_--Después de 27 años en la cárcel y ser elegido en 1994 presidente electo de Sudáfrica, Nelson Mandela compartió con el mundo entero uno de sus poemas favoritos, escrito por Marianne Williamson:
“Nuestro temor más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos.
Es nuestra luz, y no nuestra oscuridad, la que nos atemoriza.
Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres para no serlo?
Infravalorándote no ayudas al mundo.
No hay nada de instructivo en encogerse para que otras personas no se sientan inseguras cerca de ti.
Esta grandeza de espíritu no se encuentra solo en algunos de nosotros; está en todos.
Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los demás permiso para hacer lo mismo.
"Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros.
La conformidad es el proceso por medio del cual los miembros de un grupo social cambian sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar con la opinión de la mayoría”
(Solomon Asch)
...El primer paso para superar el complejo de Solomon consiste en comprender la futilidad de perturbarnos por lo que opine la gente de nosotros. Si lo pensamos detenidamente, tememos destacar por miedo a lo que ciertas personas –movidas por la desazón que les genera su complejo de inferioridad– puedan decir de nosotros para compensar sus carencias y sentirse mejor consigo mismas.
¿Y qué hay de la envidia? ¿Cómo se trasciende? Muy simple: dejando de demonizar el éxito ajeno para comenzar a admirar y aprender de las cualidades y las fortalezas que han permitido a otros alcanzar sus sueños. Si bien lo que codiciamos nos destruye, lo que admiramos nos construye. Esencialmente porque aquello que admiramos en los demás empezamos a cultivarlo en nuestro interior. Por ello, la envidia es un maestro que nos revela los dones y talentos innatos que todavía tenemos por desarrollar. En vez de luchar contra lo externo, utilicémosla para construirnos por dentro. Y en el momento en que superemos colectivamente el complejo de Solomon, posibilitaremos que cada uno aporte –de forma individual– lo mejor de sí mismo a la sociedad
Fuente: El País. El Síndrome de Solomon.
lunes, 3 de junio de 2013
Necesitamos conciencia moral
"La verdadera felicidad consiste en hacer el bien” (Aristóteles)
"No busquemos solemnes definiciones de la libertad. Ella es solo esto: responsabilidad” (George Bernard Shaw)
"¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?” (Vincent van Gogh)
La situación que vivimos invita a hablar, cada vez más, de valores y de ética.
Necesitamos sentir que los mayores bienes conquistados por el ser humano no se derrumban bajo el síndrome de la corrupción.
Hay un sufrimiento añadido a lo que estamos viviendo como corrupción, mala praxis política, desahucios, abusos de los mercados financieros y esa larga lista que no solo empobrece nuestras condiciones de vida, basadas ya en la pura supervivencia, sino que empobrece el sentido de nuestra humanidad.
Lo que agrava la situación es que no salga nadie y diga “lo siento”. Lo que empeora nuestro ánimo es que no haya un alma que se avergüence de lo que ha hecho o ha permitido que sucediera, sabiendo sus consecuencias. Lo que daña nuestro sentido humano es que algunos corazones no hayan sufrido dolor por la angustia ajena, ni la más leve culpa por su irresponsabilidad, ni la compasión necesaria para asumir conjuntamente parte de la carga y de la solución a tantos problemas. Parece como si la ética y la moral pertenezcan al terreno de la literatura y de las grandes declaraciones, mientras que las acciones se tiñen de una espeluznante realidad: ¡Tonto el último!
Toda acción surge de una intención que, por muy interesada que sea para uno mismo, repercutirá en los demás y en el mundo. De ahí nace la conciencia moral que procura distinguir entre los principios que gobiernan a uno mismo y la consideración ética de sus acciones. Sin embargo, todo intento de volver a reivindicar valores y principios morales topa con muchas dudas, algunas tan antiguas como las que planteó Sócrates el filósofo: ¿Puede enseñarse la virtud? ¿Cómo se adquiere esta cualidad, si no es posible enseñarla?
La educación del carácter tiene su fundamento teórico en la ética de las virtudes que proclamó Aristóteles. Según el maestro griego, la virtud tiene tres aspectos bien definidos: un comportamiento (una conducta que podríamos considerar como virtuosa como, por ejemplo, la generosidad), un sentimiento (se actúa con generosidad porque es bueno, porque hace bien, porque se ama ser generoso) y finalmente una razón (permite reflexionar los motivos por los que ciertos actos y rasgos son buenos y otros malos). De poco sirve adoctrinar sin la práctica y la integración emocional de la virtud: no es la razón, sino el sentimiento, el que nos mueve a actuar.
Ahora se insiste en recuperar valores. ¿Cómo lo haremos para integrarlos a nuestra vida? ¿Sirven los de toda la vida, o tal vez están en proceso de transformación? ¿Tendremos que volver a los viejos relatos heroicos para lograr un modelo ideal como hacía el viejo Homero, aunque al precio de un inevitable determinismo? Pocos admitirían hoy una educación en valores que fuera sinónimo de socialización.
Nos encontramos así en tierra de nadie: nos quejamos de crisis de valores, se exige más educación moral, pero a su vez nos parece un discurso anticuado. Como apunta Alasdair MacIntyre, “la moral puede ahora favorecer demasiadas causas y la forma moral provee de posibles máscaras a casi cualquier cara”. Ya fue Nietzsche quien advirtió de esta habilidad vulgarizada del moderno lenguaje moral.
Los filósofos antiguos se preguntaban: ¿cómo debemos vivir? Hoy, en cambio, la pregunta puede ser otra: ¿qué podemos ser? MacIntyre propone que tengamos antes en cuenta de qué historia o historias nos encontramos formando parte. Entramos en sociedad con múltiples papeles asignados, con guiones previamente escritos que infieren lo que está bien y lo que está mal. Cuenta Victoria Camps que “la ética de la modernidad es una ética de los deberes, a diferencia de la ética antigua, que era una ética de las virtudes. A la ética le concierne establecer las obligaciones que atan al individuo con la sociedad en la que vive”. Ocurre que no son leyes, sino códigos de conducta que acaban dependiendo de la responsabilidad propia. ¿Cómo educar esa conciencia? ¡Qué fácil es hablar de moral y de valores, y qué difícil actuar coherente y comprometidamente con ellos!
Ejemplo de rectitud e integridad fue Immanuel Kant. Su propuesta de moral, tan universalizadora como inevitablemente abstracta y formal (justicia, paz, libertad…) solo encuentran refugio en la idea de que el deber moral supremo es el respeto, a uno mismo, al otro y a la humanidad. La dignidad y la libertad, el ser humano como fin en sí mismo. Eso lo entendemos todos y, por lo visto, la mayoría estamos de acuerdo. ¿Por qué entonces tenemos la sensación que el mundo se parece más a la ética del miedo de Hobbes (“El hombre es un lobo para el hombre”) que no a la conciencia moral kantiana?
Los tiempos de tribulaciones son óptimos para el pesimismo y el parasitismo. La consideración de que el mundo se hunde y de que no tiene solución gana en adeptos sumidos en los sentimientos morales expresados por P. F. Strawson: el resentimiento, la indignación y la culpa. Todos ellos se manifiestan en nuestras relaciones interpersonales, que, a la postre, determinan el sentido mismo de nuestro comportamiento social.
LIBROS
– "Breve historia de la ética", de Victoria Camps. Editorial RBA.
– "¿Qué significa educar en valores hoy?", de Guillermo Hoyos, Miquel Martínez, Marieta Quintero, Alexander Ruiz y Carlos Thiebaut. Ediciones Octaedro.
– "Tras la virtud", de Alasdair MacIntyre. Editorial Crítica.
– "Crear capacidades", de Martha C. Nussbaum. Editorial Paidós.
– "La educación moral", de Nel Noddings. Amorrortu Ediciones.
...Aspiramos, por el bien de todos, a una mayor sensibilidad moral (respeto y dignidad), una mayor capacidad de ser para uno (responsabilidad), para los demás (vínculos éticos y compasivos) y para el mundo en su conjunto (valores cívicos).
Leer más en El País.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2013/05/30/eps/1369936183_707211.html
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"No busquemos solemnes definiciones de la libertad. Ella es solo esto: responsabilidad” (George Bernard Shaw)
"¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?” (Vincent van Gogh)
La situación que vivimos invita a hablar, cada vez más, de valores y de ética.
Necesitamos sentir que los mayores bienes conquistados por el ser humano no se derrumban bajo el síndrome de la corrupción.
Hay un sufrimiento añadido a lo que estamos viviendo como corrupción, mala praxis política, desahucios, abusos de los mercados financieros y esa larga lista que no solo empobrece nuestras condiciones de vida, basadas ya en la pura supervivencia, sino que empobrece el sentido de nuestra humanidad.
Lo que agrava la situación es que no salga nadie y diga “lo siento”. Lo que empeora nuestro ánimo es que no haya un alma que se avergüence de lo que ha hecho o ha permitido que sucediera, sabiendo sus consecuencias. Lo que daña nuestro sentido humano es que algunos corazones no hayan sufrido dolor por la angustia ajena, ni la más leve culpa por su irresponsabilidad, ni la compasión necesaria para asumir conjuntamente parte de la carga y de la solución a tantos problemas. Parece como si la ética y la moral pertenezcan al terreno de la literatura y de las grandes declaraciones, mientras que las acciones se tiñen de una espeluznante realidad: ¡Tonto el último!
Toda acción surge de una intención que, por muy interesada que sea para uno mismo, repercutirá en los demás y en el mundo. De ahí nace la conciencia moral que procura distinguir entre los principios que gobiernan a uno mismo y la consideración ética de sus acciones. Sin embargo, todo intento de volver a reivindicar valores y principios morales topa con muchas dudas, algunas tan antiguas como las que planteó Sócrates el filósofo: ¿Puede enseñarse la virtud? ¿Cómo se adquiere esta cualidad, si no es posible enseñarla?
La educación del carácter tiene su fundamento teórico en la ética de las virtudes que proclamó Aristóteles. Según el maestro griego, la virtud tiene tres aspectos bien definidos: un comportamiento (una conducta que podríamos considerar como virtuosa como, por ejemplo, la generosidad), un sentimiento (se actúa con generosidad porque es bueno, porque hace bien, porque se ama ser generoso) y finalmente una razón (permite reflexionar los motivos por los que ciertos actos y rasgos son buenos y otros malos). De poco sirve adoctrinar sin la práctica y la integración emocional de la virtud: no es la razón, sino el sentimiento, el que nos mueve a actuar.
Ahora se insiste en recuperar valores. ¿Cómo lo haremos para integrarlos a nuestra vida? ¿Sirven los de toda la vida, o tal vez están en proceso de transformación? ¿Tendremos que volver a los viejos relatos heroicos para lograr un modelo ideal como hacía el viejo Homero, aunque al precio de un inevitable determinismo? Pocos admitirían hoy una educación en valores que fuera sinónimo de socialización.
Nos encontramos así en tierra de nadie: nos quejamos de crisis de valores, se exige más educación moral, pero a su vez nos parece un discurso anticuado. Como apunta Alasdair MacIntyre, “la moral puede ahora favorecer demasiadas causas y la forma moral provee de posibles máscaras a casi cualquier cara”. Ya fue Nietzsche quien advirtió de esta habilidad vulgarizada del moderno lenguaje moral.
Los filósofos antiguos se preguntaban: ¿cómo debemos vivir? Hoy, en cambio, la pregunta puede ser otra: ¿qué podemos ser? MacIntyre propone que tengamos antes en cuenta de qué historia o historias nos encontramos formando parte. Entramos en sociedad con múltiples papeles asignados, con guiones previamente escritos que infieren lo que está bien y lo que está mal. Cuenta Victoria Camps que “la ética de la modernidad es una ética de los deberes, a diferencia de la ética antigua, que era una ética de las virtudes. A la ética le concierne establecer las obligaciones que atan al individuo con la sociedad en la que vive”. Ocurre que no son leyes, sino códigos de conducta que acaban dependiendo de la responsabilidad propia. ¿Cómo educar esa conciencia? ¡Qué fácil es hablar de moral y de valores, y qué difícil actuar coherente y comprometidamente con ellos!
Ejemplo de rectitud e integridad fue Immanuel Kant. Su propuesta de moral, tan universalizadora como inevitablemente abstracta y formal (justicia, paz, libertad…) solo encuentran refugio en la idea de que el deber moral supremo es el respeto, a uno mismo, al otro y a la humanidad. La dignidad y la libertad, el ser humano como fin en sí mismo. Eso lo entendemos todos y, por lo visto, la mayoría estamos de acuerdo. ¿Por qué entonces tenemos la sensación que el mundo se parece más a la ética del miedo de Hobbes (“El hombre es un lobo para el hombre”) que no a la conciencia moral kantiana?
Los tiempos de tribulaciones son óptimos para el pesimismo y el parasitismo. La consideración de que el mundo se hunde y de que no tiene solución gana en adeptos sumidos en los sentimientos morales expresados por P. F. Strawson: el resentimiento, la indignación y la culpa. Todos ellos se manifiestan en nuestras relaciones interpersonales, que, a la postre, determinan el sentido mismo de nuestro comportamiento social.
LIBROS
– "Breve historia de la ética", de Victoria Camps. Editorial RBA.
– "¿Qué significa educar en valores hoy?", de Guillermo Hoyos, Miquel Martínez, Marieta Quintero, Alexander Ruiz y Carlos Thiebaut. Ediciones Octaedro.
– "Tras la virtud", de Alasdair MacIntyre. Editorial Crítica.
– "Crear capacidades", de Martha C. Nussbaum. Editorial Paidós.
– "La educación moral", de Nel Noddings. Amorrortu Ediciones.
...Aspiramos, por el bien de todos, a una mayor sensibilidad moral (respeto y dignidad), una mayor capacidad de ser para uno (responsabilidad), para los demás (vínculos éticos y compasivos) y para el mundo en su conjunto (valores cívicos).
Leer más en El País.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2013/05/30/eps/1369936183_707211.html
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domingo, 2 de junio de 2013
CARMEN REINHART / CATEDRÁTICA DE HARVARD KENNEDY SCHOOL “Dos años más para hacer reformas no van a resolver la falta de crédito”
Carmen Reinhart (La Habana, 1955), catedrática de Sistema Financiero Internacional en la Harvard Kennedy School, defiende que España debe zafarse de su deuda privada mediante una reestructuración si quiere volver a crecer. La economista, que esta semana ha acudido a Sitges a la XXIX Reunión del Círculo de Economía, ha sufrido los ataques de economistas que la han señalado, junto a Kenneth Rogoff, como el baluarte de la austeridad. El motivo de esa polémica —que ha incluido un cruce de acusaciones con Paul Krugman— se debe a que un estudiante halló errores en la hoja de cálculo de un informe que apunta que a medida que la deuda aumenta el crecimiento disminuye. “Se ha distorsionado nuestro trabajo de forma grotesca”, lamenta.
Pregunta. ¿Sigue defendiendo una quita?
Respuesta. La crisis española tiene similitudes con la de Irlanda. En los seis años anteriores se produjo un boom espectacular en el mercado inmobiliario vinculado a un alto nivel de endeudamiento privado. Cuando llega la recesión, esa deuda privada empieza a convertirse en pública.
P. ¿Eso ocurre en España?
R. No tan explícitamente como en Irlanda, pero la socialización de deudas privadas tiene muchas manifestaciones, como el apoyo a instituciones. En EE UU, hasta 2009, las firmas gigantescas del mercado hipotecario Freddie Mac y Fanny Mae estaban en el balance del sector privado. Luego pasaron al público.
P. Llevamos cinco reformas del sistema financiero. ¿Son parches o van en el buen camino?
R. No digo que no vaya en la dirección correcta, pero la velocidad también es importante. Hay que ser realista. La resolución de una crisis de deuda requiere de reconocer que el deudor no va a pagar la deuda que constaba en el contrato original. La devolución ya no existe. El caso de España es complicado porque muchas de las deudas del sistema financiero están contraídas con bancos alemanes, holandeses o franceses. Y una quita en esas deudas tiene consecuencias para los sistemas bancarios de Alemania, Holanda y Francia, que necesitarán más recapitaciones y verán como eso repercute en su hacienda pública. La negociación tampoco es fácil, porque esos tres países tienen poder dentro de la Unión Europea.
P. ¿Significa eso que hubiera sido más efectiva una quita que haber destinado ayudas públicas a la banca?
R. Así es, pero las consecuencias son muy distintas. Si se realizaran transferencias, Alemania podría distribuirlas a lo largo del tiempo. Con una quita, el impacto sería inmediato. Sin embargo, para España eso supone que la resolución va a requerir más tiempo. La crisis de las subprime empieza en verano de 2007. Siempre hablamos de la década perdida de América Latina, pero ¡ya llevamos seis años con esta! Hay que licuar estas montañas de deuda pública y privada de una manera u otra. Y no se hará todo con devoluciones, sino que debe haber recortes.
P. ¿Pero una quita no supondría un estigma para España?
R. Entiendo la resistencia para abordar una reestructuración de deuda soberana, pero la historia apunta que todas las crisis bancarias se resuelven con quiebras, impagos y reestructuraciones. Eso también se puede hacer con leyes domésticas. En EE UU el proceso de ejecuciones hipotecarias ha sido muy desagradable, pero ha ayudado a reducir la deuda de los hogares. La gente se queda sin casa, pero también sin deuda, y en España eso no es así.
