viernes, 27 de noviembre de 2020

La fascinante aventura de Richard Davies, el hombre que viajó a "las 9 economías más extremas" del mundo y qué lecciones aprendió

Uno de los destinos fue el campo de refugiados sirios Zaatari, en Jordania.

Si ya es poco común que un economista salga a la calle a ver cómo funcionan en la práctica las grandes teorías y a conversar con los seres humanos que están detrás de las bases de datos, más raro aún es que viaje a lugares extremos para estudiar cómo sobrevivimos en las peores circunstancias y qué soluciones económicas inventamos.

Pero Richard Davies, quien fue presidente del Consejo de Asesores Económicos del Tesoro del Reino Unido (HM Treasury), economista del Banco de Inglaterra y editor de la revista The Economist, viajó no solo a uno, sino a nueve. Y muy variados:

Zaatari, un campo de refugiados sirios en Jordania
La Prisión Estatal de Luisiana en Estados Unidos
La región del Darién en la frontera entre Colombia y Panamá
Kinshasa en la República Democrática del Congo
Aceh, Indonesia, epicentro de uno de los peores desastres naturales de la historia
Glasgow en Escocia
Akita en Japón
Tallinn en Estonia y
Santiago en Chile

"El capital financiero opera de maneras fascinantes en ambientes extremos", le dice a BBC Mundo Davies, quien actualmente trabaja como investigador de la London School of Economics y la Universidad de Bristol.

Davies actualmente trabaja como investigador de la London School of Economics y la Universidad de Bristol.

En el recorrido, cuenta, descubrió cómo la gente se las ingenia para crear nuevos sistemas y cómo la fortaleza humana no conoce límites cuando una comunidad tiene que adaptarse y reconstruirse en medio de la adversidad.

Con esa experiencia publicó el libro "Economías Extremas", el cual incluye sorprendentes historias como la de los presos de Luisiana cuya moneda de intercambio son las latas de pescado, o la de los refugiados sirios que transformaron la leche en polvo en un gran activo comercial para hacer negocios.

Para escribirlo recorrió 160.000 kilómetros y realizó más de 500 entrevistas que le dieron pistas sobre el poder de la resiliencia humana y las fuerzas económicas que pueden darle forma al futuro.

¿Cómo se le ocurrió la idea de hacer un libro tan poco tradicional para un economista?

Quizás se me ocurrió porque no siempre fui economista. Primero fui estudiante de medicina y ahí aprendí que hay información valiosa en los ejemplos extremos, algo que usualmente no investigamos en el ámbito económico.

Siempre buscamos los promedios como, por ejemplo, cuál es el efecto promedio de una reforma impositiva, o cómo una política puede afectar a una familia promedio.

Pero en campos como la medicina se investiga qué pasa en casos extremos cuando sobrevive un individuo que se suponía que iba a morir y esa idea de buscar el caso excepcional no la aplicamos en el ámbito económico.

En Zaatari los refugiados lograron levantar sus propios negocios y hasta transformaron la leche en polvo en un gran activo comercial para acceder a la moneda local de Jordania.

Y por otro lado, mi hermana, que es directora de prisiones, ha visto como en las distintas cárceles se desarrolla una economía oculta, una economía que no es oficial.

Entonces pensé que ese era un buen ejemplo de resiliencia, en el sentido de que te ves forzado a construir un sistema.

Así fue como me puse a pensar en distintos lugares donde la gente tiene que enfrentarse a estas fuerzas extremas y a construir o reconstruir su entorno económico.

¿Por qué separó el libro en tres partes: sobrevivencia, fracaso y futuro?

Quería escribir sobre los grandes temas que van a afectar a la economía en el futuro, como los cambios tecnológicos, el envejecimiento de las sociedades, el aumento de la desigualdad. Por eso el capítulo final va en esa línea.

Luego me interesaba investigar el éxito de la sobrevivencia y ahí es donde incluí la prisión, el campo de refugiados y un desastre natural, ejemplos de cómo un grupo de personas logra vencer las peores condiciones.

En la Prisión Estatal de Louisiana usaban latas de pescado como moneda de intercambio.

Pero luego pensé que, como tenemos ejemplos en todo el mundo donde ocurre lo contrario, donde los sistemas fracasan, era interesante ver el otro lado de la historia y viajar a lugares que lo tenían todo para construir las mejores economías del mundo, pero fracasaron.

¿Cómo y por qué seleccionó esos nueve lugares en particular?
Lo hice aplicando un método cuantitativo usando datos.

Elegí primero los temas -desastre naturales, guerra y el sistema carcelario- y luego busqué ejemplos extremos de esos temas.

Por ejemplo, fui a Estados Unidos porque es el país con la mayor tasa de encarcelamiento del mundo; elegí Luisiana porque es el estado que lidera el ranking; y dentro de Luisiana escogí la Penitenciaría Estatal de Luisiana porque es la mayor cárcel de alta seguridad.

Lo mismo hice al buscar el mayor desastre natural del mundo, y por eso fui a Aceh en Indonesia.

Mapa Davies
Para el capítulo de los fracasos tenía varias alternativas que al final descarté.

Estuve a punto de ir a Buenos Aires. No es que Argentina sea comparable con Kinshasa en la República Democrática del Congo, pero es interesante porque Argentina podría haberse convertido en una superpotencia, pero no lo logró.

En cambio elegí Chile por el tema de la desigualdad, aunque estuve muy cerca de ir a México por la misma razón.

La Provincia de Aceh, en Indonesia, quedó devastada con el terremoto y tsunami de 2004.

Al final fui estricto con el método de seguir los datos y por eso viajé a Santiago.

De todos los lugares donde viajó, ¿Cuál le causó la mayor impresión a nivel personal?

Kinshasa. Es un lugar alucinante. Una ciudad de 10 millones de habitantes que en realidad es una gigantesca aldea. No hay nada. Está lleno de casas hechas con cartones y techos de lata.

Y en las calles puedes ver miles y miles y miles de personas negociando en medio de una pobreza abyecta.

"La historia de Kinshasa y del Congo es la historia del peor desastre económico del mundo", dice Davies.

Es increíble ver eso en una ciudad.

Yo he estado en partes muy pobres de varios países, como Kenia o Colombia, por ejemplo, pero Kinshasa impresiona por la cantidad de personas concentradas en el mismo lugar.

Como economista, uno piensa en el potencial de ese lugar.

Está a la orilla del río Congo. Se sabe desde hace muchos años que ahí se podría construir una represa y que la ciudad podría tener un desarrollo industrial, pero la gente ni siquiera tiene agua limpia para consumir.

Y cuando cae la noche, no hay electricidad y todo queda completamente oscuro. Es como estar en el campo o en el medio del desierto, pero es una ciudad gigante.

La historia de Kinshasa y del Congo es la historia del peor desastre económico del mundo. Estando ahí se hace evidente el valor de tener un buen gobierno.

De una manera muy distinta me impresionó la ciudad de Akita, en el norte de Japón, donde todas las personas eran mayores de 65.

O ir a Santiago, donde conoces gente en Las Condes y luego bajas a los barrios pobres y ves el gigantesco contraste. Fue muy, muy emotivo.

¿Y qué lecciones económicas aprendió en toda esta aventura que son valiosas para el resto del mundo en el contexto actual?

Del viaje que hice al campo de refugiados, a la zona del tsunami y la cárcel, que aparecen en el primer capítulo, aprendí que los individuos tienen una inmensa capacidad de construir su propia economía casi de la nada.

Si solo leyeras ese capítulo, podrías pensar que lo único que necesitas es un sistema de libre mercado y que es mejor que el gobierno se haga a un lado y que la gente haga lo que quiera, como una visión muy libertaria de la sociedad.

Davies cuenta que una de las cosas que aprendió en el viaje es que "los individuos tienen una inmensa capacidad de construir su propia economía casi de la nada". Uno de esos lugares es el campo de refugiados sirios Zaatari.

Y aunque hay algo de verdad en esa percepción, el viaje me mostró el valor de tener un sistema político estable.

Eso es algo que sabe todo el mundo, pero lo que aprendí directamente es la manera en que daña a la gente en la vida real.

Yo solía trabajar en el Banco Central de Inglaterra y uno de los temas fundamentales es la inflación. Pero en un país como el Congo, donde la moneda local no es estable, el costo de una alta inflación recae en los más pobres.

En ese país no hay apoyo del Estado y la única forma de sobrevivir es con el comercio informal.

Muchas personas compran una bolsa de carbón en Kinshasa para revenderla en pequeñas cantidades. El problema es que el precio cambia en cuestión de horas por las variaciones de la inflación.

Algunos compran grandes bolsas de carbón, que la gente usa para cocinar, y luego la venden por partes. El problema es que el dinero es tan volátil que el valor de la moneda puede cambiar rápidamente de un lugar a otro de la ciudad.

Entonces terminan vendiendo el carbón a un precio demasiado bajo, porque en horas el precio cambia. Y cuando van a comprar otra bolsa grande, el dinero ya no les alcanza.

¿Qué tan rápido se dispara la inflación?
En Kinshasa puede dispararse en una noche por la manera en que funciona el banco central. Se destruye de un momento a otro el capital que puede tener la gente más pobre del planeta.

Ellos viven bajo una lata al lado de una cloaca. Ellos sufren el impacto de malas políticas.

Otra cosa que aprendí es cómo funciona la corrupción en el terreno, cómo funciona desde arriba hasta llegar a los niveles más bajos.

Si vas manejando y quieres dar una "vuelta en u", tienes que llamar a un policía y pagarle para que detenga el tráfico y te deje dar la vuelta. Esa es la manera de hacerlo, no hay otra.

Davies estudió cómo funciona la economía en las calles de Kinshasa.

En cualquier país eso sería un soborno. Pero en Kinshasa, sabes que el policía tiene hambre, que es tu vecino.

Eso cambia completamente la idea de qué es moral o inmoral. Ese policía no tiene otra manera de comer y si entrega un servicio útil, se hace el negocio.

Hay muchos ejemplos como ese. O cuando los niños egresan de la escuela, le tienes que pagar al profesor para que te entregue el certificado, pero no hay otra manera de que el profesor pueda sobrevivir.

Como es un lugar tan extremo, pone a prueba la idea de que la corrupción siempre es algo malo. En ciertos lugares del mundo, es lo único que se puede hacer para comer.

Si vamos al viejo dilema sobre qué funciona mejor, ¿libre mercado o un sistema con fuertes regulaciones?, ¿libre mercado o mayor control estatal?, ¿o dónde está el mejor balance entre esos dos caminos?... ¿Cuál es su opinión?

Esa es la vieja pregunta, me gusta la manera en que lo pones porque es "la" pregunta. No tengo una respuesta establecida al respecto.

Muchos libros de economía y negocios suelen llevar un título al estilo de 10 reglas para conseguir algo, o 10 pasos para alcanzar lo que sea.

Pero ese tipo de fórmulas claramente no funcionan en economía.

Lo que espero es que el libro le dé a la gente algunas señales sobre esa vieja y gran pregunta: ¿Cómo sacamos el máximo partido de los mercados sin permitir que operen desenfrenadamente?
Es una pregunta muy difícil de contestar.

La primera parte del libro contiene ejemplos que muestran que la gente a la que le encantan los mercados libres, gente como podría ser Milton Friedman o los libertarios, están -en parte- en lo correcto.

El libro está dividido en tres capítulos: sobrevivencia, fracaso y futuro.

He visto de primera mano en los lugares donde he estado y he leído varias investigaciones que señalan que cuando la gente no tiene prácticamente nada, reconstruyen el sistema económico, y habitualmente lo hacen como un sistema capitalista.

Me refiero a la construcción de pequeños mercados donde comercias de manera libre y la razón de eso es que la gente tiene distintas habilidades, distintos bienes, diferentes deseos y necesidades, y los intercambian.

Incluso hay lugares donde inventan su propia moneda para poder comerciar.

Pero también es verdad que si permites que los mercados hagan lo que quieran, muy a menudo van a hacer cosas terribles.

Una muestra de eso es el medioambiente o la manera en que comerciamos el ambiente. Y el mejor ejemplo es lo que ocurre en la Región de Darién, en el límite entre Colombia y Panamá.

¿Qué políticas aplicaría en ese lugar?
Personalmente implementaría políticas muy extremas.

Habitualmente lo que hacemos es aplicar las medidas a la mitad, o dicho de otro modo, aplicar medidas que tienden hacia el incómodo camino del medio.

Por ejemplo, en la Región del Darien se permite un comercio limitado de árboles de madera dura. Yo lo prohibiría completamente.

Pero en otros casos como el comercio de drogas, se gastan miles de millones en tratar de bloquear esos mercados, cuando sería mucho mejor legalizarlos, permitir que funcionen, cobrar impuestos.

Estamos en una extraña situación donde tenemos algunos mercados que no deberían existir y otros que sí deberían existir. El desafío para el futuro después de la pandemia es hacerlo bien.

Lo más importante es que no hay una respuesta única para todos los lugares. Depende de su religión, su historia, su cultura.

Sin duda está lleno de ejemplos donde lo hemos hecho mal, eso está claro.

¿Y qué se hace con el descontrolado aumento de la desigualdad, que es un fenómeno común en sociedades muy distintas?

