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domingo, 30 de abril de 2017

Todos (?) los conflictos del ser humano, explicados en 21 frases de películas. Todo está ahí, en la pantalla. Son frases de filmes conocidos que exponen nuestros problemas y, a veces, los solucionan

El cine no es un manual de vida, sino un reflejo de ella. Sin embargo, algunas frases resuenan en nuestra cabeza mucho después de salir de la sala de cine. Son sentencias en apariencia sencillas, pero que no se le habían ocurrido a nadie antes, como los mejores inventos, y por eso funcionan para cualquier situación de la vida. Al recordarlas, simplificamos (y explicamos) nuestros conflictos e incluso nos sentimos mejor. Sacadas de su contexto funcionan como píldoras de filosofía aptas para todos los públicos. Y si no, hagamos la prueba y descubriremos que cualquier adulto puede sentirse identificado con estas frases.

1. "Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes", de La guerra de las galaxias
Quién lo dice. Yoda, cuando Luke Skywalker le confiesa que "intentará" usar La Fuerza. Qué lección aprendemos. Yoda era un filósofo cuya lentitud generaba cierta ansiedad, y parecía estar siempre medio dormido, pero cuando se ponía serio acertaba de pleno. Yoda nos transmite con esta frase que cuando alguien dice "lo intentaré" es la mayor cobardía que se puede mostrar, porque anticipa el fracaso, busca la disculpa precoz y se escuda en el "por si acaso". Yoda tiene razón: con lo fácil que es fallar, la única forma de evitarlo es no contemplarlo como una opción.

2. "Éramos jóvenes y creíamos que encontraríamos otros amores igual de intensos", de Antes del atardecer
Quién lo dice. Céline (Julie Delpy), ante la pregunta de Jesse (Ethan Hawke) de por qué nunca se buscaron tras pasar una noche juntos nueve años atrás. Qué lección aprendemos. El primer amor, ese que hace que te creas invencible porque nada te importa y, por lo tanto, nada te da miedo. Cuando lo dejas, ansioso por vivir nuevas experiencias, estás seguro de que este sólo ha sido el primero de una interminable ristra de romances fogosos. Como cuando Geri Halliwell dejó las Spice Girls convencida de que iba a convertirse en Madonna. Veinte años después, te sigues acordando de aquel primer amor, y aprendes a no dar las cosas por supuestas.

3. "No soy mala, es que me han dibujado así", de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?
Quién lo dice. Jessica Rabbit, en pleno interrogatorio. Qué lección aprendemos. Mal entendida, esta filosofía de vida puede darles alas a esos tronistas que gritan injurias bajo la excusa de que "a mí me gusta decir las cosas a la cara". Bien asimiliada, la frase de Jessica Rabbit es la autoafirmación personal definitiva, como la del escorpión que mata a la rana que le ha ayudado a cruzar el río: no puedo evitarlo, es mi carácter. No vale utilizarla para liarla parda constantemente, que entonces pierde su gracia.

4. "¿Por qué te empeñas en encajar cuando tú naciste para destacar?", de Un sueño para ella
Quién lo dice. El personaje de Ian Wallace, justo después de caerse de la barca con la chica (Amanda Bynes) y justo antes de ligársela definitivamente. Qué lección aprendemos. Estamos ante el primer gran dilema adulto: relajarse en el reconfortante coma social o seguir tus instintos y arriesgarte a ser la oveja negra durante el resto de tu vida. Algunos se pasan años intentando cruzar al otro lado, hay raros que fingen saber de fútbol sólo para poder hablar de algo en la oficina, y hay anodinos que ponen memes en Facebook con mensajes como "me gusta ser distinto ¿y qué?" o "estoy to loco". Pero es inútil nadar contra la corriente: ambos grupos se reconocen entre sí.

5. "Vamos a llevarnos bien, porque si no van a haber 'ondonadas' de hostias", de Airbag
Quién lo dice. Pazos (interpretado por Manuel Manquiña) para iniciar la negociación y aclarar que "el concepto es el concepto". Qué lección aprendemos. No es una amenaza, es una forma de vida. Por precaución, más vale ser cordial con todo el mundo porque nunca sabes cuándo puedes salir escaldado. La hostilidad puede acabar volviéndose en tu contra si acaban ascendiendo a ese compañero al que has faltado al respeto gratuitamente.

6. "Si hubieras inventado Facebook, habrías inventado Facebook", de La red social
Quién lo dice. El creador de Facebook, Mark Zuckerberg (cuyo papel hace Jesse Eisenberg), a los dos madelmans que le están demandando por haberles robado la idea. Qué lección aprendemos. Tras interminables sesiones de negociación, Mark Zuckerberg les cierra la boca a esos dos tipos que le demandan por robarles su idea. La lección es: de nada sirve pasarse la vida lloriqueando porque estuviste a punto de conseguir algo; no sucedió, pasa página. En Los Simpson también condensaron esta idea con la frase "nadie gana el Nobel por intento de química".

7. "No empecemos a chuparnos las pollas todavía", de Pulp fiction
Quién lo dice. El Señor Lobo (Harvey Keitel), cuando los demás pringados empiezan a celebrar que han terminado el trabajo con éxito. Qué lección aprendemos. El Señor Lobo ha hecho un trabajo impecable cubriendo el asesinato accidental perpetrado por el gatillo fácil de Vincent Vega (John Travolta). Pero el Señor Lobo ha limpiado demasiada sangre a lo largo de su carrera como para confiarse y empezar a chocar los cinco: menos celebrar y más deshacerse de las pruebas. Lección: un trabajo bien hecho no es tal hasta que lo rematas y eliminas cualquier posible fallo.

8. "Siempre habrá alguien más joven y hambrienta bajando las escaleras detrás de ti", de Showgirls 
Quién lo dice. Crystal, la estríper veterana, a Nomi, justo después de que Nomi le empuje escaleras abajo para robarle el trabajo. Qué lección aprendemos. La frase es de una estríper, pero puede ser aplicada a cualquier trabajador. La globalización no sólo ha importado neologismos como "asertivo", "resilencia" o "sinergia", sino que, además, nos ha contagiado la competitividad anglosajona. Cuidado con aquellos compañeros de trabajo cuyo cuerpo está hecho de 70% agua y 30% pura ambición. Nunca les des la espalda, nunca bajes la guardia, nunca les rías la gracia. O te apuñalarán sin temblarles la mano.

9. "No me traigas un café si no te vas a servir otro para ti", de Armas de mujer
Quién lo dice. La protagonista (Melanie Griffith) a su nueva secretaria, durante su primer día como jefa. Qué lección aprendemos. La camaradería, el compañerismo y la igualdad entre trabajadores, aunque el tamaño de sus oficinas les recuerde su jerarquía. Lo perverso de esta frase es que la primera vez que aparece en la película es mentira (la jefa, Sigourney Weaver, va a liársela a su secretaria, Melanie Griffith), pero la segunda (la dice Melanie Griffith, cuando la han ascendido a jefa) sabemos que sale del corazón. Y trabajar con más humanidad es algo que toda empresa necesita.

10. "Algunas personas sólo quieren ver el mundo arder", de El caballero oscuro
Quién lo dice. El mayordomo siempre sensato Alfred (Michael Caine), cuando Bruce Wayne (Christian Bale) se angustia por intentar comprender las motivaciones del Joker (Heath Ledger). Qué lección aprendemos. La necesidad del ser humano por racionalizarlo todo y buscar una explicación a la crueldad de los demás se topa a veces con un muro de hormigón: los hay que simplemente se sienten como en casa cuando están rodeados de caos. A veces no hay otra explicación para el terror. Si alguna vez te cruzas con alguien así, lo mejor es cambiarse de acera y rezar por no estar cerca cuando explote el vertedero.

11. "Nadie olvida la verdad, sólo aprenden a mentir mejor", de Revolutionary road
Quién lo dice. April (Kate Winslet), cuando por fin confronta a su marido (Leonardo DiCaprio) con lo decepcionante que es su vida familiar. Qué lección aprendemos. Hay dos películas de nuestro tiempo que condensan cómo nos hacemos mayores sin darnos cuenta: Del revés y Revolutionary road. Kate Winslet brilla (aún más que de costumbre) con una lúcida reflexión en la que le recrimina a su marido, intepretado por Leonardo DiCaprio, que si él quiere autoconvencerse de que es feliz y de que tiene la vida que quiere, perfecto, pero que al menos con ella no disimule. Con esta punzante honestidad, la película nos invita (o más bien, nos arrastra) a ser conscientes de esa frustración que creemos poder enterrar si no pensamos mucho en ella. Se dijo que Boyhood era "la vida", pero Revolutionary road es la más universal alegoría sobre la inevitable decepción que supone ser adulto.

12. "Las tiendas no son amables con la gente, son amables con las tarjetas de crédito", de Pretty woman
Quién lo dice. Richard Gere, cuando se dispone a gastar "una cantidad obscena de dinero" para hacer feliz a Julia Roberts. Qué lección aprendemos. El capitalismo nunca fue tan sexi ni tan autonconsciente como en esta película. El que dijo que "el dinero no da la felicidad" es que nunca ha visto ninguno de los 20 pases televisivos de Pretty woman. Al acabar, se nos plantea un círculo vicioso: ¿la escena de las compras es un reflejo de la sociedad de 1990 o nos hace tan felices comprar por culpa de haber crecido con esa escena?

13. "Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo", de Network, un mundo implacable
Quién lo dice. El presentador Howard Beale (interpretado por Peter Finch), en directo durante su programa de actualidad política. Qué lección aprendemos. Esta protesta, sencilla en la forma pero subversiva en esencia, llevaba al presentador Howard Beale al despido, no sin antes lograr que toda la nación le diese la réplica a gritos desde su balcón. Como con tantas otras manifestaciones, quizá no consiguieran nada, pero por lo menos que quede claro que nos hemos dado cuenta de que nos están chuleando.

14. "Sigue nadando", de Buscando a Nemo
Quién lo dice. Dory, cada vez que no se le ocurre otra cosa que decir. Qué lección aprendemos. Este mensaje sencillo, tontorrón e infalible puede aplicarse a cualquier situación de la vida. El ser humano está programado para sobrevivir y adaptarse, en contra del coloquial lamento de "no puedo más". Sí que puedes. Sigue nadando.

15. "No le prestéis atención al hombre detrás de la cortina", de El mago de Oz
Quién lo dice. El ayudante del Mago, cuando se desvela que su poder no tiene nada de mágico. Qué lección aprendemos. Hace 70 años Hollywood ya nos dejó bien claro cuál es la única forma de vivir en paz en la sociedad: ignorar a los que mueven sus hilos, los que deciden nuestro destino sin conocernos. Dorothy se dio cuenta y, en vez de involucrarse en la política de Oz y exponerse a una frustración perpetua, prefirió volverse a Kansas, echarse una siesta y probablemente no ir a votar.

