domingo, 5 de abril de 2020

Cuarentena por coronavirus: 24 cursos online gratis y en español de 5 de las mejores universidades del mundo

En este momento, el 87% de los estudiantes del mundo están sin clases. Así lo asegura la Organización de Naciones Unidas al 30 de marzo. Eso quiere decir que son 1.500 millones de estudiantes sin clases en 165 países del mundo debido al coronavirus. Si eres una de esas personas que se ha quedado sin clases o si estás con ganas de aprender algo nuevo en tu tiempo libre, internet está lleno de cursos online en todas las áreas de especialización. Algunos incluso son dictados por las mejores universidades del mundo y de forma gratuita, aunque la mayoría están exclusivamente en inglés y es usual tener que para obtener un certificado oficial. Cómo ser feliz: el secreto del éxito del curso más popular en la historia de la Universidad de Yale Para este artículo buscamos entre las universidades mejor calificadas este año por los dos rankings más conocidos, QS y Times Higher Education (THE), y seleccionamos solo los cursos que dictan gratis en español. A continuación, los 24 disponibles en cinco prestigiosos centros, sobre temas tan variados como negocios, matemáticas y paternidad, y que incluye el curso más exitoso en la historia de Yale: La ciencia del bienestar.

Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)

Nº1 en QS / Nº5 en THE
  • Área: comunicaciones
  • Duración: 8 semanas
  • Área: negocios y administración
  • Duración: 6 semanas
  • Área: ciencias sociales
  • Duración: 6 semanas

Línea

Universidad de Stanford

Nº2 en QS / Nº4 en THE
  • Área: ciencia de datos
  • Duración: 11 semanas
  • Área: matemáticas
  • Duración: 10 semanas
  • Área: cuidado de pacientes
  • Duración: 1 semana
  • Área: nutrición
  • Duración: 5 semanas
  • Área: matemáticas y lógica
  • Duración: 10 semanas
  • Área: energía y ciencias terrestres
  • Duración: 1 semana
  • Área: nutrición
  • Duración: 5 semanas
  • Área: salud pública
  • Duración: 1 semana

Línea

Universidad de Princeton

Nº6 en THE / Nº13 en QS
  • Área: filosofía
  • Duración: 6 semanas
Área: psicología
Duración: 6 semanas

Línea

Universidad de Yale

Nº8 en THE / Nº17 en QS
  • Área: historia
  • Duración: 9 semanas
  • Área: historia
  • Duración: 9 semanas
  • Área: gobernanza y sociedad
  • Duración: 8 semanas
  • Área: música y arte
  • Duración: 9 semanas
  • Área: psicología
  • Duración: 6 semanas
  • Área: desarrollo personal
  • Duración: 10 semanas
  • Área: finanzas
  • Duración: 7 semanas
  • Área: psicología
  • Duración: 6 semanas
  • Área: psicología
  • Duración: 4 semanas
  • Área: historia
  • Duración: 11 semanas

Línea

Escuela Imperial de Londres

Nº9 en QS / Nº10 en THE
  • Área: matemáticas y lógica
  • Duración: 6 semanas

Manolis Glezos, héroe de la resistencia griega

Estandarte de la izquierda helena, labró su leyenda al arriar la bandera con la esvástica de la Acrópolis durante la ocupación nazi de Atenas

La noche del 30 al 31 de mayo de 1941, dos chavales treparon a la entrada de la Acrópolis, donde ondeaba la bandera con la esvástica desde que, apenas un mes antes, las tropas nazis entraran en Atenas. Apóstolos Lakis Santas, de 19 años, y Manolis Glezos, de 18 años, arriaron la enseña y desaparecieron en la oscuridad, mientras daban a luz una leyenda. Lakis Santas murió en 2011 y Glezos, estandarte de la izquierda griega, soltó amarras a los 98 años este lunes, en Atenas, de una insuficiencia cardiaca.

Corrían los duros años de la Segunda Guerra Mundial, cuando Grecia era un bocado apetitoso en disputa entre las fuerzas del Eje y el Tercer Reich. La ocupación nazi (1941-1944) desencadenó uno de los periodos más negros de la historia reciente del país: las matanzas de civiles en Dístomo o Kalávryta; una hambruna que mató a cientos de miles de personas; ejecuciones sumarias, como la del hermano menor de Glezos. Más tarde, una guerra civil (1946-1949) que hizo jirones a la izquierda griega. Desde el primer día de la ocupación, como un resistente y fecundo sarmiento, el combatiente Glezos encarnó entre la escombrera de siglas la llama de la resistencia, así como el compromiso sin componendas. A un superviviente como él no le dolieron prendas en romper con Syriza, formación de la que fue diputado (2012) y europarlamentario (2014), cuando la izquierda gobernaba por primera vez el país, tras el vergonzante rescate que Alexis Tsipras se vio obligado a aceptar en 2015.

Como otro gran titán, el compositor Mikis Theodorakis –compañero de viaje y de protestas–, las de Glezos fueron verdades del barquero: incluso dentro de Syriza se asumían por pertinentes sus tirones de orejas, mientras seguían acudiendo a él como quien va de romería a un santo laico. Numerosos dirigentes del partido, así como de la conservadora Nueva Democracia, en el poder, glosaron este lunes su figura como “símbolo de la nación”. El Gobierno anunció también que su sepelio será sufragado con fondos públicos.

