domingo, 15 de octubre de 2017

Islandia sabe cómo acabar con las drogas entre adolescentes, pero el resto del mundo no escucha. En los últimos 20 años, Islandia ha reducido radicalmente el consumo de tabaco, drogas y bebidas alcohólicas entre los jóvenes. ¿Cómo lo ha conseguido y por qué otros países no siguen su ejemplo?

Falta poco para las tres de una soleada tarde de viernes, y el parque Laugardalur, cerca del centro de Reikiavik, se encuentra prácticamente desierto. Pasa algún que otro adulto empujando un carrito de bebé, pero si los jardines están rodeados de bloques de pisos y casas unifamiliares, y los críos ya han salido del colegio, ¿dónde están los niños?

En mi paseo me acompañan Gudberg Jónsson, un psicólogo islandés, y Harvey Milkman, catedrático de Psicología estadounidense que da clases en la Universidad de Reikiavik durante una parte del curso. Hace 20 años, cuenta Gudberg, los adolescentes islandeses eran de los más bebedores de Europa. “El viernes por la noche no podías caminar por las calles del centro de Reikiavik porque no te sentías seguro”, añade Milkman. “Había una multitud de adolescentes emborrachándose a la vista de todos”.

Nos acercamos a un gran edificio. “Y aquí tenemos la pista de patinaje cubierta”, dice Gudberg.
Hace un par de minutos hemos pasado por dos salas dedicadas al bádminton y al pimpón. En el parque hay también una pista de atletismo, una piscina con calefacción geotérmica y, por fin, un grupo de niños a la vista jugando con entusiasmo al fútbol en un campo artificial.

En este momento no hay jóvenes pasando la tarde en el parque, explica Gudberg, porque se encuentran en las instalaciones asistiendo a clases extraescolares o en clubs de música, danza o arte. También puede ser que hayan salido con sus padres.

Actualmente, Islandia ocupa el primer puesto de la clasificación europea en cuanto a adolescentes con un estilo de vida saludable. El porcentaje de chicos de entre 15 y 16 años que habían cogido una borrachera el mes anterior se desplomó del 42% en 1998 al 5% en 2016. El porcentaje de los que habían consumido cannabis alguna vez ha pasado del 17 al 7%, y el de fumadores diarios de cigarrillos ha caído del 23% a tan solo el 3%.

El país ha conseguido cambiar la tendencia por una vía al mismo tiempo radical y empírica, pero se ha basado en gran medida en lo que se podría denominar “sentido común forzoso”. “Es el estudio más extraordinariamente intenso y profundo sobre el estrés en la vida de los adolescentes que he visto nunca”, elogia Milkman. “Estoy muy impresionado de lo bien que funciona”.

Si se adoptase en otros países, sostiene, el modelo islandés podría ser beneficioso para el bienestar psicológico y físico general de millones de jóvenes, por no hablar de las arcas de los organismos sanitarios o de la sociedad en su conjunto. Un argumento nada desdeñable.

“Estuve en el ojo del huracán de la revolución de las drogas”, cuenta Milkman mientras tomamos un té en su apartamento de Reikiavik. A principios de la década de 1970, cuando trabajaba como residente en el Hospital Psiquiátrico Bellevue de Nueva York, “el LSD ya estaba de moda, y mucha gente fumaba marihuana. Había un gran interés en por qué la gente tomaba determinadas drogas”.

La tesis doctoral de Milkman concluía que las personas elegían la heroína o las anfetaminas dependiendo de cómo quisiesen lidiar con el estrés. Los consumidores de heroína preferían insensibilizarse, mientras que los que tomaban anfetaminas preferían enfrentarse a él activamente. Cuando su trabajo se publicó, Milkman entró a formar parte de un grupo de investigadores reclutados por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos para que respondiesen a preguntas como por qué empieza la gente a consumir drogas, por qué sigue haciéndolo, cuándo alcanza el umbral del abuso, cuándo deja de consumirlas y cuándo recae.

“Cualquier chaval de la facultad podría responder a la pregunta de por qué se empieza, y es que las drogas son fáciles de conseguir y a los jóvenes les gusta el riesgo. También está el aislamiento, y quizá algo de depresión”, señala. “Pero, ¿por qué siguen consumiendo? Así que pasé a la pregunta sobre el umbral del abuso y se hizo la luz. Entonces viví mi propia versión del “¡eureka!”. Los chicos podían estar al borde de la adicción incluso antes de tomar la droga, porque la adicción estaba en la manera en que se enfrentaban a sus problemas”.

En la Universidad Estatal Metropolitana de Denver, Milkman fue fundamental para el desarrollo de la idea de que el origen de las adicciones estaba en la química cerebral. Los menores “combativos” buscaban “subidones”, y podían obtenerlos robando tapacubos, radios, y más adelante, coches, o mediante las drogas estimulantes. Por supuesto, el alcohol también altera la química cerebral. Es un sedante, pero lo primero que seda es el control del cerebro, lo cual puede suprimir las inhibiciones y, a dosis limitadas, reducir la ansiedad.

“La gente puede volverse adicta a la bebida, a los coches, al dinero, al sexo, a las calorías, a la cocaína… a cualquier cosa”, asegura Milkman. “La idea de la adicción comportamental se convirtió en nuestro distintivo”.

De esta idea nació otra. “¿Por qué no organizar un movimiento social basado en la embriaguez natural, en que la gente se coloque con la química de su cerebro –porque me parece evidente que la gente quiere cambiar su estado de conciencia– sin los efectos perjudiciales de las drogas?”

En 1992, su equipo de Denver había obtenido una subvención de 1,2 millones de dólares del Gobierno para crear el Proyecto Autodescubrimiento, que ofrecía a los adolescentes maneras naturales de embriagarse alternativas a los estupefacientes y el delito. Solicitaron a los profesores, así como a las enfermeras y los terapeutas de los centros escolares, que les enviasen alumnos, e incluyeron en el estudio a niños de 14 años que no pensaban que necesitasen tratamiento, pero que tenían problemas con las drogas o con delitos menores.

“No les dijimos que venían a una terapia, sino que les íbamos a enseñar algo que quisiesen aprender: música, danza, hip hop, arte o artes marciales”. La idea era que las diferentes clases pudiesen provocar una serie de alteraciones en su química cerebral y les proporcionasen lo que necesitaban para enfrentarse mejor a la vida. Mientras que algunos quizá deseasen una experiencia que les ayudase a reducir la ansiedad, otros podían estar en busca de emociones fuertes.

Al mismo tiempo, los participantes recibieron formación en capacidades para la vida, centrada en mejorar sus ideas sobre sí mismos y sobre su existencia, y su manera de interactuar con los demás. “El principio básico era que la educación sobre las drogas no funciona porque nadie le hace caso. Necesitamos capacidades básicas para llevar a la práctica esa información”, afirma Milkman. Les dijeron a los niños que el programa duraría tres meses. Algunos se quedaron cinco años.

En 1991, Milkman fue invitado a Islandia para hablar de su trabajo, de sus descubrimientos y de sus ideas. Se convirtió en asesor del primer centro residencial de tratamiento de drogadicciones para adolescentes del país, situado en la ciudad de Tindar. “Se diseñó a partir de la idea de ofrecer a los chicos cosas mejores que hacer”, explica. Allí conoció a Gudberg, que por entonces estudiaba Psicología y trabajaba como voluntario. Desde entonces son íntimos amigos.

Al principio, Milkman viajaba con regularidad a Islandia y daba conferencias. Estas charlas y el centro de Tindar atrajeron la atención de una joven investigadora de la Universidad de Islandia llamada Inga Dóra Sigfúsdóttir. La científica se preguntaba qué pasaría si se pudiesen utilizar alternativas sanas a las drogas y el alcohol dentro de un programa que no estuviese dirigido a tratar a niños con problemas, sino, sobre todo, a conseguir que los jóvenes dejasen de beber o de consumir drogas.

¿Has probado el alcohol alguna vez? Si es así, ¿cuándo fue la última vez que bebiste? ¿Te has emborrachado en alguna ocasión? ¿Has probado el tabaco? Si lo has hecho, ¿cuánto fumas? ¿Cuánto tiempo pasas con tus padres? ¿Tienes una relación estrecha con ellos? ¿En qué clase de actividades participas?

En 1992, los chicos y chicas de 14, 15 y 16 años de todos los centros de enseñanza de Islandia rellenaron un cuestionario con esta clase de preguntas. El proceso se repitió en 1995 y 1997.

Los resultados de la encuesta fueron alarmantes. A escala nacional, casi el 25% fumaba a diario, y más del 40% se había emborrachado el mes anterior. Pero cuando el equipo buceó a fondo en los datos, identificó con precisión qué centros tenían más problemas y cuáles menos. Su análisis puso de manifiesto claras diferencias entre las vidas de los niños que bebían, fumaban y consumían otras drogas, y las de los que no lo hacían. También reveló que había unos cuantos factores con un efecto decididamente protector: la participación, tres o cuatro veces a la semana, en actividades organizadas –en particular, deportivas–; el tiempo que pasaban con sus padres entre semana; la sensación de que en el instituto se preocupaban por ellos, y no salir por la noche.

“En aquella época había habido toda clase de iniciativas y programas para la prevención del consumo de drogas”, cuenta Inga Dóra, que fue investigadora ayudante en las encuestas. “La mayoría se basaban en la educación”. Se alertaba a los chicos de los peligros de la bebida y las drogas, pero, como Milkman había observado en Estados Unidos, los programas no daban resultado. “Queríamos proponer un enfoque diferente”.

El alcalde de Reikiavik también estaba interesado en probar algo nuevo, y muchos padres compartían su interés, añade Jón Sigfússon, compañero y hermano de Inga Dóra. Por aquel entonces, las hijas de Jón eran pequeñas, y él entró a formar parte del nuevo Centro Islandés de Investigación y Análisis social de Sigfúsdóttir en 1999, año de su fundación. “Las cosas estaban mal”, recuerda. “Era evidente que había que hacer algo”.

Utilizando los datos de la encuesta y los conocimientos fruto de diversos estudios, entre ellos el de Milkman, se introdujo poco a poco un nuevo plan nacional. Recibió el nombre de Juventud en Islandia.

1. Las leyes cambiaron.
1.1. Se penalizó la compra de tabaco por menores de 18 años y la de alcohol por menores de 20, y
1.2. Se prohibió la publicidad de ambas sustancias.
1.3. Se reforzaron los vínculos entre los padres y los centros de enseñanza mediante organizaciones de madres y padres que se debían crear por ley en todos los centros junto con consejos escolares con representación de los padres.
1.4. Se instó a estos últimos a asistir a las charlas sobre la importancia de pasar mucho tiempo con sus hijos en lugar de dedicarles “tiempo de calidad” esporádicamente, así como a
1.5. Hablar con ellos de sus vidas, conocer a sus amistades, y
1.6. A que se quedasen en casa por la noche.

Asimismo, se
1.7. Aprobó una ley que prohibía que los adolescentes de entre 13 y 16 años saliesen más tarde de las 10 en invierno y de medianoche en verano. La norma sigue vigente en la actualidad.

Casa y Escuela, el organismo nacional que agrupa a las organizaciones de madres y padres, estableció acuerdos que los padres tenían que firmar. El contenido varía dependiendo del grupo de edad, y cada organización puede decidir qué quiere incluir en ellos. Para los chicos de 13 años en adelante, los padres pueden comprometerse a cumplir todas las recomendaciones y, por ejemplo,

1.8. A no permitir que sus hijos celebren fiestas sin supervisión, a no comprar bebidas alcohólicas a los menores de edad, y a estar atentos al bienestar de sus hijos.

Estos acuerdos sensibilizan a los padres, pero también ayudan a reforzar su autoridad en casa, sostiene Hrefna Sigurjónsdóttir, directora de Casa y Escuela. “Así les resulta más difícil utilizar la vieja excusa de que a los demás les dejan hacerlo”.

1.9. Se aumentó la financiación estatal de los clubes deportivos, musicales, artísticos, de danza y de otras actividades organizadas con el fin de ofrecer a los chicos otras maneras de sentirse parte de un grupo y de encontrarse a gusto que no fuesen consumiendo alcohol y drogas, y los
1.10. Hijos de familias con menos ingresos recibieron ayuda para participar en ellas. Por ejemplo, en Reikiavik, donde vive una tercera parte de la población del país, una Tarjeta de Ocio facilita 35.000 coronas (250 libras esterlinas) anuales por hijo para pagar las actividades recreativas.

