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miércoles, 12 de agosto de 2020

Zafra y la guerra civil

Cada vez que se reivindica la memoria de las víctimas de la violencia fascista hay quienes cuestionan esa reivindicación.

Basta con recordar que, en sitios como Zafra, fueron asesinadas en apenas unos meses de 1936 cerca de doscientas personas, para que haya quien ponga reparos a la oportunidad de rememorarlas o hasta busque justificaciones a esa violencia.

Y quienes lo hacen no siempre son descarados fanáticos ultras. Hay gente que ha interiorizado ese discurso miserable sin serlo o, incluso, a pesar de figurar antepasados suyos entre las víctimas.

Les molesta hablar de eso. Es como si no fueran capaces de acomodar esos hechos entre sus convicciones y los rechazaran como quien rechaza una pieza que no encaja en un puzle.
En cualquier caso, a todos esos negacionistas les resulta una historia insoportable (“los rojos, ¿las víctimas?”) y construyen varios argumentos defensivos ante ella.

Unos dicen que es hora de olvidar (cuando no se puede olvidar lo que no se conoce), o dicen que en todas las guerras hay muertos (aunque esas doscientas víctimas no murieran con las armas en la mano), o dicen que todos mataron (cuando es evidente que en Zafra solo hubo víctimas entre los partidarios de la República y de la izquierda), o dicen que hablar de eso es airear viejas disputas entre bandos (dándoles a los asesinos rango de contendientes, en vez de verdugos), o -en fin- dicen que eso atenta contra la concordia (cuando no hay paz sin justicia).

En la historia las víctimas son inapelables, sea cual sea su ideología. La injusticia de sus muertes no puede proseguir con la injusticia del silencio sobre ellas. El pebetero de la memoria nunca puede dejar de arder por ellas.

El próximo miércoles, día 12, en el auditorio al aire libre del Instituto “Suárez de Figueroa”, con las limitaciones de aforo que impone la situación actual, habrá un acto de divulgación histórica sobre lo que ocurrió en Zafra en agosto de 1936.

Tomado de J. M. Lama.

lunes, 6 de abril de 2020

Visnja Pavelic, la hija del genocida: medio siglo recluida en su piso de Madrid

La anciana Visnja veneraba la figura de su padre, Ante Pavelic, bajo cuyo régimen auspiciado por Hitler fueron asesinadas en Croacia más de 300.000 personas y quien falleció en 1959 en la España de Franco, que le dio cobijo con la máxima discreción. Antes de morir, ella nos abrió las puertas de su casa en Madrid. Y allí no encontramos culpa. Solo encontramos odio. Odio enquistado.

La hija del genocida vivía sola en un piso de Madrid que siempre estaba en penumbra. Solía tener las persianas de la sala a medio bajar y las cortinas cerradas. La anciana pasaba día tras día enclaustrada —así durante años, durante décadas, durante medio siglo— trabajando maniáticamente en el archivo de su padre, acumulado en un cuarto lleno de torres de carpetas ajadas. El silencio solo se alteraba por la tarde, cuando se sentaba a descansar en el sofá y ponía su tocadiscos para escuchar una ópera de Verdi o la voz de su barítono favorito, Gino Bechi.

Visnja Pavelic, fallecida en 2015, era la hija predilecta de Ante Pavelic, el dictador croata acogido por Franco que murió en la capital de España en 1959. Un fascista bajo cuyo mandato, auspiciado por la Alemania nazi, se persiguió desde 1941 hasta 1945 a serbios, judíos, gitanos y opositores; se operaron campos de exterminio y fueron asesinados más de 300.000 civiles, según las estadísticas del Museo del Holocausto de Estados Unidos. “Fue un régimen monstruoso y él era su líder. Para mí está al mismo nivel que Hitler”, dice Hrvoje Klasic, historiador de la Universidad de Zagreb. Ese hombre pasó sus dos últimos años de vida como un viejecito apacible dando paseos por Madrid. En una de las fotografías inéditas de la época que su hija cedió a El País ­Semanal aparece en la Puerta del Sol vestido con sobriedad, de oscuro, con sombrero y un largo gabán negro. Su rostro ha envejecido mucho, los músculos de su cara se han aflojado y su gesto es inofensivo; no frío, apretado y caudillesco como en sus retratos de los años cuarenta. Además, se había dejado crecer el bigote. Conservaba, eso sí, dos de sus rasgos más característicos: sus grandes y espesas cejas y sus enormes orejas, cuyos lóbulos le colgaban como bistecs. Al morir, con 70 años, la agencia Cifra comunicó de forma escueta que fue enterrado en Madrid en el cementerio de San Isidro “durante una ceremonia fúnebre dentro de la más estricta intimidad” y se limitó a decir: “El doctor Ante Pavelic fue jefe del Estado croata durante la II Guerra Mundial”. El diario Abc situó su breve necrológica al final de una página bajo un apartado de Ecos de Sociedad en el que se daba noticia de una boda, una petición de mano y unos juegos florales infantiles.

Hitler y Pavelic en 1944.
Hitler y Pavelic en 1944. CORDON PRESS —

¿Quiere usted un pedacito de chocolate?
La hija del genocida era una mujer seria pero amable, educada y siempre trataba de usted. Me recibió varias veces en su casa en sus últimos años de vida. Parecía que le agradaba tener compañía y hablar de la historia de su padre, aunque no quería que se publicase nada de aquellos encuentros hasta unos años después de su muerte. Cuando se terminaban las conversaciones y me despedía, me acompañaba hasta la puerta, pequeña y jorobada, repitiendo en su español de sintaxis ortopédica, correoso acento eslavo y dejes argentinos retenidos de su primera fase de exilio:

—Pero de todo esto antes de mi muerte nada, eh, nada.

Vivía obsesionada con la discreción. No quería que se hablase de ella ni que le hiciesen fotografías, y vigilaba con un celo patológico la tumba de su padre. “Iba con una sillita de tijera, se sentaba y se pasaba las tardes protegiendo su sepultura”, recordaba hace tres años Almudena Moreno, gerente de San Isidro. Como temía que los serbios fuesen a profanar su tumba, le colocó una lápida muy pesada y pidió al cementerio que no se diesen señas a extraños de dónde estaba enterrado. “Transmitía pánico”, contaba Moreno. “Yo le decía: ‘Usted tranquila, que a España no van a venir a buscarlo”. Su desasosiego se extendía hacia la posteridad y dejó hecho un trámite ante el Ministerio de Justicia prohibiendo que en un futuro los restos de su padre pudieran ser exhumados. Visnja Pavelic murió el día de Navidad de 2015, a los 92 años. Fue incinerada, y sus cenizas fueron depositadas con su padre, su madre y su hermano en San Isidro, donde continúan hasta la fecha.

Los cuatro vivieron juntos en Madrid dos años, desde que llegaron en 1957 hasta que murió el patriarca. A Visnja le encantaba la fotografía y le gustaba que se retratasen en sus excursiones. En una de ellas posan en Santa Pola, al borde del Mediterráneo. Visnja sonríe relajada. Velimir, su hermano, tiene una expresión formal, afable. María, su madre, lleva gafas de sol y su rictus luce algo contraído. Su marido está de perfil. Bajo el ala del sombrero asoma la mirada dura de antaño. La austeridad de la familia contrasta con la sospecha de que el sátrapa huyó de Croacia con una fortuna robada a sus víctimas y a su Estado. En el libro Croatia Under Ante Pavelic (2014), el historiador Robert B. McCormick apunta que Pavelic pudo desviar millones a Suiza durante la guerra y menciona un informe de la CIA según el cual en los últimos compases del conflicto, viendo desmoronarse a su protector Hitler y con vistas a su propia huida, mandó a Austria 12 cajas llenas de oro y joyas. Eso habría sucedido 14 años antes de otra de las fotografías de su hija, en la que los cuatro están sentados como domingueros a la sombra de unos pinos, con su Volkswagen Escarabajo aparcado al borde de la carretera. Visnja no recordaba con seguridad dónde la habían tomado, pero creía que pudo ser durante la última salida que hicieron con su padre en 1959, una visita al Valle de los Caídos, recién inaugurado. A Pavelic, con su inseparable sombrero, se le ve débil, con los hombros vencidos y una mirada lejana. Recuerda a Vito Corleone en El Padrino, exangüe, antes de morir.

El mafioso siciliano de la ficción y el tirano croata fallecieron igual, de viejos y por las secuelas de atentados —tiempo después—. A Corleone lo tirotearon mientras compraba naranjas en un puesto callejero de Nueva York. A Pavelic le dispararon varias balas cuando llegaba a su casa a las afueras de Buenos Aires, en 1957. “Entró de pie y dijo: ‘Me han dado”, rememoraba su hija. No se sabe quién intentó asesinarlo. Se ha especulado con que fueron pistoleros enviados por Tito, el dictador de la Yugoslavia comunista. Visnja lo negaba —“Los serbios pedían su extradición, lo querían vivo”— y sostenía que habían sido compatriotas suyos para hacerse con el control del exilio croata.

Al terminar la guerra, en 1945, Pavelic se escapó a Italia, donde se escondió en un monasterio jesuita. “Nunca nadie lo ha sabido. Solo nosotros, ¡ja!”, me dijo, muy complacida. En 1948, con el nombre falso de Antonio Serdar, embarcó en Génova hacia Argentina, siguiendo la ruta clandestina conocida como ratline por la que se fueron a Latinoamérica nazis como Adolf Eichmann, Klaus Barbie o Josef Mengele. La familia Pavelic se asentó en Buenos Aires con permiso del Gobierno de Perón y pasó allí una década. Pavelic montó una empresa de construcción. También tuvo un telar y una granja. “Teníamos gallinas”, me dijo Visnja. “Yo recogía los huevos por la mañana”.
Visnja Pavelic, con un joven croata, ante la tumba de su padre en el cementerio de San Isidro, Madrid.
Visnja Pavelic, con un joven croata, ante la tumba de su padre en el cementerio de San Isidro, Madrid. ARCHIVO VISNJA PAVELIC

Durante las entrevistas se sentaba en el sofá del salón debajo de un retrato a carboncillo de su padre, repeinado, hosco, con chaqueta blanca de mariscal.

—¿Usted no cree que sea culpable de nada?

—No, en absoluto.

En nuestros primeros encuentros solía levantarse cada poco a rebuscar documentos con los que trataba de demostrar que su padre no había sido el hombre abyecto que fue. Se perdía por el pasillo de casa, entraba en su despacho y se empezaba a escuchar un tremolar de papeles ansioso. Al cabo de dos o tres años, la osteoporosis la fue lisiando y se incorporaba menos, al final muy a duras penas y con ayuda de un andador. Entonces su recorrido por el pasillo era lento e iba acompañado de un ruidoso traqueteo, pero la mujer era más tenaz que la propia osteoporosis y alcanzaba sus legajos y volvía con ellos y volvía a repetir lo mismo de siempre.

—Es todo mentira. Todo lo que dicen de mi padre es mentira. Todo, todo.

