sábado, 13 de enero de 2018

Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, 2001, y profesor de la U. de Columbia, NY: "No podemos confiar en el sector financiero, si no lo regulamos, engañarán, se aprovecharán de la gente".

"Podemos tiene un entendimiento de por qué las cosas han salido mal y un compromiso para tratar de mejorarlas, a diferencia de lo que se llama el populismo de derechas, que utiliza el descontento para crear regímenes autoritarios o para enriquecerse"

"Cuando la gente está peor de lo que estaba hace diez años, decirle que están recuperados es un disparate"

Los directivos: "Tienen que ser responsables financieramente. Si te portas mal, tus bonificaciones se recortan. Esto podría implicar, además, penas de cárcel"

Trump: "¿Qué hará falta para que sus partidarios se convenzan de que se han enamorado de alguien que no es la persona que creen que es?"

"Puede que sea necesario dejar el euro para salvar a Europa"


Entrevista al premio Nobel de economía publicada en '2034: El reto de imaginar el futuro', número 17 de la revista de eldiario.es.

Joseph Stiglitz (Gary, Indiana, 1943) abandonó su carrera en física para dedicarse a la economía. Su tesis ya trataba sobre la desigualdad y, tras toda una carrera dedicada a la economía (un Nobel incluido en 2001), la brecha entre pobres y ricos todavía no parece ofrecerle tregua. Fue consejero de Bill Clinton durante su presidencia y economista jefe del Banco Mundial hasta el año 2000. Tras años predicando contra los excesos del Fondo Monetario Internacional y la desregularización del sector financiero, como una Casandra de la ciencia económica en un mundo dominado por las tesis neoliberales, la crisis financiera le dio buena parte de razón. Desde su despacho en la Universidad de Columbia, recibe a eldiario.es para hablar de los nuevos movimientos de oposición a la globalización, la regularización de Silicon Valley, el futuro del euro, la irrupción de Trump, la lucha contra el cambio climático y un sector financiero al que, según advierte, debemos seguir vigilando de cerca.

Hace 15 años escribió ‘El malestar de la globalización’. Hoy estamos presenciando nuevas olas de descontento: desde el Brexit hasta la victoria de Donald Trump pasando por el auge de los populismos nacionalistas en Europa.

¿Se ha convertido el statu quo económico en una fuente de resultados políticos inesperados cada vez más frecuentes?
La razón por la que los problemas del malestar con la globalización se han extendido del Sur hacia al Norte es que los acuerdos comerciales se realizaron realmente en función de los intereses corporativos, así que acabas teniendo perdedores tanto en el Norte como en el Sur. ¿Y quiénes fueron los ganadores? Las corporaciones. Ganaron porque bajaron los sueldos en el Norte y consiguieron sueldos más baratos en el Sur. Lograron todas la ganancias y, al debilitar el poder negociador de los trabajadores, les robaron dinero, ya sea en el Norte o en el Sur.

¿Cómo espera que sus críticas a la globalización evolucionen en el futuro? ¿Cuáles serán las nuevas fuentes del malestar?
Ya está incluso afectando a algunas corporaciones, porque algunas ganan y otras pierden. Pero en este caso tengo menos simpatía. Mi nuevo libro, que va a salir ahora, se llama ‘El malestar de la globalización revisitado, con el subtítulo: Antiglobalización en la era de Trump’, se centra en cómo estamos viendo los viejos descontentos en los países en desarrollo más los nuevos descontentos en los países desarrollados.

¿Me puede adelantar algo?
Básicamente, el rompecabezas es: ¿cómo es posible que la globalización sea mala para los países en vías de desarrollo y mala también para los países desarrollados? Y la respuesta es: porque la definieron las corporaciones para ellas mismas. Trump dice que los acuerdos comerciales como Nafta son los peores de todos los tiempos y que desfavorecen a Estados Unidos.

¿Cómo pueden perjudicar a Estados Unidos y también a los países en vías de desarrollo? Y: ¿Es posible que perjudiquen a Estados Unidos cuando fue Estados Unidos quien los dictó?
Mi respuesta es no, no es posible. Conseguimos lo que queríamos, pero era lo que las corporaciones querían, no lo que los trabajadores estadounidenses querían. Y Trump no lo arreglará porque representa a la plutocracia, a las corporaciones ricas. No está interesado en los trabajadores excepto para obtener votos. Si estuviera interesado en su bienestar, no habría propuesto un programa de seguro de salud que dejaría a 20 millones de personas sin seguro médico. No estaría proponiendo una reforma tributaria que daría todo el dinero a los más ricos. No está interesado en los trabajadores, excepto en la medida en que puede persuadirlos para que voten por él y darle más dinero.

Los movimientos de oposición son de naturaleza ideológica muy diversa, pero algunas voces los consideran el mismo tipo de respuesta contra las élites.

¿Es correcto equiparar a Podemos con Trump?
Son totalmente diferentes. El problema es que Trump está explotando este malestar. Y creo que Podemos tiene un entendimiento bastante sofisticado de por qué las cosas han salido mal y un compromiso para tratar de mejorarlas, a diferencia de lo que a menudo se llama el populismo de derechas, que utiliza el descontento para crear regímenes autoritarios o para enriquecerse. Está muy claro que Trump realmente no está preocupado por los estadounidenses comunes. Lo que ha hecho bien es persuadirlos de que se preocupa por ellos, de una forma deshonesta. Pero fue a esos lugares tan pobres, Kentucky y demás, a los que Hillary ni siquiera fue, y dijo: ‘Me preocupo por vosotros’. Pero era todo una farsa, porque ahora va y dice: ‘Voy a quitaros el seguro sanitario y voy a hacer que estéis peor’. Así que la pregunta ahora es: ¿se despertarán los estadounidenses o responderán al mensaje emocional, incluso cuando [Trump] les está robando? Y muchos demócratas están empezando a preocuparse porque, por malo que sea para esta gente, lo quieren (risas). Puede mentir, y no les molesta. ¿Qué hará falta para que sus partidarios se convenzan de que se han enamorado de alguien que no es la persona que creen que es?
Ha criticado que los acuerdos comerciales internacionales se firmen con estándares democráticos tan bajos y con tan poca transparencia.

¿Cuál sería una mejor manera de articularlos en el futuro?
Una mejor manera de llegar a acuerdos es obviamente que haya una mayor participación en la toma de decisiones: que trabajadores, ecologistas y otras personas con intereses en la sociedad participen en la negociación, en fijar los términos de referencia. Las disputas inversionista-Estado [cláusulas que permiten a compañías privadas pedir compensaciones si un país regula en contra de sus intereses] ilustran esto. Hay que tener principios claros y decir: 'mira, no tienes derecho a demandar por una regulación, eso depende del país. Solo puedes demandar por discriminación’.

¿Cómo podemos asegurar un futuro en el que los intereses económicos privados no pongan en compromiso la democracia?
Creo que la plena liberalización del mercado de capitales es particularmente peligrosa, especialmente para los países en vías de desarrollo, porque el capital entrando y saliendo a corto plazo es lo que más compromete a la democracia. En el caso de un país como Brasil, cuando a Wall Street no le gusta un candidato sacan su dinero, el tipo de cambio baja, la gente entra en pánico... puede tener un efecto muy grande el papel de los mercados financieros en la política. Para mí eso es al menos una pieza importante. En Estados Unidos el principal tema son las contribuciones a las campañas. El dinero está influyendo muy directamente en nuestra política.

¿Cuánto puede crecer la brecha entre los pobres y los ricos sin que haya conflictos sociales?
Tenemos la sensación de que cuando hay más desigualdad, puede haber más conflicto, pero también sabemos que las cosas son más complicadas. Hay personas que dicen que, de hecho, el conflicto no se produce cuando las cosas están mal de verdad, sino cuando están mejorando, pero no mejoran lo suficientemente deprisa; cuando se le da a la gente la sensación de que las cosas podrían ir mejor, sus aspiraciones cambian, pero se decepcionan. Eso puede dar lugar a problemas. Muchos de estos estudios se hicieron en el pasado y hoy es muy diferente. La gente puede ver lo que está pasando en el resto del mundo mucho más fácilmente y su sentido de lo que es posible es diferente. Ahora todo el mundo ve y se pregunta: ‘¿por qué están viviendo mejor que yo?’

El mensaje que estamos recibiendo en Europa o en España es que la economía se ha recuperado, aunque las mejoras pueden ser imperceptibles en el día a día de las personas normales.

¿Cómo podrá defenderse la ciudadanía de un gobierno que le dice que está bien cuando en realidad no lo está?
Creo que es muy peligroso que los políticos digan cosas que son inconsistentes con la percepción de la gente, porque eso conduce a la desconfianza en el gobierno y en las élites. Obama dijo que nos habíamos recuperado en 2009, en 2010, en 2011, cuando el 91% de todas las ganancias fueron al 1% [más rico] y el 99% no se recuperó. El efecto que eso tuvo fue un aumento de la desconfianza en el gobierno. Y contribuyó, creo yo, al triunfo de Trump. Dio la sensación de que el gobierno estaba mintiendo, porque la gente sabía que no estaba mejor y aún así se estaba diciendo que la recesión había terminado. Es extraordinariamente peligroso que los líderes políticos tergiversen lo que está sucediendo en las vidas de individuos ordinarios. En el caso de lo que está sucediendo en España y en Europa la pregunta es: ¿Estás en el punto en el que estabas? Y la respuesta es no. Cuando el desempleo de los jóvenes es del 40%, claramente hay grandes grupos de la población que no lo están pasando bien. Cuando la gente está peor de lo que estaba hace diez años, decirle que están recuperados es un disparate.

La tecnología, la robotización, biotecnología... todos estos campos contienen una promesa de desarrollo económico y progreso democrático.

¿Cómo se distribuirá esta nueva riqueza en el futuro?
Siempre existe este tema de cómo distribuir los beneficios de la globalización, de los avances tecnológicos. El principio general dice que, si la sociedad es más rica, todo el mundo podría estar mejor. Pero depende de la naturaleza del cambio tecnológico. Si es lo que llamamos innovación de ahorro de trabajo, entonces se reduce la demanda de mano de obra y los trabajadores pueden estar peor. Creo que es imperativo en este contexto que tengamos políticas gubernamentales activas involucradas en la redistribución y que nos aseguremos de que, a medida que nos hacemos más ricos, los beneficios se comparten, al menos en parte, entre todos los grupos de la sociedad.

Mientras hablamos, hay industrias que se están transformando de forma irreversible en Silicon Valley.

¿Estamos prestando suficiente atención a este nuevo centro de poder?
Mucho de lo que está pasando tiene que ver con cambios en industria de la publicidad o en una nueva industria de redes sociales. ¿Es tan importante? Es interesante, pero eso no es tan fundamental como otros aspectos de cómo vivimos. Hay que tener cuidado de no comprarle el bombo publicitario a Silicon Valley. Han exagerado su disrupción. Han transformado los taxis, pero parte de lo que están haciendo es arbitraje regulatorio [práctica mediante la cual las empresas capitalizan las lagunas legales para eludir regulación desfavorable]. Airbnb ha transformado el mercado de los hoteles, pero probablemente es porque evita pagar impuestos. Si lo regulamos adecuadamente, con impuestos, no creo que vaya a ser tan rompedor. Las ventajas de Airbnb serían más pequeñas una vez pagaran impuestos y estuvieran regulados. La gente probablemente preferiría ir a un hotel regular que a un Airbnb, aunque todavía sería una industria activa. Esas son dos industrias relativamente pequeñas hasta ahora. A largo plazo habrá grandes problemas con la inteligencia artificial y cómo la manejamos. Se trata de un problema mayor que se remonta a la cuestión de las innovaciones de ahorro de mano de obra, que reducen la demanda y, por lo tanto, bajan los salarios. Si nuestra economía es más rica, podemos imponer impuestos que hagan que estemos todos mejor. Estos son temas más políticos que económicos. La pregunta es: ¿cómo podemos asegurarnos de que los frutos de estos avances se compartan equitativamente? En la lógica de Trump, la lucha contra el cambio climático es incompatible con un buen desempeño económico.