P. ¿Cuál debe ser el papel del Banco Central Europeo (BCE)?
R. Puede ayudar a este proceso enormemente. Entiendo que la compra de deuda privada está fuera de su mandato tradicional, pero también la Reserva Federal durante 100 años solo compró bonos del Tesoro y en los últimos años se ha inundado de títulos respaldados por hipotecas. El BCE está posicionado para poder expandir su apoyo de los bonos soberanos a la deuda bancaria senior, que sería una inyección de crédito a instituciones que lo necesitan desesperadamente.
P. ¿Eso sería más eficaz que la barra libre de liquidez?
R. Sí, porque el mecanismo de transmisión falla. El BCE comenzó con la convención de luchar contra la inflación. Ya no vivimos en ese mundo, el riesgo de colapso es mayor por el paro que por la inflación. Lo que planteo no es una herejía, sino crédito dirigido.
P. La Comisión Europea ha dado a España dos años más para cumplir con sus objetivos de déficit. ¿Eso va a ayudar?
R. Dos años más para realizar reformas estructurales no van a resolver el problema de la falta de crédito, que mantiene paralizada la actividad económica. Se requiere al prestamista en última instancia inyectando liquidez.
P. Un estudiante halló errores en la tabla en la que se basaba un estudio que publicó con Kenneth Rogoff en 2010. ¿Eso anula sus conclusiones sobre la relación entre deuda y crecimiento?
R. Para nada. En ese documento encuentran un error: la exclusión alfabética de algunos países cuando hicimos el promedio. El informe de Herndon, Ash y Pollin concluye que cuando el porcentaje de deuda en relación al PIB es del 30% la tasa de crecimiento es del 4,2%, mientras que cuando es superior al 90%, es del 2,2%. Ese es también nuestro resultado: a medida que la deuda aumenta, el crecimiento cae.
P. Les acusan de ser el baluarte intelectual de las políticas de austeridad.
R. En febrero de 2010 yo dije que en Estados Unidos teníamos un problema de deuda y que no era el momento de aplicar medidas de austeridad porque el crecimiento era muy débil.
P. ¿Tal vez ello se debe a que se justifican en sus estudios defensores de la austeridad como Olli Rehn o Wolfgang Schäuble?
R. El hecho es que las deudas de Estados Unidos no cuadran a medio plazo si no se empieza a hacer algún ajuste de medio plazo, tanto en ingresos como en gastos. Pero nosotros, sobre todo yo, trabajamos en ello con el Gang of six, un grupo bipartidista, de tres demócratas y tres republicanos.
P. En las últimas semanas el debate entre Paul Krugman y ustedes ha sido de alto voltaje...
R. El debate sobre la austeridad no se puede hacer en torno a EE UU. Krugman habla de estimular la economía. ¿Está un país como España o Italia, con problemas de acceso al mercado de capitales, en condiciones de financiarse? Se olvidan de que EE UU financia su déficit por cuenta corriente a través de los bancos centrales del resto del mundo. Muchos emergentes compran letras del Tesoro por miedo a que se aprecie su moneda, aun sabiendo que los retornos serán negativos. El debate sobre la austeridad con el marco de EE UU es problemático.
Fuente: El País.
Pregunta. ¿Sigue defendiendo una quita?
Respuesta. La crisis española tiene similitudes con la de Irlanda. En los seis años anteriores se produjo un boom espectacular en el mercado inmobiliario vinculado a un alto nivel de endeudamiento privado. Cuando llega la recesión, esa deuda privada empieza a convertirse en pública.
P. ¿Eso ocurre en España?
R. No tan explícitamente como en Irlanda, pero la socialización de deudas privadas tiene muchas manifestaciones, como el apoyo a instituciones. En EE UU, hasta 2009, las firmas gigantescas del mercado hipotecario Freddie Mac y Fanny Mae estaban en el balance del sector privado. Luego pasaron al público.
P. Llevamos cinco reformas del sistema financiero. ¿Son parches o van en el buen camino?
R. No digo que no vaya en la dirección correcta, pero la velocidad también es importante. Hay que ser realista. La resolución de una crisis de deuda requiere de reconocer que el deudor no va a pagar la deuda que constaba en el contrato original. La devolución ya no existe. El caso de España es complicado porque muchas de las deudas del sistema financiero están contraídas con bancos alemanes, holandeses o franceses. Y una quita en esas deudas tiene consecuencias para los sistemas bancarios de Alemania, Holanda y Francia, que necesitarán más recapitaciones y verán como eso repercute en su hacienda pública. La negociación tampoco es fácil, porque esos tres países tienen poder dentro de la Unión Europea.
P. ¿Significa eso que hubiera sido más efectiva una quita que haber destinado ayudas públicas a la banca?
R. Así es, pero las consecuencias son muy distintas. Si se realizaran transferencias, Alemania podría distribuirlas a lo largo del tiempo. Con una quita, el impacto sería inmediato. Sin embargo, para España eso supone que la resolución va a requerir más tiempo. La crisis de las subprime empieza en verano de 2007. Siempre hablamos de la década perdida de América Latina, pero ¡ya llevamos seis años con esta! Hay que licuar estas montañas de deuda pública y privada de una manera u otra. Y no se hará todo con devoluciones, sino que debe haber recortes.
P. ¿Pero una quita no supondría un estigma para España?
R. Entiendo la resistencia para abordar una reestructuración de deuda soberana, pero la historia apunta que todas las crisis bancarias se resuelven con quiebras, impagos y reestructuraciones. Eso también se puede hacer con leyes domésticas. En EE UU el proceso de ejecuciones hipotecarias ha sido muy desagradable, pero ha ayudado a reducir la deuda de los hogares. La gente se queda sin casa, pero también sin deuda, y en España eso no es así.
P. ¿Cuál debe ser el papel del Banco Central Europeo (BCE)?
R. Puede ayudar a este proceso enormemente. Entiendo que la compra de deuda privada está fuera de su mandato tradicional, pero también la Reserva Federal durante 100 años solo compró bonos del Tesoro y en los últimos años se ha inundado de títulos respaldados por hipotecas. El BCE está posicionado para poder expandir su apoyo de los bonos soberanos a la deuda bancaria senior, que sería una inyección de crédito a instituciones que lo necesitan desesperadamente.
P. ¿Eso sería más eficaz que la barra libre de liquidez?
R. Sí, porque el mecanismo de transmisión falla. El BCE comenzó con la convención de luchar contra la inflación. Ya no vivimos en ese mundo, el riesgo de colapso es mayor por el paro que por la inflación. Lo que planteo no es una herejía, sino crédito dirigido.
P. La Comisión Europea ha dado a España dos años más para cumplir con sus objetivos de déficit. ¿Eso va a ayudar?
R. Dos años más para realizar reformas estructurales no van a resolver el problema de la falta de crédito, que mantiene paralizada la actividad económica. Se requiere al prestamista en última instancia inyectando liquidez.
P. Un estudiante halló errores en la tabla en la que se basaba un estudio que publicó con Kenneth Rogoff en 2010. ¿Eso anula sus conclusiones sobre la relación entre deuda y crecimiento?
R. Para nada. En ese documento encuentran un error: la exclusión alfabética de algunos países cuando hicimos el promedio. El informe de Herndon, Ash y Pollin concluye que cuando el porcentaje de deuda en relación al PIB es del 30% la tasa de crecimiento es del 4,2%, mientras que cuando es superior al 90%, es del 2,2%. Ese es también nuestro resultado: a medida que la deuda aumenta, el crecimiento cae.
P. Les acusan de ser el baluarte intelectual de las políticas de austeridad.
R. En febrero de 2010 yo dije que en Estados Unidos teníamos un problema de deuda y que no era el momento de aplicar medidas de austeridad porque el crecimiento era muy débil.
P. ¿Tal vez ello se debe a que se justifican en sus estudios defensores de la austeridad como Olli Rehn o Wolfgang Schäuble?
R. El hecho es que las deudas de Estados Unidos no cuadran a medio plazo si no se empieza a hacer algún ajuste de medio plazo, tanto en ingresos como en gastos. Pero nosotros, sobre todo yo, trabajamos en ello con el Gang of six, un grupo bipartidista, de tres demócratas y tres republicanos.
P. En las últimas semanas el debate entre Paul Krugman y ustedes ha sido de alto voltaje...
R. El debate sobre la austeridad no se puede hacer en torno a EE UU. Krugman habla de estimular la economía. ¿Está un país como España o Italia, con problemas de acceso al mercado de capitales, en condiciones de financiarse? Se olvidan de que EE UU financia su déficit por cuenta corriente a través de los bancos centrales del resto del mundo. Muchos emergentes compran letras del Tesoro por miedo a que se aprecie su moneda, aun sabiendo que los retornos serán negativos. El debate sobre la austeridad con el marco de EE UU es problemático.
Fuente: El País.
sábado, 1 de junio de 2013
Dios y Beatriz. El caso de Beatriz en El Salvador demuestra hasta dónde llega la obsesión y el cinismo de los fanáticos
Amanecemos casi cada día con la noticia de otra mujer asesinada a manos de un macho que la consideraba una posesión doméstica. Una mezcla de animal de compañía, criada y esclava sexual. Para los que de verdad defienden la vida, creyentes o no, esta modalidad de terror debería ser el primer problema de España. Pero, ¿qué tenemos? Declaraciones breves, balbucientes, con el rostro compungido de quien parece tratar con un enemigo imposible o una fatalidad ancestral. Unas medidas tibias, de quita y pon. Porque al mismo tiempo que la actualidad vomita otro crimen, una comandancia combinada de políticos y jefes religiosos opera con las leyes a la manera del posadero Procusto con los huéspedes en la cama de hierro: les serraba los pies para ajustarlos a las medidas del lecho. Renunciar a dominar, esa es la prueba de la propia libertad. Pero del integrismo prehistórico hemos pasado al poshistórico y la mujer sigue siendo la principal víctima. Y las adolescentes. Y las niñas. Resolvamos de una vez el dilema de la educación ética en España. En vez de Religión o Valores Cívicos deberían enseñarles Artes Marciales. Por cierto, la activista tunecina Amina Tyler está procesada por “profanación” (¡enseñar los pechos!) y portar un “arma inflamable”: un aerosol defensivo. En nombre de Dios, la cuestión es dominar. Serrar los pies a las mujeres. Una identidad delictiva muy internacional. Fe o ideología que ocultan un interés: aprovecharse de ellas. Explotarlas. En casa, en la fábrica, en un prostíbulo. Y para eso hay que anular su voluntad: culpabilizarlas, humillarlas. El caso de Beatriz en El Salvador demuestra hasta dónde llega la obsesión y el cinismo de los fanáticos. Quienes martirizan a esta muchacha son de la casta de los poderosos machos que en Guatemala anularon la condena al genocida Ríos Montt. Si hay un Dios, será también diosa y hembra. Debe estar aterrorizado con esta tropa que lo invoca. Fuente: Manuel Rivas, El Pais.
Martin Luther King y José Martí.
La conocida reflexión de Luther King: “cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas”.
Y antes que todos ellos, José Martí decía: “los malos no triunfan sino donde los buenos son indiferentes”.
Martin Luther King, Jr. (Atlanta, 15 de enero de 1929 – Memphis, 4 de abril de 1968) fue un pastor estadounidense de la iglesia bautista que desarrolló una labor crucial en Estados Unidos al frente del Movimiento por los derechos civiles para los afroamericanos. Leer más aquí.
José Julián Martí Pérez (La Habana, Cuba, 28 de enero de 1853 – Dos Ríos, Cuba, 19 de mayo de 1895) fue un político republicano democrático, pensador, periodista, filósofo y poeta cubano de origen español, creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria. Leer más aquí.
Y antes que todos ellos, José Martí decía: “los malos no triunfan sino donde los buenos son indiferentes”.
Martin Luther King, Jr. (Atlanta, 15 de enero de 1929 – Memphis, 4 de abril de 1968) fue un pastor estadounidense de la iglesia bautista que desarrolló una labor crucial en Estados Unidos al frente del Movimiento por los derechos civiles para los afroamericanos. Leer más aquí.
José Julián Martí Pérez (La Habana, Cuba, 28 de enero de 1853 – Dos Ríos, Cuba, 19 de mayo de 1895) fue un político republicano democrático, pensador, periodista, filósofo y poeta cubano de origen español, creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria. Leer más aquí.
viernes, 31 de mayo de 2013
Castro atribuye malversación y prevaricación a Camps y Barberá. El juez señala que las Administraciones valencianas se doblegaron a las exigencias de Urdangarin
DESCARGABLE Lee íntegro el auto del juez Castro
Prevaricación, malversación de fondos públicos, fraude y falsedad en documentos oficiales.
Esos son los delitos que el juez instructor del caso Nóos, José Castro, atribuye al expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, y a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, por su implicación en la firma de contratos con la fundación de Iñaki Urdangarin.
El titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma, ha remitido al Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana su exposición razonada en torno a los indicios que pesan sobre Camps y Barberá, en relación a su participación en las negociaciones previas a la firma de los convenios para la celebración del Valencia Summit y de los Juegos europeos (nunca celebrados), por los que Nóos percibió alrededor de tres millones de euros públicos.
Castro expone en su auto cómo las Administraciones de doblegaron a las exigencias del yerno del Rey e indica: "Sin el benepláctio del presidente, don Francisco Camps Ortiz, no se comprende ese sometimiento de la Generalitat Valenciana a las exigencias de don Iñaki Urdangaron Liebaert cuya presencia detrás de la Asociación Instituo Nóos era de dominiio público en el ámbito de dicha Administración".
Además, resume las contrataciones alegando que fueron actos estriuctamente "voluntaristas en la medida que no obedecían a procurar el interés general y solo al deseo de doblegarse a las exigencias de don Iñaki Urdangarin".
Tras la exposición motivada remitida por Castro, ahora es el Tribunal Superior de Justicia valenciano el que debe asumir su competencia sobre la causa que implica a Camps y Barberá ya que, como parlamentarios autonómicos, son aforados y es el TSJ el tribunal competente para juzgarlos. Fuente: El País.
Cinco claves para mantener el deseo en la pareja
Fuente: EL PAÍS | 31 de mayo de 2013
Autora invitada: Lara Castro Grañen (Psicóloga y Sexóloga del Institut Gomà. Directora y Fundadora de Placer ConSentido y Sexshopconsentido)
¿Se puede seguir deseando a la pareja tras años de convivencia? ¿Existe compatibilidad entre deseo y estabilidad? Encontraremos la respuesta en el significado de la palabra.
Deseo (Del lat. desidĭum):
1. m. Movimiento afectivo hacia algo que se apetece.
2. m. Acción y efecto de desear.
Movimiento y acción, dos verbos que nos hablan de ser sujetos activos; de hacer que pase, en lugar de esperar a que aparezca. Cuántas veces hemos pensado que ya se había terminado la magia con esa persona y que, si continuábamos con esa relación, nos tendríamos que resignar a una vida de pareja con menos carga pasional de lo que nos gustaría. Cuántas otras veces nos hemos preguntado por qué nos pasaba esto a nosotros cuando, basándonos en todo el bombardeo de (des)información sexual que nos llega a lo largo del día, el resto de mortales viven una sexualidad explosiva, mágica, sorprendente, incesante e insaciable. Pero el mundo, más allá de las apariencias, tiene otra realidad, ya que el deseo sexual suele ser un tema recurrente de conflicto en la pareja y de consulta psicoterapéutica. Desavenencias en la frecuencia sexual, ausencia de relaciones por falta de deseo de uno de los miembros de la pareja, monotonía… ¿Qué podemos hacer para reavivar la llama de la pasión? Responsabilizarnos de nuestra sexualidad y pasar a la acción.
Aunque al inicio de la relación el deseo se encuentre influido por el enamoramiento, lo cierto es que, después, su eje central está formado por la propia decisión de querer mejorarlo. Así que, aunque parezca automático y mágico (y nos lo hayan repetido hasta la saciedad), el deseo es algo que tenemos que propiciar y que está en nuestras manos. Hay que cuestionarse el por qué de esa falta de deseo, en el caso de que esta situación nos provoque malestar. ¿Qué hay detrás del “no me apetece”?
El llamado modelo DESEA, una vez descartados los factores orgánicos (déficits hormonales, fármacos, enfermedades, consumo de estupefacientes, etc.), nos puede ayudar a encontrar el camino hacia la satisfacción sexual. Eso sí, siempre debemos ser nosotros mismos la parte más activa de nuestro propio cambio.
Descubre.
Escucha.
Sorprende.
Empatiza.
Abre.
Detengámonos unos instantes en cada una de las 5 claves.
- Descubre y conoce tu propio cuerpo para poder ser escritor y protagonista de tu sexualidad. ¿Cómo me voy a quejar de que mi pareja no me proporciona placer si ni yo sé qué es lo que me satisface realmente? ¿Cómo podríamos guiar en nuestro propio cuerpo si este nos resulta extraño y desconocido? Cuando exploramos nuestro cuerpo con curiosidad de turista, abrimos al placer cada milímetro de nuestra piel. En cambio, cada vez que dirigimos la mirada crítica hacia esa zona del cuerpo que no nos gusta, la estamos privando del goce. ¿Cómo te sientes cuando te acarician esa parte que te acompleja? ¿Disfrutas de las caricias? Si estoy más pendiente de que mi pareja no descubra ese defecto, que de sentir las sensaciones, lo más probable es que la respuesta sea negativa.
