viernes, 9 de enero de 2015

¿Qué estudiarán los que hoy son bebés? ... trabajos que aún no existen pero usan las matemáticas y la imaginación, los elementos que construyen los empleos del futuro

Todas las palabras de este reportaje podrían estar equivocadas. O no. Porque nadie puede acertar el futuro. Pero sí imaginarlo. "El 70% de los bebés actuales trabajarán en profesiones que aún no se han inventado". La frase de Abel Linares, ex alto ejecutivo de Terra, ha resonado en la prensa durante las últimas semanas. Un eco profundo que encara algunas preguntas. ¿Qué ocupaciones darán trabajo en cinco, diez o 15 años? Los niños de ahora, ¿qué serán en el mañana? ¿Qué imagen tendrán esos puestos que estos días ni siquiera tienen nombre?

La incierta lógica de la bola de cristal revela que esos nuevos desempeños girarán en torno a la robótica y la tecnología (miniaturización, mundo cuántico, nanotecnología), la demografía (envejecimiento), la salud (cirugía a distancia), la preservación del medio ambiente, las energías alternativas y todo este universo del big data y el análisis de la información (data mining). Pero este es un futuro previsible. Busquemos otro.

En tiempos de emprendedores, uno de los más importantes de España, Rodolfo Carpintier, observa más lejos e imagina un mundo de sastres de nanotejidos, analizadores de modelos de negocio para inversores ("tendrán poco que ver con los analistas actuales, ya que deberán ser científicos y pronosticar el futuro de esos negocios", describe el business angel) y presentadores holográficos en 3D capaces de "estar" al mismo tiempo en varios sitios.

Este planeta suena lejano, pero también lo parecieron en tiempos los pilotos de aviones no tripulados o los diseñadores de prótesis en 3D, y ya están ahí. Como si lo hubiera imaginado Isaac Asimov. "Las profesiones serán mutantes, la evolución de la experiencia, más que hacer experto a quien las practique, lo transportarán a nuevas prácticas y desempeños", aventura Antonio Flores, consejero delegado de la consultora Loop New Business Models. En este paisaje desconocido aparecerán los "productores de conceptos". Personas especializadas en "hacer que las cosas pasen", en estructurar las oportunidades para ser explotadas. A la vez surgirá —según Flores— su reverso: profesiones basadas en la prevención. O sea, "evitar que los problemas sucedan". Prevenir en la salud, la seguridad, el trabajo, la vida cotidiana o la educación.

Es el advenimiento de un futuro que ya ha comenzado, aunque con cambios radicales. "Los ingenieros tendrán tantas dificultades para encontrar trabajo como ahora las tienen los estudiantes de historia", adelanta Luis Puch, profesor de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad Complutense de Madrid. De la quema se salvarán quienes sepan programar. Pues tiene salida la mezcla de computación y tecnología de la información. Porque la especialización es una herramienta contra la desigualdad. "En Estados Unidos un cirujano cobra diez veces más que un radiólogo", apunta Puch. La explicación hay que encontrarla en la globalización y la obsesión por reducir costes. De las pruebas se encarga una máquina y el diagnóstico se efectúa en un país emergente.

Como vemos, ni siquiera lo tecnológico resulta una garantía de tener trabajo y los puestos rutinarios, que puedan ser remplazados con tecnología, tendrán también una vida difícil. Por eso hay que mirar a las estrellas. "El conocimiento futuro vendrá del Espacio, sobre todo de los desarrollos derivados de su estudio", prevé José María Cubillo, director del departamento de Dirección de Marketing de Esic. "Asistiremos a un carrera por captar nuevo conocimiento que proceda de entender cómo funciona el Universo y de qué forma aplicarlo a nuestra vida cotidiana". Quienes sepan manejar esas nuevas habilidades tendrán "salarios sensiblemente superiores a la media".

Junto al espacio, la tierra. Habrá un retorno —según Cubillo— hacia todo lo relacionado con la persona y el disfrute de "la condición humana", como escribió André Malraux. Este nuevo renacimiento potenciará las carreras asociadas a la salud (medicina, genética, psicología, psiquiatría) y la educación de las generaciones futuras. Situado el ser humano en el centro continuará siendo importante la gestión de las organizaciones y de las personas. Por ejemplo, "dentro de la alta dirección cada vez se demandará más la capacidad para gestionar la información, el cambio, las emociones, la innovación o incluso el caos", desgrana Pedro Lara, vicerrector de Innovación Académica de la Universidad Europea. De ahí surgirán figuras como el ingeniero de tiempo, el comisario personal de información, el consultor del cambio o incluso el chaos manager. Mientras, en los arrabales tecnológicos, deberían llegar nuevas profesiones ligadas al mundo virtual, la farmacogenética, la seguridad de la información, el desarrollo de software, la medicina prenatal, la ingeniería ambiental o la realidad virtual.

Pero desde la condición humana a la globalización existe una caraterística que lo atraviesa todo: los números. La existencia se ha convertido en una sucesión de unos y ceros. Vivimos una vida numérica. El boom de lo digital, del que habla Martin Boehm, decano de programas del Instituto de Empresa, es una buena prueba. "Hoy todo tiene contenido tecnológico, por eso la tecnología debe ser parte esencial de todas las carreras", argumenta Francisco Puertas, managing director de Talento de Accenture Strategy. Este es el territorio perfecto para los matemáticos, que valen tanto para ser científico de datos como analistas en una empresa de inteligencia empresarial.

Utilizando a las matemáticas como argamasa fundamental, cambiarán los empleos alrededor de las finanzas. "Hacen falta personas muy creativas que se planten desde cero el negocio financiero y que sepan inyectarle innovación y tecnología", reflexiona Pablo Cousteau, experto del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). Profesionales que compitan con Google, PayPal o Twitter. Los grandes "enemigos" —presentes y futuros-— del statu quo del dinero.

Sometido a la fuerza de gravedad del presente, José Antonio Herce, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), mira con desconfianza a ese futuro. "Ni siquiera estudiamos lo que existe, como para estudiar lo que no", ironiza. Recordando los dramáticos resultados del último informe de educación PISA. Un trabajo que advierte de que lo fundamental no es cuánto se sabe, sino cómo se utiliza lo que se sabe, y ser capaz, además, de aprender lo que se ignora. Por eso Herce se enfrenta a esos "máster de fantasía" que sirven para bien poco dentro de una sociedad, la española, que "ha tirado por la borda el impagable patrimonio de las maestrías profesionales y la Formación Profesional (FP)". Quizá, en el fondo, este experto nos esté avisando de que antes de hallar trabajo en el futuro y las estrellas es necesario arreglar el desaguisado laboral del presente y la Tierra.
http://economia.elpais.com/economia/2014/12/26/actualidad/1419593786_867367.html

jueves, 8 de enero de 2015

No es populismo, sino justicia social

Por qué lo llaman populismo si, en realidad, lo que se quiere decir es justicia social. Por qué lo llaman populismo si semejante término ni siquiera está registrado en el diccionario de la Real Academia. Es increíble; hay “populismo” en Reino Unido con el partido UKIP, en Grecia con Syriza, en Francia con Marine Le Pen, en Italia con el Movimiento Cinco Estrellas, en España con Podemos y hasta en Estados Unidos —lo dice este diario— con “el nuevo populismo” de la senadora demócrata Warren; quien, por cierto, como casi todos los “populismos”, lo único que predica es justicia social: que las grandes corporaciones económicas dejen de actuar en el Senado como lobbies para obtener beneficios y exenciones fiscales.

Si en algo están de acuerdo economistas de pelaje variopinto, desde keynesianos a ultraneoliberales (los datos se manipulan, pero no pueden ocultar por entero toda la verdad) es que la crisis la han pagado con creces los pobres y las clases medias. Los ricos han ganado más dinero que nunca. “Las brechas se han ensanchado” es el eufemismo que se recita.

Entonces, ¿a qué viene amenazar a la opinión pública con que vienen los populistas? (Esta palabra sí existe). ¿Acaso abogar por los intereses de la gente común es algo peligroso? Otra cosa es que llegados al Gobierno, si es que llegan, quieran o puedan cumplir sus promesas.—  Zamora 4 ENE 2015 -

miércoles, 7 de enero de 2015

¿Ha matado la ciencia a la filosofía? Francis Crick, codescubridor de la doble hélice del ADN, aseguraba con mala uva que el único filósofo de la historia que había tenido éxito era Albert Einstein

No tan muerta
Por Javier Sampedro

Yo, señor, soy un científico raro. Sé que meterse con los filósofos es una de las aficiones favoritas de los científicos. Francis Crick, codescubridor de la doble hélice del ADN, aseguraba con característica mala uva que el único filósofo de la historia que había tenido éxito era Albert Einstein. El genetista y premio Nobel Jaques Monod dedicó un libro entero, El azar y la necesidad, a reírse de los filósofos marxistas, y el cosmólogo Stephen Hawking ha declarado con gran aparato eléctrico que “la filosofía ha muerto”, lo que ha dejado de piedra a los filósofos y seguramente a los muertos. Pero fíjense en que todos esos dardos venenosos no son expresiones científicas, sino filosóficas, y que por tanto se autorrefutan como una paradoja de Epiménides (ya les dije que yo era un científico raro).

¿Qué quiere decir Hawking con eso de que la filosofía ha muerto? Quiere decir que las cuestiones fundamentales sobre la naturaleza del universo no pueden responderse sin los datos masivos que emergen de los aceleradores de partículas y los telescopios gigantes. Quiere decir que la pregunta “¿por qué estamos aquí?” queda fuera del alcance del pensamiento puro. Quiere decir que el progreso del conocimiento es esclavo de los datos, que su única servidumbre es la realidad, que cuando una teoría falla la culpa es del pensador, nunca de la naturaleza. Un físico teórico sabe mejor que nadie que, pese a que la ciencia es solo una, hay dos formas de hacerla: generalizando a partir de los datos y pidiendo datos a partir de las ecuaciones. Einstein trabajó de la segunda forma, pensando de arriba abajo. Pero ese motor filosófico también le condujo a sus grandes errores, como la negación de las aplastantes evidencias de la física cuántica con el argumento de que “Dios no juega a los dados”. Como le respondió Niels Böhr: “No digas a Dios lo que debe hacer”.

La ciencia no matará a la filosofía: solo a la mala filosofía.

Una cooperación fecunda
Por Adela Cortina

La filosofía es un saber que se ha ocupado secularmente de cuestiones radicales, cuyas respuestas se encuentran situadas más allá del ámbito de la experimentación científica. El sentido de la vida y de la muerte, la estructura de la realidad, por qué hablamos de igualdad entre los seres humanos cuando biológicamente somos diferentes, qué razones existen para defender derechos humanos, cómo es posible la libertad, en qué consiste una vida feliz, si es un deber moral respetar a otros aunque de ello no se siga ninguna ganancia individual o grupal, qué es lo justo y no sólo lo conveniente. Sus instrumentos son la reflexión y el diálogo bien argumentado, que abre el camino hacia ese “uso público de la razón” en la vida política, sin el que no hay ciudadanía plena ni auténtica democracia. El ejercicio de la crítica frente al fundamentalismo y al dogmatismo es su aliado.

