lunes, 31 de agosto de 2015

Psicólogos de Harvard han estado estudiando lo que se necesita para criar 'buenos' niños. Aquí hay 6 consejos. Ayudas para desbloquear mejor a su hijo con algunas estrategias probadas y certeras.

Muchos padres están cansados de que les digan cómo la tecnología está arruinando sus hijos.

Las mamás y los papás de la era digital son muy conscientes de la creciente competencia por la atención de sus hijos, y están bombardeados en cada vuelta de la página o clic del ratón con ambas ideas vanguardistas y preocupaciones recién descubiertas para criar hijos maravillosos.

Pero debajo de la locura de la modernidad, los conceptos básicos de la crianza de un niño moral no han cambiado realmente.

Los padres quieren a sus hijos a alcanzar sus metas y encontrar la felicidad, pero los investigadores de Harvard creen que no tiene por qué ir en detrimento de la bondad y la empatía. Dicen algunas estrategias probadas y verdadero siguen siendo las mejores maneras de moldear a sus hijos en el moralmente honrado y objetivos orientados a los seres humanos que desea que sean. He aquí seis consejos prácticos:

1. Pase tiempo con su hijo.
Esto es, como, la base de todo. Pase tiempo regular con sus hijos, pídales en composición abierta preguntas sobre sí mismos, sobre el mundo y la forma en que lo ven, y escuche activamente sus respuestas. No sólo va a aprender todo tipo de cosas que hacen que su hijo sea único, también le estará demostrando cómo mostrar cuidado y preocupación por otra persona.

2. Si es importante, dígalo en voz alta.
Según los investigadores, "A pesar de que la mayoría de los padres y cuidadores dicen que para ellos el cuidado de sus hijos es algo que necesitan para seguir el ritmo, la revisión con los maestros, entrenadores y otros que trabajan con sus hijos sobre la forma en que lo están haciendo con el trabajo en equipo, la colaboración y que sean una persona generalmente agradable.

3. Muestre a su hijo cómo "terminar el trabajo".
Recorra los procesos de toma de decisiones que tengan en cuenta las personas que podrían verse afectadas. Por ejemplo, si su hijo quiere dejar un deporte u otra actividad, animarles a identificar el origen del problema y considerar su compromiso con el equipo. Entonces les ayudan a averiguar si dejarlo o no, de hecho, solucionaría el problema.

4. Hacer de la amabilidad y la gratitud una rutina.
Los investigadores escriben, "Los estudios muestran que las personas que se involucran en el hábito de expresar la gratitud son más propensos a ser útil, generoso, compasivo y perdonar - y también son más propensos a ser feliz y saludable." Así que es bueno que los padres mantienen la línea de tareas, preguntando a los niños a ayudar a sus hermanos, y dando gracias por todo el día. Y cuando se trata de recompensar el comportamiento "bueno", los investigadores recomiendan que los padres ", sólo alaban actos poco comunes de bondad."

5. Controlar las emociones destructivas de su hijo.
"La capacidad de cuidar a los demás se siente abrumado por la ira, la vergüenza, la envidia, u otros sentimientos negativos", dicen los investigadores. Ayudar a nombre de los niños y procesar las emociones, a continuación, guiándolos hacia la resolución de conflictos de seguridad, que recorrer un largo camino hacia el mantenimiento de ellos se centró en ser una persona cariñosa. También es importante establecer límites claros y razonables que van entienden son por amor y preocupación por su seguridad.

6. Muestra a tus hijos el marco más grande, la visión mayor.
"Casi todos los niños empatizan y se preocupan por un pequeño círculo de familiares y amigos", dicen los investigadores. El truco de ellos es llegar a preocuparse por la gente que está social, cultural, e incluso geográficamente fuera de sus círculos. Usted puede hacer esto mediante el coaching a ser buenos oyentes, animándoles a ponerse en la piel de otras personas, y por la práctica de la empatía mediante momentos de enseñanza con noticias y entretenimiento.

El estudio concluye con una charla corta con algo así para todos los padres:

"Criar a un niño cariñoso, respetuoso, ético es, y siempre ha sido, un trabajo duro. Pero es algo que todos podemos hacer. Y no hay trabajo más importante o, en última instancia, más gratificante."

del Washington Post.

9 pasos para fomentar el crecimiento, la confianza y el liderazgo entre adolescentes

Hace ya un tiempo, nos hicimos eco de un artículo en Forbes que detallaba siete errores que cometemos madres y padres y que impiden a nuestros hijos ser autónomos y posibles líderes. Hoy hablamos de otro de sus artículos que revela nueve medidas que pueden ayudar a educar a adolescentes seguros de sí mismos y con madera de líderes.

1. Encontrar mentores a los que podría pedir ayuda.

Tim Elmore, experto en liderazgo y presidente de Growing Leaders, cree que es interesante llevar a tus hijos a conocer a gente que conozcas y que puedan servir como orientadores o puedan dar respuesta a preguntas de tu hijo, muchas de las cuales no te querrá plantear a ti. Como nos contaba Eva Bach en esta entrevista, es buena idea “dejar que entren otros adultos de referencia en sus vidas. Este es un acto de desprendimiento y generosidad que se nos exige a los padres en la adolescencia”.

2. Desarrollar una disposición al crecimiento.

Tim Elmore nos anima a elogiarlos por los esfuerzos, la concentración, la acción o las estrategias. En lugar de elogiar su aspecto o su inteligencia, es mejor felicitarles por variables que controlan, como su trabajo, su buena estrategia o sus palabras honestas. Esta estrategia ayuda a desarrollar una actitud dispuesta a tomar riesgos y minimiza el peligro de que abandonen o que tengan miedo a fracasar. Tim señala que “la actitud es mucho más importante que la aptitud”.

3. Identificar sus dones y anima a que los ponga en servicio a los demás.

Tim cuenta que un amigo suyo propuso a sus hijos adolescentes elaborar una lista de trabajos que podrían disfrutar haciendo durante el verano para los vecinos. Sus hijos disfrutaron mucho haciéndolo y tomaron la actitud de pequeños emprendedores.

4. Expandir su pensamiento crítico.

Tim resalta que es importante encontrar nuevos temas o asuntos que les interesen y a encontrar formas de dar respuesta a las preguntas que surgen. El autor subraya que debatir sobre cómo resolver conflictos que han leído en un libro, por ejemplo, les enseña que los líderes se ganan su influencia resolviendo problemas y sirviendo a las personas.

5. Involucrarles en reuniones sociales.

Animarles a tomar el rol de anfitriones de una fiesta les ayuda a ponerse al servicio de los demás y mejorar sus habilidades comunicativas.

6. Aprender la realidad del dinero.

Tim cuenta que una amiga implica a sus hijos en pagar las facturas y así son conscientes de cuánto dinero hay en casa, cuánto dinero se gasta, pueden decidir qué facturas se pagan antes y además retrasan gratificaciones como la deseada compra de un móvil. Esta forma de actuar promueve la capacidad de tomar decisiones.

7. Recibir los retos con los brazos abiertos.

La verdadera madera de líder surge cuando se anima a los chicos a hacer algo complicado y cuando no se retiran por miedo al fracaso. Los niños se desarrollan y crecen ante la oportunidad de hacer cosas que sienten que son importantes y significativas, pero que son desafíos y son difíciles, sin respuestas fáciles.

8. Desarrollar su visión del mundo.

Es buena idea hablar con ellos de las películas que ven, o de los libros o artículos que leen, para fomentar su pensamiento crítico y ayudar a que se formen su propia visión del mundo. De este modo, ayudaremos a que piensen con más profundidad y tomen conciencia de su propia filosofía, interpretar experiencias y desarrollar su propia visión del mundo.

9. Aprender que la vida es contribuir, añadir valor.

Nuestra cultura nos condiciona para ser consumidores, no contribuyentes. Tim sugiere que ayudemos a que nuestros hijos se involucren en una causa que es importante para ellos. De este modo, potenciaríamos su liderazgo y su ambición.

Tim Elmore insiste en que para ser buenos padres “debemos tomar conciencia de nuestras acciones y comportamientos. Somos los primeros modelos (y los más importantes) para nuestros hijos: todo lo que digas y hagas impacta en su autoconcepto y su visión del mundo”. Por eso, este experto nos invita a “explorar nuestras acciones y revisarlas para asegurarnos de que estamos ayudando a nuestros hijos a vivir y pensar lo más plenamente posible y que están en camino de alcanzar su más alto potencial”.

domingo, 30 de agosto de 2015

Un nuevo feudalismo

Para pagar nuestra deuda, nuestros hijos y nuestros nietos, por el hecho de ser nuestros descendientes, tendrán que entregar a otros la riqueza que sean capaces de producir. Así sucedía con los siervos de la gleba, que debían entregar parte de sus cosechas al Señor porque ellos eran hijos de siervos y el Señor hijo de señores.

Karl Marx señaló hace ya mucho tiempo que desde que las sociedades producen más riqueza de la imprescindible para la mera supervivencia de sus integrantes, es decir desde los principios de la Historia, las formas por la que una minoría se ha apropiado de ese excedente y las justificaciones que se han dado para ello han variado. La apropiación por parte de los amos del producto del trabajo de los esclavos era por la fuerza y esto era ostentosamente visible. Aunque la tradición y la religión propusieran razones para justificar el derecho de los señores al producto del trabajo de sus siervos, hijos de los siervos de los padres de los señores, la fuerza era también patente y garantizaba acto de la recaudación.

El capitalismo clásico supuso la introducción de una sutileza sin precedentes. Seguía habiendo una minoría que se apoderaba de la riqueza que no era imprescindible para la supervivencia de la mayoría de la población. Pero la apropiación no se producía en un acto en el que la fuerza fuera visible. Al revés, a cambio de realizar su labor, el trabajador recibía un salario que le permitía subsistir, volver a trabajar al día siguiente y alimentar unos retoños que pudieran sustituirlos cuando murieran o fueran incapaces de seguir trabajando. El acto por el que aparentemente se enriquecía el patrón era la venta de un producto que estaba claro que era suyo porque suyos eran los medios empleados para producirlo y él había pagado el esfuerzo necesario para ponerlos en marcha. Allí no había fuerza visible. Esto permitió hacer creíble la idea de que, a diferencia de lo que sucedía con esclavos y amos en la sociedad esclavista o con siervos y señores en la sociedad feudal, trabajadores y patrones eran iguales en derechos y que la democracia era posible. En el feudalismo se nacía siervo o señor. Durante los años de paraíso capitalista se nacía ciudadano.

El estallido financiero del capitalismo ha terminado con esta ilusión. Hay grupos humanos que han acumulado deudas que son impagables entre otras cosas porque no hay en el mundo ni una pequeña fracción de la riqueza real a la que hacen referencia los títulos dinerarios en base a los cuales los reclaman los acreedores. Y hay, por tanto, grupos de seres humanos que han nacido o van a nacer distintos de otros a los que van tener que entregar la riqueza de producto porque son hijos de otros padres y que van a engendrar hijos que se van a ver en la misma situación porque la deuda no es pagable en el lapso de una vida humana.

¿O nos hemos vuelto locos?
Alberto Fernández Liria
Alberto Fernández Liria es psiquiatra

La pirámide diabólica

Rodolfo Bueno

A la frustración del Presidente Obama por no lograr en su país el control de las armas de fuego debería añadir la de no haber justificado el premio Nobel de la Paz, que le fue conferido inmerecidamente, y la de no evitar que el navío que aparentemente conduce haga aguas, aunque se deba reconocer que ya se estaba hundiendo antes de que él maniobrara para tener un poder, que nunca obtuvo. Una frustración más.

