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lunes, 26 de noviembre de 2018

Un semáforo francés en ámbar

Si en Francia no pasa nada, entonces no pasará nada fundamental de signo liberador y progresista a medio plazo en Europa.

El sábado 300.000 personas expresaron su activa protesta organizando más de 2000 bloqueos de carreteras y peajes en toda Francia. Hay que seguir de cerca este fenómeno de los chalecos amarillos, movimiento auto(des)organizado a través de las redes sociales, popular e imprevisible. La jornada del sábado continuó el domingo y más allá. Ahora el movimiento llama a bloquear París el sábado 24… Todo esto pone muy nervioso al establishment mediático y político europeo.

El ministro del interior francés, Christophe Castaner constató, el martes, la “degeneración total de una protesta que en general mantuvo el sábado buena conducta”. “Asistimos a una radicalización con reivindicaciones que ya no son coherentes, que van en todas direcciones”, ha dicho. La CGT, el sindicato francés menos manso, se ha desmarcado pero hasta tres de cada cuatro franceses han expresado según las encuestas su apoyo a esta manifestación en la que se escuchan llamadas a la dimisión del “presidente de los ricos”.

La chispa ha sido la subida de los impuestos a los carburantes. Eso ha llevado a declarar a una ex ministra socialista de medio ambiente, Delphine Batho, típica representante de la izquierda-caviar, que la protesta es una, “acción de solidaridad con el lobby petrolero”. Pero tras la fiscalidad al diesel se esconde una clara cuestión de clase, una injusticia fiscal que grava a la gente del extrarradio, la más encadenada al uso del coche para ir al trabajo, o que trabaja con él (transportistas, agricultores), dibujando toda la geografía de la Francia periférica de las zonas rurales y los extrarradios urbanos. Hay en su protesta un agravio comparativo hacia el trato fiscal que reciben los ricos, con la eliminación del impuesto a las grandes fortunas, y una indignación y hartazgo con las despreciativas declaraciones del Júpiter Macron que cada mes evidencia su mentalidad elitista. Es esta fractura de clase la que asusta: desorganizada, radical e imprevisible.

De repente, como se lee en la prensa alemana, se advierte el peligro provocado por lo que antes se consideraba éxito y victoria: el descabezamiento y la integración de las organizaciones sindicales que todavía defendían intereses de clase. La paradoja del resultado de décadas de políticas encaminadas a descafeinar a los sindicatos es que desemboca en una preocupación ante el peligro que supone la ausencia de interlocutores (sindicales) corruptos con los que negociar cabreos como este.

En unos momentos en los que por toda Europa surgen populismos de signo conservador o reaccionario con los que la derecha capitaliza y canaliza los ríos de descontento y sufrimiento social suscitados por la crisis, hay que estar atento a cualquier manifestación de un movimiento que huele a algo de clase, aunque acabe en agua de borrajas. Si en Europa llegara a formarse algo parecido a un bloque popular-ciudadano antiburgués bien podría ser a partir de este tipo de chispas. Con la actual configuración capitalista de los espacios y geografías, el precio del carburante desempeña un papel no muy diferente al del pan en los motines de antaño. Afortunadamente, tras no pocos titubeos, la France Insoumise de Jean-Luc Melenchon se ha dado cuenta de eso y ha expresado su apoyo a esta protesta. Y el lugar es Francia.

Hace tiempo que modestamente sostengo que si en Francia no pasa nada, es decir que si lo que queda de la mayor tradición social y republicana del continente se demuestra incapaz de reaccionar a esta crisis que incrementa la desigualdad social y arrasa con derechos costosamente adquiridos, entonces no pasará nada fundamental de signo liberador y progresista a medio plazo en esta parte del mundo.

Lo último de Macron es aplicar la directiva europea de reducir las pensiones en un país en el que apenas hay jubilados pobres, como es el caso de Alemania donde ese cepillado se hizo hace años. Macrón expresó la semana pasada todo el delirio narcisista que acompaña al “europeísmo” establecido al decir en Berlín que Europa y el eje franco-alemán tienen, “la responsabilidad de que el mundo no se deslice hacia el caos y sea acompañado en el camino de la paz”. La simple realidad es que es la acción de ese eje, que en Francia se vive crecientemente como mera subordinación a Alemania, la que está creando el caos en la propia Unión Europea con una política neoliberal que excita todo aquello que disuelve y desintegra al “europeísmo”.

(P.S. La visita de Macron a Berlín, en la que obtuvo apoyos a su propuesta de ejército europeo, incluyó ofrenda floral en la Neue Wache, el templete de la avenida Unter den Linden. En tiempos de la RDA, la Alemania comunista, aquello era un memorial a las “víctimas del fascismo y el militarismo”. En los años noventa, tras la reunificación, el memorial fue remodelado a las “victimas de la guerra y la tiranía”, concepto éste último que abraza tanto al nazismo como al comunismo. La remodelación regresó así a la línea de la doctrina establecida por los ex nazis que gobernaron la Alemania occidental en la posguerra y que buscaban su redención en la guerra fría bajo el manto general del “totalitarismo”. La unificación conceptual presentaba al comunismo y al estalinismo como hermanos gemelos del nazismo y el fascismo, ignorando la diferencia ideológica fundamental; que no puede haber un “buen” nazismo, contrario a todo planteamiento humanista, pero sí un “buen” socialismo que desarrolle ideales humanistas radicalmente antagónicos con el antihumanismo estalinista. Hoy el templete incluye una placa que menciona entre las víctimas de la tiranía a los alemanes expulsados de sus hogares en Europa central y oriental tras la derrota de 1945 y a los represaliados por el régimen de Alemania Oriental. Una nueva historia nacional a la carta para unos nuevos tiempos).

(Publicado en Ctxt)

https://rafaelpoch.com/2018/11/21/un-semaforo-frances-en-ambar/

martes, 5 de septiembre de 2017

Viajar, conocer, viajar. Los grandes saltos del conocimiento humano siempre han estado relacionados con un gran viaje, como el del naturalista portugués Alexander Rodrigues Ferreira (1756-1815) que entre 1783 y 1792 recorrió el Amazonas; Humboldt, (1769-1859) que entre 1799 y 1804 exploró América de punta a punta y el de Charles Darwin (1809-1882) quien entre 1831 y 1836 dio la vuelta al mundo en el celebérrimo Beagle.

ilustración de la biblioteca de Humboldt en su piso de Berlín.

Viajar y crear conocimiento son dos actividades hermanas. Comparten varias esencias: cambio, explorar, observar, comprender, riesgo, proeza, superación,…

Los grandes saltos del conocimiento humano siempre han estado relacionados con un gran viaje. La combinación viajar-conocer crea, no hay duda, cierta adicción. Cristóbal Colón, por ejemplo, tenía el libro de las correrías asiáticas del veneciano Marco Polo gastado y subrayado de puro entusiasmo. El descubrimiento de América significó el descubrimiento del Atlántico y éste a su vez la revolución newtoniana que muchos consideran el arranque de la ciencia tal como hoy la entendemos. Newton encargó a un físico de Pernambuco (Brasil) ciertas mediciones con las que se demostró el achatamiento del planeta por lo polos. Pero los grandes científicos viajeros fueron sin duda los naturalistas.

Viajar, observar, recoger muestras, crear museos, reflexionar, discutir, publicar. El primer héroe quizá fuera el naturalista portugués Alexander Rodrigues Ferreira (1756-1815) que entre 1783 y 1792 recorrió el Amazonas; poco después fue el gran geógrafo alemán Alexander von Humboldt (1769-1859) que entre 1799 y 1804 exploró América de punta a punta y, finalmente, dos padres de la biología moderna, Charles Darwin (1809-1882) quien entre 1831 y 1836 dio la vuelta al mundo en el celebérrimo Beagle y Alfred Wallace (1823-1913) que no dejó de viajar durante dos décadas. De estos viajes prodigiosos nos han quedado libros que, aún hoy, son un manantial de estímulos para la creatividad humana. Son el Diario da viagen Filosófica de Ferreira (1786), el diario del viaje del Beagle (1838) y la ambiciosa megaobra Cosmos (1845-1862) de Humboldt.

Éste último pudo inspirarse directamente en Ferreira y fue, a su vez, eso seguro, el héroe de juventud que Charles Darwin decidió emular. Se puede asegurar sin riesgo que el fruto de todos estos viajes ha sido una de las teorías más bellas, universales e influyentes de la historia de la ciencia: es el mecanismo de la selección natural y la teoría de la evolución de las especies formulada por Darwin (y que Wallace también intuyera). Hoy en día estamos en el principio de la conquista del espacio y a esta aventura se asocia la ciencia de materiales que ya no consiste solo en cambiarle la forma a la materia como en el paleolítico (industria lítica por ejemplo), ni en transformar la materia como a partir del neolítico (aleaciones por ejemplo). Desde hace pocas décadas, incluso inventamos la materia (materiales a la carta que no existen espontáneamente en la naturaleza, ¡incluida la materia viva!).

El cerebro se alimenta de cambio y viajar es sin duda una manera infalible de asegurar tal alimento. Hacer ciencia es un ir y venir incesante entre la observación y la comprensión. Observar es atender a las diferencias entre cosas similares, comprender es atender a lo común entre cosas diferentes. No se puede viajar sin saltar incansablemente de la observación a la comprensión y viceversa.

Hace un par de años pude admirar, en la universidad de Coimbra, lo que queda del botín científico de las expediciones de Ferreira, en particular una maravillosa colección de peces amazónicos conservados con la técnica de los herbolarios, pero con una capa de oro que confiere una belleza conmovedora y una espléndida conservación. ¿Dónde está el resto? En París. ¿Qué hace la colección de Ferreira en París? Pues se la llevaron los soldados de Napoleón a punta de bayoneta. Sabían muy bien el valor de lo que se estaban llevando. Es un caso de botín científico convertido en botín de guerra. No tenemos evidencia de que Humboldt se viera motivado por Ferreira pero a Ferreira se le conoce como el Humboldt portugués. Yo creo que los genes de los navegantes portugueses encontraron la manera de trascender en el talante y el talento de Humboldt. El intrépido e inagotable viajero murió solo siete meses antes de que Darwin publicara El Origen de las Especies. Fue una pena porque fue su larga e intensa vida la que incendió la ambición científica del joven Darwin. Fue una gran pena porque basta leer a Humboldt para hacerse una idea de cómo éste hubiera aplaudido las nuevas ideas. La influencia de Humboldt en la historia de la ciencia y de las artes es monumental. Goethe y Schiller fueron sus colegas cercanos en el romanticismo alemán.
La invención de la naturaleza. Andrea Wulf. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. Taurus. Madrid, 2016 578 páginas.
https://elpais.com/cultura/2016/09/09/babelia/1473420049_739543.html

miércoles, 14 de junio de 2017

_-Yevgueni Jaldéi, viendo al mariscal Zhúkov.

