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lunes, 20 de febrero de 2023

La extradición de Carles Puigdemont.

El TS español se ha situado él mismo con su conducta en la posición no de quien examina, sino de quien es examinado. Es el alumno que tendrá que aprobar el examen ante la justicia belga.

Si la querella contra Carles Puigdemont y demás miembros del Govern se hubiera interpuesto ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) y no ante la Audiencia Nacional (AN) primero y ante el Tribunal Supremo (TS) inmediatamente después, es posible que no hubiera salido de España y establecido su residencia en Bélgica. Y, en todo caso, hubiera sido seguro que una orden de detención y entrega cursada por el TSJC no habría encontrado problemas para su ejecución.

Que el TS sea juez de primera y única instancia es una anomalía difícilmente entendible fuera de España. Es algo que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha recordado en varias ocasiones. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) lo acaba de decir de manera tajante en su Sentencia de 31 de enero de 2023: “En particular, no puede considerarse un tribunal establecido por la ley…un tribunal supremo nacional que resuelva en primera y única instancia sobre un asunto penal sin disponer de una base legal expresa que le confiera competencia para enjuiciar a la totalidad de los encausados.” (FJ 100). Esto es lo que ha estado detrás de la resistencia de la justicia belga en su integridad a conceder la extradición para ser juzgado en España de cualquiera de los políticos independentistas.

Lo que no ha dicho el TJUE es que dicha anomalía sea suficiente para que un órgano judicial pueda negarse a dar cumplimiento a una orden de detención y entrega. La mera constatación de esa anomalía no basta. Pero no deja de ser relevante. Hace perder el automatismo a la ejecución de la orden de detención y entrega y abre una puerta a las personas contra las que se dictó dicha orden para que puedan ejercer su derecho a la defensa ante el órgano judicial que tenga que decidir sobre la ejecución.

La sentencia del TJUE aboca inevitablemente a un juicio en Bélgica, lugar de residencia de los políticos nacionalistas catalanes, cuya extradición se solicita para poder ser juzgados en España. El escrito que redacte el juez instructor español, formalmente será una orden de detención y entrega, pero materialmente va a ser un escrito de demanda, un escrito de parte, del que se dará traslado a las otras partes para que aleguen lo que estimen pertinente, soliciten la comparecencia de testigos y la práctica de las pruebas que consideren oportunas. En el juicio sobre la ejecución de la orden de detención y entrega ante la justicia belga, el TS español no es juez, sino parte, exactamente igual que los políticos nacionalistas catalanes destinatarios de dicha orden. Este es el “núcleo esencial” de la sentencia del TJUE.

Ya el Tribunal Supremo de Schleswig-Holstein se llevó las manos a la cabeza cuando recibió el texto de la orden de detención y entrega redactada por el juez Pablo Llarena solicitando la extradición de Carles Puigdemont y la calificó de “completamente atípica” (durchaus atypisch). En nuestra ya muy larga experiencia en este terreno, decían en el Fundamento Jurídico primero de su decisión, no hemos visto nunca nada igual. Ni probablemente lo verán en el futuro.

Esta completa atipicidad de la orden de detención y entrega va a continuar estando presente en la o las órdenes de detención y entrega que el juez Pablo Llarena tiene ahora que dictar, a fin de que Carles Puigdemont, Toni Comín, Clara Ponsatí y Lluís Puig, sean extraditados a España para poder ser juzgados por el TS. Lo que empieza de forma atípica no puede no acabar de forma también atípica. El principio del “paralelismo de las formas” opera de manera inexcusable en el ordenamiento jurídico de la democracia.

Y dicho “paralelismo de las formas” se traduce, en este caso, en que se van a invertir los roles de las partes en el juicio que tendrá lugar ante la justicia belga sobre las órdenes de detención y entrega que dicte el juez Pablo Llarena. No es la conducta de Carles Puigdemont y los demás lo que se va a analizar en dicho juicio, sino la forma en que el TS ha decidido perseguirlos penalmente.

A esto es a lo que ha abierto la puerta la sentencia del 31 de enero del TJUE. Las órdenes de detención y entrega hay que ejecutarlas, PERO, dadas las circunstancias de este caso, dada su “completa atipicidad”, los destinatarios de dichas órdenes pueden ejercer su derecho a la defensa de la manera en que se ejerce en todo Estado democrático digno de tal nombre. Los informes del Grupo de Trabajo sobre detención arbitraria (GTDA) de 25 de abril y 13 de junio de 2019 no son suficientes por sí solos para denegar la ejecución de una orden de detención y entrega, pero podrán ser evaluados, junto a las demás alegaciones, por la justicia belga a la hora de decidir sobre la extradición de Carles Puigdemont y los demás. Lo mismo ocurre con el Dictamen del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas de 30 de agosto de 2022. Y con la fundamentación jurídica de la sentencia del Tribunal de Schleswig-Holstein…

El TS español se ha situado él mismo con su conducta en la posición no de quien examina, sino de quien es examinado. Es el alumno que tendrá que aprobar el examen ante la justicia belga. Esto es lo que se deduce claramente no solamente de la fundamentación jurídica de la sentencia del TJUE, sino de la parte dispositiva de la misma, fundamentalmente de los apartados 3 y 4 de dicha parte dispositiva.

La decisión de dar respuesta al “procés” judicialmente y no políticamente ha sido un error monumental. Lo ha sido porque lo ha sido, pero lo ha sido, sobre todo, porque ya no estamos en la España del general Franco, sino en la Unión Europea, que existe básicamente como una “comunidad jurídica”, como una comunidad de países democráticamente constituidos. No tiene ejército, ni policía, ni prisiones. Su fuerza es únicamente la fuerza del Derecho. De ahí la importancia de que sea respetado de acuerdo con un canon común a todos los Estados miembros. Mientras la respuesta judicial al procés se pudiera mantener dentro de las fronteras españolas, hubiera podido operar como esperaban quienes la pusieron en marcha, el fiscal general José Manuel Maza, la AN y el TS. En cuanto la respuesta judicial salió fuera de las fronteras españolas, se comprobó que la respuesta estaba viciada y era insostenible en términos democráticos.

Lo vengo argumentando desde el principio. Y mantengo mi argumentación. Y todavía queda la decisión del TEDH sobre los recursos interpuestos contra la sentencia del TS de 20 de noviembre de 2019. Sigo manteniendo mi tesis de que esa sentencia acabará siendo declarada nula de pleno derecho por vulneración de derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Española y por vulneración de derechos reconocidos en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Debería haberlo decidido así el Tribunal Constitucional español. Pero ya se sabe que no se le pueden pedir peras al olmo.

domingo, 17 de julio de 2022

_- Olympe de Gouges, la revolucionaria francesa ejecutada en la guillotina por defender los derechos de todos

 



_- A las 6 de la mañana del 6 de octubre de 1789 María Antonieta, la reina consorte de Francia y Navarra, salió despavorida de sus aposentos en el palacio, corriendo por los pasillos aún en su ropa de cama, hasta llegar a la habitación del rey.

Golpeó desesperadamente la puerta, suplicando que lo dejaran entrar, pero tardaron en escucharla debido al estruendo de una proverbial turba enardecida que estaba asaltando Versalles.

Todo había empezado el día anterior cuando mujeres en los mercados de París, desesperadas por la falta de comida y furiosas por rumores de que se estaba acaparando el pan, se rebelaron y decidieron tomar el asunto en sus propias manos de una manera impactante y violenta.

Junto con otros miles de parisinos, marcharon horas bajo la lluvia, arrastrando cañones, cargando mosquetes, horquillas, cuchillos.
Hasta entonces, Louis el XVl se había negado a firmar la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, temiendo que llevara al fin de la monarquía.

Ahora era el rey quien estaba sujeto a los designios del pueblo, y de repente un futuro democrático parecía posible.

Pero ya no tenía opción.

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

"Sin el catalizador de la toma de Versalles propiciado por las mujeres de París, ¿Quién dice que la habría firmado?", cuestiona la historiadora Amanda Foreman en el documental de la BBC "El ascenso de la mujer".

"Había estado buscando una salida cuando las mujeres pusieron su mundo patas arriba".

La declaración
El radical documento ofrecía una nueva visión audaz para Francia, que garantizaba plenos derechos sociales y políticos... para algunos.

Las mujeres pronto descubrieron que ser ciudadanas no las hacía iguales a los ojos de la ley.

En esa época de la Ilustración, cuando la lógica y la razón supuestamente prevalecían, al filósofo Jean-Jacques Rousseau, cuyos escritos ayudaron a inspirar la revolución, no le pareció ilógico afirmar que "el hombre debe ser fuerte y activo, la mujer, débil y pasiva".

Aquello de "Liberté, égalité, fraternité" era libertad e igualdad sólo para la fraternidad, no la sororidad.

Pero hubo alguien que tuvo el coraje y la convicción de denunciar por escrito que la Declaración de los Derechos del Hombre estaba incompleta sin los derechos de la mujer: Olympe de Gauges.

Retrato anónimo de Olympe de Gouges, 1784. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto, Retrato anónimo de Olympe de Gouges, 1784.

En 1791, expuso el sesgo que sustentaba ese documento publicando su propia Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana.

La otra declaración
"Considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobernantes...", empieza diciendo en el preámbulo del documento que, como su par, se compone de 17 artículos.

"La revolución francesa había prometido darle la espalda al despotismo y la religión haciendo hincapié en la razón y la naturaleza", explica su biógrafo Olivier Blanc.

"Esas dos nociones son esenciales en el siglo XVIII, y Olympe se basa en ellas".

Artículo IV
"La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que le pertenece al otro; así el ejercicio de los derechos naturales de la mujer no tienen más límites que la tiranía perpetua que el hombre le impone. Esos límites deben de ser reformados por las leyes de la naturaleza y de la razón".

Además hablaba de que la libertad y la justicia son el motor impulsor de los derechos de las mujeres.

Y exigía tanto derechos políticos como civiles.

Artículo VI
"(...) todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, siendo iguales ante sus ojos (de la ley), deben de ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades, y sin otras distinciones que aquellas de sus virtudes y sus talentos".

Pero además de derechos, las mujeres debían tener deberes, los mismos que los de los hombres, como lo expresó en el artículo que más famoso se haría, por la frase que vaticinaría su futuro:

Artículo X
"Nadie debe ser molestado por sus opiniones, incluso fundamentales. Si la mujer tiene el derecho de subir al patíbulo, ella debe tener igualmente, el derecho de subir a la tribuna; mientras que sus manifestaciones no alteren el orden establecido por la ley".

No sólo eso
"La Libertad guiando al pueblo", Eugène Delacroix en 1830 FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

La libertad a veces tuvo cara de mujer, pero la Revolución no. ("La Libertad guiando al pueblo", Eugène Delacroix en 1830).

Parte de otro artículo, el XI, deja entrever una de las causas que defendió, por experiencia propia.

"Toda ciudadana puede en consecuencia decir libremente, soy madre de un hijo que le pertenece, sin que un prejuicio bárbaro la forcé a disimular la verdad".

En su certificado de nacimiento decía que había nacido en Montauban en 1748, que su nombre era Marie Gouze y que su padre era un carnicero.

