jueves, 28 de octubre de 2021

HISTORIA. Gonzalo Pontón: “España ha sufrido las clases dirigentes más corruptas, reaccionarias e incompetentes de Europa”

El editor escribe una dura historia de los españoles desde el neolítico al coronavirus centrándose en “el 95% de la población, la que está bajo el pie de las élites”.

El veterano editor Gonzalo Pontón (Barcelona, 77 años) ha acabado literalmente enfermo tras redactar y publicar España. Historia de todos nosotros desde el neolítico hasta el coronavirus en el sello Pasado & Presente, que él mismo fundó con sus hijos. La culpa la tiene, seguramente, su reconstrucción del pasado partiendo del 95% de la población. “La historia tradicional solo habla de los reyes y los poderosos y sus epopeyas, las élites. A mí me interesaba la gente que está bajo el pie de esas clases dirigentes, su pathos”, explica.

Aunque el libro no es pesimista, al acabar sus documentadas 908 páginas es inevitable pensar que el de España es un problema irresoluble, si se repasa una historia marcada por prebendas y corruptelas, una ancestral mala organización territorial y un peor sistema educativo dejado en manos de una Iglesia poderosísima (”su desasosiego por el dinero es horroroso: bloqueó la creación de institutos públicos de enseñanza media hasta el extremo de que en 1956 solo quedaban en España 119, los mismos que en 1939″). Pero, sobre todo, porque “hemos sufrido las clases dirigentes más corruptas, reaccionarias e incompetentes de toda Europa; Rusia aparte, no creo que exista, en ese sentido, un pueblo más desgraciado en el continente que nosotros”, reflexiona el veterano editor y fundador del sello Crítica, tras el humo de un cigarrillo en el despacho de su casa, donde alberga algunos de los 449 títulos que referencia en su particular manual de una historia de España que bien podría ser un anexo de su elogiado La lucha por la desigualdad (2017, Premio Nacional de Ensayo). “Con este es imposible que gane nada porque muchos de los que mandan quedan fatal: he quemado todas las barcas”.

Reconquista y 1714, dos mitos desmitificados
Entre los muchos episodios a los que quita épica están la Reconquista cristiana y la carga simbólica catalana del asedio de Barcelona en 1714 por las tropas de Felipe V. “Lo importante de al-Ándalus es la pata africana de los árabes, que comportaba la llegada a la Península de oro del Sudán y que es el inicio de un incipiente capitalismo primitivo, vinculado por un lado a pagos por protección o, en el caso de los condes catalanes, a la venta de semiesclavos. Cuando esos equilibrios se rompen, empieza a caer todo, no hay otras razones”.

Más dura es la deconstrucción del “mito romántico” del 11 de septiembre catalán. “De los cerca de 40.000 habitantes de la ciudad, la defienden unos 5.000, de los cuales 4.000 son de la Coronela, la milicia que pagan los gremios. Es decir, defendiendo las murallas están los obreros, las mujeres y algún cura porque, mientras tanto, los mercaderes ricos negocian con las provisiones que traen de Mallorca en barcos que dejan en Castelldefels para especular con el precio, embarcaciones que acabarán en manos felipistas, con la consiguiente hambruna en la ciudad. Terminado el conflicto, familias pudientes como los Duran no tardarán ni semanas en ser ya proveedores de Felipe V…”, apunta. Y puestos a escoger un mito catalán que sirva de ariete contra Castilla, Pontón propone a Carlos I, quien, para hacerse con los servicios del genovés Andrea Doria, le regala la ruta catalana de comercio de esclavos del norte de África. “Eso sí dejó hundida a Cataluña durante más de un siglo”.

Vivir de las rentas
Un triste hilo conductor de la historia de España es, para Pontón, el compuesto por unas clases dirigentes “mezquinas y medrosas” que, ni en el campo ni en la ciudad, “han tenido necesidad alguna de invertir en tecnología o desarrollo porque han gozado de una mano de obra constante, abundante y barata; y porque su mentalidad ha sido vivir de rentas bajo la famosa premisa del ‘más vale poca renta y sin cuidado que muchos negocios sin complicaciones”.

La burguesía liberal del XIX “tampoco es la de la Revolución Francesa, también aspira a ser rentista: nunca entendieron la revolución industrial inglesa; nunca estas clases dirigentes han hecho inversiones industriales de futuro, pero tampoco lo han hecho en ciencia o educación…”, fija el historiador. “Todo se ha movido por pelotazos o a partir de estafar directamente al Estado, como el caso Matesa en pleno franquismo, en el marco de un Estado que ha pagado siempre por sus bonos los intereses más altos de Europa. ¿Para qué invertir si ya ingresas del erario por los juros o los vales reales?”.

Y la práctica viene de lejos: “El negocio de las Américas lo hará toda Europa menos nosotros; Carlos I y Felipe II vivirán del dinero que viene de Holanda y Carlos V acabará pagando intereses de capital al 50%...”. Ni coyunturas tan favorables como la neutralidad durante la I Guerra Mundial fueron aprovechadas porque “industrias como la textil no se desarrollaron estructuralmente, sino que se optó por hacer tres turnos de trabajo, subcontratar o tirar de economía sumergida. Finalizada la guerra, desaparecieron 6.000 empresas y la especulación en divisas acabó hundiendo hasta entidades financieras, como el Banco de Barcelona. Las clases populares no vieron nunca beneficio alguno cuando las bonanzas”. Su análisis de industrias mitificadas como la siderúrgica vasca y la textil catalana demuestra que se han sustentado en “un proteccionismo a ultranza del mercado interior y una represión policial de los obreros. El empresariado nunca ha querido arriesgar el capital, siempre ha esperado una coyuntura favorable que en las fases expansivas crea empleo y en las depresivas, lo destruye”, resume.

La situación ha ido a peor desde el último tercio del siglo XX, durante el cual, según Pontón, la economía española ha vivido “asistida desde el exterior por el capital extranjero, incapaz de generar una infraestructura sólida: se dice que no tuvimos un Plan Marshall, pero, desde un temprano 1949, Estados Unidos empieza a hacernos préstamos”. Esa ayuda económica será de 1.688 millones de dólares entre 1955 y 1964, casi 2.200 millones si se suman los 521 de apoyo militar. “El milagro español fue eso”, dice Pontón. Hasta 1973 hubo crecimientos anuales del 7,5%, junto a una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores que venía desde 1959. Luego vinieron los beneficios fruto del ingreso en la Comunidad Económica Europea o la introducción del euro, pero “se sigue sin generar una estructura económica sólida, despilfarrando ese dinero en los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal de Sevilla en 1992 o la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia o un aeropuerto en Ciudad Real, sinsentidos como la línea férrea Santander-Sagunto de cuando la dictadura de Primo de Rivera”.

Una Transición rosa y un PSOE neoliberal
El manual de Pontón califica la República de 1931 de “burguesa: solo arregló las desigualdades mínimas que impedían instaurar una sociedad capitalista”; el mismo presidente Alcalá Zamora era “un señorito cordobés que obstaculizó la reforma agraria”. Pocos paños calientes usa al abordar la controvertida Transición: “Fue una reforma que conservará lo esencial de la arquitectura del régimen franquista, a la vez que buscará proteger la impunidad personal y asegurar la pervivencia del poder”, escribe. “Tuvo mucho de novela rosa, no se hizo limpieza de nada de la estructura franquista: ni de la judicatura ni de los estamentos policiales y militares, a los que se hicieron concesiones para que no dieran un golpe de Estado, que acabarían dando igualmente en 1981, con un papel ambiguo del rey Juan Carlos″.

También apunta una posible manipulación de los resultados del referéndum constitucional de 1978, que habría tenido una participación inferior a la que se dijo, especialmente en Barcelona y Zaragoza. “No hubo un gran entusiasmo con la Constitución, demostración de que un tanto por ciento de los españoles cree que no están concernidos por la política, que están fuera de ella, y eso deja una democracia débil, cuando justamente se necesita una participación más directa de ese 95% de la población para cambiar las cosas”.

Santiago Carrillo y Felipe González no quedan demasiado bien parados. Lo de Carrillo cree que “es más grave por la historia de muertos y represaliados que arrastraba el propio PCE”, si bien se mostró “muy inteligente” cuando controló la reacción de los militantes tras la matanza de los abogados laboralistas de Atocha (1977). “Ahí se ganó la legalización del partido”, reflexiona. González sale tan trastabillado del libro como su partido, un PSOE que entra en el Consejo de Estado de la dictadura de Primo de Rivera (1924); pacta con la derecha de Gil Robles un apoyo a una futura reinstauración monárquica si salía la opción en un plebiscito (1948), o cuando en la Transición maniobra con un Manuel Fraga que permite mítines del partido aun cuando no está legalizado… “Se entrevistaron; creo que Fraga quería que fueran juntos a las elecciones. Esto no lo escribo porque no tengo pruebas: solo publico lo que es demostrable”, dice, con rigor de historiador.

Entre lo demostrable apunta el dato de que el Gobierno del PSOE de González fue el más privatizador de la historia de España: “Traspasó el doble de las empresas públicas que privatizarían luego los gobiernos del PP; y lo peor: se inventó las contrataciones temporales en 1984, creando la división entre los trabajadores”, resume, reproduciendo un texto del secretario de Estado de Economía de la época, uno de los casi 140 documentos que, irrevocables, pespuntean el libro. Las liberalizaciones del mercado laboral “para tener más mano de obra barata” se radicalizaron en 1994 (PSOE) y en 1997 (PP). “No hay ninguna diferencia en las políticas económicas que aplicaron UCD, PSOE y PP. Ese es el resumen”, concluye.

El ‘procés’
Pontón zanja el procés catalán: “Artur Mas es un neoliberal que recortó más de 5.500 millones de euros en gasto público antes de que empezara Rajoy. Todo ha sido un teatrillo… Para los catalanes de a pie, ser independientes no tendría ventaja alguna porque perderían el refugio de la UE. Los bancos fueron los primeros en ver eso y sacaron sus sedes centrales de Cataluña”, señala. “Estamos, como país, contra la pared”, añade con preocupación.

Pontón maneja, en un estilo que recuerda al de su “maestro de vida y profesional” Josep Fontana, cifras muy recientes: “Casi 100.000 personas se van de España cada año buscando trabajo, la natalidad está estancada y se suicidan 10 personas de media al día”, enumera. El libro está dedicado a sus hijos, pero piensa en sus nietos: “Está escrito para los jóvenes, para que abran sus mentes y digan: ‘Eso no me lo volverán a hacer’, y se movilicen, en la línea de lo que significaron las asociaciones de vecinos en el franquismo”. Cree, firmemente, que “la solución a la mala política es la política, no la revolución”. Es un error esperar que el capitalismo se autodestruya: “No implosionará, sino que se convertirá en una cosa peor: la privatización total del Estado, dejará de existir como tal el Estado del bienestar, precisamente cuando más lo necesitamos”.

Y lanza: “España es hoy uno de los países con más desigualdad de la Unión Europea y esta se ha ido construyendo lentamente a lo largo de la historia. Pero son las decisiones políticas las que la generan, no las divinas; cambiar la actitud de los votantes no es una utopía”. Por eso, dice, se hizo en su momento editor y ahora lanza una tirada de 5.000 ejemplares de su nuevo libro. “Soy editor porque no quiero que la gente sea ignorante; he publicado 2.500 títulos en mi vida no para convencer a los convencidos. Mala cosa si esta España solo la leen los que piensan como yo”. Se conformaría con que, tras su lectura, cale el mensaje de que “igual las clases dirigentes españolas deberían pedirnos perdón”.