Un factor decisivo es que las encuestas han continuado. Cada año, casi todos los niños islandeses las rellenan. Esto significa que siempre se dispone de datos actualizados y fiables.

Entre 1997 y 2012, el porcentaje de adolescentes de 15 y 16 años que declaraban que los fines de semana pasaban tiempo con sus padres a menudo o casi siempre se duplicó ­–pasó del 23 al 46%–, y el de los que participaban en actividades deportivas organizadas al menos cuatro veces por semana subió del 24 al 42%. Al mismo tiempo, el consumo de cigarrillos, bebidas alcohólicas y cannabis en ese mismo grupo de edad cayó en picado.

“Aunque no podemos presentarlo como una relación causal –lo cual es un buen ejemplo de por qué a veces es difícil vender a los científicos los métodos de prevención primaria– la tendencia es muy clara”, observa Kristjánsson, que trabajó con los datos y actualmente forma parte de la Escuela Universitaria de Salud Pública de Virginia Occidental, en Estados Unidos. Los factores de protección han aumentado y los de riesgo han disminuido, y también el consumo de estupefacientes. Además, en Islandia lo han hecho de manera más coherente que en ningún otro país de Europa”.

El caso europeo
Jón Sigfússon se disculpa por llegar un par de minutos tarde. “Estaba con una llamada de crisis”. Prefiere no precisar dónde, pero era una de las ciudades repartidas por todo el mundo que han adoptado parcialmente las ideas de Juventud en Islandia.

Juventud en Europa, dirigida por Jón, nació en 2006 tras la presentación de los ya entonces extraordinarios datos de Islandia a una de las reuniones de Ciudades Europeas contra las Drogas, y, recuerda Sigfússon, “la gente nos preguntaba cómo lo conseguíamos”.

La participación en Juventud en Europa se hace a iniciativa de los Gobiernos nacionales, sino que corresponde a las instancias municipales. El primer año acudieron ocho municipios. A día de hoy participan 35 de 17 países, y comprenden desde zonas en las que interviene tan solo un puñado de escuelas, hasta Tarragona, en España, donde hay 4.200 adolescentes de 15 años involucrados. El método es siempre igual. Jón y su equipo hablan con las autoridades locales y diseñan un cuestionario con las mismas preguntas fundamentales que se utilizan en Islandia más unas cuantas adaptadas al sitio concreto. Por ejemplo, últimamente en algunos lugares se ha presentado un grave problema con las apuestas por Internet, y las autoridades locales quieren saber si está relacionado con otros comportamientos de riesgo.

A los dos meses de que el cuestionario se devuelva a Islandia, el equipo ya manda un informe preliminar con los resultados, además de información comparándolos con los de otras zonas participantes. “Siempre decimos que, igual que la verdura, la información tiene que ser fresca”, bromea Jón. “Si le entregas los resultados al cabo de un año, la gente te dirá que ha pasado mucho tiempo y que puede que las cosas hayan cambiado”. Además, tiene que ser local para que los centros de enseñanza, los padres y las autoridades puedan saber con exactitud qué problemas existen en qué zonas.

El equipo ha analizado 99.000 cuestionarios de sitios tan alejados entre sí como las islas Feroe, Malta y Rumanía, así como Corea del Sur y, muy recientemente, Nairobi y Guinea-Bissau. En líneas generales, los resultados muestran que, en lo que se refiere al consumo de sustancias tóxicas entre los adolescentes, los mismos factores de protección y de riesgo identificados en Islandia son válidos en todas partes. Hay algunas diferencias. En un lugar (un país “del Báltico”), la participación en deportes organizados resultó ser un factor de riesgo. Una investigación más profunda reveló que la causa era que los clubes estaba dirigidos por jóvenes ex-militares aficionados a las sustancias para aumentar la musculatura, así como a beber y a fumar. En este caso, pues, se trataba de un problema concreto, inmediato y local que había que resolver.

Aunque Jón y su equipo ofrecen asesoramiento e información sobre las iniciativas que han dado buenos resultados en Islandia, es cada comunidad la que decide qué hacer a la luz de sus resultados. A veces no hacen nada. Un país predominantemente musulmán, que el investigador prefiere no identificar, rechazó los datos porque revelaban un desagradable nivel de consumo de alcohol. En otras ciudades –como en la que dio lugar a la “llamada de crisis” de Jón– están abiertos a los datos y tienen dinero, pero Sigfússon ha observado que puede ser mucho más difícil asegurarse y mantener la financiación para las estrategias de prevención sanitaria que para los tratamientos.

Ningún otro país ha hecho cambios de tan amplio alcance como Islandia. A la pregunta de si alguno ha seguido el ejemplo de la legislación para impedir que los adolescentes salgan de noche, Jón sonríe: “Hasta Suecia se ríe y lo llama toque de queda infantil”.

A lo largo de los últimos 20 años, las tasas de consumo de alcohol y drogas entre los adolescentes han mejorado en términos generales, aunque en ningún sitio tan radicalmente como en Islandia, y las causas de los avances no siempre tienen que ver con las estrategias de fomento del bienestar de los jóvenes. En Reino Unido, por ejemplo, el hecho de que pasen más tiempo en casa relacionándose por Internet en vez de cara a cara podría ser uno de los principales motivos de la disminución del consumo de alcohol.

Sin embargo, Kaunas, en Lituania, es un ejemplo de lo que se puede conseguir por medio de la intervención activa. Desde 2006, la ciudad ha distribuido los cuestionarios en cinco ocasiones, y las escuelas, los padres, las organizaciones sanitarias, las iglesias, la policía y los servicios sociales han aunado esfuerzos para intentar mejorar la calidad de vida de los chicos y frenar el consumo de sustancias tóxicas. Por ejemplo, los padres reciben entre ocho y nueve sesiones gratuitas de orientación parental al año, y un programa nuevo facilita financiación adicional a las instituciones públicas y a las ONG que trabajan en la mejora de la salud mental y la gestión del estrés. En 2015, la ciudad empezó a ofrecer actividades deportivas gratuitas los lunes, miércoles y viernes, y planea poner en marcha un servicio de transporte también gratuito para las familias con bajos ingresos con el fin de contribuir a que los niños que no viven cerca de las instalaciones puedan acudir.

Entre 2006 y 2014, el número de jóvenes de Kaunas de entre 15 y 16 años que declararon que se habían emborrachado en los 30 días anteriores descendió alrededor de una cuarta parte, y el de los que fumaban a diario lo hizo en más de un 30%.

Por ahora, la participación en Juventud en Europa no es sistemática, y el equipo de Islandia es pequeño. A Jón le gustaría que existiese un organismo centralizado con sus propios fondos específicos para centrarse en la expansión de la iniciativa. “Aunque llevemos 10 años dedicados a ello, no es nuestra ocupación principal a tiempo completo. Nos gustaría que alguien lo imitase y lo mantuviese en toda Europa”, afirma. “¿Y por qué quedarnos en Europa?”

El valor del deporte
Después de nuestro paseo por el parque Laugardalur, Gudberg Jónsson nos invita a volver a su casa. Fuera, en el jardín, sus dos hijos mayores –Jón Konrád, de 21 años, y Birgir Ísar, de 15–, me hablan del alcohol y el tabaco. Jón bebe alcohol, pero Birigr dice que no conoce a nadie en su instituto que beba ni fume. También hablamos de los entrenamientos de fútbol. Birgir se entrena cinco o seis veces por semana; Jón, que estudia el primer curso de un grado en administración de empresas en la Universidad de Islandia, practica cinco veces. Los dos empezaron a jugar al fútbol como actividad extraescolar cuando tenían seis años.

“Tenemos muchos instrumentos en casa”, me cuenta luego su padre. “Hemos intentado que se aficionen a la música. Antes teníamos un caballo. A mi mujer le encanta montar, pero no funcionó. Al final eligieron el fútbol”.

¿Alguna vez les pareció que era demasiado? ¿Hubo que presionarlos para que entrenasen cuando habrían preferido hacer otra cosa? “No, nos divertía jugar al fútbol”, responde Birgir. Jón añade: “Lo probamos y nos acostumbramos, así que seguimos haciéndolo”.

Y esto no es lo único. Si bien Gudberg y su mujer Thórunn no planifican conscientemente un determinado número de horas semanales con sus tres hijos, intentan llevarlos con regularidad al cine, al teatro, a un restaurante, a hacer senderismo, a pescar y, cada septiembre, cuando en Islandia las ovejas bajan de las tierras altas, hasta a excursiones de pastoreo en familia.

Puede que Jón y Birgir sean más aficionados al fútbol de lo normal, y también que tengan más talento (a Jón le han ofrecido una beca de fútbol para la Universidad Metropolitana del Estado de Denver, y pocas semanas después de nuestro encuentro, eligieron a Birgir para jugar en la selección nacional sub-17), pero, ¿podría ser que un aumento significativo del porcentaje de chavales que participan en actividades deportivas organizadas cuatro veces por semana o más tuviese otras ventajas, además de que los chicos crezcan más sanos?

¿Puede que tenga que ver, por ejemplo, con la aplastante derrota de Inglaterra por parte de Islandia en la Eurocopa de 2016? Cuando le preguntamos, Inga Dóra Sigfúsdóttir, que fue votada Mujer del Año de Islandia 2016, responde con una sonrisa: “También están los éxitos en la música, como Of Monsters and Men [un grupo independiente de folk-pop de Reikiavik]. Son gente joven a la que se ha animado a hacer actividades organizadas. Algunas personas me han dado las gracias”, reconoce con un guiño.

En los demás países, las ciudades que se han unido a Juventud en Europa informan de otros resultados beneficiosos. Por ejemplo, en Bucarest, la tasa de suicidios de adolescentes ha descendido junto con el consumo de drogas y alcohol. En Kaunas, el número de menores que cometen delitos se redujo en un tercio entre 2014 y 2015.

Como señala Inga Dóra, “los estudios nos enseñaron que teníamos que crear unas circunstancias en las cuales los menores de edad pudiesen llevar una vida saludable y no necesitasen consumir drogas porque la vida es divertida, los chicos tienen muchas cosas que hacer y cuentan con el apoyo de unos padres que pasan tiempo con ellos”.

En definitiva, los mensajes –aunque no necesariamente los métodos– son sencillos. Y cuando ve los resultados, Harvey Milkman piensa en Estados Unidos, su país. ¿Funcionaría allí también el modelo Juventud en Islandia?

¿Y Estados Unidos?
Trescientos veinticinco millones de habitantes frente a 330.000. Treinta y tres mil bandas en vez de prácticamente ninguna. Alrededor de 1,3 millones de jóvenes sin techo frente a un puñado.

Está claro que en Estados Unidos hay dificultades que en Islandia no existen, pero los datos de otras partes de Europa, incluidas ciudades como Bucarest, con graves problemas sociales y una pobreza relativa, muestran que el modelo islandés puede funcionar en culturas muy diferentes, sostiene Milkman. Y en Estados Unidos se necesita con urgencia. El consumo de alcohol en menores de edad representa el 11% del total consumido en el país, y los excesos con el alcohol provocan más de 4.300 muertes anuales entre los menores de 21 años.

Sin embargo, es difícil que en el país se ponga en marcha un programa nacional en la línea de Juventud en Islandia. Uno de los principales obstáculos es que, mientras que en este último existe un compromiso a largo plazo con el proyecto nacional, en Estados Unidos los programas de salud comunitarios suelen financiarse con subvenciones de corta duración.

Milkman ha aprendido por propia experiencia que aun cuando reciben el reconocimiento general, los mejores programas para jóvenes no siempre se amplían, o como mínimo, se mantienen. “Con el Proyecto Autodescubrimiento parecía que teníamos el mejor programa del mundo”, recuerda. “Me invitaron dos veces a la Casa Blanca; el proyecto ganó premios nacionales. Pensaba que lo reproducirían en todos los pueblos y ciudades, pero no fue así”.

Cree que la razón es que no se puede recetar un modelo genérico a todas las comunidades porque no todas tienen los mismos recursos. Cualquier iniciativa dirigida a dar a los adolescentes estadounidenses las mismas oportunidades de participar en la clase de actividades habituales en Islandia y ayudarlos así a apartarse del alcohol y otras drogas, tendrá que basarse en lo que ya existe. “Dependes de los recursos de la comunidad”, reconoce.