El autoconocimiento erótico, ligado a la aceptación, nos acerca a la satisfacción sexual y hace crecer nuestra autoestima. Cuando le damos a nuestra sexualidad la importancia que se merece, también nos la estamos dando a nosotros como seres sexuales. Y el hecho de conocer qué zonas de mi cuerpo me transmiten las sensaciones más eróticas y cuál es la mejor manera de estimularlas, facilita la comunicación con mi pareja. Lo cual, aumenta la satisfacción en las relaciones sexuales compartidas. ¿Alguna vez os habéis encontrado con una pareja sexual que os estimulaba de una forma que os parecía inadecuada? Pensemos en cuál fue la respuesta que dimos y en si actuamos desde la proactividad o, más bien, desde la pasividad. ¿Estamos esperando a que vengan a despertarnos el placer sexual? El crecimiento sexual y erótico empieza por uno mismo.
- Escucha tu interior. Dirige tu mirada hacia dentro de ti y descubre los pensamientos y las emociones que se vinculan a tu sexualidad. Haz un repaso de tu historia sexual para ver qué mensajes te transmitieron, qué experiencias viviste y pueden haber dejado una huella en ti y, en definitiva, qué construcción has hecho de la sexualidad y de la erótica, ya que son muchos los factores que pueden estar influyendo en la manera cómo percibimos nuestra sexualidad. El miedo al fracaso o a dejarse llevar, la vergüenza de mostrarse y de desnudarse en cuerpo y alma ante otra persona, las altas expectativas, los mitos, los tabús, la ansiedad, la rabia acumulada, la tristeza, la falta de asertividad, los problemas cuotidianos, el estrés, el agotamiento o los celos, son sólo algunos de ellos. Aprender a regular nuestras emociones y cuestionarnos nuestras creencias, nos aproxima al bienestar sexual.
Otro punto importante es el para qué, la finalidad de cada encuentro erótico con nuestra pareja. Cuántas veces, la recompensa de una relación sexual es liberarse de la culpa debida a la baja frecuencia sexual o, simplemente, contentar a la otra persona.
¿Cómo me siento en la relación sexual? ¿Esto hace que quiera repetir y que mi deseo crezca, o más bien provoca todo lo contrario? Pensad en una actividad, situación o lugar que no os guste… ¿Tenéis ganas de volver? Lo mismo ocurre con las relaciones sexuales: Si no nos son gratas, con una vez ya habremos tenido suficiente. En cambio, si algo nos agrada, las probabilidades de querer repetir se incrementan.
- Sorprende a tu deseo y date la oportunidad de sentirlo. La ajetreada vida que llevamos, nos aleja de los momentos de relax y distensión y nos hace centrarnos en las actividades lógicas y analíticas del hemisferio izquierdo, olvidándonos por completo de la pasión y la creatividad del lado derecho del cerebro. Si queremos que el deseo esté presente en nuestras vidas, debemos prestarle atención y darle espacio en ella. Cuidar el deseo significa darle la importancia que nos merece, mimarlo y atenderlo. Darle la ocasión de mostrarse. Alejándonos del tan frecuente pensamiento de que, si algo se planifica, pierde la magia, ya que este es sólo otro mito sexual a desterrar. Planificación y espontaneidad pueden ir de la mano.
Cuántas veces dejamos pasar momentos eróticos por “falta de ganas previas”. ¿Qué pasaría si le diésemos una oportunidad al y por qué no? Esto no significa que no podamos decir que no, pero debemos cuestionarnos a qué le estamos diciendo que no, y qué pasaría si nos concediésemos el beneficio de la duda y nos dejásemos llevar. Quizás hasta nos sorprenderíamos. Alguna razón debe tener el dicho: En comer y rascar, todo es empezar.
- Empatiza con tu pareja y reflexiona acerca de vuestra relación. La calidad de nuestra relación la pareja, incide en la vivencia de la sexualidad. Es una práctica frecuente entre las parejas utilizar las relaciones sexuales para premiar o castigar al otro, en un intento de conseguir lo que uno quiere o de intentar reparar el propio orgullo. De lo que no nos damos cuenta muchas veces es que, en realidad, en este tipo de acciones, nosotros somos los primeros perjudicados. Las luchas de poder, los enfados hacia nuestra pareja y los conflictos sin resolver, crean una gran distancia entre nosotros y, por lo tanto, nos alejan de cualquier encuentro erótico y sensual.
Además, la forma cómo vemos a nuestra pareja también influye en el deseo. En mi práctica clínica, he conocido parejas en las que, por ejemplo, el hecho de que uno de los dos miembros dependiese mucho del otro, creaba en este último una visión más de hijo que de pareja, cosa que provocaba, lógicamente, la diminución de su deseo sexual. Como vemos, el rol que tenemos dentro de nuestra relación, puede determinar el deseo sexual.
Otra fuente de conflictos es la diferencia en la frecuencia sexual deseada por cada miembro de la pareja o las preferencias en cuanto al tipo de prácticas a llevar a cabo. Si mi apetito sexual es mayor que el de mi pareja y siempre me siento rechazado, al final, mi deseo disminuirá. O, si por el contrario, soy el que desea menos y siempre me siento perseguido, nunca me dará tiempo a desear. Son círculos viciosos en los que nos metemos sin ni siquiera darnos cuenta. Debido a que no hay una frecuencia que se considere “normal” para todas las personas, se hace necesario expresar cómo no sentimos, negociar y tomar decisiones, igual que en cualquier otra actividad que compartamos con la pareja.
Y en esta vorágine de actividades cuotidianas de las que hablaba unas líneas más arriba, en muchas ocasiones, se pierden también los espacios de pareja. Causando grandes estragos en el ámbito sexual. En este punto, conviene pensar en qué lugar hemos dejado a la relación de pareja y si ésta es la posición que queremos que ocupe. Y no por lo que se considera “normal” en nuestro entorno, sino por lo que me hace sentir bien a mí. Ya que cada persona elige el espacio que quiere que tenga la sexualidad en su vida, independientemente de las estadísticas.
Fomentando espacios de comunicación constructiva y de resolución de conflictos, aumentaremos la calidad de la relación y de las relaciones.
- Abre tu mente y erotízala. Erotizar la mente es hacer que la sexualidad esté presente. Pero no sólo en el momento de meternos en la cama (en el caso de que ahí lo esté), sino que vayamos dispensando dosis de erotismo a lo largo del día, como una pastilla de liberación lenta. De esta manera, haremos crecer la complicidad con nuestra pareja y el deseo por un encuentro sexual.
Erotizar la mente es creatividad. Es seducción. Es fantasía y es conseguir no ser predecible para la otra persona. Es pasar por una reeducación sexual y afectiva en la que, en muchas ocasiones, nos tocará desaprender los mitos que nos contaron. Actualizarnos y ampliar conocimientos.
Cuando nos cuestionamos de qué manera estamos viviendo nuestra sexualidad, nos damos la oportunidad de hacer los cambios necesarios para vivirla cómo realmente queremos. Y así es como llegamos al bienestar. Además, en este proceso de introspección, también nos podemos dar cuenta de que el problema sólo se presenta cuando nos comparamos con otras personas. Pero la realidad es que la verdadera brújula está en nuestro interior y ella es la que nos guiará en el camino hacia la satisfacción sexual.
¿De qué manera quieres vivir tu sexualidad? ¿Cuál es la decisión que quieres tomar?
Autora invitada: Lara Castro Grañen (Psicóloga y Sexóloga del Institut Gomà. Directora y Fundadora de Placer ConSentido y Sexshopconsentido)
¿Se puede seguir deseando a la pareja tras años de convivencia? ¿Existe compatibilidad entre deseo y estabilidad? Encontraremos la respuesta en el significado de la palabra.
Deseo (Del lat. desidĭum):
1. m. Movimiento afectivo hacia algo que se apetece.
2. m. Acción y efecto de desear.
Movimiento y acción, dos verbos que nos hablan de ser sujetos activos; de hacer que pase, en lugar de esperar a que aparezca. Cuántas veces hemos pensado que ya se había terminado la magia con esa persona y que, si continuábamos con esa relación, nos tendríamos que resignar a una vida de pareja con menos carga pasional de lo que nos gustaría. Cuántas otras veces nos hemos preguntado por qué nos pasaba esto a nosotros cuando, basándonos en todo el bombardeo de (des)información sexual que nos llega a lo largo del día, el resto de mortales viven una sexualidad explosiva, mágica, sorprendente, incesante e insaciable. Pero el mundo, más allá de las apariencias, tiene otra realidad, ya que el deseo sexual suele ser un tema recurrente de conflicto en la pareja y de consulta psicoterapéutica. Desavenencias en la frecuencia sexual, ausencia de relaciones por falta de deseo de uno de los miembros de la pareja, monotonía… ¿Qué podemos hacer para reavivar la llama de la pasión? Responsabilizarnos de nuestra sexualidad y pasar a la acción.
Aunque al inicio de la relación el deseo se encuentre influido por el enamoramiento, lo cierto es que, después, su eje central está formado por la propia decisión de querer mejorarlo. Así que, aunque parezca automático y mágico (y nos lo hayan repetido hasta la saciedad), el deseo es algo que tenemos que propiciar y que está en nuestras manos. Hay que cuestionarse el por qué de esa falta de deseo, en el caso de que esta situación nos provoque malestar. ¿Qué hay detrás del “no me apetece”?
El llamado modelo DESEA, una vez descartados los factores orgánicos (déficits hormonales, fármacos, enfermedades, consumo de estupefacientes, etc.), nos puede ayudar a encontrar el camino hacia la satisfacción sexual. Eso sí, siempre debemos ser nosotros mismos la parte más activa de nuestro propio cambio.
Descubre.
Escucha.
Sorprende.
Empatiza.
Abre.
Detengámonos unos instantes en cada una de las 5 claves.
- Descubre y conoce tu propio cuerpo para poder ser escritor y protagonista de tu sexualidad. ¿Cómo me voy a quejar de que mi pareja no me proporciona placer si ni yo sé qué es lo que me satisface realmente? ¿Cómo podríamos guiar en nuestro propio cuerpo si este nos resulta extraño y desconocido? Cuando exploramos nuestro cuerpo con curiosidad de turista, abrimos al placer cada milímetro de nuestra piel. En cambio, cada vez que dirigimos la mirada crítica hacia esa zona del cuerpo que no nos gusta, la estamos privando del goce. ¿Cómo te sientes cuando te acarician esa parte que te acompleja? ¿Disfrutas de las caricias? Si estoy más pendiente de que mi pareja no descubra ese defecto, que de sentir las sensaciones, lo más probable es que la respuesta sea negativa.
El autoconocimiento erótico, ligado a la aceptación, nos acerca a la satisfacción sexual y hace crecer nuestra autoestima. Cuando le damos a nuestra sexualidad la importancia que se merece, también nos la estamos dando a nosotros como seres sexuales. Y el hecho de conocer qué zonas de mi cuerpo me transmiten las sensaciones más eróticas y cuál es la mejor manera de estimularlas, facilita la comunicación con mi pareja. Lo cual, aumenta la satisfacción en las relaciones sexuales compartidas. ¿Alguna vez os habéis encontrado con una pareja sexual que os estimulaba de una forma que os parecía inadecuada? Pensemos en cuál fue la respuesta que dimos y en si actuamos desde la proactividad o, más bien, desde la pasividad. ¿Estamos esperando a que vengan a despertarnos el placer sexual? El crecimiento sexual y erótico empieza por uno mismo.
- Escucha tu interior. Dirige tu mirada hacia dentro de ti y descubre los pensamientos y las emociones que se vinculan a tu sexualidad. Haz un repaso de tu historia sexual para ver qué mensajes te transmitieron, qué experiencias viviste y pueden haber dejado una huella en ti y, en definitiva, qué construcción has hecho de la sexualidad y de la erótica, ya que son muchos los factores que pueden estar influyendo en la manera cómo percibimos nuestra sexualidad. El miedo al fracaso o a dejarse llevar, la vergüenza de mostrarse y de desnudarse en cuerpo y alma ante otra persona, las altas expectativas, los mitos, los tabús, la ansiedad, la rabia acumulada, la tristeza, la falta de asertividad, los problemas cuotidianos, el estrés, el agotamiento o los celos, son sólo algunos de ellos. Aprender a regular nuestras emociones y cuestionarnos nuestras creencias, nos aproxima al bienestar sexual.
Otro punto importante es el para qué, la finalidad de cada encuentro erótico con nuestra pareja. Cuántas veces, la recompensa de una relación sexual es liberarse de la culpa debida a la baja frecuencia sexual o, simplemente, contentar a la otra persona.
¿Cómo me siento en la relación sexual? ¿Esto hace que quiera repetir y que mi deseo crezca, o más bien provoca todo lo contrario? Pensad en una actividad, situación o lugar que no os guste… ¿Tenéis ganas de volver? Lo mismo ocurre con las relaciones sexuales: Si no nos son gratas, con una vez ya habremos tenido suficiente. En cambio, si algo nos agrada, las probabilidades de querer repetir se incrementan.
- Sorprende a tu deseo y date la oportunidad de sentirlo. La ajetreada vida que llevamos, nos aleja de los momentos de relax y distensión y nos hace centrarnos en las actividades lógicas y analíticas del hemisferio izquierdo, olvidándonos por completo de la pasión y la creatividad del lado derecho del cerebro. Si queremos que el deseo esté presente en nuestras vidas, debemos prestarle atención y darle espacio en ella. Cuidar el deseo significa darle la importancia que nos merece, mimarlo y atenderlo. Darle la ocasión de mostrarse. Alejándonos del tan frecuente pensamiento de que, si algo se planifica, pierde la magia, ya que este es sólo otro mito sexual a desterrar. Planificación y espontaneidad pueden ir de la mano.
Cuántas veces dejamos pasar momentos eróticos por “falta de ganas previas”. ¿Qué pasaría si le diésemos una oportunidad al y por qué no? Esto no significa que no podamos decir que no, pero debemos cuestionarnos a qué le estamos diciendo que no, y qué pasaría si nos concediésemos el beneficio de la duda y nos dejásemos llevar. Quizás hasta nos sorprenderíamos. Alguna razón debe tener el dicho: En comer y rascar, todo es empezar.
- Empatiza con tu pareja y reflexiona acerca de vuestra relación. La calidad de nuestra relación la pareja, incide en la vivencia de la sexualidad. Es una práctica frecuente entre las parejas utilizar las relaciones sexuales para premiar o castigar al otro, en un intento de conseguir lo que uno quiere o de intentar reparar el propio orgullo. De lo que no nos damos cuenta muchas veces es que, en realidad, en este tipo de acciones, nosotros somos los primeros perjudicados. Las luchas de poder, los enfados hacia nuestra pareja y los conflictos sin resolver, crean una gran distancia entre nosotros y, por lo tanto, nos alejan de cualquier encuentro erótico y sensual.
Además, la forma cómo vemos a nuestra pareja también influye en el deseo. En mi práctica clínica, he conocido parejas en las que, por ejemplo, el hecho de que uno de los dos miembros dependiese mucho del otro, creaba en este último una visión más de hijo que de pareja, cosa que provocaba, lógicamente, la diminución de su deseo sexual. Como vemos, el rol que tenemos dentro de nuestra relación, puede determinar el deseo sexual.
Otra fuente de conflictos es la diferencia en la frecuencia sexual deseada por cada miembro de la pareja o las preferencias en cuanto al tipo de prácticas a llevar a cabo. Si mi apetito sexual es mayor que el de mi pareja y siempre me siento rechazado, al final, mi deseo disminuirá. O, si por el contrario, soy el que desea menos y siempre me siento perseguido, nunca me dará tiempo a desear. Son círculos viciosos en los que nos metemos sin ni siquiera darnos cuenta. Debido a que no hay una frecuencia que se considere “normal” para todas las personas, se hace necesario expresar cómo no sentimos, negociar y tomar decisiones, igual que en cualquier otra actividad que compartamos con la pareja.
Y en esta vorágine de actividades cuotidianas de las que hablaba unas líneas más arriba, en muchas ocasiones, se pierden también los espacios de pareja. Causando grandes estragos en el ámbito sexual. En este punto, conviene pensar en qué lugar hemos dejado a la relación de pareja y si ésta es la posición que queremos que ocupe. Y no por lo que se considera “normal” en nuestro entorno, sino por lo que me hace sentir bien a mí. Ya que cada persona elige el espacio que quiere que tenga la sexualidad en su vida, independientemente de las estadísticas.
Fomentando espacios de comunicación constructiva y de resolución de conflictos, aumentaremos la calidad de la relación y de las relaciones.
- Abre tu mente y erotízala. Erotizar la mente es hacer que la sexualidad esté presente. Pero no sólo en el momento de meternos en la cama (en el caso de que ahí lo esté), sino que vayamos dispensando dosis de erotismo a lo largo del día, como una pastilla de liberación lenta. De esta manera, haremos crecer la complicidad con nuestra pareja y el deseo por un encuentro sexual.
Erotizar la mente es creatividad. Es seducción. Es fantasía y es conseguir no ser predecible para la otra persona. Es pasar por una reeducación sexual y afectiva en la que, en muchas ocasiones, nos tocará desaprender los mitos que nos contaron. Actualizarnos y ampliar conocimientos.
Cuando nos cuestionamos de qué manera estamos viviendo nuestra sexualidad, nos damos la oportunidad de hacer los cambios necesarios para vivirla cómo realmente queremos. Y así es como llegamos al bienestar. Además, en este proceso de introspección, también nos podemos dar cuenta de que el problema sólo se presenta cuando nos comparamos con otras personas. Pero la realidad es que la verdadera brújula está en nuestro interior y ella es la que nos guiará en el camino hacia la satisfacción sexual.
