jueves, 5 de marzo de 2015

Philip Levine, bardo del corazón industrial de EE UU. La guerra civil y el movimiento anarquista españoles marcaron de forma decisiva la obra del poeta de Detroit

Philip Levine, uno de los poetas urbanos esenciales de su país, a quien su compatriota Edward Hirsch caracterizó como el Whitman irónico del corazón industrial de América, falleció en la localidad de Fresno, California, el pasado 14 de febrero a los 87 años, apenas un mes después de serle diagnosticado un cáncer de páncreas. Su lugar de trabajo, ubicado en el centro de un viejo caserón rodeado de alisos, naranjos y eucaliptos, estaba presidido por una fotografía de Robert Cappa en la que un grupo de anarquistas posan sonrientes delante de un puchero, durante la guerra civil española. En la entrada que le dedica el Diccionario biográfico de autores contemporáneos, tras señalar sus circunstancias familiares y profesionales, se apostilla escuetamente: Ocupación: “Poeta”; credo político: “Anarquista”; religión: “Anarquista”. El anarquismo era, efectivamente, el elemento que vertebraba y del que se nutrían sus dos obsesiones mayores: dar voz a los trabajadores de la industria automovilística de Detroit, junto a los cuales se forjó en la adolescencia, y la tragedia de la Guerra Civil, en la que varios conocidos de su familia tomaron parte activa.

En una conversación con la novelista Mona Simpson, Levine señaló que En torno al asesinato del teniente José del Castillo a manos del falangista Bravo Martínez, 12 de julio de 1936, uno de sus composiciones más emblemáticas, la muerte del oficial republicano condensa la esencia de la tragedia a punto de desencadenarse. “Lo escribí décadas después de la guerra, tras escuchar el alegato de un predicador negro mientras conducía por un Detroit devastado por los disturbios raciales. La voz del predicador me hizo sentir la universalidad del dolor anónimo de todos los conflictos”, manifestó Levine sobre su composición. A propósito de otro de sus poemas más conocidos, Coming Home Detroit 1968, en el que refiere de manera desgarrada la decrepitud física y moral de su ciudad, Levine señaló: “En Detroit, la ciudad más devastada de América, no hay el menor atisbo de grandeza heroica. Lo único que queda son hombres, animales, plantas y flores que insisten en afirmar su derecho a la existencia”.

Philip Levine nació en el Hospital Henry Ford de Detroit, en 1928. Sus padres, emigrantes judíos de origen ruso, vivieron la catástrofe de la Gran Depresión cuando el niño tenía un año. A los cinco perdió a su padre. Cuando tenía ocho, estalló la guerra civil española, cuyas vicisitudes siguieron angustiosamente los amigos de la familia, algunos de los cuales se alistaron en las Brigadas Internacionales. En sus memorias, el poeta cuenta que cuando iba a pie al colegio se imaginaba que llevaba un rifle y que la emprendía a tiros con los cadillacs, chevrolets y lincolns de lujo que había aparcados frente a las mansiones de los ricos. A los 14 empezó a trabajar en las plantas donde se fabricaban aquellos vehículos. Fue el primer miembro de su familia en acceder a la universidad, donde tuvo la fortuna de conocer a John Berryman, quien le ayudó a encontrar la voz que daría forma a sus experiencias en el cinturón industrial de Detroit. En No preguntes, libro de entrevistas publicado en 1981, afirmó: “A ningún poeta le importa lo que pasa en ese mundo, de modo que me impuse el reto de hacerlo yo. Cuando volví a ver a mis antiguos compañeros de trabajo y les expliqué que me dedicaba a escribir poesía, ninguno se rió de mí”. La pasión de Levine por España le llevó a pasar unos años en nuestro país en la década de los sesenta. Tradujo a Jaime Sabines y Gloria Fuertes. Visor publicó el año pasado La búsqueda de la sombra de Lorca, una antología a cargo de Andrés Catalán de sus poemas relacionados con España. Autor de más de 25 colecciones de versos, fue uno de los poetas más galardonados de su tiempo. Además de obtener el Pulitzer y el Premio Nacional del Libro (en dos ocasiones), entre 2011 y 2012 fue Poeta Laureado de su país. Al igual que Whitman, su maestro, Levine tenía el don de saber llegar a un amplio número de lectores con su poesía. Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/24/actualidad/1424818216_823335.html

miércoles, 4 de marzo de 2015

Oriol Mitjà. El joven médico que va a erradicar la segunda enfermedad humana


Hay un par de fotografías históricas que dejan claro que la humanidad, cuando quiere, puede superar en bondad y poder a cualquiera de los dioses adorados por las 4.000 religiones diferentes que existen en el mundo. La primera imagen muestra al cocinero somalí Alí Maow Maalin, de 23 años, con el cuerpo lleno de úlceras. En la segunda foto, tomada unos meses después, aparece el mismo joven pero sonriente, con sus heridas sanadas. Alí Maow Maalin fue, el 26 de octubre de 1977, la última persona que se infectó de manera natural de viruela, una enfermedad que llegó a matar a más de medio millón de personas al año, incluidos cinco reyes europeos solo en el siglo XVIII. Gracias a una campaña de vacunación masiva, la viruela fue la primera, y única hasta la fecha, enfermedad humana erradicada de la faz de la Tierra.

“Técnicamente es posible que veamos la foto del último enfermo de pian en 2017”, sostiene el médico español Oriol Mitjà. En el mundo rico, la palabra pian no dice nada. Pero en las regiones remotas de algunos países tropicales es una peste que azota donde se acaban los caminos, allí donde los médicos son como seres imaginarios de los que hablan los más viejos. El pian es una enfermedad olvidada provocada por una bacteria, emparentada con la sífilis, que sin tratamiento deforma los huesos, deja las piernas como lunas en cuarto menguante y llega a borrar, literalmente, la cara de las personas afectadas, sobre todo niños.

Ahora, el pian, que afecta a unas 500.000 personas, puede desaparecer del planeta gracias a una estrategia que, según se ha anunciado este miércoles, funciona. Un personaje del dramaturgo alemán Bertolt Brecht proclamaba: “Desgraciada la tierra que necesita un héroe”. En este caso, la tierra desgraciada son 13 países de África, el sudeste asiático y el Pacífico occidental, con los que se ceba el pian. Y el héroe es Oriol Mitjà.

En 2010, cuando tenía 29 años, el joven investigador aterrizó en la remota isla de Lihir, en Papúa Nueva Guinea, para trabajar como médico. Llegaba con un premio extraordinario de licenciatura y un máster en Londres sobre enfermedades tropicales bajo el brazo. Al poco de llegar, pasó por su consulta un niño con un síntoma que no había estudiado ni había visto antes en una estancia en India: una úlcera roja en el brazo del tamaño de una moneda de dos euros. Un médico local le puso al día: “Es el pian”.

La enfermedad llevaba olvidada medio siglo. En 1952, cuando había 50 millones de afectados en el mundo, la Organización Mundial de la Salud y Unicef pusieron en su punto de mira al pian con el objetivo de erradicarlo. Iniciaron una campaña de tratamiento masivo con inyecciones de penicilina en 46 países. Doce años después, el número de casos clínicos se había reducido un 95%. Entonces, se decidió relajar el cerco y la bacteria resurgió, volviendo a borrar rostros de niños en las regiones más pobres de los países más pobres.

Mitjà, enfrentado a un enemigo derrotable con un simple antibiótico, decidió no sumarse a la desidia de las autoridades. Junto a su director de tesis, Quique Bassat, ambos del Instituto de Salud Global de Barcelona, se puso a diseñar una estrategia para combatir el pian. Necesitaban un tratamiento más sencillo que un pinchazo de penicilina, una medida que requiere personal médico entrenado y genera miedo entre la población. En 2012, anunciaron los resultados de un estudio con 250 niños en la revista británica The Lancet: con una sola pastilla de otro antibiótico, la azitromicina que en los países ricos se suele emplear para bronquitis y otitis, los chavales con pian se curaban.

Animada por el impulso del español, la OMS decidió retomar el objetivo de erradicar el pian y se fijó como meta el año 2020. Como se necesitan tres años sin casos para dar una enfermedad por extinguida, el último enfermo de pian tendría que ser curado en 2017. Faltaba demostrar que la estrategia de Mitjà funcionaba a gran escala. Y funciona.

Un nuevo estudio que se publica este miércoles en la revista The New England Journal of Medicine muestra los resultados de una campaña de tratamiento masivo para la mayor parte de los 16.000 habitantes de la isla de Lihir. En solo un año, entre 2013 y 2014, la proporción de enfermos cayó casi un 90%. La presencia de la enfermedad en la población pasó del 2,4% al 0,3%. Y el estudio continúa con seguimientos para llegar a los cero casos.

“Nuestros resultados demuestran que, técnicamente, la estrategia puede erradicar la enfermedad en 2020”, explica Mitjà por teléfono desde Papúa Nueva Guinea, donde coordina el Centro Médico de Lihir, a 48 horas de viaje desde su casa en España. En su hospital, el pian ha desaparecido. Cuando llegó en 2010, el médico novato se acercó a los colegios de la zona para conocer la extensión de la enfermedad que acababa de descubrir en su consulta. Solicitó a los profesores que pidieran a sus alumnos con úlceras que se levantaran. “La mitad de la clase se ponía en pie”, recuerda. Otros, con la cara borrada o los huesos torcidos, ni siquiera querían ir al colegio y se quedaban en casa.


Los 13 países donde la enfermedad es endémica. Leer más aquí.

Justicia politizada

Primero fue el borrado de los discos duros del caso Bárcenas requeridos por el juez, y después, la Audiencia Provincial de Madrid “extravió” la causa interpuesta por UPyD e IU sobre la eliminación de dichas pruebas. Ante el primer caso, cabe preguntarse por la tibieza del magistrado que pide los dispositivos en lugar de no requisarlos para evitar su formateo por parte de los investigados. El segundo hecho revela una vez más la inaplazable reforma de una justicia politizada hasta el tuétano, cómplice de prácticas que entorpecen el normal desarrollo de los procesos judiciales.—  Albacete 24 FEB 2015 

martes, 3 de marzo de 2015

Lo que ha conseguido Grecia. En el telón de fondo del drama griego hay una economía europea que, a pesar de las cifras positivas, todavía da la impresión de estar cayendo en una trampa deflacionista

La semana pasada, tras mucho teatro, el nuevo Gobierno de Grecia llegó a un acuerdo con sus acreedores. A principios de esta semana, los griegos aportaron algunos detalles sobre el modo en que pretenden cumplir las condiciones. Entonces, ¿qué tal ha ido?

Bueno, si hiciésemos caso de muchas de las noticias y artículos de opinión de los últimos días, pensaríamos que ha sido un desastre; que ha sido una "rendición" por parte de Syriza, la nueva coalición que gobierna en Atenas. Y parece que algunas facciones de la propia Syriza también lo creen así. Pero no es cierto. Por el contrario, Grecia ha salido bastante bien librada de las negociaciones, aunque las grandes batallas todavía están por venir. Y al salir bien parada, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa.