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

El País.
https://elpais.com/cultura/2021-10-21/gonzalo-ponton-espana-ha-sufrido-las-clases-dirigentes-mas-corruptas-reaccionarias-e-incompetentes-de-europa.html

miércoles, 27 de octubre de 2021

PREMIADA POR EL ECSR. La mejor tesis del año es de este nazareno y muestra por qué la meritocracia no funciona

El sevillano Carlos Gil Hernández ha sido reconocido por el ECSR por un trabajo en el que expone por qué a los malos estudiantes de las clases altas nunca les va mal


Carlos Gil Hernández quería ser periodista, pero terminó de sociólogo. Nunca se lo habría planteado si no fuese porque, mientras cursaba Periodismo en la Universidad de Sevilla, las plazas para la asignatura de Fotoperiodismo se acabaron. La alternativa era Técnicas de Investigación Social, que impartía Ildefonso Marqués, uno de los grandes expertos españoles en clases sociales y movilidad. “Es una buena muestra de cómo el azar o las circunstancias que tú no eliges influyen en tu vida y tus decisiones”, explica década y media después Gil. “Creemos demasiado en otorgar responsabilidades individuales a nuestras elecciones”. Esa es la obsesión que ha movido a Gil en su investigación como sociólogo: la de intentar sacar a la luz los mecanismos invisibles de la sociedad. El ECSR (European Consortium for Sociological Research) acaba de premiar su tesis doctoral como la mejor del año: su título, ‘Cracking Meritocracy from the Starting Gate: Social Inequality in Skill Formation and School Choice’. El título hace referencia a los cajones de salida de las carreras de caballos: “Es una metáfora para explicar que en la carrera por el estatus socioeconómico, las clases aventajadas salen con unos cuantos metros de ventaja ya antes de nacer”. 

"En una sociedad ideal, los hijos de la élite podrían bajar de clase, pero no ocurre" “Mi tesis trata de responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo las familias de estatus socioeconómico alto evitan que sus hijos desciendan en la escalera social, aunque tengan una habilidad académica baja?”, explica Gil desde su casa en Dos Hermanas. Es una pregunta que lleva haciéndose décadas la sociología de la estratificación social. Si tan importante fuese el rendimiento académico, las habilidades y el esfuerzo (que solemos pensar que se trata de una decisión individual, meramente voluntaria), ¿por qué los estudiantes de clases más altas que rinden peor o se esfuerzan menos terminan notándolo menos que las bajas en su rendimiento y su estatus posterior, como han comprobado anteriores estudios? En primer lugar, explica el nazareno, las desigualdades ya surgen en los primeros años de vida. “La investigación muestra que las familias de clase social más alta consiguen realizar más inversiones culturales y económicas en la educación de sus hijos gracias a sus recursos, lo que da pie a que desarrollen esas habilidades que los profesores luego consideran mérito académico”. Incluso el esfuerzo, que suele considerarse una elección personal, se transmite culturalmente de manera distinta entre padres e hijos según su nivel socioeconómico.

Pero ¿Qué pasa con los niños de las clases aventajadas que no sacan buenas notas o no son muy hábiles cuando se hacen mayores? Una de las investigaciones realizadas por Gil con las encuestas en colegios alemanes muestra que no mucho. Claramente, menos que con los de clases más bajas. “El mecanismo que explica que sigan adelante son las aspiraciones de los padres, que quieren que lleguen como poco a su mismo estatus socioeconómico”, explica. “Si son hijos de profesionales liberales o ‘managers’, todo lo que no sea llegar a la universidad es un fracaso”. ¿Qué hacen, entonces? “Empujan”. 

La mayor desigualdad a la hora de acceder al Bachillerato o la universidad se concentra en los estudiantes con menor capacidad académica, y ahí es donde se activan otros mecanismos. “El cambio de escuela a otros centros donde los padres tengan más influencia, las tutorías privadas o simplemente matricularlos en un centro privado donde no les pidan nota”. Gil, además, comprobó cómo los profesores tienden a poner notas más altas a los estudiantes de clases más altas que sacan las mismas notas en PISA (un examen estandarizado y anónimo) y que se esfuerzan en clase al mismo nivel que alumnos más desaventajados: “Niños iguales en todo y con un nivel de competencias bajo a los que se les evalúa mejor si vienen de clases altas”. 

"La socialdemocracia ha aceptado desde los noventa esa concepción del mérito" 
Malas noticias para la meritocracia, porque estas observaciones muestran que la promesa de que cada cual obtendría un lugar en la sociedad acorde a sus habilidades no se cumple. “En una sociedad perfecta, los hijos de los que están en la cúspide social tendrían la posibilidad de bajar si no valen, pero eso nunca pasa”, añade Gil.

La batalla meritocrática
Podría parecer que durante los últimos años se ha producido una reacción frente a los discursos de la meritocracia, con libros como ‘La tiranía del mérito’, del Premio Príncipe de Asturias Michael J. Sandel. Sin embargo, el término 'meritocracia' es cada vez más popular, recuerda Gil. Jonathan Mijs mostró en un trabajo cómo la creencia en la meritocracia en las sociedades desarrolladas ha aumentado en las últimas décadas, especialmente desde los años noventa, y a pesar de que en ese mismo periodo de tiempo la desigualdad económica también se ha disparado. España es uno de los casos más agudos.

Otro de los estudios de Mijs señala que, paradójicamente, en los países con mayores desigualdades se tiende a creer aún más en la meritocracia. “Es curiosa esa distorsión cognitiva”, valora Gil. “La tesis es que las clases altas y las trabajadoras están tan lejos en términos de ingresos que ni siquiera son conscientes del nivel de desigualdad, y creen que es mucho más fácil llegar arriba”. Aunque algunas de las medidas tomadas por el Gobierno de izquierdas PSOE-Unidas Podemos sí cuestionen la idea actual de meritocracia, valora Gil, la mayor parte de la socialdemocracia “ha aceptado desde los noventa esa concepción del mérito y de la igualdad de oportunidades”. En esa época tuvo lugar el proceso que provocó que el número de universitarios en España se multiplicase entre los sesenta y los noventa. Y a pesar de que el acceso a la educación no ha cambiado, sí lo ha hecho la movilidad social. “El ascensor de bajada no funciona y el de subida se ha parado un poco, porque España es un país con menos empleos de alta cualificación, y si no se crean empleos de alta cualificación en cantidad ingente, es un juego de suma cero desde una perspectiva intergeneracional”, explica el sociólogo. “Si los hijos de los que están arriban no bajan y no se crean puestos arriba, los que están abajo tendrán complicado subir. Los puestos de las élites son limitados y, si no bajan ni aunque tengan una habilidad y un mérito bajo, la movilidad social no funciona. Es el melón que hay que abrir”. 

"La biología es más importante en las clases altas porque pueden explotar su potencial genético" 
El propio investigador es uno de los ejemplos de esa movilidad social que se ha ralentizado. Criado en una familia de auxiliares administrativos, ha sido el primero en cursar un doctorado. Fue la dificultad de desarrollar el trabajo que más le interesaba, “un periodismo más sesudo y de profundidad”, lo que le terminó llevando a la universidad y la investigación sociológica. “Eso me metió el gusanillo de la investigación en sociología y decidí hacer el máster en Investigación de la Pompeu Fabra y otro máster de Sociología en Tillburg (Holanda). A partir de ahí, echo la solicitud para la beca del Instituto Universitario de Florencia y tengo la suerte de que me cojan para hacer el doctorado”. Desde junio, trabaja para la Comisión Europea como investigador social.

¿Genes o ambiente?
Gil considera que hay unos cuantos factores para que su trabajo haya sido premiado. Uno suena modesto: un sesgo de selección que impide que haya tenido que competir con otras tesis que “seguro que también eran mejores”. Pero también “una reflexión teórica muy larga, que es algo que la sociología cuantitativa empírica ha dejado de lado en los últimos años, defendiendo una idea como es la del mérito que tiene implicaciones políticas muy potentes”. También su multidisciplinariedad, desde la formación de capital humano en la economía hasta la sociología de la estratificación social, los mecanismos de compensación, las teorías de la reproducción cultural de Pierre Bourdieu, la psicología del desarrollo, ‘behavioral genetics’ y la epidemiología. Pero hay algo que puede llamar la atención del lector: la utilización de los estudios de gemelos como diseño causal. A lo largo de todo el siglo XX, los estudios con gemelos univitelinos y bivitelinos se han utilizado en la genética conductual para intentar adivinar qué comportamientos son heredados genéticamente y cuáles son producto del ambiente. Pero Gil lo utiliza de manera un tanto distinta, para quitarse los factores genéticos de en medio y centrarse en lo ambiental. Por eso no resulta fácil responder de manera definitiva y concluyente a la pregunta de ‘nature versus nurture’, es decir, naturaleza versus crianza.

“Esa dicotomía que establecemos a la hora de valorar hasta dónde llega el mérito y las circunstancias personales en el estatus es una herramienta útil para los académicos o para establecer debates más filosóficos, pero la práctica es mucho más compleja y es una pregunta que nunca se va a poder resolver, porque hay mucha interacción entre genes y ambiente”, responde el investigador. 

Cada vez aparecen herramientas más complejas que permiten trazar el genoma de millones de personas y comprobar qué variantes genéticas están relacionadas con distintos rasgos o enfermedades, pero la sociología prefiere buscar explicaciones del ambiente o culturales. “Por motivos obvios: nazismo, eugenesia, etc.”. Sin embargo, Gil cita otras investigaciones que han encontrado algo interesante relacionado con la biología: en las familias más aventajadas, la biología es más importante a la hora de explicar las diferencias de estatus socioeconómico que en las de nivel más bajo. “La hipótesis es que tienen más recursos para explorar su potencial genético”, concluye. No es tan fácil separar lo biológico de lo ambiental, no es tan sencillo entender por qué la sociedad funciona como funciona. En ello está Gil. 

Fuente: El Confidencial. 

 * Las opiniones expresadas por el entrevistado Carlos Gil son de exclusiva responsabilidad personal, corresponden con su trabajo previo como investigador predoctoral en el Instituto Universitario Europeo, y no reflejan los puntos de vista de su actual empleador, la Comisión Europea.

En qué se equivocan los progresistas: el timo de la meritocracia. Michael J. Sandel

El mito de la meritocracia y a quién beneficia que sigamos creyendo en él. Héctor G. Barnés

martes, 26 de octubre de 2021

Cadáveres psicológicos

Miguel Ángel Santos Guerra

Desde el año 1994, el 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. El lema de este año es el siguiente: “Atención de salud mental para todos: hagámosla realidad”. Para todos y todas, claro. El lema es una llamada necesaria y urgente a pasar de las reflexiones y de las lamentaciones a la acción. Hay que concentrarla atención mundial en la identificación, tratamiento y prevención de los trastornos emocionalesy de conducta.

El objetivo que persigue la celebración, es el de recordar que la salud de cada individuo es la sólida base para la construcción de vidas plenas y satisfactorias. Esto tiene una estricta correlación con la definición de “salud”(1946) propuesta por la OMS, que la considera como un “estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Así, se establecen estrechos vínculos entre la salud física y la salud mental, entendiendo que son pilares fundamentales para el bienestar.

La pandemia de la Covid-19 ha tenido un gran impacto en la salud mental de las personas. Algunos grupos, como los trabajadores de la salud y otros trabajadores de primera línea, los estudiantes, las personas que viven solas, las personas mayores y las que tienen afecciones mentales preexistentes, se han visto especialmente afectadas. Y los servicios de atención para los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias se han visto interrumpidos en unos momentos y desbordados en otros.

Sabemos que todo lo relacionado con la salud mental constituye todavía un tabú, aunque se esté resquebrajando. Todavía no decimos con la misma tranquilidad que un hijo va al podólogo que al psicólogo o al psiquiatra. Ni los profesionales de una y otra rama médica gozan del mismo estatus social. Hay cierta sospecha sobre el hecho de que el profesional de la salud mental padece alguna tara psicológica, como muestran algunas bromas maliciosas. De este tipo:

Le pregunta un psiquiatra al nuevo paciente:
¿Qué problema tiene usted?
Doctor, creo que tengo doble personalidad.
Pues siéntese, que vamos a hablar tranquilamente los cuatro…

Absorbidos por los efectos de la Covid-19 sobre la salud corporal, nos hemos olvidado de que también existe otro tipo de salud y de muerte. Yo hablo de cadáveres psicológicos. Digo de ellos que se diferencian de los físicos en que no huelen, se mueven, hablan, andan y hasta se ríen.

