jueves, 21 de junio de 2018

Marx y la naturaleza. Por qué necesitamos a Marx ahora más que nunca

Elizabeth Terzakis
Rebelión
Traducción: Héctor R. López Terán.

Al final de enero de 2018, la montaña rusa que es la presidencia de Trump tomó otro giro inesperado: el líder del mundo libre afirmó que los Estados Unidos podrían reintegrar el Acuerdo Climático de París de 2015, si los Estados Unidos recibieran un "trato completamente diferente". Como dijo Trump al presentador de ITV Piers Morgan "Creo en el aíre limpio. Creo con claridad, hermoso... Creo en tener una buena limpieza en todo. Ahora dicho esto, si alguien dijera volvamos al acuerdo de París, tendría que ser un acuerdo completamente diferente porque tuvimos un acuerdo horrible". Trump también manifestó su opinión (objetivamente incorrecta) de que los casquetes polares están en "niveles récord". [1]

Como si tener un ignorante de presidente no fuera suficiente, el Acuerdo de Paris, que actualmente cuenta con doscientos firmantes y fue proclamado como una "victoria para todo el planeta" cuando fue firmado en 2015, está fracasando. Las promesas (voluntarias e inaplicables) hechas por los signatarios del acuerdo "cubren no más de un tercio de las reducciones de emisiones necesarias" para evitar que las temperaturas globales aumenten por encima de los dos grados Celsius. En su lugar, Climate Action Traker predice "un salto a 3.2 grados antes de fin de siglo" con o sin la cooperación de los Estados Unidos. [2]

Mientras tanto, los impactos del cambio climático se están convirtiendo en una realidad cotidiana para las personas ordinarias alrededor del mundo, en la forma de una ronda aparentemente interminable de eventos climáticos extremos que van desde records de nevadas hasta sequías totales, de ciclones hasta tormentas, de inundaciones catastróficas a canales congelados. [3]

¿Por qué es tan difícil para los gobiernos y sus representantes tratar este tema? La respuesta es simple: mientras la clase dominante puede imaginar el fin del mundo, ni ellos ni muchos ecologistas puede imaginar el fin del capitalismo. Por esta razón, todas sus soluciones deben caer dentro de los límites del sistema de mercado. Pero el sistema de mercado, con su necesidad de crecimiento constante y su incapacidad para ver el mundo natural como algo más que recurso explotable, está en un antagonismo directo e inherente a la preservación de la naturaleza. Por consiguiente, no hay solución para el problema del cambio climático sin un fin del capitalismo, un hecho que se vuelve claro cuando examinamos los escritos de Karl Marx sobre la naturaleza.

Marx de verdad
El análisis de Marx evita algunas de las trampas inherentes de otros enfoques de la ecología, por ejemplo, la creencia básicamente maltusiana de que las personas tienen y tendrán siempre una relación destructiva con la naturaleza, que la naturaleza "verdadera" existió en algún momento en estado puro más allá de la interacción humana, y que el objetivo de la ecología es retornar a la naturaleza a ese estado de pureza idealista mediante la eliminación de tantos humanos como sea posible. [4] El colapso del capitalismo por parte de Marx puede también ceñirnos a la creencia de que los mecanismos del mercado podrán siempre promover una relación sana entre los humanos y el medio ambiente. [5] Por estas razones, Marx merece la seria atención de los ecologistas.

Sin embargo, como señalan John Bellamy Foster in Marx´s Ecology y Paul Burkett en Marx and Nature, los ecologista a menudo desestiman a Marx por una o por todas las siguientes razones: (1) "Las afirmaciones ecológicas de Marx son... 'digresiones de iluminación' que no tienen una relación sistemática con el cuerpo principal de su trabajo"; (2) estas afirmaciones "surgen desproporcionadamente de su crítica inicial de la alienación, y son mucho menos evidentes en su trabajo posterior"; (3) "Marx... finalmente falló en abordar la explotación de la naturaleza [al olvidar] incorporarla en su teoría del valor, [adoptando] en lugar una visión "prometeica" (pro tecnológica, anti ecológica)"; (4) "en el punto de vista de Marx, la tecnología capitalista y el desarrollo económico han resuelto todos los problemas de los límites ecológicos" haciendo innecesario " 'tomar seriamente el problema de la asignación de recursos escasos' o desarrollar un "socialismo 'ecológicamente consciente'"; (5) Max tomó "poco interés en cuestiones de ciencia o en los efectos de la tecnología en el medio ambiente y por lo tanto no tuvo una base científica real para el análisis de la cuestiones ecológicas"; y finalmente, (6) Marx era 'especista', desconectando los seres humanos de los animales, y tomando partido por los primeros sobre los segundos". [6]

Estas caracterizaciones de Marx son simplemente imprecisas, y el hecho de que personas puedan hacer tales afirmaciones sin ser denunciados rotundamente por tergiversación es una señal segura de lo poco que Marx es leído realmente por las personas que necesitan leerlo más. De hecho, la concepción de Marx de la "fractura metabólica" [7] que el capitalismo impuso entre humanos y la naturaleza es central para su crítica al capitalismo, y las ideas ecológicas que su crítica permiten son vitales tanto para las luchas actuales por las reformas y para visualizar un futuro en el que seamos capaces de establecer una relación sana con la naturaleza que pueda servir para salvar el planeta.

La definición de trabajo de Marx
Los primero dos equívocos enumerados arriba, la idea de que las referencias de Marx sobre la naturaleza son ocasionales, superficiales y limitadas a sus primeros escritos, son aparentemente falsos. Como Foster explica, "Para Marx, toda la actividad humana tiene una base en la naturaleza... El trabajo y la producción constituyen la transformación humana activa de la naturaleza, pero también de la naturaleza humana, la relación humana con la naturaleza y los seres humanos mismos". [8]

Es decir, a medida que interactuamos con la naturaleza la cambiamos, pero estamos también, al mismo tiempo, cambiando nosotros mismos. Para Marx, nuestra relación con la naturaleza cuando no está distorsionada por el capitalismo, está estrechamente entrelazada. Marx escribió: "La naturaleza es el cuerpo orgánico del hombre [9] , es decir, la naturaleza en la medida en que no es cuerpo humano. El hombre vive de la naturaleza...con el cual debe mantenerse en proceso continuo para no morir. Que la vida física y espiritual del hombre está ligada con la naturaleza no tiene otro sentido que el de que la naturaleza está ligada consigo misma, pues el hombre es una parte de la naturaleza. [10] Esta concepción de los humanos y la naturaleza como parte de una totalidad única, a partir de uno de los manuscritos de 1844, se puede ser encontrada a lo largo de la obra de Marx y Engels. Marx escribe en "El Capital", por ejemplo, del trabajo como un proceso "por el que el hombre, por medio de sus propias acciones, media, regula y controla el metabolismo entre él y la naturaleza. Se enfrenta a los materiales de la naturaleza como una fuerza de la naturaleza". [11]

Marx define así el trabajo humano como un intercambio metabólico entre los seres humanos como naturaleza y la naturaleza en general, entre nuestros cuerpos orgánicos, esto es, lo que está unido a nosotros, y nuestros cuerpos inorgánicos, es decir, la naturaleza tal como existe aparte de nuestros cuerpos. La naturaleza satisface nuestras necesidades: comida, ropa y refugio, sin duda, pero también aire, agua y luz solar. No podemos vivir sin estas cosas, sin embargo, son externas a nosotros, y de acuerdo con Marx, la manera en que satisfacemos nuestros cuerpos orgánicos con estas necesidades tomadas de nuestro cuerpo inorgánico, la naturaleza, es la base de nuestro trabajo.

Las relaciones de las sociedades precapitalistas (tanto comunales como feudales) con la naturaleza estaban formadas por las necesidades de subsistencia. La mayoría de las relaciones humanas con la naturaleza eran directas, involucrando ya sea una reunión complementada con la caza, o la caza y la recolección complementada por la agricultura, o la agricultura para la subsistencia y el alquiler a un señor complementado por la caza y la recolección. Es este sentido, antes del capitalismo, los campesinos de Europa y los pueblos indígenas de América y otros continentes tenían relaciones con la naturaleza que eran similares en aspectos importantes y mucho menos alienados de lo que estaban a punto de convertirse.

La fractura metabólica
El capitalismo destruyó esta relación metabólica relativamente no alienada entre los seres humanos y la naturaleza a través de lo que Marx llamó la acumulación originaria. Debido a la apropiación de la tierra a través de su cercamiento y su conversión a propiedad privada, la mayoría de los humanos ya no tienen una relación directa con los medios de subsistencia, con el resultado de que experimentamos una alienación cuádruple: (1) estamos alienados por los productos de nuestro trabajo, es decir, no contribuyen directamente a la satisfacción de nuestras necesidades; (2) estamos alienados por el proceso de trabajo en sí, y como el trabajo es una de las cosas que nos hace claramente humanos, estamos así alienados de nosotros mismos, lo que Marx denominó nuestro ser genérico; (3) estamos alienados el uno del otro, porque en lugar de participar en un proyecto comunal para satisfacer nuestras necesidades como seres humanos, estamos forzados a competir entre nosotros para asegurar el acceso a los medios de producción de los capitalistas y el trabajo para su beneficio, y porque somos sociales por naturaleza, estamos así nuevamente alienados de nosotros mismos; y (4) estamos alienados de la naturaleza, nuestro cuerpo inorgánico. [12] De modo que la alienación de los humanos de su trabajo es, según Marx, inseparable de la alienación de los seres humanos de la naturaleza, lo que Marx denominó la fractura metabólica.

Bajo el feudalismo en Europa, la producción agrícola era llevada a cabo por campesinos al servicio de los señores feudales, quienes poseían el grueso de la tierra. Con el tiempo, la lealtad feudal fue remplazada por un sistema de rentas, y las tierras comunes fueron cerrándose progresivamente, conduciendo al final eventual de una relación directa con la tierra para la mayoría de las personas. Puedes ver esto en Europa mirando los registros legales. Un punto de inflexión intelectual para Marx fue cuando descubrió que las cinco sextas partes de los procesamientos en Prusia a principios de la década de 1840 se referían a la madera, la extracción de madera para uso personal de los bosques recientemente habían sido privatizados. En el periodo previo al capitalismo, aunque la mayoría de la tierra pertenecía a los señores feudales y trabajada por los campesinos para su propia subsistencia y tributos, las tierras de pastoreo y los bosques estaban abiertos para el uso común; los campesinos podían pastar su ganado o recoger madera o cazar conejos o cualquiera otra cosa que necesitaran para complementar su agricultura. Con el surgimiento del capitalismo, esto cambió. Incluso la recolección de arándanos, una actividad tradicional de los niños, se convirtió en ilegal. "A los pobres se les negaba así cualquier relación con la naturaleza -incluso para su supervivencia- sin mediación con las instituciones de propiedad privada". [13]

El hecho de que hubo tantos procesamientos por "robar" madera, recoger arándano y cazar furtivamente conejos demuestra que la población común de Europa resistió a este cambio, tal como lo hicieron los pueblos indígenas de las Américas, a veces como individuos y a veces de manera organizada:

"En el pueblo de Buckden... donde el obispo de Lincoln había cerrado la tierra, "cientos de mujeres y niños, armados con dagas y jabalinas, de una manera muy tumultuosa y desenfrenada, entraron en los terrenos, abrieron las puertas, y rompieron los setos [cercos] del dicho cercamiento, y entregaron grandes rebaños de ganado". [14]

Finalmente, sin embargo, esta resistencia fue brutalmente aplastada. [15]
Con el cercamiento de tierras comunes y su trasformación de un recurso colectivo en un sitio de partidas de caza de la clase dominante, [16] "paseos de ovejas", y otros experimentos de lujo y generación de materias primas para los ricos, los campesinos que ya no podían mantenerse a sí mismos fueron expulsados de la tierra. [17] Aunque la brecha entre la mayoría y la tierra comenzó bajo el feudalismo, no se completó hasta el advenimiento del capitalismo. Esta alienación de la población de la tierra llevó a muchos a estar concentrados en ciudades, mientras que los que se quedaron en el campo se convirtieron en trabajadores de un sistema de agricultura comercial. Tanto en ciudades como en el campo, los trabajadores estaban alienados de las cuatro formas mencionadas. Estaban, como Marx lo dijo sarcásticamente, "libres". [18]

Para los trabajadores agrícolas, esta libertad significaba que estaban privados social e intelectualmente. Por "la idiotez de la vida rural", Marx y Engels tenían en mente el aislamiento proveniente de los contactos sociales limitados, así como la falta de oportunidades para desarrollar contactos sociales intelectualmente amplios y diversos y la estimulación intelectual, siendo dos de las cosas que Marx vio como cruciales para el pleno desarrollo de los seres humanos.

Para los trabajadores en las ciudades, esta libertad significaba una "libertad" de lo que anteriormente se habían considerado necesidades humanas básicas. Como Marx dijo, en ciudades tan grandes:

"Incluso la necesidad del aire libre deja de ser en el obrero una necesidad. El hombre retorna a la cueva, envenenada ahora por la mefítica pestilencia de la civilización y que habita sólo en precario, como un poder ajeno que puede escapársele cualquier día, del que puede ser arrojado cualquier día si no paga... La luz, el aire, etcétera, la más simple limpieza animal, deja de ser una necesidad para el hombre. La suciedad, esta contaminación y putrefacción del hombre, la cloaca de la civilización (esto hay que entenderlo literalmente) se convierte para él en un elemento vital. La dejadez totalmente antinatural, la naturaleza podrida, se convierten en su elemento vital". [19]

La concepción de Marx de las necesidades humanas -aquellas que son naturalmente producidas y aquellas que son socialmente producidas- es compleja y se discutirá con más detalle más abajo, pero basta decir que desde el inicio del capitalismo, en la ciudad o en el campo, en las granjas comerciales o en las fábricas mecanizadas, las necesidades de la gran mayoría de la población no se satisfacen de manera que les permitan alcanzar su potencial máximo como seres humanos.

La división entre el campo y la ciudad, otro aspecto de la fractura metabólica, es un problema importante tanto para Marx como para Engels. En organizaciones sociales anteriores, los nutrientes tomados del suelo eran remplazados directamente por estiércol animal o desechos humanos. Esto mantuvo el suelo fértil y dio a los desechos un buen lugar de destino. La separación de la ciudad y el campo interrumpió esta fase del metabolismo de los humanos y la naturaleza. En lugar de devolverlo al suelo como nutriente, el desecho generado en las ciudades se dejó para contaminar las áreas de vida de las población de la clase trabajadora (mientras que la clase dominante ocupó cuidadosamente parques cuidados en un cierto alejamiento) o los arrojó en algún otro elemento de la naturaleza. Como dijo Marx:

"Productos de desechos humano naturales... son los desechos del consumo. Estos últimos son de gran importancia para la agricultura. Pero hay un desperdicio colosal en la economía capitalista en proporción a su uso real. En Londres, por ejemplo, no pueden hacer nada mejor con el excremento producido por cuatro millones y medio de personas que contaminan el Támesis, con él a un costo monstruoso". [20]

Esta contaminación del río Támesis puede ser vista como un ejemplo de lo que es eufemísticamente llamado la "externalización de los costos". El desecho que es un subproducto de la concurrencia de trabajadores en las ciudades para trabajar por el beneficio capitalista es eliminado de forma gratuita para el capitalista pero es muy costoso para la sociedad y la naturaleza, tanto en términos del costo real de recolectar y mover el desecho o construir un sistema de alcantarillado (como finalmente sucedió), y en términos de costos de oportunidad del agua contaminada, la vida animal y vegetal asesinada y la humillación humana.

