Mostrando entradas con la etiqueta jóvenes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta jóvenes. Mostrar todas las entradas

miércoles, 25 de junio de 2014

Diez años de jóvenes talentos

El premio Rubio de Francia reconoce a investigadores en matemáticas que no superen los 32 años y hayan hecho descubrimientos relevantes


Hay una idea que los científicos de nuestro país tienen en mente y reivindican constantemente: España no es solo un país de escritores, artistas y deportistas de élite, también hay extraordinarios científicos que son capaces de desarrollar de una manera callada un trabajo del más alto nivel, equiparable al que se realiza en los mejores centros de investigación del mundo. El siguiente ejemplo es muestra de ello.

Dentro de pocos días va a conocerse el ganador del décimo Premio Rubio de Francia. Este premio lo concede anualmente, desde hace diez años, la Real Sociedad Matemática Española en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid y la de Zaragoza, que fueron las universidades donde ejerció su labor como profesor José Luis Rubio de Francia, matemático zaragozano que murió en 1988 a los 38 años de edad y que, en su momento, fue uno de los máximos exponentes de la investigación matemática en nuestro país.

El premio se planteó en el mismo estilo que los premios que la European Mathematical Society entrega cada cuatro años a diez matemáticos europeos menores de 36 años que hayan obtenido resultados sobresalientes, y también como las medallas Fields, que la International Mathematical Union concede cada cuatro años para los matemáticos más relevantes que no superen los 40 años. Las medallas Fields son el mayor galardón que un matemático puede lograr en su vida y son consideradas como el equivalente en Matemáticas al Premio Nobel.

El premio Rubio de Francia nació con una idea fundamental: premiar a un investigador en matemáticas, español o que trabaje en nuestro país, con no más de 32 años de edad, y que haya realizado un descubrimiento especialmente relevante en esa ciencia. En el jurado que lo falla, siempre hay investigadores de primera línea internacional que confirman el carácter excepcional del trabajo premiado. Varios poseedores de medallas Fields, como el ruso Efim Zelmanov, el francés de origen alemán Wendelin Werner, el australiano afincado en California Terence Tao y el francés Cedric Villani han formado parte de estos jurados. Hay que resaltar que, a pesar de que en las bases figura el hecho de que pudiera quedar desierto si la calidad de los solicitantes no fuera la adecuada, este premio se ha concedido hasta ahora todos los años.

Desde el primer ganador, Joaquim Puig, que logró un avance decisivo hacia la solución del problema de los 10 martinis (sobre la estructura de un operador de la física matemática) hasta la galardonada del año pasado, Maria Pe, por resolver el célebre problema de Nash, premio Nobel en Economía que inspiró la película Una mente maravillosa, sobre arcos para las superficies singulares, todos ellos han hecho aportaciones de primera línea y sus investigaciones han sido muy reconocidas a nivel internacional. Por cierto, en el reportaje Matemáticos. Matemáticos. Cinco cabezas prodigiosas, de EL PAÍS Semanal del día 13 de noviembre de 2011, cuatro de los cinco matemáticos citados son premios Rubio de Francia. Es de esperar que este año y los próximos se sigan concediendo estos premios, por lo que supone sobre el desarrollo de la Ciencia de nuestro país. A pesar de los tiempos difíciles que corren en la actualidad para la investigación científica y tecnológica, dos cosas parecen imprescindibles y los responsables ministeriales deberían preservarlas: el mantenimiento de una masa crítica de jóvenes investigadores y la provisión de los medios para que los mismos puedan desarrollar su labor. El tercer componente también necesario e imprescindible, la genialidad, ya lo tenemos asegurado pues lo aportan ellos. Jesús Bastero es catedrático de Matemáticas de la Universidad de Zaragoza y presidente del jurado del Premio Rubio de Francia.

fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/06/20/actualidad/1403288413_185667.html

sábado, 7 de junio de 2014

La generación robada

Si todavía hay alguien que no alcance a interpretar bien qué ha significado la gran crisis para la sociedad española, y cuáles son sus legados más destructivos, se ruega que vaya a ver a la mayor brevedad posible la estremecedora película de Jaime Rosales Hermosa juventud. La trama es muy sencilla: dos jóvenes, de tan solo 20 años, viven en la España de hoy y tratan de sobrevivir de cualquier modo. Sus limitados recursos y la falta de un trabajo que buscan con avidez les impiden avanzar como les gustaría. Ninguno de los dos tiene grandes ambiciones y no las tienen porque no albergan apenas esperanzas. No poseen el mínimo proyecto cotidiano.

Son parte de la generación robada, de esos casi 900.000 jóvenes sin empleo en nuestro país (el 16% de todos los de la UE) que están bloqueados e impedidos de la normalidad. Para estos jóvenes en desempleo, además del hecho en sí mismo es muy importante el impacto social negativo que tiene estar inactivo porque la inserción en el mercado de trabajo representa uno de los hitos cruciales en su incorporación a la vida adulta y en su integración o no como miembros de pleno derecho en la sociedad.

En Hermosa juventud la realidad supera a la ficción. Contaba en estas mismas páginas Carlos Boyero (Crónica de la intemperie, EL PAÍS del 30 de mayo) cómo se ha pasado de Los lunes al sol, de Fernando León —parados entre los 30 y los 50 años, que sabían lo que es una nómina y cobrar todos los meses durante una larga etapa de su existencia, hasta que les llegó la reconversión industrial— hasta esta juventud que todo lo más tiene un contrato por horas y sin salario mínimo (las dos entradas al cine para ver la película, 17 euros, cuestan más de lo que cobra el protagonista en una larga jornada laboral; parafraseando a Sastre, todos somos casta respecto a otros). La irónica hermosa juventud es la de aquellos que nunca han tenido un trabajo continuado y están llegando a la sospecha o a la certidumbre cotidiana de que jamás dispondrán de un contrato digno o ni siquiera indigno.

Hay que recomendar también esta película al presidente de Gobierno y a sus ministros, que ya vuelven a lanzar las campanas al vuelo por las cifras del paro registrado del mes de mayo, "desconocidas en mucho tiempo", y que se harán públicas mañana, aunque el Gobierno ya haya privatizado su tendencia dentro de su intensa campaña de propaganda sobre la recuperación. Mal síntoma para la calidad de la democracia. Con realidades como las del paro juvenil (más del doble de la media) no se puede banalizar la recuperación económica ni cantar demasiado alto el "España va mejor".

La última Encuesta de Condiciones de Vida ha proporcionado datos muy concretos de la situación: el 17% de los hogares españoles manifestaba llegar a fin de mes con "mucha dificultad", el 41% de los hogares no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos, el 45,8% de los hogares no puede permitirse irse de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año, o el 9,3% de esos hogares tiene retrasos en los pagos a la hora de abonar gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, electricidad, comunidad...), etcétera. Estas son las tendencias profundas de la sociedad española, más allá de los cambios de la coyuntura.

Las mejores aportaciones para explicar lo que ha pasado en el mundo en el último septenio las está haciendo el cine. Desde Enron, los tipos que estafaron a América (que explica los antecedentes de la Gran Recesión) hasta la oscarizada Inside job, sobre las complicidades obtenidas por los golfos apandadores, pasando por los filmes que recrean la caída y posterior rescate del sistema financiero (Malas noticias, Los últimos días de Lehman Brothers, El Capital, La doctrina del shock o Margin Call) o los relacionados sobre las consecuencias sociales de tanta tropelía (Las nieves del Kilimanjaro, Gente en sitios —del español Juan Cabestany—, The Company Men, Indignados, o la estupenda 15M. Libre te quiero, de Basilio Martín Patino), etcétera A todas ellas se les une ahora Hermosa juventud.
Joaquín Estefanía. El País.

sábado, 12 de octubre de 2013

Dedicado a todos los que están lejos, que sepan que los suyos, su familia la que los ha criado y educado, los echan todos los días de menos



Para los miles y miles de españoles preparados y valientes que se han tenido que ir o que un día se fueron para formarse mejor y después no han podido volver, porque sencillamente no hay un sitio para ellos en su país y en especial para Rosa, Jose, Carlos,... porque los conocemos y queremos...

domingo, 15 de septiembre de 2013

El IV Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia Contemporánea debate sobre “Los teatros de lo bélico” Cultura, imaginarios y representaciones de la guerra

Enric Llopis

“Los teatros de lo bélico. Violencia, memoria, identidad y sociedad de masas”. Éste es el título de uno de los talleres insertos en el IV Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia Contemporánea, organizado por la Facultat de Geografia i Història de Valencia entre el 10 y el 13 de septiembre. Once investigadores han presentado ponencias al citado taller, que pueden consultarse, como todas las del Encuentro, en http://valencia2013.net/ (apartado “comunicaciones”).

En “El teatro como arma de combate durante la Guerra Civil en la España nacional (Valladolid, 1936-1939), la historia Nelly Álvarez, de la Universidad de Valladolid, ha destacado el contexto en el que se representan las obras teatrales. “Durante la Guerra Civil española el teatro se utilizó en los dos bandos como arma de combate mediante la puesta en escena de obras de urgencia, destinadas al adoctrinamiento de la población”. En Valladolid, ciudad emplazada en la España “nacional”, se estrenaron veinte obras de alto contenido ideológico, sobre todo comedias de escasa calidad, que buscaban denigrar al enemigo, hacer apología del ideario de los sublevados y provocar la exaltación de los espectadores, resume la investigadora.