El que el general De Gaulle llamó en su día “el primer resistente de Europa” ha muerto como vivió, peleón hasta el punto de batirse el cobre en primera fila, tragando gases lacrimógenos como cualquiera, en las infinitas protestas antiausteridad en Atenas. Glezos nunca dejó de reclamar a Berlín las compensaciones de guerra por la ocupación nazi, lo que no impidió que durante una ceremonia en memoria de las víctimas de la invasión, en 2017, auxiliara al embajador alemán en Grecia, abucheado por los asistentes, arguyendo que los hijos de los criminales no deben pagar por los delitos de sus padres.

Originario de Apírazos, un hermoso pueblecito de la isla de Naxos del que también fue alcalde, Glezos se trasladó a Atenas de pequeño con su familia. Y como Grecia era pobre, con una pobreza mansa, limpia y honesta como gusta recordar el escritor Petros Márkaris, hizo de todo para sobrevivir: fue mancebo en una farmacia, estudiante frustrado por la guerra, periodista amateur, escritor, poeta, librero. Y político sobre todas las cosas, con ese aspecto de viejo lobo de mar, una sonrisa inmarcesible bajo la fronda del bigote, y su pelambrera blanca como un golpe de luz entre la marea de claveles rojos que cada noviembre conmemoran la masacre del Politécnico de Atenas de 1973, que precipitó el fin de la dictadura de los coroneles.

En la hoja de servicios a la siempre menguada izquierda griega, Glezos apuntó torturas, dos condenas a muerte, 16 años de cárcel y periodos de destierro y extrañamiento en las islas-prisión del Egeo. La movilización internacional, con De Gaulle, los escritores Albert Camus y Jean Paul Sartre y el pintor Pablo Picasso a la cabeza, le sacó en dos ocasiones del atolladero.

En una de sus últimas entrevistas, Glezos rememoraba la hazaña que protagonizaron él y su amigo Lakis en 1941. “Me preguntan siempre por la bandera, pero el principal recuerdo que tengo de esa noche es mi madre. Cuando llegué a casa, pasada la medianoche, la vi esperándome en la escalera. Me cogió de la oreja, me llevó a la cocina y en voz muy baja, para no despertar al resto de la familia, me preguntó dónde había estado. Entonces yo abrí la bolsita que llevaba y le enseñé un trozo de la esvástica que había recortado. Me abrazó, me besó y me dijo: ‘Vete a dormir’. A la mañana siguiente, mi padrastro le preguntó dónde me había metido la víspera. Mi madre respondió: ‘Subió a la terraza a ver la Acrópolis’. Es el recuerdo más conmovedor que tengo [de aquella noche], el de mi madre”.

https://elpais.com/internacional/2020-03-30/manolis-glezos-heroe-de-la-resistencia-griega.html

https://www.sinpermiso.info/textos/adios-al-rebelde-manolis-glezos-primer-partisano-de-europa

La Historia de dos ranas

Para reflexionar, un breve cuento que he leído estos días...

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo.
Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.

Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, las ranas de arriba le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió.
Luego se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no era racional seguir luchando.
Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron: "nos alegramos que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".
La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.

*Moraleja*

1. La palabra tiene poder de vida o muerte. Una palabra de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y seguir su camino, seguir adelante y finalizar el día.
2. Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre desanimado puede ser lo que lo acabe por destruir. Tengamos cuidado con lo que decimos.
3. Una persona especial es la que tiene tiempo para animar a otros.

Una referencia relacionada:
En los Estados Unidos de Norteamérica, en la NASA, hay un poster muy lindo de una abeja, el cual dice:
"Aerodinámicamente, el cuerpo de una abeja no está hecho para volar; lo bueno es que la abeja no lo sabe"

¿Qué te parece si hacemos oídos sordos a las cosas negativas y comenzamos a animarnos y a hacer algo todos para que este tiempo que nos toca vivir, sea mucho mejor para todos...?

sábado, 4 de abril de 2020

_- El negocio de controlar nuestras mentes

_- El académico y ensayista Tim Wu reconstruye en Comerciantes de atención. La lucha épica por entrar en nuestra cabeza la historia de la publicidad y la propaganda, que ha desembocado en la distracción permanente de nuestra era

Se sentó frente al ordenador dispuesto a contestar un correo. Pasaron —o más bien volaron— tres horas sin que lo hiciera y acabó preguntándose qué había sucedido. Cuenta el catedrático de Derecho de la Universidad de Columbia, experto en medios y tecnología y especializado en legislación antimonopolio, Tim Wu (Washington, 47 años), que de aquella tarde malgastada acabó saliendo su ensayo Comerciantes de atención. La lucha épica por entrar en nuestra cabeza (Capitán Swing). “Muchos sentimos que hemos perdido el control de nuestras vidas, francamente. Vivir como uno quiere tiene mucho que ver con mantener el control de tu atención y tu tiempo. La idea de que con fuerza de voluntad puedes luchar contra el ambiente que te rodea, es optimista al punto de rozar lo imposible”, apuntaba el pasado 12 de marzo. “Somos como ludópatas en un casino o exalcohólicos pensando que podemos beber una sola copa: perdemos el control y hacemos cosas que no queremos”. A Wu le preocupaba cómo se ha convertido en mercancía nuestra vida, "tanto que hablar con un amigo ha pasado a ser un modelo de negocio para las redes sociales”.