16. "Siempre he confiado en la bondad de los desconocidos", de Un tranvía llamado deseo
Quién lo dice. Blanche Dubois (Vivien Leigh), al enfermero del manicomio que ha venido a buscarla. Qué lección aprendemos. En el mundo desconfiado en el que vivimos, algunas personas son desalmadas sólo porque es lo que el mundo espera de ellos. ¿Y si por el contrario probamos a asumir que todo el mundo es bueno por defecto? Ya decía Mary Poppins que con un poco de azúcar todo sabe mejor. Por ingenuo que parezca algo de eso hay cuando nuestro compañero de BlaBlaCar nos cuenta su vida con la mano en el corazón y sentimos un irrefrenable deseo de hacer lo mismo. Porque si algo garantiza un desconocido es que no va a juzgarte, y da igual lo que le cuentes porque no vas a volver a verle nunca.

17. "La mayor trampa del diablo (el mal?) fue convencer al mundo de que no existe", de Sospechosos habituales
Quién lo dice. Kevin Spacey, para explicar por qué todo el mundo debería temer a Keyser Sozer. Qué lección aprendemos. Si después de todo esto acabamos en las puertas del infierno, el diablo tendrá todo su derecho a reclamar nuestro alma por toda la eternidad. En nuestra defensa, sólo podremos argumentar que los siete pecados capitales estaban terriblemente mal escogidos: representaban todo lo que nos hace felices en la Tierra. Los católicos además tienen la ventaja de arrepentirse a toda prisa en el último momento. Es una jugada redonda.

18. "Lo único que depende de nosotros es decidir qué hacer con la época que nos ha tocado", de El señor de los anillos
Quién lo dice. Gandalf, cuando Frodo lamenta que el Anillo Único haya caído en sus manos. Qué lección aprendemos. Puede que esta frase sea un bajón, teniendo en cuenta los tiempos que nos han tocado a nosotros. Pero como decía nuestra madre, "ni peros ni peras, hay que apechugar". No siempre es fácil, pero cada día deberíamos ser capaces de tomar una decisión que suponga una minúscula contribución a hacer que el mundo sea un lugar mejor. Si todos pensásemos igual y lo hiciéramos a la vez, podríamos ser invencibles.

19. "Sigo siendo grande, son las películas las que se han quedado pequeñas", de El crepúsculo de los dioses
Quién lo dice. Norma Desmond (interpretada por Gloria Swanson), una vieja estrella del cine en plena decadencia, cuando alguien insinúa que está acabada. Qué lección aprendemos. Porque nos obstinamos tanto en ser los mejores (profesionales, padres, amantes, amigos) que no nos damos cuenta de que, por mucho talento que tengamos, a veces de donde no hay no se puede sacar. Norma Desmond estaba como un cencerro, pero tenía toda la razón.

20. "Por qué no nos quedamos aquí un rato y vemos lo que pasa", de La cosa
Quién lo dice. R.J. MacReady (Kurt Russell), cuando ya no puede hacer nada para derrotar al monstruo. Qué lección aprendemos. Porque a veces nos empeñamos tanto en ser "proactivos" y ejercer "liderazgo" que olvidamos que el azar juega un papel clave en la vida. Cuando el futuro no depende de nosotros, la única opción es recostarse y esperar a que las piezas se coloquen solas. Ya nos tocará volver a coger las riendas y jugar la mejor mano posible con las cartas que nos han tocado, pero estos ratos de pasividad nos quitan la presión de encima. Hay pocas sensaciones más agradables que sentarse a ver la vida pasar.

21. "Ríe y el mundo entero reirá contigo. Llora y lo harás solo", de Old boy
Quién lo dice. El protagonista lee esta frase en la habitación donde pasa 18 años secuestrado, y la acaba convirtiendo en su mantra. Qué lección aprendemos. Ya lo advertían los Bee Gees en I started a joke. Quién no se ha sentido abandonado tras un mal día por esa misma pandilla que la noche antes, en plena exaltación etílica, prometían que siempre iban a estar ahí para apoyarse. Al menos tocar fondo sirve para hacer una criba eficaz de amistades.

http://elpais.com/elpais/2017/03/06/icon/1488796601_582779.html?rel=lom

miércoles, 26 de abril de 2017

La broma infinita de Shakespeare ¿Qué hace reír al espectador de hoy? El director teatral británico Dan Jemmet explica su experiencia tras abordar a Shakespeare, cuya muerte se conmemora en el Día del Libro

"Unamos toda nuestra fuerza
y toda nuestra dulzura en una bala
que empuje violentamente nuestros placeres
a través de las rejas de la vida”.

Cuando pienso en las comedias de Shakespeare, me vienen a la memoria estas palabras escritas por el poeta metafísico inglés Andrew Marvell (1621-1678). La fuerza y la dulzura, el placer y la violencia están presentes en dos de las obras más famosas de Shakespeare, Noche de Reyes y El sueño de una noche de verano. He dirigido la primera en dos ocasiones, y el año próximo dirigiré la segunda por primera vez.

Siento que el tono alegre y jocoso de las dos obras está atravesado por una melancolía y una sensación de malestar que son un astuto anticipo de las comedias posteriores, más oscuras y misteriosas. Es el mismo sentimiento de euforia y presagio a la vez que escucho en la música de Mozart. El aspecto cómico de Noche de Reyes lo proporcionan sobre todo los personajes de Malvolio y Sir Toby Belch; uno, un puritano narcisista y arrogante, y el otro, un borracho ruin e intrigante. Aunque nos reímos a carcajadas, en mi opinión no existe en toda la obra una escena más triste que el momento en el que Olivia pide a Sir Toby que cuide de Malvolio, del que cree, erróneamente, que se ha vuelto loco. Es verdaderamente asombroso hasta qué punto estos dos personajes se engañan a sí mismos, de tal modo que hacen más cierta que nunca la famosa frase de Puck: “¡Señor, qué tontos son estos mortales!”.

Y, no obstante, ¿no son la ambivalencia (a menudo sexual) y el conflicto lo que crea las mejores farsas? El Orsino de Shakespeare se enamoraba de un joven que interpretaba a una chica que interpretaba a un chico. Al volver a oír la canción de Blur ‘Girls and Boys’ en 2017, me siento inspirado para hacer un montaje radical y transexual de Noche de Reyes. A pesar de las posibilidades cómicas y populares que tiene el hecho de que Titania se enamore de Bottom cuando este se ha transformado en un burro, ¿de verdad son las orejas del animal lo que, en el fondo, interesa al público? Y, al final de la obra, ¿podemos olvidar que la solución de los problemas del cuarteto amoroso se basa en que uno de los amantes continúa bajo la influencia de las drogas?

"La comedia avanza, a través de lo burdo y lo burlesco, hacia una meditación más sutil sobre el dolor del ser humano"

Recuerdo que impartí una clase sobre El sueño de una noche de verano a un grupo de adolescentes ingleses hace 20 años, y la maravillosa improvisación que crearon en torno a la idea de situar la obra en un páramo a las afueras de una gran ciudad. En el mundo que construyeron, Puck era un camello joven y sexualmente ambicioso, y los amantes, un puñado de niños ricos deseosos de pasar una noche lejos de los confines de su existencia burguesa.

También he dirigido La tempestad, quizá la mejor y, a primera vista, la menos divertida de las comedias de Shakespeare. Cuando preparaba los momentos claramente cómicos de la obra con los dos bufones, Trínculo y Stefano, empecé a tener la sensación de que esas escenas podían interpretarse casi como en una astracanada; como si Shakespeare, en cierto modo, hubiera querido mostrarnos los límites de cierto tipo de farsa. Recuerdo que pasé semanas tratando de descubrir algo nuevo y sorprendente con los actores en la escena en la que Trínculo, inconscientemente, se refugia de la tormenta bajo la manta con Calibán, pero, al final, llegué a la conclusión de que la forma de abordarla que habíamos decidido era exactamente la misma que se había utilizado en más de 400 años de representaciones de la obra. Tenía la vaga sensación de que el verdadero elemento cómico se encontraba escondido entre la evocación del mundo sobrenatural y la digna humanidad del buen Lord Gonzalo. A la hora de la verdad, quizá, la comedia avanza, a través de lo burdo y lo burlesco, hacia una meditación más sutil sobre la broma infinita y el infinito dolor de los seres humanos y su mundo.

Empezó a fascinarme la monstruosa “cosa de la oscuridad”, Calibán. Descubrí que era una creación auténticamente divertida y conmovedora; un ser no humano que, sin embargo, logra iluminarnos sobre las complejidades insolubles de la experiencia humana. A diferencia de Malvolio y Sir Toby, las confabulaciones de Calibán tienen una hermosa inocencia. Y, en medio de sus viles payasadas de borracho con Trínculo y Stefano, Shakespeare le ofrece uno de los parlamentos más exquisitos de la obra:

“No temas, la isla está llena de ruidos /
sonidos y músicas dulces, que deleitan y no hieren. /
A veces, mil instrumentos vibrantes /
resuenan en mis oídos, y en ocasiones voces /
que, si me despertara tras un largo sueño, /
me harían volver a dormir; y entonces, dormido, /
soñaría que las nubes se abrían y mostraban riquezas /
que caerían sobre mí, de tal forma que, al despertar, /
lloraría por soñar otra vez”.

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/04/20/babelia/1492703258_673531.html?rel=lom

sábado, 22 de abril de 2017

_--La solución del 'acertijo de Einstein'. Solo el 2% de la población es capaz de resolver el famoso enigma del físico. ¿Lo ha logrado?



_--El planteamiento es sencillo: en una calle hay cinco casas de colores distintos, y en cada casa vive una persona de distinta nacionalidad. Los cinco dueños son muy suyos: beben diversos tipos de bebida, fuman diferentes marcas de cigarrillos, y cada uno tiene una mascota distinta a la de los demás. A partir de las siguientes pistas, ¿quién es el dueño del pez?