¿Cuál es el argumento económico para reducir las emisiones de carbono?
Trump no sabe nada de economía, siempre ha hecho dinero con prácticas comerciales turbias, es el prototipo de la búsqueda de renta, de una persona que gana dinero aprovechándose de otras. No es un creador de riqueza, es un destructor de riqueza. No tiene autoridad para hablar de nada. Abordar el cambio climático crearía una economía más fuerte. Por ejemplo, Trump habla de la industria del carbón, pero se están creando más trabajos en los paneles solares que en el carbón. De hecho, hay más instaladores de paneles solares que mineros de carbón. Trump vive en el pasado. No sé si no piensa muy profundamente, si mira las estadísticas, si realmente ha pensado en ello, pero realmente creo que podemos tener una economía más fuerte tratando más efectivamente con el cambio climático.

Los flujos de inmigración podrían ser la solución a las amenazas demográficas que enfrentan los países occidentales: tasas bajas de fecundidad, envejecimiento de la población, preferencias en el empleo. ¿Cómo podría esta narrativa ganar fuerza en el momento antiinmigrante de Trump en EEUU y el de los refugiados en la UE?

En Occidente y el Norte tenemos que ver como nuestra responsabilidad parte de la migración. Hemos sido el principal contribuyente al calentamiento global y el calentamiento global está contribuyendo a la desertificación en el Sahel y creando una gran cantidad de refugiados económicos que, combinado con nuestros subsidios al algodón, están deprimiendo el nivel de su vida y dañándolos. Hemos tenido un efecto muy negativo en muchas poblaciones, así que tenemos la responsabilidad moral de ayudarles a resolver el problema que contribuimos a crear. Desde la perspectiva estadounidense, somos una sociedad que fue creada por los inmigrantes. Me parece intolerable decir que los inmigrantes son un problema, estamos donde estamos por los inmigrantes. La retórica anti-inmigrante es muy peculiar, porque Trump no estaría aquí si su familia no hubiera emigrado. Las únicas personas que tienen legitimidad para quejarse son los indios americanos a quienes los inmigrantes dañaron, y a quienes se les robó su tierra. Pero eso no es de lo que Trump está hablando.

¿Qué medidas cree que podrían ser lo suficientemente disuasivas para evitar que los bancos y el sector financiero vuelvan a causar el daño que ya hemos vivido?
Primero, debemos saber que no podemos confiar en ellos, que engañarán, que se aprovecharán de la gente. La idea de que pueden autorregularse es absurda, es un oxímoron. Tiene que haber regulaciones. Y tenemos que supervisarlos con mucho cuidado.
Segundo, no es lo mismo responsabilizar a los individuos que a las corporaciones. Los bancos tuvieron que pagar decenas de miles de millones de dólares, pero los directores ejecutivos se marcharon con su dinero en efectivo. Y no son las corporaciones las que hacen las cosas, son los individuos. Nuestro nivel de rendición de cuentas se ha reducido.
Tercero, [los CEOs] necesitan ser responsables financieramente. Si te portas mal, tus bonificaciones se recortan y tu salario debe ser provisional. Si te portas mal, pagas. Esto podría implicar más que responsabilidad financiera, prisión también. Son crímenes de cuello blanco: estaban robando dinero a otras personas de una forma u otra y no hemos hecho lo suficiente. Llegamos muy lejos en la eliminación de la responsabilidad individual y tenemos que traerla de vuelta.

El neoliberalismo o el "fundamentalismo del libre mercado", como usted le ha llamado, ha dominado las instituciones económicas internacionales desde hace décadas, pero ha fallado a los ciudadanos y ha costado a la sociedad mucho dolor. Como ideología económica, sin embargo, sigue siendo dominante.

¿Por qué el neoliberalismo sigue siendo dominante y hasta cuándo?
Es una ideología que sirve a ciertos intereses que son muy influyentes. Tienes a personas de la comunidad financiera articulando una visión de la economía, tal y como la ven. Una parte de ella es ignorante, otra es interesada y otra está cegada por un problema de percepción: a ellos les va bien con el neoliberalismo y, por lo tanto, a todo el mundo le va bien. Creo que están empezando a entender que no es tan genial. Estoy esperanzado de que muchas personas del 1% están genuinamente preocupadas, están diciendo: ‘El sistema está roto, y tenemos que arreglarlo’. Mi verdadera preocupación es cómo la gente llega a entender qué no está funcionando bien. Está la historia de Trump, incipiente, una especie de populismo neoliberal: plutócratas tratando de aprovechar los fracasos para poder hacer aún más dinero. Cuentan una historia sobre los extranjeros, sobre haber sido robados... y ha engañado a un gran número de estadounidenses. Y lo mismo en Europa: Le Pen en Francia o muchas personas en España que creen que la austeridad ha funcionado y que la economía se está recuperando. Pero tengo que ser optimista: la democracia funcionará, la mayoría de la gente entenderá que este tipo de populismo trumpista no funciona, que la austeridad no está funcionando y tendrán una mente más abierta hacia políticas que puedan funcionar.

¿También en la Eurozona?
En el caso de Europa hay un aspecto que lo dificulta y es que las manos de los países europeos que son parte del euro están atadas por él. Y el resultado es que te encuentras a los partidos de centroizquierda proeuropeos defendiendo el euro. Pero domina Alemania y su austeridad. Esto ha debilitado al centroizquierda, que sería la fuente de crítica natural a este tipo de populismo neoliberal. Es un gran problema para Europa.

Usted ha defendido que la salida del euro podría tener sentido para algunos países, a modo de “divorcio amigable”.

Podrían irse, pero creo que sería mejor si consiguieran que Europa se reformara. Por ahora, Alemania ha demostrado una reticencia notable a hacer reformas, pero tal vez diga: ‘Si seguimos esta dirección, vamos a desmoronarnos, vamos a estancarnos, vamos a tener movimientos populistas trumpistas, es demasiado peligroso para el futuro’. Se trata de un juicio político sobre si Alemania podrá ser persuadida por el peligro real de la prolongación de su política.

¿Por qué estamos tan apegados al Euro?
Entiendo el caso de Grecia y también el de España. Son países que estaban en la periferia, que tuvieron gobiernos fascistas, así que quieren estar atados al proyecto europeo y han malinterpretado el euro: en vez de verlo como un medio para un fin, lo han visto como un fin en sí mismo. Yo diría: puede que sea necesario dejar el euro para salvar Europa. Han confundido estos trozos de papel con la identidad europea. Y no termino de entender por qué.

http://www.eldiario.es/sociedad/Joseph-Stiglitz-financiero-regulamos-aprovecharan_0_723728182.html

viernes, 12 de enero de 2018

El gobierno conservador inglés nombra a Toby Young para ayudar a dirigir el nuevo regulador de las universidades del gobierno.

Owen Jones:

Eso te aclara todo lo que necesitabas saber sobre este corrupto gobierno conservador.

El pionero (defensor) de la escuela "privada libre" Toby Young describió a los niños de la escuela primaria de clase trabajadora que consiguieron una plaza en la U. de Oxford como "universalmente poco atractivos" y "estudiantes de pregrado pequeños y vagamente deformados"

Al escribir sobre la clase en un libro de 1988 titulado The Oxford Myth, Young relató cómo "la llegada de "manchas*" habían cambiado la universidad. Era como si todas las fantasías meritocráticas de todos los educadores de la década de 1960 se hubieran hecho realidad y todos los niños de Harold Wilson hubieran sido dejados pasar por la puerta", escribió.

PD.:
Es un ejemplo claro de como los conservadores ingleses, igual que sus pares en España y todo el mundo, sitúan en puestos claves a personajes cuya historia pasada y currículo, los define como enemigos de la posibilidad de que los hijos de la clase trabajadora también puedan llegar a la Universidad. Y, sobre todo, pone en evidencia su empeño en impedir la igualdad de acceso a la educación para todos, independientemente de la clase social, sexo, etnia, religión o minoría a la que se pertenezca.

* Mote de desprecio con el que lo conservadores se referían a los estudiantes de clase trabajadora.

jueves, 11 de enero de 2018

Amigos de una cierta edad ¿Por qué es difícil hacer amigos con más de 30?

Era como una de esas escenas mágicas a ciegas de una rom-com de Hollywood, sin la "rom". Conocí a Brian, un guionista de Nueva York, hace unos años a través del trabajo, lo que llevó a cenar con nuestras esposas y amigos. química que fue instantánea y obvia.

Nos gustaron las mismas canciones de "Blonde on Blonde" de Dylan, las mismas líneas de "Chinatown". Para cuando llegaron los camarones verdes de curry, estábamos terminando las oraciones de los demás. Nuestras esposas se vieron obligadas a interrumpir: "Oigan, chicos, ¿quieren venir a tomar aire?"

Cuando Brian y su esposa se dirigieron hacia el segundo tren después, se me pasó por la cabeza que él era el tipo de persona que podría haber terminado como padrino de una boda si nos hubiéramos conocido en la universidad.

Eso fue hace cuatro años. Nos hemos visto cuatro veces desde entonces. Somos "amigos", pero no somos amigos. Seguimos tratando de superar la barrera, pero la vida se interpone en el camino.

Nuestra historia no es inusual. 
En sus 30 y 40 años, muchas personas nuevas entran en su vida, a través del trabajo, las fechas de juego de los niños y, por supuesto, Facebook. Pero los amigos cercanos reales, del tipo que se hace en la universidad, del tipo que se llama en una crisis, son de menor oferta.

A medida que las personas se acercan a la mediana edad, los días de la exploración juvenil, cuando la vida parecía una gran cita a ciegas, se desvanecen. Los horarios se comprimen, las prioridades cambian y las personas a menudo se vuelven más selectivas en lo que quieren en sus amigos.

No importa cuántos amigos hagas, puede aparecer una sensación de fatalismo: el período para hacer B.F.F.'s, de la forma en que lo hiciste en tu adolescencia o principios de los 20 años, ya casi ha terminado. Es hora de resignarse a amigos situacionales: K.O.F. (tipo de amigos) - por ahora.

Pero a menudo, la gente se da cuenta de cuánto han descuidado para reponer su grupo de amigos solo cuando se encuentran con un gran evento de la vida, como una mudanza, por ejemplo, o un divorcio.

Ese pensamiento sorprendió a Lisa Degliantoni, una ejecutiva educativa de recaudación de fondos en Chicago, hace unos meses cuando estaba planeando su fiesta de cumpleaños número 39. Después de mudarse de Nueva York a Evanston, Illinois, se dio cuenta de que tenía 857 amigos de Facebook y 509 seguidores en Twitter, pero aún no sabía si podría completar la lista de invitados de su grupo. "Hice un inventario de las fases de mi vida donde logré hacer la mayor cantidad de amigos, y definitivamente fue la escuela secundaria y mi primer trabajo", dijo.

Después de un divorcio de unos 40 años, Robert Glover, un psicoterapeuta en Bellevue, Washington, se dio cuenta de que su lista de amigos se había atrofiado en silencio durante años mientras se concentraba en la carrera y la familia. "De repente, con su esposa fuera de escena, se da cuenta de que está solo", dijo el Dr. Glover, que ahora tiene 56 años. "Asistiría a clases de salsa. En lugar de tratar de recoger a las mujeres, me gustaría presentarme a los hombres: 'Oye, vamos a tomar un trago' ".

En estudios de grupos de pares, Laura L. Carstensen, profesora de psicología y directora del Stanford Center on Longevity en California, observó que las personas tendían a interactuar con menos personas a medida que avanzaban hacia la mediana edad, pero que crecían más cerca de los amigos ellos ya tenían.

Lisa Degliantoni ha reducido las expectativas al tratar de hacer nuevos amigos. "Tomo un enfoque extremadamente eficiente y busco personas con ideas afines para satisfacer necesidades muy específicas", dijo.

Básicamente, sugiere, esto se debe a que las personas tienen un despertador interno que suena en eventos de la vida grande, como el giro 30. Recuerda que los horizontes de tiempo se reducen, por lo que es un punto detener la exploración y concentrarse en el aquí y ahora. "Tiende a centrarse en lo que es más importante desde el punto de vista emocional para usted", dijo, "por lo que no le interesa ir a esa fiesta, le interesa pasar tiempo con sus hijos".