Su compañero Álfgeir Kristjánsson está introduciendo las ideas islandesas en Virginia Occidental. Algunos colegios e institutos del estado ya están repartiendo encuestas a los alumnos, y un coordinador comunitario ayudará a informar de los resultados a los padres y a cualquiera que pueda emplearlos para ayudar a los chicos. No obstante, admite que probablemente será difícil obtener los mismos resultados que en Islandia.

Se reforzaron los vínculos entre los padres y los centros de enseñanza mediante organizaciones de madres y padres que se debían crear por ley en todos los centros junto con consejos escolares con representación de los padres. Se instó a estos últimos a asistir a las charlas sobre la importancia de pasar mucho tiempo con sus hijos en lugar de dedicarles “tiempo de calidad” esporádicamente

La visión a corto plazo también es un obstáculo para la eficacia de las estrategias de prevención en Reino Unido, advierte Michael O’Toole, director ejecutivo de Mentor, una organización sin ánimo de lucro dedicada a reducir el consumo de drogas y alcohol entre los niños y los jóvenes. Aquí tampoco existe un programa de prevención del alcoholismo y la toxicomanía coordinado a escala nacional. En general, el asunto se deja en manos de las autoridades locales o de los centros de enseñanza, lo cual suele suponer que a los chicos solamente se les da información sobre los peligros de las drogas y el alcohol, una estrategia que O’Toole coincide en reconocer que está demostrado que no funciona.

El director de Mentor es un firme defensor del protagonismo que el modelo islandés concede a la cooperación entre los padres, las escuelas y la comunidad para ayudar a dar apoyo a los adolescentes, y a la implicación de los padres o los tutores en la vida de los jóvenes. Mejorar la atención podría ser de ayuda en muchos sentidos, insiste. Incluso cuando se trata solamente del alcohol y el tabaco, abundan los datos que demuestran que, cuanto mayor sea el niño cuando empiece a beber o a fumar, mejor será su salud a lo largo de su vida.

Pero en Reino Unido no todas las estrategias son aceptables. Los “toques de queda” infantiles es una de ellas, y las rondas de los padres por la vecindad para identificar a chavales que no cumplen las normas, seguramente otra. Asimismo, una prueba experimental llevada a cabo en Brighton por Mentor, que incluía invitar a los padres a asistir a talleres en los colegios, descubrió que era difícil lograr que participasen.

El recelo de la gente y la renuencia a comprometerse serán dificultades allá donde se proponga el método islandés, opina Milkman, y dan de lleno en la cuestión del reparto de la responsabilidad entre los Estados y los ciudadanos. “¿Cuánto control quieres que tenga el Gobierno sobre lo que pasa con tus hijos? ¿Es excesivo que se inmiscuya en cómo vive la gente?”

En Islandia, la relación entre la ciudadanía y el Estado ha permitido que un eficaz programa nacional reduzca las tasas de abuso del tabaco y el alcohol entre los adolescentes y, de paso, ha unido más a las familias y ha contribuido a que los jóvenes sean más sanos en todos los sentidos. ¿Es que ningún otro país va a decidir que estos beneficios bien merecen sus costes?

Este artículo fue publicado originalmente en inglés por Mosaic Science
Autora: Emma Young
Editor: Michael Regnier
Verificación de hechos: Lowri Daniels
Corrector: Tom Freeman

https://elpais.com/elpais/2017/10/02/ciencia/1506960239_668613.html?rel=lom

PD.: Otro país que ha conseguido grandes progresos en la lucha contra las drogas es Portugal.

sábado, 14 de octubre de 2017

Reino Unido: 10 cosas que hemos aprendido del congreso laborista

1 – El Partido Laborista está más unido de lo que lo ha estado durante veinte años. Probablemente hay que remontarse a 1997 para encontrar un congreso laborista con una ausencia tal de divisiones significativas. Después del primer año de Tony Blair como primer ministro, el congreso se convirtió en escaparate de divisiones, bien en el seno de la dirección (Blair versus Brown), o entre la dirección y los afiliados. Este año ha habido una explosión de armonía, lo que en buena medida se explica por el hecho de que...

2 – La oposición interna a Corbyn se ha derrumbado dentro del Partido.Eso no se debe a que todos esos diputados y afiliados del Partido que se mostraban escépticos respecto a él el año pasado hayan visto la luz. En privado, muchos de ellos albergan todavía dudas acerca del proyecto de Corbyn, aunque los resultados de las elecciones hicieron mucho por aquietar sus temores. Pero no hay ni rastro de agenda política alternativa alguna en el Partido por el momento y no hay ningún diputado que vaya más allá de un tibio esfuerzo por articular alguna. La única excepción la constituye Europa, respecto a la cual los europeístas han estado tratando de movilizarse contra la dirección, pero...

3 – El pro-corbynismo laborista se impone a su pro-europeísmo. Ese fue el significado de la decisión del congreso de este domingo pasado (24 de septiembre) de no llevar a cabo una “votación significativa” (por usar la frase acuñada por Keir Starmer en otro contexto, al referirse al voto final del Parlamento en torno al acuerdo del Brexit) sobre la permanencia en el mercado único. Parecía un clásico apaño de los del liderazgo de la época de Blair, pero los afiliados del Partido (siguiendo la consigna oficiosa de Momentum [primer y principal grupo favorable a Corbyn dentro del Partido Laborista]) votaron abrumadoramente a favor de no llevar a cabo una votación, lo mismo que los sindicatos, de modo que se trató de una auténtica decisión democrática. Cuando los miembros de tu partido te hacen ellos el apaño es que has conseguido un grado de control que habría envidiado hasta Blair. Pero, después de algún desahogo en Twitter el domingo por la noche, los europeistas del laborismo se quedaron en buena medida tranquilos…posiblemente porque saben que la política del Partido se escurre gradualmente de su lado. Corbyn se niega a descartar el mantener para bien al Reino Unido en el Área Económica Europea después del Brexit, quizás porque está más interesado en seguir siendo líder laborista y convertirse en primer ministro que en satisfacer su escepticismo de toda la vida respecto al mercado único.

4 – El laborismo tiene un verdadero problema para aceptar que perdió las elecciones generales. El Partido parece estar sufriendo colectivamente una suerte de disonancia cognitiva en este punto, para gran regocijo de algunos periodistas. Considerando que las expectativas de lo que iba a alcanzar el laborismo antes de las elecciones generales eran tan universalmente funestas (incluyendo a los corbynistas, aunque algunos de ellos parecen haberlo olvidado), resulta comprensible su alborozo. Pero también significa que….

5 – El laborismo parece complaciente y no ha ido pensando en serio qué necesita para ganar las próximas elecciones. El paso sensato para cualquier partido que ha perdido unas elecciones generales consiste en llevar a cabo una autopsia, averiguar qué es lo que ha ido mal, y crear una estrategia en torno a lo que se precisa para ganar esos escaños que faltan. Casi no ha habido en esta semana pruebas de que el Partido esté haciendo conjuntamente nada de esto. Por el contrario, se presume de modo generalizado que, ahora que ha quedado sentado que Corbyn no representa un riesgo electoral evidente, es probable que el laborismo venza la próxima vez, porque los tories van trastabilleando y todos los gobiernos acaban inevitablemente por caer. Bien puede ser que sea eso lo que suceda, pero no tenemos garantías, y un partido más empecinado estaría diciendo cosas destinadas a incrementar su atractivo electoral. Eso no ha sucedido hasta ahora en esta semana, aunque se nos dice que Corbyn recurrirá a su discurso posterior para dirigirse no sólo al Partido sino al país en su conjunto.

6 - Corbyn mantiene un dominio tal que no sólo no ha de afrontar desafío alguno a su liderazgo sino que no hay ni siquiera un sucesor evidente. En la mayoría de los partidos políticos, en cualquier momento dado, hay alguien al que se identifica como siguiente líder a la espera. A menudo sucede que no llegan jamás a líderes (Yvette Cooper ócupó esta casilla durante unos cuantos años en la época de Miliband), pero su presencia significa que el líder está siempre, en cierta medida, a prueba. Corbyn, sin embargo, resulta tan preeminente que el habitual parloteo acerca de quién podría ser el próximo líder es extremadamente tenue. El peligro estriba en que el Partido empieza a parecerse a un culto a la personalidad. No lo es, claro, pero aunque se reconozca que hay un elemento de ironía en el cántico del “Oh, Jeremy Corbyn” que se ha convertido en himno del congreso (¿substituirá a The Red Flag [himno laborista] al término de las sesiones de hoy?), hay algo un poquitín norcoreano en todo esto.

7 – El laborismo se entiende ahora acaso mejor como partido de los jóvenes que de clase trabajadora. Es esto algo que sabemos gracias a la demografía del voto, pero ha quedado espectacularmente ilustrado en Brighton por los miles de jóvenes que han acudido a los actos de The World Transformed [TWT – El mundo transformado], organizados por Momentum, un festival de política progresista alternativa que se celebra al tiempo que el congreso. Ha estado extremadamente bien organizado y se ha visto a gente que hacía colas que daban la vuelta para oír al género de oradores que solo atraían a un publico minúsculo en actos marginales hace sólo pocos años. Después de sólo dos años, TWT parece hoy parte integral de los congresos laboristas.

8 – El sector de negocios se está tomando al laborismo mucho más en serio. Después de la elección de Corbyn como líder del Partido, muchos cabilderos empresariales que habitualmente acudían al congreso han estado ausentes. Asumieron que no tenían que preocuparse de tener que prepararse para un gobierno laborista. Pero eso ha cambiado, y este año están aquí en bloque. Podrá ser que no les guste necesariamente mucho el laborismo, pero tienen la impresión de que hay que implicarse.

9 - Corbyn está mejorando muy mucho en el manejo de los medios. Le eligieron como líder a causa de su política, no porque diera bien en television, y hasta este año sus entrevistas radiotelevisivas se habían visto enturbiadas por sus meteduras de pata o su irritabilidad. Pero en los últimos seis meses ha mejorado enormemente, y no menos en la habilidad política esencial de saber cómo esquivar preguntas delicadas (¿se acuerdan de cómo se manejó con la pregunta de Andrew Marr sobre las huelgas ilegales?). Por lo que a esto respecta, está actuando en buena medida como un político convencional, sin haber tenido que sacrificar su reputación de autenticidad, un logro inusitado.

10 – La transformación del laborismo todavía no ha concluido. Puede que Corbyn haya conseguido un completo dominio sobre el Partido, pero volver a remoderlarlo constituye un trabajo todavía en marcha y, entre bambalinas, hay nervios considerables entre aquellos parlamentarios que menos simpatizan con Corbyn respecto a dónde va a acabar el Partido, y respecto a si van a acabar siendo desechados como candidatos. El Partido aprobó ayer algunos cambios en la reglamentación, pero el fundador [Jon Lansman] de Momentum ha dejado claro que le gustaría ir más allá, y la secretaria política de Corbyn, Katy Clark, está llevando a cabo una revisión de la democracia interna del Partido – que ha provocado sorprendentemente poca discusión en el congreso – que podría acabar siendo el vehículo mediante el cual se produzca esto. Andrew Sparrow corresponsal político del diario The Guardian y como tal acudió al congreso del Partido Laborista de esta semana en Brighton.

Fuente: The Guardian, 27 de septiembre de 2017 Traducción: Lucas Antón

http://www.sinpermiso.info/textos/reino-unido-10-cosas-que-hemos-aprendido-del-congreso-laborista

viernes, 13 de octubre de 2017

La joven que falleció en Japón tras trabajar 159 horas extra en un mes y cuya muerte reabrió el debate sobre el "karoshi".

Una periodista de 31 años falleció en Japón como resultado de una insuficiencia cardíaca tras trabajar 159 horas extra al mes y librar solo dos días en el mes previo a su muerte.

La autoridad laboral de Tokyo estableció en 2014 que Miwa Sado, periodista de la cadena pública NHK, murió un año antes por consecuencia directa de sus largas jornadas laborales y falta de descanso.

Sin embargo, no fue hasta este jueves que el medio de comunicación reconoció públicamente que el "karoshi" (muerte por exceso de trabajo) fue la causa del fallecimiento.