1. El británico vive en la casa roja
2. El sueco tiene un perro como mascota
3. El danés toma té
4. El noruego vive en la primera casa
5. El alemán fuma Prince
6. La casa verde está inmediatamente a la izquierda de la blanca
7. El dueño de la casa verde bebe café
8. El propietario que fuma Pall Mall cría pájaros
9. El dueño de la casa amarilla fuma Dunhill
10. El hombre que vive en la casa del centro bebe leche
11. El vecino que fuma Blends vive al lado del que tiene un gato
12. El hombre que tiene un caballo vive al lado del que fuma Dunhill
13. El propietario que fuma Bluemaster toma cerveza
14. El vecino que fuma Blends vive al lado del que toma agua
15. El noruego vive al lado de la casa azul

La única manera de dar con la solución es cruzar los datos de estas 15 afirmaciones. Existen mútliples fórmulas para hacerlo (en YouTube hay varios ejemplos), y esta es la combinación definitiva:
La solución del 'acertijo de Einstein'
Así pues, el dueño del pez es el vecino alemán. ¿Es del 2% de población que lo ha logrado? Enhorabuena, forma parte de la aristocracia de los portadores de una elevada inteligencia lógica, que permite resolver problemas complejos, realizar esquemas con facilidad y establecer relaciones profundas. Si, por el contrario, el físico germano le parece un modelo inalcanzable (bienvenido al 98%), siempre le quedará sumarse al team Mozart, cuyo cociente intelectual no destacaba entre el resto según las mediciones clásicas: por fortuna, hay otros tipos de inteligencia, como la creatividad o la capacidad de adaptación.

http://elpais.com/elpais/2017/04/04/buenavida/1491292940_682634.html?rel=lom

The falling leaves drift by my window
The falling leaves of red and gold
I see your lips the summer kisses
The sunburned hands I used to hold

Since you went away the days grow long
And soon I'll hear old winter's song
But I miss you most of all my darling
When autumn leaves start to fall

Since you went away the days grow long
And soon I'll hear old winter's song
But I miss you most of all my darling
When autumn leaves start to fall

I miss you most of all my darling
When autumn leaves start to fall

Resultado de imagen de leaves fall

viernes, 21 de abril de 2017

Esperanza

Es la primera vez que Aguirre lleva más de dos días callada mientras su nombre aparece en todos los titulares. Por algo será


En el mundo pasan cosas horribles. El número de víctimas inocentes se multiplica, el imperio del terror gana adeptos, partidarios que declaran actuar en nombre de la paz o del propio terror. Cada cadáver que contemplamos a diario con la pasiva impasibilidad de lo inevitable merece una columna. Lo sé, y sé que otras amenazas, como la que convierte el ejercicio de la libertad de expresión en una actividad peligrosa para los españoles, no son menos urgentes. Pero me van a perdonar que vuelva a escribir hoy sobre Esperanza Aguirre, aunque sólo sea porque llevo tantos años esperando este momento que ya sospechaba que no llegaría.

La relación de Esperanza con las tramas de corrupción de su partido, antes la Gürtel, luego la Púnica, ha sido como el argumento de una larguísima novela negra, de esas en las que el lector sabe desde la primera página quién es el asesino pero el detective nunca es capaz de probarlo.

Lejos de proclamar su inocencia mientras los rumores la cercaban, dio vueltas y más vueltas a la tuerca de su honestidad hasta alardear de haber destapado la corrupción en su propio partido. Cuando Granados publicó lo evidente, que todo lo había aprendido de ella, no se dio por aludida y pareció haber salido con bien una vez más.

Ahora, la documentación incautada a Beltrán Gutiérrez, gerente del PP madrileño bajo su mando, no sólo prueba la financiación ilegal del partido que dirigía, sino que promete más de lo que da. ¿Por qué llevaría un gerente encima un pen drive con la contabilidad B de su partido? ¿Contra quién pretende usarla, de quién quiere protegerse?

Sólo sabemos una cosa con certeza. Es la primera vez que Esperanza lleva más de dos días callada mientras su nombre aparece en todos los titulares. Por algo será.

http://elpais.com/elpais/2017/04/08/opinion/1491674634_327554.html

miércoles, 19 de abril de 2017

_--Damien Hirst, el arte como posverdad. El artista británico regresa con una espectacular muestra en Venecia, mitad cuento mitológico y mitad celebración kitsch


Una de las obras de Hirst expuestas en el Palacio Grassi de Venecia.


_--Vestido como un turista cualquiera, con ropa deportiva y enormes gafas de sol sobre el frontispicio,  Damien Hirst da un último paseo antes de levantar el telón de su nueva exposición, que se inaugura este domingo en las dos sedes de la fundación que el magnate  el magnate François Pinault  instaló en Venecia hace una década. Masacrarlo a preguntas no servirá de nada. “Lo siento, amigo. Hoy no me toca prensa”, se excusa con una implacable sonrisa. Lástima, porque su regreso despierta numerosos interrogantes. El primero: ¿qué es verdad y qué es mentira en este esperado proyecto, insistentemente presentado como su regreso por la puerta grande, tras años de sequía creativa y hastío de sus coleccionistas?

Escultura de bronce de la exposición de Damien Hirst en Venecia (Italia). MIGUEL MEDINA AFP Tesoros del naugragio del 'Increíble', que permanecerá abierta en la laguna veneciana hasta el 3 de diciembre, está concebida como una superproducción de aventuras. En la primera planta del Palazzo Grassipalacete de mármol blanco que parece reflejarse en el Gran Canal, un vídeo da la bienvenida. En él, un grupo de buceadores extraen obras de arte de las profundidades marinas. Forman parte de la colección de Cif Amotan II, esclavo otomano liberado en los días del Imperio Romano, cuyo navío, al que llamó Apistos (o “increíble” en griego antiguo) se hundió en las costas de Zanzíbar hace dos mil años. En el barco transportaba la grandiosa colección que amasó al recuperar su libertad, compuesta por fastuosas esculturas, joyas deslumbrantes y valiosas monedas, que quedaron hundidas en el fondo del mar.

Lo que Hirst presenta ahora, según el relato concebido para la exposición, no sería más que las obras extraviadas entonces, impregnadas de los colores que les prestaron las algas y el coral. En la colección, encontrada en 2008 y rescatada con el concurso del artista, figuran bustos egipcios y torsos griegos, estatuillas de mármol y budas en bronce oscuro, medusas de cristal y discos monolíticos aztecas. En total, 200 obras se suceden por los pasillos. Muchas de ellas, de tamaño monumental. En el patio central del edificio se erige un coloso de 18 metros, inspirado en el protagonista de un cuadro de  William Blake. “La exuberancia es belleza”, escribió este último en El matrimonio del cielo y del infierno. No cabe la menor duda de que Hirst comparte esa máxima.

Pero las contradicciones no tardarán en surgir en el recorrido. En medio de las reliquias, presentadas con abundante documentación verídica sobre su origen y características, aparecen obras incompatibles con esa leyenda. Algunas pertenecen a tiempos posteriores a los que vivió el esclavo. Hay diosas antiguas que comparten los rasgos de deidades actuales como Kate Moss o Rihanna. Un poco más allá, un faraón egipcio guarda cierto parecido con  Pharrell Williams. En la última sala de la Punta della Dogana, segunda sede de la fundación, aparece Mickey Mouse de la mano de su creador. “En el fondo, el universo Disney funciona con los mismos mecanismos que la mitología clásica”, explica el director del museo, Martin Bethenod, con total seriedad. Por si quedaba alguna duda sobre el chiste, al trepar hasta el belvedere de esta antigua aduana marítima, aparecen distintos cráneos de unicornio. La ambigüedad se transforma entonces en celebración kitsch. En el fondo, a Hirst siempre le ha perdido la literalidad.

En los 5.000 metros cuadrados que ocupa la exposición no hay rastro de mariposas, puntos de colores ni tiburones en formol. Para bien o para mal, Hirst reinventa en Venecia su agotado lenguaje artístico de pies a cabeza. Pese a todo, el conjunto mantiene cierta continuidad con su obra anterior, que casi siempre ha estado conectada con el arte de épocas pasadas. En sus carísimos cráneos decorados con diamantes o en sus vitrinas llenas de medicamentos ya transparentaban las vanitas y los gabinetes de curiosidades propios de otro tiempo. “Adopta esas formas del pasado para reinterpretarlas, renovarlas y alterar su significado”, afirma Bethenod. Para él, el proyecto no es totalmente falso. “No sé cuánto tiempo llevaban allí, pero le aseguro que las obras salieron del agua”, sonríe. Dos vídeos dan fe de ello. “El poeta Coleridge decía que, para adentrarse en la creación literaria, uno debía suspender voluntariamente su incredulidad. A eso nos invita Hirst”, añade.

Una figura aparece hasta tres veces: Proteo, el dios marino con la facultad de metamorfosearse. Hirst también parece decidido a renacer, dejando atrás sus recientes desatinos, como la apoteósica subasta que le reportó 200 millones de dólares el mismo día en que  Lehman Brothers se declaraba en bancarrota, o su catastrófica retrospectiva en la  Tate Modern en 2012. “Damien considera que el arte es una religión, una forma de sobrevivir y de afrontar la pregunta que nos hacemos todos: ¿qué nos espera después de la muerte?”, apunta, por su parte, la comisaria de la muestra, Elena Geuna. En otras palabras, renovarse o morir. En la exposición resuena también la actualidad. “Vivimos en la época de las fake news. ¿Qué es verdad y qué no lo es? La muestra nos empuja a hacernos esas preguntas”, añade Geuna. En la entrada de la vieja aduana, Hirst ha esculpido esta frase: “En algún lugar entre la mentira y la verdad yace la verdad”. La suya es, definitivamente, una exposición perfecta para nuestro tiempo.

CURIOSIDAD, SECRETISMO Y OPORTUNISMO
La curiosidad era máxima. El secretismo habrá sido, hasta el último segundo, casi total. De Tesoros del naugragio del 'Increíble', el inclasificable nuevo proyecto de Damien Hirst, solo se conocían cuatro imágenes capturadas en las profundidades del océano, difundidas en febrero a través de las redes sociales. Los potenciales compradores no recibieron las habituales fotografías que suelen presentar las piezas a los coleccionistas antes de cualquier inauguración. El galerista de Hirst, Larry Gagosian, prefirió enviar a sus domicilios a una serie de representantes armados de tabletas electrónicas. Así, no quedaba rastro del preestreno.

Entre una estatua de Nefertiti y otra inspirada por Transformers, François Pinault observaba el resultado en un silencio sepulcral. Se ha acusado al magnate del lujo, propietario de este doble museo veneciano y poseedor de una gran colección de arte (en la que figuran, por lo menos, quince obras de Hirst), de orquestar este aparatoso regreso con el objetivo de revaluar la obra del artista británico, que en los últimos tiempos había perdido valor. “No puedo evitar esos comentarios, pero no es [una iniciativa] comercial. Se trata de mostrar el arte que me gusta”, ha dicho a The New York Times. El precio de las nuevas obras de Hirst oscilaría entre los 470.000 y los 4,7 millones de euros.
Fuente:
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/04/07/actualidad/1491577510_202101.html?rel=lom

martes, 18 de abril de 2017

GERNIKA: EL LABORATORIO DEL TERROR. Xabier Irujo documenta con rigurosa información y escalofriantes testimonios el bombardeo de la villa vizcaína y concluye sin vacilaciones que lo ordenó Franco.


Gernika: el laboratorio del terror
El bombardeo de un único avión, el Old Carthusian, contra el palacio del emir de Kabul y algún edificio gubernamental, sobre los que descargó 344 kilos de bombas, bastó para inclinar a favor de Inglaterra la tercera guerra afgana (mayo de 1919) sin ­sufrir una sola baja. El ministro de Guerra, Winston Chur­chill, había encontrado el arma barata y eficaz que buscaba para sanear la economía de un imperio en bancarrota, que aún tenía 1,2 millones de soldados movilizados y era propietario de 800.000 caballos y mulos, sin renunciar al control de inmensos territorios a los que había agregado los despojos del Imperio Otomano en Mesopotamia. En los años siguientes recurriría al ataque aéreo para doblegar diversas insurrecciones tribales en Somalia e Irak. El terror que llegaba por el ­aire tenía un tremendo efecto desmoralizador a muy bajo coste.