Me preocupa especialmente la salud mental de los jóvenes. He leído hace muy poco que cada año se producen en el mundo 46.000 muertes de jóvenes por suicidio. El suicido es la cuarta causa de muerte de jóvenes entre 15 y 19 años. Cifras probablemente rebajadas, dadas las concepciones vergonzantes que existen sobre esta cuestión en la mayoría de países del mundo.¿Qué es lo que hace que un joven, que se está abriendo a la vida, decida quitársela?

En el programa del Intermedio del lunes, día 11 de octubre, la reportera Andrea Ropero hizo una excelente entrevista a Claudia Fajarnés, una joven de 23 años que padece una anorexia nerviosa desde que tenia 15. Ocho años de infierno.

Hablaba la entrevistada, desde Oxford, de las dificultades económicas para ser atendida, de las interminables esperas, de los ingresos en centros especializados carísimos, de las recaídas, de la presión social.Pedía que estos problemas dejen de ser tabú y aconsejaba a quienes padecen la enfermedad que pidan ayuda y que la sociedad ofrezca apoyo y medios, ya que se trata de enfermedades de larga duración.

La ansiedad social y el trastorno de la conducta alimentaria son dos patologías que se han agravado durante el confinamiento en el que muchos jóvenes han sufrido en silencio problemas de salud mental. “Todo el día encerrada en casa, tenía pensamientos que no eran buenos”, decía una joven hace unos días en la televisión.

Uno de cada siete adolescentes en todo el mundo tiene problemas de salud mental diagnosticados. El 58,3 % de los españoles y españolas de entre 15 y 24 años dice sentirse “a menudo” ansioso, nervioso y preocupado y el 36 % “a veces”, según reveló Unicef esta semana en un informe.

Acudir a un psicólogo en el sistema público es una de las mayores demandas de todos estos jóvenes que piden que no se les aísle y denuncian la falta de recursos. Según datos de 2018, en España hay solo 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, tres veces menos que la media europea. “En España va al psicólogo solo quien puede”, dice a EFE Patricia Jiménez, quien explica que una sesión en la capital española puede costar desde 50 a 120 euros.

A la falta de profesionales en el sistema público, se suma el precio para poder acceder a un tratamiento adecuado y continuo, por lo que muchos pacientes solo acuden a la sanidad pública para tratar ataques puntuales con fármacos. “Yo lo recibo todo el tratamiento privado, a la pública solo he ido cuando he tenido picos de ansiedad, la gente que conozco que ha ido la han atendido cada mes y una terapia si no es semanal deber ser como mucho quincenal; en un mes te puede pasar de todo y tu cabeza tener ese sufrimiento”, afirma una paciente.

Las atenciones hospitalarias por autolesiones, que algunos adolescentes se infligen como vía de escape de una situación de desbordamiento emocional, se han disparado en los últimos años, un fenómeno que ya se había incrementado antes de la pandemia y que la Covid-19 ha agravado. Estudios publicados en los últimos diez años centrados en Cataluña indican que un 11,4% de los jóvenes se ha autolesionado al menos una vez en su vida, y en Europa se habla de una prevalencia del 27,6%.

Se viene observando una tendencia alcista, previa a la pandemia, de jóvenes que llegan a urgencias con autolesiones. En el periodo de 2014 al 2017 ya seprodujo un aumento del 21% de las consultas en urgencias pediátricas por este motivo y entre 2019 y 2021, el incremento pasó a ser de “casi el doble”.

Las psicosis y las neurosis encuentran terreno abonado en los jóvenes durante una pandemia que no acaba nunca. Le oí a un profesor de psicología esta ingeniosa aclaración sobre la diferencia entre psicosis y neurosis: el psicótico no sabe que dos y dos son cuatro; el neurótico sabe que dos y dos son cuatro, pero le da rabia.

¿Quién puede decir que goza de una inmejorable salud mental? ¿Quién puede asegurar que siempre la tendrá? Hace tiempo leí en un cartel: “Todos somos raros menos tú y yo; incluso tú eres un poco raro”.

Parece que los jóvenes de hoy tienen una vida fácil, cómoda y divertida. Yo no lo creo así. Pienso que viven en un contexto hostil y en una cultura cargada de insolidaridad, individualismo, egoísmo, competitividad, hipertrofia de la imagen y relativismo moral. Un contexto adverso para crecer de forma sana.

Hace años, en mi cultura rural, un joven de 15 años constituía el pilar fundamental de la familia. Eso sucedió con mi padre. Sobre sus espaldas recayó el peso del mantenimiento de la familia paterna. Un joven de nuestros días se siente un parásito hasta los 35 años. Ni encuentra trabajo, ni puede independizarse, ni puede hacer un proyecto de vida, ni puede pensar en la importancia que tiene su persona y su trabajo para la familia y para la sociedad.

No es fácil cultivar el autoconcepto y la autoestima en una sociedad que presenta tramposamente modelos a través de las redes y los medios de comunicación. Jóvenes de belleza imposible de alcanzar, empresarios de éxito insuperable, deportistas multimillonarios de estatus inaccesible, cantantes de éxito inalcanzable ¿Qué les espera a ellos en el mejor de los casos? Muchos años de estudio, muchos esfuerzos permanentes, dificultad extrema para alcanzar trabajo (el paro juvenil en España supera el cuarenta por ciento). En una etapa en la que se necesita psicológicamente valer para algo y para alguien, el joven no encuentra una ocupación después de muchos años de esfuerzo…

Detrás de este fenómeno, a menudo poco comprendido por la sociedad, hay diferentes variables, como entornos familiares, de escuela o amistades,la presión de las redes sociales, una sociedad con cambios rápidos y una elevada exigencia con los menores, desde muy pequeños.

La educación emocional, en la familia y en la escuela, es la mejor prevención de enfermedades mentales y el mejor camino para conseguir la salud emocional.

lunes, 25 de octubre de 2021

_- “Los tratamientos contra el cáncer eran como intentar arreglar un televisor con un martillo”

   

 El oncólogo William Kaelin, ganador del Nobel de Medicina, confía en que descubrimientos inminentes cambiarán por completo la lucha contra los tumores

El médico William Kaelin no quería ganar el Nobel de Medicina. Su esposa, la reputada oncóloga Carolyn Scerbo, había vaticinado que él acabaría siendo galardonado. Juntos se divertían pensando en cómo transformaría sus vidas el premio sueco, que convierte a sus ganadores en semidioses en el imaginario colectivo. En 2015, ella murió por un cáncer cerebral letal a los 54 años. Kaelin, sin su “mejor amiga, alma gemela y compañera de vida”, deseó un año tras otro no recibir la llamada de Estocolmo. Ya no quería ganarlo, pero estaba en todas las quinielas. El médico, un neoyorquino de 63 años, había ayudado a descubrir el mecanismo por el que las células detectan el oxígeno disponible y se adaptan a él, un hallazgo que ha abierto la puerta a nuevos tratamientos contra su gran enemigo, el cáncer, y también contra la anemia. El 7 de octubre de 2019, sonó su teléfono en plena noche. Acababa de ganar el Nobel de Medicina.

Kaelin, de la Escuela de Medicina de Harvard, responde a las preguntas de EL PAÍS desde su casa de Boston, antes de participar por videoconferencia en una reunión con jóvenes científicos en el Instituto de Salud Global de Barcelona, dentro de la Iniciativa Inspiración Premio Nobel, apoyada por la Fundación AstraZeneca. “Espero que descubramos algo en los próximos 10 años que cambie por completo la lucha contra el cáncer”, afirma Kaelin. Él está en primera línea para lograrlo.

Pregunta. Uno de sus profesores en la universidad le dijo que usted no tenía futuro en la ciencia.
Respuesta. Sí, ya falleció. Estuve en el laboratorio equivocado, con el profesor equivocado y con el proyecto equivocado. Pero yo era un chico de casi 20 años y me creí la crítica. Solo tras hablar más tarde con otros científicos me di cuenta de que quizá el problema no era yo.

P. Cuando era joven, usted pensaba que la biología era “terriblemente aburrida”.
R. Sí, no soy el único. He leído las biografías de muchos biólogos de mi generación y muchos de ellos, como yo, pensaron que la biología era muy aburrida, porque era muy descriptiva, como coleccionar sellos. En las décadas de 1960 y 1970 había que memorizar un montón de nombres de plantas y animales, pero nos faltaban herramientas para llevar a cabo experimentos explicativos. Cuando estás en el instituto, lo más importante que puedes aprender es a pensar con claridad, de manera lógica y rigurosa. Si lo aprendes estudiando biología, maravilloso, pero también lo puedes lograr en otras disciplinas. Puedes reinventarte varias veces por el camino, pero tienes que aprender a pensar.

Puedes reinventarte varias veces por el camino, pero tienes que aprender a pensar

P. Usted nació en 1957, el año del lanzamiento del satélite soviético Sputnik, y llegó a ir a los desfiles de bienvenida a los astronautas estadounidenses que llegaron a la Luna en 1969. ¿Cree que los niños de hoy tienen suficientes héroes científicos?
R. Cuando Barack Obama era presidente, dijo que necesitábamos otro momento Sputnik. Y supe perfectamente lo que quería decir: ese momento en el que la imaginación de las personas se expande y aparecen nuevas posibilidades. Yo me beneficié del interés en la ciencia y en la ingeniería en los años sesenta, impulsado por la carrera espacial y la Guerra Fría. Creo que, al menos en EE UU, y me temo que en otras partes del mundo, los políticos a veces perturban el funcionamiento de la ciencia y cuestionan las motivaciones de los científicos si no les gustan sus conclusiones. Ahí está por ejemplo el cambio climático. Hay gente que, por intereses políticos o económicos, pone en duda las motivaciones de los científicos. A mí esto me preocupa, porque confunde a los jóvenes.

P. Cuando su esposa murió por un cáncer cerebral, usted pidió a los asistentes al funeral que no llevasen flores, sino que hicieran donaciones para la investigación del cáncer. ¿Hace falta más dinero?
R. Disponer de más dinero y recursos solo puede ayudar. Cuanto más inviertas en ciencia, más conocimiento generarás y más progresarás en el tratamiento de las enfermedades. Pero no es solo una cuestión de dinero, importa todo el ecosistema: hay que celebrar la ciencia y tener un sistema educativo potente. Una vez que cumples estas condiciones, cuanto más recursos tengas, mejor. A veces no financiamos suficientemente la ciencia.

Cuanto más dinero inviertas en ciencia, más progresarás en el tratamiento de las enfermedades

P. Ahora que comprendemos mejor los sensores de oxígeno en las células, ¿qué? ¿Qué fármacos podemos tener a corto plazo?
R. Ya tenemos unos nuevos fármacos que, al tomarlos, engañan al cuerpo para que piense que no está recibiendo suficiente oxígeno y responda, por ejemplo, formando más glóbulos rojos. Uno de estos fármacos, el roxadustat, en el que yo he estado implicado, ha sido autorizado recientemente en Europa como tratamiento contra la anemia. Ahora sabemos que el cáncer a menudo secuestra el sistema, cogiendo las riendas de los sensores de oxígeno, para engañar al cuerpo y que abastezca al tumor de sangre. Hay nuevos fármacos, como los llamados inhibidores de HIF-2, que son muy prometedores en ciertos tipos de cáncer. El primero de estos fármacos fue aprobado en agosto para el tratamiento de la enfermedad de Von Hippel-Lindau, una afección rara que causa cáncer, pero me sorprendería mucho si no se aprueban también para otros tumores, incluido el de riñón.

