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sábado, 4 de julio de 2020

:. Explotación infantil a través del trabajo: un fenómeno contemporáneo de esclavitud

:: La explotación infantil es la utilización de menores de edad por parte de personas adultas, para fines económicos o similares, en actividades que afectan a su desarrollo personal y emocional y al disfrute de sus derechos. Es altamente perjudicial y su erradicación, un desafío mundial.

No todo trabajo infantil es explotación
El trabajo infantil es esclavitud cuando ese trabajo interfiere con su educación y cuando se origina por condiciones de vulnerabilidad.

Conflictos armados, orfandad, catástrofes naturales y situaciones de pobreza son frecuentemente aprovechados por auténticas mafias y redes organizadas de explotación infantil.

No es esclavitud cuando se dan tareas apropiadas, que inciden en fomentar las habilidades y responsabilidades del niño.

Por ello, en el debate sobre trabajo y explotación infantil, hay que hilar fino y atender específicamente a qué actividades se dedican los niños y las niñas.

La extrema pobreza tiene la forma de un niño trabajando
La explotación infantil es, al mismo tiempo, consecuencia y causa de la pobreza, y en ella se aúnan todas las miserias.

Lleva a los niños al sótano en el ascensor social, fomenta mayores índices de analfabetismo, provoca enfermedades y malnutrición, y contribuye a su envejecimiento precoz.

Los niños provenientes de los hogares más pobres y de zonas rurales son sus principales víctimas. Se calcula que a nivel global hay cerca de 152 millones de niños y niñas trabajando indebidamente.

Casi la mitad de ellos, 72 millones, realizan trabajos peligrosos, sobre todo en África subsahariana, en Asia y el Pacífico, y en América Latina y el Caribe.

Los derechos del niño, socavados por la explotación
Los factores culturales, el nivel socioeconómico de la familia y las políticas públicas de apoyo a la infancia son determinantes para que se produzca este fenómeno. De hecho, en algunos países, son los propios progenitores quienes inciden en prácticas de explotación laboral.

Para Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), hay trabajo infantil inapropiado cuando se obliga al niño a trabajar a una edad muy temprana, en jornadas excesivas, en condiciones de estrés, en ambientes inapropiados, con exceso de responsabilidad, y bajo salario, sin acceso a la educación, y minando su dignidad y su autoestima; en suma, dificultando su pleno desarrollo social y psicológico.

La explotación infantil existe aunque la Convención de los Derechos del Niño contemple que “la humanidad debe al niño lo mejor que puede darle”, y esto es lo que le ayudará a “desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente, en forma saludable, en condiciones de libertad y de dignidad”, debiendo ser protegidos “contra toda forma de abandono, crueldad y explotación”. Hay que hacer algo al respecto.

Uno de los métodos más efectivos para intentar que los niños y las niñas no comiencen a trabajar demasiado temprano es establecer la edad laboral mínima por ley, pero con eso no basta, el control efectivo es esencial, y el apoyo a las familias en riesgo de exclusión, fundamental.

La OIT (Organización Internacional del Trabajo) alerta del riesgo de que la crisis provocada por la pandemia empuje al mercado laboral a gran número de niños y niñas para ayudar a la subsistencia de sus familias.

Los tipos de explotación infantil: los sectores de la esclavitud
La tolerancia al trabajo infantil en el ámbito de la economía sumergida, en lugares clandestinos y muchas veces insalubres, y la falta de contratos y por tanto de derechos laborales, convierte a los niños en víctimas propiciatorias para la explotación, la humillación y el maltrato.

Es lo que ocurre con las niñas maquiladoras del norte de México, que trabajan largas jornadas en fábricas, sobre todo textiles, a destajo, y a cambio de salarios de hambre.

O en Asia, con los niños explotados en fundiciones, extrayendo cargas de cristal de hornos a altas temperaturas y sin condiciones de seguridad, sufriendo graves secuelas por fatiga calórica, quemaduras, mermas auditivas, o lesiones oculares por las partículas de vidrio en suspensión, sílice, plomo y vapores tóxicos.

O en África, donde la explotación infantil se da pequeñas zonas mineras, en las que sufren trastornos de salud por la falta de medidas de protección en condiciones adversas, no solo por la tensión física, sino también por lesiones causadas por la desproporción entre su capacidad de resistencia y la carga de trabajo. Igual ocurre en las canteras de países sudamericanos, como Perú o Guatemala.

O en los talleres de curtido y artesanías, en los que pasan largas horas en cuclillas, como ocurre en el tejido de alfombras o elaboración de calzado, además de enfermedades respiratorias, por falta de higiene y exceso de polvo y residuos, les provocan enfermedades por los productos químicos, como benceno, tintes y adhesivos.

Pero en la explotación infantil también hay roles de género: el servicio doméstico es la explotación de las niñas (como las petite bonne marroquíes), especialmente de zonas rurales y pobres, cuyos progenitores las entregan a familias adineradas, con la esperanza de que tengan mejores condiciones de vida pero, en cambio, son esclavizadas y no se les permite acceder a la educación.

La agricultura, la ganadería y la pesca también pueden ser formas de explotación infantil, viéndose expuestos a agentes químicos (fertilizantes o plaguicidas tóxicos, como en las plantaciones de soja), y obligados a una dedicación extenuante.

En muchas ciudades, niños y niñas son vendedores ambulantes de baratijas, alimentos, participantes de un sector de la economía sumergida en el que la calle acaba convirtiéndose en su hábitat.

Trabajadores infantiles dignificando su condición
Pero muchos trabajadores infantiles y adolescentes han conseguido organizarse en movimientos asociativos (Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores, NATs) y luchan por que se diferencie el trabajo infantil de la explotación.

Además, rechazan que actividades ilícitas como la mendicidad, la prostitución o la delincuencia se identifiquen con las que para ellos son su medio de vida y la única oportunidad, en sus países y su situación, de ayudar a sus familias y salir adelante.

Estas agrupaciones reivindican que se les permita trabajar en condiciones dignas, defendiendo que su trabajo contribuye a su madurez progresiva y su responsabilidad en la adquisición de destrezas, como en el caso de los aprendices.

Propuestas de reflexión
Aunque existe una pugna entre las estrategias de abolición del trabajo infantil promovidas por los organismos internacionales y la realidad de muchos niños, niñas y adolescentes, también hay un irrefutable punto de consenso: se debe erradicar la pobreza infantil.

La falta de compromisos políticos firmes por parte de los gobiernos, la inexistencia de una legislación homogénea y efectiva, y la ausencia de políticas sociales con perspectivas de infancia siguen impidiendo la erradicación de la explotación infantil.

Hay que poner el acento, la lupa, especialmente en los sectores en los que adultos esclavistas emplean a niños y niñas: las fábricas de cerillas y fuegos artificiales, las alfarerías o los jinetes de camellos en Oriente Medio, son ejemplos gráficos de los fenómenos denunciados.

A veces la presión internacional lo único que ha conseguido ha sido una mayor desprotección para los trabajadores infantiles. Grupos empresariales del textil, tras recibir acusaciones por el empleo de mano de obra infantil en Asia, han optado por incentivar códigos internos de conducta y echar a los niños y las niñas de sus factorías, sin preocuparse por su destino ni el de sus familias.

Todos somos responsables y, por tanto, culpables, al comprar sin pensar en qué manos hicieron ese producto más barato, o pasear por una ciudad obviando el hecho de que hay niños y niñas trabajando en las calles, cuando deberían estar en el colegio.

Hace falta conciencia y acción por parte de todos
Las familias, la infancia y la adolescencia, deben tener acceso a herramientas que les permitan acceder a unas condiciones de vida dignas.

A la vez, se debe sensibilizar al conjunto de la sociedad para que denuncie, reaccione y repruebe el trabajo infantil inaceptable y cualquier otra forma de explotación (también la trata y el tráfico de personas).

Luego hay que dar un paso más. De la sensibilización y el compromiso hay que avanzar hacia una educación universal de calidad y a un compromiso real por la erradicación de la pobreza infantil. Una meta estrechamente ligada con el octavo ODS: acabar con el trabajo infantil para 2025.

Entre lo macro (acabar con la pobreza y el subdesarrollo) y lo micro (fomentar iniciativas locales contra la explotación laboral infantil) se encuentra el camino de los derechos humanos y de la infancia.

Carlos Villagrasa es profesor titular de Derecho Civil de la Universidad de Barcelona, en España, y presidente de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (ADDIA).

Fuente:
http://www.ipsnoticias.net/2020/06/explotacion-infantil-traves-del-trabajo-fenomeno-contemporaneo-esclavitud/

domingo, 19 de abril de 2020

Entrevista a la exmagistrada Eva Joly “Si Assange es extraditado, es el fin del estado de derecho en Occidente”

La abogada, exmagistrada y europarlamentaria hasta el 2019, Eva Joly, habla de la situación de Assange y denuncia torturas y violanciones de derechos humanos por parte de Estados Unidos.

Assange se hizo famoso al divulgar abusos irrefutables cometidos durante la invasión y la guerra de EE.UU. en Irak y en Afganistán -dos guerras libradas a raíz de mentiras- incluyendo la publicación en abril de 2010 del video Collateral murder en el que se ve a dos reporteros de Reuters y a varios civiles recibiendo disparos desde un helicóptero estadounidense Apache. El mismo año, WikiLeaks, organización de la que es fundador y portavoz, publicó cientos de miles de documentos militares y diplomáticos, evidenciando especialmente crímenes de guerra y torturas cometidos por el ejército estadounidense.

Para protegerse de la acción judicial de los Estados Unidos ocultada por una orden de arresto sueca por cargos de violación que siempre ha negado, Julian Assange pasó siete años recluido en la embajada ecuatoriana en Londres, donde se refugió en junio de 2012. La CIA espiaba todos sus movimientos, los de sus familiares y defensores dentro de la embajada a través de la empresa de seguridad UC Global. El 11 de abril de 2019, el presidente ecuatoriano Lenín Moreno puso fin al derecho de asilo de Assange, quien fue inmediatamente arrestado por la policía británica y que, desde entonces, ha estado detenido en la prisión de alta seguridad de Belmarsh. Acusado de espionaje y otros 17 cargos, si la justicia británica acepta la solicitud de extradición a los Estados Unidos, Julian Assange corre el riesgo de ser condenado a 175 años de prisión, al final de un juicio fuera de lo común que comenzó el 24 de febrero.

Exmagistrada, Eva Joly se dio a conocer durante su carrera investigando casos político-financieros como el caso Elf (empresa petrolera francesa acusada de corrupción), que llevó a unas treinta condenas, incluyendo la del CEO Loïk Le Floch-Prigent. Miembro del Parlamento Europeo por el partido francés Europe Ecologie-Les Verts entre 2009 y 2019, es abogada miembro del Colegio de Abogados de París.

Usted conoce a Julian Assange desde hace tiempo, cuando trabajaba en Islandia con este joven informático en el proyecto de convertir Islandia en un paraíso para el periodismo y la protección de la información. Durante la velada de solidaridad para apoyar Julian Assange realizada en París el pasado 21 de febrero, usted hizo referencia a un avión con agentes del FBI que aterrizó en Islandia en 2011 bajo el pretexto de un inminente ataque informático contra el gobierno. ¿Puede contarnos más?

El FBI estaba siguiendo a Julian Assange, sus agentes sabían que él estaba en Islandia y desembarcaron. Se habían puesto en contacto con el Ministro del Interior Ögmundur Jónasson, diciéndole que el sistema informático del gobierno islandés estaba en peligro y que el FBI proponía su ayuda. Pero Ögmundur Jónasson comprendió la maniobra y se negó. Esto pasó desapercibido, pero su testimonio aún está disponible en Internet. El hecho de que Julian Assange estuviera bajo vigilancia y que los Estados Unidos querían atraparle pronto es un hecho comprobado.

¿Cuál es la situación de Chelsea Manning, condenada por la divulgación del vídeo Collateral Murder publicado por WikiLeaks?

Podemos ver que los autores del crimen de guerra que aparecen en este vídeo no han sido procesados y sin embargo son fácilmente identificables. Al contrario, la denunciante que mostró este crimen de guerra es buscada. Chelsea Manning ha sido arrestada y procesada. Se la condena por irrumpir en un sistema informático y difundir información confidencial. Fue condenada a 35 años de prisión, y luego fue liberada por el perdón presidencial de Barack Obama el último día de su presidencia, cuando ya había cumplido siete años de su sentencia. Paradójicamente, sigue detenida*, después de haber sido condenada en repetidas ocasiones por ofensa al tribunal (“attempt of Court”), porque se negó a testificar ante el gran jurado contra Assange. Esto demuestra que Julian Assange no tendría un juicio justo en los Estados Unidos, que es una de las condiciones para aceptar la extradición, ya que el país solicitado, en este caso el Reino Unido, debe tener la certeza de que el juicio será justo.

Edward Fitzgerald, abogado de Julian Assange, dijo que el primer día del juicio, que se inició en Londres el 24 de febrero, su cliente fue desnudado y registrado dos veces, esposado 11 veces y encerrado cinco veces en diferentes celdas de detención. Durante su juicio, Julian Assange no se sentaba con sus abogados como de costumbre, pero fue confinado en la parte de atrás de la sala del tribunal, encerrado en una jaula de vidrio a prueba de balas. Estas condiciones penalizan al acusado y parecen injustas ya que le impiden seguir los debates, pero no parecen molestar a la magistrada, Vanessa Baraitser. ¿Este dispositivo sin precedentes cumple con la ley?

Aquí vemos que los británicos no tratan a Assange con normalidad, porque fue condenado primero a 50 semanas por incumplimiento de la control judicial en 2012, cuando fue objeto de una solicitud de extradición sueca. Se le había dejado en libertad obligándole a fichar. Julian Assange comprendió que sería extraditado a Suecia, se convenció de que era una maniobra para entregarlo a los Estados Unidos y se refugió en la embajada ecuatoriana en Londres, donde se le concedió asilo consular. Se quedó allí durante siete años. Cuando Lenín Moreno, el Presidente de Ecuador dio por terminado el asilo en 2017, la policía lo sacó de la embajada de manera muy violenta. Fue llevado a la prisión de Belmarsh, una prisión de alta seguridad. Sin embargo, Julian Assange es un periodista multipremiado, no es un terrorista. Además, sabemos que la orden de arresto detrás de la solicitud de extradición sueca tenía una base legal muy débil. Sabemos que fue un caso de manipulación. Condenaron a Julian Assange casi al máximo de la sentencia por incumplimiento del control judicial, a 50 semanas, siendo el máximo 52, y le hicieron cumplir su condena entre aquellos que hacen estallar bombas y matan a civiles. Esta es una señal enviada por el Reino Unido, una decisión indigna de la justicia inglesa. Es evidente que la administración penitenciaria tiene instrucciones de que cumpla su condena y su siguiente detención preventiva en las peores condiciones posibles.

En prisión, fue puesto en aislamiento, y cuando terminó de cumplir su sentencia, fue puesto en prisión preventiva, a la espera del juicio que se está llevando a cabo ahora. El confinamiento solitario terminó solamente dos o tres semanas antes del juicio. También hubo movimientos de prisioneros que simpatizaron y pidieron que se le liberara del aislamiento. Todo esto es anormal. El lugar de Julian Assange no está en una prisión de alta seguridad. La situación política es mala para Assange. Sabemos que fue torturado y humillado, y el relator de la ONU que le evaluó ha visto el impacto de la tortura en su persona.

En la vista judicial, cuando sus abogados pidieron que se permitiera a su cliente sentarse al lado de ellos, la presidenta se negó. La fiscalía, en representación del Estado, apoyó la solicitud de los abogados justificando el carácter habitual de tal práctica. A pesar de todo, la presidenta se opuso. Esta situación es anormal. Según los textos, es el Westminster Magistrates Court el que se tiene que pronunciar, pero la vista judicial de Assange tiene lugar en el Belmarsh Magistrates Court. Con el fin de cumplir con la ley, el personal de Westminster y los jueces fueron trasladados para que no tuvieran que transferir a Julian Assange.

¿Se les puede impugnar por ello o por las condiciones injustas en las que se lleva a cabo el juicio?

Sí, se trata a Assange como a un terrorista. Se le negó el uso de sus gafas durante seis meses, lo que, junto con el aislamiento, constituye un maltrato.