Pero ella dijo que siempre supo que realmente era hija ilegítima del marqués Jean-Jacques Lefranc de Pompignan, un reconocido magistrado y escritor que había sido amigo de su madre.

A los 17 años la casaron contra su voluntad con un comerciante, quien murió tres años más tarde dejándole un hijo, al que adoraba, y la privilegiada posición de viuda a la que nunca renunció, pues no sólo repudiaba el matrimonio sino que le permitía una libertad que no estaba al alcance de las mujeres solteras o casadas.

Pero en vez de identificarse como "la viuda de...", como dictaban las normas sociales, adoptó el nombre de Olympe de Gouges.

Cuando se enamoró del rico empresario Jacques Biétix de Rosières se fue con él a París y, aunque no contaba con una educación formal, se fue haciendo un nombre en el mundo literario y político particularmente por los temas que abordaba.

Retrato de Olympe de Gouges (Detalle), finales del siglo XVIII. Artista: Alexandre Kucharski. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Retrato de Olympe de Gouges (Detalle), finales del siglo XVIII. Artista: Alexandre Kucharski.

Luchó por los bastardos, alegando que los hijos ilegítimos debían tener las mismas protecciones que los legítimos.

Abogó por la instauración del divorcio y propuso para los cónyuges un contrato anual renovable.

Criticó la falta de universalidad de la Constitución de la nueva Francia, que sólo le concedió el sufragio a hombres blancos propietarios de tierra, dejando a gran parte de la población sin voz ni voto.

Y fue una abolicionista comprometida cuando no muchos lo eran.

Escribió una obra teatral que giraba en torno a la igualdad racial y dejaba hablar a los esclavos.

"Nos usan en estos climas como usan animales en los suyos. Vinieron aquí, se apoderaron de nuestra tierra, nuestra riqueza y nos esclavizaron en recompensa por las fortunas que nos robaron.

"Los campos que cosechan están sembrados de cadáveres de nativos y se riegan con nuestro sudor y nuestras lágrimas", dice Zamor, uno de los personajes principales.

Colonización francesa: venta de un esclavo en el siglo XVIII. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Colonización francesa: venta de un esclavo en el siglo XVIII.

"La esclavitud de los negros" fue aceptada por la Comédie Française -un gran logro en la época- y puesta en escena en 1792.

Cuando el lobby colonial, muy rico y patrocinador del teatro, vio en el escenario a hombres como los que mantenían en grilletes representados como seres sintientes, se aseguró de que las funciones se suspendieran tres días después del estreno.

Oídos sordos
Su declaración de los derechos de la mujer tampoco tuvo el efecto deseado en su momento, a pesar de que "siempre enviaba sus escritos políticos al presidente y a varios diputados de la Asamblea Nacional, y también a los directores de los periódicos y a todos los clubes políticos", como cuenta Blanc.

"Quería al menos que se debatieran los derechos de las mujeres en la Asamblea, pero nunca se incluyó en la agenda".

De hecho, en 1793, todo debate se cerraría, con el comienzo del período de El Terror, que buscó reprimir actividades contrarrevolucionarias y durante el cual hubo centenares de ejecuciones.

Entre las medidas que se tomaron, se les prohibió a las mujeres reunirse con grupos de cinco o más, no fuera que repitieran algo como la Marcha de Versalles.

La revolución pasó de ser un medio de liberación para ellas a un instrumento de su opresión.

Sin defensa
Pronto, la marea política se volvió contra moderados como Olympe.

Cuando los jacobinos prohibieron las expresiones de disidencia, ella se negó a permanecer en silencio, arriesgando su vida.

No sólo llamó a rechazar la violencia, sino que distribuyó un cartel incendiario llamado "Las tres urnas" que instaba a los franceses a votar para decidir por sí mismos cuál forma de gobierno les favorecía más: una república unitaria, un sistema federal o una monarquía constitucional.

"Las tres urnas". Pie de foto, "Las tres urnas", el documento que la condenó.

Fue un acto suicida, señalan los versados, pues seguramente sabía que la Convención Nacional no admitía desafíos a su poder soberano y que su facción dominante, los jacobinos, dejaba claro en cada decreto que la estructura ideológica de su Estado no era negociable: la República, era una e indivisible.

Las autoridades la arrestaron bajo cargos de sedición, y el tribunal revolucionario la condenó a muerte.

En su expediente consta que todo se basó en acusaciones: únicamente hubo testigos en su contra.

Tampoco tuvo abogado, pues el tribunal dictaminó que se podía defender sola.

El 3 de noviembre de 1793, a los 45 años de edad, la vida de Olympe terminó de la misma forma que la de María Antonieta dos semanas antes.

La "virago"
Pocos días después, La Feuille du Salut Public, el diario oficial de los revolucionarios, reportó su condena diciendo:

"Olympe de Gouges, nacida con una imaginación exaltada, tomó su delirio por una inspiración de la naturaleza.

"Empezó diciendo tonterías y acabó adoptando el proyecto de los pérfidos que quieren dividir Francia: quería ser estadista y parece que la ley castigó a esta conspiradora por haber olvidado las virtudes propias de su sexo".

Grabado de Olympe de Gouges. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto, Grabado de Olympe de Gouges.

Ese mismo día, el presidente de la Comuna de París, Pierre-Gaspard Chaumette, uno de los arquitectos de El Terror, puso como ejemplo a Olympe como advertencia a las mujeres "desnaturalizadas" que quisieran "ir a los lugares públicos, a las galerías a escuchar discursos, al bar del senado".

"Acuérdense de esa virago, de esa mujer-hombre, de la Olympe de Gouges desvergonzada que abandonó todos los cuidados domésticos, para involucrarse en la República […] Este olvido de las virtudes de su sexo la llevó al patíbulo".

"Es una terrible ironía que una de los revolucionarias más elocuentes del siglo XVIII haya sido ejecutada en la plaza de la Concordia por ser una supuesta traidora a la revolución, y la pregunta es por qué", declara la historiadora Amanda Foreman.

"Yo creo que es porque, siendo mujer, irrumpió la esfera de la política y utilizó las herramientas supuestamente masculinas de la razón, el ingenio y la lógica para promover una agenda feminista".

En reversa
La ejecución de Olympe marcó el comienzo de una reacción política contra las mujeres.

Mujeres disfrazadas llevando carteles con la imagen de Olympe de Gouges, en el Día Internacional de la Mujer 2021 en Valencia, España. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Olympe de Gouges presente en el Día Internacional de la Mujer 2021 en Valencia, España.

En 1795 se les prohibió la entrada a la Asamblea Nacional, se les ordenó que se quedaran en casa y se abstuvieran de tener opiniones propias.

Cuando Napoleón se convirtió en emperador instituyó el Código Napoleónico, que le dio a los padres y maridos el poder supremo sobre sus hijas y esposas.

En 1804 las mujeres eran tan impotentes, si no más, como las que habían antecedido a las que marcharon a Versalles en 1789.

Para las francesas, el Código fue el legado más perdurable de la revolución, pues rigió sus vidas hasta mediados del siglo XX.

Sólo obtuvieron el voto en 1946 y pasaron otros veinte años antes de que pudieran trabajar sin permiso de sus maridos.

"Pero las batallas de la revolución francesa no fueron irrelevantes", subraya Foreman.

"Mujeres como Olympe de Gauges encendieron las llamas del feminismo moderno y una vez que prendidas, no había marcha atrás".

El legado de Olympe empezó a redescubrirse en el siglo XX, tras casi dos siglos de olvido.

Su Declaración de los Derechos de la Mujer y Ciudadana encontró su lugar -y, finalmente, su tiempo- entre los textos fundamentales de la emancipación femenina.

Hoy, según le dijo a la BBC la historiadora y autora Catherine Marand-Fouquet, "es reconocida en todo el mundo como un brillante ejemplo de la defensa de los derechos humanos".

lunes, 28 de febrero de 2022

Se cumplen 36 años del asesinato del primer ministro de Suecia. Olof Palme protestó contra los bombardeos norteamericanos en Hanói

 

El arte, el arte de verdad, es fuerte, indomable, testarudo. Es como el amor, nunca se puede aniquilar y puede vivir incluso en tiempos difíciles y en condiciones primitivas. Por eso el hombre en todas las épocas ha logrado crear arte, ha tenido la fuerza para escribir en tiempos de guerra, ha podido cantar en la desgracia. (Olof Palme, México, febrero 1984) 

 El 28 de febrero de 1986, a las 23:21 horas, el primer ministro sueco socialdemócrata, Olof Palme, fue alcanzado por una bala en pleno centro de Estocolmo.


Después de haber visto la película “Los hermanos Mozart”, en el Cine Grand, caminaba por la calle junto a su esposa Lisbet Palme. De pronto, en el cruce de las calles Sveavägen – Tunnelgatan (hoy la calle Olof Palme), él y su mujer fueron impactados por dos tiros que salían de un potente revólver Magnum Smith & Wesson de calibre 357. El tiro que recibió Palme no lo mató en el acto, pero fue mortal porque falleció 45 minutos después en el hospital de Sabbatsberg. Mientras que su mujer fue herida, pero no de gravedad. Fuentes fidedignas revelaron que Palme era un hombre que valoraba su vida privada, y que no le gustaba la protección. Por eso, esa tarde rechazó la seguridad de un guardaespaldas.

Al principio de la investigación se sospechaba de un extranjero como autor del crimen: un kurdo de Irak, miembro del grupo guerrillero PKK, entrenado por la KGB, un asesino profesional chileno, una persona vinculada al Gobierno de Sudáfrica y el ex mercenario yugoslavo, Ivan von Birchan, dijo que la CIA le había ofrecido dos millones de dólares para asesinar a Olof Palme. Luego existieron otros sospechosos suecos, siendo los más notorios para la investigación: Christer Pettersson, un alcohólico que estuvo detenido en prisión casi un año como presunto criminal de Palme. Y Stig Engström, un diseñador gráfico que trabajaba en la Empresa de seguros Skandia. De ahí que figura en las investigaciones como “El hombre de Skandia” (Skandiamannen). Engström y Pettersson han muerto hace mucho tiempo.

Stig Engström fue el primer testigo del crimen. Y declaró que fue él, la primera persona que socorrió a Palme herido de muerte. De acuerdo a sus palabras, ese día se quedó en su oficina trabajando hasta altas horas de la noche. Y cuando se iba a su casa, se topó con Lisbet Palme y su marido tirado en la calle sangrando. La Policía consideró que sus declaraciones eran contradictorias y pasó a ser considerado un sospechoso del macabro asesinato. Lo extraño y curioso de esta historia, es que la Policía no investigó a fondo a Engström. Y por todo lo que se descubrió muchos años más tarde, da la impresión que las indagaciones, referentes a Engström, se quedaron empolvadas en algún estante de los Archivos de la Policía.