_-A las diez en punto de la mañana del veinticuatro de junio de 1945, dos jinetes aparecieron en la puerta de la Torre Spásskaya del Kremlin y entraron en la Plaza Roja de Moscú. Después, uno de ellos llegó a la esquina de la calle Kuibysheva: era el mariscal Gueorgui Zhúkov, que empezó a cabalgar al trote con su caballo blanco por los adoquines de la plaza, a lo largo de la fachada de los Almacenes GUM, que ostentaban las insignias de las repúblicas soviéticas, para pasar revista a las tropas, mientras sonaba la marcha de Glinka, Gloria a la patria, interpretada por mil quinientos músicos militares. Llovía, y el agua resbalaba por las viseras de las gorras de la tropa en aquel día gris y jubiloso. Entonces, el mariscal Konstantín Rokossovski, también a caballo, le dio la novedad a Zhúkov ante los almacenes populares engalanados con enseñas, mientras los soldados del Ejército Rojo observaban el paso marcial del jinete, orgullosos de la victoria sobre el nazismo, sabiendo que estaban protagonizando uno de los momentos más deslumbrantes de la historia. En aquel instante, un joven fotógrafo armado con su cámara Leica se hallaba al otro lado de la plaza, a la derecha del mausoleo de Lenin donde estaban los dirigentes soviéticos: era Yevgueni Jaldéi, que fotografió a Zhúkov cuando pasaba ante la catedral de San Basilio, y, unos segundos después, apretó de nuevo el obturador para captar la escena en que el mariscal, cuando ninguno de los cascos de su caballo tocaba los adoquines, sujetando las riendas y con los ojos puestos en la bandera roja que tapaba la fachada barroca del Museo de Historia, escuchaba el silencio expectante de la victoria, mientras el corcel árabe arañaba con las patas delanteras el aire de la Plaza Roja, ante la mirada de los soldados que habían aplastado a los nazis y liberado Berlín.

 * * *

Veintiocho años atrás, ese joven que enfocó con su Leica a Zhúkov había nacido en Yúzovka, cerca del mar de Azov. Era un fotógrafo de guerra del Ejército Rojo, cuya más célebre fotografía ha recorrido el mundo desde hace décadas: es la bandera roja con la hoz y el martillo ondeando sobre el Reichstag alemán, en 1945. No menos famosa es su imagen de los doscientos soldados soviéticos arrojando otras tantas enseñas nazis ante el mausoleo de Lenin en la Plaza Roja durante el desfile de la victoria, esa mañana gris del 24 de junio de 1945. Jaldéi era un fotógrafo de esa generación de reporteros soviéticos que consiguieron imágenes que han pasado a la historia de la fotografía, y que contribuyeron a fijar la memoria de millones de personas sobre el siglo XX. Las imágenes de Jaldéi están a la altura de las impresionantes fotos de Boris Kudoyarov sobre el asedio nazi en Leningrado; de las escenas de guerra, de la vida cotidiana y de eventos deportivos, de Anatoli Garanin; de las imágenes de Yakov Jalip, discípulo de Ródchenko; o de las de Dmitri Baltermants, Gueorgui Zelma, Samari Gurari , Max Alpert, Aleksandr Ustinov, Mijaíl Trahman, y otros relevantes fotógrafos soviéticos que recorrieron con sus cámaras los frentes de batalla durante la Segunda Guerra Mundial.

Jaldéi era judío, nacido el 10 de marzo de 1917 en una pequeña ciudad, Yúzovka, que se había creado, para explotar las minas de carbón, en la segunda mitad del siglo XIX en el río Kalmius, en la estepa cercana al mar de Azov. La ciudad fue destruida con saña por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y rebautizada después como Donetsk. Fue un niño huérfano: el 13 de marzo de 1918, cuando ya se habían iniciado los primeros combates de la guerra civil impuesta a la revolución bolchevique, las Centurias Negras, un violento grupo antisemita partidario del zarismo que organizaba frecuentes pogromos contra judíos, atacaron la casa de la familia de Jaldéi, en Yúzovka. Jaldéi estaba en brazos de su madre: una bala la atravesó y se incrustó en el pecho del pequeño: durante toda su vida conservó una cicatriz de aquel trance. La tragedia atrapó a toda su familia: si en 1918 murieron su madre y su abuelo, durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial morirían también su padre y tres hermanas.

Yevgueni trabajó en un depósito de locomotoras, y se hizo fotógrafo autodidacta. En los años treinta, Jaldéi trabaja como fotógrafo en Ucrania, en diferentes medios, como Металлист (Metalúrgico), Социалистический Донбасс (El Donbás socialista), así como en Pressfoto y en la agencia Soyuzfoto de Moscú. En 1936, sin haber cumplido veinte años, se trasladó a Moscú, y entró a trabajar en la agencia TASS, viajando gracias a ello por el enorme país, por su Ucrania natal, por Bielorrusia, la Karelia contigua a Leningrado, y la lejana Yakutia, al oriente de Mongolia. En esos años, le influyen las fotografías que aparecen en la revista URSS en construcción (fundada por Máximo Gorki y que mostraba los grandes proyectos de edificación del Estado socialista, en la industria y en la agricultura, de la mano de fotógrafos como Arkadi Shaijet, Gueorgui Zelma, Semión Fridland, Gueorgui Petrusov, Borís Ignatóvich, Max Alpert). En la revista colaboraban también desde El Lissitzki, Sophie Lissitzky-Küppers, Aleksandr Ródchenko y Varvara Stepánova, hasta escritores como Aleksandr Fadéyev, Isaak Bábel, John Heartfield.

Jaldéi, miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética, trabajó casi siempre con una cámara Leica, para el diario Pravda y para la agencia TASS. La leyenda cuenta que esa máquina prodigiosa con la que capturó imágenes que han pasado a la historia la adquirió de segunda mano. Empezó con una cámara plegable Fotokor-1, la famosa Фотокор fabricada por la factoría GOMZ de Leningrado, captando la vida obrera en las fábricas soviéticas. No sólo fotografía obreros, también retrata personas relevantes de la vida cultural, como el compositor Dmitri Shostakóvich o Mstislav Rostropóvich, el célebre violonchelista que fue premio Lenin y acabó apoyando al corrupto Yeltsin. Ya después de la Segunda Guerra Mundial, Jaldéi tendría una enorme cámara Speed Grafic, de Graflex, dotada de un teleobjetivo de 400 mm, que le ofreció Robert Capa en Berlín.

A partir de 1936, trabaja en exclusiva para la agencia TASS, de donde será despedido en 1948: consideran que el éxito conseguido se le ha subido a la cabeza, y que, además, su formación cultural es muy precaria, aunque, en realidad, las causas son otras. Cuando Jaldéi vuelve a Moscú de un viaje, es convocado de inmediato a trabajar: se anuncia una importante comunicación del gobierno soviético a todo el país. A las doce de la mañana del 22 de junio de 1941, la voz del comisario del pueblo Molótov se escucha en todas las ciudades soviéticas: “ Hoy, a las cuatro de la mañana, sin presentar ninguna reclamación contra la Unión Soviética, sin declaración de guerra, las tropas alemanas han atacado a nuestro país”. Mientras los ciudadanos soviéticos contienen el aliento escuchando por los altavoces el discurso, Molótov cita las ciudades bombardeadas, Zhitomir, Kiev, Sebastopol, Kaunas y muchas otras, en Bielorrusia, Ucrania y en la Rusia europea. El comisario del pueblo termina diciendo: "Nuestra causa es justa. El enemigo será derrotado. La victoria nos pertenece." Cerca del Kremlin, en la calle Nikólskaya , Jaldéi toma una fotografía (El primer día de la guerra, que se hará célebre por su contenido dramatismo) de la gente detenida en la acera, escuchando a Molótov en el altoparlante, con gesto serio, concentrado, sabiendo que la vida iba a cambiar radicalmente, pero sin signo de miedo en sus rostros.

Junto con otros corresponsales de guerra soviéticos, Jaldéi marcha al frente. Llega a Múrmansk, que los nazis habían bombardeado con ferocidad: lanzaron trescientas cincuenta mil bombas incendiarias, destruyendo toda la ciudad. Jaldéi estará después en Sebastopol, en el asalto de Novorossiysk, en Kerch, verá la liberación de Yugoslavia, Rumania, Bulgaria, Austria, Hungría, asistirá a la ofensiva soviética contra los japoneses en Manchuria; y, finalmente, a la ocupación de Alemania: llega a Berlín cuando los combates no han cesado y los últimos destacamentos nazis defienden la cancillería y el Reichstag. La célebre imagen del soldado soviético encaramado en el Reichstag izando la bandera roja fue captada por Jaldéi apresuradamente, en esos días frenéticos donde todos intentaban esquivar a la muerte y muchos no lo conseguían. La anhelada paz está a punto de llegar, pero la guerra ha sido muy dura para los soviéticos, y para Jaldéi: su padre y tres de sus cuatro hermanas son asesinadas durante la guerra, cuando los nazis ocupan Donetsk.

Con el Ejército rojo entrando en Berlín, Jaldéi había sido convocado en Moscú por los responsables de la agencia TASS para viajar de inmediato a la capital alemana y fotografiar la liberación de la ciudad. Todo es tan precipitado que tiene que pedir a su compañero Gricha Lubinski, también judío, unos manteles rojos que utilizaba en las reuniones del partido comunista y del sindicato. Con esa tela, antes de volar a Berlín, Jaldéi pide a su tío sastre, Israel Solomonovich Kishitser , que le ayude a coser unas banderas rojas, puesto que no dispone de ninguna: pasan la noche en vela, zurciendo. Cuando llega a Berlín, los enfrentamientos siguen en las calles, las divisiones 150 y 171 del Ejército Rojo preparan el asalto al parlamento: todavía no lo han conquistado por completo cuando Jaldéi inspecciona el Reichstag en ruinas, donde se sigue combatiendo en su interior y en las calles aledañas, para localizar un lugar desde donde disparar su cámara. Quiere captar el edificio, un soldado con la bandera roja y las calles humeantes de Berlín. Consigue llegar a la terraza, y con un palo que encuentran en los escombros, ligan la enseña con la hoz y el martillo. La toma es peligrosa: la zona está llena de francotiradores nazis, y el soldado voluntario debe encaramarse a un precario ornamento de la azotea para ondear la bandera sobre las ruinas del III Reich, mientras otro lo sujeta por las piernas. Los soldados Melitón Kantaria, Mijaíl Egórov y Aleksei Berest habían izado ya la bandera roja sobre el Reichstag, pero no había ningún testimonio gráfico de ello, por lo que Jaldéi recrea después la escena fotografiando a Aleksei Kovaliev, que iza la bandera, junto a Leonid Gorichev y Abduljalim Ismailov. Para tomar esa imagen utiliza un rollo entero, mientras reciben disparos de los francotiradores nazis. Todas las imágenes que toma son similares, aunque hace una fotografía donde los dos soldados miran a quien hace ondear la bandera, inclinada ahora hacia el Reichstag y no hacia la calle. A su vez, la comandante Anna Nikúlina, con una tela roja que llevaba en su cazadora, arma la bandera soviética con alambre de telégrafo y la ata en el tejado de la Cancillería. Todavía quedaban ciento treinta y cuatro mil soldados nazis en la guarnición de Berlín, que se entregan prisioneros.

Jaldéi había conseguido coronar con éxito la misión; vuelve ese mismo día a Moscú, satisfecho. Sin embargo, el director de la agencia TASS, Nikolái Palgunov, descubre que uno de los soldados, el que sujeta por las piernas a Kovaliev, que iza la bandera, lleva un reloj en cada muñeca: en todas las guerras hay hurtos y merodeadores, pero la agencia no puede divulgar una imagen que daría una impresión equivocada del Ejército Rojo, por lo que Jaldéi raspa el negativo para que pueda publicarse. La imagen se publica en Ogoniok, el 13 de mayo de 1945, y consigue un impacto mundial.

Después, Jaldéi retorna a Berlín, donde capta imágenes de los tanques soviéticos, de la vida en la ciudad, los primeros paseos entre las ruinas, la trabajosa reorganización. Es enviado también a cubrir la derrota japonesa en Oriente, y a la conferencia de Postdam, donde fotografía la escena de los tres dirigentes aliados sentados, en agosto de 1945: Stalin son su casaca blanca, junto a Truman y Clement Atlee. Retrata también a Roosevelt, Churchill, Eisenhower. En octubre de 1946, cuando la Segunda Guerra Mundial ya era parte de la historia, Jaldéi fue designado representante soviético para documentar el proceso de Núremberg, donde sus fotografías sirvieron de prueba en el juicio. Capta entonces a Goering con los auriculares, apoyando la cabeza en su puño; y a los criminales de guerra nazis sentados delante de los soldados aliados tocados con cascos blancos.

