma de newsletters Substack, con Culture Study, su boletín semanal dedicado a su análisis sociocultural —The New Yorker filtró que su fichaje y contrato de exclusividad ha sido uno de los más caros junto al del periodista Matthew Yglesias­—, Petersen viene a decirnos que en esta epidemia del cansancio el culpable no eres tú, es el sistema. Y que si un texto sobre la incapacidad de cumplir pequeñas tareas de una treinteañera que vive en Montana ha resonado así por todo el planeta es por algo: “Creo que si el ensayo se hizo global y acabó en libro es por algo que nos afecta a todos sin importar de dónde somos: todos vivimos bajo las reglas del capitalismo”.

Esta no es la primera vez que la sociedad está cansada. Cuenta que el burnout se detectó por primera vez en 1974 y que esta ha sido una sensación cíclica frente a los cambios, desde el “cansancio melancólico del mundo” diagnosticado por Hipócrates a que en 1800 se hablase de la “neurastenia” que afligía a los arrollados “por el ritmo de la vida moderna”. ¿Por qué se siente distinta ahora?

Nuestros padres, abuelos y tatarabuelos pasaron penurias como la guerra, enfermedades, trabajo físico muy intenso y multitudes de factores que les llevan a decirnos: “No tienes ni idea de lo duro que fue esto, tú lo has tenido más fácil”. Aquí nadie niega que la vida lo sea ahora en muchos aspectos, pero también es más complicada. Hay muchos factores de presión sobre los individuos, como consumir noticias a todas horas o tener que representar nuestra vida todo el rato, no solo en el trabajo, sino también en las redes sociales. Sé que si le dices a tu abuelo: “Estoy agotado de cómo presentarme en Instagram”; él te dirá: “¿Pero qué clase de problema es ese?”. Esencialmente sí que es agotadora esa autorrepresentación a todas horas y concebirte en todo momento como una mercancía, en pensar cómo encaja tu valor/persona en el mercado.

Dice que somos la generación que derribó el mito de la meritocracia.
Creo que los mileniales se han dado cuenta de que no importa cuán duro trabajes y si has seguido el camino que debías, las cosas pueden cambiar muy rápido y serás reemplazado a no ser que provengas de una familia muy rica y poderosa. Puedes haber ido a los mejores colegios, habértelo currado muchísimo, conseguir un empleo y trabajar duro, pero eso no te garantiza éxito o estabilidad. Y esto tiene poco o nada que ver con el individuo y más con los sistemas que le han puesto en esa posición de vulnerabilidad.

Pero si lo critican, les llamarán quejicas o blandengues. En el libro incluye un tuit viral sobre esta guerra generacional: “Los baby boomers hicieron eso de dejar un solo trozo de papel higiénico en el rollo y fingir que no les tocaba cambiarlo, pero con toda una sociedad”.

A los mileniales nos acusan de ser unos mimados, de creernos especiales, pero esa afirmación borra de alguna forma cómo hemos llegado hasta aquí. ¿Quién nos dijo que éramos especiales? ¿Quién nos construyó de esta forma? Si nuestros abuelos y padres nos dijeron que éramos tan especiales y válidos, ¿por qué yo no tengo esta vida tan única y perfecta que debería alcanzar después de haber hecho todo lo que precisamente me pidieron que hiciera? Entonces ahí vienen y te dicen: “Es que eres un malcriado”. Esto es parte del resentimiento que ahora socializamos. Nos criamos pensando que progresaríamos como nuestros abuelos y padres, pero los mecanismos que hacían robusta a la clase media se han debilitado o han sido erradicados. La metáfora del papel higiénico también podría aplicarse a la de la escalera: ellos subieron por una y cuando llegaron, la tiraron al suelo y ahora encima nos gritan: “¿Por qué no tienes fuerzas para saltar y llegar hasta aquí?”
Cree que ya nadie tiene tiempo libre ni hobbies si no se pueden capitalizar.
Aunque trabajemos en remoto, desde casa, siempre tenemos esa sensación de que deberíamos estar trabajando y que si, por ejemplo, desarrollamos una afición es porque no estamos trabajando lo suficiente.

Dice que escuchar un podcast, leer un libro o ver una serie es trabajo no pagado.
Sí, forma parte de nuestra continua perfección del yo. Es genial que la gente quiera aprender y conocer más cosas, ser curiosa al fin y al cabo. Por ese motivo se han leído libros toda la vida, pero la diferencia con esta generación es que ahora todo este consumo también sirve para compartimentar marcadores que definen nuestra representación social. Tienes que decirlo alto, gritar: “Estoy escuchando este podcast”, tienes que representar tu nivel cultural. Muchas veces no lo escuchas porque te guste o porque te interese, sino porque básicamente son deberes.

¿El entusiasmo y la devoción por lo que hacemos se han instrumentalizado para explotarnos más?
Sí, especialmente en los entornos creativos, los que han definido a esta generación. En Estados Unidos existe esta idea de que todo lo que hagas, desde niño hasta tu vida adulta, tiene que servir para tu currículo. Tu vida se instrumentaliza, desde tus extraescolares a tus aficiones, para tener un futuro con éxito. Si no sirve para el currículo, no merece la pena. No hay espacio para la creatividad no monetizable. Es realmente terrorífico pensar que nuestra vida está concebida, desde pequeños, como un capital humano de inversión.

¿Quizá por eso esta generación se rebela contra el trabajo y se alivia con memes y contenidos que lo demonizan?
No somos la primera generación que lo hace, pero sí creo que somos una generación que está redescubriendo sus derechos laborales o para qué sirven los sindicatos. En Estados Unidos llevábamos 75 años de desapego sindical y de poca solidaridad laboral, pero este declive en nuestras condiciones ha propiciado mayor conciencia a favor de sindicarse. Hemos entendido, por ejemplo, que si los cuidadores de niños no tienen una paga digna, eso hará imposible que los padres vayan a trabajar porque no habrá cuidadores. Alguien acertó al decirme que estamos viviendo una especie de huelga informal contra el trabajo. No estará coordinada, pero definitivamente está pasando.

Pasó por un burnout sin ser consciente de él. Después de escribir este libro, mientras publicaba para más medios, enviando su newsletter semanalmente y preparando, a su vez, otro libro sobre la cultura del trabajo; sabiendo toda la teoría que sabe, ¿no se ha vuelto a quemar?
Ahora lo llevo mucho mejor, ya sé en el sitio en el que estoy. También me pongo barreras: ya no viajo por trabajo tanto como hacía antes. Poder asentarme en mi espacio me ayuda muchísimo.

Dice que ni la meditación ni una mascarilla de autocuidado nos salvará. ¿Qué lo hará?
¿Una reforma estructural del sistema? 
El capitalismo nos hace creer que las cosas son así. Pero no tiene por qué serlo. Usar menos Instagram y ponerte una crema puede aliviarte de cierta forma, pero debemos pensar en el trabajo de forma colectiva para conseguir el cambio.

Artículo actualizado el 26 octubre, 2021 | 12:56 h 

viernes, 5 de noviembre de 2021

Los Pandora Papers a la suiza. Más de 33.000 sociedades offshore registradas


Como en la mitología griega, una vez que los males endemoniados comenzaron a escaparse de la Caja de Pandora, nadie los pudo detener. Hoy, los Papeles de Pandora (Pandora Papers) destapados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) este mes de octubre siguen produciendo humo — cuando no incendios– en los más variados rincones del planeta.

En la pequeña Suiza, de apenas 40.000 kilómetros cuadros de superficie y un poco más de 8 millones de habitantes, se baten todos los récords de empresas offshore. Según una reciente investigación que la organización no gubernamental helvética Public Eye (Mirada Ciudadana) (https://www.publiceye.ch/fr/ )realizó a partir de datos extraídos de los Pandora Papers (https://www.icij.org/investigations/pandora-papers/), en este país alpino se registran 33.000 sociedades-buzón aun cuando no realizan ninguna actividad económica local. Hecho relevante: este tipo de estructura jurídica está implicada en casi la mitad de las sospechas de corrupción y blanqueo de dinero denunciadas ante las autoridades federales.

Las offshore se encuentran en cuatro cantones: Ginebra “internacional”, el más atractivo, con apenas medio millón de habitantes, es el campeón con 13.638 sociedades de este tipo, lo que representa un tercio de todas las empresas inscritas en su registro mercantil. Le siguen el Tesino (Suiza italiana), con 9.816; Zug, con 6.306 y, por último, Friburgo, donde residen 3.064. La investigación habría probado que al menos 90 de esas empresas han realizado actividades directas para favorecer la evasión fiscal.

Sin oficina, sin más personal que un administrador que gestiona las cuentas y la correspondencia, la existencia de las empresas offshore, buzóno domiciliarias, se reduce prácticamente a pequeñas placas identificatorias en el exterior de los edificios de barrios financieros. Dichas entidades se registran por docenas en locales fantasmas, desde donde los bufetes de abogados generalmente administran las actividades diarias a través, solamente, de un servicio telefónico de contacto.

De Panamá a Pandora
Más de cinco años después de los Panama Papers las revelaciones actuales de los Papeles de Pandora destapan realidades de trascendencia planetaria.

Los casi 12 millones de documentos filtrados por el consorcio compuesto por unos 600 periodistas de diversos países, involucran a personalidades políticas, culturales, deportivas y empresariales, algunas de las cuales ya enfrentan acusaciones de corrupción, lavado de dinero o evasión fiscal. La investigación señala al menos a 35 líderes mundiales, a más de 330 funcionarios públicos de unos 90 países, así como a empresarios de primer nivel, muchos de ellos en el ranking de la Revista Forbes de las principales fortunas mundiales. También incluye una lista amplia de evasores que operaron en las sombras.

Entre estas 35 personalidades políticas se encuentran el rey Abdalá II de Jordania; el primer ministro de la República Checa, Andrej Babis, y los presidentes de Chile y Ecuador: Sebastián Piñera y Guillermo Lasso, respectivamente. Entre los personajes famosos vinculados a esta investigación se nombra, entre otros, a Shakira, Pep Guardiola,​Julio Iglesias, Chayanne, Claudia Schiffer, Ringo Starr, Elton John y el escritor peruano Mario Vargas Llosa.