Según la página digital de la Policía sueca, la investigación sobre Olof Palme contiene 22.430 hojas y figuran 90.000 personas. Se han tomado declaraciones a más de 10.000 personas, 134 personas han confesado ser el asesino de Palme, de las cuales 29 lo han hecho directamente en la Policía. A decir verdad, la Policía cometió graves errores desde los primeros instantes del asesinato. Por ejemplo, no precintaron la zona donde ocurrió el homicidio. Las balas fueron encontradas por una persona que caminaba por la calle. La Policía también fue criticada por la manera de llevar a cabo los interrogatorios a la viuda Lisbet Palme. Y a medida que pasaba el tiempo se sumaban otras críticas. En el año 2020, es decir, después de 34 años del magnicidio de Olof Palme, la Fiscalía sueca decidió poner fin a la investigación; alegando que ha muerto la persona sospechosa del crimen. Y el fiscal, Krister Petersson, señala como sospechoso principal a Stig Engström. Y continúa: “el material que ha surgido no es suficiente para que un tribunal considere que Engström sea culpable”. El mensaje de Petersson es ambiguo y da lugar a muchas interpretaciones. Cabe indicar que Stig Engström se quitó la vida en junio de 2000.

Y entre este meollo de juicios, conjeturas y sospechas; el asesinato de Olof Palme ha pasado a ser una historia en donde se mezclan muchísimas teorías de conspiración. Toda la trama y el supuesto autor del crimen superan la ficción. En las novelas policiacas donde ocurre un crimen, al final el asesino es descubierto. Pero en este caso, el supuesto asesino gozó de libertad y decidió suicidarse. Lo tragicómico de esta narración es que Stig Engström estaba en las manos de la Policía desde el primer minuto de la pesquisa. Entonces podríamos decir que el atentado contra Palme y las investigaciones en torno al criminal, han dado lugar a una novela policiaca que no tiene fin. Todo esto ha hecho volar la fantasía de muchos periodistas, investigadores, intelectuales y escritores de todo el mundo. Se han escrito notas, artículos, libros y documentos. Finalmente la novela negra, inspirada en el asesinato de Palme, se ha llevado a la pantalla con el nombre de El asesino improbable (Netflix).

Olof Palme era un hombre controvertido, inteligente y ha hecho mucho por Suecia. Su lenguaje político hacía temblar al adversario. Amado por muchos y odiado por otros. Gracias a él se han realizado grandes conquistas sociales que son vigentes hoy en día. Entre otras cosas: la posibilidad de un préstamo para estudios universitarios, el derecho a 16 meses de baja de maternidad cobrando el 80% del sueldo, el cuidado de los ancianos y minusválidos alcanzó altos niveles, se introdujeron subsidios para la vivienda y subsidios para niños y niñas menores de 18 años.

Fue un defensor acérrimo de los Derechos Humanos, de la paz mundial y de los países en vías de desarrollo. Luchaba contra las injusticias sociales, los abusos de Estados Unidos, el régimen del apartheid y apoyaba al Congreso Nacional Africano. En 1968 participó en una manifestación anti-norteamericana, y junto al Embajador de Vietnam del Norte en Moscú marcharon, por las calles de Estocolmo, con teas en las manos como una señal de protesta contra los bombardeos norteamericanos en Hanói. Palme comparó esos bombardeos con la de los nazis, y pasó a ser un enemigo de Estados Unidos. Entonces el Gobierno de Lyndon B. Johnson retiró a su embajador de Estocolmo.

Suecia, a pesar de ser un país pequeño, ha buscado maneras de influir en la política internacional, sobre todo, para promover la seguridad y la paz mundial. En este contexto, Olof Palme, como representante especial de la ONU, jugó un papel importante como mediador en el conflicto bélico entre Irán e Iraq. Apoyó firmemente a los movimientos de liberación de América Latina y del mundo. Su brillante pensamiento pacifista fue plasmado en conceptos de seguridad que están definidos por la Comisión Independiente sobre el Desarme y la Seguridad (Comisión Palme). Su preocupación por la seguridad internacional y el desarme, lo llevó por diferentes países del mundo a exponer sus ideas sobre este tema. Decía que no se alcanzaba la paz atemorizando al enemigo con un poderío bélico.

El 6 de abril de 1986, Palme tenía que viajar a la ex Unión Soviética para conversar con Mijaíl Gorbachov sobre el desarme nuclear, pero fue abatido con un tiro certero un mes antes. Desde entonces el mundo está, cada vez, más chiflado. La diplomacia y el desarme han fracasado. La paz mundial y la justicia se alejan como parte de los sistemas estructurales civilizados y orientados hacia la humanidad. Estados Unidos sigue con sus ínfulas de ser los dueños del mundo. Y, por consiguiente, quieren instalar bases militares en todos los rincones del Planeta, incluso en las narices de Rusia. Este paradigma militar de supremacía trasnochada, ha sido el principal fundamento para que el Gobierno de Biden hiciera caso omiso a la petición rusa para conservar la paz. Pues ahora los cielos de Europa se han puesto tenebrosos a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania. Ojalá que ningún loco apriete el botón rojo del apocalipsis. Los pueblos y las naciones del mundo quieren vivir en paz sin Ejércitos alienados, ni gobiernos empeñados en armarse hasta los dientes. Ahora más que nunca se debe apelar a las ideas planteadas por la Comisión Palme porque conducen a la vía más adecuada para alcanzar, la tan anhelada paz mundial.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

https://rebelion.org/olof-palme-protesto-contra-los-bombardeos-norteamericanos-en-hanoi/

viernes, 14 de enero de 2022

_- No es el gobierno, es Casado y el PP quienes apoyan a dictaduras.

_- Publicado en Público.es el 26 de noviembre de 2021 

El secretario general del PP, Pablo Casado, recibió hace unos días al dirigente de la oposición cubana, Yunior García, y aprovechó la ocasión, como es habitual en él, para arremeter contra Pedro Sánchez y su gobierno.

Después de la entrevista que mantuvieron, Casado se dirigió al presidente diciéndole que «debe liderar la posición de la Unión Europea para exigir democracia en Cuba», afirmando que en la isla hay «una dictadura terrible con miles de asesinatos y presos políticos».

La existencia de una dictadura en Cuba es una evidencia que no admite discusión, si se considera que lo es cualquier régimen político en el que no haya elecciones libres ni plenas libertades reconocidas a toda la ciudadanía sin distinción. Sin embargo, es mentira que allí se cometan miles de asesinatos y que haya miles de presos políticos.

No hace falta ser un lince para saber que si fuese verdad que allí hay miles de asesinatos, lo estarían denunciando y relatando sin cesar todos los medios de comunicación del mundo «libre». Si basta con que se reprima una sola manifestación en cualquier lugar de Cuba para que se informe de ello en los informativos, ¿cómo se puede creer que haya habido miles de asesinatos sin que se haya dicho nada de ellos durante años?

También es mentira que en Cuba haya «miles de presos políticos». Ya estaría mal que hubiera uno solo pero lo cierto es que no hay miles.

Es muy difícil saber cuál es la lamentable realidad de los presos políticos en todo el mundo. En el caso cubano, tomaré como buenos, sin riesgo de que puedan proceder de una fuente que los oculte, los datos que proporciona la organización Prisioners Defenders. Es una organización no gubernamental anticastrista dedicada a defender los derechos humanos, aunque en realidad centrada en la situación cubana y cuya información suelen asumir como buena el Parlamento Europeo, Naciones Unidas, Amnistía Internacional o el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Pues bien, según esta organización, en noviembre del año pasado había en la isla 137 condenados y presos políticos y en la actualidad esa cifra habría subido a 683, como consecuencia de las detenciones por las movilizaciones que se han llevado a cabo en los últimos meses (el listado completo aquí).

Miente, por tanto, Pablo Casado cuando dice que son miles.

He dicho que un solo preso político me parece mucho, así que no estoy tratando de justificar los que haya en Cuba. Deberían estar en libertad. Lo que quiero señalar porque me parece que es lo importante es que el líder de la derecha española exagera la situación de Cuba mientras que silencia constantemente la vulneración mucho más grave de los derechos humanos que se lleva a cabo en otros países.

Casado y su partido se envalentonan cuando se trata de condenar la falta de democracia en Cuba y se callan ante la represión y falta de libertades mucho más flagrante que se sufre en otros países de los que, por el contrario, se manifiestan como fieles aliados o con los que defienden que se estrechen todo tipo de relaciones.

¿Por qué critica Casado a Cuba y no condena que nada más y nada menos que el Rey Juan Carlos se haya ido a Emiratos Arabes, en donde también hay presos políticos y se tortura a quienes defienden las libertades y los derechos humanos? ¿Por qué Casado y su partido no solo no han condenado sino incluso aplaudido golpes de estado que han acabado con la democracia y las libertades en otros países?

¿No es extraño que se ponga tanto énfasis en la falta de libertades de Cuba y se mienta sobre el número de presos políticos cuando, al mismo tiempo, se calla que en otros países hay cien veces más presos y mucha menos libertad?

Si Pablo Casado y su partido están verdaderamente preocupados por defender la democracia y la libertad en el mundo, ¿por qué no denuncian todos los casos en las que faltan o se violan, en lugar de mencionar siempre los mismos casos?

Si realmente quisieran defenderlas tienen bastante fácil descubrir cuál es su enemigo principal.

La organización independiente Freedom House, tampoco sospechosa de ser proclive a ideas progresistas, elabora un listado de países “no libres”, en los que se carece de democracia y no se respetan los derechos humano. Son los que deberían merecer la condena de cualquier persona que honestamente se proponga luchar a favor de la democracia y los derechos humanos.

Seguir aquí.

jueves, 19 de agosto de 2021

_- El triunfo talibán malogra 20 años de sacrificio español con 104 muertos y más de 3.500 millones en gasto militar

_- «Fallecieron dando lo mejor de sí mismos, sus vidas jóvenes, para dar la paz y la libertad a otros”, solemnizó Margarita Robles hace poco más de tres meses en referencia a los más de 100 militares españoles muertos en Afganistán. La toma de Kabul por los talibanes, con su ideología fundamentalista y opresiva a cuestas, oscurece hoy las palabras de la ministra de Defensa, pronunciadas el 13 de mayo con motivo del regreso a España de las últimas tropas destinadas al país centroasiático. Sí, la palabra «libertad» suena ahora casi a sarcasmo.

Tras cerca de 20 años de participación en el conflicto, con el servicio de más de 27.000 hombres y mujeres, más de 3.500 millones de euros gastados y 104 muertos, entre ellos los 62 del Yak 42, España deja su operación internacional más larga y que más bajas ha causado en democracia –según recalca en un informe el Instituto de Seguridad y Cultura–, sin haber cumplido el objetivo central de consolidar un Estado estable, democrático y con derechos garantizados en el que los fundamentalistas no fuesen un actor político clave.

Todas las sombras que se pretendía disipar –Afganistán como infierno para la mujer, refugio de terroristas y epicentro de una crisis de refugiados– se ciernen ahora sobre la tierra de los «señores de la guerra».

La participación española
El análisis del papel español obliga a mirar al 11S. Bush reaccionó de manera fulminante tras concluir que el régimen talibán daba amparo a Bin Laden. Era el inicio de la «guerra global contra el terrorismo», que encontraría continuidad en Irak bajo la falsa excusa de las armas de destrucción masiva. A diferencia de la invasión de Irak, la invasión de Afganistán sí tuvo amparo de la ONU. España se sumó desde el minuto 1. El Consejo de Ministros, en sesión de 27 de diciembre de 2001, aprobó el despliegue con José María Aznar como presidente y Federico Trillo como ministro de Defensa.

