La interesada confusión de la propaganda ha alcanzado límites de broma en España, hemos asistido a una verdadera ciclogénesis delirante de declaraciones: la desigualdad social no aumenta (Rajoy), la pobreza no crece (Mato), el poder adquisitivo de las pensiones no desciende (Báñez), los salarios no disminuyen (Montoro), los informes sobre la pobreza no se corresponden con la realidad o la crisis se ha acabado (VV.AA. del Ibex 35, etc). En un principio podríamos pensar que nos toman por estúpidos, pero una aproximación más detenida señalaría que las teorías económicas hegemónicas parecen justificar cualquier cosa. Antaño dichas teorías se ocupaban de las correcciones de los llamados “fallos del mercado” (participación del sector público), hoy se centran en las “bondades del mercado” (fundamentalmente de capitales), esto es, la financiarización de la economía, las desregulaciones y las privatizaciones. Pero el problema de las teorías económicas no reside tanto en el análisis que se haga de ellas (aproximado o equivocado) sino en sus posibles aplicaciones prácticas sin haberlas sometido a suficiente discusión crítica.
Las teorías económicas neoliberales presentan unas características propias, entre las que destacarían:
– Son establecidas como un dogma de fe ajenas a toda evidencia empírica a pesar de sus desastrosas consecuencias para el conjunto de la sociedad. Un ejemplo serían las propuestas de los seguidores de F. Hayek (1899-1992), auténticos geómetras euclidianos en un mundo no euclidiano, y la ultraliberal “escuela económica austriaca”, un mero relato ideológico ajeno al método científico que ha acabado por sustituir la “episteme” (el conocimiento económico) por la simple “doxa” (la opinión económica). Así, influyentes economistas se han apropiado de la administración del alma del ser humano, minimizando la experiencia vital, comunal, estética, espiritual, idealista, afectiva, pasional o sexual ante la verdadera y grandiosa “experiencia económica”.
– Son promovidas por las élites extractivas del núcleo duro y hermético de las grandes entidades financieras y corporaciones multinacionales para favorecer sus propios intereses, amplificándolas a través los think-tanks, medios académicos y de comunicación afines donde son justificadas por una legión de “expertos” que, previo pago, les dicen a los plutócratas lo que éstos quieren escuchar para acabar siendo aplicadas por unos políticos dóciles y vendepatrias. Galbraith J. (1952) dice que las figuras dominantes en la economía “predicen el desastre cuando no se avecina ninguno, rechazan la posibilidad de acontecimientos posteriores, se oponen a reformas básicas y convenientes ofreciendo en su lugar placebo, fingen sorpresa cuando sucede algo adverso, y cuando finalmente se dan cuenta de que su posición es insostenible, cambian de tema en lugar de cuestionar sus ideas“. El psiquiatra suizo Paul Bleuler (1857-1939) decía que el pensamiento autista es la propia fantasía que no se modifica ni aunque la confrontación con la realidad la desmienta continuamente.
– Están hechizadas por el poder de la inducción y la (falsa) neutralidad metodológica. Este sería un tipo de razonamiento neoliberal: tres botánicos encuentran una nueva planta y tratan de saber si es o no comestible; los dos primeros la prueban y no notan nada, por tanto concluyen: la nueva planta es comestible. Pero este razonamiento tiene un problema: si el tercero prueba la planta y se envenena habría que revisar la conclusión. El razonamiento inductivo es posible pero no se pueden atribuir alegremente probabilidades a hipótesis construidas por inducción. Muchos “expertos” consideran que lo que ha funcionado en Letonia funcionará de manera idéntica en cualquier parte del mundo.
– Están hechizadas por el poder de los números macroeconómicos con los que contaminan todas las ciencias sociales. Este sería un tipo de razonamiento neoliberal: Juan acude a una fiesta donde hay un grupo de personas. Una dice: “65”, y todos ríen. A continuación otra dice: “47”, y todos se parten la caja. Juan pregunta qué está pasando y un participante se lo explica: “lo que pasa es que conocemos muchos chistes y los hemos contado tantas veces que los hemos numerado y para ahorrar tiempo ahora sólo decimos su número”. Juan piensa que también él lo podría participar y exclama: “¡83!” Pero nadie ríe. Juan decepcionado protesta: “¿qué pasa, acaso no es un chiste?”. “Sí, sí lo es y además es uno de los buenos, lo que pasa es que usted no lo ha contado bien”. Y es que detrás de los números hay personas y no sólo vale que sólo sean contadas. Es dudoso establecer lazos directos entre los números y la propia identidad ciudadana; como dice Susan George (1934): “el fundamento económico de la austeridad es una patraña económica y matemática, todo esto está basado en la ideología”.
Aunque hay muchos fraudes económicos o pseudoeconómicos; repasemos a continuación algunos de los más bochornosos:
En 2015, varios medios publicaron parte de la “Lista Falciani“ con nombres de 130.000 evasores fiscales en la filial en el paraíso fiscal suizo del banco británico HSBC. Suiza vive básicamente de la evasión fiscal y lidera el llamado “Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial” por la “innovación y sofisticación de sus negocios”. En España se ha identificado a 659 personas físicas con cuentas más que sospechosas, aunque el gobierno está estudiando todavía si emprende acciones legales contra dicho banco como ya han hecho otros países. Estos adalides de la cultura del esfuerzo y la evasión fiscal tuvieron muchas más facilidades para regularizar su situación fiscal que el común de los contribuyentes mediante la presentación de declaraciones complementarias de IRPF o por el Impuesto de Patrimonio (2010, gobierno del PSOE) o acogiéndose directamente a la amnistía fiscal (2012, gobierno del PP). Sin embargo, el 72% del fraude fiscal en España pertenece a grandes empresas y fortunas (estimándose en unos 42.000 millones de euros), mientras que autónomos, profesionales liberales y trabajadores con nómina tan sólo representan el 8% del total del fraude fiscal pese a que se les dedica el 80 % de los recursos de Hacienda. El informe de Oxfam (nº 35, mayo de 2014) señala que “mientras las personas físicas aportaron el 92% de la recaudación total del Estado en 2011 (…) las grandes empresas aportaron un 2% de la recaudación total; es decir, las familias aportaron 46 veces más que las grandes empresas”.
-En 2013, se destaparon los errores de dos economistas de Harvard, Carmen Reinhart (1955) y Kenneth Rogoff (1953), que en su trabajo “Growth in a time of debt” (Crecimiento en una época de endeudamiento), establecieron un umbral crítico para la deuda pública (del 90% sobre el PIB en adelante) tras el cual se produce el estancamiento económico. Para Reinhart y Rogoff el endeudamiento ralentizaría la economía en cualquier coyuntura, por lo que las políticas de austeridad estimularían el crecimiento económico. Sin embargo, esta fallida teoría, desmentida por los datos, fue tomada como dogma de fe por gran parte de las élites económicas, políticas y mediáticas a pesar de que, tras revisar la hoja de cálculo original, se detectaron numerosos fallos (fue destapado por un estudiante de doctorado de la universidad de Massachusetts, Thomas Herndon y sus profesores Robert Pollin y Michael Ash). Uno de los dogmas más extendidos es que los males económicos provienen de pecados desafortunados (gasto excesivo); se trata de un moralismo economicista: “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora lo tenemos que pagar”.
En 2012, el economista y propagandista de la desigualdad social, Arthur Laffer (1940), dejó algunas perlas en el curso de Economía del neoliberal Campus FAES: “si una economía es buena funciona igual en un mundo de dos personas que en uno de trescientos mil (…) Tenemos una recesión no a pesar del gasto público, sino por el gasto público (…) No hay nada malo en ser rico, pero hay algo intrínsecamente erróneo en ser pobre (…) Cuando dejas de pagar el paro a un desempleado es porque estás dejando de quitarle lo suyo al que trabaja; cuando das, quitas. (…) La austeridad es aumentar la libertad”. En 1980, este economista propuso la llamada “curva de Laffer”, mito y lugar común del neoliberalismo, que relaciona determinista y unívocamente ingresos fiscales y tipos impositivos, con la idea según la cual disminuyendo los impuestos después de un determinado umbral o punto de inflexión el Estado puede aumentar la recaudación. Sin embargo, dicho umbral concreto no ha podido determinarse aún en ningún país, lo que no impidió que fuese aceptada como dogma económico, fundamentalmente por las políticas económicas de oferta de los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que la utilizó como coartada “científica” para bajar impuestos a los ricos junto con otra idea mágica denominada “trickle down” (“goteo hacia abajo”), que presupone que las reducciones de impuestos a los ricos acaban llegando a los más desfavorecidos. Sin embargo, está política fue desenmascarada por el economista y diplomático J. K. Galbraith (1908–2006) y ya en el año 2003, la crítica llegó del director del Congressional Budget Office, economista y consejero republicano Douglas J. Holtz-Eakin (1958), que no pudo encontrar evidencias empíricas de las supuestas bondades sociales del “trickle down”. Estas políticas han supuesto muchos desajustes sociales derivados de la desigualdad de rentas pero aún se consideran molonas.
En 2012, Reid Hoffman (1967), cofundador de LinkedIn e “inversor de riesgo”, coescribió un libro con un chanante título: “El mejor negocio eres tú”. En él afirma que “uno no es sino lo que hace, y solamente hace aquello para lo que existe un mercado, y solo hay un mercado para aquello por lo que se paga a uno” y “las personas deben pensar que ellas mismas son los únicos directores ejecutivos de su propia trayectoria profesional”. Es decir, es el mercado lo que mide lo que somos, más allá no hay vida. El libro se inspiró en el artículo titulado “La marca llamada Usted (Yo, S.A.)” y “50 claves para hacer de usted una marca“ de Tom Peters (1948), y en Marc Andreessen (1971), otro gurú de Internet, “inversor de riesgo” y cofundador de Netscape, que nos iluminó: “a los mercados que no existen no les importa lo inteligente que eres, por tanto da exactamente lo mismo con cuanta dedicación has trabajado o con que pasión atiendes a tus intereses: si nadie te paga por tus servicios en el mercado laboral lo tendrás crudo. No tienes derecho a nada”.
En 2012, pese a los evidentes fallos del mercado, la cancillera alemana y europea Angela Merkel defendió la llamada “Marktkonforme Demokratie”, esto es la “democracia acorde con el mercado”, porque se supone que los mercados son más sabios (y mandan más) y las mercancías son artilugios de producir verdades. Ese año, el porcentaje del PIB correspondiente a los banqueros, corredores de Bolsa y demás financieros duplicó el del año 1980 y el valor mundial de los mercados de derivados negociados ya era 20 veces más que el PIB mundial. Pero, ¿quién es el mercado? ¿Quizá especuladores como John Paulson (Paulson & Co.), Warren Buffett (Berkshire Hathaway), George Soros (Soros Fund Management), Kenneth Grifin (Citaldel Investment Group), Philip Falcone (Harbringer Capital), James Simons (Renaissance Technologies), Bill Gross (PIMCO), etc?
En 2011, Stephanie Bon, empleada de Colchester de 37 años del Lloyd”s Banking Group, fue despedida por preguntarse en su Facebook si era justo que ella cobrase siete libras la hora, mientras que el nuevo CEO, António Mota de Sousa Horta Osório, cobraba 4.000 libras la hora en salario, bonos, pensiones y otros beneficios, es decir 571 veces más, según informó el Daily Mail.
En 2010, se puso de moda la llamada “Expansionary austerity” (“austeridad expansiva”) en la que se defendía que la bajada del gasto público no contrae el crecimiento económico en una economía que funciona por debajo del potencial de sus factores productivos (según proposición de tipo keynesiano) sino que ésta, por el contrario, puede ser expansiva ya que la austeridad crea “confianza” en los mercados financieros y en el sector privado. La idea fue difundida por los trabajos de Alberto Alesina (1957) y Silvia Ardagna (1969) en “Large Changes in Fiscal Policy: Taxes Versus Spending”, aunque finalmente tuvo que ser corregida (y posteriormente cuestionada) incluso en los estudios del propio Fondo Monetario Internacional (FMI), que primeramente lo había bendecido. Sin embargo, ni este desmentido académico ni los desastrosos efectos de las políticas de austeridad en Grecia, Portugal, Irlanda, España o Italia (recesión, paro, pobreza, emigración, etc.) no cohibieron a Olli Rehn, el máximo funcionario económico de la Comisión Europea, ni a los pseudoburócratas del BCE (Banco Central Europeo) con el ex-Goldman Sachs Mario Draghi a la cabeza, ni a gran parte de los políticos europeos que siguen creyendo en la falacia de la “austeridad expansiva”.
En 2010 (6 de mayo) se produjo el llamado “Flash Crash”, durante el cual, en cinco minutos, el índice Dow Jones de Nueva York perdió cerca de mil puntos, recuperándose rápidamente en los siguientes veinte minutos. Aunque se desconoce la semilla del mal, el desplome lo provocaron los endiablados algoritmos de los ordenadores, programados por los quants y los corredores de Bolsa de alta frecuencia, que son los que negocian por nosotros. Ya en 1996, la American Physical Society, segunda mayor organización de físicos del mundo, detrás de la Deutsche Physikalische Gesellschaft, recomendó vivamente a sus asociados acudir a trabajar al gran casino de Wall Street. En EE.UU. el periodo medio de tenencia de acciones bursátiles ha pasado de cuatro años por término medio en la década de los años cincuenta a apenas 22 segundos actualmente. Por ello, no es raro ver que los agentes financieros instalen sus ordenadores en Nueva York para ganar unos valiosos milisegundos, ya que la velocidad de trasmisión de los datos desde Londres por fibra óptica es de unos 740 nanosegundos, una pérdida de tiempo demasiado grande para la hipermoderna especulación financiera.
En 2008, probablemente basándose en las pseudoprofecías del antiguo presidente de Citibank, Walter Wriston (1919-2005), que aseguraba que el Estado capitularía finalmente ante el sabio conocimiento de los mercados y la racionalidad omnipotente del homo œconomicus, Philippe Bobbitt (1948) defendió en el libro “Terror and Consent: the Wars for the Twenty-first Century” la implantación de los llamados “Estados de mercado de la información”, una variante del Estado mínimo al que se llega (no podía ser de otro modo) de manera natural y evolutiva. Su idea cayó de pié y Bobbitt se animó: “el Estado de mercado de la información no tiene clases sociales, no le interesan la raza, el origen, el sexo, también le son indiferentes valores como el respeto el sacrificio personal, la lealtad y la familia”. De nuevo, las trampas de la distopía neoliberal se camuflan como leyes naturales.
En 2008, el dogma de la autorregulación de los mercados financieros puso en un aprieto al organismo regulador del sistema financiero de EE.UU Securities and Exchange Commission (SEC), que acabó por destapar el mayor fraude financiero cometido por una sola persona: Bernie Madoff (1938). Madoff, ex-vigilante playero reconvertido en glorificado “experto financiero” en los ochenta y admirado pilar de la comunidad del East Hampton, estafó 50.000 millones de dólares a inversores institucionales y, sobre todo, grandes fortunas (entre ellos muchos clientes del BBVA y el Santander) proponiéndoles retornos del 12% a través de un poco sofisticado pero gigantesco esquema piramidal (Ponzi), por lo que fue finalmente condenado a 150 años de prisión, convirtiéndose en el único financiero que ha pagado sus desmanes con la cárcel debido que tuvo el detalle de especializarse en estafar a los ricos y no a los pobres. (Aunque visto de otro modo, al desplumar a los millonarios contribuyese a mitigar la escandalosa desigualdad de rentas de la que nos advierten, entre otros, Thomas Piketty en “El capital en el siglo XXI”.) Madoff fue investigado por la SEC cuando ya estafaba, al menos ocho veces entre 1992 y 1996, lo que no importó para ser agraciado con la presidencia de la bolsa de valores Nasdaq (lo que supone una gran visión para dicha institución financiera).
En 2007, el profesor de Finanzas de la Universidad de Chicago Eugene Fama (1937), dijo: “los mercados inmobiliarios son menos líquidos, pero la gente es muy cuidadosa cuando compra casas; se trata normalmente de la mayor inversión que van a hacer, de manera que estudian el asunto con mucho cuidado y comparan precios; me irrita que se hable de la palabra burbuja“. Fama había propuesto en 1970 la llamada algo así como “hipótesis de eficiencia de los mercados”, asumiendo que los mercados financieros siempre se autorregulan ya que un mercado de capitales en que los activos contienen la información disponible es necesariamente un mercado eficiente y, por ello, todas las burbujas que se producen tiene un origen político y no financiero. Pese a que hoy sabemos que los mercados financieros no se autorregulan y hemos asistido al último gran estallido de la burbuja inmobiliaria y financiera (sólo en el año 2009 quebraron 52 bancos estadounidenses), el dogma de “la eficiencia de los mercados financieros” sigue teniendo grandes e influyentes seguidores entre nuestros gobernantes. El propio Fama recibió el premio Nobel de Economía en el año 2013, pero la pregunta sigue en el aire: ¿cómo explicar los fallos y estragos de los mercados financieros y justificar su eficiencia y bondad infinita?
En 2007, el director ejecutivo de Lehman Brothers (multinacional financiera fundada en 1850) Richard S. Fuld (apodado Dick) y su mano derecha, Joseph M. Gregory (apodado Darth Vader), fueron advertidos de la mala praxis bancaria por dos de sus subordinados, el director global de bonos de alto rendimiento y préstamos apalancados (Alex Kirk) y el director global de ingreso fijo (Mike Gelband), que les avisaron de esta manera: “nuestro mercado de viviendas está corroído” y “tenemos que replantear nuestro modelo de negocio”. La respuesta: ese mismo año ambos fueron despedidos. En septiembre de 2008, Lehman Brothers anunció la quiebra; el resultado fue de 13.800 millones de dólares en pérdidas y 7.890 empleados despedidos. Sin embargo, Fuld obtuvo 40 millones de finiquito, cobró su último año 53 millones de salario y autorizó pagos de 20 millones de dólares a Gregory cuatro días antes de que Lehman se declarara en bancarrota. El presidente de Lehman Brothers para España y Portugal, Luis De Guindos dijo que “la crisis no es un fallo de mercado, sino de Estado” (2008); después fue nombrado ministro de Economía de España para solicitar a la feroz Troika que activara un rescate financiero de España “ante la irracionalidad de los mercados” (2012).
En 2007, las cinco mayores firmas financieras de Wall Street (Lehman Brothers, Merrill Lynch, Bear Stearns, JP Morgan y Citigroup) pagaron más de 3.000 millones de dólares a sus máximos ejecutivos (en los últimos cinco años) mientras contribuían a una de las mayores crisis financieras de la historia. Por ejemplo, Stanley O’Neall, el ideólogo de las hipotecas subprime, se llevó a casa 161 millones de dólares cuando dejó Merrill Lynch (52.200 millones en pérdidas y 5.200 despidos); James Cayne, se llevó 38 millones de dólares y vendió sus acciones por 60 millones más cuando Bear Stearns (9.159 despidos), el mayor banco de inversión de EEUU, pasó de valer 21.000 millones de dólares a solo 200 millones; James Simons de JPMorgan (14.300 millones en pérdidas y 4.100 despidos) cobró en 28 millones de dólares entre salarios e indemnizaciones y Charles Prince obtuvo 40 millones al dejar Citigroup (11.000 millones de dólares en pérdidas, 17.000 despidos) y cobró en su último año 65 millones más de salario.