A medida que las condiciones externas cambian, se vuelve más difícil cumplir con las tres condiciones que los sociólogos desde la década de 1950 consideran cruciales para hacer amigos cercanos: la proximidad; interacciones repetidas e imprevistas; y un entorno que alienta a las personas a bajar la guardia y confiar en los demás, dijo Rebecca G. Adams, profesora de sociología y gerontología de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro. Esta es la razón por la que tantas personas conocen a sus amigos de por vida en la universidad, agregó.

En el mundo profesional, la "proximidad" es difícil de mantener, ya que los colegas de trabajo son reasignados o cambian de trabajo. El año pasado, Erica Rivinoja, una escritora de la serie de NBC "Up All Night", se hizo íntima con una mujer, Jen, cuando trabajaron juntas en un piloto. Casi al instante, conocieron los horarios de ejercicio y las preferencias alimentarias de los demás. Jen podía sentir cuando la señorita Rivinoja necesitaba una sacudida de cafeína, y sin preguntar estaría allí con un té helado.

"Pero tan pronto como terminó el piloto, era difícil estar tan cerca sin esa constante interacción diaria", dijo Rivinoja, de 35 años. De vez en cuando pueden ganar tiempo para tomar un rápido gin-tonic, dijo, pero "no son esas largas tardes que se desangran por la noche pasando el rato en la playa y luego se dirigen a un bar".

El lugar de trabajo puede crujir con la competencia, por lo que las personas aprenden a ocultar las vulnerabilidades y caprichos de sus colegas, dijo el Dr. Adams. Las amistades laborales a menudo adquieren una sensación transaccional; es difícil decir dónde termina el trabajo en red y comienza una verdadera amistad.

Las diferencias en el estado profesional y el ingreso también complican las cosas. "Realmente se pone raro cuando tus amigos están haciendo toneladas más que tú, o toneladas menos", dijo Adriane Duckworth, una ex ejecutiva de marketing que ahora trabaja como artista en Hamilton, Ontario. Recientemente, dio la bienvenida a una nueva pareja prometedora en su círculo de amigos, pero rápidamente rechazaron a la gente con su obsesión por el dinero.

"En nuestra boda, otros amigos nuestros que estaban sentados con ellos en realidad se quejaron con nosotros sobre la pareja que preguntaba a todos cuánto dinero ganaban", dijo la Sra. Duckworth, de 32 años. "Las personas que hicieron menos se sintieron incómodas al discutirlo, y las personas que hicieron lo mismo o más simplemente sentían que era extraño hablar de eso tan despreocupadamente".

Una vez que la gente comienza a unirse, los desafíos solo aumentan. Hacer amigos con otras parejas "es como hacer parejas para dos", dijo Kara Baskin, una periodista que trabaja en Boston. "No solo te preocupa si a la otra mujer le gustas, también te preocupa si a tu marido le gustas, si a tu marido le gusta ella, si a tu marido le gusta él".

No hace mucho, invitó a su nuevo compañero de trabajo a cenar con su esposa. Pero la esposa estaba visiblemente impresionada por la casa amueblada de la Sra. Baskin (acababan de mudarse) y la cena de spaghetti juntos. "Básicamente estaba claro que su esposa había sido engatusada para que asistiera", dijo la Sra. Baskin, de 33 años. "Se sentó en nuestras desvencijadas sillas de la cocina Ikea como si se estuviera metiendo en una mina de carbón".

La pareja se fue rápidamente después del postre. Al día siguiente en el trabajo, el esposo hizo una excusa sobre que su esposa estaba cansada. "Pero no se dijo que no volveríamos a buscar su compañía", dijo Baskin.

AGREGAR niños a la mezcla complica las cosas aún más. De repente, estás rodeado por un nuevo círculo de padres amigos, pero los lazos emocionales pueden ser tenues en el mejor de los casos, como el comediante Louis CK relató en una rutina de pie: "Paso días enteros con la gente, estoy como, yo nunca hubiera salido contigo, no te elegí. Nuestros hijos se eligieron el uno al otro. Basado en ningún criterio, por cierto. Son del mismo tamaño".

Incluso cuando los padres amigos desarrollan un vínculo, las amistades resultantes pueden ser fugaces y estar sujetas a los caprichos de los propios niños.

Caryl Lyons, una planificadora de eventos en Danville, California, y su esposo descubrieron que una incipiente amistad con una pareja de padres y amigos tocó un obstáculo cuando sus hijos pequeños, que habían sido amigos cercanos, se distanciaron. Cuando las familias planearon una barbacoa juntos, su hijo decía: "¿Puedo tener a mis otros amigos?", Dijo la Sra. Lyons, de 44 años.

Los factores externos no son el único obstáculo. Después de los 30 años, las personas a menudo experimentan cambios internos en la forma en que abordan la amistad. El autodescubrimiento da paso al autoconocimiento, por lo que te vuelves más selectivo con quién te rodeas, dijo Marla Paul autora del libro de 2004 "La crisis de la amistad: encontrar, crear y mantener amigos cuando no eres un niño". De todos modos, "El bar es más alto que cuando éramos más jóvenes y estábamos dispuestos a conocer a casi todos por una margarita", dijo.

Manipuladores, reinas dramáticas, ególatras: muchos de ellos ya no hacen el corte.

Thayer Prime, un consultor estratégico de 32 años que vive en Londres, incluso ha desarrollado una juguetona escala de 100 puntos (100 es "mejor amigo para siempre"). En su mente, ella comienza a atracar nuevos candidatos amigos a medida que comienzan a mostrar un comportamiento molesto o desleal. Nueve de cada 10 veces, dijo, sus nuevos amigos terminan de 30 a 60, o poco más que un conocido.

"Conoces a alguien realmente agradable, pero si no devuelven una llamada, baja al 90, si no devuelven dos llamadas, son 50 inmediatos", dijo. "Si llegan tarde a algo en el primer mes, eso significa otro 10 de descuento". (Pero la gente también puede subir de escala con un buen comportamiento, agregó).

Habiendo sido endurecidos por la experiencia, muchas personas desarrollan una visión más fatalista de la amistad.

"Cuando eres más joven, defines lo que realmente significa ser amigos de una manera más seria", dijo mi amigo guionista, Brian. (Su nombre completo es Brian Koppelman, y escribió y es codirector de "Solitary Man" una película de 2010 protagonizada por Michael Douglas sobre un hombre de mediana edad que intenta reconectarse con amigos y familiares).

"Mis ideas de amistad fueron construidas por 'The Godfather' y 'Diner'", dijo. "Tus amigos eran tus hermanos, y cualquier cosa menos la total lealtad a toda costa significaba la excomunión. A medida que envejeces, ese modelo se vuelve irreal".

En ese momento, ha pasado por su parte de relaciones cansadas o fallidas. Usted se ha enfrentado a las responsabilidades de hacer malabares con el trabajo, la familia y los amigos existentes, por lo que se vuelve más cauteloso acerca de ponerse emocionalmente disponible para las personas nuevas. "Eres más consciente de la desventaja", dijo Koppelman, de 46 años. "También eres más consciente de tu propia capacidad para defraudar".

"Realmente no he cambiado mis estándares por lo que significa ser realmente amigos", concluyó. "Es solo que uso la palabra 'amigos' más libremente. Hacer el verdadero tipo, el hermano amable, es mucho más difícil ahora".

Algunos, como la Sra. Degliantoni, la ejecutiva de recaudación de fondos, simplemente reducen sus expectativas. "Tomo un enfoque extremadamente eficiente y busco personas con ideas afines para satisfacer necesidades muy específicas", dijo sobre su estrategia actual. "Tengo un amigo cóctel y un amigo libro y un amigo de crianza y varios amigos de baloncesto y un amigo vecino y un amigo de entrenamiento".

"Es mucho más fácil llenar esos vacíos en mi vida", agregó, "que hacer un acercamiento exhaustivo para un nuevo amigo".

O bien, tocan fondo y hacen retroceder el reloj a sus 20 años sin aliento.

Después de mudarse a Nueva York en sus 30 años, Dave Cervini, un ejecutivo de la estación de radio, estaba tan solo que caminaba con su gato en Central Park, con la esperanza de avivar las conversaciones. Encontrando solo miradas curiosas, decidió comenzar la Red Social de Nueva York, un grupo de actividades para que las personas encuentren amigos pasando el rato en los juegos de los Yankees o en los mezcladores de cata de vinos. La compañía ahora cuenta con 2,000 miembros, la mayoría en sus 30 años. Él considera que 200 de ellos son amigos cercanos.

"Se necesita coraje para que la gente dé el primer paso", dijo. "Con suerte, lo hago más fácil, habiendo estado allí yo mismo".

En ese espíritu, recientemente llamé a Brian. Bromeamos sobre nuestra incapacidad de encontrar tiempo para pasar el rato, e hicimos una cita para la cena en la próxima apertura disponible.

Es dentro de tres meses.

http://www.nytimes.com/2012/07/15/fashion/the-challenge-of-making-friends-as-an-adult.html?mc=adintl&mcid=keywee&mccr=intdesk&ad-keywords=IntlAudDev&kwp_0=632217&kwp_4=2244859&kwp_1=940596

miércoles, 10 de enero de 2018

Tras más de 20 años de intensa actividad y de especialización con jóvenes y adolescentes. La despedida de un profesor.

Cuarto Poder

La vida es un cúmulo de emociones que lo dominan casi todo. A veces creemos que actuamos por la razón y la ideología pero a estas alturas compruebo que, sobre todo, es el corazón y los sentimientos quienes dirigen nuestras decisiones más importantes.

El 21 de diciembre me despidieron del instituto con un hermoso regalo por mi jubilación. Tuve que atravesar un pasillo de afectos, flanqueado por todo el alumnado y el profesorado de mi último instituto. He dejado reposar las emociones unos días para recuperarme y ahora intento buscar explicaciones para analizar este hecho que me ha sacudido y para cerrar capítulo. Me pregunto por qué algo interno de una comunidad escolar se convirtió en una noticia viral. Y creo que hay respuesta: necesitamos buenas noticias de gente normal, frente a tanto suceso negativo que intencionadamente se difunde. Por eso me tomo la despedida como lo que es: un reconocimiento a todo el profesorado que se deja la piel, que no tira la toalla en estos tiempos de desesperanza; que frente a los recortes no se desmotiva, sino que intenta compensar los tiempos difíciles con su buen hacer, y participa en las movilizaciones cuando son necesarias. He conocido a tantos docentes comprometidos con su oficio que no podría contarlos.

Soy profesor de Historia, y como creía que tenía que darles una explicación a mis alumnas y alumnos por mi jubilación, pensé que lo mejor era compartir con ellos un poco de mi relato de vida dentro del tiempo histórico que me ha tocado vivir, algo que nunca había hecho por pudor. Es lo que hace Marco Tullio Giordana en la maravillosa película “La mejor juventud”, contando la Historia de Italia a través de la historia de una familia. Así, les explique mi nacimiento a mediados del siglo pasado en una casita baja del barrio de Usera de Madrid, en una familia obrera duramente represaliada por el franquismo. Que estudié interno con una beca en la Universidad Laboral de Sevilla (maestría industrial) e Ingeniería Técnica Industrial. Que me tomé como algo personal la injusticia y la falta de libertades de la dictadura, y aquello empezó a complicar mi existencia.

Les conté mi compromiso en la lucha antifranquista y mi ingreso en el clandestino PCE y sus consecuencias. Ello me acarreó una primera detención y procesamiento por el TOP en 1973. Hubo otro intento de detención en 1974 -logré fugarme- y un segundo procesamiento en situación de búsqueda y captura, y condena a dos años de cárcel. Les hablé de mi huida para ocultarme y que me refugié en la Ciudad de los Muchachos de Orense, donde aprendí toda la pedagogía que sé con Pilar e inicié mi vocación de educador.