Lo hizo por petición expresa de la familia de su trabajadora, que desea que no se vuelva a repetir un caso como este. "Esperamos que el dolor de una familia desolada no sea desperdiciado", declararon sus padres en un comunicado de NHK.

La cadena pública aseguró que se toma "muy en serio" la muerte de Sado. "Refleja un problema para nuestra organización en su conjunto, incluyendo el sistema laboral y cómo se cubren las elecciones".

Plan contra el "karoshi"
Horas después de confirmarse este caso, un tribunal condenó este viernes a la empresa de publicidad japonesa Dentsu a pagar US$4.400 por obligar a sus empleados a trabajar más horas de las permitidas por la ley.

En 2015, una de sus trabajadoras de 24 años se suicidó tras publicar en redes sociales que estaba "destrozada física y mentalmente" por su carga de trabajo que podía superar las 100 horas extra al mes.

Las autoridades laborales dictaminaron que la muerte de Matsuri Takahashi se debió al estrés causado por las largas jornadas laborales.

Este mediático caso obligó al gobierno japonés a abordar la cultura de trabajo existente en el país, que lleva a los empleados a trabajar muchas más horas para demostrar su dedicación y compromiso con la empresa.

Más de 2.000 japoneses se suicidaron debido al estrés relacionado con el trabajo entre marzo de 2015 y marzo de 2016, según el ejecutivo. Muchos otros sufrieron ataques cardíacos, infartos y otras condiciones vinculadas a la presión vivida en el trabajo.

La legislación laboral japonesa establece que no se deben superar las 40 horas de trabajo semanales, aunque permite que se trabajen horas extra siempre que haya un acuerdo previo entre jefes y empleados.

El pasado mes de marzo, el gobierno presentó un plan para limitar de manera clara por primera vez el número de horas extra: no deberán superar en ningún caso las 100 horas mensuales u 80 horas en el caso de que se encadenen varios meses con alta carga laboral. "Problema crónico"

Scott North, profesor de sociología de la universidad de Osaka, dijo que el exceso de trabajo es un "problema crónico" en Japón y que pequeñas multas como la impuesta a Dentsu -una de las mayores empresas publicitarias del país- no ayudarán a disminuirlo.

"Puedes ver por qué una muerte ocasional puede considerarse un costo de hacer negocios comparativamente pequeño, especialmente si se compara con los costos laborales que se pueden ahorrar al hacer que las personas trabajen horas extra no pagadas", dijo a la BBC.

Según el gobierno, casi la cuarta parte de las compañías japonesas tiene a sus empleados trabajando más de 80 horas extra al mes, en ocasiones no remuneradas.

Cada año, el ejecutivo recibe unas 2.000 reclamaciones de compensación por supuestos casos de "karoshi", de las que según el profesor North, "un 37% son exitosas". Una ley que entró en vigor en 2014 para hacer frente al "karoshi" se enfocó en campañas educativas y de abogacía para dar a conocer sus riesgos.

North afirma que aunque exige a los empresarios hacer esfuerzos para reducir las horas de trabajo de los empleados, no contempla ninguna multa para quienes no lo hagan.

"Los esfuerzos del gobierno por reconducir el problema del "karoshi" no pueden ser descritos como exitosos", concluyó.(1)

http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-41532689

(1) Es decir, que los empresarios o "emprendedores" pueden hacer trabajar hasta morir a sus empleados y no les pasará nada, ni siquiera una multa. Y, me pregunto, es eso una democracia? o es un régimen de esclavitud? Si eso lo permiten las leyes y la "justicia" del Japón, hay que decir que esas leyes no son democráticas pues el pueblo trabajador no iba a querer esas leyes y no las votarían ni obedecerían si fuesen libres de hacerlo.
Esos comportamientos son una forma más de fascismo, es decir de política contraria al pueblo y por lo tanto no democrática como es el fascismo. Y cómo consiguen que el pueblo admita una política contraria a sus intereses? mediante la violencia, el miedo, la manipulación, la "cultura", la educación, la justicia, la llamada "tradición", los medios de comunicación, la religión, la policía, etc. Lo que ya pusieron en marcha el fascismo italiano en 1922, el nazismo alemán el 1933 y el fascismo español a partir del golpe de estado del 36, junto al "Estado nuevo" portugués o el golpe de estado de Dollfuss en Austria, lo hicieron también. Y el capitalismo estuvo detrás, al frente o al lado de todos ellos.

jueves, 12 de octubre de 2017

_- Machismo & Resolución de Conflictos. Modelo machista de resolución de conflictos.

_- Miguel Lorente Acosta

https://miguelorenteautopsia.wordpress.com

El autor nos muestra como el modelo machista de resolución de conflictos en lugar de resolverlo lo agrava.

El modelo machista para resolver los conflictos entre dos partes basa su estrategia en generar más conflicto, no en el diálogo ni en el consenso. El planteamiento es sencillo y surge de la construcción patriarcal de la cultura y de la sociedad que tenemos como consecuencia.

Esta construcción toma como referencia universal lo masculino y sitúa a los hombres en una posición de superioridad respecto a las mujeres, de manera que establece la desigualdad de género como esencia de estructuración social, y a partir de ella ha ido tomando otros elementos para extender y ampliar la desigualdad a otras circunstancias y características de las personas que forman parte de esa sociedad. El resultado es un sistema jerarquizado de poder, o lo que es lo mismo, una sociedad en la que determinadas personas por su sexo, sus ideas, sus creencias, su color de piel, su status, su origen, su orientación sexual… tienen una serie de privilegios y ventajas respecto a aquellas otras cuyas características son consideradas inferiores por esa cultura y sociedad.

Cuando se produce un conflicto entre personas en diferente nivel dentro de esa estructura jerarquizada, a quien se encuentra en una posición de superioridad no le interesa dialogar o consensuar para solucionar el conflicto, porque ha de hacerlo a partir de argumentos y razones, y puede que no las tenga o que sean menos sólidas que las de la otra parte. Por eso le interesa agravar el conflicto, avivarlo con elementos que generen más enfrentamiento para de ese modo justificarse en el uso de los instrumentos propios de su posición de poder, y que la otra parte no tiene por encontrarse en un nivel inferior.

Con esa estrategia el conflicto va aumentando hasta llegar el momento del “hasta aquí hemos llegado”, a partir del cual se pone en marcha todo el arsenal de instrumentos que guarda en su posición de poder, bajo la justificación de que el conflicto es insostenible, y como si hubiera sido generado en exclusiva por la otra parte.

Este es el modelo machista de resolver los conflictos, y el que usan los hombres desde sus posiciones de poder con las mujeres, algunos llegando a la violencia, otros a la amenaza, y otros simplemente recurriendo a la escenificación del conflicto para que la mujer entienda que debe ceder ante su autoridad.

Y como son los hombres y las referencias de la masculinidad las que impregnan la cultura y el significado de lo que acontece en la sociedad, el modelo se extiende a otros escenarios bajo los mismos planteamientos de la desigualdad y el poder, como ocurre en las relaciones laborales entre empresarios y trabajadores, en las relaciones dentro de los partidos políticos y en el ejercicio de la política, en las relaciones nacionales y en las internacionales…

Cualquier escenario en el que se entienda que el conflicto es un ataque a la posición de poder y un pulso a la persona que responde desde ella, el resultado será un aumento del conflicto que lleve a vencer más que a convencer. Porque el objetivo de la resolución de conflictos bajo esta estrategia machista es doble, por un lado resolver la cuestión formal que se ha planteado, sea esta personal, familiar, laboral, política, nacional o internacional; y por otro, ser reconocido como “vencedor” y salir reforzado en su posición de poder, aunque haya sido a través de una injusticia. Lo importante es vencer y aumentar el poder.

Este modelo de resolución de conflictos habitualmente reporta muchos éxitos a quienes están esas posiciones de privilegio, de ahí su refuerzo y su permanencia a lo largo de la historia, y su extensión a los ámbitos y contextos más diversos con ligeras variaciones. Pero siempre con la estrategia de resolver el conflicto generando más conflicto.

El problema se presenta cuando el modelo se utiliza frente a quien se piensa que está en una posición inferior y no lo está, o cuando lo está pero cuenta con otros mecanismo de apoyo informal que contrarrestan en parte el poder inicial de la otra posición, pero también cuando cada una de las partes cree que está en una posición de poder, y que debe potenciar el conflicto desde su lado para de ese modo poder utilizar su “carta secreta” y todos aquellos elementos propios a su posición que le permitirían vencer sin convencer.

Al final, este tipo de planteamientos son los mismos que dicen eso de que “la historia la escriben los vencedores”, por eso lo importante es derrotar al otro del modo que sea, porque después lo suavizarán y endulzaran con su relato. Lo estamos viendo estos días en diferentes contextos, pero es obvio que el más cercano y trascendente es el “conflicto” surgido con el proceso sobre el referéndum de autodeterminación de Cataluña del 1 de octubre.

Al margen de los elementos formales sobre su legalidad y las motivaciones y razones de quienes quieren votar, de sobra conocidas y comentadas, lo que se está viendo es el típico conflicto al modo machista. Una especie de pulso que, como muy bien se ha dicho estos días recurriendo a la canción de Joan Manuel Serrat, parece que están a ver “quien la tiene más larga”. Lo único que le falta es ver a Rajoy decir “por mis cojones que no se vota”, y a Puigdemont responder, “por mis cojons que votamos”.

Si lo dijeran quizás se entendería todo mejor. La prueba de que realmente se trata de un modelo machista de afrontar el conflicto es su retroalimentación, es decir, la utilización de las consecuencias que se producen como resultado de las decisiones dirigidas a potenciar el conflicto como razones para mantener el conflicto y aumentar así su intensidad.

Todo lo que está sucediendo estos días con las decisiones y acciones de unos y otros se está utilizando como justificación de las posiciones iniciales, cuando son un resultado de los problemas surgidos durante el conflicto, no causa del mismo. Pero eso no importa para las partes, lo que interesa es el conflicto en sí mismo y los apoyos para que quien dirige cada una de las posiciones sea reconocido por los suyos como ese macho-alfa capaz de dirigir al grupo.

También se ha comentado, y es cierto, que si en lugar de dos hombres al frente de cada parte hubiera dos mujeres y un modelo feminista de resolución de conflictos basado en la Igualdad, la empatía, el bien común… la situación actual sería completamente diferente. En estas circunstancias el conflicto ya no se puede resolver, pero sí se puede detener y replantear de nuevo toda la situación.

Esperemos que alguien saque el lado femenino que todos tenemos.

https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/2017/09/27/modelo-machista-de-resolucion-de-conflictos/

miércoles, 11 de octubre de 2017

_- "No digo que esta sea una batalla entre buenos y malos, pero es una en la que posiblemente perdamos todos" Josep Fontana.

_- "Lo que hay que hacer es plantearse objetivos de lucha racionales en los que puedas movilizar a la gente y con los que puedas aspirar a ganar cosas, que bastantes cosas hay que ganar todavía", dice el historiador Josep Fontana

"Me es difícil no meter al PP en el rango de los malos. Pero, del otro lado, no pondría a todo el mundo entre los buenos"

Josep Fontana (Barcelona, 1931) es uno de los historiadores de referencia en España, autor, entre otros, del libro Por el bien del Imperio. Una historia del mundo desde 1945, y profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra. Su relación con los libros, y su lectura, comenzó en su infancia: su padre tenía una librería de viejo. Su último libro es El siglo de la revolución. Una historia del mundo desde 1914. La entrevista se realiza por teléfono, un aparato que detesta, y más para conversar sobre política, historia y Cataluña.

¿Qué pasará a partir del 2 de octubre si tenemos en cuenta la historia de España?
Lo peor que puede pasar es que algo que empezó mal acabe peor, pero si quieres decir en términos de la situación política, nada de nada. Si hay algo que me parece escandaloso en lo que está sucediendo es que el PP esté agitando la opinión pública española diciéndoles que la celebración de una consulta implica después la secesión de Cataluña cuando sabe que esta secesión es imposible. Es imposible porque implicaría que el gobierno de la Generalitat tendría que pedir al Gobierno de Madrid que tuviera la amabilidad de retirar de Cataluña al Ejército, la Guardia Civil y la Policía Nacional, y renunciar pacíficamente a un territorio que le proporciona el 20% del PIB. Es un escenario imposible. Pensar que esto puede suceder es una estupidez. Entonces, ¿a qué viene crear un clima próximo a la guerra civil con esta excusa?

