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domingo, 30 de octubre de 2016

KEN LOACH. Yo, Daniel Blake “Todas las historias humanas son políticas”. El cineasta inglés estrena a sus 80 años. 'Yo, Daniel Blake', con la que ganó en el pasado festival de Cannes su segunda Palma de Oro

Yo, Daniel Blake es la historia de un hombre bueno abandonado por un sistema malo. Un trabajador honrado sufre un ataque al corazón que le condena al reposo. Sin ingresos, solicita apoyo del Estado y se ve enredado en una cruel espiral burocrática. Esperas absurdas al teléfono, entrevistas humillantes, formularios estúpidos, funcionarios a los que el sistema ha desprovisto de empatía. Kafka en los años de la austeridad. En esa deshumanizadora espiral Daniel se encuentra con Katie, madre soltera de dos hijos, obligada a mudarse a Newcastle porque el sistema dice que no hay lugar donde alojarlos en una ciudad, Londres, con 10.000 viviendas vacías. Daniel se convierte en un padre para Katie y un abuelo para los niños. La humanidad que desprenden subraya la indignidad del monstruo que los condena. He ahí, como habrán reconocido sus fieles, el toque Ken Loach.

Su cine siempre ha estado del lado de los de abajo y, con 80 años, la realidad le sigue proporcionando argumentos para ponerse detrás de la cámara. Yo, Daniel Blake, Palma de Oro en el último festival de Cannes (la segunda de Loach), es una película espartana. No hacen falta piruetas para conmover con esta historia que escribió Paul Laverty, amigo y guionista, después de patearse bancos de alimentos, centros de empleo y otros escenarios trágicos del Reino Unido de hoy, donde conoció a muchos daniels y katies. La realidad de Loach (Nuneaton, 1936) está ahí fuera para quien quiera verla. Pero en un mundo inmune a los datos, la emoción que despliega el cineasta para contar esa realidad resulta más valiosa que nunca. Recibe a EL PAÍS en sus oficinas del Soho londinense.

Pregunta. ¿Cómo hemos llegado a la situación que describe su película?
Respuesta. Es un proceso inevitable, es la forma en que se ha desarrollado el capitalismo. Las grandes corporaciones dominan la economía y eso crea una gran bolsa de gente pobre. El Estado debe apoyarlos, pero no quiere o no tiene recursos. Por eso crea la ilusión de que si eres pobre es tu culpa. Porque no has rellenado tu currículo correctamente o has llegado tarde a una entrevista. Montan un sistema burocrático que te castiga por ser pobre. La humillación es un elemento clave en la pobreza. Te roba la dignidad y la autoestima. Y el estado contribuye a la humillación con toda esa burocracia estúpida.

P. ¿Abandonar a los más desfavorecidos es una elección política?
R. Es una elección política nacida de las demandas del capital. Si los pobres no aceptasen que la pobreza es su culpa, podría haber un movimiento que desafíe el sistema económico. Los medios hablan de gente vaga, de adictos, de personas que tienen demasiados hijos, que compran televisores grandes… Siempre encuentran historias para culpar a los pobres o a los migrantes. Es una forma de demonizar la pobreza. Este invierno muchas familias tendrán que elegir entre comer y calentarse. Hay una determinación de la derecha para no hablar de ello y es asombroso que lo toleremos.

P. La situación recuerda a Cathy Come Home, su película de 1966 sobre una familia joven que se ve en la calle. ¿Qué ha cambiado en 50 años?
R. Ahora es peor. Entonces aún funcionaban los elementos del Estado de bienestar, ahora no. La sociedad hoy no está tan cohesionada. Sucede en toda Europa. El sistema se ha vuelto peor porque el proceso capitalista avanza.

P. ¿Las historias humanas son su vehículo para articular mensajes políticos?
R. Todas las historias humanas son políticas. Tienen consecuencias políticas. Ni Katie ni Dan son animales políticos. No dan discursos, no van a reuniones. Pero la situación en la que se encuentran está determinada por la política. Tiene que haber individuos. No vale alguien que represente algo. Deben ser idiosincráticos. Deben ser personas con cosas particulares que las hagan especiales.

P. ¿Todo el cine es político?
R. El cine estadounidense rinde culto a la riqueza. Los personajes tienen dinero y casas bonitas. Y nunca se explica de dónde viene ese dinero. Todos se ven muy saludables, con cuerpos perfectos. El subtexto es que la riqueza es buena, que el privilegio es bueno. Además de otros mensajes, como que el hombre con la pistola resolverá todos tus problemas. Hay una agenda de derechas en el cine estadounidense. Excepto Chaplin, claro. Sus películas contienen una cierta política radical, la del hombre pequeño que gana.

P. Usted apoya a Jeremy Corbyn, el controvertido líder laborista ¿Cree que su proyecto de izquierda podría cambiar la realidad que describe en su película?
R. Sí, soy optimista. Sanders, Podemos, Syriza... Hay una sensación de que otro mundo es posible. El auge de Corbyn es muy esperanzador, pero es sistemáticamente atacado por toda la prensa, la BBC, incluso los periódicos de izquierdas. Es una gran lucha, pero es muy popular entre las bases.

P. A menudo, como ha demostrado su país, sucede que entre los más desfavorecidos calan los mensajes populistas y xenófobos.
R. Ofrecen una respuesta simple: los inmigrantes se llevan tu trabajo. Es lo mismo que el auge del fascismo en los años 30. Es fácil señalar al diferente. La gente siempre es vulnerable a las respuestas sencillas. La izquierda tiene una respuesta más complicada.

P. ¿Qué piensa cuando oye decir a Theresa May que los tories son el partido de la clase trabajadora?
R. Sería una broma si no fuera porque nadie se lo discute. Es un Gobierno que utiliza el hambre como arma, que hace a la gente hambrienta para disciplinarla. Es propaganda.

P. Insinuó que Jimmy’s Hall (2014) iba a ser su última película, pero volvió y ganó la palma de oro. ¿Con esta sí echa el cierre?
R. No lo sé. Como en fútbol, iremos partido a partido. Hay muchas historias que contar pero físicamente el cine es muy exigente.

P. ¿Cómo le gustaría se recordado?
R. Como alguien que no se rindió, supongo. No rendirse es importante, porque la lucha sigue. Y la gente tiende a rendirse cuando se hace vieja.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/10/22/actualidad/1477145409_049665.html

sábado, 10 de septiembre de 2016

Anda, Ken Loach, haz esta película si te atreves

Isaac Rosa
eldiario.es

El negocio turbio de la venta de vivienda protegida a fondos buitres en Madrid: si fuera una película, no nos la creeríamos de tanta brocha gorda como lleva Lo de los fondos buitres y las viviendas protegidas en Madrid, va Ken Loach y hace una película, y saldríamos todos del cine cabeceando y diciendo “no está mal, la intención es buena, pero es una historia maniquea, simplista, pelín demagoga: los malvados capitalistas contra la gente humilde, el especulador sin escrúpulos y los pobrecitos inquilinos. Demasiada brocha gorda, todo muy didáctico”.

Pues es verdad, Ken Loach, no se te ocurra hacer una película sobre la venta de viviendas protegidas en Madrid, porque no se la iba a creer nadie. “Un panfleto anticapitalista”, diría un crítico. Ni los madrileños nos la íbamos a creer. Míranos, lo preocupados que estamos por lo sucias que están las calles (que sí, que lo están), mientras llevamos años oliendo la Mierda con mayúsculas sin alterarnos demasiado.

Pero bueno, por si Ken Loach se queda sin ideas y no le importa arriesgarse con una historia inverosímil de puro verdadera, le paso un resumen del guión:

1-En plena crisis, el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad se lían a vender viviendas públicas de alquiler protegido, destinadas a rentas bajas, jóvenes y familias vulnerables.

2-Las viviendas se venden en lotes, muy por debajo de su valor, y en un proceso con todo tipo de irregularidades (aunque esto lo sabremos después).

3-Varios “fondos buitres” se quedan con la mayor parte de viviendas, a la cabeza de ellos Fidere, filial de la compañía inversora Blackstone (que tiene nombre de empresa mala-malísima en una peli de Ken Loach, ¿verdad?). La misma Blackstone que también ha comprado hipotecas de familias a Catalunya Caixa, o que se está haciendo con cada vez más viviendas a precio de saldo, con la única oposición de la PAH.