La pregunta es cómo defender la postura de que es necesario disminuir la desigualdad, cómo le puedes explicar a la gente que no está interesada en el tema que es importante.

La gente que critica la desigualdad, es como si le hablaran a una pared.

Si a mucha gente no le importa la desigualdad o incluso piensan que los más pobres merecen estar en una posición de desventaja, ¿Cómo los convences de lo contrario?

Nunca vas a ganar esa discusión porque al otro lado simplemente no le interesa.

Para mí lo interesante es dar razones suficientes para que al otro lado le importe.

Y creo que hay suficientes y que no están relacionadas con que es malo o no es justo que los ingresos sean tan desiguales.

Disminuir la desigualdad es importante porque erosiona el capital social. Cuando un lugar tiene un bajo nivel de capital social, es menos resiliente para enfrentar grandes shocks.

Entonces la gente a la que le importa la desigualdad tiene que construir mejores argumentos para convencer a los que tienen ingresos más altos. Porque a la mayoría de las personas con altos ingresos no les preocupa el aumento de la desigualdad.

Hacia fines de 2019 comenzaron masivas protestas callejeras en Santiago de Chile contra la desigualdad.

Pero a todos nos afecta si disminuye la resiliencia, si disminuye la capacidad de enfrentar turbulencias.

La evidencia muestra que cuando tienes altísimos niveles de desigualdad haces que la sociedad sea más débil.

¿Qué lecciones de su viaje podrían aplicarse a lo que estamos viviendo ahora en medio de la pandemia?

Cuando se trata de resiliencia le damos demasiada importancia al dinero y a los bienes físicos. Los humanos podemos sobrevivir y reconstruir teniendo casi nada. Esa es una razón para tener optimismo.

Pero al mismo tiempo, le damos poca importancia a las habilidades, las ideas, las redes, las tradiciones, las normas, los barrios, es decir, al capital humano y social.

Davies viajó a Glasgow, Escocia, donde la falta de oportunidades para los jóvenes fue una de las causas del aumento de las adicciones. "Estamos erosionando el capital humano", dice el economista.

En cuanto a la pandemia, en medio de todos los riesgos que presenta la covid-19, estoy preocupado de que vayamos a restarle importancia al daño que provoca en las habilidades e ideas, especialmente entre los jóvenes entre 18 y 24 años que están desempleados.

Estamos erosionando el capital humano. Y me preocupa que el espíritu de que estamos "todos juntos" que existía en la fase inicial de la pandemia, se haya deteriorado.

Quisiera llevarlo a un escenario ficticio. Si lo dejaran abandonado en cualquiera de esos nueve lugares… ¿cree que podría sobrevivir?

Creo que sí. Sería muy duro, sería realmente muy duro, pero creo que lograría sobrevivir.

¿Cuál sería el peor lugar?

Si me dejaran en Kinshasa sería muy difícil porque no hay trabajo. La gente hace lo que sea… como venderse agua entre ellos.

En Kinshasa hay personas que cuando consiguen agua limpia, llenan un balde y luego la venden en pequeñas porciones.

Cuando encuentran agua limpia, llenan un balde y luego la venden por partes en pequeños paquetes plásticos. No sería fácil vivir ahí.

Y creo que podría sobrevivir en la cárcel de Luisiana también, o en Glasgow.

Y de todas las personas que conoció durante su viaje, ¿Cuál es su personaje favorito?

Probablemente Suryandi, el hombre que conocí en una playa de Aceh, Lampuuk, a unos 30 kilómetros de distancia del epicentro del terremoto, que vio olas de 30 metros de altura.

Anduve preguntando por un par de semanas si alguien conocía a alguna persona que hubiera sobrevivido en esa playa hasta que lo encontré.

, La fuerza del tsunami en Aceh, con olas que llegaron a los 30 metros de altura, arrastró un barco lejos del mar.

El hombre vio la ola y alcanzó a escapar en su moto. Perdió a toda su familia, pero logró rearmar su negocio a partir de palos y piedras para vender pescado.

Cuando yo lo conocí ya tenía un restaurante grande con muchos clientes felices, una nueva esposa e hijos. Una increíble historia de resiliencia. Nunca lo olvidaré.

Fuente: BBC Mundo

jueves, 26 de noviembre de 2020

La percepción de las ideas de Martin Heidegger y Carl Schmitt en China

Martin Heidegger fue un pensador alemán, uno de los más grandes filósofos del siglo XX (Un nazi, con esas ideas no creo que se pueda ser un gran filósofo). Creó la doctrina del Ser como lo fundamental e indefinible, pero todo parte del elemento del universo. Es uno de los representantes más destacados del existencialismo alemán.

En su opinión, durante más de 2.000 años de historia la filosofía prestó atención a todo lo que tiene las características del “ser” en este mundo, incluido el mundo mismo, pero olvidó lo que eso significa. Ésta es la «cuestión de la vida» de Heidegger, que recorre como un hilo rojo todas sus obras. Una de las fuentes que influyó en su interpretación de este tema fueron las obras de Franz Brentano sobre el uso de los diferentes conceptos del ser en Aristóteles. Heidegger inicia su obra principal, Ser y tiempo, con un diálogo de El sofista de Platón, que muestra que la filosofía occidental ignoraba el concepto de ser porque consideraba que su significado era evidente por sí mismo. Heidegger, por su parte, exige que toda la filosofía occidental rastree todas las etapas de la formación de este concepto desde el principio, clamando por un proceso de «destrucción» de la historia de la filosofía. Heidegger define la estructura de la existencia humana en su integridad como «cuidado», que es la unidad de tres momentos: «estar-en-el-mundo», «correr hacia adelante» y «estar-con-el-mundo-del-ser». El «cuidado» es la base de la «analítica existencial» de Heidegger, como lo llamó en Ser y tiempo.

Heidegger creía que, para describir una experiencia, primero se debe encontrar algo para lo que tal descripción tenga sentido. Así, Heidegger deduce su descripción de la experiencia a través del Dasein, para lo cual el ser se convierte en una cuestión. En Ser y tiempo, Heidegger criticó la naturaleza metafísica abstracta de las formas tradicionales de describir la existencia humana, como un “animal racional”, la personalidad, el ser humano, el alma, el espíritu o el sujeto. El Dasein no se convierte en la base de una nueva «antropología filosófica», sino que Heidegger lo entiende como una condición para la posibilidad de algo parecido a la «antropología filosófica». El Dasein según Heidegger es el “cuidado”. En la parte sobre la analítica existencial, Heidegger escribe que el Dasein, que se encuentra arrojado al mundo entre las cosas y los Otros, encuentra en sí mismo la posibilidad e inevitabilidad de su propia muerte.

La esencia del pensamiento de Heidegger es esta: el individuo es la existencia del mundo. Entre todos los mamíferos, solo los humanos tienen la capacidad de ser conscientes de su existencia. No existen como «yo» asociado con el mundo exterior, o como entidades que interactúan con otras cosas en este mundo. Las personas existen debido a la existencia del mundo y el mundo existe debido a la existencia de las personas. Heidegger también cree que las personas están en contradicción: predicen una muerte inminente, que conduce a experiencias dolorosas y aterradoras.

En cuanto a la adopción del Ser y tiempo en China, Wang Heng señaló en Filosofía extranjera que esta hace parte del existencialismo. Esto probablemente se deba a la atmósfera ideológica de lucha por la libertad y la liberación humana en los años 80. Todo el mundo cree que la existencia o supervivencia se entiende como una elección libre del individuo. Ahora parece que la lectura de Ser y Tiempo por parte del pueblo chino fue un poco inapropiada. Porque en Ser y tiempo, Heidegger criticó duramente los llamados valores modernos de subjetividad, libertad individual y liberación humana.

Heidegger también tiene consideraciones ideológicas más profundas. Liu Jinglu señaló en su artículo «Sobre la crítica de la metafísica tradicional de Heidegger» que Heidegger se preocupa por una cuestión más fundamental, la cuestión fundamental de la metafísica o filosofía occidental, e incluso la cuestión clave de la civilización occidental. Heidegger cree que, si queremos comprender la existencia, debemos partir de la existencia real de los seres humanos; el “ser” no puede considerarse un objeto real, así como la existencia humana. La esencia de un ser humano es el «ser», es decir, las personas no tienen una esencia definida. Es probable que la gente mire hacia el futuro y se enfrente a su propia muerte.

Después de la Primera Guerra Mundial la civilización occidental moderna se enfrentó a una grave crisis, es decir, con profundas dudas sobre el racionalismo moderno. Desde el siglo XVIII los occidentales sintieron que podían comprender el mundo a través de la razón, la ciencia y la tecnología y establecer un orden social y político racional, logrando lo que Kant llamó la «paz perpetua». Pero la Primera Guerra Mundial golpeó duramente esta confianza. Este es el trasfondo ideológico de Ser y tiempo de Heidegger. Heidegger se preguntó: ¿Puede esta filosofía racionalista moderna explicar y transformar verdaderamente el mundo? La conclusión de Ser y tiempo es que el racionalismo moderno como base filosófica de la civilización moderna no tiene raíces en sí mismo, porque el conocimiento racional de las personas tiene sus raíces en las emociones específicas de la vida de las personas.

Más tarde Heidegger llamó nihilismo a la crisis del mundo moderno. Dijo que el nihilismo no es una crisis moral, no significa que nuestra vida haya perdido su fundamento moral, y ni siquiera es una crisis de valores como la comprendió Nietzsche. Según él, la crisis del nihilismo es la crisis de toda la civilización moderna como época tecnológica. Porque la esencia de la tecnología es primero convertir el “ser” en un objeto reconocible, un “ser” comprensible, y luego conquistarlo y controlarlo. La tecnología es como formatear una computadora, formatear todo. Por tanto, el mundo de la existencia humana no tiene misterio ni fuente de significado. Heidegger dijo que, en la época de la tecnología, ¿por qué huyeron los dioses? Porque los dioses deben quedarse donde no se los pueda alcanzar. En su nivel más profundo, el pensamiento posterior de Heidegger nos obliga a reflexionar sobre muchos de los temas fundamentales de la supervivencia humana en la época de la tecnología. Porque en la época de la tecnología, las personas se enfrentan no solo a la huida de los dioses, sino también a importantes problemas éticos y morales que están estrechamente relacionados con nuestra vida particular. Heidegger nos preguntará si hay un campo que los humanos no puedan comprender y controlar. En un período posterior de su vida, creyó que el «ser» es la fuente de todos los pensamientos, y siempre debemos temblar ante él. Aunque el ser está más allá del alcance de nuestros pensamientos, todos nuestros pensamientos provienen de sus dones.

En una entrevista llamada «Sobre Heidegger y su filosofía», el profesor Wu Zengding del Departamento de Filosofía de la Universidad de Pekín, cree que, aunque el estudio de Heidegger en China se centró originalmente en Ser y tiempo, muchos estudiosos se han centrado en sus pensamientos posteriores, especialmente en pensamientos posteriores a las tradiciones del pensamiento chino tradicional. Otro ejemplo: la implicación de Heidegger con los nazis y otros problemas son ahora muy populares en los círculos académicos e ideológicos occidentales, los académicos chinos, aunque también están preocupados por estos temas, no los consideran las cuestiones más importantes del pensamiento de Heidegger.

Además, Wu Zhengding enfatizó en entrevistas que la importancia fundamental de Heidegger para los académicos chinos es que proporciona a los académicos chinos una referencia particularmente buena para comprender las tradiciones filosóficas occidentales. Los eruditos chinos creían inconscientemente que la civilización occidental progresaba de una luz a otra y de un progreso a otro: la antigua Grecia era el punto de partida y la modernidad era el final. Pero Heidegger ofrece la imagen opuesta del pensamiento. Pudo haberse pensado por igual en la época presocrática, durante la época de los griegos y los occidentales que en ese momento podrían haber tenido una comprensión más real y más profunda del «ser», pero la civilización moderna ha olvidado esta experiencia mental del «ser».

Además, Heidegger también es de gran importancia para los académicos chinos en la comprensión de la tradición ideológica de China. Por ejemplo, los eruditos chinos han utilizado el marco de la filosofía o metafísica occidental para comprender el pensamiento chino. Por lo tanto, los eruditos chinos siempre han dudado de que la filosofía existiera en la antigua China. ¿Existe la ciencia? ¿Existe la epistemología y la metafísica? Los eruditos chinos creen que parte del pensamiento chino es ética y otra parte es metafísica, pero no importa cómo se explique, no corresponde a la filosofía occidental, es decir, a la metafísica. Pero a los ojos de Heidegger, los académicos chinos sentirán que la metafísica occidental en sí misma puede ser problemática, y no hay necesidad de usarla como condición previa y estándar para comprender y explicar el pensamiento chino, o para complacer deliberadamente a una escuela o sistema occidental en particular.

Carl Schmitt es un teólogo, abogado, filósofo, sociólogo y teórico político alemán. Schmitt es una de las figuras más destacadas y controvertidas de la teoría jurídica y política del siglo XX, gracias a sus numerosos trabajos sobre el poder político y la violencia política ( Otro nazi, destacado por sus ideas fascistas y defensor y teórico de la dictadura nazi, un gobierno corrupto y criminal hasta el final de sus días).