Mientras tanto, el proceso monstruosamente costoso que contaminó al Támesis fue también responsable del agotamiento del suelo. Marx condenó la prioridad de la fertilidad a corto plazo de la agricultura capitalista sobre la sostenibilidad a largo plazo:

"Todo progreso en la agricultura es un progreso en el arte, no de robar al trabajador, sino de robar al suelo; todo progreso en el aumento de la fertilidad del suelo durante un cierto tiempo es un progreso hacia el arruinamiento de las fuentes duraderas de esa fertilidad... La producción capitalista, por lo tanto, solo desarrolla la técnica y el grado de combinación del proceso social de producción socavando simultáneamente las fuentes originales de toda riqueza: el suelo y el trabajador". [21]

Este aspecto particular de la fractura metabólica, la separación de la ciudad y el campo y la interrupción de la reposición del suelo, generaría muchas consecuencias, consecuencias que Marx entendió debido a su fascinación por el trabajo del químico alemán Justus von Liebig. La investigación de Von Liebig confirmó lo que Marx sospechaba que estaba sucediendo con el agotamiento del suelo. En lo que algunos historiadores agrícolas llamaron la "segunda revolución agrícola" de mediado y finales de 1800, la nueva comprensión del crecimiento de las plantas permitió la introducción artificial de compuestos que anteriormente habían sido devueltos al suelo como parte del metabolismo de la naturaleza humana. Según Foster, también llevó a Marx a "un creciente reconocimiento del alcance de los nuevos métodos"...que solo sirvió para racionalizar un proceso de destrucción ecológica". [22]

El siguiente paso en este proceso de destrucción fue el descubrimiento del papel que los nitratos y fosfatos juegan en la restauración del suelo agotado, así como el descubrimiento del guano como una fuente abundante para ellos. Estos descubrimientos ayudaron a crear otra fractura, entre países imperialistas y colonizados, la expresión global de la división entre la ciudad y el campo. El Guano, o excremento de aves marinas, estaba disponible en cantidades enormes, acumulado durante siglos en algunas islas de la costa del Perú. Los capitalistas europeos pronto se dieron cuenta que podía usar el guano en lugar de desechos humanos disponibles gratuitamente para restaurar la fertilidad del suelo agotado y convertirlo en una industria rentable. Los trabajadores chinos, privados y desesperados por las Guerras del Opio, fueron transportados, esclavizados, y explotados hasta la muerte recolectando guano. Los recursos naturales de varios países sudamericanos fueron devastados y sus economías entraron en una relación desastrosa con los Estados europeos, millones de aves marinas fueron asesinadas, y se libraron guerras directas, todo al servicio de restaurar la productividad de las tierras agrícolas europeas a través de la industria de fertilizantes. [23]

Después de toda esta destrucción, el progreso científico adicional condujo a la producción artificial de nitratos, dejando fuera del negocio a los extractores del guano. También aumentó la posibilidad de otras consecuencias imprevistas. El advenimiento de los fertilizantes químicos producidos industrialmente generó escorrentía de nitrógeno y fósforo, conduciendo a la contaminación de las aguas subterráneas y lagos con nutrientes excesivos, creando crecimientos de algas y zonas hipóxicas muertas. [24]

Al igual que Marx, Engels era bastante consciente de las consecuencias imprevistas y destructivas para el medio ambiente de la "producción y el intercambio" en las que "primero deben tenerse en cuenta los resultados más inmediatos".

"No nos dejemos... llevar del entusiasmo ante nuestras victorias del hombre sobre la naturaleza. Para cada una de estas victorias, la naturaleza toma su venganza. Bien es verdad que las primeras consecuencias de estas victorias son las previstas por nosotros, pero en segundo y en tercer lugar aparecen unas consecuencias muy distintas, imprevistas y que, a menudo, anulan las primeras. Cuando los italianos de los Alpes agotaron los bosques de pinos en las laderas del sur, tan cuidadosamente apreciados en las laderas del norte, no tenían ni idea de que al hacerlo estaban cortando las raíces de la industria láctea en su región; tenían aún menos sospechas de que estaban privando a sus manantiales de agua de la montaña la mayor parte del año y posibilitando que vertieran aún más torrentes furiosos en las llanuras durante las estaciones lluviosas.

...Así, en cada paso se nos recuerda que de ninguna manera gobernamos sobre la naturaleza como un conquistador sobre un pueblo extranjero, como alguien que está fuera de la naturaleza, pero que nosotros, con carne, sangre y cerebro, pertenecemos a la naturaleza y existimos en medio de ella, y que todo nuestro dominio de esto consiste en el hecho de que tenemos la ventaja sobre todas las otras criaturas de poder aprender sus leyes y aplicarlas correctamente". [25]

Por qué el capitalismo es inherentemente abusivo con la naturaleza? Valor y acumulación
Hasta ahora hemos visto que la naturaleza es crucial para la definición de trabajo de Marx, y que la interrupción de la relación humana con la naturaleza es una característica integral del capitalismo. Quiero referirme ahora a la cuestión de la teoría del valor y argumentar que, en lugar de descuidar la naturaleza como algunos ecólogos han afirmado, la teoría del valor de Marx nos ayuda a comprender por qué el capitalismo es inherentemente abusivo con la naturaleza. Como explica convincentemente Paul Burkett, [26] no es Marx, sino el capitalismo, lo que rebaja y excluye la contribución de la naturaleza a la producción. Marx escribió:

"Los valores de uso... las mercancías, son combinaciones de dos elementos: la materia y el trabajo. Si les quitamos el trabajo útil que se les dedica, siempre queda un substrato material, que la naturaleza proporciona sin la ayuda del hombre... Vemos, entonces, que el trabajo no es la única fuente de riqueza material de los valores de uso producido por el trabajo". [27]

Sin embargo, en su teoría del valor trabajo, Marx no está trazando la manera en que él cree que debería ser el mundo o lo que él piensa que es valioso en términos de necesidad humana. Él está describiendo el comportamiento económico como lo está bajo el capitalismo. No es Marx, sino el capitalismo, que equipara solo el tiempo de trabajo abstracto socialmente necesario con el valor, es decir, el valor bajo el capitalismo está determinado por la explotación laboral (trabajo gastado por encima de su propio costo) porque la explotación laboral es la fuente del beneficio.

La discusión de Marx sobre las rentas es clave para entender esta actitud hacia la naturaleza, así como para entender lo que Marx quiere decir cuando escribe que los valores de uso son "obsequios gratuitos" de la naturaleza al capitalismo. Porque ninguna explotación laboral va a la producción de, digamos, un bosque natural, cuando el capitalista monopoliza ese bosque y cobra una renta por su uso, no incrementa el capital del sistema en su conjunto. Es decir, no se ha trabajado para producir el bosque, por lo que no se puede extraer ningún valor excedente de él. Tampoco ha tomado inversión en capital. Además, todas las condiciones que hacen posible el trabajo (tierra, aire, agua) son, al menos al principio, obsequios de la naturaleza. Esta es quizás la razón por la cual también son los objetivos de la "externalización" de los costos del capitalismo. [28]

El hecho de que el valor bajo el capitalismo esté inextricablemente ligado a la explotación es un obstáculo para que el capitalismo tenga una relación no expansiva con la naturaleza. Otro es el impulso competitivo de la acumulación. Bajo el feudalismo, había un límite práctico para la explotación: "Una vez que las necesidades del señor se habían satisfecho, su consumo conspicuo pagado, no había una necesidad real de una mayor explotación". [29] Pero el capitalismo es diferente. Así como su dinámica es independiente de las necesidades de los trabajadores, también son independientes de las necesidades de los capitalistas. El capitalismo tiene sus propias necesidades. Debido a que la producción está organizada sobre la base de la competencia, la inversión de capital por parte de una empresa debe ser igualada por empresas competidoras que fabrican el mismo producto o se arriesgan a la bancarrota.

Este sistema de inversión competitiva, el impulso constante de acumular riqueza o valor, es fundamental para el capitalismo. Según Martin Empson, "la centralidad de la acumulación de riqueza de esta manera es de mayor importancia para comprender la relación ecológica entre la sociedad capitalista y el mundo natural. Es por esta dinámica que el capitalismo se relaciona con la naturaleza de manera completamente diferente a las sociedades humanas anteriores." [30]

Regresemos por un minuto a la discusión sobre fertilizantes. Antes del capitalismo, los agricultores mantenían la fertilidad de la tierra a través de fertilizantes naturales (desechos humanos y animales), rotación de cultivos y policultivo (plantando diferentes cultivos en el mismo campo), dejando los campos en barbecho, corte y quema, y "corte y carbonizar". [31] Pero bajo el capitalismo esto cambió. No solo existe el conocimiento científico para usar algo más que desechos humanos o estiércol animal para fertilizar campos, sino que se puede fabricar una industria, dos industrias, de hecho: la industria de eliminación de desechos y de fertilizantes químicos, y una proporciona, al menos inicialmente, la posibilidad de expansión internacional. Ambas industrias permiten mucho espacio para explotar la mano de obra, mucho más que dejar vagar a las vacas en los campos durante unos días o dejar que un fuego bien planeado y controlado redistribuya algo de carbono. Y dado que la fuerza motivadora del capitalismo es el impulso de la acumulación, las decisiones sobre cómo se deben fertilizar los campos y sobre cómo se deben eliminar los desechos se consideran teniendo en cuenta las ganancias, no la conservación o la sostenibilidad.

La competencia capitalista también conduce a la "tendencia del capital a acelerar el rendimiento más allá de sus límites naturales", que "no es solo una fuente de escasez de materiales y crisis de acumulación; también es un elemento integral en el proceso de degradación ecológica producido por la división capitalista de la ciudad y el campo". [32] Este impulso para un rendimiento acelerado tiene muchos aspectos: el aumento de la productividad de la mano de obra acelera el consumo de materias primas, la inversión de más capital en maquinaria requiere un mayor uso de combustibles para hacer funcionar las máquinas, y "la competencia obliga a reemplazar los viejos instrumentos de trabajo por nuevos antes del vencimiento de su vida natural". [33] Y el hecho de que toda esta inversión continúe sin prestar atención a las necesidades humanas significa que siempre existe la posibilidad de que las mercancías producidas no sean consumidas.

El resultado es que la acumulación competitiva capitalista es un motor para la expansión sin fin y necesariamente entra en conflicto con la naturaleza, que tiene límites. También conduce al cortoplacismo mencionado anteriormente, es decir, la toma de decisiones sobre cómo asignar recursos e interactuar con la naturaleza basada en la capacidad para asegurar beneficios en lugar de salvaguardar las vidas humanas, el medio ambiente o la coevolución de ambos. No es el caso de que los capitalistas no puedan planificar el futuro. No son incapaces de establecer ganancias futuras. Pero planificar para proteger el medioambiente o las personas que deben vivir en él no es una prioridad en su agenda. Esto lo expresa bastante claro Engels:

"Siempre que el fabricante o el comerciante individual venda un producto manufacturado o comprado con el beneficio codiciado habitual, está satisfecho y no se preocupa por lo que luego haga del producto y sus compradores. Lo mismo se aplica a los efectos de la naturaleza de las mismas acciones. Lo que importaba a los plantadores españoles en Cuba, que quemaban los bosques en las laderas de montañas y obtenían de las cenizas suficiente fertilizante para una generación de cafetos de alto rendimiento, ¡qué les importaba que la fuerte lluvia tropical arrastrara después el estrato superior desprotegido del suelo, dejando atrás solo la roca desnuda! En relación con la naturaleza, en cuanto a la sociedad, el presente modo de producción está predominantemente ocupado solo del resultado inmediato, el más palpable; y luego manifiesta su sorpresa de que sus efectos remotos de las acciones dirigidas a este fin resultan ser bastantes diferentes". [34]

La acusación de prometeico
Aquellos que acusan a Marx de prometeico o "productivista" insisten en que Marx estaba tan enamorado de la capacidad del capitalismo de aumentar las fuerzas productivas a través de la tecnología y neutralizar la amenaza de escasez que pensaba (1) que el socialismo y el comunismo dejarían intacto el sistema capitalista de producción, y (2) que el socialismo y el comunismo no tendrían la necesidad de considerar el problema de los recursos limitados. Una declaración típica de este cargo proviene de John P. Clark:

"El "hombre" prometeico y edípico es un ser que no se siente a gusto en la naturaleza, que no ve a la tierra como el "hogar" de la ecología. Más bien, es un espíritu indomable que debe subyugar a la naturaleza en su búsqueda por la autorrealización... Para tal ser, las fuerzas de la naturaleza, si en la forma de su propia naturaleza interna no dominada o de los poderes amenazantes de la naturaleza externa, deben ser sometidas". [35]

Clark argumenta en una nota al pie que "es poco conveniente y no dialéctico interpretar este pasaje como una mera crítica negativa al capitalismo. El punto de Marx es que a pesar de los abusos del capitalismo hay una verdadero Aufhebung [36] presente en el cual el desencanto y la objetivación serán preservadas y desarrolladas en formaciones sociales superiores, en lugar de ser anuladas". [37] Si bien es ciertamente razonable sugerir que Marx valoró la ciencia sobre los "velos místicos" de la mitología, considerar este pasaje como un modelo para "formaciones sociales superiores" parece completamente injustificado, especialmente cuando uno considera que Clark omite tanto la oración que precede el pasaje: "El capital crea la sociedad burguesa, y la apropiación universal de la naturaleza", y los que siguen:

"De acuerdo con esta tendencia, el capital va más allá de las barreras nacionales... Es destructivo para todo esto y lo revoluciona constantemente, derribando todas las barreras que obstaculizan el desarrollo de las fuerzas de producción, la expansión de las necesidades, el desarrollo de la producción por todos lados, y la explotación e intercambio de las fuerzas naturales y mentales". [38]

Tomando en cuenta el pasaje anterior, que Clark consideró dejar omitir, así como los muchos otros pasajes que demuestran la preocupación de Marx por el agotamiento del suelo, la contaminación del agua y otras formas de destrucción ambiental que han sido citadas durante todo el artículo, no es solo "poco convincente y no dialéctico", sino también falso para tratar de reducir la actitud de Marx hacia la naturaleza a su descripción de su tratamiento bajo el capitalismo. Incluso si nos mantenemos dentro de los límites de la selección de Clark, es difícil observar algo celebratorio en el argumento de Marx de que "el descubrimiento teórico de la leyes autónomas [de la naturaleza] aparece simplemente como un ardid para subyugarlo bajo las necesidades humanas". Para mí, esto sugiere, por el contrario, un objetivo mucho más progresivo: el descubrimiento de las "leyes autónomas" de la naturaleza, que ya no son una artimaña, están más orientadas a la liberación que a la subyugación. Es decir, cómo sería la ciencia si no fuera manipulada en interés del capital.

