martes, 18 de febrero de 2020

_- El secreto de la escena de sexo que catapultó a Brad Pitt a la fama. O cómo Thelma y Louise convirtió el cuerpo de Brad Pitt en oscuro objeto de deseo y le dio una oportunidad a la 'female gaze'. RAQUEL PELÁEZ.

_- Geena Davis and Brad Pitt share a sex scene in the film 'Thelma And Louise', 1991. (Photo by Fotos International/Getty Images) Aún está por ver si mañana le darán el Oscar por su actuación en una película con la que una vez más ha hecho suspirar al mundo por su físico prodigioso. En Érase una vez en… Hollywood Brad Pitt, entre otras cosas, se sube a un techo sin camisa, con el torso totalmente desnudo, para instalar una antena. Es decir, aparece, una vez más, ejerciendo de lo que ha sido desde el principio de su carrera: un sex symbol. La mirada de Quentin Tarantino se recrea en el cuerpo del actor de 50 años como ya lo hicieran antes David Fincher en El Club de la Lucha y Guy Ritchie en Snatch, Cerdos y Diamantes.

La primera vez que el mundo se fijó en Brad Pitt también aparecía luciendo pectorales. Fue en Thelma y Louise, el film que le dio fama mundial. Lo dirigió el británico Ridley Scott pero el guion pertenece a la texana Callie Khouri, quien ganó un Oscar por esa historia en la que dos mujeres emprenden un road trip juntas por diversión y acaban huyendo hacia México tras matar a un hombre que ha intentado violar a una de ellas.

La película estuvo a punto de no ser filmada a causa de las reticencias que generaba entre los productores el hecho de que las protagonistas se defendieran de la violencia machista con pistolas. La periodista especializada en cine Becky Aikman cuenta en su libro de 2017 Off the Cliff: Cómo Thelma y Louise condujo a Hollywood al precipicio, que la reacción de un alto ejecutivo de la industria cuando leyó el guión fue: “No lo pillo. Son dos zorras en un coche”.

En Thelma y Louise la escena que protagoniza Brad Pitt es crucial para comprender el desenlace de la historia (spoiler: ambas prefieren tirarse por un barranco que entregarse a la policía y volver a sus vidas anteriores) y ha sido analizada por diferentes teóricos como un pasaje totalmente novedoso en la historia del cine.

Su personaje es el pícaro J.D., un atractivo joven al que Thelma (Geena Davies) y Louise (Susan Sarandon) recogen haciendo auto-stop mientras están huyendo de la ley. J.D les dice que es estudiante y que está intentando regresar al instituto. Aunque hay algo que no encaja del todo en la historia, la suspicaz Louise deja que se una con ellas al viaje y que su amiga Thelma, que está casada con un maltratador, tontee con él para distraerse. En su travesía se detienen a pernoctar en un motel. Louise les sugiere a Thelma y J.D. que compartan habitación.

En la intimidad de la noche J.D le confiesa a Thelma que en realidad es un atracador de poca monta y que se gana la vida dando el palo a tiendas y estaciones de servicios. Ella, fascinada, le pide que escenifique como ejecuta esos atracos. J.D, sin camisa, en vaqueros y con un sombrero de cowboy puesto hace una dramatización con el secador de ella, que usa como si fuese un revolver.

“Geena Davis observa el cuerpo de Pitt con tal lujuria que sus ojos casi se salen de las cuencas. La audiencia fue capaz de verle a él a través de los ojos de ella: por primera vez se había creado una escena de sexo en el que el punto de vista era el de la mujer”, dice Becky Aikman, describiendo el tórrido pasaje.

“En el paradigma clásico de Hollywood el papel de la mujer es el de objeto pasivo, mientras que los hombres son agentes activos. El hombre es el que mira, el que tiene la mirada, mientras que la mujer es la imagen codificada para un gran impacto visual y erótico […] Para las mujeres espectadoras se abren dos opciones: o bien se identifican con el punto de vista del hombre y el agente masculino dentro de la película o bien se identifican con el sujeto femenino de forma masoquista”, explicaba la teórica de cine británica Laura Mulvey en Placer Visual y cine narrativo (1988). El ensayista Glenn Man defiende en Géneros y mitos en Thelma y Louise (1992) que en esta película ocurre exactamente lo contrario: “El film está construido para retar de forma consciente el paradigma clásico de la mirada masculina definido por Mulvey”. Es decir, la película introduce por primera vez el punto de vista radicalmente femenino (lo que ahora se llama the female gaze) y el objeto hipersexualizado es el cuerpo de Brad Pitt. Para una mujer heterosexual identificarse con Thelma en esa escena con J.D. es todo menos masoquista.

Hasta Ridley Scott se implicó activamente en la hipersexualización del cuerpo de Pitt: para que sus pectorales pareciesen más brillantes y sudorosos durante esa escena se ocupó personalmente de pulverizarles agua Evian. En el montaje original la escena llegaba a durar quince minutos.

“Las líneas que Callie Khourie pensó para esa escena desarrollaban una situación de seducción en la que los personajes hablan con humor, de forma cariñosa, con afecto e interés. Geena y Brad interpretaron unos prolegómenos que eran una delicia”, explica Aikman en su libro.

El proceso de casting para encontrar al actor que debía encarnar al pícaro atracador fue complicado, precisamente por la importancia que tenía este personaje en la trama.

“En su primera lectura, Brad Pitt lo hizo muy bien: tenía un punto James Dean, un acento muy auténtico y un encanto macarra” apunta Aikman. “Pero a Ridley Scott le pareció que era muy joven y pasaron a otros candidatos”.

Según se cuenta en Off the cliff también acudieron al casting para este papel Mark Ruffalo, James Le Gros, Dermot Mulroney, Dylan McDermott o Robert Downey Jr. Incluso George Clooney, que después ha bromeado frecuentemente sobre el asunto, acudió al casting. Sin embargo, el candidato favorito de Scott era William Baldwin. Este actor rechazó el rol tres semanas antes de que empezase la película porque había conseguido un papel principal en Llamaradas. Solo entonces llamaron a Pitt.

Brad Pitt en una escena de ‘Thelma y Louise’. A la mañana siguiente de acostarse con Thelma, J.D., fiel a sus no-principios, le roba todo su dinero. Pero la película también codifica esa “desgracia” en términos feministas. El personaje de Brad Pitt ha cumplido una doble función: hacer salir a Geena Davies del letargo sexual en el que se hallaba sumida por su matrimonio con un maltratador y enseñarle algunos trucos para que ella misma pueda atracar gasolineras, ahora que no tiene un centavo pues el propio J.D. le ha robado todo lo que tenía. “En este contexto, la acción de J.D no se ajusta a la narración clásica masculina en la que la mujer que se desmelena recibe una lección por su descaro, sino que funciona de forma completamente opuesta. Les da poder a las dos protagonistas”, explica Glenn Man en Géneros y mitos en Thelma y Louise.

La película fue un fenómeno mundial y convirtió a Brad Pitt en una estrella internacional pero también le endosó un estatus, el de bomba sexual, al que algunos (como, por ejemplo, la crítica de The New York Times Manohla Dargis) culpan de que nunca se le haya tomado realmente en serio. Se supone que por eso aún no ha ganado ningún Oscar. Veremos si mañana se rompe la “maldición”.

«A mí no me causó una impresión particularmente reseñable… yo simplemente pensé que era un chaval guapo», le dijo Michael Madsen, quien en la película interpretaba al marido de Louise, a Becky Aikman. “No veía yo que hubiese para tanto. Y sigo sin verlo». Quizá porque esta vez la mirada que importaba era otra.

https://smoda.elpais.com/celebrities/el-secreto-de-la-escena-de-sexo-que-catapulto-a-brad-pitt-a-la-fama/

lunes, 17 de febrero de 2020

Ferran Bono, El Espíritu del Tiempo. “Me asombró descubrir el pasado nazi de científicos que había estudiado”

FERRAN BONO
El autor valenciano novela en 'El espíritu del tiempo', ahora traducida al español, la complicidad de la comunidad académica con el régimen totalitario de Hitler.

Mujeres en un mitin nazi en estadio Zeppelin en una imagen sin datar.

Mujeres en un mitin nazi en estadio Zeppelin en una imagen sin datar.  BETTMANN ARCHIVE


Estudiaba los insectos mucho antes de doctorarse en Biología y se hizo un nombre como articulista de divulgación científica antes de impartir clases de Periodismo en la Universitat de València y de dirigir la revista de investigación Mètode. Pero además, Martí Domínguez, valenciano de 53 años nacido en Madrid, es hoy uno de los novelistas más respetados y premiados de la actual literatura en catalán. Ahora ha vuelto a franquear la frontera a menudo impermeable de la traducción al castellano con El espíritu del tiempo (Destino), su última novela que sale mañana a la venta vertida al español por él mismo.

El libro aborda la complicidad entre la comunidad científica y el régimen nazi a través de las andanzas de un investigador austriaco, un tanto cínico, que pasa de esbozar en su casa teorías darwinistas y eugenésicas sobre el comportamiento animal a llevarlas a la práctica con humanos en Polonia. Acaba recibiendo el Premio Nobel muchos años después de la Segunda Guerra Mundial. Es ficción, pero muy real, y basada en hechos documentados.

“Me asombraba descubrir el pasado nazi, que había sido blanqueado, de científicos que yo había estudiado en libros de texto de Biología”, explica Martí Domínguez. “Algunos, cuando volvieron de los campos de concentración soviéticos, como mi personaje, se encontraron con que nadie quería hablar del nazismo. Hay un proceso de silenciar el pasado. Es cierto que se condena el nazismo pero también se condena su memoria. En Polonia, los visitantes de los campos de concentración como el de Auschwitz [de cuya liberación se acaban de cumplir 75 años) son casi todos extranjeros, pero muy pocos polacos. Y menos aún alemanes”.

El protagonista de esta novela creía totalmente en el nazismo. “También era una forma de liberarse del catolicismo. Thomas Bernhard ya decía en sus libros que pasaron del nazismo al catolicismo asfixiante de antes. Mi personaje se queda deslumbrado con el nazismo. Le pasó al mismo Heidegger. Muchos participaron directamente; otros se dejaron arrastrar. También el régimen nazi destinó mucho dinero para la ciencia. Hitler decía que toda ciudad tendría su centro de investigación. Inquieta mucho pensar en ello. Pero es que la comunidad científica veía a Hitler como un demiurgo, un visionario”, relata el autor de El regreso de Voltaire (Premio Josep Pla).

Martí Domínguez en el Jardí Botànic de Valencia. Martí Domínguez en el Jardí Botànic de Valencia. MÒNICA TORRES Domínguez ejerce de periodista y se anticipa a la pregunta: “¿Qué pasaría ahora si hubiera un régimen así? Hemos de aprender de lo que sucedió y de la gran dificultad de oponerse cuando ya se ha implantado un régimen totalitario. Ahora pensamos: qué pocos alemanes se opusieron al nazismo. Y comienzas a buscar nombres importantes, que no fueran judíos o declaradamente marxistas, como Bertolt Brecht, y no hay tantos. Incluso a Thomas Mann le supuso un problema denunciarlo, y no lo hizo hasta que se vio en el exilio. Stefan Zweig, que era judío, no escribió ni una línea contra el nazismo, salvo en sus memorias póstumas. Resultaba muy difícil. Por eso hay que ser muy contundente ante el resurgimiento de ideas totalitaristas antes de que sea demasiado tarde”.

Para documentarse y recrear la trama de su novela, el escritor consultó a historiadores y rebuscó en archivos, además de recorrer escenarios de Austria, Checoslovaquia, Polonia y Bielorrusia. En este último país, llegó a tumbarse en las trincheras nazis de la línea del frente ruso cuya ruptura por parte del ejército soviético “cambió las tornas de la Segunda Guerra Mundial”, aunque la historiografía señale, sobre todo, el desembarco de Normandía, apunta. De aspecto tranquilo y risueño, es más probable imaginar al autor de Las confidencias del conde de Bufon paseando por el Jardí Botànic, donde se ubica su despacho y donde se realizó esta entrevista, que arrastrándose por una antigua trinchera.