¿De qué manera quieres vivir tu sexualidad? ¿Cuál es la decisión que quieres tomar?
jueves, 30 de mayo de 2013
¿Qué pasó en Islandia?
Vicenç Navarro. Público
Para muchas opciones de izquierdas, Islandia era un punto de referencia, mostrando el camino que las fuerzas progresistas debían seguir. Esta visión, ampliamente extendida, estaba basada en una lectura de lo que había ocurrido en aquel país durante el periodo entre 2008 y 2009, cuando la población se rebeló en contra de que el Estado salvara a los bancos que habían llevado el país a la ruina mediante sus actividades especulativas. En lugar de salvarlos, la población exigió que se llevara a los tribunales a los dirigentes de los bancos y al gobierno que los había supervisado y ayudado en sus especulaciones, demandando también que se estableciera una nueva Constitución basada en una amplia participación popular, eligiendo una coalición de un partido de izquierda, el Partido Socialdemócrata, con el Partido Verde, para que se constituyera en gobierno y dirigiera el país en el periodo de Transición. Tal versión de los hechos permitía un optimismo a las fuerzas progresistas y democráticas de otros países europeos que habían experimentado crisis financieras semejantes, consecuencia también del comportamiento especulativo de la banca, facilitado por la desregulación financiera, en boga durante el periodo neoliberal iniciado en los años ochenta. Es más, en esta versión se suponía que si un país tan pequeño como Islandia (320.000 habitantes) había hecho lo que había hecho, otros podrían también hacerlo.
Cinco años más tarde, sin embargo, la coalición de izquierdas fue masivamente derrotada y salió vencedora la única coalición de partidos de derechas, la misma que había sido prácticamente expulsada del gobierno por considerársela responsable de la enorme crisis que llevó al país al desastre. ¿Por qué? ¿Qué había pasado?
La respuesta conservadora y liberal
La respuesta que han dado la mayoría de medios conservadores y liberales a esta pregunta es la de que considera la derrota de las izquierdas a su falta de realismo y experiencia de gobierno que, intentando aplicar medidas utópicas e irreales, antagonizaron a la población, votando de nuevo a aquellas fuerzas políticas más realistas, más pragmáticas y con mayor experiencia gubernamental, terminando con el periodo experimental iniciado en las revueltas bien intencionadas (las derechas siempre son muy condescendientes hacia las izquierdas y hacia los movimientos sociales) pero excesivamente ingenuas y poco realistas, del periodo 2008-2009. La votación en la última elección, pues, traduciría una vuelta a la realidad.
Tal versión muy sesgada a favor de las derechas carece, sin embargo, de credibilidad. Lo que ha ocurrido es muy distinto a lo que se refleja en esta versión de los hechos. En realidad, es casi opuesto a lo que tales voces indican. Lo que pasó fue un indicador más del desfase entre los movimientos sociales que tuvieron un enorme impacto en lo acaecido en el periodo 2008-2009 y los partidos políticos con representación parlamentaria, incluyendo los de izquierda, que intentaron canalizar tales movimientos. Este desfase y distancia explica que, una vez elegidos, los partidos gobernantes de izquierda (el Partido Socialdemócrata y el Partido Verde), aunque sensibles a algunas de las demandas de los movimientos sociales y del enorme movimiento popular, siguieron políticas distintas, e incluso opuestas, a las que tales movilizaciones habían exigido, creando una gran frustración y decepción, que explica su merecida derrota en las últimas elecciones, las primeras en las que la población pudo expresar su desagrado. Veamos los datos.
El colapso de los tres bancos (que se dejaron colapsar por parte del Estado) –Glitnir, Kaupthing y Landsbanki- en 2008 era inevitable y hubiera sido imposible para el Estado poder absorber su deuda (que era diez veces mayor que su PIB). La exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que Islandia pagara a los acreedores –principalmente bancos británicos y holandeses- era irrealizable. De ahí el enfado e indignación de la mayoría de la población que salió a la calle. Tal exigencia del FMI era, además, profundamente injusta, pues demandaba que fuera la población islandesa la que pagara a los acreedores por deudas contraídas por responsables bancarios islandeses en complicidad con personalidades políticas, que carecían de mandato popular para llevarlas a cabo (una situación idéntica a la ocurrida, por cierto, en España).
En respuesta a este enfado, la estructura de poder (banqueros, magnates de flotas pesqueras y grandes empresas) se vio en la necesidad de ceder, pues la situación había alcanzado niveles amenazantes para sus intereses. Pero su intento se basó en diluir la aplicación de tales exigencias. Un banquero, por ejemplo, fue llevado a los tribunales, pero muchos otros (la mayoría) salieron ilesos. Y la coalición elegida contribuyó en gran manera a esta dilución. Lo que los conservadores y liberales definieron como realismo era una moderación y práctica pactista parlamentaria que frustró a los movimientos sociales que les votaron. Ni que decir tiene que tal coalición hizo reformas que paliaron algo la situación desastrosa que la crisis había creado entre la clase trabajadora. (ver Laurie Penny “Iceland’s elections: A shattered fairy tale”, New Stateman, 08/05/2013).
El desfase entre el Nuevo gobierno y los movimientos sociales
Pero el gran error de la coalición gobernante fue creer que el futuro de Islandia estaba en la Unión Europea. Tal creencia estaba reflejada en su programa electoral, elemento no compartido por la mayoría de la población, que estaba en contra de la integración de Islandia en la UE. La coalición de izquierdas que se había opuesto a las exigencias del FMI (a que se pagara a los acreedores europeos) aceptaba ahora, en cambio, las políticas de austeridad que dictaba la Troika (el mismo FMI junto con el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) como condición para su entrada a la Unión Europea. La aceptación de tales prácticas de austeridad fue la causa de la enorme frustración y desencanto de la población hacia el gobierno de coalición de izquierdas y su posterior derrota electoral. Fue este movimiento a la derecha del gobierno de izquierdas el que causó su fracaso electoral, tal como ha ocurrido en todos los gobiernos de izquierda que han seguido tales políticas de austeridad en la UE (ver José M. Tirado “Iceland’s Crippling Elections”, CounterPunch, 29.04.13). Este gran desfase entre los movimientos sociales (que exigían cambios más profundos, e incluso opuestos en algunos puntos importantes, a los que se estaban realizando) por una parte, y los partidos de izquierda (que se caracterizaron por su gran moderación y escasa vocación transformadora, temerosos de enfrentarse con la estructura de poder del país) por la otra, originaron este debacle electoral. Contribuyó a ello la desmovilización de los movimientos sociales tras la elección del gobierno de coalición de izquierdas.
Fue esta derrota de las izquierdas la que causó la victoria de las derechas, las cuales no compartían el entusiasmo de las izquierdas por la Unión Europea. El partido mayoritario dentro de las derechas era el partido agrícola y de la pesca, temeroso de la integración en la UE. Y un elemento central de sus campañas fue prometer reducir el enorme endeudamiento familiar a base de concesiones públicas que, con carácter de rentabilidad, tenían gran atractivo popular. Ahora bien, la mayor causa de la derrota de la coalición de izquierdas fue la enorme decepción que sus políticas crearon. País tras país, partidos gobernantes de izquierda han sido expulsados del poder por aplicar políticas de austeridad que carecían de apoyo y mandato popular. Así de claro.
Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2013/05/28/que-paso-en-islandia/
Para muchas opciones de izquierdas, Islandia era un punto de referencia, mostrando el camino que las fuerzas progresistas debían seguir. Esta visión, ampliamente extendida, estaba basada en una lectura de lo que había ocurrido en aquel país durante el periodo entre 2008 y 2009, cuando la población se rebeló en contra de que el Estado salvara a los bancos que habían llevado el país a la ruina mediante sus actividades especulativas. En lugar de salvarlos, la población exigió que se llevara a los tribunales a los dirigentes de los bancos y al gobierno que los había supervisado y ayudado en sus especulaciones, demandando también que se estableciera una nueva Constitución basada en una amplia participación popular, eligiendo una coalición de un partido de izquierda, el Partido Socialdemócrata, con el Partido Verde, para que se constituyera en gobierno y dirigiera el país en el periodo de Transición. Tal versión de los hechos permitía un optimismo a las fuerzas progresistas y democráticas de otros países europeos que habían experimentado crisis financieras semejantes, consecuencia también del comportamiento especulativo de la banca, facilitado por la desregulación financiera, en boga durante el periodo neoliberal iniciado en los años ochenta. Es más, en esta versión se suponía que si un país tan pequeño como Islandia (320.000 habitantes) había hecho lo que había hecho, otros podrían también hacerlo.
Cinco años más tarde, sin embargo, la coalición de izquierdas fue masivamente derrotada y salió vencedora la única coalición de partidos de derechas, la misma que había sido prácticamente expulsada del gobierno por considerársela responsable de la enorme crisis que llevó al país al desastre. ¿Por qué? ¿Qué había pasado?
La respuesta conservadora y liberal
La respuesta que han dado la mayoría de medios conservadores y liberales a esta pregunta es la de que considera la derrota de las izquierdas a su falta de realismo y experiencia de gobierno que, intentando aplicar medidas utópicas e irreales, antagonizaron a la población, votando de nuevo a aquellas fuerzas políticas más realistas, más pragmáticas y con mayor experiencia gubernamental, terminando con el periodo experimental iniciado en las revueltas bien intencionadas (las derechas siempre son muy condescendientes hacia las izquierdas y hacia los movimientos sociales) pero excesivamente ingenuas y poco realistas, del periodo 2008-2009. La votación en la última elección, pues, traduciría una vuelta a la realidad.
Tal versión muy sesgada a favor de las derechas carece, sin embargo, de credibilidad. Lo que ha ocurrido es muy distinto a lo que se refleja en esta versión de los hechos. En realidad, es casi opuesto a lo que tales voces indican. Lo que pasó fue un indicador más del desfase entre los movimientos sociales que tuvieron un enorme impacto en lo acaecido en el periodo 2008-2009 y los partidos políticos con representación parlamentaria, incluyendo los de izquierda, que intentaron canalizar tales movimientos. Este desfase y distancia explica que, una vez elegidos, los partidos gobernantes de izquierda (el Partido Socialdemócrata y el Partido Verde), aunque sensibles a algunas de las demandas de los movimientos sociales y del enorme movimiento popular, siguieron políticas distintas, e incluso opuestas, a las que tales movilizaciones habían exigido, creando una gran frustración y decepción, que explica su merecida derrota en las últimas elecciones, las primeras en las que la población pudo expresar su desagrado. Veamos los datos.
El colapso de los tres bancos (que se dejaron colapsar por parte del Estado) –Glitnir, Kaupthing y Landsbanki- en 2008 era inevitable y hubiera sido imposible para el Estado poder absorber su deuda (que era diez veces mayor que su PIB). La exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que Islandia pagara a los acreedores –principalmente bancos británicos y holandeses- era irrealizable. De ahí el enfado e indignación de la mayoría de la población que salió a la calle. Tal exigencia del FMI era, además, profundamente injusta, pues demandaba que fuera la población islandesa la que pagara a los acreedores por deudas contraídas por responsables bancarios islandeses en complicidad con personalidades políticas, que carecían de mandato popular para llevarlas a cabo (una situación idéntica a la ocurrida, por cierto, en España).
En respuesta a este enfado, la estructura de poder (banqueros, magnates de flotas pesqueras y grandes empresas) se vio en la necesidad de ceder, pues la situación había alcanzado niveles amenazantes para sus intereses. Pero su intento se basó en diluir la aplicación de tales exigencias. Un banquero, por ejemplo, fue llevado a los tribunales, pero muchos otros (la mayoría) salieron ilesos. Y la coalición elegida contribuyó en gran manera a esta dilución. Lo que los conservadores y liberales definieron como realismo era una moderación y práctica pactista parlamentaria que frustró a los movimientos sociales que les votaron. Ni que decir tiene que tal coalición hizo reformas que paliaron algo la situación desastrosa que la crisis había creado entre la clase trabajadora. (ver Laurie Penny “Iceland’s elections: A shattered fairy tale”, New Stateman, 08/05/2013).
El desfase entre el Nuevo gobierno y los movimientos sociales
Pero el gran error de la coalición gobernante fue creer que el futuro de Islandia estaba en la Unión Europea. Tal creencia estaba reflejada en su programa electoral, elemento no compartido por la mayoría de la población, que estaba en contra de la integración de Islandia en la UE. La coalición de izquierdas que se había opuesto a las exigencias del FMI (a que se pagara a los acreedores europeos) aceptaba ahora, en cambio, las políticas de austeridad que dictaba la Troika (el mismo FMI junto con el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) como condición para su entrada a la Unión Europea. La aceptación de tales prácticas de austeridad fue la causa de la enorme frustración y desencanto de la población hacia el gobierno de coalición de izquierdas y su posterior derrota electoral. Fue este movimiento a la derecha del gobierno de izquierdas el que causó su fracaso electoral, tal como ha ocurrido en todos los gobiernos de izquierda que han seguido tales políticas de austeridad en la UE (ver José M. Tirado “Iceland’s Crippling Elections”, CounterPunch, 29.04.13). Este gran desfase entre los movimientos sociales (que exigían cambios más profundos, e incluso opuestos en algunos puntos importantes, a los que se estaban realizando) por una parte, y los partidos de izquierda (que se caracterizaron por su gran moderación y escasa vocación transformadora, temerosos de enfrentarse con la estructura de poder del país) por la otra, originaron este debacle electoral. Contribuyó a ello la desmovilización de los movimientos sociales tras la elección del gobierno de coalición de izquierdas.
Fue esta derrota de las izquierdas la que causó la victoria de las derechas, las cuales no compartían el entusiasmo de las izquierdas por la Unión Europea. El partido mayoritario dentro de las derechas era el partido agrícola y de la pesca, temeroso de la integración en la UE. Y un elemento central de sus campañas fue prometer reducir el enorme endeudamiento familiar a base de concesiones públicas que, con carácter de rentabilidad, tenían gran atractivo popular. Ahora bien, la mayor causa de la derrota de la coalición de izquierdas fue la enorme decepción que sus políticas crearon. País tras país, partidos gobernantes de izquierda han sido expulsados del poder por aplicar políticas de austeridad que carecían de apoyo y mandato popular. Así de claro.
Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2013/05/28/que-paso-en-islandia/
Dashiell Hammett en Wall Street
Manuel Fernández-Cuesta. eldiario.es
La lectura de Hammett, a la luz del estado de corrupción permanente, es más que un reconocimiento literario: es una manera directa, seca y salvaje, hard-boiled, de entender qué está ocurriendo.
“Me han contado que tanto el alcalde como el gobernador son de su propiedad: así que harán lo que usted les diga.”
Dashiell Hammett, Cosecha roja (1929)
El 10 de enero de 1961 moría, Hospital Lennox Hill, Nueva York, Samuel Dashiell Hammett, el escritor que, como dijo Raymond Chandler “restituyó el crimen a su lugar natural: la calle”. El expediente del FBI, veinticinco años bajo vigilancia, sospechoso de actividades antiamericanas según la Comisión McCarthy, es decir, comunista, tenía 278 páginas. Uno de los guionistas mejor pagados de Hollywood al final de los años 30, el creador de personajes como Sam Spade y Nick y Nora Charles, acabó endeudado, perseguido por la justicia y el alcohol, devorado por un cáncer de pulmón. La lectura de Hammett, a la luz del estado de corrupción permanente, es más que un reconocimiento literario: es una manera directa, seca y salvaje, hard-boiled, de entender qué está ocurriendo -mientras una banda de gangsters dispara sobre la nuca del Estado de bienestar- detrás de las cortinas, en el aterciopelado reservado de un restaurante, allí donde gestos y palabras se convierten en testaferros, paraísos fiscales, recalificaciones, ingeniería financiera, sobornos: política y economía.
Alejado de la novela policíaca (o de crímenes) convencional, ajeno a los salones de caoba, las copas de jerez y el primoroso arte de la deducción, la obra de Hammett, arqueólogo del incierto presente, patea la calle, se sumerge y bucea en ella, rastrea bares sin luz, callejones, hasta comprender lo oculto, aquello que no se debe saber, aquello de lo que no se puede hablar. Su silencio ético le llevará a la cárcel, seis meses, en 1951, al negarse a colaborar con unos interrogatorios abusivos, carentes de legitimidad. Figurar en “la lista negra” era una moderna y definitiva condena al ostracismo. Ser acusado, en el país de la libertad, de algo parecido a “desafección al régimen”, suponía exclusión social, laboral. Hammett ya no escribía.
Su última obra larga, El hombre delgado (1934), más allá de clasificaciones académicas y géneros narrativos, desvela lo arbitrario de la autoridad al tiempo que rompe, para siempre, los cristales del orden social. Todo tenemos -frente a la irrefrenable destrucción de lo social- algo de huidizos agentes de La Continental. Del mismo modo que el propio autor conservó siempre, sombrero, gomina, bigote y tabaco sin filtro, ese aire entre cínico y descreído de detective, en Baltimore, de la Agencia Pinkerton.