(Gernika, tras ser bombardeada por la legión Cóndor. | SYGMA)

Resultado de imagen de Gernika, tras ser bombardeada por la legión Cóndor. fotoA la luz de estos hechos, todas las potencias europeas desarrollaron ambiciosos programas de rearme aéreo en el periodo de entreguerras. Alemania lo hizo clandestinamente, porque se lo prohibía el Tratado de Versalles, hasta que se quitó la careta en 1934 al anunciar la creación de la Luftwaffe al mando de Hermann Goering. La guerra civil española iba a proporcionarle un campo de operaciones ideal para desplegar nuevas técnicas de ataque y mostrar a Hitler la capacidad devastadora de la aviación, a fin de desviar a la Luftwaffe el ingente presupuesto de la Armada.

Gernika fue el laboratorio que conjugó los intereses de Franco y de Goering. Ningún suceso de la guerra civil española ha merecido tantas monografías como el bombardeo de Gernika (26-4-1937), del que van a cumplirse 80 años. La última lleva la firma de Xabier Irujo, hijo del exilio vasco de posguerra, codirector del Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, historiador que ha rastreado con minuciosidad forense todos los archivos que pudieran contener alguna brizna de información sobre aquel trágico acontecimiento en Alemania, Italia, España, Reino Unido, Estados Unidos. Un centenar de páginas de documentos rigurosamente referenciados y un índice bibliográfico de 140 títulos avalan una obra difícil de rebatir.

Desde esa diversidad documental, el historiador responde sin vacilaciones a la pregunta de quién ­ordenó el bombardeo: Franco. No sobreviven órdenes escritas, las que hubiera fueron destruidas, pero el rastreo de Irujo registra, entre otras cosas, un telegrama de 6-11-1936 al comandante militar de Baleares en el que Franco le corrige a propósito del bombardeo del puerto de Alicante: “No deberá en lo sucesivo realizar esta clase de bombardeos por propia iniciativa, sometiéndolos previamente a mi aprobación”. Nadie, salvo él, podía ordenar una ­operación de esta naturaleza. Su presencia en Vitoria durante la campaña del País Vasco, que culminó con la ocupación de Bilbao (19-6-­1937), da idea del control personal que ejercía.

¿Por qué Gernika? Porque reunía las mejores condiciones para un bombardeo de terror que el jefe de la Luftwaffe, Hermann Goering, quería ensayar sobre poblaciones civiles con vistas a la guerra mundial que se avecinaba. Era una ciudad abierta, sin defensa antiaérea, sin aviones enemigos, sin riesgos. Y tenía un alto valor simbólico para el pueblo ­vasco, con el consiguiente efecto desmoralizador que acarrearía su destrucción. El uso de bombas de gran calibre (hasta 250 kilos), seguidas de artefactos incendiarios en sucesivas oleadas que culminarían con el ametrallamiento de los supervivientes, sirvió de pauta al bombardeo de ­Varsovia en septiembre de 1939. El general Wolfram von ­Richthofen aplicaría en la capital polaca el experimento que había ensayado en la villa vizcaína y cuyo resultado resumió así en su diario: “Por lo demás, paz en Guernica”.

Irujo describe el número de aviones, sus modelos, los aeropuertos de donde partieron, las cargas explosivas, sus respectivas misiones, los jefes de escuadrilla. Participaron al menos 60 aviones (un 20% de la flota rebelde), soltaron más de 40 toneladas de bombas durante tres horas, destruyeron totalmente el 85% de los inmuebles y causaron en torno a 2.000 muertes entre las 10.000 personas que abarrotaban el pueblo por tratarse de un día de mercado. A los datos fríos se suman decenas de testimonios que conforman un retablo escalofriante sobre el terror que llovía del cielo, una imagen que años después repetirán a Svetlana Alexiévich los niños bielorrusos bombardeados por la aviación nazi.

El objetivo proclamado por el bando franquista habría sido destruir un puente que ni siquiera fue alcanzado y por el que transitaron dos días después las tropas rebeldes. La patraña de que Gernika había sido incendiada por los soldados vascos en su retirada fue desmontada tiempo atrás, pero algunos epígonos de la historiografía franquista siguen empeñados en mantener que Franco nada tuvo que ver con el bombardeo, que habría sido iniciativa autónoma de la Legión Cóndor. Así lo afirma Roberto Muñoz en su obra recién publicada Guernica, una nueva historia. Uno de sus argumentos es que no existe ninguna orden de ataque firmada por Franco. Si por eso fuera, gran parte de la Guerra Civil habría sido obra de teloneros.

Gernika. Xabier Irujo. Prólogo de Ángel Viñas. Crítica, 2017. 381 páginas. 22,90 euros.

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/22/babelia/1490181958_169872.html

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/30/babelia/1490870048_334983.html?rel=mas

http://www.lavanguardia.com/cultura/20170416/421718873149/a-las-420-llego-el-infierno.html

lunes, 17 de abril de 2017

Alan N. Stroh, el matemático desconocido que modulaba los sólidos. La fórmula propuesta por el investigador, nacido un 4 de abril de 1926, se usa en campos como la sismología, la acústica, la geofísica, la biomecánica y la industria de las telecomunicaciones.

La Teoría de la Elasticidad estudia la deformación que se produce en un sólido al ser sometido a distintas acciones (fuerzas, cambio de temperatura, un campo eléctrico, etc). Es un análisis imprescindible para diseñar cualquier elemento estructural que está expuesto a condiciones de carga y medio ambientales durante su vida útil, desde las vigas de un edificio a los nanocables que permiten interpretar el mundo microscópico. Para relacionar las características del material y su comportamiento con las acciones a las que está sometido es necesaria una matemática rigurosa y compleja. Alrededor del año 1820, grandes matemáticos como Augustin-Louis Cauchy y Claude-Louis Navier, entre otros, dieron forma a dicha teoría. Propusieron analizar la deformación de los sólidos mediante un sistema de ecuaciones diferenciales de segundo orden, que expresa los desplazamientos internos del material en función de las acciones aplicadas en el tiempo.
Representación de la fórmula de la mecánica continua.

Durante 140 años todos los estudios se apoyaron en dicho marco teórico, hasta que Alan Stroh, un matemático casi desconocido, abrió una nueva etapa de investigaciones en este campo. Publicó dos artículos (en 1958 y 1962) en los que reemplazó dicho sistema por uno de ecuaciones diferenciales de primer orden. Este sistema, al igual que el anterior, solo se puede resolver de forma exacta en casos muy limitados, pero permite extraer información de manera más sencilla. En la actualidad, su formulación se usa en campos como la sismología, la acústica, la geofísica, la biomecánica y la industria de las telecomunicaciones; desde el análisis no destructivo del daño en estructuras inteligentes mediante la propagación de ondas hasta el estudio de distorsiones e interferencias durante el uso de teléfonos móviles, pasando por el modelado de sistemas micro y nano-magnetoelectromecánicos. Y las aplicaciones siguen creciendo.

Pocos datos biográficos se conocen de este científico; ni siquiera aparece en Wikipedia. Nació en Queenstown, Sudáfrica, un día como hoy, 4 de abril, de 1926, donde completó una licenciatura de matemática aplicada. En el año 1950 se trasladó al Departamento de Física de Bristol, Reino Unido, para estudiar el comportamiento mecánico de ciertos sólidos deformables. Allí pudo formarse junto a grandes científicos (incluso premios Nobel en física y otras disciplinas), muchos de los cuales habían huido de los nazis en Europa en los años treinta y habían sido acogidos por la universidad. En 1953 finalizó su doctorado y trabajó en Cambridge hasta 1955, año en que se incorporó a Sheffield.

Stroh se formó en un ambiente académico que es hoy reconocido como la gran escuela británica de la matemática aplicada de mediados del siglo XX, centrada, entre otros aspectos, en el estudio de la elasticidad, la plasticidad y la teoría de defectos.

La colaboración entre investigadores dedicados al estudio de la materia y matemáticos dedicados a la mecánica dio paso al desarrollo de la mecánica de materiales. En el centro de estos avances estaban los nazis y la tragedia de la Segunda Guerra Mundial, que generaron la diáspora de científicos. Además, en el Reino Unido se produjeron iniciativas gubernamentales, tanto durante la guerra como después de ella, que potenciaron estudios centrados en el comportamiento de la materia. Durante esos años, Stroh se dedicó al estudio de la estabilidad estructural de sólidos analizando la formación y propagación de grietas y sus defectos.

En 1958 se trasladó al Departamento de Ingeniería Mecánica del MIT, EE UU, donde publicó su gran aportación a la ciencia, el formalismo de Stroh. Analizó materiales anisótropos, es decir, que presentan distintas características mecánicas (distinta rigidez) según la dirección en la que son observadas. Para describir la deformación utilizó variables geométricas (desplazamientos) y físicas (tensión o fuerza actuando sobre la superficie del sólido), conceptos relativamente simples, frente a los propios de la maquinaria matemática de la elasticidad. Su formulación resultó ser muy versátil, ya que le ofrece al investigador vías alternativas de resolución del problema. Sin embargo, Stroh no llegó a ver el impacto de su trabajo. Falleció el mismo año que terminó de publicar sus resultados, con tan solo 36 años, en un accidente de tráfico mientras se mudaba a su nuevo trabajo en Seattle. El tiempo ha hecho el resto: su nombre y su legado científico han quedado ya para para la eternidad. Hoy cumpliría 91 años.

José Merodio es Profesor del Departamento de Mecánica de los Medios Continuos y Teoría de Estructuras de la ETSI Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid.

Café y Teoremas es una sección dedicada a las matemáticas y al entorno en el que se crean, coordinado por el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), en la que los investigadores y miembros del centro describen los últimos avances de esta disciplina, comparten puntos de encuentro entre las matemáticas y otras expresiones sociales y culturales, y recuerdan a quienes marcaron su desarrollo y supieron transformar café en teoremas. El nombre evoca la definición del matemático húngaro Alfred Rényi: “Un matemático es una máquina que transforma café en teoremas”.

http://elpais.com/elpais/2017/03/31/ciencia/1490959875_428099.html

sábado, 15 de abril de 2017

David Trueba, "Tendemos al fascismo” El escritor y director de cine publica 'Tierra de campos', la historia de un hijo que se sube a un coche fúnebre para ir a enterrar a su padre al lugar en que nació.

David Trueba (Madrid, 1969) publica Tierra de campos (Anagrama), la novela en la que el protagonista, Daniel, se sube a un coche fúnebre para ir a enterrar a su padre al lugar en que nació. Además de escritor, Trueba dirige películas y escribe columnas en EL PAÍS.

Pregunta. ¿Qué le hubiera parecido este libro a su padre?
Respuesta. Se habría divertido. Mi padre se divertía conmigo. Mis hermanos tuvieron una relación más tirante con él: era un hombre de valores muy sobrios, de una autoridad real. Pero yo fui el menor de los ocho. Cuando nací él tenía 53 años. Tuvimos una relación casi de abuelo con nieto, muy cómica.