Los especialistas afirman que son cuatro los problemas que provocarán una nueva crisis, peor que las anteriores: La caída en la bolsa de valores de China, la crisis general de la euro zona, el bajo precio del petróleo y las demás materias primas y la deuda pública de los EE.UU., que ha tomado visos de una dolencia incurable. Ninguno de estos males es tan grave como el último, al que el anecdótico multimillonario Warren Buffett lo describe como una “bomba financiera de relojería” para las economías y los ciudadanos de a pie.

El culpable de este descalabro es el Sistema de la Reserva Federal de los EE.UU., la FED, una institución privada de servicio público que responde a los intereses de Wall Street. Es un banco central independiente que, desde su creación en 1913, pertenece a doce instituciones financieras cuyas decisiones no tienen que ser ratificadas por el Presidente de los EEUU ni por ningún otro órgano ejecutivo del Gobierno. La FED emite acciones al interés del 6%, parte de las cuales compran gobiernos extranjeros; de manera que la FED también es propiedad de otros estados.

Pese a que en el primer artículo de la Constitución de los EE.UU. se lee: “El Congreso tiene el derecho de acuñar moneda, reglamentar su valor y el de las monedas extranjeras...” esta función la realiza la FED. Por estar en manos de esta corporación privada, el dólar estadounidense no es de propiedad del Estado. Si el gobierno de los EE.UU. necesita dinero, se dirige a la FED, que lo imprime y se lo presta. En otras palabras, se crea dinero de la nada.

Por otra parte, el Gobierno autoriza a la FED a emitir bonos del Tesoro que después vende en el mercado de valores y cuya tasa de interés recae sobre los hombros del ciudadano norteamericano, que paga de interés cerca de 500.000 millones de dólares por año por una deuda de casi 18.5 billones de dólares, más que el doble del valor de todo el oro extraído hasta la fecha en el mundo entero.

Esta capacidad de crear dinero de la nada se ha convertido en el mayor recurso de los EE.UU., ya que pueden imprimir lo que necesitan y consumir las riquezas del mundo sin haberlas trabajado. Su deuda pública es su mayor riqueza, porque mientras nosotros sudamos la gota gorda para producir lo que exportamos, ellos nos entregan papeles a cambio de nuestros productos. Si nos negamos, nos asfixian.

La FED, un verdadero parásito económico que hace lo que le viene en gana, compra a la clase política norteamericana igual que usted adquiere productos en los supermercados. La falta de regulaciones le permite imprimir dinero a su gusto y paladar, lo que convierte a las finanzas mundiales en un albur en el que sólo los banqueros poderosos pueden ganar. Se trata de un juego sin reglas, mejor dicho, con reglas impuestas para favorecer sólo a ellos, los demás deben acudir a agoreros de todo tipo con el fin de sobrevivir a la quiebra catastrófica que ineludiblemente va a llegar cuando se derrumbe la pirámide diabólica financiera de los EE.UU., para que no le quepa duda alguna, entre en: http://www.usdebtclock.org: real time. Algo no apto para cardiacos.

El Caos y la Bestia

De las cuatro patas que tiene la Bestia (la militar, la económica, la industrial y la ideológica), la primera decidió gobernar el mundo mediante el caos controlado. Se olvidó que sólo Zeus logró organizar el Caos para así construir el universo, para los demás es imposible esta tarea. Creyó la Bestia, luego de arrasar con Afganistán, Irak, Libia, Siria e Irán, que tragarse a Rusia y China era tarea pueril. Grave error, la Rusia indómita y la China milenaria se aliaron para protegerse. Soltaron entonces la presa iraní y fueron directamente a Ucrania, la yugular rusa. Supusieron: primero Kiev, luego Crimea, olvidaron el factor patria. Resultado real, Crimea retornó al seno de su madre, Rusia. De nada les sirvió la quinta columna que organizaron en Rusia, tampoco imponer el nazismo en Ucrania, ahora en bancarrota, y ni siquiera les sirvió de mucho tumbar un avión civil, crucificar niños en Slaviansk, arrasar aldeas y ciudades del Dombas, quemar vivo al pueblo de Odesa, y acusar por estos actos a Rusia; en un inicio les creyeron, ahora casi nadie les cree.

Luego como arma geopolítica declararon la guerra económica al mundo. Sanciones a Rusia y petróleo a menos de 50 dólares el barril para que los pueblos productores se revelaran contra sus gobernantes, e imponerse así en el mundo. Resultado real, los agredidos se organizaron y los sancionadores fueron los perjudicados; las naciones productoras soportaron la arremetida de la Bestia e, incluso, Irán está dispuesto a aumentar sus exportaciones en un millón de barriles diarios. Según el Presidente Putin, “los complots siempre son posibles, pero en este caso golpean a los propios conspiradores”.

Otro resultado inesperado, la quiebra de las empresas de “frackin”, método de extracción de costo elevado que impulsan los EE.UU.; estas petroleras no pudieron soportar el caos causado por la falta de beneficios y no tuvieron otro remedio que cerrar más de la mitad de sus plataformas. La compra de las deudas de este sector fue la solución parche que encontró la FED para impedir que el pánico invadiera los mercados financieros y se produjera el efecto dominó. Para obtener los dólares pusieron a funcionar la impresora de dólares y los emitieron de manera inorgánica; resultado real, una deuda pública piramidal de 18.5 billones de dólares que, como ya se dijo, es mucho más que el doble del valor de todo el oro extraído hasta la fecha en el mundo entero.

Una pirámide infernal que está al borde de desmoronarse porque Rusia y China ya se cansaron de vivir bajo la férula de un dólar que le da a los EE.UU. el acceso a una economía parasitaria que les permite mantener bases militares con las que desde hace mucho tiempo los rodea peligrosamente. No es tan complicado hacerlo pues los rusos son expertos en ajedrez y los chinos en go, combinación invencible; además, las economías china y rusa han crecido lo suficiente como para dar el golpe final y a su debido tiempo enterrar la hegemonía del dólar. Cuando esto suceda, el resultado real será peor que la Gran Crisis: El lloro y el crujir de dientes del que hablaba Jesús.

sábado, 29 de agosto de 2015

El hambre y la pobreza se instrumentalizan para usarse como un arma de fuego


Un estado emocional transitorio de satisfacción plena que percibe el ser humano al alcanzar exitosamente una meta deseada, sea ésta una experiencia física y/o mental percibida como agradable. La felicidad es un estado emocional primario –como también lo es la sorpresa, el asco, el miedo, la ira y la tristeza–, cuyo patrón de conducta, tales como respuestas motrices, endocrinas y autonómicas son reconocibles independientemente de diferencias culturales, raciales o sociales en los seres humanos. Si la “felicidad” dependiera única y exclusivamente de las condiciones materiales, de las facultades cognitivas y de la salud física y mental del individuo, de acuerdo al juicio de Tales de Mileto, deberíamos concluir que la “felicidad” le es ajena a la mayor parte de los seres humanos.

A “los tristes más tristes del mundo, mis compatriotas, mis hermanos…” Roque Dalton

Cuenta Diógenes Laercio que Tales de Mileto, considerado uno de los siete sabios en la antigua Grecia, ante la pregunta de uno de sus discípulos acerca de quién es feliz, respondió lo siguiente: “El sano de cuerpo, abundante en riqueza y dotado de entendimiento”. Mientras que para John Lennon y Paul McCartney en los años sesenta del siglo pasado, la felicidad era un arma caliente –“Happiness is a warm gun”–, tan caliente como el cañón del revólver que utilizó Marc David Chapman para asesinar a John aquella gélida noche de diciembre de 1980, y para muchas personas en el mundo actual, globalizado y neoliberal, la felicidad consiste en poseer “cosas” materiales, sobre todo dinero.

La Grecia de Tales estaba dividida en tres clases sociales: Los ciudadanos, los metecos y los esclavos. Los primeros eran los únicos que podían poseer tierras y dedicarse a la política. En esta clase social militó, sin duda alguna, Tales el Sabio. Los metecos, es decir los extranjeros residentes, podían meter sus narices libremente solo en la banca, en los asuntos sociales, comerciales y administrativos de la polis (ciudad). Y, por último, en el escalafón más bajo, estaban los esclavos, los parias de la época, los que sudaban la gota gorda, para que los ciudadanos y los metecos pudieran dedicarse a las actividades políticas, sociales, artísticas y académicas.

Tales de Mileto se dedicó –según dicen– a observar el cielo y la tierra. Hermipo, el poeta ateniense, cuenta que una vieja en una ocasión habiendo sacado a Tales de casa para que observase las estrellas en el firmamento, éste salió a la calle como un bólido celeste, sediento por conocer los secretos del cosmos, con tan mala suerte que no reparó en el hoyo que tenía ante sus pies. Todavía no se conocía en aquellos días la existencia de los agujeros negros, aunque, los había por todos lados. Al escuchar el feroz grito doloroso del Sabio la vieja contestó compungida: “¡Oh Tales, tu presumes ver lo que está en el cielo, cuando no ves lo que tienes a los pies!“. La sabiduría de Tales de Mileto –a pesar del famoso traspié o tortazo– es indiscutible y su aporte en el campo de las matemáticas, de la geometría aprendida de los egipcios, de la física, de la astrología y de la filosofía, lo convirtieron en el primer pensador del hemisferio occidental, quien buscó una explicación racional del mundo en que vivimos.

Muchas de las sentencias filosóficas que se le atribuyen como propias todavía tienen aplicación en la sociedad moderna. Por ejemplo, sabemos por experiencia propia que no hay algo más difícil en la vida que conocerse a sí mismo o que es muy fácil dar consejos a otros o que es más sabio el tiempo, porque todo lo descubre o que raras veces veremos a un tirano viejo (con la excepción de Pinochet, quien murió en sus cómodos aposentos a la avanzada edad de 91 años).

Ahora, si bien es cierto que el concepto de “felicidad” de Tales de Mileto, es en sentido estricto egocentrista, elitista y discriminante, la “búsqueda de la felicidad” ha sido fuente de inspiración para el neoliberalismo anglosajón. Tales de Mileto descendiente de una familia noble fenicia fue producto de su época y como tal, reflejó el pensamiento autosuficiente de la élite intelectual griega. Hermipo escribe en su obra “Vidas” que Tales daba gracias a la fortuna por tres cosas:

1. la primera, por haber nacido hombre y no bestia;
2. la segunda, por ser varón y no mujer;
3. y la tercera, por ser griego y no bárbaro.

Y no pudo ser de otra forma ya que Tales no cuestionó ni la organización social ni la organización política de la sociedad en que vivió, la que excluyó del derecho de ciudadanía, la quintaesencia en la Grecia antigua, a las mujeres, a los extranjeros, a los esclavos y a los libertos (esclavos liberados).

¿Qué es la felicidad?
Pero esta conclusión es falsa, ya que la felicidad es uno de los estados emocionales básicos en el ser humano. Más bien, diría yo, que la sentencia de Tales de Mileto coincide mejor con el concepto moderno de bienestar. En consecuencia con ello, es erróneo suponer que los ciudadanos suizos, islandeses, daneses y noruegos son más felices que los habitantes de Togo, Burundi, Siria y Benín, por tener los primeros un desarrollo económico más fuerte y una superestructura más eficiente y organizada. Pero no nos confundamos, bienestar socio-económico no es sinónimo de felicidad ni tampoco el vivir en la opulencia.