Si los tribunales británicos acuerdan extraditarle a Estados Unidos después de este juicio, ¿se podría enfrentar Julian Assange a la pena de muerte por espionaje?

Hay una regla fundamental: No se extradita a un país que practique la pena de muerte a menos que se tengan garantías de que no se requerirá ni se impondrá la pena de muerte.

Pero tampoco se extradita por delitos políticos…

Ciertamente. Hace ya más de un siglo que no se extraditan a los prisioneros políticos. De lo contrario, se imagina Usted, habríamos extraditado a los chilenos que huían de Pinochet, a los kurdos que huían de Turquía, y así sucesivamente. El mundo está lleno de conflictos y refugiados políticos que se sienten seguros porque si obtienen un visado, saben que no pueden ser extraditados. Es cierto que en este juicio, la fiscalía está tratando de demostrar que, aunque los delitos de los que se acusa a Assange son políticos, él podría ser extraditado.

¿No se podría impedir la extradición gracias al artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos que protege la libertad de expresión?

Todo esto debería proteger a este periodista multipremiado, pero vemos que no le protege, lo que nos hace temer lo peor para el futuro. El FBI ha estado siguiendo este caso durante mucho tiempo. Julian Assange también ha estado bajo vigilancia de una empresa española que trabajaba para la CIA mientras beneficiaba de asilo político en la embajada de Ecuador en Londres. Si Julian Assange es extraditado, es el fin del Estado de Derecho en Occidente tal y como lo hemos construido durante casi un siglo. En nombre de la lucha contra el terrorismo estamos renunciando a muchas libertades porque creemos que la seguridad es un valor superior. No hemos entendido que de hecho vamos a sacrificar las libertades sin tener seguridad. Este juicio arroja una cruda luz sobre lo que está sucediendo.

En cuanto a los cargos de violación contra Julian Assange, el tribunal sueco retiró los cargos debido a la falta de pruebas. ¿Le sorprende esta retirada de los cargos?

Tuvo un coste muy alto para Julian Assange. También sabemos que el fiscal sueco estaba dispuesto a terminar la investigación antes, pero que fue alentado a mantener la investigación abierta por el fiscal inglés, el Crown Prosecution Service [La fiscalía de la Corona encargada de decidir sobre los enjuiciamientos en Inglaterra y Gales]. Tenemos pruebas de ello. También tenemos rastros de la participación del FBI en el caso, pero la fiscal sueca, Marianne Ny, ha destruido los correos electrónicos que admite haber recibido del FBI.

Usted criticó el silencio de los medios de comunicación después de que unos 60 médicos internacionales intentaran alertar al mundo sobre el estado físico y psicológico de la salud de Julian Assange en noviembre, cuando consideraban seriamente que podría “morir en prisión”. Un silencio por parte de una prensa que se ha beneficiado de las revelaciones brindadas por Julian Assange y su equipo sobre los abusos y crímenes de guerra cometidos por los aliados en Iraq y Afganistán. Y que hizo un uso abundante de las mismas. ¿Cómo explica tal cambio de actitud por parte de los medios?

Por supuesto. The Guardian, el New York Times y Aftenposten 1/ han ganado prestigiosos premios por su trabajo con documentos de WikiLeaks. Tiene que entender que fue la manipulación de la CIA y el FBI lo que causó este cambio de opinión. La cuestión ya no era lo que Julian Assange había sido capaz de probar, pero si había violado o no.

Precisamente, ¿cómo se puede demandar a Assange por sus publicaciones, y al mismo tiempo dejar a salvo los medios de comunicación que se beneficiaron de ellas y divulgaron su contenido? ¿No actuaron estos medios, de la misma manera que WikiLeaks, difundiendo información transmitida por un tercero?

En Estados Unidos, los periodistas estadounidenses gozan de la protección de la Primera Enmienda. Este fue el caso con los Pentagone papers, donde el DOJ (Departamento de Justicia) trató de procesar por espionaje al denunciante Daniel Ellsberg que los publicó. El Tribunal Supremo sostuvo que sólo había utilizado la libertad de expresión y que beneficiaba de la Primera Enmienda de la Constitución. Por lo tanto, sabemos que los ciudadanos de los Estados Unidos están protegidos por esta enmienda. Los periodistas extranjeros, por otro lado, no lo son. Por lo tanto, Julian Assange en los Estados Unidos no podría invocar la Primera Enmienda y, lógicamente, existiría el riesgo de que los periodistas europeos fueran procesados.

Nils Melzer, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Tortura, dice: “No se trata sólo de proteger a Assange, sino de evitar un precedente que podría sellar el destino de la democracia occidental.” ¿Se va a convertir a Julian Assange en un mártir como ejemplo?

Si permitimos la extradición de Julian Assange, estamos admitiendo la supremacía de facto de la ley de EE.UU. sobre la nuestra. En Europa, sin embargo, no está prohibido publicar información verdadera de interés general, los periodistas están protegidos por el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Por lo tanto, lo que Julian Assange publicó no puede describirse como espionaje en el Reino Unido ni en ningún otro lugar de Europa. Julian Assange no puede ser extraditado por doble incriminación y porque no tendría un juicio justo en los Estados Unidos. Estas son dos razones más que suficientes para oponerse a su extradición.

Entrevista realizada en marzo de 2020.

Notas:

 * Chelsea Manning fue liberada el 12 de marzo de 2020 después de un intento de suicidio el día anterior. Las sanciones financieras establecidas para obligarla a testificar sobre WikiLeaks y su fundador Julian Assange siguen vigentes y tendrá que pagar 256.000 dolares en multas.

1/ Periódico conservador de Noruega. 

https://www.elsaltodiario.com/libertad-informacion/eva-joly-julian-assange-extraditado-fin-estado-de-derecho-occidente

miércoles, 4 de marzo de 2020

_- Tribunal Europeo y derechos humanos, mal camino.

_- José Antonio Martín Pallín
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Los jueces del TEDH han demostrado que prefieren escabullirse de la realidad incómoda que tenían en sus manos y han dejado sobre la valla de Melilla dos jirones que enturbian el Convenio Europeo de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales

En la búsqueda de la justicia, valor siempre difícil de aquilatar, los que nos movemos en el mundo de los tribunales debemos ser conscientes de que los ciudadanos, que acuden a nosotros en demanda de protección de sus derechos, confían en que los jueces actuarán movidos por el imperativo legal y ético de procurar, si la solicitud lo justifica, una respuesta a sus quejas, inspirada exclusivamente por la equidad y el equilibrio que refleja, plásticamente, la balanza de la justicia.

Si una sociedad confía en sus jueces y tiene la garantía de una revisión de los posibles errores por instancias superiores estaremos en el buen camino de la búsqueda de la paz, la justicia y la convivencia civilizada. Para describir este sentimiento, se suele citar el emblemático enfrentamiento entre el Rey de Prusia y el Molinero. No sabemos si es cierto o una leyenda, pero refleja de manera elocuente el deber de los jueces de enfrentarse a la arbitrariedad y al despotismo. Cuentan que el Rey Federico II ‘El Grande’ estaba molesto porque un molino cercano a su Palacio de Sanssouci afeaba el paisaje. Llamó al molinero a Palacio y le ofreció comprárselo para derribarlo. El molinero se negó y el monarca le advirtió de que lo podía tomar sin pagárselo. El molinero, con gran dignidad, le contestó: “Le recuerdo, Sire, que todavía quedan jueces en Berlín”.

La Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, acaba de dictar una sentencia, el 13 de febrero de 2020, corrigiendo, a instancias del Gobierno español, una decisión anterior del mismo Tribunal en la que reconocía que España había vulnerado los derechos reconocidos en el artículo 4 del Protocolo 4º del Convenio Europeo de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales, en relación con el artículo 13, al devolver “en caliente” a dos ciudadanos de Malí y Costa de Marfil. Según el texto del Protocolo: “Quedan prohibidas las expulsiones colectivas de extranjeros y, en todo caso tienen derecho a un recurso efectivo para garantizar este derecho”.

Ningún tribunal puede ignorar los hechos sobre los que va a construir la respuesta y sentar la doctrina que considera aplicable al caso controvertido. La Gran Sala, como es lógico, conocía perfectamente, y así lo refleja su sentencia, los antecedentes de hecho que sirvieron al Tribunal de instancia, para declarar que el Gobierno español había vulnerado derechos fundamentales reconocidos en el Convenio Europeo y sus Protocolos adicionales.

Los hechos, tal como se describen en la sentencia, son notorios, incluso fueron televisados, y sucedieron el 13 de agosto de 2014. En ese día se realizaron dos saltos masivos de la valla de Melilla. Según la versión de las dos personas que solicitaron amparo al Tribunal Europeo, estuvieron entre 14 y 15 horas subidos a la valla interior, provistas de elementos cortantes y, cuando sus fuerzas habían llegado al límite, descendieron utilizando unas escaleras que colocaron los agentes de la Guardia Civil. Cuando pusieron pie en suelo español fueron detenidos y entregados inmediatamente a las autoridades marroquíes. Los requirentes de amparo no fueron objeto de ningún procedimiento de identificación por parte de los agentes. Ni tuvieron posibilidad de explicar su situación personal ni de ser asistidos por abogados o intérpretes. Todo lo sucedido está acreditado por los vídeos que ha podido revisar la Gran Sala. La sentencia reconoce que en Marruecos no recibieron asistencia médica, que fueron trasladados a 300 km y no fueron objeto de ninguna atención ni internamiento. Paradójicamente Estrasburgo reprocha a nuestro Gobierno no haber facilitado al Tribunal las grabaciones de las cámaras de seguridad por lo que ha tenido que valerse de las facilitadas por periodistas y por otros testigos, a pesar de las amenazas de la Guardia Civil para que no filmaran lo que estaba pasando

Es público y notorio que, en una primera sentencia, la Sala de instancia había declarado que el reenvío inmediato a Marruecos de migrantes originarios de países de África subsahariana, que pretendían entrar en Melilla escalando las vallas del entorno de la ciudad, constituye una expulsión colectiva por lo que estima que se había vulnerado el artículo 4 Protocolo nº 4, combinado con el artículo 13 del Convenio Europeo que exige la posibilidad de disponer de un recurso efectivo contra las decisiones que desconocen sus derechos. La Gran Sala no estima necesario pronunciarse sobre si habían sido expulsados después de entrar en territorio español o antes de haberlo hecho, como sostiene el Gobierno.

Las circunstancias inhumanas en que se encuentran las personas del África subsahariana son por todos conocidas, e incluso la misma sentencia que niega la violación del Convenio reconoce la precariedad en que se hallan, sus escasas posibilidades de subsistencia en un monte próximo a la Ciudad de Melilla, la absoluta indefensión que sufren cuando vuelven a Marruecos, su detención y su puesta en libertad para que, dicho en otros términos, se busquen la vida. Reproduzco un pasaje de la sentencia: “Los demandantes fueron transferidos a la Comisaría de Nador, en la que solicitaron una asistencia médica que les fue denegada. Inmediatamente después fueron conducidos, con otros emigrantes, a Fez, ciudad a 300 kilómetros de Nador, donde fueron abandonados a su suerte. En mi opinión, estas circunstancias debieron primar sobre los formalismos descarnados e ilusorios que incluso reprochan a los inmigrantes no haber solicitado un visado en una embajada o consulado de España o no haberse presentado en el puesto fronterizo de Melilla solicitando el asilo. Es alarmante que se pueda llegar a ser juez de un Tribunal de Derechos Humanos sin tener la más remota idea de la realidad sobre la que se están pronunciando. Es evidente que las autoridades marroquíes no les dejan acercarse a este punto y además, en todo caso, su petición sería rechazada por las autoridades españolas. En consecuencia, debieron confirmar la primera sentencia y ratificar la indemnización de 5.000 euros que se les había concedido.

Los jueces de la Gran Sala no tuvieron en cuenta el dictamen del comisario europeo de los Derechos Humanos, que sostenía de forma clara y contundente que las expulsiones colectivas hacen imposible la protección de los derechos fundamentales de los emigrantes y, en particular, el derecho de solicitar el asilo y disponer de su derecho a un recurso efectivo contra la expulsión de la que son objeto. Pero lo más importante y decisivo se contiene en su afirmación, sin matices, de que, a la vista de los vídeos, no tiene duda de que las vallas fronterizas son parte del territorio español, por lo tanto esta cuestión no puede ser objeto de discusión, sino solo si efectivamente se ha respetado su derecho a estar protegidos contra las expulsiones colectivas.

La Gran Sala, en una decisión que parece ignorar la dramática situación que viven los emigrantes subsaharianos, viene a reprochar a los demandantes que no hubieran acudido antes a los canales oficiales. Si hubieran meditado sobre esta sarcástica alegación, deberían haber llegado a la conclusión de que las vías legales están reservadas para los que vienen a invertir o a los deportistas de élite. Un juez que desconoce la realidad se convierte en un peligroso autómata. En mi opinión, su obligación era amparar a los demandantes y dejar para mejor ocasión la tentación de redactar un Directiva o Recomendación genérica sobre la expulsión en masa de los extranjeros que entran a la fuerza, jugándose la vida, en un territorio rodeado de vallas agresivas y cortantes.

No obstante la sentencia, por su contenido y por sus valoraciones genéricas sobre los Convenios Internacionales no cierra todas las puertas y abre una posibilidad para que, en este caso, el Gobierno español siente unas bases claras, que den una cierta certeza y seguridad a los derechos de los que buscan angustiosamente una nueva vida y un futuro incierto.

La Gran Sala, en la parte final de la sentencia decide, por unanimidad, rechazar todas las objeciones formales esgrimidas por el Gobierno español. No dudan en considerar que los demandantes tienen la condición de víctimas y, por ello, la Sala tiene jurisdicción para conocer de la demanda y rechaza también la alegación de que no habían agotado las vías y recursos internos de la legislación española. En consecuencia, acuerda por mayoría que era procedente analizar si había habido violación del artículo 13 de la Convención (Derecho a un recurso efectivo) combinado con el artículo 4 del Protocolo nº 4 (Prohibición de expulsiones colectivas). Sin embargo, rechaza que, en este caso, se haya producido la vulneración del Protocolo y el Convenio.

Para evitar posibles sanciones, la Ley de Seguridad ciudadana (Ley Mordaza) justifica las expulsiones “en caliente” en una peculiar interpretación de la ley internacional, construyendo el rebuscado e inaceptable “concepto operativo de frontera”. Es decir la línea de separación con Marruecos tiene vida propia y se mueve según el capricho de los guardianes de turno. Los artificios y las trampas son letales para el derecho y la justicia.

En estos momentos, el Tribunal Constitucional tiene sobre la mesa el examen de la constitucionalidad de la Ley Mordaza. Después de la sentencia de la Gran Sala, difícilmente podrá considerar inconstitucional la Disposición adicional décima, en la que se regula el régimen especial para las ciudades de Ceuta y Melilla en materia de los derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social.

Sin embargo, el Gobierno puede proponer una modificación de la Ley de Seguridad ciudadana en la que, de forma clara y sin ambages, se considere la primera valla como territorio español a los efectos de la Ley de Extranjería. Su constitucionalidad me parece indiscutible.

Los jueces del Tribunal Europeo han demostrado que prefieren escabullirse de la realidad incómoda que tenían en sus manos y han dejado sobre la valla de Melilla dos jirones que enturbian los propósitos del Convenio Europeo de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales y ponen en cuestión su preámbulo, en el que se proclama la profunda adhesión y respeto de los derechos humanos y la búsqueda de la justicia.

A pesar de todo lo que hemos podido leer en la sentencia de la Gran Sala, me resisto a renunciar a mis convicciones y esperanzas. Sigo creyendo que todavía quedan jueces en Estrasburgo.

José Antonio Martín Pallín es Magistrado emérito del Tribunal Supremo. Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas (Ginebra). Abogado de Lifeabogados.