El franquismo “revisó” la Historia de España y proclamó su versión oficial, sus mitos fundacionales y su exégesis imperial. La historiadora María del Pilar Loranca ha estudiado, dentro de esa línea de investigación, la imagen de la Guerra de Independencia española durante el franquismo, sobre todo en el cine y el cómic. Resume que la imagen que se da del conflicto bélico es “escasamente fidedigna; lo que se busca es crear mitos y mostrar la concepción histórica que desde el estado se quería”. Agrega que dos de los episodios más repetidos son los sucesos del Dos de Mayo (“se representa un pueblo en armas que se levanta y defiende contra el enemigo exterior, que en el caso del franquismo era el comunismo”) o los guerrilleros, a los que no se identifica con bandoleros, sino como a personas valerosas que defienden la patria y la unidad de España.

En la ponencia “España en lucha contra la revolución”, el historiador Pablo Gómez Nogales, de la Universidad de Zaragoza, analiza las imágenes del discurso contrarrevolucionario. Así, la noción de “orden” durante la Guerra Civil negaba que los conflictos obedecieran a situaciones de injusticia y desigualdad. ¿Y la revolución? “se presentaba –según Pablo Gómez- como el producto de una influencia exterior corruptora” que destruía el “orden” allí donde triunfaba. De hecho, para el franquismo la revolución suponía la destrucción de las bases de la civilización, religión, propiedad y familia, que quedaban unidas en la Nación Española. En todo esto no era original el estado español: “Existía una larga tradición contrarrevolucionaria europea que se remontaba a la revolución francesa, o incluso a la inglesa; en España este discurso se había revitalizado desde la proclamación de la Segunda República”, sintetiza el historiador.

Por otra parte, David Veiga, de la Universidade de Santiago de Compostela, ha presentado una ponencia sobre la Hermandad Provincial de la División Azul de Alicante, analizada a través de su boletín “Blau Division”. Ésta célula provincial de veteranos, una de las más representativas de las hermandades, se creó a mediados de los años 50 con tres objetivos básicos: la organización de actos conmemorativos; la camaradería y el socorro mutuo entre los veteranos; y procurar el enaltecimiento moral y político de los excombatientes. El boletín “Blau Division” da eco a las actividades del grupo, desde el socorro social a las viudas y madres de los “caídos”, a las ayudas en general que se preste a los divisionarios; también se presenta la publicación como nexo de unión entre los miembros de la Hermandad.

Igor Barrenetxea, de la Universidad del País Vasco, ha centrado su comunicación en el conflicto palestino a través del cine de ficción, con el análisis de tres películas: “Caminar sobre las aguas”; “Los limoneros” y “Una botella en el mar de Gaza”. Tras un detenido estudio de los filmes, el investigador los califica como “antibelicistas” y concluye que denuncian la “mutua incomprensión” entre las sociedades israelí y palestina.

Abundando en el campo del audiovisual, la historiadora Eloísa Zamorano ha expuesto su análisis de la película “Tres cantos a Lenin”, de Dziga Vertov. Avanza que comenzó a rodarse mucho antes de su estreno y se realizó con trozos de película que Vertov y su grupo habían grabado y recopilado durante el periodo revolucionario. “El documental se encargó para el décimo aniversario del fallecimiento de Lenin, durante el periodo más duro y represivo de Stalin, que hizo lo imposible para desvirtuar y machacar, literalmente, la idea original del cineasta”, contextualiza la investigadora.

Otra de las ponencias presentadas es “La violencia y la creación de la realidad libertaria durante la Guerra Civil (julio de 1936-mayo de 1937), a cargo de José Manuel Lafoz. El historiador subraya la fuerte carga simbólica de la violencia en “la construcción de la realidad libertaria”. Destaca en su comunicación, asimismo, “la conquista de la calle como espacio donde implantar su soberanía y desde el que iniciar la construcción de ese nuevo mundo, y el culto al caído o recuerdo a los mártires que cayeron por la revolución”. Se trata, por lo demás, de procesos que pudieron apreciarse especialmente en los primeros meses de guerra y, sobre todo, en la ciudad de Barcelona, según el historiador.

Por otra parte, la investigadora Ximena Machado ha negado en su ponencia la idea, extendida desde la década de los sesenta del siglo XX (por la repercusión del juicio de Adolf Eichmann en Israel), de que los judíos no opusieron resistencia al exterminio nazi, es más, se sostenía habitualmente, los judíos se habrían dirigido a las cámaras de gas o a los campos de concentración “como ovejas al matadero”. Para miles de judíos confinados en guetos (la historiadora se centra en los casos de Varsovia y Lodz, 1939-1942), “la continuidad de su comunidad se convirtió en un reto y en un objetivo central”. “Unos decidieron registrar los acontecimientos del gueto y reunir documentación para la posteridad, otros participaron en actividades educativas y culturales y otros muchos en actividades de ayuda social; todos de forma clandestina y poniendo en riesgo su propia vida”, sostiene la investigadora.

En “1936-1939. La movilización militar del ejército sublevado en Galicia”, Francisco J. Leira-Castiñeira, de la Universidade de Santiago de Compostela, niega la idea de una Galicia leal a los sublevados. ¿Por qué razón? El ejército denominado “nacional” reclutó en Galicia, durante los tres años que duró el conflicto, a todos los jóvenes comprendidos entre los 18 y 35 años. “Una movilización forzosa que provocó que esta generación tuviera que participar en la construcción del nuevo régimen franquista; la no incorporación a filas estaba penada por el Código de Justicia Militar y a lo largo del conflicto se intensificaron las medidas en contra de los prófugos del ejército”, explica Francisco J. Leira-Castiñeira.

Por último, Miguel Ángel Melero, de la Universidad de Málaga, ha abordado en su ponencia la participación ciudadana durante la Guerra Civil, la ocupación del ejército “nacional” y los procesos de represión en el municipio de Antequera. Subraya el historiador que la represión genera, por un lado, “el rechazo de una parte de la población sobre la que el Régimen desarrolla sus planes de aniquilamiento”; pero también el apoyo de otra, “que se convierte en agente de la represión y partícipe de la misma”. Melero detalla la implicación en las diferentes formas de violencia y control social por parte de quienes se suman a las filas falangistas, o de quienes, junto a Guardia Civil, Falange, Alcaldía o la Iglesia, participan en delaciones de “responsabilidad republicana”, o de quienes toman parte en los procesos incoados por los tribunales militares en Antequera, a partir de 1937. Pero también en la represión del “día a día”, en la materialización de su venganza por daños físicos o económicos sufridos, o como forma de mostrar adhesión al Nuevo Estado.

viernes, 16 de agosto de 2013

Solamente de ida

Quisiera que alguien me explicara por qué acabo de dejar en el aeropuerto a un joven que, cuando entregaba el billete de viaje al controlador y ante la pregunta si no tenía billete de vuelta, comenzó a llorar. Estamos de nuevo en un país engañado por las instituciones y los políticos. Nadie nos dice nada. Por libre unos y otros.

El joven, en su vida solamente obedeció a las directrices. Joven normal, buen estudiante, carrera superior terminada y al final trabajador, por cuenta ajena y después autónomo. Por lo visto no es el camino adecuado, harto de no conseguir salida envió el currículo a Londres y en 10 días tenía un buen contrato de trabajo encima de la mesa.

Se ha ido sin billete de vuelta. Volvemos a la emigración. Palabra muy manida, pero con un resultado para la sociedad demoledor. Se vuelven a desgarrar las familias y las personas, pero son dramas individuales y poco importan. Este país se está convirtiendo en un lugar desagradable y solamente falta que vuelva a arreglarlo quien marcó las pautas de su desgracia y lo remate definitivamente.

Solamente de ida, por favor.— Miro Carballo. Cartas al director, El País.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Bangladesh, desposesión y explotación. Muerte de trabajadoras.

Las tareas de rescate terminaron y en los escombros de lo que fue el edificio de nueve plantas Rana Plaza en el distrito de Sava (Dacca) en Bangladesh, se llegaron a encontrar oficialmente hasta 1.127 cadáveres de trabajadores; o mejor dicho, trabajadoras, pues la mayoría eran mujeres jóvenes, como son inmensa mayoría en el sector textil (80%). La cifra de heridos se eleva a 2.438. Además de cinco fábricas textiles, el edificio contaba con tiendas y bancos en los pisos bajos. La indescriptible tragedia sigue al incendio de la fábrica Tazreen Fashion en Dacca que mató a 124 trabajadoras en noviembre de 2012 y a otros derrumbes, como el que mató a otro centenar en el mismo distrito en otro mes de abril, en 2005. La magnitud del desastre no solo ha puesto de relieve las penosas condiciones laborales de las trabajadoras del sector textil -muchas de ellas sin contrato formal- en el segundo exportador mundial de ropa, sino la deshumanización que conlleva la reducción de la vida a un mero factor de producción.

Según informó la prensa bangladesí, en los días previos al colapso se habían detectado grietas en la estructura del edificio y se había recomendado su cierre. Sin embargo, los propietarios de las fábricas (por lo general, hombres) presionaron para que las trabajadoras acudieran al trabajo, alegando que los ingenieros habían dado su visto bueno. Algunos llegaron a amenazar con no pagar un mes de sueldo. En el incendio de Tazreen los propietarios habían cerrado las puertas. Esta coacción laboral criminal pone en entredicho los elogios a la proletarización que se han escrito con el objetivo de contrarrestar las críticas a la explotación en Bangladesh. La proletarización no ha sido el resultado de una comparación racional entre oportunidades económicas por parte de sujetos iguales en un mercado libre. Tampoco se debe a un fatalismo demográfico y medioambiental. Aunque las condiciones ecológicas y de sobrepoblación son muy duras en Bangladesh, de ningún modo exigen una servidumbre que se presenta interesadamente como única alternativa posible de supervivencia.