Tras la guerra, es despedido de la agencia TASS por su condición de judío, aunque nunca le dijeron que esa era la causa. En enero de 1950, indignado, Jaldéi envía una carta al secretario del comité central y editor jefe de Pravda, Mijaíl Súslov, preguntando por su situación. Súslov, que no conoce a Jaldéi, pide un informe y descubre que el despido era por recomendación del KGB: son los meses de la campaña contra el cosmopolitismo. No acaban aquí sus problemas; rechazan a Jaldéi en otras publicaciones, aunque, finalmente, consigue trabajo en la revista sindical Клуб (Club), y, después, en 1957, en el diario Pravda, órgano central del Partido Comunista de la Unión Soviética, con el que viaja por todo el país durante quince años, fotografiando las industrias, las actividades culturales, mientras participa, según sus propias palabras “en la edificación del comunismo”. También trabajó para el periódico Sovetskaya Kultura (Cultura soviética) hasta su jubilación en los años setenta. Murió con ochenta años, tras haber podido ver sus fotografías expuestas en Berlín, París, Nueva York, San Francisco, además de en distintas ciudades soviéticas. El mismo año de su muerte, 1997, se estrenó el documental Евгений Халдей — фотограф эпохи Сталина (Yevgueni Jaldéi-fotógrafo de la época de Stalin), de Marc-Henri Wajnberg.
 * * *

Jaldéi fue un magnífico fotógrafo, algunas de cuyas imágenes forman parte de la memoria colectiva y de la historia. Muchas, son poco conocidas, pero casi todas son singulares. Sus fotografías se utilizaron en la URSS en libros, enciclopedias, documentales, y en ell as están presentes obreros y generales del Ejército Rojo, trabajadoras, mineros y niños, francotiradoras y refugiados, metalúrgicos y campesinos, y los dirigentes del país, Stalin, Jrushchov, Brézhnev, Andrópov, Chernenko, Gorbachov, incluso el corrupto Yeltsin, ya al final de su vida. Siempre fue consciente de que su trabajo era una contribución más a la construcción del socialismo, como muestran sus fotografías de l obrero del Donbás que posa ante las chimeneas fabriles, en 1934; de la conductora de tractor que retrata en 1936; o la de Angelina Pasha conduciendo un tractor en 1936. Las más duras y conmovedoras imágenes las hizo durante la guerra: la escena de las fosas comunes de las siete mil personas asesinadas por los nazis en Crimea, en 1942; las decenas de cadáveres abandonados en las tapias de la cárcel de Rostov del Don, mientras dos mujeres intentaban encontrar supervivientes, donde los alemanes fusilaron a muchos civiles antes de abandonar la ciudad en marzo de 1943. Algunas de ellas son insoportables, como la que muestra el cadáver de Vitya Cherevichkin, con una paloma entre las manos; sólo tenía dieciséis años, pero fue fusilada por los alemanes porque escondía palomas en su casa: los nazis habían prohibido que se criaran esas aves para que no fueran utilizadas por los guerrilleros soviéticos en sus comunicaciones.

Muchas son notables: soldados soviéticos subiendo por los escalones del muelle de Gráfskaya, durante la batalla en Sebastopol, el 2 de mayo de 1944. El planeador alemán que se ha incrustado contra un edificio en la calle Attila, en Budapest, el 1 de marzo de 1945. La mujer que regresa a Múrmansk después del 18 de junio de 1942, el día más horrible de la historia de esa ciudad cuando sufrió un intenso bombardeo de la aviación alemana. El soldado que retira la svástica nazi de la puerta de entrada en la fábrica Voikova, en Kerch, Crimea. El risueño combatiente que, en la liberación de Bulgaria, sujeta su fusil con una mano y levanta la otra con el puño cerrado, mientras sonríe, ante una muchedumbre que también levanta el puño: son las unidades del Tercer Frente Ucraniano que habían liberado a Bulgaria, y los habitantes de la ciudad de Lovech saludan a los soldados soviéticos, el 1 de septiembre de 1944. Los habitantes de Omólitsa saludando al piloto Semion Boiko, el primer militar soviético en llegar a Yugoslavia, el 1 de octubre de 1944. El poeta y corresponsal de guerra soviético Yevgueni Dolmatovski, de origen judío, posando cerca de la puerta de Brandemburgo con la cabeza de una estatua de Hitler. La mirada resuelta de la joven francotiradora Lisa Mironova, en Novorossiysk, 1943. Y la de otra francotiradora, Elizaveta Mirónova, en la batalla por Málaya Zemla; tenía sólo diecinueve años, y murió unos días después de aparecer su fotografía, en septiembre de 1943. Las pilotos del 46º regimiento de aviación descansando cerca de un refugio: Irina Sebrova, que fue Héroe de la URSS, y Vera Bélik aparecen sentadas, junto a Nadezhda Popova que está de pie. Y la soldado María Shalneva, que dirige el tráfico entre las ruinas de Berlín, en la Alexanderplatz, y sonríe, aunque la guerra no haya terminado, el 1 de mayo de 1945. Y los soldados japoneses depositando sus armas tras la derrota de Japón en el Extremo Oriente, y la capitulación de las tropas del ejército nipón de Kwantung durante la batalla de Manchuria, el 20 de agosto de 1945. Sin olvidar la mirada aviesa de un asesino nazi, Hermann Goering, custodiado por dos militares, sentado en el proceso de Núremberg.

En las décadas de posguerra, Jaldéi haría también fotografías memorables: La de Fidel Castro, durante su visita al escritor soviético Borís Polevoi, a quien quería conocer, el 21 de octubre de 1963: Polevoi fue el cronista del horror de Auschwitz para los lectores de Pravda, y, además, era muy célebre por su libro Un hombre de verdad, la historia de Alekséi Marésiev, un excepcional piloto de guerra soviético que perdió las piernas en 1942 combatiendo contra los nazis y, pese a ello, siguió volando durante toda la guerra, derribando aviones de la Luftwaffe. También Serguéi Prokófiev se basó en la vida de Marésiev (y en el libro de Polevoi) para componer su ópera La historia de un hombre real. Otras muchas fotografías de Jaldéi son la crónica de la vida en la Unión Soviética: los ciudadanos que miran el nuevo edificio de la Universidad de Moscú en las colinas Lenin; el primer rompehielos soviético, reflejado en las gafas de un hombre que sonríe, en 1960; la larga fila, sobre la nieve, de ciudadanos que esperan para visitar el mausoleo de Lenin, a comienzos de la década de los sesenta; la obrera que sonríe en un barco pesquero en el Mar de Barents, en 1967. Y los recuerdos de una vida plena: muchos años después de la Segunda Guerra Mundial, Jaldéi buscó a la mujer que aparecía entre quienes escuchaban a Molótov en la calle Nikólskaya de Moscú, en su fotografía El primer día de la guerra: era Anna Trúshkina, que posa con sus insignias y medallas de la guerra, orgullosa y sonriente, el 1 de septiembre de 1981.

Ya anciano, Yevgueni Jaldéi no podía evitar emocionarse cuando evocaba el terrible destino de su familia asesinada por los nazis, y, mientras mostraba sus placas y sus imágenes, pasaban por sus ojos los días de la guerra en que él mismo aterrizaba sobre el barro en Bulgaria; las horas en que se jugó la vida para tomar la fotografía de la bandera roja sobre el Reichstag, los momentos terribles en que recogía con su cámara Leica las ruinas de Múrmansk o de Berlín; la angustia ante los ataúdes amontonados, y la sinagoga de Budapest llena de cadáveres; el rostro ensangrentado de Vitya Cherevichkin , la chica asesinada que tenía una paloma entre las manos; y seguía recordando el día en que, en el silencio expectante de la Plaza Roja, ante decenas de miles de veteranos, miraba al mariscal Zhúkov a caballo pasando revista al Ejército Rojo que derrotó al nazismo.

El viejo topo

http://club.foto.ru/classics/life/43/

Documental de Marc-Henri Wajnberg sobre Jaldéi:

https://www.youtube.com/watch?v=luJkSOs1tnc

Fuente:
http://www.elviejotopo.com/articulo/yevgueni-jaldei-viendo-al-mariscal-zhukov/

lunes, 3 de octubre de 2016

Berlín recuerda a las Brigadas Internacionales

El embajador español en Alemania, Pablo García-Bedoy Cerezo, recuerda la memoria de aquellos que “dejaron atrás a sus familias” para defender la República española

La asociación Luchadores y Amigos de la República Española organizó un homenaje a los combatientes alemanes en el parque de Friedrichshain

La lluvia no asusta a nadie en la capital alemana. Aunque pasados por agua, más de un centenar de personas acudieron a la cita en el Parque del Pueblo en el barrio de Friedrichshain, en el que hay un monumento a los combatientes alemanes voluntarios que apoyaron a la República en la guerra civil española.

La presidenta de dicha asociación, Kerstin Hommel, se mostró muy feliz con la presencia del embajador español en Alemania, Pablo García-Bedoy Cerezo, que pronunció un discurso en alemán sobre “uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente”.

El embajador recordó que la Guerra Civil española fue un una lucha “de la democracia contra el totalitarismo” y que la embajada organizó hace unos meses una charla sobre los republicanos españoles prisioneros en los campos de concentración alemanes. “Ochenta años después, es una obligación”, declaraba, “recordar la memoria de estas personas que abandonaron a sus familias” para defender la democracia en España.

La diputada del partido Die Linke Gesine Lötzsch también realizó un discurso en el que recordó las importancia de "ser solidarios": "Las Brigadas Internacionales son un ejemplo de cómo estudiantes y trabajadores de todo el mundo, que no eran precisamente ricos, se unieron y se defendieron mutuamente”. La diputada es asimismo presidenta de la asociación Coraje Civil Unido (Zivilcourage vereint e.V), que este verano organizó varios actos con jóvenes en relación con la lucha antifascista en la guerra civil española. el rapero FortyTwo cantó una canción en español en el acto cuyo tema eran las Brigadas.

Hannelore Schiborowski, la hija del minero Otto Schiborowski, de la región de Ruhr que luchó como voluntario en la guerra, hizo un discurso en el que criticó duramente el hecho de que el Estado alemán continúe pagando pensiones de jubilación a los veteranos voluntarios de la División Azul en España. Son en total unos 100.000 euros que el Estado alemán paga a unas 41 personas en España según una respuesta del Gobierno alemán a una pregunta parlamentaria de Die Linke.

El alcalde de Berlín envió una nota diciendo que “estaba con el pensamiento” allí, pero que no podía asistir al acto. Entre el público, Hans Modrow, el último presidente del Consejo de Ministros de la RDA. También estuvo presente el periodista norteamericano Victor Grossmann, que en 2006 escribió un libro en alemán sobre la guerra civil española ( Madrid, du wunderbare).

El acto estuvo acompañado por el Coro de la Calle berlinés, un coro en el que participan sin techo, drogodependientes y personas que les apoyan. Las canciones que cantaron fueron especialmente emotivas, como el himno de las Brigadas Internacionales, escrito por Erich Weinert, cuya versión en alemán tiene un tono mucho más combativo que la versión española: “Nuestros hermanos españoles están en las barricadas, nuestros hermanos son granjeros y proletarios”. Y más adelante: “Sin clemencia contra la chusma fascista, sin clemencia contra el perro que nos traiciona”. También cantaron la famosa canción republicana El Ejército del Ebro en alemán. Como colofón, el coro y los presentes al acto cantaron el himno de la Internacional comunista.