Fuente: http://ctxt.es/es/20200203/Politica/31023/tribunal-estrasburgo-martin-pallin-redh-melilla-sentencia.htm

miércoles, 5 de febrero de 2020

_- Para una nueva declaración universal de los derechos humanos

_- Boaventura De Sousa Santos
La Jornada

El gran filósofo del siglo XVII, Baruch Spinoza, escribió que los dos sentimientos básicos del ser humano (afectos, en su terminología) son el miedo y la esperanza. Y sugirió que es necesario lograr un equilibrio entre ambos, ya que el miedo sin esperanza conduce al abandono y la esperanza sin miedo puede conducir a una autoconfianza destructiva. Esta idea puede extrapolarse a las sociedades contemporáneas, especialmente en una época en la cual con el ciberespacio, las comunicaciones digitales interpersonales instantáneas, la masificación del entretenimiento industrial y la personalización masiva del microtargeting comercial y político, los sentimientos colectivos son cada vez más parecidos a los sentimientos individuales, aunque siempre sean agregaciones selectivas. Es por ello que actualmente la identificación con lo que se oye o se lee resulta tan inmediata (eso es precisamente lo que pienso, aunque nunca antes se haya pensado sobre eso), al igual que la repulsión (tenía buenas razones para odiar eso, a pesar de que nunca se haya odiado eso). De este modo, los sentimientos colectivos se convierten fácilmente en una memoria inventada, en el futuro del pasado de los individuos. Por supuesto, esto sólo es posible porque, a falta de una alternativa, la degradación de las condiciones materiales de vida se vuelve vulnerable a una reconfortante ratificación del statu quo.

Si convertimos esperanza y miedo en sentimientos colectivos, podemos concluir que tal vez nunca haya habido una distribución tan desigual del miedo y la esperanza a escala global. La gran mayoría de la población mundial vive dominada por el miedo: al hambre, a la guerra, a la violencia, a la enfermedad, al jefe, a la pérdida del empleo o a la improbabilidad de encontrar trabajo, a la próxima sequía o a la próxima inundación. Este miedo casi siempre se vive sin la esperanza de que se pueda hacer algo para que las cosas mejoren. Por el contrario, una diminuta fracción de la población mundial vive con una esperanza tan excesiva que parece totalmente carente de miedo. No teme a los enemigos porque considera que estos han sido anulados o desarmados; no teme la incertidumbre del futuro porque dispone de un seguro a todo riesgo; no teme las inseguridades de su lugar de residencia porque en cualquier momento puede trasladarse a otro país o continente (e incluso comienza a barajar la posibilidad de ocupar otros planetas); no teme la violencia porque cuenta con servicios de seguridad y vigilancia: alarmas sofisticadas, muros electrificados, ejércitos privados.

La división social global del miedo y la esperanza es tan desigual que fenómenos impensables hace menos de 30 años hoy parecen características de una nueva normalidad. Los trabajadores aceptan ser explotados cada vez más a través del trabajo sin derechos; los jóvenes emprendedores confunden la autonomía con la autoesclavitud; las poblaciones racializadas se enfrentan a prejuicios racistas que a menudo provienen de aquellos que no se consideran racistas; las mujeres y la población LGTBI siguen siendo víctimas de violencia de género, a pesar de todas las victorias de los movimientos feministas y antihomofóbicos; los no creyentes o creyentes de religiones equivocadas son víctimas de los peores fundamentalismos. En el plano político, la democracia, concebida como el gobierno de muchos en beneficio de muchos, tiende a convertirse en el gobierno de pocos en beneficio de pocos, el estado de excepción con pulsión fascista se va infiltrando en la normalidad democrática, mientras el sistema judicial, concebido como el estado de derecho para proteger a los débiles contra el poder arbitrario de los fuertes, se está convirtiendo en la guerra jurídica de los poderosos contra los oprimidos y de los fascistas contra los demócratas.

Es urgente cambiar este estado de cosas o la vida se volverá absolutamente insoportable para la gran mayoría de la humanidad. Cuando la única libertad que le quede a esta mayoría sea la libertad de ser miserable, estaremos ante la miseria de la libertad. Para salir de este infierno, que parece programado por un plan voraz y poco inteligente, es necesario alterar la distribución desigual del miedo y la esperanza. Es urgente que las grandes mayorías vuelvan a tener algo de esperanza y, para ello, es necesario que las pequeñas minorías con exceso de esperanza (porque no temen la resistencia de quienes sólo tienen miedo) tengan miedo de nuevo. Para que esto ocurra, se necesitarán muchas rupturas y luchas en los terrenos social, político, cultural, epistemológico, subjetivo e intersubjetivo. El siglo pasado comenzó con el optimismo de que rupturas con el miedo y luchas por la esperanza estaban cerca y serían eficaces. Este optimismo tuvo el nombre inicial e iniciático de socialismo o comunismo. Otros nombres-satélite se unieron a ellos, como republicanismo, secularismo, laicismo. A medida que el siglo avanzaba se unieron nuevos nombres, como liberación del yugo colonial, autodeterminación, democracia, derechos humanos, liberación y emancipación de las mujeres, entre otros.

Hoy, en la primera mitad del siglo XXI, vivimos entre las ruinas de muchos de esos nombres. Los dos primeros parecen reducirse, en el mejor de los casos, a los libros de historia y, en el peor, al olvido. Los restantes subsisten desfigurados o, como mínimo, se ven confrontados ante la perplejidad de acumular tantas derrotas como victorias protagonizan. Por estas razones, las rupturas y las luchas contra la distribución torpemente desigual del miedo y la esperanza serán una tarea ingente, porque todos los instrumentos disponibles para llevarlas a cabo son frágiles. Además, esta discrepancia constituye en sí misma una manifestación del desequilibrio contemporáneo entre el miedo y la esperanza. La lucha contra tal desequilibrio debe comenzar por los instrumentos que reflejan este mismo desequilibrio. Sólo a través de luchas eficaces contra este desequilibrio será posible señalar la expansión de la esperanza y la retracción del miedo entre las grandes mayorías.

Cuando los cimientos se derrumban, se convierten en ruinas. Cuando todo parece estar en ruinas, no hay más alternativa que buscar entre las ruinas, no sólo el recuerdo de lo que fue mejor, sino especialmente la desidentificación con lo que al diseñar los cimientos contribuyó a la fragilidad del edificio. Este proceso consiste en transformar las ruinas muertas en ruinas vivas. Y tendrá tantas dimensiones cuantas sean exigidas por la predictora socioarqueología. Comencemos hoy, al inicio de año, por los derechos humanos.

Los derechos humanos tienen una doble genealogía. A lo largo de su vasta historia desde el siglo XVI, fueron sucesivamente (a veces de manera simultánea) un instrumento de legitimación de la opresión eurocéntrica, capitalista y colonialista, y un instrumento de legitimación de las luchas contra esa opresión. Pero siempre fueron más intensamente instrumento de opresión que de lucha contra ella. Por eso contribuyeron a la situación de extrema desigualdad de la división global del miedo y la esperanza en la que nos encontramos hoy. A mediados del siglo pasado, tras la devastación de las dos guerras en Europa (con impacto mundial debido al colonialismo), los derechos humanos tuvieron un momento alto con la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que vino a sustentar ideológicamente el trabajo de la ONU. El 10 de diciembre pasado se conmemoraron los 71 años de la declaración. No es aquí el lugar para analizar en detalle este documento, que en su origen no es universal (de hecho, es cultural y políticamente muy eurocéntrico), pero que gradualmente se fue estableciendo como una narrativa global de dignidad humana.

Es posible decir que entre 1948 y 1989, los derechos humanos fueron predominantemente un instrumento de la guerra fría, lectura que durante mucho tiempo fue minoritaria. El discurso hegemónico de los derechos humanos fue usado por los gobiernos democráticos occidentales para exaltar la superioridad del capitalismo en relación al comunismo del bloque socialista de los regímenes soviético y chino. Según tal discurso, las violaciones de los derechos humanos solamente ocurrían en ese bloque y en todos los países simpatizantes o bajo su influencia. Las violaciones que había en los países amigos de Occidente, crecientemente bajo influencia de Estados Unidos, eran ignoradas o silenciadas. El fascismo portugués, por ejemplo, se benefició durante mucho tiempo de esa sociología de las ausencias, tal como sucedió con Indonesia durante el periodo en que invadió y ocupó Timor Oriental, o con Israel desde el inicio de la ocupación colonial de Palestina hasta hoy. En general, el colonialismo europeo fue por mucho tiempo el beneficiario principal de esa sociología de las ausencias. Así se fue construyendo la superioridad moral del capitalismo en relación con el socialismo, una construcción en la que colaboraron activamente los partidos socialistas del mundo occidental.

Esta construcción no estuvo libre de contradicciones. Durante este periodo, los derechos humanos en los países capitalistas y bajo la influencia de EU fueron muchas veces invocados por organizaciones y movimientos sociales en la resistencia contra violaciones flagrantes de esos derechos. Las intervenciones imperiales del Reino Unido y de EU en el Medio Oriente, y de EU en América Latina, a lo largo de todo el siglo XX, nunca fueron consideradas internacionalmente violaciones de derechos humanos, aunque muchos activistas de derechos humanos sacrificasen su vida defendiéndolos. Por otro lado, sobre todo en los países capitalistas del Atlántico Norte, las luchas políticas llevaron a la ampliación progresiva del catálogo de derechos humanos: los derechos sociales, económicos y culturales se juntaron a los derechos civiles y políticos. Surgió entonces cierta disociación entre los defensores de la prioridad de los derechos civiles y políticos sobre los demás (corriente liberal), y los defensores de la prioridad de los derechos económicos y sociales o de la indivisibilidad de los derechos humanos (corriente socialista o socialdemócrata).

La caída del Muro de Berlín en 1989 fue vista como la victoria incondicional de los derechos humanos. Pero la verdad es que la política internacional posterior reveló que, con la caída del bloque socialista, cayeron también los derechos humanos. Desde ese momento, el tipo de capitalismo global que se impuso desde la década de 1980 (el neoliberalismo y el capital financiero global) fue promoviendo una narrativa cada vez más restringida de derechos humanos. Comenzó por suscitar una lucha contra los derechos sociales y económicos. Y hoy, con la prioridad total de la libertad económica sobre todas las otras libertades, y con el ascenso de la extrema derecha, los propios derechos civiles y políticos, y con ellos la propia democracia liberal, son puestos en cuestión como obstáculos al crecimiento capitalista. Todo esto confirma la relación entre la concepción hegemónica de los derechos humanos y la guerra fría. Ante este escenario, se imponen dos conclusiones paradójicas e inquietantes, y un desafío exigente. La aparente victoria histórica de los derechos humanos está derivando en una degradación sin precedentes de las expectativas de vida digna de la mayoría de la población mundial. Los derechos humanos dejaron de ser una condicionalidad en las relaciones internacionales. Cuando mucho, en vez de sujetos de derechos humanos, los individuos y los pueblos se ven reducidos a la condición de objetos de discursos de derechos humanos. A su vez, el desafío puede formularse así:

¿Será todavía posible transformar los derechos humanos en una ruina viva, en un instrumento para transformar la desesperación en esperanza? Estoy convencido que sí. En la próxima crónica intentaré rescatar las semillas de esperanza que habitan la ruina viva de los derechos humanos.

Fuente: http://www.jornada.com.mx/2020/01/26/opinion/018a1mun

 * Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

Más: https://www.pagina12.com.ar/209111-reinventar-los-derechos-humanos

lunes, 3 de febrero de 2020

Madrid. Relator de DD.HH. de la ONU visita el único Centro de Empoderamiento para Trabajadoras del Hogar y Cuidados en España, en riesgo de cierre.

Rebelión

El Relator Especial sobre Pobreza Extrema y Derechos Humanos de la ONU, visita el próximo domingo, 2 de febrero, el Centro de Empoderamiento de Trabajadoras del Hogar y Cuidados de Madrid que gestiona la asociación SEDOAC (Servicio Doméstico Activo), en riesgo de cierre después de que el Ayuntamiento de Madrid lo dejara sin subvención en los nuevos presupuestos.

El Centro, situado en el barrio de Orcasitas de la capital, es el primero y único en España dedicado al asesoramiento socio-laboral, jurídico, psicológico y formativo destinado a las trabajadoras del hogar, durante sus seis primeros meses de funcionamiento ha atendido a más de 350 casos y registrado más de 2.000 asistentes a sus actividades formativas.

Alston, un experto independiente designado por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para examinar la situación de un país o un asunto, ha mostrado su interés en conocer directamente los testimonios de las trabajadoras domésticas en España y las razones por las que el Gobierno no ha ratificado el Convenio 189 de la OIT sobre trabajo doméstico, que tiene ya siete años de vigencia. Este convenio recoge las bases para que los países mejoren en sus regulaciones internas las condiciones de trabajo de estas personas, como son la libertad de asociación y la libertad sindical, el derecho de negociación colectiva o la protección efectiva contra toda forma de abuso, acoso y violencia.

Cabe señalar que en España el 42% de las afiliadas al Sistema Especial de Empleados de Hogar son mujeres de nacionalidad extranjera, que el salario que se percibe en el sector es un 59% inferior al salario medio y que el importe medio de las pensiones es también el más bajo de todo el Sistema de la Seguridad Social, según datos del último informe de UGT. Desde SEDOAC, asociación con la que colabora Alianza por la Solidaridad-Action Aid, señalan que desde noviembre de 2019, el número de afiliadas en España ha caído en lugar de aumentar, hecho que ha incrementado la economía sumergida porque estas mujeres no dejan de trabajar, lo que conlleva a unas condiciones laborales peores.

El éxito del Centro, que ahora busca cómo mantener las asesorías individualizadas, grupales y las actividades formativas, en los seis meses que ha permanecido abierto con una ayuda pública, se ha debido, según sus responsables, a varios factores: es el único en Madrid que se ha adaptado a los horarios de las trabajadora del hogar, abriendo los fines de semana; ha sido totalmente gratuito; ha funcionado como un lugar de encuentro y formación para mujeres migrantes que debido a su trabajo no tienen un círculo de apoyo social; ha contado con profesionales (abogadas, psicóloga, técnicas, monitoras…) especializadas; y ha contado con suficientes recursos para organizar actividades destinadas a las personas sobre las que descansa buena parte de los cuidados de personas de la tercera edad, dependientes, niños y hogares españoles.

La salvadoreña Carolina Elías, presidenta de SEDOAC y coordinadora del CETHYC, señala: “Para nosotras es muy importante que el Relator de Naciones Unidas nos visite y conozca de cerca nuestra realidad, sobre todo ahora que el Ayuntamiento de Madrid nos ha retirado la subvención. Las trabajadoras del hogar somos un sector invisibilizado y esperamos que esta visita sirva para que el nuevo Gobierno ratifique ya el Convenio 189 de la OIT, tal como anunció, para mejorar y dignificar las condiciones de cientos de miles de trabajadoras del hogar y cuidados en España”.

miércoles, 10 de abril de 2019

__ “¡No quiero putos rojos de mierda en mi pelotón!” Un tribunal ordena procesar a un sargento por maltratar a un soldado a pesar de que el fiscal quería archivar el caso

_- “Mira a ver si encuentras un cartucho tirado por ahí y te puedes pegar un tiro y nos dejas en paz de una puta vez”. Para cualquier otra persona, esta frase podría sonar como una broma macabra. Pero en boca de su sargento, el soldado Francisco F. la interpretó como una incitación al suicidio. No hacía falta que le insistiera mucho. Según un soldado de su mismo pelotón, “se le veía afectado, hundido, apenado”, por lo que todos sus compañeros intentaban “arroparlo”.

La vida de Francisco se había convertido en un infierno desde que cayó bajo la férula del sargento Guillermo F. en la Compañía de Plana Mayor y Servicios del Batallón de Zapadores VII de la Brigada Galicia.

ordi, otro soldado, contó al juez que el sargento obligaba a Francisco a limpiarle su arma, le hacía dar vueltas de un lado a otro del cuartel sin justificación, le daba órdenes contradictorias y, cuando estaban comiendo, le mandaba dejar de comer para hacer café. Una vez preparado, no le permitía tomárselo. Si lo encontraba fumando un cigarrillo, se lo quitaba de las manos para fumárselo él.

“En ocasiones, mientras sus compañeros descansaban, el sargento le ordenaba bombear el fusil [hacer flexiones con el fusil sobre las manos], colocar minas o subir alguna cota”, añadió.