Con El espíritu del tiempo, Martí Domínguez se ha introducido en un nuevo territorio literario, alejándose de su apreciado Siglo de las Luces y acercándose a programas como la inseminación de púberes por oficiales de las SS o al secuestro de niños eslavos para repoblar los territorios ocupados como Polonia. “Soy un racionalista puro y duro, pero la ciencia sin conciencia es un error. Siempre debe ir acompañada de ética. Con los nazis la ciencia ocupa el campo de la filosofía para legitimar la masacre. Los judíos eran la punta de lanza. Los campos de concentración se construyeron también para lo que venía después, si llegan a ganar la guerra: millones y millones de eslavos muertos”.

La novela se adentra en el plan nazi para repoblar y germanizar: “El espacio vital de Alemania era el Este, que se consideraba un espacio poblado por subhumanos. A los niños que eran germanizables les quitaban su identidad, los sometían a una rápida educación y los enviaban a familias alemanas, especialmente de las SS. Se recomendaba a las mujeres alemanas que tuviesen al menos cuatro hijos, de modo que pagarían menos impuestos, y también se animaba a las jóvenes de 14 y 15 años a reproducirse, con la apertura de casas de inseminación (Lebensborn). Perdían caudal genético en la guerra y necesitaban repoblar territorios inmensos como Polonia o Ucrania”, explica.

¿Y todo esto no “pertenece al espíritu del tiempo” como dice el escritor y antiguo soldado nazi Ernst Jünger en la cita que abre la novela? “Esa es la gran añagaza, el pretexto para justificar después el enorme silencio. Con los juicios de Nüremberg se condenaron a los principales capitostes, y la sociedad alemana consideró que con esto ya había bastante, y se produjo un inmenso periodo de amnesia colectiva, como denunció el escritor W. G. Sebald en una de sus novelas. No, siempre se debe vigilar el espíritu del tiempo. En ningún caso justifica los hechos”, sostiene Domínguez.

 https://elpais.com/cultura/2020/02/02/actualidad/1580668848_211937.html

Más de Dominguez: Martí Domínguez novela la "épica de la libertad" en 'El retorn de Voltaire'

domingo, 16 de febrero de 2020

_- Good Bye La separación del Reino Unido (pronto desunido) favorece solo a ciertos financieros y a esa oligarquía que hará de la isla una finca para superricos

_- A Hitler no lo derrotó Gran Bretaña. Fue más bien el colosal esfuerzo industrial americano (que supuso, por cierto, la incorporación de las mujeres al trabajo severo), junto con el arrojo de los soldados anglosajones, lo que venció al disciplinado, sacrificado, tonto, pero admirable Ejército alemán, con la inestimable ayuda del invierno ruso y sus millones de cadáveres.

Aquella fue la Gran Bretaña que amamos, la de los soldados audaces, la de los heroicos servicios hospitalarios en el frente, la de la honra de los mutilados, todos ellos empujados por la colosal bravura de Churchill, uno de los últimos políticos adultos que ha dado Europa. Yo conocí aquella Inglaterra de los primeros años sesenta del siglo pasado, aún renqueante, aún empobrecida, casi arruinada, y la amé sin reservas.

Olvidamos, sin embargo, que buena parte de las finanzas y una mayoría de la nobleza apoyó a Hitler hasta que estalló la guerra. Entre otros, los Windsor. Las clases dirigentes inglesas eran odiosas: clasistas, chovinistas, vanidosas, racistas y analfabetas. Churchill tuvo que luchar contra sus amigos y contra sus pares, solo contó con el apoyo de una población que aún entonces conservaba el orgullo del valor y la honra.

Para nuestra desdicha, los herederos de aquella parte de la clase dirigente son los que han llevado a cabo la estafa más artera desde la II Guerra Mundial. La separación del Reino Unido (pronto desunido) favorece solo a esos financieros y a esa oligarquía que hará de la isla una finca para superricos, un centro de blanqueo (ya lo es) y, muy probablemente, un país al borde de la delincuencia internacional. Para lo cual explotan de nuevo el patriotismo de los pobres, pero ahora para convertirlos en miserables.

https://elpais.com/elpais/2020/02/03/opinion/1580734970_254762.html

_- La derrota de Hitler

_- En su lúcido comentario de adiós al Reino Unido por el Brexit, Félix de Azúa celebra la victoria aliada sobre los nazis en la II Guerra Mundial destacando justamente los méritos de norteamericanos y anglosajones en general, “con la inestimable ayuda del invierno ruso...”.

Pero no fue el “invierno ruso”, sin más, sino el enorme sacrificio humano y militar soviético en la decisiva batalla de Stalingrado (verano 1942-febrero 1943), que consiguió frenar y rendir a la poderosa Wehrmacht causándole allí 740.000 muertos.

Como dice Eric Hobsbawm, tras Stalingrado “todo el mundo sabía que la derrota de Alemania era solo cuestión de tiempo”.

CARTAS A LA DIRECTORA. El País.
 Javier Díaz Malledo.
Santa Cruz de Tenerife PD.: En los tiempos que corren, todo se revisa en favor de la derecha y extrema derecha, incluso nazi. Así las celebraciones del fin de la II G. M., y de la victoria se han desplazado a Normandía donde los rusos nunca estuvieron y se representa una narrativa lejos de toda la verdad. Ahora se olvida quienes vencieron al ejercito nazi, quienes lograron detener en su carrera llena de triunfos a la Wehrmacht, fueron los soviéticos en Stalingrado y a las puertas de Moscú. Ahí se rompió esa carrera victoriosa que parecía imparable. Los soviéticos la quebraron haciéndola detener y tomando a 750.000 prisioneros. No debemos olvidar la Historia pues corremos el riesgo de repetirla.

Las revelaciones sobre cómo EE.UU. y Alemania "espiaron a decenas de gobiernos durante décadas" con una máquina suiza

Fue un espionaje de décadas, que comenzó antes de la Guerra Fría y duró hasta comienzos de este siglo.

Los servicios de inteligencia de Estados Unidos y Alemania tuvieron acceso a las comunicaciones encriptadas de varios gobiernos gracias a unos dispositivos de Crypto AG, una compañía suiza de encriptación.

Así lo han contado en sendos reportajes el diario estadounidense The Washington Post, el medio alemán ZDF y el canal suizo SRF.

Estos medios tuvieron acceso al historial interno clasificado de la CIA, en la que la operación era descrita como "el golpe del siglo de los servicios de inteligencia".

De acuerdo a las investigaciones periodísticas, Crypto AG habría suministrado los aparatos a más de 120 gobiernos desde fines de los 40 hasta los años 2000, sin que estas supieran que estaban manipuladas y pertenecían en secreto a los gobiernos de Alemania Occidental y de EE.UU.

Con ellas, tanto la Agencia Central de Inteligencia (CIA) como el Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND) habrían accedido a información confidencial de varios países, entre ellos Irán, India, Pakistán, varias naciones de América Latina e incluso el Vaticano.

Alemania Occidental tuvo acceso junto a EE.UU. a la comunicaciones secretas de varios países desde la Guerra Fría. En 1980, los oficiales de inteligencia de la CIA procesaban el 40% de las comunicaciones extranjeras, suministradas por los dispositivos Crypto.

La compañía suiza hizo millones de dólares con ellas, que fueron a parar a la CIA y al BND, señalan los medios que han destapado la trama.

"Los gobiernos extranjeros estaban pagando buen dinero a a EE.UU. y Alemania Occidental por sus comunicaciones más secretas, que fueran leídos por al menos dos (o hasta cinco o seis) países", dice un reporte de la CIA sobre esta operación.

El reporte indica que Reino Unido, Israel, Suiza y Suecia se encontraban al corriente de estas actividades y recibieron información recolectada por EE.UU. y Alemania.

La estrategia permitió a EE.UU. monitorear a los funcionarios iraníes durante la que se conoce como la "crisis de los rehenes", cuando un grupo de estudiantes de Irán tomó como rehenes 66 diplomáticos y ciudadanos estadounidenses por 444 días, entre noviembre de 1979 y enero de 1981.

Y también hacerles llegar a los servicios de inteligencia británica información sobre el ejército argentino durante la guerra de las Malvinas y rastrear los movimientos de las juntas militares de Sudamérica, de acuerdo a The Washington Post. ....

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51474629

Aforismos

MÁS INFORMACIÓN 
Mi aforismo favorito

La edad de oro del aforismo En una era dominada por la brevedad y fragmentación, pero también por el ingenio y la chispa, el género triunfa en los libros tanto como en las redes sociales. Estamos ante la edad de oro del aforismo. Estamos ante una figura tan esquiva por naturaleza como eludida por los tratadistas, incapaces de otorgarle legitimidad frente al oportunismo y la moda. El género escueto, que tanto se presta a la elaboración de antologías, oculta, sin embargo, una complejidad inabordable. Cuarenta figuras de la filosofía y la literatura en español eligen una máxima que les ha hecho pensar. ADELA CORTINA. Filósofa "Nos las arreglamos mejor con nuestra mala conciencia que con nuestra mala reputación". Friedrich Nietzsche FERNANDO SAVATER. Filósofo “Si alguien dice: ‘Todos los vascos son unos sinvergüenzas’, los nacionalistas se quedan contentos. Lo importante es el todos”. Iñaki Uriarte AMELIA VALCÁRCEL. Filósofa “Ética y Estética son una misma cosa”. Ludwig Wittgenstein JUAN VILLORO. Novelista "Un libro es como un espejo: si un mono se asoma a él, no puede ver reflejado a un apóstol". Georg Christoph Lichtenberg SOLEDAD PUÉRTOLAS. Novelista “Apresúrate lentamente (festina lente)”. Clásico SERGIO RAMÍREZ. Novelista “El hombre que desdeña o teme aventurarse en un lugar oscuro, puede ser una excelente persona, apto para mil cosas, pero no será nunca un buen viajero sentimental”. Laurence Sterne RODRIGO CORTÉS. Director de cine “El argumento se quedó parado y sobrevino la felicidad”. Rafael Sánchez Ferlosio CLAUDIA PIÑEIRO. Novelista “Siempre dependí de la amabilidad de los extraños”. Tennesse Williams MANUEL CRUZ. Filósofo "Las pasas pueden ser lo mejor de un pastel; pero un saco de pasas no es mejor que un pastel; y quien puede dar un saco de pasas no por ello puede hacer un pastel, por no hablar de algo mejor. Pienso en Kraus y sus aforismos, pero también en mí y mis observaciones filosóficas. Un pastel no es lo mismo que pasas diluidas". L. Wittgenstein CAROLINA DEL OLMO. Filósofa “Nuestras raíces son los hijos. Somos árboles al revés, que arraigan por sus frutos”. Tzvetan Todorov DARIO JARAMILLO AGUDELO. Poeta “Tenía la conciencia limpia; no la usaba nunca”. Stanislaw Jerzy Lec MERCEDES CEBRIÁN. Escritora “Como vieron que no le podían colocar una cabeza católica se contentaron con cortarle una protestante”. G. Ch. Lichtenberg BENJAMÍN PRADO. Poeta, novelista y aforista “Todos los caminos son de huida y vuelta”. Elvira Sastre PALOMA AGUILAR. Politóloga “Es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente”. Groucho Marx “La justicia está abierta a todos, como el Hotel Ritz”. James Mathew ANDRÉS TRAPIELLO. Poeta y novelista “A todo se llega. He aprendido a ser sucio, y me parece bien”. Juan Ramón Jiménez, de viejo MARGO GLANTZ. Novelista y ensayista “El corazón tiene razones que la razón no entiende” Blaise Pascal ANDRÉS NEUMAN. Poeta, narrador y aforista "De un laberinto se sale. De una línea recta, no". Miguel Ángel Arcas "Lo patriarcal rebela; lo paternal exaspera". Carmen Camacho REMEDIOS ZAFRA. Filósofa “No son las catástrofes, los asesinatos, las muertes, las enfermedades las que nos envejecen y nos matan; es la manera como los demás miran y ríen y suben las escalerillas del bus”. Virginia Woolf "El lenguaje no es la vida, el lenguaje da órdenes a la vida; la vida no habla, la vida escucha y espera. En toda consigna, aunque sea de padre a hijo, hay una pequeña sentencia de muerte –un veredicto-, decía Kafka". Gilles Deleuze y Félix Guattari JAVIER GOMÁ. Filósofo "Nadie es más que nadie. Esto quiere decir cuánto es difícil aventajarse a todos, porque, por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre". Antonio Machado "Tengo pocos principios, pero, eso sí, flexibles". Atribuido al canciller alemán Gerhard Schröder. MARTA REBÓN. Escritora y traductora “Mi pobreza no es total: falto yo”. Antonio Porchia LUISA CASTRO. Poeta y novelista “No sepas demasiadas cosas, te volverás estúpido”. Frase del ‘Eclesiastés’ que Montaigne hizo grabar en la viga número 20 de su torre CRISTINA PERI ROSSI. Poeta y novelista "No se nace mujer, se llega a serlo". Simone de Beauvoir CÉSAR RENDUELES. Filósofo "Todos se aburrieron de esa historia absurda. Se aburrieron los dioses, se aburrieron las águilas y la herida se cerró de tedio". Franz Kafka MARTA SANZ. Novelista “Solo los idiotas suscitan la unanimidad”. Juan Ramón Sanz ENRIQUE LYNCH. Filósofo “La belleza es siempre terror domesticado”. Régis Debray CLARA USÓN. Novelista "Si tuviera que elegir entre traicionar a mi país y traicionar a mi amigo, espero tener el valor de traicionar a mi país". E.M. Forster AJO. Micropoeta “En algún lugar debe haber un basural donde están amontonadas las explicaciones”. Julio Cortázar NURIA BARRIOS. Escritora “La mujer comete 10 veces menos delitos que el hombre -en consecuencia es, moralmente, 10 veces mejor que él: eso dicen las estadísticas”. F. Nietzsche LUIS FERNANDO MORENO CLAROS. Traductor y ensayista "Para vivir a solas hay que ser un animal o un dios, dice Aristóteles. Falta el tercer caso: hay que ser ambos… Filósofo". F. Nietzsche “El público no sabe defenderse de ideas estúpidas sino adoptando ideas estúpidas de sentido contrario”. Nicolás Gómez Dávila SELMA ANCIRA. Traductora “Cuanto más verdaderamente sabio es un hombre, más sencillo es el lenguaje en el que expresa su pensamiento”. Lev Tolstói CARLOS MARZAL. Poeta y aforista “Hay que vivir ilusionados, pero sin hacerse ilusiones”. Juan Gil-Albert ÁNGELES MORA. Poeta "La vida es un borrador que no se puede pasar a limpio". Carmen Canet ANTONIO VALDECANTOS. Filósofo "El mundo es tal vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandonó a medio hacer, avergonzado de su ejecución deficiente". Hume, citado por Borges MARÍA FERNANDA AMPUERO. Escritora “Si no estás furiosa es que no estás mirando con atención”. Leído en Twitter JUAN ARNAU. Filósofo “Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas; esa teleología individual nos revela un orden secreto y prodigiosamente nos confunde con la divinidad”. Jorge Luis Borges ESTHER BENDAHAN. Novelista "En la medida en que realmente pueda llegarse a 'superar' el pasado, esa superación consistiría en narrar lo que sucedió". Hannah Arendt JORDI DOCE. Poeta y aforista “Casi todos los hombres fundan su escepticismo respecto a una cosa en la fe ciega en otra”. G. Ch. Lichtenberg NORA CATELLI. Ensayista “Porque el que enseña es deudor universal”. Baltasar Gracián MIGUEL ÁNGEL ARCAS. Poeta, aforista y editor “No encuentro en lo humano nada para lo que la nieve cayendo pueda servir de analogía”. Antonio Cabrera PILAR ADÓN. Novelista y poeta “¿Cómo hay que comportarse? Como sujeto libre”. Annie Ernaux LORENZO OLIVÁN. Poeta y aforista “La precisión en la observación equivale a la precisión en el pensamiento” Wallace Stevens RAMÓN ANDRÉS. Poeta y aforista "Cuanto más aumenta su conocimiento, tanto más se siente el hombre en su rincón". Friedrich Nietzs

