_- Cuenta Emmanuel Carrère que, en relación con la Unión Europea, Macron quiere situarse en la línea de los visionarios y no de los gestores, de los filósofos y no de los burócratas. En Atenas, este septiembre, en la colina de Pnyx, alcanzó este punto alto de su oratoria: “Miren el tiempo que vivimos: es el momento del que hablaba Hegel, el momento en que la noche cae y donde la lechuza de Minerva levanta el vuelo”.
Macron, primer presidente culto de Francia en mucho tiempo, habló al atardecer con la Acrópolis al fondo. Era esencial ir a Atenas, dijo, porque significaba regresar a las fuentes para hablar de la democracia. Habló en la misma colina de los oradores en la que, sesenta años antes, Malraux pronunciara un discurso memorable. Y estuvo a la altura de las circunstancias, aunque la cita de Hegel quizás sobrevaloró la cultura filosófica de sus oyentes, porque no explicó la metáfora: Minerva es la diosa de la sabiduría, la lechuza su atributo y esta lechuza, decía Hegel, espera la noche para sobrevolar el gran campo de batalla de la historia. Dicho de otro modo, la filosofía llega después de la acción y con cierto retraso. Sí explicó, en cambio, Macron que la lechuza trae la sabiduría, aunque siempre mira hacia atrás “porque es más fácil y tranquilizador mirar lo que tenemos, lo que conocemos, más que lo desconocido...”.
El agudo retrato que de él ha realizado Carrère en Una semana con Macron es una nueva demostración del talento del autor de Limonov, al servicio en esta ocasión de la búsqueda de las virtudes y contradicciones de un político brillante que por ahora parece distinto de los demás. Su retrato de Macron es la clase de documento periodístico-literario que tantas veces se echa a faltar en la prensa internacional. Carrère, por cierto, escribe sin los prejuicios tan corrientes entre nosotros a la hora de abordar a una personalidad de posible genio; prejuicios que aumentan si para colmo percibimos que no es exactamente uno de esos perdedores de poca monta que tanto nos agradan. No sé, pero es como si no pudiéramos acercarnos a analizar el brillo o la inteligencia y solo pudiéramos especializarnos en aquellas “pasiones tristes” que despertaban tanto desdén en Spinoza: la amargura, el resentimiento, el derrotismo: esas pasiones a las que alguien como Macron no parece, por el momento, proclive precisamente.
Para la Unión Europea, para ese “último bastión” como la llama Marías, podría resultar crucial, cuando tantos y tan diferentes monstruos la quieren borrar del mapa, que aún queden gentes con arrestos como Macron que piensen que en algún momento Minerva levantará el vuelo y sabrá recordarnos que, a pesar de que no paramos de retroceder hacia lo irracional, el fin último de la historia es un fin universal y conduce al desarrollo pleno del saber. No nos queda otra salida que reencontrar la constancia de la razón y buscar con fuerza un renacimiento de Europa. Ha llegado el momento del coraje y de la sensatez y de tomar decisiones que encaucen el gran camino de la Unión.
https://elpais.com/cultura/2018/01/08/actualidad/1515406833_442352.html
P.D.:
Europa, la UE, tiene un sistema monetario que ayuda a los grandes, y en concreto, a Alemania. La UE no coordina ni intenta unificar los impuestos, ni los salarios. La desigualdad es enorme entre unos países y otros. Y en vez de intentar acortar esas diferencias con políticas que ayuden, vemos todo lo contrario, a Grecia, se le está maltratando injusta e impunemente. De hecho la UE funciona como un gran mercado para los negocios de los poderosos. El R.U. ha votado separarse, mientras que ingresan países del Este con unas economías destrozadas, arrasadas, en quiebra, condiciones que facilitan adueñarse de ella a los mismos países poderosos que dominan la economía y la política de la UE. Los derechos sociales y laborales siguen disminuyendo, las desigualdades y la pobreza sigue aumentando. En ese contexto es donde crece la extrema derecha y gobierna ya en Polonia, Hungría, algunas antiguas regiones del Baltico y en Ucrania con ayuda de occidente.
En esas condiciones tan poco esperanzadoras, vemos caer la noche, sí, pero Minerva no aparece y la lechuza de la sabiduría no levanta el vuelo. Los que levantan el vuelo son aviones supersónicos porque parece que no podemos fiarnos de Rusia y en vez se construir puentes y diálogos para mejorar las relaciones de vecinos, aumentamos el gasto militar atribuyendo a otros su necesidad y no sólo eso sino que bombardeamos países como Irak, Siria, Libia, Afganistán, haciendo la guerra sin declararla, o sea ilegalmente, y destrozamos sus ciudades matando a sus habitantes impunemente bajo el increíble pretexto de imponer a sangre y fuego nuestra "democracia".
Que un presidente francés, antiguo miembro del gobierno socialista, sea culto (*) no sirve de nada de cara a los grandes problemas pendientes. Esa sabiduría es una forma más de camuflar sus verdaderos objetivos y disfrazar su política antipopular. Al contrario, por lo que anuncia, viene a implantar en Francia más neoliberalismo, es decir a desmontar la normativa de protección social y laboral construida desde la II G M a base de luchas de los trabajadores, su objetivo es imponer la "TINA", (There Is No Alternative) el "no hay alternativas" de la Thatcher, a esta política neoliberal que enriquece a unos pocos escandalosamente y empobrece a la mayoría. Más privatizaciones, más precariedad, más desigualdad, más pobreza, más paro, menos salida para los jóvenes, menos democracia, más intento de desmovilización social, acabar con las jubilaciones públicas, etc. En esa tesitura, como no va a aumentar "la amargura y el derrotismo", aunque se tergiverse una cita del gran filósofo Spinoza quien padeció la persecución y expulsión de su ciudad, por defender el conocimiento contra el oscurantismo, el saber contra la ignorancia, la justicia contra la iniquidad. Si aumenta la pobreza y la desigualdad, si se enriquece un 1% y se empobrece la mayoría, ¿qué nos queda? Un juego diabólico dominado por el miedo, entre votáis a la extrema derecha o me votáis a mi, que represento y hago también política para los grandes grupos financieros e industriales. Con este panorama, apelar a la cultura destacada del citado presidente no sirve de mucho. Cuando se den cuenta de la realidad de su política, es posible que sea demasiado tarde,... Y a esa Europa ideal de las libertades y los derechos humanos políticos y sociales, no la defenderá ya nadie, pues nadie creerá en ella.
(*) Entendiendo por culto que conoce la mitología griega y la filosofía.
sábado, 27 de enero de 2018
viernes, 26 de enero de 2018
El FMI alerta de la dependencia de la banca española de la liquidez del BCE.
Cinco años después de señalar el agujero de Bankia, el FMI ha vuelto a examinar a la banca española. El resultado es que las entidades están mejor preparadas y son más resistentes. Aun así, alerta de su excesiva dependencia de la liquidez del BCE, su elevada exposición a la deuda pública y la baja rentabilidad. En opinión del Fondo, la retirada de las inyecciones del Eurobanco podría aumentar los costes de financiación de las entidades. Además, advierte de que los bancos necesitan unos 22.000 millones para mejorar la calidad del capital, según el test cerrado a diciembre de 2016 que incluye al Popular.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya no señala como peligrosa a ninguna entidad como hizo en 2012 con Bankia. Sin embargo, en su informe quinquenal sobre la banca española, el FMI sí que advierte de la persistencia de riesgos en el sistema financiero. Algunas instituciones siguen siendo “vulnerables”, concluye, con unas críticas sobre el sistema que no son nuevas.
El análisis de la institución pone énfasis en la elevada dependencia que tienen los bancos españoles de la liquidez del BCE. Un 6% de su financiación procede del Eurobanco, recuerda. En una sola entidad, que no cita, esta cifra asciende al 17% a cierre de 2016. Aunque reconoce que la financiación del sector ha mejorado mucho, el FMI tiene dudas sobre la capacidad de los bancos para conseguir financiación en un contexto de tensiones en los mercados.
Según el Fondo, la banca aprovechó las inyecciones del BCE para mejorar su rentabilidad comprando bonos del Gobierno. Es lo que en la jerga se conoce como carry trade: tomar prestado al 0% para adquirir títulos que rendían hasta un 3%. Aunque el FMI señala que estas operaciones ahora se han reducido, sostiene que “en este contexto la sustitución de financiación del BCE por la del mercado mayorista [siempre más cara] sería perjudicial para la estabilidad de los bancos españoles”. El organismo incluso añade que “podrían sufrir tensiones de liquidez si el BCE empieza a recortar el suministro”. No obstante, fuentes oficiales españolas defienden que Fráncfort sabrá gestionar esta retirada de apoyos de forma paulatina, lo que aminorará el efecto negativo para las entidades.
Por otra parte, las exposiciones de la banca a la deuda pública podrían conducir a pérdidas, subraya el informe. El motivo: las carteras de bonos perderán valor a medida que suban los tipos. Según el Fondo, las carteras de Deuda Pública española suponen un talón de Aquiles incluso en el escenario económico previsto más probable. Así, conmina a las autoridades a hacer un seguimiento estrecho de este problema.
Fuentes de la Administración matizan que los bancos podrían aguantar los títulos hasta el vencimiento para no sufrir tantas pérdidas. Otras fuentes oficiales insisten en que el BCE hará una subida de tipos muy escalonada, permitiendo que los bancos asuman las pérdidas de forma gradual.
El FMI también destaca que las 14 entidades más importantes (incluyendo al Popular) dependen con exceso de los instrumentos de capital de menor calidad como los fondos de comercio y los créditos fiscales diferidos (deducciones de impuestos futuras por pérdidas del pasado). Estos números rojos proceden de los malos años de la crisis y su desgravación se puede apuntar como parte de su capital regulatorio. Según los cálculos del organismo, los bancos españoles tendrán que elevar en 160 puntos básicos su capital regulatorio para cumplir con la nueva legislación que entrará en vigor en 2019, denominada CRD IV en el sector, que exige reemplazar estos instrumentos de peor calidad por otros con mayor capacidad para absorber pérdidas. Esto supone aumentar su capital en torno a un 10%, es decir, unos 22.000 millones, según explican fuentes financieras. Tras absorber BMN, Bankia tiene un alto volumen de créditos fiscales.
El test de estrés realizado analiza a los bancos sobre tres escenarios: normalidad económica, estancamiento y dura recesión. En una situación de dura crisis, “varios bancos” se mostraron incapaces de cumplir con el requisito de capital mínimo y “unos pocos” suspendieron las exigencias de capital de mayor calidad. La nota concluye que los resultados fueron “dispares”.
EL FONDO METE PRESIÓN A LOS SUPERVISORES FINANCIEROS
El Banco Central Europeo (BCE) tomó las riendas de la supervisión bancaria hace más de dos años. Fráncfort y la Autoridad Bancaria Europea (EBA) se han reforzado en personal y medios para ser las verdaderas autoridades del sector; ya no pueden alegar que los supervisores locales de cada país son los responsables de los problemas que todavía arrastran las entidades.
El test de estrés del FMI de noviembre pasado, y la reciente quiebra del Banco Popular, han provocado que responsables de organismos europeos, que piden el anonimato, cuestionen la falta de severidad con la que los supervisores examinan a los bancos europeos, que todavía arrastran problemas de hace una década. Las alertas del FMI sobre el sector español deben ser conocidas en el BCE, máxime porque cuenta con dos altos ejecutivos procedentes del Banco de España en la cúpula supervisora: Ramón Quintana, director general del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), y Margarita Delgado, directora general adjunta del citado organismo, dependiente de Fráncfort.
Pero el problema no es solo español: bancos de otros países, como Italia, Portugal, Grecia, Chipre, o incluso Alemania, también ofrecen dudas al mercado. Tras el examen del FMI, los test de estrés que la EBA iniciará en breve, y publicará en noviembre, están bajo presión y se analizarán con lupa para comprobar el rigor de los supervisores.
11.000 millones de déficit
En los escenarios adversos, el déficit de capital asciende a un 1% del PIB, esto es unos 11.000 millones. El FMI no menciona entidades. Tampoco da pistas como hizo en 2012. No obstante, cabe recordar que la prueba se hizo con el cierre de 2016, y que desde entonces han sucedido hechos muy significativos: la quiebra del Popular que acabó en manos del Santander tras ampliar capital en 7.000 millones; la absorción de BMN por Bankia; la salida a Bolsa de Unicaja y los 500 millones que ha captado Liberbank para fortalecerse. Estas mejoras han provocado que buena parte de las deficiencias encontradas han sido subsanadas, según fuentes oficiales. “Es una situación superada. Solo el Santander ya ha recabado 7.000 millones”, afirman.
En cuanto a la rentabilidad, esta permanece por debajo del coste de capital y algunos bancos muestran menos capacidad para absorber tensiones adicionales sobre sus márgenes, afirma el FMI. No obstante, los hombres de negro admiten que la rentabilidad de las entidades españolas ha evolucionado mejor que la de sus pares europeos y, además, se ve afectada por tener que provisionar más que sus competidores. En los test de estrés la rentabilidad caería desde el 0,8% sobre los activos ponderados por riesgo hasta una horquilla entre un -0,6% y un -0,8% en los escenarios adversos.
Aunque los dos bancos internacionalizados, Santander y BBVA, logran márgenes mayores que el resto, gracias sobre todo a América Latina, estas dos entidades presentan una rentabilidad ligeramente por debajo de la de los bancos considerados globalmente sistémicos, apunta el FMI.
Y por último recuerda que la banca tiene bien provisionados los créditos, con una ratio del 58%, en línea con la media europea. Sin embargo, el Fondo alerta de que cinco entidades tiene una de solo el 40%. Una década después de la crisis financiera, los bancos han mejorado pero aún arrastran problemas.
https://elpais.com/economia/2018/01/07/actualidad/1515352866_174748.html
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya no señala como peligrosa a ninguna entidad como hizo en 2012 con Bankia. Sin embargo, en su informe quinquenal sobre la banca española, el FMI sí que advierte de la persistencia de riesgos en el sistema financiero. Algunas instituciones siguen siendo “vulnerables”, concluye, con unas críticas sobre el sistema que no son nuevas.
El análisis de la institución pone énfasis en la elevada dependencia que tienen los bancos españoles de la liquidez del BCE. Un 6% de su financiación procede del Eurobanco, recuerda. En una sola entidad, que no cita, esta cifra asciende al 17% a cierre de 2016. Aunque reconoce que la financiación del sector ha mejorado mucho, el FMI tiene dudas sobre la capacidad de los bancos para conseguir financiación en un contexto de tensiones en los mercados.
Según el Fondo, la banca aprovechó las inyecciones del BCE para mejorar su rentabilidad comprando bonos del Gobierno. Es lo que en la jerga se conoce como carry trade: tomar prestado al 0% para adquirir títulos que rendían hasta un 3%. Aunque el FMI señala que estas operaciones ahora se han reducido, sostiene que “en este contexto la sustitución de financiación del BCE por la del mercado mayorista [siempre más cara] sería perjudicial para la estabilidad de los bancos españoles”. El organismo incluso añade que “podrían sufrir tensiones de liquidez si el BCE empieza a recortar el suministro”. No obstante, fuentes oficiales españolas defienden que Fráncfort sabrá gestionar esta retirada de apoyos de forma paulatina, lo que aminorará el efecto negativo para las entidades.
Por otra parte, las exposiciones de la banca a la deuda pública podrían conducir a pérdidas, subraya el informe. El motivo: las carteras de bonos perderán valor a medida que suban los tipos. Según el Fondo, las carteras de Deuda Pública española suponen un talón de Aquiles incluso en el escenario económico previsto más probable. Así, conmina a las autoridades a hacer un seguimiento estrecho de este problema.
Fuentes de la Administración matizan que los bancos podrían aguantar los títulos hasta el vencimiento para no sufrir tantas pérdidas. Otras fuentes oficiales insisten en que el BCE hará una subida de tipos muy escalonada, permitiendo que los bancos asuman las pérdidas de forma gradual.
El FMI también destaca que las 14 entidades más importantes (incluyendo al Popular) dependen con exceso de los instrumentos de capital de menor calidad como los fondos de comercio y los créditos fiscales diferidos (deducciones de impuestos futuras por pérdidas del pasado). Estos números rojos proceden de los malos años de la crisis y su desgravación se puede apuntar como parte de su capital regulatorio. Según los cálculos del organismo, los bancos españoles tendrán que elevar en 160 puntos básicos su capital regulatorio para cumplir con la nueva legislación que entrará en vigor en 2019, denominada CRD IV en el sector, que exige reemplazar estos instrumentos de peor calidad por otros con mayor capacidad para absorber pérdidas. Esto supone aumentar su capital en torno a un 10%, es decir, unos 22.000 millones, según explican fuentes financieras. Tras absorber BMN, Bankia tiene un alto volumen de créditos fiscales.
El test de estrés realizado analiza a los bancos sobre tres escenarios: normalidad económica, estancamiento y dura recesión. En una situación de dura crisis, “varios bancos” se mostraron incapaces de cumplir con el requisito de capital mínimo y “unos pocos” suspendieron las exigencias de capital de mayor calidad. La nota concluye que los resultados fueron “dispares”.
EL FONDO METE PRESIÓN A LOS SUPERVISORES FINANCIEROS
El Banco Central Europeo (BCE) tomó las riendas de la supervisión bancaria hace más de dos años. Fráncfort y la Autoridad Bancaria Europea (EBA) se han reforzado en personal y medios para ser las verdaderas autoridades del sector; ya no pueden alegar que los supervisores locales de cada país son los responsables de los problemas que todavía arrastran las entidades.
El test de estrés del FMI de noviembre pasado, y la reciente quiebra del Banco Popular, han provocado que responsables de organismos europeos, que piden el anonimato, cuestionen la falta de severidad con la que los supervisores examinan a los bancos europeos, que todavía arrastran problemas de hace una década. Las alertas del FMI sobre el sector español deben ser conocidas en el BCE, máxime porque cuenta con dos altos ejecutivos procedentes del Banco de España en la cúpula supervisora: Ramón Quintana, director general del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), y Margarita Delgado, directora general adjunta del citado organismo, dependiente de Fráncfort.
Pero el problema no es solo español: bancos de otros países, como Italia, Portugal, Grecia, Chipre, o incluso Alemania, también ofrecen dudas al mercado. Tras el examen del FMI, los test de estrés que la EBA iniciará en breve, y publicará en noviembre, están bajo presión y se analizarán con lupa para comprobar el rigor de los supervisores.