El éxodo rural ha sido el producto de toda una historia de conflictos por el acceso a la tierra que se viene arrastrando desde el período colonial, que continuó durante el período postcolonial de Paquistán Oriental y tras la independencia en 1971, y que se agravó desde la década de 1980 con los programas de ajuste estructural promovidos por el FMI y el Banco Mundial. Un proceso que bien puede caracterizarse como de acumulación por desposesión, siguiendo el concepto de David Harvey, y que en el campo condujo a un acaparamiento de tierras cultivables (land grabbing).

Todo ello coincide con la génesis histórica del trabajo asalariado en la llamada acumulación primitiva. En este sentido, la acumulación primitiva no constituiría una etapa situada cronológicamente en un tiempo anterior, en la prehistoria del capitalismo por así decirlo, sino que forma parte del presente continuo del capitalismo. Y en todo proceso de acumulación primitiva (o por desposesión) el papel del Estado es fundamental. La remuneración que procura el trabajo asalariado dependiente no basta para canalizar la movilidad en interés del capital, como ya se ha explicado en otra parte. Mientras el trabajador potencialmente dependiente disponga de un ingreso suficiente, que puede provenir de un patrimonio (en el caso de los campesinos, puede ser simplemente el usufructo de unas tierras) o de la venta del producto de su trabajo, es decir, mientras haya cierto grado de igualdad económica y de dignidad, la libertad no favorece al capitalista. Sin mecanismos sociales extremadamente elaborados que solo pueden ser puestos en marcha por un Estado centralizador y homogeneizador, las externalidades positivas que produce la relación salarial son superadas por las externalidades negativas y se pierden. De ahí que la relación salarial clásica suela convivir con la imposición desde arriba de relaciones de trabajo forzado o servil en sus distintas variantes.

En Bangladesh, fue precisamente el Estado -colonial primero, postcolonial después- antes que las corporaciones extranjeras el principal agente encargado de arrebatar las tierras a los campesinos pobres (hindúes sobre todo) y redistribuirlos en favor de la nueva oligarquía agraria musulmana (jotedar) por medio de cambios en la legislación sobre la propiedad agraria, programas de desarrollo (la famosa "revolución verde"), y mecanismos informales (corrupción). Los propietarios adinerados se apoyaron también en la violencia de grupos paramilitares (lathiyals), en el caso de las islas formadas por sedimentos aluviales (char). Por otra parte, los programas de ajuste estructural aplicados por sucesivas dictaduras militares facilitaron la privatización y desaparición de las empresas públicas, con lo que se desactivó a los sectores más belicosos de los sindicatos obreros que habían contribuído a las luchas por la independencia y se incrementó notablemente el número de desempleados.

Una tesis doctoral del profesor bangladesí A.Q.M. Mahbub (Population mobility in rural Bangladesh; the circulation of working people) escrita en 1986, en plena etapa de ajuste estructural y de aceleración de la proletarización urbana, resumía el proceso de este modo: "Las personas de clase baja son campesinos pobres que han sido desvinculados de su tierra. Vienen de familias consideradas de clase media que han sido gradualmente degradadas socialmente como resultado de la masificación rural. Mukherjee (1948) describía la clase media como el campesinado autosuficiente en el Bengal rural. Pero hoy, cuatro décadas después de esta investigación, la mayor parte de las familias de clase media pertenecen sin lugar a dudas a un campesinado dependiente. También es evidente que un gran número de familias de clase media están siendo "expulsadas" e incluidas en las clases bajas -la clase que ha ido creciendo rápidamente.

A lo largo del tiempo, la movilidad de clase en Bangladesh muestra una clara tendencia hacia abajo que conduce al empobrecimiento (si no proletarización) por medio de la desintegración de la clase media". Podemos discutir la aplicación del término "clase media" en el Bangladesh de la época, pero está claro hacia dónde apunta el autor. En ciudades como Dacca las apropiaciones de tierras, con frecuencia ilegales, dieron lugar a expulsiones que sirvieron a la especulación inmobiliaria y al desarrollo industrial de las maquilas en el área metropolitana de Dacca: el mismo edificio Rana Plaza fue levantado sobre terreno que había sido apropiado por un líder político local con vínculos con el crimen organizado, y el edificio de la Bangladesh Garment Manufacturers and Exporters Association (BGMEA) se construyó sobre terreno público. Mientras, los migrantes rurales fueron hacinándose en los suburbios. El desarrollo de sector textil, orientado a la exportación y basado en la explotación intensiva de trabajadoras jóvenes doblemente subcontratadas (las empresas localizadas en las zonas francas industriales subcontratan fuera de las mismas el grueso de la producción) con salarios paupérrimos y condiciones laborales inhumanas, fue el corolario de las reformas estructurales. Los propietarios de las fábricas, que suelen ser a su vez parlamentarios, ministros o dueños de medios de comunicación, lograron reducir los salarios reales entre 1993 y 2006. Un éxito en competitividad frente a unos vecinos del sudeste asiático que han visto incrementarse los salarios reales en el sector industrial.

Evolución de la escala salarial de los trabajadores del sector textil en Bangladesh. Fuente: Anu Muhammad (EPW, 2011). Esta situación no surgió espontáneamente como ejemplo de la teoría de las ventajas comparativas: el Estado lo promovió con fuertes incentivos fiscales, las instituciones financieras internacionales lo financiaron y los países occidentales lo estimularon con acuerdos comerciales que integraron Bangladesh en lo más bajo de una cadena de producción liderada por corporaciones multinacionales. "Sin embargo, la industria textil orientada a la exportación no ha representado una mejora clara en las condiciones laborales comparado con el resto de la economía", escriben desde la secretaría de la Commonwealth en el marco de un programa de género. El carácter forzado tiene de hecho bastante que ver con el "elevado nivel de rotación. Estas mujeres son fuente de trabajo explotado, trabajan intensamente por un período de tiempo y luego se van, solo para ser reemplazadas por un continuo suministro de mujeres jóvenes del campo. Los graves daños a la salud y los conflictos en la vida marital hacen que la industria textil sea insostenible a largo plazo. No obstante, las que consiguen algún dinero tienen la oportunidad de empezar su propio negocio después, y las mujeres han sido capaces de cambiar su papel como dependientes."

Esta transformación de la subjetividad femenina en busca de una mayor autonomía se refleja también en las fuertes resistencias laborales que han sido reprimidas duramente por la policía. Al margen de los sindicatos tradicionales, las mujeres del sector textil han protagonizado las movilizaciones laborales más potentes de los últimos años, en reclamo de mayores salarios, el pago de salarios atrasados, la reducción de la jornada laboral (actualmente una media de 12 horas diarias), mayor seguridad en el trabajo y fin del acoso sexual en las fábricas y del abuso físico, cuando no tortura. Las trabajadoras lograron arrancar incrementos en el salario mínimo en 2006 y 2010 (aún así, el más bajo de los trabajadores textiles a nivel mundial) pero de momento estos logros han resultado insuficientes frente al incremento del coste de la vida. Ya el año pasado las multinacionales extranjeras que compraban las prendas fabricadas en Bangladesh (Walmart, Inditex, H&M, Carrefour, Tesco, JC Penney, Nike, Marks & Spencer, Levi's) mostraron su preocupación ante el gobierno por la situación de los trabajadores en el país, pero no por una súbita responsabilidad social corporativa, sino porque la continua rebelión interrumpía los flujos de aprovisionamento. "Las interrupciones industriales y las quejas de los trabajadores están impactando ahora nuestra habilidad para gestionar nuestros negocios en Bangladesh", declaró uno de ellos al diario bangladesí Daily Star.

La indignación que provoca la crueldad, la injusticia y la explotación no tiene nada de moralista, como han escrito algunos. Es, eso sí, una posición ética. "La indignación es el odio hacia alguien que ha hecho mal a otro" (Spinoza, Etica, III, def. XX de las pasiones). No es conmiseración, sino empatía, reconocimiento de ese común expoliado que llamamos humanidad, aunque haya grados y clases en un escalafón en el que es fácil descender si el gobierno de los pocos así lo exige. Las primeras que expresaron esta indignación fueron las propias mujeres trabajadoras bangladesíes, que se unieron frente al mando capitalista y patriarcal exigiendo dignidad. Son ellas las que nos dicen que siempre hay alternativas y que la miseria no es lo que definen desde arriba para chantajear con un empleo servil, sino la desposesión y opresión que genera la acumulación insolente de la riqueza de todos.
Samuel
Blog del autor: http://www.javierortiz.net/voz/samuel/
Leer la noticia sobre las luchas de los trabajadores textiles (pues los trabajadores siempre luchan aunque no lo digan las noticias) y como los reprime la policía aquí.

lunes, 8 de abril de 2013

La mayoría "exprimida"



Son las familias británicas que viven con menos de 25.000 euros al año
Familias para quienes un gasto imprevisto supone un gravísimo trastorno
Ya pagaron su parte de la factura en la época de las vacas gordas
La vida entonces subió a todo tren pero los salarios se quedaron estancados

La cosa viene de largo, antes de que golpeara la crisis... "Lo habitual en los años 80 era ver cómo la gente de clase media prosperaba y subía peldaños en la escala económica. Pero de un tiempo a esta parte, los únicos que han despegado de veras son los más ricos, cada vez más lejos del resto".