El evento estuvo organizado por la asociación de Luchadores y Amigos de la República Española, fundada en los 90 con el fin de “cultivar la tradición y la historia de los antifascistas alemanes que lucharon en la guerra española”. El término guerra civil española no suelen utilizarlo, porque éste implica que fue una guerra entre partes de la población, y ellos consideran que fue una guerra de agresión.

Ya hace dos décadas, con motivo del 60º aniversario de la formación de las Brigadas Intencionales, un grupo de hijos y nietos de los brigadistas viajó a España. Desde entonces vuelven a la Península Ibérica a conocer los lugares donde lucharon sus parientes y a mantener el contacto con asociaciones republicanas. La asociación se reúne dos veces al mes y sus miembros discuten cuestiones históricas y la actualidad política española. También realizan actos con los pocos brigadistas que quedan, en los que cuentan su experiencia y el valor de ésta en el presente.

La Asociación berlinesa participa, junto con otras asociaciones de amigos de las Brigadas, en un viaje que tendrá lugar en octubre y que tendrá estaciones en París, el 21 de octubre donde se descubrirá un monumento en la estación de Austerlitz para recordar a los 9.000 voluntarios franceses. Luego, irán a Benicassim, Albacete, Madrigueras y Madrid. Desde los países escandinavos viajarán también algunos interesados en el llamado “Tren a España”.

Del 5 al 8 de octubre tendrá lugar un simposio en Austria para recordar asimismo la memoria de los casi 1.400 austríacos que participaron de forma voluntaria en defensa de la república española, organizado entre otros, por la Fundación Pablo Iglesias y la Asociación de los Amigos de las Brigadas Internacionales de Madrid.

http://www.eldiario.es/internacional/Berlin-embajador-homenaje-brigadas_internacionales-republica-guerra_civil-aniversario_0_564843841.html

Documental sobre las Brigadas internacionales:


jueves, 29 de septiembre de 2016

1 de octubre en Berlín ¡Hagamos frente al reto por la paz!

Pressenza

Primero, veamos el velo de lágrimas de hoy, y luego levantémoslo para revelar un futuro mejor posible.
La alianza de defensa transatlántica se ha ido expandiendo y flexionando sus músculos. Rusia y China se sienten amenazados y están tratando de asegurar su influencia regional a cualquier precio. Los EE.UU. han comenzado a modernizar sus armas nucleares con costos estimados de hasta un billón de dólares. Afectadas por esta modernización también están las armas nucleares ubicadas en Alemania. La Guerra Fría está en boca de todos nuevamente, y un veloz “calentamiento climático” parece estar en proceso. EE.UU. está presionando a los países miembros de la OTAN para que aumenten su gasto militar al 2% de su PIB. En todo el mundo el gasto en armas se eleva actualmente a 1,7 billones de dólares. “El mundo está sobre armado y la paz carece de fondos suficientes”, como expresó muy bien el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

La paz no llega fácilmente
Eso no es todo. El desastre en el Medio Oriente es una tragedia sin fin que ha creado grandes movimientos de refugiados, gente que se ahoga en el mar Mediterráneo, fanatismos religiosos y el surgimiento de grupos terroristas. Turquía, miembro de la OTAN, recibe carta blanca, y el megalómano gobierno de Erdogan es sólo el comienzo. Los excesos de violencia dominan las noticias del día, trátese de un alboroto, unos ataques terroristas por parte de un solo autor o por redes terroristas tales como el EI, eso no importa mucho. Tal vez queda por añadir que el movimiento por la paz se está debilitando en todo el mundo y sólo puede soñar con movilizaciones internacionales, como aquella de 2003 en contra de la guerra de Irak.
Como tantas otras cosas en este mundo, la paz no llega fácilmente, y no se trata únicamente de la ausencia de conflictos militares. La paz es una superación creciente de la violencia en sus diversas formas de expresión, ya sea violencia física, violencia económica, opresión, discriminación, fanatismo, etc.

No hay paz sin reconciliación
No fue casualmente que el lema “Por una atmósfera de paz” fuera escogido para el Congreso Mundial que se realizará en Berlín, organizado por la Oficina Internacional de la Paz desde el 30 de septiembre al 02 de octubre. Luchar por la paz significa enfrentar la contaminación de la violencia en la sociedad y en el entorno personal, enfrentar y crear un ambiente de tolerancia y no violencia, extender la esperanza, ser útil, ser solidarios y estar unidos, defendernos unos a otros, acercarse a los demás, comunicarse abiertamente, hacer frente a los prejuicios y resolver los conflictos de manera no violenta. Entonces, y sólo entonces, tendrá sentido ir a las calles para impedir que nuestros políticos, encabezados por los intereses económicos del complejo militar-industrial, sigan dando vueltas a esta espiral de violencia que conduce a la humanidad hacia un desastre global.

Hagamos frente al desafío por la paz. Berlín parece ser el lugar correcto, y este Congreso por la Paz es la ocasión propicia para llamar a todo el mundo a hacer un símbolo de la paz en la víspera del Día Internacional de la No Violencia (el cumpleaños de Mahatma Gandhi), el 1 de octubre. Debería ser un símbolo humano para la Paz y la No Violencia, un acto de reconciliación individual. ¡Sin reconciliación no hay paz!

La búsqueda de la paz comienza en nuestro propio corazón y debe ser llevado hacia el mundo y a las calles. Y ojalá allí nos encontremos…

Fuente:
http://www.pressenza.com/es/2016/08/1-de-octubre-en-berlin-hagamos-frente-al-reto-por-la-paz/

domingo, 25 de septiembre de 2016

_--La rosa de nadie. "Rosa Luxemburg", de Margarethe von Trotta

_--Casi al principio de Rosa Luxemburg, la película de Margarethe von Trotta, los líderes del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) se reúnen para celebrar el año nuevo de 1900. La protagonista se niega a bailar con Bernstein, uno de los padres fundadores, por sus recientes discrepancias ideológicas: no acepta separar lo personal y lo político, y ese principio, ser consecuente, lo llevará cada vez más a fondo. Otro de los fundadores, Bebel, será el que avise: “Ya la ahorcaremos”, aunque ella no titubee al responderle: “Veremos quién ahorca a quién”. En escasos planos, en concisas palabras, se condensa el drama de la evolución política de Rosa Luxemburg, que lleva a una íntima escisión personal y a la ruptura –la institucionalización en el sistema frente a la voluntad revolucionaria– con los maestros y los amigos de muchos años. El personaje que traza Von Trotta nunca vacila en esa encrucijada, pese a padecer en silencio una progresiva soledad. El choque final, por las posiciones ante la guerra de 1914, era forzoso: la contundencia y el valor de su postura antibelicista resuenan elocuentes en ese espacio vacío. La película se compone en tonos grises, con el hostil blanco de la nieve.

Algo que extraña en ella es la ausencia de esas masas de las que tanto se habla. Los trabajadores van a los mítines de Luxemburg, durante sus estancias en la cárcel se ve a otras presas; pero se vuelve siempre al marco de la cúpula socialdemócrata, sus discusiones, lo áspero de un pensamiento independiente. Sin embargo, durante la guerra y, sobre todo, con el estallido revolucionario que sigue a la derrota alemana a comienzos de noviembre de 1918, esas multitudes postergadas asumieron su protagonismo como nunca antes. Por su procedencia poco esperable, la carta en la que Rilke relata conmovido una asamblea popular en Munich, la toma de la palabra por los desposeídos, es muy expresiva para intuir la dimensión de un fenómeno que pudo cambiar la historia de Europa. Y que, seguramente, sigue aún por pensar.

En los últimos años fue apareciendo en castellano la serie narrativa que Alfred Döblin dedicó a Noviembre de 1918, en la magnífica traducción de Carlos Fortea, formada por cuatro extensos volúmenes: Burgueses y soldados, El pueblo traicionado, El regreso de las tropas, y el final, Karl y Rosa. El extraordinario narrador que es Döblin militó en la revolución entonces, pero no se decidió a afrontarlo en la escritura hasta los años 40, al final de su exilio. Su poder lingüístico, la exigente flexibilidad técnica, la rica variedad de sus recursos no sorprenden si se piensa que el crucial debate entre realismo y vanguardia tuvo quizá su núcleo más lúcido en Alemania, y ahí están, por ejemplo, los escritos teóricos de Brecht, que muestran la vanguardia como la vía más eficaz para explorar la realidad del mundo.

Döblin dibuja las tres posiciones en liza: la defensa del orden y del sistema por el nuevo gobierno republicano del SPD, el pragmatismo (más bien sería un conservadurismo reaccionario) de los militares que amagan con su golpismo monárquico para proteger intereses de clase, y el entusiasmo de las multitudes revolucionarias –que derribaron la monarquía, establecieron el gobierno de los Consejos de obreros y soldados y, por último, fueron sangrientamente reprimidas por la alianza de los otros dos campos. A diferencia de la película de Von Trotta, la novela no entrega un relato con héroe, sino un mosaico social, un proteico personaje colectivo, sin jerarquías; Döblin recupera así la confusión de aquellos días, tratando de ver a través de ella, sin una perspectiva privilegiada, sin ningún alto observatorio que permita una visión de conjunto. Recoge la movilidad de los hechos, los vaivenes del ánimo, los engaños y verdades, el entusiasmo y el oportunismo, la abnegación y el medro. Y como, aun en la multitud, busca los primeros planos, no pierde de vista la raíz personal de los comportamientos, el cruce de lo ideológico y lo íntimo, en una atmósfera compartida de desesperación existencial. “Lo personal es político”, sí, como enunciará el viejo dicho feminista, que aquí cobra vida en su gama de claroscuros.

Y es la densidad de los hechos –y la sensación de deuda con ellos– la que invita a releer el revelador trabajo, fuera de eslóganes y esquemas, de Sebastian Haffner, La revolución alemana de 1918-1919. Tramar su hilo con la dispersión fragmentaria del monumental texto de Döblin es un ejercicio apasionante. Hasta llegar a su término: el 15 de enero de 1919, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, líderes del recién creado Partido Comunista, fueron asesinados por uno de los nuevos cuerpos de élite, fruto del pacto secreto entre el Estado Mayor y el SPD. La película de Von Trotta –a la que vuelvo con gusto y emoción, pese a las dudas de enfoque que me plantea– salta de la salida de la cárcel de Rosa, a mediados de noviembre, a la escena final, limitándose a sugerir disensiones en su grupo y obviando el papel de los socialdemócratas, aunque la cita inicial de Bebel ya anunciara cuál sería. No hay análisis ni apenas atención para la democracia que ejerce la multitud; de algunas cosas tal vez todavía no resulte fácil hablar, un siglo después. Un violento culatazo y un tiro callan la clarividencia de Luxemburg, su temple de polemista: “La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente”. La película se cierra con un plano sostenido de las aguas del canal, de noche, mudo. Como en el poema de Celan, donde late el origen judío de ella junto a la mención del Hotel Edén, cuartel general de los nuevos Fusileros de la Guardia:

“Llega la mesa con los dones, /
dobla la esquina de un Edén– /
El hombre, hecho un colador, la mujer /
¡a nadar!, la marrana, /
por ella, por nadie, por todos– /
El canal de la Landwehr no hará ruido. /
Nada /
se estanca”.