Las primeras tropas, 350 militares, llegaron en enero de 2002. El primer objetivo era prestar apoyo médico y logístico, así como buques y helicópteros, a la misión «Libertad Duradera», nombre que casi 20 años después ha quedado dramáticamente desmentido con la toma de Kabul por los talibanes.

Hasta 2014, la participación española se enmarcó en la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), una coalición de la OTAN liderada por Estados Unidos. España se hizo cargo de la reconstrucción de la provincia de Bādgīs, al noroeste, con capital en Qala-i-Naw. La participación española estuvo «principalmente dirigida a contribuir a la estabilización y la gobernanza de Afganistán», según el balance del Instituto de Seguridad y Defensa, centrado en asuntos de defensa y extremismo.

El grueso de las fuerzas españolas empezó a retirarse a partir de 2015, con la práctica finalización de las operaciones de combate y el comienzo de la operación Apoyo Decisivo, bajo mando de la OTAN. España mantuvo en torno a medio millar de efectivos, «centrados en el adiestramiento, asesoramiento y mentorización» de militares y policías afganos, según Defensa. A ello se sumaba el control del aeropuerto de Herat, al oeste del país. A finales de 2015, una vez Obama había anunciado ya la salida progresiva de sus tropas, España dejó Herat y redujo su despliegue a un contingente mínimo en Kabul. En 2018 adaptó su aportación a esta misión con el despliegue de una Fuerza de Operaciones Especiales, unidad que se replegó el en mayo de 2021, en lo que supuso el regreso a casa de las últimas tropas en el país centroasiático, en la estela de Estados Unidos.

104 muertos, 3.500 millones y el Yak 42
La guerra ha supuesto para España 104 muertos, según el Departamento de Seguridad Nacional del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Los fallecidos son 97 militares, tres guardias civiles, dos policías nacionales y dos intérpretes.

Tres hechos trágicos marcan el capítulo luctuoso. El primero es el accidente en 2003 del avión Yak 42, cerca del aeropuerto de Trebisonda, en Turquía, con 62 militares muertos. La responsabilidad del accidente fue de Defensa, siendo ministro Federico Trillo, según dictaminó el Consejo de Estado. El caso se elevó a escándalo por las deficiencias del vehículo, la errónea identificación de los cuerpos y las mentiras denunciadas por los familiares. María Dolores de Cospedal, siendo ministra de Defensa, llegó a pedir perdón «en nombre del Estado«. Otro accidente, en este caso de un helicóptero Cougar, costó la vida a 17 soldados españoles en 2005 al sur de Herat. El tercer acontecimiento fue el ataque a la embajada en Kabul en 2015, que causó la muerte de dos policías. La embajada «no contaba con la seguridad necesaria», según el Instituto de Seguridad y Cultura, que considera que los dos accidentes y el asalto «plantearon dudas sobre la gestión del despliegue, tanto a nivel de recursos como operativo».

El coste de la participación española ha superado holgadamente los 3.500 millones. La cifra fue aportada por Defensa al cierre de la misión de la ISAF. Es decir, se deja fuera al menos el periodo 2015-2021. infoLibre preguntó al ministerio por el coste total, sin respuesta. Álvaro De Argüelles, especialista en estudios internacionales y derecho y colaborador de El Orden Mundial, recalca que el grueso del esfuerzo se realizó entre 2002 y 2014, con lo que esos 3.500 millones pueden ser una cifra «representativa» del coste de la guerra para las arcas públicas, aunque lógicamente por lo bajo. «Desde 2015, el papel español ha sido mucho menos relevante», añade. El Centro Delàs de Estudios por Paz suma a los 3.500 millones casi 198 millones más de la participación española en la operación paralela Libertad Duradera.

Un legado en peligro
El balance de Defensa destaca la tarea de adiestramiento, 1.400 misiones de desactivación de explosivos, los trabajos en el aeropuerto de Herat y la creación de infraestructuras de primera necesidad. «Las misiones españolas han tenido esa impronta humanitaria y de empatía con los más vulnerables, en orfanatos y colegios de Qala-i-Naw, siendo testigos de la integración de niños y niñas en sus aulas», señalaba Defensa en mayo.

De Argüelles, de El Orden Mundial, coincide en destacar que, al haber sido asignada a España una provincia «relativamente estable, sin máximo riesgo militar», las tareas se centraron en el «desarrollo de la zona». «Cuando llegó España [a Bādgīs], ni siquiera podía hacer aterrizajes, porque no había un kilómetro de carretera asfaltada. A veces se habla de áreas medievales, y es en cierto modo un cliché, pero lo cierto es que es una zona muy atrasada», señala De Argüelles, que destaca el papel de la Agencia de Cooperación.

El avance talibán, señala De Argüelles, tendrá un impacto especialmente negativo en todo lo relacionado con las fuerzas policiales y militares afganas, así como con el intento de construir un «nuevo Estado». ¿Qué quedará ahora de eso, elementos centrales del empeño español? Poco, es de temer. «Quizás lo que quede sean las infraestructuras», añade el investigador, pendiente aún de qué uso les darán los talibanes. Y está también, dice, «la semilla» dejada, sobre todo en derechos de las mujeres. Semilla que ahora puede ser pisoteada. Le preocupa además el destino de todas las armas facilitadas por Occidente a policías y militares locales.

En la estela de Estados Unidos
En un artículo de mayo en eldiario.es, Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, hacía un balance aún más sombrío, poniendo el énfasis en el «férreo secretismo», así como en el «empeño en hacer pasar por acción humanitaria» la reconstrucción de Qala-i-Naw, «cuando en realidad eran acciones que servían al cumplimiento de la misión militar». No obstante, la causa central de crítica es que el papel de España haya venido determinado, más que por la realidad de Afganistán, por el deseo de contentar a Washington, en especial como compensación de la retirada de Irak en 2004 con José Luis Rodríguez Zapatero.

«La manera de restañar la herida […] fue aumentar el volumen del contingente en Afganistán, aunque para ello hubiera que retirar el desplegado hasta aquel momento (marzo de 2006) en Haití. Se atendía, así, no a las necesidades afganas, sino a la urgencia por recuperar una buena relación con EEUU, aunque eso conllevara el subsiguiente enfado de Brasil (como líder de la operación de la ONU en Haití) y una pérdida de protagonismo en el ámbito latinoamericano», añade Núñez Villaverde, para quien ningún gobierno ha tenido «estrategia propia».

Es un diagnóstico de todos los analistas: España ha ido actuando conforme guiaba la Casa Blanca, tanto con Bush como con Obama, Trump –cuya Administración acordó con los talibanes en 2020 la salida de las tropas de EEUU– y finalmente con Biden, que aceleró la salida. «Eso, inevitablemente, nos hace compartir sus equivocados enfoques y, del mismo modo, una derrota sin paliativos», analiza Núñez Villaverde.

También observa enfoques equivocados Alejandro Pozo, investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz, que ya hacía un diagnóstico crítico en un análisis de 2014, donde recalcaba que «la misión más costosa de la historia del intervencionismo militar español, tanto en términos humanos como económicos», se había servido de un barniz humanitario que disimulaba la realidad. «Al menos 92 de cada 100 euros destinados por España a Afganistán han sido estrictamente militares, para financiar las operaciones ISAF y Libertad Duradera. Los 8 euros restantes tendrían una lógica […] de mejora de la aceptación de la población local y de facilitación de la presencia militar y su seguridad. En España, esos proyectos han contribuido a justificar políticamente la presencia militar en Afganistán», escribía Pozo, que alertaba de que ni el desarrollo en infraestructuras se prolongaría más allá de la intervención militar, ni el terrorismo había sido neutralizado, ni el avance en derechos se había consolidado. Ahora, en conversación con infoLibre tras la toma de Kabul por los talibanes, se expresa desde la «tristeza», pero también desde la «rabia» por una intervención militar que considera errónea y de la que ve a España como comparsa de los intereses de Estados Unidos.

«Entre no hacer nada, que era lo que Estados Unidos hacía en Afganistán por su población antes del 11S, y desplegar cientos de miles de soldados hay muchas opciones que no se han explorado. Se optó por la intervención militar y ahí entró España, sin chistar», señala Pozo, que rechaza el argumento a favor de la guerra, usado durante las últimas dos décadas, según el cual Afganistán había mejorado significativamente gracias a la intervención. «EEUU ha gastado 1 billón de dólares, que era 400 veces el PIB de Afganistán en 2001, a pesar de lo cual sigue ocupando la antepenúltima posición en el Índice de Desarrollo de Género de 2019 del PNUD y la última en el Índice de Paz Global del Instituto por la Economía y la Paz. Lo que está pasando es tristísimo, pero no es que se haya pasado del cielo al infierno. Las mejoras alcanzadas no se corresponden ni de lejos con un gasto de esas dimensiones».

¿Qué se podía haber hecho? Pozo señala que Afganistán arrastra un problema histórico de intervencionismo, siendo escenario de «miniguerras frías» entre India y Pakistán o Arabia Saudí e Irán, entre otras. «La estrategia de EEUU, en vez de trabajar para reducir esas injerencias y crear relaciones diplomáticas y de cooperación, ha sido tirar bombas. Se han dedicado a intentar ganar influencia y reducir la de rivales directos, observando a Afganistán como un espacio vacío que se podía ocupar», explica.

¿Y España? El Gobierno, dice Pozo, «tiene que dar una explicación». Como recuerda el investigador, el comandante del mando de Operaciones, general Francisco Braco, le dijo al rey «misión cumplida» en mayo, una afirmación que el tiempo pone más que en cuestión. «Si la misión era echar un cable a Estados Unidos, en efecto, sí, ha sido una misión cumplida. Pero esto jamás se ha explicado. Estados Unidos no necesitaba nuestra fuerza militar. Hemos sido más útiles con la cesión de espacio aéreo y bases militares y dando cobertura política internacional a la intervención. El coste ha sido de más de cien vidas y 3.500 millones. ¿Para qué ha servido, exactamente? Ahora deben explicarlo».

La teoría y la realidad
La situación actual, con los talibanes dominando Kabul, conmociona al mundo. Pero había voces que advertían de un escenario así. El Instituto Español de Estudios Estratégicos, un think tank encuadrado en Defensa, publicaba esta alerta en marzo, en un informe de Óscar Ruiz, militar destinado en el Cuartel General de la OTAN en Bélgica, y Pilar Rangel, profesora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Málaga: «La multitud de factores (terrorismo, drogas, Pakistán, corrupción, refugiados, pobreza extrema…) hacen temer lo peor si se produce una salida del país poco planeada y precipitada por parte de las tropas aliadas, pudiendo dejar esta situación a Afganistán a merced de los talibanes, que ni ocultan su deseo de instaurar un Estado Islámico con estricta aplicación de la sharía, ni por el momento han cortado sus vínculos con Al Qaeda».