Hablamos con Giselle Cory, analista de la Resolution Foundation, poniendo sobre el tapete los problemas de esos 11 millones de ciudadanos de clase media-baja que componen la Gran Bretaña 'exprimida' ('Squeezed Britain'). En esa franja están las familias que viven con menos de 25.000 euros al año y que muchas veces se ven en la tesitura a fin de mes: o pagar el alquiler o la factura de la luz o la cesta de la compra (todo al mismo tiempo es ya imposible).

Esas familias ya pagaron su parte de la factura en la época de las vacas gordas, cuando el coste de la vida subió a todo tren y los salarios se quedaron, sin embargo, estancados. En plena borrachera de consumo –alimentado por la deuda colectiva- nadie hablaba entonces de la pérdida del poder adquisitivo, y ahí nos duele. Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), los ingresos del británico medio, teniendo en cuenta la inflación, han caído un 13% desde la debacle financiera.

Por bien que vayan las cosas, y según estimaciones de la Resolution Foundation, la Gran Bretaña 'exprimida' de clase media-baja no alcanzará hasta dentro de 10 años el nivel de vida que tenía en 2008. Y estamos hablando de un país con el 7,8% de desempleo, que sigue pareciendo la tierra prometida a los ojos de nuestros "jóvenes sin futuro" (que este domingo cruzarán por cierto el puente del milenio sobre el Támesis, denunciando la falta de oportunidades en España).

"Podemos hablar efectivamente de una mayoría exprimida por el estancamiento salarial, por los recortes sociales y por el sistema impositivo", recalca Giselle Cory. "Esta mayoría quedó excluida del crecimiento y ahora está siendo especialmente golpeada por la austeridad. Hablamos de familias que viven al límite y sin ahorros, para quienes una lavadora averiada o un gasto imprevisto supone un gravísimo trastorno".

Según el estudio, el auténtico bache entre ricos y pobres empezó a perpetuarse desde 1995. En apenas una década, el 1% de la población en lo más alto de la pirámide se benefició del 15% del total del crecimiento económico, la misma proporción que le correspondió en el desigual reparto al 50% de los británicos con rentas más bajas.

Hoy por hoy, un británico necesitaría los ahorros de 22 años para poder pagar la entrada de un piso, mientras que en 1983 le bastaba con tres años. El bache entre los que tienen y no tienen se estrella irremediablemente contra el muro de la vivienda: la proporción de propietarios ha bajado al 60% y a los jóvenes se les pone ya el estigma de la 'rent generation' (generación de alquiler).

El problema del subempleo
"Las posibilidades para la gente joven de subir en la escala económica son cada vez más limitadas", sostiene Giselle Cory. "Y esto coincide con los casos cada vez más habituales de mayores de 50 años que dan precisamente un paso atrás, por los cambios del mercado laboral y en medio de la actual incertidumbre económica".

"En Gran Bretaña, aunque el paro no es tan acuciante como en España, tenemos un problema adicional con el subempleo que afecta sobre todo a las mujeres", agrega la analista de la Resolution Foundation. "El nuestro es el segundo país occidental, después de Estados Unidos, con la mayor proporción de trabajadores con salarios bajos, el 21% de la población".

"Tenemos que movernos necesariamente del salario mínimo al concepto del 'living wage' (salario de vida)", sostiene Giselle Cory. "Se trata de una idea que cuenta ya con un amplio consenso político y con el apoyo de gran parte del mundo empresarial, que empieza a moverse ya en esa dirección: comprometerse con unos salarios más equitativos y un estándar de vida para sus trabajadores que vaya más allá del mínimo salarial".

El reto a medio plazo, según la Resolution Foundation, no es ya cómo mitigar los efectos de la austeridad en las clases menos favorecidas, sino cómo volver a abrir el 'círculo de la prosperidad', restringido durante casi dos décadas a la parte más alta de la pirámide.

"Se habla de la necesidad de estimular el crecimiento, pero hay muy poco debate sobre cómo lograr que ese crecimiento sea compartido por la mayor parte de la población", añade Giselle Cory, que nos remite a las recientes recomendaciones de la Comisión de Niveles de Vida: "Más ayudas del Estado para el cuidado de los hijos. Más deducciones fiscales a las familias con dos sueldos. Medidas urgentes pro-empleo entre los trabajadores mayores, incluida una reducción de su aportación a la Seguridad Social. Nuevas vías de aprendizaje y acceso al mercado laboral para los más jóvenes".

Gavin Kelly, director ejecutivo de la Resolution Foundation, con experiencia desde el otro lado de la barrera (trabajó en Downing Street con Tony Blair), pronostica que las próximas elecciones de 2015 girarán irremediablemente en torno a cómo mantener los niveles de vida. En un artículo en 'The Guardian' sobre "la clase media exprimida", Kelly emite su peculiar diagnóstico sobre la frustración palpable y creciente, que puede extenderse hoy por hoy a cualquier país europeo:

"La vida no ha discurrido como se pensaba para la gente que ronda los 35 años. No pueden permitirse comprar una casa, el coste para mantener a la familia va en aumento y la inseguridad económica pasa factura,... seguir leyendo aquí.
Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/07/economia/1365328437.html
Una bella canción de Aute, "De alguna manera tendré que olvidarte", cantada aquí a dúo con Serrat.

viernes, 22 de febrero de 2013

La crisis española y como resolverla con un cuento de hadas.

Sí, digo de hadas, porque la receta propuesta es que seamos optimistas debido "a lo mucho bueno que tenemos".

Sólo con optimismo no se resuelven las cosas, ni en economía, ni en salud, ni en educación. Estamos en "el reino del pensamiento positivo", de lo políticamente correcto, el que conviene al bloque hegemónico para acallar las críticas -son visiones negativas, pesimistas dicen-.

En cualquier actividad humana, para cambiar las cosas hay que actuar, las cosas no cambian solas, sobre todo para mejor.

Para mejorar la educación, de un niño o un pueblo, hay que actuar. Para curar una enfermedad, hay que actuar y, sobre todo, una enfermedad grave como la que sufrimos. Y para mejorar el empleo, hay que actuar.

Si no, que se lo pregunten a los millones de parados que no encuentran empleos, o de jóvenes suficientemente preparados, mientras ven y oyen como, privilegiados políticos corruptos, reciben sobres millonarios "a cambio de nada".

Los corruptos nos piden confianza, paciencia y optimismo. Optimismo sí, todo el optimismo del mundo para el corazón. Unido a toda la lucidez del mundo para la inteligencia, a fin de comprender bien lo que sucede, analizarlo y aplicar todas las medidas adecuadas y necesarias para acabar con este desastre. Donde miles de niños pasan hambre y miles de familias se ven desahuciadas y en la calle, a causa del paro y no poder pagar sus deudas. Mientras los bancos se quedan con sus viviendas, reciben ayudas a fondo perdido del gobierno y le siguen cobrando deudas infladas a esas familias de por vida. Lo que no ocurre ni en Portugal, ni en USA, ni en Francia,... ¿Cuándo se cambiará esa ley hecha en exclusiva para que nos exploten los bancos?

Hay que decir con el poeta Gabriel Celaya: ¡¡¡Basta!!! ¡¡¡Basta de historias y de cuentos!!!

Dicho lo anterior os invito a ver el ingenioso y optimista vídeo.

 

martes, 19 de febrero de 2013

Teoría sobre Beatriz Talegón

Líbreme Marx de escribir que celebro las lágrimas de cocodrilo de Beatriz Talegón en la mani de ayer. Líbreme Lenin de cuestionar su integridad intelectual y moral. Líbreme Mao de usar palabras como OTAN, GAL, ETT, Yugoslavia, Afganistán, Libia o expresiones como reforma laboral, ERE irregular, reconversión industrial, rescate bancario, reforma constitucional exprés o Ley de Partidos.

Y líbreme Guevara de sospechar o intuir determinada estrategia populista al servicio de la cual la Talegón se deja manipular.

Tengo una teoría más plausible de lo que aquí está sucediendo.
Atención. Aunque Beatriz aparenta tener la misma edad que yo, nada más lejos de la realidad. ¿Han visto alguna vez Futurama? Pues eso es lo que le ha pasado a Beatriz Talegón: Ella vivía en la época de Pablo Iglesias, y le escuchó decir frases como “es cierto que aspiramos a llevar representantes de nuestras ideas al parlamento, pero jamás hemos creído que desde allí pueda destruirse el orden burgués y establecer el orden social que nosotros defendemos”. O: “este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones". O: “nosotros estamos dispuestos a vencer -¿se entiende?-, no a defendernos. A matar y a dejarnos matar. A todo”.

Pero, entonces, se produjo un misterioso accidente y Beatriz Talegón acabó criogenizada durante casi un siglo. Salió de la cámara y se fue directa a una manifestación en Madrid por el derecho a la vivienda. Y, pobre de ella, se encontró con que la gente (“violentos”, como los calificó después en La Sexta) la abucheaba por ser del PSOE. Acabó, pues, rompiendo a llorar, mientras la policía del régimen la escoltaba fuera de la manifestación.