11.000 millones de déficit
En los escenarios adversos, el déficit de capital asciende a un 1% del PIB, esto es unos 11.000 millones. El FMI no menciona entidades. Tampoco da pistas como hizo en 2012. No obstante, cabe recordar que la prueba se hizo con el cierre de 2016, y que desde entonces han sucedido hechos muy significativos: la quiebra del Popular que acabó en manos del Santander tras ampliar capital en 7.000 millones; la absorción de BMN por Bankia; la salida a Bolsa de Unicaja y los 500 millones que ha captado Liberbank para fortalecerse. Estas mejoras han provocado que buena parte de las deficiencias encontradas han sido subsanadas, según fuentes oficiales. “Es una situación superada. Solo el Santander ya ha recabado 7.000 millones”, afirman.
En cuanto a la rentabilidad, esta permanece por debajo del coste de capital y algunos bancos muestran menos capacidad para absorber tensiones adicionales sobre sus márgenes, afirma el FMI. No obstante, los hombres de negro admiten que la rentabilidad de las entidades españolas ha evolucionado mejor que la de sus pares europeos y, además, se ve afectada por tener que provisionar más que sus competidores. En los test de estrés la rentabilidad caería desde el 0,8% sobre los activos ponderados por riesgo hasta una horquilla entre un -0,6% y un -0,8% en los escenarios adversos.
Aunque los dos bancos internacionalizados, Santander y BBVA, logran márgenes mayores que el resto, gracias sobre todo a América Latina, estas dos entidades presentan una rentabilidad ligeramente por debajo de la de los bancos considerados globalmente sistémicos, apunta el FMI.
Y por último recuerda que la banca tiene bien provisionados los créditos, con una ratio del 58%, en línea con la media europea. Sin embargo, el Fondo alerta de que cinco entidades tiene una de solo el 40%. Una década después de la crisis financiera, los bancos han mejorado pero aún arrastran problemas.
https://elpais.com/economia/2018/01/07/actualidad/1515352866_174748.html
jueves, 25 de enero de 2018
Holocausto: historia y advertencia. Este sábado es el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, el mayor caso hasta ahora conocido de genocidio.
Holocausto es el término acuñado para designar un fenómeno singular de la historia: el programa de exterminio biológico de los judíos europeos ejecutado por las autoridades alemanas durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Su resultado final, conocido tras el triunfo aliado de 1945, fue atroz: una cosecha de sangre de casi seis millones de personas asesinadas en la Europa dominada por el régimen de Hitler.
El antisemitismo nazi era un fenómeno moderno, pero bien enraizado en prejuicios veteranos: la judeofobia surgida durante la Antigüedad clásica. Esa hostilidad respondía al hecho de que el judaísmo fue en la historia la primera religión monoteísta (creyentes en un solo Dios) y monolátrica (adoradores de un solo Dios), claramente opuesta a las religiones animistas y politeístas entonces dominantes, que consideraron su pretensión de superioridad teológica como fruto de la soberbia y el exclusivismo absurdo.
El antijudaísmo clásico fue asumido por la Iglesia cristiana hasta avanzado el siglo XX. Como seguidores de una secta judía, los cristianos afirmaban que Jesús de Nazaret era el Hijo de Dios, cuya muerte había dado comienzo a la universalización del mensaje salvífico de Moisés. Sin embargo, para los judíos, esa doctrina era una herejía y Cristo un mero profeta. El conflicto entre iglesia y sinagoga se extendió desde el siglo I hasta el siglo IV, cuando la conversión del cristianismo en religión oficial del Estado romano determinó la derrota del judaísmo. Desde entonces, el antijudaísmo clásico cultural se vio reforzado por motivos teológicos ya que el principal crimen religioso judío radicaba en su culpabilidad por el asesinato de Cristo.
A diferencia de la judeofobia clásico-cristiana, el antisemitismo de Hitler no consideraba que las taras del judío fueran rasgos religioso-culturales modificables por aprendizaje. Y rechazaba que la conversión y el bautismo pudieran limpiar el pecado de ser judío. Porque la doctrina antisemita configurada a fines del siglo XIX se basaba en una nueva concepción racial y social-darwinista de la humanidad, que estaba formada por razas definidas por factores biológicos hereditarios y eran diferentes en sus capacidades físicas y morales, además de estar inmersas en una lucha natural por la supervivencia de las más aptas, el sometimiento de las más débiles y la eliminación de las nocivas.
De acuerdo con esta cosmovisión, el enemigo natural de la raza aria (supuestamente la más excelsa de la especie humana) siempre había sido la raza judía, que vivía como un parásito subhumano sobre el suelo de la patria germana y corrompía la sangre de sus hijos mediante el mestizaje de sangre. Una supuesta verdad racial que la judería combatía mediante estratagemas como eran el capitalismo financiero que destruía la economía nacional, el comunismo que subvertía las relaciones sociales y el pacifismo derrotista que minaba la fortaleza de las naciones.
En función de esas ideas que alentaban el prejuicio popular antijudío, convertidas en doctrina de Estado desde 1933, la dictadura de Hitler puso en marcha varias medidas antisemitas que fueron radicalizándose. Primero aplicó una política de discriminación formal contra los judíos residentes en Alemania (una gran parte, desde el siglo XIV). Después, tras el pogromo de la Noche de los Cristales Rotos en noviembre de 1938, trató de lograr la más completa segregación física de los judíos en el seno de la sociedad alemana. Finalmente, el inicio de la guerra mundial en 1939 hizo posible la apertura de la última etapa de la política antisemita nazi. En algún momento del verano de 1941, Hitler dio la orden verbal y secreta de iniciar la solución final: el exterminio masivo de la población judía residente en todas las zonas ocupadas, ya fueran jóvenes, mujeres, ancianos o niños. A principios de 1942 comenzó el uso de seis campos de exterminio con sus correspondientes cámaras de gas ocultas como salas de ducha y sus hornos crematorios: Auschwitz, Belzec, Sobibor, Lublin, Treblinka y Chelmno. En definitiva, se pasó de la artesanía del homicidio mediante hambruna, maltrato y fusilamiento a la práctica industrial de la matanza según cadenas de montaje.
El Holocausto fue el mayor caso hasta ahora conocido de genocidio de la historia. No fue resultado de un arrebato pasional esporádico o incontrolado, fruto de la brutalidad inherente a toda guerra. Tampoco fue una mera masacre brutal de enemigos y civiles vencidos tras el combate. Fue un verdadero programa de genocidio ideológicamente motivado, deliberadamente planificado y eficazmente ejecutado con todos los recursos de un Estado industrial moderno y una sociedad avanzada.
Recordar aquel crimen supremo no es sólo un deber de conciencia cívica humanitaria, sino también un ejercicio de prudente prevención por razones bien expuestas por el escritor italiano Primo Levi, superviviente de Auschwitz: “Si el mundo llegara a convencerse de que Auschwitz nunca ha existido, sería mucho más fácil edificar un segundo Auschwitz. Y no hay garantías de que esta vez sólo devorase judíos”.
Enrique Moradiellos es premio Nacional de Historia 2017.
https://elpais.com/cultura/2018/01/23/babelia/1516712609_048448.html?rel=lom
El antisemitismo nazi era un fenómeno moderno, pero bien enraizado en prejuicios veteranos: la judeofobia surgida durante la Antigüedad clásica. Esa hostilidad respondía al hecho de que el judaísmo fue en la historia la primera religión monoteísta (creyentes en un solo Dios) y monolátrica (adoradores de un solo Dios), claramente opuesta a las religiones animistas y politeístas entonces dominantes, que consideraron su pretensión de superioridad teológica como fruto de la soberbia y el exclusivismo absurdo.
El antijudaísmo clásico fue asumido por la Iglesia cristiana hasta avanzado el siglo XX. Como seguidores de una secta judía, los cristianos afirmaban que Jesús de Nazaret era el Hijo de Dios, cuya muerte había dado comienzo a la universalización del mensaje salvífico de Moisés. Sin embargo, para los judíos, esa doctrina era una herejía y Cristo un mero profeta. El conflicto entre iglesia y sinagoga se extendió desde el siglo I hasta el siglo IV, cuando la conversión del cristianismo en religión oficial del Estado romano determinó la derrota del judaísmo. Desde entonces, el antijudaísmo clásico cultural se vio reforzado por motivos teológicos ya que el principal crimen religioso judío radicaba en su culpabilidad por el asesinato de Cristo.
A diferencia de la judeofobia clásico-cristiana, el antisemitismo de Hitler no consideraba que las taras del judío fueran rasgos religioso-culturales modificables por aprendizaje. Y rechazaba que la conversión y el bautismo pudieran limpiar el pecado de ser judío. Porque la doctrina antisemita configurada a fines del siglo XIX se basaba en una nueva concepción racial y social-darwinista de la humanidad, que estaba formada por razas definidas por factores biológicos hereditarios y eran diferentes en sus capacidades físicas y morales, además de estar inmersas en una lucha natural por la supervivencia de las más aptas, el sometimiento de las más débiles y la eliminación de las nocivas.
De acuerdo con esta cosmovisión, el enemigo natural de la raza aria (supuestamente la más excelsa de la especie humana) siempre había sido la raza judía, que vivía como un parásito subhumano sobre el suelo de la patria germana y corrompía la sangre de sus hijos mediante el mestizaje de sangre. Una supuesta verdad racial que la judería combatía mediante estratagemas como eran el capitalismo financiero que destruía la economía nacional, el comunismo que subvertía las relaciones sociales y el pacifismo derrotista que minaba la fortaleza de las naciones.
En función de esas ideas que alentaban el prejuicio popular antijudío, convertidas en doctrina de Estado desde 1933, la dictadura de Hitler puso en marcha varias medidas antisemitas que fueron radicalizándose. Primero aplicó una política de discriminación formal contra los judíos residentes en Alemania (una gran parte, desde el siglo XIV). Después, tras el pogromo de la Noche de los Cristales Rotos en noviembre de 1938, trató de lograr la más completa segregación física de los judíos en el seno de la sociedad alemana. Finalmente, el inicio de la guerra mundial en 1939 hizo posible la apertura de la última etapa de la política antisemita nazi. En algún momento del verano de 1941, Hitler dio la orden verbal y secreta de iniciar la solución final: el exterminio masivo de la población judía residente en todas las zonas ocupadas, ya fueran jóvenes, mujeres, ancianos o niños. A principios de 1942 comenzó el uso de seis campos de exterminio con sus correspondientes cámaras de gas ocultas como salas de ducha y sus hornos crematorios: Auschwitz, Belzec, Sobibor, Lublin, Treblinka y Chelmno. En definitiva, se pasó de la artesanía del homicidio mediante hambruna, maltrato y fusilamiento a la práctica industrial de la matanza según cadenas de montaje.
El Holocausto fue el mayor caso hasta ahora conocido de genocidio de la historia. No fue resultado de un arrebato pasional esporádico o incontrolado, fruto de la brutalidad inherente a toda guerra. Tampoco fue una mera masacre brutal de enemigos y civiles vencidos tras el combate. Fue un verdadero programa de genocidio ideológicamente motivado, deliberadamente planificado y eficazmente ejecutado con todos los recursos de un Estado industrial moderno y una sociedad avanzada.
Recordar aquel crimen supremo no es sólo un deber de conciencia cívica humanitaria, sino también un ejercicio de prudente prevención por razones bien expuestas por el escritor italiano Primo Levi, superviviente de Auschwitz: “Si el mundo llegara a convencerse de que Auschwitz nunca ha existido, sería mucho más fácil edificar un segundo Auschwitz. Y no hay garantías de que esta vez sólo devorase judíos”.
Enrique Moradiellos es premio Nacional de Historia 2017.
https://elpais.com/cultura/2018/01/23/babelia/1516712609_048448.html?rel=lom
_- Informe OXFAM enero 2018. Premiar el trabajo, no la riqueza
_- OXFAM
Para poner fin a la crisis de desigualdad, debemos construir una economía para los trabajadores, no para los ricos y poderosos.
El año pasado se produjo el mayor aumento de la historia en el número de personas cuyas fortunas superan los mil millones de dólares, con un nuevo milmillonario cada dos días. En 12 meses, la riqueza de esta élite ha aumentado en 762 000 millones de dólares. Este incremento podría haber terminado con la pobreza extrema en el mundo hasta siete veces. El 82% de la riqueza generada durante el último año fue a parar a manos del 1% más rico, mientras que la riqueza del 50% más pobre no aumentó lo más mínimo.
La riqueza extrema de unos pocos se erige sobre el trabajo peligroso y mal remunerado de una mayoría. Mientras las mujeres ocupan mayoritariamente los empleos más precarios, prácticamente todos los súper ricos son varones. Los Gobiernos deben favorecer la creación de una sociedad más igualitaria a base de dar prioridad a los trabajadores y a los pequeños productores agrarios en vez de a los más ricos y poderosos.
Informe:
https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/bp-reward-work-not-wealth-220118-es.pdf
Resumen: https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/bp-reward-work-not-wealth-220118-summ-es.pdf
Metodología: https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/tb-reward-work-not-wealth-methodology-note-220118-es_0.pdf
Fuente: https://www.oxfam.org/es/informes/premiar-el-trabajo-no-la-riqueza
Para poner fin a la crisis de desigualdad, debemos construir una economía para los trabajadores, no para los ricos y poderosos.
El año pasado se produjo el mayor aumento de la historia en el número de personas cuyas fortunas superan los mil millones de dólares, con un nuevo milmillonario cada dos días. En 12 meses, la riqueza de esta élite ha aumentado en 762 000 millones de dólares. Este incremento podría haber terminado con la pobreza extrema en el mundo hasta siete veces. El 82% de la riqueza generada durante el último año fue a parar a manos del 1% más rico, mientras que la riqueza del 50% más pobre no aumentó lo más mínimo.
La riqueza extrema de unos pocos se erige sobre el trabajo peligroso y mal remunerado de una mayoría. Mientras las mujeres ocupan mayoritariamente los empleos más precarios, prácticamente todos los súper ricos son varones. Los Gobiernos deben favorecer la creación de una sociedad más igualitaria a base de dar prioridad a los trabajadores y a los pequeños productores agrarios en vez de a los más ricos y poderosos.
Informe:
https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/bp-reward-work-not-wealth-220118-es.pdf
Resumen: https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/bp-reward-work-not-wealth-220118-summ-es.pdf
Metodología: https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/tb-reward-work-not-wealth-methodology-note-220118-es_0.pdf
Fuente: https://www.oxfam.org/es/informes/premiar-el-trabajo-no-la-riqueza
_- Un siglo de Marcelino Camacho
Público.es
“Ni nos domaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar”
Estos días de enero Marcelino Camacho hubiera cumplido cien años. Un siglo de lucha, dignidad y compromiso, tres de las características definitorias de la trayectoria vital, sindical y política del sindicalista y militante comunista soriano. Conviene recordar especialmente en estos tiempos a figuras imprescindibles del movimiento obrero de nuestro país como Camacho, y la conmemoración de su centenario se antoja como una oportunidad de oro para reivindicar la vigencia de los valores que él defendió durante toda su vida. Desde aquí quiero aplaudir la iniciativa de su sindicato, CCOO, y sus partidos, el PCE e Izquierda Unida, de organizar diversos actos con motivo de la efeméride. La ocasión lo merece.
Cuatro notas biográficas: Marcelino Camacho fue un trabajador metalúrgico, hijo de ferroviario, comprometido desde muy joven con los valores de izquierdas. Luchó defendiendo a la República durante la Guerra Civil. Sufrió en los campos de concentración y en las cárceles franquistas. Organizó las Comisiones Obreras en la clandestinidad y fue su primer secretario general, cargo que desarrolló hasta 1987. También fue diputado por el PCE en las Cortes Generales en la legislatura constituyente y en la primera legislatura de la restauración democrática, hasta su dimisión a principios de 1981.
Cierto es que las cosas han cambiado mucho en los últimos tiempos y que el mantra del fin de las ideologías ha ido calando en amplios sectores de nuestra sociedad, pero para combatir determinados discursos es conveniente armarse de argumentos y reivindicar el legado de personas como Marcelino Camacho, estandarte de una generación que nos ha ido dejando pero cuyo recuerdo debe permanecer más vivo que nunca. Se dice que esto ya no va ni de izquierdas ni de derechas. Se insiste en que no hay clases sociales y se machaca a los jóvenes insistentemente con la idea de que el paraíso está en el consumo y el individualismo. Háztelo tú. Todo está en tu interior. Si quieres puedes. Los sindicatos están anticuados, ya no sirven. Los políticos son todos iguales…
Pero si algo ha demostrado la tozuda historia de la humanidad es que si las personas no nos agrupamos y organizamos para conseguir nuestros objetivos comunes las élites del poder siempre llevarán las de ganar. Y sabemos que van ganando aunque nosotros seamos más. Esto Marcelino Camacho y muchos militantes de su generación lo tuvieron meridianamente claro, y de ahí la importancia del movimiento obrero (y especialmente el PCE y CCOO) durante la larga noche del franquismo, algo que interesadamente poco a poco va desapareciendo de los libros de historia. Sin su lucha, sin su sacrificio y sin su trabajo muchas de las conquistas sociales de nuestro país nunca hubieran llegado. Porque, a pesar de lo que muchos creen, no llegaron gratis.
Y conviene tener presente que aún quedan muchas conquistas pendientes, máxime en tiempos de retroceso, corrupción y expolio. Conviene recordarlo ahora que empieza a calar cierto discurso desde la izquierda que reniega del papel del PCE o CCOO en la Transición. Sí, quizá las cosas se pudieron hacer mejor, de eso no hay duda, pero hoy jugamos con ventaja cuando decimos que se cedió demasiado en aquellos tiempos tan complicados y violentos, con una correlación de fuerzas extraordinariamente favorable a los sectores conservadores y herederos del régimen totalitario de Franco. No digo que se estén despreciando los años de cárcel, torturas, exilio y sufrimiento de personas como Marcelino Camacho, pero quienes nacimos ya en los ochenta o incluso más tarde tenemos la obligación de ponernos en el sitio de aquella generación heroica que se lo jugó todo por nosotros. Todo, también la libertad y la vida. ¿Cuántos hoy estaríamos dispuestos sinceramente a ello? Por eso creo que cuando hablamos hoy de presos políticos o exilio debemos ser muy cuidadosos, recordar a esta generación y huir de la frivolidad velozmente. Y no todo el mundo lo hace.
Hoy me pregunto qué pensaría Marcelino Camacho de la situación política que nos está tocando vivir. ¿Qué pensaría de todo lo que estamos perdiendo las clases populares en los últimos años? ¿Cómo reivindicaría la vigencia de sus ideales de juventud? ¿Qué pensaría de las victorias de las derechas y la falta de entendimiento de las izquierdas? ¿Qué papel jugaría en la construcción de Unidos Podemos y la unidad de la izquierda transformadora en las Españas? ¿Qué pensaría de Catalunya y de cómo cierta izquierda ha antepuesto la identidad nacional a la clase social, pactando incluso con la derecha? ¿Qué pensaría de Trump, del auge de la extrema derecha en Europa o del Brexit? Nunca lo sabremos, desgraciadamente. Y no seré yo quien aventure los supuestos pensamientos de alguien que ya no está entre nosotros.