El Estado Independiente de Croacia, instalado por los nazis después de su invasión de Yugoslavia en 1941 y dirigido por Pavelic hasta 1945, tenía como objetivo lograr una nación pura en lo étnico y en lo religioso, netamente croata y católica. En su mayor campo de concentración, Jasenovac, fueron asesinadas al menos 83.145 personas según datos oficiales; entre ellos, 47.627 serbios, 16.173 romaníes y 13.116 judíos; 20.101 del total eran niños menores de 14 años. Los ustasha —rebeldes en croata; como se conocía a los soldados de Pavelic— mataban con una ferocidad que impactaba incluso a sus aliados nazis. En el libro Ustasa (1998), el historiador Srdja Trifkovic pone en boca del general Von Glaise-Horstenau, representante militar del Führer en Croacia, que la “revolución” de Pavelic había sido “con mucho la más sangrienta y horrible” de todas las que había visto. “En la infame Jasenovac”, escribe Robert McCormick, “miles de hombres, mujeres y niños fueron masacrados con balas, hachas, martillos y con cualquier otra herramienta al alcance”. El apetito asesino de los ustasha solo era comparable, dice, “al de los miembros de las SS más maniacos del III Reich”. El relato 44 meses en Jasenovac (2016), del superviviente Egon Berger, es una suma de detalles atroces: “El eco de alaridos horripilantes atravesaba el cuarto mientras Milos rajaba su cuerpo de arriba abajo, para luego cortarle el cuello”, “Uno de los ustasha, un niño de 12 años, sacó su cuchillo y le cortó las orejas al sacerdote”, “Mientras los alemanes envenenaban a sus víctimas y luego las quemaban, los us­tasha arrojaban a humanos vivos al fuego”, “El cementerio apestaba en los días más cálidos porque los cadáveres estaban enterrados en tumbas muy poco profundas. En ese mismo campo, donde fueron enterrados nuestros amigos y familiares, los ustasha habían plantado tomates”.
Ante Pavelic, de sombrero, paseando por la Puerta del Sol de Madrid.
Ante Pavelic, de sombrero, paseando por la Puerta del Sol de Madrid. ARCHIVO VISNJA PAVELIC

 —Lo de Jasenovac es todo una exageración —me dijo la anciana—. Era un campo de trabajo, y había pobreza, pero tenían médicos, sus propios dirigentes, todo lo que querían. Eso no era ­Auschwitz, ¿comprende? Estaban todos vivos y tranquilos.

De todas las salvajadas atribuidas a su padre, le irritaba especialmente una anécdota relatada por el periodista Curzio Malaparte en su libro Kaputt. Malaparte, que tendía a aliñar sus crónicas con literatura, describe una entrevista con Pavelic en su despacho en la que el caudillo, en traje militar y con botas de montar, tenía una cesta de mimbre sobre el escritorio. La tapa estaba medio abierta. Siempre según su relato, Malaparte pensó que eran moluscos frescos y le preguntó si eran ostras de Dalmacia. “Ante Pavelic levantó la tapa del cesto, sacó un puñado de viscosas y gelatinosas ostras y, lanzándome una de sus sonrisas llenas de bondad y cansancio, dijo: ‘Es un regalo de mis fieles ustasha: veinte kilos de ojos humanos”.

—¡Ja! —exclamó ella—. ¡Increíble lo que dice este hombre! Todo falso, es todo falso.

Sobre la mesa de la sala tenía un libro titulado La industria del Holocausto y los tres diarios que compraba cada mañana, EL PAÍS, El Mundo y Abc. Insistía en que su padre no había sido “ni nazi ni fascista”, sino un nacionalista que luchó “por la liberación de Croacia del yugo serbio”. No mostraba ni el más remoto sentimiento de culpa.

No parecía cínica. Parecía ciega.

Esa fue una actitud repetida entre los descendientes de jerarcas nazis. En su libro Hijos de nazis (2016), Tania Crasnianski pone ejemplos: “En el caso de los hijos, las defensas mentales son, en efecto, muy fuertes. Gudrun Himmler siempre se caracterizó por su total falta de perspectiva frente a la figura paterna”. Como Gudrun, “Edda Göring sentía un amor inalterable por su padre y se negaba a ver en él a uno de los iniciadores de la Shoah”. Edda, como Visnja, “vivió atrincherada en una pequeña vivienda de Múnich y el apartamento era un museo a la gloria de ese hombre”. Wolf Rüdiger Hess siempre idealizó a su padre y “nunca dejó de considerarlo un mensajero de la paz”.

Desde los tiempos de Buenos Aires, Visnja se convirtió en la persona de confianza de su padre. Después del atentado, organizó en secreto su salida hacia España. Desde Madrid, un cura croata le comunicó que el canciller español Fernando María Castiella había dado luz verde a la llegada de Pavelic con una condición: “Pídales solo una cosa, padre: discreción”. En Madrid alquilaron un apartamento junto al Retiro. Ella salía a diario con su padre a dar paseos por el parque. Organizaba sus papeles y los contactos con la diáspora del sátrapa exánime. En la última fotografía que se hicieron, el viejo, sentado, tiene la mirada ausente y una mano apoyada con delicadeza en la sien. Su hija, de negro mortuorio, mira de pie a la cámara, dura como un pedernal.

Cuando él murió, se quedaron solos María, Visnja y Velimir. En 1961 se mudaron al piso en propiedad en el que pasarían el resto de sus vidas. María, la madre, cocinaba, cosía y se ocupaba de la casa. Murió en 1984. Velimir tocaba el violín y se pasaba horas encerrado leyendo libros de filosofía e historia política, escribiendo aforismos y encadenando un cigarrillo detrás de otro. Murió de un cáncer de pulmón en 1998. La casa estaba en la zona de Concha Espina, cerca del Santiago Bernabéu. Visnja recordaba que los fines de semana se oían desde la sala los goles del Real Madrid, pero nunca tuvieron la curiosidad de recorrer los 10 minutos que los separaban del estadio para ver a Di Stéfano, Amancio o Butragueño.

Se mantenían, decía, gracias a los derechos de los escritos de su padre —entre otros, Errores y horrores, un ensayo anticomunista que citaba con reverencia— y de las contribuciones que hacían a la familia Pavelic las organizaciones del exilio desde países como Canadá o Australia. Visnja quedó como heredera simbólica de su padre, y el sepulcro de San Isidro, como un santuario para nostálgicos ustasha. Durante la guerra de los Balcanes, los milicianos croatas cantaban con las armas en la mano al volver del frente: “En Madrid hay una tumba de oro y en ella descansa Pavelic, caudillo de todos los croatas. Levántate, Pavelic, por ti moriremos todos”. Cada vez que jugaba en España un equipo de fútbol croata, los hinchas radicales, e incluso los futbolistas, visitaban el cementerio y la buscaban a ella para presentarle sus respetos. En otra fotografía de su archivo personal aparece junto a la tumba acompañada por un joven ataviado con un traje tradicional croata. En aquella señora de gafas y pelo blanco, menuda como un pajarito, latía todavía una ultranacionalista que expresaba un odio genocida hacia los serbios: “Son creados criminales. No hay un serbio que no sea criminal. ¡No han hecho otra cosa más que matar! Nada más. Matar es cosa genética en ellos, y nosotros lo único que hemos hecho es defendernos”, me dijo.(*)

La última vez que la vi le costaba mucho moverse. Llevaba al cuello un botón de emergencias para personas de la tercera edad. Ya apenas se comunicaba en persona con nadie, aparte de su empleada de la limpieza y de una sobrina que vivía en Ontinyent, Valencia, y a veces iba a visitarla. Contactada por personas interpuestas, su sobrina no quiso participar en este reportaje, y cuando nos desplazamos a Ontinyent para tratar de hablar con ella, el Ayuntamiento de este municipio de ambiente manso y soleado nos informó de que no seguía empadronada allí.

En aquella última visita, la anciana me contó que un investigador croata se había llevado de su casa tres baúles llenos de documentación sobre Pavelic para enterrarlos en algún lugar de Croacia.

—¿Por qué enterrarlos? —le pregunté.

—Para que esté todo seguro —respondió—. Debajo de tierra estará todo seguro, seguro.

A continuación me entregó la última fotografía de su padre.

El cuerpo del dictador en el hospital Alemán de Madrid, tendido en bata en una cama con un ramo de flores sobre las piernas. En su quijada, en sus pómulos, en su nariz se marca la rigidez de la muerte, y permanecen ahí esas ominosas cejas negras, aquellas enormes orejas. Sobre el cabecero de la cama había un crucifijo, y a los lados, dos tétricos cirios con la llama encendida. Por la ventana, con las cortinas abiertas, entra una luz enferma de invierno que ilumina su cadáver.

—Fue muy difícil ser hija de este hombre —dijo Visnja Pavelic—. Muy difícil.

https://elpais.com/elpais/2020/03/17/eps/1584471192_157479.html

* Esto de reflejar fielmente lo que ella dice, al parecer por "respeto" a la libertad de expresión, de estos personajes que no respetaron no ya la opinión, sino la vida, y su maldad llegó a los peores crímenes y torturas, es ya no solo una ignominia, sino una muestra de falta de justicia y profesionalidad.

Como el que oye a uno que afirma, está lloviendo y a otro que dice lo contrario, y publica las dos afirmaciones como ejemplo de "neutralidad". Con lo fácil que sería comprobarlo y constatar la verdad.

El periodista muestra un "respeto" por estos personajes que ellos claramente no merecen. El fue un asesino genocida y criminal y ella una colaboradora de su huida, ocultamiento y evasión ante la justicia que no merecía. 

La Iglesia tampoco ha dado ejemplo, ni de amor y respeto por la justicia, ni de bondad al procurarle la protección, ocultación y evasión a semejante criminal genocida.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Entrevista al historiador Francisco Espinosa Maestre. “La represión franquista ha sido blanqueada desde su origen”


Enric Llopis
Rebelión

“Profundizar en el estudio de la represión equivale a preguntarse una y otra vez cómo la oligarquía se preparó y preparó a sus adictos para la terrible matanza a la que se entregaron con dedicación total a partir del 18 de julio”, afirma el historiador Francisco Espinosa Maestre en la parte final de La justicia de Queipo (2000). En el libro abordaba la violencia y el terror fascista en las provincias de Sevilla, Huelva, Cádiz, Córdoba y Badajoz; el autor trabajó principalmente sobre los documentos del antiguo Archivo de la Auditoría de Guerra de la II Región Militar, lo que supuso una “auténtica bajada a los infiernos”.

Francisco Espinosa Maestre (Villafranca de los Barros, Badajoz, 1954) es autor de más de una decena de libros (en solitario) sobre la Segunda República, la guerra de 1936 y la represión franquista, entre otros La primavera del Frente Popular. Los campesinos de Badajoz y el origen de la guerra civil (Crítica, 2007) y Lucha de historias, lucha de memorias. España, 2002-2015 (Aconcagua, 2015). Fue asimismo, entre 2005 y 2010, director científico del proyecto Todos los Nombres, base de datos promovida por el sindicato CGT y la asociación Nuestra Memoria, que informa sobre los represaliados por el franquismo en Andalucía, Extremadura y Norte de África. El historiador sostiene que la represión franquista fue blanqueada desde su origen, en julio de 1936. ¿De qué modo han avanzado, en ese contexto, las pesquisas historiográficas? “Muy lentamente, ya que siempre ha existido desde el poder una actitud contraria a esas investigaciones; se han hecho contra corriente”, apunta Espinosa Maestre en la entrevista realizada por correo electrónico.

-La Universidad de Alicante borró -de determinados artículos publicados en su página Web- el nombre del secretario judicial que intervino en el Consejo de Guerra que condenó a muerte al poeta Miguel Hernández, en 1940; así, la universidad atendía a la petición de un descendiente del militar que actuó como secretario, y que se acogió a la legislación sobre protección de datos. ¿Qué puso de relieve esta resolución de la Universidad? (la institución universitaria después rectificó y anuló el borrado).

Pone de relieve que todo lo que tan costosamente se ha avanzado desde la transición en un campo tan oscuro como el de la represión puede desaparecer de un momento a otro. Roza el esperpento que el hijo de un individuo que formó parte del aparato represivo judicial militar fascista solicite a una Universidad que se oculte de ciertos artículos de su página Web el nombre del padre y que alguien en la Universidad decida hacerle caso. Como no le gusta que el nombre de su padre aparezca relacionado con un consejo de guerra del que fue secretario quiere borrar el pasado retocándolo. Pero la farsa no acaba aquí, ya que a continuación es la propia Universidad de Alicante la que decide validar la decisión [Parece que posteriormente han dado marcha atrás]. El hecho es grave en sí y plantea un oscuro panorama, ya que abre la posibilidad de que otros sigan el ejemplo. Imaginemos por un momento el caso contrario: que descendientes de personas que aparecen en la Causa General solicitasen al Ministerio de Cultura que se ocultasen sus nombres en Internet…

¿Qué tipo de discursos se han utilizado para blanquear la represión franquista y la dictadura? (en libros y artículos has citado, entre otros, el de una supuesta “tercera España” situada entre los llamados dos bandos o afirmaciones como “todos los muertos son iguales”).