Beatriz, yo te defiendo. Nadie te comprende, nadie sabe lo que estás sufriendo. Lo que pasa es que tú te has pasado los últimos 90 ó 100 años en una cámara de criogenia, y no sabes que ahora la sigla PSOE representa a los mismos que en tu época representaban Sagasta y el Partido Liberal.

En caso de que no hubieras pasado un siglo criogenizada, me alegraría de que te echen de las manifestaciones y de que llores, porque te lo mereces. Porque, si esa cámara de criogenia no existiera, tus lágrimas no podrían darme pena a la vez que las lágrimas de tantas familias desahuciadas por las leyes del suelo y el fomento de la especulación del PSOE, de tantos usuarios de servicios públicos recortados para pagar una deuda privada hecha pública por el PSOE mediante inyecciones de dinero a la banca, de tantos alumnos de institutos sin medios porque el dinero va a la miserable concertada que creó el PSOE, de tantos enfermos en hospitales con listas de espera infinitas por culpa de la ley 15/97 que abre la puerta a la privatización de la gestión hospitalaria y fue votada por PSOE y PP entre otros, de tantos jóvenes que no cotizan y no tienen convenio colectivo por culpa de la reforma laboral del PSOE o de tanto preso político por culpa de la Ley de Partidos votada por PSOE y PP (y el PA, por cierto) entre otros. En suma, de tanta gente que llora por culpa del PSOE.

Si no existiera esa cámara criogénica, tendría que decirte que las lágrimas de una pija con ínfulas de progre-guay y las lágrimas del pueblo al que dicha pija colabora en aplastar y oprimir no pueden darme pena simultáneamente, por lo que debo elegir. Y que una mujer que llora por no ser aplaudida por aquellos a los que hace llorar es una psicópata que debería estar encerrada con una camisa de fuerza.

Beatriz Talegón, sé que estás triste, como el niño de Inteligencia Artificial. Como él, deberías esperar millones de años, a ver si vuelves a ser feliz. A lo mejor si vuelves a tu cámara resulta que en algún punto de la historia vuelve a surgir algún partido que, casualmente, tenga de siglas PSOE y pretenda hacer alguna “revolución” (como dijiste en el congreso aquel).

Mientras tanto, tal vez deberías ir pensando en cambiar de partido.
¿O es que tienes miedo a ser abucheada allá donde tengas la desfachatez de aparecer?
¿O es que no eres más que una máscara y detrás acecha, como siempre, Emilio Botín?
¿O es que en el PSOE habéis tomado a la gente por gilipollas y ahora estáis cagados de miedo al ver que la cosa se os va de las manos…?
Fuente: Manuel Navarrete.
Lo que Beatriz Talegón no dijo y debería haber dicho, Vicenc Navarro


lunes, 22 de octubre de 2012

Una tercera vía para los jóvenes investigadores en España. Me planto, me uno y reivindico

En abril de 2009, la Junta de Andalucía, a través de financiación recibida del Fondo Social Europeo, me otorgó un contrato de cuatro años de duración. El objetivo del mismo era formar a personal docente e investigador al más alto nivel en determinadas áreas de conocimiento, consideradas deficitarias por tener falta de recursos humanos. Casi cuatro años después de haberme otorgado dicho contrato, estoy a punto de ser doctor (o eso espero), tengo 5 artículos publicados en revistas de alta calidad (otros 5 sometidos a evaluación), 4 capítulos de libro, un libro editado, he presentado y defendido comunicaciones en más de 20 conferencias de investigación y de docencia (nacionales e internacionales), he realizado dos estancia de investigación, multitud de cursos para mejorar mi formación docente e investigadora (incluyendo el curso de adaptación pedagógica y el curso de iniciación al profesorado universitario novel), y he impartido conferencias, seminarios y realizado labores docentes (en total he dado unos 24 créditos de docencia). Sinceramente creo que he sobrepasado con creces lo que mi contrato exigía, mostrando con indicadores objetivos que estoy preparado para dedicarme a la docencia y a la investigación universitaria. Sin embargo, en el mejor de los escenarios posibles, suponiendo que se alinearan los planetas y un rayo de luz me diera de lleno sólo a mí, mi futuro en España estaría vinculado a un contrato mucho más precario que el que tengo actualmente y cobrando en torno a un 20% menos. Como digo, ese sería el mejor de los escenarios posibles, un escenario por el que compiten tantos investigadores e investigadoras igual o más preparados que yo. ¿Qué sentido tiene esto? La respuesta es, simple y llanamente, ninguno. No sólo es una incoherencia, es un error que lejos de beneficiar al país va a lacrar e hipotecar su senda en las próximas décadas. No por no contratarme a mí, claro está, sino por hacer gala de esa orientación en una materia que marca las diferencias cualitativas entre países, la educación.

Quizás, con un ejemplo de un ámbito diferente al académico se vea el error de manera más gráfica y más claramente. Pongamos el caso de que una compañía dedicada a la venta de coches decide pagar a uno de sus trabajadores un máster de venta personalizada valorado en 90.000€. Lo último que se le ocurriría a esa empresa una vez que el trabajador ha acabado su formación, habiendo demostrado su capacidad para vender muchos más coches, sería despedirlo o bajarle el sueldo un 20%. Al contrario, tendrá que pagar más por sus servicios y mejorar sus condiciones laborales, puesto que su rendimiento es mayor y hace a su empresa ganar mucho más dinero.

Esta situación es exactamente la misma que se ha dado en mi caso y en el de muchos otros que han disfrutado o disfrutan aún de contratos de investigación similares (becas FPU, FPI, etc.). La idea del gobierno español al contratarnos fue formar a personal excelente en el ámbito académico para mejorar, en el corto plazo, la plantilla de las universidades españolas. Así, se lograría, tanto que aumentase la productividad científica como que los futuros titulados y tituladas españoles pudiesen contar con mejores docentes que los capacitasen para ser más competitivos en sus respectivas profesiones (ver el BOE o el BOJA publicado para cada uno de los contratos de investigación mencionados). Sin embargo, cuando finaliza nuestra formación, en lugar de valorarnos más y mejorar nuestras condiciones para que revirtamos todo nuestro aprendizaje en la sociedad, lo que hace el gobierno es reírse de nosotros y de todos los que han pagado sus impuestos con la intención de que en el futuro aportásemos nuestro valor añadido a la sociedad española. Esto es justo lo que está haciendo la universidad española con los jóvenes a los que ha formado, invertir y gastar miles de euros en ellos para luego echarlos a la calle (en mi caso, la inversión aproximada que se ha hecho en los últimos 4 años ha sido de unos 90.000€).

Y el problema no es para nosotros, afortunadamente no abundan los doctores en paro y no les suele faltar el trabajo, el problema es para el país y para sus ciudadanos, para Andalucía y los que viven allí, en mi caso. En el ejemplo de la empresa de coches habría muchas empresas encantadas de contratar al susodicho trabajador con lo ojos cerrados, en nuestro caso, también hay universidades y centros de investigación públicos y privados (Europa, Asia, América Latina, Australia, África) interesados en contar con nuestros servicios, puesto que no sólo no han de desembolsar nada de dinero en nuestra formación, sino que se beneficiarán de unas competencias que pocos otros poseen y que hemos demostrado sobradamente.

Ésta es la situación en la que nos encontramos en la actualidad miles de investigadores noveles formados en España. Ante este escenario, se están produciendo dos tipos de reacciones en el gremio: la primera es aguantar a costa de paro, precariedad y muchos rezos propios y familiares para tener suerte y conseguir un contrato irrisorio en el medio plazo; la segunda, es irnos fuera de España.

En mi opinión, tomar cualquiera de estas salidas sería un error, creo que nuestro deber como investigadores, por dignidad y por ética, debe ser negarnos y plantarnos ante estos escenarios, exigiendo una tercera vía para nuestro futuro. Por dignidad, porque no podemos aceptar que se nos trate así, no es justo, ni lógico, no tiene ningún sentido, y si lo aceptamos estamos legitimando esa manera de operar e incluso me atrevería a decir que reproduciéndola y haciendo que el que venga después lo tenga si cabe aún peor. Por justicia, porque no es justo que nos hayan formado aquí, hayan invertido y apostado por nosotros, y cuando podemos devolver con nuestro trabajo el enorme desembolso que millones de ciudadanos han pagado con sus impuestos, no debemos irnos a revertir nuestro saber a otros países, no es justo, ni ético, ni moral...
Fernando García-Quero. Investigador FPDI-Junta de Andalucía, Departamento de Economía Aplicada, Universidad de Granada

sábado, 6 de octubre de 2012

Mi hija emigró

Esta vez no voy a hablar de ciencia ni políticas de I+D; lo retomaré en el próximo post. Esta vez voy a hablar de lo que ocurre en mi casa, y que refleja lo que con toda seguridad está ocurriendo en muchos otros hogares, porque en el día de hoy la verdad es que no puedo pensar en otra cosa.

 Ayer me despedí de mi hija. Emigra en busca de un futuro que no ha podido encontrar en su país y que la sociedad, o sus padres, no le ha sabido dar. Es extraordinariamente frustrante para un padre ver marchar a sus hijos, pero mantenerlos a costa nuestra no es opción porque supondría llevarles a una situación en la que quedarán atrapados sin futuro.

 Vivir en el extranjero ni es nuevo para ella ni le intimida, porque en los últimos 5 años ha vivido y trabajado en Canadá, Francia e Inglaterra, pero entonces se trataba de mejorar sus cualificaciones profesionales. Ahora se trata de rebelarse contra quienes se refieren a su generación como la generación perdida.