Por otra parte, en el terreno nacional, los Papeles de Pandora vuelven a demostrar el rol central que desempeña la industria suiza de los paraísos fiscales — abogados y sociedades fiduciarias– en los circuitos de evasión fiscal internacional.

La gran mayoría de estas sociedades se dedican a las finanzas, el sector inmobiliario o el comercio de materias primas. Un reciente estudio de la Oficina Federal Suiza de Estadística (OFS) lo confirma: una de cada cuatro empresas activas en el comercio no cuenta con empleados. Las estadísticas de las autoridades son elocuentes: casi la mitad de los informes remitidos a la Oficina de Comunicación en materia de Blanqueo de Capitales (Money Laundering Reporting Office-Switzerland, MNROS, en sus siglas en inglés) tienen que ver con este tipo de sociedades-buzón.

Como lo señala Public Eye, estas empresas no se dedican necesariamente a actividades ilegales, de todos modos, su montaje operacional es el que más se utiliza para ocultar transacciones dudosas o para esconder a los verdaderos beneficiarios económicos de las mismas.

Los consejeros suizos siguen permitiendo que sus clientes se beneficien de las lagunas del sistema helvético. El ICIJ informó que ya en 2016, en el marco de la investigación anterior sobre los Panamá Papers, más de 38.000 empresas offshore se crearon en países caribeños gracias al asesoramiento de la sucursal helvética de la firma Mossack Fonseca desde un edificio residencial en Ginebra.

1.300 intermediarios suizos participaron en los últimos años de esta “ingeniería empresarial”. Public Eye investigó lo que había sucedido con esos intermediarios desde ese momento al presente: dos tercios de los 211 directores particulares desaparecieron de la actividad y por lo 120 de los 153 bufetes de abogados involucrados siguen funcionando, y de las 821 firmas restantes dedicadas a este tipo de asesoría, 599 continúan operando.

Perfil del operador
“En Suiza, los Papeles de Pandora revelan a los artesanos de la ocultación de la riqueza”, titulaba el 4 de octubre el cotidiano helvético Le Temps. Son abogados, asesores financieros o empleados de fiduciarias, señala el artículo. “Van desde una de las fiduciarias más antiguas del país, Fidinam, creada por el financiero Tito Tettamanti, hasta el ejercicio unipersonal de una neumóloga del Cantón Schwyz, que gestiona más de 60 empresas buzón”. Y agrega que lo que tienen en común todos esos operadores son los acuerdos financieros utilizados por más de 330 políticos para gestionar sus respectivos patrimonios, a veces a través de Suiza, más a menudo en islas exóticas o en Estados Unidos.

Estas “cáscaras” no son ilegales per se, subraya Le Temps, pero cinco años después de que los Papeles de Panamá sacaran a la luz el alcance de la creación de empresas ficticias en todo el mundo, surge la misma pregunta: «¿Por qué se sigue tolerando tanta opacidad?».

Entre la avalancha de artículos publicados en la prensa mundial, diez días más tarde, L’Humanité, de Francia, recordaba en un análisis titulado “Prospera la evasión fiscal en Suiza” que “bajo la presión internacional, Suiza se está retirando de su sacrosanto secreto bancario; pero, a escala mundial sigue estando en el podio de las jurisdicciones que ofrecen la caja de herramientas más amplia y opaca para los poseedores de capital que desean evadirlo”.

¿Y quiénes son los operadores?, se interroga el cotidiano francés. Mientras los banqueros ahora deben cuidarse más, los abogados, los notarios, los asesores financieros y los gestores de activos pueden asumir el papel de los primeros y siguen escapando a la ley sobre el blanqueo de capitales.

L’Humanité concluye diciendo que hace apenas unos meses el lobby suizo del sector consiguió frenar un proyecto de revisión legislativa que hubiera obligado a estos intermediarios –principales artífices de las tramas de evasión fiscal– a dejar de escudarse en el secreto profesional para multiplicar el número de sociedades pantalla y proteger a sus clientes a toda costa.

En 10 de agosto pasado, swissinfo.ch, la antigua Radio Suiza Internacional, (https://www.swissinfo.ch/spa/el-suizo-que-lavaba-los-millones-de-los-narcos/46865844) informaba sobre un “suizo que lavaba los millones de los narcos colombianos”. Amparado en esa arquitectura empresarial ficticia y fantasma, este personaje, en la actualidad procesado jurídicamente, que habita en el cantón de Vaud, está acusado de reciclar 10 millones de francos procedentes de una organización criminal colombiana de traficantes de drogas. “Ya condenado en España, el hombre comparece ahora ante la justicia suiza junto con dos intermediarios activos en la plaza financiera helvética”, señalaba el artículo.

Según ese mismo medio, el imputado de doble nacionalidad suiza-colombiana tiene diversos sombreros: radiólogo, emprendedor en el campo de la medicina nuclear, vendedor de autos, consultor bursátil, agente inmobiliario, comerciante de caballos y estatuillas precolombinas. Sin lugar a duda, numerosas actividades para justificar su fortuna.

Paraíso alpino
Si el componente offshore de las finanzas helvéticas se encuentra hoy en la mira de los Papeles Pandora, la presencia gigantesca de multinacionales completa su siempre codiciado paisaje paradisíaco turístico y financiero. En la actualidad, Suiza es uno de los países del mundo que concentra más sociedades multinacionales registradas en su territorio en proporción a la cantidad habitantes, aproximadamente unas 30.000 en 2019, según la Oficina Federal de Estadística. Algunas de estas multinacionales son actores importantes a escala internacional. Catorce empresas con sede en Suiza figuran entre las 500 con mayor volumen de negocios a nivel planetario, según la Revista Fortune. Otras grandes empresas helvéticas ocuparían un lugar destacado en esta lista si publicaran todas las cifras reales de sus transacciones.

Las ventajas comparativas del país para las grandes empresas son significativas: su estabilidad económica, la fortaleza de su plaza financiera, su mano de obra cualificada, su ubicación geográfica privilegiada en medio del continente europeo y, sobre todo, el hecho de ofrecerles a las grandes empresas la posibilidad de pagar impuestos bajos.

Minúscula nación, toda una caja de sorpresas. Además de su histórica “neutralidad”, Suiza es hoy la sede europea de las principales organizaciones de las Naciones Unidas. También laberinto de empresas offshore; sede principal de centenares de multinacionales; una de las principales plataformas mundiales del comercio de materias primas –a pesar de no contar prácticamente con recursos naturales en sus suelos–, de la alimentación, de la industria farmacéutica y de maquinarias. Paraíso financiero, Caja de Pandora de la economía mundial, y hoy, como desde hace años, receloso punto de mira del periodismo investigativo que alza su voz crítica.

jueves, 4 de noviembre de 2021

¿El jefe de recursos humanos es realmente tu amigo?

Los empleados a menudo asumen que los recursos humanos están ahí para ayudar. Pero dado que RR.HH. realmente funciona para la empresa, ¿alguna vez está realmente de nuestro lado?

Como empleados, a menudo creemos que RR.HH. existe para solucionar nuestros problemas, como recibir el pago a tiempo o gestionar la mala conducta en el lugar de trabajo; a menudo esperamos que nos defiendan cuando nos encontramos en situaciones difíciles. En muchos casos, el personal no tiene a nadie más a quien acudir cuando las cosas van mal en el trabajo. Un viaje a RR.HH. puede parecer una opción más segura que plantear un problema con un jefe directamente y más proactivo que quejarse con colegas de confianza.

Al mismo tiempo, RR.HH. tiene un problema de imagen: un estudio mostró que el 70% de los empleados no confía en su departamento de personal . Profundice un poco más y encontrará innumerables ejemplos de empleados que se sienten profundamente perjudicados por RR.HH. Algunos se desahogan en línea, publicitando las fallas del departamento en las redes sociales y en publicaciones de blogs . Otros simplemente renuncian a los recursos humanos y demandan a su empleador; En 2020, el número de fallos sobre litigios laborales en los EE. UU. alcanzó un récord .

Si pensamos que los departamentos de RR.HH. están fallando a los empleados, puede que no sea aconsejable confiarles los problemas más difíciles en el lugar de trabajo. De hecho, pueden surgir problemas cuando a menudo hay una desconexión entre lo que esperamos de RR.HH. y lo que RR.HH. está realmente encargado de ofrecer. Si bien los empleados pueden sentir que los procesos de recursos humanos deben corregir los errores en el lugar de trabajo, los líderes de la empresa pueden pensar que el departamento de recursos humanos está ahí para proteger a la organización. En este contexto, ¿es un error que los empleados asuman que RR.HH. está ahí para ayudarlos?

¿Perdiendo la batalla?
Una visita típica a un departamento de recursos humanos podría comenzar así: ha surgido un problema en el lugar de trabajo, se ha dejado que se agrave y cuando llega a un punto en el que alguien no puede soportarlo más, recurren a recursos humanos. Las empresas a menudo les dicen a los nuevos empleados que RR.HH. está ahí para ellos y, como resultado, los empleados creen que si recurren a ellos, su problema será escuchado y resuelto.

No hay ningún rol dentro de los departamentos de recursos humanos como se define actualmente, es decir, 100% para el empleado - Dr. Gena Cox Este es un concepto erróneo, dice la psicóloga organizacional con sede en Tampa, Florida, la Dra. Gena Cox. “Los empleados piensan que la función de RR.HH. es apoyar a los empleados. Eso contrasta significativamente con lo que diría el líder de una organización, y también contrasta significativamente con la realidad de cómo RRHH pasa su tiempo. No hay ningún rol dentro de los departamentos de recursos humanos como se define actualmente, es decir, 100% para el empleado ".

Las funciones más obvias de un departamento de recursos humanos son la contratación, el despido y la remuneración de las personas. Más allá de esto, las organizaciones pueden elegir en qué se puede enfocar el departamento.

En departamentos exitosos, dice David D'Souza, del organismo asesor de recursos humanos del Charted Institute of Personnel and Development (CIPD), Londres, “la profesión de personas está ahí para ayudar a la organización a lograr sus ambiciones, ayudando a las personas a sobresalir dentro de la organización”. Básicamente, esto significa apoyar el crecimiento de los empleados, hacer que las personas se sientan positivas y efectivas en su trabajo y desarrollar un sentido de compromiso con la organización.