Para encontrarle sentido a lo que ha pasado, hay que entender que la controversia más importante tiene que ver con una sola cifra: la magnitud del superávit primario de Grecia, la diferencia entre los ingresos y los gastos públicos, sin contar los intereses sobre la deuda. El superávit primario mide los recursos que Grecia transfiere de hecho a sus acreedores. Todo lo demás, incluido el valor nocional de la deuda —que en este momento es una cifra más o menos arbitraria, que incide poco en la cantidad que se espera que pague Grecia— solo tiene importancia en la medida en que afecte al superávit primario que Grecia se ve obligada a asumir.

El hecho de que Grecia tenga un superávit —dada la crisis con proporciones de depresión en la que está sumida y el efecto de esa depresión sobre los ingresos— es un logro extraordinario, la consecuencia de unos sacrificios increíbles. No obstante, Syriza siempre ha dejado claro que tiene la intención de seguir acumulando un pequeño superávit primario. Si les molesta que las negociaciones no hayan dejado margen para una abolición completa de la austeridad, un giro hacia el estímulo fiscal keynesiano, es que no estaban prestando atención.

En realidad, la pregunta era si Grecia se vería obligada a imponer todavía más austeridad. El anterior Gobierno griego había accedido a aplicar un programa con el que el superávit primario se triplicaría durante los próximos años, lo que tendría un coste inmenso para la economía y los ciudadanos griegos.

¿Por qué aceptaría cualquier Gobierno algo así? Por miedo. En esencia, los sucesivos dirigentes de Grecia y otros países deudores no se han atrevido a cuestionar las desorbitadas exigencias de los acreedores, por miedo a ser castigados (a que los acreedores les dejasen sin financiación o, aún peor, hundiesen su sistema bancario si se mostraban reacios a unos recortes presupuestarios cada vez más drásticos).

Entonces, ¿se ha echado atrás el actual Gobierno griego y ha accedido a tratar de alcanzar esos superávits demoledores para la economía? No. De hecho, Grecia ha conseguido para este año una flexibilidad que no tenía, y la forma de referirse a los superávits futuros es poco clara. Igual podría significar algo que nada.

Y los acreedores no han cerrado el grifo. En vez de eso, han puesto a disposición de Grecia una financiación que le permita salir adelante durante los próximos meses. Por así decirlo, han atado a Grecia corto, y esto significa que la gran batalla sobre el futuro todavía no se ha librado. Pero el Gobierno griego no ha consentido que lo echen a patadas y esto es, por sí solo, una especie de victoria.

¿A qué se debe entonces tanta información negativa? A decir verdad, la política fiscal no es el único problema. También había y hay debates sobre cosas como la privatización de los bienes públicos, respecto a la que Syriza ha acordado no revocar los pactos ya firmados, y la regulación del mercado laboral, donde parece que se mantendrán algunas de las “reformas estructurales” de la época de la austeridad. Syriza también ha accedido a castigar con dureza la evasión fiscal, aunque a mí se me escapa la razón por la que recaudar impuestos parece ser una derrota para un Gobierno de izquierdas.

Aun así, nada de lo que acaba de pasar justifica esa retórica del fracaso que se ha impuesto. De hecho, mi impresión es que estamos contemplando una infame alianza entre los escritores de izquierdas con expectativas poco realistas y la prensa empresarial, a la que le gusta la historia de la debacle griega porque eso es lo que se supone que les pasa a los deudores arrogantes. Pero no se ha producido ninguna debacle. Al menos de momento, Grecia parece haber puesto fin al ciclo de la austeridad cada vez más despiadada.

Y como he dicho, con ello, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa. Recuerden, en el telón de fondo del drama griego hay una economía europea que, a pesar de las cifras positivas que registra últimamente, todavía da la impresión de estar cayendo en una trampa deflacionista. Europa en su conjunto necesita desesperadamente acabar con la locura de la austeridad, y esta semana ha habido algunos indicios ligeramente positivos. En especial, que la Comisión Europea ha decidido no multar a Francia e Italia por sobrepasar sus objetivos de déficit.

Imponer estas multas habría sido demencial, dada la realidad del mercado; Francia puede adquirir préstamos a cinco años con un tipo de interés del 0,002 %. Así es, el 0,002 %. Pero hemos visto muchas locuras similares durante los últimos años. Y hay que preguntarse si la historia griega ha tenido algo que ver con este brote de sensatez.

Mientras tanto, el primer deudor real que se ha rebelado contra la austeridad ha empezado con buen pie, aunque nadie lo crea. ¿Cómo se dice en griego: “Tranquilos, y adelante”?
Fuente: Paul Krugman. El País.

Actos de bondad insensata

La bondad insensata es el título de un libro de Gabriele Nissim que habla de un juez que dedicó su vida a buscar personas anónimas que salvaron judíos del Holocausto. Pero también es lo que movió a 1.300 jóvenes musulmanes a hacer una cadena humana alrededor de una sinagoga en Oslo en señal de solidaridad con la comunidad judía tras el atentado en Copenhague, en el que un joven nacido en Dinamarca de origen palestino mató a dos personas.

Actos así, que deberían ser portada, pasan inadvertidos en muchos medios. Actos conciliadores que muestran al mundo que hay muchos más defensores de la paz que de la guerra, que es posible y deseable la convivencia intercultural. Actos de bondad insensata y anónima que necesitamos conocer, porque “esas personas, que se ignoran” (Borges), están salvando el mundo.—  Madrid 24 FEB 2015

lunes, 2 de marzo de 2015

El adiós al plástico está en el caparazón de un insecto. Un científico español de Harvard es uno de los mayores expertos del mundo en quitosano, un material biodegradable que abre un escenario prometedor en industria y medicina



“Muchos objetos de plástico, como los desechables o embalajes, se fabrican sin pensar en su vida útil. Si yo por ejemplo fabrico una botella de agua, no te puedo perseguir para que la eches al contenedor que le toca”, explica Javier Fernández, doctor en Nanobiotecnología por la Universidad de Barcelona, investigador en Harvard y docente de la Singapore University of Technology and Design. Con una carrera enfocada a reducir el consumo de plástico, él tiene su propia apuesta: el quitosano.

Javier Fernández suma ya tres publicaciones científicas sobre las propiedades de este material biodegradable que podría jubilar al plástico y abrir nuevas vías de investigación en medicina, industria e impresión en 3D. Para su primera publicación, publicada en Advanced Materials en 2012, el investigador se “encerró” —literalmente, según cuenta— en la biblioteca de Zoología de Harvard para estudiar minuciosamente los caparazones de insectos y crustáceos. Así, dio con las bases para crear el shrilk, una mezcla a base de quitosano —material presente en caparazones de crustáceos e insectos— y fibroína —una proteína de la seda—... Leer más aquí.

domingo, 1 de marzo de 2015

Kíev, un año después

Hoy se cumple un año de la masacre de Kiev, con decenas de muertos, tanto protestantes como policías, que fue decisiva para derrocar a un gobierno ucraniano reticente al pleno alineamiento con la Otan y la Unión Europea y sustituirlo por otro plenamente conforme con ello. La masacre no ha sido investigada oficialmente. Las nuevas autoridades de Kíev fueron juez y parte de una mascarada al respecto. Las potencias occidentales que apadrinaron al movimiento, no han mostrado interés alguno en una investigación independiente.

Centuria celestial
Las víctimas han sido declaradas “Centuria celestial” y utilizadas para glorificar el cambio de régimen como producto de una gesta popular. Un año después, el canal Arte ofrece una larga recopilación de imágenes que ilustra hasta qué punto el movimiento fue violento.
http://www.arte.tv/guide/de/057960-000/kiew-brennt/?vid=057960-000_PLUS7-D
El documento concluye con imágenes de protestantes muertos, sin ofrecer imágenes de policías muertos. He aquí los nombres de algunos de los policías muertos, concretamente de once de ellos, que yo mismo recopilé en un acto celebrado en Odesa: Sergei Spichak, Vasili Bulitko, Andrei Fedyukin, Sergei Tsengun, Dmitri Vlasenko, Vladimir Evtushok, Vitali Goncharov, Aleksei Ivanienko, Maksim Tretiak, Piotr Savitski, Iván Tepliuk. Todos ellos muertos por herida de bala. La lista es incompleta. Los medios de comunicación ucranianos nunca han mencionado esos nombres, y los del resto de policías y adversarios del Maidán muertos aquellos días en Kíev, que podrían rondar la veintena, en las listas de las 98 víctimas de aquellas jornadas.

Enfrascado en una guerra civil que precisa mitologías patrióticas, el nuevo régimen instauró la “Orden de la Centuria Celestial” que reconoce el “coraje cívico y el patriotismo”. Algunas calles han sido bautizadas con ese nombre y el nuevo presidente y séptima fortuna de Ucrania, Petro Poroshenko, ha declarado el 20 de febrero como, “Día de los cien héroes celestes” para conmemorar la “Revolución de la Dignidad”.

Como expliqué el pasado noviembre (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2014/11/20/el-conflicto-que-occidente-ha-provocado-en-ucrania-54209/) el único estudio académico sobre aquella masacre, obra del profesor Ivan Katchanovski, de la School of Political Studies de la Universidad de Otawa concluye lo siguiente:

“Las evidencias indican que una alianza de elementos de la oposición y la extrema derecha estuvo implicada en la masacre de manifestantes y de policías, mientras que la implicación de las unidades especiales de la policía en la muerte de algunos manifestantes no puede excluirse. El nuevo gobierno que llegó al poder en gran parte como resultado de la masacre, falsificó la investigación, mientras que los medios de comunicación ucranianos contribuyeron a tergiversar la matanza de manifestantes y policías. Las evidencias indican que la extrema derecha desempeñó un papel clave en el violento derrocamiento del gobierno de Ucrania”.

Un año después, la BBC, uno de los canales importantes para la propaganda de las guerras y cambios de régimen inspirados por potencias occidentales, estima ahora que por lo menos algunos de los que tiraban el 20 de febrero eran antigubernamentales: http://www.bbc.com/news/magazine-31359021. Muy poco y demasiado tarde para reivindicar una mínima decencia informativa.

Un riesgo conocido
Obviamente, si todo eso hubiera ocurrido con los vectores y escenarios invertidos -un gobierno favorable a los intereses occidentales, en México o Canadá, derrocado bajo patronazgo chino y ruso, con políticos rusos, chinos y venezolanos de primera fila repartiendo pastelitos entre los manifestantes y expresando su solidaridad con ellos– no se habría celebrado como progreso democrático, sino como escandaloso y sangriento golpe de estado, intolerable ingerencia extranjera, terrorismo y demás. La guerra que ha resultado de todo ello, como culminación de veinte años de política exterior y de seguridad europea sin Rusia y contra Rusia, se presenta como resultado de un “expansionismo ruso”.