La represión franquista ha sido blanqueada desde su origen. Lo primero que se hizo fue justificarla mediante dos procedimientos: inventarse una revolución comunista en marcha a la que se anticipó la sublevación militar y propagar sin cesar que si los rojos no llevaron a cabo sus planes criminales fue porque no les dio tiempo. La ausencia de un terror rojo propio que justificara las matanzas que existieron en todos sitios se suplió con macabras historias que la prensa favorable al golpe hizo circular siguiendo las instrucciones de los Servicios de Propaganda. En su mayor parte eran falsas pero cumplieron la función para la que fueron creadas: asumir en cada lugar un terror que asustaba a los sectores menos radicales de las propias derechas y que nadie pudo imaginar previamente.

-¿Y qué ocurrió después, a lo largo de la dictadura franquista?

Se mantuvieron vigentes los resultados de aquella aberración jurídica denominada la Causa General, un proceso judicial realizado tras la guerra destinado a justificar el golpe y la represión. Pero los resultados fueron tan decepcionantes que nunca se publicaron completos, sino solo selectivamente en un conocido libro que tuvo decenas de ediciones. Las investigaciones realizadas fuera de España desde los años sesenta abrieron otro panorama que afectó de lleno a la cuestión represiva. Cada vez se percibía más claramente que las proporciones de la matanza llevada a cabo por los golpistas superaban ampliamente las cifras de la propaganda franquista. En ese contexto encaja el intento del general Salas Larrazábal con sus Víctimas de guerra (1977) de reconocer un mayor número de víctimas de la represión franquista sin dejar de afirmar que los rojos asesinaron más.

Todo esto saltó por los aires con las investigaciones realizadas desde fines de los setenta, que fueron demostrando, provincia a provincia, la realidad represiva en toda su magnitud tanto de las zonas controladas por los sublevados como de las que permanecieron en poder de la República. Todo ello muy lentamente, ya que siempre ha existido desde el poder una actitud contraria a estas investigaciones. Se han hecho contra corriente. Este proceso confluyó en cierto momento con el movimiento en pro de la memoria, que tuvo su apogeo en la década pasada y que supuso una catarsis para la sociedad española, que al fin veía ante sí las fosas comunes y las exhumaciones. También aquí surgió la reacción, primero a través de los revisionistas promocionados por el PP y la derecha mediática desde fines de los años noventa y más tarde desde ciertos departamentos universitarios. A grandes rasgos cabe afirmar que la Universidad, poco implicada en esta historia y fiel a su tradicional conservadurismo, prefería otras temáticas menos delicadas. Al mismo tiempo se asistió al resurgimiento del mito de la Tercera España, en este caso jaleada por una serie de novelistas relacionados por lo general con el grupo PRISA y cuya misión ha consistido en igualar ambos bandos, rojos y azules, salvando una supuesta España ideal y virtuosa que estaría por encima de ambas.

-“Llevamos treinta años contando provincia a provincia y pueblo a pueblo lo que ocurrió en España a partir del 17 de julio (de 1936) y hay gente que no quiere enterarse. Todo lo referente a la represión fascista les estorba y altera”, escribiste en 2012. ¿A quién te refieres?

Me refiero a la derecha española, que no ha roto con el franquismo y se niega a aceptar el carácter criminal de aquel régimen y también a los sectores que no quieren mirar más allá de la Constitución de 1978. Ambos asumen el modelo de transición. Pero lo que en unos fue una condición para aceptar la evolución de un sistema a otro sin que ninguno de los suyos se viera afectado, en los otros viene a ser una condición impuesta y asumida que podría resumirse así: tendréis acceso al poder pero para vosotros no existirá el pasado reciente. Es decir, amnistía y pacto de olvido. De ahí ese gran agujero negro existente entre 1931 y 1975. El PP no tiene problema alguno en asumir el franquismo, esa época de extraordinaria placidez en palabras de uno de sus dirigentes. Por su parte el PSOE vive en la siguiente contradicción: se trata de un partido que en su larga etapa en el poder (1982-1996) decidió no mirar atrás (Felipe González dixit) y cuya fecha de referencia es igualmente 1978, pero al mismo tiempo no deja de alardear de sus 140 años de historia, como si lo que salió de Suresnes (1974) para acá tuviera algo que ver con el PSOE anterior a la dictadura.

-¿Qué opinas de la caracterización del franquismo como régimen o dictadura “fascistizada”, en el sentido que –con independencia del partido falangista- la derecha española y las élites incorporaron algunos elementos del fascismo? ¿Puede considerarse el franquismo como una dictadura “fascista”, sin más matices, o reservarías esta calificación sólo para su primera etapa?

Pese a la ya vieja discusión acerca del tipo de régimen político que impusieron los golpistas en España y las reticencias que siguen existiendo para incluir el franquismo dentro de los fascismos, creo que el sistema surgido del golpe militar, que se implantó mediante el terror en más de medio país en cuestión de semanas o meses y se extendió al resto mediante una larga guerra, fue de carácter fascista hasta que pudo serlo, es decir, hasta que el desarrollo de la Guerra Mundial lo dejó huérfano de los países que le prestaron apoyo desde el principio: Italia y Alemania. Bajo ese signo cumplió la misión para la que surgió; luego buscó nuevos padrinos y evolucionó según le convino en cada momento. El caso español es diferente al italiano y al alemán en un hecho fundamental: aquí no contó en su origen con el apoyo social que sí tuvo en esos países. A pesar de ello, sin llegar a la perfección del modelo original italiano, el franquismo estuvo de ese lado.

Y si miramos lo que fascistas y nazis hicieron en sus propios países con sus conciudadanos y exceptuando el holocausto, fue el fascismo español, militarista, agrario y católico, uno de los más avanzados en su ejecución mediante la violencia y el terror. La tradición democrática y parlamentaria española era escasa y débil. Se pierde de vista que la dictadura franquista fue adaptándose a lo que le convino en cada momento siempre con el claro objetivo de perpetuar los privilegios de los sectores que la promovieron. El fascismo en España surgió a consecuencia del golpe militar, tuvo su apogeo en los años de la Segunda Guerra Mundial y devino en brutal dictadura militar con el derrumbe del nazi-fascismo, en un largo proceso que llega hasta mediados de los años cincuenta con el final de la resistencia guerrillera.

Lo que sí ha existido desde la misma dictadura es el firme deseo de sacar al franquismo del mundo de los fascismos del período de entreguerras, tarea en la que jugó un papel clave el sociólogo Juan José Linz con su teoría de los regímenes totalitarios y autoritarios, entre los que metió a España con el beneplácito de la derecha española y de aquellos que lo más que admiten es la existencia de un régimen fascistizado.

-En Guerra y represión en el sur de España (Universitat de València, 2012), afirmas: “La salida de los sublevados a la calle a las tres de la tarde del sábado 18 en ciudades como Sevilla, Cádiz y Córdoba se hizo en medio de un despliegue de fuerzas sin precedentes. Calles y plazas quedaron sembradas de cadáveres que permanecieron a la vista el mayor tiempo posible para que todos supieran a qué atenerse”. ¿Significa esto que hubo, por parte de los golpistas, un plan (premeditado) de exterminio?

Los sublevados sabían ya de antemano la resistencia que iban a encontrar. Esto ya lo previó Mola en sus instrucciones. A cinco meses de las elecciones que dieron el poder al Frente Popular eran conscientes de que la mayoría social los rechazaría, máxime en zonas agrarias donde predominaba la gran propiedad y en las que los sindicatos de izquierdas eran preponderantes. Solo la violencia y el terror garantizarían el dominio de un territorio antes de pasar a otro. El terror fue consustancial al golpe militar. Los primeros crímenes se producen el mismo 17 de julio en el norte de África, sede de las fuerzas de choque del Ejército y pieza clave de la sublevación.

El 19 ya hay legionarios y regulares en Cádiz y Algeciras, que seguirán llegando hasta el gran trasvase del 5 de agosto. Después serán aviones alemanes e italianos los que trasladarán durante unos meses a miles de hombres. El tipo de guerra a la que estaban acostumbradas estas fuerzas tiene relación con su origen colonial, solo que en esta ocasión en vez de ir contra las cabilas rifeñas lo que tenían enfrente eran los habitantes de los pueblos y los barrios de las ciudades españolas. El esquema habitual era una razzia inicial con derecho a saqueo, detenciones según listas elaboradas, eliminación de vecinos en actos públicos de carácter ejemplarizante, asalto a casas y locales cerrados, y reparto del botín. Este esquema se mantuvo desde la salida de África hasta el parón ante Madrid el 7 de noviembre de 1936 con el resultado de miles de víctimas eliminadas sin más trámite que el ordeno y mando.

-¿Pueden aplicarse a la represión franquista los términos “holocausto”, “genocidio” o “crímenes contra la humanidad”? ¿Puede equipararse a Franco con dictadores como Pinochet, Videla o Ríos Montt?

Creo que puede hablarse de genocidio por causas políticas. También de desaparecidos y de crímenes contra la humanidad. Franco, su golpe y su dictadura constituyeron sin duda un referente para los dictadores del Cono Sur, que lo admiraban. El caso español ofrecía a estos un modelo a seguir: golpe militar seguido del asesinato de miles de personas, una larga dictadura al servicio de los intereses de la oligarquía y, cuando interesó, retorno a la democracia sin que nadie del sistema anterior saliera perjudicado. La palabra holocausto está tan unida a la desaparición de los judíos europeos que no la veo adecuada para el caso español. Creo que ni cualitativa ni cuantitativamente cabe comparación alguna.

-En 2010 se publicó el libro Violencia roja y azul. España 1936-1950, del que fuiste coordinador. ¿Qué diferencias hubo entre estas dos violencias? ¿Consideras que fueron equiparables?

A diferencia de los crímenes que tuvieron lugar en zona franquista, de los ocurridos en territorio bajo control de la República contamos con abundante información. Basta destacar los 1.500 legajos de la Causa General que se conservan en el Archivo Histórico Nacional, buena parte de los cuales puede consultarse por Internet hace ya años. En ese libro que mencionas José Luis Ledesma estableció que las víctimas del terror rojo suman algo menos de 50.000 personas. Pues bien, después de cuarenta años de investigaciones aún no podemos cuantificar las víctimas que causó el terror azul. Esto naturalmente no es casual, sino que se debe por un lado a la firme voluntad del régimen surgido del 18 de julio de ocultar la matanza fundacional y por otro a las políticas de olvido de los gobiernos posteriores a la transición. Actualmente, a 40 años de esta y a 80 del golpe militar, la cantidad se sitúa en 136.200 víctimas, pero esta cifra deberá aumentar considerablemente el día que sepamos la realidad de la represión.

-¿Hay otras diferencias respecto a la violencia, además de las cuantitativas?

No puede soslayarse que los que iniciaron la agresión fueron los golpistas, que fueron los que realmente disponían de un plan de exterminio. Salvo excepciones la reacción inicial en los pueblos por parte de los comités, siguiendo órdenes de los Gobiernos Civiles, fue detener a los derechistas que pudieran representar algún peligro. Fue lo que contaban y vivieron los huidos que partían de sus localidades lo que puso en peligro la vida de cientos de derechistas detenidos en zonas aún no ocupadas. En las ciudades todo fue diferente: el golpe destruyó las estructuras de poder y durante varios meses las milicias actuaron a capricho asesinando a miles de personas en ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga, etc. No obstante, lo ocurrido no remite a la imagen icónica del “Duelo a garrotazos” de Goya, sino a una terrible agresión a la que se responde de manera un tanto anárquica. En cualquier caso, los responsables de toda la cadena de violencia fueron quienes la iniciaron.