Sin embargo, Steve Browne, director de personal de una cadena de restaurantes con sede en Cincinnati, Ohio, con más de 1.000 empleados, ve que algunos departamentos de recursos humanos se centran demasiado en los aspectos legales del puesto; en otras palabras, defender a la empresa para que no sea demandada. “Muchos profesionales de recursos humanos son muy literales”, dice Browne. “Aprenden las reglas, las leyes, las regulaciones y así es como manejan los recursos humanos”. En este tipo de empresas, dirigir a los empleados descontentos al departamento de recursos humanos es menos un medio de resolver problemas de manera justa y más una forma de mitigar las amenazas potenciales.

Llevar un problema a RR.HH. puede parecer lógico si hablar con los gerentes o confiar en los colegas no resuelve los problemas (Crédito: Getty)

Esto significa que cuando surgen disputas, los departamentos de recursos humanos a menudo marcan una línea entre la entrega del resultado que el empleado desea y el resultado que desea la organización. En los departamentos donde RR.HH. se centra en retener al personal, las personas que plantean problemas en el lugar de trabajo pueden obtener una respuesta proactiva y de apoyo.

Sin embargo, si el equilibrio de poder se inclina hacia la dirección de la empresa, los empleados pueden tener pocas posibilidades de obtener el resultado que buscan. Los empleados revelarán los detalles de sus experiencias a un profesional de RR.HH., “solo para sorprenderse al descubrir que, al final, están en una batalla perdida”, dice Cox. Plantear un problema incluso podría recuperarse. "En el momento en que entras en RR.HH., tienes que decidir si se trata de un problema lo suficientemente grande como para que esté dispuesto a arriesgarme a la posibilidad de represalias".

Una relación clave
Un factor clave para definir cómo se gestiona un departamento de RR.HH. y qué puede ofrecer a los empleados es la relación entre RR.HH. y el liderazgo de una organización.

"La profesión de las personas tiene un papel clave que desempeñar para ayudar a garantizar que la organización tenga una cultura saludable, pero es casi imposible hacerlo de forma aislada, especialmente si tiene un equipo senior que quiere operar de una manera diametralmente opuesta", dice D'Souza.

Las actitudes de la alta dirección, en particular, definen las cuestiones sobre las que RR.HH. tiene el poder de actuar. Cox dice que en las buenas organizaciones, los líderes de recursos humanos reportan directamente al CEO, en lugar de al jefe de operaciones, por ejemplo. En las mejores organizaciones, el trabajo del departamento se equipara con otros departamentos tradicionalmente influyentes, como ventas o ingeniería.

Sin embargo, en muchas empresas esto no sucede: un informe de Sage de 2021 reveló que el 59% de los líderes de la empresa dijeron que RR.HH. no desempeñaba un papel de liderazgo en la organización , y el 54% de los líderes de RR.HH.estuvo de acuerdo en que no estaban liderando la definición de la cultura de la empresa. . Eso puede significar, dice Cox, que cuando se trata de problemas sociales profundamente arraigados como la diversidad y la inclusión, “RRHH en algunas organizaciones no tiene el poder que necesitaría para siquiera plantearlos”.

RR.HH. debe estar debidamente capacitado para abordar los problemas más difíciles, y en muchas empresas ese no es el caso (Crédito: Getty)

Otros factores también pueden impedir que RR.HH. desempeñe el papel que esperamos de él. Los gerentes de línea, por ejemplo, tienen un papel crucial que desempeñar en la gestión de personas y abordar los problemas antes de que se vuelvan lo suficientemente serios como para involucrar al equipo de recursos humanos. Pero en realidad, muchos se quedan cortos; La investigación muestra que la mitad de los empleados sienten que no pueden decir lo que quieren a sus gerentes.

Sin embargo, entregar todos los problemas a RR.HH. es un error, dice D'Souza, ya que devalúa la función del departamento. “La profesión de personas es una función estratégica. Se trata de la cultura de una organización, se trata de cómo se recluta a las personas en ella, cómo progresan las personas dentro de ella y cómo están capacitadas para desempeñarse. Y con demasiada frecuencia se ve envuelto en pequeñas áreas transaccionales ".

Buena fe y tendencias positivas
Entonces, ¿qué significa esto para los empleados con un problema laboral difícil?

Cox sugiere que los trabajadores que fomentan las buenas relaciones con sus gerentes generen influencia que puedan usar para resolver los problemas por sí mismos cuando surjan, evitando por completo involucrar a RR.HH.

“RRHH no es garantía de nada, es una capa adicional de complicación”, dice. “Si primero te ocupas de lo que puedes controlar, eso significa establecer una relación positiva con tu gerente, que es un juego a largo plazo con el que juegas a lo largo del tiempo. Y luego, si no puede obtener lo que necesita, es posible que tenga que ir a Recursos Humanos, pero ir sabiendo que puede que no sea una solución mágica ".

En los casos en los que la gente quiere acercarse a RR.HH. sobre un incidente, D'Souza aconseja que tomen notas sobre lo que sucedió y tengan claros los tiempos, quién dijo qué, el impacto que tuvo y el resultado que quieren. Él dice, "son las cosas clave que el equipo de recursos humanos necesitará para poder tomar eso en serio y llevarlo adelante".

Habrá innumerables ejemplos de equipos de recursos humanos que apoyan de manera silenciosa y efectiva a las personas en circunstancias increíblemente difíciles - David D'Souza
También sugiere acercarse a RR.HH. de buena fe; él cree que los departamentos a menudo tratan los problemas de los empleados de manera efectiva pero discreta, lo que significa que hay muchas historias positivas que no escuchamos sobre RR.HH. “Habrá innumerables ejemplos de equipos de RR.HH. que apoyan de manera silenciosa y eficaz a las personas en circunstancias increíblemente difíciles”, dice.

Browne dice que él y su equipo pasan mucho tiempo hablando con el personal para anticiparse y solucionar los problemas. Eso significa adoptar una actitud no defensiva ante las demandas de los empleados. "Tengo una excelente relación con un abogado en caso de que lo necesite, pero si trabajamos continuamente con nuestra gente lo mejor que podemos, la probabilidad de que las personas realmente tomen medidas disminuye".

Incluso en equipos de recursos humanos centrados en las personas como el de Browne, los empleados deben ser realistas. Cuando surgen problemas, el equipo de RR.HH. no está ahí para actuar como un amigo que está automáticamente de su lado, sino como profesionales con un trabajo que hacer. De acuerdo con las pautas de la CIPD , esto significa defender los estándares éticos y legales y tratar a las personas de todos los lados del problema de manera respetuosa y justa. En situaciones complejas, elaborar el procedimiento correcto para garantizar que los conflictos se resuelvan correctamente puede ser un proceso largo que requiere conversaciones, negociaciones y apoyo continuos para varios miembros del personal.

Sin embargo, la buena noticia es que ahora más que nunca, las empresas se están dando cuenta de que es importante valorar a los empleados como individuos cuyas necesidades son importantes. Estudios recientes indican que a raíz de la pandemia, los buscadores de empleo están buscando abrumadoramente el tipo de entornos laborales que dependen de equipos de recursos humanos centrados en las personas .

El Dr. Simmy Grover, psicólogo organizacional y académico de UCL London, dice que las actitudes corporativas hacia los recursos humanos están cambiando en línea con estas expectativas. “Las empresas entienden la importancia de su gente”, dice, “y una vez que se dan cuenta de que, en realidad, tienen un departamento completo que se centra en las personas, si le dan poder y los recursos alineados con su estrategia organizacional, lo hará fenomenalmente bien. Son los que no se dan cuenta de los que pueden quedarse atrás ".

Sin embargo, a pesar de que las empresas se están moviendo hacia el cambio, los trabajadores aún deben recordar que RR.HH. tiene un trabajo que hacer que va más allá de ofrecer simpatía y apoyo. Así que quizás mantengas a algunos amigos más cerca que a otros. 


miércoles, 3 de noviembre de 2021

Muere a los 100 años Aaron Beck, pionero de la terapia cognitivo-conductual

El trabajo de Aaron Beck revolucionó el tratamiento de la salud mental.

El psiquiatra estadounidense Aaron Beck, considerado el padre de la terapia cognitivo-conductual, murió este lunes (1 de noviembre de 2021) a los 100 años de edad.

Beck falleció en paz en su hogar, según informó el Instituto Beck para la Terapia Cognitivo-Conductual que el doctor fundó junto a su hija, la doctora Judith Beck.

La TCC, que originalmente se desarrolló para tratar la depresión, tiene el objetivo de cambiar la forma de pensar de las personas para modificar su comportamiento y mejorar cómo se sienten.

El trabajo de Beck se considera de enorme influencia. Publicó cientos de artículos y 25 libros en su carrera. 

Los trastornos de ansiedad se han disparado con la pandemia de coronavirus.

En un comunicado, su hija dijo que Beck "transformó el campo de la salud mental" con sus hallazgos y añadió que ambos superaron sus expectativas con el trabajo del instituto que fundaron juntos.

"Honramos el legado de mi padre al continuar su trabajo y ampliar su misión de ayudar a los individuos a tener vidas más sanas, más felices y más significativas".

Nueva aproximación a la salud mental
Aaron Beck nació en julio de 1921 en Providence, Rhode Island, de padres inmigrantes ruso-judíos.

Estudió en la Universidad Brown en su ciudad natal y posteriormente obtuvo un grado médico en Yale.

Después de su formación inicial, Beck empezó a cuestionar los fundamentos del psicoanálisis freudiano que se volcaba en destapar conflictos enterrados en el pasado de las personas.

En lugar de centrarse en el subconsciente de las personas, Beck trabajó en contrarrestar los pensamientos negativos de sus pacientes.

Las personas que se someten a TCC son animadas a cuestionar sus propias asunciones auto-denigrantes y sus procesos de pensamiento para cambiar cómo se perciben a sí mismas y el mundo que las rodea.

A diferencia de otras terapias, se centra en los problemas actuales del paciente para mejorar sus perspectivas del día a día.