(Este texto ha sido publicado en “La sombra del ciprés”, suplemento del diario El Norte de Castilla)


sábado, 25 de julio de 2015

Don Quijote en Syntagma

Rafael Poch
La Vanguardia

Los señores de Bruselas y Berlín no contaban con Don Quijote. Aquel personaje que huyó de España, malherido y derrotado, en 1939 no aparecía, por lo visto, en los ordenadores del Banco Central Europeo y del eurogrupo, tan atentos a los índices de las agencias de calificación y a las encuestas de una opinión convenientemente arrullada. Algunos historiadores, manifiestamente pasados de moda, recordaban, sin embargo, haberlo visto veinte años después en las calles de La Habana. Fue asesinado luego en las selvas de Bolivia, revivió mucho después en insólitas albas latinoamericanas, inmediatamente vilipendiadas desde España con el característico encono del iluso nuevo rico que no quiere saber nada del hermano díscolo.

En Europa asomó un 25 de abril en Portugal, pero ya en los años noventa la incompatibilidad del personaje con los asfaltados nuevos senderos de la España hijoputecada era manifiesta. No había nada más “tercermundista” que el espíritu quijotesco. La lucha por la verdad y la justicia era ilusión. La solidaridad “buenismo”, un concepto canalla acuñado por Joseph Goebbels en los años treinta. Se hablaba incluso de su completa extinción, pero eh aquí que en la nueva Europa sin fronteras, el espíritu de aquel caballero se mudó a Grecia. ¿Cómo pudo ocurrir?

Para comprender la mudanza, algunos estudiosos recordaron que ya un año después de aquella primigenia e histórica derrota ibérica de 1939, sellada ya la derrota de Francia, un 28 de octubre de 1940, el “no” de los griegos al ultimátum de Mussolini puso un punto de dignidad quijotesca en Europa, precisamente cuando las hordas pardas marcaban su triunfal paso de la oca en el continente. Setenta y cinco años después, de nuevo la dignidad crucificada, y recordando aquello que los griegos convirtieron en su fiesta nacional, reaparece aquel mismo “no”. Don Quijote en Syntagma.

De nada sirvieron el facineroso chantaje que ha rodeado a este referéndum. Al revés, la conciencia de ese abuso se volvió contra los ordenadores de Bruselas y Berlín. Presiones a las empresas griegas, contubernios con la derecha griega para reinstaurar al Presidente del Banco Central Heleno en el gobierno de Atenas, como ya hicieron antes en Italia y con la propia Grecia, una intoxicación mediática impresionante con su especificidad nacional en cada uno de los Estados europeos, pero particularmente vomitiva en Alemania. Y como guinda: una crisis financiera, un corralito, especialmente organizada y diseñada por el Banco Central Europeo, para enloquecer al elector. Sin precedentes en la historia financiera.

Con todos esos datos en su memoria, el ordenador de Bruselas/Berlín, los cálculos de todos esos grises personajes y de su bien pagado ejército de periodistas y expertos del Atlántico Norte, deducía una inexorable victoria del “si”. No podía ser de otra manera. Olvidaron que Don Quijote se mudó a Atenas.

Se ha disparado la primera salva soberanista en Europa. ¿Habrá continuidad? Recuerden que sin soberanía no hay democracia, ni siquiera los resquicios de democracia de baja intensidad de los que gozábamos. Tampoco Estado social. Sin soberanía regreso al XIX, bajo el imperio de una nueva oligarquía. El espectáculo continúa. Dirán que “si” o “no”, en el fondo poco importa. Importa mucho, aunque no aparezca en sus pantallas.
Fuente original: http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/?p=123

miércoles, 2 de abril de 2014

Serbia, quince años después de los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia


La Directa

La ciudad de Valjevo, a menos de 100 kilómetros al suroeste de Belgrado, es la cuna de Stjepan Filipović y Milenko Pavlović . Ambos están considerados héroes de Yugoslavia. El primero fue un partisano croata cuyo desafiante gesto en el cadalso, con los brazos en alto y al grito de “¡Muerte al fascismo!”, inmortalizado en una fotografía momentos antes de su ejecución, convirtió en un icono de la resistencia. Hoy una estatua en su memoria domina la ciudad desde una de sus colinas. Pavlović fue un piloto de la aviación yugoslava muerto en combate el 4 de mayo de 1999. Cuando aviones de la OTAN se dirigían hacia Valjevo para bombardear una fábrica de municiones, Pavlović contradijo las órdenes de sus superiores, que querían enviar a un piloto menos experimentado, y tomó él mismo los mandos de un MiG-29, sólo para comprobar que el aparato no funcionaba correctamente y ser derribado fatalmente por el enemigo en combate desigual . El monumento a Pavlović, que muestra ciertos signos de abandono, se encuentra en una barriada obrera, no muy lejos de la estación de tren. “Sí, esta ciudad tiene mucha historia”, afirma el camarero de un kafana (bistró) a orillas del río Kolubara. Luego baja la mirada, y el gesto de resignación lo expresa todo: demasiada historia.

2014 es un año de aniversarios múltiples en Serbia: el estallido de la Primera Guerra Mundial tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando a manos de un nacionalista serbio (1914), la liberación de Belgrado de la ocupación nazi (1944), la masacre de Markale en Sarajevo y el bombardeo de la OTAN de la República Srpska (1994) y, finalmente, el 15 aniversario de los bombardeos de la OTAN (1999). A este último estuvo dedicada una conferencia organizada en la capital serbia por el Foro de Belgrado para un Mundo de Iguales, una organización perteneciente al Consejo Mundial de a Paz . Con toda la atención mediática centrada en Crimea, hubo pocos periodistas extranjeros, pero –y ésta es la novedad– también serbios. Aires de conmemoración, desde luego, no los hay.

Diez años de guerras y crisis económica han hecho mella en la población. El cansancio es visible. Las elecciones del 16 de marzo dieron como resultado una mayoría parlamentaria proeuropea, aunque nadie cree seriamente en la Unión Europea –a la que muchos serbios siguen viendo como corresponsable de los bombardeos–, y menos aún desde la crisis de la eurozona y lo sucedido estas últimas semanas en Ucrania. De la UE los serbios esperan simplemente que aporte los fondos necesarios para mantener su maltrecha economía a flote, como ocurrió con otros países de Europa oriental tras el proceso de ampliación oriental de la UE. Y para conseguirlos, los dirigentes serbios tienen que tragarse algunos sapos, como relegar el aniversario de los bombardeos a un segundo plano. El propio primer ministro, I vica Dačić, en una entrevista al canal ruso de televisión Russia Today: «Estamos asistiendo a una política de doble rasero, donde las reglas se cambian sobre la marcha. Desde luego, esto no puede calificarse de “juego limpio”. No mencionaron Kosovo mientras estaban sobre la mesa las extradiciones [de criminales de guerra], pero ahora ya no lo están y el estatuto de Kosovo aparece como una nueva condición. Para nosotros, esto significa renunciar a nuestros acuerdos, pero así es como funciona el mundo.»

Los mayores recuerdan con nostalgia a la extinta Yugoslavia, un Estado plurinacional internacionalmente respetado que lideraba el Movimiento de Países No Alineados. Un pasado, en cualquier caso, que no volverá. El nacionalismo sigue, hoy como ayer, presente en la sociedad serbia, pero sólo le queda agarrarse ya, literalmente, a un clavo ardiendo: Kosovo. También, por descontado, sacar del establo a los viejos caballos de batalla: el paneslavismo (concentrado en la amistad con Rusia), la defensa del cristianismo ortodoxo, el odio hacia los homosexuales y el antisemitismo. Pero la presión económica es demasiado fuerte, y la mayoría de la población se decanta en realidad hacia la resignación y la apatía.

La política austroalemana de etnonacionalismo y “divide y vencerás” ha funcionado en los Balcanes. Los jóvenes con estudios desean marcharse a trabajar a Alemania, Austria, Suiza, Estados Unidos o Canadá. Hoy es más probable que un joven croata visite Berlín antes que Belgrado, y que un joven serbio conozca Zúrich, pero no Zagreb. Perspectivas de futuro en la antigua Yugoslavia desde luego no las hay: Serbia tiene una tasa oficial de desempleo del 20% (2013), Bosnia y Herzegovina, de más del 27% (2011); Croacia, del 22,4% (2014); Macedonia, del 28,7% (2013); Montenegro del 15% (2013); y Kosovo del 45,3% (2011). Sólo Eslovenia presenta una tasa del paro aceptable en comparación, concretamente del 9,9% (2013). La imagen internacional de Serbia sigue dañada por la guerra. Las heridas del conflicto no han cicatrizado. Que la UE golpee el avispero ucraniano no ayuda: bajo la resignación también hay un considerable resentimiento.

sábado, 22 de marzo de 2014

Aviso de derrumbe. Byung-Chul Han, pensador coreano afincado en Berlín, es la nueva estrella de la filosofía alemana

La asfixiante competencia laboral, el exhibicionismo digital y la falaz demanda de transparencia política son los males contemporáneos que analiza en su obra

No es extraño que Alemania, el país que ha producido mentes como las de Kant, Hegel, Nietzsche o Marx, tenga devoción por la filosofía, lo inusual es que la nueva revelación del pensamiento alemán —tronco inevitable del pensamiento occidental moderno— sea un autor oriental que cuando era un treintañero cambió Corea del Sur por Europa. Hoy los libros de ese autor, Byung-Chul Han, son prestigiosos superventas en un país que todavía discute apasionadamente a sus filósofos vivos, sean Jürgen Habermas, Peter Sloterdijk o Richard David Precht. Han ya es uno de ellos.

Byung-Chul Han nació en 1959 en Seúl y allí estudió metalurgia, pero pronto llegó a la conclusión de que con aquello no iba a ninguna parte. La carrera ni siquiera le interesaba. Decidió instalarse en Alemania y estudiar literatura, aunque acabó interesado en la filosofía. En 1994 se doctoró por la Universidad de Múnich con una tesis sobre Martin Heidegger y poco después se estrenó como profesor universitario tras haber obtenido la habilitación en Basilea. Actualmente enseña Filosofía en la Universidad de las Artes de Berlín después de ejercer en la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe al lado de Sloterdijk, que no ha evitado polemizar con el que muchos consideran su sucesor en el trono simbólico de la filosofía germana.

En los últimos meses se han publicado en España dos libros de Han —La sociedad del cansancio y La sociedad de la transparencia—, en abril aparecerá un tercero —La agonía de Eros (en la editorial Herder, como los anteriores)— y varios más serán traducidos pronto. En ellos analiza los males del presente: el hombre contemporáneo, sostiene el filósofo, ya no sufre de ataques virales procedentes del exterior; se corroe a sí mismo entregado a la búsqueda del éxito. Un recorrido narcisista hacia la nada que lo agota y lo aboca a la depresión. Es la consecuencia insana de rechazar la existencia del otro, de no asumir que el otro es la raíz de todas nuestras esperanzas. Más aún, solo el otro da pie al eros y es precisamente el eros el que genera el conocimiento.

La entrevista se celebra en el Café Liebling, situado en la berlinesa Raumerstrasse, en Prenzlauer Berg, un barrio que ha pasado en poco tiempo de bohemio a aposentado. Suena una música ambiental suave que los camareros no tienen problema en suavizar aún más para evitar interferencias en la grabación de la charla. Han es puntual a la cita. Se sienta y pide café. La primera pregunta es sobre la relación directa que él establece entre el eros y el pensamiento. Mira al entrevistador, se mira las manos, se mesa el cabello, calla. Al cabo de unos segundos empieza a hablar: “Creo que para responder a eso necesitaría antes pensar durante un par de semanas”. En apariencia deja el asunto de lado, aunque lo abordará al final de la entrevista. No tiene prisa. Se toma su tiempo. Para todo. “Cuando llegué a Alemania, ni siquiera conocía el nombre de Martin Heidegger”, cuenta. “Yo quería estudiar literatura alemana. De filosofía no sabía nada. Supe quiénes eran Husserl y Heidegger cuando llegué a Heidelberg. Yo, que soy un romántico, pretendía estudiar literatura, pero leía demasiado despacio, de modo que no pude hacerlo. Me pasé a la filosofía. Para estudiar a Hegel la velocidad no es importante. Basta con poder leer una página por día”.