Hoy debemos brindar todos por la memoria de Marcelino Camacho. Todos: sindicalistas de clase, comunistas y gentes de izquierdas en general los primeros, sí. Pero cualquier demócrata de convicción y corazón debe saber que tiene mucho que agradecer a aquella generación que Camacho representa como pocos. Porque aquellos valores que él defendía hoy tienen la máxima vigencia: la defensa de los derechos de la mayoría ante los injustos abusos de las élites del poder.
Miguel Guillén Burguillos es politólogo
Fuente: http://blogs.publico.es/otrasmiradas/12375/un-siglo-de-marcelino-camacho/
Etiquetas:
cárcel,
CC.OO.,
clandestinidad,
exilio,
guerra civil,
izquierda,
lucha obrera,
Marcelino Camacho,
militante,
PCE,
República,
sindicalistas,
sindicatos
miércoles, 24 de enero de 2018
Un nuevo mundo para Smiley. El agente de John le Carré vuelve al corazón de la Guerra Fría bajo el escrutinio de colegas de una nueva generación.
Vuelve Georges Smiley, el agente secreto británico creado por John le Carré y protagonista de sus más célebres novelas como El topo o El honorable colegial. Planeta lleva a las librerías hoy El legado de los espías. No teníamos noticias suyas desde El peregrino secreto, libro de relatos publicado en 1990, el año de la reunificación alemana, pocos meses después de la caída del Muro de Berlín y de que concluyese esa Guerra Fría en la que había destacado, con sus trajes mal ajustados y su aspecto de sapo, como uno de los principales guerreros. Le habían invitado a dar una conferencia en el centro de entrenamiento y formación de agentes que el servicio secreto posee en Sarratt, unos 50 kilómetros al norte de Londres, y para sorpresa de sus más íntimos, que jamás le habían escuchado hablar en público, acostumbrados a su carácter retraído y a su inseguridad en el trato social, Smiley no solo aceptó sino que, enfundado en un smoking que no había lucido en años, habló durante horas para advertir a aquellos jóvenes destinados “a recoger la antorcha”, entre los que destacaban, por primera vez en la historia de la agencia, tres mujeres, de la responsabilidad que implica el trabajo como agente: “El fin puede justificar los medios; de no darlo por supuesto, imagino que no estarían ustedes aquí. Pero hay que pagar un precio, y el precio resulta ser uno mismo. A su edad, es fácil vender el alma. Después ya es más difícil”.
Por entonces, el único cargo de Smiley era el de presidente en un oscuro Comité de los Derechos de Pesca, tapadera que ocultaba un equipo de trabajo extraoficial compuesto por agentes del Centro de Moscú y del Circus de Londres, y cuya finalidad era facilitar la cooperación entre ambos servicios en el mundo posterior a la Guerra Fría. Curiosamente, no habían sido los ingleses sino los rusos quienes habían insistido en que Smiley aceptara ese cargo, deseosos de conocer al hombre que les había derrotado, organizando la deserción de Karla, el mayor agente soviético de la Guerra Fría. Para ello, Smiley tuvo que sobrevivir a una triple traició de la que salió, contra todo pronóstico, fortalecido y dirigiendo el servicio secreto británico. Fue precisamente en la operación que destruyó a Karla donde Smiley comenzó a labrar los cimientos de su leyenda en el mundo del espionaje.
Se encontraba ya plenamente retirado, instalado en un cottage sin teléfono cerca de Hartland Quay, al norte de las escolleras de Cornualles, (uno de los lugares favoritos no solo de Smiley sino de John Le Carré), donde dar largas caminatas ante las embravecidas corrientes que agitan el canal de Bristol, dedicado a criar abejas, o a estudiar a poetas menores en la Uuniversidad de Exeter o quizás en el mismo Oxford, donde se formó y fue reclutado para la inteligencia británica a finales de los años 30, por su propio preceptor, Jebedee, en un despacho del colegio universitario donde se había especializado en lenguas modernas. Y sin embargo algo nos hacía intuir que Smiley no podía estar totalmente desactivado. A pesar de su melancolía de amante despechado, de su querencia por la soledad y de la aversión que le provoca el esnobismo de los altos mandarines de la Administración, para este retoño desarraigado y desclasado de una familia sin lustre del sur de Inglaterra no hay otro lugar en el mundo que ese cuarto de las escobas de Whitehall que es el servicio secreto. Inevitablemente Smiley debía regresar a su cauce.
Y así lo confirma ahora Viking House, la editorial de John Le Carré. En su próxima novela A legacy of spies, cuya publicación en España está prevista este mes, regresa Smiley en una nueva aventura donde tendrá que hacer frente a su pasado y al escrutinio al que le someterá “una nueva generación de agentes sin memoria de la Guerra Fría y sin paciencia para sus justificaciones”. ¿Y quiénes son estos agentes? Posiblemente los mismos que atendieron la última aparición pública de Smiley en la biblioteca de Sarratt, decorada con los retratos amarillentos de los agentes desaparecidos; los mismos a los que advirtió que no saldrían incólumes manipulando a sus semejantes y atropellando sus sentimientos; los mismos a los que recomendó reducir el tamaño del Estado construido para derrotar a un enemigo que ya no existía y que ahora amenazaba las libertades de sus ciudadanos.
UN HOMBRE BUENO
Cómo verá Smiley este mundo donde los comunistas chinos se han convertido en los campeones del libre comercio y los multimillonarios neoyorquinos, del proteccionismo; donde los sucesores de Jefferson o Lincoln permiten la violación sistemática de la intimidad de sus ciudadanos o apoyan abiertamente la tortura; donde los antiguos agentes del KGB se han despojado de la máscara de la ideología, han cambiado sus despachos de la Lubyanka o Yasenovo por los salones del Kremlin y luchan descarnadamente por el poder a tiro limpio en los páramos de Siria y las estepas de Ucrania o a golpe de comisión en los centros de inversión de la City. Al contemplar este panorama nos damos cuenta de cuánto hemos echado de menos a Smiley estos años, con su sentido básico de la decencia, su noble patriotismo, su lealtad sin fisuras, y su condición de hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno. En este preciso momento, resulta más valioso y pertinente que nunca.
https://elpais.com/cultura/2018/01/08/actualidad/1515438284_361989.html
Por entonces, el único cargo de Smiley era el de presidente en un oscuro Comité de los Derechos de Pesca, tapadera que ocultaba un equipo de trabajo extraoficial compuesto por agentes del Centro de Moscú y del Circus de Londres, y cuya finalidad era facilitar la cooperación entre ambos servicios en el mundo posterior a la Guerra Fría. Curiosamente, no habían sido los ingleses sino los rusos quienes habían insistido en que Smiley aceptara ese cargo, deseosos de conocer al hombre que les había derrotado, organizando la deserción de Karla, el mayor agente soviético de la Guerra Fría. Para ello, Smiley tuvo que sobrevivir a una triple traició de la que salió, contra todo pronóstico, fortalecido y dirigiendo el servicio secreto británico. Fue precisamente en la operación que destruyó a Karla donde Smiley comenzó a labrar los cimientos de su leyenda en el mundo del espionaje.
Se encontraba ya plenamente retirado, instalado en un cottage sin teléfono cerca de Hartland Quay, al norte de las escolleras de Cornualles, (uno de los lugares favoritos no solo de Smiley sino de John Le Carré), donde dar largas caminatas ante las embravecidas corrientes que agitan el canal de Bristol, dedicado a criar abejas, o a estudiar a poetas menores en la Uuniversidad de Exeter o quizás en el mismo Oxford, donde se formó y fue reclutado para la inteligencia británica a finales de los años 30, por su propio preceptor, Jebedee, en un despacho del colegio universitario donde se había especializado en lenguas modernas. Y sin embargo algo nos hacía intuir que Smiley no podía estar totalmente desactivado. A pesar de su melancolía de amante despechado, de su querencia por la soledad y de la aversión que le provoca el esnobismo de los altos mandarines de la Administración, para este retoño desarraigado y desclasado de una familia sin lustre del sur de Inglaterra no hay otro lugar en el mundo que ese cuarto de las escobas de Whitehall que es el servicio secreto. Inevitablemente Smiley debía regresar a su cauce.
Y así lo confirma ahora Viking House, la editorial de John Le Carré. En su próxima novela A legacy of spies, cuya publicación en España está prevista este mes, regresa Smiley en una nueva aventura donde tendrá que hacer frente a su pasado y al escrutinio al que le someterá “una nueva generación de agentes sin memoria de la Guerra Fría y sin paciencia para sus justificaciones”. ¿Y quiénes son estos agentes? Posiblemente los mismos que atendieron la última aparición pública de Smiley en la biblioteca de Sarratt, decorada con los retratos amarillentos de los agentes desaparecidos; los mismos a los que advirtió que no saldrían incólumes manipulando a sus semejantes y atropellando sus sentimientos; los mismos a los que recomendó reducir el tamaño del Estado construido para derrotar a un enemigo que ya no existía y que ahora amenazaba las libertades de sus ciudadanos.
UN HOMBRE BUENO
Cómo verá Smiley este mundo donde los comunistas chinos se han convertido en los campeones del libre comercio y los multimillonarios neoyorquinos, del proteccionismo; donde los sucesores de Jefferson o Lincoln permiten la violación sistemática de la intimidad de sus ciudadanos o apoyan abiertamente la tortura; donde los antiguos agentes del KGB se han despojado de la máscara de la ideología, han cambiado sus despachos de la Lubyanka o Yasenovo por los salones del Kremlin y luchan descarnadamente por el poder a tiro limpio en los páramos de Siria y las estepas de Ucrania o a golpe de comisión en los centros de inversión de la City. Al contemplar este panorama nos damos cuenta de cuánto hemos echado de menos a Smiley estos años, con su sentido básico de la decencia, su noble patriotismo, su lealtad sin fisuras, y su condición de hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno. En este preciso momento, resulta más valioso y pertinente que nunca.
MÁS INFORMACIÓN
https://elpais.com/cultura/2018/01/08/actualidad/1515438284_361989.html
martes, 23 de enero de 2018
Nuccio Ordine: “Si no te paras, no piensas”. Profesor de la Universidad de Calabria, en sus libros, superventas, reivindica a los clásicos como la mejor escuela para la vida actual.
Llega el profesor Ordine, bate a punto de nieve la diestra que se le ofrece, suelta el torrente de su discurso por esa boca y una escucha o escucha. No extraña que sus clases en la Universidad de Calabria se llenen de jóvenes atraídos por la apasionada invitación a la vida, la alegría y la cultura a través de la lectura de los clásicos de este humanista y filósofo experto en el Renacimiento. Su 1,90 a ojo, el traje y la corbata que se tendrían solos de tanto apresto y el tumbao que llevan los italianos al caminar también hacen su parte. Pero dejemos hablar al clásico vivo.
Hay chicos a quienes les piden leer La Celestina, ven un vídeo y aprueban. ¿Qué hacemos mal?
Los padres tienen una responsabilidad limitada. Ahí se ha equivocado la escuela y la universidad que formó a los profesores que piensan que pueden atraer el interés de los jóvenes por los clásicos con un vídeo o Internet. Y eso es una mentira enorme. Si el vídeo sustituye al clásico es la muerte. Tenemos muchas herramientas, pero solo leyendo a los clásicos te puedes enamorar de ellos y pueden servir para entender la vida.
Siempre te puedes enamorar del chico del pupitre de al lado.
Sí, pero hasta para eso sirven los clásicos. De chico, para seducir a mis novias, recitaba poemas de Montale, y me funcionaba.
El 40% de los españoles dice no leer jamás. ¿Qué se pierden?
La vida. En Italia pasa igual. Hay más gente que escribe que lectores, políticos que publican libros y no han leído ninguno y es terrible. Borges dijo estar más orgulloso de los libros que había leído que de los que había escrito. Si eso no es una lección de vida...
Mi abuela era analfabeta, soy la primera licenciada de mi casa.
¿Mis abuelos se perdieron la vida?
No es eso, eran artesanos. Yo también soy el primero de la mía. Igual que hay maestros de y en los libros, los hay de y en la vida.
¿Qué cree que lee Trump?
Trump no ha leído nada, es un ignorante y se ve inmediatamente en sus discursos. Volvemos a Borges. En La muralla y los libros describe a un emperador chino que prende fuego a las bibliotecas y construye una muralla. Eso es lo que pasa en América.
¿Hay un clásico del siglo XXI?
Probablemente, pero para poder definirlo así necesitamos tiempo. Clásico es un texto que a lo largo de los siglos responde a las preguntas de los lectores. Cien años de soledad fue un clásico inmediato, la excepción a la norma.
Los jóvenes reciben mucha presión familiar y social para estudiar lo que demanda el mercado. ¿Cómo pueden rebelarse?
Elegir carrera basándose en el mercado es la muerte de la universidad. Si voy a la escuela ha de ser para convertirme en una persona mejor, no para aprender un oficio. También hay una razón práctica. Quien estudia por pasión, será un buen profesional y un tipo feliz y encontrará trabajo.
Pero hay que comer, témome.
No solo está el pan del cuerpo, sino el del espíritu. Y si no alimentamos el espíritu tendremos, tenemos, directivos que evaden, destruyen sus empresas y destruyen empleos. Eso es pensar solo en el propio pan. Y lleva a la barbarie.
¿Salud, amor y dinero, pues?
Salud y amor son muy importantes. El dinero también, claro, pero si tienes que renunciar a tus pasiones y perder tu dignidad es mejor ganar menos y de una forma digna. Ser profesor no está bien pagado. Si trabajara en una empresa, ganaría cinco o seis veces más. Pero prefiero una pasión que me rinda 2.000 euros al mes que un trabajo sin ella por 15.000.
Antes de los móviles inteligentes, me bebía tochos de 600 páginas y ahora se me hacen bola tres párrafos. ¿Qué me pasa, profe?
Si no te paras y te recoges, no reflexionas, no piensas, no puedes aprender. Tanto ruido, tanto estímulo, nos impide recogernos y pensar. Los chicos no se concentran y los adultos tampoco.
El verdadero lujo sería, entonces, poder pararse y pensar.
Y leer, y hacer lo que te gusta. Los chicos han de entender que hay cosas que se hacen por el placer de aprender y sirven para entender la vida. Facebook ha paralizado las relaciones. Uno es rico si tiene tres amigos, no 3.500.
https://elpais.com/cultura/2018/01/07/actualidad/1515323900_761686.html
Hay chicos a quienes les piden leer La Celestina, ven un vídeo y aprueban. ¿Qué hacemos mal?
Los padres tienen una responsabilidad limitada. Ahí se ha equivocado la escuela y la universidad que formó a los profesores que piensan que pueden atraer el interés de los jóvenes por los clásicos con un vídeo o Internet. Y eso es una mentira enorme. Si el vídeo sustituye al clásico es la muerte. Tenemos muchas herramientas, pero solo leyendo a los clásicos te puedes enamorar de ellos y pueden servir para entender la vida.
Siempre te puedes enamorar del chico del pupitre de al lado.
Sí, pero hasta para eso sirven los clásicos. De chico, para seducir a mis novias, recitaba poemas de Montale, y me funcionaba.
El 40% de los españoles dice no leer jamás. ¿Qué se pierden?
La vida. En Italia pasa igual. Hay más gente que escribe que lectores, políticos que publican libros y no han leído ninguno y es terrible. Borges dijo estar más orgulloso de los libros que había leído que de los que había escrito. Si eso no es una lección de vida...
Mi abuela era analfabeta, soy la primera licenciada de mi casa.
¿Mis abuelos se perdieron la vida?
No es eso, eran artesanos. Yo también soy el primero de la mía. Igual que hay maestros de y en los libros, los hay de y en la vida.
¿Qué cree que lee Trump?
Trump no ha leído nada, es un ignorante y se ve inmediatamente en sus discursos. Volvemos a Borges. En La muralla y los libros describe a un emperador chino que prende fuego a las bibliotecas y construye una muralla. Eso es lo que pasa en América.
¿Hay un clásico del siglo XXI?
Probablemente, pero para poder definirlo así necesitamos tiempo. Clásico es un texto que a lo largo de los siglos responde a las preguntas de los lectores. Cien años de soledad fue un clásico inmediato, la excepción a la norma.
Los jóvenes reciben mucha presión familiar y social para estudiar lo que demanda el mercado. ¿Cómo pueden rebelarse?
Elegir carrera basándose en el mercado es la muerte de la universidad. Si voy a la escuela ha de ser para convertirme en una persona mejor, no para aprender un oficio. También hay una razón práctica. Quien estudia por pasión, será un buen profesional y un tipo feliz y encontrará trabajo.
Pero hay que comer, témome.
No solo está el pan del cuerpo, sino el del espíritu. Y si no alimentamos el espíritu tendremos, tenemos, directivos que evaden, destruyen sus empresas y destruyen empleos. Eso es pensar solo en el propio pan. Y lleva a la barbarie.
¿Salud, amor y dinero, pues?
Salud y amor son muy importantes. El dinero también, claro, pero si tienes que renunciar a tus pasiones y perder tu dignidad es mejor ganar menos y de una forma digna. Ser profesor no está bien pagado. Si trabajara en una empresa, ganaría cinco o seis veces más. Pero prefiero una pasión que me rinda 2.000 euros al mes que un trabajo sin ella por 15.000.
Antes de los móviles inteligentes, me bebía tochos de 600 páginas y ahora se me hacen bola tres párrafos. ¿Qué me pasa, profe?
Si no te paras y te recoges, no reflexionas, no piensas, no puedes aprender. Tanto ruido, tanto estímulo, nos impide recogernos y pensar. Los chicos no se concentran y los adultos tampoco.
El verdadero lujo sería, entonces, poder pararse y pensar.
Y leer, y hacer lo que te gusta. Los chicos han de entender que hay cosas que se hacen por el placer de aprender y sirven para entender la vida. Facebook ha paralizado las relaciones. Uno es rico si tiene tres amigos, no 3.500.
https://elpais.com/cultura/2018/01/07/actualidad/1515323900_761686.html
lunes, 22 de enero de 2018
Derecho a la Salud: La vigencia del análisis crítico de Marx ante las desigualdades.
La formidable película de Raoul Peck, El joven Marx, reaviva el interés por el pensamiento de Marx e invita a su (re)lectura.
Desde la crisis de 2008, con los peligros que hizo correr al planeta, el capitalismo ya no es visto como el fin de la Historia. Ese interés por el marxismo se extiende también a terrenos como el de la medicina y de la salud incluso en quienes están lejos de los círculos militantes. La revista The Lancet, antigua y prestigiosa revista de medicina británica, publicó en un reciente número, una contribución de su director de redacción, Richard Horton, bajo el título «Medicine and Marx» (vol. 390, 4 noviembre de 2017).