En sus épocas de mayor esplendor la filosofía ha trabajado codo a codo con las ciencias más relevantes, y ha sido la fecundación mutua de filosofía y ciencias la que ha logrado un mejor saber. Porque la filosofía que ignora los avances científicos se pierde en especulaciones vacías; las ciencias que ignoran el marco filosófico pierden sentido y fundamento.

Hoy en día son especialmente las éticas aplicadas a la política, la economía, el desarrollo, la vida amenazada y tantos otros ámbitos las que han mostrado que el imperialismo de un solo saber, sea el que fuere, es estéril, que la cooperación sigue siendo la opción más fecunda. Habrá que mantener, pues, la enseñanza de la ética y de la filosofía en la ESO y en el bachillerato, no vaya a ser que, al final, científicos como Hawking o Dawkins acaben dándole la razón a la LOMCE.

Fuente: El País, Babelia.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/12/30/babelia/1419956198_209450.html

martes, 6 de enero de 2015

Piketty: J’accuse

Apenas unos días antes de llegar a Madrid a presentar su libro El capital en el siglo XXI (Fondo de Cultura Económica) y a debatir públicamente sobre la desigualdad y sobre la situación económica con Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, el economista Thomas Piketty dio la campanada en su país al rechazar la Legión de Honor, la mayor condecoración que concede el Gobierno francés.

Piketty —“No creo que le corresponda a un Gobierno decidir lo que es honorable”, dijo para justificarse— ya había manifestado su distanciamiento con Hollande y sus primeros ministros. Cuando el corresponsal en París de Abc, Juan Pedro Quiñonero, le recuerda que firmó con un grupo de economistas un documento pidiendo el voto para Hollande en las elecciones de 2012, Piketty le responde: “No me hable (...) Un balance catastrófico (...) Estoy aterrado por el grado de improvisación de Hollande, su Gobierno y sus primeros ministros (...) Con Hollande mi decepción más grande es su traición a sus primeras promesas electorales. Y su incapacidad para influir en Europa”.

Vamos a ver cómo torea estas opiniones Pedro Sánchez, cuando el jueves se encuentre cara a cara con Piketty, un académico y un investigador al que no gustan demasiado los corrillos políticos, y que ha declarado: “Si mi libro inquieta es porque mi perfil no es el de un militante de extrema izquierda, sino el de un científico social”.

El argumento final de El capital en el siglo XXI es que concentraciones extremas de renta y de la riqueza como las que se dan en nuestras sociedades (España es uno de los países donde más han crecido las desigualdades desde el año 2007) amenazan los valores de la meritocracia y de la economía de mercado, como la cohesión social y la justicia, que son aquellos sobre los que se asienta la democracia. Para llegar a esa conclusión, Piketty no se apoya en el Manifiesto comunista ni en El Capital (que confiesa no haber leído), sino en el artículo primero de la Declaración de Derechos del Hombre de 1789: “Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden basarse en la utilidad común”.

Este joven científico social francés, nada ideologizado, hijo de dos soixante-huitards, ha logrado penetrar en el corazón de la academia (sobre todo en la dominante, la americana) y convertir su gigantesco texto sobre la desigualdad en el más influyente manual europeo en el mundo anglosajón. Antes de la publicación del libro, Piketty no era un ensayista consagrado, aunque sus textos sobre la desigualdad, junto con los de Emmanuel Sáez (otro economista francés, residente en Berkeley), Anthony Atkinson (Oxford) o Gabriel Zucman (London School of Economics: leer de este el recientemente publicado La riqueza oculta de las naciones, Pasado/Presente) circulaban mucho y eran comentados en los ambientes académicos y en los de los organismos multilaterales tipo FMI, Banco Mundial o en la OCDE.
 4 ENE 2015 -El País.  http://elpais.com/elpais/2015/01/02/opinion/1420211272_306901.html

lunes, 5 de enero de 2015

Silenciar la realidad. En economía, la distancia entre la España real y la gubernamental es abismal. Rajoy ve en los datos de empleo “un estímulo” para lograr la recuperación.

El ministro de Economía, Luís de Guindos, empezó el año por lo grande, siguiendo la estela de su jefe, el presidente de Gobierno. En las primeras declaraciones del año, en la cadena SER, afirmó que los que han mantenido su puesto de trabajo durante la crisis, unos 17 millones de personas, han perdido el miedo que tenían hace dos o tres años a quedarse sin empleo. Seguramente quería decir que si no fuese así, no se podría explicar que el consumo lleve creciendo cuatro meses consecutivos. Hasta hace poco no consumían ni los que tenían empleo.

Unos días antes, y por dos veces casi consecutivas con una diferencia de 15 días (en conferencia de prensa en La Moncloa, y en Telefónica, ante los grandes empresarios) Mariano Rajoy había hablado del “despegue definitivo” de la economía y de “las Navidades de la recuperación”.

Se ha iniciado la escapada de las consignas propagandísticas con el objeto de ganar las elecciones. Pronto Guindos será sustituido por otro dirigente popular, y éste por otro, y todos convendrán en que “la recuperación es una realidad”, y se guardarán la espalda retóricamente afirmando que “esto no quiere decir que hayamos dejado atrás la crisis”.

Estas afirmaciones no se corresponden con la opinión de los ciudadanos. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 40% de los españoles cree que la situación económica es mala y el 42,3%, que es muy mala; el 47,5% entiende que es igual que un año antes y el 39,2%, que es peor que entonces; el 45,3% piensa que dentro de un año será igual y el 25%, que será peor. En cuanto al paro, un 76% afirma que es el principal problema del país.

¿A qué se debe tal distancia entre la España real y la España gubernamental? Negar la realidad sería no admitir que muchos indicadores macroeconómicos (no todos) han mejorado en los últimos meses, pero negar la realidad es, también, minusvalorar o silenciar los rasgos que hacen de España un país devastado por la crisis y por la gestión de la crisis que ha practicado el Gobierno (los últimos gobiernos). Gilliam Tett, periodista destacada del Financial Times en el seguimiento de la Gran Recesión —sobre todo en su fase financiera— ha escrito mucho sobre los “silencios sociales”, aquellos temas sobre los que se procura no hablar o se marginan del discurso oficial en materia económica. Dice que esos silencios sociales, aspectos de la vida cotidiana que habitualmente se omiten o se ignoran, suelen ser tan importantes o más que las cuestiones que son desveladas, ya que son esos silencios los que ayudan a reproducir un sistema y las estructuras de poder a lo largo del tiempo.

En los discursos de Rajoy y de Guindos no se ha mencionado el crecimiento espectacular de la precariedad entre la gente que aún trabaja, facilitada sobre todo por la reforma laboral del PP (empleos a tiempo parcial, temporales, falsos autónomos, becarios,…); la devaluación salarial que ha dado lugar a una caída permanente de la renta disponible familiar, muy superior a la de los principales países de nuestro entorno; la multiplicación de la desigualdad de la renta y la riqueza, que ha crecido de manera muy acelerada y que ha hecho de nuestro país uno de los más desiguales de Europa, acompañado de otros que no forman parte de nuestro entorno más cercano; el deterioro sumamente alarmante de algunos pilares del sistema de protección social, que ha dejado de ser universal (sanidad, educación y, sobre todo, seguro de desempleo,…).

El Gobierno del PP se ha apuntado, cuatro meses antes de las elecciones municipales y autonómicas y casi un año antes de las generales, a la ideología del pensamiento positivo que se basa en el optimismo de los dirigentes, no en la esperanza de los ciudadanos; que se trata de diseminar por contagio repitiendo mil veces el mismo discurso; y que cree que multiplicando el mensaje de esa mejora de la macroeconomía las cosas irán menos mal (sobre todo para quienes lo expanden políticamente).

A partir de ahora tratarán de que la gente vea la botella medio llena, aunque esté rota y hecha añicos en el suelo desde hace tiempo.

http://economia.elpais.com/economia/2015/01/04/actualidad/1420404572_799607.html

Paul Preston: “En España se ve al que discrepa como a un enemigo”

Ha escrito miles de páginas sobre la Guerra Civil, la II República y las vidas de personajes tan influyentes como el rey Juan Carlos y Santiago Carrillo.
Como hispanista, cuando trabaja deja de lado sus ideas (se define como socialista de izquierdas) para guiarse por su olfato.

Paul Preston (Liverpool, Reino Unido, 1946) ha investigado tanto y acumula tal cantidad de documentos en su domicilio londinense –solo el garaje rebosa de cartas y documentos sobre la vida del Partido Comunista de España y Francisco Franco– que, a veces, para redactar un nuevo título le basta con poner el foco en el tema. En 2011 se jubiló como profesor de la London School of Economics and Political Science porque la legislación vigente así lo requería. Sin embargo, lo volvieron a contratar para que siguiera como director del Centro Cañada Blanch para el Estudio de la España Contemporánea. Además dirige tesis, proyectos de investigación y el programa de publicaciones del centro. Con todo, saca tiempo para realizar nuevas investigaciones. La prestigiosa universidad cuenta con una biblioteca cercana a los 7.000 títulos históricos. Hace unos meses descubrió que apenas había dedicado unas pocas páginas al caos que se vivió en los días previos a la rendición de las tropas republicanas y decidió meterse con la última batalla. Ahora acaba de llegar a las librerías El final de la guerra (Debate), una crónica desgarradora en torno al odio y las traiciones de los políticos que dirigían el destino de la República.

Preston llega puntual a la cita en la Facultad, ataviado con un traje negro, en el que brilla la Cruz de Isabel la Católica prendida en el ojal de la americana, y unas deportivas oscuras. Paul Preston, una combinación de caballero inglés con un toque cheli, habla un español de Chamberí con palabrotas que ajusta con rigor a las frases; coleccionista compulsivo de libros y discos, prefiere las coplas de Angelillo que las bulerías de Camarón, y como lector relee a Dickens y Galdós. Su nuevo libro defiende que “el golpe del coronel Casado contra Juan Negrín, en marzo de 1939, con las tropas franquistas sitiando Madrid, provocó una catástrofe humanitaria”.

El final de la guerra provoca escalofríos. La imagen de socialistas y anarquistas deteniendo a comunistas con las tropas franquistas a las puertas de Madrid deja claro el caos que se vivió. Desgraciadamente así suelen ser los momentos finales de los derrotados de las guerras civiles. En el caso español, la República había sido abandonada por franceses e ingleses, en medio de unas condiciones espantosas de malnutrición y un sentimiento enorme de derrotismo. Pero lo que envenenó todo fue el odio general hacia los comunistas, aunque el libro refleja muchos odios diferentes y cómo se engañaban unos a otros.

Julián Besteiro creía que si la República hubiera ganado la guerra, se habría convertido en una dictadura comunista. Esa es otra de las chuminadas de Besteiro. Soy reacio a esas especulaciones del tipo “qué hubiera pasado si…”, pero, bueno, vamos a jugar. La única manera de que la República hubiera ganado la guerra habría sido si británicos y franceses le hubieran dado en 1936 sus derechos internacionales y hubieran impedido la ayuda alemana, en tal caso no habría sido necesaria la ayuda de la Unión Soviética.