Fuente: El País. Babelia.

martes, 11 de febrero de 2014

Conversaciones animadas con Chomsky. El director Michel Gondry retrata en su película documental "Is the man who is tall happy?" las inquietudes del famoso pensador contemporáneo.

Michel Gondry no esconde ninguna carta. El cineasta y realizador de videoclips ha subtitulado su último trabajo, "Is the man who is tall happy?" (¿Es feliz un hombre alto?), con la frase: “Una conversación animada con Noam Chomsky”. Lisa y llanamente, eso es lo que es: dos encuentros en Boston con uno de los pensadores y activistas más importantes de la actualidad, de quien se oyen sus respuestas mientras en pantalla aparecen con animaciones sus conceptos de forma artesanal. Tres horas de charla que transcurrieron en 2010 –en dos citas separadas por seis meses- que han dado lugar a una película de hora y media, que se presenta en la Berlinale, donde su autor forma parte del jurado oficial. Un trabajo que solo puede provenir de alguien como Gondry (Versalles, 1963), sin ningún complejo en hacer animación, cine, música o hablar un inglés macarrónico que le provoca a Chomsky bastantes malentendidos.

“Hace unos años yo estaba de visita en Boston, en el M.I.T. [el famoso Instituto Tecnológico de Massachussets], cuando me crucé con Chomsky. Y le propuse la idea: ¿podría hacer un documental animado sobre su pensamiento que grabaremos además con una vieja cámara que le da una textura oficial? Declinó la propuesta, y tiempo después insistí e insistí hasta que accedió”, cuenta el director de Olvídate de mí! o de La espuma de los días. “Reconozco que hace diez años no sabía nada de su obra, en Francia no es muy conocido”. Cómo, ¿el autor más citado de las últimas décadas? “Pues no, no mucho. Empecé a leer su obra y por eso sabía quién era cuando lo vi en el M.I.T.”.

Chomsky va respondiendo las preguntas de Gondry, o al menos lo que entiende de sus cuestiones: en varias ocasiones el francés le pide perdón y replantea su frase porque su inglés no da de sí. “No quería manipular mucho. Obviamente cuando haces un documental nunca eres objetivo, y algo de manipulación hay. Empezando por lo que le preguntas”.

A Gondry le apasionan los temas científicos, y se centra en que el estadounidense, que a sus 86 años mantiene una mente brillante, explique su pasión por Isaac Newton, “que descubrió fuerzas ocultas que refutaban el concepto del mundo como un engranaje mecánico”, explica la película, o cómo el ser humano adquiere y desarrolla el lenguaje, la gramática generativa, parte de su apuesta por el racionalismo cartesiano, un momento en el que la voz de Chomsky cambia y aumenta su firmeza. A su vez, Gondry le va preguntando por su infancia en Filadelfia, sus primeros recuerdos –para relacionarlo con su ciencia-, su adolescencia, las primeras presentaciones públicas de sus investigaciones. “Pero no soy buen periodista, no repregunté lo suficiente. Por ejemplo, cuando él cuenta que estuvo en prisión durante la Guerra del Vietnam, yo no paré, no pregunté por qué ni cómo había sido esa época”. También sufrió otras frustraciones. “Hay conceptos que me costó mucho animar, sobre las relaciones cerebrales y las recreaciones lingüísticas de lo que vemos. Hice lo que pude”.

Las entrevistas se distanciaron en el tiempo para que Gondry empezara a animar algunos fragmentos –lo hace a mano, como cuenta en el filme, al igual que ha hecho varios videos musicales-. “A Chomsky le gustó el resultado y seguimos”. En ‘Is the man who is tall happy? el público asiste a los agobios de Gondry por acabar el trabajo antes de un posible fallecimiento de su entrevistado. “Es obvio que he acabado a tiempo. A Noam le ha gustado el resultado. Pero no lo hice por halagarle, no quiero contentar al retratado… Aún recuerdo una discusión que tuve con Thom Yorke [líder de la banda Radiohead], cuando no le gustó un vídeo mío. Me atraen los documentales, y veo más estas películas que títulos de ficción, por su labor de preservación. Me encanta que me cuenten esas historias. Con ellos registramos algo para las siguientes generaciones”.

De Chomsky queda una imagen de hombre algo cansando, derrotado por haber enviudado. “Cierto, ya no quedan personas de su edad, aunque sigue viajando, dando conferencias. Y él es uno de los dos únicos profesores del M.I.T. que han hecho últimamente declaraciones políticas fuertes. No le importa perder su puesto. Su ética está por encima de eso”. Al final, Gondry le pregunta a Chomsky: ¿qué le hace feliz? En pantalla, al intelectual le cuesta responder. ¿Qué le hace feliz a Gondry? “Cualquier trabajo artístico. No me importa estarme horas y horas haciendo dibujos si al final del día puedo ver un segundo de esa película en movimiento. El proceso creativo me apasiona”.
Fuente: El País

lunes, 12 de noviembre de 2012

El poder de los agentes de influencia aumenta en la política alemana y europea

Berlín cuenta con una red de 5000 lobbystas, gente que pulula alrededor de las instituciones públicas, el gobierno, los ministerios y el Bundestag, promocionando los intereses privados de empresas y sectores. Pueden ser empleados de esas empresas, o “expertos”, o ejecutivos de “agencias de comunicación”, de despachos de abogados y de consultoras que trabajan como mercenarios para esas empresas o sectores, pero el objetivo es común: ¿qué hay de lo nuestro?

Este ejército de traficantes de influencias determina mucho la política, no sólo en Alemania sino en el conjunto de Europa. La palabra inglesa Lobby significa “vestíbulo” y de lo que se trata es de ocupar las antesalas de las instituciones para influirlas.

En Berlín es un fenómeno que va claramente a más, señala la organización Lobby Control, fundada en 2005 para impulsar la transparencia. La organización realiza recorridos turísticos por el centro de Berlín identificando las sedes lobbystas que jalonan el barrio gubernamental, cerca de la cancillería, los ministerios y el edificio del Reichstag sede del parlamento alemán.

Corrupción y política
Transparency International Deutschland, la veterana organización no gubernamental con sede en Berlín, pide que se establezca un “registro obligatorio” de todo este ejército de conseguidores para saber quién es quién. La organización define “corrupción” como, “abuso de un poder delegado en aras del beneficio y la ventaja privada”.

Otros defienden un concepto más amplio que incluye aquellas decisiones políticas con grandes consecuencias económicas y financieras que son adoptadas con el propósito y la voluntad de favorecer intereses particulares o a personas concretas. De acuerdo a esa definición ampliada, el panorama de la corrupción se ensancha considerablemente.

Un ejemplo alemán pero bastante universal es el de la privatización parcial del sistema de pensiones de jubilación. El sistema privado de pensiones es mucho más caro para los ciudadanos que el estatal pero abre suculentas oportunidades de negocio a bancos y compañías de seguros. La jugada entraría dentro de esa definición más amplia de corrupción.

La privatización de las pensiones comenzó a examinarse en Alemania en dos comisiones gubernamentales a partir del año 2002. El presidente y varios miembros de una de esas comisiones, la Comisión Rürup, cuyo objetivo oficial era estudiar la “sostenibilidad del sistema de pensiones”, eran representantes del sector del seguro privado, beneficiario directo del asunto. Walter Riester, entonces ministro de trabajo y presidente de la otra comisión creada con el mismo cometido, se benefició personalmente de la privatización del sistema.

“Expertos independientes”
Los medios de comunicación, que prepararon el terreno a la operación desde los años noventa, agitando el fantasma del cambio demográfico para favorecer la privatización, también fueron un puntal de la operación ¿Inocente?

En los medios de comunicación los lobbystas tienen una presencia muy importante. Los de la organización empresarial alemana Initiative Neue Soziale Marktwirtschaft (INSW) propugnan privatización, desregulación y flexibilización, y han sostenido una campaña contra el salario mínimo. En algunos debates televisivos han llegado a participar hasta tres miembros del INSW en el mismo programa en calidad de “expertos independientes”.

“La gente puede pensar que si tantos expertos coinciden en un mismo punto de vista, es que la tesis que defienden debe ser la correcta”, se lee en una publicación del sindicato Verdi.

Trasvase de influencias
La comunicación entre lobbysmo y política es fluida y reposa sobre una estrecha interrelación. Incluso en Alemania y en la Europa luterana del Norte, con una moral económica mucho más estricta que en el Mediterráneo, lobbystas y políticos alternan su posición con creciente dinamismo, señalaba en septiembre el semanario Der Spiegel. Si entre 1969 y 1982 solo tres ministros alemanes se mudaron a empresas al concluir su función, desde el año 2000 se contabilizan once. En niveles más bajos de la burocracia la cuenta es muy abultada, señalan los estudios y contabilidades con nombres y apellidos realizadas en Alemania.

El ministro de trabajo del SPD Wolfgang Clement, que fue clave en la llamada “flexibilización” del mercado de trabajo potenciando los “minijobs” y el trabajo subcontratado, trabaja hoy para la mayor empresa de subcontratación del país. Su colega de partido y ex canciller Gerhard Schröder, bajo cuya dirección se cerró el negocio de los oleoductos bálticos con la compañía rusa Gazprom, es hoy presidente de la compañía resultante: Nord Stream A.G.

Diferente es la combinación que encarna la nueva senadora de economía de Berlín, Cornelia Yzers. Durante ocho años Yzers fue la mujer del sector farmacéutico en el Bundestag y durante cinco fue secretaria de estado parlamentaria en los ministerios de Angela Merkel y Jürgen Rüttgers con el canciller Kohl. En 2001 logró que el canciller Schröder retirara una ley de su ministra de sanidad Ulla Schmidt que ahorró al sector 500 millones de euros. Su actual nombramiento en el gobierno de Berlín ha dado de qué hablar, pues la capital es el centro del sector farmacéutico nacional que mueve aquí 5600 millones de euros anuales. Bayer y Berlin Chemie se cuentan entre las principales empresas de la ciudad.

Redes y “redes”
En octubre el partido verde criticó el paso al consorcio energético Anbaric de Johannes Kindler, un alto funcionario de la CDU que dirigió hasta principios de año la agencia federal de la red eléctrica. La red eléctrica alemana está en vísperas de enormes y millonarias inversiones relacionadas con la apuesta eólica de la reconversión energética nacional, y Anbaric tiene una gran presencia financiera en esa red. El conocimiento directo de otras redes, las de decisión, y los contactos informales de los altos funcionarios públicos, rentan mucho cuando estos dejan la política.

Michael Glos (CSU), ex ministro de economía de 2005 a 2009 y hoy diputado, es el número dos del Bundestag en ingresos colaterales a su función de diputado: 546.000 euros en la actual legislatura. El número uno es el ex ministro de finanzas y actual candidato socialdemócrata a la cancillería, Peer Steinbrück, un hombre clave en la apertura alemana a los productos financieros y que ha ingresado 1,25 millones de euros desde su escaño de diputado. Ni Glos ni Steinbrück recibirían todo ese dinero, de conferencias, libros y demás, si no hubieran sido ministros y no se les considera “influyentes” y conocedores de las redes de decisión.