El suboficial le dijo al soldado Francisco que ojalá se pegara un tiro

Los epítetos con los que el sargento se refería al soldado eran “puta rata de mierda”, “rata de alcantarilla” o “perroflauta”. Además, se dirigía a él diciendo: “No quiero putos rojos de mierda en mi pelotón” o “haré de ti un hombre o un magullado cadáver” y “te voy a reventar”. Durante unas maniobras en Valladolid, Francisco se quedó dormido en el puesto de tirador. El sargento reunió a los soldados y, delante de todos, le amenazó: “Te juro por mi puto hijo que como te quedes dormido te saco del vehículo y te paso todo el pelotón por encima”.

Cuando tuvo que rellenar el Ipec de Francisco, el informe personal que marca el futuro profesional de los soldados (si siguen en el Ejército o son despedidos), el sargento escribió: “La mili a la que te apuntaste es la de zapadores. La mili de dar barrigazos y pasarlo mal en el campo. No la puta mierda de estar en la banda [de música] tocándote los cojones. Ahora si quieres renovar [el contrato] tomas por el culo”. El informe oficial tuvo que ser anulado y sustituido por otro sin palabras soeces, pero también negativo para el soldado.

Las humillaciones y malos tratos incluían golpes. El sargento le daba “pechazos” (puñetazos en el pecho), le tiraba piedras al casco e incluso ordenó hacer un pasillo para que pasara Francisco mientras le daban collejas (palmadas en la nuca).

“No se trataba de una situación anecdótica, sino habitual”, respondió el soldado Gabriel, compañero de la víctima, cuando se le preguntó con qué frecuencia sucedían estos hechos. Más lacónico, el soldado Jordi contestó: “Prácticamente a diario”.

Preguntado si el sargento discriminaba a los subordinados por sus ideas políticas, el soldado Diego explicó que Francisco y Esteban tenían una ideología que el suboficial calificaba de “roja”, por lo que “el trato que recibían era más duro”. Esteban reconoció que a él le llamaba “el rojo” y a Francisco “el segundo rojo”, aunque no le dio importancia.

A pesar de que cinco testigos confirmaron los malos tratos, el fiscal militar pidió el sobreseimiento provisional del caso, por considerar que “no han quedado acreditados los insultos, amenazas o agresiones que el soldado asegura haber sufrido”. Pero el tribunal militar, a petición de la abogada del soldado, Silvia Robledo, del despacho Suárez-Valdés, ha rechazado dar carpetazo y ha ordenado procesar al sargento por un delito de abuso de autoridad, castigado con penas de hasta cinco años de prisión.

El tribunal ha descalificado así a la Fiscalía, que se basó para pedir el sobreseimiento en las declaraciones de dos superiores, un teniente coronel y un capitán, quienes declararon “rotundamente no haber tenido conocimiento de malos tratos, insultos o amenazas ni haber recibido parte verbal ni escrito” de la víctima o de sus compañeros.

Un capitán instó a un compañero de la víctima a no denunciar el caso

No solo Francisco dijo que había hablado con los dos superiores, sino que también Jordi ha declarado que informó al capitán y que este le prometió llamar la atención al sargento, pero le pidió “que la cosa no saliera de allí, pues en los juzgados se lleva la situación al extremo y así nos vamos a cargar al Ejército”. La acusación cree que podrían haber incurrido en un delito de obstrucción a la justicia.


https://elpais.com/politica/2019/04/04/actualidad/1554395265_116493.html

miércoles, 28 de noviembre de 2018

_- Pobreza o mala suerte. Sí, a veces la vida te gasta una broma de muy mal gusto.

_- Cuando ves a una persona sola, con una maleta gigante, bien cuidado, y esperas que van a venir a por él, cuando al día siguiente lo ves, en el mismo banco, tapado, y con los ojos más triste, (hacía mucho tiempo que no veía unos ojos tan tristes) no puedo dejar de sentir empatía por esa persona. No sé nada de su vida, solo sé que es de Cáceres, que le ofrecí comida, que no le apetecía comer, lo único que le pude decir, es que le llevaba a Cáritas, que mi marido vendría a por él.

¡¡A veces la vida es muy injusta!!
No sé por qué estará así, no sé cuál es su situación y ahora no me importan las causas.

La vida da muchas vueltas.
Lo vi emocionado, nadie le había preguntado, se emocionó, solo por preguntarle que si le podía ayudar.
¿Dónde está el espíritu navideño de las personas?
Aquí solo nos preocupamos por quién va a salir en una cabalgata, no nos preocupamos por la situación real de tantas familias.
Creo que cada día somos más egoístas, solo miramos nuestro ombligo.
Ya va mi marido con un tapper de comida, fruta, yogurt y pan. Y lo llevará a Cáritas, espero que su vida se resuelva y que pueda salir adelante.

No es justo
- No lo es-, que tengamos que depender de la caridad de los demás, es humillante, prefiero, me gusta más sin duda ninguna, la solidaridad. Y, sobre todo, me gustaría que viviéramos en un país más justo y solidario, que los gobernantes se preocupasen por su pueblo y no robaran tanto...

Fuente: Tomado de internet. FB, y colgado aquí de forma anónima.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Lo indefendible: Idlib y la izquierda

Leila's blog

Traducción para Rebelión de Loles Oliván Hijós.

El sábado pasado los ataques aéreos del régimen y rusos se intensificaron en Idlib en lo que parece ser el preludio de la campaña anunciada para recuperar el control de la provincia. Solo un día antes, miles de hombres, mujeres y niños sirios tomaron las calles en más de 120 ciudades y pueblos en las restantes áreas liberadas coreando el lema “elegimos la resistencia”.

Se manifestaban por sus vidas. Idlib alberga en la actualidad a tres millones de personas, un tercio de las cuales son menores. Más de la mitad de la población actual son desplazados o han sido evacuados por la fuerza a la provincia desde otros lugares. Tienen escasas opciones para huir del asalto. Las fronteras están cerradas y no quedan zonas seguras. Pero no quieren ser expulsados de sus hogares por la fuerza. En las protestas muchos portaban pancartas en las que se leía el rechazo al llamamiento del enviado de la ONU Staffan de Mistura solicitando que los civiles sean evacuados a zonas controladas por el régimen, donde podrían desaparecer en cámaras de tortura o ser reclutados por la fuerza, como les ha sucedido antes a otros. La 'reconciliación' en el contexto sirio significa volver al sometimiento, a la humillación y a la tiranía.

Las pancartas y las consignas lo dejaban claro: el objetivo de las protestas era evitar un ataque del régimen y de los que le apoyan, mostrar al mundo que hay civiles en Idlib cuyas vidas están amenazadas, y seguir afirmando su rechazo a Assad. Entre la multitud resonaba el lema “as shaab yurid isqat al nizam” (la gente quiere la caída del régimen) rememorando los primeros días del levantamiento. No solo protestaban por el fascismo interno sino también por los imperialismos extranjeros, el de Rusia y el de Irán, que respaldan al dictador en su campaña para acabar con la oposición interna.

Sin embargo, una vez más, los llamamientos de los manifestantes pacifistas sirios han sido ignorados por la “izquierda pacifista” occidental. En lugar de pedir que se ponga fin al bombardeo o reclamar apoyo para las víctimas de la guerra, muchos han preferido comprar el discurso del régimen –“guerra contra el terrorismo”– que sostiene que el objetivo del asalto es eliminar a los combatientes yihadistas. Una falacia que debería haberse desvanecido el sábado. El hospital Sham de la aldea de Has, en el sur de Idlib, fue blanco de bombas de barril y misiles hasta quedar fuera de servicio. Se habían trasladado sus instalaciones bajo tierra, a una cueva, en un fútil intento final de protegerlo del bombardeo aéreo. Según la Unión de Organizaciones de Asistencia Médica y Socorro, tres hospitales, dos Centros de Defensa Civil y un sistema de ambulancias fueron atacados los días 6 y 7 de septiembre en Idlib y el norte de Hama, dejando a miles de personas sin atención médica.

Los grupos extremistas tienen presencia en Idlib –algunos han sido enviados por el propio régimen tras evacuarlos de otros lugares. Hayaat Tahrir Al Sham (HTS), que tenía antes vínculos con Al Qaeda, domina gran parte de la provincia con sus 10.000 combatientes. Sin embargo, lejos de ser un “bastión de Al Qaeda”, HTS no ha conseguido el apoyo de la mayor parte de la población que continuamente ha opuesto resistencia a la presencia del grupo y a su ideología reaccionaria. En las protestas del viernes pasado en la ciudad de Idlib HTS disparó munición real para disolver la manifestación. La multitud rápidamente se volvió contra sus combatientes llamándolos shabiha (insulto que antes se reservaba para los matones del régimen) y gritando “Jolani fuera”, en referencia al líder del grupo.

Muchos sectores de la 'izquierda' sostienen que entre una población de tres millones de individuos no queda 'buena gente' a la que apoyar. O consideran que la presencia de unos cuantos miles de extremistas es justificación suficiente para arrasar Idlib hasta dejarla en ruinas y castigar colectivamente a sus residentes. Obvian a la mayoría invisible de los sirios y sirias que no usa armas para imponer su poder como si fueran irrelevantes. Han elegido ignorar a quienes han resistido toda forma de autoritarismo y a quienes se han comprometido a crear un futuro mejor para sus familias, sus comunidades y la sociedad en general. [Esa izquierda] Presenta un binario grotescamente simplificado en el que la alternativa se dirime entre Assad y Al Qaeda como si el conflicto y el arraigo de la intensa lucha social se redujera a un mero partido de fútbol entre dos equipos. La parte a la que respaldan es un régimen fascista –porque al menos es “laico”–, un régimen que arroja a los niños a la muerte mientras duermen, que opera en campos de muerte en los que se tortura a los disidentes hasta morir y que ha sido acusado por la ONU de “crimen de exterminio”. A cualquiera que se resista a regresar al control del régimen se le tacha de enemigo y se convierte en objetivo legítimo a atacar. Libertad, democracia, justicia social, dignidad son metas a las que solo deberían aspirar los occidentales. El resto debería callarse y hacer las paces.

Desde esta visión internacional siniestra y racista, todo el mundo es de Al Qaeda o simpatizante. Que haya mujeres en las comunidades rurales y conservadoras que no se visten como las mujeres occidentales o que tienen que vencer valientemente numerosos obstáculos y amenazas a su seguridad para participar en la esfera pública (como hicieron en las protestas del viernes pasado) se considera muestra de sus inclinaciones terroristas, justificación en sí misma para su aniquilación. En lugar de solidarizarse con las valerosas mujeres de Idlib que se resisten tanto al régimen como a otros grupos armados extremistas y que luchan por superar costumbres sociales tradicionales y patriarcales profundamente arraigadas, prefieren apoyar a un Estado que envía milicias para llevar a cabo campañas de violaciones masivas en comunidades disidentes o que inserta ratas en las vaginas de las mujeres detenidas. La deshumanización de los sirios y de las sirias se ha planificado de tal manera que muchos se resisten a creer que entre el caos y los señores de la guerra pueda haber seres humanos comunes y corrientes dignos de apoyar, personas como “nosotros”.

Cuesta entender que las devastadoras campañas de bombardeos llevadas a cabo por el Estado sirio y por Rusia en áreas residenciales densamente pobladas que han matado a cientos de miles de personas, puedan ser ignoradas por cualquiera que se declare militante “contra la guerra”. Parece que las vidas sirias solo importan cuando son destruidas por bombas occidentales. El “antiimperialismo” de hoy se está utilizando como tapadera de apoyo a regímenes totalitarios por personas lo suficientemente privilegiadas como para no haber experimentado nunca lo que es vivir bajo su yugo. No contentos con ignorar los crímenes de guerra y otras atrocidades masivas, pretenden que se absuelva a los culpables y niegan que hayan ocurrido atrocidades. Circulan por doquier teorías conspirativas –a menudo originadas en el Estado ruso o en los medios de extrema derecha– sobre ataques químicos y “falsas banderas” que solo pretenden blanquear los crímenes del régimen y justificar el ataque contra civiles y trabajadores humanitarios. Siria se ha convertido en motivo de conversación para marcarse puntos políticos sin pensar dos veces en el peligro real que tales acusaciones falsas crean para la vida de las personas, ni en el profundo dolor y la ofensa que causan a las víctimas.

En su reciente libro, Indefensible: Democracy, Counter-Revolution and the Rhetoric of Anti-imperialism [Indefendible: Democracia, contrarrevolución y la retórica del antiimperialismo], Rohini Hensman se pregunta “cómo ha llegado a usarse la retórica del antiimperialismo para apoyar las contrarrevoluciones contrarias a la democracia en todo el mundo”. Argumenta que hay tres clases de “pseudo-antiimperialistas”. Los primeros son los que creen que “Occidente es el único opresor en todos los contextos”, obran desde un “etnocentrismo occidental” que los hace ajenos al hecho de que gentes de otras partes del mundo tengan como ellos voluntad propia, y que puedan ejercerla tanto para oprimir a los demás como para luchar contra la opresión”. La segunda categoría son los “neo-estalinistas” que “apoyarán cualquier régimen respaldado por Rusia, no importa lo derechista que sea”. El tercero “está compuesto por tiranos e imperialistas, perpetradores de crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, genocidios y agresiones, que apenas reciben un atisbo de crítica occidental, reclaman de inmediato que están siendo criticados por ser antiimperialistas”.

Para apoyar su argumento, Hensman ofrece una descripción detallada del verdadero antiimperialismo en oposición al “pseudo-antiimperialismo” a través de casos de estudio en Rusia y Ucrania, Bosnia y Kosovo, Irán, Iraq y Siria. Demuestra cómo autodenominados “izquierdistas” han apoyado reiteradamente a regímenes autoritarios contra las luchas democráticas populares, difundiendo la intolerancia antimusulmana, construyendo alianzas tácticas con fascistas, diseminando teorías de la conspiración y propaganda del Kremlin/o del Estado, participando en la negación del genocidio o en las atrocidades y culpando a las víctimas. Su excelente libro viene a recordar oportunamente que las narrativas propagadas en torno a Siria, en las que una extrema izquierda se hace eco de argumentos de la extrema derecha y en las que se prioriza la geopolítica sobre las luchas y las vidas de las personas, son ejemplo inquietante de algo mucho más profundo.

Mientras las bombas caen sobre Idlib, son pocos los sirios y sirias que esperan ver manifestaciones internacionales en apoyo de su causa o en defensa de sus vidas. Aquellos que reivindican el “internacionalismo” los abandonaron y se retiraron al aislacionismo o, peor aún, a la apología del fascismo. Si no se hace frente e esta cuestión, no será posible construir un movimiento internacional contra el autoritarismo, el imperialismo, la guerra y el capitalismo. Mientras tanto, los horrores que llevaron al mundo a declarar “nunca más” volverán a repetirse una y otra vez.

Fuente:
https://leilashami.wordpress.com/2018/09/14/indefensible-idlib-and-the-left/#more-970 .

Publicado inicialmente en Freedom

P. D.: Tiene toda la pinta de tratarse de una Fake News. Incluso el lugar original de publicación "Freedom" parece avalarlo. Los servicios secretos occidentales tienen una especial querencia por llamarse Free, Freedom, etc., después se olvidan de la libertad como en Kosovo, Irak, Libia, Yemen, Afganistán, la antigua Yugoeslavia. Siempre aparece una llamada a la libertad, a los derechos Humanos, y después de cambiado los gobiernos por uno prooccidental, "si te vi no me acuerdo". Estamos hartos de la utilización a sangre y fuego de los instrumentos llamados Derechos Humanos, o Libertad como palanca para apoderarse de las riquezas minerales o geopolíticas y aumentar su influencia en el mudo

jueves, 20 de septiembre de 2018

El PP respondió a la ONU que “la voluntad de reconciliación” solo sería posible “a través del olvido, la amnesia y el perdón”. El relator especial de Naciones Unidas sobre los crímenes del franquismo: “O se juzga a sus responsables o se extraditan”

La Marea


“Mi más absoluta solidaridad con las víctimas”. Con esas palabras comenzaba su intervención en la Sala Constitucional del Congreso de los Diputados el argentino Fabián Salvioli, relator especial de Naciones Unidas para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición. Invitado por el intergrupo de Memoria Histórica de las Cortes y apoyado por Unidos Podemos, PNV, ERC, PdeCat y Compromís, Salvioli abordó la situación de impunidad de los crímenes de la dictadura franquista y de la Guerra Civil.