P. En su discurso del Nobel afirmó que, en realidad, sus descubrimientos arrancan con un estudio del médico británico Edward Treacher Collins de 1894 [sobre el extraño crecimiento de vasos sanguíneos en los ojos de dos hermanos]. La ciencia a veces es muy lenta. ¿Cómo se puede ir más rápido?
R. Hubo un punto de inflexión en el año 2000, con la publicación del primer borrador del genoma humano. Algún día echaremos la vista atrás y diremos que aquello fue el Big Bang, porque está acelerando radicalmente el progreso en las ciencias biomédicas. Estamos en una época dorada. No es casualidad que hiciera falta tanto tiempo para descifrar lo que Treacher Collins había descrito. Es que, sencillamente, no teníamos las herramientas. Ahora todo va mucho más rápido.

P. ¿Cómo era el tratamiento del cáncer en los años ochenta?
R. Se basaba sobre todo en fármacos que se habían descubierto al ver su capacidad para matar o inhibir las células cancerosas en placas de laboratorio. Pero no había un conocimiento real de los entresijos moleculares de estos tumores. No sabíamos qué genes estaban alterados. Era como intentar arreglar un televisor con un martillo. Ahora podemos desarrollar fármacos realmente dirigidos a estos mecanismos moleculares, en vez de depender de fármacos que matan indiscriminadamente células cancerosas y células normales.

En 10 o 20 años podemos ver nuevos enfoques que ahora ni imaginamos

P. Quizá en un futuro cercano, en 10 o 20 años, analizaremos la etapa actual y pensaremos que también estábamos arreglando la televisión con un martillo.
R. Creo que las cosas cambiaron en el año 2000. A riesgo de usar otra analogía, creo que estamos intentando arreglar un coche y en el año 2000 al menos fuimos capaces por primera vez de abrir el capó y ver el motor. Ese fue el punto de inflexión.

P. ¿Cómo imagina la lucha contra el cáncer en 10 o 20 años?
R. Hay una gran diferencia entre la ciencia y la ingeniería. Cuando [el presidente estadounidense John Fitzgerald] Kennedy dijo que íbamos a poner un hombre en la Luna en una década, fue porque poner un hombre en la Luna era sobre todo un problema de ingeniería. Los principios científicos necesarios ya se conocían en 1960, así que se podía calcular razonadamente que en 10 años sería posible. En ciencia hay una impredecibilidad mucho mayor. De repente, aprendes algo que cambia por completo tu forma de pensar y aparecen oportunidades que no podías ni imaginar. Yo siempre soy un poco reacio a predecir cómo será el tratamiento del cáncer en una década o dos, porque me decepcionaría si todas mis predicciones son correctas. Espero que descubramos algo en los próximos 10 años que cambie por completo la lucha contra el cáncer. Dicho esto, necesitamos avanzar hacia esta medicina de precisión, en vez de las viejas quimioterapias que eran bastante rudimentarias. Muchos fármacos de precisión se utilizan actualmente como único tratamiento, pero tenemos que combinarlos, porque sabemos que ese es el camino para curar el cáncer y para evitar que aparezcan resistencias. Un fármaco puede matar las células cancerosas, mientras que otro activa el sistema inmune para que sea más efectivo contra el cáncer. También me puedo imaginar nuevas maneras de corregir genes defectuosos implicados en el cáncer. En 10 o 20 años podemos ver nuevos enfoques que ahora ni imaginamos.

domingo, 24 de octubre de 2021

_- Endogamia: la pandemia de la Universidad española

_- Por Susana Vega González | 19/10/2021 | Conocimiento Libre

Fuentes: huffingtonpost.es
No son pocos los casos de candidatos que se quedaron fuera de un proceso selectivo porque la plaza ya estaba pre-adjudicada a un favorito.

Imaginemos que una universidad española rechaza a un candidato en un concurso u oposición por el mero hecho de ser mujer. Ahora imaginemos que el rechazo es motivado por su orientación sexual. ¿Qué ocurriría? ¿Qué repercusión tendría ese hecho? Con toda seguridad se produciría una clamorosa condena y reivindicación desde diversos ámbitos: político, social, gubernamental, sindical, etc. La repercusión y reprobación global sería enorme.

Imaginemos ahora que una universidad española rechaza a un candidato por el mero hecho de no ser amigo o discípulo o pariente de determinada persona. Es decir, el rechazo no se produce en este caso ni por género ni por orientación sexual del candidato sino por sus contactos y amistades o relaciones. ¿Qué ocurriría? ¿Habría la misma condena y reivindicaciones? ¿Tendría la misma repercusión que los supuestos anteriores?

Según el diccionario de la Real Academia Española, la “actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución” se denomina “endogamia”. Y este es uno de los mayores males de la universidad española en general. No son pocos los casos de candidatos que se quedaron fuera de un proceso selectivo para plazas de docente-investigador universitario porque la plaza ya estaba pre-adjudicada a un candidato favorito, y favorecido por lazos de amistad o parentesco o similares. Y no son pocos los casos aparecidos en prensa y otros medios. Cuando esto ocurre, los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad en el acceso al empleo público—así como el derecho a un evaluador imparcial― quedan arrinconados y se elige al candidato no por ser el mejor sino por ser el más amigo o el más pariente, aunque haya otros candidatos mejores. 

Este fenómeno discurre por muchas de nuestras universidades sin que haya un clamor social, ni sindical, sin que se ponga el grito en el cielo por parte de las autoridades universitarias ni desde el ámbito político ni gubernamental. Hay una especie de normalización de la endogamia (=rechazo) y una suerte de aceptación encubierta que hace que en casos de rechazo de este tipo, no se ponga el grito en el cielo sino que las víctimas han de gritar solas, sabiendo que muchas veces el suyo es un grito en el desierto.

La palabra clave es el “rechazo” que, en el caso de la endogamia, se implementa generalmente mediante mala praxis, amaños de plazas y un despliegue de recursos reprobables que aseguran la plaza a un determinado candidato. En ocasiones se ve cierta confusión respecto al concepto de endogamia. Que un doctor trabaje en la misma universidad donde se doctoró nada tiene que ver con endogamia, si ese doctor logró su plaza en juego limpio, transparente y respetando los dictados constitucionales. Solo faltaba que a un candidato que resulte ser el mejor y de mejor currículum se le rechazara por haberse doctorado en esa universidad. (Hacer tal cosa sería un error y de ningún modo evitaría los amaños de plazas, pues la picaresca en este sentido es bien conocida en algunos casos reales en nuestro país).

Las consecuencias del fenómeno endogámico son varias y van en diversas direcciones:

1) Al no contratar al mejor candidato sino al más amigo, la calidad docente e investigadora merma y se tiende no a la excelencia sino a la mediocridad.

2) Los estudiantes padecen esa menor calidad en sus docentes, que sería más elevada si se contrataran a los mejores candidatos.

3) El gasto de dinero público que se produce en batallas judiciales por parte de las universidades enrocadas en defender lo indefendible (cuando se producen irregularidades en la adjudicación de plazas), lo pagan los contribuyentes con sus impuestos.

4) La salud mental de los docentes e investigadores que son víctimas de este fenómeno es otra consecuencia, especialmente silenciada, de la que no se habla. Ansiedad, angustia, estrés, depresión y otras dolencias son padecidas en silencio por las víctimas, mientras la rueda de un sistema lastrado continúa.


¿Dónde está la ética y los valores?
Se habla mucho de un solo valor, el de la igualdad de género, y se implementan asignaturas con la coletilla “perspectiva de género” mientras se obvian totalmente otros valores fundamentales. Parece como si valores como la ética y la justicia no fueran importantes. Cultivemos la igualdad de género pero olvidémonos de la igualdad en el acceso al empleo público, olvidémonos de cultivar la ética, la justicia.

Este no es el camino. No lo es. Alguien concienciado en igualdad de género pero carente de ética, de principios, y del sentido de la justicia no es precisamente un ejemplo a seguir. ¿Se pueden cambiar las cosas en la universidad española en lo tocante a la endogamia y la mala praxis asociada? Por supuesto que sí. Pero falta voluntad, no solo por parte de la clase política sino por parte de las propias autoridades universitarias. Tal vez falta valentía para defender lo éticamente correcto. ¿Para cuándo materias con “perspectiva de ética”? Disertar desde tribunas universitarias sobre un solo valor y olvidarse del resto de valores, siendo en algunos casos consentidor, partícipe y cómplice de procesos endogámicos antagónicos a la excelencia académica y humana, es no ver el bosque. Es volar bajo, por el peso del lastre. Ese no es el camino. Ni ese es el espejo en el que deberían mirarse los jóvenes de nuestra sociedad. 

Fuente: https://www.huffingtonpost.es/entry/endogamia-la-pandemia-de-la-universidad_es_616945cde4b0931431fbf9e1?ujgc 

 * Susana Vega González es filóloga y profesora de la Universidad de Oviedo.

sábado, 23 de octubre de 2021

_- Lo principal y lo accesorio en el caso del diputado Alberto Rodríguez.

_- La pena principal quedaría cumplida en el momento en que se hiciera el ingreso de los 450 euros y, en consecuencia, una vez extinguida la pena principal quedaría extinguida también la pena accesoria
— El caso inédito de Alberto Rodríguez pone a prueba la ley electoral y desata un lío político en el Congreso


La pena de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo es una pena EXCLUSIVAMENTE accesoria. Nadie puede ser condenado exclusivamente a la pena de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo. La pena de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo exige como presupuesto la condena por un delito principal a la que se anuda dicha pena accesoria.

Va de suyo que entre la pena principal y la pena accesoria hay una relación de dependencia. La pena accesoria no puede proyectarse nunca más allá del cumplimiento de la pena principal. En consecuencia, el cumplimiento de la pena principal conlleva el de la pena accesoria.

Viene a cuento esta introducción del oficio dirigido por el presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo (TS) a la presidenta del Congreso de los Diputados para que le "informe sobre la fecha de inicio de cumplimiento de la pena de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo" por parte del diputado del Grupo Parlamentario de Unidas-Podemos Alberto Rodríguez.

Como el lector sin duda sabe, Alberto Rodríguez fue condenado por el TS por haber dado una patada en la rodilla a un miembro de la Policía Nacional en 2014 en el curso de una manifestación contra la Ley Wert. El TS le impuso como pena principal 45 días de privación de libertad sustituibles por el pago de una multa de 450 euros y, como pena accesoria, la inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo.

En la redacción actual del Código Penal la sustitución de la privación de libertad de 45 días por el pago de una multa no es potestativa, sino obligatoria. El TS no podía imponer el ingreso en prisión al diputado canario durante 45 días, sino que tenía que sustituir la pena privativa de libertad por la multa.

Quiere decirse, pues, que la pena principal quedaría cumplida en el momento en que se hiciera el ingreso de los 450 euros y que, en consecuencia, una vez extinguida la pena principal quedaría extinguida también la pena accesoria.

Desconozco si Alberto Rodríguez ha pagado o no la multa. Pero si la ha pagado y ha acreditado dicho pago ante la Presidencia del Congreso de los Diputados, bastará con que la Presidenta comunique esta circunstancia al Presidente de la Sala Segunda del TS para dar cumplimiento al requerimiento que le ha dirigido.

Con la pena principal impuesta por el TS Alberto Rodríguez no ha estado privado de libertad ni un solo minuto. Y no lo ha estado porque el legislador así lo ha dispuesto taxativamente, privando al juez o tribunal de la discrecionalidad para optar por la privación de libertad o la multa. El legislador no ha querido que, en ningún caso, el juez o tribunal pudiera ordenar el ingreso en prisión de un ciudadano durante 45 días. La condena principal expresada en este caso en días de privación de libertad es simplemente una regla de cálculo para determinar el importe de la multa. El juez o tribunal no impone en este caso una pena privativa de libertad, sino una sanción económica que tiene que ser calculada con la unidad de medida que supone el importe asignado a un día de privación de libertad.