P. ¿Qué le decía cuando empezó a escribir?
R. Las novelas solo las empezaba. Mis padres no tuvieron cultura: un libro para mi padre era una montaña. Una vez lo vi con Cuatro amigos en la mesilla. Me preguntaba qué pensaría él de todo esto. Un día le pregunté y respondió: “Tienes gracia”. Era su elogio. Luego descubrías que el aprecio que te tenía era mayor, pero esa generación estaba educada así. No se manoseaban los sentimientos. No creo que hubiera avanzado mucho con este libro, pero sí le habría encantado el homenaje a Tierra de campos.

P. Porque él era de allí. Del título de su novela.
R. Sí. Yo siempre pongo el título antes de escribir la novela, una costumbre que me enseñó Azcona. Para mí el título es el nombre de la ciudad a la que viajas: no puedes ignorar el nombre si quieres ir allí.

P. Su padre se fue a Madrid.
R. Mi padre era agricultor y después de la guerra se acabó viniendo a una pensión en Madrid. Allí conoció a mi madre. Primero vivieron en una casa con derecho a cocina y fueron porteros al lado de Cuatro Caminos. Luego compraron un piso en el barrio de Estrecho y montaron una casa de huéspedes. Había espacio para siete con un niño. Con cada uno de nosotros que nació se iba un huésped hasta que, cuando nací yo se fue el último.

P. En su familia Fernando le abrió el camino.
R. Fernando es el primero que le dice a mis padres que quiere vivir del cine. Eso para mis padres era chino, directamente: una chorrada que no tenía ningún sentido. Hasta que nuestro hermano mayor les dice que sí podía tener un futuro.

P. Y lo entienden.
R. Mis padres tenían algo muy inteligente: sabían escuchar a sus hijos. Eran de esa generación que no tenía cultura pero que la cultura para ellos era lo más, no el dinero: el dinero era despreciable. Lo valioso, lo impresionante, era la gente culta: el profesor, el doctor, el tipo que había leído y sabía hablar. Mi madre luego me confesó que ellos rezaban pidiéndole a Dios que llegasen a ver a su hijo pequeño entrar en la Universidad, porque eso era todo lo que pedían para sus hijos.

P. Terminaron viendo a uno de ellos ganar un oscar.
R. Imagínate. Pero eran muy moderados también en eso. Nos educaron a ser discretos cuando las cosas van bien y a serlo cuando van mal.

P. La dedicatoria del libro es para Fernando, “que nunca sigue los caminos que llevan a Roma”. ¿Guarda relación con el linchamiento de los últimos meses?
R. Yo he dedicado libros a personas que son muy importantes en mi vida, pero a Fernando nunca le había dedicado uno, y es una persona importantísima. También está relacionado con lo que ha padecido, más que nada porque lo que le ha pasado es fruto de la confusión. La confusión interesada: a la gente le interesa destruir personas siquiera malinterpretándolas. Y Fernando es una persona bastante libre, y esa frase de la dedicatoria tiene que ver con Brassens y eso de que a la gente no le gusta que uno siga su propia fe.

P. En su familia estaban todas las generaciones.
R. Me gustaba esa mezcla. Ahora todo está demasiado acotado: hay películas para niños, libros para niños, entretenimiento para niños, qué hacemos el domingo con los niños. Pero un niño puede entretenerse con la conversación de un abuelo. Y ver una película con sus hermanos mayores que no entiende pero que lo lleva a lugares que en el adocenado mundo que se le prepara a los niños no va a encontrar. Uno siempre saca lo que tiene dentro en función de las influencias que se lo hacen estallar. Cuando tú no expones a alguien a esas impresiones, lo que obtienes es una persona adormecida.

P. ¿Resignada?
R. Yo creo que uno de los problemas de la sociedad española actual, esta especie de rabia de unos contra otros, se produce porque la gente ha perdido la calle. La gente sale a la calle para juntarse entre similares, y se ha perdido la cosa ésa de que uno está en la calle solo y tiene que enfrentarse a todos, y descubrías que los demás tampoco eran tan malos. Que no están para joderte la vida, que también están buscándose la suya. Y los países que tienen esa calle son más interesantes, más inquietos también creativamente. No se puede escribir sin observar, sin querer a la gente. La gente puede ser bochornosa, pero siempre tiene una historia dentro. Cómo ha llegado a producir ese bochorno, por ejemplo.

P. Llevaba tiempo con la novela: empezó a escribirla después de Saber perder, que publicó en 2008.
R. Mis novelas anteriores evocan un curso, un verano, unos días. Esta abarca 45 años. Tiene una importancia sentimental porque allí nació mi padre. Y quería para el personaje lo mismo que para mí. Somos personas hoy en día que no sabemos cuál es nuestro origen. Vivimos en un mundo con tantas influencias que nuestra nostalgia parece impostada: no tenemos tierra debajo de nosotros, tenemos ondas.

P. Le pidieron cambiar el título.
R. Los primeros que la leyeron. Porque no era comercial. Eso me puso cachondo. Es el título adecuado para el libro, que es lo importante. Cuando veo estos títulos de “silencio” por aquí, “viento” por allá. ¡Pero si ya lo han dicho todo! En Tierra de campos yo de pequeño veía que la riqueza estaba bien repartida. No había grandes propietarios sino familias con su pequeña explotación que vivían de su campo. Y hoy, pasada la revolución digital, te encuentras otra vez eso: que tienes que pelear por tu campo para poder cultivarlo, extraer de ahí tus recursos para sobrevivir y librarte de los grandes latifundistas digitales que han llegado a poseer la mayor cantidad de territorio que nunca se ha poseído.

P. ¿Google?
R. Nunca ha habido posesiones sobre la riqueza mundial como las que tienen Google, Apple o Amazon. Mi protagonista, un señor que hace canciones, lo que quiere es tener su campito donde se le pueda escuchar y que le dejen vivir. Y que no haya una mano que lo posee todo y a la que hay que venderse para ser alguien. Hay un juego entre campos entendidos como la región, y entendidos también como la subsistencia e independencia de una familia.

P. ¿Quién es el protagonista, Dani Mosca?
R. Nosotros nos hemos dedicado a escribir, él hace canciones. Pero le mueve el mismo impulso. Los personajes para mí son más importantes que la historia. No voy a decir que todas las historias estén contadas, pero al final lo que te produce apego es el personaje. Se ve claro ahora con la eclosión de las series: las series buscan personajes más que sorpresas.

P. El suyo hace canciones.
R. La canción ha sido en los últimos 60 años la expresión artística más potente que ha habido. La inmediatez con la que llega, la capacidad que tiene para generar sentimientos, para crear atmósferas en tres minutos. La potencia evocativa que tiene para las personas, y lo que tiene de resumen de épocas. Me interesaba saber cómo es la profesión que está detrás de eso. Mucha gente cuando leía Saber perder me decía que era la primera vez que había pensado en un futbolista como en alguien que desempeña un oficio. Es que un futbolista es un señor que hace su trabajo y luego se va para su casa. Yo nunca he tenido la arrogancia de pensar que los artistas, por ejemplo, son más interesantes que el resto de las personas.

P. Porque los conoce.
R. También. Y le reconozco la valentía a alguien que un día coge y dice: “Me voy a dedicar a esto”. Pero un tipo que hace canciones y las canta tiene más mérito. Le pasa lo mismo que a los futbolistas: son profesiones para jóvenes. Pero los futbolistas se retiran, los cantantes no. Hay que subirse a un escenario, hay que saltar, hay que aguantar dos horas, hay que ser joven de actitud. Los viejos rockeros también tienen que serlo en el escenario, comportarse igual que con veinte años, estar delgados y fibrosos, vestirse como cuando eran jóvenes, cantar las mismas letras que escribieron a los veinte años a los mismos chicos y mismas chicas de entonces.

P. Lo explica gráficamente muy bien el concierto de los Stones en La Habana, con el impacto de saber que esa época que representaban, esas canciones con las que se enamoraron de sus parejas o les recuerdan a sus padres, nunca la habían tenido frente a frente.
R. Cuando murió Antonio Vega le hicieron una especie de capilla ardiente en la SGAE. Yo iba a comer por allí y pasé delante de la fila. Veía la emoción con la que iban a hacer esa cosa tan poco generacional de ir a ver un cadáver, o a rendirle tributo. Pero de pronto pensé: “A esta gente algunas canciones de Antonio Vega le han sido tan importantes como cualquier experiencia de vida”. ¿Quién está detrás de eso? Por ahí va mi personaje. Con la grandeza y la miseria de toda profesión vocacional.

P. Una vocación no es fácil. Y se obliga a elegirla muy temprano.
R. Profesiones vocacionales y profesiones pragmáticas, ¿no? En el instituto siempre aparecía uno que decía: “A ver, carreras con salidas”. E inmediatamente veías a la clase dividirse entre quienes buscaban una salida pragmática y los que aún tenían sueños. El sueño de poder ganar la vida con una pasión, con algo que siempre has querido hacer.

P. Al padre de Dani, su protagonista, no le gusta que cante.
R. Ser cantante le parece la cosa más grotesca y absurda del mundo. Risible. Y me imagino perfectamente a la generación de mis padres recibiendo esa noticia: “Me voy a ganar la vida tocando la guitarra”. Venga, hombre, por favor. ¡El hijo de un campesino! El otro día veía el documental de los Oasis, y hay un momento muy tierno cuando la madre, que ha tirado de la familia sola, cuenta que los chicos a los quince años llegaban a casa gritando que iban a ser estrellas del rock. “Pues eso nos va a venir muy bien”, se cachondeaba ella, “porque así me sacáis de esta mierda de vida que tengo”. Y esa chorrada se produce. Se convierten todos en millonarios. Y la importancia no es tanto eso, el dinero, como la relevancia que cobran esas canciones para la vida de la gente de todo el mundo.

P. Su personaje tiene un cierto éxito, pero no de esa dimensión.
R. No me gustan los personajes demasiado importantes. No me interesa tanto la vida de alguien que haya triunfado de forma desmesurada porque eso suele conllevar problemas alejados de la vida cotidiana. Alguien que tenga un avión privado y veinte personas a su servicio no tiene una vida interesante, por mucho que ellos crean que sí la tienen. No es interesante porque no la podemos comparar con la nuestra, y a mí lo que me gusta es traer al lector y situarle en un lugar en el que nunca ha estado pero parecido a uno en el que sí ha estado. Lo mejor de Saber perder es que muchísima gente veía al futbolista como si fuera él. Se conseguían ver en ese entorno. Si la ficción sirve para algo es para colocar a personas dentro de personas que no ha sido pero pueden llegar a comprender.

P. No pide nada.
R. Porque tendemos al fascismo, que es exactamente lo contrario: nunca entender al otro. No lo tengo ni por ideología, sino como defecto del comportamiento: te proteges de los demás como si los demás no fueran tú. Deshumanizas a gente que consideras ajena a ti y la tienes como elemento hostil de tu territorio, por lo tanto te blindas y la hostigas. La ficción lo que hace es acercarte a los demás hasta fundirte con ellos y poder vivir una vida que no tienes, en un mundo que no es tuyo, en una época y hasta un sexo que no te pertenece. Y al vivirlos observando y comprendiendo, emocionándote, sales del libro siendo una persona mejor. Eres una persona más rica. Has vivido en la piel del otro.