4-El Ayuntamiento asegura que los inquilinos no notarán ningún cambio, que pueden estar tranquilos.

5-La nueva propietaria, nada más llegar, empieza a joder a los inquilinos (sí, he puesto “joder”, que en las pelis de Ken Loach se la pasan diciendo “fuck esto”, “fuck lo otro”). Les pone todo tipo de trabas, les sube el agua, y por supuesto les aumenta el alquiler en cuanto toca renovar contrato.

6-Empiezan los desahucios. Familia que no puede pagar la nueva renta, a la calle. Pero (atentos, que aquí es cuando el público dirá “anda ya, te has pasado tres pueblos, Ken Loach”) el Ayuntamiento de tapadillo se ocupa de realojar a toda prisa a los desahuciados, para que no le creen problemas al fondo buitre: el casero envía al Ayuntamiento el listado de próximos desahucios, y el consistorio se hace cargo de las familias para ahorrarle el coste social a la empresa.

7-Aparecen los primeros héroes, esos luchadores anónimos que siempre salen en las pelis de Loach: vecinos, inquilinos de viviendas ex-protegidas, que se organizan para denunciar lo que está pasando y llevar su lucha a los tribunales.

8-Los malos son desenmascarados por fin: los vecinos se organizan para resistir, el nuevo Ayuntamiento (gobernado por una abuelita entrañable y un puñado de perroflautas, qué me dices a eso, Ken) investiga lo sucedido y saca a la luz las irregularidades; la Cámara de Cuentas confirma lo que todos sospechaban (y los espectadores ya habíamos adivinado en el minuto uno): que fondos buitres y políticos estaban compinchados, que el proceso fue turbio, y que el negocio ha sido redondo, con c omisiones sospechosas y plusvalías a lo grande. A cambio, dejan una bomba de relojería para años.

9-Ahora viene el momento dramático, ese en que se nos encogerá el corazón: una mujer, Arancha Mejías, que se convirtió en portavoz espontánea de los afectados, que acusó a Fidere de ser, no buitre, sino hiena (“se comen la carroña financiera y se ríen de los vecinos”), sufre las consecuencias de su lucha: la empresa propietaria la echa de su casa, sin opción a seguir de alquiler. A la calle, tienes un mes para recoger tus cosas.

Ya ven, todo inverosímil, todo de brocha gorda. Todo real. Me falta rematar la historia, no sé si darle un final ilusionante, en el que se hace justicia, los culpables pagan y una ola de solidaridad arropa a Arancha (esta semana celebra Junta de Accionistas el fondo, lo digo por si alguien quiere pasarse a saludar); o un final pesimista en que los de siempre se salen con la suya y seguimos quejándonos de lo sucio que está Madrid, pero suciedad de la otra.

Lee íntegra la condena a Ana Botella y siete ex altos cargos por malvender pisos públicos.

domingo, 12 de junio de 2016

"I, Daniel Blake" y la lucha por otro mundo mejor

“Otro mundo es posible y necesario”
Ken Loach

Palabras de Ken Loach al recibir la Palma de Oro en el LXIX Festival de Cine de Cannes:

“Recibir la Palma de Oro resulta algo curioso, pues hay que recordar que los personajes que han inspirado esta película (“I, Daniel Blake”) son los pobres de la quinta potencia mundial, que es Gran Bretaña. Hacer cine es una cosa formidable y, como vemos esta tarde, muy importante. El cine hace que viva nuestra imaginación, aporta al mundo el sueño, pero nos presenta el verdadero mundo en el que vivimos. Pero ese mundo se encuentra en una situación peligrosa.

“Estamos en el filo de un proyecto de austeridad, que se dirige con ideas que llamamos neoliberales que amenazan con llevarnos a la catástrofe. Estas prácticas han provocado la miseria de millones de personas, de Grecia a Portugal, con una pequeña minoría que se enriquece de manera vergonzosa. El cine es portador de numerosas tradiciones, y una de ellas es la de presentar un cine de protesta, un cine que antepone al pueblo frente a los poderosos, y espero que esa tradición se mantenga. Nos acercamos a periodos de desesperación, de los que la extrema derecha puede aprovecharse. Algunos de nosotros somos lo bastante mayores para recordar lo que eso pudo suponer. Por eso, debemos decir que hay otra cosa posible, que otro mundo es posible y necesario”.

Cannes, 22 de mayo de 2016

Franca, digna y brutalmente conmovedora
Peter Bradshaw

Con esta película — tal vez la última de las suyas, y tal vez, no —, Ken Loach se constituye todavía más en John Bunyan del cine británico contemporáneo. Sobre la base de la investigación y las entrevistas realizadas por el guionista Paul Laverty, esta película cuesta la historia imaginada de Daniel Blake, viudo de mediana edad del noreste [de Inglaterra] que no puede trabajar ni recibir prestaciones después de un infarto casi fatal, y la historia se cuenta con una llaneza pura y feroz: sin adornos, sin disculpas, hasta sin desarrollo. La película de Loach es una ofensa a las reglas tácitamente aceptadas del buen gusto sofisticado: sutiliza, ironía y oblicuidad. La película no es objetiva y acaso Loach y Laverty subscriben la máxima de Churchill de negarse a ser neutral entre la brigada de bomberos y el fuego.

Ken Loach insistirá en comportarse como si hubiera de verdad algo malo de un modo apremiante, y que no deberíamos o no tenemos que acostumbrarnos a los bancos de alimentos como una realidad de la vida; lo retrata todo como algo respecto a lo cual podríamos de verdad hacer alguna cosa en el mundo real, por oposición a lo que supone invocar la injusticia como gesto estético, o como ingrediente que dé sabor a una ficción realista social moderna. Hay muchos que están encantados de reconocer el valor de películas como ésta si se localizan en el mundo en vías de desarrollo, mostrando a gente solidaria que trata de conservar su dignidad mientras pasa hambre. Pero si eso mismo se desarrolla en la Gran Bretaña moderna se desecha con un encogimiento avergonzado igualmente estridente o amedrentador, como si pasar hambre fuera imposible para los británicos que no son unos gandules.

I, Daniel Blake, tiene, desde luego, errores, y estaría por reconocerlo. Hay un par de escenas muy grandes, probablemente demasiado, y se veía venir cómo iba a acabar veinte minutos antes de que terminara la película. Sería un error etiquetar este estilo de austero, por supuesto. Pero tiene pasión y franqueza e idealismo, y magníficas interpretaciones, en un estilo que no es de actor, del cómico monologuista Dave Johns, en el papel de Daniel Blake, y de Hayley Squires como Katie, la madre soltera de Londres, a la que reubican en una vivienda municipal de Newcastle, donde el coste de la vida es más barato.

Desde el principio mismo, Blake se encuentra en una tormenta perfecta de infortunio burocrático. Ha sobrevivido a un paro cardíaco y su especialista del NHS le dice que debe descansar y no tratar de trabajar a destajo como carpintero. Pero de modo catastrófico, se presenta como si estuviera bastante bien; carece del ingenio o de la astucia para ofrecer al funcionariado el relato más pesimista posible de su dolencia, y de hecho pone instintivamente la mejor cara. Una valoración por parte de un funcionario que va marcando las casillas del Departamento de Trabajo y Pensiones decide que no tiene derecho a subsidio de enfermedad.

El círculo vicioso resultante concluye que sus únicos ingresos sólo pueden provenir de su asignación como demandante de empleo, que únicamente puede ganarse si le ven buscando trabajo agotadoramente y asistiendo a talleres sobre cómo hacer un currículo; este hombre jovialmente abierto, nada reflexivo, es ingenuamente honesto acerca de su intención de evitar el trabajo debido a su salud, de manera que se le etiqueta de modo humillante de gorrón. Todo tiene que solicitarse por vía digital, pero Blake carece de ordenador, de teléfono inteligente, de Internet, y es incompetente de forma vergonzante a la hora de usar los terminales de su biblioteca pública, que se cae o se cuelga cuando llega al final del formulario, de manera que tiene que volver a empezar.

Su única amiga es Katie, la madre soltera de sangre caliente de la que Daniel se hace amigo, convirtiéndose en una figura amable, como de abuelo, para sus dos niños. Aunque es inocente como un niño cuando se trata de la Red, demuestra que puede arreglar su destartalado piso y les da diestros consejos para mantenerlo todo lo cálido que sea posible. En realidad, le gusta hacer trabajos.