-¿Por qué el periodo de la represión analizado en el citado libro no abarca en primer lugar la guerra civil (1936-1939) y, por otra parte, la continuación en la posguerra, sino que comienza en 1936 y se prolonga el periodo hasta 1950?

Porque no hubo tal división. No he olvidado nunca lo que escribió en un informe un alto cargo de la Guardia Civil al final de la guerra. Expuso la situación y al final afirmó que aunque la guerra había terminado, la campaña continuaba. Para los golpistas la guerra representó un paréntesis (noviembre 1936-abril 1939) dentro de un ciclo más amplio (julio 1936-mediados década 1950). En lo que se refiere a la mecánica represiva es sabido que el proceso tuvo dos fases, una desde julio de 1936 a febrero de 1937 donde se estuvo asesinando mediante bandos de guerra y otra de marzo de 1937 a mediados de 1944 en la que se dio a la represión una apariencia de legalidad mediante la farsa de los consejos de guerra sumarísimos de urgencia. O sea que el ciclo de terror abarca de 1936 a 1944, coincidiendo con el derrumbe de los fascismos, si bien hay que decir que a estos ocho largos años siguieron otros tantos que fueron los que llevó el aplastamiento total de la resistencia antifranquista.

Fueron pues dos décadas las que se prolongó el ciclo represivo. A mediados de los cincuenta se producen una serie de novedades que permiten hablar de un cambio. Bastará mencionar el inicio del proceso migratorio y el final del período autárquico.

-¿Qué son los archivos del terror, y lo que en alguna ocasión has denominado “las verdaderas fuentes de la represión? ¿Son accesibles en la actualidad a los investigadores o están clasificados como “secretos”?

El concepto “archivos del terror” remite a Paraguay y a los documentos encontrados y hechos públicos en 1992 por Martín Almada, el juez José Agustín Fernández y varios periodistas relativos a la dictadura de Alfredo Stroessner y a la Operación Cóndor. El local donde se encontraron es actualmente Centro de Documentación de los Derechos Humanos. Al contrario que en Paraguay nuestros “archivos del terror” siguen siendo secretos. Por no saber no sabemos ni siquiera si se conservan o han sido destruidos. Me refiero básicamente a la documentación que sobre la represión fue generada por el Ejército, la Guardia Civil y las Delegaciones de Orden Público (luego Comisarías provinciales). Sabemos que existieron detallados ficheros porque de ahí proceden los datos que se utilizaban en todo tipo de documentos, desde certificados hasta informes.

-El periodista Carlos Hernández de Miguel escribió, en abril de 2018, un artículo en eldiario.es titulado “Documentos secretos, destruidos o en manos de franquistas: la batalla de los investigadores por la memoria histórica”. ¿Ha sido habitual el robo y la destrucción de documentos, informes, papeles y ficheros? ¿Durante la dictadura y en el periodo democrático?

Durante la dictadura era muy poca gente la que tenía acceso a los archivos militares. Podríamos decir que solo militares y personal afecto tipo Ricardo de la Cierva. Como dijo el historiador francés Charles Morazé: “Toda prueba material de una decisión tiene tantas más posibilidades de ser sustraída de los archivos cuanto más importante sea su significación política”. Y en España hubo mucho tiempo para hacer desaparecer estas pruebas. Suelo mencionar el caso de Badajoz. En el archivo militar de Ávila hay un informe que Yagüe envía a Franco, entonces en Sevilla, con los resultados de la ocupación de la capital extremeña. En él menciona que en documento adjunto detalla bajas, prisioneros, armamento recogido, etc. Pues bien, este documento no existe. Alguien debió pensar que era mejor que nadie lo viera.

Pero este tipo de hechos no solo ocurrieron durante la dictadura sino que se prolongaron durante la transición e incluso en los años ochenta. Así desaparecieron fondos importantes de las Prisiones Provinciales, de los Juzgados de 1ª Instancia, de los archivos municipales, etc. Entre la desidia, el expurgo y la destrucción voluntaria se fue una parte importante del patrimonio documental. Y no se crea que desaparece todo. Se trata de un curioso proceso selectivo. Así, por ejemplo, en el caso de los archivos municipales, la documentación relativa a Quintas y a cuestiones religiosas (hermandades y cofradías) permanece milagrosamente.

-Por último, ¿qué opinas de las referencias a historiadores “militantes” y “frentepopulistas” que además promueven “una visión idealizada de la República”? ¿De dónde proceden estas descalificaciones y cuál es su propósito?

Proceden de sectores académicos que nunca vieron con agrado la investigación del golpe militar de julio de 1936 y sus consecuencias ni el movimiento de memoria histórica. La unión de Historia y Memoria les parece una aberración por más que sepan que la última, utilizada críticamente, es un recurso más de la historia, muy importante además en caso de dictaduras que procuran no dejar huellas. Cualquiera puede comprender que de las torturas y de las violaciones, así como de múltiples pequeñas historias, no queda testimonio escrito. En numerosos pueblos recién ocupados se celebraron actos públicos en los que se peló al cero y se obligó a ingerir ricino a mujeres señaladas por sus ideas o simplemente por ser parientes de izquierdistas. ¿Alguien conoce algún documento que informe de estos hechos? Solo los testimonios orales o escritos pueden adentrarnos en ellos.

Son también estos mismos sectores los que consideran que con la insistencia en la investigación del golpe militar y de la represión franquista se está incurriendo en una idealización de la II República. Critican la visión irenista que algunos tienen de esos años. Tras esto suele ocultarse la idea de que esta fue responsable de su propio fin. De esta manera se justifica lo que vino después, no abiertamente sino como una consecuencia del proceso abierto en 1931. De ahí la insistencia en hablar de la República y la guerra civil como si se tratase de un solo período.

Hay además otra cuestión de fondo. El modelo de transición exige una interpretación del pasado que supone la negación de la experiencia republicana como último referente democrático antes de la Constitución de 1978. Digamos que son procesos históricos que se repelen: los defensores a ultranza del modelo de transición abierto lentamente tras la muerte de Franco creen que la República, el golpe y la dictadura deben dejarse de lado para que todo siga su curso, y los que mantienen que ese pasado debe tenerse en cuenta piensan que el proceso de transición se llevó a cabo en unas condiciones que supusieron un continuismo que comprometía el futuro y la negativa a abordar una serie de cuestiones importantes que tarde o temprano acabarían por salir. El problema de fondo la expuso a su manera el teniente general Sabino Fernández Campos, conde de Latores y secretario de la Casa Real: "Todo el mundo debe procurar callar lo que es necesario callar para que no cambien las cosas que están bien establecidas". La conclusión es clara: el franquismo no pasó en vano y la España actual procede de él.

martes, 18 de junio de 2019

_- ¿Hablamos de prostitución libre, de libre mercado, de economía liberal? Riverita y Arrimadas junto a toda esa trupe canalla de timadores y manipuladores mentirosos, de asesorados por "relaciones públicas" un montaje a base de "marketing político" eso es vuestro llamado partido, como si las personas fuesen objetos a comprar y vender... Como en los tiempos de la esclavitud y servidumbre. Con vuestro "feminismo liberal", al que no aceptan las feministas, y del que vosotros os lamentáis hipócritamente, cínicos canallas... habéis venido a mentir y confundir, a timar a nuestro pueblo, a hacer retroceder el mundo a tiempos peores, al anterior a la Revolución Francesa, en nombre de la LIBERTAD. No se puede ser más canalla.

 _- Aquí tenéis un ejemplo de vuestros "principios" y engaños despóticos, la llamada  

OPERACIÓN CARIOCA, lo muestra con diáfana claridad a que nivel de trato se puede llegar,...

“Ustedes no son nada. Les pego un tiro, las entierro en una gruta y nadie pregunta”. 

La instructora del mayor caso (no el único) sobre proxenetismo en España describe el "terror" de las víctimas en los clubes de Lugo. Y hay cientos de ellos por toda España.
Esta crónica es una pequeña parte de la verdad sobre la prostitución y la trata de blancas.
Los crímenes, la explotación, los abusos, las palizas, el mal trato y las injusticias que se dan cotidianamente en ese sórdido mundo de explotación de seres humanos... Y encima hay quien se permite hablar de libertad de mercados...


El juzgado guarda un fúnebre dibujo infantil pintado por la hija del "tipo más duro de Lugo". Durante la instrucción del caso Carioca, la mayor causa contra el proxenetismo que ha habido en España (275 tomos), la niña explicó que su pintura representaba a "una chica enterrada". La pequeña vivió durante un tiempo en el Queen's, uno de los dos prostíbulos de su padre, José Manuel García Adán, y allí jugaba entre las mujeres víctimas, los clientes y los agentes del orden que supuestamente tejían la red corrupta que blindaba al proxeneta. Algunos de estos funcionarios de los cuerpos de seguridad habían estado en la vida de la cría desde el principio, tanto que hasta aparecen como invitados en el vídeo de su gran fiesta de bautizo, que forma parte de las pruebas del sumario.

Adán "se había granjeado la amistad de varios funcionarios policiales y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado", afirma en el auto de transformación en procedimiento abreviado Pilar de Lara, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Lugo. "Algunos eran asiduos a sus clubes", Queen's y La Colina, y esto "coartaba la voluntad de las mujeres prostituidas a la hora de interponer cualquier denuncia". A lo largo de un centenar de folios, el escrito judicial desmonta la propuesta de las fiscales del caso, que a finales del año pasado defendieron librar del banquillo a todos los agentes imputados en una de las principales piezas de la causa. Tras una década de investigación, el auto de De Lara es uno de los últimos antes de que el asunto caiga en manos de la Audiencia Provincial para su juicio y posiblemente también uno de los postreros antes de la marcha de la magistrada. A falta de resolver un recurso de la juez, el Consejo General del Poder Judicial ha acordado apartarla de su plaza y de sus casos por lo que considera que son "retrasos injustificados" en la instrucción de las mayores causas anticorrupción de Galicia, que están a su cargo.

La magistrada mantiene las imputaciones, además de para los proxenetas, para un policía local que cree que era socio del negocio del Queen's; para otro municipal del que sospecha que suministraba munición al jefe de la trama; y para un agente nacional investigado por colaborar supuestamente desde el aeropuerto de Barajas al tráfico ilegal de personas.

Entre unos 370 testigos de la Carioca que relataron en el juzgado sus vivencias, Y.C. declara que cuando acudió a la comisaría a denunciar que Adán le había pegado una paliza y le había puesto una pistola en la cabeza, se encontró con que el jefe de la trama había llegado antes y "los policías se negaron" a recogerle a ella la denuncia. S.F.O., otra de las trabajadoras de los clubes, reproduce en otra parte del sumario la amenaza con la que supuestamente el proxeneta imponía su ley y les recordaba su indefensión: "¿Quiénes son ustedes? Nadie, ustedes no son nada. Si les pasa algo, ¿quién va a preguntar por ustedes? Nadie. Yo les pego un tiro y las llevo a enterrar a una gruta y nadie pregunta", narraba esta mujer traída de Latinoamérica, utilizando en su declaración pronombres de cortesía más propios de su país de origen que de un burdel donde, según De Lara, las mujeres "trabajaban en régimen de auténtica esclavitud".