P. Su protagonista viaja en un coche fúnebre que conduce un chico ecuatoriano.
R. Es un hombre que habla mucho. Y cuando se sienta el protagonista a su lado le empieza a preguntar a qué se dedica y a quién llevamos en la caja. El chófer quiere saber, da el punto de vista del lector.

P. La preparación de un personaje.
R. Cuando doy clase de guión siempre cuento el principio de Amadeus. Un joven curita que visita a un loco ya mayor, que es Salieri. Pero nadie sabe quién es Salieri, tampoco los espectadores, que no saben qué coño de película van a ver. Entonces el viejo le dice: “Yo era músico”. Y le toca unos temas suyos con un clavicordio. Y el curita le dice: “Lo siento, eso no me suena”. “¡Pues esto fue un gran éxito!”. Y el espectador, que es el curita, se va enterando ya de qué va la cosa: al viejo lo han olvidado. Hasta que Salieri toca un movimiento de la Sonata para piano número 11, y el curita ahí se emociona: “¡Eso lo conozco!”. Lo conoce él y lo conocemos todos. Así que Salieri deja de tocar y dice lleno de rabia: “Eso era de Mozart”. Y ya está. Le has dicho al espectador: “No te preocupes, no sabes de música clásica, sólo sabes de Mozart y precisamente de eso te vamos a hablar”. De por qué una música sí y otra no. Del genio. Del drama de Salieri y de por qué el talento no se reparte democráticamente.

P. ¿Usted admira?
R. Claro, pero eso está pasando de moda. La gente ya no quiere admirar a nadie. Como mucho, suprimir al otro y quedarse con su posición. Pero yo creo que la admiración es una de las fuentes de satisfacción más grandes que hay. Tú buscas a alguien que genera en ti no la envidia, el resentimiento o el agravio, sino la potencia con la que repetir lo que hizo o disfrutar de lo que hace. Por ejemplo, en la música, cuando unas personas corean una canción hay un sentimiento de comunión: esos elementos de admiración son bonitos. Por desgracia se admira cada vez más con la muerte, cuando salen de debajo de las piedras los que en vida le han hecho a alguien la vida imposible y no hubo manera de que reconociesen lo feliz que les hizo, la inspiración que les ha dado.

P. Vivió en Hollywood.
R. En el barrio de Hollywood, que era un barrio pobre de Los Ángeles. Quiero decir que no vivía ningún rico ahí. Ahí están los cines, pero por la noche se quedaba desértico y lleno de borrachos y yonquis. Yo iba a una escuela de guión que estaba en el West Hollywood, año 1993, y tenía que tener cuidado. Los Ángeles entonces era una ciudad deprimida llena de delincuencia. La atravesaban enormes coches blindados que se dirigían a las colinas, que es donde está el dinero.

P. ¿Conoció a Billy Wilder?
R. Él ya conocía a mi hermano Fernando, que le dijo que yo iría allí a estudiar. “Pues que me llame y que me venga a ver”. Pero yo no iba nunca porque me moría de vergüenza. Un día me llamó Fernando y me dijo: “Oye, me ha dicho Billy Wilder que no lo has llamado. Pero llámale, tío”. Así que antes de entrar a clase me fui a una cabina y marqué su número. No pegó ni un timbrazo: cogió cuando terminé de marcar el último número. “¡Por qué usted no viene a verme!”, me decía. “¿Tienes algo que hacer ahora?”. Y dime tú cómo le dices a Billy Wilder que tienes clase. “Nada en absoluto”, respondí.

P. ¿Cómo fue?
R. Descubrí a un tío con el que te echabas dos horas a charlar, y los primeros 45 minutos me preguntaba él a mí. Qué hacía en la escuela, qué películas me habían gustado últimamente, yo qué sé. Ahí me di cuenta una vez más de que la curiosidad de la gente es la parte más importante de su talento. Si Wilder, que tenía casi 90 años, me hacía esas preguntas a mí, qué no habría hecho cuando tenía 20.

P. “Cuando asistí al parto de un hijo y cuando asistí a la muerte de mi padre”, dice el protagonista, “me di cuenta de que no eran tanto dos experiencias místicas como dos experiencias trabajosamente fisiológicas”.
R. Una es dejar de respirar y de bombear sangre, y otra es empezar a respirar fuera del vientre de la madre y bombear sangre al cerebro. ¿Por qué tiene tanto valor? ¡Lo del medio es lo importante! No hay nada sagrado en nacer o morir. Estos asuntos hay que abordarlos con ligereza. Mira, si vas a decir algo que tú crees muy importante, haz reír a la gente. Cuando uno dice: “Atención, voy a decir algo”. Qué horror, por favor. “Esto va a quedar grabado en la Historia”. Pues yo no quiero asistir, de verdad, menuda vergüenza.

P. Usted huye de la solemnidad.
R. Hay demasiada obsesión por las cosas importantes. Por el futbolista de la década, por el mejor tenista de la historia, por el mejor grupo del mundo. Lo importante no es eso. Lo importante no es que tú quieras ocupar un sitio en la historia de la literatura, sino que el libro que estás escribiendo ahora esté lo mejor posible. Esto del cine de sacarse fotos con todos. ¿Pero a ti quién te ha dicho que una persona famosa es importante? Sancho y Quijote son dos personajes de ficción y son más importantes que cualquier personaje histórico de España. El Jack Lemmon de El apartamento es más importante que los biopics que se hagan de Margaret Thatcher o Nelson Mandela. Eso es lo bonito: que mezclas elementos de la realidad para crear un personaje de ficción que acaba siendo más real que uno de verdad. Madame Bovary, Anna Karenina, Humbert Humbert, Holden Caulfield: todos ellos son más relevantes para la historia de la literatura que alguien real. La ficción los eleva por encima de nuestra propia condición.

P. Funcionan como modelo.
R. Cuando alguien se pregunta si existe el carácter español, si hay algo que puede servir como paradigma de nuestra forma de ser, nadie dice Carlos III, Juan de Austria o la duquesa de Alba. Dice Sancho Panza y Don Quijote de La Mancha. El loco que vive su sueño y el que tiene los pies en la tierra y te está diciendo que poca broma, que lo que importa es comerse mañana un cocido y dejarse de hostias.

P. ¿No tiene curiosidad por trasplantar al Quijote a esta época?
R. Tengo la sensación de que si se publicase hoy el Quijote protestaría el sindicato de los caballeros andantes, los manchegos y qué se yo. La gente no aprecia el valor de la crítica, pero la crítica te permite abrir los ojos. El niño que se da cuenta de que su padre no es perfecto es un niño que está dando un salto. Se da cuenta de que el cariño no basta, y que puedes quererlo pero no pensar que es perfecto. El amor y el sentimiento no pueden estar por encima de la razón y la verdad.

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/31/actualidad/1490970273_588748.html

viernes, 14 de abril de 2017

Hoy se celebra el aniversario de la II República

La imagen puede contener: una persona, texto

Carrizo Plain



Este año ha sido una floración de primavera excepcional, aquí y en California. Esa foto es una muestra.

Enterrado el tabú de la muerte de Ataúlfo Argenta. Una biografía de Ana Arambarri cuenta los hechos y reivindica la figura de uno de los directores de orquesta más importantes en la historia de la música universal.

Fue una torpeza infantil. Un accidente hijo del frío y el absurdo. Nevaba aquella madrugada del 21 de enero de 1958 en Madrid. Había concertado una cita secreta con Sylvie Mercier, aquella joven alumna pianista francesa de 23 años, para pasar una noche furtiva en su casa de Los Molinos. Las paredes despedían la soledad oscura de un congelador. Encendió la chimenea y esperó acurrucado junto a ella en el garaje, con el motor de su Austin A-90 SIX, encendido. Las emisiones de anhídrido carbónico les sumieron en un sueño. Los pulmones de ella resistieron. Los del maestro, desvencijados tras un episodio de tuberculosis que poco antes lo había dejado en los huesos, no.

Así termina el tabú en torno a la muerte de Ataúlfo Argenta. Se lo ha contado la única testigo de la misma a Ana Arambarri para su biografía sobre el músico, que publicará Galaxia Gutenberg la semana que viene. Fue uno de los directores de orquesta más brillantes de la generación de posguerra en Europa. Su nombre andaba codeándose en la liga de Herbert von Karajan, Carlo Maria Giulini o Sergiu Celebidache, que lo admiraban. Un pura sangre de la batuta, de origen humilde, amigo de dar conciertos para pescadores harapientos en su Castro Urdiales, villa de Cantabria donde nació en 1913, tanto como de disfrutar sus triunfos a lo grande en todo el continente.

Pero murió con 44 años, cuando era titular de la Orquesta Nacional y había sobrevivido a dos guerras, la civil y la europea. Víctima de una chiquillada que truncó su fascinante e insólita carrera internacional lanzada desde España al mundo en mitad del baldío franquista. Así lo relata de manera rigurosa y excelente Arambarri en Atáulfo Argenta. Música interrumpida. En sus páginas, teje la vida de este duende: una estrella, un superdotado rebosante de atractivo a la manera de las estrellas del Hollywood, época dorada. “Reunía el potencial arquetípico del director perfecto para muchos”, cree la autora.

Esto es: doble carisma hacia los músicos y frente al público, audacia y rigor para afrontar todo tipo de repertorios, eclecticismo radical, algo naciente en aquellos tiempos como virtud, y una sensibilidad extrema que le dotaba de visión propia. “Aunque lo que de verdad le definía, era la pasión y su independencia”, dice Arambarri.

Pero murió cuando su carrera apuntaba a Europa –iba a ser titular en Suiza de la Orquesta Suisse Romande-, harto de la persecución que sufría en España por la camarilla de mandamases de la cultura que querían hundirlo acusándolo –un honor- de simpatizante republicano. “Lo persiguieron hasta intentar acabar con él, lo acorralaron y hoy me atrevo a decir que entre ellos, en vez de lamentar su muerte, algunos se alegraron”, comenta.

GRACIAS A UNA JUEZA DEL ESCORIAL LLAMADA MANUELA CARMENA… Atraída por el misterio y la leyenda de Argenta, Ana Arambarri comenzó a escribir su biografía hace décadas. Pero la guardó en un cajón. “Yo oía sus historias en casa constantemente. La familia, a la que estaré eternamente agradecida, me confió sus materiales y me puse a ello”. Un buen día llegó al juzgado de El Escorial y pidió el informe que en su día realizaron para levantar el cadáver y dar cuenta de los hechos aquella gélida madrugada del 21 de enero de 1958. Un día antes había triunfado con El Mesías de Haendel en el Teatro Monumental, de Madrid. Bromas pesadas de la gloria. Fue su último concierto. La jueza encargada se lo entregó y le advirtió de que la utilización de ese material, de causar daño a su familia, le acarrearía problemas con la ley. Tras las explicaciones, le dejó revisar todos los documentos. “Menos mal. Tomé entonces las notas que me han servido para relatar los hechos en la biografía. Cuando he querido volver a revisarlos hace dos años, me han denegado el permiso”. La jueza que entonces le dio acceso se llamaba Manuela Carmena, hoy alcaldesa de Madrid. "No se acordará, pero fue ella", certifica Arambarri.