¿Quién garantiza la felicidad?
Nadie. Ni siquiera las naciones más ricas y poderosas del planeta pueden garantizar la felicidad; por la sencilla razón de que la “felicidad” no es un traje Armani que vestimos el sábado por la noche ni un Patek Philippe ni un Porsche Panamera Turbo ni la más bella sortija ni tampoco la más sonora carcajada de un payaso del Cirque du Soleil. Aunque no me sorprende ni es blanco de mis críticas que alguien pueda “sentirse feliz” conduciendo un coche deportivo de lujo. La felicidad no conoce fronteras ni mediciones, así pues, no es de extrañar que un guajiro pobre también pueda sentirse feliz y contento cantando la Guantanamera allá en su bohío o un cipote mocoso cazando lagartijas en la campiña cuzcatleca con una hondilla de guayabo. La felicidad, por ser una emoción inherente a la naturaleza humana no se encuentra en ningún lugar del universo, salvo en el cerebro de cada individuo. Por lo tanto, la “búsqueda de la felicidad” en la sociedad de consumo más que un “derecho inalienable” es una fatamorgana político-ideológica para obnubilar el alma y la razón de los consumidores. No así, el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad social, a la educación y al trabajo, que sí son derechos inalienables del hombre.

¿Quién garantiza entonces los derechos humanos de todos los ciudadanos?
La sociedad moderna ha hecho de las “cosas” materiales un fetiche y ha convertido al “poderoso caballero, Don Dinero”, en el nuevo Mammon de la humanidad.

¿Es que el hombre moderno no tiene la capacidad ni la disposición para vivir en una sociedad, en la cual todos los ciudadanos contribuyan, de acuerdo a sus capacidades y facultades, al desarrollo de una economía socialista sostenible, a fomentar el acopio cultural y a garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos?

Al parecer sí. Pues hasta la fecha, todos los intentos por construir una sociedad en la cual no haya explotadores ni explotados han fracasado.

¿Es que nadie puede imaginarse vivir en una sociedad de personas íntegras, cultas y libres? Este es el dilema de la humanidad: ¡Socialismo o barbarie! Tal como lo expresara Rosa Luxemburg hace 99 años.

En su insistente y obcecada búsqueda de maximizar el rendimiento en sus transacciones, el capitalismo neoliberal impuso su voluntad a rajatabla a nivel mundial en 1989 a través del decálogo del consenso de washington, las “nuevas tablas de la ley” del mercado internacional. Mientras tanto, el intercambio comercial desigual entre países ricos y pobres seguirá produciendo hambre, enfermedades, desempleo y éxodo económico, pues el bienestar y “felicidad” de unos pocos significa la miseria y desgracia de muchos. Esta asimetría socio-económica de las políticas neoliberales es el germen de la violencia, el crimen organizado y la corrupción en los países catalogados como los “más tristes” del mundo (http://worldhappiness.report/).

En este sentido, la felicidad no es un arma de fuego, como dice la canción de los Beatles, sino el hambre y la pobreza.

Roberto Herrera
Blog del autor: http://robiloh.blogspot.de/

viernes, 28 de agosto de 2015

Más de la mitad de los estudios en psicología no se pueden repetir. Un equipo internacional de científicos intenta replicar 100 artículos relevantes y solo logra hacerlo en un 39% de los casos y con resultados menos significativos que los originales


A principios de 2011, el psicólogo social holandés Diederik Stapel publicó en la prestigiosa revista Science un artículo con resultados llamativos: los entornos desordenados favorecen los estereotipos y la discriminación. Pocos meses después, una investigación encabezada por Pim Levelt, antiguo presidente de la Academia Holandesa de Ciencias, concluyó que Stapel se había inventado los resultados de su trabajo, desde la recopilación de datos hasta las encuestas que apoyaban sus conclusiones. No era la primera vez que lo hacía y, poco a poco, decenas de artículos del mismo autor fueron retirados por las revistas que los habían publicado. Estudios que aseguraban que a veces el fracaso hace sentir mejor, que los anuncios de belleza hacen sentir feas a las mujeres o que el poder hace más probable la infidelidad, eran fruto de la mente de un trilero y no de un trabajo científico honesto. 

En una entrevista con The New York Times, el investigador holandés trató de explicar sus motivos. Él amaba la psicología social, pero siempre se había sentido frustrado por el caos de los datos obtenidos en los experimentos, con los que era raro llegar a conclusiones claras. Su obsesión por la elegancia y el orden le había llevado a inventar resultados atractivos que gustaban en las revistas científicas. 

Este tipo de escándalos, que también se han producido en otros campos, pero preocupan especialmente en la ciencia psicológica, iniciaron un debate sobre la validez de los controles en este campo de la ciencia.

Aunque casos como el de Stapel son extremos, la selección de datos para mostrar resultados más atractivos y más fáciles de colocar en las revistas científicas es frecuente. En un artículo que se publicó en 2009 en la revista PLoS One, Daniele Fanelli, de la Universidad de Edimburgo, revisó una serie de estudios en los que se preguntaba a los investigadores si ellos o sus colegas había manipulado sus propias investigaciones para adaptarlos a sus intereses. Los resultados mostraban que un 1,97% de los científicos explicaba que había inventado, falsificado o modificado datos o resultados al menos en una ocasión, y el 33,7% reconocía otras prácticas reprobables aunque menos graves. Cuando se les preguntaba por el comportamiento de los compañeros, hasta un 14,1% afirmaba conocer casos de falsificación de datos y un 72% decía haber sido testigo de otros actos cuestionables.

Este tipo de actitudes, alimentadas por la presión por publicar sus investigaciones, han sembrado dudas sobre la posibilidad de replicar estudios en psicología, algo fundamental para que se la considere una ciencia seria. Los propios investigadores no tienen incentivos para ser fieles del todo a los datos ni para tratar de repetir los resultados de sus colegas, lo que provoca un círculo vicioso. Las revistas científicas prefieren resultados distintos y sorprendentes frente a trabajos que repliquen otros ya conocidos, y todos estos factores facilitan que la mala conducta o las pequeñas triquiñuelas pasen desapercibidos.

Afrontar el problema

Esta semana, en la revista Science, la misma que publicó el estudio fraudulento de Stapel, se publica el mayor trabajo conjunto para replicar estudios científicos en psicología. Un grupo de 270 investigadores de todo el mundo intentó repetir los resultados de 100 artículos relevantes en la materia. Pese a contar con la colaboración de los propios autores para conocer su metodología y las condiciones en las que obtuvieron sus resultados, solo fue posible obtenerlos de nuevo en un 39% de los casos. En algunos casos, los resultados obtenidos fueron los contrarios a los de la investigación de referencia. Según comentan los autores del trabajo, liderados por Brian Nosek, investigador de la Universidad de Virginia (EE UU), que no fuese posible replicar los resultados de un estudio no significa necesariamente que sean erróneos, pero son una señal de que se han de realizar cambios para facilitar que se pueda hacer.

En un artículo que también aparece en Science, el biólogo y periodista John Bohannon, especializado en cuestionar los controles de calidad a los que se someten los artículos científicos, afirma que “estos resultados apoyan la idea de que los científicos y los editores de las revistas científicas están sesgados -conscientemente o no- en lo que publican”. Además, señala que, incluso en los artículos que pudieron ser replicados, los efectos observados eran mucho menos claros que en los experimentos originales.

“Los científicos quieren producir conocimiento fiable, pero también necesitan producir resultados que les ayuden a mantener su trabajo como investigadores”, ha afirmado Nosek, que forma parte de una iniciativa para mejorar el problema que muestran en su artículo. “Para tener éxito en la ciencia, los investigadores necesitan publicar, y algunos resultados son más fáciles de publicar que otros, en particular aquellos que son novedosos y apuntan en direcciones nuevas y emocionantes”, continúa. Por este motivo, muchos científicos prefieren perseguir líneas de investigación novedosas sin tener tanto en cuenta que sus resultados sean reproducibles. En casos extremos, la falta de incentivos para ser fiel a los datos caóticos que suelen surgir del trabajo científico produce fenómenos como el de Stapel.

EN ESTA NOTICIA


Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/08/27/ciencia/1440691935_057972.html?rel=lom

Las puertas que abre ser alguien de trato fácil. Sonreír, mantener la discreción, o ayudar a los demás. Claves para ser alguien agradable con quien todos desearán relacionarse

En inglés se llaman easy going persons. En castellano se podría traducir como personas flexibles, de trato fácil con las que puede relacionarse cómodamente. Todos tenemos en mente a alguien así: dan los buenos días con una sonrisa sincera, se ofrecen y prestan ayuda, hablan con un tono y volumen conversacionales, son discretos y apetece estar con ellos.


Mostrarse relajadamente le llevará a disfrutar más. Las relaciones que establecemos pueden llegar a ser una fuente de satisfacción o todo lo contrario. Uno está a diario en contacto con otros, desde la pareja a los hijos, pasando por los compañeros de trabajo, el personal que le atiende en una ventanilla o el taxista que le lleva a su destino. De ahí la importancia de tener alrededor a gente de trato fácil y poder entrenarse para ser uno de ellos. Es difícil tener una vida de la que se sienta orgulloso y feliz si no la disfruta. Y si las relaciones sociales son estresantes, su vida también estará llena de tensiones.

Los hombres y mujeres agradables son gente con la que apetece contar y compartir el tiempo de ocio, se les tiene en cuenta para planificar un viaje, una barbacoa o tomar un café relajado, y se convierten en un modelo al que le gustaría parecerse. ¿Por qué? Porque su presencia le hace sentir bien y relajado.

Cambiar nuestra forma de ser es posible. Huya del “yo soy así” y entrene los puntos que aparecen a continuación. Es imposible fallar en todos. Puede que necesite trabajar unos cuantos. No se agobie. Los cambios requieren el deseo de renovarse, planificarlos, pasar a la acción, entrenarlos a través de la repetición y tener paciencia con ellos. Interprete con benevolencia. Si tiene alguna duda de la intención de un comentario o de la acción de alguien, es mejor que le pregunte antes que decidir que lo ha hecho o dicho para fastidiarle. Si piensa que los demás tienen malas intenciones, no se dará cuenta de lo bueno que puedan hacer por usted.

"Hablo a todos de la misma forma, ya sea
el basurero o el presidente de la universidad".
Albert Einstein

Expectativas positivas. El “piensa mal y acertarás” solo le lleva a anticipar que la gente le va a fallar. ¿Usted falla a los demás, es poco fiable, deshonesto, mentiroso? No, la mayoría de nosotros somos personas de bien. Nos equivocamos y cometemos errores, pero no suelen ser intencionados. Yo creo que ese refrán lo inventó el mismo que dice que “cree el ladrón que todos son de su condición”. Lo que esperamos de los demás condiciona el trato que tenemos con ellos. Si espera cosas buenas, será amable, será amable, sonreirá, dará tiempo, se sentirá tranquilo, confiará. Pero también ocurrirá lo contrario. Si espera que le fallen se fijará más en detalles negativos. Está claro que alguien en algún momento de nuestra vida va a ser injusto con nosotros. Pero sacar conclusiones de que todo el mundo será igual es un sinvivir. No es fácil relacionarse con personas desconfiadas porque nos hacen sentir deshonestos.

Busque relacionarse con personas con una escala de valores parecidas. Esto le allana el camino y le facilita las relaciones. Las personas parecidas nos facilitan el trato. Las similitudes permiten anticiparnos y estar en una zona confortable. Relacionarse con clientes de otras culturas o con valores distintos genera un sobre esfuerzo, porque lo que usted entiende que está bien, a otros les puede parecer un disparate. Hay culturas en las que los comerciantes no entienden que no se les regatee, y clientes que se sienten incómodos cuando tienen que pactar el precio. Por eso, ser parecidos nos convierte en personas de trato fácil con ese grupo de gente.

Flexibilidad. ¡Qué difícil es mantener una relación tranquila con alguien terco e inflexible! La capacidad de adaptación es una conducta inteligente y requiere flexibilidad. Transigir no es una debilidad. Ceder es tener empatía y reconocer que la opción del otro también es una buena opción. Si consiente, los demás también lo harán. Pero si no es capaz de adaptarse a los planes de los demás y se ofusca cuando no se sale con la suya, nadie querrá contar con usted porque supondrá una barrera para las prioridades del equipo o de otra persona. La flexibilidad mejora mucho la comunicación y facilita el entendimiento.