Póster de reclutamiento de la I Guerra Mundial, diseñado por J. M. Flagg.
Póster de reclutamiento de la I Guerra Mundial, diseñado por J. M. Flagg.LIBRARY OF CONGRESS

En su ensayo, este hijo de madre británica y padre taiwanés, ambos inmunólogos, criado en Canadá y formado como abogado en Harvard, rebobina y cuenta la historia de la publicidad, y la de eso que Jürgen Habermas bautizó como la esfera pública, algo que hoy está “totalmente fragmentado” y donde “no se logra resolver ningún debate, ni siquiera el del cambio climático”. Su libro también aborda la propaganda moderna —cuyo nacimiento él sitúa en los carteles de alistamiento de la I Guerra Mundial— y desemboca en Internet, los microfamosos, la cuarta pantalla o los ciberanzuelos.

Carismático y mediático, este profesor, columnista habitual en The New York Times, sabe bien de lo que habla: ha compaginado su carrera académica con el servicio público, trabajando en la oficina del fiscal de Nueva York y más adelante como asesor en asuntos de competencia en la Casa Blanca de Obama, y también pasó una temporada en Silicon Valley empleado en márketing y publicidad. “Eso afectó mi manera de pensar. Una de las cosas que aprendí es que la atención es un bien escaso: nadie escucha nada, tienes que repetir mil veces algo para que cale mínimamente en la gente. Muchos no se dan cuenta de la cantidad de información que es ignorada; la mayoría de las cosas pasan desapercibidas”, señalaba en su despacho donde luce un escritorio de los sesenta que parece sacado de la serie sobre los publicitarios de Madison Avenue, Mad Men, y una placa que trajo de casa de su abuelo en Taiwan.

¿Qué pasó con el idealismo que guió los principios de Internet? “Lo hicimos saltar por los aires. Se pensaba que cuando la humanidad se pudiera comunicar se superarían las diferencias, pero quisimos tenerlo todo y fuimos ciegos ante el corazón capitalista de la empresa”, reflexiona. “Cuando Google y Facebook pasaron a ser empresas de anuncios ganaron mucho dinero y todos los demás también quisieron ser multimillonarios. Además, los ideales del principio no se institucionalizaron, no se construyó nada para fijarlos. La única excepción es Wikipedia, que es lo que Internet pudo haber sido y debió ser”. Wu también señaló a cómo los grandes gigantes pudieron haberse constituido en entidades sin ánimo de lucro, pero este plan se topó con lo que calificó de “agujero negro estadounidense”, ese dar “rienda suelta al capitalismo” y confiar en que las cosas saldrán bien o se arreglarán más adelante.

Durante sus años en la Casa Blanca se frustró. “Hacia el final, miramos a la economía y nos preguntamos si la habíamos inflado. Salvamos la crisis, pero no hicimos un buen trabajo a la hora de frenar la concentración empresarial y la desigualdad”. Integrante del grupo de académicos y expertos conocidos como los “nuevos brandeístas” (herederos intelectuales del juez Louise Brandeis, campeón de la causa antimonopolio), hoy Wu aboga por fragmentar a los cuatro grandes (Amazon, Google, Facebook y Apple) e imponer una legislación antimonopolio acorde con los tiempos, ideas que influyeron el programa de la candidata demócrata, que ya salió de la carrera, Elizabeth Warren. Y Wu cargó con fuerza contra el papel que Facebook vuelve a jugar en la campaña presidencial de 2020. “Una de las cosas que me gusta de la UE es que a veces prohíbe cosas”, argumentaba. “EE UU no está tratando con seriedad los problemas que las redes causan en las elecciones”. ¿La política capta demasiado o demasiado poco la atención del público? “Ambas cosas”, respondía y añadía que la mezcla de política y entretenimiento es un “desastre”, que empuja a una cobertura de la política como la que se hace de las estrellas. “Además, todo acaba reducido a una especie de competición deportiva en la que la única pregunta es cómo van los nuestros, si ganan o pierden”, apuntaba. “Incluso enfrentándonos a un virus, al principio, la mitad de la conversación giraba en torno a si esto es bueno o malo para Trump. Es una locura que eso sea el filtro para interpretar el mundo. Todo se vuelve muy tribal”.

Una de las cosas que me gusta de la UE es que a veces prohíbe cosas. EE UU no está tratando con seriedad los problemas que las redes causan en las elecciones. TIM WU.

Timothy Wu en su oficina en la Universidad de Columbia en marzo.

De vuelta al mundo de la atención que nos es robada desde todos los frentes, el profesor observa en Trump una capacidad extraordinaria para atrapar al público. “Es el rey de los hackers de la atención. Se mete dentro de la cabeza de la gente. Es un showman nato. Como los propagandistas más exitosos, tiene unos mensajes muy, muy, muy sencillos que conectan muy bien, que repite infinidad de veces de forma machacona. El coronavirus es lo único que le está volviendo loco, porque esta vez no logra cambiar la historia y dar un giro al guión”, opina.