Eduard Pernkopf: el libro de anatomía nazi que los cirujanos todavía usan


Eduard Pernkopf: el libro de anatomía nazi que los cirujanos todavía usan

https://www.bbc.com/mundo/noticias-49410385

sábado, 15 de febrero de 2020

‘1917’, la favorita de los Oscar 2020, vista por un militar cinéfilo. El coronel José Manuel Fernández López, autor de 'Con las botas puestas', analiza los errores de la recreación de Sam Mendes del frente de la Primera Guerra Mundial.

La Primera Guerra Mundial iba a durar poco y se convirtió en una larga contienda con cerca de 18 millones de muertos y unas consecuencias que marcaron el siglo XX. La lectura que de ella ofrece 1917, de Sam Mendes, una de las más firmes candidatas a hacerse el domingo con la estatuilla a la mejor película en la gala de los Oscar, incurre en varios errores que parecían superados en el cine reciente. Y eso, inevitablemente, hace que la propuesta pierda interés.

Entre esos fallos hay una vuelta a un maniqueísmo superado hace décadas, cuando parecía que ya habíamos abandonado lo de los alemanes malos y tontos y los aliados buenos, listos y guapos. Esa falta de profundidad se extiende a la nula reflexión que la historia plantea sobre la guerra misma. Tampoco se deslizan críticas al mando.

La coartada del supuesto espectáculo perfecto ha servido a muchos para ensalzar 1917. El mantra de “la película está muy bien hecha” es uno de los más repetidos, cuando lo menos que se le puede pedir en el año 2020 a un filme es eso.

También resulta preocupante la alteración de la realidad militar histórica. Mendes se escuda en que su abuelo hizo algo parecido a lo que aparece en el filme o le contó algo similar. Sin embargo, los jefes de unidad no andaban por el frente como aquí aparece en la figura del coronel estirado interpretado por Benedict Cumberbatch. Los mandos de unidad estaban en castillos y villas alejados de la miseria de los soldados, y cómodamente despachaban desde allí. Muchos de ellos dormían en camas con sábanas limpias, pero parece que este detalle no le interesa a Mendes. Fue precisamente a raíz de esta guerra y de ver cómo gran parte de la oficialidad no pisaba el frente cuando cambió el concepto del mando. Desde la Guerra del Rif y la Segunda Guerra Mundial, los oficiales fueron delante, con la tropa, y muchos cayeron.

El aspecto militar no se refleja en pantalla, sino que se apuesta por una acción más cercana a la vivida por un jugador pasivo de videojuego. La mayoría de los soldados que fueron a la Gran Guerra eran analfabetos y bastante jóvenes. Lo habitual era que se defecaran en sus uniformes por miedo antes de entrar en combate. En 1917 no se muestra ese terror, sino que se apuesta por sacar un montón de ratas y un ejército de “malos” alemanes a los que no pueden llamar “nazis” porque aún no existían.

Y Mendes no cuenta lo que pasó en la batalla del Somme, cuando a las pocas horas había más de 8.000 ingleses muertos por la incompetencia militar británica, similar a la que se produjo en Balaclava o Galípoli.

En 1917 no hay ritmo narrativo, como en Objetivo: Birmania; no hay retrato certero de distintos estilos del mando, como en Whisky y gloria; no hay sensación de derrota o triunfo, como en El puente sobre el río Kwai. La comparación con Alas, de William A. Wellman, o con Los mejores años de nuestra vida, de William Wyler, deja muy atrás a 1917. Sobre la Primera Guerra Mundial son mucho mejores Senderos de gloria o Sin novedad en el frente.

José Manuel Fernández López es coronel del Ejército de Tierra. Acaba de editar Con las botas puestas. Historia del soldado a través del cine. (Edaf) y es autor de Diccionario de películas del cine bélico (T & B).

https://elpais.com/cultura/2020/02/07/actualidad/1581071839_349236.html?prod=REGCRART&o=cerrado&event_log=fa&event_log=fa

PD.:
Sin duda una extraordinaria y acertada crítica. En este caso en el que se une en el crítico; la condición de militar, como conocedor y estudioso de las guerras; la de historiador, como conocedor de la historia y la historia de las guerras; y la de cinéfilo y escritor estudioso del cine de guerra.

Todo unido en la persona del Coronel José Manuel Fernández López, puede producir una crítica, como la expuesta. Un regalo para los que nos gusta el cine, la historia y, sobre todo, las buenas críticas.

viernes, 14 de febrero de 2020

_- Entrevista a Georges Nzongola-Ntalaja, profesor de estudios africanos, afroamericanos y de la diáspora. Por qué mataron a Patrice Lumumba.

_- Saíd Husaini
Jacobin

Nacido en 1925, Patrice Émery Lumumba fue un líder radical anticolonial que ocupó el cargo de primer ministro del recién independizado Estado congoleño a la edad de 35 años. Al cabo de siete meses de ejercer como tal, fue asesinado el 17 de enero de 1961.

Lumumba se convirtió en oponente al racismo belga después de ser encarcelado en 1957 por las autoridades coloniales sobre la base de acusaciones falsas. Una vez cumplidos doce meses de prisión encontró un empleo como vendedor de cerveza, periodo en el que desarrolló su oratoria y se convenció cada vez más de que la enorme riqueza mineral de Congo debería redundar en beneficio del pueblo congoleño en vez de en las empresas extranjeras que las explotaban.

El horizonte político de Lumumba se extendió mucho más allá de Congo. Muy pronto se vio arrastrado por la ola de nacionalismo africano que inundó el continente. En diciembre de 1958 el presidente de Ghana, Kwame Nkrumah, le invitó a asistir a la Conferencia Panafricana, un movimiento anticolonial que atrajo a asociaciones civiles, sindicatos y otras organizaciones populares. Dos años después, a raíz de la reivindicación popular de que se celebraran elecciones democráticas, el Movimiento Nacional Congoleño, encabezado por Lumumba, ganó decisivamente la primera elección parlamentaria. El dirigente nacionalista de izquierda asumió el cargo de primer ministro en junio de 1960.

Sin embargo, las propuestas populistas progresistas de Lumumba y su oposición al movimiento secesionista de Katanga (dirigido por los Estados coloniales del sur de África, gobernados por blancos, proclamó su independencia de Congo el 11 de julio de 1960) contrarió a toda una serie de intereses extranjeros y locales: el Estado colonial belga, las compañías extractoras de los recursos minerales de Congo y, por supuesto, los líderes de los Estados del sur de África gobernados por blancos. Cuando aumentaron las tensiones, Naciones Unidas rechazó la petición de apoyo de Lumumba, quien solicitó entonces la ayuda militar de la Unión Soviética para calmar la emergente crisis congoleña provocada por los secesionistas apoyados por Bélgica. Esta fue la gota que colmó el vaso.

Lumumba fue secuestrado, torturado y ejecutado en un golpe de Estado apoyado por las autoridades belgas, EE UU y Naciones Unidas. Con el asesinato de Lumumba murió una parte del sueño de un Congo unido, democrático, multiétnico y panafricanista.

La muerte de Lumumba y su sustitución con el dictador Mobutu Sese Seko, respaldado por EE UU, marcaron el comienzo de décadas de luchas intestinas, de régimen dictatorial y de declive económico que han caracterizado el Congo poscolonial. La desestabilización de la sociedad congoleña bajo el régimen brutal de Mobutu –que duró de 1965 a 1997– culminó en una serie de conflictos devastadores, la primera y la segunda guerras congoleñas (también llamadas guerras mundiales africanas). Estos conflictos no solo fracturaron la sociedad congoleña, sino que también arrastraron a todos los países vecinos, implicando finalmente a nueve países africanos y a alrededor de 25 grupos armados. Cuando se puso fin formalmente al conflicto, alrededor de 2003, habían muerto cerca de 5,4 millones de personas en los combates y a causa de sus secuelas, con lo que esta guerra pasó a ser el segundo conflicto bélico más mortífero del mundo desde la segunda guerra mundial.

Particularmente a la luz de la turbulenta trayectoria de Congo tras el asesinato de Lumumba, este sigue siendo una fuente de esperanza, debate e inspiración entre los movimientos y pensadores radicales de toda África y más allá. Saíd Husaini, quien publica regularmente en Jacobin, ha hablado recientemente con Georges Nzongola-Ntalaja, un destacado intelectual congoleño y autor de una biografía de Lumumba, sobre la vida, la muerte y la política del líder nacionalista radical.

- Por lo visto, el acontecimiento más conocido de la vida de Lumumba es su trágico final. Pese a que Bélgica de alguna manera ha reconocido simbólicamente su implicación en el asesinato de Lumumba, no ha sucedido lo mismo en EE UU. Desde su punto de vista, ¿cuál debería ser la plena reparación de aquel asesinato?