Esta advertencia contrasta con las palabras optimistas de la ministra de Defensa, Margarita Robes, en abril: «Las líneas generales del plan de repliegue propuesto por los EEUU ofrecen margen suficiente para asegurar que se consoliden los progresos democráticos alcanzados en el país en materia de derechos humanos, educación y el bienestar de las mujeres y los niños».

Álvaro De Argüelles advierte de otro flanco todavía abierto: la salida de los residentes españoles, el personal de la embajada y los afganos que han colaborado. En descargo del Gobierno, señala, puede alegarse que «nadie esperaba que el avance talibán fuera de tal velocidad, si bien deja una pregunta en el aire: «¿Por qué no se hizo al revés? ¿Por qué no se sacó primero a toda la gente y después se hizo la retirada militar?».

Fuente:
https://www.infolibre.es/noticias/politica/2021/08/17/el_triunfo_taliban_malogra_esfuerzo_espanol_tras_104_muertos_mas_500_millones_123626_1012.html

sábado, 9 de enero de 2021

_- Haití: la primera revolución social victoriosa trazó el camino de la independencia.

_- El 1 de enero de 1804 se proclamó la Independencia de Haití del sistema colonialista francés, marcando un precedente que Hispanoamérica no alcanzaría sino hasta dos décadas después. Haití fue el segundo país independiente del continente americano, después de Estados Unidos, que la había proclamado en 1776, pero el hecho tuvo un alcance social y político más profundo en la isla caribeña que en Norteamérica.

El surgimiento de Haití como Estado nación es un producto diáfano de un proceso de revolución social: la lucha por la libertad contra el modo de producción esclavista del sistema de plantaciones y contra toda forma de racismo.

Justamente por eso la historiografía liberal hispanoamericana ha procurado ignorar la independencia y la revolución haitiana porque lo que más han temido, desde entonces y hasta ahora, es que los sentimientos, las aspiraciones y los métodos que movieron a los sectores sociales más explotados, oprimidos y discriminados de la isla de Saint-Domingue se contagiaran a las clases populares del resto del continente.

En Haití la historia no puede ocultar que, la independencia y la creación del Estado nacional, son el fruto de la lucha de clases, el producto de una profunda revolución social contra el sistema esclavista. La independencia es una consecuencia, cuando queda demostrado que la metrópoli francesa no está dispuesta a tolerar las mínimas garantías democráticas para sus colonias, menos la libertad, la igualdad y la fraternidad que pregonaba.

En la historia hispanoamericana la lucha de clases también fue el motor del que deriva la independencia, pero la historiografía ha logrado ocultar el hecho detrás mitos nacionales, mitos que enmascaran los intereses y el papel jugado por las clases dominantes, deformando los acontecimientos.

El pueblo haitiano ha tenido que pagar una factura muy cara, que le impuso el mundo desde entonces hasta el presente, por haber sido verdadero faro de civilización, libertad, igualdad y fraternidad, y por haber demostrado cuán hipócritas sonaban esos mismos conceptos en boca de los políticos y los ilustrados franceses, salvo el caso muy excepcional de Robespierre, tal vez.

Por esa razón, en el siglo XXI, hay que cuestionar los alegatos disfrazados de republicanismo y laicismo de las élites gobernantes de Francia, para justificar sus políticas racistas y de dominación de pueblos musulmanes provenientes de sus excolonias. Hay que distinguir entra las palabras vacías o llenas de otro contenido, de los hechos concretos. Esa es una lección que deja la historia de Haití.

Independencia o la muerte
La proclama de Independencia de Haití, realizada por Jean Jacques Dessalines, no sólo fija los objetivos de la lucha por la libertad de los “indígenas de Haití” (como él identifica a su pueblo), sino que desnuda la hipocresía con que el Estado francés (los bárbaros, les llama) les mantuvo ilusionados con una igualdad y libertad que nunca hicieron realidad:

“Ciudadanos:
No es suficiente con haber expulsado de vuestro país a los bárbaros que lo han ensangrentado desde hace dos siglos; no es suficiente con haber frenado a las facciones siempre renacientes que os presentaban sucesivamente el fantasma de libertad que Francia exponía ante vuestros ojos. Se necesita un último acto de autoridad nacional: asegurar para siempre el imperio de la libertad en el país que nos vio nacer; arrebatar al gobierno inhumano, que mantiene desde hace tanto tiempo nuestros espíritus en la torpeza más humillante, toda esperanza de someternos. En fin, se debe vivir independiente o morir.

Independencia o la muerte… que estas palabras sagradas nos unan, y que ellas sean el signo de los combates y de nuestra reunión.

… 

Todo nos recuerda las crueldades de ese pueblo bárbaro…
Además víctimas durante catorce años de nuestra credulidad y de nuestra indulgencia; vencidos, no por los ejércitos franceses, sino por la vana elocuencia de las proclamaciones de sus agentes…

Comparada su crueldad con nuestra paciente moderación, su color con el nuestro, el ancho mar que nos separa, nuestro clima vengador, todo nos dice que ellos no son nuestros hermanos, que jamás lo serán, y que si encuentran un asilo entre nosotros serán los maquinadores de nuestros malestares y de nuestras divisiones.

Juramos al universo entero, a la posteridad, a nosotros mismos, renunciar para siempre a Francia, y morir antes que vivir bajo su dominación. Combatir hasta el último suspiro por la independencia de nuestro país” (Dessalines, 1804) .

El cruel sistema esclavista de plantaciones
No puede explicarse la independencia de Haití a partir de un mito nacional precedente porque era un país realmente nuevo en el siglo XVIII, constituido por migrantes franceses y migrantes esclavizados de África, donde eran cazados y encadenados para ser traídos a trabajar en las plantaciones, principalmente azucareras del norte se Saint-Domingue.

La parte occidental de la isla La Española, territorio hoy conocido como Haití, fue cedida por España a Francia mediante el Tratado de Ryswick de 1697. De manera que el Saint-Domingue, colonia francesa tenía poco más de un siglo al momento de la independencia en 1804. Durante ese siglo, Francia asignó a su parte de la isla la tarea de producir azúcar, fundamentalmente, índigo y tabaco. Esa producción organizada bajo el sistema de plantaciones se fundamentó en la explotación de trabajo esclavo.

El profesor Félix Morales, de la Universidad de Panamá, señala en su tesis de Maestría en Historia de América, que los esclavos eran considerados piezas sustituibles de la cadena de producción que, al morir o quedar imposibilitados de trabajar, eran sustituidos por otros importados directamente de África. Morales estima que entre 1764 y 1771 se importaron en promedio 10 a 15 mil esclavos por año; en 1786 llegaron a 28 mil; y a partir de 1887 se superaba la cifra de 40 mil esclavos anuales (Morales Torres, 2017) .

Morales cita una frase de Carlos Marx del primer tomo de El Capital en la que señala: “…en los países de importación de esclavos, es máxima de explotación de estos la de que el sistema más eficaz es el que consiste en estrujar al ganado humano (human cattle) la mayor masa de rendimiento posible en el menor tiempo. En los países tropicales, en los que las ganancias anuales igualan con frecuencia el capital global de las plantaciones, es precisamente donde en forma más despiadada se sacrifica la vida de los negros”.

Hacia 1789, cuando inicia la Revolución Francesa y paralelamente la Revolución Haitiana, la estructura poblacional y social era la siguiente: 30,000 colonos blancos, divididos entre propietarios de grandes y pequeñas plantaciones; 40,000 mulatos o affranchis, ubicados mayormente al sur de la isla, quienes ocupaban un rango intermedio, siendo libres y algunos de ellos propietarios de medianas y pequeñas explotaciones, algunas de las cuales usaban mano de obra esclava; 550,000 esclavos negros, en su mayoría asignados a las plantaciones del norte de la isla.

Para entender los vaivenes del proceso revolucionario en Haití, es conveniente captar dos particularidades: los colonos blancos eran mayoritariamente monárquicos y defensores del Antiguo Régimen, por eso chocaron en diversas ocasiones con las autoridades emanadas de la revolución, y desde París tuvieron que enviar militares para tener control sobre ellos y los propios haitianos; la división de la población racializada entre negros y mulatos, que expresaban clases distintas, también produjo conflictos entre ellos que derivaron en guerras civiles.

Toussaint Louverture, alma, cerebro y brazo de la revolución haitiana
El gran sociólogo haitiano Gerard Pierre Charles, describe con las siguientes palabras a quien llamarían “El Primero de los Negros” o el “Espartaco Negro”:

“Toussaint Bréda, esclavo doméstico de la casa Bréda, que hasta sus 50 años había sido un desconocido, tuvo acceso a los valores de la sociedad criolla, incluso a la filosofía del siglo de las luces, a partir de la lectura de los enciclopedistas. También tuvo acceso al arte de la política y de la guerra. Fue arrastrado, por el extraordinario dinamismo de la sociedad colonial, en plena mutación revolucionaria, a desempeñar un papel político y militar de primer orden. Bajo el nombre de Toussaint Louverture, asumió el liderazgo de 500 000 esclavos que se alzaron en rebelión a partir de 1791, impulsados por las ideas de libertad e igualdad de la revolución francesa. Venció a las tropas españolas y británicas que, en el marco de las rivalidades entre metrópolis, querían adueñarse de aquella próspera Colonia. Logró así restablecer la paz y la prosperidad en un territorio devastado por una década de guerra y luchas sociales.

De esta forma, por su talento político y militar, se impuso a las autoridades de la Francia revolucionaria que lo nombraron general de Francia y gobernador de la Colonia. En 180l, él proclamó su propia Constitución. A través de este acto, rompió con las reglas del Pacto Colonial, estableció relaciones diplomáticas con Inglaterra y Estados Unidos y otorgó a Saint Domingue un estatuto de autonomía” (Charles, s.f.) .

La suerte que le cupo a François Dominique Toussaint fue la de esclavo doméstico, lo que le permitió eludir la peor forma de explotación esclava en las plantaciones, lo que conllevaba al agotamiento físico y mental. De manera que, gracias a esa forma más “benigna” de esclavitud pudo acceder a la lectura y a una formación cultural que le estaba vedada a la mayoría.

En 1776, a los 33 años, edad madura para entonces pudo acceder a su emancipación como hombre libre, convirtiéndose él mismo en propietario agrícola que a su vez explotaba hasta 13 esclavos, uno de los cuales era J. J. Dessalines, quien proclamaría posteriormente la independencia de Haití (Lamrani, 2019) . Evidentemente su actitud como amo no fue severa como la de otros, lo que le permitió ponerse a la cabeza del movimiento antiesclavista y que, quienes como Dessalines habían trabajado para él, se convirtieran en sus lugartenientes.

Tan pronto estalló en París el proceso revolucionario, la literatura y la información sobre la misma llegó y tuvo sus repercusiones en Saint-Dominge. Uno de esos documentos que tuvo gran impacto entre los haitianos fue la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789.

El primer impacto en la isla sucedió el 28 de octubre de 1790, cuando 350 mulatos acudieron a la Asamblea de Puerto Príncipe a exigir iguales derechos, los cuales estaban encabezados por Vincent Ogé. Esta manifestación fue duramente reprimida por los colonos blancos, pagando con su vida Ogé y decenas de los participantes. Primera prueba de que los llamados “Derechos del Hombre” no valían para los hombres negros.