Bueno, al menos Besteiro aguantó en Madrid con la gente hasta la entrada de los nacionales. Hay muchos que salvan su reputación con su muerte. Eso mismo se puede decir de Lluís Companys, al que su martirio le corona con una aureola de heroísmo y victimismo. Besteiro decía que no le iba a pasar nada, creía que el franquismo sería mejor que la dictadura de Primo de Rivera. Su muerte fue trágica, y sus errores, monumentales, y murió por ello.

¿Cree que la resistencia, como proponía Negrín, era posible tras la caída de Barcelona, sin apenas aviones, con la flota fuera de España y con más de cuatrocientas personas muriendo de hambre cada semana en un Madrid sitiado? Uffff, evidentemente la pregunta es muy acertada, pero ¿lo que hizo Casado estuvo mejor? Sin haber preparado nada para la evacuación de los civiles, habría sido más acertado resistir, pero vayamos a los hechos: Negrín basaba su estrategia en la confianza de que los problemas internacionales degeneraran en una guerra mundial y que Italia y Alemania lucharan contra Francia e Inglaterra. Cuando hablaba de resistencia numantina, lo que intentaba era ganar tiempo para organizar la salida de exiliados. Franco había ganado, pero aún quedaba mucho por hacer.

Franco sabía que había ganado la guerra y su idea era que el que gana no negocia. Yo cuento la historia a base de juntar los hechos. Evidentemente Franco tenía la victoria asegurada, que no es lo mismo que decir que había ganado. En la zona que quedaba había todavía un gran ejército con un millón de hombres en armas y Negrín contaba con bazas para jugar. Franco no quiso negociar, pero tampoco se encontraba a principios de marzo en condiciones de lanzar una gran ofensiva.

Su visión de los políticos en esos días resulta bastante amarga: Azaña ya estaba fuera del país y reclamaba su paga; el general Rojo, que también se había puesto a salvo, pedía la rendición; las Cortes se habían disuelto… Poca gente sale bien de esa historia, para mí solo Negrín. Me ha llamado mucho la atención que después fuera el único que no hablaba mal de los demás.

Pero su figura ha sido cuestionada por algunos historiadores, lo acusaban de haber vaciado las cajas del Banco de España. No fue así, el dinero que se había acumulado se gastaba en cuidar a los exiliados en Francia, luego en organizar los barcos a México y las inversiones que se hicieron para montar pequeños negocios. De todo ese dinero que se llevó a México se apoderó Prieto. La lucha entre la Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles (JARE, 31 de julio de 1939, Ligado al socialista de Prieto) y el Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles (SERE, febrero de 1939, ligado a Negrín) da como tema para otro libro. Negrín pudo vivir bien en el exilio porque procedía de una familia con dinero.

Usted dice que las acusaciones contra los comunistas sobre la confiscación de objetos de valor también se podrían aplicar a socialistas y anarquistas. Los aviones con el equipaje de los políticos que abandonaban el país camino del exilio, incluido Negrín, iban tan cargados que amenazaban con no poder despegar. Es un tema muy difícil de estudiar. Gente como Cipriano Mera terminó en un campo de concentración, y la mayoría de los anarquistas y los obreros que salen no llevan nada; los pocos que pudieron escapar salen tras la caída de Cataluña, ese fue el gran exilio. Los otros… qué dinero podían llevar si el dinero republicano no valía nada. ¿De qué robos hablamos? De joyas y cosas así. Hay evidencias de que en el mes de marzo hubo muchos políticos de todas las ideas que escapaban con maletas llenas de azafrán. Había que ser tonto para ignorar lo que iba a suponer la represión franquista.

Ya había noticias sobre lo que ocurría en las ciudades que tomaban las tropas franquistas. Todas las grandes ciudades estaban llenas de refugiados que contaban lo que pasaba. Los que decían que había que llegar a un acuerdo con Franco no debían ni haber leído los periódicos. Estaba la Ley de Represión Política, y que cada vez que le preguntaban, Franco decía que tenía un millón de personas en la lista. No se puede culpar a los que escaparon con lo que podían porque si usted sabe que mañana llega a Madrid el Ejército Islámico y se tiene que ir al exilio, se lleva lo que puede, estas cosas se deben enjuiciar desde el lado humano.

Después de tantos años investigando nuestra historia ¿qué le ha aportado Los últimos días de la guerra? ¡Muchísimo! Al empezarlo me di cuenta de que, yo que he escrito tanto sobre la Guerra Civil, no había dedicado más de dos o tres páginas a cómo fue el final. No sabía por qué Negrín estaba en la oposición y este libro me ha dado una opinión mucho más favorable. Lo que el tío aguantó, trabajando día y noche. Hubo también anécdotas fascinantes como cuando descubrí que el coronel Casado tuvo una amante en Londres. En las fotos que he encontrado cuando está con ella parece David Niven, posa como una estrella de cine. Se le ve feliz y arrogante.

¿Qué va a hacer ahora? ¿Una biografía de Negrín? Ya hay cinco magníficas; las mejores, la de Enrique Moradiellos, que fue alumno mío, y la de Stanley G. Payne, y ambas son definitivas. Me tienta porque mi gran pasión son las biografías, lo que me engancha son los personajes, pero tengo dudas. No queda mucha gente a la que le interese ya este tipo de cuestiones. Mi próximo libro se va a llamar La traición de un pueblo, que es una historia de España en el siglo XX, cuyas líneas básicas son la incompetencia y la corrupción de la clase política... Seguir leyendo aquí.
http://elpais.com/elpais/2014/12/26/eps/1419623183_843259.html

domingo, 4 de enero de 2015

Los silencios oficiales. Funciona el ‘efecto Mateo’: al que más tiene se le dará más; al que menos, se le quitará

Conforme se aleja la larguísima recesión, el debate público va centrándose, como es natural, en las secuelas de largo plazo que dejó aquella y en los costes estructurales para la ciudadanía de una gestión basada exclusivamente en la austeridad asimétrica. El Gobierno está interesado en fijar la atención en la naturaleza de los números macroeconómicos (crecimiento del 1,4% en 2014, creación de 470.000 puestos de trabajo, aumento del comercio al por menor, mejora del índice de confianza empresarial,...) y en patrocinar los "silencios sociales" sobre el resto: aquellos temas sobre los que se procura no hablar o se marginan del discurso oficial, potenciados además por la gigantesco aparato de propaganda de un año electoral.

Un ejemplo notable de ello lo dio el sábado el presidente de Gobierno en Barcelona. Subrayó lo que de bueno hay (la mejora de la coyuntura) y no reconoció el resto de lo que está sucediendo (que era, precisamente, en lo que más incidieron las miles y miles de personas que se manifestaron en Madrid convocadas por Podemos): el brutal deterioro de los servicios sociales públicos en nuestro país. Rajoy dijo no aceptar "la España negra que pintan", cargó contra "los tristes" que van diciendo por ahí "lo mal" que van las cosas, y alabó la calidad de los servicios públicos españoles pidiendo que "no mientan" porque nadie ha "liquidado" la sanidad.

Hace unos días, un notable grupo de intelectuales, encabezados por las filósofas Victoria Camps y Adela Cortina, firmaban un manifiesto titulado "Salvar la sanidad pública" (EL PAÍS del 23 de enero), en el que decían que el Sistema Nacional de Salud español se degrada continuamente, fruto de los recortes indiscriminados y financieramente menguado: escaso de inversiones que actualicen sus instalaciones y dotación tecnológica, despoblándose de profesionales sanitarios, muy mal pagados y en gran parte desmotivados, y con unas listas de espera crecientes que causan la desafección y el éxodo de la clase media. "La sanidad pública en pocos años quedará degradada a un servicio de beneficencia, una medicina para pobres".

Pocos días después, el historiador Santos Juliá ampliaba el foco de la denuncia, desde la sanidad hacia el resto de los servicios públicos ("La devastación de los bienes públicos", EL PAÍS del 26 de enero). El resultado de la crisis en este terreno, acelerado "a partir del retorno del PP al poder", es una amenazante devastación de los bienes públicos que pone fin al periodo de mayor cohesión social vivido por la sociedad española desde que existe como sujeto político. Como consecuencia de este daño provocado, los bienes y servicios emergerán de su ruina como propiedades privadas cuyo acceso por los ciudadanos está en función de su poder adquisitivo. Dice Juliá: "No era bastante la agresión que las clases medias, en sus distintos niveles, han sufrido con la bajada de sus salarios nominales y reales, la masiva pérdida de empleos, los ERE y demás artefactos de liquidación de derechos laborales, que no contentos con todo eso se aplican a dar la última puñalada: si necesitas un médico, hazte un seguro privado; si estás dotado para la ciencia vete al extranjero; si quieres para tu hijo un colegio con un profesorado joven y motivado, págatelo de tu bolsillo. Esto es el mercado, so idiotas, nos dicen los que pretenden protegernos de la devastación que ellos mismos provocan en los bienes públicos".

El deterioro estructural del Estado de Bienestar español y de sus servicios públicos más representativos, evidente para cualquiera que lo utilice, tiene como consecuencia la activación de lo que en sociología se denomina el "efecto Mateo", en alusión al evangelista del mismo nombre en su parábola de los talentos: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no. Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran y no ven; oyen, pero no escuchan ni entienden".

¿Alguien ha observado que algún miembro del Gobierno, del partido que le sustenta, mencione siquiera la extraordinaria potenciación de la desigualdad como efecto de la política económica que ha aplicado en esta legislatura?

http://economia.elpais.com/economia/2015/02/01/actualidad/1422806131_371568.html

Un truco simple para mejorar tu memoria

¿Buscas una manera de mejorar tu memoria? Este artículo te da algunas pistas. Si te pidiese que te sentases un momento y te aprendieses una lista de números telefónicos de memoria, ¿cómo lo harías?

Por mucho que lo intentes, hay altas probabilidades de que lo hagas mal. Una de las cosas interesantes de la mente es que aunque todos tengamos una, no conocemos la mejor manera de aprovecharla al máximo.
Esto es en parte causa de las dificultades que tenemos para reflexionar sobre nuestra forma de pensar, algo que se denomina metacognición.

El estudio de nuestros procesos mentales revela que la mente humana tiene puntos ciegos.
Y un área en la que estos puntos están particularmente presentes es la del aprendizaje.
Somos especialmente malos a la hora de reflexionar sobre la mejor manera de aprender.

La mejor manera de aprender
Los investigadores Jeffrey Karpicke y Henry Roediger III se propusieron estudiar un aspecto en particular sobre nuestra forma de aprender: cómo las pruebas pueden consolidar nuestra memoria de los hechos.
En su experimento pidieron a estudiantes que memorizasen pares de palabras en inglés y swahili.
Por ejemplo, tendrían que aprender que si se les daba la palabra en swahili mashua, su correspondencia en inglés era boat (barco).

Podrían haber usado el tipo de preguntas que se emplean en un examen normal de secundaria, pero el uso del swahili implicaba que no podían apoyarse en el conocimiento ya adquirido.
Tras aprenderse todas las parejas de palabras, el examen se planeó para la semana siguiente.

La importancia de probarse
Si algunos de nosotros tuviésemos que aprendernos esta lista lo que haríamos sería estudiarla, ponernos a prueba y después no pensar en los términos que pudimos memorizar.
Esto acelera el estudio y hace que nos podamos enfocar en lo que todavía no aprendimos.