Wu prepara un nuevo libro en el que defiende que hoy no se trata de luchar por la libertad de expresión sino por mantenernos libres de propaganda. Acababa de impartir, la misma tarde en que se celebró la entrevista, la primera clase telemática tras anunciarse el fin de toda actividad presencial en el campus, y comentaba que ahora que llegaba “la viralidad de verdad”, dudaba que este término volviera a ser usado de forma casual, como cuando se dice que una noticia o meme se volvió “viral”. Reflexionaba también sobre cómo el coronavirus está paradójicamente impulsando aún más el ciberespacio: “Estamos en una especie de extraño test para ver cuán completo es el mundo virtual que construimos. En la gripe de 1918 te ponían en cuarentena y realmente lo estabas, ahora la idea es que estemos aislados, pero conectados”.

Wu se despidió vaticinando que sería uno de los últimos encuentros cara a cara, y que en unos días nada de eso sería ya posible. Por correo electrónico, una semana más tarde, según avanza la crisis, añade: “Al final Trump si ha logrado convertirse en el centro de atención, metiéndose en peleas con todo el mundo, cambiando su postura cada semana, y convirtiendo sus comparecencias diarias en telerrealidad. ¡Ángela Merkel no puede competir!”

https://elpais.com/cultura/2020-03-28/el-negocio-de-controlar-nuestras-mentes.html?rel=lom

Muere de coronavirus Rafael Gómez, el último español de La Nueve

Fallecido a los 99 años en Estrasburgo, participó en la Guerra Civil, en la liberación de París y era Caballero de la Legión de Honor de Francia

En la madrugada del lunes 31 de marzo de 2020 ha muerto a los 99 años en Estrasburgo (Francia), víctima de la Covid-19, Rafael Gómez: andaluz transnacional nacido en Adra (Almería), en 1921, compañero, padre y abuelo. Hombre sencillo, caballero de la Legión de Honor en Francia (2012) y, hasta su fallecimiento, el último español con vida de La Nueve: la célebre compañía de combate del tercer batallón del Regimiento de marcha del Chad, conocida por su participación en la liberación de París en agosto de 1944.

Crecido entre Cádiz y Badalona, ciudad a la que emigró con sus padres siendo un niño, y en la que le sorprendió el golpe fallido del 18 de julio, Rafael fue movilizado a la edad de 17 años. Integrante de la Quinta del biberón, Rafael Gómez perdió en España una guerra que en su fase final le llevó a refugiarse al otro lado de los Pirineos, en una Francia hostil al extranjero. Desarmado, fue internado en el campo de Barcarés y posteriormente en el de Saint-Cyprien, donde, tras superar el caos inicial y participar en las labores de construcción del recinto, logró contactar con unos familiares residentes en Orán (Argelia). Estos le pusieron en contacto con su padre, internado en el campo de Argelés-sur-Mer; reclamaron a ambos y consiguieron su puesta en libertad.

En Orán logró sobrevivir como aprendiz de zapatero, actividad gracias a la cual pudo conocer al que más tarde sería su compañero de armas, el también andaluz Vicente Montoya (Sevilla, 1923), alias El cabrero. Junto a cientos de extranjeros, jóvenes norteafricanos, y opositores franceses, formaron parte de los Cuerpos Francos de África: unidad en la que participó en la conquista aliada del norte de África, antes de alistarse en las Fuerzas Francesas Libres y formar parte del núcleo inicial de voluntarios transnacionales que dieron cuerpo a La Nueve.

Desde que fuera creada en Orán, en el verano de 1943, y hasta que fue disuelta en 1945, al menos 335 hombres de 14 nacionalidades diferentes sirvieron en las filas de esta compañía. De ellos, al menos 185 eran españoles, en su mayoría, como Rafael, refugiados republicanos huidos en la fase final del conflicto español, pero también inmigrantes económicos llegados a territorio francés antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Sus compañeros de armas eran jóvenes norteafricanos, franceses evadidos de Francia por España, gaullistas, comunistas y refractarios del Servicio de trabajo obligatorio impuesto por los nazis, refugiados alemanes, antifascistas italianos, belgas, húngaros, portugueses, rumanos, rusos, suizos, armenios, chilenos y brasileños. Todos ellos voluntarios transnacionales de la libertad encuadrados bajo bandera francesa libre, la misma que llevaba pintada la puerta del semioruga Guernica, el vehículo que conducía Rafael a su llegada a París.

Trasladados desde Orán a Temara, donde recibieron, montaron y reglaron el equipamiento y los vehículos norteamericanos, los hombres de La Nueve fueron entrenados, previo paso por Escocia e Inglaterra desembarcaron en Normandía a principios de agosto de 1944. Había pasado un año desde que la compañía fue formada hasta que registró sus primeras bajas en combate, en Ecouché. Muchas más llegaron después, especialmente camino de Estrasburgo. La mayoría fueron reemplazadas con jóvenes reclutas franceses, que mitigaron hasta casi diluirlo el acento español que tenía la compañía al nacer.

Desmovilizado en 1945, Rafael regresó a Argelia, se casó con Florence López, francesa de origen español, y formó una familia. Regresó a la metrópoli en 1957 y se instaló en Estrasburgo, ciudad en la que falleció el lunes. Como sus compañeros de armas, fue un joven normal que hizo cosas extraordinarias. Un hombre sencillo que desafortunadamente este año faltará a su palabra de brindar en Grussenheim (Francia), junto a la tumba de sus compañeros caídos, por aquellos que, como él, dieron su vida defendiendo la libertad. Ojalá que sus cenizas reposen pronto con las de Florence. Así es como Rafael quería acabar una vida llena de guerras, a las que sobrevivió con miedo, y a las que logró dar sentido.