Resulta paradójico que Hammett, escritor cercano a la mirada realista de Faulkner, Steinbeck o Hemingway, miembro del Partido Comunista de EEUU y del Congreso de Derechos Civiles de Nueva York, antifascista en la década de los treinta, activista político desde que abandonó la escritura (quizá pensó que no podía decir más), fuera voluntario -no existe contradicción- en las dos guerras mundiales del siglo XX. Violentamente moral, ajeno a la idea del interés y el beneficio, su Sam Spade, interpretado por Humprhey Bogart en El halcón maltés (John Huston, 1941), contiene -por ejemplo- todos los matices psicológicos del que se sabe condenado, de antemano, por diferente.
En sus novelas y relatos, los diálogos rasgan el aire y la tensión narrativa golpea al lector; el ritmo, entre el sincopado ragtime y el lacónico jazz de Chicago, hace casi imposible respirar y las metáforas, afiladas garras, desvelan una acidez que brota de un estómago inundado de ginebra. Radical en su prosa, Hammett huye de la justicia poética que acompaña la derrota, pese al halo de prestigio, incomprensible, que conlleva. Veterano combatiente, su cuerpo reposa en el Cementerio Nacional de Arlington (Virginia), un cementerio militar pegado al Pentágono y escoltado por el río Potomac, junto al Memorial de Iwo Jima, la Tumba al soldado desconocido y los hermanos Kennedy. El destino parece una petaca de whisky olvidada en una gabardina: inútil.
Frente a la inicial tradición detectivesca (Poe, Conan Doyle, Chesterton, entre otros), trufada de elegancia discursiva, enigmas y agradable lectura, Hammett observará la realidad y los conflictos humanos desde otro sitio. Su punto de vista será ético, político, una mirada desgarrada y alternativa, descriptiva del desorden, que debería ser leída hoy como necesario contrapunto al erotismo light que nos invade, al culto a la extrema sensibilidad del “ego mutante” y a la banalidad que preside nuestra existencia. Los personajes serán esbozados con pinceladas descriptivas y diálogos que callan más de lo que expresan. Las escenas, encadenadas, se resolverán en dos frases o en una conversación entrecortada por un disparo.
Todo en Hammett está teñido de incredulidad e ironía. Tanto en las tramas y argumentos como en la resolución (o no resolución) de los hechos, Hammett muestra con claridad -Robespierre y Marx al fondo- que las condiciones materiales determinan el lugar desde el que se mira, cómo se piensa y qué se dice: el lugar de la libertad. La podredumbre moral de la sociedad (y sus consecuencias) será el tema de su (nuestro) tiempo. Hammett describirá, brochazos de verdad, la miseria que se pretende ocultar: el espacio del capitalismo.
Es fácil acceder a sus libros. Existen varias ediciones, muchas, con excelentes traducciones. He transportado dos volúmenes por varios países. Manejo, en este momento, la edición de Debate, Novelas y Relatos, Madrid, 1994, con notas introductorias de C. Bértolo, al que he usurpado, al límite del plagio, algunas de las ideas aquí expuestas. El halcón maltés, La llave de cristal, La maldición de los Dain o sus cuentos recogidos en Un hombre llamado Spade, Muerte y Cía o Ciudad de pesadilla, por citar solo algunos textos, arrojan un esperpéntico destello de neón sobre el sentido de las relaciones sociales y el submundo que acompaña las diferentes formas de explotación. Pese a que algunas palabras hayan perdido su sentido originario, pese a que el paso del tiempo haya alterado el contenido de los diccionarios hasta hacerlos irreconocibles, quede fijada aquí la siguiente afirmación: Hammett es un escritor materialista. Materialista y dialéctico. Un autor imprescindible para comprender el presente.
Comprometido (otro término desacreditado por el neoliberalismo) con la realidad y el tiempo que le tocó vivir, afín a los republicanos españoles durante la Guerra de España, Hammett, sentado ante la llamada Comisión McCarthy, preguntado sobre las actividades del Congreso de Derechos Civiles, sostuvo una posición parecida a la denominada “estrategia de ruptura”, teorizada años después, en la Argelia colonial, por el abogado Jacques Vergès. Como dijo ante las humillantes e ilegítimas preguntas, responder “suponía reconocer en primera instancia que el Estado tenía derecho a formular semejantes preguntas”. Esta responsabilidad moral, la determinación de su razón cívica, le costó, ya se ha dicho, la cárcel.
Considerada género menor, despreciada -durante muchos años- por la crítica, la novela negra, una variante ágil y directa del realismo social, se alza hoy, igual que lo hizo en los años 30, como la mejor manera, quizá la menos afectada, de contar los dobleces de la realidad. Políticos corruptos, el mercado -grandes corporaciones transnacionales- que determina, con decisiones tomadas en secretos consejos de administración, la vida y destino de millones de personas, los medios de comunicación, transmisores del pensamiento dominante, comprados a golpe de anuncio y subvenciones o jueces presionados por instancias jerárquicas superiores serían, en la actualidad, perfectos personajes. Las tramas posibles son conocidas, en Wall street y en cualquier rincón del mundo.
Detective de lo real, Dashiell Hammett (1894-1961) mostró, como pocos, las vísceras del sistema. Leer sus obras, frente al oscurantismo del presente eterno, no es una mera cuestión literaria. Es una forma más de resistencia y combate.
Fuente: http://www.eldiario.es/zonacritica/Dashiell-Hammett-Wall-Street_6_135846438.html
La lectura de Hammett, a la luz del estado de corrupción permanente, es más que un reconocimiento literario: es una manera directa, seca y salvaje, hard-boiled, de entender qué está ocurriendo.
“Me han contado que tanto el alcalde como el gobernador son de su propiedad: así que harán lo que usted les diga.”
Dashiell Hammett, Cosecha roja (1929)
El 10 de enero de 1961 moría, Hospital Lennox Hill, Nueva York, Samuel Dashiell Hammett, el escritor que, como dijo Raymond Chandler “restituyó el crimen a su lugar natural: la calle”. El expediente del FBI, veinticinco años bajo vigilancia, sospechoso de actividades antiamericanas según la Comisión McCarthy, es decir, comunista, tenía 278 páginas. Uno de los guionistas mejor pagados de Hollywood al final de los años 30, el creador de personajes como Sam Spade y Nick y Nora Charles, acabó endeudado, perseguido por la justicia y el alcohol, devorado por un cáncer de pulmón. La lectura de Hammett, a la luz del estado de corrupción permanente, es más que un reconocimiento literario: es una manera directa, seca y salvaje, hard-boiled, de entender qué está ocurriendo -mientras una banda de gangsters dispara sobre la nuca del Estado de bienestar- detrás de las cortinas, en el aterciopelado reservado de un restaurante, allí donde gestos y palabras se convierten en testaferros, paraísos fiscales, recalificaciones, ingeniería financiera, sobornos: política y economía.
Alejado de la novela policíaca (o de crímenes) convencional, ajeno a los salones de caoba, las copas de jerez y el primoroso arte de la deducción, la obra de Hammett, arqueólogo del incierto presente, patea la calle, se sumerge y bucea en ella, rastrea bares sin luz, callejones, hasta comprender lo oculto, aquello que no se debe saber, aquello de lo que no se puede hablar. Su silencio ético le llevará a la cárcel, seis meses, en 1951, al negarse a colaborar con unos interrogatorios abusivos, carentes de legitimidad. Figurar en “la lista negra” era una moderna y definitiva condena al ostracismo. Ser acusado, en el país de la libertad, de algo parecido a “desafección al régimen”, suponía exclusión social, laboral. Hammett ya no escribía.
Su última obra larga, El hombre delgado (1934), más allá de clasificaciones académicas y géneros narrativos, desvela lo arbitrario de la autoridad al tiempo que rompe, para siempre, los cristales del orden social. Todo tenemos -frente a la irrefrenable destrucción de lo social- algo de huidizos agentes de La Continental. Del mismo modo que el propio autor conservó siempre, sombrero, gomina, bigote y tabaco sin filtro, ese aire entre cínico y descreído de detective, en Baltimore, de la Agencia Pinkerton.
Resulta paradójico que Hammett, escritor cercano a la mirada realista de Faulkner, Steinbeck o Hemingway, miembro del Partido Comunista de EEUU y del Congreso de Derechos Civiles de Nueva York, antifascista en la década de los treinta, activista político desde que abandonó la escritura (quizá pensó que no podía decir más), fuera voluntario -no existe contradicción- en las dos guerras mundiales del siglo XX. Violentamente moral, ajeno a la idea del interés y el beneficio, su Sam Spade, interpretado por Humprhey Bogart en El halcón maltés (John Huston, 1941), contiene -por ejemplo- todos los matices psicológicos del que se sabe condenado, de antemano, por diferente.
En sus novelas y relatos, los diálogos rasgan el aire y la tensión narrativa golpea al lector; el ritmo, entre el sincopado ragtime y el lacónico jazz de Chicago, hace casi imposible respirar y las metáforas, afiladas garras, desvelan una acidez que brota de un estómago inundado de ginebra. Radical en su prosa, Hammett huye de la justicia poética que acompaña la derrota, pese al halo de prestigio, incomprensible, que conlleva. Veterano combatiente, su cuerpo reposa en el Cementerio Nacional de Arlington (Virginia), un cementerio militar pegado al Pentágono y escoltado por el río Potomac, junto al Memorial de Iwo Jima, la Tumba al soldado desconocido y los hermanos Kennedy. El destino parece una petaca de whisky olvidada en una gabardina: inútil.
Frente a la inicial tradición detectivesca (Poe, Conan Doyle, Chesterton, entre otros), trufada de elegancia discursiva, enigmas y agradable lectura, Hammett observará la realidad y los conflictos humanos desde otro sitio. Su punto de vista será ético, político, una mirada desgarrada y alternativa, descriptiva del desorden, que debería ser leída hoy como necesario contrapunto al erotismo light que nos invade, al culto a la extrema sensibilidad del “ego mutante” y a la banalidad que preside nuestra existencia. Los personajes serán esbozados con pinceladas descriptivas y diálogos que callan más de lo que expresan. Las escenas, encadenadas, se resolverán en dos frases o en una conversación entrecortada por un disparo.
Todo en Hammett está teñido de incredulidad e ironía. Tanto en las tramas y argumentos como en la resolución (o no resolución) de los hechos, Hammett muestra con claridad -Robespierre y Marx al fondo- que las condiciones materiales determinan el lugar desde el que se mira, cómo se piensa y qué se dice: el lugar de la libertad. La podredumbre moral de la sociedad (y sus consecuencias) será el tema de su (nuestro) tiempo. Hammett describirá, brochazos de verdad, la miseria que se pretende ocultar: el espacio del capitalismo.
Es fácil acceder a sus libros. Existen varias ediciones, muchas, con excelentes traducciones. He transportado dos volúmenes por varios países. Manejo, en este momento, la edición de Debate, Novelas y Relatos, Madrid, 1994, con notas introductorias de C. Bértolo, al que he usurpado, al límite del plagio, algunas de las ideas aquí expuestas. El halcón maltés, La llave de cristal, La maldición de los Dain o sus cuentos recogidos en Un hombre llamado Spade, Muerte y Cía o Ciudad de pesadilla, por citar solo algunos textos, arrojan un esperpéntico destello de neón sobre el sentido de las relaciones sociales y el submundo que acompaña las diferentes formas de explotación. Pese a que algunas palabras hayan perdido su sentido originario, pese a que el paso del tiempo haya alterado el contenido de los diccionarios hasta hacerlos irreconocibles, quede fijada aquí la siguiente afirmación: Hammett es un escritor materialista. Materialista y dialéctico. Un autor imprescindible para comprender el presente.
Comprometido (otro término desacreditado por el neoliberalismo) con la realidad y el tiempo que le tocó vivir, afín a los republicanos españoles durante la Guerra de España, Hammett, sentado ante la llamada Comisión McCarthy, preguntado sobre las actividades del Congreso de Derechos Civiles, sostuvo una posición parecida a la denominada “estrategia de ruptura”, teorizada años después, en la Argelia colonial, por el abogado Jacques Vergès. Como dijo ante las humillantes e ilegítimas preguntas, responder “suponía reconocer en primera instancia que el Estado tenía derecho a formular semejantes preguntas”. Esta responsabilidad moral, la determinación de su razón cívica, le costó, ya se ha dicho, la cárcel.
Considerada género menor, despreciada -durante muchos años- por la crítica, la novela negra, una variante ágil y directa del realismo social, se alza hoy, igual que lo hizo en los años 30, como la mejor manera, quizá la menos afectada, de contar los dobleces de la realidad. Políticos corruptos, el mercado -grandes corporaciones transnacionales- que determina, con decisiones tomadas en secretos consejos de administración, la vida y destino de millones de personas, los medios de comunicación, transmisores del pensamiento dominante, comprados a golpe de anuncio y subvenciones o jueces presionados por instancias jerárquicas superiores serían, en la actualidad, perfectos personajes. Las tramas posibles son conocidas, en Wall street y en cualquier rincón del mundo.
Detective de lo real, Dashiell Hammett (1894-1961) mostró, como pocos, las vísceras del sistema. Leer sus obras, frente al oscurantismo del presente eterno, no es una mera cuestión literaria. Es una forma más de resistencia y combate.
Fuente: http://www.eldiario.es/zonacritica/Dashiell-Hammett-Wall-Street_6_135846438.html
miércoles, 29 de mayo de 2013
Algo bueno. Decía Einstein, para ser buen científico, “dedica un cuarto de hora al día a pensar todo lo contrario de lo que piensan tus amigos”
Hemos vivido momentos de intransigencia tan aguda que familiares y amigos han dejado de hablarse, pero se diría que en los últimos tiempos ese ciego sectarismo ha remitido
La reciente encuesta de Metroscopia sobre la religión como asignatura me ha levantado el ánimo: un 70% de los españoles en contra y apenas un 27% a favor. Y me alegro no solo porque muestra la sensatez de la ciudadanía frente al servilismo santurrón del Gobierno, sino, sobre todo, porque creo que es una prueba más de algo estupendo que está sucediendo en España últimamente. Y es que, según todos los datos, la sociedad parece estar inusitadamente unida en sus opiniones. Por ejemplo, el 90% de los españoles, tanto del PP como del PSOE, están en contra la legislación hipotecaria. Y ahora hasta un tema tan politizado como el religioso consigue esta asombrosa concordancia del 70%.
Siempre me ha desesperado el carácter cainita de este país, nuestra tradición ferozmente sectaria y virulenta, esa tendencia a la adscripción ideológica forofa, al fusilamiento real o metafórico de todo aquel que opine distinto. Hemos vivido momentos de intransigencia tan aguda que familiares y amigos han dejado de hablarse, pero se diría que en los últimos tiempos ese ciego sectarismo ha remitido: ahora, en vez de matarnos los unos a los otros, nos unimos en el deseo común de matar a los banqueros, a los grandes empresarios y a los políticos. Sí, vale, admito que esa rabia total contra las instituciones y los partidos puede ser peligrosa: nos urge hacer una profunda renovación democrática. Pero, mientras tanto, podemos ir sacando algo bueno del diluvio: la costumbre de reflexionar por nosotros mismos, más allá de la ciega adhesión al grupo. Para ser un buen científico, decía Einstein, “dedica un cuarto de hora al día a pensar todo lo contrario de lo que piensan tus amigos”. Pongan “ciudadano” en donde dice “científico” y tendrán el remedio más eficaz contra nuestra tradicional intolerancia de fanáticos. A lo mejor al final la crisis sirve de algo.
Rosa Montero, El País.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2013/05/27/opinion/1369653783_708260.html
La reciente encuesta de Metroscopia sobre la religión como asignatura me ha levantado el ánimo: un 70% de los españoles en contra y apenas un 27% a favor. Y me alegro no solo porque muestra la sensatez de la ciudadanía frente al servilismo santurrón del Gobierno, sino, sobre todo, porque creo que es una prueba más de algo estupendo que está sucediendo en España últimamente. Y es que, según todos los datos, la sociedad parece estar inusitadamente unida en sus opiniones. Por ejemplo, el 90% de los españoles, tanto del PP como del PSOE, están en contra la legislación hipotecaria. Y ahora hasta un tema tan politizado como el religioso consigue esta asombrosa concordancia del 70%.
Siempre me ha desesperado el carácter cainita de este país, nuestra tradición ferozmente sectaria y virulenta, esa tendencia a la adscripción ideológica forofa, al fusilamiento real o metafórico de todo aquel que opine distinto. Hemos vivido momentos de intransigencia tan aguda que familiares y amigos han dejado de hablarse, pero se diría que en los últimos tiempos ese ciego sectarismo ha remitido: ahora, en vez de matarnos los unos a los otros, nos unimos en el deseo común de matar a los banqueros, a los grandes empresarios y a los políticos. Sí, vale, admito que esa rabia total contra las instituciones y los partidos puede ser peligrosa: nos urge hacer una profunda renovación democrática. Pero, mientras tanto, podemos ir sacando algo bueno del diluvio: la costumbre de reflexionar por nosotros mismos, más allá de la ciega adhesión al grupo. Para ser un buen científico, decía Einstein, “dedica un cuarto de hora al día a pensar todo lo contrario de lo que piensan tus amigos”. Pongan “ciudadano” en donde dice “científico” y tendrán el remedio más eficaz contra nuestra tradicional intolerancia de fanáticos. A lo mejor al final la crisis sirve de algo.
Rosa Montero, El País.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2013/05/27/opinion/1369653783_708260.html
martes, 28 de mayo de 2013
Entrevista a Juan Carlos Rodríguez Ibarra realizada por un grupo de alumnos de 4º de ESO del IES Valle del Jerte de Plasencia (Cáceres)
Juan Carlos Rodríguez Ibarra nos atendió gustosamente tras concertar previamente una cita con él. Antes de empezar la entrevista, estuvo muy atento con nosotros, preocupándose especialmente por nuestros intereses de futuro. Es una persona muy carismática, y aunque actualmente no participa en la política, ha sido una persona muy influyente en ella.