Marchar le ha costado quedarse sin pareja, por lo que el llanto, apagado, que oía por la noche desde mi cama, se me hacía aún más amargo. Como muchos jóvenes de su edad, mi hija ha completado su formación profesional con el paso cambiado. En la primavera regresó a España con la intención de buscar un empleo en España, en lo que fuese pero a poder ser "de lo suyo".

Consiguió algunas entrevistas de trabajo, pero las condiciones siempre eran abusivas: salario de becario, 400 € al mes, para una persona con una licenciatura, un master, que domina cuatro idiomas y con experiencia laboral en el extranjero. Estos sueldos no le darían ni para comer ni para alquilar una habitación en las ciudades donde le ofertaban estos empleos. Tendría que tener una ayuda de sus padres, a lo que, por supuesto, estamos dispuestos. Pero ella no quiere seguir dependiendo de nosotros, con una ayuda que, de hecho, estaría subsidiando a los empresarios que abusan de nuestros jóvenes. 

Este verano han pasado por casa, para despedirse, muchos amigos suyos. Sus conversaciones siempre giraban en torno a lo mismo: la depresión de la crisis, los despidos o el miedo a ser despedido, los abusos de los empresarios que, aprovechándose de la crisis imponen condiciones leoninas, despidiendo a buena parte de la plantilla para que los "supervivientes" hagan el trabajo del resto, intimidados por la amenaza de ir a la calle. Me pareció que se sienten culpables y quizá -como a todos- algo de culpa les corresponde, pero no el peso excesivo que estamos cargando sobre ellos.

 En Mallorca, donde vivo, ha sido un año espectacular de turismo, con cifras récord de viajeros e ingresos. Un amigo que tiene un restaurante me dice que este verano ha hecho un 15 % más de caja. Sin embargo, muchas empresas del sector han despedido a buena parte de sus plantillas, de nuevo forzando al resto a asumir las tareas de los despedidos, aprovechándose del miedo a perder el empleo para aumentar sus márgenes de beneficios. ¿Es esto lo que ha conseguido la reforma laboral?.

 La mayor parte de sus amigos también emigraban, unos a Alemania -sin saber alemán pero cargados de ilusión y desparpajo; otros a Uruguay, para poder desenvolverse en español, otros a Canadá, Australia, Inglaterra, Noruega...

Estoy seguro de que muchos se han ido en condiciones mucho más difíciles que mi hija o sus amigos, o que incluso, queriendo hacerlo, no se hayan podido ir porque tengan dependientes a su cargo a quienes no puedan abandonar.

La emigración no es nueva en nuestro país, pero pensábamos haberla dejado atrás en el siglo XX y haberla cambiado por la movilidad internacional. Pensábamos que nuestros jóvenes se formaban y maduraban en un país moderno, avanzado, miembro destacado de la Unión Europea, con euros en su bolsillo, y pujando por entran en el G8 ante el asombro del mundo. Todo eso era una ilusión, un escenario de cartón piedra.

Como padre me siento inmensamente frustrado y fracasado. Los padres siempre anhelamos que nuestros hijos conozcan una vida mejor que la que nosotros tuvimos, y así ha sido al menos desde que la Guerra Civil nos hizo tocar fondo. Ochenta años después estamos cayendo en barrena en una involución económica y política que, ya lo escribía hace un año, amenazaba con arrastrarnos por el túnel del tiempo hacia la España de mi infancia en los años 1960, a la que ya estamos llegando en muchas cosas.

También me siento frustrado como formador de jóvenes científicos, aunque estos, estoy convencido, tienen un mejor futuro, porque el largo período de formación de investigadores, que se completa al final de treintena, supone que estos jóvenes, de la misma edad que mi hija, a quienes dirijo tesis de doctorado y master, seguirán progresando como científicos para -espero- completar esa formación cuando nuestro país haya salido del hondo agujero en que se encuentra. Sin embargo, para ellos no será fácil, y también habrán de ser duros y resistentes para salir adelante.

Pero no se trata de compartir mis sentimientos como padre ni como formador de jóvenes investigadores, sino de mis sentimientos como ciudadano español. ¿Qué futuro espera a una sociedad en la que sus jóvenes solo tienen la opción de desaparecer o amoldarse a condiciones laborales las más de las veces abusivas y requiriendo del subsidio de sus padres?...

Nadie pide perdón a nuestros jóvenes. Yo lo quiero hacer desde aquí, por la responsabilidad, quiero creer que poca, que me toca.

Acostumbrados a comulgar con rueda de molino, ya no nos da escalofríos saber que la cifra de desempleo entre nuestros jóvenes supera el 50 % (sin contar, claro está, con los que ya se han ido, que son multitud).

Mientras la Roja siga metiendo goles y Cristiano esté alegre seguiremos embotados y aceptando con resignación estos males que se nos han echado encima, sin que nadie asuma responsabilidades y nadie pida perdón...

Hay quien se felicita, estúpidamente, de que muchos seguimos en silencio, pero algo está cambiando. Ya no nos vale más de lo mismo, ya no nos aplacan con mentiras calculadas, engaños burdos, eufemismos y la cantinela de que lo que nos pasa es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y nos merecemos lo que pasa...

Deseo que mi hija y todos los que como ella se han ido a la emigración, sean felices y puedan en un futuro cercano regresar a su país para contribuir, con su capacidad, a nuestro futuro.

Me gustaría cerrar este texto recitando a mi hija, y a todos los jóvenes de su generación que, como ella han emigrado, el poema de José Agustín Goytosolo, Palabras para Julia; pero es mejor que lo escuchen cantado por Paco Ibáñez en su concierto en el Olympia de París. Por Carlos M. Duarte, Profesor de Investigación, CSIC, en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA). Fuente, 6 octubre 2012, Huffington Post.

viernes, 27 de julio de 2012

Manual para cobrar el paro. He perdido mi trabajo, ¿puedo cobrar el paro?

¿Cuánto voy a cobrar por la prestación? ¿Durante cuánto tiempo?
¿Qué trámites hay que seguir para cobrar la prestación?

Cuando uno pierde su trabajo, lo habitual es acudir a las oficinas de empleo. Allí tiene que darse de alta como demandante de un trabajo y reclamar la prestación. Pero este no es un trámite automático y no todo el mundo tiene derecho a cobrar el paro.

 ¿Quién puede cobrar del paro?
 Pueden cobrar la prestación quienes hayan perdido su empleo y trabajaran por cuenta ajena, bien sea porque son despedidos o porque se les acaba el contrato. También pueden percibir el paro los autónomos que hayan dejado su actividad y cotizaran para tener el derecho a cobrar el paro, los altos cargos de la Administración, los militares de complemento y los funcionarios y personal contratado temporalmente, de las administraciones. La protección frente al desempleo también da cobertura a los afectados por expedientes de regulación de empleo de suspensión temporal de empleo o reducción de jornada.

 ¿Qué requisitos hay que cumplir?
 El parado tiene que haber cotizado al menos durante 360 días en los seis años anteriores a perder el empleo.

 ¿Cuánto tiempo puedo cobrar el paro?
 La duración de la prestación por desempleo oscila entre un mínimo de cuatro meses y un máximo de dos años. Para la mayoría de trabajadores, el periodo está en función del tiempo cotizado durante los seis años precedentes a la pérdida de empleo. Para los autónomos que cesan su actividad cambian los periodos de cotización y el tiempo que tienen derecho a percibir prestación.

 ¿Cuánto voy a cobrar?
 Para calcular el paro se toma como base el promedio de las bases reguladoras de los 180 días previos a la pérdida del empleo. Durante los seis primeros meses, el parado percibirá el 70% de la base reguladora (se calcula con el promedio de la base de cotización por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, excluyendo las horas extraordinarias). A partir del séptimo mes, la paga mensual se reduce al 50% de la base reguladora. La prestación mínima asciende este año a 497 euros al mes (el 80% del Indicador Público de Rentas Múltiples, IPREM). Cuando el parado tiene al menos un hijo a su cargo, la paga mínima sube hasta los 664,74 euros. El desempleado nunca percibirá más de 1.087,20 euros (el 175% del IPREM), aunque le corresponda una paga mayor por lo cotizado. Si el parado tiene un hijo a su cargo, la prestación sube hasta 1.242,52 euros; si tiene dos o más, hasta los 1.397,83 euros mensuales.

 ¿Puedo cobrarlo todo de una vez?
 El parado tiene derecho a cobrar toda la prestación de una vez, en lugar de mensualmente, cuando decide darse de alta como autónomo o incorporarse como socio a una cooperativa. Será un requisito imprescindible tener al menos pendiente de cobro tres mensualidades y no haber hecho uso de este derecho en los cuatro años previos.

 ¿Puedo cobrar el paro y trabajar al mismo tiempo?
Se puede cobrar la prestación al mismo tiempo que se trabaja a tiempo parcial, siempre que el interesado lo solicite. La cuantía de la prestación se reduce en la misma proporción que la jornada que se realice.

¿Qué pasa cuando se agota la prestación?
Una vez se ha agotado la prestación, los parados con obligaciones familiares y los mayores de 55 años tienen derecho a percibir un subsidio siempre que no tengan otra fuente de ingresos que supere el 75% del salario mínimo interprofesional (481,05 euros). También tienen derecho a cobrar la prestación los liberados de prisión, los trabajadores españoles que regresen a España desde un país de la Unión Europea y no cobren prestación del país de procedencia o los parados que no han cotizado por el tiempo suficiente para percibir una prestación contributiva.