Diego Gaspar Celaya es investigador y profesor de la Universidad de Zaragoza.

https://elpais.com/cultura/2020-03-31/muere-de-coronavirus-rafael-gomez-el-ultimo-espanol-de-la-nueve.html

«La pandemia es otro caso de la falla masiva del mercado, como el calentamiento global»

 Noam Chomsky

Para el pensador estadounidense –quien aprovechó el aislamiento en que se encuentra para responder preguntas a El Mostrador– «la situación es, por supuesto, muy grave, principalmente para el sur global y los sectores más vulnerables en Occidente. Del mismo modo que la pandemia podría haberse evitado, y en algunos países asiáticos parece haberse contenido en gran medida, la crisis económica puede mitigarse y evitar que se vuelva catastrófica. No es necesario repetir los errores de 1929 o de 2008. La crisis pone de manifiesto profundos defectos en los modelos económicos imperantes, defectos que pronto provocarán crisis mucho peores, a menos que se tomen medidas importantes para evitarlos. Por terrible que sea la crisis del coronavirus, habrá recuperación. No habrá recuperación del calentamiento global si no se controla».



La evidencia científica apunta a que la aparición del COVID-19 no fue de modo alguno imprevisible. De hecho, en un artículo publicado el pasado lunes en El Mostrador, la Sociedad de Microbiología de Chile sentenciaba en forma preocupante que “tal como lo hemos visto incluso en estos días, las decisiones sobre la pandemia de SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, son en muchos casos basadas en criterios políticos y económicos, más que en la evidencia científica”.

Basado en estas evidencias, Noam Chomsky estima que la aparición del COVID-19 se pudo prever, pero que, dado el modelo económico, era difícil que los recursos públicos fueran destinados a escenarios de prevención hipotéticos.

El intelectual, quien no requiere de mayor presentación, respondió desde su lugar de aislamiento a este cuestionario de El Mostrador sobre la pandemia que desafía a la humanidad.

-¿Cómo está profesor?

Personalmente bien. Aislado.

-La situación se reveló más seria de lo que en un principio el gobierno de Trump previó.

La reacción de la administración Trump ha sido un desastre: negación, confusión, pérdida de tiempo. Por ahora, Estados Unidos es el único país importante que ni siquiera puede proporcionar información precisa a la Organización Mundial de la Salud. El gobierno finalmente está dando algunos pasos: demasiado tarde, demasiado limitado.

-De pronto pasamos de lidiar con la emergencia climática y la amenaza nuclear a una pandemia devastadora. ¿Era previsible de alguna forma?

Se ha esperado durante algún tiempo, se estimaba que otra pandemia estaba en camino, tal vez causada por un coronavirus similar al SARS. Las compañías farmacéuticas no tenían interés en la preparación de antídotos. Sin ganancia inmediata. Por otro lado, las iniciativas gubernamentales han sido bloqueadas sistemáticamente por la doctrina neoliberal imperante, que autoriza al Estado a proporcionar subsidios a las corporaciones y rescatarlas de los problemas, pero no interferir con su control del mercado, incluyendo el farmacéutico.

-¿A qué responde la situación que enfrentamos?

Como mencioné, la pandemia es otro caso de la falla masiva del mercado, como el calentamiento global. Para las compañías farmacéuticas privadas, las señales del mercado eran claras: no desperdicies recursos en la preparación anticipada para una pandemia. El gobierno podría haber intervenido, como en Corea del Sur, pero eso entra en conflicto con la ideología neoliberal; interferiría con los sagrados derechos del poder privado concentrado. El papel del gobierno es subsidiar y proporcionar derechos de patentes exorbitantes, asegurando ganancias colosales. Pero no interferir con las prerrogativas de privilegio y riqueza.

-Trump y Bolsonaro pasaron de decir que era una invención de los medios de comunicación a tomarlo con cierta seriedad.

Mucho de lo que ha pasado globalmente, se debe a ese enfoque de reaccionar tardíamente.

-Esta crisis ha expuesto el verdadero estado de los sistemas de salud pública, que no están pasando la prueba

Muy cierto. También demuestra cómo han sido debilitados por los programas neoliberales de la generación pasada. -La crisis pandémica a su vez provocará una crisis económica, que evoca la crisis subprime o incluso la de 1929, ¿cuál es su apreciación?

La situación es, por supuesto, muy grave, principalmente para el sur global y los sectores más vulnerables en Occidente. Del mismo modo que la pandemia podría haberse evitado, y en algunos países asiáticos parece haberse contenido en gran medida, la crisis económica puede mitigarse y evitar que se vuelva catastrófica. No es necesario repetir los errores de 1929 o de 2008. La crisis pone de manifiesto profundos defectos en los modelos económicos imperantes, defectos que pronto provocarán crisis mucho peores, a menos que se tomen medidas importantes para evitarlos. Por terrible que sea la crisis del coronavirus, habrá recuperación. No habrá recuperación del calentamiento global si no se controla.

Fuente: https://www.elmostrador.cl/destacado/2020/03/25/noam-chomsky-la-pandemia-es-otro-caso-de-la-falla-masiva-del-mercado-como-el-calentamiento-global/

Por qué a veces debes dejar a una pareja que amas, y cómo se hace.