La técnica se hizo cada vez más popular y en la década de los 90 estaba ampliamente extendida.

Actualmente se usa de forma habitual para tratar la depresión y la ansiedad, pero también se puede aplicar a otros aspectos de salud mental como desórdenes por estrés post-traumático. 


Más aquí.

martes, 2 de noviembre de 2021

_- La memoria borrada de la esclavitud en España.

_- La esclavitud fue una práctica muy habitual en España y sus colonias. Pese a su magnitud, son escasas sus huellas en el imaginario colectivo. Muchos historiadores y creadores llenan ahora con sus trabajos ese vacío

En el prólogo del Quijote, Miguel de Cervantes escribe: “Pues al cielo no le plugo / que salieses tan ladino / como el negro Juan Latino” para elogiar el manejo de la lengua de este erudito. Se trata de un esclavo negro que daba lecciones de gramática al nieto del Gran Capitán, que acabó siendo catedrático de Gramática en el siglo XVI. El Museo Metropolitano de Nueva York alberga un retrato pintado por Velázquez en 1650 de Juan de Pareja, un artista que a su vez acabó siendo un pintor importante y del que se conservan dos obras en el Prado. Fue también el esclavo del autor de Las meninas, aunque finalmente lo liberó. La esclavitud está por todas partes en la cultura española hasta el siglo XIX, como forma parte también de los ritmos del flamenco. Cuba, cuando todavía era España, fue el último territorio de Europa en abolirla. Sin embargo, aunque ocupa un lugar cada vez más prominente en la investigación académica y en las librerías, el recuerdo de la esclavitud no existe en el espacio público español.

En muchos otros países europeos el debate, impulsado por el movimiento Black Lives Matter, ya no está solo en que desaparezcan de las calles las estatuas de grandes esclavistas —como ocurrió en Barcelona con el marqués de Comillas, al que Martín Rodrigo y Alharilla ha dedicado el ensayo Un hombre, mil negocios (Crítica)—, sino en visibilizar una historia de sufrimiento y explotación. En Burdeos, desde 2019 una estatua de la esclava Modeste Testas recuerda que fue uno de los principales puertos de Francia para la trata del país. En Nantes se inauguró en 2012 un monumento a la abolición de la esclavitud, presente en muchos rincones de la ciudad, como por ejemplo en las fachadas de las casas nobles que dan al río Loira, en forma de esculturas con la cabeza de negros. Simbolizan de dónde venía la riqueza de las familias propietarias de aquellos edificios. En España, donde puertos como Cádiz o Barcelona fueron centrales en la trata atlántica, esa memoria no existe.

“En el Lazarillo está la esclavitud, también en el Quijote. Cuando te das cuenta la ves por todas partes”, explica Aurelia Martín Casares, catedrática de la Universidad de Málaga experta en este tema y autora, entre otros libros, de Juan Latino. Talento y destino. Un afroespañol en tiempos de Carlos V y Felipe II (Editorial Universidad de Granada). Martín Casares relata que empezó a trabajar en estos temas hace 20 años y que entonces no estaba presente en casi ningún libro de historia. “La memoria de la esclavitud fue silenciada. Nadie pensaba que la población esclava en el Siglo de Oro era tan importante. Ahora es cuando se empieza a tomar conciencia del racismo, de lo que ha supuesto esa historia en el mundo hispano”, sostiene. Cree que uno de los motivos de ese olvido es que no existe en la Península una población de descendientes negro­afri­canos, a diferencia de EE UU, de las colonias holandesas, danesas o de Cuba. En total, los expertos calculan que cerca de 11 millones de seres humanos fueron secuestrados y llevados como esclavos a América. Centenares de miles más murieron durante la travesía.

La ausencia de debate es una anomalía porque España fue el último país europeo en abolir la trata
“La población esclava no se autorre­produce por nacimientos. En todas las épocas las tasas de natalidad son bajas por sus condiciones de vida”, prosigue esta investigadora. “La esclavitud se reproduce por comercio, solo se mantiene donde llegan barcos negreros. Cuando la trata se paraliza o se abole, desciende drásticamente el número de esclavos. Desaparecen las huellas de estas personas esclavizadas, no se ven, sus descendientes son asimilados. También hay que tener en cuenta que en el Cádiz de la modernidad muchos esclavos proceden del Imperio Turco o del norte de África. Estos se integran sin dejar huellas visibles en la población contemporánea”.

“Francia, Inglaterra o Países Bajos han hecho todo lo posible para visibilizar las tratas y dejar claro que se responsabilizan de lo ocurrido”, señala por su parte Fabia Guillén, profesora en la Universidad de Pau y miembro del Ciresc (Centre International de Recherche sur les Esclavages, EHESS-CNRS), en París. “No fue nada fácil y hubo resistencias, pero en conjunto se admite la participación en las tratas negreras. Un aspecto fundamental que puede haber favorecido tal reconocimiento es el carácter colonial de esas tratas y formas de esclavitud. Tanto Inglaterra como Francia o Países Bajos fomentaban aquellas formas de alienación en sus respectivas colonias, muy lejos de los ojos de la metrópoli. Muy distinto parece ser el caso de España y, asimismo, Portugal e Italia, que no conocieron la ley del suelo libre y fueron partícipes de tratas y esclavización no solo en el mundo colonial, sino en su propio suelo desde la Antigüedad hasta por lo menos 1820 (para España). Puede entenderse el malestar y la dificultad a la hora de tener que mirar en el espejo una imagen poco halagüeña de su propia actuación histórica”.

Pero este olvido oficial no se corresponde en absoluto con lo que ocurre en el mundo de la cultura. Solo en los últimos meses se han publicado, aparte del libro de Martín Rodrigo y Alharilla, La esclavitud en el sur de la península Ibérica (Catarata), de Rafael M. Pérez García y Manuel F. Fernández Chaves (coordinadores); Negreros. Españoles en el tráfico y en los capitales esclavistas (Catarata), de José Antonio Piqueras; Barco de esclavos. La trata a través del Atlántico (Capitán Swing), de Marcus Rediker; o El ritmo perdido. El influjo negro en la canción española (Anagrama), reedición de un ensayo de Santiago Auserón sobre la huella de las músicas africanas en los ritmos españoles, como el flamenco.

Ese mismo tema aparece en el documental Gurumbé, del jerezano Miguel Ángel Rosales, o en el filme Cachita, la esclavitud borrada, que Álvaro Begines acaba de estrenar en diferentes plataformas. Uno de sus personajes es el esclavista malagueño Pedro Blanco, que protagoniza la novela histórica Mongo Blanco (2019), de Carlos Bardem, que aparece en el filme, mezcla de documental y recreación ficcionada. El Museo de América, en Madrid, acoge hasta febrero la exposición La esclavitud y el legado cultural de África en el Caribe, organizada por el CSIC, una muestra que recorre las distintas culturas, lenguas y pueblos de África y la esclavitud en América, desde el siglo XVI hasta su total abolición en 1886 (Cuba) y 1888 (Brasil).

“Los únicos países que no han hecho nada por la memoria de la esclavitud son Portugal y España”, asegura Martín Rodrigo y Alharilla. “¿Por qué? Una de las hipótesis es que en Francia, Gran Bretaña y Holanda hay una población afrodescendiente importante y se ha empujado desde la sociedad civil. En España, no ha sido una causa tan importante y las asociaciones existentes no han tenido la misma influencia. Si las cuestiones de memoria histórica vinculadas a la Guerra Civil y a la posguerra no se han resuelto aún y generan debate político, esta cuestión tampoco. Y es una anomalía, porque fue el último país europeo en abolir la esclavitud en sus territorios”.

En Gran Bretaña y Francia la población afrodescendiente ha mantenido vivo su recuerdo

La esclavitud en España empieza en la Antigüedad y se prolonga hasta finales del siglo XIX. La primera expedición esclavista directa entre África y América se produce en 1518 y los primeros cautivos llegan en 1520. El último territorio al que llegan esclavos es la isla de Cuba. Son 350 años, sin tener en cuenta la esclavitud en la Antigüedad y la Edad Media. Sin embargo, como explica Aurelia Martín Casares, en el siglo XIX en la Península la esclavitud era un fenómeno bastante marginal. “En 1817, un tratado firmado por Fernando VII con Gran Bretaña prohíbe el comercio de esclavos, pero respeta la esclavitud existente. En el siglo XIX tan solo pueden ser denominadas como auténticas sociedades esclavistas en el mundo occidental el sur de Estados Unidos, el área caribeña y Brasil (donde un tercio de la población eran esclavos en torno a 1860). Por supuesto en África subsahariana y en el mundo árabe sigue existiendo la esclavitud, incluso hasta bien entrado el siglo XX. En general, en la España del XVIII ya no había demanda. Se convierte en un servicio suntuario, de aristócratas y ricos, no se trata ya del patrón generalizado del XVI en que cualquiera podía comprar un esclavo o una esclava. En la España del siglo XIX no hubo un movimiento abolicionista de grandes dimensiones, no creo que su influencia marcara el final de la esclavitud, aunque algo contribuyó. No obstante, sí había una sociedad abolicionista, revistas abolicionistas… El abolicionismo estuvo ligado al sufragismo y la lucha por el voto de las mujeres”.

El profesor de la Universidad Autónoma y coordinador del Equipo Madrid de Investigaciones Históricas, José Miguel López, autor de La esclavitud a finales del antiguo régimen (Alianza), subraya que ese olvido está presente “en las calles y en las instituciones” porque no se ha hecho un trabajo de borrado sistemático de personajes que hicieron su fortuna con la esclavitud. “Vivimos una desmemoria completa: Carlos III tuvo 20.000 esclavos”, prosigue este investigador que ha querido buscar “la historia de gente sin historia”, como el último esclavo censado en Madrid, en 1830, que trabajaba para una cervecería. Aunque la esclavitud acaba en España en 1837, el proyecto de ley nunca llegó a aprobarse y muchos investigadores sospechan que hubo esclavos hasta mucho más tarde, solo que escondidos como criados o traídos ilegalmente. Incluso, López sostiene que esa misma práctica —camuflar esclavos como sirvientes— se mantuvo hasta el siglo XX en el Sáhara Occidental.