La interpretación de Clark parece provenir de su composición de las ideas de Marx con distorsiones del marxismo que acompañaron el ascenso de Stalin y la derrota de la Revolución Rusa, una elisión que se evidencia en el siguiente pasaje:

"La mayoría de los marxistas [no] abordan la cuestión de la ideología productivista. Cualquier régimen político que se legitime a sí mismo sobre la base de satisfacer las "necesidades humanas" mediante el "desarrollo de fuerzas productivas" tiene un enorme incentivo para expandir y manipular las necesidades materiales de consumo como un medio de control social. [39] No hay razón para pensar que un sistema de socialismo estatal centralizado (o capitalismo de Estado, que es, de hecho, lo que defiende el marxismo ortodoxo) cumpliría necesidades "reales", en lugar de crear necesidades artificiales, [40] o que resuelva la contradicción entre el sistema industrial y tecnológico y "el sistema de la naturaleza". [41]

Si Marx estuviera vivo hoy, la concepción de Clark de un "marxismo ortodoxo" que "aboga" por el "capitalismo de Estado" probablemente le haría repetir su famosa declaración: "Lo cierto es que yo mismo no soy marxista". [42] Lejos del capitalismo de Estado, Marx abogó por una sociedad en la que los "productores asociados" -la mayoría de la sociedad- voluntaria y democráticamente decidan la dirección de la economía en interés de la necesidad humana en lugar de la ganancia, y apátrida como objetivo final. La concepción antimarxista de Stalin del "socialismo en un solo país", la industrialización rápida consiguiente de la Unión Soviética y la destrucción ambiental lograda a través de décadas de competencia capitalista estatal con los Estados Unidos [43] no tienen nada que ver con la visión de Marx del futuro progresivo de la humanidad. Como Chris Williams ha argumentado, en todas las llamadas sociedades socialistas del mundo:

"Los intereses de la élite gobernante soviética se asociaron con los intereses de un Estado en competencia económica y militar con Occidente... En otras palabras, los mismos factores que impulsan la producción capitalista -la necesidad de competir y expulsar a la competencia- imperaron dentro de estos regímenes. Fluyendo directamente de esta surgió la necesidad de que cada uno de estos Estados de partido único aumentara constantemente la productividad y prescindiera de cualquier preocupación ambiental, democrática o laboral en el impulso maníaco hacia la paridad económica y tecnológica con las potencias occidentales. Fue la severa falta de poder de la clase trabajadora en los países "socialistas", no su libertad ilimitada, lo que creó las condiciones para el vandalismo ecológico extremo que se vio allí. Como comentó Stalin, lo que le llevó al Oeste cien años lograr, la Unión Soviética lo haría en diez". [44]

La crítica de Clark a Marx ilustra por qué es importante leer a Marx por usted mismo. Una razón para esto es la naturaleza específica de la perspectiva de Marx, no solo o principalmente su perspectiva como ser humano único, sino también, y más especialmente, la época en la que estaba escribiendo: una tormenta perfecta de fermento intelectual, la frescura relativa de la transición del feudalismo al capitalismo, y la incidencia de repetidos levantamientos revolucionarios. Tales críticas apuntan a la necesidad de interrogar cercanamente las perspectivas de aquellos que intentan interpretar a Marx. [45] Todos podemos citar selectivamente a Marx hasta el hartazgo, con Clark, Andrew McLaughlin, Wade Sikorski y otros insistiendo en que el peso de la escritura de Marx tiende a una devaluación de la naturaleza, mientras Foster, Burkett, Williams y otros, incluyéndome a mí, insisten en que esto es completamente incorrecto.

La conclusión es que Marx ofrece una explicación y una solución a la crisis ecológica: el capitalismo prefigura la fatalidad ecológica y debe ser abolido. La crítica de Clark falla en asumir la premisa central de Marx y no ofrece ninguna solución alternativa, lo que trae a la mente la "Tesis 11" de las Tesis de Marx sobre Feuerbach, "Los filósofos solo han interpretado el mundo de varias maneras; el punto es cambiarlo ", [46] y sugiere una revisión: "Algunos ecologistas solo han interpretado a Marx de varias maneras; el punto es cambiar el mundo."¿Estamos mirando los escritos de Marx desde una posición ventajosa para identificar aquellas ideas que con más probabilidad nos llevarán a un plan para un cambio progresivo en el mundo, en este caso, la cordura ambiental? ¿O intentamos establecer un dogma, una interpretación "verdadera" que prevalece sobre todos los demás? y, de ser así, ¿con qué propósito? ¿Es en defensa de la naturaleza o del capitalismo?

La discusión sobre el valor capitalista y la acumulación competitiva en la sección anterior podría llevarnos a esperar a que la visión de Marx de la humanidad socialista no tenga nada que ver con someter a los humanos o la naturaleza. Cuando Marx escribió que el desarrollo capitalista de las fuerzas productivas hizo posible el socialismo, no escribió que hicieron el socialismo. Dijo, de hecho, que todo el sistema -no solo el sistema de distribución, sino también el sistema de producción- tendría que ser revolucionado una vez que los productores asociados lo tomaran en sus manos.

Según Marx, no es solo el desarrollo de la tecnología sino también la socialización de la producción lograda por el capitalismo lo que prepara el escenario para el socialismo, eliminando "restricciones de clase previas al desarrollo humano". [47] Es decir, antes del capitalismo, los medios de producción solo podían proporcionar suficientes medios de subsistencia para permitir que una minoría se desarrollara intelectualmente, y la mayor parte de la población se ocuparía de producir sus necesidades básicas. Por lo tanto, el capitalismo fue progresivo-momentáneamente-en el sentido de que permitió a la humanidad estar libre de necesidad: el "desarrollo de las fuerzas productivas"... es una premisa práctica absolutamente necesaria [del comunismo], porque sin esta privación, la necesidad se hace simplemente general, y con la necesidad, la lucha por las necesidades volvería a comenzar, y todos los viejos negocios sucios serían necesariamente restaurados". [48] Pero no es solo esta intensificación de los medios de producción lo que es importante. Lo que también es crucial sobre la socialización del trabajo es que transformó el trabajo de un proceso individualizado en un proceso colectivo. Este proceso colectivo de producción ha entrado progresivamente en conflicto con la extracción privada de ganancias. Y es la contradicción inherente a la capacidad del capitalismo de producir para satisfacer las necesidades humanas y su fracaso simultáneo a causa de las demandas de acumulación competitiva que impiden que el capitalismo sea un sistema progresivo prácticamente desde el momento en que nace, razón por la cual no solo debe ser derrocado políticamente sino reorganizado económicamente.

La idea de Marx sobre lo que constituye el pleno desarrollo de la naturaleza humana es crucial para comprender cómo se sentiría el metabolismo humano con la naturaleza una vez que estuviera en manos de los productores asociados. También es importante entender lo que Marx entiende por necesidades humanas; él no solo tenía una crítica de la producción capitalista sino también del consumo capitalista. No creía que, después de la revolución, la gente estaría deseosa de participar en una bacanal de consumismo desenfrenado, es decir, una ampliación general de la génesis de las necesidades y los medios de producción para cumplirlas hasta que la naturaleza sea destruida. Todo lo contrario. Marx creía que una de las necesidades humanas que el capitalismo no satisfacía era la necesidad de una relación directa y apreciativa con la naturaleza y mucho más tiempo libre para desarrollarla.

La liberación humana como la realización de nosotros mismos como seres humanos
Una de las cosas que Marx no suele acusar de decir es que todos deberíamos volver a la naturaleza. Sin embargo, quiero argumentar que esto es, de hecho, exactamente lo que Marx tenía en mente, pero no en la forma en que generalmente se concibe un retorno a la naturaleza; es decir, no creo que podamos extraer de Marx que la solución a nuestra alienación es evitar la tecnología, ceder los inodoros y comer alimentos crudos. Marx y Engels sí hablaron acerca de eliminar la división entre la ciudad y el campo al distribuir a las personas de manera más pareja sobre la tierra. Pero, más básicamente, un "retorno" posrevolucionario a la naturaleza consistiría en la participación colectiva, democrática e informada de los trabajadores en la planificación racional de nuestro trabajo y de nuestra relación con la naturaleza. Significaría reorganizar democráticamente la producción para satisfacer las necesidades humanas y reclamar nuestro lugar en la naturaleza, con la naturaleza como la "propiedad" colectiva de las personas en lugar de la propiedad privada de una pequeña minoría. Marx tenía claro esto y el hecho de que su concepción de la "propiedad colectiva" no tenía nada que ver con la forma en que actualmente se conciben la propiedad y la posesión:

"Desde el punto de vista de una formación socioeconómica más alta, la propiedad privada de individuos particulares en la tierra parecerá tan absurda como la propiedad privada de un hombre en otros hombres. Incluso una sociedad entera, una nación, o todas las sociedades simultáneamente existentes tomadas en conjunto, no son los dueños de la tierra. Son sus simples poseedores, sus beneficiarios, y deben legarlo en un estado mejorado a las generaciones futuras". [49]

Como gran parte de su pensamiento, la concepción de Marx de las necesidades humanas a menudo se distorsiona, ya sea por la ideología burguesa sobre la naturaleza humana o las realidades de las llamadas sociedades socialistas que han existido hasta la fecha. Pero si realmente lees el cuerpo de la obra de Marx, encontrarás que su visión del comunismo no tiene nada que ver con una orgía de consumismo, como algunos imaginan basado en el capitalismo, o una monótona uniformidad de privación basada en los llamados Estados socialistas existentes. Los requisitos de Marx para el pleno desarrollo de la naturaleza humana son bastante altos, abarca no solo la libertad de la necesidad física, el acceso a la salud física y la capacidad de coevolucionar directamente con la naturaleza, sino también el mayor desarrollo de las facultades sensoriales, intelectuales y creativas, es decir, el desarrollo más completo de nuestra naturaleza humana. Como escribe en el Manifiesto Comunista, bajo el comunismo, "en lugar de la vieja sociedad burguesa, con sus clases y antagonismos de clase, tendremos una asociación, en la cual el libre desarrollo de cada uno es la condición para el libre desarrollo de todos." [50]

Es decir, como seres humanos, es cierto, experimentamos necesidades que requieren o constituyen nuestra relación metabólica con la naturaleza. Sin embargo, y Marx lo tiene claro en la primera página del primer capítulo del primer volumen de El Capital, con el tiempo estas necesidades son socialmente transformadas a medida que el desarrollo de las fuerzas productivas nos permite desarrollarnos más plenamente como seres humanos. Por ejemplo, tenemos hambre, queremos comer, y la naturaleza nos proporciona ciertas cosas, como los arándanos que los niños campesinos alemanes solían recolectar antes de que se privatizaran los bosques. Pero como seres humanos también somos capaces, al comer esos arándanos, de decirnos a nosotros mismos: ya sabes, estos arándanos podrían usarse un poco en algo. Creo que hervidos en una olla con un poco de agua y azúcar, espolvoreados con harina y mantequilla desmoronada, horneados durante 25 minutos a 350 grados, y cubiertos con salsa de vainilla, podrían ser realmente excelentes.

Del mismo modo que es parte de la naturaleza humana comer, es parte de la naturaleza humana concebir imaginativamente cómo mejorar las cosas y luego poder apreciarlas plenamente cuando lo hacemos. Esto no solo es cierto para la comida, sino también para la música, las artes visuales, la poesía, la historia, la ciencia y la naturaleza. Tenemos la capacidad de comprender, apreciar y transformar la naturaleza de una manera en que otros animales, no se preguntan ¿por qué su perro come felizmente su propio vómito? Sus papilas gustativas son diferentes a las suyas. Y es nuestro deber para nosotros mismos y para nuestro cuerpo inorgánico, la naturaleza, desarrollar nuestras capacidades humanas al máximo. "Por lo tanto, no solo en el pensamiento sino a través de todos los sentidos, el hombre se afirma en el mundo objetivo. . . El cultivo de los cinco sentidos es el trabajo de toda la historia previa. "La emancipación de la alienación de la propiedad privada es para Marx también 'la emancipación completa de las cualidades humanas y los sentidos'". [51]

Para lograr esto, Marx pensó que lo más necesario no era un aumento en la producción sino un aumento en el tiempo libre. De hecho, Marx llegó a creer que bajo el comunismo, el valor no debería ser determinado por el llamado trabajo socialmente necesario, sino más bien por el ocio. Piense en el impacto del aumento del tiempo de ocio en nuestros cuerpos orgánicos, cuánto mejor podríamos desarrollarnos si tuviéramos más. Piense en el impacto del aumento del tiempo de ocio en nuestro cuerpo inorgánico, en la naturaleza. Si no estamos produciendo, no estamos explotando nuestra relación con la naturaleza. Inmediatamente, la presión comienza a aliviarse.

La comprensión de Marx de la relación humana con la naturaleza y su concepción del pleno desarrollo de la naturaleza humana va más allá del trabajo y, para mí, son los aspectos positivos más emocionantes e inspiradores de su teoría, debido al poder que tienen para superar las numerosas grietas producidas. Como resultado o al menos simultáneamente con la fractura metabólica de la acumulación primitiva: la división entre los seres humanos y la naturaleza, entre la mente y el cuerpo, entre la ciencia natural y humana, y entre la historia natural y humana. [52]

Es decir, más que ver la naturaleza humana como opuesta y antagónica a la naturaleza más ampliamente concebida, Marx reconoció que desde el comienzo de nuestra historia, los seres humanos han coevolucionado y transformado la naturaleza, así como la naturaleza nos ha transformado. También es importante señalar que tanto antes como durante el capitalismo, las transformaciones que los humanos han realizado en la naturaleza no siempre han sido negativas, como dejan claro Charles Mann en 1491 y los numerosos contribuyentes a The Social Lives of Forests. [53] De hecho, descartar los efectos saludables y el aumento de biodiversidad por el fuego en la gestión forestal por parte de los Pueblos Indígenas de las Américas es una de las formas en que la sociedad capitalista continúa promoviendo el racismo y reprimiendo las culturas de los pueblos indígenas. A falta de la extinción de la raza humana, que lamentablemente no es imposible, habrá una transformación social en curso de la naturaleza y una transformación natural de la sociedad. La pregunta es, ¿qué tipo de relación será?

Aquellos que afirman que Marx estaba entusiasmado con los incrementos en la capacidad productiva que hicieron posible los avances tecnológicos bajo el capitalismo son correctos; él estaba. Pero Marx no era un defensor de la tecnología por el bien de la tecnología. Reconoció que la inversión en tecnología es un requisito de la competencia capitalista. Sin este requisito, estamos significativamente libres. Podemos elegir utilizar la tecnología cuando ayuda a nuestra coevolución armoniosa con la naturaleza y rechazarla cuando no lo hace. También podemos volver al Traditional Ecological Knowledge (TEK) que está en las manos y las mentes de las sociedades indígenas. Actualmente, TEK se ve principalmente como una amenaza para el capitalismo, como se hace evidente en el artículo de Chris Williams sobre el uso del agua en Kenia:

"El pastoreo en tierras áridas y semiáridas es el método ecológicamente más sostenible para sobrevivir en un ambiente de estrés hídrico. Esta es la razón por la cual muchas personas en el este de África son pastores y han tenido éxito durante tanto tiempo. A pesar de la retórica oficial, el pastoreo juega un papel muy pequeño en el pensamiento del gobierno de Kenia sobre el futuro de Kenia, más como algo para erradicar porque ciertas fuerzas poderosas lo consideran "atrasado". Ningún gobierno quiere que el 18% de su gente deambule de forma independiente manteniéndose. Su propio modo de vida ofrece un desafío subliminal a las normas capitalistas de uso de la tierra y a las normas de propiedad privada, en relativa autonomía del control del Estado central, a menudo con rangos de pastoreo a través de las fronteras de otros Estados". [54]

Marx, según Foster, también reconoció la importancia de TEK:
El problema más importante ante el que se vería la sociedad construida por los productores asociados, resaltó Marx una y otra vez en su obra, sería el de afrontar el problema de la relación metabólica entre los seres humanos y la naturaleza, en las condiciones industriales más avanzadas que imperarían en la víspera de la crisis revolucionaria final de la sociedad capitalista. En ese sentido, era claramente necesario aprender más acerca de la relación humana con la naturaleza y la subsistencia mediante el desarrollo de formas de propiedad, durante el gran lapso de tiempo antropológico. Marx se remonto en consecuencia, guiado por los preceptos materialistas de su análisis, hasta la consideración de los orígenes de la sociedad humana y de las relaciones humanas con la naturaleza, como medio para concebir el potencial que permitiría trascender de modo más completo la existencia alienada. [55]

Tenga en cuenta que en esta visión no hay un abandono de la tecnología sino un esfuerzo por utilizar la tecnología de una manera más acorde con una relación sana con la naturaleza a través de una comprensión de cómo esa relación fue mediada antes del capitalismo. Hay quienes desconocen los conocimientos tradicionales de todo tipo porque afirman que no son científicos. Estoy en desacuerdo. Creo que tales rechazos se basan en un exceso de privilegios de la historia escrita y la comprensión de la ciencia que están circunscriptas por las prioridades capitalistas. En cualquier caso, tampoco tenemos que deshacernos de Marx para estudiar y defender la preservación de ciertos enfoques indígenas o tradicionales de la naturaleza porque eso es precisamente lo que Marx estaba haciendo hacia el final de su vida.