Es un plan que parece perfectamente lógico, pero es desastroso si lo que queremos es aprender de manera correcta.

Karpicke y Roediger pidieron a los estudiantes que se preparasen para los exámenes de distintas maneras y compararon los resultados obtenidos.
Por ejemplo, a un grupo se le pidió que continuara poniéndose a prueba sin dejar a un lado las respuestas que eran correctas, mientras que al otro, se le dijo que podían dejar a un lado lo que ya sabían. En el examen final las diferencias entre ambos grupos fueron enormes.
Mientras que dejar de estudiar los términos aprendidos no tuvo mucho efecto, a aquellos que no siguieron comprobando si los recordaban les fue mucho peor que a los que sí lo hicieron.

Los que dejaron de ponerse a prueba solo recordaron un 35% de los términos, mientras que los que siguieron haciéndolo consiguieron recordar un 80% de las palabras.
Parecería que la mejor manera de recordar es practicar y recuperar los datos de la memoria, y no tratar de mantenerlos aislados para continuar con el estudio.
Además, olvidarse totalmente de las partes ya revisadas, como recomiendan algunos manuales de estudio, es totalmente incorrecto.
Puedes dejar de estudiarlas si ya te las aprendiste, pero debes seguir probando si las recuerdas si quieres acordarte de ellas cuando llegue el momento del temido examen final.

Guiarse por la evidencia
Por último, los investigadores preguntaron a los participantes cuánto recordarían de lo aprendido.
Los dos grupos consideraron que aprenderían un 50% de los términos.
Esto fue mucho más de lo que esperaban los que no lo hicieron tan bien y bastante menos de lo que consiguieron los que mejor memorizaron.

La conclusión podría ser que tenemos una especie de punto ciego metacognitivo para el cual las estrategias de recuperación de la memoria podrían funcionar muy bien.
Estamos ante un escenario en el que por lo tanto tenemos que guiarnos más por las pruebas que por nuestro instinto.
Pero la evidencia esconde también una moraleja para los profesores: las pruebas no solo sirven para ver si los alumnos saben algo, también les puede ayudar a recordar.
BBC. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/12/141212_vert_fut_trucos_mejorar_memoria_lp

sábado, 3 de enero de 2015

Los nueve del balandro. Un grupo de vascos se fabricó su propio bote en 1950 para escapar a México y huir de la represión franquista. Sus descendientes recuperan su memoria

"Jueves 24 de agosto 1950. Día 40. Amaneció, salvo en cine, nunca había visto un espectáculo como el que se me presentaba. Dicen que las islas del Pacífico son bonitas, pero esta era maravillosa, eso me parecía". Félix San Mamés Loizaga veía tierra y lo escribía en su diario. Un mes después de partir de Santurtzi (Bizkaia) en un balandro fabricado a escondidas, él y otros ocho vascos atracaban en Trinidad y Tobago. Todavía quedaban 51 días para alcanzar México, tierra prometida donde habían depositado todas sus esperanzas para escapar del franquismo.

El barco de vela de casco pequeño se llamaba Montserrat y acababa de cruzar el Atlántico. Los propios tripulantes lo habían construido encubierto en el taller de embarcaciones Alsa, al lado de un cuartel de la Guardia Civil. "¿Es ese su balandro?" preguntaron dos agentes una noche. San Mamés, pálido, contestó que sí. "Allí han olvidado un saco". Avisaron y se fueron. Nadie sospechó nada hasta que meses después notaron su ausencia.

El balandro fue desguazado hace décadas. 64 años después su espíritu regresa a casa a bordo de una réplica hecha por el propio Félix y donada por sus hijas y nietas al Museo Marítimo de Bilbao. Allí,  los descendientes han dedicado a la epopeya una exposición donde recopilan toda clase de objetos: el diario original (publicado en La Travesía del Montserrat), fotografías, una carta de compromiso firmada por los nueve antes de la partida y la misiva de Gobernación de México que concedía a Félix cobijo político y trabajo como técnico de marina en Veracruz son algunas de las joyas.

El grupo fue elegido con sumo cuidado por los hermanos Algorri. Como si prepararan un golpe cinematográfico. Los dueños de Alsa no buscaban amistades, sino trabajadores especializados. Los nueve del balandro eran profesionales del mar. San Mamés, con 24 años, era carpintero y remero. Manuel Barinagarrementería, modelista naval. Agustín Palacios, herrero. José Ramón Bilbatúa, mecánico y encargado del motor. Buscaban huir de la represión franquista. Trataban, en muchos casos, de evitar una cárcel segura.

Pero no todo salió como esperaban. La bobina ardió al llegar a Canarias y un mes de viaje se transformó en tres. Como Colón, hicieron su viaje sin radio, y los aparejos se les rompieron, además, tratando de pescar pesados bonitos oceánicos.

"Tenían suerte. Rodearon los siete huracanes con los que se cruzaron. Lo malo es que no me llevaron", bromea su sobrino Juan José San Mamés, que repitió décadas más tarde la travesía para huir del servicio militar español. Lleva txapela y la ikurriña en el pecho, pero su acento suena a mezcla de vasco e inglés. Se casó con su prima, hija de Félix, y con ella vive en San Francisco, donde produce vainilla ecológica. La exposición vuelve a poner en contacto a las nueve familias. Algunos visitan la tierra de sus ancestros por primera vez.

Félix regresó en 1974. Lo que más le sorprendió a su hija Carmen entonces fue que los vecinos todavía lo reconocieran al pasar. Su única pena: no haber visto a su madre, que murió en 1966, por última vez. Era vasco sin dejar de ser mexicano, y mexicano sin dejar de ser vasco, decía.

El balandro Montserrat desapareció, pero el nombre sigue vivo en su nieta, que, con su acento mexicano, vuelve a casa. Ha dominado el baile del aurresku, aprende euskera y se ha echado novio en Bilbao. Las aguas vuelven a traer a los San Mamés a su origen. Montserrat echa anclas en el puerto de salida. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/11/11/paisvasco/1415734003_625967.html

viernes, 2 de enero de 2015

La desigualdad y los niños de EE UU. De todo el daño que puede hacer la pobreza, el que causa a los menores es el que más nos debe preocupar

Hace ya mucho tiempo se reconoce que los niños conforman un grupo especial. Ellos no eligen a sus padres, y mucho menos las condiciones generales en las que nacen. No tienen las mismas capacidades que los adultos para protegerse o cuidar de sí mismos. Es por ello que la Sociedad de Naciones aprobó la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño en 1924, y la razón por la que la comunidad internacional adoptó la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y de la Niña en 1989.

Lamentablemente, Estados Unidos no está cumpliendo con sus obligaciones. De hecho, ni siquiera ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y de la Niña. EE UU, con su altamente valorada imagen de tierra de oportunidades, debería ser un ejemplo a seguir en cuanto al tratamiento justo e ilustrado de los niños. En cambio, emana la luz del fracaso —un fracaso que contribuye al aletargamiento global de los derechos del niño en el ámbito internacional.

Si bien puede que una infancia estadounidense promedio no sea la peor del mundo, la disparidad entre la riqueza del país y la condición en la que sus niños se encuentran no tiene parangón. Cerca de 14,5% de la población estadounidense en general es pobre, pero el 19,9% de los infantes —es decir, unos 15 millones de niños— viven en condiciones de pobreza. Entre los países desarrollados, únicamente Rumanía tiene un nivel de pobreza superior. La tasa de EE UU es dos tercios más alta que la del Reino Unido, y hasta cuatro veces la tasa de los países nórdicos. Para algunos grupos, la situación es mucho peor: más del 38% de los niños negros, y del 30% de los hispanos, son pobres.

Nada de esto ocurre porque los estadounidenses no se preocupan por sus hijos. Esto ocurre porque Estados Unidos durante las últimas décadas ha adoptado un programa de políticas que ha causado que su economía se torne en salvajemente desigual, dejando a los segmentos más vulnerables de la sociedad cada vez más y más atrás. La creciente concentración de la riqueza —y una reducción significativa de los impuestos sobre dicha riqueza— se tradujo en que se tiene menos dinero para gastar en inversiones destinadas al bien público, como por ejemplo en educación y protección para los niños.

Como resultado, la situación de los niños en Estados Unidos empeora. Su destino es un doloroso ejemplo de la forma como la desigualdad no solamente socava el crecimiento económico y la estabilidad —tal como al fin lo reconocen economistas y organizaciones, como el Fondo Monetario Internacional— sino que también viola nuestras más preciadas nociones sobre cómo debería ser una sociedad justa.

La desigualdad de ingresos se correlaciona con inequidades en los ámbitos de salud, acceso a la educación, y exposición a riesgos ambientales; todas estas desigualdades agobian más a los niños en comparación con el resto de segmentos de la población. De hecho, se diagnostica con asma casi a uno de cada cinco niños estadounidenses pobres; esta es una tasa superior en un 60% a la de los niños que no son pobres. Los problemas de aprendizaje son casi dos veces más frecuentes entre los niños de las familias que ganan menos de 35.000 dólares al año en comparación a lo que ocurre en los hogares que ganan más de 100.000. Y hay quien en el Congreso de Estados Unidos quiere eliminar los cupones de alimentos —pese a que 23 millones de hogares estadounidenses dependen de ellos— amenazando así con llevar al hambre a los niños más pobres.

Dichas desigualdades en resultados están estrechamente ligadas a desigualdades en oportunidades. Inevitablemente, en los países en los que los niños tienen una alimentación inadecuada, un acceso insuficiente a los servicios de salud y educación, y una mayor exposición a los riesgos ambientales, los hijos de los pobres tendrán perspectivas de vida muy distintas que los hijos de quienes son ricos. Y, en parte debido a que las perspectivas de la vida de un niño estadounidense dependen más de los ingresos y educación de sus padres en comparación con lo que ocurre en otros países avanzados, EE UU tiene la menor igualdad de oportunidades entre todos los países avanzados. Por ejemplo, en las universidades estadounidenses de más alta categoría sólo aproximadamente un 9% de los estudiantes proviene de la población con ingresos que se ubican en la mitad inferior de la distribución de ingresos, mientras que el 74% provienen de la población con ingresos ubicados en el cuarto superior.

La mayoría de las sociedades reconocen la obligación moral de ayudar a garantizar que los jóvenes puedan alcanzar su potencial. Algunos países incluso imponen un mandato constitucional de la igualdad de oportunidades educativas.

Sin embargo, en Estados Unidos se gasta más en la educación de los estudiantes ricos que en la educación de los pobres. Como resultado, el país está perdiendo algunos de sus activos más valiosos, y algunos jóvenes —al verse desprovistos de habilidades— se dedican a actividades disfuncionales. Hay Estados, como por ejemplo California, que gastan casi tanto en prisiones como en educación superior, y algunas veces más.

Si no se toman medidas compensatorias —incluyendo una educación preescolar que idealmente comience a una edad muy temprana— la desigualdad de oportunidades se traduce en resultados desiguales durante toda la vida en el momento que los niños llegan a la edad de cinco años. Esto debería incentivar a que se realicen acciones para implementar políticas.