La fragilidad de Ucrania era asunto evidente para cualquier observador ya hace tiempo. En una crónica publicada por este diario el 22 de diciembre de 1991 en la que se mencionaba que la nueva Ucrania independiente contenía once millones de rusos, se decía lo siguiente: “esa realidad demográfica existe y está geográficamente concentrada en el sureste de Ucrania, como una gran Eslavonia latente. Ni la previsible agudización de la crisis económica ni los malos entendidos militares o comerciales, ni la debilidad de la cultura democrática entre los dirigentes de ambos estados, impiden descartar riesgos”. Quien iba a decir entonces que el principal riesgo se derivaría del expansionismo político militar de Euroatlántida en la región, con una OTAN no disuelta sino ampliada con bases y soldados en Rumania, Bulgaria, Turquía, Países bálticos y Polonia, así como relaciones militares y bases en gran parte de las repúblicas ex soviéticas, por citar únicamente el cinturón de hierro alrededor de Rusia.

La fragilidad de Minsk
El segundo acuerdo de Minsk recién alcanzado este mes ha sido resultado directo de los éxitos militares de los rebeldes prorusos. Ese acuerdo tiene como principal problema que ha dejado fuera a muchas fuerzas hostiles a todo diálogo realista. Los Estados Unidos no están. Temen que si Francia y Alemania llegan a un modus vivendi con Rusia, su liderazgo de la política exterior y de seguridad europea se vaya al garete. Prefieren más guerra. Crearle un Afganistán a Europa es preferible a perder el control de su política exterior y de seguridad. Es el cálculo del Imperio del caos, el mismo que ha incendiado Oriente Medio. Por este lado hay que prepararse para lo peor.

En el interior de Europa, Polonia, Estonia, Lituania y Letonia, son claramente hostiles al acuerdo que consideran concesión. Donald Tusk, el polaco germanófilo que preside el Consejo Europeo, expresa abiertamente su escepticismo. El gobierno de Kíev está dividido entre grupos armados de ultraderecha que han proclamado su hostilidad al acuerdo, el primer ministro Yatseniuk que se alinea por completo con las posiciones de Washington y el Presidente Poroshenko que surfea entre diversos patrones con especial atención a Alemania.

Si el asunto es así de frágil, aún más preocupante es la ambigüedad de la única esperanza existente: el sentido común de Alemania y Francia. ¿Qué puede esperarse de gente como Merkel y Hollande, que ya han demostrado su talla en la catastrófica gestión de la eurocrisis? Merkel ha explicado en Munich que la razón de ser del acuerdo de Minsk y de su oposición a no armar a Ucrania es que, “militarmente no se puede vencer a Rusia”. “Esa es la amarga realidad”, dijo respondiendo a un senador americano. Cuando a su inconsistente ministra de defensa, Ursula von der Layen, le preguntaron en Munich por qué se apoya militarmente a los kurdos contra el Estado Islámico y no a los ucranianos contra Rusia, la ministra respondió en la misma clave: los kurdos tienen posibilidades de vencer militarmente a sus adversarios, mientras que los ucranianos, no, dijo.

Regreso a 1983
El clima de la conferencia fue más belicista y agresivo que nunca. Rusia fue el único tema y el debate fundamental fue armar o no armar a Ucrania. Sin rastro del más mínimo examen de responsabilidades. La intervención del antes respetado ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, fue contestada con risas y preguntas agresivas sin precedentes en la sala del hotel de lujo en el que se celebra la conferencia cada año. En una extraordinaria muestra de cambio de acentos, el discurso de Merkel expresó el agradecimiento alemán al “valor de los pueblos de Europa central y Oriental” en su lucha contra el comunismo. Eso fue, dijo, lo que hizo posible la reunificación de Alemania. “Hasta ahora se solía citar la contribución de los dirigentes de la reformada URSS a aquello, pero los acentos cambian”, dice filosóficamente un experto ruso, que presenció el espectáculo de Munich. Hay que retroceder hasta el otoño de 1983, en plena época de Andrópov, después del derribo del Boeing surcoreano por los soviéticos, para encontrar un clima tan hostil a Moscú como el que hoy domina en Europa, dice Andrei Kortunov, un respetado polítólogo occidentalista ruso.

“Antes a nivel de expertos se diferenciaba entre la propaganda y el análisis, ahora se practica una mezcla de géneros preocupante”, dice este observador según el cual el principal problema es, “la dificultad de Estados Unidos por reconocer las limitaciones de las propias posibilidades”. En una época de emergencia de nuevos polos de poder mundiales, “en Washington se mantiene la mentalidad del podemos con todo”, dice.

Medicina griega para Ucrania
La situación económica de Ucrania es catastrófica. “Yuzhmash” la gran industria de Dnepropetrovsk está paralizada. Hace 8 meses que sus obreros no reciben salario y diez mil de ellos han sido enviados de vacaciones. La industria del automóvil está paralizada: en enero se han producido 352 unidades. Por presiones del Fondo Monetario Internacional, que aplica en Ucrania la misma política que ha arruinado a Grecia, los precios del gas se van a multiplicar por cinco en el primer trimestre de este año, igual que los gastos de vivienda, agua, electricidad, etc. Millones de ucranianos al borde de la pobreza van a verse afectados. Todo esto va a pudrir la situación social y complicará el clima de violencia, desorden y guerra civil en un país lleno de batallones y milicias descontentas en el que la población elude masivamente el reclutamiento militar.

Retroceder es perder
El problema fundamental es que nadie puede permitirse pasos atrás significativos sin arriesgarse a grandes derrotas. Si Estados Unidos cede y permite que los divididos europeos alcancen el modus vivendi con Moscú, pendiente desde el fin de la guerra fría, su influencia en Europa menguará mucho. ¿Qué habrá que hacer con la OTAN, organización encargada de la desestabilización continental cuyo sentido es, precisamente, mantener esa influencia militarizando la política exterior? ¿Qué pasará con el principio de autoridad, (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2015/02/05/el-principio-de-autoridad-45435/), con el mal ejemplo que el desafío ruso lanza a todas las potencias emergentes de que sí se puede detener militarmente la intrusión imperial occidental? Es muy difícil esperar pasos atrás por este lado. Respecto a Moscú, retroceder significa entrar de pleno en el escenario 1905: completo desprestigio nacional del régimen de Putin y apertura hacia escenarios caóticos de mayor nacionalismo ruso y grandes convulsiones sociales. Si para Occidente es una cuestión de imagen, del prestigio de la disciplina imperial, para Rusia es un ser o no ser.

Un año después de aquel desfile de ministros europeos necios repartiendo solidaridades y pastelitos en la plaza de Kiev, nos encontramos con una guerra a la que no se le ve marcha atrás. Y la Alemania que nos ha conducido al fracaso del euro es quien nos debe sacar de este pantano. ¡Que Dios nos coja confesados!
Rafael Poch. La Vanguardia
Fuente original: http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/

sábado, 28 de febrero de 2015

Protección oficial y desamparo privado. Su misión: desalojar al matrimonio formado por Wilson y Cecilia y sus tres hijos, entre los que se encontraba el bebé de mes y medio

Eran las seis de la mañana en Madrid cuando siete furgonetas como siete tanques aparcaron frente a la vivienda del matrimonio de la fotografía (Millás comenta esa foto que se puede ver en El País). Descendieron de los vehículos blindados unos cincuenta agentes dotados de chalecos antibalas, cascos protectores, porras, pistolas, guantes, rodilleras, botas de campaña, y actitud claramente desahuciadora. Su misión: desalojar al matrimonio formado por Wilson y Cecilia y sus tres hijos, entre los que se encontraba el bebé de mes y medio al que su madre levanta de la cuna mientras el padre se dispone a envolverlo en una manta. Hacía un frío que pelaba y el sol, acojonado por el despliegue policial, se resistía a aparecer.

Pero el fondo buitre, de nombre Blackstone (piedra negra), al que Ana Botella había entregado a lo tonto el domicilio de Wilson y Cecilia, no se dejó conmover. Que envíen al ejército, dijo. Y el ejército, disciplinado, acudió para entregar la carne del pequeño, tierna como la de un corderillo, a las aves carroñeras amigas de la alcaldesa. Cosas de la plusvalía, dirán algunos, vale, aunque conviene recordar que los centenares o miles de viviendas que Botella malvendió a estos especuladores sin alma eran de protección oficial. Significa que se habían construido con la aportación de todos para proporcionar un techo a las familias necesitadas. Como cabía esperar, los nuevos dueños triplicaron el alquiler al poco de llegar y la protección oficial se convirtió en desamparo privado. El día del crimen, Botella difundió un vídeo inmundo, de autopromoción, sufragado también con nuestros impuestos.
Fuente: Juan José Millás Garcíahttp://elpais.com/elpais/2015/02/13/eps/1423829427_796286.html

Terapia para denunciantes. Florecen en Reino Unido las organizaciones de apoyo a las personas marcadas por denunciar irregularidades en su trabajo

Siempre han existido, pero este nuevo siglo parece haber deparado un papel protagonista a esas personas que deciden revelar irregularidades desde dentro de las organizaciones donde trabajan. La soldado Chelsea Manning, el analista de la NSA Edward Snowden, el empleado bancario Hervé Falciani. Son solo la punta del iceberg de un fenómeno que en Reino Unido, por ejemplo, ha servido para sacar a la luz graves deficiencias en la atención sanitaria pública, gracias a centenares de testimonios de valientes trabajadores anónimos. La verdadera historia de estas personas empieza cuando deciden dar el paso.

En español no existe una traducción exacta de la palabra inglesa whistleblower, que literalmente sería soplador del silbato. Existe soplón, pero posee una connotación negativa de la que carece el término inglés. Ian Foxley, fundador de Whistleblowers UK, propone “contadores de la verdad” o “héroes”. Ingeniero aeronáutico, jugador de rugby y teniente coronel retirado de 58 años, Foxley conoce de primera mano las duras consecuencias de contar la verdad. Por eso ha puesto en marcha esta organización sin ánimo de lucro que pretende ayudar y asesorar a aquellos que, como hizo él mismo hace cinco años, deciden arriesgar su seguridad y la de sus familias por actuar de acuerdo a sus principios.

En 2010 Foxley trabajaba para Airbus en un contrato de más de 2.000 millones de euros entre el Ministerio de Defensa británico y la Guardia Nacional saudí. Pero al poco de llegar a Riad empezó a ver cosas que no le gustaron. “Me entregaron un contrato que, como director, debía firmar”, explica, mientras come un sándwich de carne en un viejo pub de York, la ciudad inglesa más cercana al pueblo donde vive ahora con su familia. “Encontré en una línea del contrato una serie de pagos extra y me negué a firmar. Se trataba de pagos a las islas Caimán, a unas compañías que yo no conocía. Empecé a hacer averiguaciones y la empresa se volvió contra mí. Le entregué las pruebas a un general del Ejército británico, a quien conocía desde hacía 20 años. Él habló con el Ministerio en Londres, y estos le dijeron que devolviera los documentos a la compañía. Así lo hizo. Entonces me llamaron de la compañía y me dijeron que lo que había hecho, en Arabia Saudí, constituía un delito de robo de información y que me iban a detener”.