El autor señala que, pese al descrédito provocado por la caída de la Unión Soviética, el pensamiento de Marx es de una actualidad irrefutable. El aniversario del nacimiento de Marx, que será conmemorado el 5 de mayo de 2018, será un momento propicio para evaluar de nuevo sus aportaciones. Las ideas marxistas vuelven a impregnar el debate político, en particular sobre los problemas de salud, a los cuales el capitalismo y los mercados son incapaces de responder.
Las privatizaciones, el poder de las elites médicas, la creencia eufórica en los progresos técnicos, el capitalismo filantrópico, las tendencias neo-imperialistas de la política sanitaria mundial, las enfermedades inventadas por laboratorios o la exclusión y estigmatización de poblaciones enteras son algunos de los problemas a los cuales el marxismo puede aportar un análisis crítico.
El marxismo constituye también un llamado a luchar por valores como el de la igualdad social, el fin de la explotación y para luchar contra la salud considerada como una mercancía más. La agravación de las desigualdades a escala planetaria confiere su verdadera actualidad al debate sobre los puntos mencionados. Tal como lo demuestra el epidemiólogo inglés Richard Wilkinson, no es para nada necesario ser marxista para apreciar lo que la medicina puede aún aprender de Marx.
Recuerda también que las preocupaciones por la salud pública son contemporáneas al nacimiento del marxismo con el libro de Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra, (1845). Marx hará a menudo referencia a este libro de su amigo.
En el libro I de El Capital, en particular en el capítulo sobre la jornada de trabajo, Marx denuncia con vehemencia las consecuencias de las violencias de la explotación sobre la salud de los obreros. El problema del trabajo infantil es el ejemplo más significativo de esas violencias. Hay en Marx un interés real tanto por los problemas de salud como por la protección de la infancia. El filósofo alemán cita numerosos testimonios de médicos que denuncian en sus informes el estado sanitario de los obreros y la explotación de los niños. Según el doctor inglés Arledge, por ejemplo, los alfareros tienen «una altura atrofiada, son anémicos, están sujetos a dispepsia, problemas hepáticos, renales y a reumatismos”. Habría incluso un asma y una tisis (tuberculosis) propia de los alfareros.
En las fábricas de cerillas químicas trabajan a menudo niños de 5 o 6 años, en una atmósfera saturada de fósforo. Es el infierno de Dante, dice Marx. El médico jefe del hospital de Worcester escribe que “contrariamente a las afirmaciones interesadas de algunos patrones, yo declaro y certifico que la salud de los niños sufre mucho de esas condiciones”. Eso no es obstáculo para que los que Marx llama irónicamente “los amigos del comercio” justifiquen el trabajo infantil invocando a menudo la moral y la educación.
Marx subraya lo siguiente: “El capital usurpa el tiempo exigido por el crecimiento, el desarrollo así como el necesario para mantener el cuerpo con buena salud… Roba el tiempo que debería ser utilizado para respirar el aire libre y gozar de la luz del sol”.
“La antropología capitalista (agrega Marx), decreta que la infancia debería durar hasta los diez años, a lo sumo, once”. Hoy, en el siglo XXI, “la antropología capitalista” decreta la edad a la que podemos jubilarnos.
A Marx le gustaba otorgar al capital la imagen de un vampiro. “El capital es trabajo muerto que, como un vampiro, sólo cobra vida chupando el trabajo vivo”.
La salud es la sangre de la fuerza de trabajo con la que se alimenta el capital. Pero si la salud de los trabajadores es la fuente de la riqueza, el capitalista no necesita cuidarla, ocuparse de ella. Cuenta con “el ejército industrial de reserva” que aportará siempre mano de obra gracias, ayer, a la sobrepoblación obrera, al desempleo, hoy. El derecho a la salud ha sido siempre una conquista de la clase obrera contra el capital.
Es necesario, hoy más que nunca, recordar que los sistemas de Seguridad Social se financian con esa parte de los salarios arrancada al capital para garantizar la salud de los trabajadores a largo plazo y no solamente para una salud útil en lo inmediato para la producción. No debe entonces sorprender a nadie que esa parte diferida del salario que permite “respirar el aire libre y gozar de la luz del sol” sea rebautizada “carga social” y acusada vergonzosamente de aumentar “el costo del trabajo”, de provocar la histeria de “los amigos del comercio”. Para estos últimos, sus beneficios serán siempre mucho más valiosos que la salud de los hombres y mujeres.
La riqueza propia a la fuerza de trabajo no se explica a través de la fisiología ni de algún misterioso principio vital secretamente guardado por la medicina sino a través de las relaciones sociales.
La medicina, por su lado, permitirá tomar mucho más en cuenta al hombre social en lo que determina la salud.
Stéphane Barbas es psiquiatra infantil. Artículo publicado en L’Humanité, 5 de enero de 2018.
http://www.sinpermiso.info/textos/derecho-a-la-salud-la-vigencia-del-analisis-critico-de-marx-ante-las-desigualdades
Desde la crisis de 2008, con los peligros que hizo correr al planeta, el capitalismo ya no es visto como el fin de la Historia. Ese interés por el marxismo se extiende también a terrenos como el de la medicina y de la salud incluso en quienes están lejos de los círculos militantes. La revista The Lancet, antigua y prestigiosa revista de medicina británica, publicó en un reciente número, una contribución de su director de redacción, Richard Horton, bajo el título «Medicine and Marx» (vol. 390, 4 noviembre de 2017).
El autor señala que, pese al descrédito provocado por la caída de la Unión Soviética, el pensamiento de Marx es de una actualidad irrefutable. El aniversario del nacimiento de Marx, que será conmemorado el 5 de mayo de 2018, será un momento propicio para evaluar de nuevo sus aportaciones. Las ideas marxistas vuelven a impregnar el debate político, en particular sobre los problemas de salud, a los cuales el capitalismo y los mercados son incapaces de responder.
Las privatizaciones, el poder de las elites médicas, la creencia eufórica en los progresos técnicos, el capitalismo filantrópico, las tendencias neo-imperialistas de la política sanitaria mundial, las enfermedades inventadas por laboratorios o la exclusión y estigmatización de poblaciones enteras son algunos de los problemas a los cuales el marxismo puede aportar un análisis crítico.
El marxismo constituye también un llamado a luchar por valores como el de la igualdad social, el fin de la explotación y para luchar contra la salud considerada como una mercancía más. La agravación de las desigualdades a escala planetaria confiere su verdadera actualidad al debate sobre los puntos mencionados. Tal como lo demuestra el epidemiólogo inglés Richard Wilkinson, no es para nada necesario ser marxista para apreciar lo que la medicina puede aún aprender de Marx.
Recuerda también que las preocupaciones por la salud pública son contemporáneas al nacimiento del marxismo con el libro de Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra, (1845). Marx hará a menudo referencia a este libro de su amigo.
En el libro I de El Capital, en particular en el capítulo sobre la jornada de trabajo, Marx denuncia con vehemencia las consecuencias de las violencias de la explotación sobre la salud de los obreros. El problema del trabajo infantil es el ejemplo más significativo de esas violencias. Hay en Marx un interés real tanto por los problemas de salud como por la protección de la infancia. El filósofo alemán cita numerosos testimonios de médicos que denuncian en sus informes el estado sanitario de los obreros y la explotación de los niños. Según el doctor inglés Arledge, por ejemplo, los alfareros tienen «una altura atrofiada, son anémicos, están sujetos a dispepsia, problemas hepáticos, renales y a reumatismos”. Habría incluso un asma y una tisis (tuberculosis) propia de los alfareros.
En las fábricas de cerillas químicas trabajan a menudo niños de 5 o 6 años, en una atmósfera saturada de fósforo. Es el infierno de Dante, dice Marx. El médico jefe del hospital de Worcester escribe que “contrariamente a las afirmaciones interesadas de algunos patrones, yo declaro y certifico que la salud de los niños sufre mucho de esas condiciones”. Eso no es obstáculo para que los que Marx llama irónicamente “los amigos del comercio” justifiquen el trabajo infantil invocando a menudo la moral y la educación.
Marx subraya lo siguiente: “El capital usurpa el tiempo exigido por el crecimiento, el desarrollo así como el necesario para mantener el cuerpo con buena salud… Roba el tiempo que debería ser utilizado para respirar el aire libre y gozar de la luz del sol”.
“La antropología capitalista (agrega Marx), decreta que la infancia debería durar hasta los diez años, a lo sumo, once”. Hoy, en el siglo XXI, “la antropología capitalista” decreta la edad a la que podemos jubilarnos.
A Marx le gustaba otorgar al capital la imagen de un vampiro. “El capital es trabajo muerto que, como un vampiro, sólo cobra vida chupando el trabajo vivo”.
La salud es la sangre de la fuerza de trabajo con la que se alimenta el capital. Pero si la salud de los trabajadores es la fuente de la riqueza, el capitalista no necesita cuidarla, ocuparse de ella. Cuenta con “el ejército industrial de reserva” que aportará siempre mano de obra gracias, ayer, a la sobrepoblación obrera, al desempleo, hoy. El derecho a la salud ha sido siempre una conquista de la clase obrera contra el capital.
Es necesario, hoy más que nunca, recordar que los sistemas de Seguridad Social se financian con esa parte de los salarios arrancada al capital para garantizar la salud de los trabajadores a largo plazo y no solamente para una salud útil en lo inmediato para la producción. No debe entonces sorprender a nadie que esa parte diferida del salario que permite “respirar el aire libre y gozar de la luz del sol” sea rebautizada “carga social” y acusada vergonzosamente de aumentar “el costo del trabajo”, de provocar la histeria de “los amigos del comercio”. Para estos últimos, sus beneficios serán siempre mucho más valiosos que la salud de los hombres y mujeres.
La riqueza propia a la fuerza de trabajo no se explica a través de la fisiología ni de algún misterioso principio vital secretamente guardado por la medicina sino a través de las relaciones sociales.
La medicina, por su lado, permitirá tomar mucho más en cuenta al hombre social en lo que determina la salud.
Stéphane Barbas es psiquiatra infantil. Artículo publicado en L’Humanité, 5 de enero de 2018.
http://www.sinpermiso.info/textos/derecho-a-la-salud-la-vigencia-del-analisis-critico-de-marx-ante-las-desigualdades
domingo, 21 de enero de 2018
PARADOJA DE RUSSELL
Nos retrotraemos a 1901, cuando Russell estaba enfrascado en sus investigaciones sobre los fundamentos lógicos de las matemáticas. Esto requirió que examinara las relaciones entre colecciones de cosas (Russell hablaba de clases, aunque el término moderno es conjunto). La naturaleza de las "cosas" de las clases era inmaterial; lo que importa era la lógica abstracta de la teoría de conjuntos.
Pertenecer a un conjunto parecía algo trivial. Si consideramos el conjunto S={a, b, c}, entonces b es un miembro de S pero g no. Si consideramos el conjunto de todos los números enteros pares, entonces 2, 6 y 1.660 son miembros del conjunto, mientras que 3, 1/2, p no lo son.
Haciendo avanzar el grado de abstracción un poco, observamos que los miembros de un conjunto pueden ellos mismos ser conjuntos. Para el conjunto de los miembros T={a, {b,c}}, el primer miembro es a y el segundo es el conjunto {b, c}. O supóngase que permitimos que W sea el conjunto que consta del conjunto de todos los números enteros pares y el conjunto de todos los números enteros impares. Esto es, W={{ 2, 4, 6, 8, ...} , { 1, 3, 5, 7, ...}}.
El conjunto W tiene dos miembros, siendo cada uno de ellos en sí mismo un conjunto que consta de una infinitud de miembros.
El hecho de que un conjunto pueda tener como miembros a conjuntos suscitó a Russell una pregunta curiosa: ¿Puede un conjunto contenerse a sí mismo? Escribió que "me parecía que una clase a veces es y a veces no es miembro de sí mismo"(24).
Ponía como ejemplo el conjunto de todas las cucharillas, que ciertamente es una cucharilla. Por tanto, el conjunto de todas las cucharillas no es un miembro de sí mismo. Asimismo, el conjunto de todas las personas, no es él mismo una persona y por ello no es un miembro de sí mismo.
Por otra parte, a Russell le parecía que ciertos conjuntos sí de contienen a sí mismos como miembros. Su ejemplo era el conjunto de todas las cosas que no eran cucharillas. Este conjunto de no cucharillas, contenía tenedores, primeros ministros británicos, números con 8 cifras; efectivamente, todo lo que no es una cucharilla. Pero el conjunto mismo no es con seguridad una cucharilla. ( no se podía mover el té con él ) y, por tanto, correctamente, pertenece dentro de sí mismo todavía a otra no cucharilla.
O considérese el conjunto X de todos los conjuntos que se pueden describir mediante 20 o menos palabras. El conjunto de todos los búfalos sería un miembro de X, ya que su descripción "El conjunto de todos los búfalos", sólo requiere 6 palabras. Asimismo, "el conjunto de todas las púas de puerco espín" (8 palabras) está en X, al igual que "el conjunto de todos los mosquitos que viven en Sudáfrica" (10 palabras). Pero este criterio de pertenencia garantiza que X ("el conjunto de todos los conjuntos que se pueden describir con 20 o menos palabras"), al haber sido descrito, por tanto, en 14 palabras debe incluirse dentro de sí mismo.
Claramente cada conjunto pertenece a una de estas dos categorías. O es un conjunto, como las cucharillas, que no es miembro se sí mismo -en cuyo caso lo llamaremos conjunto de Russell-, o es un conjunto, como X, que no se contiene a sí mismo entre sus miembros.
Estas inocentes reflexiones tomaron un giro amenazador cuando Russell decidió considerar el conjunto de todos aquellos conjuntos que no son miembros de ellos mismos. Estos es, decidió reunir todos los conjuntos de Russell en un enorme conjunto nuevo al que llamaremos R. Entonces R tendrá entre sus miembros el conjunto de todas las cucharillas, el conjunto de todas las personas y muchísimos más.
Y ahora viene la pregunta que conmovió los fundamentos: ¿Es R miembro de sí mismo? Esto es, ¿es el conjunto de todas los conjuntos de Russell un conjunto de Russell?. Sólo puede haber dos respuestas a esta pregunta: si o no.
Supongamos que la respuesta es que sí. Entonces R es un miembro de R. Para convertirse en miembro, R tiene que haber satisfecho el criterio de pertenencia que subrayábamos en cursiva anteriormente: R es miembro de sí mismo. Por tanto, si R es miembro de R, entonces R no puede ser miembro de R. Esta abierta contradicción excluye la posibilidad de un "sí" a la pregunta mortal.
Pero, ¿qué ocurre si la respuesta es un no y R no es miembro de R? Entonces R ciertamente no es un miembro de sí mismo y, como nuestro conjunto de cucharillas, cumple el requisito de pertenencia para ser admitido en R. Por tanto, si R no es un miembro de R, automáticamente debe convertirse en miembro de R. De nuevo nos enfrentamos a una contradicción.
Para Russell todo esto debería haber sido muy sencillo. Sin embargo, de alguna forma "cada alternativa lleva a su opuesta y se da una contradicción". Quedó perplejo por la "clase tan particular" que había creado con una forma de razonar que "hasta ese momento le había parecido adecuada"(25) . Es lo que ahora llamamos la paradoja de Russell.
Puede resultar de ayuda presentar una ilustración algo más concreta de las sutilezas lógicas de su argumentación. Supongamos que un conocido experto en obras de arte decide clasificar las pinturas del mundo en una de dos categorías mutuamente excluyentes. Una categoría, de muy pocos cuadros, consta de todas las pinturas que incluyen una imagen de ellas mismas en la escena presentada en el lienzo. Por ejemplo, podríamos pintar un cuadro, titulado Interior, de una habitación y su mobiliaria -colgaduras en movimiento, una estatua, un gran piano- que incluye, colgando encima del piano, una pequeña pintura del cuadro Interior. Así, nuestro lienzo incluiría una imagen de sí mismo.
La otra categoría, mucho más corriente, constaría de todos los cuadros que no incluyen una imagen de sí mismos. Llamaremos a estos cuadros "Pinturas de Russell". La Mona Lisa, por ejemplo, es una pintura de Russell porque no tiene dentro de ella un pequeño cuadro de la Mona Lisa.
Supongamos además que nuestro experto en obras de arte monta una enorme exposición que incluye todas las pinturas de Russell del mundo. Tras ímprobos esfuerzos, se han reunido y colgado de las paredes de la sala inmensa. Orgulloso de su hazaña, el experto encarga a una artista que pinte un cuadro de la sala y de sus contenidos.
Cuando el cuadro esté terminado, la artista lo titula, con toda propiedad, Todas las pinturas del Russell del mundo. El galerista examina el cuadro cuidadosamente y descubre un pequeño fallo: sobre el lienzo, junto al cuadro de la Mona Lisa hay una representación de Todas las pinturas de Russell del mundo. Esto quiere decir que Todas las pinturas del mundo es un cuadro que incluye una imagen de sí mismo, y por consiguiente, no es una pintura de Russell. En consecuencia, no pertenece a la exposición y ciertamente no debería estar colgado en las paredes. El experto pide a la artista que borre la pequeña representación.
La artista la borra y vuelve a mostrar el cuadro al experto. Tras examinarlo, éste se da cuenta de que hay un nuevo problema: la pintura Todas las pinturas de Russell del mundo ahora no incluye una imagen de sí misma y, por tanto, es una pintura de Russell que pertenece a la exposición. En consecuencia, debe ser pintada como colgado de alguna parte de las paredes no vaya a ser que la obra no incluya todas las pinturas de Russell. El experto vuelve a llamar a la artista y le vuelve a pedir que retoque con una pequeña imagen el Todas las pinturas de Russell del mundo.
Pero una vez que la imagen se ha añadido, estamos otra vez al principio de la historia. La imagen debe borrarse, tras lo cual debe pintarse, y luego eliminarse, y así sucesivamente. Es de esperar que más pronto o más tarde la artista y el experto caigan en la cuenta de que algo no funciona: han chocado con la paradoja de Russell.
Todo esto puede parecer totalmente irrelevante. Pero recuérdese que el objetivo de la obra de Russell era edificar todas las matemáticas sobre el inconmovible fundamento de la lógica. Su paradoja ponía en peligro este programa. Lo mismo que el ocupante de un ático se preocuparía al saber que hay grietas en le sótano, el matemático debe reaccionar igualmente al saber que, en los fundamentos de su ciencia, existe una fisura lógica. Esto sugiere que todo el edificio matemático, como el bloque de apartamentos, podría un día derrumbarse.