Respuesta: No puede haber una plena reparación por el asesinato de Lumumba. Ninguna suma de dinero ni cualquier otra forma de compensación haría justicia al daño sufrido por Congo al perder a un líder visionario de 35 años de edad que podría haber ayudado a construir un gran país. Ninguna suma de dinero haría justicia a sus hijos, que se criaron sin el cariño y el apoyo de un padre que los guiara a través de la infancia, la adolescencia y la juventud. Y lo mismo cabe decir de su mujer y de otros y otras familiares, cuya pérdida no podría mitigarse con bienes materiales.

Lo que tienen que hacer todos los cómplices del asesinato de Lumumba es, en primer lugar, reconocer el crimen cometido contra él, su familia, Congo y África; pedir perdón por los daños causados en este sentido; y un esfuerzo por honrar al primer dirigente elegido democráticamente de Congo promoviendo su legado a las escuelas, la educación pública y los actos culturales de todos los países cuyos líderes participaron en su desaparición, empezando por el propio Congo.

- A pesar de haberse criado en su lugar de origen etnocultural, Lumumba llegó a ser conocido por su cosmovisión claramente multiétnica e incluso panafricana. ¿Hubo aspectos de su infancia y adolescencia en Sankuru que predispusieron a Lumumba a priorizar sobre todo la unidad congoleña y la diversidad étnica?

Respuesta: Aunque la región de Sankuru de la RDC (República Democrática de Congo) alberga sobre todo al pueblo tetela, al que pertenecía el propio Lumumba, también está habitada por otros grupos étnicos que llegaron allí a causa de las actividades de los traficantes de esclavos suajilis y árabes o de los colonialistas belgas. Estos grupos incluyen a la gente kusu de Maniema, luba, songye y otros grupos de la región de Kasai, así como al pueblo mongo de la provincia de Équateur. Además de criarse en un entorno multiétnico, los años de formación como funcionario de clase media entre 1944 y 1956 los pasó en Kisangani (entonces Stanleyville), una de las principales ciudades de Congo y zona étnicamente diversa.

- Usted escribe que como funcionario de correos en la administración colonial belga, Lumumba estuvo al principio loco por la posibilidad de matricularse, es decir, por librarse de su condición de congoleño nativo y convertirse en un évolué, o europeo honorífico. ¿En qué momento abandonó esta esperanza de ascender a la elite de la sociedad colonial y se posicionó a favor de la oposición radical el régimen colonial belga?

Respuesta: Lumumba adquirió tanto la tarjeta de mérito cívico como la condición de matriculado en Kisangani, pero estos logros en el ascenso social en la administración colonial eran una farsa, porque el racismo continuó irguiendo su sucia cabeza por encima de la barrera salarial y de color de la piel. Pese a otorgarle un empleo habitualmente reservado a los europeos como gestor del servicio de giros postales, el salario de Lumumba lo determinaba su raza, no su función. Ganaba el equivalente a 100 dólares estadounidenses en 1956, lo que representaba entre una décima y una quinceava parte del salario de un funcionario europeo que desempeñaba una tarea similar. Sus colegas europeos gozaban asimismo de vivienda gratuita, un coche y vacaciones pagadas de seis meses en Bélgica cada tres años.

Esta y otras realidades del régimen colonial hicieron que finalmente abandonara su ingenua esperanza de ver a los blancos y los évolués trabajar codo con codo en la mejora de la condición de las masas ignorantes en una comunidad belgo-congoleña, y le llevaron abrazar el nacionalismo africano y congoleño.

- ¿Cómo veían los nacionalistas congoleños la violencia como un medio para conseguir la independencia política y cuál fue la posición de Lumumba en esta cuestión?

Respuesta: En general, los líderes nacionalistas congoleños eran firmes defensores de la no violencia, y Lumumba no fue una excepción. De ahí que a todos ellos les pillara por sorpresa la revuelta masiva por la independencia que se produjo el 4 de enero de 1959 [que estalló en Leopoldville, hoy Kinshasa, después de que se negara el derecho de reunión a miembros de un partido anticolonial. Celebrado hoy como el Día de los Mártires, fue el primer brote de violencia importante del movimiento independentista y marcó un punto de inflexión en la lucha anticolonial]. Más tarde, estos líderes comprendieron que la violencia de masas era una moneda de cambio en sus enfrentamientos con el régimen colonial, ya que este tenía dificultades para mantener el orden público en todo el vasto país, una vez que las masas hubieran rechazado la autoridad colonial y se mostraran reacias a atenerse a las directrices de la administración colonial.

-¿Qué papel desempeñaron las compañías mineras internacionales en el proyecto secesionista de la provincia de Katanga y cómo contribuyó este al origen de la crisis congoleña?

Respuesta: Con su imperio minero que iba desde Katanga hasta Ciudad del Cabo, a las compañías mineras internacionales no les agradaba la idea de tener un gobierno nacionalista radical en Congo, capaz de reducir sus márgenes de beneficio a base de impuestos más altos con el fin de mejorar las condiciones de vida de la población congoleña. Por eso dichas compañías, que anteriormente habían rechazado los intentos de colonos blancos de obtener una parte del pastel, como habían conseguido sus homólogos de Sudáfrica, Rodesia (hoy Zimbabue) y África del Suroeste (hoy Namibia), cambiaron de orientación y sellaron una alianza con colonos blancos racistas y grupos de presión de derechas de EE UU y del Reino Unido. Esta alianza no solo respaldó la aspiración de los colonos blancos de asumir el poder político en Katanga, sino que también aportó la financiación necesaria para sustentar el movimiento secesionista de Katanga, con la ayuda de Bélgica, el Reino Unido y Francia.

- Podríamos decir que los orígenes de la Crisis del Congo se halla en una alianza fortuita entre colonos belgas y grandes compañías, que se alinearon con los intereses comerciales y de Estado de los países sudafricanos gobernados por blancos. Usted califica esta alianza de “contrarrevolución frente a la liberación nacional”, dado que se formó para oponerse al nacionalismo radical que cundía en todo el continente. ¿Puede decir algo más sobre esta alianza?

Respuesta: La crisis del Congo no se entiende sin referirnos a la secesión de Katanga organizada por Bélgica en colaboración con compañías mineras internacionales, que reclutaron mercenarios blancos para que se unieran a las tropas belgas en apoyo de la secesión. La negativa de Naciones Unidas a utilizar la fuerza para expulsar a las tropas belgas y los mercenarios dio pie a la disputa entre el primer ministro Lumumba y el secretario general de Naciones Unidas, Dag Hammarskjöld, que compartía la misma visión del mundo que las grandes potencias occidentales y era muy hostil a Lumumba, como demuestra el intercambio de telegramas que consta en los archivos de Naciones Unidas.

-¿Por qué esta combinación de intereses internacionales y locales que antes competían entre sí les convenció finalmente de que era necesario acabar con la vida de Lumumba?

Respuesta: Él era el escollo individual más importante en su plan de establecer el neocolonialismo en Congo, como habían comenzado a hacer en Katanga el 11 de julio de 1960.

- Lumumba pronunció muchos discursos memorables y también escribió muchas cartas emotivas. En 1960 escribió a su mujer desde la cárcel: “Llegará el día en que hablará la historia. Pero no será la historia que se enseñará en Bruselas, París, Washington o Naciones Unidas. Será la historia que se enseñará en los países que se han liberado del colonialismo y de sus títeres. África escribirá su propia historia y tanto en el norte como en el sur será una historia de gloria y dignidad”. ¿Fue capaz Lumumba de articular asimismo una visión específica de cómo pretendía transformar el Estado y la sociedad congoleña durante el breve periodo en que fue primer ministro?

Respuesta: Varios de sus principales discursos y cartas nos proporcionan una idea de su visión del Congo poscolonial. Aunque le preocupaba la unidad, la independencia y la soberanía de Congo, debido naturalmente a la situación contrarrevolucionaria que se estableció en el país los días 10 y 11 de julio de 1960 (la invasión militar belga y la secesión de Katanga, respectivamente), su interés se centró en cómo transformar las estructuras heredadas del Estado y la economía con el fin de mejorar la calidad de vida de la población congoleña.

- Como en los casos de Amílcar Cabral, Thomas Sankara y Steve Biko, el martirio de Lumumba lo convirtió en una potente fuerza simbólica que continúa inspirando a los movimientos radicales de toda África. En el prefacio de su libro, usted describe brevemente la inspiración y el súbito desengaño que sintió cuando era estudiante universitario (y fue expulsado por actividades anticoloniales), al conocer el ascenso meteórico y el trágico asesinato de Lumumba. Como africanos y en el mundo en general, ¿hemos evaluado realmente el trauma histórico causado por el asesinato de uno de los líderes más prometedores del continente?

Respuesta: Puesto que todos los líderes asesinados que menciona usted fueron víctimas de potencias mundiales y/o sus aliados en África, con el Portugal fascista o la Sudáfrica del apartheid, no veo por qué las potencias mundiales responsables de eliminar a aquellos líderes africanos que detestaban deben estar preocupadas por el efecto de aquellos asesinatos en África. Nos corresponde a nosotros, la gente africana, asegurarnos de seguir las enseñanzas de Amílcar Cabral para conocer nuestras propias debilidades y encontrar las vías para superarlas, y las de Kwame Nkrumah sobre la seguridad colectiva continental mediante un alto mando militar africano. Necesitamos nuestro propio equivalente de la OTAN para garantizar la seguridad de nuestro pueblo y la de nuestros líderes progresistas amenazados.

Georges Nzongola-Ntalajaes profesor de estudios africanos, afroamericanos y de la diáspora en la Universidad de Carolina del Norte y autor de muchos libros.

Saíd Husaini es activista socialista y estudiante de desarrollo internacional en la Universidad de Oxford.

https://www.rebelion.org/noticia.php?id=264724

jueves, 13 de febrero de 2020

Gretchen Whitmer: “La verdad y los hechos importan”. La gobernadora de Michigan da la réplica a Donald Trump con un discurso inclusivo que apuesta por los jóvenes.

La tempestad y la calma. La retórica divisiva de un presidente sometido a un juicio político por abuso de poder y obstrucción al Congreso frente al sosiego de una gobernadora que durante su tiempo en el Senado estatal trabajó con los republicanos para mejorar la vida de sus ciudadanos. A Donald Trump le dio la réplica Gretchen Whitmer, 48 años, gobernadora del Estado de Michigan, que declaró que los estadounidenses son capaces de llevar a cabo grandes logros cuando trabajan unidos.

Whitmer desmontó parte de las bondades de las que se jactó Trump. “No importa lo que el presidente diga sobre el mercado de valores”, dijo la gobernadora con un control absoluto de la escena. “Lo que importa son los millones de personas que luchan para salir adelante o no tienen suficiente dinero al final del mes después de pagar sus préstamos universitarios o sus medicinas”.

La elección del Partido Demócrata para que la gobernadora de este Estado del medio oeste respondiera a Trump no es casual. Trump ganó Michigan en 2016 por menos de 11.000 votos conquistando el apoyo de los trabajadores con menores ingresos en la escala salarial. Michigan no había votado por un presidente del Partido Republicano desde 1988. En este nuevo ciclo electoral, los demócratas pretenden recuperar el terreno perdido.

Con su nombre sonando como potencial candidata a la vicepresidencia del Partido Demócrata, Whitmer aseguró que la clase trabajadora del país sufre. “En todo el país, los salarios se han estancado mientras que los sueldos de los directivos se han disparado”, acusó la gobernadora.

Whitmer explicó también que su intención era fijarse en los jóvenes, en los millones de ellos que, como su hija, votarán el próximo mes de noviembre al próximo inquilino de la Casa Blanca. Si el presidente obvió referirse al impeachment del que con toda probabilidad será exonerado este miércoles, la gobernadora declaró que “nadie” está por encima de la ley. "Ha llegado el momento de pasar a la acción", dijo Whitmer. “Las generaciones jóvenes cuentan con nosotros para ello”. “La verdad importa”, dijo la gobernadora, “los hechos importan”. Para Whitmer, la clave está en trabajar a favor de algo, no en contra. “Insultar a la gente en Twitter no ayuda”, expresó la demócrata en referencia a la verborrea tuitera que sufre el presidente, Donald Trump.

Por segundo año consecutivo, el Partido Demócrata ha elegido para la réplica en el discurso del estado de la Unión pronunciado por el presidente a una figura de fuera del círculo de Washington. Whitmer ha desgranado los problemas que atenazan al país a través de su historia personal. La gobernadora ha hecho un símil por el que se ha definido como “generación sandwich”, aquella que vive atrapada entre el cuidado de los hijos y el de los padres. Ha sido entonces cuando ha declarado haber vivido “un momento increíblemente difícil" que la moldeó como nunca lo había hecho nada antes. Durante una época de su vida tenía que hacerse cargo de su hija recién nacida mientras cuidaba a su madre enferma de cáncer y peleaba contra su seguro médico por no hacerse cargo del tratamiento de quimioterapia.