El estallido decisivo ocurrió el 14 de agosto de 1791, en el marco de una ceremonia religiosa en Bois Caiman, se produce una masiva sublevación de esclavos dirigida por Dutty Boukman, Geaorge Biassou y Jean F. Papillon. La rebelión destruyo decenas de plantaciones y asesinó a más de 2,000 blancos. A ellos se sumó Toussaint, primero como médico, y luego como ayudante de Biassou.

Pronto Toussaint destacó en el combate por su valentía e inteligencia, lo que le permitió desarrollar un sistema de ataque al enemigo por el que adquirió el sobrenombre con el que fue conocido “Loverture” – “La Apertura”.

A raíz de la ejecución de Luis XVI, el 21 de enero de 1793, España intervino en la guerra civil de Saint-Domingue, ofreciendo apoyo a los rebeldes, lo cual fue aceptado por Toussaint, quien se había convertido en la cabeza visible de la revolución. El 29 de agosto de 1793, Toussaint proclamó: “Quiero que la libertad y la igualdad reinen en Santo Domingo. Trabajo para que existan. Únanse, hermanos, y combatan conmigo por la misma causa. Desarraiguen conmigo el árbol de la esclavitud” (Lamrani, 2019) .

Maximilien Robespierre, quien era miembro de la sociedad de los “Amigos de los Negros”, propuso y fue aprobado la abolición de la esclavitud en Francia y sus colonias, el 4 de febrero de 1794. “A partir del momento en que en uno de sus decretos, ustedes habrán pronunciado la palabra “esclavo”, habrán pronunciado a la vez su deshonor y el derrocamiento de su Constitución”, Robespierre(Lamrani, 2019) .

Otorgada la ciudadanía y la libertad mediante ese decreto a los esclavos de Haití, la república francesa envió al general Lavaux a negociar con Toussaint para que rompiera con España y se sumara al bando francés para lo cual se le otorgó el cargo de general. Toussaint aceptó, cambió a favor de la república, combatió a los españoles expulsándolos del lado francés de la isla y obligándolos a firmar un tratado de paz en 1795. Tres años más tarde repetiría el mismo éxito contra los invasores ingleses. Lo que le valió el nombramiento de gobernador de Saint-Domingue.

La perfidia de la Francia republicana
Había que socavar la autoridad del gran líder haitiano para reemplazarlo por un títere. Para lo cual el Directorio, en 1798, envió al general Hédouville para fomentar la división entre Toussaint, que controlaba el norte la isla, y el general André Rigaux, mulato y propietario de haciendas, que controlaba el sur. Produciéndose una guerra civil entre 1799 y 1800, hasta que finalmente Toussaint logró expulsar a Rigaux.

El 2 de julio de 1801, Toussaint y la Asamblea General de Saint-Domingue proclaman una constitución política en la que se establece un régimen autonómico, pero no la independencia de Francia.

Por el artículo tercero se declaró “No puede haber esclavos en este territorio”; el cuarto elimina cualquier discriminación de raza para acceder a un empleo; y quinto consagra la verdadera igualdad al declarar que “No hay otra distinción que las virtudes o talentos” (Lamrani, 2019) .

Pero Toussaint cometió el error de seguir confiando en la República francesa, y envió el texto de la constitución a Napoleón Bonaparte para obtener su aprobación. En vez de ello, lo que hizo Napoleón fue enviar a su cuñado el general Leclerc, con más de 20,000 soldados para aplastar el gobierno de Toussaint, el cual desembarcó en Cap el 29 de enero de 1802 exigiendo la rendición de la guarnición. Paralelamente, el 20 de mayo de 1802, el mismísimo Napoleón Bonaparte mediante decreto restauró la esclavitud.

Los militares franceses utilizaron contra Toussaint todos los métodos desarrollado por los imperios para someter a sus colonias: crímenes de lesa humanidad contra la población civil, sobornar a los subalternos para que algunos le traicionaran, y aparentemente cayeron en esa trampa Rigo, Petion y Dessalines inclusive. Napoleón llegó a enviar a los hijos de Toussaint, que estudiaban en Francia, con un supuesto mensaje halagador hacia su persona, a ver si lograba controlarlo.

Como Leclerc no podía asestar la derrota militar que quería, propuso a Toussaint un acuerdo de paz, mediado por una carta de Napoleón reconociendo los “servicios rendidos al pueblo francés” y proclamarlo entre “los más ilustres ciudadanos”, etc., y la promesa de no restaurar la esclavitud. Toussaint aceptó el acuerdo que incluía preservar a su estado mayor y retirarse a la población de Ennery.

Los militares franceses no cumplieron y empezaron a acosarlo hasta que, en junio de 1802, fue arrestado con toda su familia y deportado a Francia, donde permaneció bajo arresto hasta 7 de abril de 1803, cuando falleció. Tenía 60 años de edad.

Finalmente, la independencia
El cuñado de Napoleón, el general Leclerc pagó con su vida sus crímenes contra el pueblo haitiano, no a manos de ningún combatiente, sino gracias a la fiebre amarilla que lo mató en 1802 en isla Tortuga, Haití. Advirtiendo la traición de los franceses a sus compromisos y no deseando la vuelta atrás, tanto los negros como los mulatos, encabezados por J. J. Dessalines y Henri Christophe, unieron sus fuerzas en una reunión secreta conocida como “Convención de Arcahaie”, en mayo de 1803, se sublevaron, dando inicio a la Guerra de Independencia.

Tuvieron a su favor la guerra de Gran Bretaña contra Francia, lo que impidió a estos últimos enviar tropas a la isla. En octubre de 1803 Dessalines tomó Puerto Príncipe y el 19 de noviembre de ese año asestó la derrota a los franceses en la batalla de Vertiers, diez días después las tropas derrotadas abandonaron la isla.

La independencia definitiva sería proclamada unas semanas después, el 1 de enero de 1804. El gobierno francés tardaría varias décadas en reconocer su independencia lo que finalmente hizo exigiendo una indemnización para resarcir a los colonos blancos esclavistas que habían sido expropiados y expulsados de la isla.

Se había cumplido el vaticinio de Toussaint: “Al derrocarme, sólo se ha derrocado en Santo Domingo el tronco del árbol de la libertad de los negros; volverá a crecer porque sus raíces son profundas y numerosas”.

El apoyo de Haití a la independencia hispanoamericana
Haití independiente prestó apoyo consecuente a la lucha por la independencia hispanoamericana. El propio Francisco de Miranda durante su fallida expedición libertadora a Venezuela, recaló previamente en el puerto de Jacmel, en febrero de 1806, en donde recibió apoyo de Alexander Petion.

Posteriormente, en 1815, durante su exilio en Jamaica, Simón Bolívar le escribe a Petion pidiéndole apoyo, y este le recibe en enero de 1816, con cuya ayuda Bolívar dirigió la conocida Expedición de Los Cayos. En la que el apoyo incluyó la participación de hasta 1,000 haitianos para tomar el oriente de Venezuela.

Se dice que Petion entregó no solo armas, dinero y sodados a Bolívar, sino también la espada símbolo de la libertad de Haití, y que lo hizo con una condición:

“Pido a Usted, que cuando llegue a Venezuela, su primera orden sea la Declaración de los Derechos del Hombre y la libertad de los esclavos… y para que pueda cumplir con esa misión, le hace entrega del símbolo de la emancipación de Haití: es la "Espada Libertadora de Haití", la misma que empuñó durante la guerra contra los franceses, la que utilizó Miranda en sus dos fallidos intentos por libertar a su Patria, y la que en 1807 le permitió instaurar una República en el sur y oeste de Haití de la que fue nombrado presidente vitalicio…” (Morales Torres, 2017) .

Bolívar solo cumplió parcialmente este compromiso, pues decretó al llegar la libertad de los esclavos que se sumaran al Ejército Libertador, pero no de todos los esclavos. Aunque liberó a los esclavos de sus haciendas familiares, nunca se emitió un decreto general, seguramente para no confrontar a los latifundistas criollos. Hay controversia respecto a las razones por las cuales, diez años después, consumada la independencia hispanoamericana, Simón Bolívar no invitó al Congreso Anfictiónico de Panamá a la república de Haití.

La injusticia y la perfidia continúan
Así ha sido reiteradamente a lo largo de la historia, cada vez que fuerzas reaccionarias han vuelto a cortar el tronco de la libertad éste vuelve y crece, como predijo Toussaint. En 2004, el imperialismo norteamericano, con apoyo de las “democráticas” Francia y Canadá, con la participación del gobierno de la República Dominicana, que prestó su territorio, repitieron la perfidia fomentando un golpe de Estado contra el presidente Jean B. Aristide, al cual fuerzas de esos países secuestraron y deportaron hasta la República Centroafricana. Golpe sobre el que guardó silencio gran parte del llamado progresismo latinoamericano que, por el contrario, avaló la ocupación de la isla con tropas disfrazadas bajo la bandera de las Naciones Unidas (MINUSTAH), en las que colaboraron soldados de Brasil y Bolivia, entre otros.

El Estado nacional haitiano es formalmente independiente, pero el pueblo haitiano continúa su lucha por la libertad.

Bibliografía
Charles, G. P. (s.f.). Toussaint Louverture. Obtenido de Revista Mexicana de Política Exterior
Dessalines, J. J. (1 de Enero de 1804).DOCUMENTO LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DE HAITÍ (1804). Obtenido de Dialnet
Lamrani, S. (13 de Junio de 2019).Toussaint Louverture, la dignidad insurrecta. Obtenido de América Latina en Movimiento
Morales Torres, F. A. (2017). Haití : entre la revolución francesa y la revolución de esclavos (1791-1804) . Obtenido de SIBIUP
Olmedo Beluche sociólogo y analista político panameño, profesor de la Universidad de Panamá y militante del Partido Alternativa Popular.

Fuente:
www.sinpermiso.info, 2 de enero 2021

sábado, 19 de diciembre de 2020

La ONU llama al Reino Unido a liberar a Julian Assange

Por | 15/12/2020 | Conocimiento Libre
Fuentes: Proceso

La Organización de las Naciones Unidas urgió al gobierno de Reino Unido a liberar a Julian Assange, quien ha vivido violaciones graves a sus derechos.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidió nuevamente al Reino Unido liberar inmediatamente a Julian Assange, quien se encuentra recluido en una prisión de máxima seguridad en espera de ser extraditado a los Estados Unidos.

El relator especial sobre torturas de la ONU, Nils Melzer, denunció que “durante más de una década, se han violado gravemente los derechos de Assange” e insistió al gobierno británico no extraditarlo, debido a “serias preocupaciones en materia de derechos humanos”.

El experto consideró que el confinamiento de Assange puede equivaler a tortura, tratos y castigos crueles y degradantes, no es proporcionado y no tiene base legal, ya que el fundador de Wikileaks no es un criminal convicto y no supone una amenaza para nadie.

El llamado del relator se da a unos días de que se decida si se extradita o no a Assange a el próximo 4 de enero a Estados Unidos. La justicia de ese país lo acusa de espionaje luego de que este diera a conocer crímenes de guerra y otras acciones del país en Iraq y Afganistán.