En los hechos, si bien los efectos nocivos de la desigualdad son de amplio alcance, e imponen costos enormes a nuestras economías y sociedades, son también evitables en su gran mayoría. Los extremos de desigualdad observados en algunos países no son el resultado inexorable de las fuerzas económicas y de las leyes. Las políticas adecuadas —como tener redes de protección social más fuertes, aplicación de impuestos progresivos, y una mejor regulación (especialmente del sector financiero), por nombrar sólo unas pocas políticas— pueden revertir estas tendencias devastadoras.

Con el propósito de generar la voluntad política que tales reformas requieren, debemos confrontar la inercia y falta de acción de los formuladores de políticas mostrando los sombríos datos fácticos relativos a la desigualdad y sus efectos devastadores en nuestros niños. Podemos reducir las privaciones que se sufren durante la infancia y podemos aumentar la igualdad de oportunidades, con lo que sentaríamos las bases para un futuro más justo y próspero —un futuro que refleje los valores que nosotros mismos profesamos—. Entonces, ¿por qué no lo hacemos?

Del total del daño que inflige la desigualdad en nuestras economías, sociedades y ámbitos políticos, el daño que causa a los niños debería ser el más preocupante. Cualquiera que sea la responsabilidad que pudiesen tener los adultos pobres por su destino en la vida —puede ser que no trabajaron lo suficientemente fuerte, no ahorraron lo necesario o no tomaron buenas decisiones— las circunstancias particulares de los niños recaen bajo su responsabilidad, sin que ellos tengan ningún tipo de opción al respecto. Los niños, más que cualquier otra persona, necesitan recibir la protección que les brindan sus derechos, y EE UU debería proveer al mundo con un brillante ejemplo de lo que esto significa.
Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, es profesor en la Universidad de Columbia. Su libro más reciente, en coautoría con Bruce Greenwald, es Creating a Learning Society: A New Approach to Growth, Development, and Social Progress.

Fuente: El País. http://economia.elpais.com/economia/2014/12/26/actualidad/1419590452_449014.html

jueves, 1 de enero de 2015

21 días para cambiar de vida: el método de los 'coach' ¿Hay algún hábito que quiera transformar? Sepa que puede hacerlo y que lograrlo le llevará, aproximadamente, tres semanas

Maxwell Maltz (1889 -1975), un reconocido cirujano plástico de la Universidad de Columbia en la década de 1950, empezó a darse cuenta de un patrón que seguían sus pacientes: cuando les modificaba algún rasgo de la cara, por ejemplo, la nariz, les llevaba 21 días acostumbrarse al nuevo aspecto. Observó también que el síndrome del miembro fantasma en los amputados seguía el mismo patrón de los 21 días. “Estos y muchos otros fenómenos observados comúnmente tienden a mostrar que se requiere de un mínimo de 21 días para que una imagen mental establecida desaparezca y cuaje una nueva”, escribió Maltz en su libro Psycho-Cybernetics (Psico Cibernética: el secreto para mejorar y transformar su vida), un libro de autoconocimiento que habla del potencial humano, publicado por primera vez en 1960 y que ha vendido varios millones de copias.

Según Maltz, actuamos y sentimos no de acuerdo con la realidad, sino a la imagen que nos hemos formado de ella. Los hábitos, buenos o malos, se moldean del mismo modo. La imagen que las personas tienen de sí mismas y las conductas que han creado, guardan estrecha relación entre sí. Al cambiar la imagen, seguramente cambiarán los hábitos.

William James, uno de los padres de la psicología moderna, escribió Habit, un ensayo que dos años después incluyó en el capítulo IV de su libro Principios de psicología (1890), obra de referencia de esta ciencia. En él mencionaba que aprender nuevas habilidades puede tener un efecto en la estructura física del cerebro, modificándolo y estableciendo nuevas relaciones y circuitos neuronales, que a su vez alteran su funcionamiento. Ya se hablaba entonces del concepto de plasticidad cerebral o neuronal, que ahora es clave en el estudio de las Neurociencias. El cerebro es un órgano moldeable y cada destreza aprendida, lengua estudiada o experiencia vivida, reconfigura nuestro mapa cerebral.

Phillippa Lally, investigadora de psicología de la salud del University College London, y su equipo publicaron en la Revista Europea de Psicología Social, en 2009, How are habits formed: Modelling habit formation in the real world, un estudio que investigaba el proceso de formación de un hábito en la vida diaria. Para ello, se pidió a 96 voluntarios universitarios que escogieran un comportamiento saludable que hasta entonces no hacían, para repetirlo cada día y convertirlo en hábito. Eligieron por ejemplo comer una pieza de fruta en la comida o correr 15 minutos después de cenar. El tiempo que tomó a los participantes alcanzar el automatismo con esta nueva acción varió de 18 a 254 días, y la media fue de 66 días. En el estudio se destaca que el rango tan amplio se explica por el nivel de dificultad de cada conducta, y aunque los participantes estaban motivados para crear una nueva rutina saludable que ellos mismos habían elegido, aproximadamente la mitad de ellos no realizaron el comportamiento de manera lo suficientemente consistente para alcanzar el condición de hábito.

Pero, ¿por qué es tan difícil instaurar un nuevo hábito? “Hay muchos factores que fallan”, explica Mery Viñas, psicóloga y coach fundadora de Beecome (Coaching & Training). “Lo que quieres convertir en un hábito, debe conectarte con algo que realmente te motive. Solo se pueden crear con aquellos objetivos y valores con los que te sientas alineado. No sirve de nada querer hacer ejercicio diariamente si eso no está conectado con algo importante para ti, por mucho que te lo recomiende el médico. Si algo no te gusta ni te apasiona, por mucho que lo hagas muchos días seguidos —como indican algunas teorías—, lo acabarás abandonando porque no le encontrarás el sentido. Es importante encontrar sentido a lo que haces y hallar una respuesta a ‘¿para qué lo hago?’ y no ‘¿por qué lo hago?”.

A la pregunta de por qué es más rápido adquirir un mal hábito frente a uno beneficioso, Viñas aclara que los nocivos producen placer a corto plazo, y que en muchos casos preferimos la inmediatez al beneficio que, a medio o largo plazo, puede reportar uno saludable. E insiste en que “debemos cultivar la paciencia y saber con certeza que estás conectado con algo bueno para ti, que estás conectado con tus objetivos y valores. Gracias a los valores tomamos decisiones, son la raíz por la que nos movemos y actuamos. Cuando vas a tomar una decisión, la pregunta que deberías hacerte es: ¿esta acción honra alguno de mis valores o los traiciona? Si el nuevo hábito está ligado a un valor importante para ti, no va a costarte realizarlo”.

Retomando los descubrimientos y las enseñanzas de Maxwell Maltz, gurús del coaching y del desarrollo personal actuales aplican su análisis sobre el patrón que seguían sus pacientes, para crear así programas online que invitan a transformar la vida de las personas en 21 días. Es el caso de Deepak Chopra, médico, escritor y conferenciante, considerado el gurú por excelencia del bienestar en EE UU y pionero en ofrecer estos retos que él centra en la meditación. Chopra piensa que “la aplicación de la conciencia, en cualquier forma, a través de cosas tales como la determinación, la disciplina, las buenas intenciones y la atención, tiene el poder de crear el cambio”. Para Chopra, es con la práctica meditativa con lo que se consigue ganar conciencia y control sobre lo que hace el sistema nervioso cuando no se presta atención.

La famosa comunicadora y actriz Oprah Winfrey, una de las mujeres más influyentes de EE UU, se ha unido a la propuesta de Chopra, y juntos han creado Oprah & Deepak, 21-Meditation Experience, una red que conecta e inspira a más de 3 millones de personas en 194 países a través de los retos que han ido entregando consecutivamente en Internet: Salud Perfecta, Relaciones Milagrosas, Deseo y Destino, Encontrando tu Flow, Expandiendo tu Felicidad...
“¿Estás preparado para crear la vida que siempre has soñado? Todo lo que puedes imaginar o desear está disponible para ti, aquí y ahora. En este viaje transformador de tres semanas, Oprah y Deepak revelan los secretos para atraer todo el amor, el éxito y la felicidad que deseas”. Este es el reclamo del último reto de 21 días: La Energía de la Atracción. Cada reto consiste en un programa interactivo online que se puede hacer gratuitamente, si se realiza en el momento que se lanza y siempre desde un dispositivo con conexión a Internet, o comprarlo en diferentes formatos para reproducirlo o descargarlo y conservarlo indefinidamente. Cada sesión dura aproximadamente 20 minutos, con un tema y una idea central que introduce Oprah. A continuación interviene Deepak, y finaliza con una meditación guiada, todo ello acompañado de una música inspiradora. Los participantes, aparte de tener la opción de rellenar un diario privado cada día con un cuestionario que les lleva a reflexionar sobre sus conductas y los cambios que están experimentando, pueden escribir también sus impresiones en la plataforma y compartirlas con el resto de personas que están realizando el reto. Surgen una media de 40.000 comentarios en cada uno de los retos.

Dado el éxito que ha tenido entre los internautas angloparlantes, Deepak se ha unido recientemente con el cubano Ismael Cala, presentador de la CNN en español, para ofrecer 21 días creando abundancia. El famoso presentador coincidió en la televisión con Chopra y le comentó que sus meditaciones le habían cambiado la vida. Entre los dos, decidieron lanzarlo en América Latina y España.

Año nuevo, vida nueva
Por otro lado, Arianna Huffington líder de opinión en EE UU y cofundadora de The Huffington Post, ha creado su propio viaje de 21 días de meditación, por ahora con dos retos: sobre el miedo (On becoming Fearless) y la paz (Strength of Peace Trilogy). Para superar el miedo, Huffington recomienda “buscar el centro de uno mismo, el lugar que no es susceptible a pesar de los altibajos de la vida”. Invita en sus viajes de 21 días a que el participante encuentre su propio centro, paso a paso y día a día.

Son muchos los que ante el nuevo año se plantean propósitos como dejar de fumar, comer de forma más saludable o hacer más ejercicio. Para tener éxito, Mery Viñas dice que hay que ponerse manos a la obra cuanto antes. “No se trata de hacer la nueva acción de forma perfecta, sino de comenzar. Luego ya irás mejorando, pero lo importante es no postergar. Si ya has tomado la decisión, decide una fecha y comienza”. Además de fijar un día para emprender el viaje del cambio, Viñas recalca: "Se necesitan dos ingredientes fundamentales: la disciplina y el compromiso. Crear un hábito es como utilizar un músculo que hace tiempo que no utilizas. El primer día será muy extraño e incluso aparecerán agujetas. Pero a medida que lo ejercites, el músculo irá tomando fuerza”.
http://elpais.com/elpais/2014/12/16/buenavida/1418743679_996306.html

miércoles, 31 de diciembre de 2014

La educación exige emociones. El fenómeno es imparable. Los nuevos tiempos exigen desarrollar las capacidades innatas de los niños y cambiar las consignas académicas.

¿Estamos educando a las nuevas generaciones para vivir en un mundo que ya no existe? El sistema pedagógico parece haberse estancado en la era industrial en la que fue diseñado. La consigna respecto al colegio ha venido insistiendo en que hay que “estudiar mucho”, “sacar buenas notas” y, posteriormente, “obtener un título universitario”. Y eso es lo que muchos han procurado hacer. Se creyó que, una vez finalizada la etapa de estudiantes, habría un “empleo fijo” con un “salario estable”.