En 2006, Frederic Mishkin (1951), economista ligado al BM (Banco Mundial) y al FMI (Fondo Monetario Internacional), cofirmó un caro informe (124.000 $) titulado “Financial Stability in Iceland” (Estabilidad financiera en Islandia) resaltando las bondades del sistema financiero islandés, muy desregulado y sobredimensionado desde 2001, y recomendando su implantación en otros países. En el mismo se decía: “la fragilidad financiera no es alta y las probabilidades de una crisis financiera son muy bajas”. Apenas un año después del colapso financiero de Islandia Mishkin modificó chapuceramente en su CV el título del informe por “Financial Instability in Iceland” (Inestabilidad financiera en Islandia) tal y como muestra el documental “Inside Job” de Charles Ferguson). Sin embargo, ni esto ni la falta de previsión de la crisis han supuesto una catarsis para ejercer la necesaria autocrítica por parte de muchos académicos, paniaguados y “expertos en finanzas” que, visto lo visto, vendieron su alma al diablo.
Fraude Intelectual. En 2006, Jeffrey K. Skilling (1953) fue condenado a 24 años y cuatro meses por el caso Enron. Como presidente de Enron Skilling implementó en su compañía un sistema de “gestión de recursos humanos” y promoción profesional llamado “rank and yank”, un modelo de competencia despiadada entre sus empleados con la permanente amenaza de despidos. Este esquema profundamente darwinista social corrompió a la empresa desde dentro. Lo más inquietante es que, según la revista Time, en el momento del colapso de Enron, una de cada cinco empresas estadounidenses estaban siguiendo el mismo disparate.
En 2003, el Premio Nobel de Economía de 1995, Robert Lucas (1937) dijo en la sede la de la American Economic Association (de la que era presidente) que “a efectos prácticos la desregulación de los mercados financieros es la solución a la depresión (…) El problema central de la prevención de la depresión ya está resuelto”. Ese mismo año nos dejó otra perla sobre las consecuencias del proceso de acumulación de capital: “el estudio de los temas de distribución es una de las tendencias perniciosas y dañinas en el conocimiento económico, en realidad, es venenosa para tal conocimiento”. Las aportaciones de Robert Lucas sobre las expectativas racionales y su visión economía de corte neoliberal adolece, como todas las ciencias sociales, de un exceso de inductivismo, al dar por buenas recetas económicas generales a partir de escasas observaciones particulares.
En 2003, una veterana y cualificada representante del grupúsculo del Tea Party de Texas (EE.UU.) llamada Debbie Riddle (1949) manifestó lo siguiente en “El Paso Times”: “¿de dónde vino la idea de que todo el mundo merece una educación gratuita, una atención médica gratuita y cualquier otra cosa gratuita? Viene de Moscú, de Rusia. Viene directamente de la boca del infierno. Y esta idea se disfraza hábilmente como propia de gente de buen corazón. Pero nada de buen corazón. Es la idea que rasga el corazón de este país“. Hans-Hermann Hoppe (1949) hiló más fino: “la democracia no tiene nada que ver con la libertad, es una variante suave del comunismo, y rara vez en la historia de las ideas ha sido tomada por otra cosa”. Se ve que no todos los neoliberales lo son por inspiración de la visión rebelde adolescente del mundo viejuno de “La rebelión de Atlas” de Ayn Rand pero casi.
En 2002 (c.) cuentan, entre otros Frank Schirrmacher (1959-2014), que justo después de los atentados del 11S, en un informe promovido por unos plutócratas alucinados de Wall Street se valoró hacer un mercado de futuros sobre posibles atentados terroristas, opción que finalmente fue sensatamente rechazada por descabellada, al considerar que los especuladores ganarían dinero con la realización de atentados tal y como ya lo hacen con las hambrunas y crisis alimentarias (aunque esto último no importe demasiado).
En 2001, el analista de JP Morgan David Li (1960) se inventó una fórmula matemática (de tipo alquímico) que cuantificaba los riesgos de las “obligaciones de deuda colaterales” (es decir, hipotecas basura) por lo que la banca utilizó la fórmula de coartada “matemática” multiplicando esas toxicidades financieras que se vieron favorecidas por las triples A con la que las premiaron las agencias de (des)calificación. Hoy la fórmula milagrosa está más desprestigiada que los pagarés de Nueva Rumasa (sus modelos probabilísticos se mueven con probabilidades de 1 vez cada 20.000 años), lo que no ha sido un problema para seguir aceptando irresponsablemente la falsa asepsia metodológica de la cháchara económico-financiera neoliberal y las justificaciones matemáticas de las toxicidades que circulan a diario por los mercados de futuros y derivados financieros.
En 2001, el treintañero Henry Blodget (no confundir con Belfort, “el lobo de Wall Street” de Scorsese) era el analista de mercados (de la camada de la todavía impoluta Merrill Lynch) más famoso en el venenoso mundillo de la banca de inversión de Wall Street debido a sus predicciones visionarias sobre las cotizaciones de las empresas tecnológicas. Ese año ganó doce millones de dólares netos anuales; sin embargo, el advenedizo Blodget recomendaba comprar a sus clientes acciones de empresas ruinosas que costaron pérdidas cienmilmillonarias después del estallido de la “burbuja puntocom”. Blodget fue acusado en el año 2003 por el supervisor bursátil estadounidense (SEC) por malas prácticas y pagó una multa de cuatro millones de dólares retirándose del psicopático casino financiero.
En 2000, cerró por ruina la “empresa” (en realidad un fondo de inversión libre de carácter especulativo) Long-Term Capital Management dirigida por los economistas Myron Scholes (1941) y Robert Merton (1944) que aplicaban su “nuevo método” para determinar el valor de los derivados financieros con los que, además, fueron reconocidos con el premio Nobel de Economía en 1997 (supongo que por introducir el cálculo estocástico en las finanzas, lo que puede ser un fallo parecido a conceder el premio Príncipe de Asturias del Deporte a un dopado Lance Armstrong). El resultado fue que la empresa perdió 5.000 millones de dólares en sólo cien días (muchos especulando contra la moneda y la economía de Rusia), lo que no fue un problema para seguir venerando la opinión de los “expertos financieros” y para que variantes de este modelo se incluyeran en las calculadoras de los analistas financieros, que los consideraban poco riesgosos al presuponer que las crisis financieras ya eran historia.
En 1999, en las postrimerías del gobierno de Clinton, en EE.UU. se anuló la llamada Ley Glass-Steagall vigente desde 1933 para proteger la banca de depósito comercial (ahorros) de la banca de inversión (especulación). Esta descabellada idea ideológica prestó su coartada fundamentalmente en los trabajos del economista Eugene Fama que propuso la hipótesis de eficiencia de los mercados y la autorregulación de los mismos. Poco importó que esta revocación facilitase el descontrol y caos financiero, o comprender que los mercados financieros no se autorregulan, o que la crisis financiera quedese mejor explicada por las contribuciones teóricas alternativas (por ejemplo, las de Hyman Minsky) o promulgar la tímida Ley Dodd Frank de reforma de Wall Street y de protección del consumidor. (Esta Ley, de 2010, pretendía poner algo de orden en el desaguisado financiero pero apenas se pudo desarrollar completamente debido a que las asociaciones de consumidores contaban con 20 lobbistas frente a los 400 lobbistas y los mil millones de dólares del sector financiero para influenciar a los congresistas y entorpecer el desarrollo de la Ley.)
En 1997, el economista austroliberal Thomas Siems (1957) escribió un influyente panfleto titulado “10 Myths about financial derivatives” (10 mitos sobre los derivados financieros) donde se afirmaba que el creciente y enorme tamaño del mercado de derivados financieros no suponían una práctica bancaria insegura sino que, por el contrario, era muy sólida y prometedora. El origen de la crisis financiera (y las que vengan) han desmentido esto, pero no supone ningún problema para seguir aceptando el dogma de las bondades de la gran financiarización. Ya no se trata de hacer que los mercados financieros sean útiles y eficaces para el conjunto de la sociedad sino de pura auri sacra fames.
En 1992, el politólogo estadounidense Francis Fukuyama (1952), reinterpretando a su modo al filósofo ruso Alexander Kojève, publicó “El fin de la Historia y el último hombre” donde defiende que el triunfo del bondadoso capitalismo de libre mercado posreal ha puesto fin a las utopías de emancipación y al ser humano como sujeto histórico y conformador de la realidad a cambio de proporcionarnos un paraíso terrenal de libre mercado. “¡La sociedad no existe!” clamaban Margaret Thatcher y sus adláteres. Cada época se juzga por su filosofía dominante, el neoliberalismo se retrataba: posmodernidad y darwinismo social.
En 1991, George Kenneth Binmore (1940), experto en teoría de juegos no colaborativos, considerada la nueva escolástica, escribió “Designing Economic Agents that Behave Like Human Agents”, a fin de crear agentes económicos artificiales indistinguibles de los propios seres humanos. El Homo (homunculus) œconomicus, construido como un auténtico sociópata egomaníaco pasó de ser una simulación de laboratorio a la misma realidad, ya que nos convencieron de que somos seres codificados y sintéticos que si actuamos de acuerdo con las fórmulas matemáticas de las leyes aceptadas por los economistas prosistema y perseguimos únicamente nuestro propio interés, llegaremos mágicamente al mejor de los mundos posibles.
En 1990, el artículo “CEO Incentives: It’s not how much you pay, but how” de Michael Jensen (1939) y Kevin Murphy (1958) sugería que, debido a que los mercados financieros siempre reflejan adecuadamente los precios (aunque esto sea una premisa falsa), las retribuciones de los ejecutivos deberían relacionarse, no ya con los sueldos de los burócratas, sino con los cambios en las cotizaciones bursátiles de sus empresas (pero sólo al alza, evidentemente). Esta idea cayó en gracia y al poco tiempo la mayoría de los ejecutivos financieros cobraban “opciones sobre acciones”, lo que incentivó la manipulación de la contabilidad de la economía de casino en su beneficio por lo que no es de extrañar que los resultados fuesen demoledores: salarios multimillonarios, extensión de la información privilegiada, falseamiento de cuentas, culto a la personalidad, obscena desigualdad, precios de las cotizaciones inflados por encima de su valor real, escándalos como el de Enron, crack financiero de 2008, etc. A mediados de los años setenta un alto ejecutivo ganaba unas 35 veces más que el sueldo medio de un trabajador de la empresa, actualmente esta distancia casi se ha multiplicado por diez. En el año 2007, Rick Wagoner, de General Motors, cobró algo más de 12 millones de dólares netos en salario, bonus y opciones sobre acciones al mismo tiempo que anunciaba bajadas de sueldos y despidos para 74.000 empleados.
En 1983, Milton Friedman (1912-2006), premio Nobel de Economía en 1976, manipuló datos en las series históricas del Reino Unido sobre la masa de dinero y el gasto total a fin de avalar empíricamente su teoría monetarista en su publicación “Monetary Trends in the United States and United Kingdom” en colaboración con Anna Schwartz (1915-2012). Los econometristas de Oxford David Hendry (1944) y Neil Ericsson (1944) detectaron numerosos errores, pero no denunciaron la equivocación de la teoría monetarista, sino su falta de apoyo en los datos reales (ya en 1953, Milton Friedman publicó un artículo, “The Methodology of Positive Economics”, en donde defendía que no importaba que las premisas de una teoría fueran realistas o no sino lo que importaba eran si sus predicciones eran certeras). Aunque, en el fondo, la polémica ya no estaba en la incorrección o las limitaciones de la formalización matemática de determinados axiomas o teorías económicas, sino en la batalla ideológica por el control de la política económica, monetaria y fiscal, de la que Friedman fue un pionero, aunque hoy en día pueda ser considerado un moderado matemático comparado con sus posteriores y desatados herederos ideológicos.
Martín Abascania
Fuente: https://lpedeuda.wordpress.com/2015/02/26/fraudes-intelectuales-ii-hoy-el-tinglado-neoliberal/
sábado, 7 de marzo de 2015
viernes, 6 de marzo de 2015
La teoría de John Hope Bryant. Un buen caso para aplicar el sentido crítico,...
A John Hope Bryant, su teoría sobre la pobreza y cómo ésta puede salvar el capitalismo le ha convertido en asesor financiero de Barack Obama. Un ascenso meteórico desde su etapa "sin techo" en la administración Reagan. "Ser pobre —dice— es un estado mental que depende de la baja autoestima y del entorno que tomemos como modelo. En EE UU los dueños de las pymes han aprendido el lenguaje del dinero y están generando la mayor parte del empleo del país. El 70% de la economía norteamericana se basa en el consumo y la mayoría de empresas tienen menos de 50 empleados".
Hope Bryant afirma que la pobreza y la inmigración han dado lugar a los mayores éxitos empresariales norteamericanos. Y pone ejemplos: "El del fundador de Walmart, la empresa más grande del mundo según Fortune", Sam Walton, que ordeñó vacas y repartió periódicos; o Jim Casey, que a los 19 años y con 100 dólares que le prestó un amigo puso en marcha el gigante que es hoy UPS.
Hope Bryant es consejero delegado de Operación Hope, organización bancaria social sin ánimo de lucro. Desde ésta presta servicios a más de 1,5 millones de personas sin recursos y ha empleado seis millones de dólares para ayudar con las hipotecas.
Hope Bryant afirma que la pobreza y la inmigración han dado lugar a los mayores éxitos empresariales norteamericanos. Y pone ejemplos: "El del fundador de Walmart, la empresa más grande del mundo según Fortune", Sam Walton, que ordeñó vacas y repartió periódicos; o Jim Casey, que a los 19 años y con 100 dólares que le prestó un amigo puso en marcha el gigante que es hoy UPS.
Hope Bryant es consejero delegado de Operación Hope, organización bancaria social sin ánimo de lucro. Desde ésta presta servicios a más de 1,5 millones de personas sin recursos y ha empleado seis millones de dólares para ayudar con las hipotecas.
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jueves, 5 de marzo de 2015
Philip Levine, bardo del corazón industrial de EE UU. La guerra civil y el movimiento anarquista españoles marcaron de forma decisiva la obra del poeta de Detroit
Philip Levine, uno de los poetas urbanos esenciales de su país, a quien su compatriota Edward Hirsch caracterizó como el Whitman irónico del corazón industrial de América, falleció en la localidad de Fresno, California, el pasado 14 de febrero a los 87 años, apenas un mes después de serle diagnosticado un cáncer de páncreas. Su lugar de trabajo, ubicado en el centro de un viejo caserón rodeado de alisos, naranjos y eucaliptos, estaba presidido por una fotografía de Robert Cappa en la que un grupo de anarquistas posan sonrientes delante de un puchero, durante la guerra civil española. En la entrada que le dedica el Diccionario biográfico de autores contemporáneos, tras señalar sus circunstancias familiares y profesionales, se apostilla escuetamente: Ocupación: “Poeta”; credo político: “Anarquista”; religión: “Anarquista”. El anarquismo era, efectivamente, el elemento que vertebraba y del que se nutrían sus dos obsesiones mayores: dar voz a los trabajadores de la industria automovilística de Detroit, junto a los cuales se forjó en la adolescencia, y la tragedia de la Guerra Civil, en la que varios conocidos de su familia tomaron parte activa.
En una conversación con la novelista Mona Simpson, Levine señaló que En torno al asesinato del teniente José del Castillo a manos del falangista Bravo Martínez, 12 de julio de 1936, uno de sus composiciones más emblemáticas, la muerte del oficial republicano condensa la esencia de la tragedia a punto de desencadenarse. “Lo escribí décadas después de la guerra, tras escuchar el alegato de un predicador negro mientras conducía por un Detroit devastado por los disturbios raciales. La voz del predicador me hizo sentir la universalidad del dolor anónimo de todos los conflictos”, manifestó Levine sobre su composición. A propósito de otro de sus poemas más conocidos, Coming Home Detroit 1968, en el que refiere de manera desgarrada la decrepitud física y moral de su ciudad, Levine señaló: “En Detroit, la ciudad más devastada de América, no hay el menor atisbo de grandeza heroica. Lo único que queda son hombres, animales, plantas y flores que insisten en afirmar su derecho a la existencia”.
Philip Levine nació en el Hospital Henry Ford de Detroit, en 1928. Sus padres, emigrantes judíos de origen ruso, vivieron la catástrofe de la Gran Depresión cuando el niño tenía un año. A los cinco perdió a su padre. Cuando tenía ocho, estalló la guerra civil española, cuyas vicisitudes siguieron angustiosamente los amigos de la familia, algunos de los cuales se alistaron en las Brigadas Internacionales. En sus memorias, el poeta cuenta que cuando iba a pie al colegio se imaginaba que llevaba un rifle y que la emprendía a tiros con los cadillacs, chevrolets y lincolns de lujo que había aparcados frente a las mansiones de los ricos. A los 14 empezó a trabajar en las plantas donde se fabricaban aquellos vehículos. Fue el primer miembro de su familia en acceder a la universidad, donde tuvo la fortuna de conocer a John Berryman, quien le ayudó a encontrar la voz que daría forma a sus experiencias en el cinturón industrial de Detroit. En No preguntes, libro de entrevistas publicado en 1981, afirmó: “A ningún poeta le importa lo que pasa en ese mundo, de modo que me impuse el reto de hacerlo yo. Cuando volví a ver a mis antiguos compañeros de trabajo y les expliqué que me dedicaba a escribir poesía, ninguno se rió de mí”. La pasión de Levine por España le llevó a pasar unos años en nuestro país en la década de los sesenta. Tradujo a Jaime Sabines y Gloria Fuertes. Visor publicó el año pasado La búsqueda de la sombra de Lorca, una antología a cargo de Andrés Catalán de sus poemas relacionados con España. Autor de más de 25 colecciones de versos, fue uno de los poetas más galardonados de su tiempo. Además de obtener el Pulitzer y el Premio Nacional del Libro (en dos ocasiones), entre 2011 y 2012 fue Poeta Laureado de su país. Al igual que Whitman, su maestro, Levine tenía el don de saber llegar a un amplio número de lectores con su poesía. Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/24/actualidad/1424818216_823335.html
En una conversación con la novelista Mona Simpson, Levine señaló que En torno al asesinato del teniente José del Castillo a manos del falangista Bravo Martínez, 12 de julio de 1936, uno de sus composiciones más emblemáticas, la muerte del oficial republicano condensa la esencia de la tragedia a punto de desencadenarse. “Lo escribí décadas después de la guerra, tras escuchar el alegato de un predicador negro mientras conducía por un Detroit devastado por los disturbios raciales. La voz del predicador me hizo sentir la universalidad del dolor anónimo de todos los conflictos”, manifestó Levine sobre su composición. A propósito de otro de sus poemas más conocidos, Coming Home Detroit 1968, en el que refiere de manera desgarrada la decrepitud física y moral de su ciudad, Levine señaló: “En Detroit, la ciudad más devastada de América, no hay el menor atisbo de grandeza heroica. Lo único que queda son hombres, animales, plantas y flores que insisten en afirmar su derecho a la existencia”.