Patrocinador del fútbol de los policías
Según la magistrada, Adán "las sometía a un régimen de control absoluto", "amenazándolas, gritándoles, insultándolas y agrediéndolas", "en un extremado clima de violencia". En los primeros registros le fueron incautadas cinco pistolas y abundante munición. Buena parte de los proyectiles aparecieron escondidos en el pozo del Queen's. El proxeneta, pendiente de los juicios de la Carioca pero ya en prisión por violencia de género contra su esposa, "exhibía armas y hacía gala del poder que ostentaba", "presumía de sus magnificas relaciones" con policías y guardias civiles, a los que invitaba a sexo y copas. Incluso "patrocinaba un equipo de fútbol" formado por agentes, y así "desmotivaba por completo a las mujeres" a la hora de denunciar el "absoluto clima de presión, sometimiento, intimidación y terror" que reinaba.

"Muchas fueron agredidas o amenazadas por Adán", que solía "hacer prácticas de tiro sobre la parte de atrás del club, en la zona del gallinero, del pozo y en una furgoneta", recuerda De Lara. Algunas declaran que "las humillaba lanzando el dinero por los aires para que se agacharan a recogerlo", o que las llamaba "putas fracasadas", "vacas gordas", “sinvergüenzas”. E.P. asegura que presenció "cómo Adán se subió a la mesa del comedor, se quitó su pantalón, se quedó en calzoncillos y tiró al suelo un montón de billetes". "Allí había más de 2.000 euros y gritó: 'quien me la chupe, se queda con el dinero", cuenta la testigo.

Después de una noche que ella recuerda como terrorífica, Y.C. comunicó al jefe su intención de abandonar el club y él, recoge el último auto, "reaccionó de forma violenta". La chica dice que la llamó "muerta de hambre" y que la "agredió brutalmente", la "golpeó", la "agarró por el pelo", la "arrastró por el suelo" y siguió pegándole hasta que "pudo ponerse en pie". Entonces, Adán ordenó a un empleado que "fuera a buscar la pistola que tenía guardada en la oficina": "José, búscame la 38, que le voy a dar a esta, que a los huevos mismos va a quedar". Luego le puso la pistola en la cabeza: "Te voy a matar". S.F.O. describe también un momento en que fue encañonada por el dueño del Queen's con un arma "que sacó del cinturón": "Mira lo que te puede pasar", asegura que le dijo el hombre entre risas, al comprobar que a ella le "temblaban las piernas". Otras veces les pegó "puñetazos" y "patadas" a ella y a una amiga. La mujer explica que después Adán "cogió sus cosas, las tiró a la calle" y la amenazó de muerte si denunciaba.

E.P. narra cómo un día el cabecilla de esta supuesta mafia de proxenetismo "lanzó un cuchillo desde la puerta de entrada al salón hasta la puerta del baño", y allí "quedó clavado" después de pasarle a ella "como a cuatro centímetros de la cabeza". En otro episodio de "cólera" distinto, Adán la golpeó, la arrastró afuera "cogiéndola por los pelos", le siguió pegando y le gritó: "Quédate fuera, puta, que si vuelves a entrar te mato". La víctima tuvo que acudir al hospital. Dice que allí le preguntaron a qué se debían las heridas, un corte en el labio y hematomas "por todo el cuerpo". Y que mintió por miedo: sostuvo ante el médico que se había "caído por las escaleras".

En otra pieza de la Carioca pendiente de juicio, Adán supuestamente obliga a abortar a una chica de 18 años que no quería hacerlo, en una intervención sin anestesia y con la máquina de aspirado de la clínica atascada. El niño no podía llegar a nacer porque su existencia podría complicar la vida del supuesto padre, un conocido empresario local que gastaba miles de euros en el club.

Tanto Adán como, sobre todo, su encargado, José Manuel Pulleiro Núñez, aprovechándose del miedo, la soledad, el aislamiento y la vulnerabilidad y debilidad de las mujeres, mantenían relaciones sexuales con ellas, especialmente con las que llegaban nuevas a los establecimientos", afirma la magistrada de Lugo. "Numerosas declaraciones ponen en evidencia cómo Pulleiro solía 'catar' o 'probar' a las jóvenes", continúa en su auto, e incluso "no cobraba la suma diaria de 43 euros" en concepto de alojamiento "ni imponía multas a las que mantenían relaciones sexuales con él". "Entre los amigos lo llamaban El Semental", detalló en su declaración un allegado: "Le gustaban sobre todo las brasileñas y colombianas"; "todas acababan acostándose con él".

En el Queen's y en La Colina "existía un consumo generalizado de drogas, particularmente cocaína, que facilitaba el propio dueño". Muchas mujeres esnifaban "para soportar las duras condiciones laborales", dice el escrito judicial. "Adán conseguía engancharlas, y garantizar la permanencia en sus locales, tanto de las mujeres como de los clientes, mayoritariamente reconocidos empresarios" entre los que alguno "llegó a gastar más de 4.000 euros en una sola noche".

LA JUEZ OFRECE A LA XUNTA PERSONARSE COMO ACUSACIÓN POR LA LEY DE VIOLENCIA DE GÉNERO S. R. P.
En el auto, De Lara ofrece a la Xunta de Galicia personarse como acusación en virtud de la ley gallega de violencia de género. Recuerda al Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, además, que, en 2009 en el Queen's ejercía una menor. La muchacha fue localizada durante una redada pero "inexplicablemente", en palabras de la juez, ni los policías ni los funcionarios de Extranjería "detectaron" la falsedad de su pasaporte, con un año de nacimiento ficticio, sobrescrito por ella misma a bolígrafo. Más tarde la niña, con 17 años, ejerció en otro burdel lucense. Pero las fiscales decidieron exculpar, en otra pieza del sumario, al dueño de este segundo negocio, famoso entre la clientela por las supuestas facilidades que daba para practicar sexo sin condón.

Las mujeres llegaban, sobre todo, del Estado brasileño de Goiás, con una deuda contraída de entre 3.000 y 4.000 euros, en viajes orquestados por la trama con operadores del país americano. Los investigadores lograron identificar a más de 40 chicas que entraron así en España, muchas, supuestamente, con la instrucción específica de acceder por la puerta 16 del aeropuerto de Barajas, donde la magistrada sostiene que había un policía nacional conchabado al que mantiene imputado en este auto. Uno de los contactos que gestionaban los viajes de las mujeres desde Brasil llegó a recibir 89.682 euros en 84 operaciones de envío de dinero de la red lucense. Ya en los clubes, las trabajadoras tenían que saldar sus deudas ejerciendo la prostitución. Según la juez, ocurrió varias veces que, tras el viaje, alguna de las mujeres escapaba y la amiga que quedaba bajo el control de Adán y Pulleiro era obligada a asumir el precio y pagar el doble.

Fuente:

https://elpais.com/sociedad/2019/06/16/actualidad/1560702688_907602.html?rel=lom

viernes, 10 de mayo de 2019

La Fiscalía pide 150 años de cárcel para un coronel salvadoreño implicado en el asesinato de Ellacuría

Inocente Montano participó en el "diseño y ejecución" de la matanza de seis jesuitas en 1989.*

Madrid 10 MAY 2019

La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha pedido para el coronel Inocente Orlando Montano 150 años de cárcel por su participación en el asesinato en noviembre de 1989 en El Salvador del rector de la Universidad Centroamericana (UCA), el jesuita vasco Ignacio Ellacuría, y de otros cinco sacerdotes pertenecientes a esta orden religiosa, cuatro de ellos españoles.

El ministerio público solicita para Montano 30 años de prisión por cada uno de los “cinco asesinatos terroristas” de los religiosos españoles y la privación de todos los honores militares, según un escrito al que ha tenido acceso EL PAÍS.

Montano era en 1989 viceministro de Seguridad Pública de El Salvador. Insigne miembro de La Tandona, promoción de una veintena de oficiales ultraderechistas que ocupó puestos clave en el Ejército, el mando se hizo célebre por su fiereza contra los jesuitas, a los que atribuía conexiones terroristas. "Los jesuitas están plenamente identificados con los movimientos subversivos", llegó a clamar Montano días antes del 16 de noviembre de 1989.

Un grupo de militares salvadoreño asesinó esa madrugada a Ellacuría. Filósofo y teólogo de la liberación, el religioso se había convertido en un personaje perturbador para la dictadura. Sus posiciones proclives al diálogo y su voluntad para alcanzar la paz entre la guerrilla revolucionaria del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el Ejecutivo situaron al cura en la mirilla de los cenáculos más reaccionarios del Gobierno controlado por la formación Alianza Republicana Nacionalista.

Montano fue uno de los cinco coroneles considerados clave en el caso. El mando actuó bajo las órdenes del entonces jefe del Estado Mayor René Emilio Ponce, fallecido en 2014.

El ministerio público solicita también cinco años de prisión menor para el teniente René Yusshy Mendoza, miembro del batallón Atlacatl, grupo encargado de ejecutar la matanza.

La Fiscalía considera que Mendoza “ha colaborado activamente con la investigación” y “tenía notablemente disminuida su capacidad” porque la desobediencia a las órdenes del Estado Mayor podía suponer riesgo para la vida.

Montano, hoy con 76 años, “participó en la decisión, diseño y ejecución de los asesinatos”, según el escrito presentado por la Fiscalía al Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional. El documento estima que el procesado constituyó “una estructura al margen de la legalidad, que alteró gravemente la paz pública […] con ejecuciones civiles y desapariciones forzosas”.

La Audiencia Nacional abrió la causa por la matanza de los jesuitas en 2011 en virtud del principio de justicia universal. EE. UU., donde Montano aterrizó en 2001 con documentación falsa, entregó al coronel a España en 2017. El juez envió en noviembre de ese año a Montano a prisión por su participación en el plan que culminó con el asesinato de Ellacuría y de los jesuitas españoles Ignacio Martín Baró, Segundo Montes Mozo, Armando López Quintana y Juan Ramón Moreno Pardo.

Con documentos desclasificados de EE. UU., la investigación judicial estima que Montano fue testigo del momento en el que el coronel y ministro de Defensa René Emilio Ponce ordenó a su subordinado Guillermo Alfredo Benavides asesinar a Ellacuría y no dejar testigos.

Días antes de la matanza, el Ejército había orquestado una campaña de desprestigio contra los jesuitas vinculados a la Universidad Centroamericana (UCA), según la Fiscalía. “A Ellacuría se le acusó en repetidas ocasiones de ser uno de los principales consejeros y estrategas del FLMN […]. Los jesuitas eran extranjeros enviados por España para recolonizar el país, eran líderes de hordas terroristas”, sostiene el ministerio público en un escrito firmado por Teresa Sandoval.

El viceministro de Defensa Juan Orlando Zepeda alegó incluso que los sacerdotes fueron cómplices del asesinato del fiscal general de El Salvador. “El enemigo está entre nosotros. Debe ser identificado y denunciado. Por tanto, por tanto, vamos a tomar la decisión final para resolver esta situación”.

https://elpais.com/internacional/2019/05/09/actualidad/1557420850_050890.html

* Hace ya 30 años del asesinato, la justicia tan lenta no es justicia, es lo mínimo que se puede decir.

Estos jesuitas lo que hicieron es ponerse del lado de la justicia, del pueblo, de la verdad, la luz, la bondad, la humanidad, el bien, la educación, el conocimiento, el saber, la ciencia, la liberación, la libertad, la alegría.

Los militares se situaron del lado de la injusticia, los poderosos, represión, el crimen, la mentira, la explotación, la violencia, la tortura, la maldad, la dominación, el sufrimiento, el mal, el oscurantismo, la ignorancia, la manipulación, la alienación, la esclavitud, la servidumbre...

miércoles, 17 de abril de 2019

Lo que El País oculta


Antonio Campuzano Rebelión


En Colombia, cada 48 horas es asesinado un activista. Esto lo tiene que saber El País, porque la cadena líder de radio colombiana, Radio Caracol, es de su mismo grupo y también una cadena de televisión. Es curioso que con tanto aparato informativo en este país, apenas informa sobre él.

El diario de PRISA está tan centrado en defender los intentos de golpe de Estado norteamericano en Venezuela y en demonizar a su Gobierno, que no tiene espacio para hablar de Colombia.