Además de organizar la producción y construir así nuestra relación con la naturaleza sobre la base de la necesidad humana en lugar de la ganancia y la acumulación, en una sociedad socialista nuestras decisiones también deben ser, según Marx, verdaderamente democráticas. La toma democrática de decisiones de los productores asociados, la mayor disponibilidad de información científica y el desarrollo progresivo de las facultades intelectuales humanas permitidas a través del aumento del tiempo libre, todo lo cual Marx consideró como algunos de los atributos definitorios del socialismo, significaría más personas participando de una manera más informada en las decisiones sobre nuestra relación con la naturaleza.

Al acusar a Marx de prometeico y antropocéntrico, los críticos a menudo señalan afirmaciones hechas por Marx y Engels sobre el "sometimiento de las fuerzas de la naturaleza a la humanidad" y su respuesta positiva a la idea de "limpiar continentes enteros para cultivar" porque estaban más preocupados por prevenir la hambruna que preservar el área silvestre. [56]

¿Puede el capitalismo mejorar su relación con la naturaleza?
Quiero terminar volviendo al principio. Al comienzo de este artículo mencioné que el análisis de Marx del capitalismo podría ayudarnos a salvarnos de dos trampas en las que los pensadores ecológicos y el movimiento ambiental han caído en el pasado: una fe y un compromiso con el enverdecimiento del capitalismo y la proyección de una naturaleza purificada y abstracta que no tiene relación con los seres humanos y que es mejor así. Quiero señalar que estos dos puntos de vista no son incompatibles, ni son progresivos.

¿Se puede evitar de manera efectiva la degradación ambiental y se puede evitar de manera realista la destrucción de la biosfera a través de actividades humanas bajo el capitalismo? Como dice John Bellamy Foster, la evidencia empírica no es buena. A pesar de las terribles predicciones de la gran mayoría de los científicos del mundo de que el cambio climático producido por el hombre amenaza nuestra existencia en el planeta, el capitalismo no está cerca de tomar medidas que puedan marcar una diferencia significativa. Según algunos ambientalistas, esto se debe a que el mercado tiene todo bajo control. Como señala Foster:

"Los teóricos de la modernización ecológica, como Arthur Mol, no ven la degradación ambiental como una característica inherente del desarrollo capitalista. Siguen siendo celosos socio-tecno-optimistas, creyendo que las fuerzas de la modernización conducirán a la desmaterialización de la sociedad y al desacoplamiento de la economía del consumo de energía y material, permitiendo a la sociedad humana, bajo el capitalismo, trascender la crisis ambiental. Algunos defensores de este puesto, como Charles Leadbeater, argumentan que a medida que la economía se desarrolla, está produciendo una sociedad ingrávida que está más basada en el conocimiento y menos dependiente de los recursos naturales.

Son Leadbeater y Mol quienes deberían ser criticados por su productivismo, no Marx, especialmente dado que la sociedad ingrávida y desmaterializada que "describen" es un mito completo. Como señala Sara Volle en su revisión de Frank Webster’s Theories of the Information Society:

"De hecho, sigue siendo imposible vivir en el aire. Y sin embargo, eso es precisamente lo que una sociedad de la "información" o "postindustrial" (PIS) finge hacer. La realidad, por supuesto, es mucho menos ordenada: un mundo incómodo ocupado por mano de obra explotada, ríos contaminados, permutas de riesgo crediticio, derretimiento de casquetes polares, etc., esas catástrofes familiarizadas a menudo desinfectadas del "más para menos" ethos de una sociedad" post-industrial". [57]

Comparado con esto, la perspectiva de Marx de una sociedad de productores asociados con una gran cantidad de tiempo libre y una relación sana con la naturaleza y la tecnología, desarrollando plenamente nuestras habilidades para tocar, degustar, oler, ver, sentir, escuchar, pensar, amar y soñar, parece infinitamente más atractiva y sobre todo, posible. Esta visión, junto a la comprensión de por qué la degradación ambiental es generada en el capitalismo, de las ideas de Marx puede contribuir al movimiento contra la destrucción ecológica.

Notas:
[1] Graham Ruddick, “Donald Trump Says U.S. Could Re-Enter Paris Climate Deal,” Guardian (US), January 29, 2018, https://www.theguardian.com/us-news/2018/jan/28/donald-trump-says-us-could-re-enter-paris-climate-deal-itv-interview

[2] Eoghan Macguire, “Paris Agreement Two Years On: Who is Taking the Lead on Climate Change?” CNN, December 19, 2017, https://www.cnn.com/2017/12/12/world/climate-change-paris-agreement-two-years/index.html

[3] Tamsin Green, “World Weatherwatch: From Drifts in Paris to Drought in Cape Town,” Guardian, February 14, 2018, https://www.theguardian.com/world/natural-disasters

[4] Para una crítica de este enfoque, ver Ian Angus and Simon Butler, Too Many People: Population, Immigration, and the Environmental Crisis (Chicago: Haymarket Books, 2011).

[5] John Bellamy Foster, Brett Clark, and Richard York, The Ecological Rift: Capitalism’s War on the Earth (New York: Monthly Review Press, 2010), 19-20. See also Chris Williams, Ecology and Socialism (Chicago: Haymarket Books, 2010), 117–124.

[6] John Bellamy Foster, Marx’s Ecology: Materialism and Nature (New York: Monthly Review Press, 2000), 9–10, and Paul Burkett, Marx and Nature: A Red and Green Perspective (Chicago: Haymarket Books, 2014), xxix.

[7] Ver las explicaciones de la fractura metabólica más adelante en este ensayo.

[8] Foster et al., Ecological Rift, 228.

[9] Marx y Engels siguen al antropólogo del siglo XIX Lewis Morgan al usar los términos salvajismo, barbarie y civilización como descriptores de diferentes momentos del desarrollo de la relación humana con la naturaleza. También mencionan la "idiotez de la vida rural" y se refieren a la humanidad como "hombre". No utilizo estos términos como parte de mi propia narrativa, pero ya que aparecerán en citas, quiero señalar que aunque los reconozco como problemáticos tal como se entienden hoy, estos términos no significaron para Marx y Engels lo que significan para nosotros. En algunos casos, son el producto de una traducción inexacta: "aislamiento" captura mejor lo que comúnmente se traduce como "idiotez", y la palabra alemana que se traduce como "hombre" en la mayoría de las ediciones en inglés, mensch, es en realidad de género neutral.

[10] Karl Marx, Economic and Philosophical Manuscripts of 1844, in Marx and Engels Collected Works (hereafter MECW), vol. 3 (New York: International Publishers, 1975), 276.

[11] Karl Marx, Capital, vol. 1 (New York: Vintage Books, 1977), 283.

[12] Foster, Marx’s Ecology, 72.

[13] Foster, 66–67.

[14] Martin Empson, Land and Labour: Marxism, Ecology, and Human History (London: Bookmarks, 2014) 104.

[15] Empson, Land and Labour, 108.

[16] Empson, 105.

[17] Al principio esto significó adoptar formas alternativas de subsistencia: Marx relata que a principios del siglo diecinueve, la duquesa de Sutherland reemplazó por la fuerza a toda la población del condado de Sutherland en Escocia con 131,000 ovejas. "Entre 1814 y 1820 estos 15,000 habitantes. . . fueron sistemáticamente cazados y erradicados. Todos sus pueblos fueron destruidos y quemados, todos sus campos convertidos en pastos. . . . De esta manera, esta bella dama se apropió de 794,000 acres de tierra que habían pertenecido al clan desde tiempos inmemoriales. "Al final de este proceso," el remanente de los habitantes originales, que habían sido arrojados a la orilla del mar, intentaron vivir pescando peces". Véase Marx, Capital, vol. 1, 891-92.

[18] Véase Marx, Capital, 874.

[19] Marx, Economic and Philosophical Manuscripts of 1844, 308.

[20] Karl Marx, Capital, vol. 3 (London: Penguin, 1991), 195.

[21] Marx, Capital, vol. 1, 638.

[22] Foster, Marx’s Ecology, 149, 249.

[23] Empson, Land and Labour, 150–151; Foster et al., Ecological Rift, 352–371.

[24] Foster, Marx’s Ecology, 253.

[25] Frederick Engels, “The Part Played by Labor in the Transition from Ape to Man,” in MECW, vol. 25 (New York: International Publishers, 1987), 460–61, 463. Dado el cargo de que el interés de Marx y Engels en la ecología fue relegado a sus primeras colaboraciones, téngase en cuenta que este pasaje fue escrito en 1876.

[26] Burkett, Marx and Nature, 79–80.

[27] Marx, Capital, vol. 1, in MECW vol. 35 (New York: International Publishers, 1996), 53.

[28] Burkett, 74–75.

[29] Empson, 209.

[30] Empson, 210.

[31] Charles C. Mann, 1491: New Revelations of the Americas Before Columbus, 2nd ed. (New York: Vintage Books, 2011), 356.

[32] Burkett, 108.

[33] Karl Marx, Capital, vol. 2 in MECW, vol. 36 (New York: International Publishers, 1997), 173.

[34] Engels, “The Part Played By Labor in the Transition from Ape to Man,” 463.

[35] John P. Clark, “Marx’s Inorganic Body.” Environmental Ethics 11 (Fall 1989): 243-258, http://www.academia.edu/ 2903908/_Marxs_Inorganic_Body_. a acusación de que Marx es "edípico" así como prometeico parece un adorno retórico que salió mal, confuso como lo hace la acción de la tragedia de Esquilo (Edipo mató a su padre, no a su madre) para explicar el supuesto odio de Marx a la naturaleza como un asunto maternal. Clark también cita la primera poesía de Marx, que parece un tiro barato.

[36] Oxford English Dictiona ry definition of Aufehebung. En la filosofía hegeliana: el proceso mediante el cual el conflicto entre dos cosas o ideas opuestas o contrastantes se resuelve con el surgimiento de una nueva idea, que las preserva y las trasciende". https://en.oxforddictionaries.com/definition/aufhebung

[37] Clark, “Marx’s Inorganic Body,” nota al pie 48.

[38] Karl Marx, Grundrisse (New York: Penguin Books, 1993), 409–410.

[39] Clark parece estar describiendo aquí lo que hace el capitalismo en beneficio del beneficio, en lugar de lo que el socialismo podría hacer al servicio de la necesidad humana. Ver Chris Williams’s Ecology and Socialism, 124-127.

[40] Nuevamente, Clark parecer estar describiendo el capitalismo de mercado.

[41] Clark, “Marx’s Inorganic Body.”

[42] La observación, citada por Engels en una carta a Eduard Bernstein, se puede encontrar en MECW, vol. 35, 388.

[43] Ankit Panda, “How the Soviet Union Created Central Asia’s Worst Environmental Disaster,” The Diplomat, October 3, 2014, https://thediplomat.com/2014/10/how-the-soviet-union-created-central-asias-worst-environmental-disaster/ rmine Sahakyan, “The Grim Pollution Picture in the Former Soviet Union,” Huffington Post/World Post,

[44] Chris Williams, “Marxism and the Environment,” International Socialist Review 72 (July 2010), https://isreview.org/issue/72/marxism-and-environment

[45] Foster et al., The Ecological Rift, 215.

[46] Karl Marx, Theses on Feuerbach, Thesis 11, in MECW, vol. 5 (New York: International Publishers, 1976), 5.

[47] Burkett, 199.

[48] Marx and Engels, The German Ideology, in MECW, vol. 5, 49.

[49] Karl Marx, Capital, vol. 3 (London: Penguin Books, 1991), 911.

[50] The Communist Manifesto, 71.

[51] Marx citado y comentado en Foster et al., The Ecological Rift, 231.

[52] Foster, Marx’s Ecology, 210, 229.

[53] Susanna B. Hecht, Kathleen D. Morrison, and Christine Padoch, The Social Lives of Forests: Past, Present, and Future of Woodland Resurgence (Chicago: University of Chicago Press, 2013).

[54] Chris Williams, “Damming the Future: The Struggle to Protect Kenya’s Ewaso Ngiro River,” Truthout, June 17, 2015, https://truthout.org/articles/damming-the-future-the-struggle-to-protect-kenya-s-ewaso-ngiro-river/

[55] Foster, Marx’s Ecology, 221; énfasis añadido.

[56] The Communist Manifesto, 46

[57] Sara Volle, “The Heaviness of a Weightless Society,” The Politics of Information, September 25, 2012. https://thepoliticsofinformation.wordpress.com/2012/09/25/the-heaviness-of-a-weigh

Fuente: https://isreview.org/issue/109/marx-and-nature

Las mortíferas pruebas de los ‘stukas’ de Castellón. Un documental, que se estrena hoy en Valencia, explica por qué los nazis bombardearon cuatro pequeños pueblos y mataron a 38 personas.

Días después de masacrarlas, los soldados nazis cogían el coche y se acercaban a las pequeñas poblaciones del interior de Castellón para comprobar in situ el efecto de las bombas que habían arrojado desde el aire. Se llegaban a meter dentro de los cráteres para ponderar la devastación, registrando todas sus acciones en imágenes. Luego volvían al aeródromo de la cercana La Sénia (Tarragona), apuntaban los detalles de la misión y se retiraban el resto de la jornada a disfrutar de una vida relajada, consumiendo cerveza llegada desde Alemania, como muestran las fotografías.

80 años después, esa minuciosidad por documentar los ataques de los tres nuevos aviones Junkers 87-A, los llamados stukas, por parte de la Legión Cóndor ha permitido que los ciudadanos de Benassal, Albocàsser, Ares del Maestre y Vilar de Canes conozcan quién mató a 38 de sus familiares y vecinos en mayo de 1938. Eso y la curiosidad e interés del profesor universitario de Física Òscar Vives por descubrir la verdad sobre los bombardeos de estas tranquilas localidades rurales, carentes de valor estratégico y militar, de los que se hablaba con sordina en su Benassal natal. Como se destruyó una iglesia, algunos vecinos seguían pensando que habían sido obra del bando republicano; como los municipios estaban (por poco tiempo) en territorio republicano, otros creían que habían sido las tropas franquistas.

“Fue el primer avión que vi en mi vida. Era como un gran pájaro, pero diferente”, recuerda Obdúlia Mir en uno de los numerosos testimonios que recoge el conmovedor documental Experimento Stuka, que se estrena hoy en la Filmoteca valenciana, en el seno del DocsValència. Festival Internacional de Cine Documental. “Siempre destruían el centro del pueblo. Era un poco extraño todo”, dice Dolors Pitarch, otra de las supervivientes. “Mi padre tuvo que oír que los rojos habían destruido el pueblo y la iglesia”, rememora Àngel Artadi, hijo de miliciano republicano. Su padre insistía en que él, que había estado luchando en las batallas del Ebro y de Teruel, nunca había visto aviones así. “Cuento en Alemania lo que pasó en mi pueblo y sin embargo no puedo hablar con determinadas personas de allí”, relata Mercé Ferrando, hija de supervivientes y profesora en el país germano.