Formalmente el TS ha impuesto una pena privativa de libertad. Materialmente ha impuesto una multa para cuyo cálculo se ha servido del importe asignado a un día de privación de libertad como unidad de cuenta. No podía hacerlo de otra manera, ya que tiene que respetar el principio de interdicción de la arbitrariedad del artículo 9.3 de la Constitución, que no le permite fijar a su libre arbitrio la regla de cálculo para la imposición de la multa. El importe de la multa, que es la pena principal, tiene que estar fijado de una manera objetiva y razonable. Para ello hay que contar con una unidad de cuenta indiscutida. Eso es lo que supone el día de privación de libertad.

Con el pago de la multa queda extinguida la pena principal y, con ello, también la accesoria. Javier Pérez Royo.

viernes, 22 de octubre de 2021

Cuál fue el decisivo rol de las mujeres en la Revolución francesa (y el trágico final que sufrieron algunas de ellas)

 

Los Días de Octubre o La Marcha de Octubre, cuando las mujeres marcharon hasta el palacio de Versalles.

"Maté a un hombre para salvar a 100.000", fue lo que supuestamente dijo Charlotte Corday durante su juicio por el espantoso asesinato del revolucionario Jean-Paul Marat.

Desilusionada por la dirección radical y violenta que estaba tomando el grupo Montagnard, del cual Marat era uno de los líderes, Corday se coló dentro de su casa el 13 de julio de 1793.

Sorprendió a Marat mientras este trabajaba en su bañera y le clavó un cuchillo en el pecho, matándolo instantáneamente.

Su acto de violencia, inmortalizado en la pintura de Jacques-Louis David La muerte de Marat es uno de los más infames del período, ocasionó fuertes reacciones que se propagaron por París y cambió la percepción de las capacidades de las mujeres.

Pero Corday no fue de ninguna forma la única mujer que aprovechó la Revolución francesa como una oportunidad para la acción.

Salones y sociedades
Antes de la revolución, a los ojos de muchos pensadores de la Ilustración, las diferencias biológicas marcaban a las mujeres como seres inferiores a los hombres en el orden natural.

Se esperaba que las mujeres se sometieran a sus padres y maridos.

"La muerte de Marat" del pintor Jacques-Louis David, una de las obras más conocidas del período de la Revolución Francesa.

Y aunque algunas mentes de la época, incluido el filósofo Jean-Jacques Rousseau, pensaban que las mujeres debían tener derecho a una educación, esta debería centrarse en cuidar y educar a los niños ya que las mujeres se diferenciaban de los hombres en sus "derechos naturales".

Sin embargo, a medida que la revolución se extendió por Francia, trayendo ideales de igualdad y fraternidad, las mujeres encontraron formas de participar en todos los aspectos.

Hubo quienes vieron la oportunidad de promover los derechos de las mujeres junto con los de los hombres franceses, como la activista y escritora Olympe de Gouges.

En 1791, de Gouges declaró que "la mujer nace libre y vive en igualdad de derechos con el hombre".

Había mujeres, como Marie-Jeanne Roland y Germaine de Staël, conocidas como sallonières, que organizaban salones donde se fomentaban las ideas revolucionarias y se negociaba el poder político.

Y por supuesto, hubo mujeres que tomaron las armas.
En octubre de 1789, cuando la escasez de harina y el hambre en París generaban un descontento que se convertiría en ira, las mujeres estaban en el centro de la vorágine.

La marcha a Versalles
La ira por la creciente escasez de alimentos llevó a miles de personas a enfrentarse al rey en persona.

Las mujeres desempeñaron un papel fundamental en un evento conocido como los Días de Octubre o la Marcha de Octubre, que impulsó la primera etapa de la revolución hacia un nuevo equilibrio de poder.

En la mañana del 5 de octubre de 1789, muchas mujeres parisinas se manifestaban por el precio del pan en París.

La harina escaseaba y había una sensación cada vez mayor de que se les negaba la comida a los pobres a propósito.

También hubo rumores de que la noche anterior el rey Luis XVI había entretenido a los oficiales con un espléndido banquete.

Pronto, a las manifestantes se les unieron otras mujeres de los mercados cercanos o de la creciente turba que rodeaba al Hôtel de Ville (ayuntamiento) y que había saqueado la armería de la ciudad. 

Los números aumentaron aún más con otros agitadores que buscaban una reforma política. Y un grupo de hasta 7.000 personas marchó más de 19 kilómetros hasta el sur de Versalles para presentar demandas al rey.

Las conversaciones tuvieron lugar durante toda la noche. Aunque en las primeras horas del 6 de octubre algunos alborotadores lograron acceder al palacio para buscar los aposentos de la reina.

La insurrección fue sofocada rápidamente por las tropas del rey, pero la situación siguió siendo tensa, y el Marqués de Lafayette convención a Luis XVI para que se dirigiera a los manifestantes que todavía estaban surgiendo alrededor del palacio.

La violencia cesó cuando el Rey dijo que él y su familia abandonarían su opulento palacio y se mudarían a París. Una vez allí, estarían bajo el control de la gente.

La Marcha de Octubre demostró el poder y la capacidad de la gente común, el tercer estado o tercer estamento , y lo que es más importante, las mujeres de París.

Louis XVI dejó el Palacio de Versalles junto con el resto de la familia real debido a los sucesos de octubre de 1789.

Mismos derechos
También hubo quienes solicitaron al gobierno derechos más particulares.

En marzo de 1792, Pauline Léon se dirigió a la Asamblea Legislativa en nombre de las mujeres parisinas para sugerir que se formara una milicia femenina para defender sus hogares en medio de una creciente violencia contrarrevolucionaria.

Aunque fue finalmente rechazada, su petición fue firmada por más de 300 mujeres.

Léon no era ajena a la lucha armada. Había marchado a la Bastilla en julio de 1789 llevando su propia pica.

Pero al igual que con otras mujeres, la participación de Léon no se limitó a disturbios y manifestaciones.

En 1793, junto con la actriz Claire Lacombe, fundó la Sociedad de Mujeres Republicanas Revolucionarias, una organización de corta duración que presionó por el derecho de las mujeres a contribuir a la revolución.

El Club Patriótico de Mujeres, una de las muchas sociedades conformadas por mujeres durante la Revolución Francesa.

No fue de ninguna forma la única sociedad de ese tipo, ya que los clubes sociales y los salones revolucionarios se convirtieron en centros importantes, aunque con misiones distintas.

Por ejemplo, aunque se recuerda con razón a Marie-Jeanne Roland como una mujer influyente de la revolución, no era una defensora de los derechos políticos de las mujeres ya que sentía que todavía eran más afectivas en sus roles domésticos y detestaba el comportamiento radical de los sans-culottes (la mayoría de la gente de clase trabajadora de París).

También estaban las que hoy podríamos llamar "aliados masculinos", como el intelectual y aristócrata Marie-Jean Caritat, Marqués de Condorcet.

En julio de 1790 publicó un artículo en un periódico en el que sostenía que los millones de mujeres de Francia debían gozar de los mismos derechos que los hombres.

El artículo causó sensación al abordar el sentimiento al abordar el sentimiento generalizado de que las mujeres no poseían a misma capacidad que los hombres para la racionalidad o el sentido de la justicia.

Al contrario, Condorcet desafió a los críticos a "mostrar una diferencia natural entre hombres y mujeres en las que legítimamente podría basarse en la exclusión".

A su vez, el artículo de Condorcet inspiró al Círculo Social, uno de los clubes sociales más progresistas de la París revolucionaria, que lanzó una campaña por los derechos de la mujer entre 1790 y 1791.

Olympe de Gouges, fue la autora de la "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana".

Ambiciones obstaculizadas
Pero el periodo de la revolución que le dio a las mujeres ese sentido de progreso social no duraría mucho.

A pesar de su presencia en el centro de muchas facciones y salones, la opinión predominante seguía siendo que las mujeres podían servir mejor a la causa actuando como "madres republicanas", responsables de enseñar a sus hijos a honrar y amar a la República y apoyar a la nueva sociedad que estaba siendo tallada.

Una y otra vez, los críticos insistieron en que la naturaleza determinaba roles diferentes para hombres y mujeres.

Estas divisiones y objetivos divergentes, tanto entre individuos como entre clases de mujeres, y reflejados en e movimiento en general, obstaculizaron cualquier posibilidad de progreso real.

En mayo de 1793, las mujeres fueron desterradas de los procedimientos gubernamentales y poco después se les prohibió formar asambleas políticas.

El asesinato por Corday de Marat en julio se convirtió en un punto de inflexión para el gobierno revolucionario. Y en octubre de 1793, todos los clubes de mujeres fueron prohibidos.

La cuestión de si la Revolución francesa promovió los derechos de las mujeres sigue siendo un tema polémico entre los historiadores de hoy.

Se otorgaron algunos derechos sociales a las mujeres: las nuevas leyes de sucesión, por ejemplo, significan que, independientemente del género, los hijos pueden heredar la riqueza de los padres por igual.

Marie-Jeanne Roland llegó a tener peso político en la Francia revolucionaria.

Hubo otro paso adelante para la condición jurídica de las madres solteras y sus hijos. Mientras que una nueva ley permitió otorgar igualdad de condiciones para hombres y mujeres en el divorcio.

Pero cuando Napoleón llegó al poder, los ideales de la "maternidad republicana" perseveraron.

Aunque la revolución fue sin duda una época de gran debate sobre el estatus y los derechos de las mujeres de todas las clases sociales, la revolución no cambió mucho en términos de su capacidad para contribuir a una democracia francesa.

Y aunque la revolución tuvo efectos prolongados, no puede verse como un contribuyente directo al sufragio femenino en Francia, un derecho que no recibirían sino hasta 1945.

El precio que pagaron
Tres mujeres terminaron pagando el precio máximo por sus actividades políticas.

Olympe de Gouges
La escritora y activista nació como Marie Gouze, hija de un carnicero autodidacta del sur de Francia. Ella fue en gran parte responsable de la introducción de los derechos de las mujeres a la causa revolucionaria.

Dirigiendo su folleto "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadanía" a la reina María Antonieta en 1791, Gouze se convirtió en una voz unificadora para las mujeres.

Sus escritos, junto con su relación con el grupo político Girondino, fue también su sentencia de muerte. Fue denunciada como "antinatural" y guillotinada durante El Terror en 1793.

Marie-Jeanne Roland
Fue escritora y anfitriona de un salón burgués clave de París en el que se gestaron por primera vez los ideales revolucionarios.

Obtuvo influencia en el gobierno cuando su esposo, Jean-Marie Roland, se convirtió en Ministro del Interior bajo Luis XVI en 1792.

Ayudó a redactar muchos discursos gubernamentales, incluida una carta de su esposo que criticaba al rey.

Los Roland continuaron ejerciendo su poder e influencia en el centro de la facción girondina.

Marie-Jeanne fue arrestada en mayo de 1793 en lugar de su esposo, quien había huido por temor a su propia detención.

Fue ejecutada por guillotina en noviembre de ese año. Sus últimas palabras fueron "¡Oh, libertad! ¡Qué crímenes se cometen en tu nombre!"

Charlotte Corday, responsable del asesinato de Marat.
Una aristócrata menor, Corday estuvo involucrada en la revolución desde sus primeros días, asistiendo a reuniones políticas e inspirándose en las ideas de la facción girondina.

Sintió que la facción Montagnard era demasiado radical y quería salvar la revolución eliminando a su líder Jean-Paul Marat.

El asesinato de Marat mientras se bañaba fue un punto de inflexión infame en cómo se veían a las mujeres en la revolución.

Corday fue guillotinada en 1793 y sigue siendo un símbolo de las acciones de las mujeres durante el tumulto que se extendió por Francia. 

 *Elinor Evans es la editora digital interina de HistoryExtra.com. Ella encarga y escribe artículos de historia para el sitio web y entrevista regularmente a historiadores para el galardonado podcast History Extra.

jueves, 21 de octubre de 2021

Teoría de las cuerdas: cómo comprender el Universo partiendo de las matemáticas de la música de Pitágoras

                            

Desde que los humanos existimos hemos mirado las estrellas y nos hemos preguntado cómo llegaron allí y qué hay más allá de ellas.