Defensora recalcitrante de los derechos de las mujeres y el MeToo, Whitmer reveló públicamente (durante un debate legislativo en 2013 sobre la cobertura del seguro de salud para abortos) que fue violada durante su época universitaria.

La convicción con la que en la noche del martes expuso sus ideas y la serenidad con la que se dirigió a los miembros de la Cámara confirman lo que los líderes demócratas nacionales piensan de ella: que es una mujer elocuente, inteligente y fuerte. Como colofón, Whitmer dejó un consejo para los ciudadanos: “Recuerden. Escuchen lo que la gente tiene que decir, pero sobre todo observen lo que hacen”.

https://elpais.com/internacional/2020/02/05/estados_unidos/1580880723_863590.html

miércoles, 12 de febrero de 2020

Londres. Biblioteca Wiener para recopilar relatos de testigos oculares del período del Holocausto a mediados de la década de 1950

Todavía estoy tan completamente bajo la impresión de su terrible sufrimiento que cada palabra que podría agradecerle por este [informe] parece inadecuada ... De este modo, ha demostrado que se ha enfrentado a una tarea moral que, como espero, conlleva una recompensa en sí misma: ha ayudado a garantizar que sus experiencias ahora se mantengan en un archivo y se conserven para la posteridad. Han recibido así un significado histórico más allá de lo personal ".

Introducción

Dra. Eva Reichmann, Directora de Investigación, en la Biblioteca Wiener. El Archivo Fotográfico de la Biblioteca Wiener, WL6299_2. Estas líneas fueron escritas por la Dra. Eva Reichmann a "ES" 1 en una carta fechada el 10 de diciembre de 1958.2 Reichmann, entonces Director de Investigación de la Biblioteca Wiener en Londres, se refería a una cuenta de testigo ocular de más de 40 páginas que ES había proporcionado al Biblioteca y que fue coleccionada por el colega de Reichmann, Elisabeth ("Li") Zadek, en octubre de 1958. El informe de ES fue presentado como parte de los ambiciosos esfuerzos de la Biblioteca Wiener para recopilar relatos de testigos oculares del período del Holocausto a mediados de la década de 1950, un iniciativa que resultó en la recopilación de más de 1.300 informes escritos en siete idiomas diferentes. Estos informes ahora han formado la base de un nuevo recurso digital producido por la Biblioteca Wiener, Testificando la Verdad, que actualmente está disponible en el sitio en la Sala de Lectura de la Biblioteca y en un futuro próximo, estará disponible en línea.

Apoyado por la Conferencia de Reclamaciones de Material Judío contra Alemania (Conferencia de Reclamaciones), el proyecto comenzó en Londres, desde donde Reichmann dirigió un pequeño equipo de al menos cuatro y cinco miembros del personal remunerado y voluntarios adicionales para recopilar informes de los sobrevivientes. Los entrevistadores se ubicaron en toda Europa y trabajaron en la búsqueda, el contacto y la persuasión de posibles entrevistados para participar en el proyecto. Su estrategia fue algo azarosa al principio, pero con el tiempo se desarrolló de manera más sistemática. El proyecto comenzó a mediados de la década de 1950 y continuó hasta mediados de la década de 1960, avanzando en una dirección concéntrica y centrífuga: comenzaron cerca de Londres y se expandieron gradualmente a medida que la red de entrevistadores y entrevistados se ampliaba.

Los informes generalmente no fueron elaborados por los sobrevivientes, sino que se desarrollaron a través de conversaciones con los entrevistadores de la Biblioteca. Posteriormente, el borrador del informe se presentó al sobreviviente para garantizar que fuera una representación precisa de su cuenta, una verificación que a menudo resultó en una extensa correspondencia con Reichmann y sus colegas, así como una firma del entrevistado para confirmar que la cuenta tenía ha sido grabado con precisión. Sin embargo, en lo que respecta a la investigación actual en curso, no existe un registro sobreviviente de las preguntas o tipos de preguntas formuladas a los sobrevivientes ni tampoco hay audio disponible de los diálogos entre los sobrevivientes y sus interlocutores. Como Madeline White ha señalado correctamente, las cuentas deben considerarse informes altamente mediados, elaborados juntos en la mayoría de los casos tanto por el entrevistador como por el entrevistado, en lugar de un "testimonio" directo palabra por palabra en el sentido contemporáneo de la palabra. 3

Aunque la colección de informes de testigos oculares de la Biblioteca Wiener es un registro escrito y no se han conservado los diálogos de las entrevistas, la colección en su conjunto exhibe características y desafíos de interpretación similares al testimonio audiovisual del Holocausto, que Noah Shenker identificó en su estudio Reframing Holocaust Testimony. Al igual que los testimonios audiovisuales, los informes de testigos oculares de la Biblioteca también han "surgido [d] de una práctica incrustada individual e institucionalmente enmarcada en una amplia gama de objetivos ...". Shenker ha señalado además que los testimonios están "moldeados por intervenciones institucionales y técnicas en el momento de su grabación, [y] también se forman a medida que migran a través de varias plataformas de medios y a medida que los archiveros desarrollan nuevas formas de preservación digital" .4 Los intentos de estudio de Shenker para encontrar las "voces institucionales" inextricablemente involucradas en la creación de testimonios de sobrevivientes, y examina las formas en que las prioridades institucionales y las políticas de memoria han estado en conflicto potencial con la agencia de sobrevivientes en su producción.

La cuenta de ES es un ejemplo notable de la colección de la Biblioteca para considerar en qué medida algunas de las conclusiones de Shenker podrían aplicarse a los "testimonios" escritos. En su contenido relativamente extenso, el relato de ES demuestra cómo la persecución experimentada por judíos y otros durante el período del Holocausto causó una ruptura irreparable en la vida familiar. El relato describe la desgarradora trayectoria de ella y su familia como una familia judía húngara en Fiume, separada por ocupación y deportación, y parcialmente destruida por el genocidio. También es uno de los pocos ejemplos entre los relatos de la Biblioteca en el que se registran las reflexiones de los sobrevivientes sobre el significado de su experiencia.

Porque el archivo institucional de la Biblioteca Wiener contiene correspondencia contextual importante relacionada con las pruebas de testigos oculares

martes, 11 de febrero de 2020

_- Desigualdad de emisiones: existe un abismo entre los ricos y los pobres del mundo.

_- Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes. Isaac Newton.

Los muros más poderosos se desmoronan por sus fisuras- Proverbio chino

La congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez agitó la política medioambiental al publicar un esbozo general de un Green New Deal, un plan para hacer de Estados Unidos una economía neutra en emisiones de carbono en los próximos diez años, reduciendo así tanto la pobreza como la desigualdad. Elogiada por muchos, como una propuesta de un paso radical y necesario, el presidente Trump respondió en Twitter con su estilo habitual:

«Pienso que es de gran importancia para los demócratas seguir adelante con su Green New Deal. Sería genial para la así llamada “Huella de carbono” eliminar permanentemente todos los aviones, coches, vacas, petróleo, gas y el ejército –incluso si ningún otro país hiciera lo mismo. ¡Brillante!»

El Green New Deal no llama directamente a la gente a consumir menos carne. Pero el argumento de que resolver el cambio climático significa cambiar nuestras dietas está de fondo, y Ocasio-Cortez misma ha establecido la relación.

Pero el tuit de Trump tenía que ver con el dinero en varios sentidos. Las medidas medioambientales y las soluciones al cambio climático suelen aparecer (o se habla de ellas) como programas de austeridad. Para reducir «nuestro» impacto «nosotros» necesitamos consumir menos: comer menos carne, caminar en vez de conducir, volar menos, comprar menos ropa de moda, etcétera.

Desde las calculadoras de huella de carbono personales hasta artículos señalando cuántas Tierras necesitamos para sostener el consumo del ciudadano medio de Reino unido, Europa o Estados Unidos, se identifica como problema el consumo. Reduce el consumo, dice el argumento, y resolverás el cambio climático. Pero ¿es «nuestro» consumo realmente el problema? ¿Quién es «nosotros», por cierto?

Consumo desigual a nivel mundial
Ya se ha dicho antes, pero hay que repetirlo. La mayoría de la población del mundo contribuye muy poco en cuanto a emisiones de carbono o impactos medioambientales en general. Podernos ir más allá mirando también las emisiones de carbono importadas –esto es, las emisiones que vienen de la producción de bienes y servicios en países tales como China, que son consumidas en los países ricos del norte global–. Si incluimos las emisiones importadas, las emisiones de todos los británicos solo han disminuido marginalmente desde 1990.

Cuando nos aproximamos a las emisiones de esta manera, está claro que el problema no es la sobrepoblación o China, sino los ricos en la tierra. Después de todo, ser rico, especialmente ser ultra-rico, significa ser directamente responsable, ya sea a través del consumo o del control, de la mayoría de las emisiones de carbono del mundo. Por ejemplo, Oxfam ha encontrado que el 10% más rico produce la mitad de las emisiones de carbono mundiales, mientras que la mitad más pobre solo un 10%.

¿Quiénes son este 10% más rico? La cifra no es de países sino de personas –los 770 millones o aquellos quienes hacen el 10% más rico de la población mundial. La disparidad es incluso más alarmante cuando miramos las diferencias entre los ultra-ricos y el 50% inferior a un nivel global, donde un individuo ultra-rico normal produce 35 veces las emisiones de carbono de alguien de la mitad inferior y 175 veces las de alguien del 10% más pobre. Esta cohorte de ultra-consumidores no está distribuida uniformemente por el planeta. Un 40% vive en los EE. UU., un 20% vive en la UE y un 10% en China.

Fijarse en el 10% más rico es una manera muy útil para ver que cosas como las emisiones de carbono no son solo mundialmente desiguales, sino que son también desiguales dentro de las fronteras nacionales.

El detalle clave aquí es la disparidad enorme en gran parte de los países ricos entre las emisiones de los hogares ricos y pobres. Tanto en EE. UU. como en Reino Unido, el 10% más rico produce al menos cinco veces las emisiones del 50% más pobre. Y estas son sus emisiones de consumo (y no incluye aquellas emisiones producidas por las personas que trabajan para ellos –sus limpiadores, conductores, etc.– que aumentarían sus impactos).

Podríamos agravar más estas cifras atendiendo a la desigualdad entre los géneros, donde los hombres tienden a producir más emisiones de carbono que las mujeres, o a la desigualdad racial, que se extiende incluso a las emisiones, con la gente blanca produciendo más que ninguna otra.

Pero esto no es todo. Mientras es relativamente simple dar cuenta de la gran disparidad inicial –ser rico al fin y al cabo va sobre tener más dinero, más cosas, casas más grandes, y super-yates– esto falla cuando damos cuenta de la totalidad de la disparidad. Ser rico te proporciona más influencia política. Esto significa financiar partidos y campañas políticas, tener acceso a legisladores y lobistas. Y esto significa el control sobre las grandes corporaciones, y, así, del poder sobre los negocios y las industrias que producen la mayoría de las emisiones de carbono.

¿Un problema de elección?
El problema con las historias de exceso de consumo no es solo que el consumo está lejos de ser el problema, sino que se hace así para que sea precisamente una cuestión de elección. Los ingresos discrecionales –la porción de tu dinero que queda tras pagar todo lo que necesitas– se incrementa cuanto más rico eres. Para la mayoría de la gente, no queda mucho una vez has pagado por las cosas que necesitas. Y si incluimos aquellos bienes así llamados discrecionales que realmente no lo son –teléfonos móviles, por ejemplo–, entonces la mayoría de personas realmente no «elige» consumir de una manera significativa. Más que eso, lo que pueden elegir está en gran medida determinado por grandes empresas transnacionales, las cuales suelen estar controladas por los mismos ultra-ricos cuyo consumo es desproporcionadamente el problema.

Dado que el problema es abrumador, me atrevo a decir, los hombres blancos ricos no nos hacemos ningún favor asignando la culpa a poblaciones enteras, sean estas la humanidad, los estadounidenses o incluso todo el norte global. Pensar de esta manera hace más difícil identificar la actual fuente del problema y formular soluciones para él. Es decir, mejor que sumarnos a otro día de «lunes sin carne» y renunciar a la carne, deberíamos «comernos al rico».