Legión Cóndor
Allí, a la ciudad de Friburgo, se desplazó Òscar Vives para consultar su archivo. Le puso sobre la pista la lectura del libro sobre la Guerra Civil española del conocido historiador militar Antony Beevor, que mencionaba de pasada las pruebas que hacía la Legión Cóndor en las poblaciones castellonenses que sirvieron de banco de pruebas de los posteriores ataques con stukas en la Segunda Guerra Mundial. Beevor es uno de los especialistas entrevistados en el documental en el que Vives, tras su investigación, concluye que la decisión de bombardear fue tomada por los nazis sin consultar con el ejército franquista.

En el archivo alemán, el físico encontró una voluminosa carpeta que incluía 66 fotografías sobre los ataques de la Legión Cóndor. Muchas son imágenes tomadas desde el cielo de la agreste comarca del Alt Maestrat. Los bancales, los caminos, las depresiones, los montes y, diminutas, las poblaciones conforman lo que podría parecer un atractivo lienzo abstracto, matérico, que esconde, sin embargo, el objetivo de ajustar el punto de mira para matar en lo que sería uno de los primeros ataques hoy llamados “quirúrgicos”, en terminología y eufemismo militar, comenta Rafa Molés, director, junto a Pepe Andreu, del documental. La película se proyectará también en el festival DocsBarcelona y la pretensión de la productora Suicafilms es estrenarla también en salas comerciales este año. Molés y Andreu dirigieron con anterioridad el premiado documental Five days to dance.

Las fotografías de Friburgo formaron parte de una exposición que se exhibió en las poblaciones afectadas. El documental recoge las reacciones de la gente y las conversaciones entre Vives y los integrantes de colectivos para la recuperación de la memoria histórica relativas a la necesidad de romper el silencio para cerrar heridas. Ahora, ya saben que 38 de sus familiares y vecinos murieron en 1938 porque los nazis querían probar si sus flamantes stukas podían transportar y arrojar bombas de 500 kilos, el doble de lo habitual, un peso que impedía llenar sus depósitos de gasolina. Por eso eligieron esas cuatro pequeñas y desarmadas poblaciones castellonenses, tan cercanas a su base aérea.

“PENSABA QUE MIS PADRES YA NO ME QUERÍAN”
Uno de los testimonios más emotivos del documental es el de Antonio Girona. Vivía en Barcelona durante la Guerra Civil y sus padres le enviaron a su pueblo, Benassal, para apartarlo del frente y ponerlo a salvo. Sin embargo, al poco de llegar, la población fue bombadeada. El entonces niño no entendía nada. “Pensaba que mis padres ya no me querían”, recuerda Girona en el documental, en el que aparece gracias a su sobrina. Núria Girona leyó hace tres años una noticia en EL PAÍS sobre el Guernica castellonense con motivo del rodaje del documental, que se presenta hoy, y se lo comentó a su tío, que estaba “muy traumatizado”. El cine le ayudó en sus últimos días a restañar sus antiguas heridas.

https://elpais.com/cultura/2018/05/02/actualidad/1525284916_312678.html

Con 68 millones de personas desplazadas, es urgente un pacto mundial sobre refugiados.

Las guerras, la violencia y la persecución han conducido a que el desplazamiento forzado en el mundo alcance un nuevo máximo histórico en 2017, por quinto año consecutivo, como consecuencia, entre otras, de la crisis en la República Democrática del Congo, la guerra en Sudán del Sur y la huida hacia Bangladesh de cientos de miles de rohingya desde Myanmar. Los países en desarrollo están siendo, de forma abrumadora, los más afectados.

En su informe estadístico anual Tendencias Globales (Global Trends), publicado hoy, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, eleva a 68,5 millones las personas desplazadas por la fuerza a finales de 2017. De ellas, 16,2 millones se vieron forzadas a desplazarse dentro y fuera de las fronteras de su país durante el año 2017, ya sea por primera vez o de manera reiterada, lo que deja constancia de la magnitud de la población que se está desplazando, equivalente a 44.500 personas cada día, o a una persona cada dos segundos.

El número de refugiados que ha huido de sus países para escapar de los conflictos y la persecución asciende a 25,4 millones de los 68,5 millones de personas desplazadas. Esta cifra supone un incremento de 2,9 millones respecto 2016 y el mayor aumento registrado jamás por ACNUR en un solo año. Por otra parte, los solicitantes de asilo que se encontraban a la espera de una decisión sobre sus solicitudes de asilo a 31 de diciembre de 2017 aumentaron en unos 300.000 hasta alcanzar los 3,1 millones. El número de personas desplazadas dentro de sus propios países fue de 40 millones, una cifra ligeramente inferior a los 40,3 millones de 2016.

En definitiva, en 2017 el número de refugiados en todo el mundo superaba ya la población de Australia, mientras que el de desplazamientos forzados prácticamente igualaba a la población de Tailandia. En todo el mundo, una de cada 110 personas se encuentra desplazada por la fuerza.

“Estamos en un punto de inflexión y para que la gestión del desplazamiento en el mundo tenga éxito es necesario un nuevo enfoque mucho más integral, que no deje solos a los países y a las comunidades frente a estas situaciones”, afirmó el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi. “No obstante, aún hay motivos para la esperanza. Catorce países están aplicando ya un nuevo plan de respuesta para las crisis de refugiados y, de aquí a unos meses, el nuevo Pacto Mundial sobre Refugiados estará listo para su adopción por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Hoy, en la víspera del Día Mundial del Refugiado, me dirijo a los Estados miembros para pedirles que lo apoyen. Nadie se convierte en refugiado por elección, pero cada uno de nosotros sí podemos elegir cómo ayudar"

El informe “Tendencias Globales” se publica anualmente en todo el mundo en torno al Día Mundial del Refugiado (20 de junio) y analiza los desplazamientos forzados en base a los datos recopilados por ACNUR, los gobiernos y otros socios. El informe no examina el contexto global en materia de asilo, cuestión sobre la que ACNUR informa por separado y que aun en 2017 ha registrado incidentes en materia de devoluciones forzosas, politización y estigmatización de refugiados, casos de encarcelamiento o negación del permiso de trabajo, o incluso el rechazo de varios países al uso del término “refugiado”.

En todo caso, el informe Tendencias Globales ofrece numerosas perspectivas e informaciones que por ejemplo evidencian la confrontación entre la percepción y la realidad de los desplazamientos forzados.

Entre otras, se cita la creencia errónea de que la mayoría de desplazados se encuentra en países del hemisferio norte. Los datos demuestran lo contrario, pues el 85% de los refugiados se encuentra en países en desarrollo, muchos de los cuales son extremadamente pobres y apenas reciben ayuda para atender a estas personas. Cuatro de cada cinco refugiados se queda en los países vecinos al suyo.

Los desplazamientos a gran escala más allá de las fronteras del país también son menos frecuentes de lo que podría pensarse con 68 millones de personas desplazadas en el mundo. Casi dos tercios de quienes se ven forzados a huir son desplazados internos que no han salido de sus propios países. De los 25,4 millones de refugiados, más de una quinta parte son palestinos bajo la protección de UNRWA. Del resto, que se encuentra bajo el mandato de ACNUR, dos tercios proceden de tan solo cinco países: Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar y Somalia. El fin del conflicto en cualquiera de estos países tendría un impacto muy significativo en el panorama mundial del desplazamiento.

El informe estadístico Tendencias Globales ofrece asimismo otras dos importantes aportaciones: la mayoría de refugiados vive en zonas urbanas (58%) y no en campos o áreas rurales; y la población desplazada a nivel mundial es muy joven (el 53% son niños y niñas, muchos de ellos no acompañados o separados de sus familias).

De la misma forma que el número de países que provoca desplazamientos masivos es reducido, el número de países que acogen a un elevado número de refugiados es relativamente pequeño: Turquía sigue siendo el país que más refugiados acoge en todo el mundo en términos absolutos, con una población de 3,5 millones de refugiados, principalmente sirios. El Líbano por su parte, es el país que más refugiados acoge en relación a su población nacional. En total, el 63% de todos los refugiados bajo el mandato de ACNUR se encontraban en sólo 10 países.

Lamentablemente, las soluciones para abordar esta situación siguen siendo escasas. Las guerras y conflictos continúan siendo las principales causas de desplazamientos, al tiempo que se han constatado pocos progresos para el restablecimiento de la paz. Cerca de cinco millones de personas pudieron volver a sus hogares en 2017, siendo la gran mayoría desplazados internos, aunque muchos lo hacían bajo coacción o en condiciones precarias. Además, dada la reducción en el número de plazas de reasentamiento ofrecidas por los Estados, el número de refugiados reasentados se redujo en más del 40%, a unas 100.000 personas.

https://www.rebelion.org/noticia.php?id=243076

Soneto

LA LUNA NOS BUSCÓ DESDE SU ALMENA....


La luna nos buscó desde su almena,
cantó la acequia, palpitó el olivo.
Mi corazón, intrépido y cautivo,
tendió las manos, fiel a tu cadena.

Qué sábanas de yerba y luna llena
envolvieron el acto decisivo.
Qué mediodía sudoroso y vivo
enjalbegó la noche de azucena.

Por las esquinas verdes del encuentro
las caricias, ansiosas, se perdían
como en una espesura, cuerpo adentro.

Dios y sus cosas nos reconocían.
De nuevo giró el mundo, y en su centro
dos bocas, una a una, se bebían.



TU AMOR, AYER TAN FIRME

Tu amor, ayer tan firme, es tan ajeno,
tan ajenas tu boca y tu cintura,
que me parece poca la amargura
de que hoy mi alrededor contemplo lleno.

El mal que hiciste lo tomé por bueno;
por agasajo tu desgarradura:
ni yo abro el pecho a herida que no dura
ni con vinos de olvido me sereno.

Mi corazón te tiene tan presente
que a veces, porque vive, desconfío
que sienta el desamor como lo siente.

Yo he ganado en el lance del desvío:
de nuestra triste historia únicamente
el arma es tuya; todo el dolor, mío.

miércoles, 20 de junio de 2018

Mensaje de MR, Monthly Review

Queridos amigos,

En la década de 1990, las firmas de alta tecnología y sus impulsores mediáticos principales proclamaron que Internet y la tecnología digital desatarían una nueva era que destruiría los monopolios, liberaría los impulsos democráticos y marcaría el comienzo de lo que Bill Gates llamó "capitalismo sin fricciones". La evaluación de Monthly Review fue diferente. Previmos las formas en que la revolución de las comunicaciones generaría un poder de monopolio en una escala nunca antes vista.

En 2014, publicamos un número especial sobre "Surveillance Capitalism" que muestra cómo la privacidad individual ha sido invadida y los datos personales "cosechados". Para comprender el rol actual de Google o Facebook -o el régimen de vigilancia estatal revelado por Edward Snowden-it es necesario volver a la década de 1950, cuando Madison Avenue y el Pentágono unieron fuerzas en un vasto proyecto de gestión social, principalmente con fines comerciales, pero también para el control político.

Con el advenimiento de Internet en la década de 1990 y ahora con el surgimiento de las redes sociales, el nuevo sistema de comunicaciones ha permitido que el capital de monopolio financiero, a menudo en alianza con el estado, recolecte y explote información detallada sobre toda la población, vendiendo y reventa de esta información a puntos de venta comerciales. La idea de que corporaciones como Google, Facebook, Amazon o Microsoft podrían ser confiables con estos datos, y que no tendrían ningún interés en su manipulación con fines políticos, siempre fue irremediablemente ingenua.

Avancemos hasta marzo de 2018, cuando, gracias a las revelaciones sobre Facebook, Cambridge Analytica y la campaña Trump, el espectro del capitalismo de vigilancia está en todas partes. Como el ejecutivo de marketing Mitch Joel escribió recientemente en la revista Maclean, citando a MR, "el modelo de negocios de Facebook no se basa en contenido, marketing o publicidad. Usted, el consumidor, es el producto. Todos son vulnerables ".

¿Qué nos dice todo esto? Primero, que Monthly Review ha ayudado a nombrar y comprender lo que ahora se reconoce universalmente como el problema del capitalismo de vigilancia. Segundo, que el capitalismo contemporáneo está fuera de control, haciendo palanca en las vidas de todos y subastando nuestros datos, como un medio hiperpersonalizado de manipulación. Y, por último, esa Monthly Review,  como cualquier otra publicación, debe existir dentro de este sistema profundamente irracional, incluso cuando se le oponga.

De hecho, los mismos jóvenes cuyas vidas han sido transformadas por la tecnología también están buscando alternativas radicales, e, irónicamente, Internet suele ser el primer lugar en el que se ven. Saben que estos nuevos medios de comunicación no pueden simplemente deplorarse o abandonarse. La Marcha de las Mujeres, las recientes huelgas de docentes en West Virginia, Oklahoma, Kentucky y Arizona, y las acciones espontáneas contra la brutalidad policial son solo algunos ejemplos del potencial radical de las redes sociales. Como escribió Marx, las personas "hacen su propia historia, pero no la hacen en circunstancias elegidas por ellos mismos, sino en circunstancias que se encuentran, vienen dadas y se transmiten directamente desde el pasado".

En Monthly Review, debemos relacionarnos con nuestras nuevas circunstancias materiales, incluso cuando tratamos de transformarlas. No nos hacemos ilusiones sobre las redes sociales bajo el capitalismo, pero nuestro futuro, como el de todos los movimientos de oposición, depende de que hagamos uso de estas nuevas herramientas para la transformación social, e incluso para una defensa total.

Con su apoyo, podemos hacer que el análisis de Monthly Review sea accesible para un público más amplio que nunca. El año pasado escribimos buscando su ayuda para expandir nuestra presencia en línea y en las redes sociales mediante la transformación de la antigua MRZine en una nueva plataforma, MR Online. Desde entonces, sus generosas donaciones nos han permitido hacer todo esto y más. Desde el lanzamiento de MR Online a mediados de 2017, nuestros seguidores de Facebook han aumentado en un 40 por ciento y nuestra audiencia de Twitter casi se ha duplicado. Las visitas a la página en MR Online han aumentado en un 75 por ciento solo en los últimos seis meses. Pero los mayores avances han sido en la participación de los usuarios: nuestras publicaciones en línea generan una animada discusión y debate entre personas de todo el mundo. Todo esto ha atraído una mayor atención a los análisis principales en Monthly Review y MR Press.

Para la segunda etapa de nuestra expansión en línea, estamos publicando más material original solo en la web sobre MR Online y lanzando un podcast con entrevistas exclusivas con autores de MR. Como siempre, Monthly Review funciona con pocos medios, con personal y recursos limitados. Para avanzar en un entorno cada vez más desafiante, nuevamente necesitamos su ayuda.

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En solidaridad,

John Bellamy Foster

Aquarius: gestos y refugio

"...Nadie pone a sus hijos en un barco a no ser que el agua sea más segura que la tierra.”
Wharsan Shire


Los gestos tienen un valor y acoger en Valencia a los 629 refugiados rescatados por el Aquarius de sus frágiles barcazas cuando huían de Libia, ha representado, no solo una buena iniciativa por parte del gobierno de Pedro Sánchez, sino un acto acorde a la legalidad internacional.
Un gesto que se espera marque un cambio de orientación con respecto a lo hecho y dicho por el extinto gobierno de Rajoy. Otro acto pero, en este caso, contrario a legalidad internacional, fue el del gobierno italiano de Matteo Salvini cuando, en su momento, ordenó cerrar los puertos e impedir el atraque del Aquarius.

La sucesión de acontecimientos que han propiciado la llegada del Aquarius a los puertos del Reino muestran, de la manera más palmaria, la crisis general prolongada y sin solución que vive el sistema de frontera y acogida.