Foxley logró volver a Londres y llevó el caso ante la Justicia. El juicio se espera que salga a lo largo de este año. Foxley, padre de tres hijos, se quedó sin trabajo y se convirtió, dice, en una especie de apestado. “Cuando denuncias a una empresa grande hay un desequilibrio de recursos”, explica. “Pierdes tu empleo, tus ahorros, y tienes dificultades para volver a trabajar en el mismo sector. El dinero empieza a ser un problema. Mis hijos y mi esposa me comprendieron y me ayudaron mucho. Somos católicos, y la religión jugó un papel importante, al proporcionarme un contexto moral contra el que medir mis acciones. Pero se trata de una experiencia muy solitaria”.

Foxley decidió ponerse en contacto con otras personas que habían pasado por lo mismo. Montaron una estructura para ofrecerse apoyo mutuo y para luchar por lograr cambios legales que protejan a quienes deciden dar el paso. En Whistleblowers UK –que no es la única organización de este tipo que surgido en Reino Unido- lo hacen todo online, con un software que pasa las llamadas entre los socios y las oculta. Ni siquiera tienen una sede física, y se financian con donaciones.

Reciben una media de diez llamadas al día, de diferentes países. “Primero se le aclara que todo lo que dice es confidencial y se le ofrece la posibilidad de permanecer en el anonimato”, explica. “Le decimos que lo que le aconsejemos viene de la experiencia, que nosotros también hemos pasado por eso. En función del sector de que proceda, ya sea la Educación, la Sanidad, la Iglesia, se le pone en contacto con denunciantes del mismo sector. Ponemos a su disposición nuestros consejeros legales y terapéuticos. Y tenemos un listado de contactos de periodistas de diferentes medios”.

Whistleblowers UK propone crear una especie de oficina del soplón. “Un ombudsman independiente, con delegados en cada uno de los sectores de la sociedad, con recursos y poderes para investigar”, explica Foxley. “Las multas que se impongan a las organizaciones servirían para financiarlo y para compensar a los personas que deciden dar el paso”.

Lo que caracteriza a estas personas, dice Foxley, es que es actúan “de buena fe”. “En un momento determinado, no vemos otra opción que denunciar una situación injusta”, explica. “Yo, en mi vida normal, si veo que alguien ataca a una persona, trataré de detenerlo. Si veo a alguien robar, iré tras él. Pues esto es lo mismo ¿Por qué lo hice? Porque era lo correcto”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/22/actualidad/1424595078_405828.html

viernes, 27 de febrero de 2015

Entrevista a James K. Galbraith, profesor de la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas. "Observar en directo el Eurogrupo y su incompetente forma de hacer las cosas, fue para mí una verdadera revelación”

El economista James Galbraith ha pasado esta semana junto con el ministro griego de finanzas Yanis Varoufakis, incorporándose al equipo científico de la negociación griega. Fue entrevistado por Shawn Tully para la revista Fortune para compartir sus experiencias “desde dentro”.

¿Están los destinos de Grecia en manos de Angela Merkel? Uno de los más reconocidos economistas vivos, estrechamente vinculado al ministro griego de finanzas Yanis Varoufakis, dice que el obstáculo fundamental que se atravesaba en el camino del compromiso era la espectacular división registrada dentro del propio gobierno alemán, con una fracción que exigía la total adhesión de Grecia a los compromisos previos, y otra fracción, muy poderosa, que abogaba por el compromiso.
“Todo depende de Merkel”, nos dice James Galbraith, quien pasó siete días a mediados de febrero junto con Varoufakis en Bruselas y en Atenas.
“Hemos escuchado al ministro de finanzas de Merkel, con una actitud negativa, y al vicecanciller, que quería el diálogo. A quien no hemos escuchado es a la propia Merkel. Sabemos que no quiere hablar, salvo que sea estrictamente imprescindible. Son lo más duros que pueden, luego hacen una concesión en el último minuto, para no tener que hacer dos”.

Galbraith resumen con una cuestión el dilema de Merkel (y la mejor esperanza para llegar a un acuerdo):

“¿Quiere Merkel ser la persona que presida la desintegración de la Eurozona?”
Difícil resulta imaginar una pareja más disímil que la formada por Galbraith y Varoufakis. El primero es el hijo –educado en Harvard, Yale y Cambridge— del legendario economista John Kenneth Galbraith. Varoufakis es un agitador incendiario que viste gabardinas de piel y camisas azul brillante en sus reuniones con las estiradas élites europeas y cabalga motos de gran cilindrada para relajarse. Sin embargo, como colegas en la Universidad de Texas en Austin, no sólo llegaron a trabar una gran amistad personal, sino que se hicieron almas intelectualmente gemelas, coescribiendo en 2013 –junto con el economista británico Stuart Holland— un opúsculo sobre la solución de la crisis de la Eurozona en el que abogaban por reemplazar una buena parte de la deuda soberana de las naciones en problemas por unos bonos a bajo interés supergarantizados por el respaldo del BCE. [Véase el texto, traducido al castellano en SinPermiso: Modesta Proposición.] Es claro que las ideas de Galbraith ayudaron a moldear la controvertida campaña de Varoufakis para “poner fin” a la austeridad en Grecia y proteger el empleo público y las pensiones de los griegos.

Trabajando estos días codo con codo con Varoufakis, Galbraith ha tenido ocasión de ver “desde dentro” el caótico maniobreo del Eurogrupo que reunió a los ministros europeos de finanzas, celebrado el pasado 16 de febrero en Bruselas.

“Yo estuve con los equipos técnicos, entre el 11 y el 17 de febrero, incluida la reunión de Bruselas. Me encontraba en la sala de calderas acompañando al equipo de trabajo griego.”

En el cónclave del Eurogrupo, Pierre Moscovici el comisario de la UE para asuntos económicos y financieros, presentó a Varoufakis un borrador de comunicado que permitía a Grecia solicitar una extensión de su acuerdo de préstamo garantizándole tiempo para discutir un nuevo programa de crecimiento para Grecia. Como dijo Varoufakis en la conferencia de prensa luego de la reunión, él estaba listo para firmar el comunicado de Moscovici, al que alabó como un “documento espléndido” y una “verdadero punto de ruptura”.

Pero el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, estaba elaborando su propio documento:
“Yanis dijo: ‘Tengo un texto’. Y Dijesselbloem dijo: ‘No, el texto es este’.”
Galbraith y el equipo griego trataron entonces de combinar partes de los dos borradores, a fin de producir un documento aceptable para ambas partes:
“Me dediqué entonces, junto a otras personas, a combinar los dos borradores [el de Moscovici y el de Dijeselbloem] en busca de lograr un texto que pudiera ser suscrito. No tardamos más de media hora en hacerlo.”

Pero entonces, según el testimonio de Galbraith, el ministro alemán de finanzas Wolfgang Schäuble, cerró la reunión. “Dijo que ‘no’” a la elaboración de una declaración conjunta como preludio de un compromiso, asegura Galbraith.

Para Galbraith, la falta de coordinación del lado europeo resultaba estupefaciente:
“Yo soy un veterano del personal de expertos del Congreso estadounidense. Contemplar un cuerpo institucional oficial funcionando con tamaña desidia y de forma tan ad hoc, observar en directo el Eurogrupo y su incompetente forma de hacer las cosas, fue para mí una verdadera revelación”.

El 18 de febrero, Varoufakis presentó una solicitud formal de extensión del acuerdo de préstamo con el Eurogrupo. Una vez más, las divergentes respuestas dejaron asombrado a Galbraith:
“Jean-Claude Juncker [presidente de la Comisión Europea] sino que era un buen punto de partida”. Galbraith hace notar también que el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, dijo que la carta sobre la extensión del préstamo constituía “un punto de partida” para las negociaciones. Pero Schäuble desmintió a Gabriel, desdeñando la solicitud como “una posición insubstancial”.

“Se me pusieron los ojos chiribita con este espectáculo”, dice Galbraith. “¡Es Alemania! ¡El gobierno más poderosos de Europa!.”

Para Galbraith, las divisiones internas en Alemania, y entre las propias naciones, han dejado claro que los dirigentes europeos son malos negociadores:
“Cometieron el error de dejar claro ante Yanis que ellos estaban jugando un juego muy duro, pero sin jugarlo muy bien, si juzgamos la cosa desde el punto de vista de la pericia política más elemental.”

Galbraith rechaza enfáticamente la idea de que la posición griega fuera confusa:
“Yo creo que los europeos quieren pretender que es confusa, pero la confusión existe sólo en sus propias mentes, no en la posición griega.”

Para Varoufakis y Galbraith, el politiqueo mezquino se atraviesa en el camino de la sensatez económica:
“Los jugadores institucionales –el FMI, la Comisión Europea y el BCE— han sido constructivos. Pero los acreedores, los jugadores activos, son los ministros de finanzas, y estos están divididos y son hostiles”

El campo de los que se oponían radicalmente incluía a España, Portugal y Finlandia:
“Sus dirigentes políticos se enfrentan a procesos electorales y a una oposición creciente. Están aterrorizados ante la perspectiva de que sus respectivas oposiciones políticas saquen ventaja de la posición griega.”

Así pues, la supervivencia política en el cargo significa para ellos mucho más que la salvación de la Eurozona.

Para romper el impasse se precisará con toda probabilidad de la intervención del único dirigente lo suficientemente poderoso como para desbaratar estas maniobras de la politiquería: Angela Merkel.

En todo este tremendo lío, la admiración de Galbraith por su amigo Varoufakis no ha hecho más que crecer. Aun cuando muchos dicen que el heterodoxo armario ropero y las declaraciones provocativas de Varoufakis –observando, por ejemplo, que el acuerdo de reformas era el equivalente financiero de la tortura del “submarino”— generan la hostilidad del establishment financiero europeo, Galbraith dice, al contrario, que los ministros de finanzas deberían darle la bienvenida como ave rara que se atreve a decir la verdad y nada más que la verdad:
“Su honradez intelectual, su claridad mental, su erudición, son cosas completamente insólitas en los círculos europeos. Yo estoy seguro de que, cuando se enfrentan a él por vez primera, deben de experimentar una especie de shock.”

Como ejemplo de la honradez sin tacha de Varoufakis, cita la observación de su amigo, según la cual, entre todos aquellos con quienes ha venido negociando, Schäuble, su más duro antagonista, sería “el único en el que habría encontrado cierta substancia intelectual”.

Tras las deprimentes experiencias en Bruselas, Galbraith encontró en Atenas un ambiente exultante:
“Hace entre tres y seis meses, Atenas resultaba de todo punto deprimente. Ahora se ha operado un cambio radical de humor; el sentido del orgullo ha sido restaurado.”