No hace falta decir que Russell se sintió conmocionado por la existencia de su paradoja y escribió: "Sentí acerca de estas contradicciones lo mismo que debe sentir un ferviente católico acerca de los papas indignos"(26). Otros también se sintieron desalentados de forma similar, como es patente en el famoso intercambio epistolar entre Russell y el lógico Gottlob Frege (1848-1925). Frege había publicado sus Leyes fundamentales de la aritmética , un enorme tratado dirigido a explorar los fundamentos de la aritmética. En él, Frege había trabajado con conjuntos de la misma forma ingenua y arrogante que había conducido a Russell a su paradoja. Russell comunicó su ejemplo a Frege, quién inmediatamente reconoció que infligía un golpe de muerte a su intento. En el volumen segundo de sus Leyes fundamentales, que iba a mandar a la imprenta cuando recibió la carta de Russell, Frege tuvo que enfrentarse con la mayor pesadilla que puede asaltar a todo estudioso: que su obra, en el último momento, resulte incorrecta. Con un patetismo solo igualado por su honradez, escribió Frege: "Con nada más indeseable puede enfrentarse un científico que con deshacerse de sus fundamentos después de terminar su obra. Me ha puesto en esa situación una carta de Mr. Bertrand Russell cuando estaba a punto de mandar mi obra a la imprenta"(27).
El enunciado de la paradoja era claro, pero no su resolución. Tras años de intentos infructuosos, los lógicos finalmente intentaron zanjar la cuestión estipulando que un conjunto que se contenga a sí mismo realmente no es un conjunto. Mediante esta táctica lógica, y algunas definiciones cuidadosamente elaboradas, se proclamó que tales clases eran ilegítimas.
Lo razonable de esta aproximación se puede quizá ilustrar mediante nuestra fábula de las pinturas. ¿Es incluso permisible hablar de una pintura que contiene una representación de sí misma? Si Todas las pinturas de Russell del mundo contuvieran una imagen de sí mismas, entonces examinando más de cerca esa imagen, quizá con una lupa, se vería una pequeña imagen de Todas las pinturas. Dentro de ella habría aún una versión más pequeña de Todas las pinturas. Y así se proseguiría, por siempre, como los interminables reflejos de un espejo de sastre. Una pintura con semejantes reflejos nunca podría pintarse.
En un sentido crudo, esto ilustra la resolución de la paradoja que intentó Russell. Escribió que "lo que encierra a todos los miembros de una colección no debe él mismo ser un miembro de una colección"(28). En consecuencia, la naturaleza autorreferencial de la pertenencia en el conjunto de Russell era ilegítima. El conjunto de Russell no era en absoluto un conjunto.
Esta solución, que exigía algunas dolorosas circunvoluciones del pensamiento, parecía engorrosa y artificial. Russell hablaba de ella como una de esas "teorías que podrían ser verdaderas pero no bellas"(29). Sólo por esto, se transfería el estudio de los conjuntos de la esfera ingenua prerusseliana a un campo menos intuitivo.
Para los matemáticos indiferentes a cuestiones de fundamentación, todo el asunto parecía requerir más reflexión de la que merecía. Y Russell llegó a creer que su reducción final de las matemáticas a la lógica era menos satisfactoria de lo que él había sospechado en su juvenil optimismo.
La tensión intelectual y su descorazonadora conclusión se cobraron un precio muy terrible. Russell recordaría cómo después de esto "se apartó de la lógica matemática con una especie de naúsea"(30). Volvió a pensar en el suicidio, aunque decidió no hacerlo porque, como observó con cinismo, seguramente viviría para lamentarlo. Poco a poco se le pasó el disgusto y, como hemos visto, le quedaron fuerzas para luchar durante otros dos tercios de siglo.
Es difícil, en un balance final, resumir su larga vida. Fue una fuerza intelectual irresistible y el gran malandrín del siglo XX. Se desesperó con la condición humana y, sin embargo, luchó por mejorarla. Fue considerado un villano con la misma frecuencia con que fue proclamado un héroe. Pero ni sus peores enemigos le pueden negar que fue un hombre leal a sus convicciones. Como le había aconsejado su abuela, no siguió a una multitud de malhechores.
Le concedemos la última palabra. En un ensayo de 1925, "Lo que yo creo", Bertrand Russell nos daba una clave de lo que sostuvo a lo largo de su dilatada y turbulenta vida:
La felicidad-escribía este gran escéptico- no es, sin embrago, una verdadera felicidad porque deba llegar a un fin, al igual que no pierden su valor el pensamiento y el amor porque no sean eternos... Aun cuando las ventanas abiertas de la razón nos hagan al principio temblar de frío después de la acogedora caldees del abrigo de los mitos tradicionales de los humanos, al final el aire fresco nos vigoriza y los grandes espacios tienen su propio esplendor (31) .
Este trabajo ha sido realizado para el curso de SAEM Thales, Formación a Distancia a través de Internet, por M. Carmen Márquez García, cmgarcia@cica.es
Pertenecer a un conjunto parecía algo trivial. Si consideramos el conjunto S={a, b, c}, entonces b es un miembro de S pero g no. Si consideramos el conjunto de todos los números enteros pares, entonces 2, 6 y 1.660 son miembros del conjunto, mientras que 3, 1/2, p no lo son.
Haciendo avanzar el grado de abstracción un poco, observamos que los miembros de un conjunto pueden ellos mismos ser conjuntos. Para el conjunto de los miembros T={a, {b,c}}, el primer miembro es a y el segundo es el conjunto {b, c}. O supóngase que permitimos que W sea el conjunto que consta del conjunto de todos los números enteros pares y el conjunto de todos los números enteros impares. Esto es, W={{ 2, 4, 6, 8, ...} , { 1, 3, 5, 7, ...}}.
El conjunto W tiene dos miembros, siendo cada uno de ellos en sí mismo un conjunto que consta de una infinitud de miembros.
El hecho de que un conjunto pueda tener como miembros a conjuntos suscitó a Russell una pregunta curiosa: ¿Puede un conjunto contenerse a sí mismo? Escribió que "me parecía que una clase a veces es y a veces no es miembro de sí mismo"(24).
Ponía como ejemplo el conjunto de todas las cucharillas, que ciertamente es una cucharilla. Por tanto, el conjunto de todas las cucharillas no es un miembro de sí mismo. Asimismo, el conjunto de todas las personas, no es él mismo una persona y por ello no es un miembro de sí mismo.
Por otra parte, a Russell le parecía que ciertos conjuntos sí de contienen a sí mismos como miembros. Su ejemplo era el conjunto de todas las cosas que no eran cucharillas. Este conjunto de no cucharillas, contenía tenedores, primeros ministros británicos, números con 8 cifras; efectivamente, todo lo que no es una cucharilla. Pero el conjunto mismo no es con seguridad una cucharilla. ( no se podía mover el té con él ) y, por tanto, correctamente, pertenece dentro de sí mismo todavía a otra no cucharilla.
O considérese el conjunto X de todos los conjuntos que se pueden describir mediante 20 o menos palabras. El conjunto de todos los búfalos sería un miembro de X, ya que su descripción "El conjunto de todos los búfalos", sólo requiere 6 palabras. Asimismo, "el conjunto de todas las púas de puerco espín" (8 palabras) está en X, al igual que "el conjunto de todos los mosquitos que viven en Sudáfrica" (10 palabras). Pero este criterio de pertenencia garantiza que X ("el conjunto de todos los conjuntos que se pueden describir con 20 o menos palabras"), al haber sido descrito, por tanto, en 14 palabras debe incluirse dentro de sí mismo.
Claramente cada conjunto pertenece a una de estas dos categorías. O es un conjunto, como las cucharillas, que no es miembro se sí mismo -en cuyo caso lo llamaremos conjunto de Russell-, o es un conjunto, como X, que no se contiene a sí mismo entre sus miembros.
Estas inocentes reflexiones tomaron un giro amenazador cuando Russell decidió considerar el conjunto de todos aquellos conjuntos que no son miembros de ellos mismos. Estos es, decidió reunir todos los conjuntos de Russell en un enorme conjunto nuevo al que llamaremos R. Entonces R tendrá entre sus miembros el conjunto de todas las cucharillas, el conjunto de todas las personas y muchísimos más.
Y ahora viene la pregunta que conmovió los fundamentos: ¿Es R miembro de sí mismo? Esto es, ¿es el conjunto de todas los conjuntos de Russell un conjunto de Russell?. Sólo puede haber dos respuestas a esta pregunta: si o no.
Supongamos que la respuesta es que sí. Entonces R es un miembro de R. Para convertirse en miembro, R tiene que haber satisfecho el criterio de pertenencia que subrayábamos en cursiva anteriormente: R es miembro de sí mismo. Por tanto, si R es miembro de R, entonces R no puede ser miembro de R. Esta abierta contradicción excluye la posibilidad de un "sí" a la pregunta mortal.
Pero, ¿qué ocurre si la respuesta es un no y R no es miembro de R? Entonces R ciertamente no es un miembro de sí mismo y, como nuestro conjunto de cucharillas, cumple el requisito de pertenencia para ser admitido en R. Por tanto, si R no es un miembro de R, automáticamente debe convertirse en miembro de R. De nuevo nos enfrentamos a una contradicción.
Para Russell todo esto debería haber sido muy sencillo. Sin embargo, de alguna forma "cada alternativa lleva a su opuesta y se da una contradicción". Quedó perplejo por la "clase tan particular" que había creado con una forma de razonar que "hasta ese momento le había parecido adecuada"(25) . Es lo que ahora llamamos la paradoja de Russell.
Puede resultar de ayuda presentar una ilustración algo más concreta de las sutilezas lógicas de su argumentación. Supongamos que un conocido experto en obras de arte decide clasificar las pinturas del mundo en una de dos categorías mutuamente excluyentes. Una categoría, de muy pocos cuadros, consta de todas las pinturas que incluyen una imagen de ellas mismas en la escena presentada en el lienzo. Por ejemplo, podríamos pintar un cuadro, titulado Interior, de una habitación y su mobiliaria -colgaduras en movimiento, una estatua, un gran piano- que incluye, colgando encima del piano, una pequeña pintura del cuadro Interior. Así, nuestro lienzo incluiría una imagen de sí mismo.
La otra categoría, mucho más corriente, constaría de todos los cuadros que no incluyen una imagen de sí mismos. Llamaremos a estos cuadros "Pinturas de Russell". La Mona Lisa, por ejemplo, es una pintura de Russell porque no tiene dentro de ella un pequeño cuadro de la Mona Lisa.
Supongamos además que nuestro experto en obras de arte monta una enorme exposición que incluye todas las pinturas de Russell del mundo. Tras ímprobos esfuerzos, se han reunido y colgado de las paredes de la sala inmensa. Orgulloso de su hazaña, el experto encarga a una artista que pinte un cuadro de la sala y de sus contenidos.
Cuando el cuadro esté terminado, la artista lo titula, con toda propiedad, Todas las pinturas del Russell del mundo. El galerista examina el cuadro cuidadosamente y descubre un pequeño fallo: sobre el lienzo, junto al cuadro de la Mona Lisa hay una representación de Todas las pinturas de Russell del mundo. Esto quiere decir que Todas las pinturas del mundo es un cuadro que incluye una imagen de sí mismo, y por consiguiente, no es una pintura de Russell. En consecuencia, no pertenece a la exposición y ciertamente no debería estar colgado en las paredes. El experto pide a la artista que borre la pequeña representación.
La artista la borra y vuelve a mostrar el cuadro al experto. Tras examinarlo, éste se da cuenta de que hay un nuevo problema: la pintura Todas las pinturas de Russell del mundo ahora no incluye una imagen de sí misma y, por tanto, es una pintura de Russell que pertenece a la exposición. En consecuencia, debe ser pintada como colgado de alguna parte de las paredes no vaya a ser que la obra no incluya todas las pinturas de Russell. El experto vuelve a llamar a la artista y le vuelve a pedir que retoque con una pequeña imagen el Todas las pinturas de Russell del mundo.
Pero una vez que la imagen se ha añadido, estamos otra vez al principio de la historia. La imagen debe borrarse, tras lo cual debe pintarse, y luego eliminarse, y así sucesivamente. Es de esperar que más pronto o más tarde la artista y el experto caigan en la cuenta de que algo no funciona: han chocado con la paradoja de Russell.
Todo esto puede parecer totalmente irrelevante. Pero recuérdese que el objetivo de la obra de Russell era edificar todas las matemáticas sobre el inconmovible fundamento de la lógica. Su paradoja ponía en peligro este programa. Lo mismo que el ocupante de un ático se preocuparía al saber que hay grietas en le sótano, el matemático debe reaccionar igualmente al saber que, en los fundamentos de su ciencia, existe una fisura lógica. Esto sugiere que todo el edificio matemático, como el bloque de apartamentos, podría un día derrumbarse.
No hace falta decir que Russell se sintió conmocionado por la existencia de su paradoja y escribió: "Sentí acerca de estas contradicciones lo mismo que debe sentir un ferviente católico acerca de los papas indignos"(26). Otros también se sintieron desalentados de forma similar, como es patente en el famoso intercambio epistolar entre Russell y el lógico Gottlob Frege (1848-1925). Frege había publicado sus Leyes fundamentales de la aritmética , un enorme tratado dirigido a explorar los fundamentos de la aritmética. En él, Frege había trabajado con conjuntos de la misma forma ingenua y arrogante que había conducido a Russell a su paradoja. Russell comunicó su ejemplo a Frege, quién inmediatamente reconoció que infligía un golpe de muerte a su intento. En el volumen segundo de sus Leyes fundamentales, que iba a mandar a la imprenta cuando recibió la carta de Russell, Frege tuvo que enfrentarse con la mayor pesadilla que puede asaltar a todo estudioso: que su obra, en el último momento, resulte incorrecta. Con un patetismo solo igualado por su honradez, escribió Frege: "Con nada más indeseable puede enfrentarse un científico que con deshacerse de sus fundamentos después de terminar su obra. Me ha puesto en esa situación una carta de Mr. Bertrand Russell cuando estaba a punto de mandar mi obra a la imprenta"(27).
El enunciado de la paradoja era claro, pero no su resolución. Tras años de intentos infructuosos, los lógicos finalmente intentaron zanjar la cuestión estipulando que un conjunto que se contenga a sí mismo realmente no es un conjunto. Mediante esta táctica lógica, y algunas definiciones cuidadosamente elaboradas, se proclamó que tales clases eran ilegítimas.
Lo razonable de esta aproximación se puede quizá ilustrar mediante nuestra fábula de las pinturas. ¿Es incluso permisible hablar de una pintura que contiene una representación de sí misma? Si Todas las pinturas de Russell del mundo contuvieran una imagen de sí mismas, entonces examinando más de cerca esa imagen, quizá con una lupa, se vería una pequeña imagen de Todas las pinturas. Dentro de ella habría aún una versión más pequeña de Todas las pinturas. Y así se proseguiría, por siempre, como los interminables reflejos de un espejo de sastre. Una pintura con semejantes reflejos nunca podría pintarse.
En un sentido crudo, esto ilustra la resolución de la paradoja que intentó Russell. Escribió que "lo que encierra a todos los miembros de una colección no debe él mismo ser un miembro de una colección"(28). En consecuencia, la naturaleza autorreferencial de la pertenencia en el conjunto de Russell era ilegítima. El conjunto de Russell no era en absoluto un conjunto.
Esta solución, que exigía algunas dolorosas circunvoluciones del pensamiento, parecía engorrosa y artificial. Russell hablaba de ella como una de esas "teorías que podrían ser verdaderas pero no bellas"(29). Sólo por esto, se transfería el estudio de los conjuntos de la esfera ingenua prerusseliana a un campo menos intuitivo.
Para los matemáticos indiferentes a cuestiones de fundamentación, todo el asunto parecía requerir más reflexión de la que merecía. Y Russell llegó a creer que su reducción final de las matemáticas a la lógica era menos satisfactoria de lo que él había sospechado en su juvenil optimismo.
La tensión intelectual y su descorazonadora conclusión se cobraron un precio muy terrible. Russell recordaría cómo después de esto "se apartó de la lógica matemática con una especie de naúsea"(30). Volvió a pensar en el suicidio, aunque decidió no hacerlo porque, como observó con cinismo, seguramente viviría para lamentarlo. Poco a poco se le pasó el disgusto y, como hemos visto, le quedaron fuerzas para luchar durante otros dos tercios de siglo.
Es difícil, en un balance final, resumir su larga vida. Fue una fuerza intelectual irresistible y el gran malandrín del siglo XX. Se desesperó con la condición humana y, sin embargo, luchó por mejorarla. Fue considerado un villano con la misma frecuencia con que fue proclamado un héroe. Pero ni sus peores enemigos le pueden negar que fue un hombre leal a sus convicciones. Como le había aconsejado su abuela, no siguió a una multitud de malhechores.
Le concedemos la última palabra. En un ensayo de 1925, "Lo que yo creo", Bertrand Russell nos daba una clave de lo que sostuvo a lo largo de su dilatada y turbulenta vida:
La felicidad-escribía este gran escéptico- no es, sin embrago, una verdadera felicidad porque deba llegar a un fin, al igual que no pierden su valor el pensamiento y el amor porque no sean eternos... Aun cuando las ventanas abiertas de la razón nos hagan al principio temblar de frío después de la acogedora caldees del abrigo de los mitos tradicionales de los humanos, al final el aire fresco nos vigoriza y los grandes espacios tienen su propio esplendor (31) .
Este trabajo ha sido realizado para el curso de SAEM Thales, Formación a Distancia a través de Internet, por M. Carmen Márquez García, cmgarcia@cica.es
Etiquetas:
Bertrand Rusell,
conjuntos,
fundamentos lógicos de las matemáticas,
Los números,
matemáticas. filosofía,
paradoja,
teoría de números
_- El inventor de las nanocarreras con las que conseguir trabajo en seis meses. Sebastian Thrun dejó su trabajo en Google y en la Universidad de Stanford para crear Udacity, una plataforma de cursos online.
_- Sebastian Thrun (Solingen, 1967) no le ha declarado la guerra a las universidades convencionales y afirma que su objetivo no es competir con ellas. Sin embargo, en 2012 dejó su puesto de profesor de Inteligencia Artificial en la Universidad de Stanford para lanzar Udacity, una plataforma de cursos online que ya suma más de ocho millones de estudiantes en todo el mundo y que permite acceder a empresas como Google con una formación de tan solo seis meses. La gran revolución: a los alumnos que no encuentran trabajo en los seis meses posteriores a la graduación se les devuelve el importe de la matrícula, que ronda los 170 euros al mes.
https://elpais.com/economia/2017/11/21/actualidad/1511276850_465381.html?rel=mas
https://elpais.com/economia/2017/11/21/actualidad/1511276850_465381.html?rel=mas
sábado, 20 de enero de 2018
No es por dinero, es por crueldad. La política de los republicanos no trata de ahorrar, sino de estigmatizar a quienes reciben ayudas públicas.