Una simple comparación de las condiciones de arribo de las 629 personas refugiadas del buque Aquarius, con los 982 refugiados que iban a bordo de las 63 pateras y que cruzaron el Estrecho por sus propios medios para también terminar, este mismo fin de semana, arribando a las costas españolas, ratifica la forma en que se desarrolla dicha crisis: gestos positivos, aislados e inconexos, en medio de un mar de vulneraciones sistemáticas y organizadas de los derechos.

Para los llegados a Valencia, 200 fotógrafos y 500 periodistas; para los lo hicieron por el sur, menos de una decena. Para los primeros, 2400 personas de apoyo (traductores, médicos, abogados, sanitarios, psicólogos, acompañantes, etc.) que les permitirán encarar mejor esta nueva etapa de sus vidas. Para los segundos, las ongs denuncian escasez de medios para la acogida. Para unos, habrá 30 días que les permitirán decidir si solicitan asilo o encaran otro medio legal para quedarse en el Reino de España. Para los segundos, deportaciones exprés, centros de Internamiento y largas horas de trámites en comisaría.

La política europea y la española, muy similar a la del resto de estados de la UE, se halla marcada por el “dispositivo” visto en el Estrecho y no por el despliegue realizado en Valencia. El Aquarius, como otros picos de emergencia referidos a la cuestión del refugio (que no han sido pocos), pone de relieve un problema político que surge al dar la espalda los gobiernos a la legalidad internacional, un camino que agrava una crisis provocada por las guerras y la persecución.

Hoy, los ejes de la política europea parten de dos premisas:
1. No abordar las causas que motivan que el número de desplazados sea el mayor desde la segunda Guerra Mundial (65 millones).
Dichas razones se hallan directamente asociadas a la forma precisa (imperialista) del proceso de globalización. Es decir, un proceso en el que los sectores económicos más ricos, protegidos por unos Estados que son, a su vez, lo más poderosos de la escena internacional, trabajan para doblegar toda resistencia que impida el expolio organizado de la inmensa mayoría de la humanidad. Un saqueo que no rehúye, sino que exige, para ser efectivo, emplear todo tipo de diferencias entre pueblos y culturas.

2. No hacerse responsable de las consecuencias humanas de tales políticas que, en muchas ocasiones, sitúan a empresas europeas en su centro e implican desigualdad y guerra.
Conflictos que, a su vez, alimentan el número de desplazados, de refugiados y de solicitantes de asilo en el mundo.

En la actualidad, la UE hace convenios (ella misma) y avala que sus Estados realicen acuerdos con terceros como con Turquía, los señores de la guerra libios o Marruecos que para que éstos (como la vieja Roma imperial) controlen las fronteras fuera de su territorio.

Cuando los refugiados burlan esas trampas y se lanzan al agua o comienzan a caminar, se los hostiga por tierra, mar y aire. Se emplean barcos de guerra que los devuelven, se castiga a las ongs que intentan cumplir con la legalidad y socorrerlos, se organizan dispositivos aéreos para detectarlos o devolverlos a sus lugares de origen. Se instalan pinchos, se cavan fosos, se levantan muros y se montan concertinas destinados a impedir que esas personas puedan ejercer unos derechos que se asegura “oficialmente” defender. Finalmente, si todo ello no “sirve”, se les encierra, deporta o se abandona en un limbo legal que, de nuevo, les niega toda opción.

Los próximos 28 y 29 de junio, los jefes de Estado de la UE se reunirán para abordar por enésima vez el llamado problema de la inmigración ilegal. Un problema que apunta más hacia el colapso que hacia una verdadera solución. Sobre la mesa, el caso del Aquarius y el fracaso de las cuotas de reubicación tras la crisis griega e Italiana de hace ya tres años.

Nuevamente se hablará de la posible reforma del periclitado Reglamento de Dublin que regula las condiciones en las que un Estado miembro responde a las solicitudes de protección internacional que se le formulan, pero que, a la hora de la verdad, supone que, salvo que seas menor de edad, el Estado por el que arribas a la Unión es el que tiene la obligación de identificarte, tramitar tu solicitud y es el único por el puedes circular. Seguramente también se hablará de los pasadores ilegales de fronteras, de los acuerdos con terceros países y del marco Shengen.

En este escenario, el Aquarius no puede resultar un gesto más en medio de una legalidad que obvia los derechos de la personas. La acogida de ahora demuestra que no se trata de problemas administrativos, sino que su naturaleza es profunda y claramente política. Y frente a ello, o bien se refuerza el espacio europeo de la acogida, se avanza en un sistema y normas únicas europeas de asilo sobre la base de asegurar como prioridad el derecho a permanecer, circular y acceder a la Unión de las personas refugiadas a través de distintas iniciativas, entre ellas, un pasaporte europeo, o se mantiene la actual escalada que solo apunta y desgraciadamente, provocará muchas y mayores crisis.

Carlos Girbau Es activista social en Madrid y colabora con Sin Permiso.

http://www.sinpermiso.info/textos/aquarius-gestos-y-refugio

El éxito del uso de los yanyauid como policía migratoria revela el naufragio del proyecto político europeo. ¿No eran los derechos humanos y el respeto a la ley humanitaria nuestras señas de identidad?

TU LISBOA Y LA MÍA. Las cosas que confunden a los españoles cuando llegan a Portugal. Comer a las 12, besarse una vez, fumar en los restaurantes y la abundancia de 'doctores', entre las peculiaridades vecinales.

Seremos ibéricos, seremos latinos y vecinos, europeos y sureños, pero no somos tan iguales como algunos creen ni tan diferentes como otros piensan. Aunque entre Madrid y Lisboa apenas separe una hora de avión, las diferencias horarias, sociales y protocolarias son mayores.

La 'cobra' es habitual. A los españoles se les reconoce por su saludo, incluso antes de que hablen.
Si dan dos besos, son españoles. En Portugal la costumbre es un solo beso, así que no se extrañe si le hacen la cobra con su segundo ósculo, fue sin querer, como David Bisbal.

Ni se come a las 3 ni se cena a las 11. Sí, en Portugal van como en Canarias, con una hora menos (ojo, en Azores son dos menos). Pero eso es casi lo de menos. Para cosas más prácticas, no ose almorzar a las tres de la tarde ni cenar a las 11; aquí se almuerza a partir de las 12 y se cena a partir de las 8. En ambos casos, sobre todo en el almuerzo, no más de una hora. Los relajados horarios españoles no se entienden. Aquí cuando se queda a mediodía, quiere decir a las 12, 'mediodía' no es un espacio de tiempo entre las 13 y las 15 horas.

Cifuentes sería doctora aquí. Aunque la moda de inventarse títulos también hace furor en Portugal (recientemente dimitió el secretario general del PSD por eso), aquí cualquiera es doutor y doutora, al menos así son cumplimentados como forma de respetuoso saludo. Los formalismos, muy en desuso en España, en Portugal son la norma de conducta. Pero el uso extensivo del doctor que, originariamente se reservaba para los licenciados, ha hecho que el Colegio de Médicos se plantee su retirada y que sus colegiados sean llamados médicos para diferenciarse de la plebe doctora.

Fumar en los restaurantes, beber en la calle. La educación y los formalismos son sagrados en las relaciones personales y privadas, otra cosa son las costumbres practicadas en el espacio público. Ahí cada cual va a la suya. Fumar es habitual en los restaurantes. En Portugal rige la ley antitabaco que permite la convivencia de fumadores y no fumadores en espacios públicos. En teoría —como la primera ley española— hay que separar los espacios de unos y de otros; en la práctica la separación es una pegatina. Da igual que por en medio haya niños, se fuma siempre. También es habitual beber en la calle hasta altas horas de la madrugada en zonas como Bairro Alto, Cais de Sodré o Chiado. Las consecuencias son calles convertidas en basureros y urinarios públicos nocturnos.

Espantosos putos. Dos palabras para que las empleen Alfred y Amaia sin miedo a meter la pata durante su estancia en Eurovisión. Aunque español y portugués comparten muchas palabras, más incluso de las que creen —la geringonça, Gobierno portugués con apoyo de 4 partidos, en español es jerigonza—, hay otras que no significan lo mismo, sino todo lo contrario. Los famosos falsos amigos. Más de un escritor español ha quedado sorprendido cuando el presentador de su libro lo ha calificado de espantoso; que agradezca el elogio, pues significa que le pareció la obra 'maravillosa'. Con la misma naturalidad se emplea la palabra puto —aunque no su femenino— para hablar de los jóvenes. No tiene ninguna connotación peyorativa.

Mayores de 65 años, casa asegurada. La avalancha turística trae dinero y con él grandes ventajas, como la rehabilitación de palacios en las últimas, pero también un aumento de los precios de los alquileres, que provocan el desahucio de vecinos que no pueden asumir el aumento. Esto sucede especialmente en barrios humildes —pero con el mayor atractivo portugués— como Alfama y la Morería. Ancianos que nunca salieron del barrio tienen que irse de la casa que los vio nacer. Una ley reciente ha cortado con ello. Mayores de 65 años, personas con minusvalías o con más de 25 años en la casa no pueden ser desalojados.

En Lisboa, es posible vivir puerta con puerta con el Palácio del Governador de Belém —una noche 200 euros— y una humilde casita rosa —pintada por el propio hotel—, en donde la inquilina paga menos de dos euros al día (mensualidad de 50 euros). Son las cosas espantosas de Lisboa.

https://elpais.com/elpais/2018/05/02/tu_lisboa_y_la_mia/1525259647_993137.html

martes, 19 de junio de 2018

Mandy Patinkin: “Homeland’ puede cambiar el mundo”. “Interpretar a Saul Berenson me ha hecho mejor persona”, dice el actor.

“Interpretar a Saul Berenson me ha hecho mejor persona”,
afirma Mandy Patinkin sobre el agente de la CIA a quien ha encarnado durante siete temporadas en Homeland como mentor y figura paternal y protectora de la protagonista, Carrie Mathison, interpretada por Claire Danes. Con una destacada carrera en el teatro y el cine a sus espaldas, el actor (Chicago, 1952), se muestra especialmente orgulloso de participar en una serie televisiva que, desde la ficción, “ofrece alternativas al mundo en el que vivimos” y que, a su entender, pasan por “una respuesta humana y moral”.

Patinkin ha recalado en Londres coincidiendo con el reciente estreno de la séptima entrega de la producción, donde su personaje debe enfrentar el abuso de poder en el seno de la mismísima Casa Blanca, al tiempo que la crecida ultraderecha plantea una amenaza a la seguridad nacional, aunque, según ha avanzado la temporada —en Fox, los miércoles a las 23.05— se ha desvelado otro peligro para el gobierno estadounidense procedente de fuera. Aunque el motivo de la visita de Patinkin a Londres responde a su labor como activista en defensa de los refugiados, accede a hacer un alto para hablar de la serie que ha catapultado su nombre entre las nuevas generaciones poco familiarizadas con su currículum en la pequeña y gran pantalla y, ante todo, sobre las tablas.

“Nuestro trabajo en Homeland no es crear una fotografía del mundo real, sino una imagen poética que brinde otras alternativas a los espectadores”,
afirma sobre la serie cuyo lanzamiento en 2011 supuso todo un fenómeno televisivo y que, a pesar de los altibajos en las sucesivas temporadas, sigue afianzada en la parrilla televisiva, con una octava —y posiblemente última— entrega ya confirmada. A diferencia de otros personajes clave que acabaron sucumbiendo por agotamiento del guion, la presencia de Saul se mantiene incólume en calidad de escudo de Carrie, o de amarre de esa agente con un desorden bipolar que está obsesionada con salvar al mundo.

“Saul es alguien que sabe escuchar, un arte que se ha perdido. Es un hombre que necesita proteger y que daría la vida por su discípula, porque ella encarna la esperanza de futuro, al estar dotada de un don inusual y de un sexto sentido para hacer el bien”, destaca el intérprete de su personaje. Nadie es un ángel en una ficción donde domina la violencia, admite el actor, pero, aun así no duda en definir a Berenson como “una brújula moral” en el mar de los servicios de inteligencia.

Se muestra convencido, asimismo, de que “Homeland puede cambiar el mundo”, precisando al instante que “por supuesto, una serie televisiva no va arreglar los problemas, aunque sí reflejarlos y hacer pensar a la gente y a los votantes para que reclamen soluciones imaginativas a los políticos”. La producción, remacha, “es seguida en todo el mundo y eso encarna una gran responsabilidad”.

La pasión con la que el intérprete se refiere a la serie tiene mucho que ver con su implicación en la campaña que intenta visualizar el drama de los refugiados. El inicio del rodaje de la quinta entrega de Homeland en Berlín coincidió con la llegada masiva al viejo continente de decenas de miles de huidos principalmente de Siria e Irak, a través de la ruta de los Balcanes. Aquella crisis “me hizo pensar en mi propia familia [judíos de origen ruso y polaco], que huyó de la persecución en el este de Europa en busca de acogida en América”, relata sobre su decisión a partir de entonces de “tomar un avión, cada vez que acabábamos de filmar una temporada de la serie, para trabajar con la ONG Comité Internacional de Rescate”. En esa labor “la televisión, y especialmente Homeland, me ha procurado una plataforma para dar voz a los más vulnerables”.

Al margen de su papel de activista y en el plano profesional, ¿considera al medio televisivo el último refugio para los actores? “El alcance de la televisión es extraordinario, porque en una sola noche puedes llegar a millones de personas”, responde. "Pero mi casa es el teatro, donde nací como actor, mientras que en el cine y la televisión soy un invitado”, añade sobre el mundillo de las tablas, que ya en sus inicios le brindó un premio Tony por su papel del Che Guevara en el musical Evita. Luego llegó el desembarco en la gran pantalla, con roles legendarios como el de Íñigo Montoya en el filme La princesa prometida, para acabar siendo más reconocido entre el gran público gracias a series como Chicago Hope, Mentes criminales y, ante todo, Homeland. Para tantos televidentes, Mandy Patinkin es Saul, un personaje del que su intérprete ya sabe que “llevaré conmigo para siempre”.


https://elpais.com/cultura/2018/05/01/television/1525186256_618187.html?rel=lom

_- La controversia por la cita de la Biblia con la que el fiscal de EE.UU. justifica separar a los inmigrantes indocumentados de sus hijos.

_- Sus críticos lo acusan de crueldad pero para el fiscal general Jeff Sessions el acto de separar de sus padres a los niños que llegan a la frontera de Estados Unidos sin permiso para inmigrar no solo es algo legal sino que incluso puede hallar justificación en la Biblia.

"Yo les citaría al apóstol Pablo y su clara y sabia orden en (la carta a los) Romanos 13: obedecer las leyes del gobierno porque Dios las ha dispuesto con el propósito del orden", dijo Sessions esta semana en respuesta a los cuestionamientos que ha recibido por esta práctica.

En las últimas seis semanas, en torno a unos 2.000 menores han sido separados de sus familias al ingresar en Estados Unidos, de acuerdo con cifras del Departamento de Seguridad Interior.

Esta medida es aplicada en el contexto de una política de "tolerancia cero" hacia la inmigración ilegal anunciada en mayo por Sessions.

El fiscal general indicó que esas medidas no eran inusuales ni injustificadas.

"Los procesos ordenados y legales son buenos en sí mismos y protegen a los débiles y a quienes cumplen con la ley", señaló.

Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, no quiso comentar directamente sobre las declaraciones de Sessions pero insistió en que "es muy bíblico hacer cumplir la ley".

El usar una cita de la Biblia para justificar estas medidas, sin embargo, más que servir para aplacar las críticas derivó en nuevos cuestionamientos contra el fiscal.