Precisamente ese enorme olvido colectivo es lo que llevó a Álvaro Begines a rodar su película, en la que mezcla la recreación de historias relacionadas con la esclavitud y la trata con entrevistas a diferentes expertos. “Estaba leyendo un ensayo y señalaba que en el siglo XVI había muchos esclavos en Sevilla, que Lope de Vega sostenía que la ciudad era como un ajedrez: uno blanco y uno negro. Nunca me había planteado que hubiese tantos, empecé a estudiar y me di cuenta de que existían muchos estudios de historiadores. Es entonces cuando me planteé dirigir un documental que abriese los ojos sobre esa realidad. Muchos potentados se enriquecieron con la esclavitud. También el clero y la nobleza”.

Una de las historias que cuenta Cachita es la de Cándida la Negra, una antigua esclava que vivió en El Puerto de Santa María (Cádiz) hasta mediados del siglo XX —falleció en 1951— y que demuestra hasta qué punto la esclavitud alcanza la historia de España más reciente. El historiador Manuel Pacheco la conoció a finales de los cuarenta, cuando ya era una anciana, y le dedicó un artícu­lo de investigación titulado Una cara de la esclavitud: la apasionante historia de ‘Cándida la negra’. Joaquín García de Romeu publicó en 2018 una novela sobre ella, La última negra.

Llegó en un cargamento de mujeres de Cuba, seguramente fletado por Antonio López, marqués de Comillas. Se trataba de hijas huérfanas de esclavas que eran exportadas a la Península “para satisfacer los deseos más oscuros” de sus compradores, explica el filme. El barco naufragó en la costa y ella salvó la vida, fue rescatada por un campesino y luego se emparejó con un gitano con el que no tuvo descendencia. Todo esto ocurre en la segunda parte del siglo XIX, cuando la trata ya era ilegal en la Península. La historia de Cándida la negra refleja la cercanía de la esclavitud, pero también las dificultades a las que se enfrentan los investigadores, porque una parte importante de la trata se hizo de forma clandestina, como ocurría con la llegada de barcos esclavistas a Cuba.

La recuperación de la memoria también puede ofrecer sorpresas desagradables: en febrero de 2018 el Tesoro del Reino Unido publicó, con el escándalo consiguiente, que cuando se abolió la esclavitud en 1833 pagó indemnizaciones a los dueños de esclavos (básicamente compró su libertad a sus dueños). No terminó de pagar a los esclavistas hasta 2015, de tal forma que los descendientes de esclavos estuvieron pagando indemnizaciones con sus impuestos a los que esclavizaron a sus padres, que no recibieron ningún tipo de compensación por sus sufrimientos. La memoria nunca es fácil. Tal vez por eso sea tan importante. Como escribe Santiago Auserón en el capítulo El canto esclavo de su ensayo: “La presencia de la negritud y su influjo musical en el Viejo Continente pertenece a una clase especial de sucesos que en la historia de España se han visto abocados a hundirse en el olvido, de suerte que nuestra memoria colectiva está como artificialmente labrada por algunos vacíos significativos”. Fuente: El País. https://elpais.com/babelia/2021-10-23/la-memoria-borrada-de-la-esclavitud-en-espana.html

lunes, 1 de noviembre de 2021

Militantes del egoísmo

Todos conocemos a personas egoístas que solo miran por sí mismas. Esa preocupación obsesiva por el propio interés acaba dañando a los demás. Porque el egoísta piensa que lo suyo es suyo y que también debería ser suyo lo de los demás. “El egoísta es capaz de prender fuego a la casa del vecino para freírse un huevo”, dice Sir Francis Bacon. La metáfora me parece excelente porque para obtener un pequeño beneficio, el egoísta no duda en hacer un grave daño.

“El egoísmo es la tendencia, la actitud personal o el principio doctrinal que impulsa a una persona a optar por su interés propio con exclusión del interés de los demás”, se dice en el Diccionario razonado de vicios, pecados y enfermedades mentales”, de Jorge Vigil Rubio.

En la página 55 de la estupenda novela de Fernando Aramburu “Los vencejos” me he encontrado con esta significativa definición con la que el protagonista califica a dos miembros de su familia, Amalia, su mujer, y Raúl, su hijo: son “militantes del egoísmo”. Ser militante del egoísmo, pienso yo, no es lo mismo que ser egoísta, es mucho más. Es ser un acérrimo defensor de una sola causa. Y la causa es el propio individuo.

En un pueblo de la provincia de Córdoba hay una familia que tiene un peculiar apodo. Son los “To pa mí”. No sé cuál es el origen y la antigüedad del mote, pero describe muy bien la obsesiva pretensión de los miembros de la saga. Obsérvese que no dice “lo mío para mí”, sino “todo para mí”. Lo mío y lo de los demás. Lo mío y lo de los demás. Para los militantes del egoísmo el ombligo propio es el centro del universo.

Hay un egoísmo grupal. Pienso, por ejemplo, en familias como la que acabo de describir. Todo es para nosotros. A costa de quien sea y de lo que sea. Pienso también en una institución religiosa, deportiva o cultural. Todo para nosotros por encima de todo y de todos.

Cuando era estudiante, un profesor colocaba una máxima semana en le encerado. En una ocasión escribió lo siguiente: “Lo mejor y lo primero, para mi compañero”. Un espabilado compañero, cambió de lugar la coma. Y la frase quedó así: “Lo mejor y lo primero para mí, compañero”. Es un buen lema para los militantes del egoísmo.

Hoy me quiero centrar en los egoístas antisociales. Y voy a referirme a cinco grupos de forma especial. No son los únicos, claro está.

El primer grupo es el de los evasores fiscales. Personas que no tienen ningún remilgo en buscar su beneficio evadiendo impuestos a pesar del daño que causan al bien común. El perjuicio en la calidad de la educación, la sanidad, y demás servicios públicos es evidente. Pero, claro, ellos tienen satisfechas sus necesidades y sus caprichos. Lo tienen todo bien resuelto. Lo estamos viendo estos días con los llamados Papeles de Pandora. Qué tremendo escándalo. Políticos, escritores, cantantes, entrenadores, deportistas multimillonarios guardan sus fortunas en paraísos fiscales. ¿Para cuándo un control mundial sobre estos delitos? Cómo es posible que se pueda hacer impunemente esta trampa? ¿Cómo es posible que no haya acceso de la justicia a esos bancos que son reductos del delito? Es como si hubiese lugares en los que se pudiera asesinar impunemente, sin que la policía o la justicia pudiera acceder a ellos.

El segundo grupo es el de los narcotraficantes. Lo he pensado muchas veces. ¿Cómo puede buscarse el enriquecimiento egoísta a costa de la destrucción de la vida de muchos jóvenes, de tantas personas que van a consumir esas sustancias que se despachan como venenos a los consumidores? ¿Por qué no existe un mayor control sobre ese mercado destructor? Habrá personas que perderán la vida en el consumo, habrá familias que serán destruidas por completo, habrá zonas que convertirán en guetos malditos. Y todo por alimentar un enriquecimiento egoísta. No importa hacer escaleras que llevan a la riqueza con los cadáveres del prójimo.

El tercer grupo es el de los negacionistas. Se trata de personas que anteponen sus prejuicios, sus miedos, sus caprichos o sus veleidades al interés común. Es indiscutible la eficacia de las vacunas para frenar el contagio del virus. No podemos superar la pandemia sin la solidaridad. Pero estos militantes del egoísmo no hacen caso más que a su ego. Piensan de una manera y actúan de forma coherente con su interés, sin pensar en que dañan a los demás.

Forman el cuarto grupo de militantes del egoísmo las personas corruptas. Pienso especialmente en los políticos que, en una democracia, abusan de la confianza del pueblo que los elige. Los votantes les colocan en un puesto de responsabilidad para gestionar lo público y aprovechan la ocasión para burlarse de quienes les colocaron en ese puesto. No sirven al pueblo, se sirven de él para alimentar sus intereses. Decía Concepción Arenal que los grandes egoístas son el plantel de los grandes malvados.

El quinto grupo de militantes del egoísmo está integrado por los maltratadores. Su ego se alimenta del poder del patriarcado. Las mujeres son objetos que se manipulan y maltratan sin pudor. La violencia se descarga sin piedad sobre la víctima. Al maltratador solo le importa el daño que hace porque eso es lo que alimenta su miserable y cobarde poder. El ensañamiento puede llegar hasta causar la muerte de la victima. El yo del maltratador se acrecienta en la medida que destruye al tú que es la víctima.

Hay más grupos de militantes del egoísmo, como decía. Dejémoslo aquí para pensar en las soluciones. Una de carácter preventivo que es la que considero más importante.. Educar para la solidaridad es el mejor antídoto contra la proliferación del egoísmo. La empatía nos hace capaces de ponernos en el lugar del otro, de pensar en el otro, de procurar el bien del otro.

La educación emocional tiene en cuenta el desarrollo de habilidades sociales impregnadas de respeto a la dignidad del prójimo. La empatía no es solo un sentimiento de comprensión y aceptación del otro. Conlleva el compromiso de la acción. Dicen Ciaramicoli y Ketchman: “La empatía comienza con la comprensión pero, contrariamente a lo que mucha gente piensa, no termina allí. La persona empática no dice simplemente entiendo lo que estás sintiendo o pensando. Ese es solo el primer paso de un proceso largo y lleno de esfuerzo. Porque una vez que se tiene suficiente conocimiento y comprensión, la empatía requiere que nuestras ideas se transformen en acción”.

La escuela no tiene como objetivo que seamos buenos súbditos o buenos clientes. Tiene como tarea fundamental ayudarnos a ser buenos ciudadanos y ciudadanas. Freire decía que la educación no cambia el mundo, sino que forma a las personas que van a cambiar el mundo. Comparto la tesis de Nelson Mandela: la educación es el arma más poderosa para transformar el mundo.

En el año 2006, Barack Obama ofreció un discurso en el acto de graduación de la Universidad de Northwestern. En el mismo afirmó: “En este país se habla mucho sobre el déficit federal. Pero yo creo que deberíamos hablar más del déficit de empatía, de la habilidad de ponernos a nosotros mismos en los zapatos del otro, de ver el mundo a través de quienes son diferentes… El mundo no gira solo a tu alrededor”.