Los científicos durante mucho tiempo han estado buscado una teoría simple que explique cómo funciona el Universo.

Una teoría del todo.
Muchas teorías han sido probadas y hasta ahora ninguna no ha logrado explicar completamente lo que vemos en nuestro Universo.
Pero hay una idea particularmente atractiva que algunos físicos teóricos piensan que podría ser la correcta: la teoría de cuerdas.
La teoría de cuerdas es finita. No explota, no colapsa sobre sí misma. Por eso creemos en ella. Otras teorías colapsan, explotan, pero la teoría de cuerdas no", le dijo a la BBC el renombrado físico teórico Michio Kaku.

Kaku ha pasado décadas lidiando con -e intentando responder- algunas de las preguntas más importantes que existen

"¿Qué pasó antes del Big Bang? ¿Hay otros universos? ¿Qué hay al otro lado de la creación? ¿O al otro lado de un agujero negro? ¿Son posibles los agujeros de gusano (o puente de Einstein-Rosen) o las dimensiones más altas? ¿Vivimos en un multiverso?".

Michio Kaku, físico teórico.
"Todas esas preguntas no pueden ser respondidas usando nuestra comprensión actual".

Cuando el doctor Kaku habla de "nuestra comprensión actual", se refiere a nuestras mejores teorías actuales sobre la forma en que funciona el Universo.

En verdad, se contradicen entre sí y, a veces, hasta dan resultados contradictorios.

La teoría general de la relatividad de Albert Einstein funciona perfectamente bien para las predicciones sobre los movimientos de las estrellas y las galaxias, pero no funciona cuando se aplica al comportamiento de las partículas subatómicas.

La teoría de Einstein explica lo inmenso, pero no lo diminuto.

Por el contrario, la teoría cuántica es genial con los átomos, pero predice que todo el Universo debería colapsar en un agujero negro, lo que claramente no hace porque todavía estamos aquí.

Entonces, ¿encontraremos alguna vez una sola teoría que lo explique todo?
"Hace 2.000 años Pitágoras se hizo la misma pregunta.
"El gran matemático griego pensó que debería haber un principio unificador, un paradigma por el cual resumir la vasta creación que vemos a nuestro alrededor en el Universo que conocemos".

Pitágoras de Samos (c. 570 - c. 495 a.C.)
"Miró a su alrededor y vio una lira.
"Cuando pulsas una cuerda de lira, obtienes una nota. Si tocas otra, obtienes otra nota, y él dijo: '¡Ajá! Las matemáticas de la música son lo suficientemente ricas como para explicar la diversidad de todo lo que vemos a nuestro alrededor'".

"Y sólo recientemente se nos ocurrió una nueva idea basada en la idea pitagórica de la música".

En otras palabras, la teoría de cuerdas. Entonces, ¿Cómo pasamos de las reflexiones musicales de Pitágoras a la física?

El primer puerto de escala sería un acelerador de partículas como el Gran Colisionador de Hadrones en el CERN, donde las partículas diminutas se rompen en pedazos en colisiones de alta energía y luego se estudian detalladamente.

Estos experimentos son la mejor manera de probar teorías sobre cómo funciona el Universo.

Entonces, ¿Qué predice la teoría de cuerdas que veremos?

¿Pura música?
"Ahora creemos que todos esos cientos de partículas subatómicas que obtenemos rompiendo protones en el Gran Colisionador de Hadrones no son más que notas musicales como creía Pitágoras.

"Si tuviéramos un súper microscopio y pudiéramos mirar en un electrón, ¿Qué veríamos? Una banda elástica. Una banda elástica vibratoria".

Por supuesto, Kaku no quiere decir una banda elástica real, sino más bien algo parecido a una banda elástica.

O para decirlo de otra manera, las cuerdas de la teoría de cuerdas y, al igual que las cuerdas de un instrumento musical, si pones algo de energía en ellas, vibran.

"Si vibra de una manera, lo llamamos electrón, si vibra de otra manera, se llama neutrino. Si vibra de otra forma, se llama quark, pero es la misma banda elástica".

Distintas vibraciones, diferentes nombres.
Así que la teoría de cuerdas ofrece una posibilidad tentadora: una explicación para la gran variedad que vemos en el Universo, desde las colisiones de estrellas hasta las colisiones de átomos.

Por supuesto, la teoría de cuerdas es solo eso, una teoría, o una hipótesis, para ser más exactos.

Sus críticos señalan que muchas de sus predicciones son incomprobables, algo que el propio doctor Kaku reconoce.

Sus defensores, sin embargo, la consideran la mejor esperanza de unificar la física.

Kaku incluso cree que la teoría de cuerdas podría explicar el misterio que es la materia oscura.

La materia oscura, según esta teoría, estaría compuesta de cuerdas que vibran a octavas más altas.

"La materia oscura constituye la mayor parte de la materia del Universo. Es invisible y mantiene unidas a las galaxias. Pero, ¿Cómo lo demostramos?

"Creemos que la materia oscura podría ser la próxima octava de la cuerda.

"Si pudieras magnificar todas las partículas que ves alrededor nuestro, veríamos muchas bandas elásticas vibrando a diferentes frecuencias.

"Pero la banda elástica tiene octavas más altas. Eso creemos que es materia oscura".

Si el doctor Kaku tiene razón, la enorme complejidad de todo el Universo podría reducirse a la simple y elegante vibración de cuerdas.

"Creo que algo que la gente debería entender es que la física en el nivel fundamental se vuelve cada vez más simple pero también más poderosa cuanto más profundo vamos.

"El Universo es más simple de lo que pensábamos".


miércoles, 20 de octubre de 2021

MEMORIA HISTÓRICA. Salvioli, relator de la ONU, tras el debate de la ley de memoria: “No es una elección. Es una obligación jurídica internacional”

El experto asegura que España “ha perdido mucho tiempo” y recuerda que las circunstancias de la Transición no son las actuales.

El abogado argentino Fabián Salvioli, de 58 años, es, desde 2018, el relator especial de Naciones Unidas para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. Un cargo de nombre largo con el que la ONU pretende revisar los mecanismos adoptados en el mundo tras violaciones graves de derechos humanos y hacer recomendaciones. Previamente, Salvioli fue el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, hasta que sustituyó a Pablo de Greiff, quien ha asesorado al Gobierno en la redacción de la nueva ley de memoria democrática. Tras el debate sobre la norma este jueves en el Congreso, comenta a EL PAÍS sus impresiones sobre el caso español, que sigue de cerca.

En primer lugar, Salvioli niega que sea un asunto “ideológico”, como plantea la oposición. “Hay más de 50 países que tienen procesos de justicia transicional. Una persona puede querer olvidar lo que quiera, pero una sociedad no. Esa es la manera, además, de construir el nunca más. Esto no son cuestiones que un Estado puede elegir. Son obligaciones jurídicas que derivan de los compromisos internacionales asumidos. Cuanto más democrático es un Estado más se ajusta a esos compromisos. España ha ratificado el pacto internacional de derechos civiles y políticos, la convención contra la tortura, la convención contra las desapariciones forzadas...”.

España ha perdido mucho tiempo. Las circunstancias de la Transición cambiaron y este tema se podía haber abordado de una manera mucho más clara Fabián Salvioli

El relator rechaza también el argumento de la Transición. “En España está siendo tan difícil porque se ha perdido mucho tiempo y en estos casos el paso del tiempo en vez de mitigar el dolor de las víctimas, lo aumenta. Las circunstancias que dieron lugar a la Transición podían ser razonables entonces, en los años setenta, pero no cuando España ingresa en la UE. Las circunstancias cambiaron y este tema se podía haber abordado de una manera mucho más clara. Siempre hay resistencias, en todo el mundo, y suelen venir de posicionamientos que no valoran de una forma negativa los hechos que se han cometido. Como eso no lo pueden decir, recurren artilugios de otro estilo, como el ‘es mejor no mover las cosas, mejor olvidar...”.

Salvioli cree que la nueva ley tiene tiene “muchas virtudes” y que “durante el debate o más adelante, debe mejorar otros aspectos”. Entre las primeras cita que el Estado asuma la localización de las víctimas en fosas y cunetas, la resignificación de lugares como el Valle de los Caídos, la anulación de condenas “que aún estigmatizan” y la incorporación de “contenidos sobre memoria histórica en los colegios, porque de esa manera se va construyendo una sociedad democrática muy consciente de lo que pasó”. Entre los déficits de la nueva norma, el relator cree que debería “dejar claro que no se puede aplicar una amnistía a la investigación de estos crímenes” y niega, que como plantea la derecha en España, eso sea buscar venganza o revancha: “La aplicación del derecho y la Justicia es precisamente lo contrario a la venganza y los Estados están obligados a promover la rendición de cuentas de crímenes de esta magnitud. En Alemania se está juzgando esta semana a un hombre de 101 años que participó en los campos de concentración nazis y nadie lo ve como una afrenta”. “Estos procesos”, añade, “son difíciles”. “Hace 30 años parecía absolutamente inviable que Argentina, con sus leyes de amnistía, estuviera donde está hoy [se ha juzgado y condenado a decenas de responsables de los crímenes de la dictadura], pero la comunidad internacional empujó y las víctimas nunca bajaron los brazos y cuando eso sucede, al final, en algún momento se abre la puerta”.

El experto insiste en que los estándares internacionales hablan de una reparación “integral” y que para que estos procesos sean exitosos tienen que funcionar todas las patas: la de la justicia, la de la verdad, la memoria... “Por ejemplo, en la Ex Yugoslavia se ha condenado a algunas personas porque allí sí ha habido proceso de rendición de cuentas por hechos aberrantes, pero como falló otro pilar, el de las políticas de memoria, una parte de la población ve a esos condenados como héroes”.

martes, 19 de octubre de 2021

_- Ilegalizar el fascismo. Una Constitución militante como la italiana impide la defensa pública de movimientos neofascistas

_- Las sociedades democráticas tienen dificultades para gestionar los brotes de carácter fascista o neofascista porque a menudo se nutren de la colisión entre el derecho a la libertad de expresión y el derecho igualmente legítimo de la sociedad a protegerse contra movimientos de raíz totalitaria, intolerante y violenta: su objetivo último es sabotear el marco legal democrático. Movimientos de esta naturaleza están volviendo a demostrar su función disruptiva en algunos países occidentales. En buena medida están aprovechando el descontento, la incertidumbre y las dificultades económicas derivadas de la pandemia, a veces escudándose o mezclándose con movimientos antivacuna. El último y preocupante ejemplo se produjo el sábado pasado en Roma. Una manifestación convocada contra la obligatoriedad del pasaporte covid en los centros de trabajo se convirtió en el intento de toma tumultuaria de la sede de la presidencia del Gobierno y el posterior saqueo de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), el principal sindicato italiano. La policía ha demostrado la responsabilidad del principal convocante de la marcha, el partido neofascista Forza Nuova, cuya ilegalización se sopesa ahora.

La sombra del fascismo regresa a Italia
La disposición transitoria final 12 de la Constitución italiana (que es militante, al contrario que la española) prohíbe la reconstrucción del Partido Fascista, la formación fundada por Benito Mussolini en 1921 y cuyo destructivo legado figura entre las páginas más negras de la historia de Europa. No se trata solo de una solemne declaración de intenciones para cortar con el pasado fascista, sino de un instrumento de defensa de la democracia que, desde la instauración de la República en 1946, ha demostrado su utilidad. Esa disposición sitúa fuera de la legalidad a todo partido que use la violencia, o la amenaza de violencia, como método político, y excluye igualmente las manifestaciones exteriores de carácter fascista. Eso es lo que ocurrió el pasado fin de semana.