En El concepto de lo político, Schmitt escribió que la diferencia clave en política es la diferencia entre amigos y enemigos. Esto es lo que separa la política de todo lo demás. El llamado judío a amar a sus enemigos encaja perfectamente con la religión, pero no se puede reconciliar con la política que siempre involucra vida o muerte. Los filósofos morales se preocupan por la justicia, pero la política no tiene nada que ver con hacer el mundo más justo. El intercambio económico solo requiere competencia, no extinción. La situación es diferente con la política. Schmitt dice: «La política es la confrontación más intensa y extrema». La guerra es la forma más violenta de política, e incluso si no hay guerra, la política aún requiere que trates a tus oponentes como hostiles a lo que tú crees.

Los conservadores le prestaron más atención a las opiniones políticas de Schmitt que los liberales. Schmitt cree que los liberales nunca se convirtieron en políticos. Los liberales tienden a ser optimistas sobre la naturaleza humana, pero «todas las verdaderas teorías políticas asumen que las personas son malas». Los liberales creen en la posibilidad de un gobierno neutral que pueda regular posiciones en conflicto, pero para Schmitt, dado que cualquier gobierno representa solo la victoria de una facción política sobre otra, tal neutralidad no existe. Los liberales insisten en que hay grupos sociales que no se limitan al Estado; pero Schmitt cree que el pluralismo es una ilusión porque ningún Estado real ha permitido que otras fuerzas, como la familia o la iglesia, se opongan a su poder. En resumen, los liberales están preocupados por las autoridades porque critican la política, no se involucran en política.

El profesor Xiao Bin señaló en su libro Del Estado, el mundo y la naturaleza humana a la política: construyendo el concepto político de Schmitt, que el hombre mismo es un ser peligroso. «Afirma que la política es un peligro para la gente». La siguiente pregunta que surge al participar en la política es explicar qué es la política, especialmente la naturaleza de la política. La supervivencia de la unidad nacional requiere como requisito previo una distinción entre enemigos y amigos. Una política basada en la separación de enemigos y amigos no es solo el destino inevitable de la unidad de la nación y el Estado, sino también la base de su existencia. Schmitt tiene una comprensión única de la naturaleza de la política: el estándar de la política es separar amigos y enemigos. De hecho, lo que llamamos política en realidad involucra la relación entre amigo y amigo, y la diferencia es la intensidad de la diferencia. Sin embargo, no podemos ignorar el hecho de los orígenes teológicos más secretos y misteriosos y el nacionalismo alemán tienen un nivel de criterio diferente para separar amigos y enemigos.

Cuando se trata de política tanto Oriente como Occidente hablan principalmente sobre la comprensión de la naturaleza humana. Schmitt también reconoció este punto: una cuestión fundamental en la filosofía política es el debate entre el «mal» o el «bien» en la naturaleza humana. En su libro El concepto de lo político, Schmitt sostiene que los seres humanos son inherentemente inciertos, impredecibles y siempre un problema sin resolver. La comprensión confuciana china de la naturaleza humana pone más énfasis en «desarrollar la mente». Occidente, que es muy diferente de Oriente en su temperamento espiritual, admira aún más la «filosofía espiritual». La civilización marítima única y la historia empresarial de Occidente han permitido que el conocimiento y la inteligencia penetren y dominen la política. En el conocimiento de Schmitt, «bueno» significa la existencia de lo «seguro», el «mal» significa el «peligro». El «peligro» trae vitalidad al mundo.

El punto de vista de Schmitt es que la política siempre está dominada por la necesidad de distinguir entre amigos y enemigos. Los amigos y los enemigos no se crean desde cero. Desde el punto de vista de la teoría del contrato social: en un estado de naturaleza, ya sea un estado pacífico de coexistencia pacífica entre personas o un estado de guerra cuando las personas viven juntas como lobos, los conflictos son inevitables. Marx entendió que el Estado se creó antes del antagonismo de clases y la política es producto de la lucha de clases. Sin embargo, Marx enfatizó la lucha de clases, y el objetivo final es eliminar las clases y eliminar la base económica creada por las clases. Marx demostró la posibilidad de la eliminación de las clases, es decir, la realización de la libertad y la liberación de toda la humanidad: el comunismo.

Desde el punto de vista anterior, la política surge de los conflictos humanos y los fenómenos políticos de la sociedad humana están inevitablemente asociados con los conflictos y la cooperación. Incluso si entiendes la política en términos de bondad y moralidad, como Aristóteles, no puede ocultar la existencia del mal. Debajo del bien supremo está la crisis del mal. El hombre es la existencia de la incertidumbre, el hombre es un animal político natural, y donde esté, habrá conflictos. En los conflictos inevitablemente habrá dos lados opuestos y la política no puede deshacerse del conflicto… Los dos aspectos del conflicto y la confrontación nos dan una base lógica para la división en amigos y enemigos.

Schmitt tiene una visión pesimista y negativa del mundo humano desde el punto de vista de la teología religiosa. El estado ideal de perfección existe solo en el Reino de Dios. Incluso la paz de Dios libraría inevitablemente de la enemistad y la contienda. Este misticismo pesimista destruye el carácter activo y optimista de las personas. Marx llamó a la religión el opio del pueblo. La vida política debe construirse sobre la base material de una época en particular. Aunque Schmitt atacó al marxismo, su filosofía política aparentemente no se deshizo de los grilletes de la teología. Esta búsqueda de la eternidad y la metafísica absoluta vincula la filosofía política con tradiciones teológicas misteriosas y enfatiza el estatus absoluto de los factores políticos. La visión política del enemigo y el amigo proporciona un método de argumentación y debilita la preocupación humanista que existe en la tradición de la filosofía política occidental.

La visión política de Carl Schmitt sobre los enemigos y amigos es clave para nuestra comprensión de su concepto político. Varias exposiciones, comparaciones e incluso argumentos en torno a los pensamientos políticos de Schmitt sobre los enemigos y amigos en la historia no son infundados. Según el entendimiento de Gao Quanxi, incluso lo llamó «un pensador lleno de mordeduras». Bajo el valor del nacionalismo, Schmitt entendió la política como enemiga del Estado nacional y luchó contra él. La idea de la teología política indica en un nivel más profundo que lo que distingue a los enemigos de Cristo y lucha contra ellos es la política. Según él, “la conexión sistemática entre premisas teológicas y premisas políticas es clara. Sin embargo, la participación teológica tiende a confundir los conceptos políticos porque lleva la división de enemigos y amigos al ámbito de la teología moral”. Con una visión tan pesimista de la naturaleza humana, no es difícil adoptar una actitud escéptica y celosa hacia la naturaleza humana. La declaración de la maldad sexual en un sentido existencial enfatiza que el contenido de las acciones humanas está completamente impulsado por impulsos, como los animales, y cree que esto es inevitable al final de todo, que proviene de su fe cristiana. La visión política de Schmitt sobre amigos y enemigos es una combinación de estos dos niveles.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Lo que dicen 1.500 estudios sobre el consumo de alcohol: no hay un uso moderado sin riesgo. Un megaestudio desmiente que haya un uso responsable del alcohol que genere beneficios y aboga por la ingesta “cero”

Ni hay un umbral seguro de ingesta de alcohol ni existe un tipo de bebida alcohólica menos perjudicial que otra. “El único consumo sin riesgo es el cero”. Así de tajante se muestra Iñaki Galán, investigador del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III, quien ha realizado un estudio de 1.500 investigaciones sobre el alcohol para llegar a esta conclusión y advertir sobre lo erróneo de los mensajes sobre uso “moderado” o “responsable”, el lema que acompaña a todos los anuncios de estos productos. “Lo que sabemos por la ciencia es que siempre hay riesgo”, advierte.

“No soy ningún fanático intransigente. A la conclusión se ha llegado tras dos años de trabajo con investigaciones publicadas durante dos décadas y el resultado es que no hay un consumo de alcohol sin riesgo”, asegura Galán tras publicar su estudio en la Revista Española de Salud Pública.

En el camino ha hallado unos 3.000 estudios que detallan supuestos beneficios de determinadas bebidas alcohólicas en el organismo, pero el investigador añade que son muestras experimentales en escenarios o circunstancias que no existen en la vida real. “Los mecanismos de acción de las bebidas alcohólicas relacionados con los potenciales efectos beneficiosos, extraordinariamente complejos debido a las numerosas vías involucradas, incluyen un aumento de la concentración de colesterol HDL, una disminución de la actividad plaquetaria y del fibrinógeno, así como un incremento de la sensibilidad a la insulina”, admite el estudio.

Sin embargo, según destaca Galán, los perjuicios son mayores y se generan desde consumos mínimos: “Las bebidas alcohólicas contienen elementos que son considerados carcinógenos de primer nivel y eso es irrefutable”. La Agencia Internacional de la Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) así lo certifica y coincide con el análisis español en que “no existe un límite seguro de exposición”. “Está fuera de duda que el consumo de alcohol puede producir, como mínimo, los siguientes tipos de cáncer: de boca, esófago, garganta (faringe y laringe), hígado, intestino grueso (colon y recto) y mama”, confirma el Código Europeo contra el Cáncer.

Además, los supuestos beneficios se pueden obtener por vías más eficaces y no dañinas. “La ingesta media de naranjas (35 gramos por día) o manzanas (41 gramos al día) aportarían concentraciones similares de polifenoles a las de una ingesta media de vino (36 mililitros), mientras que la ingesta media de pan (100 gramos al día) la duplicaría”, desvela el estudio.

Como fuente de resveratrol, con un potencial efecto antiinflamatorio, tampoco es válido el vino, ya que, según la investigación, “la dosis efectiva derivada de la ingesta de este producto no podría alcanzar nunca un efecto preventivo y la mayor parte de los efectos atribuidos a este compuesto provienen de investigación in vitro y experimentación animal, por lo que se necesita una mayor evidencia en humanos”.

Los daños se generan desde niveles mínimos de consumo y sus efectos perduran. Un reciente estudio de la Universidad de Finlandia Oriental descubrió que los cambios en el perfil de metabolitos del suero sanguíneo son visibles años antes de que un individuo sea diagnosticado con alguna de las enfermedades relacionadas con el alcohol, responsables del 5% de la morbilidad mundial, según la OMS.

Tampoco es válido que el alcohol forme parte de la dieta mediterránea y contribuya a los efectos beneficiosos de la misma. El estudio recuerda que la Mediterranean Diet Adherence Screener o la Mediterranean Diet Serving Score incluyen el consumo de un vaso de vino o cerveza al día como “importantes componentes de este patrón alimentario”. Sin embargo, según la investigación del equipo de Galán, “dos estudios que evaluaron la relación de este patrón de consumo de alcohol con el patrón de la dieta mediterránea encontraron una débil asociación”.

Por lo tanto, para Galán y el equipo que ha revisado los estudios (Lidia Segura, de la Agencia de Salud Pública de Cataluña; Javier Álvarez, de la Universidad de Valladolid, y Marina Bosque, de la Universidad Oberta de Cataluña), la conclusión no varía: ningún alcohol es menos perjudicial que otro y los mensajes de “moderación” y “uso responsable” no son más que, según señala el investigador del CNE, lemas que promueve la industria.

Y esa labor promocional a favor del consumo de alcohol tiene sus efectos. Un estudio realizado por un equipo de científicos del Centro de Investigación de Prevención del Instituto del Pacífico (California) concluyó que “la exposición a las campañas de comercialización del alcohol está asociada con el consumo del mismo por parte de los jóvenes”. El trabajo resalta que la exposición a estrategias promocionales del alcohol es efectiva y se ha observado “en las últimas cuatro décadas, en países de todos los continentes y con muestras pequeñas y grandes”.

Galán insiste una y otra vez en las conclusiones del estudio, en especial ante los mensajes de que un consumo moderado de ciertas bebidas no es perjudicial: “Si las personas toman alcohol, se suele recomendar que no sobrepasen ciertos umbrales: 20 gramos por día en hombres y 10 en mujeres, lo que equivale a dos medias copas de vino, un chupito o una caña. Pero los resultados señalan que no hay un nivel seguro. Lo mejor, en cuestiones de seguridad para la salud, es no consumir alcohol alguno, ya que no es posible recomendar una u otra bebida para manejar estos umbrales o un consumo moderado."

martes, 24 de noviembre de 2020

75 años de los juicios de Núremberg: ¿Qué revelaron los exámenes psicológicos que les hicieron a los nazis acusados?

Los juicios de Núremberg empezaron el 20 de noviembre de 1945 contra la cúpula nazi. Abajo a la izquierda, con lentes oscuros, está Hermann Göring, seguido de Rudolf Hess, los acusados de más alto rango.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la devastación fue tan enorme y los crímenes de guerra tan extensos que las fuerzas aliadas victoriosas determinaron que era necesario imponer algún tipo de castigo a los responsables de engendrar esa maquinaria de destrucción y exterminio contra la humanidad.

Hubo un tira y afloja entre los aliados sobre qué hacer con los líderes nazis capturados.

En un momento dado había quienes abogaban por ejecuciones sumarias, pero al final se consideró que un juicio realizado por un Tribunal Militar Internacional era importante para educar al mundo sobre lo que había sucedido.