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domingo, 18 de octubre de 2020

Los derechos básicos vistos a través de los cuadros del Prado

El Constitucional reúne en un libro 25 obras comentadas por sus magistrados 

"Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga", de Antonio Gisbert. Obra que junto al comentario del magistrado Pedro García Trevijano que sirve de apertura al libro. BAZTAN LACASA JOSE / MUSEO DEL PRADO

El Tribunal Constitucional celebró ayer sus 40 años con un acto insólito, por carente de precedentes, al presentar un libro que pretende ilustrar la presencia, o la negación, de los derechos humanos en la historia del arte. La obra, Los derechos constitucionales. Un paseo por el Prado, se ha realizado con la colaboración del Museo del Prado y consiste en una selección de cuadros, en su mayoría muy conocidos, reinterpretados por los magistrados del Constitucional en función de los derechos que cabe ver reflejados, o vulnerados, en cada pieza. 

De forma indirecta, pero rotunda, el acto se convirtió en una cerrada defensa de la Constitución y los derechos que proclama, cuya tutela y garantía es responsabilidad del propio Constitucional. El presidente del patronato del Prado, Javier Solana, evocó con un punto de emoción la legislatura constituyente, para defender su labor y la vigencia de la Carta Magna, precisamente en momentos de incertidumbre como los actuales. “El Prado —dijo— ha cumplido 200 años, pero es moderno, y la Constitución ha cumplido 40. Me complace que el tribunal y el museo defendamos juntos los valores fundamentales de la Constitución”.

El libro se abre con el lienzo de Antonio Gisbert Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, de 1888, comentado por el magistrado Pedro García Trevijano, que resaltó su fuerza de representación de “la dignidad de la persona”. Trevijano evocó también el contexto histórico, tras el regreso del “malhadado Fernando VII” y la derogación de la Constitución de 1812, y destacó el valor de la obra como “una aleccionadora proclama en favor de la libertad, una ardiente defensa del hombre aplastado por la tiranía”, que hizo que Gisbert se sintiera “como Delacroix —el artista francés autor de La libertad guiando al pueblo—, el abanderado de un tiempo mejor”.

Fernando Valdés, en su último acto en el Tribunal Constitucional antes de presentar ayer su renuncia, procesado por malos tratos, partió de una obra de Goya, El albañil herido, para ilustrar el derecho a la seguridad social. Se trata de un cartón destinado a servir de modelo a un tapiz, en el que dos hombres “con el semblante serio, transportan en brazos a un colega que se ha caído de un andamio”. Una escena de las “protagonizadas por el pueblo llano”, pintada dos años después de un edicto de Carlos III para exigir daños y perjuicios a los maestros de obras “por la caída de los obreros” y que preveía “ayudas a los heridos y sus familias”.

Encarna Roca, promotora del libro junto a Trevijano, se valió de una obra de Tintoretto, José y la mujer de Putifar, para glosar el derecho al honor. Es una pintura adquirida por Velázquez en su segundo viaje a Italia y “altamente impúdica” para ilustrar dicho derecho, ya que se inspira en el relato del Génesis sobre las maquinaciones de la mujer de Putifar para acusar a José de un intento de seducción que él siempre quiso evitar. El cuadro le sirvió a Roca para advertir de los riesgos actuales de las fake news, como en el episodio bíblico, en tanto que instrumentos para la difamación.

'La fragua de Vulcano', por Diego Velázquez, sirvió a Alfredo Montoya para ilustrar el derecho al trabajo. OTERO HERRANZ, ALBERTO / MUSEO DEL PRADO

En la obra, el pintor que inmortalizó a Felipe IV o al conde-duque de Olivares, “retrata a gentes del común, entregadas a oficios humildes”. Todo ello “con respeto y humanísima comprensión”, siglos antes de que “se empezara a reconocer la dignidad del trabajo y de los trabajadores”. Y así hasta 25 obras y comentarios de los magistrados del Constitucional en torno a lo que el presidente del tribunal, Juan José González Rivas, definió como “patrimonios prodigiosos” de España, en lo artístico y en lo jurídico.

jueves, 8 de octubre de 2020

Volkswagen admitió su apoyo a la dictadura brasileña e indemnizará a sus ex trabajadores perseguidos.

Entre las compañías denunciadas están, además de Volkswagen, Johnson & Johnson, Esso, Pirelli, Texaco, Pfizer y Souza Cruz. La automotriz alemana tiene una larga historia de imputaciones por violaciones a los Derechos Humanos desde el nazismo hasta hoy. ¿Qué dirá Bolsonaro que reivindica al régimen de 1964?

Un acuerdo inédito, arrancado a la filial brasileña de Volkswagen por sus ex trabajadores – víctimas de la dictadura y de la propia empresa entre 1964 y 1985 – descoloca al presidente Jair Bolsonaro que reivindica desde siempre al régimen militar. La automotriz admitió su complicidad en la persecución, secuestro y torturas a empleados de su planta en São Bernardo do Campo, en las afueras de San Pablo y firmó un acuerdo para indemnizarlos por 36 millones de reales (unos 6,4 millones de dólares). El hecho adquirió un peso simbólico muy fuerte en el país de la región que menos progresó en políticas de memoria, verdad y justicia. La razón es obvia: sigue vigente la Ley de Amnistía de 1979 que impide juzgar a los responsables del Terrorismo de Estado. El convenio tiene su contraparte para la multinacional alemana. Se cerrarán tres demandas civiles contra ella y cualquier eventual juicio que se le entablara en el futuro no prosperaría. La medida que tomó la compañía puede ser un precedente para que otras empresas involucradas en el golpe de Estado de hace 56 años – la Comisión de la Verdad de 2014 estableció que hubo unas 53 – sean llevadas a la Justicia también.

“Estamos celebrando este acuerdo porque cambia una página importante de la historia y se da en un momento político de tinieblas por el que pasa Brasil”, señaló Tarcisio Tadeu García Pereira, presidente de la Asociación Heinrich Plagge en diálogo con Efe. Esa organización que representa a las víctimas de la dictadura y de la propia Volkswagen recibirá 3 millones de dólares del total de la indemnización. Lleva ese nombre por un ex trabajador que falleció el 7 de marzo de 2018. Activista sindical y profesional técnico con doce años en VW, terminó en las salas de tortura del DOPS (Departamento de Orden Político y Social). “Alrededor de las dos de la tarde del 8 de agosto de 1972, Plagge fue llamado a la oficina del director Ruy Luiz Giometti, donde dos desconocidos ya lo esperaban para ser arrestado. Lo llevaron al DOPS, donde fue torturado durante treinta días y luego trasladado a la prisión de Tiradentes”, se explica su historia en el libro Empresas alemanas en Brasil: el 7 × 1 en la economía, del periodista germano Christian Russau. Una investigación sobre las relaciones comerciales entre los dos paises.

Además del dinero que cobrará la Heinrich Plagge, dos millones de dólares se destinarán a reforzar las políticas de Justicia Transicional, con proyectos para preservar la memoria de las víctimas y el resto – 1,6 millones de dólares – lo percibirá el llamado Fondo Federal y Estatal para la Defensa y Reparación de Derechos Difusos (FDD). Crítico del convenio porque sostiene que es limitado y beneficioso para la empresa, Jair Krischke, del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil, le dijo a Página/12: “El acuerdo firmado se queda corto con lo negociado en los últimos cinco años. Corre el riesgo de rebajar el nivel de reparaciones que se requerirán en nuevas iniciativas para responsabilizar a las empresas por la comisión de graves violaciones a los derechos humanos durante la dictadura”.

Entre las compañías denunciadas están además de Volkswagen, Johnson & Johnson, Esso, Pirelli, Texaco, Pfizer y Souza Cruz. La automotriz alemana tiene una larga historia de imputaciones por violaciones a los Derechos Humanos desde el nazismo hasta hoy. Sobrevivientes del holocausto la demandaron en 1998 junto a miles de empresas alemanas y austríacas por trabajos forzados y sometimiento a la esclavitud en sus diferentes plantas de Europa. En el libro Volkswagen y sus trabajadores durante el Tercer Reich, se publicaron fotos de jóvenes mujeres, sobre todo de la ex Unión Soviética y Polonia, realizando sus tareas descalzas en pleno invierno. En ese trabajo se denunció que hubo unos 16 mil prisioneros de guerra que se desempeñaron en condiciones infrahumanas en VW, fundada en 1937 durante el Tercer Reich e instalada en Brasil el 23 de marzo de 1953.

La multinacional se refirió al acuerdo conseguido la semana pasada y del que participaron la Fiscalía federal y estatal y el Ministerio de Trabajo. Hiltrud Werner, una ejecutiva de VW, comentó: “Lamentamos los atropellos contra los derechos humanos del pasado. Para Volkswagen es importante asumir la responsabilidad de ese capítulo negativo en la historia de Brasil y promover la transparencia”. Lo que firmó la empresa se conoce jurídicamente como Término de Ajuste de Conducta (TAC) y la obliga además a publicar una solicitada en los medios. Ahora falta que lo ratifique la Procuraduría General de la República (PGR). Sobre el procedimiento, los fiscales dijeron en un comunicado de prensa que “es inédito en la historia de Brasil” y agregaron que se trata de un hecho que “tiene una importancia enorme para la promoción de la Justicia de la transición en Brasil y el mundo”.

También es inusual la investigación que le encargó la propia compañía al historiador alemán Christopher Kopper, un profesor de la Universidad de Bielefeld. Cuando se divulgó su trabajo hace tres años, un dato clave que arrojó fue cómo VW colaboró con la DOPS y puso su personal de Seguridad a perseguir trabajadores como Heinrich Plagge entre 1969 y 1979. Estos últimos habían iniciado la demanda en 2015 que motivó la contratación de Kopper por la automotriz para que hiciera su informe de 126 páginas en una replica muy rápida a las denuncias que recibía.

Krischke señala que “quienes acompañaron la investigación, presentaron la documentación, reunieron testigos y lucharon por el desarrollo del caso no fueron escuchados. Esto fue posible por el producto de la enorme presión de muchas personas y el trabajo continuo de años. Además se impuso la confidencialidad sobre los términos del acuerdo. Ni siquiera se les informó de la fecha en que se firmaría el TAC”.

La multinacional que a nivel regional conduce el argentino Pablo Di Si, un ex futbolista de Huracán que se formó en Estados Unidos – es graduado de Harvard Business School- intenta este enjabonado y lavado de imagen mientras en Brasil despide trabajadores. “Tenemos una excedencia que corresponde a un turno en cada fábrica. Son medidas muy duras, que van a impactar directamente en nuestra fuerza de trabajo, en todas las localidades”, explicó el CEO en una comunicación interna que publicó hace unos días el diario Ambito Financiero. En el país vecino, VW tiene unos diez mil empleados distribuidos en cuatro plantas. Es el mismo Brasil que en 2016, cuando la empresa le encargaba la investigación al profesor Kopper, tenía un diputado que decía: “El error de la dictadura fue torturar y no matar”. Hoy es el presidente de la república y sigue justificando al terrorismo de Estado que con la colaboración de Volkswagen Brasil persiguió, torturó y encarceló a sus trabajadores.