¿Se puede decir que los países que han logrado la independencia lo consiguieron a través de una negociación – checos y eslovacos–, la guerra o aprovechándose del hundimiento de un imperio como el soviético?
Chequia y Eslovaquia fueron un caso excepcional. A los checos les estorbaban los eslovacos. Se pusieron de acuerdo en liquidar una unión que era bastante ficticia. El hundimiento soviético se aplica en los casos de las tres repúblicas bálticas y de Ucrania. El asunto de la guerra es más complejo. El único caso real de independencias en lo que llamamos Europa central y occidental es el de Yugoslavia. Allí hubo un pretexto legal. Se dijo que aquello no era una nación sino una federación, por tanto, la cosa era distinta. A Alemania le interesaba la independencia de Eslovenia, que era su satélite económico. No esperó siquiera a ponerse de acuerdo con la UE para forzar las independencias de Eslovenia y Croacia. El asunto se resolvió con los bombardeos de la OTAN. Es decir, las independencias de Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo se alcanzaron con los bombardeos de la OTAN. No me parece que sea un precedente útil para aplicar en ningún otro caso.

Hay otro precedente, el de Montenegro. Su referéndum de independencia lo organizó la UE, en concreto, Javier Solana. Impuso dos condiciones: una participación por encima del 50% y un "sí" superior al 55%. Tuvieron ochenta y tantos por ciento y el 55,9%.
Era un caso que se presentaba en una situación como la de Serbia, prácticamente desintegrada y con muchos problemas externos e internos. Por lo que representa Montenegro respecto a Serbia no se puede comparar con los que representa Cataluña respecto al Estado español.

¿Sirven los casos de Escocia y Québec: referendos pactados con unas condiciones claras?
Sí, pero como en ninguno de los dos casos se ha llegado a tener que plantearse el problema de una separación, es difícil saber cómo se habría negociado. El nuestro es distinto: pensar que va a haber en Madrid un gobierno dispuesto a plantearse una negociación de separación respecto de Cataluña es una idea fantasmagórica.

Podemos estar así otros diez años, en conflicto permanente.
Pues sí. Es un conflicto que…, vamos a utilizar el tipo de conceptos que utiliza Rajoy, lleva 500 años y que ha empeorado seriamente. Es un conflicto que podía haber encontrado un camino mejor, pero hay que recordar que el ascenso del soberanismo empezó en 2010 con la salvaje destrucción de un Estatuto que había sido aprobado por el Parlamento catalán. Supongo que el PP se lo cargó para obtener votos, que debe ser el motivo por el que ahora impulsa este clima de confrontación. Aparte de para conseguir votos, que le son bastante necesarios, le sirve también para que se olviden de los problemas de la corrupción.

El soberanismo ha conseguido en estos años dos cosas importantes: que la posibilidad de una Cataluña independiente esté constantemente en los medios de comunicación, es algo que se ve como una opción al plazo que sea, corto, largo o muy largo, y que cada vez hay más gente que acepta que la única solución es un referéndum pactado.
Lo que se estaba planteando para el 1 de octubre, y que muchos defendemos teniendo en cuenta que una secesión en los términos actuales es imposible, era una consulta que como mínimo permitiera a la gente expresar su opinión. Expresar sus quejas sobre muchos años de mal gobierno. Buena parte de todo esto nació por la ofensa del Estatut y como rechazo de las políticas aplicadas para la salida de la crisis. Había un malestar profundo, un sentimiento de maltrato especial. Había motivos que justificaban que se dejase por lo menos expresar esta opinión.

Hay que recordar que cuando se hizo una votación el 9-N no pasó nada, que es lo mismo que podía haber sucedido si eso se hubiese encauzado de manera civilizada, si se hubiese considerado como un punto de partida para empezar a encontrar vías de negociación para solucionar el descontento. Pero no hay ninguna intención de esto. En el fondo, al PP le interesa la confrontación. Está presentando esto ante la opinión española como una agresión que les afecta a todos, que puede afectar a sus pensiones, a sus subsidios. Todo eso siempre le ha sido rentable. Tengo pocas esperanzas de arreglo a corto o a medio plazo.

Ortega y Gasset decía que el problema catalán es irresoluble, pero también parece que lo es el problema español: encontrar un encaje que satisfaga a todos.
No sé si se puede encontrar un encaje de Estado que satisfaga a todos, entre otras cosas porque eso implicaría también el encaje de una sociedad. Una de las cosas que me sorprendió es ver que entre los más entusiasmados con un proceso secesionista figurara gente que he conocido, jóvenes de 20 a 30 años con una muy buena carrera universitaria, con másteres, etc., que a todo lo que pueden aspirar es a un trabajo poco más que de becarios y con sueldos miserables. Esos jóvenes han llegado a creer que un cambio, cualquier cambio, no puede ser a peor. Por eso hay también un elemento de encaje social. No diría que el tipo de política que aplica el PP sea como para conseguir entusiasmos de una parte importante de la sociedad española. Creo que hay muchos problemas en los que tendría que pensar, porque le afectan. Pero crear un objetivo de lucha como este le resulta rentable para las próximas elecciones.

El Estado español, sobre todo en el siglo XX, ha confundido ser fuerte con ser autoritario, que no es lo mismo, ¿no?
Para ser fuerte necesitas consenso, necesitas una política que te de consenso. Cuando se ha intentado aplicar en España una política que implique consenso han venido las reacciones para evitarlo. Tenemos una dramática historia, que es la historia de la Segunda República, que anda todavía tirada por los suelos, denigrada para justificar lo que se hizo y para volver a marcar el reloj hacia atrás.

Me asombra que los partidos piensen poco en estos momentos con serios problemas globales. Hay un empobrecimiento y debilitamiento de una gran parte de España que debería empezar a alarmarnos. Amigos míos que viven en Galicia me explican que muchos pueblos se mantienen con viejos que viven de las pensiones y de lo que cultivan en el huerto. Hace poco otro amigo, que volvía de Salamanca, estaba asombrado de cómo esta cerrando el comercio en el centro alrededor de la plaza Mayor. Salamanca está perdiendo población. Hay un problema que afecta a Galicia, a buena parte de Castilla y León y a Extremadura, que es un problema de debilidad y de empobrecimiento que no parece preocupar a nadie.

¿Se puede decir que estamos ante un conflicto de legitimidades en el que las instituciones del Estado no tienen el prestigio necesario, como el Tribunal Constitucional?
El Tribunal Constitucional se crea de una manera para que su composición esté determinada por las cúpulas de los partidos dominantes, fuera de la capacidad de actuación de la opinión pública. Este país ha tenido, por lo menos desde el 23-F, un gobierno turnante de dos partidos que se han puesto de acuerdo siempre que ha convenido y para lo que ha convenido. Hemos visto de qué forma han ido evolucionando los viejos líderes, del Felipe González revolucionario a lo que acabó siendo. Aquí hay un problema que muchos no quieren reconocer, que la forma con la que se estableció el pacto en la Transición no daba muchas garantías. Todos creímos que aquello era un comienzo y que a partir de allí las cosas se irían adecuando a la realidad, pero no parece que haya sido así.

Cataluña también tiene problemas que han provocado el empobrecimiento democrático de sus instituciones. Y tiene un problema grave de corrupción, igual que el resto de España.
Y tanto.
Es decir que la ilusión de pensar que ‘si nos independizamos, todo será maravilloso’ no tiene una base de realidad, parte de una situación igual de contaminada.

Pero están los que piensan en la posibilidad de una independencia inmediata y los políticos que se apuntaron para ganar votos. Hay gente que ha acabado asumiendo que ese es su papel histórico, y que si tienen que sacrificarse se sacrificarán. Hay otros que no, otros que se lo plantean seriamente. Y está la gente de la CUP: un partido revolucionario que está haciendo un papel extraño que no les corresponde dentro de una política parlamentaria. Son gente joven que en su actuación en los municipios ha sido muy limpia. Su hora es para el momento en el que haya una situación revolucionaria que permita crear una sociedad diferente. Luego están una parte de esos desesperados que han llegado a creer que con la independencia se podían resolver las cosas.

Tengo experiencias espectaculares, como la de un viejo dirigente corrupto que se acercó un día en el que había dado una conferencia sobre los problemas de la sanidad pública y mostrado mi sorpresa de que los políticos no se preocupasen por estas cosas. Se acercó y me dijo sonriente: "Con la independencia se solucionará todo". Pienso que creía que eso incluía también sus problemas personales.
No vamos a hacer una historia de buenos y malos. En todo caso, me es difícil no meter al PP en el rango de los malos. Pero, del otro lado, no pondría a todo el mundo entre los buenos. Hay gente que ha llegado a adquirir una fe. Un día conversaba con un periodista, le decía lo mismo que te he dicho, que no podías ser independiente si tenías dentro el Ejército, la Guardia Civil y la Policía Nacional, y pregunté, ¿qué pasará? Él respondió: "Intervendrá Europa". Es la fe en un milagro que pueda resolverlo. No es una situación fácil. No digo que esta sea una batalla entre buenos y malos, pero es una batalla en la que posiblemente perdamos todos.

Además de los problemas de España, la falta de una estructura sólida del Estado, la pérdida de los restos del imperio en 1898, y lo mucho que afectó a Cataluña y a su industria, estamos viendo la pérdida del prestigio de las élites tradicionales políticas y económicas.
Ha sucedido a escala europea y, diría, mundial. Es lo que explica la elección de [Donald] Trump frente al viejo aparato del Partido Demócrata. Es algo que se está produciendo en muchos lugares. Eso que cuando empezó a producirse se llamó el populismo, que es donde se mete todo lo que estorba. Tony Blair, que sabe bien de qué habla, dijo que se estaba perdiendo un sistema que funcionaba gracias al prestigio de unas élites que se intercambiaban en el poder, derecha e izquierda, y que podían mantener esta sociedad unida, pero que estas élites estaban perdiendo su prestigio y a saber lo que saldría de aquí. No hay que ver más que la situación de Gran Bretaña o lo que ha pasado en Francia con el Partido Socialista. Aquí todavía no, aquí hay un inmovilismo difícil de interpretar. Permite mantener el sistema de bipartidismo turnante, que parece que va a aguantar un tiempo, hasta que la gente no pueda resistir más.

Parece que hay más táctica cortoplacista que estrategia. Si hubiera estrategia no se atacaría tanto a Podemos y Ada Colau. Representan un puente, dividen al independentismo exprés.
Y eso es lo que les preocupa. En el caso de Colau y de la gente que va con ella están jugando lo más sensatamente que pueden. Cuando se presentó a las elecciones municipales, que parecía una insensatez, fui de los que les apoyó porque eran lo más limpio que había. Son gente que quiere, como quiere la mayoría, que se deje opinar a la gente, que creen que no es sano que te impidan expresar tu opinión poniéndote un policía delante, pero que por otro lado saben que no tiene sentido jugársela más allá en una opción que no puede producir más.

Lo que hay que hacer no es resignarse, lo que hay que hacer es plantearse objetivos de lucha racionales en los que puedas movilizar a la gente y con los que puedas aspirar a ganar cosas, que bastantes cosas hay que ganar todavía. Me parece que su actitud es sensata. Es evidente que en la medida que amenazan al sistema establecido, causan molestias y les quieran dejar al margen.

En el fondo es una lucha de élites, ¿no? La élite, digamos, española que nace del siglo XIX y del franquismo, que es la élite económica que maneja política y todo esto.
Pues sí.
Que no quiere repartir ese poder centralizado con las élites de la periferia.

No solamente se trata de las élites de la periferia, porque las de la periferia están metidas en el tinglado contra todos. Si hay alguien aquí al que no le interesa esto del secesionismo son las grandes instituciones financieras como La Caixa y el Banco Sabadell. Al fin y al cabo, se dice que Ciudadanos fue una invención, por lo menos que la idea la tuvo el presidente del Banco Sabadell. Y en todo caso, el señor [Albert] Rivera no deja de ser un funcionario en excedencia de La Caixa. Por lo que se refiere a las élites, ya les va bien lo que hay. Serían otros sectores, tal vez el empresariado, pero es una cuestión que habría que analizar con cuidado.