Tiene que haber una vigilancia extrema para que no se produzcan estos comportamientos que envilecen a la sociedad. Despreocuparse de estos hechos, no tratar de evitarlos, conduce a su proliferación. Cuando el clima moral se relaja, cada uno trata de aprovechar las ocasiones de obtener beneficios que conllevan el daño del prójimo.

La otra solución es de carácter coercitivo. Tiene que actuar la justicia con la necesaria contundencia cuando se descubren estos comportamientos egoístas, miserables, destructivos. No es la solución perfecta. Sin la primera que he planteado, se podría producir un mecanismo peligroso: que lo importante no sea evitar esos hechos sino evitar que sean detectados y castigados por la justicia.

El Adarve.

domingo, 31 de octubre de 2021

_- Los trastornos que afectan al rendimiento escolar están infradiagnosticados: solo se detecta el 10% en la pública y el 30% en la concertada.

_- Un estudio del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona hace seguimiento durante 10 años a casi 7.000 alumnos entre 5 y 17 años y alerta de la necesidad de invertir más recursos en la detección del TDAH, la dislexia o la discalculia.

Los trastornos del neurodesarrollo que afectan al rendimiento académico ―TDAH (déficit de atención), dislexia, discalculia, disgrafía o dificultades de comunicación― están infradiagnosticados en el sistema educativo: solo se detectan el 10% de los casos en la escuela pública y el 30% en la concertada y privada. Por primera vez, un estudio en España, realizado por el servicio de psiquiatría de los hospitales Vall d’Hebron y Sant Joan de Déu (Barcelona), ha hecho seguimiento durante 10 años a casi 7.000 alumnos entre cinco y 17 años en 28 centros educativos de Cataluña para detectar y ofrecer tratamiento a los menores afectados. Según la muestra, el 18,3% de los estudiantes presenta algún tipo de trastorno ―según la clasificación internacional de la Asociación Americana de Psiquiatría, la prevalencia en la infancia se sitúa entre el 15% y el 20%―. De ellos, el 66% no habían sido diagnosticados antes de que comenzase el estudio.

¿Cuál es el origen de esa falta de detección? Miquel Casas, exjefe del servicio de psiquiatría del Vall d’Hebron y coautor del estudio Los factores psicobiológicos que influyen en el fracaso escolar, considera que se debe a la falta de recursos en los propios centros educativos y en los servicios de atención primaria de los centros de salud, en los que el único trastorno del neurodesarrollo que se trata es el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), para el que en muchas ocasiones se prescribe medicación. “Es muy común achacar el abandono escolar al perfil socioeconómico de las familias, pero hemos constatado que no se están diagnosticando estas alteraciones que, además, afectan a las relaciones sociales que mantienen esos niños, a su estado emocional, a su salud mental en la vida adulta e incluso a la pérdida del empleo”, explica Casas, que la semana pasada presentó los resultados de la investigación ante 40 docentes en un seminario organizado por la empresa tecnológica Qualite asy, entre otras.

Para realizar un diagnóstico, el proceso suele durar entre cuatro y seis horas. El equipo de psiquiatras y psicólogos de este programa repartió esas horas en tres días y valoró a los alumnos también en el aula, en el recreo, y analizó las interacciones con otros compañeros y con sus familias. “Estos trastornos multiplican por cinco la probabilidad de no ser competente en materias como matemáticas, lengua española y catalana o inglés”, señala Rosa Bosch, coordinadora del estudio y psicóloga del Sant Joan de Déu. Para conseguir que esas alteraciones tengan menos impacto, es importante, afirma Bosch, que se detecten y se traten antes de los 12 años. Una intervención temprana ha demostrado mejoras en el rendimiento académico, en el comportamiento y en la interacción social.

“Cuánto más pequeño es el niño, más plástico es el cerebro, y más fácil resulta introducir cambios. Uno de los problemas más graves de detectarlo ya en la adolescencia es que al trastorno de origen se suman problemas de autoestima o ansiedad”, añade. El hecho de que ese alumno haya interiorizado mensajes como que “no sirve para estudiar”, o que es “un vago” o “no se esfuerza” acaban dañando la imagen que tiene de sí mismo. “Un caso que se repite es el del alumno al que diferentes profesores le han dicho durante años que no cumple... cuando llega a los 14 o 15 años empieza a faltar al instituto”, cuenta.

Aunque en la última década en países como Estados Unidos se ha cuestionado si existe un sobrediagnóstico de TDAH entre menores de 18 años, el doctor Casas asegura que en España hasta ahora era una hipótesis que no se ha conseguido demostrar con datos. “Nuestro estudio ha analizado un volumen importante de escolares y por primera vez se ha comprobado que sucede lo contrario: el infradiagnóstico es patente”.

Terapia privada
Yolanda Rodríguez, de 48 años, tiene tres hijas y la mediana, que ahora tiene 17 años, entró en el programa a los nueve. “En el colegio me decían que era una niña vaga, que no quería hacer nada y que tenía un mal comportamiento. Mira que me moví para que la miraran y nadie detectó nada de forma oficial”, cuenta la madre, que es monitora de una escuela. Fueron los especialistas del Vall d’Hebron los que le diagnosticaron TDAH y dislexia. “Desde pequeña me di cuenta de que le costaba la memoria a corto plazo, por ejemplo olvidaba que la había mandado a por un vaso de agua, y luego era muy impulsiva, un viaje de coche con ella sin medicar era demasiado agitado para toda la familia”. Cristina, su hija, toma medicación desde los nueve. En el centro de salud la ven una vez al mes y le ofrecían consulta con un psicólogo una vez cada dos meses. “Es insuficiente. Pagamos unos 250 euros al mes por cuatro sesiones de terapia que le vienen muy bien para socializar, y otros 100 euros a una profesora particular que la ayuda con técnicas de estudio”. Ahora cursa una FP en técnico de atención a la dependencia.

“La psicopedagoga de su colegio, un público, la vio dos veces y nos dijo que podría tener dislexia, en ese momento y ante la falta de tratamiento acudimos a la privada”, relata. Otra de las conclusiones del estudio es que dentro del 6% de los niños que sí fueron diagnosticados oficialmente antes de participar en la investigación, la mayoría eran varones con problemas de conducta visibles y alumnos de la concertada y la privada. En el curso 2019-2020, el 67,1% de los 8,2 millones de alumnos de enseñanzas no universitarias se matricularon en centros públicos, el 25,5% en la concertada y el 7,4% en la privada.

“En las chicas pasa más desapercibido”, explica Rosa Bosch. De acuerdo con la información que Bosch y su equipo recopilaron, los equipos de asesoramiento psicopedagógico con los que cuentan los centros no disponen de efectivos suficientes para atender todos los casos y se dedican a los más graves. “En primaria acuden al colegio una vez por semana para hacer valoraciones y seguimiento, y la experta en pedagogía terapéutica y la logopeda que sí están no pueden atenderlos a todos”, zanja.

Bosch cree que al final el tratamiento depende del nivel socioeconómico de las familias. “Es como una ortodoncia, sin dinero no lo vas a poder hacer”. El colegio Pins del Vallès, en Sant Cugat del Vallés, con casi 500 alumnos, es uno de lo que ha participado en el proyecto. Su directora, Marta Aliart, lo confirma: “El equipo terapéutico se centra en los casos más evidentes y en el sector privado los precios son altos, la prueba cuesta unos 300 euros”. Aliart cuenta que en primero de primaria ya pueden aparecer sospechas cuando un niño se distrae con facilidad o muestra una conducta más disruptiva de lo habitual. “Es muy importante la comunicación entre el especialista y las maestras, ya que les dan pautas para trabajar de manera diferente”.

En el centro de neuropsicología Proyecto 3, en Madrid, el 90% de los niños que acuden están matriculados en la concertada o la privada. Nerea González, la coordinadora y una de las neuropsicólogas, certifica que cuando la detección del trastorno es temprana los resultados son visibles a corto plazo. “Hacemos ejercicios que persiguen que las conexiones neuronales funcionen de manera diferente, son entrenamientos en capacidades que les permiten mantener su atención durante más tiempo”. Los que llegan de secundaria suelen ser casos más complejos, con problemas de conducta y con conflictos familiares. “Suelen requerir más tiempo”, cuenta Nerea. Detrás de estos tratamientos hay un equipo de psicólogos, terapeutas ocupacionales, neuropsicólogos y logopedas.

https://elpais.com/educacion/2021-10-14/los-trastornos-que-afectan-al-rendimiento-escolar-estan-infradiagnosticados-solo-se-detecta-el-10-en-la-publica-y-el-30-en-la-concertada.html

sábado, 30 de octubre de 2021

_- El papel desestabilizador del «oenegeísmo»

                         


 Mediante las ONG financiadas y patrocinadas por los países y organismos centrales del neoliberalismo se ataca al Estado incidiendo ideológicamente.

Un editorial del diario mexicano La Jornada – «ONG, vehículos de desinformación»-, puso nuevamente en debate el tema de las organizaciones no gubernamentales, insertadas en el imaginario colectivo por una intensa y agresiva campaña publicitaria por los medios hegemónico, como integrantes del llamado campo popular.

El editorial denuncia que varias ONG publicaron un comunicado conjunto en el cual sostienen que, de ser aprobada, la iniciativa de reforma eléctrica enviada por el gobierno al Congreso, afectaría los derechos humanos a la salud, a un medio ambiente sano y a la participación ciudadana, además de que se alejaría al país de cumplir sus metas nacionales de transición energética y acuerdos climáticos internacionales.

Falsedades, medias verdades destinadas a favorecer a las trasnacionales energéticas son las que muestran organizaciones locales e internacionales como la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), el Centro de Energía Renovable y Calidad Ambiental (Cerca), el Colectivo Ecologista Jalisco, Colima 2030, Conexiones Climáticas, Greenpeace México e Iniciativa Climática de México (ICM).