Esos fueron los juicios de Núremberg, que se iniciaron un 20 de noviembre hace 75 años y terminaron el 1 de octubre del 1946.

Poco se sabe, sin embargo, de un extraordinario proceso de análisis psiquiátrico y psicológico de los prisioneros que se llevó a cabo paralelamente para tratar de encontrar los orígenes de su maldad.

Horas y horas de entrevistas, exámenes y observaciones generaron un sin fin de documentos que quedaron en el olvido y que en 2016 fueron rescatados en un libro titulado "Anatomía de la maldad: El enigma de los criminales de guerra nazis".

Su autor, el doctor Joel E. Dimsdale, profesor emérito de Psiquiatría de la Universidad de California en San Diego, habló con BBC News Mundo.

El Palacio de Justicia y la prisión de Núremberg habían sobrevivido el bombardeo aliado.

Núremberg fue escogida como sede de los juicios por su valor simbólico ya que esta ciudad en Baviera había sido escenario de los multitudinarios desfiles y mítines políticos de los nazis en la antesala de la Segunda Guerra Mundial.

Pero también había una razón pragmática: contaba con un Palacio de Justicia que milagrosamente había sobrevivido al bombardeo aliado y en el que se instalaría el Tribunal Militar Internacional, y una prisión anexa que permitía la segura reclusión y vigilancia de los acusados que serían enjuiciados.

El primer proceso fue contra 22 miembros de la cúpula nazi y, aunque los fallos estaban prácticamente cantados (12 de ellos fueron condenados a morir en la horca), también hubo un llamado para realizar una investigación psicológica de los prisioneros para tratar de entender el origen de su maldad y los motivos de los horrores que cometieron.

"Toda prisión cuenta con la presencia de un psiquíatra y un psicólogo para mantener el ánimo de los reclusos con el fin de que estén en capacidad de enfrentar sus juicios y participar en sus defensa", explica el doctor Joel Dismdale.

Pero en Núremberg sucedió algo extraordinario: el trabajo conjunto de dos analistas brillantes cuya obsesión, iniciativa y ambición personal los llevaron a emprender una investigación exhaustiva con innumerables horas de entrevistas, observaciones, tests y evaluaciones de cada uno de los acusados.

Por un lado estaba Douglas Kelley, un psiquíatra militar, experto de fama mundial en la pruebas Rorschach, un test de evaluación de personalidad basado en la interpretación que hace el paciente de una serie de láminas con manchas.

Kelley fue el primero en acceder a los líderes nazis, pero como no hablaba alemán, le asignaron un igualmente brillante psicólogo militar de padres judío-austríacos para asistirle: Gustave Douglas.

"Su trabajo los puso en contacto íntimo con personalidades de tal grado de maldad que algunos pensaban que había algo profundamente dañado en ellos, que tenían algún tipo de disfunción cerebral o enfermedad mental", dice el profesor Dismdale.

"Esa preocupación añadida a la magnitud de su maldad fue lo que forjó la investigación de su estado psiquiátrico y psicológico".

Las pruebas de Rorschach fueron uno de los métodos que se utilizaron para analizar a los criminales de guerra.

Diferencias y rivalidades profesionales
A pesar de que Kelley y Douglas eran colegas de trabajo, se detestaban mutuamente y desarrollaron una rivalidad muy competitiva sobre a quién pertenecía el trabajo realizado. También se enredaron en discusiones filosóficas sobre la naturaleza del mal y la interpretación de las pruebas Rorschach.

El psicólogo creía que los test demostraban que los acusados nazis eran "otros", seres cualitativamente diferentes al resto de humanos, mientras que el psiquíatra los veía más como unos arribistas profesionales dispuestos a hacer lo que fuera para avanzar su carrera pero sin nada particularmente monstruoso en su comportamiento".

Debido a esa competencia y su diferencia de opiniones, los resultados de las pruebas Rorschach quedaron prácticamente sepultados, hasta que el doctor Joel E. Dimsdale recibió una visita inesperada.

"Estaba en mi oficina en Harvard cuando llegó este hombre sin cita previa, golpeó y entró con un estuche para cargar armas", cuenta el profesor de psiquiatría. "Me preguntó: '¿Usted es Dimsdale?'. Le dije sí. Se sentó en mi sofá y me dijo 'Soy el verdugo. He venido por usted', y abrió el estuche y salieron una serie de documentos de la Segunda Guerra Mundial". El hombre resultó ser uno de los encargados de las ejecuciones en Núremberg.

El doctor Dimsdale había concentrado sus primeras investigaciones en los sobrevivientes de los campos de concentración, pero motivado por este "verdugo", decidió hurgar en archivos ocultos y clasificados sobre los resultados de los psicoanálisis de los criminales de guerra para entender lo que había pasado.

El profesor Joel E. Dimsdale hurgó en los archivos de Núremberg para estudiar a cuatro de los criminales de guerra nazis.

Los "cuatro del apocalipsis"
Todos los acusados de Núremberg presentaban casos igualmente interesantes. Pero para su libro "Anatomía de la maldad", Dismdale decidió estudiar a cuatro que eran diametralmente opuestos en términos de sus antecedentes, comportamientos y reacciones ante el juicio al que se los sometió.

Estos fueron Robert Ley, líder del Reich y jefe del Frente Alemán del Trabajo; Julius Streicher, fundador del diario antisemita Der Stürmer y parte central del aparato de propaganda nazi; Rudolf Hess, Führer suplente; y Hermann Göring, la figura más poderosa del Partido Nazi y canciller de Alemania tras la muerte de Hitler.

Lo que más sorprendió al doctor Dimsdale al estudiar a estos cuatro individuos es que la maldad no es monocromática.

"Tienen que ser monstruos. Eso es lo que queremos que sean" Joel E. Dimsdale
Profesor de Psiquiatría, Universidad de California, San Diego
"Se presume que todos estos fueron monstruos de la misma talla, pero el hecho es que tenían diferentes antecedentes, estilos interpersonales diferentes", expresa.

"Unos podían ser encantadores cuando les convenía, otros eran tan desagradables que hasta sus propios colegas los despreciaban. Me sorprendió que pudieran ser tan variados pero al mismo tiempo fueran igualmente responsables de hechos tan monstruosos".

Personalidad compleja
Robert Ley era el jefe del Frente Alemán de Trabajo y como tal controlaba el 95% de la fuerza laboral del país. Ordenó el asesinato de sindicalistas que no apoyaran al Partido Nazi y asistió en el establecimiento de fábricas de trabajo forzado. Era fanáticamente leal a Hitler y consideraba al Partido Nazi como "nuestra orden religiosa, nuestro hogar sin el cual no podemos vivir".

Pero tenía una personalidad compleja, ya que también abogaba por los derechos del trabajador, un salario equitativo para las mujeres y más tiempo de vacaciones.

En la Primera Guerra Mundial Ley sufrió una herida en la cabeza que lo dejó con un tartamudeo y tuvo un comportamiento errático por el resto de su vida, siendo propenso a enfurecerse de forma repentina. Sus problemas con el alcohol también fueron legendarios.

Durante sus interrogatorios en prisión fue bastante abierto y perspicaz con respecto a la derrota nazi. Aceptó que se le considerara un enemigo, pero se sentía humillado porque lo consideraban un criminal.

Al final reconoció su culpa y expresó remordimientos. A pesar de que los prisioneros estaban bajo observación 24 horas y había un control estricto sobre quiénes entraban en contacto con ellos, Ley logró quitarse la vida ahorcándose con una cuerda.

"Se hizo un análisis post mortem de su cerebro para ver si había alguna patología", comenta Dimsdale. "En resumidas cuentas se consideró que tal vez había unos cambios sutiles en el cerebro pero no se halló nada que llamara la atención".

Julius Streicher era un individuo tan desagradable que hasta sus colegas lo odiaban.

Uno de los acusados más singulares fue Julius Streicher. "Tal vez el más repugnante de los criminales de guerra", dice Dimsdale. Tenía fama de ser el más antisemita en el gabinete nazi -y había mucha competencia para ese título pero él era "lo peor de lo peor".

Su presencia en Núremberg no era la primera ante un tribunal. Se jactaba de haber sido enjuiciado múltiples veces por difamación, sadismo, violación y otros crímenes sexuales. No obstante, en sus entrevistas con el psiquíatra Kelley, le dijo que dormía muy bien en la cárcel debido a su "conciencia limpia".

Kelly lo consideró paranoico y cuestionó cómo este ser pudo mantener hechizados a miles de alemanes "sensatos". Por su parte, el psicólogo Gilbert lo describió como rígido, insensible y obsesivo.

En una ocasión se declaró sionista, dijo que amaba a los judíos y que pensaba que deberían vivir en su propio país, algo extraño en un hombre que durante décadas publicó los discursos antisemitas más violentos y rabiosos.

Mala hierba
En su libro, Joel Dimsdale dice que en otro contexto, Stricher hubiera sido considerado simplemente como una "mala hierba", argumentativo, violento, corrupto y depravado.

Antes de que se les pusiera la soga al cuello, a los condenados se les preguntaba su nombre. Streicher gritó desafiantemente: "¡Heil Hitler! ¡Usted conoce bien mi nombre!"

¿Fingiendo Locura?
Rudolf Hess se quejaba de que lo estaban tratando de envenenar.

El tercer líder nazi que Dimsdale estudió fue Rudolf Hess, el Führer suplente y uno de dos acusados sobre los que el tribunal dudó si tenía las condiciones mentales para enfrentar un juicio.

Hess fue un alto dirigente del Partido Nazi. Estuvo encarcelado con Hitler en los años 20 y le ayudó a escribir "Mi lucha". A pesar de su rara apariencia "cadavérica" y sus excentricidades fue un interlocutor popular en los famosos mítines nazis. El psicólogo Gilbert declaró que "tenía una devoción canina hacia Hitler".

Pero su influencia empezó a decaer y al comienzo de la guerra Hess voló secretamente a Inglaterra donde aterrizó en paracaídas con la intención de llegar a un acuerdo de paz con los británicos. Allí estuvo encerrado durante años en un hospital psiquiátrico.

Tras su traslado a Núremberg, se quejó constantemente de amnesia intermitente, de sufrir dolores y de que los Aliados intentaban envenenarlo porque estaban controlados hipnóticamente por los judíos.

Se comportó de forma tan rara que algunos cuestionaban si estaba fingiendo, así que trajeron a un equipo de psiquíatras de todo el mundo para entrevistarlo. "Algo andaba profundamente mal con Hess", señala el profesor Dimsdale, "pero no tan malo que no pudiera participar en su defensa".

El tribunal lo condenó a cadena perpetua en la prisión de Spandau, en Berlín, donde permaneció hasta agosto de 1987, cuando se ahorcó a la edad de 93 años.

Psicópata amigable
El doctor Dimsdale describe a Göring como "un hombre disoluto con un gusto por el lujo y el robo".

Finalmente, Hermann Göring fue el acusado de más alto rango en ser enjuiciado en Núremberg y el cuarto que estudió Dimsdale en "Anatomía de la maldad".

Göring fue presidente del Reichstag (Parlamento), fundador de la Gestapo (policía secreta), comandante en jefe de la Luftwaffe (Fuerza Aérea), coordinador de la Conferencia de Wansee (donde se diseño la "Solución Final" para el exterminio de los judíos) y el creador de los primeros campos de concentración.

Era altamente inteligente, imaginativo y a la vez brutal, con una completa indiferencia por la vida humana. Un adicto a los opiáceos con una personalidad exuberante, escribe Dimsdale en su libro. "Un hombre disoluto con un gusto por el lujo y el robo" y exageradamente corrupto. Saqueó piezas de arte a diestro y siniestro. Pero también era "simpático, amplio, excéntrico y divertido", indica el autor.

Un "psicópata amigable" fue como Gustave Gilbert lo describió. Su reacción hacia este acusado, como hacia los otros, era de "repugnancia", afirma Dismdale.

Antes de que fuera sentenciado, Göring le preguntó al psicólogo qué habían revelado sus test de Rorschach, y le contestó: "Sinceramente... aunque demuestran que usted tiene una mente activa y agresiva, no tiene las agallas para enfrentar su responsabilidad... eso mismo hizo durante la guerra, drogando su mente para no enfrentar las atrocidades... usted es un cobarde moral".

Douglas Kelly, por su parte, también pudo ver más allá de la encantadora personalidad de Göring, catalogándolo como un "individuo agresivo narcisista... dominado por una fijación en él mismo". Sin embargo, desarrolló sentimientos muy positivos en torno al prisionero, señala Dimsdale. "Se la llevaron divinamente. Göring inclusive le solicitó a Kelley que adoptara a su hija (no lo hizo)".

Göring estaba indignado por el hecho de que su ejecución no fuera ante un pelotón de fusilamiento, sino que tuviera que sufrir la humillación de ser ahorcado. Horas antes de subir al patíbulo, se suicidó mordiendo una cápsula de cianuro. Se especuló con que Kelly pudo haberle pasado el veneno como un gesto de compasión.

Contratransferencia
Las distintas percepciones de Gilbert y Kelly sobre los acusados pueden ser causadas por la posible "contaminación" que puede afectar a los especialistas por su contacto cercano con el paciente. El fenómeno se llama contratransferencia.