El único que se ha ganado dinero fuera de la élite dominante, cuya riqueza en muchos casos procede del franquismo, es Amancio Ortega.
Sí, el caso de Amancio Ortega es especial. Supongo que se debe a que gran parte del dinero lo ha hecho fuera. Pero también hay otros que se han ido al garete. Buena parte de lo que era la gran industria vasca se fue a pique, casos como el de Abengoa en Andalucía. Es este sistema nuestro el que sacrificó los recursos que debían haberse destinado a los servicios sociales. Los sacrificó para el rescate de la banca, que consideró más importante. Hay una cosa escandalosa, que se puede observar con facilidad: hasta qué punto se han ido reduciendo los impuestos de las grandes empresas y las grandes fortunas, de qué forma los grandes negocios escapan a las obligaciones que son las que permiten que el Estado pueda proporcionar servicios. Es una cuestión que implicaría examinar la responsabilidad del aparato político, la de los viejos dirigentes de la izquierda como Felipe González que están perfectamente integrados en este negocio.

Las últimas veces que las élites mundiales perdieron el control, en 1910 y en 1930, tuvimos una guerra mundial. Hace unos días el jefe de la OTAN dijo que vivíamos en el momento más peligroso de los últimos 20 años. ¿Estamos tan mal?
Es una situación difícil porque depende de muchos factores. Depende de quién manda en Washington. Hubo un momento en el que Trump y su equipo, incluyendo a ese loco peligroso llamado Steve Bannon, parecían fijar las reglas, pero muy pronto aparecieron los militares y empezaron a tomar el control. Entre las cosas importantes está saber quién va a tomar las decisiones básicas de la relación con Rusia, de la relación con China y, sobre todo, lo que se debe hacer o no hacer en el Oriente Próximo.

Hay un enigma del que no sabemos lo suficiente: cuál es el peso de lo que pudiéramos llamar el poder político de Trump y su gente, que parece más bien débil, y cuál es el poder efectivo de los militares, que parece que sigue siendo mucho. Espero que se lo piensen mucho antes de llegar a una situación catastrófica, porque esta vez sería terrible. Por otra parte, las élites no tienen nada de qué quejarse en EEUU. Tampoco las élites económicas en Europa.

Lo que le interesa a la Alemania de la señora [Angela] Merkel es que los bancos alemanes sigan cobrando los intereses de los préstamos concedidos al sur de Europa, aunque sea desangrando a Grecia. No veo un motivo para crear inestabilidad. Digamos que el negocio de momento no les va mal. Hay amenazas, existe el problema de que vivimos en una economía sobrecargada de deudas, pero eso, en todo caso, puede provocar otro 2008. Es otra cuestión que nos lleva lejos de donde empezamos.

¿Se puede comparar lo que se está viviendo en Cataluña con el Brexit, donde hubo muchas emociones en juego además de muchas mentiras por ambos lados?
Hay cosas que son verdad. Hay que recordar que el dirigente que convocó el Brexit esperaba que no saliera. La prueba es que [David] Cameron dimitió después. El Brexit fue un voto contra las élites gobernantes, un voto basado en la falta de confianza en el Gobierno de Londres. Votaron campesinos, gentes de todos los rincones rurales, del mismo modo que en EEUU votaron por Trump. Personas que se sentían abandonadas, que habían dejado de creer en sus gobernantes y por eso votaron contra ellos. El caso de aquí es más complicado. ¿Hay mentiras en todos los lados? Evidentemente que las hay, faltaría más.

Entre los elementos que mencionó por los que no puede haber independencia a corto plazo, hay otro fundamental: falta apoyo internacional. ¿Sería más fácil si tuviera detrás a EEUU, Francia, el Reino Unido, Alemania?
Es lo que decía, en el caso de Yugoslavia primero fueron los intereses de Alemania, y después, los aviones de la OTAN los que, bombardeando Belgrado, acabaron forzando que aceptasen las reglas del juego que había fijado Bill Clinton. En el caso de aquí, no lo hay aquí, más bien al contrario. No hay más que ver una cuestión importante que abona el sentido que lo que digo. Las grandes empresas no se han sentido afectadas por lo que está sucediendo, no creen que vaya a haber un cambio radical. A [Luis] de Guindos se le escapó el otro día que la inversión se mantenía sin ningún problema. No existe esta presión, no existe esa esperanza que tenían o tienen unos cuantos de que si hubiera un voto favorable espectacular, Europa intervendría.

Miquel Buch, presidente de los municipios catalanes, reaccionó ante la afirmación de que en caso de independencia Cataluña saldría de la UE, con esta frase: "Ellos se lo pierden".
Eso lo puede decir la CUP. Para ellos, es coherente porque su programa dice: independencia y socialismo. Les importa un cuerno la UE, pero eso es otra cuestión. Para que se vea hasta qué punto las cosas son…, uno de los últimos planteamientos de [Carles] Puigdemont es que después del referéndum habría que negociar con España, pero no con Rajoy. ¿Qué hay detrás de esto, la idea de que el referéndum va a producir un cataclismo y va a cambiar el Gobierno español? Bueno, es seguir esperando esta especie de milagro que va a resolver lo que no tiene resolución.

¿Cómo se lo tomará la gente que cree que el día 2 va a haber una independencia automática cuando se dé cuenta de que no es así? Hace mucho tiempo que sostengo, en los medios en los que he podido sostenerlo, que si me preocupaba esto era porque podría producir una decepción cuando lo que había que haber hecho era seguir luchando pero luchando por objetivos que fueran alcanzables.

No sé lo que va a pasar. Lo peor puede ser que el daño más grande no lo haga la decepción de la gente, sino hay que saber qué es lo que va a acabar haciendo el señor Rajoy, que parece empeñado en hacer todo lo posible para seguir irritando al personal. Puede pasar cualquier cosa.
Lo peor que puede pasar es que haya un muerto. Eso deja una herida que no se cura. La incompetencia o no sé si la voluntad deliberada de llevar las cosas a una situación tensa es tan grande que lo que me temo no es lo que pueda hacer la gente del procés, vamos a ver, aquí la gente que parece más empeñada, como la gente de la CUP, no tienen armas escondidas ni van a tirar bombas; lo que tengo miedo es lo que puede hacer el señor Rajoy.

¿Cuáles serían los objetivos factibles a corto y medio plazo en los que habría que centrarse? Creo que hay que luchar por recuperar elementos de autogobierno, más que de autogobierno le diría que de autoadministración. Muchas de las inversiones previstas que salen de los presupuestos no se han acabado de hacer, o son gestionadas por entes como Adif o Aena, que son nefastos en la forma en que actúan. Hay que empezar ganando espacios de autoadministración, en espacios de autogobierno, y en eso sí que hay una batalla en la que se puede ir paso a paso tratando de conseguir cosas.

¿Es optimista a partir del día 2? Es difícil ser optimista; y sobre el día 2, nada optimista. Mi esperanza es que después de cada garrotazo la gente acaba recobrando el sentido común. Tengo una gran esperanza en eso que si quiere podemos llamar de manera retórica "el pueblo catalán", pero que voy a llamar la gente. Los que han ido a una manifestación contra la guerra de Irak o contra el Tribunal Constitucional son la gente de mi barrio. Tengo una gran esperanza en la capacidad de la gente para recuperarse y volver a ponerse en pie.

Esta entrevista forma parte una serie de conversaciones con diferentes expertos, historiadores y académicos. El objetivo es ofrecer un panorama de las diferentes sensibilidades que existen en torno a la cuestión catalana.

- Julián Casanova: "No sé si lo voy a ver, pero el proceso de independencia de Catalunya es imparable"

- María Elvira Roca Barea: "De Cataluña no nos independizamos ni aunque se declare independiente"

http://www.eldiario.es/politica/batalla-buenos-malos-posiblemente-perdamos_0_689431120.html

martes, 10 de octubre de 2017

Entrevista a Belén Gopegui, novelista. "Muchos de mis libros procuran contradecir la idea de que 'esto es lo que hay', de que cualquier intento de transformación real sería peor"

Hay narraciones que son bellas, pero no siempre las ideas y las narraciones se acompasan en un mismo pentagrama literario. Y esto ocurre en tus obras literarias: Hay historias para contar, hay ideas para transmitir.

La resistencia a la sociedad del control, la religión del “dataísmo”, la pérdida de derechos y libertades, la sociedad, la política y el poder están representados en tus ficciones. En “Quédate este día y esta noche conmigo”, Olga y Mateo desafían al bot (robot) de Google.

-¿Consideras muy acotada- aunque no es poco- la interpretación que reduce la idea de resistencia y ofensiva de tus personajes solo a una pelea contra los paradigmas de interpretación que impone el algoritmo de Google al presentar una solicitud de trabajo que reúne 50 mil palabras…, un manuscrito que inspira tu novela con interpelaciones y diálogos desafiantes a un para nada neutral robot?

-Una novela es cada una de sus páginas, intentar sintetizarla siempre hace que se pierdan rasgos, relaciones contradictorias, el contexto narrativo de cada afirmación. De manera que sí, me parece una interpretación algo limitada, pero la entiendo. No estoy de acuerdo, en cambio, con que se diga, por ejemplo, como se ha dicho, que el enemigo de esta historia es la estadística, cuando, precisamente, una de las cosas que los personajes reclaman es que la estadística no se privatice. La estadística es una herramienta para mirar a la sociedad y cuando así se utiliza creo que es interesante; del mismo modo considero, y se dice en la novela, que un modelo matemático utiliza el lenguaje para componer un relato acerca del comportamiento de cierto trozo del mundo en cierto espacio de tiempo. La estadística, las matemáticas, la literatura, procuran con sus recursos comprender el mundo. El problema surge cuando estos recursos se desvían, se empobrecen y manipulan por grandes corporaciones que no buscan comprender porque sólo quieren obtener rentabilidad.

–En todos estos años hemos entregado datos sobre nuestro comportamiento, datos biométricos sobre nuestro cuerpo. Se afirma que los gigantes tecnológicos saben más de nosotros que nosotros mismos. La línea que divide la ficción de la realidad se esfuma. Las nuevas tecnologías construyen la realidad según nuestros deseos y fantasías… A un siglo de la Revolución Rusa, a 150 años de la obra maestra de Carlos Marx, El Capital, sin mencionar las grandes luchas de la humanidad por vivir en un mundo más justo se ha producido una revolución sin revolución… Hoy el poder ha cambiado de humanos a algoritmos. Y todo este recorrido breve es para preguntarte si los seres humanos ya no somos un secreto para nadie, ¿cómo es posible escribir literatura descubriendo “ese secreto” inspirador que nos sostiene en nuestra condición singular e irreemplazable de ser humanos?

-El intento de Google y de otra multitud de empresas de poseer todos los secretos al tiempo que nadie posee los suyos es contradictorio y, por el momento, no se cumple. Por más datos de que dispongan, aún no son capaces de interpretar el sentido de todas las variables. Y aún no son capaces, a veces, de acceder al secreto de aquellas y aquellos que quieren oscuridad. Estoy de acuerdo en parte con esta frase que cita Olga: “Sería deseable que aquellos de nosotros que comenzáramos a sentir un poco y de forma diferente lo ocultáramos”. Porque hoy los datos son una fuente de poder, otra más, y no vivimos en una sociedad justa ni igualitaria, por lo tanto entregar los datos a las empresas es, en cierto modo, entregarnos al más fuerte. No siempre es fácil no entregarlos, pero a veces se pueden distorsionar y creo que es importante organizarse políticamente para que esos datos no pasen a manos de ninguna gran corporación. En cuanto a la literatura, en alguna literatura sí habitan formas si no de descubrir, sí de elaborar y dar espacio a los secretos, y hacerlo de tal modo que sea difícil acceder a ellos por parte de quien sólo busca valor de cambio.

–Dijiste en un reportaje que la condición humana es una singularidad irreductible. Un recorrido por los distintos ámbitos en los que nacen, se desarrollan e inciden en nuestras vidas presentes y futuras, los vertiginosos avances tecnológicos y neuro-científicos nos conmina a interrogarnos en torno a cómo nos pensamos como seres humanos en la contemporaneidad. ¿Sentís que este interrogante busca también una respuesta en tu literatura?