Estas son algunas de las preguntas realizadas al ex presidente de nuestra comunidad:
-¿Cuáles son los objetivos y prioridades de su fundación?
Hay tres objetivos principales en mi fundación:
1ª. A lo largo de mi vida política, he ido acumulando muchísimos papeles, dosieres e información personal que tengo archivado en mi fundación. Lo que quiero es que alguien los pueda digitalizar y que queden para Extremadura.
2º. Intentar trabajar al máximo sobre la nueva sociedad. Desde que se inventó Internet esto ha cambiado y está cambiando todo, esta es la razón por la que no somos capaces de salir de la crisis. Estamos intentando fabricar ''Seat 600'' cuando ya este tipo de coche no tiene futuro. Y todo está cambiando desde mi punto de vista, menos dos cosas: la política y la educación. Yo intento concienciar a la gente de que necesitamos una digitalización de la enseñanza, ya que los alumnos son digitales y se sientan ante un profesor analógico. Esto en mi opinión no funciona. Por eso estoy obsesionado con tratar de conseguir que la educación entienda que hay un modelo nuevo de sociedad, y la gente tiene que intentar adaptarse a esto.
3º. Intentar conectar lo que ha sido una base política en Extremadura con Portugal. Estos son los tres objetivos básicos que pretende cumplir mi fundación.
-Respecto a la medida de los 1000€ para los que no habían conseguido el título de la E.S.O. ¿No le parece una mercantilización de la enseñanza o un modo de maquillar cifras de resultados anuales?
Yo no estoy de acuerdo con esa medida. Sé que habría que hacer algo para gente que con 14, 15, 16 años se marcharon de la escuela, pero yo no les daría 1000€. Yo a esas personas les preguntaría ¿Por qué te fuiste? y ¿qué idea tenías? Y yo intentaría convertir esas ideas en un proyecto.
-¿Puede valorar la educación pública frente a la privada o concertada?
Yo soy un acérrimo defensor de la educación pública, aunque solamente fuera por el hecho de que los profesores que están en la pública han sufrido unas oposiciones. Además, me parece que la educación es un derecho que asiste a los ciudadanos, y no un servicio que se presta. Al ser un derecho, todos deberíamos tener una educación de calidad independientemente de que tengamos más o menos dinero que nuestro vecino. Por tanto, lo que la derecha considera servicios, yo como socialista lo considero derechos.
-¿Cree usted que se está intentando españolizar a los catalanes?
El ministro Wert dijo aquello de: ‘’Quiero que los catalanes se sientan tan orgullosos como los españoles’’. Y mi pregunta es: ¿Y quién le dice a Wert que los españoles nos sentimos orgullosos? Yo creo que no hay que españolizar a nadie. A mí me parece un disparate lo de los nacionalismos.
También dijo un general: ‘’La patria está antes que las leyes’’. ¿Pero qué sería la patria sin leyes?
Lo de la lengua tampoco vale para nada. Yo hablo la misma lengua que Aznar, y sin embargo me siento más identificado con Steve Jobs, sin saber inglés, ya que lo que piensa él concuerda más con lo que pienso yo que lo que piensa Aznar.
En definitiva, el secreto de un buen gobierno es que las personas que tienen mucho, ayuden a los que tienen poco.
-¿Qué piensa sobre el apoyo de CIU al intento de referéndum sobre la independencia de Cataluña?
Lo dije el otro día en una entrevista, y me dijeron: que me iban a poner una querella criminal. Ahora no quieren porque les parece absurdo hacerme un “hombrecito”. ¿Y qué soy entonces? ¿Una mujercita? ¿Una ovejita lucera? ¿Qué soy yo? Estoy desosegado. Pienso que es un ataque al sistema democrático del estado de derecho español, dentro del sistema democrático español. En Alemania también pasó esto. Hitler en el año 1932 no entró en el parlamento alemán pegando tiros, sino que el parlamento alemán le dio plenos poderes. Y ahora nosotros, que no estamos preparados para esto, nos encontramos con que un presidente constitucional democrático, Artur Mas, pide al parlamento autonómico catalán, que dé plenos poderes para hacer un referéndum para marcharse. Y eso es un golpe al sistema desde dentro del sistema. La política española no sabe reaccionar ante esto. Si se quieren ir deben seguir un procedimiento. Pero mientras no cambie la constitución, no pueden hacerlo.
- ¿Piensa que la corrupción es un problema social y no político?
Si podéis, leed un artículo de Ortega y Gasset del año 1920 incluido dentro de La España invertebrada; dice así: “Qué clase de país es España, donde tenemos, por lo visto, los mejores trabajadores, los mejores profesores, los mejores ciudadanos… y los peores políticos. ¿No os resulta extraño que ciudadanos tan brillantes, sean tan malos a la hora de elegir a sus representantes?”
Este artículo tan antiguo podía haber sido escrito hoy mismo. La corrupción es inherente al ser humano. Hay gente que se corrompe. Pero ¿qué es lo que hay que hacer? Intentar prevenir antes que curar. Habría que establecer tal tipo de control que resulte imposible corromperse, o que quede asegurado que el que se corrompa va a la cárcel. Y eso, de momento, en España no está funcionando bien.
-Ante el caso Ponferrada: ¿Cómo habría gestionado usted esa crisis? ¿Debería haber dimitido Óscar López?
Yo he escrito un artículo diciendo que tenía que dimitir porque la responsabilidad es eso, cuando las cosas salen muy bien el responsable sale sacando pecho, pero cuando las cosas van muy mal, el responsable tiene que irse, es elemental. Entonces, se ha cometido un error. ¿Ha sido él el responsable? No lo sé, pero él era el secretario de organización y era el que tenía que velar por que ese disparate no se cometiera. Considero absurdo el quitar un alcalde para poner otro mediante moción de censura, porque en política las cosas que no se pueden explicar no se pueden hacer.
- ¿Cuál es la situación actual del PSOE en España? ¿Piensa que Rubalcaba no está haciendo su trabajo como secretario general ante sus demás rivales como Carmen Chacón?
El PSOE está en un declive peligrosísimo que a mí me hace temer que podamos casi desaparecer si no tomamos medidas oportunas. Yo creo que o el partido cambia su forma de relacionarse con los ciudadanos, o está perdido, no tendrá ningún tipo de futuro. Rubalcaba tendría que intentar hacer una transformación del PSOE.
-¿Realmente puede llegar en las próximas elecciones el fin del bipartidismo? ¿Qué papel jugará el PSOE?
Me preocupa mucho el tema del bipartidismo, no es mi obsesión el saber cuántos diputados tendremos, pero sí es mi obsesión dejar para los demás un gran país. Cuando se tiene en abundancia, no pasa nada por perder un año, dos años..., pero cuando se está en una situación de 6 millones de parados no se puede perder ni un día y si se acaba con el bipartidismo, vendrá el multipartidismo donde siempre hay un partido que tiene más votos que los demás, pero como no posee mayoría absoluta pues tendrá que apoyarse en buscar acuerdos con otros pequeños, y el acuerdo con pequeños te lleva a la ruina del país. Ahora que estamos en la situación en la que estamos yo creo que habría que fortalecer al partido que sea, pero que salga hegemónico, que pueda gobernar en función de lo que ha dicho su programa electoral.
-¿Qué piensa sobre el apoyo de IU al PP en esta legislatura?
Yo goberné del año 95 al 99 con mayoría minoritaria. Izquierda Unida y el Partido Popular hicieron ''la pinza'', es decir, intentaron gobernar desde fuera presionando al gobierno de Extremadura en ese momento. Esos fueron cuatro años casi perdidos. Todos se oponían a mí, y como tenían más votos que yo siempre me ganaban. Pero si querían gobernar ellos, que hubieran hecho una moción de censura, me hubieran quitado y se hubieran puesto ellos.
Ahora yo creo que está pasando exactamente lo mismo. Estamos perdiendo 4 años, ya que el PP no tiene mayoría absoluta y está apoyándose en ''el enemigo''. Son dos polos opuestos, y no funciona.
Yo en verdad hubiera dicho al PP que gobiernen ellos, y yo les apoyaría en los temas fundamentales. Y el PP hubiera gobernado con minoría con apoyos puntuales del PSOE, e IU no hubiera tenido vela en este entierro. Lo que hay ahora es perjudicial desde mi punto de vista.
- ¿Se ha presentado alguna vez usted como secretario general del PSOE? ¿Ha pensado alguna vez en ser presidente del gobierno?
Me cerré la puerta cuando fui presidente autonómico. La política de Extremadura era simplemente un peldaño para llegar a Madrid (eso decían los políticos). Uno quería ser algo aquí para ir a Madrid, porque las regiones más subdesarrolladas siempre hemos tenido complejo de inferioridad. Yo no voy a cometer ese error. Voy a demostrar que se puede triunfar en Extremadura. Cuando se fue Felipe González, un grupo de personas decidieron que yo tenía que presentarme a secretario general. Dije que no porque mi compromiso era con Extremadura, aquí empecé y aquí quise terminar.
-¿Qué requisitos tiene que tener una persona para poder dedicarse a la política?
Os voy a poner un ejemplo: Vosotros vais mañana a comprar una moto, llegáis allí a la tienda y decís: quiero una moto. Os enseña muchas de ellas y dices ¿esa cuánto vale? Y te dice: Pues esa vale millón y pico de pesetas. Tú contestas: vale, la semana que viene estoy aquí. La semana siguiente llegas hecho polvo, demacrado, y te dice el hombre ¿qué te pasa? Y dices: se ha muerto mi padre y te dice: pues mira la moto ahí está, para ti. Ese es un vendedor. Ahora la misma escena con otro vendedor que te dice: ¿Qué te pasa? Y dices: se ha muerto mi padre. Y dice el vendedor: ¡A tomar por saco la moto! Vámonos que te invito a un café, qué mala suerte. Ese es un líder, el otro no vale para nada, porque no se ha hecho cargo del estado de ánimo del cliente. La segunda condición que hace falta en política es distinguir la mayor cantidad de cosas posibles que hay en la sociedad para establecer combinaciones.
-¿Qué opina de nuestro proyecto?
Yo de El País tengo la mejor de las opiniones. Es el periódico más serio que tenemos en España, con diferencia, con sus defectos y sus errores que los tiene, como todos. Escribo un artículo mensual en él. Que haga un periódico para los estudiantes me parece que permite que los jóvenes refresquen la actualidad, y he aquí el ejemplo. También indica una preocupación especial de vuestros profesores. Al que tenga vocación se la puede despertar, y al que no, ha tenido una experiencia más en la vida.
-Para finalizar, queríamos preguntarle ¿qué consejo daría a los jóvenes que aspiran a ser políticos?
Primero que se busquen un trabajo, porque si tú no sabes ganarte la vida es bastante difícil que le puedas decir a los demás como hay que hacerlo. Y segundo, si no tienes ganada la vida vas a ser un ‘pringado’ en la política, porque vas a vivir de ella y estarás siempre dándole golpecitos en la espalda a quien manda. Con lo cual, siempre independencia, pensar que es aquello que tú crees y sueñas e intentar llevarlo adelante.
Con esta pregunta concluimos la entrevista, que nos ha dejado mucho en lo que reflexionar y con varias frases rondándonos en la cabeza para obtener un buen titular.
Fuente: http://estudiantes.elpais.com/periodico-digital/ver/equipo/5478
lunes, 27 de mayo de 2013
León Eisenberg, el descubridor del déficit de atención confesó antes de morir que es un trastorno ficticio
Siete meses antes de morir, el famoso psiquiatra estadounidense Leon Eisenberg, que descubrió el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), afirmó que se trata de "un ejemplo de enfermedad ficticia".
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Esta afirmación, hecha por el destacado médico, fue publicada por el semanario alemán 'Der Spiegel'.
Los primeros intentos de explicar la existencia de este trastorno fueron llevados a cabo en los años 30. En aquel momento, los médicos que trataban a niños con un carácter inquieto y con dificultad para concentrarse les diagnosticaban el síndrome posencefálico, pese a que la mayoría de esos niños nunca habían tenido encefalitis.
Fue precisamente Leon Eisenberg quien en los años 60 volvió a hablar de dicho trastorno. En el año 1968 incluyó la enfermedad en el 'Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales', DSM.
Uno de los principales logros de Eisenberg fue conseguir que la gente creyera que el TDAH tiene causas genéticas. El sentimiento de culpa de los padres desaparece de esa forma al pensar que el niño ha nacido así y el tratamiento con medicamentos se menos cuestionable. Sin embargo, pocos meses antes de su muerte, confesó que lo que debería hacer un psiquiatra infantil es tratar de establecer las razones psicosociales que pueden provocar determinadas conductas, un proceso que lleva tiempo por lo que "prescribir una pastilla contra el TDAH es mucho más rápido".
Después de estas revelaciones se puede mencionar otro estudio realizado por la psicóloga estadounidense Lisa Cosgrove. Según esta profesional, de los 170 miembros del grupo que trabaja con el "Manual de los trastornos mentales", (El famoso DSM, va por la V edición) el 56% tenía una o más relaciones financieras con empresas de la industria farmacéutica.
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/95483-psiquiatra-descubrio-tdah-enfermedad-ficticia
En su última entrevista , siete meses antes de su muerte por cáncer de próstata a la edad de 87 años, se distanció de su indiscrección juvenil.
Un hombre alto y delgado, con gafas y tirantes en 2009 abrió la puerta de su apartamento en la Plaza de Harvard para un café. Según dijo nunca había pensado que su idea sería tan popular. “El TDAH es un ejemplo de enfermedad inventada”, dijo Eisenberg. “La predisposición genética para el TDAH está completamente sobrevalorada”.
La psiquiatría infantil debe determinar más detalladamente las razones psicosociales que pueden conducir a problemas de conducta, dijo Eisenberg. ¿Hay peleas con los padres, la madre y el padre viven juntos, hay problemas en la familia? Estas preguntas son muy importantes, pero lleva mucho tiempo responderlas, dijo Eisenberg, quien agregó con un suspiro: “es más rápido prescribir una píldora”.
Como dije, no sé alemán, pero la palabra que aparece en el texto original (“fabrizierte”) se traduce como fabricado o manufacturado. Y, la verdad, si el psiquiatra quería decir “sobrediagnosticado” podría haber utilizado otra palabra.
Tal como se deduce del texto, Eisenberg murió en 2009, de modo que no se trata de una noticia de última hora. A pesar de que se había jubilado en 1993, continuaba siendo profesor emérito de la escuela de medicina de Harvard, y colaboraba con la edición de algunas revistas de psicología y psiquiatría.
En 2007 publicó un artículo sobre el TDAH titulado when “ADHD” was “the brain-damaged child”. En él relata cómo en los años 40 y 50 del siglo XX, los niños con síntomas de TDAH eran calificados como niños con disfunción cerebral, etiqueta que posteriormente se convirtió en la de disfunción cerebral mínima.
También narra cómo él y Mike Rutter defendieron la inclusión de un síndrome hipercinético en la segunda edición del DSM (1969). Me imagino que de ahí viene lo de calificarle como “descubridor del TDAH”, que. según él mismo dice, ya estaba bastante descubierto (aunque se le llamaba con otros nombres) en 1947, cuando se graduó en la facultad de Medicina. Por cierto, esa calificación despoja de sus méritos al señor Rutter.
El resto del artículo relata cómo el TDAH, que era un trastorno poco frecuente se ha convertido en un problema que afecta a casi el 8% de los niños de Estados Unidos, con el consiguiente aumento de las prescripciones de fármacos estimulantes.
Pero a donde quiero llegar es al final, donde escribe:
¿Ha habido un cambio real en la prevalencia? Si es así, ¿por qué? ¿O por primera vez se está detectando a niños que habían pasado desapercibidos? Se trata de cuestiones importantes y merecen una investigación sistemática. ¿Acaso no es el momento de que el NIMH y la FDA insten a los investigadores, facultativos y epidemiologistas a realizar una investigación sistemática a gran escala sobre asuntos de gran importancia para la salud infantil de América?
En dos años, Eisenberg pudo cambiar de opinión de que existe un grupo de niños que presenta una constelación de síntomas comunes a los que actualmente se llama TDAH, y que puede haber un abuso en la aplicación de ese diagnóstico (todo ello bastante documentado en el artículo de 2007) a pensar que no existe tal trastorno, de modo que cualquier diagnóstico de TDAH es claramente incorrecto. El caso es que ya no podemos preguntarle con cual de las dos posturas se siente más cómodo.
¿He aclarado algo?
Considero que existe una diferencia muy notable en la forma de plantear el problema en el artículo de 2007, y en la entrevista de 2009: Eisenberg era un científico, y en el artículo apoya sus afirmaciones en datos obtenidos de estudios epidemiológicos. Incluso cuando detecta anomalías en los datos, lo que hace es sugerir la necesidad de que se investiguen. En cambio, en la entrevista de 2009 hace una afirmación bastante contundente, pero no da ninguna explicación, o si la dio, el periodista la omitió al redactar su artículo.
Por ahí sale otro hilo, por si alguien quiere tirar de él. Resulta poco probable que el educado Eisenberg, que prepara café al periodista que va hasta su casa a hablar con él se limite a decir una pocas frases. Me imagino que la entrevista fue bastante más larga, y que existe más material.