Otmar Issinger, ex miembro de la dirección del Bundesbank y del Banco Central Europeo es hoy consejero de Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión con mayores responsabilidades en la crisis financiera. Eso no impide que, en Europa y América, los ex empleados de Goldman Sachs aporten una lista de veinte dirigentes y gestores de primera línea de la actual crisis, incluidos jefes de gobierno en Italia y Grecia y el propio presidente del BCE. La Europa actual y su crisis no se comprenden sin atender a este fenómeno.

En Bruselas aún peor
La situación en la capital de la Europa comunitaria es aún peor que en Berlín. Se estima que hay allí unos 15.000 lobbystas revoloteando alrededor de la toma de decisiones del ejecutivo europeo y su burocracia.

“La industria financiera forma uno de los grupos mejor organizados y disciplinados, puede que sea la fuerza principal en Bruselas”, explica el alemán Wolfgang Hetzer, director del departamento de Inteligencia y Análisis de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF). Es un problema “muy preocupante” y que está lejos de ser únicamente europeo, dice este experto, que cita el caso de Estados Unidos. Y no se trata solo de bancos y de finanzas.

La DG Enterprise, como se llama en Bruselas a la Dirección General de Empresa e Industria de la Comisión Europea, es un organismo clave. Dos tercios de los grupos no gubernamentales de asesoramiento que rodean a ese organismo están compuestos por lobbystas que defienden intereses de las grandes empresas. Así lo establece el informe que presentó el julio la organización británica Alter-EU (Alliance for Lobbying Transparency and Ethics Regulation), que ha contabilizado 482 consejeros empresariales que asesoran y presionan en áreas claves de la política.

Entre los cometidos de la DG Enterprise figura el fortalecimiento del mercado y la industria, el acceso a materias primas en todo el mundo, el fomento de una economía energéticamente eficiente, el sector espacial y armamentístico, la protección del consumidor, normas alimentarias y medioambientales y otros. En sectores considerados sensibles, como el químico, alimentario, la sanidad y el automóvil, la DG Enterprise emite directivas de ámbito europeo. Frente a los 482 lobbystas empresariales, que representan casi el 60% de los expertos, sólo hay 11 representantes sindicales (1,3%).

Enorme desequilibrio
Los sindicatos no son los únicos en gozar de esa diminuta proporción en el área del asesoramiento. La pequeña y mediana empresa solo cuenta con un 5,2% del total de los representantes no gubernamentales, mientras que las ONGs - entre las que hay de todo, incluidas muchas claramente empresariales- pesan un 7,8%. El mundo académico sin ánimo de lucro tiene una presencia del 14,7% y el sector cooperativista un 0,5%. Como el sector empresarial también está representado a través de organizaciones híbridas, y profusamente también entre los representantes del sector público, su peso real es mucho mayor, señala el estudio. En ese caldo de cultivo, ¿quién puede extrañarse del enorme desequilibrio entre intereses financieros-empresariales por un lado e intereses ciudadanos por el otro que refleja la política europea?

El Parlamento Europeo ha criticado en diversas ocasiones a la Comisión por implicar de forma tan desproporcionada a las grandes empresas en la toma de decisiones, con muy poco éxito.

El aplastante dominio en los grupos de expertos, “otorga a la gran empresa un acceso privilegiado a la hora de influir en la agenda política, mientras otros intereses no disponen de esa ventaja”, dice Yorgos Vassalos, uno de los autores del informe de Alter-EU. “En consecuencia, hay un riesgo muy real de que los lobbystas de la industria se hagan con el control de áreas enteras del quehacer político europeo en detrimento del conjunto de la sociedad”, dice.
Rafael Poch, en la Vanguardia. Fuente: http://www.lavanguardia.com/politica/20121112/54354405217/lobbys-politica-alemania-europa.html

domingo, 23 de septiembre de 2012

Un matrimonio mayor aquejado de "kaputtsparen"

Maltrecho por la eurocrisis, el eje franco-alemán se reivindicó ayer a sí mismo entre grandes palabras y gestos. En el castillo de Ludwigsburg, cerca de Stuttgart, Merkel y Hollande conmemoraron el medio siglo de la reconciliación franco-alemana de posguerra a cargo del tandem De Gaulle-Adenauer. “Somos como un matrimonio mayor, con sus problemas”, dijo Hollande. “Los europeos estamos unidos en la búsqueda de la felicidad”, dijo Merkel poniendo un toque de la constitución de Estados Unidos.

Los dos acabaron sus discursos con frases en la lengua del otro, emulando el discurso en alemán de De Gaulle. “Somos el corazón de Europa, no hay más remedio que seguir adelante” proclamó el actual presidente de Francia. “La Europa del futuro está en nuestras manos”, respondió Merkel. Si es verdad que la historia se repite como farsa, lo de ayer en Ludwigsburg, puesto al lado de De Gaulle y Adenauer, lo confirma plenamente. Si entonces los dos estadistas buscaban un remedio a la guerra, periódica y recurrente, entre sus dos naciones, ¿cuál es el proyecto europeo hoy, más allá de la servidumbre al mercado?

En cualquier caso, la grandilocuencia se complicó ayer cuando los periodistas llevaron el asunto al terreno práctico y preguntaron por la supervisión bancaria europea, la última diferencia franco-alemana. “No hay que tener prisa” dijo Merkel”. “Cuanto antes, mejor”, dijo Hollande.

Mas allá de las grandes palabras, la relación que mantienen los dos mandatarios del eje europeo es una relación fría que se aguanta con pinzas. El pacto de este verano es que Hollande accede al “más Europa” a cambio de oxígeno alemán para que el Banco Central Europeo pueda comprar deuda “ilimitadamente”. El esquema anunciado este mes por el BCE es lo mismo que ha hecho la FED en EE.UU.

La situación es inquietante porque ese apoyo “ilimitado” significa que cuatro años después del hundimiento que casi llevó al colapso al sistema financiero internacional, se continúa inyectando dinero del contribuyente europeo a ese mismo sistema cuya reforma brilla por su ausencia. Sostener la mayor transferencia de dinero público a menos privadas de la historia es la prioridad general.

En Europa es Alemania la más consecuente y la que más empuja por ello con su pacto fiscal europeo, el corsé para garantizar y disciplinar, incluso constitucionalmente, el pago de esa transferencia. Hollande, que en su campaña electoral prometió “renegociar” dicho pacto, con su delicado traspaso de soberanía parlamentaria nacional a funcionarios no electos de Bruselas, no ha vuelto a mencionar el asunto. Su prestigio se funde como hielo al sol mientras a izquierda y derecha se le exige un referéndum.

La otra gran pata europea es el recorte social impuesto para pagar la deuda y que está sangrando manifiestamente a muchos países. Su consecuencia es lo que los alemanes llaman „Kaputtsparen“, es decir: dañar, o arruinar del todo, a un país a base de ahorros excesivos. Eso es lo que está pasando y no parece que sea socialmente sostenible.

Según reconoce el propio gobierno alemán en un informe divulgado en el Bundestag, la deuda de los países europeos está aumentando con el Kaputtsparen diseñado para sufragarla. Eso ha ocurrido este año en Bélgica (endeudada en el equivalente al 100% de su PIB), Irlanda (116%), Portugal (113,9%), España (80,9%), Italia (123,5%), e incluso en la propia Alemania (82,2%). Menos Italia y Alemania, que la reducirán microscópicamente, todos esos países incrementarán su deuda pública en 2013, señala el informe. Grecia, ejemplo paradigmático del “kaputtsparen” logrará reducir casi cinco puntos su deuda este año, situándola en el 160,6% del PIB, pero en 2013 la incrementará hasta casi el 170%, es decir cincuenta puntos más que al iniciar sus programas de ajuste.

Las consecuencias del despropósito comienzan a sentirse en Alemania, en sus exportaciones mermadas por la asfixia de sus clientes del sur de Europa. Puede que, poco a poco, se tome consciencia del rumbo de colisión que el asunto tiene, pero con las elecciones alemanas a un año vista, se trata de mantener el rumbo un año más, aunque sea con el comandante de la nave atado al timón.
Fuente: Rafael Poch, La Vanguardia: http://www.lavanguardia.com/internacional/20120923/54350963424/un-matrimonio-mayor-aquejado-de-kaputtsparen.html

sábado, 24 de diciembre de 2011

Descomunal hipocresía en el paraíso fiscal alemán

Y el presidente alemán en la picota por una minucia

El escrúpulo nacional no impide que el público alemán lo desconozca todo sobre sus bancos, entre los más opacos del mundo

Desvergüenza en el sur, por la tolerancia con el festival inmobiliario, e hipocresía en el norte, por la falta de transparencia económica, sobre todo bancaria, y el desvío de la atención hacia temas anecdóticos. Podría ser el epitafio de la actual Europa en crisis. En el centro de la imagen, una Alemania que pone en la picota a su presidente, Christian Wulff, por una minucia.

¿Que pasa con Wulff? En enero de 2010 se fue de vacaciones con su joven esposa a Florida, a casa del millonario alemán, Egon Geerkens, que les pagó los billetes de avión en primera. Al saberse, dos diputados le preguntaron si tenía alguna "relación de negocios" con el millonario. La respuesta fue "no". Ahora se ha conocido que la mujer de Geerkens prestó en 2008 a los Wulff un crédito de medio millón de euros para comprar una casa bastante discreta. El crédito a un amigo no es delito. No fue una mentira, pero tampoco era toda la verdad, lo que no es bonito para un presidente.

La prensa, especialmente la sensacionalista, se le ha echado al cuello, quizá para cobrarle a Wulff una frase que dijo en un discurso el año pasado y que creó gran escándalo en las filas conservadoras: como consecuencia de la emigración turca y árabe, "el Islam también pertenece a Alemania".

Anatema. El presidente abre ahora los telediarios y está en la portada de Der Spiegel ("El presidente fallido"). Se examina hasta el último rincón de su trayectoria y se descubren otras minucias, como el pago de los anuncios de un libro del político por otro millonario, que dice que Wulff no estaba al tanto. Wulff también dice que no sabía nada del asunto. El 70% de los alemanes no consideran que el presidente tenga que dimitir.

Visto desde el ladrillo español y sus impunes y desvergonzados alrededores, el rigor de este caso provoca una triste envidia. Pero más allá del sano escrúpulo asoma un ejercicio de descomunal hipocresía, en una sociedad que lo desconoce todo sobre sus opacos bancos y su condición de paraíso fiscal.

El noveno paraíso
Alemania figura en el noveno puesto mundial de opacidad en la lista de 73 países del mundo publicada por la organización Tax Justicie Network (TJN). Los primeros quince de su lista son; Suiza, Islas Caimán, Luxemburgo, Hong Kong, Estados Unidos, Singapur, Jersey, Japón, Alemania, Bahrein, Islas Vírgenes, Bermuda, Reino Unido, Panamá y Bélgica. La desvergonzada España figura en el puesto 53.

Los bancos alemanes administran 1,3 billones de euros de capital extranjero, lo que representa casi el 5% de las transacciones financieras globales. Actúa como reclamo, el hecho de que el país, "no ha firmado ningún acuerdo bilateral en materia de intercambio de datos fiscalmente relevantes", lo que, "combinado con el atractivo de las exenciones fiscales para compradores extranjeros de bonos del gobierno alemán, atrae una gran cantidad de dinero negro", señala un comentario del centro Política Exterior Alemana.

"Que Alemania se encuentre entre los diez principales centros financieros en la sombra, se debe a su peso como centro financiero para los no residentes y a sus débiles requisitos de información. También a que concede una amplia desgravación fiscal a residentes en el extranjero, incluso de países en desarrollo, lo que atrae grandes sumas de dinero", explica Markus Meinzer, coautor del índice de opacidad de TJN.