El amor no siempre puede con todo, y romper no es traumático por necesidad

JARA ATIENZA
16 MAR 2020 -

Tu relación va viento en popa, el amor es inagotable, te sientes invencible y la vida es maravillosa… hasta que una llamada de teléfono desata la tormenta. Te ofrecen una oferta de trabajo en el extranjero; "la oportunidad de mi vida", te dices, emocionado. Pero cuando compartes la buena nueva con tu pareja llega el primer golpe: su vida está aquí y no se plantea abandonar la ciudad. Tras el shock inicial comienza el segundo asalto, arbitrado por el desasosiego. ¿Qué va a pasar con mi relación? ¿Resistirá la distancia? ¿Será mejor dejarlo? Al final, son distintas versiones de un mismo planteamiento: ¿y si el amor no puede con todo?


A mature South Philippine dwarf kingfisher.Credit...Miguel David De Leon/Robert S. Kennedy Bird Conservancy

Resulta confuso, pero lo cierto es que hay situaciones que acaban provocando que dos personas rompan aunque se amen. Para Delfina Ramos, psicóloga y sexóloga del hospital HLA Mediterráneo, a veces la ruptura no solo es inevitable, sino que es necesaria: "Hay circunstancias que van desgastando la relación muy lentamente; cortar a tiempo, antes de que se vuelva dañina, puede ser la mejor manera de seguir manteniendo un vínculo con la otra persona, aunque sea de amistad". Y no hay que esperar a que lleguen las discusiones, basta con que exista un tira y afloja constante.

Si no se comparten expectativas, el camino se parte en dos
Ponía Antoine de Saint-Exúpery en boca de su principito que el amor no consiste en mirarse el uno al otro, sino en mirar los dos en la misma dirección. La afirmación tiene matices, pero "si las expectativas o los proyectos vitales en los que se encuentra cada uno son incompatibles, es frecuente que una relación aparentemente fructífera se acabe", afirma Neus Córdoba, psicóloga especialista en pareja y familia, y directora de la clínica Instituto Klein.

Uno de los proyectos que ponen de manifiesto más diferencias es el de pasar de ser una pareja a una familia de tres, una decisión en la que puede haber diferencias importantes. Un ejemplo de manual, sacado de la cultura televisiva de los noventa, es el de las parejas más prometedoras de la icónica serie Friends: Mónica y Richard. Salvaron una diferencia de edad de 20 años y el hecho de que él era amigo del padre de ella, pero cuando hablaron de tener hijos se abrió una brecha insuperable.

En cuanto a las expectativas, una de las más problemáticas está en la alcoba. "La conexión sexual es tan importante hoy en día que, si algo falla, es frecuente que una pareja que se quiere se plantee romper", explica Córdoba. "Ya no hablamos de incompatibilidad en la práctica, sino de diferencias de libido", matiza la experta, quien reconoce que es uno de los conflictos más frecuentes que se tratan en las consultas. Al inicio de una relación el deseo y la actividad sexual suelen ser mayores, y van disminuyendo con el tiempo. El problema viene cuando uno piensa que se van a mantener siempre igual intensos porque, cuando la pasión disminuye, aumentan las discrepancias.

Los cuatro pasos de la ruptura
No todo son proyectos o expectativas. Otro de los factores a tener en cuenta es que, al contrario de lo que se suele pensar, una relación no siempre es cosa de dos. Para Córdoba, la presión social influye tanto en una ruptura como las costumbres sexuales. "Cuando tus amigos o tu familia no aceptan a la otra persona, te ves obligado a elegir entre la relación y la red social, y muchas veces lo segundo se sitúa por encima del amor", cuenta. Sí, aquellos que te quieren a veces pueden estar saboteando tu relación.

Según el psicólogo Miguel Hierro, las diferencias socioeconómicas también acostumbran a ser un factor determinante. "Que uno tenga un estatus social más alto, venga de una familia con más recursos o de una fuerte tradición religiosa puede generar que el entorno condene la relación, y que uno de ellos acabe por ser más fiel a su grupo de origen o de amigos que a su amor", detalla.

¿Romper significa que ya no le quieres? Ni sí ni no. Lo que está claro para Hierro es que hay un choque de prioridades. Están los que ponen primero el amor y quienes colocan el trabajo, el dinero, el poder o la familia por encima. En todo caso, actuar bajo una motivación egoísta puede tener una justificación: "Si sientes que tu relación es perjudicial de alguna manera no tiene sentido que continúes con ella", recuerda el especialista. ¿Pero cómo dejar a la persona a la que quieres para que sea lo menos traumático posible para los dos? Y si tú eres la parte perjudicada, ¿cómo se supera una ruptura cuando el amor perdura?

Asegúrate de que es realmente lo que quieres
Los especialistas coinciden en que el primer paso es hacer algo de introspección. ¿Tengo motivos de peso? A veces, serenarse y buscar una perspectiva lo más objetiva posible ayuda a aclarar las ideas. Para Hierro, imaginarnos cómo sería nuestra vida sin la otra persona puede darnos algunas respuestas. Pero de nada sirve si bloqueamos las emociones o no somos honestos con nosotros mismos… y con el otro.