Dulzura. La dulzura se encuentra en el volumen, el tono, en la expresión facial, en las palabras que elige o en su mirada. Las personas dulces proyectan una calidez sincera. Su expresión facial invita a devolverles una mirada o sonrisa iguales. Su manera relajada de pedirle algo hace que se sienta valorado y querido. La dulzura es la mejor rival de la agresividad y del trato seco.

Transparencia. Guarde un as en la manga para los trucos de magia, pero no para relacionarse con los demás. Hable, exprese cómo se siente, qué le ocurre o lo que le preocupa. Hágalo con naturalidad. Las personas que hablan de sí mismas con naturalidad nos parecen cercanas. Por el contrario, hay personas que parecen misteriosas y que esperan que los demás adivinen lo que les pasa. Es gente que no nos hace sentir cómodos.

Deje la seriedad para las emergencias. No es sinónimo de responsabilidad. Sea divertido y desenfadado. Relacionarse con personas serias a veces es incómodo. No provoca un ambiente relajado y distendido en el que los demás se sientan con confianza para ser ellos mismos.

Trabaje su expresión facial y sus gestos. La sonrisa invita al otro a sonreír, y los demás le interpretan como una persona asequible, relajada y abierta a relacionarse. Sonreír es gratis y le abrirá muchas puertas. No mire por encima del hombro, ni levante el dedo acusador. La naturalidad a la hora de expresarse de forma agradable requiere un entrenamiento. Si ha decidido sonreír más, lo normal es que al principio su gesto risueño no le salga con toda la naturalidad del mundo. Pero concédase un tiempo.

Sea un tipo divertido y páselo bien. Cuanto más disfrute de la vida y más desarrolle su sentido del humor, mayor satisfacción y bienestar tendrá. No es atractivo ni grato relacionarse con personas rencorosas, envidiosas y victimistas. Lo mismo que hace ahora puede realizarlo con más diversión: ponga música, sea creativo, caricaturice la situación y recuerde emociones positivas que le hagan sentir vivo durante un momento de estrés. Hay muchas maneras de cambiar su estado emocional. No permita que las situaciones ni otras personas le superen y le sumerjan en la apatía y la rabia. Modifique su mundo y se transformará usted.

Escuche y preste atención. Nos gusta relacionarnos con las personas que se interesan por nosotros y nos escuchan. Haga sentir bien a los demás prestándoles atención, reforzando las pasiones del otro, valorando sus progresos, elogiando detalles, desde la ropa que llevan a su último logro laboral. Deje la crítica y los consejos no pedidos. Se trata de pasar un buen rato, no de dar lecciones a otros.

Pregunte e interésese por los otros. A las personas les gusta hablar de ellas mismas y se sienten a gusto cuando se les da la oportunidad de contar sus cambios, su vida en pareja, el futuro de sus hijos, intereses, el trabajo… No sea el protagonista de las conversaciones. No necesita tener una relación íntima con la persona para interesarse.

Sea servicial, que no servil. Haga favores gratuitos, de esos que salen de uno con la única finalidad de ayudar y contribuir al bienestar de otra persona. No mida, actúe en función de su corazón, valores y sentimientos. Las personas serviciales se ofrecen: “¿Puedo ayudarte en algo?”. No se trata de estar al servicio de los demás y perder espacio para nosotros. Pero también hay que olvidarse de vez en cuando de uno mismo para pensar en qué y cómo puedo contribuir y prestar ayuda. Busque el término medio para tener tiempo para todo.

La forma en que ves a la gente es la forma en la que la tratas,
y la forma en la que la tratas es en lo que se convierte.
Goethe

Mejor tener paz que tener razón. ¡Qué tranquilidad da poder permitirse no justificar todo, no tener que argumentar las ideas para sentirse comprendido y qué relax para cualquier intercambio, sobremesa o conversación! Las personas que siempre quieren llevar razón son agotadoras. Muestran con orgullo sus conocimientos, argumentos y se creen en posición de la verdad. No es agradable conversar con ellos.

Sea discreto, sobre todo con la información de otros. En este mundo de cotilleo en el que muchos viven la vida de los demás por no vivir la suya propia, se ha terminado por convertir el hablar de otros en algo normal. La indiscreción y la imprudencia le alejan de las relaciones de confianza. No hable de la vida privada, chismes o intimidades de nadie, y menos sin haber pedido permiso. No espere que le digan: “Esto no lo cuentes”. Coja la costumbre de no hacerlo.

Trate bien a todos. Dice un proverbio del libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, de Dale Carnegie: Si quiere coger miel, no pegue puntapiés a la colmena. Esperamos ser bien tratados porque forma parte del respeto que merecemos y porque nos hace sentir especiales. Pero este deseo debe acompañarse de comportamientos recíprocos y bidireccionales.

Para saber más

Libros
"Cómo ganar amigos e influir sobre las personas". Dale Carnegie (Elipse)
Películas
"El cartero y Pablo Neruda". Michael Radford
"Forrest Gump". Robert Zemeckis
"Gandhi". Richard Attenborough

Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/08/20/eps/1440090968_118776.html

jueves, 27 de agosto de 2015

Los gustos culinarios de los dictadores

Los gustos culinarios de los dictadores ponen en evidencia sus excesos y su compleja relación con la comida, que utilizaban para imponer su poder y atemorizar a sus enemigos. Las cenas ligeras en casa de Stalin duraban seis horas e incluían juegos que siempre acababan con los comensales —todos los que no eran Stalin— humillados; Mussolini, que odiaba la pasta, tenía un desinterés por los alimentos muy poco italiano, solía tomar una ensalada hecha a base de ajos crudos aliñados con aceite y limón y Sadam Hussein se ponía metafórico al comer olivas: decía que escupía el hueso igual que algún día escupiría a los israelíes de Oriente Medio. Al mandatario iraquí le preparaban la comida cada día simultáneamente en sus 12 residencias, porque no se sabía en cuál aparecería.

Leyendo el libro Dictator’s Dinners (Gilgamesh Publishing), subtitulado Una guía de mal gusto de los tiranos a la mesa, se aprende todo esto y más. Incluye una treintena de recetas con los platos preferidos de cada déspota, por si a cualquiera le apetece hacerse en casa un cous cous con carne de camello à la Muamar Gadafi, una ensalada de pescado estilo Pol Pot, o el pichón relleno de lengua y pistachos que hacía perder el sentido a Hitler. Éste, por cierto, no era un vegetariano tan estricto como se cree, si bien comía poca carne por influencia de Richard Wagner, que sostenía que el buen pueblo alemán jamás habría sido omnívoro de no ser por la influencia judía.

Victoria Clark y Melissa Scott, dos veteranas periodistas británicas que han ejercido de corresponsales en lugares donde los dictadores campaban a sus anchas como Irak, Rumanía o la antigua Yugoslavia, decidieron escribir el libro, durante una sobremesa. “Estábamos hablando de cuestiones de actualidad internacional; la idea se nos presentó y decidimos ponernos a ella de inmediato”. El tomo, que apareció hace unos meses en Reino Unido, ha sido traducido a varios idiomas (al castellano, de momento, no) y ahora sus autoras preparan una secuela que aparecerá en otoño, dedicada a las últimas cenas de varios personajes ilustres.

De su excursión a la despensa de 26 jefes de estado ya muertos o retirados —ni Fidel Castro ni el etíope Mengistu Haile Mariam, que también salen en el libro, ostentan ya nominalmente el poder— se puede decir que la historia da la razón al mantra moderno que asegura que “eres lo que comes”. Y que pocas cosas explican tanto a una persona como lo que pone en su plato en la intimidad de su casa, o de su palacio presidencial.

Entre la selección, hay un puñado de dictadores ascéticos, como Antonio de Oliveira Salazar. Soltero recalcitrante —no había más esposa que Portugal, según decía— y ahorrador, desayunaba café de cebada y una tostada a palo seco y su plato preferido eran las sardinas a la brasa con frijoles, una timidísima revancha contra la pobreza que sufrió en la infancia, cuando tenía que compartir un solo boquerón con sus hermanas. Mussolini también entra en el campo de los austeros. Si bien hizo de la producción de trigo un emblema de la Italia fascista y hasta llegó a escribir un poema al pan —“orgullo del trabajador, poema del sacrificio”—, rechazaba la carne y el vino como una muestra de su estoicismo. “Tenía problemas de estómago y no podía permitirse ser autoindulgente, pero lo que le gustaba era esa idea del macho que sabe negarse los placeres”, defienden las autoras.

Son la excepción. La mayor parte de los dictadores usó su ilimitado poder para procurarse las mejores viandas. Clark lo achaca a que “muchos de ellos venían de orígenes humildes y al llegar al poder estuvieron encantados de poderse dar estos lujos. Por fin podían tomar champán para desayunar, como hacía el congoleño Mobutu Sese Seko, o bistecs, como Ceaucescu. Al yugoslavo Tito también le encantaban la comida y el oropel. Él era, de alguna manera, el comunista glamuroso”. Le gustaba obsequiar a dignatarios y celebridades en su yate, el Galeb, con el que surcaba la costa adriática. En el libro hay una prueba: una impagable foto de Sofia Loren, con el pelo recogido en un pañuelo campesino, pelando patatas a la vera de Tito.

Aunque es conocida la afición por el buen comer de Fidel Castro, que tiene opiniones muy precisas sobre cómo hay que cocinar la langosta (11 minutos al horno o seis minutos si se hace a la brasa en un espeto, para aliñar después con mantequilla, ajo y limón) y en su día dilapidó millones de pesos en sus intentos de producir whisky y foie gras en Cuba, Clark no duda en conceder el dudoso título honorífico de “tirano más foodie” a Kim Jong-Il. El norcoreano enviaba a su chef por todo el mundo a conseguirle caviar iraní, mangos tailandeses, salchichas danesas y unos pasteles de arroz japoneses especiados con artemisa que podían costar hasta 100 euros la unidad. El querido líder empleaba a un chef sólo para hacerle el sushi. Jenki Fujimoto contó en un libro en el que revelaba los excesos de su exjefe que a éste le gustaba comerse el pescado “tan fresco que aún boqueaba y movía la cola”.

De Kim Jong-Il se decía también que era el cliente más importante del coñac Hennessy. Tenía botellas por valor de más de 700.000 euros que atesoraba en su multimillonaria bodega. Aunque quizá su mayor extravagancia era obligar a varias decenas de mujeres a seleccionar cada grano de arroz que ingería, para que todos fuesen del mismo tamaño y color. Después, se lo cocinaban sobre fuego vivo utilizando sólo leña de un tipo de árboles específicos, cercanos a la frontera con China. Otro dictador asiático, Mao Zedong, compartía esa obsesión. Su arroz se recolectaba en una granja especial para su consumo, regada por el mismo manantial que había proveído a la antigua corte imperial.

Detalles domésticos
Las autoras se han aplicado en la investigación de los detalles domésticos de cada dictador, pero admiten que con algunos resulta difícil separar la realidad de la leyenda. Ellos mismos se cuidaron bien de propagar mitos sobre sus hábitos alimenticios que los hicieran parecer aun más temibles y sobrehumanos. De ahí la duda en torno al supuesto canibalismo del general ugandés Idi Amin y de Jean Bedel Bokassa, el dictador que se autocoronó emperador de la actual República Centroafricana en una ceremonia inspirada en la de Napoleón. “Ambos han sido exonerados de comer carne humana —comenta Clark— y en el caso de Bokassa hubo incluso un juicio en el que llamaron a testificar a su cocinero, pero a la vez es perfectamente posible que lo hicieran. Y si no, es una buena táctica hacérselo creer a sus enemigos, para hacerles temblar”. A Clark también le llama la atención encontrarse con mitos similares en distintos países: “Una leyenda que surge a menudo al buscar información sobre los dictadores latinoamericanos es que bebían sangre de los recién nacidos para mantenerse jóvenes. Se decía del dominicano Trujillo y del paraguayo Stroessner”.