Nicholas Beuret Es profesor en la Universidad de Essex. Su investigación trata las políticas ambientales y de uso de recursos en relación con el cambio climático.

Fuente:

https://theconversation.com/emissions-inequality-there-is-a-gulf-between-global-rich-and-poor-113804?utm_source=twitter&utm_medium=twitterbutton
Traducción: Roberto Álava Temática:

lunes, 10 de febrero de 2020

Bernie ya ha ganado (Iowa)

Vicente Rubio-Pueyo
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El senador demócrata consigue su primera victoria, a pesar de la manifiesta hostilidad de gran parte del establishment demócrata y de los medios, empeñados en dar como vencedor a Buttigieg, un candidato más de su gusto.

Intenso comienzo el de las primarias para elegir el candidato demócrata que se enfrentará a Donald Trump el próximo noviembre. La primera estación eran los caucuses de Iowa, celebrados este lunes 3 de febrero, curiosamente en fechas cercanas al famoso día de la marmota en Punxsutawney, Pensilvania, que tantos recordaremos por aquella película de Harold Ramis en la que un arrogante periodista de ciudad quedaba condenado a repetir sine die la misma exacta jornada en aquel pueblo. Ambos rituales suelen convocar, cada año o cada cuatro años, respectivamente, un género periodístico similar: la observación irónica de una tradición lugareña, folclórica, inescrutable. Al ritual, claro, se responde con ritual: mediante la interpretación de los gestos de la marmota, o con rutinarios ejercicios pedagógicos acerca de cómo funciona el sistema de votación por caucus, un peculiar método con rasgos participativos y deliberativos, lentos para el ojo cuantitativo de la televisión y de internet, pero también –como recordaba mi compañero Antonio Córdoba estos días– con aspectos sumamente problemáticos (¿Quién puede participar en un caucus? ¿A partir de qué hora y hasta qué hora? ¿Después de qué tipo de jornada laboral? ¿Abandonando qué tareas reproductivas?).

Este año, sin embargo, la confusión no ha venido por el lado supuestamente arcaico del asunto, sino precisamente por todo lo contrario. La novedosa app de recuento electoral usada por los participantes en los caucus, encargada por el Partido Demócrata de Iowa a una compañía llamada –con exactitud poética– Shadow, Inc., cayó estrepitosamente la noche del martes. La línea telefónica de urgencia que se había habilitado se saturó enseguida. A partir de aquí empiezan horas y días de confusión –accidental y también interesada– pero también, a su modo, horas y días profundamente reveladores.

Sanders gana en el “popular vote” con 45.826, un 26.6% del total, frente a los 43.195, un 25%, de Buttigieg

La primera y más importante confusión que hay que deshacer es la de quién ha ganado en Iowa. Habrán escuchado un nombre, el de Pete Buttigieg, el joven exalcalde de South Bend, una pequeña ciudad universitaria en Indiana. Bien: Pete Buttigieg no ha sido el vencedor. Es Bernie Sanders quien ha ganado en Iowa. A esta hora en que escribo (jueves por la noche en Nueva York), ya con el 100% escrutado –después de tres días, y tras numerosos problemas, parones, correcciones e incluso cuestionamiento de última hora– Sanders gana en el “popular vote”, esto es, en el total de votos (45.826, un 26.6% del total, frente a los 43.195, un 25%, de Buttigieg). En términos de cuántos delegados por Iowa va a tener cada candidato en la convención nacional (los llamados “pledged delegates”, que son quienes decidirán, en última instancia, al candidato o candidata) hay un empate entre Sanders y Buttigieg, 11 delegados cada uno. (Los números pueden variar en las próximas horas, y de hecho resulta difícil encontrar esa información confirmada, lo que es parte del problema que este artículo intenta señalar).

¿Por qué entonces se está aclamando a Buttigieg como vencedor? El único criterio bajo el que resulta ganador es el SDE (State Delegate Equivalents), un sistema de puntos en el que el joven candidato de Indiana recibe una cifra de 564.012, frente a 562.497 de Bernie. Atención: no son votos ni delegados. Esas cantidades no se refieren a personas que han votado a un candidato u otro, ni a personas en las que se va a delegar la representación del estado de Iowa en la convención demócrata: son puntos en un sistema matemático, un índice de la densidad de voto a un candidato, que ayuda a convertir las cifras de votos, redondearlas y asignarlas a los puestos de delegados existentes.

¿Complicado, no? La cuestión es que ese baremo por SDE no significa, por sí mismo, una victoria. Y aun aceptándolo como un criterio entre otros, al existir otros dos resultados divergentes (el voto total y el número de delegados nacionales), resulta sorprendente –por decir algo– que se haya presentado durante días a Buttigieg como claro ganador en Iowa. Como contaba en Twitter el periodista Matthew Yglesias: “Es legítimo argumentar entre delegados (empate) frente a votos (gana Bernie)”. Es lo que ocurrió algunas veces en las primarias de 2016 entre Hillary y Bernie, y es el debate habitual en cualquier parte respecto a la justicia de los sistemas electorales, su representatividad, etc. En España, con la ley D’Hont, o sin ir más lejos, en la última elección presidencial estadounidense, cuando Hillary ganó el “popular vote” pero Trump venció en el “electoral college”. Pero los SDE, como señalan Yglesias y otras muchas voces, no son más que un paso intermedio, accesorio, técnico.

¿Cómo se ha llegado entonces a esta situación y por qué este empeño en dar como ganador a Buttigieg? El pasado lunes, el día de los caucus, por la noche, ya con los primeros indicios de los resultados (aunque oficialmente todavía al 0%) y de la confusión por venir, Buttigieg se despedía de sus seguidores en Des Moines diciendo que Iowa había “convertido en realidad una esperanza” y que su campaña se dirigía ya “victoriosa” hacia New Hampshire (cuyas primarias son el próximo martes 11 de febrero). De una manera ciertamente ambigua, pero efectiva, Buttigieg se proyectaba como vencedor. En este punto es preciso señalar algunos detalles, como por ejemplo la existencia de contactos previos entre la campaña de Buttigieg y Shadow Inc. Pete for America solicitó los servicios de mensajería de texto de la compañía en verano de 2019. Más significativo, en cualquier caso, es el hecho de que Shadow Inc. haya sido fundada por una serie de veteranos especialistas de las campañas de Hillary y Obama. No se trata de descubrir ninguna secreta conspiración. La primera causa de lo ocurrido en Iowa es, sin duda, un fracaso tecnológico-organizativo (la caída de la app, la falta de funcionamiento y coordinación en el recuento). El hecho de que la app vendida a una delegación estatal del Partido Demócrata pertenezca a nombres con fuertes lazos en el aparato nacional habla más de corruptelas, influencias, enchufes e incompetencia, endémicas en una organización casi bicentenaria, sazonadas, eso sí, con la más rabiosa fascinación tecnocrática por las nuevas tecnologías. Todo característicamente demócrata. Sí es plausible, sin embargo, preguntarse hasta qué punto las diversas campañas disponían de diferente información el lunes por la noche, y qué decisiones tomaron a partir de ahí.

La verdadera sorpresa de Iowa no es Buttigieg. Es Biden: su descalabro absoluto le deja en cuarto lugar tras Buttigieg y Bernie, y también de Warren, y con Klobuchar muy cerca

Hemos hablado de cifras y datos, de tecnicismos de conteo electoral e incluso descubierto oscuras conexiones. Pero lo importante en política –al contrario de lo que se suele pensar– no es lo oculto, sino lo evidente. Los sentidos y narraciones (y cuentos, historias e incluso películas) que se construyen sobre la marcha. A partir del martes 3 de febrero empieza a instalarse una narrativa del “caos en Iowa”, que deriva en una lucha por aprovechar la situación y lograr el impulso (el famoso “momentum”) del primer episodio de las primarias para llegar (y subir, y crecer) hasta el segundo (como ya dijimos, New Hampshire, el martes 11 de febrero). Y por cierto, lo ha conseguido: Buttigieg se ha disparado en las encuestas en New Hampshire. En medio de la confusión, el joven exalcalde de South Bend hace una apuesta: se declara “victorioso”. Y los grandes medios le compran el marco. A partir de ahí, se habla de la sorpresa de Buttigieg, de su irresistible e inesperado ascenso.

En realidad, la sorpresa no es tanta porque en las encuestas previas había seguido una línea ascendente. Sin embargo, la “sorpresa Buttigieg” es el mensaje que emiten, de diversas maneras, The New York Times, The Washington Post, CNN o CBS. Y es un marco que –por lo que he visto– se ha reproducido con bastante fidelidad y facilidad en la prensa española. Como español residente en EE.UU., este es el motivo por el que empecé a escribir estas líneas: no solo que esté asistiendo a cómo un marco se construye delante de mis ojos, en directo, en este país, sino que además veo, a través de amigos y familia, cómo ese marco se está aceptando con toda naturalidad en mi país de origen. La razón no hay que buscarla en prurito de exactitud: no se trata del dato numérico del SDE, o de abstrusas explicaciones estadísticas o técnicas. Se trata de tragar con el marco entero, tal cual. Y eso es lo que me parece grave: esos marcos reproducidos tan naturalmente hablan mucho de una pereza ideológica por comprender. Me irrita esa cobertura de los medios tanto en EE.UU. como en España porque, precisamente, la –profundísima– crisis de autoridad de los medios es un factor que explica en buena medida ya no solo el fenómeno Sanders, sino también, el fenómeno Trump.

Para salir de ese marco, aquí van unas consideraciones. La primera: la verdadera sorpresa de Iowa no es Buttigieg. Es Biden: su descalabro absoluto, que le lleva del primer lugar en las encuestas al cuarto, tras Buttigieg y Bernie, y también de Warren, y con Klobuchar muy cerca. En ese descalabro de Biden se abre un vacío, y Buttigieg decide llenarlo. Pero para entender eso es preciso hablar no de Buttigieg, sino de ese vacío. Ese vacío no es sino el abismo al que se asoma, hace ya un tiempo (desde por lo menos 2016, con la primera campaña presidencial de Sanders, y el trauma de la victoria de Trump, y desde antes, con Occupy y Black Lives Matter) la hegemonía de todo un establishment político, económico y mediático. Y ese abismo es el que se apresta a llenar Buttigieg, en un gesto pseudo-maquiavélico (aprendido tal vez irónicamente, quién sabe, de su padre, el recientemente fallecido experto en Gramsci Joseph Buttigieg). El candidato perfecto: veterano militar, gay, políglota, cosmopolita, responsable empleado en corporaciones como McKinsey y exalcalde de una pequeña ciudad de Indiana en la que, entre otras cosas, militarizó el cuerpo de policía. Buttigieg no es el protagonista, sino el síntoma. Como es síntoma otro exalcalde, este republicano, el de Nueva York, Michael Bloomberg (el billonario que da nombre al grupo de noticias financieras) que presentó su candidatura hace apenas unas semanas, decidido también a llenar la ansiedad del establishment con la fórmula centrista de apelar al supuesto votante moderado, situado entre los dos grandes partidos. Bloomberg, cómo no, previo pago de 300.000 dólares al DNC (el órgano ejecutivo demócrata) va a poder participar en los próximos debates televisados, a pesar de haber cosechado literalmente el 0% de los votos en Iowa, y ya es presentado por todos los grandes medios como un candidato relevante.

El Partido Demócrata, con episodios como este, demuestra no saber ganar. Y lo que es peor, no querer ganar

El inmediato apoyo de los medios a Buttigieg (y a Bloomberg) puede entenderse como un movimiento del establishment barajando cartas y buscando un nuevo candidato de referencia. La noticia no son los nombres propios, viejos o nuevos, sino precisamente la profusión de nombres. Esto es, la división interna de propio establishment y su actual estado de confusión. Porque más allá de resultados, lo que este episodio de Iowa revela es un Partido Demócrata en profunda crisis. La más aparente, la organizativa y la de meras funciones técnicas, como mostró ridículamente todo el asunto de la app la noche del lunes 3 de febrero, y como ha confirmado unos días después, Tom Pérez, presidente del DNC quien, tal vez agobiado ante la subida de Bernie en los escrutinios (recortando incluso la ventaja de Buttigieg en los sacrosantos SDE), daba un nuevo giro tragicómico a la historia llamando a un nuevo recuento. Pero, sobre todo, una fuerza política en proceso de descomposición orgánica. Un partido compuesto por élites de expertos formados en las Ivy League, incapaces de leer el país, tecnócratas ineficientes (valga el –solo aparente– oxímoron) insensibles al dolor social. Un partido que, con episodios como este, demuestra no saber ganar. Y lo que es peor, no querer ganar. Un partido cuyas fuerzas constitutivas –y en eso y no en otra cosa consiste su profunda hostilidad hacia Bernie– tienen, fundamentalmente, miedo a la gente. Durante toda esta ordalía, el centrismo encontró un momentáneo descanso el martes noche, cuando Nancy Pelosi –en su ya ritual gesticulación anual en cada discurso sobre el estado de la Unión– rompió el escrito leído por Trump, tras haber aplaudido sin embargo los presupuestos en defensa, la presencia de Guaido y tantas otras cosas. Who cares?