Dialogar siempre es lo primero
Hay que quemar cartuchos antes de romper. Discutir las posibles concesiones puede convertirse en el último chaleco salvavidas. Eso sí, el acuerdo puede no llegar. En esos casos, "lo mejor es tratar de romper sin resentimientos y decir: no hemos llegado a una solución común, pero el amor siempre ha estado ahí y con eso me quedo", aconseja Neus Córdoba.

Negociar los términos de la ruptura
Una vez tomada la decisión de que conviene poner punto final, llega quizá la parte más complicada: pactar los términos de la ruptura. Alcanzar un acuerdo no es sencillo y tampoco existe una receta mágica. Es más, los expertos difieren sobre si es recomendable dejarse de verse por un tiempo o seguir manteniendo el contacto: uno puede convertirse en un apoyo para esos momentos o desaparecer y dejar que la expareja pase su periodo de duelo. El problema viene cuando se da un duelo ambiguo, en el que hay una "ausencia presente". Este término se refiere, por ejemplo, a cuando tu pareja ya no está contigo pero te sigue llegando información (por ejemplo, a través de amigos comunes) que le hace seguir estando presente de alguna manera. En estos casos, tratar de cortar el vínculo en ambientes como las redes sociales, al menos al principio del duelo, suele dar mejor resultado que intentar ignorar la ausencia presente.

Aceptar el cambio
Sobre todo cuando todavía están los buenos sentimientos de por medio, es común afrontar la ruptura como un fracaso. Es un error. Para Córdoba, la mejor manera de superar esta situación consiste en "abandonar esa metáfora bélica y traumática asociada a las rupturas y ver la situación como un cambio en la vida". Delfina Ramos va un paso más allá: "Es bueno cerrar una relación reconociendo qué es lo que ha aportado el otro y pudiendo agradecérselo. De lo contrario, nos llenaríamos de una energía psíquica que no nos dejaría cerrar del todo la relación y, seguramente, tampoco empezar una nueva", señala.

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viernes, 3 de abril de 2020

De la estepa rusa al centro de Madrid. Las complicidades de Zúñiga le permitieron afinar su mirada para contar las entrañas de la guerra en la capital española.

En 1951 Juan Eduardo Zúñiga se estrenó en la novela con Inútiles totales. Se desarrolla en Madrid, en plena Guerra Civil, así que se oyen cañones lejanos y la ciudad tiene ese aire triste que procede del hambre, la falta de perspectivas, la pobreza. Aun así hay margen para la vida: a dos jóvenes, Cosme y Carlos, de “aspecto desmedrado y sucio”, les llega de pronto la amistad en cuanto cruzan las primeras palabras. Cosme va a visitar a Carlos a Vallecas y camina por zonas descampadas y rodea algunos huertos, el ruido del frente como telón de fondo, la gente con aspecto miserable, los niños jugando (los niños siempre siguen jugando). Llega a una pequeña casa, lo espera su amigo. Entran, “allí había libros amontonados por todos sitios y, en cambio, solo una cama de hierro, una mesita y una banqueta”. Cosme se da cuenta de que son los que a él también le gustan, y Zúñiga se refiere entonces a una “charla entusiasta sobre los libros conocidos”. No es mala manera de empezar una amistad.

El pasado lunes Juan Eduardo Zúñiga murió con 101 años, pero ha dejado, al margen de su propia obra literaria, ese puñado de caminos que permiten llegar de una manera estrictamente personal a los escritores rusos que tanto amó. La lectura es también el lugar de la amistad y de la celebración de la vida y, como ocurre con aquellos muchachos de su primera novela, es un buen caldo donde hervir las complicidades y aprender a mirar el mundo. No hay otra para encontrar la propia voz que recorrer los surcos que otros han recorrido antes. Y aquella pequeña casa de Vallecas puede servir como la síntesis de lo que resulta imprescindible: una cama, una mesa, una banqueta, libros por todas partes; ya está.

Fue en Desde los bosques nevados donde Zúñiga reunió ese puñado de ensayos en los que explora cuanto los escritores rusos le enseñaron y en el que incorporó también la biografía que hizo de Iván Turguénev, al que se rindió, confiesa, cuando todavía tenía en sus manos libros infantiles. Habla de “evocación de un entusiasmo juvenil”: quizá habría que añadir que acaso no haya otra época en la vida más propicia para facilitar el enigmático encuentro que se produce entre lector y escritor. Ya nada es igual cuando se ha cerrado un libro. Y de esa experiencia tan íntima y profunda y extraña, y que te transforma radicalmente, es de la que trata Zúñiga cuando entra en su memoria de escritores rusos. Los avatares del anillo de Pushkin, la canción de una mujer zíngara, las maneras de Chéjov, la transformación de Dostoievski cuando regresa del penal, la timidez de Turguénev, las extravagancias del círculo de los simbolistas, el afán de los revolucionarios por abolir las injusticias… “Nadie inventa las palabras que convocan a esa lucha: proceden de un hondo subterráneo abierto en las conciencias de las gentes”, escribe.