Siempre compaginé estudio y trabajo, bien fuera en Villanueva y la Geltrú o en Madrid. Que trabajé de ferralla en la construcción y tuve que cambiar el nº de la Seguridad Social para no ser localizado. Participé en las huelgas de la construcción, donde conocí a unos veteranos (Macario, Arcadio, Tranquilino, Paco el Cura) que eran auténticos héroes obreros. Luego vendrían las largas y duras luchas de enero de 1976 que forzaron la transición a la democracia, pese a la resistencia del franquismo. Fui muy activo en CCOO de la Construcción y empecé a tener responsabilidades sindicales, aún sin quererlas y sin cumplir los treinta años.

Acepté la responsabilidad como secretario de Acción Sindical en CCOO desde 1978 a 1996. Fueron años muy intensos de movilizaciones, negociaciones con la patronal y el gobierno, reuniones, asambleas, viajes, prensa… Los sindicatos tenían fuerza, trataban de tú a tú al Gobierno y a la patronal, se conseguían avances en derechos laborales y sociales. Las huelgas generales eran impresionantes (14-D). Daba gusto trabajar con grandes personas como Marcelino Camacho. Y les expliqué cuándo surgieron las diferencias sobre la estrategia del sindicato en 1994 y cómo se dividió la organización. En el VI Congreso de 1996 hubo dos candidaturas y al llamado Sector Crítico (Camacho y otros muchos compañeros) se nos impidió toda responsabilidad confederal y me despidieron.

Fueron momentos duros, y tomé una decisión muy acertada. Me presenté aquel año a las oposiciones de secundaria y al aprobarlas ya nunca dejé de trabajar en la enseñanza hasta ahora. Ahí empezó mi última etapa laboral pero, sobre todo, de compromiso con otra buena causa: la educación de jóvenes y adolescentes. Han sido más de veinte años de intensa actividad y de especialización. He dado clases en zonas obreras y en centros de difícil desempeño, porque considero la educación como un derecho fundamental de todos que solo lo garantiza la escuela pública. He aprendido mucho de mis alumnos. Les he tratado como personas, no como herramientas, algo que no está reñido con que sacaran dieces en la selectividad. Juntos hemos trabajado los derechos humanos, la convivencia y la igualdad entre mujeres y hombres. La cultura sin este soporte no es más que un adorno y no lleva a transformar el mundo para mejorarlo.

Para mí la mejor manera de defender la escuela pública ha sido el trabajo diario, la cooperación del profesorado y participar muy activamente en proyectos de convivencia, innovación y de defensa de la Escuela Pública (proyecto Turkana, Plataforma de Vallecas por la Escuela Pública, Marea Verde, Foro de Sevilla). He escrito mucho sobre educación en revistas educativas y digitales; he ido a todas las huelgas, manifestaciones, asambleas; he llevado a diario la chapa de la Escuela Pública y la camiseta verde todos los miércoles en el centro. Esa ha sido mi aportación.

En el último claustro también me despedí de mis compañeras y compañeros. Les conté cómo los caminos del azar me habían llevado al instituto Villa de Vallecas, después de ser desplazado de Fuenlabrada. Les confesé que me iba a costar dejar la docencia, quizá por aquello que decía Vasili Grossman de que no hay nada tan difícil como abandonar la casa donde se ha sufrido tanto, aunque no es exactamente el caso: yo he disfrutado mucho y no me han faltado las emociones fuertes. La escuela es muy intensa.

Creo que en la vida hay que saber hacer dos cosas: dar las gracias y pedir perdón para estar a bien consigo mismo y con los demás. Pedí perdón por los errores que pude cometer, por no tener tiempo suficiente para interesarme más por la vida, dificultades y anhelos de los compañeros… Pero, sobre todo, les di las gracias por muchas cosas: por todo lo que me aportaron, por los compromisos compartidos en defensa de la calidad educativa, por el apoyo mutuo, por la imaginación y las ganas echadas para paliar la falta de recursos, por los buenos y malos ratos vividos.

Ahora quizá me explico más por qué el vídeo de la despedida ha sido viral. Yo no he sido nada más –y nada menos- que un maestro, que he hecho mi oficio lo mejor que he podido. De mi padre y de los veteranos de la construcción aprendí que primero hay que cumplir para poder reclamar después. Y porque es, también, una obligación con nuestros alumnos. Recuerdo que en el homenaje al profesor Ladislao Martínez tras su muerte, una alumna dijo: “Nosotros no seremos los mejores alumnos, por eso necesitamos los mejores profesores”. Somos muchos los que intentamos estar a la altura de sus necesidades.

Pero nada se hubiera hecho sin profesores y alumnos que lo organizaran. El alumnado siempre paga, aunque a veces lo haga tarde. En cuanto al profesorado del Villa, es una plantilla extraordinaria que combina juventud con veteranía, oficio y mucho compromiso que les lleva a repetir en un centro de difícil desempeño.

La repercusión en las redes sociales y medios de comunicación de la despedida expresa la necesidad de noticias positivas desde la escuela, frente a las informaciones de acoso escolar, agresiones a profesores muchas veces exageradas, etc. La escuela es el lugar donde nacen los sueños y donde crecen los alumnos a todos los niveles. Se forman como ciudadanos y nuestro papel es acompañarles en ese proceso: ese es el sentido profundo de la pedagogía que decían los clásicos.

Con las juntas de evaluación terminadas y entregadas las notas, el final de fiesta parecía las salidas extraescolares de las dos últimas semanas con los grupos a los que doy clase a museos, al centro de Madrid y a la exposición sobre Auschwitz. Pero llegó el paseíllo y las fuertes emociones. Creo que nunca he dado tantos abrazos y tantas veces las gracias. Allí aguanté el tipo como pude, pero leyendo en casa las cartas y escritos de los alumnos y de alguna compañera, la emoción me producía tal congoja que me tuve que ir a refrescar los ojos a un parque. Como dice un amigo, no había llorado más desde ET. Pero no serán lágrimas que se pierdan en la lluvia, son sentimientos fuertes para cuando me asalten las dudas sobre las cosas que merecen la pena en la vida.

Uno no hace las cosas para que se lo agradezcan, sino por profesionalidad, pero entre irse de un lugar con una caja de cartón con los cuatro papeles y objetos personales que ha ido acumulando o recibir este chute de afectividad hay una diferencia. Ojalá se les haga a tantos docentes que se lo merecen como reconocimiento a su entrega: que la escuela les demuestre que les quiere tanto como ellos han querido a la escuela.

Si ha sido un lujo ir cantando a trabajar, ha sido un orgullo hacerlo en la Escuela Pública. Me ha llegado la hora de pasar el testigo a compañeras y compañeros más jóvenes. Lo hago muy tranquilo porque veo que queda una buena cosecha. Solo darles un consejo: que amen su profesión y que eduquen con afecto, porque sin él no hay aprendizaje; que crean en el alumnado; que cooperen con los compañeros y las familias; que trabajen los valores democráticos y los derechos humanos, y que sepan que sin educación no hay transformación.

Cuando los alumnos me preguntan: “¿Y ahora qué vas a hacer?”, respondo lo que siento: “Echaros de menos”. También porque sé que nadie se va del todo mientras alguien le recuerde.

Fuente:
http://www.cuartopoder.es/ideas/opinion/2018/01/08/agustin-moreno-la-despedida-de-un-profesor/

Las inesperadas lecciones que la película Casablanca puede enseñarnos sobre la actual crisis de refugiados. Nicholas Barber BBC Culture.


Humphrey Bogart y Dooley Wilson. (Foto: Alamy)

Ningún festival de cine que se precie de tal, está completo, hoy en día, sin hacer algún tipo de mención a la actual crisis de refugiados.
Este año el de Cannes incluyó "La luna de Júpiter", una película húngara sobre un refugiado que renace con superpoderes; mientras que en el de Venecia se estrenó "Flujo Humano", el documental grabado alrededor del mundo por Ai Weiwei sobre la crisis.

Con el debido respeto, es difícil imaginar muchas de estas películas siendo vistas una y otra vez durante décadas. Son películas actuales, más que inmortales.
Y, no obstante, una historia sobre una crisis de refugiados comparable es aún considerada como una de las mejores películas de Hollywood, 75 años después de que fue exhibida por primera vez en noviembre de 1942: Casablanca.

No trata solo sobre refugiados, por supuesto. Es un melodrama romántico con la guerra como un telón de fondo exótico.
Su héroe es Rick (Humphrey Bogart), el cínico y absurdamente bien vestido estadounidense propietario de un club nocturno en la ciudad marroquí que da nombre al filme en 1941.

Afirma que no le importa la guerra que está destrozando Europa. "Tu negocio es la política, el mío es administrar un bar", gruñe durante una escena.
Pero su dura coraza se agrieta y desmorona con la llegada de una cliente especialmente bella, Ilsa Lund (Ingrid Bergman), la mujer de quien se enamoró en París apenas dos años antes.

Lo que Rick desconocía era que Ilsa estaba casada en ese época con el líder de la resistencia checa, Victor Laszlo (Paul Henreid), de quien ella creía que había muerto en un campo de concentración alemán. Cuando supo que Laszlo seguía con vida, abandonó a Rick y regresó con su marido.

Y ahora Laszlo e Ilsa llegan al mismo bar que Rick abrió en Casablanca para tratar de olvidarla.
Ahora, Rick tiene que decidir si deja que Laszlo caiga en las garras de un oficial de la Gestapo, el mayor Strasser (Conrad Veidt) o si hacerle llegar dos "cartas de libre tránsito", que les permitirán escapar de Marruecos.

Risas, cámaras, acción
Dejando de lado el trágico romance, Casablanca tiene más humor que la mayor parte de las comedias y mejores canciones que gran parte de los musicales.
Fue adaptada de una obra, Everybody Comes to Rick's ("Todo el mundo acude al bar de Rick") de Murray Burnett y Joan Alison.

Bogart y Bergman (Foto: Granger Historical Picture Archive / Alamy Stock Photo)

Casablanca es probablemente la película más citada de Hollywood y también la que más citas erradas ha generado. "Tócala de nuevo, Sam", es una frase que Rick realmente no dice, pero eso no ha evitado que todos sigamos citándola desde entonces.

¿Podría una película del Hollywood moderno ser tan divertida mientras que se ocupa de la difícil situación de los refugiados del mundo? Es poco probable, por decir lo menos.
Pero es esta preocupación la que le da a Casablanca su corazón y hace de ella relevante en este siglo XXI.

El tema es introducido en la apertura: "Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial muchos ojos en la aprisionada Europa miraron esperanzados, o con desesperación, hacia la libertad de las Américas. Lisboa se convirtió en el gran punto de embarque", dice el narrador.
"Pero no todo el mundo podía llegar a Lisboa directamente. Por ello, surgió una tortuosa y enrevesada ruta de refugiados. De París a Marsella, a través del Mediterráneo hasta Orán, luego por tren, o auto, o a pie, a través del borde de África hasta Casablanca, en el Marruecos francés", agrega.

Sin ruta hacia el hogar
Las imágenes que acompañan esta narración (familias en arduas caminatas a través de caminos rurales, con sus pertenencias desbordando maletas y bolsas) son muy similares a las que pueden observarse en la actualidad.
Pero aunque nos hemos acostumbrado a ver a los desplazados haciendo un duro viaje hacia el norte, a través del mar desde África y, luego, a través de Europa, Casablanca nos recuerda que no hace tanto tiempo estaban viajando en la dirección opuesta.

Cuando llegan a Marruecos, muchos pasan el tiempo en su local nocturno con más clase, Rick's Café Americain ("El café americano de Rick").
Las negociaciones que allí se realizan en sus mesas entre susurros resultarán familiares a cualquiera que haya visto un documental sobre la actual crisis: la venta de prendas de joyería por una fracción de su costo, la compra de puestos en lanchas de pesca por precios exorbitantes.

Y los refugiados no solo comercian con joyas y dinero. Renault (Claude Rains), el jefe de la policía francesea en la ciudad, intercambia visas de salida por favores sexuales, un tipo de transacción que la película presenta, al menos inicialmente, como un juego inofensivo.
Nos hemos acostumbrado a ver a los desplazados haciendo un duro viaje hacia el norte, a Europa. "Casablanca" nos recuerda que no hace tanto tiempo viajaban en la dirección opuesta"

Aún así, el propio Rick está por encima de eso. "Yo no compro ni vendo seres humanos", le informa a Ferrari (Sydney Greenstreet), el rey del mercado negro de la ciudad. Pero con el paso del tiempo, Rick se da cuenta de que hacerse la vista gorda ante la compra y la venta es igual de malo.
Hay una escena conmovedora en la que amaña la ruleta de su café para que una mujer búlgara recién casada (Joy Page) no tenga que dormir con Renault.