Según cifras de la ONU durante 2018 fueron asesinados 113 líderes sociales en el país, mientras que en lo que va de 2019 se han denunciado 29 homicidios. (Público 13/04/19)

A PRISA le van bien los negocios en Colombia y, a pesar de que en este país llevan muchos años de conflictos e injusticias sociales, El País raramente las menciona porque le interesa llevarse bien con sus gobiernos.

Así es el periodismo de los medios privados: primero el negocio, después la verdad.

Blog del autor:
http://antoniocampuzano.es/2019/04/15/lo-que-el-pais-oculta/

viernes, 12 de abril de 2019

El vertedero de seres humanos

La Universidad de Coimbra determina que los 158 cuerpos hallados a las afueras de la ciudad portuguesa de Lagos corresponden a esclavos africanos depositados en un basurero entre los siglos XV y XVII

Restos de un esclavo africano hallado en Lagos (Portugal).

Europa reabrió en 2009 las fauces de los infiernos cuando el Ayuntamiento de Lagos —hoy una plácida, soleada, turística y bella ciudad del Algarve portugués— decidió construir un aparcamiento subterráneo unos metros más allá de sus murallas medievales, en un área urbana conocida como Valle da Gafaria. Las excavadoras incidieron sobre el terreno y comenzaron a brotar decenas de huesos de seres humanos. Maria Teresa Santos Ferreira, profesora de Antropología de la Universidad de Coímbra, acudió con su equipo. Hoy, diez años después, los resultados de su investigación han sido hechos públicos en la International Journal of Osteoarchaeology: eran los cuerpos de 158 esclavos africanos, cuyos restos fueron abandonados en un estercolero cuando alboreaba el siglo XV. Arrancados de su tierra por la violencia o vendidos por traficantes, muchos de ellos no pudieron soportar el viaje hasta Portugal. Las osamentas de hombres, mujeres y niños —seis de los cuales habían sido arrojados al vertedero con pies y manos atados con cuerdas— dan fe de las circunstancias inhumanas de las primeras exploraciones portuguesas a África por la costa oeste del continente.

El infante Enrique el Navegante (1394-1460) fue el primero de los grandes exploradores de los mares de África y de las islas del Atlántico. Sus carabelas surcaban las costas partiendo del mayor puerto del sur del reino, Lagos, una ciudad que se convertiría pronto en el gran bazar europeo de carne humana. “Los esclavos”, rememora Santos Ferreira, “procedían de las razias llevadas a cabo en la parte occidental del continente, así como de la compra a los traficantes musulmanes, que a su vez los traían del interior de África”. Por eso, los análisis han determinado que los exhumados procedían de poblaciones bantúes (fundamentalmente en el África subsahariana, excepto el sur y la costa este).

Los barcos portugueses arribaron por primera vez en 1444 a las costas de Senegal y pronto regresaron al "puerto de Lagos cargados de mercancías, incluyendo los esclavos", indica el informe. Pero en 1512, el rey Manuel I ordenó que Lisboa se quedase en exclusiva con la trata. De todas formas, y aunque Lagos perdió importancia, las naos seguían llegando a este puerto antes de alcanzar la capital. Se ignora cuántos esclavos llegaron a Portugal en aquellos siglos, porque los archivos se perdieron durante el terremoto de Lisboa en 1755. Sin embargo, se calcula que entre 1441 y 1470 llegaron unos mil africanos al año y casi 2.000 anuales en las dos siguientes décadas, un número que se mantuvo estable o decreció a partir de 1530.

El estudio —en el que, además de Santos, han participado Catarina Coelhoa, João d’Oliveira Coelho, David Navegaa, Sofia N. Wasterlaina y Ana Rufino y que ha contado con el apoyo del Archaeological Institute of America y de la Fundación Gerda Henkel— establece que los cuerpos fueron depositados en el basurero entre los siglos XV y XVII, y que muchos de aquellos desdichados sufrieron en vida traumatismos y lesiones degenerativas. Los especialistas han analizado el sexo de 88 de ellos (56,31 % mujeres, 29,13% hombres y el resto sin determinar). La edad de su muerte ha sido establecida entre los 20 y 30 años para el 32%, los 30 y los 40 años para el 40% y un 6,59% de más de 40 años.

Además de los adultos, el equipo de la empresa Dryas Arqueologia Lda. halló también 31 menores ("no-adultos"), en muchos de los cuales se detectaron alteraciones en sus denticiones y un retraso del crecimiento. Según el estudio, los menores estuvieron expuestos "a duras condiciones", lo que les provocó déficits nutricionales que se reflejan en sus estructuras óseas, con osteoporosis craneales o falta de esmalte en los dientes. Esto, a su vez, evidencia sus "duras y cortas vidas". No obstante, los antropólogos vislumbraron algún signo de humanidad en la inhumación de los pequeños, ya que en el 66,7% de los casos "parecen haber sido enterrados con más cuidado que los adultos". De estos últimos, el 79,4% no guardaba la "orientación habitual cristiana en aquel tiempo, con la cabeza hacia el oeste y los pies hacia el este".

En aquella época, solo las personas bautizadas podían ser enterradas dentro de la ciudad. "Los esclavos, evidentemente, no lo estaban, por lo que sus cuerpos fueron depositados en los basureros, como podía ocurrir, por ejemplo, con los animales. Esta situación cambió con posterioridad y ya fueron inhumados dentro de la ciudad", indica Santos Ferreira.

De los cuerpos analizados, se han hallado evidencias de que cuatro mujeres, un hombre y un menor fueron atados antes de fallecer, lo que deja claro cómo estos "individuos esclavizados fueron tratados, incluso hasta su muerte".

https://elpais.com/cultura/2019/03/29/actualidad/1553848854_810812.html

En España, Un enorme genocidio, condenado por la ONU y con petición de que se recuperen los cadáveres y se les dé la correcta sepultura por parte del Estado. Lo que hasta ahora no se ha hecho, después de más de 80 años... Y muchos trabajaron tratados como esclavos sin cobrar, mal alimentados y mal tratados, como se trata a los esclavos, construyeron canales, presas, carreteras, caminos, y el llamado Valle de los Caídos...

sábado, 30 de marzo de 2019

JFK y los demás, silenciados

Entre 1963 y 1968 el establishment de la seguridad nacional de EE.UU eliminó a los dirigentes de la oposición y a los principales políticos con veleidades de reforma.



La noticia saltó el 19 de enero. Un grupo de personalidades, intelectuales, juristas, actores y familiares, pidió que se reabran las investigaciones de los cuatro principales asesinatos políticos de los años sesenta en Estados Unidos. Se trata, por orden cronológico, de los casos del presidente John F. Kennedy, del activista Malcom X, de Martin Luther King y del senador Robert Kennedy.

Entre noviembre de 1963 y junio de 1968, el establishment de la seguridad nacional eliminó a los dirigentes de la oposición y a los dirigentes y activistas políticos con veleidades de cambio y reforma, incluido el presidente del país, los dos principales líderes de la oposición a la guerra de Vietnam -uno pedía la “retirada militar inmediata” (King) el otro solo “detener los bombardeos”- y al más influyente activista de la minoría negra. No hay otro caso comparable de una purga tan radical en ningún otro régimen parlamentario.

Crímenes de Estado
Constituido en Comité por la verdad y la reconciliación -un nombre que homenajea a la comisión que investigó los crímenes del Apartheid en África del Sur- el grupo califica esos asesinatos de, “asalto salvaje y concertado a la democracia” y “actos organizados de violencia política” que tuvieron un, “impacto desastroso en la historia del país”. Todos ellos querían de manera diversa, “apartar a Estados Unidos de la guerra y dirigirse hacia el desarme y la paz, salir de la violencia y la división interior y avanzar hacia la amistad civil y la justicia”.

Sobre el asesinato de John Kennedy, el grupo dice que, “fue organizado en las altas esferas de la estructura de poder de Estados Unidos y llevado a cabo por elementos superiores del aparato de la seguridad nacional que utilizaron, entre otros, a personajes de los bajos fondos para ayudar a su ejecución y encubrimiento”. Recuerdan los “juicios farsa” que rodearon los cuatro asesinatos y apelan al Congreso a que exija la publicación de todos los documentos gubernamentales, que deberían haber sido desclasificados por completo en 2017 pero que la CIA y otras agencias mantienen en secreto.

Oficialmente todos fueron muertos en atentados obra de “locos solitarios”; Lee Harvey Oswald mató a John Kennedy antes de ser muerto a su vez por Jack Ruby, Malcom X, murió a manos de tres negros musulmanes, Marti Luther King cayó a manos del loco James Earl Ray y el senador Robert Kennedy bajo las balas de Sirhan Sirhan, un palestino perturbado.

Forman parte del grupo los hijos de Robert Kennedy, abogados y colaboradores de Martin Luther King, médicos y forenses de renombre que trabajaron en el caso JFK, el disidente Daniel Ellsberg que destapó los papeles del Pentágono, cantantes como David Crisby, el cineasta Oliver Stone, autor de una gran película sobre el caso JFK, actores de Hollywood, etc. La noticia era clara, incluso desde el punto de vista del espectáculo y las personalidades firmantes, pero muy pocos se hicieron eco de ella. Ningún gran medio español lo hizo.

¿Les suena Michael Hastings?
Mientras nos entretienen con las fechorías de los países adversarios, la simple realidad es que no solo de puertas afuera, donde es la principal dictadura del planeta, sino en sus relaciones interiores, Estados Unidos es un ejemplo bastante bueno de estado policial en el trato a sus propios disidentes, con uso del asesinato político encubierto en casos extremos y la violación permanente de derechos elementales de aquellos que considera políticamente peligrosos.

El vicepresidente Henry Wallace tuvo su correo controlado y su teléfono pinchado por la policía política, por defender que la amenaza soviética estaba siendo exagerada por el complejo de la seguridad nacional. Lo mismo le ocurrió al candidato presidencial George McGovern, a cantantes como Pete Seeger o Woodie Guthrie, músicos como Duke Ellington, científicos como Albert Einstein, los activistas del Occupy Wall Street o Black Lives Matter… En fín, desde que Eduard Snowden demostró documentalmente la existencia de Big Brother, y su encarnación en la NSA, las más básicas garantías constitucionales son negadas al conjunto de la ciudadanía mundial desde Estados Unidos.

Todos conocen el caso de la periodista rusa Anna Politkovskaya, pero a muchos menos les suena el nombre de Michael Hastings Los Solzhenitsin, Sájarov y demás de nuestro tiempo llevan nombres anglosajones; Eduard Snowden, Julian Assange, Chelsea Maning, etc.

La cobardía de Obama
La publicación del manifiesto no noticiado del Comité por la verdad y la reconciliación vino precedida en apenas quince días, por el fallecimiento del gran sociólogo norteamericano Norman Birnbaum. En su retrato de la cobardía de Barack Obama, Birnbaum explicaba hace unos años, en una entrevista con Deutchlandfunk, que el presidente tuvo muy presente durante su mandato el destino de otros personajes de la vida americana, como los cuatro mencionados, que llegaron a representar determinados riesgos de reforma. “Nuestro sistema tiene formas y maneras de advertir para que no se superen determinados límites”, decía. “Creo que en el caso de Obama, el presidente ha hecho para su persona esa lectura de nuestra historia”.

Desde la advertencia del Presidente Dwight Eisenhower, en su discurso de despedida del 17 de enero de 1961 (“Debemos cuidarnos de la adquisición de influencia injustificada, tanto solicitada como no solicitada, del complejo militar industrial“, Oliver Stone inicia su película sobre JFK con esa cita), el presidente de Estados Unidos es un prisionero del aparato de seguridad nacional. “Ese aparato tiene sus propias leyes y sabe perfectamente cómo disciplinar a la gente”, decía Birnbaum a propósito de Obama.