Estas ONG repiten de manera acrítica y carente de fundamento los alegatos de las grandes corporaciones privadas del sector, los organismos cupulares del empresariado como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la oposición empresarial y política que rechaza el proyecto de reforma.

Con dolo y/o por desinformación, lo que se presenta como discurso ambientalista, de promoción de los derechos humanos y combate al cambio climático termina por servir a los intereses de perpetuación de negocios sucios a costa de los objetivos que dicen defender y en detrimento del patrimonio del país, dice el editorial.

Lo cierto es que las ONG en América Latina no sólo infiltran ideológicamente a los sectores populares (penetración desde abajo y adentro) con los cuales trabajan directamente en proyectos de autoayuda y desarrollo microempresarial, en escuelas, barrios, cooperativas, comunidades marginales, áreas rurales, fábricas etc..

También infiltran ideológicamente a los cuadros de organizaciones y a éstas, potencialmente calificadas para vigorizar al movimiento popular, darle formación político-ideológica y ser promotoras y acompañantes del cambio político-social.

Calma. No todas las ONG son iguales, hay algunas que cumplen con su trabajo y sí se pueden contar dentro del campo popular, pero nadie puede creer que sea humanitaria una organización financiada por George Soros, como Open Society, o por Bill & Melinda Gates, ¿no?

La actividad local, emblema de acción de las ONG, es una trampa ideológica, pues desarticula al movimiento popular mediante paradigmas falsos como el del “no poder” y también mediante la competitividad por recursos financieros.

Y trabaja paralelamente con el proyecto hegemónico, pues les permite a los regímenes neoliberales, las transnacionales y las entidades financieras internacionales dominar la política socioeconómica macro y canalizar la mayoría de los recursos del Estado como subsidios al capital exportador y al pago de la deuda externa. Lo hemos sufrido en toda América Latina (y ahora intentan, en la nueva ofensiva conservadora, que lo volvamos a sufrir): se ajusta el gasto fiscal, menos recursos para salud, educación y viviendas populares y más.

Desde los años 1980 las organizaciones no gubernamentales (ONG) se expandieron por todo el mundo abriendo un importante espacio político, cultural y socioeconómico, prácticamente en cada rincón del planeta. Se calcula que actualmente hay más de 10 millones de ONG en el planeta. En la India, por ejemplo, hay una ONG cada 600 personas.

Para lograr esto, los medios de comunicación globalizados destacan día a día su rol en la educación, la lucha contra la pobreza y el analfabetismo, la protección del medio ambiente, la promoción de libertades civiles, protección de los derechos humanos etc., pero ocultan su lado oscuro, señala Vicky Peláez. Hay aproximadamente unas 40.000 ONG subvencionadas por los gobiernos norteamericanos y europeos y que fueron creadas con el fin específico de ser instrumentos de los globalizadores de Washington y Bruselas.

Mediante las ONG financiadas y patrocinadas por los países y organismos centrales del neoliberalismo se ataca al Estado incidiendo ideológicamente sobre los sectores conflictivos que sufren las medidas de choque económico, el paquete de reformas estructurales encomendadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial.

Pero también de las fundaciones occidentales, los partidos neoliberales y derechistas de Europa y EEUU, los think tanks de la ultraderecha libertaria, los clubes de los millonarios y los medios corporativos, que financian desde abajo a estas ONG.

Con la intervención de las ONG y de sus proyectos diseñados en los países centrales se desvincula al Estado –aún más- de sus compromisos con las mayorías populares. Las funciones del Estado son asumidas en forma empresarial por las ONG. La función social se transforma en función privada, ya que sus proyectos son “vendidos”.

Una de las características ideológicas de las ONG es la del voluntarismo privado, que tiene como fin socavar el sentido de lo público. Para destacar, asimismo, el mimetismo travesti de su lenguaje: poder popular, sociedad civil, lucha por al libertad de la opción sexual, libertad de expresión, igualdad de género, desarrollo sustentable, liderazgo de base. Todo muy “progre”.

Un poco de historia
La idea de crear organizaciones no gubernamentales que podrían ser utilizadas por los servicios de inteligencia para la creación de las redes sociales en África, Asia y América Latina con el propósito de promover los intereses estadounidenses y trasnacionales surgió a fines de la primera mitad del siglo 20, pero recién fue puesta en marcha en 1961, impulsada por el triunfo de la revolución cubana en 1959, cuando por una orden ejecutiva fue creada la Agencia de EEUU para el Desarrollo (Usaid).

El estadounidense William A. Douglas en Developing Democracy (1972) señalaba que la gente en los países en desarrollo son como unos “niños” que necesitaban “una tutela, reglamentación y el control del gobierno de EEUU”. Para él, el proceso de transformación global no podría ser realizado a través de los gobiernos, se necesitaba crear organizaciones de base en cada lugar del planeta bajo el control de las agencias especializadas estadounidenses.

Estas organizaciones de base tomaron en los años 1980 la forma de las organizaciones no gubernamentales que, bajo el control del Departamento de Estado, tenían que desestabilizar los gobiernos no afines a la política estadounidense a través de un trabajo sutil, encubriendo sus propósitos subversivos con unos programas reales como la lucha contra la pobreza extrema.

A la vez, fue precisamente la Usaid la que envió al famoso especialista norteamericano en tortura Dan Mitrione a Brasil en 1960-1967, a República Dominicana en 1965 y a Uruguay en 1969-1970. La Usaid participó también activamente en todos los golpes de Estado e intentos de golpes que tuvieron lugar en África, Asia y Latinoamérica desde 1961 hasta ahora, en estrecha colaboración con la CIA, el DIA (Servicio de Inteligencia Militar), el FBI, la DEA, la NSA (Agencia Nacional de Seguridad), etc.  Mientras existían la Unión Soviética y el campo socialista, la Usaid junto con otras ONG como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) hicieron todo lo posible para contener la influencia ideológica de la URSS, siendo misioneros ideológicos y operativos del imperio durante la Guerra Fría.

Con los llamados –por ellos–democracias limitadas, no se podía emplear los procedimientos de “choque social” (centros clandestinos de detención y desaparición, torturas, eliminación masiva de oponentes políticos) que se llevaron a cabo durante las dictaduras militares de la década anterior.

Estas organizaciones de “base” debían enarbolar una lucha sin cuartel expresa o enmascarada hacia toda idea de intervención del Estado, al son de las ideas del neoliberalismo, desde los centros y superestructuras hacia las áreas conflictivas, barrios, comunidades, asentamientos urbanos y rurales pobres.

La ideología antiestatista debía ser el motor de intervención dentro de las clases conflictivas, tendiente a producir un colchón social que descomprimiera el descontento de las mayorías populares y desarticulara el movimiento social y popular de clase.

Otro factor histórico ayudaría a la confusión del carácter político de las organizaciones no gubernamentales por parte de muchos sectores del campo popular y antiimperialista: el papel desempeñado por algunas de ellas en defensa de los derechos humanos durante las sangrientas dictaduras del Cono Sur y los años de represión con grado de genocidio y etnocidio en Centroamérica.

En este período, incluso desde la izquierda, eran vistas como parte integrante del campo progresista, pese a que sus denuncias de atentados a los derechos humanos jamás incluían a las violaciones perpetradas por EEUU o países de Europa (en sus invasiones a numerosos países), reafirmando concepciones colonialistas: superioridad moral de centro, primitivismo de la periferia, o se civilización desde el centro (EEUU y Europa) y barbarie desde la periferia.

Una de las tareas es formar miles de disidentes en los países que no siguen el rumbo trazado en Washington o Bruselas. La cuestión es organizar y financiar a los potenciales descontentos en los países y lavarles el cerebro a través de los medios de comunicación y las redes sociales.

Tres países del grupo BRICS, Rusia, India y China, promulgaron la ley de Registro de Agentes Extranjeros respecto de las ONG que reciben fondos desde el exterior. Si bien es similar a la que rige en EEUU desde 1938, Washington anunció “el fin de la democracia” en China y Rusia…

Para cumplir con estas tarea de desestabilización –en nombre de su democracia- las cuatro organizaciones de la NED –Free Trade Union Institute, Center for International Affairs, The National Democratic Institute for International Affairs-, como su subordinada ONG Freedom House, en coordinación con la Usaid, se dedican oficialmente a financiar y canalizar las fuerzas de las principales organizaciones afines de la sociedad civil en casi cien países.

Los profesionales de la solidaridad
Una década atrás, el diario El País de España dedicó una página entera al tema con el título “Profesionales de la solidaridad”, un sector que ocupaba ya entonces en España a 529.000 empleados remunerados (y mucho incauto mal remunerado). En el artículo se cita sin desparpajo el caso ejemplar de un dinámico economista, con larga experiencia como director de ventas de Procter & Gamble, que ha sido fichado por una ONG fundada por un magnate de la banca.

Cada vez son más concurridos los cursos y posgrados de especialización en ONG impartidos por escuelas de negocios, recordaba el diario español. Las ONG capitalistas actúan como un verdadero disolvente de la sociedad civil. Numerosos militantes y organizaciones populares han sido cooptados por las ONG.

Los “expertos” de las conferencias de donantes recomiendan que Haití debería fortalecer más el sector privado (más del 90% de su sistema educativo y sanitario ha caído en manos privadas), la transparencia y el buen gobierno. La ironía es que todo apunta a que las recetas deberían aplicárselas a sí mismas las opacas ONG, reluctantes a rendir cuentas a nadie, incluidos los gobiernos donantes.

Obviamente, durante varias décadas hasta hoy, las ayudas a Haití nunca llegaron a los haitianos: quedaron en manos de las ONG europeas y estadounidenses, y sus contratados, que lucran con el hambre de los caribeños.

Nota
*Muchos de los datos figuran en el libro El asesinato de la verdad, de Aram Aharonian, Ediciones Ciccus, 2017

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

viernes, 29 de octubre de 2021

_- Bocazas, mentirosos e irresponsables: ¡Vaya tropa!

_- Publicado en Público.es el 15 de octubre de 2021

Dice el diccionario de la Real Academia que un bocazas es la persona que habla más de lo que aconseja la discreción. Y que la discreción es la sensatez para formar juicio y tacto para hablar u obrar; el don de expresarse con agudeza, ingenio y oportunidad, reserva, prudencia y circunspección.