La democracia italiana ha frenado en el pasado otros conatos de resurrección y nostalgia del fascismo. Lo hizo en 1973 con Ordine Nuovo y en 1976 con Avanguardia Nazionale. Casi medio siglo después, vuelve a estar sobre la mesa la disolución de una organización protagonista de numerosas agresiones racistas, actos vandálicos, antisemitismo, ataques contra sedes de periódicos y campañas homófobas, entre otros delitos. Varios militantes han sido procesados de forma individual, pero las pruebas acumuladas desde que la formación neofascista inició su actividad en 1997 evidencian una estrategia de acción incompatible con la pluralidad democrática protegida por la Constitución. Su enmascaramiento entre sectores de la población descontentos con las medidas preventivas contra la pandemia no ha de ser excusa para capitalizar una ideología antidemocrática que encuentra cualquier brecha para regresar a la luz pública, y no solo en Italia.

lunes, 18 de octubre de 2021

_- Los enormes beneficios de las siestas cortas (y cómo aprender a hacerlas sin despertarnos de mal humor)

_- Con jornadas laborales largas y múltiples ocupaciones diarias —unas por obligación y otras por elección propia— no es fácil mantener nuestro nivel de energía de la mañana a la noche.

¿No sería maravilloso poder, en la mitad del día, apretar el botón de reinicio como si fuésemos una computadora y empezar desde cero, renovados y frescos para seguir con todo lo que aún nos queda por delante?

Ese botón —o al menos un mecanismo que cumple esa misma función— existe: son las siestas cortas que, según un cúmulo cada vez mayor de evidencia científica, son una herramienta valiosa para recuperar el estado de alerta y la energía con la que iniciamos el día.

"El principal beneficio de las siestas breves, es que contrarrestan los efectos fisiológicos que ocurren en (el cuerpo) desde que nos despertamos", le explica a BBC Mundo Guy Meadows, especialista en fisiología del sueño y cofundador de The Sleep School, con sede en Londres.

A partir del momento en que nos despertamos, "comienza a aumentar la adenosina, una sustancia química en el cerebro que es un subproducto del metabolismo".

"Cuanto más tiempo permaneces despierto, más adenosina se va acumulando en tu cerebro, y por ello aumenta la sensación de sueño", dice.

Cuando hacemos una siesta, "reducimos la adenosina, metabolizamos un poco de esta sustancia en nuestro sistema, y eso nos ayuda a incrementar nuestros niveles de energía y a sentirnos más alerta y despiertos", comenta Meadows.

Esto ayuda a "mejorar nuestro estado de ánimo, a reaccionar (a estímulos) más rápidamente, a reducir la posibilidad de cometer errores y a enfocarnos y poner más atención en lo que tenemos que hacer por la tarde".

Los beneficios que destaca Meadows se refieren específicamente a los que aportan las sietas cortas (llamadas en inglés power naps, precisamente por que la energía que brindan), cuya dura oración debe oscilar entre 10 y 20 minutos.

Pero si lo que buscamos es mejorar la memoria, la creatividad, nuestras funciones perceptivas o procesos cognitivos, se requiere una siesta más larga, de hasta 90 minutos, le dice a BBC Mundo Sara Mednick, investigadora del sueño y autora del libro "¡Haz una siesta! Cambia tu vida".

Si estás en la oficina, también puedes buscar la forma de hacer una pausa y cerrar los ojos.

En las siestas más largas —de entre 60 y 90 minutos— entramos en la fase REM (también llamada MOR, siglas en español de movimientos oculares rápidos), y ese sueño profundo es "el mismo tipo del que tenemos durante la noche y por eso conlleva los mismos beneficios", dice la científica que desde hace más de 20 años se dedica a investigar los efectos del sueño.

Entrenarse para dormir la siesta
Dado que encontrar una hora y media en medio del día no está al alcance de todos —a menos que vivamos en un país donde la siesta es parte integral de la cultura, como pueden ser en cierta medida España o Grecia, y los horarios laborales se acomodan a esta— concentremosnos en las siestas cortas.

Según explica Meadows, hacer una siesta corta es como nadar o andar en bicicleta: es decir, es una habilidad que requiere entrenamiento y que, en poco tiempo y sin gran esfuerzo, puede adquirirse.

"Si quieres aprender, pon una alarma para asegurarte de no pasarte de largo. Si practicas todos los días dormir a la misma hora, tu cuerpo incorporará el hábito de asociar esa actividad a un tiempo específico", dice, y añade que demora unos tres meses el pasar de ser "una persona que no puede hacer una siesta a una que lo hace con facilidad".

Lo importante es no forzarse a dormir, sino simplemente acomodarse en la cama, un sillón o un lugar que nos resulte cómodo, oscurecer la habitación o usar una mascarilla para cubrirse los ojos, y tratar de aprovechar ese momento para estar quieto y descansar.

También es recomendable cinco minutos antes de hacer una siesta dejar de mirar el teléfono o leer correos, respirar con calma y quizás beber un poco de agua. En síntesis, relajarnos y ponernos cómodos.

Dormimos sin saberlo
Algunas personas dicen que les resulta imposible dormir 15 minutos en mitad del día porque no se pueden dormir tan fácilmente, pero, según explica Meadows, ocurre que muchas veces nos dormimos sin saber que lo estamos haciendo.

¿Por qué repasamos nuestras preocupaciones antes de dormir?
"Un estudio en el que se dejaba a la gente dormir mientras estaba conectada con electrodos en la cabeza para evaluar en qué fase del sueño se encontraba exactamente, mostró que cuando atravesaban la primera fase, que es muy liviana, y luego se los despertaba y se les preguntaba si habían estado despiertos o dormidos, el 65% decía que despiertos cuando no era así".

"Eso demuestra que no somos muy buenos para darnos cuenta de que estamos durmiendo" en esta fase del sueño, señala el experto.

Pero además, los beneficios no solo se obtienen si nos dormimos sino también del simple hecho de cerrar los ojos por entre 10 y 20 minutos y hacer una pausa.

Esta pausa es buena tanto para los que han dormido bien la noche anterior como para los que no, aunque hay que tener en cuenta que no debemos sobrepasar el tiempo (en el caso de la siesta corta 20 minutos, y en una siesta completa los 90 minutos) si no queremos sentirnos aletargados al despertarnos.

Alternativas
Una recomendación que aparece por distintos sitios de internet sugiere tomar un café antes de hacer una siesta corta, ya que el efecto de la cafeína comienza a sentirse unos 20 minutos después de ingerirla, justo en el momento de despertar.

Mednick no cree que esta sea una buena idea en absoluto.

Para quienes detestan las siestas, hay muchas otras formas de descanso y desconexión por las que pueden optar.

"La idea de la siesta es precisamente reenergizarnos de forma natural. El café por la tarde es increíblemente malo para el sueño", dice la investigadora.

Mednick y sus colegas condujeron un estudio en 2008 en el que compararon el impacto en pruebas de memoria de 200 mg de cafeína (una taza de café) y el de una siesta de entre 60 y 90 minutos,

Mientras que la siesta mejoró en líneas generales el desempeño en estas tareas, la cafeína no tuvo ningún efecto o fue negativo.

Sin embargo, la investigadora notó que aquellas personas que no lograban acostumbrase a la siesta, no obtenían beneficios cognitivos.

"La gente ama a las siestas o las odia", dice.

"Para algunos, las siestas son algo ideal para descansar y empezar de nuevo, pero para otros este es el tipo de descanso equivocado".

Mednick recomienda en este último caso buscar una alternativa como salir a caminar, hacer ejercicio o meditar.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-58868877

domingo, 17 de octubre de 2021

_- Reducir incluso un poco de sal puede tener grandes beneficios para la salud.

_- Para muchos, reducir el sodio en la dieta, aunque sea modestamente, puede tener un impacto enorme en la reducción de la presión arterial.

A veces, cambios aparentemente pequeños en una medición de salud pueden marcar una gran diferencia en el bienestar de las personas. Tal es el caso del efecto sobre la presión arterial del nutriente esencial sodio, la mitad problemática del popular agente aromatizante cloruro de sodio, comúnmente conocido como sal .

La cantidad de sal que las personas pueden consumir se ha visto envuelta en una controversia durante un siglo, y es poco probable que el debate se resuelva pronto. Numerosos estudios de diversa calidad que relacionan la ingesta de sodio y la salud han oscilado el péndulo hacia adelante y hacia atrás, obstaculizando las regulaciones para limitar el sodio en la mayoría de los alimentos preparados comercialmente. Algunas personas son especialmente sensibles a la capacidad del sodio para aumentar la presión arterial, pero dado lo común que ya es la presión arterial alta y lo difícil que es evitar consumir demasiada sal, muchos expertos sostienen que el enfoque más seguro es una reducción general de los niveles de sodio en alimentos preparados y procesados.

Más de 100 millones de estadounidenses tienen presión arterial alta, un trastorno que aumenta el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares y que, para muchas personas, empeora por consumir demasiado sodio. Solo un aumento de cuatro milímetros en la presión arterial, digamos de 130 a 134 milímetros de mercurio, puede poner en peligro la salud de algunas personas, y la presión arterial de aquellos que son especialmente sensibles a la sal puede aumentar en 10 o más milímetros de mercurio en una dieta típica rica en sal. En 2010, un equipo de la Universidad de Stanford estimó que reducir unos 350 miligramos de sodio al día (menos de una sexta parte de una cucharadita) reduciría la presión arterial sistólica en solo 1,25 milímetros de mercurio y evitaría alrededor de un millón de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos.

Un nuevo estudio realizado en 600 aldeas en la China rural de 20,995 personas que se sabe que enfrentan un alto riesgo de accidente cerebrovascular, demostró que la sustitución de sal de mesa regular por sal reducida en sodio disminuyó significativamente la tasa de eventos cardiovasculares y muertes asociadas durante un seguimiento promedio de menos de cinco años.

La protección ocurrió en hogares que usaban sal de mesa modificada en la que el cloruro de potasio reemplazó al 30 por ciento del cloruro de sodio, aunque no hubo cambios en el uso de otras fuentes ricas en sodio como la salsa de soja y el glutamato monosódico. Quince años antes, un estudio similar entre veteranos de edad avanzada en Taiwán que usaban una sal enriquecida con potasio redujo la mortalidad cardiovascular en un 41 por ciento en menos de tres años.

Actualmente, la cantidad de sodio en la dieta estadounidense típica es más de un tercio más alta que el límite diario de 2,300 miligramos recomendado por la Asociación Estadounidense del Corazón para personas por lo demás sanas, y es más del doble de la cantidad, 1,500 miligramos, según la asociación Considera ideal para personas con hipertensión arterial. El requerimiento fisiológico real de sodio es de solo 220 miligramos al día, por lo que estas cantidades recomendadas brindan un gran margen de seguridad.

La especie humana evolucionó con una dieta muy baja en sodio de 200 a 600 miligramos al día. De hecho, nuestros cuerpos están diseñados para conservar el sodio y eliminar el potasio, lo que explica por qué una dieta alta en sodio puede ser un problema. El cuerpo retiene el exceso de sodio, lo que aumenta las posibilidades de sufrir efectos nocivos.

Antes de la refrigeración, la sal era apreciada por su capacidad para conservar los alimentos y era tan apreciada que se utilizaba como moneda. Ahora, sin embargo, la sal se ha convertido en la bestia negra de los médicos que tratan las enfermedades cardíacas, la hipertensión y las enfermedades renales, entre otros trastornos mortales. Aunque los médicos han sostenido durante mucho tiempo que los estadounidenses deberían consumir menos sal, las ruedas de la acción reguladora giran a un ritmo glacial, y modificar las papilas gustativas de las personas es igualmente un desafío.

Cómo la industria alimentaria está abordando la sal
Ya en 1979, un grupo asesor encargado por la Administración de Drogas y Alimentos recomendó que se reconsiderara el estado de la sal como “generalmente reconocida como segura”. Pero la agencia solo pidió a la industria alimentaria que redujera voluntariamente la cantidad de sal utilizada en los alimentos comerciales. Ahora, al menos, la cantidad de sodio en los alimentos envasados ​​se ha agregado a las etiquetas nutricionales, lo que brinda a los consumidores una ventaja si se toman el tiempo para comparar marcas antes de dirigirse a la caja.