Para casi todos los mandatarios, la comida era su mayor placer y a la vez su principal fuente de ansiedad, puesto que temían morir envenenados. Mantenían un control obsesivo sobre lo que comían y muchos tenían en nómina a varios probadores de comida. En una ocasión, Uday, el sanguinario hijo de Sadam Hussein, golpeó a uno de ellos hasta matarlo y su padre le castigó con una paliza y varias semanas en la cárcel. Y a continuación, seguramente, se fue a degustar una carpa a la brasa. Untada con pasta de tamarindo y su poquito de cúrcuma.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/08/11/actualidad/1439318090_728137.html

Francisco Franco: merluza y bocadillos de delfín
En Dictator's dinners, atribuyen a Francisco Franco una actitud “mortalmente seria” hacia la comida y subrayan su obsesión por la caza y la pesca. Algo que le separaba de sus congéneres fascistas Hitler y Mussolini ya que, al contrario que estos dos, Franco creía que el vegetarianismo era una tendencia peligrosamente socialista.

La cocina en El Pardo era españolísima y burguesa, como demostraron los menús mecanografiados que vieron la luz el año pasado y que supervisaba Carmen Polo. A Franco le gustaba la ternera, el cocido, la sopa al cuarto de hora, que se hace con merluza, almejas y mejillones, y los huevos a la Aurora, rellenos y cubiertos con bechamel. Nada de aquello pasaba por las mesas de la mayor parte de los españoles durante los duros años de la posguerra. Entonces, a Franco le pareció una genuina buena idea la ocurrencia de José Luis Arrese, que después sería ministro de Vivienda, de dar “bocadillos de carne de delfín” a los pobres para paliar la hambruna, según se recoge en su correspondencia con Serrano Suñer.

Aun hoy está bastante extendida la probable leyenda urbana de que se debe a Franco la costumbre de servir paella los jueves en los restaurantes de menú. Se dice que ese era el día de la semana en que el dictador se plantaba en los restaurantes de Madrid sin avisar y entraba en cólera si no tenían arroz.

miércoles, 26 de agosto de 2015

No es preciso vivir debajo de un puente para ser de izquierdas.

En un verano cuajado de noticias densas y trascendentales, la derecha española ha logrado crear una polémica con las vacaciones de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Capitaneados por Francisco Marhuenda al mando de La Razón y sus infectas mentiras habituales, se discute si una persona de izquierdas tiene derecho a disfrutar de una escapada estival de una semana, inviertiendo 600 euros –de su dinero- en el alquiler de una casa compartida. Con 71 años y 50 años de profesión en la que ha sido una jueza de gran prestigio.

Políticos (de los oficiales y de los ejecutan esa labor en medios y dicen ser periodistas) ven normal que la anterior alcaldesa dedicase algo más de esa cantidad, en este caso por noche, en el Penha Longa Hotel Golf Resort de Portugal en viaje privado también, aunque dejara en la capital española la grave crisis del Madrid Arena con cinco jóvenes muertas por la incompetencia. Ana Botella puede porque es de derechas. Los despilfarros oficiales llegaron a llamar la atención hasta de prensa extranjera como Der Spiegel. Y, tras su relevo, vamos conociendo muchos más.

El 'debate' de las vacaciones de Carmena llena horas y horas de televisión. Han llegado a equiparar las vacaiones de la alcaldesa con la invitación de un empresario en duda a un par de ministros, como publicó eldiario.es, o con las que disfruta a todo yate el privilegiado imputado Rodrigo Rato. Solo por las preferentes o por sacar a bolsa una caja quebrada –con lo que ha supuesto- parece que debería reembolsarnos algunos dineros antes de darse sus chapuzones.

El gran tema latente es que la derecha española y sus fieles becerros entienden que para ser de izquierdas hay que vivir debajo de un puente. Con habilitarse espacio en una chabola levantada en la ribera, uno ya es un rico propietario y ha de ser de derechas para “conservar” sus pertenencias. Si has firmado un fascal de letras con un banco y habitas en la casa que aún les pertenece para lo que gusten mandar, entonces ya te has convertido en un potentado que no puede sino votar al PP o en su caso a Ciudadanos. Partidos que cuidan amorosamente de nuestros servicios, pensiones y futuro manteniéndolos alejados de los recortes y la especulación. Ese es el conjunto de la idea que quieren inculcar. Con éxito, siquiera sea por la machacona insistencia del mensaje. De este modo excluyen de cualquier compromiso social serio a cuantos tienen los mínimos medios de subsistencia. A los gestores de estas falsas tramas les guía una clara y sucia intencionalidad política, pero la mayoría lo piensa realmente, aunque pueda parecer increíble.

Pasó desapercibida esta joya que firmó en ABC en Marzo, de 2015, del siglo XXI, Marcos Sueiro, con el expresivo título de Carolina Bescansa, la 'oveja negra' de una dinastía gallega y que no tiene desperdicio de principio a fin. “Carolina Bescansa -escribía dolido el autor- nació en una de las familias patricias de Santiago de Compostela. La cofundadora de Podemos es descendiente de uno de los clanes que han dado color a la vida local”. Carolina destacaba por su inteligencia superior a la de varios de sus hermanos, dice, pero todo se truncó: “En una familia tan extensa siempre hay pequeñas decepciones, pero la menor de las Bescansa superó casi todas las expectativas”.

¿Qué hizo Carolina? Tras relatar las virtudes que adornan a su familia y las amistades que atesoran, Sueiro concluye con una reflexión que es todo un tratado del pensamiento conservador español. La irrupción de Bescansa en un partido de izquierda ha provocado un daño que abochorna a su linaje con el peor de los lamparones: “… la fuerza de su apellido ha replegado a todos los componentes de la saga, que evitan contestar a preguntas sobre el compromiso revolucionario de su sobrina. En las reuniones entre las dinastías médicas y universitarias en la residencia Bescansa de la isla de la Toja se evitan las preguntas 'innecesarias e incómodas'. El tiempo dirá qué lugar ocupará en la vida española y si su éxito radicará en seguir cuestionando el lugar de donde procede”.

En las reuniones entre las dinastías médicas y universitarias en la residencia Bescansa de la isla de la Toja se evitan las preguntas 'innecesarias e incómodas'. El tiempo dirá qué lugar ocupará en la vida española y si su éxito radicará en seguir cuestionando el lugar de donde procede, señala ABC.

Ser de izquierdas no es una religión, no implica sacerdocio ni voto de pobreza. Por el contrario estas condiciones sí se exigen en la religión católica a la que se apresta con fervor de boquilla, preferentemente la derecha, y basta ver el cómo lo cumplen. Los Evangelios están llenos de esa doctrina que rechaza la usura, la avaricia y el egoísmo y propicia la generosidad. En estos momentos cuentan con un Papa que parece tratar de reconducir el catolicismo a su espíritu original. La gran diferencia es que la derecha opta –como mucho- por la caridad que les hace sentir superiores, y la izquierda por la justicia. Los resultados de la justicia son más sólidos y más dignos. Se trata de hacer políticas que disminuyan las desigualdades y que brinden oportunidades a todos, no de hacer tabla rasa en la precariedad.

La derecha, según se deduce, aplaude el brutal aumento de la desigualdad social que ha propiciado el Gobierno de Rajoy –como demuestran datos unánimes, no manipulados-. Y todas sus secuelas. Fiel seguidor de lo que hoy manda en Europa: el liberalismo que, como describen con profusión sus profetas televisivos, consiste en, a la manera del viejo Oeste americano, llegar, plantar la tienda, cuidarse de uno mismo y a los demás que les zurzan. Unos lo consiguen, otros no. Los que no lo consiguen (a los que ellos llaman débiles) sobran. Estamos viendo atestar las fronteras a las víctimas más acuciantes de esta ideología fanática. Y de los hipócritas que se lucran con el negocio de las armas, cerrando los ojos a sus consecuencias. Y salen neofascistas de debajo de las piedras, sin rubor alguno. Tienen claro que estas personas, refugiados y emigrantes, están de más. ¿Qué hacemos con ellas? ¿Las dejamos morir? ¿Las gaseamos mejor que ya el nazismo probó su eficacia? No se van a evaporar. Aumentarán, porque viene implícito (empotrado) en las políticas que aplican.

Todo esto está apoyando la derecha en la práctica, incluidos los no tan ingenuos seguidores de las consignas manipuladoras. En España con el regalo añadido de una corrupción descomunal. Si los políticos conservadores pueden gastar lo que les plazca, propio y ajeno, y robar con total impunidad, sus votantes sustentan la Ley del Gran Embudo, aparcando todo escrúpulo. Esta gente muestra un desahogo patológico en elegir de la moral lo que les conviene.

En definitiva, se han apañado una vida de derechos, prerrogativas y hasta desmanes a imponer. Sin contrapartida alguna que sí exigen a los demás. La izquierda es la que se preocupa de molestas bagatelas como la equidad o los derechos de las personas y punto. Alguien habrá de hacerlo porque esta situación es insostenible y augura días muy negros –aún más negros-. En su infinita ignorancia, gran parte de quienes la apoyan son como aquel gallo jactancioso del cuento que, creyendo ser invitado en la boda, acabó en la cazuela para servir de manjar en el convite.
"http://www.eldiario.es/autores/rosa_maria_artal/"

Fuente: http://www.eldiario.es/zonacritica/izquierdas-preciso-vivir-debajo-puente_6_423517654.html

La Magdalena. Cuando se debate sobre prostitución chirrían la demagogia, la hipocresía o el puritanismo ?

A nadie le hace gracia que su hermana acabe en un burdel, pero a las putas se les guarda un cariño ancestral. Hasta el final del franquismo, un llamativo porcentaje de españoles perdió la virginidad con alguna de ellas y esa sensación es de las que no se entierran. Luis Buñuel —que las adoraba— sostenía que España era el país más reprimido de Europa. El clima moral era de risa. Muchos matrimonios nunca se veían desnudos y la que no llegaba virgen a la noche de bodas se sentía sucia y, sí, un poco golfa. Cómo no iban a ir de putas.

Contra todo pronóstico, entre los jóvenes de hoy, está de moda ir en pandilla a los puticlubs para hacerlo por primera vez. Les puede la ansiedad por saber qué se siente y no desperdician ni un minuto en tratar de seducir a una chica. Ellos también son espejo de su tiempo, uno de los menos románticos de la historia, dominado por la prisa, la negación del esfuerzo, el pragmatismo salvaje y el sentido del espectáculo. Los chicos acuden en grupo a olvidar la virginidad porque así es más divertido. El polvo espectáculo.

Pero alrededor de las putas florece un negocio escandalosamente sórdido que atrae a todo tipo de canallas. Es un inframundo en el que la degradación humana toca fondo. En España el problema se nos ha atragantado. Nuestra propuesta es una completa chapuza: aquí la prostitución es ilegal, pero de aquella manera. Se amaga estos días con un debate nacional e internacional que no termina de cuajar y, cuando se encara el asunto, suelen chirriar la demagogia, la hipocresía o el puritanismo.