La oposición del Partido Republicano a los programas de ayuda a los menos afortunados, desde los cupones de alimentos hasta la atención sanitaria, se enmarca habitualmente en términos monetarios. El senador Orrin Hatch, por ejemplo, cuando se le criticó que el Congreso no tomase medidas sobre el Programa de Seguro Sanitario para Niños (CHIP por sus siglas en inglés), una parte del servicio sanitario para personas sin recursos, Medicaid, que cubre a casi nueve millones de niños —y cuya financiación federal expiró en septiembre— declaró que “la razón de que el CHIP tenga problemas es que ya no tenemos dinero”.
¿Pero es verdaderamente una cuestión de dinero?
No, es una cuestión de crueldad. En los últimos años ha quedado cada vez más claro que el sufrimiento impuesto por la oposición republicana a los programas pensados para establecer una red de seguridad no es un error, es una característica. El objetivo es infligir dolor. Para entender a qué me refiero, repasemos tres noticias sobre políticas de atención sanitaria.
La primera, la saga de la ampliación del Medicaid gracias a la Ley de Atención Sanitaria Asequible (ACA por sus siglas en inglés). El Tribunal Supremo permitió a los Estados eludir esta ampliación. Pero aceptarla habría sido pan comido para cada Estado: el Gobierno federal pagaría inicialmente todos los gastos, e incluso a largo plazo pagaría el 90%, además de aportar dinero y puestos de trabajo a la economía estatal.
Sin embargo, 18 Estados —todos ellos con cámaras o gobernadores, o ambos, republicanos— no han ampliado el Medicaid. ¿Por qué? Durante un tiempo se pudo razonar que se trataba de cínica estrategia política: la ampliación del Medicaid era una política de Barack Obama, y los republicanos no querían darle a un presidente demócrata ningún éxito político. Pero ese cuento no logra explicar que los Estados sigan resistiéndose a la idea de proporcionar cobertura sanitaria a miles de sus ciudadanos a un coste mínimo para ellos.
No, a estas alturas está claro que los políticos republicanos sencillamente no quieren que las familias de rentas más bajas tengan acceso a la atención sanitaria, y con tal de negarles ese acceso están incluso dispuestos a perjudicar a la economía de sus propios estados.
En segundo lugar, está la cuestión de los requisitos laborales para ser perceptor del Medicaid. Algunos Estados llevan años pidiendo el derecho a exigir a los perceptores del Medicaid que acepten puestos de trabajo, y esta semana el gobierno de Trump ha declarado que les permitirá hacerlo. Pero ¿qué es lo que mueve esta petición?
El hecho es que la inmensa mayoría de los perceptores adultos del Medicaid pertenecen a familias en las que al menos un adulto trabaja. Y la inmensa mayoría de los que no trabajan tiene muy buenas razones para permanecer fuera de la población activa: son discapacitados, cuidadores de otros miembros de la familia o estudiantes. La población de perceptores del Medicaid que “debería” estar trabajando pero no lo hace es muy pequeña, y el dinero que los Estados ahorrarían negándoles la cobertura es irrisorio.
Ah, y de los 10 Estados que han declarado su intención de imponer requisitos laborales, seis han aceptado la ampliación del Medicaid establecida en el ACA, lo que significa que la mayoría del dinero que se ahorrarían expulsando a la gente del sistema sería federal, no estatal. Entonces, ¿de qué va esto?
La respuesta, sin duda, sería que no se trata de ahorrar dinero, sino de estigmatizar a quienes reciben ayudas públicas, obligándolos a pasar todo tipo de obstáculos para demostrar que están necesitados. De nuevo, el objetivo es el dolor.
Por último, está el caso del seguro sanitario para niños. De nuevo, la financiación federal expiró en septiembre, y millones de niños perderán pronto la cobertura si no se restaura esa financiación. ¿Y cuánto tendrá que desembolsar el Tesoro si el Congreso hace lo que debería haber hecho hace meses y restaura los fondos? La respuesta, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, es… nada. O, en realidad, menos que nada. De hecho, una prolongación de la financiación del CHIP durante 10 años le ahorraría a la administración pública 6.000 millones de dólares.
¿Cómo es eso posible, si el CHIP gasta unos 14.000 millones de dólares al año en atención sanitaria? El punto principal, establecido en un análisis de la oficina presupuestaria hace unos meses, es que muchas familias (aunque no todas) cuyos hijos están ahora mismo cubiertos por el CHIP podrían estar cubiertos alternativamente por seguros privados subvencionados a través de los mercados de seguros de salud establecidos en la ley sanitaria de Obama.
Sin embargo, los seguros privados son considerablemente más caros que el Medicaid, que aprovecha su poder negociador para reducir costes. (El coste del seguro privado ha subido aún más ahora que los republicanos han revocado la obligación de asegurarse de todos los ciudadanos, lo que ha empeorado la combinación de riesgos). Como consecuencia de ello, las subvenciones del seguro privado acabarían costando más que la cobertura directa que los niños obtienen actualmente a través del CHIP.
Y no se imaginen que, por el hecho de que muchos niños expulsados del CHIP encontrasen fuentes de cobertura alternativa, los niños estarían perfectamente. Para empezar, un número significativo se quedaría sin cobertura: la cifra de niños no asegurados aumentaría de manera sustancial. Es más, el seguro privado, que a menudo exige importantes gastos corrientes, es mucho peor que el CHIP para las familias de rentas bajas.
De modo que el retraso republicano en lo que concierne al CHIP, al igual que la oposición a la ampliación del Medicaid y la exigencia de disponer de un trabajo remunerado, no son cuestión de dinero, sino de crueldad. Empeorar la vida de los estadounidenses de rentas más bajas se ha convertido en objetivo en sí mismo para el moderno Partido Republicano, un objetivo para cuyo logro está dispuesto de hecho a gastar dinero y aumentar el déficit.
Paul Krugman es Nobel de Economía de 2008.
https://elpais.com/economia/2018/01/12/actualidad/1515755960_998394.html
¿Pero es verdaderamente una cuestión de dinero?
No, es una cuestión de crueldad. En los últimos años ha quedado cada vez más claro que el sufrimiento impuesto por la oposición republicana a los programas pensados para establecer una red de seguridad no es un error, es una característica. El objetivo es infligir dolor. Para entender a qué me refiero, repasemos tres noticias sobre políticas de atención sanitaria.
La primera, la saga de la ampliación del Medicaid gracias a la Ley de Atención Sanitaria Asequible (ACA por sus siglas en inglés). El Tribunal Supremo permitió a los Estados eludir esta ampliación. Pero aceptarla habría sido pan comido para cada Estado: el Gobierno federal pagaría inicialmente todos los gastos, e incluso a largo plazo pagaría el 90%, además de aportar dinero y puestos de trabajo a la economía estatal.
Sin embargo, 18 Estados —todos ellos con cámaras o gobernadores, o ambos, republicanos— no han ampliado el Medicaid. ¿Por qué? Durante un tiempo se pudo razonar que se trataba de cínica estrategia política: la ampliación del Medicaid era una política de Barack Obama, y los republicanos no querían darle a un presidente demócrata ningún éxito político. Pero ese cuento no logra explicar que los Estados sigan resistiéndose a la idea de proporcionar cobertura sanitaria a miles de sus ciudadanos a un coste mínimo para ellos.
No, a estas alturas está claro que los políticos republicanos sencillamente no quieren que las familias de rentas más bajas tengan acceso a la atención sanitaria, y con tal de negarles ese acceso están incluso dispuestos a perjudicar a la economía de sus propios estados.
En segundo lugar, está la cuestión de los requisitos laborales para ser perceptor del Medicaid. Algunos Estados llevan años pidiendo el derecho a exigir a los perceptores del Medicaid que acepten puestos de trabajo, y esta semana el gobierno de Trump ha declarado que les permitirá hacerlo. Pero ¿qué es lo que mueve esta petición?
El hecho es que la inmensa mayoría de los perceptores adultos del Medicaid pertenecen a familias en las que al menos un adulto trabaja. Y la inmensa mayoría de los que no trabajan tiene muy buenas razones para permanecer fuera de la población activa: son discapacitados, cuidadores de otros miembros de la familia o estudiantes. La población de perceptores del Medicaid que “debería” estar trabajando pero no lo hace es muy pequeña, y el dinero que los Estados ahorrarían negándoles la cobertura es irrisorio.
Ah, y de los 10 Estados que han declarado su intención de imponer requisitos laborales, seis han aceptado la ampliación del Medicaid establecida en el ACA, lo que significa que la mayoría del dinero que se ahorrarían expulsando a la gente del sistema sería federal, no estatal. Entonces, ¿de qué va esto?
La respuesta, sin duda, sería que no se trata de ahorrar dinero, sino de estigmatizar a quienes reciben ayudas públicas, obligándolos a pasar todo tipo de obstáculos para demostrar que están necesitados. De nuevo, el objetivo es el dolor.
Por último, está el caso del seguro sanitario para niños. De nuevo, la financiación federal expiró en septiembre, y millones de niños perderán pronto la cobertura si no se restaura esa financiación. ¿Y cuánto tendrá que desembolsar el Tesoro si el Congreso hace lo que debería haber hecho hace meses y restaura los fondos? La respuesta, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, es… nada. O, en realidad, menos que nada. De hecho, una prolongación de la financiación del CHIP durante 10 años le ahorraría a la administración pública 6.000 millones de dólares.
¿Cómo es eso posible, si el CHIP gasta unos 14.000 millones de dólares al año en atención sanitaria? El punto principal, establecido en un análisis de la oficina presupuestaria hace unos meses, es que muchas familias (aunque no todas) cuyos hijos están ahora mismo cubiertos por el CHIP podrían estar cubiertos alternativamente por seguros privados subvencionados a través de los mercados de seguros de salud establecidos en la ley sanitaria de Obama.
Sin embargo, los seguros privados son considerablemente más caros que el Medicaid, que aprovecha su poder negociador para reducir costes. (El coste del seguro privado ha subido aún más ahora que los republicanos han revocado la obligación de asegurarse de todos los ciudadanos, lo que ha empeorado la combinación de riesgos). Como consecuencia de ello, las subvenciones del seguro privado acabarían costando más que la cobertura directa que los niños obtienen actualmente a través del CHIP.
Y no se imaginen que, por el hecho de que muchos niños expulsados del CHIP encontrasen fuentes de cobertura alternativa, los niños estarían perfectamente. Para empezar, un número significativo se quedaría sin cobertura: la cifra de niños no asegurados aumentaría de manera sustancial. Es más, el seguro privado, que a menudo exige importantes gastos corrientes, es mucho peor que el CHIP para las familias de rentas bajas.
De modo que el retraso republicano en lo que concierne al CHIP, al igual que la oposición a la ampliación del Medicaid y la exigencia de disponer de un trabajo remunerado, no son cuestión de dinero, sino de crueldad. Empeorar la vida de los estadounidenses de rentas más bajas se ha convertido en objetivo en sí mismo para el moderno Partido Republicano, un objetivo para cuyo logro está dispuesto de hecho a gastar dinero y aumentar el déficit.
Paul Krugman es Nobel de Economía de 2008.
https://elpais.com/economia/2018/01/12/actualidad/1515755960_998394.html
Por qué en Alemania puedes conseguir un buen trabajo sin ir a la Universidad. El 68% de los estudiantes alemanes que cursan FP Dual consiguen un empleo. En España, las trabas administrativas impiden el éxito del modelo.
En Alemania es un éxito.
Se llama Formación Profesional Dual, consiste en compaginar durante dos años los estudios con prácticas en una empresa, de forma intercalada. El 68% de los estudiantes alemanes que lo cursan consiguen un empleo en esa misma compañía. A España la FP Dual llegó en 2012 y pese a que cerca del 70% de los alumnos logra un trabajo, solo el 0,4% de los estudiantes cursa esta opción frente al 17% de media de los países de la OCDE.
https://elpais.com/economia/2018/01/05/actualidad/1515165705_136582.html?rel=lom
Se llama Formación Profesional Dual, consiste en compaginar durante dos años los estudios con prácticas en una empresa, de forma intercalada. El 68% de los estudiantes alemanes que lo cursan consiguen un empleo en esa misma compañía. A España la FP Dual llegó en 2012 y pese a que cerca del 70% de los alumnos logra un trabajo, solo el 0,4% de los estudiantes cursa esta opción frente al 17% de media de los países de la OCDE.
https://elpais.com/economia/2018/01/05/actualidad/1515165705_136582.html?rel=lom
viernes, 19 de enero de 2018
Reaccionarios, de cara y sin complejos. Cuando se usa el término de maricón, como ha hecho Luis del Val, lo que se expresa es desprecio y odio a los homosexuales.
De un tiempo a esta parte escuchamos con frecuencia la defensa abrupta de posiciones retrógradas cuyos valedores no tienen reparos en expresarse y hasta presumen de su osadía. Es el pensamiento reaccionario que irrumpe con ardor guerrero, hoy para reivindicar el franquismo, mañana para insultar a los homosexuales. Quieren disputar la batalla de las ideas en el terreno de las palabras.
La alocución matinal que el periodista Luis del Val dedicó el viernes a la cabalgata de Reyes de Vallecas (Madrid) en el programa Herrera en Cope es el último ejemplo de ese desparpajo. Del Val arremete con tanta furia contra el colectivo gay como contra la “estúpida alcaldesa” Manuela Carmena por algo que ni siquiera era cierto: la supuesta sustitución de la carroza real por una del colectivo LGTBI. La falsa noticia encendió al locutor. Esto fue lo que dijo:
“En vez de los Reyes Magos van a ir drag queens de reinas”. “Melchor va a ser un travesti; Baltasar, la tortillera, y Gaspar, muy hormonado, irá enseñando las tetas”. Y remató: “Los de Orgullo Vallekano, que van a ensuciar la fiesta, en vez de ser ellos gais, son maricones de mierda”.
Aunque pueda parecerlo, no es una anécdota. Es un síntoma. Hay una reacción cada vez más estridente contra la igualdad de género y los derechos civiles. A veces se presenta como una crítica a la tiranía del lenguaje políticamente correcto, pero no son las formas lo que se combate, sino el fondo. Con el término de maricón, lo que expresa es desprecio y odio a los homosexuales. Lo que pone furioso a Del Val es “la exaltación del gay y que los niños aprendan que pueden ser maricones desde las edades tiernas”. Eso tiene un nombre, se llama homofobia, pero no le importa: “Si me acusan de homófobo se pueden ir a la mierda”. Sin complejos.
Actitudes parecidas se observan en el discurso de los cada vez más crecidos neomachistas. Su estrategia consiste en resignificar el feminismo como un movimiento totalitario. Hablan de feminazismo. Niegan que exista violencia de género, tratan de desacreditar a quienes la combaten con bulos como el de las falsas denuncias de maltrato y acusan a los poderes públicos de estar abducidos por una nueva tiranía, la de las mujeres que quieren echar a los hombres del poder. Sin complejos.
Son las ideas reaccionarias y machistas de siempre, solo que quienes las defienden ya no creen que deban disimular o esconderse. Susan Faludi, en su celebrado libro Backlash: The Undeclared War Against American Women (Reacción, la guerra no declarada contra las mujeres americanas), denunciaba en 1991 cómo el pensamiento reaccionario se había organizado para combatir el feminismo tratando de convencer a las mujeres de lo mucho que habían perdido con el cambio: en lugar de un trabajo, el del hogar, ahora tenían dos y además pagaban con angustia el precio de su libertad. Ahora, fracasada la reacción sutil, a los neomachistas, como a los homófobos, ya solo les queda el ataque frontal.
MILAGROS PÉREZ OLIVA
https://elpais.com/elpais/2018/01/06/opinion/1515256234_813820.html
La alocución matinal que el periodista Luis del Val dedicó el viernes a la cabalgata de Reyes de Vallecas (Madrid) en el programa Herrera en Cope es el último ejemplo de ese desparpajo. Del Val arremete con tanta furia contra el colectivo gay como contra la “estúpida alcaldesa” Manuela Carmena por algo que ni siquiera era cierto: la supuesta sustitución de la carroza real por una del colectivo LGTBI. La falsa noticia encendió al locutor. Esto fue lo que dijo:
“En vez de los Reyes Magos van a ir drag queens de reinas”. “Melchor va a ser un travesti; Baltasar, la tortillera, y Gaspar, muy hormonado, irá enseñando las tetas”. Y remató: “Los de Orgullo Vallekano, que van a ensuciar la fiesta, en vez de ser ellos gais, son maricones de mierda”.
Aunque pueda parecerlo, no es una anécdota. Es un síntoma. Hay una reacción cada vez más estridente contra la igualdad de género y los derechos civiles. A veces se presenta como una crítica a la tiranía del lenguaje políticamente correcto, pero no son las formas lo que se combate, sino el fondo. Con el término de maricón, lo que expresa es desprecio y odio a los homosexuales. Lo que pone furioso a Del Val es “la exaltación del gay y que los niños aprendan que pueden ser maricones desde las edades tiernas”. Eso tiene un nombre, se llama homofobia, pero no le importa: “Si me acusan de homófobo se pueden ir a la mierda”. Sin complejos.
Actitudes parecidas se observan en el discurso de los cada vez más crecidos neomachistas. Su estrategia consiste en resignificar el feminismo como un movimiento totalitario. Hablan de feminazismo. Niegan que exista violencia de género, tratan de desacreditar a quienes la combaten con bulos como el de las falsas denuncias de maltrato y acusan a los poderes públicos de estar abducidos por una nueva tiranía, la de las mujeres que quieren echar a los hombres del poder. Sin complejos.
Son las ideas reaccionarias y machistas de siempre, solo que quienes las defienden ya no creen que deban disimular o esconderse. Susan Faludi, en su celebrado libro Backlash: The Undeclared War Against American Women (Reacción, la guerra no declarada contra las mujeres americanas), denunciaba en 1991 cómo el pensamiento reaccionario se había organizado para combatir el feminismo tratando de convencer a las mujeres de lo mucho que habían perdido con el cambio: en lugar de un trabajo, el del hogar, ahora tenían dos y además pagaban con angustia el precio de su libertad. Ahora, fracasada la reacción sutil, a los neomachistas, como a los homófobos, ya solo les queda el ataque frontal.
MILAGROS PÉREZ OLIVA
https://elpais.com/elpais/2018/01/06/opinion/1515256234_813820.html
jueves, 18 de enero de 2018
_- Los hijos de los esclavos del siglo XXI, aprenden a escribir. La esclavitud sigue presente en Mauritania (entre otros países). Se transmite de generación en generación por la posesión de la madre y los esfuerzos por liberar a los niños no siempre dan frutos.