El relator, muy crítico con la Administración española, ha planteado que “si quienes están a cargo de las funciones del Estado” no cumplen con sus obligaciones jurídicas, “¿para qué están?”. “No sé qué otra señal” necesitan, añadió. Y aseguró que la falta de soluciones no parte de un problema de Derecho: “Lo que ha faltado es voluntad política”.

Ya en 2014, su antecesor en el cargo, el colombiano Pablo de Greiff, emitió un informe donde instaba a España a reparar a las víctimas del franquismo. La respuesta no se hizo esperar. En septiembre, tal y como ha revelado este martes el relator, el gobierno del PP indicó lo siguiente: que “la voluntad de reconciliación” solo sería posible “a través del olvido, la amnesia y el perdón”. Unas declaraciones que, para el relator, “marcan un profundo desprecio por las víctimas”.

Al año siguiente, Salvioli advirtió a España ante el Comité de Derechos Humanos que debía “derogar la Ley de Amnistía, investigar, juzgar y condenar a los responsables”, ya que si cada país interpreta el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como quiere “entonces no hay estándares internacionales de Derechos Humanos”. Ese mismo año, recuerda el relator, el Consejo de Ministros, entonces presidido por Mariano Rajoy, rechazó las extradiciones de una veintena de imputados por la justicia argentina. Tras tacharlo de surrealista, ha instado al ejecutivo de Pedro Sánchez a modificar esa directriz por considerarla “jurídicamente insostenible, además de apuntar a dos únicas vías de actuación posible: “o se juzgan o se extraditan”. Para lo primero, es fundamental actuar sobre la Ley de Amnistía, “incompatible con todo el andamiaje jurídico internacional”. Si no es suprimida, cree que “igual no debería ser tenida en cuenta” porque “sus efectos jurídicos son nulos”, afirmó. Sin embargo, durante la intervención de los distintos grupos políticos, el representante socialista se mostró contrario a esa petición por “todo lo que conlleva” y por lo que “en su día significó”.

Pide exhumar de una vez a las víctimas y rechaza la reconciliación. Asimismo, considera importante la decisión de exhumar del Valle de los Caídos los restos de Franco, pero mantiene que debe ser “complementado por otras cosas” porque sigue “revictimizando a las víctimas”, aludiendo a la simbología que profesa el mausoleo. Sobre la situación de las miles de personas que aún continúan en cunetas, ha insistido en que “la gente se está muriendo, y quiere morirse en paz”, así como tener “un lugar para llevarles una flor a un familiar; poder hacer el duelo”, ante lo que cuestiona “el grado de humanidad” de quienes hacen oídos sordos a estas demandas. A su juicio, “si el Estado fue capaz de hacer desaparecer una persona, tiene que ser capaz de decirle dónde está”.

Por otra parte, Fabián Salvioli rechaza el concepto de reconciliación de una víctima con su torturador. Una palabra cuyo sentido, señala, “se ha mal utilizado”, y que será objeto de su próximo informe, previsto para el año que viene. Para él, reconciliación es “la recuperación de la confianza de la sociedad en el Estado”, solo posible “a través de la restauración de la justicia”. “Cualquier otra interpretación es absolutamente perversa”. “Otra cosa es el perdón individual”. 

Fuente: http://www.lamarea.com/2018/09/18/relator-naciones-unidas-crimenes-franquistas/

domingo, 26 de agosto de 2018

La criminalización de los niños migrantes, la violación de los derechos como estrategia de control migratorio


En el contexto de las políticas estadounidenses de “tolerancia cero” a la migración irregular, la separación de miles de familias y el confinamiento en centros de detención de cientos de niños migrantes forzados por parte del actual gobierno norteamericano y su presidente implica de facto la transgresión de diversos órdenes jurídicos (nacionales e internacionales). Por un lado, al estar encarcelados y aislados, se violan los siguientes derechos humanos de los niños migrantes: 1) a estar con sus familias y padres; 2) a estar en libertad y no ser tratados como criminales; 3) a tener una vida digna y segura, independientemente de sus orígenes étnico-nacionales, de su condición socioeconómica y de su situación migratoria; de hecho, este último punto supondría reconocer su derecho a pedir asilo. En lo que concierne al marco legal de EU, en las leyes migratorias estadounidenses no hay una indicación de separar a las familias ni negarles el derecho al asilo, como parte de la política migratoria. El actual gobierno y presidente, al dividir y encarcelar a las familias, pasan encima de la ley, y no sólo no la cumplen, sino que las transgreden. De facto, el gobierno de EU agrede y comete delitos contra los migrantes y sus hijos en su afán por “contener” la migración irregular.

La justificación de estas acciones se fundan en una xenofobia racista y en una visión sesgada, poco informada y prejuiciada de la migración forzada. Los migrantes, lejos de ser supuestos delincuentes que pretenden aprovecharse de la sociedad y el gobierno norteamericano, son personas moviéndose en condiciones de alto riesgo y que tuvieron que escapar de sus países por la pobreza extrema, por la falta de empleos, por la violencia y las agresiones de las pandillas y el crimen organizados y por desastres naturales (como los huracanes) que los dejaron sin hogar ni medios de subsistencia. No salieron por gusto, sino para sobrevivir y velar por condiciones de vida apenas básicas.

Además, EU ha jugado un rol importante en la construcción de esta masiva migración. Diversos gobiernos norteamericanos del pasado y presente siglo, mediante políticas intervencionistas y de control geopolítico, contribuyeron a la desestabilización, la precariedad y los bajísimos niveles de desarrollo en la región de Centroamérica: en El Salvador y Guatemala, con el apoyo a la contrainsurgencia en la guerras civiles de dichos países; con la deportación de las pandillas de las maras a El Salvador, grupos delincuenciales que se habían originado en lo Ángeles, California y que ahora son uno de los actores claves que generan los contextos generalizados de violencia en El Salvador, Guatemala, Honduras y la frontera sur de México; en el apoyo al ataque y al golpe de estado del gobierno progresista de Zelaya en honduras Honduras años atrás. Todo lo anterior fungió como un complejo grupo de detonantes para producir el éxodo de miles de centroamericanos que, saliendo forzadamente del hogar para poder subsistir, buscan un vida digna fuera de sus países de origen.

domingo, 12 de agosto de 2018

_- “El movimiento feminista en Estados Unidos está dominado por ideales burgueses blancos". Entrevista a Elaine Brown.


_- Maria Colera Intxausti
www.investigaction.net


Elaine Brown presidió el Partido de las Panteras Negras entre 1974 y 1977. Es autora de la autobiografía Una cata de poder. Historia de una mujer negra (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2015) y actualmente se dedica a la lucha contra el complejo penitenciario industrial de EEUU.

Foto actual de Elaine Brown

Dices que «nuestro objetivo era lograr la liberación de los negros, no la igualdad ante la ley, la que suponía aceptar el sistema tal cual era».

¿Cómo valoras, en este sentido, el movimiento Black Lives Matter?
Bueno, en primer lugar preguntaría ¿qué es esto? ¿es un movimiento? No me suena que sea un movimiento. Voy haciendo esta pregunta en todas partes y esta gente se enfada mucho conmigo, pero a mí me da ya que no están haciendo nada. No puedo entender cómo se les puede decir movimiento. ¿Qué nos hace pensar que este hashtag haya evolucionado hasta convertirse en un movimiento? Pero es que a pesar de que se pudiera calificar como iniciativa organizada, ¿qué hacen? ¿Cuál es su objetivo? La mayoría de la gente de BLM apoyó a Hillary Clinton. ¿Cómo puedes ser negro y apoyar a Hillary Clinton?

Empezaron como una iniciativa para denunciar la brutalidad policial, y no era más que eso. Después evolucionaron con lemas como «Manos arriba, no dispares». Qué pensamiento más revolucionario, ¿eh? Veo que no dicen nada sobre cuestiones relacionadas con cambios fundamentales, ni que tengan una agenda ni que hagan ninguna acción en este sentido.

En la misma línea, ¿qué piensas sobre el feminismo liberal?
El movimiento feminista en Estados Unidos está dominado por ideales burgueses blancos. Te hablan de derechos reproductivos, pero sin recordar que la tan honorable Margaret Sanger, quien nos dio la planificación familiar, era realmente una eugenicista, partidaria de eliminar ciertas poblaciones, y que las primeras clínicas de interrupción del embarazo las abrieron precisamente en Harlem.

Por otra parte, cuando hablan de romper el techo de cristal, lo que quieren decir realmente es que quieren participar en el ámbito empresarial y que quieren igualdad para oprimir en igualdad de condiciones, entre otras a otras mujeres.

Igualmente, en este movimiento no encontrarás prácticamente a ninguna mujer negra o latina. En la práctica, se trata de un movimiento de mujeres blancas, y así ha sido en la primera ola, en la segunda y en la tercera.

En cualquier caso, ¿no crees que sí existen unos derechos por los que tenemos que luchar las mujeres trabajadoras?
Claro, esto no quiere decir que no considere que sí hay determinadas cuestiones que afectan de manera específica a las mujeres pobres y las mujeres negras y latinas, y que no crea que estas cuestiones deben abordarse como problemas de las mujeres. Las mujeres negras son el colectivo más pobre del mundo y en el África subsahariana, por ejemplo, las mujeres negras son aún más pobres que los hombres. Pero nadie habla de estas mujeres, al igual que en EEUU nadie habla de las mujeres pobres que se dedican a cuidar a sus hijos.

Así pues, vemos como muchas feministas lo que hacen es imponer su estilo de vida y sus valores burgueses, ya que consideran que son los correctos y que ellas deben definir qué es lo que queremos y necesitamos. Esto se refleja claramente en la Reforma de la Asistencia Social aprobada por Bill Clinton, la cual básicamente criminalizaba las mujeres pobres. La gente votó a favor porque pensaban que sólo afectaría a las mujeres negras. Pero resulta que la mayoría de las personas que viven de la asistencia social son mujeres blancas, debido a su mayor peso demográfico.

Con esta reforma, Clinton impuso una agenda neoliberal a un nivel que George Bush no podría haber hecho y consideró que uno de los problemas que tenía la comunidad negra era el gran número de madres solteras. Fueron individualizando el problema, ocultando el componente racista, machista, etc., y decidieron dejar sin ayudas sociales a todo de mujeres, sin que ninguna organización feminista se le opusiera. La consecuencia de esta criminalización de las mujeres ha sido empujarlas a hacer cosas desesperadas para poder ocuparse de sus hijos, así como acentuar aún más su pobreza y la de sus hijos. Y ¿dónde están las feministas ante esto? Pues la mayoría de sus organizaciones están centradas en cuestiones LGBTQ, lo cual me parece perfecto, porque a todas nos preocupa que cualquier grupo sea oprimido. El problema es que con ellas esto se convierte en una cuestión de estilo de vida.

Creo que lo fundamental es que volvemos a las cuestiones esenciales que nos preocupan a las mujeres. ¿Nos preocupa la igualdad con los hombres? Pues, yo no quiero ser igual a un hombre que es un general que se dedica a matar gente en Afganistán, por ejemplo. Pero sí me preocupa que mi capacidad de vivir se vea afectada por el hecho de ser una mujer. Me preocupa no tener dinero o no poder cuidar a mis hijos, por el hecho de ser mujer. Las mujeres negras ganan menos que las mujeres blancas, y éstas menos que los hombres. Esto es clave, y no se habla de ello, como tampoco se habla de las mujeres sin hogar, de las mujeres que están en prisión … Estas feministas se limitan a hablar de derechos reproductivos y de romper el techo de cristal …

¿Qué opinas de la iniciativa #MeToo?
El movimiento #MeToo se ha transformado en una especie de aventura, en un evento de Hollywood en el que ves a actrices protestando porque no les pagaron lo mismo que a otros hombres, por lo que en lugar de recibir dos millones de dólares, sólo recibieron uno. Y, mientras tanto, no han dicho ni media palabra sobre las mujeres normales y corrientes de la calle que luchan cada día para salir adelante. Esto es lo que está dominando el discurso incluso alrededor de la violación. Y es que si Harvey Weinstein ha tenido tanta repercusión, es porque todas las mujeres que violó eran blancas. Lo mismo ocurre con Bill Cosby y con O. J. Simpson. Este último, si en vez de a una mujer blanca hubiera matado una negra, nunca habría sido imputado. Está claro que la vida de las mujeres blancas es mucho más importante que la de las mujeres negras.

En cualquier caso, tengo que decir que sí soy feminista. ¿Cómo no lo debería ser, si soy una mujer ?! Estoy oprimida como mujer, como negra y como pobre. Es cierto que tengo mis necesidades básicas satisfechas y una vida digna, pero no tengo control sobre las cosas que afectan a mi vida como mujer, como negra y como ser humano.

Y ¿cuál era la postura del Partido de las Panteras negras en cuanto al feminismo?
El Partido adoptó una posición muy clara en relación con el movimiento de liberación de las mujeres: consideró aquella lucha como propia, como también lo era la lucha por la liberación gay, y lo hizo no sólo en términos retóricos, sino que actuamos en consecuencia. Nosotros entendíamos la liberación de las mujeres como la conquista de la libertad para definir su destino sin que éste estuviera definido en función de la dependencia económica hacia los hombres. Las feministas blancas solían decir que una mujer sin un hombre es como un pez sin una bicicleta, pero el verdadero problema es que si no tienes un hombre o no tienes dinero, no te puedes valer por ti misma. En todo caso, la mayoría de mujeres que conozco tienen suficiente dinero para sobrevivir y no necesitan ningún marido para tener un lugar donde vivir y pueden cuidarse de sí mismas, de manera que no tolerarán ningún abuso por parte de un hombre. Por eso sé que esta cuestión social es en realidad una cuestión económica.

Has dicho que los negros sólo se pueden liberar a través de un cambio radical del sistema.
Ahora que parece haber una reacción generalizada contra los derechos de las personas negras y latinas, de las mujeres, de los migrantes, etc., ¿cuál debería ser el camino a seguir? Y ¿cuál es la probabilidad de que las cosas cambien?
Bueno, debemos partir de la constatación de que vivimos en un sistema de explotación económica. Igualmente, cuando hablamos de inmigración en Estados Unidos hay que empezar por el principio, y es que EEUU fueron fundados a partir de la colonización inglesa de Virginia que tuvo lugar mediante la aniquilación de las treinta tribus indias que vivían allí. Una vez conquistado el territorio comenzaron a cultivar tabaco y algodón, para venderlo a la metrópoli, pero para ello necesitaban mano de obra. Como no podían esclavizar a los nativos, que preferían dejarse morir que someterse y, además, al estar en su propio territorio se podían organizar y rebelarse, decidieron capturar a africanos, meterlos en barcos y enviarlos, por millones, en EEUU. Esto se hizo durante 250 años. Y es que, como bien dijo Marx, sin el algodón, y sin los esclavos que lo cultivaban, la revolución industrial no hubiera sido posible.

El mismo sistema sigue vigente y si alguien cree que se puede lograr la reforma de la política migratoria o de la política penitenciaria mientras este sistema sigue intacto es que realmente no quiere hacer nada al respecto. Sólo quiere hablar, pero no de verdad. Intento convencer de ello a los jóvenes con los que trabajo cada día, y los animo a resucitar el Partido de las Panteras Negras, les digo que ya les diré qué hacer. ¿Lo han hecho? No. Porque tienen miedo, porque son perezosos y quieren vivir cómodos. Quieren una pequeña beca para ir a la universidad, tener su cochecito, poder pagar su factura de teléfono, salir a cenar siempre que quieran …

Como decía Marx debemos ser despiadadamente críticos y analizar cuáles son las condiciones reales en las que vivimos y trabajar a partir de estas y no según como nos gustaría que fueran. Esto no significa, sin embargo, que no tenga esperanza eterna, porque creo que la gente siempre termina eligiendo la vida por encima de la muerte, aunque sólo sea porque se ven afectados por esta elección, no necesariamente porque sean seres morales. La gente tiene un interés personal en seguir viva. Y aunque no sean conscientes, su vida depende de la mía, y viceversa. En cualquier caso, quienes somos marxistas leninistas sabemos que si mantienes la gente oprimida, acabarán degollándote, así que lo que más les conviene es asegurarse de que todos tengan alimentos y vivienda, y atención médica y educación, y el resto de cosas que necesitamos, y luego construir una sociedad interconectada y solidaria.