Aspirar a liquidar la prostitución es como empeñarse en contar la arena del mar. (Se decía lo mismo de la esclavitud en occidente y se pudo contar -pues aún perdura en otros países-) Y no es sencillo dar en el clavo. Pero urge liberar de su tortura a las explotadas y humilladas y facilitar, a las que decidan ser putas, una vida decente (? ¡Qué bueno! ¿cómo se hará?). Y quien se acerque a ellas que lo haga con delicadeza (!toma¡, ¿será como él lo hace?). Sea por placer o porque, como inmortalizó Joaquín Sabina en Una canción para la Magdalena, esté más solo que la luna.

¡¡¡El artículo no tiene desperdicio, lleno de todos los tópicos típicos de los puteros, eso sí, que no les toquen a sus madres!!! ¿Las demás?, ¡¡¡ya es otra cosa!!!

Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/08/05/estilo/1438791345_321037.html
Más: http://elpais.com/tag/prostitucion/a/

La Trata -de personas- la fomentamos todos

La trata de personas es un tema escabroso que como sociedad de doble moral preferimos mantener al margen de la burbuja de apatía donde vivimos. No quiere decir que no sea de suma importancia ventilarlo, denunciarlo y accionar para combatirlo. Precisamente porque es un realidad cruda y nos exige conciencia es que preferimos ignorarla pero, ¿qué pasaría si en la trata está envuelto uno de los nuestros como víctima? Las cosas cambian, ¿verdad? Porque están de por medio los afectos y los lazos sanguíneos. Es mezquindad si solo denunciamos cuando uno de los nuestros está implicado. Prevenir la Trata es obligación de todos, así como denunciarla y luchar por erradicarla.

La trata de personas tiene tantos rostros, se comercia con ellas para fines de explotación sexual, tráfico de órganos, trabajo forzado lo que hoy en día también es llamado como esclavitud moderna. La trata de personas con fines de explotación sexual que está en cada bar, casa de citas, o como comúnmente se les conoce “prostíbulos” –que no estoy de acuerdo con el término, pero el punto no es ese en este artículo- existen personas que están ahí contra su voluntad. Niñas, niños, adolescentes y mujeres. ¿Cuántos bares hay en nuestra ciudad, en nuestro barrio, en nuestro país, en el mundo? ¿Cuántas miles de personas están ahí del otro lado de la puerta y nosotros fingimos no ver? Porque somos mojigatos, tenemos doble moral, y los prejuicios y los estereotipos nos corroen.

Como humanidad tenemos que realizar una evaluación profunda acerca de nuestro actuar, de esa indolencia que nos impide ver el sufrimiento de otros. En todas las clases sociales se está propenso a ser víctima de Trata pero ésta se facilita para las mafias en personas que viven en vulnerabilidad económica. Muchas engañadas con promesas de trabajo, ahí entran las migraciones forzadas que dejan a miles a la deriva. Niños, niñas, adolescentes, mujeres, afro descendientes, personas LGBTI, indígenas.

La Trata no puede ser imperceptible, ésta cuenta con la impunidad de estructuras en los gobiernos de origen, traslado y llegada. Para esto se requiere de un enganche, transporte, traslado, recepción. Viene con engaño o bien por secuestro. La Trata se da frente a nuestras narices y la indiferencia y el egoísmo de pensar que todo gira alrededor nuestro no nos permite ver lo que es obvio. No solo no hacemos nada para evitarlo y denunciarlo sino que encima criminalizamos a las víctimas de Trata. ¿Somos descarados verdad?

Un ejemplo muy claro es el de las víctimas que han sido detenidas por autoridades como caso de prostitución, se ven con la barrera de no poder acceder libremente y sin prejuicios por parte del sistema y de la sociedad a salud, educación, un empleo y vivienda.

El tema de Trata es extenso, un artículo no es suficiente. Un día Mundial tampoco. La Trata la vemos todos los días en los niños que trabajan en las calles, en los campos de cultivo donde están esos jornaleros sin dormir y sin comer trabajando de sol a sol, sin paga o con un salario de miseria. La Trata la vemos todos los días en nuestros hermanos migrantes que se van de nuestros países, que se trasladan en nuestros países, que llegan a nuestros países. La Trata está en todos lados, ¿cómo es posible que no actuemos para erradicarla?

No olvidemos que la violencia sexual y los feminicidios van de la mano de la Trata, de la violencia de género, del patriarcado. Que la Trata con fines de explotación laboral va de la mano del capitalismo, de la oligarquía y de las transnacionales. Que esa explotación infantil que viene con la Trata va de la mano de la discriminación y del clasismo. Todo se entrelaza. La Trata con fines de robo de órganos la sufren en su mayoría los migrantes indocumentados en estos tiempos de migraciones forzadas.

Una película excelente que toca muy de fondo el tema de la Trata con fines de explotación sexual es la argentina “La Mosca en la Ceniza.” Como también el famoso corto que no dura ni dos minutos pero el golpe lo da certero, “Bailarinas en el Barrio Rojo de Ámsterdam.” La película española, Evelyn.

La próxima vez que veamos un burdel, una casa de citas, a unos niños trabajando en la calle, campos de cultivos, bananeras, azucareras, algodoneras, tabacaleras. Maquilas, fábricas, migrantes pensemos en la Trata. Y preguntémonos qué podemos hacer para informarnos al respecto, para contribuir a denunciarla, a erradicarla. Yo les diría que así sin tanto embrollo lo único que necesitamos es esencia humana y amor. Porque el camino se encuentra una vez uno quiere involucrarse en ser parte del cambio.

Me pregunto, qué piensan acerca de la Trata estos que se ponen la capa de revolucionarios e intelectuales, o los religiosos rematados pero que asisten gustosos a los bares a violar niñas, adolescentes y mujeres. ¿Qué piensan las prejuiciosas mujeres de buena fe que no salen de la iglesia? ¿Y usted que lee este texto, qué piensa de la Trata?

Vayamos por lo que vale, de nada nos sirve una vida de mediocridad si no dignificamos nuestra esencia humana. Si no hacemos florecer este amor que nos hermana.
Ilka Oliva Corado
@ilkaolivacorado.

Blog de la autora: Crónicas de una Inquilina

Marx rojiverde

La edición: 
El 25 de agosto de 2012 falleció Francisco Fernández Buey (1943-2012), el autor de libros tan imprescindible como Marx sin ismos o Leyendo a Gramsci. 

En su recuerdo, reproducimos un artículo suyo de septiembre de 2004, una reseña a un ensayo de J. B. Foster sobre la ecología de Marx. Aquí, en rebelión, donde no habita el olvido. ***

J.B. Foster, coeditor de Monthly Review y profesor de sociología en la Universidad de Oregón, ha escrito el libro más completo aparecido hasta ahora acerca de lo que Manuel Sacristán denominó hace veinte años “los atisbos ecológicos de Marx”i.

El libro está estructurado en seis capítulos, en los que se repasa prácticamente la totalidad de la obra de Marx y Engels, desde la tesis doctoral del primero sobre el materialismo de Demócrito y Epicuro hasta los últimos escritos del segundo acerca de los orígenes del Estado y la propiedad privada.

Se trata, sin duda, de una aportación importante para el conocimiento de las ideas de los fundadores del marxismo y su evolución. Como ha subrayado el científico R.C. Lewontin, el libro proporciona una nueva comprensión del materialismo de Marx en su totalidad así como del desarrollo de la dialéctica de la sociedad humana y la naturaleza.

Lo que distingue el libro de J.B.Foster de la mayoría de los estudios de conjunto sobre la obra de Marx y su evolución es el énfasis que ha puesto en el seguimiento de sus ideas sobre la relación de los seres humanos con la naturaleza y de sus opiniones acerca de los problemas relativos al medio ambiente. Pero no sólo eso: J.B. Foster ha dedicado muchas páginas de su libro a la reconstrucción del tipo de materialismo defendido por Marx y a su recepción de las ideas de los filósofos materialistas de la antigüedad clásica y de los filósofos y científicos materialistas de la modernidad. Uno de los aspectos más sugestivos del libro es precisamente el estudio que hace de la recepción por Marx de las ideas de Epicuro, Lucrecio, Francis Bacon y los pensadores ilustrados.

Todavía en este mismo ámbito de la historia de las ideas hay que destacar la forma en que se aborda aquí la crítica de Malthus y del maltusianismo y las páginas que J.B. Foster dedica a la influencia que tuvieron en el desarrollo del naturalismo y del materialismo de Marx varios autores: el químico Justus von Liebig, Charles Darwin y el antropólogo norteamericano Lewis Henry Morgan (1818-1881).

No hay en el libro Foster revelaciones de nota sobre textos de Marx acerca de la cuestión ecológica que no fueran conocidos ya. En este sentido, Foster se atiene, en lo esencial, a textos de Marx que habían sido tomados ya en consideración por Manuel Sacristán y por otros investigadores marxistas sensibles a la cuestión ecológica; textos procedentes, en su mayoría, de los Manuscritos de París, de la Ideología alemana, de los Grundrisse, de los volúmenes de El Capital y de la correspondencia con Engels y con otros contemporáneos suyos.

Tampoco es intención de J.B. Foster presentar ahora a Marx como si se tratara de un ecologista avant la lettre para enlazar así con la moda de lo verde. Esto último lo deja claro desde el primer capítulo del libro: ”La intención que nos mueve no es la de enverdecer a Marx con el fin de que resulte ecológicamente correcto” (pág.43).

Solo que el estudio sistemático y detallado de todos los fragmentos de Marx dedicados a estas cuestiones, al ser puesto en relación con el análisis de lo que él mismo fue escribiendo a lo largo de su vida acerca de Epicuro, de Lucrecio, de Bacon, de Liebig, de Darwin y de Morgan, permite a J.B. Foster sacar algunas conclusiones que chocan con las interpretaciones más divulgadas entre los marxólogos. Estas conclusiones son sustancialmente tres:

1ª Que en la obra de Marx hay algo más que algunos atisbos ecológicos desperdigados.

2ª Que el concepto de metabolismo o relaciones metabólicas (en alemán, Stoffwechsel, intercambio material) entre los seres humanos y la naturaleza es un concepto fundamental a lo largo de toda la obra de Marx; y que en la elaboración de este concepto está la clave para una lectura omnicomprensiva de Marx, o sea, para su comprensión no sólo como materialista histórico (que es el aspecto que han acentuado muchos intérpretes, desde el Lukács de Historia y consciencia de clase hasta Jean Paul Sartre pasando por Gramsci y los teóricos de la Escuela de Frankfurt) sino también como materialista dialéctico (es decir, como pensador materialista de la naturaleza en su despliegue dialéctico) que es a la vez un materialista práctico, un materialista de la praxis.

3ª Que la concepción marxiana de la naturaleza y la noción de metabolismo proporcionan una aproximación materialista y socio-histórica a los problemas que hoy llamamos ecológicos (por ejemplo: las consecuencias de la aplicación de la química a las tierras de cultivo; el problema de la contaminación de los ríos por vertidos de residuos urbanos e industriales; el asunto de la contaminación del aire de las grandes ciudades; o la cuestión de la sostenibilidad en general y del urbanismo sostenible en particular, etc.) mejor que las aproximaciones brindadas por la mayoría de los ecologismos de la segunda mitad del siglo XX.

Estas tres conclusiones tienen su punta polémica.

La primera la tiene en relación con aquellos autores (la mayoría) que vienen repitiendo desde hace décadas que Marx fue un “desarrollista” que tenía una noción del progreso (y particularmente del progreso de las fuerzas productivas) que no rebasa el horizonte de los ilustrados, y que se ha hecho inmantenible en nuestros días.

La segunda conclusión de J.B. Foster choca con todas las interpretaciones más o menos historicistas, hegelianas o culturalistas (Foster suele decir en su libro “idealistas” o “espiritualistas”) que han desdibujado el materialismo de Marx, desatendiendo sus intereses científico-naturales y en particular el vínculo que él mismo quiso establecer entre su concepción del mundo y la teoría darwiniana de la evolución.