Pero dado que la realidad laboral ha cambiado, estas consignas académicas han dejado de ser válidas. De hecho, se han convertido en un obstáculo que limita las posibilidades profesionales. Y es que las escuelas públicas se crearon en el siglo XIX para convertir a campesinos analfabetos en obreros dóciles, adaptándolos a la función mecánica que iban a desempeñar en las fábricas. Tal como apunta el experto mundial en educación Ken Robinson, “los centros de enseñanza secundaria contemporáneos siguen teniendo muchos paralelismos con las cadenas de montaje, la división del trabajo y la producción en serie impulsadas por Frederick Taylor y Henry Ford”.

Si bien la fórmula pedagógica actual permite que los estudiantes aprendan a leer, escribir y hacer cálculos matemáticos, “la escuela mata nuestra creatividad”. A lo largo del proceso formativo, la gran mayoría pierde la conexión con esta facultad, marginando por completo el espíritu emprendedor. Y como consecuencia, se empiezan a seguir los dictados marcados por la mayoría, un ruido que impide escuchar la propia voz interior.

La voz de los adolescentes

“Desde muy pequeño tuve que interrumpir mi educación para empezar a ir a la escuela” Gabriel García Márquez

Cada vez más adolescentes sienten que el colegio no les aporta nada útil ni práctico para afrontar los problemas de la vida cotidiana. En vez de plantearles preguntas para que piensen por sí mismos, se limitan a darles respuestas pensadas por otros, tratando de que los alumnos amolden su pensamiento y su comportamiento al canon determinado por el orden social establecido.

Del mismo modo que la era industrial creó su propia escuela, la era del conocimiento emergente requiere de un nuevo tipo de colegio. Básicamente porque la educación industrial ha quedado desfasada. Sin embargo, actúa como un enfermo terminal que niega su propia enfermedad. Ahogada por la burocracia, la evolución del sistema educativo público llevará mucho tiempo en completarse. Según Robinson, “ahora mismo sigue estando compuesto por tres subsistemas principales:
-el plan de estudios (lo que el sistema escolar espera que el alumno aprenda),
-la pedagogía (el método mediante el cual el colegio ayuda a los estudiantes a hacerlo) y
-la evaluación, que vendría a ser el proceso de medir lo bien que lo están haciendo”.

La mayoría de los movimientos de reforma se centran en el plan de estudios y en la evaluación. Sin embargo, “la educación no necesita que la reformen, sino que la transformen”, concluye este experto. En vez de estandarizar la educación, en la era del conocimiento va a tender a personalizarse. Esencialmente porque uno de los objetivos es que los chavales descubran por sí mismos sus dones y cualidades individuales, así como lo que verdaderamente les apasiona.

En el marco de este nuevo paradigma educativo está emergiendo con fuerza la “educación emocional”. Se trata de un conjunto de enseñanzas, reflexiones, dinámicas, metodologías y herramientas de autoconocimiento diseñadas para potenciar la inteligencia emocional. Es decir, el proceso mental por medio del cual los niños y jóvenes puedan resolver sus problemas y conflictos emocionales por sí mismos, sin intermediarios de ningún tipo.

La base pedagógica de esta educación en auge está inspirada en el trabajo de grandes visionarios del siglo XX como Rudolf Steiner, María Montessori u Ovide Decroly. Todos ellos comparten la visión de que el ser humano nace con un potencial por desarrollar. Y que la función principal del educador es acompañar a los niños en su proceso de aprendizaje, evolución y madurez emocional. En esta misma línea se sitúan los programas de la educación lenta, libre y viva que están consolidándose como propuestas pedagógicas alternativas dentro del sistema. Eso sí, el gran referente del siglo XXI sigue siendo la escuela pública de Finlandia, país que lidera el ranking elaborado por el informe PISA.
¿Para qué sirve?

“Educar no consiste en llenar un vaso vacío, sino en encender un fuego latente” Lao Tsé

La educación emocional está comprometida con promover entre los jóvenes una serie de valores que permitan a los chavales descubrir su propio valor, pudiendo así aportar lo mejor de sí mismos al servicio de la sociedad. Entre estos destacan:

Autoconocimiento. Conocerse a uno mismo es el camino que conduce a saber cuáles son las limitaciones y potencialidades de cada uno, y permite convertirse en la mejor versión de uno mismo.

Responsabilidad. Cada uno de nosotros es la causa de su sufrimiento y de su felicidad. Asumir la responsabilidad de hacerse cargo de uno mismo en el plano emocional y económico es lo que permite alcanzar la madurez como seres humanos y realizar el propósito de vida que se persiga.

Autoestima. El mundo no se ve como es, sino como es cada uno de quienes lo observan. De ahí que amarse a uno mismo resulte fundamental para construir una percepción más sabia y objetiva de los demás y de la vida, nutriendo el corazón de confianza y valentía para seguir un propio camino.

Felicidad. La felicidad es la verdadera naturaleza del ser humano. No tiene nada que ver con lo que se tiene, con lo que se hace ni con lo que se consigue. Es un estado interno que florece de forma natural cuando se logra recuperar el contacto con la auténtica esencia de cada uno.

Amor. En la medida que se aprende a ser feliz por uno mismo, de forma natural se empieza a amar a los demás tal como son y a aceptar a la vida tal como es. Así, amar es sinónimo de tolerancia, respeto, compasión, amabilidad y, en definitiva, dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento y frente a cualquier situación.

Talento. Todos tenemos un potencial y un talento innato por desarrollar. El centro de la cuestión consiste en atrevernos a escuchar la voz interior, la cual, al ponerla en acción, se convierte en nuestra auténtica vocación. Es decir, aquellas cualidades, fortalezas, ­habilidades y capacidades que permiten emprender una profesión útil, creativa y con sentido.

Bien común. Las personas que han pasado por un profundo proceso de autoconocimiento se las reconoce porque orientan sus motivaciones, decisiones y acciones al bien común de la sociedad. Es decir, aquello que hace a uno mismo y que además hace bien al conjunto de la sociedad, tanto en la forma de ganar como de gastar dinero.

En vez de seguir condicionando y limitando la mente de las nuevas generaciones, algún día –a lo largo de esta era– los colegios harán algo revolucionario: educar. De forma natural, los niños se convertirán en jóvenes con autoestima y confianza en sí mismos. Y estos se volverán adultos conscientes, maduros, responsables y libres, con una noción muy clara de quiénes son y cuál es su propósito en la vida. El rediseño y la transformación del sistema educativo son, sin duda alguna, unos de los grandes desafíos contemporáneos. Que se hagan realidad depende de que padres y educadores se conviertan en el cambio que quieren ver en la educación.

Fuente: El País semanal. http://elpais.com/elpais/2014/12/12/eps/1418401341_900515.html

martes, 30 de diciembre de 2014

“Para que la gente tenga confianza en Italia, hay que decir la verdad”. Diego Della Valle combina su afición a la ‘dolce vita’ con un espíritu rebelde que le lleva a tronar contra los políticos que, a su juicio, pierden el rumbo.

Uno de los hombres de negocios más ricos del mundo tiene un plan: involucrar a otros empresarios de éxito en el rescate de su país.


De vez en cuando, Diego Della Valle la lía. Cualquier día, sin avisar, este empresario italiano de éxito, uno de los hombres más ricos del mundo según la revista Forbes, propietario de la firma de zapatos Tod’s y mecenas de la restauración del Coliseo, se acerca a un micrófono o compra una página de los principales periódicos de Italia y pone de vuelta y media a quien considera oportuno. Desde Silvio Berlusconi hasta Matteo Renzi –a quienes apoyó al principio de sus carreras políticas– pasando por la familia Agnelli, propietaria de la Fiat. Ahora, además de señalar la paja en el ojo ajeno, Della Valle tiene un plan para arrimar el hombro ante la grave situación social, política y económica que atraviesa Italia.

Usted dijo recientemente que Matteo Renzi y Sergio Marchionne –el consejero delegado del grupo Fiat Chrysler Automobiles (FCA)– eran dos charlatanes, gente sin palabra. Llama mucho la atención que uno de los empresarios italianos más importantes se exprese públicamente con esa beligerancia. Mire, en Italia hay siempre esta actitud un poco de curas viejos –que no es la del papa Francisco, que me gusta mucho– que es la de decir y no decir, de expresar opiniones falsas, de ocultar las propias preferencias… Aquí, tradicionalmente, solo se expone el que no tiene nada, pero el que tiene un papel relevante no lo hace. Yo creo que todos somos personas libres, cada una con sus opiniones, y que no hay que tener miedo a expresarlas. Cuando lo he considerado oportuno, he criticado a Berlusconi en el sitio más público del mundo, en la televisión, o pagando una página de publicidad en los periódicos, y allí ha terminado nuestra relación. Pero no había nada personal.

Ahora tiene un gran desencuentro con Sergio Marchionne, a quien acusa –junto a la familia Agnelli– de haberse llevado la Fiat de Italia cuando el país más necesita inversión y empleo. Y tampoco en este caso hay nada personal. Pero si queremos que la gente tenga de nuevo confianza en el país, es necesario decir la verdad. Si no, la gente no entiende. Y cuando decimos que hay una política que no funciona, que hay una clase dirigente que no funciona, la Fiat es el ejemplo macroscópico de todo esto. Es una empresa y una familia que han tenido ayudas de Italia durante 30, 40, 50 años, y en el momento en que el país tiene necesidad de que sea apoyado, de que exista una unidad nacional, ellos escapan y se van donde les es más cómodo. Fiat tendrá la sede legal en Holanda, la fiscal en Reino Unido y cotizará en Nueva York. Pero en Italia solo dejará los problemas. Más de 18.000 trabajadores sin empleo, planes anunciados por Marchionne que nunca se llegan a ejecutar. Y encima tienen la arrogancia de querer hablar de Italia. Es intolerable.