Esto es en lo que tengo esperanza. Que la gente se de cuenta de que somos dependientes, interdependientes, y parte del mismo planeta, y que tendremos que encontrar maneras para que todos vivamos una vida digna, porque, de lo contrario, la vida de todas estará en peligro. Y no digo que esto ocurra durante mi vida, pero que sí ocurrirá, ya que no nos queda otra.

A diferencia de otros movimientos políticos, las Panteras Negras le dieron mucha importancia al lumpen proletariado, de donde provenía gran parte de la militancia, que considerábamos que «era el sector más motivado en EEUU para liderar la revolución».

El partido decidió formar y politizar estas personas. ¿Cómo hicieron para «transformar la rabia del gueto en acción revolucionaria»?
Durante los últimos veinte años he estado trabajando con gente que está en la cárcel o que ha salido de la cárcel. En mi opinión, representan el mismo grupo de gente que tenía el mayor potencial para convertirse en la vanguardia revolucionaria. No digo que las masas no deban implicarse en algún momento, pero todo el resto de la gente está conectada al sistema: tienen un trabajo, o quieren una. Estos otros, en cambio, no quieren un trabajo, y lo sabemos porque se han dedicado a vender drogas, o robar cosas, etc. y no tienen vínculos con el sistema. No les gusta el sistema, no les gusta la policía, han tomado riesgos en su vida, y tienen un mayor potencial que una persona acomodada que va a trabajar cada día y que, al salir del trabajo, vuelve a casa, mira la televisión y se va de vacaciones a Disneylandia.

Por otra parte, creo que Marx se equivocó al considerar el lumpen proletariado como la escoria de la Tierra, porque él valoraba la clase obrera y quien tenía valor eran las personas que trabajaban. Bueno, quien vende drogas en una esquina dieciocho horas al día también trabaja, pero esta es otra historia. Lo que quiero decir es que no consideró que los esclavos fueran una clase única en EEUU compuesta sólo por personas negras. Era una clase obrera, a la que no se le pagaba un salario. Y esta situación continúa hoy en día. La mayoría de los negros, a pesar de tener un trabajo, tienen que hacer otras cosas para completar su sueldo, ya que no ganan suficiente ni para formar parte del grueso del proletariado. Y otra cuestión sumamente importante es que a los negros nos dejaron fuera de los sindicatos. La historia de los sindicatos industriales de Estados Unidos es vergonzosa en este sentido.

Entonces, sigo pensando lo mismo, porque los hechos no han cambiado. Los negros seguimos siendo pobres, seguimos fuera del sistema, no tenemos trabajos de verdad, no tenemos nada de dinero, no tenemos relación con el sistema. Y en la parte baja de todo esto se encuentran las personas que han sido encarceladas.

EEUU es el país con la población penitenciaria más numerosa del mundo, con 2.120.000 prisioneros. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
El crecimiento tanto en el número de personas encarceladas como en la duración es un fenómeno relativamente nuevo, y es consecuencia de una ley aprobada por Bill Clinton en 1994 para perseguir a los reincidentes.

Entre 1994 y 2004 el número de presos en Estados Unidos se duplicó, y casi la mitad de todos los presos son negros, aunque sólo representan el 13% de la población total. Pero no es que haya una política dirigida directamente a meter los negros en la cárcel. No es eso. Lo que pasa es que hay una especie de funcionamiento automático vigente desde 1865, cuando se crearon los departamentos de sheriffs con la función de cazar esclavos fugitivos. Vemos, pues, que la cuestión de los negros está presente desde el inicio en EEUU.

Thomas Jefferson, uno de los Padres Fundadores y uno de los autores de la Declaración de Independencia, articuló perfectamente esta mentalidad en un libro suyo, titulado “Notes on the state of Virginia”. En este libro explica que el motivo por el que no ha incluido los negros en su proyecto de emancipación basado en la idea de que “todos los hombres son creados iguales”, es porque, según indica, los negros son seres inferiormente dotados a los blancos, tanto mentalmente como físicamente, tienen un color desagradable y huelen mal, además de ser perezosos, etc. Según Jefferson, los negros ni siquiera llegan a la categoría de seres humanos, por lo que está legitimado esclavizarlos. Esta ha sido la ideología dominante en EEUU desde 1710.

¿Nos puedes explicar cómo opera el complejo industrial penitenciario?
Los presos producen muchas cosas, pero el valor de los presos no reside tanto en eso, sino en todo el dinero que tanto ellos como los estados gastan. En prisión tienen de todo: llamadas telefónicas, videollamadas, comida, ropa … Se puede comprar de todo, pero mucho más caro que en la calle. Por otra parte, el estado de California, por ejemplo, gasta 70.000 dólares al año por cada preso.

También está el trabajo gratuito que los presos hacen, fabricando muebles, arreglando jardines, limpiando autopistas …. Y todo esto lo hacen gratis, o prácticamente gratis. El complejo industrial penitenciario es como el complejo industrial militar, pero con presos. Mucha gente cree que este concepto tiene que ver con las prisiones privadas, pero no es así. La mayoría de prisiones son públicas, propiedad del Estado, y hay mucha gente que trabaja. Sólo en California hay más de cien mil funcionarios de prisiones, con sus sindicatos, que luchan para asegurar que sus afiliados no se queden sin trabajo. Y ¿cuál es la principal mercancía que tienen? Los presos. No quieren que se dejen de llenar las cárceles. Todo el mundo está ganando dinero a costa de los presos, que eran pobres cuando entraron y lo serán cuando salgan.

¿Han hecho cosas terribles? Absolutamente. Algunos de ellos. No todos. Yo ni siquiera utilizo los términos inocente o culpable. Porque la mayoría de los presos lo están por delitos económicos, como atracar una tienda. Y ¿por qué lo hacen? Pues, porque tenemos grandes disparidades económicas en nuestro país. Vemos, por tanto, que todo está tan interconectado que casi no se puede separar. Y los negros son la mejor carne de cañón para meter en la cárcel. ¿Quien dirá algo por ellos? Nadie. No tenemos dinero ni para sufragar demandas legales. Y a todo esto también se le añade el racismo.

Elaine Brown dirigió el Black Panther Party de 1974 a 1977

En 2014 fundaste Oakland and the World Enterprises, una iniciativa para crear empresas gestionadas por ex-presos. ¿En qué consiste este proyecto?
Uno de los aspectos de nuestra continua opresión como negros en Estados Unidos es que cuando alguien sale de la cárcel no puede conseguir trabajo, ya que es necesario presentar un formulario de antecedentes penales, que los empleadores utilizan para negarse a contratar ex-presos. Y, realmente, se quedan sin alternativas. En California, por ejemplo, al salir de prisión te dan 200 dólares para comenzar tu vida de nuevo. Y si no tienes a nadie que te ayude, que te ofrezca un lugar donde vivir, con 200 dólares no haces nada, y vas a tener que prostituirte, vender drogas y hacer algo ilegal, que probablemente te lleve de nuevo a prisión. Ante esta situación, junto con un cargo electo negro decidimos hacer algo para reducir la reincidencia, y pensamos que la única forma de conseguirlo era que estas personas tuvieran sus propios ingresos. Así pues, compramos un terreno en Oakland, creamos una asociación sin ánimo de lucro llamada Oakland and the World Enterprises, y ahora queremos poner en marcha empresas con fines de lucro y de propiedad cooperativa para los ex-presos y otras poblaciones vulnerables y marginadas . En otras palabras, negros pobres.

Pusimos en marcha la iniciativa y ahora tenemos un huerto urbano y creamos un banco de alimentos, al que la gente venía a las 4:00 de la mañana a hacer cola, ya que estamos en una comunidad extremadamente pobre. Ahora queremos construir vivienda asequible, pero según nuestros criterios, es decir, que la asequibilidad se defina en función de las posibilidades de cada persona, y no de la media de la zona o de criterios similares. Y también tenemos algunos pisos reservados a personas que no tienen nada de dinero.

La idea es que esta iniciativa se extienda a otras ciudades, en Detroit, en Filadelfia …, por lo que a nadie se le niegue el acceso a la vivienda o al empleo por el hecho de haber sido encarcelado. El modelo que usamos es el de una cooperativa de trabajo asociado, pero como algunos esto les suena demasiado comunista y se ponen nerviosos, les digo que se trata de empresas la propiedad de las cuales es cooperativa. Es lo mismo. Los trabajadores son los dueños, los dueños son los trabajadores, pero se benefician de manera colectiva, y es que dijimos que los beneficios no tenían nada de malo per se, lo que está mal es la explotación.

Fuente:
https://www.investigaction.net/es/elaine-brown-el-movimiento-feminista-en-estados-unidos-esta-dominado-por-ideales-burgueses-blancos/

sábado, 28 de julio de 2018

_- Notas sobre Siria y el advenimiento de la tanatocracia global

_- Jules Etjim

Path & Bridges

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Theodore Gericault, pinturas preparatorias para La balsa de la medusa (1818-1819)

El monstruo más frío
En Así habló Zaratustra, Nietzsche llamaba al Estado el monstruo más frío; podríamos añadir que no hay Estado tan frío como una tanatocracia. En estos momentos existen realmente muy pocos regímenes tanatocráticos auténticos, pero incluso utilizando la definición más estricta (aquí hacemos uso de la más imprecisa), Siria se clasifica como tal sin ambigüedades. Siria es un Estado tanatocrático cuya cleptocrática élite gobernante ha intentado mantener a toda costa su gobierno recurriendo sin cortapisas al genocidio, torturando y asesinando sistemáticamente a su pueblo a escala industrial utilizando la muerte, directa e indirectamente, para administrar a la población a través de una escalada de estrategias gubernamentales que van reduciendo una demografía específica, destruyendo todas aquellas ecologías sociales que cree alimentan la rebelión. La destrucción genocida o desagregación de algunos grupos sociales por parte del Estado va acompañada de una serie de esfuerzos para conseguir un ambiente favorable a otras demografías consideradas compatibles con el imperativo principal: la supervivencia de la élite gobernante.

Desde luego, en el Norte global, en gran medida pacífico, y en otros lugares, muchos verían con malos ojos la sugerencia de que Asad (y sus aliados) son responsables del medio millón o más de sirios asesinados desde 2011, aunque Asad realmente lo sea. Eso es más de medio millón de personas asesinadas en una población de 22 millones, de las cuales 5,6 millones han huido del país creando una espantosa crisis de refugiados, con millones de seres obligados a vivir en campamentos que cada vez son más grandes en el Líbano, Jordania y Turquía, y varios millones más de desplazados dentro de Siria. En su guerra para aplastar la revuelta del pueblo sirio, Asad y sus aliados han utilizado tanques, aviones de combate, ataques de misiles, bombas de barril, fósforo blanco, gas de cloro, gas sarín y otras armas, asediando ciudades, suburbios, pueblos y sus poblaciones civiles.

Thomas Hobbes en Damasco

En un breve artículo “El peligro de un ‘estado de naturaleza’”, escrito en septiembre de 2011, meses después de que se iniciara la “Primavera Árabe”, Yassin al-Haj Saleh, el veterano activista que pasó muchos años en las prisiones baazistas del padre de Asad, Hafez, fue el primero en dar la alarma sobre la degeneración de la rebelión popular contra Asad. Saleh trazó el peligroso giro hacia la militarización defensiva por parte de la revolución, un cambio que en sí mismo no fue sino la reacción a la implacable contrarrevolución de Asad (1).

La revolución siria (y la “Primavera árabe”) es el acontecimiento histórico más importante desde el colapso de la Unión Soviética, pero no ha recibido la atención que merece. Tal vez se deba a que la “Primavera Árabe”, cuyo punto de partida fue Túnez, se encontró con fuertes vientos en contra después del período inicial de lucha ascendente entre 2010-2011. A la revolución egipcia se la hizo fatalmente retroceder cuando el primer presidente democráticamente electo del país, Mohamed Morsi, fue derrocado con un golpe de Estado contrarrevolucionario organizado por el ejército egipcio tan sólo un año después de ocupar el cargo. Otra razón del abandono de la revolución siria es el fracaso de la izquierda global, especialmente en Europa y América del Norte, a la hora de construir un movimiento de solidaridad en su apoyo. Lo que sucedió en cambio, en la medida en que la solidaridad se extendió a cualquiera de las partes en Siria, fue que la tanatocracia de Asad resultó ser la principal beneficiaria. La izquierda global se ha mostrado en muy gran medida indiferente ante los crímenes de un régimen donde la vida está subordinada a la muerte y la precariedad biológica es la norma, y donde a un número inconcebible de personas se le impone la muerte física, social y cultural.

A pesar del sufrimiento de su pueblo, Siria es comúnmente observada a través del prisma de la posverdad y el escepticismo nihilista. Gran parte de la izquierda global se ha unido a las filas crecientes de excéntricos que trafican con teorías conspirativas que promueven el punto de vista, cuya falsedad es demostrable, de que el régimen asesino de Asad fue blanco de un intento de cambio de régimen por parte de EE. UU., considerando a los opositores revolucionarios de Asad a través de las lentes del orientalismo y la islamofobia. Este diabólico consenso de cajón de sastre repite como papagayo la propaganda asadista que retrata a Asad como una combativa oposición laica en lucha contra una oposición dominada por jihadistas salafistas. En siete años de lucha brutal de Asad para aplastar la “Primavera Siria”, pocos han intentado documentarse sobre qué es lo que está realmente sucediendo en Siria ni se han interesado en escuchar las voces de los sirios comunes: esas personas que, a pesar de su sufrimiento, son literalmente invisibles o meras cifras para los miedos paranoicos y las ansiedades de los ciudadanos del Norte global.

En una apropiación deslumbrante, Yassin al-Haj Saleh invocaba al filósofo político del siglo XVII Thomas Hobbes para comprender el peligro a que se enfrentaba la revolución siria, las señales mórbidas de que estaba descendiendo a un "estado de naturaleza ‘esencial’" debido a la brutal contrarrevolución del Estado "neosultanista" de Asad (como más tarde caracterizó Saleh al Estado del Baaz). Saleh creía que la revolución, de forma perversa, había comenzado a reflejar la contrarrevolución en el proceso de defenderse. La adversidad generó una lucha dominada por la "política de supervivencia", mientras que el "estado de naturaleza" era, en principio, opuesto a la razón, que es el fundamento de cualquier política. La caída en el "estado de naturaleza" presagió la destrucción de la política, y la política es el alma de cualquier lucha revolucionaria, ya que encarna la autonomía y autodeterminación del pueblo (2).

El descenso al "estado de naturaleza" indicó que la sociedad estaba "perdiendo su autocontrol" y la cristalización de una tendencia social presente en la revolución misma. En cuestión de meses, la naturaleza abierta y "cívica" de los primeros días de la revolución, patente en el rol jugado por una variedad de grupos de la sociedad civil, en el activismo visible de las mujeres y demás, comenzó a erosionarse mientras el puebblo luchaba contra el "poder brutal" de Asad. Saleh argumentó que la degeneración se hizo evidente en la disposición a recurrir a las armas para la autodefensa y en el crecimiento de la influencia religiosa, que vio cómo las identidades heredadas desplazaban a identidades seculares más inclusivas dentro del campo anti-Assad. Inevitablemente, se produjo una transición desde las consignas que repudiaban el salafismo a la vez que se subrayaban las aspiraciones democráticas de la revuelta, a los eslóganes con connotaciones islámicas o religiosas más tradicionales. En las primeras semanas de la revolución, las protestas callejeras eran "civiles, emancipadoras y humanistas", pero de forma muy rápida la "cara pública" de la revolución comenzó a hablar el "lenguaje del islam" (3).

En los años siguientes, Saleh revisó el papel cambiante de la violencia en la sociedad siria: la atomización de la población provocada por el “estado de tortura” de Asad y los problemas que el campo revolucionario tuvo que enfrentar, mientras la violencia como autodefensa era cada vez más indiscriminada y amenazaba con desmoralizar y socavar la revolución misma con la transición a la “ultraviolencia” o “nihilismo militante”, como Saleh lo caracterizaría, en particular conectando al segundo con los objetivos milenaristas del fundamentalismo religioso en su propia valoración evolutiva del papel político del salafismo.