_- Las minúsculas casas de madera o de bloques sin enlucir, apenas una habitación donde dormir y protegerse del sol abrasador, se desparraman de manera anárquica sobre la arena de Tarhil. Nada que se parezca a calles o que revele una mínima planificación. Y, sin embargo, aquí vive gente. Mucha gente. Sólo un descascarillado edificio amarillo de dos plantas se levanta en medio del barrio. A su sombra, 123 niños de entre siete y 12 años que no tienen ni siquiera papeles en los que aparezca su nombre o su edad aprenden a leer y escribir, las únicas herramientas que les van a permitir romper las cadenas invisibles que les atan a una miseria secular que les ha acompañado a ellos y sus familias. Son hijos y nietos de esclavos, descendientes de siervos sin derechos que siguen tan excluidos y oprimidos como sus padres y abuelos, porque en esta Mauritania del siglo XXI la esclavitud y sus tristes consecuencias siguen vivas y coleando.
El pequeño Bouba debe tener unos ocho años y apenas si dice tres palabras en francés. “Bonjour, ça va”, repite machacón, tratando de llamar la atención de los visitantes extranjeros. La sequía y la pobreza forzaron a sus abuelos a abandonar su pueblo natal, en Atar, para venir a instalarse en este barrio del distrito de Riad, en la desértica Nuakchot, la recién nacida capital de la también recién nacida Mauritania. Al calor de posibilidades de tener un trabajo digno. Eran los años setenta del siglo pasado y lo único que conocían era su propia esclavitud, la servidumbre a su señor. Analfabetos, nómadas que pastoreaban los camellos del amo. Nadie los liberó, pero tampoco nadie los reclamó cuando se fueron. Como los abuelos de Bouba, cientos de miles de haratines o moros negros se empeñaron en vivir y tener hijos y nietos, en ser libres. Otros ni siquiera pensaron en ello. Porque un sólido edificio de opresión y servilismo levantado durante siglos no se puede derribar en un día.
“La esclavitud sigue presente en Mauritania, nunca ha desaparecido”, asegura Aminetou Mint El-Moctar, conocida activista por los Derechos Humanos y líder abolicionista que ha hecho de su vida puro compromiso, “se transmite de generación en generación a través de la mujer, lo que se llama esclavitud por nacimiento”. Es difícil hablar de cifras en la opaca Mauritania, pero la asociación Global Slavery Index habla de unas 155.000 personas aún sometidas a sus amos en este país, mientras que El-Moctar piensa que pueden ser incluso el doble. “Son agricultores y pastores en el interior o esclavos domésticos en Nuakchot. No tienen estudios ni la posibilidad de tenerlos, están alienados, sus padres fueron esclavos y ellos también lo son, es lo único que conocen. No hay argollas ni cadenas ni hacen falta, es la estructura social, la ignorancia y el miedo lo que les mantiene ligados a sus amos”, añade.
En la escuelita de Tarhil, la maestra Belly Diallo, de 18 años, hace lo que puede. “Estos niños son pobres de solemnidad, sus familias no tienen nada, son descendientes de esclavos en primera o segunda generación. Llegan aquí sin haber pisado una escuela porque no tienen certificados de nacimiento ni dinero para comprar material, aquí les damos libretas y bolígrafos y les enseñamos a leer y escribir en árabe y francés”. Construida por la Asociación de Mujeres Jefas de Familia de Mint El-Moctar, la iniciativa pretende dar una oportunidad a quienes no la tendrán de otra forma, romper el ciclo de la pobreza. Hadjiatou Said es la directora. “Llevamos dos años funcionando, pero tenemos otros cuatro centros como este, dos más en Nuakchot y otros dos en Rosso y Kaedi”.
Sobre el papel, la esclavitud fue abolida en 1981. Sin embargo, durante décadas esta decisión pasó sin pena ni gloria, pues no se perseguía ni sancionaba a los esclavistas, que siguieron manteniendo esta práctica con total impunidad. Hubo que esperar hasta 2007 para que el Parlamento mauritano criminalizara la esclavitud. “Sin embargo, las penas de cárcel eran ridículas y las indemnizaciones a las víctimas insignificantes. El problema principal estuvo en su aplicación, sólo se llegó a producir una condena a partir de esta ley, una sola”, aclara Mint El-Moctar. Hace sólo unos meses la presión de las asociaciones abolicionistas logró forzar una reforma legal para considerar la esclavitud un crimen contra la Humanidad y endurecer la norma, aprobando penas de hasta 10 ó 15 años para los culpables y reparaciones más elevadas.
“Pero el problema sigue siendo el mismo, la falta de voluntad política para aplicar la ley. Hay más de un centenar de dossiers y nada. Las víctimas están por todas partes, en Atar, en Nema, en Zoueratt, pero no se hace nada. Es una ley para consumo extranjero, el discurso oficial sigue negando incluso la existencia de la esclavitud, pero nosotros continuaremos luchando para que se aplique la legislación”, añade El-Moctar. En este empeño están junto a otros colectivos como SOS Slaves, Terres des Hommes, la Confederación Libre de Trabajadores de Mauritania o la Iniciativa para el Renacimiento del Movimiento Abolicionista (IRA), cuyo líder y presidente, el también activista por los Derechos Humano Biram Dah Abeid, se encuentra en prisión desde el pasado mes de enero por organizar una marcha contra la esclavitud.
Ahmed Khalifa nació esclavo. “Mi señor era traductor para los franceses en la época de la colonización. Tenía muchos camellos, cabras, de todo. Mi madre le pertenecía y compró a mi padre para que le cuidara a los animales; así se conocieron. Mi caso fue distinto al de muchos, yo crecí en el desierto, tenía libertad para jugar y mis padres estaban juntos. Eso sí, recuerdo que había niños que iban al colegio y yo no pude, no me dejaban”. A los 15 años, en 1975, Khalifa fue liberado por su amo y ahora colabora con los movimientos abolicionistas. “Tenemos un sistema que perpetúa la dominación, que sigue considerando a los negros inferiores. Esto debe cambiar”, explica.
El problema no es solo la persistencia de la esclavitud. La discriminación en múltiples formas que sufren los haratines en este país se extiende también a otras etnias negroafricanas, wolofs, peuls, sarakollés, etc, que comparten este mismo territorio llamado Mauritania. O incluso a los emigrantes que llegan hasta aquí procedentes de otros países en busca de una vida mejor. En el sur del país, cerca de Senegal, aún duele lo sucedido en 1989, cuando miles de negros fueron expulsados de sus tierras tradicionales y obligados a cruzar la frontera tras un serio incidente entre agricultores sedentarios y pastores nómadas. La violencia degeneró en una masacre de senegaleses en Mauritania seguida de una auténtica caza al mauritano en Senegal y en un conflicto que supuso la ruptura de relaciones diplomáticas durante años.
Muchos de esos negros expulsados han vuelto y se han encontrado sus tierras ocupadas por otras personas, lo que ha generado nuevas frustraciones. La espiral de tensiones entre la minoría de moros blancos, que detentan el poder, y la amplia mayoría de haratines y negroafricanos, casi siempre excluidos de la toma de decisiones, no dibujan un panorama halagüeño. “El presidente Abdel Aziz fue a rezar a Kaedi por las víctimas del genocidio y piensa que con eso está todo arreglado. Este país necesita una comisión de reconciliación, saber quién ha matado a quién, que se juzgue a los culpables de aquello, indemnizar a las víctimas y crear un monumento al que poder ir a rezar por los fallecidos. Mientras esto no ocurra la herida seguirá sangrando”, remata Aminetou Mint El-Moctar.
En la puerta de la escuela para descendientes de esclavos de Tarhil, que recibe el apoyo financiero de Unicef, la pequeña Aisha sonríe. Es la hora del recreo y los niños corretean por la arena. “Una vez que reciben las primeras nociones intentamos que se incorporen a la educación reglada, pero para eso tenemos que conseguirle papeles primero. El proceso es lento y arbitrario, a veces no lo conseguimos”, señala Khalifa. Al igual que en Mauritania, países de la banda saheliana como Mali, Níger o Sudán siguen tolerando, de una forma o de otra, prácticas esclavistas que vienen de lejos y que perpetúan formas de dominación incompatibles con los convenios y acuerdos internacionales que esos mismos países han firmado. Si le sumamos el sudeste asiático se calcula que en el mundo hay unos 27 millones de esclavos a causa de deudas, tradiciones o trata de personas. Mientras tanto, en este edificio amarillo de las afueras de Nuakchot, Aisha, Bouba y los demás se preparan cada día para que haya un mañana diferente.
AMINETOU MINT EL-MOCTAR: “NECESITAMOS MENOS TRIBU Y MÁS CIUDADANÍA”
No conoce otra forma de vida que la militancia. Nacida en 1956 en Nuakchot, a los 13 años ya conoció la cárcel y la tortura. “Casi me dolían más los golpes de mi padre si me pillaba yendo a las manifestaciones que los palos en prisión. Era muy rebelde, jugaba siempre con los niños porque no quería ser inferior a ellos, no quería que me dijeran a qué podía jugar o no. Era la época de la guerra de Argelia, de los conflictos en Indochina y Vietnam, luego de la ocupación ilegal del Sahara por Marruecos, fue una época de compromiso y militancia”, dice Aminetou Mint El-Moctar, activista de Derechos Humanos mauritana cuyo nombre ha sonado este año para el Premio Nobel de la Paz por su lucha pacífica de años contra la esclavitud.
Marxista convencida y enfrentada a los sucesivos regímenes militares que ha conocido su país, nunca quiso abandonar Mauritania: “No vamos a cambiar las cosas desde el exterior”. El objetivo final de su lucha es “sustituir el cóctel de pertenencia tribal y comunitario en el que se estratifica esta sociedad por la promoción del concepto de ciudadanía". "Queremos una Mauritania unida bajo un estado de Derecho, queremos cambiar la mentalidad de la población, queremos justicia de verdad, que se reconozcan los derechos de las mujeres, de los niños, que se persiga la violencia y la discriminación en todas sus formas”, asegura.
Convertida en la bestia negra del régimen, los ataques también le han llegado desde quienes interpretan la religión como un coto privado y excluyente. El 5 de junio de 2014, el predicador radical Yadhid Ould Dahi lanzó una fatua asegurando que quien la matara o le sacara los ojos sería “recompensado por Alá”. El líder del grupo Amigos del Profeta acusaba de herejía a la activista por su lucha por los derechos de la mujer y sus críticas a la poligamia. El Gobierno, sin embargo, no le ha proporcionado ningún tipo de protección.
https://elpais.com/elpais/2016/01/28/planeta_futuro/1453980566_653576.html
El pequeño Bouba debe tener unos ocho años y apenas si dice tres palabras en francés. “Bonjour, ça va”, repite machacón, tratando de llamar la atención de los visitantes extranjeros. La sequía y la pobreza forzaron a sus abuelos a abandonar su pueblo natal, en Atar, para venir a instalarse en este barrio del distrito de Riad, en la desértica Nuakchot, la recién nacida capital de la también recién nacida Mauritania. Al calor de posibilidades de tener un trabajo digno. Eran los años setenta del siglo pasado y lo único que conocían era su propia esclavitud, la servidumbre a su señor. Analfabetos, nómadas que pastoreaban los camellos del amo. Nadie los liberó, pero tampoco nadie los reclamó cuando se fueron. Como los abuelos de Bouba, cientos de miles de haratines o moros negros se empeñaron en vivir y tener hijos y nietos, en ser libres. Otros ni siquiera pensaron en ello. Porque un sólido edificio de opresión y servilismo levantado durante siglos no se puede derribar en un día.
“La esclavitud sigue presente en Mauritania, nunca ha desaparecido”, asegura Aminetou Mint El-Moctar, conocida activista por los Derechos Humanos y líder abolicionista que ha hecho de su vida puro compromiso, “se transmite de generación en generación a través de la mujer, lo que se llama esclavitud por nacimiento”. Es difícil hablar de cifras en la opaca Mauritania, pero la asociación Global Slavery Index habla de unas 155.000 personas aún sometidas a sus amos en este país, mientras que El-Moctar piensa que pueden ser incluso el doble. “Son agricultores y pastores en el interior o esclavos domésticos en Nuakchot. No tienen estudios ni la posibilidad de tenerlos, están alienados, sus padres fueron esclavos y ellos también lo son, es lo único que conocen. No hay argollas ni cadenas ni hacen falta, es la estructura social, la ignorancia y el miedo lo que les mantiene ligados a sus amos”, añade.
En la escuelita de Tarhil, la maestra Belly Diallo, de 18 años, hace lo que puede. “Estos niños son pobres de solemnidad, sus familias no tienen nada, son descendientes de esclavos en primera o segunda generación. Llegan aquí sin haber pisado una escuela porque no tienen certificados de nacimiento ni dinero para comprar material, aquí les damos libretas y bolígrafos y les enseñamos a leer y escribir en árabe y francés”. Construida por la Asociación de Mujeres Jefas de Familia de Mint El-Moctar, la iniciativa pretende dar una oportunidad a quienes no la tendrán de otra forma, romper el ciclo de la pobreza. Hadjiatou Said es la directora. “Llevamos dos años funcionando, pero tenemos otros cuatro centros como este, dos más en Nuakchot y otros dos en Rosso y Kaedi”.
Sobre el papel, la esclavitud fue abolida en 1981. Sin embargo, durante décadas esta decisión pasó sin pena ni gloria, pues no se perseguía ni sancionaba a los esclavistas, que siguieron manteniendo esta práctica con total impunidad. Hubo que esperar hasta 2007 para que el Parlamento mauritano criminalizara la esclavitud. “Sin embargo, las penas de cárcel eran ridículas y las indemnizaciones a las víctimas insignificantes. El problema principal estuvo en su aplicación, sólo se llegó a producir una condena a partir de esta ley, una sola”, aclara Mint El-Moctar. Hace sólo unos meses la presión de las asociaciones abolicionistas logró forzar una reforma legal para considerar la esclavitud un crimen contra la Humanidad y endurecer la norma, aprobando penas de hasta 10 ó 15 años para los culpables y reparaciones más elevadas.
“Pero el problema sigue siendo el mismo, la falta de voluntad política para aplicar la ley. Hay más de un centenar de dossiers y nada. Las víctimas están por todas partes, en Atar, en Nema, en Zoueratt, pero no se hace nada. Es una ley para consumo extranjero, el discurso oficial sigue negando incluso la existencia de la esclavitud, pero nosotros continuaremos luchando para que se aplique la legislación”, añade El-Moctar. En este empeño están junto a otros colectivos como SOS Slaves, Terres des Hommes, la Confederación Libre de Trabajadores de Mauritania o la Iniciativa para el Renacimiento del Movimiento Abolicionista (IRA), cuyo líder y presidente, el también activista por los Derechos Humano Biram Dah Abeid, se encuentra en prisión desde el pasado mes de enero por organizar una marcha contra la esclavitud.
Ahmed Khalifa nació esclavo. “Mi señor era traductor para los franceses en la época de la colonización. Tenía muchos camellos, cabras, de todo. Mi madre le pertenecía y compró a mi padre para que le cuidara a los animales; así se conocieron. Mi caso fue distinto al de muchos, yo crecí en el desierto, tenía libertad para jugar y mis padres estaban juntos. Eso sí, recuerdo que había niños que iban al colegio y yo no pude, no me dejaban”. A los 15 años, en 1975, Khalifa fue liberado por su amo y ahora colabora con los movimientos abolicionistas. “Tenemos un sistema que perpetúa la dominación, que sigue considerando a los negros inferiores. Esto debe cambiar”, explica.
El problema no es solo la persistencia de la esclavitud. La discriminación en múltiples formas que sufren los haratines en este país se extiende también a otras etnias negroafricanas, wolofs, peuls, sarakollés, etc, que comparten este mismo territorio llamado Mauritania. O incluso a los emigrantes que llegan hasta aquí procedentes de otros países en busca de una vida mejor. En el sur del país, cerca de Senegal, aún duele lo sucedido en 1989, cuando miles de negros fueron expulsados de sus tierras tradicionales y obligados a cruzar la frontera tras un serio incidente entre agricultores sedentarios y pastores nómadas. La violencia degeneró en una masacre de senegaleses en Mauritania seguida de una auténtica caza al mauritano en Senegal y en un conflicto que supuso la ruptura de relaciones diplomáticas durante años.
Muchos de esos negros expulsados han vuelto y se han encontrado sus tierras ocupadas por otras personas, lo que ha generado nuevas frustraciones. La espiral de tensiones entre la minoría de moros blancos, que detentan el poder, y la amplia mayoría de haratines y negroafricanos, casi siempre excluidos de la toma de decisiones, no dibujan un panorama halagüeño. “El presidente Abdel Aziz fue a rezar a Kaedi por las víctimas del genocidio y piensa que con eso está todo arreglado. Este país necesita una comisión de reconciliación, saber quién ha matado a quién, que se juzgue a los culpables de aquello, indemnizar a las víctimas y crear un monumento al que poder ir a rezar por los fallecidos. Mientras esto no ocurra la herida seguirá sangrando”, remata Aminetou Mint El-Moctar.
En la puerta de la escuela para descendientes de esclavos de Tarhil, que recibe el apoyo financiero de Unicef, la pequeña Aisha sonríe. Es la hora del recreo y los niños corretean por la arena. “Una vez que reciben las primeras nociones intentamos que se incorporen a la educación reglada, pero para eso tenemos que conseguirle papeles primero. El proceso es lento y arbitrario, a veces no lo conseguimos”, señala Khalifa. Al igual que en Mauritania, países de la banda saheliana como Mali, Níger o Sudán siguen tolerando, de una forma o de otra, prácticas esclavistas que vienen de lejos y que perpetúan formas de dominación incompatibles con los convenios y acuerdos internacionales que esos mismos países han firmado. Si le sumamos el sudeste asiático se calcula que en el mundo hay unos 27 millones de esclavos a causa de deudas, tradiciones o trata de personas. Mientras tanto, en este edificio amarillo de las afueras de Nuakchot, Aisha, Bouba y los demás se preparan cada día para que haya un mañana diferente.
AMINETOU MINT EL-MOCTAR: “NECESITAMOS MENOS TRIBU Y MÁS CIUDADANÍA”
No conoce otra forma de vida que la militancia. Nacida en 1956 en Nuakchot, a los 13 años ya conoció la cárcel y la tortura. “Casi me dolían más los golpes de mi padre si me pillaba yendo a las manifestaciones que los palos en prisión. Era muy rebelde, jugaba siempre con los niños porque no quería ser inferior a ellos, no quería que me dijeran a qué podía jugar o no. Era la época de la guerra de Argelia, de los conflictos en Indochina y Vietnam, luego de la ocupación ilegal del Sahara por Marruecos, fue una época de compromiso y militancia”, dice Aminetou Mint El-Moctar, activista de Derechos Humanos mauritana cuyo nombre ha sonado este año para el Premio Nobel de la Paz por su lucha pacífica de años contra la esclavitud.