La fría y dura gravedad del Centro de Empleo, con su plana iluminación y sus cubículos separados de aglomerado pintado pone un barniz brutal sobre muchas escenas. Lo mismo vale en el caso del lenguaje. Los funcionarios tienen la espeluznante costumbre de desactivar todas las quejas, ya sea cara a cara o por teléfono, insistiendo en que ellos no son los que deciden: es todo responsabilidad “del que toma las decisiones”, como si fuera una sola persona: “responsable” es jerga burocrática casi risiblemente torpe, que tiene también algo distintivamente orwelliano en ello.

Y luego está la escena clave: el afrentoso momento del banco de alimentos, cuando la desdichada y orgullosa Katie soporta una indecible humillación, que resulta casi insufriblemente conmovedora. La escena es una evocación brutal, insensible de a qué cosas impensables puede llevar el hambre. Escribió Dickens en Bleak House que “lo que son los pobres para los pobres es poco conocido, salvo para ellos y para Dios”. Esta película interviene en el desordenado y desagradable mundo de la pobreza con la intención secular de hacernos ver lo que verdaderamente está pasando, y en un país próspero, además. I, Daniel Blake es una película con una dignidad propia feroz y sencilla.

Ken Loach (1936) es el mayor de los cineastas políticamente comprometidos del realismo social británico.

http://www.sinpermiso.info/textos/i-daniel-blake-y-la-lucha-por-otro-mundo-mejor

El inglés Ken Loach gana su segunda Palma de Oro por ‘I, Daniel Blake’

Un grande del cine europeo, el inglés Ken Loach, para una Palma de Oro que premia su calidad artística y su constante llamada de atención sobre las cuestiones más humanas en un siglo XXI digital. El jurado presidido por el cineasta australiano George Miller ha decidido entregar el premio a la mejor película del festival de Cannes I, Daniel Blake, en la que era 12ª participación en la Sección Oficial de Loach, que ya ganó en 2006 con El viento que agita la cebada. En teoría, el realizador se iba a retirar con su anterior película, pero fue una falsa alarma. Aplausos y ovación para un drama escrito de nuevo por Paul Laverty, que cruza dos historias, la de un carpintero recién salido de un infarto, que intenta que el sistema nacional de salud le dé una pensión ante la imposibilidad, certificada medicamente, de volver al tajo. Por otro, una joven madre con dos hijos, que roza la catástrofe vital a punto de caer en la miseria. En el escenario comentó: “Vengo al festival porque es fundamental para la supervivencia del cine. Por favor, resistid”.

El veterano realizador catalán Juanjo Giménez (Barcelona, 1963), con larga carrera como cortometrajista y productor ha ganado la Palma de Oro con Timecode, una historia misteriosa entre dos vigilantes, hombre y mujer, de un aparcamiento subterráneo. Cuando ella acaba su jornada laboral, empieza la de él. Y viceversa. Jornada tras jornada. Hasta que un día ella descubre la pasión de él, lo que hace en esas largas noche de aburrimiento. Giménez recordó al recoger el premio a Luis Buñuel, el otro único español con Palma de Oro (por Viridiana). Sobre cómo había llegado hasta Cannes, días antes había contado: “Me gusta explorar mundos que sienta lejísimos, y aquí ha sido en la danza. Me gusta poner ciertas situaciones en el sitio inadecuado, que le choque al público. El aparcamiento le da un plus a la relación de la pareja. He hecho y he visto cortos toda mi vida, y sé que como creador debes huir de los clichés”.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/05/22/actualidad/1463939568_892845.html

miércoles, 25 de mayo de 2016

El matemático al que los dioses susurraban fórmulas imposibles. Una película relata la vida de Srinivasa Ramanujan, un matemático indio autodidacta que revolucionó esta ciencia a principios de siglo.

En 1913, el matemático G. H. Hardy recibió una carta con un contenido increíble. El autor era un joven indio, Srinivasa Ramanujan, capaz de producir fórmulas inverosímiles pese a no haber recibido una educación formal en matemáticas puras. Aunque al principio respondió con escepticismo, Hardy acabó llevando a Ramanujan desde Madrás, en el sur de la India, al Trinity College de Cambridge (Reino Unido) para tratar de desentrañar el secreto de aquel genio autodidacta.

Aquel fue, según diría después Hardy, el único suceso romántico de su vida. Su encuentro sirvió para mostrar al mundo trabajos como las fórmulas que permitían calcular a gran velocidad los infinitos decimales del número pi. Hoy, un siglo más tarde, el legado de la breve vida de Ramanujan sigue influyendo en matemáticas, física o computación.

La historia de ese encuentro es la que se cuenta ahora en El Hombre que conocía el infinito, una película que se estrenará el 13 de mayo y que protagonizan Jeremy Irons (Hardy) y Dev Patel (Ramanujan). Desde sus orígenes, se relata este encuentro improbable, entre un indio religioso, casado con una niña de 10 años y practicante de una religión que no le dejaba cruzar el mar, con un racionalista ateo miembro de la élite intelectual eurocentrista de la época.

“No creo en la sabiduría inmemorial de Oriente, pero creo en ti”, le dice en un momento Hardy a Ramanujan. El indio sentía que un ser superior, su diosa, le susurraba las fórmulas que resolvían problemas imposibles. Hardy, fascinado por su talento natural, trataba de que él mismo reconstruyese el camino por el que alguien sin su inspiración pudiese llegar a las mismas conclusiones.

Además de los retos científicos, la película muestra el rechazo al que tuvo que enfrentarse Ramanujan en Inglaterra. Solo el empeño de Hardy, y el apoyo de unos pocos miembros del claustro del Trinity como J. E. Littlewood, le permitieron ser reconocido en un mundo que aún justificaba el colonialismo en la existencia de razas inferiores como las del matemático indio.

El ejemplo de Ramanujan puede utilizarse para apoyar la hipótesis de que el lenguaje matemático es algo inscrito en el cerebro de todos los seres humanos. Como Mozart hacía con la música, Ramanujan tenía la capacidad de hacer brotar de su interior fórmulas que sirven para explicar la naturaleza. Millones de años de evolución habrían creado las estructuras neuronales que sirven para entender el mundo y, en el caso de Ramanujan, permiten describirlo con las ecuaciones más sofisticadas.

El brillo del matemático indio fue breve. Sus resultados y el apoyo de Hardy le llevaron a la Royal Society y a ser miembro del claustro del Trinity College, pero no disfrutaría mucho de esos honores. En 1920, con 32 años y solo siete después de la carta que le llevó a Inglaterra, una tuberculosis que algunos atribuyen en parte a su trabajo extenuante acabó con su vida.

http://elpais.com/elpais/2016/04/29/ciencia/1461947303_754418.html?rel=lom


El hombre que conocía el infinito (Biografía,Drama)

martes, 25 de noviembre de 2014

Interstellar: película magnífica, idea descabellada

“Es como si nos hubiéramos olvidado de quiénes somos”, se queja el héroe de Interstellar. “Exploradores, pioneros, no vigilantes... No estamos predestinados a salvar el mundo. Estamos predestinados a abandonarlo”. Este podría ser el epígrafe de nuestra época.

No me malentiendan. Interstellar es una película magnífica, fiel a las más ricas tradiciones de la ciencia ficción, visual y auditivamente asombrosa. Si miramos más allá de la inevitable tontería, encontraremos una conmovedora exploración de la paternidad, la separación y el envejecimiento. Es también una clásica exposición de dos de los grandes temas de nuestra época: el optimismo tecnológico y el derrotismo político.

La Tierra y sus habitantes se enfrentan a una catástrofe planetaria, causada por “6.000 millones de personas, todas y cada una de las cuales trata de tenerlo todo”, lo que se traduce extrañamente en una sucesión de plagas que arrasan las cosechas del mundo y succionan el oxígeno de la atmósfera (cuando los recibos principales hay que pagarlos en los EE.UU., no te puedes permitir ganarte el odio de los medios de difusión mencionando el cambio climático. Las plagas, un substituto evidente, probablemente han evitado la pérdida de millones de dólares de recaudación).