Zúñiga intimó tanto con esos escritores rusos que aprendió de primera mano cómo tratar los dolores y las quiebras, las ilusiones rotas y los sueños imposibles, las traiciones, los miedos. Estaba preparado para mirar con finura y una inmensa piedad lo que pasó en Madrid durante la guerra. No hizo literatura social, se metió en sus cuentos en las entrañas de los que padecieron aquel horror: por eso son admirables.

https://elpais.com/elpais/2020/02/27/opinion/1582807231_549869.html

Muere el escritor Juan Eduardo Zúñiga
El autor de 'La trilogía de la Guerra Civil' y premio nacional de las Letras Españolas fallece en Madrid a los 101 años

El escritor Juan Eduardo Zúñiga ha fallecido este lunes en Madrid a los 101 años. El autor más ruso de nuestros prosistas, como lo ha definido Luis Mateo Díez, porque hacía del oído su materia de creación literaria, como él mismo defendía. Esa era su bandera artística, la que protegió en su maestra trilogía del relato breve y bélico: Largo noviembre de Madrid, Capital de la gloria y La tierra será un paraíso. Tres libros compuestos por 34 cuentos publicados en 1980, 1989 y 2004. Sí, el oído de Zúñiga le ha hecho humanizar las consecuencias de la barbarie de la Guerra Civil, sin abandonar nunca el bando de los perdedores. Nadie fotografió la Guerra Civil como lo hizo él.

Gracias a él, la historia de la literatura española sabe que no se puede ser escritor sin intentar atrapar la vida, sin ser capaz de oír no solo los matices de la lengua, “sino también los repliegues del corazón”, decía. Por eso le interesó más el drama que la comedia, por eso más las personas que sufren y pueden ser vencidas por la vida. Por eso desmigó el caudal de sentimientos que cada uno de sus seres ocultaban bajo una vida opacada, en la Guerra Civil y la dictadura. Egoísmo, desolación, pasiones, miedos, ilusiones y revanchas en la sencilla luz de gentes sin atisbo de heroicidad. Lo pueden encontrar en el relato Invención del héroe, sobre el fracaso de la esperanza de una población desahuciada.

Eso es lo que le ha convertido en un autor de culto e, irremediablemente, en oculto, que no ha llegado a recibir el Cervantes, aunque fue galardonado con el Nacional de las Letras Españolas, en 2016. Cuando le concedieron este premio apuntó en una entrevista con este periódico que La trilogía de la Guerra Civil fue “una travesía de Madrid, relacionándome con los personajes, no precisamente ejemplares, que no se adscribieron a ninguno de los dos bandos que estaban en contienda, sino que vivían en soledad, con mala conciencia por no tener un compromiso”.

Con los rusos
Zúñiga aprendió de Chéjov su habilidad para describir con habilidad, con valentía y ternura las escenas que ante él suceden. Pero lo que más le llamó la atención del autor de La gaviota fue su anhelo para escapar, para cumplir con su necesidad de intimidad y su deseo de soledad, con la que dedicarse a ser escritor. Adoraba la obra que va desde Turguénev hasta Pushkin, Gorki o Tolstói. Lo ruso manda en la biblioteca de su casa.

De ellos le separa la perspectiva alegórica en su realismo: opera con precisión, austeridad y resistencia sobre la aparente cotidianidad, donde ocurren sucesos incomprensibles. Porque la fantasía busca otra realidad. Y así fue siempre. Su claridad sin fanfarrias ya se desveló en su primera novela, Inútiles totales (1951), autoeditada, que le permitió, según sus allegados, avanzar sin correr, sin plegarse ante nada.

Joan Tarrida ha sido su editor en Galaxia Gutenberg y lo recuerda como un autor “de exigencia extrema, que corregía y corregía hasta la extenuación”. El pasado mayo publicó sus memorias, que él mismo definía como una cartografía de la ciudad, en la que los ciudadanos han tratado de conquistar unas libertades y superar los traumas recientes. “Ha sido un privilegio trabajar con él, que ha sabido enfrentarse a los grandes temas con puntos de vista nuevos, como el retrato del horror de la guerra desde la retaguardia”, ha añadido el editor, que ha destacado los 40 relatos fantásticos breves que contiene el libro Misterios de las noches y los días (1992).

La memoria protegida
“Pasarán unos años y olvidaremos todo; se borrarán los embudos de las explosiones, se pavimentarán las calles levantadas, se alzarán casas que fueron destruidas. Cuanto vivimos, parecerá un sueño y nos extrañará los pocos recuerdos que guardamos”, puede leerse en el arranque de Noviembre, la madre, 1936, incluido en Largo noviembre de Madrid. La aparición, en 1980, de este libro de cuentos (junto con Mi hermana Elba, de Cristina Fernández Cubas) supuso un hito en la historia de este género. Y abrió en canal el relato consensuado de la inmaculada democratización española. Con la Transición en carne viva, Zúñiga se mostró como el albacea de las cuentas pendientes.

Por eso su obra no ha muerto, porque desmonta el mito del entierro de la memoria y descubre los conflictos derivados de su ninguneo. En el país de las fosas silentes, Juan Eduardo Zúñiga nunca ha dejado de ser pertinente, menos ahora. Es el forense de la posguerra: sus personajes nos avisan, dicen que todo pervivirá, que solo la muerte borrará “la persistencia de aquella cabalgata ennegrecida que fueron los años que duró la contienda”. Fue el primero en alertar sobre la necesidad de refrescar la memoria herida, mientras demostraba que la literatura puede ser sensible y cómplice ante el sufrimiento humano. Zúñiga nunca fue un cínico, ni defendió esa posición. Lecciones entre cascotes y escombros, que no han caducado a fuerza de ser silenciado.

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