Si el triunfo personal no es puesto a disposición de los demás, se convierte en algo vacío”


¿Quién es Diego Della Valle? Hace años que no me hago esa pregunta… Pero, fundamentalmente, soy una persona afortunada, porque hago aquello que soñaba hacer desde niño y he tenido la fortuna de poder hacerlo según el ADN que a mí y a mi hermano nos transmitieron nuestros padres. Intentar que de nuestro éxito también se beneficien los demás. Un respeto social fuerte. Y, objetivamente, hoy después de tantos años le puedo confesar que esa manera de hacer las cosas reporta también una satisfacción personal. El hecho de fabricar productos bellos, que la gente está contenta cuando los compra, que son fabricados por personas que están felices de hacer lo que hacen, y que además una parte de los beneficios son puestos a disposición de los que tienen necesidad o del territorio donde están nuestras fábricas… Es un poco la cuadratura del círculo. Y esto es lo que hemos buscado estos años y queremos reforzar en los próximos…

¿Por eso decidió que Tod’s asumiera la restauración del Coliseo? Sí, porque somos una familia orgullosa de ser italiana. Nuestro grupo es italiano, vive del made in Italy, y el Coliseo es el más grande ejemplo de ese concepto. Estamos muy orgullosos de poder hacerlo, pero no solo nosotros, sino también nuestros empleados y nuestros clientes. Cuando usted compre un par de nuestros zapatos pensará que además está contribuyendo a restaurar un trocito del Coliseo. Y, además, ha servido de ejemplo, ha estimulado a otros. La fuente de la plaza de España ha sido reparada, se está rehabilitando la Fontana di Trevi…

¿Qué se propone hacer ahora? Quiero construir una operación que yo llamo “competitividad y solidaridad”. Se trata de que los emprendedores y las empresas que vayan bien destinen un pequeño porcentaje de sus beneficios a sostener las necesidades del territorio donde se asientan o a carencias importantes que tiene ahora Italia. No se trata de una teoría. Se puede hacer. Hay centenares de emprendedores italianos en disposición de hacerlo. Se crearía además una cadena solidaria fortísima y obtendríamos grandes resultados. En primer lugar, desde el punto de vista práctico de ayudar a la gente. Y en segundo, y casi más importante, desde el punto de vista de valores: que las personas que tienen necesidades no se sientan que se las deja solas. Este es el concepto. Tenemos además grandes compañías estatales, muy exitosas, para las que sería muy fácil evitar que, por ejemplo, Pompeya se cayera a pedazos. Las cinco o seis empresas más importantes tendrían que hacerse cargo de lo más urgente.

Una idea la suya que une dos palabras que no suelen ponerse de acuerdo: competitividad y solidaridad. Sí, habitualmente son competitivas las personas de éxito, que ... ver más en El País semanal.

lunes, 29 de diciembre de 2014

El largo abrazo de la lectura. La Navidad es una época ideal para que los niños se aficionen a leer

Con la lectura, con el placer de abrir ventanas, mundos nuevos, posibilidades, con ese desarrollo continuo de la fantasía, la imaginación, el niño va creciendo. Crece como persona y como lector, aunando estas dos vertientes y potenciando una visión más completa de ese encuentro con las letras, con la vida. Fechas éstas con mucho tiempo de ocio, con espacios para compartir la lectura en familia o de forma individual, pero cimentando un hábito, una costumbre que debe hacerse placentera. En esta nueva cita, esta invitación a navegar por títulos y temáticas, para que sea cada cual el que elija a qué aventura atreverse.

VALORES, CLASICOS Y EMOCION
12 poemas de Federico García Lorca, ilustrados por Gabriel Pacheco, en la editorial Kalandraka. Algunos libros no solo son para niños, alcanzan a todos los públicos. Este es uno de ellos, y la belleza y capacidad sugestiva de las ilustraciones potencia más si cabe el poder de la palabra del universal poeta granadino.
Sofía viaja a la Antártida, de Alison Lester, en Ekaré. Una aventura en forma de diario detallado, con sensibilidad y frescura, la protagonista Sofía nos lleva hacia un territorio para que lo disfrutemos, lo conozcamos y aprendamos a cuidarlo. Valores como la ecología, la amistad no son incompatibles con el desarrollo sensorial.
La cocinera del rey, de Soledad Felloza y Sandra de la Prada, en la editorial OQO. Para niños y niñas de 3 a 7 años, una historia de recetas y versos pero que esconde otros valores como la igualdad entre hombre y mujer, bien camuflada, con naturalidad, hace que ser positivo cambie la perspectiva sobre las cosas.
Las tres princesas pálidas, de María José Martín Francés y Carole Hénaff, en Kalandraka. Un libro para soñar, una historia mágica de princesas y un rey, con el atractivo suficiente para no dejarnos apenas respirar. Ilustraciones de coloridos suaves que ambientan oportunamente. Y valores como la humildad acaban por brillar con luz propia ante el pueblo.
Escarabajo en compañía, de Pep Bruno y Rocío Martínez, en Ekaré. Un escarabajo nada aburrido este, con aventuras en las que la amistad, la solidaridad, el juego, la diversión, aparecen como elementos de referencia en estas aventuras que no aburrirán a todo lector que se precie de ese disfrute.
Issun Boshi, de Icinori, en Ekaré. Una preciosa historia, basada en un cuento tradicional japonés, que nos habla del valor y de la entereza para no cejar en la lucha personal por hallar un lugar en el mundo. Unas ilustraciones de tonos cálidos ambientan este relato que gusta de ser escuchado en voz alta.
Un cóndor en Madrid, de Paloma Muiña, en Edelvives, para niños de más de 8 años. La historia de Adriana y Manu es una aventura cargada de acción, ternura, de valores como la amistad y el compañerismo, el respeto hacia los otros, y el abuelo de Adri y Esteban son dos personajes nada aleatorios en esta travesía que Muiña nos plantea desde la agilidad de un lenguaje y la ternura que hacen posible un viaje casi imposible.
Detective por casualidad, de Lucia Vaccarino, en Edebé. A veces los lazos familiares pueden fortalecerse a través de aventuras inesperadas, compartiendo vivencias y momentos, como es el caso de esta madre e hija, que tendrán que descubrir si es real la existencia de ciertos fantasmas en una mansión extraña, ya en las afueras del pueblo. Dinámica y entretenida, esta historia, para niños de más de 10 años, entrará fácil entre sus preferencias lectoras.
La tortuga tranquila y otros cuentos, de Michael Ende, en Algar. Con una prosa fácil y una serie de valores a tener en cuenta, Ende nos deja estos relatos con un poso siempre de humanidad en el papel de los animales protagonistas, y un buen saber hacer al frente de historias para ser contadas y leídas.
Brazos largos, de Jackeline de Barros y Nono Granero, en Canica books. Para que una historia sea entrañable tiene que llegar, extender sus alargados brazos entre los ojos del lector, hacer que esa enredadera te atrape. Abuela y nieta trenzan esta historia -ilustrada tan certera y vivamente- para que cualquier lector que busque lo emotivo de esa historia -universal- recoja todos esos valores y los incorpore a su vivencia personal y lectora. Un libro muy especial para lectores ávidos de buenas sensaciones.

AVENTURAS PARA SOÑAR
Feroz, el lobo, de Margarita del Mazo y Leire Salaberría, en OQO (8-12 años). Una versión revisada la que se nos hace del cuento de Caperucita, con cierto cambio en el rol de los personajes, y con apreciaciones sobre lo poco que hay que fiarse de las apariencias. Una historia -recuerda un poco a la Ensalada de cuentos, de G. Rodari- entrañable y sorpresiva.
Números, de Leo Lionni y Antonio Rubio, en Kalandraka. Un cuento para que los más pequeños no solo aprenda a contar, sino que disfruten con ese juego que se les propone, en el que lo musical y lo visual se compaginan para dar lugar a esta pequeña y deliciosa obra.
Otto, el niño que llegó con la nieve, de Laia Longan, en Algar. Una buena historia para un primer libro es no partir de cero. Longan traza este personaje (Otto) cuya personalidad irá llenando estas páginas con un misterio que guarda y que tendrá que resolver él solo. Intenso y tierno, este relato habla de esas apuestas que hay que hacer en la vida, y en cómo los dioses, en este caso, tienen algo que ver de fondo.
Historias de Tashi, de Anna y Barbara Fienberg, en SM. Jack tiene un nuevo amigo que es toda una caja de sorpresas continuas en forma de historias, que se dejan leer en voz alta. Pueblan este volumen el encuentro de Tashi con seres y personajes de todo tipo y condición, lo cual hará el viaje más intrépido e intenso.
¿Quién puede vencer al viento?, de Charo Pita y Mario Arbona, en OQO. Este cuento, con una base de historias tradicionales, mezclando personajes humanos y animales, nos trae unos valores a tener muy en cuenta, como la insistencia, la confianza, la humildad. Hay que traer al viento para que llueva, y hay que superar una prueba pero no siempre el más fuerte y rápido está preparado.
Enciclopedia de Idhún , de Laura Gallego, en SM. Un volumen completo y pormenorizado para adentrarse en un universo tan fascinante como mágico como Idhún. Este trazado cronológico recorre leyendas, seres mitológicos, pueblos, hábitos... llevándonos por luces y sombras, mitos y héroes, y atrapando a lector que se precie de estos mundos y aventuras.
La bruja del pan pringao, de Pilar Mateos, en Algar. Divertida esta historia de una pequeña empeñada en ser bruja, y cuya insistencia le hará acercarse a su propósito. Para ello nos lleva por un itinerario en el que las travesuras y las anécdotas salpicarán, alegremente, todo ese recorrido.
Erik Vogler y los crímenes del Rey blanco, de Beatriz Osés, en Edebé. Este es un libro para que los jóvenes se adentren con buen pie en la novela policíaca. Misterio, crímenes, bajo una prosa fluida, ágil, con diálogos dinámicos y personajes que se verán envueltos en situaciones inesperadas.
El caso del robot hipnotizador, en Edebé. La Pandilla Click en una nueva aventura en torno a un concurso científico. Parece que el profesor Click puede ganar, pero el malvado de turno pondrá las cosas bien difíciles, y la pandilla tendrá que neutralizar tan aviesas intenciones. La parte final del libro contiene información complementaria y pasatiempos, que hacen más atractiva dicha lectura.
Cara de pájaro, de Rocío Bonilla, en Algar. Un libro con un personaje entrañable de cuya búsqueda nos hará partícipes y cómplices desde el primer momento. La frescura y vitalidad del personaje es un reto para la imaginación, para indagar en esas posibilidades que hacen de lo cotidiano algo mágico.
Carrasco quiere ser un pájaro, y pondrá todo su empeño en ello. Un trocito de horizonte, de Arturo Abad y Miguel Cerro, en OQO. Un cuento que nutre la fantasía, la ensoñación, con ese aire poético que invita a navegar por esas ilustraciones tan cálidas y sugerentes de Miguel Cerro, camino de esa aventura de ir un poco más allá, de intentar descubrir qué nos aguarda, con este pirata, tras el horizonte. Un libro para salir a la búsqueda de sueños alcanzables, en un universo con algunos límites a tener en cuenta.

ALBUMES ILUSTRADOS
Antes, después, de Anne-Margot Ramstein y Mathhias Aregui, en la editorial SM. Album ilustrado que no contiene ni un sola palabra, todo son ilustraciones con ese lenguaje narrativo que se nos propone y que hace que nos detengamos en el antes y el después de las cosas, el principio y el fin, intervalo en el que transcurre la acción. La plasticidad de la propuesta nos lleva por ese hilo que se traza muy relacionado con la humanidad y lo cotidiano.
Cadavercita roja, de Luis Murillo y Emi Ordás, en Algar. Un álbum ilustrado que nos trae esta reinterpretación del cuento de Caperucita en una aventura de una zombi, su abuelita y un lobo, en un ambiente muy particular. Solo las ilustraciones ponen los pelos de punta, creando una atmósfera propicia para los amantes de historias terroríficas.
El viaje de Pipo, de Satoe Tone, en SM. Album ilustrado que alcanzó el Premio I. de Ilustración de la Feria de Bolonia 2013. Ilustraciones cálidas que ambientan esta historia de Pipo y una oveja que emprende un viaje a través de los sueños. El roce y las vivencias crean un vínculo entre ambos personajes.
Al sur de la alameda, de Lola Larra y Vicente Reinamontes, en Ekaré. Una novela gráfica que habla de la importancia de la educación pública, y de la reivindicación que los estudiantes chilenos hicieron en su momento. Nicolás y Paula son dos de los protagonistas de esta trepidante novela que nos mantiene atentos desde la primera página.
El miedo del pasillo, de Raimon Portell y Sergi Portela, en Algar. Narrar con alegría ese miedo infantil es una forma de conjurarlo. A través de este álbum tan oportunamente ilustrado con colores cálidos, no estridentes, y con una letra adecuada para los más peques, nos adentramos en un pasillo con un misterio franqueable.
La vuelta al mundo de Mouk, de Marc Boutavant, en SM. Album con vistosas ilustraciones que hacen más ameno y divertido ese itinerario a través de distintas culturas del personaje de Mouk. Descubrir otras formas de vivir, de alimentarse, otros idiomas, fortalece lazos con otros amigos, otras gentes, y con este planteamiento dicho acercamiento se potencia.