"Cuando te sientas con alguien durante horas y horas, algo se te unta como terapeuta", explica el doctor Joel Dimsdale. "Todos tenemos sentimientos cuando interactuamos. Podemos no saber nada del sujeto (que analizamos) pero algo en su voz o cómo se porta nos recuerda a alguien que conocimos en el pasado y hacemos una transferencia de cómo nos hace sentir. Algunas veces son sentimientos positivos, otras veces muy negativos".

Como anécdota inquietante, Dimsdale resalta que Douglas Kelly tuvo una carrera bastante activa durante los siguientes diez años después de los juicios. Impartió innumerables seminarios sobre el tema, se destacó como profesor de criminología en la Universidad de California, Berkeley, rodeado de objetos recopilados en Núremberg. Su ritmo de trabajo era intenso, así como su alcoholismo e irritabilidad. En año nuevo de 1958, tras un ataque de furia, se suicidó en frente de su familia con cianuro.

"Tuvo que haber algo inusual en sentarse en una prisión con estos criminales de guerra", afirma el doctor Dimsdale. "Eran celdas pequeñas, húmedas, oscuras. Ambos se sentaban en un pequeño catre a hablar interminablemente, en entrevistas, con tests psicológicos y uno apenas se puede imaginar el sentido de horror de estos psicólogos y doctores de estar lado a lado de quienes habían perpetrado actos terribles".

No obstante, también les molestó que no hubieran podido encontrar una definitiva "marca de Caín" en estos criminales de guerra, dice el profesor de psiquiatría. "Creo que les sorprendió que no estuvieran sentados al lado de monstruos".

Resultados ocultos
Tal vez por eso y por las conclusiones distintas a las que llegaron Kelly y Gilbert, los resultados de las pruebas de Rorschach de los líderes nazis esencialmente se ocultaron. En épocas diferentes hubo intentos por revivir el interés pero ninguno de los analistas que recibieron las pruebas quiso responder sobre lo que veían.

Décadas más tarde, una psicóloga llamada Molly Harrower decidió hacer una prueba ciega con los resultados. Primero borró los nombres que identificaban a qué criminal de guerra pertenecían los resultados y los mezcló con los resultados de otras personas incluyendo pastores religiosos, estudiantes de medicina, enfermeras, ejecutivos y delincuentes juveniles. Luego los envió a expertos pidiéndoles que los ordenaran en grupos diferentes.

"Básicamente, en la interpretación ciega, no hubo diferencias palpables entre los criminales de guerra y el resto", contó Dimsdale a BBC Mundo. "El resultado de ese experimento no reveló nada en cuanto a las características psicológicas de los líderes nazis".

Hoy en día, las pruebas de Rorschach no se usan mucho, según Dimsdale. Desde los 80 se hacen entrevistas de diagnóstico psiquiátrico y se cuenta con un Manual de Diagnóstico Estadístico para el estudio y tratamiento de trastornos mentales que se actualiza anualmente.

"En el campo de la neurociencia se realizan trabajos con respecto al cerebro y el comportamiento", comenta el profesor. "Hay imágenes cerebrales que se pueden presentar ante los tribunales como una forma de defensa para argumentar que la persona acusada no es mala pero que tiene un cerebro defectuoso y así lograr algún tipo de clemencia. Este tipo de cosas pasarán más en el futuro, serán tema de debate en los tribunales", afirma.

"Hubiera sido más cómodo concluir que había algo absolutamente, definitivamente singular, profundamente malvado, patognomónicamente horrible con estos líderes nazis", dice.

"Tienen que ser monstruos. Eso es lo que queremos que sean. Si son algo menos que eso, nosotros tenemos que enfrentar el interrogante de '¿Qué hubiera hecho yo?¿Hubiera llegado tan lejos?' Esa es una muy dolorosa e inquietante pregunta para la gente".

lunes, 23 de noviembre de 2020

De Medina Sidonia a Goytisolo: las casas y las fortunas que se levantaron en España con el dinero de la esclavitud

Centenares de españoles levantaron sus fortunas, compraron títulos nobiliarios y construyeron sus palacios con el dinero que obtuvieron con la trata o con la mano de obra esclava

El palacio de Sobrellano en Comillas, construido por Antonio López, marqués de Comillas. |ALAMY STOCK PHOTO 15 JESÚS A. CAÑAS | IDOIA SOTA 14 NOV 2020 - 10:14 CET

“Yo no tengo corazón para tener a alguien privado de libertad”. Cuentan las crónicas que Pedro de Guzmán y Pacheco, XIV duque de Medina Sidonia, contestó así a su madre cuando esta le ofreció una joven esclava negra como regalo. Hoy parece una respuesta lógica, pero en el siglo XVIII era extemporánea tanto en el tiempo que le tocó vivir al noble como en la ciudad en la que tenía uno de sus palacios, Sanlúcar de Barrameda, tan acostumbrada de antaño a la presencia de esclavos que hasta un marinero podía permitirse tener uno.

La esclavitud en España pasó de la normalización al silencio y después al olvido. Sin embargo, movimientos sociales como el #BlackLivesMatter han removido conciencias y provocado un cambio en la forma en que miramos los monumentos históricos y nos invitan a poner sobre la mesa un pasado no siempre tan brillante como su arquitectura. En nuestro país muchos de estos edificios están relacionados directa o indirectamente con la trata de esclavos o con los negocios que florecieron gracias a la mano de obra esclava. Los herederos de este legado han sido en ocasiones los principales interesados en reconciliarse con su pasado.

Ya entonces la aparente concienciación de Pedro de Guzmán no oculta que parte de la fortuna de esta influyente familia vino del ingente tráfico esclavista que se vivió en el sur peninsular entre los siglos XV y XVIII. Los Medina Sidonia “usaban esclavos, aunque ellos mismos no traficaban”, explica Liliane Dalhman, historiadora, presidenta de la Fundación Medina Sidonia y viuda de la XXI duquesa, Luisa Isabel Álvarez de Toledo. Tampoco lo necesitaban. El enriquecimiento vino por la alcabala, un impuesto por el cual la casa se quedaba el 10% de cualquier venta que se produjese en su jurisdicción de Sanlúcar en un momento, el siglo XV, en el que el Guadalquivir era uno de los puntos centrales del comercio esclavista mundial, gracias a su posición geográfica privilegiada. Solo por la ruta atlántica, desde África hasta América, llegaron a trasladarse forzosamente a unas 12 millones de personas entre los siglos XVI y XIX.

Palacio de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz. | Palacio de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz. |ALAMY STOCK PHOTO El historiador Antonio Moreno Ollero está acostumbrado a encontrar en el valioso archivo de la Fundación Medina Sidonia multitud de referencias a los esclavos que vivían en el palacio. “Llegó a tener 50 hombres y mujeres”, cuenta el experto. Todos ellos atendían una opulenta residencia que hoy en día se conserva casi intacta, gracias a la cuidadosa restauración acometida por Luisa Isabel Álvarez de Toledo. El edificio es una rara avis para el estilo arquitectónico que se espera de un palacio sevillano (de planta cuadrada o rectangular, con un gran patio central, abierto y porticado, en torno al cual se articulan las estancias y jardines traseros). Este “se levantó en el siglo XV sobre un antiguo alcázar musulmán que condiciona la distribución”, explica Moreno.

El Salón de Embajadores del palacio de los duques de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, de 1640, es la última gran obra que se efectuó en la residencia.

El Salón de Embajadores del palacio de los duques de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, de 1640, es la última gran obra que se efectuó en la residencia.

La actual sede de la Fundación Medina Sidonia se erige de forma longitudinal sobre la parte alta de Sanlúcar. Con las rentas que obtenían, entre ellas las de la alcabala, se levantó tanto este edificio, como el que la familia tuvo en Sevilla, hoy desaparecido, en la actual plaza del Duque. La última gran obra del edificio de Sanlúcar es el fastuoso Salón de Embajadores, levantado en 1640. La sala conserva el techo de yeso con las armas del duque. “Sirve para distribuir dependencias”, describe Liliane Dalhman, actual moradora del palacio, de ahí sus seis puertas.

Sevilla: Pedro de Morga, el negrero receptor de la Inquisición
Con sus impuestos –que cesaron con el fin de su jurisdicción en Sanlúcar en 1645–, los Medina Sidonia se convirtieron, según cuenta Dalhman, en el punto de unión de dos ciudades, Cádiz y Sevilla, dedicadas al comercio de ultramar entre los siglos XVI y XVIII, en las que pocos eran los comerciantes que no estaban vinculados a la venta de esclavos. Catalanes, vascos, cántabros, asturianos o riojanos. Muchas de las grandes fortunas que se levantaron sobre la trata ejercieron su actividad comercial en Cádiz y Sevilla.

En la capital andaluza, la primera en despuntar en los intercambios con América, el banquero vizcaíno del siglo XVI Pedro de Morga destaca de entre todos aquellos que hicieron fortuna con el tráfico de personas, tal y como apunta el historiador vasco Javier Ortiz, autor de la tesis La comunidad vasca en Sevilla y la trata de esclavos (siglo XVI).

Plano de la casa-palacio de los duques de Medina Sidonia en Sevilla, hoy inexistente. Guarda la estructura típica que adoptaron para sus nuevas viviendas los comerciantes de esclavos en Cádiz.

“A ver quién se arriesgaba a llevarse mal con esa persona”, esgrime Ortiz. Comerciante y receptor de bienes de la Inquisición –"era quien confiscaba las propiedades a los condenados"–, De Morga llegó a hacerse con varias fincas contiguas en el sevillano barrio de Santa Cruz. Una de ellas ha llegado hasta hoy con sus rasgos de palacete renacentista prácticamente intactos e integrado en la clausura del convento carmelita de San José desde 1576. Santa Teresa de Jesús compró a De Morga el edificio, del que destaca su patio de dos plantas con esbeltas columnas y sus artesonados mudéjares.

Más rural es el estilo de la Hacienda de Bertendona, que adquirió en Dos Hermanas Jimeno de Bertendona, socio de De Morga. “Muchos de los que hicieron fortuna con el comercio de esclavos fundaron después mayorazgos”, cuenta Ortiz. La hacienda, con un patio grande pavimentado con cantos rodados, se destinó al almacén de aceitunas, según la descripción de edificios singulares del ayuntamiento.

Hacienda de Bertendona, de Jimeno de Bertendona, socio de Pedro de Morga. |MELERO MELERO, MARÍA LUISA / INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO

La tipología de casa-palacio sevillana de De Morga fue la que el comerciante gaditano adaptó para sí cuando tomó el testigo como potencia del comercio de ultramar, a partir del traslado a Cádiz de la Casa de la Contratación en 1717.

Cádiz: los nobles que morían pobres
De los burgueses gaditanos dedicados al comercio con las Indias se decía que se pasaban buena parte de su vida persiguiendo vivir bien y hacerse con un título nobiliario, pero que acababan muriendo pobres. En ese anhelo, el empresario de Cádiz construyó notables palacetes neoclásicos de hasta cuatro plantas en las que la planta baja y la entreplanta se dedicaban a mercancías y oficinas, la principal se destinaba a las estancias nobles y la superior y la azotea, al servicio. Muchas de estas casas, tal y como quedan descritas en Cádiz: guía artística y monumental, de los hermanos Alonso de la Sierra, estaban coronadas de torres-miradores, esbeltos salientes que servían para controlar la entrada y salida de barcos desde el puerto.

La casa de las cuatro torres de Cádiz es un ejemplo de la arquitectura típica de los cargueros de Indias, con una gran patio interior y torres vigías. En la imagen, vista de una de las torres desde la ventana de una habitación del hotel que hoy ocupa el edificio. |HOTEL DE LA CASA DE LAS CUATRO TORRES

El mobiliario, en buena parte de caoba americana, habla de ese hedonismo que sorprendía incluso a los nobles venidos de Madrid, como recuerda en sus memorias el político del XIX Antonio Alcalá Galiano. Todo ese esplendor era evidente en grandes fortunas como las de Pedro Colarte, un comerciante de origen flamenco, que falleció en 1701 con una inmensa herencia, en la que se contaban 15 fincas y siete esclavos “con edades comprendidas entre los 14 y los 60 años”, como recoge su testamento.

El comercio de personas en el Cádiz de esos años conecta a diversas personalidades. “Quien más o quien menos, muchos estaban relacionados”, apunta el historiador Arturo Morgado. Así es como se cuela el nombre del marquesado de Purullena en la fundación de la Compañía Gaditana de Negros, creada en septiembre de 1765, primera sociedad de este tipo surgida en España. Aunque siete años después fue a la quiebra, sus escrituras sirven para saber que José Ortuño, sobrino del VII marqués de Purullena y consorte de la única hija de este, se embarcó en tal empresa.

Palacio Purullena.
El palacio de los Purullena, en El Puerto de Santa María, sigue siendo hoy una de las muestras de arquitectura doméstica más sobresalientes de la localidad. El VII marqués, Agustín Ortuño-Ramírez, fue el responsable de adquirir el edificio a los anteriores propietarios y darle la apariencia actual. “Es uno de los pocos palacios que tenían una decoración rococó tan exuberante”, recuerda el historiador local Miguel Ángel Caballero.