Lo tenía difícil frente a aquellos intrigantes profesionales del nacionalcatolicismo. Dominaban los despachos y la crítica. Los capitaneaba el cura Federico Sopeña, falangista culto, con maneras de Richelieu: tuerto y de oído fino en un país de ciegos y sordos a quien la brillantez, el encanto y la radical independencia de Argenta, descolocaban.

Se mostraba incontrolable a sus deseos. “Fueron muchos, además, los que siguieron persiguiéndole incluso después de muerto. Lanzando perjurios y extendiendo una leyenda negra que dio lugar al tabú”, afirma. Por eso conviene ya levantarlo de una vez por todas. Y para eso, Arambarri ha hablado con Sylvie Mercier, la testigo directa, pianista y heredera en Francia del imperio licorero Cointreau, hoy retirada. “Me lo relató de primera mano. Aquello la traumatizó hasta un punto que después le hizo alejarse de la música”, cree la autora del libro.

Argenta tenía una debilidad clara y una firme fortaleza. La primera eran las mujeres. La segunda, paradójicamente, Juanita Pallarés, su mujer. Y sus cinco hijos. “Eran una pareja distinta para lo que se estilaba en su época. Si bien Juanita le echaba en cara sus devaneos, llegó a tolerarlos”, comenta Arambarri. La autora ha tenido acceso a sus cartas familiares más íntimas. Conoció la historia de Argenta desde niña y trató frecuentemente a su esposa. “Mi madre fue alumna de Argenta e íntima amiga de Juanita. Íbamos juntos a conciertos en los que a ella le gustaba decir: esto, Ataúlfo, lo hacía mucho mejor”.

Otro de los puntos fuertes de la biografía, narra, precisamente, el calvario de Juanita tras su muerte: “Los mismos que la persiguieron, le negaron y pusieron trabas sistemáticas a la pensión que le correspondía como viuda de director de la Orquesta Nacional. Lo luchó durante 13 años”. Menos mal que los derechos por aquellos discos de zarzuela que dejó grabados les permitieron salir de la penuria más absoluta.

Pero hubo otros que colaboraron. A Fernando Argenta, su hijo menor, el eminente crítico y divulgador fallecido hace tres años, le gustaba recordar agradecido que la Suisse Romand, le pagó los estudios. “Allí hubiese acabado poco después, seguramente. Si no se decidió a ir antes fue por Juanita. El titular de entonces, Ernest Ansermet, estaba empeñado en que se convirtiera en su sustituto”. De Ansermet o de otro maestro como Carl Schuricht, Argenta imitó el don de la audacia. “Sobre todo para interpretar a compositores no aceptados entonces ante los que tenía el convencimiento de que eran grandes músicos, como Mahler, Bartók o la radical escuela de Viena, a quienes casi nadie se atrevía a programar. Y mucho menos en España”. Pero también reivindicó el legado de compositores españoles represaliados, como Salvador Bacarisse, afiliado al Partido Comunista, de quien llegó a estrenar obras en París. “A muchos de ellos los consideraba con más talento que a Joaquín Rodrigo, miembro de la camarilla sopeñista. Una vez dijo que después de Falla, los creadores españoles vivos no habían hecho nada que mereciera la pena. Aquello le puso la cruz”, asegura Arambarri.

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/31/actualidad/1490989386_532346.html

martes, 11 de abril de 2017

El "cuarteto de la felicidad": cómo desatar los efectos positivos de la endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina.

A lo largo de los siglos los artistas y pensadores se han dedicado tratar de definir y representar la felicidad.

Sin embargo, en las últimas décadas, grupos menos románticos se unieron a esta difícil tarea: los endocrinólogos y neurocientíficos.

Su objetivo es estudiar la felicidad como un proceso biológico, para encontrar qué desata dicho sentimiento desde el punto de vista físico.

Es decir, no les importa saber si las personas son más felices gracias al amor o al dinero, sino qué sucede en el organismo cuando la alegría efectivamente se dispara y cómo "forzar" el sentimiento.

En este sentido, existen cuatro químicos naturales en nuestros cuerpos que suelen ser definidos como el "cuarteto de la felicidad", conformado por la endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina.
La investigadora Loretta G. Breuning, autora del libro Habits of a happy brain ("Hábitos de un cerebro feliz"), explica que "cuando tu cerebro emite uno de estos químicos, te sientes bien". "Sería bueno que surgieran todo el tiempo, pero no funcionan así", escribe la profesora emérita de la Universidad Estatal de California (EE.UU.).

"Cada químico de la felicidad tiene un trabajo especial que hacer y se apaga una vez que el trabajo está hecho".

En BBC Mundo te contamos distintas formas simples de activar estos cuatro químicos de la felicidad sin necesidad de medicamentos o sustancias dañinas.

1. Endorfinas
Las endorfinas son consideradas la morfina del cuerpo, una suerte de analgésico natural. Descubiertas hace 40 años, las endorfinas son "la breve euforia que enmascara el dolor físico", escribe Breuning.

Por eso, ingerir comida extremadamente picante es una de las formas de liberar estos opiáceos naturales, lo cual induce una sensación de felicidad.

¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando comes chile picante y por qué puede ser bueno para tu salud? Pero esta no es la única forma de conseguir un "subidón de endorfinas".

Según un estudio publicado el año pasado por investigadores de la Universidad de Oxford, ver películas tristes aumenta los niveles de este químico.

Aquellos que tuvieron la mayor respuesta emocional también experimentaron un incremento superior en el umbral del dolor y en el sentimiento de unidad con el grupo", dijo a la BBC Robin Dunbar, profesor de psicología evolutiva de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y principal autor del estudio. De allí que bailar, cantar o trabajar en equipo sean actividades que también potencien la unión social y la tolerancia al dolor a través de un aumento en las endorfinas, agregó Dunbar.

2. Serotonina
Como la serotonina fluye cuando te sientes importante, el sentimiento de soledad e incluso la depresión son respuestas químicas a su ausencia.

"En las últimas cuatro décadas, la pregunta de cómo manipular el sistema serotoninérgico con medicamentos ha sido un área importante de investigación en la biología psiquiátrica y estos estudios han llevado a avances en el tratamiento de la depresión", escribió en 2007 Simon Young, editor en jefe la revista Psychiatry &  Neuroscience.

Diez años después, la depresión se posiciona como la principal causa de discapacidad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este desorden mental afecta a más de 300 millones de personas.

La estrategia más simple para aumentar el nivel de serotonina es pensar en recuerdos felices, escribe el neurocientífico Alex Korb en el portal Psychology Today.

Uno de los síntomas de la depresión es que las personas no pueden recordar momentos felices, por eso, agrega Korb, mirar fotos viejas o hablar con un amigo puede ayudar a refrescar la memoria.

El neurocientífico describe otras tres formas: exponerse a la luz del sol, recibir masajes y hacer ejercicio físico aeróbico, como correr y andar en bicicleta.

3. Dopamina
La dopamina suele ser descrita como la responsable de sentimientos como el amor y la lujuria, pero también se la tacha de ser la responsable de las adicciones. Por eso se dice que es la mediadora del placer.

"Los bajos niveles de dopamina hacen que las personas y otros animales sean menos propensos a trabajar con un fin", explica John Salamone, profesor de psicología de la Universidad de Connecticut (EE.UU.), sobre un estudio que publicó en 2012 en la revista especializada Neuron sobre los efectos de la dopamina en el cerebro.

Por lo tanto, agrega, la dopamina "tiene más que ver con la motivación y la relación de costo y beneficio, que con el placer en sí mismo".

Lo cierto es que este químico se dispara tanto cuando uno da el primer paso rumbo a un objetivo como cuando lo cumple.

Además, puede generarse por algo de la vida cotidiana (por ejemplo, encontrar un lugar libre para estacionar el carro) o algo más excepcional (recibir un ascenso laboral).

La mejor forma de elevar la dopamina, por ende, es establecerse objetivos a corto plazo o dividir en pequeñas metas aquellos objetivos que son a más largo plazo. Y celebrar cuando uno los cumple.

4. Oxitocina
Por estar relacionada con el desarrollo de comportamientos maternales y a los apegos, la oxitocina suele ser apodada como "la hormona de los vínculos emocionales" y "la hormona del abrazo".

Según un estudio publicado en 2011 por la obstetra y ginecóloga india Navneet Magon, "la vinculación social es esencial para la supervivencia de las especies (humanas y algunas animales), ya que favorece la reproducción, la protección contra los depredadores y los cambios ambientales, e impulsa el desarrollo cerebral".

La exclusión del grupo produce trastornos físicos y mentales en el individuo, y conduce finalmente a la muerte", agrega.

Por eso, considera que la oxitocina tiene una "posición de liderazgo" dentro de este "cuarteto de la felicidad": "Es un compuesto cerebral importante en la construcción de la confianza, que es necesaria para desarrollar relaciones emocionales".

Abrazar es una forma muy simple de conseguir un aumento de oxitocina. Dar o recibir un regalo es otro ejemplo.

Breuning aconseja también construir relaciones de confianza dando "pequeños pasos", "negociando las expectativas" para que ambas partes puedan cumplir con el vínculo emocional.

http://www.bbc.com/mundo/noticias-39333917

lunes, 10 de abril de 2017

_--Golden5, el proyecto basado en lo positivo que quiere revolucionar la educación. "No es buenismo, sino satisfacer las necesidades psicológicas básicas del alumnado", asegura la responsable del método.

_--María José Lera, doctora en Psicología y experta en temas de calidad educativa, se dio cuenta hace tiempo de un detalle.
Observó que, cuando un niño de 12 meses da sus primeros pasos, sus padres le felicitan y le animan a que continúe intentándolo a pesar de que camina fatal. "Se le da un sentimiento de confianza que hace que quiera seguir caminando. Y a base de intentarlo, lo logra", apunta. A continuación se hizo una pregunta: ¿Por qué esa actitud positiva no se repite para todo? ¿Por qué cuando un alumno no sabe hacer una multiplicación sale la mirada negativa de los profesores en lugar de apoyarlo?

Fruto de reflexiones de ese tipo, Lera, profesora titular en la Universidad de Sevilla, lanzó junto a expertos de otros cuatro países un proyecto educativo llamado Golden5, que fue galardonado con el Premio Europeo Comenius de la Comisión Europea de Educación. Con él persigue dotar de herramientas al profesorado para conseguir un buen clima en el aula que mejore la motivación de los estudiantes, su bienestar psicológico y su rendimiento académico.

¿Y cómo se logra eso? El procedimiento de Lera es sencillo: profesores y colegios se ponen en contacto con ella y con su equipo, que se desplazan donde sea menester para formar a los docentes. Hasta ahora, el proyecto está siendo un éxito especialmente en la zona de Algeciras y en el País Vasco, donde lo aplican 200 centros, casi todos en la provincia de Guipúzcoa.