Fuente: https://gustavojveiga.wordpress.com/2020/10/02/volkswagen-admitio-su-apoyo-a-la-dictadura-brasilena-e-indemnizara-a-sus-ex-trabajadores-perseguidos/

martes, 28 de julio de 2020

_- Las atrocidades de la guerra serbia de Bill Clinton expuestas en una nueva imputación. James Bovard | Europa .

_- Foto: TSGT VictorTrisvan –
Dominio público
 Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

 El luchador por la libertad favorito del presidente Bill Clinton acaba de ser acusado de asesinato en masa, tortura, secuestro y otros crímenes contra la humanidad. En 1999, la administración Clinton lanzó una campaña de bombardeos que duró 78 días y mató a 1.500 civiles en Serbia y Kosovo, en lo que los medios estadounidenses describieron con orgullo de cruzada contra la discriminación étnica. Esa guerra, como la mayoría de las pretensiones de la política exterior de Estados Unidos, no fue más que una farsa.

El presidente de Kosovo, Hashim Thaci, fue acusado de diez cargos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por un tribunal internacional en La Haya, que acusó a Thaci y a otros nueve hombres de “crímenes de guerra, incluidos el asesinato, la desaparición forzada de personas, la persecución y la tortura”. Thaci y los otros sospechosos acusados ​​fueron imputados por ser “criminalmente responsables de casi 100 asesinatos” y la acusación se refería a “cientos de víctimas conocidas de albaneses de Kosovo, serbios, romaníes y otras etnias, entre las que también se incluían opositores políticos”. Pero el sesgo y/o la incompetencia ridícula de los medios estadounidenses en esa guerra continúa. El New York Times respondió ante la acusación contra Thaci con un tuit que declaraba que“el líder serbio estaba acusado de crímenes de guerra”.

La sórdida carrera de Hashim Thaci ilustra cómo el antiterrorismo es una bandera de conveniencia para los políticos de Washington. Antes de convertirse en presidente de Kosovo, Thaci era el jefe del Ejército de Liberación de Kosovo (KLA) y luchaba para obligar a los serbios a abandonar Kosovo. En 1999 la administración Clinton destacó a los “luchadores por la libertad” del KLA a pesar de su horrible pasado y les brindó ayuda masiva. El año anterior el Departamento de Estado había condenado “las acciones terroristas del denominado Ejército de Liberación de Kosovo”. El KLA estaba muy involucrado en el tráfico de drogas y tenía vínculos cercanos con Osama bin Laden.

Pero armar al KLA y bombardear Serbia ayudó a Clinton a retratarse a sí mismo como un cruzado contra la injusticia y a distraer la atención del público después de su juicio político. Clinton recibió la ayuda de muchos miembros desvergonzados del Congreso ansiosos por santificar los asesinatos de Estados Unidos. El senador Joe Lieberman (demócrata por Carolina del Norte) dijo que Estados Unidos y el KLA “defienden los mismos valores y principios. Luchar por el KLA es luchar por los derechos humanos y los valores estadounidenses”. Y dado que los funcionarios de la administración Clinton compararon públicamente al líder serbio Slobodan Milošević con Hitler, cualquier persona decente se vio obligada a aplaudir la campaña de bombardeos. (Alexander Cockburn fue uno de los pocos periodistas que condenó la injusta guerra en ese momento; esta columna de Los Angeles Times de 1999 estableció la regla de oro para desafiar las mentiras de Clinton sobre Serbia).

Tanto los serbios como los albaneses étnicos cometieron atrocidades en la lucha implacable en Kosovo. Pero para santificar su campaña de bombardeos, la administración Clinton agitó una varita mágica e hizo desaparecer las atrocidades del KLA. El profesor británico Philip Hammond señaló que la campaña de bombardeos de 78 días “no fue una operación puramente militar: la OTAN también destruyó lo que llamó objetivos de ‘doble uso’, como fábricas, puentes de la ciudad e incluso el principal edificio de televisión en el centro de Belgrado, en un intento de aterrorizar al país para conseguir que se rindiera”. La OTAN lanzó repetidamente bombas de racimo sobre mercados, hospitales y otras áreas civiles. Las bombas de racimo son dispositivos antipersonas diseñados para esparcirse sobre formaciones de tropas enemigas. La OTAN arrojó más de 1.300 bombas de racimo sobre Serbia y Kosovo y cada bomba contenía 208 bombas separadas que cayeron flotando en paracaídas sobre la tierra. Los expertos en bombas estimaron que más de 10.000 bombas sin explotar quedaron dispersas por el paisaje cuando terminó el bombardeo, lo que sirvió para mutilar a un buen número de niños mucho después de alcanzado el alto el fuego.

En los últimos días de la campaña de bombardeos el Washington Post informó que “algunos ayudantes presidenciales y amigos están describiendo los bombardeos sobre Kosovo en tonos churchillianos como la “mejor hora de Clinton”. El Post también informó de que, según un amigo de Clinton,“lo que Clinton cree que eran los motivos inequívocamente morales para la intervención de la OTAN representaban una oportunidad para aliviar los arrepentimientos que albergaba su propia conciencia… El amigo dijo que Clinton se lamentaba a veces de que la generación anterior a él no hubiera sido capaz de servir en una guerra con un propósito claramente noble y que se sentía ‘casi defraudado’ de que ‘al llegar su turno no tuviera la oportunidad de ser parte de una causa moral’”. Según el estándar de Clinton, la matanza de serbios estuvo “suficientemente cerca de una causa moral en sus trabajos de gobierno”.

Poco después del final de la campaña de bombardeos de 1999 Clinton enunció lo que sus ayudantes llamaron la doctrina Clinton: «Ya sea dentro o fuera de las fronteras de un país, si la comunidad mundial tiene el poder de detenerlo, debemos detener el genocidio y la limpieza étnica”. En realidad la doctrina de Clinton postulaba que los presidentes tienen derecho a comenzar a bombardear tierras extranjeras sobre la base de cualquier mentira descarada que regurgiten los medios estadounidenses. En realidad la lección del bombardeo de Serbia es que los políticos estadounidenses simplemente necesitan recitar públicamente la palabra “genocidio” para obtener licencia para matar.

Una vez que terminó de bombardear Clinton aseguró al pueblo serbio que Estados Unidos y la OTAN habían acordado ser fuerzas de paz solo “en el entendimiento de que protegerían tanto a los serbios como a los albaneses étnicos y que se marcharían cuando la paz se afianzara”. En los meses y años posteriores las fuerzas estadounidenses y de la OTAN se mantuvieron al margen mientras el KLA reanudaba su limpieza étnica, matando a civiles serbios, bombardeando iglesias serbias y oprimiendo a los no musulmanes. Casi un cuarto de millón de serbios, gitanos, judíos y otras minorías huyeron de Kosovo después de que Clinton prometiera protegerlos. En 2003 casi el 70% de los serbios que vivían en Kosovo en 1999 habían huido y Kosovo tenía un 95% de etnia albanesa.

Pero Thaci siguió siendo útil para los responsables políticos de EE. UU. Aunque fue ampliamente condenado por opresión y corrupción después de tomar el poder en Kosovo, el vicepresidente Joe Biden elogió a Thaci en 2010 como el “George Washington de Kosovo”. Meses más tarde un informe del Consejo de Europa acusó a los agentes de Thaci y KLA de tráfico de órganos humanos. The Guardian señaló que el informe alegaba que el círculo íntimo de Thaci “trasladó cautivos a través de la frontera a Albania después de la guerra, donde se dice que varios serbios fueron asesinados para sacarles los riñones, que eran vendidos en el mercado negro”. El informe indicó que cuando los “cirujanos encargados de los trasplantes” estaban “listos para operar, los cautivos [serbios] eran sacados de la ‘casa segura’ individualmente, ejecutados sumariamente por un hombre armado del KLA y sus cadáveres transportados rápidamente a la clínica donde se efectuaría la operación”.

A pesar de la acusación de tráfico de cuerpos, Thaci fue un asistente estrella en la conferencia anual de Iniciativa Global de la Fundación Clinton en 2011, 2012 y 2013, donde posó para las fotos con Bill Clinton. Tal vez fuera esa una gratificación incluida en el contrato de cabildeo de 50.000 dólares al mes que el régimen de Thaci firmó con The Podesta Group, cogestionado por el futuro gerente de campaña de Hillary Clinton, John Podesta, como informó el Daily Caller.

Clinton sigue siendo un héroe en Kosovo, erigiéndosele una estatua en la capital, Pristina. El periódico The Guardian señaló que la estatua mostraba a Clinton “con la mano izquierda levantada, el gesto típico del líder saludando a las masas”. En su mano derecha sostiene documentos grabados con la fecha en que la OTAN comenzó el bombardeo de Serbia, el 24 de marzo de 1999”. Habría sido una representación más precisa y adecuada representar a Clinton sobre una pila de cadáveres de mujeres, niños y otras personas asesinadas en la campaña de bombardeos de Estados Unidos.

En 2019 Bill Clinton y su fanática exsecretaria de Estado del bombardeo, Madeline Albright, visitaron Pristina, donde fueron “tratados como estrellas de rock” mientras posaban en las fotos con Thaci. Clinton declaró: “Amo este país y siempre será uno de los mayores honores de mi vida haber estado con ustedes contra la limpieza étnica (por parte de las fuerzas serbias) y por la libertad”. Thaci otorgó las medallas de la libertad a Clinton y Albright “por la libertad y la paz que nos trajo a toda la región”. Albright se ha reinventado a sí misma como una advertencia visionaria contra el fascismo en la era Trump. En realidad el único título honorífico que merece Albright es el de “Carnicera de Belgrado”.

La guerra de Clinton contra Serbia fue una caja de Pandora que el mundo todavía sufre. Debido a que los políticos y la mayoría de los medios describieron la guerra contra Serbia como un triunfo moral, al gobierno de Bush le resultó más fácil justificar el ataque a Irak, al gobierno de Obama bombardear Libia y al gobierno de Trump bombardear repetidamente Siria. Todas esas intervenciones no hacen más que sembrar el caos que continúa azotando a los supuestos beneficiarios.

El bombardeo de Serbia de Bill Clinton en 1999 fue un fraude tan grande como el de George W. Bush engañando a esta nación para atacar Irak. El hecho de que Clinton y otros altos funcionarios del gobierno de EE. UU. siguieran glorificando a Hashim Thaci a pesar de las acusaciones de asesinatos en masa, tortura y tráfico de personas, es otro recordatorio de la venalidad de gran parte de la élite política estadounidense. ¿Volverán los estadounidenses a ser crédulos la próxima vez que los políticos de Washington y sus aliados mediáticos inventen falsos pretextos para hacer desencadenar un infierno sobre una desventurada tierra extranjera?

[Este artículo se publicó originariamente en The Future of Freedom Foundation.]

James Bovard es autor de Attention Deficit Democracy, The Bush Betrayal, Terrorism and Tyranny y otros libros. Bovard forma parte de la junta de colaboradores de USA Today. Twitter: @jimbovard. Página web:www.jimbovard.com

Fuente:
https://www.counterpunch.org/2020/06/30/bill-clintons-serbian-war-atrocities-exposed-in-new-indictment/

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