Dándole la vuelta a lo que siempre se dijo sobre el comunismo, que era un sistema irreformable, la simple experiencia nos lleva a pensar más bien lo contrario: A lo largo de más de cuarenta años, los países del Este de Europa no pararon en intentar reformas hacia el “socialismo de rostro humano” que la URSS impidió siempre, el comunismo soviético fue tan reformable que hasta se autodisolvió, y en China y Vietnam se ha entronizado algo parecido a la “reforma permanente”.

Lo que se ha demostrado históricamente irreformable es más bien el sistema de Estados Unidos. Una sociedad de extrema desigualdad, desprovista de estado social, regida por el interés de una minoría y faro del mundo moderno, que elimina a los líderes que representan riesgos de transformación, y disciplina de paso a quienes llegan al poder con ínfulas de cambio.

Sacar a la luz esa historia, naturalmente, no es noticiable y cuando se saca a colación siempre hay algún genio que suelta aquello de la “teoría de la conspiración”. El concepto fue acuñado por la CIA en los años sesenta, precisamente para cortar el cuestionamiento de la increíble versión oficial de la muerte de Kennedy…

Desde entonces no paran: cada vez usan más ese latiguillo, porque cada vez tienen más estiércol que ocultar.

(Publicado en Ctxt)

jueves, 24 de enero de 2019

_- Miles de mujeres contra Vox: “Nos tendrán enfrente si tocan nuestros derechos” Las movilizaciones en más de un centenar de localidades muestran el rechazo a las propuestas de la extrema derecha para Andalucía con la vista puesta en el próximo 8 de Marzo

_- Con un ojo puesto en la entrada de Vox en el Parlamento andaluz y otro en la próxima movilización del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, miles de personas (mayoritariamente mujeres) han salido este martes a la calle en un centenar de localidades de España convocadas por más de 140 colectivos feministas. Ni un paso atrás en igualdad, decía el lema principal de las protestas, que arrancaron a media mañana frente al Parlamento andaluz en Sevilla y se han replicado de norte a sur y de este a oeste por la tarde.

En Sevilla, la concentración se ha celebrado en la plaza Nueva, junto al Ayuntamiento, y ha reunido a unas 3.000 personas, según fuentes de la subdelegación del Gobierno. La convocatoria ha sido más numerosa que la celebrada el pasado abril en contra de la sentencia de La Manada. "En igualdad, ni un paso atrás", "No pasarán" o "No son muertes, son asesinatos" han sido algunos de los lemas que han coreado los asistentes.

Además de carteles reivindicativos, los manifestantes han portado banderas moradas, arcoíris y republicanas. Varios asistentes han paseado un carro de bebé con una vagina gigante, parecido al polémico coño insumiso. "No les van a robar el futuro a mis nietas, me niego", ha asegurado la sevillana Teresa López mientras portaba un cartel en el que se leía "Igualdad, ni menos ni más". "Son nuestros derechos, nos han costado mucho y no vamos a permitir que hagan con ellos lo que les apetezca. Nos van a tener enfrente si los tocan", ha añadido Remedios Gil.

En Madrid, el lema con el que comenzó la concentración contra las propuestas ultraderechistas de Vox ha sido "Madrid será la tumba del fascismo". Frente al edificio de Correos, en la Puerta del Sol, varios de los colectivos feministas que firmaron la convocatoria nacional para este 15 de enero sostenían una gran pancarta bicolor. "Nuestros derechos no se negocian", rezaba la parte morada del gran cartel. "Igualdad real ya", se leía en la parte blanca. Detrás de ella, la multitud pedía que "los machistas" estuvieran "fuera de las instituciones". Miles de personas de todas las edades, mayoritariamente mujeres, han hilado un lema tras otro.

"Vox, escucha, mujeres en la lucha" es un coro que ha unido a las miles de personas que llenan Sol en este #15E que también ha cantado hasta la saciedad #NoNegociamosYoVoy y #NiUnPasoAtrás pic.twitter.com/prKz22LeTk
— Isabel Valdés (@minisashas) 15 de enero de 2019

Sara Díaz, del colectivo Nosotras Mismas, una de las organizaciones convocantes, ha explicado que esta movilización del feminismo es "necesaria". "Hay que denunciar lo que esconden las propuestas de Vox, que niegan la violencia de género, cuestionan los instrumentos legales para combatirla y rechazan los derechos de igualdad". Ha asegurado que, de forma extendida, lo que más preocupa es que "partidos con posibilidad de gobernar como PP y Ciudadanos asuman este discurso".

Los cantos pasaban de ese "Ni un paso atrás" a "Las calles, la noche, también son nuestras", de "Abajo el patriarcado, que va a caer" a "De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste" o "Nosotras parimos, nosotras decidimos". En esta ocasión, apunta la veterana feminista Henar Sastre, "más que nunca, porque hay una movilización en más de 100 ciudades y es transversal. La lucha es de todas y todos para defender lo conseguido con mucho esfuerzo". Dice que es lo que tiene el feminismo, "que es una llama que prende y es imparable, sobre todo cuando están en juego los derechos y la libertad". Sastre, que forma parte de la organización del 8M, apuntó que este próximo marzo la convocatoria va a "desbordar" y que están "preparadas para todo".

En Valencia, centenares de personas también se han concentrado en la plaza del Ayuntamiento para protestar contra las propuestas de Vox. “Contra los fascistas, lucha feminista”, “Ni un paso atrás”, han coreado las mujeres, informa Ignacio Zafra. El manifiesto ha defendido el mantenimiento de las leyes aprobadas contra los asesinatos machistas y ha denunciado la estrategia de sembrar dudas sobre las denuncias de las mujeres víctimas de violencia de género. “Me hubiera gustado que viniera más gente, pero al final se ha animado la cosa. Es muy importante aguantar con todo lo que está pasando”, comentaba Leonor García, una de las asistentes.

Centenares de personas han acudido a la concentración feminista de Málaga, en la plaza de la Constitución, informa Nacho Sánchez. Por la mañana, ocho autobuses se han desplazado desde la ciudad malagueña hasta el Parlamento andaluz, en Sevilla, para participar en la concentración convocada allí. Numerosas organizaciones de mujeres se han sumado como reacción a “las declaraciones y los postulados políticos de Vox”, según Meli Galarza, presidenta de la Asociación para la Defensa de la Imagen Pública de las Mujeres, la más antigua de Málaga con más de 25 años de lucha feminista. “Nuestra vida no está hoy asegurada en el Estado español”, ha añadido Galarza. En la concentración se ha desplegado una gran pancarta con los nombres de las mujeres víctimas de la violencia machista desde 2003.

En #Málaga se ha desplegado una enorme pancarta con los nombres de todas las víctimas de la violencia machista desde 2003. La concentración se ha convertido ya en una manifestación que recorre las calles del centro. Síguelo en @el_pais: https://t.co/8YMGHEqsYy pic.twitter.com/x6RiOeIIp3

— Nacho Sánchez (@nacholaisla) 15 de enero de 2019

Alrededor de 10.000 personas según la policía local se han manifestado en Granada. La manifestación, muy arropada por hombres también, ha arrancado en la puerta de la sede de la Junta de Andalucía. "Quiero tu respeto, no tus piropos" o "Nuestros derechos no se negocian, ni un paso atrás en la igualdad" han sido algunos de los lemas que se han coreado en la manifestación, informa Javier Arroyo. Gloria Osuna, profesora, feminista y durante mucho tiempo responsable del plan de igualdad de su centro educativo, era una de las manifestantes. Gloria ha recordado: "Parece evidente que vamos hacia atrás. Hemos dado por conquistados derechos que ahora, de pronto, se encuentran en peligro. El feminismo es algo que hay que defender y conquistar cada día. Otros derechos, sin embargo, una vez conquistados, ya está. El feminismo no". Osuna prevé una primavera "caliente" con más convocatorias como esta.

En una plaza de San Juan de Dios de Cádiz llena de miles de personas, Vanesa Ríos desplegó su pancarta, hecha para la ocasión: “Los fascistas tenéis ‘toa’ la cara de un choco podrío”. A su alrededor, una carcajada general ante la guasa con la que esta joven gaditana ha querido ironizar para mostrar su oposición al avance de la ultraderecha en Andalucía. “Estaba súper cabreada y me tuve que contener para no poner una bordería. Mi solidaridad con los chocos, no quería insultarles, por eso he puesto lo de ‘choco podrido”, bromea Ríos. La gaditana ha querido demostrar con su lema que “en Cádiz no hay miedo”, informa Jesús A. Cañas.

“Queremos igualdad. Ni un paso atrás”, gritan en la plaza de San Juan de Dios en Cádiz. Mujeres y hombres jóvenes y mayores llenan la zona. https://t.co/aI9NmO7Vby pic.twitter.com/ayg4oMt3RQ

— Jesús A. Cañas (@jesusccarrillo) 15 de enero de 2019

Al igual que Ríos, mujeres y hombres de todas las edades encontraron su motivación para animarse a participar en la concentración de Cádiz. Entre 1.500 y 3.000 personas, según distintas estimaciones, se animaron a continuar por las principales calles comerciales de la ciudad con cánticos y lemas diversos, como el tanguillo surgido durante el Sitio de Cádiz de los franceses (a principios del siglo XIX): “Con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones”. Lola Núñez, una gaditana que rebasa los 50 años, añadía sus motivos: “Estoy en contra de todas las violencias, pero te matan por ser mujer, te violan por ser mujer. No es lo mismo”.

“Los derechos no se negocian” fue la consigna más repetida en las pancartas que alzaban las más de 1.000 personas, según la Guardia Urbana, que llenaron la plaza de Sant Jaume en Barcelona durante una hora. La bandera de Andalucía ondeaba entre gritos de “Vox escucha, mujeres en lucha”. El emblema verdiblanco lo agitaba Cristina Hidalgo, una cordobesa de 26 años que denunciaba las políticas del líder de Vox, Santiago Abascal. “Tradicionalmente la mujer andaluza siempre ha soportado el estigma de la opresión, y si ahora se imponen las política de Vox vamos a ser menos que un trapo”.

“Nos matan por las calles, nos violan. Ponemos denuncias y no nos escuchan. No es posible que haya países en los que no se pueda abortar”, ha comentado indignada Laura Morelli, de 20 años. “Me encanta que haya hombres”, ha añadido su amiga Mar Soriano de 21 años, “pero solo una mujer puede sentir lo que es estar rodeada de otras mujeres, te sientes segura”, informa Gregorio Casanova.

Galicia también se ha movilizado "contra el fascismo" y "en apoyo del feminismo andaluz". A las ocho de la tarde horas han arrancado las concentraciones en las principales ciudades, como Vigo, A Coruña o Santiago, pero también en localidades de tamaño medio como Ribeira (A Coruña), Sarria (Lugo) o Viana do Bolo (Ourense). "Nos jugamos mucho con la ultraderecha, pero no solo las mujeres. También hay peligro de que se cancelen derechos de los LGTB y de los inmigrantes", ha incidido Beatriz Carpintero, contable de 46 años, una de las alrededor de 1.000 personas que se han concentrado en pleno centro de A Coruña. Carpintero ha celebrado que "se han unido muchos hombres", informa Sonia Vizoso.

Las encargadas de leer el manifiesto en A Coruña han expresado su "más profunda repulsa a estas visiones fundamentalistas y reaccionarias en las que priman la irracionalidad y el sin sentido": "No queremos volver a un modelo social del pasado que está superado por las nuevas generaciones de mujeres".

viernes, 23 de noviembre de 2018

Hay que desenterrar la memoria de las cunetas

Javier Gallego
Carne Cruda

España desconoce lo que fue la dictadura de Franco. Sus herederos y cómplices impusieron por ley el olvido de los asesinatos, torturas, robos de bebés y este país ha terminado por creer que el franquismo tampoco era para tanto. Hasta la Academia de la Historia, nostálgica del pasado, se negaba a llamarle "dictador" y "régimen totalitario". Lo dejaron todo atado y bien atado para que así fuera.