El episodio de Iowa no ha sido más que la revelación de un creciente nerviosismo en el establishment demócrata incubado desde hace meses. En lo que llevamos de campaña ya se ha demostrado que los ejes que van marcar los debates son la sanidad pública (Medicare for All), la subida del salario mínimo o el Green New Deal, temas todos que Sanders ha apoyado e impulsado, y respecto a los cuales todas las candidaturas deben posicionarse. Además, el apoyo de nuevas figuras como Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar o Rashida Tlaib han roto en pedazos la imagen (construida por Hillary en 2016) de que Sanders era un candidato incapaz de conformar una coalición diversa no solo en términos de clase, sino también de género, y de etnia y raza. Esto lleva a otro aspecto, todavía no muy discutido, de la caída de Biden: ha caído quien era el candidato “elegible” (electable) por excelencia, la apuesta segura contra Trump. Ahora mismo, es difícil pensar en otro candidato con una capacidad de agregación como la de Sanders y la de sus miles de organizadores y voluntarios. Es el candidato mejor valorado entre votantes afroamericanos, latinos y asiático-americanos. Por supuesto, cuenta con el apoyo de sectores trabajadores y numerosos sindicatos. Y, a la vez, es capaz de interpelar a un voto blanco rural, crucial en unas presidenciales, y de vencer a Trump en estados tradicionalmente republicanos. Esta semana se publicaban estudios de encuestas que le daban como favorito en New Hampshire, Nevada, California, Texas, North Carolina, Virginia, Massachusetts, Minnesota, Colorado, Tennessee, Oklahoma, Arkansas, Utah, Maine, Vermont. Biden aparecía como favorito únicamente en South Carolina y Alabama. No se trata de ser triunfalista, porque la carrera acaba de empezar. Pero de momento, y pase lo que pase, Bernie ya ha ganado una batalla importante: la de una profunda transformación del discurso público, de ideas, espacios y personas, visibles e invisibles, que no van a marcharse y van a continuar el camino que Sanders ya ha abierto. Bernie ya ha ganado eso. Y sí, Bernie –también– ha ganado Iowa.

Vicente Rubio-Pueyo es profesor adjunto en Fordham University (Nueva York). Investiga y escribe sobre cultura y política en la España contemporánea.

Fuente: http://ctxt.es/es/20200203/Politica/30928/Vicente-Rubio-Pueyo-Bernie-Sanders-democratas-caucus-Iowa-elecciones-Estados-Unidos.htm?utm_campaign=white-house-lecturas-de-fin-de-semana-7-de-febrero&utm_medium=email&utm_source=acumbamail

_- Kristalina Georgieva: “Las políticas del nuevo Gobierno son alentadoras, incluida la subida del salario mínimo”. La directora gerente del FMI defiende, en un encuentro al que asistió EL PAÍS, las políticas inclusivas del nuevo Gobierno español.

_- La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, apoya las políticas económicas impulsadas por el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, incluida una subida del salario mínimo del 44,5% en cuatro años. “La economía española pasó dificultades durante los años de la crisis de la eurozona y uno de los impactos fue el aumento de la desigualdad. Es un problema que el Ejecutivo debe solucionar. Entre las políticas del nuevo Gobierno español, está trabajar hacia un crecimiento más inclusivo para asegurarse de que se comparten mejor los beneficios. La cuestión de los salarios debe formar parte de la agenda del Gobierno”, señaló este viernes.

En un encuentro en Washington con una decena de medios, entre ellos EL PAÍS, Georgieva recordó que el nuevo Ejecutivo acaba de echar a andar y es necesario darle tiempo para que lleve a cabo “las políticas que cree que son mejores para el país”. También tuvo buenas palabras para la ministra de Economía, Nadia Calviño, quien, recordó, había sido su directora general de Presupuesto en la Comisión Europea. “Ella y todo el Gobierno están absolutamente decididos a revertir la ralentización económica”, dijo. España crece a un ritmo mayor que la eurozona, pero el Fondo acaba de revisar a la baja su previsión de crecimiento.

El objetivo, insistió la directora gerente del Fondo, no es solo fortalecer la expansión, sino hacerla más equitativa. “En ese sentido”, dijo, “las políticas que impulsa el nuevo Gobierno son alentadoras”. ¿Incluida esa subida del salario mínimo? “Incluyendo eso, sí”, se reafirmó.

Georgieva (Sofía, Bulgaria, 66 años) mantuvo el encuentro en una jornada agitada para el mundo. Faltaban pocas horas para que se consumara el Brexit, confirmando a los mercados que un proyecto como la Unión Europea es reversible. Y en Washington se dan los últimos compases del histórico juicio contra el presidente de EE UU. La inestabilidad política amenaza el crecimiento, siempre lo hace, pero en este caso coincide con algo que el Fondo ha definido como ralentización “sincronizada”. Las tensiones comerciales entre la primera economía del mundo y China supondrán pérdidas globales de 700.000 millones de dólares, el pesimismo por la economía alcanzó niveles récord entre los ejecutivos del reciente Foro de Davos y, por si faltase algo, la imparable expansión del coronavirus de Wuham ya ha alcanzado el nivel de alerta internacional.

La directora gerente hizo notar algo preocupante sobre 2020: “No hemos terminado siquiera el mes de enero y Australia ya ha sufrido importantes riesgos en su crecimiento por los incendios, hemos vivido una semana de incertidumbre por las tensiones en Oriente Próximo y ahora tenemos el coronavirus”. Esta enfermedad “está golpeando la economía china, pero también representa un riesgo global para el crecimiento”, añadió. El Fondo aún no tiene una estimación de su impacto en la economía: “Habrá una ralentización en el corto plazo, pero en el largo no lo sabemos, debemos valorar lo rápidas y efectivas que son las medidas que se toman”. Con la epidemia del SARS, en 2003, recordó, al final del año el crecimiento global solo se redujo un 0,1%. Pero ahora, advirtió, el peso de la economía china en el mundo (en poder de paridad de compra) alcanza el 18%, frente al 4% de entonces.

Georgieva desembarcó como jefa del Fondo el pasado septiembre y se encontró con una institución distinta de la que había heredado su predecesora, Christine Lagarde, en 2011. El credo de la austeridad a ultranza para los países con crisis fiscales graves se ha ido modulando, a golpe de fracasos, y el mensaje predominante defiende el gasto social como forma de frenar el malestar social y garantizar un reparto más equilibrado del crecimiento y la riqueza.

Este es el discurso general, pero cada país requiere luego sus notas a pie de página. A España le acaba de diagnosticar problemas en la efectividad de su gasto social. Un informe publicado el jueves advertía de que los beneficios se centran en pensionistas y clases medias, mientras que no cala lo suficiente en rentas bajas y jóvenes. Georgieva se refirió también a esto. Advirtió de que la economía española se encuentra en “una situación fiscal difícil”. “Y debe continuar con la consolidación por el bien del país”, añadió. Lo que importa, apuntó, es “la calidad del gasto social”. Resaltó los problemas de empleo juvenil, la necesidad de un crecimiento más equitativo y advirtió de que las medidas para lograrlo “no van a ser fáciles por la necesidad de consolidación fiscal”.

Georgieva advirtió sobre los mayores riesgos que supone el prolongado periodo de bajos tipos de interés. Respaldó que los bancos centrales mantengan su política laxa en 2020, pero apuntó que, en la búsqueda de rentabilidad, las instituciones asumen más riesgos y los peligros crecen. Además, la eficacia de estas medidas parece haber tocado techo en varias economías, sin margen para ir más allá.

A su juicio, algunos países ya se encuentran en zona negativa y no debería seguir bajando más los tipos de interés. Otros, como EE UU, tienen cierto margen, pero la cuestión, recalcó, es que “la política monetaria no puede ser la única medida en la que apoyarse”. Insistió en la necesidad de medidas fiscales, con más o mejor gasto en función de cada país, y sobre todo, reformas estructurales.

La economía mundial crecerá un 3,3% este año y un 3,4% en 2021. Esto supone un recorte de una y dos décimas respecto a lo que calculaba hace tres meses. Algunas economías emergentes, como India, se han frenado con fuerza y EE UU se desacelera.

El riesgo que suponía un Brexit desordenado ha bajado sustancialmente, según Georgieva. Pero asegura que la economía británica sufrirá a lo largo de la década un impacto de tres puntos porcentuales. “Debemos aceptar que el Brexit no ha sido favorable para la Unión Europea y menos para el Reino Unido”, señaló. Pero los daños serán contenidos “si concluye de forma ordenada y las partes logran relaciones comerciales constructivas”.

https://elpais.com/economia/2020/01/31/actualidad/1580498570_148648.html

domingo, 9 de febrero de 2020

“Hay padres en paro cuyos hijos tienen móvil de último modelo, iPad, zapatillas de lujo… Es terrible”. Gilles Lipovetsky, pensador, sociólogo y escritor francés de maneras exquisitas y juicios demoledores lleva casi 40 años metiendo el bisturí en las zonas pantanosas de las sociedades modernas e hipermodernas.

Este pensador, sociólogo y escritor francés de maneras exquisitas y juicios demoledores lleva casi 40 años metiendo el bisturí en las zonas pantanosas de las sociedades modernas e hipermodernas. Las estrategias de la seducción, la industria del lujo, la moda y lo efímero, el feminismo, el desencanto ante la política y la dictadura de las pantallas han sido algunas de sus víctimas favoritas. De todo ello habla en esta conversación, con su habitual lucidez y desinterés absoluto por los lugares comunes.

LO PEOR LLEGARÁ luego, cuando al término de la conversación se le pida a Gilles Lipovetsky (Millau, Francia, 1944) un experimento ante la cámara de vídeo: nosotros le damos un concepto y él tiene que responder a bote pronto con una reflexión breve, un sinónimo, una definición. O sea, lo contrario de los procesos de trabajo que maneja un filósofo. El autor de libros/cirugía sobre la sociedad actual como La era del vacío, La felicidad paradójica, El imperio de lo efímero o La sociedad de la decepción se echa las manos a la cabeza pero se presta al juego. En la entrevista, también se presta al juego: al de llamar a las cosas por su nombre sin rodeos, con lucidez, erudición y un blindaje ante cualquier conato de corrección política. Lipovetsky estará la semana próxima en Madrid para impartir un seminario en IE Business School y pronunciar una conferencia en la Fundación Telefónica. En otoño, Anagrama publicará su nuevo libro en español, sobre uno de sus temas favoritos: la sociedad de la seducción. La entrevista tuvo lugar en la sede del Instituto Cervantes en París, donde el pensador participó en un debate enmarcado en el Foro de la Cultura de Burgos, que por primera vez celebró una extensión en la capital francesa.

¿Cuáles son, a su juicio, las razones que impulsan esa carga de odio en el discurso político de la que hablaba? Viene de dos factores de fondo. Primero, una situación nueva de inseguridad generalizada frente a la cual no hay soluciones claras. Segundo, la gente ya no confía en los partidos tradicionales porque está descontenta desde hace tiempo por muchas cosas. La política ya no le ofrece esperanzas. El agotamiento del debate político ha traído furia y ha traído odio. Cuando fracasan las organizaciones de intermediación, lo que queda es el individuo. Y sus reacciones inmediatas.

¿No hay en esa desconfianza hacia la política cierto ingrediente de hipocresía? ¿No cree que en ella van implícitas a veces nuestras frustraciones? Bueno, la dimensión psicológica de cada uno es libre y puede que tenga usted razón en parte…, pero no del todo. Porque yo constato que esa desconfianza es casi generalizada, incluso entre aquellos a los que les van bien las cosas. La desconfianza que reflejan los sondeos es estremecedora. Aunque es cierto que el electorado de los partidos populistas no suele ser precisamente el que ocupa lo alto de la jerarquía social…, y es verdad que son ellos quienes se declaran más frustrados. Es lo que pasó en Estados Unidos, donde Trump fue votado por las clases más desfavorecidas. El caso es que, ante esa desconfianza en las estructuras y los partidos, se está produciendo sobre todo en esas clases bajas lo que podríamos llamar una privatización absoluta del individuo. Sienten que todo va mal y que va a ir a peor. Y tienen miedo. Eso es clave.