Más conmovedora aún es la escena en la que el jefe de camareros del café (SZ Sakall) se toma un brandy con dos ancianos austríacos que están a punto de marcharse a Estados Unidos y los alaba por su mal inglés.
Rainer Werner Fassbinder, el director alemán, declaró que esta pequeña secuencia humana muestra "una de las más hermosas piezas de diálogo en la historia del cine".

Se cuenta que muchas otras escenas hicieron llorar a los actores y al equipo de filmación, en parte porque muchos de ellos eran verdaderos refugiados. Veidt puede hacer el papel de un nazi en la película, pero en realidad él huyó de los nazis.
Tanto Sakall como Curtiz eran judíos húngaros: las tres hermanas de Sakall y su sobrina murieron en campos de concentración. "Casi todos los casi 75 actores y actrices que participaron en Casablanca eran inmigrantes", dice Noah Isenberg en su nuevo libro acerca de la película, "Siempre tendremos Casablanca".

"Entre los 14 que se ganaron un lugar en los créditos de la película, solo tres nacieron en Estados Unidos: Humphrey Bogart, Dooley Wilson (el pianista del café, Sam), y Joy Page".
Así, aunque la historia de Rick e Ilsa es una fantasía de Hollywood —para empezar, nunca hubo oficiales nazis en la verdadera Casablanca—, se basa en las propias experiencias traumáticas del elenco. Esa es una de las razones por las cuales la película es tan poderosa, independientemente de que la audiencia conozca los antecedentes de los actores o no.

"Si piensas en… esos pequeños papeles siendo interpretados por actores de Hollywood fingiendo los acentos, la película no habría tenido nada similar al color y al tono que tuvo", escribió Pauline Kael en la revista estadounidense The New Yorker.
Por suerte, Los Ángeles en 1942 no era muy diferente del café de Rick. Era el lugar donde los exiliados judíos de toda Europa se reunían, practicaban su inglés, disfrutaban de la hospitalidad y del compañerismo, y soñaban con vidas más felices.

Y si la trama de "Casablanca" defiende la idea de ayudar a los refugiados, la propia existencia de la película es también un fuerte argumento.
Después de todo, si no fuera por los refugiados en Hollywood, sin duda la meca del cine no habría podido producir su clásico más querido.

http://www.bbc.com/mundo/vert-cul-42374924

martes, 9 de enero de 2018

_- Robespierre: Ni tirano ni verdugo

_- Alexis Corbière

Inquirido por el semanario parisino L´Obs a que realizara una breve defensa de la figura de Maximilien Robespierre, Alexis Corbière, su más significado valedor contemporáneo, que ya como concejal del distrito XII de París había pedido infructuosamente que se le dedicase una calle, resume sus méritos en unos pocos párrafos.

Pronunciar el nombre de Robespierre es suficiente para desencadenar un torrente de barro. Pero no fue ni “tirano del Terror” ni “verdugo sanguinario de la Vendée”. Antes de sentarse en el Comité de Salud Pública como diputado, defendió los principios que están en los fundamentos de nuestra República.

Desde octubre de 1789, defiende el principio democrático de universalidad (masculina) del voto. Sin éxito. En 1791, bien que el único, se opone a la “constitucionalización de la esclavitud en las colonias francesas”. Pero, desde hace dos siglos, se le caricaturiza. Solamente importa su acción “a la cabeza” del Comité de Salud Pública. Recordemos, sin embargo, que no estaba a la cabeza de nada y que fue miembro elegido (entre catorce) de este Comité durante un año, de julio de 1793 hasta su muerte. Hablar de “dictadura robespierrista” es una manipulación histórico-política.

Se olvida la actuación del Gran Comité de Salud Pública: la asignación de una suma a los indigentes, la instauración de un precio máximo de venta para los artículos de primera necesidad, la institución de la escuela primaria gratuita y obligatoria.

El principal mérito del gobierno revolucionario fue sencillamente haber salvado a Francia de la invasión o del estallido. Sobre todo, por medio del Terror: cierto, eso significa el Tribunal revolucionario, la ley de sospechosos y ejecuciones trágicas. No se trata de aprobar ese momento terrible sino de explicar y de contextualizar: la Francia del Año II conoce la insurrección realista, la guerra exterior, los complots bien reales urdidos en el extranjero…

El Terror no fue una invención de Robespierre. Otros lo pusieron en práctica antes que él, entre ellos Danton. Y se puede contabilizar. En dos meses, desemboca en 1.366 ejecuciones después de procesos, a menudo expeditivos, es verdad. Por comparación, Thiers, al dar a los versalleses la orden de aplastar la Comuna en 1871, es responsable de más de 2.000 muertos… en una semana y sin el menor proceso.

Existe una calle Thiers en París cuando a Robespierre ni siquiera se le menciona en la capital. Es hora de abandonar la “leyenda negra” del Incorruptible, fabricada tras su muerte. Afirmo pues, como Jaurès, que si yo hubiera vivido durante la Revolución, es al lado de Robespierre donde habría ido a sentarme.

http://www.sinpermiso.info/textos/robespierre-ni-tirano-ni-verdugo

lunes, 8 de enero de 2018

_- Sentirnos a salvo

_- El arte es sin duda uno de los mejores estudios históricos sobre la imaginación de la humanidad. Cada época no solo ha producido, sino también merecido, a sus artistas y sus obras, fiel reflejo de lo que la sociedad ha sido capaz de pensar, soñar, prohibir, sentir, desear o temer. Señalo esto a cuento de tres películas inquietantes que he visto en los últimos días: Mother, de Darren Aronofsky, La librería, de Isabel Coixet y The Square, de Ruben Östlund. (Procuraré escribir sobre ellas sin ofrecer spoiler alguno; las tres son inteligentes, merecen mucho la pena y quien no las haya visto y guste del cine debería reparar esa carencia).

La coincidencia en tiempo y espacio de estas tres entregas cinematográficas da que pensar. Son el síntoma de un estado de la cuestión. ¿Qué nos pasa? ¿Cuál es el diagnóstico? Las tres películas se acercan de tres maneras muy distintas a una de las grandes lacras que asolan este mundo contemporáneo nuestro, llamémoslo egoísmo, falta de empatía o, incluso, falta de amor. Léase por amor la perfecta combinación entre respeto y confianza. Los tres filmes nos dejan con la desoladora sensación de que no hay lugar en que sentirse a salvo. Nos dicen, de algún modo, que estamos perdidos, que hemos quemado las naves, que queda poco o nada que hacer.

Los títulos de Aronofsky y Östlund cuentan su historia desde el lugar de lo que podríamos denominar el verdugo. La película de Coixet lo hace desde el papel de la víctima. Las dos primeras indignan. La tercera emociona. Las dos primeras apelan a la mente, la tercera, al corazón. Las tres tienen unos guiones espléndidos, fruto de una sensibilidad aguda y analítica. Son dos caras, pero de una misma moneda: la incapacidad de entender al otro, de incluirlo, de que nos importe. El imperativo del capricho, profundamente relacionado con la tiranía del placer. Una tiranía atada a la idea del consumo, de la velocidad, de lo fugaz. Si todo debe darme placer, el otro se convierte en un obstáculo a menos que se trate justamente del objeto de mi placer, algo por supuesto efímero, insustancial, llamado a fenecer en el instante en que mi placer desplace su atención hacia otro objeto.

¿Qué queremos? ¿Adónde ha ido a parar la idea de que ningún fin justifica los medios? ¿Dónde queda la idea de colectividad, de colaboración, de justicia? ¿Por qué estamos más cerca del miedo al otro que de la curiosidad por él? ¿Por qué nos puede más el remordimiento que la solidaridad?

La película de Aronofsky hace una revisión del Génesis, el Apocalipsis y la Eucaristía, una lectura personal de lo bíblico que muestra a un dios a cuya imagen y semejanza más nos valdría no estar hechos. Östlund muestra un primer mundo alienado a través de una fenomenal metáfora basada en la obra de arte que da nombre a la película: the square, ‘el cuadrado’. Coixet elige el choque de la cultura, representada por los libros —defendida por tan pocos—, y el poder —detentado por los elegidos y respetado por la masa—. Las tres muestran el peso de la única soledad subsanable, la relacionada con no tener un espacio en que sentirse a salvo.

Películas que no dejan cobijo y que suponen un diagnóstico desesperanzado de la sociedad en que vivimos. El capitalismo, el poder, el arribismo, la injusticia en el reparto de la riqueza, la soledad de quienes creen y la impunidad de quienes están dispuestos a arrasar.

La referencia a la ausencia de empatía me recuerda una anécdota real, referida a la Primera Guerra Mundial, que cuenta que en Flandes, el 24 de diciembre de 1914, cuando ya el enfrentamiento bélico iba por su quinto mes, los soldados apiñados en trincheras enemigas, apabullados por el frío, agobiados por la cantidad de cadáveres que los rodeaban y por las condiciones de absoluta precariedad a que estaban sometidos, establecieron de pronto, de modo espontáneo, una tregua. Fueron los soldados alemanes quienes, ya en plena noche, empezaron a decorar sus árboles con la luz de las velas y acto seguido se pusieron a cantar villancicos. Al otro lado los ingleses no daban crédito ni a lo que veían ni a lo que oían, pero respondieron con aplausos. Y en cuanto los alemanes terminaron de cantar, los relevaron; también fueron recibidos con aplausos. Poco a poco fueron saliendo de las trincheras, primero unos pocos, luego a cientos, y se encontraron a medio camino, en tierra de nadie. Compartieron cigarrillos y whisky y los pocos dulces que tenían. Se ayudaron a enterrar a los muertos de uno y otro bando. Y estuvieron charlando hasta el amanecer, que los encontró mezclados y en paz. Hombres que unas horas atrás habían estado en pie de guerra, odiándose y temiéndose.

¿Podría ocurrir algo así ahora? ¿Estamos preparados para confiar en el otro, en los otros, y ser los primeros en salir de las trincheras? ¿O el único testigo que vamos a pasarnos en esta carrera de relevos que es la vida es el de la certeza de la soledad, el de la incuestionable sensación de que ya no hay lugar ni forma de sentirnos a salvo?

http://www.jotdown.es/2017/12/sentirnos-a-salvo/

domingo, 7 de enero de 2018

Luis Racionero, Manuel Sacristán y los furibundos comunistas-fachas de mente cerrada, fría y antihumana.

Salvador López Arnal


El "intelectual libertario" Luis Racionero fue entrevistado por Albert Lladó para La Vanguardia el pasado 16 de diciembre de 2017 [1]. Lo presentó en los siguientes términos: "El escritor LR, avalado por una extensa y variada obra –del ensayo a la novela o las memorias–, cumple como pocos la figura del intelectual independiente, que escapa a toda clasificación. En su último libro, Manual de la buena vida, resume lo mejor de una vida intensa y da las claves y consejos para, desde su aguda visión, alcanzar la felicidad".

Lo de intelectual independiente es una "generosa" metáfora. Un pelín exagerada tal vez. Basta mirar, por ejemplo, la voz de Racionero en wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Racionero. También esta vieja información sobre José María Aznar, presidente de gobierno, y el mundo de la cultura: https://elpais.com/diario/2000/03/02/espana/951951617_850215.html . Si eso es ser un intelectual independiente, entonces todos los intelectuales, vivos, fallecidos o por nacer, son independientes e independencia es entonces, como tantas otras, una nueva palabra vacía. ¿No les parece?