Reflexionando sobre la “máquina de matar” de Asad, Saleh señalaba el impacto de los anteriores conflictos militares y civiles en la región, el conflicto civil en Líbano y la invasión y ocupación de Iraq por parte de la coalición, para ilustrar la afinidad electiva entre guerra civil y guerra sectaria o lo que Thomas Hobbes denominaba la “guerra de todos contra todos”: el “estado de naturaleza”, donde el odio alimentaba el odio y el asesinato provocaba más asesinatos, en un ciclo mimético similar al ciclo de violencia y derramamiento de sangre que René Girard pensaba que definía la crisis sacrificial periódica que asolaba a la sociedad. Como Saleh observaba:

“Esta es la supuesta ‘condición natural’ de la humanidad, en la que todos están en guerra con todos, tal como Thomas Hobbes describió en su ‘Leviatán’ a mediados del siglo XVII. Pero el estado de naturaleza no es de hecho una condición ‘natural’; es una coyuntura histórica” (4).

Curiosamente, el telón de fondo político y social del “Leviatán” de Hobbes (1651) fue la Guerra Civil inglesa, una turbulencia significativa en lo que era una sociedad capitalista emergente. No se conoce el número exacto de víctimas de las tres diferentes fases de esa guerra, aunque muchos historiadores estiman que las muertes alcanzaron la elevada cifra de 180.000 muertos a causa de la lucha y de las enfermedades; alrededor del 3,6% de la población (una gran proporción eran combatientes, aunque hubo 40.000 civiles entre los muertos). Se estima que alrededor del 2% de la población se vio obligada a desplazarse. En comparación, el 2,6% de la población británica murió en la Primera Guerra Mundial, aunque la Guerra Civil inglesa no se compare con los conflictos fratricidas masivos modernos, ya sean del siglo XX o del actual, donde la naturaleza de la guerra y el conflicto ocupan de forma clara, en general, un nivel totalmente diferente.

Detalle de la portada del Leviathan (1651)

En un reciente y sorprendente artículo “Amor, tortura, violación… y aniquilación”, escrito en el exilio, Saleh explora la relación entre el odio, la tortura y la violación en el contexto de la experiencia siria. Saleh empieza señalando que, en general, el amor une a la humanidad, especialmente el amor erótico exclusivo de los amantes; une al separarnos de nosotros mismos y por eso nos permite encontrarnos a nosotros mismos. El amor es revelación, reconocimiento mutuo y amor a medida que la intimidad difumina los límites cuando uno se convierte en dos o en Uno de Nosotros. En contraste absoluto, la tortura aniquila los límites de forma muy diferente porque persigue a su víctima dentro de sí misma. A diferencia del amor, la tortura no es una relación sino un no vínculo de destrucción que es brutalmente invasivo y se produce con una variedad de objetivos y motivaciones por parte de un torturador o del “estado de tortura”. La exposición de Saleh es sútil y se deriva evidentemente de la experiencia de haber pasado muchos años en las cárceles baazistas. Sin embargo, el interés del análisis de Saleh es su aprehensión de ciertos argumentos globales sobre la naturaleza de nuestra época.

Saleh distingue entre tres tipos de tortura o violación. La primera, la tortura interrogatorio o de investigación persigue ampliamente crear una guerra civil dentro de la víctima individual para que se traicione a sí misma. En esta circunstancia, el instinto de supervivencia individual y su compromiso con una “obligación superior” o “ser social” se enfrentan entre sí. En Siria, con anterioridad a 2011, esos objetivos de tortura podían incluir también la destrucción de grupos de la oposición proscritos sin tener necesariamente como objetivo la destrucción física de los individuos. El segundo tipo de tortura es la tortura de represalia, que tiene como objetivo humillar a sus víctimas y conducir a la destrucción física o psicológica de los individuos. Según Saleh, la prisión de Tadmor de Hafez al-Asad y la de Saidnaya de Bashar tenían ambas como objetivo “crear una memoria inolvidable, dirigida mucho más allá de la persona torturada”, para intimidar e impedir que la población se rebelara. Así pues, el cuerpo torturado era la “valla publicitaria” para la obediencia. El tercer tipo de tortura, la exterminadora, se explica por sí misma.

La transición de la muerte bajo tortura a torturar para matar fue algo consecuente. Era un síntoma de la matanza sistemática y masiva de personas en forma regular durante un período de tiempo más o menos prolongado. En su ensayo sobre “necropolítica” (debatido más adelante), Achille Mbembe invocó la obra del historiador italiano Enzo Traverso sobre los orígenes del Holocausto, que exploró la afinidad entre los campos de exterminio nazi y los procesos industriales similares a la línea de producción característica de la modernidad de Ford. En 2013, un fotógrafo a sueldo del Estado asadista, conocido como “César”, sacó a la luz 53.000 fotos que constituían el catálogo burocrático de rutina con los cadáveres cerosos y emaciados de quienes habían muerto bajo tortura. Al hacer eso “César”, que huyó de Siria, brindó una visión tenebrosa del Estado como máquina de matar organizada, o como sostenemos, una tanatocracia. Saleh mismo señala que los tres tipos de tortura se han difuminado en la práctica en otros dos tipos, mientras que a un nivel más general apunta a una transición histórica de una forma de tortura a la adopción de otra forma. Por ejemplo, desde principios de los años setenta hasta principios de los años ochenta, puede decirse que Siria sobrepasó, con la normalización de la tortura, determinadas fronteras sociales o solidaridades establecidas desde hace tiempo. La “lección” sobre la tortura tenía como objetivo que todos la internalizaran, incluido el torturador, que se transformó en un instrumento voluntario del "estado de tortura". La transición a la tortura exterminativa -en nuestros términos, la transición a la tanatocracia- fue parte de un continuo genocida que revela que el Estado ha conseguido la “libertad absoluta” para sobrepasar los estándares y límites humanos sin ningún límite normativo o ético que no sea el límite práctico (5).

Una pregunta importante que se plantea a partir de la tragedia siria es cuánto de lo que se ha ido desplegando en los últimos siete años sintetiza tendencias globales más amplias del conflicto social y la guerra, y cuántos acontecimientos se derivan de las tendencias inmanentes a la sociedad siria, a la naturaleza específica o psicopatología del Estado baazista y a su singular evolución histórica. La respuesta a esta pregunta debe tener mucho que ver, de forma específica, con la naturaleza de lo que Saleh llama el “Estado neosultánico” de Asad. Sin embargo, está claro también que Siria tiene un significado global en una variedad de formas. Por ejemplo, como Saleh sostiene en un interesante párrafo:

“Hay una fuerte dimensión internacional en el genocidio sirio que casi no tiene parangón en la historia y que podría vincularse, con nuevas investigaciones, a la islafomobia emergente como la forma más destacada de racismo en el mundo actual.”

En otra parte del mismo artículo, Saleh señalaba la existencia en Siria de un "Estado de excepción permanente", específicamente en relación con el destino de las víctimas de la tortura. También Saleh aludía a un importante debate sobre la naturaleza contemporánea del poder soberano (el Estado) en la era globalizada, especialmente las relaciones entre el Estado, la violencia, el ciudadano, el nomos, la biopolítica, el poder y el Estado de excepción. Fue el pensador y teórico político italiano Giorgio Agamben quien impulsó este debate clave sobre la naturaleza y trayectoria del poder soberano y el Estado global de excepción en una serie de obras, particularmente en “Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life” (1995) y “Estado de excepción” (2003). Agamben hizo esto reuniendo los hilos de dos contribuciones diferentes a la teoría política en dos épocas diferentes. En primer lugar, el debate subterráneo entre el pensador jurídico conservador Carl Schmitt, que ocupó puestos importantes en el establishment jurídico alemán bajo el Tercer Reich, y Walter Benjamin sobre el “estado de excepción”. El otro hilo utilizado por Agamben fue el relato de Michel Foucault sobre biopolítica, biopoder y gubernamentalidad.

¿Necropolítica?

Tomando prestado un neologismo utilizado por Achille Mbembe en su influyente ensayo “Necropolitics” (2002), Asad ha creado “mundos de muerte”, desplegando su “maquinaria de guerra” (6) en espacios o “zonas de excepción” caracterizadas por una única forma de existencia social que ha proliferado en la era globalizada del capitalismo tardío, donde poblaciones enteras se convierten en objeto de la destrucción desatada por una “maquinaria de guerra” autónoma o sin freno. Las poblaciones son desperdigadas, convertidas en “apátridas”, exterminadas, sometidas de forma brutal para la extracción de recursos o riquezas, privadas de la capacidad para ganarse la vida, asediadas, sometidas a una “muerte invisible” por hambre, obligadas a convertirse en soldados de la “maquinaria bélica”, etc. Mbembe citaba un artículo de Zygmunt Bauman de 2001, en el que sugería que en la era de la guerra globalizada y asimétrica la soberanía se había vuelto borrosa.

La aparición de agentes militares no estatales desdibuja la división entre lo público y lo privado, y en algunas zonas del mundo derribó el monopolio estatal de la violencia. Este desarrollo se hizo evidente con la aparición de “maquinarias de guerra” de las que podría decirse que funcionan como organizaciones mercantiles privadas dedicadas al saqueo, de forma parecida a la Compañía de las Indias Orientales a finales del siglo XVIII. A menudo, estas “maquinarias de guerra” estaban fuera del alcance del Estado, o eran una extensión del Estado como contratista capaz de trabajar codo con codo con el Estado, aunque esto no siempre fue así, y la relación podía ser conflictiva con la “maquinaria de guerra” que luchaba para uno o más Estados. La “maquinaria de guerra” podía explotar vínculos y redes trasnacionales mientras actuaba en zonas de crisis sin ley donde la autoridad del Estado era débil o se había degradado en una nueva era de “guerras inciviles”, como John Keane las definía (7).

El colapso de las economías formales o la lucha por los recursos o riquezas podría reforzar el dominio de la “maquinaria de guerra” o crear las condiciones para su surgimiento, como en las “economías paramilitares” en zonas de África devastadas por la guerra civil. En algunos de estos escenarios distópicos, la “maquinaria de guerra” podría aspirar a desplazarse o apoderarse del Estado y constituirse a sí misma como el único poder soberano que ocupa un territorio demarcado, convirtiéndose efectivamente en un Estado putativo. Pero en “ New and Old Wars: Organized Violence in the Global Era” (1999), Mary Kaldor observó que en algunas de estas zonas de conflicto el Estado fomentaba la formación de grupos armados o milicias que esencialmente operarían fuera del alcance del Estado, pero en su nombre. Para Kaldor, el neoliberalismo y la globalización han remodelado la anatomía de la guerra y el conflicto desafiando el antiguo modelo westfaliano de la inviolabilidad de la soberanía e integridad territorial, haciendo hincapié en el surgimiento de nuevas fuerzas trasnacionales, de políticas de identidad potencialmente desestabilizadoras, de una economía de guerra globalizada y de la descentralización de la violencia (8).

En esta era, en la etapa venidera de la tanatocracia como la describiremos, la precariedad biológica se generalizó al afectar a más grupos y poblaciones. También la “gubernamentalidad” (Michel Foucault) se reconfigura como formas contemporáneas de subyugación de la vida a la muerte -la necropolítica de Mbembe-; el cambio y las poblaciones se convierten en objeto de la imposición de nuevas técnicas de vigilancia y disciplina. El argumento general de Mbembe se hace fuertemente eco de la propia reelaboración de Agamben del relato de la modernidad y la biopolítica de Michel Foucault, que este esbozó en su curso de conferencias del Colegio de Francia a finales de la década de 1970 (9).

Agamben estaba interesado en cómo la biopolítica, como aspecto distinto del poder soberano (el Estado), excluía a ciertos grupos, en cómo el Estado o la gubernamentalidad se caracterizaba por una tendencia creciente a intervenir en las vidas de los ciudadanos para mantener una identidad racial homogénea. Entonces, ¿cómo fue que las estrategias biopolíticas del poder soberano moldearon el cuerpo político mientras ese poder iba capturando o promulgando narrativas ideológicas-imaginarias de identidad racial y nacional que ayudaron a determinar quién estaba “adentro”, una parte de la ciudadanía, y quién estaba “afuera”, convirtiéndose en un tema central del pensamiento político contemporáneo? (10).

Como en la biopolítica de Foucault, Mbembe sugería que los orígenes de la necropolítica podían remontarse a la evolución del Estado moderno con su extensión de los dispositivos del poder, subrayando la poderosa importancia formativa del racismo, el colonialismo, el imperialismo o la necropolítica. La necropolítica del Estado precipitó a grupos enteros al estatus de “muertos vivientes” o colocó a determinados grupos fuera de la población, literalmente como un cuerpo extraño. Grupos como los migrantes y refugiados se “convirtieron en objetos” y pasaron a considerarse menos que humanos. El Estado moderno, como poder soberano dominante en la mayor parte del mundo, determinaba quién importaba y quién no, quién era ciudadano y quién debería ser expulsado del círculo de la ciudadanía, convirtiéndose finalmente en alguien “desechable” (Mbembe). Las poblaciones que fueron marginadas o se volvieron invisibles también podrían verse privadas de la plena capacidad de ganarse la vida, forzadas a ocupar un espacio económicamente liminal. Un ejemplo obvio lo tenemos en la estrategia de asedio de las fuerzas israelíes de ocupación en Gaza y Cisjordania, una combinación peculiar de lo medieval y lo moderno. Aquí tenemos literalmente un estado de sitio que es permanente, una forma indefinida del “estado de excepción” cuyo final es difícil de imaginar o concebir. Poblaciones enteras han sido deliberadamente aisladas de la posibilidad de seguir una vida cotidiana normal en lo que efectivamente era una ocupación colonial tardía donde tres poderes se superponían y se condensaban en el poder soberano: el disciplinario, el biopolítico y el necropolítico, con capacidad para dar (moldear) y retener la vida.

Curiosamente, Mbembe afirma que una debilidad de la concepción de Foucault sobre la biopolítica fue su fracaso a la hora de abordar la cuestión central del racismo: el hecho de que una población pudiera ser racialmente jerarquizada. Elvira Basevich presentó una acusación similar respecto a Agamben, afirmando que la concepción de este último del Estado moderno conservaba un elemento normativo, mientras que el Estado, en tanto en cuanto poder soberano, presuponía tácitamente una ciudadanía legítima invariablemente definida por la exclusión del Otro. Hasta donde Basevich podía juzgar, Agamben no había valorado del todo el grado en el que se identificaba al Otro en el terreno ideológico-imaginario de la “raza” o el etnonacionalismo (11).

¿Necropolítica o tanatocracia?

La tesis sobre necropolítica de Mbembe representó una reflexión provocadora sobre la guerra y el conflicto en la era globalizada, pero existía el peligro de minimizar la continuada importancia del Estado como poder soberano, de proponer inadvertidamente una comprensión normativa del Estado cuando, en realidad, con la llegada de la modernidad, la historia del Estado indicaba que este era una entidad mucho menos estable y más fluida que lo que sugeriría una dicotomía entre Estado y "maquinaria de guerra". El Estado todavía era fundamental en la era neoliberal y globalizada. Fue un concepto erróneo común pensar que el "giro neoliberal" de la década de 1970 significaba una importante disminución de la influencia del Estado, ya fuera a expensas de las instituciones trasnacionales o del mercado mundial.

La imagen del papel cambiante del Estado -desde el principio, el Estado estuvo en el corazón del "giro neoliberal"- fue muchísimo más compleja que algunas de las engañosas narrativas sobre la retirada del Estado. Además, una característica axial definitoria del sistema global consistía en que todavía había una jerarquía competitiva de Estados en constante cambio, aunque esta no era la única característica axial definitoria del capitalismo tardío. Esta nota de advertencia que propone la continuada preeminencia del Estado no implica que Mbembe haya malinterpretado radicalmente el destino del Estado, sino que simplemente destaca que la comprensión de Mbembe de la necropolítica asume explícitamente que el campo de la necropolítica no es exclusivo del Estado, que una agencia no estatal que aspire a la soberanía, incluyendo el ejercicio de la elaboración de leyes y la preservación de la violencia del derecho como una manifestación de poder (Walter Benjamin) en territorios específicos demarcados, también podría practicar la necropolítica. Aun así, tomando en serio estas restricciones y otorgando la relevancia de la necropolítica en la era globalizada, debemos aclarar que lo que sigue se centra en la tanatocracia moderna: a grandes rasgos, en un Estado que de forma regular, sistemática y activa mata a un número significativo de personas (12).