Marxista convencida y enfrentada a los sucesivos regímenes militares que ha conocido su país, nunca quiso abandonar Mauritania: “No vamos a cambiar las cosas desde el exterior”. El objetivo final de su lucha es “sustituir el cóctel de pertenencia tribal y comunitario en el que se estratifica esta sociedad por la promoción del concepto de ciudadanía". "Queremos una Mauritania unida bajo un estado de Derecho, queremos cambiar la mentalidad de la población, queremos justicia de verdad, que se reconozcan los derechos de las mujeres, de los niños, que se persiga la violencia y la discriminación en todas sus formas”, asegura.
Convertida en la bestia negra del régimen, los ataques también le han llegado desde quienes interpretan la religión como un coto privado y excluyente. El 5 de junio de 2014, el predicador radical Yadhid Ould Dahi lanzó una fatua asegurando que quien la matara o le sacara los ojos sería “recompensado por Alá”. El líder del grupo Amigos del Profeta acusaba de herejía a la activista por su lucha por los derechos de la mujer y sus críticas a la poligamia. El Gobierno, sin embargo, no le ha proporcionado ningún tipo de protección.
https://elpais.com/elpais/2016/01/28/planeta_futuro/1453980566_653576.html
Etiquetas:
Aminetou Mint El-Moctar,
aprender a leer,
esclavos,
esclavos del siglo XXI,
Global Slavery Index,
ira,
Karl Marx,
leer,
marxista,
Mauritania,
niños esclavos,
Nuakchot,
SOS Slaves,
Terres des Hommes,
UNICEF
miércoles, 17 de enero de 2018
La bonita historia del caza y el bombardero. Un día de las Navidades de 1943 el as alemán Franz Stigler decidió no derribar el maltrecho B-17 de Charlie Brown.
Cuando me preguntan cuál es mi historia favorita de la Segunda Guerra Mundial, lo que no sucede tan a menudo como desearía, no tengo dudas. Al menos desde que descubrí, gracias a Arturo Pérez Reverte (quién sino cuando se trata de amistad, honor y redaños), una absolutamente imbatible. La del piloto de caza alemán que, un día de Navidades, decidió no derribar al bombardero estadounidense que tenía indefenso a su merced e incluso lo ayudó a volver a casa. Una historia tan buena que parece que no pueda ser verdad, pero lo es.
Resulta curioso que la sanguinaria segunda contienda tenga episodios edificantes, y más aún que transcurran durante la terrible campaña de bombardeo aliado que laminó las ciudades de Alemania y desató un odio indecible en los cielos, donde la aviación alemana luchaba por evitar la destrucción de sus casas y sus familias y las jóvenes tripulaciones británicas y estadounidenses peleaban rabiosamente por sus vidas. En esos días mirabas al cielo y veías caer continuamente aviones y pilotos como ícaros y meteoros envueltos en llamas, miedo y coraje.
La bonita historia del caza Messerschmitt Bf-109 G y el bombardero B-17 la cuenta un libro que es además de los mejores (si no el mejor) que he leído sobre la aviación de la Segunda Guerra Mundial, A higher call, de Adam Makos con Larry Alexander (Atlantic Books, 2014), y que va a convertirse en película, con guion de Tom Stoppard. Makos, periodista, historiador y editor de una revista de aeronáutica militar había entrevistado a numerosos veteranos estadounidenses –jamás pilotos alemanes, a los que categorizaba invariablemente como “nazis”- cuando el ex piloto de bombardero Charlie Brown (¡) le contó la historia y le puso en la pista del otro protagonista de la misma, “el verdadero héroe”, le recalcó, el as de caza alemán Franz Stigler. El renuente Makos descubrió, como deberíamos hacer más a menudo todos, que mantener opiniones inflexibles sobre los demás es una majadería.
Stigler resultó ser una gran persona, aparte de que su carrera de aviador, que A higher call sigue como si estuvieras presente, es apasionante y espectacular. Descubres cosas como que nunca hay que atacar un P-38 de frente o que todos los pilotos se orinan encima en el primer combate. El piloto alemán (487 misiones de combate, 28 victorias confirmadas, 30 probables –dejó de contar hacia el final de la guerra- y una herida de bala en la cabeza) combatió en África, donde conoció a Marseille, y aprendió de sus mayores un código moral impecable. Luego peleó en Sicilia (su aeródromo estaba el pie del monte Erice) y acabó defendiendo el cielo de Alemania. Amigo, entre otros nombres famosos, de Galland y Steinhoff (del que describe su terrible accidente), terminó la guerra nada menos que en la JV-44, la inigualable escuadrilla de ases, los Experten, donde pilotó los siniestramente tan bellos reactores Me-262.
Toda la trayectoria anterior y posterior de Stigler, militar y humana, se concentra en ese 20 de diciembre de 1943 en que apareció a la cola del devastado B-17 de Brown. El bombardero, bautizado The pub, había sufrido lo indecible atacado poco antes por un enjambre de cazas alemanes y se arrastraba maltrecho de vuelta a casa, agujereado como un gruyer, con el artillero de cola decapitado y el resto de la tripulación manando sangre, como una bestia herida, apenas capaz de mantenerse en el cielo. Stigler puso el dedo sobre el disparador de sus cañones para rematar al avión enemigo, pero no hizo fuego. Voló junto al bombardero observando sus heridas y cruzó la mirada con sus tripulantes a través del fuselaje abierto. Decidió que no abatiría el avión. Una decisión absolutamente fuera de lugar y que podría costarle a Stigler el pelotón de fusilamiento (de entrada le supuso no ganar la preciada Cruz de Caballero que le hubiera correspondido automáticamente de apuntarse esa victoria). Pero no solo no derribó al bombardero sino que ¡lo acompañó por encima de las líneas de sus propios antiaéreos para evitar que le disparasen! Luego incluso les recomendó por señas a los perplejos y maltrechos estadounidenses que se dirigieran hacia Suecia. A los mandos de su avión arruinado, Brown acabó entendiendo una cosa: fuera lo que fuera que se propusiera aquel aviador enemigo, que se despidió con un saludo, era un buen hombre.
La historia tiene una coda; tras la guerra, a la que ambos sobrevivieron, Stigler milagrosamente dado el índice de supervivencia de los ases alemanes, los dos aviadores se encontraron. Fue en 1990 y desde entonces hasta su muerte, que se produjo, curiosamente, la de los dos, el mismo año 2008, Brown y Stigler fueron grandes amigos.
¿En qué pensó el piloto alemán aquel día en el cielo sobre Alemania? Él dijo que en su hermano, también aviador y opositor a los nazis, que había muerto en acción. Y en su mentor, el as Gustav Roedel, que le advirtió que jamás disparara a un enemigo indefenso. En todo caso su código establecía que había que celebrar victorias, no muertes, y saber cuándo era el momento de escuchar, allá arriba, una llamada más alta, la de la caballerosidad y la compasión.
https://elpais.com/cultura/2018/01/02/actualidad/1514915830_184485.html
P.D.: ¿No parece demasiado bonito para ser verdad? ¿Será una postverdad? Ahí queda.
Etiquetas:
aviación,
B-17,
bombardero,
Brown,
caza M Bf-109 G,
El incidente de Navidad entre un caza alemán y un bombardero americano,
II G. M.,
Roedel,
Stigler
martes, 16 de enero de 2018
Fondos buitre. La plutocracia contra el pueblo
El Salto
El pueblo de los países pobres se mata trabajando para financiar el desarrollo de los países ricos.
El Sur financia al Norte, y especialmente a las clases dominantes de los países del Norte. El medio de dominación más poderoso es actualmente la deuda.
Warren Buffet, considerado por la revista estadounidense Forbes uno de los hombres más ricos del mundo, hace algunos años declaró a la CNN: "There's a class warfare, all right , but it's my class that's making war, and we're winning". O sea: "De acuerdo, existe una guerra de clases, pero es mi clase la que la hace y la está ganando".
El preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas comienza con estas palabras: "Nosotros, el pueblo de las Naciones Unidas". Por lo tanto, la tarea de proteger y garantizar los intereses colectivos de los pueblos, el bienestar universal, corresponde a la ONU —y más exactamente a los Estados aliados que firmaron esa carta el 20 de junio de 1945, en San Francisco—. Pero, actualmente, esos intereses se ven atacados por doquier por la clase de los plutócratas, la de los Warren Buffet. A los Estados les quitaron su capacidad normativa y su eficacia. De alguna manera lograron que los tenedores del capital financiero mundializado los hayan derrotado.
Mi más reciente combate, el que llevé contra los fondos buitre en las Naciones Unidas, ilustra esta realidad de forma paradigmática. Miembro del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU desde 2008, confieso no ser, ni por un instante, neutro en mi trabajo. Los derechos humanos son un arma formidable en manos de aquellos que quieren cambiar el mundo, aliviar los sufrimientos del otro, vencer a los depredadores. Y progresar en ese combate supone formar alianzas.
El medio de dominación más poderoso es actualmente el servicio de la deuda. Los flujos de capitales Sur-Norte tienen excedentes en relación a los flujos Norte-Sur. Los llamados países "pobres" pagan anualmente a las clases dirigentes de los países ricos mucho más dinero del que reciben de ellas, ya sea como inversiones, préstamos, ayuda humanitaria o la llamada ayuda al "desarrollo". El servicio de la deuda mantiene a los pueblos en la esclavitud y saquea sus recursos.
Este expolio aún se vio agravado, durante estas últimas décadas, con la aparición de los fondos buitre, llamados así por su característica de rapaces y carroñeros. Son fondos de inversiones especulativas, registrados en los paraísos fiscales y que están especializados en la compra de deudas, que desde hace largo tiempo se venden por debajo de su valor nominal, con el fin de obtener máximos beneficios. Estos fondos especulativos son propiedad de individuos extremadamente adinerados que se cuentan entre los más terribles depredadores del sistema capitalista. Logran disponer de botines de guerra de miles de millones de dólares. Comandan batallones de abogados capaces de abrir procedimientos en los cinco continentes, durante diez o quince años, si fuese necesario.
Los fondos buitre matan. Os damos un ejemplo: en 2002, y debido a una sequía espantosa, el hambre provocó la muerte de decenas de miles de seres humanos en Malawi. De los 11 millones de habitantes de ese país del sudeste de África, 7 millones se encontraban gravemente subalimentados. El Gobierno era incapaz de ayudar a las víctimas porque algunos meses antes había tenido que vender en el mercado los stocks de reserva de maíz (¡40.000 toneladas!) para pagar a un fondo buitre. Ese fondo había obtenido de un tribunal británico la condena de Malawi a pagar varias decenas de millones de dólares.
El editorialista del Financial Times, Martin Wolf, quien no es realmente lo que se puede llamar un revolucionario, sin embargo, escribió: "It is unfair to the real vultures to name the holdouts such since at least the real vultures perform a valuable task", o sea: "Dar el nombre de buitres a esos fondos es un insulto a los buitres, ya que éstos desempeñan una valiosa tarea". Y tiene razón: los buitres limpian los esqueletos de los animales muertos en las sabanas y evitan de ese modo la difusión de epidemias…
Bajo el impulso de Argentina, una de las víctimas de los fondos buitre, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas pidió al Comité Asesor, por su resolución 27/30 del 26 de septiembre de 2014, un informe que responde a esta doble pregunta: "¿En qué medida y de qué manera las actividades de los fondos buitre violan los derechos económicos sociales y culturales de los pueblos agredidos? Llegado el caso, ¿qué nueva norma del derecho internacional habría que crear para acabar con esas actividades?".
Fui nombrado relator del Comité para responder a esa doble interrogación. Raramente en mi vida trabajé tanto como durante esos dos años: 2014 y 2015. Entregué mi informe el 15 de febrero de 2016. En el mismo explicaba que las actividades de los fondos buitre contravienen por definición la regla de la buena fe presente prácticamente en las legislaciones de los Estados de todo el mundo. Como testimonio, el ejemplo del código civil suizo: "Todas las personas tienen el deber de ejercer sus derechos y de ejecutar sus obligaciones según las normas de la buena fe. El abuso manifiesto no está protegido por la ley".
El Palacio de las Naciones en Ginebra, y la ONU en general, están plagados de espías. Todos los servicios secretos del mundo, sobre todo aquellos ligados a las grandes potencias, escuchan las conversaciones mejor protegidas, fotocopian documentos, pagan a funcionarios y actúan bajo la máscara de la diplomacia acreditada. Nada más normal, por lo tanto, que los agentes de los servicios occidentales (y otros) hayan estado informados de la más breve de mis conversaciones y del desarrollo de todas mis sesiones de trabajo.
La votación en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU estaba prevista para la sesión de septiembre de 2016. En la fortaleza de la embajada estadounidense de Pregny [cantón de Ginebra], a algunos centenares de metros del Palacio de las Naciones, sonó la alarma. Nuestros enemigos eran perfectamente conscientes de que se arriesgaban a una derrota. Conocían mis recomendaciones. Sabían que, muy probablemente, éstas serían aprobadas por el Consejo.
Entonces nuestros enemigos cambiaron de táctica, abandonaron el terreno de las Naciones Unidas y se replegaron en otra, ancestral, menos complicada y bien comprobada: la corrupción. Las elecciones tuvieron lugar en diciembre de 2015. El candidato designado por la coalición de izquierda, que debía proseguir el combate contra los fondos buitre, era el favorito según todas las encuestas. Pero finalmente fue derrotado por un político local de derecha. Éste había gastado sumas astronómicas para ganar la elección. No bien asumió su cargo, el nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri declaraba querer pagar sin retardo todas las demandas provenientes de los fondos buitre. ¡Y eso fue lo que hizo!
La prosperidad de los fondos buitre ilustra de manera caricaturesca el poder de la plutocracia. La acumulación de las mayores riquezas en manos de unos pocos, y por consiguiente la desigualdad que deriva, es posible gracias a la eliminación de la normativa estatal, la abolición del control a los bancos, la institución de monopolios privados, la proliferación de paraísos fiscales, etc. Dicha desigualdad conduce inexorablemente a la destrucción de la relación de confianza entre los ciudadanos y sus dirigentes. Cuando los Estados se debilitan y los oligarcas sin fe ni ley gobiernan el planeta, cuando un orden criminal sustituye al Estado de derecho, ¿Quién podría tener todavía la pretensión de proteger el bien público y el interés general?
Como escribe el sociólogo alemán Jürgen Habermas: "El desalojo de la política por el mercado se traduce en el hecho de que el Estado nacional pierde progresivamente su capacidad de recaudar impuestos, estimular el crecimiento y garantizar mediante esas medidas las bases esenciales de su legitimidad, no obstante esa pérdida no está compensada por ningún equivalente funcional […]. Enfrentados al riesgo de ver fugarse los capitales, los gobiernos nacionales se comprometen en una carrera loca hacia la desregulación para la disminución de costes, de donde resultan beneficios obscenos y diferencias inéditas entre los salarios, el crecimiento del desempleo y la marginación social de una población pobre siempre en aumento. A medida que las condiciones sociales de una amplia participación política son destruidas, las decisiones democráticas, aun adaptadas de un modo formalmente correcto, pierden su credibilidad".
Habermas plantea, siguiendo su razonamiento, la cuestión de transferencia de la soberanía: ¿Existen instituciones interestatales, capaces de tomar el relevo de los Estados debilitados y asumir la protección del bien público? Habermas piensa sobre todo en Europa. No estoy de acuerdo con él. Me parece evidente que la Unión Europea (UE) no puede aspirar al título de "democracia continental".
Tal como está organizada actualmente —y cualesquiera que hayan sido las ambiciones de sus fundadores— la UE es esencialmente un organismo de clearing, de coordinación y de potenciación de los intereses de las compañías transnacionales privadas. Numerosos signos lo acreditan, comenzando por el hecho de que la Comisión Europea esté, en la actualidad, presidida por Jean-Claude Junker, que asume hasta la caricatura su papel de buen servidor del capital transnacional. De 2002 a 2010, el hombre fue al mismo tiempo primer ministro de Luxemburgo, su ministro de Finanzas y presidente del Eurogrupo. En sus funciones negoció 548 acuerdos fiscales secretos, llamados tax rulings, con numerosas sociedades multinacionales bancarias, comerciales, industriales y de servicios. Esos tax rulings, como se les llama púdicamente, apuntan a favorecer la evasión fiscal.
Escribo estas líneas mientras centenares de miles de refugiados huyen de las carnicerías de las guerras de Siria, Irak y Afganistán. El 28 de julio de 1951 los Estados del mundo ratificaron la convención relativa al estatuto de los refugiados, llamada Convención de Ginebra, con la que se creó un nuevo derecho humano universal: el derecho de asilo. Quienquiera que esté perseguido en su país de origen por razones políticas, religiosas o raciales tiene el derecho inalienable de atravesar las fronteras y de presentar una demanda de protección y de asilo en un Estado extranjero. Pero, en estos momentos la Unión Europea está liquidando ese derecho. Se erigen muros, se impide que hombres, mujeres y niños que huyen de la tortura, la mutilación y la muerte puedan presentar una demanda de asilo. Habermas está equivocado. Evidentemente la UE no cumple la función de guardiana transestatal del bien público.
¿Qué pasa con la ONU? ¿Actúa mejor en esa cuestión?
Para abordar esas cuestiones, quiero colocarme bajo la autoridad de Antonio Gramsci y de su "optimismo de la voluntad". Ciertamente la ONU no va bien. También es cierto que uno se cruza en su sede con personajes infernales, detestables o malhechores. Y luego está esa legión de taciturnos burócratas, parásitos con salarios más que generosos. Toda esa gente, en la sombra, timorata, eternamente indecisa. Sin embargo, en su seno también se activan numerosas mujeres y hombres respetables, valientes y obstinados.
La ONU se mantiene potencialmente como la única fuente viva de la normalidad internacional. En sus predicaciones, a Lacordaire le gustaba citar esa evidencia, enunciada en El contrato social de Jean-Jacques Rousseau: "Entre el débil y el fuerte, es la libertad que oprime y la ley la que libera". Sí, los principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos siempre serán el horizonte de nuestra historia, la utopía que guía nuestros pasos.
Unas últimas palabras sobre los fondos buitre. José Martí hacía esta constatación: "La verdad, una vez despierta, no vuelve a dormirse jamás". Paul Singer, a la cabeza de varios fondos buitre, ganó ciertamente contra el pueblo argentino y contra muchos otros pueblos de África, Asia y el Caribe. Pero él y sus semejantes fueron sacados de las sombras, puestos en evidencia. Se creó conciencia. Bajo las brasas acecha el fuego. Un día, otros llevarán el combate más lejos.
Jean Ziegler es sociólogo, miembro del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Es también autor de numerosas obras, entre las cuales: Los nuevos amos del mundo y aquellos que se resisten (Ed. Destino, 2003), El imperio de la vergüenza (Taurus, 2006); El odio a Occidente (Ed. Península, 2010) o Destrucción masiva (Ed. Península, 2012).
Traducción del francés por Griselda Piñero.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)