Y nadie simboliza mejor ese nuevo optimismo que Varoufakis:
“Caminábamos juntos desde el Ministerio hasta el Parlamento. ¡Toda una experiencia! Gentes que iban en sus coches, bajaban ventanillas para estrecharle la mano, los conductores de autobuses paraban para saludarle, anda rodeado de chiquillos por las calles.”

Varoufakis se detuvo incluso cinco minutos para apoyar cálidamente, mano en codo, a una señora de la limpieza en busca de trabajo:
“Es una estrella tan popular como el propio Alexis Tsipras.”

¿Conseguirá Varoufakis mantener a Grecia en el euro, pero al precio de dejar caer el programa de crecimiento que llevó a este gobierno de izquierda al poder? Galbraith:
“Eso es imposible. Él va montado en su moto de gran cilindrada y es un buen conductor. Aceptó su cargo con rechinar de dientes. Lo que quería era poner en práctica sus ideas.”

Los ministerios europeos de finanzas nunca han conocido nada igual a Varoufakis. Y Merkel tendrá que decidir en los próximos días si entrar en compromisos con alguien considerado tan radical y transgresor es realmente una opción para ella. Lo que anda en juego es el futuro del euro.
Shawn Tully. www.sinpermiso.info
James K. Galbraith es profesor de la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas (Austin). Entre sus últimos libros, Inequality and Instability: A Study of the World Economy Just Before the Great Crisis (2012) y The End of Normal: The Great Crisis and the Future of Growth (2014). Es coautor con Yanis Varoufakis y Stuart Holland de la Modesta Proposición para la salida de la crisis de la Eurozona (2013).

Lo que no se dice sobre las negociaciones de Europa con la Grecia de Syriza

Las fuerzas conservadoras y neoliberales que gobiernan la gran mayoría de las instituciones políticas europeas (el Consejo Europeo, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Parlamento Europeo) desean con toda intensidad el fracaso del gobierno Syriza en Grecia, utilizando todos los medios para impedir que se terminen las políticas de austeridad, deseando mantener las políticas que han creado un enorme desastre social. De conseguir aplicar sus políticas alternativas, el gobierno Syriza en Grecia podría mostrar la gran falsedad, ineficacia e incluso maldad de las políticas impuestas a las clases populares de Grecia y de los otros países de la Eurozona, con la complicidad y apoyo proveídos por las élites conservadoras y neoliberales gobernantes en cada uno de estos países. Existe una alianza de clases a lo largo de la Eurozona en la que los instrumentos políticos de las clases dominantes están imponiendo unas políticas carentes de mandato popular que están causando un enorme drama humano que alcanza sus mayores dimensiones en Grecia, pero también en España, en Portugal y en Irlanda.

Es importante subrayar que los mayores defensores de las políticas de austeridad lideradas por el gobierno alemán han sido precisamente los gobiernos conservadores-neoliberales de estos países –como el gobierno PP en España- donde estas políticas han tenido un impacto devastador. Y como consecuencia de la enorme influencia de los mayores grupos económicos y financieros existentes en cada país, así como la que sus sectores sociales con mayor peso económico y social tienen sobre sus mayores medios de información y persuasión, hemos leído y/o visto un reportaje en tales medios enormemente sesgado en contra del gobierno Syriza en sus negociaciones con el Eurogrupo. Se ha referido al gobierno de Syriza constantemente como “poco serio”, “demagógico” (y una larga retahíla de insultos más) que, resultado de su supuesta inmadurez, han terminado con un gran fracaso. Tanto el director de La Razón, el Sr. Francisco Marhuenda, abogado del gobierno Rajoy, como el economista del PSOE, asesor del Sr. Zapatero y economista primero de El País, el Sr. José Carlos Díez, coincidieron en esta lectura promovida activamente por el establishment mediático del país.

Lo que no se publicó en España
En esta avalancha mediática, que ha alcanzado una de las máximas expresiones en España (uno de los países con menor diversidad ideológica en los medios) se han ocultado varios hechos, que muestran una realidad distinta, ocultada o ignorada por estos medios. Una consecuencia de lo ocurrido es el hecho mostrando con toda claridad el dominio del Eurogrupo y del BCE (y, en menor grado, de la Comisión Europea) por parte del gobierno alemán, un dominio, sin embargo, que no es equivalente a omnipotencia. El gobierno alemán ha aparecido claramente como el centro dominante de la vida económica, financiera y política de la Eurozona, con la clara sumisión de los otros gobiernos, incluidos los que se definen a sí mismos como socialdemócratas. La publicación por parte del gobierno griego de algunas de las declaraciones (en privado) de apoyo a sus propuestas por parte de representantes de estos gobiernos (como el italiano y el francés) contrastó con el comportamiento público de estos representantes, mostrando la incoherencia de tales partidos gobernantes. La estrategia del gobierno griego ha permitido definir los bandos en los que se configura Europa, esta Europa hoy poco representativa de las clases populares de los países de la Eurozona, y que está perdiendo la legitimidad y atracción que tuvo en su momento.

Ahora bien, es importante subrayar que, como dice Mark Weisbrott en un comunicado reciente (Press Release, Center for Economic Policy Research, Washington, 20.02.15) a pesar de esta hostilidad del establishment neoliberal europeo, el gobierno griego ha permanecido sereno, sin estridencias, presentando los datos que muestran el enorme daño de la políticas de austeridad en su pueblo, recurriendo en su argumentario a los valores que teóricamente Europa defiende como suyos, la democracia, el Estado del Bienestar y la justicia social, señalando la hipocresía de este establishment. Y, a pesar del enorme control de los medios –que alcanza dosis abusivas en España- la población europea ha podido captar la justicia de su causa, creando gran simpatía popular hacia los argumentos utilizados por Syriza, incluso por cierto, en Alemania, donde el porcentaje de la población alemana que deseaba expulsar a Grecia del euro ha pasado de ser mayoría a ser minoría. Ha sido este cambio que explica que incluso el Presidente de la Comisión reconociera en sus declaraciones que se ha hecho una gran injusticia al pueblo griego. Ello es un indicador del valor democrático y moral de las propuestas de Syriza, que han movilizado al pueblo griego en apoyo de su gobierno.

Las victorias de Syriza
Ha sido esta movilización popular, dentro y fuera de Grecia, lo que explica las divisiones del propio Eurogrupo que Syriza supo utilizar. Y consiguió grandes concesiones del Eurogrupo, ocultadas en la avalancha neoliberal mediática. Como señala James K. Galbraith (“Reading the Greek Deal Correctly”, Social Europe Journal), las concesiones (victorias de Syriza) incluyen:

1. El documento final separa la transferencia de fondos de las condiciones, aceptando algunas (que Syriza también consideraba justas) y rechazando otras. Es lo que en lenguaje mediático se refirió la aceptación del 70% de lo acordado con el gobierno griego anterior, y rechazo del 30%. Aceptación eran, por ejemplo, las medidas antifraude. Rechazo era la reducción de las pensiones y otras medidas que eran continuistas de las políticas de austeridad. En realidad, todas las medidas explícitas de austeridad que estaban en el documento firmado por el gobierno anterior fueron rechazadas, sustituidas por una ambigüedad (aceptada por la Comisión Europea) que permitía una flexibilidad de interpretación que no se permitía antes.

2. Se consiguió revertir la mayoría de medidas antisindicales que contribuyeron al deterioro del mercado laboral, aceptando el incremento del salario mínimo (retrasándose hasta septiembre su aplicación).

3. Se recuperó el concepto de soberanía, de manera que las políticas domésticas se asignaban al gobierno griego siempre y cuando fueran aprobadas por el marco definido por los límites de fiscalidad marcados por la Troika, redefinida como instituciones separadas, cuya autoridad quedaba delegada del Eurogrupo y de la Comisión y no como grupo de supervisores. Este cambio es más que semántico.

4. Una cesión clave fue que al gobierno griego no se le imponía el objetivo de alcanzar un 4,5% de superávit primario (lo cual le hubiera prohibido poder terminar con las políticas de austeridad), sin especificar un objetivo, permitiéndole que alcanzara el deseado por Syriza, el 1,5%.

5. Un mejoramiento del pago de la deuda, en los plazos y en los intereses, a desarrollar en posteriores negociaciones. En realidad, la negociación mayor es la venidera. Es cierto que no se consiguió la quita de parte de la deuda, pero no excluye la posibilidad de que se establezca una renegociación a nivel de Europa del problema de la deuda pública, que ha alcanzado unas dimensiones excesivas, consecuencia de los rescates bancarios que beneficiaron a unos pocos a costa de la mayoría de las clases populares.

En resumidas cuentas, Syriza ha iniciado un proceso de redefinición de Europa, con una enorme movilización popular en su país, en apoyo de esta redefinición. Y el gran pánico de la estructura de poder europea es de que el próximo paso en esta lucha se de en España. De ahí que las victorias de Syriza son también victorias de los pueblos de Europa. Estas victorias fueron las concesiones que detallo anteriormente.

Naturalmente que eran concesiones dentro de un marco que viene definido por su permanencia en el euro, gobernado por las derechas neoliberales y socioliberales. Pero Syriza escogió presentarse como defensor de Grecia y de Europa, intentando iniciar un proceso de transformación de esta Europa. Se podría criticar a Syriza por no haber tenido preparado un plan B, que hubiera sido la salida del euro. Pero esta crítica ignora que la mayoría del pueblo griego quiere permanecer en el euro. Puede que cambie y la lección didáctica a la cual me refería al principio del artículo sea un paso en la dirección de cambiar el deseo de permanencia. Pero el gran dato de las negociaciones es que, a pesar del enorme desequilibrio de fuerzas, la movilización de un pueblo en apoyo de las demandas justas de su gobierno puede conseguir victorias en un proceso en el cual solo hemos visto el inicio de una larga lucha, pues es ahora cuando la parte difícil comienza. Ceder y caer en un desánimo es lo que la reacción desea. Lo que ha ocurrido en Grecia muestra que cuando la población se mueve, se pueden ganar batallas. Y también muestra la falsedad de los argumentos utilizados por los gobiernos Zapatero y Rajoy (y Mas en Catalunya) de que no hay alternativas. Incluso en un caso extremo, como el de Grecia, con un gran desequilibrio de fuerzas, se pueden desarrollar otras propuestas.
Vicenç Navarro. Público.es
Vicenç Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de Barcelona
Fuente:
http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2015/02/25/lo-que-no-se-dice-sobre-las-negociaciones-con-syriza/

jueves, 26 de febrero de 2015

Casi desnudo, como los hijos de la mar.

Así cruzó la frontera francesa Antonio Machado acompañado de su madre, su hermano José y otros muchos españoles que se fueron para no volver. Sus versos resultaron proféticos. Se sentía viejo y cansado y apenas sobrevivió un mes. Murió el 22 de febrero de 1939 en Colliure y su ataúd fue cubierto con la bandera republicana y portado por milicianos del quinto regimiento. Y allí descansa, a orillas del mar, en un lugar apacible y hermoso del que no se debe trasladar.