Pero no es ese punto el motivo de esta nota. Es este:
Se le pregunta a Racionero por su etapa universitaria. En estos términos: "Lo cierto es que no encuentra su espacio en la universidad española de la época. No le atrae ni el falangismo, ni el marxismo ni las ideas regeneracionistas del 98". La respuesta de don Luis:
El único que leía con ganas era a Ortega. Pensaba muy bien y escribía muy bien, y yo intentaba tenerlo como modelo para la escritura. Cuando hice Ingeniería no se filosofaba, estudiabas y punto. Y aquello me sirvió para saber matemáticas y lógica, y estructurar la cabeza, que es muy bueno para todo. En cambio, en Económicas discutíamos mucho. Daba Filosofía Manuel Sacristán, que era un comunista furibundo, y un positivista lógico.

Comunista furibundo y un positivista lógico: ni una cosa ni la otra si se tiene un mínimo conocimiento de la obra de Sacristán y de su vida y militancia en el PSUC-PCE. Continúa Racionero en estos términos:
Sacristán era muy buen profesor, sí, y muy íntegro. Pero estaba rodeado de corifeos, como Fabià Estapé, que vivían como capitalistas diciendo que eran comunistas. Algo que en este país se ha dado demasiado. Y a pesar de que Sacristán era un hombre extraordinario, al que amabas profundamente porque era honesto, no podía pensar como él.

Una de cal y otra de arena con bastante desinformación sobre las relaciones entre Sacristán y Estapé, quien, por supuesto, nunca fue corifeo del autor de "Panfletos y materiales" [2]. Muy lejos de eso. Y a continuación y dándoselas de leído, don Racionero da otra patada en la cara y cae en el tópico menos inteligente y más trillado de todos los tópicos:
Nunca me ha gustado el marxismo porque he leído a Marx. Sus teorías son antihumanas. Yo soy más anarquista. No soporto a los comunistas, son de mente cerrada y fría, y sacrifican la personalidad humana por unas finalidades colectivas que nunca existen. Y como dijo Kant, el hombre es un fin en sí mismo.

Dejemos lo de "yo soy más anarquista". ¡Pobres anarquistas! Hubiera podido decir también yo soy más plagiador. No es la única vez por supuesto en que Racionero muestra sus "profundos conocimientos" de Marx y de la tradición marxista-comunista. Los ejemplos se acumulan; uno de ellos. En esta entrevista de junio de 2016 [3] se le pregunta -¡qué preguntas, qué formulación!- "¿Cómo se puede llamar misógino a un señor que ha vivido con seis mujeres?". Su respuesta es del siguiente tenor:
Es curioso cómo a aquellos que hace treinta o cuarenta años éramos considerados hippies ahora nos llaman fachas y reaccionarios. Eso es no entender nada ahora, como algunos no entendían nada hace treinta o cuarenta años.

Su descripción de aquella época:
En aquella época nuestra de los hippies, los progres eran todos comunistas. Y si hay alguien facha en esta tierra, es un comunista. Estos que ahora me pueden llamar facha a mí son los que antes eran comunistas, es decir, más fachas que nadie, y encima eran fachas cuando menos hay que serlo, que es de joven. Ser facha o no ser facha no es una ideología, es una actitud. Es un carácter. Los anarquistas siempre han sido como los franciscanos, mientras que los comunistas eran los jesuitas. Se nace con un talante o con otro. Si naces facha da igual las ideas que tengas o del partido que seas, serás un facha. Si en cambio eres una persona abierta, liberal, tolerante... bueno, pues por ejemplo lo tienes difícil para vivir tranquilo en España, porque este es un país de muchas envidias [las cursivas, todas ellas, son mías].

No hace falta seguir. No vale la pena (aunque don Luis parece admitir que el también fue comunista cuando era "pogre" dado que todos lo eran). Sólo conviene decir que la inversión de las insultantes afirmaciones de este intelectual orgánico del sistema y del poder de largo recorrido en estas ubicaciones es la verdadera.

Dejemos aparte el autobombo: "si en cambio eres una persona abierta, liberal, tolerante...". Si hay alguien en España y en muchos otros países del mundo, que haya luchado contra el fascismo, en cualquiera de sus variantes, en España, Grecia, Italia, Portugal, Alemania, Inglaterra, Chile, Argentina, Nicaragua, Colombia, India, Checoslovaquia, China, EE.UU. y tantos otros lugares del mundo, esas personas han sido miembros o simpatizantes de partidos de orientación comunista. Ni que decir tiene que esa lucha comportó, en muchos casos, detenciones, torturas salvajes, largos encarcelamiento y asesinatos. España es un ejemplo conocido; Chile también. Don Luis debería saberlo.

Lo de que el marxismo es un antihumanismo (sin más matices) y lo de que todos los comunistas son gentes de mente cerrada y fría que sacrifican las personas en el templo de los ideales colectivos inexistentes es tan pueril, tan de derecha extrema desinformada para asustar niños y ciudadanos, que no vale la pena dedicarle una línea. Piensen en Marcos Ana, por ejemplo, y luego tendrán arcadas si leen de nuevo las palabras de don Luis, el plagiador de la intertextualidad.

En síntesis: tal vez Racionero estudiara matemática y lógica de joven, pero cuando menos esta última no le entró mucho en su cabeza. Las clases de Sacristán, en su caso, no tuvieron ningún resultado positivo. Hay más ejemplos de esto último pero el suyo está entre los más destacados.

Notas:
1) http://www.lavanguardia.com/libros/20171216/433652789914/entrevista-luis-racionero-manual-de-la-buena-vida.html
2) Lo que no quita, por supuesto, que Estapé tuviera algunos detalles con él. Por ejemplo, cuando fue expulsado de la Universidad o cuando perdió las oposiciones a la cátedra de lógica de la Universidad de Valencia celebradas en Madrid.
3) https://www.elespanol.com/reportajes/20160602/129487714_0.html

sábado, 6 de enero de 2018

¿Cuándo surge en los humanos el deseo de venganza?

Teatro de marionetas

A la edad de 6 años, los niños ya quieren ver cómo se castiga a quienes se comportan mal incluso si tienen que pagar por ello.

No sólo eso, sino que también disfrutan al observar la aplicación del castigo.

Esta es la conclusión a la que llegó un equipo internacional de investigadores del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebros Humanos en Leipzig, Alemania, que llevó a cabo un experimento a fin de determinar en qué momento surge el sentido de justicia.

Nikolaus Steinbeis, coautor del estudio publicado en la revista Nature Human Behaviour, y sus colegas presentaron un espectáculo de marionetas a un grupo de 72 niños de entre 4 y 6 años.

Una de las marionetas compartía juguetes con los niños, mientras que otra se burlaba y se los quitaba.

Más tarde, un tercer personaje entraba en acción y aporreaba indistintamente a uno u a otro y finalmente la cortina se cerraba.

Los niños no podían ver lo que estaba ocurriendo detrás del telón, pero sí escuchar que los golpes continuaban.

A los 6 años, los niños ya disfrutan al presenciar el castigo a los "malos". Si querían seguir viendo lo que pasaba, debían pagar con pegatinas (algo que los niños valoran mucho pues se les suelen dar como recompensa por comportarse bien).

Lo que los científicos observaron fue que los niños de 6 años estaban dispuestos a invertir el doble de pegatinas para continuar viendo cómo castigaban a la marioneta "mala" en comparación con la marioneta "buena".

Además, sus expresiones faciales mostraban satisfacción cuando el malo era quien recibía el castigo.

Esto, señalan, muestra que a partir de esa edad son capaces de sacrificar algo que valoran para ver que se cumpla un acto de justicia.

En cambio, los niños de 4 o 5 años no mostraron ningún deseo de venganza.

"El estudio muestra que los niños tienen una motivación para ver la ejecución de un castigo merecido", le dijo Steinbeis a la revista New Scientist.

Deseo de justicia compartido
Los investigadores también evaluaron la reacción ante una situación similar en nuestros parientes más cercanos, los chimpancés.

En este caso, la escena se componía de dos personas de las cuales una compartía comida con ellos y la otra se las quitaba.

Se trata de una estrategia de cooperación cuya raíz es evolutiva.
Luego aparecía un tercer individuo que castigaba a uno o a otro indistintamente.

Para continuar viendo la escena que se interrumpía con la interposición de una puerta pesada, los chimpancés debían hacer el esfuerzo de moverla.

Como ocurrió con los niños, los chimpancés estaban dispuestos a realizar un mayor esfuerzo para ver la aplicación del castigo sobre el individuo malo.

No obstante, la expresión de los animales no reveló signos de satisfacción, como en el caso de los niños.

Los chimpancés también valoraron más el castigo a los malos. Según los autores, el rasgo común es que tanto los chimpancés como los niños de 6 años tienen una motivación mayor para ver cómo se castiga a los individuos antisociales más que a los mejor adaptados.

Por otra parte, el estudio apoya la evidencia de que el sexto año es un momento importante en el desarrollo cognitivo y emocional, en que los niños se muestran dispuestos a sacrificar sus propios recursos en beneficio de la justicia.

El hecho de que los chimpancés compartan con los humanos esta motivación, señalan los investigadores, indica que esta conducta que apunta a mantener la cooperación tiene un origen evolutivo.

http://www.bbc.com/mundo/noticias-42426390

viernes, 5 de enero de 2018

Entrevista a Andreu Espasa sobre Estados Unidos en la Guerra Civil española (y II) “La jerarquía católica estadounidense se posicionó inmediatamente a favor de Franco”.

El Viejo Topo


Con numerosas publicaciones en The International History Review, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea, L’Avenç, mientras tanto y  www.rebelión.org, Andreu Espasa de la Fuente es doctor en Historia Comparada, Política y Social por la Universitat Autònoma de Barcelona y miembro en la actualidad del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Nos centramos en esta conversación en su última publicación (Los libros de la Catarata, Barcelona, 2017), con prólogo de Aurora Bosch e introducción de Josep Fontana

***

Nos habíamos quedado en este punto. Hablas en el apartado final del nacimiento de los appeasement en Europa y en Estados Unidos. ¿Qué es eso de los appeasement?
Al terminar la Primera Guerra Mundial, las grandes potencias victoriosas no son capaces de diseñar un orden de posguerra estable. El síntoma más claro es el fracaso de la organización de la Sociedad de Naciones, el precedente de las Naciones Unidas. La promesa de Wilson para hacer entrar a Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial consistía en definir a la contienda como la guerra "para acabar con todas las guerras". El nuevo organismo multilateral con sede en Ginebra, con su esquema de sanciones para las naciones agresores y de auxilio colectivo a las naciones agredidas, tenía que ser el instrumento para hacer realidad esta promesa. Y, sin embargo, a pesar de ser una propuesta vinculada al presidente Wilson, Estados Unidos nunca llegó a formar parte de la Sociedad de Naciones, lo que supuso un decisivo lastre para su corta historia.

En cualquier caso, la Sociedad de Naciones estuvo condenada al fracaso por el nacimiento de la doctrina del appeasement (apaciguamiento) en los años treinta. El appeasement fue la respuesta de las tres grandes potencias democráticas –Reino Unido, Francia y Estados Unidos- a las exigencias de la Alemania nazi y la Italia de Mussolini de cambiar el statu quo en Europa. En vez de hacer respetar los principios del derecho internacional y de la Sociedad Naciones, estas potencias prefirieron seguir una política de concesiones con el objetivo de "apaciguar" a Berlín y Roma. En el caso español, se sacrificó un importante principio del derecho internacional: en caso de revuelta interna, los gobiernos constitucionales y con reconocimiento internacional tienen derecho a comprar armas a los otros gobiernos, un derecho que no puede ser otorgado a los rebeldes. París, Londres y Washington estaban obligados, por respeto al derecho internacional, a vender armas al Gobierno republicano español. Sin embargo, prefirieron mantener una actitud de aparente neutralidad entre el Gobierno y los militares alzados para no provocar un enfrentamiento con Hitler y Mussolini. Al constatar que Berlín y Roma estaban vendiendo armamento a Franco a pesar de formar parte del Comité de No Intervención, los gobiernos de las grandes democracias temieron que las potencias fascistas europeas prefirieran iniciar una nueva guerra mundial antes que dejarse humillar con una derrota del fascismo en España. Los aliados también descartaron la posibilidad de aliarse con la Unión Soviética en un gran pacto de seguridad colectiva para contener la amenaza fascista. En realidad, para estos gobiernos, el temor a un nuevo conflicto mundial estaba muy ligado a la convicción de que, independientemente de su resultado final, las guerras mundiales debilitaban el statu quo mundial y abrían la puerta a la extensión del comunismo. La decisión de permitir la muerte de la República española se entiende, pues, como la consecuencia lógica de las premisas de la doctrina del appeasement, tan popular entre las élites diplomáticas de la época. No hay que olvidar que, en los círculos de poder de Londres, París y Washington, el anticomunismo era mucho más fuerte que el antifascismo.