Philip Levine nació en el Hospital Henry Ford de Detroit, en 1928. Sus padres, emigrantes judíos de origen ruso, vivieron la catástrofe de la Gran Depresión cuando el niño tenía un año. A los cinco perdió a su padre. Cuando tenía ocho, estalló la guerra civil española, cuyas vicisitudes siguieron angustiosamente los amigos de la familia, algunos de los cuales se alistaron en las Brigadas Internacionales. En sus memorias, el poeta cuenta que cuando iba a pie al colegio se imaginaba que llevaba un rifle y que la emprendía a tiros con los cadillacs, chevrolets y lincolns de lujo que había aparcados frente a las mansiones de los ricos. A los 14 empezó a trabajar en las plantas donde se fabricaban aquellos vehículos. Fue el primer miembro de su familia en acceder a la universidad, donde tuvo la fortuna de conocer a John Berryman, quien le ayudó a encontrar la voz que daría forma a sus experiencias en el cinturón industrial de Detroit. En No preguntes, libro de entrevistas publicado en 1981, afirmó: “A ningún poeta le importa lo que pasa en ese mundo, de modo que me impuse el reto de hacerlo yo. Cuando volví a ver a mis antiguos compañeros de trabajo y les expliqué que me dedicaba a escribir poesía, ninguno se rió de mí”. La pasión de Levine por España le llevó a pasar unos años en nuestro país en la década de los sesenta. Tradujo a Jaime Sabines y Gloria Fuertes. Visor publicó el año pasado La búsqueda de la sombra de Lorca, una antología a cargo de Andrés Catalán de sus poemas relacionados con España. Autor de más de 25 colecciones de versos, fue uno de los poetas más galardonados de su tiempo. Además de obtener el Pulitzer y el Premio Nacional del Libro (en dos ocasiones), entre 2011 y 2012 fue Poeta Laureado de su país. Al igual que Whitman, su maestro, Levine tenía el don de saber llegar a un amplio número de lectores con su poesía. Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/24/actualidad/1424818216_823335.html
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miércoles, 4 de marzo de 2015
Oriol Mitjà. El joven médico que va a erradicar la segunda enfermedad humana
Hay un par de fotografías históricas que dejan claro que la humanidad, cuando quiere, puede superar en bondad y poder a cualquiera de los dioses adorados por las 4.000 religiones diferentes que existen en el mundo. La primera imagen muestra al cocinero somalí Alí Maow Maalin, de 23 años, con el cuerpo lleno de úlceras. En la segunda foto, tomada unos meses después, aparece el mismo joven pero sonriente, con sus heridas sanadas. Alí Maow Maalin fue, el 26 de octubre de 1977, la última persona que se infectó de manera natural de viruela, una enfermedad que llegó a matar a más de medio millón de personas al año, incluidos cinco reyes europeos solo en el siglo XVIII. Gracias a una campaña de vacunación masiva, la viruela fue la primera, y única hasta la fecha, enfermedad humana erradicada de la faz de la Tierra.
“Técnicamente es posible que veamos la foto del último enfermo de pian en 2017”, sostiene el médico español Oriol Mitjà. En el mundo rico, la palabra pian no dice nada. Pero en las regiones remotas de algunos países tropicales es una peste que azota donde se acaban los caminos, allí donde los médicos son como seres imaginarios de los que hablan los más viejos. El pian es una enfermedad olvidada provocada por una bacteria, emparentada con la sífilis, que sin tratamiento deforma los huesos, deja las piernas como lunas en cuarto menguante y llega a borrar, literalmente, la cara de las personas afectadas, sobre todo niños.
Ahora, el pian, que afecta a unas 500.000 personas, puede desaparecer del planeta gracias a una estrategia que, según se ha anunciado este miércoles, funciona. Un personaje del dramaturgo alemán Bertolt Brecht proclamaba: “Desgraciada la tierra que necesita un héroe”. En este caso, la tierra desgraciada son 13 países de África, el sudeste asiático y el Pacífico occidental, con los que se ceba el pian. Y el héroe es Oriol Mitjà.
En 2010, cuando tenía 29 años, el joven investigador aterrizó en la remota isla de Lihir, en Papúa Nueva Guinea, para trabajar como médico. Llegaba con un premio extraordinario de licenciatura y un máster en Londres sobre enfermedades tropicales bajo el brazo. Al poco de llegar, pasó por su consulta un niño con un síntoma que no había estudiado ni había visto antes en una estancia en India: una úlcera roja en el brazo del tamaño de una moneda de dos euros. Un médico local le puso al día: “Es el pian”.
La enfermedad llevaba olvidada medio siglo. En 1952, cuando había 50 millones de afectados en el mundo, la Organización Mundial de la Salud y Unicef pusieron en su punto de mira al pian con el objetivo de erradicarlo. Iniciaron una campaña de tratamiento masivo con inyecciones de penicilina en 46 países. Doce años después, el número de casos clínicos se había reducido un 95%. Entonces, se decidió relajar el cerco y la bacteria resurgió, volviendo a borrar rostros de niños en las regiones más pobres de los países más pobres.
Mitjà, enfrentado a un enemigo derrotable con un simple antibiótico, decidió no sumarse a la desidia de las autoridades. Junto a su director de tesis, Quique Bassat, ambos del Instituto de Salud Global de Barcelona, se puso a diseñar una estrategia para combatir el pian. Necesitaban un tratamiento más sencillo que un pinchazo de penicilina, una medida que requiere personal médico entrenado y genera miedo entre la población. En 2012, anunciaron los resultados de un estudio con 250 niños en la revista británica The Lancet: con una sola pastilla de otro antibiótico, la azitromicina que en los países ricos se suele emplear para bronquitis y otitis, los chavales con pian se curaban.
Animada por el impulso del español, la OMS decidió retomar el objetivo de erradicar el pian y se fijó como meta el año 2020. Como se necesitan tres años sin casos para dar una enfermedad por extinguida, el último enfermo de pian tendría que ser curado en 2017. Faltaba demostrar que la estrategia de Mitjà funcionaba a gran escala. Y funciona.
Un nuevo estudio que se publica este miércoles en la revista The New England Journal of Medicine muestra los resultados de una campaña de tratamiento masivo para la mayor parte de los 16.000 habitantes de la isla de Lihir. En solo un año, entre 2013 y 2014, la proporción de enfermos cayó casi un 90%. La presencia de la enfermedad en la población pasó del 2,4% al 0,3%. Y el estudio continúa con seguimientos para llegar a los cero casos.
“Nuestros resultados demuestran que, técnicamente, la estrategia puede erradicar la enfermedad en 2020”, explica Mitjà por teléfono desde Papúa Nueva Guinea, donde coordina el Centro Médico de Lihir, a 48 horas de viaje desde su casa en España. En su hospital, el pian ha desaparecido. Cuando llegó en 2010, el médico novato se acercó a los colegios de la zona para conocer la extensión de la enfermedad que acababa de descubrir en su consulta. Solicitó a los profesores que pidieran a sus alumnos con úlceras que se levantaran. “La mitad de la clase se ponía en pie”, recuerda. Otros, con la cara borrada o los huesos torcidos, ni siquiera querían ir al colegio y se quedaban en casa.
Los 13 países donde la enfermedad es endémica. Leer más aquí.
Justicia politizada
Primero fue el borrado de los discos duros del caso Bárcenas requeridos por el juez, y después, la Audiencia Provincial de Madrid “extravió” la causa interpuesta por UPyD e IU sobre la eliminación de dichas pruebas. Ante el primer caso, cabe preguntarse por la tibieza del magistrado que pide los dispositivos en lugar de no requisarlos para evitar su formateo por parte de los investigados. El segundo hecho revela una vez más la inaplazable reforma de una justicia politizada hasta el tuétano, cómplice de prácticas que entorpecen el normal desarrollo de los procesos judiciales.— DANIEL GARCÍA DELICADO Albacete 24 FEB 2015
martes, 3 de marzo de 2015
Lo que ha conseguido Grecia. En el telón de fondo del drama griego hay una economía europea que, a pesar de las cifras positivas, todavía da la impresión de estar cayendo en una trampa deflacionista
La semana pasada, tras mucho teatro, el nuevo Gobierno de Grecia llegó a un acuerdo con sus acreedores. A principios de esta semana, los griegos aportaron algunos detalles sobre el modo en que pretenden cumplir las condiciones. Entonces, ¿qué tal ha ido?
Bueno, si hiciésemos caso de muchas de las noticias y artículos de opinión de los últimos días, pensaríamos que ha sido un desastre; que ha sido una "rendición" por parte de Syriza, la nueva coalición que gobierna en Atenas. Y parece que algunas facciones de la propia Syriza también lo creen así. Pero no es cierto. Por el contrario, Grecia ha salido bastante bien librada de las negociaciones, aunque las grandes batallas todavía están por venir. Y al salir bien parada, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa.
Para encontrarle sentido a lo que ha pasado, hay que entender que la controversia más importante tiene que ver con una sola cifra: la magnitud del superávit primario de Grecia, la diferencia entre los ingresos y los gastos públicos, sin contar los intereses sobre la deuda. El superávit primario mide los recursos que Grecia transfiere de hecho a sus acreedores. Todo lo demás, incluido el valor nocional de la deuda —que en este momento es una cifra más o menos arbitraria, que incide poco en la cantidad que se espera que pague Grecia— solo tiene importancia en la medida en que afecte al superávit primario que Grecia se ve obligada a asumir.
El hecho de que Grecia tenga un superávit —dada la crisis con proporciones de depresión en la que está sumida y el efecto de esa depresión sobre los ingresos— es un logro extraordinario, la consecuencia de unos sacrificios increíbles. No obstante, Syriza siempre ha dejado claro que tiene la intención de seguir acumulando un pequeño superávit primario. Si les molesta que las negociaciones no hayan dejado margen para una abolición completa de la austeridad, un giro hacia el estímulo fiscal keynesiano, es que no estaban prestando atención.
En realidad, la pregunta era si Grecia se vería obligada a imponer todavía más austeridad. El anterior Gobierno griego había accedido a aplicar un programa con el que el superávit primario se triplicaría durante los próximos años, lo que tendría un coste inmenso para la economía y los ciudadanos griegos.
¿Por qué aceptaría cualquier Gobierno algo así? Por miedo. En esencia, los sucesivos dirigentes de Grecia y otros países deudores no se han atrevido a cuestionar las desorbitadas exigencias de los acreedores, por miedo a ser castigados (a que los acreedores les dejasen sin financiación o, aún peor, hundiesen su sistema bancario si se mostraban reacios a unos recortes presupuestarios cada vez más drásticos).
Entonces, ¿se ha echado atrás el actual Gobierno griego y ha accedido a tratar de alcanzar esos superávits demoledores para la economía? No. De hecho, Grecia ha conseguido para este año una flexibilidad que no tenía, y la forma de referirse a los superávits futuros es poco clara. Igual podría significar algo que nada.
Y los acreedores no han cerrado el grifo. En vez de eso, han puesto a disposición de Grecia una financiación que le permita salir adelante durante los próximos meses. Por así decirlo, han atado a Grecia corto, y esto significa que la gran batalla sobre el futuro todavía no se ha librado. Pero el Gobierno griego no ha consentido que lo echen a patadas y esto es, por sí solo, una especie de victoria.
¿A qué se debe entonces tanta información negativa? A decir verdad, la política fiscal no es el único problema. También había y hay debates sobre cosas como la privatización de los bienes públicos, respecto a la que Syriza ha acordado no revocar los pactos ya firmados, y la regulación del mercado laboral, donde parece que se mantendrán algunas de las “reformas estructurales” de la época de la austeridad. Syriza también ha accedido a castigar con dureza la evasión fiscal, aunque a mí se me escapa la razón por la que recaudar impuestos parece ser una derrota para un Gobierno de izquierdas.
Aun así, nada de lo que acaba de pasar justifica esa retórica del fracaso que se ha impuesto. De hecho, mi impresión es que estamos contemplando una infame alianza entre los escritores de izquierdas con expectativas poco realistas y la prensa empresarial, a la que le gusta la historia de la debacle griega porque eso es lo que se supone que les pasa a los deudores arrogantes. Pero no se ha producido ninguna debacle. Al menos de momento, Grecia parece haber puesto fin al ciclo de la austeridad cada vez más despiadada.
Y como he dicho, con ello, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa. Recuerden, en el telón de fondo del drama griego hay una economía europea que, a pesar de las cifras positivas que registra últimamente, todavía da la impresión de estar cayendo en una trampa deflacionista. Europa en su conjunto necesita desesperadamente acabar con la locura de la austeridad, y esta semana ha habido algunos indicios ligeramente positivos. En especial, que la Comisión Europea ha decidido no multar a Francia e Italia por sobrepasar sus objetivos de déficit.
Imponer estas multas habría sido demencial, dada la realidad del mercado; Francia puede adquirir préstamos a cinco años con un tipo de interés del 0,002 %. Así es, el 0,002 %. Pero hemos visto muchas locuras similares durante los últimos años. Y hay que preguntarse si la historia griega ha tenido algo que ver con este brote de sensatez.
Mientras tanto, el primer deudor real que se ha rebelado contra la austeridad ha empezado con buen pie, aunque nadie lo crea. ¿Cómo se dice en griego: “Tranquilos, y adelante”?
Fuente: Paul Krugman. El País.
Bueno, si hiciésemos caso de muchas de las noticias y artículos de opinión de los últimos días, pensaríamos que ha sido un desastre; que ha sido una "rendición" por parte de Syriza, la nueva coalición que gobierna en Atenas. Y parece que algunas facciones de la propia Syriza también lo creen así. Pero no es cierto. Por el contrario, Grecia ha salido bastante bien librada de las negociaciones, aunque las grandes batallas todavía están por venir. Y al salir bien parada, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa.
Para encontrarle sentido a lo que ha pasado, hay que entender que la controversia más importante tiene que ver con una sola cifra: la magnitud del superávit primario de Grecia, la diferencia entre los ingresos y los gastos públicos, sin contar los intereses sobre la deuda. El superávit primario mide los recursos que Grecia transfiere de hecho a sus acreedores. Todo lo demás, incluido el valor nocional de la deuda —que en este momento es una cifra más o menos arbitraria, que incide poco en la cantidad que se espera que pague Grecia— solo tiene importancia en la medida en que afecte al superávit primario que Grecia se ve obligada a asumir.
El hecho de que Grecia tenga un superávit —dada la crisis con proporciones de depresión en la que está sumida y el efecto de esa depresión sobre los ingresos— es un logro extraordinario, la consecuencia de unos sacrificios increíbles. No obstante, Syriza siempre ha dejado claro que tiene la intención de seguir acumulando un pequeño superávit primario. Si les molesta que las negociaciones no hayan dejado margen para una abolición completa de la austeridad, un giro hacia el estímulo fiscal keynesiano, es que no estaban prestando atención.
En realidad, la pregunta era si Grecia se vería obligada a imponer todavía más austeridad. El anterior Gobierno griego había accedido a aplicar un programa con el que el superávit primario se triplicaría durante los próximos años, lo que tendría un coste inmenso para la economía y los ciudadanos griegos.
¿Por qué aceptaría cualquier Gobierno algo así? Por miedo. En esencia, los sucesivos dirigentes de Grecia y otros países deudores no se han atrevido a cuestionar las desorbitadas exigencias de los acreedores, por miedo a ser castigados (a que los acreedores les dejasen sin financiación o, aún peor, hundiesen su sistema bancario si se mostraban reacios a unos recortes presupuestarios cada vez más drásticos).
Entonces, ¿se ha echado atrás el actual Gobierno griego y ha accedido a tratar de alcanzar esos superávits demoledores para la economía? No. De hecho, Grecia ha conseguido para este año una flexibilidad que no tenía, y la forma de referirse a los superávits futuros es poco clara. Igual podría significar algo que nada.
Y los acreedores no han cerrado el grifo. En vez de eso, han puesto a disposición de Grecia una financiación que le permita salir adelante durante los próximos meses. Por así decirlo, han atado a Grecia corto, y esto significa que la gran batalla sobre el futuro todavía no se ha librado. Pero el Gobierno griego no ha consentido que lo echen a patadas y esto es, por sí solo, una especie de victoria.
¿A qué se debe entonces tanta información negativa? A decir verdad, la política fiscal no es el único problema. También había y hay debates sobre cosas como la privatización de los bienes públicos, respecto a la que Syriza ha acordado no revocar los pactos ya firmados, y la regulación del mercado laboral, donde parece que se mantendrán algunas de las “reformas estructurales” de la época de la austeridad. Syriza también ha accedido a castigar con dureza la evasión fiscal, aunque a mí se me escapa la razón por la que recaudar impuestos parece ser una derrota para un Gobierno de izquierdas.
Aun así, nada de lo que acaba de pasar justifica esa retórica del fracaso que se ha impuesto. De hecho, mi impresión es que estamos contemplando una infame alianza entre los escritores de izquierdas con expectativas poco realistas y la prensa empresarial, a la que le gusta la historia de la debacle griega porque eso es lo que se supone que les pasa a los deudores arrogantes. Pero no se ha producido ninguna debacle. Al menos de momento, Grecia parece haber puesto fin al ciclo de la austeridad cada vez más despiadada.
Y como he dicho, con ello, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa. Recuerden, en el telón de fondo del drama griego hay una economía europea que, a pesar de las cifras positivas que registra últimamente, todavía da la impresión de estar cayendo en una trampa deflacionista. Europa en su conjunto necesita desesperadamente acabar con la locura de la austeridad, y esta semana ha habido algunos indicios ligeramente positivos. En especial, que la Comisión Europea ha decidido no multar a Francia e Italia por sobrepasar sus objetivos de déficit.
Imponer estas multas habría sido demencial, dada la realidad del mercado; Francia puede adquirir préstamos a cinco años con un tipo de interés del 0,002 %. Así es, el 0,002 %. Pero hemos visto muchas locuras similares durante los últimos años. Y hay que preguntarse si la historia griega ha tenido algo que ver con este brote de sensatez.
Mientras tanto, el primer deudor real que se ha rebelado contra la austeridad ha empezado con buen pie, aunque nadie lo crea. ¿Cómo se dice en griego: “Tranquilos, y adelante”?
Fuente: Paul Krugman. El País.
Actos de bondad insensata
La bondad insensata es el título de un libro de Gabriele Nissim que habla de un juez que dedicó su vida a buscar personas anónimas que salvaron judíos del Holocausto. Pero también es lo que movió a 1.300 jóvenes musulmanes a hacer una cadena humana alrededor de una sinagoga en Oslo en señal de solidaridad con la comunidad judía tras el atentado en Copenhague, en el que un joven nacido en Dinamarca de origen palestino mató a dos personas.
Actos así, que deberían ser portada, pasan inadvertidos en muchos medios. Actos conciliadores que muestran al mundo que hay muchos más defensores de la paz que de la guerra, que es posible y deseable la convivencia intercultural. Actos de bondad insensata y anónima que necesitamos conocer, porque “esas personas, que se ignoran” (Borges), están salvando el mundo.— CARMEN MARTÍNEZ GONZÁLEZ Madrid 24 FEB 2015
Actos así, que deberían ser portada, pasan inadvertidos en muchos medios. Actos conciliadores que muestran al mundo que hay muchos más defensores de la paz que de la guerra, que es posible y deseable la convivencia intercultural. Actos de bondad insensata y anónima que necesitamos conocer, porque “esas personas, que se ignoran” (Borges), están salvando el mundo.— CARMEN MARTÍNEZ GONZÁLEZ Madrid 24 FEB 2015
lunes, 2 de marzo de 2015
El adiós al plástico está en el caparazón de un insecto. Un científico español de Harvard es uno de los mayores expertos del mundo en quitosano, un material biodegradable que abre un escenario prometedor en industria y medicina
“Muchos objetos de plástico, como los desechables o embalajes, se fabrican sin pensar en su vida útil. Si yo por ejemplo fabrico una botella de agua, no te puedo perseguir para que la eches al contenedor que le toca”, explica Javier Fernández, doctor en Nanobiotecnología por la Universidad de Barcelona, investigador en Harvard y docente de la Singapore University of Technology and Design. Con una carrera enfocada a reducir el consumo de plástico, él tiene su propia apuesta: el quitosano.