 Me he quedado en paro y quiero solicitar la prestación, ¿qué hago?
 Si ha perdido su trabajo, tiene 15 días hábiles para darse de alta como demandante de empleo y solicitar la prestación, por este orden, en la oficina de los servicios públicos de empleo que le corresponde.
Sin estar dado de alta como demandante, el parado no puede reclamar la prestación a la que tiene derecho.
 El mismo día que solicita cobrar el paro, el desempleado tiene que suscribir el compromiso de actividad, que implica que el firmante se compromete a buscar trabajo de forma activa, a aceptar una oferta de empleo adecuada y participar en las acciones que los servicios públicos de empleo le ofrezcan para formarse, reciclarse o reducir su tiempo de estancia en el desempleo.

 ¿Qué documentación necesito?
 A la hora de solicitar la prestación, el demandante tiene que presentar:
 • El DNI si es español o el pasaporte o tarjeta de residencia si es extranjero.
 • Los certificados de empresa de las compañías en los que hubiera trabajado en los últimos seis meses.
 • Impreso de la prestación.
 • Datos de domiciliación bancaria.
 • Declaración de hijos a su cargo.
 • Y autorización a la oficina de empleo para que recabe datos de rentas e información fiscal a Hacienda.

 ¿Qué trámites se pueden hacer por Internet? 
 A través de Internet el parado puede solicitar el reconocimiento de la prestación y el cobro de la prestación. Lo que no puede es darse de alta como demandante de empleo, el requisito previo para poder iniciar todo el proceso.
Ver en El País.

martes, 24 de julio de 2012

La creatividad de los adolescentes

“Luis, si vivieses en Estados Unidos te habrían dado un millón de dólares”. Esa frase es una cantinela en la vida de Luis Iván Cuende. A los 12 años creó una distribución Linux para Asturias, Asturix, que se han instalado 30.000 usuarios en 20 países. Un éxito empresarial que no corresponde con su presupuesto o su reconocimiento social y mediático. “Se nos margina por la edad. Ninguna Administración se ha interesado por mi sistema que es gratuito, no he conocido a ningún político, cuando buscaba financiación se reían…”, cuenta. El premio a mejor hacker adolescente de Europa 2011, otorgado en el concurso de programación HackNow, le hizo subir enteros como profesional y ahora junto al murciano Alberto Elías de Ayala, de 16, busca inversores para su empresa Holalabs. Les separan 1.000 kilómetros, pero no la ilusión de lanzar un nuevo escritorio o posicionar su proyecto Incubator. Este canaliza en la Red cinco proyectos de jóvenes ambiciosos, enfrascados en crear un Twitter para vídeos o un competidor de Google.
 Ellos no son el futuro sino el presente. “El futuro pertenece a las sociedades que faciliten el despliegue de la capacidad emprendedora de los ciudadanos —aquellas que defienden y fomentan la libertad— porque alumbrarán las nuevas empresas que convertirán los problemas actuales en oportunidades para mejorar la calidad del sistema productivo”, afirman el economista Ángel Pes y el filósofo Norbert Bilbeny en Emprender con responsabilidad (Lid).
 “Entre mis compañeros hay mucho talento, pero están dormidos. Les animo, pero les puede el miedo o les aburre”, lamenta Cuende. En vacaciones no se despega del ordenador y durante el curso saca seis horas diarias para sus proyectos. Con su pantalón corto y su camiseta azul, se diluye en la masa. Pero no es uno más. Es un inspirational speaker. Piensa que no es positivo que se fuerce a la gente a ser emprendedora, pero que se frena la originalidad en las escuelas. “Con los años se gana experiencia y se pierde creatividad”.
 Se entiende, pues, que este pequeño Bill Gates autodidacta, al que ayudan una veintena de personas, se sienta un incomprendido, aunque reconfortado tras compartir días con 240 estudiantes del bachillerato internacional (BI). Una conferencia de futuros emprendedores de más de 30 países que se ha celebrado en la IE University de Segovia. Su objetivo: que estos chicos aprendiesen herramientas para levantar empresas sociales que sirvan de vehículo para cambiar lo que les rodea. La imagen opuesta a los denigrados ni-nis. Potenciar esta creatividad es tarea de Max Oliva, cofundador de HubMadrid, un espacio de trabajo que comparten emprendedores empeñados en mejorar el mundo”. “Hay 4.000 millones de personas que viven con dos o cuatro dólares al día y pagan más por productos y servicios que, además, son de peor calidad. Dar un 0,6% del PIB en ayuda al desarrollo es caridad. Hay que apostar por poner en valor real su budget (presupuesto) y no olvidar su dignidad”, resalta el cofundador la cooperativa de educación Teamlab.
 Oliva coordina en la IE los talleres de Design Thinking, el mismo proceso de creación al que se enfrentan los diseñadores para desarrollar productos o servicios. El primer paso es descubrir las necesidades del usuario. Después, generar ideas tangibles que den solución. Luego se crea un storyboard, en el que se relata su vida y la estrategia a seguir. Y, finalmente, un vídeo. Así, para afrontar la integración de las minorías en un instituto de California, los adolescentes del BI decidieron organizar una fiesta con eventos deportivos en el que cada uno mostraba su cultura. Un festejo sufragado con la venta de camisetas y de entradas... Leer más en el País.

viernes, 6 de julio de 2012

España sí puede. La selección española, ejemplo ante la crisis: sacrificio, disciplina e inteligencia. El país tiene más empuje de lo que se cree en el exterior

La alegría y el orgullo que sienten los españoles ante el triunfo de la selección de fútbol, y la cascada de halagos con la que el mundo entero ha respondido al equipazo que aplastó a Italia para coronarse campeón de Europa, tendrán su sobria respuesta en los próximos días. España goza de buen circo, nos recordarán los realistas, los cabezas duras. ¿Pero dónde está el pan?
 La pregunta no es injusta. España también es campeona de Europa del desempleo, con la cuarta parte de la población sin trabajo, y a los bancos les ahogan las deudas tras inflar el globo hipotecario alegremente durante una década hasta que un día reventó. La austera medicina que exige Alemania a cambio de acudir en nuestro rescate ha dado como resultado duros recortes de los servicios públicos —sin excluir la salud y la educación— y la reducción de los sueldos de aquellos afortunados que aún mantienen sus trabajos. Mucha euforia. Mucho “¡campeones!, ¡campeones!”. Sin embargo, los jarros de agua fría no escasean.
 No se ven más mendigos que en Londres y las calles son seguras Pero hoy, mientras el fútbol español se da un baño de admiración global, ¿por qué no hacer un esfuerzo por buscar otras razones para contemplar la vida con un cierto buen humor, incluso optimismo? Dentro y fuera de España hay muchos que parecen deleitarse ante la aparente constatación de que, dejando a un lado el fútbol, este país es un desastre. Pues que se sigan deleitando, ya que motivos les sobran.
 Pero, ¿por qué no proponer argumentos que contradigan, o al menos diluyan un poco, los previsibles y cansinos pronósticos catastrofistas? Empezando por el hecho de que mientras un creciente porcentaje de alemanes, británicos y holandeses aparentemente claman por librarse de las cadenas de la Eurozona, hoy son más que hace un año los que se toman vacaciones en España. El ‘Financial Times’ ponía en cuestión el abismo en que se encuadra a España La industria de la construcción padece rigor mortis —aunque no sería un mal momento para que un alemán con ahorros y necesidad de sol invirtiera en un chollo en la costa mediterránea—, pero el otro pilar de la economía española, el turismo, sigue en plan boom. Gracias a los amigos —más amigos, quizá, de lo que parecen— del norte, los turistas han gastado un 4,6% más en España en los primeros cinco meses del año que en el mismo periodo de 2011. En mayo, la cifra llegó a un 7,5% más que el mismo mes del año pasado. Lo cual ayuda a explicar la feliz noticia de este martes de que el paro bajó en 98.853 personas en junio... Ver más en El País

sábado, 12 de marzo de 2011

Portugal. Decenas de miles de portugueses se manifiestan contra la precariedad en la mayor concentración al margen de los partidos. (Foto de (O)Porto)