El mundo en desarrollo abre cuentas aquí
Esta situación explica la popularidad que los bancos alemanes tienen entre los dictadores de países en desarrollo. El fallecido caudillo de Turkmenistán, Saparmurad Niyasov, colocó, a su nombre, en el Deutsche Bank los ingresos del gas de su país que administraba como una finca particular. Muhammar el Gadafi y su clan, tuvieron unas doscientas cuentas repartidas en bancos alemanes, con un total de 6000 millones de euros.

En el Bundestag, los diputados más relacionados con las cuentas públicas reconocen que no saben nada sobre la situación de los bancos salvados con dinero del contribuyente. Uno de ellos explicó a este diario la respuesta que recibió a su interpelación parlamentaria por escrito sobre generalidades del rescate bancario: "secreto corporativo". ¿Qué percepción tiene el ciudadano alemán de esta situación?

Desviando la atención
El informe de TJN no ha tenido el menor eco en Alemania. La influyente prensa sensacionalista continúa centrando la atención sobre los desmanes meridionales. "Los griegos han almacenado en Suiza 200.000 millones de euros", tituló a toda plana el diario Bild, baluarte del nacional populismo en la actual crisis. Ante la perspectiva de una quiebra, los griegos no se fían de sus bancos y se llevan el dinero fuera. Pero la cantidad mencionada es superada, en 50.000 millones, por el dinero que los propios evasores fiscales alemanes tienen en países como Luxemburgo, Liechtenstein o Suiza, según la estimación divulgada por el sindicato alemán de funcionarios de hacienda (DSTG), de la que los medios no se hicieron eco. Se pierde de vista así el complejo panorama europeo de la evasión y el delito fiscal, del que Alemania es pieza mucho más importante que Grecia.

El ministro de defensa Karl-Theodor zu Guttemberg, que mintió y encubrió la muerte de cien civiles en Afganistán soltando a dos altos cargos de su entorno como lastre, dimitió porque se descubrió el plagio de su tesis doctoral, no por aquella masacre. Richard Nixon cayó por espiar a sus rivales en un hotel de Washington, no por los varios millones de muertos que propició en Vietnam, lo que fue en su día celebrado como paradigma de una prensa poderosa. Ahora, el presidente alemán está en la picota por una minucia, en medio del mayor desembolso de dinero público hacia el sector privado de la historia, del que apenas se conoce nada. Es una caricatura de lo mismo.

Falta de voluntad hacia el delito fiscal
En Alemania se persigue, y con gran rigor, el pequeño fraude fiscal, pero algunos funcionarios de hacienda denuncian falta de voluntad para investigar grandes delitos fiscales, mientras se persigue con lupa el pequeño fraude relativo a la ayuda social o el seguro de desempleo, explica Frank Wehrheim, ex inspector de hacienda del Land de Hesse.

Wehrheim, que acaba de publicar un libro titulado "Inside Steuerfahndung" (La investigación fiscal por dentro), estima que Alemania pierde anualmente entre 200.000 y 300.000 millones de euros en evasión de impuestos y fraude con subvenciones. Su compañero Thomas Eigenthaler, presidente del sindicato de funcionarios de hacienda, reprocha al gobierno de Merkel que, "más allá de las declaraciones" se ha torpedeado, "una acción coordinada a nivel europeo" contra el fraude fiscal.

A mayor fraude, menor posibilidad judicial
"En Alemania es muy difícil ser acusado de evasión de impuestos, para ello hay que ser muy descuidado y tener muy mala suerte, dice Wolfgang Neskovic, ex magistrado del Tribunal Supremo y diputado del Bundestag.

"Ningún delito es tan difícil de aclarar como el fiscal. Los flujos de efectivo son velados, los registros importantes, el poder judicial es insuficiente y está mal dotado. Se necesita una perfección matemática y un trabajo duro y persistente para lograr llevar el delito de evasión de impuestos hasta un proceso judicial. La regla de oro es: cuanto más rico el acusado, tanto más complejo es el delito y más difícil su aclaración", explica Neskovic en un artículo publicado por el semanario "Der Freitag".
"En la sala del tribunal hay que vérselas con la caballería de abogados bien formados y bien pagados que amenazan con un caso de varios meses y plantean un acuerdo rápido a cambio de una sentencia indulgente. Aquí la regla de oro es: cuanto más complejo sea el delito, más costosa es la investigación de la parte acusada y más suave el castigo que esta recibe", explica el diputado.

Fuente: Rafael Poch, La Vanguardia, corresponsal en Berlín. http://www.lavanguardia.com/internacional/20111222/54242641629/presidente-aleman-picota-minucia.html

lunes, 7 de marzo de 2011

_--Nefertiti, actualmente en Berlín, Alemania, espera con impaciencia volver a ver las orillas del Nilo…

_--Es un rostro de leyenda, el de la princesa egipcia, Nefertiti (-1370 a -1333-1334) esposa del famoso faraón Akenatón quien, en su reinado, impuso el monoteísmo del dios Atón en un mundo politeísta.

Lo descubrió el alemán Ludwing Borchardt en 1912 cerca de la ciudad egipcia de Tell el-Amarna.

James Simon, quien financió la expedición, lo llevó a Alemania en virtud de una ley que permitía tomar el 50% de lo que se encontraba en las excavaciones.

Este rostro, modelo de la eterna belleza desde hace más de 3.000 años, que "preside" el Neues Museum de Berlín, Alemania, quiere recuperarlo el pueblo egipcio.

Zahi Hawass, responsable del Consejo Supremo de Antigüedades Egipcias, desde hace unos días dimitido, lo volvió a solicitar a la fundación responsable de los museos públicos alemanes. Hawass reclama también el Zodiaco de Déndera. Las tropas de Napoleón lo descubrieron en 1802 dentro de una capilla funeraria dedicada a Osiris, en el Alto Egipo.

Llegó a París en 1822, y fue vendido a Luis XVIII. Lo encontraron olvidado en su sótano luego de muchos años. (Museo del Louvre),
La Piedra Rosetta (Museo Británico), hallada en 1799 en Rashid, delta del Nilo, durante la expedición militar de Napoleón a Egipto. Tras la rendición del ejército francés dos años después, se tomó el tesoro y paso a manos inglesas.
El busto de Ankhaf. Descubierto en la tumba de Ankha, en Guiza, por el arquéologo estadounidense George Andrew Reisner (1867-1942). Es la única de las piezas que salió de Egipto con consentimiento explícito, pero se le reclama debido a su exclusividad artística e histórica. (Museo de Bellas Artes de Boston), la Estatua de Hemiunu. Era el nieto de Keops y arquitecto de su Gran Pirámide. Su estatua sedente fue hallada en su tumba, cerca de la Gran Pirámide en Guiza, y pasó a formar parte de la colección privada del alemán Pelizaeus. (Pelizaeus Museum de Hildesheim, en Alemania) y la Estatua de Ramsés II (Museo de Turín).

Una opinión; si tenéis ocasión de visitar Egipto, no la perdáis, os alegraréis, es impresionante.

Nefertiti homenajeada en Berlín. Leer aquí en El País.

viernes, 20 de agosto de 2010

El Museo contra la Guerra de Berlín o Italo Calvino en el “rojo” Wedding

“Quien haya visto un campo de batalla moderno y lo haya sufrido en carne propia o también quien sólo conozca las fotografías de este espanto internacional, fotografías que la mala conciencia de los oficiales y similares laboriosamente quiere ocultar a la opinión pública, quien conozca el amasijo de cuerpos que yacen en las fosas comunes y los horribles muñones de los mutilados sobrevivientes (…): quien no se estremezca ante ello, quien no quiera evitarlo con todos los medios a su alcance, quien no quiera blindar herméticamente a las nuevas generaciones, no es un ser humano, es un patriota”.
Kurt Tucholsky, “Wofür?”, recopilado en Das Grosse Lesebuch, Fischer Verlag, Frankfurt, 2010, pp 303-304

Pocos escritores se han servido tan magistralmente de la fantasía para realizar una crítica de la realidad tan certera y tierna a la vez como Italo Calvino. En su cuento, Un general en la biblioteca, Calvino sitúa en un país imaginario una comisión militar que tiene que investigar si en las bibliotecas nacionales anidan libros que atacan al ejército.

Así, un grupo de generales va a la biblioteca y se pone manos a la obra. Al principio, los militares estudian minuciosamente los libros, intentando localizar eventual propaganda subversiva. Poco a poco, sin embargo, empiezan a cogerle gusto a la lectura, llegando a admirar la elegancia de los autores subversivos. A continuación, perciben que no es sólo buen estilo literario, sino que los ataques al ejército están más que justificados.

Finalizada la misión, redactan su informe. En él, llegan a la conclusión de que en las bibliotecas hay libros que no sólo denigran al ejército y a sus gloriosas gestas, sino también al resto de instituciones nacionales que durante siglos se han considerado sagradas, y que cualquier persona mínimamente informada y honesta no puede menos que darles la razón. Al final, la sinceridad del informe les cuesta el puesto, pero una vez degradados los antiguos militares pueden ir a la biblioteca a seguir estudiando.

Existe un museo en Berlín, que está completamente impregnado de este espíritu de Calvino. Se trata del Museo contra la guerra, ubicado en el “rojo” Wedding, un histórico barrio proletario con una larga historia de combatividad.

Su director, Tommy Spree, es un profesor jubilado de inglés, educación física e historia. Tommy es un hombre fuerte y tranquilo, con una energía interior enorme. A principios de los ochenta, ante el despliegue de misiles con cabezas nucleares por parte de la OTAN en territorio de la RFA, Tommy y un grupo de voluntarios decidieron instalar un museo que recordase a las jóvenes (y no tan jóvenes) generaciones lo que significa una guerra. El museo contra la guerra consta de una sala con documentación, fotografías y objetos de la primera guerra mundial, de un refugio antiaéreo que reproduce aquellos en los que se cobija la población civil ante bombardeos desde el aire y de otra sala con textos de pensadores pacifistas como, Jesús de Nazaret, Gandhi, León Tolstoi, John Ruskin o Carl von Ossietzky.

Este museo es heredero del museo homónimo que fuera fundado también en Wedding por un gran pacifista alemán, Ernst Friedrich, el abuelo de Tommy Spree.

La vida de Friedrich es verdaderamente admirable. Actor de teatro, sus giras por el frente le familiarizan con los horrores de la guerra. Allí se convencerá de que la guerra es una empresa que sólo beneficia a especuladores y a burócratas, mientras que el pueblo es enviado al matadero, por lo que se embarca en una campaña activa anti militarista que le conducirá a la cárcel. Terminada la guerra, Friedrich no cejará en su activismo, que no tardará en despertar las iras de organizaciones paramilitares y de una judicatura intensamente reaccionaria.

En 1933, tras la ascensión de Hitler a la cancillería, Friedrich es arrestado y su museo clausurado. Una ola de protestas internacionales permite su liberación, pero, siendo vigilado muy estrechamente por los nazis, decide exiliarse, primero a Bélgica y luego a Francia, donde se enrolará en la resistencia, desempeñando labores de enlace.

Con la victoria aliada, Friedrich se instala definitivamente en Francia. Allí ingresará en el Partido Socialista e intentará establecer un centro internacional de organizaciones pacifistas, la Isla de la Paz. Friedrich morirá en 1967. Leer más.

Dirección del Museo en español.
Anti-Kriegs-Museum e.V.
Bruesseler Str. 21
D-13353 Berlin
Fon: 0049 030 45 49 01 10
open daily 16.00 - 20.00 (also sundays and holidays)
For group visits call also 0049 030 402 86 91