Javier Fernández suma ya tres publicaciones científicas sobre las propiedades de este material biodegradable que podría jubilar al plástico y abrir nuevas vías de investigación en medicina, industria e impresión en 3D. Para su primera publicación, publicada en Advanced Materials en 2012, el investigador se “encerró” —literalmente, según cuenta— en la biblioteca de Zoología de Harvard para estudiar minuciosamente los caparazones de insectos y crustáceos. Así, dio con las bases para crear el shrilk, una mezcla a base de quitosano —material presente en caparazones de crustáceos e insectos— y fibroína —una proteína de la seda—... Leer más aquí.
domingo, 1 de marzo de 2015
Kíev, un año después
Hoy se cumple un año de la masacre de Kiev, con decenas de muertos, tanto protestantes como policías, que fue decisiva para derrocar a un gobierno ucraniano reticente al pleno alineamiento con la Otan y la Unión Europea y sustituirlo por otro plenamente conforme con ello. La masacre no ha sido investigada oficialmente. Las nuevas autoridades de Kíev fueron juez y parte de una mascarada al respecto. Las potencias occidentales que apadrinaron al movimiento, no han mostrado interés alguno en una investigación independiente.
Centuria celestial
Las víctimas han sido declaradas “Centuria celestial” y utilizadas para glorificar el cambio de régimen como producto de una gesta popular. Un año después, el canal Arte ofrece una larga recopilación de imágenes que ilustra hasta qué punto el movimiento fue violento.
http://www.arte.tv/guide/de/057960-000/kiew-brennt/?vid=057960-000_PLUS7-D
El documento concluye con imágenes de protestantes muertos, sin ofrecer imágenes de policías muertos. He aquí los nombres de algunos de los policías muertos, concretamente de once de ellos, que yo mismo recopilé en un acto celebrado en Odesa: Sergei Spichak, Vasili Bulitko, Andrei Fedyukin, Sergei Tsengun, Dmitri Vlasenko, Vladimir Evtushok, Vitali Goncharov, Aleksei Ivanienko, Maksim Tretiak, Piotr Savitski, Iván Tepliuk. Todos ellos muertos por herida de bala. La lista es incompleta. Los medios de comunicación ucranianos nunca han mencionado esos nombres, y los del resto de policías y adversarios del Maidán muertos aquellos días en Kíev, que podrían rondar la veintena, en las listas de las 98 víctimas de aquellas jornadas.
Enfrascado en una guerra civil que precisa mitologías patrióticas, el nuevo régimen instauró la “Orden de la Centuria Celestial” que reconoce el “coraje cívico y el patriotismo”. Algunas calles han sido bautizadas con ese nombre y el nuevo presidente y séptima fortuna de Ucrania, Petro Poroshenko, ha declarado el 20 de febrero como, “Día de los cien héroes celestes” para conmemorar la “Revolución de la Dignidad”.
Como expliqué el pasado noviembre (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2014/11/20/el-conflicto-que-occidente-ha-provocado-en-ucrania-54209/) el único estudio académico sobre aquella masacre, obra del profesor Ivan Katchanovski, de la School of Political Studies de la Universidad de Otawa concluye lo siguiente:
“Las evidencias indican que una alianza de elementos de la oposición y la extrema derecha estuvo implicada en la masacre de manifestantes y de policías, mientras que la implicación de las unidades especiales de la policía en la muerte de algunos manifestantes no puede excluirse. El nuevo gobierno que llegó al poder en gran parte como resultado de la masacre, falsificó la investigación, mientras que los medios de comunicación ucranianos contribuyeron a tergiversar la matanza de manifestantes y policías. Las evidencias indican que la extrema derecha desempeñó un papel clave en el violento derrocamiento del gobierno de Ucrania”.
Un año después, la BBC, uno de los canales importantes para la propaganda de las guerras y cambios de régimen inspirados por potencias occidentales, estima ahora que por lo menos algunos de los que tiraban el 20 de febrero eran antigubernamentales: http://www.bbc.com/news/magazine-31359021. Muy poco y demasiado tarde para reivindicar una mínima decencia informativa.
Un riesgo conocido
Obviamente, si todo eso hubiera ocurrido con los vectores y escenarios invertidos -un gobierno favorable a los intereses occidentales, en México o Canadá, derrocado bajo patronazgo chino y ruso, con políticos rusos, chinos y venezolanos de primera fila repartiendo pastelitos entre los manifestantes y expresando su solidaridad con ellos– no se habría celebrado como progreso democrático, sino como escandaloso y sangriento golpe de estado, intolerable ingerencia extranjera, terrorismo y demás. La guerra que ha resultado de todo ello, como culminación de veinte años de política exterior y de seguridad europea sin Rusia y contra Rusia, se presenta como resultado de un “expansionismo ruso”.
La fragilidad de Ucrania era asunto evidente para cualquier observador ya hace tiempo. En una crónica publicada por este diario el 22 de diciembre de 1991 en la que se mencionaba que la nueva Ucrania independiente contenía once millones de rusos, se decía lo siguiente: “esa realidad demográfica existe y está geográficamente concentrada en el sureste de Ucrania, como una gran Eslavonia latente. Ni la previsible agudización de la crisis económica ni los malos entendidos militares o comerciales, ni la debilidad de la cultura democrática entre los dirigentes de ambos estados, impiden descartar riesgos”. Quien iba a decir entonces que el principal riesgo se derivaría del expansionismo político militar de Euroatlántida en la región, con una OTAN no disuelta sino ampliada con bases y soldados en Rumania, Bulgaria, Turquía, Países bálticos y Polonia, así como relaciones militares y bases en gran parte de las repúblicas ex soviéticas, por citar únicamente el cinturón de hierro alrededor de Rusia.
La fragilidad de Minsk
El segundo acuerdo de Minsk recién alcanzado este mes ha sido resultado directo de los éxitos militares de los rebeldes prorusos. Ese acuerdo tiene como principal problema que ha dejado fuera a muchas fuerzas hostiles a todo diálogo realista. Los Estados Unidos no están. Temen que si Francia y Alemania llegan a un modus vivendi con Rusia, su liderazgo de la política exterior y de seguridad europea se vaya al garete. Prefieren más guerra. Crearle un Afganistán a Europa es preferible a perder el control de su política exterior y de seguridad. Es el cálculo del Imperio del caos, el mismo que ha incendiado Oriente Medio. Por este lado hay que prepararse para lo peor.
En el interior de Europa, Polonia, Estonia, Lituania y Letonia, son claramente hostiles al acuerdo que consideran concesión. Donald Tusk, el polaco germanófilo que preside el Consejo Europeo, expresa abiertamente su escepticismo. El gobierno de Kíev está dividido entre grupos armados de ultraderecha que han proclamado su hostilidad al acuerdo, el primer ministro Yatseniuk que se alinea por completo con las posiciones de Washington y el Presidente Poroshenko que surfea entre diversos patrones con especial atención a Alemania.
Si el asunto es así de frágil, aún más preocupante es la ambigüedad de la única esperanza existente: el sentido común de Alemania y Francia. ¿Qué puede esperarse de gente como Merkel y Hollande, que ya han demostrado su talla en la catastrófica gestión de la eurocrisis? Merkel ha explicado en Munich que la razón de ser del acuerdo de Minsk y de su oposición a no armar a Ucrania es que, “militarmente no se puede vencer a Rusia”. “Esa es la amarga realidad”, dijo respondiendo a un senador americano. Cuando a su inconsistente ministra de defensa, Ursula von der Layen, le preguntaron en Munich por qué se apoya militarmente a los kurdos contra el Estado Islámico y no a los ucranianos contra Rusia, la ministra respondió en la misma clave: los kurdos tienen posibilidades de vencer militarmente a sus adversarios, mientras que los ucranianos, no, dijo.
Regreso a 1983
El clima de la conferencia fue más belicista y agresivo que nunca. Rusia fue el único tema y el debate fundamental fue armar o no armar a Ucrania. Sin rastro del más mínimo examen de responsabilidades. La intervención del antes respetado ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, fue contestada con risas y preguntas agresivas sin precedentes en la sala del hotel de lujo en el que se celebra la conferencia cada año. En una extraordinaria muestra de cambio de acentos, el discurso de Merkel expresó el agradecimiento alemán al “valor de los pueblos de Europa central y Oriental” en su lucha contra el comunismo. Eso fue, dijo, lo que hizo posible la reunificación de Alemania. “Hasta ahora se solía citar la contribución de los dirigentes de la reformada URSS a aquello, pero los acentos cambian”, dice filosóficamente un experto ruso, que presenció el espectáculo de Munich. Hay que retroceder hasta el otoño de 1983, en plena época de Andrópov, después del derribo del Boeing surcoreano por los soviéticos, para encontrar un clima tan hostil a Moscú como el que hoy domina en Europa, dice Andrei Kortunov, un respetado polítólogo occidentalista ruso.
“Antes a nivel de expertos se diferenciaba entre la propaganda y el análisis, ahora se practica una mezcla de géneros preocupante”, dice este observador según el cual el principal problema es, “la dificultad de Estados Unidos por reconocer las limitaciones de las propias posibilidades”. En una época de emergencia de nuevos polos de poder mundiales, “en Washington se mantiene la mentalidad del podemos con todo”, dice.
Medicina griega para Ucrania
La situación económica de Ucrania es catastrófica. “Yuzhmash” la gran industria de Dnepropetrovsk está paralizada. Hace 8 meses que sus obreros no reciben salario y diez mil de ellos han sido enviados de vacaciones. La industria del automóvil está paralizada: en enero se han producido 352 unidades. Por presiones del Fondo Monetario Internacional, que aplica en Ucrania la misma política que ha arruinado a Grecia, los precios del gas se van a multiplicar por cinco en el primer trimestre de este año, igual que los gastos de vivienda, agua, electricidad, etc. Millones de ucranianos al borde de la pobreza van a verse afectados. Todo esto va a pudrir la situación social y complicará el clima de violencia, desorden y guerra civil en un país lleno de batallones y milicias descontentas en el que la población elude masivamente el reclutamiento militar.
Retroceder es perder
El problema fundamental es que nadie puede permitirse pasos atrás significativos sin arriesgarse a grandes derrotas. Si Estados Unidos cede y permite que los divididos europeos alcancen el modus vivendi con Moscú, pendiente desde el fin de la guerra fría, su influencia en Europa menguará mucho. ¿Qué habrá que hacer con la OTAN, organización encargada de la desestabilización continental cuyo sentido es, precisamente, mantener esa influencia militarizando la política exterior? ¿Qué pasará con el principio de autoridad, (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2015/02/05/el-principio-de-autoridad-45435/), con el mal ejemplo que el desafío ruso lanza a todas las potencias emergentes de que sí se puede detener militarmente la intrusión imperial occidental? Es muy difícil esperar pasos atrás por este lado. Respecto a Moscú, retroceder significa entrar de pleno en el escenario 1905: completo desprestigio nacional del régimen de Putin y apertura hacia escenarios caóticos de mayor nacionalismo ruso y grandes convulsiones sociales. Si para Occidente es una cuestión de imagen, del prestigio de la disciplina imperial, para Rusia es un ser o no ser.
Un año después de aquel desfile de ministros europeos necios repartiendo solidaridades y pastelitos en la plaza de Kiev, nos encontramos con una guerra a la que no se le ve marcha atrás. Y la Alemania que nos ha conducido al fracaso del euro es quien nos debe sacar de este pantano. ¡Que Dios nos coja confesados!
Rafael Poch. La Vanguardia
Fuente original: http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/
Centuria celestial
Las víctimas han sido declaradas “Centuria celestial” y utilizadas para glorificar el cambio de régimen como producto de una gesta popular. Un año después, el canal Arte ofrece una larga recopilación de imágenes que ilustra hasta qué punto el movimiento fue violento.
http://www.arte.tv/guide/de/057960-000/kiew-brennt/?vid=057960-000_PLUS7-D
El documento concluye con imágenes de protestantes muertos, sin ofrecer imágenes de policías muertos. He aquí los nombres de algunos de los policías muertos, concretamente de once de ellos, que yo mismo recopilé en un acto celebrado en Odesa: Sergei Spichak, Vasili Bulitko, Andrei Fedyukin, Sergei Tsengun, Dmitri Vlasenko, Vladimir Evtushok, Vitali Goncharov, Aleksei Ivanienko, Maksim Tretiak, Piotr Savitski, Iván Tepliuk. Todos ellos muertos por herida de bala. La lista es incompleta. Los medios de comunicación ucranianos nunca han mencionado esos nombres, y los del resto de policías y adversarios del Maidán muertos aquellos días en Kíev, que podrían rondar la veintena, en las listas de las 98 víctimas de aquellas jornadas.
Enfrascado en una guerra civil que precisa mitologías patrióticas, el nuevo régimen instauró la “Orden de la Centuria Celestial” que reconoce el “coraje cívico y el patriotismo”. Algunas calles han sido bautizadas con ese nombre y el nuevo presidente y séptima fortuna de Ucrania, Petro Poroshenko, ha declarado el 20 de febrero como, “Día de los cien héroes celestes” para conmemorar la “Revolución de la Dignidad”.
Como expliqué el pasado noviembre (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2014/11/20/el-conflicto-que-occidente-ha-provocado-en-ucrania-54209/) el único estudio académico sobre aquella masacre, obra del profesor Ivan Katchanovski, de la School of Political Studies de la Universidad de Otawa concluye lo siguiente:
“Las evidencias indican que una alianza de elementos de la oposición y la extrema derecha estuvo implicada en la masacre de manifestantes y de policías, mientras que la implicación de las unidades especiales de la policía en la muerte de algunos manifestantes no puede excluirse. El nuevo gobierno que llegó al poder en gran parte como resultado de la masacre, falsificó la investigación, mientras que los medios de comunicación ucranianos contribuyeron a tergiversar la matanza de manifestantes y policías. Las evidencias indican que la extrema derecha desempeñó un papel clave en el violento derrocamiento del gobierno de Ucrania”.
Un año después, la BBC, uno de los canales importantes para la propaganda de las guerras y cambios de régimen inspirados por potencias occidentales, estima ahora que por lo menos algunos de los que tiraban el 20 de febrero eran antigubernamentales: http://www.bbc.com/news/magazine-31359021. Muy poco y demasiado tarde para reivindicar una mínima decencia informativa.
Un riesgo conocido
Obviamente, si todo eso hubiera ocurrido con los vectores y escenarios invertidos -un gobierno favorable a los intereses occidentales, en México o Canadá, derrocado bajo patronazgo chino y ruso, con políticos rusos, chinos y venezolanos de primera fila repartiendo pastelitos entre los manifestantes y expresando su solidaridad con ellos– no se habría celebrado como progreso democrático, sino como escandaloso y sangriento golpe de estado, intolerable ingerencia extranjera, terrorismo y demás. La guerra que ha resultado de todo ello, como culminación de veinte años de política exterior y de seguridad europea sin Rusia y contra Rusia, se presenta como resultado de un “expansionismo ruso”.
La fragilidad de Ucrania era asunto evidente para cualquier observador ya hace tiempo. En una crónica publicada por este diario el 22 de diciembre de 1991 en la que se mencionaba que la nueva Ucrania independiente contenía once millones de rusos, se decía lo siguiente: “esa realidad demográfica existe y está geográficamente concentrada en el sureste de Ucrania, como una gran Eslavonia latente. Ni la previsible agudización de la crisis económica ni los malos entendidos militares o comerciales, ni la debilidad de la cultura democrática entre los dirigentes de ambos estados, impiden descartar riesgos”. Quien iba a decir entonces que el principal riesgo se derivaría del expansionismo político militar de Euroatlántida en la región, con una OTAN no disuelta sino ampliada con bases y soldados en Rumania, Bulgaria, Turquía, Países bálticos y Polonia, así como relaciones militares y bases en gran parte de las repúblicas ex soviéticas, por citar únicamente el cinturón de hierro alrededor de Rusia.
La fragilidad de Minsk
El segundo acuerdo de Minsk recién alcanzado este mes ha sido resultado directo de los éxitos militares de los rebeldes prorusos. Ese acuerdo tiene como principal problema que ha dejado fuera a muchas fuerzas hostiles a todo diálogo realista. Los Estados Unidos no están. Temen que si Francia y Alemania llegan a un modus vivendi con Rusia, su liderazgo de la política exterior y de seguridad europea se vaya al garete. Prefieren más guerra. Crearle un Afganistán a Europa es preferible a perder el control de su política exterior y de seguridad. Es el cálculo del Imperio del caos, el mismo que ha incendiado Oriente Medio. Por este lado hay que prepararse para lo peor.
En el interior de Europa, Polonia, Estonia, Lituania y Letonia, son claramente hostiles al acuerdo que consideran concesión. Donald Tusk, el polaco germanófilo que preside el Consejo Europeo, expresa abiertamente su escepticismo. El gobierno de Kíev está dividido entre grupos armados de ultraderecha que han proclamado su hostilidad al acuerdo, el primer ministro Yatseniuk que se alinea por completo con las posiciones de Washington y el Presidente Poroshenko que surfea entre diversos patrones con especial atención a Alemania.
Si el asunto es así de frágil, aún más preocupante es la ambigüedad de la única esperanza existente: el sentido común de Alemania y Francia. ¿Qué puede esperarse de gente como Merkel y Hollande, que ya han demostrado su talla en la catastrófica gestión de la eurocrisis? Merkel ha explicado en Munich que la razón de ser del acuerdo de Minsk y de su oposición a no armar a Ucrania es que, “militarmente no se puede vencer a Rusia”. “Esa es la amarga realidad”, dijo respondiendo a un senador americano. Cuando a su inconsistente ministra de defensa, Ursula von der Layen, le preguntaron en Munich por qué se apoya militarmente a los kurdos contra el Estado Islámico y no a los ucranianos contra Rusia, la ministra respondió en la misma clave: los kurdos tienen posibilidades de vencer militarmente a sus adversarios, mientras que los ucranianos, no, dijo.
Regreso a 1983
El clima de la conferencia fue más belicista y agresivo que nunca. Rusia fue el único tema y el debate fundamental fue armar o no armar a Ucrania. Sin rastro del más mínimo examen de responsabilidades. La intervención del antes respetado ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, fue contestada con risas y preguntas agresivas sin precedentes en la sala del hotel de lujo en el que se celebra la conferencia cada año. En una extraordinaria muestra de cambio de acentos, el discurso de Merkel expresó el agradecimiento alemán al “valor de los pueblos de Europa central y Oriental” en su lucha contra el comunismo. Eso fue, dijo, lo que hizo posible la reunificación de Alemania. “Hasta ahora se solía citar la contribución de los dirigentes de la reformada URSS a aquello, pero los acentos cambian”, dice filosóficamente un experto ruso, que presenció el espectáculo de Munich. Hay que retroceder hasta el otoño de 1983, en plena época de Andrópov, después del derribo del Boeing surcoreano por los soviéticos, para encontrar un clima tan hostil a Moscú como el que hoy domina en Europa, dice Andrei Kortunov, un respetado polítólogo occidentalista ruso.