Escalera central de estilo imperial del palacio de los Purullena. | CONCEJALÍA DE PATRIMONIO HISTÓRICO

Los descendientes, entre ellos su sobrino e hija, mantuvieron y ampliaron el patrimonio de esa casa, que, como toda vivienda de comerciante que se precie, se articula en torno a un patio abierto del que parte una gran escalera –en este caso, de estilo imperial–, tan espacioso como para ser útil a la entrada y salida de mercancías, tan lujoso que pudiese servir para recibir a un embajador.

Cantabria: de Antonio López al omnipresente marqués de Comillas
Ya en el siglo XIX –ilegalizado el tráfico de esclavos en España, aunque no la esclavitud, a partir de un acuerdo con Reino Unido en 1817–, el cántabro Antonio López y López terminó eligiendo Cádiz como sede de operaciones para incrementar su fortuna y hacerse un nombre a su regreso de Cuba. La historia de este conocido esclavista tiene varias versiones, según apunta el historiador de la Universidad Pompeu Fabra especializado en la esclavitud en el siglo XIX Martín Rodrigo y Alharilla. “Su madre enviudó cuando sus hijos eran pequeños, lo que induce a pensar que creció con pocos recursos económicos”, explica. “Pero cuando Antonio se encontraba en Cuba y aún no era un rico empresario, su hermana se casó con un notario en Comillas, lo que a la gente del pueblo le hace sospechar que en realidad tenían una buena situación”.

Al morir su marido, Antonia López de Lamadrid se empleó como limpiadora en la casa de una familia potentada en Comillas, los Fernández de Castro. Según el archivo de esta familia, Antonio López se embarcó de urgencia a Cuba tras verse envuelto en una reyerta callejera. “O también pudo ser para evitar el servicio militar”, matiza Rodrigo y Alharilla. Cuentan las crónicas de la época que Antonio López malvivía con los ingresos de un baratillo que había montado en Santiago de Cuba, hasta que se prometió con la hija del propietario del local que alquilaba, un catalán de dinero. De modo que “entre la dote de la joven Luisa Bru Lassús y la inversión de su suegro en el negocio, la economía de Antonio López comenzó a despuntar”.

Pasillo del palacio del marqués de Comillas en Barcelona, que luego fue la sede de la Compañía de Tabacos de Filipinas, de la que la familia era propietaria, y hoy es el hotel 1898.HOTEL 1898

La boda se celebró en Barcelona, donde, al poco, compró en la Rambla el Palacio Moja, una casa señorial de estilo neoclásico. Este edificio del arquitecto José Mas Dordal, autor también de la basílica de La Merced, se convirtió en la casa familiar hasta que se terminaron las obras, a pocos metros, del majestuoso palacio colonial que Antonio López encargó al arquitecto Oriol Mestres. Años más tarde, la familia decidió transformar el edificio en la sede de la Compañía General de Tabacos de Filipinas. Hoy lo ocupa el lujoso Hotel 1898.

En Cádiz comenzó con una compañía naviera que cubría la ruta Cádiz-Marsella, que con la guerra de África (1859-1860) se transformó en la compañía oficial para llevar el correo y pertrechos a las Antillas españolas. El Banco de Crédito Mercantil, el Banco Hispano Colonial, la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte, la Compañía Trasatlántica Española, plantaciones de tabaco en Cuba y en Filipinas y, por supuesto, esclavos... La reputación de Antonio López y López crecía al ritmo de sus negocios y Alfonso XII le otorgó el título de marqués de Comillas, con estatuas en su honor en Cádiz, Comillas y Barcelona (el ayuntamiento de Ada Colao la retiró en 2018).

Palacio de Sobrellano, en Comillas. / GETTY IMAGES

Además del patrimonio arquitectónico que dejó en Barcelona (promovió también la urbanización del Ensanche), el marqués se construyó en su ciudad natal el Palacio de Sobrellano, una fantasía neogótica de aires venecianos del arquitecto historicista catalán Joan Martorell, con muebles de Antonio Gaudí y Eduardo Llorens y esculturas de Joan Roig.

A 60 kilómetros, en Santoña, construyó su palacio Juan Manuel Manzanedo, marqués de Manzanedo y duque de Santoña, “amigo de la infancia de Antonio López, que también se dedicó al comercio de esclavos”, según revela Rodrigo y Alharilla. “Fue el primer presidente de la Cámara de Comercio de Santander y montó una naviera que se llama Pérez y García, que aún funciona”.

Palacio del marqués de Manzanedo en Santoña.

El palacio de Manzanedo, del arquitecto Antonio Ruiz de Salces, es uno de los centenares de ejemplos de arquitectura indiana que se extienden por la cornisa cantábrica. De planta casi cuadrada, estilo neoclásico y con su característica palmera en la entrada, el de Santoña era el palacio de veraneo de la familia, que se estableció en Madrid a su regreso de Cienfuegos (Cuba) en 1853, donde Manzanedo fue el principal promotor de la Puerta del Sol y del barrio de Salamanca.

La misteriosa fortuna de los indianos de Asturias
Poco se sabe de la relación de sus vecinos asturianos con la esclavitud, pese a la proliferación de palacios de indianos, símbolo de las fortunas hechas desde cero en Cuba. “Es un aspecto que hemos estudiado poco en Asturias”, admite el historiador Francisco Erice, autor del libro Los asturianos en Cuba y sus vínculos con Asturias. “Es posible que muchos de los indianos adinerados tuvieran esclavos, pero no se sabe cuántos ni quiénes”.

El archivo de indianos situado en La Quinta Guadalupe, en Colombres, tampoco guarda ninguna documentación que relacione la emigración asturiana con la esclavitud. “Estaba la compañía Noriega, Olmos y Cía., del empresario asturiano José Noriega y su socio Francisco Olmos”, apunta Martín Rodrigo y Alharilla. N.O.C. dirigía La Compañía Territorial Cubana y fueron de los mayores accionistas fundadores del Banco Español de la Isla de Cuba. Pero la crisis de 1857 llevó a la empresa a la quiebra y la pista de Noriega se pierde desde ese momento.

Palacio del marqués de Argudín en la calle Goya de Madrid. Este conocido esclavista de origen asturiano financió buena parte de la promoción urbanística de la Puerta del Sol y del barrio de Salamanca en Madrid. Palacio del marqués de Argudín en la calle Goya de Madrid. Este conocido esclavista de origen asturiano financió buena parte de la promoción urbanística de la Puerta del Sol y del barrio de Salamanca en Madrid. Más conocida es la historia de los marqueses de Argüelles y de Argudín. En 1864, José Antonio Suárez Argudín, un funcionario colonial nacido en Cuba pero cuyo padre había nacido en Soto del Barco, fue acusado de apropiarse de 140 “negros bozales” de un alijo ilegal. Asegura Erice en su libro que Argudín llegó a merecer el “poco honroso título del mayor traficante de esclavos del mundo”. Llegado a España construyó su palacio en la calle Goya de Madrid.

Ramón de Argüelles, gran propietario de esclavos y tratante, acabó siendo un reconocido empresario en La Habana, con tantos títulos que lograron tapar su pasado negrero. El palacio de la marquesa de Argüelles en Llanes guarda ese estilo colonial neoclásico de los palacios indianos.

El palacio de la marquesa de Argüelles, en Llanes. |TURISMO DE ASTURIAS

País Vasco: Zulueta, el negrero más importante de Cuba
“El legado arquitectónico relacionado con la esclavitud en España viene sobre todo de la inmigración de retorno de Cuba en el siglo XIX”, explica Rodrigo y Alharilla. Son estas fortunas las que sembraron de escuelas, hospitales y obras de beneficencia el norte de España.

El ejemplo más grandilocuente es la Universidad de Comillas que Antonio López donó a la ciudad. Pero hay muchos más. Como el Hotel Portugalete u Hotel del Puente colgante, que legó el empresario vizcaíno Manuel Calvo y Aguirre a la ciudad de Portugalete para que con sus beneficios se alimentara a los pobres. Calvo llegó a ser vicepresidente de la Compañía Trasatlántica Española del marqués de Comillas, con quien trabajó también en el Banco Hispano Colonial.

A la izquierda, el edificio neoclásico azul de estilo indiano junto al puente colgante que cruza la ría de Portugalete.HOTEL DEL PUENTE COLGANTE

La relación del portugalujo con la esclavitud queda reflejada en el Diario de la Marina, según indica Jon Ander Ramos Martínez en su trabajo Manuel Calvo y Aguirre, una eminencia en la sombra: “Poniendo a uno sobre otro, hombro y pie, los negros importados por Calvo de la costa de África [...] pasarían el límite de la atmósfera terrestre”. Calvo formó parte de la delegación cubana de la Junta Protectora de Inmigración (pónganse todas las comillas a “Inmigración”, en un momento en el que el comercio de personas empezaba a estar mal visto).

Aunque “el negrero más importante de Cuba”, señala Rodrigo y Alharilla, “fue el alavés Julián Zulueta y Amondo”, alcalde de La Habana y marqués de Álava, quien aprovechó su cargo para lucrarse con sus negocios privados. De aquella fortuna que amasó con el tráfico de personas queda en Vitoria el palacio Augustin-Zulueta, un edificio de estilo ecléctico declarado en 1962 Monumento Histórico-Artístico, que se construyó para el matrimonio formado por su hija Elvira Zulueta y Ricardo Augustín, y hoy convertido en Museo de Bellas Artes, en el que además se hacen representaciones de la vida del negrero Julián Zulueta.

En el palacio Augustin-Zulueta, actual Museo de Bellas Artes de Vitoria, se realizan representaciones de la vida del negrero Julián Zulueta y Amondo.

Desde su hangar en el puerto de La Habana envía a España azúcares y otros productos de ultramar; de regreso, mercancías provenientes de Europa y de África. Cuando se trataba de personas, el desembarco se producía al abrigo de la noche.

Temerosos por un comercio de personas que ya se acababa, otros muchos de los españoles en las colonias decidieron regresar a lugares de industria pujante, como Cataluña, para invertir el dinero ganado en sus campos de azúcar o algodón, mantenidos con mano de obra esclava.

Cataluña: la cara B del desarrollo industrial
El marqués de Comillas fue solo uno de los potentados negreros que destacaron en la sociedad catalana moderna. La región se convierte en uno de los ejemplos de la importancia que España adquirió en el tráfico de personas en el siglo XIX, después de que Inglaterra lo prohibiera en 1807 y comenzara a presionar internacionalmente para evitar este comercio. “En teoría, en 1817, los españoles ya no podían traficar. Las autoridades lo encubrían con supuestos barcos de vacío o que salían a otros destinos. Descargar 400 esclavos sin que nadie se dé cuenta no es fácil”, asegura Gustau Nerín historiador especializado en el colonialismo español en África.

Aunque los estudios de Nerín y otros expertos han arrojado mucha luz a la trata de estos años, el también antropólogo cree que aún hay mucho margen para nuevos descubrimientos: “Sabemos que el tráfico de esclavos influyó en el urbanismo de las ciudades españolas. Pero es arriesgado decir aún que tuviese un gran impacto”. Lo que el historiador da por seguro es que se dejó sentir en barrios barceloneses como el Eixample, donde notables comerciantes adquirieron o promovieron la construcción de decenas de edificios, como es el caso del cántabro Antonio López o de la familia Goytisolo, ascendientes de los escritores.

No está claro que la familia Goytisolo se dedicase al tráfico de esclavos, apunta el historiador Martín Rodrigo y Alharilla, “pero sí se sabe que tuvieron centenares de ellos trabajando en las fincas de azúcar”. A su regreso a España, el patriarca no quiso recalar en Lekeitio, de donde era natural. “Su descendiente, el escritor Juan Goytisolo, dijo que fue porque era hijo bastardo de un carpintero del pueblo”. Así que se instaló en Barcelona y, “en un momento determinado, fue el principal propietario del Ensanche. En la ciudad dejó dos edificios, uno en la calle Pelayo y otro en el número 46 del Paseo de Gràcia”.

Los Goytisolo emparentaron con los Taltavull, una familia de origen menorquín con negocios en Cuba, entre ellos plantaciones de azúcar en las que trabajaban esclavos. El matrimonio, abuelos del escritor, se construyó un palacio morisco en el Eixample, que ya no existe, para el que según el autor de Los Goytisolo, Miguel Dalmau, se inspiraron “lejanamente en el modelo de la Alhambra de Granada”.

Aunque Eusebi Güell no tuvo relación directa con el tráfico de esclavos, el Palacio Güell, obra de Antoni Gaudí, se construyó con la fortuna amasada tanto por su padre, Joan Güell, conocido esclavista, como por Antonio López, marqués de Comillas, su suegro.MURAT TANER / AGENCIA GETTY / GETTY IMAGES

Sí se mantiene en pie el Palacio Güell, que mandó construir Eusebi Güell i Bacigalupi, mecenas de Gaudí e hijo del empresario y político Joan Güell i Ferrer, vinculado a la trata en la investigación Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX). Eusebi Güell se casó con Isabel López Bru, hija del marqués de Comillas, un matrimonio que prueba la relación que los grandes esclavistas españoles en las colonias mantuvieron a su regreso a España, cuya fortuna permitió vivir a generaciones enteras.