Un apartado de este capítulo lleva por título: "El embargo moral". ¿Y eso qué es exactamente? ¿Cuándo un embargo es moral? ¿Lo practicó la administración Roosevelt? ¿No hubo voces disidentes?
En este caso, hay que entender el carácter "moral" del embargo en oposición a un embargo legal. Es decir, cuando en agosto de 1936 Roosevelt anuncia que el Gobierno está en contra de la venta de armamento a España lo que está formulando es una mera recomendación a los fabricantes y traficantes de armas. El embargo es "moral" porque es voluntario. En caso de incumplirse no puede haber sanciones legales. En 1935 el Congreso había aprobado la llamada legislación de neutralidad, que incluía el establecimiento de embargos de armas contra las dos partes de un conflicto. La legislación reflejaba la creencia de que, veinte años antes, los banqueros y los traficantes de armas habían logrado engañar al pueblo estadounidense, haciéndole combatir en la Primera Guerra Mundial por motivos inconfesables. Cuando en el verano de 1936 estalla la guerra en España y Washington quiere aplicar un embargo de armas, tropieza con el problema de que la legislación de neutralidad vigente estaba pensada únicamente para guerras entre naciones, no para guerras civiles. Es por este motivo que Washington no podía prohibir la venta de armas a través de un embargo legal.
Oficialmente solo podía apelar al sentimiento patriótico de sus ciudadanos.

El embargo moral funcionó bien durante medio año por dos motivos. En primer lugar, durante los primeros meses de la guerra, muy pocos estadounidenses exigían que su gobierno permitiera la venta de armas a la España republicana (una de las excepciones más notables fue el semanario progresista The Nation). En segundo lugar, durante estos años ya funcionaba una forma embrionaria de lo que años más tarde el presidente Eisenhower bautizaría como "el complejo militar-industrial". Es decir, aunque las empresas de armamento eran de propiedad privada, su comportamiento estaba muy condicionado por su relación de dependencia con su principal cliente, el gobierno de Estados Unidos. En cualquier caso, a finales de diciembre de 1936 el embargo moral es desafiado por un oscuro traficante de armas de Nueva Jersey, al que se le tienen que conceder licencias de exportación de armas por un valor de casi de tres millones de dólares. Es entonces cuando la Casa Blanca y el Congreso se ponen rápidamente de acuerdo para legalizar el embargo, con una ley específicamente diseñada para el caso español. A partir de entonces, el embargo contra España es legal, no moral. Las polémicas sobre el embargo irán creciendo a medida que avance la guerra en España, especialmente en mayo de 1938 (cuando llega a aparecer una portada de The New York Times que asegura que el fin del embargo es inminente) y en enero de 1939, pocos meses antes del fin de la guerra. Y lo cierto es que, a partir del otoño de 1937, el presidente Roosevelt parecía convencido sobre la necesidad de ayudar a los republicanos españoles a ganar la guerra, sobre todo para evitar un efecto de contagio en América Latina. Con todo, no será sino hasta el 1 de abril de 1939, con el fin oficial de la guerra en España, cuando la Administración Roosevelt decrete el fin del embargo. El restablecimiento del comercio de armas coincidió con el reconocimiento diplomático de la España de Franco, lo que, naturalmente, provocó un gran escándalo en el seno de la izquierda norteamericana. Un congresista demócrata del Estado de Washington, John M. Coffee, denunció que las armas que se venderían a partir de entonces a España podrían servir para aniquilar a los disidentes antifranquistas.

¿Qué fue para la ciudadanía estadounidense la guerra española? ¿Un combate por la democracia, una lucha contra el golpe militar, un combate por defender un orden constitucional?
Desde el principio, tanto la República como los militares golpistas encontraron amigos en Estados Unidos que intentaron definir el conflicto en los términos más favorables para la causa que querían defender. La jerarquía católica estadounidense se posicionó inmediatamente a favor de Franco. Según sus portavoces, lo que estaba en juego en España era la lucha entre la civilización cristiana y el comunismo ateo. De hecho, en los primeros meses, las noticias sobre los asesinatos de religiosos en España causaron una honda indignación. Durante aquel periodo, se identificó al bando republicano como el mayor perpetrador de atrocidades y crímenes de guerra. La tarea de denigrar al bando republicano recibió la crucial ayuda de la cadena de periódicos del magnate William Randolph Hearst, el personaje que inspiró Ciudadano Kane, la mítica película de Orson Welles.

Por su parte, los amigos de la República española definían la guerra en España como un combate entre la democracia y el fascismo. En el primer comunicado que emitió el Partido Socialista de Estados Unidos se describía a los defensores del bando republicano como los partidarios de una "democracia real" en lucha contra los que pretendían restaurar un orden feudal. A pesar de los esfuerzos de los dos bandos, en 1936 muchos estadounidenses –entre ellos, el propio presidente Roosevelt– veían el conflicto español como una guerra entre comunistas y fascistas, es decir, una lucha entre extremistas ideológicos que poco tenía que ver con la democracia.

Sin embargo, a partir de la primavera de 1937, entre una buena parte de la sociedad estadounidense –sobre todo, entre el sector de la población que seguía la actualidad internacional y estaba razonablemente bien informado– la causa republicana fue ganando fuerza. Este cambio se debe a varios factores. Por un lado, la tendencia moderadora en el bando republicano, con la llegada de Juan Negrín a la jefatura del Gobierno, ayudó a mejorar la imagen de los republicanos españoles. El sentimiento de indignación por las atrocidades cometidas en España también cambió de bando. Si en el verano de 1936 habían abundado las noticias sobre la violencia anticlerical, en la primavera de 1937 la opinión pública norteamericana estaba conmocionada por los bombardeos aéreos contra la población civil perpetrados por las aviaciones nazi y fascista. Incluso el Ejército estadounidense se pronunció contra esta práctica y prometió no emplearla en el futuro. En este sentido, cabe destacar el impacto provocado por las noticias de la destrucción de Guernica en abril de 1937. La reacción de la opinión pública fue tan intensa que incluso motivó una pregunta incómoda por parte de los editores de la revista afroamericana The Crisis: ¿por qué los salvajes bombardeos de la aviación italiana contra poblaciones etíopes un año antes no habían logrado generar el mismo sentimiento de empatía hacia las víctimas?

Por otro lado, como se ha comentado antes, los indicios de penetración fascista en América Latina a partir del otoño de 1937 también contribuyeron al aumento de simpatías hacia el bando republicano entre influyentes círculos políticos y políticos.

¿En qué sectores, colectivos y fuerzas políticas tuvo mayor apoyo la II República española?
En un principio, los republicanos españoles contaron con el apoyo solidario de numerosos sindicatos locales y de los dos principales partidos de tradición obrerista, los socialistas y los comunistas. Estos últimos destacaron por su activismo y por su capacidad para enviar brigadistas a España, en la célebre Brigada Lincoln [en realidad, la Lincoln es un nombre genérico para referirse a los brigadistas norteamericanos, que, de hecho, estuvieron encuadrados entre el Batallón George Washington, el Batallón Abraham Lincoln y la Batería John Brown]. Por su parte, el máximo dirigente del Partido Socialista, Norman Thomas, hizo una gran labor de interlocución con la Casa Blanca, presentando de forma eficaz y persistente los argumentos a favor de un cambio de política hacia la España en guerra.
A diferencia de lo ocurrido en otros países, en Estados Unidos el apoyo institucional del movimiento obrero se vio limitado por la alta presencia de trabajadores de religión católica en el Committe of Industrial Organizations (CIO), la central sindical más militante de la época, en la que los comunistas llegaron a controlar un tercio de las federaciones de ramo.

A partir de 1937, la causa republicana llegó a cosechar importantes apoyos en lugares aparentemente insospechados. Miembros importantes del movimiento aislacionista de tendencia progresista, como el senador de Dakota del Norte, Gerald Nye, encabezaron los esfuerzos parlamentarios para poner fin al embargo de armas contra España. El líder intelectual de los aislacionistas, el historiador Charles Beard, consideraba que el embargo suponía una inaceptable ruptura con el derecho internacional. Buena parte de este apoyo tenía que ver con la convicción de que el auténtico peligro que podía involucrar a Estados Unidos en la siguiente guerra mundial era la alianza con los imperios británico y francés. Para el argumentario aislacionista, si Londres y París daban la espalda al Gobierno republicano español, la venta de armas a España no debía implicar grandes riesgos.

Con todo, el apoyo más interesante a la II República española vino de algunas personalidades destacadas del establishment de política exterior. Muchos eran liberales wilsonianos, miembros de importantes think-tanks como el Council on Foreign Relations o la Foreign Policy Association. También había políticos conservadores, entre los que destaca el caso de Henry L. Stimson, a quien hemos mencionado anteriormente. Stimson había sido secretario de Estado con el presidente Hoover (1929-1933) y, durante la Segunda Guerra Mundial, sería secretario de Guerra bajo el mandato de Roosevelt y Truman. Como secretario de Estado, había amenazado a Madrid de romper relaciones diplomáticas en caso de que el Gobierno de Azaña intentara modificar unilateralmente la concesión del monopolio de telefonía a la compañía estadounidense ITT. Y, sin embargo, en el último invierno de la guerra en España, Stimson defendió públicamente la necesidad de vender armas al Gobierno republicano español. A diferencia de otros miembros de la élite diplomática, Stimson entendió rápidamente que el fascismo era una amenaza mayor al comunismo y que los Estados Unidos debían adoptar una política en Europa que no estuviera subordinada a las orientaciones del Foreign Office británico. A Stimson -un conservador muy crítico con el New Deal- no le importaba la tendencia ideológica del Gobierno español. Para este veterano estadista, lo relevante del conflicto español eran las consecuencias geopolíticas de permitir que Hitler y Mussolini lograran sus objetivos impunemente.

Me quedan mil preguntas más. Pero ya he abusado suficiente de tu paciencia y de tu tiempo. Sólo me queda recomendar el libro a los lectores. Me gustaría que cerraras la entrevista con algo que consideres esencial y que no te he preguntado.
Muchas gracias por tus interesantes preguntas. Me gustaría señalar un par de cuestiones que trato en el epílogo del libro.

Adelante con ellas.
Creo que, cuando hablamos sobre la dimensión internacional de la Guerra Civil española, a veces tendemos a cometer el error de criticar la política de Londres, París y Washington como fruto de una visión estrecha, basada en ilusiones y autoengaños sobre la auténtica naturaleza de los dictadores fascistas europeos. Y, en efecto, si el objetivo del embargo de armas contra la España republicana era evitar el estallido de la Segunda Guerra Mundial, los líderes de las grandes potencias democráticas cosecharon un gran fracaso en España. Aun así, debemos hacer el esfuerzo de entender que, más allá de sus objetivos explícitos concretos, las élites diplomáticas del momento basaban su política general en la defensa de sus intereses nacionales. En el contexto de los años treinta, eso equivaldría, para París y Londres, a intereses imperiales. Francia necesitaba tener asegurada su línea de comunicación con las colonias africanas. El Reino Unido también necesitaba que sus comunicaciones con la India a través del Mediterráneo no quedaran amenazadas. La izquierda frentepopulista del momento entendió bien los dilemas que afrontaban las élites de los imperios democráticos e intentó hacer entender que ni la Unión Soviética ni la España republicana se oponían al imperialismo de británicos y franceses. La auténtica amenaza al dominio británico de la India, decían los frentepopulistas, es una victoria de Franco en España, con el consiguiente fortalecimiento de Berlín y Roma. El Foreign Office británico se mostró siempre muy escéptico con este tipo de argumento. Lo más probable es que sospecharan que una victoria de los republicanos de izquierda en España contra el expansionismo fascista animaría a los movimientos anticoloniales del todo el mundo. La sospecha era razonable. Así lo confirmaría la actitud del Congreso Nacional Indio (CNI) ante el conflicto español –Nehru visitó a la España republicana, Gandhi mostró su apoyo con una carta a Negrín y el CNI llegó a organizar una colecta solidaria de comida y medicinas.