Desde el Rey que juró lealtad al genocida, hasta sus ministros, jueces, militares y policías se acostaron franquistas y se levantaron "demócratas", enterraron la memoria con la ayuda de una izquierda traicionera y construyeron un recuerdo a su medida que ha blanqueado a Franco con éxito durante décadas.

Pero hay un silencio que grita desde las cunetas. Más de 100.000 asesinados por la dictadura que claman Justicia. No se trata de reabrir heridas, se trata de abrir agujeros para que las familias puedan enterrar a los suyos. Somos, después de Camboya, el país con más enterrados en fosas comunes. Somos un país que no permite juzgar a sus criminales fascistas, un país que no le da Justicia a las víctimas vivas y a las familias de los muertos, que tienen que irse a Argentina a pedirla.

En un documental francés reciente definían el franquismo como un régimen sanguinario y brutal que dio un golpe de Estado a una democracia, eliminó a la disidencia, cerró España y le impuso una moral ultracatólica con la ayuda de la Iglesia. Jamás me contaron así la dictadura en el colegio. Tampoco en la tele o en casa. No es eso lo que he oído sobre ella. Sí he oído mil veces que la culpa fue de la República, de la víctima, vaya. A la calle le han borrado la memoria y le han implantado una mentira.

Es hora de desenterrar la memoria de las cunetas y de las salas de tortura de la Dirección General de Seguridad, como hace "El silencio de otros", la película que debería enseñarse a todos los españoles para que conozcan el relato que se enterró: el de los torturados, los ajusticiados, los bebés robados por el franquismo. El de las violaciones con barras de hierro, las humillaciones a los presos, los fusilamientos contra las tapias. El que nunca me contaron. Es desgarrador ver la lucha incansable de las víctimas por encontrar Justicia y devastador ver un país que ha olvidado lo que los franquistas les hicieron a miles de personas. Es la Infamia Nacional.

En otros países se avergüenzan y juzgan a los genocidas. Aquí se les aplaude y amnistía. Como me decía hace unos días Pablo Romero, hijo de un asesinado de ETA, olvidar a las víctimas es matarlas otra vez. Una víctima no olvida. Un país no puede olvidarla. Un Estado no puede perdonar los crímenes que cometió la dictadura. Ha pasado el tiempo suficiente para desenterrar la memoria de las cunetas. Sería un buen sitio para tirar los restos inmundos del carnicero del Valle de los Caídos.

Fuente:

http://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/desenterrar-memoria-cunetas_6_837526263.html

jueves, 20 de septiembre de 2018

-Los franquistas asesinaron en el Campo de Gibraltar a más de mil civiles indefensos. Una sociedad democrática no puede permitir homenajes ni lugares de culto a genocidas

La Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo en La Sauceda y El Marrufo (Afresama) y el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar queremos manifestar:

-Ningún genocida puede tener un monumento en una sociedad sana y democrática. Los restos de Franco, José Antonio y demás autores intelectuales y materiales del genocidio contra el pueblo español no pueden descansar en un lugar público convertido en homenaje permanente al fascismo y sus terribles consecuencias.

-Quienes predican que hay que amar al prójimo y poner la otra mejilla frente al agresor no pueden permitir que sus símbolos amparen a los responsables de una guerra contra el pueblo español que costó la vida a más de un millón de personas, el exilio de más de medio millón y el fusilamiento o la cárcel para centenares de miles de hombres y mujeres inocentes.

-Sabemos los nombres y apellidos de unas seiscientas personas que fueron fusiladas en el Campo de Gibraltar por los sublevados contra la democracia española. Aquí no hubo guerra, sólo una represión feroz y cruel contra una población civil indefensa perpetrada según el plan de los militares traidores al pueblo que en Andalucía asesinaron a unas 60.000 personas inocentes en las tapias de los cementerios o en las cunetas de las carreteras. Los historiadores aseguran que esa cifra de 600 desaparecidos hay que multiplicarla al menos por tres para saber cuantas personas fueron realmente asesinadas. La mayoría de los fusilamientos los cometieron los fascistas al principio de la guerra sin juicio previo, sin ninguna instrucción policial y no hay rastro documental de buena parte de ellos. Sólo en Algeciras, que en 1936 tenía 22.000 habitantes, los fascistas fusilaron a más de 300 personas. En La Línea, sólo en un día, el 19 de julio, las tropas sublevadas asesinaron a más de cien personas junto al cuartel de Ballesteros.

-Nos sentimos profundamente ofendidos, agraviados e indignados por la proliferación estos días en la televisión, las radios y los periódicos de comentaristas y tertulianos que defienden abiertamente a los genocidas y el genocidio. ¿Se imaginan ustedes qué podrían sentir las familias de Miguel Ángel Blanco o de Ernest Lluch si cada vez que alguien fuese a hablar en la tele del aniversario de los atentados de Hipercor aparecieran miembros de ETA o HB defendiendo los atentados y la lucha armada? Pues eso es lo que sentimos nosotros todos estos días. Un asco tremendo y un dolor sin consuelo. Con la diferencia de que los asesinos de nuestros padres y abuelos no fueron sometidos a juicio, no pagaron por sus crímenes y encima han gozado y gozan de impunidad y respetabilidad para una parte de la sociedad que siguen sin romper con el franquismo.

-El juez Garzón le puso nombre a 115.000 personas asesinadas por las huestes franquistas cuyos restos siguen esparcidos por las cunetas y fosas comunes de los cementerios de toda España. Cualquier Estado civilizado y democrático haría lo mínimo: Ordenar una investigación judicial, hallar los restos mortales de todos ellos, devolvérselos a sus familias, poner nombre y apellidos a los culpables de tanto crimen, juzgarlos y reparar el daño sufrido por las víctimas. Pero amparado por un aparato judicial en gran parte heredero del franquismo, los jueces se han escudado en la Ley de Amnistía de 1977 para decir que los crímenes de los funcionarios, militares, policías y dirigentes del franquismo están perdonados, y que por eso no hay nada que investigar ni fosas que descubrir.

Europa, la ONU, y todos los organismos internacionales de derechos humanos no paran de ponerle la cara colorada al Gobierno español. Los crímenes de genocidio, los crímenes contra la humanidad nunca prescriben. Es obligación del Estado investigarlos y reparar a las víctimas o sus familiares. Afresama y el Foro pusieron una denuncia en el juzgado de Jerez cuando aparecieron los restos de los 28 fusilados del Marrufo. Pero el juez decretó el archivo de la causa. Nuestra abogada presentó el pertinente recurso, también rechazado. Luego entregamos toda la documentación sobre La Sauceda y el Marrufo y la de los 600 asesinados en el Campo de Gibraltar al Grupo de Trabajo de la ONU sobre Desapariciones Forzosas e Involuntarias y a los abogados de la querella presentada en Argentina contra los criminales franquistas que investiga la jueza María Servini.

-Nos gustaría pensar que en España hay jueces a los que se les cae la cara de vergüenza viendo cómo tiene que venir una jueza de otro país a hacer su trabajo. Nosotros alentamos y apoyamos con todas nuestras fuerzas la acción de la jueza Servini y de cualquier otra instancia internacional que colabore en romper la impunidad del franquismo. La razón, el derecho natural y los principios más elementales de la justicia nos asisten. Esperamos que el nuevo Gobierno de España no se limite solo a sacar los restos de Franco del valle de Cuelgamuros, clausure los monumentos de exaltación al fascismo y elimine toda la simbología franquista que aún existe en este país.

-Y esperamos que se anulen las condenas dictadas por los tribunales franquistas contra nuestros padres, madres, abuelos y abuelas. Los traidores al pueblo español juzgaron y condenaron por rebelión a quienes sólo habían permanecido fieles al orden constitucional. La justicia al revés. Los traidores juzgando y condenando a los traicionados. El Estado español debe devolver a nuestros familiares el buen nombre que jamás han perdido en nuestras conciencias.

Blas Infante, un notario de pueblo defensor de los jornaleros y los trabajadores, fue asesinado por un pelotón de fusilamientos compuesto por falangistas. Sus restos mortales yacen aún en una de las fosas comunes del cementerio de Sevilla junto a los de otros cuatro mil asesinados. En 1940, Blas Infante, cuando llevaba cuatro años muerto, fue condenado por rebelión y a su familia se le impuso una multa de 20.000 pesetas de las de entonces. Andalucía necesita reparar esta aberración. Los andaluces necesitamos recuperar los restos de Blas Infante, los de sus compañeros de fosa y los de las 60.000 personas asesinadas por los franquistas.

Necesitamos saber quiénes y cómo los asesinaron y necesitamos que el Estado heredero asuma su responsabilidad, anule las sentencias contra las víctimas y condene a los culpables de su asesinato. Y si alguien (Ejército, Guardia Civil, Iglesia católica, Tribunal Supremo, o presidente de Gobierno) pide perdón por tanto crimen y tanta infamia, mucho mejor.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246335

jueves, 16 de agosto de 2018

Israel mató a cuatro niños en una playa de Gaza con un dron armado con misiles. Una ONG desvela una investigación militar secreta sobre el ataque de 2014

El enigma sobre la muerte de los cuatro primos Baker, los niños que jugaban en una playa de Gaza en plena guerra de 2014 cuando fueron abatidos por proyectiles israelíes, comienza a desentrañarse. Una investigación de la policía militar obtenido por la ONG Adalah, que ejerce la defensa legal de los derechos de la minoría árabe en Israel, confirma que los chicos perecieron por el impacto de dos misiles disparados desde un avión no tripulado armado. El portal informativo The Intercept ha sido el primer medio en difundir esta información en exclusiva.

Tras hacerse público el informe militar secreto, a primera hora de la noche de este lunes, el Ejército reiteró en un comunicado que los niños fueron confundidos con milicianos de Hamás en una zona considerada de guerra. La justicia castrense israelí dio carpetazo a la investigación en junio de 2015 con esos mismos argumentos, pero los abogados de Adalah, que han representado a la familia Baker —un clan de pescadores que da nombre a barrio costero de la capital gazatí— siguió insistiendo en sus peticiones de investigación ante el insistente silencio de la fiscalía.

A pesar de tratarse de un texto confidencial censurado con tachaduras, en el informe se constata que Ismail Baker, de nueve años, y sus primos del mismo apellido Aed, de 10, Zacaría, de 10 y Mohamed, de 11, murieron el 16 de julio de 2014 en torno a las 15.30 junto a un embarcadero próximo al hotel Al Deira, base habitual de la prensa extranjera en Gaza.

El operador de un dron israelí Hermes 500 observó desde el centro de operaciones aéreas de Palmachin, al sur de Tel Aviv, que una figura humana salía de los restos de un contenedor que había sido atacado por la aviación el día anterior al despertar sospechas de que se trataba de un depósito de armas de Hamás.

Un segundo aparato no tripulado, esta vez artillado, entró en acción para disparar un misil contra el niño que se había acercado al contenedor. El resto de los chicos echaron a correr mientras eran perseguidos, en una acción que filmada por una televisión francesa desde el hotel.

En un momento del informe queda constancia de que el operador del dron pidió aclaraciones sobre los limites de la zona de guerra de la playa en la que podía abrir fuego. Al no recibir respuesta, lanzó medio minuto después el misil que causó la muerte de los otros tres primos y heridas graves a un cuarto.

En un comunicado difundido por la noche, Adalah sostuvo que el ataque con el dron “mostraba un desprecio criminal por la vida humana”, confirmaba que la investigación interna del Ejército no había servido para hacer justicia y exigía al fiscal general de Israel la inmediata reapertura del caso.

https://elpais.com/internacional/2018/08/13/actualidad/1534193171_020667.html