“Antes a nivel de expertos se diferenciaba entre la propaganda y el análisis, ahora se practica una mezcla de géneros preocupante”, dice este observador según el cual el principal problema es, “la dificultad de Estados Unidos por reconocer las limitaciones de las propias posibilidades”. En una época de emergencia de nuevos polos de poder mundiales, “en Washington se mantiene la mentalidad del podemos con todo”, dice.
Medicina griega para Ucrania
La situación económica de Ucrania es catastrófica. “Yuzhmash” la gran industria de Dnepropetrovsk está paralizada. Hace 8 meses que sus obreros no reciben salario y diez mil de ellos han sido enviados de vacaciones. La industria del automóvil está paralizada: en enero se han producido 352 unidades. Por presiones del Fondo Monetario Internacional, que aplica en Ucrania la misma política que ha arruinado a Grecia, los precios del gas se van a multiplicar por cinco en el primer trimestre de este año, igual que los gastos de vivienda, agua, electricidad, etc. Millones de ucranianos al borde de la pobreza van a verse afectados. Todo esto va a pudrir la situación social y complicará el clima de violencia, desorden y guerra civil en un país lleno de batallones y milicias descontentas en el que la población elude masivamente el reclutamiento militar.
Retroceder es perder
El problema fundamental es que nadie puede permitirse pasos atrás significativos sin arriesgarse a grandes derrotas. Si Estados Unidos cede y permite que los divididos europeos alcancen el modus vivendi con Moscú, pendiente desde el fin de la guerra fría, su influencia en Europa menguará mucho. ¿Qué habrá que hacer con la OTAN, organización encargada de la desestabilización continental cuyo sentido es, precisamente, mantener esa influencia militarizando la política exterior? ¿Qué pasará con el principio de autoridad, (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2015/02/05/el-principio-de-autoridad-45435/), con el mal ejemplo que el desafío ruso lanza a todas las potencias emergentes de que sí se puede detener militarmente la intrusión imperial occidental? Es muy difícil esperar pasos atrás por este lado. Respecto a Moscú, retroceder significa entrar de pleno en el escenario 1905: completo desprestigio nacional del régimen de Putin y apertura hacia escenarios caóticos de mayor nacionalismo ruso y grandes convulsiones sociales. Si para Occidente es una cuestión de imagen, del prestigio de la disciplina imperial, para Rusia es un ser o no ser.
Un año después de aquel desfile de ministros europeos necios repartiendo solidaridades y pastelitos en la plaza de Kiev, nos encontramos con una guerra a la que no se le ve marcha atrás. Y la Alemania que nos ha conducido al fracaso del euro es quien nos debe sacar de este pantano. ¡Que Dios nos coja confesados!
Rafael Poch. La Vanguardia
Fuente original: http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/
sábado, 28 de febrero de 2015
Protección oficial y desamparo privado. Su misión: desalojar al matrimonio formado por Wilson y Cecilia y sus tres hijos, entre los que se encontraba el bebé de mes y medio
Eran las seis de la mañana en Madrid cuando siete furgonetas como siete tanques aparcaron frente a la vivienda del matrimonio de la fotografía (Millás comenta esa foto que se puede ver en El País). Descendieron de los vehículos blindados unos cincuenta agentes dotados de chalecos antibalas, cascos protectores, porras, pistolas, guantes, rodilleras, botas de campaña, y actitud claramente desahuciadora. Su misión: desalojar al matrimonio formado por Wilson y Cecilia y sus tres hijos, entre los que se encontraba el bebé de mes y medio al que su madre levanta de la cuna mientras el padre se dispone a envolverlo en una manta. Hacía un frío que pelaba y el sol, acojonado por el despliegue policial, se resistía a aparecer.
Pero el fondo buitre, de nombre Blackstone (piedra negra), al que Ana Botella había entregado a lo tonto el domicilio de Wilson y Cecilia, no se dejó conmover. Que envíen al ejército, dijo. Y el ejército, disciplinado, acudió para entregar la carne del pequeño, tierna como la de un corderillo, a las aves carroñeras amigas de la alcaldesa. Cosas de la plusvalía, dirán algunos, vale, aunque conviene recordar que los centenares o miles de viviendas que Botella malvendió a estos especuladores sin alma eran de protección oficial. Significa que se habían construido con la aportación de todos para proporcionar un techo a las familias necesitadas. Como cabía esperar, los nuevos dueños triplicaron el alquiler al poco de llegar y la protección oficial se convirtió en desamparo privado. El día del crimen, Botella difundió un vídeo inmundo, de autopromoción, sufragado también con nuestros impuestos.
Fuente: Juan José Millás García. http://elpais.com/elpais/2015/02/13/eps/1423829427_796286.html
Pero el fondo buitre, de nombre Blackstone (piedra negra), al que Ana Botella había entregado a lo tonto el domicilio de Wilson y Cecilia, no se dejó conmover. Que envíen al ejército, dijo. Y el ejército, disciplinado, acudió para entregar la carne del pequeño, tierna como la de un corderillo, a las aves carroñeras amigas de la alcaldesa. Cosas de la plusvalía, dirán algunos, vale, aunque conviene recordar que los centenares o miles de viviendas que Botella malvendió a estos especuladores sin alma eran de protección oficial. Significa que se habían construido con la aportación de todos para proporcionar un techo a las familias necesitadas. Como cabía esperar, los nuevos dueños triplicaron el alquiler al poco de llegar y la protección oficial se convirtió en desamparo privado. El día del crimen, Botella difundió un vídeo inmundo, de autopromoción, sufragado también con nuestros impuestos.
Fuente: Juan José Millás García. http://elpais.com/elpais/2015/02/13/eps/1423829427_796286.html
Terapia para denunciantes. Florecen en Reino Unido las organizaciones de apoyo a las personas marcadas por denunciar irregularidades en su trabajo
Siempre han existido, pero este nuevo siglo parece haber deparado un papel protagonista a esas personas que deciden revelar irregularidades desde dentro de las organizaciones donde trabajan. La soldado Chelsea Manning, el analista de la NSA Edward Snowden, el empleado bancario Hervé Falciani. Son solo la punta del iceberg de un fenómeno que en Reino Unido, por ejemplo, ha servido para sacar a la luz graves deficiencias en la atención sanitaria pública, gracias a centenares de testimonios de valientes trabajadores anónimos. La verdadera historia de estas personas empieza cuando deciden dar el paso.
En español no existe una traducción exacta de la palabra inglesa whistleblower, que literalmente sería soplador del silbato. Existe soplón, pero posee una connotación negativa de la que carece el término inglés. Ian Foxley, fundador de Whistleblowers UK, propone “contadores de la verdad” o “héroes”. Ingeniero aeronáutico, jugador de rugby y teniente coronel retirado de 58 años, Foxley conoce de primera mano las duras consecuencias de contar la verdad. Por eso ha puesto en marcha esta organización sin ánimo de lucro que pretende ayudar y asesorar a aquellos que, como hizo él mismo hace cinco años, deciden arriesgar su seguridad y la de sus familias por actuar de acuerdo a sus principios.
En 2010 Foxley trabajaba para Airbus en un contrato de más de 2.000 millones de euros entre el Ministerio de Defensa británico y la Guardia Nacional saudí. Pero al poco de llegar a Riad empezó a ver cosas que no le gustaron. “Me entregaron un contrato que, como director, debía firmar”, explica, mientras come un sándwich de carne en un viejo pub de York, la ciudad inglesa más cercana al pueblo donde vive ahora con su familia. “Encontré en una línea del contrato una serie de pagos extra y me negué a firmar. Se trataba de pagos a las islas Caimán, a unas compañías que yo no conocía. Empecé a hacer averiguaciones y la empresa se volvió contra mí. Le entregué las pruebas a un general del Ejército británico, a quien conocía desde hacía 20 años. Él habló con el Ministerio en Londres, y estos le dijeron que devolviera los documentos a la compañía. Así lo hizo. Entonces me llamaron de la compañía y me dijeron que lo que había hecho, en Arabia Saudí, constituía un delito de robo de información y que me iban a detener”.
Foxley logró volver a Londres y llevó el caso ante la Justicia. El juicio se espera que salga a lo largo de este año. Foxley, padre de tres hijos, se quedó sin trabajo y se convirtió, dice, en una especie de apestado. “Cuando denuncias a una empresa grande hay un desequilibrio de recursos”, explica. “Pierdes tu empleo, tus ahorros, y tienes dificultades para volver a trabajar en el mismo sector. El dinero empieza a ser un problema. Mis hijos y mi esposa me comprendieron y me ayudaron mucho. Somos católicos, y la religión jugó un papel importante, al proporcionarme un contexto moral contra el que medir mis acciones. Pero se trata de una experiencia muy solitaria”.
Foxley decidió ponerse en contacto con otras personas que habían pasado por lo mismo. Montaron una estructura para ofrecerse apoyo mutuo y para luchar por lograr cambios legales que protejan a quienes deciden dar el paso. En Whistleblowers UK –que no es la única organización de este tipo que surgido en Reino Unido- lo hacen todo online, con un software que pasa las llamadas entre los socios y las oculta. Ni siquiera tienen una sede física, y se financian con donaciones.
Reciben una media de diez llamadas al día, de diferentes países. “Primero se le aclara que todo lo que dice es confidencial y se le ofrece la posibilidad de permanecer en el anonimato”, explica. “Le decimos que lo que le aconsejemos viene de la experiencia, que nosotros también hemos pasado por eso. En función del sector de que proceda, ya sea la Educación, la Sanidad, la Iglesia, se le pone en contacto con denunciantes del mismo sector. Ponemos a su disposición nuestros consejeros legales y terapéuticos. Y tenemos un listado de contactos de periodistas de diferentes medios”.
Whistleblowers UK propone crear una especie de oficina del soplón. “Un ombudsman independiente, con delegados en cada uno de los sectores de la sociedad, con recursos y poderes para investigar”, explica Foxley. “Las multas que se impongan a las organizaciones servirían para financiarlo y para compensar a los personas que deciden dar el paso”.
Lo que caracteriza a estas personas, dice Foxley, es que es actúan “de buena fe”. “En un momento determinado, no vemos otra opción que denunciar una situación injusta”, explica. “Yo, en mi vida normal, si veo que alguien ataca a una persona, trataré de detenerlo. Si veo a alguien robar, iré tras él. Pues esto es lo mismo ¿Por qué lo hice? Porque era lo correcto”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/22/actualidad/1424595078_405828.html
En español no existe una traducción exacta de la palabra inglesa whistleblower, que literalmente sería soplador del silbato. Existe soplón, pero posee una connotación negativa de la que carece el término inglés. Ian Foxley, fundador de Whistleblowers UK, propone “contadores de la verdad” o “héroes”. Ingeniero aeronáutico, jugador de rugby y teniente coronel retirado de 58 años, Foxley conoce de primera mano las duras consecuencias de contar la verdad. Por eso ha puesto en marcha esta organización sin ánimo de lucro que pretende ayudar y asesorar a aquellos que, como hizo él mismo hace cinco años, deciden arriesgar su seguridad y la de sus familias por actuar de acuerdo a sus principios.
En 2010 Foxley trabajaba para Airbus en un contrato de más de 2.000 millones de euros entre el Ministerio de Defensa británico y la Guardia Nacional saudí. Pero al poco de llegar a Riad empezó a ver cosas que no le gustaron. “Me entregaron un contrato que, como director, debía firmar”, explica, mientras come un sándwich de carne en un viejo pub de York, la ciudad inglesa más cercana al pueblo donde vive ahora con su familia. “Encontré en una línea del contrato una serie de pagos extra y me negué a firmar. Se trataba de pagos a las islas Caimán, a unas compañías que yo no conocía. Empecé a hacer averiguaciones y la empresa se volvió contra mí. Le entregué las pruebas a un general del Ejército británico, a quien conocía desde hacía 20 años. Él habló con el Ministerio en Londres, y estos le dijeron que devolviera los documentos a la compañía. Así lo hizo. Entonces me llamaron de la compañía y me dijeron que lo que había hecho, en Arabia Saudí, constituía un delito de robo de información y que me iban a detener”.
Foxley logró volver a Londres y llevó el caso ante la Justicia. El juicio se espera que salga a lo largo de este año. Foxley, padre de tres hijos, se quedó sin trabajo y se convirtió, dice, en una especie de apestado. “Cuando denuncias a una empresa grande hay un desequilibrio de recursos”, explica. “Pierdes tu empleo, tus ahorros, y tienes dificultades para volver a trabajar en el mismo sector. El dinero empieza a ser un problema. Mis hijos y mi esposa me comprendieron y me ayudaron mucho. Somos católicos, y la religión jugó un papel importante, al proporcionarme un contexto moral contra el que medir mis acciones. Pero se trata de una experiencia muy solitaria”.
Foxley decidió ponerse en contacto con otras personas que habían pasado por lo mismo. Montaron una estructura para ofrecerse apoyo mutuo y para luchar por lograr cambios legales que protejan a quienes deciden dar el paso. En Whistleblowers UK –que no es la única organización de este tipo que surgido en Reino Unido- lo hacen todo online, con un software que pasa las llamadas entre los socios y las oculta. Ni siquiera tienen una sede física, y se financian con donaciones.
Reciben una media de diez llamadas al día, de diferentes países. “Primero se le aclara que todo lo que dice es confidencial y se le ofrece la posibilidad de permanecer en el anonimato”, explica. “Le decimos que lo que le aconsejemos viene de la experiencia, que nosotros también hemos pasado por eso. En función del sector de que proceda, ya sea la Educación, la Sanidad, la Iglesia, se le pone en contacto con denunciantes del mismo sector. Ponemos a su disposición nuestros consejeros legales y terapéuticos. Y tenemos un listado de contactos de periodistas de diferentes medios”.
Whistleblowers UK propone crear una especie de oficina del soplón. “Un ombudsman independiente, con delegados en cada uno de los sectores de la sociedad, con recursos y poderes para investigar”, explica Foxley. “Las multas que se impongan a las organizaciones servirían para financiarlo y para compensar a los personas que deciden dar el paso”.
Lo que caracteriza a estas personas, dice Foxley, es que es actúan “de buena fe”. “En un momento determinado, no vemos otra opción que denunciar una situación injusta”, explica. “Yo, en mi vida normal, si veo que alguien ataca a una persona, trataré de detenerlo. Si veo a alguien robar, iré tras él. Pues esto es lo mismo ¿Por qué lo hice? Porque era lo correcto”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/22/actualidad/1424595078_405828.html
viernes, 27 de febrero de 2015
Entrevista a James K. Galbraith, profesor de la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas. "Observar en directo el Eurogrupo y su incompetente forma de hacer las cosas, fue para mí una verdadera revelación”
El economista James Galbraith ha pasado esta semana junto con el ministro griego de finanzas Yanis Varoufakis, incorporándose al equipo científico de la negociación griega. Fue entrevistado por Shawn Tully para la revista Fortune para compartir sus experiencias “desde dentro”.
¿Están los destinos de Grecia en manos de Angela Merkel? Uno de los más reconocidos economistas vivos, estrechamente vinculado al ministro griego de finanzas Yanis Varoufakis, dice que el obstáculo fundamental que se atravesaba en el camino del compromiso era la espectacular división registrada dentro del propio gobierno alemán, con una fracción que exigía la total adhesión de Grecia a los compromisos previos, y otra fracción, muy poderosa, que abogaba por el compromiso.
“Todo depende de Merkel”, nos dice James Galbraith, quien pasó siete días a mediados de febrero junto con Varoufakis en Bruselas y en Atenas.
“Hemos escuchado al ministro de finanzas de Merkel, con una actitud negativa, y al vicecanciller, que quería el diálogo. A quien no hemos escuchado es a la propia Merkel. Sabemos que no quiere hablar, salvo que sea estrictamente imprescindible. Son lo más duros que pueden, luego hacen una concesión en el último minuto, para no tener que hacer dos”.
Galbraith resumen con una cuestión el dilema de Merkel (y la mejor esperanza para llegar a un acuerdo):
“¿Quiere Merkel ser la persona que presida la desintegración de la Eurozona?”
Difícil resulta imaginar una pareja más disímil que la formada por Galbraith y Varoufakis. El primero es el hijo –educado en Harvard, Yale y Cambridge— del legendario economista John Kenneth Galbraith. Varoufakis es un agitador incendiario que viste gabardinas de piel y camisas azul brillante en sus reuniones con las estiradas élites europeas y cabalga motos de gran cilindrada para relajarse. Sin embargo, como colegas en la Universidad de Texas en Austin, no sólo llegaron a trabar una gran amistad personal, sino que se hicieron almas intelectualmente gemelas, coescribiendo en 2013 –junto con el economista británico Stuart Holland— un opúsculo sobre la solución de la crisis de la Eurozona en el que abogaban por reemplazar una buena parte de la deuda soberana de las naciones en problemas por unos bonos a bajo interés supergarantizados por el respaldo del BCE. [Véase el texto, traducido al castellano en SinPermiso: Modesta Proposición.] Es claro que las ideas de Galbraith ayudaron a moldear la controvertida campaña de Varoufakis para “poner fin” a la austeridad en Grecia y proteger el empleo público y las pensiones de los griegos.
Trabajando estos días codo con codo con Varoufakis, Galbraith ha tenido ocasión de ver “desde dentro” el caótico maniobreo del Eurogrupo que reunió a los ministros europeos de finanzas, celebrado el pasado 16 de febrero en Bruselas.
“Yo estuve con los equipos técnicos, entre el 11 y el 17 de febrero, incluida la reunión de Bruselas. Me encontraba en la sala de calderas acompañando al equipo de trabajo griego.”
En el cónclave del Eurogrupo, Pierre Moscovici el comisario de la UE para asuntos económicos y financieros, presentó a Varoufakis un borrador de comunicado que permitía a Grecia solicitar una extensión de su acuerdo de préstamo garantizándole tiempo para discutir un nuevo programa de crecimiento para Grecia. Como dijo Varoufakis en la conferencia de prensa luego de la reunión, él estaba listo para firmar el comunicado de Moscovici, al que alabó como un “documento espléndido” y una “verdadero punto de ruptura”.
Pero el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, estaba elaborando su propio documento:
“Yanis dijo: ‘Tengo un texto’. Y Dijesselbloem dijo: ‘No, el texto es este’.”
Galbraith y el equipo griego trataron entonces de combinar partes de los dos borradores, a fin de producir un documento aceptable para ambas partes:
“Me dediqué entonces, junto a otras personas, a combinar los dos borradores [el de Moscovici y el de Dijeselbloem] en busca de lograr un texto que pudiera ser suscrito. No tardamos más de media hora en hacerlo.”
Pero entonces, según el testimonio de Galbraith, el ministro alemán de finanzas Wolfgang Schäuble, cerró la reunión. “Dijo que ‘no’” a la elaboración de una declaración conjunta como preludio de un compromiso, asegura Galbraith.
Para Galbraith, la falta de coordinación del lado europeo resultaba estupefaciente:
“Yo soy un veterano del personal de expertos del Congreso estadounidense. Contemplar un cuerpo institucional oficial funcionando con tamaña desidia y de forma tan ad hoc, observar en directo el Eurogrupo y su incompetente forma de hacer las cosas, fue para mí una verdadera revelación”.