Recreación del primero daguerrotipo hecho en España, de 1839, en el que se ve la Casa Xifré.

También han quedado las promociones inmobiliarias de Josep Xifré, que desembarcó en la plaza de Palau para construir un imponente conjunto de cinco edificios recorridos por una zona baja porticada, en una manzana conocida hoy como la Casa Xifré o Los Porxos d’en Xifré. Las representaciones del Comercio, la Industria, la Marina, Mercurio, Neptuno y América decoran una fachada coronada por un reloj. Aunque el exterior que da a la plaza y al paseo Isabel II tienen un aspecto homogéneo, su interior está compartimentado como casas independientes.

Mientras Xifré levantaba su inversión inmobiliaria procedente del dinero negrero, los hermanos Vidal-Quadras –ascendientes del político del PP catalán Alejo Vidal-Quadras– hicieron lo mismo en 1839 con idéntico origen de su liquidez. Escogieron también el paseo de Isabel II para levantar una manzana entera proyectada por Antoni Rovira Riera, en la que también siguieron el esquema compositivo de pórticos, en los que ubicaron la sede de su Casa de Banca.

Además de los Porxox de Vidal-Quadras, la familia se construyó un chalé en la Avenida de Vallvidriera en Barcelona. Se trata de un diseño modernista de estilo historicista del arquitecto Miquel Madorell i Rius.

Los Vidal-Quadras invirtieron parte de su patrimonio en Sitges. Es en estas zonas de la costa donde las fortunas indianas –con dinero procedente del mercado negrero o no– dieron más rienda suelta a la exportación de elementos de la arquitectura colonial, bien sea en la reforma de casas existentes o en levantar edificios de nueva planta. En zonas urbanas como Barcelona se dejaron influir por corrientes neoclásicas, modernistas –las mayoritarias– o novecentistas, la suma de las dos anteriores. Bien de una forma más profusa o recatada, tanto las fincas costeras como las urbanas, destacan por sus fastuosas escaleras y por murales que, en no pocas ocasiones, rememoran escenas del Caribe, como playas paradisíacas o jardines y plantas exóticas, como explica la Red de Municipios Indianos de Cataluña.

Es en estas 11 localidades o en la misma capital donde aún queda mucho por estudiar de la vinculación entre estos indianos y el origen de su fortuna. “Focalizarlo en una persona es como buscar un chivo expiatorio para no culpabilizar al resto cuando había una connivencia masiva. Parecía que era un tema intocable, pero ahora hay interés. Estas investigaciones deben ir asociadas a una reflexión colectiva y vinculada a los derechos de la alteridad”, reflexiona Nerín.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Qian Xuesen: la tremenda metida de pata de EE.UU. que amenaza su supremacía en el espacio (y en la Tierra)

En Shanghái hay un museo completo que contiene 70.000 artefactos dedicados a un hombre, "el científico del pueblo" Qian Xuesen.

Qian es el padre del programa espacial y de misiles de China.

Su investigación ayudó a desarrollar los cohetes que lanzaron el primer satélite de China al espacio; los misiles, se convirtieron en parte del arsenal nuclear del gigante asiático.

Por eso es venerado como un héroe nacional.

Pero en otra superpotencia, en la que estudió y trabajó durante más de una década, sus importantes contribuciones rara vez se recuerdan.

Superdotado
Qian nació en 1911, cuando la última dinastía imperial de China estaba a punto de ser reemplazada por una república.
Sus padres tenían una buena educación y su padre, después de trabajar en Japón, estableció el sistema educativo nacional de China.

Era evidente desde una edad temprana que Qian era un superdotado, y finalmente se graduó como el mejor de su clase en la Universidad Jiao Tong de Shanghái, ganando una excepcional beca para el Instituto de Tecnología de Massachusetts en Estados Unidos (MIT, por sus siglas en inglés).

En 1935, el joven, esbelto y bien vestido, llegó a Boston.

Por su evidente inteligencia, se ganó una beca para estudiar en el MIT.

Qian pudo haber experimentado algo de xenofobia y racismo, dice Chris Jespersen, profesor de historia en la Universidad de North Georgia.

Pero había "también un sentimiento de esperanza y fe en que China [estaba] cambiando de manera fundamentalmente significativa", y ciertamente habría estado entre las personas que respetaban sus conocimientos.

Chiflados y fantasiosos
Del MIT, Qian se trasladó al Instituto de Tecnología de California (Caltech), para estudiar con uno de los ingenieros aeronáuticos más influyentes del momento: el emigrado húngaro Theodore von Kármán.

Allí, Qian compartió una oficina con otro científico prominente, Frank Malina, quien era un miembro clave de un pequeño grupo de innovadores conocido como Suicide Squad o Escuadrón Suicida.

El grupo se había ganado este apodo por sus intentos de construir un cohete en el campus, y porque algunos de sus experimentos con sustancias químicas volátiles salieron muy mal, le explicó a la BBC Fraser Macdonald, autor de "Escape from Earth: A Secret History of the Space Rocket".

Aunque subraya que nadie murió.

Un día, Qian se vio envuelto en una discusión de un problema matemático complicado con Malina y otros miembros del grupo y pronto se volvió parte integral de él, produciendo una investigación fundamental sobre la propulsión de cohetes.

En ese momento, la ciencia espacial era "cosa de chiflados y fantasiosos", dice Macdonald.

"Nadie se tomaba en serio; ningún ingeniero con inclinaciones matemáticas habría arriesgado su reputación diciendo que ese era el futuro".

Pero eso cambió rápidamente con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

El escuadrón en la guerra
El Escuadrón Suicida llamó la atención del ejército de EE.UU., que pagó por la investigación del despegue asistido por jet, en el que se ponían propulsores en las alas de los aviones para permitirles despegar desde pistas cortas.

La financiación militar también ayudó a establecer el Jet Propulsion Lab (JPL) en 1943, bajo la dirección de Theodore von Kármán.

Qian, junto con Frank Malina, estaba en el corazón del proyecto.

Como la República de China era un aliado de Estados Unidos, no había problema con que un científico chino fuera clave del programa espacial estadounidense.

Qian recibió autorización de seguridad para trabajar en la investigación de armas clasificadas e incluso sirvió en la Junta Asesora Científica del gobierno de EE.UU.

Al final de la guerra, era uno de los principales expertos del mundo en propulsión a chorro, y fue enviado con Theodore von Kármán en una misión extraordinaria a Alemania, ocupando el rango temporal de teniente coronel.

Su objetivo era entrevistar a ingenieros nazis, incluido Wernher von Braun, el científico de cohetes más importante de Alemania. Estados Unidos quería saber exactamente qué sabían los alemanes.

Pero a finales de la década, la brillante carrera de Qian en EE.UU. se detuvo repentinamente y su vida comenzó a desmoronarse.

Los malos
En China, el presidente Mao declaró la creación de la República Popular comunista en 1949, y rápidamente los chinos empezaron a ser vistos en Estados Unidos como "los malvados", dice Chris Jespersen.

"En EE.UU. pasamos por períodos en los que estamos enamorados de China, luego sucede algo y lo vilipendiamos", le dice a la BBC el historiador.

Mao proclamando el establecimiento de la República Popular de China el 1 de octubre de 1949
Los acontecimientos en su tierra natal frenaron a su vida en EE.UU.

El nuevo director del JPL llegó a creer que había una red de espías en el laboratorio y compartió sus sospechas sobre algunos miembros del personal con el FBI. "Observó que todos eran chinos o judíos", dice Fraser Macdonald.

La Guerra Fría estaba en marcha y las cazas de brujas anticomunistas de la era McCarthy estaban a la vuelta de la esquina.

Fue en esa atmósfera que el FBI acusó a Qian, Frank Malina y otros de ser comunistas y una amenaza para la seguridad nacional.

Sus culpas
Los cargos contra Qian se basaron en un documento de 1938 del Partido Comunista de Estados Unidos que mostraba que había asistido a una reunión social que el FBI sospechaba que era una reunión del Partido Comunista de Pasadena.

Aunque Qian negó ser miembro del partido, una nueva investigación indica que se unió al mismo tiempo que Frank Malina en 1938.

Pero esto no lo convierte necesariamente en marxista: ser comunista en este momento era una declaración de antirracismo, aclara Fraser Macdonald.

El grupo quería resaltar la amenaza del fascismo, dice, así como el horror del racismo en Estados Unidos. Usaban las reuniones comunistas para discutir campañas contra, por ejemplo, la segregación en la piscina local de Pasadena, en las que había una tarde reservada para los negros. Esa noche, lavaban la piscina para que los blancos pudieran usarla tranquilos el resto de la semana.

Zuoyue Wang, profesor de historia en la Universidad Politécnica del Estado de California, Pomona, señala que no hay evidencia de que Qian haya espiado para China o haya sido un agente de inteligencia cuando estuvo en Estados Unidos.

Sin embargo, fue despojado de su autorización de seguridad y puesto bajo arresto domiciliario. Los colegas de Caltech, incluido Theodore von Kármánn, escribieron en vano al gobierno alegando la inocencia de Qian.

En 1955, cuando Qian había pasado cinco años bajo arresto domiciliario, el presidente Eisenhower tomó la decisión de deportarlo a China.

El científico partió en barco con su esposa y dos hijos nacidos en Estados Unidos y les dijo a los reporteros que nunca volvería a poner un pie en suelo estadounidense.
Cumplió su promesa.

A otra cosa...
"Era uno de los científicos más destacados de Estados Unidos. Había contribuido mucho y podría haber contribuido mucho más. Así que para él no fue solo una humillación, sino también una traición", dice el periodista y escritor Tianyu Fang.

Traicionado y dolido... pero, afortunadamente, en China todas las noches salía la misma Luna a la que los humanos querían llegar.

Qian llegó como un héroe a China, pero no fue admitido de inmediato en el Partido Comunista chino.

Su historial no era impecable.
Su esposa era la hija aristocrática de un líder nacionalista, y hasta que Qian cayó en desgracia había estado viviendo feliz en Estados Unidos, incluso había dado los primeros pasos para solicitar la ciudadanía.

Cuando finalmente se convirtió en miembro del partido en 1958, se acogió a él y siempre trató de permanecer en el lado correcto del régimen. Así sobrevivió a las purgas y a la Revolución Cultural, y pudo seguir una carrera extraordinaria.

Volando alto
Cuando llegó a China había poca comprensión de la ciencia espacial, pero 15 años después supervisó el lanzamiento del primer satélite chino al espacio.

A lo largo de las décadas, formó a una nueva generación de científicos y su trabajo sentó las bases para que China enviara a sus propios astronautas a la Luna.

Irónicamente, el programa de misiles que Qian ayudó a desarrollar en China resultó en armas que luego fueron disparadas contra Estados Unidos.

Misiles "gusano de seda" de Qian fueron disparados contra estadounidenses en la Guerra del Golfo de 1991, señala Fraser Macdonald, y en 2016 contra el USS Mason por rebeldes hutus en Yemen.

"Es una extraña circularidad: EE.UU. expulsó esa experiencia que se volvió en su contra".

El tiro por la culata
Al adoptar una línea dura contra el comunismo interno, indica, el país deportó "los medios por los cuales uno de sus principales rivales comunistas podría desarrollar sus propios misiles y programa espacial... un extraordinario error geopolítico".

Un exsecretario de la Marina estadounidense, Dan Kimball, luego director de la empresa de propulsión de cohetes Aerojet, alguna vez declaró que era "la cosa más estúpida que ha hecho este país".

En opinión de Fraser Macdonald, la historia de Qian es una advertencia sobre lo que sucede cuando se expulsa el conocimiento.

"Durante toda la historia, la ciencia estadounidense ha sido impulsada por personas que vienen de afuera... pero en estos tiempos conservadores esa es una historia que se vuelve más difícil de celebrar".

Además, cuando se celebra, unos prevalecen sobre otros.

La contribución al programa espacial de los nazis llevados en secreto a EE.UU., como Wernher von Braun, es aplaudida y sus logros reconocidos de una manera que no se reconocen los de Qian y otros del JPL, subraya Macdonald.

"La idea de que el primer programa espacial viable de Estados Unidos fue iniciado por socialistas locales, ya sean judíos o chinos, no es realmente una historia que Estados Unidos quiere escuchar", dice.

La otra cara de la Luna
La vida de Qian duró casi un siglo.
En ese tiempo, China pasó de ser un economía insignificante a una superpotencia en la Tierra y en el espacio.
Qian fue parte de esa transformación.

La cara oculta de la Luna: en 2019, la sonda china Chang'e-4 fue la primera en la historia en alunizó en el lado oscuro de nuestro satélite.

Pero su historia podría haber sido una de las que enorgullecen a EE.UU., aquellas sobre alguien con talento que, sin importar sus orígenes, logra prosperar.

El año pasado, cuando China hizo historia y alunizó en el otro lado de la Luna, en el cráter Von Kármán que lleva el nombre del ingeniero aeronáutico que fue mentor de Qian.