El pensador, sociólogo y escritor francés Gilles Lipovetsky, pasea por una calle de París después de la entrevista. LÉA CRESPI Usted ya trató estas cuestiones en La era del vacío, un libro suyo de 1983. Eso es ser premonitorio… Pero ahora me doy cuenta de que, más que vacío, se trata de inseguridad. La gente se siente insegura por todo. Globalización. Inseguridad urbana. Bolsonaro fue elegido en gran medida porque prometió que iba a acabar con la violencia en las calles de Brasil. Inseguridad identitaria. Inseguridad ante la inmigración. Inseguridad medioambiental. Inseguridad sanitaria y alimentaria. Vivimos en una cultura de la ansiedad.

¿Qué soluciones propone? Es que frente a esa ansiedad ya no tenemos ni ideologías ni soluciones políticas que ofrezcan alternativas reales. Y esto resulta explosivo. El Estado-providencia retrocede, los sistemas de protección social también, lo mismo las pensiones, crece el paro…, y no hay que exagerar, no vivimos peor que antes, al contrario, vivimos mejor, pero antes la política ofrecía una especie de sueño, de promesa, y hoy ya no hay promesas que valgan. Y claro, luego está el problema de las aspiraciones.

¿Puede explicarse? Antes la gente no quería comprarse todo el rato el último modelo de tableta, ni de smartphone, ni quería ir de vacaciones a todos los lugares posibles, ni coger el avión cada fin de semana, ni vivir en un loft estupendo, ni ir al restaurante un día sí y un día no…, sencillamente no se vivía así. Yo fui a un restaurante por primera vez cuando tenía 25 años. Ahora con ocho años van con frecuencia al McDonald’s. Así que, por un lado, tenemos una sociedad en la que crecen sin parar las desigualdades, pero por otro tenemos un volumen de aspiraciones que tampoco para. Es, más que el bienestar, el sueño del bienestar. ¡Las marcas de lujo! Antes ni pensabas en eso. Hoy, cualquiera en un barrio popular puede llevar unas Nike de 125 euros. Y todos los jóvenes saben lo que es Louis Vuitton, Hermès, Gucci…, ¡solo viven para las marcas! No quieren unos zapatos, quieren una marca de zapatos.

Parece humano que la gente aspire a lo que el llamado Estado de bienestar le pone delante… Pero es que hay padres que están en el paro cuyos hijos tienen un iPad, un móvil inteligente último modelo, unas zapatillas de lujo… Me parece terrible. Antes, las aspiraciones eran trabajar, comer y tener una casa. Hoy son otras. Por ejemplo, ir a Ikea para comprarse cosas monas porque lo hacen todos los demás.

Quizá es lógico querer tener todas esas cosas, y no tanto protestar cuando no se pueden tener… No lo sé, ni siquiera voy a hacer un juicio de valor sobre eso. Pero constato que todas esas aspiraciones se han convertido en algo corriente, y no me parece lógico. Y además, ligado a todo eso, hoy se da un sentimiento que no existía en la modernidad de antes del hiperindividualismo, que es un sentimiento de injusticia. No hay solo insatisfacción y frustración, hay como una idea de que el sistema en el que vivimos es injusto con nosotros porque creemos que los esfuerzos están mal repartidos. Y es un poco verdad, las desigualdades son aberrantes.

Pero la historia del hombre es una historia de desigualdades. Ya, pero en los años cincuenta había menos que hoy. Y las economías iban bien.

Una de esas desigualdades históricas ha sido la de la mujer frente al hombre. ¿Cómo ve la situación actual y qué pronósticos hace? La dinámica de acceso de la mujer a la sociedad en igualdad de condiciones que el hombre es irreversible. ¿Quiere eso decir que vamos hacia una sociedad unisex? No lo creo, y no creo que sea deseable. Creo que la diferencia es necesaria. Las mujeres que hoy ocupan puestos clave en la empresa, en la política, etcétera, quieren que se reconozca su feminidad más que nunca. No quieren ser transgénero, reivindican su condición de mujeres. La condición sexual no es cualquier cosa.

¿Cree que habrá límites? ¿Cree que llegará un punto en que el hombre, aún hegemónico, no tolerará algunas cosas? No lo creo. Y no creo que todo venga del machismo, como dicen las feministas. Los hombres ya no somos machistas. Evidentemente, hay hombres machistas, pero no en general. Por cierto, no creo que el futuro del feminismo sea el Me Too. ¿Por qué? Porque fomenta una cultura exclusivamente victimista. Yo no discuto que las mujeres puedan ser víctimas, más que el hombre, y para eso están las leyes. Pero las verdaderas feministas son las mujeres empresarias, pilotos de avión, cirujanas, juezas, que hacen ese trabajo porque les gusta y no porque son trabajos “de mujer”. El verdadero feminismo son las mujeres que saben responder a los hombres.

Usted ha escrito y hablado largo y tendido sobre el concepto de seducción. ¿Le parece que los procesos de seducción del hombre hacia la mujer o viceversa pueden estar en peligro? Yo espero que la lucha política por los derechos de la mujer no aplaste un tema que no es en absoluto político como es la seducción. Al ser humano le gusta gustar, y le gusta tratar de conquistar. A la inmensa mayoría de las mujeres, también. Menos a las feministas, que sí lo consideran un asunto político. Pero no se puede confundir acoso con seducción.

Volviendo a la insatisfacción y la frustración, ¿cree que las redes sociales y la proliferación de noticias falsas son vectores de todo ello? Antes no existía esa red universal de mentiras o medias verdades… Bueno, hay que dejar de idealizar el pasado. El odio, la indiferencia y la envidia han acompañado siempre al Homo sapiens. Pero es verdad que con la cultura individualista todo ha cambiado. Ya lo dijo Tocqueville: cuantas menos desigualdades hay, más insoportables resultan aquellas que permanecen. Lo esencial es que la gente no se sienta abandonada. Y que se le proporcionen los instrumentos necesarios para reaccionar.

¿Qué se puede hacer? Hace falta una economía liberal, porque es la única vía posible hacia la iniciativa y la eficacia. Pero al mismo tiempo hay que ayudar a la gente porque, si no, vamos hacia una situación explosiva. La mejor solución es lo que ya hacen en ciertos países escandinavos, lo que llaman “la flexiseguridad”. Una economía flexible, en la que se pueda despedir a la gente si es necesario, pero en la que haya a la vez programas de formación y de reciclaje de competencias, y no un simple sistema de asistencia social. Cuando se despide a alguien se le dan los medios para reciclarse. Así, al menos, no tendrá la sensación de que la sociedad lo ha abandonado. Y en segundo lugar, hay que invertir en educación, en inteligencia y en creación.

¿Puede concretar? La escuela pública no es un gasto, es una inversión de futuro. Hay que pagar bien a los profesores, y enseñar al alumno a respetarlos. Esto no lo digo yo, ¿eh?, ya lo dijo Platón. Si creemos que los ordenadores y las tabletas van a arreglar todos los problemas, estamos en un grave error. El profesor es imprescindible. Y hay que formar a los jóvenes de manera que sean más adaptables, con menos miedo a los cambios. Así habrá menos frustración. Y muy importante: hay que otorgar mucha más importancia al arte y a la cultura. ¡Si no, solo nos quedará el centro comercial!

Sin querer ser un cenizo pesimista, da la sensación de que caminamos hacia el lado opuesto. Reinan sin rival los mal llamados “saberes útiles”… Sin duda.

¿No cree que se ha instalado en la sociedad una especie de aristocracia tecnológico-informática? Absolutamente, y es un problema. Está bien formar élites tecnológicas, pero creo que acabaremos pagando un precio por esta situación. Porque el ser humano es complejo. Mire, yo veo a bastantes investigadores, matemáticos, físicos o ingenieros de muy alto nivel que cantan en coros. O que se apuntan a cursos de teatro, o de pintura. No sé por qué, pero ocurre. A lo mejor es que no acaban de encontrar un sentido pleno a su trabajo. Y eso es la democracia también. La democracia no es solo tener elecciones libres, es formar individuos que disfruten, que sean ricos en sus habilidades, y no solamente instrumentos de voto y de trabajo.

Habla usted del largo plazo como opción social. Por desgracia no parece que… Ah, es que yo no soy un político. Yo no tengo programa. Y lo que estoy proponiendo no tendría un rédito electoral directo, desde luego. El hiperindividualismo, un tema del que he escrito, no es solo una retracción egoísta. Es también un deseo de expresión de sí. El hiperindividuo quiere que le guste lo que hace. Y que lo que hace, guste. Yo conozco bastantes personas que ganan mucho dinero, yo qué sé, más de 10.000 euros al mes, y que detestan su trabajo. Desde luego que no son unos miserables, pero sí unos frustrados. La democracia tiene que ver con el enriquecimiento de la persona —un enriquecimiento no económico—, y en ese sentido estamos viviendo un fracaso democrático. La democracia no puede ser solo un instrumento de eficacia utilitarista. De la misma forma que luchamos contra la degradación del medio ambiente, tenemos que trabajar contra la degradación de las cualidades creativas de la persona. La gente joven quiere sentir estima de sí misma, la autoestima es uno de los grandes temas de nuestra sociedad.

¿Se refiere a un apoyo político prioritario a la educación y a la cultura? Es raro encontrarlo. En España, no, desde luego. Sí, hablo de eso, pero no hacen falta grandes proyectos. ¡Estoy contra los proyectos culturales grandiosos! Al final eso acaba solo en el star system. Si Mitterrand hubiera dedicado el gasto de sus obras faraónicas en París a mejorar las infraestructuras culturales de las ciudades de provincia, o a mejorar la situación de la banlieue, todo habría ido mejor. Se trata de movilizar a pintores, a escritores, a músicos para que enseñen a la gente a hacer cosas enriquecedoras, sobre todo a los niños, como actividades extraescolares pero en serio, y no necesariamente a cargo del maestro, los profesores no pueden hacerlo todo. Si un actor de una compañía de teatro profesional le cuenta a un adolescente en qué consiste tal o cual obra del siglo XVIII, eso cobra un sentido totalmente distinto, y tiene muchas posibilidades de que al crío le guste. Invertir en eso cuesta mucho menos que hacerlo en centrales nucleares, desde luego. Es un tema de voluntad política, ¡se trata de hacer que la gente diga lo que le gusta, no solo a quién detesta!

De lo que habla en definitiva es de un nuevo contrato social, no solo de política… Una sociedad cuyos ejes exclusivos son las pantallas, el trabajo y la protección social es una sociedad deprimente. Hay que invertir en educación. Y las posibilidades de inversión en temas educativos son infinitas. Uno de los mayores fracasos en las sociedades occidentales de la posguerra fue la “democratización de la cultura”. Se pensó que por abrir muchos museos muchas horas y con grandes obras gracias al dinero del Estado, mucha gente nueva se iba a incorporar a las visitas, pero no fue así. Si se fija, a través del tiempo a los museos siempre ha ido la misma gente. Gente de un cierto nivel educativo. Los campesinos y los obreros de la construcción en general van poco. Es una cuestión de educación.

Quizá es más un tema de principios que de dinero. O de que lo primero garantice lo segundo… Sin lugar a dudas. Los padres y los profesores tienen ahí una responsabilidad capital.

Usted ha escrito contra el hecho de que los padres eduquen a sus hijos entre terciopelos. ¿Qué quería decir exactamente? Es un inmenso error. Es indispensable que el profesor recobre la autoridad. Hay alumnos que insultan al profesor, y es inadmisible. Educar no es seducir. Hay obligaciones. En un momento dado, hay que obligar a cosas. No todo puede ser flexible, agradable, discutible. Hay que trabajar duro, y obligar a trabajar. El hombre es Homo faber, hay que enseñar a hacer. Y hay que recuperar la retórica, enseñar a los chicos a expresarse, y a razonar, porque el ordenador no lo va a hacer por ellos. El hombre es Homo loquens, el ser que habla.

https://elpais.com/elpais/2020/01/28/eps/1580212910_212654.html