El 18 de febrero, Varoufakis presentó una solicitud formal de extensión del acuerdo de préstamo con el Eurogrupo. Una vez más, las divergentes respuestas dejaron asombrado a Galbraith:
“Jean-Claude Juncker [presidente de la Comisión Europea] sino que era un buen punto de partida”. Galbraith hace notar también que el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, dijo que la carta sobre la extensión del préstamo constituía “un punto de partida” para las negociaciones. Pero Schäuble desmintió a Gabriel, desdeñando la solicitud como “una posición insubstancial”.
“Se me pusieron los ojos chiribita con este espectáculo”, dice Galbraith. “¡Es Alemania! ¡El gobierno más poderosos de Europa!.”
Para Galbraith, las divisiones internas en Alemania, y entre las propias naciones, han dejado claro que los dirigentes europeos son malos negociadores:
“Cometieron el error de dejar claro ante Yanis que ellos estaban jugando un juego muy duro, pero sin jugarlo muy bien, si juzgamos la cosa desde el punto de vista de la pericia política más elemental.”
Galbraith rechaza enfáticamente la idea de que la posición griega fuera confusa:
“Yo creo que los europeos quieren pretender que es confusa, pero la confusión existe sólo en sus propias mentes, no en la posición griega.”
Para Varoufakis y Galbraith, el politiqueo mezquino se atraviesa en el camino de la sensatez económica:
“Los jugadores institucionales –el FMI, la Comisión Europea y el BCE— han sido constructivos. Pero los acreedores, los jugadores activos, son los ministros de finanzas, y estos están divididos y son hostiles”
El campo de los que se oponían radicalmente incluía a España, Portugal y Finlandia:
“Sus dirigentes políticos se enfrentan a procesos electorales y a una oposición creciente. Están aterrorizados ante la perspectiva de que sus respectivas oposiciones políticas saquen ventaja de la posición griega.”
Así pues, la supervivencia política en el cargo significa para ellos mucho más que la salvación de la Eurozona.
Para romper el impasse se precisará con toda probabilidad de la intervención del único dirigente lo suficientemente poderoso como para desbaratar estas maniobras de la politiquería: Angela Merkel.
En todo este tremendo lío, la admiración de Galbraith por su amigo Varoufakis no ha hecho más que crecer. Aun cuando muchos dicen que el heterodoxo armario ropero y las declaraciones provocativas de Varoufakis –observando, por ejemplo, que el acuerdo de reformas era el equivalente financiero de la tortura del “submarino”— generan la hostilidad del establishment financiero europeo, Galbraith dice, al contrario, que los ministros de finanzas deberían darle la bienvenida como ave rara que se atreve a decir la verdad y nada más que la verdad:
“Su honradez intelectual, su claridad mental, su erudición, son cosas completamente insólitas en los círculos europeos. Yo estoy seguro de que, cuando se enfrentan a él por vez primera, deben de experimentar una especie de shock.”
Como ejemplo de la honradez sin tacha de Varoufakis, cita la observación de su amigo, según la cual, entre todos aquellos con quienes ha venido negociando, Schäuble, su más duro antagonista, sería “el único en el que habría encontrado cierta substancia intelectual”.
Tras las deprimentes experiencias en Bruselas, Galbraith encontró en Atenas un ambiente exultante:
“Hace entre tres y seis meses, Atenas resultaba de todo punto deprimente. Ahora se ha operado un cambio radical de humor; el sentido del orgullo ha sido restaurado.”
Y nadie simboliza mejor ese nuevo optimismo que Varoufakis:
“Caminábamos juntos desde el Ministerio hasta el Parlamento. ¡Toda una experiencia! Gentes que iban en sus coches, bajaban ventanillas para estrecharle la mano, los conductores de autobuses paraban para saludarle, anda rodeado de chiquillos por las calles.”
Varoufakis se detuvo incluso cinco minutos para apoyar cálidamente, mano en codo, a una señora de la limpieza en busca de trabajo:
“Es una estrella tan popular como el propio Alexis Tsipras.”
¿Conseguirá Varoufakis mantener a Grecia en el euro, pero al precio de dejar caer el programa de crecimiento que llevó a este gobierno de izquierda al poder? Galbraith:
“Eso es imposible. Él va montado en su moto de gran cilindrada y es un buen conductor. Aceptó su cargo con rechinar de dientes. Lo que quería era poner en práctica sus ideas.”
Los ministerios europeos de finanzas nunca han conocido nada igual a Varoufakis. Y Merkel tendrá que decidir en los próximos días si entrar en compromisos con alguien considerado tan radical y transgresor es realmente una opción para ella. Lo que anda en juego es el futuro del euro.
Shawn Tully. www.sinpermiso.info
James K. Galbraith es profesor de la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas (Austin). Entre sus últimos libros, Inequality and Instability: A Study of the World Economy Just Before the Great Crisis (2012) y The End of Normal: The Great Crisis and the Future of Growth (2014). Es coautor con Yanis Varoufakis y Stuart Holland de la Modesta Proposición para la salida de la crisis de la Eurozona (2013).
¿Están los destinos de Grecia en manos de Angela Merkel? Uno de los más reconocidos economistas vivos, estrechamente vinculado al ministro griego de finanzas Yanis Varoufakis, dice que el obstáculo fundamental que se atravesaba en el camino del compromiso era la espectacular división registrada dentro del propio gobierno alemán, con una fracción que exigía la total adhesión de Grecia a los compromisos previos, y otra fracción, muy poderosa, que abogaba por el compromiso.
“Todo depende de Merkel”, nos dice James Galbraith, quien pasó siete días a mediados de febrero junto con Varoufakis en Bruselas y en Atenas.
“Hemos escuchado al ministro de finanzas de Merkel, con una actitud negativa, y al vicecanciller, que quería el diálogo. A quien no hemos escuchado es a la propia Merkel. Sabemos que no quiere hablar, salvo que sea estrictamente imprescindible. Son lo más duros que pueden, luego hacen una concesión en el último minuto, para no tener que hacer dos”.
Galbraith resumen con una cuestión el dilema de Merkel (y la mejor esperanza para llegar a un acuerdo):
“¿Quiere Merkel ser la persona que presida la desintegración de la Eurozona?”
Difícil resulta imaginar una pareja más disímil que la formada por Galbraith y Varoufakis. El primero es el hijo –educado en Harvard, Yale y Cambridge— del legendario economista John Kenneth Galbraith. Varoufakis es un agitador incendiario que viste gabardinas de piel y camisas azul brillante en sus reuniones con las estiradas élites europeas y cabalga motos de gran cilindrada para relajarse. Sin embargo, como colegas en la Universidad de Texas en Austin, no sólo llegaron a trabar una gran amistad personal, sino que se hicieron almas intelectualmente gemelas, coescribiendo en 2013 –junto con el economista británico Stuart Holland— un opúsculo sobre la solución de la crisis de la Eurozona en el que abogaban por reemplazar una buena parte de la deuda soberana de las naciones en problemas por unos bonos a bajo interés supergarantizados por el respaldo del BCE. [Véase el texto, traducido al castellano en SinPermiso: Modesta Proposición.] Es claro que las ideas de Galbraith ayudaron a moldear la controvertida campaña de Varoufakis para “poner fin” a la austeridad en Grecia y proteger el empleo público y las pensiones de los griegos.
Trabajando estos días codo con codo con Varoufakis, Galbraith ha tenido ocasión de ver “desde dentro” el caótico maniobreo del Eurogrupo que reunió a los ministros europeos de finanzas, celebrado el pasado 16 de febrero en Bruselas.
“Yo estuve con los equipos técnicos, entre el 11 y el 17 de febrero, incluida la reunión de Bruselas. Me encontraba en la sala de calderas acompañando al equipo de trabajo griego.”
En el cónclave del Eurogrupo, Pierre Moscovici el comisario de la UE para asuntos económicos y financieros, presentó a Varoufakis un borrador de comunicado que permitía a Grecia solicitar una extensión de su acuerdo de préstamo garantizándole tiempo para discutir un nuevo programa de crecimiento para Grecia. Como dijo Varoufakis en la conferencia de prensa luego de la reunión, él estaba listo para firmar el comunicado de Moscovici, al que alabó como un “documento espléndido” y una “verdadero punto de ruptura”.
Pero el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, estaba elaborando su propio documento:
“Yanis dijo: ‘Tengo un texto’. Y Dijesselbloem dijo: ‘No, el texto es este’.”
Galbraith y el equipo griego trataron entonces de combinar partes de los dos borradores, a fin de producir un documento aceptable para ambas partes:
“Me dediqué entonces, junto a otras personas, a combinar los dos borradores [el de Moscovici y el de Dijeselbloem] en busca de lograr un texto que pudiera ser suscrito. No tardamos más de media hora en hacerlo.”
Pero entonces, según el testimonio de Galbraith, el ministro alemán de finanzas Wolfgang Schäuble, cerró la reunión. “Dijo que ‘no’” a la elaboración de una declaración conjunta como preludio de un compromiso, asegura Galbraith.
Para Galbraith, la falta de coordinación del lado europeo resultaba estupefaciente:
“Yo soy un veterano del personal de expertos del Congreso estadounidense. Contemplar un cuerpo institucional oficial funcionando con tamaña desidia y de forma tan ad hoc, observar en directo el Eurogrupo y su incompetente forma de hacer las cosas, fue para mí una verdadera revelación”.
El 18 de febrero, Varoufakis presentó una solicitud formal de extensión del acuerdo de préstamo con el Eurogrupo. Una vez más, las divergentes respuestas dejaron asombrado a Galbraith:
“Jean-Claude Juncker [presidente de la Comisión Europea] sino que era un buen punto de partida”. Galbraith hace notar también que el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, dijo que la carta sobre la extensión del préstamo constituía “un punto de partida” para las negociaciones. Pero Schäuble desmintió a Gabriel, desdeñando la solicitud como “una posición insubstancial”.
“Se me pusieron los ojos chiribita con este espectáculo”, dice Galbraith. “¡Es Alemania! ¡El gobierno más poderosos de Europa!.”
Para Galbraith, las divisiones internas en Alemania, y entre las propias naciones, han dejado claro que los dirigentes europeos son malos negociadores:
“Cometieron el error de dejar claro ante Yanis que ellos estaban jugando un juego muy duro, pero sin jugarlo muy bien, si juzgamos la cosa desde el punto de vista de la pericia política más elemental.”
Galbraith rechaza enfáticamente la idea de que la posición griega fuera confusa:
“Yo creo que los europeos quieren pretender que es confusa, pero la confusión existe sólo en sus propias mentes, no en la posición griega.”
Para Varoufakis y Galbraith, el politiqueo mezquino se atraviesa en el camino de la sensatez económica:
“Los jugadores institucionales –el FMI, la Comisión Europea y el BCE— han sido constructivos. Pero los acreedores, los jugadores activos, son los ministros de finanzas, y estos están divididos y son hostiles”
El campo de los que se oponían radicalmente incluía a España, Portugal y Finlandia:
“Sus dirigentes políticos se enfrentan a procesos electorales y a una oposición creciente. Están aterrorizados ante la perspectiva de que sus respectivas oposiciones políticas saquen ventaja de la posición griega.”
Así pues, la supervivencia política en el cargo significa para ellos mucho más que la salvación de la Eurozona.
Para romper el impasse se precisará con toda probabilidad de la intervención del único dirigente lo suficientemente poderoso como para desbaratar estas maniobras de la politiquería: Angela Merkel.
En todo este tremendo lío, la admiración de Galbraith por su amigo Varoufakis no ha hecho más que crecer. Aun cuando muchos dicen que el heterodoxo armario ropero y las declaraciones provocativas de Varoufakis –observando, por ejemplo, que el acuerdo de reformas era el equivalente financiero de la tortura del “submarino”— generan la hostilidad del establishment financiero europeo, Galbraith dice, al contrario, que los ministros de finanzas deberían darle la bienvenida como ave rara que se atreve a decir la verdad y nada más que la verdad:
“Su honradez intelectual, su claridad mental, su erudición, son cosas completamente insólitas en los círculos europeos. Yo estoy seguro de que, cuando se enfrentan a él por vez primera, deben de experimentar una especie de shock.”
Como ejemplo de la honradez sin tacha de Varoufakis, cita la observación de su amigo, según la cual, entre todos aquellos con quienes ha venido negociando, Schäuble, su más duro antagonista, sería “el único en el que habría encontrado cierta substancia intelectual”.
Tras las deprimentes experiencias en Bruselas, Galbraith encontró en Atenas un ambiente exultante:
“Hace entre tres y seis meses, Atenas resultaba de todo punto deprimente. Ahora se ha operado un cambio radical de humor; el sentido del orgullo ha sido restaurado.”
Y nadie simboliza mejor ese nuevo optimismo que Varoufakis:
“Caminábamos juntos desde el Ministerio hasta el Parlamento. ¡Toda una experiencia! Gentes que iban en sus coches, bajaban ventanillas para estrecharle la mano, los conductores de autobuses paraban para saludarle, anda rodeado de chiquillos por las calles.”
Varoufakis se detuvo incluso cinco minutos para apoyar cálidamente, mano en codo, a una señora de la limpieza en busca de trabajo:
“Es una estrella tan popular como el propio Alexis Tsipras.”
¿Conseguirá Varoufakis mantener a Grecia en el euro, pero al precio de dejar caer el programa de crecimiento que llevó a este gobierno de izquierda al poder? Galbraith:
“Eso es imposible. Él va montado en su moto de gran cilindrada y es un buen conductor. Aceptó su cargo con rechinar de dientes. Lo que quería era poner en práctica sus ideas.”
Los ministerios europeos de finanzas nunca han conocido nada igual a Varoufakis. Y Merkel tendrá que decidir en los próximos días si entrar en compromisos con alguien considerado tan radical y transgresor es realmente una opción para ella. Lo que anda en juego es el futuro del euro.
Shawn Tully. www.sinpermiso.info
James K. Galbraith es profesor de la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas (Austin). Entre sus últimos libros, Inequality and Instability: A Study of the World Economy Just Before the Great Crisis (2012) y The End of Normal: The Great Crisis and the Future of Growth (2014). Es coautor con Yanis Varoufakis y Stuart Holland de la Modesta Proposición para la salida de la crisis de la Eurozona (2013).
Lo que no se dice sobre las negociaciones de Europa con la Grecia de Syriza
Las fuerzas conservadoras y neoliberales que gobiernan la gran mayoría de las instituciones políticas europeas (el Consejo Europeo, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Parlamento Europeo) desean con toda intensidad el fracaso del gobierno Syriza en Grecia, utilizando todos los medios para impedir que se terminen las políticas de austeridad, deseando mantener las políticas que han creado un enorme desastre social. De conseguir aplicar sus políticas alternativas, el gobierno Syriza en Grecia podría mostrar la gran falsedad, ineficacia e incluso maldad de las políticas impuestas a las clases populares de Grecia y de los otros países de la Eurozona, con la complicidad y apoyo proveídos por las élites conservadoras y neoliberales gobernantes en cada uno de estos países. Existe una alianza de clases a lo largo de la Eurozona en la que los instrumentos políticos de las clases dominantes están imponiendo unas políticas carentes de mandato popular que están causando un enorme drama humano que alcanza sus mayores dimensiones en Grecia, pero también en España, en Portugal y en Irlanda.
Es importante subrayar que los mayores defensores de las políticas de austeridad lideradas por el gobierno alemán han sido precisamente los gobiernos conservadores-neoliberales de estos países –como el gobierno PP en España- donde estas políticas han tenido un impacto devastador. Y como consecuencia de la enorme influencia de los mayores grupos económicos y financieros existentes en cada país, así como la que sus sectores sociales con mayor peso económico y social tienen sobre sus mayores medios de información y persuasión, hemos leído y/o visto un reportaje en tales medios enormemente sesgado en contra del gobierno Syriza en sus negociaciones con el Eurogrupo. Se ha referido al gobierno de Syriza constantemente como “poco serio”, “demagógico” (y una larga retahíla de insultos más) que, resultado de su supuesta inmadurez, han terminado con un gran fracaso. Tanto el director de La Razón, el Sr. Francisco Marhuenda, abogado del gobierno Rajoy, como el economista del PSOE, asesor del Sr. Zapatero y economista primero de El País, el Sr. José Carlos Díez, coincidieron en esta lectura promovida activamente por el establishment mediático del país.
Lo que no se publicó en España
En esta avalancha mediática, que ha alcanzado una de las máximas expresiones en España (uno de los países con menor diversidad ideológica en los medios) se han ocultado varios hechos, que muestran una realidad distinta, ocultada o ignorada por estos medios. Una consecuencia de lo ocurrido es el hecho mostrando con toda claridad el dominio del Eurogrupo y del BCE (y, en menor grado, de la Comisión Europea) por parte del gobierno alemán, un dominio, sin embargo, que no es equivalente a omnipotencia. El gobierno alemán ha aparecido claramente como el centro dominante de la vida económica, financiera y política de la Eurozona, con la clara sumisión de los otros gobiernos, incluidos los que se definen a sí mismos como socialdemócratas. La publicación por parte del gobierno griego de algunas de las declaraciones (en privado) de apoyo a sus propuestas por parte de representantes de estos gobiernos (como el italiano y el francés) contrastó con el comportamiento público de estos representantes, mostrando la incoherencia de tales partidos gobernantes. La estrategia del gobierno griego ha permitido definir los bandos en los que se configura Europa, esta Europa hoy poco representativa de las clases populares de los países de la Eurozona, y que está perdiendo la legitimidad y atracción que tuvo en su momento.
Ahora bien, es importante subrayar que, como dice Mark Weisbrott en un comunicado reciente (Press Release, Center for Economic Policy Research, Washington, 20.02.15) a pesar de esta hostilidad del establishment neoliberal europeo, el gobierno griego ha permanecido sereno, sin estridencias, presentando los datos que muestran el enorme daño de la políticas de austeridad en su pueblo, recurriendo en su argumentario a los valores que teóricamente Europa defiende como suyos, la democracia, el Estado del Bienestar y la justicia social, señalando la hipocresía de este establishment. Y, a pesar del enorme control de los medios –que alcanza dosis abusivas en España- la población europea ha podido captar la justicia de su causa, creando gran simpatía popular hacia los argumentos utilizados por Syriza, incluso por cierto, en Alemania, donde el porcentaje de la población alemana que deseaba expulsar a Grecia del euro ha pasado de ser mayoría a ser minoría. Ha sido este cambio que explica que incluso el Presidente de la Comisión reconociera en sus declaraciones que se ha hecho una gran injusticia al pueblo griego. Ello es un indicador del valor democrático y moral de las propuestas de Syriza, que han movilizado al pueblo griego en apoyo de su gobierno.
Las victorias de Syriza
Ha sido esta movilización popular, dentro y fuera de Grecia, lo que explica las divisiones del propio Eurogrupo que Syriza supo utilizar. Y consiguió grandes concesiones del Eurogrupo, ocultadas en la avalancha neoliberal mediática. Como señala James K. Galbraith (“Reading the Greek Deal Correctly”, Social Europe Journal), las concesiones (victorias de Syriza) incluyen:
1. El documento final separa la transferencia de fondos de las condiciones, aceptando algunas (que Syriza también consideraba justas) y rechazando otras. Es lo que en lenguaje mediático se refirió la aceptación del 70% de lo acordado con el gobierno griego anterior, y rechazo del 30%. Aceptación eran, por ejemplo, las medidas antifraude. Rechazo era la reducción de las pensiones y otras medidas que eran continuistas de las políticas de austeridad. En realidad, todas las medidas explícitas de austeridad que estaban en el documento firmado por el gobierno anterior fueron rechazadas, sustituidas por una ambigüedad (aceptada por la Comisión Europea) que permitía una flexibilidad de interpretación que no se permitía antes.