Primero porque el pasaje que citó tiene un pasado polémico en Estados Unidos y porque el apóstol Pablo también dice en ese texto que la ley a la que hay que obedecer es la de amar al prójimo.

Genocidio, esclavitud, segregación
El capítulo 13 de la Carta a los Romanos, citado por Sessions, inicia con un par de versículos que hacen referencia al cumplimiento de las leyes.

Jeff Sessions anunció en mayo que aplicaría una política de tolerancia cero ante la inmgración ilegal.

"Sométanse todos a las autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen, por Dios han sido constituidas. De modo que, quien se opone a la autoridad, se rebela contra el orden divino, y los rebeldes se atraerán sobre sí mismos la condenación", reza.

Numerosas personalidades señalaron que no es la primera vez que se usan versículos de la Biblia para justificar atrocidades.

Seguir en el enlace,
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-44504920

lunes, 18 de junio de 2018

_- Cada vez más jóvenes españoles dejan de estudiar después de la ESO. La tasa de abandono escolar entre la población de 18 a 24 años sube ocho puntos en tres años.

_- Cada vez más jóvenes españoles dejan los estudios después de obtener el título de Educación Secundaria Básica (ESO). La tasa de abandono escolar de la población de entre 18 y 24 años ha subido hasta el 60% en 2017, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas recogidos en un informe del sindicato Comisiones Obreras (CC OO). Ese porcentaje era del 52% dos años antes, según el documento difundido este jueves.

"Tenemos más universitarios y universitarias que la Unión Europea, pero menos personas con Secundaria postobligatoria que la media", señala el informe. Para Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CC OO, es lo más sencillo de revertir "porque bastaría que siguieran estudiando dos años más". "Habría que hacer foco en las políticas de orientación y de información para que estos jóvenes pudieran volver al sistema educativo", opina. García además reclama más inversión, que se incrementen las plazas públicas en la enseñanza de segunda oportunidad, educación de adultos y bachillerato nocturno, y explotar formatos que hagan más atractivo el sistema educativo, con contenidos más prácticos y menos académicos.

La tasa total de abandono escolar, sin embargo, ha descendido desde 2008. El porcentaje de alumnos que dejan de estudiar, antes o después de haber conseguido el título de la ESO, ha caído 12 puntos desde 2008, hasta el 18,3%. García advierte, sin embargo, de que en los últimos tres años el descenso se está ralentizando, y señala que en España "la reducción del abandono educativo temprano está más vinculada a ritmos económicos que a políticas educativas". "Podría repuntar otra vez", alerta.

Diferencias entre comunidades autónomas
La recuperación económica afecta de forma diferente a la educación de los jóvenes españoles en función de la comunidad autónoma en la que viven. Siete autonomías —Asturias, Cantabria, Galicia, Madrid, País Vasco, Navarra, La Rioja— han reducido la tasa de abandono escolar por debajo del 15% que marca la Unión Europea, según un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Pero la tasa de abandono entre los jóvenes seguía estando muy por encima de la media europea (10,8%) en 2016, según ese documento.

"Normalmente abandonan porque quieren acceder al mercado de trabajo. Algunos acaban trabajando, pero otros quedan en paro y les cuesta más por tener un menor nivel de estudios", señala Laura Hernández, economista del IVIE. La académica destaca que la repetición es un determinante importante del abandono. "Muchos jóvenes abandonan por la experiencia propia que han tenido en el sistema educativo. Muchos de los que abandonan son repetidores". Hernández opina que la política en sí de repetición de curso no es muy efectiva porque "estigmatiza" al alumno.

https://politica.elpais.com/politica/2018/06/14/actualidad/1528972535_151584.html

‘IN MEMORIAM’ CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS. Aquella alegre pandilla del PCE de prensa. Figura destacada del periodismo antifranquista, evolucionó a posiciones de derecha.

Ni siquiera estoy seguro de que a César Alonso de los Ríos (Palencia, 1936) fallecido el último día del mes pasado en Madrid, le gustase este a modo de necrológica: se había vuelto bastante cascarrabias, que es la escapatoria de los inteligentes que no aceptan el rebaño. Fue uno de los nuestros, de los entonces míos, y luego cambió. Tenía, faltaría más, todo el derecho del mundo a hacerlo. Fue uno de los responsables teóricos de aquella extraña pandilla que componían, componíamos, los del PCE de prensa, basculando entre Santiago Carrillo, Enrico Berlinguer y vaya usted a saber qué derivas cubanas, guevaristas. Stalin nunca. Fui su subordinado en la La Calle, que no era una revista comunista, sino progresista: me llamé Serge D’Alfand y fui corresponsal en Ginebra. Al final le confesé que no compartía su último viraje ideológico y creo que no le gustó que se dijese de manera tan frontal: compartimos algunas tertulias radiofónicas y creo que alguna vez hasta nos gritamos las diferencias. Jamás dejé de quererle, pese a su pésimo humor postrero.

Le debemos a César dos cosas: haber tomado partido por, valga la redundancia, un partido a cuya pertenencia le podría haber costado muy caro haber servido. Eran tiempos duros, pocas bromas. Escribir en Triunfo, y más ser uno de sus responsables, era algo que podía costarte, al menos, la carrera en unos momentos en los que hasta la mención de la libertad de expresión, cuyo día internacional conmemoraremos mañana, estaba vetada. Lo segundo, haber tenido el valor cívico de mostrarnos desnudo al héroe que, no mucho antes, había sido despedido con lágrimas multitudinarias por cientos de miles de madrileños. Me refiero al fallecido alcalde Enrique Tierno Galván. Tierno era, en efecto, un farsante, como pudimos comprobar hasta la saciedad mi colega Pedro Vega —historiador del PCE— y yo mismo; nadie se atrevió a decirlo así hasta que Alonso de los Ríos, en el que creo más lúcido y valiente de sus volúmenes, lo puso de manifiesto.

Tengo algunos otros motivos personales de agradecimiento al que fue camarada antes de que todos dejásemos de ser camaradas: un día, en el que yo debía viajar a Perú, me obligó, él, que me sacaba veinte centímetros de estatura, a llevarme su gabardina. “En Lima llueve mucho”, me dijo, sin saber que los peruanos difícilmente han visto una prenda así en su vida. Opinó, con risa en los ojos miopes, que la gabardina me sentaba muy bien, y nunca quiso que se la devolviese. Era generoso en el humor.

Formó parte destacada de cuanto de lucha antifranquista pudo existir en la peculiar república de los periodistas de los últimos tiempos del régimen: con él estaban gloriosos desaparecidos, como Fernando Castelló, Javier Alfaya, María Antonia Iglesias, Miguel Salabert… Otros afortunadamente viven, los más en la diáspora, como Gregorio Morán, o Raúl del Pozo —Raúl Júcar en Mundo Obrero—, o los hermanos Mullor o Andreu Claret o Rodrigo Vázquez de Prada o… Qué injusto olvidar algunos de los muchos nombres que pasaron por aquella alegre muchachada, tan efímera, a veces tan gloriosa.

Luego vino el desengaño, el paso al PSOE, la involución creciente, la admiración por Aznar. Muchos, que habíamos desertado del PCE porque no éramos comunistas, sino simplemente antifranquistas, ya no le acompañábamos desde hacía tiempo. El peligro de lo que él pensaba que sería la desintegración territorial de España le amargaba la vida. Hacía tiempo que yo no hablaba con él, pero me imagino lo que debería estar pasando, él, tan sanguíneo, al ver lo que va ocurriendo en Cataluña.

Pese a todo, estoy seguro, le seguíamos queriendo: a ver quién le arrebataba su derecho a evolucionar como le diese la gana. Estuvo con Delibes, con Vázquez Montalbán, con Manu Leguineche. De él, cuando comenzó a escribir en medios de la derecha, Manolo Vázquez Montalbán dijo, con ironía pero con cariño: “Le está saliendo el alumno del Ramiro que quizá siempre llevó dentro”. Creo, me dicen, que murió entristecido, pensando que se había quedado muy solo. Tuvo el coraje de asumirlo. Si sirviese de algo, que no, muchos le llevaremos siempre en el recuerdo.

Fernando Jáuregui es periodista.

https://elpais.com/cultura/2018/05/01/actualidad/1525197206_198767.html

_- Un fantasma recorre Europa: la hipocresía

_- Gabriel Moreno González
El diario

EFE

Matteo Salvini, el fulgurante líder de la Liga Norte y nuevo Ministro italiano del Interior, se considera a sí mismo católico y aparece en los mítines con un rosario en la mano. Una mano que, a su vez, no le tiembla al cerrar los puertos de su país a barcos repletos de seres humanos y al alegrarse, sin ocultarlo, de quitárselos de en medio como si de un triunfo deportivo se tratara. Sin embargo, su tocayo de hace más de dos mil años, el evangelista Mateo, recogía así las palabras de quien es considerado por el catolicismo, la religión que Salvini dice profesar, como el mismísimo hijo de Dios: “Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me acogisteis” (Mt 25:35).

En general, este patrón de contradicciones insalvables e hipocresía manifiesta se repite a lo largo y ancho de toda la extrema derecha europea. Desde los confines de la Rusia occidental a los grupúsculos de franquistas españoles, pasando por el Frente Nacional de Le Pen o por la AfD alemana, el neofascismo del viejo continente dice defender la comunidad y los valores tradicionales y benéficos aparejados a ella, pero no duda en apoyar las políticas neoliberales que fragmentan la sociedad y potencian el individualismo egoísta y la competitividad deshumanizadora. Se cree baluarte del cristianismo y su tradición acumulada durante siglos, cuando en verdad constituye el máximo ejemplo de ideario anti-cristiano y contrario a una mínima concepción de la dignidad humana.

Algunos de sus representantes, incluso, se erigen en los más firmes defensores del liberalismo y el Estado de Derecho, cuando en sus acciones demuestran ser sus principales enemigos, pues no hay nada más alejado del pluralismo de valores liberal y de los derechos fundamentales que las categorías trasnochadas, nacionalistas y xenófobas de la ultraderecha. Desde los altavoces de sus nuevas posiciones de poder, políticos como Salvini intentan dar fundamento a su ideología mediante una preeminencia de lo colectivo (“los italianos primero”) que en el fondo, como el resto del andamiaje teórico que pretenden crear, es absolutamente falsa. Al apoyar las políticas que atentan contra los derechos sociales y el bienestar de la mayor parte del pueblo que dicen defender, condenan a éste a niveles cada vez mayores de desigualdad e injusticia. Sus concepciones cerradas de la soberanía también parten, además, de una contradicción flagrante, ya que no tienen reparo alguno en vender la riqueza de sus países y el trabajo de sus ciudadanos a un capital transnacional, parásito, que poco o nada entiende de fronteras.

Las posturas comunitaristas del conservadurismo y las del individualismo neoliberal son en buena medida irreconciliables. A pesar de ello entran constantemente en un proceso de competencia virtuosa mediante el cual la disolución social que provoca el capitalismo sin frenos es canalizada, a modo de terapia, a través de un ilusorio regreso a la tradición, la comunidad y los valores conservadores.

Como ya hemos podido comprobar en Polonia, Hungría, Italia o Estados Unidos, el efecto lisérgico de esta relación de interdependencia contradictoria y en permanente tensión constituye, quizá, uno de los caldos de cultivo más peligrosos para la democracia actual. Su retroalimentación mutua solo puede derivar en el reforzamiento de posiciones autoritarias que están comenzando, ya, a limar las concepciones pluralistas de nuestras débiles democracias liberales.

De ahí que sea extremadamente urgente atacar de manera frontal a la extrema derecha con las armas de sus propias contradicciones. Sin salirnos de la pretendida lógica interna de sus discursos hemos de denunciar su fragilidad, la insalvable incompatibilidad entre el ideario que enarbolan y la práctica que llevan a diario. Con pedagogía, y a veces desde la prudencia del respeto, habríamos de dirigirnos a los votantes de los Salvinis europeos, en su mayoría sectores olvidados o muy golpeados por la crisis y las políticas neoliberales, para mostrarles la incoherencia de los relatos salvíficos que apoyan y la nula voluntad que sus líderes muestran a la hora de mejorar las condiciones de vida de las mayorías sociales. Si blandimos a Deleuze, Negri o Zizek no sólo estos votantes no cambiarán de opinión nunca, sino que posiblemente se verán desconcertados ante unos predicadores extraños y ya de por sí desconcertantes.

En paralelo a esta necesidad de denunciar por oposición y con claridad las contradicciones internas del supuesto conservadurismo, hemos de defender un modelo alternativo a su verdadera cara. Si la extrema derecha no incurriera en contradicciones y completara con sus obras lo que proyecta en sus idílicos idearios, seguiríamos encontrándonos ante un problema grave desde el punto de vista democrático, más urgente de combatir si cabe debido a su posible materialización en el corto plazo.

El regreso al grupo en el rechazo al “otro”, la negación de determinados efectos positivos de la mundialización o la recuperación de concepciones anti-pluralistas aparejadas a ciertas tradiciones de pensamiento ya periclitadas, aun en el supuesto de que consiguieran revitalizar concepciones clásicas de soberanía política, constituirían factores que entrarían, a su vez, en contradicción flagrante con la realidad de un mundo cada vez más complejo, interdependiente y amenazado por problemas globales.

En la labor de construir nuevas subjetividades y consolidar viejas solidaridades, en la tarea siempre inacabada de integrar al “otro” y considerarlo parte indisociable de un “yo” enriquecido, debemos continuar y perseverar. Como siempre recordaba el profesor José María Valverde, en la mejor tradición del cristianismo social español, aun el más lejano es mi prójimo… ese próximo lejano al que Salvini el hipócrita niega la propia necesidad de existir y vivir.

Fuente:
https://www.eldiario.es/contrapoder/fantasma-recorre-Europa-hipocresia_6_782231795.html


Amar en tiempos revueltos
El objetivo de Trump es concentrarse en China como adversario principal.

Rafael Poch de Feliu Ctxt

No es fácil amar en tiempos revueltos, orientarse cuando todas las estructuras del mundo de ayer se agrietan ante el despunte de la multipolaridad. Ahí están, hechos unos zorros, el G-7, la Organización Mundial de Comercio, la OPEP, el Grupo de Cooperación de los países árabes del Golfo, la OTAN y la propia Unión Europea. Todos resquebrajados. Todo indica que hasta que no se creen nuevas estructuras internacionales acordes con las nuevas correlaciones de fuerza, vamos a tener turbulencias. Los conflictos están a la vista de todos y son preocupantes; coalición americano-saudí-israelí contra Irán en Oriente Medio; incidentes entre fuerzas aeronavales americanas y chinas en el Mar de China meridional y cosas parecidas en el militarizado frente del Este de la OTAN, en Ucrania, el Báltico y el Mar Negro, implicando a fuerzas rusas. En ese inquietante contexto, ¿qué demonios pinta el encuentro Trump-Kim Jong Un de esta semana en Singapur? ¿Distensión en un mar de crecientes tensiones?

Kim Jong Un acudió a Singapur gracias a su póliza de seguros nuclear. Su bomba y sus misiles son la garantía de que no le harán una operación de cambio de régimen como las de Irak, Libia y Siria, esta última solo como trágico intento. Es obvio que los norcoreanos no van a entregar su póliza a cambio de un collar de cuentas y un par de espejitos. Menos aún a un tipo como Trump, que ha violado el compromiso alcanzado por su país con Irán en 2015 en materia del programa nuclear civil. Pero Kim no pierde nada firmando con el errático Trump. Al contrario, gana prestigio y reconocimiento de la que ha sido su posición desde que perdió la protección del paraguas nuclear soviético en los noventa y optó por fabricarse uno propio: desnuclearización solo a cambio de garantías de seguridad para su país y su régimen, que nunca dejaron de estar amenazados por la bomba de EE.UU. desde los años cincuenta cuando las ciudades de Corea del Norte quedaron destruidas en un 80%.