El colapso civilizatorio al inicio de la película se entrevera con entrevistas que presentan a veteranos de las grandes sequías y tormentas de polvo de los años 30 [en el sur de los Estados Unidos]. Sus raídos rostros prefiguran los temas del envejecimiento y la pérdida. Pero también nos recuerdan un mundo de voluntad política. Se cometieron grandes locuras, pero se hicieron cosas grandes y valerosas para remediarlas: pensemos en el New Deal y el Cuerpo Civil de Conservación [Civilian Conservation Corps, programa de ayuda estatal para jóvenes de la administración Roosevelt]. Ese mundo es casi tan diferente del nuestro como los planetas visitados por los astronautas de Interstellar.

Dejan la tierra para encontrar un lugar al que puedan escapar, o, si eso falla, un mundo en el que pueda depositarse un cargamento de embriones congelados. Hace falta un esfuerzo, cuando sales del cine, para recordar que esas fantasías se las toman en serio millones de adultos, que las consideran una alternativa realista a encarar los problemas a los que nos enfrentamos en la Tierra.

La Nasa tiene una página en la Red dedicada a esta idea. Afirma que naves espaciales gigantescas “podrían ser lugares maravillosos en los que vivir; del tamaño más o menos de una ciudad playera californiana, y dotadas de entretenimientos ingrávidos, fantásticas vistas, libertad, espacio para moverse a montones, y gran opulencia”. Por supuesto, nadie podría salir de allí, salvo para irse a otra nave, y el más mínimo fallo técnico provocaría una aniquilación instantánea. Pero los “asentamientos en la órbita terrestre tendrán una de las visiones más asombrosas de nuestro sistema solar: la Tierra viva, siempre cambiante”. Podemos mirar atrás y recordar lo hermosa que era.

Y está además el dinero que se puede hacer. “La colonización del espacio es, en lo esencial, negocio inmobiliario”, prosigue la página de la Nasa. “Quienes colonicen el espacio controlarán vastas tierras, enormes cantidades de energía eléctrica y recursos materiales casi ilimitados. [Así] se creará una riqueza que rebasará la más viva imaginación y nos brindará poder, con suerte para el bien antes que para el mal”. Dicho de otro modo, no sólo dejaríamos atrás la Tierra sino también a nosotros mismos... más aquí.
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Se estrena en España la película Camille Claudel 1915. Cómo destruir a una persona

Acaba de estrenarse en España la película Camille Claudel 1915, del director francés Bruno Dumont. Es un film tremendo porque refleja una historia brutal, uno de los destinos de mujer más trágicos que jamás he conocido: la vida de Camille Claudel (1864-1943), maravillosa escultora, hermana del escritor Paul Claudel, amante de Auguste Rodin. Una artista destruida por los prejuicios de la época. Para peor, tras el suplicio de su vida el sexismo la condenó a esa segunda muerte que es el olvido. Escribí un capítulo sobre ella hace casi veinte años en mi libro Historias de mujeres, y entonces anoté que la Enciclopedia Británica le daba foto y dos columnas de texto a Paul Claudel, pero a Camille, que estaba justo encima, sólo le concedía la siguiente línea: “(C. 1883-1898), amante y modelo de Rodin”. Y lo más indignante y alucinante era que las fechas sólo abarcaban el tiempo que Camille compartió con Auguste, como si, fuera de la cama del famoso escultor, ella ni siquiera hubiera existido.

Las nuevas tecnologías han corregido en parte esta barbaridad. Hoy podemos googlear el nombre de Camille y encontrar numerosas entradas y, lo que es mucho más importante para una artista, fotos de todas sus obras. Qué feliz se sentiría Camille de saber que hoy sus trabajos pueden verse con sólo pulsar una tecla… Antes de la llegada de Internet, sus hermosas esculturas estaban desperdigadas y perdidas en colecciones o museos remotos. Por lo menos hoy tenemos las fotografías.

Hija de un registrador de la propiedad y de una terrateniente ultraconservadora que terminó siendo su mayor verdugo, Camille era bellísima, audaz, precoz, genial. A los doce años esculpía y modelaba tan bien que llamó la atención de los artistas locales. Ya entonces su obra se parecía un poco a la de Rodin, aunque la niña no le conociera; es decir que, pese a lo que sostenía la Británica, Camille era Camille antes de conocer a Auguste. El registrador de la propiedad, librepensador, mandó a la hija a París a estudiar arte; Camille llegó a la ciudad consciente de su talento y dispuesta a comerse el mundo. Y enseguida todo empezó a torcerse. A los 19 años se hizo amante de su maestro Rodin, que tenía 44 y estaba casado, de manera que siempre la mantuvo en el humillante puesto de la amancebada. Naturalmente, esa caída en el pecado supuso su ruptura total con la familia. Rodin la utilizó durante diez años de modelo y de ayudante, dos trabajos que eran normalmente remunerados pero que él no le pagó jamás. Se ha hablado mucho de la influencia de Auguste (qué nombre tan simbólico, tan aplastante) sobre Camille, pero muy poco de la de Camille sobre Rodin: en los diez años que estuvo con ella, realizó sus mejores obras, y tras separarse hizo poco más que volver sobre los viejos temas, que quizá surgieran, al menos en parte, de las ideas de la muchacha.

En cualquier caso, el tiempo pasaba y Camille no conseguía que nadie tomara en cuenta su trabajo. Era considerada un mero apéndice de Rodin y su invisibilidad terminó siendo tan asfixiante que la escultora se separó de él para intentar sacar adelante su propia obra. Fue la lucha final, desesperada e inútil. Camille se moría literalmente de hambre; no tenía dinero para los caros materiales de las esculturas ni para pagar modelos. Día tras día su fracaso se fue haciendo más y más evidente, y al final Camille se rompió. Sufrió una crisis nerviosa, depresión, delirios persecutorios con Rodin, a quien culpaba, no sin buena parte de razón, de su desgracia.

El 2 de marzo de 1913 murió el padre de Camille, y el 10 de marzo, enviados por la cruel madre, dos enfermeros irrumpieron en casa de Camille y la internaron en un psiquiátrico. Fue enviada a Montdevergues, un manicomio de siniestra reputación muy lejos de París. Y allí permanecerá rodeada de enfermos psíquicos muy deteriorados, en un lugar helador y sin nada que hacer más que vegetar. Su madre jamás fue a verla; su hermano Paul sí, muy de cuando en cuando, pero tampoco intentó ayudarla. Durante años, Camille imploró que la sacaran de allí; luego, cuando menos que la mudaran de psiquiátrico. Sus médicos escribieron a la familia diciendo que Camille estaba lo suficientemente bien como para irse, pero todo fue en vano: la pobre Camille pasó 30 años en ese infierno, del que sólo se liberó al morir. Esta maravillosa película recoge unos días de 1915 en Montdevergues, mientras Camille aguarda la visita de su hermano y aún tiene esperanzas. Qué desolación, qué desamparo; qué magnífica está Juliette Binoche como Camille; qué hipócrita e indecente resulta Paul Claudel. Y qué aterrador pensar en el destino de tantas mujeres que, como Camille, fueron encerradas de por vida en estos manicomios demoledores como castigo a su deseo de ser libres.
Fuente: Rosa Montero, El País. www.rosa-montero.com
Trailer Aquí.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Un asunto real, magnífica película en el cine club.


Título original
En Kongelig Affære (Die Königin und der Leibarzt) (A Royal Affair)
Año
2012
Duración
137 min.
País
 Dinamarca
Director
Nikolaj Arcel
Guión
Nikolaj Arcel, Rasmus Heisterberg, Lars von Trier
Música
Gabriel Yared, Cyrille Aufort
Fotografía
Rasmus Videbæk
Reparto
Mads MikkelsenAlicia VikanderMikkel Boe FølsgaardTrine DyrholmDavid DencikThomas W. GabrielssonCyron Bjørn MelvilleBent MejdingHarriet Walter,Laura BroSøren MallingJakob Ulrik LohmannSøren SpanningRosalinde Mynster
Productora
Zentropa Entertainments
Género
DramaRomance | Drama de épocaHistórico 
Psinopsis:

Para la joven Carolina Matilde (Alicia Vikander), casada siendo una adolescente con el rey de Dinamarca Christian VII, es un horror vivir con un marido ciclotímico y estrafalario que propone medidas como nombrar a su perro miembro honorario del Consejo de Estado, o que circulen en Copenhague por la noche carruajes vacíos para recoger a los borrachos. Así las cosas, Carolina se rinde a los encantos del médico personal del rey, un intelectual progresista (Mads Mikkelsen) que se verá dividido entre su lealtad al rey, su amor a la reina y su oportunidad de convertir una Dinamarca aún medieval en un país ilustrado. (FILMAFFINITY)
Premios
2012: Oscar: nominada a la mejor película de habla no inglesa
2012: Globos de Oro: nominada a mejor película de habla no inglesa
2012: Festival de Berlín: 2 Osos de Plata: Mejor actor (Mikkel Boe Følsgaard) y guión
2012: Premios César: Nominada a Mejor película extranjera
2012: Festival de Toronto: Nominada al Premio del Público (Mejor película)
2012: Festival de Sevilla: Sección oficial largometrajes a concurso
Excelente película histórica para tratar la Ilustración, el antiguo régimen, lo que 
es la monarquía absoluta, como funciona un consejo de gobierno,
 las intrigas palaciegas, el poder de la Iglesia, el oscurantismo, o la pasión amorosa...
 Sin olvidar las luchas por las mejoras sociales, los siervos, la esclavitud, el progreso,
 los ideales de la revolución francesa, el campesinado, la organización social del antigu
o régimen, etc. Es un semillero de ideas históricas que pueden facilitar la comprensión
y el conocimiento de conceptos tan difíciles de aprender en Historia. Y no olvidemos
que es, sin duda, una obra de arte por su guión, el trabajo de sus actores, su fotografía,
la dirección, los decorados de época, la música y el contenido histórico. Un regalo para
la mente, la vista, el oído y el conocimiento histórico.
Algunas crítica publicadas.

miércoles, 28 de agosto de 2013

De profesión, genocidas. El documental ‘The act of killing’, de Joshua Oppenheimer, entrevista a los asesinos de 500.000 indonesios en la masacre de 1965

¿Puede una película cambiar un país?

El documental The act of killing está conmocionando Indonesia hasta el punto que su director, Joshua Oppenheimer (Texas, 1974), quiere creer en ello. Después de rodar su filme, que ofrece los testimonios de los verdugos que perpetraron la masacre de al menos medio millón de supuestos comunistas de 1965 a 1966, el cineasta confía en que la tremenda reacción que está teniendo la película tendrá su efecto. Para evitar que el gobierno prohibiera su obra, Oppenheimer reunió a los principales medios de comunicación indonesios en la Comisión Nacional de Derechos Humanos para una proyección de la película. La reacción fue unánime. “Me dijeron que esto era un antes y después para Indonesia. Que ya no podía ignorarse el genocidio tras un filme así”.

La revista de referencia en la nación, Tempo, dedicó un especial de 75 páginas a la película y a los testimonios de los asesinos contratados por el gobierno para las matanzas. Agotó tres ediciones. Y en este 2013, The act of killing ha encontrado finalmente hueco en las salas. “De 60 sesiones en 13 ciudades en diciembre pasamos a 500 en 95 ciudades. Y la película se convertirá en gratuita para todos los indonesios a partir del 30 de septiembre, fecha del inicio de la masacre”. En España, donde recibió el primer premio del jurado y el reconocimiento del público en Documenta Madrid 2013, se estrena el próximo viernes.

Pero antes de alcanzar esta catarsis, Oppenheimer vivió voluntariamente en un infierno al obligarse a retratar de cerca a los gánsteres que se ensuciaron las manos en las purgas de comunistas. “Podía ser tan directo como para decir: ‘Has formado parte de uno de los mayores genocidios en la humanidad, ¿qué te hace sentir?’. Y no se trataba de darles la cuerda suficiente para que se colgaran sino de entender quiénes son, el papel que juegan en la sociedad y cómo esta reacciona a ese papel”. Los asesinos se encuentran tan desinhibidos que describen sin problemas el método exacto para perpetrar la masacre. En una secuencia de la versión extendida del filme, con una hora de metraje más, uno de ellos dice que su mayor disfrute eran las violaciones.

En cambio, su lado más humano emerge constantemente, como cuando Anwar Congo, gángster ya anciano, rompe a llorar al ver una escena en la que él interpreta el papel de la víctima que va a ser liquidada por comunista: “Lo entiendo, Joshua, lo entiendo. Entiendo el dolor de las víctimas”. Y el director, que le filma en el salón de su casa, contesta: “No, no lo entiendes. Tú sabías que esto era una actuación y ellos sabían que iban a morir”.

De los asesinos que Oppenheimer entrevistó, Anwar fue el elegido para cargar sobre sus hombros el peso de la película. “Su dolor estaba más cerca de la superficie”, revela el documentalista. “Para mí fue tan duro como para el público ver la película. No sé filmar una historia sobre una persona sin intimar con ella. Un ser humano es algo tan complejo que solo puede entenderse si llegas a conocerle muy bien. Me obligué a verle como un hombre. Y lo hice por una razón: es un ser humano. Todos lo son. El hecho de que no se demonice a nadie, que se les muestre con el mismo amor por su humanidad ha causado que los medios y la discusión social en Indonesia no se centre en señalar a los culpables, sino en reconocer el pasado y mirar juntos hacia el futuro”.

Allí también apunta la mirada del cineasta, que ya se encuentra preparando su próxima película, también en Indonesia y también relacionada con el drama que se relata en El acto de matar. “Estoy montando otra película sobre un grupo de supervivientes que descubrieron quién mató a su hijo a través de mi investigación con los ejecutores. Y es algo muy doloroso, porque reúno a las víctimas y al verdugo para que se vean cara a cara”. A pesar de las pesadillas que le han durado años por The Act of Killing, Oppenheimer no se ha cansado de hacer cine. Tal vez sea por lo que piensa sobre el séptimo arte: “Creo que el cine ha sido parte de nuestra alienación. Pero creo que también lo puede ser de nuestro despertar”.

Leer más aquí en la BBC.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Festival de cine de Sevilla. Grandes películas españolas.

Se ha estrenado en el Festival de Sevilla. "Las olas" viene de ganar en el festival de Moscú los premios a la mejor película, al mejor actor protagonista y el galardón de la crítica. Según su creador, "escribí pensando en una vida gris, dañada por una herida de hace sesenta años que intenta restañar". "Por eso vuelve a esa playa, a esa herida, sin cerrar como tantas otras cosas en este país".

Álvarez-Novoa, que tiene tres películas a concurso en el certamen, describió a Morais como un cineasta "minucioso". "Es extremadamente exigente, meticuloso. Tenía una visión muy clara de la película, que las cosas suceden dentro de los personajes. Me decía siempre: "No levantes las cejas". Laia Marull, que entra a mitad de la película y hace estallar el metraje, confesó que acababa de haberla visto, "Salgo tocada de la proyección. Ya en guión sentí esa fuerza, ese efecto recíproco entre los personajes. El uno abre al otro y viceversa. Gracias a cada uno el espectador conoce al otro". Morais tiene claro que su cine es especial: "Voy más allá de los personajes, apuesto por los espacios, a veces ahí dejo la cámara cuando las personas se han ido. Los sitios cuentan tantas cosas como los personajes. Provengo del documental, de los márgenes del cine, y tal vez de ahí también sale mi intención de desnudar emocionalmente a los protagonistas". Ahí está la entraña de Las olas, sin duda una película para no perderse.

Hace poco fui a ver "La voz dormida". La crítica no la ponía bien, incluso llegaban a hablar de obra fallida, ("acaba siendo tan prepotente como la España que pretende describir" escribe uno) a pesar de ello me arriesgué y me ha parecido sencillamente genial y absolutamente recomendable. Sólo con la parte de la cena de Navidad de la familia del general o de la nana que le canta la protagonista (Hortensia, la llaman Tensi, Inma Cuesta) a su niña recién nacida poco antes de ser ejecutada, ya merecería la pena para un amante del buen cine. La película es dura, sin duda, pero infinitamente más dura fue la vida, para los vencidos de la guerra civil, en esa época. En Benito Zambrano tenemos un gran director y la actriz secundaria, Pepita (María León), hace un papel tan genial que por momentos se convierte en actriz principal. La descripción de las cárceles trasciende la película para adentrarse de lleno en el terreno del documental. Toda la película destila realidad social de aquella época tan inhumana. Y al contrario de lo que se afirmó por parte de algún crítico sobre "Los fantasmas de Goya" (otra genial película, sobre la época de la historia de España que le tocó vivir al genial pintor, de 2006 del director Miloš Forman, una produccion hispano-estadounidense) acusándola de "maniquea", en esta, la realidad es poliédrica y concede los dones de la bondad y la compasión también a ciudadanos de familias de derecha, evitando que aparezcan sólo como atributos de la izquierda.