El problema actual de la sal se analiza a fondo en un excelente libro publicado el año pasado, "Salt Wars, The Battle Over the Biggest Killer in the American Diet", de Michael F. Jacobson, ex director ejecutivo del Center for Science in the Public Interest, un grupo de defensa del consumidor con sede en Washington, DC

Sin esperar un martillo regulatorio, me dijo el Dr. Jacobson, “algunas empresas han hecho un esfuerzo real para reducir la cantidad de sodio en sus productos. Hay muchos trucos que las empresas pueden usar ".

Por ejemplo, en su sopa de tomate enlatada, Campbell's reemplazó una cuarta parte de la sal regular con cloruro de potasio, reduciendo el sodio de 760 a 480 miligramos por taza, sin ningún efecto adverso en la aceptación del consumidor. Nabisco redujo el sodio en Wheat Thins, mi galleta de merienda favorita, de 370 a 180 miligramos la onza, y General Mills redujo el sodio en Wheaties, el cereal con el que crecieron mis hijos, de 370 a 185 miligramos la onza. Para los amantes de las patatas fritas crujientes, echa un vistazo a las patatas fritas de tortilla de col rizada y espinacas de la marca de la tienda CVS Abound, que tienen solo 75 miligramos de sodio la onza (aproximadamente 11 patatas fritas).

Consejos para reducir el consumo de sodio
Las empresas han descubierto que reducir gradualmente el contenido de sodio de sus productos y no hacer fanfarrias al respecto, como no afirmar que son "bajos en sodio", en realidad fomenta la aceptación del consumidor. La mayoría de la gente ni siquiera nota el cambio. Pero es posible que no tenga que esperar a que las empresas hagan el trabajo. Por ejemplo, puede reducir la sal en muchos alimentos enlatados, como los frijoles, enjuagándolos en un colador. O pruebe mi truco de diluir la sal en las sopas enlatadas llenando primero el tazón o la olla con espinacas frescas y otras verduras de cocción rápida o precocidas antes de agregar la sopa y calentarla en el microondas o en una cacerola.

Si espera mejorar su salud reduciendo el sodio, un truco es evitar irse de golpe. Yo y muchos otros hemos descubierto que es relativamente fácil reducir la preferencia por el alto contenido de sal al usar y consumir gradualmente menos. A medida que sus papilas gustativas se adapten, los alimentos con alto contenido de sal que alguna vez disfrutó probablemente tendrán un sabor desagradablemente salado y, por lo tanto, serán fáciles de resistir.

Al cocinar, en lugar de agregar sal al preparar una receta, intente salar el producto terminado, que probablemente complacerá su paladar con considerablemente menos sal. Condimentar los alimentos con jugos cítricos, hojuelas de pimiento picante u otras hierbas y especias picantes puede ser de gran ayuda para compensar la reducción de sal. También puede comer menos pan; como categoría, el pan y otros productos de panadería contribuyen más a la ingesta de sodio de los estadounidenses que cualquier otro alimento.

Pero lo más probable es que una contribución aún mayor provenga de los alimentos preparados en restaurantes, que el Dr. Jacobson llama un campo minado cargado de sal. He notado que al día siguiente de cenar en un restaurante, peso alrededor de dos libras más, no porque haya comido dos libras de comida, sino porque el exceso de sal en lo que comí retiene esa cantidad de agua en mi cuerpo.

En lugar de las regulaciones gubernamentales para limitar el sodio, los consumidores podrían considerar escribir a los productores de sus productos comerciales favoritos y pedirles que consideren reducir la cantidad de sal utilizada.

Jane Brody es columnista de salud personal, puesto que ocupa desde 1976. Ha escrito más de una docena de libros, incluidos los más vendidos, "Jane Brody's Nutrition Book" y "Jane Brody's Good Food Book".

https://www.nytimes.com/2021/10/11/well/eat/salt-blood-pressure.html?action=click&module=Well&pgtype=Homepage&section=Well

sábado, 16 de octubre de 2021

_- Alemania arroja luz sobre las zonas oscuras del romanticismo.

_- Un nuevo museo en Fráncfort da cuenta de la pujanza de este movimiento nacionalista en el país durante el siglo XIX sin pasar por alto el chauvinismo o el antisemitismo de algunos de sus representantes
                                                  
Frankfurt. Fachada del Deutsches Romantik-Museum Inaugaurado en 2021. FOTO: Alexander Paul Englert / Deutsches Romantik-Museum

Una escalera y unas ventanas es todo lo que necesitó el arquitecto alemán Christopher Mäckler (Fráncfort, 1951) para conjurar la idea de lo sublime, eso “que no se puede expresar con palabras”, pero, pese a ello, expresaron Alfred de Musset, Chateaubriand, Victor Hugo, George Sand, Gérard de Nerval, Goethe, Schiller, Friedrich Hölderlin, Novalis, John Keats, Espronceda, Larra y Gustavo Adolfo Bécquer, Mary Shelley, Antero de Quental y Aleksandr Pushkin, por mencionar solo a escritores: como viene a recordar el Museo Alemán del Romanticismo (Deutsches Romantik Museum), inaugurado en Fráncfort en septiembre, 200 años atrás toda Europa era romántica.

Mäckler tenía ante sí la difícil tarea de crear un espacio de exhibición que no desluciese la casa natal de Johann Wolfgang von Goethe (la Goethe-Haus), que se encuentra junto al museo, que no pusiese en peligro la colección, buena parte de ella extremadamente sensible a la luz, y que además fuese lo suficientemente amplio como para dar cuenta de la pujanza y diversidad del movimiento romántico, surgido simultáneamente en el Reino Unido y Alemania a finales del siglo XVIII como reacción a las ideas de la ilustración y el clasicismo.

Nacionalista, con una relación singular y nueva con la naturaleza, liberal en materia de derechos individuales, el romanticismo puso el énfasis en el sentimiento en oposición a la supuesta universalidad de la razón y la ley moral y rechazó los modelos artísticos previos en pos de la originalidad y la libre expresión del artista en tanto “genio” creador y “demiurgo”; antes de ser superado por el positivismo y el impulso empirista, el romanticismo fue entre 1800 y 1850 algo más que una estética: fue un intento de revolucionar las artes, pero también la sociedad, la mirada sobre el paisaje, la experiencia del mundo. 12 millones de euros y cinco años después de que comenzasen las obras, el Museo Alemán del Romanticismo reúne en 1.600 metros cuadrados distribuidos en tres plantas manuscritos de Franz Brentano y Joseph von Eichendorff, pinturas de Caspar David Friedrich y Johann Heinrich Füssli, imágenes de las primeras ediciones de las fábulas de los hermanos Grimm, una gramola que reproduce las lieder de Des Knaben Wunderhorn (El cuerno mágico de la juventud), borradores de Robert Schumann, cartas, partituras, retratos, mapas interactivos de los periplos vitales de los románticos.

En palabras de su directora, Anne Bohnenkamp-Renken, el museo pretende hacer posible nuevas miradas sobre el romanticismo; miradas que, sostiene, no pueden pasar por alto los aspectos más oscuros del periodo, como el chauvinismo y el antisemitismo de algunas de sus principales figuras. Para el experto en literatura alemana Stefan Matuschek, la forma de pensar en el romanticismo fue “durante muchos años muy estrecha en Alemania”, pese a que el país es una de las cunas del movimiento y cuenta con numerosos testimonios materiales de él: un nuevo libro firmado por Bohnenkamp-Renken, Wolfgang Bunzel und Cornelia Ilbrig, que la editorial Reclam publica estas semanas coincidiendo con la inauguración de la pinacoteca en Fráncfort, lista 50 Schatzhäuser der Romantik (tesoros del romanticismo) tan solo en los países de habla alemana, entre ellos la Romantikerhaus de Jena, la Kügelgenhaus de Dresden, los museos dedicados a Ludwig van Beethoven en Bonn y Viena, la Brentano-Haus de Oestrich-Winkel, la Heine-Haus de Hamburgo y la torre de Hölderlin en Tubinga, donde el autor de Hiperión pasó los últimos 36 años de su vida tras haber sido declarado “incurable” a raíz de sus problemas mentales.

Popularidad
La existencia de este medio centenar de pequeños y grandes museos pone de manifiesto la popularidad de la que aún disfrutan este movimiento y sus principales figuras entre el gran público, pero también prueba que el de Fráncfort no es “el primer museo del mundo dedicado al romanticismo”, como afirman sus autoridades. De hecho, la historia del romanticismo es ambigua y de verdades a medias, y las nuevas miradas que el museo aspira a propiciar deberían comenzar por reconocer esto, así como las manipulaciones y falseamientos que son inherentes a la forma en que pensamos en el movimiento romántico; por ejemplo el de la Goethe-Haus, que en realidad es una réplica de 1951 de la casa original, destruida durante los bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial.

La estetización de la experiencia y la creación de ilusiones exaltadas que se aproximasen, no a la verdad, sino a lo que de ella “no se puede expresar con palabras” fue un elemento central de la estética romántica, y Christopher Mäckler parece haber pensado en ello con detenimiento, ya que su edificio manipula deliberadamente el espacio y la perspectiva consiguiendo los efectos dramáticos que tendió a perseguir el romanticismo: para no empequeñecer la Goethe-Haus, el arquitecto dividió el frente del museo en tres falsas construcciones individuales de dimensiones más reducidas, y creó una escalera bañada en una intensa luz azul que evoca el símbolo romántico por excelencia, la “flor azul”. La escalera parece perderse en las alturas, pero solo consta de 66 escalones que se estrechan progresivamente.

No es fácil exagerar el acierto de Mäckler en la incorporación de elementos de la estética romántica en su concepción del museo, pero también de la historia de Fráncfort, por ejemplo las paredes quemadas de la casa de Goethe y los escombros que, en el vestíbulo, recuerdan los años de la posguerra, cuando la tarea de despejar las calles de las ciudades alemanas en ruinas y utilizar los materiales de derribo para la construcción de nuevas viviendas recayó principalmente en las mujeres sobrevivientes, las Trümmerfrauen.

La inclusión de esos restos apunta directamente a uno de los aspectos más problemáticos del romanticismo, su nacionalismo étnico de “Blut und Boden” (tierra y sangre) y su instrumentalización por parte del nacionalsocialismo, que, según afirmó el germanista Walter A. Berendsohn, llegó incluso a hacer pasar algunas de las obras más populares de Heinrich Heine, que era judío según las leyes raciales del Tercer Reich, como de autor desconocido para no renunciar a su uso.

La búsqueda por parte de los románticos de una verdad personal, inefable y situada más allá de la evidencia científica, y su sentimentalidad exacerbada resuenan muy especialmente en el clima cultural de este momento. Los nuevos canales de expresión y unas políticas de la identidad basadas en el argumento de que la validez de lo expresado estaría supeditada a la identificación con un género, una raza o un colectivo, así como el individualismo de lo que ya algunos llaman el “giro narcisista” de nuestra sociedad y el cuestionamiento de las políticas públicas en nombre de lo que estas supondrían para las libertades individuales de las que cada persona se considera única merecedora son derivas indeseables de las transformaciones en la concepción del individuo y la sociedad que provocó el romanticismo. Por esa razón deberían ser consideradas parte del legado problemático de ese movimiento junto con su patriotismo recalcitrante, especialmente en boga en nuestros días. Pero esto no es parte, al menos por ahora, de las “nuevas miradas” contempladas por las autoridades del nuevo Museo Alemán del Romanticismo, quizás a la espera, para ello, de tiempos, si no mejores, al menos no tan malos.

https://elpais.com/cultura/2021-10-12/alemania-arroja-luz-sobre-las-zonas-oscuras-del-romanticismo.html