Detrás dejaba recuerdos de un patio de Sevilla, una juventud apenas mencionada en sus poemas, un amor enterrado en el Espino de Soria, otro del que lo separó la guerra, algunos libros emblemáticos de la poesía de principios de siglo, unos personajes apócrifos a través de los cuales nos mostró su visión filosófica de la vida y el homenaje más hermoso que se puede hacer a un maestro por parte de un escritor que, paradójicamente, se aburría impartiendo clases de francés: Juan de Mairena. Y una vida limpia. Y un halo de honradez que le lleva a reconocer en un discurso ante las juventudes socialistas que el marxismo no era su ideología.

En estas fechas en que rememoramos la figura de su admirado maestro Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, y en que se cumple el 76º aniversario de su muerte, es ineludible evocar al autor de Soledades, galerías y otros poemas y de Campos de Castilla: don Antonio Machado, el bueno. Mi poeta.

En su bolsillo, un último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”.— Sevilla 22 FEB 2015.
http://elpais.com/elpais/2015/02/20/opinion/1424444568_704607.html

El gran debate es el debate que no hay

Otra vez se amanece con noticias de que no hay dinero para pagar las universidades. Que los profesores y los alumnos cuestan mucho y que no hay dinero. Mañana tocará el de la sanidad. Que los médicos y las medicinas cuestan demasiado y que los pacientes gastan mucho.

Pero nunca se plantea un debate semejante sobre si es sostenible tener un montón de Parlamentos autonómicos, uno nacional, un Senado, una monarquía con dos reyes y dos reinas, coches blindados con chófer para esas personas, aviones con catering de lujo, empleados para coser alfombras, etcétera.

A lo mejor si en un país no hay dinero hay que ser más humildes en todo, no solo en los servicios públicos, y es muy posible que si realmente hubiese una democracia y se preguntase a los ciudadanos si prefieren tener educación y sanidad o un Estado lleno de lujos y símbolos, prefiriesen lo primero.

Pero ese debate, ese, nunca se produce, pues los que se benefician de esos lujos y los que se atechan bajo esos símbolos son los mismos que impulsan los debates, mientras que los ciudadanos somos los que simplemente estamos forzados a pagar.—
 Oviedo 25 FEB 2015 

miércoles, 25 de febrero de 2015

Entrevista al historiador inglés Paul Preston. "Azaña no estuvo a la altura de las circunstancias"

Paul Preston se acerca a la Guerra Civil con la seguridad del especialista. Autor de Franco, La Guerra Civil española, Las tres Españas del 36 y El holocausto español, entre otras obras importantes, recorre los últimos meses de la contienda siguiendo los pasos, principalmente, de tres protagonistas: el coronel golpista Casado, el presidente Negrín y el socialista Besteiro. Esta es la entrevista realizada a través de correo electrónico.

-Tras leer el libro, queda la impresión de que usted ha querido hacer justicia a Negrín.
-Mi proyecto no empezó así aunque así terminara. Mi intención era explicarme a mí mismo los últimos meses de la guerra, sobre todo para explicar la tragedia final, que ya había descrito en El holocausto español aunque no me había parado a investigar las responsabilidades políticas en la zona republicana. De los tres protagonistas principales, trabajé sobre Besteiro en Las tres Españas del 36. Era consciente de sus contactos con la Quinta Columna y de su ceguera sobre las consecuencias de la victoria de Franco. Pero me chocó de nuevo su candidez e irresponsabilidad. A Casado, quizás influido por sus propios libros, le había dado el beneficio de la duda, creyendo que quería poner fin a las matanzas. En cambio, me enfrenté con un cínico, mentiroso, egoísta que actuó siempre en su propio interés y no hizo nada para evitar las consecuencias trágicas de la victoria de Franco. En comparación con estos dos, el comportamiento de Negrín era más realista que el de Besteiro y más honesto que el de Casado.

-¿Por qué costó tanto a los dirigentes políticos y a muchos militares entender el lema de Negrín "resistir es vencer"? ¿Fue el presidente del Gobierno lo suficientemente explícito para que entendieran que no pretendía ganar la guerra, sino conseguir una paz negociada, con garantías?
-Creo que muchos leían el lema a través de unos filtros emocionales. Estaban ya agotados con la guerra, al borde del derrotismo y muchos no se fiaban de los comunistas. Sin entrar a pensar a fondo lo que buscaba Negrín –o sea ganar tiempo para organizar las evacuaciones y buscar la manera de sacarle concesiones a Franco para los que no se podían exiliarse– daban por supuesto que él quiso una lucha numantina que no era el caso. En palabras de Dr Rafael Méndez, íntimo amigo de Negrín: 'Resistencia a ultranza y movilización de recursos internacionales, para conseguir una paz que previniera el exterminio de miles y miles de republicanos, constituyó el eje de la política de Negrín desde que consideró inalcanzable la victoria. El 31 de marzo de 1939, el mismo Negrín se dirigió a la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados diciendo: 'Resistir, ¿para qué? ¿Para entrar triunfalmente en Burgos? Nunca hemos hablado ni pensado en ello. Señores, proclamar una política de resistencia implica el confesar que no se cuenta con medios para aplastar al enemigo, pero que causas superiores obligan a luchar hasta lo último, y para ello es necesario estimular y alentar el ánimo bélico de los combatientes. Negrín veía que, aunque la República no podía ganar tampoco estaba derrotada. Tenía un ejército enorme y más de la tercera parte del territorio español. Diez días después del golpe de Casado, los alemanes entraron en Praga y completaron la ocupación de Checoslovaquia. La situación internacional estaba cambiando y una amenaza de resistencia podría haberle preocupado profundamente a Franco. Sin embargo, dentro de España, muy pocos tenían la visión internacional que tenía Negrín.

-Alarma ver de qué forma la cúpula militar de la zona Centro había quedado infiltrada de espías.
-Esto lo explica muy bien el libro magistral de Ángel Bahamonde. Los oficiales de carrera que dominaban en la zona Centro habían mantenido lazos de amistad con sus antiguos compañeros. Algunos, desde el primer momento, ayudaron a la causa rebelde a base de sabotaje y filtración de información estratégica y otros, conforme se acercaba la derrota, querían intensificar esos lazos de amistad con la esperanza de salvarse.

-¿Por qué le costó tanto a Negrín confiar en algunos de los informes que le llegaban, sobre todo, de Cordón, sobre el espionaje en los altos mandos militares?
-Esta pregunta solamente la podría contestar el mismo Negrín. De todas formas, yo me atrevería a sugerir que le costaba pensar que alguien, supuestamente leal a la República, pudiera traicionarla, máxime cuando hacerlo suponía ignorar lo que supondría la victoria de Franco en términos de la represión consiguiente. Además, hay que recordar que era solamente hacia el final que Casado se arriesgó a tantear a gente próxima a Negrín, como Ignacio Hidalgo de Cisneros o Antonio Cordón. Es verdad que Negrín no tomó muy en serio esas actividades porque se fiaba de otros (también traidores y colaboradores de Casado) como los generales Matallana y Miaja.

-¿Cómo es que la República no actuó con dureza con algunos de esos mandos? ¿no cometían un delito de traición?
-Al principio, la República necesitaba oficiales con capacidad profesional, estratégica, táctica etc. Se hizo un proceso de investigación de la lealtad a través del Gabinete de Información y Control presidido por el Capitán Eleuterio Díaz-Tendero Merchán. Los que no fueron clasificados como ‘indiferentes’ o ‘fascistas’ y mostraron su disposición a luchar por la República fueron mantenidos en el Ejército y se fiaba de ellos. El cuerpo responsable de vigilarles, el SIM, se concentraba mucho más sobre los civiles de la quinta columna.

-Parece increíble que los servicios del SIM no detectaran la preparación del golpe de Casado. ¿Es porque estaba buena parte de la cúpula militar copada por la quinta columna y el SIPM?
-Por una parte, creo que Casado personalmente no era tan indiscreto. Mantenía en secreto sus relaciones con los servicios franquistas salvo con Besteiro y un grupo de sus más estrechos colaboradores militares. Sus aliados anarquistas no sabían nada de esas actividades. También hay que recordar que unos elementos importantes del Servicio de Información Militar estaban ya conspirando con Casado. Cuando Santiago Garcés Arroyo, el jefe supremo del SIM, ordenó el arresto de Casado, tropezó con el hecho de que el comandante del SIM del Ejército del Centro, Ángel Pedrero, se negó porque ya participaba en el contubernio de Casado.

-Tiene usted un capítulo, el 10, llamado El golpe, que, de ser su obra una novela, podríamos decir que es el clímax ¿Coincide? ¿Cómo se planteó su escritura? ¿No le parece a usted la base de un guión fantástico para una película histórica?
-Si yo fuera novelista, pensaría en estos términos. Sin embargo, soy historiador y mi cometido es contar lo que pasó de la manera más verídica posible a base de una investigación. Habiendo dicho esto, creo que el historiador no es solamente un investigador sino también alguien que cuenta historias basadas en la realidad. Por tanto, tiene el deber para con sus lectores de hacerlo de la manera más amena posible.

-El Partido Comunista, su teórica masiva presencia e influencia en el Ejército e incluso su supuesto control sobre el Gobierno y el propio Negrín, fue usado para justificar el golpe del 5 de marzo de 1939. Se sirvió de este argumento Casado, también lo hicieron los anarquistas, incluso lo hizo Besteiro. Era falso, pero ¿se tenía esa percepción en 1939? ¿Calaba este argumento? Parece que incluso hoy aún perdura en algunos historiadores.
-Claro que era falso. Si fuera la verdad, como siguen diciendo algunos historiadores de derechas, que la República era una marioneta de Moscú, Casado no habría tenido el éxito que tuvo. Negrín colaboraba con los comunistas porque defendían la República y porque eran el canal a través del cual llegaba la ayuda soviética. Esto no significaba que él fuera comunista o excesivamente influido por ellos. Había anarquistas y socialistas que creyeron ese mito porque, al abogar Negrín y los comunistas por la resistencia continuada, era una manera de canalizar su derrotismo y su cansancio de la guerra. También había el resentimiento por lo que habían hecho los comunistas al reprimir las ambiciones revolucionarias de los anarquistas.

-También cuesta entender la participación de Julián Besteiro.
-La motivación de Besteiro era una mezcla de soberbia e ingenuidad. Evidentemente, dada su reputación de hombre por encima de las rencillas políticas, a Casado le vino de perlas como legitimación de lo que estaba conjurando.

-Creo que usted hace una descripción muy acertada del proceder de Besteiro, al calificarlo de "ingenuidad culposa". ¿Por qué utiliza esta expresión?
-Porque había que ser ingenuo, o no haber leído ningún periódico en los dos años y medio anteriores, para no darse cuenta de lo que iba a ser la represión franquista. Y era ingenuidad culposa porque, a base de su creencia errónea de que no iba a haber una represión, obstaculizó las posibilidades de evacuación de miles de republicanos y así contribuyó a su suerte trágica.