"La voz dormida" narra la historia de dos hermanas separadas por la dictadura franquista, ya que una de ellas se encuentra encerrada en la madrileña cárcel de Ventas, Tensi (Inma Cuesta), y, además, está embarazada. Fue detenida por pertenecer a la guerrilla. Junto a ella se encuentran Tomasa, Reme y Elvira, la más joven.
Pepita (María León), es la hermana de Hortensia y acude a verla siempre que hay visita. Nunca ha querido pertenecer al Partido Comunista y vive con un constante miedo en el cuerpo. Se ha trasladado desde su pueblo en el Sur hasta Madrid para poder estar cerca de su hermana. Aunque no quiere involucrarse mucho, terminará haciéndole algunos recados a su hermana para que esta se ponga en contacto con su esposo, que está escondido en la sierra. Allí conocerá a Paulino (Marc Clotet), un valenciano de familia burguesa que lucha junto a su cuñado. A pesar de la dificultad de la relación se enamoran apasionadamente.
Mientras, Hortensia es juzgada y condenada a muerte, pero la ejecución no se llevará a cabo hasta después del parto. De forma que Pepita intentará luchar por todos los medios para evitar la ejecución mientras lucha por sus sentimientos y será la madre que críe en esos duros tiempos a su sobrina huérfana recién nacida. El guión se basa en la novela de Dulce Chacón.
Aquí otra opinión crítica, de Jose María Lama.

jueves, 29 de septiembre de 2011

La peli de ayer en el cine-club: Mademoiselle Chambon

Esta temporada llevamos tres preciosas películas en los martes del cine Club. La que más me ha gustado, hasta ahora, ha sido esta francesa que une con rara perfección la imagen con los sentimientos, el amor pasión y un sólido guión cargado de contenido humano, emotivo y familiar con la maravillosa y sencilla música del violín de una maestra de escuela muy especial.
Película: Mademoiselle Chambon. Dirección: Stéphane Brizé. País: Francia. Año: 2009. Duración: 101 min. Género: Drama, romance. Interpretación: Vincent Lindon (Jean), Sandrine Kiberlain (Verónique Chambon), Aure Atika (Anne-Marie), Jean-Marc Thibault (padre de Jean), Arthur Le Houérou (Jérémy), Bruno Lochet. Guion: Stéphane Brizé y Florence Vignon; basado en la novela de Eric Holder. Producción: Milena Poylo y Gilles Sacuto. Música: Ange Ghinozzi. Fotografía: Antoine Héberlé. Montaje: Anne Klotz. Diseño de producción: Valérie Saradjian. Vestuario: Ann Dunsford. Distribuidoras: Karma Films y Absolut Media Films. Estreno en Francia: 14 Octubre 2009. Estreno en España: 25 Marzo 2011. Apta para todos los públicos.
Un edificio debe levantarse sobre cimientos consistentes y con la idea de que sea para siempre. Esa es la explicación que Jean da a unos niños del colegio de su hijo, cuando va a hablarles de su trabajo como albañil, invitado por la maestra que da nombre a la película. Pero a veces, una grieta en la pared o una ventana con la madera podrida hacen necesarias obras de reparación para que la vivienda pueda acoger la felicidad de sus moradores. Con enorme sutilidad y sin pretenciosidad alguna, durante la escena del colegio —uno de los momentos más frescos y jugosos de la cinta— Stéphane Brizé traza en “Mademoiselle Chambon” (ver tráiler) una parábola de la vida afectiva de hombres y mujeres, susceptible de levantarse o venirse abajo a partir de pequeños detalles y de lazos que se tienden.
Jean es un hombre felizmente casado y con un hijo adorable, de escasa cultura académica pero incuestionable sensibilidad, buen trabajador y cariñoso y abnegado con su anciano padre. Todo parece ir sobre ruedas, pero un día se siente atraído por la maestra y su cabeza vuela lejos de su esposa Anne-Marie, desatando su ira contra ella o llegando a las manos en el trabajo, lo que no era normal en su conducta habitual. Son días de tensión e inquietud interior, de lucha por ser fiel a su mujer y no dar rienda suelta a ese nuevo amor, de duda por el camino que debe seguir, si la fidelidad y el deber de esposo y padre o el de seguir la pasión del flechazo de un nuevo amor que le trastorna su vida encarrilada en la vida familiar y su trabajo. Un proceso sutil y progresivo, descrito rozando la perfección de forma íntima, contenida y suavemente progresiva, y a pesar de esa sutileza, de una enorme fuerza y gran delicadeza, semejante y paralelo al que experimenta Verónique Chambon, la nueva maestra de su hijo, una mujer discreta, exquisita y solitaria. Cada uno percibe, aún dentro de esas formas delicadas, el terremoto afectivo que el otro ha supuesto, y entre ellos brota una comunicación intensa mostrada por silencios y miradas que reflejan una poderosa necesidad y una intensa lucha interior contra la fuerza instintiva de su amor pasión. La música juega un papel fundamental en toda la película para darle fuerza a las escenas claves y al climax.
La banda sonora se basa en "Salut d'amour" de Edward Elgar o "Valse triste", de Vecsey.


La canción última, Septembre (quel joli temps) cuando al final pasan los créditos. La canta Barbara."Quand j'etais plus jeune je n'aimais pas cette dame je trouver ses chansons trop triste, et puis avec le temps où les annees sont parties j'ai pris gout de barbara et j'ai trouver ses chansons magnifiques, c'est pour dire qu'avec l'age ont comprend mieux les choses de la vie, merci chere madame".

lunes, 16 de mayo de 2011

Más cine, por favor

La Gran Depresión generó alguna de la mejor ficción escrita, varias de las mejores películas y muchas grandes fotografías del siglo XX. Cómo olvidar los rostros cansados de los ciudadanos que bailan sin cesar en un local cerrado -porque allí tienen donde comer y dormir- en el maratón filmado por Pollack en ¡Danzad, danzad, malditos! Si uno ve ¡Qué bello es vivir!, de Capra, se le graban para siempre las caras asustadas de los vecinos de Bedford Falls al iniciarse el pánico bancario.
O Las uvas de la ira, de Ford, y La fuerza bruta, de Lewis Milestone, basadas en la novela homónima (la primera) y en De ratones y hombres, de Steinbeck. El Fitzgerald de El Gran Gatsby, con las enormes desigualdades de los felices veinte; el Dos Passos de la Trilogía USA, las mejores novelas de Hammett, parte de Faulkner y algo del mejor jazz se vinculan con esos tiempos. O la increíble foto de Dorotea Lange, titulada Madre emigrante: en una autopista ve un coche averiado y a su lado una madre exhausta, con dos niños agotados que se apoyan en sus hombros.
Para reflejar todo aquel sufrimiento, los creadores necesitaron un cierto distanciamiento. Hoy, en la Gran Recesión en la que estamos instalados -la otra gran crisis mayor del capitalismo- comienzan a aparecer las primeras obras que la reflejan. Entre ellas, en el cine. Ya se ha comentado suficientemente aquí y en otros muchos artículos la autopsia del capitalismo que supone Inside jobs, de Charles Ferguson. El boca a boca de los espectadores ha logrado que se multiplique el número de salas donde se expone.
Merecen igual suerte otras dos películas complementarias de aquella, que también expresan las vicisitudes de lo que está ocurriendo. La primera, de ficción, describe el caso de una industria de chimenea en EE UU (unos astilleros), perteneciente a un gran conglomerado societario, que despide a miles de personas acabando con su "sueño americano". Se trata de The company men. Bastantes de los cinco millones de parados españoles se reconocerán en esa vulnerabilidad que sobreviene cuando se va al paro, en la deshumanización del proceso y en el hecho de que los principales ejecutivos de la empresa ganan más dinero cuanta más gente despiden. La paradoja surge cuando aquella persona que está encargada de echar a la gente es también despedida por sus superiores a pesar de su eficacia.
La segunda, un documental de Erwin Wagenhofer, se titula Vamos a hacer dinero (una sola sala en Madrid). En ella -tiene inferior calidad que Inside jobs- se sigue el rastro del dinero a través del mundo de las finanzas; por ejemplo, adónde se destinan nuestros ahorros aplicados en un fondo de pensiones privados. Y se desarrolla el concepto de gánster económico (asesino económico en el filme), que tan felizmente ha incorporado en sus libros John Perkins a la literatura técnica del momento. Parte del mejor análisis económico está hoy en el cine. JOAQUÍN ESTEFANÍA en "El País" de 15/05/2011

miércoles, 27 de abril de 2011

Chloe, la película de ayer, martes 26, en el cine club.