EL PROBLEMA PRINCIPAL: LA FALTA DE MOTIVACIÓN, NO LA FALTA DE CAPACIDAD.
"Se consigue una mejora notable del rendimiento académico de los niños y del aula en sólo seis semanas. Y también mejora la autoestima de los estudiantes. En cuanto al profesorado, dicen que son más felices y están mejor desde que aplican el programa", asegura la experta.

El truco, afirma, consiste en cambiar la mirada de los profesores hacia una visión positiva. Dice que es la que tienen en los países nórdicos como Noruega, siempre referentes en temas educativos. El Golden5 parte de una premisa: el problema principal en las aulas es la falta de motivación de los estudiantes, que provoca conductas disruptivas y que el profesorado genere una emoción negativa porque el alumno no hace lo que se le pide.

Lo malo lleva a lo malo y lo bueno lleva a lo bueno, centrarnos en los aciertos y recompensarlos, no echar sermones negativos con los errores. Fomentar y premiar la atención, el modelamiento y el moldeamiento.
Para corregir esa falta de motivación, el Golden5 recoge varias estrategias motivacionales que, según asegura Lera, se llevan aplicando con éxito durante muchos años en ámbitos como el deporte pero han pasado de perfil por la educación. La más importante de ellas es conseguir que los profesores resalten únicamente lo positivo del alumno, dejando lo negativo a un lado.

"EL ERROR debemos utilizarlo para reflexionar, estudiar las causas y buscar la solución en adelante, nos sirve para corregir la enseñanza y mejorar el aprendizaje, no para castigar, HAY QUE MINIMIZARLO"
 "Cuando uno comete un error, el error no se debe magnificar, sino que hay que minimizarlo para que no pase nada, darle aliento para que pueda seguir trabajando y hacerle ver que sí que puede. La mirada de culpabilización es un error porque acarrea actuaciones negativas que llevan a que el otro tenga menos confianza. Y ya empezamos: menos confianza, menos motivación, peor comportamiento. Y lo malo lleva a lo malo y lo bueno lleva a lo bueno", explica la experta.
https://youtu.be/d2yqlT8MZO0
Lera admite que esa mirada negativa es la que sale de forma natural porque "cuando las cosas salen como están previstas, y generalmente prevemos el éxito, no se dice nada". Es decir, cuando alguien saca un 10 en un examen, lo habitual es no decir nada, o como mucho dar una pequeña enhorabuena. "Pero cuando no sale lo que tú esperas y el alumno fracasa, suspende, hace mal los ejercicios, entonces surge la necesidad de decir algo", explica mientras asegura que eso es un error.

Aquí hay una falta de conciencia de las repercusiones que tienen las cosas que decimos. El lenguaje, las palabras y la entonación son muy importantes.
Subraya que, si el profesor destaca lo bueno de un alumno, ese estudiante se va a quedar con lo positivo. "La próxima vez que le salga mal algo de matemáticas, dirá: ah, pero yo era muy bueno en matemáticas, lo que pasa es que tengo un mal día. Y seguirá hacia delante", afirma. Y dice que estos comportamientos son habituales en países como Finlandia o Noruega. "Aquí hay una falta de conciencia de las repercusiones que tienen las cosas que decimos", se lamenta.

¿UN MÉTODO QUE CREA PROFESORES BLANDOS?
Pero la contra argumentación es obvia y es la que se le plantea constantemente a los responsables del Golden5. Si sólo se destaca lo positivo, ¿cómo se puede corregir lo negativo? ¿no va a provocar ese comportamiento que el profesor pierda autoridad en el aula, que se construya una imagen de blando? ¿cómo va a saber un niño abordar el fracaso si nadie le ha hecho ver sus propios errores?

Lera responde con una metáfora: "Es como si tú sabes que cuando pase un tiempo vas a tener menos comida. Y dices: vamos a empezar ya a no comer para estar preparado. Pues no. Porque entonces cuando venga no vas a estar preparado, sino hambriento y te vas a sentir peor y te vas a sentir enfermo. Al contrario, come mucho ahora para que cuando venga el mal tiempo estés con fuerza".

No van a ser más fuertes porque le comentemos antes los errores. La fortaleza se fomenta con la superación de dificultades con éxito.
La experta insiste en que el niño "necesita que le destaquen sus fortalezas, estar fuerte en sus expectativas de autoeficacia" para que cuando llegue el fracaso tenga estrategias para autorregularse y decir: 'No pasa nada porque yo esto lo supero". "No es buenismo, sino satisfacer las necesidades psicológicas básicas del alumnado. Aplicar las teorías más básicas de la psicología del desarrollo. No va a ser más fuerte porque le comentemos antes los errores. Al contrario, porque va a ir con desconfianza", zanja.

LO MALO, "EN PRIVADO Y EN VOZ BAJA, con tono de ayuda, aclaración, aviso, advertencia, no de reproche o castigo". El alumno siente que las palabras son de respeto y cooperación en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el camino del conocimiento. Nunca de sorna, ironía o humillación. 
El Golden5 se basa también en el llamado 'efecto audiencia'. Lera explica que el profesorado debe tomar conciencia de que nunca tiene que decir en público lo que el niño hace mal porque su audiencia lo comparte. "El niño va a sentir que no sólo el profesor ve que él no vale, sino que 25 niños van a percibirlo también. Con lo cual va a creerse que no vale. Si aplicamos ese efecto audiencia a algo positivo, 25 niños van a percibir que es muy bueno y se creerá que es muy bueno", indica.

Por eso, recomienda a los docentes decir lo bueno en público. Y lo malo callárselo y decírselo "por detrás al niño, en bajito". "Decir en público a los chavales cosas que están mal lleva a la confrontación y a la desmotivación. Porque si tengo 15 años y me has hecho sentir humillado en el aula, yo voy a empezar con comportamientos disruptivos", asevera.

¿A ti qué te parece el método? Puedes votar en nuestra encuesta. http://m.huffingtonpost.es/2017/03/27/golden5-el-proyecto-basado-en-lo-positivo-que-quiere-revolucion_a_21897793/

domingo, 9 de abril de 2017

_--América para los... españoles. Una exposición en la Torre Iberdrola de Bilbao trata la contribución de la monarquía de Carlos III a la independencia de Estados Unidos y la emigración vasca del siglo XX.

_--El historiador estadounidense Charles F. Lummis escribió en 1928: “No hemos hecho justicia a los exploradores hispánicos porque no hemos sido informados adecuadamente”. A paliar esa falta se consagra, en esta era de “América para los americanos”, la exposición La memoria recobrada, huellas en la historia de Estados Unidos, que abrirá al público el 10 de abril en la planta 25 de la Torre Iberdrola, rascacielos con vistas al nuevo Bilbao.

La muestra, comisariada por José Manuel Guerrero Acosta, “historiador y militar en la reserva”, está escorada inevitablemente a lo castrense y pretende esclarecer “las contribuciones de la monarquía española en la fundación de Estados Unidos, así como la importancia de la emigración vasca a Norteamérica”. Para ello, se ha contado con unas 210 piezas entre pinturas, documentos, trajes, mapas, esculturas, armas o modelos navales.

La historia comienza en tiempos de Carlos III, cuando la mecha ilustrada prendía alentada por los vientos de progreso llegados de Francia. Como testigos de aquella época aguardan en la primera sala Voltaire, Diderot, un ejemplar de la Enciclopedia y algunos de sus parientes españoles, como Xavier de Munibe, conde de Peñaflorida, “ilustrado español, escritor en euskera” e instigador de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.

Cuadros prestados por el Prado (uno de los museos convocados junto a otros muchos, como el Wadsworth Atheneum Museum of Art de Connecticut, el Lázaro Galdiano de Madrid, el San Telmo de San Sebastián o el Bellas Artes de Bilbao), mapas de las primeras expediciones científicas, trajes o pianos de época sirven el contexto social, económico y cultural antes de cruzar al otro lado del Atlántico. Allí, a finales de los setenta del siglo XVIII, los ejércitos francés y español se sumaron a la causa independentista contra los ingleses.

Vascos en la Exposición Universal de San Francisco de 1915.ampliar foto En aquellos tiempos convulsos destaca un personaje, el bilbaíno Diego de Gardoqui (1735-1798), primer embajador en EE UU, que recibió el encargo real y confidencial de enviar a los rebeldes de las 13 colonias armas, medicamentos y otros pertrechos a través de su compañía marítima. De ahí las palabras de agradecimiento de Benjamin Franklin en 1780, incluidas en la muestra. Y de ahí también su relación con George Washington. Como el comisario no ha podido echar mano documentos de época que ilustren esa relación, pues no existen, ha encargado a Fernando Vicente una ilustración en el que esta se recrea.

No es el único anacronismo que Guerrero Acosta se permite con fines didácticos. Para contar su historia ilustra en formato animado un cuadro del célebre artista de la revolución estadounidense John Trumbull o recurre al pintor hiperrealista contemporáneo de batallas Augusto Ferrer-Dalmau, que aporta una marina sobre la conquista de las Bahamas en 1782 y recrea la toma de Pensacola, decisivo episodio de la contribución española a la liberación de Florida, que dio fama a otro de los personajes clave de este relato: Bernardo de Gálvez, a quien el comisario dedicó una muestra en Casa de América de Madrid. El molde de una estatua del capitán, cuyo retrato hizo colgar la administración Obama en el Senado de EE UU, luce en la exposición a la espera de que se cumpla la promesa de colocarla en la plaza de Colón.

Diorama naval
El recorrido plantea entonces un salto hacia la segunda parte, marcado por el diorama de una batalla naval: la emigración española (y especialmente vasca) a EE UU. Por esa elipsis se escurre la guerra hispano-estadounidense de 1898, “no por descuido”, explica Guerrero Acosta, “sino porque la pretensión era contar otra cosa”.

Y esa otra cosa incluye historias de vascos de probado arrojo: balleneros, como Joanes Echániz, que escribió su testamento en Terranova en la Navidad de 1584, pelotaris de jai-alai, pastores de Idaho o aquellos 60 marines que transmitieron órdenes en euskera durante la II Guerra Mundial para confundir a los japoneses.

La muestra se cierra con dos piezas lumínicas de los artistas James Turrell y Dan Flavin, de la colección Iberdrola de arte contemporáneo, y con un autohomenaje: el relato de cómo la firma hizo su propio viaje a las Américas y acabó cotizando en Wall Street desde finales de 2015 a través de su filial Avangrid.

PRIORIDAD PARA LOS ACCIONISTAS
La memoria recobrada fue inaugurada este lunes por el presidente de Iberdrola Ignacio Sánchez-Galán como parte de los actos que culminarán el viernes con la junta general de accionistas de la firma. Estos podrán visitar la muestra con prioridad, hasta que el 10 de abril se abra al público. Conviene planificar por anticipado en la web www.iberdrola-arte.es

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/27/actualidad/1490635301_092448.html