Y la tercera conclusión polemiza con varios de los ecologismos del siglo XX (sobre todo con la llamada ecología profunda y con los defensores del ecologismo como “nuevo paradigma”), al argumentar que la cuestión central que hay que discutir, hoy como ayer, no reside en la contraposición entre antropocentrismo y ecocentrismo, sino en cómo fundamentar la idea de coevolución.

A lo largo del libro de J. B. Foster hay, además, toda una serie de apuntes y desarrollos que interesarán tanto a marxistas como, en general, a las personas aficionadas a la historia de las ideas, a la historia de la ciencia o al estudio de las relaciones entre naturaleza y sociedad. De entre esos apuntes y desarrollos yo destacaría los siguientes, por lo que tienen de novedad:

1º La forma en que se aborda el análisis de la tesis doctoral de Marx sobre las diferencias entre la filosofía de Demócrito y la filosofía de Epicuro, lo cual conduce a una recuperación, por así decirlo, del epicureísmo de Marx (no sólo del joven Marx sino también del Marx maduro). En el contexto de este análisis Foster llama atención (pág.97) sobre algo que ha pasado desapercibido a la mayoría de los marxólogos y que, en cambio, los helenistas y los historiadores de la filosofía apreciarán, a saber: que la lectura actual de trozos de la gran obra de Epicuro Sobre la naturaleza, a partir de la exégesis de los restos de los papiros carbonizados hallados en la biblioteca de Filodemo, en Herculano, aportan una confirmación directa de la interpretación del materialismo epicúreo que en su tiempo Marx tuvo que basar, en gran parte, en conjeturas y en razonamiento dialéctico.

2º La discusión acerca del carácter prometeico de la concepción histórico-materialista de Marx basada en afirmaciones sueltas, como la que dice que Prometeo es el principal de los candidatos al panteón laico. Foster dedica mucha atención a la crítica que Marx hizo precisamente del “prometeísmo” de Proudhon y, basándose en esa crítica y en el estudio detallado de otros textos, mantiene que sobre esto hay que matizar. La matización, de mucha importancia por sus implicaciones para la fundamentación de un punto de vista ecológico-social, aclara que, para Marx, el Prometeo digno de admiración era la figura mítica revolucionaria tal como aparece en la obra de Esquilo Prometeo encadenado (el Prometeo que desafió a los dioses del Olimpo y trajo el fuego, o sea, la luz, la ilustración, a los seres humanos. Esta imagen asocia a Prometeo con la aparición de la ciencia y el materialismo y debe distinguirse de la imagen tardía de Prometeo como representante del maquinismo (págs. 210-212).

En esa misma línea J.B. Foster escribe cosas muy sensatas sobre Francis Bacon, sobre su influencia en Marx y sobre el tópico que viene a hacer de Bacon algo así como el padre del industrialismo productivista moderno, enemigo de la naturaleza. Recuerda Foster que Bacon escribió también que sólo podemos mandar sobre la naturaleza obedeciéndola (pág. 217) y que los historiadores serios de la ciencia (por ejemplo, Paolo Rossi) hace tiempo que refutaron ese tópico corriente en los ambientes ecologistas neorrománticos y posmodernistasii.

3º La reconstrucción detallada de la relación intelectual de Marx con Justus von Liebig, que no se reduce en absoluto a la muy conocida cita que Marx hizo de él en El capital. Muestra Foster en esas páginas que el conocimiento que Marx obtuvo de Liebig sobre química orgánica, sobre la industria de los fertilizantes y sobre el desarrollo de la química de los suelos le condujo a una comprensión sofisticada de la degradación ecológica de los suelos y a defender la tesis de que el carácter inherente de la agricultura a gran escala bajo el capitalismo impide una aplicación verdaderamente racional de la nueva ciencia de la gestión del suelo (págs. 229-242). Lo de comprensión sofisticada tiene aquí el preciso sentido de que, siguiendo en esto la evolución del propio Liebig, Marx abandonó el optimismo inicial acerca de la “segunda revolución agrícola” (caracterizada por la aplicación sistemática de la química a la agricultura) para acabar llamando la atención acerca de un caso paradigmático en el que las fuerzas productivas se convierten en fuerzas de destrucción.

Una novedad interpretativa, en relación con esto, que vale la pena tener en cuenta, consiste en subrayar la importancia que Marx concedió, ya en 1851, a la obra del economista político y terrateniente escocés James Anderson (1730-1808) sobre los orígenes de la fertilidad diferencial de la tierra (pág. 227-228).

4º La reconstrucción detallada de la recepción e influencia de las obras de Charles Darwin, en este caso tanto en Marx como en Engels; en cuyo contexto, seguramente uno de los más atractivos del libro, Foster responde con mucha precisión a una pregunta que los marxistas historicistas y culturalistas no suelen hacerse: ¿qué explicación hay que dar a la rotunda afirmación de Marx de que la teoría de la selección natural de Darwin proporcionaba “la base, en historia natural,” de la propia concepción del mundo? Para responder a esta pregunta con conocimiento de causa Foster acude a fuentes poco transitadas por la mayoría de los marxistas, como son las consideraciones teóricas y metodológicas de biólogos y paleontólogos que conocen bien la historia y el significado de la teoría de la evolución de Darwin y que, por otra parte, han criticado sin contemplaciones del darwinismo social y el determinismo biológico: Richard Levins, Richard Lewontin y Stephen Jay Gould.

También en este asunto hay una aportación curiosa y poco valorada hasta ahora por los marxólogos que se han ocupado del “Marx tardío”: la relación de amistad que Marx mantuvo en sus últimos años (desde 1880) con el entonces joven darwiniano E. Ray Lankester (1847-1929), que acabaría siendo un prominente biólogo evolucionista, miembro de la Royal Society y director del Museo Británico (págs. 336-337).

5º Un último tema, interesantísimo también, que Foster no desarrolla pero que deja apuntado en el epílogo a su libro (en relación con la pérdida de peso específico de las consideraciones ecológicas y naturalistas en los marxismos posteriores a la muerte de Marx y señaladamente en la época estalinista) es el de la recuperación de los manuscritos de Nikolai Bujárin (1888-1938), redactados en prisión, al final de su vida y que han visto la luz en 1992, gracias, entre otras cosas, a los esfuerzos de su biógrafo Stephen Cohen. Se trata de un libro de poemas titulado La transformación del mundo y de una obra filosófica, según Foster, de gran alcance publicada ya en ruso con el título de Arabescos filosóficos.

Foster afirma (pág. 342-346) que esta última obra pretende relacionar el marxismo con las teorías ecológicas de V.I Vernadski y sugiere que su lectura obligaría, como mínimo, a cambiar la opinión que la mayoría de los marxistas occidentales hemos tenido acerca de Bujárin como teórico, aceptando por lo general la crítica que de su Manual hizo Antonio Gramsci en los Cuadernos de la cárcel. De ser eso así, sería un excelente motivo para reabrir una de las páginas teóricas más sugestivas de la historia de los marxismos de los años treinta: la que abrió el economista Piero Sraffa al enviar, desde Cambridge, al Gramsci prisionero de Musolini, Science at the Cross Roads, o sea, los materiales del II Congreso de Historia de la Ciencia y la Tecnología que se reunió en Londres en junio de 1931.

El epílogo del libro de Foster sugiere algo que puede interesar particularmente al marxismo hispánico. La delegación soviética presidida en aquel Congreso de Londres por Bujárin tuvo, en los orígenes de la historia y la filosofía marxista de la ciencia, un papel tan destacado como el que tuvieron allí mismo Bernal, Farrington, Haldane y Needham (autores, todos ellos, recordados y reivindicados ahora por J.B. Foster en su polémica con el idealismo y el espiritualismo). Pero Gramsci no supo apreciar el valor de aquellos papeles. Manuel Sacristán, en lo último que escribió antes de su muerte, dijo por qué: por el “idealismo culturalista de su ambiente intelectual”. De manera que esta sugerencia sobre el último Bujárin, atento al pensamiento ecológico de V.I Vernadski, puede verse ahora como otro lazo de unión entre lo que J.B Foster dice y la forma de entender el marxismo de aquel que, aquí, hace años, nos hizo ver la importancia de los atisbos ecológicos de Marx, después de haber introducido a Gramsci casi al mismo en que discutía con Gramsci precisamente por el concepto que éste tuvo del materialismo y de la ciencia.

Aparte de su interés para ese capítulo de la historia de las ideas, La ecología de Marx. Materialismo y naturaleza interesará, sin duda --y en este caso por razones eminentemente prácticas-- a las personas que se dedican a estudiar los problemas de la agroindustria en el mundo actual desde la perspectiva del ecologismo social, a todos aquellos economistas sensibles que, con razón, exigen precisión en el uso de la hoy ya manida noción de sostenibilidad y, muy particularmente, a los campesinos cultos de este mundo de la globalización neoliberal que se siente vinculados a las propuestas alternativas del MST y de Vía Campesina.

Notas:

i John Bellamy Foster, La ecología de Marx. Materialismo y naturaleza . El viejo topo (con la colaboración de ISTAS y de la revista Viento Sur ), Barcelona, 2004, traducción de Carlos Martín y Carmen González de Marx´s ecology (2000). Con prólogo de Jaime Pastor.

ii Véase, por ejemplo, Paolo Rossi, Francesco Bacone: dalla magia alla scienza, Eiunaudi, Turín, 1974.

martes, 25 de agosto de 2015

Pensiones amenazadas. Rajoy mantiene su previsión y como los ludópatas en el casino ha doblado la apuesta anticipando unos ingresos en 2016 de 117.000 millones de euros

El Gobierno de Mariano Rajoy desde 2012 ha inflado sistemáticamente los ingresos en los presupuestos. Esa ha sido una de las causas principales para incumplir los objetivos de déficit todos los años de la legislatura y de que la deuda pública supere la psicológica cifra del billón de euros. Pero lo de 2016 no tiene precedentes en la historia de la democracia. Hasta Syriza hace presupuestos más creíbles que Rajoy.

El agujero más preocupante está en la Seguridad Social, fuente de la que se nutre el pago de pensiones del que dependen nueve millones de españoles. Para 2015 el Gobierno presupuestó un crecimiento del 7% de las cotizaciones sociales que supondrían una recaudación de 110.000 millones. Entre enero y julio los ingresos han crecido un anémico 0,8% y cerrarán el año con una recaudación próxima a los 100.000 millones de euros.

Lo que mandan los manuales y el principio de prudencia de un país desarrollado como nuestra querida España es que al realizar el presupuesto de 2016 se corrigiera la desviación y se fuera al Parlamento a explicar a los ciudadanos las causas del error y las medidas para corregirlo. Pero Rajoy mantiene su previsión y como los ludópatas en el casino ha doblado la apuesta anticipando unos ingresos en 2016 de 117.000 millones de euros.

Cuando Rajoy llegó a la Moncloa se encontró 70.000 millones en la hucha de las pensiones. Cuando abone la paga extra de diciembre cerrará 2015 por debajo de 40.000 millones. El déficit de la Seguridad Social supera los 30.000 millones y a la hucha le queda un año. ¿Y después?