– Creo que dije irreemplazable, en el sentido de que no debiera ser posible cambiar a unos seres humanos por otros, pues, somos al mismo tiempo iguales y distintos. Pero no niego que tal vez un día lejano se puedan descomponer en pequeños procesos todos los pasos que realiza nuestro pensamiento, nuestra emoción, nuestro cuerpo. Mi novela no quiere oponer lo humano a la ciencia ni a la tecnología, actividades que por otro lado considero perfectamente humanas. Lo que sí quiere es considerar la ciencia, la tecnología, el conocimiento como algo que debiera ser público, común, y debiera formar parte de lo que la especie humana haga para mejorar su presencia en este planeta. Por el contrario, se nos presenta la ciencia como un supuesto conocimiento neutral que, como decías, nunca lo es, que está casi siempre en manos de quien tiene más capital, y el capital se sostiene, al final, con la violencia.

– Tus personajes, no solo Olga y Mateo , también Alex y Carla, en el Comité de la Noche, quiénes se unen a un grupo clandestino que ha decidido enfrentar los desmanes de estos tiempos provocados por inescrupulosas trasnacionales que propician el tráfico y la compraventa de sangre o los protagonistas de Acceso No autorizado, que algunos consideran anticipatoria en muchos sentidos, y que narra el encuentro de dos héroes, el político desgastado y el héroe sin rumbo, un hacker, que desde la red espera reescribir el código de lo real. Todos, parecen expresar desde distintas situaciones e historias la rebelión de quienes rechazan un futuro- que ya está presente- en apariencia inevitable. ¿Nos orienta a pensar que somos aún capaces de tomar decisiones ensanchando los escasos márgenes de libertad para vivir y pensar cómo queremos, como deseamos? ¿Hay una unidad de sentido que atraviesa todas tus historias?

-No estoy segura, las personas cambian, a veces no es la misma la persona que empieza una novela que quien la termina. En todo caso si es cierto que muchos de mis libros procuran contradecir la idea que se nos repite continuamente desde quien detenta un poder no democrático —pues no creo, y esto también lo decía Kant, que la democracia sea posible en el capitalismo en la medida en que no hay independencia civil de las personas sino que la mayoría tiene que suplicar, de algún modo, que quien tiene capital para contratarle, le contrate y le permita así, “ganar” su vida—, la idea, decía, de que “esto es lo que hay”, de que cualquier intento de transformación real sería peor. El mito con que se intenta justificar este modo de vida es la supuesta igualdad de oportunidades, pero como he dicho alguna vez, conseguir la igualdad de oportunidades es mucho más utópico que llevar a cabo una revolución, como prueba el hecho de que no se haya logrado en ningún país a lo largo de cientos de años. Por otro lado, creo que en la vida de cada persona llega un momento en que los seres humanos comprenden que la vida no tiene sentido y que por tanto, son ellos quienes, si les importa, tendrán que encontrárselo, y tendrán que hacerlo en común con otros seres humanos, y preferirán no dejar que se lo impongan.

–En la utopía negativa de Julio Cortázar en su libro “Fin del Mundo del Fin” que muta de creativa fantasía a presagio describe un mundo imaginado sin lectores y sólo plagado de escribas condenados a escribir día y noche, concluye con la condena a extinguirse de los escribas, la única raza que sobrevive, aunque precariamente, ya sin lectores, produciendo día y noche textos sin sentido. ¿Los escritores, la literatura van camino a extinguirse junto a esos lectores-seres humanos que conocimos hasta hoy, devenidos en fórmulas matemáticas?

– Es cierto que en este momento la escritura empieza a equipararse a la lectura. Las redes sociales no permiten, al menos de momento, existir sin emitir. Quien no emite textos, fotografías o meras señales de aprobación o disgusto, no cuenta. En el mundo analógico la presencia de un cuerpo es suficiente para saber que alguien está ahí, a tu lado o tal vez enfrente. En el mundo analógico el silencio puede no ser mera ausencia. El mundo digital que, insisto, no es neutral sino que ha sido diseñado de un modo y podría, por tanto, haber sido y ser diseñado de formas diferentes —tal como una pantalla de ordenador o de celular han sido diseñadas para interactuar con usuarios individuales, por ejemplo—, en el mundo digital que hoy conocemos es necesario estar generando constantemente ruido que después será transformado en un sentido determinado y no en otro por quien se apropie de ese ruido en forma de datos. La imagen de Cortázar cobra así realidad, escribimos sin cesar, emitimos para existir, y leemos sin cesar pequeños fragmentos que otros emiten. Leer un libro, en cambio, es apartarse, emitir silencio durante más tiempo del esperado, no dejar en manos ajenas la transformación del ruido en sentido sino llevar a cabo esa transformación despacio y, en la medida de lo posible, en calma. Si nadie lee libros desaparecerán quienes los escriben, pero sucederá debido a que se está diseñando un modo de vida que sustituye el criterio por la mera preferencia irreflexiva, y no porque hayamos devenido en fórmulas matemáticas, insisto en que no tengo nada en contra de las matemáticas sino al contrario, precisamente porque considero que importan creo que es necesario reapropiárselas.

Lidia Fagale, periodista. Secretaria General de la UTPBA

Ficha técnica/BELÉN GOPEGUI

Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid. Alumna de filosofía de Juan Blanco. Ha publicado las novelas La escala de los mapas (1993), Tocarnos la cara (1995) La conquista del aire (1998) Lo real ( 2001) El lado frío de la almohada (2004), El Padre de Blancanieves (2007), Deseo de ser punk (2009), todas ellas en la editorial Anagrama y en De bolsillo, y Acceso no autorizado (2011) y El comité de la noche (2014) en Penguin Random House. En SM ha publicado El balonazo (2008), El día que mamá perdió la paciencia (2009) El amigo que surgió de un viejo ordenador (2012) y El blog de la verdad extraordinaria, este último junto con Luis Ruiz de Gopegui. En Foro Complutense, la conferencia Un pistoletazo en un concierto y en UDP una selección de sus ensayos titulada Rompiendo algo (2014). Ha colaborado en el guión de La suerte dormida, dirigida por Ángeles González-Sinde. Es autora del guión de El principio de Arquímedes, dirigida por Gerardo Herrero, quien también dirigió Las razones de mis amigos, basada en la novela La conquista del aire. Ha escrito la pieza teatral El coloquio en colaboración con Unidad de Producción Alcores. Ecologistas en Acción ha publicado su cuento para niñas y niños Mi misión era acercarme a Miranda (2015), Fuera de la burbuja (2017) en la colección Gran Angular, y la novela Quédate este día y esta noche conmigo (2017) en Penguin Random House. Escribe artículos en diversos medios.

Fuente original:
http://www.utpba.org/2017/09/28/entrevista-a-belen-gopegui/

Google y el realismo
Novela con mucho de apólogo moral, la nueva obra de Belén Gopegui reflexiona sobre la inteligencia artificial

Mateo y Olga tienen poco en común. Él apenas pasa de los 20 años y ella ha cumplido algo más de 60. Pertenecen a dos estratos sociales diferentes (más precario el de Mateo) y sus concepciones del mundo tampoco coinciden. No obstante, los une la voluntad de resistir como motas de polvo “contra un río”. Se conocen en una biblioteca y empiezan a pasar las tardes en un bar de extrarradio. Han decidido presentar juntos una extraña solicitud de trabajo a Google que incluya aquello que Google es incapaz de jerarquizar. Quieren “colapsar la maquinaria”.

Belén Gopegui ficcionaliza (?) en Quédate este día y esta noche conmigo dicha solicitud, a la que añade los breves comentarios de la evaluadora. El resultado es una conversación moral sobre un país del sur de Europa (mejor dicho, un monólogo a dos voces, incluso un manifiesto transgeneracional) que impugna el mapa de la realidad de los nuevos mundos virtuales.

Quédate este día y esta noche conmigo es una novela, pero también un apólogo (una narración cuyo propósito es instruir sobre algún principio ético o moral, dice Wikipedia). Fiel a esa voluntad, Gopegui sacrifica la flexibilidad narrativa para ajustar la pertinencia moral del discurso de sus protagonistas. Pero recordemos: es una novela, no un ensayo disfrazado de ficción. Son los dos personajes, Olga y Mateo, quienes especulan acerca de conceptos como la libertad individual, el mérito y la responsabilidad, y al hacerlo no son heroicos ni clarividentes (tampoco son ellos quienes reparten los títulos de héroe), sino personas normales con voluntad de anonimato que han despertado de ciertas ilusiones. Su mayor dificultad es ser comunes... seguir aquí.

lunes, 9 de octubre de 2017

Erizos y zorros en Cataluña. Con frecuencia se abre un foso entre los creadores y los transmisores del saber

Los economistas ¿son erizos o son zorros? Los erizos saben mucho de una sola cosa; los zorros saben de muchas cosas de un modo más superficial. Esta distinción fue hecha por Isaiah Berlin a principios de los años cincuenta del siglo pasado basándose en un proverbio del griego Arquíloco. Los científicos (creadores) suelen ser erizos; los diletantes y los divulgadores (transmisores) pertenecen al territorio de los zorros. El tiempo en que vivimos suele ser más favorable a los zorros que a los erizos.

Esta leyenda ha sido desarrollada recientemente por el premio Nobel de Economía, el francés Jean Tirole, en su libro La economía del bien común (editorial Taurus), para analizar el papel de los economistas en los asuntos públicos: ¿son erizos o son zorros?; ¿están encerrados en torres de marfil o son consejeros del príncipe?; ¿siguen siendo ciertas las palabras de Keynes en su Teoría general de que todos los políticos aplican sin saberlo las recomendaciones de economistas cuyos nombres desconocen, muchas veces ya difuntos?

Estas consideraciones no tienen por qué ser abstractas sino que se pueden aplicar a coyunturas concretas. Por ejemplo, hay una serie de economistas catalanes, sin duda erizos, de los mejores en el mundo en su especialidad académica, que se han manchado las manos en el procés, a favor de una de las partes. Para nuestra reflexión da igual de cuál de las dos. En uno u otro grado han abandonado su laboratorio y han participado en la refriega (alguno de ellos incluso a través de las redes sociales), causando el estupor de algunos de sus seguidores tradicionales en el terreno científico. Ironiza Tirole con gracia con que a Adam Smith no se le pedía que hiciera previsiones, redactara informes, hablara por la televisión, llevara un blog, tuitease o tuviera su muro de facebook, y escribiese buenos manuales de divulgación. Y concluye: “Todas estas demandas sociales son legítimas, pero con frecuencia cavan un foso entre creadores de saber y transmisores de saber”.

Científicos sociales –en este caso, economistas- que suelen ser los primeros de la clase en lo suyo, pueden estar profundamente errados o ser banales cuando se convierten en militantes o en analistas “de aeropuerto” (como dice Krugman). Las maravillosas Memorias de Galbraith, publicadas hace muchos años, son pródigas en la autocrítica de sus equivocaciones al saltar al mundo de la política. Ojalá esto no fuese una excepción o un momento de debilidad y, con la distancia suficiente, pudiésemos conocer las introspecciones de una profesión poco dada a ellas. ¿Han reconocido los economistas hegemónicos el fracaso de sus lecciones durante la Gran Recesión?, ¿han reflexionado en público sobre las contorsiones ideológicas hechas para salvarse y cómo se deshicieron sin complejos de sus directrices neoclásicas y de su abominación por la intervención pública y tuvieron que empezar a comportarse como economistas keynesianos con esteroides, para que el Estado interviniese por doquier, so pena de crash? Muchos de estos economistas no sólo no previeron lo que se venía encima sino que con sus recomendaciones convirtieron lo que podía haber sido una recesión “del montón” en la Gran Recesión.

https://elpais.com/economia/2017/10/01/actualidad/1506860779_685597.html

domingo, 8 de octubre de 2017

_- La Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) gana el Premio Nobel de la Paz 2017.

_- La Marea

La Academia sueca reconoce la labor de esta organización global cuyo objetivo es que los países inicien negociaciones para que se firme un tratado que prohíba este tipo de armamento

La  Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés) ha recibido este viernes el Premio Nobel de la Paz 2017. El galardón de este año “insta a los Estados nucleares a que inicien las negociaciones para la eliminación gradual en el mundo de 15.000 armas nucleares“, ha explicado el Comité noruego. Y ha añadido: “ICAN ha sido el agente principal de la sociedad civil en los esfuerzos para lograr una prohibición de las armas nucleares bajo el derecho internacional”.