-Al final, Besteiro decide quedarse en España. ¿Una decisión que, de alguna manera, le honra, aunque quizás no oculte su tremendo error?
-Efectivamente. Un sacrificio inútil que contribuyó a mantener su reputación pero que no sirvió para limitar la represión en lo más mínimo.

-Otro papel discutible es el de Azaña. ¿Cree que estuvo a la altura de las circunstancias?
-No. Hubo muchísimos elementos admirables en Azaña. Sin embargo, su cobardía al huir después de la caída de Catalunya dejó a la República sin jefe de Estado y dio una excusa a los gobiernos francés y británico para reconocer a Franco y dificultar la situación de Negrín.

-Al final, la Guerra Civil terminó un poco como empezó: con un golpe de Estado, en el que los sublevados se justifican por el peligro revolucionario comunista. ¿Se cierra un círculo que Franco explotó muy convenientemente y que le benefició incluso cuando gobernó, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial?
-Sí. En ninguna de las dos circunstancias hubo peligro revolucionario comunista alguno pero las circunstancias internacionales permitían a Franco aprovecharse de esa retórica falsa.

-El papel de Gran Bretaña ayudó poco a la República y el reconocimiento del gobierno de Burgos, cuando aún no había finalizado la guerra, perjudicó todavía más las pretensiones de Negrín de conseguir una paz negociada. ¿Por qué esa especie de desconfianza o animadversión hacia la República por parte de las autoridades británicas?
-El gobierno británico durante la Guerra Civil era muy conservador y ferozmente anticomunista. Se había tragado el bulo de la conspiración comunista lanzado por los golpistas en 1936. Además, las clases altas británicas tenían muchos lazos con las españolas, desde el duque de Alba (también duque de Berwick-on-Tweed y emparentado con la familia real británica) hasta los muchos españoles (sobre todo de Jerez) educados en los colegios privados ingleses más elitistas. El gobierno conservador simpatizaba con Hitler y Mussolini porque esperaba que ellos fuesen una fuerza anticomunista.

-También queda al final del libro una cosa clara, un rasgo de Franco que usted ha puesto en evidencia en otras de sus obras: su carácter tremendamente astuto y calculador y su decisión de acabar físicamente con el contrario. ¿Es así? ¿Por qué maltrató incluso a los militares que le ayudaron, como Matallana, Casado…?
-No hay duda de que Franco, a pesar de su mediocridad cultural, era muy astuto cuando de medir las debilidades de un enemigo se tratase. La gratitud nunca fue uno de sus rasgos y, a los que no se habían declarado plenamente a favor del alzamiento, por muy útiles que fuesen sus servicios a su causa, les trataba como enemigos. Había algunas excepciones –las explica muy bien el Dr. Bahamonde Magro– y una de ellas fue Casado. Si bien no tuvo los premios que él esperaba, en cambio Franco facilitó su evacuación a Gran Bretaña donde recibió un trato excepcional por sus servicios en acelerar la derrota republicana.
Blai Felip Palau. La Vanguardia
Fuente original: http://www.lavanguardia.com/cultura/20150222/54426429380/paul-preston-azana.html

martes, 24 de febrero de 2015

El escritor Javier Marías inicia la serie de entrevistas 'Así pasen cien años', que lanza una mirada al futuro a través de personajes.

El escritor se muestra pesimista con lo que nos depara el siglo XXII, salvo en lo que respecta a la técnica y a la tecnología.


Usted dibujaba en una entrevista reciente un panorama actual poco halagüeño. “Vivimos”, decía, “en una época tonta, especialmente estúpida y con una enorme pereza mental en gran parte de la gente. Me parece grave porque no tiene casi vuelta de hoja”. Si ve así nuestro tiempo, ¿cómo vislumbra el rostro de la humanidad mañana, la del siglo XXII? Partiendo de la base de que es casi imposible hacer un ejercicio de imaginación, no digo ya de otra cosa, cien años son tantos… Es más, empezaría por decir que siempre son muchos. Basta pensar que ahora se ha estado celebrando, conmemorando mejor dicho, la Primera Guerra Mundial, la guerra de 1914. Y si uno piensa todo lo que ha habido en medio de estos cien años…

Pasan muchas cosas en un siglo, sí… Yo diría que hoy en día es aún más tiempo de lo que ha sido a lo largo de la historia. Desde hace unos cuantos años está pasando una cosa muy rara y para mí muy angustiosa. El tiempo, por decirlo de alguna manera, está alcanzando al tiempo. Esto lo he dicho, yo creo, en alguna ocasión… El presente ya es pasado; el presente ya es percibido como pasado. Lo que acontece inmediatamente pasa a engrosar las filas de lo ya pasado. Se pueden buscar ejemplos inocuos. Uno saca un libro, o alguien estrena una película, y en el momento en que ya sale, se puede leer “se estrena”. Ya deja de interesar, o de importar. Rápido: ¿qué viene ahora? Parece como si las cosas, por el mero hecho de hacerse presentes, pasaran inmediatamente hacia el pasado.

Ocurre con casi todo, ¿verdad? Pues sí. Hace poco decía en un artículo que Felipe VI empieza a parecernos rutinario. Pedro Sánchez, que hace pocos meses que lo han elegido, empieza a parecer ya, no sé, qué antiguo es este hombre. Todo va acelerado. También mi padre lo observó una vez, hace muchos años. Él decía, por ejemplo, que comparativamente la humanidad ha cambiado mucho menos entre el siglo V antes de Cristo y 1850, que entre 1850 y el presente. Y decía cosas muy sencillas y verdaderas. Es decir, durante todos esos siglos, la gente se desplazaba a pie, a caballo, con rueda; o por barco y similares. Para comunicarse, había que mandar una nota escrita, o una carta, y nada más. Es decir, no había telegramas, no había, por supuesto, teléfono, no había absolutamente nada. Fíjese ahora. Todo es inmediato. Y no le digo nada en el futuro.

Decía usted que actualmente vivimos en una sociedad tonta. Y lo peor, de cara al futuro, de ese siglo XXII por el que me pregunta, es que hay una serie de cosas que me parecen cada vez más irreversibles. Hay gente que piensa que la historia va por ciclos, que hay épocas más tontas y otras algo más inteligentes. Pues yo tengo la sensación de que llevamos ahora demasiados años en que más bien ha habido una especie de deterioro intelectivo, no digamos intelectual, que eso ya es otra cuestión, sino intelectivo general de la humanidad.

No así en las ciencias… Por supuesto. En las ciencias, y en los avances técnicos y tecnológicos. Es extraordinario. Incluso en medicina. El optimismo que se puede tener pensando de aquí a cien años va siempre por ese camino. El de la técnica, de la ciencia, de los avances tecnológicos, que probablemente seguirán siendo muy beneficiosos. Pero…

La gente tiende a ser más simple, más bruta, y con ufanía de serlo”
Pero será peor en otros aspectos. Soy muy pesimista respecto a la evolución de la mentalidad, llamémosla así, del género humano. Me da la impresión de que cada vez la gente tiende a ser más simple, más bruta… y con ufanía de ser bruta. En otras épocas no sabían mucho porque no habían tenido oportunidad. Pero digamos que no había una ufanía de eso, en absoluto. Al revés, había como una especie de añoranza de no haber accedido a una educación, y eso era siempre muy conmovedor. Había incluso una especie de pudor, de vergüenza. Pero esta actitud de complacencia en la ignorancia es la que me invita a pensar que la cosa es irreversible.

¿Y a qué se debe este embrutecimiento? No me extrañaría que una parte hubiera sido inducida por los responsables de la educación. Se ha convencido a la gente de que, al fin y al cabo, sobre todo desde que existe Internet, todo está ahí. Es decir, si uno necesita un dato determinado, pulsa unas teclas y lo encuentra inmediatamente. Es una información momentánea y utilitaria, simplemente utilitaria, y que por tanto no hace falta ni acumular, ni saber, ni estudiar, ni nada por el estilo. No le resto valor, pero otra cosa muy distinta es la posesión de la instalación en su conocimiento. Del mismo modo que otra de las cosas que me han preocupado mucho, y a la que veo también muy mal futuro, es el uso de la lengua.

Hábleme de la lengua que emplearemos en el siglo XXII. No sé, de aquí a cien años qué se va a hablar, porque cada vez hay más personas que no tienen dominio de la lengua. No es cuestión de cultura. Cada uno hablaba, digamos, a su nivel, con su vocabulario más o menos amplio, o más o menos limitado. Pero hablaban con aplomo, con seguridad y con una buena instalación en la lengua, cada uno en su nivel de léxico, o de capacidad para construir frases acabadas y más o menos inteligibles. La sensación que yo tengo es que ahora la gente chapotea en la lengua. Todo se confunde, todo se mezcla, da la impresión de que todo sirve; la gente, además, parece que anda muy mal de oído. El otro día oí a un corresponsal –¡por favor, a un corresponsal!– en una ciudad europea diciendo: “No sé quién fue pillado en un fragantis”. Todo esto me parece gravísimo, y temo que vaya a ir a más. Y ya se sabe que la manera de expresarse influye mucho en la manera de pensar...
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En qué país vive usted. Se habrán necesitado, como poco, 11 años para volver a los niveles de empleo anteriores

El presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, destacó una y otra vez la incipiente recuperación. Se apoyó para ello en varios titulares de la prensa internacional (“España emerge de la recesión”, “España es la nueva Alemania”, “España anima a Europa”). El líder de la oposición, rápido, se le encaró: “Señor Rajoy, ¿en qué país vive usted?”, y se apoyó en otros titulares alternativos: “La reforma laboral baja los sueldos un 10% y abarata el despido”, “España es el país europeo con más desigualdades”, “Uno de cada tres niños españoles vive en riesgo de pobreza”…

Así discurrió el debate sobre el estado de la nación del pasado año. Dos percepciones muy distintas sobre la realidad de nuestro país que, es más que probable, acentuarán sus perfiles mañana y el miércoles en el Congreso. Rajoy se apoyará en el mayor crecimiento económico, pronosticado por los organismos multilaterales y los grandes empresarios. Quizá mencione el dato proporcionado por César Alierta, presidente del Consejo Empresarial de la Competitividad, que ha pronosticado un 8% de paro (15 puntos menos que ahora) para el año 2018, en un bucle de 11 años (más de una década perdida) para volver al punto en el que España estaba en el año 2007, aunque los puestos de trabajo que se crearán serán sin duda más baratos y de peor calidad, resultado de la reforma laboral.

Pedro Sánchez, que sustituye a Rubalcaba en la tribuna, no se apartará mucho del mensaje de éste. Posiblemente desgrane el último informe de Cáritas (“Pobreza y desigualdad en aumento”), hecho público en Roma la semana pasada, en el que se describe a nuestro país con un 27,3% de su población total en riesgo de pobreza y exclusión social, sólo superado por Rumanía, Grecia, Italia, Chipre y Portugal. El secretario general de esta ONG en Europa, Jorge Nuño, declaró que “el empobrecimiento y la desigualdad se están convirtiendo en estructurales en un país en el que la crisis no ha pasado”. Ambos fenómenos sociales se han estabilizado. “Lo peor es que se cree que esto es lo normal”.