OTROS LIBROS, OTRAS LECTURAS
Altos vuelos, de Golden Cosmos, en Barbara Fiore. Preciosa la composición y la presentación de este desplegable, con referencia a la historia de la aviación, que hará pasar un rato entrañable y placentero a los lectores, no solo por el contenido en sí sino también por la ductilidad del formato y las posibilidades que nos ofrece.
A mares, de M Jesús Jabato, en Factoría K. La poesía, cuando la música y el ritmo se conjugan a un tiempo, puede resultar todo un placer para el lector, para el disfrute de los sentidos. En este libro hay un buen ramillete de poemas que invitan a la ensoñación en torno al mar, para todos los públicos.
Arrepita de manteca, de Rosana Faría, en Ekaré. Para los más peques este cuento -que suena a canción por la musicalidad- sobre la importancia de la lactancia materna, la familia, poniendo en alza valores del grupo que funciona como un todo en torno a los más pequeños.
¿Dónde está mi zapato?, de Tomi Ungerer, en la editorial Kalandraka. Para primeros lectores todo un clásico de la Literatura Infantil y Juvenil que aún mantiene las constantes vitales de frescura y planteamiento distinto. Para despertar la destreza visual, surgen esas ilustraciones que tienen la capacidad de sorprendernos a cada instante. Una creatividad que merece estar en toda biblioteca que se precie.
Las meriendas de Lila, de Moulin Roty, en SM. Una forma atractiva de acercar a los niños a la cocina, a través de la familia y de este libro con vistosas propuestas para hacer meriendas y postres, ahora que la cocina se ha puesto de moda.
Máquinas voladoras, de Nick Arnold, en Edebé. Este libro-caja es una incursión en el mundo de la aerodinámica, de manera lúdica, bien explicada. Ese vuelo de explorador que a los niños les permite soñar, ya desde pequeños, con ese misterio eterno de mantenerse en el aire. Práctico y original, un regalo ideal para estas fechas.
El diluvio universal, en Barbara Fiore. Es un álbum un tanto especial, no solo por el contenido, sino por el tratamiento de éste y el diseño y acabado de los desplegables que podemos encontrar en el interior y que son llamativos. La cronología del interior ayuda a seguir la línea narrativa propuesta en torno a Noé, un personaje interesante, y cuyas ilustraciones dan otra perspectiva sobre esta historia.
Dragonero, de John Lacey, en Ekaré. Una correspondencia en forma de correos electrónicos nos invita a entrar en esta aventura de Eduardo y su madre con su tío Manuel respecto a un dragón que les ha dejado y que les está causando no pocos problemas. Divertida y entretenida, esta lectura trepidante invita a los lectores a no despegar sus ojos de estas páginas.
Cuentos a patadas, de José Urriola, en Ekaré. Un volumen este interesante y distinto, no solo por la temática (deporte rey), también por el tono, por la forma de transmitir una serie de reflexiones en torno a la historia del fútbol, con buen sentido del humor, en el que a través del protagonista veremos el paralelismo entre fútbol y vida.
Lo que cuentan las estatuas del mundo, de Montse Ganges, en Ekaré. Para niños a partir de 12 años. Un planteamiento original el que se nos propone, en el que las estatuas son las protagonistas, con voz, invitándonos a un viaje un tanto especial hacia la fantasía y el conocimiento.
Fuente: http://www.diariocordoba.com/noticias/cuadernos-del-sur/largo-abrazo-lectura_928044.html

domingo, 28 de diciembre de 2014

La experiencia americana de Podemos. Iñigo Errejón pasó un año en Los Ángeles para su tesis doctoral sobre Bolivia. Allí moderó algunas teorías marxistas e impresionó con su habilidad dialéctica

En el verano de 2007, un estudiante de doctorado llamado Iñigo Errejón se presentó en el despacho de John Agnew en la Universidad de California, campus de Los Ángeles (UCLA), para cursar allí tres trimestres y perfeccionar su tesis doctoral sobre Bolivia. Errejón aterrizó en California empujado por su director de tesis, el geógrafo Heriberto Cairo, decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense de Madrid, la placenta ideológica de Podemos, el partido que ha pegado una patada al estático tablero de juego de la política española.

Durante nueve meses Errejón, uno de los ideólogos de Podemos, cambió las discusiones de la cafeteria de Somosaguas por intensos debates en inglés en un campus al pie de las colinas de Beverly Hills. Y aquello, según Agnew, fue clave para que viera “otra perspectiva” del mundo. De aquella experiencia, Errejón dice en la introducción de su tesis doctoral: “La estancia tuvo momentos difíciles pero constituye sin duda, hasta la fecha, el período intelectualmente más fructífero de mi vida”.

John Agnew, inglés de 65 años, es un reconocido investigador de geografía política, especialista en nacionalismos y tensiones separatistas. En la introducción de sus tesis doctoral, Errejón tiene un recuerdo para él: “Profesor brillante y cálido, que me enseñó a leer con cuidado y me demostró que rigor teórico y flexibilidad metodológica no sólo no están reñidos sino que combinan ofreciendo perspectivas particularmente ricas de investigación”.

Cairo y Agnew se conocen desde hace años y mantienen un flujo regular de estudiantes ente sus facultades. Por entonces, Errejón trabajaba en su tesis sobre el ascenso del gobierno indígena en Bolivia, un fenómeno que ha cambiado el país para siempre, pero que se puede explicar de muchas maneras. Cuando Errejón llegó a UCLA, "estaba un poco atrapado en la teoría de la dependencia de Latinoamérica de los años 70”, explica Agnew en una cafetería de Santa Mónica una mañana extrañamente lluviosa.

“Heriberto le animó para que viniera, no para decirle que sus ideas estuvieran mal, sino para enseñarle que quizá era demasiado rígido y que necesitaba otra perspectiva”, explica Agnew. Influenciado por las teorías marxistas de los años setenta sobre los sistemas de dependencia, Errejón veía en el comercio abusivo con Estados Unidos durante décadas la causa de los males de Bolivia, condenada al subdesarrollo. “Aquí vio otro lado, el de la clase blanca criolla que domina Bolivia”, dice Agnew. Errejón le daba demasiada importancia a la explotación de unos países sobre otros y no tanto a las luchas entre clases o “las tensiones dentro de países multinacionales”, tema en el que Bolivia es paradigmático.

En sus debates con Errejón, Agnew defendía que la miseria “dependía también de las instituciones”. “Los líderes cuentan, las instituciones cuentan. Y el problema de Bolivia, esta era mi perspectiva, es que estaba dominada por un grupo europeo muy pequeño que había gobernado el país en su beneficio y de una manera centralista, desde Santa Cruz, ignorando los problemas de los indígenas en los Andes”. La llegada de un gobierno con un indio como presidente “significaba la posibilidad de un cambio en el país”. El cambio en Bolivia vino desde dentro y fue democrático, no tanto por una revolución contra la supuesta opresión imperialista de EE UU.

A través de estos debates, “creo que Iñigo se hizo más consciente y leyó más sobre la política interna de Bolivia. No quiero sugerir que abandonara completamente sus ideas, pero creo que llegó a una comprensión más sutil de la realidad”, asegura Agnew.

Viniendo de España y trabajando con un especialista en nacionalismos, el asunto fue una constante en los debates entre Errejón y Agnew en aquellos meses en UCLA. “Llegó con unas ideas un poco leninistas”, dice el profesor. “Cuando estuvo aquí se interesó más por cuestionar la idea de que un Estado siempre es mejor cuando está centralizado. Iñigo tendía a tener esa perspectiva”. La principal área de investigación de Agnew son los separatismos en Europa. “Cuando llegó no creo que tuviera ideas muy articuladas (sobre el nacionalismo) pero cuando se fue había entendido que los Estados no son solamente unos entes asociados a la distribución. Él tenía una visión muy economicista, pero creo que entendió la idea de nación. Incluso si no eres nacionalista, tienes que entender por qué la gente tiene sentimientos nacionalistas”.

Por supuesto, hablaron de Cataluña. Errejón veía los nacionalismos como algo burgués. Le parecía que el nacionalismo nunca puede ser progresista. “Tenía una visión de los nacionalistas catalanes son como la Liga Norte italiana, que se quejan de que sus impuestos vayan al sur de España y eso”. Agnew se esforzó por hacerle ver que era “algo más complicado”. “Seguro que aún piensa igual. Pero creo que se dio cuenta de que tener los poderes descentralizados a veces es mejor para gestionar las diferencias”.

De su conversación se deduce que a su tutoría llegó un marxista dogmático y volvió a España un político sutil. “No digo que fuera un cambio cósmico ni que se cayera del caballo camino a Damasco, pero creo que de su experiencia aquí se fue con una visión mas compleja del mundo de cuando llegó, y entendiendo que hay mucha gente que ve las cosas de forma distinta y que la política trata sobre gestionar esas diferencias”. Para eso lo mandó allí Heriberto Cairo: “Pensaba que era un tipo muy brillante, pero estaba algo encerrado en su visión del mundo”.

Agnew guarda un excelente recuerdo de Errejón, del que dice que tiene un nivel de inglés sorprendente. “Desde luego sabia defenderse en inglés frente a los nativos angloparlantes. Quiero decir, que son conceptos abstractos, no estamos hablando de preguntar donde está el baño, sino de debates muy elevados”. ¿Se lo imagina debatiendo el presupuesto europeo en Bruselas en inglés? “Absolutamente”, dice Agnew. “El inglés no es un problema para él”.

Estos días, Agnew sigue asombrado de las noticias de su estudiante de intercambio, convertido en un líder político (“te desarma con ese aspecto, todavía aparenta 15 años”, comenta). “Me sorprende que haya querido tener una carrera política. Lo veía más escribiendo libros y dando conferencias”. Pero superada la sorpresa, y tras advertir que no le dan mucha confianza los académicos en el gobierno, Agnew dice que Errejón “entiende que hay que convencer a la gente y construir consensos. Iñigo no te impone su visión. Es persuasivo, te escucha, pero al mismo tiempo te está trabajando. Eso hace un buen político”.
Fuente: El País: http://politica.elpais.com/politica/2014/12/18/actualidad/1418921858_709892.html