El Estado de Asad como tanatocracia

Sugerir que el Estado asadista-baazista es una tanatocracia en estado avanzado no implica necesariamente que surja de la lógica interna en desarrollo que define a todos los Estados, o que la tanatocracia ocupe simplemente una ubicación identificable en un espectro o tipología del Estado moderno. A nivel abstracto, podría concederse que cualquier Estado puede convertirse en tanatocracia pero, en la realidad, es un escenario extremadamente improbable para la mayoría de los Estados. Eso no significa que el Estado asadista-baazista como tanatocracia sea completamente singular o único, pero reconocer el Estado asadista-baazista como tanatocracia simplemente nos lleva al umbral del análisis. Todos los Estados nacionales reclaman, de forma clara, un monopolio (territorial / defensivo) de violencia legítima y, en última instancia, esa legitimidad no se refiere a los límites de la violencia que cualquier Estado pueda ejercer, sino que se relaciona con la cuestión de la soberanía: ¿qué poder o autoridad es capaz de ejercer la violencia para mantener el orden social y la seguridad del Estado? La implicación es que no existen límites teóricos (o éticos) o límites a la violencia que un Estado, como poder soberano, pudiera desatar, sólo límites prácticos. En última instancia, esto es lo que hace eminentemente posible un holocausto nuclear y la extinción de la humanidad. El exterminismo fue quizás la otra cara de la moneda de la creencia de Jacques Camatte de que la rebelión global o revolución social había muerto porque el capital había escapado a la danza de la muerte con su némesis proletaria teórica mientras la humanidad estaba experimentando un proceso de “domesticación” en el capitalismo tardío. La muerte y el genocidio eran el corazón de la naturaleza secreta del Estado y esta realidad fundamental del Estado moderno resultaba difícil de comprender para una mente en pleno uso de sus facultades (13).

Podría parecer que el poder soberano (el Estado) acepta el imperativo ético o la voluntad popular del pueblo (democracia, etc.) o incluso la diplomacia (tratados y obligaciones internacionales) como límites o controles para el ejercicio de la violencia legítima, pero esto es engañoso porque lo que el poder soberano puede aparentemente aceptar en un momento, puede repudiarlo al siguiente. Dentro del Estado, la soberanía reside finalmente en el puente de mando del ejecutivo, más o menos aislada de cualquier presión o influencia popular externa. Por lo tanto, en el análisis final, el poder soberano siempre recurrirá a la violencia para salvaguardarse como poder soberano. Leviatán nunca se repudiaría a sí mismo.

¿Cuándo se convirtió Siria en una tanatocracia? De forma clara, la contrarrevolución feroz de Asad que se movilizó para aplastar a la “Primavera Siria” marcó un cambio cualitativo en la actividad asesina del extenso aparato represivo del Estado, pero también podríamos argumentar que Siria ya había cruzado ese Rubicón y se había convertido en un Estado de “asesinato masivo” (caracterización de Yassin al-Haj Saleh) en algún momento de las cuatro décadas anteriores de ascendencia del Partido Baaz. Este es el argumento que preferimos porque, aunque es obviamente cierto que la matanza se ha intensificado masivamente desde 2011 debido a la defensa de tierra quemada del gobierno de Assad, una gran proporción de esas muertes podría haber sucedido en el curso “normal” del gobierno asadista, aunque dentro de los aparatos de seguridad y prisiones, como sucedía antes de 2011 (14).

¿Tanatocracia global?

Quizá sea Siria la única tanatocracia de pleno derecho en el sistema global hoy, aunque un país como Corea del Norte con su extensa, aunque recientemente racionalizada cadena de gulags que anualmente se cobra la vida de miles de desconocidos mediante inanición, disparos, enfermedades y trabajos forzados, debe ser también candidato para este exclusivo club. Sin embargo, hay otros países que son candidatos potenciales para que los clasifiquen como tanatocracia. Las Filipinas de Rodrigo Duterte es un candidato marginal, y otro candidato -quizás- menos marginal es Myanmar, que ha desencadenado una limpieza étnica genocida contra su minoría rohingyá. No obstante, aunque esta brutal carnicería contra los musulmanes rohingyá es grave y horrenda, ha sido un acto temporalmente delimitado en términos de escalada militar de violencia y terror cuyo principal objetivo es expulsar a cientos de miles de musulmanes rohingyá al vecino Bangladesh, mientras promueve que otros grupos étnicos se establezcan en la región Rakáin. Sin embargo, reconocemos que, como caso límite, esta interpretación de Myanmar está abierta a debate e invita a una mayor investigación. Pero no debe haber duda de que el destino del pueblo rohingyá no es menos aterrador dependiendo de que Myanmar sea o no etiquetada como tanatocracia. Significativamente, al pueblo rohingyá se le ha negado la ciudadanía en Birmania/Myanmar desde que se introdujo una Ley de Ciudadanía de 1982, que extendía la ciudadanía a muchos grupos y etnias diferentes que son tratados como parte del tejido social multiétnico del país. Esta Ley de Ciudadanía se reforzó en julio de 2012, solo dos años después de la llegada de la democracia y el retorno al gobierno civil, cuando este gobierno publicó una lista de los grupos y etnias considerados partes legítimas de la población de Myanmar. Los rohingyá no aparecían en la lista.

A nivel global, es cada vez más visible, convirtiéndose en un tema explícito del discurso en todo el espectro político, la lógica biopolítica subterránea que asume que grupos específicos de ciudadanos son grupos demográficos etno-nacionalistas distintos que pertenecen a un territorio particular organizado por tal o cual Estado. En relación con Siria, Yassin al-Haj Saleh rastrea la degeneración de la ideología del panarabismo, una falsa ideología radical de los años de posguerra vinculada al radicalismo anticolonialista y antisionista en su resultado: el arabismo absoluto de los años setenta. El telos del arabismo absoluto era paranoico, de uniformidad coercitiva y hostilidad hacia los enemigos internos y externos (los primeros eran los agentes de estos últimos). Tras la toma del poder por Hafez al-Asad en 1970, el arabismo absoluto degeneró finalmente en una sospecha sectaria respecto a la mayoría suní en Siria, que fue objeto de un decidido intento de marginación y represión. La cultura “oficial” de la camarilla gobernante de Asad era en apariencia laica y moderna, enfrentándose supuestamente al tradicionalismo. Pero esa apariencia (a menudo destinada al consumo de Occidente) era extremadamente engañosa y, en realidad, el arabismo absoluto de la élite gobernante despreciaba profundamente a las masas sirias; era racista y elitista y se hacía eco de la islomofobia occidental. En Siria, la élite dominante bloqueó con firmeza la verdadera movilidad social y actuó a nivel interno como un primer mundo rematado de discursos orientalistas. Buscaban reforzar su dominio, riqueza y poder favoreciendo a sus propias sectas y clanes aliados. En la Siria de Asad, la secta se ha convertido en una nueva forma de destino: en términos de Mbembe, la élite practicaba una forma de necropolítica al imponer una forma de "asesinato invisible" con las masas marginadas (15).

En este contexto, es difícil negar que si bien el Estado como tanatocracia es relativamente novedoso como desarrollo contemporáneo, la tanatopolítica global es cada vez más visible en la inflación del racismo, nativismo y nacionalismo en el contexto de la crisis social, económica y política y la guerra y el conflicto descentralizados. A medida que la tanatopolítica se metastatiza, la defensa de la etno-nación o de sus ciudadanos definidos contra el Otro se vuelve cada vez más estridente, como indica el nuevo gobierno de coalición de Italia entre la Liga Norte y el movimiento populista Cinco Estrellas. Este gobierno recién elegido no perdió el tiempo para atacar a los romaníes, refugiados y migrantes que intentan llegar a Europa. El Otro se convierte en un marcador de posición de todos los males sociales de la sociedad, reales e imaginarios, y en el objetivo de diversos pánicos morales que presagian las próximas emergencias eco malignas y catástrofes del mañana. Una técnica ideológica-imaginaria que refuerza la falsa identidad etno-nacionalista, la imaginaria comunidad homogénea donde se elimina la diferencia, consiste en crear una división entre nosotros y el Otro que refleje la bifurcación discursiva de adentro/afuera. El Otro pertenece al afuera, no al adentro. Si el Otro de alguna manera se encuentra adentro, se identifica para que pueda ser vigilado y controlado y, por lo tanto, finalmente expulsado o eliminado. La parábola de esta lógica es en última instancia totalitaria.

Hoy, la Fortaleza Europa ejemplifica esta lógica política maligna, ya que el refugiado y el migrante son representados como los portadores socialmente desorientadores de la enfermedad, el crimen, el desempleo, encarnando creencias religiosas y culturas vilipendiadas y no deseadas. Los migrantes y los refugiados rara vez son considerados como potenciales ciudadanos o como ciudadanos electos, como lo indica la perturbadora deriva de las mareas políticas en Italia, Hungría, Polonia, Grecia, Austria y otros lugares. En Alemania, que dio la bienvenida a cientos de miles de refugiados, muchos de ellos de Siria, el capital político de Angela Merkel casi ha desaparecido, mientras sus socios de la Coalición obligan a su gobierno a dar marcha atrás en la reciente generosidad hacia los inmigrantes y refugiados. Sin embargo, el movimiento laboral libre y sin restricciones, sin lugar a duda una ganancia social progresiva significativa, sólo existió dentro de las fronteras de la Unión Europea entre sus Estados miembros. Recientemente, el United Europe for Intercultural Action (una red compuesta por 550 grupos antirracistas) emitió un informe que recopila los nombres de los 34.361 refugiados y migrantes que se sabe que han muerto intentando llegar a Europa desde 1993, de los cuales 27.000 se ahogaron en el Mediterráneo. El grupo UEIA admite que esa cifra es un cálculo muy bajo, ya que muchos más refugiados y migrantes desconocidos y no identificados han muerto tratando de llegar a Europa. Desde 1993, los gobiernos europeos, independientemente de su naturaleza política, han adoptado medidas draconianas, represivas y racistas contra los migrantes y refugiados, a la vez que desvían cada vez más recursos para detener este trágico éxodo humano que llega a Europa (16).

El crecimiento del nativismo y el racismo en Europa es un barómetro de la metástasis de la tanatopolítica o necropolítica como defensa del ciudadano frente al Otro, considerado como una especie de mensaje de las próximas emergencias eco malignas, una manifestación de la catástrofe que colorea cada vez más la política global. A medida que la tanatopolítica se extiende a lo largo del discurso político y la conversación nacional y mundial, amenaza con extinguir toda política. La tanatopolítica global venidera es inseparable del renacimiento del fascismo y la comprensión de su troika maligna es la condición previa para una resistencia eficaz contra todo ello.

Notas

(1) Artículo de Yassin al-Haj Saleh, “El peligro de un estado de naturaleza”, aparece en una colección de sus escritos sobre la revolución siria recogidos en su libro “Siria, la revolución imposible” -Ediciones del Oriente y del Mediterráneo- (2018).

(2) Ibid.

(3) Ibid.

(4) Ibid. Curiosamente, CB Macpherson ha cuestionado la lectura tradicional y casi universal de lo que Hobbes estaba argumentando con su hipótesis del "estado de naturaleza", sugiriendo que no pretendía ser una descripción histórica real de las sociedades preestatales ni proponía que una "guerra de todos contra todos” fuera inevitable en ausencia de un poder soberano (el Estado) para “intimidar” a todos los hombres. Este es un argumento que intentaremos abordar en un futuro cercano. Véase C.B Macpherson “The Political Theory of Possessive Individualism: Hobbes to Locke” (edición de 1979) pp.19-46.

(5) Yassin al-Haj Saleh: “Love, Torture, Rape…and Annihilation: A letter to Samira”, en:

https://www.wiko-berlin.de/en/wikotheque/koepfe-und-ideen/issue/13/letter-from-berlin-articles-to-samira-5/

(6) La acuñación "máquinas de guerra" pertenece originalmente a Deleuze y Guattari, pero Mbembe la adoptó. Típicamente provocativo, pero también un tanto flojo en manos de Deleuze y Guattari, el concepto de piratería, de "máquinas de guerra" autónomas, aunque perspicaz, debe tratarse con cuidado y contextualizarse adecuadamente. Ver Gilles Deleuze y Felix Guattari en “Nomadology: The War Machine” (traducción de 2010).

(7) John Keane: “Reflections on Violence” (1996).

(8) Mary Kaldor: “New and Old Wars: Organised Violence in a Global Era” (1999) p.138.

(9) Véase Achille Mbembe: “Necropolitics” (2002); Giorgio Agamben: “The State of Exception” (2003) y Michel Foucault: “The Birth of Biopolitics: Lectures at the College de France 1978-79” (2010).

(10) Véase también Giorgio Agamben: “Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life” (1998).

(11) En defensa de Foucault contra Mbembe, Foucault identificó explícitamente el racismo como una narrativa ideológica central y formativa cooptada por la "racionalidad gubernamental" recién fusionada del Estado moderno. La homogeneidad racial era el supuesto normativo que sustentaba la definición del Estado moderno de la "ciudadanía legítima". Los ciudadanos definidos racialmente indicaban la llegada del modelo biopolítico de gubernamentalidad. Para la crítica de Elvira Basevich de Agamben, ver "Agamben on Race, Citizenship and the Modern State” (2012).

(12) Walter Benjamin distinguió entre ley que preserva y ley que fomenta la violencia en “Critique of Violence” (1921). Benjamin consideraba que la elaboración de leyes y la preservación de la ley estaban "podridas" porque derivaban del reino fenoménico de la ley, el poder y la violencia, el reino profano del Estado, o "lo que sea", como algo opuesto al reino de la justicia.

(13) Ensayo de Jacques Camatte “On Domestication” (1973), recogido en “This World We Must Leave” (1985) pp.91-137.

(14) De hecho, la represión infligida por las cárceles de tortura actuó como acicate para la rebelión, una vez que las manifestaciones y protestas en Siria ya habían comenzado cuando las personas salieron a las calles inspiradas por los disturbios sociales en Túnez, Egipto y otros lugares. Por ejemplo, el 25 de mayo de 2011, el cadáver mutilado de Hamza al-Khateeb, de 13 años, de Daraa, uno de los primeros puntos de revuelta contra Asad, fue devuelto a sus padres. Hamza había sido recogido por la Inteligencia de la Fuerza Aérea en una marcha de protesta y torturado: sufrió castración, huesos rotos, quemaduras de cigarrillos y heridas de bala. Las imágenes que sus padres publicaron en las redes sociales causaron indignación. Véase Robin Yassin-Kassab y Leila al-Shami “Burning Country: Syrians in Revolution and War” (2016) p.49.

(15) Yassin al-Haj Saleh debate sobre ese apuntalamiento sectario y orientalista de las reglas de la elite de Assad con cierta extensión en “Siria, la revolución imposible” -Ediciones del Oriente y del Mediterráneo- (2018).

(16) Véase The Guardian Special Issue, publicado en el Día Mundial de los Refugiados, que lleva los nombres de los 34.361 refugiados y migrantes que se sabe que han muerto desde 1993.

Fuente:
https://pathsandbridges.wordpress.com/2018/07/11/notes-on-syria-and-the-coming-global-thanatocracy/

La he colgado entera  aunque está muy lejos de los hechos y datos que me mantienen lejos de esta opinión.
Me hago algunas preguntas. Quienes son los asesinos, los de "Tanatos" como aquí le designan; ¿los que invaden, bombardean y asesinan en un país, sin declararle la guerra y sin atenerse a ninguna norma ni acuerdo o resolución de la ONU? ¿que respeto muestran no ya por los derechos humanos, sino por la vida de niños inocentes, mujeres, ciudadanos de esos países? En Siria han intervenido 80 paises, han bombardeado ciudades, escuelas, hospitales, depuradoras de agua, centrales electricas, puentes, edificios oficiales, ¿con qué derecho?. Y cuando Siria llama a sus amigos para que les ayuden, son críminales. Y asi en Yemen, Libia, Afganistán, Irak, Mali, Sudan, etc.
Y nos cuentan que cuando se defienden de los invasores mercenarios y yidahistas pagados por occidente, sus acciones son condenables. Los medios nos quieren hacer ver que los culpables son inocentes y los inocentes que ponen en práctica su derecho a defenderse son los culpables. No, es evidente que sólo tienen la fuerza, no la razón