Por último, como estudioso de la comprensión del lenguaje (mi especialidad es esa, no el TDAH), no puedo dejar de percibir una contradicción en el texto de la entrevista. Es la que se produce cuando intengo encajar las siguientes ideas:
a) El TDAH es un ejemplo de enfermedad inventada. Por lo tanto es TDAH solo existe como una construcción social.
b) La predisposición genética para el TDAH está sobrevalorada. Por lo tanto, existe una predisposición genética a la que se da demasiada importancia.
De lo anterior se deduciría que el TDAH, que sería una construcción social, tendría una predisposición genética real, aunque se le está dando demasiada importancia a esa predisposición. Omito intencionadamente los comentarios a la interesante propuesta de hacer una valoración del contexto familiar del niño con supuesto TDAH. No es porque lo considere irrelevante, sino, al contrario, creo que no podría tratar el tema con brevedad porque le van a salir ramificaciones por todos los lados. La entrada que publiqué hace unos días (¿Qué sabemos sobre las causas del TDAH?) contiene información interesante sobre eso y sobre la influencia de la predisposición genética.
Ahí dejo esa información por si a alguien le sirve. Yo, de todo esto me quedo con la recomendación de Eisenberg de que si algo no está claro que se investigue seriamente, y con los datos que se obtengan intentemos aclararlo.
https://youtu.be/pd5sU27u6Hc?list=PLQyYRcm1SLNkvezv6QzzYA9pTPwjH9GXj
Los primeros intentos de explicar la existencia de este trastorno fueron llevados a cabo en los años 30. En aquel momento, los médicos que trataban a niños con un carácter inquieto y con dificultad para concentrarse les diagnosticaban el síndrome posencefálico, pese a que la mayoría de esos niños nunca habían tenido encefalitis.
Fue precisamente Leon Eisenberg quien en los años 60 volvió a hablar de dicho trastorno. En el año 1968 incluyó la enfermedad en el 'Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales', DSM.
Uno de los principales logros de Eisenberg fue conseguir que la gente creyera que el TDAH tiene causas genéticas. El sentimiento de culpa de los padres desaparece de esa forma al pensar que el niño ha nacido así y el tratamiento con medicamentos se menos cuestionable. Sin embargo, pocos meses antes de su muerte, confesó que lo que debería hacer un psiquiatra infantil es tratar de establecer las razones psicosociales que pueden provocar determinadas conductas, un proceso que lleva tiempo por lo que "prescribir una pastilla contra el TDAH es mucho más rápido".
Después de estas revelaciones se puede mencionar otro estudio realizado por la psicóloga estadounidense Lisa Cosgrove. Según esta profesional, de los 170 miembros del grupo que trabaja con el "Manual de los trastornos mentales", (El famoso DSM, va por la V edición) el 56% tenía una o más relaciones financieras con empresas de la industria farmacéutica.
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/95483-psiquiatra-descubrio-tdah-enfermedad-ficticia
En su última entrevista , siete meses antes de su muerte por cáncer de próstata a la edad de 87 años, se distanció de su indiscrección juvenil.
Un hombre alto y delgado, con gafas y tirantes en 2009 abrió la puerta de su apartamento en la Plaza de Harvard para un café. Según dijo nunca había pensado que su idea sería tan popular. “El TDAH es un ejemplo de enfermedad inventada”, dijo Eisenberg. “La predisposición genética para el TDAH está completamente sobrevalorada”.
La psiquiatría infantil debe determinar más detalladamente las razones psicosociales que pueden conducir a problemas de conducta, dijo Eisenberg. ¿Hay peleas con los padres, la madre y el padre viven juntos, hay problemas en la familia? Estas preguntas son muy importantes, pero lleva mucho tiempo responderlas, dijo Eisenberg, quien agregó con un suspiro: “es más rápido prescribir una píldora”.
Como dije, no sé alemán, pero la palabra que aparece en el texto original (“fabrizierte”) se traduce como fabricado o manufacturado. Y, la verdad, si el psiquiatra quería decir “sobrediagnosticado” podría haber utilizado otra palabra.
Tal como se deduce del texto, Eisenberg murió en 2009, de modo que no se trata de una noticia de última hora. A pesar de que se había jubilado en 1993, continuaba siendo profesor emérito de la escuela de medicina de Harvard, y colaboraba con la edición de algunas revistas de psicología y psiquiatría.
En 2007 publicó un artículo sobre el TDAH titulado when “ADHD” was “the brain-damaged child”. En él relata cómo en los años 40 y 50 del siglo XX, los niños con síntomas de TDAH eran calificados como niños con disfunción cerebral, etiqueta que posteriormente se convirtió en la de disfunción cerebral mínima.
También narra cómo él y Mike Rutter defendieron la inclusión de un síndrome hipercinético en la segunda edición del DSM (1969). Me imagino que de ahí viene lo de calificarle como “descubridor del TDAH”, que. según él mismo dice, ya estaba bastante descubierto (aunque se le llamaba con otros nombres) en 1947, cuando se graduó en la facultad de Medicina. Por cierto, esa calificación despoja de sus méritos al señor Rutter.
El resto del artículo relata cómo el TDAH, que era un trastorno poco frecuente se ha convertido en un problema que afecta a casi el 8% de los niños de Estados Unidos, con el consiguiente aumento de las prescripciones de fármacos estimulantes.
Pero a donde quiero llegar es al final, donde escribe:
¿Ha habido un cambio real en la prevalencia? Si es así, ¿por qué? ¿O por primera vez se está detectando a niños que habían pasado desapercibidos? Se trata de cuestiones importantes y merecen una investigación sistemática. ¿Acaso no es el momento de que el NIMH y la FDA insten a los investigadores, facultativos y epidemiologistas a realizar una investigación sistemática a gran escala sobre asuntos de gran importancia para la salud infantil de América?
En dos años, Eisenberg pudo cambiar de opinión de que existe un grupo de niños que presenta una constelación de síntomas comunes a los que actualmente se llama TDAH, y que puede haber un abuso en la aplicación de ese diagnóstico (todo ello bastante documentado en el artículo de 2007) a pensar que no existe tal trastorno, de modo que cualquier diagnóstico de TDAH es claramente incorrecto. El caso es que ya no podemos preguntarle con cual de las dos posturas se siente más cómodo.
¿He aclarado algo?
Considero que existe una diferencia muy notable en la forma de plantear el problema en el artículo de 2007, y en la entrevista de 2009: Eisenberg era un científico, y en el artículo apoya sus afirmaciones en datos obtenidos de estudios epidemiológicos. Incluso cuando detecta anomalías en los datos, lo que hace es sugerir la necesidad de que se investiguen. En cambio, en la entrevista de 2009 hace una afirmación bastante contundente, pero no da ninguna explicación, o si la dio, el periodista la omitió al redactar su artículo.
Por ahí sale otro hilo, por si alguien quiere tirar de él. Resulta poco probable que el educado Eisenberg, que prepara café al periodista que va hasta su casa a hablar con él se limite a decir una pocas frases. Me imagino que la entrevista fue bastante más larga, y que existe más material.
Por último, como estudioso de la comprensión del lenguaje (mi especialidad es esa, no el TDAH), no puedo dejar de percibir una contradicción en el texto de la entrevista. Es la que se produce cuando intengo encajar las siguientes ideas:
a) El TDAH es un ejemplo de enfermedad inventada. Por lo tanto es TDAH solo existe como una construcción social.
b) La predisposición genética para el TDAH está sobrevalorada. Por lo tanto, existe una predisposición genética a la que se da demasiada importancia.
De lo anterior se deduciría que el TDAH, que sería una construcción social, tendría una predisposición genética real, aunque se le está dando demasiada importancia a esa predisposición. Omito intencionadamente los comentarios a la interesante propuesta de hacer una valoración del contexto familiar del niño con supuesto TDAH. No es porque lo considere irrelevante, sino, al contrario, creo que no podría tratar el tema con brevedad porque le van a salir ramificaciones por todos los lados. La entrada que publiqué hace unos días (¿Qué sabemos sobre las causas del TDAH?) contiene información interesante sobre eso y sobre la influencia de la predisposición genética.
Ahí dejo esa información por si a alguien le sirve. Yo, de todo esto me quedo con la recomendación de Eisenberg de que si algo no está claro que se investigue seriamente, y con los datos que se obtengan intentemos aclararlo.
https://youtu.be/pd5sU27u6Hc?list=PLQyYRcm1SLNkvezv6QzzYA9pTPwjH9GXj
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Aznar mesiánico
Aznar cree* que el milagro es él, como ya dijo en una ocasión, no le vale ni su delfín, pero la base de su egolatría es débil. Se erigió en adalid contra la corrupción y ahora se ve salpicado.
Se vanagloria de la bonanza económica durante su mandato que venía favorecida por la situación mundial, pero en vez de aprovecharla para cambiar el modelo económico potenciando el I+D, sentó las bases para que la crisis se cebara especialmente con España. Con su ley de liberación del suelo propició la burbuja que es la mayor causa de nuestros males presentes. Por cierto, los socialistas son igualmente culpables porque en vez de pincharla, la inflaron aún más.
Fue uno de los máximos responsables de la guerra de Irak, basada en falsedades obvias. Hans Blix dijo claramente en la ONU que no existían armas de destrucción masiva, pero el acólito de Bush ya había tomado su decisión. Perdieron la vida de forma violenta cientos de miles de iraquíes. La historia le juzgará.
Ahora amenaza con volver. No, por favor.— Javier Goicoechea Roso. El País, cartas al director, 27-05-13.
*(El sabe que no, en aquella ocasión que el micro estaba abierto se comprobó que pensaba diferente a como hablaba. Y las armas llamadas de destrucción masiva -nombre que ya hacia desconfiar de su exactitud por propagandístico-, resultaron una invención para ir a por el petróleo de Irak, sin importarle lo injusto de la guerra y la muerte de tantas personas inocentes)
Se vanagloria de la bonanza económica durante su mandato que venía favorecida por la situación mundial, pero en vez de aprovecharla para cambiar el modelo económico potenciando el I+D, sentó las bases para que la crisis se cebara especialmente con España. Con su ley de liberación del suelo propició la burbuja que es la mayor causa de nuestros males presentes. Por cierto, los socialistas son igualmente culpables porque en vez de pincharla, la inflaron aún más.
Fue uno de los máximos responsables de la guerra de Irak, basada en falsedades obvias. Hans Blix dijo claramente en la ONU que no existían armas de destrucción masiva, pero el acólito de Bush ya había tomado su decisión. Perdieron la vida de forma violenta cientos de miles de iraquíes. La historia le juzgará.
Ahora amenaza con volver. No, por favor.— Javier Goicoechea Roso. El País, cartas al director, 27-05-13.
*(El sabe que no, en aquella ocasión que el micro estaba abierto se comprobó que pensaba diferente a como hablaba. Y las armas llamadas de destrucción masiva -nombre que ya hacia desconfiar de su exactitud por propagandístico-, resultaron una invención para ir a por el petróleo de Irak, sin importarle lo injusto de la guerra y la muerte de tantas personas inocentes)
MURIÓ DON GALLO, EL CURA QUE CANTABA "BELLA CIAO" EN SU IGLESIA*
Con toda seguridad, como los curas de san Carlos Borromeo de Entrevías, Madrid, de los que hablábamos ayer en este mismo DdA, el cura Andrea Gallo, más conocido por Don Gallo, creía en otro tipo de exorcismos ajenos a los del ríspido purpurado Rouco para liberar a sus feligreses del maligno, sobre todo si este se llama pobreza y marginación. Don Gallo acaba de fallecer en Italia y todo el país se ha conmovido con su muerte, de la que aquí apenas hemos tenido noticia, sin duda porque no conviene difundir su ejemplo, no vaya a ser que cunda.
Andrea Gallo había llegado a convertirse en uno de los referentes morales de la angustiada izquierda italiana, leo en la información que me da a conocer su óbito. Don Gallo era muy querido en Italia, tanto por su trabajo a favor de los más pobres como por su libertad de palabra y espíritu contestatario. Genovés, nacido en 1928 y conocido también como el cura rojo, el padre de la acera o el cura no-global, ha sido el protagonista de numerosas batallas a favor de los más desfavorecidos. Desde 1975 mantenía en pie, en el puerto de Génova, la comunidad de San Benedicto, que desarrolla proyectos para los marginados, las víctimas de trata y prostitución e iniciativas destinadas a los drogodependientes.
Don Andrea Gallo fue también, hace ya muchos años, una de las primeras personalidades públicas italianas en declararse a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. El sacerdote defendió a las minorías sexuales en numerosas ocasiones, y en una contó incluso como llegó a rezar para que un chico gay encontrara al hombre de su vida. En enero de 2012 lanzó un calendario para promover los derechos de las mujeres transexuales trabajadoras del sexo. Y en 2009 participó en el Orgullo nacional italiano, que ese año se celebró en su ciudad, Génova. “Estoy aquí con muchos chicos y chicas alegres y felices. Quien celebra el amor no está en contra de nadie. Estos chicos quieren salir del recinto de la homofobia. Hay un homosexual masacrado prácticamente cada día. Estos son ciudadanos que reivindican sus derechos”, afirmó entonces. En el curso de un encuentro organizado hace unos meses por la asociación LGTB “Noi naturalmente”, Andrea Gallo dijo que la homosexualidad es un “don de Dios” y, refiriéndose a los derechos LGTB, añadió que “no puede haber una auténtica democracia si no se reconocen los derechos de todos”.
En las elecciones primarias del centro-izquierda italiano, celebradas en diciembre, Andrea Gallo dio su apoyo al político abiertamente gay Nichi Vendola, que tras el anuncio de su fallecimiento ha celebrado su legado en un emocionado comunicado. Tras la dimisión de Joseph Ratzinger, Don Gallo llegó a defender la elección de un papa homosexual, algo que para él hubiera sido una magnífica noticia.
El vídeo que ilustra esta sucinta información, que alguien en Italia deberá desarrollar contando la vida de su protagonista, muestra a Don Gallo cantando en su iglesia, al término de la misa, el Bella Ciao, la reconocida canción partisana con la que la resistencia italiana hizo frente al fascismo y al nacismo, y que según se puede observar entonaban hace tan solo unos meses los feligreses de su parroquia con el mismo entusiasmo que apreciamos en su fallecido pastor.
*Artículo publicado hoy también en el blog Bocacalle, Público.es.
sábado, 25 de mayo de 2013
Desconfianza y miedo. Cada vez es mayor el desconcierto y la angustia con que la sociedad española mira al futuro
El CIS no empezó a preguntar hasta septiembre de 2000 en su Barómetro mensual por los gestores inmediatos del sistema político como un posible problema de la sociedad española. Desde septiembre de 2000 hasta abril de 2005, en el listado de las posibles respuestas a la pregunta ¿cuáles son, a su juicio, los tres problemas principales que existen en España? se incluía una mención a los “problemas políticos”. A partir de abril de 2005, “problemas políticos” fue sustituido por “la clase política, los partidos y los políticos”. En el siglo pasado, el CIS incluía ocasionalmente una pregunta sobre “problemas políticos” o “noticias sobre la situación política” o “corrupción política”, pero en la mayor parte de los barómetros no se interrogaba a los ciudadanos por su preocupación acerca de quienes se dedican a gestionar el sistema político.
Hasta el siglo XXI, es decir, hasta un cuarto de siglo después de iniciada la Transición, el CIS no intuye que ese pueda ser un problema de la sociedad española, lo que induce a pensar que el sistema político estaba cumpliendo de manera razonable la función que debe cumplir en una sociedad democráticamente constituida y que no era necesario, en consecuencia, preguntar por “la clase política” como problema. A partir del cambio de siglo deja de ser así.
En los primeros años del siglo, hasta 2005, la preocupación ciudadana se mantiene relativamente baja, entre el 5% y el 7%, con la excepción de 2003, el último año de la segunda legislatura de José María Aznar como presidente del Gobierno, en el que la preocupación se aproxima al 10% o sube ligeramente por encima. Desciende significativamente en la mayor parte de los meses de 2004 y 2005, no aproximándose al 10% más que ocasionalmente, y empieza a situarse en torno al 10% en 2006 y algo por encima en 2007. Desciende en 2008 y a partir de 2009 se consolida por encima de 10%, subiendo permanentemente hasta situarse casi en el 20% en 2010; por encima del 20% en 2011, llegando a estar por encima del 30% desde finales del 2012.
La confianza de la sociedad española en que disponía de un sistema político con el que podía hacer frente a los problemas con los que tuviera que enfrentarse ha venido descendiendo de manera continuada y progresiva desde 2006 y de manera alarmante desde 2010. Ni siquiera la victoria por mayoría absoluta del PP en las elecciones generales de noviembre 2011 y en las municipales y autonómicas de mayo del mismo año ha conseguido que la confianza de la sociedad española en su sistema político se recupere. Más bien lo contrario. Se ha acelerado la pérdida de confianza de manera significativa.
La crisis política es más preocupante que la crisis económica, porque únicamente desde la política se puede encontrar una salida. Si la sociedad no confía en quienes tienen que dirigirla, es muy difícil que se puedan movilizar las energías que en ella existen para salir del estancamiento. La dirección política es la primera tarea que todas las Constituciones encomiendan al Gobierno. En dirección política, en liderazgo, se resume toda la acción de gobierno. Y cuanto más difíciles sean las circunstancias, más necesaria es dicha dirección.