Lo que más me gustó del film fue: 1. El hecho de utilizar el escenario natural de la ciudad de Toronto para el rodaje. 2. La música. El contenido principal me resultó frío y algo forzado, no convincente para un hispano, aunque para los estereotipos que tenemos de los angloamericanos funciona y 3. El hecho de que la prostitución no es solo un intercambio comercial como muchos nos quieren hacer ver, en el film vemos que el contrato comercial el toma y daca del cuerpo por dinero se rompe por los sentimientos. El amor, su aparición, rompe la frialdad del intercambio comercial. Amanda Seyfried, muestra la realidad de la vida y la desigualdad e injusticia que supone esa relación que parece neutral y puramente de "mercado"; la prostitución no es "un oficio más". Lo cual lo muestra de una forma muy realista, elegante y artística la película.
Catherine (Julianne Moore), una ginecóloga de éxito que lleva una vida acomodada, aunque monótona, junto a su marido David (Liam Neeson) y su hijo Michael (Max Thieriot), comienza a tener sospechas de que David la engaña. Tras conocer casualmente a Chloe (Amanda Seyfried), una joven y bella prostituta de lujo, decide contratarla para que seduzca a su marido y poner a prueba su fidelidad. Pero los relatos de los encuentros de Chloe con David no sólo prenden en Catherine la mecha de los celos, sino también una serie de deseos ocultos que la desconciertan. Atrapada en una telaraña de pasiones y sentimientos encontrados, Catherine descubrirá que en el peligroso juego de seducción de Chloe toda su familia está implicada.
NOTAS DE PRODUCCIÓN
Para poner sobre papel un guión que narrara la irresistible historia de intriga erótica, el productor Ivan Reitman se puso en contacto con Erin Cressida Wilson, quien escribió el guión de La Secretaria y Retratos de una Pasión, trabajo que causó admiración a los productores. De esta manera comenzaron una colaboración que duraría cuatro años. "Lo gracioso es que comencé escribiendo esta película siendo Chloe y la terminé siendo Catherine; tanto tiempo tardé en escribirla", comparte Wilson riéndose durante la grabación en Toronto. "Estos personajes todavía me fascinan."
En la primavera de 2007, Reitman envió el guión a su compatriota canadiense, el cineasta Atom Egoyan. "Acudimos a Egoyan para que se encargara de la dirección ya que, ideológicamente, mucho de lo que se trata en esta película él ya lo había abordado en sus filmes. Hay una clara conexión entre su trabajo y la temática de Chloe", explica Reitman. Son característicos de Egoyan los personajes ricos y complejos, la dinámica familiar, las diferencias entre las apariencias y la realidad y la naturaleza subjetiva de la verdad que se entretejen a lo largo de CHLOE.
Al recibir el guión, Egoyan lo encontró interesante por diferentes razones. "Me interesa mucho el proceso de narración de historias y cómo la gente cuenta sus propias vidas, y CHLOE realmente examina todo esto", aporta Egoyan. "Fue genial recibir el guión ya que, finalmente, tenía la oportunidad de trabajar con Erin, soy un gran admirador suyo. Me fascinan sus obras de teatro e historias eróticas, y, por supuesto, el hecho de que el proyecto viniera a través de Reitman, que es alguien por quien siento un gran respeto, fue increíble".
Dirigida por Atom Egoyan ("Ararat", "El Viaje de Felicia", "Exótica") protagonizada por Julianne Moore ("Un Hombre Soltero", "A Ciegas", "Lejos del Cielo"), Liam Neeson ("Furia de Titanes", "Venganza", "La Lista de Schindler") y Amanda Seyfried ("Mamma Mia!", "Alpha Dog", "Nueve Vidas"), CHLOE es un intenso thriller dramático de tintes eróticos.
Producida por dos directores de éxito Ivan Reitman ("Los Cazafantasmas", "Poli de Guardería", "Dave, presidente por un día" o "Evolution") y Jason Reitman ("Up in the Air", "Juno", "Gracias por Fumar") y con guión de Erin Cressida Wilson ("Retrato de una Obsesión", "La Secretaria"), CHLOE está basada en la película francesa de 2003 "Natalie X", protagonizada por Gérard Depardieu, Fanny Ardant y Emmanuelle Beart.
Para esta nueva versión, Atom Egoyan ha querido potenciar la carga sexual y psicológica de la historia y sus personajes, centrando CHLOE en los peligros de la fantasía de querer reinventarse a uno mismo.
Sobre el personaje...
La guionista de Chloe, Erin Cressida Wilson, admite que Julianne Moore fue la primera y única actriz que iba a ser Catherine Stewart. "Escribí el papel pensando en Julianne. Como es lógico, me quedé absolutamente encantado cuando aceptó". "La única cosa que Catherine creía entender era su relación con su marido e hijo y, de repente, ya no comprende nada y se siente fuera de lugar" declara Moore de su personaje. "La gente que ella quiere parece tan distantes. Su intención (al contratar a Chloe) es comprender a su marido, encontrar la forma de entender qué es lo que él quiere. Y, por tanto, la intimidad que desarrolla con Chloe es para acercarse a su marido. Formar parte de una película donde se trata la naturaleza de las relaciones íntimas y lo peligroso y fuerte que pueden llegar a ser es realmente apasionante".
Toronto como escenario, plató y estudio del film.
La ciudad de Toronto está muy presente en la película: desde restaurantes como el Café Diplomatico y The Rivoli, a lugares tales como los hoteles The Windsor Arms y The Fairmont Royal York. La escenografía de fondo que incluye la CN Tower, la Art Gallery of Ontario diseñada por Frank Ghery y el Ontario College of Art diseñado por Will Alsop, funcionan como personajes de la película. "Lo increíble de CHLOE es el hecho de que disfrutamos y celebramos Toronto y aprovechamos cada oportunidad que nos brinda para homenajear lugares específicos", aporta Sarossy entusiasmado. "Como cineastas, grabamos Toronto como Nueva York o Chicago, o como casi cualquier otra ciudad, no obstante, ésta ha sido una maravillosa oportunidad para mostrar Toronto y hemos disfrutado enormemente las libertades que nos brindaba para narrar la historia".
A Egoyan le entusiasmó la posibilidad de mostrar la ciudad. "Lo que me encantó de esta historia, tanto como haber escogido a estos fantásticos actores, es haberla ambientado en una ciudad que conozco tan bien", explica. "Destacar esta época del año, donde vamos dejando atrás el invierno anticipándonos a la primavera, junto con nuestra elección de lugares, explica visualmente la idea de la gente tratando de encontrar espacios donde protegerse de las inclemencias del exterior. Gente intentando refugiarse en áreas donde no sean vulnerables o donde están protegidos, ésta es la metáfora de la cinta ya que los actores hacen esto mismo con sus relaciones en la película y es interesante tener un estilo visual que recree este sentimiento de refugio".
Con una oficina en "Yorkville", el lujoso barrio de Toronto, asidua a salas de té, restaurantes y bares de hoteles de lujo, el mundo de Catherine y el territorio de Chloe sugieren cierto glamour y elegancia. La noción tiende a desvanecerse a medida que la historia se acerca hacia el hogar de los Stewart (una casa de cristal donde todo "se contiene").
La "Casa Ravine" de Toronto, construida por el arquitecto Drew Mandel fue elegida hogar de los Stewart. La casa muestra una serie de cubos acristalados que penden sobre la ladera de un bosque. Esta sirvió como escenario para muchas escenas claves de la película. No obstante, la habitación principal fue reinventada en el estudio de grabación con mucho más espacio por el diseñador de producción Philip Barker. El diseño de Barker respetaba el concepto global de la casa, así como sus líneas estéticas, e incluía obras de arte de los artistas canadienses Ed Burtynsky y Joanne Tod. El arquitecto Mandel visitó el plató en varias ocasiones. "Me honra que mi casa juegue un papel tan importante en la película. Es como si Atom, Philip y yo hubiéramos colaborado en silencio"
"UN REMAKE QUE MEJORA AL ORIGINAL Y POR FIN UN FILME DE MUJERES EN INGLÉS QUE SUPERA A LOS FRANCESES EN EL GÉNERO QUE MEJOR HACEN". Mick LaSalle: San Francisco Chronicle