Siendo así, no creo exagerado afirmar que los líderes de la derecha española son unos bocazas. Y muy en particular, el secretario general del Partido Popular, Pablo Casado. Este último combina dos rasgos que, exagerados como en su caso, pueden dar lugar a defectos superlativos: hablar demasiado y, con mucha frecuencia, hacerlo de lo que no se sabe. En el caso de Casado, quizá porque tiene un grave déficit de formación como consecuencia de que el vértigo con el que cursó la carrera de Derecho no le permitió dedicar mucho tiempo al estudio.

A menudo, confunde la geografía y la cultura españolas, como al decir que iba a Gipuzkoa a visitar Getxo, que Melilla es la la «única ciudad española y europea en África» o que «en Baleares no habláis catalán», ni nadie el bable en Asturias

Su falta de tacto y de juicio en materia jurídica son bien conocidas. En una ocasión propuso que «la okupación ilegal de un inmueble pase de tener una sanción de falta a ser considerado delito, con penas previstas de prisión de 1 a 3 años». Algo inaudito porque, como le recordaron varios juristas por entonces, las faltas no existen desde 2015, la usurpación es considerada delito leve y el Código penal ya establece penas de prisión para las ocupaciones violentas.

También ha sido a veces imprudente e insensato por haber hablado más de la cuenta y mal sobre cuestiones económicas que obviamente desconoce. Hace unas semanas proponía la rebaja del IVA en Canarias, una comunidad autónoma donde no se aplica este impuesto; y en su primera campaña electoral propuso bajar el salario mínimo para negarlo enseguida, en cuanto su equipo de dio cuenta de la barbaridad que estaba proponiendo.

Y, como no podía ser menos, Casado es bocazas en materia de derechos y libertades. En mayo pasado declaró: «Los políticos no tenemos que intervenir en la vida de los demás. Yo no puedo decir: “la gente tiene que dejar de comer carne” o “comprar menos ropa”. Le tuvo que contestar el Presidente del Principado de Asturias: «Bien. ¿Y entonces por qué tenemos los políticos que prohibir que la gente se divorcie? ¿O prohibir que una persona se case con otra de su mismo sexo? ¿O prohibir que las personas puedan morir dignamente? ¿Por qué entonces el señor Casado se opone siempre a los derechos?»

En otra ocasiones, como suele pasar a todos los bocazas, a Pablo Casado le pueden la hipérbole y la desmesura, como cuando dijo en 2018 que «la hispanidad es la etapa mas brillante no de España sino del hombre». O cuando fue capaz de lanzar contra Pedro Sánchez los 37 insultos en 15 minutos que Adriana Lastra le contabilizó durante una intervención en la tribuna del Congreso (aquí). O cuando alcanzó la otra estratosférica marca de 21 improperios dedicados a Pedro Sánchez en menos de 10 minutos (aquí). Lo calificó de Ilegítimo, chantajeado, deslegitimado, mentiroso compulsivo, ridículo, adalid de la ruptura en España, irresponsable, incapaz, desleal, catástrofe, ególatra, chovinista del poder, rehén, escarnio para España, incompetente, mediocre, okupa. Todo lo cual, dijo días después Casado, «no son descalificaciones, son descripciones»  (aquí).

Prueba de que el secretario general del Partido Popular es un bocazas es que casi nunca es circunspecto y, sobre todo, que él mismo termina por reconocerlo, mal que le pese, como hizo después de haber llamado felón y traidor al presidente Pedro Sánchez (aquí) 
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Una querencia por la exageración y el exabrupto que ha calado en algunos dirigentes empresariales, como el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán.

Este emula últimamente, e incluso a veces los supera, a los hooligans del PP y de Vox con declaraciones francamente desproporcionadas y carentes de la más mínima ponderación, buen juicio y sensatez. Hace unos días acusó al gobierno español de «intervencionismo terrorífico» por las medidas que se pensaba adoptar para controlar el precio de la luz. Unas medidas que no podían ser otras que las previstas en nuestras leyes o en las normas europeas (vivimos, aunque a veces no lo parezca, en un Estado de Derecho) y que objetivamente son mucho menos intervencionistas que las que, casi al mismo tiempo, anunciaba el gobierno francés: congelar directamente el precio del gas y la electricidad.

Mucho peor que ser bocazas es ser mentiroso y ahí Pablo Casado, aunque compitiendo, eso sí, muy igualadamente con Abascal, puede convertirse en el gran adalid de la derecha política y económica de España. Tiene realmente muy poco parangón entre nosotros, aunque es cierto que todavía está lejos de Trump, a quien The Washington Post contabilizó 30.573 mentiras o medias verdades en sus cuatro años de mandato.

Una cifra fabulosa la del ex presidente de Estados Unidos pero que podría estar al alcance de Casado a poco que su carrera política se alargue. El total de mentiras de Trump suponen una media de 3,5 a la hora y Casado ha batido ese promedio en varias ocasiones. Hace unos días, Infolibre le registró 13 mentiras en media hora (7,4 veces más de media que Trump); en su intervención durante el debate electoral de abril del 2019 se le contabilizaron 9  (aquí) y 14 en el debate de investidura de noviembre de ese mismo año (aquí).

En todo caso, está ya acreditado en muchas publicaciones que Pablo Casado es un mentiroso, a estas alturas quizá se podría añadir compulsivo, y yo mismo he demostrado que él personalmente y su partido lo son, especialmente, en materia económica. Por ejemplo, en estos tres artículos:  Las mentiras y burradas económicas de Pablo Casado son incompatibles con la democraciaPablo Casado y el Partido Popular también mienten a los españoles en materia económica y Las mentiras del PP sobre el impuesto de sucesiones. 

No insistiré ahora, por tanto, en este segundo rasgo de la derecha española que hace política no solo difundiendo el top de las grandes mentiras económicas de nuestro tiempo, a las que he consagrado mi libro recién publicado por Ediciones Deusto, Econofakes, sino también (como se demuestra en los artículos que acabo de mencionar) todo tipo de datos falsos, cifras erróneas e información manipulada.

Ahora bien, el daño que provocan la bravuconería y la imprudencia propia de los bocazas y la mentira constante palidece ante el que produce la irresponsabilidad de la que hacen gala personajes como Casado o Sánchez Galán, por citar solo a dos de los más histriónicos de la agenda española de estos tiempos.

Ya está mal que Casado, en lugar de colaborar, viaje por Europa para criticar al gobierno, poniendo en peligro la recepción de recursos europeos o la llegada de inversiones extranjeras, como una forma más de lucha política sin cuartel, cuando se está jugando la recuperación de la mayor crisis de la historia reciente. Pero que lo haga a base de mentiras, de infundios y de insultos sin fundamento es una irresponsabilidad tan impresionante que cuesta trabajo calificar.

Lo que acaba de hacer hace unos días en una entrevista al diario El Mundo es un manifestación más de la maldad y del odio a media España de Pablo Casado. Una vez más demuestra que está dispuesto a enfrentarse a los problemas de España con la misma falta de escrúpulos con la que debió recoger un título universitario que cualquier profesor de Derecho sabe que es imposible obtener limpiamente en las circunstancias que el propio Casado ha confesado que lo consiguió.

Lo que ha dicho Casado en esa entrevista sobre la situación de la economía española («España se encamina a la quiebra, estamos abocados al rescate» y otras lindezas) es manifiestamente falso, no responde a la realidad en la que nos encontramos. Por no entrar en otras cuestiones, como la de liberalizar todo el suelo público, lo que volvería a provocar los tremendos problemas que trajo consigo la que llevó a cabo José María Aznar, otro mentiroso -por cierto- al servicio de los intereses económicos más poderosos y que malvendió propiedades de todos los españoles, colocando de paso a sus amigos, envuelto, eso sí, en gigantescas banderas y loas a la Patria.

Para descalificar a un gobierno que defiende intereses contrarios a los suyos, Casado y otros dirigentes del PP tienen que inventarse las cifras del paro (ocultando que estamos casi a la mitad del que se llegó a registrar con el último gobierno del PP), obviar los indicadores que normalmente se usan para conocer la confianza que otorgan los inversores en los mercados (la prima de riesgo está ahora casi 6,5 veces más baja que cuando gobernada Rajoy y está bajando en los últimos meses) o hacer una interpretación torticera del crecimiento innegable de la deuda pública. Y, sobre todo, obviando que, para bien o para mal, la economía española -como todas las europeas- está constantemente monitorizada, de modo que ese riesgo seguro del que sin fundamento advierte Casado sería detectado y denunciado mucho antes por las instituciones europeas e internacionales.

Hay que tener muy poca vergüenza y muy poco aprecio al conjunto de los españoles para decir lo que han dicho Casado, Galán y el resto de los dirigentes que siguen su estela de intoxicaciones e insultos. No atacan al gobierno de coalición ni a las izquierdas en general, sino a España en su conjunto y a toda su población, a las empresas y a las instituciones, sea quien sea quien las gobierne en este momento. Porque la verborrea y la descalificación farisaica, las denuncias a base de mentiras en Bruselas solo siembran incertidumbre, inseguridad y temor que retrae la inversión y la creación de riqueza. No destruyen al PSOE y a Unidas Podemos, destruyen a toda España, aunque a estas alturas está bien claro que la prefieren destrozada antes que legítimamente gobernada por quienes no pensamos como ellos ni defendemos sus intereses.

Lo que está haciendo Casado y algunos empresarios como Sánchez Galán responde a la misma estrategia que Franco reconoció que llevaría a cabo en una entrevista con el periodista Jay Allen (aquí):

– «Salvaré España del marxismo, cueste lo que cueste», dijo el dictador (…)»¿Eso significa que tendrá que matar a la mitad de España?». El general Franco sacudió la cabeza con sonrisa escéptica, pero dijo: “Repito, cueste lo que cueste».

Eso, exactamente eso, aunque ahora sin uniformes ni legionarios traídos de Marruecos, es lo que muestra Casado que está dispuesto a hacer la derecha que lidera con tal de complacer a sus dueños y señores, a los Sánchez Galán y compañía. La misma tropa de siempre.

Fuente: Juan Torres López.