El Comité ha subrayado, como “importante argumento” para la prohibición de las armas, el “inaceptable sufrimiento humano” que provocan y ha destacado que otros tipos de armamento menos destructivo como las minas antipersonas, bombas de racimo y las armas químicas y biológicas ya han sido prohibidas por distintos tratados.

ICAN es una coalición global formada por 331 socios en 80 países que trabaja para movilizar a las personas de todo el mundo “para inspirar, persuadir y presionar a sus gobiernos para que inicien negociaciones para que se firme un tratado que prohíba las armas nucleares”, según se autodefine.

Personalidades destacadas como el líder antirracista Desmond Tutu, el Dali Lama, Yoko Ono y Martin Sheen han brindado su apoyo a la campaña.

ICAN sucede en el palmarés al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien fue distinguido por sus “decididos esfuerzos” por llevar la paz a su país tras 52 años de conflicto armado, una decisión que se anunció días después de vencer el “no” en el referéndum colombiano a los acuerdos con la guerrilla de las FARC.

El Nobel de la Paz está dotado con 9 millones de coronas suecas (943.784 euros, 1,1 millones de dólares).

Fuente:
http://www.lamarea.com/2017/10/06/la-marea-la-campana-internacional-para-la-abolicion-de-las-armas-nucleares-gana-el-premio-nobel-de-la-paz-2017/

Organizaciones por la paz y contra las armas nucleares.
http://www.icanw.org/campaign/partner-organizations/


Banderas. Las banderas han tapado los procesos por corrupción, los asesinatos machistas, la explotación de los trabajadores precarios, los sueldos de miseria, las horas de trabajo no abonadas, la creciente desigualdad y pobreza, la perdida de poder adquisitivo, etc.

Es la hora del patriotismo, el momento de arremangarse, de trabajar por el país, por el bienestar y el progreso de sus ciudadanos. Porque, más allá del múltiple desastre de ayer, lo que nos angustiaba y preocupaba hace unos meses, sigue estando ahí. Las banderas han tapado los procesos por corrupción, los asesinatos machistas, la explotación de los trabajadores precarios, la amenaza yihadista, la degradación de las inversiones públicas, las carencias que entorpecen la labor de la justicia, la falta de inversión en la educación pública, las consecuencias de los recortes en Sanidad, los catastróficos efectos del cambio climático, las penurias de una multitud de trabajadores que cobran tan poco que su salario no les permite salir de la pobreza, la tragedia de todos esos miles de refugiados que, de la noche a la mañana, han dejado de existir para quienes han decidido envolverse en su bandera, rojigualda o estelada, lo mismo da porque, al cabo, todas son iguales. Todas han sido fabricadas en China por los mismos desgraciados, que han cobrado la misma miseria por confeccionarlas. El proceso independentista catalán ha incrementado la cifra de negocio de los bazares orientales en todo el territorio español pero ahora, al otro lado del 1-O, ha llegado la hora del patriotismo, y por eso me dirijo a sus clientes para pedirles que descuelguen sus banderas de los balcones y se comporten como patriotas de una vez. Si detrás de cada fachada engalanada vivieran personas comprometidas de corazón con el progreso de su nación y la felicidad de sus gentes, no estaríamos a la merced de políticos corruptos, ineptos e irresponsables, como los que nos gobiernan gracias a los votos de tantos millones de aficionados a las banderas.


https://elpais.com/elpais/2017/10/01/opinion/1506851251_754004.html

sábado, 7 de octubre de 2017

Arundhati Roy: “Sólo la ficción puede decir la verdad”. La autora de 'El dios de las pequeñas cosas' regresa a la novela tras 20 años de escribir ensayos críticos con 'El ministerio de la felicidad suprema'.

Un parlamentario del partido del gobierno en el poder propuso varias veces que se utilizara a la india Arundhati Roy como escudo humano para proteger vehículos del ejército indio en la zona rebelde de Cachemira por unas supuestas declaraciones de ella contra las fuerzas armadas; y frente a su casa en Nueva Delhi suele haber manifestaciones de fundamentalistas hindús. Ayer, por ejemplo, fue la encargada de abrir el ciclo de conferencias ¿Revolución o resistencia?, que organiza el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB)… Todo esto le ocurre a nada menos que a la autora de El dios de las pequeñas cosas (1997) porque tras el rotundo éxito de la novela (ocho millones de ejemplares en todo el mundo, 47 idiomas) ha escrito sólo comprometidos ensayos políticos, como El final de la imaginación, El álgebra de la justicia infinita, Retórica bélica o Espectros del capitalismo, entre otros, canjeándose una merecida fama de inteligente activista. Hasta “el milagro”, como lo define su editor español, Jorge Herralde, de que 20 años después regrese a la ficción con El ministerio de la felicidad suprema(Anagrama, en castellano y catalán). O quizá no sea sólo ficción. En cualquier caso, en la capital catalana, Roy ha podido reunir por unas horas ambas condiciones.

“No hay ningún manifiesto en la novela, pero tampoco tengo miedo a que se clasifique mi obra como política; como escritora entiendo que en una obra siempre ha de haber una perspectiva política detrás, aunque hoy parece que sólo ha de ofrecer entretenimiento... Pero para mí es importante el compromiso con el mundo en que vives”, apunta Roy (Shillong, 1959), contundente a pesar de ser de voz dulce y baja, menuda, pelo rizado y brillante en la aleta nasal.

Y es que buena parte de El ministerio de la felicidad suprema ocurre en la región de Cachemira que se disputan India y Pakistán desde 1947. Y bajo una triste historia de amor asoma la devastación económica que está generando el neocapitalismo, el trato que se dispensa a los musulmanes y cierto aire de fascismo que se vive en la India. El desencuentro de Roy con los líderes políticos de su país es notable. Pero ya viene de lejos, precisamente por el impacto de El dios de las pequeñas cosas, que ganó el Booker Prize. “Por la novela viajé por todo el mundo y coincidió con la llegada al poder de la extrema derecha, que querían que yo fuera el rostro internacional de la Nueva India, pero yo no quería ser la cara de un país que empezó con privatizaciones, la entrada masiva de multinacionales o las pruebas nucleares…”, rememora.

Su visión crítica se plasmó entonces en su ensayo El final de la imaginación, muy crítico con los cambios en el país. “Entonces empecé a notar la rabia del establishment y así pasé de pasar de nadar sobre las aguas del río a caminar por el lecho del mismo, pero no quiero ser la intérprete de lo que pasa entre Oriente y Occidente, quería estar en mi país para vivir intensamente lo que ocurre”.

En el fondo, el regreso de Roy a la narrativa es fruto de ese compromiso porque “sólo la ficción puede decir la verdad al ser un edificio por el que te puedes asomar por ventanas distintas”. Así, sobre Cachemira (“la región del mundo que debe tener una mayor ocupación militar: hay sólo por parte india, 500.000 soldados”), sostiene la escritora: “Podemos leer cientos de informes sobre muertos, torturados… sí, cifras, pero nada de cómo cambia la vida de las personas, desde los soldados a la gente de a pie; las noticias no llegan siempre a lo más espantoso”, dice, recordando que en la novela un oficial recompensa a los soldados en función del número de personas que mata. “Sólo la ficción puede hablar del terror verdadero, de la falta de conexión entre las castas, de cómo se celebra a veces la ocupación militar, del fundamentalismo económico enlazado con el fundamentalismo religioso”.

Roy admite que la resistencia a toda injusticia es compleja. “Estuve en Rusia con Edward Snowden [extrabajador de la CIA que filtró material clasificado] y me dijo que la central de inteligencia estaba entusiasmada con Facebook porque les facilitaba la información de cada uno de nosotros sin tener que buscarla… Sólo en la medida que seamos capaces de salir de la Red y su control podemos dejar de ser manipulados; sí las nuevas tecnologías ayudan a la gente a organizarse, pero el poder también sabe entonces a quién ha de ir a buscar… La Red es un cuchillo sin mango, corta por los dos lados”.

Roy llegó a Barcelona el pasado domingo y sabe de los incidentes ocurridos con el referéndum. “Siempre acabo en lugares donde se mezcla cultura, política e historia”, afirma, y si bien declinó comentar el conflicto entre Cataluña y España porque desconoce el tema, sí lanzó indirectamente algún símil a partir del de Cachemira. “Una intervención violenta siempre genera una resistencia mayor, la hace crecer y crea mártires que alimentarán el pulso; la fuerza, sola, nunca es una solución; pero tampoco solo hablar: a veces hablar es como ir hundiéndote en arenas movedizas, porque en las conversaciones hay muchos actores, falsos islamistas moderados, falsos moderados, y al final la sensación es que se está dentro de una residencia de locos”. ¿Y la resistencia? “También hay resistencias de varios tipos, la de los que se van a luchar a los bosques o la que puedan hacer los mismos escritores; en cualquier caso, ni es única ni tampoco es rápida”.

https://elpais.com/ccaa/2017/10/02/catalunya/1506971975_540167.html

viernes, 6 de octubre de 2017

Einstein (una vez más) tenía razón: la detección de la cuarta onda gravitacional que confirma uno de los postulados fundamentales de la Teoría de la Relatividad

Fue por mucho tiempo uno de los mayores misterios de la ciencia.

Albert Einstein estaba seguro de que existían: de hecho, las ondas gravitacionales, como las llamó, fueron una de las bases de su Teoría General de la Relatividad, uno de los postulados más innovadores y revolucionarios de la física teórica en el siglo XX.

Y este miércoles, el Observatorio Europeo de la Gravedad (EGO) en Cascina, Italia, anunció la detección, por cuarta vez, de estas ondas, generadas por la fusión de dos agujeros negros gigantes que tenían una masa alrededor de 53 veces la del Sol.
Albert Einstein
Las ondas llegaron a la Tierra en agosto pasado y se generaron a unos 1.800 millones de años luz de distancia.

La onda fue registrada casi al mismo tiempo por tres instrumentos denominados interferómetros, en el detector Virgo, un equipo subterráneo en forma de L que fue reparado recientemente.

Es la primera onda que se detecta fuera de territorio de Estados Unidos y por tres instrumentos casi al mismo tiempo.
"Si bien este nuevo evento es de relevancia astrofísica, su detección viene con un activo adicional: esta es la primera onda gravitacional significativa registrada por el detector Virgo", asegura un comunicado de los científicos de dicho laboratorio.

Otras ondas
No es la primera vez que "el sonido del universo" llega hasta la Tierra.

Por qué Einstein tuvo que esperar a que un eclipse confirmara su teoría de la relatividad

En 2015, casi un siglo después de las predicciones de Einstein, los científicos las detectaron por primera vez: un raro "sonido" proveniente del espacio era el resultado de la colisión de dos inmensos agujeros negros a unos 3.000 millones de años luz de la Tierra.

Luego, en 2016, el Observatorio Gravitacional de Interferometría Láser LIGO, en Hanford, Estados Unidos, lo detectó nuevamente, por tercera vez.

Sheila Rowan de la Universidad de Glasgow, Reino Unido, aseguró a la BBC que, tras este hallazgo, los científicos están en el umbral de una nueva comprensión de los agujeros negros.

"Es tentador ver esta nueva historia de cómo los agujeros negros se formaron y evolucionaron a través de la historia del cosmos. Esta información está casi a nuestro alcance, pero todavía no hemos llegado a ella", aseguró.

Los agujeros negros se forman al final de la vida de las supernovas, una estrellas de gran masa que implosionan, es decir, estallan hacia adentro y generan un campo magnético tan fuerte que puede incluso absorber la luz.

Qué son las ondas gravitacionales
Según Einstein, todos los cuerpos en movimiento en el espacio se "hunden" por su peso en la malla del espacio-tiempo y generan ondas, como cuando una piedra cae en un río.

Su detección se considera uno de los avances en física más importantes de las últimas décadas.

Percibir las distorsiones en el espacio-tiempo representa un cambio fundamental en el estudio del Universo, ya que permite observar antiguos eventos invisibles a los radiotelescopios o a los telescopios ópticos.

Mientras que la luz se dispersa al atravesar distintos medios -como por ejemplo, cuando llueve y se forma el arcoíris-, esto no ocurre con las ondas gravitacionales cuando se desplazan por el espacio desde su lugar de origen hacia la Tierra.

Esto permite a los científicos tener una certeza más profunda sobre lo que ocurrió en estrellas ubicadas a millones de años luz de nuestro planeta.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-41422417