miércoles, 23 de febrero de 2011

The Girlfriend Experience, la película de ayer en el cine club


The Girlfriend Experience es una película experimental que se desarrolla en New York, estadounidense, de 2009, dirigida por Steven Soderbergh y escrita por Brian Koppelman y David Levien. Fue protagonizada por Sasha Grey, quien ha trabajado como actriz porno en la vida real.
Soderbergh citó a las películas El desierto rojo de Michelangelo Antonioni y Gritos y susurrosde Ingmar Bergman como sus influencias.
  • Sasha Grey, como Christine, alias Chelsea.
  • Chris Santos, como Chris, un entrenador personal, novio de Chelsea.
  • Peter Zizzo, como un hombre casado adinerado, cliente favorito de Chelsea.
  • Timothy J. Cox, como un hombre de negocios.
  • Timothy Davis, como Tim.
  • Jeff Grossman, como un agente de negocios.
  • Ted Jessup, como "Chatty John".
  • Kimberly Magness, como "Happy Hour".
  • Ken Myers, como un maître de restaurante.
  • Bridget Storm, como una cliente.
  • Glenn Kenny, como un crítico de "The Erotic Connoisseur".
  • Freedom Tickler, como músicos callejeros.
La película recibió una valoración de un 58% respecto a críticas en el sitio Rotten Tomatoes, con el consenso de que "la más reciente producción de Steven Soderbergh es muy elaborada, pero emocionalmente imprecisa".
Roger Ebert calificó la película con cuatro de cuatro estrellas, declarando: "Esta película es una verdad acerca de la naturaleza humana. Se ven claramente las necesidades y deseos. No es universal, pero dentro de este enfoque particular, es implacable." Chazz Lyon, del sitio Gone Cinema Poaching, le concedió a la película cuatro de cuatro estrellas, manifestando que: "Para mi dinero, el estilo de la decimonovena película de Soderbergh, estructuralmente innovadora y visualmente impactante es, sin excepción, la mejor película del año 2009 hasta la fecha y la primera obra maestra del año".
En el extremo opuesto del espectro, Kyle Smith del New York Post otorgó a la película una estrella de cuatro. David Edelstein de la New York Magazine se quejó de que "la mayor parte del diálogo es lánguido, y no importa cuanto Soderbergh corta y sutura, la película es un cadáver con extremidades temblorosas".
MI COMENTARIO.
La película describe la vida diaria de "una chica de compañía" en Nueva York. Comienza tratando de hacer ver que es "un trabajo como otros", incluso la chica tiene novio que, aparentemente, acepta su "trabajo" sin más. A veces, el trabajo consiste en ofrecer compañía y conversación a un estresado y triste "hombre de negocios", lo que podemos considerar una especie de terapia afectiva, y en ese caso es una terapeuta más. Pero la película va mostrando, poco a poco, la cara oculta de los personajes y con ellos de la sociedad; sus debilidades, sus vicios y morbosidad. Y, sobre todo, como ella se ve requerida a ser "la que desea que sea el que paga" perdiendo su aparente, al principio, libertad y personalidad. Así se van sintiendo moldeada y va deslizándose, suave e inexorablemente, hasta que se ve convertida en un ser algo extraño incluso para ella misma. 

Llega el momento en que no se conoce y se ve forzada a satisfacer necesidades a "individuos repelentes que llevan varios días sin ducharse" y que incluso la manipulan, hasta tal punto que incluso no le pagan, incumpliendo todas sus acuerdos o promesas, y quebrando "su trabajo" o forma de buscarse la vida. En este proceso, o baño de realidad, pierde a su novio y se encuentra convertida en un ser solitario en la gran ciudad, donde ha perdido su "espíritu" entendido como libertad, personalidad, iniciativa, autocontrol sobre su "trabajo"... 

En definitiva, la película describe perfectamente la transición desde la sensación de libertad en su trabajo, su aparente juego divertido, autonomía e iniciativa, el sentido de autocontrol sobre el mismo, hasta la paulatina conciencia de malestar, de perdida de control sobre "el trabajo", hasta la plena percepción -no sé si plenamente consciente- de alienación.

La película la muestra metida de lleno en una vorágine, sórdida, morbosa, sucia, desagradable, donde ha perdido la libertad de iniciativa que creía poseer y es una victima más del lado oscuro de nuestras sociedades, nuestro estilo de vida. Ya no es la chica mona que tiene un "trabajo rentable" que "lo controla y lleva una vida normal", es una victima más de este sistema de explotación capitalista de juego sucio e imprevisible, que también, nos va mostrando la película, como otra historia paralela. Se trata, nada menos, que de la crisis económica en la que estamos desde el 2008, y del proceso de las elecciones presidenciales norteamericanas, cuando sale elegido Obama, aunque el judío ortodoxo le indique, en medio de un encuentro y mostrando sus miedos, que debe votar a los republicanos, a McCain.

La película no tiene una secuencia temporal lineal, el montador ha incrustado pasajes cuya realización temporal no corresponde al intervalo en el que se ve en el film, sino que son secuencias cortadas de otras escenas e intercaladas en otras secuencias, que no corresponderían si el tempo se desarrollase exclusivamente en una secuencia temporal lineal. Un ejemplo claro son las escenas intercaladas del viaje del grupo de hombres, donde va su exnovio, a las Vegas. Cuando se ve la primera escena del viaje en avión aun no se tiene idea, por la narración principal, de ese viaje. Además, la grabación de la escena es de aficionados, con lo cual le da un toque de realismo como si estuviese tomada por uno de ellos con su cámara personal, como ocurre en la escena, con mal sonido, inadecuado enfoque y falta de definición. Lo que contribuye a desorientar, por momentos, al espectador, que se pregunta qué está ocurriendo, hasta que otra secuencia llega a mostrarnos la razón de las escenas del viaje, entonces todo se aclara para el espectador. Ese juego temporal llena de confusión al espectador normal.

Lo que más me gusta de la película es que toma partido. Desmonta la idea engañosa, que tantos se han encargado y se encargan de vender como cierta -véase "Pretty Woman", entre otras muchas- tratando de hacernos creer que la improbable excepción es la regla. El cuento de Hadas donde la prostituta se casa con el chico guapo, bueno y rico, con "El principe", lo que no es, en absoluto, verdad, pero consiguen a fuerza de repetirlo, que se lo crean muchas chicas y mucha gente. Ello contribuye sin duda a la percepción del "oficio" no solo como normal, sino incluso como oportuno y valioso, ya que es un peldaño a la "felicidad", la gran mentira en el 99,99% de las veces.


La prostitución está llena de maltrato, esclavitud, trata de blanca, mentiras, delitos y crímenes no investigados, véanse la cantidad de maletas con mujeres descuartizadas que han aparecido en España, sobre todo por Levante, sin que se esclarezcan los hechos. Y el carácter simbólico del crimen es nítido; quiere irte? ahí tienes tu maleta donde harás el viaje a tu sueño eterno. Las demás, las que intenten liberarse del "oficio", ¡¡¡Ahí tenéis lo que les pasa a las que intenta escapar!!!.

No faltan otras muchas escenas esclarecedoras; la conversación de "los amigos" en el avión, nos muestra un machismo y misoginia terribles, aunque la fachada sea de "modernos, liberales y agradables chicos". El recurso al personaje del periodista sirve también para cuestionarse otras muchas cosas, mediante sus incisivas preguntas, que parecen obvias. Las fiestas, en la vida real y entre personas "normales" trabajadores, no millonarios, no suelen durar mucho.

En medio de la polémica que existe, dentro incluso de la izquierda, sobre si la prostitución es un trabajo, una profesión, como cualquier otra -y se debiera legalizar- o no lo es -y se debería prohibir y perseguir a los "clientes" e intermediarios-. Esta película opta por mostrar, en una inmersión de realismo, que la prostitución, incluso la de lujo, no es un trabajo normal, como cualquier otro; sino que esta lejos de serlo, aunque tantos se empeñen en hacernos creer lo contrario, pintándola de color de rosa. En este sentido, y otros muchos, la película es muy esclarecedora y recomendable.