Las convocatorias han sido promovidas por el movimiento juvenil Geração à rasca (Generación en apuros) en más de 11 localidades lusas.
Decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes, salieron ayer a la calle para protestar pacíficamente contra "la precariedad" en Lisboa, Oporto y otras ciudades portuguesas, en la mayor movilización que se realiza en este país al margen de partidos y sindicatos desde la revolución del 25 de abril de 1974. Los organizadores aseguran que sólo en Lisboa 300.000 personas respondieron a la convocatoria de la autodenominada Geração à rasca (Generación en apuros), efectuada a través de Facebook por un reducido grupo de jóvenes hace poco más de un mes. Al margen de las cifras, lo cierto es que las manifestaciones en Lisboa y Oporto superaron todas las expectativas.
"El país está en apuros" y "La precariedad no escoge edad" eran los lemas de las dos grandes pancartas que abrían la marcha en la capital portuguesa, que abarrotó de punta a punta la Avenida de la Libertad, arteria principal de la ciudad. La consigna más coreada fue "Con precariedad no hay libertad", signo de las condiciones en que viven más de un millón de portugueses, entre desempleados y trabajadores en condiciones lamentables.
"Estoy harta, pero no me callo", podía leerse en un cartel que enarbolaba una joven. Las críticas a los políticos estaba presente en toda la iconografía de las manifestaciones. Ayer quedó meridianamente claro que hay muchos portugueses que no creen en la clase política. Lo demostraron en las elecciones presidenciales del pasado 23 de enero, en las que la abstención llegó al 53,48% (más de cinco millones), y lo dijeron ayer en voz alta en las calles de 11 ciudades.
Los jóvenes eran clara mayoría, pero también había padres y abuelos, porque como decía un veterano de abril "la precariedad no respeta edad". La manifestación era un cuadro variopinto de ciudades de distinta edad y condición, mucho de los cuales difícilmente responderían a una convocatoria partidista, y que ayer lo hicieron no por curiosidad.
La manifestación ha concluído en la plaza de Rossío, símbolo en Portugal por ser escenario de las mayores manifestaciones desde la revolución de los claveles del 25 de abril. "Aquí pasa todo", comentaba en inglés un portugués a un turista despistado. Tres de los cuatro jóvenes que promovieron la protesta leyeron el manifiesto que está colgado en Facebook desde el 5 de febrero. "Somos la generación con mejor educación de la historia del país", "no protestamos contra otras generaciones, protestamos por una solución y queremos ser parte de ella", "protestamos para que todos los responsables actúen en conjunto", dijeron uno tras otro João Labrincha, 27 años, Paula Gil, 26, y Alexandre Sousa Carvalho, 25 antiguos compañeros de facultad en la Universidad de Coimbra que, de la noche a la mañana, han pasado a acaparar la atención de todos los medios de comunicación. "La lucha no acaba hoy", repetía De Sousa Carvalho.
En los días previos a la manifestación hubo intentos de manipulación y de sembrar la confusión, con mensajes falsos que circularon por Internet, como el que pedía un millón de personas en la calle para acabar con la clase política. Algo así como aquel "que se vayan todos" argentino en la época del corralito. Algunos comentaristas criticaron y despreciaron a los organizadores de la manifestación.
Pese al descrédito de los políticos, los promotores de Geração à rasca no son anti-partidos. Tres de ellos militan o han militado en las juventudes del Partido Socialista, Comunista y del Bloco de Esquerda. Y para evitar malas interpretaciones invitaron a los 230 diputados de la Asamblea de la República a acudir a la manifestación. "Tienen que ser parte de la solución, y para nosotros no son el problema", señaló Sousa Carvalho. "No es una protesta contra el Gobierno", añadió Paula Gil. "Hemos contactado a diputados, movimientos estudiantiles, organizaciones de la sociedad civil, religiosas, deportivas..." ...
Seguir leyendo aquí en "El País".

viernes, 1 de octubre de 2010

Me han despedido... ¿y ahora qué?

Completar la formación con cursos y posgrados, montar un negocio, opositar e irse al extranjero a perfeccionar un idioma, entre las salidas más habituales 

Desde el 1 de enero de 2008 se han destruido 1.267.200 empleos de menores de 31 años. Varios expertos y jóvenes que han sido despedidos analizan las diversas opciones para salir del bache y qué hacer mientras dura. "Paradoja surrealista". Así define Fátima Vasco, de 30 años, el hecho de ser una orientadora laboral en paro. Busca empleo desde julio, cuando la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de la localidad malagueña de Estepona cancelaron "por motivos económicos" el Servicio Integral para el Empleo en el que trabajaba.

 Diplomada en Educación Social y licenciada en Pedagogía, envía currículos mientras piensa qué hacer ahora. "Puede que un máster, unas oposiciones, montar una academia, irme con cualquier cosa a Malta o Londres por el inglés...". No es fácil decidir, sobre todo sabiendo que el 16,4% de los universitarios de entre 25 y 29 años está también en paro, el doble que en 2008, según la última EPA. Y sin embargo, el primer despido es, a juicio de todos los expertos consultados, un buen momento para replantearse el futuro. Rafael Saiz, coach especializado en alto rendimiento, recomienda empezar por preguntarse '¿qué quiero hacer?', por consultar a familia y amigos "para qué vales" y por decidir si quieres ser "empleado, autoempleado o empresario". "Con el finiquito puedes pensar en montar tu empresa", recuerda Saiz a un país tradicionalmente poco emprendedor en el que hay casi tantos funcionarios como empresarios y autónomos. Pero esta generación parece distinta. Según un estudio de Metroscopia para la Fundación Bertelsmann de 2009, a más de la mitad de los jóvenes le gustaría constituir su negocio. Pero la mayoría lo que quiere es un trabajo que se ajuste a su currículo, una aspiración difícil de alcanzar teniendo en cuenta que un 44% de los jóvenes licenciados desempeña un oficio inferior a su capacidad, según la OCDE. Aunque varios especialistas aconsejan apurar al máximo antes de rebajar el listón, César Castel, director de Operaciones de Adecco Professional, pide a los jóvenes lo contrario, que sean "realistas e intenten cuadrar su interés a la demanda del mercado". 

Carlos Alemany, director de la empresa de cazatalentos Korn/Ferry en España, recomienda soñar y ser prácticos: "Hay que tener un plan A y un B por si el primero falla, y es normal que pase". Cuando el A y el B fallan, muchos ven como única salida seguir estudiando. "Es el momento de invertir en formación", subraya Rodrigo Barahona, director de Selección de la consultora Tea-Cegos, que añade que debe ser "lo más concreta, corta y operativa posible". Alemany también apuesta por "un máster, a ser posible en el extranjero". En la formación "no vale la enlatada, sino la que te diferencie". Eso hizo Ricardo Coloma, consultor de 29 años, que se marchó a la Universidad de Berkeley (California) tras quedarse en paro en junio. "Fui el último en llegar y el primero en salir", explica sobre su despido de una de las cuatro grandes consultoras. Acaba de volver con un curso de contabilidad financiera americana y espera que este "valor añadido incline la balanza" a su favor. Beatriz Zotes, bilbaína de 30 años, también ha optado por ampliar sus estudios. Licenciada en un campo "de hombres", Ingeniería, no duda de que perdió su trabajo por ser mujer. "Anuncié que me casaba y el jefe me dijo que en breve estaría embarazada. Supe que me iban a echar porque, para ellos, yo ya no era Beatriz sino un útero", se lamenta. Como lo veía venir, poco antes de acabar en la calle se matriculó en un "máster por la UNED". A finales de septiembre terminan las prácticas de su posgrado. "Y entonces, ¿qué?", se angustia. 

En los estudios, la estrella son los idiomas. "Si antes abría puertas hablar inglés, hoy las cierra todas no hablarlo", enfatiza Barahona. "Es absolutamente necesario dominar otros idiomas", subraya Saiz, que apunta al inglés y a "lenguas potenciales" como árabe o chino. Los expertos también aconsejan perder el miedo y los complejos a salir fuera, donde según Alemany "los españoles son muy valorados por su creatividad y capacidad de improvisación". En este sentido, Sandalio Gómez, catedrático de Recursos Humanos del IESE, recuerda que un "mundo global requiere una mentalidad global" y pide a los jóvenes que dejen de buscar en España para hacerlo "en el mundo". "No es una maldición como lo era en los cincuenta irse a Alemania, sino una experiencia enriquecedora". Pero Gómez advierte del peligro de una huida masiva de cerebros. "Y una vez que se han ido, cómo los recuperas". 


Volver a las aula, más aquí.

martes, 28 de septiembre de 2010

"Ante la explotación y los abusos, hemos decidido crear un sindicato"

La crisis ha agravado la situación de los profesionales sin convenio laboral
El abuso de la temporalidad o de la figura del falso autónomo ha dejado a muchos jóvenes desprotegidos y les ha alejado de los sindicatos. Dos nuevas asociaciones -de arquitectos y arqueólogos- luchan por recuperar los derechos perdidos.
Después de acabar Arquitectura, María López se dio de bruces con la realidad laboral: "Hace seis años que estoy trabajando y nunca he tenido un contrato. Jamás. Ahora he pasado de cobrar 300 euros en negro a ser contratada ilegalmente como autónoma por unos 21.000 euros brutos".
Esta arquitecta de 28 años trabaja todos los días en la misma empresa con un horario fijo y paga de su bolsillo unos 250 de cuota de autónomos -"se me va el sueldo"-, lo que le asegura menos derechos de los que tienen los empleados fijos (paro, baja por enfermedad, embarazo). Y como muchos de sus compañeros de profesión, está cansada: "Pertenecemos a una generación que acepta casi cualquier cosa. En parte, es culpa nuestra. No hemos sido conscientes de las consecuencias. El problema ha estado en nosotros pero no hemos querido verlo, aunque con la crisis hemos despertado".
María se ha afiliado al primer Sindicato de Arquitectos de España (SAE), que nació a principios de este año con el objetivo de combatir la precariedad laboral y conseguir un convenio colectivo para un sector que, a diferencia de las ingenierías, carece de protección legal. El sindicato, que no revela su número de afiliados, calcula que el 60% de los arquitectos que ejercen en España lo hacen como falsos autónomos. "Contra lo que más estamos luchando es contra arquitectos de otra generación que fomentan un sistema ilegal", explica Ramón Durántez (35 años), portavoz de SAE. "Queremos proteger a los arquitectos, a los arquitectos que trabajan por cuenta ajena, que se les explota y se abusa de ellos", explica Durántez, Ver todo aquí en "El País"