En el caso de los Estados Unidos, la lógica es la misma que la del Reino Unido, aunque el contexto sea distinto. En vez de colonias propiamente dichas, la principal área de influencia de Washington eran las repúblicas latinoamericanas. Su política ante la España en guerra siempre está fuertemente condicionada por esta realidad. En un principio, el embargo es muy conveniente porque permite conciliar la política de appeasement seguida en Europa con los sentimientos mayoritarios entre los gobiernos latinoamericanos, que eran abrumadoramente profranquistas (hay que recordar que, en el periodo de entreguerras, abundaban las dictaduras militares en la región). Sin embargo, como decíamos antes, el pánico ante los indicios de penetración fascista en América Latina a partir del otoño de 1937 permiten valorar el conflicto español con nuevos ojos. Si Hitler y Mussolini consiguen colocar un títere en España, ¿qué les impedirá hacer lo mismo en México o Chile?

Excelente reflexión
La conciencia de este hecho genera un cambio de simpatías en la Administración Roosevelt, un cambio que a veces parece que puede llegar a implicar la derogación del embargo. Finalmente, por diversos motivos, se mantiene el embargo hasta el final. Al terminar la guerra, cuando llegan peticiones para acoger refugiados republicanos, la respuesta de Washington es muy fría. De hecho, la actitud de Roosevelt ante la posible llegada de refugiados republicanos a Panamá resulta muy significativa. Siguiendo una propuesta de México, el Gobierno panameño había mostrado interés en acoger refugiados republicanos. Más que por un sentimiento de generosidad humanitaria, en el caso panameño el objetivo era reducir la influencia demográfica de los afrodescendientes. Es decir, los refugiados españoles tendrían que ayudar a "blanquear" el país. Cuando le preguntan a Roosevelt sobre el asunto, el presidente norteamericano niega su aprobación al plan porque considera que se trata de un tipo de refugiados que, por su carácter revoltoso, puede acabar causando problemas para la seguridad del Canal de Panamá. En el fondo, Roosevelt no deja de ser coherente. Sus simpatías hacia los republicanos españoles habían crecido en 1937 y 1938, cuando los creía útiles para frenar los planes de Hitler y Mussolini en América Latina. Terminado el conflicto, los juzga con el mismo criterio que antes, es decir, siempre los juzga en función de si pueden ayudar o no a mantener la hegemonía estadounidense en el continente americano.

Para terminar, solo quisiera recordar que los años treinta son un periodo de grandes crisis, que en muchos sentidos recuerda, de forma inquietante, al mundo que nos ha tocado vivir. Son años en los que conviven una fuerte crisis económica, una crisis del ideal democrático y una crisis geopolítica, con el declive de los imperios europeos como protagonista de fondo. Esta crisis geopolítica se resolverá, pocos años después, con la derrota del fascismo por las armas en la Segunda Guerra Mundial. Cuando analizamos la dimensión internacional de la guerra española, no podemos olvidar que este conflicto fue decisivo y aleccionador para las élites políticas de Estados Unidos, un país que, justo en aquel momento, estaba en pleno proceso de tomar el relevo a Londres como primera potencia mundial.  

Nota de edición:
Primera parte de esta entrevista: "Entrevista a Andreu Espasa sobre Estados Unidos en la Guerra Civil española (I). "La novedad de mi libro es el énfasis que se da a la influencia de América Latina en la política de Roosevelt hacia la España en guerra"http://www.rebelion.org/noticia.php?id=235315

La soledad multitudinaria de García Márquez.

Por ÁLVARO SANTANA-ACUÑA

Gabriel García Márquez cometía faltas de ortografía al escribir sus obras. La causa era que cuando escribía, como confesó en un fax desenfadado a Carmen Balcells, su agente literaria, “yo le ovedesco más a la inspirasión que a la gramática”. Además de sus combates contra las reglas del lenguaje, en el archivo del escritor —que desde 2014 está en el Harry Ransom Center de Austin, Texas— descubrimos sus rituales de escritura y sus dudas creativas. Desde hace unas semanas, casi la mitad del archivo —27.500 imágenes que recorren más de cinco décadas de escritura—  está disponible de manera gratuita en internet.

En el archivo en línea hay información inédita sobre sus éxitos literarios, sus obsesiones creativas y su círculo de amigos y colegas; además de nuevos detalles sobre el padre de familia, el protagonista de la política latinoamericana y el artista abrumado por la fama planetaria. Los documentos del archivo, como explico en mi próximo libro, Ascent to Glory: How One Hundred Years of Solitude Became a Global Classic, ayudan a desmontar varios mitos en torno a García Márquez, algunos cuidadosamente alimentados por él mismo.

Dos mitos que se han construido sobre el escritor se refieren a su genialidad y al origen legendario de sus obras. Al igual que a otros creadores de obras famosas, a García Márquez se le suele considerar un genio solitario tocado por el relámpago de la inspiración. Se sigue repitiendo que, tras ocurrírsele el comienzo de Cien años de soledad mientras conducía desde Ciudad de México hacia Acapulco, el autor abandonó su trabajo de inmediato y se encerró a escribir en su estudio durante 18 meses hasta que acabó la novela. Mientras tanto, su mujer se endeudó con los comerciantes del barrio para alimentar a la familia. Su archivo nos descubre que consiguió un crédito para dedicarse solo a su novela y que no la escribió de un tirón durante un año y medio, sino en 12 meses, con interrupciones. Tampoco escribió sobre la soledad en soledad, sino en compañía multitudinaria.

García Márquez se rodeó de amigos y colegas mientras escribía el libro que lo hizo famoso. Algunos le ayudaron como asistentes de investigación para documentarse sobre múltiples temas, como las técnicas de alquimia empleadas por José Arcadio Buendía, las propiedades curativas de las plantas que usaba Úrsula Iguarán y la historia de varias guerras en Colombia y América Latina mencionadas en las aventuras del coronel Aureliano Buendía.

El manuscrito de Cien años de soledad fue muy comentado, revisado y mejorado antes de su publicación. Casi a diario, en la casa de García Márquez y su esposa se reunían de noche el poeta Álvaro Mutis, su mujer y el matrimonio de la actriz María Luisa Elío y el cineasta Jomi García Ascot (a esta pareja tan providencial les dedicó la novela). García Márquez les leía en voz alta o les hablaba de lo escrito ese día y todos le daban ideas sobre cómo podía avanzar la historia de los Buendía. Cada sábado, mientras duró la redacción, el autor discutía las páginas escritas durante la semana con el crítico literario Emmanuel Carballo, quien le aconsejaba sobre la trama y los personajes. Y compartió la novela en preparación con escritores influyentes. A Carlos Fuentes, por ejemplo, le envió a París las primeras ochenta páginas del libro. Fuentes incluso publicó una reseña elogiosa de Cien años de soledad cuando a García Márquez le faltaban aún tres meses para terminarla.

Es poco conocido que, un año antes de su lanzamiento en Buenos Aires, García Márquez sacó los capítulos más arriesgados del libro en distintas publicaciones de Europa y América. El escritor quería saber qué pensaban los lectores comunes, críticos literarios, lectores cultos y otros escritores e introducir cambios que mejorasen el texto final, como acabó haciendo.

De García Márquez no puede decirse que escribía sin tropiezos frases acabadas. Los usuarios del archivo descubrirán que la clave de su proceso creativo estaba en la edición. Era un excelente y obsesivo corrector de su propia escritura, como Balzac. En el punto donde la mayoría de los escritores se detienen satisfechos con su manuscrito, García Márquez buscaba darle al suyo otra vuelta de tuerca, a menudo con ayuda de su círculo de amistades.

Como perfeccionista nato, no dudaba en tachar páginas y párrafos completos e incluso pulir el texto palabra por palabra. En Cien años de soledad, por ejemplo, la frase “una copa de la azucarada substancia color de ámbar”, se convirtió en “una copa de la substancia color ámbar”, luego en “una copa de la substancia ambarina” y finalmente en “una copa de la sustancia ambarina”.

A simple vista, estos cambios pueden parecer irrelevantes. Sin embargo, el autor aprendió que la magia de la literatura reside en la capacidad para cautivar a los lectores a través de los pequeños detalles. “Un escritor es aquel que escribe una línea y hace que el lector quiera leer la que sigue”, le confesó a su amigo Guillermo Ángulo. Para lograrlo, García Márquez podía comprimir las palabras, introducir un dato clave o añadir un giro poético o sensorial al lenguaje. Por ejemplo, Santiago Nasar, el protagonista de Crónica de una muerte anunciada, se apellidaba Aragonés, y al comienzo de la novela se levantaba “a las cinco de la madrugada” y no a “las 5:30 de la mañana”, como en el texto final.

La comparación de los manuscritos a lo largo de los años muestra un cambio decisivo en la creatividad del autor; conforme envejecía, su talento para editar sus obras decayó. Sus problemas de memoria fueron la principal causa. Él nunca quiso crear historias que no estuviesen enraizadas en vivencias personales, y para escribirlas necesitaba de su memoria, que lo fue abandonando, como revelan los persistentes signos de interrogación en las sucesivas versiones de sus manuscritos. Por esta razón dejó sin terminar el segundo volumen de su autobiografía —de la que una selección puede consultarse en línea— y la novela En agosto nos vemos, que solo puede consultarse en sala.

García Márquez, descubrimos, ocultaba otra obsesión: lo que escribían sobre él y sus obras. Antes de publicar Cien años de soledad trabajó en agencias de publicidad y aprendió que un escritor debe vender exquisitamente su imagen pública a los lectores, algo que le preocupó durante décadas. Mientras que en público decía ser impermeable a la crítica, en privado coleccionó compulsivamente durante más de 50 años recortes de prensa de más de 20 países y en más de 10 lenguas. En los 21 álbumes de recortes disponibles en línea, atesoró desde reseñas de sus obras publicadas en The New York Times hasta en El Día, un periódico de las islas Canarias. Guardó incluso numerosas reseñas negativas (pero perspicaces), como la de un crítico colombiano que calificó Cien años de soledad de “saga prosaica [de] literatura escapista”.

La otra mitad del archivo solo puede consultarse en el Harry Ransom Center e incluye la correspondencia del escritor —que muestra los contactos menguantes con Julio Cortázar y José Donoso, y ningún rastro de su malograda amistad con Mario Vargas Llosa, tras el puñetazo que el Nobel peruano le propinó en un cine de México—, los contratos de edición, las cándidas cartas de fans de todo el mundo, una carta de rechazo de The New Yorker de 1981 —al editor no le gustó el final de “El rastro de tu sangre en la nieve”— y hasta la carta astral de García Márquez, que una alarmada Balcells encargó cuando supo que su representado nació en 1927 y no en 1928, como se pensaba.

Entre los grandes méritos del archivo está el confirmar que convertirse en uno de los escritores más exitosos del último siglo fue un trabajo arduo. “Es necesario despedazar muchas cuartillas para que finalmente uno pueda llevar al editor unas pocas páginas”, dijo García Márquez en una entrevista cuando tenía 28 años, poco después de publicar La hojarasca, su primera novela. “Quien no tenga vocación auténtica de escritor se desalienta”.

El éxito, sin embargo, no depende solo del trabajo duro. Detrás del infatigable artesano de la palabra había un talentoso creador de mitos sobre cómo escribió las historias en sus libros y un artista inserto en un excepcional círculo de amigos y colegas. Sin esos mitos y sin ese entorno personal, Cien años soledad y García Márquez podían haber acabado en el cementerio de los libros y escritores olvidados.

Álvaro Santana-Acuña es profesor de sociología en el Whitman College y autor del libro en preparación “Ascent to Glory: How 'One Hundred Years of Solitude' Became a Global Classic”.

https://www.nytimes.com/es/2017/12/30/archivo-digital-gabriel-garcia-marquez-soledad-multitudinaria/?smid=fb-espanol&smtyp=cur