En el debate de 2014 la recuperación económica fue el único relato de Rajoy. El presidente hizo una intervención que en el papel ocupaba 20 folios a un espacio. De ellos, los 13 primeros estuvieron dedicados a la macroeconomía; a la Unión Europea dedicó un folio y cuarto (relacionando su contenido también sólo con los aspectos económicos); sólo cuatro folios a las tensiones con Cataluña (sin propuesta concreta alguna, más allá de los lugares comunes del diálogo dentro de la ley); y un párrafo a la inmigración, dado que apenas habían pasado unos días de la muerte de un grupo de inmigrantes en Melilla.

Mientras el Gobierno puso el único acento sobre la salida de la recesión —lo que indica su confianza en la visibilidad de la mejora como principal baza, casi única, para ganar la tanda de elecciones que vienen por delante—, la oposición institucional (básicamente PSOE, IU, UPD y los distintos nacionalistas) y la voz de la calle (que hace un año había crecido exponencialmente a través de las mareas sectoriales, lo que hoy no es el caso) enfocaron sus críticas en las heridas profundas y de largo plazo que la gestión de la crisis va a dejar en la sociedad española en forma de recortes en educación, sanidad, dependencia, pensiones, seguro de desempleo, paro, reducción de la renta disponible familiar, mortandad de empresas…, y en la agenda ideológica que está aplicando el PP al tiempo que ejecuta su política económica de recortes (reforma de la ley del aborto, ley de seguridad ciudadana, reforma del código penal, desigualdad de oportunidades a través del recorte de becas, mayor control de los medios de comunicación públicos, especialmente de RTVE…).

El debate de este año, ¿será sólo un déjà vu del de 2014 o aparecerán otros elementos? Habrá una realidad flotante nueva, imposible de soslayar: que las dos principales fuerzas políticas emergentes (Podemos y Ciudadanos) a las que todos los sondeos atestiguan como de enorme fortaleza parlamentaria en el futuro inmediato, no estarán presentes. Como ha indicado con gracia el corresponsal de un medio de comunicación foráneo, ese debate será, posiblemente, “el último botellón del bipartidismo”.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/02/23/actualidad/1424687462_953310.html

lunes, 23 de febrero de 2015

Hablar en público. Los expertos señalan que en España existe un déficit en el manejo de la oratoria

De sopetón: "Quiero que pronuncies unas palabras el día de mi boda". De recuerdo: "Sal a la pizarra". De hoy: "Tiene cinco minutos para hablarme de usted en esta entrevista de trabajo". Nervios. Estrés. Angustia. Y manos a la obra. Toda la vida ensayando delante del espejo y resulta que sirve para muy poco. Los expertos de oratoria consultados aseguran que delante del cristal no se puede estar atento a los movimientos del cuerpo, al tono de voz y al mensaje. Dicen que a la hora de preparar un discurso lo mejor es grabarse con el móvil y analizarse después. Dicen que nadie nace comunicador. Y dicen, incluso, que, con una buena formación, se logran abrir las enrevesadas puertas del empleo...

Siete claves para hablar bien en público

1. Gestionar el tiempo. ¿Cuánto tiempo vamos a estar hablando? Esto es lo primero que debemos saber antes de planificar nuestro discurso. Se recomienda terminar antes de la hora pactada, nunca sobrepasarse. Hay que tener claro que lo importante no es contar todo sino contar lo más interesante.

2. Analizar tu auditorio en dos sentidos Lo primero: no es lo mismo hablar ante universitarios que ante empresarios. Conocer el perfil de los asistentes a la ponencia varía el enfoque de la alocución y nos ayuda a estar preparados ante posibles preguntas. Segundo: conocer el lugar. ¿Hace frío hace, hace calor?, ¿tengo micrófono de mano o hablaré a viva voz?, ¿las sillas de los asistentes son cómodas o incómodas, ¿hay Wifi o no?

3. Hablar con entusiasmo. El 80% del éxito de una buena charla es nuestra actitud. Sonreír, subir y bajar el tono, mostrar énfasis, mover las manos... El público recordará lo que el orador les hizo sentir. La memoria está enfocada a las sensaciones.

4. ¿Qué tengo que llevar? El material tiene que ser un complemento. Es bueno poner vídeos y fotos. Las imágenes, al igual que las historias propias y las anécdotas, siempre se recuerdan mejor. Nota importante: todos los estudios afirman que a los 15 o 20 minutos el público desconecta. Ahí, por tanto, sería bueno introducir el material audiovisual.

5. Mensaje directo, al grano. Arrancar con el “bueno pues” se considera casi un atentado en la oratoria. A la hora de plantear un discurso, con independencia de la duración, hay tres conceptos: anticipo la idea de mi mensaje, la desarrollo y la recapitulo. El público tiene que entender que hay un beneficio en escucharte.

6. ¿Moverse o no moverse? Es muy importante el movimiento. No hay que estar sentado pero tampoco bailando. Con naturalidad, con dinamismo, sin pasarse y sin extremos. No hay un estilo especifico ni un comunicador ideal. En función del tema, modelo, o público todo cambia.

7. Preparar y practicar, preparar y practicar. A comunicar se aprende comunicando. Y así se gana naturalidad, convicción, credibilidad y confianza.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/01/15/actualidad/1421334018_476553.html

“Hay que mejorar las condiciones de vida en la UE, no rebajarlas”. El jefe de Gobierno sueco apuesta por aplicar políticas socialdemócratas pero ajustadas a las nuevas realidades

De oficio soldador, sindicalista antes que primer ministro. El socialdemócrata Stefan Löfven (Estocolmo, 1957) dirige Suecia tras ganar los comicios en septiembre y evitar en el último minuto la caída de su flamante Gobierno. Gracias al apoyo del centroderecha, su antecesor en el poder y con cuyo presupuesto gobierna, superó el envite del partido antiinmigración Demócratas Suecos, la tercera fuerza (13% de los votos). En Madrid, horas antes de asistir a la cumbre convocada el sábado por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, Löfven asegura: “Los socialdemócratas no podemos aplicar soluciones viejas a problemas nuevos”.

Pregunta. Usted ganó las elecciones con el peor resultado en la historia de su partido (31,2%). ¿Por qué ha perdido atractivo la socialdemocracia en Suecia?
Respuesta. No lo ha perdido, aunque los resultados no fueron tan buenos como queríamos. Durante ocho años, el Gobierno conservador no desarrolló el modelo social escandinavo, redujo subvenciones y subsidios sociales. El paro de larga duración es más alto ahora. Además, hay una economía global, empresas suecas que se han ido a otros países. Todo esto creó una sensación de incertidumbre para mucha gente, que no ve un futuro positivo en este entorno de economía global. El partido xenófobo Demócratas Suecos decía “tenemos la solución: que no haya tantos inmigrantes en Suecia”. Es fácil que alguien desesperado pueda sentirse atraído por soluciones desesperadas.

P. ¿Por qué tienen éxito los partidos xenófobos?
R. Tiene que ver con el miedo. En 2008, cuando era líder sindical, lo veía en los ojos de la gente. No entendían. El poder ya no está conectado a nivel nacional, sino internacional. Eso hace más difícil afrontar los cambios, pero por eso necesitamos una socialdemocracia europea y global.

P. ¿Cómo piensa recuperar la confianza?
R. El desempleo juvenil es el peor paro, porque niega el futuro a quien más lo necesita. Estamos introduciendo la garantía de los 90 días. En ese plazo un menor de 25 años recibirá trabajo, formación o ambas cosas. Además, invertiremos mucho más en vivienda, infraestructuras, política industrial. Y tendremos un sistema de bienestar social sólido. Las desigualdades son demasiado grandes. Somos un Gobierno feminista. Si se consigue la igualdad, la economía se potenciará.

P. ¿Qué soluciones ve a la crisis de la socialdemocracia en Europa?
R. La UE es muy importante para nosotros, un país de 9,7 millones de habitantes, porque nos da el tamaño para competir con EE UU y China. Pero el mercado laboral en Europa debe ser justo y hoy no lo es. En Suecia los trabajadores ven que hay una competencia desleal, una presión creciente sobre las condiciones de trabajo. La legislación europea debe garantizar que no haya dumping social. La idea básica de la UE es mejorar las condiciones de vida de las personas, no rebajarlas. Mejorar el mercado laboral es una parte muy importante en la política socialdemócrata. Hay que combinar la economía de mercado con la justicia social.

P. ¿Qué opina de las alternativas de izquierda como Syriza o Podemos?
R. La vía socialdemócrata es mejor. Es muy fácil estar en la oposición, pero hay que estar preparado para gobernar, que no es tan fácil.

P. ¿Les obligan a evolucionar?
R. Debemos cambiar porque cambia la realidad, no por esos partidos. No podemos aplicar soluciones viejas a problemas nuevos. Necesitamos más políticas socialdemócratas, pero hay que basarlas en la economía global; ajustarlas a las nuevas realidades, pero mantener nuestros valores.

P. Suecia ha sido el primer país que, siendo miembro de la UE, ha reconocido a Palestina. ¿Qué balance hace de esta decisión?

R. Reconocimos al Estado palestino porque creemos que es la manera de avanzar para conseguir una solución. Esto no significa que tomemos partido. Somos amigos de Israel y de Palestina, pero durante muchos años no hemos visto nada positivo. No creemos que el reconocimiento deba ser el resultado de una negociación: eso da un poder de veto a la otra parte. Deseamos que ambas estén al mismo nivel, que sean dos Estados que negocien en pie de igualdad. La diferencia entre una parte y otra es demasiado grande y el reconocimiento la reducirá. Tenemos que hacer algo antes de que sea demasiado tarde para aplicar una solución que incluya los dos Estados.

P. ¿Cuándo habrá embajador?
R. Está por decidir. Mantenemos un cónsul general.

P. ¿Cómo combatir el terrorismo?
R. Hay que utilizar la mano dura en el sentido de decir que la violencia no es tolerable. En Suecia estamos trabajando en una legislación similar a la española para que sea ilegal que las personas puedan ir a Siria y unirse al Estado Islámico. Pero al mismo tiempo tenemos que trabajar en la prevención, evitar que los jóvenes se sientan atraídos por estas cuestiones, quieran viajar a estos lugares, hacerse yihadistas. Hay que hacer un trabajo muy amplio en la sociedad civil, implicar a la gente, implicar a los clubes de fútbol... al movimiento scout, lo que sea, para asegurarnos de que todas las organizaciones civiles colaboren en la prevención y ayuden a impedir que los jóvenes se sientan atraídos por esas actividades. Esas son las vías, junto con la mejora de la integración.
Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/22/actualidad/1424624536_013042.html