La evidencia empírica de que disponemos nos indica que la dirección política brilla por su ausencia desde la misma noche electoral. Ni un solo gesto tuvo Mariano Rajoy entre la noche del 20 de noviembre y el 23 de diciembre en que se hizo la sesión de investidura. Estuvo mudo durante su primer mes con mayoría absoluta. No hubo ni un gran mitin ni convocó a la prensa nacional e internacional para transmitir a la sociedad española y europea de qué proyecto de futuro era portador. En una situación de emergencia como la que vivíamos y después de un apoyo abrumador en las urnas, era lo menos que cabía esperar. Y ha seguido prácticamente mudo después de la investidura. En lugar de tener confianza en la sociedad española, de ir a su encuentro y hacer una convocatoria que permitiera al país cerrar filas en torno a su liderazgo para aguantar lo que se nos está viniendo encima, no ha hecho otra cosa que huir, refugiándose en una pantalla de plasma e imponiendo de manera autoritaria decisiones sin dar ningún tipo de explicación de las mismas.
Los resultados de todos los estudios de opinión son concluyentes. Cada vez es mayor el desconcierto y la angustia con que la sociedad española mira al futuro. El Gobierno está transmitiendo miedo y, desde Franklin D. Roosevelt, sabemos que no hay nada peor que el miedo para hacer frente a una crisis.
JAVIER PÉREZ ROYO 25 MAY 2013. Fuente: El País
Hasta el siglo XXI, es decir, hasta un cuarto de siglo después de iniciada la Transición, el CIS no intuye que ese pueda ser un problema de la sociedad española, lo que induce a pensar que el sistema político estaba cumpliendo de manera razonable la función que debe cumplir en una sociedad democráticamente constituida y que no era necesario, en consecuencia, preguntar por “la clase política” como problema. A partir del cambio de siglo deja de ser así.
En los primeros años del siglo, hasta 2005, la preocupación ciudadana se mantiene relativamente baja, entre el 5% y el 7%, con la excepción de 2003, el último año de la segunda legislatura de José María Aznar como presidente del Gobierno, en el que la preocupación se aproxima al 10% o sube ligeramente por encima. Desciende significativamente en la mayor parte de los meses de 2004 y 2005, no aproximándose al 10% más que ocasionalmente, y empieza a situarse en torno al 10% en 2006 y algo por encima en 2007. Desciende en 2008 y a partir de 2009 se consolida por encima de 10%, subiendo permanentemente hasta situarse casi en el 20% en 2010; por encima del 20% en 2011, llegando a estar por encima del 30% desde finales del 2012.
La confianza de la sociedad española en que disponía de un sistema político con el que podía hacer frente a los problemas con los que tuviera que enfrentarse ha venido descendiendo de manera continuada y progresiva desde 2006 y de manera alarmante desde 2010. Ni siquiera la victoria por mayoría absoluta del PP en las elecciones generales de noviembre 2011 y en las municipales y autonómicas de mayo del mismo año ha conseguido que la confianza de la sociedad española en su sistema político se recupere. Más bien lo contrario. Se ha acelerado la pérdida de confianza de manera significativa.
La crisis política es más preocupante que la crisis económica, porque únicamente desde la política se puede encontrar una salida. Si la sociedad no confía en quienes tienen que dirigirla, es muy difícil que se puedan movilizar las energías que en ella existen para salir del estancamiento. La dirección política es la primera tarea que todas las Constituciones encomiendan al Gobierno. En dirección política, en liderazgo, se resume toda la acción de gobierno. Y cuanto más difíciles sean las circunstancias, más necesaria es dicha dirección.
La evidencia empírica de que disponemos nos indica que la dirección política brilla por su ausencia desde la misma noche electoral. Ni un solo gesto tuvo Mariano Rajoy entre la noche del 20 de noviembre y el 23 de diciembre en que se hizo la sesión de investidura. Estuvo mudo durante su primer mes con mayoría absoluta. No hubo ni un gran mitin ni convocó a la prensa nacional e internacional para transmitir a la sociedad española y europea de qué proyecto de futuro era portador. En una situación de emergencia como la que vivíamos y después de un apoyo abrumador en las urnas, era lo menos que cabía esperar. Y ha seguido prácticamente mudo después de la investidura. En lugar de tener confianza en la sociedad española, de ir a su encuentro y hacer una convocatoria que permitiera al país cerrar filas en torno a su liderazgo para aguantar lo que se nos está viniendo encima, no ha hecho otra cosa que huir, refugiándose en una pantalla de plasma e imponiendo de manera autoritaria decisiones sin dar ningún tipo de explicación de las mismas.
Los resultados de todos los estudios de opinión son concluyentes. Cada vez es mayor el desconcierto y la angustia con que la sociedad española mira al futuro. El Gobierno está transmitiendo miedo y, desde Franklin D. Roosevelt, sabemos que no hay nada peor que el miedo para hacer frente a una crisis.
JAVIER PÉREZ ROYO 25 MAY 2013. Fuente: El País
viernes, 24 de mayo de 2013
Fallece el cantautor francés Georges Moustaki a los 79 años. La canción censurada durante el franquismo, Le métèque - Georges Moustaki
El cantante había dejado los escenarios con un último concierto en Barcelona en enero de 2009, aquejado de una enfermedad pulmonar.
El cantautor francés de origen griego Georges Moustaki falleció ayer en Niza, en la costa mediterránea de Francia, a los 79 años de edad, según ha informado su familia.
El cantante, nacido en Alejandría, había dejado los escenarios con un último concierto en Barcelona en enero de 2009. El cantautor no pudo finalizar el espectáculo, lo que puso de manifiesto su frágil estado de salud debido a enfermedad pulmonar crónica.
Su nombre de pila era Youssef Mustacchi, pero lo cambió por el de Georges en honor a su maestro, Georges Brassens. Muchos recuerdan que alcanzó popularidad gracias a Edith Piaf, de la que fue amante.
"He tenido una vida apasionante. Espero que lo sea hasta el final", declaró en 2011 el cantante, cuando explicó a la prensa que tenía una enfermedad pulmonar incurable que le hacía "definitivamente incapaz de cantar". Contemporáneo de una generación de artistas que dieron a conocer la chanson française, como su maestro Georges Brassens, Jacques Brel o Serges Gainsbourg, Moustaki compuso letras de canciones para melodías que interpretaron Edith Piaf, Yves Montand, Barbara o Serge Reggiani.
El seductor y revolucionario poeta y músico se hizo mundialmente conocido a finales de los años sesenta y principios de los setenta con temas como Milord, que hizo célebre la garganta de Edith Piaf, Le facteur, La mer m'a donné, Ma solitude o Le temps de vivre.
Moustaki nació el 3 de mayo de 1934. Su padre, el librero Nassim, hablaba cinco idiomas. Su madre, Sarah, seis. A orillas del Mediterráneo, Moustaki se educó en la escuela francesa, en cuyos pasillos escuchaba el árabe, el griego, el italiano, el turco, el armenio, el maltés, el francés y el inglés, lengua oficial de Egipto bajo mandato británico.
A pesar de su vida errante, con una referencia fija en la Île Saint-Louis, en París, pero salpicada de latitudes y países, Moustaki nunca se despegó de aquella ciudad en la que nació y en la que descubrió la pasión por los libros que atiborraban las estanterías de su padre, por el teatro, el cine o la música. "La Alejandría de mi infancia era el mundo en pequeño, con todas las razas y todas las religiones. Soy raramente extranjero en alguna parte porque siempre encuentro una referencia a Alejandría en los idiomas que escuché allí, los olores o los colores", decía.
Tras pasar un verano en París, sus padres le dejaron mudarse a la capital francesa en 1951, cuando tenía 17 años. Su madre le envió una guitarra, pero el futuro músico aún se ganaba la vida con pequeños trabajos, como el de vendedor de libros de poesía de puerta en puerta o periodista ocasional. En París conoció a Georges Brassens, que después se convertiría en su maestro, y le animó a seguir escribiendo versos y a lanzarse a cantar. En sus inicios musicales, Moustaki cantaba entre las mesas de los restaurantes en busca de una propina o incluso como pianista de ambiente del cabaré Rose Noire de Bruselas.
De regreso a París, en 1958, conoció a Edith Piaf, para quien escribió Eden blues, Les orgues de barbarie o Le gitan et la fille. Pero la canción que se recordará de aquella relación musical y sentimental será Milord, texto que Moustaki creó a los 25 años.
Dos años más tarde emprendió su carrera discográfica, mientras seguía escribiendo para otros artistas y viviendo, esencialmente, de los derechos de autor. Barbara -que le llamaba su "ternura eterna"- le presentó a Serge Reggiani, para quien compuso temas como Sarah, Ma solitude, Votre fille a vingt ans, Ma liberté. "Con mi cara de meteco, de judío errante, de pastor griego y mis cabellos a los cuatro vientos...", así comienza Le Métèque (El extranjero), que se convirtió en el emblema musical que escribió después del Mayo del 68 y que publicó en 1969, un alma errante que creía tener piernas en lugar de raíces y que simpatizaba con movimientos troskistas.
Aquel autorretrato musical cambió su vida y le abrió las puertas del mundo, para nunca cerrarlas. Japón, Estados Unidos, México, Canadá... Uno de los grandes amores que conoció al otro lado del Atlántico fue Brasil, donde trabó amistad con el escritor Jorge Amado y con músicos y cantantes como Elis Regina, Chico Buarque, Gilberto Gil y, a su regreso a París, con Vinicius de Moraes.
Su último concierto lo ofreció en el Palacio de la Música de Barcelona en enero de 2009, aquejado ya de una enfermedad incurable en los bronquios. El pasado febrero, asistido con respiración artificial, concedió su última entrevista al diario "Nice Matin". "He dado la vuelta al mundo y a los escenarios, grandes y pequeños. He vivido cosas magníficas. He aprendido que lo que creemos adquirir es solo una pequeña e ínfima parte de lo que nos queda por descubrir (...). Ahora quiero escribir, pintar. Consagrar mi tiempo a lo que me da placer, como siempre he hecho", decía entonces Moustaki, que deja un repertorio de 300 canciones.
Georges Moustaki
Le métèque
Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
Et mes cheveux aux quatre vents
Avec mes yeux tout délavés
Qui me donnent l'air de rêver
Moi qui ne rêve plus souvent
Avec mes mains de maraudeur
De musicien et de rôdeur
Qui ont pillé tant de jardins
Avec ma bouche qui a bu
Qui a embrassé et mordu
Sans jamais assouvir sa faim
Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
De voleur et de vagabond
Avec ma peau qui s'est frottée
Au soleil de tous les étés
Et tout ce qui portait jupon
Avec mon coeur qui a su faire
Souffrir autant qu'il a souffert
Sans pour cela faire d'histoires
Avec mon âme qui n'a plus
La moindre chance de salut
Pour éviter le purgatoire
Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
Et mes cheveux aux quatre vents
Je viendrai, ma douce captive
Mon âme soeur, ma source vive
Je viendrai boire tes vingt ans
Et je serai prince de sang
Rêveur ou bien adolescent
Comme il te plaira de choisir
Et nous ferons de chaque jour
Toute une éternité d'amour
Que nous vivrons à en mourir
Et nous ferons de chaque jour
Toute une éternité d'amour
Que nous vivrons à en mourir
También hay quien le dice, Lárgate Moustaki.
Para escuchar y ver más canciones de Moustaki. Aquí.
El cantautor francés de origen griego Georges Moustaki falleció ayer en Niza, en la costa mediterránea de Francia, a los 79 años de edad, según ha informado su familia.
El cantante, nacido en Alejandría, había dejado los escenarios con un último concierto en Barcelona en enero de 2009. El cantautor no pudo finalizar el espectáculo, lo que puso de manifiesto su frágil estado de salud debido a enfermedad pulmonar crónica.
Su nombre de pila era Youssef Mustacchi, pero lo cambió por el de Georges en honor a su maestro, Georges Brassens. Muchos recuerdan que alcanzó popularidad gracias a Edith Piaf, de la que fue amante.
"He tenido una vida apasionante. Espero que lo sea hasta el final", declaró en 2011 el cantante, cuando explicó a la prensa que tenía una enfermedad pulmonar incurable que le hacía "definitivamente incapaz de cantar". Contemporáneo de una generación de artistas que dieron a conocer la chanson française, como su maestro Georges Brassens, Jacques Brel o Serges Gainsbourg, Moustaki compuso letras de canciones para melodías que interpretaron Edith Piaf, Yves Montand, Barbara o Serge Reggiani.
El seductor y revolucionario poeta y músico se hizo mundialmente conocido a finales de los años sesenta y principios de los setenta con temas como Milord, que hizo célebre la garganta de Edith Piaf, Le facteur, La mer m'a donné, Ma solitude o Le temps de vivre.
Moustaki nació el 3 de mayo de 1934. Su padre, el librero Nassim, hablaba cinco idiomas. Su madre, Sarah, seis. A orillas del Mediterráneo, Moustaki se educó en la escuela francesa, en cuyos pasillos escuchaba el árabe, el griego, el italiano, el turco, el armenio, el maltés, el francés y el inglés, lengua oficial de Egipto bajo mandato británico.
A pesar de su vida errante, con una referencia fija en la Île Saint-Louis, en París, pero salpicada de latitudes y países, Moustaki nunca se despegó de aquella ciudad en la que nació y en la que descubrió la pasión por los libros que atiborraban las estanterías de su padre, por el teatro, el cine o la música. "La Alejandría de mi infancia era el mundo en pequeño, con todas las razas y todas las religiones. Soy raramente extranjero en alguna parte porque siempre encuentro una referencia a Alejandría en los idiomas que escuché allí, los olores o los colores", decía.
Tras pasar un verano en París, sus padres le dejaron mudarse a la capital francesa en 1951, cuando tenía 17 años. Su madre le envió una guitarra, pero el futuro músico aún se ganaba la vida con pequeños trabajos, como el de vendedor de libros de poesía de puerta en puerta o periodista ocasional. En París conoció a Georges Brassens, que después se convertiría en su maestro, y le animó a seguir escribiendo versos y a lanzarse a cantar. En sus inicios musicales, Moustaki cantaba entre las mesas de los restaurantes en busca de una propina o incluso como pianista de ambiente del cabaré Rose Noire de Bruselas.
De regreso a París, en 1958, conoció a Edith Piaf, para quien escribió Eden blues, Les orgues de barbarie o Le gitan et la fille. Pero la canción que se recordará de aquella relación musical y sentimental será Milord, texto que Moustaki creó a los 25 años.
Dos años más tarde emprendió su carrera discográfica, mientras seguía escribiendo para otros artistas y viviendo, esencialmente, de los derechos de autor. Barbara -que le llamaba su "ternura eterna"- le presentó a Serge Reggiani, para quien compuso temas como Sarah, Ma solitude, Votre fille a vingt ans, Ma liberté. "Con mi cara de meteco, de judío errante, de pastor griego y mis cabellos a los cuatro vientos...", así comienza Le Métèque (El extranjero), que se convirtió en el emblema musical que escribió después del Mayo del 68 y que publicó en 1969, un alma errante que creía tener piernas en lugar de raíces y que simpatizaba con movimientos troskistas.
Aquel autorretrato musical cambió su vida y le abrió las puertas del mundo, para nunca cerrarlas. Japón, Estados Unidos, México, Canadá... Uno de los grandes amores que conoció al otro lado del Atlántico fue Brasil, donde trabó amistad con el escritor Jorge Amado y con músicos y cantantes como Elis Regina, Chico Buarque, Gilberto Gil y, a su regreso a París, con Vinicius de Moraes.
Su último concierto lo ofreció en el Palacio de la Música de Barcelona en enero de 2009, aquejado ya de una enfermedad incurable en los bronquios. El pasado febrero, asistido con respiración artificial, concedió su última entrevista al diario "Nice Matin". "He dado la vuelta al mundo y a los escenarios, grandes y pequeños. He vivido cosas magníficas. He aprendido que lo que creemos adquirir es solo una pequeña e ínfima parte de lo que nos queda por descubrir (...). Ahora quiero escribir, pintar. Consagrar mi tiempo a lo que me da placer, como siempre he hecho", decía entonces Moustaki, que deja un repertorio de 300 canciones.
Georges Moustaki
Le métèque
Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
Et mes cheveux aux quatre vents
Avec mes yeux tout délavés
Qui me donnent l'air de rêver
Moi qui ne rêve plus souvent
Avec mes mains de maraudeur
De musicien et de rôdeur
Qui ont pillé tant de jardins
Avec ma bouche qui a bu
Qui a embrassé et mordu
Sans jamais assouvir sa faim
Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
De voleur et de vagabond
Avec ma peau qui s'est frottée
Au soleil de tous les étés
Et tout ce qui portait jupon
Avec mon coeur qui a su faire
Souffrir autant qu'il a souffert
Sans pour cela faire d'histoires
Avec mon âme qui n'a plus
La moindre chance de salut
Pour éviter le purgatoire
Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
Et mes cheveux aux quatre vents
Je viendrai, ma douce captive
Mon âme soeur, ma source vive
Je viendrai boire tes vingt ans
Et je serai prince de sang
Rêveur ou bien adolescent
Comme il te plaira de choisir
Et nous ferons de chaque jour
Toute une éternité d'amour
Que nous vivrons à en mourir
Et nous ferons de chaque jour
Toute une éternité d'amour
Que nous vivrons à en mourir
También hay quien le dice, Lárgate Moustaki.
Para escuchar y ver más canciones de Moustaki. Aquí.
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