Un guiño, quizás, al hecho de que el anticomunismo estadounidense ayudó a impulsar a China al espacio.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-54811226

sábado, 21 de noviembre de 2020

Los sindicatos convienen a las clases trabajadoras y a la sociedad en general: nueva evidencia

Durante muchos años (en realidad, desde que se impuso la revolución conservadora de Pinochet, Thatcher y Reagan que trajo consigo las políticas neoliberales) hemos venido oyendo que los sindicatos son muy malos no sólo para las empresa y la economía en general, sino para los propios trabajadores.

En mi libro Economía para no dejarse engañar por los economistas mostré que hay investigaciones empíricas que demuestran claramente que una mayor tasa de sindicalización está positivamente correlacionada con una mejora sustancial de las economías. Se ha podido comprobar en Estados Unidos, con series de datos de casi 100 años, que las etapas de mayor sindicalización está relacionadas con salarios más elevados y mejores condiciones laborales, mayor inversión productiva y menos especulativa, más crecimiento de la actividad económica y más empleo.

Esa secuencia virtuosa es de sentido común. Trabajadores más y mejor organizados y defendidos consiguen mejores condiciones de trabajo que se traducen en costes más elevados para las empresas, ante lo cual estas responden mejorando sus inversiones y la innovación para incrementar la productividad; aumentan los salarios, pero también la demanda privada y la capacidad productiva de las empresas y, por tanto, sus beneficios y también el empleo y la actividad económica en general. Y justamente lo contrario ocurre en las etapas de menor sindicalización.

Hace poco se publicó otra investigación (aquí) que abunda en esta problemática. Si está demostrado que mayor tasa de sindicalización beneficia a la economía en su conjunto, ahora se ha confirmado, también con largas series de datos no sólo de Estados Unidos sino también de Europa, que igualmente beneficia el bienestar de los trabajadores.

La investigación de Richard Freeman, David Blanchflower y Alex Bryson evidencia que la afiliación sindical «está asociada positiva y significativamente con una variedad de otras métricas de bienestar que incluyen satisfacción con la vida, felicidad y confianza, así como satisfacción con la democracia, la educación y la economía en general. La afiliación sindical se asocia negativamente con la depresión y la tristeza» y los trabajadores afiliados muestran «niveles más altos de felicidad y niveles más bajos de estrés que los trabajadores no sindicalizados».

En realidad, el efecto benefactor de los sindicatos sobre la economía en general y sobre las condiciones de vida de los trabajadores ha sido analizado en cientos de trabajos de investigación. Como ya señalé en un artículo de hace tiempo (¿Es bueno o malo para la economía que haya sindicatos fuertes?)

– El Banco Mundial concluyó en un estudio de 2002 que los sindicatos no dañan al crecimiento y que hay una correlación muy débil, y puede ser que incluso ninguna, entre la sindicalización y los indicadores de rendimiento económico como la tasa de paro, la inflación, la tasa de empleo o la flexibilidad de los salarios reales

– La OCDE afirmaba en un estudio de 2006 que la mayor tasa de sindicalización no tiene efecto negativo sobre el empleo, que su aumento tampoco lo tiene sobre la creación de puestos de trabajo y que el poder de negociación colectiva de los sindicatos influye más sobre la distribución del ingreso que sobre la demanda de trabajo que hacen las empresas

– Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo de 2002 mostró que la presencia de sindicatos aumenta los salarios, el empleo y la inversión porque incentiva la sustitución de empleo por capital

– Otros trabajos que cito en ese artículo o en mi libro citado han demostrado que la productividad es más elevada por lo general cuando las empresas tienen implantación sindical y también que más presencia de los sindicatos o su mayor poder de negociación está asociado a menor desigualdad salarial y general, a más beneficios sociales, a pensiones más elevadas, a mejor clima de diálogo social y en las empresas, y que cuanta mayor sea la afiliación más cooperativas y eficientes son las relaciones laborales.

En los últimos años se ha atacado y sigue atacando mucho a los sindicatos y continuamente se trata de desprestigiarlos. Lo inteligente sería preguntarse por qué ocurre eso si la evidencia empírica, los datos, los hechos reales muestran que son beneficiosos para la mayoría. ¿No será que quienes los atacan y luchan por suprimirlos no buscan el bien general ni el progreso social, ni la mejor situación posible del conjunto de las empresas y de la economía sino el interés de una minoría?

Cualquier gobierno no ya progresista sino mínimamente preocupado sinceramente por el ejercicio efectivo de los derechos humanos debería impulsar la sindicalización, la negociación colectiva y el diálogo social en condiciones de equilibrio, estableciendo para ello especiales medidas de protección de la parte más débil que son las clases trabajadoras. No para el beneficio exclusivo de estas últimas sino en el de toda la sociedad, incluidos, por supuesto la mayor parte de las empresas y de sus propietarios.

No hago un juicio ideológico. Lo dicen los datos, los hechos reales.

Blog del autor

viernes, 20 de noviembre de 2020

Polarización política: cómo el cerebro de los progresistas y de los conservadores procesa la misma información de forma distinta

     En muchos países alrededor del mundo se vive una intensa polarización política.

Dos personas con opiniones políticas diferentes ven el mismo video, pero sus cerebros lo procesan de maneras completamente distintas. ¿Por qué?

En tiempos de extrema polarización, los investigadores comienzan a desentrañar lo que sucede en la cabeza de personas que se encuentran en polos opuestos del espectro político, qué les hace responder de manera diferente al consumo de la misma información.

Esta investigación también abre nuevos campos para los propios científicos. ¿Cómo utilizar el conocimiento sobre el cerebro para concienciar a las personas acerca de sus propios prejuicios políticos? ¿Qué tipo de mensaje puede ayudar a suavizar la polarización y a fomentar el diálogo?

Pero primero, veamos los hallazgos publicados este mes en Proceedings of the National Academy of Sciences, la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

Una respuesta neuronal diferente
Investigadores de la Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Stanford y la Universidad Johns Hopkins escanearon los cerebros de 38 adultos de mediana edad, algunos inclinados hacia la izquierda del espectro político y otros hacia la derecha, mientras veían docenas de videos (con noticias, discursos o anuncios políticos) sobre las medidas migratorias que se están discutiendo en EE.UU.

Entre los temas abordados se encuentran la construcción del muro en la frontera con México, una de las banderas del gobierno del presidente Donald Trump, y el programa conocido como DACA (las siglas en inglés de Deferred Action for Childhood Arrivals), creado en 2012 por Barack Obama para temporalmente asentar a migrantes indocumentados que habían llegado al país cuando aún eran niños y el cual sufrió varios reveses durante el mandato de Trump.

Los investigadores dividieron a los participantes del estudio en función de sus puntos de vista sobre estas políticas migratorias: en términos generales, los liberales tienden a oponerse al muro fronterizo y apoyar DACA. Los conservadores tienden a ir en la dirección opuesta.

"A pesar de ver el mismo video, (liberales y conservadores) tuvieron una respuesta neuronal diferente", explica a BBC News Brasil el investigador de la Universidad de Berkeley Yuan Chang Leong, autor del estudio.

Leong explica que, en la práctica, las mediciones de la actividad cerebral al ser observadas a través de un examen de imágenes de resonancia magnética funcional, subieron o bajaron a medida que se presentaron los videos.

Aunque no se observó un patrón sistemático, en general, cuando la actividad cerebral aumentó más entre los conservadores, se incrementó menos entre los liberales, lo que indica respuestas cerebrales opuestas entre las personas de los dos espectros políticos.

Para decirlo gráficamente: si imaginamos la actividad cerebral de cada persona como una línea que sube y baja, estas oscilaciones ocurren en diferentes momentos para conservadores y liberales, de forma coherente, aunque no estandarizada.

Esta diferencia se observó en la corteza prefrontal dorsomedial, una región del cerebro que procesa e interpreta narrativas.

Y el punto más alto de estas diferencias neuronales ocurrió durante momentos de los videos que mostraban mensajes más emocionales, de carácter moral o que citaban riesgos y amenazas tradicionalmente relacionados con las discusiones sobre inmigración, "contenidos que tienden a tener interpretaciones divergentes entre conservadores y liberales", apunta el estudio.

El papel del lenguaje
Leong señala que su investigación está lejos de pintar el cuadro completo de la polarización: es solo una "fotografía", hasta ahora sin precedentes, de este fenómeno cerebral.

El lenguaje relacionado con amenazas, problemas morales o emocionales despertó una respuesta neuronal más fuerte.

Pero las conclusiones del estudio están en línea con descubrimientos recientes de otras áreas de la psicología, sociología y neurociencia sobre el comportamiento general de las personas frente a noticias, videos o discusiones sobre temas políticos acalorados: que las personas interpretan la información de acuerdo con su sesgo político y la utilizan para defender o reforzar creencias anteriores.

"Cuanto más se suscribe a la interpretación (conservadora), más procesa los videos como lo haría un conservador, y más defenderá estas políticas", y viceversa, explica Leong.

Los próximos pasos para Leong y sus colegas consisten en investigar si la misma polarización neuronal se repite con otros temas controvertidos en Estados Unidos como, por ejemplo, el control de armas.

Los científicos también investigarán cuál es el papel del lenguaje en estos procesos que ocurren en el cerebro: en qué medida la elección de palabras y frases en una historia, un video o una publicación puede, por ejemplo, reforzar o no las respuestas neuronales que evidencian polarización.

Descubrir eso sería hallar el "santo grial", bromea Leong.

"Sería increíble saber qué mensajes alejan o unen a las personas, pero aún no lo hemos logrado. Lo que tenemos es una 'muestra': las palabras que más se destacan en el análisis (neuronal) son las que predicen mensajes de peligro o amenaza para el estilo de vida", explica.

"Reencuadre moral"
Además de la neurociencia, uno de los coautores del estudio, el profesor de psicología Rob Willer, también estudia este tema desde el punto de vista de la psicología social.

Hablar sobre el cambio climático en términos de amenaza no parece ser una fórmula que sirva para persuadir a las personas de pensamiento conservador.

Willer, quien dirige el Laboratorio de Polarización y Cambio Social de la Universidad de Stanford, investiga una teoría que él llama "reencuadre moral".

Se trata de desarrollar una línea argumental basada en los valores morales, no de quienes discuten, sino de quienes recibirán el mensaje, ya sea un demócrata liberal o un republicano conservador.

"Los liberales en los Estados Unidos tienden a respaldar los valores morales de cuidado y protección de las personas ante los peligros, además de la igualdad y la justicia, más que los conservadores. (...) Los conservadores valoran la lealtad al grupo y el patriotismo, además del respeto por las autoridades -legítimas- y respeto por las tradiciones. También valoran la pureza, la santidad moral y religiosa más que los liberales ", dijo Willer en una entrevista en el sitio web del proyecto We Are Not Divided.

Entonces, si desea convencer a un conservador de que se preocupe más por el cambio climático, tendrá poco éxito argumentando con un mensaje de protección contra sus peligros, indica la investigación de Willer.

"Puede ser más eficiente argumentar en términos de patriotismo, la necesidad de proteger al país y ayudarlo a mantener una posición de liderazgo internacional", apuntó Willer.

"Se puede argumentar en términos de tradiciones y respeto por la tierra del país, en términos de pureza y la necesidad de no contaminar nuestros hábitats sagrados. Estos argumentos tienden a encontrar mayor eco entre los conservadores porque se ajustan a sus valores morales", agregó.

En un artículo científico sobre el "reencuadre moral" publicado en 2019, Willer y su coautor, Matthew Feinberg, argumentan que, además de ayudar a las personas a buscar el consenso, la estrategia puede "reducir la animosidad que los individuos sienten por los demás (en el contexto) de una división política significativa".

"Si bien la gente probablemente usaría el reencuadre moral con el propósito estratégico de convencer a los rivales, el uso efectivo requiere desarrollar una comprensión clara de lo que la otra parte valora y cree", señalaron.

Por qué los datos duros pueden no ser suficientes para convencer

De vuelta al estudio sobre la polarización en el cerebro, Leong cree que aporta dos lecciones: una para quienes consumen información y otra para quienes la producen.

El uso de datos duros para mostrar a las personas puntos de vista distintos a los suyos pueden no ser suficientes para lograr ese objetivo.

"Espero que, a medida que las personas se den cuenta de este sesgo (neuronal), sean capaces de dar un paso atrás e intentar verlo desde otra perspectiva y reflexionar sobre su propio sesgo de manera objetiva. Esto no es fácil, es algo con lo que todos tenemos que lidiar haciendo un esfuerzo ", dice.

La segunda enseñanza es para las personas que escriben sobre política, desde periodistas hasta políticos.

"La forma en que formula el mensaje marca una diferencia. Las palabras que elige marcan una diferencia. Nuestro estudio muestra que las creencias políticas influyen en la forma en que un grupo recibe y procesa nueva información", continúa Leong.

"Presentar los hechos y más información no es necesariamente la estrategia más eficiente para cerrar la brecha. Si la idea es tratar de reducir la polarización, necesitamos entender cómo las personas que no comparten nuestros valores están recibiendo estos mensajes (...) Soy un neurocientífico, entiendo cómo funciona el cerebro. Los psicólogos tendrán una comprensión más sofisticada sobre esto. Pero lo que puedo decir es que si le muestras lo mismo a dos personas, no lo procesarán de la misma manera, así que piensa sobre cómo llegar a ambos lados", concluye.