Para Trump la prioridad es China: concentrarse en China como adversario principal. Obama ya comenzó con eso (en la época de Bush jr., Condoleezza Rice ya lo anunciaba) con su pivot to Asia, el despliegue en Asia sudoriental del grueso de la capacidad aeronaval de Estados Unidos. Pero sea como fuera, el asunto creó una fenomenal pelea interna en el establishment político-industrial-militar de Estados Unidos, donde muchos creen que el enemigo principal es Rusia.

Trump quiere repetir la jugada de Kissinger/Nixon de los setenta pero invirtiendo las piezas: si entonces fue ganarse a China contra la URSS, ahora se trataría de ganarse a Rusia contra China. Habrá que ver en qué queda eso, pero de momento está dando para una considerable histeria fomentada por los adversarios de este cambio de enemigo principal.

Hasta ahora la amenaza de Corea del Norte ha sido un recurso central para justificar el despliegue militar de Estados Unidos contra China en su región. ¿Quiere Trump cambiar la apuesta integrando a Corea del Norte en un esquema hostil contra China? En cualquier caso, los coreanos, del norte y del sur, aprovechan el cambio de música para practicar su propio juego en aras de una distensión intercoreana que un día u otro acabará con la reunificación de una de las naciones más antiguas del mundo.

Pretender que Kim baile el rock de Trump contra China obliga a recordar la habilidad con la que su padre y su abuelo torearon a chinos y soviéticos cuando se disputaban el favor de su país. Los coreanos del norte bailaron aquello a su manera manteniendo su independencia. ¿Cambiará eso ahora ante Estados Unidos? En 2007 ya hubo un acuerdo entre Washington y Pyongyang, arbitrado por China, que Obama rompió al exigir medidas de verificación adicionales.

Respecto a Trump, prepara otra cumbre sensacional, con Vladimir Putin, y seguramente en Viena. ¿Adónde conducirá todo esto? Seguramente a resquebrajar, aun más, todos los marcos y estructuras internacionales que la germinación multipolar y las enmiendas a la globalización actualmente en curso han convertido en caducos. ¿Quién se atreve a amar en tiempos revueltos?

Fuente:
http://ctxt.es/es/20180613/Politica/20136/Rafael-Poch-trump-china-kim-jong-un-adversarios-singapur.htm

domingo, 17 de junio de 2018

Expertos en memoria histórica reivindican la causa de las 4.000 víctimas de Córdoba

Carmen Reina
Cordópolis

Los forenses Francisco Etxeberría y José Antonio Lorente, el abogado Eduardo Ranz y el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo participan en unas jornadas organizadas por la asociación 'Dejadnos Llorar'

Los mayores expertos nacionales en memoria histórica participarán la próxima semana en Córdoba en unas jornadas para reivindicar la denominada “causa de los 4.000”, en referencia al número de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo que fueron asesinadas y yacen en fosas comunes de los cementerios de San Rafael y La Salud en la capital cordobesa.

Las jornadas, organizadas por la asociación de familiares de las víctimas Dejadnos Llorar, pretenden reivindicar “la defensa de los derechos humanos de las víctimas del franquismo”, en palabras del presidente de la asociación, Antonio Deza. “El objetivo de la memoria no es otro que reforzar la paz, la convivencia y la democracia del futuro”, ha explicado sobre la necesidad de conocer los hechos históricos que ocurrieron en la represión franquista y las víctimas que supusieron: “Si no hay verdad, no hay justicia”.

“No se debe de olvidar de ninguna de las maneras” a las víctimas, destaca Deza, quien recuerda a los 4.000 represaliados que aún hoy están enterrados en fosas comunes en los cementerios de la capital, sobre las que se han iniciado los trabajos previos para su exhumación, de acuerdo con la Ley de Memoria Democrática de Andalucía. “Hay que ponerle remedio al drama que hubo en Córdoba, en la provincia y el resto de España”.

Las jornadas se celebrarán en el IES Luis de Góngora los días 12 y 13 de junio y contarán con la participación de Eduardo Ranz, abogado y jurista experto en memoria democrática que ha logrado que un juez ordene una exhumación en el Valle de los Caídos, además de tratar asuntos sobre el callejero franquista y las exhumaciones de represaliados.

Asimismo, estará Francisco Etxeberría, médico forense, antropólgo y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, junto a José Antonio Lorente, también médico forense, experto en ADN, director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada.

Las jornadas contarán también con el historiador Francisco Moreno -autor de una vasta bibliografía sobre la represión franquista- y el investigador Ignacio Jovtis, experto de Amnistía Internacional en memoria histórica y el franquismo. Junto a ellos, también intervendrá el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, experto en memoria democrática.

Además de estas intervenciones, las jornadas incluirán la proyección del cortometraje documental sobre la represión en Córdoba Dejadme llorar: el genocidio olvidado, acto en el que intervendrán los historiadores Manuel García Parody y Manuel Toribio, el profesor Antonio Gómez y el presidente de la asociación Dejadnos Llorar, Antonio Deza.

Los alumnos del IES Góngora también participarán de las jornadas con una sesión didáctica que, bajo el nombre de La memoria en las aulas, tratará la causa de las 4.000 víctimas de Córdoba.

Fuente :
http://cordopolis.es/2018/06/09/expertos-en-memoria-historica-reivindican-la-causa-de-las-4-000-victimas-de-cordoba/#


El magnate del Espírito Santo, multado con 3,7 millones de euros. La condena es aparte de los procesos Marqués, Monte Branco y EDP, donde está imputado por decenas de delitos.

El último presidente del Banco Espírito Santo (BES), Ricardo Salgado Espírito Santo, ha sido condenado a pagar una multa de 3,7 millones de euros por vender títulos de deuda de su mismo grupo contra la orden del Banco de Portugal. El Tribunal también ha prohibido que Salgado ocupe cargo financiero alguno durante ocho años, aunque esta condena, como la misma multa, es el menor de sus problemas.

El Tribunal de Segunda Instancia de Santárem también ha condenado al administrador del mismo banco, Amílcar Morais Pires, a pagar 350.000 euros y a estar un año sin ocupar cargos financieros. Inicialmente, el Banco de Portugal había multado con 4 millones de euros a Salgado y a Pires con 600.000 euros. Ambos administradores recurrieron la sanción, que ahora reduce el tribunal, aunque los abogados de la defensa ya han anunciado que la recurrirán.

Esta condena es una de las primeras en la guerra judicial que tiene por delante el magnate de la familia Espírito Santo. Ricardo Salgado, que permanece recluido en su casa de Cascais desde que su banco tuvo que ser intervenido por el Gobierno, en agosto de 2014. La quiebra del primer banco privado del país ya ha costado al Estado más de 7.000 millones, pero se estima que acabará siendo el doble.

Salgado está imputado por decenas de delitos de blanqueo de dinero, corrupción, fraude en los casos que envuelven la administración de su banco con el ex primer ministro José Sócrates, en la Operación Marqués, así como por el blanqueo de 27 millones de euros en el caso Monte Branco. En las semanas pasadas a estos casos se le añadió otra imputación en el caso EDP, según el cual, Salgado pagó al ministro de Sócrates Manuel Pinho un millón de euros para que favoreciera a la eléctrica EDP y al grupo empresarial de la familia, el GES.

Pese a su implicación en los más importantes casos judiciales del país, Salgado está en libertad, aunque con el pasaporte retirado y con el embargo de sus bienes y los de su amplia familia.

En uno de sus últimos fallos judiciales también se le fue congelado el cobro de una pensión mensual de 39.000 euros. Salgado llevaba cobrando más de dos años una pensión de 90.000, pero la nueva administración de su antiguo banco (ahora llamado Novo Banco) consideró que un pensionista no podía cobrar más que su primer directivo y se la rebajó a 11.500. Salgado demandó al banco y el juez consideró que la pensión debía ser de 35.000 euros; en estas, el ministerio fiscal, que desconocía tal detalle, reclamó al juez que esa pensión se embargara, como el resto de los bienes de Salgado, para hacer frente a los presumibles prejuicios del Estado y a las presumibles condenas por los casos judiciales varios a los que se enfrenta.

https://elpais.com/economia/2018/04/30/actualidad/1525109575_453896.html



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sábado, 16 de junio de 2018

La crisis de los ‘supertrabajadores’: cuando el cuerpo dice basta. Los accidentes por sobreesfuerzo físico y mental son la principal causa de baja laboral en España.

El cuerpo de Raquel Martín recuerda de memoria los movimientos que hace al trabajar. En el salón de su casa en Torrejón de Ardoz, sube los brazos y los baja, mete, tira, sacude y presiona para mostrarlo. De 6.30 a 15.00, todas las semanas, lo repite y vuelve a empezar como en una coreografía. Lleva 40 años en la misma empresa de embutidos, cobra 1.200 euros al mes y desde el pasado diciembre está de baja por sobreesfuerzo, el tipo de accidente laboral con baja más frecuente en España.

En 2017 los accidentes laborales con baja por sobreesfuerzo físico o mental en el trabajo —es decir, el esfuerzo que supera los límites que permiten a un empleado volver al día siguiente en la mismas condiciones— afectaron a 191.397 trabajadores, según las cifras provisionales del Ministerio de Trabajo. Estos datos representaron el 38% del total, aunque para la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo el porcentaje desciende cuatro puntos. Es la principal causa en España de baja laboral y en los últimos diez años ese porcentaje se ha movido entre el 36,7% y el 39,8%.

El año pasado en toda España se registraron 503.749 accidentes laborales con baja (sin incluir los causados in itinere, al ir o volver del trabajo), el 5% más que el ejercicio anterior, de los que 3.796 se consideraron graves (una subida del 7,1%) y 484 resultaron mortales (ascenso del 1,7%). La inmensa mayoría de los accidentes por sobreesfuerzo es catalogada como baja leve; de las 191.397 registradas en 2017 solo 188 fueron graves. Del total de los trabajadores que causaron baja por sobreesfuerzos, 187.788 lo hicieron por cargas excesivas que les ocasionaron lesiones en músculos o huesos (crecen el 1% con respecto a 2016). Otros 534 sufrieron traumas psíquicos.

La crisis de los ‘supertrabajadores’: cuando el cuerpo dice basta Para Pablo López Calle, sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid, las enfermedades profesionales y los accidentes laborales están directamente vinculados con la intensificación del trabajo: “A medida que los trabajos se reducen, el empleo escasea, la gente está más presionada a trabajar a ritmos más altos y a velocidades mayores”, explica el sociólogo por teléfono. Y aunque sostiene que el trabajo es central para la integración de la gente en la sociedad, su independencia y su autonomía, asegura que cada vez hay menos puestos que aseguran esas dimensiones.

“La crisis ha afectado a la empresa y para nuestros cuerpos también ha sido una bajada brutal”, comenta Martín en el salón de su casa. Cada vez que se levanta de la silla, cojea al caminar. No es la primera vez que está de baja por sobreesfuerzo: dos veces la operaron de los meniscos, pasó tres meses con los tendones del codo inflamados y sufre dolor crónico de espalda. “Estamos hechos polvo”, se queja.

Con 3.111 accidentes cada 100.000 trabajadores, España dobló en 2014 —últimos datos publicados por Eurostat— la media europea. Ese año, se ubicó por detrás de Francia y Portugal y por delante de países como Dinamarca, Estonia y Hungría. El mismo índice se situaba en 2012 en 2.849 accidentes por cada 100.000 trabajadores en España, el mínimo desde que comenzó a medirse en 1988. En 2017, la tasa subió a 3.334 accidentes por 100.000 trabajadores. Eso, según Pedro Linares, secretario de Comisiones Obreras, no refleja “todos los daños a la salud que se producen”. “Muchas enfermedades que se están tratando en el sistema público no tienen el reconocimiento como enfermedad profesional o relacionada con el trabajo”, argumenta. El Ministerio de Empleo ha declinado comentar las cifras.

La crisis de los ‘supertrabajadores’: cuando el cuerpo dice basta


Pilar Casorla, una camarera de piso de 43 años, está de baja desde hace más de dos años. En 2016, una empresa externalizada le pagaba 600 euros mensuales por limpiar al menos 24 habitaciones al día sin ayuda. Tenía un contrato de seis horas, pero siempre trabajaba más; no le permitían comer, solo beber agua, y a veces no descansaba ni un día a la semana, según cuenta. A eso se sumaba la tensión de hacerlo rápido y bien, de subir y bajar, de cargar camas supletorias y dejar todo listo antes de que llegaran los clientes. Como negarse a trabajar más horas o quejarse por algún dolor podía suponer perder el trabajo, exigió su cuerpo hasta el final. Así, terminó con los tendones de la mano pegados y un 33% de discapacidad en la mano derecha por sobreesfuerzo. Diez años antes, cobraba el doble por la mitad de trabajo.

Cuando hay desempleo y precarización, la competencia se intensifica, señala López Calle. En los puestos de trabajo descualificados —aquellos con tareas repetitivas y estandarizadas, en las que los trabajadores tienen poca autonomía y capacidad de negociación— los empleados pueden ser sustituidos más fácilmente y, entonces, lo que resta es competir en términos de carga de trabajo, de velocidad, de esfuerzo, de disponibilidad y de trabajo nocturno.

La crisis de los ‘supertrabajadores’: cuando el cuerpo dice basta

Aunque López Calle reconoce que también existen bajas injustificadas, advierte de que eso no puede tapar el fenómeno general. El sociólogo señala que la precariedad oculta muchas enfermedades que los empleados no manifiestan para poder seguir trabajando. Y además apunta a la fatiga como un fenómeno que no siempre aparece en la coyuntura: “La acumulación de los esfuerzos no siempre se manifiesta en la baja laboral. En trabajos que exige mucho esfuerzo físico y mental, las edades medias de la población son bajas”.

Raquel Martín, que ha visto la devaluación de su trabajo a los largo de los años, no se resigna: “Sigo trabajando porque me hace falta”. Siente su cuerpo destrozado y recuerda: “Cuando eres joven puedes con todo y solo quieres que te caiga dinero al final del mes”. Pero cuando piensa en toda la salud que ha dejado en el camino siente rabia y coraje: “Después de tantos años, nos vamos con un montón de dolores a casa y sin un duro”.

MENOS TIEMPO, MÁS TRABAJOc
Javier Llaneza Álvarez, presidente de la Asociación de Ergonomía de España, resume el fenómeno en una ecuación: “Menos tiempo, menos recursos, más trabajo”. El sobreesfuerzo también aparece en puestos mejor cualificados, aunque como traumas psíquicos y de agotamiento, que están ligados a la demanda de rendimiento y de compromiso. Álvarez indica que en los niveles más altos de la jerarquía a muchos trabajadores “se les exige como si fueran accionistas”. Aunque estos accidentes representan un porcentaje menor, en 2017 hubo 545 bajas por ese motivo, según datos del Ministerio de Trabajo.

“Es cuestión de que las organizaciones apliquen nuevas técnicas para mejorar las condiciones sin disminuir la rentabilidad”, señala Álvarez. Pero el ergónomo critica que la salud de los trabajadores no siempre es la prioridad en muchas empresas. Esa responsabilidad, se carga sobre los empleados, que para ser más resistentes y productivos deben hacer más ejercicios, aprender técnicas de respiración y concentración y alimentarse mejor. “Te dicen que tienes que ir al gimnasio, pero termina siendo una actividad de negocio. La gente va corriendo en la hora del almuerzo o a la medianoche”, ejemplifica Álvarez.

https://elpais.com/economia/2018/04/16/actualidad/1523902874_185578.html?rel=lom