2. Se consiguió revertir la mayoría de medidas antisindicales que contribuyeron al deterioro del mercado laboral, aceptando el incremento del salario mínimo (retrasándose hasta septiembre su aplicación).
3. Se recuperó el concepto de soberanía, de manera que las políticas domésticas se asignaban al gobierno griego siempre y cuando fueran aprobadas por el marco definido por los límites de fiscalidad marcados por la Troika, redefinida como instituciones separadas, cuya autoridad quedaba delegada del Eurogrupo y de la Comisión y no como grupo de supervisores. Este cambio es más que semántico.
4. Una cesión clave fue que al gobierno griego no se le imponía el objetivo de alcanzar un 4,5% de superávit primario (lo cual le hubiera prohibido poder terminar con las políticas de austeridad), sin especificar un objetivo, permitiéndole que alcanzara el deseado por Syriza, el 1,5%.
5. Un mejoramiento del pago de la deuda, en los plazos y en los intereses, a desarrollar en posteriores negociaciones. En realidad, la negociación mayor es la venidera. Es cierto que no se consiguió la quita de parte de la deuda, pero no excluye la posibilidad de que se establezca una renegociación a nivel de Europa del problema de la deuda pública, que ha alcanzado unas dimensiones excesivas, consecuencia de los rescates bancarios que beneficiaron a unos pocos a costa de la mayoría de las clases populares.
En resumidas cuentas, Syriza ha iniciado un proceso de redefinición de Europa, con una enorme movilización popular en su país, en apoyo de esta redefinición. Y el gran pánico de la estructura de poder europea es de que el próximo paso en esta lucha se de en España. De ahí que las victorias de Syriza son también victorias de los pueblos de Europa. Estas victorias fueron las concesiones que detallo anteriormente.
Naturalmente que eran concesiones dentro de un marco que viene definido por su permanencia en el euro, gobernado por las derechas neoliberales y socioliberales. Pero Syriza escogió presentarse como defensor de Grecia y de Europa, intentando iniciar un proceso de transformación de esta Europa. Se podría criticar a Syriza por no haber tenido preparado un plan B, que hubiera sido la salida del euro. Pero esta crítica ignora que la mayoría del pueblo griego quiere permanecer en el euro. Puede que cambie y la lección didáctica a la cual me refería al principio del artículo sea un paso en la dirección de cambiar el deseo de permanencia. Pero el gran dato de las negociaciones es que, a pesar del enorme desequilibrio de fuerzas, la movilización de un pueblo en apoyo de las demandas justas de su gobierno puede conseguir victorias en un proceso en el cual solo hemos visto el inicio de una larga lucha, pues es ahora cuando la parte difícil comienza. Ceder y caer en un desánimo es lo que la reacción desea. Lo que ha ocurrido en Grecia muestra que cuando la población se mueve, se pueden ganar batallas. Y también muestra la falsedad de los argumentos utilizados por los gobiernos Zapatero y Rajoy (y Mas en Catalunya) de que no hay alternativas. Incluso en un caso extremo, como el de Grecia, con un gran desequilibrio de fuerzas, se pueden desarrollar otras propuestas.
Vicenç Navarro. Público.es
Vicenç Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de Barcelona
Fuente:
http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2015/02/25/lo-que-no-se-dice-sobre-las-negociaciones-con-syriza/
Es importante subrayar que los mayores defensores de las políticas de austeridad lideradas por el gobierno alemán han sido precisamente los gobiernos conservadores-neoliberales de estos países –como el gobierno PP en España- donde estas políticas han tenido un impacto devastador. Y como consecuencia de la enorme influencia de los mayores grupos económicos y financieros existentes en cada país, así como la que sus sectores sociales con mayor peso económico y social tienen sobre sus mayores medios de información y persuasión, hemos leído y/o visto un reportaje en tales medios enormemente sesgado en contra del gobierno Syriza en sus negociaciones con el Eurogrupo. Se ha referido al gobierno de Syriza constantemente como “poco serio”, “demagógico” (y una larga retahíla de insultos más) que, resultado de su supuesta inmadurez, han terminado con un gran fracaso. Tanto el director de La Razón, el Sr. Francisco Marhuenda, abogado del gobierno Rajoy, como el economista del PSOE, asesor del Sr. Zapatero y economista primero de El País, el Sr. José Carlos Díez, coincidieron en esta lectura promovida activamente por el establishment mediático del país.
Lo que no se publicó en España
En esta avalancha mediática, que ha alcanzado una de las máximas expresiones en España (uno de los países con menor diversidad ideológica en los medios) se han ocultado varios hechos, que muestran una realidad distinta, ocultada o ignorada por estos medios. Una consecuencia de lo ocurrido es el hecho mostrando con toda claridad el dominio del Eurogrupo y del BCE (y, en menor grado, de la Comisión Europea) por parte del gobierno alemán, un dominio, sin embargo, que no es equivalente a omnipotencia. El gobierno alemán ha aparecido claramente como el centro dominante de la vida económica, financiera y política de la Eurozona, con la clara sumisión de los otros gobiernos, incluidos los que se definen a sí mismos como socialdemócratas. La publicación por parte del gobierno griego de algunas de las declaraciones (en privado) de apoyo a sus propuestas por parte de representantes de estos gobiernos (como el italiano y el francés) contrastó con el comportamiento público de estos representantes, mostrando la incoherencia de tales partidos gobernantes. La estrategia del gobierno griego ha permitido definir los bandos en los que se configura Europa, esta Europa hoy poco representativa de las clases populares de los países de la Eurozona, y que está perdiendo la legitimidad y atracción que tuvo en su momento.
Ahora bien, es importante subrayar que, como dice Mark Weisbrott en un comunicado reciente (Press Release, Center for Economic Policy Research, Washington, 20.02.15) a pesar de esta hostilidad del establishment neoliberal europeo, el gobierno griego ha permanecido sereno, sin estridencias, presentando los datos que muestran el enorme daño de la políticas de austeridad en su pueblo, recurriendo en su argumentario a los valores que teóricamente Europa defiende como suyos, la democracia, el Estado del Bienestar y la justicia social, señalando la hipocresía de este establishment. Y, a pesar del enorme control de los medios –que alcanza dosis abusivas en España- la población europea ha podido captar la justicia de su causa, creando gran simpatía popular hacia los argumentos utilizados por Syriza, incluso por cierto, en Alemania, donde el porcentaje de la población alemana que deseaba expulsar a Grecia del euro ha pasado de ser mayoría a ser minoría. Ha sido este cambio que explica que incluso el Presidente de la Comisión reconociera en sus declaraciones que se ha hecho una gran injusticia al pueblo griego. Ello es un indicador del valor democrático y moral de las propuestas de Syriza, que han movilizado al pueblo griego en apoyo de su gobierno.
Las victorias de Syriza
Ha sido esta movilización popular, dentro y fuera de Grecia, lo que explica las divisiones del propio Eurogrupo que Syriza supo utilizar. Y consiguió grandes concesiones del Eurogrupo, ocultadas en la avalancha neoliberal mediática. Como señala James K. Galbraith (“Reading the Greek Deal Correctly”, Social Europe Journal), las concesiones (victorias de Syriza) incluyen:
1. El documento final separa la transferencia de fondos de las condiciones, aceptando algunas (que Syriza también consideraba justas) y rechazando otras. Es lo que en lenguaje mediático se refirió la aceptación del 70% de lo acordado con el gobierno griego anterior, y rechazo del 30%. Aceptación eran, por ejemplo, las medidas antifraude. Rechazo era la reducción de las pensiones y otras medidas que eran continuistas de las políticas de austeridad. En realidad, todas las medidas explícitas de austeridad que estaban en el documento firmado por el gobierno anterior fueron rechazadas, sustituidas por una ambigüedad (aceptada por la Comisión Europea) que permitía una flexibilidad de interpretación que no se permitía antes.
2. Se consiguió revertir la mayoría de medidas antisindicales que contribuyeron al deterioro del mercado laboral, aceptando el incremento del salario mínimo (retrasándose hasta septiembre su aplicación).
3. Se recuperó el concepto de soberanía, de manera que las políticas domésticas se asignaban al gobierno griego siempre y cuando fueran aprobadas por el marco definido por los límites de fiscalidad marcados por la Troika, redefinida como instituciones separadas, cuya autoridad quedaba delegada del Eurogrupo y de la Comisión y no como grupo de supervisores. Este cambio es más que semántico.
4. Una cesión clave fue que al gobierno griego no se le imponía el objetivo de alcanzar un 4,5% de superávit primario (lo cual le hubiera prohibido poder terminar con las políticas de austeridad), sin especificar un objetivo, permitiéndole que alcanzara el deseado por Syriza, el 1,5%.
5. Un mejoramiento del pago de la deuda, en los plazos y en los intereses, a desarrollar en posteriores negociaciones. En realidad, la negociación mayor es la venidera. Es cierto que no se consiguió la quita de parte de la deuda, pero no excluye la posibilidad de que se establezca una renegociación a nivel de Europa del problema de la deuda pública, que ha alcanzado unas dimensiones excesivas, consecuencia de los rescates bancarios que beneficiaron a unos pocos a costa de la mayoría de las clases populares.
En resumidas cuentas, Syriza ha iniciado un proceso de redefinición de Europa, con una enorme movilización popular en su país, en apoyo de esta redefinición. Y el gran pánico de la estructura de poder europea es de que el próximo paso en esta lucha se de en España. De ahí que las victorias de Syriza son también victorias de los pueblos de Europa. Estas victorias fueron las concesiones que detallo anteriormente.
Naturalmente que eran concesiones dentro de un marco que viene definido por su permanencia en el euro, gobernado por las derechas neoliberales y socioliberales. Pero Syriza escogió presentarse como defensor de Grecia y de Europa, intentando iniciar un proceso de transformación de esta Europa. Se podría criticar a Syriza por no haber tenido preparado un plan B, que hubiera sido la salida del euro. Pero esta crítica ignora que la mayoría del pueblo griego quiere permanecer en el euro. Puede que cambie y la lección didáctica a la cual me refería al principio del artículo sea un paso en la dirección de cambiar el deseo de permanencia. Pero el gran dato de las negociaciones es que, a pesar del enorme desequilibrio de fuerzas, la movilización de un pueblo en apoyo de las demandas justas de su gobierno puede conseguir victorias en un proceso en el cual solo hemos visto el inicio de una larga lucha, pues es ahora cuando la parte difícil comienza. Ceder y caer en un desánimo es lo que la reacción desea. Lo que ha ocurrido en Grecia muestra que cuando la población se mueve, se pueden ganar batallas. Y también muestra la falsedad de los argumentos utilizados por los gobiernos Zapatero y Rajoy (y Mas en Catalunya) de que no hay alternativas. Incluso en un caso extremo, como el de Grecia, con un gran desequilibrio de fuerzas, se pueden desarrollar otras propuestas.
Vicenç Navarro. Público.es
Vicenç Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de Barcelona
Fuente:
http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2015/02/25/lo-que-no-se-dice-sobre-las-negociaciones-con-syriza/
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jueves, 26 de febrero de 2015
Casi desnudo, como los hijos de la mar.
Así cruzó la frontera francesa Antonio Machado acompañado de su madre, su hermano José y otros muchos españoles que se fueron para no volver. Sus versos resultaron proféticos. Se sentía viejo y cansado y apenas sobrevivió un mes. Murió el 22 de febrero de 1939 en Colliure y su ataúd fue cubierto con la bandera republicana y portado por milicianos del quinto regimiento. Y allí descansa, a orillas del mar, en un lugar apacible y hermoso del que no se debe trasladar.
Detrás dejaba recuerdos de un patio de Sevilla, una juventud apenas mencionada en sus poemas, un amor enterrado en el Espino de Soria, otro del que lo separó la guerra, algunos libros emblemáticos de la poesía de principios de siglo, unos personajes apócrifos a través de los cuales nos mostró su visión filosófica de la vida y el homenaje más hermoso que se puede hacer a un maestro por parte de un escritor que, paradójicamente, se aburría impartiendo clases de francés: Juan de Mairena. Y una vida limpia. Y un halo de honradez que le lleva a reconocer en un discurso ante las juventudes socialistas que el marxismo no era su ideología.
En estas fechas en que rememoramos la figura de su admirado maestro Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, y en que se cumple el 76º aniversario de su muerte, es ineludible evocar al autor de Soledades, galerías y otros poemas y de Campos de Castilla: don Antonio Machado, el bueno. Mi poeta.
En su bolsillo, un último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”.—TRINIDAD DELGADO RUIZ Sevilla 22 FEB 2015.
http://elpais.com/elpais/2015/02/20/opinion/1424444568_704607.html
Detrás dejaba recuerdos de un patio de Sevilla, una juventud apenas mencionada en sus poemas, un amor enterrado en el Espino de Soria, otro del que lo separó la guerra, algunos libros emblemáticos de la poesía de principios de siglo, unos personajes apócrifos a través de los cuales nos mostró su visión filosófica de la vida y el homenaje más hermoso que se puede hacer a un maestro por parte de un escritor que, paradójicamente, se aburría impartiendo clases de francés: Juan de Mairena. Y una vida limpia. Y un halo de honradez que le lleva a reconocer en un discurso ante las juventudes socialistas que el marxismo no era su ideología.
En estas fechas en que rememoramos la figura de su admirado maestro Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, y en que se cumple el 76º aniversario de su muerte, es ineludible evocar al autor de Soledades, galerías y otros poemas y de Campos de Castilla: don Antonio Machado, el bueno. Mi poeta.
En su bolsillo, un último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”.—TRINIDAD DELGADO RUIZ Sevilla 22 FEB 2015.
http://elpais.com/elpais/2015/02/20/opinion/1424444568_704607.html
El gran debate es el debate que no hay
Otra vez se amanece con noticias de que no hay dinero para pagar las universidades. Que los profesores y los alumnos cuestan mucho y que no hay dinero. Mañana tocará el de la sanidad. Que los médicos y las medicinas cuestan demasiado y que los pacientes gastan mucho.
Pero nunca se plantea un debate semejante sobre si es sostenible tener un montón de Parlamentos autonómicos, uno nacional, un Senado, una monarquía con dos reyes y dos reinas, coches blindados con chófer para esas personas, aviones con catering de lujo, empleados para coser alfombras, etcétera.
A lo mejor si en un país no hay dinero hay que ser más humildes en todo, no solo en los servicios públicos, y es muy posible que si realmente hubiese una democracia y se preguntase a los ciudadanos si prefieren tener educación y sanidad o un Estado lleno de lujos y símbolos, prefiriesen lo primero.
Pero ese debate, ese, nunca se produce, pues los que se benefician de esos lujos y los que se atechan bajo esos símbolos son los mismos que impulsan los debates, mientras que los ciudadanos somos los que simplemente estamos forzados a pagar.—
PABLO BLANCO FIERO Oviedo 25 FEB 2015
Pero nunca se plantea un debate semejante sobre si es sostenible tener un montón de Parlamentos autonómicos, uno nacional, un Senado, una monarquía con dos reyes y dos reinas, coches blindados con chófer para esas personas, aviones con catering de lujo, empleados para coser alfombras, etcétera.
A lo mejor si en un país no hay dinero hay que ser más humildes en todo, no solo en los servicios públicos, y es muy posible que si realmente hubiese una democracia y se preguntase a los ciudadanos si prefieren tener educación y sanidad o un Estado lleno de lujos y símbolos, prefiriesen lo primero.
Pero ese debate, ese, nunca se produce, pues los que se benefician de esos lujos y los que se atechan bajo esos símbolos son los mismos que impulsan los debates, mientras que los ciudadanos somos los que simplemente estamos forzados a pagar.—
PABLO BLANCO FIERO Oviedo 25 FEB 2015
miércoles, 25 de febrero de 2015
Entrevista al historiador inglés Paul Preston. "Azaña no estuvo a la altura de las circunstancias"
Paul Preston se acerca a la Guerra Civil con la seguridad del especialista. Autor de Franco, La Guerra Civil española, Las tres Españas del 36 y El holocausto español, entre otras obras importantes, recorre los últimos meses de la contienda siguiendo los pasos, principalmente, de tres protagonistas: el coronel golpista Casado, el presidente Negrín y el socialista Besteiro. Esta es la entrevista realizada a través de correo electrónico.
-Tras leer el libro, queda la impresión de que usted ha querido hacer justicia a Negrín.
-Mi proyecto no empezó así aunque así terminara. Mi intención era explicarme a mí mismo los últimos meses de la guerra, sobre todo para explicar la tragedia final, que ya había descrito en El holocausto español aunque no me había parado a investigar las responsabilidades políticas en la zona republicana. De los tres protagonistas principales, trabajé sobre Besteiro en Las tres Españas del 36. Era consciente de sus contactos con la Quinta Columna y de su ceguera sobre las consecuencias de la victoria de Franco. Pero me chocó de nuevo su candidez e irresponsabilidad. A Casado, quizás influido por sus propios libros, le había dado el beneficio de la duda, creyendo que quería poner fin a las matanzas. En cambio, me enfrenté con un cínico, mentiroso, egoísta que actuó siempre en su propio interés y no hizo nada para evitar las consecuencias trágicas de la victoria de Franco. En comparación con estos dos, el comportamiento de Negrín era más realista que el de Besteiro y más honesto que el de Casado.
-¿Por qué costó tanto a los dirigentes políticos y a muchos militares entender el lema de Negrín "resistir es vencer"? ¿Fue el presidente del Gobierno lo suficientemente explícito para que entendieran que no pretendía ganar la guerra, sino conseguir una paz negociada, con garantías?
-Creo que muchos leían el lema a través de unos filtros emocionales. Estaban ya agotados con la guerra, al borde del derrotismo y muchos no se fiaban de los comunistas. Sin entrar a pensar a fondo lo que buscaba Negrín –o sea ganar tiempo para organizar las evacuaciones y buscar la manera de sacarle concesiones a Franco para los que no se podían exiliarse– daban por supuesto que él quiso una lucha numantina que no era el caso. En palabras de Dr Rafael Méndez, íntimo amigo de Negrín: 'Resistencia a ultranza y movilización de recursos internacionales, para conseguir una paz que previniera el exterminio de miles y miles de republicanos, constituyó el eje de la política de Negrín desde que consideró inalcanzable la victoria. El 31 de marzo de 1939, el mismo Negrín se dirigió a la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados diciendo: 'Resistir, ¿para qué? ¿Para entrar triunfalmente en Burgos? Nunca hemos hablado ni pensado en ello. Señores, proclamar una política de resistencia implica el confesar que no se cuenta con medios para aplastar al enemigo, pero que causas superiores obligan a luchar hasta lo último, y para ello es necesario estimular y alentar el ánimo bélico de los combatientes. Negrín veía que, aunque la República no podía ganar tampoco estaba derrotada. Tenía un ejército enorme y más de la tercera parte del territorio español. Diez días después del golpe de Casado, los alemanes entraron en Praga y completaron la ocupación de Checoslovaquia. La situación internacional estaba cambiando y una amenaza de resistencia podría haberle preocupado profundamente a Franco. Sin embargo, dentro de España, muy pocos tenían la visión internacional que tenía Negrín.
-Alarma ver de qué forma la cúpula militar de la zona Centro había quedado infiltrada de espías.