Fraga nunca apoyó el desarrollo del sistema de pensiones público. Aznar sigue obsesionado desde FAES con cargárselo y sustituirlo por un sistema de capitalización que acabaría con la solidaridad y dejaría en la pobreza severa a cinco millones de pensionistas, aunque nunca se atrevió a cambiarlo. Pero ha sido Rajoy el que conseguirá lo que sus antecesores no lograron con la misma táctica que Reagan y los neocon. Las ha congelado desde 2012, ha permitido un déficit crónico y, si vuelve a gobernar, dirá que no hay otra alternativa que reformarlo y recortar nominalmente las pensiones.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/08/05/actualidad/1438799312_290976.html

La hucha de las pensiones sólo da ya para tres meses

Rajoy le ha dado un hachazo de más de 41.000 millones de euros en lo que va de legislatura y para 2016 prevé otros 6.000. La mala calidad del empleo y el descenso de los salarios impiden que la Seguridad Social equilibre su presupuesto.

La creación de empleo de la que alardea el Gobierno no está contribuyendo a equilibrar el presupuesto de la Seguridad Social, que desde 2012 cierra con déficit año tras año. Las cotizaciones de trabajadores y empresarios son suficientes para cubrir el coste mensual de las pensiones, pero no las pagas extraordinarias de julio y diciembre, ni las retenciones a cuenta del IRPF que hay que ingresar en Hacienda.

De ahí que Mariano Rajoy venga recurriendo de forma sistemática al Fondo de Reserva, constituido en 2000 con el fin de tener un colchón cuando se empiece a jubilar la cuantiosa generación del baby boom a mediados de la próxima década.

Ese uso de la conocida popularmente como hucha de las pensiones tiene poca relación con su concepción original, lo que no ha impedido que el Gobierno le haya dado un hachazo de más de 41.000 millones de euros durante la legislatura. Como consecuencia de ello, el fondo dispone ahora de 39.520 millones, muy por debajo de la cifra con la que contaba al cierre de 2011.

Los Presupuestos Generales del Estado prevén para el año que viene un nuevo mordisco, esta vez algo más moderado: unos 6.283 millones, aunque todo depende de que lo que suban las aportaciones por cuotas, muy perjudicadas por la baja calidad del empleo y por la caída de los salarios.

De tres trimestres a uno
La hucha de la pensiones podría acumular ya más de 100.000 millones de euros si el Gobierno hubiera continuado nutriéndola en vez de drenarla para compensar los déficit de los últimos años, que son fruto en buena medida de la brutal destrucción de empleo derivada de la crisis y de las políticas que han contribuido a facilitarla. Esos 100.000 millones darían, en números redondos, para pagar cubrir tres trimestres, mientras que el dinero que queda actualmente en el fondo llegaría a duras penas para sufragar uno. Algunos expertos, además, advierten de que o se acaba con el deterioro del mercado laboral o el fondo corre serio peligro de agotarse antes de 2020, en vísperas del fuerte aumento de beneficiarios por el que fue creado.

De todas formas, la hucha de las pensiones no ha sido utilizada sólo para cuadrar las cuentas de la Seguridad Social, sino también para financiar al Estado en la época en que más reacios eran a hacerlo nuestros habituales prestamistas, a pesar incluso de la existencia de una elevada prima de riesgo. La política de inversiones del fondo, no obstante, es en general muy conservadora, lo que le ha permitido capear con éxito el temporal de la crisis y obtener rentabilidades superiores a otros operadores.

Desde 2001, en que se le dotó con los primeros 600 millones de euros, ha ganado unos 24.000 millones comprando y vendiendo activos. El fondo tiene vetado actuar en el mercado de renta variable, por razones de seguridad y porque su potencia podría ser muy perturbadora para la Bolsa española.

Según datos oficiales correspondientes a junio de este año, de las pensiones de la Seguridad Social dependen 9.293.058 españoles, casi una cuarta parte de la población total. La mayoría de ellos (concretamente, 5.632.018) están jubilados; 2.351.794 cobran por viudedad; 930.888 sufren una incapacidad laboral permanente, y 330.342 son huérfanos.

El presupuesto para 2016 ronda los 135.000 millones, de los que 83.561 irán destinados a las pensiones de jubilación, con un coste medio por beneficiario que no llega a los 15.000 euros anuales.
Vicente Clavero. Público.es
Fuente: http://www.publico.es/economia/hucha-pensiones-da-ya-tres.html

lunes, 24 de agosto de 2015

El mal comportamiento de tantos líderes visionarios

Elon Musk: Tesla
Steve Job: Apple
Jeff Bezos: Amazon.

Mientras leía, Elon Musk: Tesla, Espacio X y la búsqueda de un futuro fantástico," de Ashlee Vance, yo estaba alternativamente asombrado y descorazonado, casi exactamente la misma ambivalencia que sentía después de leer  “Steve Jobs” de Walter Isaacson y "La Tienda de Todo: Jeff Bezos y la Edad del Amazon" de Brad Stone.

Los tres líderes son sin duda (unos de) los más extraordinarios visionarios de negocios de nuestro tiempo. Cada uno de ellos ha introducido productos únicos que han cambiado -o en el caso del Sr. Musk, tienen un enorme potencial de cambiar- la forma en que vivimos.

Yo estaba impresionado por las formas innovadoras, valientes, persistentes y creativas, como los tres construyeron sus negocios. También me encantan sus productos. Tengo un Mac Pro y un iPhone, y yo he sido un cliente leal de Apple durante 20 años. Compro muchos libros y otros productos en Amazon, atraídos por una combinación de precios bajos, facilidad de compra y entrega fiable y rápida. El Tesla Model S es sin duda el mejor coche que he conducido nunca, y todo es eléctrico, recargable en el garaje.

Evidentemente, he comprado lo que estos chicos están vendiendo.

Lo que me desanima es la poca atención y el poco aprecio que ellos dan (o en el caso del Sr. Jobs, dio) a trabajadores y empleados leales, y cómo de innecesariamente crueles y degradantes pueden ser su comportamiento con las personas que les ayudaron a hacer sus sueños realidad.

Para ser justos, los líderes tienen también defensores leales. En Apple, por ejemplo, los sucesores del señor Jobs -incluyendo a Tim Cook, el jefe del Ejecutivo, y Jonathan Ive, jefe de diseño- han argumentado que el Sr. Jobs maduró significativamente como líder en sus últimos años. Sr. Musk y el Sr. Bezos tienen altos dirigentes que han trabajado con ellos durante muchos años. Pero incluso un admirador como el Sr. Ive se quedó desconcertado por la forma en que el Sr. Jobs trataba a la gente.

"Él es un tipo muy sensible," dijo el Sr. Ive Isaacson poco antes de que Jobs muriera en 2011. "Esa es una de las cosas que hace que su comportamiento antisocial, su mala educación, sea inconcebible. Puedo entender por qué las personas que tienen la piel dura y sin sentimientos puedan ser groseras, pero no a las personas sensibles."

Dado el extraordinario éxito de estos hombres, la pregunta obvia es si siendo implacablemente duros con la gente, e incluso crueles, pueden conseguir que se obtengan mejores resultados.

Al igual que lo dicen sus biógrafos, creo que la respuesta es no. Nuestra investigación en el Proyecto de Energía ha demostrado que más empleados sienten que sus necesidades están siendo satisfechas en el trabajo -sobre todo, por el respeto y el aprecio- y que lo realizan mejor.

Como el Sr. Isaacson escribe de Jobs:  "No era necesario ser desagradable. Impidió más de lo que ayudó".

Del mismo modo, una persona que trabajó con el Sr. Musk dijo al Sr. Vance: "Él puede ser tan dulce y leal, y luego desprecia con fuerza a la gente cuando no le es necesaria."

En Amazon, los arranques de ira del Sr. Bezos llegaron a ser llamados "de locos". "Era capaz de hipérbole y crueldad en estos momentos", escribe el señor Stone, "y con los años dió algunas reprimendas devastadoras para los empleados."

¿Por qué esos hombres tan brillantes se comportaban de una manera tan destructiva?
La primera respuesta es que pueden. E genio cubre una gran cantidad de pecados. Un gran producto es un gran producto, y usted no tiene que hacer todo bien para tener éxito. La mayoría de los clientes no les importa cómo se hizo la salchicha, ni el tiempo durante el que tiene buen sabor.

Los empleados, por su parte, están dispuestos a sacrificar mucho para trabajar por un visionario. Por mucho que el Sr. Jobs fuera, el Sr. Musk y el Sr. Bezos son líderes apasionados, inspiradores y carismáticos.

"Numerosas personas entrevistadas para este libro denunciaron las horas de trabajo, estilo contundente de Musk y sus expectativas a veces absurdas", escribió el Sr. Vance. "Sin embargo, casi todas las personas -incluso aquellos que habían sido despedidos- todavía adoraban a Musk y hablaron acerca de él en términos generalmente reservados para los superhéroes o deidades.

 Por ejemplo Job no tenía licencia en su coche, y aparcaba regularmente en los espacios reservados para minusválidos. Como dijo el Sr. Ive de su actitud: "Yo creo que él siente que tiene libertad y licencia para hacerlo. Las reglas normales de compromiso social, siente como que no se aplican a él."

Empleados de Amazon recogen ejemplos de más humillaciones vicerales del Sr. Bezos, incluyendo: "¿Estás perezoso o es simplemente incompetente?" "¿Por qué me haces perder la vida?" Y "Lo siento, me tomo mis pastillas estúpidas hoy?"

Cuando asistente ejecutivo leal del señor Musk de 12 años pidió un aumento significativo, él le dijo que tomara unas vacaciones de dos semanas, mientras pensaba en ello. Cuando regresó, le dijo que la relación no iba a funcionar. Según el Sr. Vance, no han hablado desde entonces.

Abusivo como todo esto suena, yo diría que la mayoría de la mala conducta de estos hombres están basadas en el miedo, es impulsiva y reactiva más que consciente de que hacen daño. No nace de un sentimiento de superioridad, sino de inseguridad.

Algunos de mis datos, por desgracia, son de mi propia experiencia. Pasé la mayor parte de mi vida adulta temprana sin descanso tratando de demostrar mi valía y preocupándome de que yo siempre estaba a la altura. He pasado mis últimos años mucho más centrado en tratar de convertirme en un líder cariñoso y alentador. Aún así, yo conozco bien la sensación de ansiedad que puede surgir cuando un acuerdo viene deshecho, un proyecto no está cuajando o un empleado parece estar cayendo corto. Sé lo aterrador que puede ser sentirse fuera de control.

La gente como estos tres visionarios anhelan profundamente el control. Cada uno de ellos era mucho más probable que actuase de repente y se comportase mal cuando no estaba haciendo exactamente lo que quería -cuando sentía que los demás estaban fallando respecto al nivel esperado normal. Los tres han invertido horas y horas y toda su energía en la construcción y gestión de sus negocios- y mucho menos en todo lo demás, incluyendo el cuidado de las personas que trabajaban para ellos o incluso la comprensión de lo que hacían podría ser similar a ellos. En gran medida, la gente era simplemente un medio para un fin.

Entiendo lo que es tener uno mismo completamente atado algo con éxito externo. Ninguna cantidad es siempre suficiente.

La cuestión que su estilo de gestión plantea no es si ser duro, duro y exigente sin descanso, hace que la gente trabaje mejor.
Por supuesto no es así, y ciertamente no es sostenible. ¿Puede alguien realmente dudar de que las personas son más productivas en los lugares de trabajo cuando les ayuden a ser más saludable y más felices?

La pregunta más apta es cuánto estos hombres podrían haber mejorado más las miles de vida de las personas -y tal vez tendrían aún más éxito- si hubieran invertido tanto en el cuidado de ellos como lo hicieron en concebir grandes productos.

"Trate de no convertirse en un hombre de éxito", dijo Albert Einstein, "sino más bien en un hombre de valor."
NYT


http://www.nytimes.com/2015/06/27/business/dealbook/the-bad-behavior-of-visionary-leaders.html?WT.mc_id=2015-AUGUST-INYT-INTL_REG_ENG-0804-0808&WT.mc_ev=click&ad-keywords=IntlAudDev&_r=0