-Esto lo explica muy bien el libro magistral de Ángel Bahamonde. Los oficiales de carrera que dominaban en la zona Centro habían mantenido lazos de amistad con sus antiguos compañeros. Algunos, desde el primer momento, ayudaron a la causa rebelde a base de sabotaje y filtración de información estratégica y otros, conforme se acercaba la derrota, querían intensificar esos lazos de amistad con la esperanza de salvarse.
-¿Por qué le costó tanto a Negrín confiar en algunos de los informes que le llegaban, sobre todo, de Cordón, sobre el espionaje en los altos mandos militares?
-Esta pregunta solamente la podría contestar el mismo Negrín. De todas formas, yo me atrevería a sugerir que le costaba pensar que alguien, supuestamente leal a la República, pudiera traicionarla, máxime cuando hacerlo suponía ignorar lo que supondría la victoria de Franco en términos de la represión consiguiente. Además, hay que recordar que era solamente hacia el final que Casado se arriesgó a tantear a gente próxima a Negrín, como Ignacio Hidalgo de Cisneros o Antonio Cordón. Es verdad que Negrín no tomó muy en serio esas actividades porque se fiaba de otros (también traidores y colaboradores de Casado) como los generales Matallana y Miaja.
-¿Cómo es que la República no actuó con dureza con algunos de esos mandos? ¿no cometían un delito de traición?
-Al principio, la República necesitaba oficiales con capacidad profesional, estratégica, táctica etc. Se hizo un proceso de investigación de la lealtad a través del Gabinete de Información y Control presidido por el Capitán Eleuterio Díaz-Tendero Merchán. Los que no fueron clasificados como ‘indiferentes’ o ‘fascistas’ y mostraron su disposición a luchar por la República fueron mantenidos en el Ejército y se fiaba de ellos. El cuerpo responsable de vigilarles, el SIM, se concentraba mucho más sobre los civiles de la quinta columna.
-Parece increíble que los servicios del SIM no detectaran la preparación del golpe de Casado. ¿Es porque estaba buena parte de la cúpula militar copada por la quinta columna y el SIPM?
-Por una parte, creo que Casado personalmente no era tan indiscreto. Mantenía en secreto sus relaciones con los servicios franquistas salvo con Besteiro y un grupo de sus más estrechos colaboradores militares. Sus aliados anarquistas no sabían nada de esas actividades. También hay que recordar que unos elementos importantes del Servicio de Información Militar estaban ya conspirando con Casado. Cuando Santiago Garcés Arroyo, el jefe supremo del SIM, ordenó el arresto de Casado, tropezó con el hecho de que el comandante del SIM del Ejército del Centro, Ángel Pedrero, se negó porque ya participaba en el contubernio de Casado.
-Tiene usted un capítulo, el 10, llamado El golpe, que, de ser su obra una novela, podríamos decir que es el clímax ¿Coincide? ¿Cómo se planteó su escritura? ¿No le parece a usted la base de un guión fantástico para una película histórica?
-Si yo fuera novelista, pensaría en estos términos. Sin embargo, soy historiador y mi cometido es contar lo que pasó de la manera más verídica posible a base de una investigación. Habiendo dicho esto, creo que el historiador no es solamente un investigador sino también alguien que cuenta historias basadas en la realidad. Por tanto, tiene el deber para con sus lectores de hacerlo de la manera más amena posible.
-El Partido Comunista, su teórica masiva presencia e influencia en el Ejército e incluso su supuesto control sobre el Gobierno y el propio Negrín, fue usado para justificar el golpe del 5 de marzo de 1939. Se sirvió de este argumento Casado, también lo hicieron los anarquistas, incluso lo hizo Besteiro. Era falso, pero ¿se tenía esa percepción en 1939? ¿Calaba este argumento? Parece que incluso hoy aún perdura en algunos historiadores.
-Claro que era falso. Si fuera la verdad, como siguen diciendo algunos historiadores de derechas, que la República era una marioneta de Moscú, Casado no habría tenido el éxito que tuvo. Negrín colaboraba con los comunistas porque defendían la República y porque eran el canal a través del cual llegaba la ayuda soviética. Esto no significaba que él fuera comunista o excesivamente influido por ellos. Había anarquistas y socialistas que creyeron ese mito porque, al abogar Negrín y los comunistas por la resistencia continuada, era una manera de canalizar su derrotismo y su cansancio de la guerra. También había el resentimiento por lo que habían hecho los comunistas al reprimir las ambiciones revolucionarias de los anarquistas.
-También cuesta entender la participación de Julián Besteiro.
-La motivación de Besteiro era una mezcla de soberbia e ingenuidad. Evidentemente, dada su reputación de hombre por encima de las rencillas políticas, a Casado le vino de perlas como legitimación de lo que estaba conjurando.
-Creo que usted hace una descripción muy acertada del proceder de Besteiro, al calificarlo de "ingenuidad culposa". ¿Por qué utiliza esta expresión?
-Porque había que ser ingenuo, o no haber leído ningún periódico en los dos años y medio anteriores, para no darse cuenta de lo que iba a ser la represión franquista. Y era ingenuidad culposa porque, a base de su creencia errónea de que no iba a haber una represión, obstaculizó las posibilidades de evacuación de miles de republicanos y así contribuyó a su suerte trágica.
-Al final, Besteiro decide quedarse en España. ¿Una decisión que, de alguna manera, le honra, aunque quizás no oculte su tremendo error?
-Efectivamente. Un sacrificio inútil que contribuyó a mantener su reputación pero que no sirvió para limitar la represión en lo más mínimo.
-Otro papel discutible es el de Azaña. ¿Cree que estuvo a la altura de las circunstancias?
-No. Hubo muchísimos elementos admirables en Azaña. Sin embargo, su cobardía al huir después de la caída de Catalunya dejó a la República sin jefe de Estado y dio una excusa a los gobiernos francés y británico para reconocer a Franco y dificultar la situación de Negrín.
-Al final, la Guerra Civil terminó un poco como empezó: con un golpe de Estado, en el que los sublevados se justifican por el peligro revolucionario comunista. ¿Se cierra un círculo que Franco explotó muy convenientemente y que le benefició incluso cuando gobernó, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial?
-Sí. En ninguna de las dos circunstancias hubo peligro revolucionario comunista alguno pero las circunstancias internacionales permitían a Franco aprovecharse de esa retórica falsa.
-El papel de Gran Bretaña ayudó poco a la República y el reconocimiento del gobierno de Burgos, cuando aún no había finalizado la guerra, perjudicó todavía más las pretensiones de Negrín de conseguir una paz negociada. ¿Por qué esa especie de desconfianza o animadversión hacia la República por parte de las autoridades británicas?
-El gobierno británico durante la Guerra Civil era muy conservador y ferozmente anticomunista. Se había tragado el bulo de la conspiración comunista lanzado por los golpistas en 1936. Además, las clases altas británicas tenían muchos lazos con las españolas, desde el duque de Alba (también duque de Berwick-on-Tweed y emparentado con la familia real británica) hasta los muchos españoles (sobre todo de Jerez) educados en los colegios privados ingleses más elitistas. El gobierno conservador simpatizaba con Hitler y Mussolini porque esperaba que ellos fuesen una fuerza anticomunista.
-También queda al final del libro una cosa clara, un rasgo de Franco que usted ha puesto en evidencia en otras de sus obras: su carácter tremendamente astuto y calculador y su decisión de acabar físicamente con el contrario. ¿Es así? ¿Por qué maltrató incluso a los militares que le ayudaron, como Matallana, Casado…?
-No hay duda de que Franco, a pesar de su mediocridad cultural, era muy astuto cuando de medir las debilidades de un enemigo se tratase. La gratitud nunca fue uno de sus rasgos y, a los que no se habían declarado plenamente a favor del alzamiento, por muy útiles que fuesen sus servicios a su causa, les trataba como enemigos. Había algunas excepciones –las explica muy bien el Dr. Bahamonde Magro– y una de ellas fue Casado. Si bien no tuvo los premios que él esperaba, en cambio Franco facilitó su evacuación a Gran Bretaña donde recibió un trato excepcional por sus servicios en acelerar la derrota republicana.
Blai Felip Palau. La Vanguardia
Fuente original: http://www.lavanguardia.com/cultura/20150222/54426429380/paul-preston-azana.html
-Tras leer el libro, queda la impresión de que usted ha querido hacer justicia a Negrín.
-Mi proyecto no empezó así aunque así terminara. Mi intención era explicarme a mí mismo los últimos meses de la guerra, sobre todo para explicar la tragedia final, que ya había descrito en El holocausto español aunque no me había parado a investigar las responsabilidades políticas en la zona republicana. De los tres protagonistas principales, trabajé sobre Besteiro en Las tres Españas del 36. Era consciente de sus contactos con la Quinta Columna y de su ceguera sobre las consecuencias de la victoria de Franco. Pero me chocó de nuevo su candidez e irresponsabilidad. A Casado, quizás influido por sus propios libros, le había dado el beneficio de la duda, creyendo que quería poner fin a las matanzas. En cambio, me enfrenté con un cínico, mentiroso, egoísta que actuó siempre en su propio interés y no hizo nada para evitar las consecuencias trágicas de la victoria de Franco. En comparación con estos dos, el comportamiento de Negrín era más realista que el de Besteiro y más honesto que el de Casado.
-¿Por qué costó tanto a los dirigentes políticos y a muchos militares entender el lema de Negrín "resistir es vencer"? ¿Fue el presidente del Gobierno lo suficientemente explícito para que entendieran que no pretendía ganar la guerra, sino conseguir una paz negociada, con garantías?
-Creo que muchos leían el lema a través de unos filtros emocionales. Estaban ya agotados con la guerra, al borde del derrotismo y muchos no se fiaban de los comunistas. Sin entrar a pensar a fondo lo que buscaba Negrín –o sea ganar tiempo para organizar las evacuaciones y buscar la manera de sacarle concesiones a Franco para los que no se podían exiliarse– daban por supuesto que él quiso una lucha numantina que no era el caso. En palabras de Dr Rafael Méndez, íntimo amigo de Negrín: 'Resistencia a ultranza y movilización de recursos internacionales, para conseguir una paz que previniera el exterminio de miles y miles de republicanos, constituyó el eje de la política de Negrín desde que consideró inalcanzable la victoria. El 31 de marzo de 1939, el mismo Negrín se dirigió a la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados diciendo: 'Resistir, ¿para qué? ¿Para entrar triunfalmente en Burgos? Nunca hemos hablado ni pensado en ello. Señores, proclamar una política de resistencia implica el confesar que no se cuenta con medios para aplastar al enemigo, pero que causas superiores obligan a luchar hasta lo último, y para ello es necesario estimular y alentar el ánimo bélico de los combatientes. Negrín veía que, aunque la República no podía ganar tampoco estaba derrotada. Tenía un ejército enorme y más de la tercera parte del territorio español. Diez días después del golpe de Casado, los alemanes entraron en Praga y completaron la ocupación de Checoslovaquia. La situación internacional estaba cambiando y una amenaza de resistencia podría haberle preocupado profundamente a Franco. Sin embargo, dentro de España, muy pocos tenían la visión internacional que tenía Negrín.
-Alarma ver de qué forma la cúpula militar de la zona Centro había quedado infiltrada de espías.
-Esto lo explica muy bien el libro magistral de Ángel Bahamonde. Los oficiales de carrera que dominaban en la zona Centro habían mantenido lazos de amistad con sus antiguos compañeros. Algunos, desde el primer momento, ayudaron a la causa rebelde a base de sabotaje y filtración de información estratégica y otros, conforme se acercaba la derrota, querían intensificar esos lazos de amistad con la esperanza de salvarse.
-¿Por qué le costó tanto a Negrín confiar en algunos de los informes que le llegaban, sobre todo, de Cordón, sobre el espionaje en los altos mandos militares?
-Esta pregunta solamente la podría contestar el mismo Negrín. De todas formas, yo me atrevería a sugerir que le costaba pensar que alguien, supuestamente leal a la República, pudiera traicionarla, máxime cuando hacerlo suponía ignorar lo que supondría la victoria de Franco en términos de la represión consiguiente. Además, hay que recordar que era solamente hacia el final que Casado se arriesgó a tantear a gente próxima a Negrín, como Ignacio Hidalgo de Cisneros o Antonio Cordón. Es verdad que Negrín no tomó muy en serio esas actividades porque se fiaba de otros (también traidores y colaboradores de Casado) como los generales Matallana y Miaja.
-¿Cómo es que la República no actuó con dureza con algunos de esos mandos? ¿no cometían un delito de traición?
-Al principio, la República necesitaba oficiales con capacidad profesional, estratégica, táctica etc. Se hizo un proceso de investigación de la lealtad a través del Gabinete de Información y Control presidido por el Capitán Eleuterio Díaz-Tendero Merchán. Los que no fueron clasificados como ‘indiferentes’ o ‘fascistas’ y mostraron su disposición a luchar por la República fueron mantenidos en el Ejército y se fiaba de ellos. El cuerpo responsable de vigilarles, el SIM, se concentraba mucho más sobre los civiles de la quinta columna.
-Parece increíble que los servicios del SIM no detectaran la preparación del golpe de Casado. ¿Es porque estaba buena parte de la cúpula militar copada por la quinta columna y el SIPM?
-Por una parte, creo que Casado personalmente no era tan indiscreto. Mantenía en secreto sus relaciones con los servicios franquistas salvo con Besteiro y un grupo de sus más estrechos colaboradores militares. Sus aliados anarquistas no sabían nada de esas actividades. También hay que recordar que unos elementos importantes del Servicio de Información Militar estaban ya conspirando con Casado. Cuando Santiago Garcés Arroyo, el jefe supremo del SIM, ordenó el arresto de Casado, tropezó con el hecho de que el comandante del SIM del Ejército del Centro, Ángel Pedrero, se negó porque ya participaba en el contubernio de Casado.
-Tiene usted un capítulo, el 10, llamado El golpe, que, de ser su obra una novela, podríamos decir que es el clímax ¿Coincide? ¿Cómo se planteó su escritura? ¿No le parece a usted la base de un guión fantástico para una película histórica?
-Si yo fuera novelista, pensaría en estos términos. Sin embargo, soy historiador y mi cometido es contar lo que pasó de la manera más verídica posible a base de una investigación. Habiendo dicho esto, creo que el historiador no es solamente un investigador sino también alguien que cuenta historias basadas en la realidad. Por tanto, tiene el deber para con sus lectores de hacerlo de la manera más amena posible.
-El Partido Comunista, su teórica masiva presencia e influencia en el Ejército e incluso su supuesto control sobre el Gobierno y el propio Negrín, fue usado para justificar el golpe del 5 de marzo de 1939. Se sirvió de este argumento Casado, también lo hicieron los anarquistas, incluso lo hizo Besteiro. Era falso, pero ¿se tenía esa percepción en 1939? ¿Calaba este argumento? Parece que incluso hoy aún perdura en algunos historiadores.
-Claro que era falso. Si fuera la verdad, como siguen diciendo algunos historiadores de derechas, que la República era una marioneta de Moscú, Casado no habría tenido el éxito que tuvo. Negrín colaboraba con los comunistas porque defendían la República y porque eran el canal a través del cual llegaba la ayuda soviética. Esto no significaba que él fuera comunista o excesivamente influido por ellos. Había anarquistas y socialistas que creyeron ese mito porque, al abogar Negrín y los comunistas por la resistencia continuada, era una manera de canalizar su derrotismo y su cansancio de la guerra. También había el resentimiento por lo que habían hecho los comunistas al reprimir las ambiciones revolucionarias de los anarquistas.
-También cuesta entender la participación de Julián Besteiro.
-La motivación de Besteiro era una mezcla de soberbia e ingenuidad. Evidentemente, dada su reputación de hombre por encima de las rencillas políticas, a Casado le vino de perlas como legitimación de lo que estaba conjurando.
-Creo que usted hace una descripción muy acertada del proceder de Besteiro, al calificarlo de "ingenuidad culposa". ¿Por qué utiliza esta expresión?
-Porque había que ser ingenuo, o no haber leído ningún periódico en los dos años y medio anteriores, para no darse cuenta de lo que iba a ser la represión franquista. Y era ingenuidad culposa porque, a base de su creencia errónea de que no iba a haber una represión, obstaculizó las posibilidades de evacuación de miles de republicanos y así contribuyó a su suerte trágica.
-Al final, Besteiro decide quedarse en España. ¿Una decisión que, de alguna manera, le honra, aunque quizás no oculte su tremendo error?
-Efectivamente. Un sacrificio inútil que contribuyó a mantener su reputación pero que no sirvió para limitar la represión en lo más mínimo.
-Otro papel discutible es el de Azaña. ¿Cree que estuvo a la altura de las circunstancias?
-No. Hubo muchísimos elementos admirables en Azaña. Sin embargo, su cobardía al huir después de la caída de Catalunya dejó a la República sin jefe de Estado y dio una excusa a los gobiernos francés y británico para reconocer a Franco y dificultar la situación de Negrín.
-Al final, la Guerra Civil terminó un poco como empezó: con un golpe de Estado, en el que los sublevados se justifican por el peligro revolucionario comunista. ¿Se cierra un círculo que Franco explotó muy convenientemente y que le benefició incluso cuando gobernó, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial?
-Sí. En ninguna de las dos circunstancias hubo peligro revolucionario comunista alguno pero las circunstancias internacionales permitían a Franco aprovecharse de esa retórica falsa.
-El papel de Gran Bretaña ayudó poco a la República y el reconocimiento del gobierno de Burgos, cuando aún no había finalizado la guerra, perjudicó todavía más las pretensiones de Negrín de conseguir una paz negociada. ¿Por qué esa especie de desconfianza o animadversión hacia la República por parte de las autoridades británicas?
-El gobierno británico durante la Guerra Civil era muy conservador y ferozmente anticomunista. Se había tragado el bulo de la conspiración comunista lanzado por los golpistas en 1936. Además, las clases altas británicas tenían muchos lazos con las españolas, desde el duque de Alba (también duque de Berwick-on-Tweed y emparentado con la familia real británica) hasta los muchos españoles (sobre todo de Jerez) educados en los colegios privados ingleses más elitistas. El gobierno conservador simpatizaba con Hitler y Mussolini porque esperaba que ellos fuesen una fuerza anticomunista.
-También queda al final del libro una cosa clara, un rasgo de Franco que usted ha puesto en evidencia en otras de sus obras: su carácter tremendamente astuto y calculador y su decisión de acabar físicamente con el contrario. ¿Es así? ¿Por qué maltrató incluso a los militares que le ayudaron, como Matallana, Casado…?
-No hay duda de que Franco, a pesar de su mediocridad cultural, era muy astuto cuando de medir las debilidades de un enemigo se tratase. La gratitud nunca fue uno de sus rasgos y, a los que no se habían declarado plenamente a favor del alzamiento, por muy útiles que fuesen sus servicios a su causa, les trataba como enemigos. Había algunas excepciones –las explica muy bien el Dr. Bahamonde Magro– y una de ellas fue Casado. Si bien no tuvo los premios que él esperaba, en cambio Franco facilitó su evacuación a Gran Bretaña donde recibió un trato excepcional por sus servicios en acelerar la derrota republicana.
Blai Felip Palau. La Vanguardia
Fuente original: http://www.lavanguardia.com/cultura/20150222/54426429380/paul-preston-azana.html
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